Ordenanzas de la Alcabala de Zizurkil (1509)

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La merced de la fosilización de la alcabala de 1509, junto al sistema de encabe- zamientos, permitió a los concejos guipuzcoanos mayores posibilidades de ges- tionar el principal tributo regio. En este caso nos acercaremos a las ordenanzas que redactó la universidad de Zizurkil, un texto desconocido que forma parte de la escasa documentación local guipuzcoana relativa a la alcabala. A través de él analizaremos qué pautas siguió un pequeño concejo para poder llevar a cabo la recaudación del impuesto. 1509ko alkabalaren fosilizarioaren pribilegioak, “encabezamiento” deituriko sistemarekin batera, gipuzkoar udalbatzei errege zerga nagusia kudeatzeko aukera gehiago eman zien. Lerro hauen bidez Zizurkilgo unibertsitateak idatzitako ordenantzak aztertuko ditugu, ezezaguna den idatzia, eta alkabalari buruz, Gipuzkoako herri mailako dokumentazio urriaren zati dena. Ordenantza hauek aztertuz, udalbatza txiki batek zerga biltzeko zer pauso eta neurri ezarri zituen ikusiko dugu 1509’s privillege of alcabala tax’s fosilization, next to “encabezamiento” system of collect, let guipuzcoan councils more posibilities to collect the king’s most important tax. In the next lines we’ll study Zizurkil’s ordinances or bylaws of 1509, an unknown text and one of few guipuzcoan local documents of early XVIth century about the alcabala. Through them, we’ll see what kind of steps and decisions followed a little council to collect that tax. Gipuzkoa, Edad Media, Alcabalas, Ordenanzas, Zizurkil. Gipuzkoa, Erdi Aroa, Alkabalak, Ordenantzak, Zizurkil. Gipuzkoa, Middle Ages, Alcabala tax, Bylaws, Zizurkil. Ordenanzas de la Alcabala de Zizurkil (1509) IAGO IRIJOA CORTÉS RESUMEN LABURPENA ABSTRACT PALABRAS CLAVE GAKO-HITZAK KEY WORDS Fecha de recepción/Harrera data: 05-11-2010 Fecha de aceptación/Onartze data: 12-01-2011 Sancho el Sabio, 34, 2011, 181-205 181 DOCUMENTACION Y BIBLIOGRAFIA

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La merced de la fosilización de la alcabala de 1509, junto al sistema de encabe-zamientos, permitió a los concejos guipuzcoanos mayores posibilidades de ges-tionar el principal tributo regio. En este caso nos acercaremos a las ordenanzasque redactó la universidad de Zizurkil, un texto desconocido que forma parte dela escasa documentación local guipuzcoana relativa a la alcabala. A través de élanalizaremos qué pautas siguió un pequeño concejo para poder llevar a cabo larecaudación del impuesto.

1509ko alkabalaren fosilizarioaren pribilegioak, “encabezamiento” deiturikosistemarekin batera, gipuzkoar udalbatzei errege zerga nagusia kudeatzekoaukera gehiago eman zien. Lerro hauen bidez Zizurkilgo unibertsitateakidatzitako ordenantzak aztertuko ditugu, ezezaguna den idatzia, eta alkabalariburuz, Gipuzkoako herri mailako dokumentazio urriaren zati dena. Ordenantzahauek aztertuz, udalbatza txiki batek zerga biltzeko zer pauso eta neurri ezarrizituen ikusiko dugu1509’s privillege of alcabala tax’s fosilization, next to “encabezamiento” systemof collect, let guipuzcoan councils more posibilities to collect the king’s mostimportant tax. In the next lines we’ll study Zizurkil’s ordinances or bylaws of1509, an unknown text and one of few guipuzcoan local documents of earlyXVIth century about the alcabala. Through them, we’ll see what kind of stepsand decisions followed a little council to collect that tax.

Gipuzkoa, Edad Media, Alcabalas, Ordenanzas, Zizurkil.

Gipuzkoa, Erdi Aroa, Alkabalak, Ordenantzak, Zizurkil.Gipuzkoa, Middle Ages, Alcabala tax, Bylaws, Zizurkil.

Ordenanzas de la Alcabala de Zizurkil (1509)

IAGO IRIJOA CORTÉS

RESUMENLABURPENA

ABSTRACT

PALABRAS CLAVEGAKO-HITZAK

KEY WORDS

Fecha de recepción/Harrera data: 05-11-2010Fecha de aceptación/Onartze data: 12-01-2011

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1 El siguiente artículo ha sido elaborado en el marco del proyecto de investigaciónfinanciado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, Proyectos I+D 2008, titulado“Poder, sociedad y fiscalidad en las Merindades de Allende Ebro y La Rioja durante elReinado de la dinastía Trastámara”, cuya referencia es HAR2008-05841-002-02, integra-do en la red temática intrauniversitaria Arca Comunis (http://www.arcscomunis.uma.es/index.php) y el investigador principal el profesor Ernesto García Fernández, cate-drático de Historia Medieval de la Universidad del País Vasco.

2 Sobre el proceso de encabezamiento vid. María ASENJO GONZÁLEZ: “Los enca-bezamientos de alcabalas en la Castilla bajomedieval. Fuentes de renta y política fiscal”en Dennis MENJOT y Manuel SÁNCHEZ MARTÍNEZ (dirs.): Fiscalidad de Estado yfiscalidad municipal en los reinos hispánicos medievales, Casa Velázquez, Madrid, 2006,págs. 135-170.

3 Cfr. Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ: Gobernar la ciudad en la Edad Media:Oligarquías y elites urbanas en el País Vasco, DFÁ, Vitoria-Gasteiz, 2004, pág. 179.

Como han venido remarcando las diversas investigaciones, la alca-bala se convirtió en el principal impuesto de la Corona castellana

desde fines de la Edad Media. Durante las últimas décadas del sigloXV, además, el impuesto sufrió una transformación con la paulatinaconsolidación del sistema de encabezamiento como método de recau-dación. Se transformó, en ocasiones, tanto la propia naturaleza fiscaldel tribuno, al convertirse en numerosos casos en un impuesto decarácter directo, como su método de recaudación, al pasar a un siste-ma en el que los concejos adquirían un protagonismo esencial, pueseran ellos los encargados de recaudar y gestionar el impuesto2.

Para Gipuzkoa, el principal fenómeno lo constituye el privilegio deencabezamiento perpetuo otorgado por la Corona en 1509, que supu-so, a partir de entonces, el pago de una cantidad fija anual a las arcasregias, independientemente del aumento o el descenso de las transac-ciones aplicadas al impuesto. Así, esta merced permitía a los concejosplanificar de mejor manera los mecanismos de gestión y recaudacióndel tributo, al tener que pagar a partir de entonces una misma cantidadanual y no tener que acordarla con la monarquía cada cierto tiempo.

A pesar de posibilitar el desarrollo de una fiscalidad municipal, espoco lo que conocemos sobre la evolución de la alcabala en Gipuzkoaa lo largo del siglo XV, aunque las últimas investigaciones están apor-tando numerosos datos. Desconocemos de manera específica los pro-cedimientos llevados a cabo por los diversos concejos y poblacionesguipuzcoanas para su recaudación y los indicios que tenemos nosrevelan un panorama heterogéneo. Desde el propio sistema de recau-dación (arrendamientos y repartimientos) y los propios oficialesencargados de su recaudación (cogedores, fieles, jurados, etc.), hastael procedimiento seguido para su cobro en las diversas localidades queformaban los partidos fiscales3.

En este sentido, la consulta en los protocolos del partido de Tolosacustodiados en el Archivo General de Gipuzkoa ha propiciado el des-cubrimiento de una ordenanza elaborada por el concejo de la univer-

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1. INTRODUCCIÓN1

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4 El proceso de exención tributaria a lo largo de los siglos XIII y XIV en GonzaloMARTÍNEZ DÍEZ: “Fiscalidad en Guipúzcoa durante los siglos XIII-XIV”, Anuario deHistoria del Derecho Español, XLIV, 1974, págs. 537-617. Cfr. con el caso de Arrasate enJosé Ángel ACHÓN INSAUSTI: “A voz de concejo”. Linaje y corporación urbana en laconstitución de la Provincia de Gipuzkoa: los Báñez y Mondragón, siglos XIII-XVI, DFG,San Sebastián, 1995, pags. 171-174, que apunta a las particularidades de dicha villa en eseproceso. Para el estudio de la fiscalidad concejil y provincial remitimos al último estadode la cuestión trazado por Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ: “La hacienda medieval enÁlava, Guipúzcoa y Vizcaya”, Iura Vasconie, 6, 2009, págs. 265-328.

5 José Ángel ACHÓN INSAUSTI, op. cit., pág. 174, nota 629.

sidad de Zizurkil a inicios del XVI, relativa a la alcabala, que estudia-remos y transcribiremos en las líneas siguientes. Se trata de un docu-mento excepcional pues –salvo el caso de Soraluze al que haremosreferencia a lo largo de estas páginas– por el momento no tenemosconstancia de la existencia de ordenanzas específicas para la recauda-ción del impuesto en el territorio guipuzcoano durante los años fina-les del siglo XV e inicios del XVI.

Aunque el proceso de paulatina exención fiscal vivido por las villasguipuzcoanas y la Provincia a lo largo de los siglos XIV y XV permi-tió concebir a los pobladores guipuzcoanos como hidalgos y que noabonasen tributos regios (como el portazgo, martiniega, yantar, fonsa-dera o el pedido), hay que recordar que este fenómeno no fue com-pleto, pues se siguieron abonando tributos, como los diezmos de lamar, los derechos en torno a las ferrerías y la alcabala, tributo que seconvirtió en la principal entrada fiscal de la Corona a partir del sigloXV. Junto a este fenómeno de exención, ese mismo período va a cono-cer un proceso de profesionalización del ámbito fiscal con la creaciónde oficiales específicos como cogedores, fieles, bolseros o mayordo-mos, a medida que se iban formando las haciendas y fiscalidad con-cejil y provincial4.

En este contexto, en cuanto a la alcabala conviene destacar que losconcejos guipuzcoanos colaboraron y concertaron con sus arrendado-res las cantidades a pagar, consiguiendo paulatinamente mayorescompetencias en su recaudación. Sabemos que Mondragón empleabael sistema de arrendamiento al menos desde 14525. San Sebastián, porsu parte, supone un ejemplo temprano de aplicación de sistema deencabezamiento para pagar este mismo impuesto: en 1463 el concejodonostiarra acordaba con los contadores mayores pagar 205.000maravedíes anuales por las alcabalas de su partido durante los siguien-tes 3 años. Cantidad que poco después logró rebajarla en 65.000 mara-vedíes. El ejemplo de esta última villa revela que con anterioridad a1495, cuando el encabezamiento empezó a aplicarse en el conjunto dela Corona, la Provincia o, al menos, alguna de las corporaciones que

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2. LA ALCABALA ENGIPUZKOA A FINESDEL XV E INICIOSDEL XVI

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6 Según palabras de Ernesto García Fernández (“La hacienda medieval…”, op. cit., p.291 y nota 63 de la misma) que aclararían ciertas dudas planteadas por Lourdes SORIASESÉ: Derecho municipal guipuzcoano (categorías normativas y comportamientos socia-les), IVAP, Oñati, 1992, pág. 310. Cfr. con algunos casos como el de la localidad sevilla-na de Cazalla de la Sierra en Antonio COLLANTES DE TERÁN MARTÍNEZ: “Los ini-cios del encabezamiento de alcabalas en Cazalla de la Sierra (Sevilla)”, Historia,Instituciones, Documentos, 31, 2004, págs. 155-166.

7 Vid. José Luis ORELLA UNZUÉ: “Estudio iushistórico de las Juntas de Gipuzkoahasta 1550”, en José Luis ORELLA UNZUÉ y Javier GÓMEZ PIÑEIRO: Las Juntas enla conformación de Gipuzkoa hasta 1550, JJGG-DFG, San Sebastián, 1995, págs. 143-258 y José Ángel LEMA PUEYO y José Manuel GÓMEZ LAGO: Archivo Municipal deMondragón. Tomo VI (1501-1520), Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1998, págs. 241 y ss.

8 Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ, Gobernar la ciudad..., op. cit., pág. 180 e ÍDEM:“Finanzas municipales y fiscalidad real en el País Vasco en el tránsito del Medievo a laModernidad”, en Dennis MENJOT y Manuel SÁNCHEZ MARTÍNEZ (dirs.), op. cit.,págs. 173-174 (171-196). Es posible que en la solicitud, los representantes de la Provincia,además de aprovechar la coyuntura bélica, tuviesen presente el precedente del caso donos-tiarra, pues la petición se hizo tras la Junta que tuvo lugar allí. Vid. Amaia RECALDE yJosé Luis ORELLA: Documentación Real a la Provincia de Guipúzcoa (siglo XV). EuskoIkaskuntza, San Sebastián, 1988, vol. I, doc. 36.

9 Javier ELORZA MAIZTEGI: Archivos municipales de Eibar (1409-1520) y deSoraluze/Placencia de las Armas (1481-1520), Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 2000,pág. 76.

10 Victoriano José HERRERO, José Ángel ACHÓN y Juan Carlos MORA: ArchivoMunicipal de Mondragón. Tomo V. Libro 2. Copia de privilegios antiguos (1217-1520),Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 1998, doc. 141.

la integraban, contaba ya con cierta tradición en la aplicación de estesistema6.

Asimismo, desde la segunda mitad del siglo XV la Provincia y lasvillas guipuzcoanas consiguieron diversas rebajas en el monto delimpuesto, incluso después de establecerse el primer encabezamiento,en 1507. Efectivamente, fueron diversas corporaciones las que sebeneficiaron de las de exenciones y rebajas coyunturales concedidaspor la monarquía y motivadas tanto por mercedes regias como por losincendios y la perentoria necesidad de los núcleos poblacionales poriniciar su propia reconstrucción7. En 1466, por ejemplo, Enrique IVrebajó la cantidad que tenía que pagar la Provincia en 200.000 mara-vedíes, previa solicitud de los procuradores de la Hermandad, comorecompensa por la defensa que habían hecho frente a los enemigos delmonarca8. Asimismo, en mayo de 1509 el rey Fernando mandó apli-car la rebaja de 96.000 maravedíes a toda la Provincia y no sólo a SanSebastián, Segura, Errenteria y Oiartzun9. Finalmente, en 1513 elmonarca concedió en juro de heredad a la Provincia 110.000 marave-díes situados sobre las alcabalas de los diversos partidos de ella, comorecompensa a su actuación en la batalla de Belate de 1512 contranavarros y franceses10.

En relación con los procedimientos de pago, distribución y conflic-tos suscitados en los diversos núcleos de población en torno a la alca-bala, el caso guipuzcoano está poco estudiado, aunque la documenta-

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11 Remitimos a las obras de Ernesto García Fernández, quien, desde nuestro punto devista, es el principal autor que viene aportando luz durante los últimos años sobre la situa-ción de este impuesto. Cfr. también Lourdes SORIA SESÉ, op. cit., págs. 306-320.

12 Aunque parece que ya estaban constituidos a mediados de la centuria anterior, almenos para el caso de San Sebastián. Posteriormente, para 1576, los diversos alcabalazgosestablecidos en el encabezamiento se redujeron a 9. Vid. Carmelo de ECHEGARAY:Compendio de las Instituciones Forales de Guipúzcoa, Imprenta de la Diputación deGuipúzcoa, San Sebastián, 1924 (ed. fasc. de la DFG, San Sebastián, 1984), págs. 198-201.

13 Así, en el partido de San Sebastián se incluía a Pasai Donibane, que pertenecía a lajurisdicción de Hondarribia, y a villas como Hernani.

14 Én el caso de estas últimas, el dinero correspondía al hierro que comercializaban, noal hierro producido.

15 Así, en 1499 el rey Fernando emitía una real cédula para que se averiguasen y cobra-sen los fraudes que se estaban cometiendo en torno al cobro y pago de rentas reales.Montserrat FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Victoriano José HERRERO LICEAGA yLourdes MONTECELO FUENTEFRÍA: Fuentes Medievales del Archivo Municipal deMutriku (1237-1520), Eusko Ikaskuntza, San Sebastián, 2007, doc. 45. Asimismo, en1468 el rey mandaba no situar a personas extranjeras en las rentas de la Provincia. Cfr.Amaia RECALDE y José Luis ORELLA, op. cit., I, pág. XXIX. Para la problemática delmarco contributivo general, vid. Santiago PIQUERO ZARAUZ y José Ramón DÍAZ DEDURANA: “De la fiscalidad municipal a la sociedad: notas sobre las desigaldades eco-nómicas y contributivas en Guipúzcoa (siglos XV-XVI)” en José Ramón DÍAZ DEDURANA (ed.): La lucha de bandos en el País Vasco: De los Parientes Mayores a lahidalguía universal. Guipúzcoa, de los bandos a la Provincia (siglos XIV a XVI), UPV-

ción producida entre 1507 y 1509 en torno al proceso de fosilizacióndel impuesto nos permite contar con un mayor número de datos11. Almenos a partir de ese momento, la Provincia se estructuraba en 27 par-tidos fiscales que agrupaban a las diversas poblaciones12. En general,estos distritos se correspondían con una villa y las aldeas que seenglobaban bajo su jurisdicción, aunque esta regla no se cumplía entodos los casos. Algunos estaban formados por varios núcleos que seencontraban avecindados en otros y, asimismo, un partido podía estarintegrado por diversas villas y poblaciones menores13.

Cada distrito estaba encabezado por una localidad, que se encarga-ba de recaudar la cantidad que le correspondía a cada población yferrería14 incluidas en su partido. Para esta labor la población cabece-ra designaba a unos cogedores o fieles de la alcabala, convirtiéndoseasí en centralizadora y gestora de la recaudación en su partido. Sinembargo, y aunque no disponemos de estudios en profundidad al res-pecto, sabemos que cada uno de esos núcleos integrantes del distritotenía competencias para recoger el dinero que le correspondía. Enestos casos, esta labor la realizaban los jurados de las colaciones oaldeas, quienes entregarían la cantidad a los citados cogedores.

Por otra parte, existieron problemas tanto en la etapa de los arren-damientos como en la del encabezamiento. Durante la primera tene-mos noticias vinculadas a la negativa de las villas y otras localidadesa contribuir al pago, haciendo caso omiso a las peticiones y solicitu-des de los arrendadores a la hora de recaudar el impuesto15. Así, en

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EHU, Vitoria-Gasteiz, 1998, págs. 523-555, y recientemente, ÍDEM: “Fiscalidad real, fis-calidad municipal y nacimiento de las haciendas provinciales en el País Vasco (ss. XIII alXV)” en Dennis MENJOT y Manuel SÁNCHEZ MARTÍNEZ (dirs.), op. cit., págs. 53-89.

16 AGS. RGS. 1493-VIII, fol. 74, 4 de agosto. También en ibídem, fol. 154, en la com-pulsoria dada a los escribanos y notarios públicos de Azpeitia, Errezil, Hernani yAmezketa. No debemos olvidar que los arrendadores particulares debían contar con elapoyo concejil para llevar a buen puerto su actividad fiscal, tal y como remarca MaríaASENJO GONZÁLEZ: “Encabezamientos de alcabalas en Segovia y su episcopalía(1495-1506). Innovaciones fiscales y reacción social”, En la España Medieval, 20, 1997,págs. 254-255 (251-280).

17 Susana TRUCHUELO GARCÍA: La representación de las corporaciones locales gui-puzcoanas en el entramado político provincial (siglos XVI-XVII), DFG, San Sebastián,1997, págs. 88-89 y especialmente Fausto AROCENA: “El encabezamiento de alcabalasde Tolosa: ¿estuvo vigente en Guipúzcoa la contribución de la ‘tellada’?”, BRSVAP, VIII,1952, págs. 409-423.

1493 Miguel Sánchez de Ocio, recaudador y cogedor del impuesto, seencontró con que algunos vecinos Azpeitia, Hernani, Errezil yAmezketa se opusieron a la entrega del monto, no sin antes injuriarlee insultarle, contando para ello con la connivencia de sus concejos yjusticias:

...que yendo él por nuestro mandado con çiertos quadernos yleys que nos mandamos hazer para coger y recabdar las alcaua-las de nuestros reynos, diz que yendo en esa dicha Prouinçia,pasando por la villa de Azpetia, e Régil e Hernani e Amésqueta,algunas personas de las dichas vyllas e logares le dixieronmuchas palabras feas e ynjuriosas e le hizieron algunos vitupe-rios porque avía presentado ante las justiçias de las dichas villase logares los dichos quadernos y leys de alcaualas y que algunasde las dichas justiçias supieron como le avían dicho las dichasynjurias e dieron logar a ello syn punir e castigar...16.

Este hecho muestra claramente la participación de los concejos,agentes locales y elites sociales en el proceso recaudatorio delimpuesto y la necesidad de conjugar los diversos intereses para llevara cabo el eficaz cobro del tributo.

Los problemas no acabaron cuando se adoptó el sistema del enca-bezamiento. Si antes eran las personas particulares los arrendadoresdel impuesto, ahora eran las villas las que se hacían cargo de su recau-dación y por lo tanto, las tensiones y conflictos que podían suscitarseentre ellas y las aldeas, colaciones o villas que se encontraban bajo sujurisdicción o en su mismo partido fiscal se extendían a este ámbito.El ejemplo más conocido, aunque no el único, es el pleito que mantu-vieron las aldeas englobadas en el partido de Tolosa con esta últimavilla en 153217. A inicios del siglo XVI podemos encontrar múltiplesprotestas porque algunas villas querían aumentar la cantidad contri-butiva de otras de su mismo partido; en este sentido se quejaba

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18 Vid. Iago IRIJOA CORTÉS: “Finanzas concejiles y protestas en San Sebastián a finesde la Edad Media (1489-1517)”, BEHSS, 42, 2009, págs. 9-54 e ÍDEM: Pasaia: orígenes(siglos XIV-XVI) / Pasaia: hastapenak (XIV-XVI. mendeak), Pasaiako Udala, Pasaia, 2009,págs. 105-106.

19 AGS. RGS. 1514-10 (2). La reina ordenaba que “no enbargante quales quier prouy-siones e sobrecartas d’ellos e otras prouysyones que en contrario han sydo e sy alguna exe-cucion vos ha sydo fecha por mas de lo que monta el dicho vro encabeçamiento, por lapresente la revoco e doy por nynguna e mando que vos sean debueltas e restituydas qua-lesquier prendas que por ello vos aya(n) sydo fechas...”.

20 Vid. Susana TRUCHUELO GARCÍA, op. cit., págs. 51-53.

21 José Ángel LEMA PUEYO e Izaskun TAPIA RUBIO: Colección diplomática delArchivo Municipal de Tolosa. Tomo II (1420-1499), Eusko Ikaskuntza, San Sebastián,1998, doc. 21.

Hernani de las intenciones de San Sebastián por acrecentarle la canti-dad en 3.000 o 4.000 maravedíes a fines de mayo de 1514; a su vez,las colaciones de Urnieta y Andoain se quejaban en diciembre de 1514de las intenciones de San Sebastián por querer cobrar a los productosque provenían de aquellas la alcabala forana, aquella que se aplicabaa los géneros provenientes de jurisdicciones ajenas al partido18.

También persistieron los debates relacionados con los situados con-cedidos por la monarquía sobre las alcabalas de los diversos lugares.En octubre de 1514, por ejemplo, Tolosa se quejaba de que el comen-dador Muxica y Martín Sánchez de Araiz, Contador Mayor deCuentas el primero y Escribano Mayor de Rentas el segundo, junto aotras personas, les habían embargado bienes al no acceder a la peti-ción de aquellos de pagar 6.675 maravedíes en función de los situadosque aducían tener en la alcabala de la villa19.

Zizurkil fue una de las numerosas aldeas que a fines del siglo XIVse avecindaron en diversas villas, especialmente las situadas en elcauce del río Oria. En este caso, la universidad y la villa de Tolosa fir-maron la entrada en la jurisdicción de la segunda en 1391. Situaciónque, salvo el breve período de 1450-1475 en que, debido a discrepan-cias con Tolosa, Zizurkil se avecindó en San Sebastián, perduró hastasu independencia, en 161520.

A pesar de esta dependencia jurídica, la colación tenía cierta auto-nomía y contaba con peculiaridades fiscales. Tras el periodo de vein-ticinco años en los que estuvo bajo la jurisdicción de San Sebastián,el nuevo contrato de avecindamiento firmado con Tolosa el 22 deoctubre de 1475 establecía, entre otras, diversas cláusulas fiscales21.Por un lado, la villa se comprometía a respetar la forma de hacerrepartimientos y de coger pechos y derramas que hasta entonces habíavenido realizando la universidad. Los vecinos de Zizurkil por su parte,se obligaban a pagar la contribución o “foguera” provincial que lecorrespondía la colación al fiel de la cofradía de San Juan de

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3. FISCALIDAD YALCABALAS ENZIZURKIL

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188 22 Ibidem, doc. 21.

Arramele, que era el oficial encargado por el concejo de Tolosa paradicha labor. Asimismo, el contrato establecía que los pobladores de launiversidad que entrasen en la vecindad de la villa debían pagar cier-ta cantidad: 60 blancas por cabeza y 30 blancas por media cabeza.Estas condiciones, no obstante, sufrieron una modificación significa-tiva en menos de un año.

En efecto, el 20 de septiembre de 1476 se firmó un nuevo convenioentre Tolosa y Zizurkil. En él se acordaba que, en vez de llevar a cabolo acordado en 1475, la universidad simplemente desembolsaría 1.000maravedíes al año; pago que Tolosa consideraba suficiente y graciasal cual la universidad dejaba de tener obligación fiscal alguna con lavilla, basada en la dependencia jurisdiccional:

por quanto en el capitulado e condiçiones [de 1475] con que losdichos vezinos de la dicha tierra de Çiçurquill entraron por vezi-nos de la dicha villa, se contiene sobre los pechos que la dichatierra le ha de dar al dicho conçejo, aya de pagar cada cabeça encada anno, la cabeça sesenta blancas, e la media cabeça treyntablancas, e a este respeto los que se padronaren etcetera, sobreque amas las dichas partes dixieron que andar cada anno enpa-dronando las cabeças o medias cabeças, porque vnos suele subire otros abaxar e abría en ello trabajo para amas las partes; e porende que era mejor que la dicha tierra de Çiçurquill pagase cadaanno al dicho conçejo de pecho çierta costa atajada, porque elconçejo sopiese lo que auia de reçeuir e la dicha vezindad e tie-rra sopiese lo que auia de pagar, para lo qual el dicho conçejo,alcalde, ofiçiales e omes buenos de la dicha villa por sí e por ladicha villa e conçejo della e los dichos vezinos de la dicha tierrade Çiçurquill, por sy e por la dicha tierra, se ygoalaron e conve-nieron que la dicha tierra de Çiçurquill aya de pagar e pague encada anno al dicho conçejo de pecho conçejal mill marauedísbuenos, que son veynte florines corrientes, e que estos ayan depagar e paguen en cada anno para el dia de Nauidad (…) e contantos que sean libres e quitos e non sean tenidos a pagar otrospechos ni tributos algunos al dicho conçejo nin el dicho conçe-jo les pida, nin apremie, nin pueda constrennir, nin apremiar aotros pechos nin derramas algunas (…) e por otras justas causase legitimas razones en caso que la dicha vezindad de Çiçurquillse multiplique e en mucho mas grado de lo que agora es en qual-quier grado e numero que sea, que non sean tenudos nin obliga-dos a pagar mas de los dichos mill marauedis de cada anno, perosi caso fuere, lo que a Dios non plega, que la dicha tierra e vezin-dad de Çiçurquill se aya de abaxar e menorcar (sic) de lo queagora es, en qualquier grado que sea, que todavia sean tenidos eobligados los otros vezinos de la dicha tierra que quedaren e dare pagar en cada anno los dichos mill marauedis22.

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23 Aunque no era el único caso. En similar situación estaban Amasa, Alkiza, Asteasu,Villabona o las cuatro aldeas de la Sierra.

24 En el caso de Tolosa, fue su concejo el que estableció la cantidad que debía pagar cadauna de sus aldeas, nombrando, además, al recaudador de alcabalas. Vid. Susana TRU-CHUELO GARCÍA: Tolosa en la Edad Moderna. Organización y gobierno de una villaguipuzcoana (siglos XVI-XVII), Lizardi Kultur Elkartea, Tolosa, 2006, págs. 69-70.

25 En ese mismo encabezamiento se comunicaba también la cancelación del situado de600 maravedíes que el bachiller Juan López de Elduayen tenía en las alcabalas deVillabona por muerte de éste. Asimismo, Villabona quedaría eximida del pago de 4.000maravedíes en 1509 debido al incendio sufrido. Javier ELORZA MAIZTEGI, op. cit., pág.73-75 y 77-78.

26 El documento de 1507 en ibídem, págs. 73-75. Sobre las rebajas, vid. ibídem, pp. 89-90. Sobre el partido de Albiztur, ibídem y Susana TRUCHUELO GARCÍA: La represen-tación…, op. cit., nota 203.

Aunque, como podemos leer, la razón principal de cambiar las cláu-sulas del contrato radicaba en primera instancia en las dificultades derealizar padrones cada año, también es posible que los términos delavecindamiento se modificasen por ciertos debates existentes entre lavilla y la aldea, y en los que Tolosa tuviese muy presente los hechosque habían tenido lugar varias décadas atrás. No en vano, Zizurkil fueuna de las que protagonizó, entre 1435 y 1450, una fuerte oposición alos intentos de la villa por hacer contribuir a los núcleos bajo su juris-dicción en todos sus repartimientos, a resultas de la cual Alkiza,Aduna y la propia Zizurkil se avecindaron en San Sebastián.

Pero además, la universidad también tenía otra particularidad conrespecto a la mayoría de núcleos avecindados en Tolosa y relacionadacon la alcabala. No en vano, constituía un distrito propio, el del alca-balazgo de Albiztur, junto a este último núcleo y a los de Anoeta, Iruray Hernialde. Ciertamente, esta organización fiscal resultaba ser uncaso curioso, pues se trataba de un partido que no incluía a ningunavilla dentro de él y por lo tanto, los procedimientos de recaudación ycobro no estaban supeditados a esos núcleos privilegiados23. Estasituación, en la que Tolosa no tenía competencias de ningún tipo, posi-bilitó a las citadas poblaciones verse alejadas de los conflictos fisca-les suscitados entre esa villa y sus aldeas, como el ocurrido en 1532en torno al pago de la alcabala24.

En cuanto a las alcabalas del partido, sabemos que, cuando en 1507se notificó el encabezamiento a los diversos lugares y concejos de laMerindad de Allende el Ebro, estaba encabezado en 17.304 maravedí-es. Se trataba de una de las cantidades más bajas entre las localidadesguipuzcoanas, sólo superior a Alegia (16.838) y Villabona (9.629)25,que además se rebajaría hasta 16.006 maravedíes con la fosilización,en 150926. Posteriormente, la merced del rey Fernando en 1513 esta-bleció sobre el partido de Albiztur un situado de 3.266 maravedíes dejuro a favor de la Provincia.

Anteriormente, gracias a los datos que poseemos para la Merindadde Allende Ebro en 1481, contamos con información más explícita

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27 José Ángel ACHÓN, op. cit., págs. 175-181, especialmente pág. 177.

28 Es decir, el que se había calculado en un principio tras las gestiones realizadas duran-te años por los contadores mayores. Por lo tanto, la cantidad más cercana a la fecha de1481.

29 Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ: Gobernar la ciudad..., op. cit., pág. 287.

30 Ibídem, págs. 186-188. Los documentos en Javier ELORZA MAIZTEGI, op. cit.,págs. 64-66 y 111. En el propio archivo se conserva también una carta de pago de 1501del tesorero de rentas a favor del concejo de Soraluze por las alcabalas. Vid., págs. 62-63.

31 María ASENJO GONZÁLEZ, M.: “Los encabezamientos…”, op. cit., págs. 141 y ss.

sobre los situados del partido de Albiztur. Según esta documentación,una de las principales figuras de la vida provincial de mediados delsiglo XV, Domenjón González de Andía, tenía situados 3.000 marave-díes sobre las alcabalas de Zizurkil, mientras su hijo Antón poseía500. Ambos individuos contaban también con diversas cantidades enotras localidades del mismo partido: en Albiztur, 2.000 Domenjón y600 Antón; en Hernialde, 1.000 y 200, respectivamente; en Anoeta,1.500 y 500, y en Irura, 1.000 y 200. En total, 10.500 maravedíes27.Si tenemos en cuenta el primer encabezamiento de 150728, los situa-dos suponían un 60’7% de esos 17.304 maravedíes; porcentaje algomayor que la media de la Merindad, establecida por algún autor en el56%29.

3.1. Razones de la redacciónEl concejo de la universidad estableció en enero de 1509 trece capí-

tulos que regulaban la imposición y la recaudación de las alcabalasdurante los siguientes 20 años. Los ítenes 11-13 hacían referencia alsistema de cobro, mientras los restantes establecían una serie de medi-das y fórmulas que reflejan las diferentes fuentes y productos a losque se aplicaría o eximiría del tributo. Como hemos señalado, encon-trar en Gipuzkoa un ordenamiento así en estas fechas es un hecho bas-tante excepcional, aunque no es el único. El profesor GarcíaFernández ya ha mencionado y analizado en más de una ocasión lasordenanzas que redactó el concejo de Soraluze en 1505 y 1506, queregulaban la cantidad que se aplicaría en los diversos productos parael pago de varios tipos de alcabala y que se modificaron parcialmen-te en 151730.

En primer lugar, creemos que la redacción de esta normativa hayque entenderla en el marco del proceso del encabezamiento perpetuoconcedido a la Provincia, inmerso a su vez en un marco general detransformación en la recaudación del impuesto, que en 1495, tras másde 15 años de exhaustivo análisis por parte de los contadores, conocióel primer paso en la ampliación y extensión del sistema del encabeza-miento31.

Como es conocido, el paso de un sistema de arrendamientos a otrode encabezamientos permitió a los concejos de las villas y ciudades

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32 Miguel Ángel LADERO QUESADA: “Corona y ciudades en la Castilla del sigloXV”, En la España Medieval, 8, 1986, pág. 570 (551-573). Ernesto GARCÍAFERNÁNDEZ: Gobernar la ciudad..., op. cit., pág. 178 y ss.

33 Las protestas en ARChV. Civiles. Quevedo. Fenecidos, 108-16 y especialmente enARChV. Reales Ejecutorias, 240-39.

adquirir una mayor relevancia y peso en su recaudación, al ser elloslos que gestionaban de manera directa el cobro del impuesto. Es posi-ble que la paulatina importancia de este tributo, junto a la potestadconcejil para su recaudación, suscitase en algunos concejos la necesi-dad de establecer por escrito una normativa que regulase la percepciónde la alcabala, a través de la cual fijarían las tasas y los productosdonde se regularía el tributo32. Aunque actualmente sólo conocemoslos casos de Zizurkil y Soraluze, no sería extraño que otras poblacio-nes hubiesen tomado esa misma medida.

En el caso de Zizurkil es posible que la fosilización del tributo nofuese la impulsora directa de la redacción de estas ordenanzas.Pensamos que, junto a la evidente influencia de las dinámicas de laCorona y la provincial, pudieron existir una serie de motivos localesque promovieron la elaboración de la normativa de 1509. Debemosrecordar la existencia de pleitos que mantuvo la vecina universidad deAduna ese mismo año con Martín Ruiz de San Millán, señor del solarde San Millán y, curiosamente, vecino de Zizurkil, porque este últimono había pagado al fiel de la universidad la alcabala que le corres-pondía abonar por la venta de ciertas cargas de madera, carbón, cas-tañas, manzanas y otros productos33. Es posible que estos debates fue-sen comunes también en poblaciones cercanas, como Zizurkil, y quepara solucionarlos la universidad redactase la normativa que analiza-mos.

Asimismo, el desarrollo del sistema de encabezamiento y la fosili-zación, junto a algunos datos aportados por el contrato de avecinda-miento de 1475, también permite plantear la redacción de estas orde-nanzas dentro de un marco en el que el uso de sistemas directos derecaudación adquiriría un peso cada vez mayor. Es decir, que paraconseguir el dinero destinado a la alcabala o al menos parte de él, seempleasen repartimientos basados en los bienes que poseía cada veci-no. Es muy probable que este método produjese algunos debates yque, con la redacción de las ordenanzas, se pretendiese que este siste-ma quedase más regulado, a fin de evitar esas discusiones y diferen-cias. Como veremos, ciertas disposiciones que se adoptan en 1509, sies verdad que no mencionan explícitamente conflictos o dificultades,sí evidencian una necesidad de establecer algunas normas a la hora deelaborar los repartimientos.

Aunque carecemos de otro tipo de documentos vinculados alimpuesto para el caso de Zizurkil y es aventurado hacer afirmaciones

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34 Juan Carlos MORA AFÁN: Gizarte tradizionala Zizurkilen (1615-1800) / La socie-dad tradicional en Zizurkil (1615-1800), Lizardi Kultur Elkartea, Tolosa, 2006, págs. 21 yss., especialmente, pág. 26. Algún autor menciona que Zizurkil ya disponía de ordenanzasen el siglo XVI, aunque es posible que se refiera a las que estudiamos ahora. Cfr. LuisMiguel DÍEZ DE SALAZAR: “Régimen municipal en Guipúzcoa (s. XV-XVI)”,Cuadernos de Sección-Derecho, 1, 1984, pág. 96 (75-129). Por otro lado, aunque no tene-mos datos explícitos sobre más documentación normativa producida por la universidad enestas décadas, algunas de las cláusulas establecidas en el contrato de avecindamiento de1475 reflejan que Zizurkil contaba con cierta reglamentación relativa a repartimientos y ala elección de los jurados, cuando mencionan “poner o crear sus jurados, según que lo hanusado e acostunbrado” y que guarden “sus usos e costunbres e hordenanças que tienenentre sy, asy çerca el repartir los pechos e derramas e coger los tales pechos e prendar anos sobre pastos e las yerbas con ganados”. Sobre la vigencia del derecho oral en la reso-lución de los pleitos tratados ante el alcalde de la universidad, Juan Carlos MORA AFÁN:Zizurkilgo historia: bailaratik hiribildura (1186-1615) / Historia de Zizurkil: del valle ala villa (1186-1615), Lizardi Kultur Elkartea, Tolosa, 2005, pág. 61.

35 En el partido de Tolosa por ejemplo, las aldeas debían pagar la alcabala forana cuan-do vendían sus productos en la villa, tal y como lo citan en el conflicto de 1532. Cfr. FaustoAROCENA, op. cit. Líneas arriba hemos podido ver que la misma queja planteabanAndoain y Urnieta en el caso de San Sebastián.

tajantes, lo cierto es que, fuesen motivadas por la dinámica general opor una serie de necesidades locales, creemos que la redacción deordenanzas específicas para la alcabala son fiel reflejo de la impor-tancia que estaba adquiriendo dicho impuesto en la vida cotidiana y lanecesidad de los concejos, en este caso el de Zizurkil, para cumplircon su pago. Además, no deja de ser curiosa la redacción en esta épocade dicha normativa, porque la universidad no se dotará de ordenanzasescritas propias que regulen el buen gobierno hasta 1754. En ellas, eldecimosexto capítulo trataba sobre el pago de la alcabala forana, des-tacando la necesidad de que se recaudase lo más rápidamente posiblepara así evitar multas34.

3.2. El análisis de las ordenanzasAntes de estudiar el contenido de las ordenanzas redactadas en

1509, creemos oportuno realizar ciertas apreciaciones previas.En primer lugar, si bien es verdad que este documento contribuye a

un mayor conocimiento de la fiscalidad concejil guipuzcoana de ini-cios de la Edad Moderna, debemos tener presentes varias limitacio-nes. Por un lado, que se circunscribe exclusivamente a uno de losnúcleos que componían el partido de Albiztur, de manera que desco-nocemos si el resto de las poblaciones que formaban de parte de éltambién redactaron ordenanzas parecidas a éstas o elaboraron algunanorma para regular el cobro y recaudación del impuesto. En este sen-tido, tampoco sabemos si en las transacciones llevadas a cabo entre laspoblaciones del alcabalazgo de Albiztur se aplicaba la alcabala ordi-naria o la forana, aunque, al constituir un solo partido, es más proba-ble la primera opción35.

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36 Albiztur tenía 24 fuegos, Zizurkil 20, Anoeta 10, Hernialde 8 e Irura 4 ½ . Vid. SusanaTRUCHUELO: La representación…, op. cit., pág. 104. Efectivamente, para esta épocacarecemos de repartimientos y cartas de pago relacionadas con la alcabala.

37 En la propia Gipuzkoa tenemos el caso de Soraluze de 1505 y 1506.

38 Vid. Beatriz ARIZAGA BOLUMBURU: “La vida cotidiana en el País Vasco en laBaja Edad Media”, en Joseba AGIRREAZKUENAGA (ed.): Tokiko historiaz ikerketak.Estudios de Historia local, DFB-Eusko Ikaskuntza-DFG, Bilbao, 1987, pág. 112 (109-124).

Aunque anteriormente hemos citado algún dato sobre el partido deAlbiztur, lo cierto es que desconocemos varios datos muy importan-tes. En primer lugar, la cantidad que le correspondía pagar a Zizurkilcon respecto a las otras poblaciones de su alcabalazgo. Si tomamoscomo referencia hipotética los fuegos con los que contribuía cada unode los cinco núcleos que componían el partido en los repartimientosprovinciales, podemos deducir que Zizurkil era, tras Albiztur, la quemás pagaba36. Por otro lado, ignoramos la dinámica de contribucióndel partido. Es decir, cómo se gestionaba y a quién correspondía reco-ger el dinero de las diversas poblaciones, aunque lo más probable esque fuese el núcleo cabecero del partido, en este caso Albiztur, el quese encargase de ello.

Las primeras disposiciones establecidas en el documento hacenreferencia a los productos exentos del impuesto; hecho que no resultaextraordinario37 pero que sí refleja la capacidad de los concejos a lahora de diseñar políticas fiscales, en este caso, con destino a la recau-dación de la alcabala.

En concreto, la cuarta ordenanza relevaba del pago del impuesto alos derechos sobre las tejedoras, las gallinas y los huevos (cf. núm. 4).Es posible que un porcentaje muy alto de estos productos estuviesedestinado al autoabastecimiento, manteniendo cada vecino en su casacorrales e instrumental dedicado al tejido; es decir, que no participa-sen en los intercambios y transacciones. En consecuencia, no supon-drían una fuente de ingresos muy relevante para conseguir el montoen el que estaba encabezada la universidad y quizás esa fue la razónpara eximirlos38.

Las tres primeras ordenanzas también establecían diversas exencio-nes. El concejo decidió no aplicar el impuesto al sueldo que las casasde la universidad pagaban a los rementeros o herreros (cf. núm. 1), albarbero o cirujano (cf. núm. 2) y al vaquerizo (cf. núm. 3). A tenor deestas medidas, se deduce que, anteriormente a 1509, parte del dineroaportado por cada casa de la universidad para el pago de los sueldosde los que ejercían las profesiones señaladas era destinado a cubrir elmonto de las alcabalas. Resulta un hecho bastante peculiar porquereflejaría, entonces, que a cualquier partida de dinero (fuese por com-praventas o no) se le podía aplicar un porcentaje que estaría destinadoal pago del tributo.

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39 Vid. Miguel Ángel LADERO QUESADA: La hacienda real de Castilla en el sigloXV, Universidad de la Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1973, especialmente, págs. 64-65.En Soraluze por ejemplo, la exención se aplicaba a las candelas, el pan cocho, los bueyesy vacas que se llevasen desde fuera de la jurisdicción para la cofradía, el pescado y sardi-nas frescas que llevasen las mujeres a cuestas, y el pescado fresco de los mulateros, hastamedia docena de pescados frescos, una docena de besugos y 100 sardinas. El documentoy su confirmación en Javier ELORZA MAIZTEGI, op. cit., págs. 64-66. Vid. tambiénErnesto GARCÍA FERNÁNDEZ: Gobernar la ciudad..., op. cit., págs. 186-187.

40 Fausto AROCENA, op. cit.

41 AGG-GAO PT 2, fols. 179r.º-180r.º. Trascrito en Juan Carlos MORA AFÁN:Zizurkilgo historia..., op. cit., p. 110.

Las ordenanzas también eximían el trueque de animales (cf. núm.8). Una exención que por un lado nos coloca frente al fuerte peso dela actividad ganadera de la universidad. Por otro, indica que, con ante-rioridad, este tipo de intercambios también eran gravados para larecaudación de la alcabala, tal y como lo ha reflejado algún autor39.

La mención que se hace de los rementeros nos permite abordar, almenos de manera indirecta, la cuestión de las ferrerías y la contribu-ción de éstas al pago de la alcabala que debían recaudar los conce-jos. En el caso de Tolosa, sabemos que en los repartimientos desti-nados al pago del impuesto regio realizados en el primer tercio delsiglo XVI estaban incluidas las ferrerías de Plazola, Mustar, Berinas,Ollokiegi, Ameraun e Inturia, abonando cada una 1.575 maravedíespor el hierro que comercializaban40. En el caso de Zizurkil apenastenemos menciones de ferrerías a fines del XV e inicios del XVI,pero la única que está constatada nos aporta información relaciona-da con la alcabala.

Sabemos que la ferrería de Atxulondo o Arsuondo, de titularidadconcejil y que funcionaba al menos desde 1470, se arrendaba. En1512, y durante un período de 15 años, el arrendatario fue Martín deAltamira. En 1527 el concejo de Zizukil le otorgaba la carta de pagoy finiquito por el arrendamiento, señalando entre otras cuestiones queAltamira había pagado “a los fieles cojedores de las alcabalas de ladicha tierra quarenta chanfones”41. Este dato nos indica que, almenos desde 1512, parte del arrendamiento se destinaba al pago delimpuesto. Debemos señalar que se trata de una cuestión que no apa-rece regulada en las ordenanzas que estudiamos y por lo tanto, cabríaplantearse que en algún momento entre 1509 y 1512 el concejo deci-dió que los bienes de propios o al menos, la ferrería, contribuyesen alpago del tributo.

Como hipótesis que explicase esta decisión podría pensarse que, afin de lograr de forma más segura la cantidad en la que estaba enca-bezado, el concejo de Zizurkil adoptó en años posteriores a las orde-nanzas la decisión de gravar otra serie de bienes y transacciones oadoptar otros métodos, en este caso el arrendamiento de algunos

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42 Cfr. Lourdes SORIA SESÉ, op. cit., págs. 318-319. Cuando el concejo de Soraluzedecidió establecer la cantidad aplicada en las transacciones de diversos productos, señala-ba que tenían la costumbre de arrendar separadamente la alcabala forana y la alcabala quese aplicaba a la compraventa de heredades, tierras y casas que vendiesen los vecinos de lavilla y su jurisdicción.

bienes de propios. Por un lado, porque se trataba de un sistema en elque el concejo se aseguraba desde un principio la recaudación de cier-ta cantidad42; por el otro, porque algunas de las decisiones adoptadasen 1509 para solucionar los problemas no habrían sido suficientes.

Es posible también que la decisión de buscar una fuente de ingre-sos en el arrendamiento de ciertos bienes y no hacerlo en las com-praventas protagonizadas por los vecinos de la universidad estuvieserelacionada con el escaso peso de la actividad comercial. Sin embar-go, a tenor del documento que ahora analizamos, sabemos que lascompraventas vinculadas a la ganadería tenían un importante peso enla recaudación de la alcabala. Así, las ordenanzas de 1509 dejan verla relevancia de la actividad ganadera de Zizurkil en relación conotros núcleos guipuzcoanos, de forma especial los ítenes quinto ysexto. No obstante, conviene advertir que la redacción de ambos,sobre todo la del primero, es bastante ambigua y podemos interpre-tarlos de dos maneras diferentes. Veamos qué nos dicen ambas orde-nanzas:

Yten, ordenamos y mandamos que qualquier persona o personasque sean, sy bendieren qualquier cosa de qualquier natura deganados de bueyes o de vacas o bestias, roçines o mulas, etc.,dentro, en las juridiçiones de Çarauz e de Orio e Vsurbill eHernany e Berastegui e Alegrya e d’Ernio, que le perteneçepagar e echar la alcabala lo que pagare el estrangero e de lo al loque se hallare que es lo que mereçe pagar por ello, le echen altal persona o personas los repartidores del dicho conçejo deveynte vno, contándole a la parte lo que a dado en señal.

Otrosy, ordenamos e mandamos con condiçión que se allarequalquier persona que sea que ha lleuado afuera de las dichasjuridiçiones susodichas e nonbradas alguna cosa de bender, quemereçe pagar alcabala; e pensado d’esta par, de pagar la talalcabala; e sy se le provare por su juramento, que pague de diezuno e que sea tenido de jurar e jure por quánto bendió e sea con-denado.

En primer lugar parece establecerse que a aquellos vecinos deZizurkil que vendiesen ganado (¿de Zizurkil?) en las jurisdicciones deZarautz, Orio, Usurbil, Hernani, Berastegi, Alegia y Ernio, se les apli-caría la cantidad establecida para la alcabala forana, aquella vincula-

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43 En este caso, en el centro de la comunidad, que sería la iglesia de San Millán. A tenorde lo que señala el documento, la cantidad aplicada al impuesto en este caso era del 5%.Sobre el peso de la ganadería en Zizurkil, Juan Carlos MORA AFÁN: Gizarte tradiziona-la..., op. cit., págs. 80-84.

44 De hecho, el comercio procedente de Navarra, principalmente el del hierro, pasabapor Berastegi con quien Tolosa mantuvo un pleito a fines del XV por ese motivo. SusanaTRUCHUELO GARCÍA: Tolosa en la Edad Moderna…, op. cit., págs. 87-88.

da a las ventas de productos que hacían personas ajenas a la jurisdic-ción de la villa o núcleo donde se vendían; es decir, los importados43.

Que Zizurkil tenía relaciones con aquellos y que eran ventajosas loindica la sexta ordenanza, que establecía que si alguien vendía gana-dos en jurisdicciones diferentes a las citadas arriba, debía pagar laalcabala tal y como estaba establecida, debiendo jurar de antemanoque la cantidad que decía era la verdadera; en este caso, la ordenanzahabla del “diez uno” que, entendemos, hay que traducir como aquel10% de la transacción destinado a la alcabala. En el fondo, estas dosordenanzas parecen establecer medidas controladoras del comerciollevado a cabo por los vecinos de la universidad. No debemos olvidarque, especialmente en las villas más dinámicas y donde las transac-ciones comerciales eran numerosas, la alcabala forana era la que apor-taba mayores ingresos. A tenor de lo que refleja la quinta ordenanza,parece concluirse que Zizurkil fomentaba ese tipo de transacciones enlas localidades citadas, al potenciar la “alcabala veintena” que reteníaun 5% de la cantidad para ese impuesto.

Sin embargo, la misma quinta ordenanza puede interpretarse demanera contraria y por lo tanto, dejaría entrever la posibilidad de gra-var con esa alcabala forana del 5% a las personas de las citadas loca-lidades que vendiesen ganado en la universidad, lo que podría tenermás lógica. Es decir, sería una ordenanza que fomentaría las transac-ciones de ganado que realizaban los vecinos de aquellas poblacionesen Zizurkil, adquiriendo esta localidad un importante papel en la cen-tralización de transacciones ganaderas. No obstante, la mención a“qualquier persona que sea que ha lleuado afuera de las dichas juri-diçiones susodichas e nonbradas alguna cosa de bender” indicaríaque se refiere a los vecinos de Zizurkil que iban a vender a esos núcle-os y no al contrario.

Es cierto que la aparición en el documento de la mayoría de las loca-lidades citadas tiene su lógica: Orio, Zarautz y Hernani se encuentrancerca, y otras como Usurbil, son vecinas. Pero no deja de sorprenderque nos encontremos con Alegia y Berastegi, integradas en el partidode Tolosa y bastante alejadas, a priori, de una posible influencia deZizurkil; parecería más lógica una relación de ésta con las alcaldías deSayaz y Aiztondo o la propia Tolosa, y sin embargo no se hace men-ción a ninguna de éstas. Es posible que la cita de ambos pueblos puedaestar relacionada con las rutas de trashumancia o con el comercio conNavarra, pues Berastegi es una localidad fronteriza con este reino44.

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45 Juan Carlos MORA AFÁN: Zizurkilgo historia..., op. cit., pág. 37. Sin embargo, en estecorriedo no estaba Albiztur que, como hemos visto, daba nombre al distrito fiscal para larecaudación de la alcabala. Desconocemos si en la creación de los partidos fiscales pudoinfluir la estructura de los corriedos. Sobre ello, Sebastián INSAUSTI: “División deGuipúzcoa en valles”, BEHSS, 8, 1974, págs. 219-229.

46 Juan Carlos MORA AFÁN: Zizurkilgo historia..., op. cit., págs. 49-50. El documentode 1389 está transcrito en ibídem, págs. 51-54.

47 Ibídem, especialmente, pág. 106.

En este sentido, debemos recordar los pleitos entre Zizurkil y el señorde San Millán en torno a los daños que causaban los ganados de ésteen los seles concejiles; reses que, precisamente, provenían del reinovecino y quizás pasasen por Berastegi.

Aunque, ante la falta de datos, es aventurado hacer cualquier afir-mación firme, es posible que, como resultado de esta práctica gana-dera, Zizurkil ejerciese como principal de polo de atracción para laslocalidades que se citan en la ordenanza, convirtiéndose éstas y susvecinos en los principales compradores de ganado de Zizurkil. De estaforma, estas transacciones permitirían a la universidad contar conimportantes ingresos y así conseguir gran parte del monto destinado ala alcabala. Es posible que esta situación ventajosa originase algúnconvenio que estipulase la preferencia de venta del ganado en esaslocalidades. Y para potenciarla, la alcabala se aplicaría al 5% delmonto de estas transacciones mientras las ventas realizadas en otroslugares estarían sujetas al 10%.

En cuanto a la cita al monte Ernio, deja vislumbrar rutas de trashu-mancia y anteriores adscripciones territoriales. Cuando, en torno1350, la diócesis de Pamplona estableció el sistema de percepción derentas de las iglesias parroquiales basándose en distritos llamados“corriedos”, Zizurkil se englobaba en el de San Millán o Erniobeheajunto a otras poblaciones como Anoeta, Hernialde e Irura, que seencontrarían después en el mismo alcabalazgo45. Además, la impor-tancia que la ganadería tenía en este espacio también se refleja cuan-do en 1389, la zona comprendida en el monte Andatza, cuya explota-ción era de carácter ganadero, pasó a manos del Hospital de SantaMaría de Roncesvalles, perdiendo Zizurkil la titularidad de un espacioexplotado bajo primicias pastoriles y que estaba a medio camino entrelas zonas de pasto y la costa. Esto propició que tierras situadas enUsurbil y Aia quedasen sin aprovechamiento comunal para Zizurkil46.

Parece claro el predominio que tenían en Zizurkil las labores gana-deras y transacciones vinculadas a ellas, como lo demuestran losnumerosos pleitos con los señores de San Millán en torno al disfrutede pastos y al aprovechamiento de seles47. A ello hay que unir lasinformaciones que proporciona un pleito de 1539 entre el concejo y elsolar de San Millán, que señalaba que en los seles de Zizurkil pastabael ganado de otros lugares de la Provincia. Asimismo, la universidad

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48 Ibídem, pág. 32.

49 Como la venta de árboles para cargas de carbón y leña. Cfr. AGG-GAO PT 2, fols.50r.º-51r.º

50 Sobre las diversas actividades económicas de Zizurkil y su relevancia, ibídem, pág.107 y ss. Sobre la aplicación de la alcabala ordinaria en productos de primera necesidad,Lourdes SORIA SESÉ, op. cit., págs. 318-319. Tampoco se citan este tipo de productosentre los exentos del pago de alcabalas establecido por Soraluze en 1505. Vid. supra nota39.

51 Cfr. Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ: Gobernar la ciudad..., op. cit., pág. 183.

culpaba a ese importante linaje de construir caserías en los seles con-cejiles, lo que provocaba que los vecinos se viesen obligados a llevarsu ganado a otras jurisdicciones aumentando sus gastos48.

Por otro lado resulta curiosa la escasa o inexistente mención entorno a la explotación de tierras, bosques y montes, a las ferrerías o alos molinos y a los productos derivados de dichas actividades49. Lasordenanzas se preocupan más por los productos que van a quedarexentos que por regular aquellos que eran protagonistas de compra-ventas y a través de los cuales se obtendría, al menos teóricamente, eldinero necesario para pagar la alcabala. Como hemos dicho, es posi-ble que estos productos intercambiados entre los vecinos de la univer-sidad no supusiesen unos ingresos muy altos. Por ello, al ser génerosvinculados a la alcabala ordinaria y constituir escasos fondos paralograr recaudar el monto, la principal suma del impuesto la aportaríauna actividad relacionada con la alcabala forana50. Es decir, las rela-ciones mercantiles-ganaderas generadas entre Zizurkil y diversaspoblaciones guipuzcoanas que se mencionan en ele documento.

Así, el principal recurso para obtener el dinero destinado al pago dela alcabala recaería en la ganadería vinculada con localidades ajenasal partido fiscal de Zizurkil, lo que significa que se trataba de unaimportante o extensa actividad a través de la cual se obtenían fuertesingresos. Por ello, aplicar cierto porcentaje para el pago del tributoregio posibilitaría su recaudación51, frente a las transacciones de otrosproductos, que supondrían ingresos complementarios. En resumen, laalcabala forana relacionada con la compraventa de ganado, si no bas-taba por sí sola para hacer frente al pago del impuesto, sí aportaba unalto porcentaje del monto.

Por otro lado, el concejo muestra una clara preocupación por llevara cabo una política fiscal adecuada aplicada a las compraventas. Paraello, en primer lugar era necesario tener conocimiento de las diversastransferencias que se realizaban en su jurisdicción o por sus vecinos.Efectivamente, las ordenanzas pretenden que la universidad conozcay controle las diversas actividades comerciales realizadas en su juris-dicción. Para ello, el concejo zizurkildarra establecía en la séptimaordenanza que en lo vendido de manera oculta, sin conocimiento del

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concejo, se debería aplicar tanto la alcabala ordinaria como la forana,siendo para el pueblo la cantidad obtenida de esa transacción. De estamanera, la universidad se aseguraba el control de las operaciones decompraventa que se realizaban en su territorio, fuesen las llevadas acabo entre sus propios vecinos o aquellas en las que participaban per-sonas de fuera. Las ordenanzas establecían otro mecanismo de con-trol: según la novena ordenanza, si se probaba que alguien había jura-do falsamente en cualquier punto relacionado con la alcabala durantelos veinte años de vigencia de estas ordenanzas, se le condenaba alpago del 10 % de la cantidad.

La importancia de la comunidad de Zizurkil en la recaudación de laalcabala y en qué ámbitos había que aplicarla queda clara en la déci-ma ordenanza, cuando se señala que sería el pueblo quien decidiese sihabía que aplicar la alcabala y qué cantidad, en el caso que se vendie-se cualquier bien del pueblo. Probablemente, más que bienes de pro-pios o concejiles, se referían a bienes particulares no gravados ante-riormente por ello, arrogándose ahora la universidad la posibilidad deaplicar cierta tasa que serviría para recaudar el impuesto. Es posibleque esta disposición deba enmarcarse en los casos en que las pautas ymedidas establecidas resultaban insuficientes para la recaudación delmonto total que debía pagar. Como hipótesis podemos plantear que,tras la rendición de cuentas que se hacía a los fieles, y después decomprobarse que el dinero recaudado resultaba insuficiente para elpago cuatrimestral, la universidad decidía en ese momento aplicar laalcabala a esas ventas. Ello reflejaría una vez más el dinamismo en losprocedimientos recaudatorios del impuesto. Al fin y al cabo, con talde recaudar la cantidad necesaria, se preveía más de un método.

En este sentido, debemos destacar que las ordenanzas son tambiénreflejo del uso de sistemas diversos. Si hasta el momento hemos vistola aplicación de la alcabala a diversas transacciones, el documento de1509 menciona asimismo procedimientos de recaudación directos. Aligual que en el contrato de vecindad de 1475, ahora hay datos que nosremiten a los repartimientos como fórmula recaudatoria. Y, por lo quese colige, no resultaban ser un recurso extraordinario.

A través de esta normativa de inicios del siglo XVI el concejo tam-bién buscaba un reparto equitativo o al menos acorde con la impor-tancia de las casas del pueblo; la undécima ordenanza establecía quesi el repartimiento realizado para pagar la alcabala no fuese suficien-te, se debía hacer uno nuevo entre las casas mayores con la cantidadque faltaba por pagar. Tanto ésta como la duodécima disposición, queestablece que dos hombres elegidos por el pueblo ayudarían a los fie-les a hacer adecuadamente los repartimientos de las casillas menores,reflejarían que, en ocasiones, este tipo de sistemas no habían realiza-do conforme a lo establecido o al menos habían despertado ciertassuspicacias. Es decir, que en algunas ocasiones las “casas menores”habrían sido las principales perjudicadas; quizás porque los baremos

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52 Esta forma de repartimiento confirmaría la hipótesis que manejaban Santiago Piqueroy José Ramón Díaz de Durana, que defendían un sistema de “grados” o de “suertes”,basándose en el contrato de avecindamiento de 1475, donde existía una distinción entre“cabezas enteras” y “medias”. Vid. Santiago PIQUERO ZARAUZ y José Ramón DÍAZDE DURANA: “De la fiscalidad municipal...”, op. cit., nota 58.

53 En él, Tolosa debía guardar los “usos e costunbres e hordenanças que tienen entre sy[los vecinos de Zizurkil], asy çerca el repartir los pechos e derramas e coger los talespechos e prendar a nos sobre pastos e las yerbas con ganados”. Juan Carlos MORAAFÁN: Zizurkilgo historia..., op. cit., pág. 85.

54 Cfr. Lourdes SORIA SESÉ, op. cit., págs. 319-320 y María ASENJO GONZÁLEZ:“Los encabezamientos...”, op. cit., especialmente, págs. 158-159. Sobre los diversos siste-mas de repartimientos, vid. supra, nota 14. En Asteasu, por ejemplo, en 1529 se hizo unrepartimiento y derrama para pagar la foguera provincial y “para otras neçesidades”. Vid.Iago IRIJOA CORTÉS: “Asteasuko 1529ko errepartimendu bat”, BRSBAP, LXIII, 2007,págs. 305-307.

empleados para marcar los diversos niveles de rentas entre unas yotras casas habían sido arbitrarios52.

Como vemos, se trata de un sistema directo basado en los bienes ypropiedades de los vecinos y para el cual se establecían dos niveles, aldistinguirse entre casas mayores y menores. Si es verdad que las orde-nanzas reflejan el uso de sistemas indirectos, no es menos cierto quetoda esta regulación de un método recaudatorio directo evidencia unuso bastante extendido, también para obtener el dinero necesario parapagar la alcabala. El significativo hecho de establecer a dos hombrescomo acompañantes de los fieles podría indicar la existencia de cier-tos debates en fechas cercanas pero, sobre todo, que el recurso a repar-timientos resultaba una fórmula usual de recaudación, tal y como sedesprende del contrato de avecindamiento de 147553, seguramenteporque permitiría hacer frente a los diversos gastos del concejo demanera más rápida. Así, el empleo habitual de repartimientos en otrosámbitos también permitiría aplicarlos en aquellas ocasiones en las quela importante actividad ganadera no había logrado recaudar todo elmonto de la alcabala54.

La normativa que analizamos también refleja la preocupación porllevar a cabo una gestión correcta y transparente de la recogida del tri-buto. Como acabamos de ver, el pueblo debía nombrar a dos hombres“comunes” que acompañarían a los fieles, encargados, como hemosdicho, de recaudar el impuesto. El objetivo era que a la hora de hacerlos repartimientos éstos se realizasen de forma equitativa, echando alas “casillas menores” la alcabala que realmente les correspondía abo-nar en función de los criterios establecidos para llevar cabo dichorepartimiento. Este hecho indica las posibles irregularidades que losfieles podían cometer en su recaudación; en concreto, en relación aaquellos contribuyentes menos pudientes. Así, con el nombramientode dos ayudantes la percepción del monto y su correcta gestión esta-rían más controladas. Esto da a entender que aquellas localidadesjurisdiccionalmente dependientes de las villas pero integradas en par-

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55 Esta última denominación en el ítem primero de las ordenanzas. Sobre los fieles,Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ: Gobernar la ciudad..., op. cit., pág. 179. Cfr. MiguelÁngel LADERO QUESADA: La hacienda real..., op. cit., pág. 67. Desde un marco gene-ral, Regina POLO MARTÍN: El régimen municipal de la Corona de Castilla durante elreinado de los Reyes Católicos (Organización, funcionamiento y ámbito de actuación),Colex, Valladolid, 1999, págs. 377-392. Juan Carlos Mora no cita estos cargos en su mono-grafía, cfr. Zizurkilgo historia…, op. cit., pp. 62-64.

56 Esta última opción aumentaría el gasto derivado de la recaudación del tributo. Sobreello, Lourdes SORIA SESÉ, op. cit., pág. 315, nota 851 y Ernesto GARCÍAFERNÁNDEZ: “Génesis y desarrollo de la fiscalidad concejil en el País Vasco durante laEdad Media (1140-1550)”, La Gènesi de la fiscalitat municipal (segles XII-XIV). Revistad’Història Medieval, 7, 1996, pág. 104 (81-114). Sobre los “sobrantes” de alcabalas,Ernesto GARCÍA FERNÁNDEZ: Gobernar la ciudad..., op. cit., págs. 184-186 y 189.Uno de los pocos casos específicos estudiados para Gipuzkoa lo tenemos en Urretxu:Antonio AYLLÓN IRANZO: “La economía municipal durante el s. XVI”, en VVAA.:Estudio de Historia de Urretxu en su VI centenario. Ayuntamiento de Urretxu-DFG,Urretxu, 1986, págs. 216-217 (179-254).

tidos fiscales ajenos a ellas, contaban (al igual que en otras parcelas)con oficiales propios encargados de recaudar el impuesto. Al fin y alcabo, suponía una capacidad autogestora y sobre todo, eximirse lainfluencia de las grandes villas.

La importancia concedida a la cobranza de la alcabala también serefleja en otras disposiciones. Según la decimotercera ordenanza, elteniente de alcalde debía hacerles un juicio de residencia a los fielestres veces al año (una por cada vez que se recaudaba la alcabala),mientras éstos daban cuenta del procedimiento y la cantidad que habí-an recaudado. Se trata de una rendición cargada de simbolismos pues,además de establecerse que el teniente no cobraría derecho o sueldoalguno por la convocatoria y el juicio, éste se realizaría en un lugar dereferencia (la iglesia de San Millán) y a la vista de toda la comunidad.

Asimismo, las ordenanzas aportan datos sobre la organización de lapercepción del impuesto que se venía dando hasta ese momento. Lasdisposiciones reflejan que para entonces la universidad encargaba asus fieles la recaudación del tributo y que estos lo cobraban, como essabido, en tres plazos anuales. Posteriormente, en 1527 se hace men-ción explícita a los cogedores de alcabalas de la universidad, que segu-ramente fuesen los mismos fieles, que aparecen citados en 1509 como“repartidores de la alcabala”55.

No obstante, no muestran pauta alguna sobre el cobro del impuestoen el partido. Es decir, no sabemos si una vez recaudada la cantidadalgún representante de la universidad se reunía con representantes delos otros núcleos, dónde lo hacían o si, por el contrario, iban a algunavilla a entregar el dinero56. Como se ha señalado más arriba, nos incli-namos a pensar que al ser Albiztur la cabeza del partido, los fieles oalgún representante de esta universidad acudirían tres veces al año alas diversas localidades que integraban su partido con la intención derecaudar el dinero; o bien que fuesen los jurados o cogedores de alca-

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bala de las demás localidades los que se dirigiesen a Albiztur a entre-gar la cantidad que les correspondía.

Por último, debemos plantear una última e interesante cuestión rela-tiva a la aplicación y vigencia de estas ordenanzas. A tenor de lo queindica el final del documento, hubo algún vecino que mostró su recha-zo a estas ordenanzas, mientras que el carpintero Juan de Iturraldeseñaló que necesitaba tiempo para tomar una decisión firme. Aunquela recaudación de varios chanfones en el contrato de arrendamientopor la ferrería en 1527 parece indicar que a los pocos años de haber-se redactado estas ordenanzas, en 1512, se introdujeron ciertas modi-ficaciones en las fuentes de recaudación, carecemos de más datos queratifiquen cualquier hipótesis.

El análisis de las ordenanzas redactadas por el concejo de Zizurkilcon el objetivo de gestionar el cobro de la alcabala aporta varias con-clusiones de interés.

En primer lugar, la importancia que estaba adquiriendo este impues-to. En este sentido, es significativo que Zizurkil decidiese establecerpor escrito ciertas disposiciones relativas al tributo. De hecho, hastaentonces no había tenido un corpus normativo escrito, ni lo volvería atener hasta el siglo XVIII, consistiendo la base jurídica de la comuni-dad en usos y costumbres orales.

Tampoco es casualidad que la redacción se efectúe precisamente en1509, año en que la Provincia consiguió la merced del encabezamien-to perpetuo. Este privilegio dejaría a los concejos un mayor margenpara planificar la recaudación de la cantidad que les correspondía, alser ésta siempre la misma. Es posible que en este contexto los órganosgubernativos de algunas poblaciones optasen por poner por escritociertas normas, aprovechando la oportunidad que daban los encabeza-mientos para poder administrar sus haciendas y llevar a cabo una polí-tica fiscal más adecuada a los intereses de las diversas poblaciones ysus concejos, redactando una serie de pautas.

Asimismo, no podemos olvidar que en localidades vecinas aZizurkil sucedieron algunos pleitos con algunos de los vecinos de éstaúltima en materia de alcabalas. Por lo tanto, creemos que a la propiadinámica de la Corona y la provincial, habría que unir cierta proble-mática local en la redacción de la normativa estudiada.

En cuanto al documento, aporta dos conclusiones interesantes. Enprimer lugar, hay que mencionar el peso del comercio vinculado a lasactividades ganaderas. En concreto, las que Zizurkil mantenía connumerosas poblaciones guipuzcoanas, tanto cercanas como algo másalejadas. Su importancia fue tal que el concejo de la universidad deci-dió que el dinero necesario para pagar la alcabala se recaudaría en sumayor parte a través de esta actividad, estableciendo diversas disposi-ciones al respecto. Una actividad que, al estar protagonizada por veci-

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4. CONCLUSIONES

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nos de Zizurkil y los de localidades guipuzcoanas concretas, refleja elpeso del dinero procedente de la alcabala forana en la recaudación delmonto del tributo. Pero, además, parece vislumbrarse una importanteinfluencia de la ganadería de Zizurkil en Alegia, Berastegi, Hernani,Orio, Usurbil y Zarautz, pues las transacciones vinculadas al ganadoque hacían los vecinos de la universidad en estas localidades estabanmenos gravadas que las realizadas en otros lugares.

En segundo lugar hay que hablar de la heterogeneidad en las fuen-tes y sistemas de recaudación, a pesar de la aplicación tradicional dela alcabala como impuesto indirecto. Efectivamente, el documentoconstata el empleo de sistemas indirectos, concretando los productosy dejando abierta la posibilidad de aplicarlos en transacciones vincu-ladas a otros, como la compraventa de tierras, que no se habían con-siderado en un principio. Pero también refleja la aplicación de siste-mas directos (repartimientos) basados en los niveles de riqueza o pro-piedades de los habitantes. Esta diversidad de procedimientos cree-mos que está relacionada con la propia naturaleza del encabezamien-to, que permitía a los concejos llevar a cabo una gestión del impuestomás adecuada a las posibilidades de cada población.

Por último, no debemos olvidar que Zizurkil se integraba dentro deun partido con cuatro núcleos más, de los cuales desconocemos casitodos los datos (procedimientos, acuerdos o gestiones realizadas entretodos ellos para recaudar el tributo, etc.), lo cual, desafortunadamen-te, nos impide tener una visión completa de la situación.

1509, enero, 17. Zizurkil

Ordenanzas para la recaudación de la alcabala redactadas por elconcejo de la universidad de Zizurkil para un período de 20 años.

AGG-GAO PT 1492, fols. 145r.º-146v.º+

Esta es la ordenança que nos, el conçejo e vniversidad, jurado eomes fijosdalgo de la tierra de Çiçurquill, lo que avemos mandadogoardar e mantener e conplir e obserbar en e a cabsa de la alcauala entodo e por todo, segund e de la misma forma e manera (que) en estacarta de yuso será contenydo e so las penas desd’el dia que fueredenunçiado en el dicho conçejo e vniversydad, fasta veynte anos pri-meros seguientes, su thenor del qual es en la forma seguyente:

[1] - Primeramente, ordenamos e mandamos que desde aquí en ade-lante, fasta que se cunplan e acaben los dichos veynte anos, non sea-mos tenidos de dar a los ofiçiales de los rementeros el quirtal [sic] detrigo como soliamos (dar) cada casa por el respeto de los yerros quea nos solian hazer, e que non se nos reparta alguna alcauala nin nos

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204 57 Corregido por “comprador”.

echen nuestros repartidores de la dicha alcabala desde en aquí ade-lante.

[2] – Yten, ordenamos e mandamos asy mismo se guarde de lo delvarbero como de suso dicho es.

[3] – Yten, ordenamos e mandamos asi mismo en la misma formade susodicha, se guarde e cunpla e que no seamos tenidos de pagar ninnos echen ninguna alcabala en e a cabsa de la soldada que avemosvsado de pagar al baqueriço.

[4] – Yten, ordenamos e mandamos que seamos libres e francos delos derechos que llevan las texederas e de las gallinas e huebos.

[5] – Yten, ordenamos y mandamos que qualquier persona o perso-nas que sean, sy bendieren qualquier cosa de qualquier natura deganados de bueyes o de vacas o bestias, roçines o mulas, etc. dentro,en las juridiçiones de Çarauz e de Orio e Vsurbill e Hernany eBerastegui e Alegrya e d’Ernio, que le perteneçe pagar e echar la alca-bala lo que pagare el estrangero e de lo al lo que se hallare que es loque mereçe pagar por ello, le echen al [sic] tal persona o personas losrepartidores del dicho conçejo de veynte vno, contándole a la parte loque a dado en señal.

[6] – Otrosy, ordenamos e mandamos con condiçión que se allarequalquier persona que sea que ha lleuado afuera de las dichas juridi-çiones susodichas e nonbradas alguna cosa de bender, que mereçepagar alcabala; e pensado d’esta par, de pagar la tal alcabala; e sy sele provare por su juramento, que pague de diez uno, e que sea tenidode jurar e jure por quánto bendió e sea condenado. // 145 v.º

[7] – Yten, ordenamos e mandamos que desde aquí en adelante, syalguna persona o personas que sean, bendiesen alguna tierra de ocul-to, non supiendo nin entendiendo el dicho conçejo e vniversydad, eltal bendedor57 o bendedores que sean tenidos de pagar la alcabala loque mereçiere en qualquier tiempo que sea quando se le descubriere,syquiera que sea en la tierra o syquyera fuera de la dicha tierra afue-ras de nuestra juridiçion, e que sea para el dicho pueblo.

[8] – Yten, ordenamos y mandamos que sy qualesquier persona opersonas que sean, sy fizieren algun trueco y cambio de ganados dequalquier calidad que sean, esto tal no se entienda que merezca pagaralguna alcabala, saluo que sean libres e esentos e que no sean tenydosde pagar ninguna cosa por ello.

[9] – Yten, ordenamos y mandamos que sy a qualquier persona opersonas, sy se le prouare que ha jurado falsamente contra la verdaden e a cabsa de la alcabala por fallar la verdad quanto hizo de alcaba-la, a la tal persona o personas le ayan de echar sólo por ello dentro enlos dichos veynte anos e le echen de diez vno.

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58 Tachado: “casa”.

59 Tachado: “g”.

60 Tachado: “avría”.

[10] – Yten, ordenamos e mandamos que qualquyer cosa que se ben-diere de lo del pueblo, el dicho pueblo o la mayor parte que lo bean sydeuen d’echar alguna alcauala, e sy se fallare que se deue pagar, quese pague. E sy no, que sea suelto el dicho pueblo.

[11] - Otrosy, ordenamos y mandamos qu’el repartimiento de ladicha alcabala, quando se hiziere e sy no se ynchiere la suma mayorde la dicha alcabala, que tornen a repartir e repartan los nuestros regi-dores ygoalmente, echando a cada vno de nos y a nuestras casasmayores del dicho pueblo aquello que se falleçiere para en conpli-miento de la suma mayor.

[12] – Yten, ordenamos y mandamos que el dicho pueblo aya de dary dé dos omes comunes a los nuestros fieles para que le ayan de repar-tir e repartan la alcabala a las casillas menores lo justo.

[13] – Yten, ordenamos e mandamos que el tenyente de alcalde seatenido de dar su juyzio a los fieles que fueren dentro en el ano tresvezes, al tiempo de cada terçio que se ouyere de coger la dicha alca-bala, ante la 58 yglesia de Sant Millan de Çiçurquill; e qu’el dichoteniente no aya nin lleve derecho alguno por fazer enplazamiento nynpara el reçebir juramento de la primera bez, e que ninguno 59 no seescape de pasar [sic] la dicha alcabala, avnque fiziese en qualquiertiempo que sea, y el dicho fiel sea tenido e obligado de dar la cuentaante todo el pueblo de quién, quánto ha tomado e reçebido de la dicha[alca]uala.

XVII dias del mes de henero de DIX anos, fue denunçiado e notifi-cado al pueblo de Çiçurquill esta ordenança. E luego dixo Juan deYturralde, maestre carpintero, que sobre 60 ello avría su consejo.Pedro de Larritayn non consentía. Testigos: Seabad de Araneta e donMartin, su fijo, e otros muchos que presentes estavan.

// (dorso) Ordenança fecha por el conçejo e vniversydad deÇiçurquill de sobre la alcauala.

Abreviaturas

DFG: Diputación Foral de Gipuzkoa

JJGG: Juntas Generales de Gipuzkoa

DFA: Diputación Foral de Álava

DFB: Diputación Foral de Bizkaia

ARChV.: Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

AGS. RGS.: Archivo General de Simancas. Registro General del Sello.

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