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    Instituto Regional del Sur

    Comunicacin y Educacin

    1 Documento de la Catedra

    1 - ESCOLARIZACIN

    En la Modernidad, fueron los jesuitas en el siglo XVII quienes (en sus

    internados) pretendieron la instauracin de un universo slo pedaggico, con

    dos rasgos esenciales: la separacin del mundo (construyendo la utopa de

    proteccin de los nios) y, al interior, la vigilancia constante e ininterrumpida.Juan Ams Comenio, en el mismo siglo, articula orden y mtodo en su

    Didctica Magna, presentando el ideal pansfico de todo a todos, donde la

    tarea del maestro es la base y condicin del xito (es el modelo viviente, a

    quien hay que obedecer e imitar, es el que encarna las reglas). La escuela fue

    creada como como humanitatis officina, una especie de laboratorio de

    humanidad.

    Como tendencia y movimiento histrico-social efectivo, que tiene influencia

    significativa y decisiva sobre los procesos culturales, la escolarizacin puede

    ser caracterizada a la vez como una formacin cultural residual, en tanto

    formada en el pasado pero cargando de sentidos el proceso cultural actual, y

    como un modo material y condensador de comunicacin en la educacin, que

    ha otorgado sentido a determinados dominios de saber y regmenes de verdad

    que se producen, distribuyen, circulan, reproducen y consumen en torno a la

    escuela.

    Un problema central en la consideracin de lo educativo es su anudamiento

    con la escolarizacin y la consecuente limitacin de su sentido a la educacin

    escolar. Esto ha contribuido a producir un estatuto de lo educativo y una

    cadena de equivalencias significativas acordes con un sentido moderno

    dominante. La escolarizacin alude a un proceso en que una prctica socialcomo la escolar, va extendindose a nivel masivo en las sociedades modernas.

    De este modo, la escuela se va constituyendo como institucin destinada a

    producir un determinado orden imaginario social y a reproducir las estructuras

    y organizaciones sociales modernas existentes. Una institucin cuyo objeto es

    generar una manera de organizar los procesos de socializacin, de habilitacin

    para funcionar cotidianamente y de transmisin y uso de conocimientos.

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    El proceso de escolarizacin interjuega con ciertos principios estructurales de

    nuestras sociedades. Estos principios -sin ser exhaustivos- son: el

    disciplinamiento social de los sujetos y sus cuerpos y de los saberes; la

    racionalizacin de las prcticas culturales cotidianas, oscuras y confusas; la

    construccin e identificacin de un estatuto de la infancia; la produccin de una

    lgica escritural, centrada en el texto o en el libro; la guerra contra otrosmodos de educacin provenientes de otras formas culturales; la configuracin

    de un encargado de la distribucin escolarizada de saberes, prcticas y

    representaciones: el maestro moderno; la definicin de un espacio pblico

    nacional y la consecuente formacin de ciudadanos para ese espacio.

    La separacin entre lo racional y lo emocional consagrada por la escolarizacin,

    se ha hecho manifiesta en ciertas obsesiones pedaggicas. Podemos sealar

    tres obsesiones pedaggicas, por lo menos, que obstruyen la comprensin de

    la relacin entre lo educativo y la cultura, ya que instalan un principio de

    imperialismo pedaggico-didctico divorciado de la problemtica cultural.Ellas son:

    1. La obsesin por lo claro: lograr la claridad genera tranquilidad al espritu y

    le proporciona tranquilidad y seguridad al poseer una certeza. Pero tener las

    cosas claras obstaculiza la bsqueda de interpretaciones distintas a las

    dominantes, a la vez que margina o silencia otras voces y preguntas. La

    obsesin por lo claro legitima ciertos objetos a la vez que hace invisibles,

    peligrosos e ilegtimos a los procesos, porque en general son oscuros y

    confusos.

    2. La obsesin por la eficiencia, que se ha instalado en los discursos de lapoltica educativa, vinculada con el rendimiento, la calidad (siempre entendida

    como cantidad), la productividad y la excelencia. Como obsesin, aparece en

    casi todos los programas de innovacin educativa y de modernizacin, que se

    transforman en fetiches para los docentes, y en las propuestas de planificacin

    de las actividades educativas, lo que implica generalmente que el que planifica

    est por arriba del que ejecuta. La obsesin por la eficiencia ha contribuido a

    reemplazar la crtica por las ideas de capacitacin y actualizacin, a la vez que

    ha soslayado la incertidumbre, sometindola e invisibilizndola a travs de

    mecanismos de clculo y de medicin y de construccin de resultados segn

    patrones preestablecidos.

    3. La obsesin por la velocidad: que nace de la necesidad de vincular a la

    educacin con los avances de la ciencia y la tecnologa, para que ella

    contribuya al progreso social; de all se infiere que la educacin requiere

    cambios tan acelerados como lo que se viven en la revolucin cientfico-

    tcnica. Las polticas y programas de actualizacin se basan en esta idea de

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    retraso de la educacin. La obsesin por la velocidad ha contribuido al

    desfallecimiento de la reflexin como una actividad lenta y complicada frente a

    una realidad que se impone de manera evidente.

    Las obsesiones se han extendido a la generalidad de las prcticas sociales en

    virtud de la cultura escolar. En efecto, el estatuto de la escolarizacin hacontribuido a anudar lo educativo con un tipo de cultura: la cultura escolar. La

    cultura escolar comprende un conjunto de prcticas, saberes y

    representaciones producidas y reproducidas a partir de la institucin escolar.

    Pero tambin incluye las modalidades de comunicacin y transmisin de

    saberes para poder actuar socialmente (ms all de la escuela) que operan de

    acuerdo con la lgica escolar. En este sentido, la cultura escolar es una

    forma de produccin, transmisin y reproduccin que tiende a la organizacin

    racional de la vida social cotidiana. La cultura escolar, entonces, transforma

    desde dentro la cotidianidad social, imprimiendo en ella formas de distribucin,

    disciplinamiento y control de prcticas, saberes y representaciones an msall de los mbitos identificados como la institucin escolar.

    2 - INSTITUCIONES

    Taborda apunta en su crtica a las instituciones. Las instituciones, y la escuela

    entre ellas, representan un modelo importado cuya finalidad es europeizar o

    dominar nuestra "barbarie". Pero generan muchas veces un divorcio con la

    vida cotidiana, porque las instituciones copiadas suelen tener en s lasimpresiones de contiendas ideolgicas propias de los contextos en los cuales se

    han instituido. Instituir desde la matriz "facndica" parece ser el desafo

    poltico-pedaggico planteado por Taborda. Pero el esfuerzo instituyente en

    este sentido no es una propuesta utpica, sino que aparece en la observacin

    histrico-crtica de nuestra historia, en las luchas, en las prcticas y en las

    significaciones de un formato cultural argentino.

    En la poltica argentina, y en la poltica escolar en particular, ha existido una

    singular adhesin a la poltica francesa. Indudablemente, el pensamiento de J.

    J. Rousseau adquiere un papel preponderante en la configuracin de la poltica

    educativa argentina. Sin embargo, Taborda observa que hay dos direcciones

    respecto a la escuela en la poltica francesa posterior a la Revolucin de 1789,

    que se corresponden con dos modos de ver la relacin entre el Estado y la

    sociedad y la cultura:

    1. Una sostiene que todas las manifestaciones de la vida del pueblo quedan

    sometidas al Estado. Esta direccin est animada por la clebre afirmacin de

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    Rousseau: no se puede formar a la vez un hombre y un ciudadano, y es la que

    resuelve la ley de 1884 al promover la formacin del ciudadano (adulto), sin

    considerar al nio. En este caso, se asume la idea del Contrato Social, donde

    Rousseau expresa que el ciudadano es una creacin racional que responde a la

    voluntad histrico-poltica. Este, en definitiva, es el objetivo de la civilizacin

    modernizadora.

    2. La otra procura una adecuada determinacin de los lmites del Estado. Esta

    direccin se orienta en un sentido humanista, y es la que hara posible

    recuperar las tradiciones culturales. Aqu permea la idea del Emilio, donde

    (pese a las regulaciones existentes en la educacin) el sujeto que se forma se

    corresponde con las tareas culturales de la pedagoga, con la marcha de la

    naturaleza que preside el desarrollo del nio. Con lo que, en esta posicin, el

    poder burocrtico del Estado es un enemigo de la formacin plenamente

    humanista, ya que pretende avasallar las manifestaciones de la vida.

    Es posible advertir que, en este desarrollo de pensamiento, Taborda presenta

    (de manera indiciaria a la vez que prematura, pero sin asumirlas

    epistemolgicamente) algunas de las notas de una perspectiva pedaggica

    crtica. Taborda reconoce que el ideal de la poltica educativa recoge el

    concepto de humanidad del racionalismo renacentista, donde el hombre es un

    hombre abstracto: "es siempre algo que permanece suspendido en la

    atmsfera de una espiritualidad concebida como una contraposicin a la

    realidad". El racionalismo renacentista se refiere siempre a una minora

    elegida, ahondando la distincin entre el culto y el ignorante, entre la lite y

    los hombres dedicados a las faenas vulgares. Se trata de un ideal aristocrtico,

    un ideal de clase, pero como resalta la individualidad humana definida en

    funcin de sus facultades reflexivas, se pretende al servicio de la democracia

    igualitaria y se ve compelido a rechazar la agudizacin de las diferencias de

    clase. Tambin observa Taborda que para superar la desigualdad, esta

    estrategia poltica prefiere como recurso a la educacin. Pero precisamente es

    en el ejercicio de su influencia en la educacin donde las contradicciones se

    ponen de relieve. La propuesta poltico-pedaggica de Ramos Meja, desde

    1910, enfatiza el hecho de que el Estado debe favorecer la homogeneidad de

    nuestra estructura social y para eso propone una pedagoga de los hechos

    (como recurso auxiliar puesto al servicio de una tarea poltica), intentandoreconciliarla con el racionalismo imperante desde antes de 1853. Concluye que

    el ideal racionalista fue, lgicamente, insuficiente para lograr la unificacin

    social, con lo que Taborda hace una fuerte advertencia contra el optimismo

    pedaggico.

    Por una va (indiciaria) crtica, Taborda pone en cuestin la creencia de las

    teoras no crticas de la educacin, que consiste en imaginar que la educacin

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    es el medio para superar las contradicciones y las injusticias sociales. Y a la

    vez, insina que las contradicciones sociales son la mdula de las sociedades

    de clases, por lo que todas sus producciones (inclusive la escolar) se

    corresponden y reproducen ese estado de cosas. La nica va que posibilita

    una transformacin social es la construccin poltica, articulada con la cual

    debera imaginarse una educacin diferente, dialcticamente contribuyente a latransformacin social.

    3 - MODERNIDAD Y COMUNICACIN/EDUCACIN

    El estudio de las culturas populares en la modernidad ha sido objeto de

    diferentes disciplinas en los ltimos aos. Jess Martn-Barbero describe un

    escenario representativo de lo que significa la modernidad sobre todo en

    Europa. Pero su validez es indiscutible en cuanto muestra la constelacin desituaciones que acompaaron el paso de una cultura popular a una cultura

    letrada (paso que an hoy es objeto de discusin si en realidad fue dado).

    Vincula a cada bloque cultural con una serie de caractersticas que se producen

    en la situacin de lucha entre ambos, que podramos sintetizar de la manera

    siguiente:

    Cultura popular:

    * ligada al medioevo y su multiplicidad de lgicas, con sus saberes particulares

    y territoriales y sus tradiciones locales

    * el poder de la brujera est encarnado en mujeres con conocimientos de

    alquimia, plantas y energas especiales; el pueblo les cree. Las brujas no

    responden a jerarquas, la transmisin de saber se realiza por "iniciacin". Est

    presente la seduccin femenina en el saber

    * estos rasgos culturales pertenecen a los sectores populares

    Cultura letrada:

    * ligada al occidente capitalista, con una sola lgica (hay un saber nico ylgico) y una uniformidad racional de costumbres

    * el nuevo poder est en hombres letrados que endiosan la razn para producir

    mejor y ms rpido; los letrados deben competir y poseen una organizacin

    jerrquica (se asciende a travs de exmenes). Se consagra la lgica

    masculina en el saber

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    * estos rasgos culturales estn ligados a la nobleza y la burguesa

    Para Barbero, la modernidad es una irrupcin que est ligada al capitalismo, la

    industrializacin y el iluminismo, y para imponer este estilo de organizacin se

    necesita uniformar costumbres y combatir los poderes territoriales que

    desafan a la nueva disposicin social. El problema del saber no es ms que elasunto de un andamiaje ideolgico para sostener el nuevo diseo, que se basa

    en el saber fro, lgico y racional de los varones. Desde all, tal vez, debamos

    empezar a comprender por qu las culturas populares han sido asimiladas a la

    sensibilidad. Barbero va ms all: habla de la seduccin femenina (misterio y

    opacidad), que tambin instaura una seduccin por un tipo de saber, del cual

    el poco seductivo saber racional nada quiere saber.

    El filsofo alemn Jrgen Haberlas hace una lectura de la modernidad ligada a

    la esttica, en cuanto actividad que opera una profanacin de la naturaleza y

    las culturas populares. La promesa o meta de la modernidad es el control de

    las fuerzas naturales, la comprensin del mundo y el yo, el progreso moral y la

    felicidad del hombre. Para lograrlo (como se hace visible en la filosofa de

    Kant) es necesario separar tres esferas autnomas: la de la ciencia, la de la

    moralidad y la del arte. Asimismo, la estructuracin de la racionalidad se

    produce bajo control de expertos en conocimiento, justicia y gusto, lo que

    provoca un aumento de la distancia entre cultura de los expertos y cultura del

    pblico. El proyecto de la modernidad consiste en la organizacin racional de la

    vida social cotidiana.

    Cabe recordar, con Agnes Heller, que la modernidad coincide con la cultura

    occidental que, como caldo de cultivo del etnocentrismo, ha cuestionando eletnocentrismo espontneo de las culturas consideradas no modernas. Si bien

    existe conciencia del pluralismo cultural, el "otro" es visto como objeto de

    curiosidad, mientras la cultura moderna es la representante de la libertad, el

    progreso y la civilizacin. Pero, en definitiva, los otros pueblos son un objeto a

    ser conquistado y dominado. Por lo que el sello de la modernidad es la

    contradiccin entre teora y prctica, entre lo que la modernidad dice de s y lo

    que en realidad hace. Por primera vez coexisten tres lgicas: el capitalismo, la

    industrializacin y la democracia, para cuyo desarrollo trabaja la

    escolarizacin.

    4 - DISCIPLINAMIENTO

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    La nocin de disciplinamiento seala la organizacin racional de la vida social

    cotidiana, a la que se considera irracional o no ra-cional; esta organizacin se

    lograra (segn el proyecto de la Ilustracin) por el control que ejercen los

    especialistas sobre las esferas o estructuras de la racionalidad (cognoscitiva

    o cientfica, moral y esttica o artstica), y tiene como expectativas que la

    racionalidad (como principio organizador) promueva el control de las fuerzasnaturales, comprenda al mundo y al individuo y logre as el progreso moral, la

    justicia y la felicidad del hombre, segn Haberlas. Es una organizacin que

    hace referencia a la racionalidad instrumental o tcnica, entendida en su

    carcter controlador, manipulador y dominador de lo diferente y los diferentes.

    El poder disciplinario necesita de un sujeto sometido; y dicho sometimiento

    necesita una justificacin racional para ser aceptado por aqul. En la

    perspectiva de Foucault lo importante no es resolver quin tiene el poder y qu

    busca el poder, sino estudiar los lugares donde se implanta y produce sus

    efectos concretos (sujecin de los cuerpos, direccin de los gestos, rgimen delos comportamientos). Lo importante es captar la instancia material de la

    sujecin en cuanto constitucin de los sujetos a partir de los efectos de poder

    sobre los cuerpos perifricos y mltiples.

    Este tipo de poder es uno de los grandes inventos de la sociedad burguesa, y

    ya no puede transcribirse en trminos de soberana. Este poder que ha sido

    fundamental en la constitucin del capitalismo industrial, no es el poder de la

    soberana, es elpoder disciplinario. La figura de este poder disciplinario es el

    panptico (de J. Bentham), que ha configurado desde la disposicin de los

    espacios y los cuerpos, hasta las formas de las relaciones en cada institucin.

    Pero la disciplina no se juega en terrenos oscuros y mudos, no es slo una

    disciplina de los sujetos, sino tambin de los saberes. Las disciplinas son

    portadoras de un discurso, crean aparatos de saber y conocimientos. El saber

    que producen las disciplinas es un saber clnico cuyo discurso se apoya sobre la

    norma; es el discurso de la normalizacin. Como tal, implica el poder de

    dominacin sobre un campo de conocimientos. Y el portador de ese saber en la

    escuela (el educador) posee, entonces, el poder que le corresponde.

    La escolarizacin va a contribuir significativamente al desplazamiento de las

    diferentes racionalidades y las formas desordenadas de la cotidianidad, aldisciplinamiento social como concrecin del anudamiento entre orden y control.

    Un disciplinamiento que, en la institucin escolar, se disemina en rituales y

    rutinas, en secuencias de contenidos, en administracin de espacios, en

    diseos arquitectnicos, y en los medios del buen encauzamiento, como la

    vigilancia jerrquica, el examen, la sancin normalizadora, la inspeccin, el

    registro; todos ellos articulados con la funcin de la mirada como mecanismo

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    de control social: lo que se puede ver est controlado, y en la medida en que

    se vigilan los sujetos y las acciones, se produce el orden social.

    La escolarizacin como disciplinamiento es una estrategia de racionalizacin,

    cuyo objeto es remediar el hedorde las culturas populares, la oscuridad, la

    confusin, el desorden, el atraso. Y lo hace centrndose en la higiene, lasujecin, la correccin, la disciplina, el orden, la distincin, las buenas

    costumbres, la clasificacin. Razones de inferioridad, anormalidad, o de clase,

    han sido siempre los argumentos para la escolarizacin y el consecuente

    disciplinamiento del otro. La naturaleza del incorregible (dice Foucault),

    descalificado como sujeto de derecho, provoc -adems- la institucionalizacin

    del encierro.

    La eficacia del control en la escolarizacin, ha estado vinculada con las

    efectoras del mismo: las maestras. Si de lo que se trata es de pasar de la

    naturaleza a la sociedad civilizada, las maestras favorecen la

    internalizacin de la normatividad, representando no una violencia, sino el

    habitus familiar (del idion a superar). Para Sarmiento, la ductilidad

    femenina, en un estado semibrbaro, es el mejor factor para la sumisin a la

    autoridad, para el orden y el control, porque afectiva y socialmente las mujeres

    estn ms cerca del estado de naturaleza a remediar.

    Pero el objeto de la escolarizacin es que la racionalizacin sea asumida como

    propia en la produccin del individuo y del actor social. El sujeto mismo

    aprende a racionalizar el placer, aprende a sustituir el placer inmediato,

    irreprimido, el gozo por el juego, por el placer retardado, restringido,

    seguro, y por el trabajo (tal como afirma Marcase). El disciplinamiento haceque la funcin de las descargas motoras sea empleada en la apropiada

    alteracin de la realidad. Es decir, las energas del placer, son convertidas en

    accin. Con lo que las exigencias del principio del placer siguen existiendo bajo

    el principio de la realidad, pero transubstanciadas. Son puestas al servicio de la

    economa. Una de las finalidades claves de la escolarizacin, es provocar en los

    individuos esta transubstanciacin del placer.

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    - MERO ESTAR/SER ALGUIEN

    La escolarizacin jug un papel clave en los desplazamientos culturales

    modernos, porque enseaba a los chicos un saber lgico y racional

    incompatible con la diversidad, el desorden y la confusin de creencias,

    expectativas, modos de transmisin y acciones populares. La escolarizacin

    hizo caer en desprestigio un conjunto de tradiciones y visiones del mundo que

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    estaban fuertemente ligadas al territorio, al pasado de cada regin, y que

    vivan en la memoria.

    En Latinoamrica, la pugna entre culturas ha tenido aristas particulares. Ms

    all de poder realizarse una lectura acerca de los cruces culturales, del lado

    blando o duro del impacto de la modernidad en Amrica, del mestizajecomo matriz cultural, del sincretismo, del la heterogeneidad multitemporal y

    de las hibridaciones, el antroplogo y filsofo argentino Rodolfo Kusch ha

    propuesto una doble comprensin (que implica una doble forma de situarse)

    necesaria para acceder a nuestra cultura. La dualidad entre sujeto pensante y

    sujeto culturalen Amrica, hace que debamos acceder a ella considerando dos

    presiones: la del hedory la de lapulcritud; dos formas de situarse: la del mero

    estary la del ser alguien. Por un lado, lo deseable: el progresismo civilizatorio,

    lo racional, lo fundante; por el otro, lo indeseable, el primitivismo brbaro, lo

    irracional, lo arcaico, lo demonaco. El hombre latinoamericano vive esta

    dualidad en la forma de dos formas de situarse que presionan: la seduccinpor ser alguien (una libertad sin sujeto, pero rodeada de objetos) y el miedo a

    dejarse estar (una amenaza con la fuerza de lo brbaro: el miedo a ser

    inferior).

    Preexiste en la historia cultural latinoamericana un mito: el mito de la

    pulcritud, segn el cual la civilizacin y el progreso (la pulcritud) debe

    remediarla barbarie y el atraso (el hedor). El hedor es siempre oscuridad,

    confusin y desorden; de all que la pulcritud est centrada en la higiene, la

    correccin, el orden, la distincin, las buenas costumbres, la clasificacin,

    esgrimiendo razones de inferioridad de las culturas populares, de anormalidad

    o de clase. Como contrapartida de este emprendimiento de mutacin del ethos

    popular, el hedor, lo que hay de profundo y creativo propio, fagocita la

    pulcritud y su patio de objetos.

    La escolarizacin ha sido pensada como uno de los factores determinantes en

    este remedio de la barbarie y el atraso -o para la miseria moral y la

    ignorancia (segn Dermeval Saviani), o en la mutacin del ethos popular. La

    pulcritudque transmite la Escuela, como formadora del ser alguien, son los

    saberes modernos, cientficos, tecnolgicos, y las pautas de vida, conductas

    y valores propios de Occidente. La escolarizacin permite la transmisin de un

    patio de objetos culturales y cientficos, y la normalizacin, disciplinamiento

    o moralizacin de la vida brbara.

    El desplazamiento del mero estar hacia el ser alguien (que est unido a la

    idea del progreso como un fantasma, anudado con la obtencin de y la

    pertenencia sobre un patio de objetos materiales o simblicos) se concreta

    en la educacin como preparacinpara: preparacin del menor para la

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    civilizacin prometida, para la vida futura, para el mundo adulto, para la vida

    social, para el mercado, para el mundo laboral. En definitiva: para ser alguien

    que no es. El imaginario que sostiene que la educacin es una preparacin

    para ha sometido a las manifestaciones culturales y comunicacionales

    populares, a los designios de un ser alguien frecuentemente al servicio de

    intereses de dominio.

    6 - ORALIDAD/ESCRITURA

    La escolarizacin ha producido cambios drsticos en la cultura humana, como

    lo es el paso de las culturas orales a la lgica escritural. Para nosotros es casi

    imposible situarnos en una cultura oral primaria, ya que hemos sido

    alfabetizados. Combinando diferentes marcos conceptuales, podracaracterizarse esa situacin como el estar para escuchar/ser escuchado. La

    palabra oral no tiene presencia visual; el sonido puede ser evocado, pero no se

    puede detener. En las culturas orales, el saber est constituido por lo que se

    puede recordar. La cultura oral necesita para su transmisin de un interlocutor,

    que se piensen y digan cosas memorables y que se recurra al ritmo, la

    respiracin y los gestos, como ayudas de la memoria. La construccin que

    registra y norma la comunicacin es el refrn o proverbio, que expresa el ethos

    de la comunidad. La palabra oral est ligada a la experiencia, a los matices

    culturales agonsticos, a lo contextual.

    Numerosas investigaciones (especialmente antropolgicas) han permitido

    registrar el papel que jug la escritura en la organizacin socio-poltica

    moderna. Est claro que la escritura no ha sido esencial (no ha sido la nica

    causa) para el desarrollo de las asambleas en las que se desenvuelve la lucha

    poltica. Sin embargo, la escritura ha jugado un papel fundamental como

    instrumento del poder popular y de las masas.

    La alfabetizacin, asociada a la lgica escritural y a la escolarizacin, provoca

    procesos de los que nunca se vuelve. Ms all de lo que dan cuenta las

    investigaciones en cuanto a la influencia de la escritura en el proceso poltico

    moderno, en la economa de mercado, en la administracin del Estado y en laorganizacin jurdica, la alfabetizacin masiva, conjuntamente con la

    escolarizacin, ha producido un cambio drstico en las culturas. Antes que otra

    cosa, la escritura (como tecnologa de la palabra) ha provocado una

    reestructuracin de la conciencia, segn sostiene Walter Ong. De este modo, la

    alfabetizacin ocasiona un cambio drstico e irreversible en el ethos: aunque

    abre nuevas sendas al conocimiento y la cultura, cierra otras definitivamente.

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    La lgica escritural reemplaz a la cultura oral primaria como modo de

    comunicacin, produccin de conocimientos y configuracin de prcticas

    sociales. Podemos sostener que existe una relacin entre tres elementos, a

    saber: (1) modos de comunicacin; (2) estructuracin de la percepcin, y (3)

    evolucin del imaginario y las acciones colectivas. Los cambios en el primer

    elemento condicionan/generan cambios en el segundo. La coevolucin delprimer y segundo elemento provoca a su vez la evolucin en el tercero. Como

    por ejemplo, el paso del arte de la memoria (cuyo eje es la acumulacin de

    experiencias de vidas) al saber racional (que se centra en el anlisis

    distanciado de lo concreto) que produce un efecto desestructurador y

    reestructurador sobre la conciencia. Es el cambio de una cultura ligada al

    contexto, a otra centrada en el texto.

    Tambin es el profundo cambio de una cultura combinada al odo a una

    centrada en la vista. En la primera, la voz proviene del interior; en la segunda,

    la vista se adapta a la luz exterior. El odo une, envuelve al oyente; la vistaasla y distingue. El odo es un sentido multidireccional y unificador, mientras

    que el sentido de la vista es unidireccional y divisorio. El ideal del primero es la

    armona y el ideal del segundo, la claridady la distincin.

    La escritura se convierte en un instrumento de disciplinamiento, pero no slo

    en el sentido de adecuacin a un modelo de escritura, tal como proponen

    algunos autores. La normalizacin y moralizacin operadas con la escritura, no

    deben restringirse al campo de las desviaciones formales del hecho de escribir,

    e incluso al contenido de lo que est escrito. Como muestra Ong, la escritura

    impone una mediacin y un tipo de orden lgico en la comprensin del mundo

    (que en el fondo es ideolgico). Por eso es posible hablar de una lgica

    escritural.

    La escritura origina un lenguaje libre de contextos, descontextualizado y

    descomprometido, que no puede ponerse en duda o cuestionarse

    directamente, porque el discurso escrito est separado (en el libro) de su

    autor. El que escribe, lo hace en un acto solipsista. El texto presenta un

    producto y esconde un proceso. Por eso, como seala Jack Goody, la escritura

    se consider en un principio como instrumento de un poder secreto y mgico;

    poder que aprovecharon los letrados (y los maestros) para diferenciar su

    cultura de las culturas populares.

    De all que la alfabetizacin haya producido una insalvable distancia entre la

    sensibilidad oral y la organizacin escritural. Como la idea platnica -como

    forma visible, que no tiene voz, inmvil, sin calidez ni interlocutor, aislada,

    separada del mundo vital-, desplaz al mundo oral, variable, clido y

    comunicativo. Es la escritura la que posibilita una introspeccin cada vez ms

  • 8/4/2019 1 Documento de La Catedra - Comunicacin y Educacion

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    articulada, mediante la separacin del cognoscente y lo conocido, o la

    contraposicin entre el sujeto y el objeto.

    El desplazamiento de las culturas orales primarias a la lgica escritural

    produjo la conviccin de que la educacin tiene que circular alrededor de la

    lectura y la escritura, justamente como posibilidades de obtener unconocimiento claro y distinto de la realidad. La escritura se convierte as en un

    patrimonio de la educacin y se articula con un modo de transmisin de

    mensajes y con una forma de ejercicio del poder culturalmente centrada en el

    libro, como localizacin del saber y de lo culto.