OCHO IDEAS PARA LEER A NIETZSCHE DESDE LA POSTMODERNIDAD: El caso de la Ciencia jovial

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OCHO IDEAS PARA LEER A NIETZSCHE DESDE LA POSTMODERNIDAD: El caso de la Ciencia jovial

Camilo Perdomo

Resumen

El trabajo está compuesto de ocho ideas donde se intenta distinguir algunas claves que a juicio nuestro permiten situar el texto y el discurso Nietzscheano como precursor del tiempo postmoderno vinculado a la existencia. En él se ubican algunos aforismos de Nietzsche en tanto contestaciones a la modernidad cultural de occidente. El texto La Gaya Ciencia, en sus distintas formaciones discursivas, permite una interesante discusión filosófica al interior de las ciencias humanas con los diversos discursos de la modernidad y la postmodernidad. Sobre todo a partir de las imágenes culturales que aporta el pensamiento nietzscheano desde el sentido al sin sentido. Es decir, desde el significado único y global de negación a cualquier fundamento de la vida hasta la pluralidad de significados de lo particular en cada existencia del hombre. Palabras claves: Modernidad, Postmodernidad, Estilo, Discurso, Hombre, Ciencia, Fuerte, Poder, Poderío, Hombre, Vida. Abstract This work consists of eight ideas and some clues are trying to be distinguished on it. In our opinion, these clues allow to place the text and the Nietzschean speech as the Precursor of postmodern time tied to the existence. On it, some Nietzsche aphorisms are placed as answers to the cultural modernity of the West. The text the Gayo Science, in its different discursive formations, allows an interesting philosophical discussion to the interior of human sciences with different modernity and post modernity speeches. Above all, starting from cultural images, which are provided by the Nietzschean thought from the sense to the no sense. It is to say, from the unique and global meaning of negation to any basis of life to the plurality of meanings of the individual in each man's existence. Key words: modernity, post modernity, style, speech, man, science, fort, power, power, and life Introducción El presente trabajo es una interpretación placentera y modesta del trabajo de Nietzsche Le Gay Savoir (La Gaya ciencia) o La ciencia jovial. El mismo tiene limitaciones que son propias para una completa interpretación a un autor con una densa obra desde el alemán y el francés y, también por el libro seleccionado, al cual se le hizo para nuestro propósito una traducción libre. Otros textos citados tienen como interés fijar los criterios de análisis del autor nombrado. Aclarando también que no es un trabajo hermenéutico o de un especialista. Es también placentera porque el pensamiento Nietzscheano a media que se va leyendo y releyendo, se le van construyendo nuevas imágenes, nuevas ideas, y nuevas nociones; convirtiéndose así el pensador invitado en una referencia apropiada para la resistencia

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intelectual (desde su pensamiento) en estos tiempos de derrumbe de fundamentos y valores inaugurados por el proyecto de la modernidad ilustrada. El objetivo básico consiste en jugar con el vacío de contenidos encontrados en la obra sobre algunos fundamentos modernos para mostrar que no hay un sólo significado, sino muchos cada vez que sea la vida y el vivir lo que está en el juego de la descripción. a.- La metáfora como estrategia discursiva ¿Cómo leer los textos de Nietzsche? Con esta pregunta se inicia el trabajo y porque en la respuesta a esta pregunta es posible alejarnos o aproximarnos al juego de imágenes, nociones y puntos específicos tratados por los que algunos llaman cariñosamente El Zaratustra. Por texto entenderemos una unidad de ideas y una unidad gramatical hechas con oraciones, fragmentos discursivos y frases fabricadas con determinadas propiedades de sentido, cohesión y coherencia. Es decir, todo significado aspirando a (en el texto) mostrar un dato de vida dentro de un contexto crítico y violento. Esto último determina el significado básico de todo enunciado nietzscheano. El sentido para Nietzsche pasa por romper todo significado metafísico del ser y así mostrar otra estética de la vida. Pudiendo constatarse que a lo largo de su obra nombra al hombre en proceso de desaparición y no al sujeto. Aquí se inicia la violencia de su pensamiento frente al optimismo del humanismo de la modernidad. Violencia que puede ser leída en varias direcciones y dependiendo del contexto de lucha. En ese contexto es donde puede diferenciarse la fuerza expresiva del autor cuando trata determinado tema dentro de una problemática, la moderrnidad por ejemplo. La fuerza para diferenciar su pensamiento del dualismo platónico está presente en cada juicio proposicional de Nietzsche, quien a su vez no toma partido por determinada ideología sistemática de su tiempo, cosa que nunca le interesó. Por ello no es posible hablar hoy de una corriente intelectual nietzscheana, como algunos pretenden con cierta osadía intelectual. No es posible asumirse neonietzcheano, nietzscheano o postnietzscheano. Sin embargo, el lector pareciera estar destinado a construir una convivencia con el libre juicio de su pensamiento intentando interpretarlo, aspecto que a lo sumo se puede aspirar una vez analizada su obra. El hecho de formular la pregunta: ¿Cómo leer a Nietzsche? autoriza (desde el lugar de análisis del discurso) a hablar de contradictorios textos nietzscheanos, de varias nociones y de diferentes imágenes a partir de su propia discursividad. Aclarando aquí que esta vía no se hace desde sus intérpretes, que los hay suficientes, por ejemplo, G. Vattimo. Vattimo es hoy un pensador que defiende (desde la obra de Nietzsche) el agotamiento de los fundamentos metafísicos de la modernidad para superar el pensamiento débil esperando la llegada de una verdad fuerte. Otro camino es reivindicar el proyecto de desmitificación iniciado por M. Foucault, G. Bataille, G. Deleze, el mismo Vattimo y la llamada Escuela del Análisis del Discurso francés. Lugares desde donde se aportó mucho al conocimiento y reivindicación de este exquisito autor, quien estuvo buen tiempo en el ostracismo intelectual acusado de padre intelectual del nazismo. Al menos esa fue la tarea del estalinismo escrita por G. Lukács. Leer a Nietzsche es estimulante para comenzar a reconstruir un pensamiento crítico y coherente como contestación al cuerpo cultural de la modernidad occidental. Sobre manera cuando se hace uso del juego de lenguaje entre naturaleza y cultura frente al dato de vida caótico del hombre, juego que el vivió intensamente. Es así mismo, la posibilidad de distinguir una concepción circular de la existencia que se opone a la visión rectilínea del cristianismo en su lectura del tiempo vital, es otro metalenguaje, otra razón y la historia desde otro lugar: Las prefiguradas por la modernidad. Lecturas

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fuertemente influenciadas por los mitos y religiones que amenazó con superar ese proyecto iluminista, pero agotadas desde el lugar de las contradicciones, entre otras causas, por su fuerte herencia judeo-cristiana. Presentar la idea de circularidad del tiempo es nombrar El eterno retorno y La Danza del Zaratustra como posibilidades nocionales de vivir la vida desde otros valores, otros referentes y otras lecturas de lo real. En este sentido la verdad de la vida y el vivir, en Nietzsche, es una descripción que por momentos es arbitraria, está oculta y disimulada en el texto, bien con metáforas o, en tropos como figuras gramaticales que le dan a la frase un sentido diferente al habitual. Pero también eso pudiera ser con metonimias sobre lo vivido por el hombre, a lo que es lo mismo: valerse del contenido por el continente, del efecto y no la causa, de la parte y no del todo, o con el uso del referente habitual de la palabra. Este último aspecto lo utiliza mucho el autor para mostrar las contradicciones de discursos que como el cristiano él critica de una forma contundente. No es que él niegue la existencia del crucificado, sino que le importa mucho cómo interpretar ese dato existencial para la cultura que pretendió ver en la modernidad el lugar de la libertad frente a los mitos. Su producción discursiva está mezclada y organizada en una estructura enunciativa, narrativa y argumentativa. Desde el inicio en la lectura de algunos trabajos de Nietzsche puede afirmarle que La Gaya Ciencia tiene una estructura aforística-argumentativa con unas imágenes que invitan al lector a observar y a comparar y, a leer lo real de manera profunda y descarnada. No existe allí lo malo, lo bueno, lo correcto o lo incorrecto, lo substancial o lo absoluto; por ello no existe tampoco el sentido histórico o el tiempo lineal. Destacan allí lo trágico y lo fatal como claves constituyentes de la vida a partir del caos y la fatalidad. Toda lectura metafísica que intente responder al qué del existir con el vocablo ser está condenada a confrontarse con una existencia violenta y sin fines preestablecidos. También hay proposiciones sugerentes a repensar la idea determinada de una existencia guiada por una voluntad de poder. Para los textos en Francés es necesario distinguir Pouvoir de Puissance. Es decir, poder de poderío. Poder como facultad de hacer y de autoridad. Mientras que poderío es la superioridad como ejercicio máximo del poder en todo, y no regido o dirigido por una voluntad divina y superior. En Castellano esa distinción no es muy visible, lo que de hecho le da al análisis otra dimensión. De allí que estemos regidos por el lenguaje y la danza que pertenecen al cuerpo de un mundo gobernado por el azar y la fatalidad. Así y según buena parte de su obra, en la modernidad, somos nombrados por un discurso extraño a nuestra voluntad de poder, y aparece así su contestación radical al proyecto de valores ético-morales de la modernidad. La gramática del discurso del cuerpo es el laboratorio donde el discurso de Nietzsche privilegia los límites de todo optimismo igualitario o utópico donde la paz es el objetivo existencial por excelencia. Esa gramática ocurre porque sus enunciados son existencia vivida. El usa un particular microscopio para ver su miseria y su grandeza como una unidad guiada por particularidades existenciales. No existe la esencia o los fundamentos irreversibles en su discurso y por ello el recurso teórico de los aforismos es una vía para oponerse a toda estructura de sistema actuando para eliminar sus contradicciones, es decir: la vida y el caos son vistos como elementos indisolubles. Sus palabras son ventanas donde el lector se asoma para mirar su existencia alegre y caótica y donde la ilusión es fuertemente exprimida para verle su jugo, de allí lo insólito de ver al hombre como ser con vida o existencia inocente. El autor de este trabajo es un lector principiante de Nietzsche que fue cautivado con asombro y admiración por cada palabra, cada juego de imágenes y el gozo de buscar argumentos y contra argumentos. A lo largo de los aforismos no se encuentran pruebas

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y conclusiones, a la manera de la ciencia moderna, sino contradicciones que por momentos irrita leerlas como provocaciones e ironías donde se inscribe la precaria existencia del par: hombre-humanismo. Ese es el estilo inconfundible de un autor cubierto con la creatividad necesaria para que por mucho tiempo se le nombre dentro de la ensoñación existencial del hombre. Estilo, en el sentido literario, es el acto de añadir a un pensamiento dado un conjunto de circunstancias pensadas, entendidas, y calculadas para de esa manera, provocar un efecto fuerte en el intérprete o el lector. Nietzsche, en su obra, es calculador, provocador e interesado en ganar al lector para convivir con la duda y la pregunta, su pensamiento es afirmativo en una voluntad que se resigna al consenso, a la interpretación lineal o a la lectura sistemática. Es un pensador que no negocia nociones, que se nutre de eclecticismos y sincretismos y a su vez juega con lo apodíctico. Puede se sincrético con la honestidad intelectual de servirse con ideas de otros autores para afirmar la suya. El estilo es esa parte del texto que sin llevar la firma del escritor, al estar frente al lector éste dice: ¡Ese es un texto de tal autor! Todos aceptamos que el maestro de las metáforas es Shakespeare, pero hoy sabemos que Nietzsche hace uso de tal recurso literario para armar su método de mostrar los contrastes como su método genealógico, o si se prefiere: el arte de enseñar a pensar por el contrario del significado y sentido del referente (la alteridad). Las estrategias discursivas de Nietzsche invitan al lector a interpretar el texto, a dejarse pensar con imágenes diferentes y espacios, a construir mundos y posibilidades absurdas, a extraer argumentos y, sobre todo, a buscar un conector discursivo que generalmente permanece oculto, en blanco o en suspenso. Estrategia hecha de forma intencional por quien conocía bien las reglas de la filología y la hermenéutica. Si se buscara una similitud geométrica en su discurso puede afirmarse que vale identificarlo con una ruta rica en sinuosidades, fragmentos con líneas quebradas y curvas infinitas llenas de frases exclamativas. El texto Nietzscheano tolera por ejemplo leer al hombre y el humanismo como negación de una voluntad divina, como negación de la negación o, como la afirmación del devenir a un eternal retorno a una voluntad infinita de poder y a un continuo retornar al origen. De esa forma, porvenir y futuro son términos extraños en su pensamiento y menos admite sistematizaciones preestablecidas sobre la práctica social humana. Puede ser de igual manera, una invitación a ver la violencia, la inequidad, la guerra y la miseria desde la perspectiva de una acto necesariamente humano; en tanto y en cuanto es un producto del hombre y no como una necesidad de sacrificio que es imperativo pagar por haber nacido, tal como lo reproduce el discurso de la modernidad cristiana al interior de su saber. Su pensamiento funciona como el animal predador que por sus facultades naturales tiene la potestad de identificar en la cadena existencial al más débil para sacarlo del juego de la vida y mantener la especie en su diversidad. Puede ser, en otro sentido, una invitación a no pensar que las cosas tienen una determinada esencia u origen, o causa-efecto que permite una vez encontrada ésta, conferirle un sentido a la misma; entre ellas el cuerpo y la naturaleza como elementos contradictorios de una existencia específica. Presupuesta válida en eso de intentar corregir con el dato cultural-educativo lo no aceptable como naturaleza. Pues allí estaría el elemento de la voluntad de poder de quien asigna esa dirección cultural correctora. La modernidad educativa tendría esta tarea y allí el bien o el mal serían los lugares del evento para que la existencia tenga para cada caso un nombre según su esencia cultural. Planteamiento que Nietzsche va a criticar a lo largo de su obra. Observemos: Si existe una cosa que tengo inconvenientes para comprender y que me ocasiona dificultades es que el nombre de las cosas importa infinitamente más que eso que ellas

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son (...) Nosotros no podemos destruir, sino creando. Pero no olvidemos que no es suficiente crear nombres nuevos, apreciaciones y posibilidades nuevas para crear cosas nuevas.1

Esta idea reviste gran importancia para el trabajo de crítica a la modernidad. Allí puede leerse la manera de cómo se han impuesto nombres a cosas que antes tuvieron diferentes significados pensando que la importancia estaba en la esencia. Ese sentido de presuposición epistémica cambió y seguirá cambiando por efecto del poder. Pensemos en el uso de las palabras realidad y real y, así mismo recordemos el uso dado para tratar de hacerlas igual en significado y en esencia social. Por ejemplo: el alma de un cuerpo sería su esencia en tanto realidad del mismo. El hombre bueno sería aquel con una alma buena; es decir, quien tiene una conciencia 1 piadosa. La conciencia es un término impugnado por Nietzsche como noción para definir acciones buenas en la ciencia social. Caso aparte del marxismo cuando con el término compuesto: conciencia social intentó explicar aquellas acciones trascendentes para llegar a una sociedad igualitaria de otras asociadas a un clase social transitoria donde impera la desigualdad. La fuerza presupuesta en tal vocablo aún está por verse en la tierra. Otro dato curioso sobre ese término es que ni con la ayuda de nuevas tecnologías en cirugía cerebral está clarificado su lugar en el cerebro y su uso diverso para explicar algunas anomalías del hombre frente a sus semejantes. Por lo menos al interrogar a un cirujano del cerebro sobre dónde estaría localizada la zona donde se procesan acciones del bien o del mal (lugares presupuestos para los valores, la ética, la bioética y la moral) no es fácil una respuesta concluyente al respecto. Sin embargo, más por tradición que por consistencia teórica se le asigna a ese término, junto a la acción educativa, un presupuesto epistémico válido para cambiar la naturaleza salvaje del hombre. El hombre como sujeto que porta una conciencia como facultad unida a la razón será la idea con más fuerza del proyecto de la modernidad ilustrada. Sin embargo, pensar en la esencia del sujeto trascendente se convirtió en un obstáculo espistemológico para conocerlo y, lo mismo para interpretarlo de manera diversa en el discurso postmoderno. He aquí un lugar para el debate con lo complejo de la existencia y la participación política de estos tiempos de derrumbe de fundamentos y paradigmas. De allí que el cómo interpretar sin la ayuda de tal término es una inquietud constante en Nietzsche, él utilizó otra vía lingüística: la metáfora y así, él mismo aportaba un recurso literario estratégico para evadir la palabra esencia de las cosas con la cual se recubre el vocablo conciencia. Esa es buena parte de su método genealógico. Leamos: El embarazo ha hecho a las mujeres más dulces, más pacientes, más temerosas, más sumisas, lo mismo que el embarazo intelectual engendra el carácter de los espíritus contemplativos quien es pariente del carácter femenino (...) 2

La metáfora a las características del embarazo intelectual, a la contemplación y al sexo femenino, visto éste como el sexo sumiso, permite a la genealogía diseñar el lugar donde se reafirma la provocación de Nietzsche para ser leído. Y, si se le compara con el discurso postmoderno uno consigue textos como el que sigue: ¡Pero tú! Entonces ¿por qué escribes?: A-Yo no soy de esos quienes piensan con la pluma en la mano, y menos aún de esos quienes se abandonan a sus pasiones delante de tintero abierto, fijan su silla y toman el papel. Yo me molesto y me avergüenzo de todo escrito: escribir es para mí como hacer mis necesidades. Yo tengo repugnancia al hablar, en símbolos -B: pero ¿Por qué escribes tú entonces?-A. ¡Ay! Mi querido amigo,

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dicho esto entre nosotros; yo no he encontrado aún hasta ahora, otro medio de desembarazarme de mis pensamientos ¿Por qué desea usted desembarasarse? A-¿Por qué yo quiero? ¿Es que yo solamente quiero? Yo estoy obligado a eso (...) 3

Obsérvese la reacción del pensador contra la pregunta vulgar y ordinaria de tener que vivir dando explicaciones sobre la experiencia existencial; escribir por ejemplo y, también el estilo contestatario y terapéutico con la recurrencia a una necesidad corporal para sacarse aquello que impide la existencia. En otro texto encontramos el mismo estilo: "Un hombre quien tenía en sus manos un recién nacido se aproxima a un santo y le pregunta: ¿Qué debo hacer yo con el niño? Él es miserable, mal parido y no tiene demasiada vida como para morir. Mátalo!, le grita el santo con una voz terrible, mátalo y mantenlo durante tres días y tres noches entre tus brazos, afín de crearte una memoria de manera que nunca más aceptes el momento de engendrar un niño. Cuando el hombre oyó eso, se va decepcionado y la gente que observaba censuró al santo por la crueldad de su consejo, porque él había dicho de ¡matar al niño! ¿Pero, no es cruel dejarlo vivir? Respondió de nuevo el santo 4Aquí descubrimos un juego de imágenes en un cruel contraste invitándonos a reflexionar sobre la reproducción de la especie sin contar con medios para tal finalidad y, a su vez, la fuerza de la palabra mátalo. El juego metafórico se revela como un arma contra toda metafísica que justifica la finalidad en sí misma cada vez que la especie humana se reproduce. ¿Se trata de un problema ético, estético o de responsabilidad? Pensar la metafísica sin una finalidad específica es en Nietzsche un contra sentido. Ese aforismo atraviesa el corazón de todo discurso optimista, cristiano y esperanzador de la reproducción por la reproducción misma de la especie. b.- ¿Cómo es el recurso literario básico en Nietzsche? Uno pudiera decir que la respuesta deambula como tensión entre lo fuerte y lo débil, entre mostrar la moral del noble y la del esclavo, entre definir lo alto y lo bajo, lo sano y lo enfermo y entre lo contradictorio y no contrario. En ese juego discursivo cada palabra con su formación discursiva no busca privilegiar una noción, un concepto o una categoría para asumirse como la verdad de y sobre lo real; Nietzsche sólo busca la definición más general para invitar a pensar lo particular en la condición de producción de cualquier discurso donde esté involucrado el vivir y la vida. Esa estrategia es válida para el cuerpo humano y para el cuerpo social mediante el cual, el texto es la genealogía de la cultura que permite describir la vida humana afirmándola como contradictoria, fatal y diferente a la visión que hace de ella la metafísica occidental con su carga ambigua, de una conciencia del bien o mostrando la solución de los conflictos en el más allá. Su discurso privilegia la voluntad afirmativa, el arte como lugar de lo no vulgar y expresamente la música como práctica vital de la existencia; así como fue el ensueño de leer en la literatura griega lo trágico de la lucha necesaria entre Apolo (la lógica y lo racional) y Dioniso (lo pulsional, la emoción, la contradicción, la fractura, la particularidad). Ese elemento real entre la noche y el día en su eterno vínculo contradictorio en imágenes y lucha es el equilibrio entre el poder y el poderío (Pouvoir y Puissance bien limitados en los textos franceses) en la mitología griega. La concepción del cuerpo como un paradigma es leído para el trabajo en curso como ejemplo y siempre en la lectura que le dio T. Kuhnz, no es válido como modelo porque estaríamos pensando en crear una escuela niezscheana y en el texto de Nietzsche no hay

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proyecto de nada, salvo saber sobre él mismo y comprenderlo en su vida contradictoria. De aquí que Nietzsche construya un discurso al cuerpo a partir de su fisiología y haga lo mismo con la cultura moderna, vista a partir de un discurso que hay que traducir e interpretar y que hay que someter a la duda, para de esa manera ver la verdad en una forma relativa y no absoluta; Es decir, como una metáfora genealógica y no como un discurso cargado de contenido universal. La genealogía en Nietzsche es su método y ejemplo (porque responde a unos elementos teóricos) para leer el cuerpo cultural de su tiempo y con ello pretende buscarle las partes ocultas desde las cuales invita a su evaluación. Para lograr tal propósito se vale de sus conocimientos filológicos y literarios; en particular sus juegos de lenguaje (metáforas y aforismos sobre la existencia trágica, el azar y la voluntad de poder) Inicialmente él ve el cuerpo como el lugar donde operan fuerzas contradictorias o antagónicas: vida-muerte, amor-pasión-emoción, razón-odio, apetito-indigestión, fiebre-equilibrio, duda-afirmación, y otros. Tal paradigma él lo piensa de igual manera para la cultura como un gran texto contradictorio al que es necesario oír y escucharle sus notas musicales, tarea que sólo un espíritu no vulgar y con oído musical educado, puede comprender. De las misma manera que los salvadores del cuerpo (Médicos) y los del alma (curas) escuchan las sintomatologías respectivas de la existencia del hombre. De tal manera que no es a partir de cualquier saber o elaboración intelectual donde la crítica contestataria a la modernidad puede construirse recurriendo a Nietzsche. Es con las señales existenciales de un tipo de hombre que tuviese ciertas condiciones para auto-cuestionarse como sujeto y como individuo. Esa existencia tiene ilusiones y fantasías que contrastan con sueños y realidades dominadas por lo complejo, el caos y la fatalidad. Ocultar esto ha sido el truco de los proyectos religiosos y político-utópicos con miras a tener un sujeto donde naturaleza y cultura no funcionan equilibradamente, sino en función de eliminar todo lo instintivo del hombre. En el texto de Nietzsche puede leerse la no existencia de objetivos y metas cuando construye su lectura dionisíaca del tiempo de la modernidad y manifiesta su genealogía con una estrategia discursiva no acabada, un método que no termina, que cambia y que se nutre de la existencia vital, de su alteridad y que también puede entenderse como un ensayo para comprender la vida vista por él en un gozo ilimitado o en un caos interminable. Es así como él intenta mostrar sus perspectivas teóricas combatiendo y contestando todo dogmatismo, desde el liberalismo hasta el socialismo. Pensemos en estos textos: Cuidémonos de decir que hay leyes en la naturaleza. No hay sino necesidades: Nadie dirige, nadie obedece, nadie desobedece.( ...) Cuidémonos de decir que la muerte está opuesta a la vida. La vida no es sino una variedad de la muerte y, una variedad bien raras. 5

Las leyes como los objetivos presupuestos a la vida no son más que enlaces dentro de un caos donde lo contrario justifica a su opuesto. El error sería así el vehículo para montar otra manera de pensamiento frente a la ausencia de estética existencial ante el abuso de la matemática y la estadística intentando explicar la vida natural del hombre. Sus textos son irónicos, trágicos, imaginarios, parabólicos y metafóricos, pero por sobre cualquier consideración, bien escritos. En una oportunidad Antón Chejov escribió a un amigo quien le había solicitado su opinión acerca de un cuento por él escrito, lo siguiente: "Suprima usted esas páginas sobre la luz de la luna y deme en lugar de eso lo que usted siente sobre ella (...) el reflejo de la luna en un pedazo de botella rota. 6

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Esta referencia es para justificar una apreciación del texto y el estilo nietzscheano. Muchas preguntas son hechas una vez terminada la lectura de un libro de Nietzsche, algunas son respondidas en el tiempo con una ironía, pero uno encuentra la exclamaciones como estrategias discursivas para que el lector se involucre en el texto. Recordemos el <¡Oh! Mis amigos>, del Zaratustra al comienzo de sus reflexiones. El ¡Oh! ha desaparecido en muchos textos socio-filosóficos de buena parte del pensamiento crítico de fin de siglo XX. El discurso de Nietzsche sobre el cuerpo y a partir de la genealogía no se ve aquí como un discurso denotativo, es decir por referencia a lo verdadero o lo falso. Sin embargo, juega a entrar en un cuerpo de verdad que para él es ante todo metafórica con relación a la experiencia. En la obra de Nietzsche es posible hallar palabras sin razones especiales o fines presupuestos. Son líneas cruzadas en el papel expresando sonidos diversos que terminan en interrogantes o para provocar en el lector que queden suspendidas en el tiempo de su lectura. Esas son las paradas obligatorias leyendo sus textos para reflexionar con un discurso que nos involucra con la vida. c.- ¿Qué criterios sigue él en su formación discursiva? A lo largo de sus textos se encuentra la seducción para seguir leyendo. El informa, enseña al lector, le hace trampas terminologías, juega con la simpatía, o rechaza, se burla; en fin, va fijando los límites de su discurso, buscando que el lector lo interprete desde el lado de su reacción. De allí que entre los lectores de Nietzsche sea posible encontrar los que luego de leerlo se asuman como sus lectores genuinos, los que lo leyeron para informarse y, los que luego de uno o dos textos no encontraron en cuál de las doctrinas existentes registrarlo y por lo tanto lo abandonaron. Pero no hay lectores resistentes a la reacción de sus textos. Como filólogo supo a tiempo esto: las palabras significan mucho para quién habla y el cómo captar la convención presupuesta para luego hacer entrar los enunciados que al creador le interesan. ¿No es acaso la identificación del lugar desde dónde se habla una clave del discurso postmoderno? La convención para Nietzsche no es sólo lingüística, sino de estilo. El lector tiene, luego de leerlo, dos reacciones: lo acepta o lo desecha. Amante de la música también buscó en la palabra su fonética apropiada en cuanto aspecto existencial él criticó. De allí su gusto por la estética de las lenguas. Esto lo saben los hermeneutas que lo leen en alemán o en francés. Otro dato importante es que los individuos son junto al contraste, su forma de hacer crítica confrontándose con el caos de vivir. De allí que cuando lleva al lector a pasearse por su naturaleza o el entorno de la vegetación juega con esto: "¡Oh!, amigo, mira allí" para buscar que el lector diferencie ver de mirar, contemplar de fijar. Su Zaratustra es rico en esta muestra de mirar los contrastes del tiempo y los ambientes naturales. Quizás Nietzsche buscó con ello que el lector se asombrara frente a la inmensidad de la montaña y que la fuerza de una palabra llevara en la entonación la energía de mirar donde nunca lo hacemos. En él los sonidos son tonos fonéticos diferentes al grito cotidiano vulgar: "Es que ese anacoreta no se ha dado cuenta que Dios ha muerto" tiene tanto poder fonético como acto provocador a una cultura que está anestesiada cuando nace de esa tragedia de ver la vida y la muerte opuestas en sentido. Los átomos lingüísticos del discurso de Nietzsche están hechos de palabras sonoras y fuentes, seductoras y contemplativas. Es quién habla el que impone la regla sonora y los contrastes. De modo que cuando el actor se expresa va dejando su huella, pero no como una unidad (la ema griega para los lingüistas cuando acuñan fonema y morfema en tanto lugares comunes del discurso en su sonido y forma), sino buscando un lugar dentro del caos y la complejidad de la

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existencia. De tal manera que significado (sentido), forma y sonido son para el Zaratustra herramientas teóricas de un simple juego donde el locutor fija de antemano: ¿Cuál es el juego a jugar? Los contrastes que el lingüista de la modernidad busca separando sonidos para lograr distinciones en las frases no es el contraste que busca el texto de Nietzsche. El puede colocar sonidos repetitivos para reconocer palabras diferentes ocupadas de la existencia o negación del hombre. Pudiera hablarse de unos códigos para un lenguaje filosófico y social desde el laboratorio existencial de Nietzsche. Admitida esta idea, así como el dato difícil de ver un sistema de interés común en sus textos, tiene sentido indagar sobre el discurso, los enunciados y el lenguaje utilizado en su obra con términos, sonidos y distinciones donde no es posible observar reglas inflexibles, sino por el contrario ambigüedades y contradicciones. Otros dato pudiera ser el siguiente: En un mundo donde la tecnología digital impone aprender a decir la hora prescindiendo de lo analógico (ecuación de primer grado o regla de tres) y donde la geometría analítica reemplazó a la de Euclides, La Física de Newton fue superada por la de Einstein, parece obvio que no a todo hombre se le puede enseñar con un solo instrumento intelectual de los nombrados. Entonces, leer textos de Nietzsche con sus aforismos y metáforas permite confrontar una existencia humana que para él es transitoria y necesaria para superarla con otra. Un acuerdo es allí necesario para lograr cierta distinción. Aquí vale esta pregunta ¿Por qué Nietzsche nombra el vocablo hombre en lugar de ser? Hay una evidencia de lo que él entendió por sentido y lenguaje confrontando la existencia. Cuando Nietzsche separa el vocablo ser del de hombre, invita al lector a diferenciar los contenidos de sus textos de cualquier lectura metafísica. Esos enunciados no son equiparables para dar cuenta de la existencia en un mundo que se muerde la cola en su eterno devenir. Allí no hay pausa, lo que está en juego no es el ser, sino lo vital del hombre. El hombre como término central de sus textos invita al lector a mirarse así mismo, no a cuidarse como individuo que intenta pensar sin pensar que se conoce y se reconoce sin reconocerse en su caos fatal. Allí la vitalidad morfológica y fonética de un vocablo que no admite elementos sustitutivos está presentada. Los elementos fragmentados a lo largo de su discurso pueden moverse entre exclamaciones, sugerencias, preguntas o respuestas, siempre con la finalidad de implicar expresiones imaginarias dentro de un pensamiento diverso y a su vez circular. d.- ¿Cómo juegan sus enunciados en el discurso? En sus enunciados lo inactual no es un término, sino la situación que él mismo describe con sus múltiples significados. Allí lo vital es la comparación de exclamaciones junto a preguntas aparentemente cargados de disparates con su exaltación al imaginario. El caso Pouvoir y de Puissance nombradas anteriormente no son casuales como significados o sentidos, en ellas forma y sonido buscan decirle al lector que las palabras sólo pueden ser comprendidas en íntimo juego con otras palabras y situaciones. Poder distinguir el momento donde ambos términos enuncian acciones diferentes al habitual le da al texto de Nietzsche una de sus claves más importantes. Pudiera incluso observarse que la filosofía aún no ha comprendido globalmente el aporte del discurso Nietzscheano de una gramática del NO como sentido global de diferencia existencial o posibilidad visible en los estudios de complejidad del hombre frente a sus semejantes. No se trata de ignorar la herencia platónica en el estudio vinculante entre verbo y sustantivo: el hombre como sustantivo y el efecto de su acción en tanto predicado. El asunto para Nietzsche está en leer el hombre como un accidente que en función de sus acción tiene

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que ser superado y, de allí que el asunto no es sólo de preguntar, sino ¿qué se pregunta?, no se trata de nombrar, sino ¿cómo y por quién somos nombrados? como búsquedas del sentido de la vida que tendríamos que transformar. El NO para mirarse en el azar, el caos y lo complejo de vivir, reafirmaría la vida en su eternal retorno. Nietzsche obliga a cada palabra a implicarse al máximo con su diferente significado, incluso a riesgo de hacer violento o ridículo en el lenguaje. Él va a forzar una expresión hasta los límites de su contenido y por ello el fin buscado es el de las imágenes creadoras. He aquí un rasgo importante de esa genealogía para centrar los enunciados de su discurso en un juego constante con las formaciones discursivas de cada contexto. Recordemos la metáfora con el médico cuando al observar los síntomas de una enfermedad siempre juega con el paciente a las puertas entre la vida y la muerte, parece obvio que paciente y médico se juegan un tipo de verdad existencial cuando necesariamente tienen que mirarse en su caos vital. Sobre todo cuando éste le administra una fuerte dosis de medicamento, buscando siempre sanar al cuerpo presupuestamente enfermo. Nietzsche le suministra al cuerpo del lenguaje literario y filosófico distintas y renovadas percepciones; de esa manera, el conocimiento, el saber, el poder, la vida y la crítica filosófica a una época dada, caso de la modernidad, puede ser vista desde otro lugar, desde otros contenidos diferentes y diversos. Desde el afuera nos diría Foucault, un lector serio de Nietzsche. Leamos: ¿Qué significa vivir? Vivir, eso significa: reposar sin cesar cualquier cosa que va a morir. Vivir, eso significa: ser cruel e implacable con todo eso que, en nosotros, deviene viejo y débil y no solamente en nosotros. 7

Ante todo, la voluntad y el cuerpo desde un espíritu de fuerza que por metáfora toma lo viejo para mostrar que anteponerse a las circunstancias adversas implica cierta crueldad y donde cuerpo y alma son una unidad existencial, antes que nociones separadas. O en este otro: 'La vida no tiene argumentos. Nosotros hemos acomodado nuestra práctica a un mundo donde podemos vivir admitiendo la existencia del cuerpo sometida a causas y efectos. Sin esa fe la persona no soportaría vivir. Pero eso no es ninguna prueba de apoyo a la vida. 8Los significados son sentidos impuestos al texto de una manera forzada para invitar al lector a leer la vida desde otro lugar diferente al de causa y efecto, algo así como si cada cosa de la vida careciera de razones para explicarla. Salvo por supuesto a la convención del discurso científico. En esos enunciados sobre la vida es vital relacionar el cuerpo, la digestión, el gusto y la independencia del espíritu. Hemos seleccionado un texto que nos parece bien evidente y útil para el trabajo que estamos presentando. En efecto: "La palabra y el proverbio severo y dulce, grueso y fino, familiar y extraño, sucio y puro, encuentro de locos y sabios: yo soy, yo quiero todo eso. Al mismo tiempo paloma, serpiente y cochino". 9Pareciera que para el pensamiento cualquier experiencia es válida para nutrirlo. Ese es el sentido contradictorio para cuando el espíritu está intoxicado de racionalidades y realidades presupuestas infalibles. e.- Nietzsche y la condición postmoderna ¿Hablar del ser o del hombre? Por condición postmoderna se va a entender aquella por medio de la cual el saber, siguiendo el texto con el mismo título de J.F. Lyotard, sufrió cambios radicales en los debates sobre los fundamentos de la modernidad ilustrada y en tal sentido, se entiende

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que la modernidad cambió de sentido, de naturaleza, de estructura de valores y de regulaciones discursivas para leer lo ético-estético involucrados en el vivir y en la vida. Pensada la modernidad como el espacio conectivo mediante el cual la razón es ante todo un pensamiento lógico y coherente que se despliega en el conocimiento científico y en el saber sistematizado, la postmodernidad está pensada como un clima cultural mediante el cual es posible conocer por medio de juegos de lenguaje y por legitimidad de metáforas que emplazan a todo discurso. De aquí en adelante, los juegos discursivos van a permitir explicar los problemas de orden sustantivo allí donde la atención entre lo verdadero y lo falso es difícil de ser explicado recurriendo al discurso del saber cuantitativo de la ciencia con el término objetividad o, a partir de las metodologías instrumentalistas. Si esta tesis sostenida por Lyotard (10) en el informe presentado al Conseil des Universités del gobierno de Québec-Canadá es aceptado, entonces ahora fijaremos la idea siguiente: en Nietzsche es posible encontrar juegos de lenguaje en sus aforismos que son contestación crítica, no sólo a la metafísica y a la sociedad occidental, sino también son un componente básico de la crítica a la modernidad nacida en siglo llamado de las luces. Leamos: Esta última observación lleva a admitir un primer principio que subtiende nuestro método: que hablar es combatir, en el sentido de jugar, y que los actos del lenguaje (el término es de J.H. Searle: <los actos de habla son las unidades mínimas de base de la comunicación lingüística», nosotros la situamos bajo la éjida del agón (la lucha) más que de la comunicación se derivan de una agonística general. 11

En este sentido, los aforismo de Nietzsche son juegos de lenguaje construidos expresamente para diferenciar su pensamiento y su trabajo intelectual riguroso de aquel de los filósofos de la modernidad. En tal sentido, "la muerte de Dios" en tanto frase fuerte que va a impactar los círculos académicos de su época, se convierte en el inicio de otras muertes: muerte de la historia, del sujeto, de la razón, de la filosofía, nacimiento del Nihilismo y muerte de la metafísica como criterio de verdad universal, admitida en la ciencia premoderna. Para dar cuenta de la existencia caótica del hombre en la tierra no puede olvidarse que siendo la concepción del tiempo (en Nietzsche) circular, es fácil deducir su oposición a todo sentido lineal o de significado único o esencia de las cosas fundadas a partir de la concepción cronológica; tal como el cristianismo de influencia platónica- socrática, planteó. De igual manera, al leer su concepción de la crítica cuando invita a desconfiar de la ciencia, de la democracia, de los sistemas del pensamiento: nacionalismo y socialismo. Su trabajo pareciera mostrar la intención de jugar a la libre interpretación desde el lugar del caos, del azar y del pluralismo existencial. Veamos algunos de esos textos identificados aquí como textos postmodernos: "Dios, él mismo no puede sobrevivir sin los hombres sabios, dijo Lutero. ¡Pero Dios puede aún sobrevivir sin los insensatos!. He allí algo que el buen Lutero no imaginó, ni dijo. 12

Aquí está presente el recurso literario de refutar un pensamiento invitando a escribir lo que el referente no quiso decir. He allí una genialidad de este autor. Y este otro: "La conciencia es el último estadio, el más tardío de lo que es orgánico. Es lo menos fuerte. De ella provienen innumerables desprecios que hacen parecer a un animal o un hombre y ello no es necesariamente un tener. <A pesar del destino> como diría Homero" 13

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Ciertas corrientes del pensamiento sociológico y psicológico ven en este texto y en otros parecidos, una ausencia de solidaridad y de participación política. Sin embargo, la duda en un futuro previsible y mejor que el presente actual por vía de la conciencia es aquí una contestación genealógica que involucra a todo el saber de la modernidad. Se encuentra en forma de constante en el discurso Nitzscheano y por ello es destacado en este trabajo. La idea es leerlo sin prejuicios y para ser honestos intelectualmente con el autor de la Gaya Ciencia. Ahí maneja el término incertidumbre, componente discursivo básico de la postmodernidad, en tanto entropía del sistema moderno y da imágenes como estas: "Estamos persuadidos por la incertidumbre y la fantasía de nuestros juicios y la eternal transformación de leyes e ideas humanas que nuestra sorpresa es grande al ver cuánto tiene de bueno la ciencia. 14

Hoy se usa el término entropía para indicar el agotamiento de un sistema, el término fue usado por primera vez en los estudios de la termodinámica para indicar la pérdida de calor de un sistema en actividad constante. Pensemos cómo la incertidumbre cumple en la modernidad científica, vista como sistema, el mismo objetivo. Tal como cierta teoría del equilibrio social toma el término para explicar el agotamiento de determinados paradigmas, Nietzsche vio en la incertidumbre lo inevitable cada vez que habláramos de verdades y exactitudes. El texto anterior, que por la naturaleza de este trabajo no puede citarse en extenso, es una evidencia del pensar genealógico de Nietzsche para contestar el discurso de la modernidad. En Nietzsche no hay un sujeto, sino grados o fragmentos definidos por la voluntad de poder en un mundo de fuerzas dirigido por el saber. La diferencia y el fragmento es lo que produce la afirmación y reafirmación de esos individuos y no del ser. Toda la representación del hombre no es sino lo involucrado en ese fragmento. Esa es la diferencia donde está la clave de lo que somos, a pesar de la verdad difundida por la ciencia. Otra idea es leer la Gaya Ciencia como un libro coherente en su contestación a la modernidad. He aquí algunos textos referenciales: "El común de los hombres sabe que la nobleza no se improvisa y que es necesario honrar en ella el fruto de largos períodos, pero la ausencia de formas superiores y la punta de la vulgaridad de sus fabricantes con sus manos rojas y grasosas eleva en el hombre común el pensamiento de que sólo el azar y la suerte coloca a unos sobre otros. Y bien, decide él ensayemos una vez con el azar y la suerte. Botemos ese idea y ensayemos con el socialismo".15

Mayor contundencia crítica al sistema de valores con los que funciona la modernidad política y que fueron mostrados por la revolución francesa, no creímos que pudiera ser imaginada en un tiempo histórico, como el vivido por él. Decimos histórico por su carácter narrativo donde la intelectualidad de vanguardia terminó siendo moderna; prácticamente fueron muy pocos los que no cayeron a los pies de tal sistema valorativo emergente con la ilustración. Pensadores como Marx y Hegel, con amplia visión del mundo, fueron seducidos por el siglo de las luces y, para ellos la ciencia no fue vista con cierta distancia crítica, como sí la vio Nietzsche. En Marx, el desarrollo de las fuerzas productivas junto a la ciencia, conduciría a un camino pleno de libertad humana. La incertidumbre, el error y el caos fueron desechados por esos pensadores como problemas éticosestéticos para la filosofía y las ciencias humanas a ser tomados en consideración en la sociedad. Ellos estaban excesivamente ciegos por la imagen de luz y

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verdad que prometió la ciencia; mientras que Nietzsche la vio como una metáfora del texto de la vida, en su imagen de lo noble frente a lo vulgar. Y si se trata de reivindicar lo particular, tenemos este otro texto: "Los escrúpulos, incluso los más concienzudos son débiles al lado del sentimiento según el cual tal cosa es contraria a las buenas costumbres de tu sociedad... ¿Temor a cuál verdad? Al aislamiento. Porque ese es un argumento que destruye al mejor de los argumentos a favor de una persona o de una cosa. Es así como el instinto de rebaño habla por nosotros" 16

De tal manera que los vínculos entre virtud, escrúpulos y costumbres en las prácticas humanas no son sino imitaciones del espíritu de rebaño que en nosotros convive como argumento de nuestros datos de vida. Todo ello llevado a un sistema de signos para que el vocablo aprender de la cultura se confronte con la existencia natural del hombre: "( ... ) El hombre inventor de signos es al mismo tiempo quien toma conciencia de el mismo de una forma siempre más aguda; No es sino como animal social que aprende a devenir consciente de si mismo, aún cuando lo hace en desventaja. Mi idea es que la conciencia no hace parte propiamente de la existencia individual del hombre, pero si de eso que pertenece a su naturaleza de rebaño, de grupo.17

f. ¿El individuo esfumó la idea de sujeto colectivo en el texto de Nietzsche? La modernidad se nutrió de la herencia filosófica Aristotélica cuando planteó el problema de la especificación. Es decir que si se fragmenta el discurso de las especies, necesariamente se llega al término individuo. En terrenos de una ética fundada sobre una moral presupuesta universal y actuando dentro de una facultad única para todos como la vio Kant, estaría la clave del individuo moderno. Individuo que con su actuación ejemplar le daría forma a un pensamiento desde el lado bien común. Esta idea arrastra el problema de su negación en la práctica social, en tanto ignora que es un fragmento lo que define la diferencia y la identidad. De allí que la filosofía ayudó a Nietzsche a construir una gramática de la diferencia en sus aforismos. El asunto hoy se ve menos complicado si recordamos que entre los estudios de la lengua hay el acuerdo de entender cómo la distinción entre lo que se dice o habla define al sujeto y lo que de él se afirma es su predicado. Cada lengua es en eso diversa y diferente. Entonces, no es lo mismo equiparar individuo, sujeto y ser para concluir en una misma significación universalmente válida sobre lo que se dice y lo que se hace. La distinción es lo que marca a la diferencia y al eterno retorno o repetición en el discurso de Nietzsche. Por eso el sentido humanístico del proyecto educativo de la modernidad le dio a la ética del bien común su sentido distintivo del individuo moderno, pero en los textos nietzscheanos ese dato es sospechoso de tener algún sentido como proyecto a priori válido para cada hombre y sus circunstancias. Esa globalidad epistémica de lo moderno choca de frente con la imagen de hombre fragmentado, diverso y disperso que Nietzsche ve en la acción social cuando no hay futuro, no hay historia, no hay nada que justifique la vida. Ella es (para el Zaratustra) nada más que eso: vida, caos y fatalidad. La crisis de identidad de la modernidad con su individuo ético, cargado de escrúpulos para evitar el mal y armado con imperativos categóricos para el bien común, a su vez conduce a un Nihilismo expansivo que esa misma modernidad produce con esa armazón ética, como vacuna anti corrupción en las acciones sociales del hombre.

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Sólo hay diferencias y repeticiones, nada permanece, salvo a condición de hacerse caos. Aquello de "No le pida peras al olmo" de fácil comprensión común, identifica el recurso del lenguaje para dar cuenta de una oración que va más allá de sus palabras. Pues bien, así habló Nietzsche, jugando con términos conocidos de antemano por sus interlocutores e invitando así a que el lector saliera de su inocencia. Con frases parecidas Nietzsche leyó la individuación buscando en los recursos sintéticos del lenguaje el carácter afirmativo, fuerte y, a su vez, abierto de su discurso. De allí que cuando invita a danzar o a escuchar lo que él llama la buena música, es la diversidad en el cuerpo del oído lo que importa en el arte de escuchar algo estético para el espíritu inquieto. La vulgaridad es contraria a la nobleza. Lo demás está de sobra. La armonía y la aritmética en las notas musicales sólo las percibe un espíritu superior. He allí la importancia del individuo más que la norma ética. Para Nietzsche cuenta argumentar todo argumento, repensar todo lo pensado y esa tarea no la delega en nadie ni en ninguna corriente del pensamiento. Se vive para vivir la vida de cada uno y, en eso no hay posibilidades de delegar la tragedia o el dolor. La negación del sujeto en la modernidad es una de las jugadas del azar a toda previsión de razón presupuesta por el intelectual de la modernidad. Ello es una contestación a la idea moderna de conciencia, moral, igualdad de derechos y, proyecto blindado para el bien común. Si bien Nietzsche está de acuerdo con el término conciencia; genealógicamente no le otorga ninguna diferencia que permitan explicar al hombre como animal social, en él el hombre muere y con él su presunción de humanismo. Lo anterior quiere decir que no le asigna otra función al término conciencia, al menos que sea para comunicarse entre grupos humanos que viven para reproducir la especie. En el marco de esta idea, pensamos que hay lugar para la especulación cuando se piensa que el cuerpo tiene una esencia reservada para el alma; la cual una vez muertos nos abandonaría y en ese mismo sentido se piensa que el cerebro guarda un lugar para almacenar la conciencia en tanto guía para conducir nuestra práctica social para el bien o para el mal: ¡Cómo no coincidir con Nietzsche en la vaguedad del tal pensamiento! En tanto riqueza del término conciencia en la modernidad política existe este texto: "Mi idea es, ya se vio antes, que la conciencia no hace nada para la conciencia individual del hombre, pero sí quizás de eso que a él le pertenece como naturaleza de la comunidad y del espíritu de rebaño. Por lo tanto la conciencia sólo se plantea con relación a su utilidad en la comunidad y en el rebaño". 18

La invitación del autor es para ver la conciencia como algo necesario en un mundo cuyo pasado está cargado de injusticias y de verdades construidas sobre un camino lleno de vanidades. La contestación al cuerpo de la cultura occidental se consigue en muchos aforismos, sin embargo escogimos tal aforismo del libro que hemos analizado, más que todo por la implicación que tiene con el humanismo de la modernidad. Los aforismos metafóricos con mayor relación a la crítica cultural de la modernidad son construidos desde la palabra cuerpo, conciencia, valor, debilidad o, si se prefiere, a partir de sus componentes biológicos y metabólicos. Así como a lo largo de su obra se encuentran entrelazados los aforismos para mostrar su estructura simbólica: digestión, oído, vista, lenguaje, movimiento, danza, dinamismo, poder, querer, muerte, metabolismo, y otros. Así mismo, para Nietzsche el cuerpo es una unidad indisoluble en su existencia fatal. Es decir, en ausencia total de una esencia y de una alma, de la misma manera, el también observa la cultura en tanto un cuerpo que contiene la educación, la economía, lo jurídico, la religión, la filosofía y otros.

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En Nietzsche el cuerpo es sujeto, voluntad de poder y de espíritu, así como asunto central del saber. De esta manera él pudo deslindar o diferenciar su interpretación del mundo del dualismo platónico, neoplatónico y por extensión del cristianismo: alma-cuerpo-espíritu-esencia. De aquí su concepto de época trágica o inicio de la decadencia cultural de occidente a partir de Sócrates, hecho que le va a permitir examinar bien los valores existentes desde su visión particular del nihilismo o lo que es lo mismo, la quiebra total de todo el sistema de valores de la cultura occidental. Él ve el cuerpo decadente de la cultura occidental igual al cuerpo de su razón al interior de un sistema filosófico que no puede hablar de la existencia humana, sino por intermedio de una verdad sagrada y universal: la metafísica que cuando nombra al hombre, lo hace por intermedio de un Dios que envió su hijo a morir. g.- La Gaya Ciencia y algunos aforismos a la ciencia La ciencia fue vista por el Zaratustra como un componente básico de la cultura occidental y como tal la ubica en un tipo de conocimiento que surge a su vez ayudando por la lucha religiosa entre el cristianismo oficial y el protestantismo de Lutero. pudiera pensarse que por momentos él le hace cierta apología a tal manera de conocer y por momentos es un crítico más severo; esto no debe extrañarnos pues anteriormente hemos visto que él se guía continuamente por un concepto leído como una metáfora vinculada con una voluntad de poder en los actos humanos. "Verdad. Yo juego a toda especie de escepticismo que permita esta respuesta: ! ensayemos siempre! Pero yo no quiero escuchar hablar de todas las cosas y todas las preguntas que no permiten la experiencia. Esos son los límites de mi verdad: porque aquí el coraje ha perdido su derecho" 19

La experiencia sería ante todo el camino de una decisión intelectual para poder hablar del sujeto en cuestión. Sin experiencia no es posible pensar el humanisno o el hombre. Ese sujeto de experiencia es único y nadie se lo transmite a otro con toda la magnitud del sentido que le es característica a quien la vive. Leamos: Uno ve que la ciencia reposa sobre una fe que la condiciona. Ella presupone que la verdad es su idea fuerza, a tal punto de llegar a afirmar que nada importa más que la verdad y que con relación a ésta, todo el resto no tiene sino un valor secundario. 20

En su visión crítica, él visualiza el papel a jugar con la verdad para leer un dogma de la ciencia frente a otros valores de la existencia y que solamente los nuevos filósofos del porvenir (bien pudieran ser Foucault, Vattimo, Bataille, Deleuze) en tanto nuevos creadores, provocadores y a su vez evaluadores para una nueva lectura del hombre, parece confirmar esa intuición. Es en ese cuadro donde vemos el método utilizado por Nietzsche (la Genealogía) como el precursor de las teorías que hoy conocemos como postmodernas y que muy pocos teóricos reconocen en tal pensador al contestador por excelencia de la modernidad. Leamos: "Gozo de la ceguera. Mis pensamientos, dice el viajero a su sombra, deben indicarme dónde yo me encuentro: Pero ellos no deben revelarme dónde yo voy. Yo amo la ignorancia del porvenir y yo no quiero perecer de la impaciencia por saborear con anticipación las cosas prometidas."21

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Aquí, no sólo hay un bello texto cargado de imágenes ético-estéticas, sino bien puntual en su recurso al cuerpo que se agota y da paso a otro. Invita a gozar la existencia sabiendo que todo es pasajero y recurrente entre el ir y venir. La ironía del viajero y la ignorancia sobre el porvenir se ven así unidas. En la dificultad de hacer previsiones en el porvenir o el futuro es donde se encuentra uno de los más fuertes argumentos del discurso postmoderno, pues si se admite la existencia del caos y la incertidumbre como dos grandes obstáculos epistemológicos de la verdad moderna. Entonces, ¿qué sentido tiene prever la existencia, la cual por lo demás es fatal y azarosa?. La ciencia es aquí vista en una forma crítica, en base a los resultados que en su tiempo observó Nietzsche, sobre todo para la existencia espiritual. En su método genealógico él no admite verdades eternas, inmutables u originarias, incluido el saber científico. Todo se mide desde los hechos y sus circunstancias, por ello su cuestionamiento a la nueva metafísica: la verdad de la ciencia en el siguiente aforismo: "Kant quiso demostrar, de una forma tajante, que todo el mundo tenía razón: ese fue el secreto de esa maliciosa alma. El escribió contra los sabios a favor del prejuicio popular, pero él escribió por los sabios y no para el pueblo." 22

El poder de preguntar y repreguntar, dejando en suspensión la afirmación precisa, de dudar y continuar dudando es para Nietzsche una clave importante para no ceder al poder de nuevas verdades que no son más que recursos metafísicos recubiertos por una supuesta facultad que todo humano tiene: la razón. h.- La Gaya Ciencia y algunas imágenes críticas a la moral y el poder De la misma manera que en el texto anterior vimos cierta condición del poder al lado de los intentos de verdad, así mismo en la Gaya Ciencia se pueden encontrar imágenes y metáforas que no sólo son una crítica a la moral de la modernidad, sino que de igual manera permite pensar que hay en Nietzsche una cierta preocupación intelectual para pensar en nuevos valores y en una nueva moral construidos o pensados a partir de la experiencia fatal del cuerpo y la cultura del juego legítimo de la diversidad y el pluralismo en las maneras de leer la existencia humana. En este sentido, vale preguntar: ¿Nietzsche un moralizador? No es este el espacio teórico más apropiado para desarrollar una respuesta, pero ingenuamente puede asumirse como posibilidad hacer una lectura a los textos nietzscheanos en ese sentido, y sobre todo cuando se asocia moral y religión en la modernidad al lado de los imperativos categóricos de una ética universal del hombre nacida como facultad unificadora desde el lado de la razón. (... ) Yo espero, al menos, que nosotros estemos bien alejados en estos días de esa ridícula falta de modestia de querer decretar a nuestra pequeña esquina como la sola de donde se tiene el derecho de tener una perspectiva. El mundo está recomenzando por nuestro infinito. En él no podemos rechazar la posibilidad de que se preste a una infinidad de interpretaciones. 23

El pluralismo y la tolerancia como expresiones de un pensar diferente son aquí una preocupación central en su crítica al dogmatismo político moderno. La voluntad intelectual de Nietzsche para remarcar en sus trabajos el espacio de la metáfora como el espacio de la verdad, también lo llevó a escribir lo siguiente:

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"Una vez uno: - Uno sólo obtiene error siempre; pero a dos comienza la verdad. Uno sólo no puede probarse, pero cuando ellos son dos ya no pueden ser refutados "24

Utilizando la genealogía encontramos a Nietzsche en este aforismo que relaciona críticamente el conocimiento vulgar que tenemos de moral y piedad. (... ) Se tendría entonces que distinguir en la disposición para el bien: el instinto de apropiación y el instinto de sumisión según como él más apto o el más fuerte es quien transforma cualquier cosa en una de sus funciones; El placer y el deseo de ser codiciado en el más débil son para devenir función. La piedad es esencialmente la primera cosa, una emoción agradable del instinto de asimilación en el aspecto del más débil: quedan así fuerte y débil como conceptos relativos." 25

Anteriormente él hizo referencia a la pluralidad de interpretaciones y aquí a la relatividad de los conceptos en su interpretación. ¿Cómo negar los aportes de Nietzsche al discurso postmoderno? Todo el esfuerzo teórico de Nietzsche no es para negar todo, o un pensador que cuando es leído sin observar su método de crítica a la modernidad, inmediatamente es condenado con el calificativo de nihilista o ateo. Si así fuera el caso, cómo explicar que a través del tiempo de la modernidad se le rebusque y se le estudie, muchas veces sin reconocerle méritos intelectuales citando por lo menos su pensamiento. Tampoco es posible dejar a un lado su más publicitada frase sobre la <Muerte de Dios> con la cual el discurso postmoderno engalana sus imágenes del derrumbe de los fundamentos educativos y valorativos de la modernidad. La misma aparece en el aforismo 125 del Libro Tercero con el título: El Insensato y que aun siendo extenso pero rico en imágenes no es pertinente hacerle recortes para citarlo. Sólo resta invitar a leerlo y reflexionarlo en toda su extensión. Ya al final de este trabajo mostraremos un largo texto para así remarcar su estilo, el que le permite comparar contenidos contradictorios en textos antiguos (la Genealogía), extraer su significado estratégico de las palabras (la Filología) y plantear su diferente pero sostenida interpretación de los mismos, invitando al lector a la complicidad en la interpretación del aforismo por la existencia, y las metáforas (Hermenéutica). Su discurso, compuesto de palabras cargadas de existencia vivida en la observación a injusticias humanas, le permite con metáforas jugar con el lector, ocultarse, hacerle trampas poéticas. En fin, hacer juegos de lenguaje, hipótesis que pensamos haber mostrado con consistencia teórica hasta esta parte de nuestro trabajo. Su estética es una referencia al arte musical, a la ópera, al estudio de pensadores exquisitos. Color, marcha lenta, montaña, vicio, canto, poema, ritmo, armonía, danza, oído sensible, y otros., son términos que no faltan en su obra para aspirar a ser interpretado. Fundamentalmente eso, que se le interprete, lo cual no es obra de vulgares, sino de pensadores, no olvidemos que el Zaratustra, habiendo luchado toda su vida contra dogmas y sistemas filosóficos o culturales, no iba a terminar buscando ser materia prima para fundar el sistema de Nietzsche por decir algo. El texto prometido anteriormente es éste: "Los médicos del alma y el sufrimiento" Todos los predicadores de la moral, así como los teólogos tiene un defecto común: ellos buscan persuadir al hombre para que él se sienta menos mal, que tenga necesidad de una cura energética radical y última. Y puesto que todos los hombres han prestado con demasiada evidencia su oído, durante siglos, a esos maestros, alguna cosa de esa superstición que ellos son bien miserables, han finalizado por pasar realmente en ellos: de manera que hoy los tenemos ya bien dispuestos a suspirar, a encontrar la vida

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indigna de ser gustada y de hacerla toda gris-mina, como si la existencia fuera demasiado difícil de soportarla (...) En cuanto a la receta de todos esos médicos del alma y sus recomendaciones para una cura radical y rigurosa, sería permitido preguntarles: nuestra vida ¿es ella verdaderamente dolorosa y demasiado odiosa para cambiarla con ventaja contra el estoicismo de un género de vida petrificada?. Nosotros no nos sentimos demasiado mal en la forma estoica" 26

Aforismo que es también una respuesta a quienes ven a Nietzsche como un pensador triste y pesimista, el caso de Cioran (27) Ciertamente, ya al final de su vida, Cioran (lector de Nietzsche) marca distancia sosteniendo que el autor del Zaratustra no había sufrido como él y que su obra era una crónica aislada del sufrimiento. Curiosamente Cioran estuvo escribiendo del acto subversivo (frente a las deidades) del suicidio, pero murió como cualquier mortal: le faltó energía y tiempo cuando le llegó su hora. Bibliografía Mínima Consultada BALBIER, E. et al. (1989) Michel Foucault philosophe. Editions du seuil, Paris. BOUDOT, P. (1973) Nietzsche en Miettes, P.U.F., Paris. KOFMAN, S. (1972) Nietzsche et al Métaphore, Payot, Paris. LYOTARD, J.F., (1987) La Condition Postmoderne, les éditions de Minuit, Paris. NIETZSCHE, F. (1983) Le Gai savoir (traduction de Henri Albert, revue par Marc Sautec., introduction et notes de Marc Sautec). Le livre de poche, librairie générale francaise. NIETZSCHE, F. (1977) Crépuscule des idoles, Gallimard, Paris. Notas: Los números corresponden a los aforismos de cada libro, tal como aparecen en el original trabajado del francés.

1. Nietzsche. Le Gai savoir. Paris, Librairie Genérale Francaise, 1983. Libro primero, No. 58.

2. Ibid., No. 72. 3. Ibid., No. 93. 4. Ibid., No. 73. 5. No. 109. Libro tercero 6. J. Middleton Murry. El Estilo Literario. F.C.E. México, :951, P.77 7. No. 26. Libro primero. 8. No. 121. Libro tercero. 9. No. 11. Prefacio 10. J.F. Lyotard. La condición Postmoderna. Madrid, Cátedra, 1978. 11. Ibid., P. 27. 12. No. 129. Libro tercero. 13. No. 11. Libro primero. 14. No. 46. Libro primero. 15. No. 40. Libro primero. 16. No. 50. Libro primero. 17. No. 354. Libro cinco. 18. No. 354. Libro cinco. 19. No. 51. Libro primero.

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20. No. 344. Libro cinco. 21. No. 287. Libro cuatro. 22. No. 193. Libro tercero 23. No. 374. Libro cinco. 24. No. 260. Libro tercero. 25. No. 118. Libro tercero. 26. No. 326. Libro cuarto. 27. Cioran. Entretiens. Arcades. Gallimard. Paris, 1994.

1 El término conciencia o conciencia en tanto lugar para procesar el bien o el mal (tal como lo tratan los diccionarios) es extraño en los textos nietzscheanos. La Revista Teoría, Vol. 17/1, 2002, 81-112. San Sebastián. España. Trae un texto interesante de María Ruz., Pio Tudela y Juan José Acero sobre el vocablo conciencia en la dimensión de una astucia del lenguaje producida en el cerebro a partir de los textos de Dennett que vale la pena analizar. Nietzsche leyó siempre el término como una astucia del cristianismo para combatir moralmente los desvíos de la naturaleza humana. 2 T. Jun le dio al término aproximadamente 24 maneras de leerlo. Una de ellas difiere entre ejemplo y modelo en La Estructura de las Revoluciones Científicas. México F. C. E. 1962.