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SESIÓN ESPECIAL DEL CONSEJO PERMANENTE DE LA

ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA)

Washington, abril 17 / 2018

Estimado señor embajador Carlos Trujillo, presidente del Consejo

Permanente de la OEA; señor Luis Almagro, secretario general de

la Organización de Estados Americanos; señor Néstor Méndez,

secretario general adjunto; embajador José Valencia, ministro de

Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador; señoras y

señores representantes permanentes de los Estados miembros de

esta organización; señoras y señores observadores permanentes,

señoras y señores miembros de la comitiva oficial ecuatoriana;

distinguidos delegados e invitados especiales.

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Todos, queridas y queridos hermanos:

Les traigo el saludo de mi pueblo ecuatoriano, en un abrazo de paz

y amistad. De un país que, quizá por estar en la mitad del mundo,

tiende siempre a unir las partes y a mantener el centro como

equilibrio.

Nuestra “marca país” es el diálogo y la concertación. Nuestra

“marca país” son los acuerdos mínimos. Nuestra “marca país” es

no creernos dueños de la verdad absoluta. Nuestra “marca país”

es pensar que la verdad, si es obtenida de muchas personas que,

inteligenciadas en el tema, nos dan sus aportes, sacamos

seguramente los mejores resultados de ella.

La inteligencia múltiple, la racionalidad múltiple, es el mejor

mecanismo para obtener los mejores conceptos acerca de lo que

puede ser la verdad. Y a lo mejor, aproximarnos de alguna forma

a ella.

Se me ha dicho que a los 17 años un jefe de Estado de Ecuador

visita la OEA. Personalmente, es un placer volver a la más antigua

organización intergubernamental del mundo, para reiterar el

compromiso del Ecuador. Dije bien: volver, porque tuve el honor

de ser elegido presidente del Comité Interamericano para la

Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las

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Personas con Discapacidad (CEDDIS), hace casi exactamente 7

años, un jueves 26 de abril de 2012.

Por eso puedo decir que conozco desde adentro este organismo,

cuya preocupación por los excluidos y los derechos humanos,

respeto y también celebro.

Como gobierno, nos hemos reinsertado tras un período de

desconfianza y recelo. Y también estamos rearmando la

integración en su más amplia y justa acepción, pues -además- es

un objetivo estratégico establecido en la Constitución de la

república.

Celebro instrumentos como las cartas que establecen pilares de la

OEA, la promoción y fortalecimiento de la democracia

representativa y alternativa en las Américas.

O el derecho de los pueblos a la democracia, y la obligación de los

gobiernos de promoverla y defenderla.

Hemos aprendido que la democracia no se agota en las elecciones

libres, por más que sean universales y transparentes. Su defensa

es una tarea diaria. El ejercicio de la democracia es una tarea que,

en más de una ocasión, depende de las circunstancias. Su tarea es

diaria y continua.

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Porque democracia es, más bien, la vigencia del estado de

derecho. El imperio de la ley sobre los intereses particulares y a

favor del bien común. El respeto por los derechos humanos. El

equilibrio de las funciones y poderes, además de su autonomía e

independencia. La atención a los más necesitados. El respeto de

sus derechos. La promoción de un desarrollo social sostenible y,

por supuesto, la distribución equitativa de la riqueza.

Con este enfoque de democracia, entendemos que es derecho de

toda persona expresar su opinión, decir lo que piensa. Y es

obligación de todo gobierno escucharle. Por ello, al interior de la

OEA deberíamos trabajar para que el voto en las urnas sea una

expresión de esperanza, de sueños que, como tales, siempre

debemos tratar de concretarlos.

Cuando presidí el CEDDIS conocí el curso para observadores

electorales. De hecho, debo manifestar que me inspiré para crear

uno similar, respecto a la Comisión de la ONU sobre los derechos

de las personas con discapacidad, desde Ginebra.

Democracia significa también justicia y equidad, cuidado de la

naturaleza, formación, promoción de valores, En otras palabras:

generar las condiciones mínimas, para que todas las personas y

sus familias puedan ver garantizadas sus necesidades básicas, por

lo menos. Creemos que todo ser humano tiene una necesidad más

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básica que ninguna otra: sentirse amado, respetado, ser una

persona feliz.

Saludo el trabajo de las misiones electorales de la OEA, que han

cumplido a través de los años en todo el hemisferio. Más aún en

Ecuador, el Estado miembro que ha recibido el mayor número de

equipos de observadores.

Precisamente, quiero expresar que apreciamos y valoramos todas

las sugerencias y observaciones, que las distintas misiones han

realizado en las jornadas electorales de Ecuador, incluidas las

celebradas el pasado 24 de marzo en nuestro país.

Sin embargo, nuestras democracias no terminan de estar bajo

amenaza. A diferencia del siglo pasado, cuando la democracia era

quebrantada por golpes de estado militares, hoy se cuartea y

tambalea por nuevos estilos de autoritarismo y tiranía, por

gobiernos que, pese a haber sido elegidos en las urnas, abrigan

ambiciones desmedidas en la búsqueda de un poder absoluto a

perpetuidad.

Hasta recurren a la promulgación de constituciones y leyes que les

dan la apariencia de regímenes democráticos. El perfil es similar

en nuestros países: desarrollan un ejercicio arbitrario de la

autoridad, exigiendo sumisión absoluta de todas las instancias, a

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un personaje central y omnipotente, a un pensamiento único

impuesto.

En ese proceso conculcan los derechos y las libertades

individuales. Socavan la independencia de las funciones del

Estado. Amordazan cualquier expresión de pensamiento crítico, y

criminalizan la protesta social.

No hay lugar para el pluralismo político, para la libertad de

expresión o de prensa. Solo hay un omnipresente Estado de

propaganda del ideario oficial, y culto a la personalidad de los

caudillos.

El ejercicio autoritario del poder, sin control de las instituciones

democráticas, trae -irremediablemente aparejada-, la corrupción

a gran escala, el saqueo de los recursos del país y de su pueblo.

Sumemos a todo ello un estado de confrontación latente, que

permea hasta los hogares: familias separadas por disputas

políticas, compañeros de trabajo distanciados, comunicadores

callados por sus propios colegas, redes sociales inundadas de ciber

espionaje a los opositores…

Todo tiene su límite. Hasta la mansedumbre y generosidad de

nuestros pueblos. Y que tuvo nuestro pueblo. Es esperanzador

que, por ejemplo, en el caso de Ecuador, tras una década de

autoritarismo y de restricción de derechos y libertades, hayamos

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logrado reinstitucionalizar el país, entre todos, juntos, porque hay

que hacerlo entre todos, tomando la opinión de todos.

Nada mejor que escuchar las opiniones de quienes piensan

diferente. Qué grato es encontrarnos entre personas que

pensamos diferente.

Vivimos en un mundo es extraordinaria y maravillosamente

diverso, eso lo hace vivible. Si el mundo fuera exactamente igual,

si todo fuera igual y plano, no merecería habitar en él ni un solo

día. Es la diversidad la que hace maravilloso al mundo en que

vivimos, y la diversidad de pensamiento es una de ellas, por

supuesto. Aprendamos a amar la diversidad, no a padecerla.

Entre todos, juntos, hemos restablecido la independencia y la

autonomía de las funciones. Ya tenemos participación política

pluralista, porque hemos recuperado el derecho a expresarnos en

democracia.

Por ello sostengo que los desafíos que enfrentamos las

democracias en la región son muy altos, y solo los podremos

vencer con una permanente comparación entre los gobiernos

democráticos del continente. No existe otra alternativa.

Ese es el espacio que debería ocupar la OEA: convocarnos a nunca

permanecer impasibles o callados ante la conculcación de la

democracia, ante la violación sistemática y generalizada de los

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derechos humanos. Nunca callarnos. Los Estados tenemos el

deber de exigir el cese de la violencia en contra de la población

civil, en cualquier lugar que ocurra. Así como el juzgamiento a los

responsables y la reparación integral para las víctimas y sus

familiares.

En política exterior, el Gobierno Nacional se rige por los

postulados de la carta de Riobamba de 1980, llamada “la Doctrina

Roldós”, y que ustedes deben conocer bien.

Esa Carta establece que el respeto por los derechos humanos

constituye norma fundamental de la conducta interna de los

Estados. Y que es obligación la defensa internacional de esos

derechos. Por lo tanto, la acción conjunta ejercida en protección

de esos derechos no viola, en ninguna circunstancia, el principio

de no intervención.

Inspirados en esa doctrina hemos reanudado nuestra

participación en los trabajos de la Comisión Interamericana de

Derechos Humanos, en la visita de sus relatores, y en la

celebración en su territorio, de un período de sesiones previsto

para noviembre de este año.

En este marco se inscribe la posición que el Ecuador observa para

Venezuela, Nicaragua o para cualquier país en el que se violen o

conculquen los derechos humanos.

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Quiero ser enfático en el hecho de que la Carta Democrática

Interamericana, no debe ser interpretada como una condena

hacia determinado régimen, ni mucho menos como injerencista.

Su aplicación gradual, cuando corresponde, busca asistir y

contribuir a la restauración del orden democrático. Por cierto: me

place comentar que ya hemos celebrado en Quito tres reuniones,

para el examen regional del estado de nuestros hermanos

venezolanos en situación de movilidad.

Como bien lo dijo el señor secretario, se los ha acogido con el

cariño que merecen a hermanos que han sido desplazados. Nadie,

en ninguna circunstancia, abandona el suelo amado, sus

familiares, amigos, su trabajo, y peor todavía el bienestar, de

forma masiva. Millones de hermanos están siendo recibidos por

otros países de Latinoamérica, que siempre los reciben con cariño.

Pero por supuesto se generan dificultades. Dificultades que

hemos sabido afrontar.

En este marco, rindo hoy homenaje a nuestros compatriotas,

miembros del equipo periodístico de diario El Comercio: Paúl

Rivas, Javier Ortega y Efraín Segarra y a sus familiares.

Recordaran, fueron asesinados por grupos -hay mucha gente que

los llama irregulares– supuestamente con una ideología, pero que

lastimosamente se han dedicado actividades ilícitas. Y para ello

requieren no respetar ninguna norma, y peor la norma de respeto

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de la vida humana. Los asesinaron miserablemente el momento

en que hacíamos todo nuestro esfuerzo por liberarlos.

Se ha conmemorado un año de su secuestro y asesinato. Desde

los primeros sucesos de este crimen me comprometí a investigar

los hechos, a esclarecerlos y a garantizar el derecho a la verdad a

sus familiares.

Ante mi pedido, y con la colaboración de la CIDH, se constituyó el

equipo de seguimiento especial, que cumplió con su plan de

trabajo financiado en su totalidad por el Estado ecuatoriano, y

cuyo informe final ha sido entregado y está siendo analizado, para

la presentación de las correspondientes observaciones.

Señoras, señores:

La OEA es el foro hemisférico por excelencia. Ha sabido superar la

prueba del tiempo y perdurar en momentos en que presenciamos,

con preocupación, el debilitamiento generalizado del

multilateralismo.

Pese a los cuestionamientos que le hemos dirigido a lo largo de su

accidentada historia, tiene la enorme responsabilidad de alcanzar

los objetivos trazados en su Carta constitutiva. A más de 70 años

de su creación, deberá mejorar la suerte de nuestros pueblos,

eliminando la pobreza extrema y logrando un desarrollo

sostenible, en paz, y democracia.

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Precisamente, en el encuentro de la Red Interamericana de

Compras Gubernamentales, que presidí en Quito, el 3 de este

mes, me referí al manejo de las compras públicas, el espacio más

utilizado por varios gobiernos, para corromper y corromperse.

Con las nuevas regulaciones, analizadas por la delegación de la

OEA, tan solo en 2018, Ecuador ahorró ¡450 millones de dólares

en contrataciones públicas!

Hoy miramos con gran expectativa el futuro de esta querida y

noble Organización de los Estados Americanos. La vemos

revitalizada en su dimensión político-institucional, como un

espacio entre iguales, independientemente de tamaños y poder.

Ello supone reflexionar sobre su estructura, y demás temas de

fondo y forma, para que se puedan dar respuestas más eficaces a

las nuevas amenazas. Lo repito permanentemente: siempre hay

una mejor forma de hacer las cosas y, por supuesto, siempre hay

una mejor forma de decir las cosas. Es importante cómo se digan

las cosas.

Ahora más que nunca, la lucha contra la corrupción y la

profundización de la transparencia, resultan vitales para

fortalecer la democracia. Así podrá enfrentar los desafíos de este

siglo, los nacionales, los transnacionales y los regionales, sensible

siempre a los grupos más vulnerables.

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Así podrá responder a los más caros anhelos de desarrollo

integral, de cooperación solidaria y de integración de sus Estados

miembros. Y entonces aportará la perspectiva interamericana, a

la realización de los objetivos de desarrollo sostenible.

De ahí que mi país celebre que, en días pasados y por primera vez,

se haya adoptado en Guatemala un plan de acción para construir

la Agenda Interamericana de Desarrollo Social, que incluye la

atención a las personas con algún tipo de discapacidad y a los

adultos mayores.

A los cuales, en Ecuador, definitivamente, de ser los olvidados, los

ladeados, los olvidados entre los olvidados de la historia, han

pasado a ser los preferidos, los privilegiados.

Ecuador procedió en marzo a depositar ante usted, señor

secretario general, el instrumento de ratificación de la

Convención. Y Ecuador continuará contribuyendo al debate y

análisis de los temas prioritarios de la región, como el de la

seguridad multidimensional.

Enfrentamos una guerra sin tregua ni cuartel contra la

delincuencia organizada transnacional, contra el narcotráfico y

sus delitos conexos, en especial el lavado de activos y el tráfico de

armas. Esta lucha demanda una respuesta gubernamental e

intergubernamental decidida, clara y coordinada.

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En este espíritu avanzan los preparativos para la séptima reunión

de ministros en materia de seguridad pública de las Américas, en

noviembre del año entrante. Pero antes, Ecuador será sede del

grupo de trabajo sobre servicios de emergencia de la región, los

denominados “911”.

Estamos convencidos de que el camino a seguir es la cooperación

y el intercambio de buenas prácticas. Ecuador estará gustoso de

compartir la experiencia adquirida en esta esfera, cuyo modelo de

gestión nos ha convertido en líder en la región.

Mi país respaldará, igualmente, las iniciativas de cooperación

solidaria promovidas por el Consejo Interamericano de Desarrollo

Integral. Nos motiva mucho la creación de alianzas para el

crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas.

En el período anterior en mi país, se convirtió a los empresarios

en enemigos, corruptos, ladrones, los que esquilmaban el dinero

de los trabajadores. Nosotros los vemos como aliados que, siendo

los mayores generadores de inversión, producción, empleo y

bienestar, son -vuelvo a recalcar- los mejores aliados para generar

el empleo tan necesario en nuestros países.

Es también nuestra política de apoyo a los emprendimientos,

porque son grandes generadores de empleo, especialmente en la

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población joven y entre las personas en situación de

vulnerabilidad.

Por otro lado, pronto emitiremos títulos de propiedad de

territorios antes minados en la frontera sur, gracias a la

colaboración de la OEA en desminado humanitario. Muchísimas

gracias por ello.

Señor secretario general:

Con el lema “más derechos para más gente”, usted ha

posicionado los temas sociales dentro de la organización. Así se

visibilizan los grupos tradicionalmente excluidos en nuestras

sociedades, como son las personas con discapacidad, los

afrodescendientes, los adultos mayores, los indígenas, los

migrantes, los refugiados y las personas de la comunidad GLBTI.

Vamos con paso firme a la inclusión y la equidad social.

Usted mencionó al gran Eugenio Espejo. Abogado, libérrimo,

científico, político, pero, sobre todo, precursor de la

independencia de Ecuador y de América. Este gran pensador

ecuatoriano tenía una hermana mayor cuyo nombre era Manuela

Espejo, que debido a su condición de mujer se la trató de borrar

de la historia. No existen retratos de Manuela Espejo.

¿Por qué razón? Porque ella, en el periódico de su hermano, que

se llamaba Primicias de la Cultura de Quito, escribía versos

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eróticos preciosos, que ventajosamente han quedado. Pero su

imagen fue borrada por un clericalismo que trataba de borrar toda

presencia femenina, y peor todavía en una actividad libérrima

como esta de escribir con toda libertad versos eróticos.

Libertaria, poetiza, intelectual, pero sobre todo y, ante todo,

practicante permanente de los mayores valores que puede

albergar un ser humano: el amor a los demás, la solidaridad.

Porque no existe otro valor más precioso que la solidaridad.

Porque nos convierte realmente en seres humanos.

Por eso el gran revolucionario -ese sí gran revolucionario-, el Che

Guevara, decía: Nadie se gradúa de ser humano, mientras no

siente como propio el dolor que puede sentir cualquier otro ser

humano en cualquier parte del mundo.

A rescatar esos criterios, esas ideas, a lo mejor no la ideología

completa, que hay que revisarla. Una ideología de cafetín que

servía únicamente para solazarnos intelectualmente. Pero sí

rescatar ese criterio que no era nuevo, porque casi con las mismas

palabras fue enunciado por un loco que vivió hace más de dos mil

años. Cuando decía que había que amar al prójimo como a

nosotros mismos. Es decir, sentirse identificado con sus creencias,

con sus goces, con su felicidad, con sus éxitos, con sus

realizaciones, al mismo tiempo de sentirse herido por todo

aquello que le afectaba.

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Ayer recordaba una frase preciosa del filósofo y poeta Terencio,

que decía: nada de lo que es humano me es ajeno. Es verdad, nada

de lo que es humano puede ser ajeno, y más aún en una

organización como esta. Imposible que no sea ajeno.

El escritor estadounidense Hemingway en su libro “Por quién

doblan las campanas” menciona esta frase de Terencio, que

casualmente el poeta también norteamericano estadounidense

John Donne, lo había complementado con un verso precioso, que

dice: “por eso no preguntes por quién doblan las campanas /

están doblando por ti, cada vez que alguien siente un pesar, debe

ser el tuyo / y cada vez que alguien siente un regocijo, una alegría

también debe ser la tuya”.

Manuela Espejo lo sentía, era solidaria. Todos los días, sin

excepción, acudía al único hospital que había para ese entonces

(estamos hablando de finales del siglo XVIII). Ella acudía al hospital

San Juan de Dios para atender a las personas que estaban allí. Y

más aún después de que perdió a su esposo, un joven diputado de

las cortes de Cádiz, José Mejía Lequerica, otro precursor del buen

pensamiento y de las libertades. Ella acudía a atender a 10 y 15

enfermos, y entregar su solidaridad.

Esto, cien años antes de que existiera la inmensamente solidaria

también Florence Nightingale, referente de las enfermeras del

mundo. Cien años antes, ya Manuelita Espejo hacía una tarea así.

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Hoy la hemos rescatado, porque a las mujeres libertarias se ha

intentado en Ecuador callarlas en la historia, e inclusive -en más

de una ocasión- obligarlas a matarse.

Es lo que paso con Manuelita Cañizares, que participó en la

asonada, en el primer grito libertario de América, el 10 de agosto.

Cuando el 9 de agosto estaban planificando el golpe libertario en

la casa de ella, el momento en que a los hombres les empezaron

a flaquear las piernas, Manuelita Cañizares les dijo: “hombres

indignos de la libertad y dignos de la esclavitud, ¿a qué le teméis?

¿A qué le teméis? ¿Qué podéis perder? Así lo dijo Manuela

Cañizares.

Y a pesar de eso, en la placa de piedra que se encuentra en la que

fue su casa y donde se planificó el movimiento libertario del día

siguiente, no estaba puesto el nombre de Manuela Cañizares. Se

intento ocultar la historia de ella, al igual que pasó con Manuela

León, Manuelita Sáenz, que como ustedes saben eran la

confidente y la mujer más querida que tuvo el libertador Simón

Bolívar.

Hace un momento, con el señor secretario recordaba una frase

del inmenso Simón Bolívar, que decía para recordarles a todos los

aspirantes a dictadores en el mundo. Perdónenme sino lo dijo con

las palabras exactas: no es bueno que un gobernante se reelija

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indefinidamente, porque él se acostumbra a mandar a la gente, y

el pueblo a ser dependiente de él. Con lo cual surge la usurpación,

la tiranía y la arbitrariedad.

Señor secretario general: decía que con el lema “Más derechos

para más gente”, usted ha posicionado los temas sociales dentro

de la organización. Así se visibilizan los grupos tradicionalmente

excluidos en nuestras sociedades, como son las personas con

discapacidad, que las apoyamos con una misión referente de la

visión holística del trato y defensa de sus derechos: la Misión

Manuela Espejo.

Me alegro mucho de haber conducido aquello, mientras otros se

preocupaban de perpetuarse en el poder y de saquear las arcas

del Estado. Nosotros trabajamos no únicamente para las personas

con discapacidad, sino también para los afrodescendientes, los

adultos mayores, los indígenas, migrantes, refugiados y también

la comunidad GLBTI.

Vamos con paso firme a la inclusión y a la equidad social. Los más

pobres y excluidos son la prioridad de mi gobierno, y todos los

ecuatorianos, sin excepción, son el objetivo del Plan Toda una

Vida.

Seguramente la frase “Toda una Vida” les es conocida. Es un

bolero que cantaban los Panchos. Toda una Vida, porque un

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gobierno y una ciudadanía responsables deben preocuparse del

ser humano Toda una Vida. Desde el mismo momento de la

concepción hasta que Dios decida cerrarnos los ojos.

Toda una vida, cuidando, inspirando, impulsando, acompañando

y, en la última etapa, siendo grato con aquellos que nos han

legado lo que somos, que nos han legado los valores que

practicamos Toda una Vida.

Con respecto a la ideología política, ahora veo que con el pretexto

de ideología se aúpa tiranías y -lastimosamente- regímenes

autoritarios, corruptos. Ideología, sí, una nueva ideología.

Construyamos una nueva ideología, pero construyámosla en la

práctica, porque es en la práctica donde se debe terrenalizar

cualquier idea que tengamos.

Si solo vivimos para rodearnos de conocimientos, para

atiborrarnos de conocimiento y de nuevas concepciones forjadas

sobre las anteriores, para qué hacerlo si no es para servir. El

conocimiento debe servir para ponerlo en la práctica social, al

servicio de los demás, al igual que el poder. Yo quisiera recordar

algo que hace un momento mencioné con el señor secretario

general, con el señor presidente de la OEA.

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Me gustan mucho la música y la pintura, y dentro de la música hay

una obra que admiro extraordinariamente por su mensaje

precioso: la tetralogía de Wagner, de los Nibelungos.

Ustedes recordaran que los nibelungos, con el oro del Rin, hacen

un anillo con la capacidad de dotar de un poder extraordinario a

quien lo poseía. Los nibelungos lo pusieron en manos de los seres

humanos, y a partir de ese momento empezaron las disputas por

tener el poder.

La gente empieza a desesperarse por tener el poder y eso los

pierde completamente. Les hace perder el valor fundamental del

ser humano, que es el paraguas que cubre a todos los demás

valores: el amor a los demás. Así perdieron la capacidad de amar.

Al igual que el Holandés Errante, también una ópera de Wagner,

en la cual un navegante que no encuentra puerto está obligado a

navegar mientras no encuentre el amor.

En el caso del Dios mayor del panteón escandinavo, Votan (Odín

como lo conocen otros), en la última parte de la tetralogía de

Wagner, en la desesperación por buscar el poder, no hay crimen

que no sea capaz de cometer para alcanzar el poder absoluto. Por

eso la última parte de la tetralogía se llama “El Ocaso de los

Dioses”.

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Ahí es cuando los autoritarios se pierden, cuando creen que son

las únicas personas capacitadas para gobernar, y los únicos

capacitados para ejercer la verdad: su verdad. Por eso el poder

debe ser transitorio, inclusive por respeto a los jóvenes que

también están a la expectativa de poder aportar nuevas ideas al

ejercicio del poder y del gobierno.

Por respeto a ellos el poder debe ser transitorio, y ojalá

abandonarlo lo más pronto que podamos, después de haber

cumplido con la única tarea que tiene el poder: servir a los demás.

Decía que nuestro plan de gobierno Toda un Vida consiste en

atender a todos desde que son concebidos, hasta cuando Dios

decide cerrarnos los ojos. Por eso, hermanas y hermanos, a

trabajar por más derechos para todos, para Toda una Vida, sin

dejar a nadie atrás. Ese debería ser el compromiso prioritario de

las naciones de nuestra querida América.

Muchísimas gracias.

LENIN MORENO GARCÉS

Presidente Constitucional de la República del Ecuador