Boletin Eclesiástico

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1 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130 Julio a Diciembre 2012

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Boletín Eclesiástico N°130 de la Diócesis de San Justo, correspondiente al semestre Julio-Diciembre de 2012.

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1 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

Julio a Diciembre 2012

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INDICE: Página

Homilía Año de la Fe 2012-2013, Monseñor Baldomero Martini 3

Inicio de la Fe en San Justo 6 Indulgencia Plenaria por el Año de la Fe 7

Indulgencias, ¿qué son? 9 Indulgencia parcial 12

Homilía del Sr. Nuncio Apostólico en la misa por los 150 años de la parroquia de los Santos Justo y Pastor 15

Carta del Señor Nuncio al Obispo de San Justo 17 Carta de los obispos al Pueblo de Dios 18

Carta Pastoral de Adviento y Navidad de Monseñor Baldomero Carlos Martini. 20 Queremos ser la voz de los que no tienen voz. 22

Homilía del Sr. Obispo en la Peregrinación a Lujan 2012 27 Reflexiones de los obispos al acercarnos a la Navidad 30

Movimientos de Curia. 33 Nuevo Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias 34

Secretaria de Liturgia, Música y Arte Sacro 35 Noticia de último momento 36

Oración por la Patria. 37

AÑO XXXVIII Julio a Diciembre de 2012 N° 130

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El nuevo Boletín

En épocas en que la comunicación se ha multiplicado gracias a Internet, nos pareció o-portuno hacer el Boletín electrónico ya que esta modalidad tiene dos ventajas: los costos

son menores y el espectro de lectores mayor, ya que todos lo podemos reproducir en-viándolo a nuestros contactos.

Existen dos modalidades, el formato pdf que llega por email y el link en el que se lo puede apreciar con formato de revista.

Como es Oficial estará en la página del Obispado y se archivará también en versión pa-pel, cosa que todos pueden hacer con sólo imprimirlo.

Espero que sea de utilidad para todos.

Feliz Navidad!!! P. Juan Morre

HOMILIA AÑO DE LA FE 2012-2013 LA PUERTA DE LA FE ESTA ABIERTA PARA TODOS

Querido Hermanos: Iluminados por la Palabra de Dios, contenidos por la comunión eclesial y sostenidos por la presencia de María del Cená-culo, la Madre de Dios y de la Iglesia, comenzamos jubilosos el AÑO

DE LA FE.

El Santo Padre, nos decía ayer:

“La época en que vivimos está también marcada por el olvido y la sordera frente a Dios. Creo, por lo tanto, que tenemos que aprender la lección más

simple y fundamental del Concilio Vaticano II, que hace 50 años hoy comenzaba, a saber: que el cristianismo, en su esencia, consiste en la fe

en Dios (...) y en el encuentro (...) con Cristo, que orienta y guía la vida. Lo más importante hoy, como era el deseo de los Padres conciliares, es que

se vea de nuevo, con claridad que Dios está presente, nos mira, nos

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responde; y que, por el contrario, cuando falta la fe en Él, cae lo que es

esencial, porque el hombre pierde su dignidad (...) El Concilio recuerda que la Iglesia tiene (...) el mandato de transmitir la palabra del amor de Dios

que salva, para que sea escuchada y acogida aquella llamada divina que contiene en sí las bienaventuranzas eternas”.“El Concilio Vaticano es una

fuerte invitación a redescubrir cada día la belleza de la fe y a conocerla de modo profundo, para una relación más intensa con el Señor, y a vivir

auténticamente la vocación cristiana”.

Queridos Hermanos: Dios actúa en la historia para convertirla en historia de salvación, para transformar cualitativamente el tiempo: de cronos que se

mide con los relojes y se deshoja con los almanaques, en kairós, es decir, en “momento oportuno”, en “tiempo de Dios”, en el “momento

señalado en el propósito de Dios” para cumplir sus designios. La inauguración del año de fe es entrar en un nuevo kairós para nuestra Iglesia

y el mundo, en un tiempo divino para renovarnos en la fe. Si “la puerta de la fe … está siempre abierta para nosotros” (Porta Fidei, 1), esta es una

oportunidad para entrar plenamente por ella, no solamente para tener fe, sino vivir por la fe, como le gustaba decir a san Pablo (cf. Rom 1,17; Gal

3,11; Hebr. 10,38).

Por eso, en este año de la fe queremos antes que nada intensificar el acto

mismo de creer, y así crecer, por la acción del Espíritu vivificante, en la adhesión o asentimiento a Dios mismo que se revela que se da a conocer. Como decía bellamente Juan Pablo I: “Mi madre me decía cuando era ya

mayor: „De pequeño estuviste muy mal; tuve que llevarte de un médico a otro y velar noches enteras; ¿me crees?‟ ¿Cómo habría yo podido decir:

Madre, no te creo? Pero sí que creo, creo lo que me dices, mas te creo especialmente a ti. Y así ocurre con la fe. No se trata sólo de creer lo que

Dios ha revelado, sino a El, que merece nuestra fe, que nos ha amado tanto y tanto ha hecho por nuestro amor” (Aloc., 13 de septiembre de 1978). O

como repite incansablemente nuestro papa Benedicto: “La fe no es la simple aceptación de unas verdades abstractas, sino una relación

íntima con Cristo que nos lleva a abrir nuestro corazón a este misterio de amor y a vivir como personas que se saben amadas por Dios” (Madrid, 20

de agosto de 2011).

Pero porque existe “una unidad profunda” entre el acto de creer y lo que se cree, esto debe llevarnos también a profundizar en el conocimiento de los contenidos de la fe, sabiendo, como decía el beato Juan Pablo II, que “la

identidad cristiana exige el esfuerzo constante por formarse cada vez mejor, pues la ignorancia es el peor enemigo de nuestra fe . ¿Quién

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podrá decir que ama de verdad a Cristo, si no pone empeño por

conocerlo mejor?” (Viedma, 6 de abril de 1987). Y como dice expresivamente Benedicto XVI en el prólogo al Youcat con el que se

querido acercar el CAT de la Iglesia a los Jóvenes: “Tienen que saber qué es lo que creen. Tienen que conocer su fe de forma tan precisa como un

especialista en informática conoce el sistema operativo de su computadora, como un buen músico conoce su pieza musical. Sí, tienen

que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de sus padres, para poder enfrentarse a los retos y tentaciones de este

tiempo con fuerza y decisión. Necesitan la ayuda divina para que su fe no se seque como una gota de rocío bajo el sol, si no quieren sucumbir a las

seducciones del consumismo y del ahorismo, si su amor no quiere ahogarse en la pornografía, si no quieren traicionar a los débiles ni dejar tiradas a las

víctimas”. Hermanos: Por todo esto, es que en nuestro Plan Pastoral diocesano hemos

hecho opciones bien claras para “renovar el encuentro y el anuncio de Jesucristo vivo; desde una Iglesia que tiene como centro la Palabra, la

Eucaristía y la Evangelización Permanente; que es servidora, formadora y misionera, con la cordial pertenencia y participación de todos; que vive una

clara opción por la familia, la vida, los más necesitados, los jóvenes y las vocaciones…”. Somos discípulos misioneros que creemos y por eso

celebramos, vivimos y anunciamos…

Creemos en la centralidad de la Palabra y la Eucaristía y que la Iglesia es la comunidad que hace posible el Encuentro con Cristo vivo

en el Pan de la Palabra y de la Eucaristía, que iluminan y dan sentido a la vida.

Por eso celebramos, vivimos y anunciamos la lectura cotidiana de la

Palabra de Dios, la participación activa del Misterio Eucarístico y la Adoración en el Santísimo Sacramento del Altar, para desarrollar una

espiritualidad específicamente cristiana que lleve a vivir en lo cotidiano el dinamismo del Amor trinitario, como lo reveló y vivió Jesús y así encarnar

e irradiar sus mismos sentimientos y su estilo de vida.

Creemos en una Iglesia en Misión Permanente que desbordante de gratitud y alegría, promueve y es formadora de discípulos misioneros,

para que ellos respondan a su vocación recibida y comuniquen por doquier, en cada ambiente en el que se encuentren y participen, el don

del encuentro vivo con Jesucristo Por eso celebramos, vivimos y anunciamos la mayor participación y el

compromiso pastoral orgánico, con la conciencia de ser y formar discípulos misioneros, desde un renovado Pentecostés. Con María subimos al

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Cenáculo y con ella peregrinamos en la fe. Pues Ella cuida de la santidad

de nuestra vida , nos educa en la oración y nos compromete en las transformación de los ambientes y realidades especialmente heridas por

tantas cosas que vivimos hoy.

Creemos que es posible una Formación Encarnada, que responda al sentido de la vida y que lleve a una conversión personal, comunitaria

y pastoral, y a un cambio de vida integral. Por eso celebramos, vivimos y anunciamos la formación orgánica de los agentes de pastoral; creando espacios de formación permanente; e intensificando la formación bíblica, el análisis crítico de la realidad a la luz de la verdad, la vida y el bien, el acompañamiento espiritual y el ejercicio del discernimiento personal y comunitario. Con Maria permanecemos en Jesús y El en nosotros, porque separados de El, nada podemos hacer. Creemos que la Iglesia es el espacio donde nos vamos

trasformando como hombres, varones y mujeres, al servicio de toda la familia humana, en la educación, la cultura y el trabajo,

hasta adquirir la forma, la madurez y los sentimientos de Cristo. Con María de Nazaret aprendemos a servir, a trabajar y amar.

Por eso celebramos, vivimos y anunciamos que queremos crecer en el compromiso ciudadano y eclesial respondiendo a los grandes problemas de la sociedad viviendo la fe, testimoniándola como la levadura en el corazón de la masa. “Si ustedes permanecen en Mi y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La Gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos” Un año de gracia del Señor para ser los discípulos misioneros, llenos de Dios y de amor a los hermanos Con Santa María Madre de Dios, Madre de esta Iglesia que peregrina en esta tierra Matancera. Y grita el Evangelio que siempre, DIOS ES AMOR

+Baldomero Carlos Martini Obispo de San Justo Volver

Inicio del Año de la Fe en San Justo El 11 de Octubre del 2011 el Santo Padre Benedicto XVI, ha convocado,

mediante la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio Porta Fidei (Puerta de la Fe), a

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celebrar en toda la Iglesia un Año dedicado a la Fe desde el 11 de octubre de 2012 hasta

el 24 de noviembre de 2013.

Esta convocatoria coincide con el 50º aniversario de la apertura, en 1962, del Concilio Vaticano II y la promulgación, en 1992, del Catecismo de la Iglesia Católica. Dos documentos fundamentales para los católicos de hoy.

«La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión

con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros.

Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender

un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4),

con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús

que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a

cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y

Espíritu Santo– equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra

salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió

al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor” nos dice el Papa.

En nuestra diócesis hemos comenzado el Año de la Fe con una

celebración eucarística presidida por Monseñor Baldomero Carlos Martini,

acompañado por el Clero, los consagrados y consagradas y numerosos laicos

de las diversas comunidades parroquiales.

Siguiendo las orientaciones pastorales de la Diócesis se resaltaron

como signos la presencia de la Palabra, el Sacramento del Bautismo como

“Puerta de la Fe”, la Profesión de Fe católica y la Eucaristía como fuente y

culmen de toda la vida cristiana. Finalmente el obispo abrió simbólicamente las puertas de la Iglesia Catedral, por donde pasaron todos los fieles. En las distintas parroquias el domingo 14 se hicieron ceremonias semejantes. Además están previstas, algunas ya en marcha, acciones pastorales tendientes a ayudarnos a crecer en la fe a la que ya la tenemos y a proponerla a quienes aún no la conocen. Volver

Indulgencia Plenaria por el Año de la Fe

DECRETO EPISCOPAL Nº 045/2012

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VISTO

- Que el Santo Padre BENEDICTO XVI, ha establecido que durante todo el Año de

la Fe -convocado del 11 de octubre de 2012 al 24 de noviembre de 2013- podrán

conseguir la Indulgencia plenaria de la pena temporal por los propios pecados

impartida por la misericordia de Dios, aplicable en sufragio de las almas de los

fieles difuntos, todos los fieles verdaderamente arrepentidos, debidamente confesados, que hayan comulgado sacramentalmente y que recen según las

intenciones del pontífice.

- Que el Ordinario debe establecer los lugares y momentos en que dicha Indulgencia

se puede lucrar por el bien de los fieles.

CONSIDERANDO

- Las realidades pastorales de nuestra Iglesia Diocesana

- La necesidad de que dicha gracia sea alcanzada por la mayor cantidad de fieles.

POR LAS PRESENTES LETRAS

1. ESTABLEZCO que los fieles podrán conseguir la Indulgencia Plenaria concedida

por el Santo Padre BENEDICTO XVI, toda vez que cumpliendo con las

condiciones establecidas:

A- Cada vez que visiten en peregrinación y participen en una ceremonia sacra o, al

menos, se recojan durante un tiempo en meditación y concluyan con el rezo del

Padre nuestro, la Profesión de fe en cualquier forma legítima, las invocaciones a la

Virgen María y, según el caso, a los santos apóstoles o patronos, en los siguientes

lugares, durante todo el Año de la Fe:

Iglesia Catedral de los Santos Justo y Pastor

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen de Ramos Mejía.

Iglesia Parroquial de María Auxiliadora de Ramos Mejía

Santuario Nuestra Señora de Lourdes, San Justo

Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, San Justo

Iglesia Parroquial de Stella Maris, Villa Luzuriaga

Iglesia Parroquial de San Pantaleón y San Teodosio de La Tablada

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Montaña de La Tablada

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Fátima de Isidro Casanova

Iglesia Parroquial de San José Obrero de Ciudad Madero

Iglesia Parroquial de San Luis Gonzaga y Nuestra Señora de Luján de

Tapiales

Iglesia Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús de Villa Celina

Iglesia Parroquial de San Cayetano de Ciudad Evita

Monasterio Santa Catalina de Siena de San Justo

B- Cada vez que en los días determinados a continuación, participen en cualquier

lugar sagrado (Iglesias, Oratorios, Capillas, Cementerios) en una solemne

celebración eucarística o en la liturgia de las horas, añadiendo la Profesión de fe en

cualquier forma legítima:

En las Misas de Noche Buena y Navidad

En la Epifanía

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En la Solemnidad de la Madre de Dios

El Miércoles de Cenizas

En la Solemnidad de San José

El Domingo de Pascua

El Domingo de Pentecostés

En la celebración de las Fiestas Patronales

En el Aniversario de la Dedicación de la Iglesia

En las Misas de Primeras Comuniones y Confirmaciones

En la Solemnidad de Cristo Rey

C- Un día, elegido libremente, durante el Año de la Fe, para visitar el baptisterio o

cualquier otro lugar donde recibieron el sacramento del Bautismo, si renuevan las

promesas bautismales de cualquier forma legítima.

D- Los fieles que "por enfermedad o justa causa" no puedan salir de casa o del

lugar donde se encuentren, podrán obtener la indulgencia plenaria, si “unidos con

el espíritu y el pensamiento a los fieles presentes, particularmente cuando las

palabras del Sumo Pontífice o de los obispos diocesanos se transmitan por radio o

televisión, recen, allí donde se encuentren, el Padre nuestro, la Profesión de fe en

cualquier forma legítima y otras oraciones conformes a la finalidad del Año de la Fe ofreciendo sus sufrimientos o los problemas de su vida.

2- EXHORTO a los Sres. Curas Párrocos a informar y formar a los fieles acerca de esta

Gracia que el Santo Padre nos concede con motivo del Año de la Fe.

3- COMUNÍQUESE a la Comunidad Diocesana, Publíquese en el Boletín del Obispado y

pase al Archivo de la Curia Diocesana

DADAS en la Ciudad y Sede Episcopal de San Justo a los 26 días del mes de

Octubre del Año del Señor 2012, DE LA FE.

+Baldomero Carlos Martini

Obispo de San Justo

Por mandato de S.E.R

Pbro. Lic. Juan Morre Canciller y Secretario General Volver

Indulgencias

Muchas veces hemos oído hablar de las indulgencias, pero quizás no sabemos bien qué son.

La palabra indulgencia proviene del latín indulgeo que significa “inclinado a perdonar y disimular los yerros o a conceder gracias”.

“La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya

perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la

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redención, distribuye y aplica con autoridad, el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los

santos” (Catecismo, 1471).

El pecado entraña una doble consecuencia: lleva consigo una “pena eterna” y una “pena temporal”. ¿Qué es la pena eterna? Es la privación de la comunión con Dios. El que

peca mortalmente pierde la amistad con Dios, privándose, si no se arrepiente y acude al sacramento de la penitencia, de la unión con Él para siempre.

Pero aunque el perdón del pecado por el sacramento de la Penitencia entraña la remisión de

la pena eterna, subsiste aún la llamada “pena temporal”. La pena temporal es el sufrim iento que comporta la purificación del desorden introducido en el hombre por el pecado. Esta pena

ha de purgarse en esta vida o en la otra (en el purgatorio), para que el fiel cristiano quede libre de los rastros que el pecado ha dejado en su vida.

Es como un indulto, un perdón otorgado gratuitamente por la Iglesia que es

mediadora en dos sentidos: por medio del Sacramento de la Reconciliación, que perdona la pena eterna y por medio de las indulgencias, indultos, favores, por medio de los cuales se

perdona la pena temporal merecida por los pecados, esto por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen María y de los Santos.

Para obtener las indulgencias debemos estar confesados, comulgar, no tener afecto

por ningún pecado mortal y rezar por las intenciones del Santo Padre.

Con una sola confesión sacramental puede ganarse varias indulgencias plenarias; en cambio con una solo comunión eucarística y una sola oración por las intenciones del Papa sólo

se gana una indulgencia plenaria. Las tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de rezar o hacer la obra que incorpora la indulgencia, pero es conveniente que la co-munión y la oración por las intenciones del Papa se realicen el mismo día.

La condición de orar por las intenciones del Papa se cumple si se reza a su intención un solo

Padrenuestro y un Avemaría; pero se concede a cada fiel la facultad de orar con cualquier fórmula, según su piedad y devoción.

La indulgencia plenaria únicamente puede ganarse una vez al día, pero el fiel cristiano puede

alcanzar indulgencia plenaria in artículo mortis, aunque el mismo día haya ganado otra indul-gencia plenaria.

Las siguientes oraciones y acciones, entre otras, tienen indulgencia plenaria, si se cum-plen las condiciones requeridas:

• 'A Ti, oh Dios, te alabamos...' (Te Deum): 1º de enero y en la Solemnidad de Pente-costés.

• 'Adorad postrados...' (Tantum ergo): Jueves Santo después de la Misa In Coena Domi-

ni y en la acción litúrgica del Corpus Christi. • 'Jesús dulcísimo...' (Acto de reparación): rezado públicamente el día del Sagrado Co-

razón.

• 'Miradme, oh mi amado y buen Jesús...': Los viernes de Cuaresma. • 'Ven, Espíritu Creador...' (Veni Creator): rezado públicamente el 1° de enero y en la

Solemnidad de Pentecostés. • Rezar el Vía Crucis: ante las estaciones, pasando de una a otra por lo menos quien lo

dirige, meditando las escenas si se desea, con alguna oración vocal.

• Rezo del Santo Rosario: rezándolo en una iglesia, en un oratorio, en familia, o en co-munidad. Es suficiente con rezar sólo cinco de los quince misterios, con la meditación de

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los misterios que se rezan.

• Adoración al Santísimo durante al menos media hora.

• Adoración de la Cruz: en la acción litúrgica del Viernes Santo.

• Realizar Ejercicios Espirituales o retiros similares, al menos de tres días de duración.

• Recibir la Bendición Papal Urbi et Orbi; también es válida por radio o televisión. • Asistir al rito con que se clausura un Congreso Eucarístico.

• Al sacerdote que celebra los 25, 50, 60 años como aniversario de su ordenación, es

extensiva a quienes le acompañen en la Santa Misa. • Lectura de la Sagrada Escritura: al menos media hora.

• Visitar la iglesia parroquial en la fiesta titular y el 2 de agosto (indulgencia de la Por-

ciúncula). Lo mismo vale para la Iglesia catedral o con-catedral o para las iglesias cuasi-parroquiales.

• Recibir la bendición apostólica en peligro de muerte inminente. En el caso de que no haya sacerdote, la Iglesia concede esta misma indulgencia con tal que se haya rezado

habitualmente algunas oraciones (se suplen las tres condiciones habituales para ganar la indulgencia plenaria).

• Asistir a la predicación de algunos sermones, participando en la clausura de una Santa Misión.

• Visitar una iglesia u oratorio el día de su santo Fundador, rezando un Padrenuestro y un credo.

• Visitar las Basílicas Patriarcales o Mayores de Roma el día de la fiesta titular, en cualquier día de precepto o en día cualquiera del año elegido por el mismo fiel: ha de

rezarse el Padrenuestro y el Credo.

• Visitar una iglesia u oratorio el día de Todos los difuntos (o con consentimiento del obispo, el domingo anterior o el posterior). Esta indulgencia sólo es aplicable a las almas del purgatorio.

• Visitar una iglesia o altar en el día de su dedicación, rezando un Padrenuestro y un

Credo. • Usar el día de los Santos Pedro y Pablo (29 de junio) algún objeto piadoso bendecido

por el Papa o un obispo, rezando un Credo.

• Al nuevo sacerdote en su Primera Misa Solemne, y a quienes asistan a ella. • Renovación de las promesas del bautismo: en la Vigilia pascual o en el aniversario del

bautismo.

• Visitar la iglesia en que se celebra el Sínodo diocesano mientras éste dura, rezando el Padrenuestro y el Credo.

• Visitar las iglesias estacionales en su día propio, asistiendo a las funciones de la ma-ñana o de la tarde.

• Al fiel que hace la Primera Comunión, y a quienes le acompañan.

• Visita al cementerio en los primeros ocho días del mes de noviembre, orando (basta

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mentalmente) por los fieles difuntos.

• En la visita pastoral, pueden beneficiarse de la indulgencia una vez si se asiste a una función sagrada presidida por el visitador . Volver

Indulgencia parcial

Las siguientes oraciones y acciones tienen indulgencia parcial, todas las que van señal-

izadas con (*) pueden alcanzar la indulgencia plenaria si se cumplen los requisitos de la misma:

• 'A Ti, bienaventurado José...'.

• 'A ti, oh Dios, te alabamos...' (Te Deum)*. • 'Acordaos, oh piadosísima Virgen María...'.

• 'Ángel de Dios, tú que eres mi custodio...'.

• 'Aquí estamos, Señor, Espíritu Santo...'.

• 'Santos Apóstoles Pedro y Pablo...'.

• 'Misericordia, Dios mío...' (Salmo 50). • 'María, Madre de gracia y de clemencia...'.

• 'Adorad postrados...' (Tantum ergo)*.

• 'Oh, sagrado banquete'.

• 'Miradme, oh mi amado y buen Jesús...'*. • 'Señor, a todos los que por amor...' (Oración por nuestros benefactores).

• 'Señor, Dios Todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de este día...'.

• 'Bajo tu protección...' (Sub tuum praesidium).

• 'Señor, dales el descanso eterno...' Esta indulgencia se aplica sólo a los difuntos.

• 'Adórote devotamente...' (Adoro te devote). • 'Alma de Cristo...'.

• 'Proclama mi alma...' (Magnificat).

• 'Oremos por nuestro Pontífice...'.

• 'Jesús dulcísimo, cuya caridad...'.

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• 'Desde lo hondo...'.

• 'Ven, Espíritu Creador...' (Veni Creator). • 'Ven, Espíritu Santo...' (Veni, Spiritus Sanctus).

• 'Jesús dulcísimo, Redentor del género humano...' (Consagración a Cristo Rey).

• 'Te damos gracias...'

• 'Señor... dígnate enviar a su santo ángel...'.

• 'Señor, que tu gracia inspire...'. • 'Visita, Señor esta habitación...'.

• Rezar la Salve.

• Rezar el Santo Rosario.

• Rezar el Angelus durante el tiempo ordinario.

• Rezar el Credo, ya sea el apostólico o el niceno-constantinopolitano*. • Rezar el Regina Coeli durante el tiempo pascual.

• Rezar Laudes o Vísperas del Oficio de difuntos.

• Rezo de cualquiera de las Letanías aprobadas por la Iglesia, entre otras: del Santísimo Nombre de Jesús, del Sagrado Corazón de Jesús, de la Preciosísima Sangre de Nuestro

Señor Jesucristo, de Santa María Virgen, de San José y de los Santos.

• Rezar las oraciones para pedir por las vocaciones. • Rezar por la unidad de los cristianos.

• Rezo de cualquiera de los oficios parvos.

• Rezar una oración en honor de un santo en el día de su celebración litúrgica.

• Adoración del Santísimo Sacramento (Visita al Santísimo)*.

• Hacer un acto de contrición. • Leer la Sagrada Escritura como lectura espiritual*.

• La comunión espiritual.

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• Asistir a las Novenas con motivo de Navidad, Pentecostés o de la Inmaculada

Concepción.

• Cualquier acto de fe, esperanza o caridad. • Hacer un rato de oración mental.

• Renovar las promesas del bautismo*.

• Impartir o aprender la doctrina cristiana.

• Realizar la Señal de la cruz, pronunciando las palabras de costumbre.

• Visitar las catacumbas. • Asistir a la predicación de la palabra de Dios*.

• Visitar una iglesia u oratorio en los días en que se realiza la visita pastoral*.

• Usar los objetos piadosos con la bendición debida*.

• Visitar las iglesias estacionales en su día propio.

Condiciones generales para la indulgencia parcial La indulgencia parcial se concede a los fieles cristianos que, en el cumplimiento de sus

obligaciones y en el sufrimiento de las dificultades de la vida, eleva su alma a Dios con humilde confianza, añadiendo, aunque sólo sea mentalmente, alguna piadosa

invocación. La indulgencia parcial se concede al fiel cristiano que, movido por el Espíritu de fe, se

entrega a sí mismo o sus bienes, con sentimientos de misericordia, al servicio de los hermanos necesitados.

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, con espíritu de penitencia, se priva voluntariamente de alguna cosa lícita y agradable.

En el Año de la Fe

El Santo Padre ha concedido indulgencia plenaria en cuatro casos cumpliendo con las condiciones de: confesión, comunión eucarística y oración por el Santo Padre

1) Visitando un lugar establecido por el Obispo diocesano durante todo el Año.

Peregrinando hacia el o participando de una celebración litúrgica o haciendo o-ración: Credo, Padre Nuestro, invocaciones a la Virgen María o a los Apóstoles o a los Santos Patronos

2) Participando en un lugar sagrado en una solemne Celebración Eucarística o en la

Liturgia de las Horas, añadiendo la Profesión de Fe.

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3) Un día elegido libremente, visitando el baptisterio u otro lugar donde se haya

recibido el Bautismo, renovando las promesas bautismales

4) Los fieles que por enfermedad o causa justa no pueden salir del lugar donde se encuentren, si “unidos con el espíritu y el pensamiento a los fieles presentes, particularmente cuando las palabras del Sumo Pontífice o de los obispos dio-

cesanos se transmitan por radio o televisión, recen, allí donde se encuentren, el Padre nuestro, la Profesión de fe en cualquier forma legítima y otras oraciones

conformes a la finalidad del Año de la Fe ofreciendo sus sufrimientos o los pro-blemas de su vida.

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HOMILÍA DEL SR. NUNCIO APOSTÓLICO EN LA MISA POR LOS

150 AÑOS DE LA PARROQUIA DE LOS SANTOS JUSTO Y PASTOR

El jueves 1 de Noviembre, con motivo de cumplirse 150 años de la creación (1862) de

la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, en la Ciudad de San Justo, La Matanza, nos visitó el Sr. Nuncio Apostólico de Su Santidad, Mons. Emil Paul Tscherrig.

En su homilía, Mons, Tscherrig expresó: “Es para mí una gran alegría poder celebrar con ustedes la solemnidad de Todos los

Santos, en esta catedral dedicada a los Santos Justo y Pastor. También recordamos de manera particular el ciento cincuenta aniversario de la fundación de la parroquia

Catedral. Estoy entre ustedes como representante del Santo Padre, quien los saluda cordialmente

y está unido a nosotros con el Espíritu del Señor que nos une íntimamente y nos reúne como familia de Dios. Al finalizar esta celebración tendré el privilegio de impartir la

solicitada Bendición Apostólica. La fiesta de Todos los Santos, es quizá la más hermosa celebración de nuestra identidad

cristiana. Gracias a al fe que hemos recibido por el testimonio de nuestros padres, hemos sido bautizados. El bautismo nos ha conferido la gracia de ser hijas e hijos de

Dios, una nueva creación. Por el mismo sacramento nos ha insertado en la gran familia de los creyentes, que profesan que Jesucristo es el Hijo de Dios y que, por el don de su vida, muerte y resurrección nos hacemos ciudadanos del Cielo.

A esta familia pertenecen las innumerables escuadras de los santos del cielo, de las que

afirma la primera lectura (A. 7,4.9-14) que se trata de “una enorme muchedumbre imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas”. Efectivamente, es un maravilloso pensamiento que desde ahora, como

peregrinos en este mundo, somos hermanos y hermanas de tantos espíritus beatos que ya han alcanzado el destino final que nos espera, es decir, la comunión con la Santísima

Trinidad. Ya, ahora, están ellos delante del trono de Dios, revestidos de túnicas blancas, signo de que ellos vienen de la gran tribulación de este mundo. Son las personas,

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hombres y mujeres, y también niños como los santos Justo y Pasto, que “han lavado sus

vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero” (v. 14)

Pero también, desde ahora, formamos una familia con todos los bautizados en este mundo, y sobre todo con la gran familia de los católicos. Alguna vez, viviendo en nuestras parroquias y diócesis, olvidamos esta dimensión de nuestra Iglesia. Como

católicos somos miembros de la Iglesia Universal , que comprende personas de todas las naciones, lenguas, razas y pueblos. Esto significa que en la Iglesia Católica no hay

extranjeros, sino solamente hermanos y hermanas en Cristo. Siempre me duele, cuando oigo hablar de sacerdotes y religiosos que son clasificados extranjeros, como si no formaran parte de la familia de la Iglesia local, no obstante el hecho que Cristo mismo,

por su muerte y resurrección, ha abolido todos los muros que nuestra falta de caridad ha levantado o continúa levantando entre nosotros. Por otra parte, me agrada ser ciudadano

de nuestra Madre Iglesia, donde también, si vengo de afuera, me siento en casa, no por mérito mío, sino porque tengo la fortuna y el privilegio de ser cristiano.

La piedra angular de esta comunidad de los santos es Cristo, el Señor. Él es el enviado del Padre, en quien hemos llegado a ser hijos de Dios. Si nos mantenemos unidos al

Señor, estamos también en comunión con todos los hermanos en el cielo y en la tierra. Esta nueva humanidad creada por Cristo, revela el plan de Dios con el universo. En la carta de San Pablo a los cristianos de Éfeso, el Apóstol resume este plan con las

siguientes palabras: en Cristo el Padre nos ha hecho conocer el misterio de su voluntad, es decir para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: “reunir todas las cosas, las

del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo” (Ef. 1,10). El mismo Concilio Vaticano II ve en la Iglesia católica el “sacramento”, es decir el signo profético de la unidad de todo el género humano. Esta unidad se manifiesta particularmente en la

celebración de la Eucaristía, donde los miembros de la Iglesia constituyen un solo cuerpo en Cristo. Ahora, todos los santos de Dios, los del cielo y nosotros, los de la

tierra, estamos esperando el regreso de Cristo en su gloria. Cuando Cristo se manifieste, tendrá lugar la “gloriosa resurrección de los muertos, la gloria de Dios iluminará la ciudad celeste, y su lumbrera será el Cordero (Cf. Ap, 21,23). Entonces toda la Iglesia

de los santos, en la felicidad suprema del amor, adorará a Dios y al Cordero que fue inmolado (Cf. Ap. 5,12), proclamando con una sola voz :”Al que está sentado en el

trono y al Cordero, alabanza, gloria, imperio por los siglos de los siglos” (Ap. 5,13) (LG 51)

Para formar parte de este grandioso plan de Dios con la humanidad, todos debemos aspirar a la santidad de la vida presente. Las condiciones están expuestas en el evangelio

de hoy, donde el Señor enseña el camino de las bienaventuranzas. “Los felices” son sobre todo aquellos que tienen un “alma de pobre” y que representan el espíritu de los que sesean ser miembros de la familia de Dios. El pobre no puede pretender nada; él

está ahí con las manos vacías y depende en todo de la caridad y de la misericordia de los demás. Esta actitud indica la precondición del cristiano para poder participar en la

herencia de los santos. En fin, la comunión de los santos en Jesucristo hace que funcionemos, por usar una

terminología física, como un vaso comunicante, donde el bien, pero también el mal, de cada uno, afecta a todo el resto del cuerpo. Como los santos en el cielo interceden por

nosotros, así también nosotros podemos interceder unos por los otros. El Cura Brochero poco antes de su muerte, ya anciano y sufriendo lepra, ha escrito al respecto: “Es un

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grandísimo favor el que me ha hecho Dios nuestro Señor, en desocuparme por completo

de la vida activa y dejarme la ocupación de buscar mi fin y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo”. Por lo

tanto el Santo Cura también ha rezado por nosotros y continúa haciéndolo. Esta intercomunión es posible en Cristo, quien es el Mediador de todo. Por otra parte, el escándalo causado por un católico, sobre todo si se trata de consagrados, pueden tener

repercusiones sobre toda la Iglesia en el mundo. Lamentablemente los escándalos son más visibles, pero en la vida, como siempre, el bien que hacemos es más fuerte que el

mal, porque se realiza con y en Cristo. El 11 de octubre comenzó el Año de la Fe querido por el Santo Padre. El Apóstol

Pablo escribe a su colaborador y amigo Timoteo, que busque la fe (cf. 2 Tm. 2,22) con la “misma constancia e cuando era niño” (2 Tm. 3,15). Y el Santo Padre continúa:

“Escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la fe”. Y agrega: la fe es “la compañera de la vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando

de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo”. Y

concluye: “Lo que el mundo necesita hoy de manera especial, es el testimonio creíble de los que iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que

no tiene fien” (Porta Fidei, 15)

Oremos al Espíritu Santo para que nos ayude a encontrar al Señor Jesús y que, encontrándolo, abra nuestro corazón a su gracia y amor”.

Carta del Señor Nuncio al Obispo de San Justo

Buenos Aires, 2 de noviembre de 2012 Prot. N 1978/12

Excelencia

No puedo dejar de expresarle mi profundo agradecimiento por su acogida y tantas atenciones que me ha brindado en mi visita a esa Diócesis.

Gocé mucho con la celebración de la Santa Misa con la participación de tantos

fieles que vibraban con su devoción. Mientras le aseguro que todo se lo retribuyo con mis oraciones por su ministerio

pastoral, lo saludo con fraterna estima en el Señor y María Santísima.

+Emil Paul Tscherrig Nuncio Apostólico

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Carta al Pueblo de Dios

LA FE EN JESUCRISTO NOS MUEVE

A LA VERDAD, LA JUSTICIA Y LA PAZ

Muy apreciados hermanos y hermanas: 1. Como creyentes y pastores, queremos ser servidores de la reconciliación, en medio del pueblo argentino, y como parte de él. Estamos felices de haber recibido esta vocación. Reconocemos sin embargo nuestra limitación y pobreza, para una tarea tan amplia y exigente. Pero en este Año de la fe, renovamos nuestra confianza, “porque Cristo es nuestra paz” (Ef 2,14). Él ha restablecido la paz por la sangre de su cruz (cf Col 1,20). 2. La patria argentina ha vivido momentos difíciles y críticos, a lo largo de sus doscientos años de historia. Un tiempo especial de desencuentro y de enfrentamientos dolorosos, fue la década del 70. Han pasado muchos años y siguen surgiendo interrogantes acerca de los hechos ocurridos, y de la responsabilidad que tuvieron personas e instituciones. Al volver sobre aquellos hechos, es preciso tener en cuenta el contexto socio-político de la época, y los diversos actores que entonces intervinieron. Algunas afirmaciones recientes, a partir de las declaraciones del ex-presidente “de facto” J. R. Videla, atribuyen a quienes entonces conducían el Episcopado, alguna complicidad con hechos delictivos. Como ha respondido el actual presidente de la Conferencia: que haya habido “una suerte de connivencia es totalmente alejado de la verdad de lo que hicieron los obispos involucrados en ese momento” [la presidencia del Episcopado] (La Nación 5/8/12). 3. Conocemos los sufrimientos y reclamos de la Iglesia, por tantos desaparecidos, torturados, ejecutados sin juicio, niños quitados a sus madres, a causa del terrorismo de Estado. Como también sabemos de la muerte y desolación, causada por la violencia guerrillera. No podemos ni queremos eludir la responsabilidad de avanzar en el conocimiento de esa verdad dolorosa y comprometedora para todos. A pesar de que la historia vivida no se deja desentrañar fácilmente, y tampoco la responsabilidad que cabe a cada persona, nos queda la preocupación por completar un estudio demorado pero necesario. 4. De nuestros hermanos mayores, los obispos que nos precedieron, hemos recibido su palabra y testimonio. Sobre su modo de actuar, volvemos con

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respeto, sin poder conocer a fondo cuánto supieron personalmente de lo que estaba sucediendo. Ellos intentaron hacer cuanto estaba a su alcance por el bien de todos, de acuerdo con su conciencia y juicio prudencial. Por eso mismo, aun deseando penetrar más en la verdad de los hechos y de las personas, consideramos conveniente recordar algunos párrafos de su enseñanza, que al repasarla aparece lúcida y oportuna. Reconocemos, además, que no todos los miembros de la Iglesia pensaron y actuaron con idénticos criterios. 5. De entre tantas declaraciones y publicaciones, ofrecemos algunos ejemplos: “Someter a una persona a la tortura para arrancarle informaciones o confesiones ... siempre es ilícito” (Declaración de la CEA, 16/3/72). “No será vano reiterar que para todo cristiano, no excluidos quienes ejercen autoridad, aún a costa de la eficacia inmediata, hoy como siempre y en toda circunstancia conserva su valor ético: el fin no justifica los medios” (Carta colectiva CEA, Reflexión cristiana para el pueblo de la Patria, 7/5/1977). Unos años más tarde, el documento Iglesia y Comunidad Nacional (1981), condenó de varias maneras todo tipo de violencia. En síntesis: la lucha armada nunca es un camino legítimo para la búsqueda de logros sociales, por más buenos que parezcan. Por eso es reprobable la violencia ejercida por la guerrilla, que aún operando durante el gobierno democrático, atentó contra la vida de personas e instituciones. Pero menos aún puede legitimarse la violencia ejercida por el Estado, fuera de la ley, ni por grupos paramilitares. Es el Estado el responsable de tutelar los derechos de todos (cf ICN 33. 97. 133). Y en esa ocasión dijeron los obispos: “Porque se hace urgente la reconciliación argentina, queremos afirmar que ella se edifica sólo sobre la verdad, la justicia y la libertad, impregnadas en la misericordia y en el amor” (ICN 34). 6. En el año 2000, la celebración del gran Jubileo, fue una oportunidad importante e inspiradora, que motivó a la Iglesia a revisar su vida y a pedir perdón, como pocas instituciones lo hicieron. En aquella ocasión, imploramos la misericordia de Dios: “porque en diferentes momentos de nuestra historia, hemos sido indulgentes con posturas totalitarias, lesionando libertades democráticas, que brotan de la dignidad humana”; y también “porque con algunas acciones u omisiones hemos discriminado a muchos de nuestros hermanos, sin comprometernos suficientemente en la defensa de sus derechos” (Encuentro Eucarístico Nacional, Córdoba, septiembre del 2000).

7. Queremos estar cerca de cuantos sufren todavía por hechos no esclarecidos ni reparados. Cuando la justicia es demasiado largamente esperada, deja de ser justicia, y agrega dolor y escepticismo. Sabemos que en miles de familias hay heridas abiertas y angustiosas, por lo acontecido después del secuestro, detención o desaparición de un ser querido. Compartimos el dolor de todos ellos y reiteramos el pedido de perdón a quienes hayamos defraudado o no acompañado como debimos. 8. Nos sentimos comprometidos a promover un estudio más completo de esos acontecimientos, a fin de seguir buscando la verdad, en la certeza de que ella

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nos hará libres (cf Jn 8,32). Por ello nos estamos abocando a revisar todos los antecedentes a nuestro alcance. Asimismo alentamos a otros interesados e investigadores, a realizarlo en los ámbitos que corresponda. De nuestra parte, hemos colaborado con la justicia, cuando se nos solicitó información, de la cual podíamos disponer. Además, exhortamos a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de sepultura clandestina, que se reconozcan moralmente obligados a acudir a las autoridades pertinentes. 9. Seguimos comprometidos y empeñados en promover la fraternidad y la amistad social en el pueblo argentino, para lograr caminar juntos en la búsqueda del bien común. La reconciliación no es “borrón y cuenta nueva”, y menos impunidad. Es necesario: el empeño en la búsqueda de la verdad, el reconocimiento de cuanto sea deplorable, el arrepentimiento de quienes sean culpables, y la reparación en justicia de los daños causados (cf JUAN PABLO II, Jornada por la Paz 1997). También debemos reconocer que el perdón y la reconciliación son dones de un Dios, que nos hace hermanos.

10. En este Año de la fe, que estamos comenzando con la Iglesia en todo el mundo, y en el camino del Bicentenario de la Patria (2010-2016), renovamos nuestra vocación de servidores de todos, en especial de los que más sufren. La Virgen María, al pie de la cruz, experimentó el dolor por la muerte de su Hijo. A Ella le pedimos que abrace con ternura a cuantos esperan el consuelo de la verdad, la justicia y la paz.

Los Obispos de la República Argentina

104º Asamblea Plenaria, 9 de noviembre de 2012 Volver

CARTA PASTORAL

DE ADVIENTO Y NAVIDAD 2012

“El mismo Señor nos concede ahora preparar con alegría el misterio de su nacimiento,

para que su llegada nos encuentre perseverantes en la oración

y proclamando gozosamente su alabanza ."Prefacio de Adviento III

Queridos hermanos: Con estas palabras de la Liturgia preparando el nacimiento del Niño Dios , quiero compartir con cada uno de ustedes este Mensaje de Adviento y Navidad.

1. El mismo Señor nos concede ahora preparar con alegría e l misterio de su

nacimiento

En esta primera expresión, el prefacio nos incorpora en el proyecto de Salvación de Dios. Un proyecto que se realiza en el tiempo y creando la historia, que nace de su inicia tiva para acercarse a cada uno de nosotros, varones y mujeres de hoy, de todo tiempo y de toda cultura. Es un proyecto que abre un abanico de propuestas que interactúan, enriquecen y

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animan al Pueblo de Dios. El Concilio Vaticano II nos lo recuerda con esta hermosa enseñanza:

"Ya que los Apóstoles , sus sucesores y los cooperadores de éstos

son enviados a anunciar a los hombres a Cristo, Salvador del mundo,

en el ejercicio de su apostolado se apoyan sobre el poder de Dios, que manifiesta

muchísimas veces

la fuerza del Evangelio en la debilidad de los testigos " (Gaudium et Spes nº

76)

Al Señor, que todo lo podría hacer sólo, le basta nuestra debilidad para acercarnos su gracia. Él confía en nosotros, cree en nosotros, nos ha elegido desde el seno materno y aún, después de nuestra muerte construye la comunión de los santos con el único fin de "mantenerse fiel a su designio de salvación". ¡Cuánta bondad! ¡Cuánta ternura! Cuánta

esperanza Dios pone en nosotros. La alegría, que el arcángel Gabriel expresa a María, es una medida con la cual podemos medir nuestra vida. Esta alegría manifestada luego, en la vida pública de Jesús y en su Resurrección, será un don del Espíritu de Pentecostés para todo el Pueblo. Por eso nos preguntamos: ¿Construimos la alegría por el don de la Vida? ¿Celebramos la alegría de la Fe? ¿Contagiamos ésta alegría? o ¿buscamos socialmente "escapes o máscaras de alegría como son las adicciones ,los apegos y tantas superficialidades"? Recordemos juntos esta hermosa expresión de la Palabra de Dios manifestada por San Pablo:

"Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense.

Que la bondad de ustedes sea conocida por todo los hombres" (Filipenses 4,4)

Queridos hermanos, quiero agradecer a Dios porque él nos permite "preparar con

alegría el misterio de su nacimiento" desde el P lan Diocesano de Pastoral que estamos trabajando. El Año de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, y el Sínodo de la Evangelización, nos ayudan a confirmar que no estamos lejos de su proyecto de salvación.

2.Que su llegada nos encuentre perseverantes en la oración

En nuestra Patria, el Misterio de la Navidad de Jesús-Dios, muchas veces se ve opacado por aspectos comerciales o signos que confunden el sentido verdadero de su Fiesta. Sé que las Comunidades Parroquiales hacen mucho esfuerzo por revertir esta situación social, pero invito a todos, comunidades y familias, a poner un mayor esfuerzo en el ámbito espiritual como fuente de gestos concretos de paz y de solidaridad. Y con un corazón renovado hacer juntos una Argentina realmente nueva.

Para este año, algunas acciones concretas y realizables, embellecen éste Adviento y

Navidad. Además de encender la Corona de Adviento, queremos tener un encuentro con Jesucristo vivo, desde la Palabra de Dios, por eso se están distribuyendo subsidios de oración bíblica que nos acompañen en el camino hacia el Pesebre de Belén. Además, se están promoviendo las "Estaciones Eucarísticas y Penitenciales", para que varios sacerdotes cooperen mutuamente en el servicio del Sacramento de la Reconciliación, que es medicina de Dios y en su estrecho vínculo con la Adoración a Jesús Eucaristía, presencia que hace crecer el amor y sana las heridas del egoísmos y la vanidad.. Para que no todo sea hacia dentro del Templo, les proponemos también organizar pequeñas celebraciones en Ermitas o Plazas, recordando que "todos somos misioneros". Celebraciones sencillas que nos acerquen a nuestros vecinos, reavivando en ellos el don de la Fe y la cercanía de Dios hacia su Pueblo. Agradezco a los grupos que están preparando el Pesebre, y que en él nos encontremos como familia y hagamos de nuestra vida una ofrenda de amor al Amor y a la Belleza que salva. Queremos intensificar este año de la Fe, la Novena de Navidad, y así centrados en el misterio del Nacimiento de Jesús, completar el tiempo de Navidad con su Octava y la fiesta

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de los Santos Inocentes, poniendo en oración la Carta que les enviamos tiempo atrás sobre la vida : "Queremos ser la voz de los que no tienen voz".

3. Proclamando gozosamente su alabanza

Sabemos que este tiempo precioso de nuestra Fe, nos conduce a mirar con especial moción las Fiestas que completan la Navidad. La Sagrada Familia de Jesús, Maria y José, nos recuerda que ellos han vivido desde la fe "no pocas dificultades en sus primeros años vida". Si bien el pesebre fue un lugar pobre e inesperado para el nacimiento de Jesús, luego de la persecución han tenido que huir a Egipto. Cuando pienso en ellos, veo a tantos hombres y mujeres, familias enteras que han emigrado a nuestra Patria por distintas circunstancias. Muchos de ellos nos enriquecen con su cultura religiosa y sus tradiciones, porque Dios quiere hacer un solo pueblo para Alabanza de su Gloria; otros en cambio, necesitan "que les anunciemos al Dios desconocido" ¡Cuánto cariño encuentro en ellos, en esta querida Matanza! De un modo especial, convoco a las comunidades parroquiales que celebren con

mucho entusiasmo la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, Patrona de nuestra Diócesis , en esta preparación por la celebración de los 50 años de la Creación de nuestra Diócesis y Jornada de la Paz. "Con amor maternal cuida de los hermanos de su Hijo que todavía peregrinan y se debaten entre peligros y angustias como enseña el Concilio Vaticano II. (Lumen Gentium 62) Luego de la Epifanía de los Magos , la liturgia nos invita a culminar con el Bautismo de Jesús en el Río Jordán. El mismo Juan Bautista, que había anunciado a Jesús por medio de la conversión, ahora, en las aguas del Jordán experimenta la manifestación del amor Trinitario

de Dios. ¡Qué cambio tan profundo también para nuestra vida! ¡Qué hermoso designio de Dios para nuestro pueblo!: "Hacer experiencia de conversión y sanación".

Un nuevo Adviento, una nueva Navidad. Una Navidad con Cristo, para que sea realmente Navidad.

Queridos hijos todos. Vivamos con alegría y entusiasmo estos días de gracia del

Señor. Agradezco todos los esfuerzos que hacen para construir la "comunión del Reino de Dios", los animo a seguir creciendo juntos en la Fe, don bautismal y los bendigo de todo corazón deseándoles Feliz Navidad.

¡DIOS ES AMOR!

+Baldomero Carlos Martini

Obispo de San Justo Volver

Creemos en Ti, Señor. ¡Ven Señor Jesús, Ven!

“Creemos que la Iglesia es la comunidad que acompaña, da espacio,

acoge y escucha a los hermanos en toda su realidad” (Plan Pastoral - Acompañamiento personal y comunitario)

¡QUEREMOS SER LA VOZ DE LOS QUE NO TIENEN VOZ!

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“Tú conocías hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo

era formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra. Tú creaste

mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: te doy gracias porque fui

formado de manera tan admirable”(salmo 139/8,13-15)

Como Obispo de la Diócesis de San Justo, la Junta del Apostolado Laical, el Secretariado de la Familia y la Alianza por la vida, siendo coherentes a nuestros

"principios y criterios" manifestados en el plan Diocesano de Pastoral, nos vemos en la

obligación de hacer oír nuestra voz, dirigida, en primer lugar a todos nuestros hermanos cristianos y haciéndola extensiva a todas las personas de buena voluntad: en especial al personal médico y paramédico de los hospitales públicos y privados. Lo hacemos

siguiendo de este modo, el ejemplo de Jesús, el Buen Pastor, que dio su vida por sus ovejas, es decir por todos nosotros.

Como pueblo de Dios, y en comunión con los Obispos Latinoamericanos, expresamos en el Documento Conclusivo de nuestro Plan Pastoral; en el desafío: Promoción por la

Familia y la Vida: "Creemos que el ser humano creado a imagen y semejanza de Dios,

redimido en la muerte y la resurrección de Cristo y llamado a la vida plena, “posee una altísima dignidad que no podemos pisotear y que estamos llamados a respetar y a promover”; que “la vida es regalo gratuito de Dios,

don y tarea que debemos respetar, defender y cuidar desde la concepción, en todas sus etapas, y hasta la muerte natural, sin relativismos” (DA 464); y

que todo hombre “puede llegar a descubrir, en la ley natural escrita en su corazón (Cf. Rm. 2, 14-15), el valor sagrado de la vida humana… y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario

suyo” (DA 108),(EinA 46).

Nos encontramos con la triste realidad, que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en fallo de fecha 13 de marzo de 2012, dijo que “el supuesto de aborto no punible contemplado en el inc. 2 del art. 86 [del Código Penal] comprende a aquel que

se practique respecto de todo embarazo que sea consecuencia de una violación; con independencia de la capacidad mental de su víctima”.

Y también, hace apenas unos meses, el 17 de julio de 2012, el Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, firmó la Resolución 3146/12, por la que aprobó un

protocolo para realizar abortos “no punibles”. Por esa Resolución, "basta que cualquier embarazada firme un simple formulario, declarando que su embarazo habría sido provocado por una violación", para que los hospitales públicos estén obligados a

realizar el aborto, garantizándole que ni la supuesta violación, ni el aborto, serán investigados jamás.

La cultura de la muerte va ganando terreno entre nosotros cada día más, pero no es la muerte la que tiene la última palabra, sino la vida. Depende de nosotros que la cultura de la muerte sea superada por la cultura de la vida.

EVANGELIO DE LA VIDA

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Quisiéramos, que recordemos juntos, algunas de las reflexiones que nos dejara como

herencia el Beato Juan Pablo II. Se trata de la encíclica Evangelium Vitae (EV), del año 1995, que recomendamos volver a leer. Ella ha dejado huellas en nosotros en los

últimos años de nuestra historia , que apuntan al autentico progreso de la dignidad humana..

Comienza diciéndonos, y diciéndole al mundo entero: “El Evangelio de la Vida está

en el centro del mensaje de Jesús. Acogido con amor cada día por la Iglesia, es

anunciado con intrépida fidelidad como buena noticia a los hombres de todas las

épocas y culturas. En la aurora de la salvación, el nacimiento de un niño es

proclamado como gozosa noticia” (EV,1)

Después de hacernos reflexionar sobre el Evangelio de la Vida y el valor supremo de toda vida, nos enseña que: “… el aborto directo, es decir, querido como fin o como

medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un

ser humano inocente… Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del

mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser

contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la

misma razón y proclamada por la Iglesia” (EV 62).

SITUACION ACTUAL

Sabemos que hoy, muchos jóvenes viven una vida sexual desordenada y más bien movida por el egoísmo y el desenfreno. Esto trae como consecuencia el embarazo del

“hijo no deseado”, muchas veces en la edad de la adolescencia y la juventud. Aunque también los hombres y mujeres de edad adulta padecen esta situación.

La educación sexual prevista, si existe, más allá de mostrar la belleza del cuerpo humano y “ la complementariedad entre el varón y la mujer” , se reduce muchas veces a dar conocer métodos anticonceptivos; y la publicidad en los medios de comunicación

promueven una cultura de la bebida y el descontrol. Si bien muchos jóvenes y familias, han asumido con responsabilidad los embarazos

precoses, otros, creyendo no tener salida, caen en la trampa de la desesperación y la injusticia del aborto como una forma de lavarse las manos como Pilato o sacarse de encima al niño, como Herodes.

A partir de la interpretación del fallo de la Corte Suprema , el aborto practicado por un médico matriculado con el consentimiento de la mujer encinta, es considerado como no punible si el embarazo proviene de una violación, conforme la manifestación

de la propia víctima o su representante legal y con prescindencia de la denuncia y/o calificación penal del hecho.

Al concluirse que el aborto practicado a una mujer víctima de violación no es punible, otorga protección legal al equipo de salud que realiza la práctica, garantizando así el acceso a la misma. La realización de la práctica no implica ninguna

responsabilidad administrativa, civil, ni penal para el equipo de salud. La interrupción del embarazo en el caso enunciado no requiere autorización

judicial. El hospital y el médico tratante tienen la obligación de practicar la

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25 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

intervención, a requerimiento y siempre que exista el consentimiento informado de la

mujer. Cuando el embarazo sea producto de violación, el médico tratante deberá

solicitar declaración jurada de la mujer o su representante legal que se incluirá en la historia clínica, no siendo necesario ningún otro requisito para realizar la práctica. Todo esto surge de la Resolución Ministerial número 3146/2012 sobre el

“Protocolo de atención integral de los Abortos No Punibles” publicado por el

Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

Como cualquier persona de bien puede comprender, la Resolución no se limita a despenalizar el crimen del aborto. Hace algo mucho más grave: pone todo el aparato

estatal, al servicio de quienes deseen matar a sus hijos aún no nacidos. El sistema garantiza la “confidencialidad”; es decir, las madres harán matar a sus

hijos de modo legal; pero no habrá registros ni estadísticas. Esta Resolución, no contempla situaciones posibles como ser: "quien manifiesta una violación, puede estar mintiendo por desesperación", y no considera el daño psicológico

y moral y el sentimiento culpa que queda en las personas por el resto de sus vidas. Aún más, no anuncia la posibilidad de continuar con el embarazo y dar el hijo en adopción a

una familia.

SOBRE LA JERARQUIA DE LAS LEYES

Es bueno saber, que no todas las leyes tienen la misma importancia, ni la misma jerarquía.

A la cabeza, están las leyes que tienen origen directamente divino; le siguen las leyes de derecho natural, que también tienen origen divino, pero a través de la

naturaleza; y por último, se ubican las leyes de origen positivo humano. Las leyes de origen positivo divino determinan a los demás, y no pueden ser

modificadas por ellas.

Toda persona de buena voluntad sabe que el primer derecho humano es el

derecho a la vida, sobre éste se fundan todos los demás.

Es obligación de todos, creyentes o no, promover y defender el derecho a la vida, respetando el orden natural.

Ese ser, que está en el seno de su madre, no puede defenderse ni expresarse, por

ello el Código de Derecho Canónico, al tratar de los delitos contra la vida y la libertad del hombre, establece que quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en la

excomunión latae sententiae (canon 1398). Es aborto no sólo matar el fruto inmaduro del vientre, sino, también, toda acción que de cualquier modo y en cualquier momento conduzca a su muerte. El castigo afecta a todos los que intervienen en el aborto y no

sólo a la madre. Comprendamos que lo más grave de ser cómplices, es ignorar las consecuencias que nos afectan y los daños que nos ocasionan; muchos testimonios

afirman lo que decimos. Ahora bien, las leyes civiles que sean contrarias al derecho divino positivo

y/o al derecho natural, no sólo no deben observarse, sino que nadie puede ser

conminado a cumplirlas.

CUÁL ES NUESTRO COMPROMISO?

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26 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

En la cuestión del aborto se enfrentan dos derechos reales o presuntos: el de la

mujer, a disponer sobre ese ser que está en sus entrañas, y el del hijo, el derecho a nacer.

¿Es el hijo una “cosa” que pertenece a la madre y de la que puede disponer libremente, o es un ser que tiene identidad propia? y ¿el útero es sólo una morada transitoria donde se alimenta y desarrolla?

El ser humano debe acatar la ley natural –el orden natural- expresado en los Mandamientos, que dice: No matarás. Por eso es inadmisible e inaceptable un aborto

provocado, por el medio que sea. Con profundo pesar tenemos que denunciar estos hechos a los cristianos de

la Diócesis de San Justo, a todos los hombres de buena voluntad y a la opinión

pública. Cada vez que sea necesario volveremos a hacer oír nuestra voz y ser la

voz de los que no tienen voz.

No podemos limitarnos a una mera denuncia profética. Se hacen necesarias

acciones positivas tendientes a ayudar a cada mujer –y a cada varón-, a comprender que

todo ser humano tiene “un algo sagrado”, porque es amado por el Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, con un amor único e irrepetible. Cada persona es un Don divino –

jamás una carga u obstáculo- y debe ser acogido como tal, al margen de las circunstancias de su concepción. Si una madre no está en condiciones de criar a su hijo, siempre puede darlo en adopción, matarlo jamás es, ni será, una alternativa válida.

Para ello, alentamos a quienes están a cargo de las diversas comunidades que peregrinan en la Diócesis –parroquias, escuelas, movimientos, instituciones religiosas o laicales-, a

que lean, mediten y estudien la Encíclica Evangelium Vitae, a que sea difundida a través de la oportuna predicación, y que se realicen con creatividad pastoral, todo tipo de iniciativas, desplegando la enorme riqueza de su contenido. Es un servicio de amor para

superar el falso “progresismo” de ciertas ideologías.

Por otra parte, instamos a las instituciones eclesiales competentes, a estar atentos y prestar el cariño, apoyo y cercanía que necesita cada embarazada. Ayudándola a comprender el misterio de la nueva vida, que va desarrollándose en su seno, y, a la vez,

la maravilla de cooperar con el Creador, para traer al mundo una nueva persona, capaz de conocer, amar y servir a Dios y gozarlo eternamente en la Vida Futura. Todas sus

angustias son nuestras angustias. Todas sus necesidades son nuestras necesidades. Sólo el testimonio de una ardiente y cercana caridad, podrá desarraigar de nosotros la “cultura de muerte” que algunos inescrupulosos nos pretenden imponer por la fuerza.

Queridos médicos y demás personal sanitario de los hospitales públicos .

Para Uds. van nuestras últimas reflexiones. Les toca a ustedes convertir la Resolución en letra muerta e jerciendo a rajatabla la objeción de conciencia. Hermosa misión, pero no exenta de dificultades. Queremos que se sientan apoyados y protegidos por su

Pastor y la Iglesia Diocesana. Padeceremos con todos ustedes lo que haya que padecer. No tengamos miedo: Jesucristo ha vencido al Mundo:

Encontremos fortaleza en las palabras de Jesús: "Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi

amor".San Juan 15,9-10

Comunidad Cristiana, permanezcamos en el amor y recemos por la conversión y sanación de todos los que matan.

Sí, queridos jóvenes, permanezcamos en la sana libertad; y transformemos la sociedad con lo mejor y mas bueno de cada uno.

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27 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

Padres de familia y docentes, permanezcamos fielmente en la educación para el

amor. Sí, queridos médicos, permanezcamos en el amor a la vida y a los niños por nacer

Gobernadores y Legisladores, permanezcamos en la VIDA.

Que María , Madre de Dios que nos dio al Autor de la Vida. Jesús, nos cuide a

todos y proteja nuestra querida Patria, a nuestra Provincia y a nuestra querida

Matanza.

¡DIOS ES AMOR!

+Baldomero Carlos Martini. Obispo de San Justo

Junta Diocesana del Apostolado Laical

Secretariado Diocesano de la Familia

Alianza Diocesana por la vida

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HOMILIA DEL OBISPO. PEREGRINACION A LUJAN 2012

“Volverán los rescatados por el Señor y entrarán en Sion con gritos de

júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán” (Is 35,10)

Mis queridos hermanos todos: Hemos vuelto a este santo lugar, para

dejarnos alcanzar por un abrazo, por una mirada profunda y una caricia

llena de misericordia. Entramos llenos de júbilo, nos espera un Año luminoso, el Año de la Fe.

Coronados de una alegría perpetua, la alegría del encuentro y de una presencia que salva

No estamos solos nos acompaña el gozo y la alegría y por esta presencia la tristeza y los gemidos se alejarán. Argentina canta y camina. Iglesia de San

Justo Levántate y camina.

1 El Papa al convocarnos a un año especial de gracia, nos habla de la Puerta de la fe y que la fe nos da una Casa y hace posible un encuentro. El

encuentro con nuestra fuente, nuestra raíz, nuestra matriz cultural nacida de un abrazo plasmado en nuestro escudo matancero AVE MARIA GRATIA PLENA. El abrazo de Dios con el hombre: y el VERBO SE

HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS. Y puso su morada entre

nosotros, rica fuente de diálogo, de comunión, de unidad y de paz.

El Evangelio proclamado (Jn. 19,25) es un verdadero Icono y como los

iconos, tiene una fuerza, un esplendor, una belleza que cada año venimos a

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28 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

contemplar y lo queremos descubrir o mejor, que se nos manifieste muy

dentro, como una Puerta de entrada al Santuario del Amor y de la vida.

Que esta Puerta, sea una entrada fuerte, al Año de la fe, Ella es el Misterio luminoso de la Pascua, es la Epifanía mas grande del Amor de Dios y que

revela el misterio de la Iglesia, en la que estamos metidos todos nosotros, por puro amor, por pura gracia.

Es el corazón abierto de Cristo, la Puerta de la Fe, como encuentro con el Dios vivo, que abraza todo lo nuestro, para sacarlo de la oscuridad y

llenarlo de su Luz, una luz que se irradia, pues nos pide a cada uno como a Beata Teresa de Calcuta: ¡SE TU MI LUZ!

Contemplamos en este evangelio como icono, la presencia de María, a la

que Cristo nos hace mirar, traspasada por una espada de dolor, dándonos a luz. Pues le dice “¡ Mujer aquí tienes a tu hijo!” claro, somos hijos , somos discípulos amados, somos suyos: “ ¡Aquí tienes a tu Madre!”

.¡Qué Madre!

La Maternidad de María, nacida de la Pascua es una manifestación de la

ternura de Dios que nos quiere hijos suyos, amorosamente cuidados por la Madre de su Hijo único.

María Puerta del Amor redentor , Puerta de la peregrinación de la fe , hacia el encuentro con el Cristo, que desde la Cruz tiene sed de nuestro amor

y de nuestra fe, como fidelidad al don y a la entrega del Espíritu, Alma de la Iglesia, que peregrina en la fe.

2. Encuentro con el Dios vivo que nos mira a través de los ojos de su

Hijo, de María y de la Iglesia. Hermanos cantemos juntos: ¡Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios mi Salvador, miró nuestra

pequeñez!

Porque nos ha elegido para ser santos, para vivir en comunión, para

anunciar su amor. Nos predestinó a ser sus hijos adoptivos, con un amor lleno de

predilección. Nos redimió por su Sangre, para que seamos familiares suyos, habitados

por Él. Nos hizo conocer el misterio de su Voluntad, para que en el camino de la fe

prolonguemos en todo a su Hijo y lo irradiemos a Él, a los demás nuestros hermanos.

Nos hizo herederos para alabanza de su gloria y para llegar a la realización plena de nuestra vida en la eternidad, caminando junto a todos los hombres

haciendo el bien.

Page 29: Boletin Eclesiástico

29 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

El sello del Espíritu hace posible el amor profundo a Dios y el servicio a

los hermanos, especialmente a los mas pobres y necesitados, en lo material y en lo espiritual.

3. Hermanos: Hace un año pusimos en la Manos de María, nuestro Plan

pastoral en su Documento conclusivo, don del Espíritu y fruto del trabajo conciente y humilde de muchos hermanos y hermanas.

Ante los desafíos de darle centralidad en nuestra vida, a la escucha, profundización y vivencia de la Palabra de Dios, queremos ser como

María, la oyente fiel de la Palabra y la peregrina de la fe y suplicarle que nos eduque y nos acompañe a todos en la fidelidad..

Muchos han abandonado la participación de la vivencia del Domingo y de la Eucaristía, queremos que María, la mujer eucarística por excelencia nos

haga volver a centrar toda nuestra vida en la Eucaristía como fuente y culminación de toda nuestra condición de Discípulos amados. Y que la fe renovada nos haga permanentes misioneros y todos protagonistas de la

Nueva Evangelización , obedientes a la enseñanzas de la Madre Iglesia.. Ponemos en las manos de María, la Virgen madre, que guardaba todo

cuidadosamente en su corazón, el Equipo Diocesano de formación en la Palabra, la Formación de todos los llamados a un servicio especial y

también que nos haga dóciles en la búsqueda del Lugar para la adoración perpetua diocesana y le pida a Jesús en la Cruz que vaya atrayendo a

muchos servidores de la Presencia real. Queridos Hermanos: en esta celebración pongamos nuestra vida en las

manos de María con sus angustias y tristezas, con sus gozos y esperanza y consagremos a su Inmaculado Corazón a nuestra Patria y a nuestra

querida Matanza, para que la cultura de la vida supere la de la muerte, para que la paz, supere la inseguridad, la unidad, todos los desencuentros y el amor, todos los odios.

Porque DIOS ES AMOR

Y María es Madre de todos.

Amen

+Baldomero Carlos Martini Obispo de San Justo

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Page 30: Boletin Eclesiástico

30 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

“HAGAN TODO LO QUE ÉL LES DIGA”

Reflexiones de los obispos al acercarnos a la Navidad

Creemos en Jesucristo, Señor de la historia

Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento…

Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los

demás1

El Año de la fe que hemos iniciado nos convoca a renovar nuestra fe en el Dios

vivo y verdadero con una conciencia agradecida por el don recibido. Desde los

orígenes de nuestra nacionalidad la fe cristiana fue transmitida en el ejercicio

de la misión de la Iglesia, en el seno de las familias y por medio de sus proyec-

ciones en la cultura de nuestro pueblo. Por eso, damos gracias por la fe de

tantos argentinos que, a lo largo de nuestra historia, han sido testigos del Evan-

gelio y ciudadanos ejemplares.

El centro de la fe cristiana es Jesucristo el Hijo de Dios hecho hombre, nuestro

hermano y nuestro Redentor que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha

comunicado el Espíritu Santo, fuente de renovación y de unidad.

Al profesar con alegría y entusiasmo la fe expresamos nuestro deseo de

difundirla y compartirla, de encarnarla en nuestra vida y en todas sus

manifestaciones. Benedicto XVI al invitarnos a celebrar este tiempo de

conversión, de reflexión sincera y de nueva adhesión al Señor nos ha

recordado que la fe no puede quedar recluida en lo íntimo del corazón, sino

que tiene una dimensión pública: requiere ser manifestada con coherencia en

nuestras opciones temporales.

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Invocamos a Jesucristo como Señor de la historia, y reconocemos que tene-

mos necesidad de Él, de su luz, de su perdón y de su gracia, para edificar la

comunidad humana en la verdad, la justicia y el amor, según el plan de Dios.

Varias veces, haciéndonos eco de una convicción ampliamente extendida,

hemos afirmado que nos encontramos sumidos en una profunda crisis moral,

que revela que la fe no impregna plenamente nuestro estilo de vida. Lo mani-

festamos en la oración que rezamos por la patria, al decir:

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31 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

Nos sentimos heridos y agobiados.

Esta dolorosa situación se refleja en todos los órdenes de la vida nacional.

Podemos salir de ella mediante la conversión a Dios, el único Señor, abando-

nando el pecado y asumiendo el compromiso de cumplir sus mandamientos:

“amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu

espíritu y con todas tus fuerzas… Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Este

doble mandamiento del amor inspira el ejercicio de la justicia, que es la virtud

básica de la vida social.

Queremos ser nación

Como señala Benedicto XVI, en este Año “será decisivo volver a recorrer la

historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse

de la santidad y el pecado”4 .

Estas palabras del Santo Padre nos interpelan especialmente cuando miramos

la vida de nuestra patria. Así como hemos dado gracias por la fecundidad de la

fe en Argentina, también nos sentimos movidos a un examen de conciencia, a

la conversión y a una purificación del corazón.

La patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad. Un regalo que debe-

mos cuidar y perfeccionar. Es esperanzador constatar que, no obstante tantas

dificultades, sigue vivo en el alma de nuestro pueblo el deseo de ser nación y

de construir juntos un proyecto de país.

La fe nos alienta a revisar nuestra vida personal y social a la luz de Jesucristo.

Él es la Verdad que nos hace libres. El encuentro con el Señor despierta en el

corazón del hombre aquellas energías espirituales y morales que necesitamos

para fortalecer nuestro compromiso ciudadano. Aspiramos a ser una nación

cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.

Con todos los discípulos misioneros de Jesús en Argentina ya estamos tran-

sitando los caminos de la nueva evangelización. Como pastores renovamos

nuestro compromiso con el anuncio del Evangelio. Es el pri ncipal servicio que

podemos ofrecerle a la sociedad argentina.

Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios, para amar a todos sin

excluir a nadie.

El Hijo de Dios, al encarnarse, tomó la condición de servidor. En este Año de

la fe, Él nos invita a ser plenamente libres, haciéndonos como Él servidores los

unos de los otros, superando tanto el egoísmo, como actitudes meramente par-

tidistas.

Todos los habitantes de nuestra patria necesitan sentirse respaldados por una

dirigencia que no piense solo en sus propios intereses, sino que se preocupe

prioritariamente por el bien común. “La felicidad está más en dar que en reci-

bir”7.

Recordamos, una vez más, que este servicio al bien común requiere una dedi-

Page 32: Boletin Eclesiástico

32 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

cación generosa a promover la dignidad de nuestros hermanos más pobres en

su vida personal y familiar, para que sean protagonistas de su propio desarrollo

integral. La educación y el trabajo siguen siendo los instrumentos que les per-

miten a las personas y a las comunidades ser artífices de su propio destino.

Los obispos argentinos, reunidos en nuestra 104 Asamblea Plenaria, hemos

repasado con honda preocupación algunos síntomas de la persistencia de esta

crisis moral y cultural. Compartimos algunos de ellos:

1. La dignidad de la vida desde la concepción hasta su término natural es la

base de todos los derechos humanos. Reiteramos, una vez más, que el orde-

namiento jurídico debe respetar el derecho a la vida.

2. La familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, es un valor a-

rraigado en nuestro pueblo. Anterior al estado, es la base de toda la sociedad y

nada puede reemplazarla. Vemos con preocupación una corriente cultural y un

conjunto de iniciativas legislativas que parecen soslayar su importancia o dañar

su identidad.

3. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos.

Tienen el derecho de que el sistema educativo no les imponga contenidos

contrarios a sus convicciones morales y religiosas. Deseamos que toda la

sociedad tome una mayor conciencia de la necesidad de mejorar el sistema

educativo, de modo tal que los más pobres sean sus principales beneficiarios.

La necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la

politización prematura y partidista de los a lumnos.

4. Constatamos una angustia generalizada en nuestro pueblo por la vida de los

jóvenes. Es enorme la cantidad de ellos que no estudian ni trabajan: ésta es u-

na de las hipotecas sociales más desafiante para los argentinos.

5. La droga se extiende por el crecimiento del crimen del narcotráfico y la red

de complicidades que lo sustentan. Pensamos que ésta es una de las causas

principales de la proliferación del delito y de la consiguiente inseguridad.

6. A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro de

dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a que

se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expre-

sión y la participación de todos en la vida cívica.

Concédenos la sabiduría del diálogo.

Toda sociedad tiene conflictos. La democracia, tal como lo refleja la doctrina

social de la Iglesia, no se construye agudizándolos, sino concretando los idea-

les de una verdadera amistad social.

Algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en dis-

tintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más

plena del orden democrático. Una es el excesivo caudillismo, que atenta contra

el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa su deterioro y menoscaba

Page 33: Boletin Eclesiástico

33 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

la autonomía de cada uno de los poderes del estado, tanto en el orden nacional

como provincial. Esto es particularmente delicado cuando se trata de la inde-

pendencia del Poder Judicial.

Otra sombra es la oposición entre las visiones unitaria y federal de la nación, la

cual se extendió fuertemente en los albores de nuestra patria, e intermitente-

mente se manifiesta en distintos momentos de la historia. Cuando en nuestra

oración por la patria decimos que queremos ser nación expresamos un anhelo

claramente manifiesto en nuestra Constitución. Queremos ser una nación ba-

sada efectivamente en un sistema republicano, representativo y federal.

Llegando la Navidad los argentinos debemos recordarnos la deuda pendiente

de nuestra reconciliación. Se hace cada vez más necesario generar contextos

de encuentro, de diálogo, de comunión fraterna que nos permitan reconocernos

y tratarnos como hermanos, aborreciendo el odio y construyendo la paz.

El niño que María recuesta en el pesebre es el Señor de la historia. A Él volve-

mos a dirigirle nuestra plegaria: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesita-

mos…” A la Virgen María, Nuestra Señora de Luján, le confiamos nuestras in-

quietudes y ponemos en sus manos nuestras esperanzas.

104ª Asamblea Plenaria

Año de la Fe. Adviento 2012

_________________

1. Flp 2,2.4

2. Benedicto XVI, Porta fidei 10

3. Mc 12,30-31

4. Benedicto XVI, Porta fidei 13

5. Cf. CEA, Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad 11 Volver

MOVIMIENTOS DE CURIA Decreto Nº

025 R.P. Severino Verzeni, Nombramiento de Administrador Parroquial de la Parroquia Sagrado Corazón de Villa Celina

026 R.P. Hugo Salas, Facultad para el ejercicio del Ministerio

027 Diác. Ignacio Luis Rolleri, Aceptación de su pedido de ordenación presbiteral 028 Cáritas Diocesana, Nombramientos

029 Pbro. Jorge De Menditte, aceptación de su renuncia como Decano 030 Pbro. Mons. Carlos Torre, nombramiento de Decano a cargo 031 Pbro. Fernando De Paoli, Aceptación de su renuncia como Párroco de San

Pantaleón y San Teodosio de La Tablada

Page 34: Boletin Eclesiástico

34 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

032 Pbro. Fernando De Paoli, Autorización para no ejercer el Ministerio por un año

033 Pbro. Mons. Carlos Torre, Nombramiento de Vicario General a cargo de la Parroquia San Pantaleón y San Teodosio de La Tablada

034 Pbro. Javier Caratti, Renovación de la autorización para no ejercer el Ministerio 035 Parroquia María Reina, Autorización para coronar la Imagen de la Santísima

Virgen

036 Monasterio Santa Catalina, Nombramiento de Confesor Ordinario 037 Dr. Jorge Di Nicco, Imprimatur Tesis Doctoral

038 Pbro. Carlos Nadal, Facultad para el ejercicio del Ministerio 039 Pbro. Fabián Fusca, Nombramiento como Párroco de la Parroquia San Cayetano de

Ciudad Evita

040 Pbro. Mons. Carlos Torre, Nombramiento como Párroco de la Parroquia San Pantaleón y San Teodosio de La Tablada

041 Pbro. Hernán Navarro, Nombramiento como Párroco de la Parroquia San Pío X de Isidro Casanova

042 Junta de Apostolado Laico, Nombramiento de Autoridades

043 Pbro. Ignacio Luis Rolleri, Facultad para ejercer el Ministerio 044 Pbro. Ignacio Luis Rolleri, Nombramiento como Delegado Episcopal para las

Vocaciones y Vicario Parroquial de la Parroquia N.S. del Carmen de Ramos Mejía 045 Año de la Fe, Indulgencia Plenaria 046 Pbro. Juan Manuel Molina, Suspensión A Divinis

046 Bis. R.P. Marco Jonás Mikalonis, Aceptación de su pedido de permiso de residencia en la Diócesis, Facultad Ministerial y nombramiento como Vicario

Parroquial de la Iglesia Catedral 047 Pbro. Dante De Sanzzi, Aceptación de su renuncia como Vicario Parroquial de la

Iglesia Catedral y Director Diocesano de OMP

048 Pbro. Dante De Sanzzi, Facultad Ministerial y permiso de residencia fuera de la Diócesis.

049 Diác. Pascual Laboratto, Adscripción Parroquia Stella Maris 050 Ministros Extraordinarios de la Comunión. Volver

Nuevo director nacional de las Obras Misionales Pontificias

Miércoles 14 Nov 2012 | 17:22 pm

Padre Dante De Sanzzi

Page 35: Boletin Eclesiástico

35 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

Buenos Aires (AICA): El Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pue-

blos, Cardenal Fernando Filoni, nombró director nacional de las Obras Misionales Pon-

tificias (OMP) en Argentina por un periodo de cinco años al Presbítero Dante De Sanzzi,

del clero diocesano de San Justo, provincia de Buenos Aires. Tomará posesión de su

mandato el martes 11 de diciembre.

El nuevo director nacional tiene 47 años y fue ordenado sacerdote en 1997. Hasta la fe-

cha, el sacerdote desarrolló su tarea pastoral en la catedral de San Justo y fue secretario

nacional de la Pontificia Unión Misional, además de director de las OMP en su diócesis.

La toma de posesión de su nueva misión se realizará el martes 11 de diciembre con una

celebración eucarística prevista para las 19.30 en la parroquia Santa María de Betania, del

barrio porteño de Almagro (Medrano 752).

En tanto, el director saliente de las OMP en la Argentina, el presbítero Osvaldo Leone,

celebrará una misa de acción de gracias el 28 de noviembre a las 19.30 en la capilla in-

terna de la sede de las Obras Misionales, situada en Medrano 735. En esta Eucaristía se

entronizarán las reliquias de San Francisco Javier, que el órgano eclesial recibió tiempo

atrás provenientes de Roma.

El presbítero Osvaldo Leone declaró que regresará de inmediato a la diócesis de Villa de

la Concepción del Río Cuarto, a la que pertenece, para ponerse a disposición de su obis-

po. En diálogo con AICA, sostuvo que su futuro dependerá "de lo que monseñor (Eduardo

Eliseo Martín) decida".

Una vez concluido el mandato del presbítero Leone, el nuevo director se instalará en la

sede de las OMP y quedará desafectado de su tarea pastoral en la diócesis de San Jus-

to.+

La Diócesis de San Justo desea éxitos al querido P. Dante en esta importante tarea que le confía la Iglesia.

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IMPORTANTE

- Secretaría de Liturgia, Música y Arte Sacro.

Boletín Mater Dei. A partir del Adviento, en el marco

del Año de la Fe, comenzará a publicarse el boletín electrónico Mater Dei, dirigido a todos los agentes pastorales de la Diócesis. Quienes deseen recibirlo

y aún no tengan registrado su email pueden hacerlo a [email protected]

Escuela de Liturgia. A partir de marzo comenzare-mos un curso de liturgia dirigido especialmente a los

Ministros de la Comunión, miembros de equipos de

Page 36: Boletin Eclesiástico

36 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

Liturgia y todos los fieles que deseen formarse en

este campo.

LITURGIA: por disposición del Sr. Obispo no se

pueden cantar en la celebración litúrgica los cantos de ofrendas Saber que vendrás y Zamba del grano

de trigo, por tener un contenido ajeno a la fe cató-lica.

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Último momento: Al cerrar el boletín se publicó el motu proprio sobre el Servicio de la

Caridad de S.S Benedicto XVI.

Pueden leerlo en:

http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/motu_proprio/documents/hf_ben-xvi_motu-proprio_20121111_caritas_sp.html

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37 Diócesis de San Justo, Boletín Eclesiástico N° 130

Oración por la Patria

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados.

Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación,

una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad

y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad

de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie,

privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,

aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo

y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,

cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.

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