09 06 2013 Literaria La Gaceta

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 9 DE JUNIO DE 2013 5 a SECCION “Quiero reflejar la lucha por la vida”, afirma Sergio Ramírez, el escritor nicaragüense que acaba de presentar su último libro de cuentos. Tomás Eloy Martínez, cada día más inmortal: el archivo de su fundación atesora joyas, como las grabaciones de las entrevistas con Perón 2 4 G AUGUIN El rebelde irreparable En mayo se cumplieron 110 años de la muerte del hombre que abandonó la civilización para pintar el Paraíso.Dejó Francia para instalarse enTahití y convertirse en mito: el pintor de las islas, el visionario del color en vivo. E l 9 de mayo se cum- plieron, inadvertida- mente, 110 años de su muerte, ocurrida en Atuona, Islas Marquesas, ese día de 1903. Era el final de una prolongada travesía, de un destino que aca- so nadie podía prever cuando nació en París, como Eugène Henri Paul Gauguin, un 7 de ju- nio del fatídico 1848. Porque al- gunas décadas después, el que eligió llamarse, simplemente, nada menos que Paul Gauguin, descubrió que quería volver a la inocencia del salvaje, limpiarse de las llagas de la civilización, quería recuperar sus facultades, sus sentidos adormilados lejos de la naturaleza, quería evadir- se del cinismo y de la mojigate- ría, quería ver, volver a ver, ha- cernos ver. “¿Qué puedo decir a todos es- tos cocoteros?”, afirma clara- mente en su veraz Diario íntimo. Y más adelante: “Debemos te- nerlo todo. No puedo conquis- tarlo todo, pero quiero hacerlo. Permitidme recobrar aliento y gritar una vez más, ¡Gástate, gástate nuevamente! ¡Corre has- ta quedar sin aliento y morir lo- camente! Prudencia…, ¡cómo me aburres con tus intermina- bles bostezos!”. Él, francés de París, honesto corredor de bolsa, estimado por sus superiores, casado con una austera luterana, padre de va- rios hijos, iba a dejarlo todo. To- do, por completo. (“Quiero ir con los salvajes”, dijo a su amigo, el pintor Georges Daniel de Mon- freid, con cuyo respaldo siempre contó). ¿Qué influencia no ha- brán tenido en ello su admirada abuela anarquista, Flora Tris- tán, o su infancia asombrada en la para él exótica Lima, “ese de- licioso país donde nunca llueve”, o la muerte de su padre, Clovis Gauguin, que sufrió un colapso cuando desembarcó en Puerto Hambre, sobre el Estrecho de Magallanes, según denunció su hijo Paul, a consecuencia de la afrenta de un capitán? Imagino, a la vez, lo difícil que habrá sido ser hijo de Paul Gau- guin. Quizá por eso, uno de ellos, Émile, llegó a afirmar, refiriéndo- se al aire de leyenda con que se rodeó a su padre: “Es un lindo cuento. Es una pena contradecir- lo. Pero, ¡ay!, no es verdad”. Color en vivo Paul Gauguin, que por algo se diría descendiente, por línea ma- terna, “de un Borgia de Aragón, virrey del Perú”, dejó Francia un día hacia Tahití para convertirse en un mito: el pintor de las islas y de las gentes maoríes, el visio- nario del color en vivo, ese rebel- de irreparable que percibió en forma tan clara el genial drama- turgo sueco August Strindberg, al contestar negativamente la carta donde el pintor le pedía un pró- logo: “¿Qué es él, pues? Es Gau- guin, el salvaje, que odia a una civilización sollozante, una espe- cie de titán que, celoso del crea- dor, hace en sus horas de ocio su propia pequeña creación; la cria- tura que despedaza sus juguetes para hacer otros con ellos, que abjura y desafía, prefiriendo ver los cielos rojos antes que verlos azules con la multitud.” Pero “las islas pierden al hom- bre”, como bien lo cantó el gran poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade. Ni Tahití (donde vive tras su primer y se- gundo viajes), ni las Marquesas (adonde se establece definitiva- mente, por tercera vez, en su “Ca- sa de placer”) eran ya el Paraíso Perdido. Ahí habían llegado tam- bién los gendarmes, los funciona- rios, la prepotencia, la desidia, la injusticia, el prejuicio, la torpeza, la ignorancia, para cebarse en los restos de la maravillosa raza ven- cida (“Una excelsa moralidad, co- mo se ve”, protesta Gauguin, en un largo escrito, ante inspectores de paso). Además, no es fácil dejar atrás años y años, siglos y siglos, de familia y de historia, de cos- tumbres y manías, que pesan so- bre los hombros y en el corazón. Todo eso trae angustia, dolor, de- sazón. Pero horas de segura, pre- cisa exaltación, y de fecunda labor creadora, llegarían, también. “Como veis, mi vida ha estado llena de altibajos y agitaciones. En mí hay muchas mezclas ex- trañas. Un rudo marino: ¡así sea! Pero también hay raza allí, o más bien dos razas”. Quizá por eso, su arte es también el canto final por una raza pura, noble, fuerte, generosa e infeliz, que fue sentenciada a perecer: la maorí. Pero, ¿por qué no también un símbolo de nuestra propia civili- zación? ¿Y aún de las que la pre- cedieron y de las que vendrán? Como lo prueban sus cuadros, su diario, sus libros (en especial el bellísimo, inefable Noa Noa, donde se refleja el deslumbra- miento experimentado al descu- brir Tahití)... Continúa en la página 2... N ingún otro artista europeo contribuyó tanto como Paul Gauguin (1848- 1903) en la cons- trucción del imaginario visual de los Mares del Sur. Hizo carrera en el ámbito económico, hasta que el colapso financiero francés de 1883 le dio la excusa para abandonar esa forma de vida burguesa, que detestaba cada vez más, y dedicarse a la pintura, que era su pasión. Se trasladó a Bretaña, pero luego abandonó a su familia y partió al Pacífico Sur. Al llegar a Tahití por primera vez, en 1891, desarrolló su teoría estética del sintetismo, que había surgido antes en Bretaña con Émile Bernard, planteando una búsqueda de lo esencial de las co- sas, en un viaje a la profundidad que dejaba al margen todo esque- ma o concepción preestablecidos. Su teoría intentaba vincular en lo plástico las formas naturalistas y simbólicas a través del uso de téc- nicas simples y colores osados, que se alejaban de los reales. A los dos años (en 1993) vuelve a París, pero en 1895, molesto con las actitudes de la sociedad euro- pea y soñando siempre con el Pa- cífico, retorna a Tahití, donde ha- brá de morir. En su primer viaje no fue muy lejos en esta aventura de indagar el corazón de lo primitivo como imagen del paraíso. Vivió en Pa- peete, la capital, cuando esta era una ciudad con un puerto y case- ríos pobres. En esos ocho años fi- nales de su vida, que podríamos denominar su segundo viaje, profundiza ya en los mitos, sue- ños y visiones de aquel mundo. Su pintura presenta a los poline- sios en armonía con la naturale- za y el orden natural de las co- sas, exaltando así al noble salva- je y la vida primitiva como una imagen del paraíso. Pero lo primitivo, para él, no está sólo en el otro, sino en el in- terior de todo hombre, aunque sublimado y recubierto bajo el barniz de los valores de la civili- zación. Con ello nos quiere decir algo fundamental: que el paraíso, más que un paisaje estereotipa- do, es algo inasible que todos lle- vamos adentro, y que pasamos nuestra existencia buscándolo, conscientemente o no. Y más que de un espacio, se trata quizá de un tiempo perdido. Sus cuadros tienen, así, un au- ra utópica que no apunta a un fu- turo ideal, sino a la poesía del pa- sado. Es que no espera ya nada del futuro: el paraíso pertenece a un tiempo perdido, pero no irre- cuperable. Entregándose por en- tero a tal sueño, se puede alcan- zar su esplendor, por más efíme- ro que este sea y por fuerte que resulte el asedio de las miserias propias de la Historia. Se propone entrar a cualquier precio en el alma de esas islas, y lo logra a través de la piel dora- da de las nativas, bañándose en el oro de sus cuerpos y la apaci- ble mirada de sus ojos oblicuos, en la dulzura, sensualidad y tran- quilidad que irradian. Y a medida que más se hunda en esas aguas claras, lo sabe, más distancia pondrá de la pesada herencia de la cultura occidental, hasta el punto de que el retorno será ya imposible. Noa Noa, nombre del libro que nos dejó, quiere decir “tierra fra- gante”, y es el nombre de la isla de Tahití. Empezó a escribirlo en el distrito selvático de Mataeia, en Papeete, dormitando bajo el sol en plácida ociosidad, entre las caricias de Téhura, su amante nativa. En su búsqueda de lo sus- tancial y no de lo particular, con- vierte a los polinesios en seres míticos, en paradigmas sin nom- bre propio y a menudo asexua- dos, exaltando “la suave gracia animal de su figura andrógina”. Se deja impregnar por el espíritu de la música y la danza, pues no quiere complacer sólo a los ojos, sino activar todos los sentidos, poner a bailar las formas. El salvaje En septiembre de 1901 se tras- ladó a Hiva Da, la principal isla de la colonia francesa de las Marquesas. Se paseaba allí como un auténtico maorí, con un tapa- rrabo de colores, camisa tahitia- na, una boina estudiantil de paño verde y pies desnudos. Así com- pareció ante los tribunales, cuan- do lo acusaron de defraudación fiscal. Se negó a pagar, aseguran- do que era un salvaje. Había en- trado a la sala del tribunal co- jeando con muletas y fue sacado a la fuerza por interrumpir la se- sión con gritos impetuosos. Pero ello constituía la presen- cia ominosa de la civilización en aquel paraíso, que se iba corrom- piendo como su cuerpo estraga- do por la sífilis que trajera de Francia. Sus pinturas obvian esas detestables miserias, consa- grándose por completo a las re- miniscencias de Arcadia... Continúa en la página 3... El deslumbrado Por Rodolfo Alonso PARA LA GACETA - OLIVOS (PROVINCIA DE BUENOS AIRES) “En mi hay muchas mezclas extrañas. Un rudo marino: ¡así sea! Pero también hay raza allí, o más bien dos...” Recuerdos de Arcadia Por Adolfo Colombres PARA LA GACETA - BUENOS AIRES Noa Noa, nombre del libro que nos dejó, quiere decir ‘tierra fragante’, y es el nombre de la isla de Tahití”.

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Domingo 09 de junio de 2013 Literaria LA GACETA

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Page 1: 09 06 2013 Literaria La Gaceta

SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 9 DE JUNIO DE 2013

5aSECCION

“Quiero reflejar la lucha por la vida”, afirmaSergio Ramírez, el escritor nicaragüense queacaba de presentar su último libro de cuentos.

Tomás Eloy Martínez, cada día más inmortal:el archivo de su fundación atesora joyas, como

las grabaciones de las entrevistas con Perón

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GAUGUINEl rebelde irreparable

En mayo se cumplieron 110 años de la muerte del hombre que abandonó lacivilización para pintar el Paraíso. Dejó Francia para instalarse en Tahití y

convertirse en mito: el pintor de las islas, el visionario del color en vivo.

El 9 de mayo se cum-plieron, inadvertida-mente, 110 años desu muerte, ocurridaen Atuona, Islas

Marquesas, ese día de 1903.Era el final de una prolongadatravesía, de un destino que aca-so nadie podía prever cuandonació en París, como EugèneHenri Paul Gauguin, un 7 de ju-nio del fatídico 1848. Porque al-gunas décadas después, el queeligió llamarse, simplemente,nada menos que Paul Gauguin,descubrió que quería volver a lainocencia del salvaje, limpiarsede las llagas de la civilización,quería recuperar sus facultades,sus sentidos adormilados lejosde la naturaleza, quería evadir-se del cinismo y de la mojigate-ría, quería ver, volver a ver, ha-cernos ver.

“¿Qué puedo decir a todos es-tos cocoteros?”, afirma clara-mente en su veraz Diario íntimo.Y más adelante: “Debemos te-nerlo todo. No puedo conquis-tarlo todo, pero quiero hacerlo.Permitidme recobrar aliento ygritar una vez más, ¡Gástate,gástate nuevamente! ¡Corre has-

ta quedar sin aliento y morir lo-camente! Prudencia…, ¡cómome aburres con tus intermina-bles bostezos!”.

Él, francés de París, honestocorredor de bolsa, estimado porsus superiores, casado con unaaustera luterana, padre de va-rios hijos, iba a dejarlo todo. To-do, por completo. (“Quiero ir conlos salvajes”, dijo a su amigo, elpintor Georges Daniel de Mon-freid, con cuyo respaldo siemprecontó). ¿Qué influencia no ha-brán tenido en ello su admiradaabuela anarquista, Flora Tris-tán, o su infancia asombrada enla para él exótica Lima, “ese de-licioso país donde nunca llueve”,o la muerte de su padre, ClovisGauguin, que sufrió un colapsocuando desembarcó en PuertoHambre, sobre el Estrecho deMagallanes, según denunció suhijo Paul, a consecuencia de laafrenta de un capitán?

Imagino, a la vez, lo difícil quehabrá sido ser hijo de Paul Gau-guin. Quizá por eso, uno de ellos,Émile, llegó a afirmar, refiriéndo-se al aire de leyenda con que serodeó a su padre: “Es un lindo

cuento. Es una pena contradecir-lo. Pero, ¡ay!, no es verdad”.

Color en vivoPaul Gauguin, que por algo se

diría descendiente, por línea ma-terna, “de un Borgia de Aragón,virrey del Perú”, dejó Francia undía hacia Tahití para convertirseen un mito: el pintor de las islasy de las gentes maoríes, el visio-nario del color en vivo, ese rebel-de irreparable que percibió enforma tan clara el genial drama-turgo sueco August Strindberg, alcontestar negativamente la cartadonde el pintor le pedía un pró-logo: “¿Qué es él, pues? Es Gau-guin, el salvaje, que odia a unacivilización sollozante, una espe-cie de titán que, celoso del crea-dor, hace en sus horas de ocio supropia pequeña creación; la cria-tura que despedaza sus juguetespara hacer otros con ellos, queabjura y desafía, prefiriendo verlos cielos rojos antes que verlosazules con la multitud.”

Pero “las islas pierden al hom-bre”, como bien lo cantó el granpoeta brasileño CarlosDrummond de Andrade. Ni Tahití(donde vive tras su primer y se-gundo viajes), ni las Marquesas(adonde se establece definitiva-mente, por tercera vez, en su “Ca-sa de placer”) eran ya el ParaísoPerdido. Ahí habían llegado tam-bién los gendarmes, los funciona-rios, la prepotencia, la desidia, lainjusticia, el prejuicio, la torpeza,la ignorancia, para cebarse en losrestos de la maravillosa raza ven-cida (“Una excelsa moralidad, co-mo se ve”, protesta Gauguin, enun largo escrito, ante inspectoresde paso).Además, no es fácil dejaratrás años y años, siglos y siglos,de familia y de historia, de cos-tumbres y manías, que pesan so-bre los hombros y en el corazón.Todo eso trae angustia, dolor, de-sazón. Pero horas de segura, pre-cisa exaltación, y de fecunda laborcreadora, llegarían, también.

“Como veis, mi vida ha estadollena de altibajos y agitaciones.En mí hay muchas mezclas ex-trañas. Un rudo marino: ¡así sea!Pero también hay raza allí, omás bien dos razas”. Quizá poreso, su arte es también el cantofinal por una raza pura, noble,fuerte, generosa e infeliz, que fuesentenciada a perecer: la maorí.Pero, ¿por qué no también unsímbolo de nuestra propia civili-zación? ¿Y aún de las que la pre-cedieron y de las que vendrán?

Como lo prueban sus cuadros,su diario, sus libros (en especialel bellísimo, inefable Noa Noa,donde se refleja el deslumbra-miento experimentado al descu-brir Tahití)...

Continúa en la página 2...

Ningún otro artistaeuropeo contribuyótanto como PaulGauguin (1848-1903) en la cons-

trucción del imaginario visual delos Mares del Sur. Hizo carreraen el ámbito económico, hastaque el colapso financiero francésde 1883 le dio la excusa paraabandonar esa forma de vidaburguesa, que detestaba cadavez más, y dedicarse a la pintura,que era su pasión. Se trasladó aBretaña, pero luego abandonó asu familia y partió al Pacífico Sur.

Al llegar a Tahití por primeravez, en 1891, desarrolló su teoríaestética del sintetismo, que habíasurgido antes en Bretaña conÉmile Bernard, planteando unabúsqueda de lo esencial de las co-sas, en un viaje a la profundidadque dejaba al margen todo esque-ma o concepción preestablecidos.Su teoría intentaba vincular en loplástico las formas naturalistas ysimbólicas a través del uso de téc-nicas simples y colores osados,que se alejaban de los reales. Alos dos años (en 1993) vuelve aParís, pero en 1895, molesto conlas actitudes de la sociedad euro-pea y soñando siempre con el Pa-cífico, retorna a Tahití, donde ha-brá de morir.

En su primer viaje no fue muylejos en esta aventura de indagarel corazón de lo primitivo comoimagen del paraíso. Vivió en Pa-peete, la capital, cuando esta erauna ciudad con un puerto y case-ríos pobres. En esos ocho años fi-nales de su vida, que podríamosdenominar su segundo viaje,profundiza ya en los mitos, sue-ños y visiones de aquel mundo.Su pintura presenta a los poline-sios en armonía con la naturale-za y el orden natural de las co-sas, exaltando así al noble salva-je y la vida primitiva como unaimagen del paraíso.

Pero lo primitivo, para él, noestá sólo en el otro, sino en el in-terior de todo hombre, aunquesublimado y recubierto bajo elbarniz de los valores de la civili-zación. Con ello nos quiere deciralgo fundamental: que el paraíso,más que un paisaje estereotipa-do, es algo inasible que todos lle-vamos adentro, y que pasamosnuestra existencia buscándolo,conscientemente o no.Y más quede un espacio, se trata quizá deun tiempo perdido.

Sus cuadros tienen, así, un au-ra utópica que no apunta a un fu-turo ideal, sino a la poesía del pa-sado. Es que no espera ya nadadel futuro: el paraíso pertenece aun tiempo perdido, pero no irre-cuperable. Entregándose por en-tero a tal sueño, se puede alcan-zar su esplendor, por más efíme-

ro que este sea y por fuerte queresulte el asedio de las miseriaspropias de la Historia.

Se propone entrar a cualquierprecio en el alma de esas islas, ylo logra a través de la piel dora-da de las nativas, bañándose enel oro de sus cuerpos y la apaci-ble mirada de sus ojos oblicuos,en la dulzura, sensualidad y tran-quilidad que irradian.Y a medidaque más se hunda en esas aguasclaras, lo sabe, más distanciapondrá de la pesada herencia dela cultura occidental, hasta elpunto de que el retorno será yaimposible.

Noa Noa, nombre del libro quenos dejó, quiere decir “tierra fra-gante”, y es el nombre de la islade Tahití. Empezó a escribirlo enel distrito selvático de Mataeia,en Papeete, dormitando bajo elsol en plácida ociosidad, entre lascaricias de Téhura, su amantenativa. En su búsqueda de lo sus-tancial y no de lo particular, con-vierte a los polinesios en seresmíticos, en paradigmas sin nom-bre propio y a menudo asexua-dos, exaltando “la suave graciaanimal de su figura andrógina”.Se deja impregnar por el espíritu

de la música y la danza, pues noquiere complacer sólo a los ojos,sino activar todos los sentidos,poner a bailar las formas.

El salvajeEn septiembre de 1901 se tras-

ladó a Hiva Da, la principal islade la colonia francesa de lasMarquesas. Se paseaba allí comoun auténtico maorí, con un tapa-rrabo de colores, camisa tahitia-na, una boina estudiantil de pañoverde y pies desnudos. Así com-pareció ante los tribunales, cuan-do lo acusaron de defraudaciónfiscal. Se negó a pagar, aseguran-do que era un salvaje. Había en-trado a la sala del tribunal co-jeando con muletas y fue sacadoa la fuerza por interrumpir la se-sión con gritos impetuosos.

Pero ello constituía la presen-cia ominosa de la civilización enaquel paraíso, que se iba corrom-piendo como su cuerpo estraga-do por la sífilis que trajera deFrancia. Sus pinturas obvianesas detestables miserias, consa-grándose por completo a las re-miniscencias de Arcadia...

Continúa en la página 3...

El deslumbrado◆ Por Rodolfo AlonsoPARA LA GACETA - OLIVOS (PROVINCIA DE BUENOS AIRES)

“En mi hay muchasmezclas extrañas. Unrudo marino: ¡así sea!Pero también hay razaallí, o más bien dos...”

Recuerdos de Arcadia◆ Por Adolfo ColombresPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

“Noa Noa, nombre dellibro que nos dejó,quiere decir ‘tierrafragante’, y es el nombrede la isla de Tahití”.

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 9 DE JUNIO DE 2013

C R Í T I C A D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L O S M A S L E Í D O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

No v e d a d e s

LA REPÚBLICA EN CIERNESEzequiel GalloSIGLO VEINTIUNO EDITORES (240 PÁGINAS)Gallo explora dos caminos recorridos en paralelo por laArgentina, desde la Constitución de 1853 hasta la crisisde 1930: la formación de una nueva sociedad,impulsada por una economía pujante, y la trabajosaconstrucción de un orden político republicano.

NUESTROS AÑOS SESENTASOscar TeránSIGLO VEINTIUNO EDITORES (288 PÁGINAS)La formación de la nueva izquierda intelectual argentinaes el subtítulo de este libro, que retrata dos pasiones quesignaron una época: las disputas ideológicas en laizquierda tras la caída de Perón, y la pulsiónmodernizadora de los intelectuales más cosmopolitas.

ANOTACIONES DEL DÍA Y DE LA NOCHEErnst JüngerTUSQUETS (208 PÁGINAS)“La vida es un bucle que se anuda y desanuda en laoscuridad”, escribe Jünger. El “día” y la “noche” son lospolos en los que concentra su filosofía de la experienciavital: el pensamiento lógico y calculador, por un lado; lavida mágica y la intuición secreta, por otro.

EL CAMINO DE LA ESPERANZAStéphane Hessel – Edgar MorinPAIDÓS (80 PÁGINAS)Una llamada a la movilización cívica es el subtítulo deesta obra en la que Hessel y Morin, dos nonagenariosque no han perdido el espíritu que los llevó a luchar enla Resistencia, apelan a la imaginación y a la exigenciaciudadana para devolverle un horizonte a este siglo.

POLÍTICA Y TRANSPARENCIASebastián PereyraSIGLO VEINTIUNO EDITORES (328 PÁGINAS)El autor explora el crecimiento de los movimientosanticorrupción y el surgimiento de “corruptólogos” oexpertos en la materia, los escándalos y la puesta enmarcha de políticas públicas de transparencia. Lacorrupción como problema público, es el subtítulo.

JUAN LAVALLE. UNA BIOGRAFÍAMarcelo MoyanoEDICIONES FABRO (768 PÁGINAS)El autor de esta obra biográfica intenta retratar, a lolargo de la desgraciada vida de Lavalle, laspermanentes contradicciones en que el personaje se vioenvuelto, considerando que la falsificación de la historiasólo puede traer desgracias para el país.

ANUARIO 2011- NÚMERO I – AÑO 2013Autores variosEDITORIAL DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES,POLÍTICAS Y JURÍDICAS DE TUCUMÁN (318 PÁGINAS)Neopopulismos latinoamericanos contemporáneas yrepresentación política, El análisis económico del Derechoen Alberdi y El Estado argentino como solución y comoproblema son algunos de los ensayos de este volumen.

EL SENTIDO DE LA VIDA EN EL SOCIALISMOJorge AsísSUDAMERICANA (208 PÁGINAS)Hubo una época en la que Rodolfo Zalim -personajemítico de Asís- era bolche. Lo grave, en rigor, es queZalim era algo mucho peor que un comunista: era unex comunista. Por eso decide confirmar sus ideas enMoscú, a fin de entender la entraña del asunto.

EL VIEJO SOLDADOHéctor TizónALFAGUARA (152 PÁGINAS)Raúl vive en Madrid con su mujer y su hijo. Sus díasoscilan entre el tedio y la tristeza, hasta que conoce adon Luis Somoza y Alurralde, teniente coronel deinfantería y alférez provisional, que requiere susservicios para la redacción de unas memorias.

LA BESTIA DEL CIELORubén VelaVINCIGUERRA (64 PÁGINAS)La Bestia del Cielo es una escritura reflexiva acerca dela angustia existencial, en la que no es ajena a esa visiónuna literatura desolada, impregnada de nihilismo endonde el fluir del tiempo es experimentado comodisgregación, como inexorable etapa hacia el no ser.

POESÍA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA –TOMO I – PARTE DECIMONOVENAAutores variosFUNDACIÓN ARGENTINA PARA LA POESÍA (316 PÁGINAS)La Fundación Argentina para la Poesía inicia con esteprimer tomo una selección de la poesía de nuestro país,a partir de la llamada “Generación del 40”. Para evitarparcialidades, a la hora de la selección se consultó a uncentenar de personalidades de la cultura.

APORTES DE UN EMPRENDEDOR DE AVANZADAAutores variosCOEDICIÓN DE LA FUNDACIÓN VICTORIA OCAMPO YSARA SHAW DE CRITTO (346 PÁGINAS)Ernesto Tornquist cien años después - 1812-1908 es elsubtítulo de este volumen que detalla las inversiones ylos negocios de un empresario que también fue unfilántropo y que radicó emprendimientos lejos de lasciudades, para poblar las zonas más inhóspitas.

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FICCIONLA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTERosa Montero

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CINCUENTA SOMBRAS DE GREYE.L. James

LA FURIA DE EVITAMarcos Aguinis

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ÁGIL MENTEEstanislao Bachrach

ECONOMÍA DESCUBIERTATomás Bulat

MITOS DE LA HISTORIA ARGENTINA 5Felipe Pigna

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FICCIONCINCUENTA SOMBRAS DE GREYE.L. James

LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTERosa Montero

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CINCUENTA SOMBRAS MÁS OSCURASE.L. James

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NO FICCIONEL JESUITASergio Rubín

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ECONOMÍA DESCUBIERTATomás Bulat

ENCUENTROSGabriel Rolón

EL INVENTOR DEL PERONISMOSilvia Mercado

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Los hijos de Tomás EloyMartínez lo hicieron porél. Durante sus últimosaños de vida, el funda-dor del noticiero Teleno-

che, del suplemento literario “Pri-mer Plano” de Página 12 y del Dia-rio de Caracas -cuando debió exi-liarse entre 1975 y 1983- estabapreocupado por los jóvenes de laregión, que no tenían oportunida-des para dar rienda suelta a lacreatividad. Por eso, ansiaba ar-mar un espacio para promover laliteratura y el periodismo, pero nollegó a concretarlo. Sin embargo,pocos meses después de su muer-te en enero de 2010, abrió suspuertas la fundación que lleva sunombre y que tiene por objetivocustodiar su legado y su obra, ofre-cer estímulos, tutorías y talleres, yuna meta ambiciosa: poner a dis-posición un archivo completo yoriginal de todo su material biblio-gráfico y audiovisual.

Tras un año de trabajo meticulo-so, y gracias al subsidio de la Con-vocatoria Abierta y Permanente dela Agencia Española de Coopera-ción Internacional para el Desa-rrollo, el presidente de la funda-ción, Ezequiel Martínez, presentóeste archivo, que incluye toda lainvestigación que utilizó su padrepara sus proyectos narrativos, en-trevistas, audios, correspondencia,artículos, poesías, una novela iné-dita, y hasta hojas arrugadas y res-catadas de la basura; todo digitali-zado o resguardado con materia-les de conservación.

-¿Cómo fueron la infancia de To-más en Tucumán y su comienzos en el periodismo?

-Mi papá era un lector precoz,aprendió a leer solo. Siempre con-taba una anécdota muy linda: habíallegado el circo a San Miguel de Tu-cumán y él estaba tan entusiasma-do que olvidó la hora y llegó muytarde a la casa. Mis abuelos lo cas-

tigaron y le prohibieron salir por unmes. Durante ese encierro, se dedi-có a leer y a escribir: inventó su pri-mera historia, la de un chico que semetía dentro de una estampilla yviajaba por el mundo. Sus primerospasos como periodista los dio en LA

GACETA. Quien le abrió las puertasfue Daniel Alberto Dessein, el fun-dador de LA GACETA Literaria. Miabuelo lo llevó y lo presentó. Desse-in le dijo: “Escribí una reseña de unlibro” y se entusiasmó. A los 16años, mi papá ya colaboraba. Algo

de todo ese material se puede en-contrar en este archivo.

-¿Seguía un método a la hora de ponerse a escribir?

-Investigaba mucho. A veces ne-cesitaba un dato mínimo para unafrase pero se informaba como sifuese clave. Era muy riguroso encuanto al origen de los datos. Ensu biblioteca, que también está acájunto con su máquina de escribir ysu grabadora, hay libros hasta so-bre el mapa del cielo. Era muy fiela la verdad.

-¿Cuáles son las perlitas de este archivo?

-Hay cartas a editores, a periodis-tas, a escritores. Está la correspon-dencia de la época en que no habíainternet. También tenemos el inter-cambio con sus traductores, endonde se puede ver la trastienda desu trabajo: cómo explica por ejem-plo a su traductor alemán las frasesque él escribía. Las cartas que mipadre mandaba son como mini-en-sayos. Incluso están las distintasversiones de una misma novela;Santa Evita tuvo cuatro o cinco;hasta que no estaba seguro no po-nía punto final. Además, tenemosuna novela inédita, La mujer de lavida. Cuando arrancamos, encon-tramos un caos de papeles y en sucomputadora. Por ejemplo, todassus notas escritas en Venezuela, quelas fue juntando él. Hay muchas co-sas manuscritas; escribía sus ideasen libretitas en las que tenía tam-bién la lista de las compras. Ade-más, tenemos toda su investigaciónsobre Perón: están los audios de laentrevista, también las charlas conla esposa y la hija de Carlos Euge-nio Moori Koenig, quien secuestróel cadáver de Evita, y con HéctorCabanillas y Jorge Rojas Silveyra,los militares que se llevaron el cuer-po de Duarte primero a Milán y quedespués se lo devolvieron a Perón.

© LA GACETA

... Viene de la página I.

... todos esos mensajes dirigidosal mundo que había rechazado,abandonándolo, Paul Gauguin qui-zá no haya logrado desgajarsenunca del todo. De alguna manera,Gauguin seguía recordando a sussemejantes “civilizados”, de algunamanera pintaba y escribía paraellos, quejándose y hasta despre-ciándolos, sí, pero también pen-sando en volver.

Monfreid, el amigo fiel, disuadióal parecer a Gauguin de regresarde las Marquesas en sus últimosdías, cuando la enfermedad y el

atropello (acababan de condenarlopor defender a un maorí contra ungendarme inicuo) culminaban sutarea. “Ya no pintaré más…”, llegóa afirmar entonces, “La pintura yano puede hacerme vivir”, “¡Padremío!”, exclamó, “aleja de mí estecáliz”.

Y Victor Segalen, que pudo asis-tir al miserable remate de los po-cos bienes y las muchas obras dearte dejadas por Gauguin despuésde su muerte, al descubrir elinsólito tema del último cuadro, sinfirmar aún, casi inconcluso, quepudo adquirir en la irrisoria sumade siete francos, expresaba su

asombro con estas palabras: “¿Eraesto lo que el pintor moribundo re-creaba con nostalgia? Bajo los so-les de todos los días, el animadorde los dioses cálidos veía un pue-blito bretón bajo la nieve…”

Porque algo había ido cam-biando en él, definitivamente. Yalgo había hecho cambiar tam-bién, él, en sus semejantes. Suscuadros contenían la gracia sub-yugante y candorosa que desea-ra, sus colores hablaban hondo,en alta voz. Y hasta sus escritos,sus palabras de pintor, iban de-recho al corazón. Allí, en todaesa belleza, estaba infusa la ma-

gia, la pasión, el encanto, la vidapalpitante que había querido afe-rrar y poseer.

Paul Gauguin iba a llegar porfin a ser él mismo, indeleble ensu pintura indeleble, a costa de símismo, saliendo de la leyenda yhaciéndose arte activo, impere-cedero y para todos. Porque, co-mo él fue capaz de expresar conlúcida certeza: “…Hay muchascosas que decir, y deben ser di-chas”.

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Rodolfo Alonso - Poeta,traductor, ensayista.

El deslumbrado

La fundación del periodista y escritor que dio sus primeros pasos en LA GACETA acaba de inaugurar su

archivo, poniendo a disposición de estudiantes, docentes e investigadores manuscritos, artículos, audios,

entrevistas y material inédito del autor de Santa Evita. El editor de la revista Ñ, hijo de Tomás Eloy Martínez

y presidente de la fundación que lleva su nombre, habla sobre los comienzos de su padre y acerca de las

joyas que pueden encontrarse en su archivo, como las grabaciones originales de las entrevistas a Perón.

“Santa Evita tuvocuatro o cinco versiones”

E N T R E V I S T A A E Z E Q U I E L M A R T Í N E Z

◆ Por Dolores CavigliaPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

PERFILEzequiel Martínez es editor jefe de la revista Ñ, del diario Clarín. Preside laFundación Tomás Eloy Martínez, que es dirigida por la escritora Margarita

García Robayo y en cuyo Comité de Honor participan Gabriel García Márquezy Paul Auster, entre otros. A través de la fundación impulsará una muestraitinerante de algunas de las piezas que están en el archivo y que resumencada época del autor de La novela de Perón. Quienes estén interesados enacceder al archivo deben contactarse con la fundación desde su sitio web:

www.fundaciontem.org.

FOTO DE VERÓNICA MARTÍNEZ

Page 3: 09 06 2013 Literaria La Gaceta

LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 9 DE JUNIO DE 2013

En un acopio de reseñas bio-gráficas de artistas famosos y notan famosos, Marcos Mayer nosconduce por un paseo anecdóticoy entretenido donde la violencia yla muerte son fuertes protagonis-tas en la vida de estos hombres.Desde las aberraciones sexualesdel Marqués de Sade hasta aquelrústico crimen que manchara alcompositor de tangos HoracioSanguinetti, que asesinó a su cu-ñado en el velorio de su propiahermana, el crimen es siempreprotagonista.

Las aspiraciones musicales quetuviera Charles Manson antes delbaño de sangre de Cielo Drive, lamala puntería de William Bu-rroughs cuando se supuso Gui-llermo Tell con un revólver frentea su esposa, o la buena punteríaque tuvo contra la suya NormanMailer con un cuchillo en unafiesta, son algunos ejemplos de lodiverso de estas historias, quecomparten el denominador co-mún del delito.

Escritores, músicos, cantantes,actores que se volvieron crimina-les y también algunos criminalesque se convirtieron en persona-jes del universo del arte, son encierto modo los focos de atencióndel libro. Pero por otro lado, ladocta y erudita interpretación decada vida criminal que hace elautor, le da cierta adecuada pro-

fundidad a las historias. Así, nose queda en lo meramente histó-rico y formal de la crónica perio-

dística, sino que afortunadamen-te avanza en la labor de analizarlas teorías filosóficas, perspecti-

vas religiosas, o simplemente lacosmovisión de cada artista, quese refleja en parte de su obra.Ese rasgo abre una nueva mira-da, un nuevo tamiz hermenéuti-co, a la interpretación y com-prensión de esas obras. Es comosi al mirar las arrugas y cicatri-ces de la mano del orfebre, des-cubriéramos nuevas bellezas ydetalles en las joyas labradas poraquel.

Con capítulos muy diferentesentre sí, muy diversos en la for-ma y en el planteo de cada histo-

ria de vida, el libro brinda unalectura siempre interesante y va-riada. Con todo, hay a lo largo desus páginas una verdad que vibrapor debajo de la lectura, y esaquella que enunciara otro con-denado a la cárcel, que se llama-ba Oscar Wilde: “No existe esoque se llama un libro moral o in-moral. Los libros están bien omal escritos. Eso es todo.” Y es-te libro es un libro bien escrito.

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C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S /

... Viene de la página I.

... que hasta el día de hoy busca-mos en ellas, deteniéndonos en lascoloraciones ardientes y sombríasde la piel de las muchachas indo-lentes, en sus mujeres de fuertesespaldas y caderas, cuyos gestos ala vez suaves y esquivos invitan alamor. Muchachas que duermen

atentas, pues saben que de nochelos difuntos vuelven. Mujeres de ca-bellos espesos como el musgo, Evasdoradas, de miembros robustos co-mo lianas que evocan el triunfo ve-getal, la mujer alma del bosque,con pechos como frutos maduros,tendida sobre un tapiz de hojaras-ca bajo el suntuoso dosel del folla-je, o que bebe de una fuente tan

primigenia como ella. Se dice quelos dioses maoríes dirigieron sumano mientras las pintaba.

“La civilización se va yendo demí, poco a poco”, escribe con entu-siasmo. Se percata de que empiezaya a pensar con simplicidad y hacerdel amor al prójimo algo más queuna frase. Que huye ya de todo loficticio, de lo convencional, de las

costumbres establecidas. Entra, di-ce, en lo verdadero de la naturale-za, sin advertir que se trata del fin.“¡El blanco ha muerto! ¿Qué hare-mos ahora?”, grita alguien, conmo-vido, y quienes lo escuchan correnhacia su cabaña para verlo.Y lo vencon sus ojos sencillos, que no culti-van las tragedias. Una pierna puru-lenta, aún caliente, cuelga fuera del

lecho, mientras dura acaso en susojos la última visión del Edén.

Los misioneros, que aman la no-che y la privación, detestando todoesplendor de la carne, graznan susalabanzas al Altísimo por haberloslibrado de ese irredimible paganoque tanto deshonrara la fe de susmayores. Y para que no contami-nase con el pus de su alma a los

muertos piadosos que yacían en elcementerio cristiano, cerraron laentrada a ese cadáver lleno demundo, que se había atrevido a ex-plorar hasta el delirio las sendasfragantes del paraíso.

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Adolfo Colombres – Narradory ensayista tucumano.

CÉSAR DI PRIMIO ◆

CLARIN.COM

BIOGRAFÍASARTISTAS CRIMINALESMARCOS MAYER(El Ateneo – Buenos Aires)

Violencia y muerte en la vida de los genios sin leyNorman Mailer, Charles Manson y el Marqués de Sade son algunos de los destacados protagonistas de las reseñas del escritor

WILLIAMS BURROUGHSFRAGMENTO DE ARTISTAS CRIMINALESPor Marcos Mayer

“Hice dos cosas en mi vida. Le disparé a esa perra y escribí unlibro”, dijo William Burroughs de manera inopinada en medio deun encuentro entre críticos y colegas. Nadie se animó a pedirlemayores precisiones, como si no pudieran creer lo que habíanescuchado. Tal vez el libro al que se refería, la más famosa entresus obras, haya sido El almuerzo desnudo. Pero lo que no admitedudas es que “esa perra” vivió bajo el nombre de Joan Vollmer ymurió en las circunstancias más absurdas, aunque quizás no tancasuales como se adujo en 1951, cuando en un confuso episodiofue víctima de un balazo disparado por su esposo.La primera versión que dio Burroughs a la policía de México, yaque la muerte ocurrió en la capital de ese país, fue que estabajugando con Joan a Guillermo Tell. Que la mujer había apoyado unvaso de agua sobre la parte superior de su cabeza y que él habíaerrado, consecuencia de lo cual una bala había perforado elcráneo de su pareja. Joan fue llevada de apuro al hospital, dondemurió. Las autoridades intervinieron al conocer la noticia yBurroughs pasó algunos días en prisión. La primera vez que contóel hecho a la policía habló del vaso de agua y del disparo fallido.Luego, iría modificando sus dichos, seguramente a partir de losconsejos de su abogado mexicano, Bernabé Jurado, un nombreque es casi una indicación de destino profesional. De acuerdocon la segunda declaración, el arma se habría disparado poraccidente en medio de una transacción para vendérsela a unconocido.

El Pulso argentino esuna revista cultural inte-resante que va por sutercer año y 11 ejempla-res. Los temas y su perfille otorgan tal carácter.La nota de tapa está de-dicada a la Batalla deTucumán. En ella, cuatroconocidos historiadores(Carlos Páez de la Torre,Gabriela Tío Vallejo, Mi-guel Ángel De Marco ySantiago Rex Bliss) brin-dan notas de imperdiblefactura.

Otros artículos de su contenido: Un lúcido e inteligen-te trabajo de César Chelala, corresponsal de la revistaen Nueva York, referido a la situación de Rusia duranteeste joven Siglo XXI.

“La Historia de la Informática”, ilustrativo texto deTecnotemática, se luce junto a “El Titánico Esfuerzode la Negación”, en el rubro Argentina: un país de di-ván. También integra el número una entrevista de Os-car Romano al ensayista y ex embajador en FranciaJuan Archivaldo Lanús. En Filosofía, se destaca elaporte de Jaime Nubiola; en Salud, un texto de G.Di-bi, y en “Personajes de la música”, la mirada deJ.L.Conde.

Este número de El Pulso..., al igual que los anteriores,viene con una separata coleccionable dedicada a “Elcuento y el caso Borges”, que integra una serie dedica-da a los géneros literarios elaborada por Fabián Sobe-rón. A los contenidos se suman la calidad del papel, ex-celentes fotografías, el humor y dibujos de Crist. Unapublicación que cabe destacar.

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Esta obra constituye un aporte jurídico significativodentro de su rama específica. El libro es un compendiocompleto de todo el Derecho Aeronáutico nacional e in-ternacional, que resulta particularmente valioso paraespecialistas, docentes, estudiantes y abogados en gene-ral.

El autor analiza en profundidad cada uno de los artí-culos del código argentino y reproduce los convenios in-ternacionales más relevantes y la jurisprudencia actuali-zada. Buena parte del volumen enfoca la responsabilidadde las empresas aéreas por daños en el transporte aéreode pasajeros causados por demoras o cancelaciones devuelos por factores técnicos, meteorológicos, medidas defuerza, sobreventas, etcétera. De este modo llena una la-guna bibliográfica sobre un aspecto que afecta a cientosde miles de pasajeros en la Argentina cada año.

Eduardo Néstor Balián es abogado, especialista diplo-mado en Derecho Aeronáutico y docente en la materia.Ha trabajado en la especialidad en los últimos 40 años yha disertado en diversos países de América y Europa.

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Un libro objeto, pequeño–11,5 x 11,5 cm– y bello co-mo deberían ser, a mi gusto,muchos de aquellos librosque, por el contrario, arra-san con el lector lanzándolemiles de palabras inútiles ypoco decir sustancioso.

Pensado como un home-naje familiar, se trata de ladescripción de un día nor-mal en la vida de Borges –alos 45 años–, imaginado porsu sobrino, hijo de NorahBorges y profundo admira-

dor de su tío. Muy bien logrado, reproduce en la tapa unprecioso fragmento de una obra de Norah, y cuenta contextos del mismo Borges intercalados en la narración.

Con pulcritud y acierto nos acerca la intimidad delgran escritor dejando traslucir, a partir de esa “crónica”–según dice un subtítulo– sus gustos, hábitos y preferen-cias.

Se desprende de ella la sencillez de esa vida ya famo-sa para entonces y en proceso de consumar su ceguera;nos cuenta el amor por los libros y su pasión sensible deacariciar sus lomos; la relación con su madre, el trabajode empleado en una biblioteca perdida en los arrabalesdel Sur donde nadie sabe quién es.

Esta crónica de un día cualquiera trasunta –por las lec-turas en el tranvía que lo conduce al trabajo–, su inmen-sa cultura, su erudición, su condición políglota, el placerde las traducciones de los clásicos y, también, la perma-nente relación con mujeres de clase alta.

En síntesis, un Borges distinto de aquel intelectual quetodos buscamos, lejos de laberintos y juegos con el tiem-po, sin embargo, felizmente, siempre Borges.

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RASTREADOR. Mayer recrea lashistorias de una veintena deartistas, de quienes expone larelación entre su obra y el delito.

HORACIO SEMERARO ◆

Una publicación depalpitante cultura

REVISTAEL PULSO ARGENTINOJORGE BRAHIM (DIRECTOR EDITORIAL)(P.P.C. - Tucumán)

Las consecuenciasjurídicas de volar

DERECHOCÓDIGO AERONÁUTICO COMENTADO Y ANOTADOEDUARDO NÉSTOR BALIAN(Astrea – Buenos Aires)

MARCELO ZAVALETA ◆

La intimidad de untal Jorge Luis

PERFILUN DÍA DE BORGESMIGUEL DE TORRE BORGES(Mate – Buenos Aires)

CRISTINA BULACIO ◆

Recuerdos de Arcadia

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LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 9 DE JUNIO DE 2013

Tomo prestada para el títulola frase del escritor italianoAntonio Tabucchi, reciente-mente fallecido, porque meparece que son éstas las tres

grandes representaciones de las vicisi-tudes humanas y también tres axiomasde la cultura europea moderna. Refe-rencias que este año el cine italiano haexpresado muy bien en el Festival deCannes.

La Gran Comilona, de Marco Ferreri,con Marcelo Mastronianni y Ugo Tog-nazzi, hace exactamente 40 años, ganóel Premio Internacional de la Crítica.Ahora ha “regresado” sobre el tapete deCannes magníficamente restaurado paradecirnos quiénes somos y para servirnoscomo un espejo del tiempo.

Este retorno metafórico se concretacon La Gran Belleza, de Paolo Sorrenti-no.

En el caso de La Gran Comilona, de-trás de la orgía de comida, sexo, proce-sos digestivos y consecuencias anexas,se expresaba el apego feroz a la sociedadde consumo, capaz de destruir y de au-toaniquilarse, que ya en los años 70, enEuropa, comenzaba a dar sus primerossíntomas de decadencia.

En La Gran Belleza está representadala “Ciudad Eterna” pero en una versión

vulgar; una Babilonia desesperada depalacios antiguos, de mansiones enor-mes, de terrazas bellísimas de Roma, endonde políticos, enanos y bailarinas dela Italia de hoy, deciden sobre la econo-mía del país.

Si La Gran Comilona entró en la histo-ria del cine reflejando un modo de ser yconvirtiéndose en una frase hecha paraexpresar excesos desproporcionados encualquier campo de la vida y del pensa-miento, La Gran Belleza será el emble-ma de la Italia de hoy que se agita frené-tica alrededor de la nada para decir queaún existe.

Su director, Sorrentino, ya habíaafrontado esta temática de la decadenciade la sociedad italiana en su excelentepelícula El Divo, sobre la vida de GiulioAndreotti, siete veces Primer Ministro.En ese caso, la decadencia social era elmarco que envolvía la vida de un políti-co muy discutido.

En La Gran Belleza, tal caída es el te-ma central.

Se trata de un declive moral, ético, decostumbres, que contrasta, precisamen-te, con la belleza de una Roma magnífi-camente fotografiada por Luca Bigazzi.

ParalelismosEl film de Sorrentino narra la historia

de un periodista, escritor de un solo li-bro, crítico teatral y cronista, que se ins-tala en Roma siendo joven. Nóvel “niñobien” en busca de fortuna, entra en elcircuito de la alta sociedad, frecuentagrandes fiestas e inútiles salones litera-rios de burgueses y de nobles en deca-dencia. Todo parece excesivo en esta pe-lícula. Desde las fiestas vulgares al fune-ral de un suicida. Todo es sucio y corrup-to, pero no se puede negar, de todos mo-dos, la angustiante búsqueda del signifi-cado de la vida en relación a la muerte.

Y aquí está la coincidencia, me parece,con La Gran Comilona, a exactamente40 años de su triunfo en Cannes.

Ferreri, entonces, había convocado alos mejores actores del momento: Mar-

celo Mastroianni, Michel Piccoli, PhilippeNoiret y Ugo Tognazzi. Junto a ellos, selucía la interesante actriz Andrea Fe-rreol.

Lo mismo hace ahora Sorrentino con-vocando a Toni Servillo (ya consagradoen Las consecuencias del amor y en ElDivo, del mismo director; o en Gomorra,de Garrone), además del actor CarloVerdone y de las actrices Sabrina Ferri-lli e Isabella Ferrari.

Alguien ha hecho notar que el film deSorrentino corre el peligro de convertir-se en una remake trágica de La Dolce Vi-ta, de Fellini, proyectada en Cannes ha-ce 50 años. Pero, en verdad, nos pareceque la creación del director napolitanonos dice exactamente lo contrario; es de-cir: que son los seres humanos quienestienen el poder de transformar “la dolcevita” en una danza obscena para conde-nados sin esperanza, que no merecen nisiquiera la honestidad del Infierno.

Para Sorrentino se trata de condena-dos que están en ese lugar por el únicomotivo por el cual, para ellos, vale la pe-na respirar: buscar en esa Babiloniaeterna y degradada a La Gran Belleza.

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Cristiana Zanetto – Periodista italianade medios gráficos y audiovisuales.

“En la escuela secundaria mimadre era la profesora deLiteratura. Crecí con ellaleyendo Lorca, Neruda. Y

luego, mi autoformación, sobre todo enla universidad, a los 19 años, cuandoempecé a leer cuentistas. Me gustaba elcuento. Chejov, Maupassant, Quiroga,Rulfo. Después llegué a Cortázar y Bor-ges”. Sergio Ramírez habla pausado pe-ro en tono alto. Su voz se destaca entrela gente que desayuna en la cafetería delhotel del centro de Buenos Aires en quese hospeda. Flores Oscuras (editorial Al-faguara) reúne doce relatos imperdibles.Perdedores, soñadores, triunfadores, po-bres, millonarios, ilusos. Sus protagonis-tas reflejan, al fin de cuentas, al ser hu-mano común. Es una de las primerasmañana frías del año. A esta hora, el ter-mómetro aún coquetea con el 0. Peroahora, entre medialunas, cafés con lechey porteños madrugadores, la mañanaparece un mundo más cálido. Otro mun-do. Como el de su niñez, a la que sueleregresar. Por ejemplo cuando habla delpequeño pueblo de Masatepe, donde na-ció el 5 de agosto de 1942. “5.000 habi-tantes entonces; tal vez 25.000 hoy”, re-sume. “Es una población muuuuy anti-gua”, exagera adrede. Y recuerda queallí su padre tenía un comercio de ramosgenerales. “Una venta”, lo define. Allí nosólo quedó su infancia, sino que hay unabiblioteca popular en el marco de la fun-dación que lleva el nombre de su madre,Luisa Mercado. Hay también una escue-lita de música, homenaje a su abuelomúsico: Lisandro Ramírez. “Allí estáparte de mis libros, sobre todo de litera-tura hispanoamericana. Tenemos unos60 estudiantes”, explica.

-¿Cómo vivió los 60? -La década de los 60 es un todo. Dejé

Nicaragua, la dictadura de (Anastasio)Somoza vivía momentos de altas y ba-jas. No me fui exiliado sino porque sa-bía que mis posibilidades ahí estabanagotadas; y Costa Rica era un país conun nivel cultural más alto. Librerías,universidad, orquestas. Eso en Nicara-gua no existía. La década de los 60 creoque fue la más rica del Siglo XX encuanto a rupturas. Rayuela en lo litera-rio, The Beatles, Rolling Stones,Woodstock, la revolución cubana, (Pa-trice) Lumumba, Martin Luther King,las descolonizaciones de África y Asia,la revolución poética con (Allen) Gins-berg y (Jack) Kerouac. Es una décadaen la que se montaron muchos sueñosde cambio. Muchas de estas cosas ter-minaron en dictaduras, en desastres,en represión.

-Aquello seguramente tuvo una enor-me influencia en usted.

-Todo tiene un efecto acumulativo. Sinmi paso por esas experiencias de ver almundo cambiando, y luego mi propiocambio con la revolución nicaragüense,hoy no sería el mismo. Eso me cambió amí, que sigo siendo otra persona graciasa esa experiencia.

-¿Qué busca en sus historias?

-Me gusta acercar la frontera entre laficción y la realidad. Y eso depende delmétodo. Por eso uso el reportaje perio-dístico, sea o no cierto lo que cuento.Aquí hay historias reales. Como la deLas alas de la gloria. Hay otras total-mente imaginadas: La colina 155. En al-gunos sentidos son historias ejemplares,que sirven para ilustrar casos en la so-ciedad.

-En La puerta falsa habla de alguien que quiere ser número uno y no llega. ¿Cree que todos buscamos eso?

-Es la aspiración de todo ser humano.Nadie compite por ser tercero. Todosquieren llegar en el primer pelotón, rom-per la cinta. Pero en la vida uno solo esel primero. Lo que quiero reflejar es lalucha por la vida.

-También le dedica un cuento a la con-ciencia.

-El asunto es cómo contar la historiade un juez al que los narcos le ofrecendinero. Es por eso que le doy voz y cuer-po a la conciencia. Es alguien discutien-do con su conciencia: todo el que va ahacer algo malo, lo barniza.

-¿Qué busca y qué encuentra al escri-bir?

-Uno siempre quiere decir las cosaspretendiendo que nadie las haya dichode esa manera antes. Pretendo la origi-nalidad. No en los temas, porque sonsiempre los mismos: amor, locura,muerte... Reproducir dramas humanos,quiero.

-¿Qué siente al terminar un texto?

-Un gran alivio porque hubo una his-toria que no resultó frustrada. En elcuento uno sabe adónde va, y si no lo sa-be mejor no atreverse. Porque las histo-rias tienen que ser cerradas y no se pue-de improvisar en el camino.

-¿Es cierto que en las novelas son los personajes los que terminan manejando al autor?

-Van cobrando vida sin que uno inter-venga. Es cierto que se apoderan del au-tor, del barco. Tienen su propia fuerza.La novela es un trabajo del subconscien-te, misterioso. Los personajes salen delsubconsciente y van descubriendo al au-tor. Cosas que uno no se animaría a de-cir por su cuenta las dice a través de unpersonaje.

-¿Por qué escribe?-Por necesidad. Siento la necesidad de

contar. Es imprescindible para mí. Estáesa cosa de contarle algo a otro para queno se lo pierda.

-¿No se cansa, a veces, de escribir?-Es un desgaste, pero uno se repone.

Como el atleta, que se repone. Uno escri-be hasta que muere; es un trabajo en elque no hay retiro ni hay tercera edad. Ysi no tengo qué contar, siempre hay pa-ra corregir. Siempre.

© LA GACETA

“La vida es un sueño, la vida es un teatro, la vida es un circo”

La Gran Belleza, película de Paolo Sorrentino recientemente presentada en el Festival

Cannes, plasma la decadencia de la Italia actual. El declive moral que afecta al país

contrasta con la belleza de una Roma reflejada magníficamente.

◆ Por Cristiana ZanettoPARA LA GACETA - MILAN

PERFILSergio Ramírez nació en Masatepe, Nicaragua, en 1942. En los 70, enfrentó la

dictadura de Somoza y apoyó al Frente Sandinista de Liberación Nacional. En 1984 fueelegido vicepresidente de Daniel Ortega. Tuvo luego otros cargos, hasta que en 1996

se retiró de la política. Su primer libro, Cuentos, fue publicado en 1963. Desdeentonces, no paró de publicar ni de ganar premios y se transformó en uno de los másdestacados escritores de habla hispana. Castigo Divino, Margarita, está linda la mar,Sombras nada más y La fugitiva son algunos de sus trabajos más reconocidos. Entre

otros galardones recibió el Dashiel Hammet en España, el Laure Bataillon por la mejornovela extranjera traducida en Francia, el Premio Internacional de Novela Alfaguara y

el Iberoamericano de Letras José Donoso por su obra literaria.

E N T R E V I S T A A S E R G I O R A M Í R E Z

“Ser número unoes la aspiración de todo ser humano”

El escritor nicaragüense visitó

la Argentina para presentar su

último libro de cuentos, Flores

Oscuras. En esas páginas, un

desfile de personajes disímiles

refleja historias que tienen

como disparador la cabeza de

un Ramírez que decidió volver

al relato corto para acercar las

fronteras entre la ficción y la

realidad. “Quiero reflejar la

lucha por la vida”, afirma.

◆ Por Alejandro DuchiniPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

HACE SEIS AÑOS. Sergio Ramírez conversa con LA GACETA Literaria en 2007. Pasó por Tucumán, mientras presentaba en el país la reedición de Charles Atlas también muere.

LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO (ARCHIVO)