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8/6/2019 ACT e Psicologia Positiva http://slidepdf.com/reader/full/act-e-psicologia-positiva 1/18 Una reflexión sobre la Psicología Positiva y la Terapia de Aceptación y Compromiso  A reflection on the Positive Psychology  and the Therapy of Acceptance and Commitment CARMEN LUCIANO 1 MARISA PÁEZ-BLARRINA 2 SONSOLES VALDIVIA 1 RESUMEN La Psicología Positiva aboga por el estudio científico de la felicidad, el análi-  sis de las condiciones que la hacen posible y la búsqueda de indicadores objetivos ligados tanto al bienestar de los ciudadanos en general como a la  promoción de características personales que se relacionan con este bienestar  y que comprenden un acopio de experiencias subjetivas calificadas de positi- vas. La Terapia de Aceptación y Compromiso analiza los denominados trastor-  nos psicológicos desde una perspectiva funcional, centrada en la evidencia experimental sobre las características del hecho de ser verbales y lo que ello trae consigo en el ámbito cultural de referencia. En este breve artículo se pre-  sentan los puntos de encuentro, algunas de las divergencias y, especialmente,  las aportaciones que diluciden métodos preventivos y clínicos para que las  personas podamos afrontar la vida en armonía con las características de la condición humana. Clínica y Salud, 2006, vol. 17 n.º 3 339 Clínica y Salud, 2006, vol. 17 n.° 3 - Págs. 339-356. ISSN: 1135-0806  ARTÍCULOS 1 Departamento Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos. Facultad de Humanidades y CC.EE.. Universidad de Almería. [email protected] 2  Asociación Española Contra el Cáncer. Fecha de Recepción: 11-12-2006 Fecha de Aceptación: 14-12-2006

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Una reflexión sobre la PsicologíaPositiva y la Terapia de Aceptación y

Compromiso

 A reflection on the Positive Psychology 

 and the Therapy of Acceptance and Commitment

CARMEN LUCIANO1

MARISA PÁEZ-BLARRINA2

SONSOLES VALDIVIA1

RESUMEN

La Psicología Positiva aboga por el estudio científico de la felicidad, el análi-  sis de las condiciones que la hacen posible y la búsqueda de indicadoresobjetivos ligados tanto al bienestar de los ciudadanos en general como a la promoción de características personales que se relacionan con este bienestar  y que comprenden un acopio de experiencias subjetivas calificadas de positi-vas. La Terapia de Aceptación y Compromiso analiza los denominados trastor-  nos psicológicos desde una perspectiva funcional, centrada en la evidenciaexperimental sobre las características del hecho de ser verbales y lo que ellotrae consigo en el ámbito cultural de referencia. En este breve artículo se pre- sentan los puntos de encuentro, algunas de las divergencias y, especialmente,  las aportaciones que diluciden métodos preventivos y clínicos para que las personas podamos afrontar la vida en armonía con las características de la

condición humana.

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Clínica y Salud, 2006, vol. 17 n.° 3 - Págs. 339-356. ISSN: 1135-0806

 ARTÍCULOS

1 Departamento Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos. Facultad de Humanidades yCC.EE.. Universidad de Almería. [email protected]

2 Asociación Española Contra el Cáncer.

Fecha de Recepción: 11-12-2006 Fecha de Aceptación: 14-12-2006

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 ABSTRACT

Positive Psychology promotes research on happiness, and the analysis of conditions that make the emergence of happiness possible. It also encouragesthe search of objective wellbeing-related indicators and the reinforcement of  personal characteristics associated to wellbeing that involve a set of subjectiveexperiences rated as positive. The acceptance and commitment therapy is afunctional approach to psychological disorders. Since it is focused on verbalevidence, cultural assumptions have to be taken into account. This paper  addresses commonalities and gaps of both approaches and especially contri-  butions from preventive and clinical methods that allow individuals to live in harmony with human condition.

PALABRAS CLAVE

Psicología Positiva, Terapia de Aceptación y Compromiso, ACT.

KEY WORDS

Positive Psychology, Happiness, Acceptance and Commitment Therapy, ACT.

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Si uno tiene la tendencia a entraren las librerías o a echar un vistazo alos periódicos de cada día, es fácilentrar en contacto con espaciosinformativos y de opinión sobre elsufrimiento, sobre su afrontamiento yla búsqueda de la felicidad, sobreunos u otros de los denominadostrastornos psicológicos, y las diver-sas opciones de mejora y cambiopropuestas en el mercado. Los con-sejos y máximas para “ser felices”han sido proporcionados por exper-tos en diversos campos, desde lite-ratos, periodistas, médicos, físicos,psicólogos, hasta el origen de estasinquietudes que nos remonta a losfilósofos clásicos sin dejar de ladolos fundamentos provistos desde lasdiversas religiones. Sin embargo, noes la existencia de tales máximas loque resulta relevante en la actuali-dad, sino el ingente interés que seobserva en diversos medios en tornoa proporcionar ideas, máximas y fór-mulas para poder vivir y ser feliz.Como simple ejemplo baste señalarque, sin contar las numerosas pági-nas disponibles en la web, sólo en eldominical de uno de los periódicosde mayor tirada a nivel nacional, serecogen tres síntesis de libros y dosartículos de opinión en torno al tema.De la presencia de estos espaciospuede derivarse una necesidad deoferta que invita a los lectores a lareflexión sobre uno mismo, sobre lo

que se hace o se piensa o se siente,o sobre si se está afrontando la vidabien y cómo podría ser mejor encaso de pensar de un modo u otro.Dejando al margen la repercusiónpsicologizante que este quehacertiene así como los motivos que lorigen y las fuentes que lo alimentan,

es un hecho ineludible la importanciaque se ofrece a promover ciudada-nos que piensen y sientan de unaforma o de otra a fin de convertirseen individuos saludables, lo queincluye no sólo promover mantener-se de un modo físico sino que a ellose acompaña la necesidad de alcan-zar sentimientos de felicidad y satis-facción, y pensamientos positivos.Todo ello estaría en la dirección de loque permite la tecnología propia delsiglo y, sin duda, dependiendo dellugar que, además, se ocupe en elglobo terráqueo.

En este punto hay que traer acolación el estado de la ciencia psi-cológica en términos de modelosexplicativos o aproximaciones globa-les para la comprensión del serhumano. En el ámbito propio de lapsicología es frecuente la emergen-cia de aproximaciones que buscanabordar los problemas que lospacientes traen a consulta o simple-mente que tratan de exponer puntosde vista y afirmaciones sobre la vida,el ser humano, su pasado y su futu-ro. Sin embargo, las concepcionessobre el ser humano han sido, son, yserán numerosas, de modo que noparece que haya de esperarse unmodelo común con fundamentocientífico que situara en otro contex-to la proliferación de opiniones queno son más que eso. Hay que resal-

tar que la base o fundamento de lasopiniones es el envoltorio que dife-rencia a unas concepciones de otrasy que las convierte en afirmacionescon nula validez científica o con elgrado de validez pertinente en fun-ción de sus posibilidades en cuantoa prevenir y alterar los problemas en

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curso. Unos criterios que habrían deestar siempre presentes a la hora deevaluar la validez de los modelos.

En el ámbito propiamente psico-lógico, la Psicología Positiva reivin-dica que la psicología se oriente aofrecer fórmulas para ser feliz,adentrándose también en intentosdirigidos a la solución de problemasen el ámbito clínico. En este últimomarco –el orientado a los trastornospsicológicos- es en el que a lo largode los últimos quince años hanemergido modos alternativos deterapia con el objetivo de ofrecermejores resultados en el tratamientode los numerosos trastornos psico-lógicos que se resisten aún bajo losauspicios de las terapias cognitivasdocumentadas como eficaces.Entre este grupo de terapias quehan sido catalogadas como Tera-pias de Tercera Generación entre lasque resalta la Terapia de Aceptacióny Compromiso –ACT.

Este artículo tiene como objetivodescribir algunas de las característi-cas de la Psicología Positiva y de laTerapia de Aceptación y Compromi-so, en aquellos puntos que específi-camente acercan y alejan sendasconcepciones.

LA PSICOLOGÍA POSITIVA Y LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO EN ELCONTEXTO DE LA DIVERSIDADDE APROXIMACIONESPSICOLÓGICAS

Los modelos explicativos delcomportamiento en psicología, los

hay desde los focalizados en la bio-logía o parámetros fisiológicos ycerebrales, hasta los centrados enlas condiciones ambientales históri-cas y presentes que regulan la con-ducta. Y es que la naturaleza delacto psicológico probablementeestará siempre expuesta al de-sacuerdo a pesar de que la investi-gación en lenguaje y cognición estámostrando desde hace un tiempo,pero especialmente en los últimosdiez años, la naturaleza de aspectosdel ser humano que han estado –yseguirán- sometidos de modo siste-mático a la especulación y a la modareduccionista –pero culturalmenteextendida- de explicar el comporta-miento, más o menos complejo,sobre la base del funcionamiento delsistema nervioso. Bueno sería –yesperemos que podamos verlo pron-to transmitido a nivel cultural con elmismo entusiasmo que se ha trans-mitido el modelo biológico y otros- elnecesario convencimiento de lasinteracciones organismo-ambientepara dar explicación de la naturalezasocial de los eventos psicológicoscomplejos y su impacto en el de-sarrollo cerebral. Un convencimien-to, dicho sea de paso, iniciado enlos años cincuenta con la investiga-ción sobre contingencias y contex-tualizado debidamente con el avan-ce que ha supuesto el cúmulo dedatos experimentales que se estánproporcionando en distintos labora-torios sobre la emergencia o deriva-ción de comportamiento y la trans-formación de funciones (Hayes, Bar-nes-Holmes y Roche, 2001). Sinembargo, volviendo a lo que la lógi-ca dominante sobre el funciona-miento del ser humano propone, los

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modelos explicativos que gozan demayor aceptación son los que seajustan al sentido común, estableci-do coloquialmente o de modo ordi-nario, en cuanto a las razones o losporqués de lo que se piensa, sesiente y lo que se hace. Estos mode-los psicológicos ofrecen explicacio-nes de los fenómenos que estánbasadas en la contigüidad de even-tos. Sin embargo, estas explicacio-nes son circulares, habiéndose mos-trado la posibilidad de errar al consi-derar como causas del comporta-miento lo que no es pero lo parecepor su ocurrencia formal anteceden-te al hecho que se quiere explicar.Por tanto, resaltamos nuevamenteque la potencia de cualquier aproxi-mación ha de evaluarse en el ámbitode su eficacia para prevenir y con-trolar el fenómeno en cuestión.

Entre las concepciones másaceptadas en psicología estántodas aquéllas que explican el actopor el pensamiento o el sentimientoy, a la base, por la actividad cere-bral. En menor medida, se resalta laconcepción que contempla el actopresente en el contexto histórico dela persona, el cual inevitablementeobliga a contemplar las interaccio-nes socio-verbales que a nivel per-sonal hayan conformado las carac-terísticas de su desarrollo. La mayorparte de las terapias psicológicas se

asienta en el primer tipo de modelosexplicativos, como terapias desegunda generación (Hayes, 2004);siendo la terapia cognitivo-conduc-tual la que goza de mejor salud. Laasunción básica de esta terapia esque el aparato cognitivo (pensa-mientos, recuerdos, creencias..., y

las emociones que acompañan; enuna palabra, los eventos privados)son las causas últimas de la con-ducta. Por tanto, el cambio de lossíntomas cognitivos se convierte enla clave de la intervención, de modoque para que la persona  pueda  actuar positivamente (y hacer lascosas bien) se hace preciso alterar  los eventos privados, esto es, hacerque los pensamientos desagrada-bles se sustituyan por agradables,las creencias irracionales por racio-nales, las sensaciones incapacitan-tes por capacitantes, etcétera.

Los resultados de estas terapiasson parcialmente concluyentes entanto que los procesos de cambiono han sido identificados y los éxitosse relacionan más con los compo-nentes que no serían los esencialessegún la conceptuación que las sus-tenta. Además, se evidencia la difi-cultad para alterar los contenidoscognitivos recurrentes y muy moles-tos –el resultado es paradójico: seamplían y pueden hacerse másmolestos al intentar cambiarlos. Araíz de estos resultados, numerososautores han tratado de abordar quéhacer cuando los métodos clínicosse orientan a cambiar algo que ennumerosas ocasiones se resiste acambiar o parece que se controlapero tarda muy poco en volver aescena. Esto es, qué hacer cuando

uno no puede deshacerse de unrecuerdo tormentoso o de un pensa-miento taladrante o de una sensa-ción altamente molesta. La preguntapuede girar en torno a por qué des-hacerse de tal recuerdo es tanimportante, y por qué es tan impor-tante sentirse de un modo particular

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como una condición necesaria parahacer algo satisfactorio. Además,por qué lo que satisface normalmen-te (por ejemplo, quedar con amigos)se convierte en algo que no satisfa-ce si se hacen presentes ciertasnubes grises (recuerdos desagrada-bles sobre una amistad fallida o vio-lenta, o algo trae a colación sensa-ciones y pensamientos negativos,etcétera). En el ámbito de las tera-pias de segunda generación –yespecialmente al hilo de datoscorrelacionales entre atribuciones ypensamientos negativos- ha salidoal paso la aproximación de la Psico-logía Positiva, a la que nos dedica-mos en el próximo apartado.

Finalmente, ante la evidencia,entre otras, de la dificultad para con-trolar eventos privados, han surgidootras formas de terapia, entre ellasla Terapia de Aceptación y Compro-miso (ACT), cuya asunción básica esque los eventos privados no soncausas, sino productos inevitablesde la historia individual, y por tanto,no son fácilmente susceptibles alcontrol del individuo que los experi-menta. Por tanto, el objetivo deestas terapias no es alterar la formao contenido de los eventos privadossino su función, de manera que lareacción a los mismos se flexibilice yel individuo no actue de acuerdo asu contenido literal, sino de acuerdoa sus direcciones de valor, de signifi-cado personal.

LA PSICOLOGÍA POSITIVA

No pretendemos hacer una expo-sición ni una revisión exhaustiva de

esta aproximación (véase, por ejem-plo, la sección monográfica de larevista del Consejo General deColegios Oficiales de Psicólogos[COP, 2006]; Seligman, 2000, 2002;Seligman, Steen, Park y Peterson,2005), tan sólo se busca mencionaralgunos de los puntos centrales.Siguiendo principalmente las apor-taciones de Seligman y otros auto-res, se afirma que la psicologíapositiva surge como un intento deequilibrar, balancear el campo de lapsicología que a lo largo del tiempoy amén de su desarrollo y variedadde enfoques, ha l legado casi anegar la importancia de un individuosatisfecho y de una comunidadpróspera más allá de la psicopatolo-gía, a la par que ha limitado suactuación a la restitución de losestados negativos del individuo enlugar de promover la construcciónde fortalezas como una potentearma en el arsenal de la terapia.Estos autores sostienen que traba-  jando desde el modelo médico ybuscando solamente salvar lasfalencias y curar las heridas, se haterminado por desplazar y limitar engran parte la ciencia psicológica y elentrenamiento de profesionales,perdiendo de esta forma la funcióndel psicólogo que no sólo se restrin-ge a curar la debilidad sino quetiene que dirigirse fundamentalmen-te a nutrir las fortalezas del serhumano. Desde este contexto losprincipales autores del acercamien-to esbozan el objetivo básico de laPsicología Positiva que es el decatalizar el cambio en la psicologíadesde una preocupación exclusiva-mente centrada en reparar las peo-res cosas de la vida humana a

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construir las mejores cualidades enla vida (Seligman y Csikszentmihal-yi, 2000; Vázquez, 2006 ). Afirmanestos autores que la psicología a lolargo de décadas ha priorizado elestudio de aquello que impide, limi-ta o dificulta el desarrollo de estra-tegias eficaces para corregir déficity trastornos, este interés ha contri-buido a disminuir en parte el sufri-miento de muchas personas, pero lanecesidad de mejorar los tratamien-tos obliga a explorar nuevos cami-nos y proponer un papel más activopara las emociones positivas tantoen la prevención como en el trata-miento de numerosos trastornos. Así pues la psicología positiva vienea ser un intento de incorporar laimportancia que los estados afecti-vos y emocionales positivos pudie-ran tener no sólo en el tratamiento yrehabilitación de personas con pro-blemas psicológicos sino ademásen el campo de la prevención y for-talecimiento personal tanto a nivelindividual como grupal.

  A nivel subjetivo la PsicologíaPositiva se vincula a las experien-cias subjetivas positivas: al bienes-tar y la satisfacción, el disfrute, lafelicidad, los pensamientos cons-tructivos sobre el futuro, el optimis-mo, la esperanza, etc. y su papelcomo amortiguadores y promotoresde salud psicológica. A un nivel

individual se relaciona con ciertosrasgos personales positivos, comoson la capacidad de amar, la voca-ción, el coraje, las habilidades inter-personales, la sensibilidad estética,la perseverancia, el perdón, etc. Anivel grupal la Psicología Positiva secentra en virtudes cívicas como la

responsabilidad, el altruismo, lamoderación, la tolerancia, la ética,etc., que podrían influir en la cons-trucción de una mejor sociedad(Gillham y Seligman, 1999; Park,Peterson, y Seligman, 2004; Selig-man y Csikszentmihalyi, 2000).

En esta pretensión por ir más alláde los déficits humanos, la Psicolo-gía Positiva no sólo plantea actua-ciones terapéuticas encaminadas aresolver problemas ciñéndose alámbito clínico sino también pro-mueve actuaciones preventivas yorientadas al enriquecimiento y de-sarrollo de los individuos. Sintética-mente, cabría indicar que en laactuación preventiva la psicologíapositiva promulga que existen forta-lezas humanas que actúan comoamortiguadores en contra de laenfermedad mental: el coraje, eloptimismo, la esperanza, la capaci-dad de insight, etc. Según Selig-man, Schulman, De Rubeis y Hollon(1999) gran parte de la tarea de estesiglo será la prevención a partir dela creación de una ciencia de lasfortalezas humanas cuya misiónserá entender y aprender cómopotenciar estas virtudes en los jóve-nes.

De otra parte, en relación al trata-miento psicológico, los autoresplantean preguntas y esbozan algu-

nas hipótesis, especialmente vincu-ladas con lo que hace el psicólogoclínico en la consulta, ya que se afir-ma que probablemente mucho de loque hacen los terapeutas tenga másque ver con la amplificación de lasfortalezas de sus clientes que con lareparación de sus debil idades.

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 Aventuran que probablemente seanalgunas técnicas y tácticas de laPsicología Positiva los ingredientesmás efectivos en terapia y en defini-tiva, los que hacen que las psicote-rapias funcionen. Sin embargo, ysegún estos autores estas técnicasy tácticas son poco específicas,algunas no tienen nombre, no sonestudiadas y en cambio parecen serusadas por los terapeutas, por loque cabría analizarlas y potenciarlasen caso de comprobar su efectivi-dad (Snyder, Ilardi, Michael, y Chea-vens, 2000). Terminan indicandoque probablemente estos compo-nentes poco específicos que hayque validar, ayuden más que lasestrategias diseñadas propiamentepara la curación, lo que determinaríala poca diferencia en niveles de efi-cacia que existe cuando se compa-ran distintos protocolos de trata-miento.

Retomando algunos de los pun-tos principales aquí esbozados,podríamos afirmar que si bien laidea de que las actuaciones tera-péuticas que promueven la amplia-ción de repertorios comportamenta-les es una idea fundamental y unviejo principio de la psicología con-ductual, el planteamiento de la Psi-cología Positiva carece de definicio-nes concretas sobre cuáles seríanesos repertorios que habría quepotenciar ni especifica cuáles seríanlos procesos de cambio terapéuticoo las habilidades a reforzar, ni loselementos del enfoque que termina-rían por potenciar ese desarrollopersonal. Asimismo, como se veráen el siguiente apartado gran partede las afirmaciones teóricas que

constituyen el núcleo de la Psicolo-gía Positiva se alimenta de datosprovenientes de estudios estricta-mente correlacionales, que no expe-rimentales. En dichos estudios, a lascogniciones, emociones y senti-mientos se les adjudica un papelnuclear en la cadena determinantedel comportamiento cuando en rea-lidad y, según lo sustentan investi-gaciones experimentales actuales,los eventos privados, positivos onegativos, no causan comporta-mientos problemáticos sino que sonrelaciones arbitrarias entre conduc-tas fomentadas justamente desde elmarco cultural, que en este caso secaracteriza por esta incesante bús-queda de la felicidad centrada enlos eventos privados más que cen-trada en comportarse en trayecto-rias de valor o con significado per-sonal.

En síntesis – la Psicología Positi-va promueve fórmulas que coinci-den en cierta medida con la pro-puesta de antiguos estudiosos delser humano y –sin poder ser de otromodo- también de actuales estudio-sos del mismo tema. Avanza entanto deja ver un atisbo en direcciónal abandono del modelo médico enel que se apoya el modelo imperan-te de la psicología actual, insiste enla importancia de la construcción derepertorios comportamentales másamplios y no se ciñe a los objetivosde reparar déficits. Sin embargo, semantiene, en general, dentro delenfoque mecanicista centrado en lapotenciación (control, cambio) delos contenidos privados, en concre-to promover los positivos. Así, no sellega a dar el salto a la considera-

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ción de una definición más flexiblede lo que es la felicidad desde uncriterio pragmático, idiosincrásicoen tanto que históricamente deter-minado y ajustado a la condiciónhumana, esto es, una definicióncentrada en acciones valiosas, consignificado (cualesquiera que sean),y no en predisposiciones o pensa-mientos positivos. Éste es el saltoque sí da ACT, donde los eventosprivados (sean positivos o negati-vos) no se elevan a categoría cau-sal, de modo que la persona eligeconducir su vida con acciones valio-sas en vez de bajo la dependencialiteral de sus estados privados, yasea los evaluados socialmentecomo positivos o los negativos.Este aspecto es precisamente unade las claves de la Terapia de Acep-tación y Compromiso, que ademásparte de asunciones radicalmentedistintas sobre la naturaleza del serhumano y por tanto, sobre los obje-tivos en terapia.

LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN YCOMPROMISO

La Terapia de Aceptación y Com-promiso –ACT (Hayes, Stroshal yWilson, 1999; Wilson y Luciano,2001) es el enfoque terapéutico máscompleto de los que definen la Ter-cera Generación de Terapias

(Hayes, 2004; Luciano, Valdivia,Gutiérrez y Páez, 2006). No es ésteel contexto para exponer la historiade esta terapia desde sus inicios en1987 bajo el nombre de TerapiaContextual (Hayes, 1987), ni su con-ceptuación de modo extendido. Amodo de resumen, ACT es una tera-

pia conductual, radical, analítica,contextual y por tanto, funcional.  Asume las leyes que regulan lagénesis de funciones a través delcambio contingencial, y enfatiza lasleyes que regulan la formación ytransformación de funciones vía ver-bal, sin la cual los trastornos psico-lógicos no llegan a conformarse. ACT se define por el apego a la evi-dencia experimental en torno a lascaracterísticas de ser verbal y a unprograma experimental sobre losprocesos verbales implicados en laalteración de funciones provistaspor sus métodos clínicos.

 ACT recoge la filosofía de vidaque ha sido promulgada desde dife-rentes tradiciones religiosas así como por diferentes antropólogos,médicos, filósofos y literatos (Hayesy cols., 1999; Luciano, 2001; Szazs,1960; Wilson y Luciano, 2002): laexperiencia muestra que el sufri-miento y el placer están en la mismadimensión, o dicho de otro modo,que son los dos lados de unamisma moneda. Uno no puede ir sinel otro, lo que significa que es inevi-table tener la posibilidad de disfrutar(por ejemplo, al recordar cosas pla-centeras), sin que ello lleve parejo laposibilidad, antes o después, derecordar situaciones que traigan alpresente sensaciones negativas. Laexperiencia que todos compartimos

-de un modo u otro y en mayor omenor grado- es la búsqueda delplacer, el bienestar, y el alejamientodel dolor y del malestar; en suma, loque hace relevante para la supervi-vencia el reforzamiento positivo y elnegativo. El problema surge cuandodebido a la tecnología y al avance

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también, necesariamente y deacuerdo a las mismas leyes, lleva arecordar episodios desagradables, asentirse peor ante la comparación,etcétera. Las características delcomportamiento verbal puedenhacernos insensibles a las conse-cuencias de la acción de modo quees posible caer bajo control del con-tenido literal de los eventos priva-dos, en lugar de bajo control de lasconsecuencias de la acciónemprendida. Por ejemplo, es fácilencontrar individuos que regulen suvida de acuerdo a reglas como“mientras que mi autoestima nomejore, no puedo enfrentarme a unaentrevista de trabajo, ni a una rela-ción social/íntima, ni a un examen,etc.”, en lugar de regularla en fun-ción de las consecuencias queseguir este tipo de reglas está, dehecho, teniendo en su vida, a saber,no trabajo y, por tanto, no indepen-dencia, no relaciones sociales, etc.,si es esto lo que el individuo valorarealmente en su vida. Estas reglasfacilitan el surgimiento de la evita-ción experiencial como eje de laregulación del comportamiento. ElTrastorno de Evitación Experiencial(TEE) (Hayes, y cols., 1996; Lucianoy Hayes, 2001) es un patrón inflexi-ble, caracterizado por numerososmodos de respuesta que buscanevitar y suprimir la presencia depensamientos, recuerdos, sensacio-

nes y otros eventos privados, queresultan negativos o se acompañande malestar, con el fin de poder vivir.Tales actuaciones proporcionan unrelativo alivio inmediato en ocasio-nes, pero provocan un efecto  boo- merang de modo que el malestarvuelve a estar presente, a veces

más intenso y extendido. Las con-secuencias a largo plazo son la‘dedicación en exclusiva’ a cual-quier acción que elimine momentá-neamente el malestar, y el consi-guiente abandono de las accionescargadas –de un modo u otro– devalor personal.

En relación con la evidencia sobrelos efectos paradójicos de los inten-tos de control de los eventos priva-dos destacamos lo siguiente. Se hademostrado que los intentos decontrol de los eventos privados(para eliminarlos, reducirlos, susti-tuirlos, racionalizarlos, etc.) –comose controlan otras cosas en elmundo–, no sólo no produce elefecto deseado sino que lo que sedesea suprimir se torna en conteni-dos más fuertes (rebotes) y expan-didos (Geraerts, Merckelbach, Jeli-cic, y Smeet, 2006; Wegner y Zana-kos, 1994). Como alternativa al con-trol, se han evidenciado experimen-talmente las ventajas del cambiocontextual de los contenidos cogni-tivos no deseados o negativos(Gutiérrez, Luciano, Rodríguez yFink, 2004; Kashdan, Barrios,Forsyth y Steger, 2006). Por ejem-plo, contextualizar el malestar comoalgo coordinado o en oposición alos actos valiosos produce efectos,a la corta y a larga, sustancialmentediferentes, no sólo en la percepción

del malestar y el sufrimiento sinoporque dedicarse al dolor en vez deimplicarse en acciones de valordevenga réditos radicalmente dife-rentes. Este cambio contextual delcontenido cognitivo tiene comoobjetivo, de manera muy resumida,flexibilizar la reacción al malestar, de

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modo que aunque permanezcaintacto en su forma, ya no sirva paralo mismo, y ésa es la clave esencialde la necesaria práctica de aceptarla experiencia privada que sobre-venga al actuar en dirección devalor (Dahl, Wilson, Luciano yHayes, 2005; Hayes y Stroshal,2004; Wilson y Luciano, 2002). Aeste se añade la aplicación de losresultados de investigación paraalterar el impacto de la transforma-ción de funciones, resultando degran utilidad tanto para prevenir elimpacto aversivo de pensamientoscon contenidos aparentementenegativos, como para conocer ymanejar mejor los métodos clínicosde carácter contextual (metáforas,ejercicios de des-literalización y, engeneral, para romper la fusión cog-nitiva), dirigidos a alterar las funcio-nes de contenidos cognitivosmolestos (Barnes-Holmes, Barnes-Holmes et al., 2004; Barnes-Hol-mes, Cochrane, et al., 2004; Blac-kledge, Abraham, y Bassett, 2006;Healy, Barnes-Holmes, Barnes-Hol-mes, Keogh, Luciano, y Wilson, enrevisión; Luciano, Molina y cols.,2004; Luciano, Páez, Valdivia, Moli-na, y Gutiérrez, 2003; Masuda,Hayes, Sackett, y Twohig, 2004;Melia, Roche, y Blackledge, 2006;O’Hora y Barnes-Holmes, 2004; Val-divia, Luciano, y Molina, 2006; Wil-son, Hayes, Gregg y Zettle, 2001).Para una revisión amplia de estaterapia y de su repercusión comotratamiento validado, remitimos ados recientes publicaciones al res-pecto (Hayes, Luoma, Bond, Masu-da, y Lillis, en prensa; Hayes, Masu-da, Bissett, Luoma, y Guerrero,2004) en las que emerge un proceso

replicado que indica la ruptura de larelación de dependencia conductualentre los pensamientos y otroseventos privados y las acciones dela persona que pasan a estar con-troladas por lo que realmenteimporta o tiene significado para ella.

EN CONCLUSIÓN

Llegados a este punto, sólo caberesumir algunas de las ideasexpuestas en este breve trabajo quesirvan como una mera invitación aahondar en el estudio de aproxima-ciones psicológicas que puedentener un aire familiar, pero que aldiferir en aspectos centrales pierdental aire y se sitúan en su justo lugarcomo opciones que pueden llegar aser de familias opuestas o, almenos, distintas.

En primer lugar, la PsicologíaPositiva y la Terapia de Aceptación yCompromiso no habrían de situarseal mismo nivel. Y siendo así, nocabría esperar de una lo mismo quede la otra. La primera reivindica quelos psicólogos se orienten a instruiral individuo respecto de cómo vivir,en este caso, centrándose en lopositivo. La psicología vendría,pues, a sustituir a los agentes socia-les encargados de señalar a la genteciertos modos de vida, orientándo-los sobre lo que, en sí mismo, estábien y está mal. En este punto sepodría sugerir una intromisión en lavida personal que corresponde mása políticos y otros agentes sociales.Sin embargo, en un contexto científi-co, la tarea de la psicología deberíaquedar meramente al servicio del

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estudio de las variables relevantesen la naturaleza humana con el finde prevenir o cambiar lo que fuerepreciso cuando así fuera requerido.En este punto, la Psicología Positivatendría más de lo primero que de losegundo, mientras que ACT sería  justamente lo contrario. En ACTtambién existen asunciones sobre loque facilita, y al contrario dificulta,una vida plena y satisfecha. Peroson asunciones pragmáticas basa-das en la función de lo que se hace,o sea en la sensibilidad a las conse-cuencias de la regulación del com-portamiento (si aleja o acerca a lavida con significado). No se centra nise demoniza ninguna acción en par-ticular (no se incluyen en esto lasacciones penalizadas) ni principal-mente se demoniza ningún pensa-miento o sensación o recuerdo pormuy negativo, incapacitante o “anor-mal” que pueda parecer.

En segundo lugar, flaco favorhace la psicología como ciencia si elproducto que “vende” es un conjun-to de fórmulas sobre qué es y cómose consigue la felicidad si estánbasadas en asunciones sobre lanaturaleza humana sin fundamentoexperimental. Paradójicamente, sonéstas las disponibles en el mercado.Sin embargo, el encaje entre lo queel mercado ofrece y lo que la gentedemanda, depende directamente

del grado en el que los individuossean educados y entrenados paraconducirse o seguir una regulaciónlimitante. En consecuencia, mien-tras la gente esté masivamente edu-cada en esta dirección, no habría deesperarse más que personas con ungrado mayor de sensibil ización

hacia la búsqueda de lo positivo acorto plazo (como si las característi-cas de la condición humana permi-tieran soslayar los eventos privadosnegativos) y con un gran costo en loimportante a la larga.

 ACT es radical en este sentido, alceñirse totalmente a la evidenciaexperimental sobre lo que sí y loque no se puede controlar y, princi-palmente, del costo de los intentosde control. Resultado de tal eviden-cia, ACT plantea un giro radical enel foco de la terapia: no se trata decambiar o reducir los eventos priva-dos molestos, sino de alterar sufunción de modo que el comporta-miento quede regulado por los valo-res personales y no por la literalidaddel contenido de dichos eventos. Yen el plano preventivo, se trataría dedificultar la transformación de modoque no se produzca la abducción dela persona por sus propios eventosprivados al comportarse literalmentesegún los contenidos cognitivos.

En este punto, la Psicología Posi-tiva se beneficiaría considerable-mente de los hallazgos efectuadosdesde la posición conceptual resal-tada en ACT. Y al hacerlo, probable-mente podrían aunarse esfuerzosdesde distintas vertientes, lo que laspondría en la misma dirección. Unadirección que vaya paralela a la con-

dición humana en cuanto a lascaracterísticas del ser verbal que nopuede eludir que sensaciones, pen-samientos de futuro o recuerdosnegativos llamen a su puerta cadadía y, por tanto, sin generar una fun-ción evitativa para los eventos priva-dos, ya sean positivos o negativos.

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En tercer lugar y tratando deestablecer los elementos comu-nes, podría observarse que ambasaproximaciones denuncian el impac-to de una cultura/educación hedo-nista que reduce sustancialmentelas oportunidades para generar lashabilidades de fortaleza y la vidacon un significado vital. Denunciantambién –y merece la pena resaltar-lo- la influencia negativa propiciadapor haber entendido a la psicologíasiguiendo el modelo médico. Por unlado, la Psicología Positiva critica eldesplazamiento y limitación que laciencia psicológica ha sufrido –y elentrenamiento de profesionales- porun planteamiento médico de la acti-vidad humana que se ha dirigido acurar heridas y reparar las peorescosas de la vida humana en vez dea construir cualidades en la vida. LaTerapia de Aceptación y Compromi-so da un paso radical en este asun-to en tanto que ofrece una visiónfuncional y alternativa de la patolo-gización que se ha hecho de la acti-vidad humana –y que los psicólogostan cómodamente han asumido,cuando no participado, en el proce-so. ACT denuncia las fórmulas cul-turales que promueven en los orga-nismos verbales una vida centradaen los síntomas cognitivos, plan-teando tal denuncia en el contextode la evidencia experimental, quemuestra que tratar de controlar loseventos privados como un requisitopara actuar en lo que importe, es unmodo de funcionamiento que nosólo no aleja del malestar sino quelo hace crecer y, al hacerlo, sitúa ala persona cada vez más lejos delas contingencias que contienenhacer lo que es importante. ACT

presenta una alternativa a la psico-patología tradicional que –aún nece-sitada de investigación- contiene lascondiciones precisas para dar razónde la emergencia de pensamientos“positivos y negativos” y sensacio-nes diversas, de modo que sehacen transparentes las variablesresponsables de las numerosascorrelaciones entre pensamientos ysensaciones que han nutrido la psi-cología en los últimos treinta años.La supremacía de ACT al asentarseen la investigación en lenguaje ycognición (recogida en la Teoría delMarco Relacional) es evidente. Estainvestigación es el tronco que estápermitiendo –o permitirá- a otrasopciones terapéuticas equivalentesen filosofía y métodos a ACT, sus-tentar sus asertos a pesar de quetales concepciones en modo algunotengan un compromiso de investi-gación básica. Lo mismo cabeseñalar de los métodos clínicos queno por utilizados en otros ámbitosterapéuticos tienen el mismo fin nise conocían los procesos verbalesque los hacen efectivos. Es el casode las metáforas, de la exposición alos eventos privados con perspecti-va de los mismos, etcétera. ACT,nuevamente, orienta sus métodos ylos mejora al hilo de la investigaciónen transformación de funcionescentrada en las analogías, en ladesliteralización, en los métodospara clarificar direcciones de valor yen los métodos para exponerse alos eventos privados contextualiza-dos en los marcos deícticos. Conrazón se advertía hace ya años, queparadójicamente lejos de no recha-zar los eventos privados, la psicolo-gía conductual estaba abocada a

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exponer la naturaleza de los mismosofreciendo una concepción conduc-tual de la cognición, necesariamen-te funcional. Ése es el paso ya dadopor la investigación recogida en laTeoría del Marco Relacional aunque,dicho sea de paso, habrá que esfor-zarse por hacer más comprensiblesus hallazgos de modo que seanvalorados en lo que aportan para lacomprensión de eventos complejos.

Finalmente, la Psicología Positivaresalta la fortaleza, la importanciadel significado vital, etc., peropodría orientarse mucho mejor si seajustara a la evidencia experimentalal nivel de las contingencias y delaprendizaje relacional para com-prender la dificultad y el enredo enel que pueden verse las personasque busquen sensaciones positivasy pensamientos optimistas sobreuno y el mundo como modos deorientarse en la vida. Siempre que lafortaleza o lo positivo signifiqueactuar positivamente hacia lo queimporta con independencia de loseventos privados molestos o negati-vos que puedan interponerse en elcamino entre uno y lo que unodesea, estaríamos en una coinci-dencia entre ambas aproximacio-nes. Sin embargo, si por fortaleza seestá apelando a la necesidad detener sensaciones positivas de unomismo, de los demás; sensaciones

optimistas a diferente nivel, etcéte-ra, como un vehículo necesario parapoder actuar con libertad de elecciónhacia lo que tiene significado enton-ces la Psicología Positiva estaríasituada entre los enfoques que pro-mueven regulaciones que podrían ircontracorriente a las características

del comportamiento verbal, o dichode otro modo, de la condiciónhumana. En contraste, ACT nodemoniza ningún evento privadoporque eso es lo mismo que cultu-ralmente conduce a problemas, sinoque sólo planteará al paciente –y ala población, si de prevención setrata- la disyuntiva de lo que obtie-ne, a la corta y a la larga, al orientarsu vida al control de los eventos pri-vados (tratar de eliminar los negati-vos y buscar los positivos) en vezde orientar sus acciones hacia unavida plena con la consiguienteaceptación de los eventos privados(los pensamientos negativos y posi-tivos) que surjan en el camino.

Para poner punto final a este artí-culo, que no significa hacerlo con eltema en cuestión, las comparacio-nes entre la filosofía de ACT y la dela Psicología Positiva, podríanhacerse extensibles a otras muchasterapias, las cuales, o bien promue-ven el cambio de los eventos priva-dos, o bien promueven la acepta-ción de los mismos en el marco detrayectorias de valor. Y tambiénpodría compararse esta filosofía conopciones religiosas y filosóficasgeneradas cuando la psicología aúnestaba por nacer como disciplinacientífica. Sin embargo, las compa-raciones serían inútiles cuando de loque se trata es de mostrar la eviden-

cia experimental de las filosofías. Yesto es lo que hace de ACT no unaterapia más, sino una terapia con elfundamento experimental adecuadoa partir de los estudios experimenta-les sobre aspectos humanos que nopor ampliamente discutidos tiempoha, se hallaban entendidos en su

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raíz hasta el punto de no ir más alláde la predicción. Ahora comienzan,sin embargo, a ser transparentestanto las condiciones para su de-sarrollo como para su alteración.

En todo caso, cabría añadir queeste trabajo no tenía por objetivomás que una reflexión que proba-blemente requiera a su vez muchamás reflexión.

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