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Psicología de la motivación 1º Grado de Psicología, UNED Irene Ruiz Muñoz 1 TEMA 2 El proceso motivacional. 1. INTRODUCCIÓN. La mayoría de investigadores consideran la existencia de alguna fuerza que activa el comportamiento. Para algunos sólo existe una fuente que actúa en todos los individuos y situaciones, pero esto no es válido ya que se contradice con la existencia de las diferentes acciones y situaciones. Para otros, la fuerza impulsora es específica; cada conducta tiene su fuente de energía. Esta postura es la más extendida. La motivación es un proceso adaptativo relacionado con la supervivencia y el crecimiento personal. Para muchos autores actúa como un elemento esencial para que los individuos consigan sus objetivos. Para Ferguson, al ser la motivación un proceso dinámico, implica variabilidad, que se hace evidente de dos formas: - Haciendo referencia a la intensidad en la movilización de la energía necesaria para realizar la acción. La intensidad es una variable cuantitativa que determina cómo de fuerte es la motivación; puede variar desde el letargo hasta la alerta: cuando uno está muy motivado, está alerta y realiza con mayor esfuerzo la acción. Esta energía ha recibido muchos nombres: arousal, tensión dinamogénica, movilización de energía…, pero el término general es el de ACTIVACIÓN. Ej.: Por la mañana actuamos con lentitud, ya que la cantidad de energía es baja en comparación con horas más tarde. - Haciendo referencia al tipo de motivación que conduce a la dirección selectiva de la acción (hacia qué objetivo se dirige). Dependiendo del tipo de motivación se produce una u otra dirección; la DIRECCIÓN es la variable cualitativa que está relacionada con la selección de objetivos a los cuales el individuo responde. Ej.: Cuando un estudiante no ha comido nada, al terminar su actividad puede caminar mucho para obtener comida y no caminar tanto para estar con sus amigos. En la mayoría de definiciones sobre la motivación se recogen los aspectos de activación y de dirección, aunque unos investigadores se centraban más en un aspecto y otros, en otro. Por ejemplo, el conductismo se centró en la activación al ser lo único observable, mientras que la psicología cognitiva se centró en la dirección al intervenir los procesos mentales. En resumen, la dirección es la forma selectiva en que la energía es gastada y la activación es la cantidad o intensidad de esa energía.

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TEMA 2

El proceso motivacional.

1. INTRODUCCIÓN.

La mayoría de investigadores consideran la existencia de alguna fuerza que activa el comportamiento. Para algunos sólo existe una fuente que actúa en todos los individuos y situaciones, pero esto no es válido ya que se contradice con la existencia de las diferentes acciones y situaciones. Para otros, la fuerza impulsora es específica; cada conducta tiene su fuente de energía. Esta postura es la más extendida.

La motivación es un proceso adaptativo relacionado con la supervivencia y el crecimiento personal. Para muchos autores actúa como un elemento esencial para que los individuos consigan sus objetivos.

Para Ferguson, al ser la motivación un proceso dinámico, implica variabilidad, que se hace evidente de dos formas:

- Haciendo referencia a la intensidad en la movilización de la energía necesaria para realizar la acción. La intensidad es una variable cuantitativa que determina cómo de fuerte es la motivación; puede variar desde el letargo hasta la alerta: cuando uno está muy motivado, está alerta y realiza con mayor esfuerzo la acción. Esta energía ha recibido muchos nombres: arousal, tensión dinamogénica,

movilización de energía…, pero el término general es el de ACTIVACIÓN. Ej.: Por

la mañana actuamos con lentitud, ya que la cantidad de energía es baja en

comparación con horas más tarde.

- Haciendo referencia al tipo de motivación que conduce a la dirección selectiva de la acción (hacia qué objetivo se dirige). Dependiendo del tipo de motivación se produce una u otra dirección; la DIRECCIÓN es la variable cualitativa que está relacionada con la selección de objetivos a los cuales el individuo responde. Ej.:

Cuando un estudiante no ha comido nada, al terminar su actividad puede caminar

mucho para obtener comida y no caminar tanto para estar con sus amigos.

En la mayoría de definiciones sobre la motivación se recogen los aspectos de activación y de dirección, aunque unos investigadores se centraban más en un aspecto y otros, en otro. Por ejemplo, el conductismo se centró en la activación al ser lo único observable, mientras que la psicología cognitiva se centró en la dirección al intervenir los procesos mentales.

En resumen, la dirección es la forma selectiva en que la energía es gastada y la activación es la cantidad o intensidad de esa energía.

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2. ACTIVACIÓN.

2.1. Concepto de activación.

Según Lacey, la activación se puede manifestar en un organismo mediante tres niveles de actividad:

- Electrocortical Sistema nervioso central.

- Fisiológica Sistema nervioso autónomo (SNA).

- Actividad motora o conductual.

Cuando nos sentimos más motivados, nuestras respuestas conductuales y actividades electrocortical y fisiológica aumentan.

El concepto de activación se dio gracias a las aportaciones de Cannon sobre las funciones psicofisiológicas de los estados motivacionales. Para él, los cambios fisiológicos del SNA relacionados con los estados motivacionales servían para preparar al organismo energéticamente para actuar de forma adaptativa según la situación: los cambios fisiológicos variaban sólo en función de las demandas energéticas en cada situación; por tanto, la activación tenía una función energética. Para Cannon, la activación se corresponde con una alteración de las respuestas fisiológicas del organismo (Ej.: cuando un corredor inicia una carrera, se altera su

tasa cardiaca); por tanto, estando en reposo o sin motivación no se producían cambios fisiológicos determinantes. El control de esta función energética se realizaba gracias a la combinación de:

- La rama simpática del SNA, responsable de los cambios fisiológicos en los estados motivacionales, se encarga de movilizar la energía.

- La rama parasimpática del SNA conserva esa energía en los estados vegetativos.

Estas actividades se miden con instrumentos adecuados, como un polígrafo.

2.2. Características de la activación.

La principal característica es que activa e inicia la conducta motivada, que podrá

ser observable abiertamente. No obstante, no siempre la conducta motivada es manifiesta; si no se observa, puede ser que el nivel motivacional existente no sea suficiente para desencadenarla, o que ésta suceda internamente. Podemos afirmar que toda conducta manifiesta es activada, pero no toda conducta activada es manifiesta. La conducta manifiesta es una característica de la existencia de la activación. Además, los cambios de motivación modifican la conducta manifiesta: el incremento en la activación inicia la conducta, y el decremento la finaliza.

La segunda característica de la activación es su insistencia en el comportamiento, relacionándose con el mantenimiento de la conducta motivada. Cuando un organismo está motivado, su conducta persiste hasta conseguir su objetivo; por ello, se ha

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considerado que la persistencia es un índice de motivación (a mayor activación, mayor persistencia).

La tercera característica es la intensidad o fuerza de la conducta motivada. Según diversas investigaciones, a mayor intensidad de la activación, mayor intensidad de la conducta; una conducta firme presenta más motivación que otra débil o vacilante. Sin embargo, la conducta puede no provenir sólo de la activación, sino de otros factores que intervengan en su intensidad.

En resumen, las tres características de la activación que constituyen los indicadores de la existencia de la motivación, son: la conducta manifiesta, la persistencia y la intensidad en el comportamiento.

2.3. Estudios sobre la activación.

Ferguson considera la movilización de la energía (arousal) un asunto de interés para los psicólogos, que han intentado conocer las variaciones del gasto energético estudiando las circunstancias que llevan a una alta activación, el momento del día en que ésta será alta o baja, rendimiento y activación…

El resultado de las diferentes investigaciones determina que la activación varía desde el sueño profundo hasta situaciones de máxima alerta: se produce una alta activación cuando existe un aumento en la alerta, se tiene más capacidad de respuesta y un nivel general mayor de excitación fisiológica.

El concepto de activación se refiere a una mayor amplitud, frecuencia y duración

de las respuestas de los individuos. Algunos investigadores demuestran que una mayor activación conduce a mayor variedad de respuestas; otros, que lleva a responder a menos estímulos.

Fisiológicamente, la activación es el aumento de la actividad fisiológica y del SNA. Muchos estudios demuestran un aumento de la tasa cardíaca en estados como miedo o hambre, y cambios en la presión arterial por las variaciones de la activación. Dependiendo de su naturaleza, hay diversos tipos de cambios psicológicos que se traducen en variaciones de la actividad del SNA.

Algunas medidas para evaluar la activación fisiológica del SNA son la actividad electrodermal, que mide los cambios en las respuestas de conductancia (SCR) o potencial (SPR) en la piel de los individuos; el electromiograma (EMG) para registrar la acción muscular, la frecuencia respiratoria, el volumen sanguíneo, temperatura corporal… La activación puede producir cambios en el SNC y en áreas del cerebro, por lo que se emplea también el electroencefalograma (EEG).

Variando las situaciones a los que los individuos son sometidas, varían también las reacciones de activación y, por tanto, las fisiológicas y conductuales.

- Fraccionamiento direccional de respuestas (Lacey) son las disociaciones entre las respuestas fisiológicas y conductuales. Ante un estímulo, un individuo puede responder fisiológicamente de manera diferente a conductualmente (Ej.:

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un conejo ante un depredador aumenta su tasa cardíaca pero su conducta se

paraliza).

- Respuesta estereotipada (Lacey y Lacey) significa que para una gama de estímulos, cada individuo tiene respuestas fisiológicas y conductuales únicas; para la misma situación, cada individuo reacciona diferente.

También se utiliza el autoinforme, un cuestionario cumplimentado por el sujeto sobre su situación personal para obtener datos válidos y relacionarlos con los estados de activación. Se ha utilizado para medir la activación desde dos aspectos:

- Al medir la activación momentánea o estado de activación, se mide lo que el sujeto siente en un momento determinado.

- Midiendo la activación en términos de rasgo se investiga sobre los rasgos de la personalidad del sujeto, es decir, a un nivel más general.

El autoinforme para cada caso emplea diferentes escalas (de estado y de rasgo), ya que revelan aspectos diferentes de la activación, aunque son complementarias ya que sirven para funciones diferentes. Dos individuos pueden diferir en una escala de rasgo, pero ante una situación determinada (de estado) tener una misma reacción. En ocasiones, los datos derivados de un autoinforme y los datos fisiológicos pueden variar: un sujeto puede sentirse calmado y tener la presión sanguínea elevada, por ejemplo.

Thayer afirmó que existen dos estados de activación: energética y tensa, y desarrolló una escala para medirlas que parte de que los estados de activación varían según las

circunstancias. Examinó las características de la activación, identificó cuándo variaba y determinó las medidas fisiológicas relacionadas con las medidas conductuales en cada estado de activación.

- La activación energética se relaciona con los sentimientos positivos, cuando los sujetos se sienten animados.

- La activación tensa se relaciona con situaciones negativas: amenaza, dolor, ansiedad…

Ambas activaciones presentan características distintas tanto fisiológica como conductualmente.

2.4. Activación y rendimiento.

Se ha intentado explicar la relación entre motivación y rendimiento, siendo éste la

capacidad efectiva de ejecución que se demuestra en una tarea.

Las investigaciones muestran que cuando aumenta la activación, también lo hace la actividad motora. Tanto en los humanos como en los animales se ha observado que ante una activación más alta, hay un aumento en la velocidad, persistencia y esfuerzo de las conductas realizadas.

La activación inducida (p.ej.: el hambre) aumenta la actividad de los individuos; uno hambriento realizará más esfuerzo en sus acciones para saciar sus necesidades.

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Según Brehn y Self: “a mayor potencial de motivación, mayor es la cantidad de energía que una persona está dispuesta a movilizar”.

Se han advertido diferencias en las relaciones de la activación con la actividad fisiológica y el rendimiento: la activación se relaciona linealmente con la reactividad fisiológica, pero no lo hace igual con el rendimiento, teniendo con ésta una relación en forma de U invertida. Yerkes y Dodson aprecian que el rendimiento depende del nivel de activación.

Según la Ley de Yerkes-Dodson, existe un

punto de activación óptimo en el término

medio, de forma que un nivel excesivamente alto o bajo empeora el rendimiento. La teoría de la activación de Hebb también apoya este supuesto: en un nivel bajo de activación, la conducta tendrá poca eficacia; si aumenta a un nivel intermedio, el rendimiento mejorará, pero si se pasa de ese nivel, volverá a descender.

Con respecto a la dificultad de las tareas, Yerkes y Dodson afirman que el nivel óptimo de activación está inversamente relacionado con la dificultad: éste es más alto (mayor activación) para tareas fáciles y más bajo para tareas difíciles. Los niveles de activación son específicos de cada tarea.

Aunque se ha supuesto que el nivel óptimo de activación varía en función del tipo de tarea y no sólo de su dificultad, las investigaciones sobre esto han sido tan complejas que no se ha establecido una postura definitiva. Esto ha sido porque no se ha distinguido entre activación tensa y energética, ya que cada una actúa diferente en la ejecución de tareas: la energética aumenta el rendimiento y la tensa lo disminuye.

En resumen, la activación es uno de los componentes básicos del proceso motivacional pero no es el único, ya que interviene también la dirección de la conducta.

3. DIRECCIÓN.

3.1. Concepto de dirección.

Es necesario, además de la fuerza energizante de la conducta (activación), que el sujeto pueda seleccionar los objetivos: la dirección de la conducta.

El aspecto direccional de la motivación no se refiere al aspecto cuantitativo, sino cualitativo de las acciones, es decir, a las características selectivas por las cuales se produce la variación de la clase de objetivos a los que responde el individuo. Por eso, cuando un individuo está motivado, los objetivos conducen a una dirección diferente en las acciones.

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Algunos psicólogos consideran la dirección como un índice del estado motivacional del individuo, por lo que adquiere una importante función para predecir la conducta motivada. Casi siempre, la dirección es clara ya que el sujeto solo tiene una opción (p.ej.: comer cuando se tiene hambre), pero cuando existen varias opciones de elección no es tan clara ya que hay que decidir qué conducta realizar, y por tanto es más difícil de predecir. En estos casos, la característica de la dirección adquiere una importante consideración que muestra su relevancia en el proceso motivacional.

Para Fernández-Abascal, la dirección de la conducta abarca los objetivos determinados genéticamente y los típicos del comportamiento humano. El aspecto direccional de la motivación diferencia al hombre del resto de animales, contando también con que las capacidades psíquicas y el aprendizaje modifican la capacidad direccional de la conducta.

3.2. Variables de la dirección.

Todos los organismos están en un estado continuo de motivación ya que siempre existen objetivos. La manera de conseguirlos dependerá del esfuerzo, persistencia y dedicación, además de la relevancia para el sujeto. Palmero considera dos variables que intervienen en la consecución de objetivos:

- Expectativa de consecución de un objetivo: el individuo analiza la proximidad

subjetiva del mismo, y dependiendo de ésta, realizará su actuación. Si el objetivo es próximo a él y le sigue siendo atractivo, aumentará su expectativa de consecución y el esfuerzo empleado. Si el objetivo se aleja, independientemente de lo que le atraiga, disminuye su expectativa y la probabilidad de conseguirlo.

- Grado de atracción del objetivo: un individuo se mueve más hacia su obtención en la medida en que le resulte más atrayente. El objetivo puede perder atracción con el tiempo, o aparecer otro más atrayente y próximo al que desplazar la atención.

4. DETERMINANTES DE LA MOTIVACIÓN.

Los determinantes son los mecanismos causantes de que se produzca la motivación. Existen determinantes internos y externos.

4.1. Determinantes internos.

Los determinantes internos son aquellos que se originan dentro del organismo.

� La herencia es el principal determinante interno, que hace referencia a los factores genéticos que actúan sobre la motivación. La herencia es explicada desde dos enfoques distintos:

- El enfoque instintivo dice que la energía se acumula en el organismo, dando origen a un estado motivado. Es entonces cuando se producen las conductas

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preprogramadas genéticamente, que se atribuyen a estímulos ambientales específicos.

- El enfoque fisiológico establece que los circuitos cerebrales vigilan el estado del cuerpo y activan las conductas al detectar algún cambio. Las alteraciones provocadas ante un estímulo ambiental activan los circuitos cerebrales que provocan la motivación.

Ambas coinciden en que los estímulos ambientales desencadenan la motivación.

� La homeostasis hace referencia a la suposición de que existe un nivel óptimo de activación en varios estados del organismo, relacionado con el mantenimiento del equilibrio fisiológico u homeostático. Este término hace referencia a la función de los organismos de “volver” a un estado de equilibrio fisiológico óptimo; el organismo se encuentra constantemente motivado para

mantener la homeostasis. Los mecanismos receptores vigilan al organismo y producen la motivación cuando está en desequilibrio, iniciándose las conductas que devolverán el estado óptimo de equilibrio.

� El crecimiento potencial: el ser humano está motivado para alcanzar su pleno potencial física, psicológica y emocionalmente. Rogers considera que el individuo siempre busca funcionar con total plenitud, mientras que Maslow utiliza el término “autorrealización”. Es importante la necesidad de controlar o influir en el entorno, hecho llamado “motivación de efecto” o “causalidad personal”.

� Los procesos cognitivos hacen referencia a la información que recibimos y cómo la procesamos. El pensamiento repercute significativamente en la conducta de los sujetos y en la motivación. Algunas teorías de la motivación ya daban importancia al procesamiento de la información en el control de la conducta, como por ejemplo la teoría atribucional de Heider y la teoría de la disonancia cognitiva de Festinger.

4.2. Determinantes externos.

Los determinantes externos son aquellos que se originan fuera del organismo.

� El aprendizaje es el principal determinante externo, ya que tiene un papel fundamental en las conductas motivadas. Clark Hull formuló una teoría donde describía la relación entre el aprendizaje y la motivación, además de diversos estudios sobre la influencia de los condicionamientos clásico y operante y el aprendizaje observacional en los estados motivacionales.

� El hedonismo es un determinante ampliamente aceptado que hace referencia a la tendencia de todo organismo a aproximarse a lo que le genera placer y

huir de lo que provoca dolor. El hedonismo explica muchos estados motivacionales, pero no otros, como por ejemplo las conductas autodestructivas.

� La interacción social entre las personas tiene un claro efecto motivador. La presencia de otras personas modifica nuestra motivación, así como nosotros alteramos la de los demás.

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Todos los determinantes, tanto internos como externos, pueden actuar solos o conjuntamente, por lo que la conducta motivada puede ser fruto de la influencia de varios determinantes a la vez.

No todos los determinantes tienen el mismo peso específico, ya que su influencia puede variar de una conducta motivada a otra:

- Los principales determinantes en los motivos primarios son la herencia, la homeostasis y el hedonismo.

- Los principales determinantes en los motivos secundarios son el aprendizaje, la interacción social, el crecimiento potencial y los procesos cognitivos.

5. EL PROCESO MOTIVACIONAL.

El proceso motivacional ha sido explicado de forma diferente según cada autor. Reeve considera que el proceso motivacional está formado por cuatro fases:

- La fase de anticipación: el individuo tiene algunas expectativas de la satisfacción de un motivo.

- La fase de activación y dirección: el motivo es activado por un estímulo y dirigido hacia un motivo.

- La fase de conducta activa y retroalimentación del rendimiento: el individuo realiza las conductas para lograr su objetivo.

- La fase de resultado: se sienten las consecuencias de la satisfacción del motivo escogido.

La idea común es que el proceso motivacional es un proceso dinámico cuya función es aumentar la probabilidad de adaptación de un organismo a su entorno. Por tanto, es un proceso adaptativo relacionado con la supervivencia de la especie, el crecimiento del individuo y su dimensión social.

Vamos a estudiar tres explicaciones diferentes sobre el proceso motivacional, sus componentes y qué ocurre durante el mismo.

5.1. La secuencia del proceso motivacional según Deckers.

Deckers estableció los tres momentos del proceso motivacional, al que él llamó secuencia motivacional:

1º Comienza con la elección del motivo u objetivo entre los que compiten para conseguir la plena satisfacción. La opción elegida dependerá de: la intensidad del motivo, el atractivo de los incentivos, la probabilidad de consecución y la cantidad de esfuerzo necesario.

2º Continúa con la ejecución de las conductas instrumentales, es decir, las actividades motivadas realizadas por el individuo para satisfacer un motivo y conseguir

el objetivo elegido. El sujeto elige qué actividades son necesarias para el fin que

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quiere lograr y las realiza. Las conductas instrumentales son muy importantes, ya que si son correctamente ejecutadas, se conseguirá el objetivo.

Hay tres aspectos importantes a considerar de la conducta instrumental, cuya combinación configura la implicación del individuo en la consecución del objetivo:

- La duración o persistencia, es decir, la cantidad de tiempo que debe dedicarse para lograr el objetivo.

- La frecuencia es la tasa de participación en un comportamiento determinado: el número de veces que un individuo realiza la conducta. Cuanta más frecuencia exista, más motivado estará.

- La intensidad, es decir, la cantidad de esfuerzo necesario para realizar la conducta instrumental. A mayor intensidad, mayor motivación.

3º Finaliza con la satisfacción del motivo elegido mediante la conducta consumatoria. Para comprender mejor que el individuo está motivado, hay que tener en cuenta varios aspectos del objetivo final:

- Las propiedades físicas del objetivo (cantidad, calidad, valor…)

- La ejecución de la conducta consumatoria con la que finaliza la secuencia motivacional.

- Los sentimientos subjetivos del individuo sobre la satisfacción o no del motivo: ¿cómo se siente tras conseguirlo? Este último aspecto determina si se ha logrado o no el objetivo propuesto. Entonces el individuo llevará a cabo los procesos de

atribución casual con los que decidirá si hay que realizar alguna modificación en las conductas instrumentales realizadas o no. Si no se consigue el objetivo, decidirá si persistir o elegir otro.

5.2. El proceso motivacional según Fernández-Abascal.

Fernández-Abascal representó mediante un esquema el proceso motivacional.

Considera que el proceso motivacional se inicia con los determinantes motivacionales, que provocan la intención de iniciar una conducta. Entonces, la activación inicia la conducta con una intensidad determinada; además, la intención nos indicará a dónde dirigirla. El proceso motivacional se

autorregula gracias a la retroalimentación, es decir, la conducta actúa sobre el entorno según la información que obtiene del proceso de su ejecución. Así, la intención actúa de nuevo sobre la activación, regulando la intensidad para mantener o finalizar la conducta, y sobre la dirección comprobando si se logran los objetivos o modificándolos.

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El autor considera la intención como un elemento autorregulador de la activación y la dirección que ayudará a aumentar la intensidad (activación) o a confirmar o modificar los objetivos (dirección).

Fernández-Abascal considera que en la motivación actúan los determinantes externos e internos, siendo los internos los que ejercen de tracción del comportamiento (tiran del mismo) y los externos, los que ejercen la propulsión (dan fuerza al comportamiento).

La intención es un gran indicador del nivel de motivación, ya que cuanto más fuerte

sea la intención, más probable será que se realice la conducta; la intención es la responsable de la conducta. Ésta depende de dos factores:

- La actitud hacia la conducta se refiere a la evaluación personal que el sujeto hace de ella.

- La norma subjetiva se refiere a las creencias que ejercen la presión social y que llevan al sujeto a realizar, o no, ciertas conductas.

- Además, la intención existe sólo cuando la conducta está bajo el control voluntario del sujeto, es decir, si puede decidir realizarla o no.

La activación es uno de los elementos fundamentales del proceso motivacional, ya que es una de las variables responsables del inicio, mantenimiento y finalización de la conducta motivada.

La dirección hace referencia a la tendencia a acercarse o evitar un objetivo. La activación sola no es responsable de la conducta motivada, ya que, además de energizar el comportamiento, es necesario seleccionar las actividades y objetivos.

5.3. El proceso motivacional propuesto por Palmero.

Palmero divide el proceso en dos momentos distintos dentro del mismo:

1º El primer momento es el de LA TOMA DE DECISIONES Y LA ELECCIÓN DEL OBJETIVO, que se da desde la aparición del estímulo hasta la consecución de la conducta motivada. Abarca los siguientes pasos:

- Ocurrencia o aparición del estímulo: puede ser externo (deseo: el individuo se siente atraído por algo del estímulo) o interno (necesidad: el individuo siente una carencia). Puede darse también realmente o no estar físicamente presente ante el sujeto (siendo un recuerdo, una alucinación…).

- Percepción del estímulo: para que se dé debe haber un estímulo, unos receptores y una intensidad suficiente para ser percibido. Puede ser: 1. Percepción consciente: el individuo detecta el estímulo y le llama la atención;

diferentes variables pueden afectar a la percepción. 2. Percepción no consciente: el individuo no detecta la presencia del estímulo y

no capta su atención, pero sí la de sus receptores, siendo percibido igualmente (percepción subliminal).

- Evaluación y valoración del objetivo: permiten al organismo decidir qué estímulo desencadenará la conducta motivada. Para evaluar, el individuo analizará la

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dificultad que presenta, los recursos que tiene y el esfuerzo que le llevará el objetivo propuesto. Para valorar, el individuo mide en una escala de satisfacción lo que le producirá la consecución de la meta, incluyéndose las connotaciones tanto positivas como negativas.

- Decisión y elección del objetivo: se tienen en cuenta la necesidad o deseo, el

valor del objetivo y la expectativa de conseguirlo. La relación entre los tres factores variará la probabilidad de lograr el objetivo.

- Realización de la conducta motivada: según el objetivo, la situación y las circunstancias, el individuo elige la conducta más adecuada para su aproximación. Puede ser una sola o una secuencia.

La activación se inicia cuando se detecta una necesidad y pone en marcha los mecanismos para satisfacerla. Tiene características homeostáticas, ya que el propio organismo busca el equilibrio. La activación puede ser general cuando el individuo percibe conscientemente un estímulo atractivo que le lleva al proceso motivacional, o específica cuando ya se ha elegido el objetivo y los medios para conseguirlo, afectando sólo a los sistemas involucrados.

La dirección comienza con los procesos de evaluación y valoración, actuando en la elección de objetivos y en la elección de conductas.

2º El segundo momento en el proceso motivacional es el CONTROL DEL RESULTADO o sobre la acción que se ha realizado al obtener la conducta motivada.

- Verificación de la congruencia: mientras el individuo realiza las conductas instrumentales, efectúa un balance de congruencia entre su situación actual y lo que busca obtener y cuando ésta es máxima, continúa con el proceso.

- Atribución de las causas: pretende que el individuo sea consciente de lo apropiado de su elección del objetivo. Es importante que se convenza de que la conducta es correcta.

- Como consecuencia de lo anterior, se produce la generalización de los resultados que le permite asociar las conductas instrumentales con objetivos similares a los obtenidos.

Según Palmero, el proceso motivacional es un proceso básico imprescindible para comprender la relación del individuo con su medio ambiente.

6. COMPONENTES DE LA MOTIVACIÓN.

Durante siglos se ha intentado explicar qué motiva a los seres humanos, pasando desde que la conducta está totalmente determinada por la genética, a la de que los seres humanos controlan su destino gracias a su voluntad. Hoy en día sabemos que ni estamos totalmente determinados por la genética ni tenemos total libertad para actuar.

La mejor manera de comprender la motivación humana es analizando los sistemas que la integran y sus componentes: biológicos, aprendidos y cognitivos. Considerando estos tres componentes, se podrá comprender el funcionamiento del proceso motivacional.