La entrevista psicológica final

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Página | 1 LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA 1 ENTREVISTA INICIAL Se recomienda comenzar con una técnica directiva en el primer momento de la entrevista correspondiente a la presentación mutua y a la aclaración del encuadre por parte del psicólogo y luego operar con la técnica de entrevista libre, para que el paciente tenga la oportunidad de expresar libremente el motivo de su consulta. En el último momento de esta primera entrevista, se debe forzosamente adoptar una técnica directiva para poder rellenar las lagunas, dudas o vacíos que vayan quedando. Y para esto cada psicólogo debe aprender cuál es el momento oportuno en que debe permanecer en la actitud adoptada o cambiarla, para hablar o callar y escuchar Se caracteriza la entrevista inicial como semidirigida, que es cuando el paciente tiene libertada para exponer sus problemas comenzando por donde quiera, prefiera y lo que desee. El entrevistador interviene con el fin de: a) Señalar algunos vectores cuando el entrevistado no sabe cómo empezar o cómo continuar. Haciendo preguntas amplias, que no sean respondidas por un sí o no, sino que permita ampliar la información b) Señalara situaciones de bloqueo o paralización por incremento de la angustia para asegurar el cumplimiento de los objetivos de la entrevista c) Inquirir acerca de aspectos de la conducta del entrevistado a los que éste no se ha referido espontáneamente, acerca de lagunas en la información que el paciente ha suministrado y que se consideran de especial importancia, o acerca de contradicciones, ambigüedades y verbalizaciones oscuras. La entrevista semidirigida permite conocer exhaustivamente al paciente y porque responde a la necesidad de extraer de la entrevista ciertos datos que nos permitan formular hipótesis, planificar la batería de test e interpretar posteriormente con mayor precisión los datos de los test y de la entrevista final. 1 Este documento contiene mi experiencia y el aporte de varios documentos que consulte a lo largo de mis años de hacer consulta psicológica

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Es un resumen de experiencia y textos que leí en este tiempo que considero contiene información básica y concreta sobre la entrevista psicológica y los elementos, aspectos que se tomen tomar en cuenta en la práctica profesional

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LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA1

ENTREVISTA INICIAL

Se recomienda comenzar con una técnica directiva en el primer momento de la entrevista correspondiente a la presentación mutua y a la aclaración del encuadre por parte del psicólogo y luego operar con la técnica de entrevista libre, para que el paciente tenga la oportunidad de expresar libremente el motivo de su consulta.

En el último momento de esta primera entrevista, se debe forzosamente adoptar una técnica directiva para poder rellenar las lagunas, dudas o vacíos que vayan quedando. Y para esto cada psicólogo debe aprender cuál es el momento oportuno en que debe permanecer en la actitud adoptada o cambiarla, para hablar o callar y escuchar

Se caracteriza la entrevista inicial como semidirigida, que es cuando el paciente tiene libertada para exponer sus problemas comenzando por donde quiera, prefiera y lo que desee. El entrevistador interviene con el fin de:

a) Señalar algunos vectores cuando el entrevistado no sabe cómo empezar o cómo continuar. Haciendo preguntas amplias, que no sean respondidas por un sí o no, sino que permita ampliar la información

b) Señalara situaciones de bloqueo o paralización por incremento de la angustia para asegurar el cumplimiento de los objetivos de la entrevista

c) Inquirir acerca de aspectos de la conducta del entrevistado a los que éste no se ha referido espontáneamente, acerca de lagunas en la información que el paciente ha suministrado y que se consideran de especial importancia, o acerca de contradicciones, ambigüedades y verbalizaciones oscuras.

La entrevista semidirigida permite conocer exhaustivamente al paciente y porque responde a la necesidad de extraer de la entrevista ciertos datos que nos permitan formular hipótesis, planificar la batería de test e interpretar posteriormente con mayor precisión los datos de los test y de la entrevista final.

La correlación entre lo que el paciente (y sus padres en el caso de adolescentes) muestra en la primera entrevista, lo que aparece en los test y lo que surge en la entrevista devolutiva, brinda un importante material diagnóstico y pronóstico.

Los objetivos de la entrevista inicial son:

1. Percibir al paciente tal como se nos aparece en el primer contacto con nosotros, ver si esta primera impresión se mantiene a lo largo de toda la entrevista o cambia y en qué sentido. Se considera lenguaje corporal, vestimenta, gestos, manera peculiar de estar quieto o moverse, su semblante, etc.

2. Atender a lo que verbaliza: qué, cómo y cuándo verbaliza y con qué ritmo. Cotejar esto con la imagen que trasmite a través de su manera de hablar cuando solicita la consulta. Apreciar las

1 Este documento contiene mi experiencia y el aporte de varios documentos que consulte a lo largo de mis años de hacer consulta psicológica

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características de su lenguaje: la claridad o confusión con que se expresa, la preferencia por términos equívocos, imprecisos o ambiguos, la utilización del tono de voz. Es importante tener en cuenta qué aspectos de su vida elige para comenzar a hablar, a cuáles se refiere preferentemente, cuáles provocan bloqueos, ansiedad, etc. Todo lo que indica un desvío respecto del clima reinante con anterioridad. Lo que exprese como motivo manifiesto de consulta pueden mantenerse. Anularse, ampliarse o restringirse durante el resto de esta primera entrevista o del proceso constituye otro dato importante.

El paciente incluye en su verbalización los tres tiempos de su vida: pasado, presente y futuro, esto es importante para apreciar la capacidad de insight del paciente respecto de unir su pasado con su presente y su porvenir. La persistencia en la evocación del pasado puede convertirse en una fuga defensiva que evita tomar insight con lo que está ocurriendo en el aquí y ahora consigo. O si la fuga de idea es hacia el futuro.

La actitud que resulta más productiva es centrarse en el presente y desde allí tratar de integrar el pasado y el futuro del paciente con lo que se aprecia la plasticidad con que cuenta para entrar y salir de cada secuencia temporal sin angustiarse demasiado. Esto de por sí es un elemento indicador de buena capacidad de integración y como tal buen pronóstico.

3. Establecer el grado de coherencia o discrepancia entre todo lo verbalizado y todo lo que captamos a través de su lenguaje no verbal (vestidos, gestos, etc.) lo que expresa no verbalmente es algo real pero mucho menos controlado que las verbalizaciones. Tal cotejo puede informarnos acerca de la coherencia o discrepancia entre lo presentado como motivo manifiesto de consulta y lo que percibíos como motivo subyacente.

4. Planificar la batería de test más adecuada en cuanto a: A) elementos a utilizar (cantidad, calidad de los test elegidos) b) secuencia (orden de administración) y c) ritmo (número de entrevistas que calculamos serán los necesarios para la administración de los test elegidos)

5. Establecer un buen rapport con el paciente como para reducir al mínimo la posibilidad de bloqueos o paralizaciones y crear un clima preparatorio favorable para la administración de test.

6. A lo largo de toda la entrevista es importante captar lo que el paciente nos transfiere y lo que esto suscita en nosotros, los aspectos transferenciales y contratransferenciales del vínculo. Es así mismo importante poder detectar qué tipo de vínculo trata de establecer el paciente con el psicólogo: si trata de reducirlo, confundirlo, evitarlo, mantenerse a distancia, depender excesivamente de él. Etc., porque esto indica de qué manera específica siente su contacto con él (peligroso, invasor, material, etc.)

Contratransferencialmente surgen en el psicólogo ciertos sentimientos y fantasías de importancia vital para la comprensión del caso, que permiten determinar el tipo de vínculoobjetal que opera como modelo interno inconsciente en el paciente.

7. En la entrevista inicial (cuando es con niños, adolescentes) con los padres del paciente es importante detectar también cuál es el vínculo que une a la pareja, el vínculo entre ellos como pareja y el hijo, el de cada uno de ellos con el hijo, el de éste con cada uno de ellos y cómo

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pareja, el de la pareja con el psicólogo. Otro vínculo es el que tratan de inducirlo a establecer con el hijo ausente y todavía desconocido (lo que nos dicen de él)

8. Estimar la capacidad de los padres de elaboración de la situación diagnóstica actual y potencial. Se debe apreciar si ambos o uno, y cuál de ellos puede promover, colaborar o por lo menos aceptar las experiencias del hijo en caso de que comience una terapia. Es importante detectar la capacidad (27) de los padres para aceptarlas en la medida, calidad y momento en que se den, pues de ellos depende muchas veces la iniciación y, especialmente, la continuidad de un tratamiento.

En una entrevista con niños y adolescentes la presencia de ambos es imprescindible, en la historia del hijo el padre a menudo desempeña un papel tan importante como el de la madre, aun cuando sea una figura prácticamente ausente de la vida familiar. El hijo ha introyectado algún tipo de imagen paterna que seguramente tendrá que ver con su sintomatología subyacente: de ahí la necesidad de su presencia. Operamos con el concepto de que el hijo es el producto de una pareja y que ambos deben acudir a las entrevistas, a menos que se trate de alguna situación inusual.

Cuando se cita sólo a la madre pareciera que la destacamos del resto del grupo familiar; le hacemos únicamente responsable de cómo es su hijo. No asegurarnos la presencia del padre equivale a pensar que él nada tiene que ver con ello.

Si recomendamos la iniciación de una terapia, ambos deben recibir esa información, encarar esa responsabilidad y adoptar una resolución (28)

Entrevistar sólo a la madre facilita la admisión de toda la culpa por la enfermedad del hijo; la presencia de ambos permite compartirla y por lo tanto disminuirla. Lo mismo pasó con la devolución de información que procura ciertos beneficios psicológicos, ya que en muchos casos ocurre que a raíz de una consulta por los hijos los padres acaban reconociendo la propia necesidad de un tratamiento y se lo procuran. Para él psicólogo la presencia del padre y la madre le resulta útil e indispensable.

Le implica la observación insitu de cómo son, qué roles desempeñan cada uno de ellos respecto del otro, qué aporta cada uno, qué aspectos del hijo muestran respectivamente, cómo vivencian el psicodiagnóstico y la posibilidad de una psicoterapia.

Muchas veces uno desempeña el rol de corrector de lo que dice el otro. Si la actitud de uno es de mucha confianza y envidia, el otro puede equilibrarla con signos de mayor agradecimiento y confianza. La presencia de ambos evita el peligro de aceptar al ausente como chivo expiatorio, es decir, como depositario de lo malo del vínculo, y al presente como representante de lo bueno y exitoso.

Hay padres que no reaccionan protestando por su no inclusión, pero luego en una forma u otra atacan el psicodiagnóstico o la terapia (29) Si el psicólogo insiste en considerar prescindible la presencia del padre, implícita o explícitamente, muestra un aspecto propio regresivo porque evita la situación de quedar él transformado en tercer excluido frente a una pareja unida “en contra de” el psicólogo – hijo. La visualización de una pareja muy unida, sea ésta una alianza rara o patológica, puede movilizar envidia y deseos de destruirla.

La insistencia en ver solamente a la madre o a ambos padres, pero por separado, es una táctica evitativa que puede encubrir estos sentimientos. Si elpsicólogo no está alertado puede establecer distintos tipos de alianzas peligrosas para el hijo, para los padres y para él mismo.

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En el caso de los hijos de padres separados, el psicólogo debe aceptar los hechos consensuados por la pareja. Si esa pareja ya no existe como tal, sus intentos de volver a unirlos además de infructuosos, podría resultar una interferencia seria en su trabajo (30)

En el caso de los hijos adoptivos el psicólogo debe tratar de que concurran ambos padres además de lo ya expuesto, porque se necesita investigar elementos esenciales tales como las fantasías de cada uno con respecto a la adopción (no sentirse inferior a otros por no tener hijos, no estar solo ahora o el día de mañana, tener a quién dejar una herencia, etc.) cómo sienten actualmente la situación de padres adoptivos, si están conformes con la decisión tomada, si han podido comunicársela al hijo y a otros. (31)

9. Motivo de la consulta que se debe discriminar entre motivo manifiesto y latente. El motivo manifiesto es el síntoma que preocupa (33) al que solicita la consulta hasta el punto de operar en él como señal de alarma. Algo que le ha preocupado, reconoce que no puede arreglarlo solo y decide solicitar ayuda. En algunos casos es un tercero quien solicita la consulta o moviliza al paciente a hacerlo. Este dato de por sí nos indica un menor grado de insight con la propia enfermedad. Por lo general el motivo es otro, más serio y más relevante que el invocado en primer término. Lo denominamos motivo latente, subyacente o profundo de la consulta.

Otro elemento diagnóstico y pronóstico importante es el m omento en que el paciente toma conciencia de ese motivo más profundo. Si lo hace durante el proceso psicodiagnóstico, es de mejor pronóstico que si no aparece. Si la negativa a reconocerlo como propio es total, cabe pensar que las resistencias son muy fuertes y por lo tanto el pronóstico no es muy favorable. Esta discrepancia surge como consecuencia de un proceso de disociación intrapsíquica que se ha dado en el paciente, es importante que este no quede también en el psicólogo. (34)

La disociación es más acentuada y más resistente a la mejoría cuanto más intensos son los sentimientos de culpa, ansiedad, represión, etc., que conflicto moviliza en el paciente y qué funcionan como responsables de esa disociación. Recordar siempre que el paciente cuenta su historia como puede, centra el punto de urgencia de sus problemas donde le parece menos ansiógeno (35)El momento y la manera como emerjan los aspectos más enfermos forman parte de la dinámica del caso y se deben tener muy en cuenta.

Otro aspecto importante a investigar es si el paciente funciona como tercero excluido o incluido respecto del motivo de la iniciación del proceso psicodiagnóstico. Si no aclaran por qué llevan al paciente al psicólogo se trata al paciente como tercero excluido. Si le aclaran el motivo, funciona como tercero incluido, acá es preciso identificar hasta qué lugar lo hacen participe de esa información. En algunos casos le comunican un motivo real pero no aquel que más les preocupa. (36)

Se crean dificultades muy serias cuando el psicólogo debe dar su opinión profesional puede optar por callar, entrando así en complicidad con los padres y en última instancia, con la patología; pede mantener una actitud ambigua, sin callar del todo ni hablar claro, o decir la verdad en la medida en que fortaleza yoica de los padres y de él lo permitan. El destino de la posible terapia, en caso de resultar necesaria, es muy diferente según se haya dado ese clima de ocultamiento y distorsiones o de franqueza dosificada durante el proceso de psicodiagnóstico. (37)

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En general, padres, paciente disocian, postergan o evitan transmitir al psicólogo lo más ansiógeno. Algunos padres relatan con mucha ansiedad un síntoma que parece poco relevante con mucha ansiedad un síntoma que parece poco relevante al psicólogo. En estos casos puede pensarse que la carga de ansiedad ha sido desplazada a un síntoma leve pero proveniente de otro más serio del cual los padres no han tomado (38) conciencia o no se atreven a encararlo, y cuya trascendencia se expresa a través del monto de ansiedad desplazada al síntoma que si llega a verbalizar.

Cabe plantearse la existencia de algún otro problema tanto más serio cuanto más minimizado fue el motivo de la consulta y más rotundamente negado para mantener a raya la intensa ansiedad persecutoria que movilizaría su emergencia (39)

La acomodación del paciente y/o sus padres al síntoma hace que el nivel de ansiedad (cualquiera sea su naturaleza) descienda y quede facilitada su depositación masiva al psicólogo, quién deberá discriminarla y reintegrarla.

Los primeros signos de ansiedad aparecen usualmente en la primera entrevista cuando los padres comienzan a relatar la historia del hijo. Si el psicólogo no adopta una actitud ingenua no esperará registrar una historia ordenada y completa. Los padres transmiten la historia que quieren y pueden dar y el psicólogo entiende la historia que puede entender, en la primera entrevista es importante registrar qué dice cada uno de los padres, cómo y cuándo lo dicen, qué recuerdan y cómo lo hacen, qué es lo que olvidan, de manera de poder reconstruir posteriormente con la mayor fidelidad posible el diálogo y los elementos no verbales que se dieron.

Las anamnesis son siempre muy significativas porque suponen un alto monto de ansiedad que ha determinado una inhibición en el proceso mnémico. Un índice favorable de la buena comunicación entre los padres y el psicólogo es el descenso de esa ansiedad, la supresión de la inhibición y la aparición del dato olvidado.

Es útil averiguar, desde el principio, qué fantasías, qué concepción de la vida, la salud y la enfermedad tienen los padres y/o el paciente, el conocimiento de esos esquemas referenciales permiten comprender mejor el caso y evitar la emergencia de ansiedades confusionales o persecutorias. Conociendo estos esquemas podremos entender mejor por qué esos padres han pensado que el hijo está enfermo, cómo debería estar para que ellos consideran que está curado, y qué debería hacer el terapeuta para lograrlo (40)

Al mismo tiempo aclarar estos puntos permite al psicólogo establecer si los propios padres necesitaran asistencia psicológica o no, y en caso de necesitarla, cuál es la técnica más apropiada. Elementos que no podemos descuidar, es la secuencia de aspectos del hijo que los padres van mostrando o los aspectos de sí que va mostrando el paciente adulto.

El caso de padres que comienzan por los aspectos más sanos y gratificantes del hijo, incluyendo paulatinamente lo más enfermo. Se trata de padres que se preparan y preparan al psicólogo para recibir gradualmente lo más ansiógeno. Adoptan una actitud más protectora y menos devastadora. Lo que diagnostica la posibilidad de una buena elaboración depresiva de la ansiedad, con lo que también puede preverse una positiva colaboración con el psicólogo durante el proceso psicodiagnóstico y con el terapeuta si el hijo necesitara tratamiento. Puede ocurrir que los padres muestran exclusivamente lo positivo del hijo hasta el punto de que el psicólogo se pregunte la razón de la consulta y deba preguntarle a los padres mismos (41) Lo más difícil para el psicólogo es lograr que los padres

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consideren los aspectos más enfermos del hijo como algo que mostrar y que deben integrar junto a lo positivo.

Estos padres necesitan idealizar al hijo, negar maníacamente lo enfermo porque lo sienten como muy ansiógeno, y porque en el caso de admitirlo, deberían cargar con una excesiva dosis de culpa persecutoria. El logro de uno de los principales objetivos del psicodiagnóstico: mostrarles al hijo lo más completo posible.

En otros casos aparece primeo lo más enfermo y luego ocasionalmente incluyen lo adaptativo, en términos generales, es un indicador del deseo de depositar en forma rápida y masiva en el psicólogo lo más ansiógeno para proseguir la entrevista con mayor tranquilidad y soltura. Este recurso evacuativo sirve a los padres para estimar el grado de fortaleza del psicólogo como continente de la enfermedad del hijo. Es algo así como un desafío al yo del psicólogo, quien desde el comienzo se ve acribillado por relatos muy angustiosos.

De la misma manera hay padres que no logran rescatar nada positivo y lo tratan como el cajón de residuos que les sirva para no asumir sus propios aspectos enfermos y la culpa por la enfermedad del hijo. Los padres no toleran la inclusión de aspectos sanos y adaptativos del hijo a causa de la culpa que les suscitaría. Es muy frustrante trabajar con padres así en psicodiagnóstico o en psicoterapia, puesto que si ellos no reciben la asistencia terapéutica para que se opere un cambio positivo, se resistirán siempre a admitir la mejoría y los progresos del hijo (42)

Se da el caso que uno de los padres asume el rol de abogado defensor y otro el de acusador del hijo. Uno aporta algo positivo e inmediatamente el otro asocia algo negativo que invalida la aportación anterior. En algunos casos cada uno de estos dos roles es fijos en otros casos son roles intercambiables. No toleran estar de acuerdo, no soportan que el hijo sea alguien que coherentemente muestra lo mismo a todos, no pueden ponerse de acuerdo en lo que ven y a veces lo que ven no tiene mucho valor para ellos, enfrascados en una permanente lucha indirecta o directa. Estos padres llegan a la entrevista final con la fantasía de que por fin se sabrá quién de los dos tenía razón. Cuando perciben que el psicólogo no toma partido por ninguno, sino que comprende a los dos, suelen aliviarse o enojarse según el caso.

El alivio surge cuando logran hacer insight del tipo de pareja que forman, cuando no se sienten recriminados por ello, cuando comprenden que entenderse les permite entender mejor al hijo. El enojo manifiesto o encubierto, surge cuando lo que el psicólogo die lo sienten como un reproche o castigo por las peleas continúas. Por esta razón es tan importante abstenerse de entrar en la actitud de tomar partido o de desautorizar francamente a uno de los padres del (43) paciente. Lo más saludable es mostrar en qué esta acertado cada uno y qué efectos producen en el hijo los errores década uno.

Otra dificultad que puede presentarse, deriva de la similitud entre la patología del hijo y la de uno de sus padres. Una reacción defensiva común en el padre aludido puede ser la de restar importancia a dicha patología reforzando esto con racionalizaciones “de chico yo era igual y estoy bien”. Los datos que apuntan a esa patología no aparecen como motivo manifiesto o no se les da primacía. Es el psicólogo el que debe captarlos y preguntar. Debe ocuparse desde el primer momento de discriminar identidades dentro del grupo familiar que lo consulta. Es muy importante que establezca cuales y de qué tipo e intensidad son las identificaciones proyectivas que hace cada padre con el hijo y éste con ellos. Cuanto menos experiencia tenga y menos elaborados estén sus conflictos personales, más

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expuesto se halla el psicólogo a dejarse llevar por el mecanismo de contra identificación proyectiva. (44) Esta puede darse con uno de los padres con ambos, como pareja o con el hijo

En todo esto la ansiedad desempeña un papel importante, así como también el grado de madurez alcanzado por los aspectos infantiles del psicólogo y de los padres del paciente. Si el psicólogo mantiene un sometimiento infantil respecto de sus padres internos, poca libertad de pensamiento y acción puede permitirse frente a la pareja que lo consulta. Propenderá a creer lo que le digan, a aceptar el encuadre que ellos fijen, le resultará difícil o imposible ponerles un límite si es necesario. No logrando poner la distancia suficiente como para meditar en forma adecuada sobre el caso.

La ansiedad funciona en el psicólogo como una señal de alarma ante un emergente en determinado momento de la entrevista, si logra instrumentalizarla, logrará un mejor insight. Si por el contrario, se deja invadir por la ansiedad, pierde capacidad de discriminación, se confunde, de deja manjar, fracasa su capacidad de penetración en el otro o toma de camino que nada tiene que ver con el punto de urgencia que determino la aparición de la alarma. La ansiedad puede favorecer o inhibir las posibilidades del psicólogo, de preguntar, escuchar, retener, elaborar hipótesis, integra datos y efectuar una buena síntesis y posterior devolución.

Se contra- identificará con los padres atacando al hijo o con el hijo atacando a los padres, interfiriendo su propia labor hasta el punto de constituir una barrera impenetrable en la comunicación. La culpa también desempeña un papel preponderante tanto en los padres, el paciente como en el psicólogo. Cuanto mayor es la ansiedad que detectamos en la entrevista, mayor es también la culpa subyacente. (45)

Independiente del monto y calidad de la culpa, es casi general que aparezca en los padres la fantasía la irreparabilidad, cuando se enfrentan con una historia más real que incluye sus aspectos amorosos y destructivos, enfrentarse con su calidad de padres no perfectos duele, y si el psicólogo no lo comprende puede aparecer como figura censora que los castigará como a hijos sorprendidos en falta. Para algunos padres el fracaso de su omnipotencia es algo tan intolerable que prefieran evitar o suspender la consulta.

Si la ansiedad y la culpa se encaran adecuadamente desde la primera entrevista, quedará asegurada una mayor garantía de la calidad del trabajo diagnóstico del psicólogo y sobre todo se dejará el terreno bien preparado para la entrevista devolutiva y para la elaboración de un plan terapéutico correcto si es menester. (46)

ENTREVISTAS PARA LA ADMINISTRACIÓN DE TEST

Cuando el psicólogo planifica la batería de test que utilizará puede incurrir en dos errores; alargar excesivamente el proceso o acortarlo en demasía. El proceso psicodiagnóstico debe ser lo

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suficientemente amplio como para comprender bien al paciente, pero al mismo tiempo no debe excederse porque esto implica una alteración en el vínculo psicólogo – paciente. En esto tiene que ver el tipo de relación predominante entre ambos. Si predominan elementos negativos en el vínculo, el p sicólogo puede optar por continuar la relación administrando otros tests, para ver si la relación mejora.

Esto contrariamente a lo que se espera, puede empeorar la relación. Si el vínculo ha sido positivo puede prolongar la finalización del psicodiagnóstico, en sentido como una pérdida que no tolera. En ambos casos, por la culpa que le produce la separación, culpa relacionada con aspectos infantiles propios no elaborados (51) En términos generales la batería de test proyectivos puede requerir entre 2 y 4 entrevistas. En algunos casos el psicólogo ve al paciente sólo una vez, que son casos extremos, por lo que se debe hallar la duración adecuada.

Cuando la batería de tests se prolonga más de lo debido es porque el psicólogo predomina la sensación de impotencia frente al paciente. Esto facilita la fantasía de que lo que ocurre es algo tan serio o complicado que lleva al psicólogo a una exploración intensiva. La fantasía sería la de tener algo raro, complicado y difícil de captar. Formándose con el psicólogo una pareja de tipo voyeurista – exhibicionista resultando así distorsionada la dosis y calidad de curiosidad que el psicólogo debe utilizar para cumplir con eficiencia su rol. (52)

Si se prolongan las entrevistas para administrar muchos tests, perdura el temor a ser hurgado. Si predominó la idealización en ese vínculo prolongado, el paciente llegará a la terapia con la fantasía de ser tan interesante, agradable o seductor que nadie puede desprenderse de él. (53)

En el caso de los niños y adolescentes si el psicólogo concede entrevistas, aparentemente con el fin de reunir datos que permitan una mayor comprensión del paciente, operando con el prejuicio de que cuanto más detallada sea la biografía, mejor lo comprenderá. Olvida que un vínculo así de prolongado con los padres puede convertirse en una psicoterapia breve de pareja, donde los padres lo manejan a él, estableciendo con ellos una alianza distorsionante en la medida en que se posterga el contacto con el hijo. Lo aconsejable, es señalar a esos padres la necesidad de contar con un profesional que los escuche y oriente al margen de lo que haga falta para el hijo, si bien obtienen un cierto beneficio secundario (seudo alivio proveniente de actuaciones, evacuaciones, etc.) están procediendo al servicio de sus propias resistencias por cuanto el psicólogo debe (o debería) centrarse en otro punto (el hijo).

En cuanto a los padres que tratan de retener al psicólogo podemos afirmar la existencia de sentimientos de celos y rivalidad frente al hijo que se quedará con el psicólogo, vivido como representante de una pareja – papá – mamá - buenos. Ellos pasan a ocupar el lugar de hijos necesitados. Todo esto se confirma si, en la devolución, los padres lo evidencian en la dinámica misma de la entrevista o solicitando nuevas entrevistas. Generalmente verbalizan que algo no les ha quedado claro, que necesitan conversarlo más que hay algo más de qué hablar.

Si los padres demuestran ansiedad, se aceptan y se propone una entrevista para ayudarlos a elaborar la ansiedad. Pero no se trata de mantener esta actitud indefinidamente (54) ya que lejos de sanear la situación traída a la consulta la complica aún más. Intentan retener más y más al psicólogo porque quieren mostrarle que son buenos padres, tratan de justificarse y lo viven como un superyó paterno – materno que exige interminables explicaciones acerca de lo que han hecho o dejado de hacer. (55)

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Para planificar una batería es necesario pensar en tests que recojan el mayor número de conductas posibles de manera que se pueda comparar un mismo tipo de conducta disparada por distintos estímulos o instrumentos y diferentes tipos de conductas entre sí. Es muy importante discriminar la secuencia en que se administrarán los tests elegidos. Debe establecerse en función de dos factores: la naturaleza del test y la del caso en cuestión.

El test que moviliza una conducta acorde con el síntoma nunca debe administrarse primero un test verbal a un tartamudo o uno de inteligencia a una persona que consulta por dificultades o un desiderativo a un depresivo, esquizofrénico, moribundo o anciano para quienes la vivencia de muerte es algo tan presente. Utilizar esos tests en primer término supone colocar al paciente en la situación más ansiógena o deficitaria sin el previo establecimiento de una relación adecuada. Es por eso que se recomienda reservar los tests más ansiógenos para las últimas entrevistas de modo tal que el paciente no utilice toda su energía en controlar la persecución así incrementada (56)

El desiderativo no se debe incluir como primero y último test (como primer test enfrentaría al paciente con la muerte desde el inicio, como último test podría interferir en la elaboración depresiva que implica la separación) Los tests gráficos son los más adecuados para comenzar un examen psicológico, a menos que el paciente presente serios trastornos orgánicos, graves alteraciones del esquema corporal, dificultades en el uso de las manos, etc.

Los tests gráficos al abarcar los aspectos más disociados, menos, sentidos como propios, permiten que el paciente trabaje más aliviado. El hecho de haber salido indemne de esa primera prueba alivia al paciente modifica las fantasías con que ha llegado respecto del examen psicológico y deja como saldo favorable la disposición a establecer un buen rapport con el psicólogo.

La conducta gráfica guarda una estrecha relación con aspectos infantiles de la personalidad y, según como sea el tipo de vínculo que el paciente guarda con esos aspectos, se sentirá tranquilizado o irritado por la tarea propuesta. Si esta conducta fue normal en la infancia, la reacción será de alivio o agrado. Si la asocia con dificultades de algún tipo, reaccionará con comentarios de autojustificación, autocríticas o críticas hacia el psicólogo.

Dentro de los tests gráficos es necesaria la inclusión de distintos contenidos en cuanto al tema solicitado, comenzando por los de tema más ambiguo hasta llegar a (57) los más específicos: dibujo libre, DFH, Pareja, HTP, familia. Si queremos extraer de los tests gráficos toda la riqueza que brindan, es importante administrarlos en forma sucesiva constituyendo un todo que nos permita la comparación intertest gráficos, sin la interferencia de estímulos que movilicen otros tipos de conductas y de asociaciones (como pueden ser el deisderativo o el phillipson)

A través de la secuencia de tests gráficos podemos apreciar si el sujeto se organiza o se desorganiza cada vez más, reflejan los aspectos más estables de la personalidad, los más difíciles de modificar. Comparar la producción del paciente en los distintos gráficos es un recurso que brinda elementos diagnósticos y pronósticos adicionales respecto de los que da cada test por separado (58)

Sobre los test de inteligencia su inclusión en la secuencia de la batería no puede ser arbitraria, pues se corre el riesgo de traer aparejadas consecuencias desfavorables tanto para el diagnóstico como para la relación psicólogo – paciente, por lo que es preferible ubicarlo al final de la batería de tests proyectivos

PARA ADOLESCENTES Y ADULTOS

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1. Entrevista

2. Dibujo Libre

3. DFH

4. Familia

5. HTP

Si se presume problemas de madurez o lesión orgánica puede usarse el Bender

6. Rorscharch

7. Desiderativo

8. Test de relaciones objetales

9. Phillipson

NIÑOS

1. Entrevista

2. Hora de juego diagnóstica

3. Rorscharch

4. Desiderativo

5. CAT

6. Phillipson

LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA

La entrevista es un instrumento del método clínico y es una técnica de investigación científica de la psicología. Logra la aplicación de conocimientos científicos y al mismo tiempo obtiene o posibilita llevar la vida diaria del ser humano al nivel del conocimiento y la elaboración científica, persigue

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objetivos psicológicos (investigación, diagnóstico, terapia, etc.) y puede ser vista de dos tipos: abierta y cerrada.

La entrevista abierta no se caracteriza esencialmente por la libertad para plantear preguntas, sino en la flexibilidad suficiente como para permitir en todo lo posible que el entrevistado configure el campo de la entrevista según su estructura psicológica particular que el campo de la entrevista se configure al máximo posible por las variables que dependen de la personalidad del entrevistado. La entrevista cerrada puede permitir una mejor comparación sistemática de datos, tanto como otras ventajas propias de todo método estandarizado.

La consulta consiste en la solicitud de asistencia técnica profesional, no es sinónimo de entrevista. La entrevista no es una anamnesis, ya que en esta la preocupación y la finalidad residen en la recopilación de datos y el paciente queda reducido a un mediador entre su enfermedad su vida y sus datos por un lado, y el médico por otro.

La entrevista psicológica intenta el estudio y la utilización del comportamiento total del sujeto en todo el curso de la relación establecida con el técnico, durante el tiempo en que dicha relación se extienda. Es una relación de índole particular que se establece entre dos o más personas el psicólogo y la persona que necesita de él. Se busca obtener datos completos de su comportamiento total en el curso de la entrevista. La teoría de la entrevista ha sido influida por:

EL PSICOANÁLISIS. que ha influenciado con el conocimiento de la dimensión inconsciente de la conducta, de la transferencia y la contratransferencia, de la resistencia y la represión, de la proyección y la introyección.

LA GESTALT aporto a comprenderla como un todo donde el entrevistador es uno de sus integrantes y considera el comportamiento de éste como uno de los elementos de la totalidad.

El conductismo ha influido con la importancia de la observación del comportamiento. El entrevistador controla la entrevista, pero que quien la dirige es el entrevistado, es así que el Entrevistador debe permitir que el campo de la relación interpersonal sea predominantemente establecido y configurado por el entrevistado. Ninguna entrevista puede agotar la personalidad del paciente, sino sólo un segmento de la misma. La entrevista no puede reemplazar ni excluir otros procedimientos de investigación de la personalidad.

Para obtener el campo particular de la entrevista, debemos contar con un encuadre fijo que consiste en una transformación de cierto conjunto de variables en constantes. Dentro de este encuadre se incluyen no sólo la actitud técnica y el rol del entrevistador sino también los objetivos, el lugar y el tiempo de la entrevista. El encuadre funciona como una especie de estandarización de la situación estímulo que se ofrece al entrevistador y con ello pretendemos que deje de oscilar como variable para entrevistador.

Cada entrevista tiene un contexto definido en función del cual se dan los emergentes y estos últimos sólo tienen sentido en función de dicho contexto. El campo de la entrevista es dinámico, está sujeto a un permanente cambio, y la observación se debe extender del campo específico existente en cada momento a la continuidad y sentido de estos cambios. Una sistematización que permite el estudio detallado de la entrevista como campo consiste en centrar el estudio sobre:

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a) El entrevistador, en el que se incluye su actitud, su disociación instrumental, contratransferencia, identificación, etc.

b) El entrevistado, transferencia, estructuras de conducta, rasgos de carácter, ansiedades, defensas, etc.

c) La relación interpersonal, la interacción entre los participantes, el proceso de comunicación, el problema de la ansiedad, etc.

Una diferencia fundamental entre entrevista y anamnesis es que esta última se opera con el supuesto de que el consultante conoce su vida y está capacitado, para dar datos sobre la misma. Mientras que en la entrevista el supuesto es que cada sujeto tiene organizada una historia de subida y u esquema de su presente, y de esta historia y de este esquema tenemos que deducir lo que no sabe. Lo que nos puede dar como conocimiento explícito se nos ofrece o emerge a través de su comportamiento no verbal.

Además, en distintas entrevistas el entrevistado puede ofrecernos distintas historias o diferentes esquemas de su vida, presente, que guardarán entre sí relación de complementación o de contradicción. Las disociaciones y contradicciones que observamos corresponden a disociaciones y contradicciones de la personalidad misma, y la entrevista al reflejarlas, nos permite trabajar sobre ellas durante el proceso terapéutico.

De igual manera los conflictos que trae el entrevistado suelen no ser los conflictos fundamentales, así como las motivaciones que alega son generalmente racionalizaciones. Cuando se entrevista a distintos integrantes de un grupo o institución. (Familia, trabajo, etc.) Las divergencias y contradicciones son mucho más frecuentes y notorias, y constituyen datos muy importantes sobre cómo cada uno de sus miembros sobre cómo cada uno de sus miembros tiene organizado en una misma realidad un campo psicológico que le es específico. La totalidad nos da un índice fiel del carácter del grupo o la institución, de sus tensiones y conflictos, tanto como de su particular organización y dinámica psicológica.

La entrevista no consiste en aplicar consignas, sino en investigar en la personalidad del entrevistado a la vez que en nuestras teorías y nuestros propios instrumentos de trabajo. Es un campo de trabajo en el cual se investiga la conducta y la personalidad del sujeto. Las observaciones que se registran en la misma lo son siempre en función de hipótesis que va emitiendo el observador. La forma de observar bien es la de ir formulando hipótesis mientras se observa, y en el curso de la entrevista verificar y rectificar las hipótesis durante su transcurso mismo en función de las observaciones subsiguientes, que a su vez se enriquecen con las hipótesis previas.

Observar pensar e imaginar coinciden totalmente y forman parte de un solo y único proceso dialéctico. Quién no utiliza su fantasía podrá ser un buen verificador de datos, pero no un investigador. El trabajo profesional del psicólogo solo adquieren su real envergadura y trascendencia cuando coinciden la investigación y la tarea profesional porque éstas son las unidades de una praxis que resguarda de la deshumanización en la tarea más humana comprender y ayudar a otros seres humanos Indagar y actuar, teoría y práctica, deben ser manejados como momentos inseparables, formando parte de un solo proceso.

Entrevistador y entrevistado constituyen una totalidad interrelacionada e interdependiente y uno de sus integrantes asume un rol específico y tiene a cumplir determinados objetivos. La conducta de uno,

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actúa como estímulo para la conducta del otro y se hace un círculo durante la entrevista. En este proceso la palabra juega un rol de enorme gravitación, pero interviene también activamente la comunicación no verbal: gestos, actitudes, timbre y tonalidad afectiva de la voz, etc. El tipo de comunicación que se establece es altamente significativo de la personalidad del entrevistado.

El entrevistador observa cómo y a través de qué el entrevistado condiciona, sin saberlo, efectos del os cuales él mismo se queja o resulta una víctima. Importan muy particularmente los momentos de cambio en la comunicación y las situaciones y temáticas frente a las cuales ocurren, así como las inhibiciones y bloqueos por el tiempo de comunicación puede ser manejado por el entrevistado y, con ello graduar u orientar la entrevista.

En la relación que se establece en la entrevista hay que contar con dos fenómenos significativos. La transferencia y la contratransferencia. La transferencia se refiere a la actualización en la entrevista de sentimientos actitudes y conductas inconscientes, por parte del entrevistado, que corresponde a pautas que éste ha establecido en el curso del desarrollo especialmente en la relación interpersonal con su medio familiar. También se la entiende como las actitudes afectivas que el entrevistado vivencia o actúa en relación con el entrevistador.

La observación de estos fenómenos nos pone en contacto con aspectos de la conducta y de la personalidad del entrevistado que no entran entre los elementos que él puede referir o aportar voluntaria o conscientemente pero que agregan una dimensión importante al conocimiento de la estructura de su personalidad y el carácter de sus conflictos.

El entrevistado asigna roles al entrevistador y se comporta en función de los mismos. Aporta aspectos irracionales o inmaduros de su personalidad, su grado de dependencia, su omnipotencia y su pensamiento mágico. En ellos es donde el entrevistador podrá encontrar lo que el entrevistado espera de él, su fantasía de la entrevista, su fantasía de ayuda, es decir, qué cree él que es ser ayudado y estar sano, incluidas las fantasías patológicas de curación, que con mucha frecuencia consisten en el logro de aspiraciones neuróticas.

En la contratransferencia se incluyen todos los fenómenos que aparecen en el entrevistador son sus respuestas a las manifestaciones del entrevistado, el efecto que tienen sobre él. Si aparecen o se actualizan en un momento dado de la entrevista es porque en ese momento hay factores que operan para que ello suceda así. No es de fácil manejo y requiere una buena preparación, experiencia y un alto grado de equilibrio mental, para que pueda ser utilizada con cierto grado de validez y eficiencia.

La ansiedad constituye un índice del curso de una entrevista y debe ser atentamente seguida por el entrevistador; tanto la que se produce en él mismo como la que aparece en el entrevistado. Debe ser vigilada no sólo a su aparición, sino también su grado o intensidad, porque si bien dentro de determinados límites es un agente motor de la relación interpersonal, pero puede quedar perturbada e incontrolada si sobrepasa cierto nivel, por lo que el umbral de tolerancia a la misma debe ser permanentemente detectado.

Durante la entrevista se pueden incrementar tanto su ansiedad como sus mecanismos defensivos, porque lo desconocido que enfrenta no es sólo la situación externa nueva, sino también el peligro de lo que desconoce en su propia personalidad. Si estos factores no se presentan, el lograr que aparezcan en una cierta medida en la entrevista forma parte de la función de motivar al entrevistado. En algunos

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casos la ansiedad se halla delgada o proyectada en otra persona, que es quien solicita la entrevista y manifiesta interés en que la misma se lleve a cabo.

La ansiedad del entrevistador es uno de los factores más difíciles de manejar, porque ella es el motor del interés en la investigación y del interés en penetrar en lo desconocido. Toda investigación requiere la presencia de ansiedad frente a lo desconocido, y el investigador tiene que poseer capacidad para tolerarla y poder instrumentarla sin lo cual se cierra la posibilidad de una investigación eficaz; esto último ocurre también cuando el investigador se ve abrumado por la ansiedad o recurre a mecanismos defensivos frente a la misma (racionalización, formalismos, etc.)

Frente a la ansiedad del entrevistado no se debe recurrir a ningún procedimiento que la disimule o reprima, sólo debe ser manejada comprendiendo los factores por los cuales aparece y operando según esa comprensión. La tarea del entrevistador es la de desarmar estas defensas para que aparezca cierto grado de ansiedad, lo que significa un índice de la posibilidad de actualización de los conflictos.

Todo este manejo técnico de la ansiedad tiene que ser hecho teniendo siempre en cuenta la personalidad del entrevistado y por sobre todo el beneficio que para él puede significar la movilización de la ansiedad, de tal manera que aún frente a situaciones muy claras no se debe ser activo si ello significa abrumar al entrevistado con conflictos que no podrá tolerar. Es el denominado TIMING de la entrevista, que es el tiempo propio o personal del entrevistado, que depende del grado y tipo de organización de su personalidad, para enfrentar sus conflictos y para resolverlos.

El instrumento de trabajo del entrevistador es él mismo, su propia personalidad, que entra indefectiblemente en juego en la relación interpersonal con el agravante de que el objeto que debe estudiar es otro ser humano. Al examinar la vida de los demás, se halla directamente implicada la revisión y examen de su propia vida, de su personalidad, conflictos y frustraciones. Cuando queremos ocuparnos de la enfermedad en seres humanos tomados como tales, nuestra ansiedad aumentan, pero al mismo tiempo se debe deponer el bloqueo y las defensas.

El contacto directo con seres humanos, como tales, enfrenta al técnico con su propia vida, su propia salud o enfermedad, sus propios conflictos y frustraciones. Si no gradúa este impacto su tarea se hace imposible: o tiene mucha ansiedad y entonces no puede actuar o bien bloquea la ansiedad y su tarea es estéril. El psicólogo puede oscilar fácilmente entre la ansiedad y el bloqueo, y esto no perturba su tarea siempre que pueda resolver ambos fenómenos en la medada en que aparecen. Una mala disociación con intensa y permanente ansiedad hace que el psicólogo desarrolle conductas fóbicas u obsesivas frente a sus entrevistados y entonces evita realizar entrevistas o interpone instrumentos y tests para evitar el contacto personal y la ansiedad consiguiente.

Otro riesgo es el de la proyección de los propios conflictos sobre el entrevistado y una cierta compulsión a ocuparse, indagar o hallar perturbaciones en la esfera en que las está negando en sí mismo. La rigidez y la proyección conducen a encontrar solamente lo que se busca y se necesita y a condicionar lo que se encuentra tanto como lo que no se encuentra. Las personas pueden provocar reacciones contratransferenciales típicas en el entrevistador y éste tiene permanentemente que poder observarlas y resolverlas para poder utilizarlas como información e instrumentos en el curso mismo de la entrevista. Es importante y aún imprescindible que el psicólogo no trabaje aislado, sino que forme por lo menos grupos de estudio y de discusión en los que revea el trabajo que se realiza, para caer en la estereotipa no hay mejor clima que el aislamiento profesional, porque el aislamiento termina por encubrir las dificultades con la omnipotencia.

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Para que una persona concurra a una entrevista debe haber llegado a una cierta percepción o insight de que algo no anda bien, de que algo ha cambiado o se ha modificado, o bien se percibe a sí mismo con ansiedad o temores.

Schilder reúne cinco grupos de individuos que concurren al psicólogo:

a) Los que concurren por quejas corporales

b) Por quejas mentales

c) Por quejas debidas a la falta de éxito

d) Por quejas referentes a dificultades en la vida diaria

e) Por quejas de otras personas

El que viene tiene un cierto insight o percepción de su enfermedad y corresponde al paciente neurótico, mientras que el psicótico en cambio, es traído. El que no tiene motivos para venir pero viene porque lo han mandado, corresponde a la psicopatía, el que hace actuar a otros y delega en otros sus preocupaciones y malestares. También tenemos el caso de aquel que viene a consultar por un familiar. Se realiza la entrevista con el que viene, indagando su personalidad y su conducta. Si al entrevistado precede un informante, se le debe comunicar que lo que él diga sobre el paciente le será comunicado a este último, anticiparle antes que informe.

El que viene solo es el representante de un grupo familiar esquizoide, en el que la comunicación entre sus miembros es muy precaria: viven dispersos o separados, con un grado acentuado de bloqueo afectivo. Otros son los que vienen varios a la consulta y se tiene que preguntar por quién vienen; es el grupo epileptoide, viscoso a aglutinado, en el cual hay una falta o déficit en la personificación de sus miembros con un alto grado de simbiosis o interdependencia, la persona está demasiado rodeado por un cuidado exagerado a asfixiante.

Otro tipo es el que viene acompañado por una persona, familiar o amigo, que es el caso del fóbico que necesita del acompañante. El caso de los matrimonios cuyas integrantes se inculpan mutuamente de neurosis, infidelidad, etc., la entrevista se realiza con todos los que han concurrido, manejados como un grupo diagnóstico, el técnico actúa como observador participante, interviniendo en momentos de tensión o cuando se interrumpe la comunicación, o para señalar los entrecruzamientos proyectivos.

En los grupos que concurren a la consulta, el psicólogo no tiene por qué aceptar el criterio de la familia sobre quién es el enfermo, sino que debe actuar considerando a todos sus miembros implicados y al grupo como enfermo. El estudio del interjuego de roles y de la dinámica del grupo son los elementos que sirven de orientación para hacer tomar insight de la situación a todo el grupo. En otras oportunidades la familia sólo aparece cuando se ha adelantado en el tratamiento de un paciente y éste ha mejorado o está en vías de hacerlo; la normalización del paciente hace que la tensión del grupo familiar no se descargue y a más a través de él, y aparece entonces el desequilibrio o la enfermedad en el grupo familiar. Existe un fenómeno llamado “el niño equivocado” en el que los padres atraen a la consulta al hijo más sano y sólo una vez que se han asegurado de que el técnico no los inculpa, ni los acusa, pueden hablar o consultar sobre el hijo más enfermo.

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En una entrevista el entrevistador debe ser lo suficientemente ambiguo como para permitir la mayor puesta en juego de la personalidad del entrevistado. Existe sin embargo, un marco o un límite en el cual la ambigüedad no debe existir, sino todo lo contrario, en que el límite debe ser mantenido y a veces defendido por el entrevistador; este cubre: tiempo, lugar y rol técnico del profesional. El entrevistador no debe entrar con sus reacciones ni con el relato de su vida, tampoco entrar en relaciones comerciales o de amistad ni pretender ningún beneficio de la entrevista que no sean sus honorarios y su interés científico o profesional. Tampoco usar la entrevista como una gratificación narcisista en la que se juega de mago con un despliegue de omnipotencia.

La necesidad debe limitarse a lo necesario para el beneficio del entrevistado, la petulancia o la actitud arrogante o agresiva del entrevistado no deben ser donadas ni sometidas; no se trata ni de triunfar ni de imponerse al entrevistado. Lo que corresponde es averiguar a qué se deben, cómo funcionan y qué efectos acarrean al entrevistado, el cual tiene derecho a la represión y desconfianza.

Con mucha frecuencia el grado de represión que tenga el entrevistador hacia determinados temas. las preguntas deben ser directas y sin subterfugios, sin segundas intenciones, adecuadas a la situación y al grado de tolerancia del Yo del entrevistado. La entrevista comienza por donde comienza el entrevistado, esto tomando en cuenta todo lo que puede haberle costado decidirse a concurrir a la entrevista y lo que puede significar como humillación y menoscabo para él. El silencio del entrevistado es el fantasma del entrevistador joven, para quien el silencio del entrevistado significa un fracaso o un índice de su impericia. No hay entrevistas fracasadas, toda entrevista aporta datos de importancia sobre la personalidad del entrevistado. Si el silencio total no es lo óptimo en una entrevista, tampoco lo es la catarsis intensa. Con frecuencia el que habla mucho en realidad deja de decir lo más importante, porque el lenguaje no es solo un medio de transmitir información sino también un poderoso medio para evitar la información. La descarga emocional intensa tampoco es lo óptimo.

Para muchos entrevistados la entrevista es la única posibilidad que tiene de hablar lo más sinceramente posible de sí mismo con alguien que no lo juzgue, sino que lo comprenda. La entrevista diagnóstica es siempre y al mismo tiempo, terapéutica y su primer factor es la comprensión del entrevistador. La interpretación de la entrevista debe estar siempre en beneficio del entrevistado y no la descarga de una ansiedad del entrevistador. Siempre que se interprete, se debe saber que la interpretación es una hipótesis que debe ser verificada o rectificada en el mismo campo de trabajo.

Una entrevista logra mucho si se consigue esclarecer cuál es el verdadero problema que se trae detrás de lo que se trae en forma manifiesta. Toda interpretación fuera de contexto y de TIMING resulta una agresión, y que parte de la formación del psicólogo consiste también en aprender a callar. Y como regla de oro, es necesario callarse cuanto mayor sea la compulsión a interpretar.

FORMATO INFORME PSICOLÓGICO

1. Generales de Ley

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2. Procedimientos utilizados

3. Motivo de consulta

4. Descripción sintética del grupo familiar

5. Problemática vital

6. Descripción de estructuras de conducta

7. Descripción de rasgos de carácter y de la personalidad

8. Resultado de cada test

9. Conclusión

10. Pronóstico psicológico

11. Posible orientación

LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA

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La entrevista se caracteriza por la reunión de dos personas, una de ellas reconocida como experta en materia de relaciones interpersonales, y la otra conocida como el cliente, que espera extraer algún provecho de una discusión seria con el experto, sobre sus necesidades. La situación está destinada a dar claridad a ciertas normas características de la vida del cliente, con la perspectiva de que tal elucidación le resulte de provecho.

El término entrevista no es aplicado a un cierto período fijo de tiempo, sino más bien a un curso de hechos interpersonales que pueden estar comprendidos, en cierto modo, en una sola conferencia de 60 o 90 minutos, desarrollados con mayor amplitud durante el transcurso de varias conferencias, o elaborados en las numerosas sesiones de psicoterapia intensiva.

Referirse al arte de entrevistar puede sugerir que los procesos en esa interacción no son observables, y que por razones que no están enteramente claras la situación podría florecer mejor en una atmósfera de reserva o aislamiento. (12)

Resulta más fácil para el paciente pensar en su relación con el terapeuta como irritante, frustrada y confusa, o hasta maravillosa, que reconocer la ansiedad que ha llevado a esa irritación, frustración o confusión. De la misma manera, el terapeuta puede hallar más cómodo y menos perturbador – aunque difícilmente más beneficioso – considerar el papel que desempeña en la entrevista como una actuación artística no sometida a observación, evitando así un estudio de las interacciones con su paciente, en el cual su propia ansiedad juega un papel muy significativo.

Aunque la reunión de dos personas con el propósito de desarrollar un intercambio significativo de ideas dirigidas hacia su mutua ilustración, es una característica fundamental de la entrevista, tal reunión es complicada por la fuerza disyuntiva de la ansiedad experimentada por ambos participantes de la entrevista.

El psicólogo y el paciente (13) tienen como motivo para reunirse el uno con el otro y ciertas consideraciones obvias. El psicólogo considera la reunión como un medio de practicar su profesión y de ganarse la vida. El paciente llega a la entrevista con el propósito de aprender más sobre ciertas características de su conducta que él considera que son en cierto modo un obstáculo y con la esperanza de modificar las mismas para su mayor satisfacción. A pesar de tales motivos, que parecían actuar a favor del rápido progreso de la comunicación, al paciente no habrá de resultarle fácil la presentación de su casa al psicólogo, que frecuentemente incurrirá en evasivas de cuyas sutilezas puede muy bien darse cuenta, y hasta puede desear retirarse de la situación antes de haber obtenido de ella beneficios apreciables.

El psicólogo puede observar que su labor es obstaculizada por su propia irritación, fastidio, falta de atención y otras reacciones que aparentemente son inapropiadas para el especialista. Tanto el psicólogo como el paciente, si bien se reúnen por motivos poderosos están al mismo tiempo movidos por la ansiedad a retirarse uno del otro.

El paciente no tiene por qué ser catalogado como difícil o no cooperador, de la misma manera que tampoco puede juzgarse incompetente al psicólogo. El fin de la entrevista no es eliminar esos movimientos, sino reconocerlos, explorar sus orígenes, y llegar a un entendimiento a una comprensión de su significada en la situación que se estudia.

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Para el psicólogo, su experiencia de la ansiedad puede ser dedicada a un empleo útil en su trato con los pacientes así como con otras personas. Para que tales experiencias puedan tornarse en útiles herramientas terapéuticas, es necesario, imprescindible identificarlas, llevarlas a la conciencia, comprender sus orígenes y modalidades, y aceptar su realidad como parte de la vida sin temor ni vergüenza (15)

Con pacientes esquizofrénicos (Sullivan) encontró que a menudo empleaban el lenguaje más como un medio de defensa que de comunicación, lo que hablaban servía para mantener a la gente a distancia, protegiendo así una estimación propia ya bastante baja. Una persona que ha experimentado profunda ansiedad en sus contactos con otros, tiende siempre a retirarse de los demás. Puede llevar a efecto tal tendencia por medio de la separación física, “guardando sus pensamientos para sí mismo” o hablando de tal manera que quienes lo escuchen se aburran, imiten o confundan, lo califiquen de “loco” y a su vez, se retiren de él o ella. Todo esto no es consciente o deliberadamente planeado, sino una complicada reacción a la ansiedad y el resultado final es un rotundo éxito en lo referente a evitar a los demás.

Con pacientes obsesivos, el empleo obsesivo del lenguaje podía ser comprendido como otra complicada defensa contra la disminución de la propia estimación a manos de otra persona, y la concurrente experiencia de ansiedad, la cual es una experiencia común que tiene sus orígenes en las relaciones de las personas unas con otras y que, en reacción ante ella, se desarrollaban normas defensivas u operaciones de seguridad, que servían para aislar a las personas y mantenerlas a cierta distancia unas de otras.

Esto lo aprenden la mayor parte de los niños a muy temprana edad. Aprenden que no les es posible existir sin contactos humanos, y aprenden asimismo que algunos de esos contactos son peligrosos, porque suscitan ansiedad y por otras causas. La experiencia que lo lleva a uno a acentuar los aspectos peligrosos de los contactos humanos y a levantar grandes barreras para protegerse contra los mismos, constituye la historia de aquellos reconocidos como perturbados mentales, así como de muchos otros cuyas dificultades pueden estar ocultas tras una fachada convencional (16)

Si se llega a comprender claramente que un buen número de los desordenes emocionales son reflejo de las experiencias de las vidas de quienes los sufren, y si se comprende asimismo que muy pocas personas enfocan siquiera remotamente una plena comprensión de sus posibilidades, y que tal desperdicio de potencial humano es destructivo para el grupo social general. Para el psicólogo la tarea es, por lo menos, la aumentada clasificación de las dificultades con el escenario social más amplio.

Ningún paciente llega a presencia de otra persona sin una considerable cautela y cierta expectativa de rechazo. La comprensión de tales obstáculos a la comunicación, que reflejan la ansiedad subyacente y la anticipación de daño procedente de otro ser humano, es uno de los principales objetivos de la entrevista. El proceso terapéutico y la entrevista psicológica pueden ser contemplados de esta manera operativa, en la cual la persona observada puede ser comprendida sólo en términos de su relación con otras que ejercen influencia en su espacio vital o campo de vida. (19)

Hablar libremente y sin censura supone un nivel muy bajo de ansiedad, estado que rara vez existe en la situación de la entrevista. No hay situación en la cual el entrevistador sea una figura mental en el campo terapéutico; es inevitablemente un participante. En cualquier entrevista se torna perfectamente clara una cierta característica en lenguaje o dicción o sea, que el lenguaje es empleado no solamente para la transmisión de ideas, sino también para mantener las cosas en la oscuridad para

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conservar la distancia con otra persona y para la protección por medios que tienen algo de magia, de la propia estimación.

CONCEPTOS BÁSICOS DE LA ENTREVISTA.

Ha sido definido como el estudio de las relaciones interpersonales, su principal instrumento de observación es su ego; su personalidad, él como persona. Los procesos y los cambios en los procesos que componen los datos que pueden ser sometidos a un estudio científico, se producen, no en el sujeto entrevistado, no en el observador, sino en la situación que se crea entre éste y aquel. (25)

La entrevista es una situación de comunicación vocal, en un grupo de dos o más voluntariamente integrado, sobre una base progresivamente desarrollada de experto – cliente, con el propósito de elucidar pautas características de vivir del sujeto entrevistado, el paciente o el cliente, y qué pautas o normas experimenta como particularmente productoras de dificultades o especialmente valiosas, y e la revelación de las cuales espera obtener algún beneficio. (26)

En la entrevista, una gran parte de la experiencia que uno va conquistando lentamente, se manifiesta en una demostración de ligero interés en el punto en el cual se registra una diferencia tonal. La entrevista es una cuestión de comunicación vocal y sería un error muy grave presumir que la comunicación es primordial verbal. Los complementos del sonido sugieren lo que debe uno deducir de las proposiciones verbales expresadas (29)

Si bien es prácticamente imposible explorar la mayor parte de las zonas significativas de la personalidad, mientras se halla presente una tercera persona, es asimismo cierto que aun cuando solamente haya dos personas en la habitación donde se realiza la entrevista, el número de personas más o menos imaginarios que quedan envueltos en este grupo de dos es sorprendente (31)

La mayor parte de la gente va probablemente a una entrevista por diversos motivos: esas personas desean que les sea posible hablar sobre sus cosas francamente con alguien, pero al mismo tiempo llevan consigo prácticamente desde la niñez, determinaciones inculcadas que les obstaculiza toda discusión libre. El resultado es que la gente espera a menudo que el psicólogo sea un genio o un tonto. De igual manera se evidencia la actitud del psicólogo, desde el que se entusiasma ante lo que está a punto de descubrir, hasta el que se muestra indiferente hasta el aburrimiento respecto al paciente, y estas actitudes pueden ser determinadas desde el principio de la entrevista: Toda curiosidad desmedida, constituye un ingrediente en extremo infortunado de la entrevista, al igual que una indiferencia más o menos desdeñosa hacia lo que el paciente puede tener para ofrecer (32)

La actitud más sensata en una entrevista es la comprensión de que se está ganando la vida y que, para eso, tiene que trabajar intensamente. Uno trata de amoldarse. En todo cuanto le es posible, al estado de ánimo del paciente. De este modo la actitud inicial – ya sea voluntaria o involuntaria, vacilante o reservada – del cliente, determina en cierto modo la actitud y quizá la pauta de las investigaciones iníciales. Pero la actitud del cliente no debe tomarse muy en serio por sí misma. Muchas persona que al comienzo de la entrevista se muestran muy resistentes, resultan notablemente comunicativas en cuanto descubren que el entrevistado es sensato en sus preguntas y que no se limita a distribuir elogios, culpas y demás sin discriminación (33)

El psicólogo debe poseer la capacidad de comprender el campo de las relaciones interpersonales, se espera que manifieste una extraordinaria habilidad en las relaciones con su paciente. Busca

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únicamente los datos que necesita para beneficiar al paciente y este le paga por sus servicios. No trafica con las satisfacciones que pueden producirle las relaciones interpersonales, y no persigue la obtención de prestigio o posición moral a los ojos de sus clientes o a expensas de los mismos (34) No se interesa evidentemente por lo que el paciente puede tener para ofrecerle temporal o permanentemente como compañero, y se muestra resistente a todo apoyo por parte del paciente, para obtener prestigio, importancia y demás.

La entrevista va dirigida al propósito de dilucidar normas características de vida, la personalidad demuestra de manera notable, en todos los casos y en todas las situaciones, los efectos perdurables del pasado. Si han de comprenderse correctamente los problemas de nuestro paciente, tenemos que comprenderlo en sus principales características referentes a su trato con los demás (35) el propósito de la entrevista es dilucidar las normas características de vida, algunas de las cuales crean dificultades para el paciente (36)

Siempre preguntar cuándo se produce la dificultad y en qué ambiente es más probable que se la encuentre. Es aquí cuando el paciente se encuentra al borde de darse cuenta de que quizás el otro tiene algo que ver con la dificultad, sólo después de ser llevado a hacer el descubrimiento, con sus propios datos o información puede empezar a darse cuenta de que es el contexto interpersonal el que pone de manifiesto las dificultades.

La entrevista está destinada principalmente a descubrir las dificultades oscuras del vivir, que el paciente no entiende claramente: todo aquello que por razones culturales, sociales ve nebuloso, que le confunde a los demás. Tales dificultades se destacan más claramente y con mayor significado, cuando uno se da cuenta de qué clase de persona es él, qué hace esa persona y por qué.

Las pautas de dificultad del paciente surgen en su pasada experiencia e interpretan variadamente todos los aspectos de sus relaciones interpersonales comunes. Sin la posesión de datos que reflejan muchos aspectos importantes de la personalidad del paciente resultan ininteligibles sus declaraciones y las observaciones del psicólogo sobre señales de dificultades (37)

El paciente tiene por lo menos alguna esperanza de mejoramiento o de obtener algún beneficio personal como consecuencia de la entrevista, lo que hace funcionar a la gente en este necesariamente perturbador asunto de tratar de ser franco respecto a las características más lamentables de uno, y a sus errores más mortificantes es que uno está enterándose de algo que promete resultar de utilidad. Le inspira la convicción de que el psicólogo está aprendiendo no solamente cómo experimenta sus dificultades el paciente, sino quién es el paciente y con quién experimenta esas dificultades, la esperanza implícita de beneficio está en proceso de realización (38)

Uno puede, en una entrevista bastante corta, alcanzar ciertos objetivos limitados. Pero para propósitos de su vivir futuro, se necesita algún tiempo, y una técnica basada simplemente en el sistema de preguntas y respuesta no resultará eficiente. El entrevistador tiene que estar seguro de que la otra persona sale beneficiada de algún modo de la entrevista, que sus esperanzas de mejorarse, como posiblemente lo expresará, o de alcanzar lo que le haya impulsado a buscar obtener la entrevista sean alentadas. Mientras ese objetivo personal reciba apoyo, la situación de la comunicación mejora y el entrevistador llega finalmente a obtener datos en base a los cuales puede hacer una formulación de algún valor para él en su carácter de experto, y para la otra persona interesada.

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La entrevista en un grupo de dos, en el cual se crea una relación de experto cliente, en la que el experto es definido por la cultura. El entrevistado espera que la persona que está sentada frente a él, demuestra una comprensión realmente experta de las complicaciones de las relaciones interpersonales. El entrevistador tiene que descubrir quién es el cliente, es decir, debe investigar qué curso de acontecimientos ha experimentado el cliente para llegar a ser lo que es en el momento de la entrevista, lo que tiene en materia de antecedentes y experiencia. Tiene que enterarse de qué es lo que considera como problemático en su vivir (39) y lo que le parece difícil.

Al tratar de descubrir en qué zonas el entrevistado encuentra sus dificultades de funcionamiento, sin importar cuán vastamente superior sea una persona, hay bastante en la cultura que justifique que esa persona tenga algunas dificultades. De este modo podemos asumir que todas las personas tienen alguna dificultad en su vivir. Por nuestro mismo orden social, que ninguno de nosotros pueda hallar y mantener un modo de vida que le dé perfecta satisfacción, el debido respeto de sí mismos.

El quid pro que lleva a la mejor entrevista es que la persona entrevistada se da cuenta desde casi el mismo comienzo de la entrevista, que va a aprender algo que le resultará útil, sobre la manera en qué vive, que la persona se retire de la entrevista con una cierta medida de claridad sobre sí misma y su modo de vivir con sus semejantes es el objeto esencial de dicha entrevista (40)

Las cosas que tienen que ver con la pasada experiencia de uno y con las prescripciones de la cultura y demás que eran comunes en nuestro hogar; las actividades que nos son asignadas como personas interesadas en su relación, y las actividades a las que uno responde como si fuese la persona principal, directa o simplemente interesada en ellas (41). Cuanto más convencionales son las declaraciones de una persona, más dudoso es, naturalmente que uno tenga la menor idea de lo que en realidad quiere decir. Por ejemplo: hay personas que han sido educadas para cultivar la virtud hasta el punto que realmente son casi incapaces de hablar mal de nadie.

El entrevistador desempeña un papel muy activo en lo referente a introducir interrogantes, no para demostrar que es hábil o que es escéptico, sino literalmente para asegurarse que sabe lo que se le está diciendo. Bueno ¿habla usted en serio cuando dice tal o cual cosa?, el paciente experimenta una mayor claridad respecto a lo que realmente quiere decir. Y qué alivio es para él descubrir que el verdadero significado de lo que ha dicho es cualquier cosa menos lo que ha dicho al principio y que por fin, está revelando algún autoengaño convencional que ha estado practicando durante años contra sí mismo (43) Como le fue posible comprender que los aspectos repulsivos, extraño, misterioso, lamentable y horrible de su experiencia reflejaban defectos de su memoria y comprensión, referente a sus orígenes, la necesidad de manifestar esa conducta pareció disminuir.

Descubrir sobre qué está hablando el paciente, le lleva a éste a ser algo más claro sobe lo que está pasando o trata de comunicar u ocultar, se acrecienta hasta cierto punto su comprensión de la vida. Y nadie experimenta graves dificultades en su vida, si comprende perfectamente lo que le está sucediendo.

El hombre está asombrosamente dotado de capacidades de adaptación, que cuando siente claramente la situación en que se encuentra, hace una de tres cosas: decide que es demasiado para (45) él y la abandona, la resuelve de manera satisfactoria, o trata de obtener una ayuda adecuada para resolverlo. Cuando una persona se encuentra a sí misma recurrente en situaciones oscuras que cree que debería comprender pero en realidad no comprende, y en las cuales considera que su prestigio le exige una

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acción adecuada necesita evidentemente una asistencia psicológica, en la que este intenta descubrir lo que le sucede al paciente.

Pueden formularse numerosas preguntas, y darse igual número de contestaciones, en la entrevista antes que el paciente se dé cuenta claramente de lo que el psicólogo está tratando de explorar, pero en el proceso, el paciente habrá experimentado muchos principios de aclaraciones sobre asuntos que subsiguientemente cobrarán un considerable significado personal (46)

No solo existen personas perfectamente tangibles complicadas sino que existen también fantásticas construcciones sobre aquellas personas (47). Es una forma en la que la personalidad despliega ante otra algunos de sus más graves problemas. Puede ser un obscuro intento de comunicar algo que verdaderamente necesita ser comprendido por el terapeuta y tal vez finalmente comprendido por el paciente también. Innecesario es decir, que si tales distorsiones pasan inadvertidas si no son esperadas, si se ignora la posibilidad de su existencia pueden fracasar la mayor parte de los elementos que componen la entrevista (48)

La persona que llega a la entrevista esperando un cierto patrón de hechos que luego no materializa, es muy probable que no vuelva. Antes que pueda esperar el éxito en ofrecer al paciente su ayuda, debe prestar cuidadosa atención al hecho de que el paciente ha concurrido a la consulta para lograr contento, y que el psicólogo tendrá que (49) atender muy seriamente lo que aquel espera, si desea que se debilite su deseo de contento, y si quiere inducirle a un plan mayor.

La definición social y cultural es muy importante en las primeras etapas de una relación interpersonal. La persona que ha pasado por alto la definición cultural de la situación no sabrá lo que ha ocurrido y el curso de los acontecimientos. La definición social del psicólogo, según se espera de él, una comprensión poco común del campo de las relaciones interpersonales, una comprensión muy extensa, maravillosamente detallada, o ambas cosas a la vez.

Se supone de él que estará cuando menos familiarizado con prácticamente todo lo que hacen las personas en su relación mutua, y que sabe más que su cliente sobre las relaciones interpersonales en cualquier campo de interés que pudiera ser discutido. Que si habla con cualquier otra persona, se entera de mucho más que lo podía esperarse de otra persona. Capta mucho más y está más informado respecto de lo que ocurre en sus relaciones con los demás, se espera de él que demuestre su pericia en la conducción de su relación con el paciente.

No tiene nada de extraño que el paciente llegue ante él esperando que conduzca las cosas de tal modo que materialice los propósitos que lo han llevado al consultorio; es decir, que sus ventajas y desventajas (50) en la vida sean correctamente apreciadas y que sus dificultades serán suavizadas a fin de que puedan convertirse en elementos remediables y significativos de su pasado, o que será aconsejado.

La demostración de pericia en la entrevista se produce en el aquí y ahora, por lo que demostrará a su paciente que es un experto y que cumple con lo que se espera. Si el paciente experimenta en el transcurso de la entrevista algo que le impresione como una capacidad realmente de experto para atenderla, se observará que demuestra un considerable respeto hacia su psicólogo. Ya que considera un privilegio tener a una persona así de nuestro lado (51)

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Cuando cierta pregunta va a tocar un tópico o campo referente al cual el paciente no se siente muy seguro o se muestra ansioso, el psicólogo hace un pequeño movimiento preliminar, que indica que él está completamente al tanto de lo desagradable que va a resultar su pregunta, pero también de que la misma es absolutamente necesaria para que él pueda obtener la información que precisa. Puede darse cuenta de que el paciente está ansioso por algo que, para el psicólogo es una de las cosas más naturales del mundo ¿Le parece que eso es algo poco común….?

El respeto hacia la otra persona y hacia su sentimiento de seguridad es el primer elemento de la pericia en las relaciones interpersonales, que todo cliente buscará en un entrevistador que está empeñado en una consulta psicológica. Si el cliente no encuentra eso, de nada valdrá, la propaganda del médico familiar para llevar la consulta.

Existen datos necesarios que el psicólogo requiere, son datos pertinentes y significativos referentes a la persona que le consulta. Tales datos son necesarios por la básica suposición de que el psicólogo tiene que comprender quién es el cliente y de qué manera (52) se han producido las cosas en su vida. El experto insiste en conseguir lo que tiene que saber destacando el hecho de que, sin esa información, le es imposible adivinar qué clase de persona es su cliente o saber qué es lo que le aqueja. El psicólogo tiene derecho a que se le suministren los datos pertinentes y significativos. Si tropieza con grandes dificultades explica a su cliente cuán necesarios son esas informaciones, y cuando ese punto ha quedado ya suficientemente aclarado, averigua por qué no le es posible conseguirlas (53)

El entrevistador tiene derecho a ejercitar su habilidad para desalentar las trivialidades, impertinencias, gestos graciosos para su dispersión, diversión o repeticiones de cosas que ya ha oído. El psicólogo no permite la gente que le diga cosas fuera de lugar. De ahí que desde su primera reunión con el paciente hasta el final se conduce como un verdadero experto en relaciones interpersonales, que esta genuinamente interesado en los problemas de su paciente.

Tiene sumo cuidado de obtener todos los detalles necesarios para evitar incomprensiones o errores, que el paciente da sin intención, a pesar de lo cual se muestra cauteloso ante cualquier aliente tendiente a un detalle repetido, circunstancial o inconsciente en el informe y comentario del paciente. En una entrevista no hay tiempo que perder. De la misma manera se priva a sí mismo de la satisfacción de cualquier curiosidad respecto a las cuestiones en las cuales no existe razón alguna para investigar. Se priva de eso muy activamente, al interrumpir los relatos cuando ya ha oído lo que tiene importancia para él, aun cuando tenga la seguridad de que resultaría interesantísimo escuchar el resto.

Al paciente se le evita el disgusto de entrar en detalles que le avergüenzan y reconoce que al psicólogo solo le interesa lo que le provoca malestar. Se sienten inmensamente satisfechos al saber que el médico puede poner fin a las cosas una vez que ha conseguido lo que (55) desea y que su curiosidad la aplica en cosas que él considere importantes

El psicólogo trata de evitar verse complicado como persona y se ciñe a la misión de ser un experto teórico, trata con sus pacientes únicamente porque él tuvo la ventaja de una educación que lo ha capacitado para ayudarlos. Evita con el mayor cuidado, todo procedimiento que esté destinado principalmente a impresionar a su paciente o demostrar dotes de clarividencia, o que posee omnisciencia. Debe haber desarrollado cierta medida de humildad de manera que no se sienta demasiado inclinado a obrar como si lo supiese todo y su mente o penetrase todo con una sola mirada (57)

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Algunas de las dificultades de los psicólogos enmarcados en la cultura y creencias de las personas. En primer lugar el hecho de que a las personas se les enseña que no deberían necesitar ayuda por lo cual se avergüenzan cada vez que la necesitan, o experimentan la sensación de que son unos tontos al buscarlo o esperar que alguien se la dé, con esto acude en procura de ayuda psicológica. Con curiosas esperanzas sobre lo que habrán de obtener, quizá en parte porque eso es tan necesario para alentar la propia estimación.

En segundo término se tiene la creencia de que las personas deben conocerse, a sí mismas, distinguir entre lo correcto y lo erróneo, lo bueno y lo malo y ser capaces de descubrir en los demás claramente todo cuanto se refiere a esas cuestiones. En tercer lugar se le enseña a la gente que debe ser regida por la lógica, o tener sentido común, por lo menos deben tener buenos instintos naturales y buena intuición, los cuales deberían gobernar cuando se trata de elegir la manera correcta de obrar y pensar en sí mismos y en los demás.

Otro arraigo cultural es que uno debería avergonzarse si no le ha sido posible elevarse y superar las limitaciones que le imponen su pasado, los infortunios propios y los errores cometidos: o si uno no ha conseguido hacerlo (58) Finalmente el punto de vista antipsicológico: uno debe ser independiente. Uno no debería necesitar de alguien que le diga cómo tiene que hacer esto o lo otro y cómo tiene que vivir (59)

A fin de reducir las probabilidades de serias dificultades emanadas de la relación psicólogo paciente conviene hacer uso de un procedimiento más o menos metódico para desarrollar esas relaciones con los pacientes.

La entrevista puede tener varias fases o etapas que son:

El comienzo formal

El reconocimiento

La investigación o interrogatorio detallado

La intervención

La terminación o cierre

El comienzo incluye la recepción formal de la persona que viene a ser entrevistada y un interrogatorio sobre o referencias de las circunstancias de su vida. Esto es importante, no sólo para promover una sensación de confianza en el paciente, por medio de la franqueza del entrevistador, sino también para proporcionar una oportunidad al paciente de corregir cualquier información presuntiva que el psicólogo pudiera haber recogido de otra fuente, si ello fuera necesario (60)

Durante esta etapa de la entrevista, se debe recordar que la persona que va a consultarle es una extraña, no puede saber qué impresión causará a ese extraño cualquier cosa que él le diga o haga, no conoce absolutamente nada de sus antecedentes como tampoco de los elementos paratácticos que pueden ser muy poderosos en lo que se refiere a producir influencias sobre sus impresiones. Por lo tanto psicólogo tiene que estar muy alerta para enterarse de algo de la impresión que él y algunos de sus actos provocan, y al mismo tiempo muy abierta para saber en qué forma él mismo es afectado por ciertas cosas que puede decir o hacer.

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Debe proceder de tal modo que no se desarrolle situación perturbadora alguna en esta etapa ya que el comienzo de la entrevista puede o bien acelerar notablemente el logro del resultado que se busca, o hacer que ese resultado sea prácticamente inalcanzable. El segundo paso es el reconocimiento, que consiste en obtener un bosquejo a grandes trazos de la historia social o personal del paciente, se busca lograr alguna noción de la identidad de la persona: quién es, cómo ha sido que se convirtió en la persona que ha venido a la consulta. El tiempo que se invertirá para alcanzar el propósito de la entrevista, o serie de entrevistas puede depender de la concisa exactitud con que se obtiene la mencionada historia.

La etapa siguiente, el interrogatorio detallado, depende de manera considerable, aunque no exclusivamente, del propósito ostensible de la entrevista. Si bien el entrevistador se rige, en esa indagación, por el ostensible propósito de la entrevista, jamás realiza una buena entrevista si olvida para lo que realmente es: para permitir a un experto en relaciones humanas que contribuya algo al éxito de vivir de otra persona.

La cuarta etapa de la entrevista, es bien la terminación o la interrupción de la entrevista. En este momento el psicólogo debe dar ejercicios al paciente para el intervalo como preparación para la sesión siguiente. Puede sugerirle algo que el paciente deberá tratar de recordar. El propósito más importante que puede alcanzarse, ya sea al terminar una entrevista o interrumpirla por cualquier período de tiempo, es la consolidación de lo que se ha alcanzado, en término de algún beneficio duradero para el entrevistado.

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LA ENTREVISTA PSICOANALÍTICA

Un instrumento o técnica, un método fundamental del uso diario para la información de los problemas que presentan los pacientes, a través de una entrevista cerrada que solo es un cuestionario de preguntas ya previstas. Y otra como la entrevista abierta donde se tiene amplia libertad para las preguntas. El psicoanálisis tiene su influencia en los conocimientos del inconsciente de la conducta, la transferencia y la contratransferencia, la resistencia de la represión y otros mecanismos de defensa.

La entrevista psicoanalítica se definirá como la iniciación de un tratamiento psicoanalítico, y esta entrevista tendrá diferentes finalidades:

Formarse un criterio de rasgos esenciales de la persona con quién se entrevista

Decidir comenzar un tratamiento teniendo una estrategia táctica y técnica cualitativamente al diálogo analítico

Manifestar un contexto problemático además de los diferentes problemas afectivos y sociales del sujeto

El psicoanálisis enmarca al terapeuta en un observador y facilitador para la búsqueda de una verdad individual por parte del sujeto más de los acontecimientos exteriores. Refiere a los procesos inconscientes, los cuales actúan sin que el sujeto este consciente de ello y por lo tanto limita su libertad, permite encontrar una salida a las fuerzas emocionales veladas que están en conflicto pero el que las debe dirigir es el paciente mismo. Busca la verdad individual después del schock lo cual modifico su conducta.

El rol del psicoanalista esta en referencia a la posición de identificarlo como un investigador el cual no juzga las acciones o palabras, más bien es un receptivo de información todo ello por medio de la escucha de una verdad inconsciente y por tanto este profundiza su propia actitud. En un primer encuentro con el psicoanalista, el problema es abordado como objetivo de la consulta, por la cual el psicoanalista permite las manifestaciones de angustia de los familiares del sujeto, y las del propio sujeto, valorizando cada una de ellas.

En un segundo encuentro va dirigida a la cura psicoanalítica, el cual expone de que el sujeto descubra por si mismo su verdad y la libertad relativa de su posición libidinal en relación con su miedo. El fenómeno de un escucha analítica donde el lenguaje se detiene y lo que sigue hablando es la conducta. La imposibilidad de manifestación de angustias, la exacerbación o la extinción de los deseos, activos o pasivos de la libido, son las respuestas complementarias de los deseos reprimidos de padres insatisfechos en su vida social o conyugal y las expectativas de comprensión están puestas en sus hijos.

En la profilaxis mental de las relaciones familiares patógenas se considera el valor simbólico del efecto del sujeto con experiencias sensibles, dichas experiencias pueden recaer en aspectos reales o imaginarios. Además de lo que sucede en la inauguración provocada por deseos verbalizables o bien por las verbalizaciones prohibidas, al igual lo que concierne de la estructura de las leyes del ser humano, y las variaciones de su salud psicosomática de las que el niño es testigo sin oír verbalizaciones adecuadas sobre ellas.

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Todo tipo de sustitución, descalificación, prótesis engañosa o cabio de rol de alguno de los padres, trae consigo un desorden patógeno en la persona. Esta sustitución triangular se construye a partir de su existencia inicial en el momento en que él la concibe.

Todo aquel proceso de inclusión con el mundo exterior (colegio, escuela) puede traer consigo una serie de conflictos psicosomáticos en el niño, lo cual señala que este proceso de inclusión debe ser paulatino y muy marcado. Todo este proceso para abrir el camino de la expresión de los deseos del niño debe estar centrada en un clima de confianza y a una conciencia de sí mismo y del otro en el marco del desprendimiento de dependencia de los adultos y así lograr la estimulación de la atracción de los niños hacia la sociedad.

Es habitual oír decir que a todo niño problema corresponde a padres problemas, lo que parece perjudicar al sujeto ese rechazo de sus padres como orígenes del desorden. Lo traumatizante no es la confrontación del niño con una verdad penosa, sino su confrontación con la mentira del adulto. Los niños que tienen conductas asociales precoces no son perversos, son seres que tienen problemas familiares que les impide vivir en forma correcta su Edipo. Se identifican con el padre o la madre como víctima en un momento y solo disponen de la violencia para escapar del peligro de convertirse en victimas o fracasados.

Lo que crea trastornos es el carácter patógeno de uno de los padres que refuerza una situación real y penosa que crea pánico en el niño. Esta busca en una acción en el medio para salir de su angustia ya que en un momento carece de referencia identificadora, actúa como si necesitase este estallido para hablar.