TERAPIA BREVE EN TOXICÓMANOS

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RESUMEN

El modelo de Terapia Breve Centrada en la Solución presen-ta aspectos muy interesantes y útiles para el trabajo con lostoxicómanos y sus familias. Las estrategias de enganche,haciendo propias las metas del paciente, estimulando la coope-ración con los aspectos positivos y centrando la atención sobremodelos ligados a la solución más que al problema, hacen queéste se sienta inmediatamente protagonista de su cambio. Tra-bajar sobre los remedios, que se hacen aparecer a través de laspreguntas adecuadas, permite al paciente activar un procesoque puede llevarle a la solución del problema. Todo esto creauna expectativa positiva para el futuro, muy útil para todo el sis-tema familiar y también para los especialistas, que se protegendel riesgo de resignarse rápidamente frente al paciente nomotivado. El artículo expone las preguntas que permiten al dro-godependiente reflexionar sobre los recursos que posee y moti-varse para el cambio.

Palabras clave: terapia familiar, terapia breve, drogodependien-tes.

SUMMARY

The model of brief therapy centred on the solution presentscharacteristics very interesting and useful in the work with theaddicts and their families. The frameworks of coupling, makingown the goals of the patient, stimulating the co-operation withthe positive connotation and pointing on the solution’s patternsrather than on those of the problem make the patient protago-nist of the change immediately helping him to take out theresources that he has and he begins a process that allows toovercome the problem. This creates a positive prediction for thefuture very useful for all the family system and also for the ope-rator that protects himself from the risk to resign early beforepatient not motivated. The article exposes the questions usefulwhy addict reflect on the solution and give the reasons forchange.

Key words: family therapy, brief psychotherapy, drug addict.

Terapia Breve Centrada en la Solución como modelode terapia familiar de toxicómanos

ULIVI, G.

Responsable Médico SERT

Enviar correspondencia: Giannino Ulivi. Responsable del Centro de Consulta y Terapia Familiar Sert Asl 4 Chiaravese (Italia).

ADICCIONES, 2000 • VOL.12 NÚM. 3 • PÁGS. 425/430 425

sección europeaEsta sección se hace en colaboración con las otras revistas de la Federación ERIT y con el soporte financiero de la Comisión Europea

EL MODELO TEÓRICO

La Terapia Breve Centrada sobre la Solución seestá revelando como una aplicación clínica muyinteresante para el tratamiento de los pacientes

con problemas de consumo de drogas y de sus fami-lias; los pronósticos sobre resultados son, además,muy buenos (de Shazer, 1982, 1986).

Esta terapia se basa en la idea de que nada ocurrepor casualidad, y que es mucho más útil centrar laatención sobre las cosas positivas que ocurren queprofundizar en los aspectos problemáticos.

El consumo de drogas no es una excepción; hayperiodos en los que el sujeto decide no hacer uso deellas. Desde el punto de vista de la Terapia Breve Cen-trada en la Solución el objetivo terapéutico se centraen ayudar al consumidor a descubrir y a utilizar los

modelos no problemáticos, con el fin de favorecer larepetición del modelo que contiene la solución.

Este modelo está claramente influido por MiltonErickson (Erickson 1978). En vez de detenerse sobrelos modelos problemáticos ligados al pasado (que a lalarga acaban centrándose en la búsqueda de errores yen el establecimiento de la culpa), el descubrimientode las expectativas que existen respecto al consumode las drogas y la proyección del consumidor hacia elfuturo –cuando dicho consumo deje de representar unaspecto conflictivo- genera perspectivas favorables alcambio. Centrar la atención en los modelos de solu-ción, como por ejemplo en lo que sucede los días enlos que el joven decide no consumir drogas, se consi-dera más importante que detenerse sobre cómo ocuántas veces hace uso de ellas. Cuando se descubreun modelo de solución, la tarea del terapeuta debe

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ser ayudar al paciente a encontrar los modos y las víaspara repetirlo también en las situaciones en las que secorre el riesgo de recaída.

Ciertamente, no hay nada que funcione siempre, nisiquiera las metas construidas sobre los modelos delno consumo. Cuando los objetivos que se le proponenal paciente no coinciden con los suyos, es importantemodular otros y trabajar con la idea de que es necesa-rio hacer cosas distintas. Las tareas terapéuticas pue-den ser vistas de otro modo, evitando repetir las queno funcionan. De hecho, la mayor parte de las veces,los problemas que tiene el paciente no son otra cosaque el resultado del hecho de que continúa haciendo,una y otra vez, cosas que no sirven, y si esto no sereconoce existe el riesgo de considerarlo como unsujeto resistente. El problema del consumo de drogas,en mayor medida que otros problemas, tiende a caeren la equivocación de que se propongan una y otra vezlas mismas soluciones ineficaces que ya han sidointentadas y que no llevan a ningún sitio. Por eso esfácil cometer errores como el de dudar de la sinceridadde los comportamientos de los drogodependientes,reprendiéndoles continuamente, sermoneándoles ycontrolando sus historias para verificar su veracidad–esto no sólo aumenta la sensación de frustración,sino que también contribuye a aumentar los comporta-mientos de consumo y dificultar el pacto terapéutico.

Asegurarse la cooperación del paciente en elesfuerzo terapéutico debe ser, sobre todo para laspersonas que trabajan en la sanidad pública, un requi-sito fundamental y prioritario. La Terapia Breve Centra-da en la Solución propone una visión sistemática einteractiva y proporciona a los terapeutas mucho espa-cio para instaurar relaciones positivas, incluso conpacientes que tienen fama de ser resistentes a los tra-tamientos. Se caracteriza por reconocer el valor delfeedback positivo y valorar positivamente la importan-cia de los cambios pequeños y de sus efectos poten-ciales en el proceso terapéutico. De hecho, es másfácil, tanto para el paciente como para el terapeuta,centrar la atención sobre los cambios pequeños, ytambién es más fácil ver los resultados. Esto funcionaespecialmente bien con pacientes drogodependien-tes, que son sujetos que, por naturaleza, tienden asentirse inseguros de sí mismos.

El descubrimiento de las propias capacidades yhabilidades, de los propios intereses y éxitos, y asísucesivamente, representa no sólo una excelente téc-nica de enganche, sino que también evidencia lospuntos fuertes tanto de los pacientes como de susfamiliares.

Desde este punto de vista, el trabajo terapéuticoes más un proceso de construcción de soluciones quede solución de los problemas. Este enfoque ofrece alos pacientes y a los terapeutas pistas para encontrary utilizar las soluciones. Cuando se sienten estanca-dos, hay veces en las que los pacientes no se dan

cuenta de lo capaces que son, ni tampoco de quemuchas veces han resuelto los problemas ellos solos.El rol del terapeuta se convierte, simplemente, ensituarles en la dirección justa con el fin de que des-pués puedan hacer algo autónomamente.

LA MOTIVACIÓN COMO ELEMENTO CENTRAL DELA VALORACIÓN

Según el Modelo de la Terapia Breve Centrada enla Solución (TBCS) el aspecto más importante de lafase de valoración es el nivel de motivación delpaciente. A los que abusan de las drogas se les suelever como personas que ofrecen resistencia a los trata-mientos y que son propensas al rechazo.

En concreto, muchas veces son los padres y lasinstituciones (las escuelas, los tribunales) los que obli-gan a los adolescentes a comenzar el tratamiento. Porello es frecuente que los programas de tratamiento ylas definiciones de los objetivos de quienes trabajan enla sanidad pública acaben convirtiendo a los terapeutasen agentes de control social. Y cuando surge una con-fusión entre la tarea terapéutica y el rol de controlsocial también es frecuente que se culpe de ello alpaciente, considerando, por ejemplo que no está moti-vado ni preparado para la terapia (Ulivi, 1996).

Como sucede en cualquier tipo de fenómeno inter-personal, la motivación del paciente para el cambio esel resultado de la interacción entre éste y el terapeu-ta. En vez de considerar la motivación del pacientecomo una cualidad innata y caracterológica que éstetrae consigo a la terapia, es más útil considerarlacomo resultado de la interacción paciente-terapeuta(Miller, Rollnik, 1994). Esto es especialmente ciertocuando existe un elemento de coerción de por medio.

Normalmente los pacientes que abusan de las dro-gas están acostumbrados a ser amonestados repeti-damente sobre los daños que éstas provocan: “perju-dica a la salud”, “destruye la vida”, y cosas por elestilo: por eso es importante captar su atención porotros caminos. Hasta que un paciente que es, diga-mos que, reacio a las reprimendas reiteradas, no veaclaramente los beneficios que puede reportarle el tra-tamiento, lo más seguro es que no coopere. Esto sig-nifica que si considera que la terapia puede ayudarle aobtener lo que más desea en ese momento, comopor ejemplo, poder seguir estudiando, dejar de discu-tir con la familia, un poco más de libertad, la conquis-ta de un afecto, y así sucesivamente, entonces coo-perará. En las fases iniciales es importante trabajarsobre objetivos compartidos con el paciente, inclusoen los casos en los que las metas que éste se propo-ne puedan no ser los ideales o no reflejar directamen-te el problema real.

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La diferencia entre enviado y cliente representa uninstrumento clínico muy útil y rápido para describir elmodelo de la relación terapeuta-paciente. Las posicio-nes en las que se encuentra el paciente no son estáti-cas, sino más bien fluidas, y cambian de sesión ensesión. Que sea enviado o cliente depende del resulta-do de la relación terapeuta-paciente: el terapeuta tienela posibilidad de transformar un enviado en cliente.

Los pacientes que consumen drogas y que son for-zados a acudir a los tratamientos contra su propiavoluntad se comportan como enviados. No sientenningún interés por lo que se les ofrece. Lo único queparece interesarles es cumplir con la obligación deestar presente en las sesiones, pero no para tratarsobre el consumo de las drogas. Por ello es importan-te incrementar su cooperación y establecer relacionesterapéuticas, congratulándose con ellos por el hechode que hayan acudido a una cita y siendo comprensi-vo en las discusiones de “estar tomándoles el pelo” y“que se les diga lo que tienen que hacer”.

Cuando un drogodependiente rechaza participar enel tratamiento, o se está drogando en ese momento yno está en condiciones de afrontarlo, o los padres noson capaces de convencerle para acudir a la consulta,me resulta muy útil hacer venir a los otros miembrosde la familia que no se drogan, generalmente a lospadres. Cuando éstos son más clientes que sus hijos;es decir, cuando están más alterados o desesperadosy más predispuestos y preparados para dar los pasosnecesarios para producir el cambio, pueden modificarsus propios comportamientos no productivos respec-to a sus hijos, elaborando, por lo tanto, modelos deinteracción diferentes y positivos.

Transformar al enviado en cliente requiere investi-gar lo que es importante para el paciente, bien seaevitar la cárcel o intentar ayudarlo a la reinserciónsocial, y es importante también utilizar su mismo len-guaje. Hay veces en que los padres o las figuras dereferencia identifican el problema con la droga y, sinembargo, lo que más le interesa al paciente es, porejemplo, poder usar el coche. En este caso habría queconsiderar que el paciente es un cliente que quierecomprar un coche y un enviado al que se quiere quese trate sobre la cuestión del abuso de drogas. Acep-tar el objetivo de trabajar sobre la perspectiva deadquirir un vehículo puede llevar al paciente a darsecuenta de que el abuso de drogas interfiere con lameta propuesta.

Por ejemplo, profundizando sobre los intentos desolución que habían llevado a cabo los padres de unachica drogodependiente de 25 años, a la que llamaréLaura, durante la primera entrevista se puso en evi-dencia que se pasaban el día aconsejándola y sermo-neándola, y que ya la habían enviado a varios profesio-nales privados con los que resistía un máximo de 3 ó4 sesiones. Durante el primer encuentro Laura mehabía sorprendido por su disponibilidad para ir a diver-

sos terapeutas, respondiendo así a la insistencia de sumadre. Sintiéndome el último de la lista, con la únicadiferencia de que era el primero que trabajaba en unservicio público, me preguntaba qué podía hacer parano quemarme en pocas sesiones. Comprendí que loque ella necesitaba era no tener más a los suyospisándole los talones: la seguían para espiarla, la espe-raban en el coche debajo de la casa de su novio y nole dejaban ni un minuto de autonomía. Cuando lecomuniqué mi estupor por la disponibilidad que mos-traba hacia sus padres y fui consciente de su objetivoconseguí que se enganchase: ya hace dos años queacude a las citas y lleva más de un año, después deun periodo de naltrexona, sin consumir heroína, comolo reflejan los reconocimientos a los que se sometecada dos semanas, que sigue haciendo delante desus padres como pago de la libertad que ahora disfru-ta para poder moverse libremente por el mundo.

DEFINICIÓN DE LOS OBJETIVOS DEL TRATA-MIENTO

Cuando el objetivo del paciente se acepta comolegítimo y válido, aunque pueda parecer que no estérelacionado con el consumo de las drogas, es muyfrecuente que los pacientes resistentes empiecen acooperar, convirtiéndose en clientes fuertementeimplicados en la terapia. Los objetivos del tratamientodeben ser específicos y concretos. Por eso, el “quíta-me de encima a mis padres” debe desarrollarse a tra-vés de una descripción de lo que será la vida delpaciente cuando éstos dejen de perseguirlo. Cuandolos objetivos de los padres se diferencian de los delpaciente (por ejemplo, los primeros quieren que aban-done completamente el uso de drogas para quepueda ir mejor en la escuela mientras que el objetivodel segundo es dejarlas para poder tener más ami-gos), muchas veces es mejor y más productivo ver alos padres y a los hijos por separado. De hecho, vién-doles por separado el terapeuta puede contar conmás espacio para desarrollar una solución que vayabien a la familia.

En las situaciones en las que los miembros de lafamilia que se drogan son dos o más, resulta crucialcombinar la valoración conjunta y separada para eva-luar el objetivo de cada uno de ellos. Cuando todas laspartes implicadas reconocen el consumo de las dro-gas y se convierten en clientes, pueden ser tratadossimultáneamente, dado que entonces existe un obje-tivo común. De todos modos, cuando uno de losmiembros de la familia es el cliente y otro es enviado,es más prudente empezar a trabajar sobre los proce-sos de cambio del primero, que a su vez pondrá enmovimiento a toda la familia.

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MODALIDADES OPERATIVAS EN NUESTRO CEN-TRO DE CONSULTA Y TERAPIA FAMILIAR

La principal tarea del terapeuta en la primera fasedel tratamiento es enganchar al paciente aprendiendosu modo de ver el mundo y su lenguaje, descubriendoqué es lo más importante para él. Una vez que el obje-tivo del tratamiento ha quedado establecido, ayudar alpaciente a realizarlo sitúa el problema de la drogacomo en un segundo plano. Hasta en los casos en losque el sujeto insiste en poner la atención sobre el pro-blema, quizá porque está convencido de que cuantomás se hable de ello antes se resolverá, el apuntarsobre el estado futuro, cuando ya esté resuelto, leayuda a ver que se puede conseguir una solución yque el cambio está al alcance de sus manos, sin nece-sidad de tomarse a broma su propia vida (Boscolo,Bertrando, 1993).

Una vez que ha comenzado el cambio, la tareaterapéutica es reforzar y vigilar otros cambios queestén empezando a cuajar.

Según la experiencia desarrollada en nuestro Cen-tro de Consulta y Terapia Familiar, el trabajo en equipo,el espejo y la grabación en vídeo son instrumentosesenciales. Pensamos que si tras la tercera sesión deterapia individual no ha habido ningún cambio, el tera-peuta puede consultar con el equipo, como uno de losrecursos a los que acudir en la utilización práctica deeste modelo. De nuestra experiencia en el uso delequipo hemos aprendido que las pausas que se desti-nan a la interpretación tienen un impacto dramático,porque aumentan las expectativas del paciente res-pecto a la terapia y éste siente un interés muchomayor hacia cualquier cosa que diga el terapeuta.Nuestra experiencia es que si la aproximación del tera-peuta al paciente es respetuosa, y si se toman enserio sus problemas, el rechazo de este último haciael acercamiento del equipo y hacia la supervisiónmediante el espejo bidireccional es mínimo.

En definitiva, el resultado más importante delesfuerzo terapéutico es potenciar al paciente, hacerque sea capaz de verse a sí mismo como protagonis-ta de su propia vida y de ver que es capaz de vivirefectivamente.

ESTRATEGIAS CLAVE DE LA INTERVENCIÓN

Como hemos visto, nuestro tratamiento estáorientado hacia el futuro, en la idea de que el modelode solución es más importante que el modelo del pro-blema. Por eso una de las tareas más importantes esla de formular preguntas para descubrir solucionesque funcionen y para construir el estado futuro cuan-do el problema ya esté resuelto.

1. Las preguntas como intervención

Las preguntas que siguen son ejemplos que utilizobastante sistemáticamente y que pueden ser úti-les como guía. Dado que la mayor parte de lospacientes y de los terapeutas no están acostum-brados a ellas, el uso efectivo de las mismasrequerirá práctica y perseverancia.

A. Preguntas para descubrir los momentos deno consumo

“Veo con bastante claridad qué es lo que sucedecuando tienes el problema, pero ahora me gustaríaconsiderar qué es lo que sucede cuando no estásconsumiendo.

–¿Hay días en los que no tienes problemas de con-sumo de drogas?

–¿Cómo te explicas que ocurra esto?

–¿Qué es lo que cambia de tu vida cuando no exis-te el problema?

–¿Qué cosas distintas haces en esas ocasiones?¿Y qué otras cosas?

–En tu opinión, ¿qué es lo que tendría que pasarpara que esto sucediese más a menudo?

–¿Qué es lo que podría convencer a tus padres(maestros, amigos, etc.) de que el problema seestá resolviendo?

–¿Cómo reaccionarían tus padres (maestros, ami-gos, etc.) al ver los cambios que empiezan anotar en ti?

–¿Consigues no consumir bastante a menudo?

–¿Durante cuánto tiempo consigues no consumir?

–¿Qué es lo que tendrías que hacer para que suce-diese esto?”

B. Preguntas graduales

Cuando la descripción de un problema y el objetivodel tratamiento son demasiado difusos o demasia-do globales, las preguntas graduales ayudan aenfocarlos. También son instrumentos útiles paraestablecer qué tipo de inversión es necesaria parael cambio.

–“Sobre una escala de una a diez, con el diez demáximo y el uno de mínimo, ¿dónde situarías tudeseo de dejar de usar drogas?

–¿Dónde te situarían tus familiares en esta escala?

–¿Quién sería el más optimista? ¿Quién el máspesimista? ¿Y por qué piensas eso?

–Sobre la misma escala, ¿cuáles dirías que son tusposibilidades de conseguirlo? ¿Qué dirían tuspadres? ¿Y tus profesores? ¿Y tus amigos?

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–¿Qué tendrías que hacer para avanzar de 4 a 5?¿Qué es lo que piensan tus familiares y amigosque tendrías que hacer?

C. Preguntas hipotéticas o milagro

Cuando un terapeuta no consigue a identificarmomentos de no consumo y quiere obtener solu-ciones hipotéticas, o cuando los momentos de noconsumo se han identificado y la tarea inmediataes establecer el objetivo, la pregunta milagropuede ser muy útil.“Si esta noche sucediese un milagro mientrasestás durmiendo y se resolviese tu problema:–¿Qué es lo que notarías a la mañana siguiente

que te indicaría que ha sucedido un milagro? ¿Yqué otras cosas más?

–¿Quién más se daría cuenta de que ha sucedidoun milagro? ¿Cómo lo notaría?

–¿Cuál es la diferencia que notarían tus padres enti?

–¿Cómo reaccionarían tus padres al notar los cam-bios que ha habido en ti?

–¿Qué es lo que deberías hacer para conseguirque esto sucediese?

–¿Cómo tendrías que empezar a comportarte, entu opinión, para que pareciese que había ocurridoun milagro?”.

D. Preguntas en serie

Cuando un paciente cuenta que nada le va bien,que da igual lo que intente, y persiste en la nega-ción que de que esté sucediendo algo positivo enrelación con sus propios padres o hijos, una buenatécnica de enganche puede ser la de declararse deacuerdo temporalmente con la estima negativahaciendo “preguntas que afrontan la situación”. Losejemplos siguientes sirven para evidenciar alpaciente que tiene los recursos y la fuerza necesa-rias para conseguir lo que desea y para mejorar supropia vida.–Parece que el problema es verdaderamente muy

serio. ¿Cómo es que las cosas no se agravan?–¿Qué es lo que haces (o tu familia) para que las

cosas no vayan peor?–¿Qué tal te ha ido con las ayudas que has tenido?

¿Estarían de acuerdo tus padres (o hijos)?–¿Qué cosas fijas haces cuando las cosas son tan

graves?–¿Qué serías capaz de hacer para que no sucedie-

sen estas cosas?–¿Qué es lo que te indica que las cosas están

empezando a ir un poco mejor?–¿Qué es lo que te imaginas que harías después?

E. Preguntas en serie pesimista

Cuando un paciente insiste en que con su hijo (ocon su padre) todo le va mal, y repite una y otravez que hasta ese momento sólo ha obtenidoresultados desastrosos, lo mejor engancharlo aeste nivel planteando las siguientes preguntas:“El problema que describes es verdaderamenteserio y es necesario pensar sobre el porqué de quelas cosas vayan tan mal.–¿Cuál es la peor situación que puedes imaginar si

las cosas no mejoran?–¿Cómo te imaginas que sería entonces su vida?–¿Qué es lo que piensas hacer ahora?–¿Quién lo pasaría peor si las cosas transcurren del

peor modo posible? ¿Y después quién? ¿Algúnotro?Si el paciente se muestra un poco más optimistacomo respuesta a esta imagen tan pesimista,puede ser útil construir una solución planteandoestas preguntas.

–Así que, ¿qué supondría para ti que las cosasvayan un poco mejor? ¿y qué otras cosas?

–¿Quién es el primero que se da cuenta cuandoempieza a producirse un cambio?

–¿Cuál es la señal que indica que las cosas van unpoco mejor?

–¿Qué supondría para ti hacer que eso sucediese?

2. Felicitaciones

Cuando el terapeuta destaca las cosas positivasque hace el paciente, como por ejemplo, acudir a laterapia a pesar de su escepticismo, mostrar buenavoluntad para buscar un punto de encuentro consus padres, querer evitar enredos con la justicia, ycosas de ese tipo, éste puede reaccionar con sor-presa y sentirse reconfortado. En muchos casos setrata de la primera vez que un profesional le dicecosas agradables, y probablemente también es laprimera vez que alguien le ha prestado atención,especialmente si el paciente ha vivido una infanciaescolar infeliz, ha tenido problemas con la policía,con la justicia, con sus padres, etc. El contenido delas felicitaciones no tiene por qué estar relacionadodirectamente con el problema en sí, sino con cual-quier cosa que el paciente haga en su propia utili-dad, o cualquier cosa que sea capaz de hacer, o a laque aspire. Lo más importante es evidenciarlo.

3. El éxito futuro: fijar los objetivos

Los objetivos claros, concretos y mensurables ayu-dan no sólo al terapeuta a comprender qué es loque tiene que hacerse para resolver los problemas,

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sino que también aumentan las posibilidades deéxito del paciente. En el momento en que comien-za la terapia la mayor parte de los pacientes seencuentran en un estado de opresión, confusión yfrustración a causa de sus problemas que les impi-de especificar claramente cuáles son sus objetivos.Si se emplea el tiempo necesario para establecerunos objetivos estables y para fijar los elementosque permitan medir el éxito que se obtenga, losproblemas parecen menores y menos opresivos.Massimiliano, un chico de 20 años que está en tra-tamiento por consumo de heroína y que lleva unavida desordenada a causa del consumo de drogas,ha expresado sus objetivos respondiendo a las pre-guntas milagro: no deberá consumir heroína comoreacción a las disputas con su padres, empezará atrabajar, evitará a los muchachos de la plaza. Al ter-minar la sesión lo que ha sido capaz de construir através de las respuestas de las preguntas puedeser sugerido como tarea para llegar a la solución.

4. Valorar los periodos de no consumo transcurridos

Hay pacientes que a menudo dejan pasar algunosdías, una semana o dos, o quizás un mes sin con-sumir drogas. Y dado que hasta los viaje de milesde kilómetros comienzan paso a paso, el que hayahabido uno o dos días de control o de abstinenciaantes del inicio del tratamiento puede ser conside-rado como una señal de la capacidad del pacientepara resolver el problema. La tarea del terapeutaconsiste en examinar todas las cosas que elpaciente haya hecho durante ese periodo de éxito.Y una vez que se integran en el repertorio de cosassabidas, al paciente le resulta mucho más fácilempezarlas de nuevo.

5. Enfocar la atención sobre el control

Lo que nosotros proponemos es concentrarse enel control, no en la falta de control. Es decir, invitaral paciente a buscar qué es lo que hace en las oca-siones en las que pudiendo consumir las drogasconsigue no hacerlo.Este objetivo implica que el paciente vencerá lanecesidad apremiante de hacer, en vez de esperarpasivamente a que sucedan las cosas. Cuando él oella vuelven a ganar, esto implica que vencerán, yque sólo es cuestión de tiempo. La cuestión dejade centrarse en torno al hecho de si serán capacesde vencer o no.

6. Reformular

Dado que la percepción de las cosas es negocia-ble, y dado que esta percepción de las cosasdetermina, por lo menos en parte, el comporta-miento, muchas veces es mucho más útil ofrecer

un punto de vista positivo de un acontecimientoque negativo.Por ejemplo, Marcos, que tiene 34 años, llega a lasesión enfadado con sus padres porque siguendudando de que haya dejado de consumir drogas.Después de escucharle un rato, he comentado porcasualidad lo que deben quererle sus padres. Sor-prendido al sentir una cosa de ese tipo, sintiócuriosidad por sentirlas más veces. Le dije que porquererle tanto han sufrido mucho por su drogadic-ción, porque durante diez años, repitiendo una desus frases, “nunca había bebido gaseosa” y queprobablemente no consiguen hacerse a la idea deque esté bien por miedo a que vuelva a recaer, yque este problema de sus padres demostraba lafortaleza del vínculo que sentían hacia él. Despuésde quedarse reflexionando durante un rato muylargo, terminó confesando que sí, que estaba deacuerdo en que sus padres lo querían muchísimo.

CONCLUSIONES

El modelo de Terapia Breve Centrada en la Soluciónpresenta aspectos muy interesantes y útiles para eltrabajo con los toxicómanos y sus familias. Las estra-tegias de enganche, haciendo propias las metas delpaciente, estimulando la cooperación con los aspectospositivos y centrando la atención sobre modelos liga-dos a la solución más que a los modelos de problema,hacen que éste se sienta inmediatamente protagonis-ta de su cambio, ayudándole a utilizar sus propiosrecursos e insertando un proceso de posibilidades desuperación del problema que crea una expectativapositiva para el futuro, muy útil para todo el sistemafamiliar y también para los especialistas, que se prote-gen del riesgo de resignarse rápidamente frente alpaciente no motivado.

BIBLIOGRAFÍA

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