`Esencia´ - La tesina de Yone Amo (Diseño de moda en ESI | Valladolid)

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Índice

- Introducción. ......................................... 5 - Influencia del pasado............................. 7 - Evolución de la moda nupcial durante el

s.XX hasta la actualidad. ..................... 59 - Desarrollo de la colección .................. 139 - Elaboración de la colección ................ 189 - Bibliografía ........................................ 243

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Introducción

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Esencia es un proyecto basado en la indumentaria nupcial. En este proyecto encontraremos una investigación sobre la moda nupcial del s. XX hasta la actualidad, y una investigación sobre el porqué de esta evolución. Tras esta investigación encontrareis los pasos a seguir para crear una colección, y como conclusión del proyecto se analizarán las etapas para la realización de una colección. En este estudio encontrareis gran cantidad de información gráfica, pues en la moda es muy importante la observación, y como sabemos “una imagen vale más que mil palabras”.

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miriam

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La moda es cíclica, y por ello siempre es frecuente ver que se toman ideas de La moda es cíclica, y por ello siempre es frecuente ver que se toman ideas de La moda es cíclica, y por ello siempre es frecuente ver que se toman ideas de La moda es cíclica, y por ello siempre es frecuente ver que se toman ideas de épocas pasadas para la creación de estilos que en cada época se consideraron épocas pasadas para la creación de estilos que en cada época se consideraron épocas pasadas para la creación de estilos que en cada época se consideraron épocas pasadas para la creación de estilos que en cada época se consideraron modernos. Por modernos. Por modernos. Por modernos. Por ejemplo, los Teddy Boys, una tribu urbana presente en la década ejemplo, los Teddy Boys, una tribu urbana presente en la década ejemplo, los Teddy Boys, una tribu urbana presente en la década ejemplo, los Teddy Boys, una tribu urbana presente en la década de 1950, tomó como base en su estilo la vestimenta eduardiana. Es más fácil de 1950, tomó como base en su estilo la vestimenta eduardiana. Es más fácil de 1950, tomó como base en su estilo la vestimenta eduardiana. Es más fácil de 1950, tomó como base en su estilo la vestimenta eduardiana. Es más fácil dejarnos llevar por todo aquello que conocemos y por ello cada cierto tiempo dejarnos llevar por todo aquello que conocemos y por ello cada cierto tiempo dejarnos llevar por todo aquello que conocemos y por ello cada cierto tiempo dejarnos llevar por todo aquello que conocemos y por ello cada cierto tiempo aceptamos de nuevo estilos que se consiaceptamos de nuevo estilos que se consiaceptamos de nuevo estilos que se consiaceptamos de nuevo estilos que se consideran pasados de moda pero a los que se deran pasados de moda pero a los que se deran pasados de moda pero a los que se deran pasados de moda pero a los que se da un nuevo aire. Por ello, para poder analizar la evolución de la moda nupcial del s. da un nuevo aire. Por ello, para poder analizar la evolución de la moda nupcial del s. da un nuevo aire. Por ello, para poder analizar la evolución de la moda nupcial del s. da un nuevo aire. Por ello, para poder analizar la evolución de la moda nupcial del s. XX, es necesario conocer ciertos aspectos de la historia de la moda, que van a XX, es necesario conocer ciertos aspectos de la historia de la moda, que van a XX, es necesario conocer ciertos aspectos de la historia de la moda, que van a XX, es necesario conocer ciertos aspectos de la historia de la moda, que van a influenciar de manera considerable la indumentariainfluenciar de manera considerable la indumentariainfluenciar de manera considerable la indumentariainfluenciar de manera considerable la indumentaria nupcial del último siglo.nupcial del último siglo.nupcial del último siglo.nupcial del último siglo.

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La influencia del pasado

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Grecia

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El matrimonio en Grecia, no era una cuestión sobre la que las mujeres pudieran decidir. Se trataba de un acuerdo económico entre los padres de la novia y el novio.

Este concepto dista mucho de lo que conocemos como matrimonio en la actualidad, pues las mujeres somos autosuficientes y libres para tomar nuestras propias decisiones. Aún así, no podemos negar que aunque no entendamos el matrimonio de la misma manera, las normas de vestimenta griega han marcado las épocas posteriores en numerosas ocasiones.

Es común que los historiadores lleguen a la conclusión de que Grecia fue para Roma lo que París para Europa durante los siglos XVIII y XIX: El centro del arte y el estilo.

Los griegos llevaban ropa muy sencilla, pues la mayoría de las prendas se realizaban mediante un rectángulo de tela.

El chitón era una prenda indispensable, lo llevaban tanto hombres como mujeres.

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Empleaban las mínimas costuras posibles, pues la mayoría de las veces se recurría al drapeado llevando la tela envuelta al cuerpo.

En la antigua Gracia se consideraban propios cuatro estilos de vestir: el minoico cretense, el micénico, el arcaico y el clásico. Cada uno de ellos, recibe el nombre de la época en que apareció.

Los estilos que influenciarán en la moda nupcial del s. XX, serán el arcaico y el clásico. Las prendas del estilo arcaico giraban en torno a los elementos básicos de la túnica y el chal, las cuales servían para enmarcar y dar forma al cuerpo de modo específico. En la época clásica, la tela era más suave y os drapeados adquirieron mayor refinamiento, de esta forma la ropa caía de forma natural sobre el cuerpo.

Distintos estilo de indumentaria femenina griega.

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Los cortes y costuras eran casi inexistentes y la atención se centraba en los drapeados. El vestido ideal debía estar realizado con la tela más fina posible, tanto que resultara difícil diferenciarla del cuerpo. Esto correspondía al ideal artístico de la Grecia clásica, en la que la escultura se basaba en la naturalidad y la sencillez.

La prenda indispensable del vestuario griego era el chitón, o túnica, más fino en mujeres que en hombres, el cual consistía en una pieza de tela de lana rectangular que envolvía el cuerpo. Se podía llevar cubriendo el brazo izquierdo sujetándola en el hombro, o también cubriendo los dos hombros, sujetando así la tela mediante fíbulas.

El chitón podía presentarse con distintas larguras, dependiendo de la clase social y de la actividad a desempeñar. Por ejemplo, los labriegos llevaban un chitón más corto que facilitas su movimiento.

Los modelos más lujosos podían teñirse, bordarse o llevarse adornados con cenefas de diseños geométricos u otros elementos decorativos.

La palla, era una prenda similar el chitón. Se fijaba en los hombros y se sujetaba en la cadera con un cinturón.

La Victoria de Samotracia, Fidias.. 190 a. C.

Museo del Louvre, París. Envuelta en un fino chitón y un manto.

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Otra prenda habitual era el peplo dórico, el cual consiste en un rectángulo de lana tejida. Tenía una anchura de 180cm y se ha calculado que su largura aproximada equivalía a la mitad de la altura de la persona portadora.

Se llavera drapeado envolviendo el cuerpo y se sujetaba en los hombros con alfileres o fíbulas. La tela que sobraba se llevaba hacia arriba dando lugar a una solapa, similar a una capa corta.

Se han encontrado variaciones de esta prenda: se podía llevar sin cinturón y abierto a un lado, o lograrse el efecto de blusa y falda mediante una costura desde la cintura hasta el dobladillo, a la vez la tela sobrante se sujetaba con una faja o cinturón bajo el pecho y se abrochaba otro cinturón sobre el pliegue que quedaba sobre la cintura. Se colocaba de forma que se adaptara a la silueta del cuerpo, incluso para forzar este efecto se ponían a veces pesos ovalados, así quedaba más drapeado y pegado.

La túnica podere dórica, era otra prenda que podía bordarse e ir acompañada de joyas y del pharos, un ligero chal de hilo. Este se confeccionaba con tela muy fina y se podía sujetar con un alfiler, adquiriendo así forma de pañuelo cruzado sobre el cuerpo.

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Ménade danzante. Copia romana de un original

griego. Skopas.

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Mujer con chitón.

En algunas ocasiones las mujeres también llevaban el himation del hombre. Esta prenda consistía en un rectángulo de tela que se llevaba sobre los hombros. Se envolvía alrededor del torso, se pasaba por debajo del brazo izquierdo y se sujetaba en el hombro derecho. Otra forma más sencilla de drapeado era poner la tela alrededor de la espalda de manera que los extremos cayeran por el antebrazo.

Así pues, el vestuario de la mujer griega incluía una serie de prendas claramente femeninas y para ello se seguía un ritual. En primer lugar se envolvían en una tela por debajo del pecho, sobre la que se ponía una túnica transparente y finalmente se vestía con una sobretúnica corta y sin mangas.

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Merveilleuses

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En 1789, durante la Revolución Francesa, se produjo un significativo cambio en la estética de la época. Este cambio derivó de la estética inglesa del momento. Sin embargo, en lugar de producirse por la Revolución Francesa, como sucedió en Inglaterra, este cambio se dio en Francia por razones totalmente políticas.

La nueva vestimenta se presento de forma más excesiva durante la época del Directorio, con las merveilleuses como protagonistas. Mujeres vestidas con atuendos extremadamente finos y diáfanos, sin corsés ni guardainfantes. Eran vestidos con el talle situado justo debajo del pecho, y estaban confeccionados en algodón, material que sustituyó a la seda.

En esta época se utilizó la moda como propaganda política, apoderándose de la indumentaria de las clases bajas.

Así, el vestido camisa o camisero se convirtió en la moda imperante. Con este estilo, Francia fue reconocida como líder mundial de la moda femenina.

La simplicidad de este nuevo estilo era la antítesis de la moda rococó, presente en la era anterior. Los vestidos se realizaban en algodón blanco y fino, casi transparente, lo que requería llevar la mínima ropa interior o incluso evitar llevarla.

Madame Récanier, 1805. François Gérard.

Museo Carnavalet, París.

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Tenían una clara línea tubular que evolucionó gradualmente en el estilo neoclásico, inspirado en Grecia y Roma. Con esta evolución el material cambió, sustituyendo en algunos casos el algodón por la muselina, la gasa o el sencillo percal.

La vestimenta femenina cambió su función pues el cuerpo de la mujer ya no necesitaba ser moldeado, la ropa cumplía la única función de cubrir el cuerpo. Este fue el resultado del primer concepto moderno e innovador del cuerpo femenino.

Estos vestidos se acompañaban con diversas prendas durante el invierno, de esta forma se popularizaron los chales de

Leopold Boilly.

Passer Peyez, 1803.

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cachemira que servían tanto de complemento como de prenda de abrigo. También era común el uso de boleros y de redingotes.

Debido a la crisis que sufrió la industria de la seda en Francia, por el uso prácticamente exclusivo del algodón, Napoleón quiso reactivar el sector dictando un decreto para que tanto hombres como mujeres llevaran prendas realizadas en seda durante las ceremonias formales.

Durante la primera década del s. XIX, se generalizó de muevo el uso de la seda para las prendas de la vida cotidiana, pues se puso de nuevo de moda la ornamentación y la fantasía. Aun así, el corte del vestido era el mismo, solo que se acortó el largo de la falda a partir de 1810.

Sátira social de París, en 1875.

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Izquierda: Vestido de algodón con bordados vegetales

Vestidos de muselina de algodón con cola. En el primer conjunto se acompaña con un chal de crepe rojo y un bolso de seda bordado. El tercer vestido se acompaña con un chal de gasa de seda malva. Hacia 1800-1810

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Vestido de gasa de algodón con bordados en el pecho y en el bajo.

Vestido de muselina de algodón blanca bordada con pequeños motivos florales. Y fichú de lino con bordado polícromo.

Hacia 1805.

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Izquierda: Vestido con cola de seda blanca, con bordados en lúrex plateado. Se acompaña de un chal de encaje de algodón

Arriba: “Checkers”. Cuadro de Léopold Boilly. 1803.

Ilustración de “Costume Perisien”.

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Época

victoriana

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La época victoriana, que recibió ese nombre como deferencia a la reina Victoria, se dio desde 1848 ó 1850 hasta 1890, año en el que comenzó la Belle Epoque.

La vestimenta victoriana derivó de la vestimenta propiamente inglesa que se dio a la vez que la moda del directorio en Francia. Su característica principal es el corsé y las voluminosas faldas.

La creciente prosperidad económica que se vivió en la década de 1850, implicó una mayor complejidad en el vestido. Las cinturas eran cada vez más estrechas y las faldas más voluminosas. Las faldas se agrandaron de tal forma que durante la primera mitad de la década se llevaban gran cantidad de enaguas bajo la falda

La emperatriz Eugenia y sus damas de honor, de

F. X. Winterhalter. Hacia 1860

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para lograr tal efecto. Durante este periodo de tiempo es característica la falda con muchos volantes lo que sumado a las enaguas conseguían la forma deseada. Y estos volantes, al estar dispuestos horizontalmente, acentuaban la forma de la falda.

Debido a la incomodidad que producía llevar tal cantidad de enaguas, en 1856 éstas fueron sustituidas por la crinolina. Estos armazones, que sería lo más parecido a nuestro actual cancán, se realizaban con acero flexible que se podía coser directamente a la enagua o llevar como una prenda independiente.

Vestido de calle, realizado en tafeta de seda, con estampación de cuadros. Hacia 1850.

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La falda de este periodo se convirtió en un símbolo de fertilidad, como suele suceder con todos los aumentos del tamaño de las caderas, y un símbolo de coqueta inaccesibilidad, debido al enorme tamaño que alcanzó la crinolina al final de la década. En sí misma era un instrumento de seducción, pues la crinolina provocaba un inquieto vaivén con cada paso que daban las mujeres.

La crinolina estuvo presente durante unos quince años, durante los que sufrió distintas variaciones. Este elemento básico en el vestuario femenino de la época, alcanzó su máximo tamaño en la década de 1860. En aquel momento la crinolina sobresalía tanto por delante como por detrás, dando la sensación de que los vestidos llevasen algo de cola. A mediados de 1860, la crinolina se desplazó hacia la espalda, dejando el delantero con menos volumen o incluso prácticamente plano. Debido a este nuevo gusto por resaltar la parte de la espalda, se pasó todo el refuerzo a esta zona, convirtiéndose en realidad en media crinolina, lo que acabó derivando en el polisón. El polisón era un refuerzo que se rellenada con cojines o con tejido, que sujeto en la cintura, ampliaba la zona de la espalda. Añadido al polisón era frecuente que los vestidos llevasen gran cantidad de tejido recogido en forma de cola, lo que sumado a este curvado armazón sería el concepto característico de la década siguiente.

“La cubierta” de James Tissot. 1877.

“Ball on shipboard”, de James Tissot. 1874.

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En estas imágenes vemos como la crinolina se desplazando a la zona de la espalda.

El primer vestido data de 1865. Y se compone de corpiño y falda.

El segundo data del mismo año, realizado en brocado de tafetán de seda. Y está acompañado de una capa de encaje.

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Había dos clases de vestido: de una sola pieza, “estilo princesa” (en honor a la princesa Alejandra), y el vestido de dos piezas, formado por un cuerpo y una falda. El estilo princesa ofrecía multitud de posibilidades. De estas posibilidades derivó “el vestido de té”, que se llevaba suelto, y con el que prácticamente se podía ver el corsé.

A mediados de 1870, el inflado polisón había desaparecido. Las faldas seguían manteniendo su protuberancia en la falda pero eran de menor volumen e incluso los vestidos de mañana levaban una cola excesivamente larga.

A principios de los 80, la moda imperante consistía en una cintura excesivamente estrecha, atrapada en un corsé que prácticamente formaba parte del corpiño. Las faldas salían por debajo de este y quedaban fruncidas horizontalmente lo que creaba la sensación de cinturas más estrechas incluso. A mediados de esta década, nos encontramos con un nuevo tipo de polisón, en el que se sustituyó la crin de caballo por bandas metálicas.

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Corsés realizados en raso de seda y raso de algodón. El primero data de 1880. El segundo en el que se muestra el delantero y la espalda hacia 1885-1889Y el último hacia 1885-1895.

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En la página anterior vemos una crinolina. En este caso

Los aros están cosidos a la enagua.

En esta página vemos dos clases de polisón. El primero se sujeta a la cintura y está formado por un cojín.

El segundo queda integrado en la enagua y se compone de una serie de aros. Estos se unen por un cordón para dar o quitar volumen según la ocasión. Fue un gran avance para la época.

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Izquierda: Vestido de raso de seda, bordado con motivos florales. Realizado en la década de 1870.

En la década de 1880, el polisón se redujo, y como vemos ha desaparecido los drapeados en la parte trasera, quedando reducido a pequeños pliegues.

Derecha: Vestido de Charles Frederick Worth, hacia 1888. Realizado en brocado de seda de color marfil.

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Belle epoque

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La Belle Epoque surge en un periodo de paz y seguridad económica que duró desde 1890 a 1914. Su época final se caracteriza por el estilo eduardiano, llamado así por el monarca Eduardo VII, que ocupó el trono en Inglaterra de 1900 a 1910. Esta época se caracteriza por la silueta en forma de “S” y el traje sastre para mujeres.

A finales de 1880 se redujeron las medidas del polisón por lo que la línea de la falda se suavizó, creándose así una falda larga y esbelta con el bajo acampanado. Llegado ya 1890, los hombros se ensancharon y las mangas de pernil reaparecieron. La parte superior de las mangas se hizo muy rígida y voluminosa.

Vestido de chifón, hacia 1901. Corsé, febrero de 1902.

El nuevo corsé, empuje el pecho hacia delante y la cadera hacia atrás.

Derecha: Vestido de cena, compuesto por un cuerpo de terciopelo, un cinturón corpiño y una falda de tafetán brocado abierta sobre un delantal.

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Y los cuellos eran altos y rígidos.

La silueta en forma de “S” se conseguía a través de este tipo de vestido que marcaba una cintura extremadamente estrecha, un pecho voluptuoso y proyectado hacia delante y una protuberancia en la parte posterior de la falda.

Este estilo se erigió como símbolo de estatus y a la vez cargado de erotismo derivado de su severa silueta.

Esta silueta, no habría existido sin el corsé que empujaba la pelvis hacia atrás y el pecho hacia delante para conseguir dicha forma. El busto sobresalía decorado con varios adornos, encajes y cintas.

A principios de 1900, el encaje de chantilly y el de Valenciennes eran los más buscados por aquellas que podían permitírselo. Entre los encajes, los guipures eran muy populares. Los vestidos de tul estaban en auge y se llevaban encima de un vestido de seda, que realizaba la función de forro. En estos tules, predominaban los motivos florales de chenilla: rosas, lirios y otras flores decoraban cuellos, mangas y canesúes.

Detalle de cuello, cuerpo y manga de la vestimenta eduarniana.

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Una prenda muy importante en el vestuario de las damas propias de la época ya eduardiana fue la blusa derivada del atuendo masculino. Los delanteros de estas blusas aparecían abotonados y ajustados, con cuellos con canesú y mangas jamón. Esta prenda se utilizaba por la nueva mujer de la época.

U en esta época surge un nuevo atuendo, el traje sastre para mujeres. Este se confeccionaba en sarga, tweed o lino. Este traje estaba formado por una falda, a veces más corta que en los vestidos, una blusa almidonada y una chaqueta tipo sastre.

Página anterior, derecha: Corsé reforzado con una varilla de acero en la parte frontal. Realizado en jacquard con motivos florales y decorado con encaje en el escote. Tiene ligas en la parte frontal. Hacia 1907.

Derecha: Es el estilo “chica Gibson”, basado en el atuendo de traje de chaqueta. Perfecto para el deporte. Compuesto de falda y blusa. Hacia 1893.

Página siguiente, izquierda: Atuendo característico de la Belle Epoque. Silueta en forma de “S”. Los vestidos son de seda blanca.

Página siguiente, derecha: Ejemplo de traje de chaqueta. Chaqueta sastre de lino, acompañado de una blusa y una falda que llega al tobillo. Hacia 1890.

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Vestido negro de seda y mangas pernil. Con elementos decorativos de raso y terciopelo en hombros y cuello.

Derecha: Vestido de tafetán rosa con manga de pernil. Bolero y sobrefalda abierta a un lado de lino bordado. La blusa presenta grandes frunces en la cintura. Ilustración, hacia 1896.

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Izquierda: Vestido de encaje hecho a máquina y muselina. De color blanco y motivos vegetales. Canesú tipo babero que cubre el busto y los hombros y cuellos alto. Hacia 1903.

Derecha: Vestido de seda de color crudo, con una silueta “S” muy definida. Cuello alto y canesú de encaje. Hacia 1903

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Evolución de la moda nupcial durante el s. XX hasta la actualidad

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En esta sección, se analizará la trayectoria del estilo y la evolución del vestido cada vez menos restrictivo, en cuanto a novia se refiere.

Esta evolución será analizada a través de cuatro temas. Cada capítulo estará centrado en los distintos estilos en que podemos encontrar un vestido de novia. Tipos de vestidos y otros conceptos a tener en cuenta.

A principios del s.XX, el vestido blanco seguía siendo un privilegio para los ricos, y las clases sociales que no podían permitirse dicho lujo, se conformaban con un bonito vestido de otro color.

Sin embargo, en la actualidad, la industria nupcial a sabiendas de que cuando una mujer, compra un vestido de novia, no adquiere solo el producto, sino también la imagen que lo rodea, se aprovechan de ellas en un momento de gran vulnerabilidad. Las novias, junto con el vestido, compran un sueño, compran la idea de la perfección absoluta. Aquella perfección de la que quieren disfrutar el resto de sus vidas.

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De princesa

“Mujeres de palacio, en románticas ceremonias. Esperando a unirse para siempre con el hombre de sus sueños.

En búsqueda de la felicidad, y con la primera hoja en blanco, en la que se disponen a escribir el libro de sus vidas. Un libro con

un comienzo donde se respira felicidad y nerviosismo, a la espera de cumplir sus expectativas más importantes”.

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Hacia finales del s. XIX, la moda era dictada por las clases altas, dando lugar a una mujer convertida en objeto decorativo adornado con volantes y encajes, y aprisionado en su corsé. Las chicas más adineradas se casaban con un vestido de Charles Frederick Worth, el padre de la alta costura, mientras que el resto de mujeres menos afortunadas, económicamente hablando, se conformaban con el vestido de los domingos, mientras solo les quedaba soñar con lujosas bodas.

Sin embargo, hoy en día, cualquiera puede adquirir un vestido de noche en Internet, y todas las novias gozan de la oportunidad de parecer princesas de cuento, sin tener en cuenta su clase social.

El tipo de traje de novia más usual en occidente, es el de estilo fiesta. Este tipo de vestido está compuesto por un corpiño ajustado, el cual acaba en una vaporosa falda, adornada con cristales, volantes, encaje o incluso perlas. Esta completamente relacionado con la influencia victoriana y eduardiana, basada en el uso del corsé y la crinolina, la cual ha estado presente a lo largo de todo el s. XX.

Esta influencia tomó vida propia gracias a la película “Lo que el viento se llevó”, de 1939, en la que se mostraban trajes de 1860. Esto dio lugar a un nuevo desarrollo del gusto por el polisón, la crinolina y las mangas abullonadas.

Ilustración de una novia propia de principios de siglo, al estilo Luis XIV, formado por una blusa, un cinturón corpiño y la falda acampanada con

cola.

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Aunque tras la segunda guerra mundial se impuso la silueta estilizada, en 1947 regresó de nuevo el uso del bustier gracias a la aportación que Christian Dior hizo dicho año. En 1947, Dior presentó una colección llamada “Ligne Corolle”, con la que pretendió que las mujeres parecieran flores. Apareciendo así, de nuevo, trajes de novia confeccionados con casi veinte metros de tela. Su ideal femenino consistía en un talle que otorgase a las mujeres garbo y soltura, de hombros redondeados, busto alto y cintura estrecha, a partir del cual se formaba la corola.

Los bustiers comprimían al torso, mientras a su vez los miriñaques daban volumen a anchas faldas que llegaban hasta la rodilla.

Esto produjo el renacer de la imagen de mujer voluptuosa, mediante la silueta de reloj de arena. Esta colección de Dior, que trajo de nuevo esta línea para los vestidos de novia, se compuso de ropa con hombros suavizados, y cinturas marcadas desde las que fluían vaporosas faldas. Estilo al que el diseñador llamó “Silueta de Flor”. Este look, recuerda al ideal de faldas largas de la Belle Epoque, cinturas diminutas y hermosas telas.

Mary Pickford, el día de su boda. Vestido similar al estilo de la Belle Epoque, pero sin corpiño, pues data de los años veinte, marcados por la liberación femenina.

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Así pues, las mujeres más ricas acaparaban los talleres de Christian Dior y de Cristóbal Balenciaga. Mientras, en las tiendas de novia, las mujeres que no podían permitirse un vestido de los diseñadores del momento, podían adquirir versiones más ajustadas a su presupuesto.

Diseño de Christian Dior, 1950.

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Tras las estilizadas siluetas de las décadas de los sesenta y setenta, regresa de nuevo esta tendencia durante los ochenta. En esta década aparecieron de nuevo en escena las faldas abullonadas que dieron fama internacional a Vivienne Westwood.

Dado el estancamiento que sufrió la moda femenina en los años setenta los diseñadores experimentaron con formas más fluidas. Esto dio lugar a que en 1983, el magistral Yves Saint Lauren presentase nuevas formas pulcras y femeninas basadas en cinturas estrechas y amplias faldas.

Izquierda: Lady Diana Spencer, el día de su boda en 1891. Vestido diseñado por Elizabeth y David Emanuel, realizado en tafetán de seda con adornos de encaje y lentejuelas. Fue inmediatamente copiado por las novias de la época.

Derecha: Audrey Hepburn, en 1954. Se casó con Mel Ferrer. Vestido que seguía los cánones de la década de 1950, Cintura estrecha, hombros anchos, conseguidos gracias a la forma acampanada de las mangas, y amplia falda.

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Como suele ocurrir, otras casas de diseño internacionales, propusieron estilos similares, pero la falda de vuelo se implantó con fuerza en 1985, cuando Westwood lanzó la minicrinolina. Así pues, las mujeres se dejaron embaucar de nuevo por los grandes volúmenes, deseando seda, tafetán, corpiños de hueso, mangas abullonadas y enaguas. Se vieron cuellos anchos con gargantillas de perlas o cuellos altos, al mismo estilo eduardiana.

Los vestidos de novia actuales, son más elegantes, basados en la sencillez, sin tantos volantes o adornos. Suelen ser de palabra de honor, puesto que ya no quedan censurados los brazos y hombros descubiertos en las ceremonias. Aún así, estos cambios no afectan a la esencia del mismo traje de fiesta, el cual permanece como símbolo de ostentación y es la elección favorita para las novias.

Página siguiente, izquierda: Sarah Jessica Parker, muestra su vestido, creado por la casa Dior, durante la gala de los Oscars en 2010.

Página siguiente, derecha: Imagen de la película “Una cara con ángel”. Protagonizada por Audrey Hepburn y Fred Astaire. Ella lleva un vestido de Givenchy, diseñador que la vestía en cada una de sus películas.

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Arriba: La cantante mejicana Thalia contrajo matrimonio en 2002, con un vestido que dejaba los hombros al descubierto mediante un bonito escote y tenía una cola de 17 metros de largo.

Página anterior, derecha: Diseño de Jesús del Pozo, presentado en Barcelona Bridal Week 2011.

Página siguiente, izquierda: El futbolista Robbie Keane y la ex miss Irlanda Claudine Palmer, contrajeron matrimonio en 2008. Ella viste un precioso vestido de Elie Saab, adornado con lentejuelas y con motivos de pedrería.

Página siguiente, derecha: Diseño de Alta Costura de Dior, de la temporada primavera-verano 2010.

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Sencillez, base de la elegancia

“Una mujer atrevida, y una decisión quizá precipitada, pero aún así dispuesta a superar cualquier tempestad que surja en su

contra.

Segura de sí misma y de la persona a la que se aproxima, en la que se ve a leguas que está incluso más nervioso que ella, pero aún así petrificado ante la hermosura con la que se sumergirá

en un precioso beso en el momento indicado”.

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Este nuevo estilo, surge gracias a la desinhibición que se desató entre las mujeres tras la segunda Guerra Mundial. Las faldas se acortan, los talles se alargan y lo juvenil y descarado causa furor. Los años veinte fueron testigo del comienzo de la era de los medios de comunicación, y revistas como Vogue y Vanity Fair facilitaron la creciente popularidad del primer estilo moderno para las mujeres que sigue presente en la actualidad.

Las nuevas ideas y el arte de las vanguardias fueron desterrando los asfixiantes valores victorianos y en 1909 se asentó la nueva silueta estilizada.

La pionera y creadora de este concepto fue Coco Chanel. Impulsora de un estilo masculino y elegante, surgido en los “locos años veinte”, cuando las mujeres comenzaron a llevar el pelo corto y a vestir ropa que no marcaba la cintura.

El primer vestido está realizado en lamé, con motivos florares.

El segundo vestido está cubierto de abalorios en tonos blanco y crema.

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Este estilo se denominó garçonne, y significó la liberación de la mujer. Aquí no había cabida para adornos superfluos, solo importaba la pura y simple sencillez, base de la elegancia. Se cambiaron los adornos de los trajes de fiesta por el minimalismo y la ausencia de barroquismos y se prescindió de detalles superfluos.

Chanel diseñó vestidos de novia cortos y estilizados, acompañados por una cola que apenas llegaba al suelo.

En 1924, se dan a conocer las “flappers", mujeres alocadas que fumaban y se maquillaban en público. Sus vestidos se caracterizaban por ocultar todo tipo de curvas. Eran vestidos rectos sin ningún tipo de pinza, quedando disimulados los senos, sacadera y la cintura. En 1925 el talle cayó por debajo de la cadera hasta desaparecer y los dobladillos subieron hasta alcanzar prácticamente la rodilla.

Rectos, sueltos y sin mangas, los vestidos de las flappers sugerían una nueva conciencia del cuerpo, mostrando brazos, espalda y piernas por primera vez.

Las novias se decantaban por vestidos sin mangas de color blanco o marfil, con faldas de talle bajo, a la altura de la cadera o incluso llegando a sobrepasarla, y una largura hasta la rodilla,

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adornados con lentejuelas, cuentas, perlas y piedras de imitación.

Esto dio lugar a una igualdad de clases sociales, en cuanto a vestimenta se refiere, pues nadie podía vestirse por menos dinero, y lo mejor y hasta cierto punto particular, es que la idea gustó. Chanel dijo: “Las mujeres deberían vestirse igual de sencillas que sus criadas”, y ellas estaban encantadas llevando a cabo esta idea.

Los trajes más sencillos resultaron más prácticos, nada que ver con los vestido victorianos llevados treinta años antes, y la preferencia de dicho estilo hasta el momento.

No fue hasta la segunda guerra mundial, cuando las novias ven de nuevo una simplificación en sus trajes.

Las novias en este momento tenían menos opciones, debido al racionamiento. Aun que estos cupones no llegaron a afectar a ciertos tejidos como el encaje y las telas propias de tapicería, los cuales fueron muy útiles para la confección de trajes blancos. Incluso en ciertos casos, se llegó a utilizar seda de paracaídas, cuando fue necesario.

En este momento de restricciones, lo más elegante y práctico fue el traje de falda estrecha y chaqueta sencilla.

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Virginia Cherril durante su boda en 1937. Vestido realizado en género de punto. En esta época los ramilletes sustituyeron a los ramos.

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“Para ser chic tienes que escatimar”, publicó Vogue en 1941, refiriéndose a la nueva moda presente durante los tiempos de guerra. Impulsado por la economía de guerra, el traje sastre de corte económico, con cinturas estrechas y faldas rectas creaba una figura grácil, sacrificando las curvas femeninas a favor de una esbeltez teñida de masculinidad. Lo elaborado volvió a desaparecer, en pos de una sencilla elegancia.

Debido a la crisis quedó afectado un elemento que tiene mucha importancia para las novias, las flores. Estas dejaron de cultivarse, pues era más necesario

utilizar la tierra para cultivar otro tipo de productos. En su lugar, las novias sustituyeron las flores naturales por otras realizadas en tela. Se llevaron tanto en el pelo o vestidos como en forma de ramo.

De nuevo, en 1964, surge un nuevo estilo con la colección de André Courrèges, llamada “Moon Girl”. Colección realizada en blanco y cromo, y compuesta por simples diseños geométricos confeccionados con gruesas telas y dotadas de un aspecto muy innovador gracias a la sencillez de presentaban.

La crítica del momento la definió como un desfile de líneas rectas y formas puras. La clave fue la simplicidad. Cortes cuadrados,

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sin apenas adornos, sencillos bolsillos de parche en las caderas y las minifaldas más cortas.

Las mujeres se vieron “obligadas” a abandonar de nuevo las voluptuosas siluetas de los años cincuenta, al conocer los cortos pichis de esencia infantil creados por Mary Quant, los cuales fueron recibidos con los brazos abiertos.

Este nuevo cambio en las elecciones femeninas, tuvo lugar durante un surgir de creatividad conocido como “Swinging

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London”, término creado por la revista “Times” en 1966. Fue un movimiento caracterizado por el optimismo y el hedonismo. Se vieron trajes de novia de papel, cortísimos y lisos minivestidos, y se produjo el cambio del velo por sombreros forrados de tela claramente minimalistas.

Los adornos quedaron excluidos completamente, a favor de una sencillez tal, que incluso a principios de los sesenta nos encontramos con vestidos de novia casi sin costuras, con mangas acampanadas y sin marcar de ninguna forma la cintura.

Tras la vuelta de nuevo a las siluetas voluptuosas y maternales de los años ochenta, aparecieron dos nuevos aspectos considerados la antítesis de este extravagante estilo: Por un lado nos encontramos en 1990 con la blanca colección New Age de Rifat Ozbek, y con el lujo minimalista de Jil Sander y Zoran. Aún así, la industria nupcial iba pasos por detrás, y no se produjo de nuevo el cambio hasta 1994, cuando Vera Wang sacó a la luz su colección de novias. Una colección fundamentada en la simplicidad, sobriedad y por supuesto elegancia.

Gracias a esto, en la actualidad, las novias pueden optar por la sencillez. Una sencillez que, como queda demostrado, no pasa en absoluto desapercibida.

Página anterior: Diseños monocromos de André Courrèges.

Derecha: Raquel Welch junto a su marido Patrick Curtis el día de su boda en 1967. Lleva el vestido característico del movimiento Swinging, vestido corto y común que llevase encaje.

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Arriba: Bianca Pérez-Mora y Mick Jagger el día de su boda en 1966. Ella luce un traje de chaqueta, puesto de moda por Yves Saint Laurent.

Derecha: Sharon Tate y Roman Polanski en 1968, con un mini vestido propio de la década y flores en el pelo en sustitución del velo.

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Arriba: La modelo Isabela Fontana se casó en 2005 con Henri Castelli en la playa. El vestido lleva escote en la espalda y cola.

Página anterior izquierda: Audrey Hepburn en su segunda boda, con un traje rosa de André Courrèges.

Página anterior derecha: Kylie Minogue, luce un bonito vestido durante el desfile de Galliano para la temporada otoño-invierno 2007-2008. Este vestido es le perfecto ejemplo de vestido para una boda, elegante y sobrio.

Derecha: Yoko Ono y John Lennon durante su boda en Gibraltar. Ella como siempre a la moda en 1969

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Es necesario

que fluya

“¿Que debe fluir? Lo que debe fluir son las telas, que componen maravillosos vestidos, los cuales se deslizan sobre las mujeres

portadoras.

Mujeres con aire de diosas, que encajarían perfectamente en un paisaje bajo el atardecer, durante el día más feliz de sus vidas.”

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Este nuevo estilo, vió su nacimiento cuando los elementos étnicos, tales como los temas orientales, la Grecia Antigua y los estampados japoneses invadieron la moda. Así en 1903, Paul Poiret abrió su casa de moda en París. Convenciendo a las mujeres, junto a Jeanne Paquin, para que abandonaran sus restrictivos corsés a favor del nuevo corte imperial.

A su vez, en 1909, Mariano Fortuny se vió influenciado por la época clásica a la hora de crear el traje Delphos, de cuidadoso plisado vertical, sujeto con un cordón de seda y decorado con cuentas de cristal de Murano.

La antigua Grecia se convirtió en el máximo exponente de la época y las mujeres más adineradas se casaban con un Delphos de color blanco.

Este estilo alcanzó la perfección en 1912, gracias a Madeleine Vionnet, cuando creó el corte sesgado de clara inspiración griega, dominado, recogiendo, doblando, y enrollando la tela con tal precisión que al caer se podía asimilar con el fluir de una cascada sobre el cuerpo de las mujeres.

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Página anterior izquierda: Vestido Delphos, color ocre.

Página anterior derecha: Diseño de Madeleine Vionnet. Presente en la exposición “Godess”, en el Metropolitan Museum de Nueva York. Hacia 1944. Realizado en Punto de seda.

Derecha: Una mujer posa con un diseño de Paul Poiret.

El corte oblicuo de Vionnet, de líneas muy básicas, se ceñía al cuerpo en espiral, por lo que se requería la mínima ropa interior. Su simplicidad llegó a ser tal que se eliminaron incluso los cierres.

Más tarde, tras el crack de 1929, las actrices de Hollywood se convirtieron en una vía de escape para aquellas mujeres que anhelaban escapar de la triste realidad, ávidas de la magia y el glamour ausente en sus vidas cotidianas. Muchas actrices se convirtieron en estrellas internacionales dando lugar a la creación de los primeros ídolos y mitos femeninos, facilitando a las mujeres nuevas metas a cumplir en cuanto a estética se refiere.

Las mujeres de todo el mundo copiaron sus peinados, sombreros y por supuesto sus impresionantes trajes de noche, como por ejemplo los de Greta Garbo y Marlene Dietrich. Debido a esto, los diseñadores del momento se cercioraron de que las reinas del celuloide portaran siempre los mejores trajes en las fiestas más importantes y en todas y cada una de sus actuaciones.

En la década del treinta surgieron los maravillosos trajes sesgados de color blanco. La silueta creada por Coco Chanel, perdió fuerza a finales de los años veinte, derivando de nuevo en

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Derecha: La actriz Adviene Ames, posa de espaldas, luciendo el maravilloso escote de su vestido de raso blanco, el cual aporta una gran sensualidad.

estos preciosos vestidos que marcaban las hermosas formas de la silueta femenina. En ese momento todo se movía alrededor del glamoroso mundo de las estrellas cinematográficas.

Gracias a los estilizados vestidos drapeados de las estrellas de cine, se puede considerar a los años treinta, la época más elegante de Hollywood.

Los diseñadores se concentraban en la silueta, dejando a un lado los adornos y los detalles.

Con la nueva forma de corte, la silueta femenina se volvió más provocativa que antes, pues se desnudaron hombros y espaldas y el corte al bies destacaba la figura. El escote en la espalda, fue muy importante, pues por primera vez acaparó todo el erotismo del cuerpo femenino, reemplazando las piernas, que siempre habían tenido el protagonismo en la década anterior.

A partir de 1934, se volvieron a poner de moda las diademas, tras la boda de Marina de Grecia, quedando así perfectamente completado un estilo que evoca a las más hermosas diosas.

Los vestidos de este estilo insinuaban todas las curvas, acariciando la silueta. La tela sobrepasaba incluso los pies, arrastrando por el suelo y así creando sensación de altura a la mujer que lo llevaba.

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En 1942, Rita Hayworth posó de forma muy sensual, con un vestido muy atrevido, lleno de transparencias en el cuerpo, dejando ver su piel, pero tapando ciertas zonas con flores.

Un corte perfecto creaba la ilusión de una silueta esbelta, a menudo alargada con mangas acampanadas y con exageradas colas. Estábamos ante sinuosas diosas, que portaban vestidos ajustados a la cintura y vaporosos velos.

Así pues, los vestidos de novia quedan completamente influenciados por la estética de dichas actrices. Sofisticados diseños de grandes escotes y espaldas descubiertas, aunque en esa época los vestidos de novia eran algo más discretos. El estilo era simple, a la vez que sexy, y el toque final quedaba dado por pieles suavemente bronceadas y peinados semiondulados.

Las novias de los años sesenta se volvieron más tradicionales, mostrando predilección por vestidos más holgados y recargados, y dejaron de lado la silueta de los vestidos drapeados de las estrellas.

Los trajes de las actrices serían más adecuados para las novias de la actualidad, pues ahora no hay ningún tipo de problema para llegar al altar con un vestido de este tipo, ya que la censura no es tan restrictiva hoy en día.

Estos vestidos con cada vez más frecuentes en los enlaces matrimoniales, ya que es común que tras una ceremonia vespertina se siga la fiesta por la noche.

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Izquierda: La actriz, presentadora y modelo Kim Kardashian, posa con un diseño de Zac Posen.

Página siguiente izquierda: Angelina Jolie posa con un diseño de Versace en la gala de los Globos de Oro en 2009.

Página siguiente derecha: Diseño de Madame Vionnet, realizado en seda de punto color crudo.

En la actualidad destacan diseñadores como: Zac Posen, famoso por sus vestidos de corte sesgado, John Galliano, maestro del corte sesgado moderno, y Mark Audibet, que lleva a cabo el legado de Madame Vionnet.

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Izquierda: Jean Harlow, posa con el vestido típico del cine de los años 30. Realizado en raso, marcando su prefecta silueta.

Sandra Bullock, posa durante la gala de los Oscars con un vestido de Marchesa, de color dorado.

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La Dama

“No hay temor, no hay arrepentimiento, sólo felicidad pues el momento que se acerca es perfecto, como en la mejor historia de

amor, o en el mejor poema épico. Todo en su lugar y en el momento adecuados”

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Como hemos visto anteriormente, cada estilo pierde fuerza en distintas épocas del s. XX, dando lugar a cambios entre el gusto por estilos estructurados y otros más vaporosos. Así se produce un continuo vaivén, donde siempre se tiende a suavizar y volver a la fluidez.

Este estilo comienza a tener importancia a principios del s. XX cuando aumenta el gusto por los adornos medievales y celtas y el Art Nouveau. Con ello cobran vida los personajes de la literatura medieval, damas indefensas que esperan a su caballero para salvarlas.

Este tipo de vestido tiene sus orígenes en la antigua Grecia y Roma, y como característica general tiene el corte imperial contemporáneo, el cual marca el talle justo por debajo del busto a partir del cual fluyen vaporosas faldas. La primera vez que podemos ver este estilo fue en el s. XIX, gracias a Josefina, esposa de Napoleón. Este estilo representaba el estatus social a la vez que nos facilitaba ver damas sugerentes y atrevidas en una época de revolución.

A principios del s. XX, Paul Poiret consiguió que este tipo de vestidos se volviera a poner de moda.

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“The lady of Shalott” Loocking at Lancelot, 1894. John William Waterhouse.

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Página anterior, izquierda:

La esposa de Ronald Lambert posa el día de su casamiento en 1920.

Página anterior, derecha: Ilustración en la que queda reflejado el estilo de Paul Poiret, 1914.

En 1908, Paul Poiret revolucionó la silueta femenina sustituyendo la crinolina por el corte imperio y el talle alto. Se impuso un estilo “natural” con base en el Art Déco y el fauvismo.

Los vestidos de Poiret se realizaban con tejidos finos y fluidos como la muselina, la seda, el satén, y el tul, con los que creaba en efecto de drapeado al estilo helénico.

Gracias a esto las mujeres más elegantes del momento comenzaron a sentirse libres gracias a vestidos con pliegues que caían desde la cintura, los cuales nacían debajo del pecho.

Tras una gran pausa, se confirmo de nuevo la presencia de este estilo en la década de los sesenta, una década en la que se vieron bonitos vestidos de corte imperial, en los que a partir del talle caían preciosas faldas de gran amplitud.

La estética hippie, facilitó la aceptación de este estilo, que proporcionaba facilidad de movimiento y gran fluidez. Con el movimiento hippie se vieron versiones de vestidos sueltos y de caftanes que rozaban el suelo, realizados en una gran variedad de tejidos como brocados, terciopelos, chifón ligero y reciclados de tejidos orientales.

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Aunque a principio la fuente de inspiración fue Oriente Medio y Próximo, más tarde se produjeron colecciones inspiradas en el imperio ruso y los volantes gitanos, e incluso se realizaron prendas de punto exóticas. En esta época destacó la figura de Ossie Clark, partidario del crepé, el punto y el chifón por su adaptabilidad, y creador de prendas que combinaban técnicas de corte muy complejas.

Vestidos de chifón cortados al bies con mangas abullonadas recogidas en puños ajustados y cinturillas de corte alto o con forma oval son el sello de identidad de este diseñador.

A principios de los años setenta, tuvieron gran aceptación los tejidos de Grecia y Turquía, y como detalle se encontraban las superposiciones, las cuales completaban el look. En este periodo nos encontramos con prendas de corte nostálgico y medieval. Mangas largas, talles ajustados, cuellos redondos, encajes, cintas y sobrefaldas hechas con sedas, chifón y algodón.

Las novias que aceptaron felizmente este estilo inspirado en culturas más exóticas, también se dejaron seducir por el aire pastoril y nostálgico de las enaguas campestres, que representaban marcas como Laura Ashley.

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En esta imagen vemos a la novia propia de los años setenta, con un cómodo vestido, que muestra una especia de añoranza por la vida rural.

Derecha: Imagen que muestra el estilo marcado por Laura Ashley en la década de los setenta.

A menudo los vestidos no tenían un talle definido, pero se sujetaban a la cintura con lazos o cinturones. Eran trajes de múltiples capas de encaje, bordados, de chifón y con largas mangas, con todo ello daban la sensación de ser muy finos y ligeros.

Como complemento perfecto encontramos las coronas de flores y los enormes y blandos sombreros que acompañaban a las tiaras y los velos.

Actualmente es un estilo frecuente en bodas veraniegas realizadas en playas o jardines, o para ceremonias diurnas.

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Arriba: Ilustración de Valentino.

Izquierda: Diseño de Ossie Clark, para la temporada otoño-invierno, de 2009.

Página siguiente, izquierda: Diseño de Chloé, para la temporada primavera-verano de 2010.

Página siguiente derecha, arriba: “Ophelia” de John William Waterhouse, 1889

.Página siguiente, abajo: “The lady of Shalott”, 1888. John William Waterhouse.

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Actualmente

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En la actualidad se puede pensar que el vestido de novia está más cerca de ser un disfraz que de ser moda, pues podemos situar estos vestidos entre la pasarela y la calle pero sin alcanzar ninguno de estos dos conceptos.

Actualmente, se puede correr el riesgo de que una boda se convierta en una fiesta temática, y debido a esto, están en auge la empresas que organizan bodas medievales o de inspiración árabe entre otros estilos.

Para las celebraciones nupciales ahora son necesarios ensayos o incluso clases de baile, como en una buena obra de teatro, pues cada vez es más importante cumplir con las expectativas de los invitados.

Particularmente se entiende que un disfraz es una prenda que solo te pones una vez, y es lo mismo que pasa con los vestidos de novia en la actualidad. La Cenicienta moderna que al volver de la fiesta guarda el vestido en el armario, es muy común en nuestros días. E incluso podríamos afirmar que tendríamos suerte de encontrar una mujer que guarde su vestido de novia, pues debido a que ahora son los propios novios los que pagan la boda, es frecuente encontrar novias que se ven obligadas a vender su vestido en e-bay y tiendas de segunda mano.

Elie Gosling y su marido cruzan un arco de bicicletas durante el día de su boda, formado por los miembros del club de ciclismo al que pertenece su marido, en 1936.

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El hecho de que los vestidos de novia se guarden para “siempre” o se vendan, viene condicionado también porque hoy en día es muy complicado ponerse un vestido de noche blanco de palabra de honor durante una fiesta, sin parecer una novia que se ha equivocado de salón. A esto se le añade que el consumismo ha ganado a la añoranza y al sentimiento que podía provocar ver tu vestido de novia en el armario después de años. Ahora eso no importa, la gente está rodeada de un consumismo frenético.

Hasta finales de los años 50, los vestido de novia seguían las pautas de los vestido de los trajes de noche, por lo que se podían utilizar estos vestidos para fiestas posteriores. E incluso en el s. XIX una mujer debía acudir con su vestido de novia a fiestas durante los meses posteriores a su boda.

En los años 50, las mujeres lucían sus trajes de novia en las fiestas, pero acudían sin sus abrigos de encaje. E incluso la reina Victoria, reutilizó el encaje de su vestido de novia para su posterior coronación.

Los vestidos de novia se han visto afectados incluso por los cambios surgidos en el s. XX en cuanto a los emplazamientos aceptados para las ceremonias. Por ejemplo, para las ceremonias en la playa se crearon vestidos sin cola y joyas para los pies en sustitución de los zapatos.

Isabeli Fontana durante la ceremonia de su boda, realizada en la playa. La novia lleva la espalda descubierta y joyas en los pies.

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Es evidente señalar que en la actualidad los trajes fabricados en serie, han ganado a la Alta Costura, pues la novia de la calle ha triunfado. Ahora las novias optan por las líneas prêt-à-porter o por las colaboraciones de diseñadores con marcas más económicas. Pues ciertos diseñadores se han dado cuenta de que podrían tener más clientas que no fuesen tan afortunadas económicamente hablando. Aún así, las más ricas siguen optando por vestir de Dior o Valentino para el día de su boda.

Un elemento que ha llegado a tener bastante importancia en nuestros días es el color. Estamos de acuerdo en que el vestido

Izquierda: Bodas sobre motos. En la segunda imagen vemos a la novia vestida completamente de cuero con tan solo un velo en el casco.

Abajo: Zofía Borucka y Jean Reno se casaron en 2006. Ella lleva un vestido amarillo que recuerda al estilo de Madeleine Vionnet.

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de novia por costumbre debe ser blanco, pero este color tiene un significado que no va acorde con la mayoría de las novias de la actualidad.

Ahora las novias pueden mantener relaciones, por lo que el blanco “virginal” ha perdido significado. Ahora las novias pueden ser viudas, pueden casarse embarazadas o incluso de la mono de sus propios hijos. Las mujeres cada vez se casan más tarde, por lo que podemos encontrar en la misma mujer varias de estas características. En Occidente, por lo común la mujer no pasa de virgen a esposa, por lo que el color blanco no tiene mucho sentido.

Es común ver a novias con un vestido que no tiene nada que ver con su estilo de ropa habitual, pues lo cierto es que generalmente deciden vestirse para los invitados y para su futuro marido, pasando por alto su propio parecer. Por ello, encontramos mujeres que para su segundo o tercer matrimonio no quieren el blanco tradicional. Aunque este color siga siendo adecuado para segundas nupcias, hay mujeres que prefieren un cambio. Pueden optar por un color hueso o un blanco roto, o aprovechar para lucir un vestido más acorde con su propio parecer. Es la prefecta oportunidad para lucir un precioso vestido de noche de color rosa, por ejemplo, al que se puede sacar partido para próximos eventos.

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Uno de los factores que ha influido en el uso de los vestidos de color, ha sido los matrimonios interculturales. Pues el uno del color tiene un importante significado. Por ejemplo, las novias musulmanas escogen telas brillantes y luminosas.

Estamos en una época en la que la interculturalidad está en auge, y en la moda en general encontramos muestras de ello.

En 2007, pudimos ver en las pasarelas bordados, pedrería o incluso fajines de otro color. Hay mujeres que eligen colores más vivos, como Dita Von Teese que se casó con un fabuloso vestido de Vivienne Westwood de color morado irisado en rosa.

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Página anterior, derecha: Kerry Washington durante la ceremonia de Cannes en 2007, luciendo un vestido de Jean Paul Gaultier.

Página anterior, izquierda: Gwen Stefani se casó en 2002 con un vestido de John Galliano para Dior, realizado en un tejido degradé en blanco y rosa.

Izquierda: La condesa Spencer, se casó en 1993 a la edad de sesenta y tres años. Se decantó por un vestido de flores de Emmanuel Ungaro.

Arriba: Imagen de Abhisheck Bachchan y Aishwarya Rai, tras la fiesta nupcial de tres días,, en la que ella viste un precioso sari de color rojo.

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Desarrollo de la colección

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Tras la investigación anterior, se procederá al desarrollo de la colección. La colección llevara el nombre de “Esencia” y estará compuesta por ocho diseños de novia.

Antes de realizar los diseños, han de seguirse ciertos pasos muy importantes para la realización de una colección. Hay que tener en cuenta muchos factores, que nos faciliten la buena aceptación de nuestra colección.

- Estudio de la competencia. - Target. - Elección de la temática de la colección. - Fuentes de inspiración. - Análisis de tendencias.

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Estudio de la competencia

Para que tu producto tenga una buena aceptación en el mercado, es necesario tener conciencia de que tipo de producto ofrece la competencia. Debido a la masificación de productos que rodean a los consumidores en la actualidad, para tener éxito no basta con ofrecer el mercado un producto en base a las necesidades del consumidor, por lo tanto tenemos que conseguir que se decidan por nuestro producto, dándoles lo que la competencia no les ofrezca.

Estudiando a nuestra competencia podemos conseguir productos innovadores o en su defecto productos poco frecuentes.

Pronovias presentó su primera colección en 1964, integrando por

primera vez el concepto de novia y prêt-à-porter en el mismo proyecto.

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Actualmente viste a novias de 75 países, lo que le convierte en uno de los líderes del sector. Su marca se extiende a lo largo de 150 tiendas y 3.800 puntos de venta. El Grupo Pronovias se hace cargo tanto de la distribución, realizada a través de sus redes propias en ciudades como EEUU, Latinoamérica, Francia, Alemania y España, como de la industrialización, proceso que se basa en las tareas de corte y confección, acabados y control de calidad.

El director creativo es Manuel Mota, el cual supervisa tanto las tares de diseño, como de patronaje y modelaje.

Este grupo oferta distintos productos tales como:

- Vestidos de novia. - Accesorios de novia: Velos, tocados, zapatos, lencería y

otros tipos de complementos. - Vestidos de fiesta y complementos para estos tipos de

eventos.

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Rosa Clará conocedora de la insatisfacción de muchas mujeres por lo que les ofrecía la moca nupcial, abrió su primera tienda de prêt-à-porter en Barcelona, en 1994. Esta tienda fue el comienzo del Grupo Rosa Clará, creado en 1995.

Su estrategia se basó en diseñar sus propias colecciones y crear colecciones con la participación de prestigiosos diseñadores de moda. El primer diseñador en colaborar con este grupo fue Jesús del Pozo, y tras la buena acogida en el mercado de esta iniciativa, se inició la búsqueda de nuevas colaboraciones con diseñadores internacionales, tales como Karl Lagerfeld o Christian Lacroix.

Actualmente el Grupo Rosa Clará, esta compuesto por un holding de empresas: Exponovias, Novieuro, Exponovias Internacional y Exponovias USA.

Este grupo, produce colecciones con distintas marcas: ROSA CLARÁ, AIRE, TWO by Rosa Clará, ALMA, Adriana Alier y LUNA.

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El año pasado también producía las colecciones Christian Lacroix mariée, JESUS DEL POZO, pero actualmente y siguiendo con las tendencias predominantes en el sector nupcial, el Grupo Rosa Clará rompió los acuerdos con Cristian Lacroix, Karl Lagerfeld y Jesús del Pozo. De manera que en la actualidad ya no cuenta con ningún creador de los citados anteriormente.

A lo largo del año pasado, Pronovias y Rosa Clará, comenzaron a dejar atrás este tipo de acuerdos con diseñadores tanto nacionales como internacionales, debido a que no habían obtenido los resultados esperados.

Así, el Grupo Pronovias finalizó sus acuerdos con la firma italiana Valentino, aunque sigue manteniendo su acuerdo con Elie Saab.

Con estos datos, se ha llegado a la conclusión de que la moda nupcial en España, que es lo que a nosotros nos concierne en este caso, se caracteriza principalmente por la elaboración de vestidos en masa. Esto conlleva a que sea muy complicado para ellos realizar vestidos exclusivos. Ciertas marcas tienen una cláusula de exclusividad, que consiste en no vender dos vestidos iguales a novias que vayan a contraer matrimonio el mismo día. Lo que da lugar a una pseudo exclusividad.

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En Esencia se opta por la exclusividad de verdad, vestidos únicos para una mujer única. En esta colección se van a realizar vestidos de forma totalmente artesanal, incluso algunos llevarán elementos pintados a mano, lo que le dará al vestido la característica que lo diferencia del resto, pues ninguna flor será igual a la otra.

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Target

El target o público objetivo, es el segmento del mercado al que va dirigido un producto. Para acotar el target es necesario establecer:

- Una segmentación del mercado: Que consiste en dividir un mercado en grupos más pequeños y con características y necesidades similares, grupos que reciben el nombre de segmentos. Con ello se consigue que las personas que forman este grupo respondan de una manera similar al producto que se ofrece. A la hora de elaborar dicha segmentación, hay que conocer las variables que la afectan, tales como variables de carácter demográfico (país, clima…), variables demográficas (edad, género, nivel educativo y profesión entre otros), variables psicográficas (estilo de vida, valores…), y variables de comportamiento (rapidez de decisión, o fidelidad a la marca…).

“Mujeres de 25 a 35 años, con gran sensibilidad por la moda y por el arte en general. Mujeres que sepan apreciar las pequeñas cosas que la vida le ofrece, como por ejemplo, tener tiempo para leer una buena novela en un parque o sentada en la escalinata de una bonita catedral. Mujeres que aprecien el presente y que sepan disfrutar tanto de un simple refresco como de un buen

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vino. Mujeres independientes y con las ideas claras. Una mujer cosmopolita y sabedora de sus verdaderas necesidades”.

- Y después trataremos el posicionamiento del producto, que consiste en la forma que le cliente percibe el producto. Que percepción mental tiene el cliente sobre el producto o la marca. De forma general existen tres tipos de posicionamiento: funcional (resolver problemas o aportar beneficios), simbólico (dar estatus, mejorar la imagen…) y experimental (estimulación sensorial o cognitiva).

Debido al producto que ofreceremos, se optará por un posicionamiento simbólico, pues nuestra intención es hacer que la mujer que lleve un vestido de esta colección se sienta única, y los invitados y su pareja sepan apreciar este detalle. De cierta manera también podríamos entender un posicionamiento experimental, pues una novia experimenta sensaciones únicas el día de su boda, tanto sensoriales, por la magnífica textura de un vestido de novia, como cognitivas que afectarán a la audiencia de la celebración.

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Temática de la colección He decidido basar mi colección en el Impresionismo, pues me parece un tema perfecto para la realización de una colección de indumentaria nupcial pues me parecen pinturas muy románticas y especiales. Su temática es muy inspiradora y muy acorde con mi propio concepto de lo que significa un vestido de novia.

Durante la primera mitad del s. XIX, se comenzaron a asentar las bases sobre las que posteriormente trabajarían los pintores impresionistas, estas bases surgieron gracias a las pinturas de los paisajistas ingleses del romanticismo como Turner y Constable. De Turner los impresionistas tomarían su gusto por la fugacidad, sus superficies borrosas y vaporosas y el difuminado y mezcla de colores intensos. Así como la descripción de un momento visual más allá de la descripción formal, en el que la luz y los colores dan lugar a una «impresión» más poderosa.

Para entender a los pintores impresionistas, es necesario conocer las características y el contexto histórico y social de aquella época.

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� Origen del término “Impresionismo”:

Los pintores impresionistas no se definían a ellos mismos bajo este apelativo. Este término les fue impuesto de modo peyorativo por el crítico Louis LeRoy, al ver la obra de Monet Impresionismo atardecer o Impresionismo sol naciente pintada en 1872 y expuesta en la exposición del 74. Al día siguiente de ésta, parafraseando el título del cuadro para burlarse de él, LeRoy bautizó al nuevo movimiento: “Al contemplar la obra pensé que mis anteojos estaban sucios, ¿qué representa esta tela?..., el cuadro no tenía derecho ni revés… ¡Impresión!, desde luego produce impresión…, el papel pintado en estado embrionario está más hecho que esta marina”. Así fue como el término “Impresionismo” pasó a ser el nombre del movimiento del que luego el propio LeRoy se envanecería.

Provocaron un gran escándalo, puesto que el público no estaba preparado para aceptar una revolución como la que ellos proponían. Su máximo reconocimiento se afianza ya entrando en el s.XX.

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� Contexto histórico y características:

El objetivo de este movimiento es sustituir el ideal dominante de “belleza” por el nuevo de “libertad”. Para entender este paso hay que indagar en este contexto histórico-social:

- Impacto del ferrocarril: por primera vez se experimento el concepto de “velocidad”. La retina capta así una “realidad distorsionada”.

- Impacto de la fotografía: la fotografía demostró que lo que

determina la visión es el color y no el dibujo, con ello se rompen planteamientos clasicistas anteriores. La fotografía trajo consigo el concepto de la instantánea, que será tan utilizado por Degas para sus composiciones de bailarinas.

- Impacto del óleo en tubo: se generaliza su uso a mitad del s.

XIX. Trae consigo una consecuencia muy revolucionaria, ya que el artista no tiene porque elaborar cuidadosamente los pigmentos, de ahí que el pintor salga del taller para pintar al aire libre.

- Impacto de la naturaleza y de la luz: el estar al aire libra revela

una nueva realidad, una realidad llena de luz, gracias a cuya proyección es posible el color.

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- Impacto del tiempo: es la era de los relojes, el tiempo es un tema que obsesiona al hombre y en particular al pintor. La técnica de los nuevos pintores necesita de una pincelada rápida y hábil.

Estos cambios hacen que el Impresionismo tenga características concretas:

- El paisaje como tema principal:

Es uno de los géneros más fructíferos. Es paisaje ofrece un campo donde todos los intereses de los impresionistas se ven concentrados: el aire, el contacto con la naturaleza, el encuentro con la luz. Esta se verá modificada por el paso del tiempo y los matices colorísticos irá cambiando a medida que pasa el día. Dentro del paisaje, también es frecuente el tema de la representación de el agua de la nieve y del hielo. Se aman las superficies en que los reflejos y los matices cromáticos-lumínicos se hacen infinitos. La aparición de la figura es menos frecuente, y si lo hace es rodeada de paisaje.

- Técnica:

Los impresionistas de caracterizan por su técnica rápida, de largas pinceladas cargadas de materia pictórica. Esto fue duramente criticado por los anclados a la tradición, llegando a

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decir que “los nuevos” estrujaban directamente los tubos de óleo sobre el lienzo. De la última etapa de Monet se dice que sus obras no son pinturas, sino más bien esculturas sobre el lienzo. Muchas veces se apunta a Goya como un precedente de esta pincelada.

- Color:

Observan que las sombras nunca son negras, sino coloreadas. Al igual, el blanco puro no existe, sino que la luz lo carga de matices innumerables. Apuestan por el color puro, aunque pueden permitirse el mezclarlos directamente sobre la superficie del lienzo.

- Ausencia de perceptiva:

Los impresionistas abolen el concepto de la perspectiva euclidiana que había regido el concepto de la pintura hasta entonces, es por ello que desaparece el “primitivo” punto de fuga. Apuestan por una pintura plana y bidimensional porque en realidad es como percibe nuestra retina.

A continuación, encontrarán una pequeña biografía de los pintores que he destacado, pues me inspiraré en algunas de sus obras.

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Puente japonés, 1899. Claude Monet.

Claude Monet (1840-1926)

Pintor francés. Nacido en parís en 1840 y fallecido en Giverny en 1926. Sus primeros contactos con el pintor E. Boudin, en el Havre, le orientaron hacia la pintura al aire libre. Se trasladó a Paris en 1859, y trabajó primero en la Academia Suiza, donde conoció a Pissarro, y luego en la Escuela de Bellas Artes, junto con Renoir, Sisley y Bazille, con el que iba a pintar al bosque de Fontainebleau.

En 1865, realizó su primera composición, El Almuerzo (museo de Jeu de Paime, París), obteniendo al año siguiente una gran

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éxito en el Salón con La señora del vestido verde., éxito que no duró mucho tiempo. Con una familia a sus espaldas, sin recursos, rechazado en el Salón de 1869, criticado por Manet, que le reprochaba que pintase al aire libre, Monet atravesó una difícil etapa.

Pero no por ello dejó de pintar sus paisajes luminosos y aireados, en Île-de-France, en Normandía y, en 1870, en Londres donde conoció al marchante Paul Durand-Ruel y descubrió a Turner.

En 1874 participó en París en la primera exposición de los que, en son de burla, fueron llamados “impresionistas.

A partir de entonces, compartió la suerte del grupo y continuó expresando, con su estilo luminoso, a base de toques ágilmente coloreados, su amor por el aire libre, pero sobre todo por el sol y el agua, cuyos reflejos le inspiraron obras admirables: Regatas en Argenteuil (1872-1876, París).

Fue abandonando paulatinamente la técnica impresionista para orientarse hacia una concepción más amplia, pero sometida cada vez más a los efectos luminosos, que llegan en ocasiones a diluir las formas o incluso a fundirlas entre sí.

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Izquierda: El paseo, 1875. Claude Monet. Es muy singular que en este cuadro, el pintor dio más importancia a la mujer que al paisaje.

Al mejorar su situación económica, Monet pudo viajar y pintó en Normandía (1882-1883), en la Costa Azul con Renoir, en Holanda, en Bretaña, en Noruega (1895), en Venecia (1908), etc…

De estos viajes trajo numerosos paisajes resplandecientes de luminosidad, cuya incidencia sobre las cosas, a distintas horas o durante estaciones diferentes se dedicó a estudiar (serie de los Almiares, 1891, de la Catedral de Rouen, 1892, etc…).

En 1891, compró en el departamento del Eure, en Giverny, una casa rodeada de un gran jardín, donde dio comienzo a sus largos y pacientes estudios de las Ninfeas, cuyo conjunto más característico, ya casi en el límite de la abstracción, fue instalado en la planta baja de la Orangerie de las Tullerías, en París (1923).

Ningún otro pintor encarna la representación del Impresionismo de una manera tan completa como Claude Monet. Él fue, de alguna manera, el vertebrador del grupo y el que marcó su orientación estética así como la evolución que condujo desde la ortodoxia del “aire libre” hasta una especie de romanticismo simbolista.

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Izquierda, arriba: Gare Saint Lazare, 1877. Claude Monet.

Izquierda, abajo:

Ninfeas, 1897-1899. Claude Monet.

Pierre-Auguste Renoir (1841-1919)

Pintor francés nacido en Limoges en 1841 y fallecido en Cagnes en 1919. Su formación como artista comenzó cuando ingresó en la Escuela de Bellas Artes en 1862, y a la vez comenzó a trabajar en el taller de Gleyre donde conoció a Monet, Sisley y Bazile, con los que se fue a trabajar al bosque de Fontainebleau. Sus primeros envíos al Salón fueron aceptados en 1864 y 1865, pero al año siguiente fueron rechazados. En esta época sus obras presentaban un estilo todavía académico que conjugaba con la influencia de Coubert con el gusto por el aire libre. En 1867, Lisa con sombrilla, confirmaba su gusto por la luz y su interés por las grandes figuras claras. Seguidamente trabajó en Grenuillère donde realizó brillantes paisajes y a partir de 1870 en Argenteuil, con Monet. Su primera obra maestre, El Palco, fue contemporánea de la exposición de los impresionistas, que causó un enorme escándalo. En 1876, durante la segunda exposición impresionista, presentó El Columpio y Moulin de la Galette (ambos presentes en el Louvre), lienzos en los que podemos apreciar el centelleo de los colores claros, vibrantes de luz, que expresaban su amor por la vida. Aún así seguía sufriendo las burlas de los espectadores.

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Debido a esto, hacia 1879, abandonó este estilo adoptando una técnica más clásica, por lo que fue acusado de traición por sus anteriores compañeros. Madame Charpentier y sus hijos (1879, Nueva York), fue aceptada favorablemente lo que le reafirmó en la dirección tomada. Más tarde celebró exposiciones individuales y tras vivir una época en Argel, cuando volvió creó El Almuerzo de los remeros (Washington), antes de emprender un largo viaje por Italia. Aquí estudió a los maestros y visitó los museos.

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Izquierda:

La Grenouillère, 1869. Renoir.

Página siguiente, izquierda: La primera salida, 1875-76. Renoir.

Página siguiente, derecha: El columpio, 1876. Renoir.

Entre 1883 y 1886, comienza un periodo en el que se esfuerza por seguir composiciones más equilibradas, un dibujo más firme, y en dar más importancia a los volúmenes. Su gusto por el aire libre y la atracción por el desnudo, desembocó en que las mujeres ocuparan un lugar cada vez más importante en su obra.

Tras estar gravemente enfermo de reumatismo pasó largas temporadas en Cagnes, donde se estableció definitivamente en 1903. A partir de 1910, Rendir utilizó a su ayudante Guino, quien, siguiendo sus indicaciones, modeló diversas obras, tales como La Venus misteriosa y El juicio de París.

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Arriba: The Seine at Asnieres, 1878. Renoir.

Izquierda, arriba: El almuerzo de los remeros, 1880-1881. Renoir.

Izquierda, abajo: Baile en el Moulin de la Gallete, 1977. Renoir.

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Derecha: Después del baño, 1908. Sorolla.

Joaquín Sorolla (1863-1923)

Pintor español, nacido en Valencia en 1863 y fallecido en Madrid en 1923. Comenzó como artista tradicional de finales del s. XIX: origen humilde, estancia pensionada en Roma, viaje a París y cultivo de la “obra de género” (El dos de mayo en Madrid). A partir de 1900 cambió radicalmente de estilo, sintiéndose inspirado por el sol, las playas y la luz de Valencia, detalles que le convirtieron en el “pintor de la luz”: Paseo a orillas del mar, Después del baño…

Se convirtió en un pintor tan famoso que aceptó el encargo de la Hispanic Society de Nueva York, el cual consistía en un inmenso friso con temas basados en distintas regiones españolas, un tanto irregular. También tiene una amplia obra como retratista.

Fue el pintor español con la obra más amplia, más de 2.200 óleos catalogados. Su obra basada en la tradición pictórica española, dio origen al impresionismo ibérico.

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Arriba: Paseo a orillas del mar, 1909. Sorolla.

Izquierda, arriba: Pescadores valenciano, 1895. Sorolla.

Izquierda, abajo: Cosiendo la vela, 1896. Sorolla.

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Fuentes de inspiración

La inspiración no siempre viene por arte de magia, si tienes suerte y no estás inspirado te puede venir de un sueño por ejemplo, pero si no eres así de afortunado debes buscar la inspiración. Puedes encontrar esta inspiración en el lugar menos esperado, por ejemplo dando un paseo y darte cuenta de que le árbol que ves todos los días, tiene algo especial. La inspiración puede venir de cualquier lugar y hay que estar atento.

En el diseño es necesario buscar fuentes de inspiración para desarrollar una obra u obtener nuevas ideas y para ello es necesario leer libros, ojear revistas, escuchar música o prestar atención a editoriales sobre estilos de vida o de moda.

Es muy importante salir de casa con una cámara de fotos o tener a mano un block en blanco para dibujar lo que nos llame la atención pues es frecuente que se te pueda olvidar, por ejemplo en mi caso siempre tengo uno al lado de la cama, pues es común que me vengan ideas cuando estoy a punto de dormirme y si son buenas las dibujo.

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Hay que estar al tanto de las tendencias tanto en pasarela como las que surgen en la calle. Estas últimas son de gran importancia, pues son tendencias puras, tendencias que no se han transformado, y así no te influirá la forma que ha tenido cada diseñador de plasmarlas en sus diseños. En el apartado siguiente realizare un análisis de tendencias de pasarela, pues en moda nupcial las tendencias son marcadas por este medio.

Otras posibles fuentes de inspiración son los edificios antiguos, paisajes o jardines en lo que se puedan percibir hermosas formas o texturas.

Otra forma de buscar inspiración es realizar una tormenta de ideas. Al elegir la temática de la colección, siempre comienzo haciendo una tormenta de ideas sobre la palabra en cuestión, en este caso “impresionismo”: Las palabras que me salieron en dicha tormenta de ideas fueron: Paisaje, nubes, red, mar, pincelada, verde, texturas marcadas, azul, luz, romanticismo, energía, vida, místico, elegancia y disfrute Una parte muy importante a la hora de crear material gráfico es trabajar con un block de esbozos.

Este block consiste en un cuaderno en blanco en el que vas plasmando tu visión personal del mundo y se puede realizar de muchas maneras. Personalmente yo plasmo en mi block, pequeños bocetos, recortes de revistas, puedo añadir formas en

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en tela para crear mis propias texturas e incluso objetos que me sean de interés. La realización de este block es fundamental para cualquier persona que estudie cualquier tipo de arte. En él estás tú, tus ideas. Ningún cuaderno de esbozos será igual al anterior, pues todo depende de cómo veas la vida en cada momento, puede que un día estés triste y al día siguiente alegre, y todo lo que plasmes en esos días tendrá una apariencia y un significado distinto.

Izquierda: Fotografía de mi propio block de ideas.

Página anterior izquierda: Imagen fotografiada por mí durante un pase por el campo. Las flores son interesantes para obtener ideas, sobretodo para la temática que he escogido.

Página anterior, derecha: Fotografía de mi propio block de ideas.

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Análisis de tendencias

Para realizar un análisis de tendencias de pasarela, seleccionamos los diseñadores más punteros en el sector nupcial, pues hay muchísimos diseñadores y firmas. Hacer esta selección no significa que perdamos información en el proceso, pues el resto de diseñadores frecuentemente siguen las pautas de los diseñadores más importantes. Bajo mi parecer, en esta selección voy a integrar la Alta Costura y como la temporada nupcial 2012 aún está incompleta voy a analizarla junto con la temporada 2011.

Entre los diseñadores seleccionados están: Elie Saab AC, Dior AC, Vera Wang, Hannibal Laguna, Carolina Herrera, Marchesa, Óscar de la Renta y Douglas Hannant.

Cuando captemos las tendencias, estás se explicarán mediante distintos conceptos como: texturas, color, o detalle entre otros si fuera necesario.

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“Polisón”:“Polisón”:“Polisón”:“Polisón”:

Esta tendencia se caracteriza por los volúmenes integrados en la parte de la espalda de la prenda. En cuanto a su forma se puede presentar mediante drapeados, volantes, o pliegues, y en distinto tejidos y texturas, como gasa, raso, brocado u organiza. Algunos ejemplos son:

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“En su lugar”“En su lugar”“En su lugar”“En su lugar”

Esta tendencia hace referencia al uso del cinturón tanto como complemento como integrado dentro de la prenda. Lo podemos encontrar de raso, del mismo tejido que el vestido o de pedrería, pero siempre ha de marcar el talle justo en la cintura. Puede ser liso, o acabar mediante una lazada normal, con una lazada de aspecto floral o con un cierre en forma de flor. Este complemento se puede encontrar cerrado en la espalda o en el delantero.

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Esta tendencia se basa en ocultar los hombros. En ella quedan reflejados los adornos de pedrería, los aplique de tul o florales, algunas transparencias o los boleros. Como texturas encontramos gasa, tul, pelo, el mismo tejido que en el vestido o incluso pedrería como he mencionado anteriormente, entendiéndolo como joyas.

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Elaboración de la colección

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En esta sección comenzaremos a describir y analizar los pasos propiamente creativos a la hora de crear una colección. Es muy importante seguir el orden descrito para que una colección funcione adecuadamente.

- Selección y creación de muestrario de tejidos. - Realización de los bocetos - Elaboración de las fichas técnicas. - Realización de los patrones. - Confección.

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Muestrario de tejidos

Debido a que solo se van a confeccionar dos piezas de la colección, he decidido crear un pequeño muestrario de los tejidos que van a ser utilizados para la realización de la colección. En él se presentarán tanto los tejidos puros, entendiendo con esto aquellos que no han sido transformados, los tejidos pintados a mano, y los tejidos transformados mediante drapeados, o mediante algún tipo de confección, como por ejemplo flores realizadas a mano.

- Tejidos puros:

Organza.

Micado de seda.

Seda natural.

Raso.

Bambula.

Gazar de seda natural.

Tafetán.

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- Tejidos pintados a mano.

Para la realización de este tipo de tejidos, utilizaremos pintura para textil de la marca “Pebeo”. Es de un tipo especial, destinado a la pintura sobre tejidos claros, en lo que quieras respetar la textura de la tela. He elegido este tipo de pigmento porque es el que más se adapta a mis necesidades, pues por ejemplo en los tejidos con mucha caída como la gasa, no podemos aplicar otro tipo de pintura porque las zonas donde se aplicase quedarían como rígidas y así el tejido perdería su apariencia natural.

Los dibujos realizados serán en su totalidad de temática floral, pues en el impresionismo el paisaje es muy importante, y los colores empleados serán de tono azulados, pues una temática a la que se recurre en el impresionismo español fue la inspiración marítima.

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No se debe comenzar a pintar sobre un tejido antes de lavarlo, pues necesitamos eliminar el apresto que pueda tener la tela, porque si no el pigmento no penetrará adecuadamente en ella.

Cuando tengamos el boceto del diseño a plasmar, lo dibujaremos con lápiz sobre el tejido.

Antes de comenzar a pintar sobre el este, es necesario y muy importante hacer pruebas sobre una pieza del tejido para comprobar cuanta cantidad de pigmento y de agua soporta. Aplicaremos en primer lugar los tonos más claros, para después seguir con tonalidades más oscuras.

Después comenzamos a pintar la tela, para ello se pueden utilizar pinceles o pistola depende del efecto que deseemos, y se deja secar 72 horas.

Tras secarse deberemos plancharles a la temperatura más alta que permita el tipo de tejido, con ello la pintura quedará fijada, de lo contrario al lavarla perderemos color.

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- Tejidos confeccionados:

Estos tejidos se realizan a partir de una tela base, sobre la cual aplicaremos unas series de piezas. Los tejidos confeccionados se realizaran con motivos florales. Hay tres tipos de tejidos, realizados con flores de distintos tamaños. El

patrón de las flores es el mismo, solo cambiaremos el tamaño para realizar cada modelo. Estas flores tienen como patrón un trébol de cuatro hojas. Cada flor, ya cortada en la tela elegida, se doblará dos veces, primero juntamos un extremo con otro, y después

realizamos el mismo paso con los otros dos extremos restantes, y para sujetar la forma de la flor obtenida deberemos darle un par de puntadas.

La flor resultante, la coseremos al tejido base. Estos pasos se realizaran sucesivamente hasta rellenar el tejido completamente.

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Otro tipo de tejido confeccionado, se ha realizado a partir de gasa arrugada. Esta tela la encogemos como nos parezca, no tiene que tener una forma definida, y la sujetamos a la tela base mediante puntadas invisibles.

Galería de tejidos:

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Elaboración de los bocetos y el portfolio.

Para la elaboración de los bocetos necesitamos papel, lápiz y goma de borrar.

En moda es común emplear bases de figurines para lo realización de los bocetos de las prendas, de los cuales seleccionaremos las piezas definitivas que formarán la colección.

Cuando tengamos los diseños seleccionados comenzaremos a realizar los bocetos propios de las ilustraciones.

Escaneamos el boceto definitivo de la ilustración y la redibujamos con Illustrator. A partir de ahí, exportamos la ilustración ya redibujada a Photoshop y aplicamos el color y las sombras. Para trabajar con Photoshop, utilizamos una tableta digitalizadora pues siempre será más precisa que el ratón de un ordenador.

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Fichas técnicas

Las fichas técnicas se realizan con la finalidad de organizar, conocer y facilitar todos aquellos datos que afectan a la confección y al patronaje de cada diseño.

En ellas se explican todos y cada uno de los detalles de las prendas que se vayan a realizar para no haya problemas posteriores, tales como equivocaciones en tejidos y fornituras o pérdida de piezas que compongan el diseño.

Se realizan dos tipos de fichas técnicas:

- Ficha técnica de confección. En esta ficha aparece el nombre del diseño, de la colección, y la talla en la que se ha de confeccionar. En el centro de la ficha aparece el dibujo plano del diseño, realizado con Illustrator. Se Presenta tanto el delantero como la espalda.

En la sección final encontramos la descripción del diseño y pequeñas muestras de los materiales con los que se debe confeccionar incluidos tipos de cierres (cremallera, botones), y el tipo de fornitura si es que llevase.

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- Ficha de corte:

En esta ficha encontramos una tabla, en la que encontramos situadas en la primera columna todas las piezas que componen el patrón. En la primera fila, apuntamos los tejidos en los que se confeccionará el diseño, y en el resto de columnas, veremos escrito las veces que se repetirá cada pieza en los distintos tejidos. Por ejemplo, un costadillo, si el diseño es simétrico, se ha de recortar dos veces en el mismo tejido, pues necesitaremos un costadillo izquierdo y otro derecho.

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Patrón base del cuerpo, recto y alargado hasta la cadera.

Patrón base del cuerpo entallado y alargado hasta la cadera

Realización de los patrones

Todos los patrones se realizan a partir de un cuerpo base, ya sea entallado o recto. El uso de estos tipos de bases empleados dependerá del diseño que se quiera realizar. Tras la realización de estos cuerpos, se comienzan a llevar a cabo las transformaciones pertinentes. Las empleadas se basarán en traslados de pinzas, abriendo el patrón mediante cortes para dar amplitud, ya sea en forma de abanico o abriendo completamente.

La realización de un escote en el patrón consiste en dibujar la forma deseada.

La falda se obtendrá alargando el cuerpo. Para entubar, el ancho del bajo de la falda equivaldrá a la largura que deseemos, y a esa altura le restamos entre 1,5 y 3cm para entubar.

Si por el contrario necesitamos dar amplitud, esta se conseguiría a través de pliegues, frunces, sesgas o capas (estas últimas se realizan mediante otro patrón).

Todas las imágenes de patrones que os mostraré a continuación, mantienen las proporciones, pero el tamaño variará dependiendo del ajuste de la imagen en la página.

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Diseño 001

La falda de este diseño se realiza mediante un rectángulo de tela, que medirá de ancho el contorno del bajo del cuerpo por dos, así podremos fruncir. Y de alto tendrá, el largo que deseemos aplicar a la falda.

La transformación básica del cuerpo, consiste en trasladar la pinza del pecho al costadillo. Esto se consigue cerrando en el papel, la pinza que a parece en color rojo. Y al recontar el patrón por las líneas azules, conseguiremos que se abra un poco la parte superior del costadillo, de esta forma la pinza del pecho desaparece pero su función, que es dar forma, se mantiene.

La pinza del centro del cuerpo se mantiene y alargamos una línea hasta el bajo, de esta forma obtendremos dos piezas, el centro del delantero y el costadillo. El escote es corazón y basta con dibujar la forma que queramos. En las espalda dibujamos el escote, la pinza la alargamos para obtener las dos mismas piezas que en el delantero. En el dentro de la espalda habrá un corte para poder colocar la cremallera y la botonadura, por lo que será necesario dar 2cm de cruce.

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Diseño 002

En este diseño la transformación consistirá en realizar la forma del escote y los tirantes tanto en el delantero como en la espalda.

Respecto al resto del vestido, vemos unas líneas moradas tanto en el delantero como en la espalda. Estas líneas indican que debemos separar los patrones, cortando por las líneas. Así obtendremos tres piezas del delantero y tres piezas de la espalda. Las colocaremos en la tela a la hora de cortar con la separación que nos permita el ancho de la tela. Así podremos fruncir.

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Diseño 003

Para realizar este patrón, comenzaremos la transformación dibujando la forma del escote, y trazando la línea del bajo pecho.

Para conseguir el drapeado del pecho, damos amplitud en el centro de la pieza del pecho. Al cortar en la tela deberemos fruncir donde indican las líneas con ondulaciones. En el costado del pecho, conseguimos amplitud porque no cerramos la pinza en el tejido.

Para conseguir los pliegues en los costados, alargamos el patrón hacia abajo. Cuando montemos el delantero y la espalda, subiremos la esquina hasta la altura correspondiente al centro del patrón. Así se formará una bolsa de tejido, a la cual daremos la forma de los pliegues deseados y los sujetaremos con pequeñas puntadas.

La falda se realizará mediante el patrón de media capa, explicado anteriormente, y lo cortaremos en tela doble (o lomo). Para la espalda, hemos dado mayor largura al centro para conseguir que la falda tenga cola.

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Diseño 004

Para el patrón del cuerpo trazamos el escote y la pieza que cubre el pecho. La pinza del pecho se traslada al costadillo, de la misma forma que en el diseño anterior. En la espalda trazamos el escote, damos el cruce en el centro de la espalda y prolongamos la línea de la pinza para realizar los costadillos.

Para la base de la falda realizaremos un patrón de capa entera. Para realizar este patrón, basado en la circunferencia, necesitaremos una fórmula. Para este tipo de patrones siempre tendremos en cuenta el número π (3,14) y el radio. La formula de la capa entera, que es la que emplearemos en este diseño es:

r = m/2.

Para cualquier patrón basado en la capa, “m” equivaldrá al contorno donde irá unida la falda, en nuestro caso, el contorno del bajo del cuerpo entre 3,14.

m = contorno/3,14.

En esta pieza trazaremos la línea donde irá colocado cara volante. Los volantes se realizarán mediante la misma fórmula, pero utilizaremos una capa entera para el delantero y otra para la espalda. Realizaremos una fórmula para cada volante pues el contorno variará de un volante a otro.

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Diseño 005

Este diseño es asimétrico, por lo que de nuevo recurriremos a patrones completos. Trazamos el escote y la pieza que cubre el pecho derecho. Y trazamos la forma del bajo del cuerpo. Trasladamos la pinza al costado como en los diseños anteriores.

La falda se realiza dando la largura deseada al cuerpo. Pero debemos cortar y separar el cuerpo de la falda, pues vamos a dar a la falda su vuelo natural, por ello necesitaremos corta por las líneas internas marcadas en la falda hasta el final de la pinza. Después cerraremos las pinzas y el patrón se abrirá solo.

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Diseño 006

Este patrón es muy sencillo, pues se basa completamente el patrón de capa. En este caso la fórmula variará pues voy a emplear la fórmula de media de capa, pues no me interesa que tenga tanto vuelo.

Medimos en contorno superior del pecho y lo multiplicamos por dos, pues el diseño lleva fruncido el escote.

Y aplicamos la fórmula para hallar “m”. Cuando tengamos “m”, la fórmula para realizar una media capa será:

r = m

Este diseño tiene doble cierre, por lo que separaremos una pieza del patrón realizado, lo que formará la parte central de la espalda.

También realizaremos el patrón de la cinturilla, que consistirá en un rectángulo que tendrá de ancho el contorno superior del pecho, y de alto, la anchura que deseemos.

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Diseño 007

Comenzamos dibujando la forma del escote, y alargamos las pinzas hacia este y hacia el bajo del vestido, lo que dará lugar a dos piezas, el costado y el centro del patrón tanto en la espalda como en el delantero.

Recortamos las piezas y añadimos papel a los lados para poder dar amplitud desde el bajo de la falda hasta la cintura. Estas formas reciben el nombre de paneles.

En el centro de la espalda damos más largura, y dibujamos el bajo de los paneles de tal forma que coincidan unos con otros.

La cola del vestido que vas desde el escote de la espalda, con unos volantes, se realizará mediante modelística.

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Diseño 008

Comenzamos la transformación trazando la forma del escote, tanto en el delantero como en la espalda.

En el centro de la espalda tendremos que añadir un par de centímetros para crear el cruce, donde irán los botones.

Las pinzas en el delantero se alargarán hasta el aplomo de la sisa y hasta el bajo del cuerpo.

El cuello se realizará mediante el patrón de cuello tirilla.

La falda la dividiremos en dos parte iguales, para posteriormente unirlas con más papel, pero con una separación de 20 cm (5cm profundida+10 cm fondo+5cm profundidad), con esto crearemos los pliegues encontrados de los que se compone la falda. Tanto en el delantero como en la falda.

La cola se realizará mediante modelística.

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Confección de prototipos

El primer diseño confeccionado ha sido creado con la función de muestrario los tejidos confeccionados.

Este diseño mantiene el patrón y el drapeado del diseño 001, pero se la han añadido las flores y el tejido arrugado, para que podamos apreciar como quedaría en un vestido real.

La confección propiamente dicha, comienza con la creación del patrón y el corte de este en el tejido.

Cortamos con el mismo patrón tanto la base del vestido como el forro. Posterior mente montamos el forro completo, pero de la base montamos el delantero completo, y por otro lado la espalda. Se necesitan por separado para drapear sobre el maniquí. Tenemos que

sujetar capa uno de los pliegues con alfileres y posteriormente darles unas puntadas muy discretas para fijarlos a la base. Esta acción se realiza tanto en el delantero como en la espalda.

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Cuando finalicemos montamos el delantero con la espalda, y posteriormente colocamos las presilla.

A continuación cosemos la cremallera, y posteriormente unimos el escote del forro al vestido ya drapeado.

El vestido es desmontable, es decir la falda se separa del cuerpo, por ello uniremos las dos parte con una cremallera con carro.

Cuando la cremallera ya esté cosida cerramos el forro y el vestido en el bajo.

Ya montado el vestido, comenzamos a montar la falda. Cortamos el patrón de la falda dos veces en gasa y una vez en tela de forro. Cada capa se cierra en sus costuras correspondientes y después unimos las tres capas y las fruncimos juntas en el lado que corresponderá con el bajo del cuerpo. En esta zona cosemos la otra parte de la cremallera que situamos anteriormente en el bajo del vestido.

Por último cerramos el forro a lo largo de la cremallera, a mono con puntadas escondidas y cosemos los botones.

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Todas las costuras que hemos montado deben ser abiertas mediante el planchado para que queden asentadas y tenemos que sobrehilarlas para que no se deshile.

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En cuanto a los tejidos confeccionados que están incluidos en el vestido, se han realizado como se explicó en el apartado “Muestrario de tejidos”

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Para la confección del segundo diseño, correspondiente al 002, seguimos los mismos pasos que para la confección del anterior.

Comenzamos cortando el patrón en el tejido, en este caso dos veces en gasa chifón y una vez en tejido de forro. Sin embargo para la parte que forma el escote y los tirantes, cortamos el patrón dos veces en forro, pues la gasa en esta zona no es necesaria.

Unimos el delantero y la espalda de cada capa, y tras realizar esta acción, procederemos a fruncir las tres capas juntas.

Cuando tengamos montado el vestido, lo unimos al escote. Tanto los tirantes como el bajo del forro, van remallados.

Para rematar la sisa ponemos un bies de la misma gasa .

Con esto, el vestido ya está montado, y lo único que queda es coser todas las flores del escote y de la espalda a mano.

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Bibliografía

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Bibliografía

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Libros

- Moda desde el s. XVIII al s. XX. Instituto de la Indumentaria

de Kioto. - Vintage Fashion. La evolución de la moda y el vestido en los

últimos 100 años. - Breve historia del traje y la moda ( Título original: Costume

and Fashion. A concise history). Ediciones Cátedra. - De Blanco. Harriet Worsley. - Diseño de Moda. Sue Jenkyn Jones. - Fabric. Textures and Patterns. Drudi. - Historia de la moda. Desde Egipto hasta nuestros días.

Browyn Cosgrave. - Cine de los 40. Jçúrgen Müller. Taschen. - Marriage A-La-Mode. John Dryden.

Webs:

- www.fashio-era.com - www.costumegallery.com - www.victoriana.com - www.erasofelegance.com

`Esencia´ - La tesina de Yone Amo (Diseño de moda en ESI | Valladolid)

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