Desafios de las Universidades

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Perfiles Educativos | vol. XXXVII, núm. 147, 2015 | IISUE-UNAM 202 Los desafíos de las universidades de América Latina y el Caribe ¿Qué somos y a dónde vamos? Héctor Hiram Hernández Bringas | Jaime Martuscelli Quintana David Moctezuma Navarro | Humberto Muñoz García José Narro Robles * Introducción Los países latinoamericanos y del Caribe constituyen una comunidad muy importan- te, con historia, cultura, tradiciones, poten- cialidades y fortalezas diversas para enfrentar el futuro con visión de largo plazo. Grandes logros ha tenido la sociedad en el fortaleci- miento de sus relaciones, en el manejo de su patrimonio cultural y en la consolidación de regímenes democráticos; no obstante, el cre- cimiento económico promedio registrado desde fines del siglo pasado y durante el pri- mer decenio del actual ha sido insuficiente para continuar avanzando. 1 La región en su conjunto enfrenta el reto de desarrollarse, con tasas de crecimiento al- tas y sostenidas, así como el de impulsar po- líticas públicas democráticas y solidarias que favorezcan la redistribución de la riqueza para combatir la terrible desigualdad social (Ostry et al., 2014 ). 2 Por ello, se requiere cambiar los enfoques para la definición de políticas que sin duda han sido útiles, pero que ya se ago- taron. América Latina necesita cambiar sus * Algunas ideas expresadas en este documento han sido expuestas, parcialmente, en presentaciones y textos del Dr. José Narro Robles, en su calidad de rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Los demás autores son miembros del personal académico de dicha Universidad. 1 Una revisión sobre el crecimiento en la región puede verse en: CEPAL, 2013. 2 Actualmente, en organismos como el Fondo Monetario Internacional, se discute que la desigualdad y la po- breza de las grandes mayorías son dos de los principales frenos al crecimiento; que para crecer es indispensable redistribuir. 3 Dos textos que analizan las condiciones y consecuencias de la globalización son los de Castells, 1996; y Stiglitz, 2002. 4 La falta de articulación entre el mercado laboral y la educación superior representa uno de los problemas más agudos a ser resueltos en el futuro, para que los jóvenes encuentren oportunidades ocupacionales donde puedan realizar sus conocimientos. Hay una literatura vasta sobre el tema. El caso mexicano es ilustrativo de lo que repre- senta este fenómeno en el conjunto de países en la región, en cada uno de los cuales tiene matices propios. Véanse: Suárez, 2005; y Márquez, 2011. Una discusión más amplia acerca de la transformación del trabajo y las contraccio- nes del mercado laboral se encuentra en Muñoz, 2013. paradigmas para el desarrollo; en ese sentido, no tenemos duda de que el camino es diseñar políticas económicas que se sustenten en el uso del conocimiento para la generación de valor agregado. La era actual es la era del conocimiento, la era digital; existe una gran oferta de informa- ción disponible para quien pueda acceder a los recursos más actuales de la tecnología. El conocimiento se ha convertido en uno de los factores de la producción, y las naciones que más progresan son las que han logrado ci- mentar sus estructuras productivas en el uso del conocimiento; 3 en este proceso las univer- sidades han jugado un papel de primer orden (Marginson y Van der Wenden, 2006 ). América Latina debe entrar en este proce- so de manera más enérgica, y ello le demanda- rá contar con personal altamente calificado. También habrá de corregir las distorsiones del mercado ocasionadas por el modelo de desa- rrollo imperante. Se trata, entre otras cosas, de que se restablezcan los nexos entre la educa- ción superior y el trabajo, deteriorados por el curso que ha seguido el mercado laboral. 4

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  • Perfiles Educativos | vol. XXXVII, nm. 147, 2015 | IISUE-UNAM202

    Los desafos de las universidades de Amrica Latina y el CaribeQu somos y a dnde vamos?

    Hctor Hiram Hernndez Bringas | Jaime Martuscelli Quintana David Moctezuma Navarro | Humberto Muoz Garca Jos Narro Robles*

    Introduccin

    Los pases latinoamericanos y del Caribe constituyen una comunidad muy importan-te, con historia, cultura, tradiciones, poten-cialidades y fortalezas diversas para enfrentar el futuro con visin de largo plazo. Grandes logros ha tenido la sociedad en el fortaleci-miento de sus relaciones, en el manejo de su patrimonio cultural y en la consolidacin de regmenes democrticos; no obstante, el cre-cimiento econmico promedio registrado desde fines del siglo pasado y durante el pri-mer decenio del actual ha sido insuficiente para continuar avanzando.1

    La regin en su conjunto enfrenta el reto de desarrollarse, con tasas de crecimiento al-tas y sostenidas, as como el de impulsar po-lticas pblicas democrticas y solidarias que favorezcan la redistribucin de la riqueza para combatir la terrible desigualdad social (Ostry et al., 2014).2 Por ello, se requiere cambiar los enfoques para la definicin de polticas que sin duda han sido tiles, pero que ya se ago-taron. Amrica Latina necesita cambiar sus

    *Algunas ideas expresadas en este documento han sido expuestas, parcialmente, en presentaciones y textos del Dr. Jos Narro Robles, en su calidad de rector de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM). Los dems autores son miembros del personal acadmico de dicha Universidad.

    1 Una revisin sobre el crecimiento en la regin puede verse en: CEPAL, 2013. 2 Actualmente, en organismos como el Fondo Monetario Internacional, se discute que la desigualdad y la po-

    breza de las grandes mayoras son dos de los principales frenos al crecimiento; que para crecer es indispensable redistribuir.

    3 Dos textos que analizan las condiciones y consecuencias de la globalizacin son los de Castells, 1996; y Stiglitz, 2002.

    4 La falta de articulacin entre el mercado laboral y la educacin superior representa uno de los problemas ms agudos a ser resueltos en el futuro, para que los jvenes encuentren oportunidades ocupacionales donde puedan realizar sus conocimientos. Hay una literatura vasta sobre el tema. El caso mexicano es ilustrativo de lo que repre-senta este fenmeno en el conjunto de pases en la regin, en cada uno de los cuales tiene matices propios. Vanse: Surez, 2005; y Mrquez, 2011. Una discusin ms amplia acerca de la transformacin del trabajo y las contraccio-nes del mercado laboral se encuentra en Muoz, 2013.

    paradigmas para el desarrollo; en ese sentido, no tenemos duda de que el camino es disear polticas econmicas que se sustenten en el uso del conocimiento para la generacin de valor agregado.

    La era actual es la era del conocimiento, la era digital; existe una gran oferta de informa-cin disponible para quien pueda acceder a los recursos ms actuales de la tecnologa. El conocimiento se ha convertido en uno de los factores de la produccin, y las naciones que ms progresan son las que han logrado ci-mentar sus estructuras productivas en el uso del conocimiento;3 en este proceso las univer-sidades han jugado un papel de primer orden (Marginson y Van der Wenden, 2006).

    Amrica Latina debe entrar en este proce-so de manera ms enrgica, y ello le demanda-r contar con personal altamente calificado. Tambin habr de corregir las distorsiones del mercado ocasionadas por el modelo de desa-rrollo imperante. Se trata, entre otras cosas, de que se restablezcan los nexos entre la educa-cin superior y el trabajo, deteriorados por el curso que ha seguido el mercado laboral.4

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    El panorama demogrfico que caracteriza a la regin, los desajustes en el mercado laboral actual, y la necesidad de elevar la competitivi-dad social para participar de una manera ms adecuada en la globalizacin, suponen esfuer-zos decididos para desarrollar la educacin su-perior apoyando la ampliacin de la cobertura en aquellas universidades en las que estn ms consolidadas la investigacin cientfica, huma-nstica y de innovacin (Altbach y Baln, 2007).5

    Particularmente, debe darse la atencin debida a las universidades pblicas, porque en ellas recaer la mayor parte de la satisfaccin a la ya creciente demanda de educacin supe-rior, y porque es ah donde se realizan, mayor-mente, las tareas de investigacin.

    En las condiciones actuales, avanzar im-plica que las naciones se ubiquen conveniente-mente en el escenario global, en que ha habido un viraje del desarrollo mundial. Los pases latinoamericanos han tenido posibilidades de vincularse a la globalizacin de distintas for-mas y modalidades, que obedecen a lo diverso de sus sistemas productivos, a las condiciones sociales y polticas prevalecientes, y a los inte-reses de atraccin y penetracin del mercado internacional en cada uno de ellos. Amrica Latina es una muestra de que frente a la glo-balizacin no hay caminos nicos.6

    Sin avances reales, y en virtud de las condi-ciones mundiales prevalecientes, los sistemas educativos, cientficos y tecnolgicos nacio-nales de Latinoamrica tienen pocas posibili-dades de superar los actuales rezagos y llegar a nuevos estadios de desarrollo acadmico.

    Dadas estas premisas, en este trabajo pre-tendemos analizar los retos y las posibilidades que las universidades pblicas tienen en esta tarea. El compromiso de las universidades

    pblicas con el desarrollo de las sociedades latinoamericanas, y con los proyectos nacio-nales, ha sido evidente a lo largo del siglo pa-sado y en el presente; ahora, no tenemos duda de que lo seguir siendo. Por ello es necesario reflexionar sobre los problemas, retos y posi-bilidades que tienen las universidades latinoa-mericanas en la era del conocimiento.

    Desde la Universidad Nacional Autnoma de Mxico deseamos colaborar con algunas ideas para que instituciones pblicas y aut-nomas, semejantes a la nuestra, dentro de la regin, avancen en el cumplimiento de sus propsitos.7

    En lo que sigue en este documento trata-remos varios aspectos del problema, comen-zando por presentar cules son las fortalezas econmicas, demogrficas y sociales de las que se puede partir para la transformacin del modelo de desarrollo y el logro de un mayor crecimiento. En la segunda seccin nos de-tendremos en los desafos socioeconmicos, particularmente sobre la desigualdad y la pobreza, porque compartimos la idea de que son obstculos al crecimiento que impiden arribar a mejores niveles de vida, incluido el acceso a la educacin en sus distintos niveles. En la tercera parte formulamos la idea de que la educacin y las universidades juegan un pa-pel sustancial para superar estos grandes pro-blemas. Por ello, revisamos cul es la situacin actual de la educacin, y particularmente de la educacin superior en Amrica Latina.

    Con la exposicin de todo lo anterior, conseguimos delinear un marco histrico-estructural dentro del cual se hace el plan-teamiento de los desafos que van a enfrentar nuestras universidades en lo que viene para nuestras sociedades.

    5 Estos autores muestran cmo las naciones que tienen universidades de investigacin slidas, han adquirido ms posibilidades para desarrollarse y competir en el mercado internacional de las ideas y la innovacin en compara-cin con los pases donde las universidades son instituciones situadas al margen de la dinmica social.

    6 Un texto obligatorio al respecto es el de Cardoso, 2007. 7 Es muy importante consultar el trabajo de Tunnerman y De Souza, 2003. En este estudio, los autores analizan,

    entre otras cuestiones, la Declaracin Mundial sobre la Educacin Superior para el Siglo XXI (UNESCO, 1998) y su impacto en Amrica Latina. Incluye, asimismo, una discusin sobre la dimensin tica de la universidad y de la investigacin, toda vez que dicha dimensin se relaciona con la utilizacin del conocimiento.

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    Al final, hacemos un comentario y una reflexin sobre lo expuesto, considerando que estamos en un momento oportuno para dar-le un viraje a la universidad latinoamericana, conjugar esfuerzos acadmicos y establecer polticas educativas que los impulsen.

    Fortalezas de Amrica Latina y el Caribe

    La historia, la cultura, la poblacin y los re-cursos naturales de la regin representan una fortaleza actual y un sinnmero de potencia-lidades para desarrollar una sociedad ms igualitaria y con menos pobreza.

    Entre estas fortalezas est el hecho de que los habitantes de Amrica Latina y el Caribe representan ms del 9 por ciento de la pobla-cin del mundo y un PIB nominal de ms del 9 por ciento del total mundial.8 Si a esto su-mamos una media de edad menor a 28 aos, definitivamente la regin se encuentra en una posicin ventajosa frente a pases y regio-nes como Japn (45 aos), Europa (40 aos) y Estados Unidos (37 aos). Adicionalmente, casi una quinta parte del total poblacional (17.8 por ciento) tiene entre 15 y 24 aos de edad, lo que significa contar con 106 millones de jvenes, un potencial enorme para cual-quier regin del mundo.

    La poblacin en edad de trabajar represen-ta un bono demogrfico, con edades com-prendidas entre los 15 y los 64 aos, que an puede y debe ser capitalizado en la prxima dcada. De lo contrario, en 20 o 30 aos ser un terrible pagar poblacional.

    Adems de ser una comunidad grande y poseer un gran mercado, la regin cuenta con dos culturas milenarias heredadas de sus pue-blos fundadores. En palabras de Miguel Len Portilla, refirindose a Mesoamrica, esta regin constituye una de las civilizaciones

    originarias del orbe, es decir, una civilizacin que no tuvo influencia alguna de otras cultu-ras. Por eso es una de las cunas del progreso humano, uno de los ncleos civilizatorios del mundo.9 Lo mismo vale para el caso de la cul-tura inca.

    En la regin se hablan cientos de lenguas entre sus pueblos originarios y dos lenguas principales: el espaol y el portugus. El espa-ol, con ms de 500 millones de parlantes, es la segunda lengua ms hablada en el mundo. Ms de 90 por ciento de los hispanoparlantes viven en Amrica Latina. Segn el Instituto Cervantes, el porcentaje de poblacin que lo habla est en aumento, mientras que el de los que hablan chino o ingls disminuye por razones demogrficas (Instituto Cervantes, 2013). El portugus, por su parte, es hablado por casi 240 millones de personas en el mun-do, de las cuales 84 por ciento habita en Brasil o Portugal.10

    Entre otras riquezas de Amrica Latina, se pueden destacar las siguientes (Luzn, 2010): a) tener la mayor reserva de bosques y madera del mundo; b) contar con 10 por ciento de las reservas naturales de petrleo; c) disponer del 5 por ciento de las reservas naturales de gas; d) detentar 46 por ciento de la oferta renovable anual de agua potable; e) poseer 25 por cien-to de la tierra cultivable; f) disponer de 40 por ciento de la produccin y reservas de cobre y plata; g) contar con 25 por ciento de la ofer-ta mundial de carne bovina, y h) tener 21 por ciento de la oferta mundial de carne de pollo.

    Desafos socioeconmicos

    Junto a las grandes riquezas de la regin, en-tre las naciones que la conforman se registran enormes contrastes y la pobreza afecta a gran-des grupos de poblacin; la desigualdad es un problema histrico y estructural en esta parte

    8 Banco Mundial, Indicadores del desarrollo mundial, en: http://databank.bancomundial.org/data/views/varia-bleSelection/selectvariables.aspx?source=indicadores-del-desarrollo-mundial (consulta: mayo de 2014).

    9 Vase: Ethnologue.com, en: http://www.ethnologue.com/statistics/size (consulta: 6 de mayo de 2014). 10 Vase: Ethnologue.com, en: http://www.ethnologue.com/statistics/size (consulta: 6 de mayo de 2014).

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    del mundo. De hecho, se trata de la regin ms desigual del planeta (Brcena, 2010).

    Como regin, Amrica Latina ocupa la posicin 77 en la clasificacin del ndice de Desarrollo Humano de 2013. Los diferentes valores de este ndice entre los pases latinoa-mericanos confirman las fuertes desigualda-des internas en materia de desarrollo social (PNUD, 2013). Chile y Argentina, por ejemplo, se clasifican como pases de muy alto desarro-llo humano, apenas abajo de Francia. Por su parte, Mxico, Uruguay o Venezuela tienen un nivel de desarrollo humano alto, similar al de varios pases de Europa del Este. En con-traste, pases como Hait presentan cifras de desarrollo parecidas a las de las naciones del frica Subsahariana.

    El ingreso nacional bruto per cpita de Amrica Latina y el Caribe ascenda, en 2012, a 10 mil 300 dlares, mientras que en los pa-ses de desarrollo humano muy alto la cifra fue tres veces mayor (PNUD, 2013). La riqueza de la regin evidentemente est mal distribuida y no bien explotada: en 2010, segn datos del Banco Mundial, el 10 por ciento ms acauda-lado de la poblacin acumulaba 38.6 por cien-to de la riqueza, mientras el 10 por ciento ms pobre obtena apenas 1.3 por ciento.11

    Adicionalmente, en Amrica Latina, se-gn estimaciones de la OIT, dos de cada diez jvenes viven en situacin de fragilidad social debido a que estn empleados en actividades precarias, estn desempleados o no estudian ni trabajan (OIT, 2013). En la actualidad uno de cada dos jvenes se emplea en la economa informal, por lo cual su nivel de ingreso es mucho ms reducido e inestable que el de los trabajadores formales. De igual forma, carecen de derechos laborales, de seguridad social y de atencin a la salud, y tambin estn condena-dos a una baja productividad (Kliksberg, 2010).

    La universidad pblica en Amrica Latina: atributos e importancia

    La educacin en todos sus niveles y la edu-cacin superior en particular son esenciales para que los pases de la regin superen estos grandes problemas. La educacin es una res-ponsabilidad irrenunciable para los Estados modernos; se cumple para casi la totalidad de la poblacin en los niveles de primaria y se-cundaria, pero todava falta para que la tota-lidad de jvenes pueda acceder a la educacin superior.

    Es por ello que el papel de las universida-des es de suma importancia en los procesos de transformacin de los pases. Es en ellas donde se modelan las personas altamente capacitadas que las nuevas circunstancias de-mandan. Ah se forman individuos no slo preparados en la produccin eficiente de ha-beres y saberes, sino comprometidos con el desarrollo de su pas y con el de la humanidad; individuos capaces de manejar grandes can-tidades de informacin, de tomar decisiones innovadoras y de desarrollarse en diversos contextos laborales.

    Los retos son enormes cuando se tiene plena conciencia de que una de las funcio-nes de la educacin superior es contribuir a la movilidad social y al mejoramiento de las condiciones de vida de la poblacin. La condi-cin de universidad pblica implica un claro compromiso con la sociedad en su conjunto, para formar profesionales en todas las reas del conocimiento, capaces de desenvolverse en un mundo cambiante y exigente; profe-sionales con conciencia, compromiso social y pensamiento crtico. El carcter pblico obli-ga, adems, a la transparencia y la rendicin de cuentas a la sociedad (Garca Salord, 2009; Durand, 2009).

    11 Banco Mundial, Indicadores del desarrollo mundial, en: http://databank.bancomundial.org/data/views/varia-bleSelection/selectvariables.aspx?source=indicadores-del-desarrollo-mundial (consulta: mayo de 2014).

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    El ejercicio de la autonoma ha sido fun-damental para el funcionamiento de muchas de las universidades pblicas latinoamerica-nas. La autonoma no es algo esttico; se trata de un atributo en constante evolucin y, por ello, en riesgo de sufrir retrocesos. Es nece-sario asumir y defender permanentemente, con responsabilidad, la autonoma, porque garantiza la independencia respecto de todos los poderes, sean stos econmicos, polticos o religiosos. Slo con libertad de pensamien-to puede mantenerse una actitud crtica, pero propositiva, ante la sociedad.

    Una caracterstica significativa de las universidades pblicas es su pluralidad. La coexistencia de diferentes puntos de vista, de distintas perspectivas tericas, de diver-sas ideologas, antagnicas incluso, es posi-ble por el ejercicio cotidiano de la tolerancia. La tolerancia es la virtud cvica que permite a nuestras instituciones vivir a plenitud su pluralidad. La bsqueda de la verdad y de la belleza en todas sus expresiones, es uno de los propsitos fundamentales de las universida-des y requiere de preparacin y creatividad, pero tambin de la apertura a la opinin del otro, del debate informado, del dilogo y de la posibilidad del disenso.

    Por todo ello, la universidad pblica es una institucin esencial para la vida democrtica de los pases. Mediante el cumplimiento de sus funciones, desempea un papel de enor-me importancia en la consolidacin de los principios y valores colectivos que sustentan la democracia y la civilidad.

    Es en las universidades pblicas donde in-teractan los diversos sistemas de valores que caracterizan a una sociedad autnticamente democrtica. Es all donde las diversas cos-movisiones cientficas y culturales, en sentido amplio, pueden reconocerse. Es en ese espa-cio de pluralidad donde los integrantes de una sociedad nacional pueden estructurar su per-tenencia social sin replegarse ni ser excluidos

    por su identidad tnica, regional, lingstica, cultural, religiosa, por su clase social, y mucho menos por su condicin de gnero.

    Las universidades pblicas han contri-buido de manera fundamental al desarrollo de la vida social y a la bsqueda del bienestar en general de la poblacin; han apoyado de manera significativa la construccin de un Estado de derecho, la promocin y defensa de los derechos humanos y civiles, as como el reforzamiento de la identidad y la cohesin de la nacin.

    Es conveniente reiterar que entre educacin y desarrollo hay una relacin directa. Por ello, no sorprende que en muchas de las naciones ms desarrolladas del planeta, la educacin su-perior sea mayoritariamente pblica, lo que no implica que necesariamente sea gratuita. Este es el caso de Dinamarca (donde 98 por ciento de los estudiantes de educacin superior estn en instituciones pblicas), de Australia (92 por ciento), Finlandia (81 por ciento) o incluso de los Estados Unidos (73 por ciento).12

    Las universidades pblicas son institucio-nes que cultivan la gama ms extensa de cam-pos disciplinarios y profesionales, que incluye tanto las ciencias y las tecnologas como las humanidades y las artes. Gracias a ellas la re-gin cuenta con una diversidad de programas de posgrado de alta calidad, y en ellas se lleva a efecto la gran mayora de las actividades de investigacin cientfica, social y en el campo de las humanidades.

    La universidad pblica es parte esencial del sistema social; ha cumplido y cumple dentro de l una funcin especial, expresada en sus fines de educar, investigar y extender la cultura; pertenece a la sociedad y est a su servicio. Por ello, y porque se sita en la esfera pblica de la sociedad, el quehacer universi-tario es un bien pblico que adquiere sentido dentro de un proyecto de largo aliento que apunta a la construccin de una sociedad ms democrtica, ms justa y equitativa.

    12 Vase: UNESCO Global Education Digest 2012, en: http://www.uis.unesco.org/Education/Pages/global-educa-tion-digest.aspx (consulta: mayo de 2014).

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    Situacin actual de la educacin en general y de la educacin superior en Amrica Latina

    La situacin educativa actual de la regin presenta una serie de avances y logros que no pueden minimizarse, pero junto a ellos se mantienen grandes rezagos y deficiencias.

    La poblacin iletrada se redujo de 26 por ciento en 1970 a 8.3 por ciento en 2010 entre los mayores de catorce aos; sin embargo, el nmero absoluto de iletrados es algo in-aceptable. En 2010 haba 35 millones de lati-noamericanos iletrados, concentrados en los pases ms pobres, en los grupos indgenas y rurales, y en las mujeres (casi dos terceras partes del total).

    El promedio de aos de estudio en Amrica Latina y el Caribe en 2010 era de 7.8 aos. No llegamos siquiera a tener la educa-cin elemental completa. La diferencia entre las cifras extremas, las mejores y las peores, es muy amplia: hay pases que tienen ms de diez aos de escolaridad, en tanto que otros difcil-mente rebasan los cuatro aos de estudio.

    La esperanza de vida escolar promedio en la regin, para 2011, era de 13.7 aos. Esto im-plicara que la mayora de los nios que inician su ciclo escolar cursaran menos de dos aos de estudios superiores. En Espaa el indicador se reporta de 16.4 aos y en Portugal, de 16 aos.13

    En 2010 el porcentaje de estudiantes de educacin superior en instituciones pblicas era elevado, aunque con grandes diferen-cias entre los pases: oscila entre 100 y 60 por ciento en pases como Cuba (100 por ciento), Uruguay (87), Argentina (73), Venezuela (71) y Mxico (68); y alcanza menos de 35 por ciento en pases como El Salvador y Paraguay (33), Brasil (27) o Chile (20).

    Con respecto al financiamiento, el gasto por estudiante es significativamente menor al

    de los pases desarrollados. Sobresalen Chile y Mxico con un gasto anual, en 2008, de 7 mil 504 y 6 mil 829 dlares al ao, respectivamen-te. En esta materia, cabe destacar tambin el extraordinario esfuerzo educativo de Brasil, cuyo gasto por estudiante alcanz los 11 mil 610 dlares anuales tambin en 2008. En ese mismo ao, el gasto promedio por estudiante en los pases de la OCDE se ubic en 13 mil 717 dlares (OECD, 2012).

    En cuanto a la ciencia y el desarrollo tec-nolgico, la situacin de Latinoamrica es tambin muy desigual. La inversin media en investigacin y desarrollo, que en 1998 haba sido de 0.57 por ciento del PIB regional, aument a 0.69 por ciento para 2009-2010. El promedio de Europa en el ltimo ao fue de 1.83 por ciento del PIB, casi tres veces la cifra de nuestra regin (Albornoz, 2010; OECD, 2012), y la diferencia es an mayor frente a pases como Japn (3.33 por ciento del PIB), y Estados Unidos (2.79 por ciento).

    La formacin de nuevos investigadores en Amrica Latina es tambin reducida. En 2007, el nmero de doctores graduados fue de 13 mil 715, mientras que en el mismo ao Espaa gra-du 8 mil 518 doctores. En 2010 esta cifra lleg a 15 mil 249, crecimiento poco significativo frente a los 53 mil 639 graduados de los Estados Unidos (Albornoz, 2010; CONACyT, 2010).

    Cabe destacar que ms de la mitad de los doctores graduados en Amrica Latina co-rrespondieron a Brasil. En tanto la regin lati-noamericana grada anualmente a cinco doc-tores por cada 100 mil integrantes de la PEA,14 en Corea la cifra es de 41, y en Estados Unidos de 31, es decir, entre seis y ocho veces ms alta que en Latinoamrica (CONACyT, 2010).

    Con respecto a los resultados de la acti-vidad cientfica regional, vistos a travs de las publicaciones cientficas y de las patentes producidas, cabe destacar que, a pesar del

    13 UNESCO Global Education Digest 2012, en: http://www.uis.unesco.org/Education/Pages/global-education-di-gest.aspx (consulta: mayo de 2014).

    14 Estimaciones propias a partir de datos de la CEPAL (CEPALSTATS) sobre poblacin econmicamente activa (PEA), en: http://estadisticas.cepal.org/cepalstat/WEB_CEPALSTAT/estadisticasIndicadores.asp?idioma=e (consulta: mayo de 2014).

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    importante crecimiento observado en la lti-ma dcada, resulta poco significativo a nivel mundial. En 2012, el nmero total de publica-ciones cientficas en Amrica Latina ascendi a poco ms de 100 mil, apenas 4 por ciento del total de publicaciones cientficas mundiales, en el mismo ao (IEP, 2014).

    Por otra parte, del total mundial de pa-tentes tridicas registradas en 2009, los pases latinoamericanos que las generaron fueron Brasil con 58, Mxico con 13 y Chile con 9. As, Latinoamrica aport menos del 0.2 por cien-to del total mundial de patentes tridicas, que ascendi a 47 mil 022 en ese ao (OECD, 2012).

    Los desafos de la universidad. A dnde queremos ir

    A continuacin se describen 20 retos y se pro-ponen algunas acciones que a juicio de los autores se deben desarrollar en nuestras ins-tituciones de educacin superior en los diez aos que siguen. Cada universidad, a la luz de su realidad y de las necesidades naciona-les, deber fijar sus prioridades. Los desafos se engloban en torno a los valores y principios de las universidades latinoamericanas, sus responsabilidades con la sociedad, el grave problema de la baja cobertura de la educacin superior, la investigacin cientfica, el desa-rrollo tecnolgico y la innovacin, la gestin y la administracin, as como la internaciona-lizacin de la educacin superior y la necesi-dad de crear la Carretera Latinoamericana del Conocimiento.15

    Valores y principios de las universidadesDefensa y promocin de la autonoma. Las uni-versidades pblicas luchan por la defensa del principio de autonoma, que es crucial para los nuevos tiempos, cuando tendrn que inte-ractuar con muy diversos pblicos, y rechazar

    o aceptar demandas sociales emergentes. Este es un desafo permanente que implica realizar tareas constantes para alcanzar la autonoma financiera con base en el cumplimiento que los Estados tienen con el financiamiento de la educacin superior. La defensa comn que de la autonoma asuman las universidades iberoamericanas ser la proteccin ms eficaz ante las amenazas que representan el condi-cionamiento del financiamiento, la mercanti-lizacin, la transnacionalizacin y los intere-ses polticos.

    Fortalecimiento de la laicidad. La universidad de este siglo debe fundar su accin en los va-lores de la laicidad, que es condicin necesa-ria para una vida democrtica y el desarrollo libre de las personas. Su compromiso con la verdad cientfica la obliga a una responsabili-dad tica por la libertad de conciencia, en la defensa del derecho que tiene cada individuo de formarse su propia visin del mundo, sin imposiciones doctrinarias, alejada de fanatis-mos y fundamentalismos.

    Formacin de ciudadanos del mundo. La universidad latinoamericana debe continuar asumiendo el desafo que representa la fun-cin central del proceso educativo: formar seres humanos libres, responsables, informa-dos, tolerantes y respetuosos de los derechos humanos; comprometidos con el cuidado y mejoramiento del medio ambiente; que lle-guen a ser ciudadanos del mundo con ca-pacidades interculturales, con conocimientos y destrezas para participar en la bsqueda de soluciones a los graves problemas mundiales y nacionales; crticos y propositivos de las din-micas econmicas y sociales de la globaliza-cin; comprometidos con la paz; con sentido de solidaridad y respetuosos de las diferencias tnicas, culturales y religiosas; con conciencia

    15 Lo que aqu se presenta ha tenido en cuenta, como antecedentes, las propuestas hechas en la Conferencia Regional de la Educacin Superior en Amrica Latina y el Caribe, celebrada en Colombia en 2008 (CRES, 2009), as como: UNAM, 2012; Muoz, 2010; y De Sousa Santos, 2005.

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    planetaria y capaces de hacer frente a la incertidumbre.16

    Responsabilidad social de las universidades17Promocin y puesta en prctica de la respon-sabilidad social. Para nuestras universidades es forzoso comunicar que su naturaleza y su historia las han dotado de funciones y res-ponsabilidades por ser espacios privilegiados para el debate racional y organizado de los problemas sociales. De ello se deriva su papel de conciencia crtica de la sociedad y la necesi-dad de examinar permanentemente a la insti-tucin para que pueda cambiar y estimular el cambio social con responsabilidad. Mediante sus acciones, las universidades construyen y refuerzan los valores democrticos. Ser una universidad en Latinoamrica implica, no slo brindar educacin de calidad, sino tambin generar smbolos, contenidos estticos y cul-tura, orientados al logro de la identidad y la co-hesin social. En este sentido, la universidad es responsable y muestra su compromiso social.

    Diseo y elaboracin de proyectos para respon-der a las necesidades nacionales y globales. La responsabilidad y el compromiso social obli-ga a las universidades a constituirse en agentes de proyectos de desarrollo en el mbito local. Estos esfuerzos deben estar inscritos en los proyectos nacionales y, en su caso, buscar que estn asociados y contribuyan al conocimien-to global. Es crucial que las universidades

    generen, para s mismas, la capacidad sufi-ciente para enfrentar un doble reto: atender los problemas y necesidades para el desarrollo nacional, al mismo tiempo que los problemas de orden global que lo afectan.

    Proteccin del medio ambiente. La universidad debe respetar su entorno y promover una for-macin responsable y respetuosa de nuestro hbitat y de la vida en el planeta.18 La univer-sidad requiere educar con enfoque de susten-tabilidad; promover la atencin y disminucin de los impactos en el medio ambiente provo-cados por la globalizacin y el cambio social en cada pas, para lo cual es menester tener un dilogo permanente con la sociedad. La uni-versidad entiende que el tratamiento del medio ambiente requiere de conocimiento multidis-ciplinario y cubrir a todos los sectores sociales, particularmente aquellos donde los problemas ambientales son ms agudos. La universidad, asimismo, est comprometida con mantener un ambiente saludable y limpio en su quehacer cotidiano, como muestra para la educacin de los estudiantes y como espejo para que se mire la sociedad en ella (Barnett, 2011).

    CoberturaAmpliacin de la cobertura. La universidad del presente siglo debe recuperar o fortalecer su funcin como medio de movilidad social y como recurso para reducir la desigual-dad. Hoy sigue siendo un desafo ampliar la

    16 El trmino de ciudadano global ha sido discutido en diferentes foros acadmicos y polticos. Se reconoce que es un concepto difcil de precisar. Supone que hay responsabilidades y derechos y que la educacin es fundamental para volverse ciudadano global. El ciudadano global se identifica como parte de una comunidad internacional, cuyas acciones contribuyen a construir los valores y las prcticas de dicha comunidad. En este sentido, la univer-sidad pblica, en Amrica Latina, por su historia y para el futuro, ha contribuido a que los ciudadanos de la regin gocen, con responsabilidad, de las prerrogativas y obligaciones que pueda abarcar el concepto. Vase, entre otros, Rhoades y Szelenyl, 2011.

    17 El concepto de responsabilidad social se utiliza para calificar a las universidades. Su origen tiene varias fuentes; una de ellas, referida strictu sensu a la universidad, proviene del socilogo Jos Medina Echavarra (1999). Medina sostiene que la universidad es responsable de acudir al mismo tiempo a lo que le demanda la estructura social y el saber cientfico sin abandonar el ideal formativo del hombre en cuanto tal. Siguiendo a este autor, la universidad tiene, adems, la responsabilidad de hacer el examen intelectual de sus propias circunstancias vitales para tener una mejor integracin en el contexto social que la rodea. Para que cada universidad haga el examen, acorde a sus fines, el ejercicio de la autonoma es imperativo.

    18 Sobre este punto, la ONU ha realizado un trabajo determinante para seguir la dinmica del medio ambiente a nivel mundial, y para protegerlo. Vase, por ejemplo, PNUMA, 2014. Las universidades pueden colaborar de manera decidida para educar en la materia, y proponer medidas para que los campus sean sustentables. Al respecto, la UNAM cuenta, desde hace aos, con el Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA).

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    cobertura de la educacin superior y es esen-cial garantizar que un importante nmero de jvenes no queden excluidos de la posibilidad de alcanzar mejores niveles de vida y de parti-cipar productivamente en el desarrollo nacio-nal. La baja cobertura educativa es, en s mis-ma, un obstculo para participar en mejores condiciones en la sociedad del conocimiento.

    Entre otras acciones para incrementar la cobertura, es necesario ampliar y mejorar la calidad de los sistemas abiertos y a distancia, adems de utilizar todas las posibilidades que nos ofrecen las tecnologas de la informacin y la comunicacin.

    Expansin de la educacin superior. A partir del aumento indispensable de la cobertura, las universidades de la regin van a experi-mentar el reto de una mayor expansin de los sistemas de educacin superior y, como con-secuencia, el reto de formar acadmicos bajo la figura de profesor-investigador. Habrn de crearse nuevas instituciones pblicas y am-pliar algunas de las ya existentes. Asimismo, la expansin supone que los actores y fuerzas interesadas en la educacin superior hagan arreglos entre el sector pblico y el privado para que el crecimiento institucional resulte adecuado, y la enseanza satisfactoria y perti-nente a las necesidades del entorno social.

    Pero la expansin, por s misma, no es sufi-ciente. Se tendr que propiciar la introduccin de avances pedaggicos y la produccin de contenidos educativos para el mejoramiento de la enseanza-aprendizaje. La expansin de la educacin terciaria, adems, debe basarse en un criterio distributivo que tienda al equi-librio para disminuir las desigualdades espa-ciales existentes en el territorio de cada pas, en materia de oportunidades educativas en el nivel superior.

    InvestigacinIncremento de las actividades de investigacin y de la formacin de investigadores. El gran de-safo para las universidades latinoamericanas

    consiste en mantenerse como el sitio donde avanzan la ciencia y la tecnologa, adems de, en el corto plazo, formar investigadores y realizar investigacin de alto nivel. Eso re-quiere que las universidades cuenten con las condiciones apropiadas para producir cono-cimiento y acadmicos que lo produzcan, lo que est asociado al financiamiento, pblico y privado, y al uso del conocimiento por parte de quien tenga inters en l.

    La transmisin del conocimiento es una realidad que rebasa las fronteras nacionales e institucionales, y que estimula la investiga-cin; de ah que para la universidad implique estar conectada con su produccin a escala mundial. En este sentido, la universidad est cambiando hacia un espacio donde circulan flujos de conocimiento provenientes de di-versos orgenes, que son aprovechados para elaborar conocimiento propio (Delanty, 2001). La universidad es la nica institucin social que puede desempear este papel de recibir, procesar y producir conocimiento pertinente, al mismo tiempo, para el campo cientfico y para la sociedad en su conjunto.

    Con ms y mejor investigacin, la uni-versidad se va a volver un actor central en la sociedad, y los universitarios tendrn que en-fatizar que tambin es una institucin repro-ductora de cultura. Creemos firmemente que la universidad que viene ser una institucin con muchos ms lazos que la liguen a la socie-dad y, en esa medida, a los universitarios nos corresponder cuidar que no se vaya a trasto-car su identidad.

    Generacin de conocimiento, capital humano y capacidad tecnolgica. Estos son los tres ele-mentos indispensables para que pases como los nuestros consigan ms altos niveles de bienestar y compitan con otras naciones en el campo internacional. La combinacin de estos elementos supone que los resultados de la investigacin se orienten a resolver los pro-blemas del entorno social y a impulsar el desa-rrollo tecnolgico local y la innovacin.

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    Revisin de la formacin en el posgrado. Las universidades tienen el reto de revisar conti-nuamente la formacin en el posgrado, para que el desarrollo y la prctica de este nivel educativo estn efectivamente fundados en la investigacin y en criterios que garanticen rigor acadmico y una produccin original. Con excelentes doctorados, las universidades contribuyen a la creacin, transformacin y distribucin del conocimiento.

    Desarrollo tecnolgico e innovacinAumento de la relacin con el sector productivo. El papel de las universidades para colaborar en la construccin de una economa del co-nocimiento implica necesariamente que exis-ta un sector productivo que aproveche el co-nocimiento y que est dispuesto a establecer alianzas con instituciones acadmicamente autnomas. Al crearse tales alianzas, el sector privado debe mostrarse con mayor capaci-dad de iniciativa. Asimismo, debe tenerse en cuenta que el sector productivo contiene una parte pblica y otra social que deben ser aten-didas por la universidad. En particular, las universidades pueden colaborar para formar personas dedicadas a la administracin, vista como tecnologa de conduccin organizacio-nal, para que los gobiernos logren mayores niveles de eficiencia, que probablemente es-tarn asociados con la legitimidad que se les reconozca.

    En todas las acciones propuestas para el fomento de la vinculacin con el sector pro-ductivo, es fundamental que la universidad cuente con un estricto marco regulatorio que evite cualquier distorsin acadmica, en particular los conflictos de inters y el concer-niente a la integridad cientfica y el comporta-miento tico que deben ser observados.

    Fomento de la vinculacin universidad-em-presa. La productividad y competitividad de las sociedades contemporneas, as como el bienestar social y cultural, son cada vez ms dependientes de la educacin, la ciencia y la innovacin tecnolgica. El mejoramiento de la calidad de las funciones sustantivas de las universidades debe estar asociado al incre-mento de la vinculacin con los diversos tipos de empresas19 y necesidades de los sectores sociales.

    Generar innovacin para el desarrollo. La universidad debe irradiar, hacia su interior y hacia el conjunto de la sociedad, una cultura de la innovacin y aprecio por el quehacer cientfico. Esto estimular la creatividad para la transformacin cualitativa de los proce-sos, productos y servicios necesarios para el desarrollo econmico. Especialmente, debe establecer una colaboracin estrecha con las pequeas y medianas empresas, que renen el mayor volumen de empleo, con el fin mejorar la calidad de su personal y crear proyectos de innovacin sustentados en el conocimiento. Es necesario estimular la solicitud de paten-tes, la transferencia de conocimientos y los servicios tecnolgicos.

    Participar en la generacin de empresas de base tecnolgica. Las propias universidades deben impulsar ms decididamente la formacin de empresas de base tecnolgica como un deri-vado de la investigacin que realizan en los diferentes campos cientficos.

    Afrontar las tensiones con el mercado. Otro de los retos que tienen las universidades es sortear las tensiones entre el Estado y el mer-cado.20 Las relaciones entre ambos deberan

    19 No pasamos por alto que la estructura productiva en muchos de nuestros pases est segmentada y que tal divi-sin ha causado que las pequeas y medianas empresas sean las que atiendan a un mayor volumen del empleo. Tampoco dejamos de tener en cuenta que una buena parte de la ocupacin se da en el sector informal. Estamos convencidos de que las franjas mayoritarias de la economa son objeto de atencin de la universidad. Asimismo, que al ampliar sus bases sociales, la universidad gana reconocimiento y prestigio, y fortalece, en el ms amplio sentido, su carcter pblico.

    20 El texto de Brian Pusser (2014), hace una buena revisin del problema y lo coloca en perspectiva para que se logre un mayor equilibrio de fuerzas, lo cual es conveniente para la universidad.

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    organizarse bajo el principio de cooperacin, aceptando que la rectora de la poltica educa-tiva nacional le corresponde al primero. Para salvar las posibles tensiones, los gobiernos de-beran tomar la iniciativa de hacer una convo-catoria amplia para acordar un programa de colaboracin con las instituciones acadmicas y las empresas. La debilidad de este vnculo es un obstculo de primer orden para estimular una economa basada en el conocimiento.

    Administracin eficienteRevisin del modelo de administracin y la es-tructura de las universidades. Las tareas uni-versitarias implican que las instituciones sean gobernadas por medios eficientes y eficaces, con autoridades legtimas. Quienes conducen las instituciones tienen el desafo mayor de conseguir la estabilidad relativa que requiere la vida acadmica, y al mismo tiempo, lograr que ocurran cambios permanentes en la or-ganizacin, como lo exige la lgica de proli-feracin del conocimiento. En este sentido, las universidades tienen el enorme desafo de construirse y reconstruirse con flexibilidad, para modificar sus estructuras y relaciones internas y externas, de tal suerte que puedan marchar con los tiempos. Asimismo, para este propsito, tienen el reto de ir conformando cuerpos colegiados de pares en distintas reas del quehacer universitario en los que partici-pen los acadmicos y las autoridades.

    Internacionalizacin y carretera latinoamericana del conocimientoAl hablar de las universidades de Amrica Latina y el Caribe, consideramos que los de-safos que les presenta la internacionalizacin constituyen un aspecto de suma importancia, y por ello le dedicamos el siguiente apartado.

    En primer lugar expondremos los retos espe-cficos que implica este tema y posteriormen-te plantearemos algunas propuestas de largo aliento.

    La internacionalizacin de la educacin superior es un hecho irreversible que debe-mos aprovechar para incrementar sustancial-mente la diversidad de las ofertas educativas; buscar la convergencia en el entendimiento humano; generar un mayor sentido de res-ponsabilidad colectiva latinoamericana y una mayor solidaridad con la sociedad.

    La cooperacin internacional es un est-mulo para mejorar la calidad y la eficacia de las instituciones de educacin superior de la regin. Es una posibilidad para reducir las brechas que parecen insalvables entre pases, para encontrar soluciones a los problemas globales o regionales que, ms all de la geo-grafa, son de todos.

    Los desafos que tiene la educacin su-perior en el mundo y en Latinoamrica en particular son de una magnitud considera-ble y deben ser atendidos con urgencia para que los pases de la regin tengan fortaleza para combatir la desigualdad social y alcanzar mejores niveles de vida en democracia.

    La cooperacin entre instituciones de educacin superior es fundamental para la solucin de grandes problemas, porque stas se enriquecen al ampliar sus horizontes y es-pacios de interaccin.21 Conviene considerar algunas cifras como ejemplo de la impor-tancia que ha adquirido hoy en da la inter-nacionalizacin de la educacin superior en el mundo: slo entre los aos 2000 y 2010, la cantidad de estudiantes matriculados en es-tablecimientos universitarios fuera de su pas de origen se duplic, al pasar de 2 millones 100 mil a 4 millones 300 mil (OECD, 2013).

    21 La globalizacin ha potenciado y eliminado la delimitacin territorial del conocimiento. En este contexto de cam-bio, la sociedad se ha ido construyendo como la sociedad red (Castells, 1996). Las propias universidades estn tejiendo sus redes, armando conjuntos para el intercambio y el aprovechamiento de ms recursos para cada uno de los miembros de la red. Las universidades se integran en redes a nivel internacional, porque se ha demostrado que las redes son ms dinmicas que las instituciones aisladas; son espacios abiertos donde la innovacin es un proceso colectivo. Por ello, es necesario sugerir el establecimiento de una agrupacin acadmica apropiada para las universidades latinoamericanas.

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    Llama la atencin que, en 2010, 53 por cien-to de los estudiantes en el extranjero eran de origen asitico, la mayora de China, India o Corea del Sur. Para ese mismo ao, los es-tudiantes extranjeros en pases de Amrica Latina y el Caribe representaron menos del dos por ciento del total mundial. Por su parte, Espaa recibi 56 mil 018 estudiantes extran-jeros, de los cuales 30 mil 272 eran de nacio-nes de Amrica Latina y el Caribe. Estados Unidos recibi a 65 mil 476 latinoamericanos (UNESCO, 2012).

    Para aprovechar mejor las ventajas de la internacionalizacin, se proponen las si-guientes acciones:

    Intensificacin de las actividades de internacio-nalizacin. Debemos aprovechar la interna-cionalizacin de la educacin superior para conjuntar esfuerzos, incrementar recursos y ampliar nuestros alcances; sin embargo, la universidad contempornea debe estar alerta y rechazar cualquier condicionante mercantil y financiera que pretenda afectar los inter-cambios y las tareas universitarias.

    Desarrollo de una comunidad universitaria mundial. Para ello es indispensable hacer alianzas estratgicas, conformar redes aca-dmicas, desarrollar programas conjuntos de investigacin, impulsar la formacin de curr-culos integrados con contenidos globales, de manera que ello nos conduzca a conformar en el futuro una comunidad universitaria mundial. La cooperacin internacional entre las universidades debe contribuir a un mayor entendimiento entre las culturas y respeto a la diversidad y a la solidaridad humanas. Esto representa una oportunidad de encontrar so-luciones colectivas a los serios problemas que nos aquejan.

    Reforzamiento de la movilidad estudiantil y aca-dmica. Es importante enfrentar con creativi-dad el desafo de la movilidad estudiantil y aca-dmica, con el diseo de instancias eficientes

    de gestin, as como mediante adecuaciones normativas que atiendan todas las dimensio-nes implicadas en estos intercambios, especial-mente el reconocimiento de los periodos de es-tudio. Desde sus inicios, las universidades han vivido procesos de movilidad de estudiantes y acadmicos. Con la internacionalizacin esto se ha profundizado, por ello habr que reforzar el reconocimiento curricular.

    Consideramos posible, deseable e impera-tivo establecer un Espacio Latinoamericano del Conocimiento. Tenemos antecedentes comprobados y una serie de organizaciones capaces de contribuir a la colaboracin hori-zontal entre las universidades. Universia, la Unin de Universidades de Amrica Latina (UDUAL), el Instituto de Educacin Superior de Amrica Latina y el Caribe (IESLAC), la Red de Macrouniversidades de Amrica Latina y el Caribe, y la Red EMPRENDIA, entre muchas ms, son ejemplo de esas posibilidades.

    As como el Erasmus en la Unin Europea, Amrica Latina debera tener el programa Gabriela Mistral de Movilidad Acadmica. Una carretera del conocimiento que permita contar con mayor movilidad de estudiantes y de acadmicos; incrementar las redes de investigacin y favorecer el establecimiento de convenios para el desarrollo tecnolgico; contar con bases de datos sobre proyectos de investigacin y desarrollo de tecnologas, ade-ms de ampliar las posibilidades de financia-miento entre pases, para acordar el reconoci-miento de estudios, los sistemas de evaluacin y acreditacin, as como ampliar y diversificar la oferta educativa.

    Este espacio, igualmente, dar pie para que al espaol y al portugus se les reconozca, cada vez ms, como lenguas para la comuni-cacin cientfica y acadmica. En suma, las alianzas institucionales pueden ser un de-tonador importante para una mayor y ms completa integracin regional, as como con los pases europeos donde se habla el espaol o el portugus.

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    Comentarios y reflexiones finales

    Cul queremos que sea la universidad lati-noamericana del siglo XXI?, es la pregunta que hoy en da est vigente entre especialistas y autoridades. Nosotros nos hemos atrevido a dar algunas ideas sobre las orientaciones que podra seguir el cambio institucional, en las condiciones estructurales en que se ha pre-sentado este periodo histrico, que abarca los ltimos lustros del siglo pasado y los prime-ros tres de este siglo. Durante este tiempo, las universidades de nuestros pases, por cierto, han experimentado cambios en las polticas pblicas de los gobiernos y en los efectos de la globalizacin sobre la academia.

    Si bien es cierto que las grandes institucio-nes pblicas han mantenido diferencias y tra-diciones universitarias propias en cada uno de los pases que componen esta regin del con-tinente, tambin han mantenido semejanzas en cuanto a historia y al reconocimiento de que la universidad latinoamericana cumple propsitos acadmicos y, al mismo tiempo, compromisos con la sociedad y el Estado, que la hacen ser una institucin visible e indispen-sable, y en este sentido especfica, en distintas esferas de la sociedad.

    En Amrica Latina estamos, todava, en un momento de cambios y reformas insti-tucionales para darle viabilidad a nuestras sociedades, dentro de las corrientes globaliza-doras, que impulsan transformaciones en casi todos los rdenes del espacio social. Sin duda,

    en este proceso, la universidad juega un papel de primordial relevancia y requiere sortear enormes desafos, como los que enunciamos en el apartado anterior, para cumplir mejor sus propsitos, responsabilidades, y compro-miso social.22

    La universidad de estos tiempos, en la regin, ya no est dedicada a otorgar ttulos, acceso a profesiones liberales para abrir opor-tunidades de movilidad social y fortalecer a las clases medias, adems de satisfacer las expectativas de las lites. Hoy, la docencia se ha multiplicado a cientos de carreras y se han tenido que construir y desarrollar programas de posgrado para responder a las demandas de sociedades ms complejas; entre ellas, la de formar personas que posean, apliquen y pue-dan producir conocimiento.

    Los nuevos desafos de la universidad parten de las polticas de desarrollo que van estableciendo los gobiernos, pero tambin de los requerimientos de la economa del conoci-miento, impulsada desde las universidades de investigacin en los pases centrales.23 La eco-noma del conocimiento ha sido fundamental para instalar el predominio del mercado, que enfatiza la competencia entre las naciones y entre las universidades.24

    De ah que, el desarrollo y la participacin de los pases latinoamericanos en el concierto internacional exigen no slo el crecimiento y fortalecimiento del sector productivo, sino tambin la creacin de sistemas naciona-les de innovacin que le den vitalidad. Tales

    22 Hablamos de la universidad pblica y no del sistema de educacin superior, porque la primera es concebida como una institucin social que lleva siglos de establecida en nuestros pases. Las opciones y posibilidades de cambio que hemos sealado estn, sobre todo, pensadas para esta institucin. Tambin, porque esta universidad ha veni-do incrementando y diversificando sus funciones, pero sobre todo, porque en las universidades pblicas se hace la mayor parte de la investigacin cientfica, y como hemos sealado, el intelecto y el conocimiento se han vuelto los dos factores primordiales en el logro del desarrollo y el crecimiento econmico. Por ltimo, la universidad pblica y las universidades, en su relacin con el Estado, el mercado y la sociedad civil ha merecido una enor-me cantidad de reflexiones, volcadas en otras tantas publicaciones. Tenemos, entonces, una larga tradicin de pensamiento sobre la universidad latinoamericana que sera indispensable recoger y debatir en foros acadmicos latinoamericanos, para que los investigadores del tema contribuyan a subrayar los lmites y las posibilidades de cambio a futuro.

    23 Slaughter y Rhoades (2009) examinan los vnculos estrechos que han desarrollado las universidades norteameri-canas con la economa basada en el conocimiento. Se trata de uno de los aportes ms sustantivos sobre este punto. Vase tambin Marginson, 2010.

    24 La hegemona del mercado, y de la competencia, estimulada por la globalizacin, ha planteado innumerables de-safos a las universidades pblicas de nuestros pases. Vase: Ordorika, 2009; Marginson y Ordorika, 2010.

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    sistemas incluyen a la educacin superior, como un factor de primera importancia, y particularmente a aquellas universidades p-blicas que han creado, a lo largo de muchos lustros, reas de investigacin en ciencias y humanidades que son claves para producir y distribuir conocimiento acorde con los fines nacionales, que no son slo econmicos, sino tambin polticos; esto ltimo dada la necesi-dad de gestar ciudadana, mejorar la calidad de la democracia, manejar las nuevas formas de gestin de lo pblico y enriquecer el patri-monio cultural.

    En la discusin actual de la universidad latinoamericana hay un eje de cambio que est orientado por los escenarios tecnolgicos a escala mundial. Tales escenarios se circuns-criben a la necesidad imperiosa de que las universidades cuenten con un amplio desa-rrollo de las tecnologas de la informacin y la comunicacin (Rama, 2006)25 para entrenar a los estudiantes en su uso y para educarlos en los avances de las ingenieras que las nutren.

    Pero tambin porque la difusin del cono-cimiento y la educacin superior tienen, hoy en da, en dichas tecnologas la posibilidad de crear plataformas docentes con las que se puede llegar a amplios pblicos de estudian-tes y de profesionistas que requieren renovar sus conocimientos. La universidad virtual, desde las instituciones universitarias, es una realidad poderosa para educar y satisfacer demandas especficas de la poblacin en ma-teria educativa, con lo cual la sociedad gana competitividad. A travs de las tecnologas de la comunicacin, las universidades de los pa-ses latinoamericanos pueden iniciar la cons-truccin de un espacio comn que sirva para transmitir conocimiento a las comunidades docentes, pero tambin a la comunidad cien-tfica. Sin duda, por esta va, puede agilizarse e incrementarse el dilogo acadmico.

    La educacin superior latinoamericana de hoy se est construyendo en un entorno de competencia entre sistemas educativos, cuya capacidad y diversidad responden a situacio-nes nacionales que ordenan su organizacin y funcionamiento de acuerdo con polticas de Estado que pueden variar segn el rgimen de gobierno. Por tal motivo, pensar en el futuro de las universidades latinoamericanas supone entenderlas como parte de sistemas naciona-les de educacin superior26 y como parte de redes internacionales.

    La educacin superior, en pases como los nuestros, debe focalizarse como uno de los ejes principales en las estrategias de desarro-llo econmico. Entre otros motivos, porque el crecimiento requiere una fuerza laboral mejor formada y calificada, mayor produccin de conocimiento adecuado a las circunstancias de cada sociedad en particular, investigacin aplicada y transferencia de tecnologa.

    Se reconoce, adems, que la educacin universitaria tendr cada vez mayor demanda porque es un factor para que las personas ten-gan una mejor ubicacin en el mercado labo-ral, que en el corto plazo continuar segmen-tado y con un alto nivel de competencia por los puestos de mejor rendimiento econmico en la estructura ocupacional.

    Ser menester, para tales fines, que en las universidades pblicas de la regin se defina como prioridad tener una comunidad acad-mica y cientfica slida, que soporte el desarro-llo institucional universitario, con las mejores condiciones laborales posibles, y cuya libertad de pensar y hacer est cobijada por la autono-ma. Esta ltima servir para que la multiplici-dad de demandas emergentes a la universidad, y sus intercambios con todos los sectores de la sociedad, resulten benficos a las partes.

    Vivimos, entonces, en una situacin donde al Estado le toca formular polticas

    25 En este libro, Rama sostiene que las polticas pblicas que estimulan la incorporacin de las tecnologas de la informacin y la comunicacin en las universidades, ms los efectos de las empresas transnacionales que ofrecen servicios por estas vas, son, entre otros factores, parte de lo que l llama la tercera reforma.

    26 Llamamos la atencin del lector para recordarle la relevancia de los textos de Burton Clark sobre los sistemas de educacin superior. Entre otros, debe consultarse: Clark, 1986.

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    pblicas de educacin superior teniendo en cuenta no slo las necesidades nacionales, sino tambin la internacionalizacin de este nivel educativo. Algunas de estas polticas hay que reinventarlas para que las universidades y los sistemas de educacin superior vayan adaptndose a los cambios educativos y cien-tficos en el contexto global, que impactan lo nacional y lo local.27

    Adems, al Estado le toca ubicar tales pol-ticas en la presencia de actores y proveedores, tradicionales y nuevos, de servicios educati-vos. Las fuerzas del mercado en la educacin superior, y sus tensiones con el Estado, son de gran importancia para analizar la dinmica de la educacin superior28 en cada pas y en su conjunto de aqu en adelante.

    Por ahora, reconocemos que la globali-zacin, y la mercantilizacin aparejada a la misma, han trado un ambiente de alta com-petencia por todo tipo de recursos, uno de los cuales es de carcter intelectual. En este ambiente de competencia dominan las uni-versidades del primer mundo en lo que hoy se llama mercado acadmico global.

    Para participar en este ambiente se necesi-ta estar mejor posicionados para la competen-cia, contar con economas externas y poner freno a las corrientes hegemnicas, que en-focan a nuestras instituciones universitarias, y a sus respectivos sistemas educativos, con criterios de juicio que no son apropiados para Amrica Latina. Por eso, hemos llamado a crear un espacio acadmico en la regin que nos lleve a la unin en redes y a incrementar el propio conocimiento de nuestras institu-ciones. Estos dos frentes le darn fuerza a las universidades para que jueguen el papel que de ellas se espera, de aqu en adelante, con respecto al crecimiento econmico, y para apoyar la instauracin de nuevos modelos de desarrollo que contemplen la redistribucin de la riqueza.

    Asimismo, se considera prioritario que, desde Amrica Latina, las universidades y los gobiernos formulen y ejecuten polticas de educacin superior que favorezcan el que nuestras instituciones puedan operar con in-terconexiones. La vinculacin en redes insti-tucionales contribuir a que los cambios en la sociedad sean acordes con nuestros avances en el conocimiento, con nuestras culturas, y puedan ser trasmitidos y compartidos a lo lar-go del continente.

    Al mismo tiempo, las universidades co-nectadas en un espacio comn, en redes in-ternacionales en la regin, desempearn un papel cada vez ms protagnico para el de-sarrollo de las sociedades locales, y para que su proceso de integracin a lo global sea ms redituable, en trminos de oportunidades para participar en el concierto internacional. Las universidades estn llamadas a servir como medio para los intercambios educati-vos, culturales y de investigacin entre pases, as como en el movimiento de estudiantes y acadmicos.

    Por estas razones, y otras muchas, reitera-mos, estamos en un momento oportuno para que Latinoamrica vincule a las universida-des, de tal suerte que entren juntas y se apoyen en el juego del conocimiento, de la circulacin de sus flujos, y en la movilidad de estudiantes y acadmicos.

    Finalmente, consideramos que los pases latinoamericanos se encuentran hoy en la posibilidad de intensificar la colaboracin en un plano horizontal. Contamos con la tecno-loga y el capital humano necesarios y con la determinacin de las instituciones. Debemos garantizar el financiamiento y la adecuada or-ganizacin y gestin institucionales.

    Una de las tareas del espacio acadmico comn, adems de las mencionadas, ser ini-ciar proyectos de investigacin comparativos en temas relevantes al desarrollo, adems de

    27 Una discusin sobre la universidad pblica y sus retos se encuentra en Muoz y Surez, 2012. En este texto se analizan algunos rasgos de las estructuras que obstaculizan el devenir de la educacin superior en Mxico.

    28 La diversidad institucional, y las mltiples tensiones que se dan en el sistema de educacin superior en Amrica Latina, a raz de las tendencias privatizadoras, son tratadas en Rodrguez, 2003.

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    formar nuevos investigadores dedicados espe-cialmente al estudio de la educacin superior.

    En suma, los autores de este trabajo con-sideramos que hay antecedentes, marcos ana-lticos, y necesidades sociales, econmicas y polticas, que hoy ponen en la mira a la uni-versidad pblica, para que tenga una partici-pacin sustantiva en la solucin de los grandes problemas nacionales que enfrenta cada uno de los pases de la regin, entre otros, lograr una mejor ubicacin en el escenario global.

    Para construir y dar forma a la institucin, de modo que sus tareas tengan el impacto esperado, es imperativo recurrir a la inves-tigacin sobre la universidad y el sistema de educacin superior en Amrica Latina. Es

    necesario, asimismo, el esfuerzo conjunto en proyectos para hacer balances y propuestas bien fundamentadas; reconocer diferencias y semejanzas para vincularnos, apoyarnos e ir hacia adelante.

    La imaginacin, las ideas de quienes han investigado a la universidad, o han tenido la responsabilidad de conducirla, y el conoci-miento, producido por los investigadores es-pecializados en los temas y problemas de la universidad en Amrica Latina, contribuirn a hacer planteamientos, exploraciones y linea-mientos de poltica educativa para que siga-mos los mejores caminos que puedan transi-tarse hacia la creacin de las universidades que los universitarios queremos para el siglo XXI.

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