03-02-2013 LITERARIA LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 3 DE FEBRERO DE 2013 5 a SECCION MYRTHA RAIA La dualidad entre lo espiritual y lo carnal se debate en el personaje de El inquisidor, el sacro-thriller del argentino Patricio Sturlese. J. K. Rowling, la autora de la imbatible saga de Harry Potter, debuta con Una vacante imprevista en la novela para los adultos. 2 3 E s posible que la ráfaga de un coral de Bach ha- ya iluminado el silencio. Que una variación de César Franck haya aca- riciado sus manos en la oscuridad. Que el réquiem de Brahms haya estallado en su corazón, poniendo en fuga tanto dolor y violencia que halló inesperadamente en el umbral de la muerte. Quizás la estaban aguardando en el horizonte el abrazo de Alex Con- rad, la sonrisa de Alberto Uzielli, sus mentores; los gestos directrices de Car- los Cillario, Alex Conrad, Jean Constan- tinescu, Isaac Weinstein, Washington Castro, Gianni Rinaldi, Miguel Gilardi, que guiaron sus dedos pianísticos junto a la Sinfónica de la UNT. Los 84 sep- tiembres de azules ojos se cerraron el lunes, luego de que Myrtha Raia (11/9/1928-28/1/13) sufriera una bru- tal golpiza. Estos son fragmentos de una charla que tuvimos en 1993, tal vez ecos de luz germinados en un piano. - ¿Cómo se produjo tu desembarco en Tucumán? - Nací en Buenos Aires; vine muy chica. Mi papá era un gran amante de la ópera y hablaba como si hubiera es- tudiado música; tenía el deseo de que yo fuese cantante. Acá en Tucumán, re- solvieron mandarme a la Academia de Bellas Artes; tenía 8 años, allá por 1937. El Tucumán musical tenía la Fi- larmónica que ofrecía conciertos prác- ticamente todos los domingos. La Aca- demia de Bellas Artes tenía su orques- ta y su coro y trabajaban sostenida- mente. Había buenos maestros. - ¿Cómo se construyó tu relación con el piano? - Nunca tuve y no tengo todavía am- bición de ser estrella del escenario, a pesar de que la música es para ser en- tregada, aunque para mí era una cosa natural hacer música. Nunca dudé en- tre el piano y otro instrumento, pero qué curioso, todo cuanto yo sé sobre tocar el piano, lo aprendí oyendo otros instrumentos y cantantes. Y es una costumbre que aconsejo. Da mucha más fluidez de fraseo, permite descu- brir resultados tímbricos y en cuanto a los cantantes, aprendés a modular una frase en el piano como quien canta un texto. A eso se suma que después tuve maestros que además de dominar un instrumento eran verdaderamente músicos. - ¿Había competencia entre los estu- diantes? - Los de mi generación llegaron to- dos a ser muy buenos profesores o músi- cos de orquesta; algunos se distinguieron en su tarea pedagógica. Había un contac- to más estrecho con la música. Actual- mente y esto se está revirtiendo hace po- co tiempo, los estudiantes frecuentan menos los conciertos de lo que lo hacían en mis tiempos. - Tuviste la suerte de asistir a los cur- sos de Walter Gieseking... - Vino gente de toda Latinoamérica. Él se dedicaba a cazar mariposas, se mara- villaba ante los lapachos floridos. Andaba por los 60 y pico. Daba los cursos en francés. Había una ronda para los ejecu- tantes activos y otra instancia en la que volvía a oír a los seleccionados por él. To- qué en la primera ronda la Sonata Op.22, de Schumann; hasta que oyó al resto de los ejecutantes pasó una semana. Pensa- ba que había terminado mi tarea; mi ac- titud era la de absorber todo lo que oía. Un día se me acerca la traductora y me dice que esa tarde tenía que volver a to- car. Con gran susto (no lo esperaba), to- qué la Sonata Op.1 de Prokofiev, que Gie- seking manifestó no conocer. Después de darme indicaciones valiosas, se sentó al piano y la tocó como solo él podía hacer- lo. Esos cursos nos permitieron acercar- nos a Tucumán a un maestro al cual difí- cilmente podíamos tener acceso. Era lo que nos ofrecía la Universidad de aquel tiempo. En una de las visitas que hizo Wilhelm Backhaus a Tucumán, un día, a la hora del almuerzo, me telefoneó mi maestro, Alex Conrad. Me cortó la diges- tión diciendo: “Véngase a las 6 de la tar- de para que toque para Backhaus”, que era un viejo encantador. Esas cosas me han dejado improntas imborrables. - La música de cámara es una de tus debilidades. ¿Qué universo descubrís en ella? - El gusto nació de mis maestros. Es importante porque es una nueva di- mensión de la música, donde no se es vedette, pero donde si se sabe hacer bien música de cámara, no se resigna nada de la propia personalidad. En un conjunto se debe llegar a un acuerdo para un objetivo final, en el que nadie pierda nada de su manera de decir la música. La gran dificultad es conseguir esto sin que se convierta la ejecución en una disputa o en estar mostrando cada uno lo suyo. Es llegar al objetivo final mediante una suma de objetivos distintos, donde todo reside en una continua entrega y recepción del dis- curso, donde no prevalezca ni la mo- notonía ni la disparidad de criterios. Los pianistas tenemos un privilegio in- creíble, hacemos música de cámara porque tenemos dos manos, nosotros solos, y si uno aprende a usar sus de- dos como distintos instrumentos, de- biera ser más fácil tocar en conjunto. - ¿Qué compositor te sacude el al- ma? - Me gusta el que estoy tocando aho- ra, pero en particular, casi no puedo pa- sar día sin tocar Bach. Te da, por un la- do, equilibrio, y por otro, te obliga a ser sumamente expresivo. No estoy de acuerdo con aquella concepción de que Bach escribió música altamente especu- lativa. Escribió la música de todos los tiempos, desde su tiempo hasta el fin de los tiempos. Bach aprendió copiando. Cuando vos estás copiando música de un grande estás haciendo muscular- mente lo que hizo ese grande. Es como si se te introdujera por las manos la mú- sica del que la compuso; un ejercicio in- creíble para los estudiantes de composi- ción. El que lee y escribe, lee dos veces. - La docencia es otro de tus motores musicales... - Me preocupa mucho en lo que a mí atañe la enseñanza que imparto. In- tento lograr que cuando estudian una obra, no se limiten al estudio del texto, sino que la aprehendan en todo su contexto y sobre todo, que se apoderen de su pretexto. Mirar una partitura, sa- biendo y teniendo en cuenta como con- dición insoslayable que no hay ningún pasaje, ningún dibujo que no sea de importancia: un bajo que esté com- puesto por muy pocas notas, si no está tomado con la importancia que tiene, descubriéndole toda la polifonía imagi- naria que encierra, puede dejar sin sustento toda la construcción de la obra. Si el discípulo ve que su maestro sigue en actividad porque la ama, es ine- vitable que esa actitud influya en él, a quien le gusta poder admirar al maestro. Creo que el ser músico significa no sólo detentar ya ciertas técnicas o dominar- las, sino tener una actitud de vida. © LA GACETA Roberto Espinosa - Escritor, periodista de LA GACETA. Autor de El caracol de los sueños y Cosecha de luz. en un piano Ecos de luz Por Roberto Espinosa PARA LA GACETA - TUCUMÁN

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Domingo 3 de febrero de 2013 Literaria LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 3 DE FEBRERO DE 2013

5aSECCION

MY R T H A R A I A

La dualidad entre lo espiritual y lo carnal sedebate en el personaje de El inquisidor, elsacro-thriller del argentino Patricio Sturlese.

J. K. Rowling, la autora de la imbatible sagade Harry Potter, debuta con Una vacanteimprevista en la novela para los adultos.

2 3

Es posible que la ráfagade un coral de Bach ha-ya iluminado el silencio.Que una variación deCésar Franck haya aca-riciado sus manos en la

oscuridad. Que el réquiem de Brahmshaya estallado en su corazón, poniendoen fuga tanto dolor y violencia que hallóinesperadamente en el umbral de lamuerte. Quizás la estaban aguardandoen el horizonte el abrazo de Alex Con-rad, la sonrisa de Alberto Uzielli, susmentores; los gestos directrices de Car-los Cillario, Alex Conrad, Jean Constan-tinescu, Isaac Weinstein, WashingtonCastro, Gianni Rinaldi, Miguel Gilardi,que guiaron sus dedos pianísticos juntoa la Sinfónica de la UNT. Los 84 sep-tiembres de azules ojos se cerraron ellunes, luego de que Myrtha Raia(11/9/1928-28/1/13) sufriera una bru-tal golpiza. Estos son fragmentos de unacharla que tuvimos en 1993, tal vezecos de luz germinados en un piano.

- ¿Cómo se produjo tu desembarco en Tucumán?

- Nací en Buenos Aires; vine muychica. Mi papá era un gran amante dela ópera y hablaba como si hubiera es-tudiado música; tenía el deseo de queyo fuese cantante. Acá en Tucumán, re-solvieron mandarme a la Academia deBellas Artes; tenía 8 años, allá por1937. El Tucumán musical tenía la Fi-larmónica que ofrecía conciertos prác-ticamente todos los domingos. La Aca-demia de Bellas Artes tenía su orques-ta y su coro y trabajaban sostenida-mente. Había buenos maestros.

- ¿Cómo se construyó tu relación con el piano?

- Nunca tuve y no tengo todavía am-bición de ser estrella del escenario, apesar de que la música es para ser en-tregada, aunque para mí era una cosanatural hacer música. Nunca dudé en-tre el piano y otro instrumento, peroqué curioso, todo cuanto yo sé sobretocar el piano, lo aprendí oyendo otrosinstrumentos y cantantes. Y es unacostumbre que aconsejo. Da muchamás fluidez de fraseo, permite descu-brir resultados tímbricos y en cuanto alos cantantes, aprendés a modular unafrase en el piano como quien canta untexto. A eso se suma que después tuvemaestros que además de dominar uninstrumento eran verdaderamentemúsicos.

- ¿Había competencia entre los estu-diantes?

- Los de mi generación llegaron to-dos a ser muy buenos profesores o músi-cos de orquesta; algunos se distinguieronen su tarea pedagógica. Había un contac-to más estrecho con la música. Actual-mente y esto se está revirtiendo hace po-co tiempo, los estudiantes frecuentanmenos los conciertos de lo que lo hacíanen mis tiempos.

- Tuviste la suerte de asistir a los cur-sos de Walter Gieseking...

- Vino gente de toda Latinoamérica. Élse dedicaba a cazar mariposas, se mara-villaba ante los lapachos floridos.Andabapor los 60 y pico. Daba los cursos enfrancés. Había una ronda para los ejecu-tantes activos y otra instancia en la quevolvía a oír a los seleccionados por él. To-qué en la primera ronda la Sonata Op.22,de Schumann; hasta que oyó al resto delos ejecutantes pasó una semana. Pensa-ba que había terminado mi tarea; mi ac-

titud era la de absorber todo lo que oía.Un día se me acerca la traductora y medice que esa tarde tenía que volver a to-car. Con gran susto (no lo esperaba), to-qué la Sonata Op.1 de Prokofiev, que Gie-seking manifestó no conocer. Después dedarme indicaciones valiosas, se sentó alpiano y la tocó como solo él podía hacer-lo. Esos cursos nos permitieron acercar-nos a Tucumán a un maestro al cual difí-cilmente podíamos tener acceso. Era lo

que nos ofrecía la Universidad de aqueltiempo. En una de las visitas que hizoWilhelm Backhaus a Tucumán, un día, ala hora del almuerzo, me telefoneó mimaestro, Alex Conrad. Me cortó la diges-tión diciendo: “Véngase a las 6 de la tar-de para que toque para Backhaus”, queera un viejo encantador. Esas cosas mehan dejado improntas imborrables.

- La música de cámara es una de tus

debilidades. ¿Qué universo descubrís en ella?

- El gusto nació de mis maestros. Esimportante porque es una nueva di-mensión de la música, donde no se esvedette, pero donde si se sabe hacerbien música de cámara, no se resignanada de la propia personalidad. En unconjunto se debe llegar a un acuerdopara un objetivo final, en el que nadiepierda nada de su manera de decir lamúsica. La gran dificultad es conseguiresto sin que se convierta la ejecuciónen una disputa o en estar mostrandocada uno lo suyo. Es llegar al objetivofinal mediante una suma de objetivosdistintos, donde todo reside en unacontinua entrega y recepción del dis-curso, donde no prevalezca ni la mo-notonía ni la disparidad de criterios.Los pianistas tenemos un privilegio in-creíble, hacemos música de cámaraporque tenemos dos manos, nosotrossolos, y si uno aprende a usar sus de-dos como distintos instrumentos, de-biera ser más fácil tocar en conjunto.

- ¿Qué compositor te sacude el al-ma?

- Me gusta el que estoy tocando aho-ra, pero en particular, casi no puedo pa-sar día sin tocar Bach. Te da, por un la-do, equilibrio, y por otro, te obliga a sersumamente expresivo. No estoy deacuerdo con aquella concepción de queBach escribió música altamente especu-lativa. Escribió la música de todos lostiempos, desde su tiempo hasta el fin delos tiempos. Bach aprendió copiando.Cuando vos estás copiando música deun grande estás haciendo muscular-mente lo que hizo ese grande. Es comosi se te introdujera por las manos la mú-sica del que la compuso; un ejercicio in-creíble para los estudiantes de composi-ción. El que lee y escribe, lee dos veces.

- La docencia es otro de tus motores musicales...

- Me preocupa mucho en lo que a míatañe la enseñanza que imparto. In-tento lograr que cuando estudian unaobra, no se limiten al estudio del texto,sino que la aprehendan en todo sucontexto y sobre todo, que se apoderende su pretexto. Mirar una partitura, sa-biendo y teniendo en cuenta como con-dición insoslayable que no hay ningúnpasaje, ningún dibujo que no sea deimportancia: un bajo que esté com-puesto por muy pocas notas, si no estátomado con la importancia que tiene,descubriéndole toda la polifonía imagi-naria que encierra, puede dejar sinsustento toda la construcción de laobra. Si el discípulo ve que su maestro

sigue en actividad porque la ama, es ine-vitable que esa actitud influya en él, aquien le gusta poder admirar al maestro.Creo que el ser músico significa no sólodetentar ya ciertas técnicas o dominar-las, sino tener una actitud de vida.

© LA GACETA

Roberto Espinosa - Escritor, periodista deLA GACETA. Autor de El caracol de lossueños y Cosecha de luz.

en un pianoEcos de luz

◆ Por Roberto EspinosaPARA LA GACETA - TUCUMÁN

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 3 DE FEBRERO DE 2013

UNLIBRO

p a r a e l v e r a n o

LAS GENEALOGÍAS

Una de mis experiencias de lectura más entrañables las tuvecon Las Genealogías, de Margo Glantz, una de las mayoresescritoras mexicanas contemporáneas. La novela Las Ge-

nealogías es ficción y biografía; libro de viaje y crónica, ficción ehistoria. Margo Glantz, cuya familia de origen judío ha sido testi-go y protagonista de la historia del siglo XX, apela a una larga yfragmentaria conversación con sus padres, Luci y Jacob (un reco-nocido poeta judío). Con un constante humor, erige un espacio dememorias que rescata mundos plurales y densos. El libro contieneun álbum de fotos antiguas. La narradora habla desde un extrañolugar, se coloca dentro y fuera del mundo paterno. El relato dagran importancia a sabores, sonidos, colores, tonos reconstruyen-do la historia familiar. Margo afirma: “Y todo es mío y no lo es yparezco judía y no lo parezco y por eso escribo -estas- mis genea-logías”. Los protagonistas se desplazan en el tiempo y en el espa-cio, el gran viaje es el que emprenden en Rusia hacia México. Enla narración, los recuerdos, con el encanto de pertenecer a todos ya ninguno, se confunden igual que la realidad y las lecturas. Lamemoria (y el olvido) pueden posarse sobre objetos diferentes: elhermoso caballo blanco es una de esas “imágenes (que) permane-cen, persisten, repetitivas, y su blancura se inserta en la inmigra-ción”. Todo lo vivido “permanece en el recuerdo con la consisten-cia esponjosa y crujiente de una envoltura delicada y cariñosa”. Lavida y la literatura son una incansable búsqueda de territorio, enel que se debe reconocer relatos múltiples, ya que sabemos quié-nes somos a través de las historias que contamos y que nos cuen-tan los otros. Si su madre encontró su territorio en su propio cuer-po, Margo recupera los “cuerpos” de su ascendencia, en su propiacartografía de memorias y olvidos. El libro produce la felicidad deesas lecturas que no se entregan fácilmente, sino que desafían allector a detenerse y hundirse en cada uno de sus recovecos, lo in-vitan a travesías hacia fuera y hacia dentro.

* Investigadora CONICET, profesora titularde Literatura Latinoamericana de la UNT.

FRAGMENTO“Todos, seamos nobles o no, tenemosnuestras genealogías. Yo desciendo delGénesis, no por soberbia sino pornecesidad. Mis padres nacieron en unaUcrania judía muy diferente a la deahora y mucho más diferente aún delMéxico en que nací, este México, DistritoFederal donde tuve la suerte de ver la vida entre los gritos de losmarchantes de La Merced, esos marchantes a quienes mi madre mirabaasombrada vestida totalmente de blanco”.

* * *“Quizá lo que más me atraiga de mi pasado y de mi presente judío sea laconciencia de los colorines, de lo abigarrado, de lo grotesco, esaconciencia que, hace de los judíos verdaderos gente menor con un sentidodel humor mayor, por su crueldad simple, su desventurada ternura y hastapor su ocasional sinvergüenza. Me atraen esas viejas fotografías de unabonero lituano, con su barba puntiaguda (propicia a las persecuciones) ysu abrigo desmesurado mirando desde la cámara con una sonrisa‘borracha y rolliza’; mientras ofrece baratijas al lado aparece, solemne perodesaliñado, el vendedor de ropas de ameno, chacal de los corrales, porquesabe olisquear la muerte próxima de quien habrá de venderle el traje”.

* * *“Mi padre murió el 2 de enero de 1982. Mi madre, el 13 de mayo de1997. Tenía casi 95 años. Murió con la dignidad, la finura, la paciencia,el sentido del humor, los gestos que la habían caracterizado siempre.¿Cómo pudo sobrevivir a mi padre tanto tiempo? ¿En dónde encontrósu territorio? Es más que probable que su verdadero territorio, el de ellay el de mi padre, fuese su propio cuerpo, ese cuerpo finito, reducido,llagado con el que murió, ese cuerpo que alguna vez fuera armónico yhermoso, ese cuerpo en el que me alojé alguna vez, ese cuerpo que mepermitió ser lo que soy. La lloro, la admiro, me lleno de culpas, vuelvo allorarla, a admirarla, a llenarme de culpas y escribo estas precariaspalabras totalmente insuficientes para recordarla y para ponerle unpunto final, ahora sí, a mis genealogías”.

FICHATítulo: Las GenealogíasAutor: Margo GlantzGénero: NovelaEditorial: Bajo La LunaAño de publicación: 1998/2010Páginas: 224

◆ Por Carmen Perilli *

Barry Fairbrother noquería salir a cenar.Estuvo casi todo el finde semana soportandoun palpitante dolor de

cabeza e intentando terminar atiempo un artíulo para el periódicolocal.

Sin embargo, durante la comidasu mujer había estado tensa y co-municativa, y Barry dedujo quecon la tarjeta de felicitación de ani-versario no había logrado atenuarsu delito de pasarse toda la maña-na encerrado en el estudio. Noayudaba el hecho de que hubieraestado escribiendo sobre Krystal,por la que Mary, aunque lo disimu-lara, sentía antipatía.

- Quiero llevarte a cenar afuera,Mary –mintió para rebajar la ten-sión-. ¡Diecinueve años, niños! Die-cinueve años y su madre está máshermosa que nunca.

Mary se ablandó un poco y son-rió; Barry llamó por teléfono alclub de golf, porque quedaba cercay porque allí siempre conseguíanmesa. Intentaba complacer a sumujer con pequeños detalles, yaque, tras dos décadas juntos, habíacomprendido que a menudo la de-cepcionaba en las cosas importan-tes. No lo hacía adrede: sencilla-mente tenían ideas distintas acer-ca de lo que debía ocupar más es-pacio en la vida.

Los cuatro hijos de Barry y Maryya eran grandes y no necesitabanniñera. Estaban mirando la televi-sión cuando Barry se despidió deellos por última vez, y sólo Declan,el más pequeño, giró para mirarloy le dijo adiós con la mano.

Barry seguía notando el palpi-tante dolor detrás de la oreja cuan-do salió del camino de la casa mar-cha atrás hacia las calles dePagford, el precioso pueblito don-de vivían desde que se habían ca-sado. Bajaron por Church Row, lacalle de pendiente pronunciadadonde se alzaban las casas máscaras, dechados de lujo y solidezvictorianos, doblaron la esquina alllegar a la iglesia de imitación esti-lo gótico donde Barry había visto asus hijas gemelas representar el

musical José el soñador, y pasaronpor la plaza principal, desde dondese podía contemplar el oscuro es-queleto de la abadía en ruinas quedominaba el horizonte del pueblo,en lo alto de una colina, fusionán-dose con el cielo violeta.

Mientras transitaba por aquellascalles que tan bien conocía, Barryno pensaba más que en los erroresque sin duda había cometido alterminar apurado y corriendo elartículo que acababa de enviar porcorreo electrónico al Yarvil and

District Gazette. Pese a lo locuaz ysimpático que era en persona, lecostaba reflejar su encanto en elpapel.

El club de golf quedaba a sólocuatro minutos de la plaza, un po-co más allá del punto donde elpueblo acababa con un último sus-piro de viejas casitas dispersas.Barry estacionó la miniván frenteal restaurante del club, el Birdie, yse quedó un momento junto al co-che mienras Mary se retocaba elpintalabios. Agradeció el aire fres-

co en la cara. Mientras observabacómo la penumbra del anochecerdifuminaba los contornos del cam-po de golf, Barry se preguntó porqué seguía siendo socio de aquelclub. El golf no era lo suyo –teníaun swing irregular y un hándicapmuy alto-, y había otras cosas quereclamaban su atención, muchas.Su dolor de cabeza no hacía sinoempeorar.

Mary apagó la luz del espejito dela visera parasol y cerró la puertadel acompañante. Barry activó elcierre automático pulsando el bo-tón de la llave que tenía en la ma-no. Su mujer taconeó por el asfal-to, el sistema de cierre del cocheemitió un pitido y Barry se pregun-tó si las náuseas remitirían cuandohubiera comido algo.

De pronto, un dolor de insólitaintensidad le rebanó el cerebro co-mo una bola de demolición. Ape-nas notó el golpe de las rodillascontra el frío asfalto; su cráneo re-bosaba fuego y sangre; el dolor erainsoportable, una auténtica ago-nía, pero no tuvo más remedio quesoportarlo, pues todavía faltaba unminuto para que perdiera el cono-cimiento.

Mary gritaba sin parar. Unoshombres que estaban en el baracudieron corriendo. Uno de ellosvolvió a toda velocidad al edificiopara ver si encontraba a alguno delos médicos jubilados que frecuen-taban el club. Un matrimonio cono-cido de Barry y Mary oyó el alboro-to desde el restaurante; dejaron susentradas y se apresuraron a salirpara ver qué podían hacer. El ma-rido llamó al servicio de emergen-cias por el teléfono celular.

La ambulancia, que tuvo quedesplazarse desde la ciudad vecinade Yarvil, tardó 25 minutos en lle-gar. Para cuando la luz azul inter-mitente alumbró la escena, Barryyacía inmóvil en el suelo, en mediode un charco de su propio vómito;Mary estaba arrodillada a su lado,con las medias desgarradas, apre-tándole una mano, sollozando ysusurrando su nombre.

* Editorial Salamandra

DomingoEL ESCENARIO REAL DE UNA FICCIÓN. Postal del poblado de Pagford, donde Rowling ambienta la novela con la cual posa en la foto de abajo.

Fragmento de Una vacante imprevista *, la primera novela para

adultos de la autora de Harry Potter

L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / R E C O M E N D A C I O N E S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

◆ Por J. K. Rowling

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 3 DE FEBRERO DE 2013

C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O SC R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S /

Una publicación cultural destacablepor su originalidad y por su ingenio

La revista Dixi celebra sus pri-meros 10 años de vida con la edi-ción de su número 34. La origina-lidad y el ingenio de sus colabora-dores son el valor absoluto de lapublicación. Las ilustraciones grá-ficas y el humor también merecen

destacarse. Ni qué hablar de lacalidad sorprendente de sus foto-grafías.

Coordinada por Laly Rosales yeditada por Irene Benito, los cola-boradores de la revista merecenuna mención-estímulo por el es-fuerzo, la vocación y la dedicación.De este número aniversario mere-cen resaltarse textos como No meedites esta vez, de Laly Rosales;Caligrafías, de María Belén Agui-

rre; Socios en el leer, de MercedesColombres; Buscadores de belleza,por Ana Vázquez, con fotos de MelsPetroff; Un duende en el teclado, deRoberto Espinosa; El fuego que nosexcede, por Máximo Olmos, conilustraciones de Zenón Hernández;El valle de la cumbia, de Ale Nico-lás, con fotos de Cecilia Gallardo yEl héroe que nos hace falta, de Ire-ne Benito, con fotos de Leo Miran-da. Excelentes también Y tú ibas de

azul, de Holden Coufield; la entre-vista de Graciela Colombres Gar-mendia al fotógrafo y arquitectoGabriel Versanyi, con fotos de LucíaPalenzuela; y El reloj de los Corleo-ne, de Bernabé Quiroga.Dixi no es una revista cultural

más. Trató de ser ella misma y lologró.

© LA GACETA

En la literatura ficcional de lasúltimas décadas, el libro-reliquiaaparece como un motivo recu-rrente. En nuestro tiempo, enque su esencia prescindible escuestionada, el libro objeto seinstala en el centro de la pesqui-sa detectivesca. Ejemplos abun-dan e incluyen obras magistra-les como El nombre de la rosa(1980), de Umberto Eco, o Elviaje de Baldassare (2000), dellibanés Amín Maalouf. En todoslos casos, se trata de libros quehan motivado, durante centu-rias, persecuciones y destierros,y cuya dimensión mítica llega a

crear dudas sobre su real exis-tencia.El inquisidor, del escritor ar-

gentino Patricio Sturlese (1973),nos propone una nueva versiónde esas búsquedas, dentro de ungénero que hoy se conoce comer-cialmente como sacro-thriller, yque funde teología, historias mo-nacales y cuestiones mundanas,no sin riesgos, como los que pre-sentan el registro lingüístico y elpunto de vista.

El incorruptible soñadorAmbientada en los tiempos tur-

bulentos de fines del siglo XVI, enGénova, bajo el papado de Cle-mente VIII, la novela relata lostormentos inquisitoriales que in-

flige Angelo DeGrasso, conocidocomo El Ángel Negro. Implacableante la herejía, es convocado porel Papa y sus superiores pararastrear dos libros prohibidosque jamás deberían juntarse: elNecronomicón y el Códex esme-ralda. Unidos, los dos volúmenespueden completar la revelaciónde los conjuros de las sectas de-moidólatras.

La historia está narrada enprimera persona por el protago-nista: “Esta es la crónica de misdías, una larga odisea en la quenada fue lo que aparentó. Es lahistoria que brota de los dedosde un hombre apasionado, de unsoñador, absoluto y persegui-do…”

Hay una curiosa dualidad entrelo espiritual y lo carnal en el per-sonaje de DeGrasso. Su incorrup-tibilidad en la fe no le impide so-ñar con un amor sensual, inclusotener fantasías eróticas con otrasmujeres. Hay un viaje al NuevoMundo, cuya travesía es registra-da vívidamente y constituye lamejor parte del libro. Hay, tam-bién, una trama secundaria quegira en torno al misterio de suidentidad.

Patricio Sturlese no ha tenidouna formación académica paraescribir. Estudia en el teologadojesuita Máximo de San Miguel deBuenos Aires. Sorprendido de supropio éxito -es también autor deLa sexta vía- confiesa que ha si-do jardinero antes de ser el autorde best-sellers, y que encuentrasu inspiración en la música, másque en la literatura.

© LA GACETA

Buscandolibros

prohibidos

EL TRIBUNAL. Detalle de “Auto de fe de la inquisición” (1815-1819), de Francisco de Goya y Lucientes.

el sacro-thriller de Sturlese transcurreen la Génova de fines del siglo XVI

MARÍA EUGENIA BESTANI ◆

HORACIO SEMERARO ◆

REVISTADIXIIRENE BENITO Y LALY ROSALES(EDICIÓN Y COORDINACIÓN)

WIKIPAINTINGS.ORG

SUSPENSOEL INQUISIDORPATRICIO STURLESE(Suma de Letras -Buenos Aires)

Personajes extraños, excéntricos y solitariosse mueven en dos mundos paralelos

textos, humor, ilustraciones y fotografías excepcionales en una creación con clara personalidad

EL NÚMERO 34.La edición

aniversario hacegala de

originalidad eingenio.

Luces, sombras y música de los80 en una trama de enigmas

A esta altura de su carrera litera-ria, Haruki Murakami puede pro-vocar amores y odios, pero nuncapasa inadvertido. La constantemezcla entre el mundo real y elmundo onírico se fusiona en todassus obras. Los miles de seguidoresque cosecha en todo el mundo yaconocen esa suerte de simbiosisque genera el autor japonés en losescenarios en los que se muevensus personajes.Baila, baila, baila se publicó por

primera vez en 1988, pero ahorallegó la edición en español. En estetrabajo, Murakami refuerza su ca-pacidad para transmitir sensacio-nes perturbadoras con una calidadnarrativa que es característica ensu peculiar estilo de escritura. Elautor introduce al lector en un es-cenario siniestro y cargado de in-trigas, donde se conjugan la sole-dad de los personajes y lo arbitra-rio de sus movimientos.

La música es una pieza clave en

los textos de Murakami; en este ca-so, centrada en los años 80, resue-na todo el tiempo, mientras vanapareciendo los personajes que seentrecruzan, aunque en ciertosmomentos no se distingue la reali-dad de la fantasía. Murakami diva-ga y atrapa al lector con el fluir delas palabras y el encuentro de lospersonajes en escenas de la vidacotidiana.

El autor insiste en la construc-ción de personajes extraños, ex-céntricos, solitarios, nostálgicos,que se mueven en dos mundos pa-ralelos, pero entrelazados. El pro-tagonista (a quien no se nombra entoda la obra) es un reportero free-lance, divorciado, solitario, aburri-do, de mediana edad, que busca losrecuerdos de años pasados en unhotel, donde vivió años atrás unaaventura con una prostituta de lujo(Kiki), pero en el Hotel Delfín todoha cambiado.

El hombre carnero, un personajede su obra anterior La caza delcarnero salvaje; Kiki, la mujer delas orejas perfectas; “Yuki”, unaadolescente dotada de una agudasensibilidad, y “Gotanda”, un anti-

guo amigo del protagonista, con-forman la delgada línea que lo se-para del mundo irreal, violento yoscuro. El protagonista debe unirlos hilos de cada historia para des-cubrir cuál es su función. Repletade música de los 80, esta obraavanza con finas pinceladas depremoniciones, psicología y para-psicología, como corresponde aluniverso murakamiano.

Esta novela tal vez no sea la másindicada para debutar en la lecturadel autor japonés. Sin embargo, lacelebran los fanáticos de su litera-tura, siempre rodeada por un halode misterio, muerte y destrucción.Confluyen, así, luces y sombras enun mundo de enigmas donde hayuna delgada cordura que el prota-gonista va descubriendo a poco dehaber traspasado la puerta de en-trada del renovado Hotel Delfín.Una obra que pone de manifiesto laintensidad emocional, la fuerza na-rrativa y la esencia intelectual delautor japonés con más seguidoresde las últimas décadas.

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NOVELABAILA, BAILA, BAILAHARUKI MURAKAMI(Tusquets - Buenos Aires)

MIGUEL VELÁRDEZ ◆

Un análisis del rockcomo forma de ser

Hasta los 50, el mundo fue uno:los jóvenes esperaban “su oportu-nidad con prudencia” a que los ma-yores “le dejaran un lugar en elbanquete del mundo”.

Luego, un cambio en el orden delas cosas: al contexto mundial de lasiguiente década (la guerra de Viet-nam y la amenaza nuclear, las lu-chas por los derechos civiles, la cri-sis del concepto de familia, el MayoFrancés y tantísimo más) se le sumóel surgimiento del rock como movi-miento no sólo musical, sino tam-bién cultural: espejo de la frustra-ción, válvula de escape a los años deposguerra, espejo del ocaso de unaforma de concebir el mundo.

Con los 60 nace y se impone la fi-gura del rebelde, se instalan la pro-testa, la ruptura a ciertos valoresobsoletos y la consiguiente posibili-dad de una nueva sociedad. De ahíen adelante está el rock: comopuente de esa transformación ysímbolo de libertad e identidad,con “sus temas fetiches, sus consig-nas, la esperanza”, pero también“sus límites y sus fracasos”.

De eso, y de mucho más, hablaDe la cultura rock, un lúcido análi-

sis que va de lo sociológico a lo eco-nómico, de lo político a lo cultural einclusive lo religioso y lo antropoló-gico (aunque, por momentos, elpunto de vista teórico se desenfo-que del objeto de estudio).

Chastagner es profesor de Civili-zación Americana en la Universi-dad Paul Valéry de Montpellier yespecialista en música popular an-gloamericana. Quizás por eso, paraesta edición, preparó un prólogo ala edición castellana, cosa que nosuele verse por estos lares (valedestacar, también, la muy buenatraducción de Hugo Savino).

Con citas múltiples y un surtidolistado de canciones que atraviesan

siete décadas, el abordaje es vasto:los eslóganes, la fuerza de las gui-tarras, los museos temáticos; la re-lación con el dinero, el mercado yla publicidad. El rock y su podercolectivo, simbólico; sus exigenciasy limitaciones, el rechazo a la he-rencia como parte formativa deuna identidad; sus paradojas ycontradicciones; “la dimensión ar-tística y estética de la contracultu-ra”; el compromiso político y la dis-yuntiva de si el arte puede cambiaral mundo; el look y las apariencias,el grito y la furia, el volumen y lagestualidad; su relación con el artepop y con el capitalismo (“la rebe-lión transformada en mercancía”);su “orden textual”; su constantemovimiento, imposible de embal-samar; el agotamiento y la renova-ción de sus recursos musicales,desde las raíces afroamericanashasta llegar a la descarga de músi-ca a través de internet.

Una frase atraviesa todo el tomo:“Queremos el mundo, y lo quere-mos ahora”, de la canción “Whenthe music over” de The Doors. Yeso expresa mucho. Como bien lodice Chastagner: “este libro noconstituye una autopsia del rock”,ya que “la bestia rock no estámuerta”. Y él mismo se formula laeterna pregunta: para qué resistir.

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HERNÁN CARBONEL ◆

ENSAYODE LA CULTURA ROCKCLAUDE CHASTAGNER(Paidós – Buenos Aires)

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LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 3 DE FEBRERO DE 2013

“Cuando nos dieron eldiagnóstico sentimoscomo si hubieran pues-to un revólver en nues-tra frente”, me dijo re-

cientemente un amigo, cuya hija habíasido diagnosticada con el Síndrome deAsperger, un tipo de autismo caracteriza-do en los niños afectados por problemasde comportamiento, de obsesión con losdetalles, de intereses limitados y de inte-racción social.

Una reacción similar de desesperanzaaquejó al notable escritor norteamerica-no Arthur Miller quien, siendo un lucha-dor incansable por los derechos huma-nos durante toda su vida, ignoró la exis-tencia de su hijo con el Síndrome deDown. Prácticamente no lo visitaba nun-ca, actitud por la que fue criticado muyacerbamente. Se puede interpretar estaactitud de Miller como debida al enormedolor que le producía ver a su hijo, aquien apoyaba financieramente para quepudiera tener una vida digna.

Al respecto, hace unos años, duranteuna reunión médica en Washington, tuveuna charla reveladora con un médico ge-netista mejicano que tiene una clínica deenfermedades de origen genético. Me di-

jo que cuando los padres de un hijo conSíndrome de Down venían por primeravez a la consulta, estaban totalmente de-primidos por lo que ellos considerabanuna tragedia personal, frente a la cual notenían respuesta.

“Cuando yo los veo por primera vez,”me dijo este colega, “les digo que en lu-gar de sentirse deprimidos deberían veresta circunstancia como una gran posibi-lidad de aprendizaje, de aprender solida-ridad, de aprender a dar cariño, de gozarcon cada pequeño adelanto que revelarasu hijo”. Luego continuó: “Es impresio-nante la diferencia que hacían mis pala-bras. Ya en la próxima visita venían conel ánimo cambiado, esperanzados y con-tentos con los pequeños progresos de sushijos.”

Magnitud de la discapacidadSe calcula que más de 600 millones de

personas a nivel mundial viven con al-gún tipo de discapacidad. De acuerdo aestadísticas de la Organización Mundialde la Salud (OMS), alrededor del 10% delos niños y jóvenes en el mundo tienenalguna discapacidad. El 80% de los ellosviven en un país en desarrollo, aunquelas cifras varían mucho en las distintasnaciones. Se calcula que América Latinay el Caribe tienen más de 50 millones depersonas con discapacidades.

El extraño atractivo de WarholHace unas semanas, mientras veíamos

un documental sobre el artista AndyWarhol con mi esposa, en determinadomomento exclamé: “Pero si Warhol teníael Síndrome de Asperger.” Mi interpreta-ción sobre el ícono artístico del siglo XXno era original, sin embargo.

En el año 2004, el profesor MichaelFitzgerald, del Trinity College en Dublín,publicó su teoría por la cual no sólo AndyWarhol sino genios científicos como Isa-

ac Newton y Albert Einstein tenían sínto-mas similares a los de pacientes afecta-dos por el Síndrome de Asperger.

Este síndrome integra, junto con el au-tismo, un complejo grupo de desórdenesdel desarrollo cerebral -conocido como“trastornos del espectro autista”- carac-terizados por dificultades en la interac-ción social, comportamientos repetitivosy problemas de comunicación social.

En 1999, Judy Singer, cuyo hijo tenía elSíndrome de Asperger, acuñó el término“neurodiversidad”, englobando en él atodas aquellas personas que tienen for-mas diferentes de expresar sus capaci-dades y talentos. Este término tiene laenorme utilidad de presentar en formapositiva situaciones complejas y que pro-vocan muchas angustias a quienes lasposeen y por ende a sus familias.

Causas de las discapacidadesSon numerosas las causas de discapa-

cidades, particularmente en los niños.Entre ellas están los factores genéticos,los relacionadas con el embarazo y par-to con dificultades, y las relacionadas con

situaciones que afectan a las madres y alos recién nacidos, como son infeccionesde distinto tipo.

Además de estas causas, están las re-lacionadas con los distintos tipos de vio-lencia que sufren los niños, particular-mente los accidentes tanto dentro comofuera del hogar, que pueden dejar seriassecuelas físicas o mentales. A ellas sepueden agregar el efecto de sustanciasquímicas o radioactivas actuando direc-tamente sobre los niños o sobre la mujerdurante su embarazo.

En los niños pequeños, la deficienciade ciertos minerales como el iodo afectasu desarrollo mental; esa misma defi-ciencia en la madre durante la gestaciónpuede dar lugar a distintos grados de de-ficiencia mental en los lactantes. Es co-nocido también el efecto negativo de al-tos niveles de plomo en la sangre sobreel desarrollo físico e intelectual de los ni-ños.

El análisis de estas causas es impor-tante porque, de acuerdo con la OMS, ladetección temprana y las medidas deprevención primaria oportunas puedendisminuir aproximadamente el 70% delos casos de discapacidad infantil. Estasdiscapacidades, tanto las físicas como lasmentales, afectan frecuentemente susposibilidades educacionales. Ello signifi-ca una pérdida de talento significativa yaque, injustamente, otras capacidades na-turales son subestimadas o ignoradas.

Educación inclusivaEn épocas recientes se tiende cada vez

más a desinstitucionalizar la atención delos niños con discapacidades.Aunque es-te es un enfoque correcto, para ser real-mente efectivo debe ir acompañado porel desarrollo de estructuras comunitariasadecuadas para la atención de los meno-res con discapacidades.

Al mismo tiempo, es importante lograrque las instituciones educacionales inclu-yan a los niños discapacitados en susprogramas regulares de enseñanza y nocontribuyan a su segregación. Una “edu-

cación inclusiva” implica responder a lanecesidad de ofrecer un currículo queasegure el acceso de un amplio rango deniños, no solo los discapacitados físicossino también aquellos con otro tipo denecesidades.

En este sentido, la tecnología modernase está usando cada vez más para ayu-dar a las personas discapacitadas a re-mediar parcialmente sus discapacida-des. Quizás el mejor ejemplo del uso dela tecnología moderna sea el caso delcientífico inglés Stephen William Ha-wking, el famoso físico, cosmólogo y di-vulgador científico británico. A pesar depadecer de una seria enfermedad moto-neuronal que lo ha dejado casi completa-mente paralizado, se puede comunicar através de un sofisticado aparato genera-dor de voz. Hawking ha hecho aportessustanciales a la ciencia y a nuestro co-nocimiento del universo.

Efectos sobre las familiasLas discapacidades en los niños plan-

tean desafíos importantes no sólo por losproblemas que los afectan directamentea ellos, sino también por el impacto quetienen sobre su familia. Mientras los pa-dres muchas veces tienden a sobreprote-

gerlos, los hermanos a menudo resientenesa atención extra que reciben los niñosdiscapacitados. De allí la importancia detratar de mejorar la situación no solo delos niños discapacitados sino también lasnecesidades de su entorno familiar.

Estas consideraciones subrayan la im-portancia de enfocar en forma holísticala discapacidad infantil. Ello implica de-sarrollar políticas nacionales que pro-muevan oportunidades, y hacer unaasignación de recursos adecuada paraatender sus necesidades.

Un gran desafío es cómo tratar disca-pacidades mentales, particularmenteaquellas provocadas por una fragilidadexcesiva en el cromosoma “X”, lo quepuede dar como consecuencia una seriede comportamientos mentales y el autis-mo.

Algunas personas discapacitadas -pe-ro no todas- poseen otras posibilidades otalentos, los que deben ser descubiertosy, en lo posible, aprovechados. Algunosniños con autismo, por ejemplo, tienen“islas de talento”, ya sea musical o mate-mático, y son capaces de manifestarlosen forma sorprendente. Como dijo la fa-mosa antropóloga norteamericana Mar-garet Mead: “Si queremos lograr una cul-tura más rica en contraste de valores,hay que reconocer toda la gama de laspotencialidades humanas, y tejer una fá-brica social menos arbitraria, una en lacual cada talento encuentre su lugar ade-cuado.”

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César Chelala - Médico tucumano recibidoen la UNT y doctorado en Química Biológicaen la Universidad de Buenos Aires. Sustrabajos médicos y científicos se publicaronen el Lancet, en la Revista de la AsociaciónMédica Americana, y en la revista Actas de laAcademia Nacional de Ciencias de losEstados Unidos de América.

CASO TESTIGO. El cosmólogo StephenHawking es un ejemplo de cómo la

tecnología ayuda a los discapacitados.

IBTIMES.CO.UK

Alrededor del 10% de los niños y de los jóvenes en el mundo tienen alguna discapacidad.

Algunos poseen otras posibilidades o talentos, los cuales deben ser descubiertos y, en lo

posible, aprovechados. Andy Warhol, Isaac Newton y Albert Einstein tenían síntomas

similares a los de pacientes afectados por el Síndrome de Asperger.

NIÑOS DISCAPACITADOS:

“Neurodiversidad” es unconcepto que tiene la utilidadde presentar en forma positivasituaciones complejas.

Caminaba por el río cercano a micasa y entré en la selva de árbo-les altos, añejos. Cebiles, laureles,

tipas se disputan la luz y el cielo de lasalturas y dejan en el suelo de tierra ne-gra la memoria de sus lluvias, de sushojas resistentes al otoño pero final-mente caídas con el viento. Un verdorhúmedo, un olor suave a tiempo añero,una sombra donde el rumor de la vidaronronea y la casi oscuridad no evita elrelumbre de algún tronco blanco, alto,seco, como dormido de pie. Ese árbolmuerto y no caído aloja insectos, el pá-

jaro carpintero también lo visita segui-do. Mi andar lento tiene ese entornoque pasa a ser interno, siento mi comu-nidad con esa fuerza impalpable y po-derosa de lo viviente. Y el misterio de loque uno sea, cobijando en sus entrañasla más remota memoria de la vida na-cida en esta tierra, esplende como el re-lumbrón de ese árbol blanco, elevado,de pie aún.

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Jorge Estrella – Escritor,doctor en Filosofía.

SUSTOEn el lejano planeta de los Seres Invi-

sibles apareció de pronto un Hombre Vi-sible. Y todos huyeron espantados.

AUTODEFENSA- Dime Caín, ¿dónde está tu hermano?

–preguntó Dios.- No sé Señor, hoy no lo he visto. Pero

ayer lo noté muy deprimido y me confe-só que pensaba suicidarse.

VISITA INESPERADAEl Alto Funcionario escuchó abrirse la

pesada puerta de rejas de su mansión.Los custodios le aseguraron que todo es-

taba tranquilo. Las alarmas no habíansonado y los perros dormían.

Cuando regresaba al dormitorio escu-chó suaves murmullos en el living.

- ¿Quiénes son ustedes, qué hacenaquí, cómo entraron?

- Ella es La Patria y yo soy Dios –expli-có el anciano- y hemos venido a deman-darte.

LA GUERRA QUE GANÓ DISNEYEra natural que la jovencita quedara

fascinada con Disneyworld. Y tambiénque se llevara de recuerdo una muñecade paño de Minnie.

En casa, su abuelo Ho Minh miró la

etiqueta: “Made in Vietnam”. Entoncesvolvió a escuchar las bombas, a sentir elolor a carne humana quemada y el tar-tamudeo amenazador de los helicópte-ros desde los cuales descendía la muer-te. Hasta le pareció ver el resplandor desu aldea en llamas. Y el humo...

- ¿Estás llorando, abuelo?- No… debe ser el… el humo.- ¿Qué humo? Yo no veo nada.- Es que… son cosas de viejo. Ve a ju-

gar con tu muñeca.© LA GACETA

Alberto Calliera – Humorista,caricaturista de LA GACETA.

DESAFIOSYESPERANZAS

◆ Por César ChelalaPARA LA GACETA - NUEVA YORK

Se calcula que, a nivelmundial, más de 600 millonesde personas viven con algúntipo de discapacidad.

Río muerto◆ Por Jorge Estrella

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

Microrrelatos ◆ PorAlberto CallieraPARA LA GACETA - TUCUMÁN