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    26 de diciembre de 997

    A B C literario

    pres idenc ia

    imper ia l .

    As

    censo y cada

    del sistema poltico mexi

    cano 1940-1996) es el l

    timo volumen de la triloga

    escrita por Enrique Krauze sobre la historia pol

    tica mexicana, que comenz con Siglo de cau

    dillos y continu con Biografa del poder, am

    bos publicados tambin por Tusquets. El libro,

    que describe el perodo de 1940 a 1996, se di

    vide en tres partes. La primera, de ndole anal

    tica y titulada El Estado mexicano: fuentes de

    legitimidad, realiza un balance de la mtica Re

    volucin de 1910 y narra cmo se cre e l actual

    sistema poltico mexicano. La segunda parte

    tiene un carcter narrativo y analtico. Cubre el

    perodo de 1940 a 1970 relativo a los sexenios

    de los presidentes Manuel vi la Camach

    1940-194 6), Miguel Alemn 1946-19 52),

    Adolfo Ruiz Cortinas 1952-1958), Adolfo Lpez

    Mateos 1958-1964 ) y Gustavo Daz Ordaz

    1964-1970). Es el perodo en el que, segn el

    autor, el sistema poltico mexicano oper

    como una mquina de precisin. Se describen

    los engranajes polticos como si se tratara de un

    sistema solar donde los distintos protagonistas

    colectivos poder legislativo y judicial, burcra

    tas,gobernantes, ejrcito, caciques, grupos cor-

    porativizados de obreros y cam pesinos. Prensa,

    empresarios. Iglesia, universidad, intelectuales y

    partidos de oposicin) giraran alrededor del as

    tro presidencial-prista.

    La tercera parte, correspondiente a los sexe

    nios de Luis Echeverra 1970-1976), Jos L

    pez Portillo 1976-198 2), Miguel de la Ma drid

    1982-19 88), Carlos Salinas de Gortarl 1988-

    1994) y el actual perodo de Ernesto Zedillo

    Ponce de Len 1994-1996) pretende tener slo

    carcter testimonial. El autor declara que de

    forma consciente es esquemtico, parcial, im

    presionista, y el tono que emplea es polmico,

    apasionado y quiz injusto con algunos perso

    najes, debido a la dificultad de lograr el grado

    apropiado de objetividad. Reconoce la influen

    cia explcita de las deas recibidas de Daniel Co

    so Villegas, Octavio Paz y Ga briel

    Zaid.

    En las conclusiones afirma que el orden revo

    lucionarlo construido por Calles, Crdenas y sus

    respectivas generaciones alcanz un grado de

    institucionalizacin que potenci, en vez de evi

    tar, la corriente tradicional h istrica de la legitimi

    dad carismtica de los caudillos. Segn el autor,

    Mxico, a comienzos de los aos 30, tena tres

    caminos posibles que recorrer. El primero era

    encauzar el orden revolucionario hacia tenden

    cias socialistas y estatistas. El segundo, dirigirlo

    hacia un modelo autoritario fascista. El tercero,

    desplazarlo hacia la alternativa republicana, de

    mocrtica y federal soada por los liberales pu

    ros del XIX y por Madero. La solucin, segn

    Krauze, fue un hbrido o, ms bien, un arbitrio

    histrico tan corrupto y perverso como eficaz y

    original:

    el sistema poltico coronado por una

    presidencia imperial. Con Alemn, dice el autor,

    el sistema poltico se transform en una em presa

    poltico-teatral, en un acto permanente d e simu

    lacin colectiva. El pas progres, pero a costa

    de una buena dosis de cinismo y de demagogia

    y, lo que es ms importante, de autoengao,

    pues no se trataba de una dictadura desembo

    zada,sino de un sistema que, para legitimarse,

    se apode raba de la verdad y la converta en

    ofi

    cial.Ah ha estado la clave de la corrupcin: una

    mentira con vertida en ve rdad institucional.

    El libro est excelentemente escrito, atrapa al

    lector, y viene a cerrar una triloga cuya tesis

    central es que la historia poltica de Mxico

    a presidencia imperial

    nrique Krauze

    Tusquets. Barcelona 1997. 550 pginas

    2 900

    pesetas

    El libro est excelentem ente

    escrito atrapa al lector y

    viene a cerrar una

    triloga cuya tesis central es

    que la historia poltica de

    Mxico puede ser contada

    por la historia de sus hroes

    pues stos nn son ms que

    el reflejo de aqulla

    puede ser contada por la

    histor ia de sus hroes,

    pues stos no son ms que

    el reflejo de aqulla. Como

    es bien sabido, esta idea de

    hacer historia ya fue utili

    zada por una gran parte de los historiadores del

    siglo XIX y cultivada con pasin por C ariyle, que

    defenda que la biografa de los caudillos repre

    sentaba la historia del destino nacional. Hay que

    reconocer que Krauze es valiente cuando es

    cribe que Mxico sigue estando regido en 1997

    por un sistema antidemocrtico cuyo origen

    data del cine mudo pg. 490); o cuando afirma

    que Ernesto Zedillo ha creado las condiciones

    para que el sistema poltico mexicano pueda

    perpetuarse como el negocio del poder en ma

    nos de la familia del poder, pero que es una ls

    tima que hasta ahora no haya escogido la op

    cin del liderazgo democrtico pg . 493).

    La obra denuncia magistralmente la corrup

    cin del sistema y aca ba reclamando la necesi

    dad de incorporar la democracia plena en M

    xico.

    Sin embargo, resulta paradigmtico que

    sea desde la lite intelectual y deleitndose en la

    biografa del poder desde donde se reclame. Si

    se quiere imaginar un futuro democrtico para

    Mxico, seguramente habra que comenzar a

    contar una historia ms plural, en la que ap are

    ciera la diversidad de los pueblos y culturas que

    integran la Repblica Federal, que mostrara la

    diversidad regional y en la que se comprendiera

    que el respeto al otro es el elemento central que

    debe regir los destinos de un Estado como el de

    Mxico, plurinacional desde su comienzo, se re

    conozca o no. Obviamente,

    sta,

    no debera ser

    una historia de hroes, sino otra

    ms.,

    modesta

    en la que los actores principales no fueran slo

    las primeras figuras federales a m odo de estre

    llas rutilantes del libreto, sino en la que adems

    se incorporara al conjunto de los,ciudadanos de

    carne y hueso. No se trata de resucitar la viejapolm ica de si la historia la escriben los hroes o

    las masas, sino slo de recordar que en una his

    toria como la de la Repblica Federal hay diver

    sos actores y que los presidentes pueden ser

    smbolos deun forma de hacer

    poltica,

    pero no

    son la simbiosis de toda la vida poltica, de las

    tensiones regionales de poder y de las distintas

    visiones de los problemas que cada grupo t

    nico tiene d e los mismos acontecimientos.

    Una historia plural y descentralizada presenta

    la desventaja de tener menos morbo y, por lo

    tanto,

    menor xito de ventas. La de Mxico es

    rica y plural y no puede ser encapsulada en la

    biografa de los presidentes. El nacionalismo me

    xicano ha tratado de presentar una imagen de

    unidad cohesionadora de la diversidad, pero el

    da a da nos va haciendo recordar que ello ha

    sido ms una intencin que una realidad. Si se

    quiere construir una sociedad democrtica, pa

    rece necesario comenzar a cam biar la forma de

    narrar la historia. Si deseamos un futuro mejor,

    ms plural y condescendiente, en el que todos

    tengamos cabida con nuestras diferencias, ne

    cesitamos partir de una historia en la que los ac

    tores no sean slo los hroes de bronce que hi

    cieron patria. De lo contrario, muy posiblemente

    seguirn apareciendo encapuchados que a

    modo de fantasmas reclamen aparecer en la

    pantalla, pretendan participar en la escritura del

    guin y aspiren a que lmenos se les conced a el

    ttulo de un captulo en una obra de historia.

    Cuando com prendamos que la historia es de to

    dos,

    habremos dado un paso firme para la

    con

    formacin de una sociedad plural y de mocrtica.

    Pedro PR Z H RR RO

    ural (Madrid) - 26/12/1997, Pgina 9ght (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproduccin, distribucin, puesta a disposicin, comunicacin pblica y utilizacin, total o parcial, de losidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorizacin, incluyendo, en particular, su mera reproduccin y/o puesta a disposicinesmenes, reseas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposicin expresa, a salvo del uso de lostos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.