El conocimiento situado

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Filosofía de la ciencia por EulNia Pérez Sedeño Eulalia Pérez 5edefio es profosora de investigación en el departamento de ciencia tecnolog a y sociedad del Instituto de ~ilosotia del CSIC El conocimiento situado Los enfoques feministas arrojan luz sobre la importancia del contexto enla construcción del conocimiento científico E l feminisnlo ha COlltribuidode luane ra fundmnental a cambiar el modo de entender la ciencia y la tecnología. Como mo~ilniento político, se ha preocupado por mejorar la sitnaeión de las mujeres en la ciencia, que exhibediscrilninaciones terri- toriales (las nmjeres se concentran en dis- ciplináis supuestamente «felneninas>,)y je- rárquicas (pocas acceden a la parte superior de la escala). Cmno teoría, el fe- minismo ha protagonizado la crítica inás completa,au nqoe no la única, a la concep- ción clásica de la ciencia y la tecnología. Aunque las aproximaeiones feministas a la ciencia son múltiples y variadas, todas coinciden en su crítica a la supuesta neutralidad y obje- tividad de la ciencia, nocio- nes ambas sustentadas en ciertos principios de la filoso- fía tradicional de la cimmia, que servían para delimitar las tareas de la filosofía de la cien- cia frente a otras disciplinas. Un() de esos principios tra- dicionales era la distinción en- tre ~<heehos>> y «valores,,. Se trata de una distinción dicotóini- ca, excluyentey jerárquica, pues consideraba que los hechos per- tenecían a una categoría superior a la de los valores. Así, la filosofía de la ciencia debía ocuparse solo de los enunciados acerca de <do quees~>, mientras que los juicios de valog sobre Mo que debe ser,>, que- daban relegados a otro dominio. Otro principio tradicional corresponde a la distinción entre ~<contexto de descn- brimientm, y «contexto de justiñeaeiól>. En el primero intervienen aquellos facto- res que influyen en los investigadores cuando estos establecen las hipótesis o prácticas científicas; al segundosolo le importa o le interesa la confirmación o refutación de las hipótesis científicas (a partir de las pruebas y el razonamiento). La filosofía de la ciencia dmninantedu- rante gran parte del siglo xx se centró solo en el contexto de justificación. Conside- raba que ese proceso distinguía a la cien- cia de cualquier otra actividad y generaba la objetividad caraeteristica del conoci- miento científico, basada en la neutrali- dad, la autonomíay la imparcialidad. Que la ciencia sea neutral significa que las teorías no implican ni presupo- nen juicios sobre valores no cognitivos, es decir, que la ciencia no sirve a unos valores más que a otros. Que sea autó- nomaquiere decir que no está influida por valores o movimientossociocultura- les o politicos. Y que sea imparcial impli- ca qne el único criterio para aceptar o refiKar una teoría científica son las prtle- bas objetivas, no los valores. Así, se dis- tingue entre valores cognitivos (o cpis- témicos) y valores no cognitivos (o con- textuales). Los primeros se hallarían en la base de las reglas metodológicas que determinan lo que constituye una prác- tica científica aceptable (contexto de jus- tificación). Los segundos perteneeerían al ámbito cultural y social en el que se desarrolla la actividad científica (contex- to de descubrimiento). La reflexión feminista sobre la ciencia pone en cuestión esas dicotomías clásicas. Se nutre de las críticas a los métodos, hipótesis, teorias y prácticas científicas, de las lectu- ras feministas de la historia de la filosofía, de la investigación sobre psicología educativa y del análisis de los supuestos de la epistemología analítica tradi- cional. Desde esa óptica, han sido criticadas ciertas tesis de la sociobiología y, en fecha más reciente, de la psicología evo- lucíonista, así como otras so- bre el desarrollo, la conducta o la cognición, basadas en la endocrinología y la neurolo- gía. Dichascríticas han he che aparecer numerosas defieiencias metodológicas y de otro tipo. Fallos en el diseño experimental, su- puestos hasados en datos experimentales limitados, extra- polaciones insostenibles, manipulaciones técnicas y uso de argumentos falaces, en tre otros. Hallamos un ejemplo paradig mático en las afirmaciones que, basadas en ciertos hechos supuestamente univer- sales (com() la agresividad de los machos primates y el sometimiento de las hein- bras de esas especies) pretenden perpe- tuar el estatus de dominación y subordi- naciónde las mujeres y justificar su situa O.J.D.: E.G.M.: Fecha: Sección: Páginas: 20358 147000 01/03/2011 CIENCIA 36-37 Tarifa (€): 5481

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Filosofía de la cienciapor EulNia Pérez Sedeño Eulalia Pérez 5edefio es profosora de investigación

en el departamento de ciencia tecnolog a y sociedaddel Instituto de ~ilosotia del CSIC

El conocimiento situadoLos enfoques feministas arrojan luz sobre la importancia del contextoen la construcción del conocimiento científico

E l feminisnlo ha COlltribuido de luane

ra fundmnental a cambiar el modo deentender la ciencia y la tecnología. Comomo~ilniento político, se ha preocupado pormejorar la sitnaeión de las mujeres en laciencia, que exhibe discrilninaciones terri-toriales (las nmjeres se concentran en dis-ciplináis supuestamente «felneninas>,) y je-rárquicas (pocas acceden a la partesuperior de la escala). Cmno teoría, el fe-minismo ha protagonizado la crítica ináscompleta, au nqoe no la única, a la concep-ción clásica de la ciencia y la tecnología.Aunque las aproximaeionesfeministas a la ciencia sonmúltiples y variadas, todascoinciden en su crítica a lasupuesta neutralidad y obje-

tividad de la ciencia, nocio-nes ambas sustentadas en

ciertos principios de la filoso-fía tradicional de la cimmia,que servían para delimitar lastareas de la filosofía de la cien-cia frente a otras disciplinas.

Un() de esos principios tra-dicionales era la distinción en-tre ~<heehos>> y «valores,,. Setrata de una distinción dicotóini-ca, excluyente y jerárquica, puesconsideraba que los hechos per-tenecían a una categoría superiora la de los valores. Así, la filosofíade la ciencia debía ocuparse solode los enunciados acerca de <doque es~>, mientras que los juicios devalog sobre Mo que debe ser,>, que-daban relegados a otro dominio.

Otro principio tradicional correspondea la distinción entre ~<contexto de descn-brimientm, y «contexto de justiñeaeiól>.En el primero intervienen aquellos facto-res que influyen en los investigadorescuando estos establecen las hipótesis oprácticas científicas; al segundo solo leimporta o le interesa la confirmación o

refutación de las hipótesis científicas (apartir de las pruebas y el razonamiento).

La filosofía de la ciencia dmninante du-rante gran parte del siglo xx se centró soloen el contexto de justificación. Conside-raba que ese proceso distinguía a la cien-cia de cualquier otra actividad y generabala objetividad caraeteristica del conoci-miento científico, basada en la neutrali-dad, la autonomía y la imparcialidad.

Que la ciencia sea neutral significa quelas teorías no implican ni presupo-

nen juicios sobre valores no cognitivos,es decir, que la ciencia no sirve a unosvalores más que a otros. Que sea autó-noma quiere decir que no está influidapor valores o movimientos sociocultura-les o politicos. Y que sea imparcial impli-ca qne el único criterio para aceptar orefiKar una teoría científica son las prtle-bas objetivas, no los valores. Así, se dis-

tingue entre valores cognitivos (o cpis-témicos) y valores no cognitivos (o con-textuales). Los primeros se hallarían enla base de las reglas metodológicas quedeterminan lo que constituye una prác-tica científica aceptable (contexto de jus-tificación). Los segundos perteneeeríanal ámbito cultural y social en el que sedesarrolla la actividad científica (contex-to de descubrimiento).

La reflexión feminista sobre la cienciapone en cuestión esas dicotomíasclásicas. Se nutre de las críticas alos métodos, hipótesis, teorias yprácticas científicas, de las lectu-

ras feministas de la historia dela filosofía, de la investigaciónsobre psicología educativa y delanálisis de los supuestos de laepistemología analítica tradi-cional.

Desde esa óptica, han sidocriticadas ciertas tesis de lasociobiología y, en fecha másreciente, de la psicología evo-lucíonista, así como otras so-bre el desarrollo, la conductao la cognición, basadas en laendocrinología y la neurolo-gía. Dichas críticas han heche aparecer numerosasdefieiencias metodológicasy de otro tipo. Fallos en eldiseño experimental, su-puestos hasados en datos

experimentales limitados, extra-polaciones insostenibles, manipulacionestécnicas y uso de argumentos falaces, entre otros. Hallamos un ejemplo paradigmático en las afirmaciones que, basadasen ciertos hechos supuestamente univer-sales (com() la agresividad de los machosprimates y el sometimiento de las hein-bras de esas especies) pretenden perpe-tuar el estatus de dominación y subordi-nación de las mujeres y justificar su situa

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Juan
Resaltado
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ción social: no solo se comete una falacialógica (el paso del es al debe), sino unaextrapolaeión insostenible.

Estudios realizados desde el feminismohan mostrado que los valores eontextuales interaetúan con la práctica de la cien-cia y la tecnología de diversas maneras.En primer lugar, tienen un efecto canali-zador o rector sobre la investigación ysobre las decisiones políticas acerca de lasaplicaciones técnicas del conocimiento

científico. La conformidad o el conflictode esas prácticas científico-técnicas con

ciertos valores ha generado disonancias.Pensemos en el uso de la energía nuclear:algunos científicos están a favor; otros, encontra. Los (qnismo8 hechos,, se inteq~rc-tan de manera distinta en flmeión de losvalores y las prioridades.

Asimismo, los conllietos entre los va-lores éticos y los métodos de investiga-ción pueden hacer variar los protocolosmetodológicos, como sucede en el campode la investigación con animales seanhumanos o no--. Los valores eontextualespueden incluso determinar lo que hayque preguntar y lo que es mejor ignorarrespecto de un fenómeno dado. Y puedenafectar también a la descripción de lasobservaciones y los experimentos, asícomo a la selección de los datos y el tipode fenómenos que se quiere investigar.

Además de las críticas ya meneimm-das, los enfoques feministas se caracteri-zan por su escepticismo respecto de laposibilidad de una teoría general del co-nocimiento, que ignore el contexto socialy el estatuto de los sujetos que conocen.La teoria del conocimiento tradicional-mente ha partido de la base de que quienproduce conocimiento es un sujeto indi-vidual, genérico y autosufieiente, es decir,,~alslado,> de eondieionamientos externos,pura conciencia abstracta e ideal. Estesujeto, a veces//amado sujeto eartesiaim,ha sido entendido como nn <<sujeto uni-versal>,. Ello implica que todos los sujetosson intercambiables, es decir, quién seael sujeto concreto es irrelevante para elresultado del conocimiento.

Amén de inexistente, ese sujeto ineon-dieionado resulta engañoso y peligroso enlo que a sus consecuencias prácticas serefiere. Lo que se ha tomado por incondi-eionado y universal, en el fondo ha incor-porado rasgos epistémieos de cimqtos su-jetos concretos y ha ocultado o margina-do los de otros, con las consecuenciasmateriales y de distribución de poder queello conlleva. La pretendida imparciali-dad esconde una parcialidad que ha dado

primacía a los intereses, objetivos y valo-res de cierto grupo, o grupos, sobre los deotros (no solo mujeres, sino también ne-gros, indios, etcétera).

El feminismo crítica precisamente laidea de ese sujeto abstracto e incondicio-nado. No es real. Los eientlfieos no estánni trabajan aislados. Colaboran entre side manera sociahnente organizada y de-sarrollan su actividad en contextos socia-les, políticos e históricos concretos.

No existe, pues, un conocimiento obje-tivo pmveniente <*de ninguna parte>,. Todo

eonoeilniento lleva la marca de su autoro autora: es un conocimiento situado. Pero,además, el momento, lugar, o situación (de

«Conocimientos> nosigniñcaba lo mismoen la Babilonia delsiglo x a.C. que en

la Italia del siglo xvo en la China del

¯ perí donllSiilO o

todo tipo) en que alguien produce conoci-miento afecta a qué y cómo se conoce, esdecir, a qué denominamos conocimientoy, en definitiva, al contexto de justifica

ción. Dicho de otro modo, es diferente loque se consideraba eonochniento en laBabilonia del siglo x aC, en la Italia delsiglo xv o en la China del mismo período.Incluso hoc; el conocimiento que produ-cen las comunidades del centro difiere delque se genera en la periferia. Los eondi-cionantes de cada época y comunidadresultan determinantes. Y lo mismo pue-de decirse del género del sujeto, que puedeser epistemológicamente significativo,pues las relaciones políticas y socialesafectan a la capacidad de conocer y al con-tenido del conocimiento.

Si la actividad científica se correspon-de con un conjunto de prácticas sociales,la exclusión de ciertos grupos sociales su-polm necesariamente ulm limitación, nosolo epistemológiea, sino tmnbién po]Ri-ca. Como todo movimiento político, elfeminismo siempre ha tenido entre susprincipales preocupaciones el rol del po-der y sus conexiones con todos los aspec-tos de la vida social, incluida la ciencia. Sien la epistemología tradicional la neutralidad de la ciencia derivaba del carácterobjetivo del conocimiento, ahora la afir-mación del carácter situado del eonoci-

miento implica la imposibilidad de desli-gar el conocimiento de <dos heehos>~ de

los valores de los stdetos, es decir, la im-posibilidad de separar los valores episté-micos de los no epistémicos. Con ello sereconoce la introdueeión inevitable de lopolítico en el conocimiento.

El carácter político del conocimientono se observa solo en sus aplicaciones oen el modo en que se organizan las insti-

tuciones científicas, sbm también en suscontenidos y afirmaciones. Ello no signi-fica que el feminismo abogue por el rela

tivismo o por una epistemología del ~<todovale~~, pues también al feminismo le inte-resa tener criterios para defender tinasteorías y unas prácticas frente a otras.

La objetividad que propmm el enfoquefeminista viene dada por la discusión y

evaluación, dentro de la comunidad, delos supuestos implíeitos en las observa-ciones y en los razonalnientos, en la pre-ferencia por cierta hipótesis en lugar deotra o en la consideración de que ciertosmétodos, eu vez de otros, son los adecuados para resolver determinados proble-mas. Una discusión crítica que debe ha-cerse en igualdad de condiciones entretodos los miembros de la comunidad y sinque unos detenten más autoridad queotros, pues en ciencia, en principio, todoes revisable.

Para ello, nuestra ciencia debe ser sen-sible al contexto y a los sesgos culturales,debe estar alerta ante el antropmnorfis-mo y el etnoeentrismo. Tiene que respetar la naturaleza y desarrollar una éticade la cooperación con ella, a la par quedebe alejarse de] reduecionismo. Solo asese logrará una comunidad científica di-versa, accesible e igualitaria, que efectúesin trabas la crítica intersn[~ietiva que nosproporoionará un cmrocimiento fiable. Siqueremos descubrir los supuestos implí-citos en la ciencia, deberemos contar contantos puntos de vista como sea posible.La ciencia occidental no puede lograr esa

interacción completa, esta nueva formade objetividad, sin integrar plenamentea las mujeres.

PARA SABER NÄS

Qencia y feminismo. Sandra Harding. Ed. Morata: Madrid,t986Science and social knowledge. Nelen Lo@no Princeton Oni-versi~v Pres~; Prince~on, 1~9~Feminista and philosophy of science. E[izabeth PotterRoutledge; Londres y Nueva York. 2006Nitos, creencias, valores: cómo hacer más «cientiflca» laciencia; c6mo hacer la realidad más ~<real». Eulalia PérezSedeño en Isegorl?,. n."38. 2008 Disponible en isegoria.revis-tas.csices/index.php/isegoria/ar tide/view/404/405

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