ACCION CONTRA EL HAMBRE Fundación...

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1 Visite Salud y Desplazamiento EL DESPLAZAMIENTO POR LA VIOLENCIA EN EL DEPARTAMENTO DE CORDOBA 1999-2001 ACCION CONTRA EL HAMBRE Fundación internacional de ayuda humanitaria Montería - Colombia, 2002

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Visite Salud y Desplazamiento

EL DESPLAZAMIENTO POR LA VIOLENCIA EN EL DEPARTAMENTO DE CORDOBA

1999-2001

ACCION CONTRA EL HAMBRE Fundación internacional de ayuda humanitaria

Montería - Colombia, 2002

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CONTENIDO

PRESENTACIÓN

CORDOBA 2000 – 2001 ¿ESTANCAMIENTO O RETROCESO?

UN BALANCE DESALENTADOR Negativos Positivos

ASPECTOS A DESTACAR El Desplazamiento Continúa Los ejemplos de los municipios del sur y Montería Perfil básico de los desplazados del sur de Córdoba Montería sigue siendo la gran receptora

REASENTAMIENTOS RURALES EN EL MUNICIPIO DE MONTERIA

Introducción

Presentación Responsabilidad del gobierno

Dificultades encontradas Las instituciones gubernamentales Las organizaciones no gubernamentales (ONG) Las comunidades reasentadas Los actores armados

La opinión de los reasentados Los positivos Los negativos

EL “REASENTAMIENTO URBANO” DE MONTELIBANO

Presentación

La llegada

La organización

Censo de población

Asentamiento El Porvenir

Aspectos positivos y negativos

Aspiraciones

EN JUAN JOSE Y TIERRADENTRO TODO HA CAMBIADO

Una mirada atrás

La presencia de actores armados

Los cambios sucedidos

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La situación de los jóvenes

OBSERVACIONES SOBRE MI EXPERIENCIA EN TIERRADENTRO

Mis observaciones

COLONIZACIÓN, DESPLAZAMIENTO Y PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA

El caso del Nudo del Paramillo en el departamento de Córdoba

Las colonizaciones

La oleada ganadera

Las guerras

La creación del PNNP

La actualidad

Y la parte ambiental... ¿qué?

Los inventarios de flora y fauna

¿Y los desplazados?

CARACTERÍSTICAS DEL DESPLAZAMIENTO POR VIOLENCIA EN EL PARQUE NACIONAL NATURAL PARAMILLO

Los habitantes del Parque

El conflicto armado Causas Efectos

Respuesta del PNNP Programas implementados Gestión de recursos Atención a desplazados por la violencia

UNA EXPERIENCIA QUE DA VIDA

Introducción

Lo que vivimos

Objetivos

Etapas

Análisis 1. Las personas. 2. Los procesos

UN POCO DE LA VIDA INTIMA DE LOS ASENTAMIENTOS MARGINALES DE MONTERIA VISTA POR MUJERES

La noche en los asentamientos

Los moradores

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Las mujeres y la alimentación

Los cambios no son fáciles

LOS DERECHOS PERDIDOS DE LOS DESPLAZADOS

POESIA POPULAR

Esta tierra nuestra

Lo que pasa en nuestra Tierra*

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PRESENTACIÓN

El próximo 18 de junio el departamento de Córdoba, segregado del departamento de Bolívar, cumplirá 50 años de vida independiente. Hemos creído oportuno darle una mirada a su situación en general con énfasis en el desplazamiento por la violencia y el cúmulo de consecuencias que arrastra consigo. En los tres últimos años, 1999-2001, el desplazamiento forzoso ha estado localizado en Montelíbano, Puerto Libertador y Tierralta, los tres municipios del sur del departamento. Mientras a la ciudad de Montería, la gran receptora de desterrados, la han convertido en víctima de la violencia y la pobreza, alterándole abrupta y dramáticamente sus relaciones comunitarias y familiares. Es valido recordar que en los municipios del sur está la hidroeléctrica de Urrá, los yacimientos de ferroníquel y carbón, la explotación aurífera, ganadera y agrícola, son poseedores de una gran riqueza hídrica y del 66% del área del Parque Nacional Natural Paramillo. La importancia de estos municipios, incluyendo el de Montería, es tal que representan el 46% del territorio departamental que es de 25.020 kilómetros cuadrados, el 40% de la población con un total de 1.337.610 habitantes y el 76.5% del número total de desplazados que alcanza los 100.000 aproximadamente. Este centenar de miles de desplazados han afectado de manera directa la situación de familiares, amigos y comunidades de las áreas receptoras, en número aproximado de 350.000 personas, la cuarta parte de la población departamental. Esto no significa, de ninguna manera, que en el resto de los municipios la situación, aunque un poco distinta, no deje de preocupar. Poco a poco, otras cabeceras importantes se están llenando de asentamientos marginales y los homicidios y otros delitos aumentan aceleradamente. La intención de esta publicación consiste en señalar una realidad incuestionable que exige soluciones inmediata, a mediano y largo plazo. La contribución de todos es importante y apremiante.

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CORDOBA 2000 – 2001 ¿ESTANCAMIENTO O RETROCESO?

Por Víctor Negrete Barrera*

* Investigador social y periodista.

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Córdoba en cifras - Población estimada para el año 2001: 1.337.610 habitantes - Extensión: 25.020 kilómetros cuadrados - Número de: municipios 28, corregimientos 353, caseríos 442, veredas 1.292 - Analfabetismo: 25.5% - Necesidades básicas insatisfechas: 65.2% - Miseria: 36.5% - Población desplazada por la violencia: 100.000 personas aproximadamente. - Productos principales: agrícolas (algodón 28.921 hectáreas sembradas, arroz

23.302, maíz 87.935 y plátano 30.000); bovinos 2.255.000 cabezas; porcinos 270.000 cabezas; acuícola 4.269 estanques con un área de 5.600.000 metros cuadrados produciendo bocachicos, camarón marino,

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cachama, tilapia y otros; ferroníquel 61.790 toneladas (primeros 9 meses año 2001).

- Nivel desempleo en Montería: 20.1% (año 2000) - Nivel subempleo en Montería: 36.2% (año 2000) - Índice de precios al consumidor: 9.77% de crecimiento (año 2000). Los

grupos de bienes y servicios que más crecieron: gastos varios, transporte, comunicaciones y alimentos. Y en los 9 meses del 2001: alimentos, salud y educación.

- Número de establecimientos de comercio vigentes: 5.758. En el 2001 fueron cancelados 519 y matriculados 1.873.

- Tenencia y concentración de la tierra: para el año 2000 en el rango menores de 20 hectáreas (has) había 71.535 predios con un área de 342.085 has; en el de 20 a 100 has, 17.609 predios con un área de 757.496 has y en el de mayores de 100 has 4.566 predios con 1.111.130 has.

- Cobertura de servicios: acueducto, urbano 60% y rural 30%; alcantarillado, urbano 35% y rural 5%; gas natural, 70% en las poblaciones de Montería, Cereté, Planeta Rica, Montelíbano, Lorica, Sahagún, Pueblo Nuevo, Momil y Purísima.

Fuentes: Dane, Banco de la República, IGAC, Gobernación de Córdoba, Cámara de Comercio de Montería, Surtigas.

UN BALANCE DESALENTADOR En este par de años, último del siglo veinte y primero del siglo veintiuno, después de los consabidos deseos y promesas de cambio, la situación en el departamento de Córdoba registró un evidente estancamiento general con índices de retroceso en algunos aspectos. Los indicadores que nos permiten hacer esta aseveración son los siguientes: Negativos - La serie de actos bélicos (masacres, homicidios selectivos, ocupaciones y destrucciones

de pueblos, saqueos, hurto de ganado, instalación de retenes, cerco a comunidades), los desplazamientos forzosos y las actividades relacionadas con la producción y procesamiento de la coca, promovidos y ejecutados por los actores armados ilegales en los municipios del sur (Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador).

- Los actos violentos contra los indígenas Embera Catíos (muertes, incluyendo varios

gobernadores, secuestros, desplazamientos, amenazas, restricciones alimentarias y de transporte) y el desconocimiento de sus derechos territoriales y culturales.

- Permanencia o incremento de hechos y manifestaciones de violencia e inseguridad en

las cabeceras de Montería, Cereté, Tierralta, Montelíbano y Lorica. - Invasiones masivas a predios privados urbanos de Montería y exigencias de

reubicaciones urgentes de más de diez asentamientos marginales.

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- Inconformidad y disturbios por falta de agua en los municipios del Sinú medio: Cereté, San Carlos, Ciénaga de Oro y Sahagún.

- Enfrentamientos entre las empresas prestadoras de servicios (Electrocosta y Aseo Total)

y comunidades por la baja calidad del servicio, las interrupciones y las altas tarifas. - Protestas por el agravamiento de las consecuencias de la hidroeléctrica de Urrá, entre

ellas la disminución de la pesca, erosión, salinización, cambios bruscos en los caudales y reducción de material de playa para construcción.

- Crecimiento de la economía informal, la ocupación del espacio público y los

asentamientos marginales en las principales cabeceras del departamento. - Temor en la universidad de Córdoba por ola de muertes, secuestros, desapariciones y

amenazas de estudiantes, docentes y trabajadores. - Paros frecuentes del magisterio por la no cancelación de sueldos a los de las nóminas

municipales y departamental y contra algunas medidas del Ministerio de Educación. - El enfrentamiento declarado entre los mototaxis o rapimotos (motocicletas que prestan

servicio de transporte público en las principales cabeceras del departamento) y las empresas prestadoras de servicio de transporte público han originado paros, bloqueos y atentados.

La proliferación de este medio de transporte es expresión del deficiente servicio de transporte público urbano, el alto número de desempleados y la inseguridad, por cuanto es el vehículo más utilizado para cometer homicidios.

- Incertidumbre en los proyectos y programas económicos: a) Del puerto marítimo y el

cultivo de palma africana no hay indicios de reactivación. b) Los cultivos transitorios o de economía campesina disminuyeron el área sembrada y los anuales y permanentes se mantienen con una leve caída. c) Las cadenas productivas (horto-frutícola, avícola-porcícola y de algodón) ayudaron a sortear la situación de crisis pero no la superaron. d) El Consejo asesor regional de comercio exterior (Carce) y su Plan estratégico exportador de Córdoba se mantuvieron silenciosos.

- Desconocimiento y falta de ejecución de los planes de desarrollo y de ordenamiento territorial.

- Incremento en las manifestaciones de la violencia intrafamiliar. - Crecieron las situaciones de riesgo social para los jóvenes en el desempleo, consumo de

alcohol y drogas, delincuencia, pandillismo y enfermedades de transmisión sexual. - Mayor vulnerabilidad ante las enfermedades típicas del medio e incremento de casos de

paludismo. - Continua el deterioro de las fuentes de agua, los recursos naturales y el medio ambiente

general. - De hecho creció el desempleo, subempleo y el comercio informal. - Deficientes servicios públicos con precarias condiciones logísticas, técnicas y

administrativas.

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Positivos - El departamento fue certificado libre de fiebre aftosa. - La producción y comercialización ganadera siguió en aumento. En las subastas se

negociaron 456.272 bovinos durante el año 2001. - Aumentó la producción de ferroniquel con la entrada en funcionamiento del segundo

horno. - Creció la actividad acuícola y los cultivos de ají picante, cítricos y caña panelera. - Mejoró el apoyo a la población desplazada por parte de ONG e instituciones

gubernamentales. - Se mantuvo la actividad empresarial. - Avanzó un poco el proceso de participación comunitaria y veeduría ciudadana.

ASPECTOS A DESTACAR

El Desplazamiento Continúa Desde 1985, para tener una fecha de referencia, el desplazamiento por la violencia ha sido un hecho ininterrumpido y dramático que ha afectado de manera directa a la cuarta parte de la población de Córdoba. Durante el período 1985-2001 hay que distinguir dos situaciones que afectan la ocurrencia y continuación del desplazamiento: la confrontación armada en Córdoba y la de sus alrededores (Urabá antioqueño y chocoano, bajo Cauca, sur de Bolívar y Sucre). En el lapso 1985-1990 los combates se registraron entre los grupos guerrilleros (EPL, ELN, ERP y FARC) y grupos armados privados de hacendados y ganaderos. Los desplazamientos fueron constantes y masivos. En 1991-1994 sucedió la desmovilización del EPL, grupo de Fidel Castaño, ERP y la Corriente de Renovación Socialista. Disminuyeron los enfrentamientos y las incursiones a las poblaciones y por ende el número de desplazamientos. Entre 1994-1996, con la ocupación por parte de las FARC de los territorios abandonados por las guerrillas desmovilizadas, los grupos armados privados antisubversivos no sólo reiniciaron sus actividades sino que coordinaron y planificaron sus acciones y terminaron conformando las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU). De nuevo se multiplicaron las oleadas de desplazados en distintos sitios del departamento. Algo similar sucedió en el Urabá antioqueño, luego en el Urabá chocoano, sur de Bolívar, bajo Cauca y Sucre. A medida que avanzaba la lucha contrainsurgente en estos lugares, parte de los desplazados llegaron hasta territorio cordobés.

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En 1997-2001 prosiguió la contienda entre las FARC y las ACCU en los municipios de Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador. En los tres últimos años los desplazamientos, algunos masivos, fueron frecuentes. Por regla general el proceso de consolidación de un actor armado va acompañado de una disminución en el número de desplazamientos. Esto explica que el control de las ACCU sobre gran parte de los territorios de los Urabá antioqueño y chocoano, sur de Bolívar y bajo Cauca haya mermado los desplazamientos hacia Córdoba. El caso de Sucre, nuestro vecino más próximo, es particular. Los desplazados llegan a las cabeceras municipales del departamento, a Sincelejo y a otras capitales de la Costa como Cartagena y Barranquilla. Un porcentaje menor tiene como destino a algún lugar de Córdoba. Así pues, la mayoría de los casos de desplazamientos sucedidos en Córdoba en los tres últimos años son de carácter interno, es decir, con sitios de expulsión y recepción localizados en Córdoba. Las rutas de este desplazamiento por lo regular tiene el siguiente itinerario: expulsión de las veredas, caseríos o lugares de fincas; pasan a las cabeceras de corregimientos cercanos; una parte se queda y la mayoría avanza a la cabecera del municipio o de otros vecinos; un número más pequeño continúa el éxodo a poblaciones más retiradas como Planeta Rica, Montería, Lorica, Cereté o localidades del bajo Cauca o departamento de Sucre. Durante este tiempo se han presentado algunos casos de retornos masivos de población en Tierralta y de reubicaciones rurales y urbanas en Montería, Valencia y Montelíbano. El desplazamiento en estos años es producto de acciones de reconquista por un actor y de consolidación por el otro, lo que hace que las amenazas y ataques a las comunidades sean selectivos y contundentes por ser actos de retaliación y venganza. Los ejemplos de los municipios del sur y Montería

Tierralta está saturada de desplazados

En los últimos siete años la cabecera del municipio de Tierralta ha recibido permanentes y numerosas oleadas de desplazados. De acuerdo con un censo adelantado por la Secretaría de Desarrollo Comunitario de la alcaldía de Tierralta1, hasta diciembre del año 2000 había en la cabecera 1.147 familias con 6.695 personas procedentes de diferentes lugares en el lapso 1994-2000. 1 Diagnóstico actual de los desplazados por la violencia y las organizaciones del municipio de Tierralta. Amelia Gómez y Víctor Galván. Tierralta, abril 2001.

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En el año 2001 aumentó la cifra con el ingreso de 128 familias con 603 personas, según registro de la Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Tierralta2 y archivos de prensa, para un gran total de 1.275 familias con 7.298 personas. A continuación, de manera detallada, damos a conocer los lugares de expulsión y el número de familias desplazadas que permanecen provisional o definitivamente en la cabecera.

Áreas de expulsión y número de familias desplazadas Cabecera municipal de Tierralta 1994-2000

Área de Batata

Área de

Paramillo, Florida, Diamante y otros

Vereda Nro. familias

Nro. personas

Vereda Nro. familias

Nro. personas

Águila 40 273 Osorio 47 226 Barbasco 29 181 Sierpe 47 329 Barrial 35 211 Tesoro 18 128 Batata urbano 103 721 Conguito 9 71 Guadual 26 156 Congo 11 83 Gurullo 19 111 Guásimo 22 139 Jerusalén 7 47 Pichingue 28 196 Alto Joaquín 29 181 Quebrada del Medio 1 3 Mieles 5 35 Barrial Alto 5 37 Murmullo 98 588 Sin precisar lugar 119 687 Total 698 4.403

2 Informe sobre las actividades realizadas para la atención a personas desplazadas por la violencia durante el año 2001. Tierralta, agosto 2001.

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Vereda Nro. familias

Nro. personas

Barrancón 29 181 Cruz Grande 1 14 Culebra 1 6 Cascajal 44 213 Flecha 16 81 Florida 68 298 Gloria 55 302 Guinea 3 15 Iguana 3 21 Laguneta 2 11 Macedonia 74 349 Piscina 23 119

Vereda Nro. familias

Nro. personas

Planeta 1 5 La Bonita 1 7 Río Verde 1 6 Santa Cruz del Manso 7 40 Santa Isabel 29 163 Puerto Fuerte 1 7 Llanos del Tigre 8 57 Yupe Grande 4 29 Yupecito 18 58 Zancón 15 74 El Venado 4 17 Divino Niño 6 30 Total 414 2.103

Área de Antioquia y Chocó

Vereda Nro.

familias Nro. personas Vereda Nro.

familias Nro.

personasMulato 1 7 Rula 2 8 Currulao 1 7 Pueblo Bello 6 29 Río Sucio Chocó 23 116 La Estrella 2 22 Total 35 189

Áreas de expulsión y número de familias desplazadas

Cabecera municipal de Tierralta 2001

Fecha Lugar de origen Nro. familias

Nro. personas

01 abril Kilómetro 12 - Antioquia 1 4 12 mayo Guadual - Valencia 5 22 12 mayo Rula - Culebra 5 20 15 mayo Murmullo 6 36 15 mayo San José - Apartadó 1 3 16 mayo Baltasar 10 40 20 mayo Táparo 5 30 26 mayo Zancón – Palestina 24 120 01 junio Gloria 15 52 02 julio Puerto Nuevo - Antioquia 1 4 02 julio Curumaní – Cesar 1 3 04 julio Limón 19 79 07 julio Fundación - Magdalena 1 5 24 septiembre Batata 2 15 27 septiembre Reubicados de Carepa 10 70 01 diciembre El Diamante, El Venado y El Ratón 22 100 Total 128 603

Población desplazada asentada en Tierralta

Resumen

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Asociaciones de desplazados

Año Nro. familias

Nro. personas

1994 - 2000 1.147 6.695 2001 128 603 Total 1.275 7.298

En Tierralta existen 20 asociaciones de desplazados, la mayoría agrupados por lugares de expulsión, con 1.172 familias afiliadas de las 1.275 que hay asentadas.

Asociaciones de desplazados en Tierralta Asociación Nro. familias

afiliadas Asociación prodesarrollo de desplazados. ASOPRODE 48 Asociación de desplazados de Jerusalén. ASOJER 35 Asociación de desplazados del municipio de Tierralta. ASODEMUTIE 75 Asociación de desplazados de Saiza. ASCODESA 42 Asociación para el bienestar social de los desplazados de Villa Madeira y Villa Luz. ASOBID.

60

Asociación comunitaria progresista para el desarrollo de Tierralta. ASCAPROT 22 Asociación unida de desplazados Parque Paramillo. AUDEPP 110 Asociación de desplazados de Tierralta. ASODET 29 Asociación de desplazados del Alto Sinú. ASODEALSINU 36 Asociación de desplazados de Batata. ASODESBAT 40 Asociación de desplazados de Tolobá, Divino Niño y Cascajal. ASOTRES 33 Asociación de desplazados de Manantial. ASODESMAT 26 Asociación de mujeres desplazadas cabeza de hogar. AMUDET 250 Asociación de desplazados del Sinú. ASODEMAS 47 Asociación de desplazados de La Florida. ASODELFLOR 53 Retornantes de El Diamante 33 Asociación de desplazados de Nueva Granada. ASODNAGA 26 Asociación de desplazados de Nain. ASODENA 39 Retornantes de Batata 150 Asociación de bogas damnificados de Tierralta alto Sinú 18 Total 1.172 Fuente: Secretaría de Desarrollo Comunitario. Alcaldía de Tierralta, febrero 2002

En Montelíbano está creciendo la población desplazada

A mediados de 1999 el Comité de desplazados de Montelíbano y el Centro de atención al desplazado dieron a conocer la relación de personas desplazadas que se encontraba en la cabecera municipal3:

Nro de desplazados 1999

Rangos de edad Nro. personas

3 Encuentro con el alto San Jorge. Negrete y otros. Acción Contra el Hambre y Corporación Universitaria del Sinú, pág 32,33,48,49. Montería, 1999.

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Años 0 – 5 202 6 – 10 220 11 – 18 256 18 – 60 391

Más de 60 40 Total 1.109

(251 familias) A estas familias las sacaron de corregimientos y veredas del río Manso, San Antonio Arriba, Tres Playitas, Juan José, Bijagual, Vendeaguja, La Rica, San Ciprián Arriba y Medio, Urabá Antioqueño y chocoano, alto Sinú y San Jorge. En el mes de diciembre del año 2000, los dirigentes de la Asociación de desplazados del San Jorge, con el apoyo de ACH, hicieron un nuevo censo con estos resultados:

Distribución de población desplazada por barrios en la cabecera de Montelíbano

Barrio Nro. familias

Nro. personas

Barrio Nro. familias

Nro. personas

27 de Julio 49 255 La Pesquera 3 16Villa Hermosa 40 213 Sin identificar 3 16San Jorge 39 203 Sin identificar 2 11Nuevo Horizonte 31 161 Loma Fresca 2 14Musa Nader 11 57 San José 2 11Cancún 10 52 Buenaventura 2 14Pablo VI 8 42 Villa Matoso 2 10La Libertad 8 42 Tierra Grata 2 14Mirador 7 36 San Isidro 2 10San Carlos 6 33 San Bernardo 1 6San Felipe 6 31 Villa Marcela 1 6Piñalito 5 26 Belén 1 8Por ti Montelíbano 3 17 La Coroza 1 8 Total 248 1.310

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Nota. Los dirigentes calculan que por lo menos 95 familias aproximadamente no fueron censadas por diferentes razones. Lo que significa que en diciembre del 2000 había en la cabecera de Montelíbano 343 familias ó 1.804 personas. Un año más tarde, diciembre del 2001, los presidentes de las Asociaciones de desplazados del San Jorge y La Rica informaron que sus organizaciones contaban con 490 afiliados jefes de hogar que representan 2.548 personas. Sin embargo reconocen que el número de desplazados no afiliados es similar a los que están en ambas asociaciones. En este caso el número aproximado de familias, por lo bajo, está en 940 y el número de personas en 4.888.

Lugar de procedencia de la población desplazada

Lugar de procedencia Nro. de familias

Lugar de procedencia Nro. de familias

Juan José 69 El Manso 5 Tierradentro 21 San Antonio 17 Bagre 11 Barranco Colorao 1 Yupe 5 Vendeaguja 8 San Juan 3 Cuturú 3 Bijagual 13 Río Sucio 3 Pilón 3 Aguas Prietas 3 Ratón 2 Zaragoza 1 La Rica 29 Caracoles 1 Puerto Libertador 9 Caucasia 1 Puerto López 4 Tres Playitas 1 San Ciprián 30 Río Verde 1 Rogero 4 Total 248

Población desplazada asentada en Montelíbano Resumen

Año Nro.

familias Nro.

personasJulio de 1999 251 1.109 Diciembre del 2000 343 1.804 Diciembre del 2001 940 4.888

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En Puerto Libertador aumenta el número de desplazados Las poblaciones del municipio más afectadas por el conflicto son Juan José, La Rica, Río Verde, San Juan y el Resguardo de Cañaveral. El corregimiento de Juan José es el mayor expulsor y receptor de familias desplazadas por su historia de violencia y localización geográfica, ya que limita con el municipio de Ituango, Antioquia, que es área conflictiva y hace parte del Parque Paramillo, territorio en disputa por las FARC y las ACCU. En el año 2000 un balance parcial arrojó 347 familias desplazadas con 1.733 personas, según estos datos:

Población desplazada en el municipio de Puerto Libertador

Población Nro. familias

Nro. personas

Cabecera municipal 46 275 Juan José 250 1230 Pica Pica 10 53 Río Verde 1 5 La Rica 38 162 Las Claras 1 4 Buenos Aires 1 4 Total 347 1.733

Fuente: Alcaldía y Personería de Puerto Libertador, febrero 2002. Nota. Faltaron los datos de Torno Rojo, San Juan, El Brillante, Puerto Belén. Estos desplazados salieron de las veredas Rogero, Badillo, El Barro, San Ciprián , Río Sucio, Llanos del Tigre, Jagua, Soledad, Virri, Santa Cruz del Manso, Morro y El Venado. Las comunidades Embera Katíos son quizás las más afectadas por la violencia y las que menos ayuda han recibido de las instituciones estatales. En la actualidad el Resguardo de Cañaveral está deshabitado, todas las familias buscaron refugio en los cabildos de Barro, Soledad y La Piedra. En Barro, la mayor comunidad receptora de indígenas desplazados, están concentradas 136 familias. En el año 2001 aumentaron las familias de desplazados, según estas informaciones:

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Población desplazada en el municipio de Puerto Libertador

Población Nro. familias

Nro. personas

Población Nro. familias

Nro. personas

Cabecera municipal 103 618 Río Verde 10 50 Juan José 340 1.700 Puerto López 7 35 Torno Rojo 6 30 Buenos Aires 6 30 Pica Pica 10 50 Corozalito 5 25 Puerto Belén 7 35 Nueva Esperanza 6 30 El Brillante 8 40 Mina El Alacrán 7 35 San Juan 9 45 Barro 136 680 Total 660 3.403

Fuente: Alcaldía y Personería de Puerto Libertador, febrero 2002 El 70% de las familias asentadas en la cabecera se encuentran en los barrios 7 de Septiembre y Palmira; el resto en los asentamientos Vendeagujas, La Unión y en los recién creados Blanca Urzola y Santiago Sánchez, en reconocimiento a una exconcejal y exalcalde respectivamente.

Población desplazada en la cabecera municipal de Puerto Libertador Resumen

Año Nro.

familias Nro.

personasAño 2000 103 618 Año 2001 340 1.700

Semblanza de los desplazados del sur En noviembre del 2000, el equipo de ACH que desarrolla el programa de atención a víctimas del conflicto en el sur del departamento de Córdoba realizó una encuesta* a familias desplazadas del alto Sinú y del alto San Jorge para tener una aproximación a cuáles son sus inquietudes, estados de ánimo y otras impresiones de interés. El resultado de la misma bien puede interpretarse como una semblanza significativa de la situación que atraviesa este grupo de la población. Perfil básico de los desplazados del sur de Córdoba • El éxodo es un fenómeno continuo • Sufren una gran precariedad en el acceso a empleo • Se van integrando poco a poco en los lugares a los que llegan • Con el paso del tiempo, inician una lenta recuperación de la confianza en el futuro. • Su situación anímica es frágil * Muestra: aleatoria, encuesta realizada a 49 familias de los principales asentamientos y barrios de desplazados por la violencia del sur de Córdoba.

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• Los desplazados llevan la impronta del temor a la violencia sufrida pero a medida que se van asentando, ese temor va siendo sustituido por el miedo al porvenir, al hambre y a lo inestable de su situación.

• No tienen ninguna intención de volver a su lugar de origen • Estiman que es mejor permanecer unidos junto a otros desplazados • Sus principales problemas son: 1. vivienda (y saneamiento), 2. alimento y 3. trabajo. Los resultados de la muestra fueron los siguientes:

Tiempo de desplazamiento Casi la mitad (48%) de las familias desplazadas en las dos zonas donde se realizaron las encuestas sufrieron el desplazamiento en el transcurso del 2000 y una tercera parte (34%) en los dos últimos años. Esta circunstancia varía de una zona a otra, pues en Tierralta los desplazados recientes son más (59%)4, mientras en Montelíbano la mayoría corresponde a familias desplazadas el año pasado o antepasado.

Más de 2 años18%

De 1 a 2 años34%

Menos de 1 año48%

Actividad económica actual del cabeza de familia

La gran mayoría (65%) de los cabeza de familia tenía apenas actividades laborales esporádicas. La precaria inestabilidad del empleo es común a todas estas familias. El tipo de trabajos que logran desempeñar ocasionalmente es muy variado (todo tipo de rebusque). Un 32%, casi la tercera parte, no contaba con actividad laboral alguna y escasamente el 3% declaró tener una ocupación permanente.

Permanente

3%

Ninguna 32%

Alguna ocasional

65%

4 Diversas familias encuestadas correspondían al grupo de campesinos que huyó entre septiembre y octubre de la masacre de la Quebrada Nain (Alto Sinú).

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¿Se siente integrado en la zona? La mitad de las familias se sentía integrada en la zona de recepción, una tercera parte (31%) declaró estar “un poco” integrada y el 19% un poco o nada integradas. Esta situación varía según se trate de la zona de Tierralta (hay más familias llegadas recientemente, luego la integración es menor) o de Montelíbano (donde llevan más tiempo asentadas).

Un poco31%

Si50%

Nada8% No mucho

11%

¿Cómo contempla su futuro y el de su familia?

Pese a la precaria situación social que atraviesan los desplazados el 69% de ellos presiente con optimismo que el futuro va a ser mejor. Analizando las respuestas por zonas, es significativo constatar como entre aquellos que llevan más tiempo asentados cunde un optimismo casi unánime (94%); en cambio a los desplazados recientes, les embarga el escepticismo o incluso, para una tercera parte de éstos, el mayor de los pesimismos (en Tierralta un 32% declara que el futuro va a ser peor).

Va a ser mejor69%

Va a ser igual13%

Va a ser peor18%

¿Cómo es el estado de ánimo habitual suyo y de su familia?

Aun cuando haya una tendencia progresiva al optimismo, a medida que pasan los días el estado anímico de estos grupos deja mucho que desear. En general , la mitad de ellos (49%)se encuentran en un estado normal, si bien una tercera parte del total se declaran alegres. Pero nuevamente la situación es peor para aquellos de más reciente llegada: en Tierralta se registró hasta un 32% de familias con ánimo decaído, mientras en Montelíbano no se encontró a nadie en esta situación y el porcentaje de alegres sube hasta el 41%.

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Normal 49%

Decaído18%

Alegre33%

¿Siente algún temor?

El temor a la violencia persiste en la mayor parte de las familias (47%), aunque aquí las diferencias entre los asentados en Montelíbano y Tierralta son aún mayores. Resulta significativo que en las zonas de reciente desplazamiento el mayor temor es a la violencia; en aquellas ya algo establecidas, el miedo se centra más bien en las necesidades que su inestable condición genera como el hambre que puedan sufrir o el riesgo de tener que abandonar su asentamiento y volver a tener que desplazarse.

A la violencia

47%

Al porvenir16%

No 11%

Al hambre26%

¿Está dispuesto a volver a su lugar de origen?

Esta respuesta registró la mayor unanimidad. El 87% de los desplazados no tiene la más mínima intención de volver a su lugar de origen; sólo un 5% lo harían. Y este nivel de respuesta es común en las dos zonas encuestadas.

No87%

Si5% Tal vez

8%

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¿Qué es lo mejor que puede hacer una familia desplazada cuando tiene que salir?

Hubo dos respuestas: a) La mayoría reiteró su propósito de no volver a sus tierras de antaño, aunque lo desean. b) La gran mayoría prefieren permanecer unidos o en las mismas zonas de llegada de otros desplazados, un 10% lo consideró inadecuado y un 18% lo dudó.

Permanecer unidos a

otros desplaza-

dos72%

No unirse a otros

desplaza-dos10%

Duda18%

Principales problemas

Sobresalieron la vivienda, (entendida no sólo como techo y albergue, sino también en cuanto al espacio sanitario aledaño y de equipamiento básico), la alimentación y el trabajo. En ambas zonas se registró una coincidencia casi absoluta en estas respuestas.

Montería sigue siendo la gran receptora

Montería, la capital del departamento, sigue atrayendo desplazados por la violencia, por calamidades naturales y por la precaria situación socioeconómica del campo. A pesar de los programas de reubicación, los retornos y ser una ciudad de paso para muchos, el número de desplazados sigue en ascenso. La mayor presencia de desplazados está localizada en los asentamientos marginales según lo demuestra el siguiente cuadro:

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Asentamientos subnormales de Montería

receptores de desplazados 2001

Asentamiento Población

número Hogaresnúmero

Viviendanúmero

Déficit vivienda

Población Desplazada

Brisas del Sinú 3.010 771 487 284 517 Pastrana Borrero 3.418 924 580 396 1.080 20 de julio 3.500 951 670 288 2.483 Camilo Torres 4.050 674 800 202 2.186 7 de mayo 1.020 291 191 100 648 25 de agosto 1.712 428 250 250 362 La Campiña 684 171 119 52 295 Cantaclaro 34.200 6.114 4.203 1.911 9.020 EL Dorado 1.368 342 234 108 467 La Palma 1.760 440 279 161 298 Mogambito 1.872 468 315 153 856 1 de mayo 568 142 120 22 317 El Bongo* 88 16 12 4 88 La Candelaria 2.591 714 530 234 1.340 Paz del Río 1.639 457 336 180 996 Robinson Pitalúa 2.258 645 458 187 1.342 Santa Rosa 1.045 298 215 83 715 2 de septiembre 1.351 342 235 107 642 Casafinca* 1.300 371 225 371 143 25 de marzo 1.892 371 274 371 165 Ranchos del Inat 2.269 445 320 445 1.760 Nuevo Milenio 380 108 73 108 274 EL Canal, Cantaclaro 786 224 155 224 532 Sucre (invasión) 1.408 280 150 280 318 El Poblado 3.570 1.280 530 1.280 825 EL Cerro 1.752 500 380 500 1.210 EL Enjambre 326 64 35 64 210 Villa Fátima 155 32 32 32 115 Paraíso 1.550 500 300 200 605 La Esperanza II etapa 653 108 106 2 594 Damasco 1.070 305 214 91 316 Total 83.245 18.776 12.828 8.690 30.719

Fuente: Víctor Negrete Barrera. El proceso de reubicación de población desplazada por la violencia en predios rurales del municipio de Montería. Montería, 2001. * Parte de la población fue reubicada.

Otros asentamientos receptores

Asentamiento Nro.

personas

Asentamiento Nro.

personas Edmundo López 644 Colina Real 165 6 de Marzo 66 P-5 138 Rancho Grande 358 Galilea 165 Mi Ranchito 83 Villa Rocío 55 Nuevo Horizonte 83 Nueva Esperanza 110 Polvo Parao 66 Total 1.933

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Nota. En otros asentamientos subnormales, barrios populares, medios y altos la población desplazada está calculada en 10.000 personas aproximadamente.

Población total calculada para la ciudad de Montería: 42.652..

Población desplazada en el departamento de Córdoba En el departamento de Córdoba hay 16.287 familias desplazadas con un total de 83.296 personas. En los tres municipio del sur y Montería está concentrado el 77.9% de las familias o el 82.4% de las personas, mientras en los 24 restantes, según la Red de Solidaridad Social, está localizado el resto. De hecho esta cifra es más alta, pues no todos los desplazados están inscritos en la Red. Muchos no lo han hecho por falta de información, apatía, dificultad para conseguir los requisitos exigidos o porque desean permanecer en el anonimato.

Población desplazada en el departamento de Córdoba. 2001

Municipios Nro.

familias Nro.

personas Municipios Nro.

familias Nro.

personasCabecera Montería 7754 42652 Los Córdobas 276 1459 Resto municipio 320 1760 Purísima 103 252 Cabecera Montelíbano 940 4888 San Andrés de Sotavento 101 428 Resto municipio 1160 5800 La Apartada 72 729 Cabecera Tierralta 1275 7298 Cereté 87 421 Resto municipio 305 1525 Cotorra 64 91 Cabecera Puerto Libertador 340 1700 Sahagún 53 213 Resto municipio 608 3040 San Antero 45 260 Pueblo Nuevo 354 678 San Bernardo del Viento 146 722 Cienaga de Oro 343 696 Chimá 42 104 Puerto Escondido 193 967 Buenavista 52 152 Planeta Rica 221 888 Canalete 39 234 Lorica 275 1160 Momil 56 364 San Pelayo 158 672 San Carlos 17 89 Valencia 661 3051 Chinú 118 458 Moñitos 109 545 Total 16287 83296

Fuentes: con excepción de las cabeceras y restos de los municipios de Montería, Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador y del municipio de Puerto Escondido, la información es tomada de la Red de Solidaridad Social de Córdoba, según inscritos hasta diciembre 31 de 2001.

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2. LOS DELITOS DE MÁS OCURRENCIA* El municipio de Montería, áreas urbana y rural, ha venido perdiendo la tranquilidad ciudadana y familiar que tuvo hasta mediados de la década de los años setenta. Varias razones explican este cambio: el crecimiento natural de la población y la llegada fluída e ininterrumpida de desplazados por la violencia; la pobreza y las calamidades naturales; los grupos armados privados legales y los insurgentes y contrainsurgentes; el desempleo en el campo que alcanza el 40% aproximadamente y el pago de jornales por debajo del salario mínimo y sin las prestaciones sociales reconocidas por ley; la crisis del sector agropecuario y la economía en general del país y las fallas existentes en la justicia que originan impunidad y dan pie a personas y grupos para que la apliquen por su propia mano. • De acuerdo con el Centro de investigaciones criminológicas de la Policía Córdoba los

delitos de mayor ocurrencia sucedidos en el municipio de Montería durante 1996-2000 son los siguientes:

Principales delitos ocurridos en el municipio de Montería

1996-2000 Años Títulos Delitos

1.996 1.997 1.998 1.999 2.000 Homicidio común 134 89 74 93 177 Homicidio A/T* 35 55 62 54 45 Lesiones personales 597 479 381 299 282

DELITOS CONTRA LA

VIDA Lesiones A/T 102 127 140 219 116

DELITO CONTRA LA LIBERTAD

Amenazas 45 41 46 52 48

Acceso carnal abusivo 23 31 26 24 32 Acceso carnal violento 23 23 22 20 22 Hurto simple 54 44 31 15 10 Hurto calificado(atraco 45 46 39 65 73

DELITOS CONTRA LA

INTEGRIDAD PERSONAL

Hurto (robo) 357 348 339 258 193 CONTRA LA FAMILIA Inasistencia alimentaria 58 46 38 40 43

LEY 30/86 Contra consumo y comercia-lización de alucinógenos

114 126 94 60 57

TOTAL 1.587 1.455 1.292 1.199 1.098 * Accidentes de tránsito - Según estos datos, de los 177 homicidios del año 2000, 159 eran masculinos y 18

femeninos; 145 se cometieron en el área urbana y 32 en la rural; 156 con armas de fuego, 17 con arma blanca, 2 con arma contundente y 2 con soga. El homicidio común ha venido en aumento en los dos últimos años.

Entre las causas mencionan: ajuste de cuentas, venganzas personales y confrontación entre actores armados (guerrilla, paramilitares y agentes del Estado). La mayoría de los

* Escogimos a Montería por ser la capital del departamento y contar con información histórica sobre estos temas.

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casos son ejecutados en el centro y sur de la ciudad con armas de fuego, utilizan motocicletas de alto cilindraje y en una buena proporción los autores intelectuales contratan sicarios de Medellín.

- No deja de preocupar el alto número de muertos y lesionados por accidentes de tránsito. Entre las causas figuran: irresponsabilidad, consumo de alcohol, vehículos en mal estado, señalización deficiente y poca vigilancia, entre otros.

- Las lesiones personales ocasionadas por riñas, accidentes o atracos, aunque vienen descendiendo, lo cierto es que la mayoría de ellas no son denunciadas.

Figuran como causas: violencia intrafamiliar (disputa entre cónyuges y entre estos con los hijos, machismo, embriaguez), riñas en establecimientos nocturnos, celos entre parejas.

- Los delitos contra la integridad poco son denunciados por las implicaciones sociales que tiene contra la víctima.

- Aunque el hurto simple y el robo desciendan progresivamente, los atracos aumentan. Estos últimos los cometen en gran proporción en el centro y se debe a descuido o excesos de confianza.

- El consumo de sustancias sicoactivas aumenta progresivamente aunque no lo registran los datos oficiales. En los barrios del sur y los marginales en general el consumo mayor es de marihuana, seguido de bazuco y en otros grupos sociales la cocaína y drogas como el éxtasis.

• Otra fuente, la del Instituto nacional de medicina legal y ciencias forenses, nos presenta

la información que sigue: Homicidios Homicidios según arma Homicidios según móvil

Móvil Año 2000 Año 2001 Riña 21 8 Atraco 5 4 Ajuste cuentas - - Limpieza social 7 16 Maltrato conyugal - - Maltrato infantil - - Maltrato intrafamiliar - 1 Intervención legal - 3 Enfrentamiento armado 4 13 Otros 4 10 Sin información 166 94 Total 207 149

Armas Año 2000 Año 2001 Arma de fuego 174 132 Arma corto punzante 16 7 Cortocontundente 6 3 Contundente 8 7 Asfixia 2 - Envenenamiento - - Otros 1 - Total 207 149

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Homicidios según lugar del hecho Violencia común Violencia común según arma Violencia común según móvil

Violencia común según lugar del hecho

Violencia intrafamiliar Violencia intrafamiliar según agresor Violencia intrafamiliar según arma

Lugar Año 2000 Año 2001 Residencia 26 22 Vehículo - 2 Vía pública 122 72 Taberna-bar-cantina 4 4 Otro sitio de diversión 8 16 Sitio de trabajo 9 4 Baldío 19 17 Otro 10 9 Desconocido 9 3 Total 207 149

Armas Año 2000 Año 2001 Arma de fuego 44 45 Arma corto punzante 147 163 Contundente 1.080 1.099 Cortocontundente 148 - Químico - 169 Quemaduras fuego 2 4 Desconocidos 1 3 Otros 4 3 Total 1.426 1.486

Móvil Año 2000 Año 2001 Riña 1.094 1.201 Atraco 61 55 Ajuste cuentas 3 5 Limpieza social 3 1 Intervención legal 63 30 Enfrentamiento armado 4 2 indeterminado 14 11 Otro 184 181 Total 1.426 1.486

Lugar Año 2000 Año 2001 Residencia 241 276 Vehículo 8 78 Vía pública 802 804 Taberna-bar-cantina 17 39 Otro sitio de diversión 205 180 Sitio de trabajo 102 70 Baldío 16 5 Otro 28 34 Desconocido 7 - Total 1.426 1.486

Agresor Año 2000 Año 2001 Arma Año 2000 Año 2001 Maltrato infantil por padre 16 29 Arma de fuego 1 - Maltrato infantil por padrastro o madrastra 8 10 Arma corto punzante 14 19 Maltrato infantil por madre 6 8 Contundente 444 507 Maltrato infantil por familiar o encargado 6 16 Cortocontundente 11 15 Maltrato familiar por hijos 11 11 Químico - Maltrato familiar por hermanos 35 44 Quemaduras fuego 2 1 Maltrato familiar por otro familiar 42 78 Desconocidos 1 - Maltrato conyugal 351 351 Otros 2 5 Total 475 547 Total 475 547

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- Según estos datos los homicidios disminuyeron pero aumentó un poco la frecuencia en el uso de armas de fuego.

- La falta de información de las autoridades sobre los móviles por los que se cometieron los homicidios pasó del 80% al 63%, considerado alto todavía por los entendidos en la materia.

- Los lugares escogidos para cometer homicidios (selectivos o por violencia común) siguen siendo la vía pública (60% y 56% respectivamente) y las residencias (12.5% y 17% respectivamente). En el caso de la violencia común siguen en su orden los sitios de diversión y lugares de trabajo.

- Los casos de limpieza social aumentaron más del doble. - En la violencia común el 75% de los casos fue cometido con arma contundente (palos,

varillas) y el 76% el móvil fue la riña. - En violencia intrafamiliar todos los casos de maltrato aumentaron. El 69% de ellos

(promedio de los 2 años) ocurrieron entre los cónyuges, seguido del causado por familiares distintos a los padres y hermanos. Los padres maltratan más que las madres.

- En la violencia intrafamiliar el 93% de los casos fueron cometidos con arma contundente.

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REASENTAMIENTOS RURALES EN EL MUNICIPIO DE MONTERIA

Por Víctor Negrete Barrera

Introducción “Yo soy una de las desplazadas que me inscribí en el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora) para acceder a un pedazo de tierra. Lo hice por varias razones: yo nací, crecí y me hice mujer y madre en el campo, de donde tuve que salir por la muerte de mi marido y mi hijo mayor; viví varios años en los asentamientos marginales de Montería en medio de penurias económicas, ausencia de servicios públicos y un ambiente que no es apto para la formación de hijos por la inseguridad y el riesgo de drogas, alcohol, enfermedades venéreas y la delincuencia; la nostalgia del campo, mi medio natural y el único sitio donde creo poder rehacer mi vida y dejarle algo a mis muchachos y muchachas. Desde el día de la inscripción esperé con paciencia... en compañía de otras mujeres preguntábamos a cada momento cómo marchaban las cosas... hasta que un día, después de muchos desesperos, me dijeron que había salido favorecida. En la noche de ese día no dormí: comencé a prepararme mental y emocionalmente; antes, en la tarde, hablé bastante con los hijos más grandes... aunque con reparos y condiciones terminaron aceptando. A partir de aquí hubo otros contratiempos y demoras, a veces creí que todo fracasaría pero seguíamos presionando. Y el momento de la adjudicación llegó por fin pero después vino lo del traslado: no existía ningún plan en este sentido y como pudimos, por partes, fuímos trasladando los pocos chócoros que utilizaríamos. Otras cosas, ya viejas y deterioradas pero útiles las repartimos a familiares y vecinos. Lloré cuando abandonamos el cambuche donde habíamos vivido... maluco y cayéndose pero en él dejábamos tantos recuerdos imposibles de olvidar. No quise venderlo y menos por cualquier cosa que es lo que ofrecen por estos ranchos; preferí dejárselo prestado a un familiar con la condición que podíamos usarlo, mis hijos o yo, en las visitas periódicas que, con seguridad, tendríamos que hacer a la ciudad.

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Ya con los hijos y las cosas en el predio entregado fue cuando miré y sentí la situación con más claridad. Me pareció imposible o muy difícil convertir en un sitio agradable y productivo las ocho hectáreas que me tocaron de ese potrero reseco y enmalezado, con caminos de fincas que hacían más lejos la cabecera del corregimiento. La imagen más precisa que tengo de este momento es la de que nos tiraron en medio de un potrero retirado y abandonado. No pude seguir pensando más porque la noche se acercaba y aún no habíamos principiado a armar la caparazón con los plásticos, cartones y palos que conseguimos para poder dormir, guardar las cosas y descansar. Durante un año aproximadamente vivimos igual o peor que cuando empezamos en los asentamientos de Montería. Tamaña adversidad nos hizo duros y comprensivos y cada esfuerzo lo valorábamos en sus justas dimensiones. Sufrimos mucho pero gracias a nuestro empeño y decisión y la ayuda de organizaciones de cooperación e instituciones del gobierno, lo fuimos superando y hoy vemos las cosas con más optimismo y esperanza. Sólo espero que después de tanto trabajar y padecer no vengan a sacarme como la otra vez. No lo soportaría...”

Presentación El gobierno nacional a través del Incora inició en 1997 el proceso de reasentamiento de población desplazada en el departamento de Córdoba. Hasta el momento han adquirido seis predios con un área de 3.482,4 hectáreas para 357 familias. De estos, tres están localizados en el municipio de Montería: El Quindío, en el corregimiento de Nueva Lucía con 510,27 hectáreas para 61 familias; La Duda El Tomate y La Duda Los Llantos en la vereda Los Llantos del corregimiento Las Palomas con 128,18 hectáreas para 15 familias en el caso del primero y con 968,52 hectáreas para 111 familias del segundo. De los 187 beneficiarios de los predios de Montería, 105 son de Córdoba (Alto Sinú, municipios de la margen izquierda del río Sinú y área del San Jorge), 74 de Antioquia (Urabá antioqueño y bajo Cauca), 7 del Chocó y 1 de la Guajira. Los otros predios son: Nuevo Oriente, en Valencia, con 834,4 hectáreas para 58 familias; La Dorada, en Montelíbano, con 638,3 hectáreas para 74 familias y La Lucha, en Montelíbano, con 402,6 hectáreas para 38 familias. Responsabilidad del gobierno

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Los reasentamientos de poblaciones desplazadas es responsabilidad del gobierno, así lo expresan las normas vigentes cuando reconocen, entre otras cosas, la obligación de “formular políticas y adoptar medidas para la prevención, atención, protección, consolidación y estabilización socioeconómica de los desplazados”; además le toca “diseñar y adoptar medidas que le garanticen su acceso a planes, programas y proyectos integrales de desarrollo urbano y rural, ofreciéndoles los medios necesarios para que creen sus propias formas de subsistencia...” (Artículos 3 y 5 de la ley 387 de 1997). Por estabilización socio económica el gobierno “entiende la situación mediante la cual la población sujeta a la condición de desplazado, accede a programas que garanticen la satisfacción de sus necesidades básicas en vivienda, salud, alimentación y educación a través de sus propios medios o de los programas que para tal efecto desarrollen el Gobierno Nacional y las autoridades territoriales, en el ámbito de sus propias competencias y de acuerdo a la disponibilidad presupuestal. Los componentes de los programas de vivienda y tierra para fines productivos serán suministrados a través de los sistemas que para tales efectos desarrollen el Banco Agrario, el Inurbe y el Incora dentro de sus planes de acción...” (Artículo 25 y 26 del decreto 2569 del 2000, reglamentario de la ley 387)

Dificultades encontradas El proceso de reasentamiento no ha sido fácil, está lleno de dificultades por parte de los diferentes agentes que intervienen en él, es decir, las instituciones gubernamentales, ONG, comunidades y los actores armados. Veámoslo más en detalles. Las instituciones gubernamentales Son todas las instituciones públicas que hacen parte del Sistema nacional para la prevención del desplazamiento forzado y la atención integral de la población desplazada por la violencia. Tienen “la obligación de disponer los recursos humanos, logísticos y financieros necesarios al interior de sus entidades para el cumplimiento de sus responsabilidades de prevención y atención integral...” La reglamentación del artículo 19 de la ley 387 estipuló las entidades a quienes les corresponde actuar: la Red de Solidaridad Social como coordinadora del Sistema, los Ministerios del Interior, Defensa y Policía Nacional, Hacienda y Crédito Público, Salud y Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, Agricultura y Desarrollo Rural, Desarrollo Económico, Departamento Administrativo de Planeación Nacional, Oficina del Alto Comisionado para la Paz, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Incora, Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), Instituto Nacional de la Reforma Urbana (Inurbe), Instituto de Fomento Industrial (IFI), Dirección Nacional para la Equidad de la Mujer, Sistema Nacional de Cofinanciación y la Comisión Nacional de Televisión. En los reasentamientos de Córdoba las instituciones que más han aportado son el Incora y el ICBF, en especial el primero. Por esta razón en el punto que sigue a continuación me refiero a las acciones de aquel instituto.

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- Las leyes agrarias no establecen diferencia alguna entre la condición del campesino común, sujeto de reforma agraria y el desplazado, dándoles a ambos el mismo trato, desconociendo la situación crítica de este último.

- El otorgarle, sin un período de prueba, título de propiedad a los desplazados sin tener en cuenta la inestabilidad que tienen por su propia condición, ha ocasionado que halla un alto número de parcelas desocupadas u ocupadas por otros que no son los titulares.

- Los factores de calificación para la selección de adjudicatarios deben ser revisados, por ejemplo la vocación y experiencia agropecuaria, personas a cargo, mujer cabeza de hogar, edad, tiempo de desplazamiento, condición de desempleo y la posesión de activos totales brutos que posee el adjudicatario y la familia.

- Los proyectos productivos deben ser elaborados con la participación activa de los adjudicatarios de acuerdo con la clase y calidad de suelos, las solicitudes del mercado y la vocación y preparación que tengan.

- La lentitud de los procedimientos - La falta de concurrencia y sincronía en la coordinación institucional. - El insuficiente apoyo de las instituciones que hacen parte del Sistema de atención

integral a la población desplazada. - La escasa participación y falta de presupuesto de las administraciones municipales. - La inoperancia de los Consejos municipales y departamental de atención a los

desplazados. - La inconformidad, recelo o rechazo que por lo regular sucede con los pobladores de las

comunidades o áreas receptoras al sentirse marginados de los servicios que les ofrecen a los desplazados.

- Los altos costos de los créditos, tanto para la compra de la tierra como para la financiación de proyectos productivos y las demoras en los desembolsos.

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) El apoyo de las ONG locales e internacionales ha sido fundamental en los distintos momentos del proceso (preparación o inducción para el reasentamiento, el traslado, la llegada, la instalación y el establecimiento) y en los aspectos fundamentales que conlleva la reubicación (organización, capacitación, proyectos y programas productivos, sociales y ambientales). En materia de organización han fomentado las asociaciones de mujeres, cooperativas, tiendas comunitarias, acciones comunales y últimamente los grupos de jóvenes. En capacitación promueven charlas, cursos y talleres sobre diversos temas, incluyendo los de género, planificación familiar, valores, autoestima, nutrición y autoconstrucción, entre otros. En los programas de producción y bienestar social han ejecutado los de cultivos de pancoger (maíz, yuca, plátano y ñame) y poco a poco toman fuerza los de ají picante, hortalizas y frutas, algunos de estos sin uso de agroquímicos; ganadería, siembra de peces, reforestación, artesanías, modistería y promoción de actividades lúdicas, artísticas y deportivas. Sin embargo enfrentan dificultades. Menciono las principales:

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- La debilidad administrativa, técnica, financiera y profesional de las ONG locales. - La incipiente coordinación entre las ONG y entre estas y las instituciones

gubernamentales. - Salvo algunas excepciones la mayoría cumplen acciones puntuales sin seguimiento ni

evaluación de lo que hacen. - La falta de análisis de la realidad departamental, regional y nacional y sus perspectivas

a corto y mediano plazo. - La falta de una política más audaz en materia de contactos y gestiones ante organismos

nacionales e internacionales. - La vulnerabilidad frente a las actividades de los actores armados. - La prevención frente a los grupos y movimientos políticos tradicionales así como a las

administraciones gubernamentales. - La escasa difusión de los trabajos que realizan. - La ausencia de intercambio de información y experiencias. - La gran mayoría de los programas productivos que atienden no logran sacar a los

beneficiarios de la sobrevivencia o la informalidad. Las comunidades reasentadas Por la procedencia de los beneficiarios, el dominio de uno u otro de los actores armados en los lugares de expulsión, las causas del desplazamiento, las características culturales de las familias y la situación de las poblaciones receptoras se podría deducir que en los reasentamientos predomina el recelo, la incertidumbre, los pleitos y la inseguridad. Por fortuna las diferencias y desavenencias, si bien existen, no han originado problemas graves y poco a poco las han ido superando. En la actualidad, salvo ligeras y pasajeras escaramuzas, las comunidades han alcanzado cierto grado de acoplamiento e identidad. Pero esta no es la única dificultad, hay otras: - Las rivalidades y celos entre los líderes - La poca renovación de cuadros directivos y la escasa presencia de mujeres y jóvenes en

ellos. - Han aparecido y están incrementándose los casos de prostitución, maltrato y violencia

intrafamiliar, conductas delincuenciales y niveles de agresividad e irritabilidad. - Escaso nivel de estudio y de capacitación organizativa y empresarial de los

beneficiarios. - Los trabajos colectivos poco han funcionado. - El poco reconocimiento que los hombres han dado al trabajo, estudio y capacitación de

las mujeres. - El conformismo y la falta de participación de muchos. - La desorganización de jóvenes y niños - La carencia de planeación con seguimiento y evaluaciones periódicas, a corto y

mediano plazo. Los actores armados

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Hasta el momento las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) se mantienen al tanto de lo que sucede en los seis reasentamientos que funcionan en Córdoba por encontrarse en áreas de sus influencias.

La opinión de los reasentados

Para los reasentados la experiencia tiene aspectos positivos y negativos. Dentro de ellos mencionan: Los positivos - Cuentan con tierra para trabajar aunque deben cancelar el 30% del valor del predio que

les corresponde. - Recobraron su identidad campesina. - La consecución de viviendas permanentes - La capacitación recibida, la experiencia vivida y la capacidad de gestión alcanzada. - El acompañamiento de ONG, el apoyo de algunas instituciones oficiales y los pocos

casos de alianzas entre estas y aquellas. - La integración con las comunidades vecinas. - La cohesión de los diferentes grupos en los reasentamientos a pesar de las diferencias

territoriales y culturales. - Medio ambiente y social más sano que el de la ciudad. - Relativa tranquilidad social en las zonas. - Los proyectos productivos que llevan a cabo. Los negativos - Las fases de traslado, arribo e instalación fueron complicadas y difíciles por la falta de

apoyo gubernamental. - La falta de agua y salud para Las Dudas y de educación, energía eléctrica, salud y vías

para El Quindío. - No han funcionado los programas de trabajo colectivo. - La lentitud en los procesos de adquisición y entrega de la tierra. - Han faltado formas organizativas y empresariales eficientes. Los reasentamientos Nuevo Horizonte y Valle Encantado han recibido más apoyo del gobierno departamental que El Quindío. La gobernación considera a los dos primeros una aldea productiva y en este sentido han mejorado las vías, construido puentes, nombrado docentes, instalado energía eléctrica y colaborado con proyectos productivos. Sobre lo alcanzado hasta ahora por los reasentamientos encontré varias posiciones:

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Los satisfechos, sin desconocer la demoras y dificultades, consideran que los programas están dando resultados y tienen confianza en restablecer, siquiera en gran parte, sus condiciones económicas, sociales y familiares que tenían antes del desplazamiento. A las ayudas gubernamentales y no gubernamentales les suman los esfuerzos e iniciativas personales o a través de las organizaciones que poseen. Representan el 60%. Los conformes, consideran adecuado lo que tienen y han conseguido y aunque quisieran que las condiciones fueran mejores les da lo mismo lograrlo o no. Representan el 30%. Los descontentos, sin participación ni gestión critican las fallas habidas y el no haber podido hacer mejor y más rápido las cosas; por lo regular no presentan propuestas y si las hacen no las llevan a cabo. Representan el 10%. A manera de conclusión El gobierno anuncia que continuará con los reasentamientos en predios rurales y me parece necesario y justo hacerlo. Sólo espero que tengan en cuenta los balances realizados hasta el momento y traten de corregir las fallas y dificultades presentadas. La misma solicitud la hago extensiva a las ONG, comunidades reasentadas y a los actores armados en especial para que no hagan fracasar estos esfuerzos hechos a pulso.

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EL “REASENTAMIENTO URBANO” DE MONTELIBANO

Por José Caré y Humberto Madera Paéz♣

Presentación En el mes de julio de 1998 la gente de Montelíbano vió llegar los primeros grupos de desplazados provenientes del sur de su territorio y de Puerto Libertador, el municipio vecino. Muchos identificaron a conocidos, amigos y familiares, ya sabían, por las informaciones, que de Juan José, Tierradentro y La Rica estaba saliendo gente por enfrentamiento y amenazas de los actores armados. Las personas mayores recordaron que no era esta la primera vez que llegaban desplazados. Ya lo habían visto en los años cincuenta cuando la policía conservadora se enfrentó durante varios años con los grupos guerrilleros liberales; más tarde, en 1964, por la posesión de un globo inmenso de tierra conocido con el nombre de terrenos de Uré que terminó siendo declarado baldío por el gobierno nacional después de muertes y persecuciones y últimamente por los despojos y presiones de venta de predios que se desataron una vez los interesados estuvieron seguros que las exploraciones en Cerro Matoso comenzarían de verdad. Los primeros afloramientos fueron descubiertos en 1956 en este cerro situado a 22 kilómetros de la cabecera de Montelíbano y la planta de procesamiento de ferroníquel la inauguró en 1982 el entonces presidente Julio César Turbay Ayala. En estos tres casos hubo desplazamientos masivos.

La llegada En realidad el desplazamiento comenzó en 1997. La primera fase fue la salida de veredas y sitios de fincas a los pueblos cercanos como Juan José, Tierradentro y La Rica. En estos

♣ Presidentes de las Asociaciones de desplazados del San Jorge y La Rica, respectivamente.

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lugares permanecimos un tiempo a la espera del retorno pero en vista que el problema creció y extendió no tuvimos otro remedio que principiar la segunda fase que nos llevaría a las cabeceras de Montelíbano, Puerto Libertador, Planeta Rica, Sahagún y San Marcos. Los que nos quedamos en Montelíbano buscamos de inmediato a amigos y familiares en los asentamientos del sur de la población: la invasión 27 de Julio, San Jorge, Nuevo Horizonte y Villa Hermosa. Aquí nos instalamos a la espera de cualquiera de estas dos posibilidades. Una, regresar a los lugares de origen una vez disminuyera la intensidad del conflicto; la docena de amigos que lo hicieron no regresaron para contarlo, los mataron. Dos, tomar conciencia que la permanencia en estos sitios sería larga o definitiva y como tal debíamos prepararnos.

La organización Muchos sentíamos pena o vergüenza con nuestros anfitriones por la carga e incomodidad que representábamos. Algunos, los que tenían con qué, arrendaron casas o cuartos y todos prácticamente, hombres y mujeres adultas, nos decidimos a buscar trabajo en lo que apareciera. Al poco tiempo se nos planteó el dilema: mantenernos dispersos, cada uno buscando por su lado o agruparnos y velar por la suerte del grupo. Resolvimos hacer esto último. El primer paso que dimos fue la creación de la organización denominada Asociación de desplazados del San Jorge (ASOPLAS), legalizada en noviembre del año 2000. Sus objetivos son los siguientes: El general es formar un grupo de trabajo comunitario, participativo, democrático y responsable en sus deberes con miras a manejar recursos y obtener beneficios para el bienestar de los asociados integrantes. Y los específicos a. Dignificar el trabajo de los asociados y propender por su ética. b. Capacitar a sus afiliados c. Velar por el bienestar integral de sus socios y familiares. d. Adquisición de tierras para trabajar. e. Obtener la protección del Estado colombiano para hacer efectivas las ayudas a que tenemos derecho. f. Involucrar a entidades privadas para adquirir apoyo en los programas de mejoramiento de vivienda de interés social, alimento, salud y demás. g. Proteger y fomentar los recursos ecológicos del municipio a través de un comité especial asesorado técnicamente para tales efectos. Con esta organización nos dimos cuenta con más precisión que los desplazamientos no cesaban, todos los días recibíamos o nos informaban de gente nueva que llegaba, no sólo de los mismos lugares de donde salimos nosotros, sino que ahora lo hacían también de la Caucana, Puerto López, Zaragoza, Cuturú y Puerto Clavel del noreste antioqueño.

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Y terminó sucediendo lo que habíamos previsto: la organización fue desbordada por el alto número de afiliados y solicitantes. Hubo, pues, necesidad de crear otra organización. Así, por esta razón, nació la Asociación de desplazados de La Rica (ASDER) en el mes de abril del 2001. En la actualidad ASOPLAS cuenta con 258 afiliados y ASDER con 232. El número de desplazados no afiliados es similar al número de los que están en ambas asociaciones.

Censo de población Cuando la fundación de carácter humanitaria Acción Contra el Hambre (ACH) nos planteó la idea de realizar un censo para conocer el número de las familias desplazadas, estuvimos de acuerdo y colaboramos. Según este trabajo encontramos 248 familias desplazadas con 1.310 personas en 24 asentamientos de la población. El promedio por familia es de 5.2 personas y el número de hijos por familia es de 3.2. Por grupos de edades encontramos: menores de 5 años, 260; entre 6 y 15, 410; entre 16 y 18, 93; entre 19 y 30, 240; entre 31 y 50, 218; mayores de 50, 89. Los asentamientos que más albergan desplazados son el 27 de Julio, Villa Hermosa, San Jorge, Nuevo Horizonte, Musa Nader y Cancún, entre otros. Y los lugares de procedencia que más aportaron población desplazada son Juan José, La Rica, Tierradentro, San Ciprían, San Antonio, Bijagual y Bagre, entre otros. La encuesta nos reveló además que el 62.5% de las personas con edad de trabajar se encuentran sin empleo, el 38.1% tiene empleo esporádico y el 92.19% de los que trabajan devengan un sueldo inferior al salario mínimo. Vale la pena señalar que el 84.38% de los cambuches no posee área para la preparación de alimentos.

Asentamiento El Porvenir Desde antes de legalizar a ASOPLAS ya veníamos presionando ante la alcaldía y los organismos oficiales por el cumplimiento de las responsabilidades que tienen con nosotros los desplazados. Solicitábamos especialmente vivienda, tierra, salud, educación y programas productivos. Al mismo tiempo gestionábamos ayuda de la Cruz Roja, las iglesias y las ONG de Córdoba y el extranjero. En esta tarea nos encontramos con otros pobres que también pedían de lo mismo, sobre todo vivienda y trabajo. Fue tal la presión y la proximidad de las elecciones en octubre del 2000 que el señor alcalde de Montelíbano, Juan Carlos Marchena, compró diez hectáreas de un potrero situado a tres kilómetros del perímetro urbano por la vía que conduce a la vereda Pueblo Vieja y a la granja de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA) para

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repartirlo entre los dos grupos, el de los desplazados y el llamado de los vulnerables o destechados que estaban en la pobreza absoluta. Sacaron 1.300 lotes de 84 metros cuadrados cada uno (7 x 12). El día 6 de octubre del 2000 entregaron los lotes a los que se comprometieron a votar por los concejales que hicieron la repartición. A nosotros nos tocaron 200 y después 37 más que salieron favorecidos de las 496 casas que el Inurbe (organismo encargado de otorgar subsidios para construcción de vivienda de interés social) construyó a los vulnerables. Nos entregaron el potrero solo, sin ningún servicio. Sabíamos que el basurero municipal queda a un kilómetro de distancia pero no pensamos que a toda hora iríamos a tener las moscas y los malos olores impidiéndonos descansar con tranquilidad. Y cuando llegaron las lluvias descubrimos que una parte es tierra baja, inundable, lo que ocasiona malestar y enfermedades. Ya en los 84 metros cuadrados que nos tocó, empezamos a montar los cambuches con material que recogíamos o comprábamos: latas, cartón, plástico, zinc y varillas. Por fortuna hay agua subterránea, en algunos casos la encontramos a metro y medio de profundidad y la mayoría ha hecho especie de pozos artesianos para extraerla. Esta agua la utilizamos para tomar, asearnos, hacer comidas y lavar. Pero hay algo que nos preocupa: en el poco espacio que poseemos también hemos tenido que hacer unos remedos de pozo séptico, es decir, huecos tapados con plástico y tablas donde depositamos los orines y excrementos de la familia. El resultado es que el agua está contaminada por la presencia de coliformes fecales o excrementos como ya lo han dado a conocer los análisis que le han hecho. Sólo un 5% de las familias tienen letrina y la mitad no tienen siquiera el hueco. Escuelas no tenemos, la más cercana está a dos kilómetros y las de la cabecera a tres. Hay, sí, una carpa móvil donde recibimos atención médica, fue montada por UNICEF en coordinación con la alcaldía y la Diócesis. Aquí llega un médico cada dos o tres días, suerte que también nos atienden en el puesto de salud de la invasión 27 de Julio y en el propio hospital. Energía eléctrica tenemos porque nos pegamos a los cables que pasan por el sitio. El transporte al pueblo lo hacemos en camperos viejos y destartalados (Nissan, Toyota, UAZ, Willy) y camionetas; el trayecto nos cuesta 600 pesos. Los oficios que más hemos aprendido son los de albañilería, ayudante de carpintería y los de ventas ambulantes (empanadas, petos, pasteles, loterías, chance y productos agropecuarios). Y esto es así porque el 90% de las personas mayores son campesinos. Hay mujeres dedicadas al lavado y planchado de ropa, servicio doméstico y fabricación de galletas, dulces o fritos. De los afiliados a las organizaciones de desplazados algunos participan en programas productivos patrocinados por la fundación Acción Contra el Hambre (ACH). Por ejemplo:

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5 cultivaron 2 hectáreas de arroz, 14 hicieron galpones para pollos, 12 trabajan con hortalizas, 11 con cría de cachamas y 5 con cerdos en una granja que tiene el municipio; además funcionan las ollas comunitaria. Los muchachos marchan a otros departamentos a raspar hoja de coca o a aventurar a lo que aparezca y la muchachas a los servicios domésticos. Por ahora la prostitución, delincuencia, droga, inseguridad y violencia intrafamiliar es poca; en cambio abundan los hombres y mujeres mal hablados y groseros.

Aspectos positivos y negativos La experiencia que hemos vivido hasta ahora presenta aspectos positivos y negativos. En los positivos señalamos: - Contar con lote y cambuche propio - Hacer y mantener las asociaciones - La ayuda recibida por parte de ACH, Cruz Roja Internacional, Instituto Colombiano de

Bienestar Familiar, Plan Mundial de Alimento, Alcaldía de Montelíbano, Diócesis y Red de Solidaridad Social.

- El trabajo en grupo en proyectos productivos y construcción del centro comunitario - Formación de tres ollas comunitarias - Capacitación por parte de ACH y Dansocial - Atención médica en la carpa móvil y el hospital - Mayor tranquilidad social - Fondo de solidaridad para atender calamidades domésticas y gestiones de las

organizaciones. En los negativos están: - De los 490 afiliados sólo 237 tienen lotes - Falta más interés por parte de la administración municipal - Faltan programas de generación de ingresos, escuela, letrinas, pozos sépticos,

acueducto y tierra para cultivar.

Aspiraciones Nosotros, los presidentes de las asociaciones, tenemos 60 y 35 años respectivamente. Nuestras aspiraciones inmediatas son: - Ambos y en general todos los que estamos aquí, queremos volver a los lugares de

donde nos sacaron y dedicarnos más de lleno a las labores que hacíamos. - Contar con tierra para trabajar y una vivienda digna

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- Que se hagan realidad los proyectos que tienen que ver con los talleres de carpintería, ebanistería, metalmecánica y bloquería, procesadora de yuca, cultivos de pancoger, hortalizas y frutas, cría de pollos, peces y especies menores.

Si esto no resulta, por mi edad me tocará buscar un puesto de celador con ayuda de cualquier grupo político. Bueno, yo tengo otra inquietud, distinta a la de Humberto: a nosotros nos dicen que esto de El Porvenir es un reasentamiento urbano pero no creo que sea así. Yo conozco la ley y los decretos que hablan de los reasentamientos y esto es otra cosa: es más bien un plan de vivienda electoral. ¿Tengo razón o no?.

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EN JUAN JOSE Y TIERRADENTRO TODO HA CAMBIADO

Por Jorge Guerra Vellojín♣

Una mirada atrás Juan José, hoy corregimiento de Puerto Libertador, es un pueblo centenario con una historia de violencia impresionante. Y de malas agrego yo porque en sus primeras décadas debió ser trasladado en dos oportunidades por las crecientes del río San Jorge. Juan José fue escenario principal durante la época de la violencia oficial a principios de la década de los cincuenta. Aquí, justamente, nació el legendario Julio Guerra, jefe de las guerrillas liberales del San Jorge. La aparición y desarrollo del Ejército Popular de Liberación (EPL) estuvo, desde un principio, vinculado estrechamente con el pueblo, a tal punto que cuando las negociaciones de paz con el gobierno y su desmovilización y desarme en su jurisdicción levantaron campamentos en 1991. Después del EPL llegaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y se posesionó del área pero tuvo una influencia corta porque en 1998 entraron formalmente las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) a disputar su dominio.

La presencia de actores armados El EPL dejó huellas profundas en la gente de Juan José por cuanto desde el principio las filas insurgentes se nutrieron de gente del lugar. Podemos decir que la mayoría de las familias del pueblo tenía algún pariente como combatiente, colaborador o auxiliar de la guerrilla. ♣ Responsable de Logística de ACH en el Alto San Jorge. Durante varios años estuvo vinculado al trabajo con desplazados en Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador.

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En 1997 las ACCU empezaron labores de inteligencia en Juan José y Tierradentro por ser poblaciones con gran influencia guerrillera y puntos clave para permanecer y avanzar. Al año siguiente entraron con base en toda la información recogida. Como era de esperar, hubo enfrentamientos en Río Sucio, El Diamante, Barranco Colorado, Yupecito, Yupegrande y desalojo y desplazamiento masivo en Barranco Colorado, Quebrada Honda, Yupecito, Yupegrande, Las Delicias, El Manso y Quebrada Arriba. Otro actor que también intervino y sigue interviniendo en el área es el narcotráfico. Según comentarios, desde principio de los noventa la guerrilla se ha beneficiado con el negocio de los cultivos ilícitos, sea comprándolos o cobrando impuestos. Algo similar han hecho las ACCU.

Los cambios sucedidos Aunque uno de los actores armados ha venido ganando mayor presencia e influencia lo cierto es que el territorio se mantiene en disputa, sujeto a incursiones de uno u otro actor, ocasionándoles vivir en zozobra permanente. En este corregimiento hay preocupación por el signo injustificado que le han dado de guerrilleros, ya que le han ocasionado innumerables perjuicios a su tranquilidad y seguridad. En la actualidad la población de Juan José no tiene acceso al servicio de atención en salud puesto que el centro no funciona desde hace seis meses por ausencia de médicos y enfermeras; hay cargos vacantes en el colegio de la localidad y prácticamente no hay inversiones ni ejecuciones de proyectos y obras. Tal vez esto explica que la población haya disminuido de 2.000 habitantes en 1998 a 1.200 en el 2001. Abundan las casas abandonadas y de las antiguas familias quedan muy pocas. La inmensa mayoría es gente nueva que conocen y aceptan las nuevas reglas del juego que impone la violencia. Tierradentro, en cambio, aumentó su población de 1.500 habitantes que tenían en 1998 a 4.000 en el 2001. La producción campesina (productos de pancoger, animales; hortalizas y frutas) ha rebajado considerablemente. Lo contrario ha sucedido con las tiendas y graneros de abarrotes e insumos para los cultivos ilícitos, bares, residencias, casas de citas, billares y discotecas. La gente que ha llegado en los últimos tiempos procede de Caucasia, El Bagre, Nechí y Apartadó en Antioquia y Montelíbano y Ayapel en Córdoba. Y la mayoría de las mujeres que atienden los lugares de diversión las traen de distintas partes de Antioquia.

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La situación de los jóvenes

Antes, la mayoría de los jóvenes de estos pueblos no terminaban los estudios básicos y se quedaban dedicados a la producción campesina en tierras de los padres, al jornaleo o abrir parcelas en algún lugar del Parque Nacional Natural Paramillo. Eran humildes, tímidos, serviciales, de buen trato con la gente, respetuosos con los mayores, sinceros y nobles. Una parte de los jóvenes ingresaba a las filas de la guerrilla. Ahora, con la influencia de los actores armados y el narcotráfico la situación de los jóvenes es otra: casi han abandonado del todo la producción campesina y la mitad de ellos están dedicados al raspado de la hoja de coca y el traslado de insumos a distintos laboratorios en la zona del Parque que les proporciona mucha más ganancia que los cultivos de pancoger tradicionales. El cambio en su comportamiento y personalidad ha sido grande: son recelosos, con amistades más restringidas, menos creyentes de las religiones y con variaciones en las formas de vestir y hablar. Con dinero en los bolsillos y armas en el cinto se sienten con poder, imponentes, dispuestos a imponer su voluntad. Una parte de los jóvenes ingresan más a las ACCU que a la guerrilla. Mientras esto sucede con un buen porcentaje de jóvenes otros siguen estudiando y trabajando en labores campesinas tradicionales pero siempre asediados por estos actores. Al mismo tiempo los jóvenes de las familias desplazadas tratan de reagruparse e intentar vivir en las reubicaciones rurales de La Lucha y La Dorada en Montelíbano o en los asentamientos urbanos de Puerto Libertador y el mismo Montelíbano pero en unas condiciones tan difíciles que nadie es capaz de asegurar que será de ellos en los próximos años. De esta situación me quedan muchas dudas: ¿cuándo disminuirá o terminará el desplazamiento por violencia?. El desplazamiento hay que verlo como una realidad social y política pero también como un negocio para mucha gente. ¿Por qué el desinterés de la mayoría de las autoridades y de la población en general?. ¿Por qué las ONG siguen sustituyendo al Estado? ¿Quién y por qué acostumbraron a las administraciones municipales a dejar gran parte de su responsabilidad en manos de las ONG?. ¿Qué va a pasar con las administraciones municipales donde hay control de las ACCU?.

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OBSERVACIONES SOBRE MI EXPERIENCIA EN TIERRADENTRO

Por Martín Hoyos Barón*

Me quiero referir a lo que recuerdo de mi experiencia en Tierradentro, corregimiento de Montelíbano. Era el año de 1999. En el mes de marzo aparecieron los desplazados de las veredas Yupegrande, Llanos del Tigre y Barrancón. En el mes de junio les tocó el turno a otros, a los de Yupecito, Santa Isabel, Santa Cruz, Jardín, El Anzuelo, La Gloria, Zancón, Venado, Cascajal y La Bonita. Hubo más por supuesto pero las he olvidado en el momento. En esta época, antes de los desplazamientos, Tierradentro tenía unos 2.300 habitantes aproximadamente. Había un puesto de salud con un médico que llegaba de Montelíbano de vez en cuando. Los fines de semana eran de mucho movimiento porque los pobladores de los alrededores y sitios alejados llegaban en distintos medios de transporte a comprar, vender e intercambiar productos, animales y mercancías de toda clase. Claro que no todo era de carácter económico, aprovechaban para visitar familiares, hacer diligencias en las iglesias, tomar unos tragos y consumir refrescos fríos y panes dulces. Aunque pobre y sencillo, se notaba alegría en días como estos. Desde el aire recuerdo que Tierradentro era un punto donde termina una carretera destapada y empieza la montaña del Parque Nacional Natural Paramillo. Como les decía al principio, con la llegada de tantos desplazados la población se duplicó en cuestión de meses. La presión fue en todos los sentidos: educación, salud, servicios, trabajo. La preocupación era notoria en todos, la gente demandaba respuesta y orientación urgente. * Enfermero. Vinculado a la labor humanitaria a través de organizaciones internacionales para la atención de desplazados.

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La incertidumbre se hizo dueña del pueblo.

Mis observaciones Aquí es donde observo varias cosas que me llaman la atención: • La solidaridad de la población. En la cabecera se supo con horas de anticipación que

las familias habían salido de las veredas y se dirigían al pueblo.

Espontáneamente empezó la preparación para recibirlos: albergues, alimentación, drogas y ropa. Sin ninguna discriminación todo el pueblo participó: comerciantes, iglesias, docentes, estudiantes, empleados, amigos y familiares. Cuando arribaron las expectativas se confundieron con el cansancio, el sudor, las lagrimas y la desesperación. Esto que vi me conmovió y sobrecogió muchísimo. Entendí que la solidaridad es respaldo, apoyo, compartir... justo lo que necesitaban los desplazados para hacer más llevadera su triste situación. En este momento la solidaridad fue mayor que la angustia y la desesperanza. Y esto, no cabe duda, le dio confianza y energía a unos y otros.

• El dilema desplazados – pobres de comunidades receptoras. Sucede cuando llegan

numerosos desplazados a comunidades pequeñas y hay que entregar ayudas destinadas generalmente a los primeros. Este hecho no ha recibido la atención que se merece a pesar de conocidas manifestaciones de rechazo, inconformidad y desconfianza que causa en comunidades receptoras, tal vez en iguales o peores condiciones que los recién llegados, y por tanto merecedoras también de recibir las ayudas. Es indispensable analizar cada caso en particular y manejarlo de tal forma que no perjudique las buenas relaciones que deben existir entre los pobladores que llegan y los que los reciben.

• Las ayudas y atenciones oportunas. Cuando estas se ofrecen en los momentos y sitios

apropiados le evita a la gente tener que salir a buscarlas a lugares más lejos, lo que les ocasionaría a los desplazados y responsables de resolver estos problemas más dificultades e inconvenientes.

Las ONG y las oficinas del gobierno deben estar al tanto de los riesgos de desplazamientos de algunas poblaciones y tener listos planes de emergencia con la logística indispensable para ejecutarlos oportunamente.

• La permanencia cerca de los lugares de expulsión. Cuando hay la oportunidad de que

los desplazados permanezcan cerca de los lugares donde fueron expulsados, hay que aprovecharla al máximo y brindarles la colaboración que sea del caso.

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Mantenerlos cerca de sus habituales sitios de vida y trabajo, les ahorra desarraigos y mayores dificultades.

• La identidad y ubicación de los desplazados. Por lo general cuando hay desplazamiento

en zonas conocidas un número apreciable de desplazados se diluye en las familias de amigos y familiares, desapareciendo de los albergues, de las listas de beneficiarios y hasta de los registros de la Red de Solidaridad Social.

Igual hecho sucede con desplazados de lugares lejanos. Muchos se vuelven invisibles, anónimos, en los asentamientos marginales por desconocimiento, temor o apatía a los trámites oficiales. En ambos casos, en los registros gubernamentales no están todos los que son ni son todos los que están.

• La transparencia de la ayuda humanitaria. Está dicho pero es bueno recordarlo: la

ayuda humanitaria debe ser, además de oportuna y eficiente, imparcial y limpia; no debe dar lugar a dudas de ninguna clase por parte de personas, instituciones y grupos armados.

Cualquier indisposición o mala información pone en peligro no sólo la ayuda sino la población a la que está destinada.

• La coordinación gobierno–ONG–comunidades. La coordinación en Tierradentro

funcionó, aunque no en un 100%, se pudo prestar un buen servicio. Por primera vez me di cuenta que las labores las realizaron con fluidez, sin interrupciones, zancadillas y recelos. Nadie se pisó las mangueras. Más bien hubo colaboración mutua. Hoy es casi una obligación ética coordinar los esfuerzos para hacer una mejor labor.

• Los efectos sicosociales del desplazamiento. Con el paso de los días observé que

muchos hombres adultos no ocultaban la tristeza, el desgano y la pasividad (pereza dijeron algunos), acompañadas de pesadillas, falta de sueño y dolores del cuerpo.

Es decir, a las patologías comunes de la zona: paludismo, infecciones respiratorias agudas, parasitosis y diarrea, se le agregaba las de tipo sicológico. Pero los afectados no saben ni hay quien les explique que necesitan otro tipo de tratamiento. Me dio la impresión que los hombres resienten más el choque que las mujeres, tal vez porque sienten el alejamiento de la tierra y el trabajo. En cambio ellas, familiarizadas con el hogar y los hijos, se observan más fuertes en las adversidades del cambio. No puedo ocultar mi profundo temor por los adolescentes y jóvenes de ambos sexos. Sin la fortaleza de la experiencia, el estudio y la orientación adecuada, expuestos como están a las exigencias de tener que trabajar y los riesgos de la sexualidad, la droga, el

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alcoholismo y la presión de los actores armados, deben ser sujetos de atención integral inmediata. Mi preocupación es justamente porque no conozco planes ni programas para jóvenes y adolescentes en estas condiciones. Se que hay programas de salud y alimentación para niños, mujeres cabezas de hogar y ancianos pero para los muchachos y muchachas ¿qué hay?. Creo, para terminar, que la atención en salud mental es prioritaria aunque no sea considerada aspecto de emergencia. Si no se atiende con prontitud el deterioro sicosocial de estas familias y comunidades la situación se agravará ostensiblemente. En Colombia desde que se inició el fenómeno del desplazamiento masivo se ha avanzado en lo legislativo, es decir, existen abundantes leyes que de cumplirse serían muy útiles en la atención de las necesidades de salud de los desplazados. La realidad es que no se cumplen por desconocimiento, falta de claridad de algunos funcionarios o por la crisis que enfrentan las instituciones debido a las falencias que presenta el nuevo Sistema nacional de salud colombiano, que más parece diseñado para un país que ya no existe o que tal vez nunca existió.

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COLONIZACIÓN, DESPLAZAMIENTO Y PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA

Por José Galeano Sánchez*

El caso del Nudo del Paramillo en el departamento de Córdoba En los últimos cinco años del milenio pasado los cordobeses vimos impotentes cómo el remolino de la violencia era conducido por los vientos de la guerra hacia la parte sur del departamento y ubicó el epicentro en el Nudo del Paramillo. Las consecuencias sociales del conflicto han llamado la atención del periodismo, organizaciones de ayuda humanitaria, algunos académicos y analistas políticos, sin embargo, los impactos ambientales poco se han tenido en cuenta. Recurriendo a la historia reciente encontramos que durante el período colonial, desde finales del siglo XVI hasta la segunda mitad del siglo XIX, las tierras montañosas del sur de Córdoba sirvieron de refugio a reductos de las etnias Zenú que se asentaron en la quebrada Nain en el alto Sinú y a negros fugados de las minas de oro del bajo Cauca antioqueño que fundaron los palenques de Cintura y Carate en las ciénagas del mismo nombre en el bajo San Jorge y a Uré en la parte alta. Vecino a Uré, los indígenas Embera Katíos procedentes del Chocó, fundaron el pueblo de San Cipriano situado donde la quebrada con este nombre desemboca en el río San Jorge. Estos grupos desarrollaron economías basados en la extracción de oro y maderas, la caza de animales y agricultura en pequeña escala, dado lo inhóspito del terreno y los débiles vínculos con la sociedad colonial. A pesar de estas dificultades vivieron en armonía con el paisaje natural. A finales del siglo XIX la denominada fiebre de la raicilla recorrió la zona. Se trataba de campesinos que buscaban la planta llamada raicilla o ipecacuana cuyas raíces contenían propiedades medicinales requeridas en Europa y Estados Unidos. También recolectaban * Investigador social. Fundación del Sinú. Miembro directivo de la Unidad Sabanagrande y del Caribe de la Corporación Ecofondo.

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semillas del árbol llamado tagua y resina de los árboles caucho y canime. Estas incursiones recolectoras mantuvieron la estructura y funcionamiento del bosque. Después vino la oleada de la extracción maderera; para el caso del Caribe colombiano esta actividad fue ejercida por compañías extranjeras para abastecer los mercados de Estados Unidos y Europa. La llevaron a cabo en dos períodos: el primero entre 1883 y 1915. En este último año el estallido de la primera guerra mundial paralizó las exportaciones de madera. Después de un receso la compañía maderera D. Emery Company de Boston, Estados Unidos, la que más extrajo maderas de esta región, abrió un segundo período de exportaciones entre 1926 y 1942. En este período cayeron las selvas de las serranías de Las Palomas en la margen izquierda del río Sinú, la de los ríos Mulatos y San Juan, las aledañas al golfo de Urabá y las de la parte alta de los ríos Sinú y San Jorge.

Las colonizaciones

Las colonizaciones se dieron en distintos momentos y por razones diferentes. Las principales fueron las siguientes: • La colonización más antigua de los antioqueños entró por el San Jorge y tuvo como

factores estimulantes la búsqueda de oro con base en mapas e información de las autoridades coloniales que mandaban a guaqueros aventureros a internarse montaña adentro con la esperanza de ubicar minas del codiciado metal.

• Las guerras civiles trajeron a militares antioqueños a los campos de batalla del Caribe

colombiano, muchos de los cuales se quedaron como colonos y otros regresaron interesados en las haciendas ganaderas.

• La colonia penal de Antadó, ubicada en el municipio antioqueño de Ituango a orillas

del río San Jorge, en tierras pertenecientes en el día de hoy al Parque Nacional Natural Paramillo (PNNP) fue construida para presos de alta peligrosidad y funcionó desde 1920 hasta 1950. La colonia se convirtió en aportante de colonizadores antioqueños de las cuencas altas de los ríos San Jorge y Sinú.

Para esta época ya no estaban los indígenas Zenúes asentados en la quebrada Nain y las montañas aledañas al palenque de Uré en el alto San Jorge sufrían los efectos de la colonización agrícola. La mezcla colonizadora a mediados del siglo XX en las tierras que hoy corresponden al PNNP estaba formada por los indígenas Embera y colonos costeños y antioqueños. En el Sinú surgieron centros madereros y agrícolas como Tierralta, fundado por don Santiago Canabal en 1909 y Tucurá, fundada por colonizadores costeños, 100 kilómetros río arriba de Tierralta. Tucurá sirvió como centro de acopio de las madera extraídas de las amplías llanuras del río Manso, uno de los afluentes del Sinú en su parte alta.

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Esta oleada afectó profundamente al bosque primario, con ello la estructura del paisaje natural y abonó el terreno al siguiente paso:

La oleada ganadera Según el antropólogo Miguel Campos*, estudioso del tema, las primeras haciendas ganaderas en las llanuras del Manso, surgieron en la década de los 40 en forma simultánea con la de las vegas del río San Jorge al suroriente del hoy departamento de Córdoba. En ambos casos los comerciantes de ganado del mercado de Medellín tenían la oportunidad de acortar el trayecto para el abastecimiento que venían haciendo desde tierras más lejanas como la depresión Momposina y las sabanas que hoy se encuentran en los departamentos de Bolívar, Sucre y Córdoba. Con la actividad ganadera llegó la colonización costeña a las tierras que hoy pertenecen al PNNP. Así empezó el proceso que trajo consigo la reducción de la cobertura boscosa del Parque

Las guerras Con esta mezcla colonizadora (indios, negros, antioqueños y costeños) estaban las tierras montañosas del PNNP en la década de los 50 cuando fue estremecido por la oleada violenta que recorrió todo el país con la confrontación de los partidos liberal y conservador. Sus consecuencias aún no han sido evaluadas con suficiencia. Lo que sí sabemos con exactitud es que de ahí en adelante las selvas del alto Sinú y San Jorge se han convertido en escenarios de guerra en donde fuerzas externas llegan, se instalan, desalojan a los colonizadores y moradores anteriores y hacen su propio repoblamiento. Así ocurrió en 1967 cuando el Ejército Popular de Liberación (EPL) escogió las montañas del Nudo del Paramillo como epicentro de sus actividades armadas, desalojando a los hacendados de las vegas del río Manso. Estas tierras fueron dominadas por completo por este grupo armado que conformó haciendas para la seba del ganado que sustraían de otras zonas. Uno de los factores que hacen estratégica la zona del PNNP es la vecindad con el Urabá y el canal interoceánico por el istmo de Panamá. Por esta vecindad con el Urabá la colonización más reciente de los antioqueños provino de esa zona, poblando el asentamiento de Saiza, ubicado dentro de los terrenos del Parque. Como quiera que desde la instalación del EPL en el área se convirtió en un factor de presión para la zona bananera, durante la década de los años 70 surgió en Saiza una junta * Intervención hecha en la mesa de trabajo ambiental convocada por el Nodo de Córdoba de la Corporación Ecofondo en la sede del Taller Prodesal. Montería, febrero del 2002.

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encargada de contener la presión de la guerrilla sobre la zona bananera5. Esta junta se convirtió en el primer antecedente de la aparición de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) que aparecieron en la segunda mitad de la década de los 80.

La creación del PNNP

Por acuerdo número 24 de mayo de 1977 el Instituto Nacional de los Recursos Naturales (INDERENA) creó el PNNP, con una extensión de 460.000 hectáreas. De las cuales 300 están ubicadas en el departamento de Córdoba en los municipios de Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador y 160.000 en el departamento de Antioquia6. Creado el PNNP el Ejército Nacional desalojó los colonos y adelantó una campaña de cerco y aniquilamiento contra la guerrilla del EPL. Uno de los resultados obtenidos fue la desocupación de colonos pero, una vez retirado el Ejército, empezaron a regresar. Al finalizar la década del 80 la Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica (Corelca) calculó en 14.236 personas7 la población residente en el PNNP. Los Emberas y Zenúes tienen dos resguardos en el área del PNNP: el Cañaveral en el alto San Jorge con 2.815 hectáreas y el Karagabí-Iwagadó en el alto Sinú con 103.517 hectáreas. En el área del PNNP había una población perteneciente a la etnia Zenú que estaba dispersa en distintas poblaciones. Por los conflictos sociales varias familias fueron reubicadas en 948 hectáreas adquiridas por el Incora en el año 20008 en los municipios de Puerto Libertador y Montelíbano. Una de las características de las poblaciones del PNNP es que donde habitan indígenas hay vegetación; donde habitan los colonos costeños la vegetación es dispersa o ralita y donde habita el colono antioqueño el paisaje es completamente deforestado9. En cuanto a los entornos, el colono antioqueño prefirió las tierras altas, propias de los ecosistemas de laderas; el costeño lo hizo en los ecosistemas de llanuras y en las orillas de ríos y quebradas y los indígenas, presionados por los colonos, se han visto obligados a ocupar cualquier ecosistema hasta llegar al límite de las tierras habitables

La actualidad

5 Campos 6 Parque Nacional Natural de Paramillo. Revista En busca del desarrollo, pág 17. Víctor Negrete B. Editor. Montería, 1992. 7 Ibid, pág 34 8 Centro de Estudios Sociales y Políticos de la Corporación Universitaria del Sinú y otros. Desarrollo agropecuario y reforma agraria. Montería, 2000. 9 Campos

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Según Miguel Campos, en estos momentos el Parque está desocupado de colonos e indígenas. Quedan cinco o seis familias conformadas por viudas desprotegidas que, por su situación, no han podido salir. Debido a la intensidad que ha alcanzado el conflicto armado en el PNNP han quedado en el territorio tres ejércitos: el de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y el de la Brigada XI con sede en Montería que mantiene una fuerza de 4.000 hombres.

Y la parte ambiental... ¿qué? La deforestación indiscriminada, las prácticas inadecuadas en la actividad agrícola como las quemas y la potrerización de la selva y el conflicto armado son los factores históricos que más han influido en el deterioro de la biodiversidad del Parque. Para los estudiosos del tema, en la década de los 80 otro factor sirvió de acelerador de este proceso. En efecto, en 1984 las FARC, introdujeron las semillas para los primeros cultivos de coca sembrados en el piedemonte y de aquí se han ido extendiendo hasta llegar a las orillas de ríos y quebradas. Los cultivos ilícitos han ocasionado la deforestación en sitios donde no había llegado antes. El bosque primario escasea cada vez más. Los herbicidas y plaguicidas que se usan en el cultivo de la coca matan la meso (lombriz de tierra, escarabajos) y microfauna (bacterias, hongos), contaminan las aguas que fluyen río abajo y junto con la deforestación dañan la estructura de los suelos acelerando los procesos erosivos en los ecosistemas de laderas. Todo lo anterior ha traído un enorme deterioro de la biodiversidad, sobre todo en los nacederos de las fuentes de aguas. Para entender la complejidad del conflicto recordemos que en 1991 se desmovilizó el EPL, siendo ocupadas sus zonas de influencias por las FARC a partir de 1994 y que en la segunda mitad de la década del 90 se establecieron en el PNNP las ACCU. Estos dos actores han polarizado y profundizado la lucha armada en el territorio hasta el punto de mantener la presencia de la fuerza pública y la salida de los colonos. Está en disputa el control del PNNP y la zona del Urabá por su carácter de zona geográfica de importancia geopolítica y la producción de cultivos ilícitos. Lo que no sabemos es el daño ambiental que nos ocasionará esta disputa

Los inventarios de flora y fauna

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Gloria Fernández es una zootecnista que desde hace cuatro años dirige un zoocriadero de guartinajas con 150 ejemplares, cercano al sitio de los reasentamientos de colonos, ubicados aguas abajo de la represa de Urrá en cercanías a la antigua hacienda Pasacaballo. Es la única experiencia conocida en la zona de preservación de fauna silvestre. Existe también un arboreto (sitio de preservación de flora silvestre) con una extensión de 6 hectáreas donde están sembradas 1.800 plantas del bosque nativo del alto Sinú. Está localizado en cercanías al zoocriadero cercano a la cabecera municipal de Tierralta. Según Gloria este arboreto puede convertirse en un jardín Botánico con una reclasificación de las plantas. Según ella es necesario adelantar un inventario de fauna y flora que permita tener una visión global de la realidad del Parque. Hoy en día la cacería de fauna silvestre está prohibida y en las zonas de amortiguamiento ya no existen estas especies. Por esta razón los cazadores penetran al PNNP a sustraer animales que luego venden en los mercados clandestinos de fauna silvestre. Allí comercializan ejemplares de pericos ligeros, loros, guacamayas, venados y guartinajas, entre otras. En las zonas de amortiguamiento hay personas que viven de esta actividad y se sabe de la existencia de un cartel bien organizado que comercializa la fauna silvestre en todo el continente suramericano, desde la Guajira hasta Argentina.

¿Y los desplazados? En Córdoba hay 16.287 familias desplazadas con un total de 83.296 personas. En los tres municipios del sur de Córdoba que tienen terrenos en el PNNP (Puerto Libertador, Montelíbano, Tierralta) y Montería está concentrada el 77.9% de las familias o el 84% de las personas (Negrete, 2002) mientras en los restantes, según la Red de Solidaridad Social, está localizado el resto. Ahora que los colonos con sus economías campesinas y extractivas han sido expulsados por el conflicto armado de las tierras montañosas del PNNP, cabe la pregunta ¿por qué nuestros colonos han vivido un proceso continuo de expansión de la frontera agropecuaria a costa de la selva tropical? El investigador social Orlando Fals Borda en su libro Capitalismo, hacienda y poblamiento en la Costa Atlántica plantea tres elementos que sirven para evaluar el carácter inadecuado y nocivo de formas productivas usadas tradicionalmente. En lo que él llama el primer paso de la colonización, el campesino tumba la selva, quema el monte y hace dos ó tres cosechas. De aquí para adelante las condiciones de producción se hacen más difíciles por el empobrecimiento de los suelos y aumento de los costos.

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Generalmente este paso lo hace solo, en lugares apartados de los centros urbanos sin ayuda del Estado o de la empresa privada. En el segundo paso el campesino vende las mejoras a los interesado en implantar la actividad ganadera, ya que las gramíneas que le sirven de alimento al ganado son más agresivas, resistentes y se adaptan a los deterioros del suelo, causados en el paso anterior. En el tercer paso el colono sigue monte adentro y abre otro claro. Y así sucesivamente. De esta forma se ha acabado con la selva desde el golfo de Morrosquillo hasta el de Urabá. Los colonos, sin territorio ni trabajo, regresan a sus pueblos de origen como desplazados por la violencia. Como el departamento de Córdoba ha sido un gran receptor de desplazados bien vale la pena discutir dos temas: 1. La óptica con la cual el gobierno nacional ha concebido la política para la conservación

de los parques naturales. Según la legislación vigente ninguna persona puede habitar en estas zonas de conservación.

Esta concepción ha permitido canalizar los flujos de inversión del capital internacional y del presupuesto nacional para la conservación de zonas deshabitadas, olvidándose de hacer gestión ambiental en las zonas de amortiguamiento, amenazadas por la presencia de población campesina empobrecida que seguirá deteriorándola y después, cuando las condiciones lo permitan, penetrarán de nuevo a las áreas protegidas. En la búsqueda de flexibilizar la legislación vigente los indígenas Embera del alto Sinú llevan casi tres años discutiendo con la Unidad de Parques Nacionales una reglamentación para el manejo de los dos resguardo que tienen en el alto Sinú y San Jorge, deshabitados en la actualidad. Ojalá que este ejercicio arroje luces para construir una política de conservación con participación comunitaria, acercándonos de paso a otros conceptos, como el de la Unidad de Paisajes que ha venido impulsando el Instituto Geográfico Agustín Codazzi para la construcción de los Planes de Ordenamiento Territorial con una visión integral que concibe a la especie humana como integrante del paisaje natural. 2. Deben cuestionarse las alternativas productivas que se proponen a la población

desplazada ya que ellos, en su retorno, encuentran una naturaleza destrozada y una agricultura en crisis.

Según el Incora en los últimos años se han adquirido aproximadamente 4.000 hectáreas para ubicar 358 familias desplazadas con un valor de diez mil millones de pesos aproximadamente10. 10 El Meridiano de Córdoba. Montería, diciembre 16/01, pág 4A

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La experiencia que hay en el Incora tanto en la ubicación de los guerrilleros desmovilizados del EPL como de población desplazada es que en algunos casos ha comprado fincas cuyos terrenos están muy cansados, como la finca Rusia en el municipio de Valencia, El Quindío en el corregimiento de Nueva Lucía, municipio de Montería y La Lucha en el corregimiento de Uré, municipio de Montelíbano. Estos terrenos pueden recuperar niveles sostenibles de productividad para lo cual se requiere de un tiempo mínimo de unos cinco años haciendo reconversión productiva con los principios de la agricultura ecológica. Pero ¿qué estamos viendo en los acompañamientos a las reubicaciones de población desplazadas? En aquellas experiencias en donde hay procesos de reconversión de sistemas agrícolas es porque algunas ONG las vienen realizando por cuenta propia. Hay fundaciones de ayuda humanitaria que atienden la parte productiva con el mismo esquema de la revolución verde: usando maquinaria agrícola con arado tradicional que han compactado los suelos del trópico y acabado con su capa vegetal; usando agroquímicos que empobrecen los suelos y contaminan las fuentes de agua. Este sistema simplifica al máximo la biodiversidad, implantando una sola variedad de cultivo. Según la gobernación de Córdoba la producción agrícola del año 2001 tuvo una caída de 2.4% del producto interno bruto. Lo más grave de la situación es que pensamos en seguir produciendo bajo el esquema de la revolución verde y el estudio e implementación de los principios de la agricultura sostenible no se vislumbran para un diseño de la política estatal. Por ahora quienes sienten la necesidad de la agricultura ecológica deben impulsar la gestión ambiental para lograr la restauración de la llamada biodiversidad funcional, o sea, aquel mínimo del paisaje natural necesario para suministrar los servicios ambientales que requiere la actividad agrícola. Hay que seguir alentando el aumento en la productividad en los predios mediante la diversificación de actividades productivas, la reforestación para la habilitación productiva de suelos degradados y la promoción de la producción limpia. Afortunadamente en los últimos años a nivel escolar han tomado fuerza las granjas experimentales, como la de El Pindo en Tierralta, la de Punta Verde en Planeta Rica, la del colegio San Bernardo en Montelíbano y la Santa Teresita en el corregimiento de Juan José, municipio de Puerto Libertador. Son como rayos de luces que asoman en el panorama a ver si las nuevas generaciones logran la sostenibilidad productiva y conservan las zonas protectoras de la biodiversidad natural.

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CARACTERÍSTICAS DEL DESPLAZAMIENTO POR VIOLENCIA EN EL PARQUE NACIONAL NATURAL

PARAMILLO

Por Parque Nacional Natural Paramillo, sede Tierralta

Los habitantes del Parque La composición étnica y cultural de la población del Parque Nacional Natural Paramillo (PNNP) es bastante heterogénea. No existe un grupo humano característico de toda el área, se distinguen cuatro grupos que habitan esta extensa área e interactúan en diferentes niveles: - Cultura Sinuana - Cultura Antioqueña - Cultura Embera Katio - Cultura Zenú No obstante, la diferencia cultural de los grupos que habitan en el Parque, las comunidades de colonos coinciden en cuanto a la comprensión del territorio como un lugar en el cual están construyendo una manera de vivir, las raíces que los unen a él son profundas, en su memoria están presente las generaciones que las han precedido. El arraigo de los colonos es más fuerte que la ausencia de cualquier tipo de atención institucional gubernamental y no gubernamental. Con sus propios medios han logrado construir el espacio de sobrevivencia. Su propio trabajo ha sido el medio a través del cual se vuelve real su permanencia en el territorio. Los colonos, sobre todo Sinuanos, reconocen y ponderan las ventajas que tiene el lugar que ocupan. Los suelos son de excelente calidad (sector Manso-Tigre), difícilmente aceptan que pueda existir un territorio con las ventajas que reconocen en el actual.

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De allí que mientras el colono Sinuano busca por todos los medios continuar en su predio actual, el colono Antioqueño está dispuesto a desocupar el predio siempre que reciba a cambio una compensación como reconocimiento por las mejoras hechas por él. El colono Sinuano es una síntesis étnica (indígena, negro y español) de valores culturales y anímicos con un marcado sustrato indígena. Cultura que al igual que los antiguos habitantes indígenas Zenú y los actuales, viven en asentamiento en las márgenes de los ríos y coordinan la agricultura con la explotación de los bosques, los recursos del río y quebradas. El campesino Sinuano es por lo general poseedor de tierras y de las herramientas e intercambia libremente con sus vecinos (trueque) o se conecta directa o indirectamente con los mercados y medios urbanos. Conforman comunidades eficaces de producción expresadas en caseríos, veredas y laderas dentro de sus regiones determinadas, organizadas autónomamente con líderes naturales propios que responden a situaciones concretas y a necesidades colectivas, sociales, económicas, políticas y religiosas. Estas unidades tienden simultáneamente a ser unidades de trabajo y de consumo dejando para la venta cantidades marginales de producción, excepto en el caso de artículos comestibles de gran demanda, como los recursos del bosque en el territorio que nos ocupa. Es una cultura que coordina en forma eficiente, la explotación de los recursos naturales de la tierra, el agua, la pesca, la caza, la agricultura y la cría de animales domésticos. Es un mundo donde aún persisten formas tradicionales de vida y de trabajo, donde se descubren y agitan la multitud de problemas en las formas de vida que han existido y existen aún y que han logrado durante el curso de los siglos adaptarse a las condiciones sociales cambiantes, transformado y/o neutralizando algunos de sus efectos. El colono Antioqueño se localiza preferentemente en las zonas de laderas con climas generalmente suave en donde los suelos son aptos para la agricultura, esta característica continúa constante en el proceso de la colonización antioqueña del Parque. En el año de 1921 el señor Pedro Nel Ospina decidió instalar una colonia penal en la región del alto San Jorge, más precisamente en la vereda de Antadó. En poco tiempo la región se empezó a llenar de familiares de los presos quienes alcanzaron a conformar un poblado con inspección, telégrafo e iglesia y una población calculada en mil personas que abrieron territorio para poder cultivar y comercializar sus productos. A mediados del siglo esta colonia penal fue levantada pero el asentamiento continuó su empresa colonizadora y algunos de los presos que se habían escapado fueron ocupando otros sectores del San Jorge, Sinú y el Manso. La punta de lanza de esta ocupación se desarrolló desde los municipios de Ituango hacia las partes altas del río San Jorge y Sinú y llega hasta la zona media donde las características geográficas y físicas empiezan a cambiar.

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Igualmente se tienen frentes de colonización desde los corregimientos de Juan José, San Juan y Río Verde (municipio de Puerto Libertador o Bijao); Tierradentro, Uré (Montelíbano); Frasquillo, Crucito, Florida, Venado y Palmira (Tierralta).

El conflicto armado

Causas Desde el principio del proceso colonizador hasta la fecha, el territorio que ocupa el PNNP ha sido objeto de disputa por el control del territorio entre los diferentes grupos que lo han habitado. Ha sido la frontera entre la colonización campesina y el latifundio, conflicto de comunidades indígenas, refugio y asistencia campesina armada en la guerra liberal-conservador, base política y militar de las fuerzas guerrilleras y escenarios de conflictos entre grupos guerrilleros y paramilitares. Durante la guerra liberal-conservadora de mediados del siglo anterior existió en la región del San Jorge lo que se denominaba una república independiente con un líder conocedor de la zona y buen estratega llamado Julio Guerra, quien fue bien conocido y respetado en la región. Terminada esta etapa de la violencia en Colombia, durante los años sesenta se empezó a cocinar en este territorio una tendencia ideológica que desde la Escuela las Américas comenzó a crear las condiciones para la toma del poder por medio de las armas. Este grupo respondía a las últimas teorías sobre guerra de guerrillas con una línea Marxista-Leninista pensamiento Mao Tse Tung, la cual mostró un rápido crecimiento, presentando para el gobierno de la época alguna amenaza. Siendo confrontada en el campo militar tuvo que replegarse hacia los montes del Parque, donde se presentó una alianza estratégica con el viejo combatiente liberal Julio Guerra. Este aportó su malicia y conocimiento al crecimiento de este grupo de se hacía llamar Ejército Popular de Liberación (EPL). Actualmente la guerrilla del EPL ha desaparecido de la zona, tras su reinserción a la lucha política por los canales democráticos. El espacio dejado por este grupo ha sido ocupado por las FARC. Esta situación ha generado la presencia de los grupos de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU)en el PNNP, quienes están comprometidos en una lucha sin cuartel con los grupos guerrilleros por el dominio territorial. Estos enfrentamientos han ocasionado desplazamientos masivos hacia las cabeceras municipales de Ituango, Carepa, Puerto Libertador, Montelíbano, Dabeiba y Tierralta. Efectos - Desplazamiento masivo - Presencia de cultivos ilícitos - Posibles zonas del Parque convertidas en campos minados - Obstáculos para el desarrollo de la misión

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Se plantea por lo tanto un escenario para desarrollar acciones que conlleven a la búsqueda de soluciones para una población desplazada cercana a los 2.800 familias procedentes de 70 veredas localizadas en el interior del Parque. Desplazamientos Los desplazamientos masivos en el territorio del parque han afectado los siguientes sectores: - Sector el Manso-Tigre - Sector Sinú - Sector Antazales y Galilea - Sector Florida-Cruz Grande - Sector Saiza - Sector San Jorge (cordobés y antioqueño). La situación de los desplazamientos se complicó a partir del mes de noviembre del año 1997 cuando se produjeron asesinatos, quemas de viviendas y robos de propiedades en los sectores Antazales, Galilea y el sector del San Jorge. Para esta misma época se produjeron incursiones en la parte alta del río San Jorge, afectando toda la población localizada a lo largo de este río. El desplazamiento de este lugar arrojó población hacia los municipios de Puerto Libertador, Montelíbano, Ituango y Peque. Para el año 1998, se produjeron incursiones armadas en el sector el Manso y Florida-Cruz Grande dejando las mismas secuelas y produciendo desplazamientos masivos de la población campesina. Estos desplazamientos se dirigieron hacia los corregimientos de Tierradentro (Montelíbano) y Juan José (Puerto Libertador). También se produjo un flujo de desplazados hacia la cabecera del municipio de Tierralta y corregimientos circunvecinos. Sólo de los sectores de los ríos Sinú y San Jorge salieron 500 familias en 1998 según el siguiente censo:

Comunidades desplazadas de los sectores de los ríos Sinú y Manso

Corregimiento Vereda Nro. familias

Nro. personas

Santa Cruz 79 351 El Jardín 33 195 El Anzuelo 29 148

Santa Isabel del Manso

Santa Isabel 40 207 Yupecito 45 207 Yupe Grande 31 160 Barrancón 36 178

Barrancón

Quebrada Seca 47 237 Puerto Fuerte 27 167

La Gloria 35 263

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Llanos del Tigre 38 242 Sancón 32 224

La Gloria

Palestina 28 203 Totales 500 2.782

En la actualidad el número de desplazados ha crecido y de las 492 familias del Manso 38 han sido reubicadas en la finca La Dorada y 27 en las parcelas de La Lucha, ambas localizadas en el municipio de Montelíbano. Y 88 familias de las veredas de Santa Cruz, El Anzuelo, Santa Isabel del Manso y El Jardín han regresado al Parque después del desplazamiento ocurrido en 1998. En julio del año 1999 se produjo una incursión armada en la cabecera de Saiza que ocasionó el desplazamiento masivo de la población hacia el municipio de Carepa. Desde entonces se mantiene la situación de desplazamiento de gran parte de la población o el retorno parcial de algunas veredas como es el caso de El Anzuelo, Santa Isabel del Manso, Santa Cruz y El Jardín. En todos los sectores afectados por este fenómeno la población ha intentado retornar encontrándose con la violencia desarrollada por los actores armados quienes en su disputa de territorios y estrategias de guerra, atropellan a la población civil.

Respuesta del PNNP

En octubre de 1998, meses después del primer desplazamiento de los sectores de el Manso y Saiza se procedió a remitir una copia de la propuesta de reubicación de campesinos en el interior del Parque a los diferentes senadores del departamento de Córdoba, con copia a todos los alcaldes y concejales comprometidos con la problemática social vivida en el momento, sin tener respuesta hasta el momento. Programas implementados El Parque en su Plan de Manejo viene desarrollando 4 grandes proyectos que pretenden buscarle solución coherente e integral a los conflictos de territorialidad y fortalecer y consolidar una estructura tanto física como de sus funcionarios. Es así que planteamos como parte de la solución a los problemas de los desplazados de los sectores del interior del Parque el proyecto de ordenamiento del PNNP en la zona no traslapada. Este pretende contribuir en la solución de los siguientes problemas identificados en el área: - Ocupación por campesinos (proceso de colonización) - Situación crítica de desplazados por la violencia - Biodiversidad fuertemente amenazada - Desconocimiento de la biodiversidad del parque - Ausencia de zonificación, cartografía deficiente y desconocimiento de las especies de

fauna y flora asociados a las unidades de paisajes existentes. Gestión de recursos

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Durante los cinco años de ejecución de este proyecto se plantea la realización de un proceso permanente de identificación de acciones prioritarias de recuperación de ecosistemas in situ y reubicación de campesinos asentados actualmente en el interior del Parque. Este proyecto conlleva ubicar fuentes de financiación y gestión de recursos financieros con entidades del orden nacional e internacional. En caso de que el conflicto armado al interior del Parque se recrudezca, se orientarán las acciones a la gestión de recursos para la reubicación de campesinos desplazados del área. El componente de caracterización de unidades se trabajará con las comunidades a través de talleres en los municipios y localidades donde se desplacen. Atención a desplazados por la violencia En el año 2000 se celebró un convenio interinstitucional entre la Unidad Administrativa Especial de Sistemas de Parques Nacionales Naturales Paramillo (UAESPNNP) y la Fundación Acción Contra el Hambre (ACH) denominado recuperación de la capacidad productiva, con el objeto de establecer sistemas productivos agrícolas con comunidades campesinas ubicadas en el interior del Parque mediante acuerdos transitorios de manejo adecuado de los recursos naturales. Inicialmente se solicitó apoyo para 15 familias de la vereda Mataguineo y en vista de los recurrentes desplazamientos masivo de comunidades en la zona, fue necesario ampliarlo a un total de 108 familias beneficiarias, agrupadas en cuatro comunidades: Mataguineo, Villa Luz, San Clemente y Lorenzo Arriba. La propuesta presentada a ACH, contemplaba el aporte de insumos agrícolas y de recursos económicos cuando fuera necesario y en contraprestación el Parque aportaba el servicio de asistencia técnica agrícola con frecuencia de una visita semanal mínima y las comunidades beneficiarias a su vez aportarían los terrenos y los jornales para implementar los proyectos. Los sistemas agrícolas a desarrollar previamente fueron concertados con las comunidades y se inspeccionaron los terrenos para asegurar cumplieran con la aptitud potencial para establecer los cultivos. Los cultivos agrícolas establecidos fueron: 36 hectáreas de maíz, 14 de yuca y 13.5 de fríjol cabecita negra; y 32 huertos hortícolas que suman 5.500 metros cuadrados. Para el año 2001, el PNNP presta asistencia técnica agropecuaria en asocio con ACH a 61 familias desplazadas del Manso reubicadas en las parcelas La Lucha (27 familias) y La Dorada (38 familias) y dará aportes por un valor de $10.000.000 para establecer 20 hectáreas de fríjol y 2 hectáreas de hortalizas, galpones de gallinas ponedoras doble propósito, pollos de engorde y cerdos, los cuales le correspondieron a ACH y estanques piscícolas que serán orientados técnicamente por la oficina del Parque. El Parque celebró un convenio con 88 familias que retornaron al Manso-Tigre, pertenecientes a las Veredas El Anzuelo, El Jardín, Santa Cruz y Santa Isabel, brindándole asistencia técnica agrícola y económica. Las comunidades se comprometieron a preservar las áreas de bosque, zonas de nacimiento y márgenes protectoras de microcuencas y ríos,

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disminuir la caza de fauna silvestre y sólo para el autoconsumo, restauración de áreas degradadas y en contraprestación el Parque ofrece insumos de maíz mejorado, recursos económicos para el deshierbe de los cultivos establecidos y la no utilización de agroquímicos, todo por valor de $21.316.000. Además le ofrece a los campesinos la posibilidad de capacitarse en manejo adecuado de los recursos naturales, agricultura sostenible y en trabajo comunitario. En la actualidad el Parque ha prestado asesoría en la formulación de proyectos encaminados al sector productivo agropecuario para los desplazados de Saiza (ASCODESA) y Asociación Unida del Parque Paramillo (AUDEP). También ha realizado visitas conjuntamente con las asociaciones de desplazados a terrenos que podrían ser objeto de adjudicación por parte del INCORA para la reubicación de comunidades desplazadas que están al interior del Parque.

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UNA EXPERIENCIA QUE DA VIDA

Por Yolanda Idárraga M, T.C. y Joaquín Pachón F., S.J.*

Introducción El 28 de diciembre de 1998 la guerrilla de las FARC ataca una base paramilitar en las estribaciones de la serranía de San Jerónimo, en la vereda de Tolobá. Mueren diez civiles y un número no determinado de actores armados. Este combate origina el desplazamiento de 130 familias provenientes de cinco veredas vecinas. Casi la totalidad de estas llega al casco Urbano de Tierralta. A comienzos del mismo mes de diciembre habían comenzado a llegar familias de otro lugar conocido como Florida ante los asesinatos y amenazas por parte de los grupos en conflicto. La experiencia que contamos a continuación es fruto del trabajo en equipo que desde la Parroquia San José de Tierralta, logramos realizar para acompañar la situación de estos hermanos nuestros.

Lo que vivimos Ante el desplazamiento masivo en el mes de diciembre de 1998 hacia Tierralta, era imposible pasar inadvertida tal situación y ser indiferentes frente al dolor del hermano. Fue así cuando tomamos la decisión de acompañar a los campesinos desplazados de la zona del Diamante y la Florida. Una vez pasado el trago amargo del combate y ubicados en el casco urbano del Municipio, nos invitaron a una reunión que se realizaría en la escuela del barrio Paraíso, donde se encontraban albergadas algunas familias. El objetivo de dicha reunión era buscar alternativas para salir de allí, pues la escuela la necesitaban para reiniciar las clases. Aparecieron los líderes de las diferentes veredas y se dio inicio a la búsqueda de terreno

* Religiosa y Párroco de Tierralta.

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para su reubicación. Allí palpamos muy de cerca la difícil situación por la que pasaban, les ofrecimos nuestro apoyo en lo que fuera posible. Algunas de aquellas familias pronto consiguieron donde reubicarse. En nuestra inquietud de estar prontos para servir a aquellos más golpeados por la situación de violencia y de pobreza, en este caso los desplazados, nos reunimos con otro grupo ubicado en un local de la Alcaldía destinado para un ancianato pero que todavía no comenzaba a funcionar. Nos encontramos con un grupo de 17 familias, con las que empezamos a compartir su vida, tristezas, esperanzas, sueños e ilusiones. Teníamos nuestros encuentros para compartir y escucharlos en sus anhelos más profundos. Para iniciar nuestro trabajo, aprovechamos la oportunidad que nos ofreció UNICEF, en convenio con la Diócesis y así fue como a través de la organización de comités, entramos en contacto con otros desplazados e iniciamos procesos de acompañamiento. También contamos con el apoyo de AVRE quienes caminaron muy cerca de nosotros en este trabajo, ofreciendo la asistencia sicológica. Pasados unos meses soñamos con un proyecto donde todos y todas tuvieran la oportunidad de trabajar. Era lo que más deseaban, volver a tener ese contacto con la tierra: ellos con los cultivos, ellas con las plantas y animales; así fue como hablando y hablando, surgió –entre otras- la idea de un cultivo de yuca y de maíz. Apareció la expresión “VAMOS A VER QUÉ PODEMOS HACER”, frase que se volvió típica entre nosotros, pues no fue nada fácil conseguir recursos. En las diferentes reuniones, sentíamos que aparecía una chispita de esperanza en los ojos de ellos y los nuestros, pues empezamos a elaborar el proyecto entre todos y todas, cada uno aportaba alguna idea. Reíamos, soñábamos, hacíamos cuentas de gastos y ganancias, parecíamos una sola familia buscando el bien de todos. Fue una experiencia maravillosa. Una vez terminada la elaboración del proyecto, seguía la otra parte: Quién lo financia. Acudimos al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la respuesta fue positiva, nos ayudaban con semillas e insumos pero la comida y el alquiler del terreno lo conseguíamos nosotros. Aceptamos y seguimos buscando. Tocamos puertas en el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) y nos apoyaron gran parte de la alimentación, la otra parte la asumió Acción Contra el Hambre (ACH). Otra gran dificultad fue conseguir el terreno para el cultivo. Primero intentamos buscar personas generosas que en solidaridad con los desplazados no les cobraran arriendo o fuera algo mínimo. Sí hubo algunos pero la ubicación no era la más apropiada. “Las tierras planas y cercanas al casco urbano cuestan mucho y hay que sacarles el mayor provecho”, parecía que nos decían sus dueños. Después de ver tierras hermosas, extensas, adecuadas para el cultivo, nos quedamos sólo con el deseo de tenerlas, pues no aceptaban nuestra oferta. Dos meses después, encontramos parte de la tierra que se necesitaba. Aunque no era la mejor, realizamos el convenio del arriendo. Continuamos entonces con la organización del trabajo, ellos mismos pusieron en claro las condiciones para el trabajo, después de llegar a un mutuo acuerdo, se inició el proyecto.

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La alegría volvió a brillar en los ojos de mujeres, hombres y niños pues además de tener trabajo, tenían comida (que fue escasa por varios meses). Sembraron entonces, 16 hectáreas en yuca y en maíz. El entusiasmo reinó en todos sin descartar algunos problemas entre ellos mismos por falta de responsabilidad y otros motivos, pero la mayoría perseveraba. Comenzaron 17 familias y quedaron 11. Nos dimos cuenta que el proyecto daba trabajo a los hombres, pero las mujeres seguían allí sin hacer nada y ellas también querían recuperar en lo posible sus capacidad de trabajo. Fue así como buscamos ayuda con ACH, presentando un proyecto de gallinas y cerdos que fue aprobado. Se beneficiaron 42 familias, de las cuales 10 estaban en el ancianato de la Alcaldía. Alrededor de uno u otro proyecto, se fueron tejiendo lazos de amistad y de cariño que nos hacían sentir muy unidos. Su dolor era nuestro dolor, sus alegrías las nuestras, aprovechábamos toda circunstancia para aprender de ellos y ellos de la vida misma, que veían ya con ganas de echar para adelante. Lo más significativo era sentir que amaban la vida, que luchaban con esperanza, se daban cuenta que no todo estaba perdido, aunque les hubieran quitado lo poco o mucho que tenían no podían quemarles ni robarles las ganas de vivir, de ser solidarios, de luchar en comunidad por reconstruir su proyecto de vida. Esto nos alentaba a todos. Más adelante, con el comité de proyectos productivos de UNICEF, aparece la oportunidad de organizar un grupo de mujeres cabeza de hogar para aprender modistería; contando con este apoyo, organizamos nuestro proyecto de modistería. Se conformó el grupo de veinte señoras las cuales comenzaron elaborando sábanas de UNICEF para familias desplazadas. La esperanza volvía a renacer. Organizamos un plan de trabajo que incluyó la formación integral. De tal manera que dejamos los martes para una jornada de formación en aspectos de autoestima, salud y cuidado de la mujer y los niños, primeros auxilios, integración grupal y estudio de la Biblia. Los miércoles y viernes se dedicaron a la costura. Este grupo fue echando raíces y ahora siguen produciendo y soñando con ser grandes trabajadoras. Es de anotar que en el proceso de acompañamiento que quisimos hacer a las familias, encontramos muchos limitantes: uno de ellos era sentirnos impotentes ante muchas situaciones, otras veces era la tensión que causa estar en medio del conflicto armado y no faltaron las veces en las que rondó la desesperanza. Fue una lucha constante, éramos conscientes que no nos podíamos quedar allí, no podíamos engrosar las filas de los pesimistas, sabíamos que por nuestra opción de vida, debíamos mostrar siempre al Dios de JESÚS, que da vida y vida en abundancia; esto era lo que teníamos que contagiar y así nuestra certeza de fe en el Resucitado nos impulsaba a continuar en la búsqueda de un futuro mejor para nuestros hermanos desplazados.

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Como es lógico, en el transcurso de los proyectos muchos se quedaban atrás por diferentes razones, las dificultades nunca faltaron, pero no desistimos y así podemos contar hoy que aún sigue el grupo de mujeres de modistería, el proyecto de yuca y maíz llegó a su término, las familias que supieron aprovechar las gallinas y cerdos que recibieron encontraron la forma de mejorar su alimentación y así unos y otros tuvieron diferentes oportunidades para empezar con algo a labrarse un futuro mejor. Siempre quisimos conseguir con ellos la forma de reubicarse, tenían claro que no querían retornar dada las pocas garantías de seguridad; para ellos su vida y la de su familia está por encima de todo. Aunque en el momento de emergencia el ancianato fue refugio seguro, no era lo mejor permanecer allí, pues se perdía mucho la dimensión de familia, no tenían privacidad, se vivía de forma masificada, perdiéndose el sentido de la particularidad; además, las responsabilidades para el mantenimiento y aseo del lugar quedaban diluidas en el “a todos nos toca”, pero ninguno asumía como suya esa responsabilidad. Entre otras, son estas las grandes desventajas del hacinamiento. Caso distinto fue el de los desplazados que se ubicaron en casas de amigos o familiares, pues poco a poco fueron saliendo adelante y tuvieron mejores condiciones de vida. Podemos decir que fue esta una EXPERIENCIA QUE DA VIDA, da razones para ser y darse a los demás en este mundo y en esta Iglesia cuyo fundador nos ha enseñado la forma de andar para poder llegar a donde él llegó; es una oportunidad maravillosa para sentirnos hermanos de verdad. También tenemos que decir que es una oportunidad para sentir con ellos el dolor del desplazamiento, sentir honda indignación con aquellos que abusando de su libertad, atropellan al pobre, al campesino indefenso. Es una oportunidad para buscar el rostro misericordioso del Padre, que a todos quiere como hijos y se preocupa especialmente por aquellos que se han alejado de sus mandamientos. Siempre quisimos hacer camino de fe con ellos, no predicando mucho, sí tratando de vivir al Dios de Jesús, el Dios en el que creemos, para que todos sintiéndonos hijos de un mismo Padre, pudiéramos decir: PADRE NUESTRO! Y así, empezar a hacer realidad unos cielos nuevos y una tierra nueva.

Objetivos 1. En un primer momento nos propusimos ofrecer nuestro apoyo afectivo y fraterno a las familias que llegaban desplazadas de los diferentes lugares del Municipio. Fue una etapa de conocimiento a través de visitas, asesorías y algunas actividades de formación. Buscábamos crear vínculos que permitieran confianza y seguridad para quienes han pasado por una experiencia muy dura, de muchas pérdidas y rupturas. Con este logro van apareciendo necesidades reales y situaciones que deben ser atendidas con prontitud. Es, en una palabra, el ejercicio de la solidaridad. Solidaridad que se hace efectiva en la reacción y atención a las diferentes necesidades que se van presentando.

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2. Más adelante comenzamos a tener en cuenta, a partir de las relaciones que mantenían entre ellos, que era necesario pensar en un tipo de organización que fomentara la integración y el respeto por cada uno. Si el desplazamiento había sido una ruptura con un estilo de vida, la nueva condición podía permitir un nuevo tipo de relaciones basado en la fraternidad y en la colaboración mutua. Había que crear las condiciones para que esta relación se pudiera dar. Pero nos encontramos con un problema difícil: el hecho de vivir en hacinamiento, de tener que compartir espacios que antes eran muy privados y de encontrarse todos los días con las mismas personas, fue haciendo difícil las relaciones e imponiendo un estilo de vida forzado por las circunstancias y basado en dar solución a los problemas que se originan momento a momento. Sin embargo, se dio la ocasión de llegar a unos acuerdos mínimos basados en el respeto y la tranquilidad de todos: respeto al descanso nocturno, uso de la alberca comunitaria, aseo de lugares comunes. Esta posibilidad de acuerdos y de toma de conciencia de los derechos y de los deberes para la convivencia permitirá pensar en un proyecto que implique el trabajo comunitario y la conciencia de colaboración mutua, de responsabilidad y de honestidad. 3. Además de lo anterior, es importante atender a la generación de ingresos que les permita, de forma autónoma, satisfacer sus necesidades básicas sin acostumbrarse a depender de las ayudas o limosnas que puedan conseguir en vista de sus circunstancias. Se trata entonces de fomentar su autoestima mediante el ejercicio de actividades productivas y sobre todo, de animarlos a intentar un camino que les lleve a mejorar su nivel de vida en la satisfacción de sus necesidades básicas. La mayoría de estas familias eran jornaleros, unos sin tierra y otros minifundistas. No disponían de los servicios del Estado. Las vías de comunicación para ir al pueblo siempre han estado en malas condiciones. Desde este punto de vista, su llegada al pueblo puede significar un mejoramiento en la atención básica aunque empeore la condición de su vivienda y se disminuya su contacto con la naturaleza. 4. Vimos que también era necesario el acompañamiento de tipo psicológico. Por ello algunos casos más graves, sobre todo jóvenes, fueron remitidos a profesionales que han tratado a personas desplazadas por la violencia política. También logramos algunas sesiones de terapia colectiva con los líderes. Con los niños se llevó a cabo el programa de UNICEF para niños afectados por la violencia. Con el resto de la población realizamos charlas y dinámicas apropiadas para expresar miedos e inseguridades. Con esto buscábamos brindar un acompañamiento integral que diera alguna respuesta a los interrogantes más profundos y facilitara la expresión de sentimientos y emociones que surgen de una experiencia tan dolorosa y amenazante como es la situación del desplazamiento y los hechos de violencia que la originan.

Etapas 1. En un primer momento realizamos lo que podríamos llamar el acercamiento y conocimiento de la población y de su situación específica como desplazados. Son los meses que corresponden a la ayuda que reciben por parte del Estado para el albergue, la alimentación y la salud.

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2. Una segunda etapa se caracteriza por la capacitación para elaborar proyectos productivos y la preparación del grupo para la ejecución de los mismos. Por ejemplo, en el proyecto de siembra de maíz y yuca, aunque las modalidades pueden ser diversas, ellos prefirieron realizar todo el trabajo de forma comunitaria, repartiéndose las responsabilidades. La mayoría se dedicó al trabajo agrícola, la única mujer cabeza de familia en el proyecto, fue encargada de preparar la alimentación y uno de ellos fue encargado de las relaciones con las entidades, redacción de cartas y demás trabajos administrativos. Para todo ello vemos importante tomar las decisiones en común y dejar muy claras las cosas desde el principio, elaborando para ello un documento que todos puedan firmar. También parece ser muy útil elaborar un reglamento que contenga los puntos que pueden prestarse para confusiones, especialmente en lo que toca a los días de trabajo, las posibles ausencias, los reemplazos y la forma como se van a distribuir las ganancias. 3. Podemos hablar de una siguiente etapa en la que ellos mismos elaboran sus proyectos y se organizan para ejecutarlos. Aunque siguen buscando asesoría según las necesidades y dificultades que van apareciendo, son ellos los que gestionan y aparecen como directos responsables de la ejecución de los mismos. Es una etapa de menos contacto permanente pero de seguimiento discreto y atento a las solicitudes que puedan hacer. En este caso se presentó la posibilidad de gestionar un proyecto con una entidad privada y cofinanciado por el Estado. Aunque sólo fue necesario concertar los montos para las diferentes etapas de los cultivos y los compromisos para devolver el dinero prestado, son proyectos que ellos mismos deciden y corren con las consecuencias y los resultados. Así van logrando mayor autonomía, capacidad de gestión y ejecución de sus proyectos y metas. Se supone que aunque todavía no han logrado la reubicación y que las tierras que dejaron no las van a poder recuperar, están a la espera de una tierra que puedan cultivar sin tener que pagar arriendo y donde puedan poner también su vivienda.

Análisis 1. Las personas. Esta experiencia de trabajo con desplazados nos ha permitido reconocer en cada persona un mundo y un misterio. Un mundo porque siempre podemos encontrar algo nuevo y porque las posibilidades de acción y de reacción son inmensas. Han vivido una historia particular y han tomado conciencia de ser parte de una historia colectiva. Todas sus experiencias se han ido acumulando y con motivo de la ruptura que causa el desplazamiento, se desarrollan actitudes que permiten llegar a la gran riqueza escondida en cada persona. Unos surgen como líderes, otros como trabajadores responsables, unas como mujeres decididas a salir adelante, otras como compañeras llenas de esperanza para animar a su pareja. Son liderazgos que se desarrollan ante las nuevas circunstancias y que hacen que una persona que siempre ha estado opacada y sin reconocimiento se convierta en alguien capaz de representar al grupo y de hablar lo que todos sus compañeros están esperando. En este sentido pudimos acompañar a un campesino que con su habilidad para escribir se convirtió en líder de su grupo. Nos llamaba la atención el hecho de no ser obligado a trabajar en el campo como todos, pero para ellos era más importante tener a alguien que llevara a sus

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esposas o a sus hijos enfermos para que los atendieran pronto en el hospital o les consiguiera la medicina indicada. Pensamos que nunca más volvería a trabajar y que se podría convertir en un aprovechado de las circunstancias. Sin embargo, después en otro proyecto aunque siguió al frente del grupo, realizó los trabajos agrícolas cuando no tenía que hacer los administrativos. Nos preocupa que un hombre de estos pueda adquirir los vicios de los malos líderes corruptos y politiqueros. Nadie está libre de caer, pero la amistad y la confianza que podemos entablar pueden convertirse en un apoyo importante para quien está sometido a toda clase de presiones y ocasiones que pueden dañar su trabajo con la comunidad. Amistad que se gana con decir las cosas tal y como son, mostrarle sus errores, invitarle a mejorar; casi como un acompañamiento espiritual donde esté muy presente la dimensión religiosa tan importante para nuestro pueblo oprimido y creyente. Casi podríamos decir: líder que descuidamos, líder que se pierde. Pero además de acompañar a los líderes hemos visto la importancia del acompañamiento al grupo como tal. Todos deben tomar decisiones, todos se van a encontrar con situaciones que exijan una postura individual; el gregarismo y la masificación oculta los valores particulares y empobrece al grupo. Por ello, entre más se pueda diversificar los liderazgos y potencializar los carismas y las cualidades se estará disminuyendo la dependencia y la manipulación. Habrá una participación de mejor calidad. 2. Los procesos Al cabo de dos años de trabajo pudimos observar que habían pasado por las tres etapas mencionadas arriba y que además de haber recuperado su capacidad productiva -pues trabajaban tanto en el proyecto como en otros cultivos independientes o como jornaleros-, estaban dispuestos a retomar su proyecto de vida y adaptándose a las nuevas circunstancias, poner sus hijos a estudiar, celebrar los momentos importantes de familia, participar en capacitaciones, intentar progresar con nuevos proyectos productivos. Aunque es apenas el comienzo y todavía no se han resuelto problemas graves como el de la reubicación, la ilusión y las esperanzas siguen animándolos a conseguir una tierra en condiciones más seguras y que les permita ponerla a producir para obtener alguna ganancia. Este proceso de retomar el sentido de su vida y de su trabajo, es aconsejable para pasar de una condición de dependencia y de marginación a una de proposición y de contraparte en convenios. Este es uno de los propósitos que se tienen cuando se trabaja con comunidades y población marginada de los servicios del Estado por su condición de vivienda y su ubicación en áreas de difícil acceso. El fenómeno del desplazamiento tal como se ha vivido en esta región, permite aproximarse al problema de la pobreza y la injusticia social reflejado en la tenencia de la tierra y en los escasos ingresos que percibe el campesino. Trabajar con los grupos desplazados significa abordar el problema de la pobreza de manera específica, intentando mejorar la vida de quienes se encuentran en condiciones de alta vulnerabilidad y están receptivos a cualquier

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ayuda que se les ofrezca. Es una manera de canalizar la ayuda oficial y de fomentar la solidaridad de los particulares. Queda la pregunta por el problema de las tierras. Gran parte de las tierras que tenían familias desplazadas pasan a manos de los terratenientes de la región. Con compra o sin compra se van apoderando y van controlando política y económicamente vastas zonas de un municipio. Así “purifican” su territorio y amplían su propiedad aumentando el problema de la injusta distribución de las tierras. Al ofrecerles el Estado a los desplazados unas hectáreas de tierra para trabajar, está respondiendo a una exigencia inmediata pero no está tocando el problema de fondo. Quizá logren hacerla producir y puedan hacer sus viviendas, otro problema será el de la comercialización de sus productos y la superación de la pobreza. En cambio lo que sí es claro es la mayor concentración de tierras en manos de unos pocos y la pauperización y descomposición del campesinado. Tampoco es desconocido para nadie que algunas de estas tierras abandonadas por los desplazados o compradas a la fuerza por terratenientes de la región sean destinadas a los cultivos ilícitos, agravando así el problema de la descomposición social, desarticulando los proyectos y programas que a base de esfuerzo y constancia se vienen adelantando. El tejido social pierde sus principios morales para convertirse en una maraña de intereses económicos y de poderes que desencadenan la violencia del dinero fácil. A pesar de todo esto seguimos invitando a soñar y a hacer realidad los sueños de conformar comunidades autónomas y solidarias que con la fuerza de los valores cristianos puedan hacer frente a los enemigos de la vida y de la justicia social. Que se sientan parte de un proceso muy profundo que comenzó hace dos mil años y que sigue abriéndose paso por entre la desesperación y el pesimismo de quienes piensan que las fuerzas del mal son más poderosas que todos los esfuerzos de tanta gente que desde cualquier lugar del país lucha por sacar adelante sus ilusiones de vida, justicia y paz.

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UN POCO DE LA VIDA INTIMA DE LOS ASENTAMIENTOS MARGINALES DE MONTERIA

VISTA POR MUJERES

Por Claudia Pineda Torres∗

Me quiero referir a las familias desplazadas con las que trabajé en los asentamientos marginales de El Cerro, Casafinca y Cantaclaro de la ciudad de Montería. Son sitios, para el caso de los dos primeros, que no cuentan con redes de acueducto, ni letrinas, ni calles y energía eléctrica pirata. Los padres y adultos viven con el temor que los niños resbalen y rueden cuesta abajo por entre las piedras filosas del cerro o que los atropellen los vehículos que pasan raudos por un lado de los cambuches o que sin querer lleguen hasta el río, en frente de Casafinca, caigan y ahoguen en las aguas sucias del río Sinú o que en cualquier momento las pandillas y grupos de marihuaneros de cualquiera de los asentamientos que hay les hagan algún daño.

La noche en los asentamientos Aunque nunca he dormido en estos asentamientos siempre he tenido la curiosidad de saber cómo se desenvuelve la noche en estos lugares. Las mujeres con las que trabajé me comentaban que la noche es tensa en los asentamientos... que muchas sombras se mueven silenciosas y misteriosas con propósitos diferentes. Pueden ser los consumidores de sustancias alucinógenas; los que roban todo lo que encuentran mal puesto, que violan muchachas o roban a quien se deja o no se deja; los sicarios y enemigos que matan y desaparecen sin dejar rastro; las pandillas haciendo planes de toda clase; los enamorados furtivos o los infieles tratando de hacer el amor lo más cómodo y seguro posible. Comenzando la noche la algarabía es manifiesta: la suave brisa permite oír con claridad las radios y televisores encendidos, las conversaciones sosegadas o alteradas, los juegos y ruegos de los niños y un conjunto completo de risas, llantos, gritos, reclamos, preguntas, hijueputazos y madrazos.

∗ Nutricionista. Ha trabajado con la Fundación Acción Contra el Hambre la parte de alimentación y nutrición con población desplazada en asentamientos marginales de Montería y comunidades urbanas y rurales de Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador en el departamento de Córdoba.

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Después el silencio... pero todos en sus camastros, camas, esteras o hamacas con el oído pendiente, atento a todo... hasta que el cansancio o la vigilia da paso al sueño y vienen los ronquidos y los sobresaltos. Afuera de los ranchos, los sapos, los grillos, las lechuzas, los gatos y los perros celebran, pelean y deambulan en busca de algo que no encuentran. De pronto, cada vez más seguido, el sonido instantáneo y seco de los disparos... gritos... desorden... llantos y luego más silencio... hasta el amanecer, cuando hombres y mujeres en grupos o solos, venciendo el miedo, salen antes que cante el gallo de las cinco a rebuscarse en los mercados de la ciudad, en las fritangas, con la venta de tintos y aromáticas, en los lavaderos de carros y en los puertos del río donde sacan arena y piedra china.

Los moradores Son adultos, jóvenes, niños y ancianos de ambos sexos que nacieron y siguen siendo una partecita de los pobres de Montería, sin casa, dinero ni influencia y los que proceden de muchas partes, en especial de los Urabá antioqueño y chocoano, de ambos lados de la serranía de Abibe y el río Atrato, gente de acento costeño, paisa, chocoano o urabaense. Con tanta gente desconocida de varias partes es natural que halla miedo y desconfianza. Cada persona adulta mide sus palabras, no quiere hablar. Es callada, muchas veces no saluda ni habla de frente ni sostiene la mirada. Parece dispuesto a olvidar y no desea que nadie le reviva lo que no quiere. Otros tienen semblantes que causan miedo y una disposición innata o adquirida a hacer daño a quién se le atraviese. Como en todas partes hay gente buena y mala: nobles, serviciales, sencillos, trabajadores, sanos... pero también los rencorosos, flojos, malgeniados, apáticos, desmotivadores y viciosos. Y a todos ellos hay que tratar y atender descubriéndoles el costado bueno y los momentos propicios.

Las mujeres y la alimentación Pero así como la sangre, el compadrazgo y el paisanaje llaman, la necesidad también lo hace. Empiezan las mujeres... tal vez por ser menos complicadas, con menos rabias y remordimientos en la mente y el corazón y más dispuestas a compartir lo poco o mucho que tienen. Hablan primero de los hijos y las necesidades, luego del trabajo y los maridos o compañeros y después de ellas mismas: lo que son, lo que sienten y les pasa. Después de los primeros encuentros, ocasionales o buscados, vienen charlas más largas y sinceras. Hablan de posibilidades, comentan de ayudas, de políticos y organizaciones que aparecen sin que nadie los haya invitado o porque los trajo alguien de la comunidad que está de acuerdo con ellos o buscando un empleo. Hasta que un día llegamos nosotros, los de la Fundación humanitaria Acción Contra el Hambre, y les hablamos de cómo mejorar un poco la alimentación. Todo cuanto les

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dijimos las hizo pensar: unas decían que era pura politiquería, otras que quien sabe qué buscábamos y no faltaron las que exclamaron ¡Bueno, yo sí creo en ellos y me voy a meter en eso de la olla comunitaria porque la verdad sea dicha estamos comiendo poco y mal!. Y de verdad es así. Uno de los primeros cambios que sienten los desplazados es el de la alimentación. Los que salieron del campo están acostumbrados a comida de cultivos y animales de patio, de río o quebrada, de corral o chiquero y de monte. Los que tienen suerte, en las emergencias les entregan sardinas y hortalizas enlatadas y aguas azucaradas. Algo a lo que no están acostumbrados pero deben consumirla porque no tienen otra opción. Ya establecidos en los asentamientos la base de la alimentación familiar es cualquiera de las partes del siguiente menú, pues casi nunca tienen acceso a una comida completa: el seco lo arman con arroz, yuca, plátano, ñame, hueso blanco, vísceras (hígado, riñón, bofe, corazón, intestinos), suero, fríjol, huevo y pescado de vez en cuando; las sopas son de mondongo, hueso blanco o pollo; el desayuno lo preparan con pan, casabe, suero, tinto, café con leche o mazamorra de plátano, maíz, arroz o ahuyama; las ensaladas contienen repollo, pepino y tomate; el jugo lo hacen de aguapanela con limón, milo (bebida achocolatada) o frutas de cosecha del momento con agua o leche y el postre es con bienestarina, producto que obsequia el gobierno nacional a niños desnutridos. La comida ideal para ellos es la que contiene arroz, carne de res, yuca, suero y algo de ensalada. Las madres en promedio dan a sus hijos cuatro meses de lactancia; a partir del primer mes complementan con mazamorra de plátano y después de los tres le agregan sopas, puré de papa y bienestarina, tinto, gaseosa, café con leche o aguapanela. Por esta razón no es extraño encontrar a niños de seis años con los dientes cariados. Como es sabido la lactancia debe prolongarse hasta los seis meses y a partir de allí alimentación complementaria. De este modo pasaron de las palabras a los hechos: la olla comunitaria la hicieron realidad con el trabajo o mínimos aportes económicos de todas las interesadas y en el trajín de esta actividad la mayoría se fue volviendo responsable, puntual, deseosa de aprender no sólo a preparar una alimentación deliciosa y nutritiva con pocos recursos sino que a partir de aquí empezaron a ver las cosas de otra manera: aparecieron las ideas, llegaron los planes, surgieron las habilidades y experiencias y en medio de chistes, anécdotas y a veces peleas y discusiones, cuajaron nuevos proyectos y capacitaciones relacionados con gestión microempresarial, modistería, arreglos navideños, crochet, lencería, ropa interior, muñequería, fabricación de bolsos y relaciones interpersonales. Ellas, el grupo de mujeres, reconocen que fueron peleonas, mal habladas, chismosas, sin interés por aprender a leer y escribir. Ahora tienen una mejor presentación personal, buen comportamiento y con muchos deseos de salir adelante.

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Los cambios no son fáciles Estos procesos no son tan fáciles, tienen sus crisis. Las mujeres por mucho interés en aprender y participar que tengan están expuestas a la zozobra diaria por la cantidad de dificultades que tienen que pasar ellas, sus hijos, compañeros o familiares. Algo tiene que suceder todos los días: enfermedades, violencia intrafamiliar, discusiones, hijos o marido que no llegan durante la noche, malas compañías, alcohol, drogas, mujeres, pleitos con gente peligrosa, negocios oscuros, embarazos no deseados, concebidos muchas veces después de discusiones y pleitos, nada de dinero para adquirir ropa, calzado, menajes, textos escolares... en fin, la falta de lo indispensable. Y de este punto llegan con facilidad al mal humor, las groserías, el irrespeto, los gritos, los insultos, los golpes, burlas e ironías, el portazo de salida y la impotencia de ver cómo el grupo familiar empieza a resentirse y por lo regular termina escindido, cada uno con resentimientos y amarguras. El llanto a solas y la preocupación parecen ser sus compañeras más asiduas. Algunas terminan en el alcoholismo, prostitución, drogadicción, aborto, embarazos no deseados y sus hijas comienzan prematuramente las relaciones sexuales o vinculadas a pandillas. También deben soportar los maridos ocasionales violadores de las hijas, agresivos, viciosos, irresponsables y vulgares. Pero no todas sucumben a este drama. Por fortuna un número creciente de mujeres lo soporta y entiende que de su superación depende algo o mucho su situación y la de la familia. Las organizaciones de servicio social poco vemos lo que hay detrás de cada mujer. Pareciera que apenas nos interesara la asistencia a las reuniones que convocamos y el cumplimiento de las tareas y responsabilidades acordadas, sin saber la situación por la que están pasando. Nosotros, los que colaboramos con los desplazados no hemos captado todo lo que significa encontrarse en estas condiciones. La pobreza y el desplazamiento no excluyen el talento ni la alegría. Lo pude constatar con estas mujeres de destrezas manuales sorprendentes que recitan, pintan, componen, cantan y bailan con soltura. Se emocionan con la música vallenata, guasca, mexicana y de despecho y no faltan las nostálgicas que prefieran los boleros. Estas mujeres, jóvenes y adultas, no dejan de sorprender una vez se les conoce. Son un mundo que nos incita a entenderlas con paciencia y comprensión. No las defraudemos.

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LOS DERECHOS PERDIDOS DE LOS

DESPLAZADOS

Por María Milene Andrade García*

Un arma no convencional que utilizan los actores armados del conflicto colombiano es el desarraigo o desplazamiento de la población civil. Cuando hablamos de violaciones a los derechos humanos personificamos el tema en la figura de aquellos que se han visto sometidos a la fuerza y a barbarie de quienes con fusil en manos se creen dueños del territorio nacional y obligan directa o tácitamente a compatriotas a sobrevivir lejos de la opción de vida que escogieron, soñaron o bien la que el destino les marcó. La dignidad humana desaparece por encanto bárbaro, sólo el instinto de supervivencia orientado por el miedo decide el incierto futuro de sus vidas. Aparece así otro elemento oculto del conflicto, el miedo, como fuerza interior paralizante que absorbe el conocimiento pero determinante a la hora de defender la vida. El desarraigo, como forma de guerra, violenta el derecho a la integridad física y psíquica de quienes lo padecen, de forma especial golpea a la población infantil por su grado de vulnerabilidad. Aparece aquí otro derecho fundamental amenazado. El derecho a la salud física y síquica. Los desplazados tienden a enfermarse mucho, creo que no es sólo debido a la precaria situación alimentaria y extremada situación de pobreza a que se ven sometidos, sino también como mecanismo de reacción y forma de somatizar el dolor y el desequilibrio mental que le producen los recuerdos violentos. Una mínima parte de la población recibe atención sicológica, no tienen tiempo ni derecho a elaborar el duelo, ya que la preocupación inicial es encontrar donde refugiarse y donde encontrar algo de lo perdido. No se necesitan mayores conocimientos científicos para advertir que esta población será violenta, insegura y vivirá psíquica y afectivamente alejada de su entorno porque en lo recóndito de su corazón no era éste el que voluntariamente había escogido sino el que le impusieron a la fuerza, con miedo, soledad, humillación, hambre y melancolía y en este entorno ajeno le tocó sobrevivir. * Defensora del pueblo en el departamento de Córdoba.

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El amor y apego a la tierra es uno de esos derechos no descrito en ninguna constitución ni declaración de derechos humanos, pero sin duda alguna permanecer en su tierra en el campo es otro derecho de carácter universal e inalienable de la población campesina. Es la esencia de su cultura, es el reconocimiento al legítimo derecho a escoger qué hacer, cómo y dónde hacerlo para materializar su derecho al trabajo. Reducir el potencial productivo de un hombre es llevarlo a la impotencia, a la frustración, a la delincuencia y en muchas veces al suicidio. El desplazado no tiene opción alguna de trabajar lo que quiere sino lo que le toque hacer para sobrevivir con su familia. Vivir dignamente es una ilusión para un desplazado que de llegarse a materializar le debe preceder el hambre, desnudez, quebrantos de salud, enfermedad, soledad, desempleo y vejez; porque el sufrimiento, además de las inclemencias del clima, le arrugan, tuestan y cuartean la piel, las manos y los pies como testigos excepcionales de la búsqueda incansable de una oportunidad de vida. El problema del desplazamiento se vive y comprende sólo cuando se tiene la oportunidad de vivir y sobre todo compartir las necesidades de quienes lo sufren y padecen. Ver reducida a una mínima expresión a personas indefensas que no impulsaron esta guerra, pobres históricos, además a quienes el Estado les tiene cuentas socioeconómicas pendientes, como ejemplo vivo de lo que representan las violaciones a los derechos humanos, causa rabia y desprecio por quienes utilizan perversamente al pueblo, a los débiles como bandera y fines de sus luchas y así mismo como medios y tácticas de guerra. Lo cierto es que en Colombia la clase popular la está extinguiendo la guerra, ponen sus necesidades y muertos, se “autoeliminan” y como un sínodo trágico padecen los rigores de ellas.

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POESIA POPULAR

Esta tierra nuestra

Por Pedro Nel Rodríguez Garcés I

Tierralta se identifica por su vasto territorio de agricultura un emporio es una tierra muy rica, donde llega y se radica entusiasta el forastero comerciante o ganadero según lo que éste ejerza aquí donde está la fuerza energética del país entero. III Tierralta oh ciudad soñada por esos que no han podido sacarte del largo olvido en que has vivido estancada, se lucha y no se hace nada todo recurso se agota con la violencia que azota a la paz y al bien que arrasa el hombre no te reemplaza

con nada lo que él explota. V Tierralta hoy necesita el apoyo del gobierno por ese conflicto interno de la violencia maldita, en tu seno se dan cita toda clase de ambiciosos expulsando a laboriosos del campo administrativo el que es de espíritu activo sufre miles de acosos. II Tierralta por excelencia fue maderero y cauchero orero y raicillero con una gran influencia, en sus años de existencia ha sufrido sus penurias

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soportado las injurias entre propios y extraños otras veces por los daños del invierno, el río y sus furias IV Tierralta si hoy te quisieran como el antioqueño a su Antioquia hoy ni escrito ni en coloquia estos comentarios se dieran, en tu seno se aglomeran cientos de desplazados se suman los reasentados como vagos aventureros por esos mismos senderos marchan los desempleados. VI Tierralta yo se que hay gentes prestas para servirte ayudarte y conducirte por caminos diferentes, hay entidades conscientes de los males que te aquejan en tus campos se reflejan pedacitos de esperanza es el hombre en su labranza un héroe y no lo dejan. VII Tierralta ya no es la niña ingénua de una familia ya es la mujer que idilia la paz dulce de su campiña, que la tierra ya no se tiña con sangre de campesinos que se alegren los caminos que conducen al progreso en vez de un disparo un beso no más muertos ni asesinos. IX

Tierralta yo tuve un sueño que el padre Sergio existía el hombre que compartía con todo su gran empeño, su espíritu de antioqueño activista y comunero como siempre misionero con ese ir y venir soñé que lo vi partir para el eje cafetero. Tierralta, marzo 1999 Lo que pasa en nuestra

Tierra*

Por El Poeta Montañero VIII Tierralta hoy ante Urrá crece tu casco urbano con tanto pueblo cercano tu crisis aumentará, pero aquí ha empezado ya un Encuentro con Tierralta para ver qué te hace falta cuándo y cómo comienza una campaña intensa

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acto que hoy se resalta X Tierralta ciudad amable pujante y acogedora viva el espíritu que labora con espíritu incansable por tu ambiente confortable cual aurora al despertar Dios bendiga cada hogar los de afuera y los del centro con este magno Encuentro otra historia va a empezar

Arriba de la montaña donde nace una cañada se oye cantar la metralla toditicas las mañanas. La gente se encuentra asustada tienen temor en el alma

se escucha la carcajada de la muerte en la montaña. Y se escucha el retumbar del espanto en la maraña se oye un mono llorar porque ha perdido a su mama y no para de gritar porque no ha podido encontrarla. El pobre debe ignorar que ha sido destrozada y no deja de pendular moribunda en una rama. El tigre que es tan feroz se encuentra muy afligido porque una maldita explosión le ha dado en un pie a su hijo y se encuentra en los escombros de árboles retorcidos. Su alma se encuentra inquieta llena de asombro y confundido por oler carne revuelta con el polvo del camino. Se dirige a una nube negra en el paso del remolino los gallinazos se dan la fiesta en el cadáver de un campesino con el cuerpo perforado todo lleno de tiros. Lo mataron los soldados creyendo que era un guerrillo.

* Para efectos de la publicación hubo necesidad de colocarle nombre yno alteran el contenido original. Nota del Editor.

Encuentran dos campesinos muertos del otro lado los mataron los guerrillos creyendo que eran soldados. Y los que son enemigos ninguno se ha matado

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porque el pobre campesino es el que toma del trago. Vienen le pegan un tiro y lo dejan uniformado y si no lo matan por guerrillo lo matan por soldado. Queda en la vera del camino medio cuerpo sepultado y nada se ha perdido porque se lo comen los marranos porque el pobre campesino es el que toma del trago. En el cañón de las cuevas muy cerca del gran saltillo se ve un gavilán que vuela con semejanza de grillo. En el aire pone las huevas que al caer hacen ruido y en la montaña se ven los animales heridos. Se encuentran asustados los animales del monte y estamos aterrados ¡ay! toditicos los hombres. Nosotros los campesinos estamos muy asustados porque el guerrillo y el soldado toditos son colombianos no sabemos por qué diablos es que se andan matando. Por ahí se oye comentar y eso no tiene gracia ni entendemos un comino dizque por la señora Democracia y el señor Comunismo. Se oye comentar que el señor Comunismo pone uno los pollos a criar y se los pasa por el galillo.

A uno le quedan las plumas para limpiarse el fundillo todo lo que uno suda se lo tira en el bolsillo. La gente también murmura que la señora Democracia sólo le presta ayuda al que le cae en gracia se aprovecha del que suda del campesino y la ignorancia. La plata la serrucha con su hermana burocracia porque le pone mucha mostaza a gente que no trabaja. Le pedimos al gobierno y también a la guerrilla que dejen esos infiernos y dejen esas rencillas porque la que paga los platos es la clase campesina. Cuando llega la guerrilla a cualquier finca del monte le compran las gallinas y le prestan los fogones. Como a los diez minutos de haber pasado la gente llegan cincuenta soldados mandados por un teniente. Ven prendidos los fogones y al campesino le gritan ¡dónde está la guerrilla güevones!. Saltan los corazones temblorosos y asustados se cagan en los calzones cuando les habla un soldado. Ahí no acaba la cosa sigue la pesadilla

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cuando los soldados emboscan a los hombres de la guerrilla. Entonces somos perseguidos por toditos los caminos dizque porque de esa vaina nosotros éramos sabidos. Salimos de la montaña con toditos nuestro hijos y nos queda aquí en el alma un gran rencor escondido porque perdemos la calma y el sustento de los hijos. Y toditas nuestras hijas se nos van de la región y vuelven enseguida preñadas del patrón. Entonces dejan a sus hijos en nuestra protección y se van por los caminos a ejercer la prostitución esta vaina si da sentido y nos causa mucho dolor. Salimos de la montaña para las grandes ciudades y resulta que nos matan porque somos desechables. Nuestros cuerpos los rescatan de esos basurales porque somos de la patria los hijos naturales. Donde quiera que vamos nos pasa la mala hora por eso nos refugiamos en el alcohol y las drogas. Cogemos ese camino sabiendo que no es el mejor porque borrachos no sentimos lo que pasa alrededor. Vamos a hacer un alto

en la mitad del camino y vamos a darnos la mano como aquellos buenos hijos que si no recapacitamos nuestro país está perdido. Colombia está avergonzada de haber parido a sus hijos porque toditos se matan peleando por unos partidos y somos personas no gratas en los países vecinos. Montelíbano, diciembre 2001 Le pedimos a las FARC, a los Elenos y al EPL, vamos a buscar la paz que a toditos nos conviene y buena bonanza vendrá en este siglo que viene. Ustedes son colombianos y muy inteligentes yo los trato como hermanos y deben tener presente

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que si la paz buscamos evitamos muchas muertes. Vamos a darnos un beso de amor y fraternidad y cogidos de la mano nos podemos abrazar. Y desde ya peguemos un grito ¡patria, paz y libertad!. Ya con esta me despido de la nota de mi folclor que les mandan los campesinos de Puerto Libertador.