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1 13 verbos que utilizamos incorrectamente en español Hace unas semanas listábamos los siete errores gramaticales que cometemos con más frecuencia en nuestro día a día y que, en muchos casos, estaban originados por la desidia, las prisas y el desinterés. Sin embargo, no es únicamente a la hora de disponer las palabras dentro de una oración cuando cometemos errores imperdonables, sino que también nos equivocamos a la hora de utilizar determinados verbos que con frecuencia empleamos con un sentido diferente al que realmente tienen. En muchos casos y como ocurría en los errores gramaticales o esas palabras que los españoles pensamos que provienen del inglés (y que realmente nos hemos inventado), estos fallos responden a una influencia desmesurada de idiomas extranjeros como el inglés. En otros casos, empleamos verbos intransitivos (es decir, que exigen un complemento directo) como si fuesen transitivos, o con construcciones gramaticales equivocadas. Por último, lo que ocurre en muchos casos es que nos puede la desgana, y empleamos verbos comodín como “hacer”, “tener” o “haber” en lugar de esforzarnos por encontrar el término que mejor encajaría en dicha oración. El periodismo en particular y los medios de comunicación en general tienen una gran culpa en ello, como grandes difusores de la lengua que son. A muchas personas sorprenderán algunos de los verbos que presentamos a continuación, puesto que su uso es habitual en televisión o en los periódicos pero, al menos hasta que la Real Academia de la Lengua y otras organizaciones como la Fundeu (Fundación del español urgente) tomen cartas en el asunto, quizá deberíamos revisar el uso que hacemos de ellos. Aplicar. Uno de los anglicismos más extendidos, que proviene del inglés “to apply”, y que en dicho idioma sí significa “solicitar” o “pedir”. Por el contrario, en castellano, no se debe decir nunca que se “aplica a una entrevista de trabajo” o a “una plaza en la universidad”, sino que uno se “presenta” o “solicita” algo. Lo mismo ocurre con el sustantivo “aplicación”, que no puede utilizarse para referirse a un “formulario de ingreso”. Señalizar. Con mucha frecuencia, escuchamos en la retransmisión de un evento deportivo que el árbitro ha “señalizado” una falta, un fuera de juego o el final del partido. En todos esos casos, el periodista debería haber empleado el verbo “señalar”, puesto que señalizar significa “colocar en las carreteras y en las vías de comunicación las señales que indican bifurcaciones, cruces, pasos a nivel y otras para que sirvan de guía a los usuarios”. Y a eso no es a lo que se dedican los colegiados. Resaltar. Aunque pueda sorprender a algunos, “resaltar” tiene su origen como verbo intransitivo, es decir, que no puede ir acompañado de un complemento directo. Tan sólo en su cuarta acepción se aclara que en algunas ocasiones puede ser empleado como transitivo. Fundeu recomienda emplear el verbo “destacar” en lugar de “resaltar” en frases como “el profesor resaltó las capacidades comunicativas del alumno”.

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13 verbos que utilizamos incorrectamente en español Hace unas semanas listábamos los siete errores gramaticales que cometemos con más frecuencia en nuestro día a día y que, en muchos casos, estaban originados por la desidia, las prisas y el desinterés. Sin embargo, no es únicamente a la hora de disponer las palabras dentro de una oración cuando cometemos errores imperdonables, sino que también nos equivocamos a la hora de utilizar determinados verbos que con frecuencia empleamos con un sentido diferente al que realmente tienen.

En muchos casos y como ocurría en los errores gramaticales o esas palabras que los españoles pensamos que provienen del inglés (y que realmente nos hemos inventado), estos fallos responden a una influencia desmesurada de idiomas extranjeros como el inglés. En otros casos, empleamos verbos intransitivos (es decir, que exigen un complemento directo) como si fuesen transitivos, o con construcciones gramaticales equivocadas. Por último, lo que ocurre en muchos casos es que nos puede la desgana, y empleamos verbos comodín como “hacer”, “tener” o “haber” en lugar de esforzarnos por encontrar el término que mejor encajaría en dicha oración.

El periodismo en particular y los medios de comunicación en general tienen una gran culpa en ello, como grandes difusores de la lengua que son. A muchas personas sorprenderán algunos de los verbos que presentamos a continuación, puesto que su uso es habitual en televisión o en los periódicos pero, al menos hasta que la Real Academia de la Lengua y otras organizaciones como la Fundeu (Fundación del español urgente) tomen cartas en el asunto, quizá deberíamos revisar el uso que hacemos de ellos.

• Aplicar . Uno de los anglicismos más extendidos, que proviene del inglés “to apply”, y que en dicho idioma sí significa “solicitar” o “pedir”. Por el contrario, en castellano, no se debe decir nunca que se “aplica a una entrevista de trabajo” o a “una plaza en la universidad”, sino que uno se “presenta” o “solicita” algo. Lo mismo ocurre con el sustantivo “aplicación”, que no puede utilizarse para referirse a un “formulario de ingreso”.

• Señalizar. Con mucha frecuencia, escuchamos en la retransmisión de un evento deportivo que el árbitro ha “señalizado” una falta, un fuera de juego o el final del partido. En todos esos casos, el periodista debería haber empleado el verbo “señalar”, puesto que señalizar significa “colocar en las carreteras y en las vías de comunicación las señales que indican bifurcaciones, cruces, pasos a nivel y otras para que sirvan de guía a los usuarios”. Y a eso no es a lo que se dedican los colegiados.

• Resaltar. Aunque pueda sorprender a algunos, “resaltar” tiene su origen como verbo intransitivo, es decir, que no puede ir acompañado de un complemento directo. Tan sólo en su cuarta acepción se aclara que en algunas ocasiones puede ser empleado como transitivo. Fundeu recomienda emplear el verbo “destacar” en lugar de “resaltar” en frases como “el profesor resaltó las capacidades comunicativas del alumno”.

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• Rentar. Del inglés proviene el verbo “to rent”, que significa “alquilar”, y a partir de ahí, multitud de hispanohablantes han comenzado a “rentar un apartamento” para sus vacaciones. Es incorrecto, puesto que rentar tan sólo significa “producir o rendir beneficio o utilidad anualmente”.

• Abatir . Si bien es cierto que dicho verbo significa “derribar” o “derrocar”, Fundeu advierte que no debemos emplear dicho término como sinónimo de “matar”, “asesinar”, “disparar” o “tirotear”. La organización aclara que hoy en día se abusa de dicha acepción del término y que, si bien no es totalmente incorrecta, debemos intentar emplear alguno de los sinónimos previamente señalados.

• Finalizar . En demasiadas ocasiones, el verbo “finalizar” (o “terminar” y “acabar”) se emplea como sinónimo de “clausurar”, cuando este debe ser el término empleado para hablar de congresos, charlas o ponencias. Es decir, debemos evitar usar una frase como “el congreso terminó con la participación del decano”. Estos tres verbos son comodines que por su amplitud de significado se emplean con excesiva frecuencia, ya que que existen otros términos que se ajustan mejor a lo que se quiere decir.

• Adolecer. Uno de los verbos en los que los españoles nos solemos equivocar con más frecuencia, por dos razones diferentes. La primera es que suele emplearse como sinónimo de “carecer de” en sentido positivo, cuando realmente significa “padecer algún mal” o “tener algún defecto”, con un matiz negativo; en ese sentido, “adolecer de una gran riqueza” sería incorrecto, puesto que “una gran riqueza” no es un mal o un defecto. En segundo lugar, debemos recordar que “adolecer” va seguido de la preposición “de”, por lo que decir que alguien “adolece cáncer” es incorrecto.

• Colapsar. ¿Cuántas veces escuchamos hablar del “colapso de las Torres Gemelas” y cuántas del “derrumbe”? El término es correcto, pero quizá se abusó demasiado de él. Por eso mismo, muchos lingüistas han denunciado la sobreutilización de dicho término. La Fundeu aconseja huir de esta palabra, a la que definen como “excesivamente técnica”, y buscar sinónimos como “destruir”, “paralizar”, “bloquear”, “derrumbar”, etc.

• Customizar. Un término que cada vez se emplea con más frecuencia como sinónimo de “modificar algo de acuerdo a las preferencias personales”, y que proviene del verbo inglés “to custom”. ¿Para qué emplear este anglicismo si podemos emplear términos castellanos totalmente aceptados como “personalizar”?

• Acceder. La Fundeu lanza una advertencia sobre el abuso de este verbo, que está comenzando a utilizarse con demasiada frecuencia como sinónimo de “entrar”. Aunque no sea completamente incorrecto, es preferible decir que alguien “entra” a un edificio que señalar que “accede” a él.

• Masticar. La mayor parte de los hispanohablantes piensan que “mascar” y “masticar” son sinónimos absolutos, pero hay un pequeño matiz que los separa: “masticar” se emplea únicamente para la comida, como paso previo a su ingesta,

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mientras que “mascar” se refiere a “partir y triturar algo con la boca”. Por lo tanto, podemos hablar del “mascado” de hojas de coca.

• Falsificar. Otras dos palabras casi sinónimas que suelen dar problemas en su utilización diaria son “falsear” y “falsificar”. Fundeu recomienda emplear el término “falsificar” para referirse a documentos, escritos, facturas, etc., y “falsear”, en un sentido más figurado, como en el caso de “falsear la realidad”.

• Cesar. Un término también utilizado con frecuencia en el ámbito del periodismo deportivo. Si bien está aceptado que un entrenador o trabajador sea “destituido” (o “relevado” o “despedido”), no lo es que “sea cesado”, puesto que “cesar” un verbo intransitivo que no puede construir de manera pasiva. Así pues, lo correcto es “José Mourinho cesa como entrenador del Real Madrid”, no “José Mourinho fue cesado como entrenador del Real Madrid”.

Los términos en inglés que los españoles nos hemos inventado Con una gran frecuencia utilizamos palabras que sabemos que no deberíamos emplear, pero no nos podemos resistir a la costumbre de utilizarlas. Si todos lo hacen, por qué no nosotros. En otras ocasiones, no sabemos que son incorrectas o poco apropiadas y las seguimos utilizando. En el pasado, el encuentro geográfico de diferentes lenguas daba como resultado la evolución de la lengua, consecuencia lógica de dicho intercambio. A medida que los medios de comunicación han ido ampliando el público al que llegan y ahora que la red nos permite el acceso instantáneo a una gran cantidad de idiomas, la velocidad con la que estos cambios se han producido se ha disparado vertiginosamente.

Buena muestra de ello es lo que ocurre en Sudamérica, donde el llamado spanglish, una coloquial mezcla de inglés y castellano, ha llegado a millones de ciudadanos. Se trata de un término algo impreciso con el que se engloban diferentes préstamos lingüísticos, castellanizaciones y palabras pertenecientes a la jerga que se emplean con frecuencia en dichos lugares. Términos como “wachar” por “ver” o “parkear” por “aparcar” son regularmente utilizados; y por extraños que nos puedan parecer, no están tan distantes del “chequear” por “comprobar” o el “clickar” por “pulsar” que utilizamos en España.

El pasado mes de marzo, el portal de información The Local publicaba una lista con diez términos que se emplean con frecuencia en España y que, de hecho, no existen en inglés. Los denominaba “las mejores palabras en inglés inventadas por los españoles”. Se trataba de un interesante resumen que, no obstante, organizaciones como la Fundeu BBVA han referido en repetidas ocasiones. Rápidamente, la lista comenzó a circular como una divertida muestra de nuestra ignorancia, pero al mismo tiempo, nos descubre algunos de los usos inapropiados que realizamos de nuestro idioma (y de otros idiomas).

• Puenting, footing, zapping y otros desastres terminados en –ing. Parece ser que cualquier término es susceptible de que se le añada un –ing al final y, de esa

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manera, pase a denominar una actividad innovadora, sofisticada y, sobre todo, importada de algún país anglosajón. El término “footing” puede tener un pase, ya que al fin y al cabo, “foot” (“pie”) es una palabra inglesa, aunque nosotros dispongamos del término “carrera” para referirnos a lo mismo. La palabra inglesa correcta es “jogging”. Sin embargo, no hace falta ser un lince para comprender que “puente”, en inglés, se dice “bridge”. “Puenting”, en inglés, es “bungee jumping”.

• Crack. The Local indicó que “crack” es una de esas palabras que los españoles nos hemos inventado. ¿En serio? ¿Es que no existe en inglés? Sí existe, pero la palabra tiene connotaciones mucho más negativas en inglés, ya que se utiliza tanto para referirse a dicha droga como para acontecimientos negativos (el “crack” del 29). En España, el matiz es claramente positivo. En todo caso, indica la RAE, se puede utilizar “crack player” al hablar, por ejemplo, de un jugador de talla mundial.

• Top. Ocurre algo semejante que con la palabra “crack”. Con motivo de la publicación del Nuevo diccionario de anglicismos, el coautor y profesor de la Universidad de Alicante (UA) Félix Rodríguez señaló algunos de los peores usos del inglés que los españoles cometemos. El autor definía la palabra “top” como una abreviatura surgida a causa del “mínimo esfuerzo” realizado por los hablantes. Esto suele conducir a la incomprensión, en caso de que se utilice dicho término con un angloparlante. La abreviación de “top” por “top model” o “top player” es equivocada. Aunque parece que a José Mourinho no le importa.

• Tenis. Es uno de los ejemplos canónicos de la utilización incorrecta de palabras inglesas en castellano. La denominación de “tenis” a las zapatillas deportivas, como se hace en Canarias o en algunas zonas de Andalucía o Galicia, es una evolución del término “tennis shoes” del inglés, pero “tennis” sería en todo caso el adjetivo y no el nombre.

• Quinqui . Los autores señalaban que es un equivalente al “chav” británico, y que aunque suene muy inglés, no tiene su origen en dicha lengua, sino que proviene de “quincallero”, el vendedor ambulante de quincalla, es decir, un personaje de origen marginal. Muchos han pensado que la palabra puede surgir del término inglés “kinky”, ya que dicha palabra significa “vicioso”, pero no es así.

• Gin-tonic. ¿Qué pasa exactamente con él? Efectivamente, “ginebra” es “gin” y tónica es “tonic”, pero nadie en inglés habla de gin-tonic, sino de gin and tonic. Nosotros hemos eliminado el “and” central e introducido un guion en su lugar.

• Linkar . Una categoría que daría para una tesis doctoral es la de aquellas palabras que, si bien tienen un equivalente claro en nuestra lengua, son empleadas en el inglés original. Si bien hay quien defiende que un “muffin” y una “magdalena” son cosas distintas (los ingredientes y la preparación son semejantes pero no iguales), el término castellano podría servir para definir tal alimento. El mundo de la tecnología y la informática ha proporcionado una gran cantidad de términos semejantes, como es “loguearse” en lugar de “ingresar” o “linkar” por “enlazar”. En muchos casos, la razón que origina la utilización de

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estos términos es la proliferación de páginas web en inglés, que conducen a emplear dichos términos en su idioma original.

• Mensaje sms. Dado que las siglas “sms” significan “short message service”, es decir, “servicio de mensajes cortos”, no es correcto utilizarlo como equivalente de mensaje corto de móvil, ya que hace referencia al servicio. Pero, como ocurre con otros términos semejantes, se emplea dicho concepto por comodidad o economía lingüística. Aunque algo semejante ocurre con nuestro propio idioma cuando utilizamos conceptos redundantes –y equivocados– como “vivienda VPO”, dado que la “V” significa precisamente “vivienda”.

• Night club. Otro de los términos recogidos en el Diccionario de anglicismos. En España, dicho club nocturno suele tener connotaciones sexuales, pero en inglés no es así, sino que simplemente se refiere a aquellos bares donde se puede tomar algo por la noche.