El Imperativo de Una Epistemologia Politica0

Post on 16-Sep-2015

218 views 1 download

description

EL IMPERATIVO DE UNA EPISTEMOLOGIA POLITICA

Transcript of El Imperativo de Una Epistemologia Politica0

  • Luis Ignacio Sinz

    EL IMPERATIVODE UNAEPISTEMOLOGAPOLTICA

    DLimitaciones y alcances de la teora polticaEl conocimiento de los fenmenos polticos se distinguepor su ambigedad: no se cie al valor explicativo del dato,

    pero tampoco se sujeta a la interpretacin comprensiva del

    sentido. Oscila, a veces impotente, entre la confiabilidad

    de los indicadores matemticos y la variabilidad de las in-

    tenciones sociales. Una de sus peculiaridades consiste en

    que el acto mismo del comprender afirma la estructura

    ontolgica del sujeto. Sobre todo cuando la duda se trans-

    forma en certeza. Tal es el inters de Michel de Montaigne

    al sostener: La plus grande chose du monde cest de savoir tre

    a soy.

    De ser cierto esto, la empresa del saber no constituye una

    vocacin nica y real hacia el objeto. Y el conocimiento

    afirmara, entonces, la estructura ontolgica del hombre.

    En suma, predicar algo del mundo representa una necesi-

    dad sustantiva del sujeto: aduearse de su entorno, huma-

    nizar su circunstancia. Por dicha compulsin se le ha de-

    nominado dios con prtesis.

    Esta lgica, llevada hasta sus ltimas consecuencias, ex-

    presa la identidad parcial entre el sujeto y el objeto del

    conocimiento. La distancia metafrica dentro-fuera resul-

    ta irrelevante para la poltica como disciplina. Nietzsche

    Luis Ignacio Sinz (Guadalajara, 1960) es egresado de

    la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM.

    Ensayista dedicado a temas de filosofa y teora poltica y

    esttica. Entre sus libros destacan: Los apetitos del Leviatn

    y las razones del Minotauro ; Mxico frente al Anschluss:

    La anexin de Austria por la Alemania nacional-socialis-

    ta en 1938; Disfraz y deseo del jorobado: Hacia una teo-

    ra del amor cnico en Juan Ruiz de Alarcn; Nuevas ten-

    dencias del Estado contemporneo; Entre el dragn y la

    sirena, la Virgen: Apuntes sobre un cuadro de Baltasar

    de Echave Iba; Los apetitos del Leviatn y las razones del

    Minotauro: Hermenutica polt ica y dominacin ; Xavier

    Esqueda: Un homenaje; de prxima aparicin, De Arieles,

    Prsperos y Calibanes: Notas polt icas sobre Amrica

    Latina .

    TIEMPO 2 LABERINTO

  • defendi una idea singular: la marcha del pensamiento (en

    su doble trayectoria: subjetivacin del objeto, objetivacin

    del sujeto) es una alegora del proceso de dominacin.

    Yace un supuesto en la frase: determinar la naturaleza de

    un fenmeno significa cabalmente ejercer una autoridad:

    la de nombrar las cosas. En consecuencia la inferencia se

    realiza por s sola: poder y saber son sinnimos en su natu-

    raleza, aunque diferentes en su funcionamiento. La sin-

    taxis del anlisis poltico sufre un mal incurable consisten-

    te en su incapacidad para traducir los signos histricos, ya

    que se encuentra limitada a interpretar su sentido. Ya no

    se buscan causas ni efectos, sino finalidades. El precio del

    conocimiento, para el sujeto, reside en formar parte del

    objeto.

    Tras una larga batalla de dudosos beneficios, la distancia

    de los hechos concebidos como cosas, postulada por

    Durkheim, ha sido derrotada. A regaadientes de la inge-

    nuidad positi-vista, lo inmediato cede su lugar a lo cons-

    truido. El sujeto no parte de lo real, hacia ello se dirige. El

    abismo que media entre la razn y la naturaleza exige al

    sujeto, individual o colectivo, definirse y dar respuesta a

    las interrogantes que le plantea semejante distancia. Tal

    vez, esta facultad fundamental hace de nuestra especie una

    de ndole moral: que se mueve en el trnsito de la convic-

    cin a la responsabilidad.Acaso, el hombre o los hom-

    bres, como quera Marc Bloch dialogue sistemticamen-

    te con su derredor simblico. De ser as, el conocimiento

    poltico hunde sus races en la inter-subjetividad: ordena-

    cin permanente del escenario estratgico de la confronta-

    cin social. La materia prima de la reflexin poltica tras-

    ciende la mera descripcin. No se presenta en datos: grupos

    ordenados de estmulos. As, lo real no comparece directa-

    mente, lo hace por medio de un sinnmero de realidades.

    Y existen tantas como intrpretes haya. Son complejos sis-

    temas de necesidades interpretadas. Ellos no estn all, en

    el espacio histrico, en espera de su satisfaccin. Aguar-

    dan, adems, la reconstruccin conjetural de su intenciona-

    lidad. Estos ncleos problemticos, a consideracin de la

    teora, encarnan demandas-aspiraciones de segundo gra-

    do, creadas por la dinmica natural de los grupos socia-

    les. Y al postular esas necesidades (artificiosas) los sujetos

    se convierten a s mismos en entidades simblicas.

    Pues cmo vincular las instancias de la teora y de la prc-

    tica? Ser que la ciencia y la vida cotidiana no poseen me-

    diaciones entre s? Conforman mbitos autnomos o rela-

    ciones en movimiento? Es posible que la dificultad del

    pensamiento poltico consista en su doble carcter: ser re-

    sultado y origen de (1) y para (2) el objeto del mundo de

    la poltica. Tal funcionalidad genera riesgos y crea tensio-

    nes. Sobresale una singularidad: el pensamiento poltico

    es un acto transitivo. Se encuentra enclavado en la vida

    TIEMPO 3 LABERINTO

  • activa (el universo de la produccin) y la vida contemplativa

    (el universo de la interpretacin). Quizs, esta sea una de

    las razones por las cuales dependa de otras actividades para

    manifestarse.

    La wissenchaft poltica se afana en comprender, no en brin-

    dar explicaciones. Lide matresse de la historia, a despecho

    de Taine, no ha sido hallada por ningn sitio. Por dicho

    motivo, Gilbert Ryle refuta la existencia del animal llama-

    do ciencia. Defiende, en contrario, el argumento de la plu-

    ralidad de disciplinas; todas ellas caracterizadas por su co-

    nocimiento superficial. De ser cierto, la teora constrie a

    los datos en modelos; los reduce a la condicin de mins-

    culos engranes. El pensamiento deja de ser hiptesis para

    descubrir su condicin de realidad primigenia. Queda clara

    la suplantacin: el saber, antigua cscara del mundo, se

    disfraza de materialidad social e histrica. La tragedia no

    es otra que prescindir de la experiencia a toda costa.

    En la era moderna, protoautomatizada y regida por la cien-

    cia, la teora tiende a convertirse en un falso metalenguaje,

    en una inexpugnable fortaleza que desdea el valor com-

    prensivo de las determinaciones materiales. Podra aducirse,

    con el consabido margen de incertidumbre, que esa no ha

    sido exactamente la situacin del conocimiento acerca del

    poder. La relacin cambiante entre gobernantes y gober-

    nados no pretende, a la manera de un jurado invisible,

    determinar la verdad de los acontecimientos. La poltica se

    esfuerza por ser en el mundo. Antes que nada se quiere

    voluntad: razn prctica que se preocupa del tiempo ac-

    tual, el presente de la dominacin.

    La poltica rechaza el convencimiento analtico del sujeto

    que presenta formas elevadas de conciencia que le permi-

    ten descifrar y manipular la circunstancia fenomnica. Creer

    en ello obliga tambin a considerar la vigencia de un yo

    trascendental, que supondra estructuras significativas

    aprensibles-aprehensibles a distancia. As, la teora deviene

    un discurso autista que atiende exclusivamente a sus pro-

    pios criterios.

    Irrumpe un problema adicional: el discurso. En caso de

    confiar en el trabajo de Herder, su materialidad descansa

    en el carcter reflexivo. Lo que significa atribuir al sujeto la

    capacidad de aislar ciertos elementos de la totalidad

    fenomnica. Sin embargo, otro obstculo aparece: el pro-

    psito del lenguaje no reside en comunicar lo real, sino en

    comunicar su manifestacin sgnica. De tal modo, el uni-

    verso poltico se presenta como un problema de lectura:

    acto constituyente de la significacin y la donacin del

    sentido. Esto es as en la medida en que la experiencia del

    poder y su relacin con la conciencia impide su

    formalizacin exegtica, en una sintaxis lgica.

    La naturaleza de la interpretacin, punto de convergencia

    de las disciplinas humanas, consiste en que toda expresin

    (frase, cdigo o estructura) representa una polivalencia se-

    mntica. Lo que evidencia que la palabra es un haz de

    valores y de formas sociales. La apertura significativa de los

    ncleos analticos se inscribe en la cisura que delimita la

    descripcin hermenutica y la configuracin de la

    intencionalidad. Todo intento de clculo reflexivo se ubica

    dentro de alguna estructura normativa o cuerpo de doctri-

    na. El conocimiento siempre ser guiado por un inters

    especfico. Acaso, la poltica despiste a sus intrpretes, sien-

    do un pium desiderium; fraude piadoso que anula, tal es su

    pretensin, las rupturas histricas y los descalabros socia-

    les; ya sea para conservar o conquistar el poder.

    La realidad se ha metamorfoseado, cumple el

    papel de su propia ideologa: el no-pensar que

    distingue a la tcnica. El pensamiento est su-

    mido en el conformismo, ha dejado de ser puer-

    ta de salvacin. La razn no cumpli sus pro-

    mesas liberadoras: cre monstruos; renunci a

    ser otredad del infierno, en la frmula de

    Mara Zambrano. Frente a este conocimiento

    totalizador y que se pretende canon, se distin-

    gue el saber de la accin, la poltica, cuyo privi-

    legio es ser en el mundo, actuar; persiguiendo,

    pues, la eficiencia y no la verdad.

    Entre el dato y el hecho,la frontera de la interpretacinLa marcha de la interpretacin poltica topa,

    tarde o temprano, con un dilema: optar por la

    determinacin material del objeto o por la vo-

    luntad espontnea del sujeto. Mientras exista

    la historia, con sus corolarios de praxis y liber-

    tad, la alternativa asomar siempre sus cuernos.

    Los polos se autodefinen: necesidad del mun-

    do y deseo del hombre. Durante largo tiempo,

    las humanidades plantearon el problema como

    si se tratase de una eleccin consciente entre

    TIEMPO 4 LABERINTO

  • economa (condiciones objetivas) y poltica (factores sub-

    jetivos).

    En trminos de comprensin analtica y prospeccin glo-

    bal, la sobredeterminacin de una de estas actividades so-

    bre la otra ha resultado estril por completo. En el fondo

    de la discusin el debate sita la potencialidad de la vo-

    luntad, razn prctica para Kant, pues: El deseo es la esen-

    cia misma del hombre en cuanto es concebida como de-

    terminada a obrar algo por una afeccin cualquiera dada

    en ella. Si siguiramos a Baruch Spinoza en su Ethica,

    ordine geometrico demostra-ta, la disyuntiva desaparecera:

    los apetitos del deseo se convertiran, por una extraa al-

    quimia, en motivos de la voluntad.

    Tal vez habr que situar nuevamente el asunto: la semnti-

    ca de los mundos posibles es la lgica de la intencionalidad.

    Para la que la realidad no es racional, en contra del apoteg-

    ma hegeliano; tan slo adviene razonable, es decir, objeto

    capaz de ser conocido por el sujeto. Por ello, la

    intencionalidad no consiste en poner al desnudo las rela-

    ciones existentes en el mundo, descansa de manera esen-

    cial en comparar varios mundos posibles. Se trata de un

    asunto intermundo, no in-tramundano.

    La discusin obliga a recuperar la tensin dinmica teora-

    prctica: el mundo de las intenciones es el mundo de los

    conceptos, y viceversa. Tal es la tesis del filsofo fins Jaako

    Hintikka. Ahora bien, un concepto es intencional si y slo

    si entraa la consideracin simultnea de varios estados de

    cosas o procesos posibles:

    1. Simultaneidad:

    Paridad lgica ms que contemporaneidad en el tiempo.

    2. Mundos posibles:

    Cursos alternativos de acontecimientos, de corta duracin

    y partes integrantes de un universo en expansin.

    3. Tesis: intencionalidad como intensionalidad:

    Lo que significa que la voluntad dirigida a un fin se forta-

    lece en s misma, por la conciencia del inters.

    En resumen, los fenmenos que presentan al-

    gunos ingredientes conceptuales son suscepti-

    bles de comprensin (verstehende). La voluntad

    que posee objeto (fin-inters) tiene sentido:

    intencio-nalidad en tanto medio universal de

    experiencia consciente, para Edmund Husserl.

    Acto trasmitido por ciertos vectores denomi-

    nados nomata.

    Desde esta perspectiva quedan fuera de consi-

    deracin las explicaciones teleolgicas de la ac-

    cin (erklaren), en el estilo clsico de Von

    Wright; a diferencia de la construccin de un

    relato fluido, como pretende Rex Martin. Las

    diferencias establecen los coordenadas de la te-

    sis de Franz Brentano, respecto del proceso de

    conocimiento: fenmenos no-intencionales o

    fsicos (de objetividad inmanente) materia pri-

    ma de la explicacin; fenmenos intencionales

    o mentales (representables, vorstellung) elemen-

    tos bsicos de la comprensin. De un lado, re-

    ferencia a un contenido y direccin hacia un

    objeto; de otro, imgenes y figuras tericas,

    conceptos y categoras.

    TIEMPO 5 LABERINTO

  • El horizonte de la dominacin, en calidad de escenario

    estratgico de la confrontacin social, no ofrece datos

    hylticos, cuya funcin sera la de manifestar la realidad

    objetiva y fenomnica. Requiere, en distinta direccin, de

    otra modalidad comprensiva: la reflexin, en tanto eluci-

    dacin de un sentido posible. As, Maquiavelo intenta darse

    razones y drnoslas de su propio trabajo, de su lgica

    inmanente: ...siendo mi intencin escribir algo til para

    quien lo entienda, me ha parecido conveniente ir directa-

    mente a la verdad efectiva de la cosa, ms que a la imagina-

    cin de la misma. Cabe, entonces, ordenar las ideas con-

    tenidas en el pasaje del florentino:

    1. Intencin:

    El sujeto de conocimiento no se presenta como una con-

    ciencia habilitada para interpretar y describir la realidad

    que le circunda; sino de manera fundamental como una

    voluntad donadora de sentido.

    2. Util:

    Ya que resulta imposible para el sujeto de conocimiento

    abstenerse de evaluar y valorar al objeto que interpreta, el

    pensamiento poltico quiere regirse por criterios pragm-

    ticos: la utilidad, la expresin del esquema costo-benefi-

    cio.

    3. Verdad efectiva de la cosa:

    No se trata de una sinonimia de la objetividad; se apunta

    la naturaleza presente de la dominacin, el aqu y el ahora,

    por encima del pasado como justificacin o del futuro como

    inters.

    4. Imaginacin de la cosa misma:

    La pregunta del conocimiento, de ndole heurstica, es la

    del cmo no la del qu; no se persiguen los orgenes, tarea

    de una arqueologa de inciertas ventajas, por el contra-

    rio, la preocupacin consiste en definir el campo de posi-

    bilidades del sentido, es decir, los estados del mundo po-

    sibles del fenmeno de la imaginacin.

    El discurso poltico es incapaz de trascender, en trminos

    de saber positivo, las fronteras de una protociencia en per-

    manente organizacin. Cmo conciliar la nocin standard

    de ciencia, que exige criterios normativos, dispositivos de

    for-malizacin de variables y mecanismos de pronstico,

    con la extraa conviccin, o al menos sospecha, de que

    cada Estado nacional es su propio paradigma de interpre-

    tacin?

    Hasta el momento nadie ha podido brindar una respuesta

    convincente a tan espinoso problema. Incluso, la reflexin

    poltica carece de una terminologa comn que precise los

    contenidos de modo unvoco de sus con-

    ceptos y categoras de anlisis. La rpida trans-

    formacin de las situaciones polticas impide

    establecer un corpus teor-tico, habilitado para

    comprender los fenmenos a partir de un mo-

    delo exegtico indicativo.

    Si pensamos en lo poltico (marco jurdico e

    institucional de la dominacin) y en la polti-

    ca (relaciones entre las fuerzas sociales y de stas

    con el Estado) surge la peculiaridad de sus ob-

    jetos: a la materialidad de la distancia gober-

    nantes-gobernados, poder-conciencia, domi-

    nantes-dominados, se agregan sus especficos

    usos sociales y polticos. Por ello, dichas reali-

    dades devienen objetos fatalmente sugestivos,

    como los define Roland Barthes.

    Estos se evaporan y dislocan, aparecen y se es-

    conden, se reifican y cosifican, De alguna sor-

    prendente forma se tornan mitos. Y en la mo-

    dernidad, los mitos dificultan la traduccin,

    pues atienden al espacio de la representacin.

    Encarnan los soportes de una paradoja: aque-

    lla que permite se le atribuya arbitrariamente

    de significacin a la realidad histrica. De com-

    partir la clasificacin de Walter Benjamin el proceso confi-

    gura un trnsito: del tiempo lleno al vaco, del signo al

    significante. El mundo pierde gradualmente su materiali-

    dad, se transforma en su propio discurso, segn Adorno y

    Horkheimer.

    Para J. L. Mackie el problema reside en la relacin que

    guarda las acciones con los intereses, misma que bosqueja

    el marco operativo de la ideologa:

    An ideology is a system of concepts, beliefs, and values

    which is characteristic of some social class (or perhaps

    of some other social group, perhaps even of a whole

    society), and in terms of which the members of that

    class (etc.) see and understand their own position in

    and relation to their social environment and the world

    TIEMPO 6 LABERINTO

  • as a whole, and explain, evaluate, and justify their

    actions, and especially the activities and policies

    characteristic of their class (etc.). Thinking in terms of

    this system unites and strengthens that class and helps

    to maintain it and to advance its interests.

    Los escollos aumentan cuando se piensa en la domina-

    cin. La dinmica poltica se esfuerza a travs del Esta-

    do por conciliar mando y norma. Cmo interpretar la

    polisemia del sentido del poder, sobre todo cuando el len-

    guaje poltico carece de un plano alocutorio? Triste pero

    cierto: nadie se dirige a alguien en particular; salvo a esos

    absolutos metafsicos llamados antes Estado, nacin, cla-

    se, progreso, historia y ahora orden, globalidad, desarro-

    llo, democracia.

    Con Diego Saavedra Fajardo: la virtud se cansa de mere-

    cer y esperar, ante el reto de identificacin del objeto de

    conocimiento. Al menos pueden contarse dos procesos: 1.

    El de naturaleza perceptiva que exige un objeto particular

    y constituye los actos de re; y 2. El de condicin descriptiva

    que trabaja con universos posibles y representa los actos de

    dicto.

    En lo que concierne a la poltica, en su motilidad com-

    prensiva, slo funciona la segunda va de entendimiento.

    La dominacin no puede percibirse, ya que

    no es un objeto fsico, capturable por me-

    dios emprico-analticos. A diferencia de las

    ciencias experimentales, fundadas en las con-

    vicciones de validacin y corroboracin, la

    reflexin poltica encuentra el inicio de su

    labor conceptual en conjeturas: reconstruc-

    ciones del objeto desde el discurso.

    La actividad poltica, es decir, la confronta-

    cin de proyectos e intereses que remiten a

    segmentos sociales especficos, crea continua-

    mente su objeto. De tal modo, el poder po-

    ltico institucionalizado tiende a glorificar

    la actualidad (su presente) y lo nuevo (su

    futuro). Constituye una distancia real entre

    su-jetos, ciudadanos o individuos, social-

    mente materializada en relaciones jurdicas

    (las instituciones y las leyes). As, para

    Hermann He-ller la poltica es el desplie-

    gue de las fuerzas sociales aspirantes a for-

    mas de derecho.

    Jrgen Habermans sintetiza en una frase la

    fragilidad epistemolgica de la hermenutica poltica: Lo

    que responde a la cuestin del valor de la verdad y de la

    justicia, son juicios de gusto. En consecuencia, los suje-

    tos cog-noscitivos y polticos establecen la realidad gracias

    al ejercicio material de su discurso: conquistan lo que per-

    siguen. De esta peculiaridad, esa estructura normativa de-

    nominada discurso poltico adquiere su condicin de fuerza

    productiva.

    La existencia sin reflexin carece de sentido y el pensa-

    miento sin vida no posee objeto. De comprobarse tal in-

    tuicin, la ciencia terminara constreida a una abstrac-

    cin idealizada del mundo cotidiano, que se convierte en

    un falso metalen-guaje cuando olvida su origen social. Y

    tal amnesia recuerda el dilema clsico de bizantinismo o

    barbarie, como la formulara Ortega y Gasset. Sin embar-

    go, cmo controlar el crculo hermenutico? La misma

    interrogante se plantea, sin resolverla, Karl R. Popper:

    TIEMPO 7 LABERINTO

  • La cita desvanece la ilusin formalista de la teora poltica.

    Demuestra, asimismo, que su constitucin conceptual no

    permite una evaluacin de sus posibilidades comprensi-

    vas, a partir de los supuestos epistmicos de las disciplinas

    naturales (emprico-analticas). El funcionamiento de la

    ciencia standard, que se pretende teora axiomtica, define

    una serie de tipos convencionales de verdad:

    1. Tesis de la correspondencia:

    La verdad o falsedad de un enunciado slo encuentra su

    corroboracin o falsacin en la correspondencia con los

    datos conjuntos organizados de hechos.

    2. Tesis de la coherencia:

    La verdad de un enunciado reside en la au-

    sencia de contradiccin lgica dentro de un

    sistema de interpretacin o modelo

    nomolgico-deductivo.

    3. Tesis de la evidencia:

    Cuando el acto de conocimiento representa una posibili-

    dad cierta, la verdad deviene una expresin lgica de ca-

    rcter objetivo.

    4. Tesis de la utilidad o del pragmatismo:

    Los enunciados no se refieren a un objeto absoluto y meta-

    fsico, sino a un fenmeno que est dado a partir de un

    conjunto de principios comprensivos.

    La energa destinada a duplicar lo real en el pensamiento,

    fundar la univocidad del sujeto con el objeto, manifiesta

    el dictum de la cientificidad. El conocimiento histrico,

    as como la reflexin poltica, se presentan en flujos: desde

    el sentido comn (la percepcin simple) hasta la compren-

    sin del sentido, en algunos casos incipientemente forma-

    lizada.

    El proceso cognoscitivo se comunica y construye en el len-

    guaje: es all donde se da el dilogo y reclamo de su vali-

    dez. En rigor, se trata de la afanosa bsqueda de estructu-

    ras profundas del saber que penetran los contenidos

    manifiestos de las formaciones lingsticas. Y stas, en la

    interpretacin poltica, son incapaces de organizarse en

    cdigos cerrados inscritos en modelos de cobertura legal.

    La constelacin del poder clausura las respuestas tradicio-

    nales y exige transformar los problemas en soluciones y las

    soluciones en problemas.

    TIEMPO 8 LABERINTO

    I am inclined to think that scientific discovery is

    impossible without faith in ideas which are of purely

    speculative kind, and sometimes even quite hazy; a faith

    which is completely unwarranted from the point of view

    of science, and which, to that extent, is metaphysical.

    El crculo hermenuticoEl saber que calcula abandona, para Heidegger, la nocin

    de ser como verdad. Esto quiz sea el privilegio de la com-

    prensin poltica: el sujeto concebido en tanto portador

    del sentido ltimo de las cosas. Derrotado el solipsismo

    logocntrico occidental, el punto de unin

    entre quien delibera y quienes actan re-

    posa en la intencionalidad. Se trata del sen-

    tido, nexo entre el sujeto propositivo

    (noesis) y el objeto propuesto (noema).

    Segn Ronald Briner la fortaleza del senti-

    do se descubre y expande en el juicio: mo-

    dalidad solitaria en la batalla contra los cdigos y las fr-

    mulas. Encarna una oportunidad especialmente idnea para

    que los individuos, en calidad de ciudadanos, recuperen

    el reino de lo pblico; hoy da en manos de los expertos

    y los especialistas, esos cabalistas celosos de sus secretos.

    En The human condition Hannah Arendt considera que el

    escenario de la dominacin adquiere su cohesin, estruc-

    tural e ideolgica, a partir de la praxis (making-acting) y el

    lenguaje (speech-judgement). Ambos factores constitutivos

    de la comunidad histrica conocida como Estado, forman

    una cadena de significacin que opera en calidad de crite-

    rio analtico:

    What first undermines and then kills political

    communities is loss of power and final impotence; and

    power cannot be stored up and kept in reserve for

    emergencies, like the instruments of violence, but exists

    only in its actualization. Where power is not actualized,

    it passes away, and history is full of examples that the

    greatest material riches cannot compensate for this loss.

    Power is actualized only where words are not empty

    and deeds not brutal, where words are not used to veil

    intentions but to disclose realities, and deeds are not

    used to violate and destroy but to establish relations

    and create new realities.

  • As, la reflexin reconstruye sus enunciados bsicos en lasdimensiones sintctica (combinacin), pragmtica (uso) ysemntica (designacin), de las posibilidades ofrecidas porla interpretacin. La teora comparece como hiptesis delos hechos, que son a su vez realidades ya interpretadas ypor ello construidas. Empero, no habr que pasar por altola advertencia de Max Horkheimer:

    La autodeterminacin de la ciencia se vuelve cada vezms abstracta. El conformismo del pensamiento, el afe-rrarse al principio de que ste es una actividad fija, unreino cerrado en s mismo dentro de la totalidad social,renuncia a la esencia misma del pensar.

    Ante este panorama slo resta la comprensin del sentidoen sus diferentes tendencias: captura de la intencionalidad(Ha-bermas, Apel); interpretacin lingstica (Gadamer,Witt-genstein, Ryle) o las variantes del relacionalismoheurstico (Foucault, Bachelard, Hbner, Escuela deFrankfurt).

    Para Herbert Marcuse, en Razn y revolucin, el sitio de laverdad no es aqul de la proposicin, sino el sistema dejuicios especulativos en su conjunto. Slo el proceso tota-lizador aglutina la verdad, en trminos relacionales que norelativos, como seala Kurt Hbner en Critique of scientificreason.

    Si llegasen a desaparecer las diferencias entre el orden vi-gente del concepto y su pretensin de verdad cesara lahistoria tenebrosa de los hombres. Se observara un re-torno a los orgenes, a la protohistoria. Cmo garantizar,entonces, el trnsito de la representacin de la realidad a larealidad de la representacin? El dualismo epistemolgicosi bien no puede ser trascendido por completo en las dis-ciplinas sociales, s permite un margen de control. Dequ manera? A partir de categoras puente (conceptos nor-mativos). Entre ellas campo de fuerza: el espacio de movi-lidad de la relacin sujeto-objeto; y constelacin: la ten-sin dinmica del proceso de conocimiento por fenmenosopuestos, por ejemplo, la sociedad por el Estado (la co-munidad civil y privada por la dominacin poltica y p-blica).

    Tal aproximacin es una alternativa, no una garanta, pararomper el artificio de los dispositivos meta-histricos, seantipos ideales o modelos positivos. Pues estas formasexegticas se empean en corroborar, a despecho de la rea-lidad, sus frases de protocolo. Se tratara de invertir el pro-cedimiento: concebir la actividad crtica del pensamientocomo una racio-nalizacin post facto; en oposicin a la rigi-dez de los sistemas de interpretacin por subsuncin delos hechos.

    Frente a la perdicin de los sujetos en el marasmo de lacosificacin y la reificacin, queda solamente fortalecer lacapacidad de juicio, el momento especulativo del conoci-miento: la imaginacin como intuicin razonada. La espe-culacin es la adecuacin del concepto y la intuicin, queHegel nombr idea. As, la intuicin (anschauung) consti-tuye lo general, mientras el concepto (begriff) lo particu-lar.

    Si el conocimiento parte del asombro, segn el Estagirita,bien podra encarnar la intuicin el comienzo terico de laconstruccin del sentido: el despliegue social de una in-tencin. Cmo comprender un objeto (gegenstand y objekt)material e intangible, al mismo tiempo, como el poltico?Dicho universo de anlisis posee tres niveles distintos, peroarticulados, en su operacin:

    1. Racional:Todo proceso o proyecto poltico posee una intencin, queno se presenta necesariamente como finalidad.

    2. Razonable:La identidad parcial sujeto-objeto que constituye el fen-meno de la dominacin impide al intrprete un accesoinmediato y directo; sin embargo, a posteriori es posiblereconstruir una lgica de comportamiento a modo de hi-ptesis de trabajo.

    3. Irracional:Todo campo de fuerza de conocimiento que identifique,en su dinmica, sujeto y objeto posee un margen de incer-tidumbre, en el esfuerzo por precisar sus razones.

    Estos tres niveles de funcionamiento de la constelacin po-ltica (el fenmeno de la dominacin que sobrepasa el m-bito estatal, al vincular la autoridad y la comunidad) defi-nen los lmites gnoseolgicos de su comprensin: los hechosy las intenciones. Hobbes los recuerda hacia el final delLeviathan:

    ...si no existe una elocuencia poderosa, que asegure laatencin y el consentimiento de los circunstantes, elefecto de la razn ser insignificante. Ahora bien, estasson facultades contrarias; la primera est fundada sobreprincipios de verdad; las otras, sobre opiniones ya reci-bidas, verdaderas o falsas, y sobre las pasiones e intere-ses de los hombres, que son diferentes y mutables.

    Tales aspectos determinan el carcter inasible de la reflexinpoltica y ponen de manifiesto su fragilidad que reside enser una protociencia, destinada a la rectificacin sistemti-ca de sus errores.

    TIEMPO 9 LABERINTO