El Arte de La Meditacion

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    M ATTHIEU R ICARD

    EL ARTE

    DE LA MEDITACI N

    Por qu meditar?Sobre qu? Cmo?

    URANO

    Argen tina - Chi le - Colombia - Espaa

    Estados Unidos - Mxico - Uruguay - Venezuela

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    Ttulo original: L'Art de la Mditation Editor original: NiL, ditions, Pars Traduccin: Francisco J.Ramos Mena

    Los dibujos de la pgina 41 han sido realizados por los alumnos de la escuela de KonchogLhadrepa.

    Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin escrita de lostitulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin parcial o total deesta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografa y el tratamiento informtico,as como la distribucin de ejemplares mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Copyright O 2008 by NiL, ditions, Pars All Rights Reserved de la traduccin 2009 by Francisco J. Ramos Mena 2009 by Ediciones Urano, S.A. Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelonawww.edicionesurano.comwww.mundourano.com

    ISBN: 978-84-7953-722-7Depsito legal: NA. 2.192 - 2009

    Fotocomposicin: Ediciones Urano, S.A.Impreso por Rodesa S.A. - Polgono Industrial San Miguel Parcelas E7-E8 - 31132 Villatuerta(Navarra)

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

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    ndice

    Prlogo 9

    1. Por qu meditar? Es aconsejable cambiar? 14Es posible cambiar? 16Un aspecto fundamental de la conciencia 17Slo con desearlo no basta 18Qu es meditar? 19Transformarse a s mismo para transformar mejor el mundo 21Un efecto global 23

    2. Sobre qu meditar? Afinar la atencin y la plena conciencia 28Lo que la meditacin no es 28

    Un dominio liberador 29En el corazn de la realidad 30Hay que liberar al mono del espritu 31

    3. Cmo meditar? LA MOTIVACIN 36CONDICIONES FAVORABLES PARA LA PRCTICA DE LA MEDITACIN 39ALGUNAS RECOMENDACIONES GENERALES 44

    ENFOQUE SU ESPRITU HACIA LA MEDITACIN 47LA NATURALEZA EFMERA DE TODAS LAS COSAS 50LOS COMPORTAMIENTOS QUE HAY QUE ADOPTAR Y LOS QUE HAY QUEEVITAR 53LA INSATISFACCIN INHERENTE AL MUNDO ORDINARIO 55MEDITACIN SOBRE LA PLENA CONCIENCIA 57LA CALMA INTERIOR 61

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    LA CONCENTRACIN EN UN OBJETO 70LA CONCENTRACIN SIN UN OBJETO 74SUPERAR LOS OBSTCULOS 76LA PROGRESIN DE LA CALMA INTERIOR 84

    MEDITACIONES SOBRE EL AMOR ALTRUISTA 86UN INTERCAMBIO SUBLIME 95CALMAR EL DOLOR FSICO 100LA VISIN PENETRANTE 108DEDICAR LOS FRUTOS DE NUESTROS ESFUERZOS 142UNIR MEDITACIN Y VIDA COTIDIANA 144 Notas 147Bibliografa 153Agradecimientos 155

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    Prlogo

    Nosotros debemos ser el cambio

    que deseamos ver en el mundo.

    Gandhi

    Por qu este breve tratado de meditacin? Hace ya cuarenta aos que se me present la gran posibilidad de vivir cerca de autnticos maestros espirituales, que han inspirado mi vida eiluminado mi camino. Sus preciosas instrucciones han guiado mis esfuerzos. No soy unenseante, porque jams he dejado de ser discpulo, pero con frecuencia me sucede que, enmis viajes por todo el mundo, conozco a personas que me comunican su deseo de aprender ameditar, y, en la medida de mis posibilidades, intento orientarlos hacia maestros cua-lificados; sin embargo, eso no siempre es posible. As pues, he reunido estas instruccionesextradas de las fuentes ms autnticas del budismo precisamente para todos aquellos quedesean sinceramente ejercitarse en la meditacin. Transformarse interiormente impulsandoel propio espritu es la ms apasionante de las aventuras. Y es el verdadero sentido de lameditacin.Los ejercicios que encontrarn en este texto proceden de una tradicin dos veces milenaria.Bien dedique a la meditacin slo treinta minutos al da, o bien se entregue a ella de una

    manera ms intensa en la paz mental de un retiro espiritual, podr practicar dichos ejerciciosde una manera gradual, por separado.Personalmente, tuve la inmensa fortuna de encontrar a mi maestro espiritual, KangyurRimpoch, en 1967, cerca de Darjeeling, en la India, y de pasar, despus de su muerte en1975, algunos aos de retiro en una pequea cabaa de madera en el bosque que domina sumonasterio. A partir de 1981, tuve el privilegio de vivir trece aos cerca de otro gran maestrotibetano, Dilgo Khyents Rimpoch, y de recibir sus enseanzas. Despus de que este ltimotambin abandonara este mundo, en 1991, me retir con cierta frecuencia a un pequeorefugio de montaa, en Nepal, a algunas horas de Katmand, en un centro de retiro fundado por el monasterio de Shechen, en donde habitualmente resido. Sin ningn gnero de dudas,estos perodos pueden contarse entre los ms frtiles de mi existencia.Desde hace unos diez aos tambin participo en varios programas de investigacionescientficas que pretenden sacar a la luz los efectos de la meditacin practicada durantemucho tiempo. Dichas investigaciones demuestran que es posible desarrollarconsiderablemente cualidades como la atencin, el equilibrio emocional, el altruismo y la paz interior. Otros estudios tambin han mostrado los beneficios que se derivan de veinteminutos de meditacin diaria practicada de seis a ocho semanas; dichos beneficios son:disminucin de la ansiedad y de la vulnerabilidad al dolor; descenso de la tendencia a ladepresin y a la ira, y fortalecimiento de la atencin, del sistema inmunitario y del bienestar

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    Por qu meditar?

    Examinemos nuestra existencia con sinceridad. Cul es nuestro lugar en la vida? Culeshan sido hasta ahora nuestras prioridades, y qu previsiones tenemos para el tiempo que nosqueda por vivir?Somos una mezcla de luces y sombras, de cualidades y defectos. Pero verdaderamente essta una combinacin ptima, un estado inevitable? Y si no es as, cmo remediarlo? Son

    preguntas que merecen ser formuladas, sobre todo si creemos que sera deseable y posiblecambiar. No obstante, en Occidente, por causa de las actividades que absorben de la maana a lanoche una parte considerable de nuestra energa, tenemos menos oportunidades de profundizar en las causas fundamentales de la felicidad. Ms o menos conscientemente, nosimaginamos que, cuanto ms multipliquemos nuestras actividades, ms se intensificarnnuestras sensaciones y ms se desvanecer nuestro sentimiento de insatisfaccin. Pero enrealidad hay muchas personas que se sienten decepcionadas y frustradas por el modo de vidaactual. Y aunque sienten que les falta algo, no saben ver la solucin, porque muchas veceslas tradiciones que preconizan la transformacin del propio ser han cado en desuso. Lastcnicas de meditacin apuntan a transformar el espritu. No es necesario ponerles unaetiqueta religiosa concreta. Todos nosotros tenemos espritu, y todos podemos trabajarlo.

    Es aconsejable cambiar?Pocas personas pueden afirmar que, en su modo de vivir y en su experiencia del mundo, nohay nada que valga la pena mejorar. Algunos piensan que sus defectos y sus emocionesconflictivas contribuyen al enriquecimiento de sus vidas, y que, precisamente, esa alquimiatan especial es la que les hace ser lo que son: unas personas nicas; creen que han deaprender a aceptarse as y a amar sus defectos tanto como sus cualidades. Dichas personascorren un gran peligro de vivir inmersos en una insatisfaccin crnica, sin darse cuenta de

    que podran mejorar con tan slo un poco de esfuerzo y reflexin.Imaginemos que nos proponen que pasemos todo un da sintiendo celos. Quin de nosotroslo aceptara de buen grado? En cambio, si se nos invita a pasar ese mismo da con el coraznlleno de amor hacia los dems, la inmensa mayora de nosotros encontraramos esta opcininfinitamente ms preferible.Con frecuencia nuestro espritu se ve invadido por perturbaciones de todo tipo. Los pensamientos dolorosos nos afectan, la ira nos invade y las duras palabras que nos dirigen losotros nos hieren. En esos momentos, quin no soara con controlar sus emociones para ser

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    libre y dueo de s mismo? De buena gana intentaramos ahorrarnos esos sufrimientos, pero,como no sabemos qu tenemos que hacer, preferimos pensar que, despus de todo, as es lanaturaleza humana. Pero lo natural no es forzosamente deseable. Por ejemplo, sabemosque la enfermedad es consustancial a todos los seres, pero eso no nos impide consultar a unmdico cuando estamos enfermos.

    No queremos sufrir. Nadie se despierta por la maana pensando: Ojal pueda sufrirdurante todo el da y, si es posible, durante toda la vida! Hagamos lo que hagamos, ya setrate de emprender una tarea importante, de realizar nuestro trabajo habitual, de manteneruna relacin duradera, o, simplemente, de pasear por el bosque, bebernos una taza de t oencontrarnos por casualidad con alguien, siempre esperamos sacar de ello algo que sea beneficioso para nosotros o para los dems. Si estuviramos seguros de que nuestros actosslo nos proporcionarn sufrimiento, no haramos nada.En ocasiones disfrutamos de momentos de paz interior, de amor y lucidez, pero, la mayorade las veces, no se trata ms que de sentimientos efmeros que enseguida dan paso a otroestado espiritual. Sin embargo, vemos con toda claridad que, si trabajramos para quenuestro espritu cultivara esos momentos privilegiados, este hecho transformararadicalmente nuestra vida. Todos sabemos que sera deseable que nos convirtiramos enunos seres humanos mejores y que nos transformramos interiormente, tratando de aliviar elsufrimiento de los otros y de contribuir a su bienestar.Hay quien piensa que, sin conflictos interiores, la existencia es insulsa; no obstante, todosconocemos muy bien los tormentos que se derivan de la clera, la codicia o los celos. Ytambin apreciamos en grado sumo la bondad, la satisfaccin y la alegra que nos proporciona el ver felices a los dems.Est bien claro que el sentimiento de armona, asociado con el amor al prjimo, posee unacalidad tal que se basta por s misma. Y lo mismo ocurre con la generosidad, la paciencia ymuchas otras cualidades. Si aprendiramos a cultivar el amor altruista y la paz mental, y si, paralelamente, nuestro egosmo y las frustraciones que se derivan de l disminuyeran,nuestra existencia no slo no sera menos rica, sino todo lo contrario.

    Es posible cambiar?La verdadera cuestin no es, pues, Es deseable cambiar?, sino Es posible cambiar?En efecto, podemos imaginar que las emociones perturbadoras estn tan ntimamente asocia-das a nuestro espritu que nos es imposible librarnos de ellas, a menos que destruyamos una parte de nosotros mismos.Es bien cierto que, por regla general, nuestros rasgos de carcter cambian poco. Observadostras un intervalo de algunos aos, raros son los individuos colricos que se vuelven pacientes, los atormentados que encuentran la paz interior o los presuntuosos que pasan a serhumildes. Sin embargo, aunque sean pocos, algunos cambian, y el cambio que experimentanmuestra claramente que no se trata de algo imposible. Nuestros rasgos caractersticos perdurarn mientras no hagamos nada para mejorarlos, y mientras sigamos dejando quenuestra disposicin natural y nuestros actos automticos no slo continen perviviendo, sinoque incluso pasen a ser ms fuertes, pensamiento tras pensamiento, da tras da y ao trasao. Pero no son intangibles.

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    Indiscutiblemente, la malevolencia, la codicia, los celos y otros venenos mentales forman parte de nuestra naturaleza, pero hay diferentes maneras de formar parte de algo. El agua, porejemplo, puede contener cianuro y matarnos en el acto, pero mezclada con un remediocontribuye a curarnos. Sin embargo, su frmula qumica no cambia nunca. En s misma no esni txica ni medicinal. Los diferentes estados del agua son temporales y anecdticos, como

    nuestras emociones, nuestros humores y nuestros rasgos de carcter.

    Un aspecto fundamental de la concienciaConseguiremos comprenderlo cuando captemos que la primera cualidad de la conciencia,que simplemente consiste en conocer, no es intrnsecamente ni buena ni mala. Si miramosms all de la turbulenta marea de pensamientos y emociones efmeras que atraviesannuestro espritu de la maana a la noche, podremos constatar la presencia de ese aspectofundamental de la conciencia, que hace posible y sirve de base a toda percepcin, sea cualsea su naturaleza. En el budismo, ese aspecto cognoscitivo recibe la denominacin deluminoso, porque ilumina simultneamente el mundo exterior y el mundo interior de lassensaciones, las emociones, los razonamientos, los recuerdos, las esperanzas y los temores,haciendo que los percibamos. Aunque esta facultad de conocer sirve de base a cadaacontecimiento mental, en s misma no se halla afectada por tal acontecimiento. Un rayo deluz puede alumbrar una cara que expresa rencor u otra que sonre, y tanto una joya como unmontn de basura, pero en s misma la luz no es ni malvada ni amable, ni limpia ni sucia.Esta constatacin permite comprender que es posible transformar nuestro universo mental,as como el contenido de nuestros pensamientos y experiencias. En efecto, el fondo neutro yluminoso de la conciencia nos ofrece el espacio necesario para observar losacontecimientos mentales en vez de mantenernos a su merced, para despus crear lascondiciones de su transformacin.

    Slo con desearlo no basta No podemos elegir lo que somos, pero podemos tener ganas de mejorar. Esta aspiracin darsentido a nuestro espritu. Pero slo con desearlo no bastar: tendremos que ponernos manosa la obra. No vemos nada raro en el hecho de pasar aos aprendiendo a andar, a leer, a escribir, y aseguir una formacin profesional. Pasamos horas ejercitndonos fsicamente para estar enforma; por ejemplo, pedaleando cada da sobre una bicicleta esttica que no va a ninguna parte. Para emprender una tarea, sea cual sea, se necesita sentir un mnimo de inters o deentusiasmo, y este inters proviene del hecho de que somos conscientes de los beneficios quenos proporcionar.Entonces, por qu misteriosa razn el espritu habra de librarse de seguir esta lgica y podra transformarse sin el menor esfuerzo, simplemente porque uno lo desee? Tendra tan poco sentido como ser capaz de interpretar un concierto de Mozart, limitndose a teclear devez en cuando. Nos esforzamos mucho para mejorar las condiciones exteriores de nuestra existencia, pero,en resumidas cuentas, al que siempre le toca bregar con la experiencia del mundo es anuestro espritu, y lo traduce en forma de bienestar o de sufrimiento. Si transformamos

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    nuestro modo de percibir las cosas, estamos transformando la calidad de nuestra vida. Y estecambio es el resultado de un entrenamiento del espritu denominado meditacin.

    Qu es meditar?La meditacin es una prctica que permite cultivar y desarrollar ciertas cualidades humanasfundamentales, de la misma manera que otras formas de entrenamiento nos ensean a leer, atocar un instrumento de msica o a adquirir cualquier otra aptitud.Segn la etimologa, las palabras snscritas y tibetanas traducidas al espaol comomeditacin, son, respectivamente, bhavana, que significa cultivar, y gom, que significafamiliarizarse. Sobre todo se trata de familiarizarse con una visin clara y justa de lascosas, y de cultivar cualidades que, aunque todos nosotros poseemos en nuestro interior, semantienen en estado latente mientras no hagamos el esfuerzo de desarrollarlas.Algunos pretenden que la meditacin no es necesaria porque las experiencias constantes dela vida bastan para formar nuestro cerebro y, en consecuencia, nuestra manera de ser yactuar, y no cabe duda de que, gracias a esta interaccin con el mundo, es como sedesarrollan la inmensa mayora de nuestras facultades, como, por ejemplo, los sentidos. Sinembargo, es posible hacerlo mucho mejor. Las investigaciones cientficas en el mbito de laneuroplasticidad muestran que el entrenamiento, en cualquiera de sus modalidades, provoca importantes reorganizaciones en el cerebro tanto a nivel funcional como en el planoestructural.Comencemos, pues, por preguntarnos a nosotros mismos qu es lo que de verdad deseamosen la vida. Nos contentaremos con improvisar da tras da? Acaso no percibimos, en elfondo de nuestro ser, ese malestar impalpable pero siempre presente, mientras que lo que enrealidad tenemos es sed de bienestar y plenitud?

    Acostumbrados a pensar que nuestros defectos son ineluctables, soportando reveses a lolargo de nuestra vida, acabamos por considerar nuestra disfuncin como un hecho adquirido,sin tomar conciencia de que podemos salir de ese crculo vicioso que nos agobia.Desde el punto de vista del budismo, cada ser lleva en s el potencial del Despertar, y, comodicen los textos, eso es algo tan seguro como que cada grano de ssamo est saturado deaceite. Pero, a pesar de ello, vagamos errantes en medio de la confusin como los mendigos,los cuales, por utilizar otra comparacin tradicional, son a la vez pobres y ricos porqueignoran que, debajo de su chabola, hay un tesoro enterrado. La finalidad de la va budistaconsiste en volver a estar en posesin de esa riqueza ignorada, y de esta manera dar a nuestravida el sentido ms profundo posible.

    Transformarse a s mismo para transformar mejor el mundoDesarrollando nuestras cualidades interiores es como podremos ayudar mejor a los dems. Nuestra experiencia personal, aunque al principio sea nuestra nica referencia, con el tiempotiene que permitirnos adoptar un punto de vista ms amplio que tenga en cuenta a todos losseres. Todos dependemos los unos de los otros y nadie desea sufrir. Ser feliz cuando haytantas personas que sufren sera absurdo, por no decir imposible. La bsqueda de la felicidadnicamente para uno mismo est condenada a un fracaso seguro, porque el egocentrismo

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    est en la propia fuente de nuestro malestar. Cuando la felicidad egosta es el nico fin de lavida, la vida enseguida deja de tener un fin,1* escriba Romain Rolland. Aunque a primeravista aparentemos ser muy felices, no podremos serlo de verdad si no nos interesamos por el bienestar del prjimo. En cambio, el amor altruista y la compasin son los fundamentos de laautntica felicidad.

    Estas reflexiones no emanan de una intencin moralizante, sino que simplemente se limitana reflejar la realidad. Buscar la felicidad slo para uno mismo es la mejor manera deconseguir que ni nosotros ni los dems seamos felices. Podramos creer que podemosaislarnos de los dems para as garantizarnos mejor el propio bienestar (que cada uno pruebe a hacerlo por su cuenta y as todo el mundo ser feliz!), pero el resultado queobtendremos ser justo el contrario del que desebamos. Vacilando entre la esperanza y elmiedo, nuestra vida se volver miserable y tambin arruinaremos la de todos los que nosrodean. Al final, todo el mundo saldr perdiendo.* Las notas estn agrupadas al final de la obra.

    Una de las razones fundamentales de este fracaso es que el mundo no est constituido por

    entidades autnomas dotadas de propiedades intrnsecas que, por su propia naturaleza, hacenque sean hermosas o feas, amigas o enemigas; las cosas y los seres son, esencialmente,interdependientes y estn en perpetua evolucin. Adems, hasta los propios elementos quelos constituyen slo existen si estn relacionados entre s. El egocentrismo choca sin cesarcontra esta realidad y slo engendra frustraciones.El amor altruista, ese sentimiento que, segn el budismo, consiste en desear que los otrossean felices, al igual que la compasin definida como el deseo de remediar el sufrimientode los dems as como sus causas no son tan slo nobles sentimientos, sino que estnfundamentalmente en armona con la realidad de las cosas. Como nosotros, la mayora de losseres tambin aspiran a evitar el sufrimiento. Por otro lado, como todos somosinterdependientes, nuestras alegras y desgracias estn ntimamente vinculadas a las de losdems. Cultivar el amor y la compasin es una apuesta doblemente ganadora, ya que laexperiencia muestra que son los sentimientos que ms bien nos hacen, y que loscomportamientos que generan son bien percibidos por los dems.Cuando alguien se interesa con sinceridad por el bienestar y el sufrimiento de los otros,tienen la necesidad de pensar y actuar de modo justo y esclarecedor. Para que las repercusio-nes de los actos que se lleven a cabo a fin de ayudar a los dems sean verdaderamente benficas, dichos actos tienen que estar guiados por la sabidura, una sabidura que seadquiere por medio de la meditacin. La ltima razn de ser de la meditacin es la detransformarse a s mismo para transformar mejor el mundo, o convertirse en un ser humanoms bueno para servir mejor a los otros. La meditacin permite dar a la vida su sentido msnoble.

    Un efecto globalAunque la primera finalidad de la meditacin sea la de transformar nuestra experiencia delmundo, lo cierto es que la experiencia meditativa tambin ejerce efectos beneficiosos sobrela salud. Desde hace ms o menos unos diez aos, importantes universidades americanas,como la Universidad de Madi-son en Wisconsin, y las de Princeton, Harvard y Berkeley, aligual que algunos centros de Zrich y Maastricht, en Europa, estn investigando mucho

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    sobre la meditacin, as como sobre su accin a corto y largo plazo en el cerebro.Meditadores experimentados, que en total sumaban entre diez mil y sesenta y mil horas demeditacin, han mostrado que haban adquirido capacidades para conservar una altaatencin que no es posible encontrar entre los principiantes. Son capaces, por ejemplo, demantener una vigilancia casi perfecta durante cuarenta y cinco minutos sobre una tarea

    concreta, mientras que la inmensa mayora de la gente no consigue aguantar ms de cinco odiez minutos, pasados los cuales se equivoca mucho ms. Los meditadores experimentadostienen la facultad de crear estados mentales precisos, bien enfocados, potentes y duraderos.Ciertos trabajos muestran que especialmente la zona del cerebro asociada con emocionescomo, por ejemplo, la compasin presenta una actividad considerablemente mayor entre las personas que tienen una larga experiencia de meditacin. Estos descubrimientos indican quelas cualidades humanas pueden cultivarse de forma deliberada por medio de unentrenamiento mental.A pesar de que en el marco de este texto no se pretende detallarlos, es importante sealar quecada vez hay ms estudios cientficos que indican que la prctica de la meditacin a corto plazo disminuye considerablemente el estrs (cuyos efectos nefastos para la salud estn bien

    demostrados),2 la ansiedad, la tendencia a padecer accesos de clera (la cual disminuye las posibilidades de supervivencia tras la ciruga cardiaca) y los riesgos de recada entre aquellas

    personas que previamente han padecido, por lo menos, dos episodios de depresin grave.3 Ocho semanas de meditacin (de tipo MBSR),4 a razn de treinta minutos al da, van unidasa un notable fortalecimiento del sistema inmunitario, a emociones positivas5 y capacidad deatencin,6 as como a la disminucin de la tensin arterial en los sujetos hipertensos,7 y unincremento de la curacin de la psoriasis.8 As pues, el estudio de la influencia de los estadosmentales sobre la salud, que en otros tiempos se consideraba una mera fantasa, se halla cadavez ms en el orden del da de la investigacin cientfica.9 Sin querer caer en el sensacionalismo, es importante subrayar hasta qu punto la meditaciny el entrenamiento del espritu pueden cambiar una vida. Tendemos a subestimar el poderde transformacin de nuestro espritu, as como las repercusiones que esa revolucininterior, suave y profunda, tiene para la calidad de nuestra existencia.Una vida bien llena no est compuesta por una sucesin ininterrumpida de sensacionesagradables, sino que se consigue cambiando la manera como comprendemos y afrontamoslos avatares de la existencia. El entrenamiento del espritu no slo permite poner remedio alas toxinas mentales, como el odio y la obsesin, que literalmente envenenan nuestraexistencia, sino tambin adquirir un mejor conocimiento del modo como funciona el esprituy una percepcin ms precisa de la realidad. Esta percepcin ms precisa es la que nos permite hacer frente a los altibajos de la vida, no slo sin distraernos o quebrarnos, sinotambin sabiendo extraer de ellos profundas enseanzas.

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    Sobre qu meditar?

    El objeto de la meditacin es el espritu. Pero, por el momento, dicho espritu est confuso,agitado y rebelde, y sometido a innumerables condicionamientos y automatismos. Elobjetivo de la meditacin no consiste en quebrantarlo ni anestesiarlo, sino en conseguir quese vuelva libre, claro y equilibrado.Segn el budismo, el espritu no es una entidad, sino un flujo dinmico de experiencias, una

    sucesin de instantes de conciencia. Estas experiencias a menudo estn marcadas por laconfusin y el sufrimiento, pero tambin pueden vivirse en un estado amplio de claridad ylibertad interior.De todos es bien sabido, como nos recuerda un maestro tibetano contemporneo, JigmeKhyentse Rimpoch, que no nos hace ninguna falta animar a nuestro espritu a contrariarseo a ponerse celoso. La verdad es que no necesitamos un acelerador de clera o unamplificador de amor propio1 En cambio, el entrenamiento del espritu es crucial siqueremos afinar nuestra atencin, desarrollar el equilibrio emocional y la paz interior, ycultivar nuestra dedicacin al bien del prjimo. En nosotros mismos tenemos el potencialnecesario para que estas cualidades fructifiquen, pero dichas cualidades no se desarrollarn por el mero hecho de quererlo. Necesitan entrenamiento.Ahora bien, todo entrenamiento, como ya hemos comentado, requiere perseverancia yentusiasmo. No se aprende a esquiar practicando solamente uno o dos minutos al mes.

    Afinar la atencin y la plena concienciaGalileo descubri los anillos de Saturno despus de haber fabricado un catalejo astronmico bastante luminoso y potente que luego coloc sobre un soporte estable. Este descubrimientono habra sido posible si su instrumento hubiera sido defectuoso, o si le hubiera temblado lamano al sostenerlo. Del mismo modo, si queremos observar los mecanismos ms sutiles delfuncionamiento de nuestro espritu y actuar sobre ellos, es absolutamente necesario queafinemos nuestro poder de introspeccin. A tal fin, tenemos que aguzar a la perfeccinnuestra atencin de modo que se vuelva estable y clara. Entonces podremos observar elfuncionamiento de nuestro espritu, el modo como percibe el mundo, y entender la con-catenacin de los pensamientos. Es decir, estaremos en condiciones de afinar ms la percepcin de nuestro espritu para discernir el aspecto fundamental de la conciencia, unestado perfectamente lcido y despierto que siempre est ah, incluso en ausencia deconstrucciones mentales.

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    Lo que la meditacin no esA los practicantes de la meditacin les reprochamos que a veces estn demasiado centradosen s mismos, que se complazcan en una cierta introspeccin egocntrica en vez de ocuparsede los dems. Sin embargo, no se puede tratar de egosta un proceso cuyo objeto es erradicarla obsesin del yo y cultivar el altruismo. Sera como reprocharle a un futuro mdico que se pase aos dedicado al estudio de la medicina.Sobre la meditacin existen numerosos clichs. De entrada, diremos que la meditacin noconsiste ni en hacer el vaco en el espritu, bloqueando los pensamientos algo que, por otra parte, es imposible, ni en implicarlo en infinitas cogitaciones para analizar el pasado oanticipar el futuro. Tampoco es un simple proceso de relajacin en el que los conflictos in-ternos se hallan momentneamente suspendidos en un estado indiferenciado de conciencia.Bien es verdad que en la meditacin hay un elemento de relajacin, pero se trata ms bien delalivio que acompaa al hecho de soltar las esperanzas y los temores, as como los apegos ylos caprichos del ego que alimentan continuamente nuestros conflictos interiores.

    Un dominio liberadorComo veremos, la manera de controlar los pensamientos no consiste en bloquearlos ni enalimentarlos de forma indefinida, sino en dejar que lleguen y se disuelvan por s solos en elmbito de la plena conciencia, de modo que no invadan nuestro espritu.Ms exactamente, la meditacin consiste en hacerse con el control del espritu, enfamiliarizarse con una nueva comprensin del mundo y en cultivar una manera de ser que yano se halla sometida a nuestros esquemas habituales de pensamiento. A menudo se iniciamediante un proceso analtico y luego se prosigue a travs de la contemplacin y la transfor-macin interiores.Ser libre es ser el dueo de uno mismo. No obstante, eso no supone hacer todo lo que nos pase por la cabeza, sino emanciparnos de la coaccin de las aflicciones que dominan yoscurecen nuestro espritu. Es empuar las riendas de la propia vida, en vez de abandonarlaen manos de las tendencias forjadas por la costumbre y de la confusin mental. Eso noequivale a soltar el timn, dejar que las velas floten al viento y que el barco navegue a laderiva, sino, bien al contrario, supone avanzar con buen rumbo hacia el destino que se ha es-cogido: el que el individuo sabe que es el mejor para s mismo y para los dems.

    En el corazn de la realidadLa comprehensin de la que hablamos consiste en una visin ms clara de la realidad. Lameditacin no es un medio de escapar de la realidad, como se dice a veces en tono de crtica,sino que, por el contrario, tiene por objeto mostrarnos la realidad tal como es ms prximaa lo que vivimos, desenmascarar las causas profundas del sufrimiento y disipar laconfusin mental que nos incita a buscar felicidad all donde no la hay. Para alcanzar la justavisin de las cosas, meditamos, por ejemplo, sobre la interdependencia de todos losfenmenos, sobre su carcter pasajero y sobre la inexistencia del ego, percibido como unaentidad slida y autnoma con la que nos identificamos.

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    Estas meditaciones tambin se apoyan en la experiencia adquirida por generaciones decontemplativos que consagraron su vida a observar los mecanismos del pensamiento y lanaturaleza de la conciencia, y que luego ensearon un gran nmero de mtodos empricosque permiten desarrollar la claridad mental, la vigilancia, la libertad interior, o hasta inclusoel amor y la compasin. Pero es necesario que cada persona constate por s misma el valor de

    estos mtodos, as como que verifique la validez de las conclusiones a las que dichos sabiosllegaron. Esta comprobacin no es un simple proceso intelectual, sino que primero hay quevolver a descubrir esas conclusiones y luego integrarlas en lo ms profundo de uno mismo atravs de un largo proceso de familiarizacin. Este proceso debe incluir determinacin,entusiasmo y perseverancia; es decir, lo que Shantideva2 denomina la alegra de hacer loque nos hace bien.Comenzaremos, pues, por observar y comprender cmo se encadenan los pensamientos ycmo generan todo un mundo de emociones, alegras y sufrimientos. A continuacin atra-vesaremos la pantalla de los pensamientos para aprehender el componente fundamental de laconciencia, la facultad cognitiva primordial: la que da lugar a todos los pensamientos y atodos los dems fenmenos mentales.

    Hay que liberar al mono del esprituPara llevar a cabo esta tarea, debemos empezar por calmar las perturbaciones de nuestroespritu. Se podra comparar al espritu con un mono que, al estar prisionero, se mueve tantoy de tal manera que l mismo se enreda an ms, hasta que, finalmente, es incapaz de librarsede sus propias cadenas.Del torbellino de los pensamientos primero surgen las emociones, despus los humores y elcomportamiento y, a la larga, los hbitos y los rasgos de carcter. Todo aquello que semanifiesta de un modo tan espontneo no produce buenos resultados por s solo, del mismomodo que echar las semillas a tontas y a locas no contribuye a dar buenas cosechas. As pues,lo primero es dominar el espritu, tal como hace el campesino cuando prepara la tierra antesde echar en ella las semillas.Si somos sinceros con nosotros mismos y consideramos los beneficios que obtenemoscuando ponemos en prctica una nueva experiencia del mundo en cada instante de nuestraexistencia, no parece excesivo que nos dediquemos, aunque slo sea durante veinte minutosal da, a conocer y trabajar mejor nuestro espritu.El fruto de la meditacin es lo que se podra llamar una manera de ser ptima o una felicidadverdadera. Esta felicidad no est constituida por una sucesin de sensaciones y emocionesagradables, sino que es el profundo sentimiento de haber realizado, de la mejor manera

    posible, el potencial de conocimiento y realizacin que todos llevamos dentro. Sin duda, esuna aventura que merece la pena.

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    Cmo meditar?

    La meditacin no es un tema de palabras sino de prctica. No sirve para nada leer muchasveces el men de un restaurante; lo que cuenta es sentarse a la mesa. Sin embargo, resulta tilconsultar las lneas directrices que nos ofrecen las obras de los expertos maestros del pasado.Estas obras contienen instrucciones que exponen claramente el fin y los mtodos de cadameditacin, el mejor medio de progresar y las trampas que acechan al practicante.

    Veamos ahora algunos de los numerosos mtodos de meditacin. Comenzaremos con los preliminares y consejos generales, y luego contemplaremos un cierto nmero demeditaciones concretas que constituyen la base de la va espiritual. Lo haremos del modoms sencillo posible, a fin de permitir que cada uno se vaya ejercitando gradualmente. Porltimo, y para los que desean profundizar ms en estas prcticas, al final del textoincluiremos las referencias de algunas obras ms especficas. Nunca insistiremos losuficiente en la importancia de los consejos de un gua experimentado. Este libro no aspira areemplazarlos, sino que se contenta con ofrecer bases que proceden de fuentes autnticas.Muchos de los ejercicios, en especial los que se refieren a la plena conciencia, la calmainterior, la visin penetrante y el amor altruista, se practican en todas las escuelas del budismo; otros, los que hablan, por ejemplo, del modo como hay que administrar lasemociones, provienen de las enseanzas del budismo tibetano. Como este libro estdestinado a todos aquellos que desean practicar la meditacin sin necesariamente hacerse budistas, no explicaremos ciertos fundamentos de la prctica budista propiamente dicha,como la toma del refugio, ni tampoco trataremos ciertos temas demasiado especficos.Abordaremos los temas siguientes: La motivacin que debe preceder y acompaar cualquier esfuerzo. Las condiciones favorables para el ejercicio de la meditacin:

    Seguir los consejos de un gua cualificado. Los lugares propicios para la meditacin. Una postura fsica apropiada. El entusiasmo como motor de la perseverancia.

    Algunas recomendaciones generales. Enfocar el espritu hacia la meditacin contemplando:

    El valor de la vida humana. La naturaleza efmera de todas las cosas.

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    Lo que es juicioso llevar a cabo o evitar. La insatisfaccin inherente al mundo ordinario.

    La meditacin sobre la plena conciencia. La calma interior (shamatha):

    La atencin segn el vaivn de la respiracin. La concentracin en un objeto. La concentracin sin objeto. Superar los obstculos. El desarrollo de la calma interior.

    La meditacin sobre el amor altruista: El amor. La compasin. Alegrarse ante la felicidad del otro. La imparcialidad. Cmo asociar estas cuatro meditaciones. El intercambio de uno mismo con los otros.

    Calmar el dolor fsico y mental. La visin penetrante (vipasyana):

    Comprender mejor la realidad. Controlar los pensamientos y las emociones.

    En busca del ego. Meditacin sobre la naturaleza del espritu.

    Dedicar los frutos de nuestros esfuerzos. Asociar la meditacin con la vida cotidiana.

    Para concluir, conviene recordar que nuestro espritu puede ser tanto nuestro mejor amigocomo nuestro peor enemigo. Liberarlo de la confusin, del egocentrismo y de las emociones perturbadoras es, pues, el mejor servicio que podemos rendirnos tanto a nosotros mismoscomo a nuestro prjimo.

    LA MOTIVACINCuando decidimos adentramos en la meditacin, como sucede con cualquier otra actividad,es esencial que verifiquemos la naturaleza de nuestra motivacin. En efecto, dichamotivacin altruista o egosta, amplia o limitada es la que dar una direccin positiva onegativa a nuestros actos, y, por tanto, determinar su resultado.Todos deseamos evitar el sufrimiento y alcanzar la felicidad, y todos tenemos el derecho

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    fundamental de ver realizada esta aspiracin. Sin embargo, la mayora de las veces nuestrosactos estn en contradiccin con nuestros deseos. Buscamos la felicidad donde no la hay, ynos precipitamos hacia lo que nos har sufrir. La prctica budista no exige renunciar a todolo que es realmente beneficioso en nuestra existencia, sino que ms bien nos mueve aabandonar las causas del sufrimiento, a las que, a pesar de todo, estamos encadenados como

    si fueran drogas. Y dado que ese sufrimiento est causado por la confusin mental queoscurece nuestra lucidez y nuestro juicio, el nico modo de remediarlo es adquirir una visin justa de la realidad y transformar nuestro espritu. As eliminaremos sus causas primeras; esdecir, los venenos mentales de la ignorancia, la malevolencia, la avidez, la arrogancia y loscelos, producidos, a su vez, por el apego egocntrico y falaz que mantenemos con el yo.Pero con curar los sufrimientos personales no hay bastante. Cada uno de nosotros no somosms que un solo ser, mientras que el nmero de los dems es infinito, y ellos, al igual quenosotros, tambin quieren dejar de sufrir. Adems, todos los seres somos interdependientes,y, por tanto, estamos ntimamente unidos a los dems. Por consiguiente, el fin ltimo de latransformacin que vamos a emprender a travs de la meditacin es, tambin, el de sercapaces de liberar a todos los seres del sufrimiento y contribuir a su bienestar.

    Meditacin

    Reflexionemos sobre nuestra situacin actual. Acaso no valdra la pena que mejorramosnuestros comportamientos o reacciones habituales? Miremos en lo ms hondo de nosotrosmismos. Percibimos la presencia de un potencial de cambio? Tengamos confianza en elhecho de que ese cambio es posible, por poca determinacin y lucidez que tengamos.Hagamos cuanto est en nuestras manos para cambiar no slo por nuestro propio bien, sinotambin, y sobre todo, para que un da seamos capaces de borrar el sufrimiento de los demsy ayudarles a encontrar la felicidad duradera. Dejemos que esta determinacin crezca y echeraces en lo ms hondo de nosotros.

    Fuentes de inspiracin

    Nuestro comportamiento denota estrechez o amplitud de espritu? Tenemos en cuenta elconjunto de una situacin o nos limitamos a los detalles? Nuestra perspectiva es a corto o alargo plazo? Acaso nuestra motivacin se halla realmente impregnada por la compasin?Nuestra compasin se limita a nuestra familia, a nuestros amigos y a todos aquellos con losque nos identificamos? Es necesario que continuamente nos formulemos esta clase de preguntas.

    El XIV Dalai Lama

    Que el precioso Pensamiento del Despertarnazca en m, si no lo he concebido.Y que, cuando haya nacido, nunca decline,sino que siempre siga desarrollndose.

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    Voto de Bodhisattva

    CONDICIONES FAVORABLES PARA LA PRCTICA DE LA MEDITACIN

    Seguir los consejos de un gua cualificado

    Para ser capaz de meditar, primero hay que saber cmo hacerlo. De ah la importancia quetiene el hecho de contar con un instructor cualificado. En el mejor de los casos, se trata de unverdadero maestro espiritual capaz de ofrecer una fuente inagotable de inspiracin y deconocimientos, as como una larga experiencia personal. En efecto, nada puede reemplazarla fuerza del ejemplo y la profundidad de la transmisin viviente. Adems de su presenciainspiradora y de las enseanzas que imparte en silencio, slo con su manera de ser el maestrovela para que el discpulo no se extrave en su trayectoria tomando atajos.Si no se nos concede la oportunidad de encontrar a un ser como el descrito, podemos beneficiamos de los consejos de alguien serio cuyos conocimientos y experiencia seansuperiores a los nuestros, y cuyas instrucciones estn basadas en una tradicin verdadera yampliamente probada. Si no, ser preferible seguir algn texto aunque sea tan sencillocomo ste, que est basado en fuentes fiables, antes que remitirse a un instructor cuyasenseanzas no son ms que fantasas de su propia cosecha.

    Un lugar propicio para la meditacin

    Las circunstancias que nos ofrece la vida cotidiana no siempre son favorables para lameditacin. Nuestro tiempo y nuestro espritu se hallan ocupados por infinitas actividades yagobiados por preocupaciones de todo tipo. sa es la razn de que, al principio, sea necesario preparar un cierto nmero de condiciones favorables. Es posible y deseable seguir gozandode los beneficios que proporciona la meditacin cuando se est sumergido en la vorgine dela vida cotidiana, especialmente poniendo en prctica el ejercicio de la plena conciencia.Pero al principio es indispensable ejercitar el espritu en un medio propicio. Los rudimentosde la navegacin no se aprenden en medio de una fuerte tempestad, sino cuando hace buentiempo y la mar est en calma. Tambin, al principio, es preferible meditar en un lugartranquilo para darle al espritu la posibilidad de que se vuelva claro y estable. A menudo, lostextos budistas utilizan la imagen de una lmpara de aceite. Si la lmpara estconstantemente expuesta al viento, su luz ser dbil y a cada momento correr peligro deapagarse. Pero si en cambio se la protege del viento, su llama ser estable y luminosa. Y lomismo ocurre con nuestro espritu.

    Una postura fsica apropiada

    La postura fsica influye en el estado mental. Si adoptamos una postura demasiado relajada,hay muchas posibilidades de que nuestra meditacin sea torpe y nos produzca somnolencia.En cambio, una postura demasiado rgida y tensa puede propiciar agitacin mental. En

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    consecuencia, hay que adoptar una postura equilibrada, ni demasiado tensa ni demasiadorelajada. En los textos, encontramos la descripcin de la postura de los siete puntos, llamadavajrasana (postura adamantina):

    1. Las piernas estn cruzadas en la postura del vajra, comnmente llamada postura delloto, en la que primero se coloca la pierna derecha doblada sobre la izquierda, y luego laizquierda sobre la derecha.Si esta postura resulta demasiado difcil, se puede adoptar la del semiloto, que consiste ensituar la pierna derecha bajo el muslo izquierdo, y la pierna izquierda bajo el muslo derecho(se trata de la denominada postura feliz, llamada sukhasana):

    2. Las manos reposan sobre el regazo, en el gesto de la ecuanimidad, la mano derecha sobrela mano izquierda, de modo que la punta de los pulgares est en contacto. Hay una variacinque consiste en poner ambas manos a lo largo, sobre las rodillas, con las palmas hacia abajo.

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    3. Los hombros estn ligeramente levantados e inclinados hacia delante.4. La columna vertebral tiene que estar muy recta, como una pila de monedas de oro.5. La barbilla ha de estar ligeramente inclinada hacia la garganta.6. La punta de la lengua toca el paladar.

    7. La mirada se dirige hacia delante o ligeramente hacia abajo, siguiendo la prolongacin dela nariz, los ojos pueden mantenerse bien abiertos o entornados.Si nos resulta incmodo permanecer sentados con las piernas cruzadas, tambin podemosmeditar sentados en una silla o sobre un cojn elevado. Lo esencial es mantener una posturaequilibrada, con la espalda bien recta, y adoptar otros puntos de la postura descrita msarriba. Los textos dicen que si el cuerpo est bien recto, los canales de la energa sutiltambin lo estn, y, en consecuencia, el espritu se mantiene claro. No obstante, podemos modificar ligeramente la postura del cuerpo segn vayaevolucionando la meditacin. Si tenemos tendencia a caer en el torpor mental, e incluso adormimos, enderezaremos el busto adoptando una postura ms tnica, y levantaremos lamirada hacia arriba. Pero si, por el contrario, nuestro espritu est demasiado agitado, nosrelajaremos un poco y dirigiremos la mirada hacia abajo.Tenemos que mantener la postura apropiada el mximo tiempo posible, pero si empieza aresultarnos demasiado incmoda, es preferible relajarse durante unos instantes antes queestar constantemente distrados por culpa del dolor. Tambin podemos, dentro de lascapacidades de cada uno, aprehender la experiencia del dolor, sin rechazarlo ni magnificarlo,y recibirlo como si fuera una sensacin como las dems, agradable o desagradable, en la plena conciencia del momento presente. Podemos, por ltimo, alternar la meditacin estandosentados con la marcha contemplativa, un mtodo que describiremos ms adelante.

    El entusiasmo como motor de la perseverancia

    Para interesarse por algo y dedicarle tiempo, primero hay que percibir sus ventajas. El hechode reflexionar sobre los beneficios que se esperan conseguir con la meditacin despus dehaberlos probado un poco en primera persona nos alentar a perseverar. No obstante, eso noquiere decir que la meditacin siempre sea un ejercicio agradable. Podemos compararla conuna excursin a la montaa, la cual no siempre constituye una fuente de placer. Lo esenciales que nuestro inters sea lo bastante profundo como para lograr seguir esforzndonos a pesar de los altibajos de la prctica espiritual. La satisfaccin de progresar hacia el fin quenos hemos fijado bastar para mantener nuestra determinacin y nuestra conviccin de queel esfuerzo merece la pena.

    ALGUNAS RECOMENDACIONES GENERALESEs esencial mantener la continuidad de la meditacin, da tras da, porque eso har que vayaganando en amplitud y estabilidad, como un hilo de agua que poco a poco se va transfor-mando en un arroyo y posteriormente en un ro.En los textos leemos que es preferible meditar con regularidad y de un modo repetidodurante perodos cortos de tiempo que efectuar, de vez en cuando, largas sesiones. Por

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    ejemplo, podemos dedicar veinte minutos al da a la meditacin, y aprovechar las pausas quese producen en nuestras actividades para reavivar, aunque slo sea durante unos minutos, laexperiencia que habremos adquirido durante nuestra prctica formal. Estos perodos cortostendrn muchas posibilidades de tener una alta calidad y mantendrn un sentimiento decontinuidad en nuestra prctica. Para que una planta crezca bien, hay que regarla un poco

    cada da. Si nos contentamos con echarle un gran cubo de agua una vez al mes, probablemente se morir por causa de la sequedad entre riego y riego. Y lo mismo ocurrecon la meditacin, aunque eso no significa que a veces se le pueda dedicar ms tiempo.Si meditamos de una manera demasiado discontinua, durante los intervalos en los que no lohacemos volvemos a nuestras viejas costumbres y de nuevo nos dejamos influir por lasemociones negativas, sin tener la posibilidad de recurrir al apoyo de la meditacin. Perocuando sucede lo contrario, es decir, si meditamos a menudo, aunque sea brevemente, nosser posible prolongar, entre las sesiones formales, una cierta parte de nuestra experienciameditativa.Asimismo cabe decir que la asiduidad no debe depender del humor del momento. Da lomismo que nuestra sesin de meditacin sea agradable o fastidiosa, fcil o difcil: loimportante es perseverar. Si nos aburrimos, no es por causa de la meditacin, sino porquenos falta entrenamiento. Por otra parte, cuando uno no se siente demasiado propenso ameditar es cuando, por lo general, la prctica suele ser ms provechosa porque estdirectamente relacionada con lo que representa un obstculo en vistas a nuestro progresoespiritual.Tal como luego veremos con ms detalle, tambin tenemos que equilibrar nuestro esfuerzo,de modo que no estemos ni demasiado tensos ni demasiado relajados. Buda tena undiscpulo que tocaba muy bien la vina, un instrumento de cuerda parecido al sitar. Como estediscpulo tena muchas dificultades para meditar, se lo dijo a Buda: Unas veces, meesfuerzo lo indecible para concentrarme y entonces me pongo demasiado tenso. Otras,

    intento relajarme, pero entonces me distiendo demasiado y llego a caer en el torpor. Qudebo hacer? A modo de respuesta, Buda le formul una pregunta: Cuando afinas tuinstrumento, qu tensin das a sus cuerdas para que emitan el mejor sonido? No tienenque estar ni demasiado tensas ni demasiado flojas, respondi el msico. Y Buda concluy:Pues lo mismo vale para la meditacin: para que progrese armoniosamente, hay queencontrar un justo equilibrio entre el esfuerzo y la relajacin.Tambin es aconsejable no conceder importancia a las diversas experiencias interiores que pueden surgir en el curso de la meditacin, bajo la forma, por ejemplo, de felicidad, declarividencia interior o de ausencia de pensamientos. Estas experiencias son comparables alos paisajes que se ven al pasar cuando se viaja en tren. Como es lgico, a nadie se leocurrira bajarse del tren cada vez que una escena le parece interesante, porque lo importantees llegar al destino final. En el caso de la meditacin, nuestro fin es ir transformndonos anosotros mismos a lo largo de los meses y los aos. En general, se trata de progresos queapenas resultan perceptibles de un da para otro, a imagen de las agujas de un reloj, que parece que no se mueven cuando las miramos fijamente. As pues, tenemos que serdiligentes, pero no impacientes. La prisa casa mal con la meditacin, porque todatransformacin profunda exige tiempo.Poco importa que el camino sea largo, no sirve para nada fijarse una fecha lmite: lo esenciales saber que se va en la buena direccin. Adems, el progreso espiritual no es un tema detodo o nada. Cada paso y cada etapa aportan su lote de satisfaccin y contribuyen a la

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    apertura interior.En resumen, lo que cuenta no es llevar a cabo de vez en cuando algunas experienciasefmeras, sino ver, al cabo de varios meses o varios aos de prctica, que se ha cambiado deuna manera duradera y profunda.

    ENFOQUE SU ESPRITU HACIA LA MEDITACINA fin de reforzar nuestra determinacin para meditar, hay cuatro temas de reflexin a los quedebemos prestar atencin: 1) el valor de la vida humana; 2) su fragilidad y la naturaleza pasajera de todas las cosas; 3) la distincin entre los actos benficos y los actos perjudiciales,y 4) la insatisfaccin inherente a un gran nmero de situaciones de nuestra existencia.

    El valor de la vida humana

    A condicin de gozar de un mnimo de libertades y oportunidades, la existencia humanadepara extraordinarias ocasiones de desarrollo interior. Utilizada juiciosamente, nos ofreceuna posibilidad nica de poner en prctica el potencial que todos poseemos, pero quedescuidamos y dilapidamos con mucha facilidad. Este potencial, oculto por nuestraignorancia o confusin mental y por nuestras emociones perturbadoras, la mayora de lasveces permanece enterrado en nuestro interior como si fuera un tesoro escondido. Lascualidades adquiridas a lo largo del progreso espiritual sealan la emergencia gradual de este potencial, comparable al brillo de un pepita de oro, que se va manifestando a medida que lavamos limpiando.

    Meditacin

    Dmonos cuenta de hasta qu punto la vida humana es preciosa, y aspiremos profundamentea fin de extraer su quintaesencia. Comparada con la de los animales, esta vida nos ofrece la posibilidad extraordinaria de llevar a cabo una obra benfica que sobrepasa los lmites denuestra mera persona. La inteligencia humana es un instrumento extremadamente poderoso,capaz de engendrar tanto inmensos beneficios como de producir terribles desgracias.Utilicmosla para eliminar gradualmente el sufrimiento y descubrir la autntica felicidad, yno slo para nosotros mismos, sino tambin para todos los que nos rodean, de modo que cadainstante que pasa valga la pena de ser vivido y para que, cuando nos llegue el momento de lamuerte, la saludemos sin pesar, como el campesino que cultiv su campo lo mejor que pudo.Permanezcamos durante unos instantes reflexionando sobre esta profunda apreciacin.

    Fuente de inspiracin

    Una de las principales dificultades con las que nos encontramos al tratar de examinarnuestro espritu es la de la conviccin profunda, y a menudo inconsciente, de que somoscomo somos y no podemos cambiar nada. Yo mismo experiment este sentimiento tan pesimista e intil en mi infancia, y tambin he podido detectarlo con mucha frecuencia enotras personas en el transcurso de mis viajes por el mundo. Sin que ni siquiera seamosconscientes de ello, el hecho de ver as nuestro espritu, como algo rgido, impide por s

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    mismo cualquier tentativa de cambio.Algunos me han dicho que han intentado cambiar por medio de declaraciones afirmativas, por medio de oraciones o de visualizaciones, pero que con frecuencia han dejado de hacerloal cabo de unos das o de unas semanas porque no vean un resultado inmediato. Cuando losmtodos se revelan ineficaces, dejamos de asociarlos a la idea de que pueden transformarnuestro espritu. Sin embargo, en el transcurso de mis conversaciones con personas sabias detodos los pases, hay un dato que siempre me ha llamado la atencin: casi toda la comunidadcientfica se pone de acuerdo en cuanto a pensar que el cerebro est estructurado de tal modoque es posible efectuar verdaderos cambios en nuestra experiencia diaria.

    Yongey Mingyur Rimpoch1

    LA NATURALEZA EFMERADE TODAS LAS COSASPara qu sirve exactamente reflexionar sobre la naturaleza transitoria de los seres y lascosas? La vida humana, por breve que sea, tiene un valor inestimable. La reflexin sobre laimpermanencia permite apreciar el valor del tiempo, darse cuenta de que cada segundo de lavida es precioso, mientras que por lo general dejamos que el tiempo se escape como polvo deoro entre los dedos. Por qu siempre dejamos para luego aquello que intuitivamentesabemos que es esencial? Pero eso no implica que haya que patalear de impacienciaesperando unos resultados inmediatos, sino que hay que adquirir la determinacininquebrantable de no perder ms tiempo en distracciones que no tienen ningn sentido. Nosigamos dejndonos engaar por la ilusin de que tenemos toda la vida por delante. Cadainstante de vida es precioso, porque la muerte puede sobrevenir en cualquier momento.

    La manera como se ve la muerte influye considerablemente sobre la calidad de la vida.Algunos se sienten aterrorizados, otros prefieren no pensar en ello, pero tambin los hay quemeditan sobre este tema para apreciar mejor el valor de cada instante y discernir lo que valela pena vivir. Aunque frente al carcter inevitable de la muerte todos los seres sean iguales,difieren en cuanto a la manera de prepararse para ese momento. El sabio lo utiliza como sifuera un aguijn que aviva su coraje y lo preserva de distracciones vanas. No viveobsesionado por la muerte, sino que es perfectamente consciente de la fragilidad de la vida,de modo que concede todo su valor al tiempo que le queda.El que aprovecha cada instante para convertirse en una persona mejor y contribuir a lafelicidad de los dems morir en paz.

    Si conseguimos tomar conciencia de la naturaleza esencialmente cambiante de todas lascosas, cmo es posible que creamos que un ser es profundamente malo o que una cosa no esen absoluto deseable o por completo aborrecible? Cmo podemos pensar que algo es deforma intrnsica nuestro? Cmo podemos pretender que nuestro ego permanezcainamovible en medio del flujo siempre cambiante de nuestra conciencia?Comprender que el cambio est inscrito en la naturaleza de todos los fenmenos del mundoanimado o inanimado hace que no nos aferremos a las cosas como si debieran durareternamente. Tarde o temprano, esta ltima actitud provoca sufrimiento, ya que falsea larealidad. Adems, cuando el cambio se manifieste, comprenderemos que est en la propia

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    naturaleza de las cosas y nos afectar menos.

    Meditacin

    Pensemos en la sucesin de las estaciones, los meses y los das, de cada instante, y en loscambios que afectan a todos los aspectos de la vida de los seres; por ltimo, pensemos en lamuerte, que, aunque es ineluctable, la hora de su llegada es incierta. Acaso s cunto tiempome queda de vida? Aunque viva hasta una edad avanzada, el final de mi vida pasar tanrpidamente como el principio. As pues, es importante que examine, en lo ms profundo demi ser, lo que verdaderamente cuenta en la existencia, y que utilice el tiempo que me quedade vida del modo ms fructfero posible, por mi bien y por el de los dems. Si aspiro ameditar y a desarrollar mis cualidades interiores, nunca ser demasiado pronto paradedicarme a ello.

    Fuente de inspiracinSi esta vida que azota el viento con mil maleses ms frgil incluso que una burbuja sobre el agua,es un milagro, despus de haber dormido,inspirando y espirando, despertarse tan bien dispuesto.

    Nagarjuna

    Al principio, es necesario sentirse perseguido por el miedo a la muerte, como un ciervo queescapa de una trampa. A medio camino, no hay que lamentarse de nada, como el campesinoque ha trabajado su campo con esmero. Y al final, hay que ser feliz como alguien que hallevado a cabo una gran tarea.

    Gampopa

    LOS COMPORTAMIENTOS QUE HAYQUE ADOPTAR Y LOS QUE HAY QUE EVITARCmo sacar el mejor partido de la vida humana, preciosa pero tan frgil que puedeinterrumpirse en cualquier momento? Cuando se quiere realizar un proyecto o emprender

    una actividad, cualquiera que sea, con la seguridad de llevarla a buen trmino, hay que estarseguro de proceder de la mejor manera posible. Hay que hacer ciertas cosas, pero otras se de- ben evitar. El marinero en alta mar, el gua de montaa o el artesano concienzudo saben queno es posible obtener nada que valga la pena si se dejan llevar por los caprichos delmomento. Y eso es an ms vlido si el fin que se persigue es el de liberarse del sufrimiento.Pero cmo saber cul es la buena forma de proceder? No se trata aqu de basarse en undogma para dilucidar entre el bien y el mal, o de adaptarse a reglas ya preestablecidas.Sino que simplemente se trata de respetar con lucidez los mecanismos de la felicidad y delsufrimiento, de modo que podamos observarlos por nosotros mismos si estamos lo bastante

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    atentos. Mientras sigamos jugando con fuego, es vano esperar no acabar quemndonos. Porotro lado, el hecho de pretender, cueste lo que cueste, conocer con exactitud lasconsecuencias de nuestras elecciones es una actitud que no tiene nada de juiciosa. Noobstante, aunque sea difcil prever todas las consecuencias de nuestros actos, hagamos lo quehagamos y en todas las circunstancias, al menos podemos examinar nuestra motivacin y

    asegurarnos de que el fin que nos mueve no es slo el de nuestro propio bien, sino tambin, ysobre todo, el de los dems.

    Meditacin

    Recojmonos en lo ms profundo de nosotros mismos y reconozcamos que deseamosliberarnos del sufrimiento y encontrar la autntica felicidad. Con sinceridad, tomemosconciencia del hecho de que todos los seres vivos desean la misma cosa. Consideremos laconcatenacin de causas y consecuencias que hacen que ciertas clases de pensamientos, palabras y obras por ejemplo, los que estn inspirados por el odio, la codicia, los celos y laarrogancia engendren sufrimiento, mientras que otros, los que proceden de la benevolencia y la sabidura, conducen a una satisfaccin profunda. Y despus saquemos lasconclusiones que se imponen en lo que respecta a lo que tenemos que hacer o dejar de hacer,y adoptemos la determinacin de ponerlas en prctica.

    Fuente de inspiracin

    Queriendo escapar de l,nos hundimos en el sufrimiento;aspiramos a la felicidad, pero, por ignorancia,

    la destruimos como si fuera nuestro enemigo.Shantideva2

    LA INSATISFACCININHERENTE AL MUNDO ORDINARIOAntes hemos visto que nuestra situacin est lejos de ser satisfactoria y que no slo esdeseable, sino posible, que la transformemos. Ciertamente, podemos distraernos demltiples maneras para olvidar los aspectos insatisfactorios de nuestra existencia, o

    enmascararlos bajo toda suerte de disfraces atractivos actividades sin fin, exceso deexperiencias sensoriales, persecucin de la riqueza, el poder y la fama, pero la realidadsiempre acabar por salir a la superficie con su lote de sufrimientos. As pues, lo mejor sermirar la realidad de frente y decidirse a arrancar de raz las verdaderas causas de la desgracia,cultivando las de la autntica felicidad.

    Meditacin

    Durante unos instantes, tomemos conciencia de nuestro potencial de cambio. Cualquiera que

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    sea nuestra situacin actual, siempre podemos evolucionar y cambiar. Por lo menos, podemos modificar nuestro modo de percibir las cosas y, poco a poco, nuestra manera de ser.Tomemos la determinacin, en lo ms profundo de nosotros mismos, de liberarnos denuestra situacin actual, y cultivemos el entusiasmo y la perseverancia que nos permitirndesarrollar nuestras cualidades latentes.

    Fuente de inspiracin

    El que corre durante toda su vida detrs de fines mundanos el placer, la ganancia, lasalabanzas, la fama, etc. despilfarra el tiempo, como el pescador que echa sus redes en unro seco. No lo olviden y velen para que su vida no se agote en persecuciones vanas.

    Dilgo Khyents Rimpoch3

    MEDITACIN SOBRELA PLENA CONCIENCIAMuy a menudo, nuestro espritu se deja llevar por una multitud de pensamientosencadenados en los que se mezclan las reminiscencias y las proyecciones en el futuro.Estamos distrados, dispersos y confusos, y, por consiguiente, desconectados de la realidadms inmediata y ms prxima a nosotros. Apenas nos damos cuenta de lo que est pasandoen ese mismo instante: el mundo que nos rodea, nuestras sensaciones, el modo en el quenuestros pensamientos se encadenan, y, sobre todo, la conciencia omnipresente que se veoscurecida por nuestras cogitaciones. Los automatismos que rigen nuestro pensamientoestn en las antpodas de la plena conciencia. Esta conciencia consiste en mantenerse perfectamente despierto, en todo momento, respecto a todo lo que surge en uno mismo y a

    nuestro alrededor, y a todo lo que vemos, omos, sentimos o pensamos. A eso cabe aadiruna comprehensin de la naturaleza de lo que percibimos, libre de las deformaciones que nos provocan tanto lo que nos atrae como lo que rechazamos. La plena conciencia tambin poseeun componente tico que nos permite discernir si algo es bueno o no, mantener tal o cualestado de espritu y proseguir con lo que estamos haciendo ahora.El pasado ya no existe, el futuro todava no ha llegado, y el presente, paradjicamente, es, ala vez, inasequible, ya que jams est inmvil e inmutable como deca un fsico clebre,el presente es lo nico que no tiene fin.4 No obstante, cultivar la plena conciencia delmomento presente no significa que no se deban tener en cuenta las lecciones del pasado nihacer proyectos para el futuro, sino que hay que vivir con lucidez la experiencia presente quelos engloba.

    Meditacin 1

    Observemos lo que est presente en nuestra conciencia, sin sobrevalorarlo en absoluto, y sindejarnos atraer o sentirnos repelidos por ello. Contemplemos algo que est delante denosotros, por ejemplo, una flor, escuchemos con atencin los ruidos prximos o lejanos,aspiremos los perfumes y los olores, sintamos la textura de lo que tocamos y tomemos notade nuestras diferentes sensaciones cuando percibimos con claridad sus caractersticas.

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    Seamos plenamente conscientes de lo que hacemos, tanto s estamos andando, sentados oescribiendo, como fregando los platos o tomando una taza de t. Ya no hay tareas agradableso desagradables, porque la plena conciencia no depende de lo que se hace, sino de lamanera como uno lo hace; es decir, con una presencia de nimo clara y apacible, atenta ymaravillada ante la calidad del momento presente, abstenindonos de aadir a la realidad

    nuestras construcciones mentales.Cuando efectuamos esta prctica, dejamos de oscilar sin parar entre la atraccin y el rechazo;simplemente estamos atentos, lcidos y conscientes ante cada percepcin o sensacin, y antecada pensamiento, que primero surge y luego desaparece. Sintamos la frescura de estemomento presente. Notamos cmo hace que nazca en nosotros una experiencia vasta,luminosa y serena?

    Fuente de inspiracin

    Cuando oiga un sonido mientras medita, simplemente ponga su atencin en la experiencia

    de or. Nada ms que eso [...] No se monte pelculas mentales. Ningn concepto. Ningndilogo interior sobre el tema. Slo los sonidos. La realidad es elegantemente sencilla y sinflorituras. Cuando oiga un sonido, est atento al proceso de or. El resto no es ms que verbo-rrea aadida. Deje que pase.

    Bhante Henepola Gunaratna5

    Meditacin 2Andar concentrndose en cada pasoSe trata de un mtodo que numerosos meditadores practican a fin de cultivar la plenaconciencia. Consiste en andar concentrndose al mximo en cada paso. Hay que andar bastante despacio para que podamos ser plenamente conscientes de nuestros menoresmovimientos, pero no hasta el punto de perder el equilibrio. A cada paso, tomemosconciencia de nuestro equilibrio, del modo como ponemos el taln sobre el suelo, y luego, progresivamente, tomemos conciencia del conjunto del pie, y de cmo el otro pie se levantadel suelo para ir a posarse un poco ms lejos. Dirijamos nuestra mirada hacia abajo, unos pasos por delante de nosotros, y hagamos que el hecho de andar pase a ser nuestro principalobjeto de concentracin. Si no disponemos de mucho espacio, podemos ir y volver sobrenuestros pasos, pero marcando una pausa de algunos instantes cada vez que demos mediavuelta y manteniendo la plena conciencia sobre el hecho de que hemos dejado de movernos.Tambin podemos combinar el andar con concentracin con la plena conciencia de todo lo

    que encontramos, vemos, omos y sentimos, como se explica ms abajo.

    Fuente de inspiracin

    Andar por el mero placer de andar, libremente y con seguridad en s mismo, sin apresurarse.Estamos presentes en cada paso que damos. Si deseamos hablar, pararemos de andar yconcentraremos toda nuestra atencin en la persona que tenemos enfrente, en el hecho dehablar y de escuchar... Parmonos, miremos a nuestro alrededor y fijmonos en lo bella que

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    es la vida: en los rboles, en las nubes blancas y en la infinidad del cielo. Escuche a los pjaros y saboree la levedad de la brisa. Caminemos como seres libres y sintamos cmonuestros pasos van siendo ms ligeros conforme vamos andando. Apreciemos cada paso quedemos.

    Thich Nhat Hanh6

    LA CALMA INTERIOR

    La meditacin tiene por objeto liberar al espritu de la ignorancia y del sufrimiento. Perocmo conseguirlo? Una vez ms cabe decir que, para lograrlo, no basta tan slo condesearlo, sino que hay que aplicar un mtodo sistemtico que permita al espritu despojarsede los velos que lo oscurecen. Y como el propio espritu es el que debe encargarse de estatarea, antes que nada tenemos que asegurarnos de que es capaz de hacerlo. Si no tiene ni unsolo instante de sosiego, cmo podr liberarse de su ignorancia? El espritu se parece a unmono que se halla atado por infinidad de ligaduras y que no deja de saltar en todasdirecciones intentando desatarse. Se mueve tanto que no deja que nadie, incluido l mismo, pueda deshacer un solo nudo. Hay que empezar por apaciguarlo a fin de lograr que recuperela atencin. Pero calmarlo no significa inmovilizarlo, mantenindolo encadenado, sino quese trata de aprovechar esos momentos de tregua para ponerlo en libertad. Tambin nosotrosutilizaremos la serenidad que reina en nuestro espritu cuando est tranquilo, atento, claro ymoldeable para liberarlo de las ataduras provocadas por los pensamientos errticos, lasemociones conflictivas y la confusin.Los automatismos que afectan al pensamiento, producto de nuestras tendencias ycostumbres, as como la distraccin y las elucubraciones conceptuales que deforman larealidad, son otros tantos obstculos para la consecucin de este fin. En consecuencia,tenemos que poner remedio a estas condiciones desfavorables. Pero dominar el espritu nosignifica imponerle nuevas trabas, ya que con ello lo nico que conseguiramos seracoaccionarlo y aumentar su tensin; bien al contrario, supone liberarlo de la influencia de loscondicionamientos mentales y los conflictos interiores que los pensamientos y las emocionesse encargan de alimentar.Por consiguiente, para reconocer la verdadera naturaleza del espritu, hay que despojarse delos velos engendrados por los pensamientos automticos. Pero cmo conseguirlo?Supongamos que hemos arrojado una llave al fondo de un estanque. Si cogemos un palo yremovemos el limo, slo conseguiremos que el agua se vuelva completamente opaca y notendremos ninguna posibilidad de encontrar la llave. Primero tenemos que dejar que el agua

    se clarifique hasta que se vuelva lmpida, y as ser ms fcil ver la llave y pescarla. Y lo mis-mo sucede con el espritu. Lo primero que hemos de hacer es conseguir que est claro,tranquilo y atento, y a continuacin utilizar estas nuevas cualidades para cultivar otras, comoel amor altruista y la compasin, y para adquirir una visin profunda de la naturaleza delespritu.Para lograr este fin, todas las escuelas del budismo ensean dos tipos de meditaciones,fundamentales y complementarias al mismo tiempo: la calma mental, llamada shamathaen snscrito, y la visin penetrante (en snscrito, vipashyana), de la que hablaremos msadelante. Shamatha es el estado del espritu cuando est en paz, en un estado de clarividencia

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    y perfectamente concentrado en su objeto. Vipashyana es la visin penetrante de lanaturaleza del espritu y de los fenmenos, a la que se llega analizando con minuciosidad laconciencia, despus de desarrollar la prctica contemplativa y la experiencia interior.Vipashyana permite desenmascarar las ilusiones y, por tanto, dejar de ser vctima de lasemociones perturbadoras. En resumen, shamatha prepara el terreno convirtiendo al espritu

    en un instrumento manejable, eficaz y preciso, mientras que vipashyana lo libera del yugo delas aflicciones mentales y de los velos de la ignorancia.La mayor parte de las veces nuestro espritu es inestable, caprichoso y desordenado, indecisoentre la esperanza y el temor, as como egocntrico, vacilante, fragmentado, confuso, y aveces hasta ausente y debilitado por las contradicciones internas y por el sentimiento deinseguridad. Adems, se rebela contra cualquier clase de entrenamiento y est perennementeinvadido por su verborrea interior, que mantiene un ruido de fondo del que apenas somosconscientes.Dado que esta disfuncin no es ms que una produccin del propio espritu, en consecuencia,tambin es lgico que por s mismo sea capaz de ponerle remedio. ste es el fin de la prcticade shamatha y de vipashyana.Resumiendo, se trata de pasar gradualmente de un estado de espritu sometido a lascondiciones desfavorables que acabamos de describir a otro en el que prevalezcan laatencin estable, la paz mental, la capacidad de gestionar las emociones, la confianza, elcoraje, la apertura a los dems, la benevolencia y otras cualidades que caracterizan al espritucuando es vasto y est sereno.As pues, en primer lugar la prctica de shamatha pretende apaciguar el torbellino denuestros pensamientos. Y para lograrlo aguzaremos nuestro poder de concentracin,tomando como punto de apoyo algo a lo que rara vez prestamos atencin: el vaivn denuestra respiracin.

    En condiciones normales, a menos que nos hayamos quedado sin aliento como consecuenciade un esfuerzo, de contener nuestra respiracin o de respirar profundamente para llenarnoslos pulmones de aire puro, apenas somos conscientes de nuestra respiracin. Sin embargo,respirar es casi sinnimo de vivir. Y dado que respiramos continuamente, concentrmonos a partir de este acto, y de este modo dispondremos de un instrumento precioso porque siempreest disponible; adems nos servir de punto de referencia para medir nuestra distraccin onuestra concentracin.Esta prctica contiene tres etapas indispensables:1) focalizar la atencin hacia un objeto previamente elegido (en este caso, la respiracin);2) mantener la atencin sobre dicho objeto, y

    3) ser plenamente conscientes de lo que lo caracteriza.7

    Meditacin sobre el vaivn de la respiracinSentmonos procurando estar cmodos y, si es posible, adoptando la postura de los siete puntos ya descrita, o por lo menos mantenindonos bien erguidos en una postura fsicamenteequilibrada. Ahora, la plena conciencia consiste en que no dejemos de estar atentos a cmorespiramos, sin olvidarnos de ello y sin permitir que nada nos distraiga.

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    Respiremos con calma y con naturalidad. Concentremos toda nuestra atencin en el ir y venirde nuestro aliento. Estemos particularmente atentos a la sensacin que crea el paso del aire por las fosas nasales, ya que ah es donde lo percibimos con ms intensidad. Segn el caso, lonotaremos en la entrada de la nariz, o un poco ms adentro, o incluso ms arriba, en los senosnasales. Tambin deberemos fijarnos en el momento en el que el aliento se queda en

    suspenso, entre la espiracin y la inspiracin siguiente. Luego, inspirando, concentrmonosde nuevo sobre el punto en el que notamos que pasa el aire. Asimismo, concentrmonos en elmomento en el que la respiracin se para durante un segundo entre la inspiracin y laespiracin siguiente.Concentrmonos del mismo modo en el ciclo siguiente, y as sucesivamente, respiracin trasrespiracin, sin tensiones, pero sin relajarnos tanto que caigamos en un estado de torpeza. Laconciencia de nuestro aliento tiene que ser lmpida y serena. Buda utilizaba la imagen delaguacero, que barre las masas de polvo que levanta el viento a fin de dar paso a un cielo puroy luminoso. El polvo representa la agitacin y la confusin mental; el benfico aguacero, laconcentracin sobre el aliento, y el aire puro, la calma y la claridad interiores. No modifiquemos de forma intencionada el ritmo de nuestra respiracin. Sin duda, nuestroaliento ser un poco ms lento, pero eso tiene que hacerse de una manera natural. Tanto sinuestra respiracin es larga como si es corta, lo nico que sencillamente debemos hacer esser concientes ante ese hecho.Sin duda, tarde o temprano o bien cederemos a la distraccin, que suele ir acompaada poruna proliferacin de pensamientos, o bien caeremos en un vago estado de semisomnolencia,o incluso en una combinacin de ambas cosas; es decir, en un estado confuso asaetado poruna gran profusin de pensamientos errticos. En este punto es en el que no deberemos bajarla guardia: tan pronto como nos demos cuenta de que hemos perdido la concentracin,simplemente recupermosla, pero sin sentirnos agobiados por un sentimiento de pesar o deculpabilidad. Volvamos a estar atentos a nuestro aliento, como la mariposa que vuelve sobre

    una flor despus de haber revoloteado a derecha y a izquierda sin una razn aparente.Y cuando los pensamientos nos asalten, no tratemos de pararlos lo que, por otra parte, noes posible puesto que ya se han hecho realidad, sino que limitmonos a no alimentarlos:dejemos que atraviesen el campo de nuestra conciencia como el ave pasa por el cielo sindejar rastro.A veces, durante algunos instantes tambin podemos escoger la propia distraccin comoobjeto de concentracin. Luego, tan pronto como nuestro espritu est otra vez atento,volveremos a dirigir nuestra atencin hacia la respiracin.Si nos sobrevienen otras sensaciones fsicas, por ejemplo, un dolor causado por el hecho dehaber estado demasiado tiempo sentados en la misma postura, no nos irritemos ni dejemosque ese dolor nos abata. Incluymoslo en la plena conciencia y luego sigamos observandonuestro aliento. Pero si el dolor se agudiza hasta el punto de llegar a perturbar la meditacin,es preferible relajarse un momento, o hasta poner en prctica durante un rato el andarconcentrndose en cada paso, para luego seguir meditando sobre nuestra respiracin con unespritu bien dispuesto y una concentracin ms viva.

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    Variacin 1

    Un mtodo para reavivar la concentracin cuando pierde fuerza consiste en contar lasrespiraciones. Por ejemplo, podemos contar mentalmente uno al final de un ciclocompleto de respiracin es decir, de inspiracin y espiracin, luego dos al final delciclo siguiente, y as sucesivamente hasta diez, y entonces empezar de nuevo partiendo otravez de uno. Este modo de proceder nos ayudar a mantener la atencin. Si lo preferimos,tambin podemos contar uno al final de la inspiracin y dos al final de la espiracin.Este mtodo y los siguientes pueden aplicarse de vez en cuando, dependiendo de nuestrasnecesidades, pero no es necesario contar las respiraciones a lo largo de toda la meditacin.

    Variacin 2

    Otro modo de proceder consiste en repetir mentalmente y con bastante rapidez 1, 1, 1, 1, 1, 1,1..., mientras inspiramos, y luego 2, 2, 2, 2, 2, 2, 2..., durante la espiracin. Para el ciclosiguiente, contaremos 3, 3, 3, 3, 3, 3, 3..., al inspirar, y 4, 4, 4, 4, 4, 4, 4..., al espirar. De este

    modo proseguiremos hasta diez, y luego empezaremos otra vez un nuevo ciclo.Tambin podemos contar rpidamente del uno al diez durante la inspiracin y hacer lomismo al espirar. Existen otras diferentes maneras de contar, las cuales pueden consultarseen textos ms especializados que se citan al final de esta obra. Todas ellas tienen por objetorefrescar nuestra concentracin cuando corremos peligro de dejarnos llevar por la somnolen-cia o la distraccin.

    Variacin 3

    En lugar de observar el aliento en s, tambin podemos concentrarnos en los movimientos de

    vaivn del abdomen o de los pulmones, que acompaan a la respiracin.

    Variacin 4

    Asimismo podemos asociar una frase sencilla con el ir y venir de nuestro aliento. Porejemplo, al espirar, podemos decirnos mentalmente: Todos los seres pueden ser felices y,al inspirar: Que todos sus sufrimientos desaparezcan.

    Variacin 5

    Los que practican la recitacin de mantras pueden combinar la recitacin silenciosa con laatencin al aliento. Si se toma como ejemplo el mantra Om mani padme hung,8 que es eldel Buda de la compasin (Avalokiteshvara), recitaremos om al inspirar, mani padme alespirar, y hung entre ambas funciones.

    Variacin 6

    Normalmente, no debemos influir en el vaivn del aliento ni intentar retrasar el intervalo quemedia entre la inspiracin y la espiracin. Pero en esta variacin, nos concentramos durante

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    unos instantes sobre el punto de suspensin del aliento; es decir, el momento en el que elsoplo se desvanece al final de la espiracin. Tambin es el punto en el que los pensamientosdiscursivos se ven suspendidos temporalmente. Durante ese breve momento, permanezcamos descansados en ese espacio lmpido, serenos y libres de construccionesmentales. Sin que ello suponga conceptualizar esta experiencia, reconozcamos que

    representa un aspecto fundamental de nuestro espritu, que siempre est presente detrs de lacortina de los pensamientos.Podemos practicar estas variaciones como mejor nos convenga a fin de mejorar nuestraconcentracin.

    LA CONCENTRACIN EN UN OBJETOExisten muchas otras maneras de cultivar la concentracin y la calma mental. Estos mtodosson de dos clases, segn se utilice, o no, un objeto. Este objeto puede ser el vaivn de larespiracin, como acabamos de ver, pero tambin otras sensaciones fsicas, una forma

    exterior o una imagen que se habr visualizado. Podemos escoger un objeto exteriorcompletamente corriente: una piedra, una flor o la llama de una vela, por ejemplo. Como enel caso de la respiracin, el entrenamiento consiste en dejar que nuestro espritu reposeatentamente en el objeto escogido, yen volver a concentrarse en l tan pronto como percibamos que nos hemos distrado.El objeto puede ser asimismo una representacin simblica o figurativa asociada al caminoespiritual; por ejemplo, una pintura o una estatua de Buda. Comenzaremos porconcentrarnos durante bastante tiempo en esta representacin, con el fin de tener todos susdetalles presentes en nuestro espritu, y luego nos concentraremos en la representacinmental de este objeto. He aqu, resumidas, las instrucciones orales que, sobre este tema, nosha ofrecido Dilgo Khyents Rimpoch:

    Meditacin

    Sintese en la postura de los siete puntos. Deje que su espritu vaya apacigundose durantealgunos instantes, y luego visualice al Buda Shakyamuni en el espacio que hay delante deusted. Est sentado en el disco lunar, el cual est posado sobre un loto y sobre un tronosostenido por ocho leones. Su cuerpo resplandece como una montaa de oro. Con la manoderecha, toca el suelo cerca de su rodilla derecha, haciendo el gesto de tomar la tierra portestigo. Su mano izquierda reposa en su regazo, en el gesto de la ecuanimidad, y tiene un bolde limosnas lleno de nctar. Est vestido con tres trajes monsticos y de su cuerpo emanan

    infinitos rayos de luz de sabidura y compasin que llenan el universo. D vida a estaimagen. Piense que el Buda que est visualizando no es algo inerte, como un dibujo o unaestatua. Pero tampoco es de carne y de hueso, sino que su cuerpo es luminoso y transparentecomo un arco iris, e irradia sabidura y compasin.Concntrese completamente en esta visualizacin, y procure que cada detalle sea lo msntido posible. Centre su atencin en el valo perfecto de su cara, en sus ojos impregnados desabidura y amor, en su nariz y sus orejas de proporciones armoniosas, en su sonrisa, y en losrayos de luz que emanan de su cuerpo. Poco a poco vaya concentrndose tambin en todoslos detalles de la forma del Buda, de arriba abajo y de abajo arriba, con la misma

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    minuciosidad como lo hara un pintor.Para consolidar su concentracin, neutralice inmediatamente todo lo que pueda perturbar suespritu. Si ste se agita, si sus pensamientos se desbocan y le impiden obtener una imagenclara, baje un poco la mirada, que normalmente mantiene posada en el espacio, paraconcentrarse en la parte inferior del Buda; es decir, en las piernas cruzadas, en el tronosostenido por leones, o en el asiento de loto. Eso le ayudar a reducir su agitacin mental.Si su espritu empieza a volverse torpe, a relajarse o a dejarse ganar por la indiferencia,levante la mirada y concntrese en la parte superior de la visualizacin; o sea, en la cara delBuda, en sus ojos y en el punto que tiene entre las cejas.Si su visualizacin no es clara, trate de conseguir por todos los medios que se vuelva msfina y ms precisa. Y si ya es clara, concntrese en ella de una manera natural, sin tensiones.Cuando su espritu se vuelva estable y apacible, examnelo. Comprenda que la imagen queest visualizando no es la del Buda en s mismo, sino una proyeccin de su espritu cuyo fines cultivar la concentracin. Y aunque dicho espritu tenga la facultad de concentrarse en unobjeto, si usted intenta verlo tal como ste es en s mismo, no conseguir descubrirlo enabsoluto. Es imposible localizar el espritu, identificar sus contornos, su color, su forma, dednde viene, ni ver dnde est y adnde va; es decir, usted nunca podr encontrarlo. Elespritu no es una entidad autnoma que pueda ser identificada como tal.Y lo mismo ocurre con el cuerpo. Lo que llamamos cuerpo tan slo es un ensamblaje deelementos. A una gran cantidad de grano le damos el apelativo de montn, a las briznas de paja atadas juntas las llamamos haces, y a una gran cantidad de gente, muchedumbre, pero estas denominaciones no se refieren a ninguna entidad que existe en s y por s misma.Asimismo, si usted piensa en ese ensamblaje llamado cuerpo y le separa la piel, la carne,la mdula, los huesos y los diferentes rganos, no quedar nada que pueda identificar comotal cuerpo.

    En realidad, todos los fenmenos del universo aparecen en su infinita variedad como elresultado de un concurso temporal de causas y condiciones especficas. Y creemos que estosfenmenos existen realmente porque no los examinamos con bastante cuidado; sin embargo,en realidad, se hallan privados de toda existencia intrnseca.En cuanto vea con claridad que su cuerpo, el Buda de su visualizacin y todos los demsfenmenos son la manifestacin del espritu y que, por naturaleza, ste no es una entidaddotada de existencia propia, sino un flujo dinmico de experiencias, mantngase,simplemente, en el estado natural del espritu desprovisto de todo artificio. Cuando se veainvadido por los pensamientos, tome conciencia de ellos, pero sin obstaculizarlos nialentarlos. Eso es lo que se denomina visin profunda. Es esencial unir la calma mental,shamatha, y la visin profunda, vipashyana.

    LA CONCENTRACIN SIN UN OBJETOA primera vista, puede parecer que la meditacin informal y sin un objeto debe de ser msfcil que la meditacin que se lleva a cabo con un objeto. De hecho, es ms difcil mantenerel espritu claro y concentrado en s mismo, en un estado de plena conciencia, queconcentrarse en algo, por la sencilla razn de que resulta difcil no pensar en nada. Laconcentracin en un objeto implica una cierta actividad mental vinculada a la atencin, y,

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    aunque mantener esta concentracin sea difcil, siempre ser ms fcil que llevar al espritu aun estado de perfecta simplicidad, exento de cualquier clase de construccin mental. Dichoesto, la concentracin sin un objeto es el resultado natural de la concentracin en un objeto yrepresenta un paso adelante hacia la comprensin de la naturaleza fundamental del espritu atravs de la experiencia directa.

    Meditacin

    Enfoquemos nuestro espritu hacia el interior de nosotros mismos y dejemos que contemplesu cualidad principal, que es, sencillamente, la de conocer. Esta facultad, la plena concien-cia en estado puro, ilumina todo pensamiento y toda percepcin. Es una cualidad constante yfundamental del flujo de la conciencia. Podemos llevar a cabo esta experiencia hasta enausencia de pensamientos y de imgenes mentales. Tratemos de identificar este aspecto primordial de toda experiencia, y despus dejemos que nuestro espritu repose durantealgunos instantes en esta plena conciencia no dual, clara y lcida, desprovista de conceptos y pensamientos discursivos.

    Fuentes de inspiracin

    Presencia transparente, infinita apertura, sin fuera ni dentro;completamente envolvente.Sin frontera ni direccin.Inmensidad infinita de la vista,verdadera condicin del espritu,

    como el espacio del cielo,que no tiene centro, ni periferia,ni referencia.

    Shabkar

    SUPERAR LOS OBSTCULOS

    Todo entrenamiento implica esfuerzo, y, naturalmente, cualquier cambio tiene que vencertoda clase de resistencias. En el caso del entrenamiento del espritu y de la meditacin, haydiferentes obstculos que pueden ralentizar nuestro progreso. Las instrucciones tradicionalessobre meditacin califican de obstculos a la pereza, al torpor mental y su contrario, la agi-tacin distrada, as como la falta de perseverancia y su contrario, el esfuerzo excesivo.La pereza, que roza la indolencia y la falta de motivacin, puede adoptar varias formas. La pereza ordinaria es el defecto de los que rechazan cualquier clase de esfuerzo. Su antdotoconsiste en recordarse el valor de la existencia humana y de cada instante que pasa, y encontemplar las bondades que produce la transformacin interior. Estas reflexiones permiten

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    reavivar la inspiracin y el entusiasmo.Otra forma de pereza consiste en pensar: Ca!, esto no es para m, est ms all de mis posibilidades; prefiero no comprometerme. En suma, renunciamos a participar en la carreraantes de haber atravesado la lnea de salida. Para contrarrestar este obstculo, estimemos ensu justo valor el potencial de transformacin que existe en nosotros, y contemplemos el finde la existencia de un punto de vista ms amplio.Hay una tercera forma de pereza: la que consiste en no estar dispuesto a dedicarse a lo queuno sabe que es lo ms importante y, en vez de ello, opta por despilfarrar el tiempo enactividades menores. Para remediarlo, debemos establecer una jerarqua en nuestras preocupaciones y recordar que tenemos el tiempo contado, mientras que las actividadesordinarias no tienen fin, como sucede con las olas del ocano.La distraccin es el parsito ms comn de la meditacin. Qu practicante no ha cadoalguna vez en sus redes? Es muy normal, ya que, como cuando empezamos a meditar nuestroespritu es indisciplina