FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
TEMA:
ASIGNATURA : DERECHO CIVIL I
DOCENTE : Dr. Julio Ríos
ALUMNOS : Chukimallco Quispe, Javier
Farfán Jiménez, Pamela
Gamarra Hermoza, Maryuri
Huarcaya Portilla, Edith
Rado Calderón, Ana
Yana Yanqui, Nely
CUSCO – PERU
2011
“Fin de la Persona”
“Fin de la Persona”
PRESENTACIÓN
Estimado Dr. Julio Ríos con el propósito de aprender e incrementar nuestro campo
de conocimientos en Derecho Civil I, hemos realizado un arduo trabajo
concerniente al Fin de la Persona, en el cual hemos desarrollado todo lo
relacionado al mismo.
Agradecemos la posibilidad de realizar este tipo de trabajos que contribuyen a
nuestro desarrollo profesional.
Esperando colmar sus expectativas le presentamos el siguiente trabajo.
Atentamente
El Equipo
“Fin de la Persona”
INTRODUCCION
“Fin de la Persona”
TABLA DE CONTENIDO
PRESENTACIÓN.....................................................................................................2
INTRODUCCION.....................................................................................................3
1.ANTECEDENTES.................................................................................................5
1.1 La Concepción de la Muerte en la Edad Antigua........................................5
1.2 La Concepción de la Muerte en la Edad Media..........................................5
1.3 La Concepción de la Muerte en la Edad Moderna......................................6
1.4 Código Civil peruano de 1936.....................................................................7
2.MUERTE NATURAL.............................................................................................9
1.1 La muerte desde un punto de vista de la medicina...................................10
a) La muerte biológica o celular....................................................................10
b) La muerte clínica.......................................................................................11
1.2 La muerte desde un punto de vista del derecho.......................................12
1.2.1 Premoriencia y Conmorencia.............................................................14
3.MUERTE PRESUNTA.........................................................................................16
3.1 Nociones generales..................................................................................16
3.2 Casos de Declaración de muerte presunta...............................................18
3.3 Efectos de la muerte presunta..................................................................21
3.4 Problemática que surge a raíz de la declaración de muerte presunta......22
3.4.1 El nuevo matrimonio del cónyuge del presuntamente muerto............23
1) El Sistema Alemán……………………………………………….....25
“Fin de la Persona”
2) El Sistema Italiano…………………………………………………...25
3.5 Reconocimiento de existencia...................................................................26
4.COMPARACIÓN LEGISLATIVA CON OTROS PAÍSES.....................................28
4.1 El fin de la persona en la legislación comparada..........................................28
CONCLUSIONES...................................................................................................37
BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................39
“Fin de la Persona”
FIN DE LA PERSONA
1. ANTECEDENTES
1.1 La Concepción de la Muerte en la Edad Antigua
En Grecia
El mito1 nos dice a la letra: “En la mitología griega, Tánatos (en griego Θάνατος
Thánatos, ‘muerte’) era la personificación de la muerte no violenta. Su toque era
suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el sueño. La muerte violenta, por el
contrario, era el dominio de sus hermanas amantes de la sangre, las Keres,
asiduas al campo de batalla. Su equivalente, en la mitología romana era Mors. Era
una criatura de una oscuridad escalofriante, hijo de Nix, la noche, y gemelo de
Hipnos. Se decía que ambos hermanos discutían cada noche quién se llevaría a
cada hombre, o que el Sueño anulaba cada noche a los mortales en un intento de
imitar a su hermano mayor”.
En Roma
En Roma, la muerte resulta ser “el factum biológico con ineludibles consecuencias
jurídicas, influyen la capacidad jurídica del hombre extinguiéndola por completo,
por ello, el Sujeto de Derecho llamado Persona Física que ya no existe, no podrá
ser en lo sucesivo reconocida con aptitud para ser sujeto de una relación jurídica y
por la misma razón no podrá realizar en el futuro actos jurídicos eficaces”2.
1.2 La Concepción de la Muerte en la Edad Media
En esta época, se creía que la muerte se presentaba como un hecho “antinatural”,
es decir, que la muerte era un mal que se sufría y que en sí misma, ésta carecía
de sentido, por cuanto constituía el opuesto a la vida.
1HERODOTO. “Antología de las historias / HERODOTO; introducción, notas y comentarios por Jaime Berenguer Amenós”. Barcelona: Bosch, 1960. Págs. 202 y sgtes.2 Ibídem.
“Fin de la Persona”
Sin embargo, también podemos decir que la muerte puede ser considerada como
un hecho natural en tanto todos los días hay personas que fallecen a diario,
porque nuestros cuerpos se desgastan, siendo esto percibido de manera natural
por nuestra conciencia. Esto es una paradoja que conviene descifrar, tal y como
nos lo argumenta José Ángel García Cuadrado3.
Tomás de Aquino nos da dos afirmaciones sobre la muerte: “La muerte es la
privación de la vida”4 y, por otro lado, “la muerte es la separación del alma y del
cuerpo”5. Así, podemos apreciar un doble concepto: privación y separación. Con
esto podemos deducir que la unidad sustancial de la persona humana se pierde
dramáticamente en el momento de la muerte.
1.3 La Concepción de la Muerte en la Edad Moderna
Según Friedrich Hegel:
Para Hegel6, la razón rige el mundo y, por tanto, la historia ha transcurrido
racionalmente, para el la razón es la sustancia de la historia y así mismo la historia
ha transcurrido racionalmente, esto significa que ha transcurrido de acuerdo con
unas categorías o leyes. Una de estas categorías es la negatividad, en la cual
Hegel da una idea de muerte, ya que explica que el espíritu en su recorrido
histórico no cesa de destruirse y construirse constantemente. Es decir que las
etapas históricas tienen un desarrollo interno dialéctico que las hace desaparecer
para transformarlas en otras más ricas y potentes: es la dialéctica aplicada a la
historia. Cada estadio histórico se muestra como un individuo y, como tal, nace,
florece, madura, decae y muere.
3 GARCÍA CUADRADO, José Ángel. “Antropología Filosófica: Una Introducción a la Filosofía del Hombre”. Pamplona, Navarra: EUNSA, Ediciones Universidad de Navarra, S.A., 2001. Pág. 228.4 TOMÁS DE AQUINO. “Suma Teológica”, III, q.53, a. 1, ad 1.5 TOMÁS DE AQUINO. “Comentario al III Libro de las Sentencias”, d. 21, a. 3.6 HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich. “Lecciones sobre la filosofía de la historia universal”. –1º Edición – Madrid: Alianza Editorial, 1999.
“Fin de la Persona”
Según Francis Bacon:
Francis Bacon, a pesar de ser más antiguo que Hegel, este filósofo inglés
desarrolló su planteamiento en su libro Ensayos7 en el cual pasa a explicarnos que
para él, los hombres temen la muerte como los niños temen adentrarse en la
oscuridad; y al igual que ese miedo natural de los niños se acrecienta con los
cuentos, así ocurre a los primeros. En verdad, la contemplación de la muerte es
como el supuesto precio del pecado y tránsito al otro mundo. Sin embargo, en las
meditaciones religiosas hay cierta mezcla de vanidad y superstición. Por ejemplo,
en todo ese contexto se veía claramente en términos de cómo era la mortificación
de los frailes que creían que un hombre pensara para sí cuan doloroso es que
tuviera las puntas de los dedos oprimidas o torturadas; y de ahí imagina cuales
son lo dolores de la muerte cuando todo el cuerpo se corrompe y disuelve; cuando
muchas veces pasa la muerte con menos dolor que la tortura de un miembro,
porque las partes más vitales no son las de sensibilidad más rápida. Y por él, que
habla sólo como filósofo y hombre natural, bien se dijo: Pompa mortis magis terret,
quam mors ipsa. Los gemidos y convulsiones, la palidez del rostro, las lágrimas de
los amigos, lutos, exequias y demás presentan terrible a la muerte.
1.4 CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1936
TITULO I
DEL PRINCIPIO Y FIN DE LA PERSONALIDAD
ART°1: El nacimiento determina la personalidad, al que está por nacer se le
reputa nacido para todo lo que le favorece, a condición de que nazca vivo.
ART°2: Los que tienen un derecho susceptible de desaparecer o de disminuirse
por el nacimiento de un póstumo puede designar que se cerciore por la realidad
del nacimiento. Igual derecho corresponde al marido en los casos de divorcio o de
7 BACON, Francis. “Ensayos”. Buenos Aires: Aguilar, 1961.
“Fin de la Persona”
nulidad del matrimonio. Si la persona designada es rechazada el juez hará el
nombramiento, el cual debe recaer en persona facultativa si la hubiera.
ART 3: La madre debe dar aviso de la proximidad del parto a los que puedan usar
de la facultad concedida en el artículo anterior.
ART°4: La mujer grávida puede solicitar que se reconozca su estado.
ART°5: Los varones y mujeres gozan de los mismos derechos civiles, salvo las
restricciones establecidas respecto de las mujeres casadas.
ART°6: La muerte pone fin a la personalidad.
ART°7: Si no se puede probar cual de dos o más personas murió primero, se las
reputa fallecidas al mismo tiempo y entre ellas no habrá transmisión de derechos
hereditarios.
TÍTULO VI
DE LA NULIDAD DEL MATRIMONIO
Art°136: Si el cónyuge de quien ha contraído un nuevo matrimonio fallece sin
dejar descendientes de sus nupcias con el bígamo, solo el cónyuge actual de éste
puede demandar la nulidad. No será admisible la demanda si ha transmitido un
año desde el día en que tuvo conocimiento del matrimonio anterior.
Art°138: El matrimonio contraído por el cónyuge de un desaparecido no puede ser
impugnado mientras dure el Estado de Ausencia.
“Fin de la Persona”
2. MUERTE NATURAL
Según Vial del Rio y Lyon Puelma: ‘’La muerte natural puede ser definida como la
cesación de los fenómenos de la vida, y como tal extingue, desde luego la
personalidad jurídica del individuo humano’’.8
Cuando se habla de ‘’ muerte natural’’, no se pretende excluir los casos de muerte
violenta, en la cual, si bien el origen de esta ultimas es de carácter distinto
(ejemplo un accidente, un asesinato), coinciden en que en ambos se produce el
cese de la actividad cerebral.
La doctrina argentina, utiliza el término de ‘’muerte presunta’’, para oponerlo al
concepto de ‘’muerte civil’’,9 en este sentido se pronuncian LLAMBRIAS,10 ARAUZ
CASTEX,11 ABELENDA,12 entre otros. Empleo este término para distinguirlo de la
‘’muerte presunta’’.
Para Carbonniner: ‘’ La muerte que, desde el punto de vista biológico se señala
prácticamente por la interrupción de la circulación y los movimientos respiratorios,
desde el punto de vista jurídico supone la extinción de la personalidad’’13. En igual
sentido se pronuncia Santos Briz.14
Como se observa, la muerte es un hecho que produce consecuencias jurídicas,
frente a la cual existen dos posiciones que debemos tomar en cuenta, a saber:
a) Desde el punto de vista de la Medicina y;
b) Desde el punto de vista del Derecho.
8 VIAL DEL RÍO Y LYON PUELMA, Derecho Civil. Teoría General de los Actos jurídicos y de las personas, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1985, 235.9 BORDA, Manual de Derecho Civil, Parte General, decimotercera edición actualizada, Editorial Perrot. Buenos Aires, 1986,153-154.10 LLAMBIAS, Tratado de Derecho Civil. Parte General, Tomo I, Editorial Perrot, Buenos Aires 1986, 656.11 ARAUZ CASTEX, Derecho Civil. Parte General, Tomo I, Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales. Buenos Aires 1974, 477.12 ABELENDA, Derecho Civil, Parte General, Tomo I, Astrea, Buenos Aires, 1980,481.13 CARBONNINER, Derecho Civil, Tomo I, Volumen I, Bosch, Barcelona 1960, 223.14 SANTOS BRIZ, Derecho Civil, Teoría y Práctica I, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1978, 371.
“Fin de la Persona”
Cabe aclarar, que ambas posiciones concluyen en calificar a la muerte como eje
esencial de la culminación de la persona humana, en un sentido más amplio.
1.1LA MUERTE DESDE UN PUNTO DE VISTA DE LA MEDICINA
La medicina moderna tiene en consideración dos premisas objetivas:
a) La muerte biológica o celular.
Es aquella que se determina con la cesación definitiva de todas las células del
cuerpo humano, ya sea por descomposición, putrefacción o simplemente dejan de
existir. Al respecto, Tobias expresa que: ‘’Mucho más recientemente, los avances
en el campo de la tanatologia han inducido a ampliar el ámbito de análisis, al
permitir establecer que, biológicamente, el pasaje de la vida a la muerte del cuerpo
humano no constituye un fenómeno instantáneo de un momento, sino algo
gradual: se trata de un proceso que reconoce fases sucesivas; las células en
efecto, cesan de vivir singularmente en un orden gradual que dependen de la
resistencia de cada grupo a la falta de oxigeno’’15. Bajo este punto de vista, se
puede decir que no interesa si la persona fallece o no, sino que se toma el cuerpo
humano como un todo orgánico que va culminado su existencia paulatinamente.
Sobre la base de lo expuesto, también cabe decir que una persona al fallecer no
muere totalmente, sino que algunos órganos, como por ejemplo, las corneas,
riñones y otras partes del cuerpo, inclusive hasta el corazón, sobreviven, a pesar
de que la persona, como ente de relaciones humanas, haya cesado. De esta
manera se permite la posibilidad de efectuar los trasplantes de órganos y/o tejidos,
de acuerdo a la perspectiva que tengan en el cuerpo de otro ser humano que
goce de vida.
15 TOBIAS, Fin de la existencia de las personas físicas, Astrea, Buenos Aires, 1988,7.
“Fin de la Persona”
b) La muerte clínica.
Es la cesación definitiva e irreversible de la actividad cerebral del ser humano.
Antiguamente se determinaba la muerte de la persona observando si tenía aliento
o pulsaciones.
A medida que la ciencia avanzo, han ido apareciendo nuevas técnicas para
determinar la muerte, como por ejemplo, el electroencefalograma, que se basa en
los impulsos eléctricos que despretenda de la actividad cerebral. Cuando una
persona fallece, estos impulsos eléctricos no se dan. Por tanto, el
electroencefalograma arroja líneas planas y verticales. Hay que aclarar que, para
determinar la muerte clínica por este método, estas líneas deben observarse con
mediciones constantes durante aproximadamente 24 horas. Existe otro método
conocido como el de la inyección de insulina, que consiste en inocular al cuerpo
cierta sustancia radioactiva que, de acuerdo a la colocación se determina si hay, o
no, funcionamiento del torrente sanguíneo.
Cabe hacer un añadido, en cuanto al encefalograma, cuando no registra actividad
alguna, no implica necesariamente, que el paciente este muerto, porque se ha
comprobado que en drogadictos que han estado por más de 24 horas con
encefalograma plano, después han recuperado la vivencia.
Lo importante es decir que no hay un único sistema o método infalible que nos
determine con exactitud que tal o cual persona están muertos clínicamente. Pero
se puede asegurar que integrando medios, como la inyección de insulina, el
electroencefalograma (EEG), entre otros, se podría afirmar que la persona ha
dejado de existir.
Se debe distinguir el concepto de la muerte clínica o encefálica, de aquella
situación denominada como ‘’muerte cortical’’, la cual se presenta cuando: ‘’es
irrecuperable la actividad cerebral superior, -la que regula la vida intelectual y la
“Fin de la Persona”
vida sensitiva- y, por ende, la posibilidad de la vida de relación, pero se conservan
–autónomamente- las funciones respiratoria y circulatoria.16
Recordemos que, en la denominada muerte clínica, es imposible recuperar la
capacidad para la vida de relación (como es la muerte cortical), y las funciones
vegetativas (actividad respiratoria y circulatoria), se puede mantener
mecánicamente (a diferencia de la muerte cortical).
Es por este motivo, que Tobias sostiene que: ‘’desde una concepción que juzgue
exclusivamente a la persona humana prescindiendo de toda consideración
utilitarista o externa a ella, hay que desechar la noción de muerte ‘’cortical’’, pues
subsisten allí el funcionamiento autónomo de las funciones vegetativas, lo cual es
incompatible con la noción de muerte.17
Si apuntamos a un concepto unitario de la muerte, con la denominada ‘’muerte
clínica’’, vale decir, el cese definitivo e irreversible de la actividad cerebral, se
verifica la muerte ‘’real’’ del ser humano. En este sentido, el estudioso argentino
expresa que: ‘’el termino muerte ‘’cerebral’’ o muerte ‘’encefálica’’ es, por
consiguiente, impropio y equivocado y a la situación descriptiva con esa
terminología cabe catalogarla como ‘’muerte’’, sin ninguna clase de
adjetivaciones’’.18
1.2La muerte desde un punto de vista del derecho
La persona es un centro de imputación de derechos y obligaciones, en otras
palabras, es un sujeto de derecho. El ser humano, durante su vida, es relación
coexistencial con otros seres humanos, pero cuando esta relación se determina,
culmina su finalidad como ente viviente (ser existencia y coexistencia a la vez),
deja de ser sujeto de derecho para convertirse en un objeto de derecho sui
generis, digno de ser protegido.
16 TOBIAS, op. Cit., 18.17 TOBIAS, op. Cit,. 19.18 TOBIAS, op. Cit., 21.
“Fin de la Persona”
La corriente mayoritaria en la doctrina, considera la muerte, solo con relación al
sujeto de derecho de persona individual. Añadiría extensivamente que el
concebido, en cuanto a que es sujeto de derecho, también culmina como tal
cuando muere. En el caso de la personas colectivas y las organizaciones de
personas no inscritas, no cabe decir que su muerte pone fin a su existencia como
centro de imputación de derecho y obligaciones, más propiamente, cabria decir
que su fin llega por la extinción a que lleguen estos sujetos de derecho.
La muerte tiene relevancia jurídica, cuando se determina clínicamente. Es
importante porque su delimitación se va a dar lugar a que surjan derechos como
los de suceder (Art.660 c.c.)19 y la protección jurídica de la memoria del difunto, así
como la de su cadáver.
El art. 108 de la Ley General de Salud, Ley N° 26842, del 15.07.97, establece que:
“La muerte pone fin a la persona. Se considera ausencia de vida al cese definitivo
de la actividad cerebral, independientemente de que algunos de sus órganos o
tejidos mantengan actividad biológica y puedan ser usados con fines de trasplante,
injerto o cultivo.
El diagnóstico fundado de cese definitivo de la actividad cerebral verifica la
muerte. Cuando no es posible establecer tal diagnóstico, la constatación de paro
cardio-respiratorio irreversible confirma la muerte.
Ninguno de estos criterios que demuestren por diagnostico o corroboran por
constatación la muerte del individuo, podrán figurar como causas de la misma en
los documentos que la certifiquen’’.
Recordemos que, dentro de este orden de principios que el art. 5 de la Ley de
transplantes de órganos y tejidos, Ley 23415 antes de su reforma, indica lo
siguiente:
19 El cual establece que “Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a sus sucesores”.
“Fin de la Persona”
“Se considera muerte, para los efectos de la presente ley, a la cesación definitiva e
irreversible de la actividad cerebral o de la función cardio-respiratoria. Su
constatación es de responsabilidad del método que la certifica”.
La Ley 24703, que modifica a la Ley 23415, describe a la muerte como “la
cesación definitiva e irreversible de la actividad cerebral”.
El código civil en sus artículos 15 y 16, protege la memoria o la declaración de
voluntad en vida, de una persona que ya falleció.
En relación con el derecho de familia, la muerte de uno de los cónyuges produce
la disolución del matrimonio. Con respecto a la muerte, el numeral 61 del Código
Civil nos prescribe que:
“La muerte pone fin a la persona”.
Al no tratarse del fin del sujeto de derecho concebido en un titulo independiente, el
presente numeral también debió referirse al mismo.
Suele haber entre civilistas y penalistas una diversidad de conceptos en torno a la
muerte, lo cual genera no pocos problemas para los operadores jurídicos. Por ello,
es importante tener un concepto unitario de muerte.20
1.2.1 Premoriencia y Conmorencia
Ambas instituciones se relacionan con la determinación del instante de la muerte
de varias personas con relación al tiempo.
Entre estas debe haber un vínculo legítimo de consanguinidad o de parentesco o
en todo caso, un vínculo legitimo. Aquí caben dos criterios.
20 Así, “proponemos la necesidad de unificar en una sola noción, la muerte desde la perspectiva jurídica, toda vez que existe unanimidad de los criterios para determinar la muerte cerebral. Esta muerte tiene una situación realmente irreversible, por lo que es un criterio universalmente aceptado por la medicina. No encontramos justificado que sólo se utilice este criterio cuando se va a efectuar un transplante”. (MORALES GODO, Hacia una concepción jurídica unitaria de la muerte, PUCP, Fondo Editorial, Lima, 1997, 95).
“Fin de la Persona”
a) Si hay varias personas con vínculo legitimo y es fácil de establecer quien ha
muerto primero, este genera el derecho sucesorio a favor del que le siguió
en morir.
b) Si hay varias personas con vinculo legitimo, y existen dudas en determinar
quien murió primero, caben varios supuestos: en el primero de ellos se
presume que es el de mayor edad, otro supuesto seria que el de menor
edad muere primero, si hay quienes sostienen que la mujer fallece antes
que el hombre y no falta quienes opinen lo contrario. Espinoza Espinoza,
Juan comparte el criterio de Velez Sarsfierld, cuando afirma que:”… estas
presunciones de derecho, que también se ven en las leyes de partida, eran
arbitrarias, y sin ningún fundamento positivo, y lo que es más, no habría
necesidad alguna de crear tales presunciones de derecho ¿Qué interés
social se presenta para que necesariamente hubiera una transacción de
derecho entre personas que habrían fallecido a un tiempo, o de quienes se
ignoraba cual hubiese muerto primero?”.21 Estas presunciones hay que
dejarlas de lado. Lo optimo, en caso de duda, es considerar que todos
murieron al mismo tiempo, en tanto que no hay derecho sucesorio entre
ellos. Pero cabe resaltar que es una presunción iuris tantum, que admite
prueba en contrario, siempre que disipe las dudas.
Este último planteamiento ha sido recogido por el Código Civil en su artículo
62. Se debe anotar, al respecto, que muchos códigos como el italiano, francés,
portugués, argentino, entre otros, siguen esta orientación; en cambio, los
alemanes van más allá, en el sentido que para ellos no solamente se produce
conmorencia, cuando dos o más personas con vinculo legitimo mueren al
mismo tiempo, pero en distintos lugares, como por ejemplo, en una zona de
guerra, o en un terremoto.
Un sector de la doctrina nacional afirma que debe existir “Unidad del hecho
causante que haya producido la muerte de las respectivas personas”.22
En posición contraria que comparte el autor, se afirma que la redacción del
21 Código Civil Argentino, Edición al cuidado de ZAVALIA, Zavalia Editor, Buenos Aires 1987, 41.22 LEÓN BARANDIARÁN, Tratado de Derecho Civil, Tomo I, WG Editor, Lima, 1991, 115.
“Fin de la Persona”
artículo 62 del Código Civil. “Permite un razonamiento mas generoso, que no
necesariamente reclama como requisito sine qua non la misma razón causal
de muerte. Según el texto normativo sería perfectamente válido presumir la
conmorencia si una persona fallece por causa de enfermedad y otra por
accidente y no se puede determinar cuál de ellas murió con anterioridad. Otro
tanto ocurre si dos personas desaparecen de su domicilio el mimo día y
ninguna de las dos aparece.
Lo que en el fondo interesa al Derecho en esta materia es pode precisar con el
mayor grado de seguridad posible el infante temporal de la muerte; de suerte
que en todo y cualquier caso no haya tal seguridad –o sea, no se ha podido
demostrar con certeza quién murió antes- se presumirá que han muerto en el
mismo momento, con prescindencia de la razón o posible lugar de la muerte,
que justamente no se ha podido probar o determinar”.23
3. MUERTE PRESUNTA
3.1 Nociones generales
La muerte presunta, comúnmente conocida como declaración de fallecimiento, se
distingue de la muerte natural, porque se trata de una situación jurídica distinta. La
muerte presunta parte de un hecho del que se tiene incertidumbre, frente al cual el
ordenamiento legal opta por una solución, tal es el caso de una persona que no se
encuentra en su domicilio, si se tiene conocimiento de su paradero en un periodo
determinado, ¿Qué pasaría entonces con sus bienes?, ¿Qué sucedería si su
esposo o esposa desea contraer nuevas nupcias? El Derecho frente a este
supuesto, quiere dar una respuesta justa y equitativa.
El tratado jurídico de la declaración del fallecimiento tiene sus orígenes en el
derecho romano, en el sentido que, para tener la posibilidad de ejercer derechos y
obligaciones, se requería la presencia real y efectiva de la persona que los
23 LOHMANN LUCA DE TENA, Derecho de Sucesiones, Biblioteca para leer el Código Civil, vol. XVII, Tomo I, PUCP, Fondo Editorial, Lima, 1995, 44.
“Fin de la Persona”
ejercite, mas al no hallarse esta, y al no saber su familia como ubicarla por un
determinado lapso (caso de una guerra en donde no se halle su cadáver), se
podía pedir a los tribunales romanos que se le considere muerto, perdiendo sus
derechos, o que se presuma que se había vuelto extranjero, o que se había
perdido su estatus libertae por haberse convertido en esclavo.
En el siglo XX y por las consecuencias surgidas a raíz de las dos guerras
mundiales, en donde un gran número de soldados eran considerados no habido,
ya sea porque desertaron o porque nos se hallaban sus cadáveres, se originaron
situaciones distintas a la muerte clínica, ya que esta existe por certidumbre,
cuando se verifica la presencia de ese objeto de derecho sui generis denominado
cadáver; pero, al no tenerse la certeza de un objeto verificable, partimos supuesto
imaginarios, que el Derecho recoge para indicarlos que, si bien ejerce real y
efectivamente, sea por esta o por otra, sus derechos de manera física, también es
cierto que el Derecho contempla aquellas situaciones donde el sujeto, al no
encontrarse físicamente presente, y al no tener representante, pueda ejercer sus
derechos (a través de un curador nombrado jurídicamente) o, que cuando su
presencia afecte derechos de terceros, estos no se queden en el limbo, sino que
se debe definir su situación de una manera más conveniente (en el caso de
esposa o esposo que quiere contraer nuevo matrimonio).
Como anotara líneas arriba, el hecho por el cual una persona no se encuentra en
su domicilio, o no se tiene conocimiento de su paradero por un determinado
periodo, se denomina por la doctrina “desaparición”. Distínguese esta situación de
hecho, de la declaración judicial de ausencia, en donde se pide el nombramiento
de un curador o en todo caso, se asignan los derechos del ausente a los
herederos forzosos. La declaración judicial de ausencia se diferencia de
declaración judicial de fallecimiento, porque la primera va destinada a cautelar los
derechos del ausente, protegiéndolo, en cuanto a terceros que no vayan a abusar
de sus bienes. En cambio, el segundo, va destinado a ciertas consideraciones que
hacen presumir que tal persona, ya sea por su edad, o por situaciones de certeza,
esté muerta; cosa que no se considera en la ausencia.
“Fin de la Persona”
3.2 Casos de Declaración de muerte presunta
Están previstos en el art. 63 c.c., el cual establece lo siguiente:
“Procede la declaración de muerte presunta, sin que sea indispensable la
ausencia, a solicitud de cualquier interesado o del Ministerio Publico en los
siguientes casos:
1. Cuando hayan transcurrido diez años desde las últimas noticias del
desaparecido o cinco si éste tuviere más de ochenta años de edad.
2. Cuando hayan transcurrido dos años si la desaparición se produjo en
circunstancias constitutivas de peligro de muerte. El plazo corre a partir de
la cesación del evento peligroso.
3. Cuando exista certeza de la muerte, sin que el cadáver sea encontrado o
reconocido”.
Se sostiene que “se trata, pues, de una presunción y no de una ficción. Esa
presunción es la consecuencia de un estado de hecho, fortalecida por
resoluciones judiciales que, sin embargo, y por lo mismo que no declaran una
verdad absoluta, tendrán que ceder ante la realidad demostrada por el
reaparecimiento del desaparecido o ante la prueba en contrario producida por
quien tenga interés en acreditar que el desaparecido vive o murió realmente en
una fecha distinta.”24
En primer lugar, la persona debe estar en la situación de hecho de desaparecida,
es decir, que no se halle en el lugar de su domicilio y que no se tenga noticias.
En segundo lugar, otro requisito para la declaración de muerte presunta consiste
en consideraciones de edad o en situaciones de certeza, en donde se crea el
convencimiento de que tal persona ha muerto, sin tener una probanza tan
eminente como es el cadáver.
24 PESCIO VARGAS, Manual de Derecho Civil, Tomo III, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1978, 47.
“Fin de la Persona”
Aquí cabe analizar el criterio siguiente: hay personas que por avanzada edad, no
tienen una capacidad de supervivencia encomiable como uno de veinte o treinta
años, entonces si no se tiene noticias de aquél, por un lapso prudente (nuestro
Código Civil indica 5 años) se podrá pedir la declaración de muerte presunta. Otro
aspecto que debemos considerar, si no tomamos en cuenta la edad avanzada, es
el del tiempo de la desaparición y al término de un determinado plazo, pedir la
declaración de la muerte presunta. Nuestro ordenamiento legal considera que
deben transcurrir diez años para que se lleve a cabo la declaración de muerte
presunta.
Cabe analizar las situaciones de certeza de muerte: aquí se debe aclarar un
criterio relativo y otro absoluto. El criterio relativo consiste en que, si una persona
se encuentra en peligro de muerte, o tiene alguna enfermedad incurable que, en
determinado momento, va a causarle la muerte o que sufre de alguna enfermedad
que si no tiene atención inmediata, puede morir. Frente a estos supuestos el
Código Civil también reconoce la petición del Ministerio Público o de la parte
interesada en la declaración de fallecimiento siempre que transcurran dos años. El
criterio absoluto es en el que se tiene la certeza que se ha dado una situación
determinada y específica, por la cual, el único efecto que va a producir tal
situación hacia la persona, es la muerte. Tal es el caso de un edificio de 5 pisos,
que se derrumba totalmente y que se sabe que la persona, según la lista de
huéspedes del hotel, estaba alojada a una determinada hora y que se encontraba
allí en el momento de su derrumbe y que, pese a los esfuerzos de los bomberos,
no hallan el cadáver entre los escombros. Otro supuesto sería que un avión
comercial explotase en el aire, o que un barco se hunda, sabiendo que en la lista
de pasajeros iba la persona a quien quiere declarársele judicialmente fallecida.
La Ley N° 28413, Ley que regula la ausencia por desaparición forzada
durante el periodo 1980 – 2000, del 07.12.04, ha incorporado una causal más de
la muerte presunta. El art 3 define el concepto de “ausencia por desaparición
forzada” de la siguiente manera:
“Fin de la Persona”
“Para efectos de la presente Ley se entiende como ausencia por desaparición
forzada a la situación jurídica de las personas que hubieran desaparecido
involuntariamente del lugar de su domicilio o resindencia, sin que se tenga noticia
de su paradero, durante el periodo 1980-2000.
Comprende los siguientes casos:
a) Cuando la persona hubiese desaparecido o fue desaparecida en
circunstancias de haber sufrido arresto, detención o traslado contra su
voluntad o cualquier otra forma de la privación de su libertad.
b) Cuando la persona hubiese desaparecido durante un enfrentamiento
armado en zona declarada de operaciones militares o de emergencia”.
El art. 4 regula la creación del Registro Especial de Ausencia por Desaparición
Forzada (1980-2000), el cual está a cargo de la Defensoría del Pueblo. El
procedimiento administrativo se encuentra regulado en el art. 5:
“Concluida la verificación o individualización de las personas desaparecidas a
consecuencia de la violencia sufrida en los años 1980-2000, la Defensoría del
Pueblo procederá a inscribir definitivamente a dichas personas en el Registro
Especial de Ausencia por Desaparición Forzada a su cargo.
La información contenida en dicho Registro será publicada en la página Web de la
Defensoría del Pueblo.
Asimismo, a solicitud de los familiares directos o en su defecto, por quien tenga
legítimo interés, la Defensoría del Pueblo otorgará la constancia de ausencia por
desaparición forzada, para los fines legales previstos en al presente Ley.”
Con la constancia de “ausencia por desaparición forzada”, el cónyuge o
conviviente y demás sujetos legitimados de acuerdo al art. 9,25 iniciarán un
25 El cual establece que “Podrán solicitar la declaración de ausencia por desaparición forzada:a) El cónyuge o el conviviente, los ascendientes, descendiente y parientes hasta el cuarto grado de
consanguinidad, en cuyo caso el interés se presume;b) Aquellos que tuvieren legítimo interés en la persona del ausente en cuyo caso, probarán su interés en la
solicitud;c) El Ministerio Público, para los fines de defensa de la Legalidad.”
“Fin de la Persona”
proceso judicial ante el juez de paz letrado del último domicilio del no habido o del
lugar donde se encuentre su patrimonio o del domicilio del solicitante (art. 8). Nota
aparte merece los efecto de la “ausencia por desaparición forzada” que, como ya
adelanté son los equivalentes a una declaración judicial de muerte presunta. Así,
el art. 13 precisa que:
“Los efectos de la declaración de ausencia por desaparición forzada, de acuerdo
al proceso establecido en la presente Ley, corresponden a los de la declaración
judicial de muerte presunta establecido en el Código Civil, y permite dar inicio a las
acciones que correspondan”.
Evidentemente con esta ley se recoge un problema social sensible en nuestro
país: pero no obstante la doctrina considera como supuestos diversos (y con
distintas consecuencias)a la desaparición, la ausencia y la muerte presunta, los
legisladores han creado este Frankenstein que asimila las dos primeras y le da el
efecto de la última. Adicionalmente, se modifican los arts. 44 de la Ley Orgánica
del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) y el 2030.2 c.c.
incorporando este clon legislativo y no se hizo lo propio con el art. 65 c.c.
3.3 Efectos de la muerte presunta
Los principales efectos son:
Pone fin a la persona humana.
La sentencia por la cual se declara la muerte presunta da lugar a que se
extienda la correspondiente partida de defunción en el Registro de Estado
Civil del lugar del presunto fallecimiento con la finalidad de facilitar el
reconocimiento, si lo hubiere.
Disuelve el matrimonio del desaparecido; ello significa que el cónyuge
presente queda facultado plenamente para contraer nuevo matrimonio.
Da lugar a la apertura de la sucesión.
“Fin de la Persona”
Existen otros efectos que resultan implícitos en el propio texto del Código Civil:
El fenecimiento de la sociedad de gananciales.
La finalización de la patria potestad.
El muerto presunto deja de ser beneficiario del patrimonio familiar.
Se acaba la tutela por la muerte presunta del menor.
El cargo de tutor cesa por su declaración de muerte presunta.
Cesa la curatela de los bienes del desaparecido por su declaración de
muerte presunta.
Cesan los efectos de la declaración judicial de ausencia, si ésta hubiera
precedido a la declaración de muerte presunta.
Se extingue el usufructo, si el muerto presunto tiene la calidad de
usufructuario.
Se extingue la obligación de prestar alimentos por el muerto presunto.
Las obligaciones del muerto presunto se transmiten, por regla general, a
sus herederos.
Los efectos de los contratos celebrados por el muerto presunto se
transmiten a sus herederos, salvo que se trate de derechos y obligaciones
no transmisibles.
La declaración de ausencia no es requisito para que proceda la declaración de
muerte presunta. La resolución que declara la muerte presunta debe indicar la
fecha probable y, de ser posible, el lugar de la muerte, de modo que sus efectos
se retrotraen al momento de esa fecha probable; en consecuencia, es una
sentencia de tipo declarativa.
3.4 Problemática que surge a raíz de la declaración de muerte presunta
Un primer conflicto surge en establecer legalmente cuando ha sido la fecha y lugar
donde se considera a la persona como muerta. Algunos autores consideran que
esto sucede desde que se dio el supuesto de hecho y transcurrió el término legal
“Fin de la Persona”
para poder declarar judicialmente la muerte presunta, otros autores consideran
que lo mencionado anteriormente constituye requisito para la declaración de
fallecimiento y que la resolución judicial de la misma, determina la muerte
presunta. Es decir, se entiende que existiría muerte presunta desde el momento y
lugar en que se expide la resolución de declaración judicial del fallecimiento.
Nuestro Código Civil asume una posición intermedia, al establecer, en su numeral
65, lo siguiente:
“En la resolución que declara la muerte presunta se indica la fecha probable y, de
ser posible, el lugar de la muerte del desaparecido”.
En este contexto, es totalmente pertinente afirmar que “en el caso de la
declaración judicial de muerte presunta, estamos ante una sentencia de tipo
declarativo, cuyos efectos rigen no desde que se dicta sino que se retrotraen a la
fecha que se señala en dicha resolución como aquella en que se produjo la
muerte”.26
En segundo lugar, existe el problema de los bienes del muerto presunto. El Código
Civil peruano expresamente no nos dice nada, pero al no poder realizar
distinciones donde la Ley no lo hace, debemos aplicar los principios
correspondientes al derecho de sucesiones (art. 660 y siguientes del Código Civil).
3.4.1 El nuevo matrimonio del cónyuge del presuntamente muerto
Esta situación fue planteada desde el antiguo Código Hammurabi y en el derecho
romano. El derecho canónico desarrolla ampliamente esta figura, influyendo en los
códigos civiles contemporáneos. GARCIA AMIGO sostiene que, en esta situación,
entran en conflicto tres principios fundamentales, a saber:
1. La indisolubilidad del matrimonio.
26 BECERRA PALOMINO, Ausencia en muerte presunta en el Código Civil de 1984, En derecho PUCP, Lima, Diciembre 1991, 59.
“Fin de la Persona”
2. La seguridad jurídica.
3. La monogamia.
La experiencia humana nos confirma que por encima de toda elucubración teórica
hay un hecho real, el cual es que el matrimonio puede disolverse por una serie de
causales, justamente una de ellas es la muerte presunta de uno de los cónyuges.
La seguridad jurídica entendida como la “eficacia inmediata de la declaración de
fallecimiento”27 es limitativa, porque ésta se desbarata frente a una realidad, que
se da por la reaparición del ausente. Un hecho no puede quedar al margen del
Derecho, creando situaciones injustas. El principio rector de este conflicto de
intereses humanos está dirigido a la monogamia, porque como apunta FAGUET:
“De todas las victorias de la cultura sobre la naturaleza, el matrimonio
monogámico es la más brillante, la más vigorosa y tal vez la más fecunda”.
En la legislación comparada existen dos posiciones bien marcadas:
1) El Sistema Alemán. Concretamente en la ley de matrimonio de 1946 de
Alemania Occidental, en el caso de reaparición del declarado fallecido, el
nuevo matrimonio contraído por su ex cónyuge es válido, salvo mala fé.
2) El Sistema Italiano. Le da valor al primer matrimonio, declarando nulo el
segundo.
No falta un sector en la doctrina que deja al criterio de los interesados la solución
de este conflicto, Según el Canon 1069, 2° del Codex Iudex Canonici, “aunque el
matrimonio (…) haya sido disuelto por cualquier causa, no por esto es lícito
contraer otro antes de que conste legítimamente y con certeza (…) la disolución
del primero”.
Tanto el Código Civil español como el argentino se inclinan por la posición del
sistema alemán. Lo cual parece más acertado para ESPINOZA ESPINOZA, si
tomamos en cuenta la situación en la cual quedarían los hijos sobrevivientes del
27 GARCÍA AMIGO, Instituciones de Derecho Civil I. Parte General, Editoriales de Derecho reunidas, Madrid 1979, 360.
“Fin de la Persona”
segundo matrimonio, pues si éste fuese declarado nulo, dichos hijos serían extra-
matrimoniales. Si embargo, cabe precisar que la primera parte del art. 31 del c.c.
arg. Establece que “la declaración de ausencia con presunción de fallecimiento
autoriza al otro cónyuge a contraer nuevo matrimonio, quedando disuelto el
vínculo matrimonial al contraerse estas segundas nupcias”, con ello, como
sostiene ALTERINI “téngase bien en cuenta que la declaración de ausencia con
presunción de fallecimiento no provoca por si la disolución del matrimonio: ésta
ocurre sólo al contraerse nuevas nupcias”.28
Espinoza Ezpinoza, Juan no comparte la opinión de Fernandez Sessarego cuando
expresa que: “si la persona readquiere sus derechos patrimoniales y personales
no vemos por qué no pueda ocurrir lo mismo tratándose de su status matrimonial”. 29No esta de acuerdo con el maestro sanmarquino. Es la comunidad existencial de
ambos cónyuges que le da sentido a ésta institución. El hecho de que uno de los
cónyuges sea declarado muerto presunto por falta de noticias que se tenga de
éste, durante un tiempo considerable (entiéndase “años”), convierte en inexistente
(no en un sentido jurídico) el vínculo matrimonial, porque son dos los que lo
constituyen. Si el otro cónyuge contrae un nuevo matrimonio, es la expresión
plena de su deseo que su proyecto vital sea compartido con otra persona, por
cuanto no pudo realizarlo con el declarado muerto presunto. Es compresible la
situación del declarado presuntamente muerto que reaparece, pero ello no obsta,
para que se reviva una comunidad vital que ahora no existe, si no con otra
personal. Es obvio que se hace este planteamiento en función de la buena fé de
los cónyuges, que han contraído el segundo matrimonio. De no ser así, el
resultado sería distinto. En este caso, el autor comparte la posición que sostiene
que “debió haberse dispuesto que, de existir mala fé, el reconocimiento de
28 A.A. ALTERINI, Derecho Privado, Segunda Edición actualiza, primera reimpresión, Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 1977, 167.29 FERNANDEZ SESSAREGO, Derecho de las Personas, Exposición de motivos y comentarios al Libro I del Código Civil Peruano, Librería Studium Editores, Lima, 1986, 140. En este mismo sentido a. FERRERO COSTA, Tratado de Derecho Civil, Derecho de Sucesiones, Tomo V, vol. I, Universidad de Lima 1994, 151, quien, incluso, propone derogar el art. 68 C.C. en sentido crítico, también BECERRA PALOMINO quien sostiene que “no coinciden con este último fundamento, ya que la reivindicación tiene lugar solamente respecto de los bienes y el matrimonio es una institución que involucra personas, no a bienes” (op. Cit., 68).
“Fin de la Persona”
existencia invalida el nuevo matrimonio contraído por el cónyuge del
reaparecido”.30
Debemos recordar que el Derecho tiende a regular la conducta humana de una
manera justa y que las normas no se pueden aplicar fría ni matemáticamente. Es
pues el Derecho una ciencia tan inexacta como la naturaleza misma de los
hombres.
3.5 Reconocimiento de existencia
La muerte presunta, a pesar de estar inscrita en el registraron de defunciones,
abre la posibilidad de que si el muerto presunto regresa o aparece, pueda recobrar
ciertos derechos, pero con la salvedad de que los recibe tal cual están en el
momento de su aparición. Ello en virtud de la aplicación analógica de art. 60 c. c.31
Este es el caso de los bienes que están sujetos a curatela, o están en manos de
sus herederos forzosos. Así, se sostiene que “la declaración de muerte presunta
está sustentada, (…), en una presunción “ius tantum”, que puede ser enervada por
el “Reconocimiento de Existencia”, cuando se acredita la supervivencia de las
personas cuya muerte presunta fue declarada (art. 67 del c. c.).32
Para que se configure el reconocimiento de existencia se necesita que se da una
situación de hecho: la aparición, en primer lugar. En segundo lugar se requiere
una declaración judicial de reconocimiento, en la cual se deberá adjuntar una
constancia de supervivencia.
Los efectos de esta declaración judicial operan retroactivamente,33 en las
condiciones que han señalado anteriormente. Ello implica, por ejemplo, que si se
vendió un bien, los sucesores presuntos deberán devolver el precio producto de la
venta. Resulta ilustrativo observar como el art. 197 del c. c. español regula este
supuesto, al restablecer que:30 BECERRA PALOMINO, op. Cit., 70.31 Como interpreta, en opinión que comparte el autor, Becerra Palomino op. CIT., 67.32 BECERRA PALOMINO, op, cit., 65-66, quien sostiene que “tal prueba no se circunscribe a la persona física de quien fue declarado muerto, si no a cualquier medio que permite establecer de manera indubitable que la susodicha persona se halla con vida” (Cit., 66).33 BIANCA, Diritto Civile, 1, Giuffré, Milano, 1990. 260.
“Fin de la Persona”
“Si después de la declaración de fallecimiento se presentase el ausente o se
probase su existencia, recobrara sus bienes en el estado en que se encuentre y
tendrá derecho al precio de los que se hubiesen vendido, o a los bienes que con
ese precio se hayan adquirido, pero no podrán reclamar de sus sucesores rentas,
frutos ni productos obtenidos con los bienes de su sucesión, sino desde el día de
su presencia o de la declaración de no haber muerto”.
Sería aconsejable, ya que en código civil no se hace mención expresa, que
cuando se dicte una resolución indicando el reconocimiento de existencia, también
en el mismo proceso convendría que se indicara expresamente la restitución de
los bienes del desaparecido.
Esto generaría el ahorro de un engorroso proceso que tendría que seguir el
reaparecido, si tiene que pedir que le sean restituidos los bienes que son suyos.
Además, va a surgir un problema más grave, debido a que si bien el juez, en la
declaración de fallecimiento, manada a inscribir un partida de defunción, esta
debería tener un carácter provisional hasta un determinado tiempo, para que pese
a ser definitiva, o por otro lado, -el código no lo dice, pero se supone estaría al
criterio del juez, que si bien hay una partida de defunción inscrita, con la resolución
de reconocimiento de existencia, también se debería ordenar la anulación de
partida de defunción, porque de no ser así habría una dicotomía peligrosa, por un
lado existe una parida de defunción que hace considerar que tal persona no tiene
capacidad jurídica y por otra parte, una declaración de reconocimiento que indica
que si la tiene. Si bien es cierto que se sabe que lo segundo es lo que prima, es
preferible que se señale, dentro de la resolución de la declaración de
reconocimiento, la anulación de la partida de defunción.
“Fin de la Persona”
4. COMPARACIÓN LEGISLATIVA CON OTROS PAÍSES
4.1 EL FIN DE LA PERSONA EN LA LEGISLACIÓN COMPARADA
El fin de la existencia de las personas, es tratado por los códigos civiles de los
diferentes países, es así que tendremos en cuenta algunas legislaciones para
contrastar, haciendo un análisis y comentario de algunos artículos de interés del
tema.
Artículo 61º.- La muerte pone fin a la persona.
Como sabemos que la persona humana es tal desde su nacimiento, ella se
extingue con la muerte. Tiene diversos referentes similares en el Derecho
comparado.
Así por Ejemplo, el artículo 10 del Código Civil brasileño dispone que “La
existencia de la persona natural termina con la muerte”. A su vez, el artículo 103
del Código Civil argentino establece que “Termina la existencia de las personas
por muerte natural de ellas”. El Código Civil chileno refiere en su artículo. 78 “La
persona termina en la muerte natural”. Según el art. 32 Código Civil español: "La
personalidad civil se extingue por la muerte de las personas".
La muerte como el nacimiento, constituyen hechos jurídicos muy importantes. Vida
y muerte parecen oponerse, mas ambas terminan formando una unidad. Si
nacemos para morir, estamos hablando de un mismo proceso, dos términos que a
la vez que se oponen se complementan.34
Aunque el artículo 61 de nuestro Código Civil no lo dice, se entiende que se refiere
a la muerte natural, que es la única causa por la que se extingue de modo
absoluto la personalidad jurídica de la persona.
34 GACETA JURÍDICA, Derecho de las Personas. Pág. 272
“Fin de la Persona”
Como afirma León Barandiarán (1980:91), a propósito del código anterior, no
necesita decir la ley que se trata de la muerte llamada física o natural, desde que
no puede haber otro hecho que ponga fin a la personalidad jurídica de un modo
absoluto, como sucedía con la llamada “muerte civil” que otrora existía.35
La antigua figura de la “muerte civil” existió en algunos países hasta mediados del
siglo XIX -recuerda Borda- por la que los condenados por ciertos delitos graves a
deportación eran reputados, a manera de condena condicional, como civilmente
muertos, siendo de recordar las duras frases que pronunciaba el juez, en el
Derecho germánico, al condenar a una persona por esta pena: “Tú quedarás fuera
del derecho. Viuda es tu mujer, sin padre tus hijos.36
Volviendo a la consideración general del tema, con la muerte la persona humana
pasa a convertirse, de sujeto de derecho, en objeto de derecho, aunque
naturalmente se trata de una objeto sui géneris, como dice Fernández Sessarego
“no existe más sujeto de derecho, ente o centro de referencia normativo al cual
atribuir situaciones jurídicas, derechos y deberes (…) concluye la capacidad
jurídica inherente a la persona en tanto ser humano viviente”.37
PROYECTO DE LEY DE ENMIENDAS. SEGUNDO PERÍODO DE SESIONES
1997 – 1998
Artículo 61º.- La muerte pone fin al ser humano.
La modificación propuesta por la Comisión se contrae a sustituir la expresión
“persona” por la de “ser humano”, a fin de comprender al concebido en tanto éste
aún no es persona natural aunque sí es un ser humano, una persona por nacer.38
PROYECTO DE LEY DE ENMIENDAS. TERCER PERÍODO DE SESIONES 2003
– 200635 LEÓN BARANDIARÁN, José. “Curso Elemental de Derecho Civil peruano”, 3º edición. Lima 1980: 9136 BORDA, Guillermo A.” Manual de Derecho Civil”. Parte General 14º edición , Buenos Aires, 198937 FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. “Derecho de las Personas”. 7º edición. Lima 199838 FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. “Derecho de las Personas”. Pág. 220.
“Fin de la Persona”
Ratifica el pedido de enmienda del segundo período de sesión.
Artículo 62º.- Conmorencia.
Si no se puede probar cuál de dos o más personas murió primero, se les
reputa muertas al mismo tiempo y entre ellas no hay transmisión de
derechos hereditarios.
El problema al que se refiere es aquella situación en la que dos o más personas
murieron sin que se pueda probar cuál de las dos murió primero. Desde luego
probar quien murió antes que otro no es, en general, una situación que se necesite
probar muy a menudo por lo que el problema tiene un número de aplicaciones
reducido, pero puede ser importante en circunstancias. Sobre todo tiene que ver
con los problemas hereditarios.39
El Código Civil francés en su artículo 721 estableció que, muertos dos menores de
15 años, se presume que primero moría el menor y, si ambas personas pasaban
los 60 años, se presume que primero fallece el mayor, entre otras presunciones.40
El Código Civil alemán en su artículo 20 refiere lo siguiente “ Si varias personas se
han encontrado en un peligro común, se presume que han muerto
simultáneamente". El Código Civil italiano hace lo mismo en su artículo 4 “Cuando
un efecto jurídico depende de la supervivencia de una persona a otra, y no consta
cuál de ellas ha muerto primero, se considera todas muertas en el mismo
momento”41
En este sentido el Código Civil argentino en su artículo 109 refiere que “Si dos o
más personas hubiesen fallecido en un desastre común o en cualquier otra
circunstancias, de modo que no se pueda saber cuál de ellas falleció primero, se
presume que fallecieron todas al mismo tiempo”. Por lo que no indica la legislación
argentina, no solamente se refiere a un desastre común, sino también a cualquier
otra circunstancia.
39 40 GACETA JURÍDICA, “Derecho de las Personas”. Pág. 27741 GUEVARA PEZO, Víctor. “Personas Naturales”. Pág. 247
“Fin de la Persona”
Por su parte el Código Civil español, en su artículo 33, rompiendo una tradición
más que centenaria a favor de la premorencia establece que “Si se duda, entre
dos o más personas llamadas a sucederse, quién de ellas ha muerto primero, el
que sostenga la muerte anterior de una o de otra, debe probarla; a falta de prueba,
se presumen muertas al mismo tiempo y no tiene lugar la transmisión de derechos
de uno a otro”
A su vez el Código Civil chileno sostiene en su artículo 79 que “Si por haber
perecido dos o más personas en un mismo acontecimiento, como en un naufragio,
incendio, ruina o batalla, o por otra causa cualquiera, no pudiere saberse el orden
en que han ocurrido sus fallecimientos, se procederá en todos casos como si
dichas personas hubiesen perecido en un mismo momento, y ninguna de ellas
hubiese sobrevivido a las otras”
Artículo 63º.- Declaración de muerte presunta.
Procede la declaración de muerte presunta, sin que sea indispensable la de
ausencia, a solicitud de cualquier interesado o del Ministerio Público en los
siguientes casos:
1. Cuando hayan transcurrido diez años desde las última noticias del
desaparecido o cinco si éste tuviere más de ochenta años de edad.
2. Cuando hayan transcurrido dos años si la desaparición se produjo en
circunstancias constitutivas de peligro de muerte. El plazo corre a
partir de la cesación del evento peligroso.
3. Cuando exista certeza de la muerte, sin que el cadáver sea encontrado
o reconocido.
La regulación de esta figura en nuestro Código Civil tiene por finalidad solucionar
situaciones inciertas respecto de al vida o fallecimiento de una persona que no se
encuentra presente, o mejor dicho, se halla desaparecida, del lugar de su domicilio
durante un tiempo prolongado.
“Fin de la Persona”
La resolución que declara la muerte presunta, denominada en el Derecho español
Declaración de fallecimiento, y presunción de fallecimiento. En el artículo 193
“Procede la declaración de fallecimiento”:
Transcurridos diez años desde las últimas noticias habidas del ausente, o a
falta de éstas, desde su desaparición.
Pasados cinco años desde las últimas noticias o, en defecto de éstas,
desde su desaparición, si al expirar dicho plazo hubiere cumplido el ausente
setenta y cinco años.
Los plazos expresados se computarán desde la expiración del año natural en
que se tuvieron las últimas noticias, y, en su defecto, del en que ocurrió la
desaparición.
Cumplidos dos años contados de fecha a fecha de un riesgo inminente de
muerte por causa de siniestro o de violencia contra la vida, en que una
persona se hubiese encontrado sin haberse tenido, con posterioridad al
siniestro o a la violencia, noticias suyas.
Se presume la violencia si en una subversión de orden político o social hubiere
desaparecido una persona sin volverse a tener. Noticias sayas durante el tiempo
expresado, siempre que hayan pasado seis meses desde la cesación de la
subversión.
A su vez el Código Civil chileno refiere en su artículo 81. “La presunción de muerte
debe declararse por el juez del último domicilio que el desaparecido haya tenido
en Chile, justificándose previamente que se ignora el paradero del desaparecido,
que se han hecho las posibles diligencias para averiguarlo, y que desde la fecha
de las últimas noticias que se tuvieron de su existencia, han transcurrido a lo
menos cinco años”.
La importancia de este artículo, son los efectos jurídicos que produce la
declaración de muerte presunta. En la esfera patrimonial cesan las relaciones
“Fin de la Persona”
jurídicas que se extinguirían por la muerte, puesto que la muerte presunta, tiene
como efecto principal, ponerle fina la persona. Entre estas se encuentran el
matrimonio, contratos, obligaciones alimentarías, cesan los efectos de la
declaración judicial de ausencia se la hubiera, se abre la sucesión del muerto
presunto a favor de sus herederos, etc.42
PROYECTO DE LEY DE ENMIENDAS. SEGUNDO PERÍODO DE SESIONES
1997 – 1998
Artículo 63º.- Procede la declaración de muerte presunta, sin que sea
indispensable la de ausencia, a solicitud de cualquier interesado o del Ministerio
Público en los siguientes casos:
1. Cuando hayan transcurrido cinco años desde las última noticias del
desaparecido o tres si éste tuviere más de ochenta años de edad.
2. Cuando hayan transcurrido un año si la desaparición se produjo en
circunstancias constitutivas de peligro de muerte. El plazo corre a partir de
la cesación del evento peligroso.
3. Cuando la muerte esté verosímilmente acreditada, sin que el cadáver sea
encontrado o reconocido.
Las enmiendas aprobadas por la Comisión responden a una necesidad sentida de
acortar los plazos para solicitar la declaración de muerte presunta. Así mismo para
viabilizar la solicitud de declaración de muerte presunta, se corrige un error
conceptual que obliga a sustituir en el inciso 3. de este numeral, el concepto de
“certeza” por “verosímilmente acreditada”.43
PROYECTO DE LEY DE ENMIENDAS. TERCER PERÍODO DE SESIONES 2003
– 2006
Insisten en la reforma del actual artículo 63º del Código Civil.
Artículo 64º.- Disolución de matrimonio por declaración de muerte presunta
42 GACETA JURÍDICA, “Derecho de las Personas”. Pág. 28143 FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. “Derecho de las Personas”. Pág. 225.
“Fin de la Persona”
La declaración de muerte presunta disuelve el matrimonio del desaparecido.
Dicha resolución se inscribe en el registro de defunciones.
El tema referente a los efectos de la declaración de muerte presunta en el
matrimonio no ha sido regulado de manera uniforme en el Derecho comparado.
Así podemos encontrar varias posiciones distintas.
El Código Civil de Brasil se mantiene intacta la subsistencia del matrimonio
contraído por el desaparecido no obstante haber sido declarado muerto presunto.
Otra corriente, el Código Civil italiano, en su artículo 65 establece que “una vez
que la sentencia que declara la muerte presunta sea exigible, el conyugue puede
contraer nuevo matrimonio”; pero a su vez, en el artículo 68, primer párrafo señala
que: (i) El matrimonio contraído a tenor de la norma del artículo 65 es nulo, cuando
la persona que fue declarada muerta retorna o se declara su existencia (…) y el
Código Civil francés, establece que el presunto viudo puede contraer segundas
nupcias, las que se pueden resultar inválidas si reaparece el muerto presunto.
Por otro lado, los Códigos Civiles de la mayoría de países divorcistas (Código
suizo, mexicano, austriaco, portugués, húngaro, noruego, sueco y danés), admiten
que el presunto viudo contraiga nuevas nupcias, siempre que, previamente
efectúe una declaración de divorcio por ‘abandono’ causado precisamente, por la
prolongada ausencia del que fue declarado muerto presunto. Lo cierto es que de
acuerdo a este sistema, la validez del segundo matrimonio se sustenta en la
disolución del vínculo matrimonial anterior por abandono y no por la presunta
muerte (así por ejemplo, el Código Civil portugués, establece en el artículo 116,
primer párrafo que “el cónyuge del ausente casado civilmente puede contraer
nuevo casamiento; en este caso, si el ausente regresare, o hubiere noticia de que
estuviese vivo cuando fueron celebradas las nuevas nupcias, considérase al
primer matrimonio disuelto por divorcio a la fecha de la declaración de muerte
presunta”). Los Códigos Civiles alemán, holandés y argentino establecen que el
fallecimiento o muerte presunta no disuelve del pleno derecho el matrimonio del
desaparecido, pero sí autoriza al presunto viudo a disolver mediante la celebración
“Fin de la Persona”
de nuevas nupcias. Efecto que se mantiene aunque reaparezca el desaparecido;
así, el artículo 31 del Código Civil argentino, señala que “la declaración de
ausencia con presunción de fallecimiento autoriza al otro cónyuge a contraer
nuevo matrimonio, quedando disuelto el vínculo matrimonial al contraerse estas
segundas nupcias, la reaparición del ausente no causará la nulidad del nuevo
matrimonio”.
Finalmente, la corriente más radical es la seguida por el Código civil español y
peruano, pues en ambos cuerpos normativos se establece que el matrimonio se
disuelve por la declaración de muerte presunta o fallecimiento. En se sentido el
artículo 85 del Código Civil español prescribe “El matrimonio se disuelve, sea cual
fuere la forma y el tiempo de su celebración, por la muerte o la declaración de
fallecimiento de uno de los cónyuges y por el divorcio” y el artículo 68 del Código
Civil peruano, establece que “El reconocimiento de existencia no invalida el nuevo
matrimonio que hubiere contraído el cónyuge” 44
Artículo 65º.- Contenido de la resolución de muerte presunta
En la resolución que declara la muerte presunta se indica la fecha probable
y, de ser posible, el lugar de la muerte del desaparecido.
Se consideró conveniente introducir una norma que prescribiera la obligación,
inherente al juez, de determinar en la resolución que declara la muerte presunta la
fecha probable y, de ser posible, el lugar de fallecimiento del desaparecido. La
norma del numeral 65º integra un vacío del ordenamiento civil anterior.
La fijación de una probable fecha, en la situación prevista, permite conocer el
instante a partir del cual se origina la transmisión sucesoria y sus efectos
consiguientes. Por lo demás, dicha fecha ha de constar en la partida de defunción
correspondiente.45
Así en el Código Civil español, en su artículo 195 señala que: “Por la declaración
de fallecimiento cesa la situación de ausencia legal, pero mientras dicha
44 GACETA JURÍDICA, “Derecho de las Personas.” Pág. 28245 FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. “Derecho de las Personas”. Pág. 228.
“Fin de la Persona”
declaración no se produzca, se presume que el ausente ha vivido hasta el
momento en que deba reputársele fallecido, salvo investigaciones en contrario.
Toda declaración de fallecimiento expresará la fecha a partir de la cual se entienda
sucedida la muerte, con arreglo a lo preceptuado en los artículos precedentes,
salvo prueba en contrario”
Artículo 68º.- Efectos sobre el nuevo matrimonio del cónyuge
El reconocimiento de existencia no invalida el nuevo matrimonio que hubiere
contraído el cónyuge.
El numeral establece que la declaración de existencia no invalidad el nuevo
matrimonio que hubiere contraído el cónyuge, de ser casado. Este numeral guarda
concordancia con la solución del artículo 64º que determina que la declaración de
muerte presunta, que extingue la persona, disuelve el matrimonio de aquel
considerado presuntamente muerto.
El conflictivo problema ha sido también asumido por la legislación comparada, la
que ha brindado tratamiento heterogéneo. En Italia, un Real Decreto de 1919
permitía a cualquiera de los tres interesados impugnar en nuevo matrimonio,
mientras que el actual Código Civil del 1942 optó en su artículo 68º por la nulidad
del nuevo matrimonio. El artículo 350º del Código Civil alemán de 1900 permite a
cualquiera de los conyugues del segundo o nuevo matrimonio proceder a su
impugnación. Posteriormente, por disposición del año 1938, se atribuye solo al
cónyuge del reaparecido el derecho de impugnar dicho segundo matrimonio.46
CONCLUSIONES
El fin de la persona termina con la muerte del ser humano y por tanto deja de ser
sujeto de deberes y derechos. Todas sus relaciones y situaciones jurídicas se
46 FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. Derecho de las Personas. Pág. 235.
“Fin de la Persona”
cancelan en cuanto a ella misma, aunque algunas pueden ser transferidas a los
herederos. En este sentido, la persona no se volatiza del Derecho con la muerte
sino que, desapareciendo como centro de imputación de deberes y derechos, deja
aún huella y efectos.47
La muerte es un hecho natural que ha todos nos ha de llegar y tiene como
consecuencia la extinción de la personalidad, la desaparición del ser humano
como sujeto de derecho. Su cadáver ya no es persona sino cosa. De ahí la
necesidad de precisar el momento del fallecimiento y, en tal sentido ,el D.S. 014-
88-S.A. establece en su artículo 21 que la “muerte cerebral de una persona es la
cesación definitiva e irreversible de la función cerebral, la misma que tiene
traducción clínica y electroencefalográfica ” La muerte cerebral corresponde a la
muerte legal de una persona , de conformidad con lo dispuesto en el artículo 61
del Código Civil.48
Mencionaremos algunos ejemplos de lo que significa decir que con la muerte la
persona deja de ser sujeto de deberes y derechos, son los siguientes:
- Deja de ser padre o madre, o cónyuge. Sus situaciones jurídicas se
extinguen.
- Si existía algún juicio por responsabilidad penal contra la persona, se
archiva definitivamente y ya no podrá seguir el juzgamiento.
- Se cancelan todas sus obligaciones personalísimas. Así el cuadro
encargado al gran pintor deja de ser obligatorio de pintarse; la conferencia
magistral del sabio ya no será exigible, etc.
Así mismo, al propio tiempo mencionaremos algunos ejemplos de la huella y
efectos que deja la persona luego de su muerte son:
- Su voluntad testamentaria deberá ser cumplida con obligatoriedad jurídica.
47 48 TORRES VÁSQUEZ, Anibal. Comentarios y Jurisprudencias, Concordancias ,Antecedentes, Sumillas, Legislación Complementaria e Índice Analítico. Código Civil. Quinta Edición. Editorial IDEMSA y TEMIS.
“Fin de la Persona”
- Sus obligaciones no personalísimas deberán ser asumidas por sus
herederos.
- Sus decisiones sobre disposición de su cadáver deberán ser acatadas.
- Su intimidad, su imagen y su voz permanecen protegidas y sólo pueden ser
dispuestas con autorización de sus herederos.
Entonces, el efecto de la muerte de una persona en la vida jurídica no es simple
sino complejo, y conduce a varias situaciones que no pueden ser simplificadas al
punto de decir que la persona desaparece del derecho en el instante que fallece.
Para concluir, podemos manifestar que la muerte en la actualidad viene a ser la
cesación de las funciones del sistema nervioso central superior y
consecuentemente ha dejado de funcionar el cerebro. En consecuencia tiene su
relevancia en las diferentes instituciones contenidas en el Código Civil.
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