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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA MOVIMIENTOS CAMPESINOS POR LA TIERRA EN EL NORTE DE SINALOA 1968-1976 (ESTUDIO DE CASO EJIDO CAMPO EL TAJITO) TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRA EN HISTORIA PRESENTA PAULINA ARACELI SOTO CARBALLO DIRECTOR DE TESIS DR. GUSTAVO AGUILAR AGUILAR CULIACÁN ROSALES, SIN., JUNIO 2011.

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

FACULTAD DE HISTORIA

MAESTRÍA EN HISTORIA

MOVIMIENTOS CAMPESINOS POR LA TIERRA

EN EL NORTE DE SINALOA 1968-1976

(ESTUDIO DE CASO EJIDO CAMPO EL TAJITO)

TESIS QUE PARA

OBTENER EL GRADO DE

MAESTRA EN HISTORIA

PRESENTA

PAULINA ARACELI SOTO CARBALLO

DIRECTOR DE TESIS

DR. GUSTAVO AGUILAR AGUILAR

CULIACÁN ROSALES, SIN., JUNIO 2011.

Índice

Introducción 6

Capítulo I. Significado de los movimientos sociales 14

1. ¿Qué son los movimientos sociales? 14

2. ¿Qué son los movimientos campesinos? 20

Capítulo II. Los movimientos campesinos en México 1968-1976 25

1. Antecedentes de los movimientos campesinos 25

2. Manifestaciones de los movimientos campesinos 44

Capítulo III. Movimientos campesinos en Sinaloa 1968-1976 51

1. Condiciones sociopolítica y económica de Sinaloa 51

2. Antecedentes de los movimientos campesinos 56

3. Manifestaciones de los movimientos campesinos en Sinaloa 67

4. Los Movimientos campesinos en el norte de Sinaloa 95

Capítulo IV. Estudio de caso (ejido Campo El Tajito) 110

1. Gestiones y solicitudes agrarias 110

2. La radicalización y represión campesina 122

3. Soluciones agrarias 138

4. Protagonistas y nexos del ejido Campo El Tajito 144

Conclusiones 151

Anexos 157

Fuentes 194

Agradecimientos

Repasar la frase de Cervantes "De gente bien nacida es agradecer los

beneficios que recibe”, me inspira para expresar mi agradecimiento a todas

aquellas personas e instituciones que directa e indirectamente hicieron posible

la realización de mis estudios de maestría y la ejecución de la presente obra,

sin su contribución difícil hubiera sido salir avante.

De manera especial a mi esposo Luis Armando Becerra y a mis hijos Emanuel y

Viridiana, a mi padre y hermanos y a toda mi familia, donde están incluidos los

amigos, quienes al fin de cuentas son familiares que tuve que encontrar.

En lo académico, primeramente agradezco a mi director de tesis, el Dr. Gustavo

Aguilar Aguilar, quien con su filosofía y erudición supo guiarme al complejo

mundo de la ciencia y sugerirme cómo plasmar las ideas en los diferentes

capítulos de mi investigación. También a mis lectores, los doctores Arturo

Rigoberto Román y Alonso Martínez Barreda, quienes dedicaron su valioso

tiempo a leer las conjeturas de mi tesis y dar sus comentarios para el

mejoramiento de la misma.

Considero de elemental ética agradecer a todos mis profesores de la Maestría

en Historia, a quienes para evitar susceptibilidades al omitir a alguno, sólo les

digo gracias por ser mis maestros; siempre me serán útiles sus cátedras y sus

consejos, estoy comprometida con sus enseñanzas.

A mis compañeros, con quienes pude discutir las temáticas científicas y de

amistad; Ana Julieta Rueda Morales, Cruz Armando González Izaguirre,

Gerardo Jiménez Maldonado, Jesús Antonio Torres Medina, Josafath Sánchez

López, Juan Antonio Fernández Velázquez, Nubia Gabriela Valenzuela Frías,

Reyna Dolores Sánchez Pedroza, Talía Valdez Muñoz y Yesica Rosas Villa.

También quiero agradecer el apoyo académico y económico de la Universidad

Autónoma de Sinaloa, sin ella no hubiera sido posible realizar la Maestría en

Historia, gracias por su noble causa: la educación. Así como al Consejo

Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) por el apoyo económico que me

brindó, y al Programa de Becas de Movilidad Estudiantil de Santander

Universidades para las Instituciones que Conforman la ANUIES, a través de la

Universidad de Guadalajara. Agradeciendo a la vez al Dr. Sergio Manuel Valerio

Ulloa, por aceptarme en su tutoría en el Centro Universitario de Ciencias

Sociales y Humanidades de dicha universidad. Y al Dr. Óscar Aguilar Soto,

quien desde un primer momento me orientó en la metodología de la tesis y

exhortó para su terminación.

A la Facultad de Historia por aceptarme como estudiante en su décima tercera

generación de la Maestría en Historia, al personal de apoyo tanto de la

Dirección como de la Coordinación de la Maestría. Con cariño a Sandra Luz

Gaxiola Valdovinos y Sara Velarde Sarabia, quienes amablemente nos

auxiliaron en lo que estaba en sus manos. Así también al personal de la

Biblioteca de Humanidades-UAS.

Mi agradecimiento también al personal que incondicionalmente me apoyó

proporcionándome material informativo, en las diferentes instituciones oficiales

y privadas, sin el cual no hubiera sido posible escribir esta tesis: el Centro

Regional de Documentación Histórica y Científica (CREDHyC), el Registro

Agrario Nacional, (RAN) Delegación Sinaloa, al Instituto Nacional de Geografía

e Informática (INEGI) Delegaziòn Sinaloa, al Archivo Histórico de Sinaloa, El

Debate, de Los Mochis y a la Organización Editorial Mexicana (El Sol de

Sinaloa), en Culiacán.

A cada una de las personas que atinadamente me concedieron su tiempo al

entrevistarlos, para enriquecer la información de El Tajito; para no omitir a

ninguno remito a la lista de entrevistados en el apartado de fuentes.

A Judit Ceniceros Villa y Cintia Guadalupe Contreras Moreno, quienes con su

responsabilidad de estudiantes me auxiliaron mecanografiando las notas

periodísticas y a Lic. Vicente Jaime Sánchez, quien hizo posible el hilo

conductor para hacer amena la lectura de la investigación.

Edgardo Inzunza Beltrán, Guadalupe Joel Madrigal Monarrez y Germán

Miranda quienes con amabilidad me orientaron en la ubicación de El Tajito.

Por último a mis compañeros de trabajo: de la Escuela de Filosofía y Letras y a

los de la Unidad Académica Preparatoria Emiliano Zapata ambos de la

Universidad Autónoma de Sinaloa.

A todos reitero mi agradecimiento.

Culiacán, Sin. Junio 2011.

6

Introducción

El presente estudio aborda los movimientos campesinos en la lucha por la tierra

que se presentaron en el norte de Sinaloa, específicamente en el Municipio de

Guasave durante el periodo 1968-1976, el cual se caracterizó por la lucha

persistente y rotunda de los campesinos por obtener una porción de tierra donde

vivir. Al hacer el Estado caso omiso de sus demandas solicitadas, optaron por

tomar y en caso extremo invadir las tierras de los grandes latifundistas y

productores agrícolas, quienes tenían acaparadas las mejores tierras cultivables

en el estado, sobre todo en el centro y norte de la entidad.

Con el deseo de aportar algo respecto a la temática y contribuir a que la sociedad

sinaloense tenga en claro que la participación que tuvieron los campesinos fue

significativa para los cambios originados en su desarrollo. Consideramos que

dicho estudio es de interés, porque pone de manifiesto que los campesinos, a

través de sus movimientos sociales fueron capaces de organizarse, demandar la

tierra, exigir el cumplimiento del reparto agrario, y lograr una participación activa y

efectiva en las acciones sociales y políticas, distante de alcanzar en años

anteriores.

La hipótesis que sustento es que el movimiento campesino en los años 1968-1976

en Sinaloa, tuvo como móvil principal la lucha por la tierra, siguiendo los cauces

determinados por la Reforma Agraria, sin embargo hubo otros movimientos, que

ante la incapacidad de obtener la tierra por los medios legales, utilizó medios

ilícitos, para conseguirla, ante esto el Estado, el Gobierno Estatal y latifundistas

reaccionaron de forma violenta en contra de quienes tomaron la tierra, aún así

continuaron en la lucha logrando paulatinamente lo demandado, la tierra. Siendo

el movimiento de El Tajito el más radical del momento.

El objetivo en esta investigación es analizar y determinar cómo los actores, los

campesinos sinaloenses, llevaron de forma radical el movimiento en su lucha por

la tierra, a la vez reflexionar y profundizar en sus condiciones de vida, para ver de

esta manera las razones que tenían para demandar posesión de tierras, como

7

también la acción política que desempeñaban, esas tácticas empleadas para

mantenerse y resistir hasta lograr lo demandado; la tierra, de manera especial

escudriñarlo con la experiencia que tuvo el poblado Campo El Tajito, al lograr a

través de su persistente lucha constituirse como ejido colectivo.

Estudio que pone de manifiesto que los campesinos a través de sus movimientos

sociales a finales de 1960 y principio de 1970, fueron capaces de organizarse,

para exigir el cumplimiento del reparto agrario, ya que las tierras estaban en

manos de los latifundistas, y lograr con ello una participación activa y efectiva en

las acciones sociales y políticas, distante de alcanzar en años anteriores.

Lo que demuestra las razones que tenían para demandar posesión de tierras,

como también la acción política que desempeñaron, esas tácticas empleadas para

mantenerse y resistir hasta lograr lo demandado; la tierra, de manera especial

analizo la experiencia que tuvo el poblado El Tajito, en el Municipio de Guasave,

donde los campesinos a través de su persistente lucha radical hacia las formas

implementadas por la clase pudiente, los grandes latifundistas logran constituirse

como nuevo núcleo de población ejidal.

Por lo que trato de dar respuesta a las siguientes interrogantes: ¿qué

características asumió el movimiento campesino en la lucha por la tierra en

Sinaloa durante el periodo de 1968 a 1976?, ¿qué razones tenían los campesinos

para invadir las tierras de los latifundistas?, ¿qué medidas llevaron a cabo los

campesinos para obtener sus objetivos?, ¿qué papel jugaron sus actores; el

Estado, los campesinos, los latifundistas y los productores agrícolas en la

movilización campesina?, ¿qué repercusiones tuvo este movimiento en la

sociedad campesina y en la sociedad en general?, ¿cómo se dio en la región

norte? y ¿qué expresiones tuvo el movimiento campesino en el ejido Campo El

Tajito?

Tomamos en cuenta también en la investigación el panorama nacional, donde se

estaban llevando cambios drásticos en el ámbito económico, social y político, y

donde las clases populares hicieron presencia por las políticas gubernamentales

que habían provocado que la sociedad se rebelara.

8

Se refleja a la vez el escenario de Sinaloa, con la transformación de la

infraestructura de la agricultura, desde la década de los cuarenta, cuando el

sistema de riego era incorporado al cultivo, presentándose con esto gran despunte

en la misma, sobre todo la agricultura que administraba la burguesía agrícola,

permitiendo la concentración de las mejores tierras, convirtiéndose en

latifundistas.

Una de las razones por la que en Sinaloa los campesinos fueron capaces de

organizarse y demandar tierra y el cumplimiento a las promesas del reparto

agrario, de la dotación y restitución de ésta. Sobre todo en el Municipio de

Culiacán y en el de Guasave, donde se manifestaron movimientos campesinos en

la lucha por la tierra.

Campesinos que al solicitar la tierra en dotación recibieron la menos productiva,

difícil de lograr con ella más de lo necesario para subsistir, algunos al recibirla a

través de mandato presidencial no les fue entregada, por lo que se vieron en la

necesidad de invadirlas. Con estas manifestaciones de invasión, el Gobierno del

Estado apoyó a los latifundistas por razones de conveniencia política y

compadrazgo, y ambos de manera coordinada reaccionaron de forma violenta,

manifestando su poder en contra del campesinado.

Ordenando a las organizaciones policiacas y al Ejército desalojarlos de los predios

que tenían irrumpidos, incendiándoles las improvisadas viviendas, acordonarlos

con cercos policiacos, privándolos de la libertad, sin permitirles salir a abastecer

sus víveres, amenazándolos, e inclusive, asesinarlos.

Estas medidas aplicadas provocaron gran descontento en las clases populares

quienes se organizaron en sus diferentes gremios y asociaciones y fueron

apoyándose mutuamente. Para esto los campesinos realizaron tomas e invasiones

de tierra, paros en las actividades agrícolas, demandas por los créditos bancarios

para los insumos requeridos, etcétera.

Los sustentos teóricos en los que apoyamos la investigación, son los de Alain

Touraine, Sídney Tarrow, Alberto Melucci, Eric Hobsbawn, James C. Scott y

Barrington Moore, entre otros.

9

Alain Touraine, en su obra Producción de la sociedad, considera que los

movimientos sociales son la acción conflictiva de agentes de las clases sociales

que luchan por el control de un sistema de acción histórica. El cual tiene que ver

con una acción social entablada con un adversario social, por la gestión de los

medios a través de los cuales una sociedad actúa sobre sí misma y sobre sus

relaciones con su entorno.

Sídney Tarrow define a los movimientos sociales en dos dimensiones: primero,

como desafíos colectivos que comparten objetivos y solidaridades en una

intención mantenida con las élites, los oponentes y las autoridades; y segundo,

como respuestas a una serie de condiciones sociales y políticas adversas que

adquieren forma cuando cuidadosamente se juntan a veces animados por los

líderes. En general, cuando un grupo de hombres decide arriesgar su seguridad,

sus bienes, su familia, por defender determinados objetivos es porque los creen

realizables. Así lo consideraron los campesinos de El Tajito, inmersos en el olvido,

la explotación, por lo que consideraron invadir las tierras.

Melucci considera a los movimientos como una acción colectiva- conflictiva que

implica la lucha de dos adversarios en la que cada uno se caracterizaba por una

solidaridad especifica y se opone al otro por la apropiación y destino de los

recursos y valores sociales. Definitivamente para él, el desempeño específico de

roles del capital humano llevará a la realización segura de cada actividad

propuesta para los objetivos de acción del movimiento.

A pesar de que Barrington Moore y James C. Scott no hacen referencia a los

movimientos sociales, sus aportaciones sobre las acciones o reacciones que

desempeñan los actores sublevados, como son la resistencia y las fantasías de

venganza que llevan cotidianamente los campesinos, quienes utilizan la

haraganería, el incumplimiento pasivo, el engaño, los hurtos, la calumnia, el

sabotaje, y el incendio premeditado, que está muy cerca del desafío colectivo

declarado, por lo que veremos en nuestros campesinos la persistencia en lograr

su objetivo; el de ser dotados de tierras, sin permitir que los grandes agricultores la

prepararan o cultivaran.

10

Al analizar la información existente relacionada con el tema, encontré importantes

escritos locales, como es el de Baldemar Rubio y Jaime F. Hirata, entre otros,

quienes escriben la obra El movimiento campesino y las invasiones por la tierra en

Sinaloa (1976); en ella describen las características y causas fundamentales de

las invasiones de tierras ocasionadas en el campo sinaloense a mediados de la

década de los setenta del siglo pasado, a la vez explican las acciones que llevaron

a cabo los campesinos y gobierno, en esa demanda. Basándose en información

periodística de la región.

Nos fue de gran utilidad la tesis de Rosario Quevedo Castro, titulada La lucha por

la tierra en Sinaloa: 1970-1976; en la cual profundiza el devenir histórico del

movimiento campesino en México desde la colonia hasta finales de la década de

los setenta y las manifestaciones de ascenso del movimiento popular del que

emergió el movimiento campesino, y las diversas manifestaciones que

antecedieron al movimiento en Sinaloa desde los años setentas, asimismo

contiene las causas y efectos que tuvieron, las raíces económicas, políticas y

sociales que mantuvieron la irrupción.

Sin restarle importancia a la obra de José Torres Angulo, La lucha por la tenencia

de la tierra en Sinaloa. La cual trata desde los inicios de la creación del primer

ejido en Sinaloa; que fue Tepuche, en el Municipio de Culiacán, el mismo año que

surgió la primera ley agraria en México, en 1915. Hasta la creación de nuevos

ejidos surgidos con el advenimiento del desarrollo de la infraestructura hidráulica

así como también de la problemática que se presentó por la tenencia de la tierra

entre la década de los cincuenta a los setenta, en el norte del estado, a causa de

la creación del primer sistema hidráulico.

Igualmente, fue de gran ayuda tomar en cuenta la obra Los empresarios agrícolas

y el Estado: Sinaloa 1893-1984, de Hubert Carton de Grammont; específicamente

no habla de los movimientos campesinos, pero es precursora en la temática de la

consolidación agrícola y las instituciones que le dan realce a este sector de la

producción en Sinaloa, desde finales del siglo XIX al periodo que nos incumbe

estudiar; 1968-1976.

11

A nivel nacional se encuentran las obras de Armando Bartra, Los herederos de

Zapata (Movimientos campesinos posrevolucionarios en México 1920-1980); y la

de David R. Mares, La irrupción del mercado internacional en México,

consideraciones teóricas y un estudio de caso; las cuales describen la situación

del campesinado y sobre todo los movimientos campesinos del noroeste del país

en el periodo que compete a esta investigación. Proporcionan, además, los

elementos descriptivos a través de investigación hemerográfica, sobre las disputas

por la tierra, y el análisis estratégico de la élite rural, los campesinos y el Estado, y

la heterogeneidad de cada grupo, así como las decisiones que toman.

Otras obras que también fueron de gran apoyo son: Hoy luchamos por la tierra; de

Beatriz Caníbal, y la de Estela Martínez, Organización de productores y

Movimientos campesinos, pues describen en ellas la manera de la distribución de

la tierra, y cómo los campesinos llevaron a cabo la organización para lograr hacer

presencia.

Para responder las preguntas referentes a los movimientos campesinos por la

tierra en el norte de Sinaloa 1968-1976, requerí de un estudio concienzudo,

mediante el análisis histórico y sociológico. Donde me apoyé de una razonable

cantidad de bibliografía y material hemerográfico, sin dejar de lado la información

archivística del Registro Agrario Nacional, Delegación Sinaloa y los informes de

gobierno compilados por el Congreso del Estado.

Dimos gran peso a la historia oral (sobre todo para realizar el último capítulo),

entrevistando a veintidós personas, entre ellas a dieciocho campesinos que

tuvieron contacto directo con el movimiento, dos estudiantes de aquel tiempo que

también estuvieron contribuyendo a favor de la clase popular, tanto de campesinos

como de colonos de la ciudad, maestros destacados de la universidad: Liberato

Terán Olguín y Eduardo Salomón Hernández.

Una de las entrevistas que dio partida a indagar más información con los

entrevistados fue la del señor Miguel Domínguez Corrales, quien sobrevivió a la

emboscada (traición) tramada por la Judicial al líder del movimiento de El Tajito,

Marcelo Loya Ornelas. Quien no pudo librarse, el pasado 3 de noviembre de 2011,

12

del traidor cáncer de pulmón. Con paciencia y serenidad fue narrando, en las tres

ocasiones que lo entrevistamos, cada detalle de lo que sucedía en la invasión y

del mismo desalmado asesinato de los cuatro acaecidos aquel 6 de enero de

1973.

Nos tocó conversar con Guillermo Loya Ornelas y Adrián Loya Rendón, hermano e

hijo, respectivamente, de Marcelo. De gran utilidad también fueron las

disertaciones de los señores Héctor Armenta, Rangel Espinoza y Carmen

Domínguez, quienes describieron con lujo de detalle la toma de tierra del 30 de

mayo de 1972 cada acción y actitud de los judiciales en los momentos más álgidos

del movimiento, eran unos jóvenes dispuestos a defender las acciones de

explotación de los latifundistas de la región.

Como también el diálogo que tuvimos con las señoras Ramona Corrales

Domínguez, María de los Ángeles Méndez Flores y Gloria Alicia Soto Cota,

quienes me hablaron del suplicio que día a día vivían, por la preocupación por sus

hijos y esposos, por lo que pudiera pasarles por las medidas de los judiciales, el

Ejército y las guardias blancas que nunca dejaron de vigilarlos.

La investigación está dividida en cuatro capítulos. El primero describe el

significado de los movimientos sociales y campesinos desde varios puntos de

vista, sin dejar de hablar de las características y manifestaciones de sus

protagonistas, los campesinos, presentes en su acción cotidiana “acostumbrados”

en recibir los agravios de la clase pudiente.

En el segundo capítulo abordamos los movimientos campesinos en México

durante 1968-1976, tomando en cuenta la coyuntura política, social y económica

presente en dicho periodo. A la vez hacemos hincapié a groso modo de

movimientos campesinos relacionados con la tenencia de la tierra, acontecidos en

algunos países de América Latina (Paraguay, Bolivia, Chile, Argentina, Nicaragua,

El Salvador, República Dominicana, Cuba y Perú) en el mismo periodo.

El tercer capítulo desarrolla las características del Estado de Sinaloa, su situación

política, socioeconómica, especialmente la situación del campesino y las

manifestaciones e impactos sociales de los movimientos campesinos en el

13

Municipio de Guasave, específicamente en el valle de El Fuerte en el periodo

1968-1976.

En el último capítulo se aborda un estudio de caso sobre el movimiento campesino

controvertido que se presentó en el ejido El Tajito desde 1968, donde tratamos la

acción violenta que se llevó por parte del gobierno hacia la resistencia que

opusieron los campesinos, quienes después de diez años de constantes acciones

legales e ilegales logran constituirse, en 1976, a través de resolución presidencial

como un nuevo núcleo de población ejidal, siendo presidente de la República el

Lic. Luis Echeverría Álvarez y gobernador de Sinaloa Alfonso G. Calderón.

14

Capítulo I. Significado de los movimientos sociales

1. ¿Qué son los movimientos sociales?

En las últimas décadas, del siglo XX, en general, los estudiosos se dedicaron a las

investigaciones vinculadas a la historia social;1 con mayor énfasis en temáticas

relacionadas con actores emergentes, como son en esta investigación los

movimientos sociales y las élites, surgiendo un interés renovado por ocuparse

nuevamente de lo político y del análisis de las ideas, del pensamiento y de las

instituciones de Estado.

Analizar los patrones de protesta desde el punto de vista de la historia social, nos

estaría revelando la cultura de los actores implicados en los movimientos

campesinos, imprescindible para dicho objetivo; ya que los valores y las

expectativas de la gente influyen en su manera de reaccionar a las condiciones

objetivas, en las demandas que hacen, en la probabilidad de que presionen por un

cambio y en el momento en que lo hacen. A la vez, nos remitiría a ver en conjunto

la identidad colectiva2 de los campesinos de ese tiempo, y nos daría pauta para

descubrir por qué algunos se conformaban con las condiciones que les

desagradaban, mientras otros se manifestaron contra esa situación, entre otras

características.

1 La historia social es una rama de la historia, que estudia los procesos y estructuras de los hechos sociales, de las desigualdades de las clases sociales. En el pasado se refería a las clases pobres o bajas y más concretamente al estudio de los movimientos de los pobres. Maneras costumbres, vida cotidiana. En si abarca todas las prácticas humanas, por tomar a la sociedad como objeto. Surgió como reacción frente a la historia tradicional, de tipo político militar. En ella la historia económica está muy ligada con la social. Aunque nos dice Febvre que "No hay historia económica y social. Hay la historia sin más, en su unidad. La historia que es por definición absolutamente social”. Por lo que esta historia se apoya en las diferentes disciplinas para realizar la investigación. Eric Hobsbawm, Sobre la Historia, Crítica, Barcelona, 1998, pp. 84-85, Jim Sharpe, “Historia desde abajo”, en Formas de hacer historia, de Peter Burke, Alianza, Madrid, 1983, pp. 38-58.Lucien Febvre, Combates por la historia, Ariel, Barcelona, 1970, p. 39. 2 La identidad colectiva la podemos considerar como el estado de conciencia implícitamente compartido de unos individuos que reconocen y expresan su pertenencia a una categoría de personas, a una comunidad que los acoge. En este caso la de los campesinos.

15

Alain Touraine3 considera que los movimientos sociales son la acción conflictiva

de agentes de las clases sociales, que luchan por el control de un sistema de

acción histórica. Tiene que ver con una acción social entablada con un adversario

social, por la gestión de los medios a través de los cuales una sociedad actúa

sobre sí misma y sobre sus relaciones con su entorno. Éstos pueden darse

cuando en la sociedad existen agravios,4 marginación, explotación o está

sometida a actos incorrectos de dignidad social, de actores que tienen en sus

manos el poder irracionalmente. Esa manifestación la podemos percibir en los

campesinos, al organizarse y estar en contra del incumplimiento del gobierno de

no satisfacer las demandas de tierra

Sídney Tarrow5 define a los movimientos sociales en dos dimensiones; primero:

como desafíos colectivos que comparten objetivos y solidaridades en una

intención mantenida con las élites, los oponentes y las autoridades; y segundo:

como respuestas a una serie de condiciones sociales y políticas adversas que

adquieren forma cuando cuidadosamente se juntan, a veces animados por los

líderes. En general, cuando un grupo de hombres decide arriesgar su seguridad,

sus bienes y su familia por defender determinados objetivos es porque los creen

realizables. Así, el surgimiento y desarrollo de los movimientos depende en gran

medida de las oportunidades políticas que ofrece el sistema institucional en el que

se lleva a cabo la acción colectiva; por lo que las estructuras de oportunidades

políticas resumen el conjunto de factores políticos que pueden favorecer u

obstaculizar la acción de los movimientos. Así lo consideraron los campesinos de

Sinaloa inmersos en el olvido o la explotación, por lo que consideraron invadir las

tierras. 3 Alain Touraine, Producción de la sociedad, UNAM, IFACAL, IIS, México, 1995, p. 239. 4 El agravio es toda manifestación del sistema que perjudica a individuos o grupos, es considerado un motor fundamental de la acción colectiva. Tanto los agravios y sus reacciones son resultados permanentes de las relaciones de poder, no pueden explicar la formación de movimiento, ésta depende más bien de cambios en los recursos con que cuentan los grupos, las organizaciones y las oportunidades para la acción colectiva, es decir, que dado un agravio se genera un movimiento social. http://redalyc.uaemex.mx/pdf/195/19500501.pdf. Marisa Revilla Blanco, “El concepto de movimiento social: acción, identidad y sentido”. Última Década, revista del Centro de Investigación y Difusión Poblacional de Achupallas, Viña del Mar, núm. 5, Chile, 1996, pp. 1-18. Consultada el 22 de febrero de 2009. 5 Sídney Tarrow, El poder en movimiento, los movimientos sociales acción colectiva y la política, Alianza, España, 1997, p. 201.

16

Melucci6 considera a los movimientos una acción colectiva-conflictiva que implica

la lucha de dos adversarios, en la que cada uno se caracteriza por una solidaridad

específica y se opone al otro por la apropiación y destino de los recursos y valores

sociales. Definitivamente, para él, el desempeño específico de roles del capital

humano llevará a la realización segura de cada actividad propuesta para los

objetivos de acción del movimiento.

En el ámbito de la sociedad civil y debido a las múltiples crisis de legitimidad y

vacío de poder emergen, a partir de la década de los sesenta del pasado siglo,

nuevos actores sociales y políticos, que cuestionan la legitimidad del Estado y

plantean nuevas formas de lucha frente al mismo; pero, sobre todo, se convierten

en redes de poder informal en busca de una identidad colectiva; de esta manera,

hay quienes hablan del movimiento social como la transformación del Estado y la

creación de un proyecto alternativo, donde no existe una contraposición entre

clases sociales y movimientos populares, sino que se les ve en referencia con las

clases sociales.7

Lo que sí podemos ver, es que los movimientos sociales rompen con las normas

establecidas en la sociedad, reglas del poder político, con el fin de poder lograr los

objetivos bien definidos que tienen al organizarse, adelantándose visionariamente

a las consecuencias o riesgos que se presenten, sin perder de vista el objetivo

planteado. Se generan en la sociedad civil, la cual se orienta intencionalmente a la

defensa de objetivos específicos. Pueden presentarse inesperadamente, o bien

surgir lentamente, al ser activados o movidos por condiciones de dominación que

le ha tocado vivir a una parte de la sociedad.8

Dentro de los movimientos sociales entran los populares, los cuales integran a

todos los movimientos de las clases subalternas, como los campesinos, mismos

que desarrollaremos en esta investigación. Aunque también pueden ser

6 Alberto Melucci, Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, El Colegio de México, México, 1999, pp. 55- 61. 7 Daniel Camacho y Rafael Menjivar, Movimientos populares en América Latina, Siglo XXI, México, 1989, p. 7. 8 Marisa Revilla B., op. cit., pp. 2- 6.

17

manifestados por las clases en el poder.9 Definitivamente, el desempeño

específico de roles del capital humano llevará a la realización segura de cada

actividad propuesta para los objetivos de acción del movimiento. La disponibilidad

será una parte medular de la acción colectiva de los actores comprometidos.10

Un elemento común de los conflictos políticos es la crisis de legitimidad y de

dominación, que suele generar un vacío de poder y una movilización social de

distintos sectores policlasistas, y que finaliza en una recomposición o ruptura de

bloque de poder.11

Anteriormente decíamos que dado un agravio se genera un movimiento social,

pero no siempre sucede así, por lo que cabría preguntarse ¿por qué algunas

personas al ser agraviadas se rebelan y otras no? Pudiéramos enlistar infinidad de

ejemplos entre las sociedad, sobre todo entre los campesinos, quienes han vivido

relegados, sin que ellos aparentemente se hayan dado cuenta o manifestado.

Moore12 nos ejemplifica bien esto, diciéndonos que es evidente que la gente está

inclinada a legitimar cualquier cosa que le parezca inevitable, sin importar lo

dolorosa que pueda ser, pues de otra manera el dolor resultaría intolerable. La

conquista de este sentimiento de inevitabilidad, resulta esencial para el desarrollo

del desagravio moral que sea políticamente efectivo. Para que esto suceda la

gente debe percibir y saber su situación como consecuencia de la injusticia

humana: como una situación que no debe, no puede y no necesita soportar.

Por supuesto, una percepción así, ya sea un nuevo despertar o el contenido de

una tradición consagrada, no es garantía de que vendrán cambios políticos y/o

sociales. Lo que sí es seguro, es que sin la agitación que produce el agravio

moral, “tales cambios no ocurrirán”. Inclusive, Moore hace referencia a las

fantasías de liberación y venganza; las cuales pueden ayudar a preservar la

9 Susan Eckstein (coordinadora), Poder y propuesta popular. Movimientos sociales latinoamericanos, Siglo XXI, México, 2001, p. 1. 10 Alberto Melucci, op. cit, pp. 25-32. 11 Marta Casaús Arzú, “Los préstamos metodológicos en la Historia y las Ciencias Sociales en América Latina en las últimas décadas”, en Revista de Historia, núm. 5, Universidad Nacional de Camahue, Argentina,1995, pp. 11- 38. 12 Barrington Moore, La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelión, UNAM, México, 1996, p. 33.

18

dominación, al disparar la energía colectiva en una retórica y un ritual

relativamente inofensivo.

Para los grupos dominantes este fenómeno (de la fantasía de liberación y

venganza) tiene la ventaja de justificar su alerta, y de mantener en buen

funcionamiento las herramientas de la represión y en orden a sus partidarios.

Entre los líderes de los opresores y de los oprimidos puede haber un

entendimiento táctico de que esta es la forma en que se supone debe trabajar el

sistema; o sea, que es también la forma que toma el control social.

En el plano de la organización social es necesario vencer la dependencia, con

base en nuevas formas de solidaridad y nuevas redes de cooperación, para

realizar una resistencia efectiva. Scott,13 en su obra Los dominados y el arte de la

resistencia, hace hincapié en la resistencia y las fantasías de venganza, donde

para él los campesinos se dedican con frecuencia a formas de resistencia

cotidiana como la haraganería, el incumplimiento pasivo, el engaño, los hurtos, la

calumnia, el sabotaje y el incendio premeditado, que están muy cerca del desafío

colectivo declarado.

Si bien es cierto estas formas de resistencia raras veces provocan un cambio

importante, pueden en ocasiones socavar la legitimidad del gobierno y la

productividad, hasta el punto en que las élites políticas y económicas sientan la

necesidad de instituir reformas o cambios importantes, como los que veremos más

adelante que se dieron en Sinaloa, donde los campesinos mostraron muy bien la

persistencia para lograr su objetivo: el de ser dotados de tierras. Por lo que

invadieron tierras, sin permitir que los grandes agricultores la prepararan o

cultivaran. De hecho, estas formas de resistencia también se manifiestan con un

discurso de inconformidad y disidencia.14

13 James C. Scott, Los dominados y el arte de la resistencia, Era, México, 2004, pp. 21-24. 14 A dicho discurso, Scott lo nombra de dos maneras: público y oculto. Al primero lo considera el autorretrato de las élites dominantes, donde éstas aparecen como quieren verse a sí mismas. El lenguaje de este discurso está definitivamente desequilibrado. Es una construcción discursiva muy partidaria y parcial, está hecha para impresionar, para afirmar y naturalizar el poder de las élites dominantes. El discurso oculto es el de los subordinados, se da fuera del escenario, donde éstos se reúnen lejos de las miradas del poder, es posible el surgimiento de una política claramente disidente. En él los subordinados utilizan su fantasía de venganza. Ibid., p. 42.

19

Así mismo, al hablar del sentir de los pobres o subordinados, Scott dice que éstos

se dirigen de diferente manera cuando se encuentran en presencia de los ricos o

poderosos que cuando se hallan entre personas de la misma condición; y al

comparar el discurso de los débiles con el de los poderosos, y ambos con el

discurso público de las relaciones de poder, se accede a una manera

fundamentalmente distinta de entender las relaciones ante el poder. Con raras

pero significativas excepciones el subordinado, ya sea por prudencia, por miedo o

por el deseo de buscar favores, le dará a su comportamiento público una forma

adecuada a las expectativas del acomodado, e inclusive del poderoso. Además,

considera que “el silencio” no es una manifestación de callado, sino otra manera

de manifestarse.

Una de las destrezas críticas de supervivencia entre los grupos subordinados ha

sido el manejo de las apariencias en la relación de poder, esa parte puramente

actuada de conducta no se le ha escapado a los miembros más observadores de

los grupos dominantes, “cuanto más grande sea la desigualdad de poder entre los

dominantes y los dominados y cuanto más arbitrariamente se ejerza el poder, el

discurso público de los dominados adquirirá una forma más estereotipada y

ritualista”.

Una evaluación de las relaciones de poder hecha a partir del discurso público

entre los poderosos y los débiles puede manifestarse, por lo menos, mediante un

respeto y una sumisión, que son probablemente una táctica. En segundo lugar, la

sospecha de que el discurso público puede ser “sólo” una actuación que provocará

que los dominadores dejen de creer en él. De ese escepticismo a la idea común

entre muchos grupos dominados.15 “Con frecuencia los que protestan logran muy

poco, y las élites pueden despedirlos, encarcelarlos, por no acatar las reglas y las

expectativas.16Sin embargo, los campesinos qué más podían pelear, como dice

Tarrow cuando un grupo de hombres se decide arriesgar todo lo que tiene es por

15 Ibid., p. 34. 16 Susan Eckstein (coordinadora), op. cit., p. 11.

20

que lo cree realizable, aunque sea muy poco.17 Por lo que debido a los riesgos los

grupos subordinados optan, a menudo, por aceptar las condiciones que les

desagradan, o por desafiarlas de maneras sutiles. Cuando desafían públicamente

el status quo, no es porque estén predispuestos a causar problemas. Es porque

tienen medios alternos limitados para expresar sus opiniones y para hacer presión

en pro de un cambio porque consideran que las condiciones son injustificables o

intolerables”.

2. ¿Qué son los movimientos campesinos?

Antes de hablar de los movimientos campesinos, es necesario describir quiénes

son los campesinos y el rol que juegan en la sociedad. Como decíamos al abordar

la temática sobre los movimientos sociales, era necesario apoyarnos en la historia

social, con más razón hay que hacerlo al describir y analizar la acción de los

campesinos y los movimientos en que se involucran, ya que no los podemos ver

de manera aislada en la sociedad, sobre todo porque son los principales actores,

inmersos en nuestro objeto de estudio. Aunque sus patrones de vida tengan

muchas similitudes, sería difícil generalizar sus características, pues éstas

dependen mucho de sus costumbres y el espacio donde se desenvuelven.

Stavenhagen18 hace hincapié en la dicotomía entre ciudad y campo, la cual ayuda

a colocar al campesino en un marco más amplio, ya que lo considera el agricultor

tradicional, “arcaico”, a la vez que es necesario distinguirlo del agricultor moderno,

del farmer; inclusive considera que el concepto de campesino queda limitado ya

que se puede considerar al agricultor de subsistencia, el mediero el trabajador

agrícola sin tierra, el agricultor empresario, etcétera.

17 Esto lo podemos ver con los campesinos de El Tajito, quienes arriesgaron todo (“realmente no tenían nada que perder”) para poder lograr sus objetivos. 18 Rodolfo Stavenhagen, Las clases sociales en las sociedades agrarias, Siglo XXI, México, 1969, p. 80.

21

Katz19 considera que como campesinos están incluidos todos los pobladores

rurales económicamente desposeídos, incapaces de controlar el poder, dirigir una

alianza de clases de la que eventualmente forman parte y de representarse

políticamente por sí solos; ello es así por las peculiaridades del modo de

producción en que se está inmerso. Inclusive también se les define como

habitantes rurales, productores de agricultura de subsistencia; raras veces son

completamente autosuficientes. La mayor parte se ocupa en la producción de

autoconsumo. Sin embargo, las más de las veces reciben la influencia de los

hacendados y los habitantes urbanos, cuya forma de vida es similar pero más

“civilizada”.20

Por lo general, se encuentran en procesos comunes de explotación; dichos

procesos contemplan una forma de realización apoyada en los medios de

producción para satisfacer sus necesidades básicas, mientras que complementan

sus propios productos con un trato mínimo con el mercado. Son normalmente

unidades de producción pequeñas, asociadas al trabajo sin jornales y a la meta

principal de garantizar subsistencia, en contraste con cualquier otra forma de

acumulación.

El antropólogo M. Foster afirma que los campesinos, generalmente, mantienen la

noción de que todas las cosas buenas de la vida existen en cantidades fijas, y son

muy escasas, por lo que su cantidad no se puede aumentar por ningún medio al

alcance de ellos mismos. Existe, además, una dependencia y hostilidad hacia la

autoridad gubernamental, donde la desconfianza interpersonal de los campesinos

se transmite a sus actitudes hacia el gobierno.21

Para hablar de los campesinos, en esta investigación, tomaré en cuenta a Katz,

Stavenhagen y Foster, quienes consideran que los campesinos son gente que vive

en el campo en condiciones de subsistencia; inclusive, Stavenhagen los cataloga

como desposeídos y sin tierra. Ya que precisamente los campesinos de El Tajito

19 Friedrich Katz, Revuelta, rebelión y revolución, la lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX, tomo I, Era, México, 2004, p. 28. 20 Rogers Everett M y Svenning Lynne, La modernización entre los campesinos, FCE, México, 1979, p. 29. 21 Ibid., pp. 37-38.

22

carecían de tierra, era la principal demanda que hacían al gobierno. Aunque serán

esos campesinos sin tierras, algunos alquilados con los productores agrícolas,

esperando los diferentes ciclos agrícolas para ser empleados en ellos por un

salario mínimo. Campesino que en tiempo de elecciones allí estaba, para apoyar

al candidato; pero a la vez cansados de mantener una dependencia y hostilidad

hacia la autoridad gubernamental, por lo que, en realidad, harán todo lo contrario,

con tal de nombrar a sus representantes.

Tiene razón Scott al decir que los campesinos son aparentemente pasivos,

respetuosos y tranquilos, pueden desafiar las condiciones que les desagradan

reteniendo la producción u ocultando información esencial a sus superiores. Estas

formas sutiles de desafío contra la explotación y el abuso son, sin duda, más

comunes que la rebelión declarada.

Al analizar cómo se considera en la sociedad a los principales actores inmiscuidos

en nuestra investigación, los campesinos, podemos ver que fueron capaces de

luchar en las últimas décadas del siglo XX contra las bases impuestas por el

sistema imperante del momento, formando movimientos campesinos a los cuales

podemos considerar, coincidiendo con Warman,22como aquellos movimientos que

se originan, reclutan y sustentan en el medio rural y establecen demandas

implícitas o programáticas, orientadas a lograr la persistencia y crecimiento de los

grupos de productores, que a partir de una base territorial tienen una autonomía

relativa en la realización de los procesos productivos. En tanto que estos

productores, los campesinos, se encuentran sometidos a procesos comunes de

explotación y subordinación política, su lucha pretende la reproducción social de

una clase específica.

La demanda agraria constituye la principal reivindicación, el más poderoso

elemento cohesivo y el más importante concepto ideológico en el surgimiento,

organización y lucha de los movimientos campesinos contemporáneos. Es un

proceso dinámico, que se ajusta a las condiciones objetivas de existencia y

reproducción de las clases campesinas.

22 Arturo Warman, op. cit., p. 24.

23

Según Paige, los campesinos demandan y luchan por la tierra, por el salario, por

la comunidad, por las condiciones de vida que son la base más general de las

luchas nacionales, ya sea en defensa del territorio nacional frente al imperio, ya en

la lucha de los trabajadores dentro de las distintas secuelas reformistas, laboristas

y socialistas, o las de la sociedad civil contra el tirano; todo en combinación crucial

con los obreros industriales, generalmente más atrasados en el radicalismo, pero

necesarios para el triunfo y la consolidación de los triunfos generales.

Las rebeliones en el medio rural han sido generalmente denominadas

“campesinas”, lo que en realidad tiende a oscurecer su heterogeneidad cada vez

más obvia con respecto a motivos, composición étnica, social y metas. Además,

es necesario realizar una distinción entre causalidad estructura y factores

causales; algo que a menudo se olvida va a ser la cuestión de la tierra y la lucha

por ella, uno de los factores de más peso en la explicación de la transformación

social de cada país, de su “modernización” o más estrictamente de su modalidad

en el desarrollo del capitalismo.23

Es en esta conexión que las conceptualizaciones generales del historiador se

vuelven especialmente importantes. Si bien es cierto que lo hicieron de diferente

manera, por ese conjunto de actividades culturales, creencias y sentimientos de

sus procesos cotidianos, de su imaginario, perspectiva de vida; desiguales en

cada uno, así como también de las mismas diferencias regionales geográficas en

que a cada campesino le ha tocado vivir. Aunque fue de distintas maneras, en el

periodo que nos compete, podemos ver que lo hicieron por la tenencia de la tierra.

Paige24 sostiene que los aparceros, los trabajadores migratorios, son la base

principal de los movimientos campesinos; debido a las condiciones específicas

basadas en sus relaciones con los que no son cultivadores; para él las rebeliones

agrarias van desde las protestas reformistas sobre los precios de los productos

básicos y las condiciones de trabajo a los movimientos revolucionarios

nacionalistas y socialistas, dependiendo de las combinaciones particulares en la

23 Pablo González Casanova (coordinador), Historia política de los campesinos latinoamericanos, Siglo XXI, México, 1984, p. 15. 24 Susan Eckstein, op. cit., pp. 30-31.

24

organización de la tierra, el capital y los salarios. Inclusive, al basarse en estudios

en experiencia campesina en todo el mundo, considera que cuando los ingresos

de los cultivadores dependen de los salarios y los ingresos de los que no cultivan

dependen de la tierra, es muy probable que ese conflicto produzca movimientos

insurrectos.

Así como también que los campesinos involucrados en el cambio apoyen dichos

movimientos, que a los campesinos que permanecen seguros en posesión de la

tierra o que los jornaleros rurales cuando el capitalismo agrario ha estado

asentado durante algún tiempo. Los pequeños terratenientes que hacen trabajo

suplementario por un jornal bajo pueden tolerar la explotación más que los

trabajadores sin tierra.

25

Capítulo II. Los movimientos campesinos en México 1 968-1976.

1. Antecedentes de los movimientos campesinos

Este inciso se refiere a los antecedentes de los movimientos campesinos en

México de 1968 a 1976; sin embargo, a grandes rasgos se hace hincapié en otros

países de América Latina25 que también tuvieron movimientos campesinos en

demanda por la tierra en el mismo periodo que se dieron en México; cabe señalar

que Latinoamérica ha sido explicada en clave de conflicto, rupturas y revoluciones,

debido a que los procesos de cambio político y social en general han sido bruscos

y violentos. Las secuelas se han dejado sentir durante mucho tiempo, y las

interpretaciones de esos cambios han sido diversas y contrapuestas.

Independientemente del régimen que haya vivido América Latina, ya sea bajo la

democracia, la dictadura, el liberalismo o bajo la sustitución de importaciones, las

empresas y los gobiernos han subordinado los intereses de los sectores

populares. Inclusive, se considera que la región tiene una de las peores

distribuciones de riqueza en el mundo. Dichas reparticiones no han mejorado con

la ganancia de la sociedad civil en materia de derecho político.

La estructura de dominio ha continuado, en general, intacta, a pesar de la

democratización y de los esfuerzos por fomentar el desarrollo económico mediante

la eliminación de las “trabas” del mercado, a través de los años “los de abajo” han

tolerado más injusticias que las que probablemente hubieran tenido que tolerar;

injusticias que han dejado a muchos de ellos apenas subsistiendo, y abusos que

han entrañado la falta de respeto hacia sus creencias, valores, usos, costumbres,

etcétera. Pero el sector popular no siempre ha asentido; y la manera en que ha

resistido a las condiciones que le desagradaban y que consideraba injustas, ha

variado.

25 Paraguay, Bolivia, Chile, Argentina, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana, Cuba y Perú.

26

En ocasiones su resistencia fue encubierta, otras veces corrió el riesgo de

protestar abiertamente. Su desafío y las formas que ha asumido han estado

equipados por patrones sociales. La dinámica de la protesta depende de

condiciones objetivas y de la manera en que la gente percibe su situación y los

riesgos que está dispuesta a asumir. Del papel de los dirigentes y de las

respuestas de la gente en posiciones de autoridad. De igual manera, las políticas

atroces no siempre producen las mismas respuestas en diferentes países y en

momentos diferentes; los movimientos sociales deben comprenderse en el

contexto en el cual se crean.26

Las reivindicaciones campesinas en América Latina han sido apoyadas por la

mayoría de los partidos, organizaciones o grupos de izquierda revolucionarios y

progresistas, que apoyan la reforma agraria, la abolición de las relaciones sociales

de tipo feudal en el campo y la lucha contra la dominación extranjera,

esencialmente la estadunidense, sobre las riquezas agrícolas existentes o

potenciales de sus países.27 Gutelman califica a la reforma agraria, en sí misma,

como el proceso de expropiación y de redistribución de la tierra, como reforma

burguesa, aun en el caso de que se realice en el marco de una revolución

proletaria violenta.

Para él, la reforma agraria consiste en adaptar las relaciones sociales en el campo

al nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas cuando surge y se

desarrolla bruscamente el modo de producción capitalista; en realidad, se trata de

alentar el desarrollo de un campesinado libre, capaz de dar un vigoroso impulso a

las fuerzas productivas en la agricultura. Pero cualesquiera sean las formas que

tomen las relaciones de propiedad, la lucha por la redistribución de la tierra y por

la transformación de sus formas de apropiación, no pueden conducir a una

transformación fundamental de las relaciones de producción. Redistribuir la tierra

equivale a distribuir en forma nueva la renta agraria.

En algunos países de América Latina, durante los últimos años las estructuras

sociales en el campo se caracterizaban por la existencia de unidades de 26 Susan Eckstein, op. cit., p. 24. 27 Michel Gutelman, Capitalismo y reforma agraria en México, Era, México, 1977, p. 13.

27

producción cuya administración interna se regía por relaciones bastante

atrasadas. Es el caso de Perú, Bolivia, Ecuador, Guatemala y de México antes de

la revolución de 1910, cuando existía en las haciendas un verdadero régimen de

servidumbre. Se caracterizaba en particular por la obligación extraeconómica, para

los productores directos, de prestar servicios no remunerados al propietario de la

tierra. Las relaciones entre propietarios agrarios y trabajadores asalariados todavía

no se habían desprendido de las formas coloniales y hasta precoloniales de

explotación, inclusive las comunidades indígenas se encontraban degradadas, en

las cuales la norma eran las relaciones sociales de tipo precapitalista.28

Es común que la expropiación forzada de los campesinos por los latifundistas,

nacionales o extranjeros, constituye el tema esencial de las crónicas agrarias en

América Latina. Con la extensión de los latifundios y su transformación progresiva,

se desencadena un proceso de proletarización en masa que engendra la miseria

rural. La mayoría de los países de América Latina han vivido dicho proceso, al

menos desde la segunda mitad del siglo XIX.29 Referente a la reforma agraria que

ha sido resultado de revolución en México y en Bolivia, no ha permitido llegar a

transformaciones radicales. No han rebasado el nivel de la ideología natural de la

pequeña burguesía.

Para Quijano,30 entre los elementos que caracterizan el actual proceso de cambio

de las sociedades latinoamericanas, uno de los más importantes, por sus

repercusiones inmediatas y por sus implicaciones a más largo plazo, es la

tendencia del campesinado de algunos países a diferenciarse y organizarse como

un sector específico de intereses sociales, que se manifiesta en la emergencia de

vigorosos movimientos político-sociales, varios de los cuales han logrado alcanzar

un nivel considerable de desarrollo y han ejercido una profunda influencia sobre

sus respectivas clases sociales.

28 Ibid., pp. 17-21. 29 Ibid., p. 19. 30 www.4shared.com/minifolder/-.../Anbal_Quijano.html?...1, Aníbal Quijano, Los movimientos campesinos contemporáneos en América Latina. Consultada el 19 de noviembre de 2009.

28

También considera que en la medida en que en sus niveles desarrollados, estos

movimientos campesinos se vinculan, en creciente amplitud, a movimientos

políticos e ideológicos de carácter revolucionario, se va produciendo una

aceleración violenta del ritmo del proceso de cambio global. América Latina ha

experimentado enormes mutaciones desde la independencia, las cuales se han

acelerado en los últimos tiempos; basta recordar que el periodo que se está

analizando, la década de los sesenta y de los setenta, está inmerso en un proceso

de integración económica y despertar de las clases oprimidas. A partir de la

independencia, los Estados del subcontinente recorren grosso modo trayectorias

paralelas en las cuales aparecen periodos claramente discernibles.

La distribución desigual de la propiedad territorial es una característica común de

los países de la región. Es independiente de la conciencia que de ella tienen los

actores, y no siempre aparece como una fuente de tensiones sociales o debate

político. No obstante, el predominio de la gran propiedad agraria tiene

consecuencias evidentes sobre la creación de un sector industrial eficaz; afecta

directamente la influencia social y por tanto el sistema político. El fenómeno de la

gran propiedad va a la par con la proliferación de micropropiedades exiguas y

antieconómicas; si bien esta tendencia se remonta a la época colonial, continúa

como un elemento permanente a escala continental, a la cual sólo escapan las

revoluciones agrarias radicales, como la que se dio en Cuba.31

Eckstein pretende ayudarnos a comprender mejor las persistencias de las

injusticias en América Latina; cómo y por qué los políticamente débiles han sentido

la necesidad de protestar para producir un cambio. Por lo que explica a la vez una

serie de teorías de movimientos sociales, el cómo y el por qué los patrones de

protesta pueden comprenderse mejor desde una perspectiva histórica-estructural,

a la vez que analiza una muestra de los movimientos sociales de las civilizaciones

del sector popular en América Latina, movilizaciones en respuesta a la política 31 Algunos indicadores evaluados en cifras permiten definir las ideas, a pesar del alcance necesariamente limitado de estadísticas que abarcan el conjunto subcontinental tomado como un todo indiferenciado: el 1.4% de las propiedades de más de 1, 000 hectáreas concentraban hacia 1960 el 65% de la superficie total, mientras el 72.6% de las unidades más pequeñas -menos de 20 hectáreas- sólo abarcaban el 3.7% de las superficies. Alain Rouquié, América Latina. Introducción al Extremo Occidente, Siglo XXI, México, 2004, p. 22.

29

impuesta por estratos privilegiados que fueron consideradas injustas e

intolerables.

A la vez, en el periodo referido se dieron una serie de guerrillas contra los

regímenes totalitarios; algunos países vivían una imposición de dictaduras o

gobiernos autoritarios, inclusive militares impuestos por la clase en el poder, en su

mayoría apoyados por Estados Unidos, que impulsaba el modelo neoliberal,

donde las clases populares se vieron en la necesidad de enfrentarse a dicha

imposición, aunados todavía a la lucha de los movimientos étnicos, la cual registra

en todos los casos una discusión en el nivel de legislación nacional en temas

como la propiedad de la tierra, preservación de la comunidad y sus formas y

estilos tradicionales de producción y organización y derechos a la ciudadanía.32

En el caso de los campesinos, desde la década de los cincuenta hasta la de los

ochenta, demandaban posesión de tierras, posesión del mercado agrícola; a la

vez, existía la demanda de organizaciones campesinas de ser incluidas en

espacios nacionales y políticos más amplios; además, los procesos de

degradación y discriminación que se daban en unas localidades, mismas que

habían sido afectadas por las reformas agrarias radicales a través de las cuales

sus tierras se convirtieron en mercancía, siendo excluidas de la producción de

alimentos básicos para la contención salarial, convirtiéndose de nuevo en

desterrados del sistema.33

Lo anterior fue una razón por la que en algunos países los campesinos tuvieron

que impulsar una lucha permanente por la tierra, que les permitiera insertarse

como productores de alimentos básicos, poseedores de parcelas y beneficiarios

de las reformas agrarias de la región.

La descripción de algunos países donde se manifestaron movimientos por la tierra,

entre los años sesenta y setenta, nos ayuda a ilustrar las causas más específicas

y la existencia de éstos en América: es el caso de Paraguay, donde surgen los

32 Fernando Calderón, Movimientos sociales y política. La década de los 80 en América Latina, Siglo XXI, México, 1995, p. 69. 33 Blanca Rubio, Explotados y Excluidos (los campesinos latinoamericanos en la fase agroexportadora neoliberal), Plaza y Valdés, México, 2001, p. 29.

30

Movimientos de Educación de Liberación Cristiana, quienes ayudaban a los

campesinos para que de forma pacífica se les adjudicara la tierra, que en tiempos

anteriores habían cultivado y se les había quitado desde generaciones atrás,

siendo expulsados hacia zonas áridas de la montaña.

El movimiento campesino boliviano tiene su expresión orgánica en la

Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB),

la cual tuvo que enfrentar una lucha larga de identidades autóctonas y de

constitución de formas organizativas autónomas, que llevaron a cabo desde una

posición contra comerciantes intermediarios y el Estado, y sobre todo contra una

estructura sindical campesina paraestatal de los regímenes militares. Además,

cerca de cuatro quintas partes de las tierras fueron expropiadas.

En el caso de Chile, en los setenta la mitad de las familias campesinas no poseían

ninguna porción de tierra, y de las que poseían la mitad, a su vez, la tenía en tan

pequeña propiedad que no podían producir casi nada, ni para su sustento mínimo,

por lo que se veían en la necesidad de vender su fuerza de trabajo en otras

propiedades. A pesar de que el país había progresado desde el punto de vista

social, económico y político en las zonas urbanas, en el campo seguía imperando

el viejo sistema colonial. Por lo que en dicha década transformaron el viejo

régimen. Organizando al campesinado, a través del gobierno demócrata cristiano,

con el apoyo de los partidos políticos de izquierda; dándole el lugar de actor social

por parte de la sociedad y el Estado. Aplicando las nuevas leyes de Reforma

Agraria y de Sindicación Campesina de 1967. Ya que la Ley de 1966 prohibía la

subdivisión y venta privada de los grandes predios de más de ochenta hectáreas

sin autorización del Estado, fue aprobada una reforma constitucional que autorizó

el pago diferido de las tierras afectadas por el proceso de Reforma Agraria.

Logrando modernizar la agricultura, y desplazar a la agricultura latifundista.34

La República de Argentina, en el gobierno militar de 1973 enfrentó al movimiento

campesino a una nueva encrucijada, viéndose así la influencia de la estructura

económica agraria inmersa en una clase poderosa; pues los campesinos tuvieron 34 Jacques Chonchol, “La Reforma Agraria en Chile (1964-1973)”, en Desarrollo Agrario y la América Latina, tomo 41, de Antonio García, FCE, México, 1981, pp. 747- 755.

31

que entregar o devolver la tierra al gobierno, viéndose empujados a una situación

de subproletarización. Produciendo cambios en la organización interna de los

trabajadores del agro.

Al igual que en Bolivia, también en Cuba cerca de cuatro quintas partes de la tierra

fueron expropiadas; en Chile, Perú, Nicaragua y México (respecto a este último

país, profundizaré más en los siguientes renglones), cerca de la mitad de sus

tierras se les expropiaron. En el caso de Panamá, El Salvador y la República

Dominicana fue entre el 14 y 22%. A través de la lucha que impulsaron, lograron

convertirse en una clase constituyente del sistema.35

Podemos ver que los problemas por la tierra en cada país mencionado tienen sus

discrepancias, aunque en general en cada uno de ellos se luchaba por la posesión

de la tierra, o bien para que se les reconociera en la participación política, como

sociedad. Pero, realmente, los campesinos y obreros del campo son una fuente

esencial para la comprensión de las historias nacionales y del Estado nación en

América Latina.

En el caso de México, debo señalar que es uno de los países del mundo que

cuenta con un artículo constitucional referente a la propiedad de la tierra, el

artículo 27. Aun así, se ha visto inmiscuido en grandes movimientos campesinos

que demandan el cumplimiento de éste. Principalmente, se han presentado por la

necesidad de defender y obtener la tierra que ellos mismos trabajan.

Históricamente las reivindicaciones de los campesinos han afectado, o bien han

cuestionado las estructuras de poder político y económico del país, desde la etapa

de lo que podría llamarse apropiación originaria de la tierra, data a partir de la

Conquista, donde la merced real y la encomienda permitieron a los capitanes y a

los soldados que participaron en la conquista de México adueñarse de importantes

extensiones, hasta el dominio capitalista de la economía.36

35 Blanca Rubio, op. cit., p. 29. 36 Beatriz Canabal Cristiani, Hoy luchamos por la tierra, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México, 1984, p. 36.

32

Los estudios del sector rural mexicano encasillan a los grupos sociales, siguiendo

los supuestos linderos marcados por los sistemas de tenencia de la tierra.

Ejidatarios, pequeños propietarios37 (sin favorecer el latifundio)38 y comuneros son

vistos como categorías excluyentes y generalmente enfrentados en una lucha por

el control de la tierra, el agua y otros recursos escasos.

Inclusive los núcleos de población que de hecho o por derecho guarden el estado

comunal, tendrán capacidad para disfrutar en común las tierras, bosques y aguas

que les pertenezcan o que se les hayan restituido o restituyeren. Y los núcleos de

población que carezcan de ejido o que no puedan lograr su restitución por falta de

títulos, por imposibilidad de identificarlos, o porque legalmente hubiere sido

enajenado, serán dotados con tierras y aguas suficientes para constituirlos,

conforme a las necesidades de su población, sin que al efecto se expropiará por

cuenta del gobierno federal, el terreno que baste a ese fin, tomándolo del que se

encuentre inmediato a los pueblos interesados.39

Nada comparable con lo paradójico de la característica central de la estructura

agraria adoptada durante el Porfiriato, la cual era de desigualdad lacerante ya que

de 15 millones 300 mil habitantes que sumaba México en 1910, once mil, junto

con cincuenta compañías deslindadoras, tenían acceso al 54% del territorio

nacional, otro 26% se repartía entre trece millones y el 20% restante era ocupado

37 El Artículo 27 de la Constitución a la letra dice: se considerará pequeña propiedad agrícola lo que no exceda de cien hectáreas de riego o humedad de primera o sus equivalentes en otras clases de tierras en explotación. También considera pequeñas propiedades las explotaciones inferiores a 200 hectáreas de tierra de temporal o de agostadero susceptible de cultivo; esta superficie se limitaba a 150 hectáreas para las tierras destinadas al cultivo de plátano, caña de azúcar, café, henequén, hule, cocotero, vid, olivo, quina, vainilla, cacao o árboles frutales. También se consideraban como pequeñas propiedades las tierras dedicadas a la ganadería, cuya capacidad de producción permitía criar 500 cabezas de ganado mayor o su equivalente en ganado menor. Ésta se debe de comprobar con un certificado de inafectabilidad ganadera o agrícola dependiendo el rublo. 38 El latifundio viene siendo extensa cantidad de hectáreas productivas, ya sea agrícolas o ganaderas, que pertenecen a un solo dueño. Razón por lo que las leyes mexicanas establecen que se deben repartirse los terrenos pertenecientes a los latifundistas y terratenientes. Concepción Cortina, La tenencia de la tierra, Leyes e instituciones que la respaldan, Árbol, México, 1988, p. 90. 39 Michel Gutelman, op. cit., pp. 78-79.

33

por más de un millón cien mil habitantes. El 46% de la población rural aún era

acasillada, y el 51% vivía en pueblos libres.40

Sin embargo, será en la Revolución de 1910 cuando veremos que el sector rural

campesino era el más empobrecido. Con la vista puesta en una porción de tierra,

siendo estas exigencias agrarios el verdadero motor de la Revolución. Fueron las

presiones agraristas, en diferentes partes del país, las que hicieron de la reforma

agraria el problema primordial de la época. Sin embargo, las fuerzas triunfadoras

sólo distribuyeron 167,936 hectáreas entre 46,398 campesinos en la década de

1910 a 1920. Zapata pugnaba por una reforma agraria al proclamar el Plan de

Ayala.41

La primera Reforma Agraria en México se consigue en 1915, tras fuertes

presiones de los campesinos. Sin embargo, dado el declive de las fuerzas

campesinas revolucionarias, las conquistas agrarias son arremetidas por militares

y políticos, terratenientes y burgueses, que son los que toman el poder en ese

tiempo. Esta reforma fue lenta, obstaculizadora, sangrienta e inclusive se quita la

tierra a campesinos que ya la poseían. El periodo 1920-1934 representó la fase en

la cual el sistema económico quedó reconstruido y colocado en la ruta de un

acelerado dinamismo; el Estado promovió la creación de empresas y organismos

descentralizados, fundamentalmente instituciones financieras que apoyaron el

intenso proceso de modernización de la economía.42

También se crearon leyes de interés social; referente a la propiedad de la tierra,

con el fin de sustituir el sistema de explotación colectiva por un sistema de

40 La principal característica de la población durante esta época, era contar con un amplio segmento de la población, el 95% en 1895, constituida por la clase baja, que para 1910 aumentó al 96.9%. Modesto Aguilar Alvarado, Los grandes agricultores del valle de Culiacán, Once Ríos, México, 2003, p. 230. 41 Beatriz Canabal Cristiani, op. cit., p. 40. 42 Se fundaron el Banco de México (1925) y el Banco Nacional de Crédito Agrícola (1926), se crearon instituciones que coordinaron la construcción de obras de infraestructura, como la Comisión Nacional de Caminos (1925) y la Comisión Nacional de Irrigación (1925). Por otro lado, se promulgó un conjunto de leyes y códigos que ampliaron el poder de intervención del Estado, entre ellas la Ley sobre el Petróleo (1925), el primer Código Nacional Eléctrico (1926) y las reformas al aparato fiscal (1925), que conllevaron a la introducción del Impuesto Sobre la Renta. José Ayala Espino, Estado y desarrollo la formación de la economía mixta mexicana (1920-1982), FCE, México, 1988, pp. 30-31.

34

explotación individual, se creó la Ley Sobre Repartición de Tierras Ejidales y

Constitución del Patrimonio Parcelario Ejidal (1925), cuyo propósito era el reparto

agrario, el cual se realizó por medio de dos procedimientos, el de la restitución,

que se llevaba a efecto en caso de que un pueblo presentara sus títulos de

propiedad y demostrara haber sido despojado, y el de la dotación, donde se

procedía cuando los títulos que presentaba un pueblo que había sido despojado

de tierras tenían algún defecto que impidiera la restitución.43

El presidente Elías Calles (1924-1928) impulsó con mayor fuerza los trabajos

legislativos para normar la reforma agraria, e inició un proceso de modernización

administrativa que se manifestó en nuevas leyes agrarias que requirieron de

nuevas instituciones para realizar algunos de los lineamientos marcados en su

programa. En general, los estudiosos sostienen la presunción de que la legislación

de su gobierno “consolidó tanto la propiedad privada de los terratenientes como la

de los minifundistas, y eludió el desarrollo de la propiedad comunal.

En el periodo del Maximato (1928-1934), en lo referente al reparto de la tierra, el

presidente Pascual Ortiz Rubio (1928-1932) entregó 944,538 hectáreas, y

Abelardo L. Rodríguez (1932-1934) 790,694 hectáreas más. Una característica

notable de esta distribución era la mala calidad de las tierras, reduciéndose las

posibilidades de ser dedicadas al cultivo de productos alimenticios indispensables

para la población campesina, con lo que se indicaba que el reparto había llegado a

un punto que señalaba sus límites.44

Al finalizar 1934, la Revolución había dotado de tierra a más de cuatro mil

comunidades rurales, aunque en el otro extremo aguardaban todavía casi diez mil

los beneficios de la reforma agraria. En la mayoría de los casos las reparticiones

de tierras habían respetado el núcleo central de la hacienda, y en el ejido se

comenzaba a notar cierto predominio de la tenencia individualista sobre la

colectivista, al aparecer la parcelación de los ejidos bajo un principio de

43 http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lac/morales_g_m/capitulo6.pdf. Mario Morales Gómez, Turismo y tenencia de la tierra en la costa de Oaxaca: Los casos de Mazunte y San Agustinillo, Capitulo VI “La tenencia de la tierra en el México post-revolucionario y neoliberal”, Consultada 20 de junio 2010. 44 Modesto Aguilar Alvarado, op. cit, pp. 238-240.

35

parcelación económica, cuyos antecedentes se remontaban a la Ley de

Parcelamiento Ejidal de 1925.

Podemos considerar que en el periodo del presidente Lázaro Cárdenas (1936-

1940) la Reforma Agraria llegó a su máxima expresión, propiciándose un cambio

en la política, donde el ejido fue el centro del desarrollo agrícola. El reparto en este

periodo fue de 18’786,131 hectáreas beneficiando a 728,847 campesinos. A pesar

de todo esto, existían no menos de mil quinientos predios privados de más de diez

mil hectáreas cada uno; en sí, la superficie privada era del 55%. La mayoría de

estas grandes propiedades se ubicaban en la zona norte del país.45

Debido a esto, a nivel nacional el gobierno de Lázaro Cárdenas se planteó como

objetivo afectar a la vieja oligarquía que mantenía en sus manos inmensas

extensiones de tierra (latifundios), cuyos derechos de tierra fueron reconocidos y

ejecutados por el gobierno de México.46 Se amplía marcadamente la base de

sustentación del régimen, los obreros y los campesinos adquieren un papel

importante en la política a través de sus organizaciones de masas, cuya

consolidación apoyó el Estado; ayudando esto, además, a que el ejército perdiera

presencia política y la institución presidencial se consolidara.

Con ese cambio en la política agraria del país, el Estado crea en 1935 una

organización que aglutina al campesinado, la Confederación Nacional Campesina

(CNC), donde solicitantes de tierra y ejidatarios integran las filas y plantean la

continuación del reparto agrario. Una de sus funciones era la de tramitar las

demandas campesinas oficiales y asegurar que los funcionarios no se

interpusieran en la distribución de la tierra, convirtiéndose con el tiempo en una

organización de control campesino.47 En los años setenta, será clave en los

movimientos campesinos en la demanda de tierra. Dicha Confederación se integra

al Partido de la Revolución Mexicana (PRM), bajo la política cardenista del reparto

de tierras.

45 Ibid., p. 240. 46 Armando Bartra, op. cit., p. 79. 47 Ibid., p. 68.

36

En el periodo 1940-1954, la economía mexicana entró a una fase de crecimiento

rápido, con un alza de precios sustentada cada vez más en la dinámica del

mercado interno; asimismo se modificó sustancialmente la estructura económica

del país, sin que las instituciones políticas sufrieran cambios esenciales. El

Estado, a partir de los poderes que adquirió en el periodo anterior (de la

Presidencia de Lázaro Cárdenas), emprendió una política decidida a la

industrialización urgido por las demandas de desarrollo en distintos grupos

sociales, y en especial por la debilidad del “nuevo grupo” empresarial para dirigir el

proceso.48

El Estado se hizo del apoyo de las masas, que habían sido incorporadas al pacto

social en un esquema corporativo. Las nuevas directrices quedaron plasmadas en

el Segundo Plan Sexenal, en donde se insistía en la necesidad de promover un

crecimiento más equilibrado, con el fin de reducir la dependencia exterior para

satisfacer la demanda interna, por lo cual proponía el fomento a la creación de

industrias nuevas y la expansión de las existentes.49

Adicionalmente, subrayaba la necesidad de continuar con el apoyo al desarrollo y

modernización de la agricultura como base de la industria; iniciándose lo que se

llamaría “proceso de industrialización vía sustitución de importaciones”, que

consistió esencialmente en apoyar más el crecimiento en el mercado interno. A

partir de 1947, el gasto destinado al agro se canalizó por medio de dos

dependencias: la Secretaría de Agricultura y Ganadería y la Secretaría de

Recursos Hidráulicos, encargada de coordinar las acciones de riego.50

El sector agropecuario, por un lado, abasteció de fuerza de trabajo a la expansión

del sector industrial, y por el otro fue capaz de convertirse en fuente segura y

oportuna de alimentos para una población en crecimiento. Adicionalmente, la

agricultura aumentó sus exportaciones a un ritmo acelerado, lo que amplió la

capacidad de importación.

48 José Ayala Espino, op. cit., pp. 35-36. 49 Ibid., p. 36. 50 Ibid., pp. 37-39.

37

Durante los años cincuenta se aceleró la sustitución de importaciones por

producción interna de bienes intermedios, durables y de capital. A la vez que la

industria manufacturera presentaba una elevada tasa de crecimiento, la agricultura

continuó la tendencia ascendente que había iniciado durante la década de los

cuarenta, disminuyendo asimismo su participación en el Producto Interno Bruto.

En 1950, las actividades agrícolas sólo participaron con casi el 12% del PIB, en

1960 con el 9.8%, en 1970 con el 7.1%, y en 1975 con el 5.6 por ciento.51

Un año antes de concluido el mandato de Miguel Alemán (1946-1952), éste lleva a

cabo modificaciones al artículo 27 constitucional; para los terratenientes será el

mejor recurso para dar un aspecto legal a grandes latifundios y revitalizar la

Reforma Agraria, donde los propietarios obtienen el derecho de amparo contra la

expropiación.52

Ya para mediados de los cincuenta la situación social se torna difícil; empiezan a

presentarse los primeros estallidos en el campo, tanto campesinos y jornaleros

agrícolas se manifiestan, por ejemplo, en La Laguna, Coahuila, a causa del

colapso algodonero que se inicia desde 1956; el problema del desempleo y la

sequía, donde quedaban más de sesenta mil pizcadores desocupados. Esto obliga

a miles de campesinos a manifestarse demandando un Plan de Emergencia.

También a principios de 1958, en Torreón, más de doce mil jornaleros desfilan por

sus calles exigiendo solución.

Al mismo tiempo, peones de El Refugio, Santa Anita, Pastor Rouaix y otras fincas,

toman las tierras intentando imponer contrataciones colectivas. Siendo éstos

desalojados por el ejército y terminando algunos dirigentes en la cárcel. Si bien, la

mayor parte de las tierras distribuidas entre los campesinos no eran laborables

sino de montes, bosques y a veces pastos naturales; las tierras cultivables sólo se

extendían a 5.75 hectáreas por campesino.

En cambio, la “pequeña propiedad inalienable” contaba con alrededor de 150

hectáreas por cada propietario; mientras que los grandes propietarios seguían

51 Atlántida Coll Hurtado, ¿Es México un país agrícola? Un análisis geográfico, Siglo XXI, segunda edición, México, 1985, p. 14. 52 Armando Bartra, op. cit., p. 80.

38

manteniendo en sus manos el monto mayoritario de las tierras de riego.53 Existían

familias de ejidatarios o comuneros con parcelas divididas en hectáreas, medias

hectáreas o surcos, en espera de una ampliación de ejido para los hijos mayores

de 16, de 20 y de 30 años.54

El Estado continuaba desempeñando un papel importante en la determinación de

la dinámica económica; la idea de apoyar el crecimiento y la inversión privada por

medio de la política fiscal condujo a las finanzas públicas a un déficit creciente, y

cada vez más difícil de manejar bajo los principios que animaron la política del

desarrollo estabilizador. El sector agropecuario fue el que mostró menor

incremento dentro del PIB (3.3%), con una tendencia a rezagarse del resto de la

economía y fuertes oscilaciones.55

A la represión local que ejercían las autoridades, muchas veces entre

contradicciones de los funcionarios federales con los estatales y municipales, se

agregaba la acción directa de las “guardias blancas” de latifundistas, caciques,

ganaderos y otros agentes, así como la de los propios campesinos. Inclusive, esa

reproducción social de la clase campesina implicaba fundamentalmente la lucha

por la tierra como elemento central de sus movilizaciones; la violencia rural se

expresó a través de las invasiones de tierras, huelgas reivindicativas y

confrontaciones con las guardias blancas y con las fuerzas del gobierno.

En la región noroeste del país (Sonora, Sinaloa y Baja California) se organizan

grandes invasiones de latifundios propiedad de compañías ganaderas extranjeras,

con ayuda de organizaciones como la Unión General de Obreros y Campesinos de

México, (UGOCM),56 la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Central

Campesina Independiente (CCI),57 entre otras.

53 Ibid., p. 110. 54 Ibid., p. 105. 55 Ibid., pp. 40-42. 56 Esta organización fue creada desde 1949, como organización independiente del Estado, aunque poco después los obreros afiliados a ella serían obligados a abandonarla, tomando el Estado la dirección, llegando a una consolidación con los campesinos. 57Ibid., pp. 41-54. David R. Mares, La irrupción del mercado internacional en México; consideraciones teóricas y un estudio de caso, El Colegio de México, México, 1987, pp. 149-183.

39

Era notoria la necesidad de los campesinos de evitar el maltrato, el burocratismo

de los trámites en las demandas de tierras, el extravío de la documentación

correspondiente, la corrupción de los líderes y demás vicios impuestos y

practicados con amplitud por la CNC, que empezaron a provocar protestas

aisladas y espontáneas, en ocasiones pacíficas y otras violentas, a veces al

margen de la CNC y en otras en su contra; pero, en términos generales, se volvían

cada vez más organizados y se hacían cada vez más frecuentes; que aunque

aisladas y dispersas, débiles en la mayoría de sus casos, son, no obstante,

indicios y antecedentes en la búsqueda de nuevas formas de organización y de

unidad que pudieran canalizar el creciente descontento del campesinado.

Corresponde al Frente Nacional de Liberación servir de catalizador y aglutinador

de las distintas corrientes que, entre 1961-1962, coincidían en sus intentos por

formar una nueva organización campesina, independiente del aparato oficial y sus

organismos.58

Es perceptible la productividad del sector agrícola en el periodo mencionado,

como también visible es que las condiciones de la tierra mexicana no habían sido

agrícolas, como era creencia general; de hecho, en los años sesenta México

contaba con una extensión territorial de 196.4 millones de hectáreas, de las cuales

sólo eran susceptibles para aprovechamiento agrícola 23.5 millones, equivalentes

al 12% del total. El resto de la superficie era: forestal 22.9%; pastos en llanuras y

lomeríos 33.8%; pastos en terreno cerril 15.2% y una superficie desértica no

adecuada para la agricultura, era el 16 por ciento.59

Con base en su población también se puede ver que México, en dicho periodo, era

un país realmente rural más que desarrollado o industrial; su población rural en

1960 era del 49.3% y en 1970 del 41.3%. Por lo que la población dedicada a las

labores del campo era del 65%. Allí podemos ver el carácter de subdesarrollo, por

el predominio de la actividad agrícola; además, se justificaba por la población y no

por la superficie dedicada a esa actividad.

58 Modesto Aguilar, op. cit., p. 241. 59 El Diario de Culiacán, Culiacán, Sinaloa, México, 23 de febrero, 1958, p. 1. (En lo sucesivo a esta fuente no le citaré el lugar de edición porque será el mismo, sólo citaré su nombre y la fecha).

40

Esta población rural dependía de la tierra, y algunos campesinos carecían ella;

además de las demandas económicas y otras abiertamente políticas que ponían

en tela de juicio la democracia, de la cual se ufanaban los grupos dominantes. Si

bien, la misma Secretaría de Gobernación,60 ya desde 1958 había prohibido los

mítines y reuniones de partidos, con el objeto de que no tuvieran nada qué ver con

las votaciones presidenciales que se realizarían ese año.

Aun así, continuaron surgiendo nuevos movimientos de otros sindicatos, como el

de los petroleros, incluso manifestaciones de creciente oposición por las masas no

organizadas contra el alza de tarifas del transporte urbano.61 Marcado era ya el

odio al líder sindical de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) Fidel

Velázquez, pues se estaba a punto de provocarse un colapso entre líderes y

dirigentes de centrales y principales sindicatos, a causa del desquicio de todo

convenio, ya que las masas obreras se rebelaban contra toda dictadura obrera; los

más de ocho mil emplazamientos a huelga lo decían todo.62 Colocando al

proletariado y a los sectores urbanos en un indiscutible primer plano de lucha de

clases.

Estos hechos despertaron preocupación general, reflejando el agotamiento de las

fórmulas políticas de negociación; se excluía explícitamente a campesinos,

quienes por supuesto no aceptaban dicha supresión. Había quienes consideraban

que esta situación creaba un clima desfavorable para México en el extranjero y en

los proyectos de desarrollo; éstas eran la Confederación de Cámaras de

Comercio, la Confederación Patronal y la Confederación de Cámaras Industriales,

pues eran las que se sentían más perjudicadas directamente.63

La lógica de las fuerzas económicas y sociales, nacionales e internacionales, que

impulsaban al Estado mexicano, establecía en términos cada vez más precisos un

radical divorcio de los campesinos cuyas demandas eran incompatibles con el

60 Ibid., 1 de julio de 1958, p. 1. 61 Carlos Maciel Sánchez, El movimiento de liberación nacional: vicisitudes y aspiraciones, Universidad Autónoma de Sinaloa, México, 1990, p. 33. 62 Víctor Manzanilla-Schaffer, El drama de la tierra en México del siglo XVI al XXI, Porrúa, México, 2004, p. 686. 63 El Diario de Culiacán, 9 y 28 de septiembre 1958, p. 3.

41

modelo de desarrollo adoptado; pero éste, al mismo tiempo, se mostraba incapaz

de superar las dificultades de ese momento para librar el callejón sin salida en que

había caído.

Por las condiciones en que han vivido los campesinos en sus organizaciones, han

tendido a reconstituir sus organismos de base en el plano local y regional,

aprovechando sus tradiciones comunitarias y sus experiencias de lucha para dar

un sentido político moderno a sus estructuras sociales basadas en la solidaridad.

Se ha conformado, así, una mirada de organizaciones independientes,

sumamente combativas, que avanzan desde los ejidos y los pueblos hacia su

articulación. Muchas de ellas adoptan la forma de movimientos sociales

políticamente orientados, más que de organizaciones políticas formales. Es

frecuente que los campesinos que forman parte de ellas “imiten” a otras

organizaciones campesinas, o partidos políticos, para la gestión concreta de los

asuntos que les interesan. (Poco a poco estas organizaciones han ido

concertando sus esfuerzos para articularse en movimientos más amplios).64

Los presidentes inmersos en esta situación del país, que les tocó gobernar en la

diversidad de manifestaciones de la clase popular, y sobre todo implicados en los

movimientos campesinos durante las décadas de los cincuenta hasta la de los

setentas, cada uno tenía un objetivo en mente para frenar el problema y darle la

mejor solución sin perjudicar a la clase en el poder, ellos eran Adolfo López

Mateos (1958-1964), Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), y Luis Echeverría Álvarez

(1970-1976), quienes reconocían la necesidad política y económica de distribuir

grandes cantidades de tierras cultivables, pero al mismo tiempo trataron de

fortalecer las estructuras corporativistas para incrementar la capacidad que el

Estado tenía de dominar los acontecimientos del campo y evitar el total

descontento del sector agrícola privado.

Con estos presidentes, el desarrollo económico en México era unilateral, donde la

producción de los medios de producción se concentraba en unos pocos, el

desarrollo de la industria de transformación era lento y la agricultura atrasada. Si

64 Gustavo Esteva, La batalla en el México rural, Siglo XXI, México, 1980, p. 90.

42

bien, ya desde los inicios de la década de los cincuentas habían aumentado las

inversiones extranjeras en la industria y el comercio, también crecieron

rápidamente los empréstitos extranjeros al Estado y a la iniciativa privada, por lo

que la economía mexicana estaba ya inmersa en el sistema imperialista.65

Las acciones de las instituciones gubernamentales, la mayor de las veces

favorecían las demandas de los productores agrícolas; además, las

organizaciones campesinas oficialistas influían sin duda en los mismos

movimientos, incluso en algunos casos habían acelerado los estallidos en un

intento de controlarlos y encausarlos, aun cuando en la mayoría se combinaban

los intentos de mediatización con la franca represión.

Sin embargo, es necesario reconocer, en términos generales, que el movimiento

campesino en México tenía la iniciativa, se había manifestado en tres aspectos: en

la lucha por la tierra; en la lucha por el mejoramiento de las condiciones de

producción y comercialización y en la lucha por los salarios y mejores condiciones

de trabajo. En esta investigación desarrollaremos, como decíamos anteriormente,

lo que respecta al primer aspecto: la lucha por la demanda de la tenencia de la

tierra.

El neolatifundiosmo se había convertido en una institución social en el ámbito de la

producción, amparado y difundido por el régimen capitalista, el cual había

demostrado su incapacidad para resolver el problema del campo precisamente por

el carácter burgués que presentaba la estructura agraria de México, la cual

condicionaba la supervivencia de éste.

La propiedad de la tierra se encontraba de la siguiente manera: desde que se

había iniciado la Reforma Agraria en 1915, hasta los años setenta, se habían

entregado 42, 052 millones de hectáreas; la cifra de tierras privadas oscilaba entre

145 millones de hectáreas; de este total, 19,540 eran neolatifundios;66 con una

65 Carlos Maciel, op. cit., pp. 20-24. 66 Dos tipos de latifundios podían observarse en el campo mexicano: el familiar y el simulado, se considera latifundio familiar aquél que se encuentra distribuido o fraccionado entre los miembros de una familia; y el simulado viene siendo el latifundio que se encuentra fraccionado y cedido a nombre de personas no familiares; sin embargo, recibe todas las utilidades que la producción agrícola genera.

43

superficie de 115’ 573, 611 hectáreas; siendo el noroeste de la República donde

se notaba más esa concentración67 (por ser el pilar en el que se desarrolla la

actividad económica). Lo que hacía más difícil que quisiera desaparecer. Éstas,

por ejemplo, se encontraban (encuentran) en los valles de El Yaqui y Navojoa, en

el Estado de Sonora, y en los valles de El Fuerte y de Culiacán, en Sinaloa.

A partir de los años cuarenta del siglo pasado, había aumentado el número de los

predios privados; 13, 263 propietarios poseían, en exagerada concentración

92’649,359 hectáreas; esto significaba que un reducido número de grandes

propietarios capitalistas y terratenientes, que no llegaba al 1% de todos los

propietarios del país, eran dueños del 52% de toda la tierra censada, aunque entre

1950 y 1960 disminuyeron nuevamente. De acuerdo al censo de 1960, 2’ 870, 238

predios censados, con 178’ 084, 207 hectáreas; se encontraban 3, 854

propiedades de más de cinco mil hectáreas, o sea el 0.2% de todas las

propiedades que concentraron 70’ 626, 196 hectáreas, el 40% de todas las tierras

censadas. Había más de 1.3 millones de predios privados, de los cuales las dos

terceras partes tenían menos de cinco hectáreas, equivalentes al 1.3% de las

ocupadas y el 10% de tierras de labor, quedando el 34% en los predios que

poseían aún el 98% de la tierra de labor. Respecto a las tierras ejidales, en 1971

existían en el país diez y nueve mil ejidos, aunque se consideraba que el 18% de

los propietarios ejidales eran también propietarios de lotes privados.68

Esa concentración de la tierra permitía que el campesino se convirtiera aún más

en trabajador agrícola, y sin tierras, pero con la convicción de no desaparecer, y

eso lo demostraban con la toma de tierras. Aunque también es cierto que al mismo

tiempo luchaban por prestaciones establecidas en la Ley Federal del Trabajo.

67 Rosario Quevedo Castro, La lucha por la tierra en Sinaloa: 1970-1976, tesis de maestría en historia regional, Universidad Autónoma de Sinaloa, México, 1996, p. 40. 68 Ibid., p. 42.

44

2. Manifestaciones de los movimientos campesinos

Los campesinos, considerados por Scott entes pasivos69 a expensas de las

determinaciones tomadas por el Estado, facultado para solucionar todas sus

demandas, se sintieron defraudados de éste desde años atrás, por el

incumplimiento a sus solicitudes de tierras, por lo que en los años sesenta y

setenta se vieron en la necesidad de organizarse y hacer acto de presencia,

levantándose en un movimiento social campesino e invadiendo las tierras de

terratenientes y latifundistas nacionales y extranjeros.

La invasión de tierras por los campesinos, definitivamente, sería la acción gracias

a la que el gobierno voltearía hacia el campo, pues ya no era viable seguir

viviendo de esa manera. Dos vertientes eran muy notorias, además de

contradictorias; por un lado, en el periodo poscardenista se había dado un

crecimiento industrial y una agricultura con un alto potencial de desarrollo; sin

embargo, en el noroeste del país la clase trabajadora vivía en deplorable situación,

sin garantías individuales y con sueldos insatisfactorios. Los campesinos se

encontraban en penosa situación, en espera del cumplimiento de los postulados

de la Reforma Agraria y del artículo 27 constitucional, referentes de la

implementación de la pequeña propiedad, a través de dotación o restitución de

tierras necesarias para subsistir.

Efectivamente, esa contradicción, por un lado de gran desarrollo y por la otra de

deplorable situación en las clases trabajadoras, llevó a que éstas, desde finales de

la década de los cincuenta del siglo veinte, se vieran obligadas a buscar salidas

alternativas que les permitieran resolver sus problemas. Como se señala en

capítulos anteriores, se manifestaron en movimientos populares diferentes

agrupaciones sindicales: de telegrafistas, de telefonistas, electricistas, maestros y

ferrocarrileros en el área urbana, y en el área rural los campesinos se

manifestaron invadiendo las tierras de los latifundistas protegidos por mandatarios

gubernamentales (en ocasiones estos últimos eran los mismos dueños de grandes

69 James C. Scott, op. cit., p. 24.

45

extensiones de tierras acaparadas después de la Revolución). Donde los

campesinos lo arriesgaban todo, inclusive, hasta su vida, sobre todo los dirigentes,

con la convicción de ayudar a sus pares, los mismos campesinos.

El país entró en una profunda crisis agrícola, la cual se empezó a manifestar en

1965 con la caída de la producción; por lo que México a partir de ese año tuvo que

importar productos básicos. La política de creación de grandes obras de

infraestructura, el apoyo estatal casi en forma exclusiva a las zonas de riego, el

privilegio de los productores privados y la gran transferencia de recursos del

campo a la ciudad, daban el perfil de la crisis.

Esa crisis colocó a los campesinos en el abandono, como fuerza de trabajo barata

para la agricultura, y la industria privada los estacionó como productores de bienes

básicos y materias primas a bajo costo. La crisis que estaba presente era, en

realidad, la crisis de los agricultores pobres.70

A principios de los setenta, la mayoría de los investigadores del campo mexicano

señalaban como principales problemas del sector la concentración de la

producción agrícola y de los recursos de tierra, agua y bienes de capital, la

pulverización de la propiedad, el subempleo y la desocupación, una amplia masa

de jornaleros sin tierra o con tierra de muy mala calidad, y la migración creciente

de la población del campo a la ciudad.

Por lo que podemos ver, en ese proceso de cambio de la estructura agraria hubo

un desempeño importante de los movimientos campesinos, donde sus objetivos

hacia lo que en un principio se presentaba como transformación más o menos

radical, al transcurrir el tiempo se convirtió en un verdadero cambio revolucionario

encaminado a la implantación de un nuevo orden.71

Podemos constatar que durante el mandato de López Mateos la política para el

campo tuvo gran énfasis en la reforma integral, cuya necesidad se había puesto

en evidencia desde el sexenio anterior. El proyecto era sentar las bases para que

70 Víctor Manzanilla Schaffer, op. cit., p. 758. 71 Iván Restrepo y José Sánchez Cortes, La Reforma Agraria en cuatro regiones, SepSetentas, México, 1972, p. 9.

46

se enfocara el problema básico de la tenencia de la tierra, promoviendo el

desarrollo de los ejidos, que aparentemente había quedado a la zaga del

crecimiento agrícola y procuraba la mejor distribución del ingreso nacional.72

Inclusive su idea era el reparto de la tierra, el cual no iba a agotar el contenido de

la Reforma Agraria, sino que facilitaría la incorporación del campesino a la

productividad general del país.

En lo referente a la posesión de la tierra, este presidente contemplaba que se

hiciera cumplir el artículo 27 constitucional y las leyes aplicables en materia

agraria; reacomodar a la población ejidal excedente, con el objeto de resolver el

grave problema que representan los campesinos sin tierra y con derecho a salvo.

Además, destinar los terrenos nacionales baldíos a la satisfacción de las

necesidades agrarias y volverlos productivos, así como también entregar las

tierras de los sistemas de riego a auténticos campesinos mexicanos, evitando la

especulación comercial e intensificando la colonización interior en beneficio de

campesinos sin tierra; asimismo terminar con todas las formas de acaparamiento

de tierras y latifundios y con las concesiones de inafectabilidad ganadera que se

encuentran al margen de la ley.73

A lo anterior, se agregaba combatir el acaparamiento, abandono, la enajenación y

el arrendamiento de las parcelas ejidales, para que no quedara ejidatario sin

parcelas, ni parcela sin trabajar. Inclusive, lograr la legalización de la tenencia de

la tierra, entregando a los ejidatarios certificados de derechos agrarios y a la

pequeña propiedad darle certificados de inafectabilidad conforme a la ley. Sin

embargo, no todo se cumplió debido a la rigidez de las partidas, del equilibrio

presupuestal, la tradición de penuria y otros factores. Lo que sí se hizo fue

entregar más de once millones de hectáreas a auténticos campesinos con derecho

a tierra.

Los principales cambios en política de colonización, consistieron en llevar a las

regiones escogidas a campesinos con derechos a salvo, es decir, a aquéllos que

no alcanzaron tierra en las dotaciones o ampliaciones dictadas. La demanda 72 Beatriz Canabal Cristiani, op. cit., pp. 41-54. 73 Víctor Manzanilla-Schaffer, op. cit., pp. 690-694.

47

masiva y generalizada de tierras marcó el itinerario de las luchas campesinas

fundamentales en los años setenta, pero también en esos años de significativa

importancia ubicaron como su objetivo prioritario la apropiación del proceso

productivo. Este último se convirtió en eje dominante de las movilizaciones rurales

que se darán en la siguiente década.74

María Teresa Fernández y Fernando Rello,75 nos dicen que el esfuerzo

organizativo de los campesinos mexicanos se centró, antes de 1970, en las

organizaciones nucleares (ejidos, grupos solidarios sociales, locales, etcétera.)

Además, el eje de la lucha campesina era principalmente el reparto de tierra y no

la organización de la producción.

En la primera mitad de los años setenta la movilidad campesina condujo al poder

público y su política de concesiones limitadas a encausar muchas demandas

campesinas y alentar sus expectativas de cambio. Incluso en algunos lugares,

como Morelos, la represión provocó la organización guerrillera con bastante apoyo

popular; se realizan secuestros, asaltos bancarios y ataques al Ejército.76 Sin

embargo, en la segunda mitad se hizo necesario frustrar esas expectativas, y

advertir que pronto se “concluiría” el reparto agrario.

Un sinfín de campesinos hizo presencia, obligando a los gobiernos a voltear la

atención hacia ellos; invadieron miles de hectáreas y a la vez se rebelaron y

pactaron con los gobernantes de las diferentes entidades involucradas en los

conflictos.

En 1972, al menos doce estados de la República realizaron movilizaciones por

obtener o recuperar la tierra concentrada en forma ilegal. Aunque fueron pocos los

grupos campesinos que lograron una organización independiente que garantizara

la continuidad y la coordinación de sus acciones, algunas impulsadas por la CCI,

la UGOCEM o el CAM.

74 Sergio Zendejas, La disputa por el México rural, El Colegio de Michoacán, México, 1980, p. 291. 75 Julio, Moguel, Carlota Botey, Autonomía y nuevos sujetos en el desarrollo rural, Siglo XXI, México, 1992, pp. 14-16. 76 Rosario Quevedo, op. cit., p. 29.

48

Sin embargo, en 1975 los movimientos campesinos surgían con otra estrategia, no

sólo la de la toma de tierras sino esperar la cosecha de los agricultores, para una

vez que la tierra estuviera desocupada introducirse en ella y exigir con esa acción,

si bien ilegal, que inmediatamente los directivos del Estado y la propiedad privada

voltearan hacia ellos, tratando de conciliar; sin embargo, en ocasiones se iban al

extremo de la violencia privando la vida a los campesinos, como el lamentable

crimen que se cometió en el Valle del Yaqui, Sonora, con el deceso de seis

campesinos y más de una decena de heridos, al ser desalojados por soldados y

policías del predio del agricultor Miguel Dengel Keul. Aunque los líderes

campesinos acusaron a la Judicial del Estado de Sonora de haber sido la

iniciadora de tal masacre, sin embargo, el gobernador del Estado, Lic. Carlos A.

Biebrich, asumió toda la responsabilidad de los trágicos hechos, anunciando que

se facilitaría todo lo necesario para la investigación y se castigaría a quienes

resultaran responsables.77 Siendo destituido días después, a causa de los mismos

acontecimientos.

El régimen gubernamental de Echeverría se inicia con la herencia de una pérdida

de legitimidad del Estado, que se evidencia con lo que el movimiento estudiantil

popular de 1968, con su desenlace, y la insurgencia sindical de 1971, habían

puesto de manifiesto. El aparato político del Estado había sufrido un deterioro, y

aunado a eso se presentaba una crisis internacional, traduciéndose todo en una

mayor profundización de los desequilibrios.

En lo que respecta a la política agraria referente a los campesinos, se basó en dos

puntos fundamentales: en la reorganización ejidal en unidades colectivas y el

fortalecimiento de los organismos burocráticos y políticos de gestión y control del

sector agropecuario. Aunque también aceptaba continuar con la distribución de la

tierra, como medida para reducir la presión campesina y reencauzarla en el trámite

legal a través de las organizaciones oficialistas.78

77 El Debate, Los Mochis, Sinaloa, México, 25 de octubre, 1975, p. 2. (En lo sucesivo a esta fuente no le citaré el lugar de edición porque será el mismo, sólo citaré su nombre y fecha). 78 La unidad de las centrales campesinas en torno al Pacto de Ocampo debe considerarse necesariamente como una medida fundamental de esa política, ya que el Estado pretendió controlar el movimiento campesino con la formación de dicho pacto en 1974, como una central

49

Es difícil saber cuántas tomas de tierra se presentaron en todo el periodo

estudiado (1968-1976), pero era notorio que día a día los encabezados de los

periódicos del país anunciaban una invasión más o el desalojo de campesinos

invasores de tierra, donde tanto el gobierno como el ejército y los latifundistas

afirmaban que no permitirían una más. Jorge Sánchez Mejorada, portavoz de

grupos empresariales, afirmaba que entre 1972 y 1973 había habido seiscientas

tomas de tierra en el país.79 Sin embargo, para la segunda mitad de los setenta la

intensidad de las acciones campesinas disminuyó progresivamente.

Por ejemplo, en el Estado de Colima se presentan movimientos donde los

campesinos están en contra del gobernador Arturo Noriega (1974-1979), por

representar a los terratenientes; en Chiapas se agudiza la lucha contra los

finqueros, que en algunos casos llegan a estructurarse regionalmente, aunque en

otros cobra un carácter seminsurreccional, donde miles de indígenas salen de la

selva y asaltan fincas y asesinan hacendados, teniendo que intervenir el ejército.

En Guanajuato se reconocen setenta y nueve invasiones, en Hidalgo hay ciento

treinta tomas con sesenta y cinco mil hectáreas invadidas. En Sonora, Hidalgo,

Sinaloa y Veracruz hubo derramamiento de sangre en enfrentamientos entre

campesinos invasores y el ejército, la policía y los propietarios.80

Para 1975, Colima y Sinaloa eran los estados donde los problemas por la tenencia

de la tierra habían sido más graves; los parvifundistas se encontraban dispuestos

a llevar a cabo hasta el final la defensa de sus predios y de la supervivencia

única. Planteaba la lucha contra el latifundio apegada a la política oficial y se manifestaba ésta contra las acciones de los campesinos independientes, este intento era efímero y cada central volvía a funcionar por separado, enfrentándose más con los campesinos independientes que con los latifundistas. Las concesiones del Estado a los campesinos fueron canalizadas por sus centrales, fundamentalmente la CNC, marginando de esa manera a casi todas las organizaciones independientes. Rosario Quevedo, op. cit., pp. 31-31. 79 http://www.cuadernos políticos.unam.mx/contenido/CP.14/CP.14.6eosaelenamontes.pdf. Rosa Elena Montes de Oca Luján, “La cuestión agraria y el movimiento campesino: 1970-1976” Consultada el 2 de febrero 2011. 80 Estela Martínez Borrego, Organización de productores y movimientos campesinos, Siglo XXI-UNAM, México, 1991, pp. 32-34.

50

misma del parvifundio, amenazado por la ofensiva paracaidista desatada por las

diversas centrales campesinas, quienes contaban con el indudable apoyo oficial.81

El grupo de parvifundistas del Estado de Colima, representado por el Lic. Roberto

Calleja, denunciaba ante el presidente de la República la complicidad de la

Reforma Agraria con grupos subversivos. Donde, según esto, grupos de

“guerrilleros” habían invadido tierras que no tenían sombra de duda que eran

pequeña propiedad, mucha de ella auténticos minifundios sembrados de frutales,

habitados por sus propietarios, quienes habían sido desalojados de sus casas por

la fuerza del terror, donde tras los invasores habían llegado los funcionarios de la

SRA a querer legalizar tales invasiones.

Los representantes del parvifundio de Sonora, Sinaloa y Veracruz habían

denunciado que la ofensiva estaba creando la anarquía en el campo y

desquiciando la producción,82 aunque sin duda el problema de la reconcentración

de la tierra era resultado de una política sistemática que utilizaba el régimen, que

el mismo desarrollo del capitalismo agrario le imponía. Los intereses políticos del

país representaban los intereses de los latifundistas y terratenientes.83

La tierra, de nueva cuenta, tiende a concentrarse más en unas cuantas manos

frente a las necesidades que el desarrollo capitalista en el campo le impone,

trayendo como consecuencia más campesinos sin ella.

81 Los dirigentes parvifundistas se mantenían en sesión permanente con el dirigente nacional, diputado Gustavo Guerra Castaños, al mismo tiempo intercambiaban informaciones entre los diversos estados sobre la situación que privaba en cada uno, los problemas que se confrontaban, la actitud de las autoridades en cada lugar, la cual era muy similar en todos. De indiferencia, de pasividad, cuando no de franco apoyo a los invasores y de legalización de los actos ilegales ejecutados por líderes, funcionarios agrarios y la propia SRA. Por lo que habían llegado a una determinación drástica, para demandar de las autoridades que se llegara a la solución definitiva del problema, que se hiciera respetar el derecho constitucional de poseer un pedazo de tierra conforme a los límites que se fijan en la ley, o que el gobierno declarara que su verdadero propósito era acabar con la pequeña propiedad, dejando de promover la anarquía a través del estimulo de las invasiones. El Debate, 28 de noviembre, 1975, p. 2. 82 Ibid., 6 de diciembre, 1975, p. 3. 83 Rosario Quevedo, op. cit., p. 37.

51

Capítulo III. Movimientos campesinos en Sinaloa (19 68-1976)

1. Condiciones sociopolíticas y económicas de Sinal oa

Nuestra discusión, en esta investigación, es la razón de los movimientos

campesinos en la lucha por la tierra en el norte de Sinaloa.84 Ya que la tierra es de

gran interés para los campesinos, porque de ella dependen para su subsistencia,

además que son ellos quienes la hacen producir, sin embargo, suena paradójico,

carecían de ella. En capítulos anteriores decíamos que no toda la tierra en México

era apta para la agricultura; tampoco toda lo era en Sinaloa. Aun así, se le ha

considerado uno de los estados agrícolas más productivos del país; seguramente

porque la tierra utilizada es trabajada con ímpetu tesonero por sus campesinos.

Para abordar este capítulo, primero es necesario ver las condiciones

sociopolíticas, económicas y la ubicación geográfica; conociendo esto, nos

ahorramos bastante explicación en este análisis, sobre todo porque sabremos en

manos de quién estaba la tierra, quién la trabajaba, en qué condiciones, y sobre

todo saber por qué los campesinos la demandaban y cuáles tierras eran las más

demandadas, etcétera.

De esta manera, podemos decir que Sinaloa se encuentra ubicada en el noroeste

de la República Mexicana, entre las coordenadas 26´56 y 22´31 de latitud norte y

los paralelos 105´41´ y 109´27´ de longitud oeste; cuenta con una superficie de

58,092 km2, misma que representa el 3% del territorio nacional, lo que la hace

ocupar el lugar diecisiete a nivel nacional en tamaño.

Limita al norte con los estados de Sonora y Chihuahua, al sur con Nayarit, al este

con Durango y al oeste con el Océano Pacífico. Su forma asemeja un trapecio

alargado que corre de noroeste a sureste siguiendo la costa del Pacífico. Donde

84 De esos campesinos que no tenían lo indispensable para vivir, y en su mayoría se empleaban como jornaleros agrícolas con los grandes latifundistas. O bien, en ocasiones trabajaban en conjunto con sus familiares de quienes dependían, juntos además, con la familia que estaban formando.

52

están presentes las estribaciones de la Sierra Madre Occidental que atraviesan a

lo largo del territorio del estado, formando un considerable número de serranías.85

A pesar de que Sinaloa se caracteriza por sus lluvias deficientes, las condiciones

hidrográficas son sumamente favorables para la agricultura, que ha sido la

actividad motriz del crecimiento económico; gracias a los factores combinables de

la geografía natural y cultural, como la construcción de ciertos medios de

producción socializados como carreteras, electrificación, presas, así como también

las condiciones generales que explican la dinámica agrícola, etcétera. Las presas,

en la actualidad, aprovechan el agua de sus once ríos, las cuales irrigan el 18% de

las áreas bajo riego del país.

Con lo anterior, puede decirse que todo el suelo sinaloense se considera idóneo

para la agricultura; de hecho, en la década de los setenta tenía 1’ 548, 808

hectáreas de tierra de labor, encontrándose sus principales áreas de cultivo en los

climas secos y semisecos, si bien es cierto para la más alta producción requerían

del riego. En la región que presenta clima cálido subhúmedo, su cultivo era el

jitomate, la sandía, el melón y hortalizas, siendo los municipios de Cosalá y Choix

los menos aptos.

El 48% del estado presenta clima cálido subhúmedo, localizado en una franja

noreste-sureste que abarca desde Choix hasta los límites con Nayarit; el 40% es

clima seco y semiseco presentes en una franja que va desde el municipio de El

Fuerte hasta el de Mazatlán; el 10% es muy seco y se localiza en la zona de Los

Mochis, el restante 2% es clima templado, subhúmedo, localizado en las partes

altas de la Sierra Madre Occidental.86

La temperatura media anual del estado es de alrededor de 25°C, las temperaturas

mínimas promedio son de alrededor de 10.5°C, en el mes de enero; y las máximas

promedio pueden ser mayores a 36°C durante los mese s de mayo a julio. Las

lluvias se presentan en el verano; durante los meses de julio a septiembre, la

precipitación media del estado es de 790 milímetros anuales.

85 Gustavo Garza y Jaime Sobrino, Industrialización periférica en el sistema de ciudades en Sinaloa, El Colegio de México, México, 1989, pp. 13-15. 86 Ibid., p. 15.

53

De esas 1’ 548, 808 hectáreas de labor, se dividen en tierras laborables bajo

cultivo 812, 019 hectáreas, mismas que se subdividen en 544, 185 hectáreas bajo

riego y 267, 834 hectáreas de tierras de temporal. Las tierras de agostaderos y

forestales cubren una superficie de 1’ 173, 722 y 501, 117 hectáreas,

respectivamente. Existen 386, 993 hectáreas incultas improductivas y 2’ 198, 560

hectáreas de clase diferente a las anteriores; lo que viene dando una suma de

5´809,200 hectáreas, es decir, la superficie total del estado.87

Cabe señalar que la agricultura de riego se practicaba principalmente en la zona

de los valles, quedando éstos en los diferentes distritos de riego, principalmente

en los municipios de Guasave, Culiacán, Sinaloa, Ahome, Salvador Alvarado,

Mocorito y Angostura. Aunque su tierra era buena para la agricultura, el mayor

interés estaba en las regiones de temporal encausadas en la ganadería, y esta

actividad se mantenía a la expectativa porque las plagas, las enfermedades y las

periódicas sequías diezmaban el ganado.

Sin embargo, su población en los años sesenta y setenta del siglo veinte era

considerada rural, el crecimiento de una década a la otra había sido del 2.7%;

pasando de 492,821 a 838,821 habitantes. Siendo los municipios de Guasave,

Ahome y Culiacán los que presentaron índice más alto: 4.6, 4.2 y 4.0%,

respectivamente. Donde el 62% estaba concentrada en zonas rurales, salvo

Mazatlán y Culiacán, consideradas zonas urbanas, mayores de quince mil

habitantes. Con una población económicamente activa de 257, 487 personas en

1960, donde el sector servicios, transporte, industria y comercio tuvieron

crecimiento mayor al 4%, y la actividad agrícola continuó siendo el eje articulador

del despegue económico regional y el factor que permitió su diversificación.88

Ya desde los años cuarenta, Sinaloa estaba en un proceso de modernización; que

se había iniciado también a nivel nacional a partir de los años cuarenta, lo que

representaba la concentración económica, por lo que podía verse un 50% de su

población económica en zonas urbano-industriales.

87 Baldemar Rubio, et al., Las invasiones de tierra en Sinaloa 1976, Universidad Autónoma de Sinaloa, México, 1978, pp. 10-11. 88 Heriberto Meza Campusano, Monografía de Sinaloa, Ed. UAS, México, 1995, p. 17.

54

La creación de la Comisión Nacional de Caminos y la Comisión Nacional de

Irrigación habían permitido un proceso de transformación en la carretera, el

telégrafo, la radio, el ferrocarril y la energía eléctrica, reflejándose los primeros

cambios sociales y sobre todo una inmigración masiva, interestatal y nacional, con

el desmonte de los matorrales y con el paso del tractor y el vagón ferroviario para

llevar el fruto agrícola hasta el extranjero.89

Dice Torres Angulo: “fue esa modernización de la introducción de nuevos sistemas

de riego, que benefició a quienes contaban con tierras cerca de dichos sistemas.

Donde la tierra era insignificante”, y continúa diciendo: “no tenía valor, tanto que,

en 1920 se podían vender grandes extensiones de tierra: 500, 800 ó 1,000

hectáreas, a precios simbólicos, alrededor de unos $400.00 o $500.00, inclusive

hasta las condiciones climáticas determinaban el precio, pues todas eran tierras

de temporal. Siendo, además, Sinaloa un estado donde los extremos pluviales

estaban presentes, en ocasiones inundaban gran parte del territorio y destruían

sus siembras, en otras temporadas no llovía, presentándose exageradas sequías

que no permitían la fertilidad de sus tierras”.90

En lo económico, el sector agroexportador se desarrolló esplendorosamente, la

constante y rápida transformación se logró y consolidó en dos décadas. Pero no

su población rural, los campesinos, quienes no lograban satisfacer sus principales

necesidades de contar con un espacio donde vivir y poder producir lo necesario

para su subsistencia; la concentración de la tierra de los latifundistas y

prestanombres generó protestas de parte de dichos campesinos.

La transformación económica fue más acelerada en el valle de El Fuerte, y más

espectacular en la zona de Corerepe, donde por todos los medios se buscaba

constituir nuevos ejidos, con objetivos no precisamente de satisfacer necesidades

agrarias o al campesino, sino más bien con el interés dirigido de generar un

estado de inquietud, para alcanzar fines económicos que beneficiaran a unos

cuantos, casi todos ellos llegados de la Ciudad de México en comisión oficial.

89 José Angulo Torres, La lucha por la tenencia de la tierra en Sinaloa, México, 1975, pp. 30-33. 90 Ibid., pp. 9-23.

55

Se tiene como base para esta aseveración la poca atención que la Liga de

Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Sinaloa concedía a los

negocios de su incumbencia, lo que se reflejaba en la disparidad de sus

estadísticas frente a las que en forma parcial daba a la publicidad la Delegación en

Sinaloa del Departamento Agrario.91

Son los mismos latifundistas quienes dominan la vida política en el estado. Frente

a una “invasión” movilizan todo su aparato de poder, utilizan todos sus cuerpos

represivos para detener la enorme avalancha, que cada vez crece en mayor

medida.

El gobernador Alfredo Valdés Montoya reiteró su profunda determinación de llevar

la Reforma Agraria en Sinaloa hasta sus últimas consecuencias, al firmar

veintisiete mandamientos mediante los que entregó 208,490 hectáreas a más de

dos mil familias campesinas de los municipios de Ahome, El Fuerte, Choix,

Culiacán, San Ignacio, Concordia y El Rosario. De las cuales tres mil eran de

temporal y el resto de agostadero.

Al entregar los documentos, Valdés Montoya expresó:92 “La entrega de la tierra es

sólo un primer paso que habremos de complementar con la organización

económica del ejido, para hacer más efectivo el uso del crédito y la asistencia

técnica y así mejorará la producción agropecuaria, que con la promoción del

desarrollo de la comunidad rural contribuirá a elevar las condiciones de vida de la

clase campesina”. Y agregó: “realizar la Reforma Agraria integral es y seguirá

siendo objetivo primordial de los gobernantes emanados de la Revolución;

seguimos dispuestos a llevar la Reforma Agraria hasta sus últimas

consecuencias”.

Los principales grupos que se beneficiaron; fueron: Carrizo Grande N° 2, de

Ahome, con más de quince mil hectáreas, Los Ojitos, El Potrero de los Sotos N° 2,

Lo de Vega, Las Cañas, Las Cabras N° 2, El Reparo, Boca de Arroyo, Tasajera II,

91Ibid., p. 28. 92 El Debate, 28 de noviembre, 1969, p. 3.

56

Mocorito y Los Molinos, del Municipio de Choix, con más de veintiséis mil

hectáreas.

En el Municipio de Culiacán se repartieron diez mil hectáreas en los núcleos de

Amapán II, Los Ángeles II y Península de Villamoros; en Caballo de Arriba y

Caballo de Abajo N° 2, de San Ignacio, fueron once mil hectáreas.

En Concordia el reparto agrario benefició a ejidatarios de Chupadero II, La Petaca

II y La Guayaba, con sesenta y dos mil hectáreas.

En el caso de El Rosario, la concentración de la tierra que prevalecía fue

considerablemente disminuida, al repartirse cuarenta y nueve mil hectáreas en

Picachos, La Rastra Chilillos y Tablón Viejo.

2. Antecedentes de los movimientos campesinos

Siendo Sinaloa un estado rural, con un campesinado dedicado a trabajar

constantemente la tierra para ganar el sustento familiar, lejos de ver éste los

beneficios que se reflejaban en la entidad con el reparto agrario que se había

impulsado décadas atrás en todo el país, y el implemento de los sistemas de riego

surgidos por la construcción de presas, se vio cada día más excluido y

desesperanzado.

Sinaloa es una entidad esencialmente agraria, que de manera muy clara evidencia

una concentración casi total de la tierra en pocas manos, mientras que por la otra

parte los más de mil ejidos son victimas de acaparamiento y la usura que se

esfuerzan en mantener terratenientes e instituciones de crédito; miles de

trabajadores son tratados de manera infame, y son incontables los grupos de

solicitantes de tierras que no las reciben.

En páginas anteriores decíamos que el objetivo, en materia agraria, de los

presidentes de la República era ampliar el reparto de la tierra en el sistema ejidal,

sin desproteger a la población con pequeña propiedad. Por ejemplo, el propósito

57

del presidente López Mateos93 era reacomodar a la población ejidal excedente,

con el objeto de resolver el grave problema de los campesinos sin tierra y con

derecho a salvo.94 Además, quería destinar los terrenos nacionales baldíos a la

satisfacción de las necesidades agrarias y volverlos productivos, así como también

entregar las tierras de los sistemas de riego a auténticos campesinos mexicanos,

evitando la especulación comercial e intensificar la colonización interior en

beneficio de campesinos sin tierra; asimismo terminar con todas las formas de

acaparamiento de tierras y latifundios y con las concesiones de inafectabilidad

ganadera que se encontraba al margen de la ley.

Con este mismo antecedente de Reforma Agraria continuaría el presidente Díaz

Ordaz,95 razón por la cual campesinos sin tierras de diferentes partes del país se

organizaban a través de los comisariados ejidales, en ocasiones asesorados por el

Departamento Agrario, y buscaban terrenos que fueran propiedad de la nación

para solicitar la dotación y formar nuevos ejidos.

Varios ejidos de Sinaloa se formaron con campesinos que venían de otras

entidades del país, como de Sonora, Baja California, Jalisco, Chihuahua, entre

otras, así como también de la misma entidad, donde la población de los diferentes

ejidos crecía y aumentaba el número de campesinos con derecho a tierra.

Aunado a esto, surge el descontento general de las masas populares a nivel

nacional por la omisión e inclusión en la participación social y la solución a la

atención de las diferentes demandas en cada uno de los sectores, en el caso de

los campesinos sinaloenses el 90% de los problemas era la tenencia de la tierra.

Patricio Robles, secretario General de la Liga de Comunidades Agrarias y

Sindicatos campesinos del Estado, señaló que de setenta gestiones que hacían

los ejidatarios, cincuenta se refieren a problemas de tenencia de la tierra.96

93 Víctor Manzanilla Schaffer, El drama de la tierra en México, del siglo XVI al XXI, H. Cámara de Diputados, LIX Legislatura y la SRA, México, 2004. p. 690. 94 Campesinos con “derecho a salvo”, significa que son aquellos campesinos que no estaban en resolución presidencial pero habían permanecido en la lucha campesina, por supuesto que tenían derecho a repartírseles tierra porque cumplían el requisito para ser ejidatarios. 95 Ibid., p. 718. 96 El Debate, 16 de julio, 1972, p. 6.

58

Bien decíamos anteriormente, el estado se desarrollaba esplendorosamente, pero

no su población rural, pues los campesinos no lograban satisfacer sus principales

necesidades y la concentración de la tierra en los latifundistas y prestanombres

era notoria, por lo que generó protestas de parte de los campesinos, dando como

resultado movimientos campesinos contra terratenientes y latifundistas del estado.

Estos movimientos se libraban en diversas direcciones y distintos contenidos y

formas; así, empezó a hacerse común, pero no aceptable de parte de los

poderosos latifundistas, la toma de tierras por parte de los campesinos a estos

latifundistas que ocupan puestos importantes en la vida económica y política del

estado; por otra parte, también se encontraban las luchas que los obreros

agrícolas, o proletariado del campo, realizaban con el fin de mejorar sus

condiciones de vida y lograr un aumento razonable en sus salarios.

Sin embargo, lo que compete a esta investigación sobre los movimientos

campesinos en Sinaloa serán las invasiones de tierras por los campesinos

carentes de ésta, por lo que describiré los antecedentes y las manifestaciones que

se llevaron a cabo en estos movimientos de 1968 a 1976.

Y uno de los principales antecedentes será la crisis integral en el campo

mexicano, que se había presentado a finales de la década de los sesenta,

principalmente por problemas de producción y por el alzamiento de los

campesinos en todo el país. Siendo Sinaloa uno de los estados donde se había

puesto toda la esperanza en el desarrollo agrícola por el mejoramiento de las

técnicas de irrigación que se habían implementado, dos décadas atrás había sido

muy notorio el referente a la lucha por la tierra, pues el reparto y la calidad de

tierras eran muy inequitativos, complicándose aún más por el reducido

financiamiento de la agricultura ejidal.97

Habían sido tres los aspectos que llevaron al campesino a manifestarse: la lucha

por la tierra, por el mejoramiento de las condiciones de producción y

comercialización, y la lucha por los salarios y mejores condiciones de trabajo.

97 Lázaro Rubio Félix, Cuando tomamos la tierra, Federación mexicana de editores, México, 1976, p. 42.

59

Sin embargo, la tenencia de la tierra era el principal problema que enfrentaban los

campesinos, en general los ejidos, aun cuando se había logrado un avance en la

legalización de las posesiones de las unidades de dotación, la falta de

resoluciones definitivas frenaba el desarrollo de muchas comunidades. El Ing.

Patricio Robles, secretario General de la Liga de Comunidades Agrarias y

Sindicatos Campesinos del Estado, manifestaba que de “70 gestiones que hacían

los ejidatarios, precisamente 50 se referían a los problemas de ésta”; (la tenencia

de la tierra).98

Los campesinos, incluso con el reparto de tierra que se había llevado a cabo

desde tiempos del Gral. Cárdenas, veinte años después estaban de nuevo esos

hijos de los primeros ejidatarios quienes habían crecido y obtenían la edad para

formar su propia familia, y requerir dónde vivir, como también de dónde sacar para

su sustento, se vieron en la penosa necesidad de no tener esto último, sobre todo

los campesinos que vivían en los aledaños de los valles más productivos del

estado, como los municipios de Culiacán, Guasave, Ahome, Sinaloa y Mocorito,

veían que las tierras, las mejores, estaban en manos de latifundistas y

terratenientes apoyados por el Estado, y ellos, si bien, podían llegar a ser simples

peones de éstos.

A estos campesinos los considera Katz99 pobladores rurales económicamente

desposeídos; pero no incapaces de controlar el poder, dirigir una alianza de clases

y de representarse políticamente por sí solos, como él dice. Sino que éstos

buscaron la forma de cambiar esa situación y hacer voltear hacia ellos al gobierno

y la clase en el poder; quien tuvo, después de constantes luchas, que darles su

lugar. Precisamente, todo lo contrario a lo que dicen Everett y Lynne,100 no querían

estos campesinos continuar recibiendo la influencia de los latifundistas y de los

habitantes urbanos, especialmente de los latifundistas y políticos, por lo que se

vieron en la necesidad de luchar para cambiar esa condición organizándose en

diferentes agrupaciones formadas por ellos mismos, aunque en ocasiones

98 El Debate, 6 de marzo, 1972, p. 6. 99 Friedrich Katz, Revuelta, rebelión y revolución, la lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX, tomo I, Era, México, 2004, p. 28. 100 Rogers Everett M y Svenning Lynne, op. cit., p. 29.

60

dirigidas de manera oficial, como eran la Central Nacional Campesina (CNC) y la

Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM).

Ese acaparamiento de las tierras por parte de los latifundistas se empezó a ver

desde los años cuarenta; era notorio el acaparamiento de la tierra, por ejemplo, en

el valle de Culiacán, donde con la construcción de la presa Sanalona y la apertura

de los canales y drenes la tierra se fue fraccionando. Unos pocos propietarios

fueron lotificando y vendiendo en promedio a cinco mil pesos el lote de cien

hectáreas, con plazos para pagarlos hasta en cinco años, así como también se

hicieron dotaciones ejidales y, así, en el mosaico de esta extensa superficie, se

levantaron nuevos centros de población que mucho influyeron para que la tierra

quedara aún más fraccionada.

Esa concentración de la tierra fue el resultado de una política sistemática que

utilizaba el régimen, misma que el desarrollo del capitalismo agrario imponía, y

Sinaloa estaba en esa dimensión, más siendo una entidad donde su actividad

fundamental era y sigue siendo la agricultura.

En ese periodo (casi de los años cincuenta del siglo veinte), la transición de esa

concentración de la tierra y el desarrollo agrícola de momento fue un movimiento

natural, sin luchas ni oposiciones de mayor trascendencia. Los campesinos hacían

valer sus derechos y los propietarios de la tierra, conscientes de su

responsabilidad y de los beneficios que se derivaban de convertir una tierra de

temporal en una tierra de riego, cedieron los excedentes para que otros mexicanos

cumplieran su destino disponiendo de iguales medios e idénticas oportunidades a

las que se ofrecían y estaban al alcance de quienes, años atrás, eran los dueños

de la tierra. Se genera así una firme transformación, en la que con naturalidad

ejidatarios y propietarios, prestándose mutuo auxilio, supieron aprovechar desde el

primer momento las inversiones que el gobierno federal hizo al construir dicha

presa.101

Empero, a finales de los cincuenta los campesinos empezaron a demandar las

tierras de los latifundistas, pues muchas se encontraban en pocas manos,

101 José Angulo Torres, op. cit., p. 40.

61

manifestándose en luchas de parte de importantes sectores del campesinado

sinaloense, mismas que podríamos ejemplificar con los movimientos campesinos

que se suscitaron entre las autoridades gubernamentales y sus organizaciones del

campo.

Por ejemplo, a partir del 10 de febrero de 1958, en el estado, 3, 500 miembros de

la UGOCM-Culiacán y de la Federación de Obreros y Campesinos del Valle de

Culiacán (FOCVC), invadieron por cuatro días consecutivos veinte mil hectáreas

de tierra para las hortalizas del valle.102

Casi de inmediato Lázaro Rubio Félix, militante en el Partido Popular Socialista

(PPS), levantó en Mazatlán la misma bandera, secundada por el Ing. Manuel

Marcué Pardiñas, agente en Culiacán del Banco Nacional de Crédito Ejidal, quien

aceptó, ante el autor, que de la Agencia salía parte del dinero que se invertía en la

movilización de estos campesinos.

Esta primera fase del conflicto llegó a su fin con todas las partes aparentemente

satisfechas. El presidente Ruiz Cortines envió un representante personal que

negociara. El arreglo consistió en el compromiso de que los invasores recibirían

tierras en una sección del Distrito de Riego 10, Municipio de Culiacán, que sería

abierto pronto, y en crear una comisión que estudiaría la concentración ilegal de

tierras.

El gobierno había acabado con esa manifestación ilegal de descontento. La élite

rural también parecía haber sido satisfecha, pues ninguna de las tierras dedicadas

a las hortalizas que habían sido el foco de las ocupaciones había sido expropiada.

A pesar de que los protagonistas locales sabían que los días por venir exigirían

vigilancia constante para salvaguardar el cumplimiento del acuerdo, pues tenían

que estar en guardia de que se cumpliera el acuerdo.

Aunque aparentemente se había solucionado el conflicto, los movimientos

campesinos continuarían en toda la región hasta los años ochenta, buscando los

campesinos que se atendieran sus demandas tanto de tierras como de bienestar

social. Sin embargo, sólo analizaremos a partir de 1968 a 1976, que es 102 David R. Mares, op. cit., p. 149.

62

precisamente el periodo referido al movimiento campesino del ejido Campo El

Tajito, Municipio de Guasave, quien aun con resolución presidencial no lograba

obtener la tierra.103

También, como antecedente, podemos ver que en 1958 el presidente Ruiz

Cortines decretó congelar setenta mil hectáreas en los valles de Culiacán, Pericos

y Angostura, superficie que habría de beneficiarse con las aguas de la presa del

Varejonal, cuya construcción estaba en marcha; esto hizo que afloraran más los

movimientos con los que se pretendía presionar tanto a la administración estatal

como a la federal, para que esta superficie quedara exclusivamente en posesión

de los ejidatarios; para ello, al mismo tiempo, se pedía una radical desaparición de

la pequeña propiedad.104

De igual forma, el 13 de febrero del mismo 1958 la UGOCM había convocado a

los estados de Nayarit, Sonora, Sinaloa y Baja California a realizar asamblea en

Los Mochis; Sinaloa, los días 30 y 31 de marzo, con el fin de analizar la situación

de la Reforma Agraria en el noroeste del país. Emplazándose al gobierno federal a

dar respuestas concretas a los solicitantes de tierras.105

Eso marcó el comienzo de una lucha agraria encabezada por Jacinto López,106

quien formuló una estrategia a nivel nacional y regional uniendo diversas

problemáticas que terminaron dándole un nuevo impulso a su organización, la

UGOCM. Según sostienen algunos dirigentes, Jacinto López las promueve, con la

ley en la mano, en los valles de El Carrizo, El Fuerte, de Angostura y de Culiacán,

sus razones se sustentaban en la distribución y el uso de la tierra.107

103 En el último capítulo analizaré el movimiento campesino del ejido Campo El Tajito. 104 Rosario Quevedo, op. cit., pp. 23-.26. 105 H. Humberto Ochoa Bustamante, Jacinto López Moreno, 1906-1971, El Líder, Geográfico, México, 2004, pp. 12-13. 106 Jacinto López Moreno, líder social, sonorense, se le considera una “figura universal” al no ser propiedad de un gremio en particular puesto que formó varías organizaciones obreras y campesinas; como la UGOCM en 1948. Tendía la mano a quien se lo pidiera, sin importarle el estrato social, partido u organización. No sólo dirige la invasión del más grande latifundio de Cananea, Sonora, de familias extranjeras; sino que también dirige la invasión del valle de Culiacán y desde la cárcel dirige la invasión del valle de Guadalupe, Baja California, las tres en el mismo año de 1958. Ibid., pp. 3, 7 y 15-22. 107 Heriberto Meza Campusano, op. cit., p. 2.

63

A mediados del mismo año de 1958, en Culiacán se vieron desfilar contingentes

por las principales calles de la ciudad, entre quienes se identificara a pescadores

de las zonas de La Reforma, Dautillos, Altata, Municipio de Culiacán108 y La Cruz,

Municipio de Elota, a boleros que cumplían su actividad en Navolato, Guamúchil,

Eldorado, la Plazuela Álvaro Obregón o la Plazuela Rosales; en la ciudad de

Culiacán no sólo hombres, sino también mujeres de las colonias que por aquel

entonces venían además invadiendo terrenos ejidales colindantes con el perímetro

urbano de la ciudad, un filón que redituó utilidades económicas de cuantía

imprecisa a los presidentes de los comisariados ejidales, que vendieron

posesiones que llegaron a sumar casi el doble de la superficie marcada para la

zona urbana del ejido.109

En esta marcha se pasearon más de cien mantas en las que al exigir la entrega de

la tierra se apremiaba a la destrucción del latifundio familiar y del latifundio

simulado, a los mismos ejidatarios “naylon”, atacándose de paso a las autoridades

agrarias por su falta de energía para cumplir con las disposiciones contenidas en

el Código Agrario, en el que los manifestantes confiaban para demandar que toda

la tierra disponible se entregara de inmediato a los campesinos sin tierra.

El jefe de Asuntos Agrarios y Colonización, Prof. Roberto Barrios, en diversas

ocasiones se quejó de las fuertes presiones que de las mismas esferas oficiales

se tenían que sortear para mantener, en la nueva zona de riego, la propiedad

particular; ya que como institución de derecho consagrada por la Constitución,

pugnaba por su desaparición, en forma oficial, y se trastocaría un orden jurídico

que había sido base para el desarrollo económico del país, dado que se

consideraba a la pequeña propiedad la principal fuente de abastecimiento de

materia prima para la industria y para la alimentación humana. Porque su

volumen, en forma ostensible, superaba la aportación proveniente del sector

108 Hasta 1980 Municipio de Culiacán, ya que a partir de esta fecha el municipio de Culiacán se dividiría para formarse el municipio de Navolato. 109 Diario de Culiacán, 4 de junio, 1958, p. 2.

64

agrario y no precisamente porque el ejidatario eludiera sus obligaciones y sus

responsabilidades.110

El candidato del PRI a la Presidencia de la República, Adolfo López Mateos,

estuvo en abril de 1958 en Culiacán, se relacionó con las diferentes clases

sociales de la región y expresó en claras y precisas ideas sus deseos de resolver,

en la parte medular, los problemas económicos y sociales del estado. Fue muy

importante la reiteración de sus ideas sobre la propiedad de la tierra, donde

sostenía que debía proseguir la Reforma Agraria. Además, consideraba que el

ejido y la pequeña propiedad eran las dos formas constitucionales convenientes

para construir una agricultura vigorosa tendiente a poner al alcance del mayor

número de mexicanos los medios de trabajo y de producción.111

Desde los últimos años de la década de los sesenta e inicio de los setenta, inició

un sinfín de invasiones en el norte y centro del estado, continuando hacia el sur.

Pues una gran mayoría de solicitudes de dotaciones de tierras desde hacía más

de diez o quince años seguían sin resolverse, razón por lo que las invasiones en

Sinaloa continuaron; al principio podemos decir que fueron tomas de tierra que les

habían sido otorgadas en resolución presidencial, pero el gobierno hacía caso

omiso de entregarlas.

Sin embargo, para mediados de la misma década brigadas armadas de

campesinos y jornaleros tomarían fábricas, empacadoras y campos agrícolas del

valle de Culiacán, del valle de Guasave y del valle de El Fuerte; se enfrentaron a

capataces, a guardias blancas, a la judicial y finalmente al mismo ejército.

Improvisaron movilizaciones de miles de jornaleros agrícolas en efímeras “huelgas

económico-políticas”, con el fin de que se les mejorara su bienestar social-

económico.112

En el último año de la Presidencia de Díaz Ordaz, en 1970, se decretaron

cincuenta y siete resoluciones presidenciales, beneficiando a 6,083 campesinos

por la vía de dotación, ampliación y nuevos centros de población agrícola, en los

110 Rosario Quevedo, op. cit., p. 27. 111 Ibid., p. 30. 112 El Debate, 25 de octubre, 1975, p. 3.

65

municipios de Guasave, Culiacán, Escuinapa y Ahome, con 16, 13, 9 y 7

resoluciones, respectivamente. En sí, del 26 de mayo al 26 de diciembre de 1970

se habían manifestado noventa y seis grupos de solicitantes, promoviendo

diversas acciones agrarias, donde participaron 9, 171 campesinos en lucha por la

tierra.113

Y de enero a diciembre de 1971 se promovieron en Sinaloa treinta acciones

agrarias por la vía de dotación, siendo los municipios de Guasave, Ahome y

Culiacán donde hubo más gestiones; cuatro en Guasave, cinco en Ahome, cinco

en Culiacán, tres en Sinaloa, dos en El Fuerte y dos en Mocorito. En 1972 rebasó

el número de solicitudes, treinta y seis a nivel estatal, siendo también Guasave y

Culiacán los de más solicitudes.114

Alfonso G. Calderón, gobernador del Estado de Sinaloa (1975-1980),115 afirmaba

que: “existen tres tipos de invasores; los que llegan por la orilla del predio y ahí se

quedan; como para manifestar que eso les pertenece. Aquéllos que construyen

dentro de lo que dicen que será su nuevo centro de población, y los que entran

directamente en los predios y se dedican a sembrar”.

Agregaba, también, que era la SRA la culpable de que existieran las invasiones;

pues “la dilación para resolver los expedientes agrarios, muchos de los cuales

databan desde hacía 10 ó 15 años, habían impulsado a los campesinos a invadir

predios y hacer presión para que se realizara las adjudicaciones". Aunque

justificaba a la SRA, aduciendo que ésta carecía de recursos y de personal

suficiente para resolver los problemas que habían sido heredados de anteriores

administraciones.

Notorias fueron las invasiones que se presentaron desde 1971-1972, y así se

continuaría hasta 1975, pues durante diez meses surgieron más de setenta

invasiones a los agricultores sinaloenses; también, en diferentes ocasiones más

de cincuenta mil hectáreas estuvieron bajo el control de los campesinos invasores. 113 Rosario Quevedo, op. cit., pp. 80-81. 114 Ibid., 80. 115 Segundo informe del gobernador Alfonso G Calderón, 1976, Héctor Carlos Leal Camacho, (et Al,), Informes de gobierno del Estado de Sinaloa 1916-2009, Gobierno del Estado, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, México, 2010.

66

En todos los casos los campesinos se negaron a negociar con las autoridades

locales y con los agricultores privados, e insistían reunirse con autoridades

nacionales y desaparecer el latifundio simulado en manos de “la pequeña

propiedad”.116

Por lo menos setenta resoluciones presidenciales de nueva dotación o ampliación

de ejido, en 1972, estaban pendientes de ejecutarse; y otras ciento cincuenta

solicitudes de dotación de tierras para nuevos centros de población estaban en

estudio. Esto lo informaba Emilio Ibarra, delegado del DAAC. Inclusive setenta y

cuatro peticiones de tierras habían sido resueltas favorablemente por la Comisión

Agraria Mixta, en tanto que 219 solicitudes habían sido resueltas

negativamente.117 Lo que se pretendía por parte del DAAC, a través del nuevo

personal técnico y administrativo que se había destinado, era desahogar todas las

diligencias, la verificación de los trabajos técnicos informativos y la atención de

todos los problemas; que cumplieran los trámites agrarios.

Pudiéramos considerar que uno de los factores principales por los que se presentó

el problema de la tierra en este estado era la acción de la misma Reforma Agraria,

por el proceso que se daba de la concentración de la tierra por los grandes

productores agrícolas con sus respectivos programas de riego, donde los núcleos

de campesinos emergieron reclamando lo que legalmente les correspondía desde

el norte y centro del estado, principalmente en los municipios de Culiacán,

Guasave, Choix y Sinaloa de Leyva.118 Frente a ello, el Estado impuso una política

sistemática de represión, la que sin embargo no podía aplastar los intensos

movimientos de los explotados del campo.

Los gobiernos sinaloenses trataban de apegarse a los principios del reparto

agrario y continuaban, en su medida, sobre todo haciendo proselitismo, dotando

116 Rosario Quevedo, op. cit., p. 62. 117 Según informe sobre solicitud y dotaciones ejidales, para el periodo 1960-1975, la dinámica de tenencia de la tierra en Sinaloa se había desarrollado de la siguiente manera: se presentaron 1, 028 solicitudes de las cuales 388 tuvieron solución resuelta positiva y 266 quedaron pendientes, se puede decir que sólo el 38% fue resuelta a favor del campesino. Los municipios que quedaron con acción resuelta negativa fueron Ahome, Angostura, Salvador Alvarado, Culiacán y Escuinapa, y Guasave, puede considerarse el 63% sin resolverse. El Debate, 20 de febrero, 1972, p. 2. 118 Rosario Quevedo, op. cit., p. 62.

67

de tierra; por ejemplo, en 1970 el gobernador Alfredo Valdés Montoya confirmaría

quince mandamientos agrarios para dotar de tierras (44,504 hectáreas) a

campesinos de los municipios de Ahome, Rosario, Guasave, Choix, Sinaloa, San

Ignacio, Mocorito y Cosalá, auxiliado por la Comisión Mixta Agraria.119 Sin

embargo, no eran suficientes; además, la mayoría estaba en zonas de temporal.

El 21 de noviembre de 1975 el presidente Echeverría expropió 2,500 hectáreas de

la disputada región de Montelargo, en el valle de Culiacán,120 prometidas a los

campesinos durante las invasiones de tierras que se dieron en 1958. El líder de

los campesinos beneficiados con las expropiaciones de Montelargo proclamó “que

este logro era sólo el principio”.

3. Manifestaciones de los movimientos campesinos en Sinaloa

Desde hace décadas, Sinaloa se ha caracterizado por la creciente concentración

de la tierra en manos no exclusivamente de la gente que vive en el campo, sino de

grandes latifundistas; donde los campesinos por su condición de vida se han visto

en la necesidad de emplearse con los dueños de ésta, o bien declararse en

sendos movimientos contra quienes poseen más de la establecida.

Aun cuando la represión era la política cotidiana del régimen, y los que tenían el

poder en sus manos no se contuvieron para mantener grandes extensiones de

tierra en su poder, hasta el extremo de la constante represión contra los

campesinos que luchaban por la tierra, en Sinaloa la demanda de éstos se

mantuvo, con la permanente invasión de tierras, en ocasiones ya perteneciente a

ellos por mandato presidencial; continuando, invariablemente, con las gestiones

legales hasta donde fuera posible. La burguesía, para contrarrestar esto, le formó

a los grupos campesinos en la tomas de tierra121 otros grupos fantasmas, con el

119 El Debate, 14 de diciembre, 1970, p. 5. 120 Baldemar Rubio, op. cit., p. 29. 121 Los campesinos diferenciaban “la toma de tierras” con “invasión de tierras” en que la toma de tierras estaba entre lo legal; porque les pertenecía ya sea por resolución presidencial o porque se

68

fin de crear enfrentamientos entre los mismos campesinos y de esta manera

justificar su represión.

¿Por qué tanto el interés en el acaparamiento de la tierra, de qué manera justifican

está acción, qué no se considera que la tierra es de quien la trabaja. De qué

manera la demandaban los campesinos, qué tuvieron que hacer para que el

gobierno tratara de cumplir los preceptos del reparto “equitativo” de ésta? En fin,

muchas preguntas podemos hacernos al respecto.

Primeramente, para poder entender los movimientos campesinos hay que aclarar

que Sinaloa tenía (inclusive en la actualidad existen) tres tipos de regiones

agrícolas: una que se encuentra en los valles, en ella se encuentra el alto grado de

concentración de la mejor tierra y sistemas de irrigación, y se caracteriza por un

alto grado de tecnificación, por lo que su agricultura se orienta hacia el mercado

nacional o de exportación.

Las otras dos son la de Los Altos y la región sureste; a diferencia de la de los

valles, se caracterizan por su bajo nivel técnico, razón por la que la concentración

de la tierra no se presente tan notoriamente en ellas.122 Principal circunstancia, de

la primera, que ha generado protestas entre los campesinos y la burguesía

agraria, en distintos momentos de su historia, tomando cada día matices más

radicales, como los presentados en el Municipio de Guasave, en el centro del

estado.

La concentración de la tierra, el tortuguismo burocrático en la tramitación de los

expedientes agrarios, más la existencia de miles de obreros agrícolas y de

campesinos sin tierra y sin empleo, fueron los factores esenciales que motivaron la

lucha campesina en el periodo investigado. Debió haber sido el campesinado sin

tierras, como los obreros agrícolas, quienes más participaron y más rebeldía

manifestaron contra las políticas oficiales.

tenía ya un certificado de inafectabilidad. Y las invasiones era posesionarse a la fuerza sin nada que los respaldara, en sí no les pertenecían. 122 Rosario Quevedo, op. cit., p. 77.

69

Además, el movimiento campesino iba de la mano con el movimiento estudiantil,

por las mismas condiciones de las masas populares; de hecho, los estudiantes

pedían integrarse en el sistema educativo donde las universidades debían suplir la

inclusión de toda la sociedad; popular, y no exclusivamente la de élite. Ya que los

estudiantes eran hijos del campesino, que estaba siendo golpeado por los grandes

latifundistas. Los problemas que enfrentaban los campesinos de las zonas

invadidas en su generalidad eran similares, la toma de tierras era consecuencia

directa de que las autoridades estatales y agrarias consecuentes con el proceso

reversible que aplicaba la Reforma Agraria no aplicaban o no ejecutaban las

resoluciones presidenciales que favorecían al campesinado, sino todo lo contrario.

El movimiento campesino sinaloense también se caracterizó por la acción

presentada de centrales campesinas como la CNC, la UGOCM, la CCI, la FIDACS

y la UEIS, las cuales no buscaron ni mostraron en la práctica una vocación unitaria

y solidaria, sino cada una por su lado, impidiendo una acción enérgica y

contundente que posibilitara la fuerza y presión suficiente para lograr la

consecución de sus objetivos.

A principios de 1970, dirigentes de la Liga de Comunidades Agrarias gestionaron

ante el Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización y la Comisión Agraria

Mixta para que se diera un trámite más expedito a las solicitudes de más de treinta

mil campesinos sinaloenses, quienes demandaban trescientas mil hectáreas

laborables y en condiciones de explotar.123

Los campesinos, inclusive la misma sociedad, tenían el deber moral de denunciar

la tierra que estaba en manos de latifundistas o prestanombres; podían hacerlo

ante las dependencias oficiales tanto del DAAC y la misma Comisión Mixta

Agraria, para que realizaran las investigaciones correspondientes y que la tierra

fuera repartida entre los campesinos; por lo que constantemente se manifestaban

denuncias de miles de campesinos, utilizando todos los medios a su alcance.

Por ejemplo, el líder de la Liga de Comunidades Agrarias Lázaro Cárdenas, Miguel

Valdez Quintero, expresó que en algunos distritos de riego del Municipio de

123 Ibid., p. 66.

70

Culiacán existían decenas de latifundios equivalentes a doscientas mil hectáreas,

en poder de políticos y millonarios.124

O bien, los campesinos del ejido Rancho California y del ejido Campo El Tajito,

Municipio de Guasave, ya con resoluciones en manos, no se les entregaba la

tierra por estar en manos de grandes latifundistas, como era la familia Peña Farber

con 1, 744-00-00 y Reynaldo Ramos con1, 100-00-00, aunque se consideraba que

este último cultivaba unas cinco mil hectáreas en cada ciclo agrícola.125 Pues

veían al mismo tiempo grupos de otros campesinos, de distintas organizaciones

ejidales legalmente constituidas y reconocidas en el país, invadir extensas

superficies ubicadas en el Valle del Carrizo, reclamadas precisamente por él.126

Sin embargo, voceros oficiales negaban que existieran, y mucho menos que

llegaran al extremo de tan grandes latifundios en Sinaloa, alardeaban que la

Reforma Agraria sí había cumplido al pie de la letra y que los problemas del

campo “forman parte de un plan organizado para crear el caos y la anarquía”. Por

lo que era notorio que el gobernador del estado, Valdés Montoya, defendía

celosamente a la burguesía terrateniente, frente a las exigencias de las masas

campesinas.127

A pesar del ambiente declarativo que se había dado a mediados de 1970, cuando

en un acto agrario, en Sinaloa128 se habían ejecutado veinticuatro resoluciones

agrarias del presidente Díaz Ordaz, y veintisiete mandamientos provisionales del

gobernador del estado, Lic. Alfredo Valdés Montoya, por conducto del jefe del

DAAC, Ing. Norberto Aguirre Palancares, con el fin de dotar a 3, 562 jefes de

familia sinaloenses, con una superficie de 339,999 hectáreas. Al realizar este acto,

el jefe del DAAC transmitió “que en Sinaloa aún quedaba por repartirse el 6% de la

tierra afectable, es decir, 321, 946 hectáreas”.129

124 Ibid., 73 125 Entrevista realizada a Miguel Domínguez y Clemente Armenta, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 y 27 de junio del 2010, respectivamente; y a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero del 2011, Rosario Quevedo, op. cit., p. 75. 126 El Debate, 17 de octubre, 1972, p. 5. 127Ibid., 27 de mayo, 1972, p. 3. 128 Acto agrario en el ejido Culiacancito, Sinaloa, El Diario de Culiacán, 12 de julio, 1970, p. 2. 129 Ibid., 12 de julio, 1970, p. 2.

71

Días después de este acto agrario, un grupo de más de doscientos campesinos

comandados por el ex líder del Partido Popular Socialista (PPS), Manuel Ibarra,

invadieron 14, 035 hectáreas del predio Loma y Tecomate, Municipio de Culiacán,

provocando a la violencia a los treinta y cinco colonos que legalmente desde 1952

poseían esas tierras. La invasión de esas tierras había sido denunciada por el

asesor agrario, Ing. Enrique Sánchez Ortiz, de la Unión Ganadera Regional de

Sinaloa, por los colonos Roberto Carballo Miranda y Francisco Meza, cuya

influencia entre sus compañeros era decisiva para evitar un encuentro armado

entre los “legítimos” propietarios de las 14, 035 hectáreas.130

Las autoridades agrarias desataron una ofensiva contra la pequeña propiedad en

Sinaloa, al cursar el trámite de solicitud de tierras sin una investigación previa para

saber si los peticionarios tienen derecho a parcela o se trata de supuestos

campesinos; esta situación quedó de manifiesto con la amenaza de nuevas

afectaciones, incluyendo terrenos en litigio. Como casos concretos señalaron la

solicitud de dotación de terrenos en el ejido Ruiz Cortines, donde se ventilaba el

problema del Rancho California con la solicitud presentada por el nuevo centro de

población El Huitusi, Luis Echeverría y el llamado “General Teófilo Álvarez

Borboa”, Municipio de Guasave.

Los pequeños propietarios tuvieron que promover más de doscientos amparos

para proteger sus pequeñas propiedades de afectaciones infundadas, y en el 90%

de los casos se había logrado la protección de la justicia federal en forma

definitiva.

Muchas personas que integraban los censos de los nuevos centros de población

eran ejidatarios con parcela en comunidades campesinas; sin embargo, estaban

figurando como campesinos sin tierras.

Sobre el particular se habían presentado casos concretos; sin embargo, las

autoridades agrarias persistían en su actitud dando trámite a solicitudes de tierra,

sin que la petición estuviera justificada.

130 Ibid., 17 de julio, 1970, El Sol de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa, México, 17 de julio, 1970, p. 3. (En lo sucesivo a esta fuente no le citaré el lugar de edición porque será el mismo, sólo citaré su nombre y la fecha).

72

La situación era tal, según dijo el informante, que “en la actualidad se están

presentando simultáneamente copias de escrituras, testimonios planos y

certificados de inafectabilidad ganadera para integrar dos expedientes sobre un

mismo terreno”.131

Pero para 1972 los conflictos de invasión a la propiedad legal particular se

agudizaron a tal grado, que hubo un periodo de cuatro meses en el que más de

diez mil hectáreas de tierras de riego estuvieron invadidas y totalmente

paralizadas.132

Mientras que en el norte del estado imperaba un ambiente de tensión por los

sucesos de Rancho California, la agitación se había extendido hasta el centro y

sur de la entidad, pues grupos de campesinos invadían grandes superficies de

terrenos y los latifundistas pedían una solución. El predio de Montelargo, Municipio

de Culiacán; estaba presto para que se dieran los mismos resultados que los del

predio Guayparime, del norte del estado, donde un choque entre parvifundistas y

campesinos arrojaba saldo trágico de dos muertos y siete heridos.133

Situación similar imperaba en la zona de El Dorado, Municipio de Culiacán, donde

el día 23 de mayo campesinos azuzados por líderes estudiantiles habían invadido

doscientas hectáreas. Lo mismo sucedía en el Municipio de Escuinapa, donde

otros grupos de campesinos dirigidos por agitadores estudiantiles y agrarios se

lanzaban a invadir la tierra.

En 1972, en su Cuarto Informe de Gobierno, Valdés Montoya, en lo referente a

política agraria señalaba que: “con el firme propósito de proteger y estimular a la

clase campesina y de lograr una mejor distribución de la tierra, se había

continuado con el reparto agrario en Sinaloa”. Donde “se instauraron 42

expedientes de dotación y ampliación de ejidos, habiéndose censado 49 poblados,

con un total de 2 mil 642 familiares campesinas y 4, 490 capacitados agrarios”.

131 El Debate, 7 de diciembre, 1971, p. 6. 132 El Sol de Sinaloa, El Debate y El Diario de Culiacán, 26 de febrero 1973, pp. 6, 2 y 3, respectivamente. 133 El Diario de Culiacán, 29 de mayo, 1972, p. 2.

73

Se habían concluido setenta trabajos técnicos informativos, y se realizaron

deslindes en una superficie de cincuenta mil hectáreas, habiéndose turnado a

segunda instancia noventa y ocho expedientes para su resolución definitiva.

Se promovieron 243 expedientes, de los cuales ciento cincuenta corresponden a

conflictos sobre posesión y usufructo parcelario, ocho sobre nulidad de elecciones

de autoridades ejidales y ciento dieciocho juicios privativos de derechos y

depuración censal.

Por lo que sumaban cuarenta y cinco mil hectáreas, el 65% de riego, 25% de

temporal y 10% de agostadero, las cuales beneficiaban a 3, 200 familias

campesinas.

Añadió que era motivo de especial preocupación y de estudio, el hecho de que

existieran 360 solicitudes en trámite de primera instancia y 170 de nuevos centros

de población.134

Aun en esas condiciones, el gobernador Alfredo Valdez Montoya firmó

mandamientos agrarios por medio de los cuales entregó 17, 034 hectáreas de

tierras de riego y susceptibles al cultivo de riego y de temporal a 1, 370 jefes de

familia sinaloenses; razón por la cual el secretario General de Gobierno, Lic.

Francisco J. Álvarez Farber, informaba que esa dotación representaba un duro

golpe a viejos y nuevos latifundios sinaloenses, pese a que algunos de ellos

estaban encubiertos bajo las nuevas formas de acaparamiento que habían

aparecido.135

Entre otros casos, agregó que “las afectaciones se produjeron porque las tierras

estaban enmontadas y sin explotación de ninguna especie y previa la solicitud de

campesinos deseosos de trabajarla”. En Bariometo Segundo se afectó un predio 134 Ibid., 16 de noviembre, 1972, p. 3. 135 Entre las personas y familias afectadas figuraban: Aristeo Canelos Atula, Francisco Ritz Iturríos, Porfirio y Jesús Payán Castro, familia Henderson Virgen, familia Trigueros Caisman, Dr. Juan Domingo Anchondo Amezcua, Ana Irma Crisantes, familia Esquerra, familia Dávalos Padilla, Emma Guadalupe Izábal Cárdenas y Jorge Esquer Lugo, familias Peiro Gastélum y Escobar, el Banco Nacional de México, el Banco Nacional de Crédito Agrícola, el Banco de Sinaloa, el Banco del Noroeste de México, entre otros. Manifestaba también Álvarez Farber que los terrenos fueron afectados por rebasar los límites de la pequeña propiedad conforme lo marcaba el artículo 27 constitucional y la Ley Federal de Reforma Agraria. Ibid., 31 de mayo, 1972, p. 3.

74

de 1, 936 hectáreas, de las cuales 1, 246 pertenecían al agricultor Francisco Ritz

Iturríos.

Por los problemas de invasiones de tierras, el gobierno se vio en la necesidad de

crear una organización que ayudara a resolverlos; es así como el 5 de abril de

1973 quedó formalmente instalada la Junta de Conciliación Agraria del Estado de

Sinaloa (JCAES), organismo a través del cual se abrirían nuevas posibilidades

para que la solución de los problemas derivados de la tenencia de la tierra se

hiciera siempre por las vías legales y pacíficas. Donde en realidad se les entregara

a los campesinos la tierra a que tenían derecho, respetando a la vez a la autentica

pequeña propiedad.

Esta Junta quedó instalada por el representante del DAAC en el Estado de

Sinaloa, Lic. Marco Antonio Espinoza Pablos, por un representante del Gobierno

del Estado de Sinaloa; Ing. Marco Antonio Inzunza Montoya, Secretario de la

Comisión Agraria Mixta; de la Federación Estatal de la Pequeña Propiedad

Agrícola Ganadera y Forestal de Sinaloa, Víctor Barrantes y de la Unión Regional

Ganadera de Sinaloa; Canuto Ibarra Guerrero. Además de los representantes de

la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Sinaloa; Felipe

Armenta; de la UGOCM; Luis Gambino Heredia, del Consejo Agrario Mexicano;

Francisco Castillo Salas, de la CCI; Gilberto Rodríguez, de la Liga Lázaro

Cárdenas; Alejandro Nidome Cázares y de la Federación Regional de Obreros y

Campesinos de la Alianza Nacional de Trabajadores; Martín Carrillo Olivas.

“La integración de estas Juntas constituía, según Quiroz, el más serio intento que

se haya realizado hasta la fecha en México para dar oportunidad a pequeños

propietarios, campesinos y otros sectores interesados directamente en los asuntos

del campo, de ayudar a resolver, en una forma efectiva, sus problemas, mediante

la conciliación”. Continuó diciendo: “Los propósitos de esta Junta de Conciliación

Agraria, fundamentalmente eran lograr que a los hombres del campo, llámense

pequeños propietarios, ejidatarios o campesinos, se les hiciera plena justicia en

sus derechos y lograra en el campo de México la tranquilidad”.136 Se pronunció

136 Rosario Quevedo op. cit., pp. 114-115.

75

porque jamás en los problemas del campo intervinieran para solucionar el Ejército

ni ninguna otra fuerza pública, sino que siempre dicha solución fuera producto del

entendimiento de la conciliación.

Pese a lo anterior, más de mil hectáreas de tierras fueron invadidas, nuevamente

dentro del predio Montelargo, por grupos de campesinos de otro ejido, el General

Ángel Flores y Anexos, con el propósito de presionar a las autoridades agrarias a

que les complemente con 750 hectáreas la resolución presidencial. La acción de

los campesinos fue enérgica y terminante, en virtud de que tenían antecedentes

de que dentro de ese predio un 60% de los terrenos estaba en manos de falsos

pequeños propietarios; los campesinos expresaron que su acción obedecía a que

las autoridades del DAAC les habían venido dando largas a su asunto, sin darles

ninguna esperanza.

Sin poder hacer nada el consejero del DAAC, Emilio Álvarez Ibarra, comisionado

para atender los problemas en esa zona, los campesinos reincidían en su intento

logrando posesionarse de más de dos mil hectáreas abiertas al cultivo. Ante el

temor de que el problema fuera a recrudecerse en cualquier momento, se solicitó

la intervención de la fuerza pública. Los elementos policiacos sólo se constriñeron

a ejercer una estrecha vigilancia, sin permitir la entrada ni salida de campesinos.

El delegado del DAAC, Lic. Marco Antonio Espinoza Pablos, explicaba a la prensa

que él desconocía la situación prevaleciente en el norte.137

Otro problema más para la JCAES lo constituyó el desalojo con lujo de fuerza por

parte de la familia Romero de más de cincuenta campesinos, dotados en primera

instancia de una superficie de 1, 800 hectáreas, en el predio de Vizcaíno,

Culiacán. Inclusive la intranquilidad regresaba a Lomas de Tecomate, al ser

invadidos por un grupo de campesinos liderados por Gambino Heredia, líder de la

UGOCM. Común era también que las organizaciones azuzaran a sus campesinos

y los hicieran ponerse mal con otros campesinos, para presionar más al gobierno.

El presidente de la CAADES, Manuel Tarriba Rojo, señalaba que el clima de

intranquilidad e inseguridad que se vivía en el campo era consecuencia de un

137 Diario de Culiacán, 9 de mayo, 1973, p. 3.

76

odio, de una imagen negativa que se había creado hacia un sector, cuya única y

mayor preocupación había sido encauzar sus esfuerzos hacia la creatividad y el

trabajo, como resultado de la conciencia que existe de su responsabilidad como

parte actuante en el desarrollo de México, “por ello hemos acordado pedir una

inmediata protección y garantía a las autoridades”, decía.

Martín Carrillo, líder estatal de la UGOCM, declaró que ni la entrega de las tierras

ni la reducción de la pequeña propiedad se lograría por el camino de la

violencia.138 Al referirse a los hechos registrados en el curso de octubre de 1973

con la destrucción parcial de varios campos agrícolas, por jóvenes que se decían

estudiantes de la Escuela Superior de Agronomía-UAS, el líder agrario manifestó:

“a juicio nuestro, con la actitud que asumen los muchachos al destruir los campos

agrícolas, no están perjudicando realmente a quienes ellos consideran, sino que

están dañando a quienes supuestamente pretenden defender.”

El agente segundo del Ministerio Público, Lic. René Octavio Rodríguez, consignó

al Juzgado Segundo del Ramo Penal de Culiacán a Macario Vizcarra García, Luis

Cuén Higuera, José Luis López Duarte y Enrique Aboitia Aguilar, detenidos por su

participación en los hechos suscitados en el campo agrícola La Florida, Progreso,

El Porvenir y Tabeada, del valle de Culiacán, ocurrida el 24 de octubre;

acusándoseles por el delito de asociación delictuosa, asalto, robo, daños en

propiedad ajena, incendios y otros, solicitando al juez penal auto de formal prisión

para los detenidos y orden de aprehensión para los prófugos.

El gobernador del estado, Alfredo Valdés Montoya, ratificó el propósito de brindar

una mayor y mejor atención a los problemas agrarios y ejidales de Sinaloa, en

virtud de la importancia decisiva que éstos tenían en el desarrollo general de la

entidad. Señaló también que durante su administración se había proporcionado

toda la ayuda posible a la Delegación Agraria, con el fin exclusivo de que ésta

pudiera ofrecer una atención más efectiva a los problemas agrarios y ejidales del

138 Ibid., 26 de octubre, 1973, p. 3.

77

estado, “pues éstos tienen una importancia decisiva en el desarrollo general de

Sinaloa, ya que el 75% de la superficie agropecuaria de la entidad era ejidal”.139

Por la importancia de su superficie ejidal, dijo el mandatario que “Sinaloa ocupa el

séptimo lugar en el país, entre las 32 entidades y el primero si su situación se

compara con los estados agrícolas importantes de México; de ahí que se requería

de mejores instalaciones para atender con mayor eficacia los problemas que

surgen del sector”.

En otro orden de ideas, pero relacionados con los movimientos campesinos, por la

relación que implican las mismas redes sociales en los movimientos como actores

sociales, grupos armados de estudiantes extremistas conocidos como “Los

Enfermos”, realizaron el 16 de enero de 1974 numerosos actos de violencia, como

son secuestros, incendios a camiones urbanos, asaltos, robos y otros más en

perjuicio de numerosas personas y empresas agrícolas del valle, lo que motivó la

intervención del Ejército y de la Policía Judicial del Estado, que hasta horas

después lograron apaciguarlos. Como resultado de esta intervención se

produjeron varios enfrentamientos entre diversos grupos y la policía del estado, lo

que arrojó un sangriento saldo de cuatro muertos y varios heridos.140

Algo parecido sucedía en el Municipio de Guasave, en el Campo San José, donde

se registraron enfrentamientos donde fue abatido Fausto Sánchez, quien al ser

recogido aún portaba un arma. También en el Campo Nogalito cayó abatido otro

joven no identificado, por el encuentro que hubo entre estudiantes y autoridades.

Alfredo Valdés Montoya, gobernador del estado, condenó enérgicamente estos

actos; en declaración hecha a la prensa calificó de cobardes los actos por los

estudiantes, y ofreció que se agotarían todos los recursos de investigación para

identificar a los responsables, a fin de que se les enjuiciara y fueran castigados

con todo rigor que la ley permite. Condenaba el que hubieran pretendiendo

sembrar el temor entre los trabajadores de los campos agrícolas, a fin de sabotear

la producción de bienes de consumo necesario y de exportación, que tanto

139 El Sol de Sinaloa, 10 de enero, 1974, p. 5. 140 El Debate, 17 de enero 1974, p. 4, El Diario de Culiacán, p. 5 y El Sol de Sinaloa, pp. 3-8.

78

requiere en estos momentos la economía de nuestro país.141 A la vez, denunciaba

ante la opinión pública que personas ajenas a la universidad y al estado se

inmiscuyeran en los problemas, ya que uno de los participantes decía ser miembro

de la Liga Comunista 23 de Septiembre.142

La AARC señalaba al respecto, en desplegado de prensa, que la serie de hechos

delictivos cometidos en el campo y ciudad de Culiacán, en donde además de

ocasionar cuantiosos daños materiales contra la propiedad de agricultores,

comerciantes, transportistas, instituciones oficiales y pueblo en general, lesionar y

asesinar personas inocentes ha llegado al clímax de un ambiente que de un

tiempo a la fecha ha sentado sus bases en la intranquilidad, propiciando un clima

de anarquía y terror en todas las esferas sociales. Continuó diciendo: “grave fue

su error, pues los hechos nos demuestran qué garantía parece existir para

quienes pretenden ampararse con el pseudónimo de estudiantes universitarios.

El rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Arturo Campos Román, en

desplegado de prensa referente a los actos mencionados sostenía: “el nombre y la

personalidad de la UAS se han visto irresponsablemente involucrados en

publicaciones aparecidas en diversos diarios de la entidad. Por lo que rechazamos

en forma categórica las tendenciosas afirmaciones que mencionan a la

universidad como trinchera de la delincuencia, pues por lo contrario en ella se

manifiesta una actividad académica, administrativa y política que otorga a nuestra

Casa de Estudios una personalidad plenamente definida. La búsqueda del

conocimiento científico, la participación colectiva de sus integrantes en todos los

procesos universitarios y su decisión de incorporarse al pueblo para defender sus

causas son una realidad. Por lo que la universidad no es responsable de los

acontecimientos que el propio sistema social, injusto por naturaleza, genera.”143

Los campesinos, al menos los trabajadores de los distritos de riego, ganaron con

estas acciones integrarse, a inicios de febrero del mismo 1974, a la Comisión

141 Ibid., 17 de enero 1974. 4, 5. 142 La Liga Comunista 23 de Septiembre formaba parte de un plan nacional encaminado a destruir la paz, la tranquilidad y la evolución que por caminos legales puede lograrse. Rosario Quevedo, op. cit., p. 130. 143 El Sol de Sinaloa, 18 de enero, 1974, p. 4.

79

Estatal para la Defensa del Nivel de Vida de los Trabajadores de los Distritos de

Riego. La situación de los trabajadores era precaria: sin servicio médico, vivienda

indecorosa y su salario raquítico y sin gozar de trato justo, viviendo en realidad en

condiciones deplorables.144 Por solidaridad social, dijo: “debemos contribuir a

resolver esos problemas, mediante una acción coordinada entre todos los

organismos oficiales, descentralizados y privados”. Dicha Comisión quedó

precedida por el gobernador del estado, Valdés Montoya, como coordinador

General el Lic. Pedro Valdés Ruiz y el Oficial Mayor de Gobierno.

El DAAC, manifestó al secretario de Organización de la Liga, profesor Juan

Manuel Inzunza, que no resuelve nada cuando se trata de problemas serios

porque falta decisión, pues le resulta más cómodo “sacarle al bulto”.145 Esto salió a

colación debido a que el Plan Agrícola de Emergencia adoptado

presidencialmente para una mayor producción de alimentos para el pueblo,

fracasó por los conflictos, ya que teniendo unos derechos a la tierra, otros son los

alentados a invadir y crear mayores problemas, muchos de los cuales han

ensangrentado el suelo sinaloense.

Inzunza, quien así lo destacó, insistió en que “tenemos la certeza de que son más

los problemas entre ejidatarios que los existentes entre ejidatarios y parvifundistas,

prueba inequívoca de que la intranquilidad impera en el agro, propiciando

enfrentamientos entre nuestros hombres”.

Sin lugar a duda, los años de 1975-1976 son claves para comprender la fortaleza

irruptiva que el movimiento campesino puede alcanzar en la lucha por sus

reivindicaciones; Sinaloa en este mismo año será el escenario donde apareció con

características sui géneris un destacamento que dará mucho de qué hablar en el

futuro inmediato, el proletariado agrícola.146

A lo largo de 1975 se presentaron en Sinaloa, ante las autoridades agrarias

correspondientes, una verdadera lluvia de solicitudes en materia agraria. Las

cuales surgieron del seno de múltiples grupos campesinos que se organizaron en

144 Ibid., 2 de febrero, 1974, p. 4. 145 Ibid., 12 de julio, 1974, p. 5. 146 Rosario Quevedo, op. cit., p 143.

80

la mayor parte de los municipios de la entidad. Del 17 de enero al 31 de diciembre

de 1975, llegaron a las oficinas de la Delegación de la Reforma Agraria en Sinaloa

162 solicitudes de reconocimiento y titulación de bienes, dotación de ejidos,

privación de derechos agrarios, nulidad de fraccionamientos simulados, ampliación

de ejidos, nuevos centros de población ejidal, hasta solicitudes de reconocimientos

de derechos agrarios.147 Las que fueron más recurrentes son las de dotación y

nuevos centros de población, y tienen como procedencia a la zona norte del

estado.

Natural era que el número de campesinos sin tierra que se había movilizado

durante el año de 1975, a lo largo del estado, variaba también de zona, como

podía verse en la zona norte, donde se detectó una movilidad de 7,427

solicitantes, cuando en la zona centro era de 2,160 y en la zona sur de 1,514.148

En 1975 se responsabilizaba a la UGOCM de las invasiones en los campos

agrícolas, el dirigente Sóstenes García Ceceña aceptaba dicha responsabilidad,

argumentado que había sido el principal acuerdo del 6° Congreso General

Ordinario, en el sentido que invadiría la tierra si no se les atendían las

peticiones.149 Ceceña García aclaró que, precisamente, el plazo había vencido y el

caso no se había resuelto, por lo que habían procedido con las invasiones.

Precisó, a la vez: “en ningún momento llegaremos a la violencia, en nuestra

organización no habrá mártires ni apóstoles”, ya que estaba reciente la masacre

de seis campesinos, en el valle del Yaqui, Sonora, más otros quince heridos en el

mismo lugar.150

Diciembre de 1975 fue un mes tenso en el campo, la problemática agraria aunada

al terreno político, las decisiones de los llamados pequeños propietarios de

Sinaloa de iniciar un paro indefinido de las actividades mecanizadas en los

147 Sería que ya los campesinos se habían dado cuenta de que el gobierno no los escuchaba y que ellos podían lograr mucho más si se organizaban. No hay que perder de vista que estaba en puertas el cambio de gobierno, a la vez los logros que habían obtenido los campesinos del Ejido Campo El Tajito habían servido de ejemplo. 148 Como lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, precisamente en el norte y centro del estado se encontraban las tierras con el sistema de irrigación más avanzado de la entidad Por lo que eran más representativas las solicitudes. 149 El Debate, 26 de octubre, 1975, p. 3. 150 Ibid., 23 de octubre, 1975, p. 3.

81

campos agrícolas del valle de Culiacán, tendía a ser extensivo a todas las zonas

del Estado.151 Diciendo que eran en protesta por las afectaciones ilegales, como el

caso de Montelargo y la aplicación anticonstitucional de la Ley Federal de Aguas

en el Distrito de Riego N° 63, como también los int entos legislativos de la Ley de

Crédito Rural y Ley de Asociaciones Agrícolas, donde el agricultor perdía el

derecho de libre asociación, y además su propiedad se limitaba a veinte

hectáreas.152

Las federaciones de la Pequeña Propiedad de Sonora y Sinaloa y la CAADES se

pronuncian en contra de la SRA, ya que ésta pretendía desaparecer por todos los

medios a su alcance a la pequeña propiedad e involucrar al Gobierno del Estado

de Sinaloa, como principal promotor de las invasiones que se habían generalizado

en la entidad, ya que les proporcionaban a los invasores madera, clavos para la

construcción de sus casas y despensas.

La magnitud del paro es considerable, ya que el mismo día en que se inicia se

generaliza por todas las zonas agrícolas del estado, calculándose que más de

1,300 tractores son concentrados en las orillas de la Carretera Internacional desde

Escuinapa hasta el valle del Carrizo, Ahome.

Mientras esto sucedía, el gobernador se encontraba reunido con una comisión de

pequeños propietarios a quienes invitaba a no aliarse con pequeños propietarios

de otros estados. Y afirmaba que tanto las acciones de invasiones de tierra de

parte de los campesinos, como los paros de los agricultores, eran caminos

equivocados.

Sin embargo, los agricultores anunciaban que se reunirían con las autoridades

federales para obtener una solución definitiva, a la vez que anunciaban a través de

Lauro Díaz Castro, gerente de CAADES, que si no obtenían lo esperado con el

paro agrícola tomarían las medidas de paralización de las industrias procesadoras

151 Ibid., 30 de noviembre, 1975, p. 3-6. 152 El Sol de Sinaloa, 1 de diciembre, 1975, p. 6.

82

de productos agropecuarios, negarse a vender productos a la CONASUPO153 y el

retiro de fondos de los bancos nacionales.154

Para el 4 de diciembre, el paro agrícola amenazaba con extenderse a otros

sectores, ya que los 2,800 comerciantes, 1,500 pequeños comerciantes y 1,300

grandes estaban dispuestos a realizar paro de actividades en la ciudad de

Culiacán. Lo mismo sucedía con 13,800 comerciantes de Los Mochis, Mazatlán y

otras poblaciones importantes en la entidad.155

Fue hasta el 5 de diciembre cuando se llevó a cabo el paro de los comerciantes,

pero el de los agricultores ya había finalizado. Los campesinos, afiliados a la

UGOCM,156 encabezada por Jesús Ortega y Sóstenes García, eran los más

activos opositores a los paros promovidos por los agricultores y comerciantes.

Un día después de concluido el paro de agricultores y comerciantes, cuatro mil

campesinos ugocemistas marchaban por las principales calles de la ciudad de

Culiacán, en el mitin se exige la entrega de treinta mil hectáreas para tres mil

campesinos y el traspaso de las industrias que procesan productores agrícolas a

manos de los campesinos para manejarlas en plano colectivo. También dejan

clara la posición de la UGOCM en a cuanto que reiteran su apoyo a la política

agrarista del presidente Luis Echeverría y del gobernador Alfonso G. Calderón.

El día 8 de diciembre, el gobernador afirma que la actitud de protesta de la

UGOCM “es contra los latifundistas, contra esos simuladores que siguen

explotando al pueblo igual que antes de 1910”.157

Por su parte, Felipe Armenta Gallardo, secretario General de la Liga de

Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del Estado de Sinaloa, declaraba

que “las investigaciones practicadas por la Secretaría de la Reforma Agraria han

153 Compañía Nacional de Subsistencias Populares, empresa paraestatal que se dedicaba a acciones relacionadas con el sistema de abasto y la seguridad alimentaria mexicana. Creada en 1962, con el fin de garantizar la compra y regulación de precios en productos de la canasta básica, particularmente el maíz. 154 El Debate, 3 de diciembre, 1975, p. 3. 155 El Sol de Sinaloa, 4 de diciembre, 1975, p. 3. 156 La UGOCM se había dividido, quedando una representada por Sostenes y la otra por Ortega al lado del gobierno. 157 Rosario Quevedo, op. cit., p. 157.

83

descubierto gente que radica en esta ciudad y tiene propiedades en Culiacán,

Angostura, Ahome e incluso en Sonora y viceversa, y recomienda a todos los

dirigentes campesinos a nivel regional, a raíz del paro agrícola, que actúen con

mucha responsabilidad y firmeza en cada uno de los trámites que tengan que

realizar para lograr el reparto de la tierra”.158

La CNC no realizó ninguna movilización de masas para contrarrestar la acción de

los pequeños propietarios y de los comerciantes, sólo redujo su actividad a

declaraciones políticas. Como la que a nombre de los firmantes del Pacto de

Ocampo formalizó; ahí denunciaba sobre una posible intervención extranjera en el

paro de los latifundistas de Sonora y Sinaloa. Celestino Salcedo Monteón, líder de

la CNC, calificaba de reaccionaria la actitud de “campesinos” que

“indudablemente” estaban en contra de México y a favor de los intereses de

extraños. “Es mentira que sean pequeños propietarios los campesinos que están

en paro, todos son latifundistas que no han entendido el proceso dialéctico de la

Revolución Mexicana y aseguraba que se iba hacia el comunismo”. Aseguraba

también “que no se llevaba ningún modelo extraño, más que los dictados por los

postulados de la revolución en constante progreso”.159

Sin embargo, a los campesinos se les utilizaba, no se le ayudaba, el mismo

ministro de Agricultura160 había dicho: “el campesino está organizado para votar y

no para producir”, aparte se solidarizaron con esta opinión varios políticos

oficiales. Se ha tratado por todos los medios, que son muchos, de “llevar el reparto

agrario hasta sus últimos límites, pero no se ha hecho lo mismo para llevar al

campesino a los niveles de productividad que necesitaba para redimirse y

necesitaba el país para satisfacer sus necesidades de alimento. “Al campesino se

le exalta, se le manosea en todos los niveles y bajo todos los tonos, como si fuera

realmente el hijo consentido del medio oficial, pero a cuarenta años de exaltación

campesina, desde el general Lázaro Cárdenas a la fecha, se han repartido

158 El Debate, 4 de diciembre 1975, p. 3. 159 Ibid., 5 de diciembre, 1975, p. 3. 160 Ibid., 12 de diciembre, 1975, p. 4.

84

millones y millones de hectáreas de tierras, pero se sigue hablando de la miseria

del hombre del campo”.

La preocupación por las invasiones de tierra como presión de los campesinos para

la resolución de sus planteamientos, tanto de la SRA como del gobierno, obligó

que se creara el Departamento de Asesoría Agraria, dependiente de la Dirección

de Gobernación, la cual había tenido una significativa labor junto con el personal

de la Comisión Agraria Mixta y de la Procuraduría General de Justicia del Estado.

Había trabajado en forma incansable en el diálogo permanente y el auxilio

necesario a los campesinos para que éstos comprendieran lo irregular de su

actuación, ya que consideraban que el camino de la legalidad era el único que les

podía políticamente conducir a una definitiva resolución de sus problemas. De esa

manera se había intervenido en más de cincuenta casos de invasiones, que ya

eran conocidos por todos los sinaloenses con resultados positivos y actualmente

se estaba interviniendo en otros más.161

Dicha comisión estatal para el desalojo de tierras se crearía con personal de la

Secretaria de Gobernación, de la Comisión Agraria Mixta, del Ejército y de la

Procuraduría. Donde el Gral. Gonzalo Castillo Ferrera, comandante de la XI Zona

Militar con asiento en Culiacán, se encontraba presto para entrar en acción. Con

un total de 1, 500 soldados, quienes procederían a ello en forma coordinada con la

Policía Judicial y la Preventiva de los municipios, se iniciaría partiendo de los

municipios de Rosario y Escuinapa. En sí, serían más de dos mil los agentes

judiciales, municipales y militares que participarían en la operación de desalojo.162

El comandante Castillo indicó que sería una labor de cubrimiento la que elementos

a su cargo realizarían, pero que no vacilarían en disparar cuando se fuera objeto

de agresiones con armas de fuego. También se refería a que en las invasiones

estaban coludidos alumnos de la Universidad Autónoma de Sinaloa de “ideas

161 Primer informe del gobernador Alfonso G. Calderón, 1975, Héctor Carlos Leal Camacho (et al,), Informes de Gobierno del Estado de Sinaloa 1916-2009, Gobierno del Estado, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa, México, 2010. 162 El Debate, 15 de diciembre, 1975, p. 5.

85

izquierdistas, a quienes se les emplearía la misma fuerza en caso de que

estuvieran presentes”.

A fin de notificar a los dirigentes de las centrales campesinas lo relativo a la

formación de la comisión especial para los desalojos, se efectuó en Palacio de

Gobierno una reunión a puertas cerradas entre dichos dirigentes y las autoridades

del estado. El principal argumento que utilizaron las autoridades para “convencer”

a los campesinos, era que si no desalojaban pacíficamente serían sacados por la

fuerza política.

Los dirigentes de los pequeños propietarios consideraban que de los veintitrés mil

afiliados en la Federación Estatal de Pequeños Propietarios de Sinaloa (FEPPS),

seiscientos habían sido objeto de invasiones y de éstos sólo cuatrocientos habían

reanudado sus cultivos en la próxima temporada. Aunque las actividades de los

pequeños propietarios, ante la persistencia de la toma de tierra, no se reducía a

meras declaraciones, sino que se organizaban en reuniones permanentes con la

finalidad de presionar al gobierno para que tomara medidas más drásticas.163

El Estado respondió a las presiones de campesinos y propietarios creando, el 3 de

mayo de 1976, la Comisión Nacional Tripartita Agraria (CNTA), la cual participaría

en las negociaciones de las tres partes involucradas en el conflicto. También se

crearon ramas locales. La CNC y la UGOCM estuvieron de acuerdo en expulsar a

cualquier miembro que participara en las invasiones de tierras.

El sector privado buscó una solución negociada, ofreciendo invertir ciento

cincuenta millones de pesos para crear industrias pequeñas y medianas en áreas

rurales; era el origen de las inversiones. El gobierno federal también contribuyó

para crear un clima favorable para que se resolviera la crisis, al anunciar que el

presidente Echeverría viajaría a Sinaloa para distribuir tres mil certificados de

inmunidad entre pequeños propietarios.

Por lo pronto, en esa reunión se acuerda el desalojo de los dieciocho grupos

invasores en el valle de Culiacán. Los grupos de referencia eran, de la UGOCM;

Marcelo Loya, 2 de Octubre, Campo Rebeca, Valle Agrícola, Convención de 163 Rosario Quevedo op. cit., p. 81.

86

Aguascalientes, etcétera. Y dos más de la CCI; un grupo al margen izquierdo del

Río San Lorenzo; de la CNC; San Diego y Nicolás Bravo del CAM. Participaron

más de dos mil elementos de diferentes agencias policiacas. También se tomaron

medidas en contra del sector privado.

El 24 de noviembre de 1975 fueron ocupadas cuatro mil hectáreas, al norte de

Culiacán, sembradas con hortalizas para la exportación. Al día siguiente, ciento

cincuenta campesinos tomaron más de quinientas hectáreas del valle de Culiacán.

El secretario de la Reforma Agraria, Félix Barra García, llegó a Culiacán para

entrevistarse con el gobernador Alfonso G. Calderón, pero se rehusó a

entrevistarse con los representantes de la élite rural sinaloense y rechazó

afirmaciones de que campesinos habían ocupado propiedades privadas. Los

productores anunciaron un paro laboral para presionar que de inmediato se

detuvieran las invasiones de tierras, querían demostrar su fuerza en un problema

que debería ser resuelto con medidas políticas y no un litigio; reestructurar los

canales de negociaciones clase-estado y unir a todos los productores privados en

sus organizaciones.164

Para fines de 1975, faltando un año para que concluyera el periodo de Luis

Echeverría, era ya claro para todos que la política de la llamada colectivización

ejidal había fracasado rotundamente. Muchos campesinos aún seguían en las

mismas condiciones, sin resolver sus problemas de tierra y mejores condiciones

de vida; razón por la cual con gran apresuramiento se recurrió al expediente de

reparto de tierras, para recuperar la fuerza popular perdida.

Pues, precisamente, los campesinos ya no creían en el sistema. Y no se podía

dejar así esta situación al nuevo candidato que tomara el poder, fuese del partido

que fuese. Y mucho menos que el partido oficial, el PRI, quería aún continuar con

el mandato, mismo que tenía desde casi cinco décadas atrás, 1929.

Decíamos anteriormente, que las invasiones de tierras por parte de los

campesinos eran una manera de que el gobierno volteara hacia ellos, y

solucionara sus demandas. Si bien es cierto que estaban “usurpando propiedad

164 El Debate, 25 de noviembre, 1975, p. 4.

87

privada”, realmente se tenía que aclarar a quién pertenecía esa tierra que estaban

invadiendo; por no querérseles reconocer sus derechos aún con resoluciones

presidenciales en mano, y no tener quien abogara por ellos, a diferencia de los

grandes latifundistas, quienes lo tenían todo.

Por lo que fue necesario, de parte del presidente (quien estaba a punto de dejar el

poder, pero en manos de su mismo partido, el PRI), crear la Comisión Tripartita en

la cual el presidente Echeverría dijo que eran ilegales las invasiones de tierra, aun

en el caso de que los campesinos contaran con resolución presidencial. Por lo que

se les hizo un llamado a éstos para que dejaran de continuar con la invasiones, y

que el campo regresara a la normalidad.165

En esta comisión formaban parte el Ing. Jaime Miranda, del Estado de Sonora, y

Lauro Díaz Castro por Sinaloa. El Sr. Julio Hernández, presidente de la Asociación

de Agricultores del Río Fuerte Sur, dijo que serían los abogados de la Pequeña

Propiedad Agrícola Ganadera y Forestal y los representantes de la SRA los que

fijarían los criterios y las bases para el funcionamiento de esta comisión.

Los acuerdos serían por unanimidad y no por mayoría, para que los problemas se

discutieran plenamente. En esa reunión participaron los estados de Sonora,

Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz, Colima, Tlaxcala, Chihuahua y Puebla. Después

se integrarían comisiones tripartitas en las entidades, con representaciones

idóneas.

En esa misma reunión de la Ciudad de México participaron los gobernadores de

Sonora y Sinaloa con la representación del Pacto de Ocampo, el diputado

Celestino Salcedo Monteón, el diputado Gustavo Guerrero Castaños y el Lic. Félix

Barragán, secretario de la Reforma Agraria.

En la misma fecha mencionada se dieron los pasos para integrar la Unidad

Nacional Empresarial, entre agricultores, industriales, comerciantes,

profesionistas, ganaderos, etcétera del país.

165 Ibid., 6 de diciembre, 1975, p. 2.

88

Felipe Armenta Gallardo, secretario General de la Liga de Comunidades Agrarias,

señaló166 que desde el inicio de campaña por la Presidencia de Echeverría se

habían detectado grandes fallas que se venían arrastrando, errores y abusos que

se venían cometiendo constantemente en el campo, en virtud de no haberse

podido ejecutar muchas resoluciones presidenciales. Algunas de ellas databan

desde 1950.

Los agricultores del norte, Sonora y Sinaloa, abandonan la Confederación

Nacional de la Pequeña Propiedad controlada por el PRI y fundan la Unión

Agrícola Nacional. El proceso de expropiación de latifundios y de reparto de tierras

fue detenido.

Evidentemente, con la formación de dicha comisión especial los pequeños

propietarios se mostraron complacidos; además, previendo los desalojos, en la

misma fecha, en su asamblea permanente del 3 de mayo, acuerdan:

No pagar los trabajos ejecutados por los invasores. No vender un solo centímetro

de tierra para satisfacer problemas agrarios. Exigir que se permitiera la

participación de los representantes de la pequeña propiedad en los análisis de los

expedientes en posesión de la SRA; y llevar las denuncias de invasiones y de

otras afectaciones hasta sus últimas consecuencias.

En entrevista que le hacen reporteros de Excélsior al gobernador del estado

Alfonso G. Calderón Velarde, se le preguntó: “¿qué se le promete a los

campesinos a cambio de desalojar los predios invadidos?” A lo cual contesta con

una promesa: “conseguirles una audiencia con el presidente Echeverría, porque

ellos tienen derecho a ser escuchados, pero corresponde a la Secretaría de la

Reforma Agraria detectar las acumulaciones ilegales de tierras que pueda haber

en Sinaloa y luego proceder a su reparto entre los campesinos”.167

La burguesía agraria del norte, de los estados de Sinaloa y Sonora, la más

moderna y poderosa del país, respondió a estas medidas con gran energía; el

166 El Debate, 6 de diciembre, 1975, p. 3. 167 Ibid., 2 de diciembre, 1975, p. 4.

89

primero de diciembre decretó un paro agrícola de labores y de maquinaria,168

estacionando a lo largo de la Carretera Internacional los diferentes móviles,169

suspendiéndolo el 4 de diciembre. Lo que fue conminado al cumplimiento que hizo

el director oficial para evitar las invasiones a los predios agrícolas, práctica

demagógica de los líderes campesinos de diversas actividades. Entre los

acuerdos que se tomaron con el presidente Echeverría y parvifundistas en

presencia del licenciado Félix Barra García, están los siguientes:

Que las acciones de los gobiernos local y federal fueran dentro del marco de la

Constitución y de las leyes, tanto para la pequeña propiedad como para los

ejidatarios y comuneros.

Que dentro de este marco legal, se evitaran las invasiones de tierras de pequeños

propietarios quienes constantemente amenazados principalmente por campesinos,

que demagógicamente eran llevados por líderes irresponsables, a esas acciones

violentas.

Que los casos particulares, como eran el predio San Ignacio Río Muerto, en el

valle del Yaqui, Sonora, y las tierras nacionales ubicadas en el mismo estado,170

se resolvieran con criterios de justicia indemnizándose a quienes les

correspondieran y en general regularizar la tenencia y propiedad de estos grupos.

Que se diera fin a los ataques de parte de los diferentes grupos políticos y

campesinos en contra de los pequeños propietarios.

La reiteración de apoyo a la política del señor presidente de la República y de la

plena confianza que tienen en la solución a sus problemas.

168 Ibid., 5 de diciembre, 1975, p. 2. 169 El Sol de Sinaloa, 2 de diciembre, 1975, p. 5. 170 Si bien este conflicto pertenece a Sonora, no hay que olvidar que los pequeños propietarios de Sinaloa y Sonora habían formado un frente común en contra de las invasiones, y en este caso podemos ver la cercanía, o bien que estos dos estados son colindantes entre sí. Sin embargo, Sonora uno de los que tenía más latifundios en manos de extranjeros, como también de viejos políticos revolucionarios. En esa misma fecha se integró la Unión Agrícola Nacional, siendo el sinaloense Ing. Lauro Díaz Castro, el Coordinador Nacional: integrada por los directivos de agrupaciones de agricultores de los estados de: Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, Guanajuato, Veracruz, Colima, Tlaxcala y Puebla. El Debate, 4 de diciembre, 1975, p. 4.

90

La ratificación de que los pequeños propietarios eran importantes en el desarrollo

del país dentro del área rural que, como buenos mexicanos, estaban conscientes

de que era necesaria su constante superación para aumentar día a día la

producción de los artículos alimenticios en beneficio del país.

Si el presidente no acataba estos acuerdos regresarían a las actividades “violentas

de paros.”

Respecto a las invasiones, se responsabilizó a la Secretaria de Gobernación para

que en un plazo más o menos breve procediera a su desalojo. Esto mismo

después lo dieron a conocer a la opinión pública, a través de los medios de

comunicación, la prensa específicamente, quienes firmaban eran bastantes

particulares.171

La influencia y relación que tenían las asociaciones de los pequeños propietarios

era grande, estaba interrelacionada con las diferentes asociaciones de

comerciantes e industriales del país; notorio fue el apoyo que le mostraron al

presentarse las invasiones de tierras. Podemos ver ese apoyo “incondicional” que

le mostraron los diferentes comerciantes cuando el problema agrícola se había

encaminado a la solución, ellos habían determinado cerrar siempre sus negocios

el 5 de diciembre en apoyo a los pequeñas propietarios, y en su acto de

manifestación en demanda de garantías para la libertad de empresa. 171 Cámara Agrícola y Ganadera de Puebla y Tlaxcala. Unión de Pequeños Propietarios de la zona de Balsequillo, Puebla. Unión de Agricultores del Estado de Puebla. Confederación de Asociaciones Agrícolas del estado de Sinaloa y sus asociados afiliados. La Confederación de Nacional de productores de Planta de Nogal y Nuez de Chihuahua. Unión Agrícola Regional del Sur de Tamaulipas y sus 6 asociaciones firmantes. La Unión Agrícola Regional de Productores Diversos “Lic. Benito Juárez” del Estado de Colima. Asociación de Agricultores de Productores, A.C del estado de Colima. Asociación de Agricultores de Productores de Café del Soconusco Estado de Chiapas. Asociación de Cafeticultores de Chiapas. Asociación Agrícola de Productores de Cacao del Soconusco Asociación Agrícola de Productores de Cacao del Soconusco Asociación Agrícola del Centro de Chiapas (algodón) Asociación Agrícola de Productores de Algodón del Soconusco Asociación Agrícola de Productores de Plátano del Soconusco, Chiapas. Asociación Nacional de Productores de Manzana de Chihuahua. Federación de la Pequeña Propiedad del Estado de Sinaloa y sus organismos filiales. Federación de la Pequeña Propiedad del Estado de Sonora y sus organismos filiales. Unión de Asociaciones de Agricultores del Estado de Guanajuato. El Debate, El Diario de Culiacán, El Sol de Sinaloa, 4 de diciembre, 1975.

91

“No podemos dar marcha atrás en un movimiento que se programó debidamente”,

comentaron los delegados y el presidente de la Canaco Roberto Arnold, durante

asamblea un día antes. En estas condiciones, el día 5 permanecerían cerrados

todos los establecimientos.

Sin embargo, estudiantes de la UAS amenazaron al mismo tiempo que obligarían

al comercio a que trabajara ese día 5; a través de Radio Universidad se estuvo

invitando a los universitarios a evitar hasta donde fuera posible que las labores se

suspendieran en los establecimientos comerciales.

Tanto la LCA como la CCI y la UGOCM se comprometieron ante el director de

Gobernación, Lic. José de Jesús Calderón Ojeda, a no ejercer acciones violentas

durante el día 5 de diciembre.

En un abierto reto al presidente Echeverría, que condenó enérgicamente todo acto

de invasiones, campesinos ugocemistas amenazaron con tomar la tierra y desatar

acciones de violencia en contra del comercio organizado si la SRA no atendía sus

demandas de tierras y se cierra de nueva cuenta al comercio organizado.172

En un mitin celebrado en Zaragoza y Agustín Melgar, Municipio de Ahome,

dirigentes de la UGOCM encabezados por Mauro Varela Bojórquez y Vicente

Andrade, presidente de la Federación de Cañeros, lanzaron vitriólicos ataques a la

SRA, al ex titular Augusto Villanueva, a la pequeña propiedad y a los comerciantes

e industriales.

Hay en trámite la afectación de sesenta y cinco mil hectáreas en los predios de

Saratajoa, Corerepe, Tetameche, Guayparime, los que serán repartidos entre

campesinos ugocemistas, dijo Leonardo Rodríguez. Inclusive, aseguró que no se

había afectado con el paro agrícola en nada a la producción de alimentos, pero

que se había pretendido intimidar al gobierno.

El líder dijo: “seguiremos invadiendo las tierras si no se resuelven las solicitudes

de dotación y exigiremos que se repartan los latifundios de esa bola de bárbaros

que están acaparando la tierra en el valle de El Carrizo.

172 El Debate, 8 de diciembre, 1975, p. 6.

92

Domingo Páez Razo, otro dirigente ugocemista, dijo que se solicitaría la

modificación al artículo 27 constitucional, para que la tierra que tienen acaparada

gente como Los Parada, Camou, Labastida, Reynaldo Ramos y otros “se reparta

entre los campesinos que hacen producir la tierra, para que esa bola de víboras

coman”.

Acusó al Lic. Augusto Gómez Villanueva, ex titular de la SRA, de haber demorado

las resoluciones presidenciales de los expedientes agrarios. Dijo también que los

campesinos “eran víctimas de coyotes” porque no contaban con recursos para

industrializar los productos, teniéndolos que comprar después más caros.

Advirtió que de volver a producirse otro paro comercial, los campesinos

ugocemistas “abrirían las puertas a patadas”. Dijo que los comerciantes se

solidarizan con los agricultores porque “son de la misma manada”.

Luego se contradijo y señaló que no era cierto que los campesinos invadían

tierras, sino que, no sólo “hacían señalamientos físicos en las superficies que

deberían de afectarse”. Dijo también que “apoyaban al gobernador Calderón y al

presidente municipal, Lic. Óscar Monzón Molina de quienes sólo habían recibido

protección”. Terminó diciendo que “de no resolverse las peticiones moverían a

unos diez mil campesinos para tomarlas”.

Las causas principales por las que se dieron las invasiones en el año de 1976; por

una parte, fueron porque seguían las grandes concentraciones de tierra simuladas

en usufructo de unas cuantas familias de latifundistas, y por otro lado existían

miles de proletarios agrícolas, hambrientos por un pedazo de tierra, para sacar el

sustento de su familia.

Las formas de lucha implementadas por los sectores explotados y oprimidos, que

lograban transcender los marcos de la constitucionalidad y demás leyes y

reglamentos, no obedecieron a una debilidad o sentimiento patológico intrínseco al

93

luchador social, político, como dice Sergio Ortega “la necesidad hace licito lo ilícito

por la ley”.173

El 7 de octubre de 1976, el secretario de la Reforma Agraria, Félix Barra, dijo que

“antes de que concluyera el gobierno del presidente Echeverría se repartirían

todos los latifundios de Sonora y Sinaloa”, De inmediato comienzan las invasiones

de tierras fomentadas por la CNC, con el evidente visto bueno del gobierno.

La SRA afirmaba que en los estados de Sonora y Sinaloa, había ochenta mil

hectáreas de riego y cincuenta mil hectáreas de agostadero en tierras afectables;

los campesinos solicitantes de tierras, en consecuencia denunciaron a los

latifundistas más importantes. Muchos de ellos descendientes de Calles, Obregón,

Bórquez, Zazueta, Ramos, Bours, Esquer, Topete, Vargas, Ruiz, Clouthier, Creel,

etcétera.

A este respecto, el primer acto de defensa de los agricultores capitalistas consistió

en recurrir al amparo agrario, en Sinaloa quinientas cincuenta demandas de

amparos, con el fin de bloquear el proceso de expropiación hasta el primero de

diciembre, día en que termina el mandato de Echeverría e inicia el del presidente

José López Portillo. Durante la primera semana de noviembre se desarrollaron

negociaciones entre agricultores y gobierno. Los furiosos agricultores capitalistas

sinaloenses acusan directamente a Félix Barra y Augusto Gómez Villanueva de

violar la Ley de Amparo.

A la vez que aceptaron ceder diez mil hectáreas de riego y tres mil de agostadero,

en lugar de treinta y nueve mil originalmente solicitadas; para este momento ya

era gestión del gobierno de López Portillo, quien declaraba abiertamente que su

principal objetivo era la organización de la producción. En diciembre, el propio

presidente, en una reunión conciliadora con el gobernador Alfonso G. Calderón y

el secretario de la Reforma Agraria, logra que los campesinos “acepten” desalojar

las tierras invadidas y “esperen el trámite legal”. De esta manera se cierra uno de

los capítulos más palpitantes y emotivos de la lucha por la tierra en Sinaloa. Pero,

173 Sergio Ortega, Un ensayo de historia regional, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1993, p. 124.

94

a la vez, se abren las perspectivas de uno de los destacamentos, el proletariado

agrícola.

También informó a los campesinos que cien mil hectáreas que en ese momento

pertenecían a ciento treinta familias, serían distribuidas antes que terminara el

mandato de Echeverría, unos tres meses después. El gobernador de Sinaloa

Alfonso G. Calderón (1975-1980), se unió al grupo al declarar que cuarenta mil

hectáreas de Sinaloa serían distribuidas, y que la SRA empezaría a investigar

acerca de otras veinticinco mil.

Después de varias semanas de incertidumbre, Echeverría hizo su jugada en el

noroeste; en Sonora, el 18 y 19 de noviembre expropió cien mil hectáreas. Al ver

esto, los agricultores sinaloenses tenían la esperanza de que en su estado actuara

diferente. Por lo que el 23 del mismo mes 702 agricultores recibieron mandatos

provisionales en contra de la expropiación.174

Tres días después, representantes de la élite rural se reunieron con el presidente

en la Ciudad de México, donde los agricultores reiteraron su ofrecimiento de

resolver la crisis mediante donaciones, ventas e incorporación de nuevas tierras.

Una vez más el Estado rehusó a comprar tierras de los agricultores, pero el

presidente aceptó la donación de diez mil hectáreas de riego y tres mil quinientas

de temporal. Después de que el presidente y los agricultores llegaron a este

acuerdo, los sindicatos campesinos fueron admitidos a la negociación y la CNC se

retiró con la mayor parte de las tierras, tanto de venta como de dotación.

Así, el 26 de noviembre la crisis de invasión de tierras era solucionada

temporalmente. Las soluciones habían sido las mismas que la élite rural había

ofrecido repetidamente. No obstante, era notorio que el presidente determinaba

cuándo se hacía.

Sin embargo, los campesinos no estaban complacidos con esa solución y durante

las dos últimas semanas de noviembre ocuparon veinte mil hectáreas. Pero el

contexto en que maniobraban los campesinos independientes cambió de manera

significativa al finalizar el periodo de Echeverría. El presidente entrante José 174 El Debate, 24 de noviembre, 1976, p. 3.

95

López Portillo (1976-1982), con los líderes campesinos y el gobernador a su lado,

adoptó una postura definitiva en contra de las invasiones de tierras, de manera

que socavó cualquier ventaja que los campesinos independientes hubieran podido

obtener de una política presidencial al respecto.

4. Movimientos campesinos en el norte de Sinaloa 19 68-1976

En la región norte del Estado de Sinaloa, son históricas las tomas de tierras que a

fines de los años sesenta y setenta del siglo pasado se dieron en los municipios

de Sinaloa, Ahome, El Fuerte, Choix y Guasave.

En este último se dieron con mayor intensidad, por contar con vasta extensión de

las mejores tierras irrigables y de cultivo, la mayoría en manos de latifundistas y

prestanombres, cuando los campesinos se encontraban en condiciones

deplorables y sin tierras, algunos con años de haberlas solicitado.

En el Municipio de Guasave fue donde los movimientos campesinos se dieron con

mayor intensidad y radicalización; no es para menos, pues la mayoría de tierras

son planas, con excepción de algunas estribaciones de la sierra de Navachiste.175

175 El Municipio de Guasave se encuentra ubicado entre los meridianos 108°11´ y 108°52´ de longitud oeste y los paralelos 25°15´ y 25°55´de la titud norte. Cuenta con una superficie de 3, 464 k2, de la región norte de Sinaloa, ocupa el octavo lugar entre los demás municipios del estado. Limita al norte con los municipios de Ahome, El Fuerte y Sinaloa; al sur con las aguas del Golfo de California y con el municipio de Angostura, y al poniente con el municipio de Ahome y el Golfo de California. Cuenta con 153, 021 hectáreas susceptibles de explotación, de las cuales el 63.7% (97, 430) en los setentas eran de riego, el 21.4% (32, 829 has.) de temporal y el resto; el 14.9% (22, 762 has.) eran de agostadero. De esas 97, 430 hectáreas factibles de regarse el 72. 5% (70, 646 has.) eran de cultivo y el resto; el 27.5% (26 784 has.) se encontraban ya sea enmontadas o ensalitradas, de las 32, 829 de temporal el 20.9% (6 849 has.) eran de cultivo y el 79.1% (25 980 has.) estaban enmontadas. En 1973 contaba con 89 comunidades ejidales en las que se concentraban 12, 144 ejidatarios, lo cual daba un promedio de 136 ejidatarios por comunidad. A nivel estatal, junto con el municipio de Culiacán, era uno de los que más afluencia de trabajadores foráneos tenía, (como lo es en la actualidad) sobre todo en época de zafra agrícola, siendo una importante fuente de ocupación tanto para la población local como emigrante. En enero 1972 por ejemplo se ocuparon en el municipio 41, 889 personas, de los cuales 39, 262 eran originarios del mismo municipio. Esto representa el 22% de la tierra de cultivo a nivel estatal. Las corrientes de agua que pasan por el municipio son el Río Sinaloa, que desemboca en el Golfo de California, y los arroyos Ocoroni y Cabrera afluentes del Sinaloa, así también los arroyos de Norotillo, Capomos y Derramadero que se unen formando el arroyo de San Rafael, cuyo caudal desemboca en la laguna de Uyaquí o Batetecari. En el valle de Guasave, se encuentra el Distrito de Riego 64 abastecido

96

Cabe aclarar que el Municipio de Guasave cuenta con dos grandes valles: el valle

de Guasave y el valle de El Fuerte, ubicados en los Distritos de Riego número 64 y

el 75 respectivamente. En el valle de El Fuerte fue donde más se presentaron las

invasiones de tierra, pues se había dado un desarrollo en la cuestión agrícola y

agraria. En la agraria se siguieron los principios del artículo 27, donde la propiedad

de la tierra estaba en manos de grandes latifundistas, quienes se excedían en

miles de hectáreas, como eran las de Reynaldo Ramos Marcor, contra quien los

campesinos tuvieron que realizar una serie de amparos para poder hacer que este

artículo se aplicara en lo referente al reparto.

Durante la década 1950-1960, la bonanza agrícola de la región determinó un

cambio bastante satisfactorio en la población total, la cual pasó a ser de 91,024

habitantes, pues creció a un ritmo de 6.7% anual. Y siguió creciendo, aunque de

1960 a 1968 siguió creciendo pero a un ritmo menos dinámico, de 6.4%. En el

periodo 1968-1973 se vio un crecimiento del 10.4% y un 0.7% en el área rural y

urbana, respectivamente.

En lo referente a la tenencia de la tierra en Guasave, entre 1960 a 1975 se habían

presentado ciento cincuenta y siete solicitudes y dotaciones de ejidos, cincuenta y

cuatro con acción resuelta negativa y sesenta y uno con acción resuelta positiva,

sin embargo, aun con acción resuelta positiva varias de las tierras no se

entregaron, por lo que los campesinos tuvieron que tomarlas.

Necesitados los campesinos de tierras y en ocasiones con años de haberlas

solicitado y tener en algunos casos resoluciones presidenciales a favor, pero sin

hacerlas efectivas, deciden manifestarse; manifestación que no podemos entender

con las aguas del Río Sinaloa, y el Valle de El Fuerte con las aguas de la Presa Miguel Hidalgo, abastecida por el Río Fuerte, aquí se encuentra el Distrito de riego 75. Este distrito ocupa un área de 240, 356 hectáreas, con superficies correspondientes a los municipio de Guasave, Sinaloa, Ahome y El Fuerte. En la actualidad podemos decir, de hecho, que es el único municipio que no cuenta con tierra de temporal en todo el estado. En e1974 tenía 259 localidades, de las cuales una era ciudad, 5 pueblos, 138 ranchos, 44 ejidos, 3 colonias agrícolas, 48 campos agrícolas, 16 rancherías y 3 congregaciones. Secretaria de Desarrollo Económico, Gobierno del Estado de Sinaloa, Monografía del municipio de Guasave, México, 1974, sin n/p. Baldemar Rubio, op. cit., pp. 10-22.

97

sin la participación de los otros sectores populares, sobre todo el gran apoyo

estudiantil, cuando en realidad hacían conciencia de la situación.176

También los campesinos sabían manifestarse, como dice Scott;177 lo hicieron

invadiendo las mejores tierras de riego, desdeñando las de temporal,

precisamente en el Municipio de Guasave. Podemos demostrarlo con el número

de solicitudes de dotación de tierras o de ampliaciones de ejidos que se

presentaron en 1972; en Guasave se tramitaron cincuenta y ocho expedientes, le

seguía el Municipio de Ahome con cuarenta y nueve; la mayoría estaban en el

valle de El Carrizo. Sin embargo, difería mucho el número de solicitudes en los

municipios de El Fuerte y Choix, donde solamente había cinco y cuatro

expedientes en trámite, respectivamente.178

Es importante señalar que el 70% de los grupos solicitantes de tierra que

participaron en la lucha campesina, provenía de los estados de Sonora,

Chihuahua, Durango, Guanajuato y Michoacán; inclusive, fue esta misma gente

quien llevó las acciones más radicales en contra del gobierno y sus aliados los

latifundistas.

A diferencia de Katz,179 quien considera a los campesinos incapaces de controlar

el poder, dirigir una alianza de clases, de presentarse políticamente por sí solos;

en este caso, al momento de darse cuenta que sus demandas seguían sin

resolverse deciden manifestarse, invadiendo las tierras, y no cualquier predio sino

las mejores, preferían las tierras de Guasave, sin tener ningún interés en que se

les dotara en zona temporalera susceptible de riego, mediante sistema de

bombeo, canales de llamada o pequeñas obras de irrigación, sino que deseaban

integrarse a los sistemas de riego establecidos, donde ya se ha habían hecho

cuantiosas inversiones.180

176 Entrevista realizada a Eduardo Salomón y Liberato Terán, en Culiacán, Sinaloa, México, 14 de abril, 2011. 177 James C. Scott, op. cit., p. 21-24. 178 Cabe aclarar que en estos dos municipios su tierra era de temporal, sobre todo apta para el ganado. El Debate, 14 de febrero, 1972, p. 3. 179 Friedrick Katz, op. cit., p28. 180 Quevedo sólo cita a Alhuey, Municipio de Angostura, El Tajito y El Gallo, de Guasave, y Montelargo de Culiacán, El Debate, 11 de febrero, 1972, p. 3.

98

De esas cincuenta y ocho dotaciones y ampliaciones de ejido que se estaban

solicitando, la Asociación de la Pequeña Propiedad Agrícola Ganadera y Forestal

del Municipio de Ahome, informaba que en el Municipio de Guasave los centros de

población y comunidades rurales solicitados eran: La Cuestona, Marcolf, Buen

Retiro, Cruz Blanca, Tamazula, Las Moras, Campo El Tajito, Los Pinitos, Rancho

California, Campo 38, Bamoa 2°, San Pablo, Las Caña das, Batamote, El

Progreso, El Tajito II, Pueblo Viejo, Corerepe, San Sebastián, El Gallo, El Burrión,

El Retiro, Caimanero, Cuatro Caminos, Campo Padilla, Las Vacas 2, San Rafael,

Campo Sinaloa, Las Parritas, Los Hornos y San José del Barrial.

Igualmente, Rinconcito de Castro, Las golondrinas, El Burrioncito, Capomos, La

Entrada, Margarito Quiñones, Pichihuila, El Tortugo, Guasavito, Gabriel Leyva

Solano, Vicente Guerrero, Buena Vista, General Felipe Ángeles, Santa Martha,

Santa Eduviges, El Carrizal, Lic. Javier Rojo Gómez, El Recreo y otros.

En el Municipio de El Fuerte, los cinco expedientes en trámites eran: El Metate,

San Blas, Cerro Pelón, Llano de los Soto y Agua de las Arenas. Y Los del

municipio de Choix eran: Bajosori, San Javier, Buyubampo y Santa Ana. De

acuerdo con el procedimiento establecido, los solicitantes de tierras señalaban

como susceptibles de afectación los lotes comprendidos en un radio de acción de

siete kilómetros a la redonda, amenazando principalmente a la pequeña

propiedad.

Un grupo de ugocemistas invadieron el ejido Las Aguamitas, Guasave, dotados en

primera instancia por el gobernador, sin embargo, fueron desalojados por la

Policía Judicial, esparcidos los campesinos por diferentes regiones del estado, se

les dejó contiguo a Culiacán, cerca de campos donde pudieran encontrar trabajo.

Se consideraba que era gente venida de los estados de Chihuahua y Durango,

con la promesa de que aquí encontrarían un pedazo de tierra. Además, también

eran comandados por personas contrarias a la política de Alfredo Valdés Montoya,

igual que los de los predios de Ruiz Cortines, región de Corerepe.181

181 Ibid., 4 de marzo, 1969, p. 3.

99

Los miembros de la UGOCM en Sinaloa iniciaron un movimiento de deserción, ya

que consideraban, en un comunicado, que desde 1962 los dirigentes nacionales

habían tergiversando los fines de la organización, haciéndola no un fin de lucha,

sino un medio para provecho personal y haciendo a un lado los problemas de los

trabajadores. Inclusive, consideran que los dirigentes a los puestos de elección

popular para negociar con empresas de maquinarias, financieras, etcétera. No

para beneficiar a los afiliados, sino para provecho personal. A la vez que los

dirigentes en Sinaloa hicieron un exhorto a los campesinos y obreros de Sinaloa y

del país entero para la creación de una nueva central obrera y campesina que

sirva con lealtad verdadera a sus afiliados.182

Los movimientos sangrientos y más radicales de invasión de tierra que se

presentaron en Guasave, fueron los del ejido Rancho California y el de El Tajito, el

primero había sido dotado con resolución presidencial del 16 de mayo de 1970,

con una superficie de 1,282 hectáreas, al no dárseles la tierra empezaron a

posesionarse en diferentes ocasiones de la tierra que venía en la resolución, al ser

desalojados por la Judicial del Estado, o el Ejército, infinidad de veces, tan pronto

podían volvían a invadir otros predios o en su defecto los mismos. Ocupan las

tierras el 14 de junio de 1971, desalojándolos el mismo día, vuelven a invadirlas de

nuevo el 22 de junio, les incendiaron los jacales a mediados del mes de julio del

mismo año.

Inclusive lo de Rancho California ya había sido anunciado por los mismos

latifundistas. La prensa decía: “Los pequeños propietarios se preparan para

repeler intentos de más invasiones”.183 La nota continuaba diciendo: “La violencia

puede estallar en cualquier momento en el predio de Guayparime y Tetameche,

toda vez que los pequeños propietarios desesperados por la pasividad de las

autoridades estatales ante la oleada de agitación e invasiones desatadas por

líderes aviesos y agitadores estudiantiles, están dispuestos a no tolerar más

invasiones y se preparan para defender a sangre y fuego sus legítimas

propiedades”.

182 Ibid., 28 de abril, 1969, p. 3. 183 Ibid., 25 de mayo, 1972, p. 2.

100

Cuando un grupo de paracaidistas del grupo Rancho California, capitaneado por

estudiantes de la UAS invadió el lote de cien hectáreas propiedad del señor Carlos

Vega, estuvo a punto de suscitarse el primer choque armado. Al enterarse el

dueño del terreno que estaban invadiendo, se armó dispuesto a defender a

balazos los derechos que las autoridades “no querían proteger por la vía legal”.

Sin embargo, amigos del agraviado, actuando con cordura, lo desarmaron y

contuvieron hasta calmarle los ánimos.

“En virtud de que las autoridades no intervienen en defensa de quien tiene la

razón y el derecho, seremos nosotros mismos, con nuestras propias manos,

quienes tengamos que defendernos”.

El Sr. Alfonso Candiani Hernández, por órdenes del Lic. Víctor Manuel Torres,

secretario General de Asuntos Agrarios, se constituyó en el predio citado, rectificó

linderos y colocó estacas dando posesión a los campesinos. Siendo embestido a

balazos por los hermanos Vega Farber, quienes se decían dueños del predio,

Guayparime, asesinando en el momento a dos de ellos, uno era el líder del Comité

Agrario del ejido, Ignacio Cebreros, y Francisco Domínguez; además, siete

heridos, uno de ellos muy grave, muriendo a los días.184

Con los resultados de este hecho, con más intensidad aumentaron las invasiones,

no sólo en el Municipio de Guasave sino también en los de Escuinapa y Culiacán,

el apoyo de los estudiantes hacia los campesinos fue más notorio, al grado de que

constantemente el Ejército tuvo que patrullar la Carretera Internacional y la misma

ciudad de Guasave, porque el pueblo se había consternado y se manifestaba ante

las diferentes instituciones públicas y privadas.

En razón de esto, el líder del ejido El Tajito, Marcelo Loya, por recomendación de

su abogado y el apoyo y asesoría de los estudiantes universitarios, decide tomar

la tierra sin dar marcha atrás, hasta que el gobierno de Valdés Montoya

reconociera y entregara lo que indicaba la resolución presidencial. El mismo día 184 Sin embargo, los terrenos en cuestión eran objeto de un litigio judicial, pues estaban bajo la protección de la Judicial Federal por amparo concedido por el juez segundo de Distrito en Materia Administrativa, de la Ciudad de México, incluso algunos lotes tenían certificados de inafectabilidad agraria. Ibid., 21 de julio, 1970, p. 4, y 26 y 27 de mayo, 1972, p. 4, Rosario Quevedo, op., cit., p. 78.

101

que inicia de nuevo la invasión, también al sur de Ruiz Cortines, otros grupos de

campesinos, cansados de no ser atendidos y sin resolver sus problemas, invaden

los campos denominados La Trácala, La Costeña y El Amapal, propiedad de

Octavio Ontiveros; también un predio de Raúl Muñoz en el mismo Municipio de

Guasave.185 Los estudiantes, a la vez, declararon que las invasiones se iban a

intensificar si no se les atendía a los campesinos. Aquí se nota el papel clave que

los estudiantes jugaban en las invasiones de tierras, como incondicionales

solidarios por los momentos de represión que estaban viviendo las clases

populares, y sobre todo la clase estudiantil; además, por ser ellos también del

sector campesino.

Por su lado, el parvifundio anunciaba que congelaría a la universidad las

aportaciones económicas que hacían al sector campesino para el sostenimiento

de la UAS. Pues consideraban que el dinero era utilizado para fines no

académicos, más bien iban en contra, pues señalaron la participación que han

tenido los estudiantes, quienes habían provocado un clima de agitación en el

campo.

“Actualmente, señor gobernador, dijo Ángulo (representante de los pequeños

propietarios), hay tres vehículos de la universidad que recorren los campos

agrícolas; los estudiantes han intervenido con los campesinos para que eleven el

precio de pizca durante la temporada de cosecha de algodón, hasta setenta

centavos por kilo de fibra recolectada; además, pretenden que aumente también el

salario por recolección de tomate, agitando dentro del sector campesino para que

se invadan más tierras”. El gobernador de Sinaloa, licenciado Valdez Montoya,

exhortó a buscar las mejores soluciones al problema que se planteaban.186

De hecho, la Comisión Agraria Mixta crearía por disposición presidencial un

departamento de controversias de parcelas, el cual tendría la responsabilidad de

intervenir las disputas de tierras entre ejidatarios, actuaría como regularizador para

185 Ibid., 1 de junio, 1972, p. 3. 186 Ibid., 21 de mayo, 1972.

102

que los problemas se resuelvan dentro de un ambiente de justicia, apegados a la

Ley Federal de Reforma Agraria.187

El gobierno y los pequeños propietarios consideraban las invasiones una conjura

de los campesinos para frenar la producción agrícola y hacer más agudo el

problema de falta de alimentación para el pueblo, ¿quién agraviaba a quién?, sin

embargo, para los campesinos también estaba en riesgo el no tener certidumbre

de lo que habían logrado con las resoluciones presidenciales; la dotación de la

tierra, por lo que ya para finalizar el año, y el sexenio del presidente Echeverría, se

vieron en la necesidad de invadir las áreas agrícolas de cultivo o las que estaban

siendo preparadas para lo mismo. En los valles de El Fuerte y El Carrizo, la

sección de Barobampo, Carrizo y Cerro Prieto, también la zona de Guasave, los

predios agrícolas de Roberto Ramos Bours, El Gallo, Rancho California y otros en

los que participaron campesinos de El Tajito.188 Aunque es cierto que la toma de

tierra la hacían de manera ordenada, pues se esperaban hasta que terminara la

cosecha de lo sembrado.

Entre los campesinos que participaron, algunos grupos eran ugocemistas y otros

de filiación desconocida, que al calor de la agitación que prevalecía en el campo

fueron haciendo más conflictivo el problema. En promedio fueron más de ocho mil

hectáreas, aunado a las invasiones de tierras cultivables; tomaron también la

Carretera Internacional para estar a la expectativa y auxiliar a los que ocupaban

los terrenos. Aunque al enterarse el gobernador del estado dijo a los pequeños

propietarios que “se agotarían todos los recursos del diálogo y se buscarían los

caminos de la cordialidad para encontrar la solución a sus problemas de la tierra”.

Y a los dirigentes ugocenistas ya les había advertido en ocasiones anteriores que

no emprendieran acciones violentas, pues su gobierno decía “es revolucionario y

está abierto al planteamiento de todos los problemas”, también había aclarado que

se había intervenido con las autoridades agrarias para que aceleraran los trámites

a las solicitudes de tierras, por lo que las peticiones de la SRA eran en el sentido

de que se atendieran las solicitudes de los campesinos. Por lo tanto, las gestiones

187 Ibid., 23 de mayo, 1972. 188 Ibid., 22 y 23 de octubre, 1975, p. 3.

103

tenían que hacerse al margen de la ley, de lo contrario se procedería a actuar con

energía para volver la actividad del campo a la normalidad.

De hecho, habían persistido las invasiones por más que se decían que estaban

solucionados todos los problemas referentes a invasiones y tomas de tierra en los

diferentes predios y ejidos. Sin embargo, en algunos ejidos la situación se ponía

cada vez más tensa, los campesinos estaban dispuestos a defender sus derechos

“inclusive con sus vidas”, imposible sería que se les moviera de donde estaban

posesionados, como era el caso, por ejemplo, del ejido Francisco R. Serrano, en

Guasave.189

Aunque por el lado de los parvifundistas el Ing. Javier Angulo Hernández,

presidente de la Pequeña Propiedad Agrícola, Ganadera y Forestal de Ahome,

denunciaba categóricamente que “las autoridades estatales y municipales no

habían dado la atención que se merecía el problema agrario, que por lo contrario

habían sido complacientes y provocadores a la vez de los parvifundistas. Indicaba

también, que: “la mano de las autoridades está metida en la mayor parte de los

problemas, alentando a los campesinos, para que sigan creando el caos en el

campo”. Además, agregó que “la mayor parte de estos problemas, debían

atacarse tal como eran, del orden delictivo; donde el diálogo no podía llegar más

allá”. “Las autoridades habían tomado con indiferencia este grave problema

otorgando además, garantías a los invasores”. Donde el mismo tesorero municipal

de ese tiempo, Rosario Valencia, iba al frente de los grupos que integraban el

censo de población denominado “Abelardo L. Rodríguez”, donde con todo lujo de

descaro se exhibía al frente de los grupos solicitantes de tierra de ese municipio,

Guasave.190 Lo mismo hacía el presidente municipal de El Fuerte, Ramón Moreno

Villegas.

Del 17 de enero al 31 de diciembre de 1975, en la zona norte se dieron cuatro

reconocimientos y titulación de bienes, para cuando en el estado fueron cincuenta

y cinco dotaciones, del norte fueron treinta, se presentaron quince privaciones de

derechos agrarios, seis nulidades de fraccionamientos, doce ampliaciones de 189 Ibid., 8 de noviembre, 1975, p. 3. 190 Ibid., 29 de noviembre, 1975, p. 3A

104

ejidos, treinta y dos centros de población, comparados con los dieciséis que se

dieron en la zona centro y dos en la zona sur, y dos reconocimientos de derechos

agrarios. En Guasave fueron 1,133 quienes solicitaron dotación de ejido.

Para mediados de noviembre de 1975, invaden los campesinos tres mil hectáreas

sembradas con tomate, flor y trigo, obligando a los agricultores a suspender el

riego. Los grupos invasores de los ejidos El Campesino, el Abelardo L. Rodríguez

y el Campo Figueroa, la ocupación la hicieron de la calle Cero hasta la 500, así

como en terrenos de la Carretera Internacional; en el norte de la entidad. En el

caso de los ejidatarios de Abelardo L. Rodríguez tenían dotación, con resolución

presidencial, en el ejido Cobayme, pero los terrenos estaban empalmados, por lo

que no había sido posible ejecutarse, y los campesinos exigían una pronta y

favorable solución al problema. En los otros dos casos se trataba de nuevos

centros de población ejidal, que apenas si tenían presentadas solicitudes en

primera instancia.

La SRA convocó a grupos campesinos a reunión el 26 de noviembre, para revisar

la problemática agraria, aunque a los parvifundistas no se les invitó, asistirían

representantes de la Asociación de la Pequeña Propiedad Agrícola Ganadera y

Forestal del Municipio de Ahome y de la Asociación de Agricultores del Río Fuerte

Sur.191 Quien sí estaba invitada era la Confederación Nacional de la Pequeña

Propiedad Agrícola Ganadera y Forestal de la República Mexicana. Sin embargo,

los grupos ugocemistas de Culiacán habían anunciado invasiones para el

siguiente día.

El mismo día quedaba solucionado problema de invasión a las pequeñas

propiedades de Alhuey o Campo Siboney, del Municipio de Angostura.

Tras de prolongadas y pacientes gestiones realizadas ante campesinos invasores

por pequeños propietarios afiliados a la Asociación de Agricultores del Río

Mocorito, Liga de Comunidades Agrarias y Comisión Agraria Mixta, el día de hoy

quedó resuelto. La solución consistió en la entrega de las tierras ocupadas, que

voluntariamente realizaron los campesinos del grupo denominado 22 de

191 Ibid., 24 de noviembre, 1975, p. 3.

105

Diciembre, quienes manifestaron su voluntad de continuar luchando por las vías

legales, para obtener la dotación de su ejido.

Solamente un grupo de ocho familias se negó a ser trasladado y, por consejo de

algunos agitadores, fue traído a esta ciudad y ubicado a un costado de la Plazuela

Antonio Rosales, de donde (según se tiene conocimiento) sería llevado a otro sitio.

Este pequeño grupo era manejado por los estudiantes Octavio Millán Alarid,

Reinaldo Lizárraga Urrea y otros.192

Previniendo que en cualquier momento la situación agraria que prevalecía en los

ejidos Los Hornos y Anexos El Gallo y El Águila; en el predio Cobayme del valle

de El Fuerte y en el ejido Chihuahuita en la sección Barobampo de El Valle de El

Carrizo, se torne más conflictiva y se produjeran hechos violentos, los directivos

de la Asociación de la Pequeña Propiedad Agrícola Ganadera y Forestal del

Municipio de Ahome solicitaron la presencia de la Comisión Agraria del DAAC,

mostrando que sus tierras son inafectables.193

Veinticinco campesinos miembros del ejido General Maximiano Gámez invadieron

una superficie de setecientas diez hectáreas en el predio Nuestra Señora de

Corobocha, del Valle del Carrizo, terrenos que eran reclamados por ejidatarios de

los ejidos Nuevo Sinaloa N° 1 y Nuevo Sinaloa N° 2. En un momento hubo

amenaza de enfrentamiento entre los campesinos invasores y los que se

consideraron con derechos a estos terrenos.

Una investigación realizada por el síndico de Díaz Ordaz, Ariel Robles, reveló que

el grupo invasor pertenece al ejido General Maximiano Gámez, pero que, al

parecer eran disidentes de su grupo y decidieron invadir las tierras por su cuenta y

riesgo.194 Más de 25% de los campesinos que tienen en posesión superficiales

ejidales tanto en el valle de El Fuerte como en El Carrizo, no solamente carecían

de certificados de derechos agrarios, sino que ni siquiera podían ser considerados

ejidatarios porque no estaban inscritos en el Registro Nacional Agrario.

192 Ibid., 8 de noviembre, 1972, p. 2. 193 Ibid., 20 de enero, 1973, p. 3. 194 Ibid., 13 de marzo, 1973, p.3

106

En las comunidades campesinas los problemas agrarios, la lucha por las parcelas,

la posesión de la tierra y los derechos agrarios son alarmantes. Se estima que el

60% de los campesinos ha tenido situaciones conflictivas.

El presidente de los parvifundistas regionales expresó que por lo menos será

necesaria la expedición de trescientos certificados de inafectabilidad para los

pequeños propietarios de este municipio, pues la mayoría de los parvifundistas no

cuentan con este documento. La presencia de las brigadas, dijo, será una garantía

para la rápida tramitación de las certificaciones, pues se da el caso de que cuando

se hacen estas gestiones ante las delegaciones agrarias, siempre se encuentran

obstáculos y, por otra parte, los pequeños propietarios también se muestran

apáticos para hacer la tramitación correspondiente.

Sinaloa fue calificado como uno de los estados más conflictivos en materia

agraria, aun cuando el primer lugar en este tipo de problemas lo tiene Veracruz.

El juicio es del profesor Arturo Luna Lugo, consejero por las dos entidades ante el

Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización.195

Señaló que el avance de los trabajos realizados en torno a la organización de

ambas dependencias consiste en lo siguiente: A) faltan de sustanciar once

solicitudes de inafectabilidad ganadera que comprenden una superficie de 1,634

hectáreas. B) existen 391 expedientes insaturados para adquirir sus certificados

de inafectabilidad agrícola, cuya superficie equivale a treinta y ocho mil hectáreas

y C) se dará tramitación y solución inmediata a expedientes insaturados desde

1964 a la fecha.

Se tienen concentrados 441 expedientes pendientes de sustanciar que benefician

a cinco mil campesinos y abarcan una superficie de setecientas mil hectáreas.

Existen 101 resoluciones presidenciales, de las cuales cuarenta y una están

pendientes de deslinde, tienen problemas de amparos, por lo que son imposibles

de ejecutarse, incluyéndose en ellas diez casos en que los campesinos no

aceptan las tierras. Añadió que cuarenta y seis resoluciones presidenciales que

comprenden 391,625 hectáreas requieren de elaboración de los planos proyectos

195 Ibid., 26 de marzo, 1973, p. 3.

107

para que el Cuerpo Consultivo Agrario pueda resolver y ejecutarlo. Este mismo

mes se regularizarán 1, 490 zonas urbanas ejidales comprendidas en el estado,

investigándose al mismo tiempo los fraccionamientos simulados. En la actualidad

existen cien ejidos con dotación definitiva que benefician a ciento veinte mil jefes

de familia campesina, pero al mismo tiempo se investigará el usufructo parcelario

y se procederá a efectuar depuraciones censales en los ejidos.196

Alfredo Valdés Montoya, gobernador del estado, dijo que la necesidad de que

continúe la reforma integral, la organización económica del ejido para permitir al

ejidatario mayores niveles de progreso y bienestar, reafirmo también la convicción

de servir al campesino entregándole por la vía legal la tierra disponible y

ayudándole a trabajar con los medios más convenientes.

En su segundo informe, el gobernador dijo que durante 1970 se instauraron

cuarenta y tres expedientes, se realizaron cuarenta y dos diligencias censales y

sesenta y ocho trabajos técnicos e informativos, se deslindaron 96,400 hectáreas

turnándose a segunda instancia cuarenta expedientes; se entregaron 230, 458

hectáreas a campesinos sinaloenses, en acciones agrarias del estado y la

federación.

Luego, dijo que una de las tareas que su gobierno ha estado impulsando con

mayor decisión, a través de Desarrollo Agropecuario Ejidal de Sinaloa, es la de

convertir al ejido sinaloense en unidad económica integrada, para que el

campesino no esté esclavizado a la tierra, sujeto a técnicas rudimentarias, a

insuficiencia de recursos y a explotar unidades pulverizadas y anti-económicas.

“En esta forma, dijo, estamos llevando la reforma integral, convirtiendo a los ejidos

en unidades económicas de producción, que se conviertan en polos de difusión de

nuevas técnicas y de organización. Y que capacitan al campesino técnica y

económicamente superando la etapa individualista e integrando grupos que están

coadyuvando al desarrollo económico y social del estado”.

196 Ibid., 29 de abril, 1973, p. 3.

108

El burocratismo y la negligencia de funcionarios y empleados del DAAC, han

impedido que se ejecuten soluciones presidenciales en cuarenta y siete ejidos

simultáneamente, seis de las cuales corresponden al Municipio de Ahome.

En declaraciones de José Herrera Mares, secretario de la Liga de Comunidades

Agrarias, y Víctor Serrano García, secretario General del 5° Comité Regional

Agrario, manifestaron que al no ejecutarse los mandamientos dictaminados se

está frenando el desarrollo de las comunidades campesinas.

En repetidas ocasiones se ha intervenido ante la delegación del DAAC para que

se comisione al personal técnico para la ejecución de resoluciones dictadas, pero

solo promesas se han logrado.

En el Municipio de Ahome deberán ejecutarse mandamientos definitivos en los

ejidos Rosendo G. Castro, Topolobampo 2, Morelos, Felipe Ángeles 2, Las Grullas

y La Despensa (ampliación),

No pueden gestionar tierras para los cultivos. Tanto Mares como Serrano García

coincidieron en que debido a la falta de documentación, los ejidatarios de los

citados núcleos campesinos no pueden solicitar habilitación para los cultivos, no

se pueden constituir sociedades de crédito ejidal ni mucho menos empresas

agropecuarias ejidales.

También dijeron los informantes que setenta y tres expedientes más se están

tramitando para igual número de resoluciones presidenciales, pero si no se

ejecutan las que fueron acordadas menos esperanzas tienen las que se están

firmando por el presidente de la República.

Al referirse al problema que afecta a los ejidos de Choix, El Fuerte, Ahome,

Guasave, Sinaloa, Angostura, San Ignacio, Mazatlán Concordia, Badiraguato,

Rosario y Escuinapa, dirigentes campesinos manifestaron que sólo esperaban

días, y en caso de no atenderse la petición se pedirá audiencia al gobernador del

estado y al jefe del DAAC.

109

Herrera Mares atribuyó la demora a una sola irregularidad y negligencias del

personal de la Delegación Sinaloa del Departamento de Asuntos Agrarios y

Colonización.

110

Capítulo IV. Estudio de caso: ejido Campo El Tajito

1. Gestiones y solicitudes agrarias

El Tajito se localiza en el Municipio de Guasave, a la orilla de la Carretera

Internacional México 15197 (México-Nogales); al lado derecho, de norte a sur del

estado, aproximadamente a unos diez kilómetros del poblado Ruiz Cortines, entre

la 9 y la 11. Espacio estratégico por la influencia que encierra ésta, al conectarlo

geográficamente no sólo con las cabeceras municipales de Guasave y Ahome,

polos de desarrollo agrícola e industrial de la región, sino con el país (ver mapa).

Aún con sus casas similares, que el gobernador del estado Alfredo Valdés

Montoya construyera a los campesinos en 1973, quienes por resolución

presidencial (ver anexo 1) desde 1968 habían sido dotados de tierras; sin

embargo, entre gestiones legales, cansados de esperar solución de parte de las

instituciones oficiales, las cuales los mantenían a puras promesas, decidieron

llevar ellos la directriz tomando la tierra que establecía la resolución presidencial,

misma que nunca pudieron tener.198

El movimiento campesino de El Tajito,199 en los años setenta del siglo pasado, en

Sinaloa es considerado el más radical de ese tiempo por sus manifestaciones en

contra de los latifundistas y las políticas del sistema estatal. En sus inicios tuvo

como móvil principal los causes legales determinados por la Reforma Agraria, pero

197 Aunque suene paradójica la comparación de la Carretera Internacional con El Mediterráneo, que conecta Europa, Asia y África, ésta, en Sinaloa conecta a todo el país, (de norte a sur) inclusive hasta a Los Estados Unidos, por lo que considero que establecerse a la orilla de la carretera, significa estar a la expectativa, tener mejor comunicación, mejor acceso a la transportación; para la comercialización, más en la década de los setenta, junto con el Ferrocarril eran los principales medios. Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, FCE, México, 1997. 198 Todavía se aprecia la gran extensión de terreno cultivable a nombre de Reynaldo Ramos, a orilla de la carretera enfrente del poblado de Ruiz Cortines N° 3, aproximadamente a seis kilómetros de distancia donde se constituye el actual poblado Campo El Tajito. 199 Este capítulo lo realizaré con base a entrevistas de actores y espectadores implicados en el movimiento, así como también de los diarios circulantes de la región en ese tiempo: El Debate, El Sol de Sinaloa y El Diario de Culiacán e información de los documentos oficiales del ejido Campo El Tajito, localizados en el archivo del Registro Agrario Nacional, (RAN) Delegación Sinaloa.

111

Ubicación de El Tajito200

El Tajito

Municipio de Guasave

Guasave

Gabriel Leyva

Solano

A Culiacán

Rosales

A Los Mochis

Culiacán Rosales

Los Mochis

200 En la actualidad El Tajito está conurbado con las localidades Gabriel Leyva Solano y Batamote, en el Municipio de Guasave, INEGI. Delegación Sinaloa.

112

ante la incapacidad de ésta optaron por tomar y en caso extremo invadir las tierras

de los grandes latifundistas y productores agrícolas, quienes tenían acaparadas

las mejores tierras cultivables, utilizando vías radicales, por lo que el Estado y el

gobierno reaccionaron de forma violenta en contra de los campesinos.

De hecho, la posesión de la tierra no sólo en Sinaloa, sino a nivel nacional, se

había vuelto crítica a favor del campesino, de las 1, 028 solicitudes de tierras

presentadas de 1960 a 1975 en el estado, únicamente 374 habían logrado

resolución positiva, aunque algunas aún seguían en manos de los latifundistas, y

una de ésas era la de El Tajito.

Situarnos en los inicios de la creación de El Tajito, es tomar en cuenta el notorio

interés de los mandatarios nacionales, quienes desde los años cuarentas

buscaban hacer cumplir el artículo 27 de la Constitución, y todo lo referente a las

leyes aplicables en materia agraria, inclusive en una especie de competencia entre

ellos de quién había entregado más tierras, razón por la que aún se continuaba en

la misma postura en el periodo señalado, pero protegiendo a la vez a los grandes

latifundios simulados.

A la vez, el cambio demográfico de esos años reflejaba que la población se había

duplicado, por lo que la demanda de espacio donde vivir y la necesidad de tierras

que trabajar había aumentado y complicaba la situación nacional y estatal.

También se hizo ver el interés de algunos hacendados en repartir parte de su

tierra antes de que el gobierno en turno los afectara; uno de ellos había sido el

señor Santiago Wilson, dueño del llamado Campo Wilson, en el Municipio de

Sinaloa, quien donaría la tierra a la mayoría de sus mismos trabajadores,201

formando el ejido Ruiz Cortines N° 2, en el Municip io de Guasave.

Al hablar de las primeras gestiones que se realizaron para formar dicho ejido,

podemos decir que fue a partir de 1964 cuando noventa y tres hijos de los

ejidatarios de Ruiz Cortines N° 2, en edad ya de ad quirir tierra, como también de

201 De la donación que hizo el señor Wilson a principios de los sesenta unos de los beneficiados fueron los papás de Marcelo; Don Juan Loya Armendariz y María Ornelas Pérez, y su hermano mayor; Fidencio.

113

algunos trabajadores del señor Wilson que no habían tocado en el reparto hicieron

la solicitud. La Comisión Agraria Mixta había acordado con ellos la ampliación del

ejido, el “Comité” lo representaba León Gámez, pero no se llegó a nada. “Después

hubo un desacuerdo, nos sumaron otros tantos, hasta completar 273, tampoco

tuvimos mucha suerte, se emplazó y archivó el expediente, se nos dijo que no

habría terrenos”.202

Fue a partir de 1965 cuando esos 273 campesinos integraron la historia de la

acción,203 hijos de los primeros ejidatarios que décadas o años antes habían sido

beneficiados con el reparto de tierras de los ejidos Ruiz Cortines N° 2, La

Cofradía;204 Miguel Alemán, Tetameche, Teresita, Juan José Ríos, Las Vacas,

Corerepe, etcétera, formados a los alrededores de los municipios de Guasave y

Sinaloa.205

Mismos que quedarían registrados en la primera resolución presidencial;

apoyados por el C. Alberto Torres Loredo, representante de la Confederación

Nacional Campesina (CNC) a nivel estatal, encabezando el Comité Ejecutivo

Agrario Pablo García Valdés como presidente, Juan Lozano Marrufo tesorero y

Marcelo Loya Ornelas206 (ver anexo 2) como secretario. Comité que hizo la

petición al gobernador del estado, Leopoldo Sánchez Celis, quien al no atenderla,

202 Entrevista realizada a Guillermo Loya, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011. 203 La historia de la acción: son los datos de cada uno de los campesinos que quieren formar parte del ejido, o bien cumplir con los requisitos que establezca cada ejido en su reglamento interno. El Artículo 44 del Código Agrario de 1939, estableció que tienen derecho a recibir parcela individual en un ejido quienes reunieran los siguientes requisitos: ser mexicano, varón mayor de 16 años si es soltero o de cualquier edad siendo casado, o mujer soltera o viuda si tiene familia a su cargo. Sin embargo, Marcelo Loya; luchaba para que tuvieran tierras las personas con mayoría de edad, (18 años), y quienes tuvieran familia que mantener, independientemente del sexo que fueran. Concepción Cortina, La tenencia de la tierra, leyes e instituciones que la respaldan, Árbol, México, 1988, p. 34. 204 Primer ejido del municipio de Guasave, en la Sindicatura de Tamazula. 205 Pero también por campesinos que fueron desalojados al construir la presa Miguel Hidalgo, en el municipio de El Fuerte, o de campesinos con derecho a salvo, carentes de tierra, en edad de responsabilizarse por si mismos, o iniciándose en la formación de una familia, muchos de ellos empleados como jornaleros agrícolas en las tierras de grandes terratenientes. 206 Necesario es en esta investigación hablar de Marcelo Loya Ornelas, figura central del movimiento de El Tajito, quien encabezó el Comité Agrario en los momentos más álgidos del movimiento. Por lo que en el anexo 2 describo a grandes rasgos su biografía. Pues, como dice Dosse, “El historiador escribe la biografía de un personaje con el fin de hablar de una época y del contexto de ésta. François Dosse, El arte de la biografía, Universidad Iberoamericana, México, 2008, pp. 71-76.

114

la pasan al Centro, ya sin ayuda de la CNC, apoyándolos en las gestiones el

general y diputado Juan Barragán Rodríguez, presidente del Partido Auténtico de

la Revolución Mexicana (PARM).207

Al principio se reunían en la casa de Fidencio, hermano de Marcelo, o bien en la

de sus padres Juan Loya y María Órnelas.208 Después, autorizados por el

Comisariado Ejidal del poblado Ruiz Cortines N° 2, utilizarían la Escuela Miguel

Hidalgo y Costilla, sitio que serviría a los campesinos como sede para continuar

las asambleas campesinas, donde domingo tras domingo más de doscientos

campesinos se reunían; capacitados, dirigidos y organizados por el Cuerpo

Consultivo Agrario que se encargaba de recolectar, revisar y organizar la

documentación requerida para las gestiones.

Al lograr el grupo de campesinos contar con una completa historia de la acción,

decide gestionar legalmente la dotación. Solicitud que constaba de una superficie

de 2,382-00-00 hectáreas consideradas propiedad de la nación, con la cual

formarían el ejido El Tajito, precisamente en el corazón agrícola de Sinaloa, el

valle de El Fuerte.

Así, el 14 de mayo de 1966 solicitaron en primera instancia al C. Gobernador del

Estado, Leopoldo Sánchez Celis, dotación de tierras por carecer de las

indispensables para satisfacer sus necesidades, quien turna la solicitud a la H.

Comisión Agraria Mixta.209

207 Partido pregonero del lema “Justicia para gobernar y honradez para administrar”. 208 Colindantes éstas una de la otra, como suele suceder en las comunidades campesinas, donde los familiares viven relativamente cerca uno del otro. 209 Organismo que el 1 junio 1966 asignó el expediente N° 1729 para iniciar todo lo relacionado a dicha petición. La cual a la letra decía: “C. Armando Córdova: Sírvase trasladarse al poblado El Tajito con el objetivo de llevar acabo levantamiento del Censo General Agropecuario, para recabar datos de fincas rusticas enclavadas en el predio (s) dentro del radio legal de afectación al poblado citado”. Era un buen indicio. Dicha solicitud fue publicada el 12 de julio del mismo año, (1966), en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado. Al surtir efectos de notificación, la diligencia censal precedería a la ejecución de los trabajos técnicos de localización de predios afectables, para lo que se ordenaba practicar una minuciosa inspección sobre los terrenos de referencia, con objeto de conocer si estos se encontraban legalmente fraccionados, tomando en cuenta lo establecido en la fracción XV, artículo 27 constitucional, con el fin de substanciar el expediente de referencia, firmaba el Presidente de la Comisión Agraria Mixta, Ing. José M. Bracho, quien verificó con todas las formalidades el 24 de junio de 1966, un total de 789 habitantes, 175 jefes de familia y 273 individuos capacitados. Diario Oficial de la Federación, 30 de noviembre, 1968, pp. 14-18.

115

Llegándose al conocimiento de que según la diligencia censal efectuada el 24 de

junio de 1966, eran 273 los capacitados que debían servir de base para la

presente acción, y se comprobó que dentro del radio de siete kilómetros del núcleo

gestor resultaban legalmente afectables 2, 582 hectáreas para sembrarse y para

la formación de la zona urbana, que se podían tomar de terrenos propiedad de la

nación, las cuales indebidamente venía usufructuando el señor Reynaldo Ramos

Marcor,210 a quien se le debían respetar sólo cien hectáreas211 de riego que había

adquirido por compra.

Aunque la Comisión Agraria Mixta había emitido el dictamen, aprobado el 15 de

marzo de 1968 y sometido a la consideración del C. Gobernador del Estado, éste

no dictó su mandamiento dentro del término de la ley por lo que se consideró

expuesto en sentido negativo, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 239 del

Código Agrario en vigor.

Sin embargo, los campesinos esperaban una solución favorable dentro de los

términos establecidos, por lo que se dirigieron al delegado agrario del Estado de

Sinaloa, manifestándole lo siguiente: “Me permito dirigirme a usted a nombre de

273 campesinos que hemos venido luchando durante el trámite de nuestro

Expediente Agrario hasta ver conseguida la resolución presidencial de la cual ya

tiene usted conocimiento. Por lo tanto deseamos saber los problemas que existen

en nuestro trabajo, deseando Usted nos oriente cuál es el paso a seguir. En Usted

guardamos la esperanza para que se ejecute nuestra resolución presidencial, en

espera de su amable atención sobre el particular le estamos anticipando las

gracias quedando como siempre a sus órdenes".212

210 Reynaldo Ramos era un latifundista “especial”, tenía tierras en diferentes partes, un promedio de 4 a 5 mil hectáreas, tanto en Sinaloa, como en Sonora, Veracruz y Los Estados Unidos. Además tenía una relación estrecha de compadrazgo con el gobernador Lic. Alfredo Valdés Montoya, y cuñado del sonorense diputado federal C. Javier Robinson Bours. Los campesinos lo nombraban “El Loco Ramos”. Entrevistas realizadas a Liberato Terán, Culiacán, Sinaloa, México, 14 de abril, 2011. Y a Guillermo Loya, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011. 211 Cantidad reconocida a la pequeña propiedad, en el artículo 27 constitucional. La compra de las 100 hectáreas la había realizado al señor Eduardo Rojina Villegas, según consta en la escritura inscrita el 30 de diciembre de 1965. Archivo del RAN, Sinaloa. 212 Oficio dirigido al delegado Agrario del Estado de Sinaloa, el 17 de marzo de 1969, firmado por Marcelo Loya, Presidente del Comité Ejecutivo Agrario. RAN, Delegación Sinaloa

116

Inclusive, el 31 de octubre de 1967 el Ing. José Bracho dirigía oficio al agente del

Ministerio Público Federal Especial en Asuntos Agrarios y Forestales, en

Mazatlán, Orencio Brambila, para que se dictaminara oportunamente una vez

recabados todos los datos necesarios, y turnarlos posteriormente a segunda

instancia para su conocimiento y efectos legales correspondientes.

Posteriormente, por circunstancias especiales fue necesario ordenar una

actualización del Censo Ganadero y Agrícola de Dotación de Ejido al poblado

solicitante en cuestión, levantado el 24 de junio de 1968,213 obteniéndose los

resultados siguientes: 850 habitantes, 197 jefes de familia, 78 individuos

capacitados. Donde no hubo alegatos de censo y tampoco datos aclaratorios.214

Por lo que el secretario General de Asuntos Agrarios, comunicaba al delegado del

DAAC se pidiera a la Comisión Agraria Mixta de Culiacán que le diera trámite al

expediente de referencia, ya que tenía más de un año gestionado, y no se había

resuelto ni en pro ni en contra, no obstante la Secretaría había mandado dar el

trámite, así como tampoco por conducto de la Subprocuraduría de Asuntos

Agrarios nada se había resuelto.

Sin embargo, los campesinos empezaron a mostrar enfado y desespero, algunos

hasta renunciaron a la esperanza de obtener lo solicitado al gobierno, la tierra,

porque no había respuesta ni a favor ni en contra. Y no podían seguir esperando

pues no tenían donde vivir, por lo que se fueron integrando a otros comités, o bien

213 Habiéndose comisionado para este trabajo al C. topógrafo Ernesto Cristina, en oficio 865, de 6 junio de 1966. Ibid. 214 La documentación que formó el expediente del Departamento de Ejidos, y tomando en cuenta principalmente datos e informes de planos informativos de conjunto en que aparecían los terrenos ubicados en el radio legal de afectación del poblado, se llegó a la conclusión de que todos los terrenos que se encontraban ubicados en dicho radio constituían pequeñas propiedades inafectables en explotación, de conformidad con el artículo 104 del Código Agrario en vigor, en función del Artículo 106 del mismo ordenamiento legal. Y ocupado el resto del mencionado radio legal de afectación, por la Colonia Adolfo Ruiz Cortines, San Sebastián, Lázaro Cárdenas, y el ejido provisional de Adolfo Ruiz Cortines N° 3; del municipio de Guasave por lo que como consecuencia de lo anterior se llegó a la conclusión que NO se concedería la dotación de ejido solicitante, por lo que el expediente debía resolverse en sentido negativo dejándose con derecho a salvo, los derechos de los solicitantes para que los hicieran valer en tiempo y forma conforme a la ley. Ibid.

117

regresaron con sus familias; entre otros empezó a haber desacuerdos,215 inclusive

a los mismos presidente y tesorero del Comité algunos campesinos los veían con

desconfianza y recelo.

Por estos desacuerdos y falta de liderazgo en el Comité, surgirá la figura de Loya

Ornelas como dirigente principal del Comité, a quien ya el gobernador del estado,

desde el 20 de febrero de 1967, había nombrado secretario del Comité Ejecutivo

Agrario de Dotación de Ejidos del Poblado. Así pues, el día 7 de junio del mismo

año levantan votaciones manifestándose la mayoría de los campesinos para llevar

a cabo las gestiones requeridas con Cipriano Espinoza Chavira como secretario y

Rogelio Cisneros Munguía como tesorero, para una pronta solución.216

Loya Ornelas manifestaba, el 22 de julio de 1967, a noventa y ocho elementos del

grupo, que “había dado muchas vueltas a la oficina de la Agraria Mixta, buscando

la solución del problema de dotación y que no había encontrado el apoyo que

necesitaba, y que como representante seguía haciendo el esfuerzo a su alcance,

les revelaba que había proposiciones de que debían hacerse otras solicitudes,

215 Entre uno de los desacuerdos es que: es mal informado Marcelo ante el Oficial Mayor de Gobierno, Lic. Alejandro Ríos Espinoza, por parte del presidente y tesorero, del Comité Ejecutivo Agrario de El Tajito, de haberse autonombrado para denunciar ante el mismo Oficial Mayor de Gobierno, las anomalías que hacían los mismo dirigentes del Comité, de regalar constantemente algunas cantidades de dinero, recabado en las reuniones por los campesinos capacitados, quienes entregaban $5.00 cada domingo, si bien era cierto, era para que se pagaran los gastos de viajes y gestiones de los representantes, pero no para hacer mal uso de éste, (el de regalarlo a los empleados de la Comisión Mixta Agraria, con el propósito de alagar los trámites y que estos les permitieran incluir a más solicitantes, sin considerar documentación, o bien sin ser ejidatarios. 15 de mayo de 1967. RAN-Sinaloa. 216 Surgiendo (al principio) al mismo tiempo dos comités del grupo de campesinos. Al final se formaron tres el grupo de Pablo García Valdés (Alfredo V. Bonfil, en el municipio de Sinaloa y el grupo Profesor Graciano Sánchez (Santa Veneranda), quien se quedó en posesión de 290 hectáreas, en el predio Corerepe, serán apoyados por la Confederación Nacional Campesina, CNC, y el grupo de Marcelo desligado de toda organización oficial. De hecho aunque el grupo de Pablo salió beneficiado desde que el grupo de Marcelo, presionara para que se les entregara la tierra, había algunos campesinos incluidos en la resolución presidencia, sin embargo pertenecían a este de Pablo García. En asamblea de 24 de noviembre del mismo 1968, verificada en el Ejido Ruiz Cortines N° 1 de la comisión que se le había a signado al Sr. Víctor Huerta Lara para que fuera a la Ciudad de México, en representación de este Comité Ejecutivo Agrario. Quien les informó que todo se le negó, pero, con la proposición de anexar este grupo al del representado por el líder Marcelo Loya, para que se les parcelara por restitución presidencial, pero esto debería ser de inmediato porque ya venía el ingeniero a ejecutar dicha resolución la cual se denominaba “El Tajito” una parte del grupo, 38 compañeros, aceptó ingresar. Se levantó un acta de las treinta y ocho personas que aceptaban su traslado al grupo antes mencionado, firmaban el acta el presidente y secretario, Sr. Eugenio Padilla Rodríguez y Guadalupe Jiménez Gil, respectivamente, como también las 38 personas que ingresaban, la autoridad municipal se negó a firmar.

118

pero eso no era justo, debido a que la mayoría que abarcaba la solicitud estaban

con él. Que no podían perder tiempo ni gastar más dinero, ya que esos eran los

propósitos de algunos elementos que habían venido sembrando la desorientación

en los mismos elementos que conocían el núcleo, además que debían tomarse

una determinación para ese problema”.

Que había suplicado que fuera resuelto lo más pronto posible, porque no tenían en

donde vivir, mucho menos donde trabajar, además estaban generando gastos

para enfrentarse al trámite, también pedía acelerara el procedimiento dentro del

expediente de dotación promovido por él. Haciendo saber a la Dirección General

de Inspección Procuración y Quejas, qué trámites eran los que detenían la

remisión del expediente para el estudio en segunda instancia.

Al no resolverse favorablemente la solicitud de dotación en primera instancia, el

Cuerpo Consultivo Agrario seguía considerando el derecho del poblado

peticionario para ser dotado de tierras; además, demostraban que no se

encontraba en los casos de incapacidad a que se refería la Ley Agraria en vigor, y

radicaban en él 273 capacitados en materia agraria. Por lo que deciden turnarlo a

segunda instancia.

Precisamente después de más de dos años de gestiones y vueltas a la capital del

Estado de Sinaloa, Culiacán, y a la de el país, el 18 de septiembre de 1968 se

dictamina la resolución presidencial, siendo el presidente en turno Gustavo Díaz

Ordaz, a favor del Comité Ejecutivo Agrario del Campo El Tajito.

Se ordenaba, también, que se observaran las prescripciones contenidas en los

apartados 111 y 112 del Código Agrario en vigor y en el artículo 206 del citado

ordenamiento y a los reglamentos sobre la materia, instruyéndose ampliamente a

los ejidatarios sobre sus obligaciones y derechos a este respecto.

Por último, ordenaba que se publicara en el Diario Oficial de la Federación y en el

Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Sinaloa y se inscribiera en el Registro

Agrario Nacional y en el Registro Público de la Propiedad correspondiente, para

los efectos de ley. Inclusive, sonaba bastante imperativa la orden del presidente,

¡notifíquese y ejecútese!

119

Legalmente parecía que todo llegaba a feliz término, la resolución presidencial se

publicó el 30 de noviembre de 1968.217 Sin embargo, dicha resolución presidencial

siempre fue desacatada por los gobernadores del estado Leopoldo Sánchez Celis

y Alfredo Valdés Montoya.

Al llevar a efecto un minucioso estudio del expediente del poblado Campo El

Tajito, se encontró que no era posible ejecutar el laudo presidencial en virtud de

que existían una serie de juicios de amparo, promovidos por diversos propietarios,

en lo que se señalaba como tercero perjudicado al poblado Campo El Tajito, y que

comprendía la totalidad del terreno que señalaba el plano proyecto aprobado por

el Cuerpo Consultivo Agrario.

Los campesinos vieron que ni con la resolución en sus manos se les entregarían

las tierras, y ya el gobernador Sánchez Celis estaba por terminar su mandato; y

deciden tomar los terrenos que indicaba ésta. Haciéndolo por primera vez los días

del 5 al 9 de diciembre de 1968, “nos habíamos posesionado por sugerencia del

representante nacional de la CCI, quien aconsejó a Marcelo Loya que lo hiciera,

nos ayudó a poner unos cartones con el siguiente mensaje: ‘Defenderemos la

tierra a como dé lugar’; sin embargo, pronto nos desalojaron y nos tiraron todos los

“tiliches”, los fueron esparciendo cerca de los pueblos, por ejemplo, en el de Ruiz

Cortines y en Jesús María, para que la gente viera lo que nos hacían y se les

quitaran las ganas de invadir. A nosotros también nos dejaron en diferentes

lugares. Nos quemaron lo que habíamos levantado como casas”.218

Lo volvimos hacer en febrero de 1969 (ver anexo 3), ya amparada la resolución

presidencial ante el Segundo Juzgado de Distrito del Distrito Federal, para evitar

un nuevo desalojo. Tampoco corrimos con suerte, pronto fuimos desalojados por 217 La ejecución de la resolución presidencial otorga al ejido propietario el carácter de poseedor, artículo 51, sobre régimen de propiedad de los bienes ejidales y comunales. Ley Agraria de 1971. Diario Oficial de la Federación, 30 de noviembre, 1968. 218 Si bien el periódico El Debate, indicaba que eran más de cuatrocientos campesinos, posesionados de doscientas hectáreas, en realidad no superaban los 273, que eran los beneficiados por la resolución, y la superficie no pasaba de treinta hectáreas, localizadas en las inmediaciones de Ruiz Cortines, que aunque venían en la Resolución Presidencial, el C. Reynaldo Ramos y sus hijos, Raúl y Salvador Ramos Willis, Francisco Tiscareño y Alfredo Almada, presentaron denuncias de dicha invasión, ante las autoridades estatales y federales. El Debate, 11 de diciembre, 1968. Entrevista realizada a Guillermo Loya, Ornelas, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011.

120

unos cincuenta elementos bien armados de la Policía Judicial del Estado,

reforzados con agentes de la Policía Municipal de Guasave al mando del teniente

Juan Osuna, jefe de Investigación.

De 1969 a 1972 no volvieron a tomar la tierra. Ese tiempo transcurrió entre

gestiones en la Ciudad de México, promesas y esperas, amparos de parte de

latifundistas y de los mismos campesinos; estos últimos buscaban cómo

demostrar las grandes extensiones de tierra que usufructuaba Ramos Marcor.

En este periodo, en 1970, el gobernador “ejecuta la resolución presidencial” sin

entregar la tierra, pues Reynaldo Ramos la demandaba. En enero de 1971 se

“acata” la ejecución, pero sólo entregaron de forma parcial 381 hectáreas porque

el resto se encontraba protegida por amparos interpuestos; la superficie que se

entregó quedaba completamente deslindada y amojonada. Se les dotaba aun con

lo que estaba sembrado, dándoles plazo de treinta a noventa días a los dueños

para fijar los terrenos, dependiendo de lo que tuvieran sembrado. Lo que no

estaba sembrado, se daría en posesión en ese momento.219

Va a ser a partir del 30 de mayo de 1972,220 sin interrupción alguna durante los

últimos siete meses de ese año, que los campesinos tomarán la tierra inscrita en

la resolución. Toma que se tornaría fuera de control por las acciones radicales

tanto de los campesinos como de la fuerza pública, implementada por el Estado.

Meses después la prensa sostenía:

219 Acta de posesión y deslinde relativa a la dotación de ejido, de El Tajito, Enero 22, 1971 Foja 59-65 Enero 22, 1971 Ruiz Cortines, foja 59-65 y 70-72, RAN-Sinaloa. 220 Laura Castellanos indica que fue el 30 de junio cuando se toma la tierra en El Tajito, es de entenderse el error, ya que lo sustenta solo en la entrevista realizada a Camilo Valenzuela, líder estudiantil de aquel tiempo, quien pudo confundir las fechas. Rosario Quevedo, señala que el problema de El Tajito se inició el 14 de mayo, más bien es la fecha en que el grupo solicita dotación de trieras, para el 18 de septiembre de 1966, es firmada la resolución presidencial, la cual es publicada en El Diario Oficial de la Federación hasta el 30 de noviembre de 1968. Realmente por notas y oficio encontrados en el RAN, Delegación Sinaloa, más información de campesinos entrevistados, no es que haya empezado la problemática, más bien las gestiones de solicitud de dotación eran las que habían iniciado. Las tierras las toman el 5 y son desalojados el 11 de diciembre, no el 30 de diciembre como lo dice Quevedo. Sin embargo campesinos entrevistados y los diferentes periódicos de la región citan el 30 de mayo 1972. Laura Castellanos, México Armado 1943-1981, Era, México, 2007, pp. 194-196. Rosario Quevedo, op. cit. p. 85. El Debate, El Sol de Sinaloa y El Diario de Culiacán, 1° de junio, 1972,entrevistas realizadas a Rangel Espinoza, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero, 2011, a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011, a Héctor Armenta, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011.

121

“Más de 500 familias de El Tajito, Guasave, se encuentran armadas con rifles de

alto poder y existe el temor de que lleguen a registrarse enfrentamientos violentos

de un momento a otro, en virtud de que están dispuestos a no permitir la

intervención de ninguna autoridad que pretenda desalojarlos de la zona que

invadieron desde hace más de ocho meses dentro del predio Corerepe. Esta

nueva actitud asumida por los campesinos que encabeza el dirigente Marcelo

Loya, obedece a que tuvieron conocimiento de que serían desalojados con la

intervención de la fuerza”.221

Al principio se manifestaron de forma pacífica y ordenada, con una actitud callada,

negándose terminantemente a proporcionar sus nombres tratando de eludir

responsabilidades, o bien respondiendo que eran Emiliano Zapata, Pancho Villa,

entre otros héroes nacionales; estaban bastante aleccionados, era su manera de

hacer presencia ante la clase dominante, como dice Scott al hablar del discurso de

las clases dominadas.222

El gobernador del Estado de Sinaloa, Lic. Alfredo Valdez Montoya, en una

estancia que tuvo en la Ciudad de México con el Lic. Alfredo V. Bonfil le planteó la

urgente necesidad de acelerar la organización económica de los ejidos

sinaloenses con el propósito de manejar la productividad y los ingresos

disponibles para cada ejidatario; así mismo, que se solucionaran los casos

conflictivos que habían surgido en materia de tenencia de las tierras,

específicamente en el norte de la entidad, por el carácter radical que estaban

tomando.223

En el caso del conflicto que había en El Tajito se tuvo un matiz de solución, el de

dárseles de forma parcial quinientas hectáreas para que las produjeran por el

momento de manera colectiva, más las veintidós hectáreas donde iniciaron a

construir la zona urbana; sin embargo, en 1975 de nueva cuenta invaden terrenos

de latifundistas para presionar que agilizaran la completa solución; va a ser hasta

1976 cuando se les entregó todo el complemento, no sin antes haberse firmado

221 El Diario de Culiacán, 18 de diciembre, 1972, pp. 1-2. 222 James C. Scott, op. cit., p. 42. 223 El Debate, 5 de agosto, 1972, p. 2.

122

por el Lic. Luis Echeverría Álvarez una nueva resolución presidencial a favor del

Comité Ejecutivo Agrario de Campo El Tajito, con otros campesinos diferentes a

los que integraban la primera, pero con derecho a salvo, especialmente con

quienes habían estado defendiendo la lucha. Creándolo como un nuevo centro de

población ejidal.

2. La radicalización y represión campesina

Analizar la represión que durante la década de los sesenta enfrentaron los

campesinos de El Tajito en su lucha por la tierra, precisa, al menos, coincidir con

una de las dimensiones que propone Sídney Tarrow224 al explicar los movimientos

sociales como respuesta a una serie de condiciones sociales y políticas adversas,

que adquieren forma cuando cuidadosamente se juntan; a veces animadas por los

líderes: donde precisamente las acciones colectivas resultaron ser una reacción a

la realidad que le estaba competiendo; en este caso, porque el gobierno estatal

Aunque la radicalización del movimiento se inició desde el momento en que

Marcelo Loya (quien había ya hecho una serie de gestiones legales para que el

gobernador Valdés Montoya entregara las tierras autorizadas por mandato

presidencial y no haber tenido respuesta favorable) toma definitivamente, el 30 de

mayo de 1972, uno de los predios225 que tenía amparados, el latifundista Reynaldo

Ramos Marcor, hasta que se les reconociera y entregara la tierra, en su totalidad

las 2,583 hectáreas dotadas desde el 18 de septiembre de 1968 en resolución

presidencial.

Coincidiendo la toma de tierras de El Tajito con el infame y trágico asesinato de

dos campesinos del Rancho California, entre ellos el líder Ignacio Cebreros,226 y

más de media docena de heridos de gravedad, a quienes los latifundistas

hermanos Peña Farber les habían formado una emboscada por tierra y aire, sin 224 Sídney Tarrow, op., cit. p. 201. 225 Predio Corerepe, en el cruce de la calle N° 3 con Carretera Internacional México -Nogales. 226 Líder agrario con quien Marcelo infinidad de veces gestionara por la vía legal la entrega de las tierras.

123

permitirles defenderse.227 Con ese agravio, las clases campesinas y populares se

habían consternado y solidarizado aún más.

Si bien los comentarios de la prensa tendían a responsabilizar al campesino de

una conjura contra el gobierno, se afirmaba también que parecería que el país

entero se estuviera volcando a la anarquía, haciendo una revolución fratricida,

pues también se habían cometido asesinatos de campesinos por estar

organizándose, y remarcar al gobierno los atropellos contra las clases populares.

La misma prensa agregaba: “Todo proviene de que no se aplican las leyes de

México, de que las autoridades dejan hacer y dejan pasar sin pensar en que la

anarquía propicie directamente a la violencia y que ésta a su vez ocasione

derramamientos inútiles de sangre que sumen al país en el caos y en el dolor”.228

Donde notorio había sido el caso del Gobierno del Estado de Sinaloa, quien no

había querido actuar al presentarse las invasiones de “la pequeña propiedad”.229

Se aseguraba que su inacción se debía a órdenes del gobierno federal, de quien

se esperaba un diálogo inexistente, para resolver los múltiples problemas que

asediaban ¿A quién iba a culparse de las muertes acaecidas en Guayparime? ¿A

los campesinos invasores? ¿A los “pequeños propietarios”? “No había más que un

culpable, continuaba diciendo la prensa, un gobierno, llámese federal o estatal,

que no cumple con su cometido, que no otorga justicia ni garantías a quienes la

227 Para cuando la prensa anunciaba que era una conjura contra el gobierno y la pequeña propiedad, responsabilizando al campesino en una situación de ilegalidad. Sin embargo, lo que imperaba era una ausencia del uso de la ley y de las más fundamentales garantías de parte del Estado, ya que permitía que se hiciera lo demandado por la clase pudiente. El Debate, 27-28 de mayo, 1972, p. 3. Entrevistas realizadas a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito Guasave, Sinaloa, México, 14 de febrero, 2010 y a Héctor Armenta Rodríguez, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011. 228 Ibid., 28 de mayo, 1972, p. 4. 229 En ocasiones utilizo pequeña propiedad entre comillas, (“”), refiriéndome a los grandes latifundistas, quienes utilizaban familiares o prestanombres para seguir conservando la tierra. Entre uno de los ejemplos que ponían en evidencia este hecho, por ejemplo estaba que las gestiones para irrigar o solicitar los créditos para sembrar las diferentes propiedades, los tramites eran realizados por una misma persona. Entrevista a Eduardo Salomón, Culiacán, Sinaloa, México, 14 de abril 2011.

124

tienen, que permite que la ley sea letra muerta y que contempla y fomenta con su

indiferencia e inacción la violencia entre mexicanos”.230

Idas y estancias en la capital del país permitieron el agotamiento de las gestiones,

treinta y ocho amparos combatidos, “tumbados”, sólo el treinta y nueve no habían

podido. El mismo secretario General de Asuntos Agrarios, Lic. Víctor Manuel

Torres, aconsejó a Marcelo, “tú ya no tienes nada qué hacer por el lado de lo legal,

sólo tomar la tierra”.

Razón de peso. Marcelo Loya regresó a Sinaloa, formó una comisión para que le

ayudara a convencer a la gente de la urgente necesidad de pelear la tierra, misma

que les pertenecía.231 El agravio de los campesinos había trascendido, se veía en

su acción colectiva, la “caja de Pandora se había abierto”, los mismos “pequeños

propietarios” se dieron cuenta, al ver la reacción de los campesinos.

Encabezados por Marcelo Loya, dispersándose desde el 29 de mayo por los

diferentes campos invitando, a través de un magnavoz, a tomar las tierras que el

gobierno no quería reconocer, con todas las armas que tuvieran.232 Hasta que se

diera una solución definitiva a favor del Comité.

¿Qué estrategias llevaría a cabo Marcelo para demostrar que la tierra les

pertenecía?, ¿Cuáles eran esas actividades tan radicales que aplicarían? ¿Por

qué empeñarse el gobernador en no seguir el mandato del presidente? ¿Qué

230 Este comentario aparecía en la prensa, quien realmente tenía una tendencia a desaprobar toda acción del campesino, y favorecer a los latifundistas, quienes realmente en el caso de Rancho California habían anunciado que si los campesinos seguían insistiendo ellos no se detendrían hasta el grado de ver correr sangre, acción que cumplieron días después. El Debate, 23 y 27 de mayo, 1972, p. 4. 231 Entrevista realizada a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011. 232 Estas armas eran, desde luego las herramientas que el campesino utiliza: machetes, palas, azadones, etcétera, pero más bien las armas a las que se refería Marcelo lo podemos interpretar como el valor con que iban armados, en si todo aquello con lo que se pudiera contribuir a aguantar y defenderse de toda maniobra de los latifundistas y del apoyo del gobierno a éstos. Por lo que algunos aportaron desde sus camionetas “viejitas”, tanques para el agua, hasta algunas cabezas de ganado para mantener en acción el futuro poblado. Los “pequeños propietarios” sabían que los campesinos era gente pacífica y respetuosa, inclusive de las siembras las cuales no tocaban, pero ahora que acababan de cosecharla entrarían a la propiedad, sobre todo esa que estaba en la resolución presidencial. Entrevistas realizadas a Guillermo Loya Ornelas, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011. Miguel Domínguez Corrales, El Tajito, Guasave, México, 27 de junio, 2010, a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011.

125

compromiso había adquirido el gobernador con los latifundistas o “agricultores”?,

infinidad de preguntas podemos hacernos; entre legales o no, las acciones que

determinara hacer el Comité Ejecutivo Agrario de El Tajito, ¿acaso no eran

también ilegales, las inhumanas acciones que el gobierno y los latifundistas

realizaban para continuar con la cerrazón de que el campesino siguiera

produciendo la tierra para que otros disfrutaran lo que producía?

Marcelo Loya, como representante del Comité organizó a la gente, les habló de los

riesgos que corrían, aclarándoles que no iba a ser fácil, aunque estaban dentro de

la ley, les argumentó: “estas tierras nos pertenecen, quien quiera tener su propia

parcela y no depender del rico terrateniente, puede quedarse, pero lucharemos

juntos”. También comisionó a Zoilo Félix para que hiciera las gestiones

necesarias, especialmente en el Departamento Agrario, en la Ciudad de México.

Desde la primera toma de tierra que habían realizado, se habían dado cuenta que

las acciones extremas a las que llegaban los latifundistas y los cuerpos policiacos

les iban a ser muy difíciles de librar, pero estaban dispuestos a todo. En febrero de

1969, la segunda ocasión que tomaron la tierra, al estar los campesinos

posesionados del predio llegan los elementos judiciales a las 2:30 de la tarde; en

una rápida maniobra tendieron un cerco al pequeño caserío, cerco que dejó

encerrados rápidamente a los campesinos, quienes inmediatamente se

concentraron en el centro del lugar sentándose en el suelo, sin oponer resistencia.

A la vez que se efectuaba el desalojo, un tractor buldozer destruía los rústicos

“chinames” (ver anexo 4) que estaban levantando. Estaban dispuestos a defender

a toda costa esos terrenos, y si era necesario harían frente a quienes trataran de

sacarlos. Acción imposible era oponer resistencia, pues las acciones policiacas

había que respetarlas, además, llevaban la autorización del gobernador.

En otra escena, por parte de Reynaldo Ramos, “dueño del predio”, los agravios no

se hicieron esperar; en su guayín embistió a los campesinos persiguiendo

furiosamente a uno de ellos, salvándose milagrosamente de ser arrollado. Un

126

agravio más por parte de las fuerzas judiciales, quienes detuvieron al líder y otros

compañeros trasladándolos a la ciudad de Culiacán.233

Una vez más se habían metido desprotegidos, sin embargo, las injusticias por

parte del gobierno y los latifundistas, de abofetearlos y amenazarlos, creyeron que

ya no iban a volver a intentarlo de nueva cuenta, por tamaño escarmiento, razón

por la que milagrosamente los dejaron libres.

Por lo que esa invitación del 29 mayo a tomar la tierra no se hizo esperar, después

de una previa reunión con Marcelo algunos campesinos se trasladaron, inclusive

caminando, de Cortines N° 2 a donde sería su campam ento durante siete meses,

reunión en la cual Marcelo los exhortó, aclarándoles todas las consecuencias

posibles no sólo referentes a la libertad, sino de la propia vida. Varios jóvenes

enviados por sus padres a que apoyaran la lucha no dudaron en enlistarse, entre

ellos estaba Rangel Espinoza, uno de los más jóvenes (dieciséis años), Carmen

Domínguez, Raúl Soto y Héctor Armenta (de diecinueve años cada uno), entre

otros, conscientes de la situación más no de las consecuencias.

A partir del 30 de mayo de 1972, por la noche, aproximadamente cuatrocientos

campesinos tomaron el predio denominado Campo Teresita, izando la Bandera

Nacional,234 dentro de un predio “propiedad” de Reynaldo Ramos incluido en la

resolución presidencial, enfrente de Ruiz Cortines N° 3, pegados a la carretera,

donde días antes se encontraba sembrado de trigo, pero ahora todos unidos, pues

la experiencia les había enseñado que la unión hace la fuerza.235

De hecho, el mismo 30 de mayo otros campesinos invadieron un lote propiedad

del agricultor Raúl Muñoz. Campesinos de Juan José Ríos fueron llevados por los

estudiantes al campo El Amapal, propiedad del Ing. Octavio Otero Monteverde.

233 El Debate, 8 de febrero, 1969, pp. 2-7. 234 Común era por los campesinos, izar la Bandera dentro del predio que invadían en manifestación de pertenecer a la Nación y que nadie podía irrumpir, y eso representaba un ejido propiedad de la Nación, tan legitimo como el mismo Ejército. 235 En febrero de 1969 se habían dispersado en los campos: El Norteño, Las Pichihuilas, Teresita, Tetameche, La Trácala, La Cinco, donde había dividido también a más de 400 campesinos, en pequeños grupos, dependiendo del grupo o ejido al que pertenecieran, para abarcar todo lo más que se pudiera de lo incluido en la resolución.

127

Extraoficialmente se había sabido que otros terrenos habían sido tomados, más no

se precisaba su ubicación ni propiedades.

Primeramente entraron puros hombres, días después Marcelo vio la necesidad de

llevarse a las familias para dar más legalidad a la posesión; delimitó el poblado

con sus respectivas calles bien trazadas y un área para la escuela indispensable

para los niños en edad de estudiar. Empezaron a construir casas con láminas de

cartón, de tule o plásticos amarrados a postes.

La Policía Judicial, las guardias blancas armadas por los latifundistas y a veces el

Ejército, estuvieron rondando la carretera y los predios agrícolas para evitar más

invasiones; no obstante, Marcelo Loya pronto organizó un grupo de defensa,

compuesto por brigadas campesinas, buscando proteger al poblado las

veinticuatro horas y, por cierto, para no permitir que la tierra de los diferentes

campos incluidos en la resolución presidencial fuera sembrada por nadie, si ellos

no podían hacerlo.

“De forma voluntaria nos quedábamos en los fortines que habíamos construido

(aproximadamente unos sesenta u ochenta hoyos) como trincheras, nos metíamos

entre tres y cinco en cada uno, sobre todo los más entregados”.236 Marcelo estaba

dispuesto a realizar toda acción que permitiera la resistencia para lograr la

solución de dotación.

Nunca estuvieron solos, la clase popular se había solidarizado; estudiantes y

campesinos de otros ejidos los salvaguardaban con el hecho de estar vigilantes, a

la expectativa de lo que pudiera pasar, vergüenza lacerante para los encargados

del orden público. “La Judicial del Estado constantemente la teníamos ahí, nos

echaban las guardias blancas” arriba en la carretera, estaba en el talud, pero

también allí estaba nuestra garita, no permitíamos la entrada, “allí se la rifaron dos

tres, gente que se decidía”. Aunque las noticias fluían de la siguiente manera: “Los

invasores posesionados del Campo Teresita azuzados por líderes estudiantiles, se

lanzaron en lo que parece ser una contra ofensiva a la acción emprendida por las

236 Entrevista realizada a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 de junio, 2010.

128

autoridades judiciales”. Los campesinos, en realidad, tenían miedo: las guardias

blancas inculcaban miedo.237

Las mujeres permanecían en casa o en las techumbres; preparaban comida no

sólo para su esposo y sus niños, era para quien no había comido; cuidaban a los

niños, y al ir a la escuela los acompañaban. El hijo de un solicitante de tierras

impartía las clases, llamado Manuel Rojo.

La intervención de centrales políticas en el problema agrario en el Municipio de

Guasave provocó disputas entre los grupos campesinos invasores de terrenos

privados. Sin embargo, ante la actitud de los campesinos de la CCI que estaban

invadiendo al amparo de la agitación creada por el otro grupo y los estudiantes, se

temía que los segundos se enfrentaran a aquéllos; pero las cosas no pasaron a

mayores.

Junto al descontrol provocado en la Judicial, por la toma de tierra perpetrada por

los campesinos, se presentó el caso de la tercera víctima de los latifundistas en

Rancho California; por lo que Guasave vivía en tensa calma; sin embargo, los

campesinos y estudiantes hicieron una tregua, para reunirse en Ruiz Cortines, al

velorio de Alejo Cebreros Pandora.

Los líderes estudiantiles recorrían los núcleos campesinos del Municipio de

Guasave, persuadiendo a los ejidatarios o solicitantes de tierras a que tomaran las

tierras de particulares. Recorriendo también los poblados que concentraban a los

pizcadores de algodón; arengándolos para que no fueran a la pizca, y que debían

exigir que se les pagara a un peso el kilo de fibra cortada.

Marcelo Loya fue declarado agitador oficial de todo. El encargado de agitar a los

pizcadores para que además de asaltar mercados y “expropiar” víveres, formaran

un grupo invasor de tierras. Pero, según los pizcadores, no habían seguido

instrucciones de Loya, aunque estaban inquietos”.238

237 Entrevista realizada a Héctor Armenta Rodríguez, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011. 238 El Debate, 5 de junio, 1972, p. 3.

129

El 20 de junio arribaron dos camiones con elementos del Ejército para vigilar la

región de Ruiz Cortines, previniendo posibles brotes violentos de campesinos o

pizcadores manipulados por agitadores; el centro de operación fue la escuela

primaria de Ruiz Cortines.

Pero como había grupos campesinos que se habían pacificado, negándose a

continuar siguiendo a los estudiantes, esperando solución a sus problemas por

vías legales, Marcelo Loya empezó a desconfiar de Gildardo Obeso239 porque le

confundía a la gente que había decidido integrarse a su Comité.240

Pero, como habíamos dicho anteriormente, todo estaba supervisado por la

Judicial; desde el asesinato de los campesinos de Rancho California la zona norte

se mantenía vigilada. La Policía Judicial se concretó a rondar los lugares

adyacentes, pues los campesinos no permitirían ser evacuados,241 sobre todo en

el Municipio de Guasave, para que no se presentaran disturbios, mismos que

habían provocado los latifundistas. De acuerdo con los planes de los estudiantes,

dados a conocer públicamente, se preveían más invasiones de terrenos

particulares, especialmente en dicho municipio.

Los trabajadores de los campos invadidos atendieron las órdenes de campesinos

y estudiantes de desalojar los lotes, sin provocar brotes de violencia. Mientras

tanto, tropas del Ejército nacional continuaban patrullando la región sin tener

oposición alguna; su presencia tenía el objeto de evitar nuevos brotes de violencia,

como el registrado en Rancho California. Sólo se detectaban movimientos de

grupos campesinos de un campo a otro, o hacia Ruiz Cortines: pero todos

desarmados; al parecer, esos grupos pertenecían a la CCI.

Por su lado, el secretario General de la CNC, Alfredo V. Bofill, en el pleno agrario

efectuado en Culiacán el 12 de junio, señalaba categóricamente que para el

Comité Nacional de la CNC no existía más organización campesina que la Liga de 239 Dirigente de la Liga 23 de Septiembre, con quien en un momento Marcelo había tomado algunas de sus sugerencias, pero precisamente por salirse de los límites legales no estaba de acuerdo, inclusive le agitaba a la gente, llegó Marcelo a considerarlo como traidor y dejó de confiar en él. Entrevista realizada a Miguel Domínguez Corrales, El tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010. 240 Ibid., 7 de julio, 1972, p. 3. 241 Ibid., 7 de junio, 1972, p. 2.

130

Comunidades Agrarias que dirigía el Ingeniero Patricio Robles. Y en tono enérgico

añadía “¡Vamos a decirle a Miguel Valdez Q., divisionista con quien no tenemos

ninguna responsabilidad, que no vamos a permitir que dentro de la organización

se rompan los estatutos!”.242 A la vez que criticaba al Partido Acción Nacional

(PAN) por pretender capitalizar el movimiento surgido en Sinaloa con la invasión

de terrenos en cultivo; sin embargo, el PAN declaraba que no era así, sino

conocer el fondo del problema para estar en condiciones de emitir opiniones.243

El 10 de julio de 1972 se cumplía el primer aniversario de la masacre de

estudiantes en la Ciudad de México; los estudiantes de Sinaloa, para celebrarlo,

anunciaron sendos mítines en Culiacán, Guasave y Ruiz Cortines. También

habían anticipado una ola de violencia; realizaron una manifestación por las calles

de Culiacán, apedreando el edificio del Comité Municipal del PRI, rompiendo los

cristales. Finalmente, al oscurecer, los líderes estudiantiles, con los campesinos,

llegaron a Ruiz Cortines, donde celebraron otro mitin con ataques a autoridades y

agricultores, incitando a los campesinos a luchar por las tierras.244

La represión y la vigilancia por parte de la Judicial nunca se suspendían; siempre

estuvo a punto de darse una masacre. Cientos de policías y “guachos” mantenían

sitiado el poblado. “El 27 de junio se presentaron unos tractores a trabajar en el

campo El Norteño; Isidro, un amigo que pasaba por allí, nos avisó que habían

entrado; Marcelo seleccionó, de inmediato, a quince para que fuéramos a detener

esa actividad: “pues si nosotros”, decía Marcelo, “no podemos sembrarla, hasta

que se resuelva la resolución presidencial, nadie va a hacerlo”.

Por su parte, en ese momento, Reynaldo Ramos había ordenado lo contrario a

sus trabajadores; puso a su gente y a los policías a vigilar en el borde del camino;

nosotros, sin saber que estaban ocultos, nos fuimos en una camioneta con

algunas armas: se sentía un silencio. Personas, trabajadoras de éste, quienes

vivían en casitas en los campos, nos veían pasar con gran asombro, pues se

imaginaban el resultado de cuando se empezara a disparar, nos enfrentamos a

242 Sólo había una Liga de Comunidades Agrarias en Sinaloa. Ibid., 13 de junio, 1972, p. 4. 243 Ibid., 11 de junio, 1972, p. 2. 244 Ibid., 11 de junio, 1972, p. 2.

131

ellos, detuvimos los tractores, pero luego salió la Judicial y nos desarmaron a

todos y nos llevaron a la Procuraduría, en Culiacán, enclaustrándonos como

grandes delincuentes; aislados, sin comunicación externa”. “Más que

encarcelamiento, nos habían “desaparecido”.245

“Nosotros, continua diciendo Héctor, no sabíamos lo qué pasaba en El Tajito, allá

mucho menos sabían de nosotros, pues nadie les dio razón, el mismo Marcelo

estaba preocupado, sin saber dónde buscarnos. “Recuerdo”, continúa diciendo

Héctor Armenta, que “mi padre Ruperto Armenta,246 en México, se entera de lo

que pasaba acá en Sinaloa, que varios estábamos desaparecidos, por lo que

habló con los senadores federales Gabriel Leyva Velázquez y Alfonso G.

Calderón, quienes rápido mandaron a un agente de Gobernación, Juan Escutia,

mismo que en una ocasión había estado en El Tajito y nos había recomendado

que fuéramos cuidadosos, que nos portáramos bien, que no portáramos arma,

porque eso complicaba la situación, prometió ayudarnos.

“Una camioneta de la judicial nos llevó a Guasave, cuando en realidad la orden

había sido que nos liberaran, pero no se dio así, en El Tajito, Marcelo tenía

detenidos a dos ayudantes de Reynaldo, Abel Medina Yánez e Hilario Chacón

Montejo, como protesta a la “desaparición” de nosotros, y a las exigencias de que

se hiciera efectiva la resolución. Juan Escutia se había adelantado para informar al

245 Los campesinos eran: Guadalupe Puerta Flores, Manuel Garza Cervantes, Valente Valdez Mondaca, Fidencio Loya Ornelas, Arnoldo Mejía Atondo, Alfonzo López Águila, Arnoldo Leyva Carrillo, Absalón López Peláez, Jacinto Orosco Armenta, Lorenzo Domínguez Torres, Bernardino Loya Ornelas, Héctor Elenes Armenta, Isabel Cebreros Hernández, Everardo Espinoza Armenta y Héctor Armenta Bojórquez. El So de Sinaloa, El Debate, El Diario de Culiacán 26 junio y 11 y 19 julio, 1972. 246 Por ese tiempo lo habían comisionado a hacer unas gestiones del ejido Miguel Alemán, pues él había sido uno de los fundadores de ese ejido, era bien visto por las autoridades agrarias, entre los senadores federales de Sinaloa Gabriel Leyva Velázquez, a quien tildaban de izquierdoso, lo mismo al Senador Calderón, quien pronto pelearía la Gubernatura del estado, siendo los campesinos lo primero en apoyarlo. A causa de las gestiones que hicieron se presentaron una serie de contradicciones entre el gobierno, pues se notaba que no comulgaban con las ideas del régimen del gobernador en turno; Alfredo Valdés Montoya, quien por supuesto se había molestado que una orden viniera desde arriba. El Debate, 26 junio, 1972. Entrevista realizada a Héctor Armenta Rodríguez, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011.

132

grupo dónde estábamos, y aconsejaba que liberara a los trabajadores de Ramos,

para que no se complicara más la situación”.247

Pero el grupo, sin saber el motivo de la visita, y avisado además por los

estudiantes de que llegaba algún enviado de Gobernación, “según para llegar a un

arreglo”, no tardaban ni quince minutos, cuando ya se aplicaba toda la fuerza de

los elementos policiacos y se les obligaba a desalojar. Eso los estudiantes lo

habían visto en otras tomas; destruyéndoles y quemándoles todas sus

pertenencias.

Por lo que acordaron que cuando entrara Escutia lo amarrarían, sin dejarlo ir, y a

cualquier movimiento de él o de la Judicial le volarían la cabeza. Así, sobre aviso,

se le permitió pasar e inmediatamente lo ataron. Sin saber él que las órdenes de la

Judicial eran aplicar la fuerza para desalojarlos, aunque fuera necesario disparar.

Marcelo ya no escuchó, sino que en cuanto pasó lo aprisionaron, por más que él

explicaba la razón de su visita: no le creían.

Así es como el 29 de junio a las diez de la mañana, la Policía Judicial del Estado al

mando del licenciado Tomás González V., tenía rodeado y encañonado el

poblado,248 fue la primera vez que estuvo a punto de desatarse una masacre;

estaban en sus actividades cotidianas, los niños se habían preparado para tomar

sus clases, las mujeres hacían sus quehaceres, otras trataban de conseguir algo

para hacer de comer, de lo que habían donado los campesinos y de lo que los

estudiantes habían conseguido; ya se había hecho costumbre que algunos no

salían a trabajar, por estar en guardia protegiendo el poblado, o bien ayudando a

mantener las casitas en pie.

247 Entrevista a Héctor Armenta Rodríguez, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril 2010. 248 El Debate decía en su nota: “más de medio centenar de agentes de la Policía Judicial del Estado ha tendido un cerco para evitar que siga entrando más gente, víveres y agua. Y conminando a salir a los que se encuentran dentro, confirmándose que los invasores tiene un verdadero arsenal con armas de fuego de diversos calibres y decenas de “bombas Molotov”. Para cuando personas entrevistadas dijeron que eran más de cien; que si tenían bombas, pero solo una cuantas. Ibid., 30 de junio, 1972, p. 2. Entrevistas realizadas a Miguel Domínguez, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010, y a Héctor Armenta, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011.

133

En la ramada que había en el centro del poblado continuamente convivían

campesinos, ejidatarios de otros poblados, estudiantes y gente que quería ayudar

o simplemente ver, que de hecho por esa confianza llegó a introducirse; “orejas”

del gobierno. Los campesinos de otros ejidos iban y venían, algunos inclusive,

habían retirado la ayuda por no gustarles las acciones de descalificación que se

decían en contra del grupo, o bien porque aún no era tiempo de cosecha.

A pesar de que se había dado una confusión por parte de los campesinos

respecto a las intenciones de Escutia, “aunque razonada” por lo sucedido en otras

tomas de tierras, razón por la que no se hicieron esperar, a pesar de que si, por un

lado, la Judicial del Estado llegaba con órdenes desde arriba de desalojarlos a

como diera lugar, por otro lado Juan Escutia, agente de Gobernación, “hoy estoy

seguro” dice Héctor Armenta, “iba a comunicarles dónde estábamos” quienes

habíamos sido detenidos días antes en la emboscada de los judiciales y cohechos

del latifundista Reynaldo Ramos.

A Escutia, en los primeros momentos se le había amordazado con un mecate, el

Güero Viejo quería lastimarlo, pero Marcelo no lo permitió, quería confiar en él

porque caía en cuenta que sus intenciones eran de ayuda, se los había hecho

saber desde el primer momento, allí dentro menos podía gestionar.

Había resistido las condiciones y atropellos de la Judicial, a quienes indignado les

pedía que cesaran las acciones inhumanas en que los tenían, recibiendo

respuesta negativa y grotesca; ya no se sentía como rehén de los campesinos,

sino del mismo lado, quizás para los campesinos había sido el momento en que se

habían sentido un poco seguros, a pesar que de cualquiera de las partes podía

iniciar un polvorín. Escutia, aunque vigilado, entre los campesinos intercambiaba

maneras de cómo llegar a un mejor arreglo, aunque la solución dependía de más

arriba.

Sin embargo, los judiciales no dejaban de hostigar a los campesinos, a quienes a

través de un megáfono les exigían que desalojaran, y que quien no lo hiciera

tendría veinte años de prisión; constantemente, esa frase amenazante provocó

que varios se salieran, a lo cual Marcelo decía “el miedo yo no lo puedo controlar”,

134

por algunos vinieron sus familiares para llevárselos, otros para apoyarlos y

decirles que permanecieran en la lucha; desde fuera les manifestaban el apoyo,

más de setenta y dos horas vivieron ese suplicio, todas las noches, por parte de la

Judicial, alumbrándoles con grandes reflectores no permitían que entrara nadie,

salvo a mujeres que iban a sacar pertenencias o algún familiar.

Escutia se solidarizó con el grupo, vio las injusticias que se cometían contra ellos,

las condiciones en que vivían, niños enfermos de tosferina, sarna, desnutrición,

inclusive la deshidratación se hizo presente en niños y adultos, la suspensión de

agua y alimentos empeoraba la situación.249

La prensa alarmaba más; informaba que había sido capturado Lorenzo Briseño

Flores,250 cuando trataba de entrar al campamento junto con su cómplice José

García Hernández, quienes se consideraba que habían robado el dinero al

pagador del campo algodonero de Arturo Gamboa, quien había confesado no sólo

ese atraco sino el de tres campesinos de Constancia y de dos taxistas, así como

el asesinato del policía auxiliar de Guasave, Jesús Ontiveros. Señalaba a Gildardo

Obeso como el autor intelectual de los atracos, quien les había proporcionado

armas y dado órdenes para que fueran a cometer asaltos y obtener así dinero

para la causa, señalaba también a otros dos sujetos que se encontraban prófugos,

249 A Escutia le tocó ver cómo quedaron sin alimentos, sin agua, ¡imaginemos! el mes de junio en Sinaloa, en esas condiciones, casi a la intemperie, donde las temperaturas en pleno medio día llegan a más de 40C°, aunándole el que no haya agua . Él se mantenía sin camisa a causa del calor, le daban de beber lo mismo que a todos, una agua salada, turbia, la cual habían logrado extraer de los pozos que habían construido, los dientes les cambiaron de color, a causa de las sales, los alimentos escasearon, si bien algunos granos de maíz que se tostaba en las hornillas de las diferentes casas y en la misma que se mantenía encendida en el centro del poblado. Razón por la que más se solidarizó. Como consecuencia, después murieron dos niños. 250 Lorenzo Briseño era un desertor del Ejército en Cocula, Jalisco, se había venido a la pizca de algodón, al igual José García. Con esa confesión quedó aclarado el crimen, que si bien declaraba Briseño, que era Obeso el intelectual, pero lo “obtenido sería para la causa” también habían asaltado a los campesinos Maximice Solano López, José Ángel Ortega Rosas y Efraín Guerrero Ortega, robándose la camioneta de estos así como el asalto al pagador del Campo de Arturo Gamboa, a quien le quitaron cerca de diez mil pesos. Tenía planes de asaltar el Campo Labastida. La cantidad de dinero fue de $770.00, y la pistola Smith Weston calibre 38 que recibió de Gildardo Obeso, a través de José García; ellos, junto con Luis Encinas, también habían asaltado quince días antes a un taxista en Angostura, robándole el automóvil y a un chofer de Guasave. Ibid., 30 de junio, 1972, p. 2

135

como cómplices en los asaltos. Esto hacía sospechar que El Tajito era refugio de

maleantes.251

Había mujeres muy valientes, decididas. Animaban con todo la lucha. Una de ellas

fue la hermana de Marcelo Loya: Pomposa.252 Y también, llenas de valor,

destacaron doña Porfiria Armenta Paz y doña Inés Barraza. Pero a pesar de eso

muchos campesinos, amedrentados, decidieron huir. Los imprescindibles,

obviamente, fueron los setenta u ochenta individuos que decidieron resistir: los

que apostaron todo por el predio ése.

Tendió un cordón de hombres armados con rifles. La prensa aseguraba que

“agentes de la Policía Judicial del Estado pudieron identificar entre el grupo de

sujetos armados a por lo menos tres delincuentes conocidos. Uno de esos sujetos,

se aseguró, era de los que en junio pasado, se habían evadido del Centro de

Readaptación Social del Estado.

Y que “eran precisamente estos sujetos los que azuzaban a los campesinos a

“defenderse”. Los ánimos comenzaron a caldearse y, siguiendo las instrucciones

de los sujetos armados, entre los que se encontraba Marcelo Loya, y Zoilo Félix

hablando con los jefes del contingente, fueron replegándose”.

“Poco después empezaban a repartirse bombas “molotov” entre todos los

campesinos, que fueron formando un círculo en torno a las fuerzas públicas. Un

anciano corría de un lado a otro con una pistola en la mano, arengando a los

campesinos a disparar”.

“Zoilo Félix seguía hablando con el capitán Trejo García, condicionando la revisión

de las casas a que se devolviera una pistola que se había recogido a uno de los

campesinos y a que no se quitara ninguna de las armas que tenían porque las

necesitaban para defenderse”.

251 El Debate, 1° y 2 de julio, 1972, p. 3. 252 Pomposa, en 1985 encabezó un grupo de campesinos, nombrado “Marcelo Loya”, pero nada que ver con el liderazgo nato de su hermano, el cual no tenía. Doña Porfiria, quien venía desde un principio en la resolución presidencial siempre estuvo atenta a ayudar. Entrevista realizada a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011.

136

Los soldados fueron retirándose y los agentes judiciales y municipales se

replegaron hacia el centro de la explanada, a las 13:15 horas los oficiales

militares, el subjefe de la judicial y el inspector Valderraín, cambiaron impresiones

y determinaron que lo más prudente era retirar sus fuerzas para evitar el

enfrentamiento. Aunque dejaría una guardia vigilando el poblado desde la

carretera.253

Otra nota de la prensa decía: “por lo menos 9 peligrosos delincuentes, entre los

cuales se encentraban 8 evadidos de los penales de Culiacán y Mazatlán habían

tomado como refugio el ejido El Tajito. La denuncia había sido hecha por

campesinos del mencionado ejido, lo cual hicieron por estar en desacuerdo con

los líderes por haber brindado “acogida a los delincuentes”. Inclusive aseguraban

que “muchos de los delitos que se encontraban impunes, habían sido planeados

allí, de donde salían los maleantes a cometerlos y regresaban después a

ocultarse”.

Las circunstancias se variaban, los rumores empezaron a culparlos de todo lo

negativo que sucedía en el norte de la entidad: asaltos, secuestros, protección de

narcotraficantes; decía la prensa que se había convertido en cuna de

delincuentes.254 Como decíamos en páginas anteriores, como hubo mucha gente

que apoyaba, no se supo en qué momento se introdujeron “orejas de gobierno”, o

bien de los mismos latifundistas pagados para sembrar la discordia. Cuando

recapacitaron era demasiado tarde: se habían confiado demasiado.

Las autoridades y los funcionarios del DAAC y Terrenos Nacionales, tenían la

misión de resolver el problema de los campesinos y trasladarlos a su nueva

residencia. En esa dinámica estaban, pero El Tajito realmente se había

involucrado en un gran problema. El hecho de haber caído en el juego, de haber

autorizado lo que ellos mismos no comulgaban. Ahora, Marcelo debía salir del

253 Ibid., 18, 19 y 24 de diciembre, 1972, p. 2. 254 Sí se le había dado entrada a José Luis Baca “El Güero Viejo” y a Juan Villalobos, “El Polacas”, quienes al principio aparentaban que ayudaban a la causa, efectivamente se dedicaban a asaltar, con el dinero que aportaban se hicieron mejor las casitas de los campesinos, en esa ocasión de la búsqueda de Roberto Valderraín aparentaron que estaban con los campesinos, parecía que se la rifaban, eran de Chihuahua, Marcelo se dio cuenta demasiado tarde. Entrevista realizada a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 y 27 de junio, 2010.

137

grupo, más que para protegerse para apoyarlo, puesto que estaba en vísperas de

lograr, por el momento, las quinientas hectáreas y trasladarse al predio que sería

la zona urbana mientras se buscaban los caminos para lograr el complemento.

Pero al salir del grupo, calló en lo verdaderamente ilícito; como él mismo dijo:

“compañeros yo me tengo que ir, me tengo que retirar de aquí, pero yo quiero que

sigan adelante”.255 Cometiendo al tercer día el secuestro de uno de los

mayordomos del latifundista Reynaldo Marcos, junto con los seis compañeros que

lo escoltaban el día de su salida del predio, al señor.256 A quien realmente nunca

quiso que se le maltratara, pues era una manifestación más, en contra del

latifundismo y a las políticas gubernamentales. El mismo afectado manifestó en

entrevista con reporteros de El Debate, que uno de los plagiarios se ensañaba con

él apretándole excesivamente las ataduras, pero Marcelo Loya había intercedido a

favor de él.257

Para el último día del año, el Ejecutivo estatal aseguraba que los individuos ya

habían abandonado el poblado ante la inminencia de una intervención decidida de

las fuerzas públicas.258 Mientras los campesinos de El Tajito continuaban

trasladándose y organizándose para establecerse en lo que sería la zona urbana,

con la esperanza de que todo fuera mejor, el día 6 de enero, Día de Reyes,

bastante lluvioso, para ellos, al igual que para la gente pueblerina, era un buen

presagio; “las cabañuelas”259 en ese año de 1973 pronosticaban lo mejor, sin

embargo, para los campesinos de El Tajito y de la región de Guasave sorprendía

la espeluznante noticia de que Marcelo había sido asesinado, junto con otros tres,

su hermano Bernardino, Alejandro Beltrán y Eulalio Marisca.

Los campesinos quedaron enmudecidos, sin saber cómo actuar; por una parte

habían logrado lo que tanto habían gestionado, y por la otra se encontraban

desconsolados: sin dirigente. 255 Salió con seis compañeros más, era necesario que lo resguardaran, latifundistas y judiciales los perseguían. Entrevista realizada a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011. 256 El Debate, 7 de enero, 1973, p. 2. 257 En la choza estuvo sin vendas en los ojos. Ibid., 8 de enero, 1973, p. 2. 258 Ibid., 31 de diciembre, 1972, p. 3. 259 Conjunto de métodos tradicionales que, desde inicio de año, pretenden predecir el tiempo atmosférico a largo plazo.

138

3.- Soluciones agrarias

Gracias a la tesonería de los campesinos de El Tajito en sus gestiones legales e

ilegales por la tierra, en 1976 logran el reconocimiento de la tierra que el licenciado

Gustavo Díaz Ordaz les había dotado desde 1968. No sin antes haber vivido un

verdadero suplicio, arriesgándolo todo durante los últimos siete meses de 1972,

donde tuvieron que enfrentarse a las inclemencias naturales y la constante acción

de la fuerza represiva de la Judicial del Estado y los malos tratos traducidos en

“cohechos de los latifundistas”.

Si bien es cierto que las características en general de los campesinos de El Tajito

coinciden con las de todo campesino, según Stavenhagen260 las de ser

trabajadores de subsistencia del medio rural, con decisiones limitadas; sin

embargo, éstos fueron capaces de luchar contra las bases impuestas por el

sistema imperante del momento, al no querer entregarles la tierra autorizada en

resolución presidencial.

Realmente, para el gobernador Alfredo Valdés Montoya la situación que imperaba

en el estado referente a las invasiones daba una mala imagen, inclusive el día de

su IV informe, el mismo Lic. Augusto Gómez Villanueva, jefe del DAAC, quien lo

acompañaba al importante acto, representando al presidente de la República, Lic.

Luis Echeverría Álvarez, afirmaba que se estaba viviendo un momento de cambio

en Sinaloa; el de establecer la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra, y en el

trabajo.

Paradójico sonaba el discurso de Gómez Villanueva al decir “Venir a Sinaloa es

asomarse al México del porvenir, a ese México en el que todos sus hijos hemos

soñado muchas veces con un México de trabajo y producción, ahora mismo, nos

hemos esforzado de tratar de hacerlo una realidad solida y perdurable, de la

equidad y de la justicia social”.261

260 Rodolfo Stavenhagen, Las clases sociales en las sociedades agrarias, Siglo XXI, México, 1969, p. 80. 261 Ibid., 15 y 16 de noviembre, 1972, p. 2.

139

Parecía que había olvidado las sendas reuniones realizadas en el estado,

celebradas entre los representantes de gobierno y los líderes de los campesinos,

con el fin de replantear la situación y orientarlos hacia una terminación del

problema,262 conciliando intereses. Ese interés era el que existía del presidente

Echeverría, representado por los titulares del DAAC y de la Secretaría de

Recursos Hidráulicos, de atender los problemas, por lo que la falta de presupuesto

no era obstáculo.

La idea de los funcionarios de las dos dependencias, era canalizar los recursos

necesarios para que la ejecución de la obra no fuera motivo de problema para los

campesinos que recibieran las tierras y pudieran incorporarse al cultivo dentro del

menor tiempo posible.263 El Lic. Víctor Torres, secretario general del DAAC, al

dirigirse a una comisión del Campo El Tajito integrada por Fidencio Loya Ornelas,

hermano de Marcelo, Zoilo Félix Gutiérrez y Felipe Cisneros Hernández, los

exhortaba para que de inmediato se integraran a la producción de la tierra.264

De hecho, no solamente los campesinos habían mostrado su disposición por

encontrar un arreglo; también los pequeños propietarios, las autoridades de la

Comisión del Río Fuerte y de las instituciones bancarias oficiales, estaban en la

mejor disposición de aportar su colaboración en el presente problema agrario.

La posición de la Asociación de la Pequeña Propiedad Agrícola Ganadera y

Forestal del Municipio de Ahome, del gobierno federal a través del DAAC, y la

CNC, era adquirir tierras a través de la compra a fin de entregarlas a los

campesinos con derechos a éstas.265En una reunión que Marcelo tuvo en el mes

de noviembre de 1972, en Los Mochis, le dijo Reynaldo: “Mira Marcelo, la tierra no

262 Ibid., 4 de noviembre, 1972, p. 3. 263 Ibid., 6 de noviembre, 1972, p. 3. 264 Ibid., 7 de noviembre, 1972, p. 3. 265 Sujetos a la resolución presidencial, como medio de solucionar un problema social. Inclusive, los campesinos del grupo de Pablo García; ya contaban con una superficie de 1, 600 hectáreas en el predio Tetameche y los del grupo de Marcelo con 500 hectáreas en el Campo El Norteño, para dar solución al problema de los campesinos que tenían ocupados terrenos particulares, propiedad de los señores Robinson Bours y otros. Ibid., 17 de noviembre, 1972.

140

me la quitan, yo voy a regalar 500 hectáreas para el ejido, pero, no me las están

quitando, yo las dono, y el resto no se las doy.266

A la vez, los pequeños propietarios desesperados porque los campesinos y las

mismas instituciones oficiales demandaban y confirmaban las condiciones

reflejadas de posesión de tierras, no como pequeños propietarios que se

declaraban, sino como grandes latifundistas, ellos mismos solicitaron, para no

verse más afectados de sus propiedades, apresurar el trámite y cumplirse lo

dispuesto en las sentencias de los juicios de amparos, y resoluciones de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación; inclusive consideraban que si las

autoridades agrarias; tanto del DAAC como de Gobierno del Estado, no resolvían

nada sobre los problemas que se confrontaban en El Tajito, y los otros ejidos con

parecida problemática (Los Hornos, Rancho California, Cobayme y Abelardo L.

Rodríguez), estaban dispuestos a ceder a los campesinos sin tierras una

superficie de 1,400 hectáreas, pero que también fueran entregadas las 1,500

hectáreas por parte del gobierno del estado y cuatrocientas más que estregaría la

Liga de Comunidades Agrarias, lo que sumaba un total aproximado de 3,500

hectáreas.267

Estaban conscientes también de que se trataba de un problema no solamente

agrario, sino social, que afectaba a familias económicamente muy necesitadas. No

dudaban de las carencias de los campesinos, sin embargo, no querían afectar sus

intereses con los acuerdos llegados, les preocupaba perder más tierras y que los

ciclos agrícolas de siembra quedaran sin dejarles ningún beneficio.268

El dirigente de la CNC, Alfredo V. Bonfil, consideraba que dicha central

únicamente aceptaba las formas legales a los problemas de tierra, por lo que

expresaba: “no hay otro camino que no sea la aplicación concreta de la ley”, a la

vez indicaba: “hemos condenado las invasiones porque a la larga colocan a los

266 Entrevista realizada a Clemente Armenta Páez, El Tajito Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010. 267 Ibid., 15 de octubre, 1972, p. 3. 268 Ibid., 15 de octubre, 1972, p. 3.

141

campesinos, en su desesperación, en una posición desventajosa frente a las

autoridades y frente a los particulares acaparadores de tierras”.

Pero reconocía que permanentemente debían revisarse el Registro Agrario

Nacional, los Registros Públicos de la Propiedad, la clasificación de las tierras y

fundamentalmente las opiniones de los campesinos que habían nacido y crecido y

aún seguían trabajando en regiones o predios donde particulares con numerosas

apariencias legales habían ocultado la concentración de tierras. “Es difícil concluir

un reparto agrario porque todos los días se puede vender y comprar tierras”.

Añadió también: “es perjudicial un quebranto a la unidad política de los propios

campesinos, el surgimiento de los líderes profesionales que traen problemas

políticos locales atrás, y que aspiren, en consecuencia, nada más a crear focos de

agitación para un exhibicionista político para llamar la atención con vistas a

concesiones futuras, así como la intervención de elementos ajenos al sector

campesino, concretamente grupos estudiantiles que sin tener realmente una leal

alianza con los campesinos, una verdadera emoción revolucionaria, ni conciencia

de que es el procedimiento agrario y como puede conducirse a la base campesina

hacia el éxito, se han dedicado a sembrar una ola demagógicamente de

esperanzas que, después, dentro del marco de la ley no se podrán cumplir”.

“Si el camino correcto fuera trasgredir la ley, es viable que las propias masas

campesinas plantearan esta alternativa, pero somos los primeros conscientes de

que fuera de la ley no podremos avanzar, que lo único que hacemos es provocar

un juego favorable a toda la contra reforma agraria”. “Es evidente que los jóvenes

que han recibido la oportunidad de asistir a centros de enseñanza superior

constituyan un grupo minoritario que podríamos clasificar como de privilegio”.269

Las acciones persistentes de los campesinos, el apoyo solidario de los grupos

externos de campesinos y estudiantes, permitió que funcionarios nacionales por

fin, después de tanto gestionar, acudieran a proponer una salida favorable,

reuniéndose con los campesinos en El Tajito, el 22 de octubre de 1972,

269 Ibid., 30 de julio, 1972, p. 2.

142

comandada por el Lic. Villanueva quien los exhortó a buscar cualquier arreglo por

las vías legales.

Ya que según él, era preocupación del presidente Echeverría solucionar los

problemas del campo, pero desde luego la solución debía fundarse en el dialogo

entre estos y los pequeños propietarios. A la vez hizo hincapié que depusiera

cualquier actitud al margen de la ley “estamos aquí para buscar soluciones a los

problemas agrarios que confrontan y tengan la seguridad que serán resueltos

satisfactoriamente”.

Reunión a la que también asistió el Lic. Víctor Manuel Torres, secretario general

del DAAC, el Ing. Sergio Reyes Osorio, director de Organizaciones y Fomento

Ejidal, el Ing. Norma López Cano, y el profesor Arturo Luna Lugo, consejeros, Lic.

Ramiro Dávila Fuentes, subdirector de inafectabilidad de la misma, por supuesto el

dirigente Marcelo Loya representante de los campesinos, en la cual acordaron

garantizar la parcela, tal como lo establecía la resolución presidencial,

abandonarían el lugar donde tenían instalado el caserío, tan luego que se les

entregara una superficie de 22 hectáreas para instalar el poblado, siempre y

cuando fuera a la vera de la carretera, y no colindante con ningún poblado.270

El Ing. Celestino Salcedo M., director de Terrenos Nacionales iniciaría la

localización del predio donde pudiera construirse el poblado. El Departamento de

Asuntos Agrarios y Colonización con la colaboración de la Confederación de la

Pequeña Propiedad Agrícola Ganadera y Forestal de la República Mexicana.

Desalojarían los predios que tenían ocupados y en su lugar recibirían 500

hectáreas de terreno de riego en el Campo el Norteño, colindante de la superficie

ocupada. Las cuales serían para atender las necesidades de los beneficiados en

270 Del ejido Alfredo V. Bonfil, quienes firmaron fueron el dirigente Pablo García Valdez, el secretario y el tesorero, Justo García e Isidro Castro. A la vez se les entregaron 1, 600 hectáreas en el predio Tetameche, demandaban la absoluta seguridad de que se ejecutaran las obras de riego. Ibid., 7 y 15 de noviembre, 1972, p. 3.

143

la resolución presidencial, pero se continuaría localizando terrenos para cubrir las

demandas de tierras de los campesinos con derecho a salvo.271

El grupo de campesinos que no estaban incluidos en la resolución presidencial

serían beneficiados con un lote en la zona urbana del ejido, luego que se

localizara la superficie donde se creara el poblado.

Se destinarían quince millones de pesos para el poblado por parte del gobierno

federal, con el propósito de dotar al Campo El Tajito de todos los servicios

públicos como energía eléctrica, agua potable, etcétera, incluso construirles una

escuela. El Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad y la Vivienda

Rural, (INDECO), se encargaría de la construcción de las casas.

Se hizo constar que la entrega se hacía de forma parcial; dejando abierta la

posibilidad por parte del gobierno federal de superar los obstáculos para el

cumplimiento de la resolución presidencial, conforme al plano proyecto, con objeto

de satisfacer las necesidades agrarias del grupo.272

La experiencia de El Tajito llevó a los funcionarios del Departamento Agrario a

pensar en un cambio de sistemas que permitieran hacer dotaciones agrarias que

posteriormente no generaran problemas a los mismos campesinos y a los

pequeños propietarios.273 La Dirección de Terrenos Nacionales del Departamento

de Asuntos Agrarios y colonización, haría una investigación exhaustiva en Sinaloa

271 Cabe señalar que en El Tajito aún se confrontaba un problema difícil, ya que había campesinos que no estaban incluidos en la resolución presidencial, pero que también reclamaba parcela. La situación de estos campesinos se consideraba difícil, porque no fueron incluidos en el expediente inicial cuando se promovió la afectación; en tales condiciones, no estaban señalados como beneficiarios para una unidad de dotación. Sin embargo, la Liga Comunidades Agrarias ofrecía iniciar una nueva acción agraria para buscarles acomodo y que pudieran ser dotadas de tierra mediante los procedimientos agrarios que señala la ley. El Debate, 23, 28, 30 y 31 de octubre, 1972, p. 3. 272 El acta de entrega fue firmada por el Lic. Torres, secretario general del DAAC y el resto de la comisión agraria y por el líder del grupo campesino, Marcelo Loya, presidente del comisariado ejidal, el secretario Rafael Bojórquez; el tesorero Clemente Armenta; y por el presidente del consejo de vigilancia, Enrique Rosas. Acta del 1° d e diciembre, 1972, RAN-Sinaloa. 273 Ibid., 17 y 23 de noviembre, 1972, p. 3.

144

para verificar la existencia de terrenos nacionales o baldíos con miras a efectuar

nuevas dotaciones a campesinos sin tierra.274

Por lo que se creó el Departamento de Asesoría Agraria dependiente de la

Dirección de Gobernación y a la vez significativa labor junto con el personal de la

Comisión Agraria Mixta y de la Procuraduría General de Justicia del Estado, la

cual trabajó en diálogo logrando en ocasiones soluciones favorables a los

campesinos Inclusive el gobernador Calderón reconocía que los campesinos

debían ser escuchados por el presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez.

4. Protagonistas y nexos de El Tajito

La persistencia y resistencia que los campesinos de El Tajito mostraron ante la

fuerza pública, puede deberse al apoyo incondicional (moral y material) recibido de

los campesinos de otros ejidos, de los grupos estudiantiles y de los docentes,

quienes nunca los dejaron solos a pesar de tanta maniobra de los latifundistas y

del gobierno estatal, apoyados desde la prensa por las organizaciones privadas,

los pequeños comerciantes y los grandes empresarios.

Constantemente el poblado estuvo rodeado de judiciales estatales, de la policía

judicial local de Guasave por el Ejército, también había gente disfrazada de

“cohechos“, gente que le pagaban para que fueran a sacarlos, “las dichitas

guardias blancas”, pagadas por los latifundistas, con la orden de desalojarlos. En

una ocasión llegó el Ejército, se estuvo a punto de que estallara un polvorín, de

hecho los niños estaban presentes, no se logró replegarlos, todos los compañeros

estaban en sus puestos, a la vanguardia, celosamente vigilantes. Presente estuvo

el temor de que se registraran nuevos “atropellos” a personas y a los bienes.

274 La información fue proporcionada por el Ing. Celestino Salcedo Monteon, director de terrenos nacionales del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización. Quien señalaba que en ese año de 1972 se habían declarado un millón 250 mil hectáreas de terrenos disponibles, la última declaratoria fue de 142 mil hectáreas, hecha en septiembre del mismo año.

145

Los agricultores y ganaderos señalaban que de no recibir la protección decidida

del gobierno federal a través de sus órganos policiacos o del ejército, no

concurrirían a sus labores en el campo, aunque de antemano sabían que sería en

detrimento de sus negocios y de la producción agrícola, dijeron, que, de acuerdo

con los hechos las regiones más peligrosas para los secuestros eran El Fuerte,

Guasave y Sinaloa de Leyva. La zona de Ocoroni, donde merodeaban los

plagiarios debe ser objeto de constantes incursiones del ejército.

Para lo que el Ejecutivo del Estado otorgaba su apoyo a la Procuraduría General

de Justicia de la Entidad para que iniciara las tareas de llevar paz y la tranquilidad

en el estado. Donde el Procurador General de Justicia del Estado, el Lic. Arturo I.

Cota Rivera, y los presidentes municipales de Ahome, Choix, El Fuerte, Sinaloa,

Guasave, Mocorito y Angostura, juntamente con los respectivos inspectores de

policía y el Lic. Tomas Gonzales V., Jefe de la Policía Judicial del Estado,

representantes de las Asociaciones de Agricultores, como también el Comandante

de la IX Zona Militar, Gral. Rosendo Flores Cital, estaba en constante contacto con

la Secretaria de la Defensa Nacional, informando sobre el desarrollo de la

campaña contra el problema criminal, (en si la ejecución de ordenes de

aprehensión y la campaña de despistolizacion). En si la noticia periodística

encabezaba “Se unifican autoridades, agricultores y ganaderos de 7 municipios

norteños en campaña decisiva contra la delincuencia".275 Durante el tiempo que

estuvieron secuestrados tanto Díaz Valderraín como el agricultor José Morales.276

Antes del doble secuestro se habían registrado los de don Guilebaldo Llanes el de

un joven de Guasave, el secuestro de don Plácido Cota y los de Francisco Chavira

y Antonio Fing. También el asesinato de don Agustín Saldaña y los incontables

asaltos a los campos, a pagadores, a carros de bancos, etcétera. Todo se le

responsabilizaba al

El último día del año de 1972 los campesinos junto con sus familias eran

trasladados en camionetas proporcionadas por el gobierno del estado, al predio

275 Ibid., 22 y 23, de diciembre, 1972, p. 2 y 3 276 Ibid., 17 de enero, 1973, p. 4.

146

donde se edificaría la nueva zona urbana del poblado Campo El Tajito, donde el

mismo gobierno construiría sus casas, apoyados por ellos mismos.

Ocho meses tardó la construcción de las casas, mientras ellos vivían a orillas de lo

que sería el poblado, el mismo gobierno les pagaba por contribuir en la edificación

de éstas, hubo cada artimaña de los dirigentes y la constructora para robar los

diferentes materiales y dejar inconclusa la obra prometida, la cual consistía en una

habitación con dos recámaras, baño, cocina y una pequeña estancia como sala,

con decorosos acabados. Las calles bien trazadas, con sus banquetas de

cemento y los servicios públicos requeridos, así como también bardear el poblado,

cosa que nunca se hizo.

El sector ejidal representado por la CNC a la cabeza de Patricio Robles y el

Sindicato Campesino del Estado calificó como “deplorable” el sangriento cuádruple

hecho, los miembros del Comité Ejecutivo y Dirigentes de los diecisiete Comités

Regionales Agrarios, estaban sin convencerles la investigación hecha por la

Policía Judicial.277 Asimismo el secretario de la Liga de Comunidades Agrarias

afirmaba que los campesinos sinaloenses exigían a las autoridades del Estado

una nueva investigación, no les convencía los estudios del peritaje, sorprendidos

aún.

Hasta las autoridades agrarias se mostraron preocupadas por este “revés”

observado en el problema agrario de Sinaloa; donde Marcelo Loya había sido

admirado por su postura como dirigente, por su afán tesonero, sin embargo con su

muerte las autoridades querían ponerlo como el peor criminal exhibido a la luz del

pueblo, a quien mostraron en los patios del H. Ayuntamiento del Municipio de

Guasave, como a quien la hace la paga, con el fin de “escarmentar a quien

movilizara a la gente”,278” tirados como reces en canal”, cubiertos sus cuerpos de

lodo.

277 El Diario de Culiacán, 17 de enero, 1973, p.3. 278 Entrevistas realizadas a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011, Guillermo Loya, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011. El Debate 7 de enero, 1973, p. 3.

147

¿Acaso los campesinos se lo creyeron? ¿En qué momento?, efectivamente dice

Mombela “teníamos mucho miedo”, sin embargo “nadie nos hacia daño”, “sabía el

Gobierno lo que había hecho”. Con la construcción de las casas nos callaron.

Con la muerte de Marcelo se pusieron de manifiesto las denuncias de los

latifundistas y concentraciones ilegales de tierra; el gran número de resoluciones

presidenciales sin ejecutar, que comprenden varios millones de hectáreas las

numerosas solicitudes de tierras, algunas de las cuales databan desde hacía más

de treinta años. El acaparamiento de parcelas ejidales departe de particulares y en

algunos casos por ejidatarios.279

Manifestaban también que el problema en el campo seguía siendo el número uno

en México. Inclusive reiteraban que en el país eran escasos en los recursos

hidrológicos, donde el agua de los diferentes distritos de riego no estaba equitativa

y justamente distribuida.

Puntualizaban también, que si bien era cierto que el régimen del presidente

Echeverría había elevado el porcentaje del presupuesto nacional hacía el campo,

existían aún numerosas carencias en lo que respectaba a la construcción de

escuelas y becas para hijos de campesinos, centros de salud, vivienda y caminos.

El régimen de seguridad social aún no beneficiaba a un porcentaje mayor de la

población rural.

Zoilo Félix tomó la dirección del Campo El Tajito, al elegirse autoridades por

primera vez después de la muerte de Marcelo el 11 de febrero de 1973,280

quedando Zoilo Félix Gutiérrez, Artemio Nieblas, Pedro García, como presidente,

secretario y tesorero, respectivamente. Con una entrega parcial de quinientas

hectáreas (ver anexo 9), mismas que trabajaron los campesinos del grupo de

manera colectiva.

Amenazó con ir a la Ciudad de México para dirigirse al presidente Echeverría, e

informarle que el DAAC aún no les había resuelto nada sobre el problema de la

279 Durante el Congreso Agrario Nacional, organizado por la Central Campesina Independiente en la Ciudad de México, Ibid., 16 de enero, 1973, p. 4. 280 En el ejido Alfredo V. Bonfil, fue hasta el 16 de diciembre de 1974 que se realizaron. RAN-Sinaloa.

148

tenencia de la tierra, de las viviendas y el servicio de riego.281 En la estancia en la

Ciudad de México los campesinos acompañados de Zoilo Félix282 estuvieron en la

Delegación del DAAC; Zoilo manifestaba que los representantes del DAAC

encabezados por el Lic. Augusto Villanueva continuaba con promesas, engañando

a la gente, diciéndoles que todo estaba arreglado.

En ese ambiente de presiones campesinas, el Ing. Marco Antonio Inzunza

Montoya, jefe de la Comisión Agraria Mixta declaraba que: “Todos los ejidos en

primera instancia en el Estado serían a parcelados económicamente a reserva de

la solución definitiva que diera el Consejo Consultivo del DAAC. El funcionario no

sabía con precisión el número de ejidos dotados en primera instancia, pero aclaró

que el aparcelamiento económico se haría mediante un sorteo de parcelas que los

mismos ejidatarios realizarían en una asamblea.

Campesinos que habían comprendido el problema de la tenencia de la tierra y que

consideraban una necesidad el usufructo decidieron abandonar los sistemas de

invasión y hacer sus trámites por las vías legales.283

En ese marco social, en el cual se manifestaban las declaraciones del Dr. José

Guevara Calderón director de la Aseguradora Nacional Agrícola y Ganadera,

expresaba que: durante los últimos veinte años se habían malgastado mil millones

de pesos anuales en el campo. Una cadena de errores en la planeación carencia

de asesoría técnica a los campesinos, corrupción de funcionarios y líderes

agrarios, así como los subsidios paternalistas eran las causas de ese gran

despilfarro. Señalaba otros vicios que incidían en el subdesarrollo institucional.

Ya había pasado un año del asesinato de Marcelo, y los campesinos en cierta

medida “conformes” con sus nuevas casas requerían ponerse a trabajar con el

reconocimiento de las instituciones, por lo que el mismo gobernador por

disposición del presidente de la República, veían que debían conciliarse intereses

de ejidatarios y parvifundistas de El Tajito, por lo que el Secretario General de la 281 Rosario Quevedo op. cit., p.106. 282 No hay que confundir a los campesinos del grupo representado por Pablo García Valdez del ejido Alfredo V. Bonfil, en Sinaloa, que se les resolvió al mismo tiempo e hicieron al último las gestiones al mismo tiempo, pero no exactamente juntos. 283 Ibid., p. 101.

149

CNC, Ing. Celestino Salcedo Monteón y el presidente de la Confederación

Nacional de la Pequeña Propiedad, Lic. Gustavo Guerrero Castaños, realizarían

una reunión el 13 de septiembre de 1974 en la Asociación de la Pequeña

Propiedad Guasavense, tuvo el árbitro del delegado Agrario en Sinaloa Lic. Marco

Antonio Espinoza Pablos, del presidente estatal de la pequeña propiedad. Javier

Angulo Hernández y de dirigentes ejidales.284

Mientras las soluciones se llevaban a su fin, los campesinos para presionar la

agilización y que el gobierno no diera marcha atrás a los acuerdos, invadieran por

última vez el 18 de mayo de 1975 un predio de Rosalinda Gastélum y Elsa

Gutiérrez Arvizo.

Aunque los pequeños propietarios afectados solicitaron y obtuvieron la protección

de la justicia federal, amparando las superficies afectadas, el DAAC en esta

ocasión había favorecido a los campesinos de El Tajito. Aunque con esa

experiencia los llevó a pensar en un cambio de sistemas que permitieran hacer

dotaciones agrarias que posteriormente no generaran problemas a los mismos

campesinos y a los pequeños propietarios, de eso estaban también

El 3 de noviembre de 1975 los campesinos realizaron de manera formal una

nueva solicitud, ya no dotatoria, sino de creación de un nuevo centro de población,

el cual nombrarían Campo El Tajito,285 misma que fue ejecutada el 10 de mayo de

1976, (ver anexo 9), por el presidente Lic. Luis Echeverría Álvarez, publicada en el

Diario Oficial de la Federación el 14 de junio del mismo año, ejecutándose un mes

después el 8 de julio, beneficiando a 273 campesinos con una superficie de 2,726,

86-73, hectáreas, ubicadas en el predio Corerepe, propiedad de la nación y 22-00-

284 Rosario Quevedo op. cit., p. 142, El Sol de Sinaloa 14 de septiembre, 1974, p. 3. 285 Los entendidos y conocedores del conflicto, así como de la posesión predial en El Tajito sostuvieron en la sesión preliminar que: “con las 3 mil hectáreas, que tienen en su poder Zoilo Félix y Pablo García, puedan ejecutarse la resolución presidencial mediante la cual se dote de tierras a los 170 ejidatarios, motivo de este movimiento”. Oficio VIII/447, dirigido al Secretario de la Reforma Agraria, Dirección General de Autoridades Ejidales y Comunales, D F del Delegado de la SRA, Lic. Esteban Ángeles Cerón, con fecha 18 de junio 1977, Culiacán, Sinaloa, México. Ibid.

150

00 hectáreas ubicadas en el mismo predio, cedidas por el señor Alfredo Guillermo

Alarcón Pinto.286

Entre el reconocimiento de los latifundistas, el gobiernos del estado, e inclusive de

la misma sociedad los campesinos a partir de 1973 empiezan a sembrar las

quinientas hectáreas de manera colectiva, esperando que tan pronto resolviera por

parte del gobierno cómo entregarles el resto de la superficie faltante (2,283

hectáreas), para poseer las autorizadas en resolución presidencial, sin embargo

habrían de pasar otros tres años para que se solucionaran de forma definitiva.

No obstante en 1975 volvieron los campesinos a invadir (ver anexo 8), para

presionar que el gobierno de Alfonso G. Calderón gestionara con el presidente Lic.

Luis Echeverría para que de manera conjunta solucionaran, los campesinos por lo

tanto había de nueva cuenta, de manera protocolaria solicitado al presidente, ya

no la dotación de tierras, sino la creación de un nuevo centro de población ejidal,

el cual nombrarían ejido Campo El Tajito, siendo 267 solicitantes; tanto de los que

venían en la anterior resolución presidencial de 1968, como de aquellos

campesinos que habían adquirido derecho a salvo por permanecer constantes en

la lucha de demanda de tierra.

286 Aviso de posesión dirigido al Presidente municipal de Guasave, del Comisionado, Ing. Juan Ceceña Ascencio, Culiacán, Sinaloa, julio 2 1976. Ibid.

151

Conclusiones

Escudriñar la experiencia sobre el movimiento campesino que se dio en El Tajito

por la demanda de la tierra me ayudó a cumplir con el objetivo de la investigación,

el cual consistía en analizar, determinar y reflexionar la forma radical en qué

actuaron los campesinos sinaloenses, en el período de 1968 a 1976, al sentirse

agraviados por los latifundistas quienes habían de manera simulada y a través del

derecho de amparo, autorizado por Ley Agraria de 1971, concentrar las mejores

tierras de cultivo, pasando por encima del mandato presidencial de dotación de la

misma. Los campesinos se revelaron contra ese sistema desempeñando tácticas

extremas para mantenerse y resistir hasta lograr lo demandado.

A pesar de que los movimientos campesinos en la demanda por la tierra

proliferaron en la mayoría de los estados del país, pero de distintas maneras; en

algunos en forma de guerrillas, en otras, en marchas por las principales calles de

las ciudades, tomas de oficinas públicas, suspensión de labores, en

manifestaciones en contra de las políticas locales, sobre todo aquellas que

apoyaban a los latifundistas, otras más en tomas e invasiones de tierras, muchas

de las veces ya resueltas atrás de un escritorio por mandato presidencial.

Afirmar que en Sinaloa en las década de los sesenta y setenta del siglo pasado se

presentaron movimientos campesinos, es porque estuvieron presentes dos

adversarios, entre ellos por un lado los campesinos quienes se empleaban con los

grandes latifundistas, precisamente el otro adversario, para producir la tierra, sin la

esperanza de realizar el lema de Zapata, “la tierra es de quien la trabaja. Donde

los campesinos solicitaron dotación de tierras por carecer de la indispensable para

vivir.

Tesis que me llevó a darle sentido al concepto de movimientos sociales como lo

describen Alan Touraine, Alberto Melluci y Sídney Tarrow. Donde Touraine ve una

acción conflictiva de agentes, que tienen que ver con una acción social entablada

con un adversario por la gestión de los medios a través de los cuales una

sociedad actúa sobre si misma y sobre sus relaciones con su entorno. Melucci

152

aparte de considerarlo como una acción conflictiva, lo ve además como una acción

colectiva, que implica la lucha de dos adversarios en la que cada uno se

caracteriza por una solidaridad específica y se opone al otro por la apropiación y

destino de los recursos y valores sociales.

Para cuando Sídney Tarrow, los ve en dos dimensiones: primero; como desafíos

colectivos que comparten objetivos y solidaridades en una intención mantenida

con las élites, los oponentes y las autoridades, y segundo; como respuestas a una

serie de condiciones sociales y políticas adversas que adquieren forma cuando

cuidadosamente se juntan a veces animados por los líderes

Con esas definiciones, efectivamente, puedo concluir que en el movimiento

campesino de El Tajito están presentes los dos adversarios en conflicto, por un

lado los campesinos, con sus respectivas redes, las clases populares, quienes

luchan por tener un medio de subsistencia, haciendo alarde al lema de “la tierra es

de quien la trabaja”, primero la demandaron de manera legal, al no tener éxito, por

la fuerza que tiene el otro adversario, los latifundistas, se implican en la ilegalidad.

Adversarios que también sintiéndose agraviados y temerosos de que les arrebaten

la tierra acaparada, simulada entre sus mismos trabajadores, y familiares, que en

algunos casos apenas empiezan a ser parte de la sociedad, por esa acción

solicitan el apoyó de la clase en el poder, a quien en momentos de producción les

era más fácil dotarlos de lo usufructuado de algún campo agrícola, que regresar la

tierra a los campesinos, faltos de ésta.

Primeramente los campesinos gestionaron de manera legal la solicitud de que se

les dotara la tierra perteneciente a la nación, pero que usufructuaba Reynaldo

Ramos, latifundista de la región, al darse cuenta de que no se podía proceder, si

quisiéramos considerar que lo hacían de manera ilegal,287 diríamos que continúan

invadiéndolas de forma pacífica, sin permitir que fueran sembradas por nadie. Lo

que le dio más peso fue la radicalización que toma el movimiento. Donde

constantemente en la toma de la tierra imperó un clima de tensión, donde podía

287 Digo si quisiéramos considerarlo de manera ilegal, porque ya era un mandato presidencial.

153

derramarse de nuevo la sangre entre campesinos y judiciales, lo cual para el

gobierno hubiera sido lacerante que sucediera.

Las condiciones de los campesinos sin tierra, no solo los de El Tajito, sino en

general los del estado de Sinaloa, relegados, dependiendo de la propiedad de sus

familiares, o bien emplearse como jornaleros de los latifundistas, a expensas de

una paga que apenas les permitía la subsistencia. Sin ver que se hiciera efectivo

el cumplimiento del reparto agrario, por las medidas de los mismos latifundistas

quienes en base a todos los medios la defendían. No cabe duda como dice

Touraine que para que se dé un movimiento se requiere de un agravio, y esos

estaban presentes en la clase campesina.

En ocasiones, agravio que constantemente allí está, pero no pasa nada, parece

que a “nadie se le a ofendido”, Moore me orientó a dar respuesta a la pregunta

¿por qué algunas personas al ser agraviadas se revelan y otras no?, la cual

responde en su libro La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelión, en

el caso de las condiciones en las que vivían los campesinos sin tierra en Sinaloa

eran parecidas, pero solo algunos campesinos se manifestaron, sobre todo los del

municipio de Culiacán y los de Guasave, que si bien es cierto allí se encontraban

las mejores tierras de cultivo, y la notoria concentración de éstas, los campesinos

de El Tajito fueron los que se revelaron de manera radical, hasta hacer que el

gobierno volteara hacia ellos.

Tenían acción resuelta positiva por mandato presidencial y los gobiernos locales

(Leopoldo Sánchez Celis, y Alfredo Valdés Montoya), no ejecutaban la orden por

no enemistarse con los propietarios de terrenos simulados en pequeñas

propiedades, quienes habían adquirido lazos de amistad y compadrazgo. El

Comité Agrario de El Tajito al buscar por más de cinco años de manera legal el

acatamiento y no ver que se hiciera efectiva ésta, encabezado por su líder Marcelo

Loya, y orientado por grupos de estudiantes recurren a acciones radicales, no

empleadas en la región, hasta lograr sus objetivos.

En esta acción de los campesinos es evidente según Moore que la gente está

inclinada a legitimar cualquier cosa que le parezca inevitable, sin importar lo

154

dolorosa que pueda ser, pues de otra manera el dolor resultaría intolerable. La

conquista de este sentimiento de inevitabilidad resulta esencial para el desarrollo

del desagravio moral que sea políticamente efectivo. Para que esto suceda la

gente debe percibir y saber su situación como consecuencia de la injusticia

humana: como una situación que no debe, no puede y no necesita soportar.

Por supuesto, una percepción así, ya sea un nuevo despertar o el contenido de

una tradición consagrada, no es garantía de que vendrán cambios políticos y/o

sociales. Lo que sí es seguro es que sin la agitación que produce el agravio moral,

“tales cambios no ocurrirían”.

Entre los líderes de los opresores y de los oprimidos, puede haber un

entendimiento táctico de que ésta es la forma en que se supone que debe trabajar

el sistema, o sea, que ésta es también la forma que toma el control social. Por un

lado los latifundistas querían que se diera fin al problema, porque los campesinos

no les permitían producir las tierras, pues la consigna del campesino era: si los

ricos terratenientes no les permiten la tierra que por derecho en resolución

presidencial les correspondía, tampoco ellos la aprovecharían.

Al entrar los campesinos en la dinámica de radicalización; (de aportación de

armas, asaltos, secuestros, robos,) fue necesario vencer la dependencia en base

a nuevas formas de solidaridad y de nuevas redes de cooperación para llevar a

cabo la resistencia. La solidaridad de la clase popular siempre les fue

incondicional, tanto de apoyo intelectual, moral y material o quién justificaba los

agravios recibidos de los latifundistas y fuerzas publicas, pagadas por los mismos

necesario para hacer frente a la élite rural. Quien los mantuvo en un declarado

hostigamiento, junto con la clase en el poder. Demostraban lo que afirma Tarrow;

en su obra El poder en movimiento, los movimientos sociales acción colectiva y la

política, “En general cuando un grupo de hombres decide arriesgar su seguridad,

sus bienes, su familia, por defender determinados objetivos es porque los creen

realizables”.

Les fue muy útil a los campesinos, las destrezas críticas de supervivencia, donde

manifestaban apariencias que los llevó al logro de los objetivos, el hecho de

155

aparentar tanta fortaleza en las acciones de protegerse y proteger el predio,

cuando en realidad las armas “potentes”, que la prensa decía tenían, no eran

tales, sino lo bien que simulaban c falsos personajes improvisados de palos con

sombrero, los simulacros de tortura entre los mismos campesinos, o bien las

actitudes de abstenerse de dar información cuando se los solicitaban los enviados

de los latifundistas, o del mismo agrario.

En los movimientos sociales, indispensable es la directriz del líder como soporte al

estimulo de persistencia, delatándose visionariamente a las consecuencias o

riesgos que se presenten, sin perder de vista el objetivo planteado en la lucha por

lo demandado, pues romperán con las normas establecidas en la sociedad, reglas

del poder político, con el fin de poder lograr los objetivos bien definidos que tienen

al organizarse. Estos pueden ser manifestados por las clases subalternas, pero

también por las clases en el poder. Donde definitivamente el desempeño

específico de roles del capital humano lleva a la realización segura de cada

actividad propuesta para los objetivos de acción del movimiento. Melluci nos dice

que la disponibilidad, será una parte medular de la acción colectiva de los actores

comprometidos.

Efectivamente pudo verse en los campesinos de El Tajito, quienes durante siete

meses soportaron condiciones infrahumanas, en constante vigilancia de la fuerza

publica, asechándolos constantemente, sin tener compasión al suprimirles el

líquido vital y víveres para su subsistencia, mientras duró una de las acciones,

también radicales de los campesinos, la privación por más de 72 de la libertad de

gestores y trabajadores de gobierno y latifundistas. Resistencia consecuente que

llevó hasta la privación de la vida del líder y cuatro de sus compañeros, cuando ya

habían traspasado los límites de la legalidad.

Si bien, estas formas de resistencia lejos estaban de provocar un cambio

importante, logró quebrantar la legitimidad del gobierno y la productividad de los

latifundistas. Lo que llevó a los funcionarios del Departamento Agrario a pensar en

una innovación de sistemas que permitieran hacer dotaciones agrarias, que no

generaran problemas a los mismos campesinos y a los pequeños propietarios.

156

Pues esa había sido una de las causas principales al haber el Presidente firmado

una resolución de dotación, sin haber existido el sustento claro de la Dirección de

Terrenos Nacionales y del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización,

razón por lo que en lo sucesivo a través de este departamento se haría una

investigación exhaustiva en Sinaloa para verificar la existencia de terrenos

nacionales o baldíos con miras a efectuar nuevas dotaciones a campesinos sin

tierra.

Se creó también el Departamento de Asesoría Agraria dependiente de la Dirección

de Gobernación y la labor del personal sería significativa junto con la del personal

de la Comisión Agraria Mixta y de la Procuraduría General de Justicia del Estado,

de las cuales se requería que trabajaran en constante dialogo, para lograr

soluciones favorables a los campesinos.

Inclusive, después de la radicalización del movimiento de El tajito el gobernador

Alfonso G. Calderón reconocía que los campesinos debían ser escuchados por el

Presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez.

En ese ambiente de presiones campesinas, el Ing. Marco Antonio Inzunza

Montoya, Jefe de la Comisión Agraria Mixta declaraba que: “Todos los ejidos en

primera instancia en el estado serían a parcelados económicamente a reserva de

la solución definitiva que diera el Consejo Consultivo del DAAC.

Si en la obra de Maquiavelo El príncipe, el fin justifica los medios. No podían

acaso justificar las acciones de los campesinos, (asaltos, robos a pizca de

algodón, aportación de armas, cuando el fin era presionar, para que se les

reconocieran y dieran la tierra registrada en resolución presidencial, desde hacía

más de cinco años, quién justificaba los agravios recibidos de los latifundistas y

fuerzas publicas, pagadas por los mismos, esa era su forma de manifestarse.

157

Anexo 1

Primera Resolución Presidencial del Comité Agrario de El Tajito288

Periódico Oficial de la Federación, Sábado 30 de noviembre 1968. Resolución

sobre dotación de ejido el poblado Campo El Tajito, en Guasave, Sin.

Al margen un sello que dice: Poder Ejecutivo Federal.- Estados Unidos

Mexicanos.- México.- DAAC.

VISTO para resolver en definitiva el expediente relativo a la dotación de ejido

solicitada por vecinos del poblado denominado Campo El Tajito, de municipio de

Guasave, del Estado de Sinaloa; y

RESULTADO PRIMERO.- Por Escrito de 14 de mayo de 1966 vecinos del poblado

de que se trata solicitaron del C. Gobernador del Estado dotación de tierras por

carecer de las indispensables para satisfacer sus necesidades. Turnada la

solicitud a la Comisión Agraria Mixta, este Organismo inició el expediente

respectivo, publicándose la solicitud en el Periódico Oficial del Gobierno del

Estado de fecha 12 de julio del año citado surtiendo efectos de notificación, la

diligencia censal se llevó a cabo con los requisitos de ley el 8 de agosto 1967

arrojando un total de 78 capacitados en materia agraria; procediéndose a la

ejecución de los trabajos técnicos de localización de predios afectables.

RESULTADO SEGUNDO.- Terminados los trabajos mencionados en el resultado

anterior, la Comisión Agraria Mixta emitió su dictamen el que fue aprobado el 15

de marzo de 1968 y lo sometió a la consideración del C. Gobernador del Estado,

quien no dictó su mandamiento dentro del término de la ley por lo que se

considera emitido en sentido negativo de acuerdo con lo dispuesto por el Artículo

239 del Código Agrario en vigor.

RESULTADO TERCERO.- Revisados los antecedente y analizadas las

constancias que obran en el expediente respectivo, se llegó al conocimiento de lo

siguiente: que según la diligencia censal efectuada el 24 de junio de 1966 son 273

288 Diario Oficial de la Federación, México, 30 de noviembre, 1968, pp. 14-18.

158

los capacitados que deben servir de base para la presente acción y no los 78

capacitados que se tomaron en cuenta en primera instancia; que practicado un

nuevo estudio se comprobó que dentro del radio de 7 kilómetros del núcleo gestor

resultan legalmente afectables 2,382 hectáreas de las que 2, 360 hectáreas son

de riego y 22 hectáreas para la formación de la zona urbana, que se puede tomar

de terreno propiedad de la Nación, que indebidamente viene usufructuando

Reynaldo Ramos M., a quien se le deberá respetar 100 hectáreas de riego que

adquirió por compra que hizo al señor Eduardo Rojina Villegas, según Escritura

inscrita el 30 de diciembre de 1965.

Los nombres de los 273 capacitados son los siguientes:

1.- León R. Gámez, 2.- Juan Lozano M., 3.- Pablo García, 4.- Tomás Diarte, 5.-

Octavio Armenta, 6.- Salvador Guerrero, 7.- Manuel Félix C., 8.- Isidro Castro, 9.-

Alfonso Castro, 10.- Jesús Alvarado, 11.- Guillermo Loya O., 12.- Rigoberto

Baldenegro, 13.- Marcelo Loya Órnelas, 14.- Donaciano Aboytes, 15.- Olegario

Félix, 16.- Juan Espinoza, 17.- Francisco Guerrero, 18.- Rubén Uriarte, 19.-

Luciano Sánchez, 20.- Guadalupe López S., 21.- Fidencio Loya O., 22.- Ramón

Gutiérrez, 23.- Ramón Meza C., 24.- Mario Meza P., 25.- Francisco Gámez B., 26.-

Francisco Lugo M., 27.- J. Rodrigo Lozano, 28.- Cipriano Espinosa, 29.- Pilar

Armenta, 30.- Epifanio Soto, 31.- Ramón Alvarado, 32.- Ramón F. Soto,

33.- Mario Armenta, 34.- Eulogio Aboytes, 35.- Arcadio Soto, 36.- Rubén

Melendrez, 37.- Manuel R. Soto, 38.- Luis Cisneros, 39.- Jesús Pérez A., 40.- José

M. Séptimo, 41.- José Delgado, 42.- Rosario Félix, 43.- Antonio Meza, 44.- Leonel

Félix F., 45.- Fortunato Guerrero, 46.- Emilio Félix S., 47.- Ramón Pérez, 48.-

Fortunato Lugo, 49.- Ismael Valenzuela, 50.- Eusebio Guerrero, 51.- Ramón

Sánchez, 52.- Rigoberto Melendrez, 53.- Guadalupe Valenzuela, 54.- Federico

Bojórquez, 55.- Filiberto Acosta, 56.- Maximiliano Castro, 57.- Nicolás Plasencia,

58.- Romualdo Esperón, 59.- Luciano Acosta, 60.- Oscar Yáñez V. 61.- Zeferino

Germán, 62.- Ricardo, 63.- Nieves Aguilar, 64.- Francisco Pérez, 65.- Rafael

Bojórquez, 66.- Jesús Aguilera, 67.- Andrés Ontiveros, 68.- Octavio Loya O., 69.-

Aureliano Aro, 70.- Francisco Félix F., 71.- Rosario Álvarez, 72.- Ricardo Acosta,

159

73.- Francisco Cota A., 74.- Jesús Lugo B., 75.- Francisco Cota G., 76.- Santiago

Tinajeras, 77.- Fortunato Bojórquez, 78.- Ernesto Navarro, 79.- Felipe Moreno, 80.-

Felipe Cisneros, 81.- Luis Cota L., 82.- Manuel Villegas, 83.- Guillermo Félix, 84.-

Manuel Espinoza, 85.- Rogelio Cisneros, 86.- Justo García, 87.- Fernando Durán,

88- Juan Valdés V., 89.- Ramón Espinosa, 90.- Feliciano Quiñones, 91.- Juan

Rodríguez, 92.- Reynaldo Álvarez, 93.- Leocadio Olivas, 94.- Esteban Camacho,

95.- José D. Meza, 96.- Octavio Perea, 97.- Rodolfo Valenzuela, 98.- Tomás

Guerrero, 99.- Emilio Durán C., 100.- Erasto Zavala P., 101.- Ramiro Sánchez,

102.- Dagoberto Sánchez, 103.- Carlos López L., 104.- Alfonso Sánchez F., 105.-

Alejandro Calderón, 106.- Gabriel Félix, 107.- Ramón Dueñas G., 108.- Rosario

Beltrán, 109.- Ramón Barraza, 110.- Salmo O. Zavala, 111.- Jesús Lara, 112.-

Benjamín Barrera, 113.- Pablo Arrellano, 114.- Agustín Rocha, 115.-José M.

Acosta, 116.- Macario Alvarado, 117.- María J. Rodríguez, 118.- Rafael Melendrez,

119.- Rosario Valle, 120.- Eduardo Quintero, 121.- Manuel Zavala, 122.- Enrique

Sánchez, 123.- Jesús Cangas, 124.- Isidro Cangas, 125.- Julián Cota, 126.- Lope

Velázquez, 127.- Cirilo Siqueiros, 128.- Enrique Rosas, 129.- Natividad Rosas,

130.- Víctor Velarde, 131.- Juan Beltrán, 132.- Rosario Pérez, 133.- José Pastor,

134.- Juan Damián, 135.- Valentín Damián, 136.- Vidal Villegas, 137.- Ramona

Haro, 138.- Raúl Luna, 139.- José Rambau, 140.- Alberto Peñuelas, 141.- José

Zavala, 142.- Arcadio Beltrán, 143.- Lorenzo Gámez, 144.- Antonio Barraza, 145.-

José Gámez, 146.- Emilia Beltrán, 147.- Toribio Sepúlveda, 148.- Ignacio R. Valle,

149.- Ramón Sepúlveda, 150.- Fernando Pérez, 151.- José M. Pérez, 152.-

Alfonso Bojórquez, 153.- Pedro Gutiérrez, 154.- José Sepúlveda 155.- Miguel A.

Acosta, 156.- Bibiano Aguilar, 157.- Zeferino Sánchez, 158.- Clemente Armenta,

159.- Fabián Gámez, 160.- María Valenzuela, 161.- Manuel Villegas, 162.- Juan

Castro, 163.- José L. González, 164.- José L. Bojórquez, 165.- Carlos Moreno,

166.- José Beltrán, 167.- Salvador Flores, 168.- Rosa M. Flores Viuda. 169.- Felipe

Beltrán, 170.- José I. Soto, 171.- Ernesto Valdés, 172.- Juan Castro, 173.- Jesús

Castro, 174.- Fructuoso Rodríguez, 175.- Sergio Solano, 176.- Santiago

Rodríguez, 177.-Rafael Rubio, 178.- Alfredo Zavala, 179.- Manuel Galiano Lugo,

180.- Raúl Rascón, 181.- Guadalupe Esteves, 182.- Luciano Lugo, 183.- Ángel

160

Peñuelas, 184.- Aureliano Gámez, 185.- Jenaro Arredondo, 186.- Ramona

Bojórquez, 187.- Guillermo Armenta, 188.- Manuel Castro, 189.- Rigoberto Castro,

190.- Abel López, 191.- Lorenzo Castro, 192.- Ismael Vázquez, 193.- Arturo

Castro, 194.- Tranquilino Armenta, 195.- Ramón Beltrán, 196.- Francisco Reyes,

197.- Jesús Guerrero, 198.- León Magno, 199.- Rosario Acosta, 200.- José A.

Sañudo, 201.- Francisco Castro, 202.- Manuel Félix, 203.- Domingo Castro, 204.-

Alfredo Castro, 205.- Arnoldo Castro, 206.- Augusto Beltrán, 207.- Ramón Duarte,

208.- Narciso Loya, 209.- Ramón Sinco, 210.- Adolfo Rubio, 211.- Jacinto Cota,

212.- Doroteo Aboytes, 213.- Juan J. Gámez, 214.- Vicente Rubio, 215.- Teódulo

Rubio, 216.- Rodrigo Sánchez, 217.- Mario Barraza, 218.- Manuel de J. Esquivel,

219.- Luis Castro, 220.- Fernando Lara, 221.- Francisco Quiñones M, 222.-

Octavio Haro, 223.- Ireneo Cota, 224.-Guadalupe Arce, 225.- Manuel Esquivel,

226.- Alejandro Urías, 227.- Luis Hurtado, 228.- Héctor Retamoza, 229.- Silverio

Urías, 230.- Manuel Mackay, 231.- Juan Mackay, 232.- Juan A. López, 233.-

Arnulfo Félix, 234.- Enrique Morales, 235.- Ernesto Gómez 236.- Ángel Lara, 237.-

Maximiliano Cota, 238.- Refugio Meza, 239.-Antonio Cenca, 240.- Manuel de J.

Beltrán, 241.- Amado Cazares, 242.- Francisco Félix, 243.- Jesús Félix, 244.- Zoilo

Félix, 245.- Oscar Castro, 246.- José Luis Rocha, 247.- Martha Ramírez, 248.-

Manuel Damián, 249.- Rigoberto Villalva, 250.- Rosendo Morales, 251.- Francisco

Madero, 252.- Herlinda Pereda, 253.- Jesús Esquivel, 254.- Francisco Ortiz, 255.-

Bartolo Lugo, 256.- Matías Durán, 257.- Domingo Sánchez, 258.- José Peña, 259.-

Anastasio Pillado, 260.- José Nieblas, 261.- Raúl Lugo Mejía, 262.- Austraberto

Cervantes, 263.- Rafaela R. Vda. De Esquer, 264.- Melchor Castro López, 265.-

Santos Sánchez B., 266.- Juan Antonio C., 267.- Ramón Camacho, 268.- José

Francisco Soto A., 269.- Jesús Velázquez, 270.- L. Fernando Vázquez, 271.-

Manuel Villegas G 272.- Felipe Londey, y 273.- Manuel Gámez.

Con los elementos anteriores el Cuerpo Consultivo Agrario emitió su dictamen en

el sentido de esta Resolución y

CONSIDERANDO PRIMERO.- el derecho del poblado peticionario para ser dotado

de tierras ha quedado demostrado al comprobarse que existe con seis meses de

anterioridad a las fecha de la solicitud respectiva, que no se encuentra dentro de

161

los casos de incapacidad a que se refiere la Ley Agraria en vigor y que en el

mismo radican 273 capacitados en materia agraria que carecen de la

indispensable para satisfacer sus necesidades.

CONSIDERANDO SEGUNDO.- Atendiendo a que los terrenos legalmente

afectables en este caso son los mencionados en el Resultado Tercero de esta

Resolución; atendiendo asimismo a la extensión y calidad de sus tierras y a las

demás circunstancias que en el presente caso concurren, procede fincar en dichos

en dichos terrenos la dotación definitiva de ejido a favor de los vecinos del poblado

deno0minado Campo El Tajito con una superficie de 2, 382 hectáreas de las que

2,360 hectáreas son de riego que se deberán destinar a la formación de 236

unidades de dotación de 10 hectáreas cada una, a fin de beneficiar a 235

capacitados y la correspondiente a la escuela del lugar de 22 hectáreas serán

para la zona urbana del poblado, en Asamblea General de Ejidatarios se llevará a

cabo la selección de los 235 capacitados beneficiados con esta Resolución con

unidad de dotación de acuerdo con lo previsto en el Artículo 85 del Código Agrario

en vigor, debiéndose dejar a salvo los derechos de los 38 capacitados restantes

por lo que a tierras se refiere y revocarse el Mandamiento del Gobernador del

Estado quien por no haberlo dictado dentro del término de Ley se consideró

negativo de acuerdo con lo dispuestos por el Artículo 239 del Código Agrario en

Vigor.

Por lo expuesto y de acuerdo con el imperativo que el Ejecutivo a mi cargo impone

la Fracción X del Artículo 27 Constitucional y con apoyo además en los Artículos

50 y 51 interpretado a contrario sensu 57, 58, 59, 61, 62, 76, 80, 81 y demás

relativos del Código Agrario en vigor, se resuelve:

PRIMERO.- se revoca el Mandamiento del gobernador del Estado quien por no

haberlo dictado dentro del término de la Ley se considera negativo.

SEGUNDO.- Se concede a los vecinos solicitantes del poblado denominado

Campo El Tajito, Municipio de Guasave del Estado de Sinaloa, por concepto de

dotación definitiva de ejido, una superficie de 2,382 hectáreas (dos mil trescientas

ochenta y dos hectáreas) de las que 2, 360 hectáreas (dos mil trescientas sesenta

162

hectáreas), son de riego y 22 hectáreas (veintidós hectáreas) para la zona urbana

del poblado, que se tomarán íntegramente de terreno propiedad de la Nación,

quedando dicha superficie distribuida en la forma establecida en el Considerando

Segundo de esta Resolución.

La anterior superficie deberá ser localizada dependiendo con el plano aprobado

por el DAAC y pasará a poder del poblado beneficiado con todas sus accesiones,

usos costumbres y servidumbres.

TERCERO.- En asamblea General de ejidatarios se llevará a cabo la selección de

los 235 capacitados beneficiados con esta Resolución, con unidad de dotación en

la forma prevista por el Artículo 85 del Código Agrario en vigor.

CUARTO.- Expídanse a los 235 capacitados que resultaron beneficiados con esta

Resolución, con unidad de dotación y para la escuela del lugar los Certificados de

Derechos Agrarios correspondientes.

QUINTO.- Se dejan a salvo los 38 capacitados restantes por lo que a tierra se

refiere.

SEXTO.- Al ejecutarse la presente Resolución deberán observarse las

prescripciones contenidas en los apartados 111 y112 del Código Agrario en vigor y

en el artículo 206 del citado Ordenamiento y a los reglamentos sobre la materia,

instruyéndose ampliamente a los ejidatarios sobre sus obligaciones y derechos a

este respecto.

SÉPTIMO.- Publíquese la presente Resolución en el Diario Oficial de la

Federación y en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Sinaloa e

inscríbase en el Registro Agrario Nacional y en el Registro Público de la Propiedad

correspondiente, para los efectos de ley; notifíquese y ejecútese.

Dada en el Palacio del Poder Ejecutivo de la Unión, en México Distrito Federal, a

los dieciocho días del mes de septiembre de mil novecientos sesenta y ocho-

Gustavo Díaz Ordaz.- Rúbrica.- Presidentes Constitucional de los Estados Unidos

Mexicanos.- Cúmplase Norberto Aguirre.- Rúbrica.- Jefe del DAAC.

163

Anexo 2

Reseña biográfica de Marcelo Loya Ornelas289 y vivencia en la invasión

Marcelo Loya Ornelas, nace el 19 de marzo de 1939,290 en Tamborillo, Municipio

de Guadalupe y Calvo, en el estado más grande de la República Mexicana,

289 Retrato/ pintura de Marcelo Loya, proporcionado por su hijo Adrián Loya Arredondo.

164

Chihuahua, enclavado en la Sierra Madre Chihuahuense. Cuando por órdenes del

presidente Lázaro Cárdenas se permitió que el ejido dejara de verse como un

complemento para convertirse en el centro del desarrollo agrícola, que los obreros

y los campesinos adquirieran un papel importante en la política y que el Ejército

perdiera presencia política, al compas de la Institución Presidencial consolidada.

Aunque el campesinado todavía no cubría las necesidades básicas, de

alimentación, ni donde poder producir lo necesario para su subsistencia, y su

vivienda, ya que la concentración de la tierra seguía arraigada, en manos de

hacendados, latifundistas y presta nombres, con quienes los campesinos tenían

que alquilarse. Ya para los años sesentas, en Sinaloa el sector agroexportador se

estaba desarrollando esplendorosamente, gracias a su constante y rápido

crecimiento en la infraestructura hidráulica, inclusive en 1956 se había construido

una de las presas más grandes, la Miguel Hidalgo, en el Municipio de El Fuerte, y

estaban por construirse otras dos más.

Muchos campesinos en tiempo de zafra se veían en la necesidad de seguir las

diferentes cosechas, no solo en el estado de Sinaloa, sino también en Sonora,

Baja California. El norte de Sinaloa era uno de los lugares de alta producción de

algodón, donde año con año, recibía gente de los estados de Jalisco, Guanajuato,

Chihuahua, Michoacana, y Zacatecas, con el fin de emplearse como peones.

Así era como vivían los padres de Marcelo; don Juan Felipe Loya Armendáriz,291

de ocupación jornalero, su madre María Josefa Ornelas Pérez; dedicada a las

ocupaciones del hogar. De condición humilde, acostumbrados a trabajar en las

labores del campo, como sembrar maíz, trigo, frijol, hacer piquetes en la tierra.

290 El acta de matrimonio N°134 del registro Civil de Guasave en mayo 30 de 1964 indica que al casarse tenía 24 y las de defunción levantada una el día de su muerte, el 6 de enero de 1973, en el Registro Civil de Guasave N° 17, indica que tenía 3 2 años, y una segunda levantada el 7 de febrero del mismo año, en el Registro Civil de Ruiz Cortines N° 4, señala que tenía 35 años. Y un reporte del levantamiento censal, de los integrantes del ejido, en el año de 1965, marca que tenía 25 años. Aunque tomamos la fecha que indica su hermano Guillermo. 291 Nacidos en 1905 y 1910, respectivamente. Su padre era muy alto, medía 2.15 metros, por lo que lo nombraban “Don Juan y medio”, Guillermo Loya Ornelas, Guasave, Sinaloa, México 30 de abril 2011.

165

Habían migrado de Chihuahua a Ocoroni, Sinaloa, entre los años de 1948-1949,

vivieron cuatro años allí, empleados en un aserradero. En 1960 se trasladaron a

Campo Wilson, Guasave, actualmente Estación Bamoa.

Marcelo era el quinto hijo de nueve292 que había procreado la familia Loya

Ornelas, estudio hasta 4° de primaria, sabía el art e de albañilería y por supuesto el

de campesino, desde temprana edad ayudaba a su padre en las labores del

campo; a regar, sembrar, desmontar, cultivar, etcétera. Llegó a conocer lo

referente a las Leyes Agrarias, manejando con sabiduría el Código Agrario, era

reaccionario a las injusticias, “era muy “trucha” dice el Sr. Raimundo Mombela:

Desde que personal de la Comisión Agraria Mixta a principios de los sesentas

ofrece tierra para los hijos de campesinos del ejido Ruiz Cortines N° 2 y no la

entregó, decidió junto con otros compañeros gestionar por la vía legal, que se les

dotara de ellas. Consideró siempre que era una injusticia ver los grandes terrenos

en posesión de unas cuantas personas y muchos campesinos sin tener donde

vivir.

Asimilaba muy bien la lógica de los derechos agraria, por lo que discutía con los

del agrario, quienes, en el periodo que tomó las tierras que venían en resolución

presidencial, lo objetaban por qué con las armas hacia la lucha, que no era un

marco legal, a lo que él decía “es que ustedes me están obligando a que haga así

la lucha, ustedes no me han a probado lo que hemos ganado, yo les voy a

demostrar con amparos, ya ven tengo los planos y ustedes no quieren

aprobármelo, ni reconocerlo”.293

Delgado, alto, aproximadamente un metro ochenta centímetros, ojos grandes,

moreno y muy bien parecido, con un lunar en el cachete izquierdo, bigote largo,

negro, el cual, constantemente se envolvía en sus dedos, para acomodárselo y

dar la apariencia de un Zapata, preocupado por defender su gente de los malos

manejos del latifundista y del gobierno. Aunque el se sentía más identificado con

Pancho Villa, cuando le tocó estar en la invasión, a sus ayudantes les decía “mis

292 Cuatro mujeres: Rosario, Juana, Pomposa, Jesús, y cinco hombres: Fidencio, Marcelo, Guillermo Octavio y Bernardino 293 Entrevista realizada a Clemente, El Tajito, Guasave, Sinaloa, 27 de Junio, 2010.

166

Dorados”. Usaba sombrero grande, botas altas, casi hasta las rodillas, donde

ocultaba las piernas del pantalón; color caqui, vestía camisa de manga larga para

protegerse un poco del sol, sobre todo, de ese sol infernal de los meses de agosto

y septiembre común en Sinaloa.

No se dudaba de sus sentimientos nobles y fieles con los suyos, incapaz de

traicionarlos. Y una tenacidad que lo hacía ponerse bien firme cuando otros

desvanecían. Esa tenacidad le ayudó en 1972 lograr que más de 270 familias

tuvieran una digna casa y tierras de riego que cosechar, para poder ser hombres

de bien.

Marcelo se casó a la edad de veinticuatro años, con Eustolia Arredondo Vega, hija

también de familia humilde, al no poder hacer vida con Eustolia, él se

responsabilizó de sus hijos, apoyado por sus padres, sobre todo por doña María.

En el poblado que formó con los campesinos, vivieron siete meses dentro de él, en

un constante suicidio, al lado de Zenaida, compartiendo responsabilidades

paternas, tanto de sus hijos, como de los dos de ella, sin desatender, la defensa y

protección de la tierra, que ya desde 1968 había aprobado el presidente Gustavo

Díaz Ordaz, en la resolución presidencial, pero el gobierno se negaba a entregar.

Clemente dice “conocí a Marcelo en Ruiz Cortines N° 2, en una ocasión me

comentó que necesitaba quien le ayudara a dar vueltas al Agrario, y estar

constantemente a favor de los campesinos. Que estaba arto de las falsedades,

objetos de parte del anterior representante Pablo García, me decía “necesito

alguien en quien confiar, que sea fiel compañero, nuestra solicitud se convertirá en

realidad”.

Los errores cometidos por irresponsabilidad, indolencia o mala fe de los enviados

del Departamento Agrario, culminaron incluso con la ejecución de la resolución,

firmada en 1968, por el presidente Lic. Gustavo Díaz Ordaz, procediéndose a dar

posesión, mientras que por otra parte el más alto tribunal del país, dejaba sin

efecto tales resoluciones presidenciales.

El licenciado Luis F. Canudas Greza, Secretario General de Asuntos Jurídicos, en

México D.F. me recibe para darme una orden que decía “sírvase ejecutarse la

167

resolución de El Tajito, sino hay impedimento” ¿cómo me daba eso? acaso ¿él no

era lo suficientemente poderoso para dar la orden y que se ejecutara? Por lo que a

Marcelo le dio mucho coraje, razón para visitar al Gobernador; quien le preguntó

¿qué se te ofrece Marcelo? A lo que le respondió -¿por qué cree qué no se ha

ejecutado la resolución presidencial? -ha habido amparos interpuestos, -pero aquí

traigo una orden de ejecución.294

La mayoría de las personas podemos decir, indica Carmen, que Marcelo, por las

buenas era bueno, pero no le buscaran, porque también sabía cómo defenderse,

él mismo había sido claro cuando el asesinato de Quiroz, a quien consideraba que

había vendido la lucha, por $ 25, 000.00, no lo concebía. Todo lo que había hecho

su amigo Ignacio Cebreros ¿dónde había quedado? No toleraba a la gente

traidora, mucho menos a los de la misma clase campesina, expresaba que había

que eliminarlos.

Marcelo estuvo en la cárcel de Guasave por la misma toma, tomamos tantas

tierras. Un día le dijo Reynaldo “Mira Marcelo esa tierra no te la doy déjate de &&”,

a lo que éste le contestó “Primero muerto que perdamos el predio”. Bien sabía

Marcelo que no era delito Todo el grupo, los 272, que lo integrábamos fuimos a

México, con difíciles condiciones, pues no teníamos dinero, sin embargo lo

conseguíamos. Como tres ocasiones estuvimos yendo. Aunque, de momento no

se consiguió nada, solo eran puras promesas, pedíamos audiencia, y ordenaban

que la resolución se ejecutara pero no se hacia, el gobernador, Alfredo Valdés

Montoya, no quería, pues era compadre de Reynaldo y no quería perjudicarlo.

Además en ocasiones todo lo que lograba cosechar en ese terreno así, integro se

lo entregaba.295

Para noviembre de 1972, después de momentos decisivos, sucedidos durante los

siete meses que permanecieron en la toma, varias veces se estuvo a punto de

desembocar en tristes resultados, habían logrado que el DAAC les entregaran 500

hectáreas, de manera parcial, mientras el gobierno federal buscaba la manera de

294 Entrevista realizada a Guillermo Loya Ornelas, Guasave, Sinaloa, 30 de abril, 2011. 295 Entrevista realizada a Clemente Armenta Páez, El Tajito Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010.

168

cómo obtener terrenos, para completar lo restante de las 2, 382 hectáreas con el

fin de comprarlos y entregárselos.

A principios de diciembre de 1972, personal del DAAC, encabezado por Augusto

Villanueva tuvo una reunión bastante acalorada, donde le argumentaba a Marcelo,

que las tierras no se las podía entregar, pues demasiados eran los rumores de

que El Tajito se había convertido en cuna de maleantes. Sin embargo en dicha

reunión se acordó entregarles las 500 hectáreas y 22 más para formar la zona

urbana, en otro lugar diferente al que estaban, donde se les construirían las

viviendas, financiadas por el gobierno federal.

Realmente, se había infiltrado gente pagada por Reynaldo Ramos, quienes

aparentaban estar dispuestos a “apoyar” en todo; pero más bien el objetivo era el

de enredar a Marcelo y al grupo en actos delictivos, para ahora si dar razón de

que se halara mal de ellos. Inclusive el 17 de diciembre en un penetra la judicial y

ejército al predio, con el fin de hacer un cateo, porque se decía que allí estaban

escondidos unos 9 maleantes que se había fugado días antes del penal de

Mazatlán. A lo que Marcelo y Zoilo Félix, no permitieron dicha acción, aunque la

judicial nunca dejo de apuntarles con sus armas, los campesinos no manifestaron

el miedo, también tomaron sus puestos, en los hoyos que había cavado, como

reguardo a la seguridad del pueblo de parte de la fuerza pública. La judicial tuvo

que dar marcha atrás por carecer de una orden, de la cual los campesinos exigían.

“Hacía mucho frío”, argumenta Herminia.- continua diciendo “me acuerdo cuando

la “tía Neta” (así le decíamos a esa viejita) y qué creen, sacó a todos los policías,

era una viejita, quizás tendría como ochenta y tantos años, había gente más

grande. Muchos niños, yo tenía 9. La mayoría de los niños se enfermaron de

comezones, la brigada de salud dijo que era sarna, les dieron una pomada para

que se las pusiéramos. También luchaban, había mucha gente que no tenía

familia, allá en su casa, en lo que se llamaba casa para ella. Cuando hacía calor,

hacía calor, o bien se dio una helada, como esta de hoy. Pasábamos calores,

fríos, le echábamos aire a los niños, poníamos bracitas para sentir menos frio las

poníamos retiradas de ellos. “Me daba mucho miedo, no dormía uno cuidaba a los

169

plebes, que no les picaran los moscos, los policías afuera, los hombres cuidando,

con las armas que tenía.296

“Hacíamos cachimbas,297 de frasquitos, yo no me daba cuenta de los asaltos,

decían que mandaba a asaltar, pero más bien mandaba a pedir despensa para

todos, no teníamos nada, ni sillas, ni mesa, ni un banquito, ni en que dormir,

muchos dormíamos en el suelo, algunos dormían en tarimas de cuero, otros en

petate, lavábamos en el dren, era agua sucia, allí se bañaban todos, hasta los

niños, de allí lavábamos la ropa, y seguramente tomábamos al bañarnos.

Cocinábamos en hornillas, muy pocos tenían una estufita. Éramos católicos,

rezábamos en nuestras casitas, Marcelo también lo era. Nunca salí, me daba

miedo, aparte cuidaba a los niños, Inés salía, les daba de comer a muchas

personas, a quienes no tenían familia, algunos pedían permiso para ir a trabajar,

pues no tenían para darle de comer a la familia”.298

Cuando Marcelo se da cuenta que estaba metido en un problema, “me imagino

que ha de haber dicho: -“hijuela chingada, caí como pendejo”.-La inteligencia que

él tenía, y de repente le falla, se ve involucrado, está metido de cómplice, se da

cuenta que lo están denunciando que él es un secuestrador, un ratero, porque

desgraciadamente lo traicionaron, se lo comieron ahí él se fue por el lado bueno,

lo convencieron, lo engañaron. Autorízanos, vamos y traemos dinero, en un

momento de debilidad lo convencieron, pues era el intelectual, se involucró”.299

“Los que le han de haber dicho “continúa Carmen; “no es posible Marcelo ver tanto

gente con hambre, enferma muriéndose de hambre autorízanos. Que fuéramos a

hacer esas acciones, gente que se infiltró entre los buenos, gente pagada por el

gobierno. Él era el líder, que cayó en la trampa. Les autorizó que fueran. En un

momento de debilidad, como todo ser humano, les autorizó, ¡ay! ¡Cuando

296 Creo que desde 1972, no había vuelto haber otra helada como la de hoy, (3-4 febrero 2011), Entrevista realizada a Herminia López Ramos, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 5 de febrero 2011. 297 De frasquitos, de papel le poníamos la mecha, y le poníamos diesel Era con lo que nos alumbrábamos 298 Entrevista realizada a Dora Alicia Soto Cota, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 5 de junio, 2011. 299 Carmen Domínguez, Juan José Río, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011.

170

autorizas algo!, eres cómplice, estás involucrado. Así se convirtió Marcelo.” “esa

gente Alejandro Encinas “El Güero Viejo”, era un tipo muy corriente, muy creído y

presumido, fue uno de los infiltrados, sí Marcelo se dio cuenta, pero ya era

demasiado tarde, cierto era un tipo que se las rifaba, le valía madre todo, llegó a

mostrar que estaba con nosotros. Pero cuando se estaba en lo más fuertes

momentos él no estaba allí. Eulalio Mariscal, era un tipo, también de tamaños,

decían que era un tipo que se la rifaba, era una gente muy centrada y seria que se

la rifaba, en quien se podía confiar Los que sabemos de hecho, quien lo traicionó,

consideramos que fue uno de los que hizo caer en actos a Marcelo, le jugaron un

cuatro y cayó”. Descubre que lo han traicionado, porque los escucha hablar que

eran gente del gobierno, del chingado latifundista”.300

Al no querérseles dar la tierra, Marcelo acuerda con el grupo el 19 de diciembre

que él se saldría, pero que a los campesinos se les diera la tierra, “compañeros yo

me tengo que ir, me tengo que retirar de aquí, pero yo quiero que sigan adelante”.

No teníamos nada, y esa era la única esperanza”. “Lo acompañamos los más

“pendejos”, éramos seis, no todos se animaban portar armas.301 Marcelo no quiso

exponer al pueblo, y se salió, junto con hermano Bernardino y otros seis más.

Marcelo cometió el grave error de haberse quedado en Bachoco, debió haberse

ido, nunca debió haber salido del grupo, era su fortaleza”.302

Mientras los campesinos de El Tajito continuaban trasladándose y organizándose

para estabilizarse donde sería la zona urbana, el 6 de enero, día de Reyes, les

llega la triste noticia que su líder había sido acribillado en esa madrugada, aún con

300 Está mejor aquí que allá, aquí se pudo encontrar un buen pozo para el agua potable, estaba más cerca lo del servicio de electrificación, allá donde era la invasión se hubiera batallado, los campesinos salieron ganando no tenían nada y de pronto tienen la tierra y casa, cosas que nunca habían tenido, se luchó mucho, ahora con eso de la reforma al ejido de Salinas, (6 de enero 1992), no valoran lo que se luchó, quieren vender, parece que se les ha olvidado todo lo que Marcelo lucho y todo lo que arriesgamos. Mi parcela se la dieron a mi hermano “Trini”, pues se iba a perder el derecho, al caer yo en el bote. Entrevista realizadas a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito, Guasave, Sinaloa 27 de junio, 2010, y a Carmen Domínguez, Juan José Río, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011. 301 Ibid. 302 No quería que lo acompañara su hermano, era el más chico de la familia, sabía los riesgos que le esperaban. De hecho cuando sabe que debe de salirse, pide que solo lo acompañen aquellas personas que no tenían compromiso, que no estaban casadas. Carmen Domínguez, Juan José Río, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011.

171

la rapidez de los medios de comunicación de aquellos tiempos, la noticia oral

había circulado por los alrededores, antes de que la escrita apareciera. Los

campesinos asustados y desquiciados enmudecieron, sin saber qué hacer.303

Quienes sabían de la lucha le recomendaban no se saliera, esa era la fortaleza, el

grupo, la toma de tierra, al menos, los campesinos y la gente popular lo apoyaba,

y el gobierno trataba de mejorar las cosa, pues los pudientes se lo pedían, tenían

que estarse cuidando, vivían también en zozobra, por tanto asalto, robos,

asesinatos, secuestros. Que si bien en momento de lucha, para exigir, había

planeado alguno, e inclusive consumarlo, no era culpable por ello, en la lucha todo

se vale. A José Morales Morales, prestanombres de Reynaldo Ramos, fue al único

que secuestramos, pero se necesitaba dinero, no se iba a recibir un aguinaldo,

con que comprar algún juguete para los niños, y las necesidades que había que

suplirse esos días. Además era presión par Reynaldo.304

La comunidad de El Tajito desde la última semana de diciembre se había

despedido de Marcelo y siete compañeros, con la esperanza de que todo fuera

mejor, donde para ellos, al igual que para la gente pueblerina era un buen

presagio que estuviera lloviendo, pues “las cabañuelas”305 pronosticaban lo mejor,

para ese año. Miguel dice “desde un día antes había empezado a llover, en todo el

estado, nos encontrábamos desde el medio día junto con otros siete compañeros

en la espera del otro día, Zoilo Félix, junto con los del Agrario gestionaban la

partida hacia la Ciudad de México, donde desempeñaría actividades en la misma

dependencia Agraria, hastiado de la lucha contra el poderos, sin embargo en la

madrugada, aún estaba obscuro y lloviendo, hacía mucho frío, somos

emboscados por más de cien elementos de la Judicial”,306 al mando del teniente

303 El Debate, 7 de enero, 1973, p. 2. 304 Entrevista realizada a Miguel Domínguez Corrales, El tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010. 305 Conjunto de métodos tradicionales que, desde inicio de año, pretenden predecir el tiempo atmosférico a largo plazo. 306 La prensa indica que los elementos de la Judicial eran menos de medio centenar, quienes llamaba a “la banda” que salieran y sus vidas serian respetadas, la cual como respuesta habían tenido una ráfaga de ametralladora Thompson disparada por Marcelo Loya, a través de la pared de madera. A un tercer exhorto a la rendición hubo más disparos desde dentro de la casa, los que fueron contestados por los agentes. Todavía tratando de capturar vivos a los maleantes, la judicial disparó, una andada de granada de gases lacrimógenos. Transcurrieron minutos de silencio, por lo

172

Lic. Tomas González Verdugo, jefe de la Policía Judicial del Estado, Melesio León

Arrieta, subjefe de la corporación y el teniente Juan Osuna, jefe de Investigaciones

de la misma corporación, “sin dar tiempo a defenderse, pues primeramente fuimos

bombardeados de gases lacrimógenos, descargando, a la vez toda la carga

alrededor de la casa donde dormíamos. A pesar de que Julia Flores Zárate,

esposa de Moisés Arregín, les gritara, a la Judicial, “¡no disparen!, hay niños

adentro, hicieron caso omiso. Sin dejar de disparar, hasta que la prensa llegaba,

seguramente pagada también por los latifundistas. No sin antes introducirse a lo

que había sido la morada y dar el tiro de gracia a Marcelo, quien yacía muerto

desde los primeros impactos”.

Al lado de su hermano Bernardino y dos compañeros más; Alejandro Beltrán (a)

“El Pelón”, Eulalio Mariscal (a) “El Polacas”, quedando dos sobrevivientes, a quien

se les respetó la vida, considera Miguel; porque creían que todos estaban

muertos, al grito de un oficial ¡ya no disparen!, ¡ya están muertos todos!, y en ese

momento llegaba la prensa. Lo cual hacía suponer que quien los había delatado,

seguramente, se le había obligado, pues poca gente sabía dónde estaban y ésta

era de su confianza. También resultaron heridos levemente el subjefe de la

judicial, Melesio León Arrieta y el jefe del grupo del Municipio de Sinaloa, Héctor

Peña Meza.

Confundidos entre los muertos y los estragos que habían ocasionado las balas se

encontraban vivos, cubierto entre un colchón Juan Méndez Velazco de cuarenta y

seis años y Miguel Domínguez Corrales, de veintisiete años de edad a quien le

había caído encima Bernardino, los hicieron declarar no sin antes haberlos llevado

al panteón y allá a lo lejos con los interrogantes más crueles de intimidación,

obligarlos a confesar y aceptar cargos que no eran.307

que consideraron que estaban muertos. Juan Méndez dijo poco después a los agentes, que él estaba dormido cuando comenzaron los disparos y que el gas lo afectó. “Sino hubiera sido por eso no me agarran vivo y yo hubiera matado a varios de ustedes”, Lo mismo hubiera hecho Marcelo. El Debate, El Sol de Sinaloa y El Diario de Culiacán, 7 de enero, 1973. 307 Fue Juan Méndez quien dio toda la información, tuvo que aceptar todos los cargos delictivos que se enlistaban, para aminorar la tortura, de los judiciales. Donde también se me involucraba de los mismos, cuando en realidad los cargos eran de presos políticos, no de delincuentes”. Lo obligaron a declarar, con pistola a quemarropa a las orillas del panteón, después de que me

173

Juan Méndez Velazco, Miguel Domínguez Corral, Moisés Arregín Baltasar y

Rogelio Arellano Fierro, fueron declarados formalmente presos y se les procesaba

por los delitos de: asociación delictuosa, inhumación clandestina, homicidio,

secuestro, asalto, robo de vehículo y amenaza, de los que fueron acusados por la

Agencia del Ministerio Público del Fuero Común.

Miguel Domínguez Corral escucho callado la resolución y firmó de notificado. Juan

Méndez se negó a firmar. Moisés Arregín, disgustado, se negó a firmar y dijo que

el “no tiene ninguna culpa”.

Por la radio cada treinta y cinco minutos daban los nombres y cómo los habían

agarrado, la gente estaba desconcertada, la noticia circulaba en los periódicos de

la región “opacando” la figura de Marcelo; la cual decía: “Marcelo Loya Ornelas de

aproximadamente 42 años de edad, que se hizo tristemente celebre por una

cadena de asaltos, secuestros y otros actor delictivos, fue muerto ayer por una

ráfaga de metralletas al tener un encuentro con agentes de la policía judicial

cuando estos repelieron la agresión. “Loya pretendió entonces, pero la mayoría de

la gente lo dejó. La banda de Loya se negó a rendirse y abrieron fuego primero,

Marcelo Loya Ornelas, su hermano Bernardino y los otros dos sujetos que

perecieron esta mañana en el encuentro a balazos con elementos de la Policía

Judicial del Estado, tuvieron oportunidad de salir con vida, entregándose, pero

desentendieron varios exhortos a la rendición, abrieron fuego sobre los elementos

que rodeaban su refugio”.308

Comentarios en vísperas y después de la muerte de Marcelo: Un funcionario

agrario dijo al reportero de El Debate “a Marcelo Loya lo van a matar los mismos

encontraron allí entremedio de Bernardino y “El Polacas” bañado de sangre, no me podía mover, estuvimos cuatro años, en el bote el gobierno nos achacó más de siete delitos (rateros, porta armas, secuestradores, asaltantes, violadores, intromisión en propiedad privada, etcétera), cuando en realidad éramos presos políticos, lo que habíamos hecho era un medio para exigir al gobierno, instituciones publicas, privadas y al latifundista se nos habían entregado las tierras por mandato presidencial. En el mismo lugar fueron detenidos Moisés Arregín Baltazar, propietario de la choza que servía de refugio, Julia Flores, esposa de Moisés el hijo del dueño de la casa, Javier Arregín Sánchez y Gonzalo Álvarez Tamayo, quienes se encontraban cerca del refugio de la banda, Miguel y Juan.Entrevista realizadas a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010. 308 El Debate, 7 de enero, 1973, p. 2.

174

campesinos, tiene muchos enemigos y grandes compromisos”. Tal parece que

esta consideración fue una sentencia para Marcelo; la suerte estaba echada.

“Por otra parte, de diversos lugares del norte de Sinaloa la Policía Judicial del

Estado había estado recibiendo felicitaciones por la labor desarrollada, con la que

demostró la efectividad de su acción, al acabar con la banda de Marcelo Loya ya

sumado una larga cadena de delitos, amparándose de auténticos campesinos

para eludir la acción de la justicia”.

¿Quién asesinó a Marcelo?, ¿quien lo entregó?, ¿el gobierno?, ¿los poderosos

latifundistas? La misma víspera de su muerte, horas de haber dejado libre a

Morales, Marcelo y sus compañeros hicieron planes de cómo regresar al poblado,

¿qué harían en el grupo con las quinientas hectáreas?, ¿trabajarlas en

cooperativa, mientras se les entregaba a cada quien las diez a que tenía

derecho?, ¿cómo terminar las gestiones para que eso sucediera? Inclusive,

Marcelo hasta un cambio y zapatos había pedido al único que se retiró esa tarde,

y que otro día muy temprano regresaría por él para llevarlo al aeropuerto y salir los

dos a la Ciudad de México, a continuar las gestiones.

Miguel, dice “llegaron mucho más de treinta judiciales, ochenta, ¿tantos judiciales

para quitarle la vida a cuatro personas dormidas? Si hubieran estado despiertos

tampoco se hubieran defendido, el día anterior habían guardado las armas,

precisamente porque “ya no las necesitarían” pues otro día Zoilo vendría por ellos,

Marcelo confiaba en él. Con Tomás Verdugo, estábamos dormidos, no nos dieron

tiempo a nada, nos bañaron con gas lacrimógeno, si hubiera estado despierto

Marcelo por supuesto que no lo hubieran matado, no dieron tiempo a defendernos,

la armas ya las habíamos enterrado desde un día antes, la intención era que

Marcelo se fuera otro día, Zoilo iría muy temprano para llevarlo a tomar el avión.

Otro de los que sabían dónde estaba Marcelo era el Ing. Celestino Salcedo

Monteon, director de Terrenos Nacionales del DAAC, quien se encontraba en la

región atendiendo las gestiones de El Tajito, con el fin de mejorar las condiciones

de vida de los campesinos, en su nueva ubicación.

175

La consigna era matar a Marcelo a como diera lugar, si no iba a seguir haciendo

estragos, a los ricos. Por cinco millones querían comprarlo. Ya que no pudieron

convencerlo de que dejara la lucha, lo asesinaron. Una de las estrofas de su

corrido, a la letra dice: “Yo no traiciono a los pobres, ni por el oro del mundo, que

se repartan las tierras, las que son del latifundio”.

Las acciones del grupo permitieron, ante los comprados medios de comunicación,

que le formaran una imagen desviada de la causa, imagen que los compañeros

campesinos nunca creyeron, pero callaron por miedo a las represalias y perder lo

que nunca habían tenido y que en esos momentos estaban recibiendo.

En el pueblo Marcelo es considerado un héroe, por él tenemos todo lo que

poseemos, la escuela del pueblo lleva su nombre. Celebramos dos fiestas al año,

una el 6 de enero, día en que lo asesinaron, se oficia una misa y un homenaje, la

otra el 18 de octubre, día en que se entrega todo el complemento, 2,730

hectáreas, por el cual tuvieron que manifestar los campesinos, por última vez

tomaron la tierra en presión por la misma, encabezados ahora por Zoilo Félix,

primer representante del Comité Ejecutivo de El Tajito a partir de 1973.309

Los cadáveres fueron entregados a sus familiares, el padre de Marcelo y de

Bernardino; Juan Loya iba encabezando a tres de sus hijos (Guillermo, Octavio y

Fidencio) a reclamarlos, los cuales yacían destrozados, con sangre, todos

enlodados y penetrados fétidamente de los gases lacrimógenos con que habían

sido sedados para poder cobardemente eliminar a Marcelo. Sobre un templete, en

las afueras del Ayuntamiento de Guasave (patio de la Inspección de Policía),

como revelando a unos delincuentes, de adelante hacia atrás Eulalio Mariscal,

309 Presidentes/ comisarios ejidales del Comité Ejecutivo de El Tajito, quienes han continuado poniendo en alto el nombre de Marcelo a través de el ejido El Tajito, donde los gobernadores lo han tomado como ejemplo. Zoilo Félix (1973-1976), (1977-1980), (2004-2007), Rosario Rodríguez Armenta (1983-1986), (2007-2010), Ramón Miranda Molinares (1986-1989), Carlos Galindo (1989-1992), Sixto Félix Gutiérrez (1992-1995), Eugenio Beltrán Grijalva (1995-1998), Héctor Armenta (1998-2001), Pascual Armenta (2001-2004), Hipólito Miranda (2010), Entrevistas realizadas a Rosario Rodríguez, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 de junio, 2010, Clemente Páez, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010, Eugenio Grijalva Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, y a Héctor Armenta, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011.

176

Marcelo Loya, Alejandro Beltrán y Bernardino Loya.310

310 El Debate, 7 de enero, 1973, p. 3.

177

Monumento a Marcelo Loya, en el poblado El Tajito311

311 En la placa aparece el siguiente mensaje con letras mayúsculas “Al indomables espíritu revolucionario de Marcelo Loya Ornelas, que entregó su vida en aras del ideal campesino y la libertad de su pueblo. Su ejemplo seguirá iluminando el camino de las nuevas generaciones revolucionarias. Sacrificado el 6 de enero de 1973”, no aparece la fecha de la develación. Se considera que así como está en el monumento andaba vestido en el campamento, entrevista a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito, Guasave, Sinaloa, el 26 de junio, 2010.

178

Anexo 3

Segunda invasión, febrero 1969312

312 El Debate, Los Mochis, Sinaloa, México, 10 de febrero, 1969, p. 3.

179

Anexo 4

Desalojando a campesinos de El Tajito, tan pronto como un tractor buldozer

destruye “los chinames” que tenía construidos.313

313 Ibid., p. 1.

180

Anexo 5

Firma de aceptación, parcial de las primeras quinientas hectáreas entregadas a

campesinos de El Tajito.314

314 De derecha a izquierda Lic. Augusto Gómez Villanueva, Zoilo Félix, Fidencio Loya, Octavio Loya y el Lic. Víctor Manuel Torres, representante de la Comisión Agraria, Fidencio Loya Ornelas y el Lic. Ramiro Dávila Fuentes, Subdirector de Inafectabilidad del DAAC, El Debate, 17 de noviembre, 1972.

181

Anexo 6

Plano de las quinientas hectáreas aceptadas de forma parcial, de El Tajito,

Guasave,

Sinaloa.315

315 RAN-Delegación Sinaloa.

182

Anexo 7

Plano de El Tajito, del grupo de Pablo García.

183

Anexo 8

Plano del área urbana316

316 Plano del área urbana lotificada para cada uno de los 273, donde se les construyó a cada quien su vivienda, con su respectiva delimitación para la escuela. RAN, Delegación Sinaloa.

184

Anexo 9

Segunda resolución presidencial317

Diario Oficial de la Federación, 14 de mayo 1976

Creación de un nuevo centro de población ejidal, Campo el Tajito, Guasave,

Sinaloa.

RESULTADO PRIMERO:

3 de noviembre de 1975, un grupo de campesinos sin parcela radicados en el

poblado Campo el Tajito, Guasave del estado de Sinaloa.

Solicitó del Titular de la S.R.A, la creación de un nuevo centro de población ejidal,

que al constituirse se denominaría “Campo el Tajito”, la instancia se remitió a la

Dirección General de Nuevos Centros de Población de la citada secretaría, la que

inició el expediente # 4077 había publicado la solicitud en el Diario Oficial de la

Federación el 30 de abril 1976 y en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado,

Sinaloa, el 7 mayo 1976, procediéndose a la ejecución de los trabajos técnicos e

informativos.

RESULTADO SEGUNDO:

Terminado los trabajos mencionados, en el resultado anterior, se llegó al

conocimiento de lo siguiente:

Que el núcleo solicitante cuenta con 267 capacitados en materia agraria, los

peticionarios manifestaron su conformidad en trasladarse y arraigar en el lugar

donde designaron las autoridades agrarias, practicada la investigación

correspondiente se comprobó que las necesidades agrícolas de los solicitantes no

pudieron satisfacer por las vías de dotación, ampliación o restitución de tierras y

no existe unidad de dotación vacante en los ejidos de la región donde pudieran ser

acomodados y para poder ver el presente como resulta afectados 2, 742, 00 73

hectáreas de tierra que no pudieron tomar de los lotes del predio denominado

Corerepe de la siguiente forma 2, 726, 80 73 de tierras, estas fueron adquiridas

317 Expediente de El Tajito, RAN, delegación Sinaloa.

185

por el gobierno federal a través de la SRA y que resultan afectados en los

términos del artículo 204 de la Ley Federal de la Reforma Agraria, y que 22-00-00

hectáreas que fueron cedidas por su propietario Sr. Alfredo Guillermo Alarcón

Pinto.

Los predios antes descrito se les dieron en posesión a los campesinos en el año

1974 y 1975, momento desde el cual están trabajando en el colectivo, según

constancias del Banco de Crédito Rural del Pacífico y de los propios campesinos

por lo cual es de aplicarse el artículo 131 fracción I y II de la Ley Federal de la

reforma agraria. En los términos de ley, se remitieron al C. Gobernador y al

presidente de la Comisión Agraria Mixta en el Estado de Sinaloa los estudios y

copias del proyecto del nuevo centro de población, de que se trata, para que

emitieran su opinión, habiendo sido expresado en forma favorable a la creación

del nuevo centro de población simultáneamente se notifico a los campesinos

solicitantes para los efectos del artículo 332 de la Ley federal de Reforma Agraria,

quienes emitieron su opinión en sentido favorable, y la opinión de la Dirección

General del Nuevo centro de Población en el sentido que es procedente la acción

intentada.

Firma de los 267 solicitantes:

1.- Zoilo Félix Gutiérrez, 2.- Jesús Corrales Gastelum, 3.- Armando Valdez

Bojórquez, 4.- Clemente Armenta Páez, 5.- Felipe Cisneros Hernández, 6.- Isidro

Castro Beltrán, 7.- Francisco Pérez Velasco, 8.- Cipriano Espinoza Ch., 9.-

Francisco reyes Medina, 10.- Jesús Vargas Valdés,11.- Isidro Congas R.,12.-

Esteban Camacho Rentería,13.- Agustín Rocha A., 14.- Juan Espinoza Chavira,

15.- Arnulfo Félix Pérez,16.- Rogelio Cisneros Sánchez,17.- Guillermo Loya

Ornelas,18.- Ramón Espinoza Chavira,19.- Enrique Rosas Angulo, 20.- Natividad

Rosas Soto, 21.- Ricardo Quintero Rosas, 22.- Antonio Meza Cota, 23.- Margarito

Camacho Rentería, 24.- Santos Campas Gerardo, 25.- José Fontes Torres, 28.-

Isidro Antonio Chávez, 29.- Wilfrido Molina González, 30.- José María Portillo Ch.

31.- Enrique Cisneros Chávez, 32.- Artemio Molina González, 33.- Alfonso Zavala

Fuentes, 34.- Antonio Molina González, 35.- Guadalupe Puerta Flores, 36.-

186

Venancio Díaz Ortega, 37.- Jesús Armenta Espinoza, 38.- Alberto Miranda Serna,

39.- Félix Enríquez Pérez, 40.- Manuel García Castro, 41.- Crescencio Avalos

Llanas, 42.- Raymundo Chaydez Montes, 43.- Rosendo Bojórquez P., 44.-

Esteban Téllez Murillo, 45.- Lauro Mendoza S., 46.- Natividad López castro, 47.-

Matías Ayala Blanco, 48.- Mario Berrelleza V. 49.- Rafael Ayala Blanco, 50.- Raúl

Martínez Olivas, 51.- Ramón Orozco López, 52.- Emilio García Alrisoni, 53.-

Cuauhtémoc Montoya G., 54.- Miguel Flores Valdez, 55.- Pilar Aceves Armenta,

56.- Lorenzo Escalante Q.,57.- Plutarco Durán L., 58.- Ramón García Ledesma,

59.- Arnoldo Mejía Atondo, 60.- Roberto Lerma Castro, 61.- Daniel Aboyte Zavala,

62.- Pedro Urías Méndez, 63.- Humberto Castro Sañudo, 64.- Leopoldo Carrillo C.,

65.- Ismael leal Armenta, 66.- Rangel Espinoza López, 67.- Jacobo Sotelo López,

68.- Crescencio Herrera Flores, 69.- Rogelio Soto Ayala, 70.- Celso Arredondo

Machado, 71.- Fidel Crespón Rodríguez, 72.- Alberto Cisneros Sánchez, 73.-

Ramiro Armenta Armenta, 74.- Feliciano Eles Leal, 75.- José Cruz Armenta

Espinoza, 76.- Héctor Cota Barrón, 77.- Miguel Espinoza Armenta, 78.- Rafael

Martínez Olivas, 79.- Basilio Aldana Escalante, 80.- Andrés Ruiz Olguín, 81.-

Jerónimo Velázquez, 82.- Cirilo Castro Zavala, 83.- Aquiles Gámez Urías, 84.-

Remedios Domínguez Cota, 85.- Eloy Chávez Bojórquez, 86.- Guadalupe Gamboa

Soto, 87.- Faustino Molina González, 88.- Rafael Bojórquez C., 89.- Rosendo

Valdés Villegas, 90.- José Ayala Valdés, 91.- Guadalupe Cota Valdés, 92.- Vicente

Molina González, 93.- Manuel Ignacio Corral S. 94.- Rogelio Molina González, 95.-

Mariano Meza Cota, 96.- Rosario Galindo Acosta, 97.- Agustín Cisneros Hernán,

98.- Cándido González Medina, 99.- Cenobio Arregín Sánchez,100.- Sindelfo

Loera Chávez, 101.- Arnulfo Loera Chávez, 102.- Víctor Rocha Quintana, 103.-

Juan Domínguez Soto, 104.- Otilito Órnelas Pérez, 105.- Pedro García Ochoa,

106.-Hermelindo Cisneros Hdez., 107.- José García Sapién, 108.- Arnoldo Órnelas

Carrillo, 109.- José Manuel García D., 110.- Rafael Félix Gutiérrez, 111.- Mónico

Félix Gutiérrez, 112.- Héctor Armenta Bojórquez, 113.- Cecilio Moreno

Astorga,114.- Cleofás Armenta Páez,115.- Víctor huerta Lara,116.- José María

Ramos Peña,117.- Teodoro Atondo López,118.- Luis peinado Sandoval,119.-

Agapito Carrillo Ch.,120.- Pablo Peinado Carrillo,121.- Ismael Espinoza

187

Armenta,122.- Everardo Velázquez, A.,123.- Efrén Bojórquez Proaño,124.- Jacobo

Meza Hernández,125.- Luciano Meza Hernández,126.- Rufino Navarrete

Bojórquez,127.- Eugenio Beltrán Grijalva,128.- Ramón Cota Valdez, 129.- Pedro

Inzunza Norzagaray, 130.- Gonzalo Lagarde Félix,131.- Camilo Sañudo

Béjar,132.- Raúl Soto Ayala,133.- Raymundo Mombela Aragón,134.- Sixto Félix

Gutiérrez,135.- Miguel López Rivera,136.- Isabel Cisneros Hernández,137.- José

Guadalupe Corral S.,138.- Juan Rodríguez Espinoza,139.- Fernando Molina

González,140.- Felipe Molina González,141.- Camilo Sañudo Cota,142.- Fidel

Loera Javalera,143.- Antelmo Félix Pérez,144.- Eduviges Cota Valdez,145.-

Amador Lerma Castro,146.- Lorenzo Domínguez Torres,147.- Ismael Moreno

López,148.- Ausencio Pérez Velazco149.- Francisco Aragón Montes,150.- Alfonso

López Aguilar,151.- Guadalupe Cota Soto,152.- Pedro Félix Pérez,153.- Mario

Valdez Valdez,154.- Cipriano Galaviz,155.- Fausto López Rosa,156.- Carmen

Domínguez Valdez,157.- Miguel A. Valdez Mejía,158.- Basilio León

Gastelum.159.- Carlos Gómez Juárez, 160.- Ignacio Corral Torres, 161.- Luciano

Pérez Osorio, 162.- Rito García Sapien, 163.- Rafael Inzunza Norzagaray, 164.-

Felipe Padrón Moreno, 165.- Ismael Mendivil Burgos, 166.- Benjamín Rúelas

Paniagua, 167.- Sixto Serrano Quintero, 168.- Jesús Ortiz Pérez, 169.- Rosario

Ontiveros G., 170.-Hector Elenes Armenta, 171.- Glafiro López Avilés, 172.-

Rosendo Martínez Olivas, 173.- Santiago Bojórquez Ramírez, 174.- Enrique

Machado Félix, 175.- Ramón Miranda Molinares, 176.- Antonio Ríos Núñez, 177.-

Rosario Rodríguez Armenta, 178.- Saturnino Verdugo, 179.- José Ángel Elenes

Leal, 180.- Israel Gonzales Torres, 181.- José María Montoya Félix, 182.- Pedro

Ramírez Camargo, 183.- Victoriano Soto Félix, 184.- Raúl Valdez Oláis, 185.-

Jacinto Orosco Armenta, 186.- Manuel Pérez Ruelas, 187.- José Luis Félix

Mercado, 188.- José de la Luz Pacheco S., 189.- Gabriel Moreno Caderecha,

190.- Manuel Lerma Castro, 191.- Ignacio Negrete García, 192.- Bernardino Ayala

Soto, 193.- Federico Ruiz Gateslum, 194.- Estanislao Moreno Ortega, 195.-

Mercedes Flores A., 196.- Miguel García Z., 197.- Bonifacio Ontiveros R., 198.-

Crispín Rodríguez Lugo, 199.- Raimundo García Arroyo, 200.- Ubaldo Ruelas

Castro, 201.- Alfonzo Ramos Peña, 202.- Cipriano Valdez Mondaca, 203.-

188

Magdaleno Pacheco Palafox, 204.- Rodrigo Hernández, 205.- Manuel Bojórquez

Proaño, 206.- Ignacio Yuriar R., 207.- Rubén Ríos López, 208.- Apolonio Ibarra

Valenzuela, 209.- Artemio Robles López, 210.- Alonso Valdez Mejía, 211.

Armando Herrera Flores, 212.- Julián Aragón Montiel, 213.- José Manuel Uribe

Contreras, 214.- Jesús Arredondo Machado, 215.- Antonio Arzaga Enríquez, 216.-

Florentino Alarcón Millán, 217.- Juan Serrano Ramos, 218.- Florentino Santana G.,

219.- Raúl Ríos Flores, 220.- Luis Vizcarra Acevedo,221.- Antonio Casillas,222.-

Rosario Verdugo Soberanes,223.- Isidro Martínez Corona,224.- Rogelio Arrellano

Fierro,225.- Inocencio Chávez Bojórquez,226.- Ramón Pérez,227.- Samuel Madrid

Gómez,228.- José Iribe Rocha,229.-Plutarco Cervantes Avilés,230.- Julián Arnoldo

Corral C.,231.- Angelina Salazar Gerardo,232.- Senaida Molina Vda. de R.,233.-

Pomposa Loya Órnelas,234.- Porfiria Armenta Paz,235.- Catalina Aragón

Montiel,236.- María Loreto Puentes,237.- Inés Barraza Vizcarra,238.- Rangel Félix

Gil,239.-Estela Ayala Vda. de C.,240.- Antonia Gámez Vda. de C.,241.- Ernestina

Soto Vda. de Baro, 242.- Ernestina Mariscal Soto,243.- ramón García

Aragón,244.- Miguelito Miranda V.,245.- Rita Moreno López,246.- Inocente

Navarrete Loya,247.- Herminia López Ramos,248.- Gloria Alicia Soto,249.- Oscar

Gutiérrez Castro,250.- Roberto Ortega Armenta, 51.- Rubén Ortega Gerardo,252.-

Trinidad Domínguez C., 253.- Rosario Loya Órnelas, 254.- Adolfo Rodríguez

López, 255.- Heberto Carrillo Domínguez, 256.- Eustolia Arredondo Vda. de L.,

257.- Natalio Rodríguez Lugo, 258.- Isabel Iribe López, 259.- Diego Órnelas

González, 260.- Jerónimo Gómez Pérez,261.- Roberto ortega Gerardo, 262.-

Palemón Velázquez A., 263.- Pompeyo Alejandro Gastélum, 264.- Everardo

Espinoza Armenta, 265.- Graciano Loya Loya, 266.- Martín Armenta González y

267.- Ramón Félix Gámez.

Con los elementos anteriores el Cuerpo Consultivo Agrario omitió su dictamen, en

el sentido de esta resolución

CONSIDERANDO PRIMERO:

Que el derecho de núcleo solicitaba para sus dotados de tierras a fin de constituir

el nuevo centro de población ejidal de referencia, ha quedado demostrado al

189

comprobarse que las necesidades de los solicitantes no pudieron satisfacerse por

las vías de dotación, ampliación o restitución de tierras; que no existen unidades

de dotación vacantes en los ejidos de la región donde pudieran ser acomodados y

que el núcleo peticionario cuenta con 267 capacitados en materia agraria.

CONSIDERANDO SEGUNDO:

Que los terrenos afectables en este caso son los mencionados en el resultado

segundo de esta resolución; que dada la extensión y calidad de tierras y las

demás circunstancias que en el presente caso concurren precede financiar en

dichos terrenos las afectaciones correspondientes a fin de constituir el nuevo

centro de población ejidal que se denominará “Campo el Tajito” con una superficie

total de 2, 748-86-73, de riego que se explotarán en forma colectiva de acuerdo

con el artículo 131, fracción I y II, de la Ley Federal de la Reforma Agraria, en la

cual reservarán una superficie de 10-00-00 hectáreas para la parcela escolar, 10-

00-00 hectáreas para la unidad agrícola industrial de la mujer y 22-00-00

hectáreas para la zona urbana del núcleo de población.

CONSIDERANDO TERCERO:

A efecto de crear la infraestructura económica y social indispensable para el

sostenimiento y desarrollo del nuevo centro de población ejidal y de acuerdo con

lo dispuesto por el artículo 248 de la Ley Federal de Reforma Agraria, deberán

intervenir las siguientes dependencias oficiales; (SHCP) con las aplicaciones

presupuestales a las partidas relativas a la creación de nuevos centros de

población ejidal, (Secretaria de la Presidencia), con la coordinación y

asesoramiento indispensable, (Secretaria de Recursos Hidráulicos, para los

estudios geohidrológicos, obras necesarias para obtener agua, tanto para su uso

domestico, como para en su caso, establecer unidades de riego.

(SSA), para el establecimiento de hospitales, centros o casa de salud unidades de

agua y red de agua potable.

(SEP), a fin de que construya las escuelas con el número de aulas y proporciones

a los maestros que sean necesarios.

190

(SAG) con el objetivo de que asesore el desarrollo agrícola y ganadero.

(SCT), para que disponga las instalaciones de los servicios de correos y

telégrafos.

Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad Rural y de las Viviendas

Populares, (INDECO) a fin de que asesore a la tecnificación de la vivienda de los

ejidatarios beneficiados con esta dotación.

CFE, para que introduzca la energía eléctrica a este nuevo poblado ejidal.

CONASUPO, para que surta a las cooperativas ejidales de consumo y la compra

de los productos agropecuarios ejidales a precios oficiales.

Bancos Oficiales de Crédito, a fin de que los beneficiados con esta dotación ejidal

queden organizados y se les proporcione los créditos indispensables para

desmonte de tierras mecanización, etcétera.

El Gobierno del estado en donde quedaría ubicado el nuevo centro, para

coadyuvar dentro de sus posibilidades, en la tarea de crear el nuevo centro de

población con la base social, económica, política y jurídica indispensable.

Así como la intervención de cualquier otra secretaría de estado o institución oficial

que resulte necesaria para llevar a cabo el establecimiento y funcionamiento de

este nuevo centro de población ejidal.

Por lo expuesto y de acuerdo con el imperativo que el ejecutivo de mi cargo se

impone la fracción x por el Artículo 27 Constitucional.

SE RESUELVE:

PRIMERO: es procedente la solicitud formulada por un grupo de campesinos sin

parcelas radicada en Campo el Tajito, Guasave.

SEGUNDO: Se dota a los solicitantes de 2, 748-86-73 hectáreas, de riego que se

tomarán de los lotes del predio denominado Corerepe, de la siguiente forma: 2

726, 86-73, propiedad de la Nación y 22-00-00 hectáreas cedidas por su

propietario Sr. Guillermo Alarcón Pinto, superficie que distribuirá en la forma

establecida en el consideramos segundo de esta resolución.

191

La anterior superficie deberá ser localizada de acuerdo con en el plano aprobado

por la SRA y pasará a poder del núcleo beneficiado con todas sus acciones, usos,

costumbres, servidumbres.

TERCERO: en cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 248 y 334 de la Ley

Federal de la Reforma Agraria, para los efectos legales procedentes.

CUARTO: -expídanse a los 267 capacitados, beneficiados con estas resoluciones

a la escuela del lugar y a la unidad agrícola industrial para las mujeres los

certificados de derechos agrarios correspondientes-.

QUINTO: Los campesinos beneficiados que no se presenten a recibir las tierras en

un plazo de 6 meses, perderán su derecho y únicamente las autoridades de la

SRA podrá substituirlas por campesinos capacitados, por lo tanto el comisariado

ejidal no podrá contravenir, o bien será sancionado.

SEXTA: Al ejecutarse la presente en el Diario Oficial y en el Periódico, notifíquese

y ejecútese.

Mayo 10 de 1976. (Palacio del Poder ejecutivo).

Luis Echeverría Álvarez, Presidente de la nación.

Félix Barra García, Secretario de la SRA.

Para cumplirse el punto resolutivo Séptimo se inscribe esta resolución en la 136

del Tomo 677, 15 de mayo 1976 en las páginas 136-138.

192

Anexo 10

Campesinos invadiendo terrenos como presión a que se les entregue el

complemento; en pláticas con el gobernador Alfonso G. Calderón318

318 El Debate, 19 de mayo, 1975.

193

Anexo 11

Cuestionario aplicado a personas involucradas en el movimiento campesino de El

Tajito.

Nombre:

Edad:

Religión:

¿De dónde es originario?

¿Qué hacía?

¿Cómo se entero que (en Sinaloa) estaban repartiendo tierras?

¿Qué les ofrecían?

¿Quién los organizaba?

¿Cómo los organizaba?

¿Qué hacía la persona que los organizaba?

¿Quiénes o cuantas personas iniciaron aquí?

¿Qué era lo qué más le sorprendía de las otras personas?

¿Cuáles eran sus costumbres?

¿Qué poblados había cerca?

¿Cómo se habían formado?

¿Alguna organización que los haya apoyado?

¿De qué manera Usted les apoyó?

¿De qué manera el gobierno los atendió?

¿Cómo se comportaban las fuerzas policiacas con ustedes?

¿De qué manera reaccionaban ustedes a la fuerza pública?

¿Qué opinas de la muerte de Marcelo?

¿Qué significa Marcelo para usted y para el pueblo?

194

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Entrevistas

Adrián Loya Rendón, 38 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 10 de agosto

2011.

Carlos Gómez Juárez, 57 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero

2011.

Carlos Ramón. Carballo Mondaca, 59 años, Culiacán, Sinaloa, México, 6 de

diciembre 2010.

Carmen Domínguez, 59 años, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de

febrero 2011.

Cirilo Castro Zavala, Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril 2011.

Clemente Armenta Paz, 68 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio

2010 y 19 de febrero 2011.

Eduardo Salomón, 63 años, Culiacán, Sinaloa, México, 14abril 2011.

Eugenio Beltrán Grijalva, 67 años, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, de

febrero 2011

202

Gloria Alicia Soto Cota, 67 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero

2011.

Guillermo Loya Ornelas, 70 años, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril 2011.

Héctor Armenta Rodríguez, 59 años, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de

abril 2011.

Herminia López Ramos, 68 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 4 de

febrero 2011.

Liberato Terán Olguín, Culiacán, México, 14 abril 2011.

Lorenzo Becerra Madero, 82 años, Ejido Alfonso G. Calderón, Sinaloa, Sinaloa,

México, 14 de febrero 2010.

Manuel Lerma Castro, 70 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 14 de febrero

2010.

María de los Ángeles Méndez Flores, 52 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa,

México, 4 de febrero 2011.

Martín González Domínguez, 38 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 de

junio 2010.

Miguel Domínguez Corrales, 65 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa México, 14 de

febrero, 26 de junio y 10 de agosto 2010.

Ramona Domínguez Corrales, 70 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 2010,

26 de junio 2011.

Rangel Espinoza López, 59 años, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 4 de

febrero 2011.

Raymundo Mombela, 27 de junio 2010, 19 de febrero 2011, El Tajito, Guasave,

Sinaloa, México.

Rosario Rodríguez Armenta, 73 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 de

junio 2010.