Colombia Internacional No. 23

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Universidad de los Andes, Colombia Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Ciencia Política Revista de libre acceso Consúltela y descárguela http://colombiainternacional.uniandes.edu.co/

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Sección:

Política Exterior

de Colombia

El interés de Colombia en el Caribe

Martha Ardila*

Presentación

A pesar de la ubicación geo-gráfica, Colombia ha descui-dado su presencia en el Caribe. Tan solo a comienzos de la dé-cada de los años ochenta el país comienza a reflexionar en torno a esta área y, aunque en un principio se concentra ex-clusivamente en el istmo cen-troamericano con sus acciones en el Grupo de Contadora, años más tarde, durante los años noventa, inicia una política más agresiva hacia la Cuenca del Caribe.

Varios aspectos inciden en el desarrollo tardío de las relacio-nes internacionales colombianas hacia el Caribe. Entre ellos podemos mencionar: las ten-dencias de la política exterior, el marcado anticomunismo de los lineamientos internacionales y el énfasis jurídico que ha caracterizado la toma de deci-siones internacionales.

En este ensayo se sostiene que la presencia de Colombia en el Caribe es posible bilateral y multilateralmente, en grupos subregionales y diferenciados. Debido a que el Caribe no es un área homogénea sino

que en la misma se ubican más de 30 islas, debe separarse la zona continental de la insular, y distinguir la parte anglófona (donde se incluyen los miem-bros del Caricom), de la francófona y de la hispanoparlante. La relación e inserción de Colombia en la región debe contemplar esta heterogeneidad. Así, el aspecto cultural resulta cada vez más importante en los procesos de integración, debido a que esta variable incide directa o indirectamente en el manejo político, económico y comercial.

La heterogeneidad caribeña

La Cuenca del Caribe resulta bastante más heterogénea de lo que comúnmente nos imagi-namos, debido a sus caracte-rísticas históricas, socioeconó-micas, políticas y culturales. Constituida por países con los más variados niveles de desa-rrollo, presenta diversos pro-cesos políticos y alberga a dife-rentes grupos étnicos. Históricamente, la Cuenca del Caribe1 tiene un desarrollo que resulta tan complejo y con-tradictorio como su geografía y ha sido escenario de rivalidades entre poderes coloniales como España, Francia, Holanda, Inglaterra y Estados Uní-dos debido a su ubicación estratégica y sus recursos.

La relación de la Comunidad Europea y los tratados convenidos en el Acuerdo de Lomé, la actuación de los Esta-dos Unidos y de países como México, hacen de la Cuenca una zona con identidad hete-

* Investigadora del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional y asesora del Ministeriode Relaciones Exteriores.

1 Con respecto a las relaciones de América Latina con el Caribe véase Andrés Serbin, "Las relaciones entre América Latina y el Caribe" en Anuario de políticas exteriores latinoamericanas 1990-1991, Caracas, Editorial Nueva Sociedad Prospel, 1992.

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rogénea y vínculos de los más diversos actores regionales y extrarregionales, donde con-fluyen intereses antagónicos.

Potencias medias regionales como Colombia, México y Ve-nezuela han dirigido, con dife-rente intensidad, acciones con-cretas hacia el área. Estos países han perseguido sus propios objetivos y han utilizado ins-trumentos adecuados a sus fines. Actualmente, se muestran interesadas en llegar a un equi-librio regional compartido, co-mo una alternativa capaz de remplazar la histórica penetra-ción norteamericana.

Con un papel de liderazgo regional, México ha desarrollado una mayor tradición hacia Centroamérica, debido a su riqueza petrolera y a una política autónoma e independiente de los Estados Unidos. Apoyó procesos de cambio en el área y brindó una serie de instrumentos bilaterales y de cooperación, tales como el Acuerdo de San José y los realizados en el marco de la Aladi. En agosto de 1992, teniendo en cuenta los niveles de desarrollo y los esfuerzos de complementación económica en áreas como la energética y el sector primario, México y los cinco países centroamericanos acordaron constituir una zona de libre comercio a partir del 31 de diciembre de 1996.

Venezuela, por su parte, co-menzó, a partir de 1969, una política de apertura hacia América Latina y de manera especial hacia el Caribe, debi-

do a su ubicación geopolítica y bonanza petrolera2. En busca de estabilidad regional y de crecimiento económico, ha aprovechado su riqueza petro-lera por medio de la canaliza-ción de recursos a través del Fondo de Inversiones de Vene-zuela (FIV), el cual está orien-tado hacia la cooperación con aquellos países caribeños que tuvieron problemas en su ba-lanza de pagos. En julio de 1991 suscribió las bases de un acuerdo marco sobre comercio e inversión conducente a la eli-minación de aranceles.

En el pasado, cada uno de estos dos países actuó por su lado. En la actualidad, también Colombia trata de tener una mayor presencia en la región. Presenta una serie de iniciativas más recientes y modestas. Durante varios años, las relaciones hacia el área se enmarcaron dentro de una política global hacia América Latina, centrada en temas limítrofes. A pesar de los lazos históricos y culturales con la región, hasta los años setenta el intercambio comercial con Centroamérica y el Caribe fue marginal, y tan solo a comienzos de los años ochenta, y únicamente en lo político, se inicia una actuación más destacada con el Grupo de Contadora. Sin lugar a dudas, esta región reviste un marcado interés geopolítico y socioeco-nómico, y constituye una valiosa ruta de transporte marítimo que enlaza el norte y el sur del continente.

Igual que para el resto de América Latina, la década de

los años ochenta fue de crisis para la economía y el comercio caribeño. El aumento en las ta-sas de inflación y de desempleo, la disminución de las ex-portaciones y la escasez de di-visas, son indicadores de la encrucijada en la que se vio en-vuelta la Cuenca del Caribe. Curiosamente, los países más perjudicados fueron los de mayor desarrollo económico, mientras que los de menor de-sarrollo lograron superar la si-tuación con relativa facilidad. Actualmente sus políticas de desarrollo se orientan a corregir los desequilibrios económicos internos y externos, gracias a las medidas de ajuste orientadas a la disminución del déficit fiscal, el control de la inflación, la promoción de la iniciativa privada y las reformas de las instituciones políticas. Así mismo, han iniciado una política de apertura y liberalización del comercio.

Centroamérica y el Caribe constituyen el marco de acción externa del Grupo de los Tres que sirve de unión entre el Norte y el Sur de América Latina. A nivel multilateral, han acordado mantener vínculos de coope-ración, aprovechar su complementariedad económica y brindar apoyo en diversas áreas como la energética y la agrícola4.

El Caribe en la política exterior colombiana

Durante mucho tiempo, de manera retórica soñamos con la posibilidad de una unidad latinoamericana. Sin embargo,

2 Con relación a la política exterior venezolana véase Carlos Romero, Reforma y política exterior cu Venezuela, Caracas, Copre-Invesp-Nueva Sociedad, 1992.

3 Ministerio de Comercio Exterior, "Relaciones de integración. Centroamérica", Bogotá, Documento del Consejo Superior de Comercio Exterior, noviembre 24 de 1992.

4 Ministerio de Relaciones Exteriores, División de Asuntos Económicos Bilaterales. "Documento Conpes de Cooperación con Centroamérica y el Caribe", noviembre de 1992.

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los cambios ocurridos en lo in-ternacional y las características de cada contexto sociopolítico y económico, en particular, llevan a considerar que la actuación de Colombia en el Caribe debe ser diferenciada y complementaria de los procesos de integración.

La heterogeneidad latinoa-mericana permite distinguir subregiones como la del Cono Sur, el área andina, la Cuenca del Caribe, y la de México, integrada cada vez más en lo económico al mercado norteamericano. De acuerdo con la pertenencia a una u otra subregión, se dará una inserción diferenciada de América Latina en el contexto global y regional.

Por su ubicación geográfica, Colombia es un país con múltiples vertientes interna-cionales. Es andino, pertenece al Caribe y también al Pacífico y el Amazonas. Las relaciones de Colombia hacia la Cuenca del Caribe han sido distantes, debido a nuestros lineamientos externos, y tan solo en la actualidad el país se preocupa por buscar una proyección hacia esta vertiente internacional.

A lo largo de todo el siglo XX son varias las características que han incidido en el diseño de la política exterior colombiana. Las hay de orden histórico, político y económico en lo interno, como también de

ubicación y relaciones con otros actores relevantes del escenario internacional5.

La pérdida de Panamá, en 1903, creó un sentimiento de impotencia en los sectores diri-gentes colombianos que creye-ron que una alianza con los Es-tados Unidos reportaría grandes beneficios. El Réspice Pollum que se inauguró durante el gobierno de Marco Fidel Suárez (1918-1921) sirvió de norte para el diseño de la política exterior colombiana. Tan solo en los años setenta, se inició una reflexión y se comenzaron a ejecutar acciones alrededor de la conveniencia de fortalecer las relaciones con países similares a Colombia. Es cuando se promulga el Réspice Similia. Ya para la década de los años ochenta se inaugura un nuevo perfil externo colombiano, más autónomo y diversificado, que adquiere su máxima expresión bajo la administración de Belisario Betancur (1982-1986).

En lo político, se presenta un desequilibrio entre la moderni-zación económica y social del país, por una parte, y la mo-dernización política e interna-cional, por la otra. Colombia carece de una diplomacia de opinión en el sentido de que la población conozca y participe de las decisiones externas. Estas se toman de manera jerárquica, en cabeza del ejecutivo y, en el mejor de los casos, con-

sultando la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores6.

A nivel económico, el paso de un modelo de desarrollo cerrado y proteccionista basado en la sustitución de importaciones y en la ampliación del mercado interno, a otro que tiene como eje la apertura y el librecambismo, necesariamente incide en la orientación de la política exterior. Actualmente presenciamos una marcada tendencia a considerar los as-pectos económicos como de "alta prioridad" y los políticos como de "baja prioridad". La integración tiende, entonces, a ser cada vez más operacional, pragmática y viable. La ubicación, el debilitamiento y/o la recomposición de los Estados Unidos en el concierto mundial, constituyen otro factor relevante para la política exterior colombiana. Su auge y deterioro pueden ser aprovechados.

Sin embargo, los momentos de mayor actuación en el Caribe no coinciden con los de autonomía de la política exterior colombiana. Es a mediados de 1981, durante la administración de Julio César Turbay Ayala, cuando se inicia una política hacia el Caribe marcada por la necesidad de expandir las exportaciones hacia esa área y por el temor de Colombia de quedarse marginado de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe7.

5 Martha Ardila, ¿Cambio de norte?, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo e Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, 1991.

6 La Comisión Asesora de Relaciones Exteriores fue creada en 1912 con el objetivo de normalizar las relaciones con los Estados Unidos que se encontraban deterioradas a raíz de la pérdida de Panamá. A lo largo de su historia, existen períodos presidenciales durante los cuales la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores no se ha reunido, otros durante los cuales ha actuado de manera mecanicista y bajo objetivos muy específicos como la situación con Venezuela, el Concordato y el acatamiento al derecho internacional. Sectores políticos critican su composición y abogan por una amplia participación.

7 Sobre la política exterior colombiana durante la administración de Turbay véase Cario Nasi, " La política internacional de Colombia hacia Cuba y Nicaragua durante el gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala, 1978-1982" en Documentos Ocasionales, Bogotá, Universidad de los Andes, CEI, 1989.

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Durante esos anos pueden distinguirse claramente dos períodos:

1. 1978-1979: hay continuidadcon la administración López cuando Jimmy Cárter se en-contraba en la presidencia de los Estados Unidos y no se había deteriorado la situación política y económica interna. Durante este período, el Gobierno colombiano abogó por el respeto de los derechos humanos, y apoyó gestiones de la ONU y de la OEA hacia Centroamérica. 2. 1979-1982: es un período de es-trechamiento y cooperación con los Estados Unidos. Varios hechos inciden en este reacomodo: a. La relación con Cuba8: alrespecto, se presentan dos situaciones de conflicto. La primera, debido al asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, la segunda, debido al suministro de armas y entrenamiento guerrillero que la isla brindaba al M-19. En marzo de 1981, por el sur del país se pro-dujo un operativo de este movimiento armado, y Colombia rompió relaciones diplomáticas con Cuba. Posteriormente éstas se reanudan y se apoya la reincorporación de Cuba al sistema interamericano.

b. La relación con Nicaragua:los sandinistas publican el "Libro Blanco" que reclama el archipiélago de San Andrés y Providencia, desconociendo el

Tratado Bárcenas-Meneses-Esguerra de 1928. Frente a estos hechos, el Go-bierno colombiano consideró que aliándose con los Estados Unidos fortalecería su capaci-dad negociadora en relación con la Cuenca del Caribe.

Esta alianza y fidelidad le sirvieron poco a Colombia. En 1981, bajo el liderazgo de los Estados Unidos y sin la pre-sencia colombiana, se reúnen representantes de Canadá, México y Venezuela, con el propósito de concretar una serie de acciones económicas hacia la Cuenca, destinadas a frenar brotes insurreccionales. Finalmente, el Gobierno co-lombiano entró a participar en la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, ICC, pero de manera pasiva y temerosa por el riesgo que ella representaba para la estabilidad interna.

El modelo de política exterior de alianza incondicional con los Estados Unidos, el cual predominó durante la mayor parte del siglo XX y que pre-sentó un marcado énfasis anti-comunista, condujo a que nuestro país percibiera la Cuenca del Caribe como una zona de enfrentamiento Este-Oeste relacionándolo como una posible amenaza para la seguridad nacional debido a que por allí se transportaban grandes cantidades de armamentos dirigidos a la guerrilla colombiana. Como actualmente nos encontramos ante un mundo distensionado, y con un vacío de poder, las relaciones se perciben de manera más pragmática y desideologi-

zada9. Aun así, la Cuenca del Caribe es una ruta para trans-portar grandes cantidades de estupefacientes a los Estados Unidos y Europa. Esta es la nueva amenaza y reto que se le presenta al área. Otros son también los desafíos de la política exterior de Colombia en el Caribe. Los problemas limítrofes con países como Venezuela, algunos países centroamericanos (Nicaragua, Honduras y Costa Rica) y del Caribe insular (Jamaica), así como las medidas arancelarias y en el transporte, también han detenido una mayor presencia en el Caribe. La proyección de Colombia en el Caribe contempla variados niveles, y sin lugar a dudas el Grupo de los Tres servirá de puente. Muchas de esas islas se encuentran más integradas a las antiguas metrópolis europeas que a América Latina, además de que países como Francia e Inglaterra y/ o la Comunidad Europea en su conjunto, brindan ventajas para el intercambio comercial. El Acuerdo de Lomé es el mejor ejemplo de ello, como también la situación bananera y las negociaciones que se adelantan en el seno del GATT.

A nivel bilateral, el Gobierno colombiano impulsa un programa de apertura comercial que contempla la diversidad en los niveles de desarrollo y privilegia las relaciones bilaterales asimétricas. Existen Acuerdos de Alcance Parcial suscritos en el marco de la Ala-di, que buscan ampliar el co-mercio birregional por medio

8 Con respecto a las relaciones colombo-cubanas véase Alberto Álvarez, "Cuba-América Latina: el caso de las relaciones interestatales con Colombia", en Cuadernos de Nuestra América, La Habana, Centro de Estudios sobre América, 1989.

9 Véase Santiago Pérez, "El Caribe y Centroamérica ante la desaparición de la URSS", Documento presentado en la IV reunión del Grupo de Trabajo de Relaciones Internacionales de Clacso, Islas Vírgenes, 1992.

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de preferencias arancelarias unilaterales y no-recíprocas. Así mismo, avanza un ALC con el Caricom con vigencia a partir de 1994.

El comercio de Colombia con los países del MCCA fue apro-ximadamente de US $59 millo-nes en 1989 y US $67 millones en 1990, mostrando un saldo favorable en la balanza comercial, de US $46 millones para el primer año y de 48 millones para el segundo. En 1989 Colombia exportó US $4.622.869 e importó US $272.279. En 1990 el inter-cambio comercial aumentó a US $5.920.000 en las exportaciones y a US $673.000 en las impor-taciones.

Colombia exporta princi-palmente alimentos, artículos de cuero, combustibles y minerales, textiles, prendas de vestir, materias plásticas, cerámicas, cemento, hierro, acero, máquinas y aparatos eléctricos hacia el Caribe. De allí se importan maquinarias, aparatos y artefactos mecánicos, fundición, hierro, acero, artículos de librería y productos de artes gráficas, materias colorantes y vehículos automotores.

Colombia, país rico en cues-tiones energéticas, principal-mente carbón y petróleo, fo-menta programas de coopera-ción. En razón de ello, se evalúa la posibilidad de ingresar al Acuerdo de San José firmado por Venezuela y México en 1981, con el propósito de suministrar petróleo a los países del Caribe insular y Centroa-

mérica10, y se estudia la posibi-lidad de promover un acuerdo similar en materia energética que incluya, no sólo el carbón sino otras fuentes de energía como gas e interconexiones hi-droeléctricas.

Como una estrategia com-plementaria a la cooperación, se busca promover la inversión extranjera en la región mediante la creación de los mecanismos jurídicos necesarios y la promoción agresiva de misiones comerciales y empresariales. A su vez, se evalúan las posibilidades de suscribir acuerdos sobre doble tributación con aquellos países del área con los cuales se hayan firmado acuerdos de inversión extranjera. De manera adicional, se promueve la constitución de joint ventures para la inversión en la región, a través de las misiones comerciales y empresariales establecidas.

Así mismo, se fomenta la cooperación cultural en áreas como la gerencia cultural, la restauración de antigüedades, las bellas artes y la música; y se promueve la enseñanza de es-pañol en aquellos países de la región que no son hispanoparlantes.

La inserción diferenciada de Colombia en el Caribe

La inserción de Colombia en el Caribe puede realizarse por medio de dos escenarios que

no resultan excluyentes sino complementarios:

- La integración por subgrupos como el Caricom11.

- El bilateral.

El de integración por subgrupos En 1973 se creó la Asociación de Libre Comercio del Caribe (Carifta) que más adelante se convertiría en el Caricom inte-grado por 13 países. Con miras a crear un mercado común, coordinar políticas exteriores y promover el desa-rrollo de los países miembros, el Caricom busca liberalizar el comercio, aplicar normas de origen y establecer un arancel externo común.

Puesto que el Caricom reúne una población de poco más de 5 millones de habitantes, ubicados en su mayoría en la parte oriental del mar Caribe, los países miembros son altamente vulnerables a los vaivenes internacionales. Dependientes del sector primario, sus economías son poco diver-sificadas y concentradas en las exportaciones de azúcar, banano, café y cacao, las cuales junto con la bauxita de Guyana y Jamaica y el petróleo de Trinidad y Tobago, generan la mayor parte de las divisas de la región. Requieren de las importaciones y especialmente durante los últimos años se han visto sumergidos en una aguda crisis, caracterizada por la disminución de sus expórta-

10 Las principales medidas del Acuerdo de San José señalan: 1. El suministro por partes iguales entre Venezuela y México de 160 mil barriles de petróleo diarios.2. La consideración de medidas financieras y de precios en beneficio de la región.3. La extensión de créditos preferenciales, de hasta un 30% de la cuenta petrolera por un período de cinco años y un interés del 4%anual. 4. Si los fondos derivados de estos créd itos se orientan hacia el desarrollo económico de interés prioritario, dichos fondos podránconvertirse en nuevos créditos por un período hasta de 20 años y con un interés anual del 2%.

11 El Caricom está integrado por Antigua-Barbuda, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Monserrat, San Cristóbal-Nevis, Anguila, San Vicente, Santa Lucía, Trinidad y Tobago.

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ciones y el aumento de las im-portaciones. Estos países, cada vez más dependientes del sector primario, necesitan de mayores mercancías que les llegan de otros países. Ante esta situación, la integración y la cooperación caribeña aparecen como las opciones más viables para la recuperación económica de niveles adecuados de desarrollo sostenible.

En este sentido, los jefes de gobierno del Caricom han acordado:

a. Establecer un programaefectivo y ordenado de colaboración y coordinación con sus misiones en el exterior. En caso de ser posible, se realizarán misiones conjuntas. b. Adoptar alianzas frente a lacomunidad internacional que re-flejen los acuerdos de las negociaciones económicas internacionales. c. Iniciar consultas con otrospaíses del Caribe, Centroamérica y los países latinoamericanos limítrofes con el Caribe a fin de establecer una Asociación de Estados del Caribe.

Los países del Caricom tienen preferencias arancelarias para exportar a los Estados Unidos productos elaborados o ensamblados con materias primas norteamericanas. Tam-bién se benefician de la expor-tación de banano a Europa.

De manera especial, el tema de la integración en el Caribe ha sido de constante estudio y de-dicación por parte del Caricom. En el Protocolo de Puerto Espa-ña, los jefes de gobierno señala-ron la necesidad de acelerar la integración del Caricom, rees-tructurar sus instituciones y es-tablecer relaciones de coopera-ción funcionales con otros países de la Cuenca del Caribe, las cuales abren un espacio para la

creación de la Asociación de Estados del Caribe.

A su vez, Caricom ha firmado un ALC con Venezuela, lo cual permite que los países miembros del Caricom exporten productos libres de aranceles a ese país. De conformidad con el Acuerdo, en un plazo de cinco años los productos venezolanos también estarán exentos de los gravámenes de importación. Por su parte, la firma de Colombia del ALC con el Caricom, que contempla la asimetría que se presenta entre ambas partes, vencerá en gran medida parte de los obstáculos presentados para la proyección de Colombia en el Caribe.

El bilateral

Hasta 1993 las relaciones de Colombia hacia el Caribe se habían desarrollado principal-mente en el plano bilateral. En la actualidad, se busca com-plementar tanto el nivel bilateral como el multilateral en el contexto del Caricom.

Con miras a fortalecer la pre-sencia de Colombia en el Cari-be, se busca suscribir acuerdos bilaterales con cada uno de los países de la Cuenca, teniendo en cuenta las condiciones eco-nómicas, ventajas comparativas y reciprocidad relativa de los países firmantes, sin importar si éstos son signatarios de los Acuerdos Marco Multilaterales. Estos acuerdos son fun-damentales para el desarrollo de la política exterior colombiana, ya que permiten privilegiar las relaciones con cada país, según intereses y prioridades particulares.

Las dificultades en el transporte han sido uno de los principales obstáculos que se presentan para el fomento del in-

tercambio comercial entre Co-lombia y el Caribe. Para vencer-las se estudian los acuerdos so-bre transporte aéreo y se busca el apoyo de la Dirección Maríti-ma (Dimar), Armacol y la Flota Mercante Grancolombiana.

En la actualidad, Colombia tiene embajadas en Jamaica, Trinidad y Tobago, y Barbados. Busca aumentar su presencia y el perfil de sus misiones en el área. Para ello, se han comenzado a nombrar agregados comerciales y turísticos.

Barbados se destaca por sus proyectos microelectrónicos y sobresale por sus programas en computación. Presenta avances en el procesamiento de peces y en la cría de ganado caprino y de cordero. El intercambio y la complementariedad con la industria colombiana buscan ser aprovechados por medio del joint ventures.

Las relaciones comerciales entre Jamaica y Colombia han tenido un balance a favor del último. En 1991 por ejemplo, Colombia realizó exportaciones por un valor de US $3.350.000 y tan sólo importó de Jamaica productos por un valor de US $140.000, concentrándose en polímeros, cemento, jabones, insecticidas, tuberías y mangueras plásticas, neumáticos para tractores, maderas y baldosas.

Los principales socios co-merciales de Jamaica son Es-tados Unidos, los países euro-peos del EFTA (Suecia, No-ruega, Finlandia, Austria, Suiza e Islandia), Canadá y Caricom. Sus principales rubros de exportación son alúmina (51.6%), bauxita (10.7%), azúcar (8.3%) y banana (4.3%).

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Para Trinidad y Tobago, por su parte, el petróleo constituye su principal recurso económico. Cuenta con pozos petrolíferos y una refinería, razón por la cual le interesa establecer vínculos de cooperación caribeña. Con Venezuela existe un acuerdo de refinación, a través del cual ese país envía 70 mil barriles diarios para su procesamiento. A su vez, el Gobierno colombiano se muestra interesado en que Trinidad y Tobago refine petróleo procedente del oleoducto Caño Limón.

En cuanto al comercio con Colombia, se registran como principales exportaciones co-lombianas polímeros, cables, tuberías plásticas, resinas, cal-zado deportivo y flores. De Trinidad y Tobago hacia Co-lombia se exporta fundamen-talmente urea, amonio y en al-gunas ocasiones gasolina.

A manera de conclusión

La presencia de Colombia en el Caribe contempla dos escenarios complementarios: el bilateral y el multilateral con la participación y acciones hacia grupos como el Caricom y el G-3. En ambos se observa un progreso considerable y el país avanza en un ALC asimétrico con el Caricom.

La búsqueda de una mayor actuación en esta área debería

contemplar la heterogeneidad del Caribe, y la posibilidad de estrechar vínculos con aquellas islas hispanoparlantes que puedan actuar como puente y crear vasos comunicantes con los anglófanos y francófanos. No obstante, la evolución histórica y las características de Cuba y su proceso político actual, de Santo Domingo y de Puerto Rico, llevan a considerar el hecho de que a Colombia le podría convenir también el fortalecimiento de sus relacio-nes con el Caribe anglófano, en particular con Jamaica, y tam-bién con Trinidad y Tobago y Barbados, con las cuales se presenta una mayor trayectoria. Con ellas existen intereses comunes en temas prioritarios de la agenda de la política ex-terior colombiana, tales como los límites, el narcotráfico, el medio ambiente y el intercam-bio científico y cultural. Por su parte, las relaciones comerciales aumentarán debido a las ventajas arancelarias, el mejo-ramiento en el transporte y a la participación de Colombia en el Caricom y en el G-3.

Pese a las anteriores consi-deraciones no debe olvidarse que estas islas son productoras de bienes agrícolas como azúcar y banano que Colombia también posee. En el sector energético, en particular carbón, y en menor medida petróleo, es donde se percibe una mayor complementariedad

económica. También podría aumentarse el abastecimiento colombiano de textiles, cueros y aparatos eléctricos.

Distribución geográfica de la Cuenca del Caribe

CARIBE

CONTINENTAL I

México Guatemala

Nicaragua El Salvador Costa Rica Honduras Panamá Belice

CARIBE INSULAR

Antillas Mayores Cuba, Jamaica, Puerto Rico

Antillas Menores: Islas Vírgenes (St. Croix, St. Thomas, Tórtola, etc.); Grupo de Sotavento (Antigua, Barbuda, Redonda, Monserrat, St. Kitt, Nevis, Anguilla); Grupo de Bar-lovento (Dominica, San Vicente, Santa Lucía, Guadalupe, Barbados, Granada); Antillas Holandesas (Curazao, Bonaire, Aruba, San Martín, San Eustaquio, Saba); Trinidad y Tobago, Bahamas; Turcos y Caicos; St. Pierre y Miqueton

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Sección

Relaciones Económicas

Internacionales

El Mercosur: génesis, características y obstáculos

Rogelio José Biasizo*

Génesis y antecedentes

El 29 de julio de 1986 se firma en Buenos Aires el Acta para la Integración Argentino-Brasileña que establece el Programa de Integración y Cooperación Económica entre Argentina y Brasil (Picab). En el marco de este programa se activaron 23 protocolos sobre los más di-versos temas. El Picab se rene-gociaba cada seis meses y los protocolos de carácter comercial (bienes de capital, bienes alimenticios industrializados, industria automotriz, etc.) se iban ampliando en cada nego-ciación, respetando un esquema de incorporación "producto por producto".

En noviembre de 1988 se modifica el marco de la inte-gración binacional. En esa fe-cha, los presidentes Alfonsín y Sarney firman el "Tratado de Integración y Cooperación Ar-gentino-Brasileño", con el ob-jetivo de crear un espacio eco-nómico común en un plazo de 10 años, principalmente me-diante la remoción de obstáculos tarifarios y no tarifarios al comercio y la armonización de las políticas internas de ambos países.

Los fracasos del Plan Austral en Argentina y del Plan Cruzado en Brasil provocaron profundas crisis económicas y

políticas y relegaron el Proyecto de Integración a un plano secundario hasta mediados de 1990, cuando ambos países de-ciden aplicar un nuevo impulso al proyecto y acuerdan pro-fundizar y acelerar el proceso de integración.

En julio de 1990 los presidentes Collor y Menem firman el "Acta de Buenos Aires" por la cual se modifican los instrumentos y mecanismos de negociación. Entre otras medidas, el documento anticipa en cinco años la fecha para la con-formación de un Mercado Co-mún entre los dos países (31 de diciembre de 1994) y pauta un cronograma de rebajas auto-máticas y lineales de los aran-celes recíprocos hasta alcanzar, a fines de 1994, el 100% de preferencia para el total del co-mercio.

En diciembre de 1990, Ar-gentina y Brasil compendian el conjunto de los acuerdos fir-mados en los últimos años en el ámbito de la Aladi en un único documento (el Acuerdo de Complementación Económica) que incorpora y resume todas las concesiones otorgadas hasta esa fecha entre ambos países.

Poco tiempo después, Uruguay y Paraguay se suman a las negociaciones que Argentina y Brasil venían realizando en forma bilateral, y el proyecto de integración adquiere dimensión regional. Uruguay y Paraguay se incorporan en primera instancia como observadores, y en forma activa desde mediados de 1991, cuando los cuatro países ratifican el "Tratado de Asunción" y deciden conformar el Mercado Común

* Profesor de Economía y Comercio Internacional de la Universidad de Entre Ríos (Argentina).

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del Sur (Mercosur), para fines de 1994. Finalmente, en di-ciembre de 1991 se reglamentan los instrumentos básicos del Tratado, que a partir de entonces comienza a tener opera-tividad1.

Los motivos

Después de 1950 la idea de la integración se comenzó a eva-luar, no desde el punto de vista de las diferencias en la dotación de factores, sino como po-sibilidad de acceso a nuevos mercados. Y en esta idea ha de-sempeñado un papel funda-mental el rol de las economías de escala como determinantes del comercio intraindustrial, por cuanto el tamaño del mercado habrá de ser una cuestión crucial, dado que disminuyen los costos unitarios a medida que aumenta la producción y aprovechando diversas ventajas comparativas, se tiende a lograr una mayor rentabilidad. Es así como la economía mundial comenzó a globalizarse, dándose este fenómeno, en primer lugar, en los países industrializados.

Observemos algunos datos: La participación de América Latina en el comercio mundial al comenzar el decenio de 1980 era de 4.5% con tendencia a la reducción. Este dato junto a otros indicadores (véase Cuadro 1) nos dará una idea de lasprofundas diferencias entre los actuales bloques económicos mundiales. Los países que integran el Mercosur abarcan el 60% de la superficie de América Latina, representan el

45% de la población, poseen un mercado potencial conjunto de 190 millones de habitantes y tienen un PIB que equivale a más del 50% del PIB de toda el área.

CUADRO1

E.U.- CEE Sudeste Mer- Canadá- asiático cosurMéxico

PIB (en mi- llones de US*) 5.459.870 4.606.082 3.301.100 402.237Población

(en mi- llones) 359.90 320 485.80 183.10Expor-

taciones (en mi- llones de US$) 447.335 1.033.918 551.621 45.144

Si bien éstas son cifras generales, se evidencia la participación del Mercosur, en comparación con los otros mega mercados a los que tiende la economía mundial. Además, también es fácil observar la minúscula posibilidad de participación que le cabe a cada uno de los países latinoamerica-nos, si pretenden enfrentar unilateralmente esa tendencia:

El Mercosur no aspira a con-vertirse en un reducto comercial autosuficiente; por el contrario, constituye una plataforma para una presencia dinámica o interactiva de nuestros países del mundo... La integración no es una panacea. Nada nos garantiza automática y mágicamente el éxito, y ni siquiera la equidad... La integración no constituye un segu-ro contra los riesgos y las difi-

cultades que nos plantea el mundo contemporáneo, pero nos pone en mejores condiciones paraenfrentarlos... No ignoramos los problemas y las aristas traumáticas que presenta el proceso que se inicia, pero un nuevo espacio económico crea oportunidades que no existirían de preservarse la actual situación .

El Mercosur se convierte en una fuerte atracción, a pesar de las dificultades innegables que implica la integración, es-pecialmente en lo que hace a las políticas macroeconómicas entre Argentina y Brasil. Pero las grandes empresasintegracionistas mundiales como la Comunidad Europea y el Tra-tado de Libre Comercio en América del Norte, conocen bien estos procesos y, aunque con "cautela", avanzan en su posicionamiento global.

Se ha dicho que "la masa crítica de América Latina es el Mercosur. El que primero se posicione en el Mercado Común tendrá a América Latina". Esta conclusión no fue elaborada por ningún grupo empresarial de Argentina, Brasil, Uruguay o Paraguay, sino el resultado del análisis realizado por las autoridades de la Comunidad Europea colocando al nuevo grupo de comercio tras la propia CE y el Nafta (E.U., Canadá y México).

Las características

Modalidad de integración

En el contexto latinoamericano se destacan economías muy heterogéneas, escasamente

1 Gloria Worcel, Cepal, El Mercosur en el período de transición, Cepal, Naciones Unidas, Doc. de Trabajo No. 44, Buenos Aires mayo de 1992.

2 Alieto Guadagni, "Mercosur, una nueva frontera productiva", Ámbito financiero, Buenos Aires, 26 de marzo de 199, p. 16.

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vinculadas entre sí por el co-mercio, hasta la aparición del proceso de conformación del Mercosur que busca revertir la situación. Este proceso tiende a un enfoque diferente del encarado a través de la Alalc o la Aladi, donde la política de sustitución de importaciones se basó en las barreras ante los competidores externos. Salvo algunas excepciones, las empresas latinoamericanas no estuvieron en condiciones de proyectarse al mercado internacional con bienes competitivos. La integración latinoamericana se caracterizó por el concepto de la complementar iedad. Paralelamente, el mercado internacional se fue haciendo cada vez más restrictivo para productos provenientes de los países latinoamericanos. El escalonamiento de barreras arancelarias y no arancelarias fue creciendo, como ha sido permanentemente denunciado en las rondas multilaterales del GATT. Así, la oferta se limitó a la "de lo que el otro no produce" cuando por depresión o estancamiento de la demanda interna había capacidad instalada excedente que se volcaba a exportar hacia la región. Esto ha tenido un efecto de transfor-mación débil: no dinamizó la inversión, no condujo a reducción de costos, no incidió sobre las economías de escala y tuvo una perspectiva muy limitada. La integración europea, en cambio, sí desarrolló una complementariedad dinámica. Las economías de escala y de especialización fueron permitiendo a las empresas europeas alcanzar un grado de competitividad muy importante respecto a países de fuera de la región. Del Mercosur se espera que genere una protección de aprendizaje (a través del arancel externo común y la liberalización

interna) y lograr así una mayor competitividad regional frente a terceros países.

Estructura orgánica del Mercosur

Los órganos definidos por el Tratado, como responsables de negociar el tránsito hacia la in-tegración, son:

El órgano superior, responsable de la conducción política, es el Consejo del Mercado Común. Está integrado por los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía de los Estados partes. La presidencia se ejerce por períodos de seis meses y por rotación de los Estados miembros.

El órgano ejecutivo es el Grupo Mercado Común (GMC), responsable de velar por el cumplimiento de las decisiones adoptadas por el Consejo. Fija programas de trabajo que aseguren el avance hacia la constitución del Mercado Común. Propone medidas concretas tendientes a la aplicación del Programa de Liberación Comercial, la coordinación de políticas macroeconómicas y la negociación de acuerdos frente a terceros países. Puede convocar y coordinar reuniones especializadas.

Subgrupos de trabajo. En el seno del GMC fueron creados estos subgrupos de trabajo con la responsabilidad de coordinar políticas macroeconómicas y sectoriales. Hacia fines de 1991 se constituyen once subgrupos para el tratamiento de temas comerciales, aduaneros, técnicos, políticas fiscal y monetaria relacionadas con el comercio, transporte terrestre y

marítimo, política industrial, tecnológica, agrícola y energética, coordinación de políticas macro-económicas y asuntos laborales.

Comisión parlamentaria conjunta del Mercosur. En el ámbito legislativo, repre-sentantes de los Parlamentos de los cuatro países crearon a principios de diciembre de 1991 esta comisión que estudiará los proyectos de Acuerdos Específicos negociados por los Estados antes de su envío a los respectivos Poderes Legislativos y transmitirá sus recomenda-ciones a los Poderes Ejecutivos.

Secretaría Administrativa del GMC. Tiene su sede en Montevideo y sus principales funciones son la guarda de documentos y la comunicación de las actividades del Grupo Mercado Común.

Reconversión productiva

La integración cuatripartita re-querirá un considerable esfuerzo de reconversión productiva, pero, de todas formas, el mismo será necesario y resultará menos costoso que el requerido por una apertura irrestricta de la económica en forma unilateral. No obstante, el costo de la reconversión productiva podría ser más que compensado para algunos sectores por la ampliación de sus mercados.

Podemos esbozar algunos aspectos de esta reconversión:

• El ajuste será más a nivel deempresas que de sectores, porque dependerá de situaciones y decisiones empre-

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sariales con consecuencias diversas aun para empresas de un mismo sector. Incluso podremos hablar no sólo de empresas, sino de productos determinados dentro de cada empresa o sector.

• Las empresas orientadas al mercado interno tendrán un ajuste mayor que la que ya exportaban y seguramente habrán incorporado pautas de competitividad en su gestión.

• Además de la reestructuración interna y la compra de empresas, las fusiones y los joint ven tures tendrán gran importancia.

Existen algunos factores exógenos a las empresas, sobre los que se tendrá que avanzar simultáneamente: la reforma del Estado en los países invo-lucrados; la armonización de las políticas crediticias, fiscales, comerciales, monetarias y cambiarías; y la fijación del arancel externo común.

De todo lo anterior se desprende que la capacidad de invertir y transformar recursos constituye un criterio esencial para el éxito de un proyecto de integración. Si la capacidad de adaptación es escasa en todos o en algunos de los países asociados, es posible que los problemas estructurales que se visualicen en el corto plazo terminen convirtiéndose en problemas estructurales de largo plazo. Si los procesos de integración producen ciertos cambios y los países asociados pueden derivar ciertos benefi-cios de ellos, también es cierto que para los países que estén en menores condiciones de adaptación, estos probables

beneficios pueden transformarse en pérdidas efectivas3.

El problema de las asimetrías

El caso Argentina-Brasil

Hoy en día al hablar del Mer-cosur se hace casi imprescindi-ble hacer referencia a las asi-metrías o diferencias notables entre las economías de los paí-ses involucrados, y sobre todo a las que se presentan entre las economías más prominentes como son las de Argentina y Brasil. El tratamiento del tema es insoslayable, ya que obliga a un serio análisis de los benefi-cios y los costos de la integra-ción regional, sin dejar de lado las dificultades objetivas que existen para llegar a una inte-gración de las economías de la región que sea beneficiosa para sus miembros. Existen asi-metrías de carácter coyuntural y de carácter estructural. Las primeras tienen que ver con las dificultades generadas por la política económica de cada uno de los países y las segundas se encuentran en el marco general de los procesos de integración.

Una enunciación general de las dificultades se puede reducir a: la inflación; las distorsiones de precios relativos y de costos; y el proteccionismo.

La gran inestabilidad por la que atraviesan las economías de la región (Mercosur) ha generado distorsiones muy fuertes y retardado la posibilidad de asumir y cumplir compromisos externos que favorezcan la cooperación y la integra-

ción. Esto, sumado a políticas económicas y estilos de desa-rrollo diferentes, que han pro-vocado desarrollos dispares de los sectores económicos, hace notar grandes asimetrías, como: costo de la energía en cada uno de los países; costo de la mano de obra y cargas sociales (o impuesto al trabajo); divergencias en la incidencia de los sistemas tributarios sobre la producción y el consumo; diferentes políticas de promoción de inversiones y de exportaciones; notables dife-rencias en los grados de aper-tura; disparidades importantes en lo referido al arancel promedio extrazona (a terceros países).

A esto se suman otras cuestiones de fondo, y que se refieren a:

A. El dinamismo desigual de las economías de la región. Es de destacar el caso de la economía brasileña que, al momento de la firma del Tratado, venía de una década de porten toso crecimiento frente a la economía argentina que venía de casi dos décadas de estancamiento. B. Durante las últimas décadas el crecimiento económico de los países ha sido diferente, lo cual no sólo revela una actitud sostenida de política económica, sino también una aspiración de cambio estructural, en tanto la expansión industrial y manufacturera ha sido compatible con el desempeño de otros sectores productivos. Además, hubo un comportamiento dispar en la inversión bruta interna fija y seguramente por una calidad superior de la misma. Por ejemplo, en Brasil, la tasa de inversión creció 11.3% anual entre 1965-1980 frente a 4.6%

3 Eduardo N. Dalmasso, El Mercosur. Marco de estrategias competitivas. Rol del sector financiero, DOC, Córdoba (Arg.), 1991.

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de la Argentina. La diferencia se acentúa por el desplome que registra la acumulación entre 1980-1987. En Argentina, la inversión cae 9.5% promedio anual y en Brasil sólo 0.9% anual, con la ventaja de haber casi triplicado los valores argentinos desde 1965.

Este proceso involutivo ha sido consecuencia del profundo deterioro en la formación del capital, lo que ha llevado a una pérdida significativa en el nivel de competitividad. Si a esto le sumamos la caída del tipo de cambio real, es posible explicar un serio problema en la balanza comercial argentina, y que se trata de la reprimarización del comercio exterior (el país ha comenzado a aumentar la participación de productos primarios frutas, hortalizas, cereales, pescados sin elaboración, etc. con relación al total exportado). O sea que no sólo han caído las manufacturas de origen industrial (de 33.1% en 1989, al 22.9% en 1992) sino también las manufacturas de origen agropecuario (del 42% en 1989 al 40.3% en 1992).

C. En este esquema de integra-ción participa un país como Brasil que tiene una oferta ex-portable diversificada, y que, a pesar de no existir un alto grado de certidumbre, simetría y sustentabilidad, siempre tendrá efectos de competencia en el mercado amplio. O sea que la ventaja de Brasil no es sólo cuantitativa, sino que lo favorece la composición de sus envíos hacia Argentina, por ejemplo, con una alta proporción de productos industriales con mayor valor agregado, mientras que el grueso de las exportaciones

argentinas son agropecuarias y agroindustriales. D. Algunos economistas interpretan que el Mercosur se está construyendo con eje en dos países (Brasil y Argentina) que tienen dos modelos dis-tintos, en lo económico, social e institucional. E. Entre 1930 y 1950 Brasil creció con base en un modelo altamente intervencionista. No era compatible con la estructura política soñada para la década de los años ochenta: el máximo posible de descentralización, federalismo y libertad democrática . F. Brasil es el país latinoamericano que más tiempo resistió la liberalización de la economía, y está muy atrás de México, Chile, Argentina y Venezuela en materia de libertad de comercio internacional, rivatizaciones, desregulación, cambio y libre movimiento de capitales . G. En los países de la región los quiebres institucionales representaron cambios de reglas en medio del juego, violando derechos adquiridos. Entonces, además de la inestabilidad económica, todo cálculo económico tuvo que incluir un sobreprecio por la incertidumbre.

El caso Uruguay-Paraguay

En el Mercosur, los factores productivos tendrán libre trán-sito, y es en ese escenario donde Uruguay y Paraguay pueden ofrecer ventajas de asociación de empresas, complementación productiva y triangulación en los negocios. Uruguay tiene tradición en estabilidad financiera, cambiaría, jurídica, un elevado nivel educativo de su población, una administración basada en la continuidad

de políticas y la libertad cam-biaría y financiera. Se ubica en el centro de la zona más rica del Mercosur, con excelentes co-municaciones y con la posibili-dad de convertirse en el centro de servicios. A estas ventajas hay que agregar el tratamiento benigno a la inversión extranjera y la atracción de sus zonas francas. Paraguay se caracteriza por su carácter precapitalista, dado que, por ejemplo, no cuenta con mercado de valores, lo cual, unido a otras deficiencias a nivel instrumental y de desarrollo empresarial, puede significar un escollo en el proceso de integración. Sin embargo, Paraguay ofrece ventajas como estas:

- El costo de la energía eléctrica. Dueños de buena parte de las represas de Itaipú y Yaciretá tienen una oferta excedente de bajo costo.

- El bajo costo de la mano de obra, si bien con serios problemas de especialización.

- Bajos impuestos internos.

- Ley de inversión que libera el 100% de los aranceles aduaneros para la importación de maquinarias y equipos.

- La facilidad de remitir utilidades, intereses, partes de capital y royaltíes al exterior, libremente.

¿Mercado común o zona de libre comercio?

No son pocos los que se inclinan a proponer una Zona de

4 Mario Henrique Simonsen, Revista Panorama, Ano 1, No. 11, Buenos Aires, marzo de 1993. 5 Víctor R. Portnoy, Revista Comercio Exterior, International Report, Buenos Aires, febrero de 1992.

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Libre Comercio, con lo que se evitaría el tratamiento de la ta-rifa externa común, la libre cir-culación de factores y la im-prescindible convergencia y coordinación de políticas glo-bales y sectoriales. El mecanis-mo de la Zona de Libre Comer-cio, más flexible, permitiría que cada país definiera internamente con mayores grados de libertad sus propias opciones en materia de desarrollo económico y de inserción internacional. Si bien puede parecer atractiva, la Zona de Libre Comercio (ZLC) estaría acompañada de tensiones eco-nómicas y comerciales no me-nores que las que implicaría la construcción de un mercado común como el acordado. Los problemas de tipo de cambio, precios, tasas de interés y otras variables no tendrían un efecto distorsionante muy distinto en un caso que en el otro. Las tur-bulencias de los grandes cam-bios, sobre todo en las grandes economías, se transferirían en mayor grado sobre los otros países, si se opta por la ZLC.

En la reunión de presidentes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay en Montevideo, en diciembre de 1992, se acordó definir un arancel externo que irá del 0% al 20% como máxi-mo, con lista de excepciones, donde alcanzaría el 35% (sector automotor, textil e informático) con reducción en 6 años a partir de 1995 al 20% como máximo; y avanzar en la coordinación de políticas macroeconómicas relacionadas con aspectos fiscales, monetarios y cambiarios para su convergen-

cia gradual y entrada en vigor a partir del Ia de enero de 1995. Debería profundizarse sobre este último objetivo, no obstante los limitantes internos y los condicionantes que impone la negociación de los compromisos externos, ya que si se desea establecer cierto grado de irreversibilidad al proceso de integración, no se debe excluir el tema de la coordinación de políticas macroeconómicas, ni la concesión de preferencias comerciales. Esto, sin perjuicio de priorizar la armonización de políticas estructurales para generar los incentivos que le den continuidad al proceso de integración. Al respecto, el Mercosur ya ha demostrado utilidad pues brinda un esquema institucional supranacional en el cual las políticas domésticas de los países, que producen desma-nes importantes en otras na-ciones de la región, pueden ser "denunciadas"6.

Los países que se consideran afectados por flujos de comercio desde los otros países de la región tienen un foro donde pueden presentarse y apelar las medidas especiales, como restricciones voluntarias de exportación, cuotas, etc., medidas que en otro contexto serían tildadas de proteccio-nistas y que no podrían hacerse sin el Mercosur.

Podemos citar algunos ejemplos:

A. El Mercosur ha permitido al gobierno argentino modificar ciertas políticas brasileñas como en el caso de las harinas de

trigo restringidas por una ba-rrera no arancelaria. B. Invocando la cláusula de salvaguardia especificada en el Tratado de Asunción, Argentina impuso una cuota a la importación de cierto tipo de papel de Brasil, como medida excepcional y transitoria (1año), al haberse detectado un fuerte desequilibrio en el comercio bilateral en ese rubro. C. La decisión de Brasil de convertirse en un importante demandante de hidrocarburos y gas argentino, y de extender los plazos para saldar los desequilibrios en el sector auto motor, dan muestra de que la existencia del Mercosur ha implicado que los países están más dispuestos a internalizar, en la parte que le pudiera corresponder, las consecuencias que sus políticas domésticas puedan generar sobre sus más inmediatos vecinos.

Estos ejemplos demuestran que el Mercosur va más allá de simples reducciones arancelarias recíprocas y se convierte en un instrumento de cooperación regional necesario para coordinar políticas en un con-texto de economías con una alta interdependencia7. Esto reafirma lo ya expresado en este artículo: que la disyuntiva entre apertura unilateral versus la integración regional, no siempre es tal, y más aún, en este caso, ambas son necesarias.

Conclusiones

El análisis planteado en este artículo, respecto a las mayores o menores posibilidades en

6 Específicamente, en el artículo 5 inciso b) del Tratado de Asunción, se establece que uno de los principales instrumentos para la constitución del Mercado Común será "...La coordinación de políticas macroeconómicas, que se realizarán gradualmente y en forma convergente con el programa de desgravación arancelaria y de eliminación de restricciones no arancelarias..."

7 Marcelo Garrigo y Pablo Sanguinetti, Ámbito financiero, Buenos Aires, 2 de marzo de 1993.

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el corto o mediano plazos, nos sugiere reflexionar sobre la importancia que tiene la nego-ciación, los acuerdos y el ins-trumental que se convenga para avanzar en el Mercosur.

No se cree que una zona de libre comercio ni una unión aduanera sean suficientes para que nuestros países sigan avanzando juntos hacia la integración, sino que es necesaria la cooperación macroeconómica, la que deberá avanzar en el intento de convergencia de algunas variables claves, como la tasa de inflación y luego progresar hacia formas más ambiciosas.

Es preciso "poner la casa en orden" para poder progresar en la integración. Esto se hace necesario con mayor énfasis en América Latina, pues no es aplicable la experiencia euro-

pea en la que se usaron los compromisos externos como herramienta para lograr la es-tabilidad interna de algunas economías:

El tema de la estabilidad interna mediante compromisos externos es una lección interesante que vale la pena discutir en el marco de la integración latinoamericana. La condición para lograr éxito en esta materia es, según la experiencia euro-pea, la presencia de un país o grupo de países que actúa como ancla del sistema o como centro de gravitación. El centro de gravitación tiene que ser: a) lo suficientemente grande para poder absorber las turbulencias que automáticamente se generan en estos casos, y que proceden de las otras economías; b) de su propio interés, formar una zona de estabilidad, esta circunstancia se da en

la CE por las sólidas relaciones existentes entre los asociados en los ámbitos comercial y de inversión directa; c) siempre más estable que los otros aso-ciados para que realmente puedan importar las condiciones de equilibrio proyectadas desde ese núcleo .

Es obvio que el grado de cooperación macroeconómica en la CE ha alcanzado niveles avanzados que difícilmente se pueden repetir en esta región, a lo que se suma que sería ne-cesario un acuerdo claro sobre cómo funciona y cuál es el mo-delo macroeconómico más apropiado, y los gobiernos de la región tendrían que ejercer un control eficaz sobre los ins-trumentos macroeconómicos. Para llegar a esto hay todavía mucho camino por recorrer.

8 Cepal, Naciones Unidas, Ensayos sobre coordinación de políticas macroeconómicas, Santiago de Chile, 1992, p. 23.

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David entre Israel y Egipto, que permitieron la firma de un Tratado de Paz aún vigente, la administración Clinton, que marca el retorno demócrata a la Casa Blanca y retoma criterios como la defensa de los derechos humanos, aspira a cerrar el ciclo de inestabilidad y violencia recurrente que ha aquejado al Medio Oriente.

Sección:

Política Mundial

La administración Clinton y el proceso de paz en el Oriente Medio*

Beethoven Herrera Valencia**

Durante toda su campana elec-toral y en el discurso de pose-sión, el nuevo presidente de los E. U. centró la atención en los problemas domésticos, marcando así la diferencia con el aspirante republicano a la reelección, quien esgrimía como argumentos a su favor la victoria en la Guerra del Golfo y la disolución de su enemigo de la posguerra, la URSS.

A pesar de dicho énfasis en los aspectos internos, aún antes de posesionarse Clinton tuvo que avalar la acción de castigo contra Irak y ocuparse en los mismos días de la instalación de su mandato, del problema de la hambruna en Somalia y de la guerra en Bosnia-Herzegobina. Pero donde más interés ha demostrado, junto con la puja comercial con Japón y la Comunidad Europea, ha sido en la reactivación del proceso de paz en el Oriente Medio, congelado por la expulsión que el recién instalado gobierno laborista de Israel hizo de 415 palestinos, como respuesta al asesinato de militares judíos.

Quince años después de que la administración demócrata de James Cárter lograra mediar en los Acuerdos de Camp

La insostenibilidad de un statu quo

La situación de violencia que la región ha vivido desde antes del término del Mandato Británico, y sobre todo desde la decisión de las Naciones Unidas de dividir el territorio en dos Estados formalmente re-conocidos, se ha venido agra-vando al punto de hacerse in-sostenible.

A las guerras de los Seis Días y del Yom Kippur siguió un permanente clima de agitación, en el que los territorios ocupados por Israel como condición de defensa frente a la posibilidad de que se repitieran los ataques del pasado en su contra, han sido escenario de atentados de un lado y operaciones de castigo del otro, que han minado la confianza para la negociación. En los últimos años, la rebelión palestina expresada en la 'intifada' galvanizó la conciencia de la comunidad internacional hacia la necesidad de encontrar una solución estable y mutuamente satisfactoria a un problema insostenible.

El inicio de diálogos directos entre el gobierno de E. U. y la Organización para la Liberación Palestina, bajo la admi-

* En el momento de la edición de este artículo no se habían firmado los acuerdos entre la OLP y el gobierno deIsrael.

** Profesor de Economía Internacional de la Universidad Externado de Colombia.

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nistración republicana, si bien tuvo interrupciones por el re-brote de acciones terroristas, otorgó a la organización pa-lestina una legitimidad y reco-nocimiento que nunca antes tuvo.

En tales condiciones se llegó a la Conferencia de Madrid, cuando por primera vez se sentaron frente a frente dele-gaciones de países que hasta entonces sólo se habían visto en el campo de batalla. Inde-pendientemente de que no lo-graron acuerdos concretos, se dio inicio a un proceso que no se debe dejar naufragar por el cúmulo de expectativas que sobre el mismo guarda la opi-nión mundial.

El cambio de contexto geopolítico mundial

El conflicto árabe-israelí estuvo marcado, como todos los conflictos de la posguerra, por el alinderamiento entre las po-tencias. Acá, como en todos los casos de conflictos regionales, cada una de las superpoten-cias se apuntó a uno de los bandos, le abasteció de armas, se hizo vocero de su causa e incluso se comprometió con su defensa, bien en la ayuda directa tanto como en la defensa de la legitimidad de su causa. Así, la URSS negaba el visado de salida a los judíos rusos con el argumento de que su retorno a Israel equivalía a fortalecer el campo adverso a sus aliados los palestinos. Una vez caído el régimen soviético, en sólo dos años salieron hacia Israel 600.000 inmigrantes pro-venientes de la antigua URSS.

El derrumbe de la potencia socialista ha dejado huérfanos de apoyo a los sectores que hasta ahora fueron sus aliados

y ha replanteado drásticamente la ecuación estratégica: los que antes iban a la guerra confiados en su ayuda tienen ahora motivos suficientes para buscar una alternativa de negociación. Pero si se tratara de buscar los referentes más cercanos de la causa palestina, hay que anotar que Arabia Saudita, cuyo financiamiento fue decisivo en la consolidación de la OLE y otros países árabes como Siria y Egipto, se alinearon con E. U. en la coalición que enfrentó a Irak en la Guerra del Golfo. La OLP por su parte apoyó vehementemente la causa de Irak, en reconocimiento a la vocería que Sad-dam Hussein asumió en defensa de la causa palestina en una guerra que él llamó "santa", pero que lo dejó enfrentado a varios de sus hermanos de raza y credo.

Por todo lo anterior, terminada la Guerra del Golfo, y antes de que se apagasen los efectos que la victoria de la coalición tuvo en el escenario regional, se procedió a comprometer a los dos bandos en disputa a sentarse a la mesa de negociaciones, pues esa era la condición del apoyo de los países árabes a los E. U. en su guerra contra Irak.

Al exigir a Israel que no in-gresase en la guerra aunque fuera, como efectivamente lo fue, víctima de agresiones, se adquirió el compromiso de ga-rantizar su defensa, y además, galvanizó la conciencia de los países vecinos hacia la mutua necesidad de un reconocimiento a la legitimidad tanto del Estado de Israel, al que hasta ahora se habían negado a reconocer, como de la aspiración del pue-

blo palestino a tener su propia identidad política.

La relativa moderación que desde 1988 fue mostrando la OLP y la reacción interna y ex-terna ante eventos como los de Sabrá y Chatila que ocasionaron la caída del ministro de Defensa, Ariel Sharon, hicieron patente lo inestable de una situación de conflicto permanente. Los atentados terroristas contra turistas que visitan Israel, la muerte de militares judíos y la voladura de la embajada israelí en Buenos Aires a la vez que provocaron la respuesta del go-bierno judío, la declaratoria del Estado de Sitio, las deportacio-nes y el cierre de la Franja de Gaza, han ido haciendo patente la inutilidad de un círculo de violencia que se retroalimenta y que no cesará hasta tanto las partes involucradas no lleguen a un acuerdo mutuamente aceptable.

La situación israelí

El balance de estancamiento a que llegó la negociación de Madrid, cuando el partido Li-kud tenía el mando en Israel, puso de presente que mientras Israel no tuviera la disposición de ceder territorios a cambio de una paz estable nacida del reconocimiento palestino como Estado con fronteras seguras, cualquier acuerdo iba a ser imposible de lograr.

En esas condiciones se realizan las elecciones de 1992 que llevan al gobierno al partido laborista, el cual forma mayoría en la Kneset con el partido Meretz, pero es perfectamente claro que el mandato obtenido por este gobierno es para lograr la paz, y para hacerlo en breve plazo.

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El apoyo de los parlamentarios de origen árabe al gobierno laborista pasa por la condición de lograr un acuerdo de paz que cierre el ciclo de guerras y violencia. Esos sectores árabes, que viven dentro de Israel, tienen ciudadanía israelí e incluso participación en el gobierno a nivel del Ministerio de Vivienda, entienden que su propia situación se torna am-bivalente en tanto se mantenga el clima de confrontación, pues a su condición de ciudadanos árabes del Estado de Israel se enfrenta el hecho evidente de que hermanos suyos de raza y religión militan en el bando opuesto. Hay, por supuesto, en el seno de la sociedad israelí, como lo hay también en el lado palestino, sectores radicales enemigos de la negociación y del reconocimiento de la legitimidad a la contraparte. Mientras abogan por el "Gran Israel" se oponen a toda devolución de territorios aduciendo que la devolución de Kuneitra bajo mediación de la ONU al término de la Guerra del Yom Kippur, dejó saldadas las demandas árabes; del otro lado, los que postulan la lucha por "La Gran Palestina" se oponen a las negociaciones y acusan a la OLP de conciliacionista, al mismo tiempo que convocan a jajihad (guerra santa), para expulsar a los judíos de Palestina. Pero lo que sí es claro es que, cada vez más, las posiciones radicales van siendo minoritorias y nunca se logrará la unanimidad.

El esfuerzo bélico que obliga a destinar enormes recursos a la defensa, y el desgaste de tener una alerta las 24 horas de todos los días del año, es una situación que atenta contra las posibilidades de un desarrollo

más dinámico, que tiene por condición la paz.

No hay que dejar de recordar que Israel es, junto con Egipto, el receptor del mayor volumen de ayuda norteamericana y el gobierno estadounidense pasa por un período de ajustes para reducir su cuantioso déficit fiscal. En otro orden de ideas, un entorno de paz en la región permite pensar en un eventual Mercado Regional que les permita tener intercambios entre vecinos, con una mayor complementariedad económica.

Heterogeneidad del campo árabe

Además de la victoria militar israelí en todas las guerras que lo enfrentaron simultáneamente a todos sus vecinos, la diversificación de sus relaciones internacionales le permitió establecer vínculos diplomáticos con países como China, Cuba, India y Rusia, al mismo tiempo que el campo árabe se dividía por varias razones, entre otras por el resurgimiento del fundamentalismo islámico que desde Irán lidera movimientos en Líbano, Argelia, Egipto e Irak.

A la guerra de una década entre Irak e Irán, antes de la Guerra del Golfo, siguió una difusión de las tesis radicales musulmanas y que hoy tienen en Irán al principal acumulador de armamento, al parecer abastecido por Corea del Norte.

Jordania, poblada por palestinos en sus tres cuartas partes y débil militarmente en comparación con sus vecinos, se inclinó a favor de Irak en la guerra, por la presión de la po-

blación palestina que veía en Saddam al vocero de su causa y por la absoluta dependencia energética respecto de Irak. La debilidad de la monarquía ha-chemita, nacida del soporte in-glés y prisionera de las presiones internas y externas, no sólo está expuesta a su propia des-integración con la posible des-aparición del enfermo rey Hussein, sino que no es un in-terlocutor decisorio en los diá-logos de paz a pesar de tener la mayor frontera con Israel. No es con Jordania con la que en la práctica se han presentado los mayores conflictos en los últi-mos años, dado el modus viven-di que los dos países asumieron después de la última guerra. El país con el que mayor disputa territorial enfrenta Israel es Siria, la cual, al perder las alturas del Golán, tuvo a las tropas israelíes a 35 kilómetros de su capital y el resentimiento de la derrota hizo que destruyera la ciudad de Kuneitra tras la devolución por parte de Israel, para borrar las huellas de la humillación, procediendo a construir una nueva ciudad bajo el mismo nombre.

La demanda máxima siria es la devolución total del Golán, sin contraprestación; pero ello dejaría a Israel sin una defensa segura, como estuvo hasta la "Guerra de los Seis Días". En esa época, desde las colinas se atacaba a las poblaciones judías de la Galilea. Después de las primeras reticencias en la negociación comienzan a ob-servarse del lado sirio expre-siones de querer entrar a una negociación sustancial de de-volución de tierras a cambio de garantizar a Israel paz en esa frontera, pero Israel exige garantías reales. Baste con decir que un avión que despegue de Damasco, deja a Israel 35 se-

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gundos para reaccionar, y por ello el sistema de radares y an-tenas de observación, denomi-nados los "ojos" de Israel, ins-talados en dichas colinas han sido en los últimos 25 años el mecanismo fundamental de control desde Israel hacia Siria. Un problema fundamental de dicha área es el de los asen-tamientos judíos que han sur-gido en los cinco lustros de ocupación israelí, muchos de ellos bajo liderazgo de jefes la-boristas establecidos allí antes de 1977, que hoy resisten la lí-nea oficial de su partido. Hace un año, 14 de dichos diputados laboristas publicaron un anuncio en la prensa, junto con diputados del Likud y la derecha, oponiéndose a la devolución del Golán.

Respecto del Líbano, Israel ubicó en la franja sur libanesa sus tropas para evitar el disparo de Katiushas sobre los kibutzim del norte israelí. Adicionalmente armó a la milicia libanesa que además de cooperar con las fuerzas israelíes, evita la infiltración de terroristas en la zona cercana a la frontera líbano-israelí. Pese a todos esos recaudos, la caída de proyectiles desde el Líbano se sigue produciendo. Las dos zonas ocupadas, Cisjordania y la franja de Gaza, están pobladas por 955.000 y 650.000 palestinos, respecti-vamente, y estuvieron admi-nistradas en su orden por Jor-dania y Egipto hasta 1967. Al culminar la negociación del Tratado Sadat-Begin en Camp David, Egipto no aceptó volver a administrar la franja de Gaza por la cantidad de conflictos que desde allí se generan y Cisjordania, formada por Judea y Samaría, ha estado bajo administración israelí, pero no han sido anexados y sólo se

consideran transitoriamente bajo control judío hasta la ne-gociación de una paz estable.

El principal temor israelí es el de la credibilidad, estabilidad y capacidad de compromiso de los países vecinos, gobernados por regímenes militares, dictaduras de larga duración o gobiernos hegemonizados por religiosos fundamentalistas. Desde el punto de vista laboral, por ejemplo, se puede decir que:

- En Bahrein, Omán, Qatar, Arabia y los Emiratos están prohibidos los sindicatos.

- En Djibuti, Irak, Libia, Somalia y Yemen se prohibe la negociación colectiva.

- Hay control gubernamental de los sindicatos en Kuwait, Mauritania y Siria.

- Existe la esclavitud en Mauritania, Omán y Sudán.

- Los trabajadores inmigrantes, incluidos los palestinos, sufren restricciones en Bahrein, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Omán, Qatar, Arabia, Siria y Emiratos.

Mientras en Israel hay elec-ciones democráticas y el tema de las negociaciones de paz es objeto del debate político a efecto de que quien represente al Estado judío en la mesa de negociaciones tenga un mandato explícito con suficiente consenso, ello no ocurre en el campo árabe. Queda entonces abierto el interrogante acerca de la confiabilidad de los inter-locutores y la vigencia de los acuerdos. Por eso, las instancias mediadoras, en este caso los Estados Unidos y la comunidad internacional, tienden a tener un perfil superior al de simples mediadores, constitu-

yéndose efectivamente en ga-rantes de los acuerdos. En la percepción israelí, y pese al re-conocimiento de la ayuda nor-teamericana, hay una filosofía de "contar sólo con sus propias fuerzas" y no dejar en manos externas la decisión sobre los asuntos estratégicos israelíes. Es por ello que desde la fundación del Estado judío la constitución de una sólida estructura militar y de defensa ha constituido una prioridad indiscutible, mantenida de modo invariable, sin importar los cambios en el gobierno.

Escenarios de negociación: opciones máximas y mínimas

Queda claro que las exigencias unilaterales que incluyen los legítimos derechos de la con-traparte ("Gran Palestina" y "Gran Israel") no sólo carecen de aceptabilidad política en el contexto internacional de hoy, más sensibilizado hacia el re-conocimiento de la autonomía de las minorías y las nacionalidades (evidenciado en la reciente independencia de Eritrea, Andorra, Croacia, Eslovenia y los países bálticos) sino que no son políticamente viables pues una y otra mantendrían una polarización que se ha hecho insostenible.

Lo rescatable en el actual proceso es que por primera vez cada una de las partes ha reconocido la legalidad a su contrario, y el solo hecho de iniciar un proceso de negocia-ción, que hasta hoy había sido imposible, modifica las ecua-ciones de fuerzas, avanzando hacia la búsqueda de formas mutuamente aceptables.

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En la estrategia de negociación, los palestinos han reclamado como bandera central la constitución de un Estado pa-lestino con plena soberanía, re-conocimiento internacional y dominio soberano sobre mi-gración, tierras, aguas y defensa. Sin entrar a discutir los pro-blemas prácticos de establecer un Estado cuyos componentes se encuentran geográficamente desconectados (Cisjordania, Gaza y asentamientos en el sur del Líbano, además de resi-dentes en Jordania y otros paí-ses), ni las formas de gradualidad que habrán de adoptarse para llegar a dicha meta, esa es una bandera mantenida por los palestinos de modo irrenunciable.

Del lado israelí, sin entrar a considerar la posibilidad de anexión de los territorios ocu-pados como algunos demandan por considerarlo no viable e ilegítimo, la aspiración central se ubica en el reconocimiento por parte de los vecinos árabes del derecho a existir del Estado de Israel, hasta hoy nunca reco-nocido; y en las garantías de de-fensa segura y garantías ciertas de un acuerdo con vecinos acer-ca de cuya credibilidad no sólo hay dudas, sino incertidumbre sobre la perdurabilidad de los acuerdos, en el evento no im-probable de cambios futuros de gobierno.

En ese camino hacia el logro de "fronteras seguras" se va consolidando un preacuerdo de gradualidad, es decir, de es-tablecimiento de etapas inter-conectadas de modo tal que el avance hacia una etapa de ma-yores concesiones dependa del respeto y cumplimiento de acuerdos de menor alcance, dejando abierta la opción de una reconsideración de las metas finales si no se diera el res-

peto a los primeros pasos del proceso.

De propuestas iniciales para acordar un lapso entre 15 y 20 años para el cumplimiento de las etapas acordadas, hoy se habla de cinco años como un primer período de autonomía provisional.

Los principios en juego: reconocimientos

Hasta antes de la Conferencia de Madrid, las resoluciones 242 (ordenando el retiro de los territorios ocupados por Israel) y la 425 (evacuación de las fuer-zas israelíes del sur del Líbano) no eran aceptadas por el Estado judío, ante la ausencia de garantías de su cumplimiento unilateral por parte de Israel, y que serían correspondidas por sus vecinos con el reconoci-miento al Estado y la garantía de fronteras seguras. En el ac-tual proceso de negociación se ha aceptado trabajar por un acuerdo sobre la base de dichas resoluciones. Por ejemplo, la propuesta presentada por Israel a la delegación libanesa, en el sentido de crear un comité militar conjunto que elabore normas destinadas a proteger el norte Israel de los ataques provenientes del sur del Líbano, que ya había sido rechazada anteriormente por ese país, hace por primera vez mención de la Resolución 425 de las Naciones Unidas al respecto.

Sobre este piso mínimo legal de acuerdos el proceso ha estado marcado por unos criterios rectores que están iluminando la negociación y que es bueno destaca:

Reconocimiento mutuo y tratamiento directo con los interlocutores

Desde el punto de vista guber-namental esto es muy impor-tante, pues como queda dicho atrás los gobiernos árabes ha-bían proclamado en reiteradas ocasiones su propósito de luchar por la aniquilación del Estado de Israel.

Del lado israelí, la disposición legal que prohibe dialogar con organizaciones terroristas, referida a la OLÍ? creó una grave traba al inicio de las negociaciones. La pretensión de hablar con voceros palestinos de los territorios ocupados pero que no tuvieran vínculos con la OLE" no sólo quedó desfasada por la legitimación que le otorgó a la OLP el ser recibida en la ONU y establecer diálogos con los E. U., sino que no se mostró viable dado que la frontera entre palestinos que tienen y que no tienen relaciones con dicha organización es imposible de establecer. En la práctica comenzó a operar una influencia indirecta de la OLP en la negociación y ello es hoy explícito, hasta el punto de que ya se mueven en Israel opinio-nes en pro de derogar la men-cionada prohibición.

Lo que resulta claro es que mientras quienes negocien no sean los verdaderos actores, con poder de decisión, tampoco habrá posibilidades de compromisos serios y creíbles.

Intercambio de paz por tierra

La tesis de la devolución de te-rritorios a cambio de una paz segura fue ampliamente deba-tida por la opinión pública is-raelí en la última campaña

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electoral y tiene el apoyo de los garantes internacionales. La resistencia de Israel a evacuar los territorios de modo unilateral se explicaba diciendo que ello daría una señal equivocada a la contraparte, pues mostraría debilidad del lado israelí pero, sobre todo, dejaría a sus vecinos sin ningún compromiso de respetar la integridad de Israel y podría regresarse a la situación de agresiones previa a la guerra.

Hay posiciones dentro de Israel que afirman que no es necesario devolver territorios y que el solo logro de la paz es en sí mismo un objetivo que debe ser satisfactorio para los árabes, lo cual evidentemente no es aceptable para éstos.

Hoy está claro que la nego-ciación sólo se hace porque se acepta que habrá retorno de territorios, aislando así a las posiciones radicales dentro de Israel que se oponen a ello, pero también aislando en el bando árabe a los que piden devolución inmediata y total de todos los territorios sin contraprestaciones. De lo que se tratará, con toda seguridad, será de una devolución gradual que permita crear un clima de estabilidad y confianza, y con toda certeza no será total, si se impone el criterio israelí de mantener, así sea desmilitarizadas y bajo control internacional, zonas sensitivas a su defensa.

Camino hacia un Estado palestino

Una de las diferencias funda-mentales entre el Likud y el la-borismo en la pasada campaña electoral era la oposición de los conservadores a una inde-pendencia total de los palesti-

nos que los llevara a tener su propio Estado, y en su lugar postulaba un tipo de autonomía limitada, que reservara a Israel el manejo de los asuntos externos y de defensa sobre esas zonas pobladas por palestinos, cediéndoles solamente el manejo de los asuntos internos. Dicha opción, por ser ina-ceptable desde todo punto de vista para los palestinos, no permitió avanzar en la Confe-rencia de Madrid y en las pri-meras rondas bilaterales. De modo que la votación por el la-borismo en la práctica equivale a una autorización para que se llegue, así sea por etapas, a un futuro Estado palestino.

En el camino se ha manejado mucho la hipótesis de una "confederación" de los pales-tinos con Jordania, pero es una posibilidad preñada de ambigüedades, no sólo por la desconfianza palestina frente a un gobierno que los expulsó violentamente hacia el Líbano e Israel en el "septiembre negro" de 1970, sino porque la comprensión que de dicha propuesta tienen los interesados no es unívoca. Mientras los palestinos la verían como una federación transitoria entre Estados plenamente independientes y reconocidos (tipo Comunidad Europea), los jordanos la verían como una subordinación de los palestinos que pasaría por su pleno reconocimiento de la monarquía ha-chemita, y no ocultan su te-mor de que la mayoría palestina dentro de Jordania, unida a los territorios que se confederarían, avanzaran hacia una toma del poder total en Jordania.

Estado actual de las negociaciones

Después de nueve rondas y de pasar por varias sedes de ne-gociación, incluso con inte-rrupciones y altibajos, la nego-ciación avanza y al menos en los frentes más sensitivos se manejan propuestas que si bien es verdad se encuentran aún muy distanciadas, comienzan a tejer la trama de posibles acuerdos en un futuro que esperamos no sea muy remoto.

a) Los palestinos exigen comoprimer paso la autorización, por parte de Israel, de elecciones internas en los territorios ocupados que den origen a un legítimo autogobierno de transición y limitan a cinco años el período previo para pasar a la formación de un Estado propio.

Queda pendiente el grave problema de la reintegración de los palestinos que están dispersos y mal tratados en diversos países de la región.

b) Con Jordania no hay unadiscusión sustancial y los problemas fronterizos,especialmente referidos a las aguas, se están manejando sin mayor dificultad. c) Del lado sirio, hay señales dedisponibilidad a un acuerdo y la posición oficial israelí comienza a caminar hacia una devolución (gradual y no total) de las alturas del Golán, que salvaguarde la seguridad fronteriza de Israel. La mayor inquietud de Israel en esa frontera es asegurarse de que no se volverá a las agresiones de antaño.

Un tema sensitivo es el de la reubicación de las poblaciones judías establecidas en territorios ocupados, que deberían ser evacuadas si no se logra un

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acuerdo que legitime el estatus de estas poblaciones en zona siria. El sistema que se adopte será el mismo que se aplicará en todos los territorios que se devuelvan y que adquiere es-pecial gravedad si Israel debe contraer sus actuales fronteras, especialmente ahora que está recibiendo la mayor oleada de inmigrantes a causa de la caída del socialismo.

d) Líbano no ha aceptado la pro-puesta israelí de formar un comité militar conjunto con los judíos para asegurar la frontera norte de Israel frente a atentados terroristas, pero mira con buenos ojos que Israel por primera vez haya reconocido la resolución de la ONU que ordena la evacua-ción del sur del Líbano. Aquí pesa mucho la sensibilidad árabe a cualquier forma de

colaboración con Israel que puede ser atacada por los ra-dicales y fundamentalistas y que es muy delicada si se acepta que en el período de transición, por fuerza, habrá asuntos que deberán ser coadministrados.

Conclusión. La paz posible

Hace sólo un lustro, en un mundo dividido bajo la égida de las dos superpotencias y con la lucha ideológica de la guerra fría atizada por el fundamentalismo musulmán, habría sido utópico pensar en cualquier forma de negociación y acuerdos entre Israel y sus vecinos.

Ha cambiado el contexto internacional y el ideológico ha dado paso al pragmatismo realista, en medio de una ten-

dencia mundial hacia la auto-nomía de las nacionalidades y a la solución pacífica de los conflictos, como ha ocurrido en El Salvador y se intenta en otras latitudes.

Por todo ello, el proceso ini-ciado en Madrid entre Israel y sus vecinos tiene de por sí, in-dependientemente de sus re-sultados, un sentido histórico.

No es posible prever aún a qué tipo de acuerdos se pueda llegar, pues son muy complejos los temas, como hemos tratado de mostrarlo, pero lo que sí es cierto es que ninguno de los ac-tores querrá llevar ante la opi-nión mundial la responsabilidad de haberse levantado de la mesa sin lograr un acuerdo.

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Federal, Bélgica, Luxemburgo, Holanda e Italia.

Sección

Temas Globales

La Europa que se construye

Constanza Trujillo*

Bases para una unidad europea

Desde el término de la Segunda Guerra Mundial Alemania representa, según la perspectiva francesa, una amenaza para la misma Francia y el resto de Europa, razón ésta por la que los protagonistas decidieron unirse y trabajar juntos en la construcción de la Europa que hoy en día se configura. Frente a este constante temor se lanzó una iniciativa, entre otras mu-chas: construir una Europa fe-deral. En aquel momento, Adenauer en persona hizo una propuesta incendiaria, crear un parlamento único y una sola ciudadanía para los dos países, Alemania y Francia.

Pero más allá de la anécdota se encuentra el verdadero germen de la construcción europea, cuya primera piedra sería la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, CECA; su fundador fue el político francés Jean Monnet. Se trataba de explotar conjuntamente las riquezas minerales fronterizas, el carbón y el acero de Lorena y Ruhr, regiones en conflicto entre los dos países, en diferentes ocasiones. De esta primera etapa surgió un vasto espacio de libertades institucionales, al cual se unirían Alemania

Más tarde, en 1957, se esta-bleció el Tratado de Roma que dio origen a la Comunidad Eu-ropea de la Energía Atómica (Euratom) y a la Comunidad Económica Europea (CEE); esta última integró no sólo los seis países miembros sino los que se unieron más tarde al proyecto europeo, Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca, en 1973; Grecia en 1981; España y Portugal en 1986.

El programa económico que se incluyó en el Tratado de Roma con todos sus componentes comerciales, financieros, y más tarde los científicos y tec-nológicos, dentro de un marco apropiado de estructuras de decisión, tuvo la gran ventura de generar un clima de interacción entre los distintos países. Pero, además, este Tratado también creó un orden jurídico excepcional, diferente a la con-cepción clásica del derecho. En el ámbito del Tratado, tanto los Estados miembros como las personas están sujetos al derecho comunitario, lo que significa una característica federativa. Ahora bien, durante muchos años la norma de unanimidad y de consenso impidió el hecho de que un miembro se viera en la situación de aceptar una medida que afectara sus intereses. Pero, al mismo tiempo, este sistema originó una especie de parálisis en torno a las decisiones a tomarse en el seno de la CEE.

Mucho más tarde, el Acta Única que fuera adoptada por los Estados partes en 1986 tiene el mérito de cambiar todo este sistema anquilosado e in-

* Antropóloga, especialista en estudios europeos, Universidad de Ginebra, Suiza.

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troduce la adopción de medidas por medio de una mayoría calificada, con miras a la crea-ción de un Mercado Único en 1993. Este proceso, sin lugar a dudas, ha acelerado la cons-trucción europea. Es así que se han podido adoptar todas las directrices que rigen las "cuatro libertades", es decir, libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales en la Comunidad Europea, que también fueron aprobadas por los países de la Asociación Eu-ropea de Libre Comercio, EF-TA, en el momento de la firma del tratado sobre el Espacio Económico Europeo, EEE. El Tratado de la Unión Europea prevé la Unión Monetaria, UEM, teniendo como moneda única el ECU, que será instau-rado en principio hacia 1999; un Banco central Europeo, BCE, responsable de la política monetaria; seguridad común; y un sistema de visado único para controlar la inmigración, ya que los puestos aduaneros en el EEE se verán restringidos. Así mismo, contempla una política de seguridad que hasta el momento había estado a cargo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y que será garantizada por la Unión Europea Occidental, UEO, que reagrupa a todos los Estados miembros con excepción de Dinamarca, Grecia e Irlanda. Este organismo de seguridad no ha tenido, hasta hoy, los medios necesarios para desarrollarse ni actuar debido a los pactos firmados al término de la Segunda Guerra Mundial. Con los últimos conflictos suscitados en los Balcanes y en Europa Orienta] esta fuerza militar europea se considera indispensable para poder garantizar la paz y el respeto por las normas

mínimas en el continente, papel que en su defecto ha tenido que asumir la OTAN. La plena realización de la Comunidad Europea estaba prevista para 1993 con la aper-tura total del gran mercado in-terno en el que circularían li-bremente mercancías, personas, capitales y servicios, todo esto fortificado por el Sistema Monetario Europeo, SME. Pero su puesta en marcha se ha visto retardada debido a los múltiples problemas que tiene Gran Bretaña para ratificar el Tratado de la Unión Europea, Maastricht, y el voto de Dina-marca en contra de dicho Tra-tado, aunque se prevén solucio-nes de compromiso que deberán aprobarse en el transcurso de este año. Por otra parte, en la misma fecha ha debido dar paso al EEE, que integra los países de la EFTA, salvo Suiza que no ingresará debido al voto ne-gativo del pueblo, y la CE.

Breve reseña histórica de la EFTA

La Asociaciación Europea de Libre Comercio, EFTA, surgió en 1960 como una alternativa frente a la Comunidad Econó-mica Europea, CE. En torno a esta Asociación se agruparon Austria, Dinamarca, Noruega, Portugal, Gran Bretaña, Suecia y Suiza. Más tarde, en 1961, Finlandia entró como país aso-ciado, y en 1986 ingresó como miembro de pleno derecho; entre tanto Islandía adhirió en 1970. Por otra parte, tres miem-bros originarios abandonarían la EFTA para participar en la CE, Dinamarca y la Gran Bretaña en 1972, Portugal en 1985. Por último Liechtenstein, miembro asociado desde un principio a través de Suiza,

país que representaba los asuntos extranjeros de Princi-pado, decidió adherir de pleno derecho en 1991. Vale la pena mencionar, por otro lado, que Liechtenstein hace parte ac-tualmente del EEE a diferencia de Suiza. (EFTA, Qu'est-ce que l'AELE, 1992).

Las diferencias para lograr un entendimiento con los miembros de la Comunidad Europea entre 1956-1958, y du-rante el transcurso de todos es-tos años, contribuyeron a la creación, de forma paralela, de la Asociación Europea de Libre Comercio. A partir de 1958 "dos Europas" tratan de abrirse paso en un solo continente, en busca de un espacio de concertación, cooperación y desarrollo.

Los autores del Acta de Estocolmo se decidieron por una cooperación de carácter pragmático, con objetivos clara-mente liberales como: abolición de restricciones cualitativas para distintos productos; reducción y supresión de los derechos aduaneros de esos mismos productos en los países miembros. Una de las prio-ridades era introducir el libre comercio de productos indus-triales entre los Estados miem-bros de la EFTA, lo que se logró a finales de 1966, tres años an-tes de lo previsto. Los derechos de aduana fueron suprimidos para todos los productos salvo los agrícolas. Respecto de la pesca y los productos del mar, fuente esencial de la economía nórdica, y por ende de conflicto, se logró finalmente un acuerdo en 1990.

En los últimos años, con todos los cambios ocurridos en Europa del Este y en la antigua Unión Soviética, se ha generado un desequilibrio que afecta

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fuertemente las economías de Europa occidental y también ha despertado los viejos temores y demonios de la posguerra.

Alemania, país hegemónico hoy en día, después de la reuni-ficación, aparece una vez más como un gran "coloso" al firmar el Acta de Unión Europea, Maastricht, donde Alemania accedió a abandonar su fuerte moneda, el marco, en beneficio de la moneda única, el ECU, y en contrapartida Francia y los otros países miembros de la CE aceptaron la reunificación de las dos Alemanias (por lo demás algo precipitadamente). Este ambiguo compromiso no ha dejado de manifestar sus grietas: Inglaterra, España, Italia y Portugal han tenido que dejar el SME y otras monedas han tenido serias dificultades para mantenerse en el Sistema Monetario Europeo, incluyendo el franco francés.

Ante tales acontecimientos las negociaciones sobre el EEE sólo podían precipitarse y es así como treinta años de desacuerdo entre los países de los dos grupos llevaron a la EFTA a aceptar prácticamente todos los términos impuestos por la CE para llevar a cabo las nego-ciaciones sobre el EEE. Toda esta precipitación ha suscitado un gran temor debido al des-conocimiento de los tratados por parte de la población de los diferentes países.

E) órgano de trabajo de la EFTA es un Consejo, que asegura el funcionamiento de la zona de libre comercio, conformado por los ministros respectivos de cada país, y representantes permanentes; tiene un carácter consultivo y de toma de decisiones; su sede se encuentra en Ginebra, aunque ha sido fuertemente criticada

después del voto negativo de Suiza, referente al EEE, y posee igualmente una oficina en Bruselas con miras a las nego-ciaciones con la CE. La toma de decisiones se realiza por con-senso, a menos que se exprese explícitamente que éstas serán adoptadas por mayoría; las decisiones así tomadas requie-ren el voto afirmativo de cuatro miembros del Consejo. Cada Estado miembro dispone en el Consejo de un representante y de una voz. Por otra parte, el Consejo dispone de una serie de comités de expertos en distintas materias como comercio, obstáculos técnicos y económicos.

Pero con el EEE, la EFIA tiene que modificar sus estructuras y dar paso a unas nuevas como una autoridad de vigilancia independiente con sede en Gi-nebra, semejante a la Comisión de la CE. Su objetivo será el de vigilar que todo funcione co-rrectamente en el EEE y en to-dos los países miembros de la EFTA, además una Corte de Justicia, idéntica a la de la CE, que tendrá como función resol-ver las diferencias entre los Es-tados miembros de la EFTA.

Las relaciones entre la CE y la EFTA

Primero que todo es necesario recordar que el comercio entre la CE y la EFTA es mucho más importante que el que se lleva a cabo en esta última. La CE concentra más de la mitad de las exportaciones así como de las importaciones de la EFTA {véase Cuadro). Por este moti-vo, así como debido a la proxi-midad y semejanza geográfica, a una historia común y un desarrollo semejante, se pensó desde los años cincuenta en realizar una zona de libre co-

mercio entre los seis países miembros en ese entonces de la CE y los otros países de Europa Occidental, pero esta tentativa no fructificó (EFTA, 2/92).

Sin embargo, esta primera iniciativa de establecer acuerdos en torno al comercio y los aranceles entre las dos agrupa-ciones, la CE y la EFTA, siguió en vigor. Pero sólo en 1973 se firmaron acuerdos previendo la supresión de derechos de aduana para productos industriales, los cuales entraron en vigor solamente en 1977. (EFTA, 2/92).

Únicamente en 1984 los Estados miembros de la CE y de la EFTA firmaron un acuerdo en Luxemburgo, suprimiendo los últimos obstáculos para eliminar los derechos de aduana de productos industriales. Desde esta fecha se plantea de manera más concreta la posibilidad de una mayor cooperación, en el marco de un Espacio Económico Europeo.

A partir de 1989, los países miembros de la EFTA y de la CE deciden estudiar más de cerca la posibilidad de acelerar la constitución del Espacio Económico Europeo, frente a la desintegración del Mercado Único del Este, COMECON, por una parte, y a las múltiples peticiones provenientes de estos países (antiguos miembros de este último), por otra, para lograr el acceso de sus productos al mercado occidental, ayudas económicas, inversiones, así como voluntad manifiesta de adherir a uno de los dos espacios, a la CE primordial-mente, o en su defecto, a la EF-TA. Teniendo en cuenta que ni las economías ni las democracias de estas naciones cumplen con las múltiples condiciones

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CUADRO PERFIL DE LOS PAÍSES MIEMBROS EN 1990

Austria Finlandia Islandia Noruega Suecia Suiza

Población tota] (en mili.) 7.7 5.0 0.3 4.2 8.6 6.8 PIB (en mili. US$) 159.3 137.4 5.7 105.3 226.5 228.0 Ingreso (por hab. en US$) 20.6 27.6 22.3 24.8 26.4 33.5 Ingreso en US$ 14.2 15.6 16.7 17.4 16.0 18.4 Tasa de inflación (en %) 3.2 5.9 12.8 4.3 9.3 5.4 Desempleo (% de la pobl. 3.3 3.4 1.7 5.2 1.5 0.6 Exp. bienes y serv. en % de PIB

40.7 22.7 38.7 45.0 30.4 36.5

Fuente: Qu'est-ce que l'AELE, EFTA, Ginebra, enero de 1992.

que la Comunidad exige para adherir, es más probable que algunos de estos países como Hungría, Polonia y la actual Chequia se integren a la EFTA.

Sin embargo, las negociaciones de un acuerdo entre estos dos bloques de países solamente se posibilitó en junio de 1990 cuando la EFTA accedió a que la legislación de la CE fuera la base del Acuerdo sobre el EEE. No obstante, este acuerdo aún está sujeto a las respectivas ratificaciones de cada país y del Parlamento Europeo. Este debía entrar en vigor en 1993 al mismo tiempo que el Mercado Único Europeo, pero no ha sido posible por los ajustes nece-sarios que se tienen que hacer al tratado como consecuencia de la negativa suiza.

Qué significa en realidad el EEE

El Espacio Económico Europeo se ha definido como un concep-to que engloba los doce Estados miembros de la CE y los seis de la EFTA sin contar Suiza; en to-tal 18 países con una población cercana a los 370 millones de habitantes y que concentra a más

del 40% del comercio mundial (EFTA, 2/92).

Sin embargo, el tratado del EEE no significa para los miembros de la EFTA ingresar a la CE, por lo cual distintos países de la EFTA han procedido a presentar su candidatura a la CE al estar interesados además de la integración económica en la política y social. Estos países son: Austria, Finlandia, Noruega, Suecia y Suiza que, a pesar de todo, mantienen "congelada" su candidatura a la CE; esta ampliación no se llevará a cabo antes del Ia de enero de 1996, debido a los procesos de ajuste necesarios en los diferentes tratados, normas y legislaciones internas. El acuerdo sobre el EEE no abarca ni la política agrícola ni de pesca, tampoco las fiscales y de finanzas. La moneda única también fue excluida del con-venio así como su participación en el Sistema Monetario Europeo, SME, y en la Unión Monetaria Europea, UME. Lo mismo en lo que respecta a las posibilidades de una unión política, de defensa o de asuntos exteriores (EFTA, 6/92).

Desde un principio fue claro que los países de la EFTA de-

seaban participar plenamente en el Mercado Único Europeo a partir de 1993, pero sin com-prometer su soberanía ni su autonomía política. Por otra parte, subsistía el problema de la neutralidad, noción que úl-timamente ha tomado otro ca-rácter, problema que se sale del marco de este artículo.

Como ya se ha dicho, por ra-zones de tipo práctico y de fuerza mayor, los países de la EFTA aceptaron en gran parte la legislación comunitariaexistente. Se trata de la circula-ción de mercancías, de servi-cios, de capitales y de personas, llamadas las "cuatro libertades", que se analizarán a continuación. También se ten-drán en cuenta otros problemas como el de la educación y el desarrollo tecnológico; el medio ambiente; la política social; turismo; pequeñas y medianas empresas; y el derecho de sociedades, aspectos éstos contemplados en las "políticas horizontales y de acompaña-miento" del EEE (EFTA, 4/92).

Las cuatro libertades

La libre circulación de mercancías contempla medidas no discri-

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minatorias para la producción y la comercialización de pro-ductos en los países del EEE. Para ponerla en práctica es ne-cesario reducir al máximo las diferencias entre las reglamen-taciones técnicas existentes, principalmente las normas de seguridad.

Respecto a la procedencia de los productos, los acuerdos en 1972 entre la EFTA y a la CE estipulan normas de procedencia claras, que dicen que los productos deben tener un mínimo de materias primas o de transformaciones procedentes o realizadas en un país miembro, y de este modo el producto será tratado como "preferencial". De otra manera se considera como extranjero y se le da el tratamiento correspondiente. Las ayudas públicas, los préstamos en condiciones favorables, las excepciones fiscales, serán prohibidas en la medida de lo posible, para impedir así en-graves en el juego de la competencia. De cualquier forma, se contemplan ciertas excepciones como consideraciones de tipo político, económico o social.

Las restricciones aduaneras referentes a la importación y a la exportación han sido prohibidas. Para facilitar el flujo de mercancías en el EEE, los con-troles fronterizos continuarán de forma simplificada, sin proceder a una inspección sistemática de todo vehículo de transporte, sino que se llevará a cabo al azar.

En cuanto a la agricultura, tema espinoso para cualquier país del EEE, el principio de libre circulación se aplicará a todos los productos salvo leche, carne, cereales y sus derivados. A largo plazo, se tratará

de cobijar productos agrícolas y de pesca, particularmente susceptibles de producir con-flictos sociales. De cualquier forma, estos productos hacen parte de la negociación que se lleva a cabo en la "Ronda Uru-guay" en el seno del GATT, que debe, de cualquier forma, libe-ralizar las distintas economías, y que no deja de movilizar agricultores y pescadores en los distintos países, particularmente en Francia. Excepcionalmente, Noruega e Islandia podrán mantener la legislación nacional existente referente a la pesca.

La libre circulación de personas ofrece posibilidades a los tra-bajadores asalariados e inde-pendientes. De esta manera ya no habrá más discriminación por procedencia o nacionalidad en lo que respecta al empleo, el salario o las condiciones de trabajo. Ciudadanos de cualquier país del EEE podrán trabajar en cualquier país miembro, para lo cual se han previsto oficinas de información sobre la situación del empleo y las necesidades en las distintas áreas de trabajo, con el propósito de facilitar y canalizar tanto la oferta como la demanda en todo el EEE. Los ciudadanos de cualquier país del Espacio Económico Europeo podrán crear empresas, agencias o sucursales en cualquier país miembro.

La seguridad social será adaptada a tales circunstancias. Los miembros de familias de un trabajador continuarán beneficiándose de la seguridad social de su país de origen, pero si lo desean pueden suscribir una nueva póliza, manteniendo los mismos derechos de prestación.

Los diplomas universitarios serán reconocidos por el con-junto de países europeos, lo que hasta ahora era un rompecabe-zas. Además, los estudiantes podrán estudiar sin ningún obstáculo en el extranjero, y la investigación de su lugar de origen será promovida.

La libre circulación de servicios es un paso decisivo en la inte-gración europea, pues el sector económico más importante de los países de Europa occidental es el de los servicios. Los servicios financieros tendrán una licencia única que se aplicará a los establecimientos de crédito en el conjunto del EEE, lo que implica que todo esta-blecimiento autorizado para operar en su país puede esta-blecer agencias y sucursales en otros países, siendo el país ori-ginario al cual pertenece la agencia responsable de sus ac-tividades. El acuerdo contempla los seguros de vida y de ve-hículos, así como el mercado de transporte, que será abierto a la competencia. Las disposiciones técnicas que rigen el peso y las medidas serán armonizadas.

En cuanto a las nuevas tec-nologías, se prevé una coope-ración más estrecha para esta-blecer normas comunes en los servicios de telecomunicaciones, audiovisuales e información que serán integrados en un mercado unificado, que hasta ahora había estado en manos de monopolios públicos. Las redes públicas mantendrán su funcionamiento de tal manera que conserven su infraestructura intacta, pero se abrirán las puertas a otros ope-radores con excepción de los teléfonos (EFTA, 4/92).

La libre circulación de capitales es un elemento fundamental

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para una integración económica completa ya que es la base para que pueda efectuarse ver-daderamente la libre circulación de servicios. El acuerdo instituye un marco global sin discriminaciones en la transfe-rencia de capitales, las inver-siones transfronterizas directas o indirectas, los préstamos, las transacciones, entre otros. La supresión de controles de cambio que afectan directa-mente las transferencias de ca-pitales.

Las normas internas de un país sobre los movimientos de capitales se aplicarán equitativamente tanto a los residentes extranjeros como a los ciudadanos nacionales, así, los inversionistas que tienen que hacer continuamente transferencias directas y mobiliarias han estado hasta ahora sometidos a fuertes restricciones en los países de la EFTA, por lo que el acuerdo instituido a propósito del EEE tiene en cuenta la necesidad que esos países tienen de un plazo prudencial para adaptar las nuevas formas, debido a las diferencias entre las legisla-ciones nacionales que limitan las inversiones y adquisiciones por parte de extranjeros. De esta manera la posibilidad de comprar bienes raíces, por parte de un extranjero, seguirá restringida en los países miembros de la EFTA, por un período de transición, que varía según el caso: dos años para Noruega y Suecia; tres para Austria, Finlandia e Islandia, y cinco para Licchtenstein. Durante este período de transición los países de la EFTA podrán introducir una nueva legislación en cuanto a residencias de verano se refiere.

Las políticas horizontales y de acompañamiento Estas políticas prevén reforzar la cooperación existente y darle una base jurídica. Así mismo se amplía la cooperación ya existente, referente al medio ambiente, educación, datos es-tadísticos, investigación y de-sarrollo tecnológico, entre otras.

La investigación y el desarrollo tecnológico tienen como ob-jetivo mejorar la competitividad de la industria europea y contemplan la posibilidad de facilitar el acceso de pequeñas y medianas empresas a tecnologías recientes y nuevos mercados.

Por otra parte, los países de la EFTA participan de pleno dere-cho, desde hace algunos años, en programas de investigación y desarrollo tecnológico (I&D) que se llevan a cabo en el marco de la CE. La cooperación se hace por medio de la participación de las empresas de los países miembros de la EFTA en los "programas- cuadros", particularmente en "tercer programa-cuadro" que cobija el período 1990-1994. El presupuesto de este programa es de 5.700 millones de ecus, y abarca tecnologías de información y de comunicación, industriales y de materiales, administración de recursos naturales, medio ambiente, ciencias y tecnologías de los organismos vivientes, energía, evaluación de recursos intelectuales, capital humano y movilidad.

Los gobiernos de los países de la EFTA asumen la totalidad del presupuesto previsto para sus programas específicos, en los que participen las empresas, sociedades, universidades y centros de investigación de sus respectivos países.

Por otra parte, los representantes de la EFTA son miembros, sin derecho a voto, de los comités de administración de los trece programas específicos de la CE y sus expertos están integrados a los distintos trabajos que definen las orientaciones y la política comunitaria de I&D, como el Crest, Comité de Investigación Científica y Técnica; Irdac, Comité Consultivo de Investigación y Desarrollo Industrial; Codest, Comité de Desarrollo Europeo de la Ciencia y la Tecnología. La cooperación en el seno del EEE en materia de I&D deberá permitir el acceso a nuevas tecnologías y mejorar el nivel de vida en general. Es así como los países de la EFTA podrán participar en los programas comunitarios de información, objeto de grandes avances tecnológicos como es Sprint, Programa Estratégico para Innovación y Transferencia de Tecnología; el Impact, Estudio sobre el Desarrollo de un Mercado de los Servicios de Información, y el Media GS, programa de acción de la co-munidad para estimular el de-sarrollo de la industria audio-visual europea.

En educación, los países de la EFTA participarán en el pro-grama Comrnett II, que pro-mueve la cooperación entre universidades y empresas par-ticularmente en materia tecno-lógica; y en el Erasmus, que es-timula el intercambio de estu-diantes universitarios para efectuar, al menos, una parte de sus estudios en otro país miembro del EEE. A partir de la entrada en vigor del tratado podrán tomar parte en el pro-grama "Juventud por Europa", que promueve el intercambio de jóvenes que perte-

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necen a medios sociales, econó-micos y culturales diferentes. Igualmente, los países de la EF-TA participarán a comienzos de 1995 en otros programas co-munitarios como: Petra, Pro-grama de Formación Profesio-nal; Lingua, cuyos objetivos son: facilitar la comprensión entre los pueblos por medio del conocimiento de idiomas, estimular el intercambio de es-tudiantes de nivel secundario y superior, y desarrollar la for-mación de profesores de idiomas extranjeros; Science/SPES, dos programas para difundir la información científica en el conjunto de Europa, a través del intercambio de trabajos entre investigadores científicos y economistas, respectivamente (EFTA, 4/92).

La cooperación estadística, por su parte, tiene por objetivo crear un sistema europeo común en todos los aspectos ligados al Espacio Económico Europeo y las cuatro libertades.

La legislación en materia de po-lítica social trata aspectos como la salud y la seguridad en el trabajo, igualdad de tratamiento entre hombres y mujeres, derecho de los trabajadores y derecho al trabajo. Las normas sobre salud y seguridad social contemplan la protección de trabajadores frente a los riesgos en el trabajo. Las disposiciones sobre la igualdad de tratamiento entre hombres y mujeres estipula que los países de la EFTA deben adoptar el principio de la igualdad en la remuneración; el acceso al empleo; la formación y la promoción profesional; las condiciones de trabajo; la se-guridad social y los regímenes profesionales de seguridad so-cial equivalentes entre los dos sexos.

El ideal de la Europa del Este junto a la CE y la EFTA

Los cambios en Europa del Este y la realización de un Mercado Único en 1993 por parte de la Comunidad Europea han modificado la arquitectura del continente europeo de la época de la guerra fría. Como es bien sabido, Europa del Este se convirtió en algo desconocido para los occidentales después de la Segunda Guerra Mundial. Europa Central fue durante este tiempo la frontera entre dos mundos, el socialista y el occidental.

Es necesario recordar que los países de Europa del Este, como la antigua Checoslovaquia en los años 30, se destacaban entre los más industrializados de Europa, con niveles de vida comparables al suizo. Tampoco se debe dejar de lado el hecho de que los países del Este y de Europa Occidental han sido partícipes de movimientos culturales, políticos y económicos comunes. El Re-nacimiento y la Reforma se dieron por igual en el conjunto de Europa y una parte de su patrimonio arquitectónico y de su manifestación estética se encuentran en el Este. Los eu-ropeos orientales desempeñaron un papel decisivo en la defensa del continente contra los "invasores extranjeros", mu-sulmanes entre otros.

A través de más de cuarenta años de sumisión al comunismo, muchos de esos pueblos manifestaron en diversas oca-siones su gran deseo de volver a la democracia. En 1953, esta-llaron revueltas en Berlín oriental; en 1956, en Hungría, y en 1968, en Checoslovaquia. Toda esta corriente de lucha por la libertad y los valores de-mocráticos condujo a rebelio-

nes generalizadas en todo el centro y el Este del continente. El movimiento que surgiera en Polonia y Hungría alcanzaría luego la antigua Checoslova-quia, la otrora República De-mocrática Alemana, Bulgaria y Rumania. Cada uno de estos seis países ha accedido a la de-mocracia pluralista y a la eco-nomía de mercado por su propia vía. Desde los momentos eufóricos y confusos de rebelión en 1989, estos países declararon inmediatamente su deseo de participar en la Comunidad Europea, pues hasta ahora la perspectiva de un Mercado Único se muestra como la mejor alternativa, si no la única, para no quedar aislados del mundo desarrollado y occidental.

Los países de Europa Central y del Este presentan características comunes; sus economías están en la ruina y por otra parte la contaminación del medio ambiente ha llegado en ciertos lugares a los límites de lo soportable, aspecto éste que preocupa considerablemente a los europeos occidentales. En este marco se están llevando a cabo los nuevos acuerdos entre la CE y la EFTA, y entre estas dos agrupaciones y Europa Central y del Este.

No debemos olvidar que a pesar de las dificultades de Europa del Este para importar productos occidentales, muchos de estos países mantuvieron contacto con empresas occidentales. Estas relaciones tomaron un gran impulso en 1988 y 1990, fechas en las que se firmaron acuerdos de comercio y de cooperación entre la Comunidad y la entonces República Democrática Alemana, Hungría, Checoslova-quia, Polonia, Bulgaria, la anti-

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gua Unión Soviética y Rumania (EFTA, AELE 1992). La EFTA colabora junto con la CE en el programa Phare, elaborado en 1989 por el G-7, cuyo objetivo principal es coordinar la ayuda occidental a Hungría y Polonia, primeros países del Este en acceder a la democracia. Luego, en 1990, se hizo extensivo a otras naciones de Europa Central. Después de múltiples conversaciones la Comisión Europea, la OCDE, el FMI y el Banco Mundial, de-signaron sectores prioritarios para esta cooperación, a saber: agricultura y desarrollo rural, reestructuración de empresas, bancos y finanzas, formación profesional y asistencia técnica (EFTA, AELE 1992).

Por su parte, la EFTA no olvida, a pesar de su acercamiento a la CE, los acuerdos firmados con algunos países del Este y el interés que éstos tienen en los mercados occidentales y, en particular, en un futuro próximo, en el EEE.

Es así como se firmaron acuerdos con Polonia, Checos-lovaquia y Hungría, países que a pesar de todo mantuvieron cierto nexo con Occidente y que tienen mayores posibilidades económicas que otros. En 1990 se llegó a un convenio de cooperación en distintos ámbitos: comercio, economía, desarrollo científico y técnico, medio ambiente, turismo, transporte. Luego de los sucesos en Bulgaria y Rumania, en 1990 y 1991, los países de la EFTA han manifestado su interés en colaborar con estos países.

En otro contexto, al des-membrarse la Unión Soviética y al adquirir los tres Estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, la independencia, se

firmó en noviembre de 1991 un convenio de cooperación, gracias a los nexos lingüísticos, geográficos e históricos muy estrechos con los países nór-dicos. Incluso se ha manifestado la posibilidad de crear una zona de libre comercio entre estos países, en cierta forma paralela a la EFTA, pero menos ambiciosa debido a la incipiente industria y frágil economía de los tres nuevos Estados.

Es indiscutible que la Europa que se construye en Occidente hace soñar a los del Este. Desde el primer momento en que comenzaron las declaraciones de instauración de regímenes democráticos se hicieron explícitas las peticiones para adherir a la Comunidad Europea. No pudiendo ésta asimilarlos por razones políticas, económicas y jurí-dicas, los países del Este se han volcado sobre lo que consideran su "última esperanza": la EFTA.

Es claro, sin embargo, que esos acuerdos de cooperación firmados están lejos de tener las mismas prerrogativas que aquellos que se mantienen en la Zona de Libre Comercio y aún menos con los que se acaban de firmar instaurando el EEE. De cualquier forma, aquellos países que presenten una cierta estabilidad económica y política podrán integrarse a mediano plazo al EEE.

Polonia, Hungría y la actual Chequia han comenzado a reestructurar sus economías y sus sistemas políticos, pero co-mo sabemos estos cambios brutales para gran parte de la población causan dolor y ma-lestar, generando así tensiones

de orden social y político que los hacen muy inestables.

Es difícil prever cuál será el futuro, incluso inmediato, de lo que hasta finales de 1988 era un gran logro, la CE. Sin lugar a dudas los países del Este, inclu-yendo la antigua Unión Soviéti-ca, se dieron cuenta, tal vez un poco tarde, del estado de sus economías y su incapacidad pa-ra competir y subsistir frente al mundo que se estaba creando en Occidente. Todo este desequili-brio repentino ha afectado di-rectamente las economías de Europa occidental, ha acelerado la creación del EEE, concebido en parte como un bloque para hacer frente a todos los proble-mas de tipo político, económi-cos y étnico que comienzan a despertarse en el Este.

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Sección

Documentos

Apartes de la sección "Una política exterior para un mundo nuevo"

César Gaviria Trujillo*

Los cambios en el escenario internacional y la política exterior de Colombia

El sistema internacional atraviesa por una difícil etapa de transición. Esta se identifica por dos pro-cesos aparentemente contradictorios. Por un lado, avanza la integración económica del mundo en bloques regionales y, por el otro, varios países de Europa Oriental y la antigua Unión Soviética enfrentan graves procesos de desintegración. El orden mundial que prevaleció durante la Guerra Fría ha desaparecido y con ellos los factores que condujeron las relaciones internacionales después de la Segunda Guerra Mundial.

Estos cambios han permitido la consolidación de nuevos actores de poder en el ámbito mundial, tales como Japón y la Comunidad Económica Europea. La Cuenca del Pacífico y la Europa unificada son hoy potencias económicas y centros de influencia. Esta transformación del sistema internacional de bipolar a multipolar también ha alterado significativamente la política mundial. Atrás ha quedado la disputa ideológica que dominó la segunda parte del siglo XX.

Las tradicionales motivaciones de la interacción y el conflicto entre las naciones están cediendo el campo a una nueva agenda mundial, de la cual forman parte temas como la protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos, la lucha contra el narcotráfico, el libre comercio internacional, la integración económica regional y la seguridad energética.

Un aspecto esencial de este nuevo panorama es el énfasis en las soluciones multilaterales a los conflictos y problemas. Se ha reconocido que los

* Informe al Congreso, 20 de julio de 1993.

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temas de esa agenda no pueden ser responsabilidad única de un Estado, sino que necesitan la co-laboración de todas las naciones. La Organización de las Naciones Unidas actualmente cumple con los cometidos por la cual fue fundada en 1945. La ONU ha desempeñado un importante papel en la resolución de conflictos de diversa índole y en el mantenimiento de la paz. Al mismo tiempo, la Organización de Estados Americanos ha comenzado a cumplir una función similar en nuestro hemisferio.

Hoy, más que nunca, se aboga por la plena vigencia del derecho internacional. Sin embargo, este escenario internacional no está libre de conflictos. Las guerras en la antigua Yugoslavia y en la antigua Unión Soviética son prueba de ello. La desaparición de algunos países y el nacimiento de otros produce inestabilidad en el sistema mundial. Esta situación ha impedido la consolidación de un nuevo orden, y la prolongación de una fase de transición que sin duda trae riesgos y oportunidades para la comunidad global. América Latina, por otra parte, experimenta el período más democrático de su historia. Práctica-mente todos los gobiernos de la región han sido elegidos por voluntad popular. Varios de ellos llevan a cabo esenciales cambios institucionales que buscan consolidar sus nacientes democracias. También adelantan profundas reformas a sus economías encaminadas a la modernización y la apertura. Este clima político ha sido favorable a la concertación regional, la pacificación interna, la integración económica, la resolución de conflictos limítrofes y la distensión. Colombia ha desempeñado un papel destacado y de liderazgo en estos procesos.

Dentro de esta nueva coyuntura, se abre un amplio espacio para la cooperación internacional. Es por ello que el Gobierno Nacional ha buscado adaptar la política exterior colombiana a esas realidades internacionales, dentro de la tradición de la defensa de los principios fundamentales y la vigencia del derecho internacional. Esos pilares de la política exterior colombiana son aún más válidos en estos tiempos de transición en el sistema internacional.

La política exterior colombiana también se ha diseñado para promover y recoger los objetivos más relevantes de la política doméstica, como son la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, la diversificación de las relaciones económicas, la universalización de las relaciones internacionales, la apertura económica y la modernización del

aparato productivo, la búsqueda de la paz y el fortalecimiento de la democracia participativa.

El "revolcón" en la estrategia internacional del país busca hacer de Colombia un protagonista y un interlocutor de los cambios que están ocurriendo en el mundo y en la región, y no un simple espectador del emergente nuevo orden internacional. Se busca aprovechar para el país las nuevas oportunidades de progreso y bienestar que ofrece la economía mundial.

La actual estrategia internacional ha mantenido y fortalecido la tendencia hacia la desideologización y universalización de las relaciones internacionales de Colombia y el predominio de consideraciones de tipo pragmático en el diseño y manejo de la política exterior. El Gobierno ha defendido en todo momento la vigencia del derecho internacional y los principios inalienables de la política exterior colombiana: el respaldo a la solución pacífica de los conflictos; la igualdad jurídica de los Estados; la libre autodeterminación de los pueblos, y la protección de la vida y de la paz. Colombia rechaza, así mismo, la amenaza y el uso de la fuerza en la solución de las disputas internacionales y el armamentismo en todas sus formas posibles.

La política exterior del Gobierno también busca fortalecer la autonomía y el poder negociador del país en el manejo de sus relaciones exteriores, especialmente en los temas más sensibles, e incre-mentar el perfil de Colombia.

La Colombia de hoy tiene las condiciones políticas y económicas para alcanzar niveles de influencia regional e internacional superiores a las que tradicionalmente han caracterizado nuestra posición en el concierto mundial. Nuestro deber es capitalizar ese potencial, y lo estamos haciendo. Esa posición es el resultado de factores internos y externos que se han conjugado de manera especial a lo largo de la última década: el afianzamiento de la cooperación regional; la diversificación geográfica de las relaciones diplomáticas y comerciales; la mayor eficacia de la diplomacia presidencial, la modernización de la Cancillería; la refinación de la agenda internacional; la estabilidad de la política interna; el prudente manejo de la situación financiera externa; la internacionalización y modernización de la economía, y el fortalecimiento de nuestra posición dentro del sistema energético regional.

Así mismo, se ha ampliado el consenso político interno con respecto al manejo de los asuntos in-

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ternacionales de Colombia, con lo cual se ha for-talecido el respaldo doméstico a la política exterior. Una expresión de esta realidad se observa en la mayor frecuencia con que se reúne actualmente la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y la forma concertada en que se manejan los aspectos estratégicos de nuestras relaciones internacionales, sin detrimento de la autonomía del Ejecutivo en el diseño y orientación de la política exterior del país. El nuevo rumbo que se está trazando para la política exterior colombiana busca ampliar aún más el espacio internacional para los intereses nacionales y sentar bases sólidas para que Colombia llegue a ocupar un lugar más destacado en el contexto internacional.

Es por ello que la política exterior de la actual administración se esfuerza por hacer del país un actor estratégico en la definición de la nueva agenda internacional. Esto se traduce en la búsqueda de múltiples interlocutores y escenarios diversos, de acuerdo con los intereses de la Nación. La apertura económica, la modernización del aparato productivo, la búsqueda de acuerdos de libre comercio, el acercamiento comercial con otros bloques económicos, son elementos que forman parte de un proyecto modernizante, que requiere una política exterior ágil, multidimensional y moderna.

La integración latinoamericana

Los cambios en el sistema internacional nos exigen la concertación y la integración como única alternativa frente al surgimiento de nuevos y cada vez más consolidados "bloques" regionales. Hasta hace poco la integración de América Latina era una construcción teórica, pero actualmente existe un proceso donde se están acabando las trabas proteccionistas y aprovechando las complementariedades naturales de la economía y la geografía.

La integración debe considerarse como un me-canismo de acceso a los mercados y libre comercio para alcanzar los niveles de desarrollo económico indispensables para derrotar la pobreza y para promover un clima de paz mundial.

El Grupo de Rio: la concertación regional

Gracias a su amplia representación regional, el Grupo de Rio es en la actualidad el más impor-

tante foro de consulta y concertación política con que cuenta América Latina y el Caribe. Esto le ha permitido convertirse en un interlocutor válido frente a otros bloques regionales, especialmente para el proceso de diálogo con bloques regionales, especialmente para el proceso de diálogo con las comunidades europeas y con las nacientes de-mocracias de Europa Oriental. Las actividades y metas del Grupo de Rio se circunscriben alrededor de un conjunto de principios compartidos. Ellos son la consolidación de la democracia; el respeto a los derechos humanos; la defensa irrestricta de las libertades individuales; la acción conjunta para promover el desarrollo; el libre intercambio comercial; la integración económica; la solidaridad contra el terrorismo, el narcotráfico y la violencia, así como la lucha común por la paz y el bienestar de los países miembros.

Durante su discurso de posesión ante los co-lombianos, el presidente César Gaviria se refirió a la necesidad de crear un gran foro latinoamericano en el que se trataran los asuntos políticos y económicos de interés regional, y que se constituyera en interlocutor de la región frente a los grandes actores del escenario internacional. De esa manera, dijo el presidente, América Latina fortalecería su capacidad de negociación frente al resto del mundo mediante la unidad de criterios y de acciones. En efecto, el Grupo de Rio, cuyo origen se remonta a enero de 1983 con la creación del Grupo de Contadora, ha dado pasos que lo aproximan cada vez más a la idea del Foro Latinoamericano. En su seno se han debatido y llegado a consensos sobre diversos temas de interés para los países miembros: las relaciones con la CEE, la situación de Centroamérica y el Caribe, la vigencia de la democracia, la deuda externa, el narcotráfico, el medio ambiente, el comercio internacional, el financiamiento para el desarrollo, la ciencia y la tecnología, entre otros.

Desde que se institucionalizó el diálogo entre el Grupo de Rio y la CEE se han logrado importantes avances. El hecho de que la CEE considere que varios países latinoamericanos han vuelto a ser atractivos para las inversiones extranjeras, los ha llevado a tomar medidas dirigidas a fomentar el aumento del flujo de sus inversiones hacia las naciones del Grupo de Rio, al igual que el incre-mento de los intercambios comerciales. Como re-sultado de esta determinación, el Banco Europeo de Inversiones ha abierto sus puertas a los países del Grupo.

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El proceso de liberalización comercial de los países del Grupo de Rio ha presentado un aumento significativo del intercambio comercial con la CEE. Sin embargo, aunque la CEE propone la defensa de los principios del libre mercado, varios productos de exportación de América Latina han tenido serios problemas para ubicarse en el mercado comunitario a raíz de algunas barreras que ha impuesto la CEE. El diálogo Grupo de Rio-CEE ha tenido importantes logros, pero debe intensificarse en los asuntos comerciales, en especial el acceso al mercado comunitario. Por esta razón, durante la tercera reunión de cancilleres de la CEE y el Grupo de Rio (23 y 24 de abril de 1993), los dos temas centrales de discusión fueron las restricciones comerciales impuestas a algunos productos latinoamericanos y la Ronda Uruguay del GATT.

Durante esta reunión, celebrada en Copenhague, la delegación colombiana, encabezada por la canciller de la República, destacó las tendencias regionales de integración económica, acompañadas de liberalización comercial. También hizo alusión a los temas de banano, narcotráfico, la democracia y los derechos humanos.

El evento fue escenario de la suscripción de un Acuerdo Marco de Cooperación entre la CEE y los países miembros de la Junta del Acuerdo de Cartagena (Pacto Andino), el cual se basa en el respeto de los principios democráticos y de los derechos humanos. Cubre aspectos de tipo co-mercial, industrial, financiero, científico, tecnoló-gico, energético, turístico, cultural, de telecomu-nicaciones, medio ambiente, desarrollo social, salud, lucha contra las drogas y administración pública, entre otros.

El Grupo Andino: líder en la integración económica de América Latina

Desde el inicio de este gobierno se tenía claramente definido que un camino adecuado para fomentar y armonizar la política de la apertura de la economía colombiana era emprender una iniciativa de integración que permitiera darle un revolcón al Grupo Andino. Era necesario fortalecerlo para aprovechar el extraordinario potencial de unidad que poseen los cinco países.

La renovada voluntad política de los cinco países fue determinante para reanudar el proceso integracionista del Grupo Andino. Se vivieron pro-cesos de internacionalización en cada una de las economías y se adoptaron medidas semejantes

que favorecieron el libre comercio. En este sentido, se generó una complementariedad económica nunca antes vista en los 23 años de vida del Grupo.

La Declaración de Galápagos fue el primer gran instrumento que cambió radicalmente la situación del mercado andino y marcó su recuperación. Es así como los últimos tres años han sido los mas fructíferos del Grupo. Las diferentes cumbres presidenciales y las frecuentes reuniones de los cancilleres y los ministros de Comercio Exterior de los países miembros han dinamizado de manera significativa su integración.

El VI Consejo Presidencial Andino, celebrado en Cartagena en diciembre de 1991, estableció la creación de una zona de libre comercio a partir del primero de enero de 1992, la implantación de una unión aduanera y la adopción de un arancel externo común.

En la Cumbre de Quito en junio de 1992 se pre-sentaron algunas diferencias con Perú que se opuso a la aplicación del Arancel Externo Común, debido a sus dificultades internas. De allí que se acordara permitir a Perú colocarse al margen del proceso de integración comercial pero sin abandonar el Grupo Andino, y con la perspectiva de que una vez superadas las dificultades será posible que ese país regrese como miembro pleno del libre comercio en la región andina.

En septiembre de 1992 Ecuador y Bolivia entraron a formar parte de la zona de libre comercio andina, cumpliendo con los objetivos de la Cumbre de Cartagena. El ingreso de Ecuador fue un gran logro del presidente Sixto Duran Bailen. Esto indica el perfeccionamiento del Programa de Liberación del que ya hacen parte Colombia y Venezuela.

Fruto de estos esfuerzos es el incremento de cerca del 20% del comercio global andino para 1992. En efecto, en 1991 el comercio intrasubregional se ubicó en los US $1.798 millones y en 1992 la cifra alcanzó los US $2.156 millones.

Colombia se ha convertido en el principal ex-portador hacia la región, con el 46.4% del mercado en 1992. Esto implica un incremento en su par-ticipación en este mercado de tres puntos con re-lación a 1991. Las exportaciones nacionales hacia los países miembros llegaron en 1992 a los US $999.5 millones, con un crecimiento del 28.4% (US $220 millones) en comparación con las realizadas durante 1991. Nuestro país evidencia aumentos en las exportaciones hacia la totalidad de

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sus socios dentro de la región. Las ventas hacia Venezuela crecieron un 30%, hacia Perú un 27%, a Ecuador un 22.7% y a Bolivia un 63 %. Venezuela es el principal país de destino de nuestras expor-taciones (56%), seguido de Perú (27%) y Ecuador (16%). El proceso sigue su marcha. Recientemente se aprobó la Decisión 335 que adoptó los niveles del Arancel Externo Común, AEC. La estructura aprobada se basa en cuatro niveles arancelarios convenidos en el Acta de Barahona de 5,10,15 y 20% y la fecha de su plena aplicación se extendió hasta el 31 de diciembre de 1993. De igual manera, se mantuvo el acuerdo presidencial andino de diferimento al 5% para los productos no elaborados por la subregión, y la aprobación de una lista reducida de productos para los cuales se diferirá el AEC a un nivel de 0%. También se introdujeron modificaciones importantes a la actual estructura del AEC aprobada en Barahona que llevará a la reducción de los aranceles para un significativo número de productos. En este sentido se acordó que en el evento en que se verificara la producción efectiva para un bien no producido previamente, se aplicará un AEC del 10%, salvo casos excepcionales.

Por otro lado, el pasado 23 de abril, la Comunidad Económica Europea y el Grupo Andino sus-cribieron un acuerdo de cooperación de tercera generación, que hace énfasis en el respeto a los derechos humanos, los principios democráticos y el respaldo a la lucha contra el narcotráfico. El acuerdo también incluye la cooperación económica y comercial, el desarrollo tecnológico, la cooperación en sectores como el agropecuario, fi-nanciero, minero e industrial, planes de fomento en materia de medio ambiente, ciencia y tecnología, normas de calidad y propiedad intelectual. La CEE mantendrá dentro de sus relaciones comerciales con los países andinos el esquema de nación más favorecida.

El Grupo de los Tres: hacia una zona de libre comercio

El Grupo de los Tres, desde su constitución en 1989, ha demostrado ser uno de los mecanismos de integración con más proyección en el contexto latinoamericano. Colombia, México y Venezuela buscan consolidar sus lazos de cooperación, pro-mover la integración económica y comercial y al-canzar una mayor complementariedad económica. En este sentido, las tres naciones han venido

adoptando procesos similares de reforma a sus economías y creando un escenario compatible que facilita las relaciones comerciales bilaterales y regionales. Los tres países miembros, poseedores de im-portantes recursos naturales, buscan crear la Cuenca Energética del Caribe, que garantizará un abastecimiento energético regional a través de la realización de proyectos concretos que combinan los recursos petroleros, carboníferos e hídricos.

El Grupo de los Tres tiene el propósito de invo-lucrar a Centroamérica y el Caribe dentro de este esquema para alcanzar su mayor inserción en la región, facilitando su proceso de desarrollo. En este sentido se adelantan programas de cooperación económica, cultural, científica y tecnológica, que le garantizarán a esa región un mejoramiento en su desempeño económico, al igual que una mayor estabilidad política. Las negociaciones para alcanzar un Acuerdo de Libre Comercio, objetivo primordial del Grupo, entraron en su etapa final. Es así como se ha avanzado de manera importante en su normatividad, específicamente en lo relacionado con las normas de origen, normas técnicas, competencia desleal, cláusulas de salvaguardia, soluciones de controversias y compras gubernamentales. Se es-pera que para el primero de enero de 1994 se sus-criba el Acuerdo definitivo, abriendo aún más las fronteras comerciales de las tres naciones, y for-taleciendo el actual proceso de integración entre Colombia y Venezuela.

Relaciones con Centroamérica y el Caribe

Los recientes cambios en el sistema internacional, la estabilización política y las reformas económicas que han adoptado los países de Centroamérica y el Caribe hacen que esta región ofrezca un prometedor panorama político y económico. Ante estas circunstancias, el Gobierno Nacional considera prioritario el fortalecimiento de las relaciones con la zona, en especial porque sus diversos procesos políticos y económicos inciden sobre nuestros intereses nacionales.

El Gobierno Nacional es consciente de que en la vitalidad del proceso de democratización y re-conciliación de Centroamérica está comprometido el futuro y la prosperidad regional. Por eso también ha apoyado el proceso de paz en El Salvador y respalda las conversaciones que sostiene

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el gobierno guatemalteco con el grupo insurgente URNG. Colombia se opuso a la suspensión del orden constitucional decretado por el presidente de Guatemala Jorge Serrano e hizo esfuerzos para el retorno de la democracia a esa nación cen-troamericana. La solidaridad latinoamericana fue fundamental para el fracaso del intento de golpe. La coincidencia de intereses también sugiere la conveniencia de profundizar las relaciones con Centroamérica. Una manifestación de esta voluntad de acercamiento fue la visita oficial del presidente hondureño Rafael Callejas al archipiélago de San Andrés y Providencia, el pasado mes de junio. Dada la actual estructura productiva y exportadora de los países centroamericanos, existen intereses comunes que obligan a Colombia y a estos países a tomar decisiones conjuntas en el frente externo. Claros ejemplos son las dificultades que afrontan productos de inmensa trascendencia en las economías de la región, tales como el café, el banano y el azúcar, en los mercados internacionales.

De manera similar a como se percibe la ampliación de la presencia colombiana en Centroamérica, el Gobierno Nacional considera inaplazable el fortalecimiento de los vínculos con el Caribe, el cual recibe un bajo porcentaje de las exportaciones colombianas (0.23%). El Caribe posee un as-cendente poder adquisitivo, el cual lo ubica como un potencial socio comercial. Las nuevas realidades económicas internacionales han impulsado a las naciones del Caribe a tomar medidas orientadas a crear condiciones para el libre comercio y a fortalecer y diversificar sus actividades productivas, con el objetivo de conquistar un espacio económico adecuado en el concierto internacional y asegurar su futuro en un mundo cada vez más competitivo.

Las relaciones bilaterales con Venezuela: el éxito indiscutible de la integración

El afianzamiento y profundización de las relaciones bilaterales con Venezuela siempre serán un objetivo primordial en la política exterior colombiana. La presente administración no ha escatimado esfuerzos para fortalecer las relaciones en el campo económico, comercial, político y cultural. Compartir una extensa frontera con un gran potencial de desarrollo nos obliga cada vez más a un acercamiento, a través de una variedad de mecanismos de diálogo que van desde una activa

diplomacia presidencial hasta la eficaz tarea ade-lantada por las comisiones presidenciales de in-tegración colombo-venezolana.

Colombia y Venezuela tienen intereses comunes en el marco del Grupo de Rio, del Grupo de los Tres y del Grupo Andino. Esta situación ha favorecido ampliamente el clima de las relaciones bilaterales, cuya característica ha sido el alto grado de convergencia dentro de estos tres mecanismos de integración. Es así como hemos logrado establecer una estrecha colaboración en asuntos regionales y de política exterior, en medio de un escenario que impulsa la integración latinoamericana y apoya los procesos de democratización y pacificación.

En el campo de las relaciones comerciales los resultados han sido ampliamente satisfactorios. Desde la puesta en marcha de la Zona de Libre Comercio Binacional, la implantación de la Unión Aduanera y el Arancel Externo Común se ha avanzado en los esfuerzos para aplicar las medidas tendientes a agilizar estos mecanismos. Durante 1992 se eliminaron totalmente los aranceles y restricciones no arancelarias para las exportaciones recíprocas, incluyendo las listas de excepción. Igualmente, se logró que se comerciaran sin cuota, a partir de abril de 1993, cerca de 60 productos sensibles del sector siderúrgico. En el campo automotor se flexibilizaron las normas de origen lo que permitió un incremento en el flujo comercial de automóviles, camperos, camiones y autopartes. En materia del Arancel Externo Común, se logró cobijar cerca del 92.6% del universo arancelario binacional, con unas franjas arancelarias que fluctúan entre el 5% y el 20%.

Estas medidas han permitido que el comercio entre las dos naciones supere los registros históricos más recientes. Para 1991 las exportaciones colombianas al vecino país se ubicaron en los US $429.8 millones, incrementándose un 42% en relación con las de 1990. En 1992 las ventas colombianas hacia Venezuela crecieron en términos absolutos US $129 millones, al ubicarse en los US $559 millones. Hubo un crecimiento del 30% en las exportaciones hacia ese destino en comparación con la cifra registrada para 1991. Esta tendencia ha implicado un importante aumento en el comercio binacional. Para 1991 el comercio total se ubicó en los US $738.9 millones, en 1992 se llegó a los US $1.028.9 millones, con un incremento del 39%. Para 1993 se espera que el comercio global se sitúe en los US $1.200 millones.

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El papel que está desempeñando el sector em-presarial es definitivo en los diferentes procesos de integración y apertura económica.

En el desarrollo actual de la integración entre los dos países los empresarios son los verdaderos protagonistas.

El acuerdo de libre comercio entre Colombia y Venezuela significa que los empresarios tienen pleno acceso a una economía binacional con un producto interno de unos US $100.000 millones, con un mercado de 50 millones de personas. Por ello, se puede decir que el buen funcionamiento de la integración colombo-venezolana se debe a una notable revitalización del espíritu empresarial y del dinamismo del sector privado.

Los Estados Unidos: una nueva perspectiva en las relaciones

Con los Estados Unidos siempre se han mantenido las más amplias relaciones políticas, comerciales y económicas, y durante la presente administración se han incrementado la cooperación y los vínculos entre ambas naciones. La existencia de desacuerdos en algunos temas no ha sido un obstáculo para la profundización de los vínculos entre los dos países.

Colombia ha recibido con beneplácito las políticas anunciadas por la nueva administración demócrata en Washington. El presidente Bill Clinton ha respaldado la Iniciativa para las Américas expuesta por su predecesor y ha apoyado la negociación de tratados de libre comercio con los países del hemisferio.

La vigencia de unas estrechas relaciones entre Colombia y los Estados Unidos quedó constatada plenamente en la carta que le envió el nuevo primer mandatario estadounidense al presidente Gaviria. En la misiva, el presidente Clinton destacó los logros del presente gobierno y reiteró el respaldo de los Estados Unidos a la lucha contra el narcotráfico. Dijo que su gobierno le dará una alta prioridad al desarrollo de las relaciones comerciales entre las dos naciones.

Así mismo, la ministra de Relaciones Exteriores realizó la primera visita de un canciller lati-noamericano a los Estados Unidos después de la posesión del presidente Clinton. La ministra se reunió con el secretario de Estado, Warren Christopher, y otros altos funcionarios estadounidenses. En la visita se definieron los lineamientos pa-

ra la profundización de las relaciones de Colombia con el nuevo gobierno de los Estados Unidos.

El presidente Clinton también anunció un nuevo enfoque en la política antinarcóticos de su gobierno. Se le otorgará una mayor importancia a combatir la demanda de estupefacientes, como lo ha exigido repetidas veces Colombia en diversos foros y escenarios internacionales.

Es importante resaltar la continuidad en las re-laciones entre los Estados Unidos y Colombia en la transición de un gobierno republicano a uno demócrata. Este hecho se debe en gran parte a los excelentes vínculos que estableció el Gobierno colombiano con el Congreso estadounidense de mayoría demócrata. Varios de los congresistas son hoy miembros prominentes de la administración Clinton.

Esas relaciones entre el Gobierno colombiano y el Congreso de los Estados Unidos fueron fun-damentales en la aprobación de la Iniciativa Andina, la cual fue proclamada por el presidente George Bush en noviembre de 1989. En su enfoque inicial era bastante restringida y limitada. Posteriormente, con motivo del encuentro de los presidentes Bush y Gaviria en la 45a. Asamblea de las Naciones Unidas en septiembre de 1990, se logró que los Estados Unidos ampliaran el horizonte de la propuesta.

Hoy en día la Iniciativa Andina es una realidad. El Congreso estadounidense la aprobó en junio de 1992 y el presidente Bush la sancionó. Colombia fue el primer país beneficiado, gracias a la excelente labor de la diplomacia colombiana ante los poderes ejecutivo y legislativo.

El comercio global entre Colombia y los Estados Unidos se ha caracterizado por su gran dinamismo. Las exportaciones de productos colombianos hacia ese país han pasado de cerca de US $1.974 millones en 1988, a más de US $2.476 millones en 1989, US $3.005 millones en 1990 y US $4.394 millones en 1991. Esa tendencia se mantuvo durante los primeros nueve meses de 1992. El comercio en ese período fue de US $3.600 millones.

Igualmente, deben resaltarse los avances hacia un acuerdo de cooperación energética bilateral. En agosto de 1991, se realizó en Washington durante una reunión en la que se identificaron las áreas en que esta cooperación podría desarrollarse.

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En materia cafetera, el presidente Clinton ma-nifestó, antes de las negociaciones en Londres, la disposición de su gobierno de negociar un nuevo Pacto Cafetero. Los Estados Unidos han expresado reiteradamente que su respaldo al Pacto Cafetero siempre nació de un compromiso político con Colombia. Infortunadamente, en las negociaciones de Londres no se pudieron acercar las posiciones entre los países consumidores y los países productores.

Gracias a su audaz proceso de reforma económica, financiera y comercial, Colombia fue uno de los primeros países de América Latina en firmar con E. U. un acuerdo marco de comercio e inversión. En desarrollo de este acuerdo, se conformó la Comisión Bilateral de Comercio e Inversión, con el fin de tratar temas de gran importancia para las relaciones bilaterales como es el libre comercio.

Esta Comisión celebró su cuarta reunión el 30 de junio de 1993. Se discutieron diversos temas de interés mutuo, tales como la propiedad intelectual, productos agrícolas y textiles. En esta ocasión, Colombia expresó su deseo de iniciar el diálogo para un posible ingreso del país al Nafta.

Relaciones con Europa

Europa es uno de los escenarios más importantes para la política exterior colombiana. Se perfila hoy en día como un bloque comercial que concentra una muy alta proporción del comercio mundial y sin duda tendrá un papel destacado que desempeñar dentro del nuevo orden mundial. Por esta razón, muchas de las metas económicas y políticas que se ha fijado el Gobierno Nacional están directamente vinculadas con este continente. Europa es el segundo socio comercial de Colombia, después de los Estados Unidos. El comercio global anual entre nuestro país y la CEE se ha cifrado en US $2.600 millones. A nivel de esta organización, Alemania es nuestro principal socio, con un comercio global bilateral que alcanzó los US $1.000 millones entre 1988 y 1991 (37%) Nuestro segundo socio comercial es Francia (13%) y el tercero es la Gran Bretaña (12%).

En los últimos tiempos se han fortalecido los lazos políticos y económicos con el Viejo Continente. Como reconocimiento a los costos humanos y sociales que para Colombia ha significado la lucha contra el narcotráfico, una amplia gama de exportaciones colombianas ha tenido impor-

tantes concesiones en materia arancelaria. En efecto, las Comunidades Europeas aprobaron al finalizar 1990 un programa de cooperación a favor de nuestro país (y otros andinos como Bolivia, Ecuador y Perú), el cual implicó el establecimiento de preferencias arancelarias por cuatro años —a partir del 13 de noviembre de 1990— y acciones de cooperación técnica por tres años, por valor de 80 millones de ecus (US $78 millones). Estas preferencias arancelarias cubren la casi totalidad del universo arancelario: cerca de 800 posiciones arancelarias de productos originarios de Colombia entran al mercado comunitario en franquicia y sin restricciones cuantitativas. Entre estos productos se encuentran el café verde, cacao, flores, frutas, vegetales frescos, confecciones, textiles, manufacturas de cuero y calzado. Se exceptúan algunos productos agrícolas como ba-nano y fresas frescas.

Estas preferencias le han significado al país un ahorro de entre US $40 millones y US $60 millones anuales. Adicionalmente, representan una mejora en los precios pagados por los importadores, mayor generación de empleo, reducción de la vulnerabilidad de las exportaciones y diversificación de los mercados de destino de nuestros productos con el consecuente incremento del interés del sector exportador colombiano en el mercado europeo. Habida cuenta de que el período de vigencia de estas preferencias finaliza en noviembre del próximo año, y ante las acciones que aún debe mantener el Gobierno Colombiano frente a la lucha contra el narcotráfico, el Gobierno Nacional, a través de la ministra de Relaciones Exteriores en reunión sostenida en Bruselas con el comisario Manuel Marín en abril de este año, solicitó la prórroga de las preferencias por 10 años más. A pesar de que el balance de actividades realizadas es impresionante, los costos que esta lucha implica son aún muy altos y se requiere seguir contando con la ayuda internacional. Es un plazo indispensable para desarrollar nuevas inversiones y consolidar los resultados alcanzados hasta el presente con el aprovechamiento de estas preferencias.

Otro elemento que señala la intensificación de las relaciones con Europa es la concesión de recursos de cooperación técnica de la CEE a Colombia entre 1990 y 1993, de unos US $78 millones. Esto representa un aumento de siete veces en el pre-supuesto anual destinado a esa cooperación.

Colombia también ha estrechado sus vínculos bilaterales con los países europeos. La conmemo-

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ración del V Centenario de la llegada de los espa-ñoles a América ha permitido redefinir e intensi-ficar nuestras relaciones con España. La comisión conformada para tal fin, que presidió la primera dama de la Nación, permitió adelantar varios programas en el campo de la cultura, el sector so-cial, la historia, la arquitectura y la promoción de eventos. De otro lado, la visita que efectuó el pre-sidente a España a finales de octubre de 1992 sig-nificó un paso muy importante para las relaciones bilaterales. Durante esta ocasión se firmó el Tratado de Cooperación entre el Reino de España y Colombia, el cual establece un esquema que permitirá profundizar las relaciones de los dos países en todos los órdenes, y además España ofrece cerca de US $800 millones a Colombia en financiación de diversos programas, en términos ampliamente favorables para el país. Con la visita también se superaron las dificultades de finan-ciación del Metro de Medellín, cuyas obras habían estado suspendidas desde finales de 1991. En efecto, se ha logrado la refinanciación de las mismas, a través de la apropiación de recursos cercanos a los US $350 millones.

Hemos avanzado en nuestro propósito de ampliar nuestras relaciones con la Gran Bretaña. Los aspectos más importantes por destacar son el for-talecimiento de las relaciones comerciales, el in-cremento de los lazos de cooperación judicial y el aumento de las inversiones británicas en Colombia, especialmente en el sector petrolero. El primer ministro de ese país, John Major, visitó Colombia en junio de 1992. Fue la primera visita oficial de un primer ministro británico a un país latinoamericano. Posteriormente, el vicecanciller de la Gran Bretaña visitó Colombia, donde ofreció la colaboración de su gobierno en distintos frentes de acción en la lucha contra el narcotráfico.

La millonada inversión efectuada por la compañía British Petroleum en los yacimientos de hi-drocarburos en los Llanos Orientales, más espe-cíficamente en la región de Cusiana, es superior a los 371 millones de dólares, en la etapa explora-toria. Esta es una de las mayores inversiones efec-tuadas por los británicos en algún país en desarrollo. La inversión se incrementará de manera considerable en la etapa de explotación, ahora que el Gobierno Nacional declaró oficialmente la comercialidad de los pozos descubiertos en Casa-nare. Con los yacimientos de Cusiana y Cupiagua, Colombia incorpora a sus reservas cerca de 2.000 millones de barriles de petróleo y 3.200 millones de pies cúbicos de gas.

Se calcula que, para finales de esta década, Co-lombia estará exportando entre 750.000 y 800.000 barriles diarios de crudo.

La bonanza petrolera que generarán los pozos de Cusiana a partir de 1995 permitirá al país contar con 500 millones de dólares por año y en el año 2000 con 1.500 millones de dólares aproximada-mente. Durante los próximos once años el país tendrá utilidades cercanas a los 14.000 millones de dólares.

Con Europa, y específicamente con la CEE, existe un vasto campo de acción que permitirá ampliar las relaciones en materia de comercio e inversión, lo cual beneficiará las estrategias que se ha fijado el Gobierno en materia económica. Sin embargo, las estrategias comerciales de Colombia deberán enfrentar el proteccionismo de algunos países europeos.

Relaciones con la Cuenca del Pacífico

Colombia tiene 1.300 kilómetros de costas sobre el litoral pacífico que lo inscriben naturalmente dentro de la Cuenca de esta importante área geográfica. Aunque tradicionalmente el país se había vinculado de manera muy tenue con esta región, durante los últimos años ha habido un aumento de las relaciones con los países del Asia y el Pacífico, y de esta manera esta zona se ha convertido en una prioridad en la agenda internacional de Colombia.

La Cuenca del Pacífico es considerada el mercado más dinámico del mundo. Concentra el 37% de las importaciones y el 48% del producto bruto del mundo. Esta región ha sido capaz de demostrar con sus grandes avances industriales, financieros y tecnológicos, que formará parte fundamental de las relaciones internacionales durante el próximo siglo. Colombia ha reconocido la importancia de esta área y por ello sostiene nexos políticos, diplomáticos y comerciales con la mayoría de los países pertenecientes a esta Cuenca. El comercio más importante de Colombia con los países asiáticos es con el Japón. Con este país se han logrado grandes avances en el mejoramiento de las relaciones, algo muy significativo para Colombia debido al inmenso mercado potencial que está al alcance de los empresarios colombianos.

El Gobierno Nacional ha venido desplegando grandes esfuerzos para ejercer un papel cada vez más activo en esta importante región. Colombia pretende acercarse al Pacífico a través de un in-

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cremento en las relaciones comerciales con las na-ciones asiáticas. Este fue el objetivo esencial de la Primera Misión Empresarial de los sectores privado y oficial de Colombia a Japón, China, Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong, que tuvo lugar entre el 16 de abril y el 5 de mayo del presente año. Esta misión arrojó resultados favorables y fue catalogada como una de las más fructíferas de Colombia en el exterior. La Misión regresó al país con valiosos acuerdos comerciales. Entre los principales está el suscrito entre Colombia y China, donde esta nación se compromete a comprar 10 mil toneladas de banano colombiano, conceder un crédito por US $2.5 millones y donar US $500 mil en pequeños tractores y motores para lanchas. También se anunció la próxima visita de empresarios japoneses y surcoreanos a Colombia en búsqueda de contactos para efectuar inversiones. En octubre del presente año se realizará en Japón una feria de la industria colombiana. Colombia tiene representaciones diplomáticas en la mayoría de los países asiáticos. Con la intención de participar más activamente en el comercio de esta área, nuestro país ha abierto una representación comercial en Taiwán, por ser éste uno de los crecientes centros económicos de la región.

Las relaciones con los países de la Cuenca del Pacífico no son solamente bilaterales, sino que Colombia también es parte integral de diferentes organismos regionales. A principios del año pasado nuestro país fue aceptado en el Consejo Económico de la Cuenca del Pacífico, PBEC, el cual está conformado por empresarios de diferentes países. Este Consejo orienta sus acciones exclusivamente al desarrollo de las relaciones comerciales entre los diferentes miembros.

Adicionalmente, Colombia junto a Chile, Ecuador y Perú, participan en la Comisión Permanente del Pacífico Sur, CPPS. Este organismo permite desarrollar vínculos con las naciones de la vertiente occidental de la Cuenca y con los países y territorios insulares de la misma, coordinando estrategias conjuntas hacia toda el área del Pacífico. La CPPS tiene como propósitos principales la coordinación de la política marítima entre los Estados miembros y el fortalecimiento de las relaciones entre la Comisión y los demás organismos regionales y países integrantes de esta Cuenca. El logro más importante en el transcurso del último año ha sido la admisión de Colombia al Consejo de Cooperación Económica del Pacífico. Este organismo está encargado de fomentar el progreso económico, sobre la base del impulso al comercio

entre sus miembros. Está integrado por repre-sentantes de los gobiernos, empresarios y perso-nalidades del sector académico de todos los países de la región.

Los organismos internacionales. Organización de las Naciones Unidas

La delegación colombiana ante la Organización de las Naciones Unidas ha actuado con la intención de proyectar ante la comunidad internacional los principios generales de la convivencia pacífica que tradicionalmente han orientado la política exterior colombiana. Estos se refieren principalmente a la libre autodeterminación de los pueblos, la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, la solución pacífica de las controversias internacionales y el pluralismo político. De otro lado, las actuaciones de Colombia ante la ONU se desarrollan de acuerdo con los fundamentos de la nueva realidad internacional. Bajo esta óptica, Colombia ha participado en los diferentes debates que se han generado en las sesiones de la Asamblea General y ha sido un actor importante en las diferentes Comisiones de la Organización.

En el segundo semestre de 1992 se celebró el 47 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, ante la cual intervino el presidente Gaviria. En esta oportunidad destacó el papel decisivo que ha adquirido la ONU como catalizador de la nueva agenda global, aunque puntualizó la necesidad de que sus organismos de decisión se reformen para ser más democráticos, equilibrados, representativos y eficaces. El presidente también llamó la atención sobre las paradojas que contiene el Nuevo Orden Mundial y los riesgos que esto representa para los países en desarrollo. Por último, destacó la labor que ha venido desarrollando Colombia en la lucha contra el flagelo de la droga y llamó a la solidaridad internacional para combatirlo. El presidente reiteró su propuesta de crear una jurisdicción penal internacional especial para el narcotráfico, el lavado de dinero y la exportación ilegal de precursores químicos.

En los últimos años se ha venido realizando en la ONU un debate sobre la necesidad de redefinir la estructura interna de la Organización, así como las funciones de la misma, con el ánimo de fortalecer su capacidad de acción para responder con mayor eficiencia a las características y condiciones que presenta el nuevo escenario internacional. Esta reorganización se refiere de manera

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esencial a las funciones del Consejo de Seguridad y de la Secretaría General, y la incorporación de nuevos centros de poder internacional dentro de sus órganos decisorios. Colombia ha apoyado la necesidad de esa redefinición y, en esta medida, es copatrocinador de la Resolución 47/62 de la Asamblea General, en la cual se invita a los gobier-nos a transmitir sus comentarios sobre la posible revisión del Consejo de Seguridad. Al respecto, nuestro país favorece la enmienda del artículo 23 de la Carta y propone que en un futuro se aumente el número de miembros de ese órgano, para que se convierta en uno más representativo y democrático.

Un hecho que merece ser destacado es la desig-nación unánime de Colombia para ocupar la Pre-sidencia del Grupo de los 77 durante 1993. Este Grupo fue creado en 1964, a raíz de la primera reunión de la Unctad, como un foro informal de concertación de los países en desarrollo con el ob-jetivo de lograr un entorno económico más favo-rable frente a las naciones industrializadas. En la actualidad está integrado por 128 naciones y constituye el organismo de concertación más im-portante con que cuentan estos países.

Nuestro país no sólo ha participado activamente en el proceso de toma de decisiones dentro del seno de la ONU, sino que además se comprometió a enviar efectivos para que hicieran parte de las fuerzas multinacionales de las Naciones Unidas que se han desplazado a diferentes partes del mundo (Camboya, Croacia, El Salvador).

Organización de Estados Americanos

Colombia ha desempeñado un papel de primer orden en la OEA desde su creación en 1948. Ac-tualmente, en el contexto de un nuevo escenario hemisférico determinado por el fin de la Guerra Fría, la consolidación de la democracia en todo el continente, las reformas en favor de la apertura e internacionalización de la economía, y el fortale-cimiento de los esquemas de integración, Colombia considera necesario un replanteamiento de la estructura y las funciones de este organismo interamericano.

Colombia ha impulsado un nuevo papel de la Organización dentro del hemisferio. Ha destacado los nuevos retos que enfrenta el continente americano y los temas de la agenda multilateral que deben ser discutidos en este foro: la defensa de la democracia, la defensa del principio de la no

intervención, la seguridad colectiva regional, la pobreza, el medio ambiente, la cooperación eco-nómica y la lucha contra el narcotráfico. Impor-tantes iniciativas como la promoción de una Es-trategia Energética para las Américas, el trata-miento multilateral del problema del narcotráfico, y el concepto de "deuda ecológica" han sido en-cabezadas por nuestro país dentro de la Organi-zación.

En junio del año pasado se convocó a una Comisión Especial para estudiar reformas a la Carta de la Organización de Estados Americanos. En los debates, Colombia mantuvo una posición in-termedia, procurando resaltar la importancia de luchar concertadamente contra la pobreza crítica por considerarla un elemento desestabilizador de la democracia.

Al advertir la prevalencia de tendencias inter-vencionistas, esbozadas por delegaciones de al-gunos países, Colombia buscó promover fórmulas conciliadoras. Estas intentaban mantener un equilibrio entre la defensa de la democracia y el respeto al año intervención, piedra angular de nuestra política exterior.

El 13 y 14 de diciembre de 1992 se celebró en Washington D. C. el XVI Período Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General, con el fin de examinar las reformas propuestas a la Carta. Éstas consistían, principalmente, en la posibilidad de suspender a los gobiernos de los Estados miembros donde se produzcan hechos que ocasionen una interrupción abrupta o irregular del orden institucional y democrático y, por otro lado, enfrentar la pobreza crítica en la región, que constituye una de las más graves amenazas a la democracia.

La Asamblea General aprobó el artículo 8 (bis) referente al tema de la suspensión de un Estado Miembro de la Organización cuyo gobierno de-mocráticamente constituido sea derrocado por la fuerza. Así mismo, se adoptaron varios textos en relación con el tema de la pobreza crítica que fueron examinados en el período de sesiones de la Asamblea General realizado en Managua los pri-meros días de junio de 1993.

Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT)

El Gobierno colombiano, que respalda las premisas del GATT sobre el libre comercio y el respeto

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de reglas multilaterales que garanticen la apertura total de mercados en el comercio mundial bajo prácticas legítimas de competencia, se ha incor-porado activa y destacadamente en las distintas fases de la Ronda Uruguay. Así mismo, ha buscado la aplicación real de estos ideales en sus reformas internas, claramente reflejado en la política de apertura económica del país.

Las negociaciones en la Ronda Uruguay, que se encontraban suspendidas, se reanudarán próxi-mamente, tras el acuerdo que se logró durante la cumbre del Grupo de los Siete en Tokio. Aún se espera, sin embargo, la aprobación por parte del Congreso de los Estados Unidos de la extensión de la autorización "Fast Track" para la negociación de la Ronda Uruguay.

Se aspira a que el Acta Final de la Ronda entre en vigor, a más tardar, en enero de 1995. Este nuevo texto representará un vuelco en las relaciones comerciales internacionales.

Colombia ha colaborado en diferentes iniciativas para salvar la Ronda Uruguay bajo cuyas reglas comerciales únicas estarán sometidos todos los países signatarios. El Gobierno colombiano ha sido parte importante en el desarrollo de las distintas fases de negociación, tanto para los temas tradicionales, particularmente sobre agricultura y productos tropicales, como para los denominados "nuevas esferas", incorporados por primera vez dentro del GATT en la Ronda Uruguay.

En el tema agrícola el país ha participado a través del Grupo de Cairns. Este grupo, la Comunidad Europea y Estados Unidos son los tres principales actores en las negociaciones de este tema. En asociación con los otros países latinoamericanos de este Grupo, Colombia ha presentado iniciativas y propuestas para llegar a un acuerdo constructivo y conseguir, así mismo, la ampliación y apertura de los mercados internacionales para los productos agrícolas.

La lucha contra el narcotráfico y el narcoterrorismo

El narcotráfico sigue siendo asunto prioritario en la agenda diplomática colombiana. Ningún país ha pagado un costo tan alto en la lucha contra las drogas. Colombia asume la responsabilidad que le corresponde en la solución de este problema, por convicción moral y en defensa de los princi-

pios fundamentales de la democracia y el Estado de Derecho.

Pero el esfuerzo aislado de nuestro país es inútil si los demás Estados no cooperan eficazmente. El tratamiento multilateral del problema ha sido un objetivo fundamental de la política exterior colombiana. En este contexto, se ha promovido la adopción de medidas para la reducción del con-sumo, la erradicación de cultivos ilegales, el control a la desviación ilícita de precursores químicos, al lavado de dinero y al tráfico de armas.

Durante el último año, Colombia demostró nuevamente su liderazgo en la lucha contra el trá-fico de estupefacientes. Colombia fue sede del I Encuentro Latinoamericano de Autoridades del Sector Justicia realizado en Cartagena de Indias del 10 al 12 de diciembre de 1992. En este encuentro se logró un intercambio de experiencias a nivel latinoamericano sobre el fortalecimiento y las reformas a la justicia. Se hizo particular énfasis en el narcotráfico.

Al finalizar el encuentro, presidido por el ministro de Justicia, se firmaron dos declaraciones. En la primera se ofrece apoyo y cooperación con el Centro Internacional de Estudios sobre Narcotráfico y Estupefacientes, propuesto por Colombia. Los asistentes al encuentro expresaron su convencimiento de que la experiencia adquirida por Colombia en la lucha contra el narcotráfico puede ser de gran valor para otros países de la región. Se busca así incrementar la cooperación internacional. En la segunda declaración, los asistentes se comprometieron a promover en cada uno de sus países medidas pertinentes para que las instituciones financieras y bancarias observen procedimientos de severo control de las transacciones que puedan estar vinculadas a las actividades del narcotráfico, el terrorismo, la guerrilla u otras formas de delincuencia organizada.

El Grupo de Dublín realizó una reunión en Cartagena de Indias los días 12,13 y 14 de octubre de 1992. Este es un organismo multilateral para la lucha contra el narcotráfico que se ha caracterizado por la colaboración en materia de cooperación técnica que ha prestado hacia aquellos países que han estado encarando una guerra frontal contra el narcotráfico. Durante ese encuentro se planteó un paquete de proyectos de cooperación técnica para el fortalecimiento de la justicia con el fin de reforzar la acción colombiana en la lucha contra el narcotráfico.

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Colombia también ha estado presente en los principales foros internacionales sobre este tema. Participó en el XII Período de Sesiones de la Co-misión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (Cicad) celebrada entre el 27 de octubre y el 1Q de noviembre. Allí se logró la adopción de una resolución propuesta por Colombia en relación al control de los cultivos ilícitos de amapola y la necesidad de incrementar la cooperación regional en ese sentido.

El ministro de Justicia presidió la delegación colombiana que asistió al XXXVI Período de Se-siones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, realizado en Viena del 29 de marzo al 7 de abril de 1993. En este evento y con la activa participación de Colombia, los países se comprometieron a adoptar medidas con respecto a la cooperación y la asistencia judicial, el tráfico ilícito de armas y explosivos en relación con el narcotráfico, el tratamiento y rehabilitación de consumidores de drogas que cumplen condenas penales y medidas para contribuir a la aplicación de la Convención de Viena.

En dicho contexto, el Gobierno colombiano le dio prioridad a la ratificación de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas. Este instrumento fue ratificado por el Congreso de la República en las últimas sesiones. Esta Convención constituye un paso importante en la tarea que adelanta Colombia por conseguir una acción internacional coordinada y común en contra de las drogas y de propiciar responsabilidades compartidas en la lucha contra este flagelo. La Convención de Viena plasma el carácter integral del narcotráfico al abordar temas como el lavado de dinero, el control del consumo y de los precursores químicos, la erradicación y sustitución de los cultivos y la asistencia legal.

La Convención de Viena es considerada por la comunidad internacional como el instrumento por excelencia para canalizar los esfuerzos man-comunados de los países dentro del más estricto respeto a la soberanía y a los ordenamientos jurí-dicos de cada Estado signatario.

Dada la naturaleza internacional de los delitos de narcotráfico, un efectivo fortalecimiento de la justicia exige un incremento de la cooperación in-ternacional en la materia de intercambio de infor-mación, evidencia y experiencias. Es por ello que Colombia ha emprendido una exitosa campaña para lograr la adopción de instrumentos legales y mecanismos administrativos que agilicen la

cooperación entre la rama judicial entre los países comprometidos en la lucha contra ese flagelo de la humanidad. Esta gestión ha tenido como resultado la suscripción de Memorandos de Cooperación Judicial con Estados Unidos, Ecuador, Brasil, Venezuela, Guatemala, El Salvador, Cuba y Gran Bretaña. Se firmó un canje de notas con España y un Acta de Intención con Francia. En la actualidad se encuentran en negociación acuerdos de igual naturaleza con Argentina, Surinam, Bolivia, Hungría, Chile e Italia.

Colombia ha firmado recientemente acuerdos para la prevención, control, fiscalización y represión del tráfico ilícito de estupefacientes y precursores químicos con los siguientes países: Nicaragua, México, Chile, Costa Rica, Guatemala y El Salvador. De igual forma, el convenio entre Co-lombia y los Estados Unidos sobre las medidas para impedir la desviación de precursores químicos esenciales falta ser ratificado por el Congreso colombiano.

Gracias a una ardua labor diplomática, se ha logrado obtener de las naciones industrializadas compensación por los altos costos sociales y eco-nómicos que ha generado la lucha contra el tráfico ilícito de drogas en Colombia. El Programa Especial de Preferencias Arancelarias de la Comunidad Europea a los países andinos y la Iniciativa Andina del Gobierno norteamericano así lo demuestran.

Programa especial de cooperación

En noviembre de 1989 el Gobierno Nacional pre-sentó ante la comunidad internacional el Programa Especial de Cooperación para Colombia, PEC, orientado a buscar apoyo para fortalecer nuestro aparato productivo y mitigar el impacto social y económico de la lucha contra el narcotráfico y el narcoterrorismo. Como respuesta a esta situación, Colombia logró concientizar a la comunidad internacional de que la lucha contra el tráfico de drogas no se podía realizar unilateral-mente. Se necesitaba de la cooperación internacional, y de manera especial la de aquellos países desarrollados, que por sus importantes niveles de consumo se convirtieron en parte integral del problema.

A través del PEC, el Gobierno colombiano instauró un esquema novedoso en materia de cooperación internacional. Así mismo se convirtió en un elemento importante de la política integral

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de lucha contra el tráfico de drogas ilícitas en nuestro país.

El Gobierno tiene como firmes propósitos reducir el desempleo y los niveles de pobreza y lograr una mayor cobertura en el campo social. Es por eso que el Programa Especial tendrá un nuevo enfoque, y será un instrumento para impulsar no sólo este objetivo, sino para trabajar de manera exitosa en todas las áreas prioritarias para el desarrollo del país. En este aspecto, se ha considerado de gran importancia el papel primordial que deben ejercer los Organismos No Gubernamentales ONG. El Gobierno Nacional colabora estrechamente con ellos, no solamente para el buen desempeño del Programa sino por su permanente contacto con los problemas de la comunidad.

En el nuevo enfoque del Programa Especial hay objetivos muy específicos y ambiciosos que permiten no sólo el fortalecimiento del mismo, sino que serán un puente para que Colombia siga promocionando su imagen en el exterior, vendiendo sus productos con mayor calidad y eficiencia. Igualmente, permitirá mejorar las condiciones sociales de las regiones afectadas por el narcotráfico, a través de la promoción de microempresas, estableciendo líneas de comunica-ción con la juventud para evitar que entren en el consumo de drogas prohibidas y dándoles mayores oportunidades de trabajo. En tres años de vigencia, los recursos obtenidos por el Programa Especial de Cooperación superaron ampliamente las expectativas. Los US $350 millones ofrecidos hasta la fecha han permitido que el desarrollo del Programa sea exitoso. La importante movilización de recursos por parte de la comunidad internacional fue un hecho sin precedentes en la historia de la cooperación técnica internacional en Colombia, y despertó la solidaridad de aquellos países con los que no existían lazos de cooperación.

Política cafetera

A pesar de las manifestaciones de apoyo político hechas por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y de los esfuerzos del Gobierno colombiano por restaurar el Pacto Mundial del Café en las negociaciones de Londres en marzo de este año, fue imposible lograr un consenso entre productores y consumidores para restablecer el acuerdo cafetero. El país deberá continuar su política cafetera dentro del sistema de libre mercado, tal como lo ha venido haciendo desde 1989,

cuando no se pudieron renegociar las cláusulas económicas del convenio.

La protección del medio ambiente

El tema del medio ambiente ocupa un lugar des-tacado dentro de la agenda internacional. Colombia es el país con mayor biodiversidad del mundo, y posee parte importante de las reservas forestales de la Amazonia, considerada el pulmón del mundo. Con el fin de proteger la Amazonia, el Gobierno colombiano ha considerado que la cooperación internacional es definitiva para resolver el problema de la deforestación de esta valiosa región. Colombia se encuentra entre los países en desarrollo que dedican una mayor proporción presupuestal y de recursos a la conservación del medio ambiente y de las cuencas hidrográficas.

El país ha sostenido ante la comunidad internacional que las naciones industrializadas tienen una deuda ecológica con la humanidad y ella debe ser cancelada suministrando los recursos indispensables para que América Latina y otras regiones ecológicamente privilegiadas puedan avanzar en la conservación del medio ambiente y en el desarrollo social y económico.

Por otra parte, el Departamento Nacional de Planeación, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Inderena han trabajado en el Programa Colombia de Cooperación Internacional para el Medio Ambiente, que recoge diversos proyectos ecológicos. El Gobierno colombiano los está presentando a algunos países industrializados y organismos no gubernamentales para su financiación. El paquete también incluye propuestas de entidades privadas.

El pasado mes de diciembre Colombia y E.U. llegaron a un acuerdo por medio del cual nuestro país será beneficiario del programa de reducción de deuda de la Iniciativa para las Américas. Se acordó reducir la deuda oficial de Colombia con la AID en aproximadamente US $31 millones y destinar los recursos para el pago de intereses sobre el monto restante al establecimiento de un Fondo del Medio Ambiente-Ecofondo, para que las entidades privadas y organismos no gubernamentales puedan desarrollar programas en ese sentido. Actualmente se están ejecutando programas de la Fundación Natura, Prosierra Nevada de Santa Marta y Departamento Nacional de Planeación para preservar las reservas naturales.

El objetivo principal de Ecofondo será el forta-lecimiento del desarrollo científico y tecnológico

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para el manejo del medio ambiente y el aprove-chamiento de los recursos naturales renovables, así como la financiación de proyectos relacionados con el control de la contaminación, manejo de cuencas, aspectos forestales, preservación de la biodiversidad, manejo sostenido de los recursos naturales, estudios de investigación referentes a los anteriores temas y fortalecimiento institucional.

Por otro lado, el Gobierno Nacional se dispone a realizar en los próximos seis años significativos programas en el Plan de Acción Forestal para Co-lombia (PAFC). Se tiene proyectado invertir aproximadamente US $100 millones provenientes de créditos del Banco Mundial y el BID, sumados a US $30 millones adicionales provenientes de diversas propuestas de cooperación internacional.

Hay que destacar que por primera vez en la historia de nuestro país el Departamento Nacional de Planeación, a instancias de la Presidencia de la República, formuló una Política Nacional Ambiental la cual quedó incluida en el Plan de Desarrollo Económico y Social del actual gobierno. Para tal efecto, se duplicó la participación del PIB en los programas ambientales. De la misma manera, se desarrollarán los artículos relacionados con el medio ambiente y los recursos naturales que consagra la nueva Constitución, se fortalecerán las entidades responsables de la política ambiental y de gestión ecológica, partiendo de la creación del Ministerio del Ambiente.

Colombia tuvo una destacada participación en la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo convocada por la Asamblea General de la ONU realizada a mediados del año pasado. A esta conferencia asistieron aproximadamente 170 delegaciones gubernamentales, 50 interguberna-mentales y 500 organizaciones no gubernamentales de todo el planeta, constituyéndose de esta manera en el foro internacional más amplio y significativo que se haya realizado para la discusión de la problemática del medio ambiente y su relación con el desarrollo.

Política energética: hacia un manejo regional y hemisférico

En diferentes escenarios y reuniones de carácter bilateral y multilateral, el presidente Gaviria ha expuesto ante la comunidad internacional los ob-jetivos y alcances de su Iniciativa Energética. Esta Iniciativa, que busca la cooperación y unidad re-gional en el manejo del sector energético, incluye una dimensión hemisférica y otra regional.

Dentro de esta primera dimensión, la Iniciativa está orientada hacia la promoción de la cooperación energética interamericana, la reducción de la vulnerabilidad hemisférica ante las perturbaciones en ese mercado mundial y la creación de un mecanismo financiero para ayudar a las naciones americanas con débiles economías para que puedan enfrentar el impacto ocasionado por los altos costos energéticos. Bajo la dimensión regional, la Iniciativa contempló la constitución de la Cuenca Energética conformada por los países miembros del Grupo de los Tres, grupo que deberá ser pro-tagonista del proceso de coordinación de la con-centración energética regional. Los desarrollos de esta Iniciativa se han dado principalmente bajo el marco de las Cumbres del Grupo de Rio y las reuniones de ministros de la Or-ganización Latinoamericana de Energía, Olade.

Dentro del marco del Grupo de los Tres, se ha venido fomentando la cooperación en la Cuenca Energética conformada por los países miembros, mediante el impulso a proyectos concretos en los que se combinen los recursos petrolíferos, carbo-níferos e hidráulicos. Colombia ha trabajado in-tensamente dentro del Grupo de Alto Nivel de Energía del Grupo de los Tres con el ánimo de ha-cer viable la integración energética entre los países miembros, y entre éstos y la subregión cen-troamericana.

En este sentido, se ha convenido con Venezuela y México desarrollar actividades que permitan, a largo plazo, la interconexión a través de Centroamérica.

Entre las principales perspectivas del Grupo de Alto Nivel en Energía del Grupo de los Tres se encuentran: la conformación de la cartera de pro-yectos de generación termoeléctricos e hidroeléc-tricos que contribuyan a la interconexión eléctrica de la Cuenca; los trabajos sobre interconexión gasífera Colombia-Venezuela; la continuación de los proyectos de estudios para las interconexiones binacionales de los países del G-3 y América Central (Colombia-Venezuela y México-Guate-mala), la iniciación de nuevas acciones (Colombia-Panamá), y la promoción de bienes, servicios e insumos relacionados con proyectos termoeléctricos en Centroamérica.

Bajo el ideal de cooperación e integración ener-gética, el Gobierno de Colombia, conjuntamente con la Olade, llevó a cabo del 15 al 18 de junio de 1993 en Santafé de Bogotá, la "Conferencia Ener-gética de América Latina y el Caribe. Energía y

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Desarrollo en un Mundo Interdependiente, Enerlac'93".

El objetivo principal de esta Conferencia fue crear una conciencia regional en torno al sector energético ante los nuevos cambios que presenta el escenario mundial, caracterizado principalmente por la conformación y consolidación de grandes bloques económicos. Los países de América Latina y el Caribe están realizando importantes reformas en sus economías, y de manera especial en el sector energético, buscando una mayor participación de la inversión privada conjuntamente con una redefinición del papel del Estado. Estos objetivos constituyeron así mismo el tema central de la XIII Reunión de Ministros de Energía de los países miembros de la Olade, celebrada en Santiago de Chile en noviembre de 1992.

En este contexto, América Latina y el Caribe se preparan para cumplir un papel activo en la nueva estructura de la geopolítica mundial, donde temas como la energía y protección del medio ambiente constituyen los elementos centrales de las relaciones internacionales.

La diplomacia presidencial

Dentro del nuevo esquema mundial, y en las re-laciones internacionales, la llamada diplomacia presidencial es un mecanismo de gran valor para conseguir los objetivos de la política exterior y responder a los desafíos que impone un sistema internacional en el cual la interdependencia eco-nómica y política es cada día más creciente. La política exterior colombiana le ha impreso dina-mismo a las relaciones exteriores, buscando adecuar la presencia internacional del país a las transformaciones dentro del escenario mundial y como factor indispensable para el desarrollo, al incrementar nuestra participación en asuntos de interés mundial y regional.

Durante el último ano, el presidente Gaviria ha realizado visitas a diferentes países con el objeto de asistir a reuniones y cumbres internacionales e igualmente firmar importantes convenios bila-terales. En agosto asistió a la posesión del señor presidente del Ecuador, Sixto Duran Bailen. En octubre visitó oficialmente España, invitado por Su Majestad, el Rey Juan Carlos de Borbón. En noviembre viajó a Ecuador a la firma del Acuerdo de Libre Comercio entre los dos países. En di-ciembre visitó oficialmente Argentina, invitado por el presidente de ese país, Carlos Saúl Menem, y participó en la Cumbre del Grupo de Rio en Buenos Aires. En enero asistió a la reunión de las Comisiones de Vecindad Colombo-Ecuatoriana en Quito. En febrero participó en la Cumbre de Países Productores de Banano en Quito, y en la Cumbre del Grupo de los Tres y Centroamérica realizada en Caracas.

Igualmente, el señor presidente Gaviria ha recibido la visita de algunos jefes de Estado y de personalidades de diversos países, con los cuales ha analizado el estado de las relaciones bilaterales y las posibilidades de intercambio y cooperación. Han visitado nuestro país los presidentes de Ecuador, Sixto Duran Bailen; de Panamá, Guillermo Endara, y de Honduras, Rafael Callejas. Por otra parte, el Gran Maestre de la Soberana Orden Militar de Malta, Su Alteza el Príncipe Fra Andrew Bertie; Su Alteza Real la Infanta Cristina de España; el vicepresidente de Costa Rica, Amoldo López; el exprimer ministro de Jamaica, Michael Manley; el canciller mexicano, Eduardo Solana; el canciller de Guatemala, Gonzalo Menéndez Park; el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Fernando Enrique Cardozo; el ministro de Industria y Comercio de Brasil, José Eduardo Andrade; el presidente del Eximbank del Japón, Yamaguchi; el parlamentario canadiense Guy Cheerbonear; la primera dama de Francia, Danielle Miterrand; y el subsecretario de Estado Asistente para Asuntos de Narcotráfico de Estados Unidos, Melvyn Levitsky.

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Lineamientos para la revitalización de las Naciones Unidas, presentados por el mecanismo permanente de consulta y concertación política Grupo de Rio

Del enfrentamiento a la cooperación internacional

1. La comunidad internacional ha experimentado cambios profundos desde la aprobación de la Carta de San Francisco. Y ahora se supera el conflicto ideológico de la guerra fría y se registran, de manera vertiginosa, significativas transformaciones en Europa del Este. Por otro lado, sin haber concluido aún los procesos de desarme y descolonización, se dan soluciones negociadas a conflictos regionales de vieja data y un creciente interés por los denominados "nuevos temas", tales como los problemas de las drogas, de la población, del medio ambiente y de los derechos humanos, temas cuya atención preferencial no debe debilitar la búsqueda de soluciones multilaterales a otros problemas que han permanecido en la agenda internacional por muchos años.

2. La consolidación de los bloques económicos y la conformación de nuevos, la tendencia progresiva hacia las economías de mercado, la toma de conciencia acerca de la interdependencia y la expansión creciente de la democracia concurren a configurar un nuevo contexto internacional. Sin embargo, en esta nueva realidad no se refleja con igual intensidad e importancia la necesidad de: poner en práctica mecanismos realmente efectivos de cooperación internacional para el desarrollo; replantear en forma realista el diálogo Norte-Sur: canalizar hacia el desarrollo los recursos liberados del proceso de desarme. En este contexto se deben afrontar las cuestiones relacionadas con la pobreza y el hambre; dar especial atención a la problemática de la mujer y la infancia; desarrollar los recursos humanos; y, establecer formas equitativas para compartir la creación y

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utilización de la ciencia y la tecnología, temas que no deben ser considerados de interés exclusivo de un grupo de países.

3. El fortalecimiento de las bases de convivencia y justicia internacionales conforme a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas es una responsabilidad compartida por todos los Estados y no prerrogativa exclusiva de algunos. Se trata de un proceso que debe ser abierto y participativo, en el cual se hagan valer los intereses de la comunidad internacional en su conjunto. Para aprovechar la nueva realidad y asegurar las condiciones para el mantenimiento de la paz y la seguridad, el crecimiento y el desarrollo económico y social, la comunidad internacional debe reflexionar, una vez más, sobre los instrumentos de que dispone con el imperativo de perfeccionarlos, especialmente en este momento en que hay amplia coincidencia con respecto al potencial de las Naciones Unidas para superar antiguos y nuevos desafíos.

4. Apoyamos la revitalización de las Naciones Unidas como elemento rector del fortalecimiento del sistema multilateral. En este proceso dinámico de adaptación y reformas, que ya se ha puesto en marcha en algunas áreas, aportaremos, como en el pasado, nuestros mejores esfuerzos, experiencias y participación constructiva, convencidos de que las Naciones Unidas constituyen el foro central para el tratamiento de problemas cruciales que afectan a la humanidad.

5. Esta revitalización de las Naciones Unidas debe estar enmarcada en la reafirmación del Derecho Internacional y en la estricta adhesión a los objetivos y principios de la Carta de San Francisco y, en particular, basarse en el respeto a los principios de la soberanía, la no intervención, la igualdad soberana y la integridad territorial de los Estados. Este proceso deberá surgir de mandatos claros de la Asamblea General.

6. Una renovación que asegure que la Organización resulte mejor adaptada a los desafíos de una nueva realidad, debe tener como objetivos: a) dar el máximo impulso a la solución pacífica de controversias con base en el respeto a los principios fundamentales del Derecho Internacional; fortalecer la Asamblea General y al Secretario General para lograr un mejor equilibrio de funciones entre los órganos principales de las Naciones Unidas.

c) Promover un entendimiento sobre la importancia de una acción multisectorial de todo el sistema para el éxito de la cooperación internacional orientada al crecimiento y al desarrollo de los países en desarrollo y para el tratamiento de los demás temas de interés global. d) estimular la acción conjunta para fortalecer el desarrollo social y generar condiciones internacionales que faciliten el logro de la justicia social, en beneficio principalmente de los sectores más afectados por las condiciones del subdesarrollo y por las políticas de ajuste estructural.

7. Dicho proceso deberá estar ordenado hacia la afirmación de la práctica de la democracia en la toma de decisiones dentro de la Organización. El incremento en el número de los Estados Miembros y las nuevas realidades políticas en el mundo imponen la revisión de criterios y prácticas existentes sobre adecuada representatividad y sobre participación efectiva en el proceso decisorio.

8. Resulta indispensable fortalecer los mecanismos de toma de decisiones y asegurar que la Asamblea General sea el foro donde se debatan y decidan los temas de interés global, incluidos los denominados "nuevos temas". La fortaleza y vigencia de la Organización están íntimamente vinculadas a la participación de los Estados Miembros en la toma de decisiones y a su adecuada representación en los diferentes órganos y organismos especializados. Es necesario continuar y profundizar el análisis de los métodos de organización y trabajo de la Asamblea General, adecuándolos a las exigencias y requerimientos actuales.

9. Es preciso y urgente que las concepciones sobre la seguridad mundial y regional, tomen en consideración aquellos factores económicos y sociales que las afectan. La Asamblea General es el foro apropiado para una reflexión sobre las fuentes de inseguridad y problemas globales que atañen de manera especial a los países en desarrollo.

10. La coincidencia de propósitos y principios fa-vorece una amplia cooperación y coordinación entre las Naciones Unidas y las organizaciones regionales. Debe reconocerse, sin embargo, que los esfuerzos desplegados en esta esfera distan de ser satisfactorios. La era del enfrentamiento afectó el comportamiento y la capacidad de acción de los foros internacionales. En la nueva etapa, la de la cooperación,

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se deberá redefinir el papel que le corresponde a las organizaciones regionales, y estimular las iniciativas diplomáticas ad-hoc regionales o subregionales y reconocer su carácter in-dependiente, su capacidad de influencia y su potencial en la solución de conflictos y en el diseño y ejecución de estrategias para un desarrollo equilibrado y sostenido.

11. En la dinámica de una renovación general del Sistema de Naciones Unidas es necesario subrayar la importancia del respaldo político que los Estados miembros deben brindar en todo momento al Secretario General para el ejercicio independiente de sus funciones, que le permita asegurar el fiel cumplimiento de los principios y objetivos de las Naciones Unidas. Para tal efecto, conviene facilitar el papel dinámico de carácter político que debe cumplir el Secretario General conforme el artículo 99 de la Carta. La imparcialidad y el equilibrio que demandan las tareas del Secretario General sólo se logran si éste cuenta con los medios adecuados para emprender actividades, de manera expedita y eficaz, en todos los órdenes y, en particular, en pro de la paz y la seguridad internacionales.

12. Una Secretaría eficiente y adecuada a las nuevas realidades resulta indispensable. Esto implica ajustes de carácter administrativo acordes con las exigencias y requerimientos de una actividad particularmente compleja como lo es la de las Naciones Unidas. En tal sentido, debe darse especial atención a la estructura, conformación e integración de los cuadros directivos de la Organización para racionalizar las tareas del Secretario General y lograr mayor eficiencia, coordinación e interacción en los niveles superiores.

13. Las Actividades Operacionales de las Naciones Unidas constituyen un pilar esencial de la cooperación internacional. Tales actividades deben preservar su carácter universal multilateral, neutral, abierto y flexible para responder a las necesidades de todos los países en desarrollo, de conformidad con prioridades establecidas en función de criterios de desarrollo cuya definición es exclusiva responsabilidad de cada uno de los receptores de la cooperación. Resulta primordial que el criterio rector de las actividades operacionales orientadas al desarrollo no se caracterice por un enfoque simplemente asistencialista sino que, especialmente, atienda los requerimien-

tos de aquellos países en desarrollo que, como los de nuestra región, requieren prioritariamente apoyo que contribuya a sostener sus procesos de desarrollo.

14. En el contexto de las metas establecidas por las Naciones Unidas en la Estrategia Internacional para el Desarrollo, apoyaremos plena mente los esfuerzos en curso para reafirmar el papel rector del Ecosoc mediante la aplicación de las resoluciones recientemente adoptadas por la Asamblea General y participaremos en la elaboración de otras iniciativas complementarias tendientes a vigorizar el papel de las Naciones Unidas en el vasto campo de la cooperación para el desarrollo.

15. Al ser cada vez más complejas y variadas las actividades de la Organización, resulta necesario mejorar su eficacia y eficiencia entendiendo estos conceptos como el cumplimiento de mandatos legislativos con la apropiada asignación y óptimo uso de los recursos financieros y humanos. Para poder evaluar los medios y el cumplimiento de los objetivos se requieren políticas más orientadas a la acción, y, el establecimiento de un sistema de responsabilidad administrativa para los funcionarios y organismos especializados. De otra parte, los objetivos de eficacia y eficiencia implican la revisión del funcionamiento y la composición de las entidades subsidiarias, buscando optimizarlas como instrumentos para los fines que se ha trazado la Organización.

16. La posibilidad de que las Naciones Unidas respondan a los nuevos retos exige, obviamente, garantizar su solidez financiera. Debe asegurarse que la capacidad de pago sea efectivamente principio rector en la distribución de los gastos. En este contexto, se deben acordar y aplicar mecanismos para propiciar mayores aportes de aquellos países que estén en condiciones de hacerlo, evitando imponer obligaciones pesadas a los países que sufren dificultades mayores con el pago de sus deudas externas, además de alcanzar un mejor equilibrio entre el presupuesto ordinario y los recursos extrapresupuestales y obtener el pago oportuno y complejo de las contribuciones de todos los Estados Miembros y una mayor eficiencia en la programación y la ejecución del gasto.

17. El sistema internacional que está surgiendo del dinámico proceso de concentración y redistribución del poder no debe desvirtuar los principios que orientan a las Naciones Uni-

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das y el carácter multilateral que debe inspi- por otra de naturaleza similar. Habiéndose rar todas sus acciones. Al término de la guerra superado el enfrentamiento Este-Oeste, las fría, la comunidad internacional tiene espe- Naciones Unidas deben dar prioridad hoy a ranzas renovadas en poder concretar un cam- relaciones Norte-Sur, que constituyen el bio fundamental en la concepción y práctica punto central de la agenda multilateral actual d las relaciones entre los países. Este mo- futura mentó nos ofrece una oportunidad histórica para llevar a cabo los ideales que inspiran la Carta de San Francisco. Para que esto ocurra, no se debe sustituir una relación conflictiva 27 de agosto de 1991

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