Capítulo 8

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Capítulo 8: Algunos aspectos generales del desarrollo normal de la dentición La región de la mandíbula y maxila que contienen a los dientes previo y después de la erupción, no aumenta gradualmente de tamaño. El aumento de tamaño de las diferentes regiones varia en cantidad y en tiempo. La zona de ambas arcadas que aloja desde el incisivo central temporal hasta el primer molar temporal crece considerablemente desde el nacimiento hasta los 6-8 meses. Desde aquí el crecimiento es limitado. El ancho en ambas arcadas aumenta levemente expresado por la limitada ampliación transversal entre los caninos temporales derechos e izquierdos. Entre los primeros molares temporales el incremento es aun menor. Un incremento limitado se da en la profundidad de las arcadas, medido desde la distancia desde la superficie labial del incisivo central al centro de la línea conectando la superficie distal de los primeros molares temporales. Los cambios en el ancho transversal y en la profundidad sagital de las arcadas, después de que se ha completado la dentición temporal, se asocia a procesos que acompañan las transiciones. En ambas arcadas el incremento en distancia entre los caninos temporales ocurre durante el proceso de recambio de los incisivos. El segundo aumento intercanino es asociado con la transición de los caninos. Los caninos permanentes tienen una posición levemente más bucal que sus antecesores. Esto es más notorio en el maxilar. Generalmente, un limitado incremento gradual y continuo en la dimensión transversal entre los molares temporales/premolares permanentes derecho e izquierdo toma lugar desde la dentición temporal completa hasta que la situación adulta es alcanzada. Este aumento en el ancho es mayor por ventral que por dorsal y es menor en la mandíbula que en la maxila. Estas diferencias se asocian con una disposición más ventral de la mandíbula con respecto al maxilar en un desarrollo normal mientras una relación transversa propia entre los dientes posteriores opuestos es mantenida.

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Capítulo 8: Algunos aspectos generales del desarrollo normal de la dentición

La región de la mandíbula y maxila que contienen a los dientes previo y después de la erupción, no aumenta gradualmente de tamaño. El aumento de tamaño de las diferentes regiones varia en cantidad y en tiempo. La zona de ambas arcadas que aloja desde el incisivo central temporal hasta el primer molar temporal crece considerablemente desde el nacimiento hasta los 6-8 meses. Desde aquí el crecimiento es limitado. El ancho en ambas arcadas aumenta levemente expresado por la limitada ampliación transversal entre los caninos temporales derechos e izquierdos. Entre los primeros molares temporales el incremento es aun menor. Un incremento limitado se da en la profundidad de las arcadas, medido desde la distancia desde la superficie labial del incisivo central al centro de la línea conectando la superficie distal de los primeros molares temporales. Los cambios en el ancho transversal y en la profundidad sagital de las arcadas, después de que se ha completado la dentición temporal, se asocia a procesos que acompañan las transiciones. En ambas arcadas el incremento en distancia entre los caninos temporales ocurre durante el proceso de recambio de los incisivos. El segundo aumento intercanino es asociado con la transición de los caninos. Los caninos permanentes tienen una posición levemente más bucal que sus antecesores. Esto es más notorio en el maxilar. Generalmente, un limitado incremento gradual y continuo en la dimensión transversal entre los molares temporales/premolares permanentes derecho e izquierdo toma lugar desde la dentición temporal completa hasta que la situación adulta es alcanzada. Este aumento en el ancho es mayor por ventral que por dorsal y es menor en la mandíbula que en la maxila. Estas diferencias se asocian con una disposición más ventral de la mandíbula con respecto al maxilar en un desarrollo normal mientras una relación transversa propia entre los dientes posteriores opuestos es mantenida.

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En ambas arcadas la dentición completa temporal describe un patrón oclusal plano. El overbite presente es escaso. Después de la transición, los incisivos permanentes erupcionan más adelantada que los temporales por ser de mayor tamaño. Esto resulta en un overbite presente y mayor que en la dentición temporal. El overbite normal se define como la superposición de los incisivos superiores sobre los inferiores, cubriendo 1/3 de la corona clínica de los incisivos centrales inferiores. Durante el periodo intertransicional el overbite y overjet son mayores. En el segundo periodo transicional en adelante los incisivos comienzan a adoptar su posición con una disminución en su inclinación, reduciendo el overbite y overjet.

La dentición permanente no presenta un esquema oclusal plano, sino que el plano oclusal se ve representado por la curva de Spee. Esta curva se da por una curva imaginaria construida a través de las cúspides bucales y los bordes incisales de un arco dentario. Desde una vista lateral la curva es cóncava en la mandíbula. Los molares e incisivos mandibulares se ubican más superiormente que los dientes que están al medio. En el maxilar la situación es inversa. La curva de Spee no está presenta en la dentición temporal, aparece durante el primer periodo transicional y se estabiliza en la adultez.

La posición dorsal de la mandíbula respecto al maxilar, inicialmente presente en el nacimiento, se mantiene en gran parte durante el primer año de vida post natal. En este año la mandíbula demuestra un gran desarrollo ventral en relación al maxilar. Este proceso continua, levemente en los siguientes años hasta que se completa el crecimiento facial. Debido a esta leve diferencia en el desarrollo ventral de ambas arcadas, la relación sagital de ambas arcadas se altera. Los dientes mandibulares adoptan una posición más ventral con respecto a los dientes maxilares. Este fenómeno es el responsable de los cambios en la oclusión del primer molar permanente cuando pasa de una oclusión alineada al ras de ambos maxilares a una oclusión normal de máxima intercuspidación. Esta intercuspidación máxima se obtiene por una mayor migración del primer molar en la mandíbula que en la maxila. Una buena oclusión del primer molar permanente se da cuando hay una posición más anterior de la superficie mesial del primer

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molar mandibular respecto al maxilar. La desigualdad en la migración mesial es suplida, más en la mandíbula, por la diferencia mesiodistal entre las coronas de los molares temporales y los premolares, diferencia mayor en la mandíbula. El segundo molar temporal es más amplio cuando existe un plano alineado por distal.

Un tercer factor involucrado en la oclusión molar está formado por el cierre en dirección mesial del diastema en la mandíbula. En particular, un diastema entre el primer molar y canino temporales (donde ocluye el canino maxilar temporal) contribuye a mejorar la relación entre el primer molar permanente.

El proceso de erupción de los temporales difiere a la de los permanentes, quienes están precedidos por los temporales. En el recién nacido los dientes temporales en formación no están cubiertos por hueso en la parte oclusal no así los permanentes. El proceso de erupción de los temporales se realiza por exfoliación o desprendimiento y por un aumento en el grado de erupción, en los permanentes se presenta una fase de pre-erupción. Después de esta fase emergen por un proceso semejante a los molares temporales. Los molares permanentes se asemejan en esta etapa a los temporales en mayor medida que los otros permanentes respecto a sus temporales.

Los premolares erupcionan por la reabsorción de las raíces y del hueso interpuesto de los molares temporales. En los caninos e incisivos se remueve mayor cantidad de hueso y no erupcionan en la misma superficie que los temporales sino que más hacia lingual. Estos dientes presentan mayor dimensión coronaria que los temporales y su zona de erupción debe ser preparada. Las diferencias indicadas en el proceso de erupción entre los permanentes (PM, C e IC) se asocia a diferencias en el tiempo que transcurre entre la pérdida de los temporales y la emergencia de los sucesores. Es menor el lapso en los caninos que en los incisivos y no existe tiempo (intervalo negativo) para los molares temporales y premolares permanentes. La persistencia de los temporales cuando están a punto de perderse, es por fibras que unen el diente al hueso alveolar. Sólo las fibras que van desde lo que queda de raíz a la encía mantiene al diente “agarrado”. Esta limitada fijación produce movilidad de los dientes, permitiendo desviar la posición inicial de los temporales.

Los dientes permanentes comienzan a erupcionar cuando está formado un cuarto de la raíz. Entre 2 y 3 años pasan antes de que el diente alcance la zona de hueso oclusal que cubre al proceso alveolar. En esa etapa dos tercios de la raíz está formada. Después de medio año el tejido gingival es perforado, luego sigue una rápida erupción. La mitad de la corona es visible a los 4 meses de perforado el tejido gingival, a los 8 meses cerca de cuatro quintos de la corona se visualiza.

Cuando un diente contacta al antagonista, la relación con éste determina el tipo de contacto oclusal que se va a obtener. El establecimiento de este contacto se asocia con cambios en la localización, inclinación y angulación. La raíces no están completamente formadas. En general, la parte en formación de un diente se queda más o menos en el mismo lugar. El desplazamiento de un diente asociado

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con el establecimiento del contacto oclusal puede afectar la relación entre la raíz formada y la parte a formar, resultando en desviaciones de la parte final de la raíz. La deposición de cemento secundario con el tiempo puede generar que las raíces y las desviaciones sean más pequeñas.

Nivel en altura donde se ubican las partes en formación inicial y tardía de un diente en relación al plano oclusal, se relaciona con las longitudes que alcanzarán los dientes en última instancia.La hipótesis dice que las diferencias en las longitudes finales de un diente permanente (con la excepción del 3 molar), se relaciona con los diferentes niveles de altura en donde se forma cada uno.En concordancia con esto se demuestra la ubicación del canino permanente durante su formación el cual está ubicado muy lejano al plano oclusal y resulta ser el diente más largo de la arcada, además la pequeña longitud de los incisivos laterales superiores son formados más cerca al plano oclusal que los incisivos centrales que presentan mayor longitud. (Fig 8.5) (Igual existe cierta variación respecto a esto)

Existen diferencias en relación al comienzo de la calcificación entre las arcadas. El segundo molar permanente comienza su calcificación considerablemente después que el primero, lo mismo se aplica para el tercer molar en relación al segundo molar. El segundo molar erupciona 6 años después que el primer molar permanente. La misma cantidad de años ocurre entre el segundo y tercer molar. Los niveles en que las raíces del primer y segundo molar son formadas son a la misma altura en cada arcada. La parte final de la raíz de un primer molar está directamente adyacente a la furca en formación del segundo molar, que está en desarrollo. El tercer molar mandibular es inicialmente formado en la parte vertical de la mandíbula en una posición más superior. La calcificación de la punta de sus cúspides se inicia aproximadamente al nivel del plano oclusal. Luego se posiciona más inferiormente ya que los otros dientes continúan su desplazamiento vertical. En el maxilar el tercer molar se forma en una posición más craneal que el segundo molar, en la región de la tuberosidad.

Los dientes temporales se encuentran perpendiculares al plano oclusal en la inclinación bucolingual como en la angulación mesiodistal. Esta orientación explica en parte la localización de los incisivos y caninos por lingual de sus temporales. Los premolares se ubican entre las raíces divergentes de los molares temporales.

Es típico en un desarrollo de dentición normal no encontrar apiñamiento entre molares temporales y primero molares. En el maxilar ocurre lo inverso entre el segundo y tercer molar porque el maxilar no ha logrado llegar a su ultimo tamaño cuando las coronas fueron formadas, la formación de estos dientes van más rápido que el cecimiento del arco maxila en la región de la tuberosidad, por lo que el tercer y segundo molar se pueden ubicar con un dirección distobucal de la corona. Mientras más formado y descendido se encuentren estos dientes, más cambiará su orientación. Durante la erupción, la angulación distal e inclinación

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bucal se encuentran disminuidas. Una vez que todos los dientes permanentes del maxilar en la región molar han erupcionado y logrado ocluir, pueden cambiar de orientación a una inclinación y angulación más normal.

Mientras tanto, un crecimiento adicional en la tuberosidad contribuye a aumentar el espacio para que el segundo y tercer molar se posicionen de forma armónica. Las raíces de estos dientes son de menor diámetro que las coronas por lo que al erupcionar las raíces tienen amplio espacio y así los dientes pueden obtener una correcta angulación e inclinación.

En la mandíbula la situación es diferente. Los molares permanentes están inicialmente formados en el ángulo mandibular, la zona donde se juntan la parte vertical con la horizontal. Durante su desarrollo, estos molares se posicionan más posteriormente donde se ubicarán las coronas después que la oclusión se ha logrado años más tarde. En sentido transverso, las coronas se forman en la parte donde posteriormente estarán las raíces. Localizadas m´s bucalmente que donde se van a situar las superficies oclusales cuando la oclusión sea alcanzada. No existe apiñamiento como en el maxilar. Los problemas no se generan a no ser que la parte horizontal que contiene la dentición crezca insuficientemente.

En la zona anterior de ambas arcadas se da un apiñamiento dentario en los dos tipos de denticiones. Antes de la erupción de los temporales, el crecimiento de ambas arcadas es tan grande que los dientes se alinean de forma armónica antes de aparecer en la cavidad bucal. Esto no ocurre para los permanentes anteriores, ya que el requerimiento de crecimiento óseo necesario no se realiza. Si se produjera un crecimiento, ambas arcadas presentarían diastemas entre los dientes en el tiempo. El incisivo permanente no se inclinaría labialmente y se posicionaría de forma perpendicular como el temporal.

La ausencia de una corrección espontánea del apiñamiento incisivo, en ambas arcadas antes de erupcionar, se relaciona a que esos dientes se desarrollan en una región no situada para el alojamiento temporal de las coronas, pero diseñado para contener a las raíces. La transición se asocia con un posicionamiento temporal del diente permanente que se ve desarmónico cuando se compara con la situación adulta. Sin embargo esta situación se debe considerar normal.

En el proceso de desarrollo de la dentición difiere de otras partes y estructuras del cuerpo. Las coronas se forman hasta su último tamaño y se alojan en el hueso por años antes de erupcionar. Los maxilares no sólo contienen a las raíces de los temporales si no que también las partes formadas y largo alcanzado de los permanentes al mismo tiempo.En algunas regiones como la incisiva maxilar, este aglomerado de dientes temporales y permanentes se encuentra lleno en un espacio donde luego sólo tendrá que contener raíces de los permanentes (con diámetros relativamente menores)