01 ECLESIOLOGÍA-PADRES GRIEGOS

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ELEMENTOS ECLESIOLÓ GICOS EN LOS PAD RES GRIEGOS

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ELEMENTOS ECLESIOLÓGICO

S EN LOS PADRES

GRIEGOS

Los Padres de los primeros siglos reflexionan más, aunque de modo fragmentario

1. San Clemente de Roma escribió una carta a la Iglesia de Corinto para corregir ciertos abusos. En ella se trasluce su idea de la estructura eclesial primitiva.

2. San Ignacio de Antioquía, tratando de librar de las divisiones a las comunidades, hace notar la unidad de la Iglesia en torno al obispo.

3. San Ireneo de Lyon, afirma la unicidad de la Iglesia por su origen apostólico.

4. Clemente de Alejandría, por sus características de maestro, atiende a los orígenes doctrinales de la Iglesia en la Escritura y la Tradición.

5. Orígenes enseña la Iglesia única como congregación de los santos.

6. San Cirilo de Jerusalén, en sus catequesis para los catecúmenos, describe la Iglesia como la esposa de Cristo y la Jerusalén celeste fundada sobre Pedro.

Conoció a los apóstoles Pedro y PabloObispo de Roma de 92 a 101. Murió mártir

durante la persecución de Trajano.

Escribió en el año 95 o 96 una carta contemporánea a los últimos escritos del Nuevo Testamento.

Ofrece ricos datos sobre la Iglesia hacia el final de la era apostólica. Está empapada de enorme conocimiento y asimilación de la Palabra de Dios y la enseñanza de los Apóstoles.

1. SAN CLEMENTE DE ROMA

Pone de relieve algunas características de la Iglesia:

La «Iglesia», esto es, la «convocada»Asume que el verdadero Pueblo de Dios de

que habla el Deuteronomio 32,8-9: «somos nosotros, a quienes hizo porción suya escogida» (29,1-2), se realiza en la Iglesia. Por eso la califica como la «porción santa» », lo cual exige a los cristianos la integridad de vida que corresponde a los elegidos de Dios, y la concordia entre los que compartimos la misma fe.

San Clemente es muy afecto a la imagen paulina del Cuerpo para indicar la unidad de la Iglesia, de unos fieles con otros y de los fieles con Cristo

1.2. La estructura de la IglesiaEn la carta reconoce que existen en la

comunidad diversos órdenes y ministerios (ver sobre todo 42-44), entre los que destaca el de los presbíteros (ver 1,3; 44,5-6; 47,6; 54,2; 57,1).

En un pasaje compara el necesario orden jerárquico de la comunidad con el que se da en el ejército, cuyo orden y subordinación es indispensable para la supervivencia del imperio.

Los ministerios a los que en su tiempo se refiere son el de los obispos, a los que señala una función no sólo de gobierno, sino también y principalmente en el orden del culto divino. En seguida el de los presbíteros (ancianos), título que no se les da por la edad, sino por la elección y unción para que ejerzan el oficio de dirigentes de la comunidad.

1.3. El primado de Roma

En cuanto al primado del obispo de Roma, no hay ninguna parte en que lo indique de modo expreso. Mas, por el tono general, muchos autores lo encuentran implícito.

Obispo de gran categoría espiritual y humana. Nacido en Antioquía, se convirtió del paganismo siendo muy joven, durante la primera misión de los santos Pedro y Pablo. Alrededor del año 69 fue elegido obispo de su tierra natal para suceder a Evodio.

Según la tradición, murió mártir el 20 de diciembre del año 107, en el anfiteatro Flaviano, durante las fiestas Saturnales, bajo el emperador Trajano.

No hace teoría teológica, sino que entre líneas se leen los criterios y el estado de la Iglesia a comienzos del siglo II.

2. SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA

2.1. Características de la IglesiaPrimer Padre de la Iglesia que la contempla a

la luz de la imagen de la Trinidad: «Piedras sois del templo del Padre, dispuestos para la edificación de Dios Padre, elevadas a lo alto por la máquina de Jesucristo, que es la cruz, y ayudados del Espíritu Santo que es la cuerda» (Efesios, 9,1).

San Ignacio tiene predilección por representarla como el Cuerpo de Cristo, para hacer resaltar la unidad de carne y espíritu, de fe y caridad.

La considera santa, en cuanto «llena de Dios y portadora de lo santo». Y, en cuanto a su origen, «Iglesia de Dios Padre y del amado Jesucristo».

Conoce ciertamente la denominación de «las Iglesias» para designar las comunidades locales (ver Magnesios, 1,2). Pero claramente también defiende con firmeza su carácter universal, ya que de todas las naciones, por la resurrección de Cristo, se han unido.

Mas quizás el signo más claro de esta universalidad es que, por primera vez en la historia (hasta donde sabemos) la llama «católica»: «Donde aparezca el obispo, esté allí la comunidad, así como donde esté Jesucristo, ahí está la Iglesia católica» (Esmirnenses, 8,2).

El término «católica» viene del griego «kath’ holón» (lit. «según la totalidad») ¿Qué significa originalmente esta expresión, en la mente de Ignacio? Hay entre los expertos diversas opiniones, que suelen reducirse a dos: por una parte indicaría la iglesia universal; por otra, la Iglesia que predica por todo el universo la única verdad; es decir, la Iglesia verdadera.

2.2. El obispo, centro de la unidad

Para que la Iglesia persevere incólume es necesario que los fieles se mantengan unidos en torno a sus pastores.

San Ignacio describe en constantes ocasiones organizados en una jerarquía de tres órdenes: obispos, presbíteros y diáconos, que aparecen en todas sus cartas (excepto en la dirigida a los romanos, dado el tema especial que trata, acerca del martirio).

Finalmente los laicos se incorporan, dentro de su vocación, al «coro» de toda la Iglesia: «Os conviene correr a una con la voluntad del obispo, lo que ciertamente hacéis.

Presenta el oficio del obispo como presidente de la comunidad que celebra la Eucaristía rodeado por su presbiterio y los diáconos, en torno a la cual se construye la unidad de la Iglesia.

San Ignacio afirma el ministerio de la autoridad, puesto que «para gloria de Aquel que os ha amado, es conveniente que obedezcáis sin hipocresía alguna. Pues, cuando alguien burla al obispo visible, no engaña a éste, sino al [obispo] invisible.

San Ignacio da una enorme importancia a lo que había aprendido de su maestro Pablo (ver 1 Cor 10,14-17). La unidad eucarística se debe a que hay un solo altar, todos compartimos un mismo pan y un mismo cáliz.

Nació en Esmirna, de familia pagana, alrededor del año 130.

Fue elegido obispo, y en tal cargo tuvo que hacer frente a las herejías, lo que dio ocasión a su obra magna.

Según una antigua tradición, habría muerto mártir en la segunda persecución a la Iglesia de Lyon, durante el imperio de Septimio Severo, luego alrededor del año 202.

3. SAN IRENEO DE LYON

3.1. Doctrina gnóstica sobre la Iglesia

Sus obras dan testimonio del enorme desarrollo que había logrado la Iglesia hacia fines del siglo II.

Él lo documenta en dos campos: en el histórico, describiendo la solidez que habían adquirido sus estructuras; en el doctrinal, mostrando los fundamentos de la eclesiología que las sustentaba, tanto en la Escritura como en la Tradición apostólica, que los sectarios gnósticos rechazaban (ver III, 2,2), sintiéndose superiores a la Escritura, a los Apóstoles y aun al Señor, porque pretendían que sólo a ellos se les había revelado el misterio insondable.

San Ireneo refuta su sistema cósmico, y, desde el punto de vista de la fe, les presenta la Iglesia como una realidad histórica en esta tierra formada por la comunidad de quienes siguen a Cristo.

3.2. La única Iglesia apostólica

Ante todo reconoce como verdadera sólo la Iglesia fundada sobre aquellos a quienes Jesucristo eligió y envió como Apóstoles, a quienes San Ireneo llama «las doce columnas».

Por eso afirma, sobre el primado de la Iglesia de Roma: «Es necesario que cualquier Iglesia esté en armonía con esta Iglesia, cuya fundación es la más garantizada –me refiero a todos los fieles de cualquier lugar-, porque en ella todos los que se encuentran en todas partes han conservado la Tradición apostólica».

Para San Ireneo, la unidad en la fe, en la Tradición y en la doctrina, depende de la unidad de la Iglesia.

La unidad de la fe va unida a la fidelidad a los obispos sucesores de los Apóstoles, que conservan la Tradición única. En cuanto a los verdaderos cristianos, «todos obedecen a uno y el mismo Dios Padre, creen en una misma Economía de la Encarnación del Hijo de Dios, reconocen el mismo don del Espíritu, observan los mismos preceptos, guardan la misma forma de organización eclesial, esperan la misma parusía del Señor y la salvación de todo el hombre, o sea del alma y del cuerpo».

En cuanto al orden jerárquico reconoce, en primer lugar, a los obispos. A ellos los Apóstoles confiaron el ministerio de guiar al pueblo de Dios, Los presbíteros que, aunque sean humildes, no por eso ignoran las cosas de Dios; No parece que los diáconos hayan ocupado un lugar especial en su comunidad, o al menos el obispo de Lyon no les da una importancia especial en su tratado. En cambio, constantemente se refiere de muchas maneras a los laicos, o como fieles o como «cristianos» a quienes, escribe, así se les reconoce por su fe en Cristo.

3.3. Figuras de la Iglesia

El Cuerpo de Cristo. Ireneo distingue dos «cuerpos» de Cristo: el primero es el que nació de María; El segundo es su Cuerpo que somos nosotros, los cuales un día resucitaremos con Él, el cual nos precedió como nuestra Cabeza

La Iglesia de los dos Testamentos.La descendencia de Abraham; El signo de que la fe y la promesa del patriarca siguen en pie como manifestación del Dios único y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

El Pueblo de Dios. «El pueblo sacado de Egipto fue tipo y figura de la formación de la Iglesia que un día sería sacada de entre los gentiles.

| La Iglesia es la que celebra este misterio, porque lo ha recibido de la Tradición de los Apóstoles, de la que ellos reniegan. Al mismo tiempo sintetiza en la Eucaristía varios aspectos de su doctrina.

Su doctrina sobre el Espíritu Santo es riquísima, puesto que a éste atribuye la ejecución del plan salvífico del Padre, que ha hecho real por su Hijo Jesucristo. Es el Espíritu de Dios quien realiza esta obra en la Iglesia.

Tito Flavio Clemente nació por el año 150 de padres paganos, probablemente en Atenas. No sabemos en qué época de su vida se convirtió al cristianismo. Después de muchos viajes para educarse, se estableció en Alejandría, el más grande centro cultural del Oriente. Ahí estudió en la famosa escuela de catequesis, de la que llegó a ser director por el año 200. Fue maestro de Orígenes. En 202, por causa de la persecución de Septimio Severo, huyó a Cesarea de Capadocia, donde murió entre 211 y 215.

4. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA

4.1. Fuentes de la IglesiaReconoce en la Sagrada Escritura la

fuente última de la fe.La Iglesia extendida por toda la tierra,

esto es «católica», no puede ser sino una. Es verdad que hay muchas Iglesias locales, algunas de ellas muy extensas; sin embargo todas ellas forman una sola comunidad en todo el mundo, porque fueron originadas por los Apóstoles.

La Iglesia ya está implícita en la creación. Así como en las creaturas se muestra el poder de Dios como Creador, así también en la Iglesia nace en la historia del hombre como el signo del plan salvífico de Dios a favor de la humanidad.

4.2. Imágenes de la IglesiaLa Iglesia es «el monte santo. Es el rebaño

que nosotros formamos.Su imagen preferida es la de la Iglesia como

esposa de Cristo. Cristo, el esposo, ha llamado a este pueblo a la existencia y lo ha desposado y consagrado para sí, de modo que, como una esposa, la Iglesia es única.

La Iglesia es, por tanto, nuestra madre. Imagen que ha hecho fortuna en la Iglesia, y con la que estamos familiarizados.

También concibe la Iglesia bajo la luz de una imagen pedagógica: «El Maestro que os recibe con una buena educación, os enseñará a fondo las cosas dichas. La Iglesia es su escuela, y su Esposo el único Maestro».

No desconoce la imagen paulina del Cuerpo de Cristo. Sin embargo, en Clemente no tiene una consistencia por sí misma, sino que éste la usa ligándola con la unidad del matrimonio, que hace de los padres y los hijos un cuerpo.

No desconoce los grados de ministerios y la autoridad de los obispos, pero las alusiones son de paso, apenas para hacernos advertir la situación histórica de su tiempo. Alguna vez, por ejemplo, insinúa que los obispos, presbíteros y diáconos son «personas elegidas» de entre el pueblo cristiano. Aunque ocasionalmente habla de la jerarquía.

Nació en Alejandría alrededor del año 185, hijo del mártir San Leonidas (+ 202).

Maestro y en 203 director de la escuela catequética de su ciudad, en sustitución de Clemente. Ordenado presbítero en Cesarea por su amigo Eusebio, de manera canónicamente irregular, fue depuesto del ministerio en 231.

Fundó la escuela catequética de esa sede. Falleció en Tiro en 253. Es uno de los más fecundos escritores eclesiásticos de los primeros siglos.

5. ORÍGENES

5.1. Qué es la Iglesia

La Iglesia es, para él, «la congregación del pueblo cristiano» y «la congregación de todos los santos».

Afirma que «Las divinas letras dicen que la Iglesia entera es el Cuerpo de Cristo, animado por el Hijo de Dios; y miembros de este Cuerpo, que hay que mirar como un todo, son los creyentes.

Esta Iglesia es única, porque es reflejo de la Trinidad, que es sólo una, aunque formada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

También es única porque conserva la doctrina de Cristo predicada por los Apóstoles, que nos llega a través de la Traición conservada intacta por los obispos, sus sucesores.

La Iglesia es también la ciudad de Dios. Orígenes es el primer pensador cristiano que hace una cuidadosa comparación entre la Iglesia y el Estado. Sólo que la primera es una ciudad universal, mientras que el segundo es territorialmente reducido.

Es clara la superioridad de la ciudad celeste, porque su alma es el Verbo, y por eso deberá prevalecer tarde o temprano sobre cualquier poder de la tierra.

La ciudad celeste ha sido querida por Dios como el lugar donde opera la gracia, de tal manera que «fuera de la Iglesia nadie se salva».

5.2. La estructura de la Iglesia visible

Es para él, en un sentido estricto, jerárquica; es decir, ordenada según un «principio sacro»: el pueblo de Dios es sacerdotal, de modo que todos los fieles participan del sacerdocio de Cristo, aunque en diversos grados. Los bautizados comparten un sacerdocio bautismal, del cual brota el sacerdocio ministerial, el cual a su vez está estructurado jerárquicamente en obispos, sacerdotes y diáconos.

El carácter jerárquico, unido al hecho de que la Iglesia visible es por la estructura misma del ser humano una sociedad, le impele a aceptar que es necesario un régimen canónico.Reconoce, sin embargo, que el derecho eclesiástico no constituye la esencia de la Iglesia, sino que es un auxilio para lo más importante, que es la comunión de los creyentes.

Nació en Jerusalén alrededor del 315.

Fue Padre conciliar en el primer Concilio de Constantinopla. Murió el 18 de marzo del 387. Sus obras más conocidas son las Catequesis sobre el credo, que predicó a los catecúmenos: en la XVIII dedica un espacio a la Iglesia. Probablemente las elaboró cuando aún era sacerdote, en 348. O quizá recién ordenado Obispo en 350.

Comparte, acerca de que la autoridad en la Iglesia es un hecho divinamente revelado. Los fieles que reniegan de ella, se ponen al margen de la salvación. El Bautismo los habrá de incorporar con un nuevo nacimiento a la única Iglesia, y en ella recibirán la herencia, de la que no podrán apartarse sin renunciar al reino eterno

6. SAN CIRILO DE JERUSALÉN

Algunas imágenes le son familiares: la Iglesia como la «esposa de Cristo», y por eso es una y universal, es decir «católica». Y explica lo que significa esta propiedad de la Iglesia:

«Se le llama católica porque está difundida por todo el orbe desde unos confines a otros de la tierra y puesto que enseña de modo completo, y sin que falte nada, todos los dogmas que los hombres deben conocer sobre las cosas visibles e invisibles, celestiales y terrenas. Y también porque ha sometido al culto recto a toda clase de hombres, príncipes y hombres comunes, doctos e inexpertos».

La Iglesia es «nuestra madre que nos regenera» e imagen «de la Jerusalén de arriba».

Es la segunda Iglesia, después de la asamblea convocada en Israel, que finalmente abandonó el plan salvador del Señor al rechazar a Cristo. Ésta segunda, por voluntad del Señor, ha sido fundada sobre Pedro; y ya no se reduce al antiguo pueblo, sino que cada día se extiende por toda la tierra.

Reconoce en cierta medida el primado de Pedro, cuando lo llama «príncipe de los Apóstoles y supremo predicador de la Iglesia»

No está especialmente interesado en hablar sobre la estructura jurídica de la Iglesia. Pero al explicar pastoralmente el sacramento que los «iluminados» (= catecúmenos) habían de recibir, expone los órdenes del ministerio, al servicio de la obra del Espíritu Santo.

Desarrollo posterior

En realidad los cristianos griegos y los orientales en general han conservado hasta nuestros días la idea básica de la Iglesia como la expresión sacramental de Cristo, quien a su vez es para nosotros el sacramento del Padre. No difieren de nosotros en cuanto a la doctrina general sobre la Iglesia, por más que ésta se exprese bajo diversos matices. La más profunda diferencia se esconde en el concepto y la práctica que cada una de las dos Iglesias, Católica y Ortodoxa, conserva acerca de la estructura de la comunidad, y el papel que el Sumo Pontífice desempeña en ella.

La Iglesia de Oriente sufrió el peso del emperador, que en muchas ocasiones, con el deseo de mantener la unidad en el imperio (incluida la religiosa), impusiera la doctrina en materia de fe, la disciplina religiosa y aun canónica, e incluso el nombramiento y la ordenación de clérigos y obispos, frecuentemente con la anuencia, y muchas veces contando con la debilidad de los patriarcas de Oriente, en especial del de Constantinopla.

Respecto a la consideración de la Sede romana, solía tenerse por primada en materia de fe, pero con autoridad común con los cuatro patriarcas de Oriente (Alejandría, Antioquía, Jerusalén y más tarde Constantinopla), de modo que se solía hablar de la «pentarquía».