Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

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GO()stro 11 de cue.rp'?..) coNsuELo PABÓN ALvARAoo* 1 Introducción En este texto la pregunta no es por el cuerpo como unidad. ni como forma, ni como organismo. Nos interesa preguntarnos primero por lo que puede un cuerpo. qué fuerzas lo determinan, le dan consistencia. lo construyen. No partimos del cuerpo como identidad fija, como código preestablecido; sino como masa múltiple y cambiante. capaz de construirse. luego de pasar por transformaciones y devenires. dependiente de las fuerzas que lo determinan: fuerzas que afirman o niegan la vida en el sentido nietzscheano. * Filósofa, Universidad de París VIII.

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Un texto sobre la construcción contemporánea de la categoría "cuerpo".

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Page 1: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

GO()stro ~~io 11 ~ de cue.rp'?..) coNsuELo PABÓN ALvARAoo* 1 Introducción

En este texto la pregunta no es por el cuerpo como

unidad. ni como forma, ni como organismo.

Nos interesa preguntarnos primero por lo que puede

un cuerpo. qué fuerzas lo determinan, le dan

consistencia. lo construyen.

No partimos del cuerpo como identidad fija,

como código preestablecido; sino como masa

múltiple y cambiante. capaz de construirse.

luego de pasar por transformaciones y devenires.

dependiente de las fuerzas que lo determinan:

fuerzas que afirman o niegan la vida en el sentido

nietzscheano.

* Filósofa, Universidad de París VIII.

\ Podríamos hace

esa masa cuerpo d

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1 Friedrich Nietische, Eca

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~n

1 pregunta no es por el cuerpo como

o forma, ni como organismo.

-eguntarnos primero por lo que puede

1 fuerzas lo determinan, le dan

'construyen.

el cuerpo como identidad fija,

reestablecido; sino como masa

biante, capaz de construirse,

por transformaciones y devenires,

! las fuerzas que lo determinan:

rman o niegan la vida en el sentido

;idad de París VIII.

Podríamos hacer "historias de los cuerpos". Mostrar cómo

esa masa cuerpo dúctil, maleable, es determinada en cada

época por fuerzas específicas. Podríamos adentrarnos en múlti­

ples aventuras por las que pasan los cuerpos: aparatos de cap­

tura y de terror, líneas de fuga y de transmutación.

Todo esto para preguntar por lo que pueden nuestros cuer­

pos aquí y ahora, en este país, en esta guerra, en este aconteci­

miento que nos ha tocado vivir.

Consideramos que el cuerpo (la vida) es el plano donde se

manifiestan todas las fuerzas (políticas, sociales, económicas,

eróticas, etc). Sobre el cuerpo recaen todos los ejercicios de poder

que determinan esta época (el llamado biopoder o control sobre

la vida). Entonces, el cuerpo es sin lugar a dudas el medio donde

se ejercen todos los poderes y por esto mismo, es el lugar privile­

giado a través del cual se puede llegar a precipitar una transmu­

tación de los valores de nuestra cultura, es decir, una destrucción

a martillazos del yo fascista que existe en cada uno de nosotros,

controlando y anestesiando nuestra potencia de vida.

La propuesta es entonces: sólo construyendo día a día, ins­

tante por instante maneras de vivir activas, liberadas de la nega­

tividad, en donde hagamos un esfuerzo enorme por salir de

nosotros mismos, lograremos que el nihilismo, q voluntad de

nada que nos dete~~ina se autodestruya (antes que destruya al

planeta entero).

Proponemos construir subjetivaciones o modos de existencia

experimentales en donde los cuerpos sean capaces y PUEDAN

afirmar trágicamente el esplendor de la vida, creando realidades

diferentes a la realidad del exterminio que hoy nos determina.

Lo que hoy vivimos es una tragedia. Ya lo anunciaba Nietzsche

en el Ecce Horno: "yo anuncio una era trágica, el arte supremo de

decir sí a la vida, la tragedia volverá cuando tengamos ante nos­

otros las guerras más duras pero más necesarias: por la vida" 1•

' Friedrich Nietzsche, Ecce Humo, Madrid, Alianza Editorial, 1984, p. 71.

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expresión y vida pv-ÁcticAs e><- lA tli ftv-trtciA

Siguiendo la filosofía de Deleuze podemos decir que aquí no

se trata de guerras molares para conquistar el poder; se trata de

guerras moleculares para recuperar el poder del cuerpo, la

potencia de vida que nos roba el biopoder, venga de donde

venga. Guerras de resistencia en donde ya no se resisten los

hombres sino que se resiste la vida, se resisten los cuerpos. Y

estos actos de resistencia son ante todo poéticos, trágicos.

¿Cómo hacer de la vida una obra de arte en este aquí y ahora?

¿Cómo creer en este mundo tal y como es? La guerra molecular

consiste en hacernos dignos del acontecimiento que vivimos;

por doloroso que sea, él nos permite conocer lo que puede

nuestro cuerpo y entrar en otras dimensiones. Se trata de una

guerra imperceptible pero eficaz contra el biopoder que consis-

f te en trastocar los planos de la percepción para construir, desde

el cuerpo, desde lo más cotidiano, desde lo más esencial, otra

existencia, otras realidades que afirmen el esplendor de la vida2•

CAPÍTULO 1

Lo que puede un cuerpo

Spinoza, el filósofo de la Ética plantea el siguiente problema:

"ni siquiera sabemos lo que puede un cuerpo. Hablamos de la

conciencia y del espíritu, pero no sabemos de qué es capaz un

cuerpo, ni cuáles son sus fuerzas, ni qué preparan esas fuerzas" 1•

¿Hasta dónde va nuestro poder de afección? ¿Hasta dónde

nos dejamos afectar? ¿Qué es lo que puede nuestro cuerpo?

¿Qué es lo que está en potencia esperando volverse acto? ¿En

qué consiste "el despertar" como acontecimiento sensible?

' Gilles Deleuze, Foucault, Barcelona, Minuit, 1986, p. 101 y ss. ' Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Anagrama, 1971, p. 59.

"Un caball

comparados el afectados: no s

tados de la mÍ!

Entonces, 1 ver directamen --·----·--dice Q,~~euze ~-la naturaleza y --·----·--

Dice Spino

No sabemos hasta dónde existencia se vas; estamos de actuar. Pe afecciones a única forma tado.-Mient: por afeccior solamente n cuál es esa 1 trarla. Y sin creta mente

¿Cómo in1

un problema

mientas para 1

de fuerzas. El

pluralidad de

po nos parecf

la relación en

sidades se ca]

' Gilles Deleuze, ~

p. 208. ' Ibídem, p. 209. ' Ibídem, p. 216.

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Deleuze podemos decir que aquí no

~ara conquistar el poder; se trata de

~cuperar el poder del cuerpo, la

oba el biopoder, venga de donde

ia en donde ya no se resisten los

la vida, se resisten los cuerpos. Y

on ante todo poéticos, trágicos.

obra de arte en este aquí y ahora?

al y como es? La guerra molecular

del acontecimiento que vivimos;

lS permite conocer lo que puede

~tras dimensiones. Se trata de una

caz contra el biopoder que consis­

a percepción para construir, desde

~ié!_no, desde lo más esencial, otra

¡e afirmen el esplendor de la vida2•

tica plantea el siguiente problema:

1uede un cuerpo. Hablamos de la

l no sabemos de qué es capaz un

as, ni qué preparan esas fuerzas" 1 •

Joder de afección? ¿Hasta dónde

s lo que puede nuestro cuerpo?

:ia esperando volverse acto? ¿En

mo acontecimiento sensible?

. nuit, 1986, p. 101 y ss.

Barcelona, Anagrama, 1971, p. 59.

"Un caballo, un pez, un hombre o incluso dos hombres

comparados el uno con el otro, no tienen el mismo poder de ser

afectados: no son afectados por las mismas cosas o no son afec­

tados de la misma manera por la misma cosa "4•

Entonces, la pr~~~_p_or ¿qué pue~e llll ~u~rpo? tiene qu~ ti

ver directamente con el poder _dea_fectar y de ser afectado. Como

dice Qeleuze a propósito de Spinoza "LC? que puede un~~erpo__~.~~ la naturaleza y los límites de su poder de ser afectado" 1

• -"' ·-- -·-

Dice Spinoza:

No sabemos ni siquiera de cuáles afecciones somos capaces, ni hasta dónde va nuestra potencia. Desde el comienzo de nuestra existencia somos necesariamente colmados de afecciones pasi· vas; estamos separados de lo que podemos, de nuestra potencia de actuar. Pero ... no sabemos aún cómo llegaremos a producir afecciones activas. Y sin embargo, la potencia de actuar es la única forma real, positiva y afirmativa de un poder de ser afee· tado.- Mientras nuestro poder de ser afectados se halle colmado por afecciones pasivas, está reducido a su mínimo y manifiesta solamente nuestra finitud o nuestra limitación ... No sabemos cuál es esa potencia de actuar, ni cómo adquirirla o reencon­trarla. Y sin duda no lo sabremos jamás si no intentamos con· cretamente llegar a ser activos.''

¿Cómo intentar concretamente llegar a ser activos? He aquí

un problema ético y estético a la vez. Nietzsche nos da herra­

mientas para enfrentarlo. Para Nietzsche el cuerpo es un campo

de fuerzas. El cuerpo es un medio nutritivo disputado por una

pluralidad de fuerzas. Recorrer la masa cambiante de un cuer­

po nos parece un juego interminable. A cada instante, debido a

la relación entre fuerzas, nuevos rasgos se crean, nuevas inten­

sidades se captan. En este sentido, Nietzsche define el c~~~P?

4 Gilles Deleuze, Spinoza y el problema de la expresión, Muchnik, Barcelona, 1975, p. 208 .

' Ibídem, p. 209. ' Ibídem, p. 216.

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Fr.)~t,-<>·-

expresión y vida pv-.i.ctk;.s tK t;. tliftv-tKciA

f ('1 f" !' 'ít~ r.f' 1 -{~--

' ( r ; ;

como el resultado de la relación entre fuerzas activas y fuerzas

reactivas, fuerzas afirmativas y fuerzas negativas en relación

con la vida.

El cuerpo es una masa que varía a medida que es atravesa­

do por diferentes fuerzas que se efectúan y se relacionan afec­

tándolo: cada relación de fuerzas introduce sobre la textura

infinita del cuerpo ciertos gestos, ciertos rasgos, ciertas zonas

de intensidad. A medida que las relaciones varían, la textura del

cuerpo sufre ella misma deformaciones y transformaciones que

la hacen diferenciarse cada vez más de la textura procedente,

hasta crear una nueva textura, con nuevos rasgos y gestos, que

conformarán un nuevo cuerpo.

J Desde que nace, el cuerpo es marcado por diferentes fuerzas

culturales. Fuerzas que nos imponen modelos, códigos, formas,

__,... '.J ,' · ' () 't" ~ impidiéndonos con ello experimentar lo que puede nuestro

cuerpo, ya que separan al cuerpo de su poder afirmativo (afir­

mación del deseo vital de crear) y le exigen plegarse a formas de

sentir y de pensar preestablecidas culturalmente. El cuerpo,

como esa masa dúctil, maleable, como esa multiplicidad de

intensidades gestuales, es capturado en una identidad, se con-

\ ~' (

r

40

vierte en un sólido, con un rostro, con una identidad y un com­

, portamiento gestual estereotipado, homogeneizado. !--a fuerza

.. :, activa deviene reactiva. De la afirmación a la negación: el esta-r (•

· · do nihilista de nuestra cultura plantea de hecho ~a negación;

negar lo múltiple, negar lo que puede un cuerpo. Solo aceptar

la solidez del rostro, de la forma determinada. Sólo aceptar la

\e anestesia del cuerpo y la laminación de los cerebros.

Como escribe Deleuze en Nietzsche y la filosofía, "decir que

la negación ha dominado nuestro pensamiento, nuestras mane­

ras de sentir y de valorar hasta el momento, es poca cosa. En

realidad, la negación es constitutiva del hombre, el mundo ente­

ro se abisma y se enferma, la vida entera se deprecia, todo lo

conocido se desliza hacia su propia nada. Inversamente la afir­

mación sólo se manifiesta por encima del hombre, fuera del

hombre, en lo que prod

que lleva consigd.

¿Qué puede un C\}~ nad;.por-est~- nu-~~-trc .._____ ahora por fuerzas des

cuerpo del agotado, de

Es el último de los hon

encima pareciera que

Ana'is Nin luego de h:

Sorbona al presentar 1 ta que están muertos,

mos, pero ellos están •

Sin embargo, un Cl '--~

bién autodestruir su ' .,

guerra de cada cualc

lie-v"iiños dentro. Gúe ción de las fuerzas n1

cuerpo, desde lo má!

~~~ación de la· c'uÍñii Veamos cómo-le

das fuerzas reactivaS)51

condujera a la victo~i

la voluntad de la nac

Separadas del poder '

pueden hacer nada eJ

verse contra sí mism

los valores, convertí.

otra cosa; transmut:

mación. Y jamás la 1

versión más profun'

poder de afirmar"~·

- Deleuze, Nietzsche y la f ' Ibídem, p. 238.

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1 entre fuerzas activas y fuerzas

· fuerzas negativas en relación

·aría a medida que es atravesa­

: efectúan y se relacionan afec­

~s introduce sobre la textura

•S, ciertos rasgos, ciertas zonas

relaciones varían, la textura del

tciones y transformaciones que

más de la textura procedente,

on nuevos rasgos y gestos, que

marcado por diferentes fuerzas

10en modelos, códigos, formas,

mentar lo que puede nuestro

o de su poder afirmativo (afir­

;·¡e exigen plegarse a formas de

ias culturalmente. El cuerpo,

e, como esa multiplicidad de

~ado en una identidad, se con­

~-con una identidad y un com­

io, homogeneizado. La fuerza

rmación a la negación: el esta­

Jlantea de hecho la negación;

mede un cuerpo. Solo aceptar

l determinada. Sólo aceptar la

:ión de los cerebros.

tzsche y la filosofía, "decir que

>pensamiento, nuestras mane­

el momento, es poca cosa. En

.va del hombre, el mundo ente­

da entera se deprecia, todo lo

>ia nada. Inversamente la afir­

:ncima del hombre, fuera del

hombre, en lo que produce de sobrehumano, en lo desconocido

que lleva consigo~.

{gué puede un cuerpo marcado por el nihilismo? Puede la

nada. Por e~to nuestros cuerpos están marcados hoy, aquí y '--··· ahora por fuerzas destructivas que precipitan la nada. Es el

cuerpo del agotado, del anestesiado, del que mata a sangre fría.

Es el último de los hombres, el que por más que tenga la guerra

encima pareciera que no la sintiera. Como le dijo Artaud a

Ana1s Nin luego de haber sido rechazado por el público de la

Sorbona al presentar El teatro y la peste: "ellos no se dan cuen­

ta que están muertos, yo les mostré la agonía de los que vivi­

mos, pero ellos están muertos y no pudieron sentirla".

. '1 '/

r 1 ¡'t.- - \

Sin embargo, un cuerpo marcado por d nihilismo Ql!~d~_ tam­

bién autodestruir su propia negatividad. Como dice Deleuze,

guerra de cada cual contra sí mismo, contra el yo-fascista que

lk~-imos dentro. Guerra molecular que implica la autodestruc-,

ción de las fuerzas negativas. Intentar concretamente desde er"'

cu~rpo, desde lo más cotidian~~;}-d-~~~.!1~;-~~tivo: un~ trans­

mutación de la cultura.

1.!. <"

Veamos cómo lo explica filosóficamente Gilles Deleuze:

uas fuerzas reactivas-supieron hallar por su cuenta el aliado que las

condujera a la victoria: .d nihilismO>) lo negativo, el poder de negar,

la voluntad de la nada que forma un devenir reactivo universal.

Separadas del poder de afirmar, las fuerzas activas por sí solas no

pueden hacer nada excepto convertirse a su vez en reactivas o vol­

verse contra sí mismas ... "El hombre superior, pretende invertir

los valores, convertir la reacción en acción. Zaratustra habla de

otra cosa: transmutar los valores, convertir la negación en afir­

mación. Y jamás la reacción se convertirá en acción sin esta con- . ,

versión más profunda: la negación debe primero convertirse en

poder de afirmar"H.

- Deleuze, Nietzsche y la filosofía, op cit, p. 246. ' Ibídem, p. 238.

r-~- . r

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expresión y vida pY".ícticAs ti{ lA ..liftY"tuiA

En esto consiste el ocaso del hombre que anuncia Zaratus­

tra. Acá no se está planteando la extinción de la especie huma­

na, sino el surgimiento del superhombre como existencia

liberada de la reactividad que afirma la vida en todo su espl~n­dor. Pero para construir el superhombre tenemos que pasar_p_Qr

"el último hombre", el último producto del devenir reactivg qe

las fuerzas. Es el cuerpo agotado; el que está cansado de querer

y sólo quiere la nada. Y también, al lado del "último hombre"

está "el hombre que quiere perecer". El segundo, producto de

una selección que hace la vida, es el hombre de la destrucción

activa: quiere ser superado, va más allá de sus propios límites,

autodestruye su propia negatividad. "La destrucción activa significa: el punto, el momento de

transmutación en la voluntad de nada ... En la transmutación no

se trata de una simple sustitución, sino de una conversión. Es al

pasar por el 'último hombre', pero yendo más allá que el nihilis­

mo encuentra su fin: en el hombre que quiere perecer, que quiere

ser superado" 9• La transmutación se produce, la negatividad se

niega ella misma: "la negación sacrifica las fuerzas reactivas al

convertirse en despiadada destrucción de todo lo que presenta

caracteres degenerados y parasitarios al pasar al servicio de un

excedente de vida. Sólo así la negación encuentra su fin" 10•

Cuando la negación se transmuta en afirmación, el cuerpo

del agotado se transmuta, vive la crueldad: agotado de nada

autodestruye la nada y cambia de dimensión perceptiva: devie­

ne activo, afirmativo. Y es aquí en donde la idea_ ?e "parar el

~undo" que propone Castaneda se hace necesaria. Es como si_

el cuerpo tuviera que pasar por un afuera para volver transmu­

tado. qtvidarse de su historia personal, de su identidad,-~ sus_­

rutinas, para asumir los personajes que la vida le asigne. Aquí

desaparece toda subjetividad y se construyen más bien mo~os

' Ibídem, p. 244. w Ibídem, p. 245.

1 ' t.

de existencia, subjetivaci<

~ste~;~ct6;~ ~~-~~~~ ñen activos. Ellos seresi~

sino como la vid::¡ mism¡u

más allá de toda subjetiy1

la resistencia en donde los

den. Y es aquí donde se

miento sensible. ¿En qué consiste el d

ble? E~i punto de-trañ~i ;-transmutan en fuerzas

...... -·-

an~stesiado por la negati1

de la vida. El ánima que e

lismo encuentra su fin cu

;¡conocer lo -que _imed~ -- ~ ·----- ---··

mente, construyendo nu~

CAPÍTULO 11

Historias de cuerpos

El cuerpo siempre ha "-- - - . .--.~·

nes; en toda sociedad, el

de poderes muy ceñido;

interdicciones, obligaci~ En su libro Vigilar y .

que el poder es una fu~

cuerpos a nivel de su _

comienza siendo active

cuando se dedica, no a e

poder, es decir, la poter

pensar el poder com~~

Iglesia), es necesario en

una relación de fuerzas

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e que anuncia Zaratus­

ión de la especie huma­

~ como existencia -- ~--

vida en todo suespkn-

: tenemos que pasar_p~Qr

' del devenir reactivo de

está cansado de querer o del ··ulnmo hombre"

l segundo, producto de

mbre de la destrucción

de sus propios límites,

punto, el momento de

En la transmutación no

le una conversión. Es al

>más allá que el nihilis­

liere perecer, que quiere

.duce, la negatividad se

las fuerzas reactivas al

le todo lo que presenta

pasar al servicio de un

ICUentra SU fin" 10•

1 afirmación, el cuerpo

ldad: agotado de nada

lsión perceptiva: devie­

~la idea_~e "parar el

e necesaria. Es como si

a para volver transmu-"' ~ " -- ~-"

de~~dentidad, de sus_

!!_vipa le asigne. Aquí

ruyen más bien modos ------

~ de existencia, subjetivaciones nómades en donde los cuerpos

;i~~~n y actúan en un ~fuera del control. Acá los cuerpos devie­

nen activos. Ellos se resisten a morir, pero no como individuos,

/ ·I.•L"- .. ·''

1 ' •( t -sino como la vid~ misma que se resiste, que acecha, que exp ora ~ · , ,

más allá de toda subjetividad_ y se vuelve creativa. Tal vez es en ,

la resistencia en donde los cu~rpos empiezan a saber lo que pue- .~(· 1 ¡ < , :-- ,

den. Y es aquí donde se produce el despertar como aconteci- · c.r • ··o miento sensible. ~ < • ~-,

o • ~. ••

¿En qué consiste el despertar como acontecimiento sensi-

ble? E~l punto de transmutación, donde las fuerzas negativas

;·transmutan en fuerzas afirmativas. En ese instante, el cuerpo

a~~stesiado por la negatividad se despierta y capta elesplendor

de la vida. El ánima que estaba dormida es despertada.~! n!~i­

lismo encuentra su fin cuando el cuerpo que se resiste empieza

~éonocer lo que _puede y hace el intento de actuar afirmativa­

mente, constr:rend~ nuevas realidades.

CAPÍTULO 11

Historias de cuerpos_

El cuerpo siempre ha sido objeto de intereses y manipulacio­

nes; en toda sociedad, el cuerpo queda suspendido en el interior

de poderes muy ceñidos que le imponen formas, coacciones,

interdicciones, obligaciones, códigos de comportamiento, etc. ~\

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En su libro Vigilar y castigar, Michel Foucault nos recuerda

que el poder es una fuerza primaria activa; es lo que pueden los ,

cuerpos a nivel de su poder de afección. El saber también

comienza siendo activo, pero puede convertirse en reactivo

cuando se dedica, no a crear, sino a controlar desde la forma el

poder, es decir, la potencia de los cuerpos. Por esto, más ql1e pensar el poder como una forma (la forma-Estado, la forma­

Iglesia), es necesario entender que el poder es prim~riamente

una relación de fuerzas, "una acción sobre la acción, un con-

-r -' .. r f•Y" \• . - ' - -'-'

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expresión y vida pv-Actic;,s tK l;. d.iftv-t~<.eiA

junto de acciones sobre las acciones posibles" 11• De ahí se deri­

van las tres grandes tesis de Foucault sobre el poder: 1. El poder ~-·- ......

no es esencialmente represivo (porque también suscita, produ-

v ce, se ejerce, afecta, etc.). 2. El poder se ejerce antes de poseer­

lo, en una forma determinable por ejemplo, en las clases

sociales, y en forma determinada, por ejemplo, en el Estado. 3.

El poder se ejerce tanto sobre 'los dominados como sobre los

dominantes (porque pasa por todas las fuerzas en relación)12•

En este segundo punto mostraremos a través de tres histo-1".,.

lj- . , ·, \" ( rias de cuerpos, tres ejercicios diferentes de pode_r que se_~an

-~ _ ; dado en la cultura occidental y que corresponden exactamente •• • .

1 ' , . 'ca~ el saber de una época. A partir de estas tres historias, ~a da

/ '

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cual puede ubicar su historia personal como a bien tenga: puede

ubicarse en el mundo de la Inquisición y la brujería; o puede ubi­

carse en el mundo de los cuerpos dóciles y disciE_U~ados ~e~l~ Modernidad; o puede ubicarse en el mundo del biopoder con­

temporáneo con sus desplazamientos de razas, sus extinc_iones

de especies, sus manipulaciones genéticas y sus genocidios

indiscriminados.

Primera historia

El cuerpo se semeja

Michel Foucault, en Las palabras y las cosas nos dice que

hasta finales del siglo XVI, la semejanza primó como modo de

pensar y de sentir y jugó un papel constitutivo en el saber occi­

dental. Semejanza es ante todo amistad, consonancia entre las

cosas del mundo y entre éstas y el lenguaje que las enuncia.

Semejanza es continuidad entre lo divino y lo humano, y de lo

humano con lo natural, de manera que el mundo se ofrece

" Deleuze, Foucault, op cit., p. 77. " Ibídem, p. 78.

como un círculo cerrado

manentemente la obra d

que la semejanza se exprt

forman un tejido muy rit

Tales figuras son por e1 continuidad, la proporc antagonismo, la antipat la misma trama del per del mundo se conciben medio de fuerzas de apr

En este largo períod1

hasta finales del siglo X, naturaleza y el cosmos

divinas, creando de esta

rentes seres se ajustan ur

con las bestias, la tierra <

le rodea" 14•

Por esto, la concepci

~~l,y no. ~isconti~u~~ mente hacia el siglo )

relaciones mutuas la uni<

ses múltiples de la Antigi

demonio). L.os cuerpos __ :

que son quienes determ~

La danza del fuego o •

Es propio del mago p

La acción mágica consü

11 Edgar Garaviro, Escritos escog¡ " Michel Foucault, Las palabras

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Page 10: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

;ibles" 11• De ahí se deri­

lre el poder: l. El poder ~-~- -..

ambién suscita, produ­

~ferce a!_ltes de poseer­

:jemplo, en las clases

emplo, en el Estado. 3.

1nados como sobre los

uerzas en relación) 12•

i a través de tres histo­

:s de poder que se ~an

espondeo exactame11:te

;tas tres historias, cada

moa bien tenga: puede

a brujería; o puede ubi­

s y disciplinad~s de~!? ndo del biopoder con­

_razas, sus extinciones

icas y sus genocidios

'as cosas nos dice que

primó como modo de

utivo en el saber occi­

consonancia entre las

uaje que las enuncia.

'y lo humano, y de lo

: el mundo se ofrece

como un círculo cerrado aunque dinámico en el cual se lee per­

manentemente la obra divina de la creación. Foucault señala

que la semejanza se expresa por medio de múltiples figuras que

forman un tejido muy rico q~e da consistencia al saber.

Tales figuras.son por ejemplo la amistad, la consonancia, la continuidad, la proporción, la similitud. Otras figuras como el antagonismo, la antipatía, la emulación, pertenecen también a la misma trama del pensar de la semejanza, ya que las cosas del mundo se conciben a partir del equilibrio obtenido por medio de fuerzas de aproximación y distanciamiento. 11

En este largo período de tiempo que va de la Antigüedad

hasta finales del siglo XVI, el hombre se ocupó por conocer la

1 '.

naturaleza y el cosmos desde su continuidad con las fuerzas ·'

divinas, creando de esta manera una amplia sintaxis: "los dife-

rentes seres se ajustan unos a otros: los planetas se comunican

con las bestias, la tierra con el mar, el hombre con todo lo que

le rodea" 14•

Por esto, la concepción del cuerpo es conjuntiva y relacio­

~1,} n~ -~iscontirma ~ individual como se planteará posterior­

mente hacia el siglo XVII. ~os cuerpos expresan en sus

relaciones mutuas la unidad con la divinidad (sea como los dio­

ses múltiples de la Antigüedad, sea con el dios cristiano o con el

demonio). Los cuerpos son poseídos por esas fuerzas divinas }

que son quienes determinan su acción.

La danza del fuego o el martillo de las brujas

Es propio del mago poseer y desplegar el arte del simulacro.

La acción mágica consiste no solamente en hacer perder a la

" Edgar Garavito, Escritos escogidos, U. Nacional, Medellín, 1999, p. 84. " Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Siglo XXI, México, 1978, p. 30.

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es" 11• De ahí se deri­

el poder: l. El poder ~--·- . ----

tbién suscita, produ----- ..

~~ean~~s ~e poseer-

mplo, en las clases

tplo, en el Estado. 3. 1dos como sobre los

~as en relación) 12•

través de tres histo­

ie _E<?d~r_ q1:1e se __ ~an )Qnden exactamente

s tres historias, cada

, a bien tenga: puede

•ruj~ría; o puede ubi­

' disci_Qli_~ados ~eJ~ f>.4el bi_opoder cqn­

lZas, sus extinc_iones

lS y sus genocidios

: cosas nos dice que

imó como modo de

ivo en el saber occi­

'nsonancia entre las

.je que las enuncia.

lo humano, y de lo

:1 mundo se ofrece

como un círculo cerrado aunque dinámico en el cual se lee per­

manentemente la obra divina de la creación. Foucault señala

que la semejanza se expresa por medio de múltiples figuras que

forman un tejido muy rico que da consistencia al saber.

Tales figuras son por ejemplo la amistad, la consonancia, la continuidad, la proporción, la similitud. Otras figuras como el antagonismo, la antipatía, la emulación, pertenecen también a la misma trama del pensar de la semejanza, ya que las cosas del mundo se conciben a partir del equilibrio obtenido por medio de fuerzas de aproximación y distanciamiento. Ll

/ '.:

En este largo período de tiempo que va de la Antigüedad

hasta finales del siglo XVI, el hombre se ocupó por conocer la

naturaleza y el cosmos desde su continuidad con las fuerzas

divinas, creando de esta manera una amplia sintaxis: "los dife­

rentes seres se ajustan unos a otros: los planetas se comunican

con las bestias, la tierra con el mar, el hombre con todo lo que

le rodea" 14•

·( ·. '

Por esto, la concepción del cuerpo es conjuntiva y relacio­

nal, y no discontinua e individual como se planteará posterior-...__... _____ - ----- --- ---- ----- --- -- - . .

mente hacia el siglo XVII. ~os cuerpos expre~an en sus

relaciones mutuas la unidad con la divinidad (sea como los dio­

ses múltiples de la Antigüedad, sea con el dios cristiano o con el

demonio). Lps cuerpos son poseídos por esas fuerzas divinas}

que son quienes determinan su acción.

La danza del fuego o el martillo de las brujas

Es propio del mago poseer y desplegar el arte del simulacro.

La acción mágica consiste no solamente en hacer perder a la

" Edgar Garavito, Escritos escogidos, U. Nacional, Medellín, 1999, p. 84. " Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Siglo XXI, México, 1978, p. 30.

1).

\.)

,.

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expresión y vida pv-ÁcticAs tl1. lA .,\ifuti1.CiA

forma sus proporciones exactas, sino introducir un vasto paisa­

je de artificios en donde ninguna imagen corresponderá exacta­

mente ni a un modelo ni a una copia. Podemos decir en este

sentido, que el poder demoníaco que se le atribuye consiste fun­

damentalmente en ser creadora de realidades, es decir, en tener

el poder de producir forzamientos sobre la forma.

La Iglesia del siglo XIII, habiendo retomado y acu_I.TI_~lado partes de la filosofía platónica y aristotélica, nos presen~a ,una

estética a seguir: la estética del modeló' y la copia extraída del

platorlismo. El modelo es la idea de la cosa en tanto que idea, la

copia es la imagen que intenta repetir fielmente la idea, es "el

segundo objeto parecido, copiado sobre el verdadero" 15•

Como dice Edgar Garavito

Para Platón, todo_ser q~e nace recibe una forma qli~- .e.~i~te anteriormente a su na~imiento como ser. En este sentido, !10

hay para Platón un nacimiento aislado sino que se nac~_Qareci­do a algo ya existente. Tal es el primer momento en la vida de un ser, el momento en que se recibe la forma preexistente. Por esto nacer es en realidad ca-nacer, es decir, comenzar a partici­par de la forma. El segundo momento en la vida de un ser es, sin embargo, llegar a ser parecido a algún ser del Universo y lle­gar a conocer ese parecido. 16 El "conócete a ti mismo: recuer­da" de Sócrates, nos plantea enigmáticamente este problema: es necesano recordar el modelo ideal para conocerse a sí

m1smo.

]:.n el caso del cristianismo, cuando decimos "Dios no_s <::r..e2 a

su imagen y semejanza", estamos respondiendo exactamente a la ,_ - " -- -- --

relación modelo-copia: la identidad suprema original es_QiQ.~;

/X para salvarnos debemos parecernos a_I;,l, imitar y ext:_ae~ del

modelo divino lo esencial. Aquel que se escapa de la relación - ~ ' .

modelo-copia introduciendo anomalías en la forma, es acusado

" Platón, Le Sophiste, París, Societé d'édition "Les Belles lettres", París, 1969. 1

" Garavito, op cit., p. 81.

YJ~~3~i~o !?~~!:~~:sil divergencia fundamental e

de todo problema político

~~~teó abiertamt:~

r.~2.~ _cuerpos q'\1~ s~_r_esi En efecto, la primera

dores en su manual gem

(Malleus Malleficarum) e 'Ji a da ·-··--te un 1

tras p

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tido divergente a las cosa Uni~er~af;--~~~ q~is-~dc t~~~- orgánico que la

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man y se metamorfosea

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El suplicio fue el te:

irreverentes con el mode

Se trataba de un ~sp L----- -. _ ..... _

cuerpo a sus límites, pa

1- Institorialis, Sprengler, Marteas

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introducir un vasto paisa­

gen corresponderá exacta­

ia. Podemos decir en este

se le atribuye consiste fun­

alidades, es decir, en tener

bre la forma.

o retomado y acunmlado

totélica, nos presenta _una

~y la copia exirafda del

cosa en tanto que idea, la

r fielmente la idea, es "el

Jre el verdadero" 11•

'S !lna forma qq~ -~~ige _§~r. En este sentido, no 1 sino que se nac~pareci­r momento en la vida de forma preexistente. Por

lecir, comenzar a partici-1 en la vida de un ser es, ún ser del Universo y lle­tcete a ti mismo: recuer­carnente este problema: al para conocerse a sí

decimos "Dios no_s q:_eQ a

ndiendo exactamente a la

1prema original es_QiQ.~;

Él, imitar y extE_aer del

se escapa de la relación

¡ ~n la forma, es acusado

elles lettres ", París, 1969.

y perseguido por la Iglesia. Es entonces evidente encontrar una

divergencia fundamental entre la bruja y el inquisidor: más allá

de todo problema político o moral, el hecho de la quema de bru­

jas planteó abiertamente un ejercicio c!_e__pod~r -;~¡;¡:~[¿;cuerpos, ,.__..____ - - .. . .

y unos cuerpos que se resistieron a ese ejercicio de pod~r.

En efecto, la primera pregunta que se plantean los inquisi­

dores en su manual general sobre brujería y magia diabólica

(Malleus Malleficarum) es sobre la posibilidad de que una cria­

tura pueda ser cambiada o transformaaa por algu1eri -diferente ' a Dios. ¿Es lícito que un cuerpo se transforme, se deforme o se ....

metamorfosee en otros por su cuenta propia? Al respecto dice

el Malleus Malleficarum o Martillo de las Brujas: "aquél que

cree que una criatura puede ser transformada en mejor o en

peor, o transformada en otra especie o parecido por alguien

diferente a Dios es peor que un pagano o un infiel" 17•

Imitar la forma modelo, llegar a la perfección de la forma;

de esta manera la Iglesia trató de dominar los cuerpos, impo­

niéndoles una sumisión total frente a los poderes sobrenatura­

les. El crimen cometido por la bruja o el alquimista consistió

fundamentalmente en romper con la rigidez de la forma e intro­

ducir la transmutación en los elementos y los cuerpos.]{ en sen- .

tido divergente a las cosas que marchan ordenadas por el Motor

Universal; esto quiso decir introducir anomalías en el vasto

tf!rr~no orgánico que la Iglesia pretendía controlar. El movi­

miento celeste es entonces modificado. Los cuerpos se transfor­

man y se metamorfosean misteriosamente, debido a poderes

ocultos que utilizan algunos humanos, que se atribuyen el

poder divino de la creación.

El suplicio fue el teatro donde se castigaban los cuerpos

irreverentes con el modelo ideal, llámese Dios, Rey, Iglesia.

Se trataba de un espectáculo en donde se buscaba llevar el'

cue~po a sus límites, para "purificarlo". De ahí la ceremonia

,- lnstitorialis, Sprengler, Marteau des Sorcieres, PLON, París, 1973, p. 136.

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expresión y vida pv-ÁcticAs tK lA .:\iftv-tKciA

previa a la acción del verdugo. De ahí todos los símbolos que

poblaban la realización del castigo: sea la quema de Juana de

Arco, sea la quema de Giordano Bruno (los dos condenados

como herejes); sea el desmembramiento de Damiens, condena­

do como parricida por intentar asesinar al rey; sean las cabezas

de los Comuneros en Santander, puestas a la entrada de los pue­

blos por los españoles como escarmiento a la colonia insurrec­

ta. En todos los casos el suplicio intenta "enseñar" a la gente, a

través del terror, lo "que no se debe hacer". La enseñanza entra,

·. no a través de la razón, sino a través de grados e intensidades

de dolor. El supliciado es el escenario del ejercicio de la violencia;

él encarna los pecados y a través de su carne deberá enmendarlos

simbólicamente. Los espectadores, por su parte, al participar del

espectáculo (casi siempre era obligación asistir), se mimetizaban

con él, entran en los grados de dolor que contemplan y "la ense­

ñanza" recibida entra, cual hierro candente, en todo el cuerpo social.

El escritor Moritz de finales del siglo XVIII describe cruda­

mente: "el horror de un suplicio", cuando asiste a la ejecución

de cuatro hombres "exterminados y partidos en pedazos"; los

pedazos de esos hombres "tirados sobre la calle"; la certeza de

que este espectáculo nos concierne directamente, todos noso­

tros somos esa carne tirada; el espectador ya está dentro del

espectáculo "masa de carne ambulante". Desde ahí, la idea

vívida de que los animales mismos son el hombre, y que todos

nosotros somos el criminal o la bestia. Y entonces, la fascina­

ción por el animal que muere (una vaca, la cabeza, los ojos, las - ) ¡~ pezunas... .

" Gillez Deleuze, Logique de la Sensation, La Différence, Francia, 1981, p. 21.

Segunda historh

El cuerpo se repre!

En el siglo XVII

de sentir del hombr

entonces una nueva

parte de la relación

de la relación del in

Al respecto dice Edg

El pensar de la serr mezcla confusa, si1 el grito filosófico q samiento: De lo ún do. Y si pienso, no que piensa ... Desea "yo pienso" y no pensamiento ... par del pensamiento, <

desconocidas com produce el divorcie es lo que nos inten pensar de la repres·

Representar es Cl

las cosas. Se ha rote

bras y las cosas que ,

la binaridad signifie;

no designa una cosa

nencia del cuerpo ce

je habla de las cosas

misma del cuerpo. I

determinado desde e

'" Garavito, op cit., p. 96.

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todos los símbolos que

, la quema de Juana de

o (los dos condenados

• de Damiens, condena­

al rey; sean las cabezas

a la entrada de los pue­

:o a la colonia insurrec-

"enseñar" a la gente, a " La -~r . '---· ensenanza entra,

e grados e intensidades

ejercicio de la violencia;

me deberá enmendarlos

u parte, al participar del

asistir), se mimetizaban

~ contemplan y "la ense­

lente, en todo el cuerpo

o XVIII describe cruda­

tdo asiste a la ejecución

trtidos en pedazos"; los

e la calle"; la certeza de

ectamente, todos noso­

ador ya está dentro del

te". Desde ahí, la idea

el hombre, y que todos

. Y entonces, la fascina-

1, la cabeza, los ojos, las

nce, Francia, 1981, p. 21.

Segunda historia

El cuerpo se representa

A.~ el siglo XVII, nos dice Foucault, la manera de pensar y

de sentir del hombre europeo se vuelve representativa. Surge

entonces una nueva manera de conocer el mundo que ya no

parte de la relación de seme¡'anza con las fuerzas divinas, sino

de la relación del individuo con el pienso, con la subjetividad.

Al respecto dice Edgar Garavito:

El pensar de la semejanza es señalado por Descartes como una mezcla confusa, sin reglas ni orden. Entonces Descartes lanza el grito filosófico que inaugura un nuevo modo de ser del pen­samiento: De lo único que no puedo dudar es de estar pensan­do. Y si pienso, no puedo dudar que existo, luego soy una cosa que piensa ... Descartes fundamenta su discurso filosófico en el "yo pienso" y no en el cuerpo. El cuerpo está supeditado al pensamiento ... para Descartes el "pienso" es el límite interno del pensamiento, el cual no podría sustentarse en cosas aún desconocidas como sería un cuerpo ... La filosofía cartesiana produce el divorcio entre el pienso y la cosa en sí, tal divorcio es lo que nos interesa particularmente en la consideración del pensar de la representación que estamos realizando'•.

Representar es cubrir por la vía del lenguaje la existencia de

las cosas. Se ha roto la relación de continuidad entre las pala­

bras y las cosas que existía en el pensar de la semejanza. Ahora

la binaridad significante-significado, como forma del signo, ya

no designa una cosa exterior al lenguaje. Ya no hay esa perte­

nencia del cuerpo con el lenguaje del mundo. Ahora el lengua­

je habla de las cosas, habla del cuerpo, determina la existencia

misma del cuerpo. El cuerpo es lo indeterminado que va a ser

determinado desde el pienso, desde la razón, desde la ciencia.

" Garavito, op cit., p. 96.

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expresión y vida pv-.i.GtiGA~ tK l;. .li{tv-tui;.

Esto se empieza a plantear desde el Renacimiento, en dife­

rentes campos del saber, por ejemplo en la física con Copérni­

co, en la pintura con Leonardo. La representación como modo

de conocer, de pensar y de sentir inaugura una nueva era: la era

Moderna, en donde la pregunta ya no es por las fuerzas sobre­

naturales, sino por la certeza en el conocimiento humano. El

sujeto conoce al objeto desde· el pienso, desde la distancia,

desde el análisis. El cuerpo deviene objeto de conocimiento. Así

como las otras cosas del mundo, él también es clasificado, nom­

brado, organizado. Se habla del cuerpo, pero lo que puede un

cuerpo ha sido silenciado y su poder de afección, sus fuerzas

serán dirigidas hacia el trabajo, hacia la producción. El cuerpo

moderno es un cuerpo dócil, disciplinado, ágil y eficaz para el

trabajo. Es el cuerpo que necesitaba el capitalismo en su perío­

do industrial. Es el típico caso del cuerpo que no sabe lo que

puede, o que sólo cree que puede lo que le dice la medicina, la

familia, la escuela, la fábrica, etc.

Cuerpos dóciles

Segunda mitad del siglo XVII: el soldado se ha convertido en algo que se fabrica; de una pasta informe, de un cuerpo inepto, se ha hecho la máquina que se necesitaba; se han corregido poco a poco las posturas; lentamente una coacción calculada recorre cada parte del cuerpo, lo domina, pliega el conjunto, lo vuelve perpetuamente disponible y se prolonga en silencio, en el automatismo de los hábitos; en suma, se ha expulsado al cam­pesino y se le ha dado "un aire de soldado"20

Hemos pasado del cuerpo dado por la naturaleza, al cuerpo

fabricado: se le trabajan sus partes, se le colocan prótesis, se le

impone un ritmo, una velocidad, una verticalidad, una actitud:

2" Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI, México, 1976, p. 139.

"llevar la cabeza derech

var la espalda, no pone

osadamente a aquellos :

Se trata de fabricar

que tengan una acepta

trabajo. Desde la farnil

el hospital, en la fábri<

vigilancia y la sujeción

po; garantizar la sujeci

la máquina humana qu

Como dice Foucaul

El gran libro dell ~ mente sobre dos regís cartes había compues1 y los filósofos contir constituido por todo escolares, hospitalari< xivos para controlar ' momento hfstóncüQi un arte del cuerpo h vínculo, que en el m diente como más útil ca de las cohercion cuerpo, l11!:a ~~I!P~ gestost de s~s compo

La disciplina fabri

dos a un mismo tie~E: mía política;, que está

actuando en los coleg

elementales, en el esp~ tar y penitenciaria.

" Ibídem. 22 Ibídem, p.140.

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desde el Renacimiento, en dife­

iemplo en la física con Copérni­

'· La representación como modo

ir inaugura una nueva era: la era

a ya no es por las fuerzas sobre­

en el conocimiento humano. El

: el pienso, desde la distancia,

ene objeto de conocimiento. Así

•, él también es clasificado, nom­

:1 cuerpo, pero lo que puede un

poder de afección, sus fuerzas

, hacia la producción. El cuerpo

[sciplinado, ágil y eficaz para el

,taba el capitalismo en su perío­

del cuerpo que no sabe lo que

de lo que le dice la medicina, la :c.

el soldado se ha convertido en l informe, de un cuerpo inepto, e necesitaba; se han corregido mente una coacción calculada ~domina, pliega el conjunto, lo : y se prolonga en silencio, en el suma, se ha expulsado al cam­le soldado"20

1do por la naturaleza, al cuerpo

tes, se le colocan prótesis, se le

, una verticalidad, una actitud:

10(], México, 1976, p. 139.

"llevar la cabeza derecha y alta; mantenerse erguido sin encor­

var la espalda, no poner nunca los ojos en el suelo, sino mirar

osadamente a aquellos ante quienes pasan"21•

Se trata de fabricar autómatas, con movimientos eficaces , 1

que tengan una aceptable organización interna, útiles para el

t:_abajo. Desde la familia, luego en la escuela, en el ejército, en

el hospital, en la fábrica o en la prisión, lo que se busca es la

vigilancia y la sujeeión minuciosa de las operaciones del cuer­

po; garantizar la sujeción constante d~~fuerzas para lograr

1~ máquina humana que trabaja, al tiempo que es dócil y útil.

Como dice Foucault en Vigilar y castigar,

El gran libro deli ~~I11~_re-~águrñ-~\ha sido escrito simultánea-mente sobre dos registros: el-ªnatomo~metafísic() del que Des-cartes había compuesto las primeras páginas y que los médicos

1 ;}

y los filósofos continuaron, y el técnico-político \que estuvo constituido por todo un conjunto de reglamentos militares, escolares, hospitalarios y por procedimientos empíricos y refle- ::¡ r ·? •• r--

xivos para controlar o corregir las operaciones del c~~rpo ... El -r ~· · momento hi~rÓ~éo de la disdpfiñ·a·e·s-ef'rñomento en que-nace un arte del cuerpo humano que tiende a la formación de un .; _ vínculo, que en el mismo mecanismo lo hace tanto más o be- r .-, diente como más útil y al revés ... Fórmase entonces una políti- - · ca de las coherciones que constituyen un trabajo sobre el cuerpo, ~na manipulación caJculada d~ __ su_s elementos, de sus gestos

1 de -sti'~ comportamie~toé. - -

La disciplina fabrica entonces cuerpos sometidos y ejercita­

dos a un mismo tiempq. Esto es lo que llama Foucault["la anato-• ·- ;¡

mía política" que está diseminada en todo lo S<?cial: se encuentra

actuando en los colegios desde edad temprana, en las escuelas

elementales, en el espacio hospitalario y en la organización mili­

tar y penitenciaria.

'' Ibídem. "Ibídem, p.l40.

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52

. 1

expresión y vida pv-;kticA~ ttt lA vliftv-tttciA

Con el Panoptismo, Foucault nos presenta visualmente la

pura función disciplinaria. Desde el panóptico los cuerpos_so_n

. r vigilados, sea en la escuela, en la fábrica o en la PEisión. El

pa-nóptico es una máquina 'Pe disociar la pareja v~r-ser visto; en

el anillo periférico se es totalmente visto sin ver jamás; en la

torre central se ve todo sin ser jamás visto. Como dice Deleuze,

refiriéndose al panóptico: se impone una tarea o una conducta

a una multiplicidad de individuos bajo la sola condición de que

la multiplicidad seá poco numerosa, el espacio limitado y poco

extendido23•

Poco importa si es para educar, curar, castigar, hacer produ-r .. .,

cir. Tampoco importa si los cuerpos que se ubican en el espacio

circular (espacio para vigilar), son cuerpos de escolares, de

enfermos, de prisioneros o de obreros. Lo que interesa es que el

/ panÓptié~ los atraviesa a todos, cumpli~ndo la fun~-ió!l discipli-

' naria de vigilar.

\ 1

Nada de rejas, ni de cadenas, ni de cerraduras formidables; basta con que las separaciones sean definidas y las aberturas estén bien dispuestas. La pesada mole de las "viejas casas de seguridad" con su arquitectura de fortaleza puede ser sustitui­da por la geometría simple y económica de una casa de convic­ción ... quien está sometido a un campo de visibilidad y lo saqe; reproduce por su cuenta las coacciones del poder, las hace jugar espontáneamente sobre sí mismo; inscribe en sí mismo la rela­ción de poder en la cual juega simultáneamente los dos papeles: se convierte en el principio de su propio sometimient?.24

, El poder de afectar y de ser afectado de los cuerpos, se vuel-. \

ve entonces contra sí mismo. Fuerza reactiva, fuerza pasiva,

fuerza del resentimiento y la mala conciencia. Es el cuerpo gris

de la Modernidad: cuerpo dócil, apto para trabajar en 11n

mundo en donde todavía era importante el trabajo, y por lo

tanto la vida de los cuerpos que trabajan.

21 Deleuze, Foucau/t, op cit., p. 79. " Foucault, Vigilar y castigar, op cit., p. 206.

Tercera historia

Los cuerpos se atomiz

Desde finales del si ..

pero también con la físi1 ---...._

del siglo XX, · l<l_C:~l!~ nueva imagen del cueq

ha sido llamada\ postm<

contemporaneidad po

embargo, trataremos '

debido aJ<!_ urg~ncia ~e N u estros cuerpos '

Como dic~dgar Gara

qu~s~ está p~ lalera de la relatividad

estar colocando "frentl

Y_é)._ no nos representam

lo que h_:3: pasado_es .9Ü.~ je. Los polos binarios s

La era actual restituye 1

ya no más un cerebro mundo, un cerebro-m advierte fácilmente si mundo que es lenguaje sica y moderna de la re guaje ha sido aband representación que de! objeto. Hoy el mundo guaje, y el lenguaje a s1

Hemos entrado en

dades absolutas se eva¡

lan los simulacros. "P:

o; Garavito, op cit., p. 260.

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presenta visualmente la

nóptico los cuerpos son -- " .. __.- --

rica o en la prisión. El -....... -- --a pareja v~r-ser visto; en

sto sin ver jamás; en la

~to. Como dice Deleuze,

1a tarea o una conducta

la sola condición de que

espacio limitado y poco

~~-castigar, hacer produ­

e se ubican en el espaci~ 1erpos de escolares, de

Lo que interesa es que el

;dü ta fu~~-iÓ~ discipli-

~rraduras formidables; :finidas y las aberturas de las "viejas casas de .leza puede ser sustituí­de una casa de convic-~1sibilidad y ]o sabe; iel poder, las hace jugar ibe ~~.sí mismo la cela­amente los dos papeles: sometimiento. 24

) de los cuerpos, se vuel--~--,

reactiva, fuerza pasiva,

:iencia. Es el cuerpo gris

:o para trabajar en un

nte el trabajo, y por lo

m. "

Tercera historia

Los cuerpos se atomizan

Desde finales del siglo XIX, con Nietzsche, con Bergson,

pero también con la físic~, con las artes y las nuevas tecnologías

del siglo XX, la cultura occidentaÍ viene construyendo una

nueva imagen del cuerpo y el pensamiento que riesgosamente

/

ha sido llamada~ postmoderna, Resulta difícil hablar de nuestra i ' ·

contemporaneidad porque estamos inmersos en ella. Sin

embargo, trataremos de asumir y sobrepasar tal dificultad,

debido a la urgencia de pensar nuestrp aquí y ahor.al. · ·

Nuestros cuerpos han abandonado la ley gravitacional.

Como dic~dgar Garavito)hay un paso del sólido al gaseoso

que se está proaucleñao en nuestra cultura. Hemos entrado en ~~ :. , la'era de la relatividad: Hemos abandonado la verticalidad, el

est~i colocando "frente a"' propio del mundo representativo.

Ya no nos representamos el cuerpo constru'yendo un lenguaje;

lo que ha pasado es que nuestro cuerpo se convirtió en lengua-

je. Los polos binarios sujeto-objeto se diluy_en_)

La era actual restituye la inmanencia de la conciencia y el mundo; ya no más un cerebro frente al mundo sino un cerebro que es el mundo, un cerebro-mundo. El concepto de cerebro-mundo se advierte fácilmente si se piensa que hoy se nace y se vive en un mundo que es lenguaje, con un cuerpo que es lenguaje; la idea clá­sica y moderna de la representación del mundo por medio del len­guaje ha sido abandonada. Se trata de un abandono de la representación que desde Descartes había escindido el sujeto del objeto. Hoy el mundo es la representación inmediata de un len­guaje, y el lenguaje a su vez, es el mundo.2

''

Hemos entrado en la era de la relatividad en donde las ver­

dades absolutas se evaporan, los referentes se destituyen y pulu­

lan los simulacros. "Para un cosmonauta todas las posiciones

" Garavito, op cit., p. 260.

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expresión y vida pi"ÁcticAs t~ lA ,\iftl"t~ciA

son relativas. Y estaría perdido si juzga a partir de la posición

central, absoluta que es la Tierra. Hay una relatividad de la

posición en el cosmos: el plano experimental del viaje cósmico

relativiza al máximo las posiciones del que conoce" 26 • Los cuer­

pos han abandonado fa pesadez del sólido, su forma esrablc, > tienden a volverse inmateriale~, pura fuerza, energía, calor, luz,

velocidad. Por ejemplo, la voz se atomiza con los sonidos elec­

tro-acústicos. Con el video, la imagen del cuerpo aparece ato­

mizada, constituida por granulaciones luminosas que se

mueven. Los simulacros escapan a esa gravedad y suben a la

superficie como sombras y luces que se alternan. "He aquí que

ahora todo sube a la superficie. Ya no se trata simplemente de

simulacros que se esconden en el fondo y se insinúan por todas

partes. Lo ilimitado, lo múltiple sube a la superficie. Los simu­

lacros han dejado de ser esos rebeldes subterráneos; ahora, en

lo cotidiano, ellos hacen valer sus efectos: efectos sonoros, efec­

tos ópticos, efectos de lenguaje" 2-. Entramos entonces en la era

del Falsario que anuncia Nietzsche, que define Deleuze:

Un falsario no es alguien que está en el error sino aquél que escapa de la dicotomía verdad-error. Se llama verdad la distin­ción entre lo real y lo imaginario. La verdad y el error depen­den de una forma que se piensa universal, necesaria y válida en todos los casos. Se llama en cambio falso lo que escapa de la dicotomía verdad-error, lo que vuelve indiscernible lo real y

lo imaginario. La verdad y el error dependen de una voluntad de verdad mientras que lo falso está impulsado por una volun­tad de potencia. Lo falso se define desde la filosofía como aquello que no depende de una forma y un modelo. Lo falso no tiene forma; es más bien aquello que vive en permanente transformación. 2'

'' Ibídem, p. 260. ,- Gilles Deleuze, Logique du Sens, Minuit, París, p. 17.

" Cursos de Gilles Deleuze sobre la imagen directa del tiempo y citados por Edgar Garavito, op cit., p. 264.

Como dice Virili

locamiento del punt1

entorno: jugamos en

·"siias categorías ae pon¡ue e~' ,.:ar-d\.."t't.T &J

luz y sobre todo a su

Nuestro cuerpo y

modelo o referente id

po disciplinado, taml

"útil a la sociedad", ,

criminada de desemi

trabajo). Hemos per

pero tampoco creem<

mo de la enfermedad

es un cuerpo fatigado

riales. Es un cuerpo q

que puede, su negativ

bres", es la cultura li¡¡, y de pensar. De ahí el

pensar, no puedo sen

dos. Hay una potenc.

despertar: "Soy Anto

veréis mi cuerpo actu

múltiples formas. Un ,

Los poderes políti1

poder soberano que d do los cuerpos atental

del Estado burgués q

los individuos para OJ

recer. Ahora, el poder

Lyotard en La condici za a aparecer como ur

19 Paul Virilio, La máquina dt

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1 a partir de la posición

y una relatividad de la

nental del viaje cósmico

~ue conoce"26• Los cuer­

lido, su forma estable, y

terza, energía, calor, luz,

iza con los sonidos elec­

del cuerpo aparece ato­

nes luminosas que se

l gravedad y suben a la

:alternan. "He aquí que

se trata simplemente de , y se insinúan por todas

1la superficie. Los simu­

subterráneos; ahora, en

::>s: efectos sonoros, efec­

~amos entonces en la era

e define Deleuze:

el error sino aquél que :llama verdad la distin­erdad y el error depen­rsal, necesaria y válida 1 falso lo que escapa de •e indiscernible lo real y ~enden de una voluntad pulsado por una volun­lesde la filosofía como 1 y un modelo. Lo falso ¡ue vive en permanente

17. i del tiempo y citados por Edgar

Como dice Virilio en La máquina de visión, vivimos un dis­

locamiento del punto de vista, una división de la percepción del \.

entorno: jugamos entre lo actual y lo virtual, nos desdoblamos.

:"SiTaS categorías de espacio y tiempo se han vuelto relativas es

porque el carácter absoluto se ha desplazado de la materia a la

luz y sobre todo a su velocidad límite" 29•

Nuestro cuerpo ya no busca semejarse a Dios (pérdida del

modelo o referente ideal). Si bien es cierto que tenemos un cuer­

po disciplinado, también es cierto que el individuo trabajador,

"útil a la sociedad", está siendo atomizado en una masa indis­

criminada de desempleados (pérdida del referente material: el

trabajo). Hemos perdido nuestra relación con la naturaleza;

pero tampoco creemos en la cultura ya que ésta sólo es sinóni­

mo de la enfermedad que nos acosa. El cuerpo contemporáneo

es un cuerpo fatigado que ya no tiene referentes divinos ni mate­

riales. Es un cuerpo que está frente a su propia nada: no sabe lo

que puede, su negatividad es extrema; es el "último de los hom­

bres", es la cultura light que anestesia toda posibilidad de sentir

y de pensar. De ahí el grito de resistencia de Artaud: no puedo

pensar, no puedo sentir. Estamos dormidos, estamos paraliza­

dos. Hay una potencia dormida en el cuerpo que es necesario

despertar: "Soy Antonin Artaud, y si lo digo como sé decirlo,

veréis mi cuerpo actual saltar en mil pedazos, y confundirse en

múltiples formas. Un cuerpo que no podréis olvidar jamás".

Los poderes políticos también tienden a atomizarse: tanto el

poder soberano que disponía de la vida dando la muerte cuan­

do los cuerpos atentaban contra el modelo ideal; como el poder

del Estado burgués que vigilaba y disciplinaba los cuerpos de

los individuos para optimizar su producción, tienden a desapa­

recer. Ahora, el poder político también se atomiza. Como dice

Lyotard en La condición postmoderna, el Estado mismo empie­

za a aparecer como un factor de opacidad y de "ruido" frente a

'' Paul Virilio, La máquina de visión, Cátedra, Madrid, 1989, p. 92.

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expresión y vida py-,i.dicAs tK 1;. J.iftV"tKciA

las grandes multinacionales que son quienes en realidad poseen

el poder. Se trata de un poder internacional, totalitario, un

poder que ya no se puede ubicar dentro del panorama moder­

no de las naciones10, y lo que se ejerce es el biopoder o control

sobre la vida. Cada centín:tetro de la tierra está controlado por

satélites. Cada cuerpo está computarizado, convertido en códi­

go: cada pattícula del cuerpo puede ser captada por la técnica

médica contemporánea, e intervenida, bien sea para dar vida,

bien sea para dar muerte.

Poblaciones controladas

Michel Foucault nos dice en la Genealogía del racismo que

uno de los fenómenos fundamentales del siglo XIX es qu~_ el

poder se hizo cargo de la vida. Se trata de una toma de poder

sobre el hombre en tanto que ser viviente, es decir, una especie

de primacía de lo biológico como ejercicio de poder. Ya en los

siglos XVII y XVIII se ven aparecer técnicas de poder centradas

especialmente en el cuerpo individual, ejemplo de ello es el

panóptico. Aparecen pues técnicas gracias a las cuales se cuida­

ba a los cuerpos y se procuraba aumentar su fuerza útil a travé~ del trabajo, el adiestramiento, etc. ~ero desde finales del siglo

XVIII aparece una tecnología no disciplinaria del poder. A dife-

, rencia de la disciplin~ ·que penetra en el cuerpo, la nueva técnica

de poder no disciplinaria se aplica a la vida, en último término

apresa al "hombre espíritu". Tras una primera toma de poder

sobre el cuerpo que se efectuó siguiendo el modelo de la indivi-

. ~-llalización,-ienemos una segunda toma de poder que procede

en el sentido de la masificacióm Se efectúa no en dirección al

hombre-cuerpo, sino en dire<:_c~ón al hombre-especie. Tras la

a11atomía política del cuerpo humano~ instaurada en el siglo

"' Jean Franc;ois Lyotard, J2l condición postmoderna, Cátedra, Madrid, 1984, p. 18. ,(

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XVIII, a finales de

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.ll Michel Foucault, Gene.

·12 Ibídem, p. 253. " Ibídem, p. 254.

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realidad poseen

, totalitario, un

norama moder­

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controlado por

1Vertido en códi­

la por la técnica

a para dar vida,

del racismo que

~XIX es que_el

~_:oma de poder ecir, una especie

poder. Ya en los

poder centradas

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, la nueva técnica

! último término

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J en dirección al

-especie. Tras la

1rada en el siglo

Madrid, 1984, p. 18.

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XVIII, a finales de ese mismo siglo se ve aparecer algo que ya.:.

no es una anatomo-política del cuerJ?O humano, sino algo que

yo llamaría unalpiopolítica de la especie humana31;

De ahí que la medicina va a ser uno de los ejercicios de

poder privilegiados, ya que siempre está presente en "el hacer ' ~- - - '.. . . '

vivir y en el dejar morir". Problemas de la vejez, de la invali~ez, de las 'enfermedades, de las anomalí~s. La biopolítica se inven­

tará mecanismos como la seguridad social, el ahorro, para

sufragar esa asistencia médica y económica en caso de impro­

ductividad, enfermedad y muerte32•

La medicina tratará a toda costa de dominar la mortalidad. ~ -~ .,_ .. - - .------- -- _,.___ ' -· .

Como dice Foucault, hay una descalificación progresiva de la

muerte. La muerte es hoy algo que se evita, que se esconde, la'

cosa más privada y vergonzosa. La medicina prolonga la exis­

tencia de los cuerpos muchas veces hasta el cansancio: se llega

al punto de hacer vivir los cuerpos incluso más allá del momen­

to en que estarían biológicamente muertos. Esta prolongación

de la vida, más que la fecundidad, ha producido de hecho un

crecimiento demográfico extraordinario; tanto es así que en

poco tiempo se <!_ejó_~e_hablar en términos de indi.Y.üluos para

empezar a hablar en térmir10s de masa y poblaéión: ¿Qué es la población?. Son cuer·p;s~~o;i~~~-~~i;··q-~~- ·;par;~e- ~s un

----~----- ..

_Euev? cu___erp_o~!-ln_~~-e_~p_~~últ~ple1 CQJ)_UJ:!.a cantidad imm_rnera-ble de cabezas. Se trata de la noción de población acompañada ...._ __ -de la noción de masa"l3. Y si los cuerpos se atomizan convir-

tiéndose en población, así mismo la medicina también se atomi­

za a través de los seguros médicos: las decisiones sobre la vida

y la muerte de un paciente ya no las toma un individuo, sino

una junta de médicos. La seguridad social se ha encargado de

atomizar la relación médico-paciente volviéndola impersonal,'

volátil, y siempre mediatizada por la técnica más sofisticada

" Michel Foucault, Genealogía del racismo, La Piqueta, Madrid, pp. 250-251.

" Ibídem, p. 253. " Ibídem, p. 254.

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expresión y vida pv-.i.cticAs tll. lA .:li{tv-t~l.ciA

que se encarga de desmaterializar el cuerpo, convirtiéndolo en -ondas luminosas o sonoras, pulsaciones que hacen visible lo

invisible del cuerpo, sin abrirlo. Ejemplo de ello son las radio­

grafías, las ecografías, los rayos láser. Como dice Foucault: la

medicina es un poder-saber que actúa a un tiempo sobre el

cuerpo y sobre la población, sobre el organismo y los procesos

biológicos. En consecuencia, la medicina tendrá efectos discipli­

narios y efectos de regulación a través de la norma. Aparece ---entonces la sociedad de normalización.

y ento,~ces F~ucault nos habla de una gran paradoja. La

gran paradoja del biopoder. Y es que así como ha sabido a tra­

vés de la ciencia prolongar la vida, también puede arrebatárse­

la a grandes masas de población en un instante. Es el poder

atómico, es la guerra, es el armamentismo.

Lo que hace que para el funcionamiento del poder político actual, el poder atómico sea una paradoja difícil de esquivar, si no totalmente inesquivable, está en que, en el poder de fabricar y utilizar la bomba atómica, está implícita no sólo la puesta en juego del poder soberano que mata, sino de un poder que es el de matar la vida misma. En consecuencia, de suprimirse a sí mismo como poder de asegurar la vida. De modo que, o tal poder es un poder soberano que utiliza la bomba atómica y entonces ya no puede ser un biopoder, es decir, ya no puede asegurar la vida como lo viene haciendo a partir del siglo

XIX.34

:~~P?.<tev aparece acá con sus dos c<~,ras:_por un lªg_q_0l

control masivo de lp~u::y~IJ>_9S_ p<l:ra __ ase~_l!!_'lr __ la_ vida; p.or: otro

lac!_o, el as~s-~nato en masa 4e -~!~~~~11es~_11ter~~- Y entonces, como dice Deleuze, mientras que legalmente se tiende a suprimir

la pena de muerte, se permiten las hecatombes y los genocidios

más grandes, a nombre de una raza, de un espacio vital, de las

condiciones de sobrevivencia de una población que se juzga

" Ibídem, p. 262.

mejor que otra y que t1

o infeccioso, una espec

Aparece entonces ----- ·-.- --- - -------

resuelve la paradoja: !

~to se suprimen las

Foucault:

Donde haya una socil poder, el racismo res alguien a muerte, par en que el Estado fun< homicida del Estadc racismo. De ahí que 1 te los más racistas, c<

CAPÍTULO 111

Crueldad y ados

Artaud introduce

concepto de crueldad

lombina y que difiere

na, ya que no está ha

horror, ni de una ter

síntesis, la crueldad e

se con la simple vioh

Yo empleo la palab de rigor cósmico y 1

misma sólo se defi crueldad que cond transforma. El esfw crueldad. Toda m

Ji Deleuze, Foucault, op cit. 1' Foucault, Genealogía del

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~_onvirtiéndolo en

: hacen visible lo

~uo son las radio­

dice Foucault: la

tiempo sobre el

no y los procesos

·á efectos discipli­

norma. Aparece

ran paradoja. La

>ha sabido a tra­

Jede arrebatárse­

lnte. Es el poder

poder político 1 de esquivar, si tder de fabricar ilo la puesta en poder que es el suprimirse a sí odo que, o tal nba atómica y r, ya no puede 1artir del siglo

~l!n lª4_q_,_~J !LYida; _p_or otro

~· Y entonces,

iende a suprimir

y los genocidios

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)n que se juzga

mejor que otra y que trata a su enemigo como un agente tóxico

o infeccioso, una especie de peligro biológico15•

~pare~e entonces uf\ nuevo tipo de -raCisiñol:¡ue es quien

resuelve la paradoja: se hace vivir pero a la raza super_ior; por

-esto se suprimen las otras razas enemigas. Al respecto, dice

Foucault:

Donde haya una sociedad de normalización, donde haya un bio­poder, el racismo resulta indispensable para poder condenar a alguien a muerte, para hacer morir a alguien. Desde el momento en que el Estado funciona sobre la base del biopoder, la función homicida del Estado mismo sólo puede ser asegurada por el racismo. De ahí que los Estados más homicidas son forzosamen­te los más racistas, como por ejemplo, el Estado nazi.3

CAPÍTULO 111

Crueldad y actos creadores

Artaud introduce en Europa, a mediados del siglo XX, el

concepto de crueldad, que tiene sus raíces en la América preco­

lombina y que difiere de la conceptualización romana y cristia­

na, ya que no está hablando ni de un despliegue sistemático del

horror, ni de una tendencia a hacer sufrir o hacer sangrar. En

síntesis, la crueldad en el sentido artaudiano no debe confundir­

se con la simple violencia:

Yo empleo la palabra crueldad en el sentido de apetito de vida, de rigor cósmico y de necesidad implacable. El cuerpo y la vida misma sólo se definen por una especie de rigor cósmico, de crueldad que conduce las cosas hacia su fin ineluctable y las transforma. El esfuerzo es crueldad, la existencia por esfuerzo es crueldad. Toda transformación implica crueldad. Hay en el

"Deleuze, Foucault, op cit., p. 98. '' Foucault, Genealogía del racismo, op cit., p. 268.

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expresión y vida pvActicAs tot lA tl.i{tvtotdA

fuego de vida, en la impulsión irracional de la vida, una especie de maldad inicial: el deseo de Eros es crueldad, la muerte es crueldad, la resurrección es crueldad, la transfiguración es cruel­dad. Es con la crueldad que se coagulan las cosas, que se trans­forman los planos de lo creado.,-

En una primera aproximación, podemos definir crueldad .

como un forzamiento sobre el cuerpo de origen pulsional que lo

precipita más allá de sí mismo. El cuerpo es obligado a realizar

un gran esfuerzo por escapar de sí mismo, por escapar de

modelos, disciplinas, controles, organización de órganos ... etc.

El cuerpo hace un esfuerzo por desplegarse en lo que puede, por

abandonar sus límites y construir nuevas dimensiones vitales.

El teatro de la crueldad es un ceremonial, un ritual en donde

el cuerpo pone en escena la lucha entre las fuerzas reactivas y

las fuerzas activas; las fuerzas reactivas resisten al abandono del

cuerpo organizado, las fuerzas activas lo precipitan más allá de

sí mismo, buscando con el abandono del cuerpo organizado

una nueva vida. Artaud llama cuerpo sin órganos esa nueva

vida del cuerpo, liberada de la reactividad, de la parálisis.

El teatro de la crueldad es un ritual de pasaje: el cuerpo

pasa por un umbral en donde escapa del organismo y deviene

cuerpo sin órganos. Cuando Artaud es iniciado por los indios

tarahumara de México vive ese ritual de pasaje: "fue una

mañana de domingo cuando el anciano jefe indio vino a abrir­

me la conciencia de ese otro cuerpo" 38• Este cuerpo no es ni

tuyo ni mío; no es femenino ni masculino. No es ni humano

ni animal. Todas las identidades son borradas, todas las binarie­

dades son atravesadas por fuerzas, intensidades. En el cuerpo

sin órganos podemos encontrar intensidades femeninas, anima­

les, vegetales, minerales, moleculares. En este cuerpo todo se

mezcla, todo penetra y todo es penetrado. Todo pasa y todo es

,- Antonin Artaud, Le Théatre et son Double. Gallimard, París, 1964, p. 159.

" Antonin Artaud, Los tarahumara, Tusquets, Barcelona, 1985, p. 18.

absorbido por él... En el teatr1

senta un personaje que posees

ta nada. El actor es un autóma

cuerpo. El actor presenta a tra

guaje físico, los diferentes est

balineses tienen gestos y una

las circunstancias de la vida.

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En este momento, año 2

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" Modernes et aprés? Les Immatt Théofilakis, Autrement, París, 191

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pulsional que lo

obligado a realizar

por escapar de

de órganos ... etc.

lo que puede, por

cuerpo organizado

órganos esa nueva

de la parálisis.

cuerpo no es ni

No es ni humano

todas las binarie­

IIO:aae·s. En el cuerpo

femeninas, anima­

este cuerpo todo se

Todo pasa y todo es

París, 1964, p. 159. 1985, p. 18.

absorbido por él... En el teatro de la crueldad el actor no repre­

senta un personaje que posee sentimientos. El actor no represen­

ta nada. El actor es un autómata de las fuerzas que atraviesan su

cuerpo. El actor presenta a través de gestos, de soplos, de un len­

guaje físico, los diferentes estados del espíritu. Por ejemplo, los

balineses tienen gestos y una variedad de mímicas para todas

las circunstancias de la vida. El teat.ro balinés (teatro oriental)

nos da una lección de espiritualidad; vuelve denso el espacio

teatral, lleno de movimientos, jeroglíficos, colores, gestos que

presentan un combate de fuerzas, presentan el esfuerzo del

cuerpo por escapar de sí mismo. En este momento, año 2001, en este territorio, Colombia,

se hace cada vez más urgente pensar la crueldad, escribir desde

ella. "Nuestra Modernidad agoniza, nuestra Modernidad se

muere". Este es un grito que escuchamos a menudo en la actua­

lidad. Estamos pasando vertiginosamente por una muerte de

los valores que nos identificaban, que nos daban seguridad con

sus límites: ".~o que Occidente había prometido a la humani- >

dad, la dirección de su destino mediante el conocimiento, la

:mancipación, la economía, la historia, no es ya creíble. El pro­

yecto humanista creado en el Siglo de las Luces sólo provoca

hoy en día preguntas angustiosas más que respuestas"39

• Pasar

por la muerte de los valores de la Modernidad exige necesaria­

mente una experiencia con la crueldad: en lo político, asistimos

al derrumbamiento de las ideologías: los ideales comunistas

caen igual que el muro que separaba Este de Oeste. Asistimos

también al fracaso de las promesas del capitalismo liberal: la ;.

poblaCión mundial está lejos de alcanzar las metas de progreso,

bienestar y desarrollo propias del proyecto humanista. Al res­

pecto dice ~yotard en La condición postmoderna:

'" Modernes et aprés? Les Immateriaux. Libro colectivo bajo la dirección de Elie

Théofilakis, Autrement, París, 1985.

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expresión y vida pv-ActicAs ttt lA i\iftl'ttteiA

El abismo entre el Tercer Mundo y los países desarrollados no cesa de crecer. El capitalismo liberal es creador de pobreza a escala planetaria. En este momento hay dos tercios de la huma­nidad que no están en posición ni material ni aún intelectual­mente para participar en las decisiones de conjunto que conciernen a la humanidad entera.4

"

En la Segunda Guerra Mundial asistimos a un espectáculo

inaudito para el proyecto humanista del siglo XVIII: los cam­

pos de concentración y la bomba atómica mostraron claramen­

te que la tecnología y el progreso, el biopoder, construyó la

manera de acabar con grandes masas de población indefensa.

El progreso y la tecnología no sirvieron para suprimir la pobre­

za pero sí para matar. Después de la Segunda Guerra Mundial,

después de Vietnam y la guerra del Golfo Pérsico, no podemos

estar seguros que nuestra especie sobrevivirá. Lo que constata­

mos a diario es que a través de las guerras se promueve, en una

danza macabra de dinero y adquisición de tecnología de guerra,

el asesinato masivo. Y como dice Foucault "que quede bien

claro que cuando hablo de 'matar' no pienso simplemente en el

asesinato directo, sino en todo lo que puede ser muerte indirec­

ta: el hecho de exponer a la muerte o de multiplicar para algu­

nos el riesgo de muerte, o más simplemente, la muerte política:

la expulsión "41•

Ante esta situación, más que aspirar a la paz perpetua

hemos empezado a intuimos en la catástrofe. La catástrofe no

se refiere tan sólo a un cataclísmico fin del mundo; esa sería la

parte dramática. La catástrofe es actualmente existencial. Sin

embargo, al intuimos en la catástrofe, no caemos en el abati­

miento y la angustia; la asumimos más bien afirmativamente,

como algo existencial que nos hace guerrear por la vida. Como

dicen Schérer y Hocquenghem, la melancolía de la catástrofe

"' Jean Fran<;ois Lyotard, Magazine Literaire. No. 225, diciembre 1985, p. 43. " Foucault, Genealogía del racismo, op cit., p. 266.

lucha contra esta de

cadáveres hasta el in!

decir que ya no vivimc

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en donde la muerte e~

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" Schérer-Hoquenghem, A " Carlos Castaneda, Viaie

Page 29: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

desarrollados no

ni aún intelectual­de conjunto que

•• .,., .... ,,v., a un espectáculo

siglo XVIII: los ca m­

mostraron claramen-

biopoder, construyó la

de población indefensa.

r--E> .. "'"'" Guerra Mundial, Pérsico, no podemos

Lo que constata-

puede ser muerte indirec­

de multiplicar para algu­

~ment,e, la muerte política:

a la paz perpetua

La catástrofe no

lucha contra esta desesperante determinación que acumula

cadáveres hasta el infinito42• Intuimos en la catástrofe quiere

decir que ya no vivimos proyectados hacia un futuro mejor; nos

sentimos más bien como absorbidos por un remolino cósmico

en donde la muerte es nuestra única compañera. "En un mundo

en donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos

ni dudas. Sólo hay tiempo para decisiones" 43• En un planeta que

se convierte en desierto, en donde los ríos se secan o mueren

contaminados y los animales y las plantas se extinguen sólo hay

tiempo para la acción en y ante la catástrofe. Tal actitud es ética

y estética, y corresponde a la categoría del pesimismo activo.

Nuestra actualidad exige asumir frente al mundo una con-

dición guerrera, experimental. La guerra es crear nuevos valo­

, res que afirmen la vida. Estamos obligados a experimentar con

~~uaciones inéditas. Por esto, la crueldad como problema deri­

va en actos creadores. Tenemos que inventarnos las reglas del

jue~o, proponer y crear nuevas realidades. Por esto, la vida

tiende a parecerse a una práctica artística generalizada: el gue­

rrero que ha pasado por la crueldad, es una creador de valores,

un artista que produce nuevas realidades y al hacerlo, produce

vida. _l-a guerra cruel consiste en crear estrategias para afirmar

la vida en un momento en el que existen las condiciones para

perecer a cada instante. Más allá de las ideologías, lo que inte­

resa es la vida; después de todo, los ideales modernos sólo pro­

dujeron un estado de nihilismo en donde la especie humana

construyó los medios para autodestruirse. La guerra cruel con­

siste precisamente en luchar contra ese nihilismo reactivo que

sólo conduce a un querer: la auto-destrucción. Ese nihilismo

reactivo, diseminado en lo social, ha hecho posible un desarro­

llo generalizado del fascismo, no sólo en los grupos así autode­

nominados, sino en lo social, porque se manifiesta en todos

"Schérer-Hoquenghem, Alma atómica. Gedisa, Barcelona, 1987, p. 63. " Carlos Castaneda, Viaie a Ixtlán, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 69-70.

63

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expresión y vida p~'""-cticAs ti\ lA ,\ittl'"tttciA

nosotros, en lo más cotidiano. Se trata de una guerra molecular

que consiste en crear un modo de vida no fascista. Es el arte de

vivir por fuera de todas las formas de fascismo, construyendo

máquinas de creación. Más allá del nihilismo está la acción

guerrera de quien sabe que ya no hay tiempo para malgastar en

pequeñas mezquindades individuales. Más allá del fascismo

está el guerrero que sale de sí mismo para afirmar la vida en su

conjunto y vive afirmativamente la experiencia con la crueldad:

hace un esfuerzo enorme por transmutarse. Después de este largo análisis, ¿qué estrategias podemos

proponer para crear modos de existencia no fascistas? ¿Y cómo

hacerlo a partir del cuerpo? El cuerpo es sin lugar a dudas el

medio donde se ejercen todos los poderes y por esto mismo, es

el lugar privilegiado a través del cual se puede llegar a precipi­

tar una trasmutación de los valores de nuestra cultura, es decir,

una destrucción a martillazos del yo fascista que existe en cada

uno de nosotros, controlando y anestesiando nuestra potencia

de vida. Por esto es con el cuerpo y desde el cuerpo que puede rea-

lizarse una transmutación. Porque más allá de las razones del

hombre, es la vida misma la que se resiste y nos enseña lo que

pueden nuestros cuerpos. Es una situación de guerra, estamos viviendo acontecimien-

tos inesperados, que rompen la linealidad de nuestra vida dia­

ria y nos precipitan muchas veces al caos. El intento será no

dejarnos fulminar en esa condición de caos, sino conocer desde

ahí lo que puede nuestro cuerpo, cómo se resiste, cómo es capaz

de realizar hazañas inimaginables para sobrepasar lo insopor­

table. El cuerpo deviene port_ª-QQJ _de_u_nª poética de la vida que

sobrepasa al hombre. Como dice Deleuze~ hacernos dignos de

la herida, hacernos dignos del aconteci_~iento que nos tocó

vivir. Porque ese acontecimiento que nos conduce al caos no

sólo es portador de desgracia sino también es portador de sen­

tido, "que en todo acontecimiento haya mi desgracia", pero

taJDbién un

acontecimic ----el sentido, 1 ~

~ÍTULI

Prácticas

Tal vez

resistir, es <

cuerpo. La la muerte~

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allá de DUI

y valores.

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44 Deleuze,

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de una guerra molecular

no fascista. Es el arte de

fascismo, construyendo

nihilismo está la acción

tiempo para malgastar en

Más allá del fascismo

para afirmar la vida en su

~JJ4~m~nc:·ta con la crueldad:

y por esto mismo, es

se puede llegar a precipi-

y nos enseña lo que

se resiste, cómo es capaz

sobrepasar lo insopor­

l!:::!"~~..,.,.,u,~a•..u. ..... vida que

nos conduce al caos no

bién es portador de sen­

haya mi desgracia", pero

también un esplendor y un brillo::,...el sentido 'es el esplendor del

acontecimiento que seca la desgracia44• El cuerpo al encontrar

-----~--,

el sentido, halla su propia poética. ~-

CAPÍTULO IV

Prádicas de (r)existencia

Tal vez, cuando el sujeto es llevado al límite de lo que puede

resistir, es cuando empezamos a saber lo que realmente puede un

cuerpo. La guerra en Colombia nos notifica a cada instante que

la muerte es nuestra única compañera. Nuestros cuerpos enton­

ces tienen que desplegar toda una maquinaria guerrera para

poder resistir, es decir, para poder seguir existiendo, incluso más

allá de nuestra historia personal, más allá de nuestros proyectos

y valores. Más allá de la imagen subjetiva que teníamos de no­

sotros mismos, se despiertan en nuestros cuerpos toda una serie

de fuerzas, velocidades, ritmos que permanecían en potencia,

pero que nuestro propio yo se había encargado de anestesiar y

sojuzgar: acechar como animales, olfatear el peligro, visualizar

signos extraños y actuar. En suma, nuestros sentidos tienden a

agudizarse y nuestro cuerpo tiene que volverse el acechador que

intuye cuándo debe "abrirse", escaparse, desplazarse, exilarse,

o incluso desaparecer, volverse imperceptible. Pensemos en el

caso extremo de una masacre: allí no encontramos sujetos

humanos. Allí encontramos fuerzas, cuerpos que precipitan la

muerte y cuerpos que se resisten a morir realizando actos

inimaginables. Acá, no es el hombre con su subjetividad quien

se resiste; es la vida misma la que se resiste y nos muestra su

esplendor "más allá de nosotros mismos".

"Deleuze, Logique du Sens, op cit., p. 175 y ss.

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Page 32: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

66

Entonces desde el caos, desde las condiciones más catastró­

ficas, los cuerpos se ven obligados a atravesar el límite, a entrar

en otras dimensiones que amplifican extraordinariamente su

poder de afección y su capacidad de percibir el mundo.

Aquí, el tiempo y el espacio oscilan, pasan de una condición

a otra. A nivel temporal, se hacen indiscernibles el pasado, el

presente y el futuro, porque ef sujeto no puede aceptar la pérdi­

da del Gran Pref>ente que tenía y se niega a asumir como pasa­

do lo que era, hasta el instante del acontecimiento-guerra, su

presente; el tiempo entonces se vuelve discontinuo. El cuerpo es

quien debe realizar un gran esfuerzo por atravesar esa discontinui­

dad del tiempo, regresar de la muerte para construir una nueva

temporalidad. A nivel del espacio, lo que se vive es una des~rrito­

rialización, un abandono del territorio que daba seguridad con

sus límites. Los cuerpos se ven obligados a abandonar su condi­

ción sedentaria y nomadizarse; por fuera de la voluntad de un

sujeto, el cuerpo tiene que romper rutinas y costumbres y adaptar­

se a las circunstancias.

Cuando la guerra marca un cuerpo, sea a través de la de­

saparición, la muerte o la amenaza, desde ese instante, el cuer­

po deja de ser quien era y entra performativamente en otra

condición. Por ejemplo, las personas que optan por el exilio,

asumen en otros países trabajos inimaginables en Colombia.

Otras personas, los desplazados, han tenido que ab<mdonar sus

tierras, su pueblo, sus animales y asumir la condición de eter­

nos viajeros; extranjeros de su propio país, empiezan a ser tra­

tados como desechables por una sociedad en crisis, llena de

miedos y mezquindades. En todos los casos, las desterritoriali­

zación espacio-temporal es evidente. El secuestrado, por ejem­

plo, al ser obligado a abandonar su territorio (relación con el

exterior), es paralelamente obligado a abandonarse a sí mismo

como sujeto (relación con el interior) y convertirse performati­

vamente en una cosa, en objeto de intercambio material o polí­

tico que depende exclusivamente de sus captores y de las

negociaciones. En otr

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da por una sinrazón.

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~strado, por ejem­

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onarse a sí mismo

~rtirse performati­

io material o polí­

:aptores y de las

negociaciones. En otras palabras, ya no somos los sujetos que '

al pensar, determinaban la existencia; ésta es hoy es determina­

da por una sinrazón. Pero, el problema, como dice Deleuze no

consiste en traspasar las fronteras de la razón, sino en atravesar

victorioso las de la sinrazón: entonces, se puede hablar de

"buena salud", incluso si todo acaba mal45• Porque desde esa

sinrazón esos cuerpos se pueden volver lo más destructivo y

violento. El sicario, por ejemplo, es el ser de la violencia, por­

q_ue actúa sin reflexión alguna, desde una apatía total: ellos son

NN, no se sienten autores ni responsables de lo que hacen, no

tienen historia personal, funcionan como agentes de fuerzas

destructivas abstractas. Determinado por la negatividad extre­

ma, su lucha por la vida implica de hecho un camino hacia la

muerte, hacia la destrucción., Como dice Víctor Gaviria a pro­

pósito de sus personajes extraídos de la dura realidad de Mede­

llín: para ellos estar muertos es el mejor lugar. Piensan que estar

muertos es un valor. Como decía Mario, "nosotros cambiamos

vida por vida". O como decía El Alacrán, "sigo vivo viendo

morir mis amigos, viendo la muerte pasar; ¿será vida ver la

muerte tan de cerca o será muerte vivir tanto?" 46• Considera­

mos que desde la sinrazón puede salir o lo más destructivo o lo

más constructivo, ya que estamos en el punto extremo del nihi­

lismo, en donde las fuerzas negativas han llegado a su punto

extremo: aquí los cuerpos, o siguen destruyendo hasta ser des­

truidos, o autodestruyen la negatividad que los define, se trans~

mutan, y desde la afirmación, construyen. Esta experiencia

límite que vivimos nos permite entonces, como acto de resisten­

cia, trastocar la existencia en su conjunto: podemos transfor­

marnos en creadores que inventan un pueblo que no existe;

poetas de la crueldad que realizan un esfuerzo enorme por esca­

par de sí mismos construyendo modos de existencia transmuta­

dos. Como decía un estudiante de artes de la Universidad de

"Gilles Deleuze, Critique et Clinique, Minuit, París, 1993, pp. 32-33. "Alonso Salazar, No nacimos pa'semil/a, CINEP, Colombia, 1991, pp. 69-70.

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expresión y vida p~Actic;.s t~t \A ~ift~tuiA

Antioquia: "es que profe, en las comunas, o se es sicario, o se es

artista" .. O como dice Virilio, "o se vive como poeta o se vive

como asesino". Y añaden Deleuze y Guattari: "asesino es aquel

que bombardea el pueblo existente, con poblaciones molecula­

res que no dejan de encerrar todos los agenciamientos, de pre­

cipitarlos en un hueco negro cada vez más vasto y profundo. El

poeta es en cambio, quien deja l~s poblaciones moleculares,

con la esperanza que ellas engendren un pueblo por venir, que

ellas abran un cosmos"4~. Como dice Víctor Gaviria, otras eran

historias locas de bandas punk y heavyy metal, con guitarras y

baterías hechizas, formadas por muchachos místicos, poetas y

pobres que vivían en casas colgadas de las laderas de la ciudad.

Todos ellos son filósofos. Todos están enfrentados a su propia

muerte. Todos saben que los van a matar, que van a morir.

Entonces son filósofos, porque están enfrentados a algo único,

indecible, incomunicable. Estos poetas, filósofos de la crueldad,

llevan la muerte a su lado, pero actúan afirmativamente por la

vida, construyendo, creando modos de existencia, subjetivaci9-

nes que trastoquen la realidad del -~x-~erminio que hoy nos

determina.

La propuesta de "Construcciones de Cuerpos" se plantea

aquí como una práctica de (r)existencia. Si lg que el biop<:>der

precipita a través d~ l_a..g.\!e.rra~ es el acto de matar, la (r)exisi_en­

cia estaría en transll!_utar el a<;;tQ: _de matar a qear. La crueldad

como curación, como acto crea-curador se plantea en Artaud

como el esfuerzo supremo que hace un cuerpo enfermo por

escapar de sí mismo, expulsar la enfermedad y curarse. La

crueldad implica una experiencia con el afuera: se entra en un

umbral de indiscernibilidad o indeterminación, en donde, el

sujeto reflexionante, el "yo pienso", son absorbidos por un

hueco negro. Y lo que regresa de ese afuera es el doble, es el ser

puro de la acción, que coagula las cosas y forma los planos de

,- Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil/e Plateaux, Minuit, París, 1980, p. 427.

lo creado sin resentimiem

conciencia, con la inocen

con un león. El yo con su

autodestruye. Ese fascist:

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crueldad, una transmuta'

muerte es el doble, es el aún actúa libre de reflexi1

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nes, como dirían Fouca

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de ser artista, sino de

" Gilles Deleuze, Critica y cli~ "Michel Foucault, prefacio a

Archipiélago, No. 17.

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Page 35: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

se plantea

el biop<:>der

la (r)exist,en-

por un

doble, es el ser

los planos de

1980, p. 427.

lo creado sin resentimientos, sin espíritu de venganza, sin mala

conciencia, con la inocencia propia del niño que ríe, jugando

con un león. El yo con su pesada historia personal es lo ql}e se

autodestruye. Ese fascista que llevamos dentro es lo que pasa

_por la muerte. Entonces, se produce, desde la experiencia con la

crueldad, una transmutación de los valores: el que vuelve de la

muerte es el doble, es el cuerpo des-subjetivizado, sin yo, que

aún actúa libre de reffexión y produce realidades: actos creado­

res que permitan creer en este mundo tal como es. El reto es construir existencias, modos de vida, subjetivacio­

nes, como dirían Foucault y Deleuze, que permita~-~~a real

transmutación. Veamos un ejemplo: el artista Joseph Beuys en --~- .. --··

los años 70 y 80 al vincular arte, chamanismo y vida cotidiana:

busca el arte no como una complacencia estética, tampoco

como una militancia, sino más bien como una búsqueda de

salud. Reunir arte, pensamiento y cuerpo, como una condición

necesaria para afirmar la vida. Múltiples actos políticos, ecoló­

gicos, académicos, chamánicos, escultóricos, constituyen su

proyecto artístico: un arte total ilimitado donde cada hombre es

un artista. Que el arte se abra a esas múltiples planicies de vida

para afirmarlas: en eso consiste la utopía de Beuys. Pero afir­

mar la utopía no quiere decir plantear propuestas que se que­

den en lo imaginario. ~firmar la utopía es exigir lo imposible.

!-facer actos de fabulación, que como decía Deleuze, inventen

un pueblo que todavía no existe48• Afirmar la utopía es crear

líneas de fuga a esos controles que tienden a suprimir la vida:

como decía Foucault, luchar contra todas las variedades de fas­

cismo, desde aquellas enormes, que nos rodean y aplastan,

hasta esas otras insignificantes, "que constituyen la amarga

tiranía de nuestras vidas cotidianas" .49 Por esto, ya no se trata

de ser artista, sino de transformarse en artista, en hacedor, en

"Gilles Deleuze, Crítica y clínica. Anagrama, Barcelona, 1996, p. 16. •· Michel Foucault, prefacio a "El antiedipo: una introducción a la vida no fascista", en

Archipiélago, No. 17.

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expresión y vida p'f;.cticAs tK lA vliftuuiA

pedagogo, en filósofo, en crítico de la actualidad. Pelar una

papa puede ser una acción artística, si se vive este acto como

una experiencia iniciática, política, filosófica y curativa. ¿Qué

pasa si en vez de lavar la ropa a golpes, gastando inútilmente la

energía del cuerpo, entramos en un campo de percepción mole­

cular, valorando sensiblemente todos los elementos que se utili­

zan en la actividad de lavar: el agu~ con su fluir, lo etéreo del

jabón, las transformaciones que sufre la prenda al pasar de

sucio a limpio? Evidentemente, cuando no es sólo un cambio de

actitud, sino una transmutación de la valoración de la existen­

cia, estamos ante un acto creador y no ante una simple activi­

dad. Es ahí cuando a nivel molecular se trastocan los planos de

la realidad, que la utopía se concreta. Beuys opone una fuerza

originaria al universo tecnológico que está convirtiendo al pla­

neta en un desierto. Rechaza la perfección, porque la idea de

perfección produjo el nazismo. Busca más bien lo inacabado, lo

que está en vías de formación. Lo que le interesa, más que las

formas, es cómo extraer la espiritualidad de la sustancia, para

que la sustancia sea capaz de curar. La propuesta de Beuys nos

interesa porque dice que todo elemento de la vida, por simple

que sea, puede transmutarse en obra de arte: la sangre, la cera,

la miel, la grasa, la madera, el cobre, las piedras, el pelo, etc,

son elementos que surgen de lo más cotidiano y pueden conver­

tirse en dibujos, pinturas, esculturas, acciones corporales; al

jugar entre sí construyen una poética, un espacio iniciático que

incita a cualquier cuerpo a abandonar su condición pasiva para

convertirse en creador. Pensamos que el arte debe poder abar­

car toda acción humana. En este sentido, todos somos artistas

en potencia.

En El uso de los placeres, Michel F~mcault encuentra una

nueva dimensión, irreductible a las relaciones de poder y a los

estratos de saber, que es la subjetivación. Para ello invoca un

largo período que comienza con los griegos. En él encuentra

un arte de vivir, un cuidado de sí, un uso de los placeres, unas

prácticas que parten de

a los otros, es decir, ene

y la estética se hacen in

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intenso de las vidas es <

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Y al cuidarse a sí ~

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A continuación pro]

riencias corporales de (

como ejercicios de cura<

1. Ritos corporales de

respiración, soplo. D

2. Experiencia cuerpo-t

ción de los afectos).

3. Experiencia perceptu

Primero

Ritos y ceremonias

Se trata de experienc

evacuación de la enferm

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Page 37: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

la actualidad. Pelar una

si se vive este acto como

lllosotiCa y curativa. ¿Qué

gastando inútilmente la

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su fluir, lo etéreo del

la prenda al pasar de

no es sólo un cambio de

ante una simple activi­

trastocan los planos de

está convirtiendo al pla­

........ v.u, porque la idea de

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propuesta de Beuys nos

de la vida, por simple

arte: la sangre, la cera,

las piedras, el pelo, etc,

.u,u • .,, •• " y pueden conver-

acciones corporales; al

un espacio iniciático que

su condición pasiva para

el arte debe poder abar­

todos somos artistas

•a'-luu~::~ de poder y a los

ello invoca un

En él encuentra

de los placeres, unas

prácticas que parten de un gobernarse a sí, para poder gobernar

a los otros, es decir, encuentra todo un terreno en donde la ética

y la estética se hacen indiscernibles y trazan una tercera posibi­

lidad en su trabajo filosófico: más allá del poder y del saber,

está el problema de gobernarse a sí mismo. "El punto más

intenso de las vidas es ahí en donde se concentra su energía, en

donde las vidas se distancian del poder, se debaten con él e

intentan utilizar sus fuerzas y escapar de sus trampas" 50•

Las prácticas de (r)existencia actualizan la pregunta griega

E.~r J~;id~do de sí. Desde el afuera, el sujeto que se conocía a sí

mismo se ha transmutado en el cuerpo que se cuida a sí mismo.

Y al cuidarse a sí mismo evacua de múltiples maneras la

negatividad, como una enfermedad; se vuelve un acechador que

en cada instante actúa, crea, transmuta la realidad al pasar de

lo negativo a lo afirmativo, del matar al crear.

A continuación proponemos de manera general, tres expe­

riencias corporales de (r)existencia que podrían desarrollarse

como ejercicios de curación:

l. Ritos corporales de evacuación de la enfermedad. Fluidos,

respiración, soplo. Del grito al canto.

2. Experiencia cuerpo-temporal: la recapitulación (transmuta­

ción de los afectos).

3. Experiencia perceptual (construcción de espacios nómadas).

Primero

Ritos y ceremonias

Se trata de experiencias corporales que buscan ante todo la

evacuación de la enfermedad: evacuación de lo negativo desde

"' Michel Foucault, La Vie des Hornees Infames. Les cahiers du chemin, 1977 p. 16.

71

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expresión y vida pv-ActicAs tK lA d.iftv-tKciA

los fluidos, desde la respiración, desde el soplo, el grito y final­

mente el canto, la danza ... , la creación. Son experiencias iniciá­

ticas, en donde, a través de una ceremonia, el cuerpo entra en el

umbral de la crueldad: hace ur¡. esfuerzo enorme por escapar de

sí mismo y por expulsar toda la negatividad que lleva adentro.

Cascada de lágrimas. Ventarrón de soplos. Palabras-grito. Pala­

bras susurro. Sonidos guturales. Otra vez ventarrón de soplos.

Cascada de lágrimas. Más allá sólo está el silencio ... El cuerpo

necesita derramarse. Pero esta vez, no por placer , sino por una

urgencia superior: desintoxicarse, expulsar las fuerzas destruc­

tivas que lo enferman y no le permiten vivir.

En la ceremonia del yagé, el cuerpo que ha bebido la plan­

ta sagrada, evacua, a través del vómito y la diarrea, las fuer­

zas negativas que lo enferman; y al evacuar, cuando el fluido

sale, el cuerpo entero deviene visionario, "ve", otras dimen­

siones impensadas de la realidad que le permiten comprender

el sentido mágico de su vida. Esta práctica curativa, oracular,

guerrera, permite que los cuerpos se carguen extraordinaria­

mente de energía y devengan activos, creativos, al precipitar

en ellos intensidades animales, vegetales, moleculares ...

Esas intensidades se convierten, durante, y luego de la cere­

monia en actos creativos: gritos, sonidos, cantos, danzas, posi­

ciones y gestos insospechados del cuerpo, visiones, tensiones,

etc, toda una puesta en escena del Teatro de la Crueldad. La

ceremonia del yagé es una práctica de curación ancestral que en

la actualidad sigue brindando experiencias terapéuticas innega­

bles. Experiencia similar se vivió en Grecia a través de los miste­

rios dionisíacos: desde un ritual iniciático, los cuerpos pasaban

de la vida a la muerte y de la muerte a la transmutación. Esto se

convirtió en arte, en actos creativos y así nació la tragedia. A

través de la tragedia, lo griegos lograron captar el esplendor de

los acontecimientos más dolorosos, encontrando con ello un

consuelo sublime: ellos supieron encontrar el sentido, el carác­

ter noble y superior del cuerpo que se resiste y canta a la vida,

más allá de la

terror.

En esta prirr

cuerpos que har

ceremonial en d

po, de sus postu

gicos vividos. 1

negatividad con

rales, fl uídos, et

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cara es el verdad

repetición difiere

do no puede ser r

ficado, enmascar~

mismo su signific:

" Gilles Deleuze, Repeti< 84-85.

Page 39: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

el soplo, el grito y final­

Son experiencias iniciá­

llia, el cuerpo entra en el

>enorme por escapar de

fidad que lleva adentro.

.os. Palabras-grito. Pala­

rez ventarrón de soplos.

:á el silencio ... El cuerpo

)()r placer , sino por una

~sar las fuerzas destruc-

VlVlr.

>que ha bebido la plan­

:o y la diarrea, las fuer­

·acuar, cuando el fluido

rio, "ve", otras dimen­

.e permiten comprender

:tica curativa, oracular,

:arguen extraordinaria­

creativos, al precipitar

les, moleculares ...

rante, y luego de la cere­

[)S, cantos, danzas, posi­

rpo, visiones, tensiones,

atro de la Crueldad. La

uración ancestral que en

cias terapéuticas innega­

:cia a través de los miste­

.co, los cuerpos pasaban

a transmutación. Esto se

así nació la tragedia. A

1n captar el esplendor de

llcontrando con ello un

ttrar el sentido, el carác­

resiste y canta a la vida,

más allá de la guerra, la destrucción, el exilio, la muerte, el

terror. En esta primera práctica de (r)existencia proponemos a los

cuerpos que han vivido situaciones límite, una ritualización, un

ceremonial en donde ellos p~ngan en escena, a través del cuer­

po, de sus posturas, gestos y actitudes, los acontecimientos trá­

gicos vividos.'· Que la memoria corporal expulse allí toda

negatividad con la respiración, con soplos, gritos, sonidos gutu­

rales, fluídos, etc, hasta que el caos se empiece a llenar de rit­

mos, movimientos, melodías. Cuando se pase del grito al canto,

es cuando podremos captar, en la repetición de los aconteci­

mientos, su sentido trágico, poético, diferencial. Como dice

Deleuze en Repetición y diferencia: el teatro de la repetición se

opone al teatro de la representación ... En el teatro de la repeti­

ción experimentamos fuerzas puras, trazados dinámicos en el

espacio que actúan sobre el espíritu sin intermediario y lo unen

directamente a la naturaleza y a la historia; sentimos un lengua­

je que habla antes que las palabras, gestos que se elaboran antes

que los cuerpos organizados, máscaras antes que los rostros,

espectros y fantasmas antes que los personajes; todo el aparato

de la repetición como "terrible poder".

¿Qué quiere decir entonces repetir el acontecimiento trági­

co pero desde la diferencia? Deleuze nos dice que la repetición es

esencialmente simbólica, el símbolo, el simulacro, es el soporte

de la propia repetición. Mediante el disfraz y el orden del sím­

bolo, la diferencia está comprendida en la repetición ... La más­

cara es el verdadero sujeto de la repetición. Debido a que la

repetición difiere en naturaleza de la representación, lo repeti­

do no puede ser representado, sino que siempre debe ser signi­

ficado, enmascarado por lo que le significa, enmascarándose él

mismo su significado51• Con el rito, con la ceremonia, lo que se

" Gilles Deleuze, Repetició11 y di(ere11cia, Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1972, pp.

84-85.

73

Page 40: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

74

expresión y vida pv-,i.cticAs ot lA .\iftaKGiA

hace es repetir simbólicamente el acontecimiento trágico,

dejando que el cuerpo explore, se haga consciente, despierte su

memoria corporal, hasta volver a vivir el hecho doloroso, para

purificarse de él, expulsándolo físicamente a través de su pro­

pio derramamiento. Es un teatro de la crueldad en donde los

cuerpos no representan su pistoria pasada, sino que la repiten,

experimentando en esa repetición los instantes "crudos",

"traumáticos" que cambiaron de hecho sus vidas. Como dice

Deleuze, "si la repetición nos enferma, también nos cura; si nos

encadena y nos destruye, también nos libera ... Toda la cura es

un viaje al fondo de la repetición" 52• Pero no como repetición

de lo mismo, sino como repetición de la diferencia: en cada

repetición se expulsan, a través de derramamientos del cuerpo,

las fuerzas negativas que lo enferman, y se selecciona lo afirma­

tivo, el esplendor mismo del acontecimiento, el nuevo sentido

que él traza a nuestra existencia. Entonces y sólo entonces

empezamos a ser dignos de ese acontecimiento trágico que nos tocó vivir.

Segundo

Experiencia cuerpo-temporal: la recapitulación

Don Juan, el indio tolteca, personaje iniciador en los libros

de Carlos Castaneda y Taisha Abelar, nos propone una prácti­ca extraordinaria: la recapitulación.

La recapitulación es el acto de recuperar la energía que ya hemos gastado en acciones pasadas. Recapitular implica recor­dar a todas las personas y situaciones que hemos conocido, todos los lugares que hemos visto y todos los sentimientos que hemos tenido en toda nuestra vida -empezando desde el pre­sente y volviendo a los recuerdos más remotos- para luego lim-

"Ibídem, p. 87.

piados uno por 1

todo.53

En este sentidc

que consiste en, a

manejo de la respii

el mayor detalle p

barre para, de est<

memoria y así pod

sonal sin resentimic

ciencia.

Esta práctica ct

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para seleccionar de

borrado por la res

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un reordenamiento

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del pasado es un cri

va aquel acto que

para toda la eternic

0 Abelar Taisha, Donde cr

·~ Deleuze, Nietzsche y la f

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: el acontecimiento tragKo,

haga consciente, despierte su

1 vivir el hecho doloroso, para

:sicamente a través de su pro­

, de la crueldad en donde los

ia pasada, sino que la repiten,

ión los instantes "crudos",

! hecho sus vidas. Como dice

!rma, también nos cura; si nos

11 nos libera ... Toda la cura es

1"52• Pero no como repetición

ión de la diferencia: en cada

e derramamientos del cuerpo,

nan, y se selecciona lo afirma­

ntecimiento, el nuevo sentido

,a. Entonces y sólo entonces

;ontecimiento trágico que nos

a recapitulación

rsonaje iniciador en los libros

dar, nos propone una prácti­)n.

recuperar la energía que ya IS. Recapitular implica recor­:iones que hemos conocido, y todos los sentimientos que la -empezando desde el pre­nás remotos- para luego lim-

piados uno por uno, con una respiración especial que barre

todo.11

En este sentido, la recapitulación es una práctica curativa

que consiste en, a partir de la concentración y del correcto

manejo de la respiración, remontarse a bloques del pasado con

el mayor -detalle posible y tocarlos con la respiración que los

barre para, de esta manera, liberar la energía atrapada en la

memoria y así poder olvidar activamente nuestra historia per­

sonal sin resentimientos, sin espíritu de venganza, sin mala con­

ciencia. Esta práctica curativa de recapitular con el cuerpo permite,

no tanto recordar como olvidar. Pero aquí no se olvida por

miedo a recordar (bloqueo), sino que se olvida concretamente:

entrando en bloques del pasado, volviéndolos presente, es decir,

actualizándolos, pero no siempre para conservarlos, sino tam­

bién para borrarlos, especialmente cuando nos cargan de nega­

tividad. La recapitulación es entonces, una limpieza corporal

que parte de una experiencia temporal: el cuerpo se limpia del

tiempo vivido a través de la respiración. Mientras vivamos en el

bloqueo, estamos ante un fenómeno temporal caótico: el pasa­

do, el presente y el futuro se hacen indiscernibles. La recapitu­

lación permite construir un plano de consistencia a ese caos,

para seleccionar desde allí lo que debe quedar y lo que debe ser

borrado por la respiración. Lo que se recupera aquí, básica­

mente, es la energía perdida. Por esto, ese cuidado de sí implica

un reordenamiento del tiempo, acompañado por una selección

de bloques de memoria que se conservan, y bloques de memo­

ria que se desvanecen. El criterio para seleccionar los bloques

del pasado es un criterio vitalista, nietzscheano. Sólo se conser­

va aquel acto que el cuerpo volvería a hacer una y mil veces

para toda la eternidad 54•

"AbeJar Taisha, Donde cruzan los bruios, Gaia, Madrid, 1994, p. 54.

'~ Deleuze, Nietzsche y la filosofía, op cit., p. 240 y ss.

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Page 42: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

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expresión y vida pYÁcticAs to<. lA tÁiftV"to<.ciA

Me indicó que inhalara por la nariz, mientras ella me volteaba la cabeza hacia la izquierda y que exhalara cuando la volteaba hacia la derecha. A continuación, debía voltear la cabeza hacia la izquierda y la derecha, en un solo movimiento, sin respirar. Afir­mó que esa era una forma misteriosa de respirar y la clave de la recapitulación puesto que inhalar nos permite recuperar la ener­gía que perdimos en el pasado, en tanto que exhalar nos permite expeler la energía ajena e indeseable que se ha acumulado en nuestro interior debido a la interacción con nuestros semejan­tes ... Me aseguró que al recapitular extendemos esas fibras elás­ticas de energía a través del espacio y el tiempo, hasta las personas, los lugares y los sucesos que estamos examinando. El resultado es que podemos volver a cada momento de nuestras vidas y actuar como si de hecho estuviéramos ahí."

A diferencia del psicoanálisis, esta práctica curativa no parte

del lenguaje sino del cuerpo y sus fuerzas. No busca reconstruir

una historia personal sino olvidarla. Y en vez de establecer la tra­

dicional relación paciente-médico (yo-otro), establece la relación

del cuerpo consigo mismo, con su poder de afectar y ser afectado,

creando una especie de pliegue en donde, casi en posición fetal

(columna encorvada y rodillas pegadas contra el pecho), el cuerpo

en su actuar respira y selecciona imágenes, bloques de memoria, al

pasar de una situación temporal a otra. Más allá de conocer el

pasado (el sujeto es quien se interesa por recordar, por conocerse a

sí mismo) lo que interesa acá es limpiarse del tiempo vivido: trans­

mutar selectivamente cada detalle de nuestras vidas, para expul­

sar lo negativo e impulsar lo afirmativo. Ese es el reto temporal

que se propone con la recapitulación. Como dice Carlos Castane­

da en El arte de ensoñar, recapitular es arreglar; arreglar quiere

decir reconstruir el acontecimiento, pieza por pieza, empezando

por los detalles físicos del medio ambiente, pasando luego a la

persona con la que se compartió lo ocurrido y, después, a uno

mismo, al examen de todo lo que uno sintió. Don Juan me enseñó

"AbeJar, op cit., p. 51 y ss.

a acompañar la recapitula

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al volver a mover la cabez

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capitular es arreglar; arreglar quiere

miento, pieza por pieza, empezando

pedio ambiente, pasando luego a la

!Jartió lo ocurrido y, después, a uno

1 que uno sintió. Don Juan me enseñó

a acompañar la recapitulación con una respiración natural y rít­

mica. Me guió a exhalar prolongadamente, al mover la cabeza de

manera lenta de derecha a izquierda; y a inhalar profundamente

al volver a mover la cabeza de izquierda a derecha. El llamaba a

esto "airear lo ocurrido". La mente examina el acontecimiento de

principio a fin, mientras que el cuerpo continúa aireando todo

aquello en lo que la mente se enfoca. Don Juan dijo que los brujos

de la antigüedad, inventores de la recapitulación, consideraban la

respiración como un vehículo mágico; la exhalación para expul­

sar la energía ajena que se quedó en uno durante el acontecimien­

to que se está recapitulando, y la inhalación, para traer de regreso

la energía que uno dejó en dicho acontecimiento ... Debido a mi

entrenamiento académico, consideré la recapitulación como un

proceso de analizar la vida intelectual de uno" 16• Pero don Juan

insistió en que era un asunto mucho más complejo que un simple

psicoanálisis.

Se trata, en efecto, de un cambio de dimensión, en donde el

cuerpo siente el pasado desde diversos puntos de vista, despierta,

toma conciencia del esplendor del acontecimiento que vivió, y lo

percibe desde la diferencia, desde lo impersonal; el barrido tempo­

ral que produjo la respiración recapituladora, produce la selección

transmutadora: lo negativo se expulsa y lo afirmativo se inhala.

(Ante la guerra colombiana, Nietzsche se disfraza de Tolteca.)

Tercero

Construcción de espacios nomades. Experiencia perceptual

Esta tercera práctica parte de un hecho ya planteado: el

colombiano se ve obligado espacialmente a desterritorializarse. ,

Ha perdido su centro, su lugar, su hábitat, y en muchos casos no

"Carlos Castaneda, El arte de ensoñar, México, Ed. Diana, México, 1994, pp. 166-167.

77

Page 44: Consuelo Pabon Construcciones de Cuerpos

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expresión y vida pv.AdiGAs ~.._ lA Ai{~vtuiA

lo puede recuperar fácilmente. De pronto, el cuerpo se convierte

en el animal que escapa de sus cazadores. O en el animal amarra­

do, quieto, pendiente de cualquier señal de sus captores. El cuer­

po se ha visto, pues, obligado a adaptarse en cada circunstancia de

la vida a un lugar específico. Es una experiencia espacial con el afuera: se es extraño en todos hidos. El sujeto busca reterritoriali­

zarse a toda costa, pero la vida misma, en la mayoría de los casos,

frustra esta intención. Por esto, más que aferrarse a un lugar espe­

cífico, es necesario abrir las percepciones hasta el punto en que

seamos capaces de construir espacios en continua variación.

Como gitanos, como transhumantes, podemos encontrar que el

espacio más indicado para nuestro cuerpo es un campo perceptual

que seamos capaces de construir: un adentro más profundo que

toda interioridad, un afuera más lejano que toda exterioridad.

Como dice Edgar Garavito en La transcursividad, hay formas

del espacio que contribuyen directamente a crear una individuali­

dad. Una de estas formas es el lugar. Otra es la distancia. Para deter­

minar un lugar es necesario establecer marcas, fijar puntos y trazar

líneas. Estos elementos permiten que el lugar permanezca y pueda

ser reconocido. La distancia exige igualmente un tiempo definido

por el movimiento que conduce de un punto a otro. Tanto el lugar

como la distancia definen el espacio como extensión que pone en

relación dos o más puntos, pero ambos tienden a crear espacios

territoriales de cierre por medio de vectores o coordenadas y no

espacios dinámicos. Para encontrar esos espacios en continua

variación, introduce otra noción de espacio, retomándola de la

física contemporánea. Se trata de la noción de campo que nos

interesa especialmente: no se trata de perder un lugar para aferrar­

nos a otro. No se trata tampoco de definir nuestro espacio a par­

tir de las distancias: estás lejos, estás cerca. Se trata más bien de

construir nuestro propio campo. "Campo es un espacio dinámico

de transformaciones de materia y energía"57

,- Edgar Garavito, La transcursividad, U. Nacional, Bogotá, 1997, p. 187.

Entonces, como terce

mos la construcción de e:

actuar en el espacio abie

-vivir. Llamamos campm

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ogotá, 1997, p. 187.

Entonces, como tercera práctica de (r)existencia propone­

mos la construcción de campos perceptúales que nos permitan

;ctuar en el espacio abierto, desterritorializado que nos tocó

·~ivir. Llamamos campos perceptuales aquellos espacios que

Ciinamizan nuestra manera de percibir el mundo y nos permiten

interpretar de múltiples maneras la realidad. Por ejemplo, si

suprimimos durante un tiempo la vista como órgano centraliza­

dor de las percepciones, nuestro cuerpo entrará inmediatamen­

te en otro campo perceptual en donde se verá obligado a

despertar sus otros sentidos. El resultado, en este caso, será un

campo perceptual absolutamente nuevo, poblado con expe­

riencias táctiles, olfativas, gustativas y sonoras, que al no ser

dirigidas por la vista, agrandan el espacio, lo dilatan, lo con­

vierten en otro espacio, muchas veces indefinible con palabras.

Si construimos a partir de la experiencia corpórea diferentes

campos perceptuales nos daremos cuenta del dinamismo que

adquieren nuestros cuerpos: en cualquier lugar donde estemos,

en cualquier distancia, siempre podremos construir nuestro

propio campo de percepción. Como dice Deleuze refiriéndose

a "la vida en los pliegues": en esa pieza central ya no tememos

al vacío porque hemos metido allí la subjetivación: estamos en

una nave que funciona como el interior del exterior ... '~

'"Deleuze, Foucault, op cit., p. 130.

javier
Resaltado