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CAPITULO QU INTO Prelimina.res de Co nqui sta l'e¡cubrimi!n/(I,! en Tierra ¡"ir me . - Don Pedro de lI eredia. - Prancisco Ci.sa r.- San/a M aria la AnligUII.._ San SebuMn de Urabá <1 BJ«!n.aviUa. _ Juan Badil/o. Descubrimientos. - q ue en el al\o do ,1495 y si guientes, Colón y sus compal!.cros se ocupaban activamente en collocer una por una todas las islas qua constituyen el gran archipitilago de las Antillae y aun pal"te de la T ierra Firme, los so beranO!! e9pan.oles, des eosos de ensanchar indefinida- me nte sus dominios y do aumontnr sus renta.s, expidieron, como lo intlicá mo s en el c.lpitu]o anterior, una roo.l cédula on que so permitia á todo espa.nol el libro trá.fico por las tierra.s uC9c ubier tas, y el derecho de armar por su cuenta y riesgo ex pediciones con el fin de descubrir nuevos paises. Adem :l8 do un viaje de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la. Cosa, \ Oino ;i catas costas Pedro Alonso NUlo en 14!l9, y rcrorri6 gr!l n parte de ellas en lo que pertenece hoy ti. la Republica de Colombia. Después de Nil\ o, D. fiod ri go do Basti das , sevillano, avanzó también navegando al occidonte has ta Ins agua.s del golfo del Varien . Diego de Nicuesa mand6 un poco más la rde, dcadc Santo Domingo, una expodición qu o tuv o por objeto e8clavil.ar indios en las costas de la Tierra

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CAPITULO QUINTO

Prelimina.res de Co nquista

l'e¡cubrimi!n/(I,! en Tierra ¡"irme. - Don Pedro de lIeredia. ­Prancisco Ci.sa r.- San/a Maria la AnligUII.._ San SebuMn de Urabá <1 BJ«!n.aviUa. _ Juan Badil/o.

Descubrimientos. - ~lielltra.9 que en el al\o do ,1495 y siguientes, Colón y sus compal!.cros se ocupaban activamente en collocer una por una todas las islas qua constituyen el gran archipitilago de las Antillae y aun pal"te de la T ierra Firme, los soberanO!! e9pan.oles, deseosos de ensanchar indefinida­mente sus dominios y do aumontnr sus renta.s, expidieron, como lo intl icámos en el c.lpitu]o anterior, una roo.l cédula on que so permitia á todo espa.nol el libro trá.fico por las tierra.s uC9cubier tas, y el derecho de armar por su cuenta y riesgo expediciones con el fin de descubrir nuevos paises.

Adem:l8 do un viaje de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la. Cosa, \Oino ;i catas costas Pedro Alonso NUlo en 14!l9, y rcrorri6 gr!ln parte de ellas en lo que pertenece hoy ti. la Republica de Colombia. Después de Nil\o, D. fiodrigo do Bastidas, sevillano, avanzó también navegando al occidonte hasta Ins agua.s del golfo del Varien . Diego de Nicuesa mand6 un poco más larde, dcadc Santo Domingo, una expodición quo tuvo por objeto e8clavil.ar indios en las costas de la Tierra

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Firme, para venderlos por cuenta. de él, traficar con Jos habitantes y asolar poblaciones. Los individuos de esta elpe­d lción desembarcaron tamhi6n en tierras de Urabá.

En 1::'1 3, un destacamento mandado por VILBCO Nliflel de Balboa, en el cual iba D. Francisco Piurro, futuro too·

qu ist.:l.dor del Perú, anduvo por esos senos, y r!.'COrnil bot·

qucs y cordilleras hasta dar ó. su jefe, el 2:' de sctiembrt de aquel allo, el placer inmensO de la nnsiilda y pl"Omcljd~ visión de las tranquilas aguas del Pacifico .

Por lo dicho, S6 comprendera muy bien que cuando rl Almiranl6 vislt.6 cm 8U cuarto viaje, ano de 1502,111.8 COtiW del Danen, ya. J09 invasores, principiafldo ¡xlr Ojed:l, 111 habían por lo menos entrevisto.

D. Pedro de Beredia. - Estc noble madrilel\o, como pal'tcro do Bastidaa ('o su viaje, había figurado entro 105 ron­quistadorcs dll Sanlamart.1; y conociendo 1110 importancia d!

de eso litoral atlanlico y el pro\'ccho quo de él podia sacarse, se trasladó a Espana, donde, morccd a. sus poderosas rtb· clones, outuvo el mando como gohcrnador y oonquistador, de un terrltorlo que <lcbia oxtenderse desde las Bocas de Ccniz;J, destlgüe del Magdalena, para el occidente, hasta la desembo­cadura del Atrato on el golfo dol Darión, tierra adentro pa1'3-el 9ur, h1l.!lta la linea ecuatorial, conelllombrc do Nueva And3.· lucia.

Como D. Pedro do lIercdln figurará, en cierto modo, tD

calidad do gobernador de Antioquia, pa.reco bueno d~ algunos pormen0,res 80bre sus antecedontes y condicion.", individuales.

En el tiempo de sus mocedades, rico y bion emparen· tado, rcoorria las c.1l1es de Madrid on busca do ga1ant~y aventur:u¡. En cierta OC11.9iÓn, (ué ataeDdn por seis homb~ ,¡ un tiempo, y se defendió ulerosamente dll ellos, pll rque ~u espada era corb.nte, 9U a.n imo entero y fuerle su brazo. En esto combate quiso su mala s uerte que un tajo del aeoro con' trario le cortara. completamente la nnr tz, falta que se subsan,'

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-"'-en parte, porquo médiooa de Madrid y de Toledo lKl la pUlieron artificial á expcnBaS do 8U propia carne, por modio del procedimiento ingenioso que la ciencia conoce <XlII el nombre de r inopl3.8tia, que t.'\nto qu iero decir , como en Ion ­guajo ramillar, nari~ posliza. Clf!n diaa 8ufrió pacientemente liU operaciones indispensables para llegar á. este resultado; y 3un ael, OiIta parro do BU cuerpo quedó ,¡ampro mostr-ando la~ costuras de un color diverao del !'esto de la cara, y una narit 3planada y lea que agregaba no poca durew. al reato de sus lacelonOll.

De&pUM del oombnto singular que hemoe rn!!ncionado, D. Pedro de Heredia mató tres de 8U$ competidorell. Loa Otro8 escaparon con vida, porque no pudo haberlos a mano.

lA8 oollBeCuencias do estoe aoonlecimienlos colocaron al noble 05panol en una posición embaruolllL; S6 vió peMIC­guido y amena:tado oooat.antemente, y para salir de ella, asi como para dar libre vuelo {¡ 8U ear;icter inquioto y ambici()8O, resolvió, de acuerdo con BU farnllia, trasladarse al Nuevo Mundo.

Lo. ciudad. do Snntnmar~, fundad':18obre la. OOIIta atl1n­Uca, en el afio de 1525, fu 6 gobamadll. un poco mM tarde ¡M)r Pedro Dad.ilIo, do quien Heroola vino á ler teniente de gober­nadar. oediendo luego el campo á Garcia de Lerma, '"'mido de E8pal\a NU la miSma investidura. Ya en CIIe tiempo e3taba Heredia rico de caudal611 }" rico de práctica en los negocios de c.unquiata., por [o cual viaj6 para Castilla con el fin de soli· citar para si laGobcrnllCión de la ba.nda ooe.tdenW del Magda­l ena, que conocía en parte.

Ell la capital de &apalla se halló rodoado de no pocas difi­oultades suscitadas por sua enemigos j pero como su paren· tela fuelle poderosa y él eetuvlera proVl8to dtl dinor09, bien pronto consiguió lo ql.ie pedía. y para realiU\r 8U empl"6Sa se truladó á Sevilla. Allí compró algunas embarcacion6ll, reunió I r.o compa!\.cros y 86 hlw á 1:2' vela en el puerto do CMiz para Indias, trayendo en 8U compa.llía 6. Juan AlolUlO

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Palomino. sugoto valeroso y versado en 0081\.9 de guerra. muerto mis Urde por FrancilJoo Fernández Girón, hombre de funesto recuordo.

En 1532 lleg6 con su armada perfectamente adereudai San 1uan do Puer-to Rioo, dondo tenia un Ingenio heredado de uno do sus parhmte8, y en donde debia provoorse de bastimentos y demás medios para la oontlnuaci6n de su

campana. En aquella isla so encontró con 30 hombrCII, buenos y

propios par:!. todo tr:!.bajo do guerra y conquista, companeros separados de Sebastián Cabot, quo volvían desbandados de Jllconqulst.a do Buonos Aires . El pcrtlonajc más notable de ese grupo de avontureros er:l Francisco César, lusit ~no,

notablo por su modcsti~, por su honradez, por su pcl"ill'\"t­

r~ncla y por su v~lor. Estaban también allí dos herm~noj

lIog;u;ones y dos Valdiviesos, que debian poner su nombreeD buena parte en el curao de las siguientes contiendas. Todo< M OS dispersos soldados entraron en el I'jérci to de Heredia.

Do Puerto Rico sc trasladó el Gobern:!.dor á Sll.nto [l,¡.

mingo. [lnra pone",c de acuerdo con In Audiencia I"('nl l'sLl­blecida nllí, respecto al curao do ciertas operaciones adminis· trativas, y tuvo Igualmento la buena suerte de incorponr entro 108 SUyOll cincuenta do 109 ant iguos soldados de Cedch.' )' Ortlaz, conquistadores del litoral y del in!crior de Yene­zuela.

Provisto do cuantos elementos podian ser indi.spens."lblo" al logro de sua deseos, se di6 á la vela para la Tierra Firnn'. y llegó el g do Enero do t533 á <Alamari ó Calo.mar, ~¡, i ·l

nctual do la ciudad do Cartagena. Después do haber desembarcado, se trasladó á Turb.l(·'

oon su ejército, dando tuvo UII rellido encuentro oon 1,~

indios, on el cual se vio á punlo do perocer 8sfi:Liado por 0·1

calor, y cn r¡ue el valiento César dió mucstra!J do un \'al,,~

inaudito. AlIi recibi6 éste tantas nechas do las lanzada.!! p<l~

108 americanos, quo ~u cuerpo, segun la ru:prcaión de u& anUguo cronista, más parecia el cuerpo de un eri,o que el .. t:

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un hombro. La buena calidad de I:IUI:I :u-mas defensivas lo libró de morir en aquellaoC8sión.

Sosegados un tanto los restos do 109 naturales de Tur· baca. fundó el Gobernador ¡j, Cartagena, en 21 de enero; y no bien pUl)!jt08 los clmi~nto9 y arreglada sua.dministrac.ión, se <lió el conquistador a. nuevas operacionCl!! de deacubrimiento. Halagado por la fama de los tesorol:l del Sinú,luó en busca de ellos, y hallándolos cuantiosos 90 enriqueció prodigiosaroente. y como en cuanto le fué posible, reoortó la parte de botín que debia tocar á sus' compal\cros, enajenóse el afccto do muchos, con lo cual el descont.cnto !legó ó. tan aIto grado, que panl tenar sujeta la soldad= ó imponer á sus Icnientes e! I"e!lpeto debido, se vió en la necesidad de d09plegar toda la fuena y la energía de su genio, que por cierto no eran me¡,.. qulnllS. .

RecibIó también, estando ocupado en escudri i'iar el con· tenido de los aepulcros de los aborigenes, un doble apoyo materia! y moral oon la llegada de su hermano' mayor Alonso, de quien Be habia separado on lIaiti, y el cual, dospués de haber estado en Nueva Espana, regreoab.:i. á com­partir con él riesgos y peligros, venu.jllS y aprovecha.­mientos.

Franci6CO Cénr. - Nombrado general por Heredia en la primera expedición al Sinú , era uno de aql!ellos :1. quienes la codicia del Gobernador habitlo hocho un tanto sediciosos. S u resentimiento subió de punto cuando á ta llegada de D. Alonso de Ileredia ésto fu~ destinado para reemplazarle en el mando. Loa rencores crecieron, y la inminencitlo de una conspiración llevó las COSIlS en el campo espai'lol á untlo situa­ción tan dificil, quc César y algunos Otroll rueron condenadOll á muerta por el nuevo gonoral. La pena del ültimo suplicio no so ejecutó, porquo no hubo en el ej~rcito quien so atreviera:l.

. tocar la persona do Céoar. La armonía se restableció bien pronto; regresaron a la costa; continuaron Hiendo buenos amigos, y César siguió ocupando cerca del jofo director. ei

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- 5n-no el primer lugar, 8i por 10 menos el segundo. El hombre lo merecía.

En Cartagcna la vida da Heredia oontinuó siendo, como de oostumbr-o, un pooo turbulen tao Su oonducta. en el Binú no habia sIdo rcoomendable i eUB oompal\wO!l le mirab3n y repu· taban no aólo oomo avarionto y ambicioso, Bino también oomo deltintador de loa caudales del real fisco; la autoridad ecle· siástica le promovió litigios con motivo do :J.8untos de juriBdiCGión y de mal comportamiento respecto á l06indígenas, y sU vida estuvo má.e de una voz en peligro por asechanzas y motines, do 109 cuales 6:J.lió eiempro bien, gracias á su presencia do 4nimo 'J :í. lo fOmlidable de BU brazo.

Como continuación á BUS primoroa trabajos ejecutados en 0\ Sinu y orilla occidental del Magdalena, ordenó una entrada alaur, siguiendo las aguas del Cauea, eapitanea.rlJ por au hermano. Esta. entrada, seguida dc pp,simo resultado, no produjo otra ventaja que la del conocimiento que st

adquiríó desde eoton0e6 de esaraja de territorio hasta el punto ocupado actualmente por Caceres. Sucedió eato en el aJ\o

de 1535. Quedaba por explorar la parte occIdental de la Gober·

nación. Como las noticias que corrian sobre la rIqueza de 1M pueblos ribcrcftos, rueson bastante tentadoras, ee con~ntró la atención sobro esa parte; 'J corrarias presididas á veces por Alonso de Heredia, en oca.sioneB ·por César, ó bien por el Gobernador en ponKlna, Ó por Ins tres reunidos, se suwdieron rápida'J alternali\'amente.

Santa liarla la ADUgua. - El capiUn Barrionue\'o habia fundado en lo que se llamó entonces la Ensenada, la ciudad do Santa Maria la Antigua, en lo que oorrespondia.;l Pcdrarias Da\'iJ!!', Gobernador de Castilla del Oro. A la su,)r¡ en que las excuraiones de 100 Hcredi:J.8 tenían lugar &obre ceta parle, administraba las OOllas de Santa Mari!!' la Antigua un tal Juli6.n Gutiérrez, como teniente de gobernador d~ Panam6.; y como acaecieso enlence8, que los dos hermanos

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pcnlWl.ln Ó fingiesen pensar que aquel estabiecimiento estaba en lo á ellos concedido,_ se entabló una gran diferencia en quo se disputaba con las armas en la mano el derecho de propiedad. Coml.>ate~ muy rei'lidos entro espai'loles liC

sucedieron de un modo escandaloso, comuates en que Francisco cesar 'dilató no poco 8U fama. y nombradía lidiando en favor do Gutiérrez, por haber abandonado ii. loa Hcrodiaa.

Sin Sabaatián de DrabA. - Para tener · un punto do escala y UII centro de operaciones, O, AlonlO de Heredia resolvió fundar en la banda opuesta dol Atrato, es decir, en la oriental , en un punto cercano á una población erigida por Alonso de Ojeda y abandonada. por Francisco Pizarro, la ciudad de San Sebasti6.n de Urabá, y con eso, sentar firme· mente el pio en regiones que pudieran serIe provechoMII en lo porvenir.

El cacique do Urabá. y la nación Cuna, esparcida á. lo largo de todo ese lito mi, emn bastante ri~s de oro, á causa de que 9US contrataciones tenían lu¡;ar ordinariamente con indios del Chocó y de Antioquia.

Toda esa riqueza pasó, como se comprenderá, a manos de 109 europeos i mae como ella por grande que fuese no alcanzara á llenar, ni con mucho, las exigencias de su codicia, se dieron á inquirir de IQll naturales lo. (uento y el origen que pudiera tener. Entre too08l08 conocimientos quo ~dquirioron, hubo uno impoMante pa.ra ellos, que consistió en la. rela.cióll que obtuvieron de la clI;istencia. de cierto pa.[s en la. tierra. adentro, conocido con el nombro del Dabeibe, país opulento por S llS tesoros y riquezas.

No era predao más. D, Pedro de Horedia, sabedor de la Juena nueva, resolvió darae á la tarea y marchar en busca de os suspirados tesoros.

El día 12 de Abril de 1536, 81lllmbarcó el Gobernador eH guas del Atrato, llevando 60 hombres ds caballería. y 150 ds ,rantorfa, con espemnu de descubrir el paie deseado. Rien ..

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.,...~..."

pronto abandonó IW.$ embarcacione8 y anduvo por tietn firme ; pero el &Ueio era ancgadi:w, onmaral\ado y IIeoo dt obstáculos. Poco de8pué8, 108 801dadol eomem.aroll a tnltr­mar, yel dCMliollt.o y la fatign. principiaron á debilibl MI arTojo_

Ihan ya en el temer mea do 8U peregrinación, y ~ le

presentaba que pudien. eonsolarl08_ El Gobernador amtrLIlá

a los gu{a.a, y 68toe lo dijeron que al tercer día llegarían. Los caballos no podian andar¡ pero regocijados 108 hombres OOD

la noticia do loe couductoree, 6e animaron un \an~, pusl6ron -la infantería "vanguardia, para abrlraa UDasend3, y Il~ efcctivnmento el día terocro a un:!. raoche,ria. de ~ extr:!.i\a y nunca viala ni _pechada por ellos. Lo8 r.uu:boII estaban ooostru.Ld08 IIObre unos on laa copas de 108 1i.rboIet. los habitantes andaban oomplet.arueDte dee:nudoe, kDÍ&II

ncch3l! y vivían do la cua do :r.ahin08 y do la pesca. A pNII'

do ese estado eaai primitivo, 88 defendieron arrojando IObn! 101 Inv380f'e3, dosde 8US aéreas vlvl6DdIUI, ceniza, n(l:h~.

troneosdo lirbolotl y agua. caliento. En esla ligera escaramuza, hicieron d08 indios prU.i~

neros, intorrog:Mi08 108 cl13les. nada bueno pudo eolegira di BUS r:lwnes. y le reeolvió desisti r del empefto y regrel3r i 83n SebastiAn. En eat.a jornada murieron algunoe hornbre9 y c.aball06, y enfermaron muchos de loa primeros; mM rl reoto, all!:liOllO Biampre de alcanur 108 te8oro8 del Dabribt. hablo oon FrnncilM)o Cé6ar, reconciliado ya 000 el Gobernador. para quo, ent.endillndoee con ésto, obtuviC80 el mando do wu eegunrla elpodici6n. Este primer en ... '\yo Intentado daba ~ muestra horr lblo de la IUl.turalcz.a del terreno)" de laa ~ naturales de todo género oon quo tendrian que tropm.ar. t.u plagaa los hicieron p3deoer espantosamente.

PrOC.CdiÓ Pranci!tCO cesar como kl pedian BUS CiOlZlpa­lIeros, y obtuvo con grnn facilida.d el bcDeplácit.o do H.-J~ Conoodiólo tOO hombn.'ll de lo más,grano.do del ején:llo N(O) '

' gidos por 01 mlsmo capit.i.n, quien como avisado tomO k)e.

mcjore8.

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A fines del año anotado ya, abandonó a San Sebastlán esb IlCgunda partida de poonos y metió audazmente el pecho en las faenas de descubrimiento y conquista. Como el derro­tero sc¡;uido al principio habia salido mal, el cauto director de operaciofles cambió de dirección en est:J. vez; mas de muy poco le valió liU precaución, porquo perdidos y engolfados en ese, mar de bosques, anduvieron muchisimos dras, y aun meses, experimentando obstáculos naturales tan grandes, que bien pronto después eran muertos veinte hombres y diez caballos.

Un día, cuando mas agobiados estaban por el cansancio y por ~l hambre, dieron en la margen amena de un ar royo que mostraba una senda con seriales de ser bastante trafi­cada. Atentos anduvieron por aquel camino, que los condujo 3 unas elevadas cumbres, de donde alcanzaron á divisar u n valle espacioso cubiérto de sementeras, de cascrlos y de aoor­t uras; pero como de los !IOldados había muchos enfermos y otr09 cansados, y como 1&8 caballerías cetuViesen inútiles, por haber perdido las herraduras y por estar flooae-, el ej6rcito, no atreviéndose á desoonder en aquella tarde á las pobla­ciones, tomó como mejor partido penlQCtar en la altura para continuar camino al día siguiente. El es tado general de los inv...sores era lastimoso j los vi\·eres se habian concluido ; los vestidos sstaban rotos; la alimenlaci6n se habla hecho consi:rtir en tallos de vegetalee de naturaleza dudosa, y en suma, todo lo indlspensablo para el ma.ntooimionto de la vida fa ltaba á aquel grupo de nventureroe.

En la manana del siguiente día descendieron al valle, y a l momento mismo se encontraron rodeados por grnn grupo d e Indios, curiosos por ver á los blanCO!:! y temer06Q6 al con~ templar 109 caballos: era el valle de Guaeá, y no Guaca, ta,I cual o1(Íste hoy en el Interior del Estado, como se haCTCído por algunos hi!!t()riadorell; su sitio está en el deeliw occideotal de la cordillera del ocaso, entre el Cauea y el Chocó. '

El ct\ciquo. Uti~r;\ regia como sellor aquel pais, y ti. la llegada de los espan.oles se hallaba en la vedna "ierra: Muy

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pronto se BUpO por Cótlar y loe BUyOB que dicho cacique m1lll' daba contra ellos 2.000 y algunos hombres mb, bajo ti mando de un general que era su hermano. Las circunstaneiu para emperlaNlll 6n un combnte no eran favorables en coo· cepto del caudlllo portuguéa; pero, como no había medioUe esquivarlo, fué preciso tener [irme y portarse con IICrenidad. La batalla 8e trabó bien pronto con algún cncarni7.allliento entré bárbaroa y castellanos. Loa segundos lidiaron coo su genial bizarría, y 10B primeros, aunque deprimidOl por el miedo de tanb. 8Ospresa, hicieron su deber con flethu ~ ma.can89. La lucha. Iba. larga: César estaba emharnudCl por el cansancio de BU corcel j mas, deseando concluir, mctiÓ8l:' por entre la muchedumbre, y con un lanmzodado en el ~urllo dejó muerto al jefe enemigo. Desmoralizados 108 naturalel huyeron en oonfusión, y dejaron el campo cubierto de armas, cad:ivere6, heridos y de las joyas con que lIe adornaban.

Diéronsc después de la victoria los expedicionarios á en· minar los rinCOMa de aquel ""lIe 'lile h"bía 'l"errado solitArio, hasta qua por !lU dicha !lB encontraron con una india ancian~, :i quien amenaw.ron con crueles castigos al no confesab.1 el lugar do IOB tesoros indígenas. Atemoriuuia la iofe!i¡, 109 condujo por en medio de bosques, y por espanio de tres leguas, hasta un punto en que la:s malezas eran de menor tamaftoj lea sella.1ó una gran I:\.pida que quitaron pronta­mcnw, y por una escalera hecha de piedra, y alumbrándose para el inlento, bajaron á una espaciosa bóveda en donde ee' eontra.ron hasta elen mil posos de oro flnn.

Contentos oon el ha1l!l.tgo rcgrellaron al valle, y dierDll oon otra violja., quien lea reveló que Utibará personalmente, a. la cabeza de 20.000 guerreros, veDdría sobro ellos al si­guiente dCa. Iacapacee de hacer fre nte a. ese gran peligro, satisfoohoB oon lo adquirido y provis\.os do mejol'C8 Cflperan:r.M para lo futuro, decidieron volver a. marcho.s forzadas á San Sebaetiao. .

Jo.a.n Badillo.- Guiados por Pablo Fernándcz, y siguien'

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do una linea qn6 16S pareció mejor qU61a traida antea, deehi_ eieron lo andado en diez y sieta días, cuando para la entrada habian gastado cerca de nueve meses. En ~an Sebaatián supie­ron que JU.1n Badillo, mandado por la Audiencia de Santo Domingo, estaba en ClrLa.gena residenciando á 108 Hcrediae por su mal comportamiento. César re&Olvió trasladarse inme. dianl('.nte á la capital, donde tuvo unn primera entrevista con el Gobernador, á quien entregó sigllosamelllesu pal'tede bolln. Proscntó~e luégo á Badillo; éBle lo roclbió con aga&Ljo, lo obsequió y se hizo reftlrir los pormenores del último vinje. Como lo dicho por el comandante fuese gustosisimo para el juez: de residencia, la fantasia de éste se acaloró, y cobrando su codicia grandes proporciones, formó el proyecto de dirigir en persona una nueva campana.

Anles de seguir á este nuevo jefe en lo~ pormenores de su escabrosajornada,nos par-ccc lógico y conveniente para la claridad de nuestras crónicaa, explicar un poco las circuns­bncias que colocaron á este hombre en actitud de tomar 90bre sí •. y en prosencia misina del Gobernador Heredia, la responsabilidad de una operación· que en aquella época era grave y delicada por su propia naturale'UJ,.

La grita de los enemigos de D. Pedro de Heredio, oca­ijionada, como lo dimos á entender, por el toroido manejo que luvo con sus compañeros en los negocios del Sinú, y por su no menos mala conducta como administrador da la colo· nia en 106 tiempos que siguieron, Uegó abultada á conoci ­miento del GobierfiO da la Madre Patria, y no s6lo abultada si· no también refonarla en grado supremo por ¡as sentidas quejas del Obispo d6 Cart.a.gcna Fray Tomas d6 Toro, Individuo cuyo voto fué de gran peso, porque con motivo le la. pureza de sus costumbres 86 le tenia en olor de aanli­lad.

En Espana se dispuso mandar un Jue'l: de rCllidencia para ¡ue conociera y jU'l:garn en el negocio de los Heredias; pero :omo el juez: muricso en el tránsito, ea dió orden A la Aud!en­ia. de Santo Domingo para que mandara, como cosa más

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pronta, uno de sus Oldol"69, que lo fué el Ucenciado Juan <le Badillo para desempel'iar la comiei6n.

No bien hubo éste arribado a Cartagena., cunndo moetrO toda lo. oJerilla. de que ora capaz su carácter on contn d~ loa dos hermanos, a quien611 en breve tiempo dea.a.iró, hilo reducir a prisi6n y ultrajó ignominiosamente, 3Jlumieodo para sí el cargo de Gobernador en reempla:wdel reo:l quien él 5ontenciaba.

La vuelta de Francisco César lo vino bien :l propósito; porquo entonces ya 50 susurraba quo en la Audiencia. y en l~

Corte so miraba con mal gesto su compor tamiento, &e simJXI' ti:rab:1 oon los desgraciados ¡leredias, y aun 80 alluncitilil por 10 bajo la. venida del Licenciado Santa Cruz para. habé['$fl¡¡,¡ con él. Por todas catas ra.z.ones, Badillose tornó de aoopoen general, y dijo para si que cuando todo turbio corricr.l, co"",· coria esas tierras, 80 trasladaría al Pero, 8e recomendaría COIl illgun hallazgo do importancia, esquivaría el cuerpo i J,.¡

que pudiera sobrevenir y so apropiaría la suatancia de b gorda o~ión que se lo presentaba.