Pacifismo burgués

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 Pacifsmo burgués, un estudio de la ética burguesa  Escrito: 1935 Fuente digital de esta edicion: Rotekeil.com  T raduccion: . !orado del e"ui#o de tra ductores de R otekeil.co m, con cu$o #ermiso a#arece a"ui. %T&': Rodrigo (isterna, )*15.  +o resta muco de im#ortancia en la ética burguesa. 'a castidad, la sobriedad, la sal-acin $ la lim#ie/a de cora/n $a no son cuestiones #or las "ue se #reocu#en muco los burgueses. !e eco slo a una cuestin en la "ue la conciencia burguesa muestra cierta acti-idad cotidiana. El #acifsmo, siem#re latente en el credo burgués, se a cristali/ado aora como la 0nica creencia con carga emocional "ue "ueda en el cristianismo Protestante o en su correlato, el idealismo burgués. 'a denomino una doctrina distinti-amente burguesa, #or"ue #or #acifsmo entiendo, no el amor de la #a/ "ue se debe asegurar a tra-és de acciones concretas, sino la creencia de "ue toda 2orma de constreimiento social de otros o cual"uier accin -iolenta es mala en si misma, $ "ue la -iolencia, como la guerra, debe ser resistida #asi-amente #or"ue usar la -iolencia #ara #oner fn a la -iolencia ser4a lgicamente contradictorio. #ongo al #acifsmo entendido en este sentido la creencia comunista de "ue el 0nico medio #ara asegurar la #a/ es un cambio re-olucionario del sistema social, $ "ue las clases dominantes resisten -iolentamente a la re-olucin $ #or lo tanto an de ser derrocadas #or la 2uer/a.

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la moral burguesa

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Pacifismo burgus, un estudio de la tica burguesa

Escrito: 1935Fuente digital de esta edicion: Rotekeil.comTraduccion: A. Dorado del equipo de traductores de Rotekeil.com, con cuyo permiso aparece aqui.HTML: Rodrigo Cisterna, 2015.

No resta mucho de importancia en la tica burguesa. La castidad, la sobriedad, la salvacin y la limpieza de corazn ya no son cuestiones por las que se preocupen mucho los burgueses. De hecho slo ha una cuestin en la que la conciencia burguesa muestra cierta actividad cotidiana. El pacifismo, siempre latente en el credo burgus, se ha cristalizado ahora como la nica creencia con carga emocional que queda en el cristianismo Protestante o en su correlato, el idealismo "burgus".

La denomino una doctrina distintivamente burguesa, porque por pacifismo entiendo, no el amor de la paz que se debe asegurar a travs de acciones concretas, sino la creencia de que toda forma de constreimiento social de otros o cualquier accin violenta es mala en si misma, y que la violencia, como la guerra, debe ser resistida pasivamente porque usar la violencia para poner fin a la violencia sera lgicamente contradictorio. Opongo al pacifismo entendido en este sentido la creencia comunista de que el nico medio para asegurar la paz es un cambio revolucionario del sistema social, y que las clases dominantes resisten violentamente a la revolucin y por lo tanto han de ser derrocadas por la fuerza.

Pero la guerra moderna tambin es claramente burguesa. Las guerras, como la ltima, nacen del desarrollo imperialista desigual de las potencias burguesas, y las guerras ms tempranas de la cultura burguesa tambin se libraron para fines propios de la economa burguesa o, como las guerras de la naciente Repblica Neerlandesa, representaban las luchas de la creciente burguesa contra las fuerzas feudales. En la ltima fase del Fascismo, cuando el capitalismo, arrojando de s las formas democrticas que ya no le sirven, gobierna con violencia abierta, la cultura burguesa tambin se contempla como agresivamente militante. Estamos los marxistas sencillamente utilizando etiquetas indiscriminadamente cuando clasificamos como propiamente burguesas tanto la militancia como el pacifismo, la mansedumbre y la violencia?

No, no lo haremos, si podemos mostrar que llamamos burgus no a toda guerra y todo pacifismo, sino slo a ciertos tipos de violencia y ciertos tipos de no violencia; y si, adems, podemos mostrar como la posicin burguesa fundamental genera estos puntos de vista aparentemente contrapuestos. Hicimos lo mismo cuando mostramos que las dos filosofas que aparentemente se oponen por completo, el materialismo mecanicista y el idealismo, eran ambas caractersticamente burguesas, y generadas ambas por el nico presupuesto burgus.

El pacifismo burgus es particular y especfico y no debe confundirse, por ejemplo, con el Pacifismo Oriental, ms que la moderna guerra Europea debe confundirse con la guerra medieval. No es simplemente que las manifestaciones sociales de l sean diferentes, esto nacera necesariamente a partir de los diferentes rganos sociales de las dos culturas. El contenido tambin es diferente. Cualquiera que suponga que el pacifismo burgus tomar, por ejemplo, la forma de un grupo universitario antiblico que levantar los railes de un tren donde se halla una tropa que marcha a la guerra como un grupo pacifista indio, ignora la naturaleza del pacifismo burgus y de donde adquiri su matiz. El ejemplo histrico del pacifismo burgus no es Gandhi sino Fox. La Sociedad de los Amigos expresa el espritu del pacifismo burgus. Es una resistencia individual.

Para comprender como nace el pacifismo burgus debemos comprender como surge la violencia burguesa. Surge, como o hace la violencia desptica o feudal, por la economa propia del sistema. Como primero supo explicar Marx, las caractersticas de la economa burguesa consisten en que los burgueses, a los que no dejaba avanzar y eran entorpecidos en la produccin por el sistema feudal, acaban viendo la libertad y el crecimiento productivo en la falta de organizacin social, en que cada hombre administre sus propios asuntos para su propio beneficio lo mejor que pueda y conforme a sus deseos, y esto se expresa en el carcter absoluto de la propiedad burguesa junto con su completa capacidad de ser enajenada. Su lucha por lograr este derecho aseguro mucha ms libertad y potencia productiva en relacin con su posicin en el sistema feudal. Las circunstancias de la lucha y su resultado hicieron surgir el sueo burgus, la libertad como la eliminacin absoluta de las relaciones sociales.

Pero ese programa, si se lleva a efecto, significara el final de la sociedad y la quiebra de la produccin econmica. Cada hombre ira a lo suyo, y si otro hombre tuviera algo que t no tienes, se apropiara de l, pues se asume que no existen relaciones sociales como la cooperacin. El ahorro y la previsin que hace posible la produccin econmica dejaran de existir, y el hombre descendera al rango de bestia.

Pero de hecho el burgus no desea ese mundo. Viva del comercio y la banca, del capital en contraposicin a la tierra que era la base de la explotacin feudal. Por lo tanto cuando hablaba de la "ausencia de constreimientos sociales", se refera a la ausencia de cualquier restriccin a su propiedad, capacidad de enajenar y adquirir a discrecin del capital que le proporcionaba su medio de vida. La propiedad privada es una "constriccin" social, porque los que carecen de propiedad estn "constreidos" al no poder ayudarse asimismo mediante la fuerza o la astucia, como lo haran en el "estado de la naturaleza", pero el burgus nunca ha incluido la titularidad del capital como una de las restricciones sociales que deben ser abolidas, por la simple razn de que para l no suponan ninguna restriccin. Nunca le entr en la cabeza considerarlas como tales, y nunca pudo ver nada incoherente en pedir la abolicin de los privilegios, monopolios y dems, mientras conservaba su capital.

Adems, tena un argumento muy persuasivo que, cuando se volvi ms consciente de s mismo, poda emplear. Una restriccin social es una relacin social, una relacin entre hombres. La relacin entre amo y esclavo es una relacin social y por tanto una limitacin de la libertad de un hombre por otro. Del mismo modo la relacin entre seor y siervo es una relacin entre hombres y una restriccin a la libertad humana; pero la relacin entre un hombre y su propiedad es una relacin entre un hombre y un objeto, y por lo tanto no supona restriccin alguna a la libertad de otros hombres.

El argumento era por supuesto falaz, pues no pueden existir relaciones universales de este tipo como la fbrica de la sociedad, slo pueden existir relaciones entre los hombres camufladas como relaciones entre objetos. La defensa burguesa de la propiedad privada slo se aplica si marcho a la floresta y tomo un bastn para andar, o confecciono un objeto ornamental para adornarme; se aplica slo a la posesin de frusleras de nula importancia social o objetos de consumo inmediato. En cuanto la propiedad burguesa se extiende al capital de la comunidad, que consiste en los productos de la comunidad que se disponen a un lado para producir bienes en el futuro (en la temprana civilizacin burguesa los cereales, el vestido, las semillas y las materias primas para mantener a los trabajadores del futuro, y adicionalmente la maquinaria y las plantas de produccin destinadas hoy en da para tal propsito) dicha relacin entre cosas deviene una relacin entre hombres, pues es ahora el trabajo de la comunidad lo que controla el burgus.

El derecho burgus a la propiedad privada conduce a esto, que por un lado el mundo y todo lo que la sociedad ha creado en el mismo pertenece al burgus, y por otro se halla el trabajador desnudo, que es forzado por la necesidad vital a vender su trabajo al burgus para alimentarse a l y a su patrono. El burgus slo adquirir su fuerza de trabajo si obtiene un beneficio. La relacin social slo puede hacerse posible, depende de, la propiedad burguesa del capital. Por ello, igual que en una sociedad esclavista o servil existe una relacin entre los hombres que es una relacin entre una clase dominante y una clase dominada, o entre explotadores y explotados; igual existe en la cultura burguesa, pero mientras que en las civilizaciones anteriores esta relacin entre los hombres es clara y muy sentida, en la cultura burguesa se camufla como un sistema libre de las relaciones de dominacin obligatoria y slo existen relaciones inocentes entre los hombres y los objetos.

Por lo tanto al desprenderse de toda restriccin social, el burgus se cree justificado al retener la nica restriccin de la propiedad privada, pues l no la considera como restriccin, sino como un derecho inalienable del hombre, el derecho natural fundamental. Por desgracia para esta teora, no existen los derechos naturales, slo situaciones que se hallan en la naturaleza, y la propiedad privada de un hombre protegida por otros no es una de ellas. La propiedad burguesas slo puede defenderse mediante la coercin, los que no tienen nada tienen que ser forzados por los que tienen despus de todo, igual que en el sistema feudal. De este modo, una relacin de dominio tan violenta como en las civilizaciones esclavistas lleg a la existencia, tomando expresin en la polica, las leyes, los ejrcitos permanentes y el aparato legal del Estado burgus. Todo el Estado Burgus orbita sobre la proteccin coercitiva de la propiedad privada, alienable y capaz de ser adquirida comercialmente para el beneficio privado, considerada como un derecho natural, pero un derecho que, de forma bastante extraa, slo puede ser protegido mediante la coercin, porque implica en esencia el derecho a disponer y extraer beneficio de la fuerza de trabajo de otros, y por lo tanto implica la capacidad para administrar sus vidas.

As que despus de todo, el sueo burgus de la libertad no puede realizarse. Las restricciones sociales deben existir para proteger la nica cosa que le hace burgus. Esa "libertad" para la propiedad privada le parece que implica inexplicablemente cada vez ms y ms restricciones sociales, leyes, tarifas proteccionistas, y leyes fabriles; y esta sociedad en la que se permiten slo las relaciones con una cosa se convierte cada vez ms en una sociedad en la que las relaciones entre los hombres son complejas y crueles. Cuanto ms pretende la libertad burguesa, ms consigue restricciones burguesas, porque la libertad burguesa no es ms que una ilusin.

Por lo tanto, igual que en una sociedad esclavista, la sociedad burguesa se convierte en una sociedad fundada en la coercin violenta del hombre por el hombre, y ms violenta an puesto que si el amo debe alimentar y proteger al esclavo, sea o no capaz de trabajar, el patrono burgus no tiene obligacin alguna para con el trabajador libre, ni siquiera encontrarle trabajo. Todo el sueo burgus explota en la prctica, y el Estado burgus se convierte en un escenario de la sujecin coercitiva y violenta del hombre por el hombre en aras a la produccin econmica.

Al contrario que otras violencias, la violencia del burgus aunque parecida en sus motivos desempea un papel social. Es la relacin donde la produccin social se asegura en la sociedad burguesa, del mismo modo que la relacin entre amo y esclavo asegura la produccin en la civilizacin esclavista. En esta poca es la mejor manera de asegurar la produccin, y es mejor ser un esclavo que una bestia de la selva, mejor ser un trabajador explotado que un esclavo, y no porque el patrono burgus es mas "majo" que el esclavista (con frecuencia es mucho ms cruel) sino porque la riqueza de las sociedad en su conjunto es mucho mayor bajo el capitalismo.

Pero ningn sistema de relaciones es esttico, se desarrolla y cambia. Las relaciones esclavistas se desarrollaron en Imperios y revelaron sus contradicciones internas. Por ellas se derrumbaron. La historia de la Cada del Imperio Romano es la del constante declinar de la base discal del Imperio de Augusto a Justiniano como resultado de la explotacin creciente, hasta que se convirti en una cscara asolada por la pobreza, que ya se derrumb por los asaltos de los llamados brbaros, hasta entonces fcilmente repelidos. Del mismo modo, la civilizacin feudal, exhausta en Inglaterra por la anarqua de las Guerras de las Rosas, colaps. Pero este tiempo, no frente a un enemigo exterior, sino interior la pujante clase burguesa.

Las relaciones burguesas tambin se desarrollaron. Son bien conocidos los periodos de crisis recurrentes que mostraban la decadencia potencial del sistema. Esa decadencia fue demorada por el Imperialismo, o lo que es lo mismo, por la imposicin forzosa a otras naciones de los "derechos naturales" del burgus. En esos pases atrasados el derecho burgus para comerciar con beneficio y para adquirir cualquier propiedad se impuso a la fuerza. Aqu tambin el burgus, debido a su relacin dominante con los objetos, impuso de forma camuflada su relacin de dominacin sobre otros hombres, que an puede ser disfrazada de democracia, pues no declara la democracia que todos somos iguales y nadie puede esclavizar a otro? No excluye todas las relaciones de dominacin, el despotismo, la propiedad de esclavos, el privilegio feudal, salvo la dominacin "inocente" del capitalista sobre el trabajador "libre"?

Pero en ese contexto imperialista, surgi una nueva circunstancia, la guerra exterior en vez de la coercin y violencia interna. Pues ahora, al explotar pases atrasados, o como se deca, al civilizarlos un Estado burgus competa con otro, al igual que la burguesa dentro de cada estado compite entre s.

Pero en el interior del Estado el burgus compite con los dems burgueses pacficamente, pues es la ley, y la ley se dict para protegerse contra los explotados. Las leyes que prohben que un burgus se apropie por la fuerza de la propiedad de otro surgieron de la necesidad de prevenir que los desposedos se apropiaran de su propiedad por la fuerza.

Es una ley interna, la ley del Estado coercitivo. Si no hubiera sido necesario para la existencia de la clase burguesa en su conjunto estar protegidos frente a su desposesin de los explotados, las leyes contra la apropiacin por la fuerza de la propiedad privada, hechas cumplir por la fuerza y presentadas a los explotados como una ley social "necesaria", nunca hubieran llegado a existir. Pues la naturaleza competitiva e individualista del comercio burgus (donde cada uno "trata de aprovecharse" del otro) es tal que ningn burgus ve nada malo en empobrecer a otro. Si es machacado, bueno, as es el juego. Pero todos se unen como una clase contra los explotados, pues la existencia de esta clase depende de ello. Si se da el caso de una batalla en el interior de la clase burguesa, cada burgus cree por naturaleza y educacin que, si tiene la misma oportunidad, vencer al otro. Este eterno optimismo burgus se contempla en las apelaciones histricas burguesas al "juego limpio", a la "ausencia de favoritismo" y todos los eslganes de la alianza burguesa que expresan la tica deportiva del caballero ingls.

Es muy diferente cuando los Estados burgueses, a travs de sus organizaciones coercitivas, se encuentran compitiendo en el escenario mundial por los pases ms atrasados. Ahora no ha una clase explotada numerosa que amenace la existencia de los Estados burgueses en su conjunto. Dentro del Estado coercitivo, si se llegara a un escenario de lucha callejera, con las manos desnudas y hombre contra hombre, los explotados venceran. Pero en la arena Imperialista los Estados burgueses aparecen como organismos muy desarrollados, pues gracias al potencial unificador del Estado coercitivo, disponen ahora de todos los recursos de una sociedad avanzada, incluyendo el servicio militar, en el ejrcito, de la propia clase explotada. Las naciones explotadas an desempean en la escena mundial el papel de la clase explotada en el interior del estado, pero no constituyen un peligro para la clase de los estados burgueses en su conjunto, como lo es la clase explotada para la clase de los burgueses en su conjunto dentro del Estado. Son tan slo objetos inanimados, casi indefensos, casi terreno muerto y no desarrollado. All no hay un peligro mundial que amenaza la clase de los Estados burgueses en su conjunto, como en un Estado, la revolucin s que amenaza la clase burguesa en su conjunto. Existe slo competencia individual entre Estados burgueses, y, como hemos visto al burgus no le importa. Todo lo que pide es "campo abierto y sin favoritismos" pues siente que acabar en lo ms alto. No ve la necesidad de una ley que restrinja la competencia entre los burgueses. Por tanto el Estado burgus soberano adquiere el ser y lucha sangrientamente con otros Estados burgueses por el botn de los pases atrasados. Esa es la edad del Imperialismo, que culmin en la Gran Guerra.

Huelga decir que en la prctica el burgus encuentra su sueo de "juego limpio" mucho ms sangriento y violento de lo que esperaba. La guerra le empieza a parecer "competencia desleal". Como una guerra de precios, le alarma y siente que alguien del exterior debera ponerle fin. Pide auxilio, pero no hay nadie en "el exterior". Pues a quin, en el cielo o en el infierno, puede llamar, como un miembro de la clase de Estados independientes y soberanos.

Pero an tiene un sueo. Si la clase burguesa en un pas puede tener un Estado y una fuerza policial que asegure el orden y la competencia no violenta, por qu no un Estado de Estados, un Estado mundial, donde se asegure la paz mundial?

Esa esperanza burguesa se convierte una y otra vez en un caos blico, y la Liga de las Naciones es uno de los ejemplos. Pero otro de los factores que asegura la ley en el seno del Estado Burgus, la existencia de una peligrosa clase explotada, no existe en el escenario mundial. No hay un peligro conjunto para la clase de los Estados burgueses, y por lo tanto no pueden unirse jams para aceptar una ley reguladora coercitiva superior a sus propias voluntades. El peligro slo existe entre ellos y cada uno, como buen burgus que es, cree que mediante adecuadas combinaciones, sagaz poltica internacional y conocimiento de las maniobras puede vencer a los dems. El sueo burgus de un Imperialismo pacfico es irrealizable debido a la falta de un peligro comn que pueda aglutinar a todos los Estados Burgueses. Despus de la amarga experiencia de lo desagradable que es la guerra, como despus de la desagradable experiencia de tener que bajar los precios, pueden unirse en un cartel voluntario, la Liga de Naciones, pero como tal cartel carece de la cohesin y del poder coercitivo del Estado Burgus y por lo tanto carece tambin de eficacia a la hora de ejercer de mediador entre burgueses. Es como un acuerdo sobre los precios en el que todos se adhieren voluntariamente para su propio beneficio individual. Puesto que, en la produccin burguesa en general, y en la explotacin Imperialista en particular, un acuerdo no puede siempre beneficiar absolutamente a todos, es slo cuestin de tiempo hasta que el cartel sea denunciado por algunos y vemos a los Estados burgueses ms desposedos (Alemania e Italia) fuera del cartel, y coaligados contra los poderosos (Francia e Inglaterra) mientras que el Estado burgus (Amrica) cuyos intereses no radican en la misma esfera de explotacin imperialista nunca se ha unido al cartel. De este modo, a pesar de las lecciones ms amargas que pueda recibir una nacin, que demuestran la ineficacia de la Guerra para paliar una crisis, no resulta posible para los Estados cuyas formes expresan coercitivamente los intereses burgueses reconocer una fuerza coordinadora superior, que producira en la esfera internacional una maquinaria legal como la que asegura el orden interno de un Estado, pues esta maquinaria interna se dirige contra la peligrosa clase explotada y esta no existe en la esfera internacional. Por lo tanto, la pacfica Federacin Mundial de Estados, la Liga, forma parte de la ilusin burguesa, y las naciones todava se arman ms.

Este es, pues, el anlisis de la violencia burguesa. No es algo que cae del cielo de vez en cuando y durante un tiempo enloquece a la humanidad. Est implcito en la ilusin burguesa.

Toda la economa burguesa est construida sobre la violenta dominacin del hombre por el hombre a travs de la posesin privada del capital social. Est siempre all, esperando en cualquier momento para llamear en un Peterloo o un Amritzar dentro del Estado burgus, o en una Guerra de los Boer o Gran Guerra en su seno.

Mientras que la economa burguesa siga siendo una fuerza constructiva y positiva, esa violencia est oculta. La sociedad no contiene una vigorosa presin interna hasta que las fuerzas productivas hayan superado el sistema de relaciones productivas. Hasta que se desarrolla esta presin productiva, corresponder a la coercin mostrarse a si misma sangrientamente o en una escala ms amplia.

Pero cuando la sociedad burguesa est despedazada por sus propias contradicciones, cuando el beneficio privado se ve como perjuicio pblico, cuando la pobreza y el desempleo crecen en medio de la abundancia, la violencia burguesa se torna ms abierta. Esas contradicciones conducen al Estado burgus a guerras Imperialistas, en las que la violencia reina sin factores atenuantes. Internamente la violencia en vez de la pura "razn" basta para mantener el sistema burgus. Puesto que el sistema capitalista est mostrando abiertamente su ineficacia, la gente ya no est contenta con una forma de gobierno, la democracia parlamentaria, en la que la produccin econmica est dirigida por la clase burguesa, dejando al pueblo en su conjunto slo el poder de disponer, en lmites muy estrechos, a travs del parlamento, la fijacin de un presupuesto meramente administrativo. Lo ven como una burla, y ya no ven ms motivos para mantener la farsa. Hay una demanda creciente de socialismo, y la clase capitalista que se siente acosada, recurre a la violencia abierta. Usan la revuelta contra la democracia ineficaz para establecer una dictadura, y esa dictadura, que toma el poder al grito de "abajo el capitalismo" de hecho establece un capitalismo ms feroz, como en la Italia o la Alemania fascista. La opresin brutal y la cnica violencia del Fascismo es el cnit de la decadencia burguesa. La violencia en el corazn de la ilusin burguesa emerge tanto dentro como fuera del Estado.

La justificacin de la violencia burguesa es una parte importante de la tica burguesa. El control coercitivo del trabajo social por una clase reducida se justifica como una relacin con un objeto. Ya remontndonos a Hegel, la justificacin se da ingenua y sencillamente. Igual que voy y tomo un palo de madera de la jungla y lo uso para mi propsito, as el burgus se supone que emplear el objeto "capital" para su propio uso. La dominacin sobre los hombres es perversa; el dominio sobre las cosas es legtimo.

La naturaleza de la economa burguesa hizo posible que Hegel se creyera esto en serio. Pero cuando la verdadera naturaleza de la economa burguesa fue analizada por Marx, como una relacin de domino sobre los hombres por medio de la propiedad de los medios del trabajo social y de los medios de vida individuales, cmo puede persistir esta ingenua actitud burguesa? Slo demonizando a Marx, atacndole violentamente sin explicar su punto de vista, y continuando la enseanza, la prdica y la prctica de la vieja teora burguesa. Fue entonces cuando la ilusin burguesa se convirti en la mentira burguesa, un engao consciente que pudra el corazn de la cultura burguesa.

La tica burguesa incluye la mucho ms difcil justificacin de la violencia de la guerra burguesa. La tica cristiano burguesa ha sido igual incluso en esto. Como propio de la ilusin burguesa, toda interferencia en la libertad de otro es perversa e inmoral. Si alguien ve su libertad atacada, es compelido a defenderse con moralidad ultrajada y atacar a su vez. Por lo tanto todas las guerras burguesas se justifican como guerras defensivas. La libertad burguesa incluye el derecho a ejercitar todas las ocupaciones burguesas- enajenar, comerciar y adquirir para el beneficio, y puesto que estas implican instaurar relaciones de dominacin sobre otros, no es sorprendente que el burgus se encuentre con ataques a su libertad. Es imposible que el burgus ejercite su plena libertad sin afectar a la libertad de otro. Es imposible por tanto ser completamente burgus y no dar ocasin para guerras "justas".

Entre tanto las incomodidades burguesas generan una oposicin a la violencia burguesa. En cada fase del desarrollo burgus pueden encontrarse hombres impregnados de la ilusin burguesa, que el hombre es libre y feliz slo cuando no tiene constreimientos sociales, y que encuentra en la economa burguesa multitud de restricciones y coacciones. Vemos porqu existen estas: la economa burguesa necesita de la coercin y las restricciones como sustento vital. Los grandes burgueses dominan a los pequeos burgueses y ambos dominan al proletariado. Pero los primeros rebeldes burgueses no vean esto. Pedan regresar al sueo burgus "iguales derechos para todos", "libertad de los constreimientos sociales", "derechos naturales del hombre". Pensaban que esto les liberara de la gran burguesa, y que de nuevo sobrevendra una competencia equitativa.

Esto origin la cesura entre conservadores y liberales, entre los grandes burgueses con posesiones y la pequea burguesa que deseaba ocupar su puesto. Una ve que su posicin depende de mantener las cosas como estn; otra ve que su posicin depende de ms libertad burguesa, ms votos para todos, ms libertad para que la propiedad privada sea enajenada, adquirida y poseda, ms libre competencia y menos privilegio.

El liberal es una fuerza activa. Pero ms que revolucionario, como el se cree es "evolucionario". Al esforzarse por lograr la libertad burguesa y la competicin justa produce con un misma accin un incremento en las restricciones sociales que odia. Construye la gran burguesa pretendiendo apoyar a la pequea, aunque puede convertirse en un gran burgus en el proceso. Asegura la inequidad tratando de asegurar la equidad. El libre comercio da lugar a aranceles, Imperialismo y monopolios, porque est acelerando el desarrollo de la economa burguesa, y tales cosas son el final necesario del desarrollo burgus. Hace venir las cosas que odia porque, mientras que est atrapado por la ilusin burguesa de que la libertad consiste en la ausencia de planificacin social consciente, debe situarse, al desprender los lazos sociales, mucho ms vigorosamente bajo la bota de fuerzas sociales coercitivas.

Este liberal "revolucionario" esta persona que odia la coercin y la violencia, el amante de la libre competencia, el amigo de la libertad y los derechos humanos, es por tanto el mismo hombre maldito por la historia, no slo por su impotencia para detener estas cosas, pero a ser forzado por sus propios esfuerzos para producir coercin y violencia y competencia injusta y esclavitud. No slo debe desistir de oponerse a la violencia burguesa, la genera, ayudando al desarrollo de la economa burguesa.

Hoy en da, como el burgus pacifista, ayuda a generar la violencia, la guerra y la brutalidad Fascista e Imperialista que odia. En la medida en que es un pacifista genuino y no meramente un hombre lleno de dudas entre los senderos de la revolucin y la no cooperacin, su tesis es esta: "odio la violencia y la guerra y la opresin social, y todas estas cosas se deben a las relaciones sociales. Por lo tanto debo abstenerme de las relaciones sociales. Los belicistas y los revolucionarios me son igualmente odiosos".

Pero abstenerse de las relaciones sociales es abstenerse de la vida. En tanto que saque o gane una renta, participa en la economa burguesa, y mantiene la violencia que la sostiene.

Est en una sociedad durmiente con la gran burguesa, y esa es la esencia de la economa burguesa. Si otros dos pases se hallan en guerra, es impotente para intervenir y detenerlos, pues eso implica la cooperacin social, que conlleva coercin, como un hombre que separa a amigos que andan peleando y esa accin por definicin le est vetada. Si la gran burguesa de su propio pas decide ir a la guerra y movilizar sus fuerzas coercitivas, fsicas y morales, las del Estado, no puede hacer nada, pues la nica respuesta real es colaborar con el proletariado para resistir la accin coercitiva de la burguesa y desalojarla del poder.

Si el fascismo se desarrolla, nunca puede suprimirlo en su florecimiento antes de que haya alzado un ejrcito para intimidar al proletariado, pues cree en la "libertad de expresin". Slo puede ver a los trabajadores siendo aplastados y decapitados por las fuerzas que ha permitido desarrollar.

Su posicin descansa firmemente en esta falacia burguesa. Cree que el hombre como individuo tiene poder. No se da cuenta de que incluso en el improbable caso de que todo el mundo adoptara su punto de vista y dijera "resistir pasivamente", an no se alcanzara su propsito. Pues los hombres no pueden dejar de cooperar, pues hay que llevar a cabo el trabajo social, el grano ha de recogerse, la ropa tejerse, la electricidad generarse, o eso, o el hombre desaparecer de la faz de la tierra. Slo su posicin como miembro de una clase parsita podra darle cualquier otra ilusin. Un trabajador ve que su propia vida depende de la cooperacin econmica y que esta cooperacin de suyo impone relaciones sociales, en las que la economa burguesa tiene que ser burguesa, o lo que es lo mismo, en mayor o menor medida debe colocar en manos de la gran burguesa las violentas cuestiones de la vida y la muerte. La resistencia pasiva no es un programa real, sino una disculpa por apoyar el viejo programa. Un hombre o participa en la economa burguesa o se revela y trata de establecer otra economa. Otro camino aparente es romper con la sociedad y volver a la jungla, la solucin de la anarqua. Pero eso no es ninguna solucin. La nica alternativa real a la economa burguesa es la economa proletaria, o sea, el socialismo, y por lo tanto uno participa en la economa burguesa o es un revolucionario proletario. El hecho de que uno participe pasivamente en la economa burguesa, que uno no empue la maza o dispare el can, ms que ser una defensa hace la posicin de uno ms repulsiva, del mismo modo que una valla es ms desagradable que un ladrn, y un chulo que una prostituta. Uno deja a los dems hacer el trabajo sucio y meramente participa en el beneficio. El pacifista burgus ocupa tal vez el lugar ms innoble de cualquier hombre en cualquier civilizacin. Es el Cristiano Protestante cuya tica se ha vuelto ridcula por el desarroll de la cultura que los ha hecho evolucionar; pero esto no impide su complacencia en observar esta tica. Se sienta sobre la cabeza del trabajador y mientras la gran burguesa le patea, le aconseja estarse quietecito. Cuando (como hicieron algunos pacifistas durante la huelga general) mantiene los "servicios mnimos" durante las luchas "violentas" del proletariado por la libertad se convierte en un portento.

El pacifismo, con todo su artificioso aspecto moral, es, como la cristiandad protestante, el credo del ultra-individualismo y el egosmo, al igual que el Catolicismo Romano es el credo del monopolio y la dominacin privilegiada. Ese egosmo se ve en toda la defensa que el pacifista burgus realiza de su credo.

La primera defensa es que est mal. Es un "pecado" matar o recurrir a la violencia. Cristo lo prohbe. El pacifista que recurre a la violencia mancha su alma con una horrible culpa. En tal concepcin nada aparece tan importante como la propia alma del pacifista. Se preocupa de su preciosa alma, como el buen burgus para el que el honor es un activo social tan importante. La sociedad puede irse al diablo si su alma queda intacta. Tan imbuido est de las nociones burguesas del pecado que nunca se le ocurre si no ser egosta preocuparse de su propia alma y su propia salvacin. Puede que un hombre tenga derecho despus de todo a salvar su propia piel, pero despus de todo el pacifista debe prevenir la contaminacin de su preciosa alma del pecado mortal de la violencia. Pero qu es esto sino la traduccin a trminos espirituales de la vieja regla burguesa del laissez-faire y de burguesolandia? Vaya el diablo para ruin? Es un laissez-faire espiritual. Es la creencia de que los intereses de la sociedad, el propsito de Dios, se sirven mejor no realizando accin alguna, por beneficiosa que pueda ser para otros, si pone en peligro su propia alma. Esto se cristaliza en la mxima "uno no puede hacer mal del que se derive bien alguno".

Los hombres primitivos tienen una concepcin del pecado ms social. El pecado es reprehensible porque pone a toda la tribu en peligro. El pecador huye de la tribu porque le ha causado mal, no por salvarse a s mismo; est condenado por su pecado. Va al desierto, y se mata o es muerto, saliendo as de la tribu, despus de que ha realizado las purificaciones adecuadas, el mal que ha trado. Ambas concepciones son errneas, pero esta concepcin del salvaje es ms noble y ms altruista que la concepcin burguesa de que cada hombre es responsable slo de sus propios pecados, y que se purifica por recurrir privadamente a la sangre de Cristo. El pacifista ha recordado el dicho de Can: Acaso soy yo el guardin de mi hermano?

Esta concepcin tribal de la salvacin fue retenida en parte en la sociedad feudal por la Iglesia, que tena claramente en mente la unidad de la Iglesia Militante, la Iglesia Sufriente, y la Iglesia Triunfante, cada una de las cuales, mediante la plegaria, poda comunicarse o ayudar a las dems. El cristiano feudal rezaba por las Santas Almas sufrientes en el Purgatorio, esperando que los vivos rezaran por el cuando estuviera muerto, y continuamente invocaba a los miembros muertos de la tribu, las Almas Triunfantes de los Santos en el cielo, para que le ayudaran, hasta tal punto que, en este grupo social tan poderoso, Dios estaba casi olvidado. La unidad social es lo que emerge nicamente, y el pecado individual es perdonado por el mero acto de socializacin, en el confesionario.

Por lo tanto el Catolicismo simbolizaba la naturaleza social del feudalismo; la tribu era toda la Cristiandad. Su acto tpico era la Cruzada, el asalto violento de la Cristiandad al paganismo.

El protestantismo, la religin de la burguesa, se rebel necesariamente contra el Catolicismo tribal. Como religin, "reform" todos los elementos sociales del Catolicismo. Se convirti en el Catolicismo menos los elementos sociales y ms el individualismo. La autoridad se abandon; el sacerdote, el repositorio de la magia y la conciencia de la tribu fue despojado de su poder; las plegarias por los muertos y por los santos no eran individualistas, por lo tanto el purgatorio no exista y los santos eran impotentes. Cada hombre sera su propio juez, cargara con su propio pecado y trabajara por su propia salvacin. La nocin de la culpa individual, como en Bunyan y los Puritanos, alcanz un nivel que nunca haba logrado en los pases catlicos.

De aqu tambin el fenmeno de la "conversin" en la que esta intolerable y auto inducida carga de la culpa se arroja al seno de Cristo. Pues el hombre no puede vivir slo. Esta conversin era prueba de ello; que el individualismo de la burguesa es slo una fachada, y que, en el mismo momento que lo proclama, el individuo necesita de alguna entidad ficticia o chivo expiatorio divino al que pueda arrojar, como un acto final de egosmo, la responsabilidad que nunca asumi completamente.

Por lo tanto el Pacifismo, como un mtodo de evitar el pecado moral de la violencia, es egosta. El pacifista reclama, como un deber primordial, el derecho de salvar su propia piel. No entraremos en si es ticamente correcto que un hombre piense primer en si mismo. Para la filosofa burguesa, expresada propiamente, esto es as. Para otro sistema de relaciones sociales eso no es correcto. Para un tercero, el comunismo, no es correcto ni incorrecto, es imposible, pues todas las acciones individuales afectan a otros en la sociedad. Ese hecho hace al burgus inconsistente, pues en un momento quiere dar su vida por los otros y en otro sacrificar sus vidas para preservar su alma.

Hay pacifistas, sin embargo, que ofrecen otra defensa. A ellos no les preocupa su propia alma. Slo piensan en los dems. El pacifismo es la nica forma de detener la violencia y la opresin. La violencia slo engendra ms violencia, la opresin ms opresin. Hasta que punto est bien fundado este argumento y no es simplemente una racionalizacin de la ilusin burguesa?

Ningn pacifista ha explicado todava la cadena causal por la que la no resistencia acaba con la violencia. Es cierto que no lo hace de forma obvia, pues si no hay resistencia a rdenes violentas, no hace falta violencia para hacerlos cumplir. Si A hace todo lo que le pide B, B no tendr que recurrir a la violencia. Pero una relacin de dominacin de esta clase es esencialmente violenta, por mucho que la violencia no se muestre abiertamente. La sujecin es la sujecin, y la rapacidad la rapacidad, incluso si la debilidad de la vctima o el miedo inspirado por el vencedor hace que el proceso parezca voluntario. Y la no violencia no la evitar, ms que la falta de garras por parte de la presa evita que los carnvoros se la coman. Por el contrario el carnvoro selecciona sus vctimas entre esa clase de animales. El remedio es la supresin de los carnvoros, esto es, la desaparicin de las clases que viven de comerse a otros.

Otro supuesto es que el hombre, siendo como es, sentir que su compasin se despierta ante sus vctimas indefensas. Pero este supuesto aunque no parece ridculo en si mismo, merece anlisis. Es un hecho histrico que la indefensin de las vctimas ha despertado alguna vez la piedad del hombre? La historia registra millones de casos opuestos, Tamerln y sus atrocidades, Atila y sus Hunos (que slo se pudo mantener a raya mediante la violencia) las incursiones Mahometanas, las matanzas primitivas, los daneses y sus masacres monsticas. En serio puede alguien de buena fe presentar la proposicin de que la no resistencia derrota la violencia? Cmo podran existir los estados esclavistas si la sumisin pacfica afectara la conciencia del conquistador? Cmo podra el hombre asesinar perpetuamente a las necias e indefensas razas de las ovejas, los cerdos y los bueyes?

Y adems el argumento comete el tpico error burgus de dar carcter eterno a sus categoras, la creencia de que existe una clase de Robinson Crusoe abstracto y cuyas acciones son predecibles. Pero como puede uno, en serio, subsumir en la misma categora a Tamerln, a Scrates, un Mandarn Chino, un moderno londinense, un sacerdote Azteca, un Cazador Paleoltico o un esclavo romano? No existe el hombre abstracto, sino hombres en diferentes redes de relaciones sociales, como herencias similares, pero moldeados en diferentes proclividades por la educacin y la presin constante del ser social.

Hoy, es el hombre en las relaciones sociales burguesas lo que nos ocupa. Qu efecto tendra si no resistimos la violencia, si Inglaterra, por ejemplo, a comienzos de la Gran Guerra hubiera pasivamente permitido a Alemania ocupar Blgica o aceptar sin resistencia todo lo que se antojara a Alemania?

Hay bastante verdad en el argumento pacifista de que un pas en un estado de relaciones sociales burguesas no puede actuar como una horda nmada. Burguesolandia ha descubierto que la explotacin al estilo de Tamerln no rinde tan bien como la explotacin burguesa. No vale de nada a un burgus barrer sin ms un pas, llevarse todo el vino y las mujeres hermosas y el oro. Las mujeres se vuelven viejas y feas, el vino se bebe, y el oro slo sirve de adorno. Esa sera el fruto del Mar Muerto en las fauces de la cultura burguesa, que vive de una dieta interminable de lucro y dominacin perpetua.

La cultura burguesa ha descubierto que lo que aprovecha es la violencia burguesa. Es ms sutil y menos abierta que la de Tamerln. La violencia romana, que consista en saquear no slo el oro y las mujeres, sino esclavos tambin, para hacerlos trabajar en el hogar, las granjas y las minas, ocupaba una posicin intermedia. La cultura burguesa ha descubierto que esas relaciones sociales son ms rentables para el burgus si no incluyen la rapia y la esclavitud, sino que son prohibidas. Por lo tanto el burgus, doquiera ha conquistado territorio no burgus, como Australia, Amrica, frica, o India, ha impuesto relaciones sociales burguesas, no Tamerlnicas.

En nombre de la libertad, la autodeterminacin y la democracia, o a veces sin esos nombres, hacen cumplir la esencia burguesa, la propiedad privada, y la titularidad de los medios de produccin para el lucro, como su requisito necesario, y el trabajador libre forzado a disponer de su trabajo en el mercado a cambio de un salario. Ese inestimable descubrimiento burgus ha producido una riqueza material ms all de los sueos de Tamerln o Craso.

Por consiguiente Inglaterra no ha de temer que una Alemania victoriosa hubiera violado a todas las inglesas y decapitado a los ingleses y transportado los marfiles de Elgin a Berln. Los Estados burgueses no hacen esas cosas. Se hubiera limitado a apoderarse de las posesiones imperiales inglesas y completado la lucrativa tarea de convertirlas en relaciones sociales plenamente burguesas. Tambin hubiera tratado de paralizar a Inglaterra como rival comercial mediante una gravosa indemnizacin. En otras palabras con resistencia o sin ella, le hubiera hecho a Inglaterra lo que la victoriosa Inglaterra hizo a Alemania.

Por lo tanto, incluso si se cumpliera el sueo pacifista, la violencia burguesa continuara. Pero de hecho no se realizar. Cmo podra un Estado burgus someterse a verse privado de su fuente de beneficios por otro Estado burgus, y no emplear todos los medios violentos a su disposicin para impedirlo? Es que van los burgueses a perturbar violentamente toda la fbrica de la sociedad, en vez de sacrificar sus beneficios privados y abandonar el sistema econmico en que se basan. El Fascismo y el Nazismo, que marcan sangrientamente el camino a la quiebra, son prueba de ello. Como la economa burguesa no es planificada, se cortar a si misma el cuello antes de reformarse, y el pacifismo es slo la expresin de la ltima resistencia de la cultura burguesa, que en el mejor de los casos preferir no hacer nada ms que hacer cualquier cosa que de fin al sistema de relaciones sociales en la que se basa.

Tenemos el valor de dar realidad por la fuerza a nuestra visin? Qu garanta tenemos de su verdad? La nica garanta real es la accin. Tenemos valor para poner en prctica nuestras creencias sobre la materia fsica, para construir el sustrato material de la sociedad, viviendas, caminos puentes y barcos, a pesar de los riesgos para las vidas humanas, pues nuestras teoras, generadas por la accin, se prueban mediante la accin. Dejemos que caiga el puente, se hunda el barco, que se derrumbe la casa si nos equivocamos. Hemos investigado la causalidad en la naturaleza; que nosotros suframos las consecuencias si estamos equivocados.

Y lo mismo se aplica a las relaciones sociales. Los puentes se han derrumbado antes, las culturas se han desintegrado en la decadencia, vastas civilizaciones se han ido a pique, pero no decaen sin provecho. Porque de cada error aprendemos algo, y la sociedad de Tamerlan, la esclavista, la feudal, y otras, han fracasado la prueba de la accin. Pero slo ha sido un fracaso parcial, de cada uno de esos fracasos hemos aprendido, del modo que el puente ms reciente incorpora lecciones aprendidas del puente que se ha cado. Y siempre la leccin es la misma, era la violencia, la relacin de dominacin entre amo y esclavo, seor y siervo, burgus y proletario, lo que constitua la fragilidad del puente.

Pero el pacifista, como todos los tericos burgueses, est obsesionado con la haragana ansia del absoluto. "Dadme", gritan, la verdad absoluta, la justicia absoluta, algn estndar infalible con el que pueda evadirme de la ardua tarea de encontrar los rasgos de la realidad mediante el contacto ntimo con la misma a travs de la accin, Dame un talismn lgico, un cimiento filosfico, por el que pueda medir todos los actos conforme a la teora y decir: esto est bien. Dame principios como la violencia est mal. Y as puedo abstenerme de cualquier accin violenta y saber que estoy en lo cierto.

Pero el nico absoluto que encuentran es el estndar de la economa burguesa. "Abstente de la accin social". Los estndares se hacen, no se encuentran.

El hombre no puede vivir sin actuar. Incluso dejar de actuar, dejar que las cosas sigan su curso, es una forma de accin, como cuando dejo caer una piedra que puede desencadenar una avalancha. Y como el hombre siempre acta, siempre ejercita fuerza, siempre altera o mantiene la posesin de cosas, siempre es revolucionario o conservador. La existencia es el ejercicio de la fuerza sobre el entorno fsico y otros hombres. La rede de relaciones fsicas y sociales que ata a los hombres en un universo asegura que nada de lo que hagamos deje de afectar a otros, tanto si votamos como si dejamos de votar, tanto si ayudamos a la polica o la dejemos que acte libremente, si dejamos pelear a dos personas o los separamos o ayudemos por la fuerza a uno frente al otro, tanto si dejamos a un hombre morir de hambre o removemos cielo y tierra para ayudarle.

El hombre nunca puede descansar en lo absoluto; todo acto tiene consecuencias, y es la tarea del ser humano averiguar esas consecuencias, y actuar conforme a ellas. Nunca puede elegir entre la accin y la inaccin, slo puede escoger entre la vida y la muerte. Nunca puede absolverse as mismo con la antigua excusa "mis intenciones son buenas" o "yo no quera" o "no he roto mandamiento alguno". Incluso los salvajes tienen una concepcin ms vital que esta, por la cual un acto se juzga por sus consecuencias, como un puente se juzga por su estabilidad. Por lo tanto es tarea del hombre hallar las consecuencias de sus actos, lo que implica descubrir las leyes de las relaciones sociales, los impulsos, causas y efectos de la historia.

As que es irrelevante preguntar al pacifista si hubiera defendido a Grecia frente a los Persas o a su hermana de un posible violador. La sociedad moderna impone una cuestin diferente y ms concreta. Bajo que bandera de violencia se impondr? La violencia de las relaciones burguesas o la violencia no slo para resistirlas sino para acabar con ellas? Las relaciones sociales burguesas estn revelando, cada vez de forma ms insistente, la violencia de la explotacin y de la desposesin en la que se funda; ms y ms disuelven al hombre con la brutalidad y la opresin. Al abstenerse de la accin el pacifista se alista bajo esta bandera, la bandera de las cosas como son y que empeoran, la bandera de la violencia creciente y la coercin ejercida por los que tienen frente a los que no tienen. Auxilia cada vez ms la violencia de la pobreza, la privacin, las crisis artificiales, la decadencia artstica y cientfica, el fascismo y la guerra.

O puede enrolarse en las filas revolucionarias, las de las cosas como sern. Al hacerlo acepta la necesidad de que quien va a reemplazar una verdad o una institucin o un sistema de relaciones sociales, debe sustituirlo por algo mejor, como el que va a tirar un puente, por ineficaz que sea, debe levantar un puente mejor. Las relaciones burguesas son seguramente mejores que el esclavismo, pero qu puede encontrar el revolucionario mejor que ellas? Y despus de haberlas encontrado, cmo puede hacer que sean realidad? Porque uno no slo debe disear el puente, debe ver como ser construido, con violencia, con fuerza, reventando la piedra viva y desmontando su mampostera.

As que frente la negatividad del pacifismo, que permite la decadencia del mundo y tolera la creciente miseria del hombre, el revolucionario debe suplirla con la positividad del comunismo. Debe forjar una nueva economa adecuada para apoderarse de las relaciones sociales burguesas y purgarlas de la violencia coercitiva que se halla en su espritu. Pero esta violencia creci a partir de una relacin de clase, la dominacin de los explotadores por los explotados.

Acabar con esta violencia significa construir la sociedad sin clases. Aborrecer la violencia del Estado Burgus, ya sea en la paz o en la guerra, el revolucionario debe traer una sociedad que no necesite de la violencia ni en la paz ni en la guerra. Puesto que trata con la realidad material, debe ver el nico sendero por el que las relaciones burguesas sociales de violencia se conviertan en relaciones sociales pacficas comunistas. Es el camino de la revolucin y de la dictadura del proletariado, seguida por la extincin del Estado. Si no lo ve claramente, como un arquitecto ve los cimientos y el transporte del material, este modo de transformacin de la violencia burguesa en paz comunista, su socialismo es un sueo vaco, an es de corazn un pacifista, un partidario de las cosas como son, a pesar de sus protestas tericas, enrolado bajo la bandera de la violencia burguesa, haciendo de esquirol o concediendo "libertad de expresin" al fascismo.

Expropiar a los expropiadores, para suplir su coercin por la de los trabajadores, para destruir todos los instrumentos de coercin de clase y explotacin cristalizadas en el Estado burgus, es su tarea primordial. Slo los explotados pueden dirigir la lucha, y de los explotados, aquellos a los que la misma explotacin ha organizado, los ha aglutinado y los ha hecho cooperar socialmente, el proletariado. Puesto que una clase desposeda luchar hasta el ltimo aliento, mientras an haya esperanza, como puede la transicin realizarse de otra forma que violentamente, reemplazando la dictadura del proletariado y sus formas necesarias por la anterior dictadura de la burguesa y sus formas propias?

Pero mientras que la dictadura de la minora burguesa se perpetuaba a si misma, porque la clase desposeda tambin era la clase explotada, la dictadura del proletariado no se perpetuar a s misma, porque no explotar a la clase desposeda, que es a la vez duea y trabajadora con los medios de produccin. As que cuando desaparezca la clase desposeda, la dictadura del proletariado en todas sus formas se extingue. El sueo pacifista se realiza. La violencia perece en el mundo de los hombres. El hombre es libre al fin.