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ENSAYOS DE HISTORIA ECONMICA: URUGUAY EN LA REGINY EL MUNDO

ENSAYOS DE HISTORIA ECONMICA: URUGUAY EN LA REGINY EL MUNDO

Luis Brtola

Esta publicacin cont con el apoyo de la Comisin Sectorial de Investigacin Cientfica (CSIC).

Ilustracin de cartula: Marie Serre - Guy Gautreau

2000, Ediciones Trilce Casilla de Correos 12 203 11 300 Montevideo, Uruguay Durazno 1888, Montevideo, Uruguay. tel. y fax: (5982) 402 77 22 y 402 76 62 [email protected] www.uyweb.com.uy/trilce

ISBN 9974-32-229-4

a Lars Herlitz

CONTENIDO

INTRODUCCIN .................................................................................... 11

ASPECTOS

PARTE I TERICO-METODOLGICOS E HISTORIOGRFICOS

Captulo 1: Historia Econmica y Economa: reflexiones sobre objeto y mtodo Introduccin ................................................................................... 19 1. Las apariencias de un divorcio .................................................... 19 2. La economa y sus ramas ........................................................... 21 3. La diferencia entre Economa e Historia Econmica .................... 23 4. Historia Econmica y Economa: una propuesta de sntesis ........ 29 5. Ciencias sociales y naturales: el juego de las metforas y el camino de la reconciliacin ............ 31 6. Los aspectos institucionales y organizativos ................................ 33

Captulo 2: La Historia Econmica en Uruguay: desarrollo y perspectivas Introduccin ................................................................................... 37 1. Una breve historia de la Historia Econmica en Uruguay ............ 37 2. El desarrollo reciente: dispersin, refundacin y especializacin 42 3. En breve: situacin y apuntes hacia una agenda ........................ 47

PARTE II DESEMPEO DE LARGO PLAZO (1870 A NUESTROS DAS) DE ARGENTINA, BRASIL Y URUGUAY CON UN NFASIS COMPARATIVO ENTRE S Y ELCON LOS PASES DESARROLLADOS

Captulo 3: Argentina, Brasil, Uruguay y la economa mundial: una aproximacin a diferentes regmenes de convergencia y divergencia por Luis Brtola y Gabriel Porcile Introduccin ................................................................................... 53 1. Convergencia y Divergencia: algunos lineamientos tericos ......... 54 2. Algunos hechos estilizados ....................................................... 59 3. Convergencia y apertura ............................................................. 61 4. Convergencia y divergencia: importa el patrn de especializacin? ........................................ 70 5. Convergencia y divergencia: importan las instituciones? ........... 75 6. A modo de conclusin: explorando diferentes regmenes de convergencia y divergencia .................................... 78 Apndice Estadstico ...................................................................... 84

Captulo 4: Salarios, distribucin del ingreso y aprendizaje en escenarios de convergencia y divergencia entre el Cono Sur y la economa mundial por Luis Brtola con la colaboracin de Reto Bertoni y Mara Camou Introduccin ...................................................................................... 91 1. Salarios reales internacionales ...................................................... 92 2. Hacia una interpretacin de los salarios internacionales y la distribucin del ingreso ........................................................... 97 3. Productividad, precios y salarios 1870-1913 ................................ 100 4. Productividad, precios y salarios 1913-1930 ................................ 107 5. Productividad, precios y salarios 1930-1960 ................................ 111 6. A modo de conclusin y agenda ................................................... 115

Captulo 5: Componentes tendenciales y cclicos en el PBI per cpita de Argentina, Brasil y Uruguay: 1870-1988 por Luis Brtola y Fernando Lorenzo Introduccin .................................................................................... 121 1. Antecedentes ............................................................................... 122 2. Componentes tendenciales y cclicos de los PBI per cpita ........... 132 3. Conclusiones ............................................................................... 143

PARTE III ESTUDIOS DE PERODOS ESPECFICOS DE LA HISTORIA ECONMICA URUGUAYA

Captulo 6: El crecimiento de la industria temprana en Uruguay Introduccin .................................................................................... 149 1. La industria manufacturera anterior a 1930: un debate explicitado .................................................................. 149 2. La nueva informacin: hiptesis para su interpretacin ............... 154 3. Conclusin .................................................................................. 164

Captulo 7: Primer Batllismo: reflexiones sobre el crecimiento, la crisis y la guerra Introduccin .................................................................................... 167 1. Una primera mirada a los grandes nmeros ................................ 168 2. El modelo del Primer Batllismo .................................................... 173 3. La crisis del Primer Batllismo ...................................................... 177 4. Cun ricos fuimos cuando fuimos ricos? Las contradicciones de la Primera Guerra Mundial ...................... 185 BIBLIOGRAFA

COLABORADORES RETO BERTONI: Profesor de Historia, Maestrando en Historia Econmica, Ayudante de Investigacin del Programa de Historia Econmica y Social, Universidad de la Repblica. MARA MAGDALENA CAMOU: Master en Historia (Universidad Tcnica de Berln, Alemania), Profesora Adjunta del Programa de Historia Econmica y Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la Repblica. FERNANDO LORENZO: Ph. D. en Economa (Universidad Carlos III, Madrid), Director de CINVE y Profesor del Departamento de Economa de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la Repblica. GABRIEL PORCILE: Ph. D. en Historia Econmica (London School of Economics, Gran Bretaa), Profesor y Director del Posgrado en Desarrollo Econmico del Departamento de Economa, Universidad Federal de Paran, Brasil.

Introduccin

El Uruguay, la regin y el mundo nos muestran hoy, de manera clara y contundente, las fuerzas del cambio en la historia: la innovacin tecnolgica no para de dar sorpresas; las estructuras econmicas sufren mutaciones profundas y surgen nuevos actores sociales; las formas de organizacin social y poltica no van en zaga, y mientras los Estados y sociedades se desdoblan tanto en la direccin supranacional, como en la regional y local, la percepcin del mundo, la cultura, las ideologas, crean estas nuevas realidades y las interpretan de manera diversa. Hoy, como siempre, el mundo no cambia por igual, y no todo cambia. Junto a sociedades, conductas, estructuras e instituciones de baja movilidad, las fuerzas de la transformacin generan trayectorias muy diversas. Esta diversidad se vuelve un elemento persistente. Las sociedades avanzadas mantienen una relativa alta dinmica econmica, aunque el cambio estructural ha tenido dificultades para entender los beneficios del crecimiento al conjunto de su poblacin. Amplias regiones en desarrollo ven cmo importantes sectores de su poblacin alcanzan niveles de vida similares al de las regiones avanzadas, en tanto tambin se producen procesos desgarradores en los que la exclusin social, la desigualdad y la diferencia entre lo posible y lo real no parece ms que aumentar. Otras regiones se ven marginadas y sometidas a penurias y hasta a la muerte por hambre de una manera que contrasta tan fuertemente con las oportunidades materiales, que transforma a las relaciones de poder, y a la construccin de legitimidades y percepciones del mundo actual, tanto en un objeto de estudio sumamente cautivante, como en un desafo tico y moral. Con respecto a Amrica Latina el reciente informe de la CEPAL sostiene:La regin enfrenta hoy este complejo mundo (el de la Globalizacin) con logros no despreciables en diversos frentes econmicos, sociales y polticos, pero tambin con un conjunto de temas pendientes asociados a las recientes transformaciones, al peso no plenamente superado de la crisis de la deuda, y a problemas estructurales profundamente enraizados en su historia.1

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Este libro trata del cambio y de la diversidad y particularmente de uno de los temas pendientes sealados por la CEPAL: el de los problemas estructurales profundamente enraizados en su historia. Est inspirado en una bsqueda de elementos para comprender los motivos, razones y circunstancias que han determinado la trayectoria de los pases de Amrica Latina (particularmente Argentina, Brasil y Uruguay, y este ltimo en especial) en el amplio lapso que se inicia hacia el ltimo tercio del siglo XIX y que corre hasta nuestros das. Igualmente reflexiona sobre las formas de abordar esta problemtica y sobre los aportes y metodologa de la Historia Econmica. Se rene aqu un conjunto de trabajos que he realizado durante los ltimos tres aos en el ejercicio de mis funciones como Profesor del Programa de Historia Econmica y Social de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la Repblica. El libro es, en alto grado, resultado de un trabajo de cooperacin con otros investigadores. Ello se expresa, entre otras maneras, en dos captulos en co-autora, en otro en el que la colaboracin de mis colegas fue indispensable, as como en diversas contribuciones a los trabajos que hemos intentado reconocer adecuadamente en cada captulo. Los distintos captulos, si bien no constituyen partes de una obra previamente diseada, han sido, en mayor o menor medida, reelaborados para ser incluidos en este volumen. Las motivaciones presentadas anteriormente constituyen el hilo conductor de esta obra, antes y despus de corregidos los artculos originales. A la vez, los captulos se ven cohesionados por el intento de ser fiel a ciertos criterios: la ambicin de movilizar un cuerpo terico adaptado a los desarrollos recientes de la disciplina histrico-econmica; un esfuerzo metodolgico por contribuir a superar las grandes carencias de la estadstica nacional en materia de series temporales largas; entender al desarrollo econmico no como un proceso aprehensible simplemente a partir de variables puramente econmicas, sino considerando a los aspectos sociales e institucionales como elementos centrales del acontecer econmico, y a la teora econmica como una construccin histrica; salir de una tradicin extremadamente nacional y sistematizar aspectos comparativos internacionales, ya sea con los grandes vecinos, como con los pases lderes de la economa mundial (de ah la regin y el mundo). *** El libro contiene siete captulos y se divide en tres partes. Parte I. Aspectos terico-metodolgicos e historiogrficos (Captulos 1 y 2). El primer captulo presenta un ensayo sobre el objeto y mtodo de la Historia Econmica: discute la relacin entre Historia Econmica y Economa y cules son las claves metodolgicas de los estudios de largo plazo. Se enfatiza la idea de que la Historia Econmica demanda una fuerte vocacin12

terica, un fluido manejo de metodologas cuantitativas y cualitativas y una importante erudicin histrica, aspirando a una teorizacin sobre la historia y a una historizacin de la teora. Fue originariamente redactado como material de apoyo a cursos de posgrado, y luego presentado en el III Congreso Brasileo de Investigadores en Historia Econmica (Curitiba, agosto de 1999). Actualmente est en prensa para ser publicado por la Revista de Economa (Brasil). En el segundo captulo se realiza una somera evaluacin del estado de la Historia Econmica en nuestro medio, la que fui invitado a presentar en la mesa redonda Trends and Future of Economic History in Latin America, de la conferencia de la Latin American and Caribean Economic Association, celebrada en Buenos Aires, octubre de 1998. El trabajo fue luego publicado en una separata de Revista de Historia Econmica (Espaa).2 Parte II. El desempeo de largo plazo (1870 a nuestros das) de Argentina, Brasil y Uruguay con un nfasis comparativo entre s y con los pases desarrollados (Captulos 3-5). El tercer captulo, escrito junto a Gabriel Porcile, trata del desempeo relativo de las economas del Cono Sur en 1870-1990 buscando anudar con el intenso debate internacional que se est produciendo en torno a la temtica de la convergencia y divergencia de los desempeos econmicos internacionales. Se propone el concepto de regmenes de convergencia y divergencia para explicar diferentes etapas de desempeo relativo al de los pases lderes de la economa mundial. Este concepto se apoya en variables tales como apertura externa, cambio estructural, patrones de especializacin productiva y arreglos institucionales. Versiones anteriores de este trabajo fueron presentadas en diversos congresos especialmente en la sesin que sobre esta temtica organizramos con Gabriel en el XII Congreso Internacional de Historia Econmica, Madrid, agosto de 1998 y publicadas como documentos de trabajo del Programa de Historia Econmica y Social (Montevideo) y del Departamento de Economa (Universidad Federal de Paran, Curitiba), as como por las revistas Investigacin Econmica (UNAM, Mxico) y Economa y Sociedad (Campinas, Brasil). El cuarto captulo, para el que cont con la colaboracin de Reto Bertoni y Mara Camou, presenta una extensin de la discusin del captulo anterior al plano de los salarios reales, aspectos vinculados a la distribucin del ingreso y a la cobertura educativa. En base a informacin estadstica de reciente elaboracin, que, entre otras cosas, permite realizar comparaciones internacionales de salarios en trminos de paridad de poder de compra y de cobertura educativa, se intenta avanzar en el desarrollo de instrumentos metodolgicos y tericos para complementar, con la consideracin de estas variables, la caracterizacin de los regmenes de convergencia y divergencia con los pases desarrollados, de acuerdo a la discusin avanzada en el Captulo 3 junto a Gabriel Porcile. Este captulo se basa principalmente en informacin elaborada recientemente junto a Reto Bertoni, Leonardo Calicchio, Mara Camou y Gabriel Porcile. Dicha evidencia est contenida en trabajos que han sido presentados en diversos congresos nacionales e13

internacionales y se insertan en un proceso internacional de discusin y elaboracin de variables comparables. El quinto captulo, en co-autora con Fernando Lorenzo, aborda la discusin sobre la existencia de ciclos econmicos largos en las economas del Cono Sur en 1870-1990. Este artculo constituye una actualizacin, en un doble sentido, de un trabajo de mi autora publicado en la revista Ciclos (Argentina) en 1996: por una parte, porque se analizan series ms recientes y mejores que las disponibles al realizar el trabajo anterior; en segundo lugar, porque se utilizan tcnicas economtricas ms avanzadas y potentes, lo que fue posible gracias al aporte de Fernando. El artculo confirma que efectivamente puede constatarse, en los tres pases estudiados (Argentina, Brasil y Uruguay), la existencia de un ciclo de aproximadamente veinte aos de duracin el ciclo Kuznets a lo largo de todo el perodo, a la vez que puede detectarse distintos escenarios, en algunos de los cuales los ciclos de la regin son coincidentes, en tanto en otros no lo son. Parte III: Estudios de perodos especficos de la historia econmica uruguaya (Captulos 6 y 7). El sexto captulo aborda el tema de la industrializacin temprana en Uruguay, en especial el de la periodizacin de dicho crecimiento y la discusin de sus determinantes. El captulo se basa en la reciente disponibilidad de series de producto de la industria manufacturera a partir de 1870 y polemiza con interpretaciones del desarrollo del sector. Se evala el impacto de la legislacin proteccionista, a la vez que se esboza un estudio por subsectores manufactureros buscando dar cuenta de distintas dinmicas que contribuyen a explicar el desempeo agregado. El sptimo captulo aborda el tema de la crisis del Primer Batllismo desarrollando un trabajo anterior realizado junto a Leonardo Calicchio y Dieter Schonebohm, y retoma la discusin del desempeo econmico durante la Primer Guerra Mundial. Se trata del aporte de nueva evidencia limitada a algunas pocas variables para reponderar la crisis econmica y repensar su impacto sobre la crisis poltica. Igualmente se aborda la paradoja del desempeo econmico durante la guerra, cuando fuimos ricos (en palabras de B. Nahum), al tiempo que nuestro producto caa. *** Quiero agradecer a Beln Baptista, Reto Bertoni, Leonardo Calicchio, Mara Camou, Hernn Kamil, Juan Pablo Mart, Dieter Schonebohm y Dirceu Teruya por su aporte en diversos trabajos retomados en esta publicacin. Igualmente, quiero agradecer a Fernando Lorenzo y a Gabriel Porcile por su generosidad al aceptar publicar en este libro nuestros trabajos conjuntos. Quiero agradecer muy particularmente a Gabriel Porcile por estos ltimos aos de complicidad, en los que, a pesar de la distancia, pude valerme y disfrutar de su capacidad, profesionalidad, amistad y sentido del humor. Igualmente quiero agradecer a un sinnmero de colegas y estudiantes14

que en diversos seminarios, congresos, cursos y de muy diversas formas, han contribuido a mejorar y corregir nuestro trabajo. Es imposible mencionarlos a todos. En el plano institucional, quiero plasmar muy enfticamente mi reconocimiento a la Facultad de Ciencias Sociales por haber alentado el desarrollo del Programa de Historia Econmica y Social, sin cuyo entorno un trabajo de este tipo no hubiese podido ser desarrollado. De la misma manera, debo remarcar el enorme respaldo que ha significado para mi actividad la Comisin Sectorial de Investigacin de Cientfica de la Universidad de la Repblica, cuyos diversos programas de recursos humanos han resultado decisivos para poder mantener el relacionamiento con la comunidad acadmica internacional, desarrollar proyectos cooperativos de investigacin y poder publicar los productos obtenidos, como es el caso de este libro.

Junio de 2000

NOTAS1. CEPAL, CEPAL 2000. Equidad, desarrollo y ciudadana. Sntesis, p. 6. 2. Brtola, L., La Historia Econmica en Uruguay: desarrollo y perspectivas, pp. 77-98.

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PARTE IASPECTOS TERICO-METODOLGICOS E HISTORIOGRFICOS

Captulo 1

HISTORIA ECONMICA Y ECONOMA:REFLEXIONES SOBRE OBJETO Y MTODO

INTRODUCCINEstas pginas se proponen abordar la definicin del objeto de la Historia Econmica y, principalmente, el mtodo de generacin de conocimientos histrico-econmicos. Discutiremos especialmente la relacin entre la Historia Econmica y la Economa. Se buscar argumentar que la Historia Econmica y la Economa son esencialmente la misma disciplina y que las diferencias entre ambas surgen principalmente de diversos procesos de tipo institucional y no de aspectos endgenos a la cuestin disciplinaria. Comenzar por presentar un hecho estilizado, el divorcio entre Historia y Economa. Luego se presentarn diferentes definiciones de Economa. Posteriormente discutir las diferencias disciplinarias y metodolgicas entre Historia Econmica y Economa, confrontando opiniones de destacados economistas e historiadores econmicos. Posteriormente har una breve referencia al uso de las metforas para ilustrar las diferencias de diversos enfoques y finalmente discutir algunos aspectos organizativos e institucionales que determinan muchas de las diferencias entre ambas disciplinas. Intentaremos ser consecuentes en diferenciar la historia econmica y la economa de la Historia Econmica y la Economa, aludiendo en los dos primeros casos a los procesos en cuanto tales y en los segundos casos al conocimiento acerca de los mismos, ya sea de tipo fctico, terico o metodolgico.

1. LAS APARIENCIAS DE UN DIVORCIONo parece ser muy necesario abundar acerca de la existencia de un divorcio entre la Historia y la Economa. Desde el punto de vista de los historiadores la culpa es de los economistas. stos habran sido fieles a aquello de que la ciencia no se propone tareas que no puede realizar. La ciencia econmica es descompuesta en el razonamiento econmico y en el razonamiento matemtico. El razonamiento econmico constituye la enunciacin de supuestos que guan el anlisis y que validan las conclusiones, articulan la interpretacin de los resultados. El razonamiento matemtico comprende la deduccin, la demostracin matemtica y la contrastacin de19

la evidencia emprica. Las crecientes demandas de cientificidad entendida en este sentido axiomtico y de poder de demostracin matemtica, han llevado a una simplificacin de los enunciados, a la construccin de modelos igualmente simplificados. Algunos aspectos, difciles de integrar rigurosamente en este paradigma cientfico, quedaron por el camino: el factor tiempo, la dinmica del cambio tecnolgico, las organizaciones, las instituciones, entendiendo por stas a las diferentes formas de armonizacin y confrontacin de intereses. La teora del desarrollo en la posguerra sucumbi ante la aparente fuerza, continuidad y linealidad del desarrollo capitalista. Las crisis de los Estados de Bienestar europeos y de las polticas de industrializacin en la periferia fueron vistas como demostraciones de que las fallas de los arreglos institucionales para superar las fallas de mercado eran ms dainas que estas ltimas, llevando a una prdida de vigor del pensamiento de inspiracin keynesiana y de diversas formas de desarrollismo. El marxismo terico se atomiz, perdi cohesin y, entre otras cosas, no logr competir con las corrientes hegemnicas al momento de validar matemticamente sus enunciados. Todos estos elementos dejaron a lo que hoy se conoce como el mainstream (la corriente principal) o la ortodoxia, en condicin de tal. Los economistas, seducidos por la elegancia formal y la demostracin matemtica, subyugados por los modelos y la informtica, a menudo pierden de vista las grandes preguntas y las cuestiones relevantes, la importancia y pertinencia de los enunciados generales; prefieren, al decir de Crafts, estar precisamente equivocados antes que vagamente acertados.1 Los historiadores quedaron apuntando en otra direccin: mantuvieron en alto la bandera de que la realidad es compleja, de que hay que abordarla de mltiples maneras. Su instrumental analtico fue en trminos relativos menos desarrollado, y con enunciados generales y teoras globalizantes en retroceso, debilitadas, cuando no en desbandada. Muchas veces se han encontrado en una situacin similar a los economistas que, seducidos por la elegancia formal, la demostracin matemtica, subyugados por los modelos y la informtica, pierden de vista las grandes preguntas y las cuestiones relevantes, pierden de vista la importancia y pertinencia de los enunciados generales. A veces los historiadores han quedado paciente y prolijamente reconstruyendo hechos, desempolvando informacin, aunque no siempre sabiendo qu buscar, qu preguntas centrales formular, qu es lo que se quiere averiguar y qu importancia reviste en los debates de las ciencias sociales. Y eso cuando no se ha estado repitiendo incansablemente las mismas convicciones de una y mil formas. Llegando al extremo, cuando la aspiracin cientfica se cuestiona en la base y la narrativa se propone llevarnos a la reconstruccin de particularidades de la mano de lo sensorial, el divorcio parece consumarse de manera irremediable. Como en todos los divorcios, dira el terapeuta de esta pareja, ambos tienen su cuota de responsabilidad. Bajo ciertas condiciones, esta pareja tiene futuro. Bajo otras, no tiene sentido aspirar a juntar mundos bifurcados. Exploremos algunos caminos de reconciliacin.

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2. LA ECONOMA Y SUS RAMASNo se precisa recoger el testimonio indignado de una gran cantidad de historiadores para aceptar el hecho de que la ciencia econmica actualmente dominante ha dado la espalda a la historia exhibiendo infundadas pretensiones de desarrollar algn tipo de ciencia econmica exacta y axiomtica. Basta para ello recoger algunas expresiones de destacados economistas. Al respecto dice Solow:I suspect that the attempt to construct economics as an axiomatically based hard science is doomed to fail... economics is a social science...much of what we observe cannot be treated as the realization of a stationary stochastic process without straining credulity... My impression is that the best and brightest in the profession (economists) proceed as if economics were the physics of society. There is a single universally valid model of the world. It only needs to be applied. You could drop a modern economist from a time machine a helicopter maybe, like the one that drops the money at any time, in any place, along with his or her personal computer: he or she could set up in business without ever bothering to ask what time and which place. In a little while, the up-to-date economist will have maximized a familiar-looking presentvalue integral, made a few familiar log-linear approximates and run the obligatory familiar regression...2

Los escritos de Ricardo son los que primero han recibido crticas por separar la Historia de la ciencia econmica, proponiendo un pensamiento abstracto y ahistrico. Tanto el trabajo de Smith y Mill, como el de Marx, desarrollaron la teora econmica en una estrecha interaccin con la Historia.3 Las bases de la separacin definitiva de los economistas con respecto a la Historia parecen haber sido puestas por el pensamiento marginalista, segn el cual la asignacin de recursos escasos en situaciones estticas y por actores atomizados y homogneos supuestamente maximizadores de beneficios, pas a ser el eje del anlisis econmico. Si aceptamos las definiciones divulgadas en los libros de texto acerca de que la Economa trata del funcionamiento de los mercados autorregulados, es poco lo que queda para el historiador.4 Sin embargo, encontramos en protagonistas de la revolucin marginalista posiciones mucho menos ingenuas que eso. Karl Menger sostena que la economa era una ciencia dividida en tres ramas: la economa terica es la parte de esta ciencia que busca lo que hay de general en los fenmenos, busca las relaciones generales y las leyes exactas; las ciencias histricas y estadsticas describen e intentan medir los fenmenos y tienen, por ello, una orientacin emprica, realista y producen leyes empricas; las ciencias econmicas prcticas o aplicadas para una economa nacional, que buscan elucidar los principios de una accin o poltica econmica. Para Menger, el estudio institucional formaba parte de la ciencia econmica; las instituciones eran, en cuanto tales, tema de estudio de la economa. Marshall, por su parte, sostena en una carta a Edgeworth:I conceive no more calamitous notion than that abstract, or general, or theoretical economics was economics proper. It seems to me an essential but a very small part of economics proper: and by itself sometimes even well, not21

a very good occupation of time. The key-note of my Plea is that the work of the economist is to disentangle the interwoven effects of complex causes; and that for this, general reasoning is essential, but a wide and thorough study of facts is equally essential, and that a combination of the two sides of the work is alone economics proper.5

Siguiendo la divisin disciplinaria hecha por Menger podramos decir que Marshall sostiene que la ciencia econmica solo es tal a partir de la conjuncin de la economa terica y de las ciencias histricas y estadsticas. En la misma direccin, J. Schumpeter sostiene que:El economista cientfico se diferencia de todas las dems personas que hablan, piensan o escriben sobre temas econmicos, por su dominio de unas tcnicas que pueden clasificarse en tres grupos: historia, estadstica y teora. Estos tres grupos de tcnicas constituyen lo que nosotros llamamos anlisis econmico.6

Y agrega:La historia econmica que desemboca en los hechos de la poca presente y los incluye es con mucha diferencia el ms importante de estos campos fundamentales.7

Los motivos que esgrime son los siguientes: - El objeto de la economa es un proceso histrico nico, por lo que la llamada experiencia histrica es indispensable para la comprensin de los procesos econmicos. - La mayor parte de los errores fundamentales que comnmente se cometen en el anlisis econmico se deben ms a la falta de experiencia histrica que a cualquier otra deficiencia de formacin del economista. - Este tipo de historia no puede ser de carcter puramente econmico sino que debe reflejar tambin hechos institucionales, es decir, hechos que no son puramente econmicos, para establecer la relacin entre lo econmico y lo no econmico, la relacin entre la economa y otras ciencias sociales. Lo anteriormente expuesto motiva que Schumpeter posteriormente agregue una cuarta rama del anlisis econmico, la sociologa econmica:La historia econmica es la fuente que permite conocer los marcos institucionales dentro de los cuales han de actuar los esquemas de la teora econmica... Sin embargo no es la nica que presta este servicio a la teora.8

Al incluir las instituciones (propiedad privada, intervencin estatal, etctera) se hace intervenir hechos sociales que no pueden ser vistos como simples integrantes de la historia econmica. Esto cabe especialmente a expresiones del comportamiento humano vlidas para situaciones sociales determinadas. El campo de la sociologa econmica, de las instituciones, est en realidad fuera de la economa:el anlisis econmico se ocupa del comportamiento de los hombres en cualquier poca y de qu efectos econmicos resultan de tal comportamiento; la sociologa econmica estudia cmo llegan los hombres a comportarse como realmente lo hacen.9

La sociologa econmica no incluye solamente las acciones, motivaciones e inclinaciones, sino tambin las instituciones sociales que estn en relacin con el comportamiento econmico.22

Las implicancias metodolgicas extradas son las siguientes: - La necesaria crtica de las fuentes, que pueda dar cuenta del espritu de la poca; - como la historia econmica forma parte de la economa, las tcnicas de investigacin que el historiador utiliza deben ser consideradas como viajeros de ese gran carruaje al que llamamos anlisis econmico.10 Actualmente el lenguaje de Schumpeter puede ser identificado con los conceptos teora, econometra y economa aplicada, aunque no necesariamente se respeten sus consideraciones metodolgicas. Schumpeter es entonces muy claro al sealar que la ciencia econmica no es una ciencia axiomtica. Utiliza el concepto de historia econmica en un sentido equivalente a lo que Menger llama las ciencias histricas y estadsticas, (que) describen e intentan medir los fenmenos y tienen, por ello, una orientacin emprica, realista y producen leyes empricas y a lo que Marshall llama wide and thorough study of facts. Esta definicin de la Historia Econmica nos resulta un tanto restrictiva, tan restrictiva como una definicin de la Economa que solamente comprenda a la Economa Terica. Veamos con ms detalle esta afirmacin.

3. LA DIFERENCIA ENTRE ECONOMA E HISTORIA ECONMICAArrow acepta haber tenido una visin estrecha de la Historia Econmica y de su importancia para la formacin de economistas: la de considerar a la Historia Econmica como mera proveedora de evidencia emprica para la corroboracin de la teora econmica. Luego reconoce que una charla del historiador Leonard Krieger contribuy a que cambiara su visin de la Historia, reconociendo que Historia y ciencias sociales son cosas diferentes, tienen propsitos diferentes: en tanto la Historia estudia los casos particulares, las ciencias sociales buscan principios generales. Ms all de que la ciencia social sea vital para comprender un hecho pasado, el objetivo de la Historia es el caso individual y no el de servir de fuente para inferir y testear teora social. Ambos modos de investigacin son complementarios, no excluyentes.11 Cul es la contribucin de la teora econmica a la Historia Econmica segn Arrow? La teora econmica claramente condicionada en trminos histricos provee ideas, preguntas y enfoques muy tiles para la Historia Econmica. Si bien las generalizaciones pueden tender a desvanecer las especificidades histricas, esa no es una consecuencia lgica del uso de la teora econmica. Todo hecho histrico puede ser en principio interpretado como la aplicacin de principios generales a contextos nicos. Cul es la contribucin de la Historia al desarrollo del anlisis econmico segn Arrow? Dejando a un lado la versin naive de que sirve de campo de pruebas, es la propia definicin del condicionamiento histrico de la teora: cundo se puede hablar de economa capitalista, para qu perodo es vlida cierta racionalidad, etctera. Igualmente cercano al condicionamiento histrico est el condicionamiento nacional y cultural. El estudio del pasado es23

parecido al del presente en otras partes. Las diferencias internacionales, en tanto no expresen simplemente las diferencias de dotacin de recursos naturales, son ellas mismas resultado del desarrollo histrico.It will always be true that practical understanding of the present will requiere knowledge of the past.12

Estas ltimas reflexiones de Arrow nos hacen recordar aquella frase de L. P. Hartly citada por Cipolla:The past is a foreign country: they make things differently there.13

A nuestro modo de ver, Arrow deja cosas importantes por decir, si es que no entra en fuertes contradicciones: Es realmente el objetivo de la Historia la explicacin del caso individual? Parece desprenderse de su razonamiento que los casos individuales no pueden ser comprendidos sin recurso a la teora que gue esa interpretacin. No implica el uso de teoras la seleccin de aspectos relevantes que implcitamente limitan la individualidad del caso o justamente condicionan la particularidad contribuyendo de la misma manera a condicionar la legalidad, la teora? Por otra parte, las teoras son, segn su punto de vista, histricamente determinadas. No es justamente el papel de la Historia contribuir a generar teora, capacidad analtica e interpretativa? Lo que estoy queriendo decir, y que veremos ms adelante en detalle, es que ms que una divisin entre Economa e Historia, lo que en realidad se debe distinguir son los diferentes momentos del proceso de produccin de conocimientos, ya que tan difcilmente pueda decirse que la elaboracin de una teora del sistema feudal no sea hacer Historia Econmica, como que determinar la amplitud geogrfica, duracin temporal y determinacin histrica de la industrializacin no sea hacer Economa. Veamos qu nos aporta Solow sobre esta problemtica. 14 Desafortunadamente, dice irnicamente, la economa es una ciencia social; la actividad econmica est inserta en una red de instituciones sociales, costumbres, creencias y actitudes. Los resultados concretos de la actividad econmica son indudablemente afectados por estos factores de trasfondo, algunos de los cuales cambian de manera lenta y gradual y otros de manera errtica. La verdadera funcin del anlisis econmico se describe mejor de manera informal: organizar nuestra necesariamente incompleta percepcin de la economa para ver conexiones que el ojo inexperto no consigue ver; contar historias causales plausibles, o aun convincentes, con la ayuda de unos pocos principios centrales y realizar gruesas estimaciones sobre posibles resultados de las acciones de poltica econmica. El resultado del anlisis econmico sera una coleccin de modelos contingentes, segn las circunstancias sociales o del contexto histrico, y no un modelo monoltico para todas las estaciones. Qu ofrece entonces la Economa a la Historia Econmica segn Solow? Este tipo de modelo sensible al contexto sera exactamente la ayuda interpretativa que precisan los historiadores econmicos. Son modelos aplicables para la organizacin de una narrativa histrica, especialmente si en su construccin los economistas toman en consideracin que diferentes contextos histricos demandan diferentes supuestos y por lo tanto conducen a diferentes modelos.24

Qu ofrece entonces la Historia Econmica a la Economa, segn Solow? Si los modelos estn en funcin de los contextos institucionales, la Historia Econmica es la que produce informacin histrica que permite ampliar la base informativa disponible para el economista. Pocas cosas pueden interesar ms a un economista civilizado que observar la interaccin entre las instituciones sociales y la conducta econmica en el tiempo y en el espacio. Si el proyecto de crear una ciencia dura fuera posible, dice Solow, la diferencia entre el historiador y el economista no sera ms que una diferencia del material con el que trabaja: el historiador econmico sera un economista con alta tolerancia al polvo. Sin embargo, como eso no es posible, hay que cambiar de enfoque: la funcin del economista es construir modelos de validez parcial y aplicacin limitada sobre el mundo actual y testearlos lo mejor que pueda; el historiador econmico deber contestar si esos modelos son o no de aplicacin a tiempo pasado o a otras realidades y explicar por qu, dando al economista un sentido de la variedad y flexibilidad de los arreglos sociales y acerca de la interaccin entre conducta econmica y arreglos institucionales. Hasta aqu Solow. Sin duda, una visin ms matizada de la relacin entre Historia y Economa que la presente en sus modelos de crecimiento; sin duda, como veremos a continuacin, una visin un tanto restrictiva de la Historia Econmica fruto de un excesivo autocentrismo de la profesin. Cabe preguntarse si para Solow el pasado se define solamente como negacin del presente o si tambin demanda teoras especficas en caso de que las que rigen para el presente, o para perodos ms recientes, resultan no ser adecuadas. Quin hace mejor teora del pasado? Quin es el economista del pasado? Quin es el proveedor de modelos para el pasado, si implcitamente el economista tiende a trabajar con el presente? Aqu podra haber una distincin entre los historiadores econmicos tericos (modelizadores del pasado), los historiadores econmicos econmetras, que operacionalizaran dichos modelos especficos, y los historiadores econmicos aplicados. En todo caso, una vez ms, nos encontramos ms que frente a profesiones y a una necesaria divisin del trabajo, a momentos del proceso de creacin de conocimiento histricoeconmico, que efectivamente demanda diferentes idoneidades que no necesariamente son portadas por agentes diferentes. Pero quedan otras cosas fuera del alcance de Solow: Por qu cambian las instituciones? Cmo se pasa de un modelo a otro? Cmo se aborda la dinmica del cambio? Solow parece ofrecernos, como lo dice, una coleccin de modelos para realidades distintas, pero no parece ofrecernos una teora del cambio histrico, del tiempo, una teora verdaderamente dinmica. Una de las claves de la discusin entre Historia Econmica y Economa es, sin duda, la relacin entre la naturaleza de la conducta humana en la actividad econmica y los arreglos institucionales. Tanto Arrow como Solow ubican con mucha precisin las cambiantes formas histricas de la conducta econmica como la determinante ltima de la dificultad de elaboracin de una teora econmica natural. Solow lo pone en trminos de la dificultad de aislar experimentalmente25

el objeto de estudio, dado el permanente cambio de sus cualidades: nothing between human beings is more than three to one. Arrow habla de las determinantes histricas de las diversidades nacionales. El autodidacta y recientemente fallecido Bairoch es categrico al respecto:I doubt that such homo economicus ever existed and I hope that he or she never will. Human attitudes and behaviour can change and have changed more in the past 40 to 50 years than ever before. Those changes are also in part related to the modifications to economic and social structures and, in turn, can influence those structures. For example, attitudes to work can modify the levels of unemployment and social benefits, which, in turn, can lead to modifications in personal behaviour and in public policy.15

Veamos otras estrategias para absorber los cambiantes aspectos institucionales vinculados a los cambios en la conducta humana. Cuando Tortella intenta definir los campos de la Historia Econmica y la Economa acude al cambio institucional como el elemento clave.La Historia econmica es la economa retrospectiva, s, pero en esa retrospeccin hay un elemento diferencial muy grande: la historia econmica es la Economa del largo plazo. No es slo que la historia econmica se remonte ms lejos en el pasado, es que estudia perodos ms largos. Y la introduccin de una perspectiva temporal ms larga exige una modificacin muy importante del mtodo econmico... A largo plazo cambian todos aquellos elementos que el economista acostumbra tomar como constantes (en los modelos de equilibrio parcial marshalliano, L. B.): los gustos, las instituciones, hasta la estructura de la poblacin. Y el historiador, por tanto, debe tener en cuenta esa gran limitacin de los modelos econmicos que generalmente son de equilibrio parcial.16

Pienso que aqu Tortella da un paso atrs. Mientras los economistas que citbamos hacan un expreso reconocimiento de la importancia de los factores institucionales y de la dinmica del cambio, (aunque Solow no haca ms que reconocer el cambio y la necesidad de diferentes modelos sin abordar la propia dinmica del cambio y de la sucesin de modelos), Tortella parece dar por sentado que los llamados modelos de equilibrio parcial construidos sobre la base de una concepcin esttica, atemporal y con fuertes supuestos de racionalidad sustantiva y cambio tecnolgico exgeno, son aptos para enfoques dinmicos del cambio econmico y que solamente al llevarlos a una dimensin temporal muy larga precisan integrar elementos de dinmica. Por otra parte se supone, de manera no fundamentada, que toda Historia Econmica es historia de procesos de muy largo plazo. Eso no es necesariamente as. Lo definitivo del anlisis econmico que tenga profundidad y conciencia histrica no es la duracin del perodo en estudio sino la forma de concebir la dimensin temporal, la forma de concebir los procesos de cambio y la forma de concebir la determinacin histrica, al decir de Solow. Los aspectos institucionales no entran solamente en el largo plazo porque sea en esa dimensin que cambian. Los aspectos institucionales entran, deben ser fundamento, de todo tipo de modelizacin. A este respecto, no hemos ms que mencionado un aspecto central y crtico de los modelos de equilibrio parcial marshalliano, como lo es la consideracin exgena del cambio tecnolgico. Como seala Rondo Cameron, puede decirse en relacin a los modelos que no consideran explcitamente las26

condicionantes histricas lo que normalmente se dice a los historiadores cuando no usan teora: la usan implcitamente y la usan mal. A los economistas les sucede lo mismo cuando hacen modelos:Even the most scornful ahistorical economist makes some use of history: his own experience, the experience of his generation, or the loose historical generalizations which abound in the folklore of even highly sophisticated societies.17

El propio Tortella reconoce esto de manera un tanto ingenua al polemizar con Friedman. Este ltimo sostiene, defendiendo la idea de la competencia perfecta, que una teora no debe ser juzgada por el realismo de sus supuestos sino por el resultado de sus predicciones. Tortella sostiene, con acierto, que en la ciencia social el observador es actor, que puede comprender el significado de las acciones del hombre, que la introspeccin es una herramienta a su alcance para la comprensin de cmo se acta en sociedad. Como se ha visto, esta idea est presente en Schumpeter. Lo que parece exagerado, es llevar esa idea al extremo de decir que:Para el economista esta barrera entre l y el objeto de su estudio no existe ste puede, de una manera inasequible a las ciencias naturales, completar los resultados de las observaciones con extrapolaciones en cuanto a la conducta de los sujetos econmicos.18

Son justamente estas extrapolaciones implcitas, estas generalizaciones de la experiencia o racionalidad del economista al conjunto de la sociedad, a las decisiones microeconmicas y a los arreglos macroeconmicos, a las que hace referencia Rondo Cameron y a lo que apuntamos al sostener que los aspectos institucionales no solamente entran en la consideracin del largo plazo, sino tambin en la formacin de las racionalidades especficas, en la variada y compleja red de relacionamientos que determinan la conducta de los actores y que no son posibles de abordar a partir de la extrapolacin de la vivencia introspectiva del investigador individual. Por lo dems, si la ciencia econmica no considera el largo plazo y solamente equilibrios parciales sin cambio institucional ni tecnolgico: qu aporta esa ciencia al conocimiento de la dinmica econmica? No creo que los economistas se sientan honrados por esa definicin de la ciencia econmica. Veamos el punto de vista de Carlo Cipolla, que representa una visin con un pie ms firme en la Historia. Este autor pendula entre dos posiciones. Por un lado, como reproducimos ms adelante, entiende que los historiadores econmicos y los economistas no se diferencian ms que por el perodo que consideran, ya que tienen en comn tanto la problemtica como los instrumentos conceptuales y las categoras analticas.19 Cipolla pone nfasis en la necesidad del historiador econmico de precisar las preguntas que pretende responder y de manejar adecuadamente los elementos de teora econmica para poder hacer las preguntas adecuadas y poder buscar las evidencias adecuadas en el material histrico. A la vez fustiga duramente a los historiadores que, por no usar adecuadamente la teora, compilan hechos sin saber muy bien qu problemas plantearse, o bien esconden las deficiencias y aun el carcter absurdo de las teoras que usan implcitamente.20 Igualmente rebate la idea de que sea anacrnico27

aplicar conceptos de la teora econmica moderna a situaciones del pasado. Se afirma en Keynes quien sostuvo: ...la economa es una rama de la lgica, un modo de pensar. La teora econmica no ofrece un conjunto de conclusiones fijas que puedan ponerse en prctica inmediatamente. Es un mtodo ms que una doctrina, un aparato mental, una tcnica para pensar. Luego aade Cipolla:Los teoremas econmicos, impropiamente llamados , dependen de situaciones histricas especficas: son formulaciones lgicas que responden a las exigencias y aspiraciones de una sociedad concreta en un momento histrico determinado... Esos teoremas son contingentes, su validez est limitada en el tiempo y en el espacio, mientras que la economa, como , es universal.21

Sin embargo, en otros pasajes, Cipolla seala que (L)a diferencia de orientacin entre el economista y el historiador supone dos planteamientos metodolgicos distintos. En tanto el economista utiliza modelos de cantidades limitadas de variables, los historiadores econmicos no pueden realizar la misma operacin:Para explicar el funcionamiento y la performance de una economa determinada debe tener en cuenta todas las variables, todos los elementos, todos los factores que intervienen... debe incluir en su anlisis las instituciones jurdicas, las estructuras sociales, los factores culturales, las instituciones polticas....22

Ms an:El carcter limitado de k (las variables manejadas por los economistas) en relacin a n (las variables manejadas por los historiadores) y la rigidez de las correlaciones dentro de k son los factores que colorean de irrealidad y artificio la construccin terica del economista. Y, por otra parte, la extrema amplitud de n, su enorme heterogeneidad y su carcter catico impiden que el historiador pueda formular leyes y le obligan a reconocer la singularidad de cada situacin histrica.23

Podemos dirigir a Cipolla las mismas crticas que a otros autores. Coincidimos con su primera versin, la segunda tiene poco sustento y acusa rasgos eclcticos. Cuando un economista estudia una realidad concreta, el momento en que una devaluacin fue decidida, los aspectos que determinaron la coyuntura presente o determinaron la decisin de tal o cual empresario, o el contexto poltico en que fue posible introducir determinadas medidas, est tomando en cuenta un conjunto mucho ms amplio de variables que las contenidas en los modelos a partir de los cuales se estima el posible efecto de las medidas tomadas. Rasgos psicolgicos individuales, enfermedades, accidentes, caprichos, viajes, para todo ello hay espacio. El nmero de variables es mucho mayor a k. Cuando el historiador est eligiendo una pregunta, planteando un problema y eligiendo un teorema y delimitando su aplicabilidad histrica, est utilizando un conjunto de variables mucho menor que n, que en realidad es infinito e inabarcable. El propio Cipolla lo reconoce al decir que aun la descripcin ms detallada del historiador ms pedante y minucioso sigue siendo siempre una extremada simplificacin de la realidad.24 A qu distancia entre k y n hay que estar para ser qu? No parece ser ese el camino para aproximarnos a la diferencia28

entre la Economa y la Historia Econmica. Como bien dice Cipolla, la Economa es universal y determinadas leyes econmicas tienen una aplicacin histricamente determinada. Podemos esperar que los economistas sigan mejorando la teora econmica de la esclavitud clsica y del sistema feudal? No. Eso ser tarea de los historiadores econmicos, los que difcilmente se dediquen a aumentar la masa informativa de la actualidad ni a escribir los anlisis de coyuntura, ni siquiera de la historia econmica de la ltima dcada. Y cuando los economistas lo hagan, estarn haciendo la Historia Econmica del pasado reciente, de la misma forma en que lo harn cuando analicen la estructura de un mercado, o las decisiones recientes tomadas por una empresa de terciarizar servicios o de sustituir el mercado por una integracin vertical, en interaccin con el conjunto de reglamentaciones vigentes y tendencias del mercado.

4. HISTORIA ECONMICA Y ECONOMA:UNA PROPUESTA DE SNTESISLlegado al punto de definicin acerca de cul es la relacin entre Historia Econmica y Economa, creemos que hay que diferenciar dos aspectos: uno de tipo estrictamente terico-metodolgico, a partir de las consideraciones hechas anteriormente; otro de tipo institucional, relativo a cmo se desarrolla el trabajo en la disciplina de acuerdo a los arreglos del mundo acadmico, es decir, de cules son las corrientes dominantes de las ciencias econmicas e histricas y de cules son las bases organizativas del desarrollo disciplinario. Empecemos por lo primero. El tema central, el objeto de la Historia Econmica, es explicar lo que North llama la forma desigual y errtica que toma el cambio histrico y el desarrollo contemporneo, y el cmo modelizar, interpretar, regularizar ese proceso de cambio y desarrollo.25 La Historia Econmica es la disciplina que encuentra su ncleo de inters en el desarrollo de los sistemas econmicos y sus diferentes componentes: la produccin, el intercambio, la distribucin y el consumo, entendiendo a este ltimo como un proceso mediante el cual, al decir de Sen,26 se producen diferentes modos de vida en base a la utilizacin de diferentes medios de vida producidos. La demanda y el consumo son tambin jerarquizados como mbito del cambio histrico. A este mbito del cambio y la innovacin, que interacciona con el de la produccin, Gershuny y Miles lo han denominado como innovaciones sociales.27 La Historia Econmica pretende explicitar las leyes que rigen estos procesos, las etapas de su desarrollo, las determinantes de su surgimiento y decadencia, su especificidad histrica y, por qu no, las determinantes universales de la reproduccin econmica y social, las leyes econmicas ms generales. Existe un continuo de situaciones temporales que van desde el muy largo plazo hasta las coyunturas de muy corto plazo, y desde el pasado remoto hasta el hecho reciente, que demandan un conocimiento econmico-social complejo. Se trata del fruto de un proceso deductivo e inductivo, en el que

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los diferentes determinantes del proceso de cambio econmico son tenidos en cuenta: las relaciones sociales y su relacin con los recursos naturales, los arreglos institucionales, las racionalidades limitadas de los agentes, las determinantes del cambio tecnolgico, por mencionar solamente algunos elementos claves de manera sinttica y no articulada. Estos elementos son parte del anlisis, independientemente de la dimensin temporal del estudio, de la poca en estudio y de la ubicacin geogrfica. En este sentido, la diferencia entre Economa e Historia Econmica parece artificial y la jerarqua ms clara en la diferenciacin dentro del proceso de creacin de conocimiento es aquella que surge de las diferentes instancias de la investigacin, de sus diferentes momentos: la modelizacin, el testeo de hiptesis y emprico, la narracin del hecho histrico concreto, que devuelve y realimenta el proceso de generalizacin y modelizacin, de elaboracin de evidencia, de hiptesis, de recomendaciones u opiniones acerca de las decisiones siempre contingentes de los actores individuales y colectivos. Cairncross coloca esto con mucha simplicidad:The job of economists is to explain how the economy works; the job of the economic historian is to explain how the economy worked in the past. But the one runs into the other. It is hard to be sure that you understand how the economy works now without looking at evidence that is largely historical; and if you want to know how it might work it is useful to look quite a long way back.28

Cipolla deca: ...dentro de ciertas limitaciones... la historia econmica y la economa deberan tener en comn tanto la problemtica como los instrumentos conceptuales y las categoras analticas.29 McCloskey sostiene: Puesto que Economa e Historia econmica tienen los mismos gustos, tecnologa y dotacin de factores, no tienen nada que comerciar. Econmicamente hablando son el mismo pas.30 Puede sostenerse que toda sociedad puede ser estudiada a partir de una ciencia econmica integral, con elementos universales y elementos histricos especficos. Es en este estricto sentido que puede decirse que no hay ms que una ciencia econmica, que no hay una teora econmica pura y una teora de la Historia Econmica. Esto no debe ser confundido con la posibilidad de que existan teoras econmicas que expliquen aspectos parciales de la realidad y procesos de vigencia histrica limitada. El historiador econmico ha de conocer, dominar y desarrollar la teora econmica universal y se habr de especializar en aspectos de la teora econmica y en pocas especficas, con sus propias demandas tericas y metodolgicas. El economista es el historiador econmico del presente. Al proyectarse al futuro y proponer polticas, cosa que no dejan de hacer los historiadores econmicos toda vez que evalan un perodo y las polticas adoptadas con implcitas consideraciones contrafcticas, ha de tener plena conciencia de las determinantes histricas y sociales de sus teoras y de las implicancias, potencialidades y limitaciones del accionar que recomienda sobre la realidad que interpreta. En este contexto, se puede coincidir con la afirmacin de McCloskey sobre que la Historia Econmica sirve para producir ms evidencias de hechos econmicos, mejores evidencias de hechos econmicos, mejor teora30

econmica, mejor poltica econmica y mejores economistas.31 Igualmente defendible es el razonamiento espejo de Crafts, quien sostiene que la teora econmica, aporta a la Historia Econmica ms y mejores hechos econmicos, mejores hiptesis, mejores interpretaciones histricas y, finalmente, mejores historiadores.32

5. CIENCIAS SOCIALES Y NATURALES: EL JUEGODE LAS METFORAS Y EL CAMINO DE LA RECONCILIACINLas discusiones sobre el carcter de la Historia Econmica y de la Economa han estado abundantemente nutridas de paralelismos con las ciencias naturales. Estas metforas, si bien no siempre han ayudado a definir adecuadamente las disciplinas, s ayudan a precisar los temas en discusin y a fertilizar y enriquecer las miradas disciplinarias. El sistema de la economa poltica clsica cristalizado a partir de Ricardo y especialmente la teora econmica neoclsica, han sido con razn llamados de ciencia fsica newtoniana, especialmente en lo referente a la conformacin de un modelo de equilibrio estacionario, al cual tienden las diferentes fuerzas en accin en un proceso en el que el tiempo no tiene una direccin especfica. Sin embargo, en sentido estricto, algunos fundadores del pensamiento neoclsico se situaban a prudente distancia del pensamiento newtoniano. Para Menger, las instituciones jugaban un rol determinante en el proceso econmico. Si bien es cierto que stas se conformaban y estudiaban a partir de una ptica individualista y atomstica,33 su surgimiento y desarrollo eran concebidos como objeto de estudio de la Economa, como tema de teorizacin, en abierta polmica con la escuela histrica alemana. Igualmente, encontramos en Marshall a un evolucionista muy distante de una visin esttica. Aqu la analoga no es la fsica sino la biologa y el pensamiento darwiniano. La Meca del economista es la biologa econmica, el anlisis esttico es solamente un momento de la investigacin, ya que el foco de la ciencia econmica es el estudio de las fuerzas vivas y el movimiento, la lucha por la existencia que obliga a grupos de individuos a cambiar sus hbitos y costumbres.34 Cierto es que lo que ms sobrevivi de Marshall fue su anlisis esttico, a lo que Solow refera sealando que los mejores y ms brillantes economistas actuaban como si la economa fuera la fsica de las ciencias sociales.35 Arrow discute la relacin entre Historia Econmica y Economa desarrollando una analoga con la relacin entre la geologa por un lado y la qumica y la fsica por otro: la geologa es la historia de las formaciones y se basa en las otras dos. Busca lo nico y particular. Al comparar la economa con la fsica sostiene que no son equiparables, ya que las leyes econmicas estn histricamente condicionadas.36 En las ltimas dos dcadas hemos visto una situacin paradjica. Al tiempo que la economa neoclsica se consolidaba en el plano acadmico como la ciencia normal, surgan primero tmidamente y recientemente con mucha ms fuerza, nuevas corrientes que desafiaban algunas de las bases mismas de la nueva ortodoxia. Estas corrientes tienen orgenes diversos y31

pueden ser identificadas con conceptos como neo-institucionalismo, evolucionismo, neo-schumpeterianismo, regulacionismo y pos- o neokeynesianismo. Aun cuando el neo-institucionalismo actual sea visto antes como heredero de Marshall y Menger que de la visin holstica de Veblen, aun cuando se lo considere en su versin ms orientada a la reduccin de los costos de transaccin que al problema del cambio tecnolgico, no cabe duda de que la vuelta de los problemas institucionales y de las organizaciones al primer foco de los estudios econmicos trae aparejada una fuerte historizacin de la problemtica econmica y una ruptura del esplndido aislamiento de esta disciplina con respecto a las dems ciencias sociales. De la misma manera, las diferentes entradas a los aspectos evolutivos e institucionales vinculados al cambio tecnolgico han alimentado una fuerte corriente de estudios histricos que arrojan luz sobre las variadas formas de los procesos y sistemas de innovacin, sobre las diferentes racionalidades de los agentes y sobre la conducta y caractersticas de las organizaciones. Igualmente han alimentado estudios de diversas estructuras y paradigmas tecnolgicos en su interaccin con variados cambios institucionales. La escuela regulacionista francesa realiza intentos, lamentablemente muy confinados a ese pas, de articular elementos neo-schumpeterianos con la macroeconoma poskeynesiana, el marxismo no teleolgico y el viejo y nuevo institucionalismo, para elaborar un cuerpo conceptual flexible y capaz de identificar diferentes modalidades histricas de desarrollo sin abandonar la aspiracin de construir una ciencia econmica rigurosa. Estos desarrollos recientes sin duda han contribuido a historizar la teora econmica y han promovido cambios en la metodologa de la investigacin, en el sentido de jerarquizar los elementos inductivos, alejando los enfoques de la prctica axiomtica. Ello no necesariamente ha conducido a una prdida de rigor y aspiracin de construccin terica. Por el contrario, se aspira a una bsqueda en la direccin del concepto de abduccin, formulado por Peirce y retomado por Hogdson,37 a la vez que la modelizacin ha perseverado, se ha vuelto ms compleja y ha podido abordar problemticas ms variadas. As, en palabras de Nelson, se viene desarrollando una ciencia que sin vacilar en avanzar hacia los intentos de modelizacin que imponen rigor lgico al razonamiento y anlisis, sostiene la necesidad de transitar por instancias de ciencia apreciativa, en las que el estudio sistemtico de hechos histricos garantiza la relevancia y realismo de los esfuerzos de modelizacin.38 Este conjunto de movimientos han tendido a ser agrupados bajo la metfora de la biologa y el evolucionismo, no en el sentido de una panacea y de imitacin de otra ciencia, sino en el sentido de rescatar su carcter vivo, cambiante, mutante y en interaccin con otras formas de vida de la sociedad humana y, en especial, enfatizar el carcter complejo de la sociedad humana y la necesidad de integrar el conocimiento, las opciones, los propsitos y metas de los seres humanos, que estn detrs de la produccin de cambios cualitativos en sus formas de vida. Ante estos movimientos producidos en el plano de la teora econmica, quienes se dedican a la Historia Econmica deben aceptar esta oferta de32

reconciliacin, no en el sentido de volver a un equilibrio transitoriamente perdido, sino en el de acceder a una forma de fertilizacin cruzada, que permita volcar toda la energa e idoneidad de los historiadores a la tarea de conjuntar ms y mejores conocimientos con ms potente y penetrante teora. Ms que buscarle la quinta pata al gato, detectando elementos poco fructferos en la dinmica del pensamiento abstracto y despreciando metodologas cuantitativas de manera genrica, los historiadores econmicos deben realizar el esfuerzo por rescatar de todo este nuevo men terico y metodolgico las herramientas que puedan resultar fructferas para producir ms y mejores hechos econmicos, mejor teora, mejor historia e investigadores mejor dotados. Sin duda que no se trata de emprendimientos individuales, sino de un programa de largo aliento, que apunte a formar nuevas generaciones de investigadores capaces de manejar este suculento arsenal con solvencia.

6. LOS ASPECTOS INSTITUCIONALES Y ORGANIZATIVOSLa investigacin transcurre mediada por arreglos institucionales y por la organizacin de la vida acadmica y de la vida poltica. La profesin de los economistas tiene que proveer hacedores y evaluadores de polticas. Los economistas o historiadores econmicos del tiempo presente y del futuro inmediato dominan el escenario de la produccin y reproduccin de conocimiento. Las polticas y anlisis de corto plazo dominan y se imponen, en su desarrollo y poder poltico, a los estudios de ms largo plazo. En el largo plazo el control de las variables es menor, la incertidumbre mucho mayor y el prestigio del economista ms difcil de defender, en especial en relacin a las cuestiones prospectivas y de previsin. En el corto plazo la certeza es mayor, y aparece como mayor an por la seguridad aparente que inspiran los modelos elaborados con pretensin de tener el rigor de la ciencia exacta. Si a ello sumamos las dificultades propias de cualquier anlisis dinmico, que comprenda variables tecnolgicas, institucionales, de poder y jerarquas, as como la ya mencionada vocacin axiomtica de una ciencia que se pretende natural y asimilable a las ciencias fsicas, el resultado mencionado con amargura por Solow sobre el estado de la profesin no parece del todo inexplicable. En este escenario, todo lo relativo a la Economa ha sido evaluado de acuerdo a estos rgidos criterios, de acuerdo a la cultura de los Econs, en las elocuentes palabras de Leijonhuvud. As los historiadores han sentido pnico cada vez que la palabra Economa es nombrada y han sentido la necesidad de alejarse de esta ciencia para poder mantener en alto su orgullo profesional, para no exponerse a las crticas de la cultura dominante. Los departamentos de Historia han tendido a depurarse de todo lo que explcitamente tenga que ver con Economa, y cuando trabajan con temas econmicos se preocupan de bajarle el perfil para no ser objeto de evaluacin en funcin de criterios acadmicos que no se comparten. La Historia Econmica ha quedado as confinada a los rincones de los departamentos de Economa, en donde ha tenido que hacer un gran esfuerzo para ser33

aceptada de acuerdo a las reglas del juego, o bien ha sido cultivada de manera poco definida y haciendo un cauteloso uso del concepto Economa en los departamentos de historia, en los que su peso ha ido decreciendo notoriamente. Afortunadamente en muchos lugares la Historia Econmica se ha refugiado en departamentos denominados con combinaciones de conceptos como Historia Econmica, Historia Econmica y Social, Historia e Instituciones Econmicas, Economa e Historia Econmica, etctera, contribuyendo de manera significativa al desarrollo de la investigacin y la reflexin terico-metodolgica sobre la disciplina. Sin duda, sta ha sido una estrategia muy adecuada. Sin embargo, no deja de tener sus riegos de promover una visin de la disciplina que enfatice un inexistente quiebre cientfico tanto entre la Historia Econmica y la Historia, como entre la Historia Econmica y la Economa, la Sociologa, la Ciencia Poltica y otras tantas.39 Existe el riesgo de dar por cierto que los economistas se dedican a la teora pura y los historiadores econmicos a testear sus modelos, producindose as un quiebre del continuo de momentos que comprenden la investigacin cientfica. De la misma manera, una forzada separacin entre la Historia Econmica y la Historia en general u otros tipos de Historia (Social, Poltica, Tecnolgica, Institucional, de las Ideas), puede llevar a delimitar de manera artificial el espacio de lo econmico, bloqueando el tratamiento de un conjunto de aspectos esenciales para la comprensin de los procesos histrico-econmicos. No se sostiene aqu que haya un modelo institucional ideal para el desarrollo de la disciplina. Muy por el contrario, quiero sostener que ella se nutre de diversas contribuciones, provenientes de muy variados campos. Lo que es indispensable, es el desarrollo de un profundo debate sobre estos aspectos terico-metodolgicos, as como la bsqueda sistemtica de mbitos de encuentro y crtica.

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NOTAS1. Crafts, N. F. R., Quantitative Economic History, p. 5. 2. Solow, R., Economic History and Economics, p. 330. 3. Arrow, K., Economic History: a necessary though not sufficient condition for an economist, p. 321. 4. Ver, por ejemplo, Ekelund, R. B. y Hbert, R. F., Historia de la Teora Econmica y de su Mtodo. 5. Citado en Cairncross, A. K., In praise of Economic History, pp. 175-176. 6. Schumpeter, J. A., Historia del Anlisis Econmico, p. 28. 7. Ibdem. 8. Ibdem, p. 35. 9. Ibdem, p. 36. 10. Ibdem, p. 29. 11. Arrow, K., Economic History: a necessary though not sufficient condition for an economist. 12. Ibdem, p. 323. 13. Cipolla, C., Entre la historia y la economa, p. 22. 14. Solow, R., Economic History and Economics. 15. Bairoch, P., Economics and World History, p. 176. 16. Tortella, G., Discurso..., p. 495. 17. Citado en McCloskey, D., Does the past have useful economics ?, p. 22. 18. Tortella, G., Discurso..., p. 492. 19. Cipolla, C., Entre la historia y la economa, p. 22. 20. Ibdem, p. 86-87. 21. Ibdem, p. 88-89. 22. Ibdem, p. 23. 23. Ibdem, p. 24 y pp. 30-32. 24. Ibdem, p. 92. 25. North, D., Some fundamental puzzles in economic history/development, p. 1. 26. Sen, A., The Concept of Development en: Chenery, H. y Srinivasan, T. N. (Eds.), Handbook of Development Economics, Volume I. 27. Gershuny, J., Social Innovation and the Division of Labour. 28. Cairncross, A. K., In praise of Economic History, p. 175. 29. Cipolla, C., Entre la historia y la economa, p. 22. 30. McCloskey, D., citado en Tortella, G., Discurso..., p. 491. 31. McCloskey, D., Does the Past Have Useful Economics, pp. 434-461. 32. Crafts, N. F. R., Quantitative Economic History, p. 1. 33. Hodgson hace referencia a que la fuente de inspiracin de la teora marginalista del valor era la energtica, hoy obsoleta rama de la fsica desarrollada en el siglo XIX. Hodgson, G. M., Economics and Evolution, p. 23. 34. Marshall, A., Principles of Economics, XIV. 35. Solow, R., Economic History and Economics, p. 330. Hodgson advierte que al hablar de la fsica se hace referencia a la fsica newtoniana y no a desarrollos ms recientes de esa ciencia, como el de la ontologa organicista. Hodgson, G. M., Economics and Evolution, p. 24. 36. Arrow, K., Economic History: a necessary though not sufficient condition for an economist, p. 323. 37. Hodgson, G. M., Economics and Evolution, pp. 15-17. 38. Nelson, R. R., Economic Growth via the Coevolution of Technology and Institutions. 39. En Casanova, J., La Historia Social y los Historiadores se puede seguir una discusin similar a la nuestra sobre la relacin entre Historia Social y Sociologa.

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Captulo 2

LA HISTORIA ECONMICA EN URUGUAY:DESARROLLO Y PERSPECTIVAS INTRODUCCINEste artculo aborda, de manera muy sinttica, el desarrollo reciente de la Historia Econmica en Uruguay, particularmente los aspectos de conformacin institucional y las lneas terico-metodolgicas y temticas predominantes. Por desarrollo reciente se entiende a lo sucedido desde mediados de los aos ochenta, a partir de la re-democratizacin del pas y de la restauracin de la vida acadmica que ello trajo aparejado. En un primer punto se presenta una sntesis apretada de la historia anterior a lo que se ha llamado reciente. A modo de conclusin se presenta una breve evaluacin del estado actual de la disciplina y criterios para una agenda de desarrollo de la misma.

1. UNA BREVE HISTORIA DE LA HISTORIA ECONMICA EN URUGUAYSin duda, intentar realizar una periodizacin del desarrollo de la Historia Econmica en Uruguay (o en cualquier parte) conlleva un conjunto de dificultades. La reflexin sobre las caractersticas terico-metodolgicas de la disciplina en Uruguay tiene muy pocos aos y no existen muchos antecedentes de trabajos que la aborden. En esta seccin haremos una breve referencia al perodo que llamamos pre-fundacional y nos concentraremos en el que llamamos integrador y fundacional, desde 1960 hasta la salida de la dictadura militar.

1.1 La etapa pre-fundacionalLlamamos pre-fundacional al perodo anterior a 1960, en el sentido de que la Historia Econmica no se reconoca como un campo especfico de investigacin o de docencia y en el sentido de que las contribuciones al conocimiento histrico econmico se producan de manera claramente subordinada al desarrollo de otras disciplinas del conocimiento. En un trabajo reciente, Camou y Moraes aluden de manera muy bien documentada a las contribuciones de los economistas y los historiadores en este perodo. Igualmente se mencionan contribuciones de intelectuales y polticos no fcilmente ubicables disciplinariamente.137

Los economistas, predominantemente dedicados al estudio de aspectos monetarios y fiscales, no acompaaban su investigacin con reflexiones referentes a los aspectos del cambio histrico, sino que parecan orientar la investigacin a recomponer una base informativa bsica acorde a los requerimientos tericos y metodolgicos que impona la reciente instauracin en el medio de la ciencia econmica como profesin. En esta direccin hicieron muchas veces recorridos histricos largos en los que, sin pretender sobreinterpretar un silencio reflexivo, podramos decir que predomin lo que Arrow llam una etapa naif de la visin de la Historia Econmica por parte de los economistas, es decir, verla como un campo de pruebas de la teora.2 Por parte de los historiadores, si bien se vena gestando el surgimiento de la Nueva Historia con la profesionalizacin del historiador, los pocos trabajos sobre historia econmica no pretendan an constituir a los fenmenos econmicos en una clave interpretativa del acontecer histrico, ni manejaban herramientas tericas capaces de ello, como lo haran posteriormente en el perodo fundacional e integrador.

1.2 El perodo integrador y fundacional: los aos sesenta hasta mediados de los ochentaSi bien la dictadura militar impuso condiciones particulares a la investigacin y, de no mediar la misma, el desarrollo seguramente hubiese seguido derroteros muy distintos, en trminos generales lo producido en esos aos mantuvo una muy fuerte continuidad con los paradigmas vigentes en los aos sesenta. Por ello, aunque matizando a su interior, optamos por considerar 1960-1985 como un perodo relativamente homogneo, en el que an no predominaban los rasgos del perodo posterior.3 Puede sostenerse que los aos sesenta constituyeron un perodo de muy fuerte desarrollo de la Historia Econmica en Uruguay, un verdadero momento fundacional de la disciplina. Ello no implica despreciar diversas contribuciones realizadas por autores muy variados en perodos anteriores. Estos aos fundacionales resultaron de la confluencia de un conjunto muy variado de aspectos. Desde el lado de los historiadores, predomin una combinacin de diferentes tradiciones historiogrficas y tericas, que hacan del elemento econmico y social el articulador de todo pensamiento histrico. La fuerte influencia del pensamiento de los Annales, en armona con la tradicional influencia cultural francesa en Uruguay, haba llevado a la preocupacin por la incorporacin de las ciencias sociales a la interpretacin histrica y a la ruptura con la historiografa poltica pragmtica. A su vez, la industrializacin uruguaya, la continua expansin de la economa urbana, el contexto poltico internacional y las tradiciones intelectuales de la inmigracin, fueron algunos de los elementos que determinaron un fortalecimiento y desarrollo de la intelectualidad marxista en Uruguay. Por otra parte, la crisis del modelo industrializador y las limitaciones para mantener el crecimiento econmico y las expectativas de profundizar las38

polticas de bienestar social, enfatizaron la importancia de la problemtica econmica, a la vez que jerarquizaron la bsqueda de las races de la situacin crtica que se estaba viviendo. Estas races se rastreaban hasta la herencia colonial y las particulares modalidades de la insercin uruguaya al mercado mundial a fines del siglo XIX. Sin subestimar otras, permtasenos sostener que los ms elocuentes exponentes de las contribuciones de los historiadores en este perodo son dos conjuntos de obras elaboradas por dos equipos de investigadores. Por un lado, los rigurosos trabajos de clara inspiracin marxista de De la Torre, Rodrguez y Sala de Tourn concentrados en la historia colonial y el perodo de la revolucin independentista, particularmente en el estudio de las elites econmico-sociales y en la estructura de la propiedad de la tierra.4 Por otro lado, la coleccin de siete volmenes de Barrn y Nahum sobre el perodo 1850-1913,5 un trabajo ms eclctico e igualmente riguroso. Si bien esta coleccin fue culminada en la segunda mitad de los aos setenta y presenta algunos cambios de conceptualizacin en su transcurso, mantiene las lneas interpretativas y metodolgicas generales a lo largo de toda la obra. Vale la pena detenerse en este trabajo por el difcilmente sobre-estimable impacto que tuvo, tiene y por mucho tiempo mantendr en la historiografa y sentido histrico nacional uruguayos. Se conjugan en l aspectos tales como la mentalidad de los estancieros, la estructura de la propiedad de la tierra, el peso de la clase mercantil montevideana y la dependencia econmica (comercial, financiera, etctera), en una rica e ilustrativa explicacin del desempeo econmico-social del perodo. Entre los economistas de los aos sesenta predominaban diferentes tipos de interpretaciones marxistas, estructuralistas, desarrollistas y dependentistas. Todas ellas eran corrientes que ponan fuerte nfasis en los enfoques longitudinales; todas ellas recurran a diferentes formas de determinacin histrica para explicar la situacin en que se encontraba Amrica Latina; todas ellas demandaban del conocimiento histrico como parte de su construccin terica. La profesin de economista, an con pocos aos de implantacin institucional, se vio fuertemente atrada hacia enfoques tericos de corte keynesiano, desarrollista y luego dependentista. Los enfoques de los economistas eran gustosamente de largo plazo. Los libros se titulaban desarrollos, procesos evoluciones de los objetos en cuestin e insistentemente buscaban en la herencia colonial y en las formas de insercin a la economa internacional a fines del siglo pasado el origen de las estructuras econmicas del subdesarrollo, del desequilibrio productivo y de la dependencia. En particular, los trabajos de los economistas se concentraron en estudios de las determinantes del crecimiento econmico y la industrializacin desde los aos treinta, pero frecuentemente se realizaban ensayos interpretativos del desarrollo anterior. Adems del conjunto de trabajos y diagnsticos realizados por la muy cepalina CIDE (Comisin de Investigaciones y Desarrollo Econmico),6 que iniciaron el proceso de construccin de las cuentas nacionales, pueden destacarse el estudio de Faroppa sobre las condicionantes del crecimiento industrial y el cambio estructural desde los aos treinta,7 y el muy influyente marxista y dependentista trabajo colectivo del Instituto de Economa concentrado en39

el estudio de las determinantes del estancamiento agropecuario y del crecimiento industrial.8 Tambin desde otras ciencias sociales surgieron destacados aportes a la Historia Econmica y Social de Uruguay, ya sea que tuvieran un enfoque ms sociolgico, politolgico o geopoltico. Tambin desde el campo de la accin poltica surgieron trabajos interpretativos de inters, en particular los del socialista Vivin Tras y el comunista Rodney Arismendi. En sntesis, las ciencias sociales, en un sentido amplio, se constituyeron en una herramienta de articulacin del discurso histrico a la vez que la Historia se constituy en un campo natural del desarrollo de las ciencias sociales. Como resultado de todo ello existi una verdadera convergencia hacia la Historia Econmica y Social, tanto desde la Economa, la Sociologa y la Ciencia Poltica, como desde la Historia. Una caracterstica de la produccin de este perodo que corresponde sealar fue su carcter predominantemente macroeconmico. Eventualmente fue sectorial, pero fuertemente vinculado a una visin macroeconmica y macrosocial. Pudo tratarse del desarrollo econmico general, o de la cuestin agraria o del desarrollo industrial: temas estos centrales de la investigacin; pero la perspectiva microeconmica estuvo ausente. Otro elemento caracterstico de este perodo fue que, si bien coincidi con una especie de latinoamericanizacin de la conciencia de una sociedad que se haba credo ms bien europea, este proceso se centr en una bsqueda obsesiva de la particularidad uruguaya, probablemente asociada a los problemas de su dbil identidad nacional. As, a pesar del predominio de marcos tericos generalizantes y propensos a integrar la sociedad uruguaya en una matriz histrica comn a las latinoamericanas, la investigacin se mantuvo con rasgos sumamente particularistas y muy poco comparativos. La ruptura del orden democrtico en 1973 y la intervencin de la Universidad de la Repblica por parte de la dictadura militar habran de aparejar importantes cambios en la actividad acadmica: cierre de carreras, persecucin y exilio masivo de investigadores, lenta creacin de centros privados de investigacin en ciencias sociales en los que se replegaron los proscritos de la universidad pblica, creciente financiacin externa de la actividad de investigacin. Los centros privados habran de generar, principalmente en los primeros aos de la dcada de los ochenta, una significativa produccin que no se deja asimilar fcilmente a las caractersticas de la investigacin de los aos sesenta y muchas veces ya encontramos en su produccin los grmenes de desarrollos posteriores. No puede sostenerse, sin embargo, que en estos aos se haya producido un cambio radical e inmediato de los temas y modalidades de investigacin. Por el contrario, las principales obras siguieron estando estructuradas, aunque con tonos ideolgicos menos estridentes, en torno a las mismas tradiciones y preguntas que en el perodo anterior. En todo caso, la investigacin se torn an ms rigurosa y precisa desde el punto de vista del manejo de fuentes histricas, aunque esta es una afirmacin un tanto40

audaz, que pretende captar una tendencia general ms que aplicarse a todos los casos por igual. Es posible que este desarrollo se pueda vincular al hecho de que los estudios macroeconmicos fueron progresivamente dando lugar y complementndose de manera creciente con estudios sectoriales y monogrficos, tanto en los trabajos provenientes del rea histrica como de las ciencias sociales. Igualmente, la investigacin adquiri caracteres ms des-ideologizados y varias investigaciones lograron presentar abundante evidencia emprica e interpretaciones que contradecan muchas verdades panfletarias acuadas en los aos anteriores. A su vez, una connotacin negativa fue un cierto empobrecimiento de las discusiones tericas, parcialmente fruto del aislamiento intelectual con respecto a diversos debates desarrollados en las ciencias sociales latinoamericanas y a nivel mundial a fines de los setenta e inicios de los ochenta. En estos aos aparece y prcticamente se concluye la segunda serie de volmenes de Barrn y Nahum,9 serie que abordara una temtica ms variada que la del Uruguay Rural, aunque sin transgredir el perodo antes estudiado. En el primer volumen de esta coleccin se presenta una interesante tesis demogrfica, an poco discutida e interpelada, a la vez que se insina la incursin de Barrn en temas de mentalidades, sensibilidades y profesiones, con los que habra de revolucionar la produccin historiogrfica y el mercado editorial uruguayos en los aos noventa. Igualmente, y tambin desde el campo de la Historia, se produce la incursin de Ral Jacob con obras importantes, en base a un riguroso trabajo emprico que abri nuevos campos de investigacin y contribuy a destruir algunas caracterizaciones excesivamente simplistas.10 En estos aos comenz a producirse cierto abandono de la problemtica histrica por parte de los economistas, quienes se vieron naturalmente atrados por el estudio de los cambios producidos en la economa uruguaya en los aos de dictadura militar. Sin embargo, ni el cambio de paradigma que habra de ser notorio posteriormente se insinuaba todava con claridad, ni los trabajos de largo plazo desaparecieron de la escena. Un ejemplo de esto ltimo es el estudio de Danilo Astori sobre la problemtica tecnolgica en la ganadera uruguaya,11 trabajo acompaado de similares esfuerzos realizados en centros privados, como CIEDUR y CINVE.12 Otro intento destacable por relanzar el inters de los economistas por la problemtica de largo plazo, aunque ste s ya expresando cambios de paradigma, es el volumen editado por la Academia Nacional de Economa, reuniendo trabajos de diversos economistas.13 Una investigacin que combin el inters por el largo plazo con una identificacin con el emergente paradigma neoclsico, fue un estudio sobre el proteccionismo desarrollado en el marco del Banco Central del Uruguay.14 Particularmente frtil fue, hacia el final del perodo dictatorial, la contribucin a temas de historia econmica y social desde otras ciencias sociales, tales como la demografa, la ciencia poltica, la sociologa, cultivadas en un mbito interdisciplinario en los distintos centros privados de investigacin (CIESU y CLAEH,15 adems de los ya mencionados CIEDUR y CINVE) a menudo en un estrecho contacto con historiadores. Esa interaccin alent a los cientistas sociales a realizar importantes contribuciones al41

conocimiento histrico, a la vez que oblig a los historiadores a un dilogo ms estrecho con las ciencias sociales. Como fruto de este proceso fundacional e integrador, y como forma de sintetizar sus logros, quiero resaltar dos obras que resultaron paradigmticas para el cultivo de la disciplina. El primero de ellos es el trabajo de Julio Millot, Carlos Silva y Lindor Silva.16 Ese trabajo representa una sntesis de tres aspectos programticos de la disciplina: el manejo de teora econmica y de preguntas claramente expuestas; el desarrollo de una metodologa que combina la crtica de las fuentes con un sistemtico esfuerzo de construccin de indicadores cuantitativos, y el fluido manejo de las circunstancias histricas, tanto econmicas como polticas, sociales e institucionales. Los dos primeros elementos distinguen este trabajo de la gran mayora de las contribuciones hechas por historiadores, en tanto el segundo y tercer elemento marcan importantes diferencias con los trabajos de los economistas del perodo, que si bien no faltos de contextualizacin histrica y de manejo cuantitativo, no realizaron en esos planos entradas fuertes y tan bien equilibradas. El otro trabajo tiene caractersticas peculiares, por ser su autor un ingls que por lo tanto no constituye un producto propio de las ciencias sociales en Uruguay. Sin embargo, la obra de Henry Finch17 sin duda recoge de manera muy armnica los diferentes aportes a la Historia Econmica realizados por las diferentes vertientes reseadas anteriormente. Es un trabajo fiel a la idea de que no hay Historia Econmica sin teora econmica y que recurre fluidamente al manejo de la teora no exclusivamente econmica. En ese sentido se inscribe en la tradicin de la Economa Poltica, hecho claramente expuesto en el ttulo de la versin inglesa. Es un trabajo que realiza muy importantes contribuciones en materia de construccin de series cuantitativas, particularmente en lo que se refiere al comercio exterior. Igualmente, es un trabajo que demuestra haber captado toda la complejidad y especificidad del entramado de relaciones sociales e institucionales en sus particulares contextos histricos, de una manera que ha sorprendido a sus colegas uruguayos.

2. EL DESARROLLO RECIENTE: DISPERSIN, REFUNDACIN Y ESPECIALIZACINHe definido como desarrollo reciente a lo acontecido a partir de la reapertura democrtica a mediados de los aos ochenta. Es muy difcil establecer cortes claros en la actividad intelectual colectiva y toda periodizacin tiene algo de arbitrario. As como encontramos en la produccin de los tempranos aos ochenta elementos de la dcada anterior, no dejamos de percibir cambios importantes que probablemente justifiquen una divisoria ms clara en relacin a los aos sesenta. Igualmente, no podemos dudar de que una buena parte de lo que se habr de considerar en este perodo tiene no solamente sus races y orgenes en momentos anteriores, sino que tambin tiene continuidad con los mismos. He caracterizado a este perodo como de dispersin. Con ello se hace referencia a la clara prdida del papel nucleador de las ciencias sociales que haba detentado la Historia Econmica en los aos sesenta.42

He caracterizado a este perodo como de refundacin, porque se ha producido un proceso de consolidacin acadmica de la disciplina. He caracterizado a este perodo como de especializacin, porque de la sntesis de ambas caracterizaciones anteriores ha resultado una propuesta que, si bien no es aislacionista con respecto a las dems ciencias sociales e histricas, s ha representado un proceso de profesionalizacin de la disciplina. Para abordar con ms claridad estos tres aspectos analizaremos las lneas terico-metodolgicas y temticas predominantes y los aspectos de conformacin institucional en torno a la disciplina. Comencemos por esto ltimo, para dejar claro el mapa.

2.1 El entorno institucionalQue la historia reciente no se deja presentar de manera simple lo confirma su historia institucional. No se habla aqu de lo institucional a la manera de North, sino en un sentido ms laxo, que incluye a las organizaciones. He de limitarme a realizar consideraciones que tienen exclusivamente en cuenta el impacto sobre la Historia Econmica. La vuelta a la democracia, obviamente, tuvo un impacto muy importante en la vida acadmica. La recuperacin de la autonoma de la principal y absolutamente dominante universidad pblica se vio acompaada del retorno a su seno de los acadmicos activos en los centros privados y de los acadmicos que haban debido exiliarse. Tambin se incorporaron nuevas generaciones de acadmicos formados en el exterior. A su vez, se produjeron cambios de estructura de la mencionada universidad, cuya trascendencia sera significativa, en particular, la creacin de la nueva Facultad de Ciencias Sociales, coexistiendo con la de Humanidades y Ciencias de la Educacin y la de Ciencias Econmicas y Administracin. Sin embargo, el proceso de recomposicin de las estructuras universitarias en el rgimen democrtico vigente desde 1985 fue un proceso muy lento y los centros privados, particularmente CIEDUR, mantuvieron un papel importante para el desarrollo de la disciplina hasta entrada la dcada del noventa. Desde entonces, puede sostenerse que la Historia Econmica en Uruguay est prcticamente limitada a lo que se desarrolla en cuatro diferentes mbitos de la Universidad de la Repblica. En la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, la Historia Econmica se cultiva de manera poco sistemtica y en ella no se realizan esfuerzos docentes especficos. La preocupacin institucional ha estado centrada en el desarrollo de una Historia Total, aunque las reas ms dinmicas han sido las dirigidas por J. P. Barrn, en torno al estudio de mentalidades, profesiones y s