Espacio privado 2

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Espacio privado

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segunda presentacion de claze

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Espacio privado

• La distinción entre espacio público y privado se ha referido a lo largo de la historia de las urbes occidentales a la designación de dos esferas con características, prácticas y usos diferentes.Por espacio privado se ha entendido aquellos lugares en los que el o los individuos desarrollan actividades consideradas no trascendentales para el devenir de la colectividad así como el espacio en el que se despliegan prácticas y emociones ligadas a la idea de intimidad

• O, en palabras de Monnet (1996: 11), se podría distinguir entre lo privado como ámbito del interés individual (intimidad física y preocupaciones económicas) en oposición a la esfera de interés común de los espacios públicos (incluyendo, entre otros, asuntos de “modales en sociedad”, ciudadanía y decisión colectiva). Doméstico vs. laboral, familiar vs. social, económico vs. político, son algunas de las dicotomías que se han asociado a la distinción entre espacios públicos y privados

• Espacio privado, siguiendo con Arendt, sería aquel en el cual cada individuo es “tangible y mundano, lugar de uno mismo” (op. cit). La importancia de la propiedad privada, con el advenimiento de la industrialización, llevaría a destacar el papel del individuo como recurso indisputable por otros, la posesión de su propio cuerpo como “fuerza de trabajo” (Marx, retomado por Arendt, op. cit). Conceptualización tal que, además de destacar la protección de sí mismo bajo una lógica económica, conduce a la generación de prácticas encaminadas a salvaguardar aquello que se desea mantener fuera de la publicidad.

El concepto de privacidad

• Un punto de partida necesario consiste en establecer el marco conceptual de la privacidad, o al menos destacar aquellos aspectos que adquieren mayor expresión y sentido en la vida urbana

• Irwin Altman, psicólogo social y ambiental, define la privacidad como "el control selectivo del acceso a uno mismo o al grupo al que uno pertenece" (1975, pág. 18). Este control selectivo puede entenderse desde dos vertientes: control de la propia interacción social (contacto social con los demás) y control de la información ofrecida durante la interacción.

• Lo que resulta interesante de la propuesta de Altman es que la privacidad no debe definirse -como suele ser habitual- únicamente en términos de aislamiento, reclusión o exclusión. Según el modelo dialéctico del autor, para cada situación (incluidas las dimensiones temporales, sociales y ambientales) una persona establece el grado que considera óptimo de acceso de su yo a los otros, constituyendo lo que Altman denomina «carácter optimizador» de la privacidad.

• Para John Archea (1977) el espacio físico permite regular dos características básicas para el control de la privacidad: el acceso visual (posibilidades que ofrece el espacio de permitir a una persona explorar el entorno inmediato) y la exposición visual(posibilidades que ofrece el espacio de permitir exponerse a la vista de otras personas). Así, las diferentes disposiciones espacio-ambientales permitirán mayor o menor control de la privacidad en una situación social determinada.

• El propio hogar encarna la esencia del espacio privado. A través de mecanismos espaciales que actúan a modo de sucesivos filtros (el portero automático, la escalera, el rellano, la puerta, la mirilla, el recibidor) uno puede regular de manera sumamente efectiva su grado de "apertura" a los visitantes. Incluso dentro del propio hogar, las diferentes personas que lo ocupan deben poder acceder a diferentes niveles de privacidad existiendo pues diferentes habitaciones con distintos niveles de acceso (¿cuanto duraría unida una familia si después de una pelea doméstica sus miembros no pudieran "alejarse" momentáneamente de los demás para, posteriormente, restaurar la paz familiar?).

• Uno “regresa a su casa”, a ese lugar propio que, por definición, no podría ser el lugar ajeno. Aquí cualquier visitante es un intruso, a menos que haya sido explícita y libremente convidado a entrar. Aun en este caso, el invitado debe saber “guardar su lugar”, no permitirse circular de una pieza a otra; sobre todo, debe saber acortar su visita, so pena de ser arrojado a la (temible) categoría de los “impertinentes”, a quienes hay que llamar” a la “discreción” a fin de que mantengan una “distancia adecuada”.

• Este territorio privado hay que protegerlo de las miradas indiscretas, pues cada quien sabe que el menor alojamiento descubre la personalidad de su ocupante.

• Un lugar habitado por la misma persona durante un cierto periodo dibuja un retrato que se le parece, a partir de los objetos (presentes o ausentes) y de los usos que éstos suponen.

• La vivienda reconoce sin disimulo el nivel de ingreso y las ambiciones sociales de sus ocupantes.

• Aquí el cuerpo dispone de un abrigo cerrado, donde puede, como mejor le parezca, extenderse, dormir, sustraerse al ruido, a la mirada, a la presencia del prójimo, asegurar sus funciones y su conversación más íntima.