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Año 3 N˚ 36 • NOVIEMBRE DE 2011 • Revista Mensual Gratuita, Culiacán, Sin., Mex. Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor. 1 Cronicas 16:34

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REVISTA VIDA ETERNA NOVIEMBRE 2011

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Año 3 N˚ 36 • NOVIEMBRE DE 2011 • Revista Mensual Gratuita, Culiacán, Sin., Mex.

Den gracias al Señor, porque es bueno, porque

es eterno su amor.1 Cronicas 16:34

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Culiacán, Sinaloa, México, Noviembre de 2011.

Como hijos amadísimos de Dios, esfuércense por imitarlo.

• Norberto Rafael Orozco Camacho, Director • Gerardo Daniel Orozco Alfaro, Director Comercial • María Del Carmen Alfaro Jiménez, Relaciones Públicas • Joszy Magnolia Orozco Alfaro, Coordinador Editorial • Diseño Editorial, Sergio Abitia Reyes • Colaboradores: Ilmo. Mons. Manuel Silva Rodríguez • Ing. Al-fonso Antonio Cruz Alvarez e Ing. Juan Carlos Aguirre, Web Site • Ada Patricia Villalaz . Vida Eterna Reserva de Derechos: 04-2009-111317530400-102. Anun-cios y publicaciones contáctenos en: [email protected] o [email protected] al Tel: 754-0750, Cel: 6671 024171 y 6671 034688 Nextel: 52*14*4777 y 52*14*55195. Si usted desea adquirir esta revista mensualmente en su hogar o comercio lo puede hacer por medio de un solo donativo, el cual será valido por los 12 meses del año favor de contactarnos. Si usted tiene un testimonio de fe y desea publicarlo, envíelo a nuestros correos electrónicos para analizarlo y publicarlo si así creemos conveniente. Impreso en los talleres de El Debate de Culiacán. Cada articulo es solo responsabilidad de quien lo escribe.

Directorio

El mendigomísero

Zapatosvolteados

Hagamos que el sol brille

Quédate Señor conmigo

Litúrgias

Para leer enfamilia

Desde mi cruz

Vivir cadamomento

El olor de la lluvia

Oraciónsilenciosa

Siempre con una sonrisa

Un nuevo día Sacrificio de amor

Amiga mía

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Efesios 5:1

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SUMARIO

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Piedad de mí, Señor

Salmo 51 Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad,

por tu gran corazón, borra mi falta. Que mi alma quede limpia de malicia,

purifícame de mi pecado.Pues mi falta yo bien la conozco

y mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo,

no hay reproche en el juicio de tus labios. Tú ves que malo soy de nacimiento,

pecador desde el seno de mi madre. Más tú quieres rectitud de corazón,

y me enseñas en secreto lo que es sabio. Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. Haz que sienta otra vez júbilo y gozo

y que bailen los huesos que moliste. Aparta tu semblante de mis faltas,

borra en mí todo rastro de malicia. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,

renueva en mi interior un firme espíritu. No me rechaces lejos de tu rostro

ni me retires tu espíritu santo. Dame tu salvación que regocija, y que un espíritu noble me dé fuerza. Mostraré tu camino a los que pecan,

a ti se volverán los descarriados. Líbrame, oh Dios, de la deuda de sangre,

Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia.Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu

alabanza.Un sacrificio no te gustaría,

ni querrás si te ofrezco, un holocausto. Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré,

pues no desdeñas a un corazón contrito. Favorece a Sión en tu bondad:

reedifica las murallas de Jerusalén; entonces te gustarán los sacrificios, ofrendas y holocaustos que se te deben; entonces ofrecerán novillos en tu altar.

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Cuando me despedí de ti me entro una inmensa pena y una gran tristeza en lo más profundo de mi co-razón, porque significa mucho para mí tu amistad sin-cera, es algo que permanecerá por siempre muy dentro de mi alma y mi corazón, las lágrimas se derramaron por tanto dolor de una despedida que jamás pensé que fuera así, a un año de esa despedida aun la tristeza em-barga mi corazón, pero la alegría de poder volverte a ver cambio mi vida, porque Jesús, el Señor, ha secado tus lágrimas y las mías.

El tomo tu rostro con ternura y te tiene tomada de su mano, sé que vendrás como un ángel llena de luz, llena de paz y ternura, llena de esperanza y de amor, llena de consuelo y alegría.

De tanto llorar y gemir por el dolor de haberte per-dido, busque a Dios para que me consolara y no lo encontré, pero el si me encontró a mi consolándome con su amor misericordioso y eterno, en el encontré descanso y paz, porque hoy sé que te tiene tomada con

sus manos amorosas y te cubren con amor y ternura, hoy tengo la esperanza de volverte a ver, en cada día, en cada amanecer, en cada flor, en la sonrisa de alguien, cuando estrecho unas manos, cuando doy un abrazo, sé que eres tu amiga mía, a quien estoy estrechando, por-que el Señor te envía como un ángel de amor y de luz.

La fuerza y la luz de Dios siempre te acompaño y te sigue acompañando, porque ahora eres tú la que ilu-mina nuestras vidas y le das sentido a nuestro existir, gracias por tu maravillosa amistad, por tu gran corazón y tu infinita bondad, gracias porque nuestra amistad es para siempre, porque tu luz y tu fuerza baña nuestros corazones, como el rocío el amanecer, como el sol al día, como la luna la noche para darle luz, así inundas tu nuestro existir.

Amiga mía, hoy sé que brillas intensamente como una estrella radiante y luminosa, como el sol brilla de día y como tu sonrisa brilla aun en medio de la noche, nunca dejes de hacerlo porque en cada noche en las estrellas

contemplo tu bella sonrisa y en cada día te contem-plo en el amanecer y en el sol, eso me hace sentir que siempre estas cerca de mí, como el primer día en que te conocí.

Tu amiga que te ama con todo su corazón.

Amiga mía

Fotos: Internet

Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros,como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios. Efesios 5:2

Lo mejor siempre pasa en...

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EDUCACIÓN EN VALORES: PERDÓN, AMOR Y DESPRENDIMIENTO

Hay una vieja narración egipcia que nos cuenta de un monje muy santo que vivía en el desierto, ayunaba a menudo y había abrazado la más abnegada pobreza. Mucha gente de los alrededores lo tenía por santo, y se decía que era el hombre que estaba más cerca de Dios. Así parecía, puesto que este monje se pasaba mucho tiempo en serena contemplación y diálogo con el Señor.

Un día llegó a oídos del monje lo que la gente decía de él, y picado por la curiosidad le preguntó a Dios: Dime, Señor ¿Es cierto lo que la gente dice de mí, que soy el hombre más santo y el que está más cerca de Ti? -¿De veras quieres saberlo? ¿Por qué estás tan interesado? -le preguntó Dios.

El monje le contestó: -No es la vanidad la que me mueve a preguntarte esto, sino el deseo de aprender. Si hay alguien más santo que yo, debo ser su discípulo para saber acercarme más a Ti. Dios entonces le dijo: -Muy bien, baja por el sur del desierto al pueblo más cercano y pregunta por el carnicero del pueblo, él es el más santo. El monje se sorprendió mucho con la res-puesta del Señor, pues en aquella época los carniceros gozaban de muy mala fama, pero obediente hizo lo que el Señor le indicó. Llegó al pueblo y pudo observar a sus anchas al carnicero, y no encontró en él nada ex-traordinario. Al verlo, incluso, llegó a dudar, le pareció de bruscos modales, algo malhumorado y observó con preocupación, que cada chica hermosa que llegaba a la carnicería, era observada de forma “no muy santa” por el carnicero.

Cuando terminó de atender a la gente y se disponía a cerrar el negocio, el carnicero, sorprendido le preguntó qué quería. El monje le contó lo que le había llevado a verlo y el carnicero quedó más sorprendido todavía. -Mire Padre, yo no dudo de su palabra pero me sor-prende mucho que Dios le haya dicho eso, yo soy un gran pecador, aunque voy a la Iglesia los domingos. Pero en fin, mi casa es su casa.

Y le invitó a pasar y a comer con él, en tanto él entraba a una habitación en donde un anciano acostado en un lecho recibió todo el cuidado del carnicero, que le dio de comer en la boca y lo arropó con cariño para que durmiera. -Perdone mi indiscreción -le dijo el monje al carnice-ro- ¿Es su padre? -No lo es -le respondió-, en realidad es una larga historia. -¿Podría contármela? -le dijo el monje.

A usted se la contaré pues sé que los monjes saben guardar secretos. Este hombre fue quien mató a mi pa-dre. Cuando vino al pueblo, mi primer impulso fue ma-tarlo para vengarme pero estaba viejo y enfermo y sentí pena por él. Luego recordé a mi padre, que siempre me enseñó a perdonar y en su nombre decidí tratarlo con amor, como hubiera tratado a mi padre, si aún viviera.

No está más cerca de Dios el que cumple prácticas de piedad o dedica mucho tiempo a realizar actos religio-sos, sino aquel que ama y perdona aún al que lo odia.

PORQUE QUIEN OBRA ASI, HACE LO MISMO QUE DIOS...

Hubo una vez un pordiosero que estaba tendido a lo lar-go de la calle. Vio a lo lejos venir al rey con su corona y capa. -Le voy a pedir, pues seguro que me dará bastante -pensó el mendigo.

Cuando el rey pasó cerca le dijo: -Su Majestad, ¿Me podría por favor, rega-lar una moneda? -aunque en su interior pensaba que el rey le iba a dar mucho.

El rey le miró y le dijo: -¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey? El mendigo no sabía qué res-ponder a la pregunta y dijo: -Pero Majestad, yo no tengo nada. El rey respondió: -Algo debes de tener... busca. Entre asombrado y enojado, el mendigo buscó entre sus cosas y supo que tenía una naranja, un bollo de pan y unos granos de arroz. Pensó que el pan y la naranja eran mucho para darle, así que en medio de su enfado cogió 5 granos de arroz y se los dio al rey.

Complacido, el rey dijo: -¿Ves como sí tenías? Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz. El mendigo dijo entonces: -Su Ma-

jestad... creo que acá tengo otras cosas... Pero el rey no hizo caso y dijo: -Solamente de lo que me has dado de corazón te

puedo yo dar.Es fácil en esta historia reconocer cómo

el rey representa a Dios y el mendigo nos representa a nosotros. Notemos que el mendigo aún en su pobreza es egoísta y no se desprende de lo que tiene aun cuando su rey se lo pide. A veces, Dios nos pide que le demos algo para así demostrarle que Él es el más importante; muchas veces nos pide ser humildes, otras ser sinceros o no ser mentirosos.

Nos negamos a darle a Dios lo que nos pide, pues creemos que no recibiremos nada a cambio, sin pensar en que Dios devuelve el ciento por uno.

No sé, qué te pide Dios en este momen-to: ¿Confianza?, ¿Sencillez?, ¿Humildad?, ¿Abandono en su voluntad?.. No lo sé, so-lamente sé que por lo que le des te devol-verá mucho más. Y acuérdate de no darle solamente unos pocos granos. Dale todo

lo que tengas, pues, sinceramente, vale la pena.

EDUCACIÓN EN VALORES: VIOLENCIA INTERNA, TRABAJO Y SACRIFICIOEs imprescindible un poco de lucha. Las tormentas con sus

truenos, relámpagos y tristezas, nos enriquecen tanto como la felicidad y la alegría.

Oí una parábola antigua. Y debe ser muy an-tigua porque en aquellos días Dios acostum-braba a vivir en la tierra.

Un día un viejo campesino fue a verle y le dijo: -Mira, tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no cono-ces ni siquiera el ABC de la agricultura. Tienes algo que aprender.

Dios dijo: -¿Cuál es tu consejo? El granjero dijo: -Dame un año y deja que las cosas se hagan como yo quiero y veamos qué pasa. La pobreza no existirá más.

Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente pidió lo mejor y sólo lo mejor: ni tormentas,

ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo confortable, cómodo y él era muy feliz. El trigo crecía

altísimo.

Cuando quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera falta. Este año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.

El trigo crecía tan alto... que el granjero fue a ver a Dios y le dijo: -¡Mira! esta vez tendremos tanto grano que si la gente no

trabaja en diez años, aún así tendremos comida suficiente.

Pero cuando se recogieron los granos estaban vacíos, el granjero se sorprendió y le preguntó a Dios: -¿Qué pasó, qué error hubo? Dios dijo: - Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente.

Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los true-nos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro del trigo.

La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad.

A esto se le llama entendimiento. Entendiendo este secreto descubrirás cuan grande es la belleza de la vida, cuánta riqueza llueve sobre ti en todo momento, dejando de sentirte misera-ble porque las cosas no van de acuerdo con tus deseos.

EDUCACIÓN EN VALORES: HUMILDAD, POBREZA Y ESCA-TOLOGÍA

Un señor viaja desde un pueblo muy lejano para consultar a un rabino muy famoso. Llega a la casa y advierte, sor-prendido, que los únicos muebles de que dispone el rabino consisten en un

colchón tirado en el piso, dos banquitas, una silla miserable y una vela, y que el resto de la habitación está absolutamen-te vacía. La consulta se produce.

El rabino le contesta con verdadera sabiduría. Antes de irse, intrigado por la escasez del mobiliario, el hombre le pregunta:

-¿Le puedo hacer una consulta más? -Sí, por supuesto.

-¿Dónde están sus muebles? -¿Dón-de están los suyos? -es la respuesta. -¡Cómo! ¿Dónde están los míos? Yo es-toy de paso -dice el hombre sin terminar de comprender. y el rabino le contesta: -Yo también.

Sépanlo bien: ni el corrompido, ni el impuro, ni el que se apega al dinero,que es servir a un dios falso, tendrán parte en el reino de Cristo y de Dios.

De paso

El hombre más santo del mundo

El mendigo mísero

Desafío

Efesios 5:5

Vol. 5 Jorge Amando Vázquez Rodríguez Estamos de paso Fotos: Internet

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Un pequeño niño reclamó que los zapatos nuevos estaban machucando sus pies. Su tía, mirando para bajo, le dijo: “No es de admirar que esté doliendo. ¡Ellos están cambiados!”

Colocó el zapato derecho en el pie izquierdo y el zapato izquierdo en el pie derecho. Ella lo ayudó a colocar los zapatos correctamente y, desde aquel mo-mento, el niño pasó a brincar alegremente como los demás.

A veces nuestras vidas parecen amargas y secas. No-sotros culpamos a todos que nos cercan por nuestras angustias. Pero, debemos parar un poco y mirar para nuestros pies. Si estuviésemos calzando los zapatos correctamente, estaríamos andando tranquilos y lle-nos de gozo y felicidad.

¡Muchos problemas podríamos evitar si nuestros za-patos no estuviesen cambiados! ¡Muchos dolores de-jaríamos de sentir si nuestros zapatos no estuviesen cambiados! ¡Mucha alegría ya estaríamos gozando si nuestros zapatos no estuviesen cambiados!

Los zapatos cambiados nos llevan para direcciones equivocadas, retiran nuestra paz y no permiten que disfrutemos los verdaderos placeres de la vida. Si no

son usados correctamente, corremos el riesgo de pa-sar los días con mal humor, de no percibir el brillo del sol y la belleza de la creación de Dios. No habrá alegría en el corazón si insistimos en andar con los zapatos calzados incorrectamente.

Si sus zapatos están cambiados, no se adelante a murmurar y culpar a otros. Lo que usted necesita es ponerlos en la posición correcta. Tome la decisión cierta, no dé ni un paso más sin ajustarlos.

Deje a Jesús entrar en su corazón y nunca más sus zapatos serán cambiados. Sus pies no van a doler más y todo su camino será pleno de alegría y felicidad, porque él le ha trazado el camino para que viva en prosperidad, debemos ser prudentes y fijarnos por donde caminamos, pongamos nuestros zapatos en la posición correcta.

Zapatos Volteados

Foto: Internet

En otro tiempo ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Pórtense como hijos de la luz.Efesios 5:8

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EDUCACIÓN EN VALO-RES: DEVOCIÓN

Unos meses antes de su muerte el Obispo Fulton J. Sheen fue entre-vistado por la televisión nacional: “Obispo Sheen, usted inspiró a mi-llones de personas en todo el mun-do. ¿Quién lo inspiro a usted? ¿Fue acaso un Papa?”. El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un Papa, ni un Cardenal, u otro obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja. Fue una niña china de once años de edad.

Explicó que cuando los co-munistas se apoderaron de China, encarcelaron a un sa-cerdote en su propia recto-ría cerca de la Iglesia. El sacerdote observó aterrado desde su ventana cómo los comunistas penetraron en el templo y se dirigieron al san-tuario. Llenos de odio profanaron el tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al piso, esparciendo las hostias consagradas. Eran tiempos de persecución y el sacerdote sabía exactamente cuántas hostias conte-nía el copón: treinta y dos.

Cuando los comunistas se retira-ron, tal vez no se dieron cuenta, o no prestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de la igle-sia, la cual vio todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y, evadien-do la guardia apostada en la rectoría,

entró al templo. Allí hizo una hora santa de oración, un acto de amor para reparar el acto de odio. Después de su hora santa, entró en el santua-rio, se arrodilló, e inclinándose hacia delante, con su lengua recibió a Jesús en la Sagrada Comunión. (En aquel tiempo no se permitía a los laicos

tocar la Eucaristía con sus manos). La pequeña continuó regresando cada noche, haciendo su hora santa y recibiendo a Jesús Eucarístico en su lengua. En la trigésima segunda no-che, después de haber consumido la última hostia, accidentalmente hizo un ruido que despertó al guardia. Éste corrió detrás de ella, la agarró, y la golpeó hasta matarla con la cu-lata de su rifle. Este acto de martirio heroico fue presenciado por el sacer-dote mientras, sumamente abatido, miraba desde la ventana de su cuarto convertido en celda.

Cuando el Obispo Sheen escuchó el relato, se inspiró a tal grado que prometió a Dios que haría una hora

santa de oración frente a Jesús Sacra-mentado todos los días por el resto de su vida. Si aquella pequeña pudo dar testimonio con su vida de la real y hermosa Presencia de su Salvador en el Santísimo Sacramento, enton-ces el obispo se veía obligado a lo mismo. Su único deseo desde enton-

ces sería, atraer el mundo al Corazón ardiente de Jesús en el Santísimo Sacramento.

La pequeña le enseñó al Obispo el verdadero valor y celo que se debe tener por la Eucaristía; como la fe puede sobreponerse a todo miedo y como el verdadero amor a Je-sús en la Eucaristía debe tras-cender a la vida misma.

Lo que se esconde en la Hostia Sa-grada es la gloria de Su amor. Todo lo creado es un reflejo de la realidad suprema que es Jesucristo. El sol en el cielo es tan sólo un símbolo del hijo de Dios en el Santísimo Sacra-mento. Por eso es que muchas cus-todias imitan los rayos de sol. Como el sol es la fuente natural de toda energía, el Santísimo Sacramento es la fuente sobrenatural de toda gracia y amor.

Extracto de un artículo “Let the Sun Shine” por el Rev. Martín Lucía

PROGRAMACION NEURO-LINGÜISTICA:

Amo a la sagrada Eucaristía, que es la fuente de todo amor.

EDUCACIÓN EN VALO-RES: AMOR, PERDÓN Y RELI-GIÓN

En un día caluroso de verano un niño decidió ir a nadar en la lagu-na detrás de su casa. Salió corrien-do por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. No se daba cuenta de que un cocodrilo se le acercaba. Su mamá desde la casa mi-raba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía.

Enseguida corrió hacia su hijo gri-tándole lo más fuerte que podía.

Oyéndole, el niño se alarmó y viró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos justo cuando el caimán le agarraba

sus piernitas. La mujer jalaba de-terminada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuer-te, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no le aban-donaba. Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus pier-nas sufrieron bastante, aún pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las ci-catrices de sus pies. El niño levantó la colcha y se las mostró. Pero en-tonces, con gran orgullo se reman-gó las mangas, y señalando hacia las cicatrices en sus brazos le dijo: -Pero las que usted debe ver son és-

tas. Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza. -Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida.

Nosotros también tenemos las cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros pecados, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos en las garras del mal.

EDUCACIÓN EN VALORES: FE Un papá y su pequeño hijo caminaban por una ca-

lle de una gran ciudad y llegaron a una plaza donde estaban construyendo un edificio de muchos pisos (rascacielos de 90 pisos). Mirando hacia arriba vie-ron a algunos hombres trabajando en la última plan-ta del edificio.

-Papá, -preguntó el niño- ¿Qué están haciendo aquellos niños pequeños allá arriba? -No son niños, hijo, son hombres bien crecidos, -contestó el padre. -Pero, ¿Por qué parecen tan pequeños? -Porque están muy alto, -respondió el papá (imagínese que están en el piso 75).

Después de una pausa el niño volvió a preguntar: Entonces, papá cuando lleguen al cielo, ¿Quedará algo de ellos?

Es muy cierto. Cuanto más cerca estamos de Cris-to MENOS NOS VEN los demás a nosotros y más VEN A CRISTO (al menos así debería ser).

Ya lo decían Juan Bautista: “Él ha de ir AUMEN-TANDO en importancia y yo DISMINUYEN-DO”. San Juan 3,30

PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA: Permito que Cristo crezca en mí, y que yo dismi-

nuya.

Un hombre inteligente nota que ciertos mo-mentos se repiten. Con frecuencia se encuentra ante los mismos problemas, y enfrenta situaciones que ya había enfrentado con anterioridad. Entonces se siente deprimido. Comienza a creer que es incapaz de progresar en la vida, ya que las mismas cosas que vivió en el pasado le están volviendo a acontecer.

-Ya pasé por esto, -le reclama a su corazón. -Es ver-dad, ya pasaste, -le responde el corazón pero nunca lo superaste.

El hombre, entonces, pasa a tener conciencia que las experiencias repetidas tienen una finalidad: en-señarle lo que todavía no aprendió. Y pasa a buscar una solución diferente para cada lucha que se repite, hasta que logra la victoria.

Gracias a Hazel Gómez por enviar este mensaje

Hagámos que el sol brille¿A quien ven?

Aprender de las expericencias

Con bondad, con justicia y según la verdad, pues ésos son los frutos de la luz. Efesios 5:9

1.- Jorge Amando Vásquez Rodríguez Fortalece tu mundo interior Vol 11 2.- Vol. 5 Jorge Amando Vázquez Rodríguez Estamos de paso 3.- Vol. 11 Fortalece tu mundo interior Jorge Amando Vázquez Rodríguez 4.- Vol. 3 Jorge Amando Vázquez Rodríguez Abrir los ojos hacia adentro Fotos: Internet

Cicatrices de amor 2

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En cierta ocasión en un vuelo re-gular, una señora se sentó en el avión al lado de un hombre negro y le pidió a la azafata que la cambiara, porque ella no podía sentarse con una persona de ese color y tan desagradable.

A lo que la azafata le contestó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase a ver si acaso podía encontrar algún lugar.

Todos los pasajeros observaban la es-cena medio disgustados y la señora se sentía la más feliz porque le iban a qui-tar a ese ser tan repugnante de su lado. Minutos más tarde llegó la azafata y le dijo a la señora:

-Disculpe, efectivamente todo el vue-lo está lleno, pero encontré un lugar

vacío en primera clase, pero para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán, él dijo que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan indeseable.

La señora con cara de triunfo intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se voltea y le dice al hom-bre negro: -¿Sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?

Y todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata. Las personas olvidan lo que les dices. Las personas olvidan lo que les hiciste. Pero nunca olvidan cómo los hiciste sentir.

Dios nos hizo iguales... las diferencias las hacemos nosotros mismos.

¿Sientes que te desprecian? Has venido a visitarme como pa-

dre y como amigo, jesús, no me dejes solo. ¡Quédate, señor, conmigo!

Por el mundo envuelto en sombras soy errante peregrino, dame tu luz y tu gracia ¡quédate, señor, conmigo!

En este precioso instante abrazado estoy contigo, que esta unión nunca falte ¡quédate, señor, conmigo!

Acompañame en la vida tu presen-cia necesito, sin ti desfallezco y caigo. ¡Quédate, señor, conmigo!

Declinando esta la tarde voy co-rriendo como un rió al hondo mar de la muerte. ¡Quédate, señor, con-migo!

En la pena y en el gozo sé mi aliento mientras vivo hasta que muera en tus brazos. ¡Quédate, señor, conmigo!

¡Quédate, Señor, conmigo!

1.- Vol. 3 Jorge Amando Vázquez Rodríguez Abrir los ojos hacia adentro Foto: Internet

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Busquen lo que agrada al Señor. No tomen parte en las obras de las tinieblas,donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas. Efesios 5:10-11

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DOMINGO 20Evangelio Mateo 25:31-46El juicio final

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en el trono de gloria, que es suyo. Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los chivos.

Colocará a las ovejas a su derecha y a los chivos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mun-do. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa.

Anduve sin ropas y me vistieron. Estu-ve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.»

Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te di-mos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí.»

Dirá después a los que estén a la iz-quierda: «¡Malditos, aléjense de mí y vayan al fuego eterno, que ha sido pre-parado para el diablo y para sus ánge-les! Porque tuve hambre y ustedes no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber; era forastero y no me

recibieron en su casa; estaba sin ropa y no me vistieron; estuve enfermo y encar-celado y no me visitaron.»

Estos preguntarán también: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sedien-to, desnudo o forastero, enfermo o en-carcelado, y no te ayudamos?»

El Rey les responderá: «En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con alguno de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mí.»

Y éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna.

DOMINGO 27

I domingo de advientoMateo 13:33-37

Jesús les contó otra parábola: «Aquí tienen otra figura del Reino de los Cie-los: la levadura que toma una mujer y la introduce en tres medidas de harina. Al final, toda la masa fermenta.» Todo esto lo contó Jesús al pueblo en parábo-las. No les decía nada sin usar parábolas, de manera que se cumplía lo dicho por el Profeta: Hablaré en parábolas, daré a conocer cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo. Después Jesús despidió a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de las malas hierbas sembradas en el campo.»

Jesús les dijo: «El que siembra la semi-lla buena es el Hijo del Hombre.

DOMINGO 4 DE DICIEMBREII domingo de advientoEvangelio Marcos 1:1-8

Este es el comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (Hijo de Dios). En el libro del profeta Isaías estaba escrito: «Mira, te voy a enviar a mi mensajero delante

de ti para que te prepare el camino. 3

Escuchen ese grito en el desierto: Prepa-ren el camino del Señor, enderecen sus senderos.» Es así como Juan el Bautis-ta empezó a bautizar en el desierto. Allí predicaba bautismo y conversión, para alcanzar el perdón de los pecados. Toda la provincia de Judea y el pueblo de Je-rusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán. Además de la piel que le ceñía la cintura, Juan no llevaba más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre. Juan proclamaba este mensaje: «Detrás de mí viene uno con más poder que yo. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias, aunque fuera arrodillán-dome ante él.» Yo los he bautizado con

agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo.»

DOMINGO 11 DE DICIEM-BRE

III domingo de advientoEvangelio de Juan 1:6-8. 19-28

Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino para dar testi-monio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por él. Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz.

PRIMERA PARTE: JESÚS SE DA A CONOCER POR SUS SEÑALES

Juan Bautista presenta a Jesús, el «Cor-dero de Dios» Este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacer-dotes y levitas desde Jerusalén para pre-guntarle: «¿Quién eres tú?» Juan lo de-claró y no ocultó la verdad; y declaró: «Yo no soy el Mesías.» Le preguntaron: «¿Quién eres, entonces? ¿Elías?» Con-testó: «No lo soy.» Le dijeron: «¿Eres el Profeta?» Contestó: «No.» Entonces le dijeron: «¿Quién eres, entonces? Pues tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?» Juan contestó: «Yo soy, como dijo el profeta Isaías, la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del Se-ñor.» Los enviados eran del grupo de los fariseos, y le hicieron otra pregunta: «¿Por qué bautizas entonces, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Les con-testó Juan: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no conocen, y aunque viene de-trás de mí, yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia.» Esto sucedió en Betabará, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba.

1. Agenda Litúrgica 2011 Fotos: Internet

Pero al ser denunciado por la luz se vuelve claro, y lo que se ha aclarado llegará incluso a ser luz. Efesios 5:13

Litúrgias

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Cuando el amor alcanza en nosotros su perfección, miramos con confianzaal día del juicio, porque ya somos en este mundo como es El. 1 juan 4:17

www.motivaciones.org Fotos: Internet

Soñé que tenia una entrevista con Dios…

¿Te gustaría entrevistarme?” me preguntó Dios. “Si tienes tiempo” le dije.

Dios sonrió. “Mi tiempo es eterno” ¿qué quieres preguntarme? “¿Qué opinas de mi?... pregunté.

Y Dios respondió: “Tienes prisa porque tus niños

crezcan y tan pronto crecen quieres que sean niños de nuevo”.

“Pierdes tu salud para hacer dinero y luego usas tu dinero para recobrar la salud”.

“Estás tan ansioso por el futuro que olvidas el presente”.

“Vives la vida sin presente como si nunca fueses a morir y mueres como

si nunca hubieses vivido... “. Las manos de Dios tomaron las

mías y estuvo en silencio por un rato y entonces le pregunté...

“Padre, dime ¿qué lecciones deseas que yo aprenda?”

Dios respondió con una sonrisa: “Que aprendas que no puedes ha-

cer que todos te amen y lo que pue-des hacer es amar a los demás”.

“Que aprendas que lo más valioso no es lo que tengas en la vida sino que tienes vida”.

“Que aprendas que no es bueno compararte con los demás.

“Que aprendas que una persona rica no es la que tiene más sino la que necesita menos.

“Que aprendas que únicamente

toma unos segundos herir profun-damente a una persona que amas y que puede tomar muchos años cica-trizar la herida”.

“Que perdonar se aprende perdo-nando.... “.

“Que aprendas que hay personas que te aman sinceramente y que muchas veces no saben como expre-sarlo...“.

“Que aprendas que dos personas pueden mirar la misma cosa y las dos percibir algo diferente”.

“Que perdonar a los otros no es fá-cil y que perdonarse a si mismo es el primer paso”.

“Y que aprendas que Yo siempre estoy aquí para ti. SIEMPRE”.

Para leer en familia

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Examinen, pues, con mucho esmero su conducta. No anden como tontos, sino como hombres sensatos. Efesios 5:15

2

Te escribo desde mi cruz a tu soledad, a ti, que tantas veces me miraste sin verme y me oíste sin escu-charme.

A ti, que tantas veces prometiste seguirme de cerca y sin saber porqué te distanciaste de las huellas que dejé en el mundo para que no te perdieras.

A ti, que no siempre crees que estoy contigo, que me buscas sin hallarme y a veces pierdes la fe en encon-trarme, a ti, que a veces piensas que soy un re-cuerdo y no comprendes que estoy vivo.

Yo soy el principio y el fin, soy el camino para no desviarte, la verdad para que no te equivo-ques y la vida para no morir.

Mi tema preferido es el amor, que fue mi razón para vivir y para morir.

Yo fui libre hasta el fin, tuve un ideal claro y lo defendí con mi sangre para salvarte.

Fui maestro y servidor, soy sensible a la amistad y hace tiempo que espero que me regales la tuya.

Nadie como yo conoce tu alma, tus pensamientos, tu proceder, y sé muy bien lo que vales.

Sé, que quizás tu vida, te parezca pobre a los ojos del mundo, pero yo sé que tienes mucho para dar, y estoy seguro que dentro de tu corazón hay un tesoro escondi-do; conócete a ti mismo y me harás un lugar a mí.

Si supieras cuánto hace que golpeo las puertas de tu

corazón y no recibo respuesta. A veces también me duele que me ignores y me con-

denes como Pila tos, otras que me niegues como Pedro y que otras tantas me traiciones como Judas.

Y hoy, te pido paciencia para tus padres, amor para tu pareja, responsabilidad para con tus hijos, tolerancia para los ancianos, comprensión para todos tus herma-nos, compasión para el que sufre, servicio para todos.

Quisiera no volver a verte egoísta, orgulloso, rebelde, disconforme, pesimista.

Desearía que tu vida fuera alegre, siempre jo-ven y cristiana.

Cada vez que aflojas, búscame y me encontra-rás; cada vez que te sien-tas cansado, háblame, cuéntame.

Cada vez que creas que no sirves para nada no te deprimas, no te creas poca cosa, no olvides que yo necesité de un asno para entrar en Jerusalén

y necesito de tu pequeñez para entrar en el alma de tu prójimo.

Cada vez que te sientas solo en el camino, no olvides que estoy contigo.

No te canses de pedirme que yo no me cansaré de dar-te, no te canses de seguirme que yo no me cansaré de acompañarte, nunca te dejaré solo.

Aquí a tu lado me tienes, estoy para ayudarte. Te quiero mucho, tu amigo: Jesús

El gran maestro y el guardián se dividían la administración de un monasterio Zen.

Cierto día, el guardián murió y fue preciso substituirlo. El gran maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.

-Voy a presentarles un problema -dice el gran maestro- y aquel que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.

Terminado su corto discurso, co-locó un banquito en el centro de la sala.

Encima estaba un florero de porce-lana carísimo con una rosa roja que lo decoraba.

-Este es el problema -dice el gran maestro.

Los discípulos contemplaban per-

plejos, por lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma? Después de algunos minutos, uno de los discípulos se levantó, le miró al maestro y a los alumnos, después, caminó resueltamente hasta el flore-ro y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

-Usted es el nuevo guardián -dijo el gran maestro. Al volver a su lugar el alumno, el gran maestro explicó: Yo fui bien claro, dije que ustedes estaban delante de un problema.

No importa cuán bello y fascinan-te sea un problema, tiene que ser eliminado.

“Un problema es un problema”; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no

tiene sentido, un camino que pre-cisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort...

Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas “en orden”.

Contactó al ministro y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo cuáles himnos quería que se cantaran en su funeral, qué textos leer y con qué traje deseaba ser enterrada. La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el ministro se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algo muy importante para ella. -Hay algo más, -dijo ella exaltada.

-¿Qué es? -respondió el ministro. -Esto es muy importante -continuó la mujer- quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.

El ministro se quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir.

-Eso lo sorprende, ¿o no? -preguntó la mujer. -Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud -dijo el ministro.

La mujer explicó: -En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitable-mente se agachaba y decía, ‘Quédate con tu tenedor’.

Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... ‘como pastel de chocolate o pay de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten: ‘¿Qué onda con el tenedor?’, después quiero que usted les diga: ‘Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir” .

Los ojos del ministro se llenaron de lágrimas de alegría mien-tras abrazaba a la mujer despidiéndose, Él sabía que ésta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte, pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto del Reino de Dios, que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir.

En el funeral la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha.

Una y otra vez el ministro escuchó la pregunta: ¿Qué onda con el tenedor? y una y otra vez él sonrió. Durante su mensaje el ministro les platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de que muriera. Tam-bién les habló acerca del tenedor y qué era lo que simbolizaba para ella.

El ministro les dijo a las personas cómo él, no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tam-poco podrían dejar de pensar en él. Estaba en lo correcto, así que la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir...

Desde mi cruz

El florero de porcelana

El tenedor

1.- Vol. 3 Jorge Amando Vázquez Rodríguez Abrir los ojos hacia adentro 2.- Foto: Internet

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Todos tenemos la oportunidad de fabricar nues-tro día, eligiendo lo mejor para construir nuestra felicidad, con el esfuerzo sincero, con el trabajo y sobre todo con el corazón.

AL FAMOSO EINSTEIN le preguntaron cuál era su fórmula para producir excelentes rendimientos en sus trabajos, explico así: Mi formula es, trabajar mucho, ca-llarme la boca y descansar a tiempo.

Debe servirnos esta enseñanza para conseguir el triun-fo: es necesario trabajar para ganar nuestro propio pan y dignificarnos, desgastar nuestras fuerzas construyendo positivamente. Ser prudentes en lo que decimos para no dejarnos arrastrar por la crítica malsana que va pu-driendo el alma: ser positivos y optimistas en nuestras conversaciones y diálogos y algo sumamente importan-te saber descansar en medio del ajetreo de la vida actual, de las prisas y que tanto negocio que hay que hacer.

Es necesario dedicar tiempo a tu descanso físico y es-

piritual: un paseo, unas vacaciones, ir al cine , salir a comer, compartir momentos con las personas que ama-mos pero también acercarte a Dios a hablar con Él, lle-narte de paz. Muchas personas dicen: ¡Es que no tengo tiempo!. Si usted es una persona tan terriblemente ocu-pada que no tiene ni siquiera una pausa de 15 minutos para descansar durante el día, si es joven le recomen-damos ir consiguiendo unas medicinas para la futura úlcera, para la jaqueca que le van a llegar.

Pero si ya cumplió los cincuenta compre todos los se-guros de vida que pueda conseguir porque los entierros cuestan muy caros y llegan muy inesperadamente, para los que no tienen tiempo para darse un descanso y a sus familiares les conviene que usted les deje alguna heren-cia para cobrar, tan pronto como su cansancio lo mande a la eternidad.

En Dios encuentras descanso, sosiego, calma, paz, él es tu bendición. Date tiempo para orar, dedica unos minutos a Dios, visítalo en el sagrario, Él a dicho “ven-gan a mi todos los que están cansados y agobiados por la carga y yo los aliviare”. No te abrumes con tus problemas y preocupaciones, no busques salidas falsas y fáciles, ten confianza y llénate de fortaleza, sigue lu-chando. Hoy dedícate a vivir a ser feliz, no te fijes en lo que falta, vive con lo que tienes y lucha por ser mejor. Confía en tu Padre Dios: él te cuida y está pendiente de ti hasta de los mínimos detalles.

No tengas miedo aunque la tempestad te arrastre y los vientos sean contrarios. No tengas miedo, Jesús está vivo y te sostiene. Aléjate de los vicios y no te dejes arrastrar por los deseos de la carne. Tomate de Dios, sigue sus inspiraciones, vive en paz.

Date cuenta de la necesidad del descanso para tu persona, la vida no consiste tanto en hacer, en ir, si hay que trabajar, pero también date tiempo para ti, no vivas estresado; recuerda que no lo puedes todo, no lo tienes todo, ni lo sabes todo, que eres imper-fecto, que necesitas de Dios.

Vivir cada momento

Foto: Internet

Aprovechen el momento presente, porque estos tiempos son malos. Por tanto, no sean irresponsables,sino traten de comprender cuál es la voluntad del Señor. Efesios 5:16-17

Por: Mons. Manuel Silva Rodríguez

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Intercambien salmos, himnos y cánticos espirituales.Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones.

1.- Vol. 3 Jorge Amando Vázquez Rodríguez Abrir los ojos hacia adentro Foto: Internet

Efesios 5:19

“Todo lo puedo en el Señor que es mi fortaleza (Fil. 4:13). El SEÑOR no mira las cosas que el hombre mira. El hombre mira lo exterior, pero el SEÑOR mira su corazón. (1 SamueI16;7b)”.

Un frío viento de marzo danzaba al final de una noche en Dallas, cuando el médico entró a la pequeña habi-tación de hospital donde se encontraba Diana Blessing. Aún aturdido por la cirugía, su esposo David sostenía su mano mientras se daban ánimo para las últimas no-ticias. Esa tarde del 10 de marzo de 1991, una serie de complicaciones obligó a Diana, con tan sólo 24 sema-nas de embarazo, a someterse a una cesárea de emer-gencia para dar a luz a la nueva hija de la pareja, Dánae Lu Blessing. Con 12 pulgadas y pesando sólo una libra y nueve onzas, ellos ya sabían que era una niña pre-cariamente prematura. Aun así, las suaves palabras del médico cayeron como bombas.

-No creo que lo logre -dijo, tan amablemente como pudo- solamente hay un 10% de posibilidades de que sobreviva la noche y aún, cuando si por alguna escasa posibilidad lo logra, el futuro para ella podría ser muy cruel.

Pasmados e incrédulos, David y Diana escucha-ban a medida que el doctor describía los problemas devastadores a los que Dánae se enfrentaría si logra-ba sobrevivir. Ella nunca podría caminar, nunca po-dría hablar, probablemente sería ciega y estaría cier-tamente propensa a otras condiciones catastróficas como parálisis cerebral, retardo mental y así y así: .. -¡No! ¡No! -era todo lo que Diana podía decir. Ella y David, junto con su hijo de 5 años, Dustin, habían so-ñado desde hace mucho con el día en que vendría una hija para que fueran una familia de cuatro. Ahora, en cuestión de horas, ese sueño se desvanecía. Durante las obscuras horas de la mañana, mientras la vida de Dánae pendía del más delgado hilo, Diana despertó sobresalta-da de su sueño, con una creciente determinación de que su pequeñísima hija viviría y viviría para convertirse en una niña saludable y feliz. Pero David, completamente consciente y escuchando los horrendos detalles sobre las posibilidades de que su hija dejara con vida el hospital mucho menos saludable, supo que debía confrontar a su esposa para lo inevitable. David entró y dijo que necesi-

taba que hablaran sobre realizar los arreglos del funeral. Diana recuerda: me sentí tan mal por él porque esta-ba haciendo todo lo posible para tratar de incluirme en lo que estaba ocurriendo, pero yo no escucha-ba, no podía escuchar. Y dije ¡No, eso no va a suce-der, de ninguna manera! ¡No me interesa lo que digan los doctores, Dánae no va a morir! ¡Un día simple-mente ella estará bien y vendrá a casa con nosotros! Como si la determinación de Diana le diera deseos de vivir, Dánae se pegó a la vida, hora tras hora, con la ayuda de cada máquina y logrando que su cuerpe-cito en miniatura pudiera resistir. Pero a medida que esos primeros días pasaban, una nueva agonía llegó

para David y Diana. En vista de que el subdesarrolla-do sistema nervioso de Dánae se encontraba esencial-mente “en crudo”, el más ligero beso o caricia única-mente intensificarían su incomodidad, de manera que ni siquiera podían arrullar a su pequeña bebita contra sus pechos para ofrecerle la fuerza de su amor. Todo lo que podían hacer, mientras Dánae lucha-ba sola bajo la luz ultra violeta en su confusión de tubos y cables, era orar para que Dios se mantuvie-ra cerca de su preciosa niñita. Nunca hubo un mo-mento en que Dánae se fortaleciera. Pero a medida que las semanas pasaban, ella lentamente iba ganan-do una onza de peso aquí y una onza de fuerza allá. Finalmente, cuando Dánae cumplió los dos meses de edad, sus padres lograron estrecharla en sus brazos por

primera vez. Y dos meses más tarde, aun cuando los doctores continuaban con gentileza pero implacable-mente advirtiéndoles que sus oportunidades de sobre-vivir, mucho menos de llevar una vida normal estaban próximas a cero, Dánae salió del hospital y fue a casa, justo como su madre lo predijo.

Hoy, cinco años más tarde, Dánae es una pequeña pero bulliciosa niña, con chispeantes ojos grises y un inextinguible entusiasmo por la vida. Ella no muestra ningún signo de discapacidad mental o físico. Simple-mente, ella es todo lo que una niña puede ser y más, pero este final feliz está lejos de ser el final de esta his-toria.

Una relampagueante tarde, en el verano de 1996, cerca de su hogar en Irving, Texas, Dánae estaba sentada en el regazo de su madre en las gradas de un parque local, donde el equipo de baseball de su hermano Dustin se encontraba practicando. Como Siempre, Dánae estaba parloteando sin parar con su madre y algunos adultos que se encontraban sentados en un lugar cercano, cuan-do súbitamente guardó silencio. Rodeando su pecho con sus brazos, Dánae preguntó: -Mami, ¿Hueles eso? -olfa-teando el aire y detectando la cercanía de una tormen-ta.

Diana contestó: -Si, huele como a lluvia. Dánae cerró sus ojos y nuevamente pregunto:

-¿Hueles eso? Una vez más, su madre contestó: Si, creo que pronto estaremos mojados, huele a lluvia. Aún atrapada en el momento, Dánae sacudió su ca-beza, acarició sus delgados hombros con sus pequeñas manos y en voz alta anunció: -No, huele a ÉL. Huele a Dios como cuando uno recuesta la cabeza en su pecho. Lágrimas arrasaron los ojos de Diana, mientras Dánae felizmente brincó de su regazo para ir a jugar con los otros niños.

Antes de que la lluvia cayera, las palabras de su hija confirmaron lo que Diana y todos los miembros del res-to de la familia Blessing siempre supieron, por lo me-nos dentro de sus corazones: durante esos largos días y noches de sus primeros dos meses de vida, cuando sus nervios eran demasiado sensibles para que ellos pudie-ran tocarla, Dios sostenía a Dánae en su pecho y era su amoroso aroma lo que ella recordaba tan bien.

El olor de la lluvia 1

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Den gracias a Dios Padre en nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, siempre y por todas las cosas.Efesios 5:20

Fotos: Internet

Le pedí fuerzas a Dios para llegar más lejos, y me hizo débil para que aprendiera la humilde obe-diencia.

Le pedí salud para hacer cosas grandiosas, y me hizo frágil para que hiciera cosas mejores.

Le pedí riquezas para ser feliz, y me dio la pobreza para que fuera sabio.

Le pedí poder para ser admirado por los hombres, y me dio debilidad para que sintiera la necesidad de Dios.

Le pedí todas las cosas para disfrutar la vida, y me dio vida para disfrutar todas las cosas.

No tuve nada de lo que pedí, pero todo lo que esperaba, casi a pesar de mí mismo, mis silenciosas plegarias fueron escuchadas.

Soy el más rico en bendiciones entre todos los hombres.

Gracias, Dios, por Tu espí-ritu amoroso en mí que pros-pera y bendice mi vida.

Dios, Tú eres mi fuente de vida abundante. Pongo mi confianza en Ti, sabiendo que Tú me guiarás y multiplicarás mis bendiciones.

Gracias, Dios, por Tu sabi-duría que me llena de ideas prósperas y Tu presencia toda proveedora que asegura provi-sión abundante para cada ne-

cesidad. Mi vida se enriquece en todo sentido.

Tú eres mi fuente, querido Dios, y en Tu presencia se sa-tisface toda necesidad.

Gracias por Tu bondad que me bendice y bendice a aque-llos que amo.

Dios, Tu amor llena mi co-razón y atrae hacia mí todo lo bueno. Gracias a Tu sustancia ilimitada vivo una vida abun-dante.

Oración silenciosa

Oración de la prosperidad

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Expresen su respeto a Cristo siendo sumisos los unos a los otros. Sométanse así las esposas a sus maridos, como al Señor.Efesios 5:21-22

1 y 2. - JORGE-AMANDO VÁZQUEZ Rodríguez DE CARA A LA LUZ Volumen 15 3.- Vol. 1 Jorge Amando Vázquez Rodríguez De la metáfora a la metamorfosis 12 Fotos Internet

EDUCACIÓN EN VALORES: TRABAJO, OP-TIMISMO Y SERVICIO

Todo lo que sé sobre el arte de las ventas me lo enseño Walt, mi padre, una tarde en su mueblería de New Era, Michigan. Yo tenía ape-nas doce años.

Estaba barriendo el piso cuando una mu-jer madura entró en la tienda. Le pregunté a papá si podía atenderla. -Seguro -me contestó.

-¿Puedo ayudarla? -Sí, jovencito. Com-

pré un sofá en esta tien-da y se le desprendió una pata. Quiero saber cuándo podrán ir a arreglarlo.

-¿Cuándo lo compró, señora?

-Hace aproximada-mente unos diez años.

Le dije a mi padre que la mujer pensaba que le íbamos a arreglar gratis su viejo sofá. Él me contestó que fuera a decirle que estaríamos en su casa por la tarde.

Después de atornillarle una nueva pata al sofá, nos despedimos y, en el camino a casa, papá me preguntó:

-¿Qué es 1o que te preocupa, hijo? -Sabes bien que quiero ir a la universidad.

Si nos dedicamos a arreglar sofás viejos sin cobrar, ¡nos iremos a la quiebra!

-De todos modos tenías que aprender a reparar esa

pata. Además, no te diste cuenta de 1o más importante. No te fijaste en la etiqueta de la tienda cuando voltea-mos el sofá. Lo compró en Sears.

-¿Quieres decir que hicimos el trabajo sin ganar nada y que, además, la señora ni si-quiera es nuestra clienta?

Papá me miró fijamente y me dijo: -Será nuestra clienta a par-tir de hoy.

Dos días después, la señora regresó a nuestra tienda y com-pró varios miles de dólares en muebles nuevos. Cuando se los entregamos, colocó un frasco de un galón lleno de cambio, de billetes de uno, cinco, diez, veinte, cincuenta y cien dólares, encima de la mesa de la cocina.

-Tomen 1o que necesiten -dijo antes de abandonar la ha-bitación.

Me he dedicado a las ventas durante treinta años a partir de ese día. He tenido el promedio de ventas más alto en todas las organizaciones que he repre-

sentado, porque tengo la costumbre de tratar a cada uno de los clientes con respeto.

Michael T. Burcon REFLEJOS DE LUZ: • El trabajo es fuente inagotable de servicio y apren-

dizaje • Busco a quién ayudar, la recompensa vendrá después,

o tal vez nunca llegue en esta tierra, pero la vida no se queda con nada, todo te lo regresa y ¡multiplicado!

EDUCACIÓN EN VALORES:COMUNICACIÓN Juan llegaba cada día temprano puntual a la hora del

almuerzo y se sentaba en la misma mesa del pequeño y concurrido restaurante del barrio.

Cuidadosamente extendía su periódico sobre la mesa y or-denaba una porción de papas saladas que era el plato más económico de la carta.

Así pasaba horas leyendo el periódico y comiendo lenta, muy lentamente sus papas.

Sin importarle para nada el tráfico del restaurante, que hu-biera clientes esperando mesa o que el dueño corriera como loco tratando de acomodar al máximo de personas.

Un día el dueño del restaurante cansado de esto deci-

dió ponerle mucho, mucho picante a la salsa de la mesa de Juan, que sabía, sin falta, su incomodo cliente como siempre se la comería hasta limpiar el plato.

Pero esta vez le picaría tanto que quedaría sin deseos de regresar al restaurante.

Fue así que Juan llegó ese día, como siempre se sentó en la mesa, extendió el periódi-co, pidió sus papas, se comió la salsa hasta limpiar el plato, pasó varias horas y al salir se detuvo un momento sonriente ante el dueño y le dijo:

-Lo felicito, siquiera mejora-ron la salsa porque yo ya iba a dejar de venir a este restauran-te.

No trates de adivinar lo que el otro piensa, pregunta, pregunta y expresa con claridad pero sin agresividad lo que te maltrata o te incomoda.

Siempre con una sonrisa

¿Adivinar lo que están pensando?

Había una vez un ambicioso muchacho que siempre so-ñaba con que algún día llegaría a ser general del ejército. Era inteligente y las cualidades que poseía eran más que suficien-tes para alcanzar cualquier cosa que se propusiese. Él temía a Dios, le agradecía por su capacidad y oraba intensamente para que le fuera concedida la gracia necesaria para alcanzar su sueño. Desafortunadamente cuando llegó el día de que se enrolara en el ejército fue rechazado debido a que tenía pie plano. Después de varios intentos renunció a la idea de algún día convertirse en general, y culpaba a Dios por no escuchar su oración. Se sentía solo, emocionalmente golpeado y sobre-todo, ira, como nunca antes había experimentado. Ira que empezó a proyectar en contra de Dios. Sabía que había un Dios, pero ya no creía en Dios como un amigo, sino como un tirano. Ya no rezaba ni asistía a la Iglesia. Cuando la gente hablaba de Dios como el Dios que es todo Amor solía plan-tearles preguntas tan complicadas que dejaban a los creyentes perplejos.

Posteriormente decidió ingresar a la Universidad para ser doctor. Y así sucedió, llegó a ser doctor y algunos años des-pués, un cirujano muy calificado. Fue un pionero en ope-raciones delicadas, en las que el paciente no tenía muchas posibilidades de sobrevivir excepto en las manos de este joven cirujano. Gracias a él, sus pacientes tenían una oportunidad, la de una nueva vida.

A través de los años salvó miles de vidas, de niños y adul-tos. Muchos padres podían vivir felices con sus hijos vueltos a la vida y madres gravemente enfermas podían aún amar a sus familias. Padres devastados debido a que nadie podría mantener a sus familias si ellos no estuviesen, habían sido bendecidos con una nueva oportunidad.

Tiempo después entrenó a otros aspirantes a cirujanos para que apliquen su nueva técnica de operación, y más y más vidas fueron, y hasta hoy, son salvadas.

Un día nuestro muchacho, con algunos años de más, cerró los ojos y vio al Señor. Lleno de odio le preguntó a Dios por-qué sus oraciones nunca fueron escuchadas y el Señor le res-pondió: “Mira a los cielos hijo mío y ve tu sueño cumplido”.

Allí podía verse a sí mismo, un niño orando por llegar a convertirse en un soldado. Se vio ingresando al ejército y convirtiéndose en soldado. Era orgulloso y ambicioso, y con la mira puesta en que algún día dirigiría un regimiento com-pleto. Fue convocado a pelear su primera batalla, pero mien-tras estaba en el campo de batalla una bomba cayó del cielo y estalló junto a él. Luego fue enviado a su familia en una caja de madera. Todas sus ambiciones estaban destrozadas y sus padres lloraron desconsolados. Luego el Señor le dijo: “Mira ahora como mi plan se ha cumplido a pesar de tu desaproba-ción”. Una vez más miró a los cielos. Allí vio su vida día a día y las muchas vidas que había salvado. Vio las sonrisas en las caras de sus pacientes y en las de sus familias y la nueva vida que él les había regalado convirtiéndose en cirujano.

Entre sus pacientes vio a un muchacho que también tenía el sueño de llegar a ser soldado algún día, pero desafortuna-damente estaba enfermo. Vio cómo le salvó la vida operando al muchacho. Hoy el niño ha crecido y se ha convertido en general. Sólo pudo alcanzar su sueño porque el cirujano había salvado su vida. El cirujano pudo darse cuenta que el Señor estuvo siempre con él. Entendió cómo Dios había actuado a través de él para salvar miles de vidas y dar un futuro al pe-queño niño que deseaba convertirse en soldado.

Tener pie plano puede salvar vidas

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Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella.Efesios 5:25

Al comenzar el día de una vida nue-va, dame Señor el valor de darte gracias, por un día mas de vida y no olvidarme, de que eres la luz que me ilumina.

Al prepararme para la jornada; dame Señor la sabiduría de entender, qué, al arreglar mi imagen externa, debo tam-bién preocuparme de mi interior.

Al sentarme a la mesa para alimentar-me, hazme recordar a aquellos que les falta, y hazme ver que el alimento espi-ritual es el más necesario para estar con-tigo.

Al salir de mi hogar hacia mi destino, dame la fortaleza para enfrentar el día, y hazme entender que lo que hago, es para gloria tuya y no mi beneficio.

Pero sobre todo Señor, te pido que me des, tus ojos, tus manos y tu corazón, para ver a mi prójimo como lo vez Tú, y acogerlos como lo haces Tú.

Por ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

Un nuevo día

1.- Vol. 2 Jorge Amando Vázquez Rodríguez Obras son amores y no buenas excusas Fotos: Internet

Una familia se había comprado un auto nuevo, 0 Km. hermoso, se mire por donde se mire, el tapizado, el co-lor... todo. El padre amaba ese auto, su esfuerzo estaba allí. Salieron él, su es-posa y el pequeño de ambos de sólo 3 años; llegando a una estación de servi-cio bajan los padres y dejan al niño en el auto, cerrando las puertas... el niño, encontró un marcador y comenzó a es-cribir en todo aquel tapizado, con un gran entusiasmo y amor, ya que los ni-ños hacen sus cosas en esta condición.

Después de un rato llegan los padres y al ver el cuadro, el padre comenzó a en-cenderse en furia y al ver su “hermoso tapizado” todo rallado, comenzó a gol-pear al niño en sus manos y a golpearlo con mucha fuerza ... hasta que tuvieron

que sacarle al niño de entre sus golpes, el niño estaba en muy mal estado tuvie-ron que llevarlo hospitalizado. Suena el teléfono en casa de la familia y atiende el padre... los llamaban del hospital era necesario que se presentaran, se habían complicado las cosas... el padre se pre-senta y le notifican que debieron ampu-tarle las manos al niño, ya que no había otra opción posible. Entrando el padre a la habitación envuelto en lágrimas... el niño le dice sonriente... ¡Hola papi. .. ya aprendí la lección ... no lo voy hacer más papi ... pero por favor devuélveme mis manitas! El padre salió de aquella habitación y se suicidó....

¿Por qué le damos tanta importancia a las cosas materiales al grado de lastimar a nuestros seres queridos?

Mis manitas 1

Page 16: NOVIEMBRE 2011

Pág 16 Vida Eterna

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Culiacán, Sinaloa, México, Noviembre de 2011.

Fotos: Internet

Con este ejemplo les he enseñado claramente que deben trabajar duro para ayudar a los débiles.Recuerden las palabras del Señor Jesús: «Hay mayor felicidad en dar que en recibir.» Hechos 20:35

El Sacrificio del Amor El día terminó, de vuelta a casa, escuchas por las

noticias que una terrible epidemia empezó a desarro-llarse en un pueblo de la India. No le das mucha im-portancia, pero en pocos días lees en los periódicos que millones de personas fallecieron y el mal ya co-menzó a extenderse a países vecinos como Pakistán, Afganistán e Irán.

Personal del Control de Enfermedades de los Es-tados Unidos viajaron de inmediato a la India para investigar la epidemia que ya era conocida como la “influencia misteriosa”, y pronto, ante los resultados negativos de los expertos, los países europeos deciden cerrar sus fronteras y cancelar todos los vuelos aéreos con destino a Pakistán, India u otro país donde la en-fermedad había brotado. Pero fue demasiado tarde, pues las noticias anunciaron que una mujer falleció en un hospital francés.

A los pocos días, la incurable enfermedad arrasó casi toda Europa y empezó a ocasionar severos estragos en Estados Unidos, país que de inmediato cerró sus fron-teras y canceló todos sus vuelos internacionales.

El mundo entró en pánico y la enfermedad rápida-mente invadió casi todo el planeta. En tu barrio, tus vecinos están alarmados por el temor que existe ante la posibilidad de adquirir la enfermedad, que no dis-tingue ni sexo, raza o religión. Organizan cadenas de oración en la parroquia de tu barrio para que los cien-tíficos, quienes están trabajando sin parar, encuentren el antídoto. Pero nada, todo el esfuerzo es vano.

De pronto un grupo de científicos logra descifrar el código DNA del virus pudiendo preparar la cura para la enfermedad. Para ello se requiere la sangre de algu-na persona que no ha sido infectado con el virus, por

lo que se pide a todos los ciudadanos que se dirijan a los hospitales para que se les practique un examen de sangre.

Vas de voluntario con tu familia junto con otros ve-cinos, preguntándose lo que está pasando, y si esto será el fin del mundo. De repente, un médico sale del hospital gritando un nombre que ha leído en su cua-derno. Dices “¿Qué?” y vuelve a gritar el mismo nom-bre. El más pequeño de tus hijos está a tu lado, te aga-rra la chaqueta y te dice: ‘¡Papá, ese es mi nombre!”.

Antes de que puedas reaccionar, los médicos cogie-ron a tu hijo y te explican que la sangre de tu niño está limpia, es pura y quieren asegurarse que no posee la enfermedad.

Tras cinco largos minutos, salen los doctores y en-fermeras. Uno de ellos, el que parece mayor, se acerca y te agradece porque la sangre de tu niño está limpia; es perfecta para elaborar el antídoto y erradicar la “in-fluencia misteriosa”.

La noticia empieza a correr por todos lados, y todos están gritando, orando, riéndose de felicidad. Sin em-bargo, el doctor se acerca nuevamente a ti y a tu espo-sa y te pide tu firma para que autorices a que se utilice la sangre del niño. Al leer el contrato, te das cuenta que no han llenado la cantidad de sangre que nece-sitan tomar. Levantas los ojos y les preguntas cuánta sangre van a necesitar. La sonrisa del doctor desapare-ce y contesta:

-No pensábamos que iba a ser un niño. No estába-mos preparados, así que ¡la necesitamos toda!

No lo puedes creer y tratas de contestar.-Pero... pero... El doctor te sigue insistiendo; -Usted no entiende.

Estamos hablando de todo el mundo. Por favor firme. La necesitamos toda.

Preguntas si le pueden hacer una transfusión de san-gre pero ellos te contestan que no hay sangre limpia para hacerlo e insisten en que firmes.

En silencio y sin poder sentir tus dedos que sostie-nen la pluma en la mano, lo firmas. Te preguntan si deseas pasar un momento con tu niño antes de iniciar el proceso. Caminas hacia la sala de emergencia donde tu hijo está sentado en la cama y te pregunta qué está pasando.

Tomas su mano y le dices que papá y mamá lo aman más que nunca y que jamás dejarán que le pase algo. El doctor regresa y te pide que dejes al niño; es hora de empezar ya que gente en todo el mundo está mu-riendo. Te alejas, dándole la espalda a tu hijo mientras él te dice:

-¿Papá? ¿Mamá? ¿Por qué me han abandonado? A la semana siguiente, durante la ceremonia para

honrar a tu hijo observas que hay pocas personas; mu-chas de ellas prefirieron quedarse a dormir en casa; otros no vienen porque prefieren ir de pesca o ver un partido de fútbol, y otros vienen con una sonrisa falsa y fingen que les importa. Quisieras pararte y gritar:

-Mi hijo murió por ustedes ¿Qué no les importa? Tal vez eso es lo que ÉL quiere decir: -Mi hijo murió. ¿Qué no saben cuánto los amó?

Padre Nuestro, viéndolo desde tu punto de vista nos rompe el corazón. Tal vez ahora podemos empezar a comprender qué tan grande es tu amor por nosotros.

Jorge Amando Vázquez Rodríguez Vol. 1 De la metáfora a la metamorfosis

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