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CONSIDERACIONES AMBIENTALES DEI, SECTOR AGROPECUARIO Y EL MEDIO RURAL COI-OMB1hNOS e Consullori 3 elaborada para el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Riir-al (MADR), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Bzirico Mundial. e e e e O e e a * a m e e e e m a * e e 8 e e e e e e e 3 A Tomás León Sicard Agrólogo Ph.D Juan Antonio Espinosa Alzate Agrólogo Bogotá, Diciembre de 2004

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CONSIDERACIONES AMBIENTALES DEI, SECTOR AGROPECUARIO Y EL MEDIO RURAL COI-OMB1hNOS

e Consullori 3 elaborada para el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Riir-al (MADR), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Bzirico Mundial.

e e e e O e e a * a

m e e

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A

Tomás León Sicard Agrólogo Ph.D

Juan Antonio Espinosa Alzate Agrólogo

Bogotá, Diciembre de 2004

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C:Cli?iBiIilERACIOI\1ES AFJIBIEFJTALES DEL SECTOR AGROP ICt.lAr:lQ Y Eh n4ED1;3 RURAI, C O L O ~ \ ~ ~ B ~ A N O S '

RESUMEN EJECUTIVO

Bajo uri rriarco de análisis ambiental, entendido como interrelacione:; ecosistema - cultura, se presen1:a diagnóstico de la agricultura colombiana, indicando, en prirner lugar, la escasez de informcciitn confiable y actualizada sobre el estado de los recursos naturales del pais. El estudio stiñala las potencialidades ecosistémicas del país que juegari a favor de la agricultura, entre el1:il'; su posición geográfica, altos aportes de biomasa, alta biodiversidad, suelos en diferenlec; condiciones de relieve y ciima y abundancia de párarros que, no obstante, se expresan (le manera diferencial en las diferentes regiones naturales.

Además ~ l u las referencias a los altos índices de concentración en la propiedad de la tierra, se describeri los conflictos por sobre o subutilización del recurso y :#e reafirma la idea de la abundanciia de tierras agrícoias (28 millones de ha, si se aceptan los últimos datos aportados por el I~istituto Geográfico Agustin Codazzi), la reducción de superficit? dedicada a la agricultura (4.166.024- ha en 2002 frente a 5.317.000 en 1987) y el predominio ce las coberturas de pasto (41.67C.CI::iO ha). El 32% de las tierras colombianas que han cido transformadas están sobreutili;cadas y el 29.7% subutilizadas. Por su parte la erosión severa afecta e110.8% y la muy severa a114.2% de los suelos del país. Otros datos se presentan para confirniar la degradación de s u e l ~ c por compactación, desertificación, salinidad y contaminacióri del recurso.

Colomtlia 12s un pais con suficiente dotación de aguas, aunque la ofeta varía regionalmente. A pesar c e 13 poca información sistematizada sobre la calidad del reciirso hídrico, se presentan ejemplc~s qce muestran la contaminación de aguas por microorgani;mos patógenos, metales pesados y sedimentos en suspensión, fenómenos que son product~ de o que afectan a las actividadc?:; del sector agropecuario. Se cita el caso del Distrito de R i ~ g o La Ramada, en donde se han er contrado niveles hasta 10000 veces superiores a los permitidos de coliformes fecales. El agua 3ara riego en algunos sectores de las cuencas de los r o s Bogotá y Magdalena, cercanos 3 Girardot, muestran a su vez niveles excesivos de arsénico y cadmio, que se transmite -ii a los suelos, pastizaies y cultivos de arroz y plátano en la zona. En térrninos de sedimei~tos se presenta el caso de la cuenca del río Chivor, cuyo em3alse ha sido afectado en 12.4% entre 1975 - 1996, como un ejemplo típico de los procesos erosivos originados en el LISO

equivoc.atio de la tierra y en el empleo de prácticas agropecuarias agresivas con el entorno biofísico.

' Docursieilo preparado para el Prograina de Transición del Sector Agropecuario y el Medio Rural Colornbiarc:s - Ministerio de Agriciiitiii'a y Desarrollo Eiiral - Prograrnn de as Naciones iJriidas para el Desarroilo (PNUD) y Banco Miindial. E3ogot:i. Mayo tlr 2004.

Agrolo:-10. Doctor eri Tecriologia hgrc:iinbi?rital. Profesor Asoci;iiio Uiiivérciiri.d Nacional de CoIun;bia - Iristitiito dc s t i i d i o s PSrnbioiitciles (IDEA). Erii:iii: telcci;ic;~Qiiri:~l.tid~~,(;~

?-. Ayro lc~ lo ispi-:c.i;ili:;ta en AgriciiIiiii:i ifcoic;(ji(:;i. Cori i~i ! !or riiiv;iclo. Erii;iil: j i i i i i ~ i 1 l 2 e i i«tmnil.cc!n

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Ii.i ;ii?álisi ; 11-ic;cstr-a taixbién l:i problern5tica relacionada con los actcia es 26 distritos de r-icgo di. iiici!i>ra 5: gran escala, cuyas eficiencias eii el uso tlcl agua fluctiiaii entre 20 y 50°h y cuyas .ii-ccis (le i,i:l~iencia siifren procesos de decertificación en el 32% de os distritos que se iitiicriii L.;) c~c~sist í ' inas SL?COS. PO!. SU partt., de los 568 distritos de reyo de pequeña esccil¿i coiistruid:~~, solo estan activos cerca de 353 por diversos problemas ce discño y operación.

El estu::fio llama la atencióii cobre los conflictos de uso en los páramos (1.300.000 ha) y en las cnsi 20 i-iillones de hectáreas en ecosistemas de humedal, que soportan diversos tipos dc pr-e~ione:~ generadas en el sector agropecuario, desde cultivos de papa y ganadería hasta desecacioii de cuerpos de agua, desviación de canales naturales, contaminación por agi-oquimii.:os o sedimentación. Igualmente se destaca la desaparició,l del bosque basa1 seco y la aguc:a ~)robiemática de los bosques húrnedos tropicales ligada al cultivo de la coca y a la Ir-ansfoi-ms,ción ilicita de cocaína. En este contexto, se pasa revic ta a las relacioiies entre biodivei-sicad y agricultura, afirmando que algunos instrumentos del Estado como el Incentivo a la Capi1ali;:ación Rural (CIF) no son favorables a la biodiversidad, puejto que entre 1996 y 2002 sus recursos se dirigieron en un 64% a rubros productivos no favoral~les a la biodiversidad, en tanto que e1 86% del total de recursos de crédito situados por FINAGRO entre 1998 y 2000 se ubicó r:n cultivos transitorios y en actividades pecuarias consideradas también como no favorables a la biodiversidad.

Mención c?special merece los conflictos asociados al uso de plag-iicidas en Colombia que pueden &ar siendo utilizados en valores cercanos a 16 kilos /ha de ingrediente activo (44.437.CC:'lO kg L en la cuenca Magdalena - Cauca en 1998), cifra qu? coloca al país como uno de los rnziyores consumidores de estas sustancias en el mundo. De 1370 productos comerciales registrado.> en 2003 ante el ICA, casi la mitad (46%), están prohibidos o restringidos en otros paises (tit.54) y 267 de ellos pertenecen a las categorías toxicolcgicas I y II. Veintiocho Ingredientes Activos utilizados en Colombia son de categorías la y lb de acuerdo con la clasific:jc On de la Organización Mundial de la Salud.

Los plagiiicidas no solamente tienen efectos en los costos de prodtrcción (31% en pequeños agricultorrs de papa, 25 a 35% en arroz y entre el 19 - 24% en a godón, cítricos, plátano y maíz), sirlo también y de manera mucho más importante, en la salud de los seres vivos. El estudio presenta ejemplos de intoxicaciones crónicas y agudas en distintos lugares del país y bajo circiir~stancias disímiles. tanto en cultivos lícitos como ilícitos (fiimigaciones con Round - u P).

Igualmc?n:t? se cuestiona la utilidad y necesidad de introducir plantas transgénicas a la agriculturai colombiana, señalando varias preguntas que los plariificadores del desarrollo debericn :;ibordar en relación con el tema. Sobre la mecanización agrícola se advierte que ella no res~or ide a las condiciones especiales de los suelos tropicales y (que, de todas maneras, la adquisi'siori de tractores y comoinadas es baja y viene descendiendo en el país.

El docunit?nto analiza las tendencias ideológicas implícitas en los principales sistemas de cofinanci:ii;ión de proyectos de ciencia y tecnología (C&T), que se insc;ribe principalmente en los postcila3c~ii:; de la Revolución '/erde (RV). Se aportan cifras sobre los escasos presupuestos en C&T que afectaron entidades tan importantes como la subdirecciól agrológica del IGAC, a Corpoic:a Pronatta y Colciencias, entre otras. Para el año 2000 la iniiersión eii C&T era solo el 0.419'i df.1 PIB. No obstante. los datos presentados soportan la i d ~ a que casi la mitad de la in\!ersic.in (:le1 Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología entre 1994 y :iOO?, representado por los fondos dt? cofinanciación de Solciencias, Pronatta y los Fondos de Fomento, se citilizarori en aspectos ~~osi t ivos para el co-ocirniento y uso de la biodiversidad, q u ? es c i r ~ terna central en la dimensió~i ambiental.

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i i i i téirlitll):; di? ediii.;ici,ii-i :S? docuriientn la b3ja ccbertura de este servicio en las zoiias r- ir-ales (!t i?! SS c,:-c:ii;ri al 3''~ y (:!le zfecta piincipalmeiite a los est~idiaritcs de scc~indaria. St? afir'rna l;iiiibi6-1 r l i r ~ ' , a p's.'!' cie c:sfuerzos tan interesantes colno el S steina S,4T (Sisteiiia de j',,pienciz:i:e TLI~c):~::.!). / O S ; l ~ ~ i ~ i ~ u l i o r e s adciltos y inuchos técnicos y profesionales agrarios \-)!.esenla 1 C J J - L ~ V ~ S def~cicricií?~ en cuustiories básicas de los sistemas ~~roduct ivos.

Fina!n?i-t-til., Iciego d? ccte d i~gnóst ico, el doccimento plantea una ser e de criterios que podrían scr' uí.il~z:;tios coriio 9~1ías pura orientar los procesos de cofinanciaciór- de proyectos en el tnarco (:{el Progr,~ma de Div~?r'sificación Rciral. Tales criterios se relacioran con el énfasis en la biodivers r:lad, el respeto a la vocación de uso de los suelos, énfasis en los cisternas agrofore:t.ales, proiección de los páramos, conservación y uso eficien.e de las aguas para riego, inanejc zc'ecuado de suelos a través de diversas prácticas de consenación, uso de plaguicidas, educació-I e institcicionalidad, presentando al mismo tiempo una serie de opciones investiga .idas en el carnpo de la biotecnología blanda.

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A partir -?el seguiido sernesti-e de 2003, el gobierno nacioiial. poi' medio ciel Ministet-io de Agi-icul~:iii;: y Desarroilo Rural (MACR), inició una serie de actividadíms tendientes a estr~ictiirai' 1111 Prcyc:i.;to de Diversificacion Rural (PDR) dentro del "Pt-ogr-zina de Transición de la Agricul'.ui¿i y el Medio Rural Colombianos" cciyo propósito a largo plciz3 es .." Lograr los cainbios instituc oii,3les y un aumento considerable de la inversion, para promover la transformación de la agricultura colombiaiia en una actividad altamente competitiva en el riercado internacional, que se deserripeñe en cin medio rural donde se alcance Lin mayor acceso a los factores de pi-oducciciri, disininuyan los niveles de pobreza, aumente substancial'nente el bienestar de sus pobladort?:; y la base ambiental se maneje y utilice de. manera raciona y sostenible..".

El objeliv8-i del Proyecto de Diversificación Rural es apoyar la transformación de las instituciones y el aum~:into considerable de la inversión para la agricultura y el medio rural, poniendo en marcha idiia política comercial que aumente la competitividad y eleve la productividad y rentabilid;id agrícolas gracias a la optimización de los recursos de ciencia y tecnología, el fortalecin. iento de una política de tierras que contribuya a aumentar el acceso de la población rural a los factores de la producción, un adecuado sistema de inforriación para el sector y el uso m:is productivo y sostenible de la base ambiental.

Este úli.inio aspecto es de crucial importancia: la base ambiental, entendida de manera amplia como la cl(:>taciÓn de recursos naturales y ecosistemas que posee el ~ a í s y las distintas formas de utili;:a:ión tecnológica, económica y política que de ella hace la sociedad colombiana, se convierte tan un factor clave para relanzar los procesos de transición de la agricultura y ello por varias razones:

En prirrer lugar, porque los suelos, las aguas, las coberturas vegetales y la fauna asociada, son la base da1 capital natural a partir del cual se generan los propios procesos productivos agrícol:is pecuarios y forestales. De su conservación o deterioro depende en buena medida el éxito de ;!S empresas del agro, dado que su mantenimiento y10 rei:uperación implica costos econóniicos que afectan no solo la rentabilidad agropecuaria, sino las mismas posibilidades de desarrolle de la población.

En los ú timos años, extensas regiones del país han sido afectacas por erosión severa o degradacon estructural de los suelos, salinidad o contaminaciói de cuerpos de agua, generar id:^ limitaciones para importantes cultivos que abastecen rnerc~~dos internos y externos y afectan3c otras actividades productivas en el sector rural.

Segundo, porque el comercio internacional se torna cada vez m á s exigente en cuestiones relativa.; la inocuidad de los alimentos y a la protección de las fron:eras nacionales contra la importacioii de materiales vegetales y10 animales contaminados ccn agentes patógenos de distinta ínc..lole. Las legislaciones de los países importadores de alimeritos y materias primas, en aras de p-i.)tegei- a scic consumidores, no admiten el sobrepaso de nibeles mínimos de residuos de plag-iic:das y/o de contaminantes orgánicos. Ello genera varios retos y oportunidades para el país: p83r un lado obliga a la reducción de insumos de síntesis química en los procesos productivoc y por otra incmtiva la conquista de mercados nueves de tipo ecológico que demantia 1 estos tipos de alin;entos sanos.

I'ercero. orqcie la base ai-r~bientril constituye un banco de gernioplasma y de recursos cjcn~:ticos jegetale'; y nriimaÍ,c-S cuyo poteiicial de uso es miiy alto, &das los actiiales avances

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del sect'ii. bioteciiol@gico, p3i-o que igiialinente denianda esfue -zcs para su pi-ottccióii. co i ioc i in i~nto y utilización en beneficio nacional. Coloi-ribia es 1110 de los paises de la i i?ogr iboi l versiciad, característica ésta que se asocia a su alta d i v e r s i ~ l ~ d ccilt~iral, citiiacióii que iti:/;i.ii??:? II i sello de garantía para el uso sostenible de los recursos y t:cosisteri?as a !al-go plazo.

La acti~/ici;.~d agropecuaria en general puede citilizar estas potencialidades tanto al nivel de oferta de prcd~ii.:tos exóticos, como de SLI utilización con fines de rediicción de costos. El ciso iniclisentz de la biodiversidad tropical, por ejemplo, provee elementos que pueden dismii i~i ir el l iso de itisciinos externos y a la vez mejorar la calidad de la produccicin, si se incluyen prácticas a s ~ c i a t i v ~ j s de cultivos, barreras vivas o corredores de biodiversidad, entre otras.

Mas allá cie los factores competitivos o de rentabilidad inmediata, la i.enovación y conservación de la base ecosistéiiiica y de recursos naturales provee una serie dft servicios ambientales de indcidai~lc? valor para el pais: la estabilidad de los ciclos climáticos, la provisión continua de agua potable píx-a consurno humano, la preservación de cuencas hidrociráficas en donde se han estableci~io niegaproyectos hidroeléctricos o la provisión de alimentes y fibras de alta calidad. Estos servicios, en su conjunto, generan el soporte en que se basa b ~ e n a parte de la calidad de vida de 1: población colombiana.

Es ind_ic;;iible que el manejo adecuado de los recursos naturale's y de los ecosisternas estraté!jic:os del pais, demanda una organización social e institucion 31 que pueda responder a las actiia 6:s y futuras presiones de una población en crecimiento y de la apertura de mercados. Aspectos como el acceso a los factores productivos, la generación y transferencia de conoc i rn i i~~ tos , la educación, las políticas y las decisiones ec.onómicas, deben incluir necesari;irnente criterios ambientales en su formulación y ejecución.

La atencir~n y énfasis en los aspectos de conservación y uso aliecuado de los recursos naturaltss ce han desarrollado gracias al reconocimiento de la alta biodiversidad que posee el pais y d3 su enorme potencial para contribuir al desarrollo econjmico y social, al riesgo ambienta que generan las rápidas tasas de deforestación que se d a i en algunas zonas y a la identificac:ión del estado de deterioro de las aguas y los suelos.

En e s t ~ t contexto, se han ido desarrollando iniciativas para incorporar criterios de sostenibilidad ambienta en los procesos de producción agrícola, con instrumento:; específicos que definen normas para que la agricultura haga un uso más adecuado y sostenible de los recursos naturales

En el rraic:o de un programa de transición es necesario promover el cesarrollo de tecnologías y buenas ~r 'áct icas de agricultura que contribuyan al uso adecuado del agua, los suelos y la biodivei-siciad, aprovechando de la manera más eficiente y sostenib e el gran potencial de la a g r i c u l t ~ ~ r ~ tropical. Particularmente, la formulación de las políticas publicas para el fomento productivo y el desarrollo científico y tecnológico debe contribuir para que los procesos de reconver: i5n productiva se lleven a cabo bajo condiciones de compet tividad y de sostenibilidad arnbienta , reconociendo y valorizando económicamente los recurzos genéticos de nuestra biodiversidad.

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Antes - 1 ~ : abordar el terma de la transición de la agricultura coloi-iibi~~na y de la divei-sificación riiral, es 1:ertinente presentar cin marco teórico de referencia en el qLe se piieda comprender lo que en e.i;!e escrito se considera como ''la dimensión ambiental del d~isarrollo", porque ello tiene incider:cias en la aceptación de una serie de interrelaciones corn~~lejas que vinculan a los actore$; :-;i.)ciales del sector agrario, con las particularidades ecosictémicas de sus áreas de inf1iienl;i:i.

La conipi.t:nsión de los fenómenos de la naturaleza, empujada por el :reciente avance científico tecnolclgico de los siglos XIX y XX, impulsó la gestación de la cienciii ecológica, a medida que se dessritrañaban los complejos mecanismos de interrelación entre o s diversos componentes de los i~cr:~sistemas.

Los feriór~ienos naturales se revelaron como tramas complejas de intercambios de materia y flujos cle energía reguladas tanto por la influencia de leyes termod námicas, como por leyes ecosistéri~icas de equilibrio dinámico espacial y temporal.

La imp-eti;ionante estructura teórica y práctica de la ecología, le ha v:ilido para ser considerada como 1,3 i:lisciplina que ha posibilitado entender lo que Odum llama "la trama de la vida". En efecto, a partir de los adelantos espectaculares de la ecología en los últimos decenios, se han podido ci::)iiocer e interpretar los delicados equilibrios que constituyen la esencia misma de la vida sobre el planeta.

Pero la ec3logía sola no puede explicar el comportamiento humano. Cada vez que los ecólogos han int13ritado introducir al hombre como una especie más dentro del ordenamiento ecológico, se han tropezado con la insuficiencia de sus instrumentos analíticos que no pueden dar cuenta de su i:oniportamiento, aún cuando se pretenda incluirlo dentro de los balances de masa y energíc.

El horribrt? no puede ser considerado como una especie más dentro de la estructura ecosistiinica. De hecho, no ocupa un lugar específico o un nicho particular dentro de los ecosist!?n.r,:xs. Esta afirmación, no siempre bien comprendida ni aceptada en varios circulos de corte biol~:~gista, implica que el hombre es independiente de las leyes que rigen los equilibrios ecosisttinricos. Si ello no fuera así, no existirían problemas ambientales porque las sociedades human;is estarían regidas por las mismas leyes que determinm el crecimiento y el comportaliiiento poblacional de cualquier especie.

Una VE'Z [:que comenzó a ser evidente la desacomodación del ser humano dentro de las explicaoic;ries ecosistémicas, se realizaron enormes esfuerzos por tr3tar de encontrar su sitio dentro de la dinámica material, energética e informativa propuesia por la ecologia como interpretación teórica de la naturaleza.

Las mcjoi'1.s explicaciones, sin embargo, fueron aportadas por antiopólogos e historiadores quiene:, vieron en los procesos adaptativos del hombre a los límites ec.osistemicos las causas y a la vez 11s efectos de la intervencion de los grupos humanos sobre el ecosisterna Tales prcresc3s s daptativos de los seres humanos, que implican tanto sus formas dr? pensar como de actuar nziri sido estuaiados bajo el concepto de cciltura', que, enterdida como ilri sis!eri-ia d e

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,;c!',ipt;ici~. 11 p¿ir;~bioIii(]icn, veiiciria a recinplxar los concepto:; t?ii;:ig6ti~os o materialistas c ~ i ; i i r > l ? , ~ i : ~ ~ por los C C ~ ~ O C J O S 113i3 defi!lir el iiicho de la iici;nani:!:id.

1-2 CLIIIUI: , etitc)ndiC;a de e s t ~ iiinnera, abarca tres grandes categoiirii..

l . L.;. ~ s t r u c t u r a de sírnbolos, es decir, las constr~icciories teói-icas que le han permitido a !(:N:; seres Iiurnanos realizar repi-esentaciones abstract:ic de la natiir-aleza previas a su ri~i;.;dificacióri y entre las cuales se enciieriti-an la cieiicia, a filocofia, el derecho, la nlligión o el arte.

2. Lri organización socioeconóniica que es el resultado de c:ii.iinir las tensiones de los griipos humanos en torno a la producción, a la distribucijn de excedentes y a la propiedad, que se resuelve en términos de poder político y ec:onóinico, de jerarquías y de intereses que segregan a los grupos sociales en deteri-iinados roles y funciones. Tento los grupos de recolectores-cazadores como los imperio; agrarios de Mesoamérica o las sociedades capitalistas actuales, responden a esas tendencias.

3. La plataforma tecnológica, es decir, la instrumentacion de los conocimientos aclquiridos por la humanidad a partir tanto de la acumulación del saber como de su iriserción utilitarista dentro de la organización social, se expiesa en la construcción de ni;-lquinas, herramientas, equipos, útiles o sistemas, a través de los cuales se realiza la trcinsformación física de los ecosistemas. Ello implica, nei:esariamente, que en ella c~:)nfluyen diversos intereses económicos, políticos, sociales 1, militares, entre otros, que haicen imposible su pretendida reivindicación de inocencia.

Estas tri:i?a categorías se encuentran íntimamente ligadas entre sí por lazos complejos e indisoli~t~ll is, en una trama de interrelaciones que conforman precisamente la cultura. Y es a través di: la cultura como los seres humanos modifican las leyes ecosistémicas y originan problern::i:; o soluciones ambientales.

Las le)#es físicas de la termodinámica, de la expansión de los gases o de la atracción gravitacilsnal continúan, por supuesto, actuando sobre el conjunto de los seres que habitan el planeta, iiicluido el hombre, en la medida, dirección y magnitud qiie la experiencia científica acepta, tmsada en los paradigmas dominantec. Lo que la cultura rr odifica son todas aquellas regulac;ic:ries biofísicas, inter e intraespecificas que actúan sobre lo: ciclos de la materia y los flcijos cle 1.3 energía en el ordenamiento ecosistémico.

Esta din;.irnica del pensamiento confluyó en la aceptación, a partir de la segunda mitad del siglo XX, di. ..m nuevo paradigma explicativo: la dimensión ambiental, que implica un acercamiento interdic;ci~,linario y una manera diferente de percibir no solaniente la educación y la investi!3ación, sino prácticamente todos los componentes del persamiento y de la acción humana.

Lar e:;tri.~cturas simbólicas, la organización social y la plataformzi tecnológica, elementos indisol:~bl~.:s de la cultura, son, a partir de esta nueva concepción, el \,~ehículo unificador a través del cual los grupos humanos se relacionan con su entorno ecosistér.iico, generando una serie de corscic~uencias que han sido interpretadas desde el pensamiento ambiental, en un marco i iolístic:~ 12 interdisciplinario.

La dir-nerir,ion ambiental tiene vigencia, entonces, no solo como una manera interpretativa de la realidad : como i in rnaico f i lo~oi ico de vida personal, sino tambiei y de forma mucho mas ~narcarla como una via critica p2r3 resaltar los beneficios o indicúr I ;S peligros de los actciales

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íll. DIAGNOST!CO APJíIILN'TAL DE LA AGRICULTURA EN COLOMBIA

13 diagncr;tico ambiental í ie !as actividadi's agrarias en Coiombia, al rnenos en lo que se refiere c: 12 af~:,ctcición ecosistéinic¿i yio de recursos naturales, ha sido elaborado poi- distintos autores y eiitidace:; pero casi siempre en la vi3 de señalar los principales problemas que afectan los r-ec~irsc)s suelo, agua, f a ~ i r ~ a y flora. Pocos esfuerzos se har hecho en señalar las poieilcal tlades del país tanto en el ánibito biofísico como cultural.

En las piginas siguientes se presenta i in resumen del citado diacnóstico que, por razones ob\/ias: rio cubrirá la totalidad de las variables ecosistémicas y (:~ilturales inmersas en la diii1ensió~-I ambiental.

A pesar #:le1 conociiniento global o de las percepciones generales que puedan existir sobre el estado d\? los recursos naturalss, los ecosistemas o los agroecosist~!mas en el país, los datos que se mnnejan a escala nacional, presentan varios problemas que afectan su confiabilidad:

En primer lugar, se trata de información que no se obtiene de maner2 continua en el tiempo, a intervalo:., regulares, que muestren la evolución dinámica de procescs como el uso de la tierra en Colonit.~ia, erosión de suelos o disponibilidad y calidad de recurso: hídricos.

El ejerriplo clásico de esta situación es el Mapa de Uso de la Tierra, cuya versión primera la dio a conocc!r el Instituto Geográfico "Agustin Codazzi" a mediados d r la década de los años ochenta ::IGAC, 1986) y cuya repetición no fue posible sino hasta el año 2002, cuando en un esfuerzo c.onjunto entre el IGAC y la Corporación Colombiana de Investigaciones Agropecuarias (Corpoic:i:i, se publicó un nuevo trabajo sobre el tema. Dieciséis años transcurrieron entre uno y otro tr~bi.!jo, cuando lo ideal sería que este lapso no superara, en el peor de los casos, los cincos sfios de diferencia.

En segur,itlo lugar, mucha de la información colectada se basa en crterios cualitativos pero no cuan t i t a t i ~~~s . Por ejemplo, el país no conoce a ciencia cierta c ~ á l e s son las cantidades anuales ~:i ,v pérdida de suelos por erosión medidas en toneladas / hectárea y aún subsisten dudas :;otlre los grados de erosión de su territorio. El Estado colombiano no posee información cuantitatit~s sobre el fenómeno erosivo y sobre su evolución dinámica, en períodos anuales, bianualeci o por lo menos quinquenales. Mucho menos, datos que correlacionen tasas de erosión y coberturas vegetales o sistemas tecnológicos de uso de la tierra. Ni siquiera existen mapas n:.ii.:ionales de erosión versus pendientes por regiones naturales.

Pero e7 21 ámbito cualitativo tampoco existe confiabilidad en los datos disponibles: como se discutirá posteriormente, los cinco grandes estiidios realizados hasta el presente por instituc oi.~~:-.s como INDERENA (1977), IGAC (1987; 1998 ) e IDEAi\/I (1998; 2000) en general citiiizan v::ii-iadas metodologías y criterios para establecer el grado cua itativo y la cobertura de la erosióii eri el país, llegando en ocasiones a resultados diferentes1 (Leon, 2003).

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i f l iiltinio gr-an ectcldio el;;bo;r~do por IGAC - COI-poica (2002) t i i ~ l : l i i ~ eri varias pugiilas la iiictodolci;iri ~itilizaciri pnrci estimar la erosióii de suelos, pera sc olvida de coiisigiiar los i-esiiitaijcs:, en un capítiilo esp~?cifico, e1.1-or nliiy grave para un trabajo de tales qiiilates.

Eii t e r x r Iiigcir, porque las con-~probacioiies de campo o las iiit-dicioiies directas para i?ionitoi-e,:],- fen6rnerios, rar-ai~iente se realizan en la actualidad, debido esencialinente a dificult;:id.i?c económicas. Los datos apoitados por Coy (2000) sobre enornies cantidades de Ii1gredi3r-,tes Activos (I.A.) d? pesticidas vertidos en la cuenca hlagdalena - Caiica, que alcanz;in cifras del orden de 40.000 toneladas 1 ano tornaron por sorpresa a varios funcionarios del Mirii:,terio de Agricultura. que afirman que ello no es posible. Sin embargo, hasta el i-norneritc iio se ha eniprendido una in\/estigación para refutar o aceptj3r tales cifras.

En todo :-,.aso, el uso de plaguicidas en Colombia se caracteriza por la falta de inforr-iiación y estadístic::is confiables que den cuenta de sus volúmenes de utilizac:ión, nitas que siguen en los sisterr~as agua y suelo, persistencia y desdoblamiento en nuedas sustancias dentro del suelo, efectos que producen en los ecosistemas, formas de utilización por parte de los agricultores (mezclas, almacenamiento, compras de contrabando) y toxicidad que generan en animales humanos (León, op. cit.)

En este sentido, puede achacarse la mayor responsabilidad sobre la escasez de comprc~b;~~;iones de campo, a la reducción de los presupuestos estatales en las entidades encarc~,3c,as de investigar y monitorear estos procesos. Un caso dramático lo encarna la Subdirc:c,:ión Agrológica del Instituto Geográfico "Agustín Codazzi" ( GAC), entidad encargada del invc:ni:ario y estudio de los suelos de Colombia. que de un presupiiesto cercano a los $5.000 millones ~. iv pesos en 1978 cayó a prácticamente cero para el año 20C2.

Colornt)i;i es un país cultural y biológicamente muy diverso: lo hz bitan más de 82 etnias indígena:.;, sin contar a las comunidades afro colombianas y las variaites regionales de la etnia dominante, cada una de ellas con repertorios diferentes para adaptarse a las condiciones ecos i s t~ r~ i cas que les ha tocado afrontar: desde las zonas más Ill~viosas del planeta en el Chocó Biogeográfico hasta los desiertos de la Guajira en el norte del r)aís.

Desde el punto de vista físico-biótico presenta varias características que le confieren ventajas cornpe!itis/,~s en relación con otros paises.

Presenta marcados contrastes climáticos que van desde enclaves desérticos y zonas secas en la costa riorte hasta territorios con los mayores índices de lluvias en el mundo, ubicados en el Chocó Biogeográfico. Su territorio es predominantemente cálid:, y húmedo (80%) pero presen1.a extensas zonas de clima medio (10.151.915 ha), y frío (7.545.869 ha) (IGAC - Corpoica 2002). Posee todos los tipos de relieve, desde extensas zonas planas en la Llanura Caribe y ,?n los Llanos Orientales. hasta las laderas montañosas cor toda clase de pendientes en las trc.:; cordilleras andinac. El 70% del país se reparte por igual entre tierras ligeramente planas a ligeramente onduladas (35.2% equivalentes a 40.131.250 ha) y tierras con pendientes superioi-EZ al 2596, que cubren una extensión de 40.789.392 ha equivalentes al 35.8% de la superfic:i~, nacional (IGAC - Corpoica, op.cif.).

igualrnent~? el territorio colombiano presenta una extrenia variedad de materiales geológicos que inclciyei -c;cas ígneas, rnetar;iórficas y sedirneiitarias y extensos mar tos de cenizas volcánicas cjcie re(:u::ren amplias regioi;es rnontafiosas. A ~ i l o pueden scirnarse condiciones variables eii lcs sictc?ri3s de dr-enaje que facilitan la aparición de extensos hi.inie3ales, cier.iagas, lagos y

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Itigcinzs c oi i vegctacióii y di i i imicnc acii i t icas repartidos en todo ni pais pero preseiilc!; e i i i;i?yor at)i iiidancia ei i /:!S depresiones del nor-te colombiano.

i 3 coriju -ición de los factores citados i i i~pl ica la aparición de una pr inera cualidad er;iei.gei~te. cl;i\!e [.)a ;i entender la dináiliica de la agric~iltura colonibiana: su a l t ~ diversidad, expr.esrtd;i i io colari-lente en términos de cobei-tiiras vegetales, fauna asociada, paisajes y c!iinc.is diferentes, sino también en forma de i in mosaico complejo de juelos con caracteristicns c?isimilt?s tlesarrolladas en fciilción de la variabilidad de tales factores.

En efei:to, Colombia posee todos los tipos de suelo reconocidos actu:ilinente en los sistemas de clasificac:i:jn mundial, desde los siielos orgánicos o histosoles de los páramos y de las regiones frias hacita los suelos aridisoles de las zonas secas. En esta 'lariedad aparecen suelos arenoso:: y arcillosos, inundables o excesivamente drenados, acidc S y alcalinos, superficiales y profuntlos, planos y quebrados, limitados o no por aluminio, riccs o deficientes en materia orgánic:a. con abundancia o escasez de nutrierites, configurando toda una garna de cualidades dv la tierra que a su vez posibilitan o limitan las actividades agropecuarias y forestales con mayor o i-rienor fuerza en determinadas regiones del país.

Todo 13 a interior le otorga ventajas comparativas en el sentido qu2 puede disponer de una es tens ,~~ !.j;3ma de posibilidades para instalar cultivos en distintos arreglos y a lo largo de todo el ario. La t!i3diversidad que et-nerge de tales características también p ~ e d e convertirse en ventaja comparai:iva si las regiones del país logran identificar sus nichos corr petitivos e incrementar las acciones [.,ara redirigir sus actividades productivas.

León (9jl.cit.) en ur; reciente informe elaborado para el MADR, la F A 0 y el Banco Mundial, presenta varias ideas claves en relación con las potencialidade; que ofrece el territorio colomt iario y que juegan a favor de la competitividad agraria:

1. La pcsición geográfica de Colombia en el trópico, favorece la alta velocidad de traris!ormación de la materia orgánica, lo cual requiere o biei prácticas de reposición cortiriua de materiales orgánicos al suelo o bien prácticas de cobertura que impidan la radial.:ión directa y la oxidación permanente de la materia orgánica. Complementariamente, la prc~tlucción de biomasa en el trópico es superior a la de las zocas templadas y ello, unido a I ~ Z , mayor biodiversidad, implican competencias mayores para los agricultores coionil.~ianos que pueden aprovechar estas ventajas a través de cultivos múltiples y de perm mentes labores de abonamiento orgánico.

2. La ,alfr biodiversidad es una ventaja comparativa en tanto los canpos de cultivo se manejen en la dirección de aumentar los cultivos por unidad de superficie o se realicen prácticas de reforc'~:;tación, cercas vivas o manejo de arvenses que pueden resultar en mejores cordi 'r iones de suelo y en estrategias para incrementar las zoblaciones naturales de incí?ci:os y reducir costos en aplicación de agroquimicos.

3. No otistante, las expresiones biofisicas son diferentes en las distirtas regiones colombianas, las criq:31es ofrecen diversas ventajas y presentan restricciones diferenciales tanto para la agrctiltura y la ganadería corno para usos forestales. La Amazonia y el Chocó Bio~ec~gráf ico, por ejemplo, que ocupan en conjunto más de la tercera parte del pais, no posec?ii vocación agropeciiaria debido a sus peculiares características de clima y suelo, per3 : i ofrecen un extraordinario potencial corno reservas de biodiversidad y de usos forc-,st;!es o pesqueros alterr-iativoc. Por el contrario, las regiones Andina, Caribe y 0ritio::~uia presentan cor;diciones biofisicas que las hacen apt~ is para distintos tipos de citilizc c ión.

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/ l . En 13 región cii~dina, qu:i conconti-c; la inayoi- parte de los culti\,os típicos de las laderas o r i ~ i t s i:i5 co:c!ill~~ins oft??ci?ii poteticialidades claras p.ira ir~st,?lar- cuitivos tipo inciltic,:;trata e i i arrecjlns ogroforcstriles para contrarrestar los oL~s t~c i i l os debidos a las fuei-ic:. peiidiciites de las Irideras. 1::s s~ielos frágiles derivados di? materiales deleznables y la ter dencic! a sufrir ~-no\~i!nientos si l masa como derr-~inibes, solifl~isión o reptación de suelos (la vei-tiente orieiital de la cordillera oriental se destaca en este aspecto). La varieti;?d de aii?bieiitcs ci.eados por las distintas microcuencas de montafia en donde se expresan diversos sistemas de circ~ilación de aire "valle - moi i tañ~ ' ! y un rnosaico de suelos y rilic roclirnas, ta inb ié i~ representa posibilidades amplias de diversificar la producción agr12~c:cciaria y hacerla competitiva. La lista de productos agrí8;olas que se producen o puedc:i.i producir en la región andina es muy amplia e incluye cultivos como mora, lulo, graiicciilla, mango, cítricos, tomate de árbol, achira, chachafruto, hortalizas, cereales, nuecci:; y tubérculos. La agrobiodiversidad es un factor que juega a favor de la conip?titividad si se la utiliza en los procesos de control de insectcts y en la renovación de la fertilic?;id de suelos.

5. La akliindancia de páramos en las tres cordilleras andinas es Jn factor positivo para la coniprtitividad de la agricultura, puesto que estos biomas regulaii los flujos hídricos de las lader:.ii:;, las planicies intramontanas y los valles interandinos. Es claro que, por el contrario, el n ia uso de los paramos, se convierte en un factor que marcha en contra de los intereses del seic;tor agrícola en general.

6. E n los valles interandinos las potencialidades se dan en funci~jn de los suelos planos, mec:aiiizables y que en algunos sectores como el Valle del Cauca presentan condiciones de alta fcsrtilidad. Los obstáculos provienen, en algunas áreas, de las condiciones de sequedad clirráiii.:a (evapotranspiración mayor que la precipitación) y de la susceptibilidad de los suelo,; a compactarse y aún a erosionarse por la rápida y conjtante desaparición de la materia orgánica. Con un adecuado manejo de las aguas para riego estas zonas son aptas p a m i i i ia gran variedad de cultivos transitorios y permanentes.

En la rlegión Caribe ocurren dos circunstancias diferentes de order biofísico: una ligada a la din:trr:i'ra fluvial de los grandes ríos que generan una intrincada r-d de relaciones hídricas, funt la;~ientales tanto para las actividades agropecuarias como para la conservación y uso de la fac.tia y flora silvestre del país. La alternancia de pe r íodx de intensas lluvias e inurid:iciones con veranos prolongados en estas áreas requieren manejos integrales de los reclirsos naturales y combinación de estrategias para su aprovechamiento. La segunda circ i~r~stancia se refiere a la aparición de extensas sabanas secas al occidente y norte de la zon3 :que requieren manejo especial de las aguas para riego y dc la mecanización agrícola para r i i : ~ degradar la tierra. Cuidados similares requieren las z o n ; ~ de colinas que, por su rel i~!v i? pronunciado, necesitan prácticas de conservación Je suelos que incluyen cobrrl.i.iras permanentes. cultivos múltiples y pastos permarientes para disminuir el pastoveo animal. Todos estos factores inciden notoriamente en la competitividad y en la sos.:eiiibilidad de las actividades agropecuarias a corto y largo plazo.

8. La *e '~ i ón de los Llanos Orientales u Orinoquia presenta tambiÉn diferentes condiciones: por ui ia parte aparecen las zonas planas y ligeramente inclinadas del piedemonte, los abani :os y las terrazas con mayor fertilidad de suelos y cercanía :i los centros de consuino, que cc.instituyen un cinturón de alta producción agropecuaria y en donde se ubican los princil),3les cultivos de arroz, soya, maíz y palma africana que co nparten sus espacios con la cariadería extensiva y semiintensiva. En estas zonas existe ~iotencial competitivo para f r u t ; ~ l ~ S y otros cultivos permanentrs o sernipermanentes en arreglos agroforestales. L.a Orisiolq~-iia ofrece potericiaiidades adicionales expresadas en su siqiieza de fai i i ia silvestre terr-t?s,:re y acuática que pcdria aprovecharse econórnicarnente cor éxito.

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Cfii (:sí:: piocx:m, q~i!!~' tzinil~iGii se ha visto acornpatiado de la dismii~ii:ióri eri la prod~iccioii 11 eii 1,::; ~!xpor[ncio;l<!a ci:> O;-iycii agi-¡cola y del ii~crei-nento en la ii-iiportacióii de alii~ientos, 112 j!ig:ido ! i i i i:~pcl ii;:;>cii:iiit;-!, ig~iziltiieiite, la expansión de la fi-ontei-a agi-aria que ha pasado dc 35.4 ~;~!iIi;?i?es . j u iic.c;ti:ii;:?s eii 108.1 a 50.7 niiiiones de hectjreas en 19'36, con un crecii-riiento de !as üi-,?ris c-ie Aicndas a I,! gaiiacieria extensiva y ds la gran propiedad: l;ls fincas mayores de 200 Iii'í;t5rea:;, qi:e en 1983 ei-aii el 1.3% del totai y abarcaban el 47.300 de la sciperficie pasni-on a sei- el 1 .I1X:, y a co;it;olar el 55.29'0 de la sciperficie (Fajardo, op.cif.).

Pula EI 3/30 200.1, el estudio del IGAC - Corpoica (op.cif.) indic3ba que el 0.4% de los propiet,3ros (15273) poseían el 61.2% del área predial rural registrad2 en Colombia, equivalente a 47.1~17.1:580 hectlireas, que en su totalidad corresponden a predios superiores a 500 ha, rnientrc,~ que el 24.2% del área predial rural nacional (18.646.473 ha) se encuentra en manos del 97':/0 irle los propietarios registrados en el Catastro, dentro dv los cuales predominan aquellos i ~ o n predios menores de 3 ha (57%).

De esta manera el cuadro general de las actividades agropecuari,3s en Colombia indica el predorriinio de la dupla latifundio - ganadería extensiva y una cubsecuente aparición de minifundi,,~ - agricultura intensiva. Aunque los datos estadísticos r o estén a disposición, se estima qi.18a en la mayor parte de los casos, la ganadería intensiva ocupa suelos con vocación predorriirantemente agrícola y, por el contrario, la agricultura de rriinifundio se enfrenta con suelos que presentan limitaciones fuertes en sus características fisicoquímicas internas y externc.~.

En el primer caso se configuran conflictos de uso de la tierra por subi~tilización y en el segundo por sot.)r~.!iitilización. En este último las tierras tienden a ser utilizadas al máximo, con períodos muy b-e'/8ss de descanso (barbechos), sin rotación de cultivos, con uso inadectiado de maquinari,:a e instrumentos agrícolas, adición continua de sustanci:is químicas y pérdida de materic:lec orgánicos e inorgánicos por deterioro físico -biótico y eroc ión. La subutilización, por el contr.aril:~, implica que las tierras podrían someterse a usos di ferent~s del actual, en los que se lograrían aumentos considerables de los rendimientos de biomas(3, alimentos o fibras por hectárcma.

Sobre los conflictos de uso

Como :;e indicó en párrafos anteriores, Colombia posee dos estudios sobre conflictos en el uso del suc?lci, que se realizaron con una diferencia de 16 años pero que, además, incluyeron criterio:; (iferentes para establecer las categorías de uso de la tierra: situación que dificulta el análisis sc~bre la evolución de la misma. El primer estudio, realizado en 1987, posee solo tres categoi-icis de análisis para examinar la vocación de uso del suelo: tierras aptas para cultivos, tierras para pastos o ganadería y tierras para ser utilizadas en bosc~ues. El segundo estudio, realizatlo en 2002. incluye además de las anteriores, tierras ccn vocación silvoagrícola, agroforestsl, silvopastoril, de conservación y forestal para produccióri y protección-producción. Es obvio que, ante la inclusión de estas nuevas categorías, el análisis comparativo resiilte difícil, rniis aún cuando varios tipos de uso de la tierra utilizados en el estudio de 2002, pueden traslap;2r:;1r entre si. Los resultados de cada uno de estos estudios se presentan en la tabla 1.

Con cual'quiera de las cifras que se desee manejar, lo cierto es que en Colombia la oferta de tierras p,.jra agricultura es abundante, bien sea que se acepten los casi 14 millones de hectáre~a:; definidos en 1987 o los 28 millones delimitados en 2002. El problema de la agricui t~~ra colombiana no es, en consecuencia, la calidad de sus tierras sino el patrón de su propiec.'ail como se afirmó anteriormente.

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Notese ciLre cl c-'.tiiciio t l~?l 2002 pi-eseiita 4.166.034 ha ~t i l izüdas en cicliviif;i!fes 11: ~~cloniii- :.iiit~inenL? agrícolris, lo qiiz significa iina pérdida cercara al niillóii de I iecl2reas ( 1 150.3ClO hri), ciil?iido esta cifra se coi-ripara con los 5.317.000 tia de 1907. Estt? vzlor C C I I ~ C U ~ ~ C C : , coi1 las apreciacioi1cs realizadas por varios analistas.

'1 ; ibla 1. í : c > n l p a r a c i o i i de r e s i i l l a d o s de l o s d o s e s t i i d i o s n a c i o n a l e s r e : l i r a d o s rii C o l o n i b i a s o b r e tiso ac:u 11 y p o t e n c i a l de l o s s u e l o s ( f u e n t e s : I G A C , 1987; I G A C - Z o r p o i c a , 2002). ( i i i i l e s de l i r c i á r e a : )

- --- --

F u e r i t e - - U s o P o t e n c i a l U s o A c t u a l

--A-

A g r í c o l a G a n a d e r o F o r e s t a l A g r í c o l a - G a n a d e r o F o r e s t a l

IGAC, 19EiI'* 14.363 19.251 78.301 5.317 40.083 55.854 IGAC, C:,orpoica 2002** 28.402 14.224 71.243 4.166 41.670 57.670

* Incluyt: t i r i lo agricola: cultivos transitorios, semiperennes, perennes y rniscel5ineo; en lo ganadero: pastos m a n e j a d x naturales o introducidos con coberturas densas, ralas y rastrojos; en lo f(1restal: bosque primario, bosque intervenido cabanas arbustivas, vegetación xerofítica

"*Incluye ei i lo agricola ciiltivos transitorios, sernipermanentes y permanentes mas usos silvoagrícolas (21 493 536 ha) y uC8os agroforestales, especialmente agrosilvopastoril (6 9 0 8 3 9 8 ha), i?n lo ganadero incluye usos silvopas!ori 6s y en lo forestal incluye tierras para produccion y protección - procuccion (21 591 025 ha) y para conservzcioi i (49 652 300 ha) En el uso forestal actual incluye 167 533 hectáreas de bosques plantados

Ahora I io i i , utilizando los datos de sobre y subutilización de la tierra aportados en 2002, las citadas e ltidades indican que más del 60% del área continental intenenida presenta uno u otro tipo de c\)nflicto en diferentes grados de intensidad. El 32.7% de la; tierras colombianas que han sido transformadas están sobreutilizadas y el 29.7% subutiliz;~das. Las áreas con uso adecuado ascienden a 22 670.000 ha (37.7% del área total intewenid;j del país) y aquellas poco interveriicl:is y por lo tanto sin conflicto abarcan el 48% del total nacioral continental.

Las tierrii:; sobreutilizadas en grado severo y moderado, participan con el 68% del total sobreutili;~;~do, lo que se traduce en 13.349.000 ha en alto riesgo d2 sufrir degradación. Con grado se\:c?ro exclc;sivamente aparecen alredeaor de 7.714.000 ha (1; .8% del área intervenida). Las rec~icr~es del país más afectadas por este fenómeno son, en su orden, Andina (61% del área intevenida), Amazonia (12%) y Caribe (10%). A su vez, las regiones con las mayores extensi3rr:s de tierra subutilizada se presentan en la zona Andin(3 (27%), Caribe (24%) y Orinoqtii:: (22%).

Sobre el ~?;ecto de las prácticas aqropecuarias

En este campo las afectaciones del recurso suelo son múltiples y, aunque aparecen diagno.r;tii:sdas en varios estudios, la información primaria que se posee sobre ellas vuelve a ser escasa y cispersa:

Erosiór; cr: suelos

Las pérdiclas de suelos por erosión afectan la mayor parte del territoi'io nacional incorporado a la front:?r;j agrícola. Sin embargo, como se afirmó en el numeral 3.1 (le este informe, el Estado colornbiai~i~ no posee información cuantitativa sobre el fenórnen,, erosivo, en donde se iae~itific~cicrii, por ejemplo, ias subcuencas criticas más productoras de sedimefitos, sus \~,~rií;ci~.~nc!,s interanuales, sus relaciones con las coberturas vegetales o con los tipos de

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~itiIi:a~ióii de la tierra, I:>s tec,noloc)ii?s que causan riiayor erosion, 1 ~ s alternativ¿is d c ri::iiiéio. .enti-e otros factores.

L::s es!in.i;!ciones de las diferentes entidades encargadas de s~imiriistrar esta irifortnacióil con iiliiy variz.t)les entre sí (tabla 2 )

Tr:t)in 2 . rJ;ngilitud de la erosioi i en Co lo~nb ia según diferentes fue i~ t cs t ie in fo i i l inc ión (período 1977 - ;!Oi.)O)

^ I..L..-X_YIIX - -.-x-xx--.x IIIIX-WIU II _ , ~ . . . . . -..UIIII--...-A.v--

Evaluac.ión de la l N D E R r IGAC 1987 IDEAM 1998 IGAC 1998 IDEAM 2000 erosión 1977(%) (%) ( O/o ( u% ( U% )

Si11 eíosióii No apre1;i:i t ~ l e Ligera hiloderada

Severa Miiy seversa Otros T0TALE:S

Fuente (%l;,c Górnez, IDEAM (2001) Tomado de León y Rodriguez, 2002

En la tabl3 2 se puede apreciar que, mientras el IDEAM reporta que eii el año 2000 el país tenía el 25% d!? sus tierras con procesos erosivos severos o muy severo:,, el IGAC reportaba para esa mismzi época solamente alrededor del 4% con estos grados de crosión. Es decir, que una entidad ~ s t a t a l reporta que Colombia posee una cuarta parte de sus tierras agrícolas con problerria; muy graves de erosión, en tanto que otra, igualmente cali'icada, presenta datos en los que la t?rosión casi no seria un problema serio a tomar en cuenta.

Iguales divergencias se presentan cuando se comparan las cifras de ~ r o s i ó n ligera (19.5 % para el IGAC: y 9.5% para el IDEAM) o de zonas sin erosión (14.7O/0 par3 el IGAC y 52% para el IDEAM). Tales contradicciones tienen varias explicaciones (León y Rodriguez, 2002):

En primer. lugar, es probable que las metodologías utilizadas para evaluar la erosión por estas entidades no sean las mismas. También es posible que se utilii:en clases difererites de imágenes de satélite, radar o mosaicos de fotografías aéreas, E escalas diferentes. La participac0n misma de quien interpreta estas imágenes puede resiiltar un factor decisivo al rnomenko tle obtener y cualificar la información. A todo esto hay que agregarle la insuficiencia de persorial capacitado y la ausencia de recursos económicos para i?stablecer las respectivas compro3cc.;iones en el campo. En las imágenes de satélite no todo lo que parece ser erosión, lo es en realii.lad.

Otro fac:tcr a destacar es que el país realiza esta clase de inventarios con lapsos muy amplios. Nótese eri la tabla 2 que el primer estudio sobre erosión de suelos Ic realizó el INDERENA en 1977 y ;p:iaron 10 años para que el IGAC elaborara un nuevo mapa nacional en 1987 y luego el pais clet~ió esperar otros 11 años (1998) para actualizar la inforrnaci6n. Idealmente Colombia debería t.?ner mapas de erosión biancial, triancial o quinquenal, elaborados con base en cornproi~~c:.iones de campo, para tenor mejores ideas sobre la pé'dida de este importante recurso cc.:leccionar áreas que requieran intervenciórl prioritaria e irnnlernentar las respectivas soluciorie :, La pérdida del si2eIo es i in proceso lento pero irreversible cuyo abordaje no puede aplazar:;e

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A pes;;i- tje las difer-er~cias detectadas eíitre las cifr-;S ccialitativa:; aportadas por los cinco gic\nd?s j~ct~ic!ios citados, es inneyrible que el fr-ncrn.vnc erosivo ha iicrmentado con el paso del ti[-iiipo (t.iola 2).

E!i efectl:), si se coriiparan las cifras repoi-tadas por el INDEREI\;Ai en 1997 conti-a las del IDE/l.;'J d2l año 2000 en la tabla citada, se advierte que la erosión sevrra pasó de 0.6% a 10.8% y Ici miiy severa de 1.G0/o a 14.2% entre 1977 y el ano 2002, reflejando de cierta riianera la ir-iterisitla~i de la degradación de suelos en el país.

El inisrnci estudio del IDEAM estima qiie las pérdidas de suelo a escala nacional estarían próximas ,3 429 millorles de toneladas 1 año con las siguientes cuencas hidrográficas eri donde se pierdtlii más de 25 t 1 ha / año: alta y baja Guajira, ríos Cesar, Catatumbo, Micay y Sogamoso, alto Meta, norte de la Sierra Nevada, alto y bajo Patía, medio Cacica y alto y rnedio Magdalerit3.

Es nece::;ario aclarar que los datos de todas las entidades mencimadas se refieren a los porceni.ajes de erosión total del país, incluyendo en tales cálculos ; la Amazonia y el Chocó Biogeoigrifico, regiones cubiertas por bosques en donde la erosión o no existe o es un proceso muy débil. Si se descartaran los 33 millones de hectáreas de la Amazonia y las casi 5.6 millones de hec:t:ii.eas del Chocó, las cifras relativas de la erosión en Colombia, cambian sustanc:irliinente.

Como pusde observarse en la tabla 3 (IDEAM, 2001) la región Carib? presenta porcentajes de erosión er, sus suelos que abarcan alrededor del 94% del territorio, o cual refleja la gravedad del probl.?ma. La región presenta casi el 72% de su superficie total afectada por procesos erosivos irioderados, altos, muy altos, porcentajes que expresan la se,/eridad del problema.

De igual riianera, en la región Andina el 93% está afectada por al!gún grado de erosión. La tercera p v t e del área total corresponde a fenómenos erosivos que varían entre moderados, muy alt2s o altos. Lo grave es que en esta región se ubican todos los 11áramos del país y en ella nacen lo:; principales ríos que irrigan las áreas agriculturales bajas y que alimentan las principales; hidroeléctricas de Colombia.

Tabla 3. F.'i:~rcentaje de erosión po r regiones en Colombia (Fuente: IDEAVI, 2001, a part ir de sus propios datos).

Mas ni tud erosión - - Caribe - Orinoquia Andina ?acif ico Arnazonia

Muy Alta

Alta

Moderacla

Baja

Muy Baj3

S i n Eroz ió 3

Total 1 00 1 O0 .1 O0 1 O0 1 O0

;::tigi:o ln ;'itiito d e los R ~ c u r s o s i lclt i irniec y t l d i i inbierite cliic dejo c ? t l fiiticior;ar ; partir di! 1993 ccn 117 crc:.:icior; rjt.! ?At i i ib+ t?r ::I dí:/ r,~?cdlo ~.111ljl~:rlt1?

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C:omo 313 p:i(:(ic v(?I- ~: i i la tabl~ i 3 la seg:ii;da regio11 m i s afectada por ln crosi6ii es la Oi-iiioqlii:~, L ? pesar- qiie cstc: zona no se ericuenira densamente pobliida y qi:e 12 el-o:;ibii oi.iyiiind¿i poi- p1-oces3: n t i t r ( j j ~ i c~s 110 es triii reIe\iaiitc3. Esto demuestra la fragiliclncl de los suelos de esta arca, Ic)s (. LI:!!C:S son especiaiiiiente vcilnei-abies a procesos erosivos c i;l origeii i ~ n t l i ~ ~ l .

1-05 d~itcb!:~ ailierior'es son triiiy preoc~ipaiites porque la erosión E S un proceso lento, casi iii;perc8?~t;ble, pero irreversible. En niuchas ocasiones, las áreas f~ierteniente erosionadas «&en at':;ndoriarse y en otras su recuperación se hace muy costosa.

Eii relcicic~n con otros fenómenos de degradación de tierras como ~Jesertificación, pérdida de estructl~r~3, compactación, pérdida de fertilidad natural, contarni?ación o salinización, la inform~icic~ri disponible es fragmentaria, dispersa y escasa. León (op. cif.) realizó el siguiente resumen tie la degradación del recurso tierra en el país:

Las tiei-r:::.; que sufren procesos de avance del desierto o desertificación', han sido calculadas por Gómez (2001) en casi 4.675.012 ha (4.1% del territorio nacio-ial)', ubicadas en forma dispersa en suelos con la mayor oferta de nutrientes para una agricclltura intensiva pero que al mismo tictinpo han venido siendo manejados de manera equivocada y en donde, además, se encuentran polos de desarrollo minero, energético y urbano.

Además de la región Guajira, considerada naturalmente desértica, el fenómeno se presenta reg ion~s fi.ridas, semiáridas y subhúmedas secas de los departame~tos de Santander, Norte de Santa ~ d e r , Boyacá, Cauca, Nariño, Huila, Tolima, Atlántico, Majdalena Sucre y Cesar.

Pero el ,~i is ino autor indica que si se considerara como indicadores de desertificación la preseni:i::i de coberturas vegetales xerofiticas, los regímenes de humedad del suelo ústicos y arídico:; si se ampliara la relación Precipitación / Evapotranspiracióii a 0.75, en el país habría una superficie potencial cercana a las 22.404.943 ha (19.1%) en procesos de desertificación y allí hat-1rí~3 que incluir varios sectores localizados en los Altiplanos y las sabanas caribeñas, interandiri;js y las de los Llanos Orientales.

Compacf,ación de suelos

Gómez (op. cit.) indica que en el país el 94% del territorio nacional presenta susceptibilidad a la compac;t:;c:ión de sus suelos, fenómeno ligado a la pérdida de materi3 orgánica. reducción de la activid~itl biológica y exposición directa del suelo a la radiación solar generado principalmente por tran:.;ito de maquinaria agrícola, uso de equipos pesadcs en suelos húmedos, moldeam cintos causados por arados y rastras de disco y rotatorios, laboreo excesivo, sobrepasi(.)reo, riego, quemas o por causas naturales (clay-pans u horizontes endurecidos subsup~r~iciales).

Aunqcic t;3inpoco existen rnonitoreos ni estudios continuos sobre este fenómeno, varios autores indican ccie la cornpactación de suelos en Colombia ocurre princ:ipalmente en los suelos arcillosos del valle del Cauca (caña de azúcar), en las áreas planas del Alto Magdalena (Tclima-tlciila) y en la región Carjbe (algodón), especialmente en los departamentos del Cesar, Guajira y klagdalena.

. . - -- - -. - - . -- - -

' F _ ~ ; t i ~ n a d z ~ i cori base eri iina relaciOn P 1 E (precipitncióri 1 evapotrarispiraci611) entre 0.95 y 0.65 Olio e:;t~c:io re:ilizado por G<:oingeriicrin (1999), indica que las zarins áridrs y sc?rri~;iridiis eri Colornbia

, ! j , ; ~ i ? ~ i í f ( : r ) ;.! 6.224.500 t ia

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Sc.,i>i-e el partic~ilar existen pocos estcidios generales que ixciesti-en los efectos de la cr~iitnmir~:i;ióii de siielos y agcias por productos qciímicos provsnientes cie la actividad ::,:;:~;~pe~:iicii-ia en el p i s , aunque se sabe que la problemática es, igci~lrnente, grave.

- - i L.lL1c .~fr)i:tos se pueden dar vía airastre de plaguicidas hacia las aguas s~ipeificiales, ti-ni~slcc:a :lo11 a las aguas subterráneas, persistencia en los suelos y ~)resencia en los aliinentos de con:,[] iio directo

Los rnetac?s pesados provenientes del uso agrícola de aguas altar.nente contarninadas se han detectadc en suelos la Sabana de Bogotá y en las cuencas de los rícs Medellin, Tul~ iá, Nechí, Amainc-, ['Jlagdalena y Cauca. Elementos como cadmio, cobalto, níqiiel, cromo, cobre y plomo se han ei11,ontrado en la Sabana de Bogotá, especialmente en el sector horticola de Bosa - Soacha qLle utiliza aguas del río Bogotá para riego.

Por otr(3 crarte, el fenómeno de arrastre de nitrógeno y fósforo es bien conocido en el país (eutrofi;ca~;ión), pero no existen tampoco registros continuos sobrc? su magnitud aunque la mayor paile de los cuerpos superficiales de agua (lagos y lagunas) presentan crecimientos altos de mac;ríifitas debido al enriquecimiento con estos nutrientes (laguna de Tota, Aquitania y Fúquene, entre otras). La contaminación de acuiferos es un tema prá:ticamente inexplorado en Colomt-ia.

El estudio del IGAC - Corpoica (op. cif.) reporta que las tierras con problemas de salinidad corresporcjen al 0.55/0 del territorio nacional, con una extensión de 585. 060 ha. No obstante, Pulido (2C100) citado por Gómez (op. cit.) indica que aproximadamente 3.038.653 ha, presentar* susceptibilidad a procesos de salinización en áreas de :igricultura intensiva en la región J;ii.ibe. Este fenómeno se presenta en las planicies del Atliintico y Bolívar, zona de Ciénaga ;./ Fundación, valles de los ríos Cesar y Ariguani. En el recio del país se encuentran áreas cori problemas de sales en el altiplano Cundiboyacense, zonas de Tocaima, Girardot, llanura r l ~ l Tolima y en el Valle del Cauca En la meseta de Ibagué y e l el abanico de El Espinal - Guanio 1'1 en sectores del distrito de riego del Juncal (Huila) se han reportado suelos sódicos con pH s'jperior a 8.5 y saturaciones de sodio intercambiable superior a 15%. En el valle del Cauca G;.ji-cía (1998) citado por Gómez (op. cit.) reporta 83.500 hcs salinas. de las cuales 20.500 sct;in afectadas en sus primeros 50 cm y 28. 500 hasta un metro de profundiaad.

Los dat2s ;:mteriores revelan, en su conjunto, graves externalidades del proceso productivo que juegan S r contra de la competitividad y, lo que es más grave, en contra de la sostenibilidad de la prodiicc;ión agropecuaria colombiana la cual, aunque no internalice los costos citados, se irá viendo cada vez más limitada tanto en sus rendimientos físicos como c?n sus costos.

Los proce5:os citados son, en su mayoría, percibidos lentamente por a sociedad y por ello son pocos 112s ssfuerzos que se realizan para controlarlos. En el país sclo algunas corporaciones regionale:; cono la Corporación Meseta de Bucaramanga o la CVC (Corporación del Valle del Cauca) re;.iizan esfuerzos continuos especialmente para controlar la erosión.

Mucho: de tales esfuerzos son de tipo técnico, expresado en obras de ingeniería para contener el arrarlqi.i3 y transporte de partículas. Sin embargo, la erosión ctn tn~ichcs cssos, es un fenón:e~c Irle origen social y ecoriómico. ligado a varios factores de tipo edcicativo, de acceso a la tierra. (1.3 presión sobre el recurso suelo y de ordcn tecr-ioló~ico. Pocos ~.sfuerzos se han hecho cn C:;olombia para abordar el problema desde esta perspectiva

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ScIo e11 ;-.;Iy:ir~os cnsos coino por c l j~ i~ ip lo en los trabajos de coi]-pi-ensión y control d e 10s c~i~r i i inbc~:: ; clc la cc;i~dillcra oiientzl, critidaties co;ilo la GTZ, ager ic i~ de cooperació~l aleirlana, i?.:i~ re;iii;:,..itio esf~i~7i-zos pai-:I intcgcli-al- e!eiiieiitos cultcirales al coritr-ol de la perdida de SLJ~.IDS ;:r ercsijr i , En oii-os, varias ONG trabajan directamente con los agriccrltoi-es conipar-tiendo icsíis so t~ ie manejo adecuado del siielo, i~isistiendo en uno o vario; coinponentes sociales y c;i~iiói-11ic.o~ de la ei-osión, pero enfocaridose esencialmente en su niaiiejo teciiológico.

Cclornt-)iz es un país de abundantes recursos hídricos. El 88% cel territorio recibe lluvias ai:~iale:; c.irperiores a 2000 min, con un promedio anual cercano a 3.000 mm, valor muy alto si s3 compci1.a con el promedio mundial de precipitación, qcie se encueritra alrededor de 900 mm y con el c!e Suramérica, cercano a 1.600 rnrn.

El vo l~ i r ren de precipitación para todo el país es de 3.425 km3 / año, equivalente al 3% del volcimen de precipitación anual en el mundo y al 12% en el continerite suramericano (IDEAM, 2003). TziI precipitación genera un caudal especifico de escorrentia superficial de 58 l/s/km2, tres vecc8s mayor que el promedio suramericano y seis veces mzyor que la oferta hídrica especificii promedio mundial.

No obsiai te lo anterior, a escala regional se presentan variaciones ir-iportantes. La distribución Ge la p-cxipitación en el territorio colombiano está determinada por las variaciones espacio-t~~rnporales de la Zona de Confluencia Intertropical, por la influencia de los sistemas de ~i:~ulac.iÓi-i general de la atmósfera de la zona tropical y subtropical y 2or la interacción de estos factores c.on las características orográficas y fisiográficas del país. Debido a estos factores, se presenta Lin régimen pluviométrico muy variado. Mientras que en la FJenínsula de la Guajira se registran Iiss promedios anuales más bajos, cercanos a 300 mm, ?n algunos lugares de la r2gión (le Pacifico los valores de precipitación son los más altos del p~ais y del mundo (mayor a 9.000 nin / año).

La oferta qídrica superficial también varia con la altitud. En las regiones por encima de los 3.000 msnm, donde se ubican los páramos colombianos y que correspondc: al 9% del área nacional, se obtient? el 4% de dicha oferta. Entre los 1.000 y 3.000 msnm (35941 del área nacional), el 34% de la ofe.ia y el 62% restante se presenta en el 56% del área nac:ional, que son las zonas ubicadas Flor debajo de los 1.000 msnm (Ministerio del Medio Ambiente, 2003)

A pesar c:e la citada abundancia hídrica, en los escenarios prospecti~~os realizados para el año 2016 por el IDEAM (2001), el 19% de los municipios y el 38% de la población alcanzarían un índice de escasez superior al 10% y cerca al 70% de la poblacicn se encontraría en una situación delicada de abastecimiento de agua, si continúa la ausencia de suficientes medidas de ccnser\iac:ión de cuencas hidrograficas y tratamiento de aguas resid al es, dos factores claves para el m mejo del recurso, el primero de ellos íntimamente relacionaco con el sector agrario.

En un corilexto de análisis diferente, varios investigadores de la Universidad Javerianayndican que. eri c:;.jso de un cambio climático global, hasta un 50% del territorio nacional se vería a í ~ c t a d ~ ~ 13r vulnerabilidad desde alta hasta muy alta como resultadci de grandes afectaciones en el f~rc.ionaniiento del régimen hidrológico. Los investigadores señalan que los cultivos criombiarios potencialmente más vulnerables a cambios conjuntos en temperatura y precipit;2c on son arroz secano manual. arroz secano mecanizado, torr ate de árbol, trigo y papa.

Dentro d2 los conflictos por la utilizacion del recurso, que abaica desde las presiones psslacion3s por el uso de recursos hasta efectos de vertimientos y del explotaciones mineras a CIFIO at ierlo, el citado instituto señala dos problemas relacionados directamente con el sector z~:opec.u~~-io, que se exar-nrnaran a continuacion 1) deterioro de la calidad del agua por

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coiitaniiiit:,ción y sediri?eiit:~ción, cieri\/ados especialrnente de aclvidades agropccuai-ias n ngi-ointi~i ;ti-ialec y 2) deficieticias cn la adrninistración del recui-so / en el inanejo t6cr:ico de distrito'; ( ? instalacioiies de riego.

Coi~tar i i r it2ción de aqlas -- - - - - - - - Al igual cli-ie en otros temas estratégicos para el país, no se posee i estcidios nacionales qcie reveleri c.1 estado de la calidad del recurso hidrico en Colombia, aunque este es un tópico que pi-eocupz! más que SLI disponibilidad física, dadas las evidencias sobie su deterioro. En efecto, las a g w ; superficiales del país reciben una carga orgánica estimada en 9000 toneladas DBO / día", de ;112uerdo con est~idios realizados entre 1989 Y 1993 por el ilepartainento Nacional de Planeacii.jn (DNP). De lejos, el sector agrícola es el mayor responsatle de esta degradación de la calidatl del recurso, con aportes que fluctúan alrededor de 4000 t 1 3BO / día, (sin incluir caña de azictii.' y beneficio de café), seguidos por el pecuario, el doméstico y el industrial, de acuerdo ::#m el Informe Nacional de Gestión del Agua'"

Los pri?cipales agentes que degradan la calidad del agua y que puecen estar conectados como causa 13 [~l'ecto con el sector agrario son los microorganismos patógerios, los metales pesados y los sedinitntos en suspensión.

Los priml..ros se refieren primordialmente al máximo número permisit~le de bacterias coliformes fecales, (,que provienen de la naturaleza fecal de aguas residuales. con las cuales se riegan plantas cc:~mestibles en varios lugares del país. Varias instituciones, entre ellas la Organización Mundial (le la Salud y la FAO, recomiendan un máximo de 1000 colif3rmes fecales / 100 mil en aguas 3ara riego sin restricciones en todos los cultivos.

No obctarite, en algunos sectores del país tales límites son sobrepas~ dos en varias unidades de rnagnit~ci. Un estudio reciente realizado por la Universidad Nacional de Colombia en el Distrito de Riegc! La Ramada, que cubre actualmente 7000 hectáreas bajo riego citilizadas especialrnente en hortalizas y ganadería de leche y que abastec- el mercado de Bogotá, encontró en algunos sitios (cercanías de Mosquera), niveles de hasta 1.000.000.000 coliformes totales y cle 10.000.000 coliformes fecales / 100 ml, es decir, en este íltimo caso, diez mil veces más de lo aceptado internacionalmente (Arguello, com.per.)

Estos cJat~:~s han sido confirmados por Corpoica (1999), entidad qui? realizó un estudio sobre ~ontani i r~ación de aguas y suelos por residualidad de metales pesados en la planicie aluvial baja del l ío Bogotá, que comprende los municipios de Tocaima, ?icaurte, Agua de Dios y Girardot, en donde son regadas unas 2.000 hectáreas de arroz, 300 hectáreas de plátano y unas 4.2.30 hectáreas en pastos, con las aguas altamente contamin,adas del mencionado río y que se ci.~inercializan en Bogotá, Ibagué y Cali.

kdemgs c.fe las elevadas concentraciones de materia orgánica y de coliformes fecales que porta í?I río Bogotá, los análisis realizados por Corpoica (op.cit.) -evelaron concentraciones elevadas de merccirio (13 p.p.m), cadrnio (3 p.p.m), cromo (45 p.p.m) plomo, cloruros y sólidos totales 1:3s cuales deterioran la calidad del agua para uso en las actividades agropecuarias ( Ingeseri :?~ 1991).

Como e!-;a de esperarse, el agua de uso agropecuario en esa zona resultó altamente contaniir,;ida por arsénico y cadmio, que superaron los límites m,iximos permisibles por el comité rriixto F A 0 1 OMS en 74% y 700'0. Igualmente superaron has:a en tres veces los límites permisibles en el 73% de los suelos estudiados y también aparecierori en los pastizales del área en conc~ritraciones 6 y 2 veces superiores a sus limites permisibles.

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i - l :irrc..:, c.;iic es el riliiiiciilo de inayor coi1scimo h~iinario en la regibii, rcsultb con tan i i i l ~ i t i ~ pai- c.:iiii?ic .i i ii i ia c:jntidad tres veces siiperior al limite niaxirilo permisible. Tanibiiln C t '

~ : r iL :~~i t -a ic \ i~ allas caiitidadt's de plortio y cadmio en plátano (no se conocen los Iiiiiites I?~? I i ~ i i ~ i b l . ! ~ para este c~iltivo).

t ~ i i mú:;c.ilo, leche y i-iiión del ganado vacuno en la zona se enconti-;3roii niveles de plomo 7.3, 6.5 y 3.1 \icces superiores a sus respectivos límites máxinios perr~iis ble y e igualmente rliveles di: rnecc'ii.io sciperiores a sus límites en 5, 3.1 y 1.7 veces, re:;pectivarnente. El cadrnio d?tectz do en el tejido renal superó en 32 veces las cifras pern1itid:is. El arsénico ei1 leche y ~II~ISCU~O superaron en 2.5 y 21 veces respectivas sus limites permisibles (Corpoica, op.cif.).

Los in~,e:.;!.igadores también demostraron el riesgo a que está expui?sta la población regional, debido E la bioacumulación de los citados metales tóxicos en 13s tejidos grasos de los consumitlores.

Los datt.~i.; anteriores sirven como ejemplo para señalar que, ce una u otra forma, la contarr.in~,ción de aguas superficiales y subterráneas en el país, que son utilizadas en agricull~rci~, constituye una situación que debe analizarse a través de monitoreos continuos par definir zc:,rias críticas y ejecutar acciones que conduzcan a la protl?cción de la salud de los consunlicjc~res.

De maneira similar debe abordarse el tema de la concentración de sedimentos en cuencas tiidrográfcas vitales para el abastecimiento de energía eléctrica a escala nacional que, por motivo:; r~:lacionados esencialmente con el uso inadecuado del suelc, se convierten en fuentes permarie,~tes de sedimentos que limitan la capacidad de las hidroeléc:ricas.

El casc ce la hidroeléctrica de Chivor ilustra esta problemática: el em ,alse tiene capacidad total de almac.:t?naniiento de 758 millones de m3, con un área de 1252 hectáreas y una longitud aproxiriac:a de 22 kilómetros desde la entrada de sus principales afluentes, los ríos Garagoa y Súnuba. Opera con ccho unidades para una capacidad instalada cle 1000 MW. Corpochivor (2002), ;ii.irma que el aporte de sedimentos ocasionado por deforestación y actividades agropecci;irias ha disminuido la vida útil del embalse de forma dramática.

Para el período 1975 - 1996, el total de sedimentos depositados fue c e 93 8 Min3, afectando en 12 4% la capacidad total del embalse a una tasa de 4.4 Mm3 por añc. En el embalse muerto la sedimentación ha sido de 43.6 M m 3 , a una tasa de 2.0% superior a la definida para el cálculo de la vldzi útil del embalse.

Parte irnl:)i:~rtante de la explicación al aporte du los sedimentos en esla cuenca estratégica para el pa ís c.t. da en términos de conflictos de uso. En efecto, en tanto que, de acuerdo con las caract~mri:.;licas biofísicas de la zona (fuertes pendientes, suelos s~perficiales, afloramientos rocoso;), los suelos deberían ser utilizados en más de un 50% a la conservacion de bosques de car:ict.:r protector - productor, el 30% a ganadería con prácticas especiales de manejo y el 20% a ac;ricultura, el 41% se dedica a praderas, el 16% a la actividac agrícola, 23% a bosques, ,1l0/0 en rastrojos y 8% a otros usos. Cabe anotar que el 929ó de la zona es de tipo minifurdista, con predios menores a 5 hectáreas y que el 83% e los hogares utiliza leña como principal .'i.~ente energética, presionando fuertemente sobre las cobert~~ras de bosques.

P,decuac cln de tierras y distritos de rieqo en Colombia

Colornt~i:~ posee un potencial de área adecuable de aproximacamente 6.6 millones de hectárea.; de las cuales han sido acondicionadas para riego y dre7aje cerca de 842.000 ha. Ce ellas, 522.000 (62%) corresponden a proyectos del sector privac o y 320.000 has (38%) a in:erve-iciones del Estado, que ha participado en la construcción de Yistritos de riego y drenaje d e tarnafc.) grande, mediano y pequeño (INAT, 1998)". León (op.cit.) realizó un resumen de las

' ' La Cori,raloria General de 13 Repiíblica (2002) presciita i:ifr:ir; Ii{ler:in?~ii'c ditcrctites: 7,4 rnillories <!e t!:íct;ii'e3s iec{uiercii (fe algi'iii tipo cie irifrriestriictcira e11 iicclo. Di: lar; ;irc;i; :igiicol;js, l:in stjlo 900 iriil

1 .;

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pi-irlcip,2lct:; ca~-:lc!ci-isti~:i~ de los Distritos de Riego que se presenta ? n los pcirrafos sig~iieiitcs, ;;~:c:n?p,3r';: do ai<il;i>i3~ cnr;?entar-ios pc~tinentes realizados por la Contraloria General de Iri l i~?públ ic. \ , cti i-elciciori r .o~i la gestión de los rnismos.

L.os L>i:,fr- tss dt? Rjegi? 2 Mecliai7a y GMI? Escala

Para el a i o 2000 estxban co~lstruidos 26 distritos de riego de mediana y gran escala" con una cxtensiór aproxiinadj de 2413.962 ha. Por área adecuada se destacan los departamentos de Toliina (CLi.631 ha), Córdoba (50.000 ha) Atlántico (38.200 ha) y Magjalena (31209 ha).

De acuerclo con Gótiiez (2002) se puede afirmar que la mayoría de 3stos distritos de riego en Co1omt)ir presentan o son susceptibles a procesos de degrada~ión de suelos como la saliniz;ci.jn, compactación, perdida de materia orgánica, erosión y contaminación causadas por teciioli~gias y actividades adversas aplicados en ellos por más de 40 años. Sin embargo el país no cm~enta con cin programa de evaluación y monitoreo de este p-oblema que proponga las solucioi~es adecuadas de manejo, soluciones que pasan necesariamcmte por el establecimiento y LISO de o s balances hidricos apropiados.

En este :;i?ntido existe preocupación sobre el uso excesivo del agLa en muchos distritos de riego, sitc,:ición que afecta no solo la eficiencia económica de la prod~cción sino que representa mayores uérdidas de suelos, incrementos en los flujos de nutrientes contaminación creciente. Nuevarierite el país se enfrenta a la ausencia de información primaria sobre estos aspectos por carencia ( le programas de monitoreo, control y eva!uación in sifu.

No obsta i te la falta de información general, se poseen algunos datos al respecto: de acuerdo con el I \IAT (20OI)'", los distritos de riego construidos por el Estado en Colombia, generarmznte por gravedad, presentan eficiencias bajas que van des~ je el 20 al SO%, debido a pérdidas i-tlacionadas con filtraciones y evaporación de las masas de ~ g u a .

Consultpl3n (1998) revela además que, en el Distrito Río Prado, se aplican entre 20 y 40 mil metros ci i t~icos por hectárea y cosecha, en tanto en el Distrito Río Zulia se utilizan entre 10 y 20 mil. Eri el Distrito R.U.T. se aplican 2 mil metros cúbicos / ha /cosecha, aunque allí el riego es cornpl~.?mentario. En el Distrito de Riego de la Ramada, Arguello (com.per.) afirma que los productoros utilizan entre 40 a 60 m3 / ha cuando las recomendacionei; técnicas no van más allá de 20 ni3,' ha.

En ningúri distrito de riego de Colombia las aplicaciones de agua se hacen en forma técnica, siguienrlo parámetros como tipo y requerimientos del cultivo, clima, tipo de suelos y uso consun4:iv3. Es más, las preocupaciones giran en torno a los Frocesos de operación y mantenirr1il.2nto de los distritos como un todo, pero sin dar similar impcrtancia a la aplicación del riego e i i 21s fincas, en los predios, en donde los agricultores no t iei~en orientación alguna al respectl2.

En el canipo ambiental, la situación puede ser más grave: un estudici de evaluación ambiental contratado por el INAT con firmas privadas, basado en visitas de campo pero no en mediciories directas (j8-. variables biofísicas, describe como problemas ambientales reiacionados con distritos d3 riego, los siguientes (INAT, op. cit.):

- - ~ ~-

hectáreas son irrigadas y de éstas, el 28% (259 mil hectáreas) han sido cubiertas por inversión pút~lica, cifra qiie si?!jún esta entidad, no ha presentado uria rnodificacióri sigiiificcitiua r n los íiltirnos veinte anos. 1 ,

c . - Los dist .¡'os de gran escr-ila equivalen a obras realizadas en predios sily~erior-es a 5000 ha, los de rnetliana e.;~:ala entre 530 y 5000 t ia y los de peqiieña escala entre 20 y 500 t i ; i " Dociiriie 110 INAT, 2001. Sugeri.rici:-is para la reglnrnent,?cióri ar t ic i~ lo 13 Le;/ 99193 .

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Eii las tases de coiistriiccióii

o Pi,rdida de ecosisternas estrat6gicos por desecación de algunic ci6nagas. 6 Ci:;i-liiriuciÓti de la biodiversidad asociada a esos ecosicterna:. s Niodificaciones del paiszje. + Cc:nibios en los regímenes hidi-icos locales. o Reducción de recursos pesqueros en zonas aledañas a los distritos.

En las fa;es de operación

E. -~~s ión en taludes de canales y en márgenes de ríos. Salinización de suelos, codificación y toxicidades por incremerito de elementos r-rienoi-es. Ccirnpactación de suelos. E evación del nivel freático. P:-~.~cesos de eutroficación en canales Srdimentación en embalses Cc~ntaminación de suelos y aguas por agroquímicos Czptación de aguas residuales municipales utilizadas en riego Rt?sgos de inundaciones Doforestación en las cuencas abastecedoras. Enfermedades bacterianas, virales, desintería amibiana y hc!lmintiasis en usuarios por co(itacto con aguas sin tratar

En su ttv.~luación del impacto ambiental de las actividades agrícolas iitensivas sobre los suelos colomtiarlos, Gómez (op. cit.) advierte que en las áreas de desertificación actual se ubican 15 de los 22. distritos de riego administrados por INAT - Usuarios y la t2talidad de los distritos de riego s2 c.icalizan en las áreas potenciales para sufrir desertificación. La Universidad Javeriana afirma q ~ . t ? el 32.2% del área de los 15 distritos localizados actualmente en ecosistemas secos se encucritra en procesos de desertificación, Con el escenario de duplicación de dióxido de carbon3 y de probable calentamiento de la atmósfera, la misma U?iversidad estima, que el 91.3% dcI área de los distritos se verían afectados por estos proceso: de desertificación.

Los D is f r ' t x de Riego de Pequeña Esczla (LIREFES)

De otro lado, a partir de 1983 se han construido 568 Distritos de .4decuación de Tierras de Pequeria Escala (DREPES), los cuales cubren un área de 39.472 hectáreas y benefician a 25.302 fzrnilias. No obstante, debido a problemas de funcionamientc, por fallas en los estudios y diseño::, por errores en la construcción o por mala operación, solo están activos cerca de 353 DREPEfS i:66%) que benefician a 17000 familias y cubren 24.500 has (Martínez, 2001).

La ma)oi oarte de los 353 DREPES en operación se ubican en la reción andina en sectores de econor1í:i campesina, especialmente en Boyacá (49), Santander :36), Tolirna (35), Nariño (32), P1olte de Santander (31), Antioquia (26) y Cauca (22). En la región Caribe Atlántico posee 21 DRE:F tES, Cesar 12 y Sucre 10.

Por 0tr3 .]arte, Herrera (2002) indica que de los 563 DREPES cons'ruidos hasta el año 2001, ningcinc -le ellos contaba con información sobre los volúmenes reales de agua utilizados en czda i ~ n 3 de sus campañas de cciltivo, de tal forma que SE pudieran proyectar los reqiierinicntos fcituros debido a la ausencia de estrcicturas de mecición y coritrol. El mismo autor esiiri~ó, para casi todos los distritos de pequeña escala una eficiencia en la aplicación del rir-go d'?l 50r%, debido a varias 1-azones, una de ellas la falta de asictericia tti-cnica adecuada.

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A pesar c I i 3 los elevados costos de coiistrucción, Martinez (op. cit.) iniiica qiie la riiayor pai-te de los DREIJES no cui~iplei i con los objetivos para los clcie se creai-c)il, dado que tieiien rniiy pocos bc iieficiarios, se utilizan en c~il!ivos de muy poco valor y con bzjos retoi-nos de la iiiversion Anota que ello se debe a diseños deficientes, sesgos lacia 1.i ingeniería y poca atención 21 desarrollo de las fincas. Además, enfatiza en que, con f-ecueticia, la se!ección de las invr?i-:;rones públicas se guía más por criterios políticos que agr-íl;olas o de ingeniería y en ocasiorie; los distritos se localizan en al-eas que no son apropiadas ara la iiitensificaciói-i de la agricultura.

Sobre /a lestión de los Distritos de Riego

La Cortr;3loría General de la República (2002), es bastante severa í?n sci critica al sistema de gestión dfi. los distritos de riego en Coloinbia: En el documento put~licado sobre el particular, afirma LE.: .." la adecuación de tierras es cin sistema'desarticulado, con desconocimiento de los procesos realizados, duplicación y limitaciones en el acceso a la información, falta de coordinac:i6n y escaso establecimiento de normas claras de juego. Como consecuencia, los receptoresi. finales, es decir, los usuarios de los distritos, son los más [ierjudicados al enfrentarse a cin :;istl:?ma escasamente conocido, que acoge parcialmente 1'3s demandas regionales, preferenc.i,:aI a la hora de asignar los recursos y además condicionado por los conflictos de orden público ci.r?cientes en las regiones.. ..

. . . . A SL LCZ, los esfuerzos realizados en esta materia se han enfocado en la obtención de recurscs destinados a la rehabilitación y complementación de los distritos de mediana y gran escala, ir-iposibilitando la ampliación de la cobertura de las áreas potenciales, así corno en el mejorainisnto de las condiciones de vida de los productores. De tal nianera y sin ir más allá de las invercil:)nes en obras de rediseño, producto de la demora en la retiabilitación de los distritos, se ha o~~asionado una sobrevaloración de las obras y, como consecuencia, costos no prograrnacios dentro del presupuesto; además de no contar con la planificación e implerner~tación de mecanismos de control y protección ambiental pro2ios de la actividad que se realiza..

... Unido a la carencia de recursos: la irregular administración de los niismos ha incrementado la brecha e:,: stente entre la programación y logro de los objetivos propuestos, sin contar con los problemas de carácter legal observados en algunas licitaciones realizadas para los estudios, diseño, construcción, rehabilitación y complementación de las obras. De igual manera, es manifiest,j la inconformidad de los usuarios con las obras del Institutl~ Nacional de Adecuación de Tierra:; (INAT) con respecto a la calidad técnica de los trabajos, al punto que, en su mayoría, no están siendo utilizadas por falta de mantenimiento y readecuación. .".

El docilnic?nto en cuestión también señala que la adecuación de tierras presenta fallas de equidad, ruesto que, como se presenta en la tabla 4, el cciltivo de arroz concentra casi el 60% de las n\.rc?rsiones realizadas, en detrimento de otros que requieren spoyo del Estado. Nótese en esta imisma tabla que el 94% de las inversiones de rieco se dirigen a cultivos predomincintemente capitalistas y solamente el 496 a aquellos predoniinantemente campesinos, de acur?rclo a la nomenclatura utilizada para esta clasificación por Forero (2002).

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-- l . ;,!A .'. . I)i;t;ibuci0n de c~ i l t i vos c1-1 los distritos de riego de Colombia.

P<llriia i \ f i cana

So)?a

P=istos

Ga!iano

Algodór

hlaiz, Ti-ig 2 , Cebada

Hortaliz3s

Otros

Fi ~itale:

Fuente Pclítica de Adecuación de Tierras - Contraloría Nacional de la República ( 2002)

Finalmer te, es necesario señalar que la Adecuación de Tierras en el país, acapara cuantiosos recursos del Estado:

Son tres 1;3s fuentes internacionales que han venido apoyando la financiación de la adecuación dv t i e r r~~c en el país. Los compromisos adquiridos provienen ce los recursos externos, contratac.l~.)s a través de la cooperación internacional con p-éstamos con el Banco lnteraniercano de Desarrollo (BID), la Agencia de Cooperación lnterr acional del Japón (JICA) y un pré:;t~iino de la República China, principalmente en lo que se refiere a recursos destinados a la invei-siSln.

Por su parte, el Gobierno destinó una contrapartida del Presupuesto Nacional equivalente en prometjicl al 25% del total del sector. Para el año 2000, el 30,2% del presupuesto nacional del szctor a&ropecuario fue destinado a la adecuación de tierras en el p j i s , monto que ascendió a los S F33 1'187 millones, mientras en la apropiación programada se esperaba la utilizacirjn del i 3,5% pzii-a el mismo periodo.

3.3 EC0:SISTEMAS ASOCIADOS A LA AGRICULTURA

En los a;:~artados siguientes se examinan brevemente las problemálicas asociadas con varios ecosis:ernas o biomas claves para mantener la oferta de servicios anbientales que requiere el desarrollo general del pais y que de alguna manera han sido afectados por las actividades agropecc arias:

Conflictc.)s de uso en los Páramos

La reg ori que presenta mayor deterioro de sus recursos hídricos E S la cuenca Magdalena - Cauca qire ocupa 274 000 km2 (24 aO/O del territorio nacional), soporla el 70°/" de la poblacion, j w e r a E I 85% del PIB y zporta el 10,6% de la oferta hidrica cl-l pais Merecen especial atencion t)n esta cuenca, las zonas ubicadas en la cota superior a los 3 000 msnm (130 000 km-) qiJe 1:orresponden a los ocosisterrias de pararno, los cuales aun: juc representan alrededor

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del 9'Y) c l ~ i l irea totzl del teri-itorio nacií?iial so11 \~iiaIes para rnanteii? - los ciclos hidt-ológicoc del !~&IIs.

Eii Co oii:bia el bioiiia prii-aino alcanza Lina exieilsiór~ api-oxirnada d 2 1.304.000 ha (1.1 9'0 de la ccii1vrt.11-:1 iiscional). Se localiza entre el bosque andino y el l in~ite inferior de las nieves pei'peici;::, desde los 3200 hasta los 4700 msiim~". Las mayores ái-E as de páraino están eii la Co:diil?r3 Oriental j49.%) y la Cordillera Central ( 3 3 O / 0 ) . El 160,L restante pertenece a los p5ram2c del sur, el macizo de Santa Marta al norte y una ti i inina parte a la Cordillera 0ccidc:ii~ al.

Los p:ir:'inos son esencialmente ecosistemas acumuladores de agua y regiiladores de flujos hídriccs. Debido a las características químicas y físicas de sus sc i~~los (baja disponibilidad de ncitriertec, poca actividad microbiana, acidez marcada, acumulación de materia orgánica sin descornyloner y baja densidad aparente entre otras), a las condiciones climáticas anotadas y a su r e l i w ~ , generalmente abrupto, no tienen vocación agropecuari3 ni forestal. Su vocación fundarierital es el de ecosistemas estratégicos como reguladores de flujos hídricos y surtidores de agLa para diferentes usos, incluido el consumo humano.

Sin ernt~;u-go, debido a procesos históricos de desplazamiento de poblaciones y de acapararriiento de tierras, los páramos colornbianos están bajo iina creciente y constante presióri ;iritrópica manifiesta en actividades ganaderas, agrícolas y de extracción de leña y otros recursos que los degradan. Se destaca en este aspecto el monccultivo de papa a alturas inferiore:., a los 4000 msnm, realizado esencialmente para obtener semillas de buena calidad en sistemas de tumba -quema y rotación con potreros para ganadería extensiva. A pecar de su irnportan~ia y de numerosos estudios ecológicos y sociales realizacos en ellos, aún no están deterrrinadas las proporciones reales de ocupación del espacio í?n cada uno de los usos rnencic)n,xios, los tipos dominantes de tenencia de la tierra, la lógica de ocupación del espacio, la estaci~:~,ialidad en su utilización ni la cuantificación aproximada de los impactos biofísicos o ccilturale.:; que generan en el bioma de páramo tales sistemas productivos.

Humetlales y actividades agropecuarias

Rams:r", define los humedales como "las extensiones de maricmas, pantanos, turberas, cuerpos [le agua de régimen natural y artificial, permanentes o temporales, estancadas, corriente;, dulces, salobres y saladas incluyendo las áreas de aguas marinas cuya profundidad en mai.e;j baja no excede los seis metros". Esta definición incluye, por lo tanto, las marismas, ciénagas, esteros, charcas, cochas, lodazales, pantanos, turber~s, tremedales, estuarios, bahías, trazos de mar, madreviejas, lagos, lagunas, ríos, manantiales y embalses.

Colomt~i;~ cuenta con más de 1000 rios permanentes y, de ellos, diez con caudales medios anuales (le mas de 1000 m3/seg, es decir con 3 veces más caudal que el promedio sudarnrrtano Igualmente posee cerca de 1600 cuerpos de agua, entre lagunas, lagos y embalce:, los cuales contienen importantes reservas de agua utilizal~les, con un volumen total aproxirnztlo de 26 300 millones de m3 El 97 5% de estos cuerpos de agua cubren superficies menores (le O 01 km2 (100 hectareas)

El 99 (38 YO de los humedales del pais se concentra en las tierras bzjas de las depresiones de los graicc2s rios, en especial de la cuenca Magdalena - Cauca, en tanto que la región andina solo conai?ne el 0.02% de los mismos Solamente el 3.9 O/O del tot31 de humedales del pais

, ,

"rrisnin = r ie t ros sobre el riivel del rriar RAM:>PI.: es la sigla de la coiivencióii rmundi;ll relativa a los liii~rieciales fe irnpoitancia iriternacioiial.

oí;pcci:ilrncnte como t t áh~ln t (le Uves acuát~cas. : \ i

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c:;::in rct'gidos por alg~in;i clase de figura legal. En un estctdio sobre el tcrila realiz:ido por Ir\ 1 ; i , i i , i c ; -, C;e:ii?geniei-ia (1998) se calculb una extensión de 20.252.500 de Iiect,irens (202.525 !(1ii2) coi8;r: ecosisteiiias de h~imedal en Coloinbia, incluyendo la grari exteiisión del i'vlac~dalerici ii!etiio y tlcijo y toda el área anegable de la región Pacifica. En Ir gran depi'esióii del bajo M,i,gdaerii - Cauca su fornian cerca de 800 lagos o ciénagas, de permanencia y tarnaiio v~r iab les destacáiidose algunos cuerpos de agua individuale:, por tener un tamaño coi-isid(?r:it)le, como por ejemplo, las ciénagas de Zapatosa (119 /;m2), Ayapel (123 kr?i2) y Gii5jaro ( : 15 ~ m ' ) .

Los humt?dales concentran una proporción significativa de la biodivzrsidad y de los reccirsos biológic:~:; de importancia actual para la sociedad, en especial para comunidades pobres y margin;~d;is. Es el caso de la pesca artesanal, la caza y la extracción de productos maderables y no míldsrables en hcimedales forestales.

Los hu nt:?iiales cumplen diferentes funciones: receptores de deseclios, depuración de aguas contamin.3das, controladores de inundaciones, protectores de líneas Je costa e importantes en la recai-g,a de grandes acuíferos. Asimismo, brindan hábitats únicos para una amplia variedad de biota (fauna y flora) y, muchos de ellos revisten gran importancia para aves migratorias, por lo cual :.;e consideran como "ecosistemas de interés internacional". A escala global, se consideniri como recicladores de C 0 2 y grandes reguladores del clim 3.

La dinámica de los humedales está indisolublemente asociada al mariejo de la tierra. Factores de tipo ei:osistémico como la colmatación natural por sedimentos o el contenido de nutrientes propios c l t ? los cuerpos de agua Iénticos, se ven afectados constantemente por procesos erosivos . le origen antrópico, originados en las prácticas culturales de sistemas de producción agropec:uzria ubicados arriba de los espejos de agua.

En relaciSn con el avance de la frontera agrícola sobre los hum~dales, especialmente las ubicadas en la cordillera oriental, se tienen fuertes evidencias que muestran su retroceso a favor de ~i lgunos usos privados. El proceso de colmatación de la laguna de Fúquene, por ejemplcl, tia sido parcialmente documentado por (Cortés, 1989), q ~ i e n encontró que en un período d ~ i 28 años (entre 1955 y 1983) la laguna habia perdido 659 hectáreas, favoreciendo a los propi~t~zirios de los predios aledaños, quienes utilizan las tierras conquistadas especialmente en siembra de pactos para ganaderías de leche. El autor, citando a Donato y otros (1987) indicaba, además, que para esa fecha existían problemas de deterioro de la caiidad de agua y colmat¿,ci~n del vaso de la laguna. fenómenos que acelerarían su det ?rioro hasta convertirla en área fangrsa en los próximos 50 o 60 años.

Los sisterras de producción en las tierras bajas de la regióri Caribe, dvsde el Magdalena Medio hasta € 4 bajo Magdalena, intercalan actividades de ganadería, acricultura y pesca, cuyas modalicacii2s tecnológicas obedecen a la dinámica hídrica, cultivando en los periodos secos, realizardo obras de ingeniería para desvjar cuerpos de agua (represas, pozos o aljibes para proveerse- de agua en verano o diques y canales para evacuar aguas 3n invierno, lo cual lleva a la trani;formación o perdida de los ecosisteinas de humedal), efectuando procesos de trashunia,1cia del ganado o aprovechando las áreas libres despiiés de las inundaciones periódica:;

En la zon? se cultiva arroz secano, maíz, plátano, sorgo, yuca, patilla, cana panelera, djonjolí y coco ql_ie se combinan entre sí, espacial y temporalmente, y coi1 sectores de las fincas dedicaca:; a pastos (menos del 15O/0), árboles aislados y bosques. Las fincas tienen tamaños pequeñ2s a medianos (entre 0.5 y 51 has) y casi todos los agricultorcis poseen por lo nienos 2 fincas en Sreas distintas. Los pequeños productores rnane'an fir-icas menores de 20 hect2reas.

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C,?iiio ~i i i ' tcsis geiit?i.cil del diagnóstico, el citado estudio de Geoingeriiería, identificó los sigiiierte5 pi-oblc?rnac críticos que afectan a los sistemas productivo:; de la región húmeda del L?i-ihe e : ;cacez de foi-i-aje para boviiios originada en las condicioles d e sequía diiixnte el ,, . t -.. 1 ano, r ;rr;c!acionec contiii~ias, presencia permanente de plagas En el orden ciiltcii.ril se drs tacm a falta de crédito, rnal estado de las vías de penetración, di?ficiencias en la asistencia tecnicz, sitos porcentajes de analfabetismo, amenazas de invasicn de tierras, desempleo, iiisegui-idc,d y otras manifestaciones graves de desórdenes públicos.

Por su pixte, en un estiidio que abarca una visión global del ecosist~?rna, Caballero y Diirango (1998) afiiiilan que la reducción del espejo de agua como consecueilcia de la construcción de jai.illont:s !! diques artificiales para aumentar las tierras dedicadas a 121 ganadería, además de la d?fore:;t~,ción de las riberas, el uso inadecuado de maquinaria ;3grícola que compacta y ei-osiora o s suelos y la contaminación de aguas por agroquímicss, se cuentan entre las princip::I~ :; amenazas a los cuerpos de agua de la región Caribe.

La desay:~;irición del Bosque Seco Tropical

El bosclut seco tropical se encuentra principalmente en el norte del país, en la llanura del Caribe y .se extiende a través de los valles interandinos de los líos Cauca y Magdalena. Comprtrn:e los departamentos de Sucre, Bolívar, Magdalena, Guajira, Cesar, Atlántico, San Andrés y Providencia, Valle del Cauca, Tolima, Cundinamarca, Noite de Santander, Huila y Cauca y Idariño. Hacia el nororiente se ubica en la frontera con Venez-iela (IavH, 1997).

Colomi.,ia contaba originalmente con una cobertura de 80.000 ~ r n ~ (8.000.000 hectáreas) de bosque s tco tropical en los departamentos mencionados, área que se ha reducido a menos del 2O/( c.la esa vegetación original (Márquez, 2001). La actividad humana de ganadería, agricultur3 y explotación maderera en las llanuras de la costa ,Atlántica y en los valles inierantliros es la principal causa para la desaparición de la riayoría de este tipo de ecosistenim2.

Un caso sobresaliente de deterioro ambiental en las zonas del bosque seco tropical ha sido documc?nt:ido por Baquero et al (s.f.) en Taminango (hoya del Altc Patía, Departamento de Nariño), c.11 donde, de manera cíclica, la sequía afecta la producción 5 , la generación de empleo agroper:uirios reduciendo el ingreso y el nivel de vida de los pobadores, hasta llevarlos a estado:; c,e.! miseria y mendicidad.

En la zon3 los principales limitantes para el uso agropecuario son, además de los problemas de aridez, IE.:.; fuertes pendientes, el riesgo de erosión, la baja fertilidac y la poca profundidad de los sue o:;, que son utilizados con cultivos de maíz, hortalizas y man . De manera no uniforme los prod~~c.:tores utilizan técnicas agresivas de preparación de suctlos y mantenimiento de cultivos (s.quema, siembra en pendiente, eliminación de barreras v i ~ a s , tala de bosque para obtener Icria, entre otros).

El análisi.; estableció claras relaciones estadisticas entre deterioro ambiental y sistemas de producc:ióri, aunque no encontraron relaciones sencillas entre pobrez,a y deterioro de recursos. Los au.:oit?s reconocen que las interrelaciones entre estas dos categorías son complejas, mediad2s por variables tecnológicas características de los sstemas de producción, especifici(i,ades de la mano de obra familiar y equipamiento veredal.

Conclu!!eii que la inexistencia de tecnologías adecuadas a las condiciones de aridez de la zona, es un fact3r explicativo del deterioro ambiental. En particular, se encuentra que el uso de técnica:; ti~?terioi'antes (uso excesivo de plaguicidas entre ellas) o de tecnicas conservadoras depei-id? :n mucho del sistema de produccióri, sus especificidades 1 1 de la asistencia tkcnica

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re~il1id3. I g ~ ~ a l i ~ i c ~ i t e . so11 i!npi7i-:antes 13 pr~p ieda i l de la tiei-ra y la disponibilidad de niano de L? l.:?.

Los Boslqiles Húmedos tropicales y ci i l i ivos ¡lícitos

Pdiiigúr ~ r 3 g r a m a sobre agricirltura en Colombia puede delinearse haciendo caso orriiso de la gl-iive r)rcit)lernática que afecta los Bosqiies Híimedos Tropicales del ,riente, centro y occidente ciel pais, rrbicndos especialrnente en la At-riazonia, el Chocó Biogeocr-afico, el Valle Medio del i \~lagdc y las regiones del Catztuinbo.

Tales resjyones, que ocupan más de un tercio de la superficie del pais, están severamente limitadas Dara usos agropeciiarios convencionales, debido a scis características cliináticas, edáficcs biológicas.

El Choc;ó, por ejemplo, con alrededor de 10.149.932 ha'"osee cober.uras boscosas en el 85% de su territorio y solamente un 5% ha sido utilizada en agricultura ganadería. Por lo tanto puede (2riticiparse que, aunque no presenta vocación agropecuaria significativa, su valor para el pais raijic.:;i en la diversidad cultural y biológica que alberga.

La extenz.,i5n de la Amazonia ha sido calculada por IGAC - Corpoica (3p. cif) en 45,494,148" ha (aproxi~n:.il.lamente el 39.8% del pais), incluyendo las zonas de cordillera que hacen parte de su cuenca hcirográfica y se acepta generalmente que tampoco posee voc:ación agropecuaria.

No ob:;t;:rite lo anterior, la Amazonia ha sido intervenida en € 1 14.8% (6.733.134 ha), predorin;.ndo las tierras parcialmente transformadas que ascienden :i 4.276.450 ha, dedicadas principzilniente a actividades extractivas de madera, fauna y flora va iosa. En estas tierras los bosques ,lan sido fragmentados y alterados por entresacas y por parcelas dedicadas a cultivos para el aii,:oconsumo (maíz, yuca, plátano), pastos y también a cultivos proscritos de coca. Las tierras int.?nsamente transformadas se encuentran principalmente en E ectores del departamento de Guc,visre y en el piedemonte de los departamentos de Caque:á y Putumayo, donde la ganaderí:~ ha jugado un papel importante tanto en los procesos de acirmulación de capital como en la deg,-[idación ecosictémica.

Más a l l i -le las cifras oficiales sobre potencialidad de uso de las tierras, es necesario indicar que las rc.giones amazónicas de Colombia están en el corazón del conflicto armado que vive el país descl(? hace más de 40 arios. Las cifras actuales sobre cultivos de coca varían entre diversa; fuentes pero pueden estar alrededor de 130 a 160.000 has, esparcidas a lo largo de los g r a n d ~ s ríos amazónicos y mezcladas en las planicies aluviales y en la tierra firme. Los programas de erradicación forzada con aspersiones de herbicidas h,an generado controversia en el país, tanto por sus impactos ambientales como por su ineficier\cia relativa como política de cont-01. Además, existe el temor entre varios círculos de opinión que se reintente utilizar el hongo Fusarium oxysporum en los programas de erradicación, dado el potencial peligro de su liberacitjn masiva sobre seres humanos y ecosistemas.

En térrrinrs absolutos la vocación potencial de uso de la Amazonia es la de conservación y uso de sus recursos forestales y de su alta biodiversidad de faun3 y flora, a través del reconcc.inriento de sus particularidades y del diseño y ejecución de estrategias alternativas de desarrollo #:que aproveche la región por vias diferentes a la extracción fllrestal o a las actividades agropec:u;j~-ias.

' hilii~istítri I del ivledio rlrnbiente - IG.AC, 2000. La exteisióri de la Arriazoriia. corno recjióri riatcirnl, es :;ensibIemente rnenor: algunos ;t[itoi'es Ic-

i:»r;coe~.i : :#3 rriillories d c tiectire;is (Coiter;, 1982) y otros 39.91 (Hiirtado. 1992) ? > , '

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Por ejern :lo, aig~inos progrriilias del MADR pueden calificarse positivai-nente en términos de su i-i,Iacibrl I:on Ir-: biodiviirsiciad. Ello ocurre con los programas de in~estigación en ~~~~~~~~~~~~~a, iiistalac:icri y iiiariteiiiiiiiento de bancos de germoplasma, programa d? semillas y reforestacióil, pcsca y ;~cuic~ilt i i i-a, el Programa Nacional de Transferencia de Tecnología Agropecuaria (Pi-onatta) y el apoyo al CIAT, Pademer y Alianzas Productivas para 13 Paz, que en su conjunto incluye-o i el 39% de los recursos asignados ($93.512 millones) por el MADR en 2002.

El análisis realizado al Incentivo de Capitalización Rural (ICR) entre 1996 y 2000, indica que este inr;tr~mento presentaba articulaciones no favorables con la biodi\/ersidad, en un porcentaje cercano 2 i 1 64% de su ejecución presupuestal. Esto, en virtud de que tales recursos (alrededor de $18.3410 millones de pesos), se invirtieron en sistemas productivos que fueron calificados como no f~jvorables para la BD como algodón, arroz, caña de azúcar, cebolla, flores, ganadería y sector ii,~/icola. Por sci parte, el 29% de los recursos invertidos a través del ICR, favorecieron de algunzi manera el conocimiento, uso y10 manejo de la biodiversidzd, dado que se invirtieron directarn~stite en sistemas productivos como palma de aceite, banan3, caña panelera, frutas y hortalizsc, que fueron calificados como favorables al mantenimiento de la diversidad biológica.

Para evai iar el impacto de las políticas de financiamiento sobre la biodiversidad, los citados autores arializaron las tendencias del crédito por actividad según la información de FINAGRO. El créditc: aprobado por esta entidad entre 1998 y 2002 tuvo alta tendencia a ubicarse en cultivos tiansitorios y a actividades pecuarias en general, calificadas como no favorables a la biodivei-siclad. Estas actividades absorbieron casi el 86% (S 1549 millones de pesos) del total. Los recursos destinados a las labores pecuarias se concentraron especialmente en el rubro de ganaderízi que representan la mayor parte del crédito (675.008 niillones en el quinquenio analizado) alcanzando el 37.5% del total de los recursos de FINAGRO, cifra que es más del doble Ce los recursos asignados al cultivo de arroz ($375.000 milll~nes), que es el sistema productivo individual que recibe la mayor atención crediticia.

Lo antericlt implica que las actividades de FINAGRO en general no rei~resentaron ventajas para la conserdación y10 el mantenimiento de la biodiversidad en el país. Lo anterior se confirma cuando analizan las cantidades d s dinero qcie se invirtieron en sistemas productivos permanerites, en bosques o en cultivos transitorios con baja utiliza~:ión de agroquímicos yio sembradc>; en sistemas múltiples, que son considerados como sistemas favorables a la biodivet.si~Aad (cacao, café, caña panelera, palma africana, banano, plitano, frutales y bosques) que su,n;ji-on S 242.000 millones de pesos, equivalentes al 13.596 del total de los fondos asignac:o:-; por FINAGRO.

En re lar io i con los efectos de las politicas e instrumentos de cienzia y tecnología sobre la biodiversijad, los autores indican que, aproximadamente la mitad ($50.100.000,00) de los recursos ,?,jecutados por todo el Sistema Nacional de Ciencia y Tecriología (representado por los fonclo:.; de cofinanciación de Colciencias, Pronatta y los Fondos parafiscales) en el período 1991 - 2CiOI ($108.403.000,00), se utilizan en aspectos que son posiiivos para el conocimiento y uso di? 13 BD

3.4 LOS C:ONFLICTOS EN EL AMBlTO CULTURAL

En los ílp3rtes siguientes se analizan los prlncipales conflictos de t i p ~ ~ c ~ i l l ~ i i a l que se sciscitcln como roiijecuencia de la actividad agropecuaria en Colombia, i:nfati?cincio en aspzcTos

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ti?ci~o!t.qi.:os corno el iiso di! plagiiicidas y r?laqirii~aria agr-icolri en relación con la saliid de 121-odiic:oi(:s y cons~i~ii idores, 21 igual cl~ie en dos variables claves de la orgariización socia! y de Ir1 C S ~ Í L ct-.ra simbólica: el des3rrollo científico y la edcicación.

La p ro 3li>ii15tica asociada al uso de piaguicidas

L;3 Orgarización Mundial de la Salud estimaba en 1992 que cada año ocurrían en el mundo ali-edccot de 3 millories de casos de envenenamiento causados 2or plaguicidas, con una ri:oi-talitlaci probable del 1% (30.000 muertos). Para 1995 se calculaba que 25 millones de trabajaciori3s agrícolas scifririan un episodio de intoxicación por plag~iicidas y que éstos serían responi;arles de 437.000 casos de cáncer y de 400.000 rnuertes in~oluntarias. El 99% de los envenen:iinientos y tnuertes ocurre en las naciones en desar-rollo (Rapal, 2003).

Las cifra: anteriores, que no abarcan otros temas relacionados con e efecto de los plaguicidas en innum,?rables organismos, cadenas tróficas y ecosistemas, contaminación de aguas y suelos o desequ I brios sociales, plantean de entrada la complejidad y la dificiiltad del necesario debate en torno i i I uso de plaguicidas en la agricultcira mundial y en partic:ular en el sector agrario colombiai~o.

El tema ~it?nera fuertes controversias entre los defensores del desarrollo sin límites y quienes presentar1 posiciones a favor de la conservación de la naturaleza y de la calidad de vida de la poblaci~jn humana. A pesar de los innegables efectos ambientales del uso de estas sustancias en la acgri x l tura y del desarrollo de soluciones alternativas de manejo fitosanitario, aún subsiste un podi?ri.)so sector económico que, basado en el éxito comprobadc de los plaguicidas en el control de plagas y enfermedades, aumenta continuamente sus ventzs al igual que incrementa los efec.to5 de los agrotóxicos sobre suelos, aguas, fauna, flora y sere: humanos.

El debfte es más intenso en Colombia, habida cuenta del impacto cue causan los herbicidas utilizados c n la erradicación química de los cultivos ilícitos de coca \ f amapola y a la reciente propuest~i del gobierno nacional para fumigar con Glifosato+ POEA t Cosmoflux los Parques Nacionalc::.; Naturales en donde se encuentren tales cultivos.

Los pl;igi.~¡cidas hacen parte del modelo de agricultura de revolución verde que ha sido ampliar~erte'discutido en Colombia tanto en sus aspectos positivos como negativos. De todas manoras, c i pesar del reciente surgimiento de movimientos sociales qLe impugnan su utilización indiscrirniii3da, existe un consenso tácito de las dificultades que enf re~ta la pretensión de abolir estas suctancias del panorama agrícola nacional. Los esfuerzos ( le muchas vertientes de acadérr.icrs, productores y politicos se enfocan ahora hacia prácticas de agricultura limpia con reducciOn de plaguicidas, dado que existe un reconocimiento más o menos amplio de los efectos qiri? causan estas sustancias en los ecosistemas y en la salud cie la población.

En los pár,-afos siguientes se presenta un resumen del tema en Colcmbia que, a pesar de no contar Icor1 las estadisticas precisas a escala nacional, si posee i n cúmulo importante de docum~:ntc~s que ilustran la situación en el país.

C o m e r c ~ ' i , ~ a c i ó n de plaguicidas en Colombia

Desde Iia:e más de 50 años Colombia viene utilizando cantidades sic nificativas de plaguicidas con un prc~medio anual de producción estimado por varios autores e i t re 24.0000 t en 1982 y 34.300 t c?n 1995. Coy (2001) citado por León (2003) calcula un promedio anual de 25000 toneladas cle Ingrediente Activo (I.A.) utilizados, aunque RAPAL (2003) presenta cifras de venta de 125CO t e n 1980 y de 19.800 t e n 1995.

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(..a aplica :;o11 de plc?giiicidas no es cii-iifo!-nie rii espacial ni ternporaIin~~i1te en el país, dados las tjiíeren~:i;~:; er-i los sisteinas de cci!tivos, áreas específiccis, climas, poder ad~ ju i s i i i ~~o de los agricultorc~s y otras varicibles r-egior-iales qcie inciden en la aplicaciói- o no de talzs s~ist ;- inci~s (Leon, 2~ .l-7it.).

Por e j~mr : l o , el mismo autor, citando a Coy (op.cit.) indica que eri la cuenca Piilagdaiena - Ca~rca SE citilizaroii en 7998 alrededor de 44.437.000 kg L de I.A. que, dividido por el total dfil ái-?a agríi::~la de la cuenca (2.749.602 ha) genera un índice de 16 kg tie ingredientes activos poi- hec tár~a, tal vez uno de los mayores del mundo, si se cor-iipara con valores de 6.8 kg / ha's.er7 USA p:ir:i zonas consideradas de alta demanda de plaguicidas. Esta cifra no ha sido aceptada por vario; funcionarios del Ministerio de Agricultura, pero hasta la f x h a no se han realizado estudios ;.xiicionales para rebatirla.

El Est3c:o colombiano fomenta directamente el uso de plag-iicidas y promueve sci coniercia.i.;cación y venta a través de políticas para rebajar aranceles, reducir el IVA, aumentar la fumi!gac.ión de cultivos ilicitos con herbicidas y otorgar licencias Fara el establecimiento de nuevas fátxicas formuladoras de genéricos o para la venta de nuevos productos.

Los regis:ros de plaguicidas ante el ICA se han duplicado en los últiinos 30 años, tal como se muestra (?ri la tabla 5. En efecto, hasta el año 2003 tenían licencia ce venta 1.370 plaguicidas comerciaie:s, cifra que representa un aumento del 78% respecto al año 1974 (770 productos registrado:;). Tales productos han sido formulados con base en 400 Ingredientes Activos (I.A.), lo cual r~:r)resenta un incremento del 115% con relación a la canticad de I.A. registrados en 1974 (1

Tabla 5. \!,jriación t e m ~ o r a l del número de plaguicidas registrados en ei ICA entre 1974 y 2003.

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Año Número de ~ r o d ~ ctos reciistrados

De los 1370 productos comerciales registrados en 2003, casi la mitad (46%) están prohibidos o restringidos en otros países (564), lo cual configura un cuadro preocupante, dado que muchos de ellos (:!37) pertenecen a las categorías toxicológicas I y I I (tabla 6)

Ahora 3it.11, la subgerencia de protección y regulación agrícola del Instituto Colombiano Agrope1;uario (ICA), desde 1997 hasta el año 2001, ha expedid3 56 resoluciones sobre restriccior~i.?~ y prohibiciones de plaguicidas de uso agricola en Colom~ia. A pesar de ello Rapal (op.cit.) rriuestra que en el país se utilizan por lo menos 28 iigredientes activos (123 formulacioi~es comerciales) pertenecientes a las categorías la y lb de la OMS (tabla 7). Las impo taciones colombianas de insecticidas se mantuvieron relatil/amente estables durante el periorlc 1997 - 2001 (se pasó de 3967 toneladas de producto comercial en 1997 a 4176 tn en el 2001, SS decir, alrededor del 1% de aumento). Por el contrar o, las importaciones de f~ng ic ida :~ crecieron sustancialmente, puesto que pasaron de 3201 tn en 1997 a 4544 tn en 2001 (41'Ll de incremento), en tanto que los herbicidas registraron el aumento más notorio, pasarid':, Ae itnportaciones cercanas a 1756 ton en 1997 a 4722 tn eii el 2001, incremento de casi el , 63% en ese lapso (sir? contar el glifosato utilizado en la erradicación de cciltivos ilicitos).

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T~.l) ln 7. 131n<giiicidns arjr'icolas de las Categorías Toxicológicas la y l b (Extreriiada y Allnirieiitc Pci:igro:;os) de ia 01-gnii izacióii PJlundial de la Salud (OPJIS) registratlos e i i Coloriibin (Fuente: h t t~~: l iw,~~~v.v idasa i in .org lpdfs l i~o~uso~plag i i i c idas.pdf ) .

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Aldicarh Bro~l i facoi r i ia Brori>adiol l i la D i f c t h i a I o ~ ~ Dislilfoton Etoprop (e.oprofos) Flocourr a f ~ n Foiato Metil paiat o n

Temik Klerat, Rataquill Musal, Rarnoi-tal, Tomcat Rodillon Disystori Mocap Storm BB Thimet Metil Parathion, Metacap, Metacide, Pencapp, RP Methil, Methion Counter Gusathion: Cotnion -Methil Bla - S

Rugby Carbofed, Carbofuran, Carbogroz, Carboter, Carbotox, Curater, Fiiradán, Furalimor, Fursern Vapona Bidrin Hinosan Nemacur Amidor, Atilon, K-Sidor, Medifos. Metacrop, Monitor, nadir, Saat Milonga, Supercon, Tamaron, Agromidor, Agromifoc, Monitor Mesurol Lannate, Mercarnil, Methaviri, Methomex, Pilarmate, Nudrin Azodrin, Elancron, Fersacron, Fosfacron, Inisan, Monocron, Nuvacron, Protofos, Ronecron, Trifotox Hidrolato de Tabaco Folirnat Vydate Metasystox Primicid Hostathion

Terbufo:; Azirifos inístil Blasticidin- :; Cadusafos Carbofui-ari

Iri-Nrn 1 11 F N rn I n

Diclorvoj Dicrotofos Edifenfos Fenamif4,s Metamidof 1s

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Metiocarb Metornil

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Nicotina Ometoato Oxamil Oxidemciton rnetil Pirimifos elil Triazofo:; y clorpirifor

Nota: :;o11 123 formulaciones comerciales registradas, de un total de 1 370 CAT. = Categoria roxico~~gica del ingredienie 3 -tivo, segun la OMS Proh-Rest = Prohibido o severamente restriiigido en otros paises Ac = Acaricida 4c.Ep = Derivado ácido enopiranuronico F = Fungicida C = Carbamato In = Insecticica OF = 0rganofo;fcrjdo Rd = Rodenticida Curn = Curnarina

Las ex~c.ir taciones han seguido u n camino diferente. En los pasados cinco años las exporta:;ic ries d e insecticidas y herbicidas crecieron pero no las d e fi lngicidas. E n el caso de los inse:ticidas, las exportaciones pasaron de 3895 toneladas a 488E tn ( incremento del 25%); e n los kert: ic idas pasaron d e 8717 t n a 10538 tn (20% d e aumento) y e n el rc~bro d e fungicidas las export i ic iones colombianas disminuyeron, pasando d e 20034 a lii353 tonelacids dz 1997 a 2001 (WA 3 R 2002)

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Figur-a 1. Cos tos c!e protecc ión del cu l t i vo d e a r r o z o11 Colo inb ia (1981A - 2 0 9 l A )

Fuente: Arroz t:n Colombia, Fedearroz (LCOI)

de plaquicidas por tipo de cultivo

En térmirios generales, se puede indicar que para 1996, el 54Y0 del consumo total de agroquim (:os en el país, se concentró en tres sistemas productivos. arroz (21%), papa (19%) y pastos :l.!%). Le siguen en importancia banano (~O/O), caña de azúcdr (6%), café y hortalizas (5C,ó), algodón, flores y maíz (4%) y tomate -frutales (3%) (MMA, 1998)

Por su paye en los cultivos de flores es en donde se realiza la mayor concentración en las dosis (concerltr,.~:iones de 196.8 kg / ha a 188.6 kg / ha entre 1991 y 1995''). En este rnismo lapso las conc:e,itraciones se incrementaron en banano (de 21.6 kg / ha a 3:) kg / ha)?' y en arroz (8.6 kg / ha 13r- 1991 y 10 kg / ha en 1995). En el algodón se redujo tanto el consumo de agrotóxicos de 360;' :I 792 toneladas como la concentración de sus aplicaciones que pasaron de 14.6 kg / ha a 9.:' 123 / ha, debido en parte a la disminución del área sembradr.. En la papa, a pesar de haberse ricrementado el consumo de 1967.5 toneladas a 3763 toneladas, se redujo la concenlrac:ión de sus aplicaciones de 73 kg / h a a 2.1 kg fha .

'' L a r i 3 í j ~ c c cin se debe probablein~r,:e a la implantación de medidas de carácter órr:,ierital conterripladas deritro del Prc.;rar-ii;i Fr irvcrde impulsado por ASCCOLFLORES, el cual pretende lograr el adecuado i ~ s o de los recursos para en i! Jargíi F 1 ~ z o y iJie]orar la rentah! dar( y cornpétiti?/idad de 12s empresas dcl sec!cr :!oricultor colombiano dentro de ~ i n ~ ? r l c e i ~ t c . le desarrollo soster~ible corno exigencia para poder r?isnrenerse eri el rr<:rcado internacional - - !-'-.;it!e~ncsrite debido a los bcicnü.; :ri.cios cristi3ntes eri el rnarc'ido ir~tfrnacicnul c . ? conllevaron al increriierito en i!:) ~:2!::, dc?l i ea seriibrada e i i t r~ 1557 y 1996.

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1'ii;la 2 ; . F'orcentajes del costo de LISO y aplicación de plaguicidas cii los costos totales cie ~ ) I O C ? L ~ ~ ; I O 1 de alg~ir ios cultivos 0 1 Colo~iibiri.

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Sisttrma (fe piotluccióri Costos Costos % Fiicnte 7-otales (ha) Plaguicidas (0POii1 a} (0001tia) --

Estnbleciiiiiento de 1697 782 46 hlii istzrio d e Agricultura (2001) olriritación en Meta Se i:cstre 2001 A

Produccióii tradicior~al en 3.336 1.268 38 hlir isterio de Agricultuia (2001).

Nariiío Seinestre 2001 A

Peqiierío productor eri 6.791 2.499 37 co igelayro s.A: Semestre 6 2002.

Cundinarnarca General para el país 2.209 780 35 Fetlearroz, 2001 (pai-a el semestre A

de 2001)

Gran productor tecnificado 10.487 3.282 31 Collgelagro S.A. Semestre B 2002.

Cundinamarca General para el país 2.975 81 8 27 Fedearroz, 2001 (para el semestre A

de 2001)

Prornedio general de 1665 productores zona centro Sistemas tecnificados en 2.257 el departamento del Cesar Plantaciones tecnificadas 691.9 en Quindío Cultivos tecnificados en 11 76 Huila Pequeño productor 2.073 tecnificado en zona cafetera Cultivos tecnificados en 626.5 Cesar Sostenimiento de 1.025 plantación en Nariño.

428 25 iIC.4, 2000. Semestre B de 1999

545 24 h,lir isterio de Agricultura (2001). Para el zernestre 6 de 2001.

155 22 Mir isterio de Agricultura (2001). Seinestre 2001 A

257 22 hlir isterio de Agricultura (2001) Seinestre 2001 A.

408 19 Arznzazu et al (2001). Pesos de oct.2000 para si año 3 de producción.

105 17 hlir isterio de Agricu!tura (2001). Seinestre 2001 A

150 15 h4iristerio de Agricultura (2001) Seinestre 2001 A

En té rmi r r~s generales los cultivos de algodón, arroz, sorgo, maiz, papa y flores consumen la mayor x r t e de los insecticidas. Los cultivus de papa, arroz, banano, cebada, flores, hortalizas, así como 1-1 tratamiento de semillas concentran más del 90% de los f~ng ic idas y los cultivos de algodón, arroz, maíz, sorgo, soya, cebada y pastos utilizan más del !iOo/c de los herbicidas, en un pat r ' j r de uso muy estable.

Efecto:; !.generales de los plaguicidas

La infoi-rrzición disponible sobre este tema es, nuevamente, escasa, puesto que no se poseen estadístic;is formales ni redes permanentes de monitoreo sobre los efectos que producen los plaguicid;j; en diversos componentes de los ecosistemas (suelos, a3ua, aire, flora y fauna) o sobre la :8:ilud humana, pero aún así es posible realizar un diagnostico general confiable

Los plag,~ic idas generan diversos efectos negativos sobre la salurf de los seres vivos, en función c,e su grado de toxicidad y dcl tiempo e intensidad de exjiosición. Son capaces de afectar a j s s , reptiles, mamíferos y afirópodos del suelo, disminuir las cantidades de materia orgánica en el suelo, contaminar depcsitos subterráneos y corr ient~s s~iperficiales de agua y afectar la (.;alidad del aire en las zonas ce aspersión.

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i:ii seier; ti~irri,iiios se Iiriii coinpi-c.Llí7do efectos cle cai-:!clei- crincer-¡seno, m~rtagériico, snni5tic:o ; rept-ocj~rctivos y trcistornos ei i el sisteii:a nervioso c ! ~ i ~ ? se 1.1-;iriifiestan en neiii.opntías. ~ i i c e f a l o ~ ~ ; i t i ~ s , pertiirbcicioiies visucilc~. delirios y coriviilcioiics, t.!-ti-e otros (IDEAM, 1999). \.ils v i ~ t i r i a ~ no son solamente los tral?=l,jatlores a ~ i campo sir;o igi::il!nente los consciiiiidores fiiiales de los prodiictoc agricolas, es ducir, la totalidad de la poblacibr 1 .

Con e>.cr? i~c i jn de los aliinentos ciiltivados en sistemas de prodiiccion urgánicü o ecológica, pi-5ctic;ini(:nte todos los productos qiie se consumeii a diario en el priis, presentan algún grado de conarr,inación por residiios químicos.

Los efc?c:os sobre la salcid hcimana de los plaguicidas son múltiple:; y en Colombia han sido docum l~ r l t , ~dos en distintos lugares del país y bajo ciícunstancias disir-liles:

De aciiei.clo con el perfil ambiental de Colornbia (Colciencias, op. (:;f.) entre 1978 y 1989 se atendi~:íc.ri anualmente 618 casos por iritoxicaciones con plaguicidas. 14% de los cuales fueron fatales (E.3 muertes / año)

En un t,.abajo realizado para evaluar el perfil cognitivo de trabajacores que se desempeñan como i?ni:~olsadores del cultivo de banano en Urabá (Gallego ef a!., 2003) y que entran en con tac :~ directo con el plástico tratado con el insecticida organofosforado Clorpirifos, se encontró que el grupo expuesto presentaba rendimiento cognitivo r lás bajo que el esperado, con SL.S funciones de memoria y atención comprometidas y bajos niveles de habilidades no verbales El 30% de los estudiados en el grupo con más de cinco años de exposición presenta-~:,n un nivel de 20% o menor en las pruebas de habilidad verbal, en tanto que más del 25% d12 Ic:s estudiados clasificaron con alteración severa de la memoria, el 20% con alteración moderi3da. de la atención y el cinco por ciento con alteración severa d. esta función.

En una r-eciente investigación realizada por Acción Ecológica de E ~ u a d o r (Rapal, op.cif.), se analizzirc~ti las células sangciíneas de 22 mujeres que fueron expiiestas a las fumigaciones aérea: d ~ : l Plan Colombia, con la mezcla glifosato + POEA + Cosmo=lux 41 1F y de 25 mujeres no expuestas (grupo control), encontrándose que la totalidad (1CO0/0), de las mujeres que recibieror-I el impacto de las fumigaciones y sufrieron síntomas d~ intoxicación, presentaron lesionc?s genéticas en el 36% de sus celulas, 800% por encima del grupo control establecido y un 500°/r, superior a los daños encontrados en poblaciones de simllores características en la Regiór) ji inazónica.

Los in,/estigadores advierten que, someter a la población a más furrigaciones puede aumentar el riesgo de daño celular e incrementar los casos de cáncer. mutaciones, alteraciones embrion,.3rias y abortos en la zona.

El Paraciiat (actualmente comercializado como Gramoxone), ha sids otro de los agroquímicos (herbi(:ic.:.i) más utilizado en Colombia para la recolección de cosec:has, control d e malezas y erradic:a': ón de cult i \~os ilicitos, no obstante ser altamente letal para el ser humano por generar lesiones pulmonares fibróticas de rápida progresión en forma irrevcrísible y con alta toxicidad crónic3 (:':m presencia de lesiones renales, hepáticas, miocárdicas y c:erebrales (IDEAM, 1999).

Por- f~.er;.i de las zonas de conflicto armado en torno a los cu l t iv :~ ilicitos, las áreas más afectad: :; por el consumo de agrotóxicos corresponden a los altipl:inos Cundiboyacense y de Río N-.gr3, las llanuras del Tolima y d r l Huila, la zona Tocaima - Girardot- Espinal, el valle del rlo Sinú y algunas zonas agrícolas de Boyacá y Norte de Santznder (Aquitania, valle de Sainaza, Abrego y Lebrija). Ello también ha ocasionado deterioro en ecosistemas de impoitarii.:ia nacional. como en la Ciéi-iaga Graiide de Santa Marta (sanano: palma africana y cirrcz) E'II la Ciénaga de Zapatoza (pairna africana), erl las cuenczs de los ríos Metci (arroz,

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o ¿,Son i:oiiipatiblcs con 1;i proieccióii de la biodiversidad?

¿PiieJei? provocai- la apa!-icióti c!e s~iperinalezas resistentes a tiert)icidas?

o ¿Afee tarian insectos benéficos no objetivo?

+ ¿Pro\ ocan rápida resistencia entre los insectos - plaga?

4 ¿Ai i r ro i~ tan significativainente la producción de alimentos en ;omparación con plantas cultiv;.i:ias con sisternas convencionales o ecológicos?

e ¿Mejoran la calidad nutricional de los alimentos y por ende represantan un incremento en la cali-l~.cl de vida de los consumidoi-es?

e LAfrctan la salud de los seres humanos?

4 ¿Ac~u~.lizan, o por el contrario, resuelven desequilibrios económicos de la población rural?

t ¿Deb;n patentarse? ¿En qué condiciones?

o ¿Son parte de un negocio que beneficia exclusiva y principalmente a las compañías trar sri;.xionales propietarias de las patentes?

+ L L ~ s i ~ n a n la soberanía alimentaria de las naciones?

o ¿Aiirrc?ntan la dependencia tecnológica de los grupos de prodiictores o los libera de la impor;jción obligada de insumos?

t ¿Si is ventas sin etiqueta lesionan los derechos de los consumi~ores a estar informados sobre la clase de productos que consumen?

e L A f ~ c t a n la certificación de agricultores ecológicos cuando SLS campos de cultivo se conta;riinan con plantas genéticamente modificadas?

t ¿Afrct,:m otros componentes estructurales yio funcionales de los agroecosistemas y de los ecosicl.emas?

o ¿Rctsi~rlven problemas centrales de manejo de suelos, como dctsequilibrios nutricionales, pror:e;3s de compactación o deficiencia de materia orgánica entre otros?

4 n rlecesarios para el desarrollo del sector agrario colombiano?

La mayDr parte de las cuestiones anteriores se mueven dentro de un ;Ato nivel de incerticlurnbre generailo, entre otras cosas, porque los presupuestos para investig'~ción científica se dirigen casi e>:m:lc ;;¡vamente a la manipulación genética para obtener plantas resistentes a herbicidas o a insectos-objetivo, en detrimento de la financiación necesaria par; efectuar investigaciones sobre s ~ i s efectos ambientales (ecosict~rnicos y culturales).

Pere a lc anterior y las criticas de t i p ~ E ~ I C O y tecnico que han sciscitado las pocas pruebas y ensayc; r e campo realizados para 2 /alar sci introdciccion al pais. 13s plantas i ~ i ~ d i f i ~ ; ~ d ~ ~

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gc?iieticnr-i2tite se ii~trodtijeron en la agi-icult~ira colombiana a paitii- del ai io 2003 eii una cií.cisió!~ ir,-e~lersible qiie incrementar6 significativainer?te su eimpleo 311 Coloiiibia, tal coiilo hrl :iii=edic!o en algunos países del in~ i t ido.

r,'iccanizz ción Agrícola

L 3 rnecari:zación agrícola constituye otro obstáculo para la competiti\jiciad )I Icl sostenibilidad de Ici agric~il:i lra en el país, no solo porque a ella no tienen acceso igualitario los diferentes prociuctort~s debido a los costos de las rnaquinaria sino porque probablen~ente ella no e s t i adaptada ;a las condiciones tropicales, hiimedas, cálidas y montafosas de buena parte del territorio c.:olombiano (León, op.cif.)

En Colorrhia existen claras diferencias en el acceso a la maquinaria cgrícola en función del tipo de produc:tor: con algunas excepciones, los agricultores campesinos en general no mecanizan sus labor2s por la imposibilidad de adquirir tractores e implementos y por las dificultades ya anotadas vn las regiones montañosas andinas. El subsector agroindustrial, en cambio, accede con mayor facilidad a la maquinaria agrícola bien sea a t r a ~ é s de compras directas o apelanclo :3 las facilidades que ofrece el Estado, a través por ejemplo del Incentivo a la Capitalizz~c..ión Rural (ICR), aunque la intencionalidad de éste sea dzrle un trato preferencial a los peqi~ef ios productores

Dcirante E:!I periodo 1998-2002 el Ministerio de Agricultcira destinó rl?cursos para el ICR por valor de. 9'37.676.000 (USS 49000) y en 2002 los principales rubros f nanciados a cada cadena se distribi.~yeron de tal suerte que predominan las inversiones en adecciación de tierras y la compra d:2 equipos y sistemas de riego sobre la adquisición de maqiiinaria agrícola. Un hecho constat;jdc~ por varios estudios es que la mecanización, vista a t r i ~ é s de la adquisición de tractores combinadas, ha venido disminuyendo en el país (Sánchez, 2003).

El parque 2:le tractores y combinadas

De acut.nli:, con Murcía (2004), el parque de tractores disponible en Colombia sería de 5.379 unidades clue ingresaron al país durante el periodo comprendido entrs 1990 y 2001, sin contar con aqc ellos adquiridos antes de esa fecha, que conforman lotes obsoletos. Bustamante (1994) indicaba (l i le ya para 1994 la edad de la mayor parte de los tractorcts utilizados en Colombia fluctuaba Entre 11.2 y 13.9 años. La misma autora indica que la demanda efectiva de este tipo de tecrioogías de mecanización provino casi exclusivamente ce grandes y medianas explotac;icries de cultivos transitorios y ganaderías intensivas y semi intensivas, quedando por fuera casi la tercera parte del área bajo explotación, representada e-i predios menores de 10 hectáre,as por la agricultura de ladera.

En la fi<li.~ra 2 puede apreciarse que en los últimos 20 años se registran dos periodos d i ferent !?~ en la adquisición de este tipo de vehículos: por una parte, entre 1980 y 1989 el promed o alcanzó 1290 unidades /año y entre 1990 y 2001 el prome dio bajó a 462 tractores /año, re'lejsndo de algún modo la crisis del sector agrario. El plinto dt? quiebre fue el año 1989 en donc:e ese vendieron 1844 tractores y el año 1990 en el que tal cifra bajó abruptamente a 886 unidades ;3ara continuar descendiendo hasta niveles de 149 tractores en 2001.

Igual s ~ ~ c ~ c i e con las combinadas En la figura 3 se puede observar lina tendeticla similar a la ds los tractores, con un punto de quiebre en 1898 y repiinte ei i el año 2000 de comercializarse 119 comb riadas en 1989, se paso a 1 en 1998, con iin prorrieclio de :; coriibiriadas 1 año entre lV92 y 19z9

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En Co otiibia la ciispi?i~ibilidl-id de coriiiiiiiridcis es r.iiíniriia. Se estiina con base en datos de las i i i i p ~ i ? ~ ~ c o n e c y f~iei i tes cie las cr*s,ls comei'ci?,les, Liiia existei~cia desde 1979 d e 83!3 cornbiria l a s ei i el territorio nacional.

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t i i rel:icil~ri c.011 ¡os iiiiplcni(?iltos utilizados, es posible afirrnar que 11 mayor parte de cllos se oclaptaii s las terid?iicias de Ic! agricciltura conveiicional y no exisleri industrias qi ie discilen y coinerc:iciliceii sistsi:ias agrícolgc adaptados a las condiciones c?speciules de los s~ie los ti-opica e;; de rnonfaiia y de las zonas planas en donde juegan papeles importantes t m t o la iiiclinar:ic~r.i cie las p?iiciientes como la fragilidad del suelo expresada en su alta dincjiiiiica de la i~iatrr iz i crgánica.

Por ejemplo, en 13 región del Caribe húmedo (municipios de Montería, Cereté, San Cal-los, San Pelayo, C; enaga de Oro y Cotorra), se citilizan implementos conver-ici males para la preparación de sue o:; tales corno: rastrillas (75% de los productores), arada con tlisco (54%), cincel rígido y rotatorio ( 5%), que en su mayoría dejan los suelos en finas capas de polvo listos para la s i e m b ~ (Corpoica, 2002). Adicionalmente se utiliza maquinaria pesada para labores de siembm, ;iiplicación de plaguicidas y recolección de cosechas.

De igu.31 manera, para la región del Valle del Cauca se utilizan corrientemente equipos como cincel rígido, cincel vibratorio, rastras aradoras pesadas (romes), im~. lementos para correctivos y enmii?nclas con abonadoras, equipos de siembra, abonamiento y equipos de riego impcilsados o trans~c~rtados por tractores pesados.

Por otro lado, la mayor parte de los operadores de estas r~áqu inas no aplican las recom~?n~. l ,~c iones técnicas en el sentido de labrar la tierra cuando el suelo presente contenidos adecu;dc):; de humedad, calibrar adecuadamente los equipos o respetar las especificaciones de velocidac: de los tractores. En este sentido, las recomendaciones técnicas sobre velocidad óptima di-? los tractores para evitar la degradación de suelos se sitúa entre 5 y 6 Km / h pero la velocidac: de más del 90% de los tractoristas en diferentes regiones del país, alcanza promedios de 1 O ;I 15 Km / h, generando efectos detrimentales en el suelo.

Los re:;u't,ados de estas acciones han sido documentados en distin:os informes aislados que rnuestr3r problemas de compactación de suelos, baja de fertilidad, dc!ficiencias en intercambios gaseoso:, erosión y pérdida de nutrientes y de materia orgánica.

Por s ~ ; zarte, varios investigadores y productores impulsan prcigramas de labranza de conser/arión (siembra directa o labranza reducida) en regiones y cu tivos importantes del país (tabla $ 1 ) .

Tabla 9. L'ti.ea estimada consolidada en siembra directa y labranza rediicida en maíz, soya, sorgo, algodón )i arroz en las regiones Caribe, Llanos Orientales, Valle y Tolim 3 , 2000 a 2003

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Sorgo 1.600 3.500 3.300 Algodjrl 24.1 38 26.029 18.005

Arro 7 10,000 10.000 5.000

Total 45.338 57.204 43.270 3.220 13.632 15.086 14.302 2.300

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Fucrite: C ~~'poracióri Color~ibiana de Irivestigaciories Agiopeciiaiias - Coi poi ::l. Tii~niiatá, 2004.

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AE. Pcr [,tía paile. el pais carece de c i i l verdadero mercado q ~ i ? deniande coritiniic?niente aliri1entoc AE y al ii;ismo tieinpo, no existe tina o f e h continua de f!roductos ecológicos para sd:isfac:c.:i tales dzi-ii:~ndas; la reciente iilcl~isión d s sc-.llvs ecol6gicos rnzi-cha en el canlino de

. . subsanar iales defic!c?~?cias. Eii tercer I ~ ~ g a r . aún iio se hzn diicicia~do ~-i i~ic l ias de las propiiestas ii:icida>; c 8 t i 12 AE ql:e tiendan a eliminar pi-obleiiias fitosaiiitarics eii ii?onocultivos conierciales. Se opta F or estrategias de Manejo Integrado de Plagas y Control Biolbgico que intentan reducir el LISO c.le iigroauíniicos.

De cu;iIcliiier tnanei-a, la tendencia dominante en la fornlulación de políticas de ciencia y tecnologi,3 se da en la vía RV, con intentos aún demasiado tímidos d3 incorporar corno política de Est3c,c:1 liiieamientos tendientes a fortalecer los procesos integrales que defienden los i i~ipulsor~:. ; de la AE. En este proceso se da prioridad a las prácticas qrícolas que refuerzan el paradicrn;~ de la competitividad y la productividad.

El tema tic: la biotecnología sobresale en este último contexto. Apoyatios en los recientes éxitos de la rriariipulación genética de plantas, en la creencia, un tanto inger ua, de que están abiertos los mei-cii:ios de OGM para el país y en el convenciiniento que lo; OGM están exentos de riesgos :it.nbientales (culturales y ecosistémicos), la política central del país apunta en la direccicin c::xclusiva del desarrollo biotecnológico "duro", centrado en Ir transgénesis, dejando de lado lar; c.ipciones biotecnológicas que nacen precisamente de la AE, que no son precisaniente pocas rii i.ji3 baja importancia.

La biotvcr.iología no se circ~inscribe al mundo del DNA. En ella aparecen, por ejemplo, los esfuerzozi agronómicos condensados en el Manejo lntegrado de P l a g ~ S y Enfermedades (MIPE) o en ei Manejo Integrado de Agroecosistemas (MIA). Pasa por pricticas de conocimiento y manejo d € microoiganismos edáficos, tema en el cual los desarrollo; son incipientes frente al inmenso ~~otenc ia l microbiológico del suelo y continúa con el manejo de arvenses y sus relaciorie.; alelopáticas en condiciones tropicales, los diferentes tipo:; de compost, los abonos verdes, 121:; forrajeras, los cultivos múltiples, los biopreparados, purin(:s, caldos microbianos de rizosfera :l:;MR), los microorganismos eficientes (ME), las bacterias p:omotoras del crecimiento en plaritaci (PGPR) y la resistencia sistémica inducida, que son solo algunos ejemplos que ampliarl (il panorama de la biotecnología y que debieran ser igualmente considerados en las política; (i.2 financiación estatal.

A l ~ u n o i ~ ~ c t o r e s que dificultan la C&T en Colombia

Las ori?rit,aciones actuales y las posibilidades de acción del aparato científico - tecnológico colombiaiio en el campo agropecuario están determinadas por arios factores de índole econórriico e ideológico que se entrecruzan para incidir en su desarrcllo. León (2003) hace una síntesis d ~ i ellos en los siguientes términos:.

De una )arte, aparecen los obstáculos a la financiación de proyectos de investigación, consoliciac:ión de infraestructura y capacitación de personal que están relacionados con los bajos Frec8upuestos estatales y privados, limitados a su vez por la:; exigencias fiscales para encarar. € 1 conflicto armado que vive el pais, por los procesos de corrupción que le cuestan a Colorntiia icasi dos billones de pesos anuales y por el pago de la deuda externa (25 billones de pesos pa-,,j el año 2003) que, en su conjunto, limitan las opciones de inversión en ciencia y tecnologil~ (C&T).

Los presi puestos de casi todas las entidades públicas de investigacicn y desarrollo tecnologico han veriico decreciendo en los ultinios años

La S ~ i t ~ d i l ección Ay rológica del Instituto Geográfico "kgustín Codazzi" (IGAC), entidad enccirgijd; del inven;ario y estudio de los siielos de Colombia, ha p2sado de un presupuesto cf?rcano :i los $5.000 millones de pesos en 1978 a prácticamente cero para el año 2002. El

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Prograrnz Nacional cie Ciciicici y Teciiologin Agropecuaria (PNCT.:,) de Colcicncias (Foi~tio Colomt- ia - o para l;i Ii~vestigación '.Francisco José de Cr;lcias") eiiti-e 1991 y 200 1 ej i lc~itb solainei;tt? $16.661 iiiilloiies de pesos (US$ 5.9 millones), cifra que en prorr?edio a i l~ ia l represr-nt: $1.666 r:iiiloril-?s jriproximadaiiiente US$ 595.000 al cdr.ik?io d3 *l x 2800 pesos), ciíi-3 íníin í i en reli7cit?n con el presupuesto actual de la nación qiie 3order! los 67 billoiies de pesos.

Suerte sii-nilar le ociiri.ió a Proi-iatta (Programa Nacional de Traiisferencia de Tecnología Agrope:u;~ria), entidad que entre 1994 y 2001 cofinanció proyectos por un valor aproxiixado de $4-8.558 r;:illones (6.069 millones /año, es decir US $2.16 millones), que corresponden a cerca del 30c,/o (le los recursos de inversión en C&T para la actividad agropecuaria durante ese periodo, ylc?ro que en la actualidad está clausurado.

Finalmt!n.it?, los recursos provenientes de las cuotas de fomentc constituyen otra fuente important,: de la política nacional en ciencia y tecnología. A través de este procedimiento se ha logrado rixaudar, entre 1995 y el año 2002, alrededor de $400.02C millones de pesos (US$ 142.8, millones) de los cuales el 10% se utilizó para investigac:iones ($43.184 millones equivalentl:?~ a US$ 15.4 millones) y 13.4% ($55.024 millones = US $19.6 millones) para transferer.ic.:ia de tecnología. Estos montos aunados, suman casi $38.208 millones (US$ 35 millonei;), lrifras relativamente altas en comparación con los aportes que recibió el PNCTA de Colcienci;.ic en diez años que, como se indicó anteriormente, solo alzanzó valores cercanos a los $16 6t.51 millones, e incluso en relación con los $48.558 millones que recibió Pronatta desde 1994 al aria 2001.

Las Orga,iizaciones No Gubernamentales (ONG) también han hechc aportes importantes a la investigac:i5n agropecuaria nacional, desde el punto de vist,3 de la sostenibilidad, especialrr.ic.nte a partir de la creación de Ecofondo, entidad que reúne un número importante de ONG y qiit? administra recursos provenientes de cambio de la deuda pública por conservación. La orieritac:ión de Ecofondo se enmarca dentro de una visón ambiertal que pretende impulsar proyect3s asociativos y regionales de reconversión de la agricultura convencional hacia agriculti~r~3 ecológica.

Entre 19ci4 y 2000 esta entidad cofinanció ochenta y seis proyecto:;, 43% de los cuales se ejecuta-oi.1 dentro del eje temático Gestión Ambiental en Agroeccsistemas, con un valor aproxinia~.lo de 9.043 millones de pesos equivalentes a US$ ..2 millon~?s (Vásquez, 2001). De la ejecucitjn (:le este programa se han derivado importantes avances en la recuperación de suelos y agua:.;, astablecimiento de bancos de germoplasma de cultivos traclicionales, integración de comporieiites forestales a las actividades productivas y de conservación, recuperación de tecnolo~~i~. i i j locales y diversificación de la producción.

Dentro de? este marco es necesario recalcar la importancia de la iivestigación participativa, adelar;tac;i no solamente por las ONG sino también por los mác importantes centros de investigac..ión agropecuaria nacional como Corpoica y el CIAT. Estas dos instituciones crearon e impuljaron los Comités de Investigación Agropecuaria Local (CIAL), en una estrategia que ha dado e>:ct?entes resultados cuando han recibido el apoyo continuo de las entidades promotoras.

Aparatcts científicos y direccionalidad del qasto en el sector aqropecuar& -

Las pclrcy~ectivas de consolidación de los aparatos cientificcs colombianos no son prornett?diras en lo que respecta al mantenimiento y ensanche de las plantas de invest gacores En Corpoica se han perdido mas de 500 empleos enti e 2003 y 2004, el Centro de iniust < aciones en Agricultura Organica (CIAO), desaparecio en 2003 por razones ligadas

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piiesto:, iir,portarites eii la cofinanciacioii del Programa, revelaiidn iiii t prt?ocupación eil el p:.iis por la preservación de los rcrccirsos n:~lui.ales dentro del esqiieiiii? de iiisestigaciones agrarias.

En Col(;iei~cias las cifras tarilbién muestran que la gaiiadcria boviiia los pastos se eilccic?riti-a11 el; el pri i ier lugar de los recursos asignados y del núi-riero dtl proyectos realizados. La tciidenc;i~ descrita por el autor es a favorecer rubros que ci;er7tai: aaemás con fondos espec i~ les o centros de investigación importantes cano el Fondo Nacional del Ganado, Cciiicafe, Cenipali-na o Cenicatia. La excepcibn es el rcibro piscíco!a.

Luego de ,_in análisis sobre las principales orientaciones teináticas! L"ón (op.cit.) concluye qrre Pronatt3 ; z ha inclinado más hacia procesos de investigación en tr~nsferencia de tecnología, utilizaci6ri de la biodiversidad y sistemas de prod~~cción entre ellos los de agricultura ecológica )f

los sis:eirias agroforestales, en tanto que Colciencias le ha dm2do más prioridad a la investigac:i5n básica y a la generación de tecnología.

La conip.titividad como tema específico que intenta mejorar aspectos institucionales, de organizac.i~:jn social, inteligencia de mercados, visión empresarial o ccrnercialización ha estado presente ;n buena parte de los esfuerzos de las dos instituciones, gerierándose 25 estudios por 1943 niillz~nes en Pronatta y 13 proyectos por 1721 millones en (:olciencias en el período señalaclo.

Existen tc.3inas especificos de corte ambiental en el que el país ha invertido con éxito. Por ejemplci! un análisis realizado por León et al (op.cit.) sobre la incc~rporación de criterios de biodivei-sizad en la política sectorial agropecuaria, indica que casi la mitad de los proyectos financizdoi; por Pronatta en el lapso 1994 - 2001 tienen vínculos positivos con la biodiversidad (BD). En esfecto, de los 636 proyectos aprobados aproximadamente 265 (el 41,6% en cantidad de proyectos realizados y el 43% en recursos ejecutados) toca temas -elacionados con la BD en alguna d13 las 10 modalidades identificadas por los autores. Ello cuiere decir que de los S 48.557.7(.i0.00 que Pronatta invirtió en ese lapso, cerca de $21.102.600.00 (43%) fueron recursos que tuvieron que ver positivamente con la biodiversidad nacional.

Cuando 12s autores realizaron el balance consolidado del número ce proyectos relacionadas con la BU, exceptuando las temáticas denominadas "otros" y "a83ricultura sostenible", las tendenc;iz.::. mostraron tres grupos: el primero constituido por proyectos de agricultura ecológica (18%), ,icc:i y manejo de la BD animal y vegetal (22% entre las dos) y sistemas agroforestales y agrosi l~~o~):~stor i les (22O/0). El segundo grupo, corr un menor número cle proyectos, se relaciona con tragcij;~s sobre suelos ( lo%), recursos genéticos (ll'?/~) y manejo integrado de plagas y enferrnedsides (MIPE) (11%). Un tercer grupo, con pocos proy~ctos ejecutados y poca asignac:ióri de recursos, está constituido por trabajos sobre recursos naturales (2%) y educación (1 YO) (tab'a 11).

La evalu;ii:ión realizada por los autores para el caso del Prograrra Nacional de Ciencia y Tecnolog : t Agropecuaria - PNCTA (Colciencias) siguiendo el mismo procedimiento para valorar la incider (;¡a que han tenido los programas de investigación sobre a BD, también aportó un balance ~r.,sitivo para esta entidad.

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T'ibla 17. !l istribucióil gerieral de ternaticss y recursos finaiici,a.doc por F'ro~inttn (1994 -2G01)

A j r i : ~I t i i ra Ecológica

Manelo Integrado de Plagas

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S sil?inas Agro-Silvo-Pastoril

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En efecto, tal como se muestra en Is tabia 42 del total de 126 proyectos co i inanc iad~s entre 1991 y 2C:iOI por el PNCTA alrededor de 73 (57%) se relaciona con t?mas que promocionan la biodivei-sirad. Este número representa alrededor del 48% ($28,479.000) de la inversión total de Colcienciijc ($59.442.000) en ese periodo.

Ello quieiv.? decir que, en el ámbito estatal, los dos principales programas de investigación agropecu3ria liderados por Pronatta y Colciencias, destinaron casi IE mitad de sus recursos a apoyar prciyectos que afectan favorablemente la BD.

Tabla l:!. I:iictribución general de temáticas y recursos financiados por (:olciencias (1991 -2001)

Pgr ( ultura Ecologica

rviaii :]o Integrado de Plagas

Fe( iirsos Geneticos

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L sc y Manejo de la BD Animal

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El ii1od3lo tia caiilbiado coi] e1 tieiiipo, :>justGndose a las criticas recibidas desde varios sectores y e11 la aitiialidaci tarito Iris entidades co~i io IGS propios téciiicos entienden la trtinsfer-encia de teci iol~gí:~ desde cingcilos ail'er-entes, ei? donde se imponen priiicipios como los de coiripartir c o ~ i o c i r n i ~ ~ itos, respetzr los s;it>eres lccales y permitir acciones COI-juntas con caii~pesinos y a g i ~ i ~ ~ l t ~ r ~ i s en geriei-al eti sus prcpios predios, bajo esquemas de investigación participativa. Entidacle; coino el CIAT y Corpoira, las misnias Uinata, program;~ como Pronatta y ONG coi110 CIF'AV, Penca de Sábila o Hei-eilcia Verde, entre otras, han ,-cogido y practicado estos enfoqu.3~.

A partir. cctl aiio 1989 en el país se creó el Sistema Nacional de Trznsferencia de Tecnología Agropecc íiria - SINTAP, que buscaba ordenar el proceso de generación de tecnologia y apoyar la prectaiión de asistencia técnica por parte de los municipios. I \o obstante, este modelo independi;:ó la generación y validación de tecnología de la asistencia lécnica.

El enfcqcic? para el desarrollo tecnológico del sector, se estructuró a partir de un arreglo entre instituc~oiirs del Estado, con un carácter centralista y veitical, dirigido por el Ministerio de Agricul.:ui:i. La reglamentación del servicio de asistencia técnica estak a en manos del Ministerio y del l 3 i mientras que el desarrollo científico y tecnológico quedaba en manos de varias entidades públicas y privadas y de los fondos de fomento. Entidades como Caja Agraria, Indereria Himat, Incora, Banco Cafetero, Banco Ganadero, gremio de la producción, profesionales y técnicos del sector privado, el SENA y el ICA daban capacitación a las UI14ATA. Por su pij i te el Fondo DRI, a través de estas unidades, cofinanciabi3 a los municipios para la prestaciói del servicio de asistencia técnica de manera gratuita para los pequeños productores rurales dí?l país.

Ahora bi?n, a partir de esa época se desarrollaron en las dife;.entes regiones del país numerclsc.)is proyectos de "Investigación y extensión en sistemas prc ductivos", muchos de los cuales in~olucraron en el manejo de los predios conceptos sistémicos y acciones prácticas de reciclajz g retroalimentación entre los subsistemas ganadero, agrícola, forestal y piscícola. En resumEn, a primera generación de proyectos con enfoque de sistemas en Colombia, hizo una importznt~i. contribución al redefinir la investigación agrícola y la ex te~s ión en las regiones y al abrir nuevas oportunidades para que los pequeños productores fueran involucrados en esas actividadt3:s.

Para el ziño 1995 comienza a desarrollarse el Programa Nac io~a l de Transferencia de Tecnologi,-i Agropecuaria (Pronatta), con esquemas descentralizados y participativos y orientaillo 2or la demanda regional y la libre concurrencia, que sin d ~ d a alguna marcó un hito importznt~: en la historia de la transferencia de tecnologia en Colombi:~.

Pronatta i,npulsó procesos de investigación - acción participativa, alentó la investigación en zonas íjp3rtadas del país, contribuyó a la formación investigadores, permitió la participación de produc.or~.~s rurales de bajos recursos y de diferentes procedencias socioeconómicas tanto en la concepciijii como en la ejecución de sus propios proyectos, promocionó la capacitación tecnológi,:a y el fortalecimiento institucional, propició nuevos elpacios de evaluación y seg~iimieiito de proyectos, conformó y apoyó la consolidación de redes temáticas, impulsb proyecto:, de agricultura alternativa y, en general, influyó significativ~ mente en la construcción nacional J3 una cultura de investigación y transferencia de tecnologia agropecuaria.

Sin en-b;i,-go. a pesar de los esfuerzos logrados por Pronatta en a definición de un papel prcragc,nic.o de los productores en los procesos de generación y tran ;ferencia tecnológica, aún suCsis:~r 3roblemas metodológicos y de enfoque qcie dificultan la participación real y activa del produc:or '3n decisiones claves frente al proceso de la transferencia de: tecnologia.

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Fir;aIrn~?iit 2 , es necesario insistir en 12 ir?;portaricia del legzdo de Pi'oi?:?ita que debiera continuar en el n_icvo rnarco oí-ientador de la asistenci;~ ti.cr?ica agi-opeciiari,? d' 19s (;eiitros Provinciales de Ge:,tio -, Ei~?p;es;?i-ial, los ciiciles vici:cii e ]e~ i i ! ~ ; l do escjuernas as ~ciat ivo entre peqiiviíos grandes 11~-0dcrctores con las aiitoridacies riiiinicipales, par2 eiifrent3i- o s car;ibios de las nuevas r-eglas de nei-cados y del negocio agropucuario.

Si bien e:; cier-to que se han presentado los cariibios señalados en el c~nfoqlie conceptual. lo que probab!?rr.iente no ha cambiado, es la tendencia estatal a recortar ~~ resup~ ies tos y a eliminar entidace:-; de transferencia de tecnología.

La des;apcirición, a comienzos de los noventas de los servicios de exlensión de la Caja Agraria, fue s e g u i ~ a de los cambios ocurridos en el ICA y de la aparición de Corpoica, con asignaciones presup~ez,tales muy bajas para cumplir su labor en este campo. Bast3 señalar que entre el año 2003 y e 2004 alrededor de 500 empleados de esaentidad han sido despedidos y entre ellos se cuerit;iii técnicos que adelantaban programas con la comunidad.

Los carntiios experimentados por las Umata a partir del 2002, que deten convertirse en Centros Provinc.iaIc?s de Gestión y Promoción Agroempresarial están todavía por evaluar, dado que en mucha:; zonas aún no se establecen los citados centros, ciiy2s números de creación propueatotj era de 40 en 2003 y de 120 para el 2006.

No ob:;t:rite, es posible afirmar que tales centros constituyen uri viraje importante en la direccion.3iidad de la transferencia de tecnología en Colombia, porque pretenden ampliar la cober t~rs del servicio, permitir la participación de particulares en su oferta, impulsan la coordinac:i5n interinstitucional y privilegian la convocatoria, participai;ión y concertación como mecanisrios de desarrollo de la política sectorial.

Educacic.)~~ ambiental y agricultura en Colombia

La educ;.c:ión es un insumo fundamental para cualquier actividad humana, no sólo por sus efectos er.1 la adquisición de habilidades o destrezas, sino por su iifluencia en la formación integral (le1 ser humano. No solo porque incide en la productivijad, sino porque genera capacida.~es de pensamiento y acción para resolver problemas complt?jos.

En el s ~ c t 3 r agrario colombiano la educación afronta dificultades de jistinto orden, tanto en lo que se ref ere a cobertura como a calidad, que varían de acuerdo a la:; condiciones regionales.

Las esta jisticas oficiales del Misterio de Educación Nacional (MEI4, 2002)''' indican que la cobertc.r~ bruta total en la escuela primaria presenta índices aceptatles para todo el país, con promec.:ioc del 82 - 86%% en las áreas de menor cobertura (Amazon~s y Guanía). Sin embargo para el azo 2001 en Antioquia, que posee los mayores índices de cobertura (1 18%), estaban por fue-a del sistema escolar 182.305 niños (13O/0 de la población objetivo).

La relai.iv,amente buena cobertura en primaria no se presenta en el ca ;o de la educación media. En esta fan ja Colombia presenta índices tan bajos como 16% en G~aviare, 26% en Guainia y alredecor de 30 - 40% en departamentos como Arauca, Bolívar, C~~que tá , Casanare, Cauca, Guainici, (;uaviare y Magdalena. En otros departamentos como knazonas, Caldas. Cesar. Huila. 13i1,jjira y Meta este porcentaje se sitúa alrededor del 50%. La mayor cobertura la

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alcanzii iicievarneiite el depaitainento de Antioqiiia con i in valor del GJ(:ó, lo cual rti?lc?lii I:I inagni t i~d de la deficiencici ediic:itiva a nivel seciii;ciario en el territorio i~ncionai .

La cobei-iiira edc;cati\:c? en el Sres rural es cercana al 30% (Ministerio de Ediicrici5n 2001). nivel iilciy baje col?-iparado con la cobertcira urbana que es del 65%, lo :ual refleja la pobi-eza, el desem;~lcto creciente y el conflicto armado que se vive en gran par-ii: de las zonas rcirales del país. E~ t l . tnínirno pui.centaje de personas en edad de estiidiai- que acceden al svrvicio, debe enfrentsr;,? a la falta de calidad y pertinencia del sistema educativo qae responde parcisilmeiite a las n íc~?s idades sociales existentes.

Las causas o factores que generan el bajo nivel de escolarizacióri son variad3s y entre ellas se ericcientra el aislarni 3iito debido a las grandes áreas que cobijan las esciielas rural i?~ donde las niñas. riiiios y jóvenes di:ben trasladarse a amplias distancias para recibir sus clases, el iiso de ti-abajo infantil para la obtencion ciel ingreso familiar, el bajo nivel de escolaridad de los padres doiiJe ellos no ven la relevaricia del estudio de sus hijos, entre otras.

El nivel de ideserción y repitencia en el área rural es mucho mayor (10.94'0) que en el área urbana (2.5%). En básica primaria se encuentra el mayor porcentaje de población escolar (73% correspondiente a 1.787.609 estudiantes de los 2.451.784 alumnos en el área rural en 20C2, )mientras que en básica secund:iriii y media vocacional es muy bajo debido a que generalmente lo!; planteles dedicados a este grado dl? c!!;tudio se encuentran eri el área ~irbana.

La cap;iciclad institucional de los municipios es baja; con el proceso de descentralizacióri del país apoyado ~ : I I la reforma constitucional de 1991, los municipios e institucioiies educativas recibieron la responsati idad de preparar los planes educativos pero en la mayoría de los casos se carece de la capacidad para realizar esta misión. Adicionalmente la Ley 715 de 2301 volvió a centralizar el pres~ipuec,to de las iristituciones en las secretarias de educación departamer tales debido a la ineficiencia en los I ~ U I I cipios para este manejo.

Los plaritel~:~ educativos cuentan generalmente con pocos estudiantes de ta forma que la infraestructura y los profe~ores son subutilizados. En 2002 había en Colombia 106.055 docf ntes en el área rural para un promed o Je 23.12 alumnos por cada docente. El número total de establecirnientos para ese mismo año en el árez rural era de 53.248 de tal forma que en promedio hay 46.04 es udiantes y 2 profesores por establec.in~iento.

En materili pedagógica se ha innovado con diferentes sistemas y metodolog as didácticas y pedagógicas corno la Escuela Nueva, Aceleración del Aprendizaje, Postprimaria y el Sistema de Aprendizaje Tutorial, entre otl-o:,, que buscan flexibilizar el currículo mediante diferentes rnodalidaces como la semipresencial y virtual. Er necesario destacar el Sistema de Aprendizaje Tutorial (S.A.T.) como uno de los mejore,; rrocesos de educación para jóvenes y adultos en zonas rurales que les permite completa- el bachillerato por medio de una metodología que pos i~ i l i t a la integración de la educacióri con el trabajo y los procesos de organización social y comunitaria.

Sin e m b ~ rgo, en el campo agropecuario subsisten problemas relacicnados especialmente con la f o r r n~c i i ~ j n de técnicos y agricultores. En un interesante documentc Lacky (2004) señala que existen iiit-ficiencias causadas más por la falta de conocimientos adecuados que por la formul2:ci 5n de políticas apropiadas.

Por e j~rny: lo , el autor aduce que en América Latina los rer id imient~s promedio en kg!ha de alguno:; c:,.iltivos son los siguientes: arroz 3189; fríjol 712; maíz 3288; papa 13561; soya 2472; t r i ~ o 2090. En la ganadería vacuna: 4 litros de leche/vaca/d a; primer parto a los 42 meses p~lr j iendo ocurrir antes de los 28 meses; intervalo entre partos i le 22 meses pudiendo ser de 13; t: :;a de exiracción o saca en la bovino cultura de 19')/0; edad de faena de los novillos superior i i los 4 años; producción de 60 kglhaiaño de carne vacuna.

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[Explica Lzcky que estos t)ajisitiios rendiinientos son el c1:;ro reflejo d ? Ir, ocurrencia de el-i-ores, ;i vecei; primarios, que ocur-ren en el proceso productivo.

"..Para coi.regir iniichos de ellos se requiere apenas adoptar, en forn-a correcta y gradiiaiizada, tecnologi3s senci!!as que requieren mucho más de conocimientos adecciados que de cr6ditos abcind;nte.s, porque dependeii mucho más del "cómo hacer" que de "con qué hacer-". En el caso dzl Irijol, al dividir los 712.000 gramos por las 225.000 matas que debería tenel- tina I:ectárca, !;e cor i~ l t iye que cada rnata produce aproximadainente 3 gr(irnos, lo qcre corresponde a cina \lair a con 8 O 12 granitos. Lo anterior suele ser consecuenciz de que la mayoria de los pi-oducior~is de frijol utilizan semillas genéticamente erosionadas y contarninadas con patógeiioc,, no hacen pruebas de gerrninación ni regulan la seinbr3dora, no siembran en la época atlecuada y con densidad y profundidad correctas, no eliininan las malezas en el niomerto portu tuno. no hacen rotación de cultivos y tienen importantes pérdidas antes y durante la coseutxi. ..

..... En ctsl~i! caso, a excepción de las semillas, todas las demás corre(:ciones dependen apenas de que lo:, productores sean concientizados y capacitados; es decir lB is correcciones dependen rnucho m2.s de ins~imos intelectuales que de insumos materiales. E.n este rubro no se puede atribuir la iculpa a los subsidios otorgados por los países ricos porqur? ellos no exportan frijoles subsidi;~dc:ls; tampoco en el caso del café, del cacao, de la yuca y cle otros productos que no sufren la c.ompetencia de las tesorerías de los países ricos, y sin eml~argo, en ellos también se tienen problemas de falta de rentabilidad ...".

Otras ir~e?isiencias que Lacky (op. cif.) señala, son las siguientes:

o La:.; formas distorsionadas como los agricultores adquieren 111s insumos y venden sus e>c;edentes: compran los insumos al por menor, con alto valor agregado y del último eslabón de intermediación pero venden sus cosechas al por nayor, sin valor agregado y (31 primer eslabón de la cadena.

+ L; falta de drversificación productiva, que además de volvctr a los agricultores muy de pendientes del crédito, los expone a innecesarios riesgos y vulnerabilidades de clima, er fermedades y mercado.

+ Lz ejecución de inversiones individuales que generan subutilización y endeudamiento inj~.istificado, como por ejemplo: tractores e implementos que trabajan pocas horas al afo; tierras ociosas o con bajisima productividad; costosos equipos e inversiones en riego que no se traducen en altos rendimientos en virtud de gi.aves errores tecnológicos er la conducción de los cultivos y en las técnicas de irrigacijn; juntas de bueyes que Ecrnen el año entero pero que pasan muchos mas dias descansando que trabajando; s r ina les de elevado potencial genético cuyos bajos rend mientos son provocados pr ricipalmente por la falta de alimentos que podrían ser producidos en las propias fir~c..as o inadecuada relación sementales 1 hembras.

+ S i i tivos fijos que se venden eri mercados muy competidos, s n mayores carnbios hacia ar3ductos de mayor densidad económica por falta de conocimi?ntos técnico-gerenciales.

i o antt?riclr también es válido en el carnpo ambiental: por ejemplo, se desconocen las interreliicc~nes entre suelos y orgai-ismos edáficos, fragmentación de ecosistemas y control de plagas, r iitrición de plarltas y aparición de enfermedades, desl?qciilibrios en contenidos mineral3c de s~ielos y sintornas de deficiencias en las plantas. ~irecladores y presas. los procesos ( le alelopatia, la eficieiicia y las tecnicas de LISO adecuadc del coriipost, los efectos

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s c c u n c a r i . ~ ~ del uso de pi¿i~iiicid,?c, e! manejo de arvenses . . . en fiii. Ello sin contar la necesariri fcrniac!611 que clebierzii !-srici- lo:; c?si-icultores eri campos relacior-ados como los procesos poscosc?c:lia, rnercad?~, iri!eiigeiicia de riiercados, comercialización y xganización com~iiiitarici.

L.a edi:c:ii;icn acji-ai.i;i y su coi~iponente ambiental son factores desuuidados por las políticas giibernac.ienta!es y freiite a! pi.oceco dt- transición hacia cin mercado global y abierto, cobran ni~!cliiciri i; i rriás impoitancia que las so!uciones de coyuntura dirigidas a compensar c i e l e r m i ~ i ~ i ~ ~ o s s~ibsectores, porque se trata de fortalecer el capital humano, insustituible en el negocio :i~jrícola.

Esta vi;i(~ri de Lacky es compartida por mcichos autores que insisten i?n la profesionalización de los agr c ~ i t o r e s para dotarlos de herramientas para la autogestión, e i donde sean importantes la confia,iza, la creatividad, y la independencia como factores cl:ives para movilizar a los agricultor^:^ en la solución de problemas generales de competitividad ;I sostenibilidad.

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IV. CRITERIOS AMi3IENTAI.E.S EN EL MARCO GENERAL DEL PROYECTO DE D ! V E K S ~ F I C A C I ~ N RURAL.

A partir dc'l análisis de los doccirnentoc presentados sobre ciencia y t~?cnología (Zuleta, 2004) y acceso a, .ico de la tierra (Llano, Suárez y Londoño, 2004) que son ccmponentes principales del Progra!ii:i de Transición de la Agriciilt~ira y el Medio Rcir-al, en ecte capítcilo se consignan recom~n( l :~c iones para incluir- la variable ambiental en cada uno de el os, tanto desde su niisrna concepciiiri o justificación, hasta su inserción en las estrategias y esq'lemas operativos de cada conlpoiierte.

Las orierilaciones se presentan a manera de recomendaciones qcre se hacen a los textos citados, asadas en las discusiones expuestas en el presente diagnóstico. En algunas ocasiorie.; se escriben los textos que se podrían incluir y, en otnis, solamente se realizan observ;~cones que pueden o no ser acogidas por los autores. En caso de aceptación, casi todos los párrafos escritos en este texto pueden ser transcritos liter3lmente a los respectivos documt?n t c . ~ ~ .

4.1 EL CClMPONENTE DE CIENCIA Y TECNOLOG~A

En los pirrafos siguientes se realizan varios comentarios al documento escrito por Zuleta (op.cit.:: :'obre ciencia y tecnología, en algunos temas en donde la variable ambiental es pertinei~tí? especialmente en aquellos de justificación del comporiente, orientación de las priorid~dí?.; y criterios para incluir en el diseño de la bolsa de ciencia y tecnología.

En el a p a t e sobre la justificación

La dirnei.i.jión ambiental debe ser vista como una categoría que juega a favor de la cornpetiti>'ldad, por distintos motivos: unos relacionados con el mismo mejoramiento de la base de recur::;l:)s naturales que inciden positivamente en los rendimieritos agropecuarios, otros entroncacli.)~ en la disminución de riesgos que son castigados en el mercado internacional, alguno:; ci ie se refieren a las externalidades de los procesos producti~~os que no se compensan y los más que tienden a cualificar las tecnologías agrícolas para mejcrar su eficiencia. Motivos adicionzilc?:; se dan en el campo de la organización social y otros en la apertura y conquista de mercaao:., ecológicos.

En el p-irii~?r caso, los ejemplos abundan: pareciera redundante afirmar que manejar los suelos atendientic) a prácticas favorables para su conservación (labranza -educida, abonos verdes,

muertas...), genera rendimientos agrícolas sostenibles, recuce costos de producción y garariti;;.3 aumentos sucesivos en la productividad de la tierra. Igilalmente acontece con el manejo c:e.? la biodiversidad: la utilización de cultivos asociados, el anejo inteligente de las adl/entici:i:;, la conectividad de las barreras vivas enfocadas a mantvner lo que se denomina como "rsti-uctura ecológica principal" en las fincas, juegan a favor de la reducción del uso de plsguic d:i:;! incidiendo por lo tanto, favorablemente, en los costos de producción y por ende en la comr)e,i,:ividad.

La reducc ion de riesgos que son castigados en el rner-cado irternacional se relaciona fundar;-eritalmente con Ici eliminacion de residuos dtt plagciicidas en los prod~ictos

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ayr -opec i~~r ios de espoi-tacióii. Las ideas de agricultura liiiipia, q u ? tici\/iirvccii la saliid clc los consuniicores, son cnda vez iiiás aceptadas por la opinión pCiblic~i !: \.;?larati:~s ei i el meiccido.

La iritc!rr;ilización de las externalidades negativas en los pi'oy?¿:os pi'od:ictivos agr-icolas alinquc r o se dirir-rie en el libre juego del mercado, sí influye en Isi s;!i:ipatitivicjad agropecciaria porque d :,minuye la posibilidad de deiiiandas penaies originadas en poblacioiies que han visto afectacot; scis derechos f~it?daillentaIes o porque incide en que las eiiipresas se preocupen por reciclar y reutiiizar sus desechos, convirtiéndolos en materias pii~;?:is para nuevos pi-ocesos. Cuidar la c:alidad y la cantidad de las fuentes superficiales y subteri.2;-eas de agua, por ejemplo, a la larga :~enef ic ia a los prodcictores en múltiples aspectos de scis sistemas de cciltivo.

El niejorzr la eficiencia tecnológica, cuello de botella de muchos procí sos productivos y a la vez origen de otros tantos problemas ambientales, es casi que cirio de 12s requisitos básicos para que la ci~mensión ambiental genere impactos positivos en la competitividad agraria. El reempl2zc: de máquinas obsoletas, ineficientes y consumidoras de combustibles fósiles por otras de r:iejores rendimientos, mayor eficiencia energética y de mvlores impactos juegan en este sent~do. El mero reglaje de tractores e implementos agric:olas y su utilización en condici3rc?s adecuadas de humedad edáfica, evitaría problerras de compactación y degradscicjn de suelos. Más allá, la reconversión tecnológica para proveer a los agricciltores co lomb ia~~os de los sistemas adecuados para el laboreo de los suelos tropicales, sigue siendo una exigc!iicia ambiental válida, cuya solución afectará positivamente a competitividad.

En los zis~:~ectos sociales de la dimensión ambiental, el solo hecho de promover la organización de los ~:iequeños productores en fuertes alianzas con cor~i~rciai izadores o grandes transfo'-n-adores de las materia primas, genera efectos intangible:; de carácter positivo en términcis ;imbientales, porque promociona el diálogo, los acuerdos y ia firma de contratos entre actores que usualmente se consideraban" de distinta índole, aclimatando la confianza ciudadans, el respeto y la tolerancia, virtudes básicas para la convive.icia pacífica. U n clima de seguridacl social es, a su vez, requisito para alcanzar niveles altos de competitividad y eficiencia i-conómica.

Finalmentl?, la apertura de nuevos mercados ecológicos, nacidos de la aplicación de una serie de pr inci :~ios ambientales y de la presión de la opinión pública miindial para reconciliar las activid:id~:j agropecuarias con el bienestar de la población y el uso 3decuado de los recursos natura l l?~, ha generado un extens:! campo de negocios con futuro proinetedor.

Las razorii?s anteriores pueden tomarse en cuenta para que en la justificación del componente y en la f i~rir iulación de sus objetivos, se acompañe continuamente la idea de promocionar la competiti / )dad con aquellas otras referidas a la sostenibilidad ambientd

En este :;entido, se propone incluir un objetivo especifico adicional dentro del componente de ciencia y t ixnologia, que puede ser del siguiente tenor: "Asegurar la ~~iab i l idad ambiental de las agendzs ~iriorizadas, a fin de garantizar el óptimo manejo de los recupsos naturales y la calidad de vida d ? la población colombiana".

Adicionaliiente, podría introducirse un párrafo (a continuación de !ercero de la introducción gel-iera) clue resaltara el \jalar de los productos no tradicionales, E I cual podría rezar de la siguiente rnanera: " . . . en este sentido: vale la pena resaltar el paprl que pueden jugar, tanto al nivel d'? competitividad como de sostenibilidad ambiental, los cultik~os de frutales exóticos de bajos irnpijctos negativos en sus paquetes tecnológicos y que pueden resultar competitivos en el mercntl i .~ internacional"

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rrtiliza :a~.-ales, vias O sisteinr;~ de transpoi-te que ig~iali.ilente aft?ct¿in a los ecosistern~~s y. firl¿ilméiit;~, la disti-ibi!iioii rt:cliiiere co;;siiinidores, ciiyos patrones de conscimo y decisioiies de coiilprzi ;'I? refiei-e11 a estiii?ci~~;es de calidad relacionados íiitiii3a nente con residuos clí? siistanr:i~:; eii los alií?ie~it,os o cori prefei-encias sopoitadas en convicciones politicas O

ideolócic3s, que afecl;i:l el imei-cado (caso de piantas transgénicas, pcli- ejernplo).

Por lo tcr.,to, la prodcicción, trancfo~inación, coinercialización y dist-ibución de los prodcictcs agi-opecctii-ios generm externalidades que es preciso tomar en cciena, así no aparezcan en la definiciót- economicista de las cadenas productivas.

La prueb. de que este enfoqcie ha venido incorporándose lenta y parcialmente en la práctica, es que n i .~chas cadenas productivas han suscrito las gciías ambien..ales con el Ministerio del Medio Ambiente. Tales guías deberían incorporarse como eleinentos importantes para preciscr f i l grado de desarrollo institucional de una cadena, en el documento que nos ocupa.

En la agt:?i~da de investigación y orientación de prioridades de la I ~ o l s a (capítulo 3).

Seria int6:i"esante que en este apartado se introdujeran algunas de las visiones o propósitos que animarar a los principales fondos de cofinanciación de proyectos del país en los últimos anos (Prona,:ta, Ecofondo, Colciencias), algunos de los cuales se presentar en este documento y que puederi cc:~nsultarse para tal fin.

El misric Programa Nacional de Ciencia y Tecnologías Agropecuaria; de Colciencias posee un resumen de sus fortalezas y debilidades, que se presentan a contiiiuación, extraídas de dos estudics rl?alizados al respecto (León, 2003 y Arango, 1999):

P r i n c i p a , ~ ? ~ fortalezas del Programa Nacional de Ciencia y Tecnologías Agropecuarias:

La er.istencia de las bases políticas y jurídicas como elementos reglamentarios y direcc.;ionadores, dentro de los cuales se destacan la Ley de Ciencia y Tecnología y su r e s ~ ~ r : . t i v o Consejo Nacional.

e Un escenario nacional caracterizado por una gran riqueza y heterogeneidad de recursos nat_ir.jles, muchos de ellos aún sin reconocer y aprovechar.

La ccricurrencia y participación de los sectores estatal, académico y privado, con presencia en o:; niveles nacional, regional y local.

Un2 buena infraestructura institucional pública y privada, tanto del área académica como irives:igativa, representada por centros de investigación, centros de desarrollo tecnológico. uni,ierijidades y laboratorios, ubicada en las regiones de mayor iniportancia agroecológica y socio~iconómica.

La art culación con Sistemas Internacionales de Ciencia y Tecnclogia y la presencia en el país c?e algunas instituciones internacionales de investigación y cooperación (CIAT, IICA) ccrl p:,~rticipación nacional en sus decisiones, que generan tecnolcgia y a la vez que facilitan la c:orriunicación con el Sistema Internacional.

e La e::stencia de un núcleo de recursos humanos especializados en distintas áreas del cor.,o(:,miento, el cual requiere renovación.

La e.<periencia y tradición del país en investigacirjn y transferencia de tecnologia, con res,~ll~.~dos considerados como sobresalientes.

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Acc?rc:;~mieiito del sector privado a 13 i-ed de C D i s y a las cinivei-siclacies

, . La:, L iiivei-sidadrs han vctiido ganí?ildo espacios de participac!c:ii, tienen i-epi-esentacióti en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología Agr-opeciiai-ia y han foitrilecido sigliif c:ativariien:e sus pi-ogr-amas de ir~vestigaciór-i en ciericias agr-?¡¡as.

De acile-(lo coi1 el docciineiito "Análisis y Modelo de Optiinización del Sisteriia Nacional de Ciencia y Tecnologi¿i Agroii1dustricll en Colon~bia" (Ai-ango op.cil., 1999), las priiicipales dcb i l id ,~d~,s del PNCTA se relacionan esencialmente con los siguientes aspectos:

Principa (2s debilidades del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología Agroindustrial

Insi~ficiente integralidad entre los diferentes componentes y activ dades del Sistema en los nivt?lí!::; nacional, regional, local e internacional. Organizacionec como el SENA, CENIS, ONG ,y algcinos programas de desarrollo regional como el programa BID-Plan Pacifico, est.3bll::cen de manera autónoma sus políticas de investigación y desarrollo tecnológico y dist?tisin y adelantan sus propios programas de transferencia de tevnología.

Deisiciial capacidad de gestión y de articulación en el orden regional. Se puntualiza que la orien1:iciÓn de las políticas, la determinación de prioridades , / la mayor parte de las drc.is (mes y de los mecanismos para la asignación de recursos son de origen centralizado, mientras que la investigación y la transferencia de tecnología agropecuaria son en esencia de -e,.jiización regional.

Careri.;ia de una estrategia integral de financiación del Sistema que permita canalizar las directr~ces de la política de Ciencia y Tecnología Agropecuaria. Las fuentes de recursos financ:ieros y los mecanismos de asignación son diferentes e independientes, en sus politic.i.is, prioridades y criterios de asignación, tanto para los subs stemas de investigación y de transferencia de tecnología, como en relación con los si~bsectores institucionales i n v o l ~ c.;rados.

o Deficiente articulación con otros Sistemas complementarios como el Ambiental y Sanitario, enti-e c,itros.

Ler ta participación del sector privado en las decisiones y financi:miento de los programas de ciecarrollo tecnológico.

O Dét~i l éipropiación del Sistema por parte de la Universidad, con pai?icipación heterogénea en su oritntación y funcionamiento.

e La S~icretaría Técnica ha sido asumida solamente por Col(:iencias requiriéndose el cunip iniento del compromiso del Ministerio de Agricultura para intrgrarse a esta secretaría.

Auc1eiii;ia un sistema de información para el seguimiento y evaluación de proyectos ir i tegr~~dos al PNCTA, que recoja información para del Consejo Nacional y facilite sus análisi:; y decisiones sobre prioridades, asignación de recursos y evaluación del avance de la irivi3.stigación y transferencia de tecnología

Sin entra- a revisar la misión y la visión del PNCTA ni sus objetivos gcmerales y específicos. es posible, ,'ranscribir, de los mismo estudios citados, las líneas estratéc icas de acción 2002-2006 que se h:iI)ía propuesto el PNCTA:

l . iW~7orarnienfo de la base fecnológica de cadenas agroindustriali?~ exporfadoras o con p~ tencial expo~fador

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El apoyo ti3cnológico al sectoi- real de la econoiiiía, se hai-5 sig~iierii!li> los coriceptos de cl~rstei- pi-oductiv1.1 y cadena agroindiistrial. Por lo tanto, el apoyo y fortaleciniiento respoiiciei-i~ a la iiiip0rtanc:ia estratégica de los sectores y cadenas producti\~as invollic'adas, considerarido coillo ci-itei-io pi iiicipal la posibilidad de constniii- ventajas competitivas intei-iiacioriiiles. Para el efecto, se han idl3ntiíicado los sigciieiitrs Prograinas Estratégicos de Cieiicia : i Teciiología.

Programas Estrati?gicos de Competitividad. Programas enfocadcs hacia los componentes de c.ac.lenas productivas de mayor impacto en la coiiipetitividad nacioiial e internacional. Alg!.inc!s ejemplos son: palrna de aceite, camaronicultcira, ganadería bovina tropical, fibras vegetales (algodón), arroz, cacao, caucho, caña de azúcar, caña para panela, café, flores, papa, Iiortalizas y banano, entre otros.

Progriimas Estratégicos que Incorporen Mayor Valor Agregado. Programas para la ideritii.ii:ación e inserción de productos agropecuarios con proye~:ción a nuevos mercados nacioiiales e internacionales. En esta área se incluye la adición de valor a productos agroalimentarios a través del uso intensivo de tecnologías p, j ra el procesamiento de alimiei~tos. Algunos ejemplos de estos son: frutales exóticos tropic3les (mango, lulo, uchuva, mor.a, uva, badea, guanábana entre otros).cultivos con potencial de extracción de aceites esenc.iales o principios bioactivos; plantas aromáticas y mecicinales; tabaco para la produc.ción de puros; hortalizas, entre otros.

Progr.3mas Estratégicos de Biodiversidad. Programas que prorriuevan e incorporen, con critc:rib~s de sostenibilidad ecológica, a la economía nacic~nal nuevas alternativas proiAic.tivas, procesos y usos que tengan buenas perspectivas eri los mercados internos o ext~?rrios: frutales de ecosistemas tropicales (arazá, borojó, uva caimarona, chontaduro, coc3rá.i, mangostinos, entre otros); zoocría (babillas, chigüiros, sntre otros); flora tropical exóticzi (catleyas, anturios, heliconias, follajes tropicales, entre otrcs).

2. R e c c ~ ~ . : i m i e n f o , Manejo y Conservación de recursos naturales y sos'enibilidad de la producción ~laciona'. p.-

El reconclc:imiento, el uso y manejo, la conservación y recuperación de los recursos naturales es fundarreri':al para proyectar la productividad y competitividad del p; is en el mediano y largo plazo. 'c r ' ello se apoyarán Programas Estratégicos que amplíen la base de conocimientos básicos. y aplicados para la defensa, uso y conservación de los recursos naturales renovables del país.

Progr3mas Estratégicos de Hgroforestería.

Progr3mas Estratégicos de Agricultura Orgánica

Programas Estratégicos de Suelos y Aguas

Progr3mas Estratégicos de Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades

Progr3nia Estratégica de Biotecnologia Agrícola y Pecuaria

3 Modiniización de la qestjón empresarial en el sector aqropecuario --- Los niayciies índices de productividad o cornpetitividad se ven comúr mente obstaculizados por la ausc nc;ia o deficiencias en la gestión de las einpresas agropecu;:rias. Los cambios en las demanijas de las cadenas y del consuinidor final, los requisitos de calidad, las nuevas oporturiid;ides y el uso eficiente de la tecnología, son alr;unos de l ( j ~ temas de decisión que

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0 "lgualriiente, se requiere consultar las oportciiiidades, fortaleza: y debilidades del nicdio eco~iolérnico y cciltcira!, para privilegiar aquellos prccesos de investigación y traiisfei-enci3 de tec:riología que generen iiiipactos positivos en los recursos nctiirales y en la calidad d? vid: de: las poblaciones, atendiendo a factores econóniicos, socialt?s y cultiirales".

Al final dc? este apartado podrían inc!uirse los dos textos siguientes, referentes al desai-rollo d e nuevas c:i 2acidades:

"Desar:ollo de capacidades intelect~iales para la form~ilación, eiecución y eval~iación de proye :tos de investigación científica".

"Desarrollo de procesos educativos ligados tanto a la generación de empresas y a la innov;~i=ión tecnológica, como a la conservación y aso sostenible cie los recursos naturales, en :irrr:onía con las características culturales de la población".

E n las pr ior idades de la bolsa Corno sc! indicó anteriormente, la agenda de la bolsa debería incluir consideraciones ambienta es, tanto en lo que se refiere a la consen/ación y u s ~ sostenible de la base ecosisttini~ca de sustentación como en lo que concierne al bienestar de las poblaciones huinanas nmersas en estas relaciones con el medio natural. Habría que escribir un ítem en consecuericia con estas ideas.

En los cr.ii:erios de elegibilidad

Incluir €4 ::;guiente:

"Éne'a:.; S en proyectos que aseguren la renovabilidad de la base ce recursos naturales y su sos:ei~ibilidad ambiental".

Campos cle elegibi l idad

Incluir E!I >;guiente texto:

"Progr-iimas y proyectos que potencialicen las oportunidades del medio natural, restauren y10 rnb?joren la base de recursos naturales y garanticeri su sostenit ilidad ambiental."

Otros teriias que no se cons ideraron

En el doc,mento no se presentan ideas orientadoras sobre los siguiertes temas:

1. So8)re los criterios de selección y evaluación de los proyectos.

2. So ,re restricciones de acuerdo a las políticas nacionales y del Banco Mundial.

3. S o : ~ r e la constitución o fortalecimiento de las redes institucion;~les en las regiones como rn~~can isn io de concertación.

4. So ]re la educación como cina linea de valor cultural que SE debe institucionalizar en fu iiros profesionales de las diferentes áreas en el pais.

En rel~:c i" i i con el tema de los criterios de selección es necesario incluir, además de los variados 'ispectos de calidad, rigor cierttifico y técnico, equidad y corripetitividad, aqciellos otros

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~~i i icu la( lo : con cuestiories aiiibientales . . Existe una amplia e x p e i i ~ ~ i c i ~ ~ en cstc caso, a pai tir tlc F'ioiiattzi 4 de las recientes convocatorias realizadas por el blADR cj~ic tia11 sciialrido algui~os p~iarr ictro; de este estilo a tener en ciieiita

Sobre F?I punto segundo, existen las listas y los procedimientos eina i¿idos ciel Banco Mciiidial, entre Izs que se destaca el co~npromiso de la citada entidad por fiii:jnciar proyectos agi-ícolas coi~iprorn~:tidos con el Manejo Integrado de Plagas, alg~inos de c~iyos componentes son el control bi~:)iógico, las practicas cult~irales y el desarrvllo de variedades resistentes o tolerantes a plagas. C:.~ando el Banco Mundial financia el uso de plaguicidas, aplica, entre otros, los siguieni:er:l criterios (Manual de Operaciones OP 4. 09):

o N(:> deben tener efectos sobre la salud humana

o D m e n mostrar su efectividad contra las especies - objetivo.

o Dti?.)en tener mínimos efectos sobre especies no objetivo y sobre el entorno natural.

o Sil utilización debe tener en cuenta la necesidad de prevenir € 1 desarrollo de resistencia 3 ' O S plaguicidas.

c; La manufactura, empaque, etiquetado, embalaje, almacenamiento y disposición y 2plicación, debe realizar de acuerdo con normas estándar aceptables.

o El 3anco Mundial no financia la compra o utilización de productos fitosanitarios de las zategorías toxicológicas IA o IB o la formulación de producto:; en clase II, si a) el país rarece de restricciones en su distribcición y uso; o b) si van a :,er usados probablemente 3c!r o ser accesibles a agricultores o personal sin entrenam ento, equipo adecuado y :ai:;lidades para manipular, almacenar y aplicar tales productos apropiadamente.

o -o:., proyectos deben considerar en lo posible un plan de m a n ~ j o o una propuesta o guía de manejo a los impactos en recursos suelos y agua, incluyendo una lista de chequeo m r a la elegibilidad de las propuestas.

En tercer lugar: la constitución de redes implica dar pasos en la vía correcta de asegurar el fortalec miento de equipos de investigación existentes y de promovsr la creación de nuevos grupos. Esta labor es vital dentro de un proceso de generación d? capacidades científicas dentro de un marco de competitividad globalizada. El tema de Ic educación es, sin duda alguna, la base de todo el andamiaje de generación y transferencia ce tecnología, ya discutido en párrafo ; anteriores.

Adicion3lrriente a lo expuesto en estos párrafos, se consignan algunas ideas complementarias dirigida:; a llamar la atención sobre temas generales que deberían corisiderarse en las agendas de invei;tir.;ación, bien sea como criterios orientadores o como temas específicos.

Sobre 1;-ji~occiidad de los productos

El tema a6 la inocuidad de los alimentos es fundamental especialme i te en lo que concierne a las neg~c i .~c iones y las aplicaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) porque se relaciona con las b21ireras no arancelarias que estzn en el terreno de la disccision Con segciridad que las exigencia ; en este sentido seran muy fuertes y el pais dcbera preparc?*ce p¿ira ello

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POI- lo ta1.1 o, recc!lt;i r:o solo convenielite sino necesario qcie la Bolsa iiclciya exigencias en este seiitidc y .istimiile los proyectos de agricultura limpia o defii i it ivainerit~ de agrici.iltura ecológica. El tcina (!(? por sí piicde coiistitciir parte de las prioridades de la ager-da de investigación, dado clc!e SE. I cilaciona fiii1daiiient3linente con la eliininación o disniinución gradual del uso de p1agciicid.i~.

La i ~ec~s i i . i ad de inforriincion actiial~izada y confiable -- - --

El pais requiere con urgencia que las entidades del SlNA cooi-ciinen sus esfuerzos para establecci. una Línea Base Minirna del Estado de los Reccii-sos Natiirales y de los Ecosisternas Colomt) i~ i ios , basada en rnonitoreos constantes y periódicos, qce incluyan en lo posible medic ion~. :~ estandarizadas sobre los principales pi-ocesos en marcha (agradativos o degradat\,os). El resultado de este trabajo debería ser la producción periódica (bianual o quinqui?nc:l, según el caso) de mapas temáticos y memorias explicativas sobre los cambios sufrido:; 6:'or los recursos naturales y los ecosistemas del pais, expresados en variables cualitativ;:is o cuantitativas.

El énfasi:; sobre la biodiversidad - -. -

Colomt~ia debe sacarle partido a su alta biodiversidad, no solo como una estrategia de mercacio::; sino como una oportunidad para consolidar su soben,nía alimentaria. En este sentido, I:.IS programas del gobierno como el que se plantea en la bolsa de investigaciones, deberían incluir el conocimiento, la preservación y el uso de la bi3diversidad genética, de especies y de ecosistemas como un criterio fundamental de selección y aprobación de proyecl o:!,

En corsc!~.:uencia, seria necesario solicitar que las propuestas de cofinanciación o de apoyo dirigidas ¿:iI MADR dentro del marco de la bolsa de reconversión en ciencia y tecnología, hicieran ct:cplícito el tipo de sistema productivo y tecnológico que uti izarán, a fin d e valorarlos en sus ir ipactos sobre la biodiversidad local. Proyectos que, por ejemplo, se encaminen a recupei-a germoplasma nativo, asociar cultivos, establecer rotaciones o cercas vivas, manejar plantas auventicias, eliminar o reducir el uso de fungicidas. insecticidas o herbicidas o manipular directainc? i t e los componentes florísticos y de macro, meso y microfauna, deberían tener un mayor pezlo ponderado a la hora de las decisiones de cofinanciación.

Sobre 13 vocación de uso de los suelos ---.

De igual manera se debería estimular el apoyo a proyectos que presenten soluciones agroperucirias, forestales y10 piscicolas en relación con la vocaciOn de las tierras de las regiones [.!e donde provengan. Ello contribuiría, de alguna manera! 2 redirigir la ocupación del espacic) y a evitar conflictos por sobre o subutilización del recurso tierra.

Sobre 13s sistemas aqroforestales

No sot.lra insistir en la necesidad de promover cultivos y explotaciones ganaderas bajo los conceptos de sistemas agroforestales, silvopastoriles o agrosilvopa:itoriles, que han probado por di,:ai:ias que son los que más se adaptan a las condiciones topográficas, edáficas y climátic:a(i; del trópico colombiano.

Proyec,:~::; de investigación aplicada sobre estos conceptos deberían lbtener puntajes mayores en los 1)rc';l:esos de calificación de las solicitudes de apoyo.

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!=a iiec?s_ri:ria protecci61i de los pararnos

De aciie: tio con el i-ecoi~ociri~iento que desde el rnisriio Estado se 1-3 hectio eri inncimer'ables ocasione: de la importancia de los párariios como bioi-iias rígi i ladores de los ciclos i i i d ro l ó~ i c . : ~ .~~ , se debería desestimular cualquier- intento de su uti1izac:ión agrícola como avance de 13 ti-oii.:era agropec~iaria! pero se deberían estimular las propuestas tendientes a disininuir yío elirniii.ar los impactos de los actuales sistemas de pi-aducción. hasta tanto el Estado no legisle scl)re la propiedad de la tierra en dichos territorios.

La con jer l~ación y uso eficiente de las aguas para riego

De igual manera deberían apoyarse los proyectos tendientes a :ornar más eficientes los a c t u a l ~ s sistemas de riego, tanto públicos como privados. Es posible rstimular, en este sentido, todos 112s procesos de aprendizaje sobre economía del agua, uso eficiente de los sisteinas de riego, retcsnción de humedad del suelo, coberturas permanentes, labranza reducida, reciclaje del liqclidl:, riego a pequeña escala, cultivos con requerimientos de ag ~a y períodos vegetativos adecucdcii; a las condiciones climáticas locales ..... en fin.

Pautasp!ra el manejo de suelos

Los sut?lo::; desnudos en el trópico se exponen a muchos procesos qu 3 afectan la biota edáfica, alteran Ii:]:; equilibrios químicos y lo tornan susceptible a la erosión. Por ello, los suelos co lomb ia i~os~ casi sin excepción, deberían permanecer protegidos c3ntra los factores que lo degradar) y es prioritario apoyar proyectos que vayan en este senti jo. La labranza reducida, cero, rriíriiina o de conservación debe entrar en los criterios más impxtantes de cofinanciación de pro)leclos. Además, se deberían apoyar proyectos que:

+ Incorporen el tema de abonos orgánicos, abonos verdes, asociaciones de plantas e in~:orporación de caldos microbianos.

+ U.iiiicen maquinaria liviana, herramientas y accesorios alterna:ivos para la conservación dcii suelos.

+ Gcsneren alternativas de preparación y manejo del suelo con yuntas de bueyes u otro t i ~ : l ~ : ~ de tracción animal.

Además, independientemente de las actividades que se acaban de señalar y que son válidas para la c8elección de proyectos, es importante articular estas iniciativas con procesos educativc::; y de divulgación sobre las propiedades y características bidógicas, químicas, físicas y minei-alc:gicas de los suelos. Dentro del medio edáfico se dan una serie de interrelaciones compleja!; entre los agregados arcillo-húmicos, los micro, meso y macroorganismos y la dinámica (.le las plantas superiores, que debieran ser bien comprendidas por los productores agropeiuí:r ios, a fin de entablar diálogos fecundos scbre el porqué y el cómo de la conser\/a~.;iÓn de suelos.

Para e:,tc es clave considerar una culfura del conocim~ento basada ta i to en los rigores tecnicos como ~ r i ' 3 misma observacion empirica (no necesariamente se necesita diseñar protocolos de investi; ai:on cientifica para el conocimiento del suelo, porque tambien se pueden introducir ayudas c diseños sencillos y Icidicos que sean accesibles a los ~iroductores y asistentes tecnicoc 1)3ra el conocimiento del mismo)

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Mas allá de estas consideraciones, aparece 13 necesai-ia articiilc.ción de los proyectos a cofinanci;~i- con las exigencias de los plaiies de ordenainiei~to territori,jl miinicipal, qcic debería11 ser ten dci:; muy en cuenta, a fin de propiciar el uso adecuado de las tierras por su vocación de l iso y de :3ccierdo a los par-áriietros definidos desde las instancias locales.

El man$! de aguas --

El i-ilan83jc) adecuado de las aguas del país, pasa necesariamente por el ordenamiento y manejo correcto <-i? las cuencas hidrográficas. E I ~ este sentido, es necesario que Colombia disponga de mapas teri~áticos en donde se prioricen las cuencas por su grado de afectación e importancia, en prinier- lugar, corno productoras de agua para acueductos o hidr~eléctricas y, en segundo lugar, par::[ fines de riego y recreación.

Igualmt?ntc2, es necesario que el pais, dirija recursos financieros para apoyar proyectos sobre el recursc asiua que:

+ Pic:imocionen tecnologías no contaminantes del recurso hídrico que eviten la presencia dci! metales pesados. materia orgánica y otras sustancias i~oc ivas para las cadenas trc),:icas y la salud humana.

+ Dlt2':engan la pérdida de suelos y el consiguiente arrastre de sí?dimentos hacia embalses e i-idroeléctricas.

+ Eltninen factores de riesgo por enfermedades en las zonas iriundables cuyas aguas se u t l z a n en actividades agropecuarias.

+ D1.3:engan la desecación de humedales.

+ Mojoren la capacidad de gestión y administración de recursos en los distritos de riego.

4 Prc:~tejan los recursos pesqueros.

+ Cuiltribuyan a la regulación hidrica local

4 Eljiten la contaminación de acuiferos.

+ Inv3lucren las comunidades locales en el diseño, construcción y operación de los si::;:emas de riego construidos con dineros públicos.

Sobre c?&!ianejo de plaquicidas.

Como D~I:!II se sabe, los plaguicidas constituyen el mayor factor i e contaminación en los ecosisteniss agrícolas del pais. Para disminuir sus impactos y estaLlecer pautas regulatorias en la cofii-ianciación de proyectos y en otras actividades estatales se sugiere:

c~ F:i,'.!orecer proyectos que demuestren acciones investigatiias o prácticas hacia la re1::ucción y10 eliminación de plaguicidas en los sistemas productivos.

* Divulgar entre los p r~ponentes las listas de las scictancias prchibidas a nivel nacional e in'.f:rnacional (tanto p r el ICA corno por el Banco h~lundial) 1 establecer obligaciones c~~ritractuales y moni!oreos para evitar que tales prodcictos se utilicen en los proyectos zc:f nanciados.

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o P i'~i-izc71- y fort~ilecer los estlidios y actividades encalninadas c desarrollar alternativas al ccl!itrcl quiiiiico de plagas y ei-iferrnedades, bajo los conceptos del Manejo Integrado (AlPC) y d e la Agi-icult~ira Ecológica (AE).

o D.:sarroliar niecanismos de educación tanto para productores como para técnicos de las di,'~?rentes regiones del país, de inodo que se conozcan los ciferentes daños ca~isados po . los plagiiicidas, siis restricciones de uso y las diferente; alternativas que existen p;i.a el manejo de la produccióii. En este sentido, es imporlante que el prograina de tr:~iisición haga esfuerzos para crear y mantener procesos de educación, que juegan un p i i i~e l fcindariiental en la solución de problemas de contamin:ición derivados del sector al! 'ario nacional.

Sobre la biotecnoloqia -A-

A la par c:c,in el apoyo que le otorga al sector tecnológico comprometid~ con las técnicas de ADN recomt~in;.~nte, es necesario que el Estado colombiano impulse :/ privilegie proyectos de investigal.:ión básica y aplicada en otros aspectos de la biotecnología "suave" (biofertilizantes, caldos mc~:robianos, purines, MIP, caldos trofobióticos, alelopatía, hidrIlatos, adventicias..).

De acuer'c:o con la polémica descrita en este informe, es necesario igualmente adelantar un prograina de investigaciones tendientes a cualificar y10 cuant i f i c ,~ los posibles impactos ambientait.?~ (ecosistémicos y culturales) de la introducción de plantas transgénicas en el país.

Sobre el .:omponente de educación - capacitación. ---

El Proclrzrna de Transición debiera impulsar procesos fuertes de tr(3nsferencia de tecnología como puente entre la generación, validación y aplicación del conocimiento. Además de aquellos tópicos ir~tierentes al manejo básico de cultivos e insumos, como áreas de interés para el país se sugieri3n los siguientes temas:

+ U.:;:2 y conservación de suelos y aguas.

o Manejo de plaguicidas (sustitución, reducción y10 uso seguro)

+ Cii;iservación y uso de la biodiversidad y de la agrobiodiversid,jd

o Altl?rnativas de Agricultura Ecológica en los procesos producti\os

En el tc?rr:í.i ambiental, se debiera propender por el apoyo a procesos educativos dirigidos tanto a prodi.~c'c.>res como a técnicos. Esta área de formación está justificada en la necesidad de fortalecer el sistema de asistencia técnica que es insuficiente en € 8 1 país y que además no cuenta ccri especialistas o técnicos expertos en el manejo ambiental ce la agricultura.

En este cir:.ntido es importante anotar que no todos los gremios de 183 producción cuentan con capital hiiinano entrenado conceptual y técnicamente para enfrenta- retos de disminución de los efe(:tc;!::] negativos de las prácticas agrarias. Recoger, fortalecer y contin~iar las experiencias de vari,:js entidades públicas y privadas. ONG y grupos con-iunitarios que han hecho trabajos de educ~~ciór? y capacitación ambiental, debiera ser otro criterio impoi-tantr en la gestión del nuevo prc: :eso de transición de la agricultura en Colombia.

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Cobre 13 3 ! ~ c u l t u r a ecoloqicn

En los ,i2i.:.cifos anteriores se ha mencionado de manera explícita la iinportancia del tema de 13 ii:\ie~ticac.:~ón cit?ntifica deriii-n de los procesos de transición que proniociona el gobierno iiacional y se han sugerido varios temas y criterios útiles en la ~eleccic~n de proyectos.

Para el ds:sarrollo de investigaciones en agricultura convencional las diferentes corporaciones de investi$:ación o los mismos centros tt?cnológicos de los gremios haii dado, en muchos casos, respue:;t;i a los lirnitantes para la producción, pero a la hora dt? identificar tecnologías adecuada:,; para la reconversión hacia sistemas de agricultura limpia o ecológica son muchos los vac o:; de orden conceptcial, tecnológico y de mercados que deber enfrentarse.

La propuii2:sta central que se hace en este documento es la de impuls¿ir de manera decidida un Prograrnci Nacional de Investigaciones en Agricultura Ecológica (PRONAE), como una manera de rescrlv8:r problemas tanto a nivel del manejo de aguas, suelos y agroecosistemas, como de incidir en 13 disminución del uso de agroquímicos tóxicos y en la inoc~iidad de los alimentos que consunieil a diario los colombianos.

Aunque clr. alguna manera en el país se han logrado avances sustariciales en la investigación sobre AE, todavía quedan muchos campos por explorar y sistematizar: manejo de suelos tropicalel; bajo diversos tipos de asociaciones de cultivo, sistemas de labranza, estudios del potencial inicrobiológico, dinámica de caldos microbianos en diferentes contextos biofísicos, caracteriii:;3ción y sistematización del conocimiento sobre purines e hidrolatos incluyendo dosificr!cii~nes, épocas de empleo, posibles efectos fitotóxicos; abonos y fertilizantes naturales; sistemcis tie agricultura de sol y de malezas; alelopatía y plantas medicinales; agroforestería y silvicultur~,; homeopatía; usos de la biodiversidad; granjas integrale:;; reciclaje de materiales; ciclos de iiutrientes; calidad nutricional de alimentos; mercados verdzs; análisis económicos y valoraciones ecológicas de los recursos y servicios ambientales implícitos en la AE; análisis region~les de agroecologia ....

Pero si S(? quisiera tener una visión integral en el marco de los estucios agroecológicos deben introdui;ir:e temas relativos a la cultura y entre ellos sobresaleii, por ejemplo, aquellos relacior~ados~ con los procesos de transferencia, que incluyen tópicos ligados a las interrelacir)nes agricultores 1 investigadores, a la generación de conoc;imientos y tecnologías de manera c:ompartida y a la viabilidad económica y social de las tecnologías seleccionadas. Aún más: Cl:~iombia debiera explorar el significado político de la agrciecología, su valor como tnodelc dci desarrollo, su capacidad para modificar las relaciones ecoriómicas en el sector rural; sus implic~aciones en la política de seguridad alimentaria o su potenci; I como instrumento en los futuros et:;l,:enarios de paz nacional.

El abcrcltije de las sucesivas problemáticas derivadas de los temas expuestos, exige necescrini.nente una decisión política de adoptar la AE como eje central de un proceso de constnicci5n o reconstrucción de la sociedad colombiana, reconcciendo que los actuales niveles d:3l conflicto armado marcarán el futuro de por lo menos las pi.óximas tres generaciones de corrip~rtriotas. Esta decisión pasa por afrontar situaciones tan trilladas pero tan esenciales como a formación de investigadores, los presupuestos disponibles, la politica estatal e institucioiial en que ellos se desenvuelven, la actitud de los productores, el mercado ..., factores todos c e r.:norme importancia para comprender el qué, el por qué y e cómo de la generación y transfe-e.iuia de conocimiento en AE, pero CUYO análisis se escapa al propósito de este escrito.

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Pero no ?S solo forrnar doctores Ei-t los niveles anteriores de los ~s1,~bones acc7d~rn~cos cipaieca , I i lecesaiia conexioii con la foitriacioii de maestria y de ~spec i~11~ac1o ; i e i i f~ ie r tcs cadenas \ iiiculantes, qcie se expresa11 en equipos de invectigadorej Focalizarse hacia estas iristancia, tcimbien debería ser tema di. c i i i Programa

Mas aún: '?S necesario que existan fuertes vínccilos con la comunidad que es la que se iibica en el origi:r y que a la vez es soporte de los procesos de gei?eiación y transferei~cia de conocirnii.?~~tos. Los nuevos paradigrnas biotecnológicos hacen olvidar, en ocasiones, qcie los verdadi2ri.1~ beneficiarios de la investigación deben ser los pobladores de las naciones y no las instancia:; corporativas.

En estos iispectos las observaciones abarcan nuevos campos: se trataría de promover, al igual que la c:pacitación y la educación en torno a la investigación -paricipativa, los procesos de difusióri \:r transferencia de resultados. Colombia lideró en los últirnos años, tal vez el mejor proceso til? transferencia de tecnología agropecuaria en cabeza de Pnnatta, experiencia que no debería c~lvidarse. Al contrario, sus resultados deberían potenciarse y extenderse al nuevo proceso t i ( ? la Bolsa de cofinanciación.

En otras rlstancias, habría que preguntarse por la capacidad tecnología del país para construir o fabrizar aquellas aplicaciones que surgen de las propuestas ,:eóricas....¿Qué tan lejos estamos ,re ser una potencia industrial en las tecnologías de punta..'' ¿Cuáles son los acervos tecnológicos propios del país que nos hagan competitivos en un rriercado dominado por las compaiíía::; transnacionales..?. La Bolsa que se va a instaurar deberia ocuparse de este tema, para ccne::tar la teoría con la práctica.

Para no ;i.iondar la discusión en torno a estos y otros temas conexcs como las dotaciones de laboratori!:i y equipos, la oferta de revistas indexadas, la capacidad de interlocución con la comunidztl internacionai, las necesarias gratificaciones sociales que requieren los cientificos o su insercic.in en los procesos docentes del país, baste señalar que un fondo competitivo sin incidenzia en otros factores culturales de la generación y transferencia de conocimientos como los acá r:?señados, corre el riesgo de tornarse en un instrumento sin trascendencia real para lograr carr,bios estructurales en el sector agropecuario nacional.

En cons~c:uencia, se sugiere incluir los aspectos citados como corrponentes de la Bolsa. Si ello no fuera procedente por distintas razones, se propor?e, entolces que el componente ambienta, por lo menos en su aspecto formal, se introduzca en el componente de ciencia y tecnologíi'l: atendiendo a los siguientes procedimientos:

o Inl: uir de manera explícita en las convocatorias que se r e ~ l i c e n y como uno de los téi-ininos de referencia de los proyectos, a cumplirse de manera obligatoria, la d~8:;cripciÓn de los paquetes tecnológicos a utilizar dentro d3 los mismos, que serán cc:risignados en la propuesta correspondiente.

o Ig~~a lmente , es necesario que los proponentes de los proyec.tos describan de manera explícita los principales impactos ambientales identificados e l sus propuestas, tanto a ni,'/!?l ecosistémico como cultural.

o Sc: exigirá, en todos los casos, una declaración para mitigar, compensar o prevenir los irrpactos negativos identificados, que hará parte del protoco o de presentación de los pr.:yectos y de los térrninos contractuales para ejecutarlos.

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u L:,:; propuestas sera11 evaluadas atendiendo a criterios anibi~?ntales, ciiyo valor teiicii-2 i j r peso poiidt?rado sigi~ificativo dentro de los criterios geiiei-i~les de aceptacióii de Ins rn!.,inas. Se recornieilda asurnii- algunos o todos los ci-iterio:, que se rnencioriciron el1 €?'te docu~i ie i i to sobre los tenias de biodiversidad, paranios, sistemas agroforestales, rn83ilejo de agiias para riego, coiiservación de suelos y agiias, manejo de agroqciíniicos, bi8.)tecnologia y agricciltura ecológica.

u L; bolsa teiidrá un mecanisnio de verificación e identif cación de los impactos ar~bientales generados por los proyectos aprobados, cuya n~is ión fundamental s e r i la dc señalar riesgos, evitar efectos indeseados que se presenten en el transcurso de la ejliccición del proyecto y no conteniplados con anterioridad, re venir los o mitigarlos en fuiición del desarrollo de cada propciesta en el campo

u El ::itado mecanismo se basará en un Panel de Expertos Amt~ientales que previarnente hzyan conocido y discutido los proyectos, algunos de cuyo; miembros harán visitas p~:,riódicas a los lugares en que se ejecuten los estudios a 'in de interactuar con los ejt?uutores y concertar los planes o las acciones de mitigación o compensación de irrr:tactos, cuando hubiere lugar a ello.

u Se recomienda, igualmente, que la bolsa geriere mecani;mos de capacitación o ec:iicación en temas ambientales, apoyada en la experiencia acumulada de Urliversidades, ONGs u otras entidades públicas y/o privadas.

4.2 E L COMPONENTE DE ACCESO AL USO DE LA TIERRA

De niariers independiente a los efectos positivos, negativos o neutros que el proyecto piloto planteadc: dentro del componente de acceso al uso de tierra del Programa de Transición de la Agricultur~i, pueda tener sobre el conflicto de tierras en Colonibia, a nivel puramente ecosistt?niico es posible prever que sus efectos no serán del todo posi .¡vos.

La razd,n". A despecho de no contar con estadísticas confiables, es posible adelantar como hipótes S central que los propietarios no mantienen la misma relcción con la tierra y sus recursos t:3sociados que los arrendatarios.

Al parecer los primeros, por fuerza del uso, tienden a conservar los rec:ursos suelo, aqua, flora y fauna privilegiando tecnologías y prácticas agropecuarias tendientes t ien sea a retener el suelo contra la ~ ~ r o s i ó n , a mejorar la eficiencia del uso del agua o a mantener manchas de bosque o cercas ,~ i \ ' i i s dentro de los predios agrícolas.

Por el coriirario, los arrendatarios pueden privilegiar, en aras de una mayor eficacia y de obtener rendimi~r i tos de manera rápida y continua, prácticas agropecuaria:; poco amigables con el entorno, I n c a o nula rotación de cultivos, uso excesivo de agroquimicos, utilización a destajo de rnaquii l .~ria agrícola u otras prácticas que incidan en el deterioro de recursos.

Ello p o - q . ~ o los arrendatarios pueden abandonar fácilmente las fincas arrendadas y obtener otras en arriendo y por lo general no se preocupan de los efectos a largo plazo de sus actuacion~is agrarias. Cualquier impedimento qiie surja de la tierra so soluciona cambiando de predio. L(,)s propietarios, por el contrario, permanecen de manera constante en las zonas de cultivo, ot.):jervan los cambios en sus terrenos, por pequeñcs que sean y en general pueden generar ac:ciones de corto plazo y realizar inversiones y rn-?joras eri rubros que puedvn rio ser ~tractiv(:s para los arrendatarios.

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co i iser~a :ioii de los i ecursos por decision propia del productor, coiiio medid,-i de conservación y rotacibn ( j 2 la tieri a

La segiJi7::a posibilidad de scibcrtilización se da de manera f r e c ~ i ~ n i e eii Colon~bia alrededor de las tierra:; que son aptas para agricultura intensiva por sus caractei-ísticas edaficas exteriias de poca peritliente, ausencia de condiciones de encharcamiento estac:ional o permanente, alta profunclia;;d efectiva y fertilidad natural moderada a alta, pero qcie son usadas en ganadería extensiva, con muy poca capacidad de carga y coberturas vegetale:; generalmente de pastos natcirall3s :?n donde coexisten gramíneas, leguminosas y otras especies herbáceas o arbustivas. En estiis casos, inclusive, las pérdidas de scielos por erosión o 13s procesos de deterioro edáfico p3r compactación de horizontes u otros procesos, tierden a ser bajos y, en consecu~i ic ia, de manera paradójica, las afectaciones ecosistemi:as también son de baja intensicla1.

Ello no qiiiere decir, por supuesto, que se defienda la subutilización 3e la tierra nada más que por sus eR-ctos benéficos a nivel ecosistémico. La reflexión que se hace va en la vía de señalar que, al iric:orporar tierras subutilizadas al proceso de intensificación agropecuaria, ya sea por arrendzirr-il~ntos o por cualquier otra modalidad, deben tenerse en cuenta algunos criterios que permitcn :,u utilización sostenible.

Por lo anterior, en este ítem 1.4 sobre justificación del piloto, podría i itroducirse una línea o un subtítulo cjue versara sobre las ventajas de incorporar tierras en arriendo, en cuyos contratos previamerite se pudieran incluir algunas clausulas contractuales que aseguraran efectos benéficos en términos ambientales, de los proyectos productivos. Esta idea de mitigar los posibles c.Yectos negativos de tales proyectos, justificaría aún más el proyecto piloto.

En las mcldalidades de acceso a la tierra (capítulo II)

Para S C ? ~ c.oherentes con la idea formulada en los párrafos anteriores es necesario incluir en el apartado :2.1.1 (párrafos 8 y 9) un resumen de la misma, afirmaido que "los contratos o acuerdos de acceso a las tierras, cualesquiera que éstos sean, incorporarían consideraciones de uso y/: mejoramiento de infraestructura y de los recursos naturales a corto, mediano y largo plazo (la cursiva es para indicar el fragmento a introducir). Si los autores están de acuerdo con esta modificación, a renglón seguido se podrían incluir los criterios enilnciados atrás.

De igual manera, en el apartado 2.5 (aspectos básicos de la transferencia de tierras), específic;:linente en la sección que se refiere a la selección de los predios del piloto, es posible incluir 1'3s siguientes consideraciones:

...... Un crterio importante para la selección de los predios tiene que Ler con el tipo de proyecto produci.iv~: que se va a ejecutar y por consiguiente con las características del paquete tecnológi.:~ a emplear, ello para asegurar la sostenibilidad ecos stémica o ambiental del proceso.

En efec;tcd, las modernas ideas sobre el manejo adecuado de recursos parten del supuesto de que e:,; r iás eficiente adecuar las prácticas agrícolas a las c~racterísticas del entorno ecosistSrico y no al revés. En este sentido la evaluación oportuna ce la "vocación de uso" de las tierra5 a arrendar y la delimitación del paquete tecnológico 2 prácticas favorables al ambierite. constituyen uria oportunidad importante para direccionar la selección de predios en la senda (;o -1.-ecta.

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Pensar coi1 criterios arnbieritales los detalles de cómo se va a instala1 la plantación, qcié tipo de laborec dc.,l suelo se requiere, cómo se pciede disefiar el arrec;lo de los cc;ltivos en el campo, de qué m; n1i1-a se van a controlar o manejar plantas adventicias, i r isect~s y enfcri~iedades, cómo aiiticipzir F~?iiómenos lirnitantes corno heladas, con qué tipo de niater al y er; qcié frecuencias y dosis :;e debe abonar el suelo para equilibr-ar el ciclo de niiirientes y, en fin, cómo se completai-<in las labores de cosecha y poscosecha incluyendo procesos de reutilización de inscimos, es una manera inteligente de establecer corresponden;ias entre los predios a seleccion;ir y los paquetes tecnológicos a utilizar. Ello puede garantizar de antemano la rnitigac óri de impactos ambientales negativos .....

En la ntisr,na línea de la argumentación anterior, podría incluirse un párrafo en el apartado 2.6 que trata sobre "el riesgo y los proyectos productivos", en los s igu ien t~ !~ términos sugeridos:

"Los rics!j13s de los proyectos productivos también son de tipo biofisico o ecosistémico. Una equivor:al.ims planeación del uso de la tierra en términos, por ejemplo, de cultivos exigentes en determin:il:jos tipos de nutrientes o especialmente sensibles a carnbios climáticos o a estados de estrés hídrico, que no consideren respuestas apropiadas en los citados proyectos, puede ocasioriai el completo fracaso de la explotación agrícola. Por lo tanto, se hace necesario que los proyecto:; productivos examinen a fondo las oportunidades, riesgos y amenazan que surgen de las misin;-1:; condiciones agroecológicas y ambientales de la región".

El tema (de los riesgos vuelve a aparecer en el apartado 3.2 ("liniitantes endógenos en el acceso a la tierra") en donde también se podría incluir un párrafo 3dicional bajo el subtítulo "riesgo:; F.lc.)r deterioro de los predios" que dijera, por ejemplo:

"lgualmeri!.e es necesario incluir en los contratos, algunas cláusul~s o especificaciones que cornpromc~tan al arrendatario a observar, por lo menos, buenas prác:icas agrícolas, dentro del paquete tc:cnológico, que aseguren la reproducción y renovación de las cualidades de la tierra, elimine^ f,.jctores de contaminación de aguas y preserven en gene'al el buen estado de los recursos raturales tanto de la finca, como de sus áreas de influencia.. '

En el esc;li.lema operativo del Piloto (capítulo V)

En los pirrafos siguientes se menciona una estrategia general que puede seguirse en la implemertación del proyecto piloto en lo que respecta a la inciiisión de consideraciones ambienta t,:s y además se mencionan ítems o apartados en donde vaidría la pena incluir frases o incluso párrafos que hagan coherente el piloto en todos sus aspectos, en lo tocante al tema ambienta :

Estrategitii general para incluir e l tema ambiental en e l piloto

Es evicleri.:e que entre muchos funcionarios estatales, productores, ~omercializadores y otros agente:; (le las cadenas productivas, existe desconocimiento o por lo menos confusión en relacióri con el significado político, económico, social y ecosistémico ( le la dimensión ambiental del de:airollo. Incluso, sobre aspectos básicos relacionados con las características de los suelos, rri¿inejo de aguas o aspectos alternativos para el manejo de prsblemas fitosanitarios.

En este r.;~?ntido, esta propuesta se dirige a establecer espacios de capacitación y educación arnbienta con énfasis en prácticas de agricultura limpia o agricultura ecológica, dirigidos a los siguien.e:.; grupos de usuarios, que tomarían cursos, talleres u otras modalidades pedagógicas, de maner;: independiente y en el siguiente orden de prioridades:

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u Fiiiicionarios del Incodei-

u PI oductores agropecciarios (arrendatarios y arrendadores)

~1 lvlt~ti ibros de las cadenas productivas (personal operativo, decisores, cc~inercializadores)

o F~.incionarios de los Centros Provinciales de Gestión Agroernpresariales, Urnata y de otr,zs entidades relacionadas.

Una vez :cie tales espacios de capacitación se institucionalice, con apoyo de Universidades u ONGs, foitaleciendo procesos de concientización y aprendizaje frente al tema ambiental, es posible c:ile se facilite la inclcisión de criterios ambientales dentrc de las cláusulas de los respect iv~:~ contratos.

Algunos 1:112 tales criterios son:

o G~rant izar que no se trate de tierras que intencionalmente SE encuentren en barbecho, dc?,itro de los planes propios de cada productor - propietario.

o E:;l:ablecer procedimientos de desmonte selectivo que perinitan la permanencia de ni.i:;leos de vegetación para garantizar la conectividad de lo:; predios en una red que coiistituya la denominada Estructura Ecológica Principal. N o se trataría entonces de efc!ctuar procedimientos de tala rasa, sino de aprovechar la v2getación existente dentro de las propias fincas, para posibilitar el establecimiento de c'xcas vivas, protección de narederos o zonas de refugio de fauna silvestre.

o El1 los casos de fincas que se ubiquen en zonas de recarga de acuiferos es ec;j.~ecialmente importante que se establezcan procesos prodiictivos compatibles con la cc-)iiservación de parches de vegetación nativa. La exigenria en este sentido debe tri:3ducirse en el contrato respectivo.

o D13ntro de los procesos productivos que se establezc:in en los contratos de arrendamiento, es necesario promover todas aquellas actividades tendientes a coiiservar y utilizar eficientemente los recursos naturales, tale:; como el uso de especies n:.il:ivas, arreglos agroforestales, cultivos asociados, rotación de cultivos, uso de col:~erturas vivas o muertas, abonamiento orgánico, reciclaje di? materiales, entre otras.

o Pi'r.)hibir explícitamente el uso de plaguicidas de sintesis que $;e encuentren en las listas de las entidades oficiales nacionales e internacionales, como 1.1 ICA y el Banco Mundial. T d e s listados deberán ser conocidos y aceptados por lo:, socios de los procesos productivos, arrendadorss y arrendatarios.

o E:j.tablecer claramente las restricciones de acceso a la tierra cuando ella se encuentre eri zonas bajo regímenes especiales expresadas en los Planes de Ordenamiento TI-rritorial, en zonas de amortiguación de Parques Naciorales, Areas de Reserva, ec::~sistenias estratégicos o microcuencas qcie deben ser e:;pecialmente cuidadas en ra;'.ón de sus servicios ambientales (surtidoras de agua para ~c~ ieduc tos veredales, por e j~,mplo) . Para ello es necesario que se verifiquen las recorncindaciones de la autoridad air,biental antes de comenzar los trabajos para. entre ctras cc sas, verificai- la necesidad o de contar con perrnisos o licuncias ambientales.

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u Eii t.?les arcas especja!es, deberían incluirse incentivos, dentr2 de los propios cciiitratos ( ? c . arreridaiiiieiito! para el manejo racional de recursos. T3 es iiicentivos se podría11 ac.r!rciar con las ucitoi-idades muiiicipales locales.

ii C ~ i i i o partc de los proyectos productivos, es necesar-io que se identifiq~ie, tanto la Línea ELlae, corno los principales impactos ambientales y las acciones o planes para rntigiir-los, evitarlos o compensarlos. Se trata de exigir, en últimas, Estudios de Impacto Airibiental esqueinaticos, que sirvan de base para las negociac:iones de arrendaniieiito.

o E1.i todos los equipos de trabajo debería existir un experto arnt~iental que controle o guíe la; propuestas o actividades hacia su mejor inserción amb ental. Ello podría ser un a l )~ :~ r te directo del piloto.

o Ei i el manual operativo que prepare el piloto, es necesario incluir una lista de chequeo o uri,3 guía para el manejo ambiental de los proyectos.

Dado clut? las condiciones de partida (Línea Base) de cada finca es diferente, los criterios anterioi-e:; y otros que resulten pertinentes a cada caso en particular pueden ser expresados en una "Act.3 de Compromiso sobre Buenas Prácticas Agrícolas" (AEPA) que acompañe, con carácter c.ibligatorio, las cláusulas de los respectivos contratos.

La obligat:,riedad del ABPA se justifica en la medida en que todo su contenido se expresa de manera roncertada entre las partes y que constituiría niveles rnínin~os y aceptables para los arrendatirios y los arrendadores, para garantizar la devolución de los predios en iguales o mejore:; c;ondiciones ecosistémicas a como fueron recibidos.

Si la atle:uación de los predios implica la construcción de obras biofísicas, como por ejemplo parche:; bosques, líneas de árboles rompevientos o barreras vivas, composteras, aboneras, áreas d ~ i producción de bioabonos, caldos microbianos o purines, ellos entrarán en la negociacic.)n como mejoras realizadas a los predios.

En el /?.Bi=IA quedará consignado, igualmente, el compromiso de utili;rar paquetes tecnológicos de agriciiltura limpia o si es del caso, de agricultura ecológica, pero siempre en la vía de minimiz:ai los impactos negativos derivados de las actividades agropeí:uarias.

Es evideiite que para lograrlo se deberian concertar reuniones previas de identificación de identific:al.:ión de impactos entre los interesados en el negocio, apoyados por el piloto que podris genera- 1:istudios de Impacto Ambiental Esquemáticos (EIAE) en donde, de manera simplifi~:a:la, se consignen tanto la Línea Base (características ce suelos, clima, relieve, infraestruc:tura, calidad y cantidad de aguas, fauna y flora asoci:.da, Estructura Ecológica principal. ) como los efectos ecosistémicos, económicos y soci,3les de las acciones a empreridi.?-, con las respectivas recomendaciones para mitigarlas o compensarlas.

Como ejc-sinplo de aproximaciones que se realizan en este sentido, se pueden citar los exitosos casos tJe acompañamiento que ejecuta el programa de Alianzas Prcductivas del Ministerio de Agriculi.ui;~i que, con buen juicio ha implementado un proceso de evalc ación ambiental ex - ante de las aliarizas que apoya.

Finalmeni?, el piloto debería considerar procesos de monitoreo y sc~giiimiento a los procesos producti\/;s a fin de documentar las experiencias y, a partrr de ellas. ~~ ropo r i e r modificaciones o1 proceso :,rlgerido en estas líneas

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Otras c:o~~sideraciones

En los ~t,ii-rafos sigciientes se preseiitan algunas recorneiidacio~;es para incluir fr-ases u oracior~e:, completas en algui~os apartados del texto, que podrían volverlo más coherente en términcs :¡e las ideas planteadas hasta el rmomento:

o EZii el apartado 5.1 (objetivos a evaluar en el piloto) podria iiic ~ i i rse la sigciiente idea: "el pi c.)to también podría considerarse exitoso en la medida e11 que revierta, minimice o eltnine efectos ambientales negativos y potencialice los i rn~actos positivos sobre los rec:ursos naturales, en las fincas que fueron objeto de los prccesos de arrendamiento , ccliitrato en participación o comodatos".

o Eii el 5.4 (herramientas y programas propias del piloto) adicionar una línea que diga: "

E1tr:31uación ambiental de los impactos causados por los proyectos productivos". Y en las he-ramientas habría que introducir la siguiente: "Herrami3ntas para describir los irr~)actos ambientales, específicamente relacionadas con Estudios de Impacto Ambiental E::;quemáticos o Preliminares"

o Ei i el último párrafo sobre Operatividad y Alcances del Pi oto (numeral 5.5) cabría in.:ioducir el concepto "Sostenibilidad Ambiental", como uno dc~ sus fines.

u Ei i la tabla o cuadro sobre instrumentos de acceso (colurr,na sobre instrumentos y prclcesos a ser desarrollados por el piloto), también podría iricluirse, al frente del item ' irr ormación" la siguiente Iínea "Oportunidades y restricciones ambientales".

o Por otra parte, se sugiere que el Grupo Central de --rabajo (ítem 5.7 sobre Institucionalidad), tenga un experto ambiental en su nómina.

Ei.1 el ciclo de los proyectos (numeral 5.9), hay que dejar explícito que el piloto teridrá ..." visión de cadena y enfoque empresarial y ambient:iln. En uno de lo sítems prc:~puestos habrá que dejar explícito el proceso de introclucción de los requisitos arribientales, tal como se expresó anteriormente en este documento. Ello se hará tanto eri el numeral 3 (capacitación, que incluiría los temas ambientzles) como en el numeral 4 qiil:? habla sobre la formulación de los proyectos productivos y en el numeral 8 en donde SE.! definen las inversiones del PP (algunas de las cuales como ya se indicó, se relicionan directamenie con cuestiones ecosistémicas de beneficio común).

o Eii el ítem 5.10 (sobre el sistema de información, después del tercer párrafo, convendría in-luir lo siguiente: "La planificación adecuada del uso de la t i ~ r ra , que minimice o ayude a evitar impactos ambientales negativos, deberá tener presente los planes de orcienamiento territorial realizados a nivel municipal o de zuenca, al igual que las eci1.1ecificidades concretas de las fincas en donde se llevarán a cabo los PP".

o La; palabras " estado de los recursos naturales - impactos ambientales " caben en la lista elaborada en el ítem 5.11.1, al igual que "impactos ambientales identificados, rniiigados, compensados o evitados" caben en ekl ítem sobre seguimiento. En la e\.fq.31uación de resultados podría incluirse la siguiente idea: "acciones o prácticas arribientales favorables introducidas en los PP".

o DI? igual manera, en la estructura de costos para el acceso dl? tierras habría que incluir ¡a idea ambiental en el primer rubro (evaluación técnica y ambiental de aptitud del

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pii.dioj y en el scgciildo (adcccinción intrapredial: parcelacibi-. obras de adecliaciói7 civ t i t i /-as, obras de 117ej~/a!?7/e!?f0 atrlbienfal).

o Eti e¡ manual Operativo (íteni 5.14) habría que iiitroducir la. ideas expuestas eii este te,:to sobre potencialidades y restricciones ecosistt;inicas, ta-ito en la selección de los prcidios como en la definición de los Proyectos Productivos (ver el aparte co.respondiente en este docuiiiento).

Sistema ciie indicadores

El proye,.:,:o de diversificación rural en cualquiera de sus componentes, requiere poner en funcionarrliento un sistema de indicadores o señaladores para identificar tendencias en el desarroll(.) de los proyectos o programas, que luego pueden ser importantes en la planificación del pro;eo,o general.

De acuerclo con la Fundación Sinergia (2000), en términos generales un indicador es la unidad o elem~zrlto que permite medir - verificar e l cumplimiento o no de lo5 criterios ambientales que se incluy;j17 en los diferentes componentes del proyecto y que ademáo posibilitan:

+ Ideintificar el cumplimiento o no de estos criterios

o Virificar el grado de asignación de estos criterios a los diferen'es componentes.

+ Constatar la veracidad de los compromisos que se adquieran.

+ R13colectar y sistematizar información que se produzca en el di?sarrollo de cada actividad eri el proyecto.

Los referii.los indicadores deben, por tanto, servir para lograr una rnejor comprensión de los complejo.; problemas que plantean la agricultura y el medio ambiente para mostrar la evolución a lo largc del tiempo y para proporcionar información cuantitativa, tod 1 lo cual es imprescindible para fiiai. objetivos y efectuar un seguimiento. Sin embargo, para ser significativos, los indicadorns deben ofrecer una visión suficientemente precisa de 1,s procesos y relaciones scibyacertes que vinculan la actividad humana con el medio ;unbiente. Ello se aplica particuiarr,iente a la agricult~ra, ámbito en el que la relación es suniamente compleja y en el que la pro3ia actividad entraña una serie de procesos biofisicos que \larían en función del lugar consid~?:;ic~io

Una pr3~:i iesta de formulación de indiczdores para la inclusión de c;riterios ambientales debe establecer cafegorías (aspectos claves contemplados en la politic; y10 en los objetivos del Program:i de Diversificación Rural referentes a la dimensión ambiertal), por lo menos, en los cuatro a3pectos siguientes: Ecosistemas (incluyendo acá los rr?cursos naturales y sus interrel~~ciones), Ciencia y Tecnología, Organización Social, Política y Derechos de Propiedad

Estas c;ait?gorías deberán ser desagregadas en variables, que son elementos o aspectos de cada u r a de las categorías y se refieren a cambios esperados en la actividad agrícola o poblaciór. beneficiaria, generados a través de la aplicación de las estr2tegias de intervención de los proy+ctos. Esto, por supuesto, deberá ser ejecutado al interior del Proyecto de Diversii'ic3ción Rural.

Criterios para el desarrollo de indicadores.

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Para la ti::finición y selección de criterios ai-i1bientaIes en el ili3rco de los proyectos a cofinanci;~, Sinergia (op.cit.) señala qiie es necesario tener en cueiita los sigiiientes aspectos:

i~nporlanc,ra política - para asegurar que los indicadores están dir i~idos a temas de prirnera itnportalc.i3 para el país y reciben la más alta prioridad.

Predeobil i jad - para permitir tener una perspectiva que pueda proriover la planificación y la toma dct c;ctcisiones sobre ternas antes de que los problemas sean mi l i severos.

A~;le~~surat:~~/ idad - para permitir las mediciones a los planificadores y a los analistas y evaluar como s13 1:jerivÓ el indicador, tanto cualitativa como cuantitativarnente, y decidir la forma en que puede :;el- mejor aplicado en la toma de decisiones. Dada la limitad3 cantidad de información sobre las c,.ondiciones ambientales de muchas regiones en el país, las medidas cualitativas tales como unti rápida apreciación, las encuestas informales y los sond~?os de opinión tienen un importante papel que cumplir.

Los indicadores deben referirse a distintos ámbitos geográficos, a i'in de identificar tanto las grande:; t2ndencias nacionales como las concentraciones localizadas de las prácticas. Este tipo de indii:ac!ores ayudaría a los responsables políticos y al públicc a comprender mejor la configul-a1::ión y las características del sector agrario desde un punto d 3 vista medioambiental.

Para mej1:~rar la captura y utilización de estos indicadores, la entidad citada presenta algunos consejcs 3iles para el proyecto de diversificación rural:

El desarro lo de indicadores de sostenibilidad ambiental debe estar estrechamente ligado a los sistemas I-~acionales, regionales o locales de información para la plani'icación y la programación agraria.

Inicialmerre, se debería poner énfasis en mejorar la capacidad regional y local para la recolecsioii de datos y de información.

Los umbr;iles y los objetivos son medios útiles para permitir a los prcyectos la comparación de su cornpciitamiento, por ejemplo en el control de la erosión del suel11 en relación con normas aceptada:; internacjonalmente basadas en la dotación de los recurso; naturales y las prácticas de uso de la tierra.

Las interacciones entre los componentes ecosistémicos, sociales y económicos necesitan considercible apoyo de la investigación de campo para comprender rqejor cómo son afectados entre ello:; y medir las fuerzas que los causan.

La capac:.iidad humana e institucional para manejar el proceso d ? desarrollo a través de enfoques participativos y transparentes es fundamental para la scstenibilidad agrícola. Los indicadori?~ para supervisar esas dimensiones son esenciales aunque difíciles de colectar.

Una met;i importante si bien indirecta de los indicadores es la mayor participación y transparericia en el proceso de planificación y programación de los proyectos.

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