Historia de la filosofía medieval

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San Agustín en contra de la eternidad del mundo A lo largo de este trabajo intentaremos explicar, las razones y consecuencias de por qué San Agustín de Hipona, cambia el pensamiento romano antiguo a un pensamiento cristiano. Cuales son sus razones y qué proceso sigue para conseguirlo, abordaremos varias premisas principales, que nos servirán para concluir lo que buscamos y dentro de las que mencionaremos los temas que necesitaremos abordar, pero antes una breve introducción sobre vida y obra de San Agustín. 1.Introducción: Vida y obra de San Agustín. 1.1 Contexto histórico 1.2 Vida de San Agustín 1.3 Obras de San Agustín 2. Premisas principales del argumento 2.1. Crisis del imperio romano en San Agustin 1

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San Agustín en contra de la eternidad del mundo

A lo largo de este trabajo intentaremos explicar, las razones y consecuencias de por

qué San Agustín de Hipona, cambia el pensamiento romano antiguo a un

pensamiento cristiano. Cuales son sus razones y qué proceso sigue para

conseguirlo, abordaremos varias premisas principales, que nos servirán para

concluir lo que buscamos y dentro de las que mencionaremos los temas que

necesitaremos abordar, pero antes una breve introducción sobre vida y obra de San

Agustín.

1.Introducción: Vida y obra de San Agustín.

1.1 Contexto histórico

1.2 Vida de San Agustín

1.3 Obras de San Agustín

2. Premisas principales del argumento

2.1. Crisis del imperio romano en San Agustin

2.2. Para dar esperanza al imperio romano debe haber salvación eterna

2.3. Solo el Dios de la religión cristiana puede dar salvación

2.4. El fracaso de un imperio proviene de seguir a dioses que no son el dios

cristiano (falsos Dioses)

2.5. Si hay eternidad del mundo entonces no hay salvación

2.6. Dios creó el mundo con el fin de la salvación de la humanidad (Dios es

completamente bueno, por lo que quiere la salvación de la humanidad y por lo

tanto el mundo que creo no es eterno)

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3. Conclusión (conclusión final bajo el seguimiento de las premisas principales)

4. Bibliografía

1. Vida y obra de san Agustín

1.1 Contexto histórico

* Cristianismo occidental

El cristianismo no fue reconocido como religión sino hasta el año 313 por el

emperador Constantino mediante el Edicto de Milán y es hasta el año 325 que

Constantino como emperador convoca el primer concilio de la cristiandad en Nicea,

con el objetivo de unificar los diversos tipos de cristianismo que se habían derivado

durantes los tres siglos anteriores y darles una estructura sólida mediante la copia del

esquema romano de gobierno: Emperador, gobernadores, cónsules y a su vez en

Papa, Obispos y Presbíteros respectivamente. Los cristianos no tenían una creencia

general; cada comunidad interpretaba al Jesús histórico desde su vivencia mezclando

también elementos de diversas corrientes de pensamiento entre ellas las corrientes

filosóficas que les rodeaban, dando así interpretaciones diversas de su divinidad.

En el 325 el cristianismo pierde los distintos credos1 que le habían dado

diversidad y como religión oficial comienza a buscar una justificación de su nuevo

credo a raíz del concilio de Nicea. Con esto se inicia en el siglo IV una etapa en la

cuál el pensamiento cristiano comienza a tomar y aportar diversas cuestiones hacia

la filosofía; primero para explicar su fe y luego como herencia de la filosofía

antigua ante el cambio inminente de época que se identificará más tarde con la

1Ehrman, Bart, Cristianismos perdidos, pág 14

2

caída del Imperio Romano. Los concilios que surgieron para dar forma al

cristianismo oficial provocaron una diferencia y distancia entre dos facciones que

comenzaron a marcarse: el oriente y el occidente. Tal problema se ve reflejado en

el estudio de la patrología griega y latina. La primera hace referencia a los

escritores griegos y la segunda a los latinos sin importar las regiones a las que éstos

pertenecieran.

Si bien el cristianismo nace en oriente y toma sus primeras definiciones de la

lengua griega, tomará forma y poder como religión e institución dentro de la parte

occidental y bajo la protección del Imperio Romano. Tras el credo de Nicea los

concilios siguientes lucharon por ver qué versión “oficial” del cristianismo ganaría,

y aunque el cristianismo como religión pugnaba por definirse de manera concreta,

en el trasfondo se hallaban las pugnas políticas del imperio en decadencia. De

hecho años más tarde del concilio de Nicea y tras la muerte de Constantino y la

división del Imperio Eterno en dos; el emperador Teodosio, con miras a unificar el

imperio, declara el cristianismo niceno como religión oficial del Estado y proscribe

el culto pagano2. Está unidad no duraría mucho y con ello daría paso a la

separación definitiva del imperio, esto trajo consecuencias al cristianismo dando

divergencias de pensamiento entre los padres de Oriente y los padres de Occidente.

Ante ello y las pugnas políticas de fondo suscitadas por los emperadores entre los

siglos IV y V el cristianismo lucha por quedar absorbido por el estado que ha

transformando a Cristo en el modelo de emperador y la opresión consecuente de su

grey ante los favores que el Estado concede a los Obispos cristianos.

En Occidente obispos como Ambrosio, Donato y Atanasio pugnan contra el

Emperador para que éste no intervenga más de lo debido dentro de sus iglesias.

2 Quasten, Patrología Tomo III, pag 4.

3

Los donatistas pedirán en múltiples ocasiones favores al Emperador contra los

nicenos y este a su vez impondrá algunos obispos para el control de las

comunidades.

Con el paso del tiempo y ante las invasiones bárbaras al Imperio Romano

provocando escasez y hambre así como falta de personal, el Emperador pondrá al

frente de las comunidades a diversos obispos, algunos de cuales protestan contra el

mismo Emperador culpandolo de los males que ocurren.

El siglo V comienza con las grandes invasiones y saqueos al imperio, los

cuales ocasionan un pensamiento apocalíptico en algunos escritores cristianos de

este siglo y llevan a San Agustín a formular la distinción entre las dos ciudades: la

ciudad terrena y la ciudad celeste. Los cristianos pertenecen a la primera mientras

que la ciudad terrena es transitoria y puede destruirse fácilmente (como el caso de

Roma durante el saqueo del 410 y que San Agustín registra su pensar en uno de sus

sermones). Las murallas de la ciudad del cristiano son conformadas donde se halle

su comunidad y su fe y no en las murallas físicas de una construcción. Ante el

terror de los saqueos la esperanza en la vida eterna cobra sentido para la nueva

cristiandad. La ciudad celeste, presente como la ciudad de Dios en la tierra ha de

defenderse y separarse de la ciudad del Diablo (Emperador) que sólo busca el

obtener un dominio y explotación sobre los habitantes de la ciudad divina.

*La inserción de la cultura pagana en la cultura cristiana

Durante los primeros siglos del cristianismo y hasta mediados del siglo IV los

cristianos educan a sus hijos con maestros paganos para estudiar el trivium y el

quadrivium como parte de la cultura de su tiempo. Si bien, no se le exigía una

preparación el cristiano en general, los obispos habían de tener una sólida

4

preparación y frecuentemente educar en sus sermones a la grey de acuerdo a los

conocimientos de su tiempo. El 17 de junio del 362 el Emperador Juliano prohíbe

a los cristianos con un edicto la enseñanza de las letras paganas3. Ello tuvo

consecuencias que durarán por mucho tiempo; algunos autores comenzaron a hacer

gramáticas latinas cristianas mientras que algunos obispos llegaron a la prohibición

de la lecturas de textos que no fueran cristianos. Incluso se comenzó con una

formación específica para clérigos y laicos de corte cristiano. Los Padres latinos

del los siglos IV y V se quejan en un principio de que el texto de la Sagrada

Escritura está mal traducida y carece de belleza como en el caso de las obras de

Virgilio y Cicerón. No es de sorprenderse dado que la mayoría de los cristianos

previos a estos siglos no tenían una educación como tal.

Esto llevó a Padres como Jerónimo a la búsqueda de una traducción “mejor”

de la Sagrada Escritura. Aquellos que tenían cultura pagana y habían bebido de

ella como San Agustín, Ambrosio, Paulino o Jerónimo buscarán embellecer sus

escritos desde una postura que es conocida como la interpretación alegórica de la

Escritura , que consiste en leer e interpretar los textos sagrados de manera

metafórica y desde la influencia filosófica que el pensador tenga. Por ello no es de

sorprenderse que los textos de San Agustín y de los Padres de su tiempo estén

repletos de citas bíblicas y de escritores como Cicerón llegando en un momento a

confundirse con el estilo mismo del autor y sin poder hacer una clara distinción

entre lo primero y lo segundo.

Para el tiempo en el cual se sitúa San Agustín puede comenzar a hablarse de el

comienzo del Medievo; si bien aún no se daba la caída de Roma esta ya había sido

arrasada en el 410 con previas invasiones bárbaras que habían debilitado el poder y

3 Idem pág 19

5

la “gloria” de la Ciudad Eterna. Ante estos hechos y la “absorción” de términos

filosóficos por el cristianismo para justificación de la fe en los concilios San

Agustín condensa el pensamiento filosófico de la edad antigua; en él podemos

encontrar raíces neoplatónicas, estoicas, ciceronianas y de otros filósofos de la

época, pues dentro del contexto en el cual se desenvolvía no había una distinción

clara entre los filósofos ya que estos tomaban lo que creían conveniente de cada

una de las corrientes predominantes sin definirse necesariamente por alguna

corriente en específico. Al menos hasta la prohibición de la enseñanza romana de

otro pensamiento o filosofía que no fuese la cristiana.

En realidad no puede hablarse de un estancamiento de la filosofía ya que si

bien el pensamiento filosófico se detuvo en ciertas cuestiones como la lógica, al

ser la importancia primera para el cristiano el pensamiento sobre Dios y sus modos

como lo fue la Trinidad, se avanzó en cuestiones metafísicas y ontológicas tales

como la justificación del ser, la epistemología en la contemplación divina como

máximo conocimiento en el caso de Agustín.

Todo esto lleva a que la cultura cristiana adoptó como suyo el pensamiento

de la cultura antigua como justificación de la fe; ya no solo en defensa de su fe ante

la filosofía, como el caso de los primeros apologistas, sino como cultura del

imperio. En este ambiente se desenvuelve y va cobrando fuerza el pensamiento de

San Agustín.

1.2 Vida de San Agustín.

La referencia obligada para conocer la vida de este personaje es su libro de las

Confesiones en donde el autor describe su vida en un modo muy común en su

6

tiempo que consiste en un análisis de vida y al mismo tiempo el declarar aquello

en lo que la persona cree4. San Agustín realiza mediante las Confesiones un

autoexamen de vida cuyo centro es la búsqueda del conocimiento de sí que

culmina en Dios, por ello y para evitar una interpretación incorrecta de las

Confesiones habrá que tener presente el contexto en el cual escribe el autor y su

búsqueda.

El fin de este trabajo no es presentar un análisis de las Confesiones por lo

que bastará mencionar algunos aspectos importantes dentro de la vida de San

Agustín. Nacido en Tagaste en el 354, ciudad cercana a Cartago, hijo de Mónica la

cual tiene una influencia directa en su fe e hijo de Patricio un hombre pagano,

recibe una educación cristiana la cual esta presente a lo largo de su vida, comienza

sus estudios en gramática en Madura pero los abandona, así es como llega a

Cartago y de sus estudios anteriores sólo conserva su interés por Virgilio y

Apuleyo, es también en esta época en donde se aparta de la fe cristiana y se dedica

a la retórica y a la vida desmesurada pero se da cuenta de que este tipo de vida no

le satisface y es con Hortensius obra de Cicerón con la cual comienza su largo

proceso de conversión y es también donde surge su pregunta que permea su obra

que es el problema del mal y como es que Dios todopoderoso lo permite, en

primera instancia cree encontrar la solución con los maniqueos los cuales sostienen

que el mundo esta regido bajo dos principios el bien y el mal, por influencia

gnóstica también consideran que todo problema teológico puede ser resuelto

racionalmente, San Agustin interesado en esto se entrevista con Fausto un doctor

maniqueo del cual no obtiene respuesta satisfactoria, queda decepcionado y por lo

cual cae en una etapa de escepticismo. Es profesor en Roma por un corto lapso de

tiempo de ahí viaja a Milán y es donde conoce a los neo académicos, al obispo

4 Lyotard, La confesión de Agustín, pág 11

7

Ambrosio y Monica, hacen que regrese a la senda de la fe a la edad de treinta años,

se dedica al estudio de Plotino cuyo pensamiento influye en la obra de San

Agustín.

En el 386 se retira a la finca Casiaciacum se dedica a la escritura de sus

primeros escritos y a la meditación junto con sus discípulos su hijo Adeodato y su

madre, después de ser bautizado regresa a su ciudad natal donde vive una vida

monástica y finalmente se instala en Hipona ciudad de la cual llega a ser obispo,

muere en el 430 en un momento histórico crucial pues la ciudad se encuentra

rodeada por tropas enemigas que intentan conquistar las provincias romanas en

África.

1.3 Obras

*Influencias

San Agustín bebe de dos fuentes principales: la clásica y la cristiana5, no por ser

un plagiario, sino que leyó a diversos autores haciendo suyos algunos términos

para moldear su pensamiento con el paso del tiempo y de las nuevas lecturas. De

la fuente clásica toma en un primer momento a Virgilio tomando el concepto de

estética de la Eneida y citandola frecuentemente en sus escritos elaborados en

Casiciaco. Cuenta también con la influencia notoria de Cicerón, quizá en su tiempo

de retórico y a quien menciona y cita en las Confesiones de manera especial de

manera especial la obra del Hortensius, perdida actualmente y cuya existencia es

sólo conocida por los fragmentos mencionados por San Agustín. Gracias a Cicerón

nuestro autor comienza a adentrarse en la filosofía, aunque quienes definirán su

5 Se puede consultar un trabajo mejor detallado sobre esto en: ALESANCO TIRSO OAR, Filosofía de San Agustín, ed Augustinus, de donde tomaremos los datos principales en este apartado.

8

pensamiento filosófico de manera influyente y le servirán para adentrarse

posteriormente en el cristianismo son los neoplatónicos. Tomando principalmente a

Plotino, el Timeo de Platón, de quienes tomará parte del pensamiento sobre la

doctrina del mal, la belleza, la bondad, la espiritualidad del alma y la inmensidad

del Uno en Dios. En la mayoría de sus obras abundan las referencias e influencias

neoplatónicas. De los estoicos tomó elementos en cuanto a lo moral y la ética,

sobre todo de Marco Aurelio y de Marco Terencio Varrón, a quien menciona en su

obra cumbre De civitate Dei. Habría que mencionar la influencias maniquea con el

problema del mal que siempre preocupó a San Agustín.

Del lado cristiano hay que mencionar primeramente la influencia de san

Ambrosio de Milán, quien también tenía influencia neoplatónica y fue

determinante por sus sermones y escritos en la conversión al cristianismo de San

Agustín y para desprenderse del maniqueísmo. Después de Ambrosio su segunda

influencia cristiana es Simpliciano, quien le menciona el evangelio de Juan y de

quien lee diversos libros y de quien toma en parte el problema de la libertad.

Otros autores por mencionar son: Tertuliano, Filón, Lactancio y Cipriano, de

quién toma argumentos para defender la corriente nicena contra el donatismo en

años posteriores. Por último hay que mencionar la Sagrada Escritura, mencionada

de manera abundante en sus escritos e interpretada de manera alegórica en

mezcolanza con el neoplatonismo en sus obras llegando al punto de confundir el

lector poco precavido el estilo y pensamiento de San Agustín con la Escritura.

*Obras

Su obra literaria se desarrolla en el 368 - 430 gran parte de su obra se dedica a

defender a la religión cristiana institucionalizada, de las diversas sectas también

9

cristianas, al final de su trabajo y de su vida se ve reflejado en la unificación de la

iglesia en África. De entre sus escritos que son muy numerosos, destacan los

siguientes: Contra los académicos (386), De beata vida (387), Soliloquios (386),

Confesiones (400), De la naturaleza del bien (405), De la trinidad (400 - 416),

Ciudad de Dios (413 - 426).

2. Premisas principales (bajo las que se guía la búsqueda de la conclusión )

2.1 Crisis del Imperio Romano en San Agustín.

Siguiendo el esquema de trabajo y haciendo un análisis del porqué para San

Agustín surge una necesidad de hablar ya no de una eternidad del mundo, sino de

una historia lineal que ha surgido desde la creación del ser humano por Dios. Y es

que resulta que hay que tomar en cuenta que San Agustín escribe ciertamente desde

un punto teológico filosófico que tiene su base en un problema político que se ha

planteado brevemente en el contexto histórico de este trabajo. No está de más

recordar que la posición del Obispo en el tiempo que se situa San Agustín era

religiosa y política. El obispo se encontraba al frente de una comunidad cristiana -

romana de tipo nicena (el término niceno equivale a lo que actualmente conocemos

como católicos, ya que a pesar de los concilios seguían habiendo otros tipos de

cristianismo como el pelagianismo y el docetismo que pugnaban entre ellos por

definirse como vencedores sobre ciertas comunidades). Las palabras de los obispos

a sus fieles tenían ingerencia sobre la vida social y política. Por todo esto no resulta

extraño que el Obispo de Hipona se preocupara por aquello que políticamente

afectaba al imperio bajo el cual vivía y en el cual se desarrollaba la actividad

política de sus cristianos.

Para los romanos que vivieron previos al año 410 Roma era considerada

10

como la civitas aeterna o ciudad eterna, ya fuere en el esplendor del Imperio por

ser considerada como aquella que sería eterna por ser fundada por descendientes de

los dioses o durante los primeros siglos siglos del cristianismo por tener en su

posesión la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo y los restos de diversos mártires

como era el caso de San Lorenzo.

El Imperio Romano se había venido debilitando a través de la historia por

diversas circunstancias tales como el debilitamiento de sus fronteras, la falta de

líderes de estirpe netamente de la aristocracia latina, y un descontento general ante

las hambrunas y las catástrofes que asolaron al imperio. Así como las crisis

externas ya que ante el debilitamiento del imperio las fronteras se volvían

inestables y el poder de todo aquel que no era romano, se veía aumentado.

Los romanos, fueran cristianos o paganos, vivían entonces en la seguridad de

la ciudad eterna. Al menos hasta el 24 de agosto del 430, fecha en la cual los godos

invaden y saquean Roma. El hecho impactó fuertemente a todo el imperio al punto

de que el mismo San Agustín escribiera su sermón, con el fin de dar esperanza a la

ciudad:

“...Grandes y terribles noticias nos han llegado desde Roma… Nos han anunciado

cosas horrendas. Exterminios, incendios, saqueos, torturas de los hombres.

Ciertamente que hemos oído muchos relatos escalofriantes; hemos gemido sobre

todas las desgracias; con frecuencia hemos derramado lágrimas, sin apenas tener

consuelo. Sí, no lo desmiento, no niego que hemos oído enormes males, que se han

cometido atrocidades en la gran Roma “6

Ante tales hechos San Agustín no puede quedarse callando ante la gente,

Dios debe darle una respuesta a su pueblo sufriente. Entra aquí también el

6 Sermón: Sobre la devastación de Roma , BAC , III, 3. 5,19

11

problema del mal, la providencia y la omnipotencia divina. ¿Si la Ciudad terrena es

arrasada sin más, entonces no está Dios en ella?

2.2 Para dar esperanza al Imperio debe haber salvación.

Si bien, para la religión cristiana la salvación es imprescindible, para el Imperio

romano después del saqueo de su ciudad en el 410 pareciera ser que no hay

esperanza. Es aquí donde entra la reflexión teológico filosófica de San Agustín en

acción. Reflexiona su entorno político desde la filosofía alumbrada por la fe. Si él

habla de que Cristo es esperanza entonces ha de defenderse de las acusaciones

hechas por los paganos contra los cristianos sobre la caída de Roma. Había que

demostrar que Cristo no era el culpable de las desgracias acaecidas en su momento.

La violencia ocurrida en esa época tomó características apocalípticas y ante ello la

Providencia divina señalaba que el único y verdadero Dios habría permitido tales

hechos como anuncio y premonición de los vicios de los mismos romanos, los

cuales venían arrastrándose desde antes de la llegada de Cristo, es decir desde que

el hombre fuera dotado del libre albedrío. Todo esto es resuelto de una manera

genial por San Agustín en su excelente tratado De civitate Dei, compuesto

inicialmente de manera apologética y como tratado político ante los cambios que la

época sucitaba bajo la Providencia misma. Es justamente desde este hecho donde

se conecta el cristianismo reflexionado con la negación de un mundo eterno.

Aunque el punto básico será algo más sencillo: desde la cosmovisión cristiana la

base de la fe es la resurrección de Cristo, que es dada gracias a que el mundo (que

es contingente) fue creado, es decir, existe un principio y un final de la creación, la

cual no fue hecha necesariamente, ya que si hubiese sido así entonces Dios sería

imperfecto, ya que no es una perfección el necesitar de una creación. Por otra

parte, si el mundo fuese eterno entonces el hombre estaría condenado ad aeternum

12

a repetir una y otra vez lo que le sucede, no habría historia y tampoco

trascendencia de esta, como es el caso de la resurrección de Cristo.

En en ese sentido donde la Providencia actúa contra una concepción de

mundo eterno, si el hombre tiene la esperanza de Cristo, la resurrección, entonces

hay una posibilidad de salvación y no una condenación a repetir la violencia una y

otra vez sin fin ni sentido. En su sermón sobre la caída de Roma, San Agustín

aborda la esperanza a la manera cristiana:

“Roma no perece, Roma recibe unos azotes; Roma no ha perecido; tal vez ha sido

castigada, pero no ha sido aniquilada. Tal vez Roma no perece si no se pierden los

romanos[...] Dios responde sobre la justicia; Él busca a los justos según la norma

divina, no según la norma humana.”7

La violencia permea al hombre que ha elegido desde su creación el mal, si

Roma ha caído y si Dios lo ha permitido ha sido para beneficio del hombre mismo,

para que contemple sus errores y enmiende su camino. Esto no sólo una visión

individual, en el rubro político va con permanecer, con vivir. Ciertamente la

esperanza está puesta en la eternidad, pero como el autor explicará más adelante en

Ciudad de Dios, la vía hacia la eternidad se construye desde esta vida. San Agustín

actúa como profeta no porque adivine el futuro, sino porque interpreta lo que

ocurre en su tiempo y trata de darle una solución, la ciudad de Dios que se

encuentra entremezclada con la del hombre en la tierra va purificandose de todo

mal, si la violencia es inminente y si Roma ha caído una vez , esto puede suceder

nuevamente. Lo importante es que la gente de la ciudad sobreviva, que los

romanos queden para construir, y eso se logrará desde una astucia política,

aliandose con quienes atacan. Y la esperanza será mantenida en que al final de la

7 Sobre la devastación de Roma , BAC , III, 518 . 520

13

historia podrá construirse en su plenitud la Ciudad de Dios, cuando el hombre

resucite y haya enmendado su camino, cuando el romano haya aprendido a vivir

realmente pese a las circunstancias.

En su sermón sobre la caída de Roma San Agustín pone como ejemplo al

justo Job, quien recibe los peores tormentos y continúa confiando en la bondad

divina y actuando de una manera correcta moralmente, la reflexión agustiniana en

este punto insiste a los fieles: ¡Que nadie se fije lo que sufre, sino lo que hace!8 ya

que la responsabilidad moral recae en la voluntad del sujeto, el cual fue creado con

una tendencia al bien9 y libre albedrío, la opción siempre ha estado en él y si el mal

ocurre en el mundo es por elección del hombre, las situaciones de injusticia y

muerte que llevan al hombre a su destrucción son causadas por él mismo, por su

voluntad y en el caso de la teologia filosofica de San Agustín el hombre sólo puede

dirigir sus acciones, el resto del devenir histórico sólo compete a la Providencia

que todo lo rige, vigila y provee; y cuya justicia no es la misma que la de los

hombres. Por ello la esperanza radica en el amor de Dios mismo y la oportunidad

que el hombre mismo pueda darse para cambiar y construir desde la crisis.

2.3. El fracaso de un imperio proviene de seguir a dioses que no son el Dios

cristiano (falsos Dioses)

Al momento en que se introduce el pensamiento Cristiano en el imperio romano,

se da el argumento de que solo existe el Dios de la religión Cristiana y se llama a

todo otro dios, falso dios. Pero ¿por qué falsos dioses? La respuesta es porque son

creados por el hombre desde el punto de ver del pensamiento Cristiano. El

pensamiento religioso del imperio romano (pensamiento no católico) se basaba en

varios dioses, dioses que conformaban el ser de la naturaleza, el ser del universo,

8 Idem pag. 5209 CD XIV, 11. BAC

14

un universo envuelto en eterno retorno, el cristianismo dentro de sus argumentos

decía que el eterno retorno, era una eterna condenación, y si los dioses romanos

eran parte de este pensamiento que involucraba el eterno retorno, entonces esos

dioses causarían el fracaso del imperio. Desde el punto de vista de la religión

Cristiana Todo otro dios que no fuera su Dios cristiano era un Dios inventado por

el hombre, una simple construcción humana.

Pues no se podían justificar, más que por los fenómenos y transformaciones

en la naturaleza, sin embargo el Dios de la religión Cristiana tenía una tesis más

sólida y más conveniente. La cual era que Dios es quien es eterno y creó el

universo con el fin de la Salvación del hombre, Ese Dios es completamente bueno

y omnipotente. Por otro lado los dioses romanos no son omnipotentes y ni siquiera

buenos en todo sentido, es por eso que el seguir a esos dioses lleva a un imperio al

total fracaso, y si no fuera suficiente el fracaso, esos dioses son parte de un

pensamiento que involucra el eterno retorno, es decir que el seguir a dioses falso te

llevaría al eterno fracaso.

2.4. Sólo el Dios de la religión cristiana puede dar salvación eterna.

El pensamiento Cristiano expresa la idea de eterna salvación, y ¿por qué esta

eterna salvación no puede ser aportada por los falsos dioses?, esto es porque los

falsos dioses no son más que creación de la mente humana, que crea al convivir

con la naturaleza y al creer en un eterno retorno cíclico donde todo está

determinado es un contrasentido en el pensamiento cristiano pues el lado cristiano

Dios es eterno, omnipotente y atemporal, el crea el mundo con el fin último de que

su creación, el hombre, sea feliz, a su lado en la eterna salvación.

Dios es el único creador, su creación tiene como fin regresar a él para poder

15

ser feliz, y sólo se puede regresar a él por medio de la razón. Es decir, sólo se

puede ser feliz conociendo a Dios, y su creación solo puede acercarse a él

persiguiendo la verdad por medio de la razón. Si bien Dios no es una construcción

humana, al contrario, los humanos son creación de Dios y siendo Dios un ser

bueno, ama a su creación, y quiere que retornen a él y así poder ser salvados, ya

que Dios es bondadoso y perdona los pecados de los seres humanos a través de la

penitencia.

2.5. Si hay eternidad del mundo entonces no hay salvación

Es importante mencionar que para el mundo Griego, la idea de eternidad del

mundo es diferente a la de la religión Cristiana; para los griegos antiguos, al

explicar el universo, se habla de un universo sin comienzo ni fin, es decir, que la

materia y el tiempo en el eternos e imperecederos, pues no han sido creados, es de

esta manera como la idea de que el mundo es eterno, está presente en el mundo

griego antiguo:

“Homero, por ejemplo, hace proceder al mundo en cuanto kósmos, de un caos

acuoso primordial existente desde siempre al que llama Okéanos, el cual, junto a

Thetis, genera también a todos los dioses, incluido Cronos, el Tiempo. Aún cuando,

paradójicamente, si Okéanos existía desde siempre, ya existía también el tiempo

que dimensiona su eternidad.”10

Podemos ver como para explicar el universo, los griegos utilizaban el mito,

pues en este podían originar una respuesta, otra manera en la que los Griegos

10 Homero, Ilíada, Canto XIV, Págs 197 y 300. Una versión semejante del origen del universo se encuentra en la cosmogonía babilónica, donde Tiamat es el caos acuoso originario, indistinto y eterno, del cual surge el cosmos y nacen los dioses. Este mito se repite en la cosmogonía egipcia de Heliópolis, en el cual Nun es la masa líquida primordial eterna que contiene en sí los gérmenes de todos los seres, incluidos las divinidades. Cfr. R. Mondolfo ; El Pensamiento Antiguo,Ed. Losada, Buenos Aires, 1942, pág. 17.

16

explicaron la eternidad del mundo fue a través de la physis (naturaleza) la cual

existe desde siempre y permanece al devenir y a los cambios, desde este punto

podemos vislumbrar que nada nace ni permanece, sino que siempre estuvo ahí,

pues la physis, no nace, y no muere, solo sufre de múltiples transformaciones, pero

aún así permanece ante los cambios, de manera eterna, lo cual da origen a un

mundo que no tiene fin, lo cual nos lleva a un eterno retorno el cual es un efecto

cíclico y este efecto cíclico se basa en que el todo es eterno, y sus partes pueden

morir pero al ser el eterno retorno, volverán a vivir, reduciendo la muerte a solo

una transformación siempre temporal, donde todo se transforma una y otra vez,

pero permanece.

Aristóteles notó la relación entre el movimiento y el tiempo, pues al observar

la naturaleza y sus transformaciones estas parecían no tener comienzo ni fin, pues

todo se repite cíclicamente una y otra vez, concluyendo así que el tiempo y el

mundo donde ocurren estos eventos deben ser eternos. La idea del eterno retorno,

para los griegos es fundamental, pues sin ella no pueden explicarse el universo, y

de esta manera nada tendría sentido para ellos.

Es de esta manera como los griegos antiguos comprenden, el mundo eterno,

pues ya estaba hecho así, es decir:

“Todo lo que sucedió, sucede y sucederá ya estaba pre-determinado, sin que las

cosas puedan ser de otro modo.”11

Al no poder ser las cosas de otro modo dentro del eterno retorno, el imperio

perdería las esperanzas pues la perdida en batalla y la destrucción de su pueblo se

repetiría una y otra vez por toda la eternidad. En parte es por esto que San Agustín

11 Johannes Hirschberger, Historia de la Filosofía, Tomo I, pág. 214

17

intenta cambiar el pensamiento antiguo Griego por un pensamiento Cristiano.

Ahora bien con la visión cristiana, la visión del mundo griego antiguo se

derrumba, pues no son compatibles, y en esta nueva idea del mundo dentro del

cristianismo en donde la forma de concebir el universo y de entenderlo ya no tiene

que ver con una materia eterna que está en constante cambio y devenir, sino que se

relaciona con un Dios único, Creador de todo lo que es. Y al tener un Dios

Omnipotente y eterno, al cual le justificaban de varias maneras su existencia,

podría argumentar que no hay eternidad del mundo, y el mundo Dios lo creó y al

crearlo este tiene un principio, entonces es que el mundo no es eterno, entonces

esto elimina la idea de eterno retorno, pues Dios había creado el universo con el fin

de la eterna salvación del hombre, porque Dios es completamente bueno dentro de

esta creencia. Es San Agustín uno de los que más influencia tiene en este cambio

de la concepción del mundo griego antiguo, pues dentro de su doctrina nos dice

que el mundo no es eterno, sino que depende en su ser del Creador, el cual, libre y

amorosamente ha querido que aquél exista pues para San Agustín Dios es el único

que es eterno, es su modo de ser, este existe antes de que se haga la materia y el

tiempo, pues para Dios no hay tiempo ni anterior ni posterior, a él, ya que en él

todos los tiempos no son más que un hoy inmutable que no cede paso al mañana ni

sucede al día de ayer

“Tú en cambio, eres el mismo, y tus años no mueren. Tus años ni van ni vienen,al

contrario de estos nuestros, que van y vienen, para que todos sean. Tus años

existen todos juntos, porque existen ... Tus años son un día, y tu día no es un cada

día, sino un hoy, porque tú hoy no cede el paso al mañana ni sucede al día de ayer.

Tu hoy es la eternidad…”12

12 San Agustín de Hipona,Confesiones, XI, Págs 13, 16,

18

De esta manera vemos como es pues que el único ser eterno es Dios pues es

natural en el, mientras que en la creatura, en lo creado por él, al temporalidad es su

modo de ser; haciendo así de su creación algo que tiene principio y fin; a esto

podemos agregar que cuando Dios creó el mundo crea consigo el tiempo,

compartiendo el mismo principio:

“Ambas realidades quedan indisolublemente unidas desde el momento en que

irrumpen en la existencia; ahí comienza por así decirlo la sucesión temporal de la

criatura y, también, el tiempo como algo creado.”13

Esta manera podemos apreciar como es que la realidad de la criatura,

hombre es distinta a la de Dios, pues estos existen en el tiempo, del cual su ser es

mutable y finito; haciendo así pues que su ser y su tiempo dependen absolutamente

de Dios, de forma que ni la criatura, ni el tiempo ni mucho menos el mundo antes

de ser creados tenían algún tipo de existencia, pues sólo comienzan a existir en el

momento en que son creadas en forma real y actual, con su tiempo.

Así la eternidad solo le corresponde a Dios y el tiempo es propio de todo lo

creado; siendo así que no hay eternidad del mundo, agregando que si hubiera

eternidad en el mundo como en el caso de lo que pensaban los griegos, la venida de

Cristo para la salvación de la humanidad no tendría ningún sentido pues , este

hecho se repetiría una y otra vez, sin sentido alguno; siendo así pues esto imposible

pues como ya vimos el mundo no es eterno, ya que es temporal y tienen un

principio y un fin, por lo cual Dios mandó a su hijo para que le de la salvación a

éste, y cuando llegue al final, tengamos la salvación.

13 Johannes Hirschberger ; Historia de la Filosofía, Tomo I, pág. 228

19

2.6. Dios creó el mundo con el fin de la salvación de la humanidad (Dios es

completamente bueno, por lo que quiere la salvación de la humanidad y por lo

tanto el mundo que creo no es eterno)

Dios es completamente bueno, ya que creó al hombre a su imagen y semejanza

dándole como privilegio ser uno con Dios en unidad, para que el hombre siempre

tiende a la búsqueda de la perfección de ser, ya que el padre ha enviado a su hijo

unigénito a este mundo, por un lado para dar a conocer su nombre y su palabra, por

el otro lado para renovar el antiguo pacto que tenía Dios con el hombre, en el cual

su hijo sería sacrificado como muestra de su amor por la humanidad y para romper

la enemistad entre la creación y Dios, entonces así hacernos hijos de Dios, misma

que era causa de la desobediencia, con lo que le está otorgado el poder de salvación

y en caso de no aceptar este plan tendrá que ser destruida nuevamente para así

darle una nueva oportunidad de salvación reconociendo que Dios tiene el poder de

todas las cosas y que estas fueron hechas por Él y sin Él nada de lo que ha sido

hecho fue hecho, por lo que todo lo que Dios creó es bueno, positivo y perfecto, y

los seres negativos no los creó Él, sino que se hicieron negativos al usar su libre

albedrío para revelarse en contra de Dios.

Por ello Dios deseando la salvación de la naturaleza humana, se ve en la

necesidad de destruir al mundo, ya sea por un diluvio o de alguna otra manera para

terminar con los seres que han sido o se han corrompido, y en esa nueva creación a

la que le da vida le adjudica la condición de reedificar un nuevo mundo, para que

alcance la estatura deseada por el Padre a través del Hijo y el Espíritu Santo, por lo

que para el alma humana nada hay que no valga la pena que pase en su tiempo,

pues al alcanzar esa estatura podrá unirse en su salvación a Dios y compartir la

vida eterna juntos que es natural en Dios:

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“Allí se confundirán las eternidades en una felicidad perpetua, en una efusión de

Amor y plenitud que desvanece las distancias entre Dios y el hombre y cierra el

círculo trazado por el alma desde que es creada hasta que retorna a su Creador.”14

En contraposición con Platón y su diálogo el Timeo en donde plantea la

eternidad del mundo:

“Una vez que, en opinión de su hacedor, toda la composición del alma hubo

adquirido una forma racional, éste en tramó todo lo corpóreo dentro de ella, para lo

cual los ajusto reuniendo el centro del cuerpo con el alma. Esta, después de ser

entrelazada por doquier desde el centro hacia los extremos del universo y cubrirlo

exteriormente en círculo, se puso a girar sobre sí misma y comenzó el gobierno

divino de una vida inextinguible e inteligente que durará eternamente”15

Cómo podemos ver a pesar de que el mundo sensible sea una copia del

mundo de las ideas, el demiurgo quiso que este fuera lo más parecido y por ello

creo una eternidad basada en el tiempo, así pues el tiempo y el universo fueron

creados a la par y obviamente si termina uno el otro tambien, pero el terminó de

estos dependen de su creador y la bondad de este no lo hace un escenario posible.

3. Conclusión

Como podemos apreciar en todo lo mencionado anteriormente para San Agustín la

idea de eternidad del mundo es algo imposible de pensar, pues esto es solo algo

que sólo Dios tiene por naturaleza, de esta manera acepta la idea de la creación de

todas las cosas por parte de Dios a partir de la nada y esas cosas creadas es decir

las criaturas tienen un principio y un fin pues son temporales, siendo así el mundo

14 Idem, pág. 22315 Platón, Timeo, pág: 64-65

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también una criatura, ya que fue creado por Dios en un principio y ha sido creado

de diversas formas para la salvación de la humanidad; pues esto último es lo que

Dios desea ya que ama a su creación y quiere que esta regrese a compartir la

eternidad con Él, ya que todo lo que ha hecho lo hace para la salvación; puesto así

el mundo no puede ser eterno ya que si lo fuera el hombre jamás podría llegar a la

salvación, ni a compartir la eternidad de Dios, siendo así en vano todo lo que Dios

ha hecho para lograr estas dos cosas; por lo que el mundo no puede ser eterno.

Así bien como el mundo ha sido creado por Dios, tiene un comienzo

temporal, es decir que el mundo no ha existido desde siempre sino que tiene una

duración limitada, es finito, pues como lo dijimos anteriormente al tener un fin éste

podrá ser salvado y llegar de nuevo a la eternidad con Dios, por lo tanto el mundo

no es eterno; pues si lo fuera no habría salvación y la creación nunca estaría

nuevamente con Dios en su eternidad.

Podemos decir de las premisas, que si San Agustín quiere darle esperanza al

imperio romano, debe hacerles creer que hay eterna salvación, eterna salvación que

otorga un Dios completamente bueno, que creó el mundo con el fin de salvar a su

creación, los humanos, a los que hizo a su semejanza, si hay esta eterna salvación

entonces no puede haber eterno retorno y por tanto no puede haber otros dioses, y

el mundo no puede ser eterno, pues fue creado por Dios en algún momento. Por lo

tanto si San Agustín quiere salvar al imperio romano, no debe haber eternidad el

mundo.

4. Bibliografía :

22

● Johannes Hirschberger ; Historia de la Filosofía, Tomo I, Ed. Herder, Barcelona, 1994, págs. 223,

228 y 214.

● Homero ; Ilíada, Canto XIV, 197 y 300, trad. de Luis Segalá y Estalella, Ed. Espasa Calpe,

Madrid,1976.

● San Agustín de Hipona ;Confesiones, XI, 13, 16, 17 Obras de San Agustín, Ed.B.A.C.,Madrid,

● Sobre la devastación de Roma , BAC , III, 518 . 520

● BART D. Eherman, Cristianismos perdidos, (2004), Ares y Mares, España, 414 pp -Alesanco

Tirso ● OAR, La filosofía de san Agustín, (2004 ) Ed Augustinus, Madrid, 513 pp● SAN AGUSTÍN, La devastación de Roma en: Obras Completas de San Agustín tomo XL,

Escritos varios, Tomo II, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1995, 1004 pp.● LA CONFESIÓN DE AGUSTÍN , JEAN-FRANÇOIS LYOTARD , LOSADA, 2002 (149 pp)

INTEGRANTES

González Molina Jamily Dolores

Jiménez Villarreal Enrique

Olivos caballero Karla

Acevedo Martinez Nayely

Sigüenza García Jesús Salvador

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