SÍNTESIS m 11 GRUPO DK LOS AZÚCARES

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SEMANARIO FARMACEUTICO 97 SÍNTESIS m 11 GRUPO DK LOS AZÚCARES CONFERENCIA DADA ANTE LA SOCIEDAD RIMICA DE BERLÍN E L 28 DE JUNIO DE 1890 por M. E. Pischer (Continuación) De aquí resulta la glucosazona, cuya estructura expresa la fórmu- la siguiente: C2H2 (02H), [CW (02H)]?. C2 — C2H II il C12H5. NH N N. NH, C,lH5. Que el proceso de la reacción sea seguramente éste, lo indican las observaciones hechas con la levulosa; para la cual la introducción de la fenilhidrazina se consigue siguiendo un orden inverso. Aquí, de modo igual, se forma desde luego hidrazona, fácilmente soluble y no cristalizable: C2B2 (02H). [C2H (02H)]3. C2 — C2H (02H) (I * C8H5. NH. N. Aquí también una vez más el grupo alcohólico señalado con una estrella, se encuentra oxidado, y de la acción de una segunda molé- cula de fenilhidrazina resulta la misma glucosazona ya obtenida ha- blando de la glucosa. Todos los azúcares naturales reducen el licor de Fehling, com- prendidos el azúcar de leche y la maltosa, que dan la misma reacción. Esto se obtiene igualmente con los artificiales, y para hablar de una manera más general, con todos los aldehidos, y ketonas que contie- nen en una posición parecida un grupo alcohólico oxidable, es decir, primario ó secundario. Como regla general, las hidrazonas délos azúcares naturales se disuelven fácilmente en el agua; así acontece con la glucosa, levulo- sa, galactosa, sorbina, azúcar de leche, arabinosa, xilosa y ramnosa. La mañosa constituye una excepción, de que más adelante daré datalles. Su fenilhidrazona es muy poco soluble en agua, y por con- siguiente, se precipita cuando se añade el acetato de fenilhidrazi- na á la solución fría de la materia azucarada. Se emplea una.solu- ción de mañosa al 10 por 100; después de uno ó dos minutos, como vais á verlo, comenzará desde luego la separación de cristales finos, de los que todo el líquido se encuentra de seguida cuajado. Los isómeros ópticos de la mañosa, así como diferentes azúca- res artificiales con 7, 8 y 9 átomos de carbono, se conducen de modo análogo. DICIEMBRE 28 DE 1890.—AÑO XIX.—NÚM. 13. 13

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SEMANARIO F A R M A C E U T I C O 97

SÍNTESIS m 11 GRUPO DK LOS AZÚCARES

CONFERENCIA DADA ANTE LA SOCIEDAD R I M I C A DE BERLÍN E L 28 DE JUNIO DE 1890

por M . E . P i s c h e r

(Continuación)

De aquí resulta la glucosazona, cuya estructura expresa la fórmu­la siguiente:

C2H2 (02H), [ C W (02H)]?. C2 — C2H II il

C12H5. N H N N. NH, C,lH5.

Que el proceso de la reacc ión sea seguramente éste, lo indican las observaciones hechas con la levulosa; para la cual la in t roducc ión de la fenilhidrazina se consigue siguiendo un orden inverso. Aquí , de modo igual, se forma desde luego hidrazona, fácilmente soluble y no cristalizable:

C2B2 (02H). [C2H (02H)]3. C2 — C2H (02H) (I *

C8H5. NH. N.

Aquí t ambién una vez más el grupo a lcohól ico seña lado con una estrella, se encuentra oxidado, y de la acción de una segunda m o l é ­cula de fenilhidrazina resulta la misma glucosazona ya obtenida ha­blando de la glucosa.

Todos los azúcares naturales reducen el l icor de Fehling, com­prendidos el a z ú c a r de leche y la maltosa, que dan la misma reacc ión . Esto se obtiene igualmente con los artificiales, y para hablar de una manera más general, con todos los aldehidos, y ketonas que contie­nen en una posición parecida un grupo alcohólico oxidable, es decir, primario ó secundario.

Como regla general, las hidrazonas d é l o s azúcares naturales se disuelven fácilmente en el agua; así acontece con la glucosa, levulo­sa, galactosa, sorbina, azúca r de leche, arabinosa, xilosa y ramnosa.

La mañosa constituye una excepc ión , de que más adelante d a r é datalles. Su fenilhidrazona es muy poco soluble en agua, y por con­siguiente, se precipita cuando se a ñ a d e el acetato de feni lh idrazi ­na á la solución fría de la materia azucarada. Se emplea una.solu­ción de mañosa al 10 por 100; después de uno ó dos minutos, como vais á verlo, comenzará desde luego la separación de cristales finos, de los que todo el l íquido se encuentra de seguida cuajado.

Los isómeros ópticos de la mañosa, así como diferentes azúca­res artificiales con 7, 8 y 9 átomos de carbono, se conducen de modo aná logo .

DICIEMBRE 28 DE 1890.—AÑO XIX.—NÚM. 13. 13

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En caso semejante, la precipi tación de la hidrazona es el mejor medio que puede emplearse, no sólo para reconocerla, si que también para aislar y purificar el azúcar , el que puede ser regenerado con f a ­cil idad de la hidrazona por desdoblamiento, mediante la acción del ácido c lorhídr ico , como lo va á demostrar una experiencia. Si se mezcla la manosa-fenilhidrazona, finamente pulverizada, con cuatro ó seis veces su peso de ácido clorhídr ico fumante ( 0=1 ,19 ) , á la temperatura ordinaria, la disolución se verifica inmediatamente por una agitación ené rg i ca , y se obtiene un l íquido d iáfano, pardo, en el que se produce desde luego el clorhidrato. Pasados uno ó dos minutos, el fraccionamiento de la hidrazona se pone de manifiesto, y el clorhidrato de fenilhidrazona principia entonces á cristalizar. Después de diez ó quince minutos termina la r eacc ión , y ya no ofrece dificultad la separación de la azúcar contenida en el l íqu ido .

Las osazonas casi insolubles en agua son de un valor diferente en el estudio de las materias azucaradas; cristalizan de ordinario con facilidad y precipitan aún en l íquidos muy diluidos. Se d i s t in ­guen de seguida por sus solubilidades, puntos de fusión, propieda­des ópticas, de tal suerte, que se emplean hoy con frecuencia para distinguir los azúcares naturales.

'El cuadro siguiente nos da caracteres muy importantes para la distinción de los osazonas de los azúcares naturales:

OSAZONAS DE AZÚCARES NATURALES

Glucosa^ona, C36Ha2 N4 O8.—Se forma en el seno de la glucosa, levulosa, mañosa , glucosamina y la isoglucosamina. Es casi insolu-ble en agua y poco soluble en alcohol caliente; su punto de fusión próximo á 205o. Levógira en solución en ácido acé t i co cristalizable.

Galactosa\ona, C36 H22 N * O8.—Se forma mediante la galactosa; casi insoluble en agua, un poco más soluble en alcohol que la pre­cedente; su punto de fusión, próximo á 197o. Disuelta en el ác ido acét ico cristalizable, no presenta poder rotatorio sensible.

Sorbinosa^ona, C36 H22 N * O8.— Procede d é l a sorbinosa; casi insoluble en agua, fácilmente soluble en el alcohol caliente. Punto de fusión, 164o.

Ladom^ona, C*s H32 N* O18.—Se produce por medio del a z ú c a r de leche; soluble en 80 ó 90 partes de agua caliente; su punto de fu­sión próximo á 200o. Se transforma por la acción del ác ido sulfúrico diluido en un anhídr ido C*8 H30 N* O16, casi insoluble en agua.

Maltosa^ona, C4S H32 N4 0)s.—Se obtiene con la maltosa; soluble en próximamente 75 partes de agua caliente. Punto de fusión cer­cano á 206o. No da anh ídr ido alguno.

Arahinosa\ona, C3*H2,)N406.—iSe forma por medio de la a rab i -nosa; poco soluble en agua caliente, muy soluble en el alcohol ca­liente; punto de fusión 160o p róx imamente . No tiene poder rotatorio en solución a lcohól ica .

Xilosa^ona, C34H20 N406.—Se produce con la xilosa; se asemeja á la precedente, por la que se puede tomar, pero es grandemente levógira en solución alcohólica.

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SEMANARIO F A R M A C E U T I C O

Ramnosa^ona, CS6H2aN408.—Se forma por medio de la ramnosa (isodulcita). Casi insoluble en agua, muy soluble en alcohol calien­te; punto de fusión próximo á 180o.

Según se ha dicho anteriormente, las osazonas se originan por una reacc ión oxidante; resulta de aquí que su t ransformación inver­sa en azúcar es mucho más difícil que por las hidrazonas. Es, sin embargo, de todo punto necesario, para el estudio de las materias azucaradas de síntesis, que se los aisle bajo la forma de osazonas y hallar un método permanente de realizar esta t ransformación . Des­pués de muchas investigaciones infructuosas he encontrado que pro­porcionan este método las dos reacciones siguientes:

Por el zinc en polvo y el ácido acé t ico las osazonas se reducen y cambian en productos azoados básicos. De este modo se forma en la glucosazona un compuesto

O H ^ N O o ,

que es isomérico con la glucosamina descubierta por Ledderhoce, por cuya razón lleva el nombre de isoglucosamina. Produce un ace­tato que cristaliza muy bien y puede representarse por la fórmula de estructura siguiente:

C2 H2 (O2 H), C2 H (O2 H) , C2H ( 0 2 H ) . C2 H(02 H). C O2. C2 H2. N H2.

Su g e n e r a c i ó n , á partir de la osazona, constituye un conjunto de reacciones notables. Un grupo de hidracina es separado por comple­to y reemplazado por el ox ígeno; el otro da lugar, bajo la acción del h id rógeno naciente, á la rotura de la cadena azoada, lo cual produce anilina, mientras que un segundo á tomo queda combinado con el carbono de la molécula de azúcar para formar un grupo amida.

Si se trata esta base en frío por el ác ido nitroso, pierde su grupo amida y se transforma muy sencillamente en levulosa. Algunas ve­ces este procedimiento, que da tan buenos resultados con la glucosa-zona, no puede utilizarse en otros casos, por la sencilla razón de que la base no se la obtiene cristalizada y por consiguiente no puede se­pará r se la de la mezcla después de ocurrida la r eacc ión .

El segundo método es mucho más fácilmente prác t ico . Por la ac­ción del ác ido c lo rh ídr ico fumante, las osazonas del grupo a z ú c a ­res, son desdobladas en fenilhidracina y en unas substancias l lama­das osonas. En el caso de la glucosazona, la reacc ión tiene lugar según la ecuación siguiente:

O HÍJ O8 (N2 H. C12 H5)2 + 2 H2 O2 =C12 H1() O'2 + 2 C12 H5. W H3. Glucosazona Glucosona

La práct ica de esta reacc ión exige, sin embargo, a tención par­t icular; por ésto deseo, mediante un experimento, precisar las con­diciones necesarias para el éx i to . Si se vierte sobre la glucosazona finamente pulverizada, diez veces su peso de ác ido clorhídrico f u ­mante, se tiñe de color rojo sombra y se disuelve una p e q u e ñ a parte dando al l iquido el mismo color; de esta forma se ha cambiado en

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clorhidrato, que se destruye luego inmediatamente bajo la acción del agua. Si, pues, se lleva r á p i d a m e n t e la mezcla más allá de los 40o, el l iquido se aclara por una agi tación ené rg i ca . Sosteniendo sólo por un minuto la temperatura sobre los 40o y enfriando de seguida á 15o, entonces empieza á formarse una cristalización abundante de clorhidrato de fenilhidracina, que demuestra el desdoblamiento de la osazona; al mismo tiempo la coloración del l íquido pasa del rojo sombra al pardo obscuro; en diez minutos termina la r eacc ión . Des­pués de haber sustraído el ác ido clorhídrico de l l íqu ido filtrado, puede separarse la glucozona bajo la forma de combinación plúmbica inso­luole; esta glucosona no se ha podido obtener hasta aquí pura y cris­talizada, es cierto, por consiguiente no se la ha podido analizar; sin embargo, estas reacciones que recuerdan claramente las del glyoxal y las diketonas 1,2, no permiten la duda de que este cuerpo sea un aldehido de la levulosa, que tiene la fórmula siguiente:

O ( O H ) . O H ( O H ) . C2H ( O H ) . O H ( O H ) . O O2. O O H .

Su acción sobre la fenilhidracina es en particular caracter ís t ica . Su solución acuosa fría se enturbia r áp idamen te por la adición del acetato de fenilhidracina; en cinco ó seis minutos da un precipitado espeso de glucosazona.

La glucosazona se une además con las o r thod iáminas a romá t i ca s y forma derivados quinoxál icos que cristalizan bien.

Por último, la metamorfosis que experimenta bajo la acción del h idrógeno naciente, es, en particular, interesante; si, en efecto, se la calienta con zinc en polvo y ácido acét ico, se transforma por com­pleto en levulosa.

(Se continuará.)

ASUNTOS CIENTIFICOS

NUEVA. SÍNTESIS DEL Á C I D O C Í T R I C O

por M M . A . Ha l l e ry A . Held

La síntesis del ác ido cí tr ico se refunde en la del ác ido acetona-d ica rbón ico . Los autores han demostrado anteriormente las cond i ­ciones en las que el é ter de este ácido se origina; no han llegado á aislarle al estado de pureza, pero su existencia no es menos estable que la de los cuerpos que engendra.

Preparación del éter acetona-dicarhbnico.—Se diluyen en alcohol anhidro 10 gramos de Y — cianaceto-acetato de eti lo, y á la mezcla, se a ñ a d e gota á gota á 20 gramos del mismo alcohol absoluto satu­rado de ácido c lorhídr ico , enfriado por medio de hielo y sal; son ne­cesarias dos horas para hacer esta ad ic ión ; cuando ha terminado y sin dejar se prolongue el contacto, se a ñ a d e n 5CC de agua, siempre

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SEMANARIO FARMACÉUTICO l O I

gota á gota y después se vierte el l iquido en su volumen de alcohol á 90o. En todas estas manipulaciones es necesario evitar la precipi­tación espontánea del cloruro amónico .

El líquido diluido en alcohol se calienta al baño maría por a lgu­nos minutos, y en este momento solamente es cuando debe deposi­tarse un abundante precipitado de sal amon íaco . Cuando parece aumentar poco, se vierte la mezcla en dos ó tres veces su volumen de agua y apura en muchos tratamientos por el é ter ; la solución e t é r e a , después de lavada, se somete á la dest i lación para obtener una parte de producto en 20*3 veces su volumen de é ter . Esta solu­ción contiene una cantidad notable de éter ace tona -d ica rbón ico , for­mada en vir tud de la r eacc ión :

C2 H5. CO2. CH2. C O . CH2. C N + C 2 H s O H - l - H C l - h H 2 0 = CaHs. CO2. CH2. C O . CH2. CO2 C2 H5 -t- NH* C Í

Preparación de la cianhidrina del éter acetona-dicarbónico.—Se en­fría en una mezcla de hielo y sal la solución e t é rea de la acetona-dicarbonato de eti lo, procedente de 10 gramos de é t e r Y—c i anado y se la adiciona después de 5 á 6 gramos de cianuro potásico fina­mente pulverizado. A esta mezcla se a ñ a d e gota á gota una solución acuosa concentrada de ácido c lo rh íd r ico , en cantidad rigurosamen­te equivalente al peso del cianuro empleado. Bien tapado el matraz se le abandona en un sitio fresco, y pasadas veinticuatro horas se filtra y elimina el é ter . El residuo contiene la cianhidrina

C2HS. CO2. CH2. C O . C H 2 C 0 2 C2 HS + C N H = C2HS. C 0 2 C H 2 .

C<^-?ÍL CH2. CO2 C2 H5. Transformación de la cianhidrina del éter acetona-dicarbónico en

ácido cítrico.—-Se calienta esta cianhidrina en aparato de reñujo con ác ido c lorhídr ico concentrado, y pasadas dos ó tres horas se deja en­friar, s epa rándose el cloruro amónico , que se deposita. De seguida se reduce el l íquido en baño mar ía , para expulsar el exceso de ácido c lorhídr ico y el residuo se calienta á la temperatura de ebull ición qon un exceso de potasa. Entonces la solución contiene citrato potási­co mezclado con cloruro, y productos ex t raños que se forman en el decurso de las reacciones sucesivas, así que no precipita por la ebu­llición cuando se la adiciona cloruro de calcio.

Para aislar el ác ido cítrico se a ñ a d e al l íquido, previamente neu­tralizado, acetato de plomo.

Se recoge el precipitado plúmbico, lava y después en suspensión en agua se descompone por el sulfhídrico; filtra y concentra al baño mar ía , y mezcla el residuo con arena fina y expulsa el éter. Por eva­porac ión , el l íquido e téreo da un jarabe espeso, en cuyo seno se de­positan poco á poco cristales de ácido c í t r ico. Se le purifica transfor­mándole en sal de cal, que se descompone por la cantidad t eór ica de ácido oxá l ico .

Los cristales de ácido cítrico obtenidos de este modo, tienen la forma, sabor y el conjunto de propiedades del ácido natural.

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Rendimiento.—Cincuenta gramos de Y—cianaceto-acetato de etilo han dado próximamente 6sr-,2 gramos de ácido citrico puro; quedan, por lo demás , de 4 á 5 gramos en las aguas madres s i ru­posas.

(Ac. des se, C X , 682, 1890.)

V A L E R I A N A T O S D E A N T I P I R I N A

por Sochae^enwski, farmacéutico

El autor ha intentado la combinac ión de la antipirina con el ácido valeriánico y ha obtenido sales que pueden emplearse en t e r a p é u t i c a .

1.0 Valerianato de antipirina.—Es una sal blanca que cristaliza en cubos muy regulares, muy solubles en agua, de fuerte olor á va ­leriana, de gusto poco desagradable, que el autor considera como más activa que la antipirina.

2.0 Valerianato doble de antipirina y quinina—Es una sal blanca, transparente, que cristaliza en agujas largas pr ismát icas ; su gusto y olor recuerdan los del valerianato de quinina. Es muy soluble en agua y en alcohol. Su acción en las neuralgias intercostales y de ca­beza es muy marcada.

El autor se propone dar á conocer ulteriormente su modo de prepararlas y su estudio quimico y t e r a p é u t i c o .

(UUn. Pharm., Noviembre 1890.)

SOBRE L A COMPOSICIÓN DE ALGUNAS SUERTES DE QUINA. DE AMERICA DEL SUR;

QUINA LLAMADA SUver Crown, QUINA ROJA Y QUINA AMARILLA PLANCHA

por Ed. Landrin

Desde el momento que las antiguas quinas de Amér ica son reem­plazadas, más y más cada día, por las procedentes de los árboles cultivados de todos los países y que tienden á desaparecer por com­pleto de los mercados europeos, he cre ído útil dar á conocer algu­nas observaciones que he tenido ocasión de hacer sobre diversas suertes de dicha corteza, cuya composición y caracteres son poco ó mal conocidos, sobre todo en Francia (1). #

(1) Los ejemplares á que se refieren los diversos tipos que voy á describir han sido entregados por mí, á título de comprobantes, en el depósito de drogas dé la Escuela de Farmacia.

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ÍJÍÍIVÍANARÍO F A Ü M A c é u T Í C Ü Í Ó ^

I.—QUINA, LLAMADA, EN LONDRES «SILVER CROWN» Desde hace muchos años llega á Inglaterra, sobre todo, más rara

vez á Francia, zurrones de Chile y el Perú , probablemente or igina­rios de Bolivia, con una suerte de quina designada con el nombre general de Silver Crown. Esta suerte no procede de una sola especie bien definida; representa más bien una mezcla de variedades de q u i ­na bien distintas, que una gran práct ica y examen atento permiten reconocer con facilidad. He aquí las diversas suertes de cortezas que un escogido permite separar del conjunto de origen.

a) Quina Loja verdadera.—Cortezas de color exterior pardo ne­gruzco, interiormente variable del amarillo pálido al amarillo rojizo, cuyo tinte es en general más uniforme, ya más gruesas y de fractura más marcada, ya delgadas como una hoja de papel, fuertemente es­triadas, en el primer caso muy lisas, por el contrario en el segundo, generalmente con l iqúenes , de olor franco y en extremo aromát ico . Esta quina produce p róx imamente de 20 á 25 por 100 de un extracto de color rojo magnífico; contiene como término medio 20 á 22 por 1.000 de sulfato de quinina, generalmente sin mezcla de otras sales. Es ex­tremadamente astringente. Esta es la suerte tipo de Loja.

Algunas veces se encuentra t ambién en el Silver Crown otras suertes de Loja que he visto llegar también en fardos de origen; una de olor desagradable á humo, olor que desaparece en la p repa rac ión del extracto; contiene hasta 30 y algunas veces hasta 40 por 1000 de sulfato de quinina. Desde hace tres ó cuatro años no he vuelto á ver esta corteza en el comercio. La otra suerte ofrece una composición intermedia entre las precedentes, pero sin olor alguno. Esta es la que llega aún hoy, las más veces á Europa.

b) Falsa quina Loja, Crown francés. — Esta corteza llegaba igual­mente sola á Londres y en grande abundancia hace cinco ó seis años; el mercado f rancés , en especial, que la había tomado como Loja verdadera, materialmente fué inundado; en esta época se tenía por buena y era muy conocida con el nombre de Crown por los dro­gueros de París . Por su aspecto exterior tenía mucha semejanza con la Loja verdadera, pero la fractura tan carac te r í s t ica , era fibrosa.

El análisis no dió ni indicios de alcaloides; era, pues, una falsa quina. La especie ha desaparecido de Europa, al menos en distintas remesas, desde el momento que pudo conocerse el e n g a ñ o .

c) Silver Crown verdadera rica.—Estas cortezas, que designan con el nombre de Silver Crown verdadera, se presentaron b a j ó l a for­ma de tubos con fractura fibrosa; amarillas en su interior con color variado exteriormente de amarillo pál ido al blanco y gris; su aspec­to, alguna vez liso, las más veces verrugoso. Se encuentra, á veces bajo la forma de pedazos aplastados, muy poco anchos, muy delga­dos con el mismo aspecto interior y exterior que la precedente.

Por último, las alternativas de color que presentan, les da un as­pecto absolutamente carac ter í s t ico , simulando en la superficie d ibu ­jos semejantes á los de una piel de culebra.

El análisis de este Silver crown es en extremo rico; las cortezas contienen como mínimum 35 á 40 por 1000 de sulfato de quinina puro,

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sin indicios de otros alcaloides cristalizables; he visto algunas veces alcanza su riqueza de 45 á 50 por 1.000, hecho muy raro en las cor te­zas naturales procedentes de la Amér ica del Sur. Comparando este tipo con las láminas del álbum de Delondre, no se consigue poderla referir á una variedad de calisaya enrollada (Cinchona calisaya), y me explico su gran riqueza en quinina, por lo delgado de la corteza que r e p r e s é n t a l a epidermis exterior del á rbo l , es decir, la parte más rica siempre en alcaloides. Nuevas investigaciones histológicas d i l u ­c i d a r á n este problema probablemente mejor.

(Se continuará.)

NOTICIAS V A R I A S

LA ENHORABUENA.—Se la damos muy afectuosa á nuestros compa­ñeros electos Diputados provinciales en la r enovac ión ú l t imamente verificada, y muy especialmente á D . José Pérez Negro, por el triunfo que ha alcanzado en Madrid, y á D , Elias Romera, en la provincia de Soria.

EL SEORETO DE KOCH.—Acerca de este particular que tanto preocupa hoy á los hombres de ciencia, dice el Dr. San Martín en un ar t ículo que ha publicado nuestro apreciable colega E l Siglo Médico, lo siguiente:

« Fác i lmen te se deja adivinar, por lo ya trascendido á la prensa sobre este pormenor, que la linfa en estudio es un agregado de subs­tancias poco definidas en su composición qu ímica y elaboradas em­pí r icamente á fuerza de tanteos practicados en el laboratorio y su­bordinados hoy á la confirmación cl ínica. Siendo esto así, la cr í t ica se habr ía cebado sin duda alguna contra el inventor, comparando su receta publicada con la de cualquier medicina casera ó vulgar, sólo porque en la brillante historia de sus descubrimientos bacteriológicos hubiera tropezado con una dificultad farmacológica insuperable para dar al medicamento la forma científica que corresponde á su proce­dencia r a c i o n a l . — T a m b i é n se trasluce, por lo publicado acerca de este particular, que el principio activo de la linfa Koch es una subs­tancia albuminoidea que quizá descubra en el organismo, no sólo el misterio de su propia composición molecular, sino la clase de una nueva seriación de compuestos albuminoideos. »

Parece ser que el l íquido en cuestión va á tener historia. Según leemos en un periódico pol í t ico, el Gobierno alemán compra rá el se­creto y lo explotará como allá en los tiempos de los alquimistas. La cosa marcha; esperamos que ha de dar juego.

LIBRO ÚTILÍSIMO.—La l ibrer ía editorial de D. Carlos Bailly Ba i -lliere acaba de poner á la venta la Agenda Médica de Bolsillo que con tanto éx i to viene publicando hace muchos años; es un verdadero indispensable para los médicos , pues a d e m á s de su l ibro de apunta­ciones tiene una parte de medicina muy extensa, y no tenemos i n ­conveniente en recomendarla muy calurosamente á nuestros lecto­res. Véase en el lugar correspondiente su anuncio.