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    Psicologa y Neurociencias:Buscar la llave donde hay luz y no donde se perdi1

    Mag CastanPsiclogo. Centro de Psicologa Conductual. Len.

    M Concepcin Lez lvarezPsicopedagoga, Orientadora Escolar y

    Maestra especialista en Pedagoga Teraputica.

    A da de hoy la Psicologa es tan promiscua que tiene muchos amantes, pero nopuede complacer a uno sin irritar a los otros y los irritados tambin le son infielesflirteando con otras prcticas ajenas a la propia psicologa. As, muchos psiclogosrenuncian en parte a su campo para caer fascinados y atrapados en los brazos de laneurologa, la gentica, la biologa o la metafsica cognitiva. Se convierte lo psicolgicoen el campo de Agramante; en un lugar donde reina el desorden y la confusin y dondetodos pelean o rien con todos, o en el pandemonium, capital del infierno, donde todosgritan porque creen tener la razn. Este fuego infernal en el que arde la psicologa,quieren apagarlo con gasolina otros galanes como neurlogos, bilogos, fisilogos o

    bioqumicos.

    Bajo el rtulo general de neuro cientficos intentan dar cuenta de una vez portodas de la conducta humana apelando al cerebro, a sus estructuras y funcionamientocomo el fundamento del comportamiento humano. Estos intentos, aunque parezcan

    novedosos, vienen de largo puesto que ya Platn afirm que el alma inmortal tiene suasiento en la cabeza, separada de las restantes partes del cuerpo por el estrechamientonatural del cuello; Alcmen de Trotona concluy que el cerebro es el rgano delentendimiento y que no slo percibe las sensaciones, sino que es el instrumento del

    pensamiento y la memoria.; Galeno, Descartes, Gall y su frenologa, Broca y Wernickeo Luria, por citar algunos de los ms conocidos, propusieron, con ms o menos acierto,el cerebro como fuente de todo comportamiento y, en algunos casos, como asiento delalma o como productor de la mente. Por no citar a Roger Penrose, John Eccles, RogerSperry, Karl Pribram, Rupert Sheldrake, JM Rodrguez Delgado, S.P. Springer, W.Penfield, KS Lashley ,J Leon-Carrion y un largo elenco de ilustres pensadores.

    Parece como si algunos, en vez de explicar lo enigmtico por lo evidente, locomplejo por lo simple y lo desconocido por lo conocido y an cuando esto fuera en simismosuficiente, se necesitara recurrir a agentes causales internos o al universo delos espritus para dar cuenta cabal del comportamiento.Al reanimar la vieja ilusin deque hay un agente autnomo (homnculo, demonio o espritu) en el cerebro o en lamente de los humanos, o al caer en la tentacin de explicarlo todo con lo biolgico sefavorecen los argumentos que apelan a las supuestas fuerzas o procesos interiores enlos individuos, mientras desconocen y/o ignoran las contingencias y las variablesambientales que s explican los comportamientos.Invocan procesos que tienen que ser

    justificados por otros procesos, los cuales, a su vez, requieren otros procesos, para,

    1 Artculo aparecido en la revista y reproducido con permiso, Prolepsis, 2009, 3, 60-70

    Colegio Oficial de Psiclogos de Castilla y Len

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    finalmente, comprobarlos con la conducta de la que se parti. Parecen seguir elprincipio de los alquimistas (Obscurum per obscurius, ignotum per ignotius)pretendiendo llegar a lo oculto por lo ms oculto o a lo ignorado por lo ms ignorado.

    La pretensin de reducir el comportamiento humano a sus correlatos biolgicos

    en el cerebro, medidos con tomografas axiales computarizadas (TAC) o contomografas por emisin de positrones (PET) o Imgenes por resonancia magntica(IRM) o cerebrografas de flujo sanguneo cerebral regional (RCBT) o Tomografassimples por emisin de fotones (SPECT) , o hipotetizados como mezclas, excesos odficit de serotonina, dopamina, noradrenalina olvidando los objetivos de los sujetos,sus circunstancias biogrficas y contextuales o su propia historia de aprendizaje, es unerror tan grande como lo sera explicar la guillotina citando las leyes de la gravitacinuniversal de Newton, sin perjuicio de que las leyes de Newton se prueben con unaguillotina en funcionamiento; sin embargo, su funcin no es demostrar esas leyes. Deigual manera, es ingenuo explicar la decepcin, la tristeza y la depresin o bien laalegra, el bienestar y el placer que sienten los seguidores de dos equipos que se

    enfrentan, pongamos por caso, en una final de la copa de Europa, apelandoexclusivamente a los niveles de serotonina en el sistema nervioso central, diciendo quelas emociones negativas de los perdedores son el resultado de bajos niveles de esteneurotransmisor o, por el contrario, defender que la alegra de los ganadores esconsecuencia de los altos niveles de serotonina en su sistema nervioso; no es el sistemanervioso (con sus neurotransmisores) quien causa las emociones, sino que las variablesambientales, a veces tan azarosas y contingentes como el resultado de un partido deftbol, explican mucho mejor los estados de nimo, aunque se sirvan de losneurotransmisores para hacerlo. No estaremos tristes por escasez de serotonina, sino queescasear la serotonina porque estamos tristes a consecuencia de una derrota de nuestroequipo.

    Explicar el brillante discurso de un orador por la frentica actividad neuronal delrea de Broca en su cerebro tiene tan poco sentido como pensar que el teorema dePitgoras escrito en la pizarra esta causado por la tiza con que se escribi. Elcomportamiento humano tiene correlatos cerebrales que en ningn caso lo explican. Elfuncionamiento cerebral es necesario, pero insuficiente para dar cuenta delcomportamiento humano.

    Tambin roza lo cuestionable recurrir a la bioqumica cerebral o a la genticapara explicar los comportamientos amorosos. En el libro La qumica del amor, Lucy

    L. Brown, del Albert Einstein College of Medicine de Estados Unidos, seala que loshumanos estamos construidos para experimentar sentimientos mgicos como el delamor, y que la investigacin realizada ayuda a explicar por qu lo hacemos. El estudioha descubierto que las regiones del cerebro que se activan con el amor son diferentes alas que se activan en el caso de la atraccin sexual. Esto se ha sabido porque cuando losinvestigadores mostraron a los participantes las fotos de sus enamorados, las reascerebrales de stos se superpusieron slo parcialmente con las reas del cerebroasociadas con el deseo sexual. Utilizando imgenes de resonancia magntica y otrasfrmulas de medicin, los investigadores han llegado a dos conclusiones principales:Primera, el amor intenso y romntico de las primeras etapas est asociado con lasregiones subcorticales de la recompensa, ricas en dopamina y segunda: el amor

    romntico compromete a los sistemas cerebrales asociados con la motivacin paraalcanzar una recompensa, un premio.

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    Tampoco los comportamientos religiosos se libran de este tipo de anlisis alque llaman Neuroreligin o Neuroteologa. En 2004, Dean Hamer public el librotitulado "The God gene". El ncleo del libro lo constituye el trabajo experimental queHamer y colaboradores hicieron con un grupo de sujetos. Buscaron si en aquellos quemostraban mayor inclinacin a la "self transcendence", al misticismo -en la

    significacin que Hamer da a este trmino: facilidad para salir de s mismo, sensacinde estar en conexin con un amplio universo y con una mente abierta a sucesos nofcilmente explicables- haba alguna modificacin gentica en alguno de los 10 genesque investigaron. El resultado fue que en los individuos con mayor tendencia almisticismo apareca, con ms frecuencia que en los dems, una variante en el genVMAT2 (variante 3305). Esa variante implicaba un aumento en el nmero de receptoresmonoaminrgicos, alguno de los cuales favorece la "self transcendence". A ese gen es alque ha denominado el "gen de Dios". A pesar de queel libro resalta que el autor es unode los ms prestigiosos genetistas mundiales, una lectura objetiva de lo que Hamer noscuenta, no puede menos de detectar lagunas e imprecisiones. En primer lugar, quecualquier funcin cerebral, aunque sea de escasa importancia, est controlada por

    bastantes genes y el "Gen de Dios" no va a ser nico que interviene en esa importantemisin. En segundo lugar, los neurotransmisores a los que alude desempean mltiplesfunciones segn el centro nervioso en el que se liberan y, desde luego, no se puedehablar de que produzcan experiencias msticas. En la lnea del "gen de Dios" otrosautores hablan de los enteogenos, "drogas de Dios", pues hay varias sustancias

    psicodlicas que producen la sensacin de la "self transcendence".

    Resultar interesante leer la crtica al libroLa conexin divina. La experienciamstica y la neurobiologa (Crtica, Barcelona 2002) de Francisco J. Rubia, realizada

    por Alfonso Fernndez Tresguerres en su artculo neuronas msticas. Catoblepas n11. Ya que aclara muchos de los conceptos errneos, ideolgicos y quizs no bienintencionados de los que se ocupan de los relaciones entre dios, la religin y el cerebro.

    Otros comportamientos, como los polticos son tambin analizados desde estaptica, a la que se llama Neuropoltica. Varios investigadores, bajo el patrocinio deempresas privadas que utilizan tecnologa neurocientfica (fMRI) han irrumpido en laltima campaa electoral norteamericana aduciendo que es posible determinar las

    preferencias de voto de los electores en funcin de los patrones de actividad neuronal enciertas regiones del cerebro durante la presentacin de imgenes de los candidatos en elscanner, lo cual viene a ser parecido a explicar la conducta del registrador de la

    propiedad, por ejemplo, apelando al reflejo innato de aprehensin, o justificar el inters

    por la msica sinfnica citando la reaccin innata del nio hacia el sonido.Que diferentes comportamientos provocan que distintas zonas cerebrales

    cambien de color en la pantalla digital con las tcnicas de neuroimagen, no implica queestas reas sean las causantes de tal comportamiento, sino su correlato. El problema noradica en las tcnicas mismas sino en la lgica que, la mayora de las veces, hasustentado su uso y en las conclusiones que a consecuencia de stas se han producido.

    Cada modificacin de una funcin, est precedida o, ms bien, va acompaada,de una modificacin material del organismo? Creemos que s, que as es, que es asrealmente. Estas teoras sern verdaderas mientras traten de la correlacin de la

    estructura del cerebro o de la bioqumica cerebral con las facultades intelectuales, ocon diversos comportamientos. Si determinadas reas cerebrales se activan (cambian de

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    color en la pantalla del investigador) en las personas afectuosas, no se sigue en modoalguno que estas reas estn exclusivamente ocupadas en condolerse y regocijarse. Elcerebro no sirve ms que defactor necesario para la realizacin de esas funciones, perono es en modo alguno las causa.

    Toda la concepcin de la actividad del cerebro como causa nica delcomportamiento tiene, salvando las distancias, correlato con ideas que en otro tiempo setenan sobre las imaginarias facultades del alma. Hay que eliminar, ante todo, estasideas sobre la causalidad; si alguien prueba que una ligera lesin en una partedeterminada del cerebro hace olvidar a un gato la caza de ratones, creeremos que se haentrado en el verdadero camino del descubrimiento del rea cerebral que hace al gatocazar ratones, pero an entonces no admitiramos que esta herida haya dado en el puntodonde los comportamientos de caza de ratones tenga su localizacin exclusiva, de igualmanera que cuando un reloj da mal las horas porque una de sus ruedas est deteriorada,no se concluye por ello que la rueda de las horas.

    Carl Hermann Wilhelm Nothnagel (1841-1905) citado por F.A. Lange (1903)Historia del Materialismo Tomo II, tercera parte, cap.II El cerebro y el alma,criticando ya entonces la localizacin de las funciones intelectuales en determinadoscentros de la corteza cerebral, dice que los experimentos son contrarios a esta estrictalocalizacin, y sera lo mismo si el restablecimiento de las funciones pudiera explicarse

    por la intervencin del segundo hemisferio; porque entonces tambin, segn esteproceso de restablecimiento, el impulso voluntario parte de otro punto que antes; pero elimpulso voluntario, an el que lleva a mover un miembro determinado, no es nunca msque un nombre para una suma de funciones que conduce a un resultado exteriordeterminado; las funciones elementales de las clulas aisladas y de los filamentosconductores pueden ser, en esto, estrictamente localizados, y no obstante es posibleimaginarse que, en circunstancias particulares, el mismo resultado sea semejante alalcanzado por otro camino; ahora bien, desde el momento que volvamos a ver el mismoresultado decimos, segn la idea de los psiclogos vulgares: el impulso voluntario estrestablecido; pero lo que se destruy no ha sido restablecido, es sencillamente elmismo producto creado por otros factores.

    A esto se unen los posibles yprobables sesgos de algunos investigadores; as,Edward Vul, Christine Harris, Piotr Winkielman, y Harold Pashler (2008) denuncianque "un segmento inquietantemente grande y prominente de la investigacin enneurociencia est empleando mtodos de investigacin seriamente engaosos". Los

    autores descubren las "correlaciones vud" de la neurociencia en 54 artculosdestacados, basados sobre todo en tcnicas de resonancia magntica cerebral, yrecomiendan mejorar los criterios metodolgicos de la neurociencia.

    Michael Shermer (2009), de Scientific American, seala 5 confusiones, respectoa las imgenes cerebrales: 1) El entorno de las pruebas es poco natural para lacognicin, 2) Las pruebas slo pueden realizar mediciones indirectas del cerebro, 3) Elempleo de colores exagera los efectos reales en el cerebro, 4) Las imgenes cerebralesson recopilaciones estadsticas, no fotografas en tiempo real y 5) Las reas cerebralesse activan por varias razones. En definitiva, Shermer advierte de que las redes neurales,y la "inteligencia distribuda", son metforas que describen mejor la actividad del

    cerebro que la idea de unos mdulos bien definidos encendindose en las pruebasexperimentales.

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    Las neuroimgenes de la activacin del cerebro pueden ser como los pososdel caf en el fondo de una taza, ambiguos y dispuestos para un gran nmero deinterpretaciones posibles.

    Los estudios de neuroimagen no dan informacin acerca del supuesto origen

    de las psicopatologas, sino que las bonitas imgenes obtenidas con estas tcnicas tienenslo, a lo sumo, un valor de correlacin entre el comportamiento y la funcincerebral. P. C. Fletcher (2004).

    El fracaso de las teoras neuroqumicas para dar cuenta de la fisiopatologa delos trastornos mentales o el mecanismo de accin de los psicofrmacos han fomentadoel planteamiento de nuevas hiptesis basadas en la modificacin de los circuitoscerebrales tanto por los psicofrmacos como por los propios trastornos mentales. S.E.Hyman y J. Nestler (1996)

    Para que un sujeto manifieste un determinado comportamiento es necesario un

    organismo con unas estructuras biolgicas pero la explicacin de su comportamiento nopuede delimitarse a sus componentes biolgicos. El anlisis del comportamiento debeser genuinamente psicolgico, el cual no ignora los componentes biolgicos, pero noson tratados como elementos causales de los comportamientos sino como componentesfacilitadores o interferidores de determinadas interacciones comportamentales.

    David Uttal (2004) ha cuestionado esta postura localizacionista derivada deluso de modernas tcnicas de imagen cerebral. Los argumentos en contra de tal posicingiran en torno a la falta de consenso en la definicin misma de los constructoshipotticos utilizados en el campo de las neurociencias; la no linealidad del sistemacerebral dado por su complejidad misma, que lleva a que no sea posible realizar unanlisis en unidades funcionales independientes; el dudoso criterio estadstico a partirdel cual se determinan ciertos umbrales de activacin que posteriormente son

    promediados sustrayendo as informacin de ciertas reas cerebrales correlacionadas;finalmente la confiabilidad misma de los datos producidos por los estudios en estecampo. De ello se deduce la imposibilidad misma de aislar ciertos componentes para serestudiados por separado dado que la mayora de procesos comparten la activacin deregiones generales. Los problemas identificados en la neurociencia cognitiva hacen queel autor considere ms apropiado retornar a lo que denomina como conductismorevitalizado.

    En este sentido Thompson (2007) se refiere a una estructura que permite laarticulacin de los sonidos que darn lugar al lenguaje oral, pero el lenguaje no seexplica a partir de los rganos fonadores, los cuales nicamente facilitan la emisin desonidos; de la misma manera, escribir presupone un brazo y una mano con undesarrollo muscular, pero escribir no se explica por la adecuada estructura ymusculacin de la mano. Aade el autor que la actividad neuronal no explica elcomportamiento complejo de los organismos, pero si puede contribuir en el sentido dedar cuenta de la denominada variabilidad conductual. La variabilidad conductual desdeeste punto de vista es relacionada a casos en los cuales se producen ciertos desrdenescomportamentales relacionados con alteraciones biolgicas, cerebrales o genticas. Lasirregularidades genticas, las lesiones cerebrales y el dficit en la produccin de

    neurotransmisores conducen a pobres conexiones neuronales que desencadenan, ofavorecen el desarrollo de comportamientos desadaptativos de los organismos. En tal

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    sentido, se establecen relaciones entre genes, funciones, estructura cerebral ycomportamiento. Sin embargo, el nico tipo de relacin que puede ser planteada esaquella que toma los elementos neuronales como factores disposicionales, esto es,elementos que probabilizan en trminos de facilitar o dificultar ciertas interacciones(Ryle, 2005; Ribes y Lpez,1990).

    Con factores disposicionales, se hace referencia a eventos que disponen el queuna interaccin pueda darse o no y tales eventos o colecciones de eventos pueden darseen el interior del organismo (factores situacionales organsmicos) o en el ambiente(Ribes y Lpez, 1990; Mariana Segura, 1995). El anlisis causal derivado de lamecnica clsica no se aplica ni es necesario al analizar fenmenos conductuales. Losfactores disposicionales tal y como se han definido abarcan el conjunto de elementos

    biolgicos correlacionados, lo que hace que no sea necesario plantear procesos causalesadicionales.

    Marino Prez lvarez y Jos Ramn Fernndez Hermida (2008) afirman que el

    cerebrocentrismo de la neurociencia y de la cultura popular no depara ninguna solucindiferente a la de culpar al cerebro de los males o verlo como el depositario de lafelicidad por conquistar. Entretanto, los problemas psicolgicos siguen creciendo sin

    parar, y se preguntan si este crecimiento de los problemas psicolgicos no estarcausado precisamente por esta manera de ver las cosas.

    Si buscando la llave comportamental en el cerebro y en los genes noconseguimos encontrarla, puesto que no la hemos perdido all, Dnde debemos

    buscarla?

    Entendemos que es en el Anlisis del Comportamiento donde podemosencontrarla. Las genuinas explicaciones de lo que hacemos, los cambios en la frecuenciay en la forma de lo que hacemos y decimos, deben ser formuladas en trminos derelaciones con los acontecimientos del contexto, en trminos de las interacciones entreel individuo y el medio ambiente.

    Las leyes del comportamiento no niegan la gentica. La gentica, la qumicacerebral, la fisiologa, y los factores relacionados pueden desempear un papel en lacomprensin de la conducta. El Anlisis de Comportamiento da por supuesto quedeterminadas relaciones funcionales entre la conducta y el medio ambiente tienen como

    base la dotacin gentica. Los individuos y las especies que han heredado estructuras

    que les permiten responder de cierta manera a su entorno sobreviven. El medioambiente nutre (selecciona) nuestro comportamiento de una manera determinada, ynuestra "naturaleza" refleja lo que hemos heredado. Las Contingencias y las relacionesfuncionales describen las conexiones entre el comportamiento y sus causas en el medioambiente.

    Como bien dej reflejado Skinner (1985), los organismos poseen un patrimoniogentico con unas caractersticas anatmicas y fisiolgicas, que son el producto de lascontingencias de supervivencia de la especie a la que han sido expuestos en el procesode evolucin. El organismo se convierte en una persona que adquiere un repertorio decomportamientos en virtud de las contingencias de refuerzo a las que est expuesto a lo

    largo de su vida. El comportamiento que exhibimos en todo momento est bajo el

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    control de una configuracin actual. Es capaz de adquirir el repertorio debido a losprocesos de condicionamiento, al que es susceptible, por su dotacin gentica.

    La primera consecuencia que se deriva de lo anterior es que la Psicologa es unaciencia que estudia la relacin entre el organismo, el comportamiento y las partes del

    mundo con los que el organismo interacta. La segunda es que el comportamiento noes importante simplemente como la base para la validacin de las inferencias sobre lascausas en otra dimensin, como las dimensiones neurolgicas o mentales. No existenotras dimensiones, por lo que no puede haber otras causas de los mismos. En particular,no hay dimensin mental, por lo que no puede haber causas mentales. Algunos de losfenmenos mentales a los que las explicaciones tradicionales del comportamiento hanrecurrido son simplemente ficciones explicativas o fantasas.

    El Comportamiento es una funcin de la dotacin gentica; la evolucinselecciona determinadas caractersticas del comportamiento durante la vida de unaespecie en un nicho ecolgico, las variables del medio ambiente, con factores tales

    como las contingencias de refuerzo seleccionan el comportamiento de la personadurante su vida, y el entorno social / cultural, en el que contingencias sociales yculturales ms amplias seleccionan las prcticas que afectan al grupo social del que elindividuo es miembro. El comportamiento es adaptable, y la adaptacin puede serentendida mediante la aplicacin de los principios y conceptos de la biologa, a partir dela conducta como un producto de la evolucin. Organismos que no se han adaptado a unentorno cambiante, simplemente no han sobrevivido. Algunas formas decomportamiento son filogenticas, y han sido seleccionadas durante la historia naturalde la especie. Otras formas de comportamiento son ontognicas, y han sidoseleccionadas durante el perodo de vida de cada organismo. Sin embargo otras formasde comportamiento, tambin ontognicas, son seleccionadas durante la vida delorganismo, pero son una funcin del estar en un grupo social y no se desarrollan de otramanera. Esta tercera forma contribuye a la supervivencia del grupo, y en trminos msgenerales se denomina cultura. la contingencia del reforzamiento social mantenido porun grupo (Skinner. 1970)

    Nunca he puesto en duda la importancia de la fisiologa, en particular la

    ciencia del cerebro, o su influencia en la conducta. Lo que sucede dentro de la piel de

    un organismo es parte de su conducta, pero no explica lo que hace el organismo en su

    derredor hasta que l mismo ha sido explicado. Si el sistema nervioso (o, mejor dicho,

    todo el organismo) es resultado de la evolucin de las especies, y de lo que le ha

    ocurrido al individuo durante su vida, y si lo que hace el organismo es producto de losprocesos actuales en el sistema nervioso (mejor dicho, el organismo completo),

    entonces lo que hace el organismo es consecuencia de la seleccin natural y de lo que

    ha acontecido al individuo, y ese es el tema de la etologa y del anlisis conductual

    experimental. (Skinner.1985).

    De acuerdo con Chiesa (1998), la Psicologa busca -o debe buscar- lasrelaciones causales en la interaccin entre la conducta y las caractersticas del medioambiente. Con este nfasis no se niegan las contribuciones genticas, neurolgicas y deotros aspectos del organismo. Sera inmodesto por parte de cualquier ciencia suponerque su foco es el nico o el primario. De hecho, una descripcin causal construida en

    trminos de las relaciones entre la persona y el ambiente no incluye ordinariamentedescripciones de los factores biolgicos, qumicos o neurolgicos. Este tipo de

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    afirmaciones no son excluidos; sencillamente, no se requieren para que la explicacincumpla con su funcin.

    Los psiclogos deberan buscar relaciones causales en la interaccin entre laconducta -la persona u otro organismo- y eventos de su ambiente. Este nfasis no niega

    las contribuciones de otros aspectos del organismo como el gentico, biolgico,bioqumico o neurolgico (todos estos aspectos ya estn en el comportamiento, no sonalgo ms o algo diferente; nicamente identifica los tipos de relaciones causales queexpliquen su objeto de estudio: el comportamiento).

    Cuando un fsico explica un escaparate roto, no incluye en su explicacin nada acerca de la conducta de la persona que lanz el coche contra el escaparate. Si queremossaber por qu el impacto lo rompi, preguntamos al fsico. Si queremos saber algo sobreel conductor del coche que aluniz preguntamos al psiclogo.

    Ninguna ciencia puede ofrecer una lista completa de las relaciones causales para

    una circunstancia dada, ya que esto llevara a una descripcin derivada de la mayora dela ciencias que se practican actualmente, de hecho sera imposible ofrecer unaexplicacin completa del fenmeno que incluya todos los factores que estn presentesen el alunizaje.

    De la misma manera, cuando un pastor de ovejas en un puerto de montaacomienza a entrenar a su perro en la ardua tarea de responder a cada silbido y vamoldeando la conducta del perro hasta que ste responde automticamente a cadainstigacin del pastor, si preguntamos al bioqumico, nos explicar los cambioscomportamentales del perro en base a cambios en la bioqumica cerebral y unneurocientfico de ltima generacin podra visualizar las neuroimagenes del cerebrodel perro corriendo tras la oveja descarriada, pero el perro no corre tras ella porquedistintas reas cerebrales se activen (aunque evidentemente lo hagan), sino que lo hace

    porque a travs de la manipulacin de diversas contingencias, el pastor se lo ense. Enfuncin del anlisis que queramos hacer, podemos convertir al pastor en bioqumico,neurocientfico, o incluso en neuropsiclogo cognitivo, y todo ello por el simple hechode entrenar a su perro. Lo mismo podramos decir del profesor que en un aula deeducacin infantil est enseando a sus alumnos los primeros trazos o las primerasasociaciones fonema-grafema. No dejara de ser una ingenuidad pretenciosa creer que elxito de las adquisiciones se deba a los cambios biolgicos que se producen en sucerebro (que sin lugar a dudas ocurren). La tarea de ensear bien a leer o a escribir, o

    a calcular o a montar en bici- no es algo que dependa bsicamente de los circuitoscerebrales o de la bioqumica cerebral o de la gentica, sino de los conocimientos quetenga el enseante a cerca de esa compleja habilidad. Deber saber cules son susrequisitos, dominar todos sus pasos y etapas, saber en qu consisten los progresivosencadenamientos entre sus distintos elementos verbales, auditivosy aplicarlo demanera individualizada.

    Por supuesto deben tenerse en cuenta variables que harn variar el proceso, enfuncin de que el sujeto tenga o no adquiridos los repertorios de entrada necesarios oen funcin de sus estructuras biolgicas (si el sujeto es ciego, paraltico cerebral,).Una vez que el sujeto aprende a leer, es obvio que algn cambio se ha producido en su

    sistema nervioso, cambio en el que puede estar interesado el neurlogo, bilogo obioqumico, pero el sujeto lee, no por los cambios producidos en el S.N. sino que los

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    cambios se han producido porque lee (y en el porqu lee es en el que est interesado elpsiclogo). Es evidente, en el caso anterior, que lo biolgico es consecuencia de locomportamental y no causa.

    No se discute aqu la eficacia de los neurocientficos en la explicacin de sus

    respectivos campos; ahora bien, a veces, cuando se proponen explicar elcomportamiento desde sus premisas, podra darse el caso de vera un polica corriendotras un ladrn y suponer que el polica imita al ladrn (ya que sus reas motorascerebrales en funcionamiento son las mismas).

    Aitor lvarez (2008) dice a este respecto que la teora acerca de la cienciapsicolgica, que tienen algunos neurocientficos adolecera de un reduccionismomediante el cual se pretendera explicar el comportamiento de los sujetos operatorios,exclusivamente, en base a mecanismos biolgicos, reacciones qumicas, etc... Tomandocomo punto de partida las operaciones de los sujetos se pretender efectuar unregressus hacia mecanismos no-operatorios (sinapsis neuronales, niveles de

    neurotransmisores, &c.) que se considerarn en trminos aliorrelativos (de causa-efecto)respecto a nuestras operaciones. Esta reduccin del sujeto nos conducira a un mundoabsurdo caracterizado por unos esquemas de causalidad que impiden la imputacin deresponsabilidad a las actuaciones de los sujetos. Ni que decir tiene que muchos sujetostrataran de aprovecharse de las ventajas jurdicas que les confiere este tipo de ideologaalegando (como trat de hacer, mutatis mutandis, el esclavo de Zenn) que su actuacincriminal se debe a un repentino y misterioso desequilibrio en sus niveles deneurotransmisores ante lo cual no les quedaba otra opcin. Claro que siempre quedar la

    posibilidad de que el juez les imponga una fuerte condena justificada en que una mayoractivacin de su formacin reticular durante el juicio le ha determinado a hacerlo.

    El gran atractivo de este determinismo biolgico se debe precisamente a que esexculpatorio. Si los hombres dominan a las mujeres es porque deben hacerlo. Si losempresarios explotan a los obreros es porque la evolucin ha desarrollado en nosotroslos genes para la actividad empresarial. Si nos matamos en la guerra, es por la fuerza denuestros genes para la territorialidad, la xenofobia, el tribalismo y la agresin. (Violetalvarez, 2003).

    Justificar los actos humanos en procesos cerebrales y as evitar juicios morales oprocesales puede tener consecuencias demoledoras; ningn delincuente podr serconsiderado como tal, sino un enfermo (cerebral) con necesidad de tratamiento. Y,

    como deca S. Ferlosio (2000) que no nos falten las fuerzas para preferir la prisin alsanatorio.

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