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SUPLEMENTO CULTURAL No. 175 - 24 DE NOVIEMBRE DE 2014 - AÑO 4 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Manuel María Ponce Cuéllar (1882-1948). Autor desconocido.
El músico Manuel María Ponce Cuéllar nació en Fresnillo, Zacatecas, el 8 de diciembre de 1882. Este compositor y pianista zacatecano encabezó el movimiento denominado Nacionalismo Romántico durante las dos primeras décadas del siglo XX, que promovía el rescate de la canción mexicana como base de una música nacional. Es autor de la canción “Estrellita” entre otras muchas composiciones. El Primer Festival de Música Manuel M. Ponce
se llevará a cabo del 26 al 29 de noviembre en las ciudades de Guadalupe, Fresnillo y Zacatecas.
2LA GUALDRA NO. 175 / 24 DE NOVIEMBRE DE 2014 / AÑO 4
. 175 Reflexiones literarias I
Por Carlos Flores
Mauricio Magdaleno, para intrusosI. De la Villa del Refugio al Campo CelisPor Conrado J. Arranz
El yugo de la hermosura[sobre Susana y los viejos, de Yamilet Fajardo]Por José Angel Higuera Solano
Diario de MateoPor Mateo Estrada Gaviria
Las centrales camioneras, espacios potenciales de promoción de la lecturaPor Eduardo Campech Miranda
Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas
Desayuno en Tiffany’s, mon kuPor Carlos Belmonte Grey
Los Tendederos por Ayotzinapa[Pittsburgh, E.U.]
Sin ti/hastaencontrarte[Perú]De Jorge Baldeón y Karen Bernedo
Aire heladoPor Alberto HuertaDisculpa mi lentitudPor Edgar KhondeRubénPilar Alba
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La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Carmen Lira SaadeDir. General
Raymundo Cárdenas VargasDir. La Jornada de Zacatecasdireccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada LazarínDir. La Gualdra
lagualdra@hotmail.com
Roberto Castruita y Enrique MartínezDiseño Editorial
Juan Carlos VillegasIlustraciones
jvampiro71@hotmail.com
La semana pasada tuvimos en Zacatecas a dos invitados muy especiales. Uno fue Avelina Lésper, crítica de arte, quien publica en Laberinto de Milenio Dia-rio, en Revista Replicante, El Semanario Sin límites, Letras Libres, y en distintas publicaciones en España, Francia, Ar-gentina, Chile, Venezuela y Colombia. Dirige el programa de televisión El Mile-nio visto por el Arte y es conferencista en universidades y centros culturales. Sus artículos pueden ser leídos en su si-tio de internet www.avelinalesper.com. Considero que es importante que tenga la dirección de su página porque sólo al leer sus textos, nos puede quedar un poco más claro el por qué la animad-versión que provoca en los “amantes del arte contemporáneo”. El año pasado tuve la oportunidad de entrevistarla en esta ciudad y desde aquella oca-sión ya le comentaba en este mismo espacio, que compartía con ella en gran medida su visión crítica con respecto a la proliferación de “artistas” en tiem-pos recientes. Con mucha curiosidad observaba yo desde hace tiempo que cualquier persona prácticamente puede autodenominarse artista; perdone us-ted, pero yo crecí con la idea de que un artista es aquella persona con un talento inusual, con sensibilidad y aptitudes para crear cosas auténticas relacionadas con las bellas artes. Sigo en lo dicho. Mi curiosidad me ha llevado a estudiar de dónde y cómo surge este movimiento llamado “arte contemporáneo”, cuáles son sus manifestaciones, cuáles sus so-portes y sustentos, y me he encontrado con cosas sumamente interesantes. Al-gunas de estas manifestaciones, debo reconocerlo, hasta me han gustado, pero no por eso me declaro una se-guidora de éstas, que en su mayoría, y parafraseando a Lésper, no son más que “simplezas sobrevaloradas”.
La idea de que Avelina Lésper es-tuviera en Zacatecas era, primordial-mente, mostrar otro punto de vista con respecto al arte –si usted quiere, más tradicional y ortodoxo-, dado que durante los últimos meses hemos te-nido en la ciudad una serie de cursos y conferencias –muy interesantes al-gunas, otras no tanto- relacionados con esta otra postura que permite llamar “artista” a cualquier persona, o con la idea de que el plagio es válido, de que
las concepciones estéticas no son tan importantes como la reflexión y el co-nocimiento que se generan a partir de la visualización de la “pieza artística” y que el proceso de la creación de la misma es tan o más importante que el resultado en sí.
El caso es que Avelina Lésper impar-tió su conferencia “Esto no es arte” el miércoles pasado en la Librería Andrea, lugar al que llegó un nutrido grupo de personas que asistió para escucharla y para dialogar con ella. Sus detractores guardaron silencio y eso fue una lás-tima, porque hubiera resultado intere-sante que se entablara una conversación entre ella y aquellas personas que no están de acuerdo con su discurso. Ya habrá más oportunidad, considero, de que eso suceda.
El otro invitado especial fue EKO, el grabador que realizó las estampas que ilustran el libro de Paco Ignacio Taibo II, Pancho Villa toma Zacatecas, editado por Sexto Piso. Estuvo aquí para inau-gurar el viernes pasado en el Centro Cultural Palacio de Gobierno, su expo-sición “Guerrilla Intaglios”, en la que se muestra una selección de 22 grabados incluidos en el libro antes mencionado. Si usted no tuvo oportunidad de asistir a la inauguración, le recomiendo que vaya durante estos días a ver esta expo-sición de grabados que destacan por su técnica impecable y por su sobriedad. Permanecerá hasta día 15 de diciembre y la entrada es libre.
PD: A casi dos meses de la desapa-rición forzada de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, seguimos sin tener noticias claras de ellos. Nos siguen faltando. Este 20 de noviembre será re-cordado por las acciones que se llevaron a cabo en todo el país y en varias ciuda-des del extranjero. La lucha sigue, sobre todo la informativa. No dejemos que la gente cercana a nosotros se deje llevar por la avalancha de información mani-pulada que insiste en criminalizar a los que protestan. Infórmese, sea paciente, no caiga en provocaciones, platique con quien no ha entendido todavía que es urgente reformar este país.
Que disfrute su lectura.
Jánea Estrada Lazarínlagualdra@hotmail.com
José Emilio Pacheco o el doloroso desengaño de la vidaPor Carlos Martín Briceño
24 de NOVIEMBRE DE 2014 3
Resulta harto interesante hacer un recorrido de la historia de la humanidad a través de la litera-tura. Lamentablemente la escritura aparece en el mundo alrededor del año 600 a. de C, lo que deja fuera muchos años de la cultura humana. No obstante, si tomamos en cuenta los diversos registros que quedan como testimonio de lo anterior, podemos trazar un breve bosquejo en este breve recorrido.
Así, tenemos que hace alrededor de 40 mil años, en algunas cavernas el ser humano intentó de dejar un testimonio gráfico en los sitios que habitaba, en los cuales representa-ban su actividad cotidiana y su forma de vivir. Al ser interpretados estos gráficos, podemos dilucidar que se dedicaban a la caza, a la pesca, así como conocer algunos rituales o artefactos que utilizaban.
Con el nacimiento de la agricultura, y con en ello el asentamiento de las culturas, estos testimonios se hicieron un poco más comple-jos, y por ende, más informativos para el caso que nos atañe. Los jeroglíficos egipcios son una gran muestra de ello, pues igual que las imáge-nes rupestres nos dan cuenta del tipo de vida que esa cultura llevaba, pero en este periodo podemos ir más a fondo, pues los registros dejan entrever cuestiones históricas, míticas y religiosas además de un sinfín de actividades y costumbres.
A la par de lo que esos registros dan cuenta, se efectuaba una actividad importantísima para el desarrollo de la escritura aunque de una na-turaleza muy efímera: la tradición oral. Desde los viejos tiempos, cuando la lengua ya había echado raíces en la mente humana, los grupos nómadas sentados alrededor del fuego comen-zaron a dar forma a eso que hoy llamamos literatura.
En estos términos, la literatura nace con la tradición oral. Un claro ejemplo de ello es la inmortal Ilíada de Homero; resulta que este poema, escrito alrededor del 600 a. de C., ya había sido ideado antes incluso de la inven-ción de la escritura y fue fijado en tinta siglos después de ello. ¿Cómo saberlo? Dicen los expertos, y por experto entiéndase al entraña-ble profesor Benjamín Morquecho, que en la versión de Homero, cuando se hace mención en un diálogo que entabla el rey Agamenón acerca del número de naves con las que cuenta para la invasión del pueblo troyano, se mencio-nan los héroes y reyes griegos que apoyarían al ambicioso Atrida, y entre ellos se indica que los atenienses participarían. Pues bien, para Morquecho eso no podía ser posible, pues en los tiempos de la Guerra de Troya, Atenas era
un pequeño pueblo religioso, casi como nues-tro Plateros de Fresnillo, por lo que es dudoso que contase con un ejército que pudiera pelear por Agamenón.
Pero volviendo al tema, este épico poema es una de las primeras muestras escritas que nos presenta de manera más compleja al gé-nero humano, y lo que descubrimos en sus páginas resulta ser un tesoro invaluable de la cultura humana y sus orígenes, que es lo que nos interesa demostrar en estas cavilaciones.
López Chávez comentaba que una de las cosas más notorias que podíamos encontrar entre las páginas de La Ilíada es el asunto de la mente bicameral. A saber, un cerebro con sus dos hemisferios separados, no pegados por una membrana como la del hombre actual, lo que permitía que el antiguo pudiera tener comunicación con los dioses, en una especie de trance esquizofrénico, consecuencia de la separación de dichos hemisferios. Es decir, que en realidad ese dios pudiera ser una ex-
presión mental del héroe, quien debido a su esquizoide condición veía o escuchaba moros con tranchetes de acuerdo a sus tradiciones re-ligiosas o ideologías culturales, como veremos a continuación:
“Así dijo. Acongojose el Pelida, y dentro del velludo pecho su corazón discurrió dos cosas: o, desnudando la aguda espada que llevaba junto al muslo, abrirse paso y matar al Atrida, o calmar su cólera y reprimir su furor. Mien-tras tales pensamientos revolvía en su mente y en su corazón y sacaba de la vaina la gran espada, vino Minerva del cielo: envióla Juno, la diosa de los blancos brazos […]. Púsose de-trás del Pélida y le tiró de la blonda cabellera, aparecióse a él tan sólo; de los demás, ninguno la veía. Aquiles sorprendido, se volvió y al instante conoció a Palas Minerva, cuyos ojos centelleaban de un modo terrible”. (La Ilíada, Canto I)
Así pues, estamos ante una interpretación moderna de lo que para los antiguos era algo
Reflexiones literarias IPor Carlos Flores
Literatura
habitual, como fue reflejado en estas obras, a saber, la posibilidad de hablar de frente con los dioses. Es decir, ese hombre primitivo es como un niño pequeño, con impulsos indomables en un cuerpo poderoso, con ambiciones y deseos, pero que como tal se deja llevar por esa fuerza instintiva que le va a permitir destruir ciudades enteras, robar a la mujer que desee e incluso hacer un gran berrinche y mostrarse molesto ante su rey, y que en su condición cuasi pueril puede llevar su imaginación a niveles ilimita-dos, a tal grado que le es permitido tener con-tacto con lo divino.
La literatura clásica puede leerse como la descripción del ser humano de esa época, en su contexto, con sus tradiciones y creencias, su forma de organización y estructuración, con puntos de interés que arrojan pistas sobre sus valores y creencias, una humanidad con un ímpetu más notable que el del apagado hombre contemporáneo, con más cuerpo y más nece-sidades físicas.
Homero
LA GUALDRA NO. 1754
Mauricio Magdaleno, para intrusosI. De la Villa del Refugio al Campo Celis
Por Conrado J. Arranz*
Un 13 de mayo, pero de 1906, nació el escritor Mauricio Magdaleno en Villa del Refugio -hoy Tabasco-, un pequeño pue-blo al sur del Estado de Zacatecas, en las estribaciones del Cañón de Juchipila, allá donde el doctor Azuela -tan admirado por el escritor- situara pasajes inolvidables de su novela Los de abajo. Magdaleno adoptó este espacio de alumbramiento como un lugar recurrente para su creación litera-ria. La evocación de su pueblo natal fue constante también en sus artículos perio-dísticos, por ejemplo en “México mirado desde tierra adentro” (El Universal, 31 de enero de 1939), en donde precisamente destaca la importancia de las tierras que inspiraron a Azuela, y afirma: “Entre Villa del Refugio y Jalpa, el ojo asombrado del viajero topa, inclusive, con la huella gigante de cascos milenarios impresa al borde mismo del camino. La tierra toda habla de mitos y de honda y extinta y excesiva existencia sepul-tada. Tierra parda, montañas esculturales y cielos de delirio”.
Esa misma tierra es a la que Mauricio Magdaleno quiso volver para situar su se-gunda novela, Campo Celis (1935), escrita cuando llevaba residiendo más de una década en la Ciudad de México. Por esta misma razón, en la novela está presente, como telón de fondo, el debate de las nue-vas generaciones que desechan y derro-chan los frutos del esfuerzo de los padres trabajadores de la tierra, anhelando una vida ociosa en la ciudad. El tema principal es el mejoramiento de la familia Celis, una familia de peones, luego medieros, que consigue arrebatar poco a poco la tierra -a base de trabajo- a los hacendados, la familia Quiroga, cuyo personaje femenino guarda un extraordinario parecido con la prota-gonista de Doña Bárbara (1929), de Ró-mulo Gallegos, amigo personal de Mauricio Magdaleno. Aunque el propio Magdaleno reconoció en una entrevista no saber si consiguió retratar el ambiente de su tierra natal, el lector disfruta de muchas de las descripciones costumbristas de la novela:
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“Las familias soñaban con las tardes despaciosas y apacibles en que, a lomos de beatíficas monturas o en carricoches, encaminábase Villa del Refugio en masa a la cañada. Se improvisaban juegos de estrado, había `gallina ciega´, y cuando alguien llevaba un fonógrafo, se bailaba. ¡Ah, la encantadora cortesanía de las familias enfiestadas!”.
Como trasunto, todo parece una “venganza literaria”, porque el narra-dor afirma en la novela que en Villa de Refugio la autoridad de los Quiroga comenzó con el fin de la familia García de la Cadena, cuyo vástago más desta-cado fue Trinidad, un político liberal de la región, familiar de los Magdaleno, por el cual el propio Mauricio sentía veneración, y que fue asesinado por orden directa de Porfirio Díaz; algo que
prepararía a la familia Magdaleno para apoyar activamente la Revolución.
Desentrañar la historia y la tierra -nos suena en estos días-, sería la ge-nerosa labor de Mauricio Magdaleno como escritor, antes de que pasara a formar parte de ellas, un 30 de junio de 1986.
* Investigador, crítico literario y escritor. Doc-tor en literatura española e hispanoamericana por la UNED, con una tesis sobre el universo literario de Mauricio Magdaleno. Sus intereses de investigación son la literatura española e hispanoamericana de los siglos XIX y XX, prestando una especial atención a la narrativa mexicana y a la literatura del exilio español. Junto a Andrés del Arenal ha coordinado la colección de ensayos El muerto era yo. Apro-ximaciones a Juan Rulfo (Calygramma/Esto-NoEsBerlín, 2013) y ha realizado la edición, el estudio preliminar y las notas de la novela El resplandor, de Mauricio Magdaleno (Clásicos hispanoamericanos, 2013). Actualmente re-side en México, DF.
Mauricio Magdaleno
24 de NOVIEMBRE DE 2014 5
El yugo de la hermosura[sobre Susana y los viejos, de Yamilet Fajardo]
Por José Angel Higuera Solano Libros
A Susana le duele hasta el viento que rosa su piel. En los pechos le revientan dos rosales en ciernes. Su cabellera debe casi rosar sus talones al caminar por ese jardín de asfalto llamado ciudad. Así me imagino a Susana, la de Yamilet.
De la antigüedad al presente, Yamilet nos ofrece ese extraordinario viaje en un ir y venir del tiempo. En las dos épocas suplica no entregar la carne a carne vieja, no entregarse a alguien diferente a su esposo, pero ¿qué culpa tienen los viejos de desear a Susana? No es el deseo lo que se culpa, en este caso, es el falso testimonio. Si esos viejos sólo la hubie-ran deseado no habría más escándalo en la antigüedad. El deseo se formula por lo que no se tiene y Susana también tiene deseo, deseo de de que no se le culpe por aquello que no hizo: “ahora yo sé por qué me espían / sus abrasivos ojos hurgan mis pechos/ como el último lugar sobre la tierra/ donde no todo está perdido/ aun-que en mí todo esté perdido”. Susana pide piedad en esta primera parte.
En la segunda parte Susana también camina por este sendero llamado vida, con “la vulva histérica” buscando saciar ese deseo de acabar con el llanto perpe-tuo y los ríos salados que deja a su paso. Taconea solicitando que la escuchen, pero el silencio es el eco de la respuesta. Cansada de ese camino en círculo vaga, lo que queda de ella. Se encierra en un eterno regreso a sí misma, a su condición de mujer, de mujer fértil que cada mens-truación le recuerda.
Yamilet nos habla desde su condición de mujer, de mujer como Su-sana, nos devela secretos a nosotros los hombres, a nosotros los hombres vie-jos, que lascivos, babeamos con sus palabras: “Sé que te encantarían mis desvela-dos movimientos/ el ritmo del suspiro/ el eclipse en la espalda/ el vapor de mi cadera/ cuando dirija tu arribo”.
En el tercer apartado Susana toma venganza contra todo hombre ha-ciéndolo imaginar que ella se entrega en palabras, nos hace caer en el pozo de su
poesía venérea, mientras ella conserva incólume su somnoliento himen. Abre otro poco sus cortinas para que lea-mos: “El jardín aguarda/ recostado sobre mis párpados/ Susana despide un pubis a cebolla/ se rasura con bruma/ y tiene piernas de nailon”. Vislumbra la muerte, con la noche puesta en tazas de café y faros despiertos en las ventanas. Se quedará en el jardín, en un hoyo con sábanas limpias y con el perro ama-rrado para que no la desentierre.
Y como epílogo hablará de noso-
tros, los viejos lascivos: “Llevan cha-leco/ en lugar de panza/ calvicie en el sombrero/ Las arrugas tiemblan al subir/ como si el edificio se cayera/ Una muchacha de culo plateado/ los lleva del brazo/ La recorren con sus lenguas/ que olvidaron envejecer”.
Hace un tiempo me preguntaba cómo escribía Yamilet su poesía, que-riendo descubrir el secreto, pero no hay secretos ni fórmulas mágicas para escribir poesía. Sólo existe el trabajo arduo, la revisión meticulosa y de vez
Ahora sé por qué me espíansus abrasivos ojos hurgan mis pechoscomo el último lugar sobre la tierradonde no todo está perdidoaunque en mí todo esté perdido
Están cansadosyo también estoy cansadaEs una avería que se abre y cierracuando intentas ir por ahí con el ánimo apenas distinguible de un anciano
La escoria se acumulaentre espacios con viento en la cabezay ya no queda espacio para tus pensamientos
Ahora ya escucho el frágil mugido de la bestiaque aguarda en su rincón
Los acompañaría a un sitio amenopero sé que pueden hacerlo solosy no habrá nada que pueda hacerlos más felicesque una como yoque vuelve a pisar el asfaltode lo que se llama un día
[Yamilet Fajardo, Susana y los viejos. Texere Editores. 2014]
en vez, los sarcasmos, el humor y la sencillez de la palabra que aquí desflora como virgen en su primera vez.
Al leer el libro estoy seguro que será difícil des-hacerse el yugo de la hermosura de Susana y de la poesía venérea de Yamilet.
Artemisia Gentileschi. Susana y los viejos. 1610. Schloss Weissenstein, Pommersfelden, Alemania.
Una noche de la primavera pasada, reunidos en el Bar La Ópera de la Ciudad de México, un grupo de narradores que insistimos en la testaruda veneración por el cuento, luego de algunos taqui-tos de queso fundido con chistorra, acompañados, claro, por va-rias rondas de cerveza oscura, comentábamos acerca del destino editorial del género literario más antiguo de la humanidad. Fue Eduardo Antonio Parra, acaso para ponerle un poco más de sa-bor a la tertulia, quien pidió que cada uno de nosotros nombrara al narrador que, a su parecer, pudiera recibir el título del mejor cuentista mexicano “fallecido”, del siglo XX.
Hecha la solicitud, afloraron de inmediato varios nombres célebres. Ipso facto, Marcial Fernández trajo a la mesa el nombre de Rulfo, uno de los dos Juanes. Liliana V. Blum, si la memoria no me falla, mencionó al segundo Juan, a Arreola. El que esto cuenta reviró enseguida recordando que Carlos Fuentes, en su primera etapa, había escrito más de una decena de cuentos magistrales. Mónica Lavín y Ana García Bergua, en una sutil, pero efectiva defensa de género, mentaron a Amparo Dávila y a Elena Garro. Finalmente, Ileana Olmedo y Vicente Alfonso, dispuestos a hacer valer a sus favoritos, arremetieron con dos cartas fuertes: Juan García Ponce y José Revueltas, siendo este último el as bajo la manga que granjeó la aprobación del resto de los comensales, incluido un servidor.
Un par de horas después, en el cuarto de mi hotel, mientras paladeaba un tequila doble antes de dormir, cavilando el resul-tado de aquella espontánea encuesta, le confesé a mi mujer que, con una timidez poco frecuente, había callado el nombre de José Emilio; de José Emilio Pacheco, el del cuentario de El viento distante.
-¿De quién?, me preguntó. - Del poeta por quien le pusimos Emilio a nuestro primogé-
nito; el autor de Como la lluvia, el libro de versos del cual toma-mos prestado un dúo de palabras para titular, hace algunos años, El viaje inmóvil, la obra de tu grupo.
(De las formas de infierno/ Diseñadas en este mundo/Para hacer indeseable nuestra existencia/ La más amarga es nuestra condena. / Somos galeotes y en el viaje inmóvil/ Ritmado por el golpe de los tambores, / El látigo en la espalda no permite/Aflojar el esfuerzo un solo instante).
Me bebí lo poco que restaba del caballito de tequila y cerré los ojos. El silencio me trajo a la cabeza el mosaico de escenarios cuentísticos pachequianos: el metro, ferias, parques, zoológicos, barcos, carnavales. La verdad, la mayoría está acostumbrada a pensar en José Emilio, primero como el enorme poeta que es, en-seguida por sus deslumbrantes trabajos de cronista, comparables en brillantez con su faceta de novelista. Pareciera que los medios de comunicación y las demandas del mercado editorial, han hecho a un lado sus logros en el cuento y los aportes de técnica literaria renovada que Pacheco hizo a este género literario, que algunos han dado en llamar, la poesía de la prosa.
Pero hay otros motivos. José Emilio Pacheco es, ante todo, un illuminati del verso, un bardo de la estirpe de Kavafis, Neruda,
6 LA GUALDRA NO. 175
José Emilio Pacheco o el doloroso desengaño de la vida
Ilustraciones de Mario Rosales, incluidas en el libro José Emilio Pacheco: a mares llueve sobre el mar, Ediciones SM
Por Carlos Martín Briceño*
Whitman, Prévert, Sabines, Gelman, grandes cul-tivadores del poema cuyos textos, por su aparente simpleza que comunica verdades profundas, suelen ser aprendidos y citados con frecuencia por el pueblo. Sus relatos, por el contrario, escritos con una prosa clásica, cargada de lirismo, tienen una hondura capaz de seducirnos en varios niveles, desde la pura emoción hasta la sofisticación del intelecto cultivado, pasando por el entretenimiento y el interés cautivo, para terminar con el doloroso desengaño de la vida y del mundo. Me consta, pues desde la primera vez que leí las cinco historias que conforman El principio del placer comencé a admirarlo. Principiaban los años ochenta, la música disco resonaba en la radio, José Luis Cuevas se consolidaba como uno de los pintores más impor-tantes de Latinoamérica, José López Portillo recién
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724 de NOVIEMBRE DE 2014
Literaturaacababa de expropiar los bancos, Miguel de la Madrid pugnaba por una renovación moral de la sociedad que jamás llegaría y yo era un quinceañero despistado, fácil de identificarse con los personajes de los cuentos de José Emilio. Desde el erotizado título, capaz de es-candalizar a las buenas conciencias, intuí que El principio del placer iba a atraparme. Lo abrí al azar, y el primer relato con el que me topé fue La fiesta brava. Aquella historia compleja, llena de propuestas vanguardistas y críticas veladas contra la corrupción fue, en verdad, solo el principio, el principio de un placer lite-rario al que no pude ya resistirme. Seguí con La zarpa, donde a través del sacramento de la confesión, el autor parodia las obsesiones de “movilidad social” de esa gran clase media que se forjó durante la breve etapa del “milagro mexicano”, de 1940 a 1956. Mi avidez por el libro creció cuando me sumergí en las páginas de Langerhaus y Tenga para que se entretenga: allí descubrí que, no obstante la ficción, si a uno le apetece, no hay razón para hacer a un lado la crítica social. El detective-narrador de la última historia, mientras investiga la desaparición en el bosque de Chapultepec del niño “bien” al que intuimos raptado por un Maximiliano de Habsburgo venido de las en-trañas de la tierra, vierte opiniones. Opiniones que, cuarenta años después, evidencian que en México, en materia de Derechos Humanos, no hemos avanzado gran cosa:
“En México siempre que hay una desapari-ción y se busca un cadáver se encuentran muchos otros en el curso de la pesquisa”.
Recuerdo haberme quedado hasta la ma-drugada leyendo, meciéndome en la hamaca con deleite, sin hacer caso a las quejas de mi hermano que pedía que apagara la luz de la habitación. Había dejado para el final los cuentos un poco más extensos: Cuando salí de la Habana válgame Dios y El principio del placer. El primero, basado en un hecho de la realidad, narra la desaparición del Churruca, un barco de la Compañía Trasatlántica Española que se perdió en el mar al salir de La Habana en 1912; el autor retoma cómo pudo ser ese viaje, describe la manera en que los viajeros de pri-mera clase bailaban, bebían y se enamoraban sin tomar en cuenta al resto de los pasajeros, avanza en ese tenor para regalarnos un final enigmático, inesperado, hiperbólico, digno del
contador de cuentos que, exagerando la reali-dad, llega a lo fantástico. Pero fue, sin duda, el relato que da título al libro, aquél que, de alguna manera, anuncia el tema a tratar en su famosa novela corta Las batallas en el desierto, el que más me sedujo. El diario de Jorge, el adolescente que se enamora hasta la médula de Ana Luisa, una jovencita fácil que no le corresponde y por la cual estaba dispuesto a perderlo todo y volverse un guiñapo, era también mi diario.
“Vine a pie hasta la casa, con ganas de llorar pero aguantándome, con deseos de mandarlo todo a la chingada. Y sin embargo dispuesto a escribirlo y a guardarlo a ver si un día me llega a parecer cómico lo que ahora veo tan trágico… Pero quién sabe. Si en opinión de mi mamá, ésta que vivo es ´la etapa más feliz de mi vida´, cómo estarán las otras. Carajo”.
Cuando cerré el libro descubrí, junto con lo avanzado de la madrugada, que salvo Las armas secretas, de Julio Cortázar, autor al que en esa época veneraba incondicionalmente, mis ojos púberes no habían seguido con tanto interés un libro como aquél.
A partir de entonces, me volví un leal lector de los relatos pachequianos. Busqué El viento distante, me bebí con deleite El tríp-tico del gato, paladeé La sangre de medusa, devoré con avidez Las batallas en el desierto, un cuento largo que la editorial ERA prefirió anunciar como novela corta, por aquello de las veleidades del mercado. A lo largo de mi vida como escritor he vuelto, una y otra vez, a esos textos, los he utilizado en mis talleres como ejemplo de creatividad, los he leído en voz alta para entusiasmar a mis alumnos. Siempre he encontrado en ellos otras posibilidades, nuevos ámbitos, sus técnicas e innovaciones literarias nunca me han defraudado: la expe-rimentación del texto, el uso de coloquialis-mos, la fuerte presencia de una filosofía post existencialista hacen que varios cuentos de José Emilio se inscriban dentro de las páginas memorables de la narrativa en español de la segunda mitad del siglo XX.
“En mi caso”, dijo alguna vez el ganador del Premio Cervantes en el 2009, “la poesía no basta: el relato es un complemento necesario”.
Un complemento, cómo no, para que el autor, utilizando una amplia diversidad de tonos y temas, ubicados dentro de una extensa
curvatura del tiempo, pueda compartirnos aquellas obsesiones con las que intenta descifrar el código del universo en que vive.
Cuenta José Emilio Pacheco que los amores verdaderamente desdichados, los amores terribles son los de los niños porque no tienen ninguna esperanza.
“En cualquier otra época de tu vida puedes tener alguna mínima posibilidad de reunirte con la persona que amas, pero cuando eres niño tu historia de amor no tiene porvenir”.
Creo que así es como uno termina por sentirse cuando acaba de leer estos relatos, historias sobre el transcurrir del tiempo, la inocencia y la pérdida de la misma.
Por cierto, meses después, me topé de nuevo con Eduardo Antonio Parra. En esta ocasión en Tuxtla, en la feria del libro de la Universidad de Chiapas. Coincidí con él a la entrada del auditorio, cuando ambos
llegábamos sudorosos, rojos por efecto del quemante reflejo del trópico.
Eduardo, le dije a bocajarro, ¿tienes un minuto?
Se detuvo a la entrada del recinto. Es-tuvo a punto de dejar caer la carpeta que llevaba en las manos.
¿Si?Estuve pensando mucho en aquella
tertulia en la cantina, cuando soltaste la pregunta de los mejores cuentistas mexica-nos del siglo XX. No mencionamos a José Emilio Pacheco.
Parra se me quedó viendo con fijeza. Apretó los labios como para contener un suspiro involuntario.
Tienes razón, dijo, un error, una in-justicia.
No lo debemos volver a cometer, fi-nalicé.
José Emilio Pacheco: a mares llueve sobre el mar es el título de la biografía escrita por su hija Laura Emilia Pacheco, que Ediciones SM dará a conocer en la próxima Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, como parte de su colección Así ocurrió. El libro fue ilustrado por Mario Rosales. A mares llueve sobre el mar se presentará el 30 de noviembre, a las 13:00 horas, en el Salón Juan José Arreola, planta alta de la Expo Guadalajara.
*Mérida, Yucatán, 1966. Narrador. Obtuvo el Premio Nacional de cuento Beatriz Espejo (2003), el Premio Nacional de cuento de la Universidad Autónoma de Yucatán (2004) y el Premio Internacional de cuentos Max Aub (2012). Ha publicado los libros de cuentos Después del aguacero (2000), Al final de la vigilia (2006), Los mártires del Freeway y otras historias (2006 y 2008), Caída libre (2010), Montezuma´s Revenge (2012) y Montezuma´s Revenge y otros deleites (2014). Cuentos suyos han sido incluidos en nume-rosas revistas y antologías nacionales y extranjeras. Dos de sus libros, Caída libre y Montezuma´s Revenge, fueron incluidos por el Periódico Reforma en sus listas de los mejores libros publicados en México en el 2010 y en el 2012, respectivamente. Actualmente imparte talleres de narrativa en su ciudad natal.
LA GUALDRA NO. 1758
Lunes[Labora en la mesa del comedor. Las ventanas están cerradas, el viento otoñal es frío. Bebe un güisqui con hielo y agua mineral]
Estuve en el hipermercado. El cajero de la vez anterior no estaba. Sigo con pena por el incidente. La cajera de hoy ironizó por mi “exceso” de verdura y sólo un güisqui de 100.
Al fin conocí al famoso Ramón. Tiene charm. Mantengo mi duda de si es gay.
Vestí camisa y zapatos. La reunión fue masculina, de adultos y con apodos juveniles. Estuve entre viejos robustos con camisas bien planchadas y sortija.
Ramón también usaba una argolla. La de él era de plata.
Las congregaciones fueron en la sala y en el comedor. Sirvieron agua mineral y tequilas directos.
Las risas y bromas fueron lo ordinario. Al concluir la comida, don Benito, un güero expresidente del pueblo, ofreció el apoyo a Ramón. Será postulado a dipu-tado. Hablaron de amigos políticos y del esplendoroso pasado. Cada uno hizo un compromiso.
Don Sine me presentó con el director del Tec. El diálogo fue directo: “Él es Ma-teo. Te lo encargo para el próximo semestre”. El contador me dio su tarjeta e indicó:
“Ve con el secre-tario académico el miércoles. Entras a trabajar el semestre próximo”.
En el comedor estuve en el ex-tremo opuesto a Sine. Procuré estar lejos para oír y be-ber. Ramón fue mi vecino.
El cabrón tiene ojos hermosos. Usa bigote super-bienrecortado. Me encantó el movi-miento de su cuello y cabeza. Platicamos de su libro. Me pidió una reseña escrita.
Las mujeres que atienden a Sine sirvie-ron invisiblemente.
JuevesAyer bebimos Sine, Ramón y yo.
Lleve un Tradicional. M. ordenó el regalo. Dice que si no devuelvo la comida, al menos debo obsequiar algo.
Ya fui al Tec. el profesor que me aten-dió fue atento. “Sabía de mi solicitud de trabajo”. No daré clases, apoyaré en activi-dades que el director ordene. Me pagarán
por honorarios y no tendré seguridad social.
Le platiqué a Laura de mi permanencia en Jerez. Tomó el asunto como mi acepta-ción al hijo y compromiso con ella.
Laura dice que Andrés se casará con su mujer. El chisme, aunque me desa-gradó, no hizo alteración. Le escribí un WhatsApp a Andrés, el puto respondió con la foto de JB desnudo. Él nunca me dirá algo bonito, pero sé que él como yo, tendremos que casarnos. Eso permitiría estar cerca.
ViernesHoy saldré con un churpio que conecté por Facebook. Nos encontraremos en el Tizoc, luego andaremos.
Bitácora de gastos:Lunes: 550 Hipermercado.Martes: 80 9 Vidas Coffee art.Miércoles: 500 periódicos y Tizoc.Jueves: 50 Santolíquido café Viernes: 500 Tizoc.Sábado: 250 cerveza y tostadas.Domingo: 350 Hipermercado.Resto: 3199 pesos.
Las últimas semanas he integrado a mi vida laboral (y hasta cierto punto, cotidiana) los viajes, las salas de es-pera de centrales camioneras y, desde luego, autobuses. Son en estos dos úl-timos espacios donde observando el entorno, el tiempo de espera –o viaje-, corroboro la poca incidencia que puede tener entre la población las campañas pro lectura del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). En varias de las centrales de autobuses, primordial-mente en la sala de espera de un grupo de transportes, existe una pantalla de plasma transmitiendo algún canal de la televisión abierta. Dependiendo la hora es la programación, desde luego.
A la par de los aparatos de televi-sión, la conectividad Wi-Fi es otro de los medios de distracción que exis-ten. El primero logra llamar constan-
temente la atención de los pasajeros, ya que el volumen es muy alto, casi estridente. El segundo es utilizado por un tercio de generaciones. Las perso-nas mayores siguen conversando cara a cara, de frente. Los más jóvenes pocas veces levantan la vista hacia el tele-visor, a menos que se presenten unas carcajadas al unísono. Quienes tienen un ojo al gato, y otro, al garabato, son personas entre los dieciocho y cin-cuenta años de edad.
El tiempo de espera es, al menos, de treinta minutos. Aclaro que no dejo de considerar a aquéllos que llegan barriéndose en home. Sin embargo, también es cierto que existe un por-centaje menor que pasa el tiempo que he mencionado. Hasta aquí es casi nula la lectura de revistas, diarios y mu-cho menos libros. Seguramente estoy
ante una escala de lo que acontece en nuestra sociedad: gran penetración de la televisión, del internet y mínima de libros. Estos últimos acompañados de acciones que brinden accesibilidad. Ignoro si en algún lugar del país se en-cuentre un Paralibros instalado en una central camionera.
Una vez a bordo del autobús, la situación no cambia mucho. La televi-sión abierta cede su lugar a películas dobladas. No lo sé de cierto, pero su-pongo, que son películas originales las que proyectan, de manera dictatorial y vertical, a los pasajeros. Cintas co-merciales, de gran aceptación entre la población en general.
El volumen, nuevamente, es muy alto. Aún con audífonos se percibe en todo su esplendor. Y cuando cae la tarde, aquel osado lector que logró
ser inmune a todos los distractores, y continúo su lectura –olvidándose del mundo-, se enfrenta a las tinieblas. Las lámparas individuales no funcionan. Si asiste con el conductor y le solicita su activación, recibe como respuesta que a los demás pasajeros les molesta.
Mencioné al principio al CCE por-que me pregunto ¿cuánto gastaron en la publicidad donde cantantes, artistas y futbolistas invitan a leer?, ¿no hubiera sido mejor invertir ese dinero en la compra de libros que estén a disposi-ción de la población que acude a las centrales camioneras y que viaja? El control del acervo se puede solucionar con detectores, como en las tiendas de-partamentales. Ojalá y alguien explote el potencial de las centrales camio-neras, y los autobuses, para impulsar campañas de lectura.
Por Mateo Estrada GaviriaDi
ario
de M
ateo
Las centrales camioneras, espacios potenciales de promoción de la lecturaPor Eduardo Campech Miranda
William Bouguereau. Igualdad ante la muerte. 1848.
24 de NOVIEMBRE DE 2014 9
En septiembre de 1982 abrimos la Librería Piedra Angular, en un pequeño edificio de dos pisos ubicado en el Callejón de Cuevas, e invitamos como padrino al escritor y pe-riodista zacatecano Tomas Mojarro. En la planta baja estaba la librería y en el segundo piso una galería en la cual se harían presen-taciones de libros cuantas veces nos lo per-mitiera nuestro raquítico bolsillo. Recuerdo ese acontecimiento como si hubiese sido hace horas por la sencilla razón que después de treinta y dos años sigo organizando con-ferencias y presentaciones de libros (ahora
en librería André-a) y esa pequeña sensa-ción de angustia jamás ha desaparecido; todo inicia cuando decides convocar a equis escritor-a, comunicarte, hacer la invitación, conseguir los recursos materiales para rea-lizar la presentación, reservar el hotel con alimentos incluidos, comprar los pasajes con anticipación, hacer la propaganda (carteles), invitar verbalmente a todo aquél que te en-cuentres y (ahora) darlo a conocer a través de las redes sociales, conseguir el libro a presentarse con antelación, entregárselo a quien vaya a comentarlo y al moderador,
sugerirles sutilmente que sean breves y concisos ya que los asistentes van a escuchar al invitado-a y quien los presenta sólo debe dar una sucinta referencia sobre el autor-a y su obra. Rentar sillas, verificar el sonido, arreglar adecuadamente el espacio. Ofrecer un pequeño coctel al final de la presentación y de principio a fin atender al invitado-a. Al lado de todo esto está esa cierta desazón al pensar en que luego de que moviste mar y tierra para traer al escritor-a en cuestión los convocados, público, posibles asistentes decidan simplemente no llegar.
Generalmente me presento como librera y de vez en vez como promotora cultural “independiente”, este independiente es muy importante ya que se traduce en que no trabajo para ninguna institución, que nadie me paga por hacer lo que hago y que cuanto ocurra de principio a fin de una presenta-ción (me refiero a todo el proceso) es única y exclusivamente mi responsabilidad. Evi-dentemente lo que se ha hecho a lo largo de treinta y dos años es gracias al trabajo de un muy pequeño equipo y al apoyo, la iniciativa y el tesón del poeta José de Jesús Sampedro.
Castillo de sal si puedesPor Ester Cárdenas
Una nueva amiga, de Francois OzonTal parece que las secuencias musicales que mez-clan la música pop estadounidense con los clásicos sesenteros románticos franceses se han convertido en la fórmula de moda entre los directores de cine.
Une nouvelle amie recuperó la canción “Une femme avec toi” (Pierre Delanoë) -que sería pare-cida a las desgarradoras canciones de Juan Gabriel en México- para meterla en un ambiente cabare-tero gay; y alguna canción de Rihanna y Katy Perry para marcar el éxtasis del shopping y de la moda en un centro comercial.
El director François Ozon (Le temps qui reste, 2005) delimitó las etapas de su historia a través de la música, la dotó de un ambiente burgués (coches deportivos convertibles, casas en barrios residenciales parisinos, malls, castillos de campo, restaurantes de lujo y clubes deportivos privados) lleno de color y vistió al actor Roman Duris de mu-jer, para contar la aventura de un transexual. Duris y los actores Anaïs Demoustier y Raphaël Person-
naz consiguen alegrar la vista a una trama previ-sible desde la primera secuencia.
Xavier Dolan en Laurence Anyways (2012) había propuesto ya el trauma del coming out de su personaje pero había parado su drama en la duda de una opera-ción de cambio de sexo completo. En cambio, Ozon se aplica a resol-ver el asunto: se trata de un transexual de género pero no de sexo. En pocas palabras y para dejar de ser políticamente correctos, Duris se siente mujer pero su sexo sigue erectado por las mujeres, así que ni de chiste cortárselo.
La definición de sexo en este sentido se mues-tra confusa. Ozon juega con las estéticas y las
sensualidades de hombre y mujer. Aunque, quizás ése sea su objetivo, mostrar la inutilidad del enca-sillamiento del género.
El director, diríamos, ha tratado de montar en imágenes y en una narración la frase de Simone de Beauvoir: “On ne naît pas femme, on le devient” (no se nace mujer, se hace).
Quizás, el mayor mérito de la cinta es la cachetada con guante blanco a la manifestación de La manif pour tous (en Francia es el colectivo de oposición más fuerte a la ley que permite el matrimonio para todas las personas sin importar la preferencia sexual).
Situar su historia en un ambiente conser-vador, burgués y de familia nuclear “perfecta” le permite, por un lado mover a sus personajes sin conflictos económicos para dar libertad a las transgresiones sociales. Y mostrar que la familia se puede formar con una mujer y un transexual, adoptar hijos y tener los propios biológicos, lo que cuenta, dice Duris, “es el amor”.
Une nouvelle amie acaba de ganar el reco-nocimiento al Mejor Film en el Festival de San Sebastián 2014, y parece que seguirá un largo tour también en el 2015. Aunque corre el riesgo de estar constantemente comparada por “invadir”, como comentan algunos críticos, los terrenos almodovarianos.
Desayuno en Tiffany’s, mon kuPor Carlos Belmonte Grey
Cine
LA GUALDRA NO. 17510
Primer Festival de
Música Manuel M. Ponce
Del 26 al 29 de noviembre de
2014
Fresnillo – Guadalupe -
Zacatecas
Miércoles 26 de noviembre
18:00 Hrs.
INAUGURACIÓN
Inauguración del Festival
y Museo Manuel
M. Ponce
Centro Cultural Ciudadela del
Arte
Doctor Hierro No. 303
Centro Histórico Zacatecas
19:00 Hrs.
Concierto Sinfónico
Orquesta de Cámara del
Estado de Zacatecas
Dirección General: Salvador
García y Ortega
Dirección Artística: Arturo
García Cuellar
Solista: Marina Tomei, Guitarra
- Italia
Ex Templo de la Concepción
(Fresnillo, Zac.)
19:30 Hrs.
Orquesta Sinfónica de
Aguascalientes
Concierto para piano
Dirección: Román Revueltas
Solista: Mauricio Nader, pianista
Teatro Fernando Calderón
Jueves 27 de noviembre
10:00 Hrs.
Clase Magistral
Trío Coghlan – México
Auditorio del Museo Felguérez
18:00 Hrs.
Conferencia
Evolución y eclecticismo en la
música de Manuel M. Ponce
Imparte: Dr. Jorge Barrón
Corvera – Universidad
Autónoma de Zacatecas
Auditorio del Museo Felguérez
18:00 Hrs.
Danza clásica
DANZAC - Zacatecas
Acércate a Manuel María
Espectáculo dancístico con música de
Manuel M. Ponce
Dirección: Georgina Ávila
Teatro Ramón López Velarde
19:00 Hrs.
Concierto de cuerdas
Cuarteto Carlos Chávez – México
Fabián López, violín
Omar Guevara, violín
Anamar García, viola
Alain Durbecq, violonchelo
Ex Templo de la Concepción (Fresnillo, Zac.)
19:00 Hrs.
Tradicional Concierto
Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas
Dirección: Salvador García
Plazuela Goitia
19:00 Hrs.
Concierto para cuerdas
Trío Coghlan – México
Teodoro Gálvez Mariscal, violín
Patricia Hernández Zavala, viola
Luz María Frenk Mora, violonchelo
Auditorio del Museo de Guadalupe
(Guadalupe, Zac.)
Viernes 28 de noviembre
10:00 Hrs.
Clase Magistral
Verónica Murúa, soprano
Alejandro Barrañón, piano
Auditorio del Museo Felguérez
18:00 Hrs.
Mesa redonda
La poesía en la obra de Manuel M. Ponce
Participan: Valeria Eloísa Moncada León,
Mauricio Moncada León,
Omar Espinosa Cisneros,
Julio César Jiménez Moreno
y Francisco Javier Muro Guevara
Modera: Alfonso Vázquez Sosa
Auditorio del Museo Felguérez
18:00 Hrs.
Conferencia:
Evolución y eclecticismo en la música de
Manuel M. Ponce
Imparte: Dr. Jorge Barrón Corvera – Universidad
Autónoma de Zacatecas
Patio de la Presidencia Municipal de Fresnillo, Zac.
19:00 Hrs.
Concierto de cuerdas
Trío Coghlan – México
Teodoro Gálvez Mariscal, violín
Patricia Hernández Zavala, viola
Luz María Frenk Mora, violonchelo
Ex Templo de la Concepción (Fresnillo, Zac.)
19:00 Hrs.
Recital de canto y piano
Verónica Murúa, soprano
Alejandro Barrañón, piano
Teatro Fernando Calderón
Sábado 29 de noviembre
13:00 Hrs.
Recital de canto y piano
Sheila López, soprano
Héctor Rojas, piano
Auditorio del Museo Felguérez
18:00 Hrs.
Presentación del Libro
Escritos en torno a la música mexicana
Autor: Dr. Jorge Barrón Corvera
Presentan: Dr. Gonzalo de Jesús Castillo Ponce
y Dra. María José Sánchez Usón
Modera: Georgia Aralú González Pérez
Participación musical del Dr. Alejandro Augusto
Barrañón Cedillo – pianista.
Coedición: Universidad Autónoma de Zacatecas y
Miguel Ángel Porrúa
Auditorio del Museo Felguérez
19:00 Hrs.
CLAUSURA
Orquesta Filarmónica de Zacatecas
Dirección: Alfonso Vázquez
Solista: Antonio Manzo D´nes, piano
Teatro Fernando Calderón
PROGRAMA ESPECIAL “PONCE PARA TODOS”
Ponce y la música popular mexicana
Plazuela Miguel Auza
Zacatecas, 19:00 Hrs.
(Consecutivamente Programas 1, 2 y 3)
27, 28 y 29 de noviembre
Programa 1
Ponce vive por siempre
Ghandy Álvarez, Alejandro de los Santos &
Nora Garamendi
Programa 2
Música mexicana en homenaje a Manuel M. Ponce
José Salinas, Manuel Contero & Ana Celia Valenzuela
Programa 3
Ponce Mexicaníssimo
Héctor Saucedo, Arturo Barrera & Cristian Berenice
AGENDA CULTURAL
NOVIEMBRE 2014
MIÉRCOLES 26
18:00 horas
Todos al Centro Histórico
Miércoles de Danzón
Plazuela Miguel Auza
Coordina: Casa Municipal
de Cultura de Zacatecas
JUEVES 27
19:00 horas
Tradicional Concierto
Banda Sinfónica del Estado
Dir. Salvador García y Ortega
Plazuela Goitia
VIERNES 28
19:00 horas
Tradicional Concierto
Orquesta Típica de Zacatecas
Dir. Alfonso Naranjo
Mercado J. Jesús González
Ortega
Entrada libre
MARTES 25
19:00 horas
Bellas Artes a todas partes
Presenta:
“¡Leo… luego existo!”
Programa de lectura en voz alta
Actor invitado: Manuel Ojeda
Leyendo textos de José
Revueltas
Antiguo Templo de San Agustín
Entrada libre
SÁBADO 29
18:00 horas
Sábados en la Cultura
Música – piano
Mtro. Alfonso Vázquez Sosa
Mtro. Alfonso Naranjo
Mtro. Mario Morones
Escalinatas del Antiguo Templo de
San Agustín
y Plazuela Miguel Auza
Coordina: Instituto Zacatecano de
Cultura “Ramón López Velarde”
Casa Municipal de Cultura de
Zacatecas
MUNICIPIOS
JEREZ
MARTES 25
12:00 horas
Bellas Artes a todas partes
Presenta:
“¡Leo… luego existo!”
Programa de lectura en voz alta
Actor invitado: Manuel Ojeda
Leyendo textos de José Revueltas
Teatro Hinojosa
Entrada libre
MUSEOS Y GALERÍAS
CENTRO CULTURAL PALACIO DE
GOBIERNO
“Guerrilla Intaglios”, de EKO
Exposición de grabados originales
del libro “Pancho Villa Toma
Zacatecas”
de Paco Ignacio Taibo II
Centro Cultural Palacio de Gobierno
Permanencia: 15 de diciembre
MUSEO ZACATECANO
Acercamiento Histórico-Numismá-
tico a la Batalla de Zacatecas
Colección: Dr. Luis M. Gómez
Wolschner
Permanencia: Enero 2015
INSTTUTO MUNICIPAL DE
CULTURA
DE GUADALUPE
“Caña 33”
Exposición de cerámica
De Floricia Calderón
CASA MUNICIPAL DE CULTURA
DE ZACATECAS
“Relevos australianos”
Exposición del torneo de estampa
Participan: grabadores de distintas
partes del país
Permanencia: 5 de diciembre
“Erik Rivera, el Niño Terrible
en Zacatecas”
Exposición retrospectiva de pintura
Vigencia: 28 de noviembre
Sin ti/hastaencontrarte[Perú]
De Jorge Baldeón y Karen Bernedo
24 de NOVIEMBRE DE 2014 11
Los Tendederos por Ayotzinapa[Pittsburgh, E.U.]
Acción Global por Ayotzinapa
El pasado 20 de no-viembre, con el apoyo del Centro de Estudios Latinoamericanos, se realizó la instalación Tendederos por Ayotzi-napa en la Universidad de Pittsburgh, E.U. La coordinación de la ins-talación estuvo a cargo de Ichita Rodríguez y de Estefanía Sepúlveda, quienes contaron con la colaboración Karen Goldman y Diana She-menski.
Tendederos por Ayo-tzinapa se realizó en homenaje a los 43 es-tudiantes normalistas desaparecidos –hoy en día más presentes que nunca- y a los jóvenes que luchan en nuestro país para que las cosas cambien.
La instalación se conformó de 4 tende-deros con camisetas blancas colgadas en las que se imprimió un re-trato de los estudiantes
ausentes (imágenes ce-didas por la agrupación #IlustradoresConAyo-tzinapa); y algunas más que fueron pintadas a mano por artistas como Jocelin Ramírez, Kaote Mix y Beto Carlock. En ellas, los asistentes a la instalación escribieron un mensaje dirigido a los normalistas mexi-canos.
Esta instalación se exhibirá en otras uni-versidades de Pitts-burgh, como Carnegi y Duquesne.
Ichita Rodríguez, es mexicana; guio-
nista y coordinadora iconográfica;
ha trabajado para diversas casas
editoriales como Castillo, Patria y
Norma. En 2008 se muda a Madrid,
y en 2010 funda, junto con su es-
poso, la compañía KOKONE TEA-
TRO, especializada en teatro para
embarazadas, bebés y niños meno-
res de 8 años. Actualmente radica
en Pittsburgh. Estefanía Sepúlveda,
es pedagoga, y radica también en
Pittsburgh.
Sin ti/hastaencontrarte es un video acción realizado en Lima, Perú, en solidaridad con los 43 normalistas desapare-cidos en la Normal Isidro Burgos en Ayotzinapa, México, y con todos los estudiantes desaparecidos en América Latina. En el video participaron estudiantes, activistas, artistas de diferentes disciplinas y familiares de estudiantes y campe-sinos víctimas del periodo de violencia política en Perú. La dirección y coordinación estuvieron a cargo de los artistas peruanos Jorge Baldeón y Karen Bernedo, y puede ser visto en:
www.youtube.com/watch?v=MkxBkAaPDH8
Karen Bernedo junto con Jorge Baldeón, ambos artistas peruanos, realizaron un video en homenaje de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
12Rí
o de P
alab
ras
LA GUALDRA NO. 175 / 24 DE NOVIEMBRE 2014
Aire helado“Mundo sin sol
lavado por la lluvia”.José Emilio Pacheco
Por Alberto Huerta
Ya me voy a portar bien: lo prometo. No voy a dejar la comida en el plato ni rene-garé por las verduras. Voy a hacer pronto mi tarea y jugaré sólo media hora de video juegos. De veras, de verititas: ya me voy a portar muy bien. Recogeré mis ju-guetes y ordenaré mi cuarto; es más, haré la lucha por tender mi cama aunque me quede chueca, prometo que poco a poco iré aprendiendo a dejarla derechita. No voy a tardarme cuando regrese de la escuela ni me voy a entre-tener jugando futbol con mis amigos o viendo los juguetes que venden en el mercado. Trataré de sacarme puros dieces o cuando menos de no reprobar ninguna materia en la escuela. Haré todo lo posi-ble por cambiar, por ser un mejor niño. Pero por favor no me vayan a dejar de que-rer; porfitas no me digan que no me parezco a ustedes… no me hagan llorar, otra vez, diciendo que soy adoptado.
RubénPilar Alba
El aire helado. Lo que molestaba era el aire helado. Y se puso a mirar el azul del cielo. Un azul deslavado con algunos girones largos y delgados de un blanco casi transparente. El horizonte blanquecino. Los árboles eran de un verde que daba pena. Digo, el follaje. Y tú te pones a decirme que están carísimos los jitomates, los espárragos y los limones, las coles de Bruselas, las berenjenas; que en el súper están vendiendo carne
de tercera, que el pollo tiene un color muy amarillo y que al cocinarlo huele de la chingada; que los mexi-canos estamos acostumbrados a los caciques, que los políticos se visten de negro como los empleados funerarios y se peinan como si les hubiera dado de lengüetazos una vaca dejando una estela de aire per-fumado a colonia que marea, aunque la mona se vista de seda… mona se queda, y… Tomas aire… un aire
helado que hace que abras más los ojos, los pongas redondos… desesperados. El aire helado chicoteando, dando bofetadas a diestra y siniestra, dejando la piel dolorosamente ardiente, con las manos engarrotadas, entumidas, hundidas hasta el fondo de los bolsillos delanteros del pantalón, mirando como el vaho se escapa entre tus labios amoratados… Sí, es un frío día gris, colmado de bruma…
Disculpa mi lentitud, es que no soy buen escritor ni mucho menos poeta, pero me gusta saber que existe la posibilidad dentro de la escritura de anotar verbos transitivos ausentes de argumentos y volverlos líquidos, agua. También me gustan los dinosaurios y las letras que se van quedando entre los dientes, con ellas puedes luego de varios días formar las palabras que nunca se dijeron, ¡como las nubes! Sí, como las nubes que hacen la lluvia. ¿Te he dicho que no me gusta la lluvia? Es por-que moja mis zapatos y no sabes la desesperanza que tengo cuando tengo los pies ahogados. Perdón otra vez, pero es que nunca he escrito una novela, ni siquiera una carta ¿Qué se sen-tirá escribir una carta? Tú lo has de saber, supongo que tienes muchas cartas y que más de uno te habrá escrito un poema; ya te digo, tampoco soy un poeta. Pienso que las frases y los sintagmas van formando al individuo; conformando y trans-formando individuos con las palabras. Tomas a un individuo y lo conviertes en un sujeto pro, pero eso sólo lo entienden los
lingüistas. Un individuo se llena de sonidos, de sonidos que parecen significarle algo, ¡pobre! Seguramente si supiera que los sonidos no significan nada se moriría de llanto, o se mete-ría un tiro en la panza. ¿Sabes si las ballenas conocen las pala-bras? Yo creo que sí, si no cómo te explicas lo de la ballena de Jonás, uno tampoco podría explicarse cómo los ratones fueron seducidos por el flautista si no supieran lo que es la música, si no entendieran los sonidos.
Disculpa mi lentitud pero es que no soy escritor, copio palabras de donde las he escuchado, robo letras que otro ha perdido, recojo verbos que han tirado, busco sustantivos que no le sirven a otros. Disculpa mi lentitud, pero es que no soy un poeta. Digo cosas, escribo rasgos, suelto a retahíla gritos que te parecen palabras y trazos sobre una hoja que piensas letras. Yo no soy ni nada ni algo. Perdón si mi lentitud te exaspera, como te digo, no soy un escritor. Hace mucho tiempo fui un estudiante de letras.
Disculpa mi lentitudPor Edgar Khonde
Jonás y la Ballena. Rashid al-Din. Jami’ al-Tavarikh. Compendio de Crónicas. Irán, s. XIV. The Metropolitan Museum of Art.