FILOSOFIA MEDIEVAL

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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIAES ESCUELA ACADEMICA PROFESIONAL DE CIENCIAS CONTABLES Y FINANCIERAS TEMA: FILOSOFIA MEDIAVAL INTEGRANTES: - ANDRADE FARIAS, PAUL - HUERTA MANCILLA, LOURDES - ECHEVARRIA ARANZA,HILARY - SANTANA ESPINOZA, MILAGROS - SULLCAHUAMAN ANDRADE, MICHELLE - VASQUEZ TORRES , LESLIE CURSO: ETICA DE CONTADOR CICLO: VI TURNO: NOCHE -2015-

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FILOSOFIA

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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIAES

ESCUELA ACADEMICA PROFESIONAL DE CIENCIAS CONTABLES Y FINANCIERAS

TEMA:

FILOSOFIA MEDIAVAL

INTEGRANTES:

- ANDRADE FARIAS, PAUL - HUERTA MANCILLA, LOURDES- ECHEVARRIA ARANZA,HILARY- SANTANA ESPINOZA, MILAGROS- SULLCAHUAMAN ANDRADE, MICHELLE- VASQUEZ TORRES , LESLIE

CURSO:

ETICA DE CONTADOR

CICLO:

VI

TURNO:

NOCHE

-2015-

INTRODUCCION

La filosofía Medieval viene del pensamiento occidental por una religión, el

CRISTIANISMO. Desde la aparición del Cristianismo, la filosofía se va a

constituir como discusión en torno a dos fuentes de conocimiento distintas: FE

y RAZON. La confrontación entre estas dos actitudes ante el hombre y ante el

mundo, entre las exigencias de la fe y las imposiciones de la razón, contribuyen

a generar un ambiente que conformará una filosofía con sentido propio. El

triunfo del Cristianismo o cuando menos, su equiparación intelectual con la

filosofía griega durante el imperio romano, se debe a unos cuantos cristianos

cultos que tomaron una posición frente al pensamiento pagano y que crean lo

que se puede llamar FILOSOFIA CRISTIANA. La culminación de este proceso

de enfrentamiento podemos encontrarla durante el siglo V en el pensador de

Hipona, SAN AGUSTIN.

FILOSOFÍA MEDIEVAL

1. ORIGEN

Tienen lugar en el resurgimiento del cristianismo enfrentado a la filosofía que

predominaba en el Imperio Romano. El periodo helenístico (desde la muerte de

Alejandro Magno en 323 a.C. hasta la batalla de Actium en el año 31 a.C.) se

interrumpe por la victoria de Roma. Se impone el Imperio Romano hasta el

siglo V en que acaba sucumbiendo ante los bárbaros.

En el ámbito cultural convive coexisten el latín y el griego como idiomas de la

filosofía, pero poca gente sabe leer y escribir y aún menos son bilingües. El que

esté el idioma griego favorece a la filosofía, de hecho en el Imperio se

prolongan y se desarrollan las escuelas helenísticas griegas. El acontecimiento

cultural de mayor trascendencia para la historia de occidente fue la aparición y

expansión del cristianismo, es decir, su triunfo definitivo como religión del

mundo mediterráneo.

El primer contacto entre cristianismo y filosofía griega fue hostil. Poco a poco

se asimilará la filosofía griega por buena parte de los apologetas cristianos, lo

que van a tomar de los griegos sobre todo, van a ser los conceptos y

categorías teóricas (vocabulario, tecnicismos, lenguaje, etc.).

El cristianismo introduce a Dios en la historia del ser humano como su creador,

como providente y como hombre dentro de la historia, en un lugar y en un

momento preciso. De esta manera Dios es el centro de la historia humana, lo

que es una novedad, impensable dentro de la filosofía griega.

2. PROBLEMAS FUNDAMENTALES

Los problemas fundamentales en esta época son la relación entre la fe y la

razón, la naturaleza y existencia de Dios, los límites del conocimiento y la

libertad en el hombre, la naturaleza de los universales y la individuación de las

sustancias divisibles e indivisibles.

3. CONTEXTOS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

Recibe el nombre de filosofía medieval la que se produce desde la caída del

Imperio romano en Occidente (476) hasta la toma de Constantinopla por los

turcos (1453). Se trata de un largo periodo caracterizado por importantes

acontecimientos históricos, sociales, políticos, culturales y científicos. En el

plano cultural, Occidente pierde el conocimiento de la lengua griega y de gran

parte del legado filosófico científico antiguo. De la mano de la Iglesia comienza

la construcción de una sapentia cristiana unitaria con el dogma cristiano,

principio y fin de la reflexión.

Dos son los periodos que representan la filosofía medieval: la Patrística y la

Escolástica. Agustín de Hipona y Tomás de Aquino son, respectivamente, los

autores que culminan ambos periodos.

- Patrística

Pasó el cristianismo de ser una religión perseguida en sus orígenes a

convertirse en la religión del imperio romano. En un primer momento, los

cristianos tuvieron que resignarse ante las persecuciones políticas y los

ataques de los intelectuales de la época (Marco Aurelio o Juliano los

acusaban de intolerantes y sectarios). Los primeros cristianos

menospreciaban todo lo mundano, enfatizando religiosamente la cercanía

del reino de Dios y sin prestar mucha atención a los problemas filosóficos.

Es la etapa de los Padres apostólicos, en los dos primeros siglos de nuestra

era. Cuando las persecuciones aumentaron, los llamados Padres apologetas

intentaron preservar sus derechos como ciudadanos romanos. En defensa

de su fe y con la intención de propagarse, asimilaron la cultura greco-romana

para hacer razonables sus propuestas. Así, San Justino, martirizado en

Roma en el año 165, valora la filosofía griega por su carácter de "revelación"

previa a la venida de Cristo y destaca, por ejemplo, la santidad de filósofos

como Sócrates, mártir griego de la verdad.

A partir del siglo III fechamos la aparición de los llamados Padres de la

Iglesia (hasta el siglo VIII), formando dos grupos diferenciados: el oriental o

alejandrino (en lengua griega: Orígenes, Clemente) y el occidental (en

lengua latina: San Agustín, Tertuliano).

En el año 313 se promulga el edicto de Milán, por el que Constantino el

Grande hacía oficial la libertad de culto y permitía a los cristianos la posesión

de bienes. En el 380, el emperador Teodosio convierte el cristianismo en

religión oficial y empieza a perseguirse el paganismo. A su muerte es

irreversible la caída del Imperio (que en el 395 queda definitivamente

dividido) bajo la presión de los bárbaros.

La vida de San Agustín (354-430) transcurre entre estos últimos

acontecimientos. El saqueo de Roma en el 410 por Alarico le empujó a

escribir La ciudad de Dios, obra apologética contra quienes culpaban de la

desgracia de Roma a la cristianización del Imperio.

Alejandría será el centro cultural más destacado de todo este periodo, con

su famosa biblioteca y la dedicación a las ciencias de entonces: la

astronomía con Ptolomeo, la medicina con Galeno, la matemática con

Nicómaco o la Historia con Plinio.

- Escolástica

El momento culminante de la Escolástica hay que situarlo en el siglo XIII.

Santo Tomás (1225-1274) pertenece a esta época (conocida como Baja

Edad Media, que abarca desde la mitad del siglo XI hasta finales del siglo

XV). Es un momento importante en la política medieval, donde comienzan a

esbozarse los Estados de la Europa moderna coincidiendo con el

fortalecimiento y centralización del poder real frente a los poderes feudales

(el clero y la nobleza), provocando la escisión y la crisis en la unidad del

imperio. Durante este siglo y parte del siguiente el papado (desde Inocencio

III a Bonifacio VIII) intentará, sin éxito, recuperar la hegemonía teocrática de

una cristiandad políticamente dividida entre emperadores de un imperio

fragmentado (Federico I y II en Alemania), monarquías de naciones

independientes (Castilla, Aragón, Francia, Inglaterra) y una Iglesia que

perdía progresivamente su poder centralizador.

Las ciudades gozan, en la época, de gran prosperidad, reapareciendo una

vida urbana tras siglos de dispersión rural. Crecen bajo la seguridad de

enclaves fortificados y con políticas dispares. Progresa en ellas el

intercambio comercial de excedentes agrícolas, se estabiliza el uso de la

moneda (se crea la banca y las letras de cambio) y se consolidan las

organizaciones artesanales o gremios. Son muchos los campesinos y

comerciantes burgueses los que se enriquecen, generando nuevas

diferencias sociales y conflictos de intereses.

Tomás de Aquino vive esta época de litigios políticos y sociales, aunque no

sin problemas. Sus ideas e influencias filosóficas fueron consideradas

subversivas en algunos ambientes universitarios, como el de París. Fue en

Nápoles donde conoció la filosofía aristotélica. De ella extrae la idea de que

el hombre es un animal político y social por naturaleza. Los cambios políticos

en torno a las ciudades del final de la Edad Media sorprenden a un Tomás

de Aquino que busca elfundamento de la sociedad y su origen en una ley

natural (que establezca condiciones de igualdad orientadas al bien común y

la paz entre los miembros de la sociedad), fiel reflejo de la ley divina y eterna

que representa el Dios cristiano. Sto. Tomás prefiere la monarquía como

forma del gobierno terrenal: el rey tiene que ser en su reino lo mismo que el

alma en el cuerpo y que Dios en el mundo; por eso hay que reclamarle las

virtudes indispensables para su cargo.

Desde el siglo IX los estudiosos se congregaban en el entorno de los

monasterios y las catedrales (de estilo gótico: París, Chartres, Reims,

Colonia, Burgos, Toledo...), que se convirtieron en centros de formación

científica y cultural. Se fundaron así las escuelas monacales transmitiendo

un conocimiento basado en las Escrituras y la cultura greco-latina.

Paralelamente surgieron las escuelas catedralicias y, por escasez de

recursos, la educación acabó unificándose en las grandes ciudades con las

Universidades, a las que acudía el clero secular y regular de todas las

órdenes (franciscanos y dominicos) y de todas las provincias. La enseñanza

se impartía en latín y se estructuraba en grados: bachiller, licenciado,

maestro y doctor. La Universidad se convierte así en centro del desarrollo

cultural urbano, espacios de encuentro, controversia y formación de gentes

de todos los lugares. Las primeras fueron la de Bolonia (1119, aunque sólo

como centro de estudios jurídicos), París (1150, con estudios, ya sí, de

Teología y Filosofía), Oxford (1168), Cambrigde (1209), Palencia (1208),

Salamanca (1218), Nápoles (1224), Valencia (1245)... Tanto la corona como

el papado las fomentan por su interés político y como instrumento de poder

al servicio de la Iglesia. En este ambiente surge la Escolástica (de scholas,

"escuelas eclesiásticas"), cuyos métodos centraron la atención universitaria:

impartían sus enseñanzas alternando clases magistrales o lecciones (lectio)

y discusiones (disputatio). En estas últimas el maestro mantenía un debate

con los alumnos, se proponían tesis, y a continuación se examinaban todos

los posibles argumentos a favor y en contra. Y se enseñaban las siete

disciplinas que constituían las artes liberales: el trivium (gramática, lógica y

retórica) y el cuadrivium (geometría, aritmética, música y astronomía), como

preparación a las facultades de Filosofía, Derecho, Medicina y Teología.

Estamos ante la época del conocimiento ordenado, del orden medieval. Así

era el hombre del momento, no un soñador o un pensador errante, sino un

organizador, un codificador y un constructor de sistemas, donde era

imprescindible distinguir, definir y catalogar. Hasta la guerra estaba

formalizada por la heráldica y las reglas de caballería. O la pasión sexual por

un elaborado código del amor. Y la filosofía por una lógica dialéctica que

estructuraba la especulación (hasta casi asfixiarla). No gustaba más a los

medievales que clasificar y ordenar. Tomás de Aquino vive y participa de

este auge cultural de las Universidades. La estructura de sus lecciones y

argumentos evidencia esa pasión por el orden que comentábamos.

La relevancia que la razón tiene para Tomás de Aquino revela un interés por

superar las antiguas polémicas sobre el tema más importante de la filosofía

de la Edad Media: las prioridades entre razón y fe. Distinguir las verdades de

la primera de las verdades de la segunda era fundamental en la filosofía del

aquinate. Para ello había que superar el estrecho margen que ofrecía la

filosofía neoplatónica (San Agustín) en los principales asuntos del

pensamiento cristiano. Por eso la introducción de la filosofía aristotélica en el

universo escolástico enriqueció al saber de la época, tan anquilosado en los

últimos siglos.

En este sentido, uno de los factores más importantes del desarrollo del

pensamiento del XIII fue el prolífico contacto de los habitantes de Europa

occidental con árabes y judíos. En Europa poco se conocía de los griegos en

esta época tras las invasiones bárbaras: se conocía a Platón (y no muy

bien), pero no a Aristóteles. En cambio, los árabes y judíos sí estaban

familiarizados con la filosofía del peripatético y se interpretaba de la mano de

Averroes, Avicena o Maimónides. El contacto de los filósofos cristianos con

la filosofía de Aristóteles a través de estos hermeneutas (gracias a las

cruzadas, gracias también a la Escuela de Traductores de Toledo o gracias

a los hábiles y locuaces médicos árabes en las cortes de príncipes

cristianos) fue inminente. Santo Tomás lo conoció por estos autores e

incluso polemizó con ellos antes de que llegase la condena formal del

averroísmo.

4. PRINCIPALES CORRIENTES

Averroismo latino

Nace en Paris, donde sus seguidores llegan a ser expulsados de las

universidades. Proponen tres tesis:

El mundo es eterno y no creado (lo cual chocaba con el

cristianismo).

El alma individual no es inmortal sino perecedera y corruptible.

Solamente es inmortal el entendimiento único y mismo para toda

la humanidad (niega la salvación).

Existe una doble verdad: una teológica o de fe y otra filosófica o

de razón. (Esta tercera tesis es un intento desesperado de que

apareciera la razón autónoma frente a la fe, y supuso la condena

y expulsión de los averroístas).

Aristotelismo no averroísta

Está en contra de las tesis de los averroístas. Su mayor representante

es Santo Tomás de Aquino.

Esta corriente estaba convencida de que la filosofía aristotélica y el

cristianismo eran compatibles. Además admiten de la filosofía platónica

aquello que mejor cuadra con el cristianismo.

Nominalismo

Supone una crisis en la escolástica (postura intelectual defensora del

cristianismo).

La armonía del doble poder (político-religioso, emperador-Papa) se

rompe. El Imperio se divide y aparecen los Estados, que a su vez se

dividen en Principados. Acontece el Cisma de Occidente, en el que se

cuestiona la superioridad del Papa con respecto al Concilio, lo que

produce fuertes enfrentamientos dentro de la Iglesia.

Se distorsionan elementos de la filosofía griega para acercarlos al

cristianismo y además se desprecia a aquellos que no pueden ser

asimilados.

El padre del nominalismo es Guillermo de Ockham: proponía la

separación entre fe y razón, le daba mucha importancia a la ciencia.

Defiende a un Dios cristiano omnipotente. Resalta como atributo divino

la voluntad, e inaugura el nominalismo como corriente filosófica, es decir,

(nominalismo) “los nombres de las cosas son individuales”.

5. REPRESENTANTES DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

Pedro Abelardo (1079-1142)

Era francés de origen y su existencia fue apasionada y romántica. En la

discusión sobre los universales adopté una posición intermedia,

afirmando que la realidad de lo universal se manifiesta en la

individualidad de cada ser (universalia in rebus) y que las formas -ideas-

de las cosas existen de antemano en el espíritu divino como conceptos,

pero que estos conceptos divinos solamente pueden ser conocidos por

el hombre en las cosas y mediante el ejercicio de su propia razón.

Sus aportes más importantes fueron de carácter dialéctico. Sostiene

que, en materia religiosa, los puntos de vista o argumentos puramente

autoritarios deben sustituir por argumentos racionales, toda vez que la

razón nos fue dada para el bien, por lo cual no debemos desconfiar de

ella. Ser cristiano, afirma Abelardo, equivale a ser lógico. Este gran

pensador interpretó muchos dogmas y afirmaciones bíblicas en sentido

meramente simbólico. Así, la ascensión de Cristo significa para un

intelectual la elevación de las almas al plano de lo extraterreno. Afirmó,

además, que en el mundo intelectual no caben los conceptos puramente

materiales de un cielo o de un infierno.

También se ocupó Abelardo de la ética. En este terreno, su principal

afirmación es la de que el hombre solo peca cuando obra contra su

conciencia. La ley natural es anterior a toda revelación, es decir, la

norma moral antecede a creencia religiosa. Y el amor es la virtud que

nos salva y redime. De aquí que en su Diálogo entre un filósofo, un judío

y un cristiano, no llegue a ninguna conclusión sobre "la mejor" de las

religiones; en cambio, los interlocutores terminan poniéndose de acuerdo

partiendo de la ley moral, que nos obliga al amor hacia toda la

humanidad.

Como puede verse, las tesis de Abelardo -revolucionarias para su

época- han comenzado a ser aceptadas oficialmente por la Iglesia

Católica: Su modernidad hace de este gran pensador la figura más

importante del primer período escolástico.

San Agustín

Nació en Tagaste, Numidia, el año 354, murió obispo en la ciudad de

Hipona en el año 430. Es la figura más relevante de la Patrística oriental

y occidental. Acuñó una solución a toda la problemática de sus

antecesores, cerrando con ello la primera época de la filosofía medieval,

y ejerció extraordinario influjo en todo el pensamiento de occidente,

hasta nuestros días; en este sentido puede situarse al comienzo de la

edad media, abriendo nuevos cauces por donde habría de discurrir la

filosofía de los más grandes pensadores medievales, desde San

Anselmo hasta Duns Escoto, pasando por Santo Tomás.

Conocido el objeto hacia el que atiende para lograr la verdadera

felicidad, que es la eterna bienaventuranza, el hombre pretenderá

alcanzarlo por todos los medios; pero ello no será posible si no se añade

al propio esfuerzo personal la ayuda de Dios. Para San Agustín dicha

ayuda reviste dos modalidades: La fe y la iluminación.

• La fe: Nadie puede alcanzar la felicidad si no posee el auxilio de la

fé que limpia el corazón. De esta manera San Agustín hace un análisis

de la creencia que distingue de la credulidad, y en ella advierte, como

elementos constitutivos, un acto del hombre con asentimiento, que es la

fe propiamente dicha, una verdad a la que es objeto la creencia, y una

autoridad que garantiza la verdad aceptada. La autoridad y el objeto de

la creencia hacen que unas cosas puedan ser admitidas por la fe

(credibilidad); y otras tengan que serlo necesariamente (creenda). Estas

últimas son las verdades reveladas por la fe verdadera que es un don de

Dios, fundamentada por Cristo, alcanzada por la inteligencia, procedente

de la voluntad libre y movida por el amor. Es lo que San Agustín ha

llamado la fe con obras, que es la única fe que puede conducirnos a

Dios. La fe de proceder a la razón por cuanto es precisa para la

purificación de la mente, es guía de la razón y fuente de conocimiento.

Pero a su vez, para que el objeto de nuestra fe sea credendus, es

preciso que esté justificado racionalmente, pues el cristiano no da su

consentimiento a cualquier cosa, sino aquello que debe ser creído. En

este sentido, son pruebas ciertas de la credendidad de nuestras

creencias el cumplimiento de las profecías, la veracidad de Cristo y se la

sagrada escritura, el testimonio de los mártires y la pureza de la vida

cristiana.

• La iluminación: el hombre, según san agustín, posee una ceguera

ingénita del espíritu humano no tiene la luz por sí mismo, sino que existe

cierta región incomutable de la luz y de verdad, y cuanto el espíritu se

aparta de ella, se siente oscurecido; cuando se acerca, es iluminado. la

luz misma, por la cual son iluminadas todas las cosas, es dios mismo,

como dice el evangelio de san juan: dios es la luz y en el no existen

tinieblas. la iluminación divina se lleva a cabo de tres modos diversos: a

través de cristo, a través de la mente y a través de las cosas.

Cristo es la fe y a través de la fe dios ilumina al hombre. si la fe

permanece en nosotros, cristo permanece en nosotros. y desde dentro,

cristo nos ilumina para que comprendamos lo que ya creemos y "así

ilumina la fe al ojo del corazón.

Por la mente dios ilumina al hombre mediante los primeros principios

impresos en ella.

También se efectúa la iluminación a través de las cosas que componen

el mundo porque dios ha impreso en él la misma razón sempiterna e

inmutable por la cual lo hizo y, mediante ella el espíritu es advertido por

los sentidos para que se ejercite el entendimiento y pueda alcanzar a

dios invisible a través de su obra visible.

La filosofía, dice san agustín con pitágoras, es amor a la sabiduría y

como la sabiduría es dios, sólo es verdadero filósofo el que ama a dios.

Tanto la fe como la iluminación son dos modos de derramarse en el

nombre de la gracia divina. la redención de cristo es la prueba más

eficiente, sostendrá san agustín, de que el hombre por su propio

esfuerzo no puede ni merece la gracia, en que se resume toda la ayuda

de dios al hombre: la gracia precedente, que concede al hombre la

fuerza de obrar bien, y la gracia consecuente, o la recompensa de la

bienaventuranza en la vida eterna.

San Anselmo de Cantorbery (c. 1033-1109)

Teólogo, filósofo y Doctor de la Iglesia, que propuso una teoría sobre la

existencia de Dios que todavía hoy se sigue debatiendo.

Nació en Aosta (norte de Italia) en el seno de una familia acomodada. En

1060 ingresó en el monasterio benedictino de Bec (Normandía), donde

era abad el religioso y erudito Lanfranco. Cuando, en 1070, éste fue

nombrado arzobispo de Canterbury por el rey de Inglaterra Guillermo I el

Conquistador, Anselmo le sustituyó al frente del monasterio. Durante

estos años alcanzó un gran prestigio por sus conocimientos y piedad, y

sus monjes le animaron a que pusiera por escrito las meditaciones en

que basaba sus enseñanzas. De esta manera redactó Monologium

(1077), en el que, reflejando la influencia de san Agustín de Hipona,

presentaba a Dios como el Ser más supremo e investigaba sobre sus

atributos. Animado por la acogida que tuvo su obra, continuó con su

proyecto de comprensión de la búsqueda de fe, concluyendo Proslogium

(1078), donde presentaba lo que en el siglo XVIII llegó a conocerse

como el argumento ontológico de la existencia de Dios. Sostenía que

incluso quienes dudaban de la existencia de Dios habrían de observar

cierta comprensión sobre lo que dudaban: es decir, comprenderían a

Dios como un ser del que no se puede pensar algo más grande. Puesto

que es más grande existir fuera de la mente que sólo en la mente, un

escéptico que negara la existencia de Dios estaría incurriendo en una

contradicción, ya que estaría afirmando que es posible pensar en algo

más grande que en un ser del que nada más grande se puede pensar.

De aquí que, por definición, Dios existe.

La crítica básica al argumento de san Anselmo es que no se puede

deducir la existencia fuera de la mente de nada, analizando su

definición. Ya en su época, el monje Gaunilón de Marmoutier puso

objeciones a su razonamiento, como más tarde lo harían santo Tomás

de Aquino e Immanuel Kant. Sin embargo, René Descartes, Baruch

Spinoza, Gottfried Wilhelm Leibniz y algunos pensadores

contemporáneos han emitido razonamientos similares.

En 1093, Anselmo fue llamado para suceder a Lanfranco como

arzobispo de Canterbury. Desde esta dignidad participó en una época de

grandes conflictos con Guillermo II el Rojo, sucesor de Guillermo I el

Conquistador en el trono de Inglaterra, sobre la independencia de la

Iglesia del poder regio. Tanto durante su estancia en Inglaterra como en

su posterior exilio italiano, san Anselmo estuvo siempre enfrentado con

los poderes seculares. A pesar de ello, continuó sus reflexiones

teológicas, escribiendo Cur Deus Homo, un estudio sobre la encarnación

y crucifixión de Jesucristo como una forma de expiación del pecado.

En 1100, cuando Enrique I heredó la corona inglesa, Anselmo regresó a

Canterbury, siendo posteriormente desterrado, de nuevo, por sus

continuas controversias con el Rey. Hasta 1106 no regresó a

Canterbury, donde vivió hasta el día de su fallecimiento, ocurrido el 2 de

abril de 1109. Fue canonizado en 1163 y declarado Doctor de la Iglesia

en 1720. Su festividad se celebra el 21 de abril.

Duns Escoto, Juan (c. 1266-1308)

Teólogo y filósofo escocés, creador de la escuela escolástica llamada

escotismo. Nacido en Duns, Lothian, Duns Escoto entró en la orden

franciscana y estudió en las universidades de Oxford y París. Más tarde

impartiría clases en ambos centros sobre las Sentencias, el manual

teológico básico del teólogo italiano Pedro Lombardo. En 1303 se exilió

de París por negarse a apoyar a Felipe IV, rey de Francia, en su disputa

con el papa Bonifacio VIII sobre la los impuestos con que se gravaban

las propiedades de la Iglesia. Después de un breve exilio Duns Escoto

volvió a París, donde enseñó hasta 1307. A finales de ese año fue

enviado a Colonia, donde dio clases hasta su muerte, el 8 de noviembre

de 1308. Sus escritos más importantes son las dos colecciones de

Comentarios sobre las Sentencias y los tratados Cuestiones quodlibetic,

Cuestiones sobre metafísica, y Sobre el principio primero. A causa de su

intrincado pero hábil método de análisis, en concreto en su defensa de la

doctrina de la Inmaculada Concepción (que el papa Pío IX definió como

dogma de la Iglesia católica en 1854), se le conoce como Doctor Subtilis

(en latín, 'doctor sutil').

En su sistema de filosofía Duns Escoto analizó con precisión los

conceptos de causalidad y posibilidad en un intento de establecer una

prueba rigurosa de la existencia de Dios, el ser primero e infinito. No

obstante, mantenía que para conocer la verdad en toda su amplitud y

cumplir con el propio destino eterno no debe limitarse a hacer uso de las

intuiciones derivadas del conocimiento natural o la filosofía, sino que

también debe intentar conocer y aceptar la revelación divina. La

revelación complementa y perfecciona el conocimiento natural, y, en

consecuencia, no puede haber contradicción entre ellos. Para Duns

Escoto, teología y filosofía son disciplinas distintas y separadas; sin

embargo, se complementan, porque la teología recurre a la filosofía

como una herramienta. En su opinión, el interés primordial de la teología

es Dios, considerado desde el punto de vista de Su propia naturaleza,

mientras que la filosofía sólo apela a Dios en la medida en que Él es la

causa primera de las cosas. Al considerar la naturaleza de la teología

como una ciencia, sin embargo, Duns Escoto se apartó de forma clara

de su precursor dominico, santo Tomás de Aquino. Mientras santo

Tomás definía la teología primero y ante todo como una disciplina

especulativa, Duns Escoto abordaba la teología como una ciencia

práctica, interesada en cuestiones teóricas sólo en la medida en que

éstas se plantean como fin el salvar almas a través de la revelación.

Argumentó que mediante la fe una persona puede conocer con absoluta

certeza que el alma es incorruptible e inmortal; la razón puede

argumentar con verosimilitud la existencia de tales cualidades del alma,

pero no puede probar que existan con exactitud.

Como santo Tomás, Escoto fue un realista de la filosofía, pero se

distinguía de éste en ciertas materias básicas. El principal punto de

diferencia entre ellos está relacionado con sus ideas de la percepción.

Duns Escoto mantenía que una comprensión directa, intuitiva, de las

cosas concretas se obtiene tanto a través del intelecto como de los

sentidos. Aquino, por otro lado, sostenía que el intelecto no conoce por

sí mismo la singularidad de las cosas materiales sino sólo las

naturalezas universales abstraídas a su vez de las percepciones.

Duns Escoto afirmaba que los universales no tienen una existencia

separada de la mente humana, sino que cada cosa separada o 'singular'

posee una naturaleza distinta hacia el exterior que comparte con otras

cosas de la misma clase. Este hecho, pensaba, suministra el

fundamento objetivo de nuestro conocimiento sobre las verdades

esenciales. Siguiendo la tradición franciscana establecida por el teólogo

italiano San Buenaventura, Duns Escoto recalcó la primacía de la

libertad humana y de los actos de amor sobre el intelecto. Evitaba una

visión arbitraria o voluntarista de los actos de Dios, aunque advertía al

mismo tiempo que la existencia actual de las cosas depende de una

decisión libre tomada por Dios, y sostenía que las obligaciones morales

dependen de la voluntad de Dios. Esa voluntad, enseñaba, es libre por

completo y no estaba formada o determinada por motivos concretos.

Dios ordena una acción no porque él vea que es buena, como afirmaba

santo Tomás, sino que la hace buena al ordenarla.

Duns Escoto fue uno de los más profundos y refinados teólogos y

filósofos medievales conocidos por su filiación escolástica. Durante

muchos siglos después de su muerte, sus seguidores, llamados

escotistas, estuvieron en conflicto con los adeptos de santo Tomás, que

eran llamados tomistas

Ockham (c. 1285-c. 1349)

Conocido como Doctor Invincibilis (en latín, ‘Doctor invencible’) y

Venerabilis Inceptor (en latín, ‘Venerable iniciador’), filósofo inglés y

teólogo escolástico, considerado el mayor representante de la escuela

nominalista, la más consistente y directa rival de las escuelas tomista y

escotista.

Nació en Surrey, Inglaterra. Entró en la orden de los franciscanos y

estudió y enseñó en la Universidad de Oxford desde 1309 hasta 1319.

Acusado por el papa Juan XXII de impartir enseñanzas peligrosas,

permaneció en arresto domiciliario desde 1324 hasta 1328 en el palacio

papal de Aviñón (Francia) mientras se sometía a examen la ortodoxia de

sus escritos. Se alió con los franciscanos contra el papa en una disputa

sobre lapobreza de la orden y huyó a Munich en 1328 para acogerse a la

protección de Luis IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico,

que había rechazado la autoridad pontificia en asuntos políticos.

Excomulgado por el Papa, Ockham escribió contra el papado y defendió

al emperador hasta que este murió en 1347. El filósofo murió en Munich,

mientras intentaba lograr una reconciliación con el papa Clemente VI.

Ockham alcanzó la fama como alguien que aplicó la lógica de forma

rigurosa para mostrar que muchas creencias de los filósofos cristianos

(por ejemplo que Dios es uno, omnipotente, creador de todas las cosas,

y que el alma humana es inmortal) no se podían probar mediante la

razón filosófica o natural, sino tan sólo a través de la revelación divina.

Su nombre se atribuye al principio de economía en lógica formal,

conocido como ‘la navaja de Ockham’, según la

cual las entidades no tienen que ser

multiplicadas sin necesidad.

Santo Tomás (c. 1225-1274)

Creó uno de los sistemas filosóficos más completos en la historia del

pensamiento occidental; al modo de una catedral gótica, con su

arquitectura elegante y racional, espigada hacia el cielo, cada concepto

está en el lugar que le corresponde, encaja perfectamente con los

demás, los soporta, y en su interrelación da lugar a un modelo del

mundo pocas veces igualado por otra filosofía. Claro seguidor de

Aristóteles, Santo Tomás logra de un modo sorprendente hacerlo

compatible con la doctrina cristiana, razón que sin duda explica el éxito

que pronto tuvo en toda la cultura cristiana medieval y moderna. No es

menor mérito de Santo Tomás el equilibrio que parece lograr entre la

razón y su ejercicio y la fe y su práctica; los dos ámbitos le interesaron,

aunque, sin duda, el motor de su extraordinario esfuerzo filosófico fue la

experiencia religiosa que siempre le acompañó. Por su relevancia e

influencias en la historia de la filosofía y, más aún, por mostrarnos una

posibilidad del pensamiento (acercarse a lo sagrado y absoluto), Santo

Tomás es un filósofo imprescindible para todo aquél que se atreva a

pensar con radicalidad la vida humana y el mundo.

Las fuentes de la síntesis tomista: La filosofía de Santo Tomás es

tributaria de una larguísima tradición histórica. En algún sentido puede

decirse que el tomismo nace de la confluencia de las grandes corrientes

de pensamiento que cruzaron la antigüedad y el medievo: platonismo y

aristotelismo, helenismo y arabismo, paganismo y cristianismo, sin

olvidar otras corrientes secundarias, como la filosofía hebrea. Habiendo

nacido en un momento histórico bien concreto y teniendo el sello

cristiano medieval, el pensamiento de Tomás de Aquino es un

pensamiento esencial y dialogante. No le importó enfrentarse a los

prejuicios de su tiempo y se mostró siempre abierto a toda aportación

valiosa, dando acogida a toda partícula de verdad, sin importarle que

ésta procediera de filósofos paganos, griegos, hebreos o musulmanes.

Ese era el auténtico espíritu de Tomás de Aquino y, probablemente, una

de sus más valiosas herencias. Su obra constituye un esfuerzo por

integrar en un sistema simple, pero coherente, el legado de sus

antecesores. En este sentido, conviene señalar que su pensamiento no

es la simple suma de elementos de sus predecesores, sino que

constituye un sistema propio cuya nota distintiva y original es su noción

filosófica del ser, la cual recorre y vertebra el conjunto de su

pensamiento.

Razón y fe: Santo Tomás de Aquino replanteará la relación entre la fe y

la razón, dotando a ésta de una mayor autonomía. El punto de partida

externo de la filosofía de Santo Tomás fue la necesidad de distinguir la

razón de la fe, y también la de ponerlas de acuerdo.

La teoría del conocimiento: Santo Tomás no se ocupó específicamente

de desarrollar una teoría del conocimiento, del modo en que se ocuparán

de ello los filósofos modernos. Al igual que para la filosofía clásica, el

problema del conocimiento se suscita en relación con otros problemas

en el curso de los cuales es necesario aclarar en qué consiste conocer.

En el caso de santo Tomás esos problemas serán fundamentalmente

teológicos y psicológicos. Por ser el hombre punto de intersección entre

lo meramente corporal y lo espiritual, su modo peculiar de conocer tiene

una doble vertiente: por una parte, gracias a su cuerpo, el hombre parte

de los sentidos para adquirir conocimiento; pero por otra, gracias a su

intelecto, el hombre puede abstraer de las cosas sensibles sus formas o

esencias inteligibles, y remontarse así al mundo espiritual. El proceso del

conocimiento se da bajo la cooperación estrechísima de alma y cuerpo.

Una metafísica del ser: La mayor parte de la metafísica tomista procede

de Aristóteles, pero la necesidad de conciliar el aristotelismo con el

cristianismo le llevará a introducir una nueva estructura metafísica,

utilizada ya por Avicena, y que constituye uno de los aspectos más

originales de su filosofía: la distinción entre "esencia" (essentia) y "ser"

(esse). También recurrirá a las teorías platónicas de la participación, de

la causalidad ejemplar y de los grados del ser. Analogía, causalidad y

participación vertebran y configuran su metafísica del ser.

. La existencia de Dios: La existencia de Dios no es evidente para el

hombre, por lo que necesita ser racionalmente demostrada. Tomás de

Aquino lleva a cabo dicha demostración a través de cinco vías o caminos

que son argumentos "a posteriori": parten de las criaturas como efectos

y se remontan a Dios como Causa a través de la analogía y la

causalidad. Las vías tienen una estructura parecida: el punto de partida

es un hecho de experiencia que es considerado metafísicamente;

aplicación de la causalidad al punto de partida; imposibilidad de proceder

al infinito en la serie de las causas; como término final se concluye la

existencia de Dios bajo una formalidad concreta. En este sentido: la

primera vía parte de la experiencia del movimiento y llega a Dios como

Primer Motor Inmóvil; la segunda vía parte de la experiencia de la

causalidad eficiente, y concluye la existencia de Dios como Primera

Causa Incausada; la tercera vía parte de la generación y corrupción, y

culmina en Dios como Ser Necesario por sí mismo; la cuarta vía tiene su

punto de partida en los diferentes grados de perfección que encontramos

en los entes y llega a Dios como Ser sumamente perfecto, Acto Puro o

Ser por esencia; finalmente, la quinta vía, parte de la experiencia de la

finalidad de las cosas y llega a la existencia de Dios como Inteligencia

ordenadora del mundo.

La esencia de Dios: Dios es incomprehensible, en cuanto que su esencia

trasciende o excede la limitación del entendimiento humano. Pero, a

pesar de que nuestra inteligencia no pueda abarcar toda la realidad

divina, Dios sí que puede ser conocido por el hombre: es cognoscible.

Para Santo Tomás, nuestro conocimiento de Dios tiene un carácter

analógico cuyo fundamento es la analogía ontológica que se establece

entre Dios y las criaturas. El nombre más propio de Dios es el de

IpsumEsseSubsistens (Mismo Ser Subsistente), que constituye su

constitutivo formal o atributo fundamental del que se derivan todos los

demás.

. La creación y el orden: La creación no debe entenderse, en Santo

Tomás, como una emanación de Dios ni como una necesidad suya: Al

igual que el resto de los filósofos medievales tributarios de la tradición

cristiana Santo Tomás afirmará la creación "ex nihilo" (de la nada); es

decir, la creación del mundo mediante un acto de Dios totalmente libre,

radical y originario. Santo Tomás ofrece una visión jerárquica y piramidal

de la realidad creada. La jerarquía de los seres vendrá dada por la

mayor o menor simplicidad de estos, es decir, por su mayor o menor

cercanía al puro ser de Dios.

El hombre, cuerpo y alma: La doctrina tomista acerca del hombre difiere

de la agustiniana y se fundamenta en la concepción aristotélica, la cual

tratará de conciliar con creencias básicas del cristianismo como son la

inmortalidad del alma y la creación. En línea con el hilemorfismo, afirma

que el hombre está compuesto de materia y forma. La unión entre alma

y cuerpo no es accidental, sino sustancial. El hombre es un compuesto

sustancial de alma y cuerpo, representando el alma la forma del cuerpo.

El cuerpo constituye el principio de individuación; el alma le da al hombre

su condición en cuanto tal. Frente a la afirmación de algunos de sus

predecesores de que existen en el hombre varias formas sustanciales,

como la vegetativa y la sensitiva, Santo Tomás afirma la unidad

hilemórfica del hombre: el ser humano constituye una unidad en la que

existe una única forma sustancial, el alma racional, que informa

inmediata y directamente a la materia prima constituyendo el compuesto

"hombre". Desaparecen así el alma vegetativa y sensitiva, pero no la

racional, que tiene ser en sí misma. Cada alma humana es creada

individualmente por Dios. La subsistencia e inmaterialidad del alma son

las características esenciales del alma, a partir de las cuales demuestra

su inmortalidad. Por otra parte, también cabe destacarse que Tomás de

Aquino considera al hombre como persona: adopta la definición de

Boecio de persona como "substancia individual de naturaleza racional"

que concibe como "lo subsistente en la naturaleza racional".

La Ética: Tomás de Aquino concibe la ética como la ciencia que

considera el orden que la razón humana introduce en los actos de la

voluntad. Dicho orden se establece con vistas al fin último de la vida

humana; viene expresado por ley moral, y se realiza a través de las

virtudes morales.

La teoría política: La filosofía jurídica y política de Santo Tomás se

desarrolla en torno a la idea de la justicia legal recibida de Aristóteles y

el concepto agustiniano del orden. Probablemente una de sus más

importantes aportaciones al pensamiento

político sea la formulación y explicitación de

su célebre definición de la ley como

"disposición de la razón para el bien común

promulgada por quien tiene el cuidado de la

comunidad".

6. PRINCIPALES TEMAS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

Relación fe-razón

Es el tema más importante.Desde la tradición agustiniana se propone lo

siguiente: la fe ilumina la razón y ésta ayuda a la fe haciéndola

comprensible. Ambas buscan la verdad revelada: “la fe tratando de

comprender”.

Desde el averroísmo latino abogan por la teoría de la doble verdad y

propone claramente la autonomía de la razón con respecto de la fe.

Según Santo Tomás, hay verdades que son de fe y de razón a la vez.

Desde el nominalismo, Ockham propone que como son fuentes distintas,

tienen contenidos distintos.

Demostración de la existencia de Dios:

Según Ockham, no se puede demostrar.

Según los agustinianos, se puede demostrar por interiorización: el alma

capta verdades eternas e inmutables cuyo fundamento solo puede ser

Dios.

Sí se puede a través del argumento ontológico de San Anselmo: “todos

los hombres tienen una idea de Dios, un ser tal que es imposible pensar

otro mejor que él. Un ser así ha de existir, no sólo en el pensamiento,

sino en la realidad, porque si no, sería posible pensar otro mejor que él,

y caeríamos en contradicciones. Luego Dios existe en realidad.

Según Santo Tomás y contra San Anselmo, se puede demostrar la

existencia de Dios a posteriori, basándose en la experiencia del mundo

yendo del efecto a la causa.

Orden cósmico y orden moral: asimilación de las ideas griegas: Dios

es creador y providente. Nuestro comportamiento está regulado

eternamente, porque hay leyes eternas en ética.

Las leyes naturales provienen de las leyes eternas y divinas y Guillermo

de Ockham propone que las leyes son contingentes y no necesarias.

Voluntad y entendimiento: solamente trata el tema Guillermo de

Ockham.

7. ¿EXISTE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL?

Respecto a la disputa entre si la filosofía de las edades medias puede

ser reconocida como tal; es evidente que nunca desapareció, la

tendencia neoplatónica continúa aún después de Plotino con los padres

de la iglesia. La filosofía surge ante la presencia de un problema, y al

que se enfrentaban a principios de nuestra era, trataba sobre la

existencia, naturaleza y veracidad de Dios después de la teoría de la

creación a la que se enfrentaron los griegos y romanos. Así pues, la

filosofía fue a adquirir un tinte apologético ante el cristianismo, aunque

algunos personajes como Tertuliano la despreciaran por usar la razón y

propiciar a alejarse de la fe, Justino probó por el contrario que la filosofía

serviría como una sierva del cristianismo, utilizando sus propiedades

para contraatacar a los herejes.

De por sí la filosofía platónica, y neoplatónica, ya apuntaba hacia el

cristianismo, no podemos culpar a Orígenes de que haya seguido con

esta corriente a través de la doctrina y preparar a sus sucesores a

aclarar estas cuestiones. Por eso es necesario contextualizar en la

pregunta filosófica por Dios. Fue muy difícil para los griegos acatar el

cristianismo, pues su percepción del mundo era meramente externa y no

cabía la idea de que fueran producto de una creación.

El neoplatonismo y su mística dieron cabida a la patrística, y al cambio

en los supuestos sobre la naturaleza y el hombre; la filosofía tiende a

ocuparse de problemas de índole teológico.

8. ¿QUÉ TIENE QUE VER DIOS CON LA FILOSOFÍA? ¿DE QUÉ ME

SIRVE SABER ESO?

Durante los inicios de la edad media, había mucha importancia a la

interpretación de las escrituras, a la metafísica. Con el edicto de Milán,

tras la caída del imperio Romano, se da la expansión del cristianismo al

convertirse en religión oficial; entonces la concepción de la verdad pasa

a manos de los padres, esta corriente ya venía impregnada de

aristotelismo y estoicismo, que se refleja en teorías posteriores, una

adaptación para el "logos" .

Es muy interesante como en la patrística griega y latina dan una especial

relevancia a la fe, sobre todo el polémico Tertuliano, quien condenaba

tajantemente a la filosofía, diciendo que “los herejes nacen de los

filósofos” porque transmiten sabiduría humana mundana que no puede

conciliarse con la sabiduría divina. Otro, al igual que Lactancio.

Durante el siglo V, y principios del VI, destaca la gran presencia de

Agustín de Hipona, quien fue declarado santo y doctor de la iglesia, el

filósofo de la interioridad, explica el dualismo de alma y espíritu,

continuando la corriente neoplatónica; dándole ya un carácter de mayor

relevancia a la filosofía, como lo proponía desde antes Justino, dando

una respuesta al nuevo problema de los universales y la trinidad.

Dios viene a presentarse como el logos, la idea, el amor, hasta la razón

misma, como se presenta en la teoría de la iluminación de Agustín de

Hipona. Se le otorga un sentido espiritual a la existencia, tarea principal

de los apologetas.

Sin embargo quien fue a darle ese cambio radical a la percepción sobre

la filosofía fue Ancio Manlio Torcuato Severino, mejor conocido como

Boecio, con sus consolaciones de la filosofía demuestra la naturaleza

que toma ésta ante las situaciones, límites como diría Jaspers, difíciles,

y funciona como un gran persuador para la religión debido a su forma y

belleza literaria. Al igual que "las bodas de Mercurio con la filología" de

Marciano Capella, que inspiró a Botticelli a pintar la alegoría de la

primavera.

El conocimiento de la metafísica del cristianismo es indispensable para

conocer el porqué de varios acontecimientos, importancia de ciertos

lugares, y sobre todo explicar nuestras prácticas que arrastran una

tradición judeo-cristiana increíble, como la moral y muchas leyes

actuales.

¿CÓMO AFECTA EL NO CONOCER EL PENSAMIENTO MEDIEVAL?

En primer lugar, porque se suprime una parte de la historia.

En el Medievo se desarrolló el pensamiento filosófico, aunque no llegó a su

total maduración por apegarse tanto a la fe.

La filosofía medieval, aunque pertenezca a la iglesia, tiene sus partes

racionales, y es digno de admirar como utilizan la razón para demostrar la

existencia de Dios o la inmortalidad del alma (uso de Anselmo de Canterbury),

al igual que la fe.

Es curioso encontrar tendencias medievales en las tribus urbanas

contemporáneas, por ejemplo los góticos, de raíces visigodas, muchos

desconocen que todo su movimiento tiene orígenes cristianos, al igual que el

vampirismo; gran contradicción, pues algunos se dedican a insultar a la

religión. El gótico aparece, en arquitectura principalmente, desde que las

catedrales pretendían demostrar la imponencia de Dios, como la catedral de

Chartres o Notredame.

En tanto a la filosofía, es necesario conocer las bases sobre las que se alude

en el pensamiento moderno y contemporáneo, para poder contextualizar sus

teorías y poderlas aplicar en lo que sería el mundo “Posmoderno”. La

importancia del pensamiento medieval es grande, pues al ser México un país

conservador y con gran influencia de la religión católica, y otras, las creencias

que se impusieron no llegaron a ser analizadas lo suficiente, porque no todas

funcionan en este lugar.

Sería muy interesante que los católicos debatieran, y realmente se defendieran,

con testimonios de los pensadores medievales y no sólo los adoraran, es

increíble que muchos creyentes desconozcan los logros de estos filósofos y se

mantengan necios en demostrar su fe a partir de la Biblia.

CONCLUSION

Los problemas fundamentales discutidos durante este periodo fueron la

relación entre la fe y la razón, la naturaleza y existencia de Dios, los límites

delconocimiento y la libertad en el hombre, la naturaleza de los universales y la

individuación de las sustancias divisibles e indivisibles.