DEVOCIONALES 07 DIAS JONAS Los afectos de Dios 07 DI… · «perfección» es otra. No encasilla a...

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DEVOCIONALES - 07 DIAS / Caleb Fernandez Pérez2019

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Devocionales07DIAS

En el versículo anterior el rey de Nínive hace una gran pregunta: «¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?» (v.9), la conmovedora y acertada pregunta formulada por el rey de Níni-ve contiene en su percepción, la noción de un Dios que puede «arrepentirse».

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Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

DIA01 Jonás 3:10

Y ¿por qué no? ¿Cuál sería el problema si Dios se arrepintiera? La mayor dificultad se en-cuentra en el hecho de que existen otras partes de la Biblia que nos dice que Dios es inmutable, que no cambia.

Pero, en este relato observamos una forma de percibir a Dios, que muchas veces es ajeno a nuestra espiritualidad. Jonás ve a Dios y le va atribuyendo sentimientos humanos a su forma de actuar. Así como en otras partes de la Escritu-ra Sagrada se lo presenta: «Dios sonrío», «sintió compasión», «se enojó», esto se llama «antropo-patía». Esto es como en la misma Escritura se usan expresiones «antropomórficas» en relación a Dios: «Su mano», «sus ojos», «sus brazos ex-tendidos» y los escritores bíblicos se expresan de esa manera aún sabiendo que Dios es Espíritu y no tiene manos, ojos, brazos, etc. Y en este versí-culo en particular Jonás también le atribuye un sentimiento humano a Dios.

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En nuestra relación con Dios, debemos apren-der — como Jonás — a ver a Dios acompañando nuestras circunstancias, no desde la lejanía de Su trono, sino desde la atribución más cercana de un sentimiento humano.

Preguntas de reflexión:¿Qué tipo de percepción contiene la pregunta

del rey de ¿Qué es lo que hace Jonás para explicar el ac-

tuar de Dios?

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Moralmente Dios no puede arrepentirse, porque Él es «el Padre de las luces, en quien no hay mu-danza, ni sombra de variación» (Santiago 1:17), muy diferente a los seres humanos que cuando se arrepienten, se ponen tristes por el pecado y se vuelven a Dios.

Por otro lado, el paradigma profético contie-ne la condicionalidad implícita en los oráculos

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Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

DIA02 Jonás 3:10

de advertencia que no son anunciadas sin la posi-bilidad de perdón. El profeta Jeremías por ejem-plo nos relata uno de esos oráculos: «En un ins-tante hablaré contra pueblos y contra reinos, pa-ra arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles…» (Jeremías 18:7-8).

Y en este sentido, Jonás trajo a su memoria las primeras cuatro palabras de Joel 2:14: «¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?».

El arrepentimiento de Nínive fue aceptable pa-ra Dios. Pero, solo Él conocía la respuesta a: «¿quién sabe si Dios…?» Él sabe. Y por eso, que Dios elija que sus propias acciones dependan, al menos en parte, de las acciones humanas no es una limitación de su soberanía, es la muestra de

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un Dios que se mueve con afectos para nuestro bien.

Preguntas de reflexión:¿Por qué Dios moralmente no puede arrepen-

tirse?¿Es posible que las acciones de Dios depen-

dan de las acciones humanas? ¿Qué es lo que muestra esto?

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Hay una forma de ver el arrepentimiento que se asemeja al «pesar personal», que a veces se pue-de confundir con «remordimiento». Sin embar-go, en las Escrituras tiene que ver con un cambio de actitud, que crea finalmente una nueva reali-dad en el área o en el ambiente de nuestra vida que necesita de Dios. Para los Ninivitas, no solo había una necesidad de creer, sino de cambiar de actitud  y el relato nos dice que eso fue lo que

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Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino;

DIA03 Jonás 3:10

Dios vio: «Y vio Dios lo que hicieron, que se con-virtieron de su mal camino».

Es posible que el dilema que tengamos en nuestra forma de relacionarnos con Dios tenga que ver más con nuestra forma de actuar, que con nuestra forma de creer. Aquí la clave no fue creer en «Jehová» (como los marineros en el ca-pítulo 1), los Ninivitas creyeron en «Elohim». Aquí la clave fue la conversión que llevó a una nueva realidad. Nuestros corazones deben «con-vertirse de nuestro mal camino». Y crear a partir de nuestras decisiones delante de Dios, nuevas realidades que sean conscientes de la presencia de un Dios justo.

El rey de Nínive entendió el mensaje. La clave ahí era la maldad: «y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña (saqueos con violencia aa indefensos) que hay en sus manos.» (Jonás 3:8).

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Preguntas de reflexión:¿De qué se trata el verdadero arrepentimien-

to?¿Por qué necesitamos convertirnos de nues-

tro mal camino?

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Cuando el rey de Nínive promulga el decreto real «y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.» (Jonás 3:8). Esta-ba sentando las bases para una gran reforma so-cial. Lo que él se da cuenta — y de lo cual se arre-piente — era básicamente la arbitraria violación de los derechos humanos, un tipo de injusticia so-

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Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino;

DIA04 Jonás 3:10

cial de lo cual ellos eran descaradamente culpa-bles.

En esta parte del relato vemos que para Dios esta historia tiene como objetivo hacer un llama-do puntual contra la opresión y la injusticia muy propias de las naciones paganas. Una realidad que el Señor no quería que Su pueblo imitara. Ní-nive era una sociedad que esclavizaba, asesina-ba, oprimía, explotaba, abusaba y no era solo un problema del estado, sino de cada uno. Y esto in-dignaba a Dios. Se había normalizado la violen-cia y el abuso («y conviértase cada uno de su mal camino») y esto — para Dios — no podía conti-nuar así.

Cuando en una sociedad, en una familia, en un ambiente se normaliza la violencia y el abuso, se necesita del evangelio, de Cristo, se necesita una nueva realidad.

En este versículo trabajar contra la injusticia social y llamar a la gente al arrepentimiento ante

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Dios se entrelazan teológicamente. En esta histo-ria no hay separación entre justicia social y arre-pentimiento. Martin Luther King en su famoso discurso: «Yo tengo un sueño» no apela al indivi-dualismo moderno y secular: «cada uno debe de-cidir su propio significado de la vida y su verdad moral»; más bien cita a Amos 5:24: «Que la jus-ticia [de Dios] rodee como las aguas y la justicia como un poderoso arroyo». Nuestras realidades de injusticia necesitan cambiar y eso es lo que Dios quiere para establecer Su justicia.

Preguntas de reflexión:¿De qué se da cuenta el rey de Nínive al pro-

mulgar su decreto real?¿Por qué no puede haber una separación en-

tre justicia social y arrepentimiento?

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La ciudad de Ninive no abandonó a sus ído-los, de hecho, aunque los ninivitas se arrepintie-ron, no hay indicios que se hayan convertido a «Jehová, el Dios del Pacto», lo que nos dice el texto, es que Dios vio la intención de la ciudad y el esfuerzo de reforma social. Y en la percepción de Jonás al relatar la historia, algo se movió en

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y se arrepintió del mal que había dicho que les haría,

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el corazón de la misericordia de Dios que tomó la decisión de actuar de otra manera.

¿Es posible que Dios se arrepienta? El proble-ma es el verbo “arrepentirse”, pues en nuestra idioma transmite la idea de un cambio de com-portamiento de peor a mejor, sin embargo, en el idioma original el verbo se refiere más bien a to-mar una decisión de actuar de otra manera. En Jeremías 18:7-8 se presenta la declaración profé-tica de esa manera: «… si esos pueblos se convir-tieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré (cambiaré de opinión) del mal que había pensado hacerles…».

El hecho de que Dios cambie de opinión aquí no representa un fracaso divino, sino que revela su deseo sincero de ser coherente con su propia naturaleza inmutable. El carácter de un Dios que no ejerce su poder de manera arbitraria, discrimi-natoria y antojadiza, manifestando Su soberanía no desde la terquedad, sino desde la gracia.

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Preguntas de reflexión:¿Cuál es el problema del uso de la palabra

«arrepentirse»?¿Por qué el hecho de que Dios cambie de opi-

nión no representa un fracaso divino?

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Cuando se trata de pensar y explicar a Dios, noso-tros tendemos a hacer una lectura griega de la Bi-blia, o una lectura con la influencia de la edad moderna, muy propia de nuestras confesiones y teologías sistemáticas, de «un Dios perfecto que no se arrepiente». Porque para la filosofía griega el concepto de perfección es un concepto propio de la clasificación de la naturaleza de Dios. Pero, la mentalidad del pensamiento hebreo acerca de

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y se arrepintió del mal que había dicho que les haría,

DIA06 Jonás 3:10

«perfección» es otra. No encasilla a Dios a estruc-turas lógicas de pensamiento, Dios es presenta-do en las relatos del Antiguo Testamento a partir de sus relaciones con Su pueblo, y es presentado como un Dios pasional, que se enoja, se alegra, se enfurece, se compadece, y se arrepiente, por-que es Dios, el gran «YO SOY». En el Nuevo Tes-tamento no vemos este problema porque Jesús materializa la forma humana de nuestra percep-ción de Dios.

Por lo tanto, si nosotros ya hemos asumido teológicamente que Dios es inmutable, entonces, podemos leer el texto, desde nuestra percepción limitada de seres humanos — como lo vio Jonás — una percepción que ve a Dios vibrando, sin-tiendo, y acompañando nuestros procesos, acom-pañando nuestra historia. Y lo hace, no desde la decisión terca y arbitraria de Su soberanía, sino de la manifestación de Su gracia, misericordia y amor.

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Que el Señor nos lleve de la mano a percibirlo así, llorando con nosotros, vibrando con noso-tros, sintiendo con nosotros, y acompañándonos siempre en cada uno de nuestras historias.

Preguntas de reflexión:¿Cuál es la diferencia entre la forma de expli-

car y pensar la perfección de Dios, en el pensa-miento griego y hebreo?

¿Cuál es la invitación que nos hace Dios en re-lación a nuestra forma de percibirlo?

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¿Qué es lo que «no hizo» Dios? Romanos 1:9 nos habla de que «la ira de Dios se revela desde el cie-lo contra toda impiedad e injusticia de los hom-bres que detienen con injusticia la verdad». En otras palabras «Dios muestra su ira [su mal] con-tra todos los que son pecadores y perversos, que con su maldad obstruyen la verdad».

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[…el mal que había dicho que les haría] y no lo hi-zo.»

DIA07 Jonás 3:10

En un mundo creado por un Dios bueno, el mal, la violencia, el abuso y la injusticia son «inherentemente autodestructivos». La desinte-gración y el caos social «expresan la ira de Dios». Él preside los procesos de causa y efecto que ha incorporado en la creación como expresio-nes de su santo gobierno del mundo.

Los Ninivitas cambiaron la actitud que los ale-jaba de la oportunidad de salvación. Jonás no es-peraba esto, de hecho, como si hubiera conocido el texto bíblico de Romanos 1:21 — escrito cien-tos de años después — esperaba que los Ninivi-tas sean aquellos que Pablo describía: «… habien-do conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecie-ron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido».

Si no entendemos la ira de Dios, es imposible entender completamente por qué tantas socieda-des, imperios, instituciones y vidas se han de-

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rrumbado a lo largo de la historia. De la misma manera con nosotros, a veces nos preguntamos ¿Por qué nos pasan ciertas cosas complejas? ¿Por qué no nos está resultando esto o aquello? ¿Por qué nuestra familia está en la situación en la que está?

El Señor quiere salvar nuestra vida, y está comprometido con nuestra salvación, cueste lo que cueste. Ahora nos está dando una oportuni-dad para arrepentirnos de lo que hemos hecho mal y principalmente nos está llamando a cam-biar de actitud y crear nuevas realidades en nues-tra vida, relaciones, trabajo, familia, iglesia.

Preguntas de reflexión:¿Qué es lo que «no hizo» Dios?¿A qué nos está llamando nuestro Señor?

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© 2019 www.valparaisoipch.cl Caleb Fernández Pérez, Pastor de la 1ra Igle-sia Presbiteriana de Valparaíso y profesor del Se-minario Teológico Presbiteriano.

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