10-02-2013 LITERARIA LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 10 DE FEBRERO DE 2013 5 a SECCION ENTREVISTA A JUAN JOSÉ SEBRELI Una acertada compilación sobre el legado filosófico de Samuel Schkolnik que sirve para mostrar el talento de un pensador Hernán Lanvers ofrece un relato de aventuras que entretiene para descubrir la historia de las tribus del Continente Negro 2 3 A los 82 años, Sebreli es ya un héroe de nuestro tiempo. Admirado y odiado por legiones equivalentes en un país devasta- do por las divisiones, acaba de publicar un libro polémico, El Malestar de la políti- ca, y de ser insultado por el grupo ultra- kirchnerista Vatayón Militante, gang festi- vo integrado por delincuentes y comanda- do paradójicamente por un miembro conspicuo del servicio penitenciario. Por momentos, Sebreli se siente viviendo en una ciudad ajena: sus tres estrellas, las li- brerías, los bares y la propia calle tienden a desdibujarse y disiparse, al menos en su formato tradicional. Las librerías ya no tienen el viejo librero que recomendaba qué leer y se han convertido en leves su- permercados, los bares están infectados por los rayos catódicos de los aparatos de TV y ya no tienen, salvo dos o tres a los que se aferra, las ventanas guillotina jun- to a las cuales a él le gusta sentarse, sino los paños fijos que detesta, y la calle ha sido usurpada por los ladrones y los agre- sores políticos. Tan luego él, que supo can- tar la épica de su ciudad en libros ya clá- sicos, como Buenos Aires vida cotidiana y alienación, que ha caminado como nadie sus calles, en los múltiples ponientes, tan luego él que siente su barrio de Constitu- ción de la infancia y juventud o ese Barrio Norte en el que actualmente vive, cerca de Pueyrredón y Santa Fe, al que con ironía hiriente llama Once Norte, como partes tan íntimas de su personalidad. Allí me recibe y, con la distinción que lo caracte- riza, me convida con jugo de pomelo y aceitunas negras. -¿Qué número de libro es El malestar de la política? -No me gustan las listas, detesto los nú- meros. Están los que he desechado. Tam- bién están los que he refundido en otros, como Las señales de la memoria. Por eso no te puedo decir exactamente, deben de ser entre 16 y 19, una cosa así. -¿Es éste un libro de política? -Yo te diría que es filosofía política. Fija- te que los autores que tomo son filósofos: Kant, Max Weber. Mi orientación ha sido siempre la fusión entre filosofía y sociolo- gía, o mejor entre filosofía y ciencias so- ciales, y en cierto modo los que fueron mis maestros de pensamiento ya lo ha- bían hecho, porque en última instancia Filosofía de la Historia de Hegel es filoso- fía, sociología e historia. Y Marx, ni diga- mos. Y el segundo Sartre, el de Crítica de la razón dialéctica, también. Pero a mí la que me dio la pauta fue la primera Escue- la de Frankfurt, que intentó hacer una síntesis. -Sartre intentó hacer filosofía a través de la ficción, en cambio la Escuela de Frankfurt mediante la crítica artística o li- teraria. ¿Qué significa esto? -La cuestión es abarcar todo. Hegel también lo hizo, si vos lees la Estética te encontrás con una forma de crítica de ar- te de aquella época. La tendencia es a to- talizar, que va en contra de la idea en bo- ga: la fragmentación. El sistema, lo abar- cador hoy está satanizado. Y hace no mu- cho redescubrí a un autor que había leído en mi juventud y que me di cuenta de que fue el primero en hacer sociología filosófi- ca, Georg Simmel. Y me identifico mucho con Simmel porque él también fue un outsider, un marginado por la academia. Y la Escuela de Frankfurt es injusta con él porque no lo cita. -¿Crees que el hecho de que casi la to- talidad de los integrantes de la Escuela de Frankfurt fueran judíos tiene que ver en la impronta que le imprimieron? -Es una pregunta que me la he hecho pero no la he podido contestar. Bueno, to- dos los primeros psicoanalistas, menos Carl Jung, también eran judíos. Lo que pasa es que en aquella Alemania y en el Imperio austrohúngaro los judíos eran una comunidad muy grande y, como por condicionamiento social no podían tener tierras y no eran funcionarios públicos, se dedicaban a lo intelectual y lo artístico. -Este libro tiene dos partes: un releva- miento de los pensadores políticos y un análisis de las categorías políticas. -La primera parte es introductoria, teó- rica. Y después están sí las dos grandes partes que vos decís. -Da la sensación de que, de los pensa- dores políticos, el que sale mejor parado es John Stuart Mill. -Desde que redescubrí el liberalismo, me surge Stuart Mill, que es el más resca- table. Es un liberal de izquierda, que es como yo me defino. Marxistas, marxianos y populis- tas -¿Por qué la gente no te ve como un li- beral de izquierda? -Es que la mayoría de la gente que ha- bla sobre mí no me lee. En una época me decían que era comunista. -¿Sos marxista? -Soy marxiano, no marxista. Stalin se llama marxista, Walter Benjamin se llama marxista, ¿qué tienen en común?, absolu- tamente nada. Soy un estudioso de Marx. El ismo implica entrar en una doctrina. Y a ningún clásico uno puede reivindicarlo como doctrina. Ni siquiera podés tomar in totum a los pensadores del siglo XX. Por ejemplo, yo apoyo a la Escuela de Fran- kfurt, pero La dialéctica del iluminismo, de Adorno y Horkheimer, es un libro que abomino. Es decir que hay que tomar con pinzas a los pensadores. -Los intelectuales progresistas, en la Ar- gentina, como Ricardo Forster y Horacio González, dicen que vos venís de una tra- dición emancipatoria, aludiendo a que sos un estudioso de Marx, y de paso de ese modo intentan señalar que ya no sos más progresista. -Es que ellos ya tienen poco que ver con el progresismo. Son populistas, que es al- go distinto. Identificar la izquierda con populismo es absurdo. El populismo es una mezcolanza oportunista, a veces es de derecha y a veces de izquierda. Víktor Orbán, gobernante húngaro, un fascista de derecha, neopopulista, toma las mis- mas medidas que Cristina Kirchner, ¡las mismas! Y a uno se lo considera de dere- cha y a la otra de izquierda. -Carl Schmitt es clave en ese proceso de trasplante del fascismo a la Argentina. -A través de Laclau. En realidad, como hasta lo reconoció Horacio González, los Kirchner no tienen “audibilidad” para ningún filósofo. Usan a los filósofos para lucirse un poco pero no los leen. Schmitt tuvo ya su primer período con Perón, ha- bía juristas importantes que le propusie- ron a Perón traer a Schmitt como profe- sor de la facultad y Perón, que era prag- mático, les dijo: “No, me acusan de ser na- zi y ustedes quieren que traiga a un pro- fesor nazi”. No quiso saber nada. Y ahora, las vueltas de la vida: Schmitt, pasa del nacionalsocialismo de Hitler al socialismo nacional de los Kirchner. ...pasa a pág. 4 “Identificar la izquierda con populismo es absurdo” Por Marcelo Gioffré PARA LA GACETA - BUENOS AIRES El destacado y polémico pensador repasa algunos de los temas tratados en El malestar de la política, su último libro. Afirma que deben impedirse los monopolios y las especulaciones pero advierte que hay gobiernos populistas que nacionalizan en lugar de controlar. Resalta, además, que los políticos deberían estar adelante del pueblo. “En cambio van a la zaga, esperan ver qué piden las encuestas y actúan sobre esa base”, concluye. “El populismo es una mezcolanza oportunista, a veces es de derecha y a veces de izquierda”, advierte Sebreli.

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Domingo 10 de febrero de 2013 Literaria LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 10 DE FEBRERO DE 2013

5aSECCION

E N T R E V I S TA A J U A N J O S É S E B R E L I

Una acertada compilación sobre el legadofilosófico de Samuel Schkolnik que sirvepara mostrar el talento de un pensador

Hernán Lanvers ofrece un relato de aventurasque entretiene para descubrir la historia de

las tribus del Continente Negro

2 3

A los 82 años, Sebreli es ya un héroe denuestro tiempo. Admirado y odiado porlegiones equivalentes en un país devasta-do por las divisiones, acaba de publicarun libro polémico, El Malestar de la políti-ca, y de ser insultado por el grupo ultra-kirchnerista Vatayón Militante, gang festi-vo integrado por delincuentes y comanda-do paradójicamente por un miembroconspicuo del servicio penitenciario. Pormomentos, Sebreli se siente viviendo enuna ciudad ajena: sus tres estrellas, las li-brerías, los bares y la propia calle tiendena desdibujarse y disiparse, al menos en suformato tradicional. Las librerías ya notienen el viejo librero que recomendabaqué leer y se han convertido en leves su-permercados, los bares están infectadospor los rayos catódicos de los aparatos deTV y ya no tienen, salvo dos o tres a losque se aferra, las ventanas guillotina jun-to a las cuales a él le gusta sentarse, sinolos paños fijos que detesta, y la calle hasido usurpada por los ladrones y los agre-sores políticos.Tan luego él, que supo can-tar la épica de su ciudad en libros ya clá-sicos, como Buenos Aires vida cotidiana yalienación, que ha caminado como nadiesus calles, en los múltiples ponientes, tanluego él que siente su barrio de Constitu-ción de la infancia y juventud o ese BarrioNorte en el que actualmente vive, cerca dePueyrredón y Santa Fe, al que con ironíahiriente llama Once Norte, como partestan íntimas de su personalidad. Allí merecibe y, con la distinción que lo caracte-riza, me convida con jugo de pomelo yaceitunas negras.

-¿Qué número de libro es El malestar de la política?

-No me gustan las listas, detesto los nú-meros. Están los que he desechado. Tam-bién están los que he refundido en otros,como Las señales de la memoria. Por esono te puedo decir exactamente, deben deser entre 16 y 19, una cosa así.

-¿Es éste un libro de política? -Yo te diría que es filosofía política. Fija-

te que los autores que tomo son filósofos:Kant, Max Weber. Mi orientación ha sidosiempre la fusión entre filosofía y sociolo-gía, o mejor entre filosofía y ciencias so-ciales, y en cierto modo los que fueronmis maestros de pensamiento ya lo ha-bían hecho, porque en última instanciaFilosofía de la Historia de Hegel es filoso-fía, sociología e historia. Y Marx, ni diga-mos. Y el segundo Sartre, el de Crítica de

la razón dialéctica, también. Pero a mí laque me dio la pauta fue la primera Escue-la de Frankfurt, que intentó hacer unasíntesis.

-Sartre intentó hacer filosofía a travésde la ficción, en cambio la Escuela de Frankfurt mediante la crítica artística o li-

teraria. ¿Qué significa esto?-La cuestión es abarcar todo. Hegel

también lo hizo, si vos lees la Estética teencontrás con una forma de crítica de ar-te de aquella época. La tendencia es a to-

talizar, que va en contra de la idea en bo-ga: la fragmentación. El sistema, lo abar-cador hoy está satanizado. Y hace no mu-cho redescubrí a un autor que había leídoen mi juventud y que me di cuenta de quefue el primero en hacer sociología filosófi-ca, Georg Simmel. Y me identifico muchocon Simmel porque él también fue unoutsider, un marginado por la academia.Y la Escuela de Frankfurt es injusta con élporque no lo cita.

-¿Crees que el hecho de que casi la to-talidad de los integrantes de la Escuela de Frankfurt fueran judíos tiene que ver en la impronta que le imprimieron?

-Es una pregunta que me la he hechopero no la he podido contestar. Bueno, to-dos los primeros psicoanalistas, menosCarl Jung, también eran judíos. Lo quepasa es que en aquella Alemania y en elImperio austrohúngaro los judíos eran

una comunidad muy grande y, como porcondicionamiento social no podían tenertierras y no eran funcionarios públicos, sededicaban a lo intelectual y lo artístico.

-Este libro tiene dos partes: un releva-miento de los pensadores políticos y un análisis de las categorías políticas.

-La primera parte es introductoria, teó-rica. Y después están sí las dos grandespartes que vos decís.

-Da la sensación de que, de los pensa-dores políticos, el que sale mejor parado es John Stuart Mill.

-Desde que redescubrí el liberalismo,me surge Stuart Mill, que es el más resca-table. Es un liberal de izquierda, que escomo yo me defino.

Marxistas, marxianos y populis-

tas-¿Por qué la gente no te ve como un li-

beral de izquierda?-Es que la mayoría de la gente que ha-

bla sobre mí no me lee. En una época medecían que era comunista.

-¿Sos marxista?-Soy marxiano, no marxista. Stalin se

llama marxista, Walter Benjamin se llamamarxista, ¿qué tienen en común?, absolu-tamente nada. Soy un estudioso de Marx.El ismo implica entrar en una doctrina. Ya ningún clásico uno puede reivindicarlocomo doctrina. Ni siquiera podés tomar intotum a los pensadores del siglo XX. Porejemplo, yo apoyo a la Escuela de Fran-kfurt, pero La dialéctica del iluminismo,de Adorno y Horkheimer, es un libro queabomino. Es decir que hay que tomar conpinzas a los pensadores.

-Los intelectuales progresistas, en la Ar-gentina, como Ricardo Forster y Horacio González, dicen que vos venís de una tra-dición emancipatoria, aludiendo a que sos un estudioso de Marx, y de paso de ese modo intentan señalar que ya no sos más progresista.

-Es que ellos ya tienen poco que ver conel progresismo. Son populistas, que es al-go distinto. Identificar la izquierda conpopulismo es absurdo. El populismo esuna mezcolanza oportunista, a veces esde derecha y a veces de izquierda. VíktorOrbán, gobernante húngaro, un fascistade derecha, neopopulista, toma las mis-mas medidas que Cristina Kirchner, ¡lasmismas! Y a uno se lo considera de dere-cha y a la otra de izquierda.

-Carl Schmitt es clave en ese proceso de trasplante del fascismo a la Argentina.

-A través de Laclau. En realidad, comohasta lo reconoció Horacio González, losKirchner no tienen “audibilidad” paraningún filósofo. Usan a los filósofos paralucirse un poco pero no los leen. Schmitttuvo ya su primer período con Perón, ha-bía juristas importantes que le propusie-ron a Perón traer a Schmitt como profe-sor de la facultad y Perón, que era prag-mático, les dijo: “No, me acusan de ser na-zi y ustedes quieren que traiga a un pro-fesor nazi”. No quiso saber nada.Y ahora,las vueltas de la vida: Schmitt, pasa delnacionalsocialismo de Hitler al socialismonacional de los Kirchner. ...pasa a pág. 4

“Identificar la izquierda conpopulismo es absurdo”

◆ Por Marcelo GioffréPARA LA GACETA - BUENOS AIRES

El destacado y polémico

pensador repasa algunos de

los temas tratados en El

malestar de la política, su

último libro. Afirma que

deben impedirse los

monopolios y las

especulaciones pero

advierte que hay gobiernos

populistas que nacionalizan

en lugar de controlar.

Resalta, además, que los

políticos deberían estar

adelante del pueblo. “En

cambio van a la zaga,

esperan ver qué piden las

encuestas y actúan sobre

esa base”, concluye.

“El populismo es unamezcolanza oportunista, aveces es de derecha y a vecesde izquierda”, advierte Sebreli.

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 10 DE FEBRERO DE 2013

UNLIBRO

p a r a e l v e r a n o

EJERCICIOS DE ESTILO

Hace unos años, en uno de nuestros frecuentes y matutinos en-cuentros en un bar de la “Quinta Agronómica”, mi amigo, el profe-sor Roberto Cautelier, deslizó el nombre de un escritor, de un libroy de un grupo literario. Todo a raíz de mi afición por la literaturay la matemática. El escritor era Raymond Queneau, el libro Ejerci-cios de estilo y el grupo literario OuLiPo. Quiero recomendarle ellibro, pero recuerde al autor y al grupo creado por él en los 60.

Ejercicios de estilo, es exactamente eso: un libro de ejercicios li-terarios, donde Queneau, a partir de un hecho totalmente anodi-no, despliega una magistral lección de estilo. ¿Es posible reducirun texto narrativo a un soneto o un Tanka japonés? ¿Podemos es-cribirlo usando versos alejandrinos? ¿Podemos ampliarlo hastaconvertirlo en una comedia o una Oda? ¿Puede tomar la forma deuna carta oficial, una secuencia lógica, una propaganda? Estos pa-recen ser algunos de los planteos que el autor se hace a la hora deescribir. En 113 páginas nos cuenta, de 98 maneras diferentes, lahistoria de un individuo poco cordial, con quien se topa en el óm-nibus y que luego volverá a ver en la esquina de una plaza, char-lando con un amigo que le indica la ausencia de un botón en la pe-chera de su abrigo.

Queneau estudió matemática, se graduó en filosofía y psicología.Publicó los Ejercicios de estilo en 1947 y fundó en noviembre de1960 el Seminario de Literatura Experimental (Selitex), luego Ou-LiPo (Taller de Literatura Potencial).

Estos datos puede ampliarlos en Internet. Le dejo esta tarea.Otro “ejercicio” es encontrar el libro porque, aparentemente, laedición en español está agotada. Dirá usted: ¿para qué me lo reco-mienda entonces? Pero no se apure, en el siguiente enlace encon-trará una versión digital: http://es.cala-meo.com/read/0013202235bc29c861164. Ahora le toca a usted.Baje el archivo y disfrute la lectura, junto a la pileta, mientras be-be su trago favorito. Son los únicos ejercicios que me animaría ahacer bajo este inclemente sol tucumano.

*Escritor, periodista cultural, director de la editorial La Aguja deBuffon.

FRAGMENTOSSueño

Me parecía que todo era brumoso yanacarado en torno mío, con múltiplese indistintas presencias, entre lascuales, sin embargo, sólo se dibujaba conbastante nitidez, la figura de un joven cuyo cuello demasiado largoparecía anunciar ya por sí solo el carácter a la vez cobarde y protestóndel personaje. La cinta de su sombrero había sido reemplazada por uncordón trenzado. Reñía luego con un individuo al que yo no veía:después, como presa del miedo, se metía en la oscuridad de un pasillo.Otra parte del sueño me lo muestra caminando a pleno sol delante dela estación de Saint-Lazare. Está con un compañero que le dice:“Deberías hacerte añadir un botón en el abrigo.”En eso, me desperté.

Soneto

Subido al autobús por la mañanaentre golpe, cabreo y apretónme encuentro con tu cuello y tu cordónlechuguino chuleta y tarambana.

De improviso y de forma un tanto vana,gritando que te ha dado un pisotón,provocas a un fornido mocetónque por poco te zurra la badana.

Y vuelvo a verte al cabo de dos horasdiscutiendo con otro pisaverdeacerca del gabán que tanto adoras.

Él critica con saña que remuerde;tu te enojas, fastidias y acalorasy, por toda respuesta, exclamas: “¡Merde!”

FICHATítulo: Ejercicios de estilo Autor: Raymond QueneauGénero: NarrativaEditorial: CátedraAño de publicación: 1947Páginas: 168

◆ Por Julio Ricardo Estefan *

L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L O S M A S L E I D O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

Todo sucede en el sur del Con-tinente negro, donde ahora esZimbawe, Botswana, Sudáfrica.Transcurren los primeros y vio-lentos años del siglo XIX y TomGrant, el protagonista, es un ca-zador de elefantes que ha sufri-do la pérdida de la persona quemás quería. Buscará venganza y,para ello, arremeterá nada me-nos que contra el Imperio Zulú.En ese itinerario vengativo, ellector conocerá mucho de laÁfrica histórica de aquellosaños, en una época clave de laocupación por parte del ImperioBritánico y las luchas intestinasentre las tribus.

Dos mapas, un croquis de laFortaleza de Zimbawe y una Ge-nealogía de la Casa Real Zulú,ocupan las primeras páginas,que luego no será necesario con-sultar, porque las explicaciones ydescripciones son persistentes alo largo de toda la lectura. El co-nocimiento de la geografía, lahistoria y la política africanas deaquellos años, de las diferentescostumbres y rituales de muchastribus, hacen del libro, a un nivellectivo, un verdadero objeto deaprendizaje.

Para contar esta historia, elautor (un médico cordobés quevisitó varias veces África y que,además de escalar el Kilimanja-ro y el Monte Kenia, es muy en-tusiasta viajero y prolífico escri-tor) hace aparecer muchos ingle-ses, muchos zulúes, algunos ir-landeses pelirrojos, muchos vo-cablos en lengua zulú y afriká-ner, leopardos feroces, bosqui-manos, elefantes, lanzas, crude-lísimos reyes como el mismoShaka Zulu, mujeres rudas, ta-bernas rudas, disparos de pisto-las y rifles, hienas, tesoros demarfil, y mucha sangre despa-rramada que brota de las heri-das de los hombres.

La novela está dividida en seispartes y cada una de ellas enuna serie irregular de capítuloscortos, cerrados, que describen

diferentes situaciones y una ac-ción cinematográfica, hollywoo-dense, predecible, racional, con-vencional. Los personajes ha-blan todos de la misma manera,con la misma entonación, con elmismo difuso y escaso carácter,mencionan frecuentemente susituación en la historia, interca-lando tópicos descriptivos y ex-

plicativos de su entorno, en fin,incurriendo en la exposición for-zada. Es un libro ampliamentepublicitado -tanto que posee untrailer en Youtube- cuyo auténti-co valor no es precisamente lite-rario, sino el de un producto deneto entretenimiento y algunainstrucción en la historia de Áfri-ca. Es un libro que seguramente

ha de tener buena acogida en elpúblico adolescente, que fre-cuentemente gusta de lo pinto-resco del género ficcional ancla-do parcamente en la arena de laHistoria. © LA GACETA

CÉSAR DI PRIMIO ◆

OCUPACIONES. Hernán Lanvers enseña materias de ingreso a Medicina; la escritura es su segunda actividad.

DIAADIA.COM.AR

AVENTURASÁFRICA. SANGRAN LOSREYESHERNÁN LANVERS(Plaza Janés - Buenos Aires)

Un aventurero inglésen el reino de Shaka Zulunovela ideal para entretenerse y conocer la historia y tribus de África

¿En qué instante el hombre en-vilece su condición? Javier Maríaspauta este interrogante como ejede su antología de treinta relatosextensos, aceptados y aceptables,de acuerdo a la publicación ante-rior de los textos que integran elvolumen y a la autocrítica delcreador madrileño. El volumenmanifiesta que el ser finito fluctúaentre la antinomia del bien y elmal, fuerzas que convergen en suvida y en sus decisiones. Jekyll yHide palpitan en la esencia huma-na, que bucea en lo oscuro y trans-gresor, suponiendo el abandonodel paraíso y la llegada a las zonasde lo diabólico.

La narrativa del autor españolpresenta en cada historia un plan-teo totalmente cotidiano, el cual seve truncado, en forma abrupta, porun elemento extraño que emanade la profunda interioridad huma-na o de la vacilación entre lo fan-tástico y lo real.

En el primer cuento el protago-nista sella el secreto del guardiánfantasmagórico, el cual presenta inaeternum su dimisión. El destinocircular pondrá al joven en el eso-térico sitial del Santiesteban. Sin

explicación autoral, solo el hilo in-terpretativo del lector lo llevará aGualta, el alter ego, tal vez el es-pejo deformado del protagonista,el retrato demoniaco de DorianGray, el Doble retorcido que seamalgama al final del texto con laesencia maliciosa del personajeenunciador.

“La canción de Lord Rendall”potencia la dupla víctima-victima-rio y la vacilación entre el testigo oel ejecutor del asesinato, tal vez el

desdoblamiento de la voz de con-ciencia que enlaza el remordi-miento con la locura. De la mismamanera en “Un epigrama de leal-tad” renueva una dicotomía propiade la condición humana: “príncipey mendigo”, célebre en la narrati-va de Oscar Wilde, la visión del ob-servador, el pordiosero –eruditodesnaturaliza la tipificación de “lapobreza-riqueza / sabiduría – ig-norancia” y la Hybris, la soberbia,sancionada con creces por los dio-

ses griegos, altera la visión del per-sonaje central de la historia.

En “Mala índole”, cuento extensoque da nombre a la antología, laculpa persigue a Ruiberriz. Las lu-ces de Hollywood iluminan la nos-talgia y el desliz, el pasado erráticodel protagonista, el cual ha sido eldoble de Elvis Presley en la pelícu-la “Diversión en Acapulco”. No esElvis pero parece. Lo más bajo dela condición humana transita elmundo real, contraparte pútridade los ensueños de la luces de lacámara. Consciente de su condi-ción marginal, y de su esenciaruin, deberá peregrinar por sende-ros oscuros en la huida permanen-te de sus fantasmas.

El universo de Marías, denso enesencia y genial en su construc-ción, presenta una galería de per-sonajes y situaciones que fluctúanentre lo sobrenatural y lo natural,lo esotérico y la realidad alienante.La agonía, elemento inherente alser humano, lleva a los personajesa luchar contra de su desgarradacondición. Los pasos fallidos losharán arribar una y otra vez a lasfronteras de la perversión, no lo-grando sustraerse de su “mala ín-dole”.

© LA GACETA

MADRILEÑO. Javier Marías, un escritor que no acepta premios institucionales.

JAVIERMARIAS.ESRELATOSMALA ÍNDOLEJAVIER MARÍAS(Alfaguara – Buenos Aires)

MELINA MOISÉ ◆

Buscando el instante en que el hombre se envileceel mejor libro de cuentos de 2012 según los lectores de El País

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 10 DE FEBRERO DE 2013

En una época en que las parti-das definitivas de muchos insig-nes personajes de la cultura sue-len acompañarse con “despedi-das express”, resulta gratificanteencontrar un libro que constituyesimultáneamente un justo home-naje y un ensayo sobre el legadode un pensador.

El libro ofrece en su primeraparte doce destacadas muestrasdel talento de Schkolnik: una se-rie de textos inéditos y otros pu-blicados. La segunda parte reúnenotables artículos escritos por

discípulos, colegas, lectores y es-critores. La obra se complementacon tres notas bajo el título deSemblanzas, y dos entrevistas(una publicada en estas páginas,de las cuales fue uno de sus másdestacados colaboradores, y otraen el diario La Nación).

Schkolnik desplegó una grancantidad de ideas originales so-bre los temas más diversos. Des-de tópicos clásicos de la filosofía,como el sentido de la vida o laexistencia relativa del tiempo, acostumbres cotidianas. Por ello,uno de los propósitos de los com-piladores fue encontrar nexos,ejes vinculantes en su obra, res-catando las múltiples indagacio-nes de su inquieta mente. Entre

los ensayos sobre la obra deSchkolnik merecen resaltarse In-credulidad y alegría, de RicardoMaliandi, por el profundo análi-sis de la necesidad de cierta dosisde incredulidad para mantener lalucidez; Escapando de las caver-nas: hombres esenciales y hom-bre políticos, de Natalia Zavadi-vker, por la vigencia del tema;Schkolnik en el aula, de NicolásZavadivker, por configurar unaconmovedora lección de docen-cia; y Notas de González, un aná-lisis de las historias del persona-je central de la obra de Schkol-nik, que se plasmaron a lo largode casi una década en las pági-nas de LA GACETA Literaria, fas-cinando a sus lectores.

Tuve el gusto de asistir en Bue-nos Aires a la presentación de sunovela Salven nuestras almas,una secuela de las “Notas deGonzález”, en una noche que tu-vo mucho de mágica, con la pre-sencia de notables escritores, fi-lósofos y actores tucumanos. Másallá de las naturales polémicasque sus escritos producían, seguícon entusiasmo y admiración du-rante años sus textos en este su-plemento, donde dejó gran partede lo mejor de su obra. Por eso -perdón por el personalismo- mesumo al merecido homenaje quese le brinda con este logrado li-bro.

© LA GACETA

“La novia provenía de familiaradical… Se llamaba María Angé-lica Abarca, pero todos le decíanPerla, La Perla”. Así comienzaeste libro, dedicado al centroclandestino, mostrando las rela-ciones entre la historia personalde Luciano Benjamín Menéndezy el centro del horror. Un espaciocasi invisible, a un costado de laruta a Carlos Paz, donde la tortu-ra y la muerte marcaron la vidade miles de personas.

“El que sale con vida tiene laobligación de contarlo”, ése fue elmandato de los sobrevivientes, elpacto que les permitió seguiradelante, cumplir con su deuda con“los hundidos”, aquellos que, comoseñala Primo Levi, son los que nopueden hablar. El texto aparece an-tes del juicio y se construye, de mo-do minucioso, con los relatos de lasvíctimas que son los que hilvananla historia secreta del campo. Losautores recolectan una profusa do-cumentación, pero la fuerza de los

relatos orales es contundente. Esimportante consignar que, si bienmuchos de ellos, están en los jui-cios a los comandantes y en elNunca Más, se amplían y preci-san 30 años después.

El Hombre del Violín, El Gordo,Cuca, La Tía, El Negrito, Palito, Te-

xas, Chubi, Cura, Fesa, Yanki, Ro-pero, Mormón, Fogonazo, Sordo,HB, Capicúa, Juan XXIII, Queque-que, Villegas, Nabo, son algunosde los testigos que relatan el horrore identifican a los responsables dela máquina montada por el TercerCuerpo del Ejército. El filósofoGiorgio Agamben afirma que “Eltestimonio es una potencia que ad-quiere realidad mediante una im-potencia de decir, y una imposibili-dad que cobra existencia a travésde una posibilidad de hablar. Estosdos movimientos no pueden identi-ficarse ni en un sujeto ni en unaconciencia, ni separarse en dossustancias incomunicables. El testi-monio es esta intimidad indivisi-ble”. Los autores de este libro asu-men el compromiso de construir elarchivo, de salvar los agujeros ne-gros de la memoria.

Rossana Nofal, refiriéndose algénero testimonial, insiste en laimportancia de los sujetos y la ideade verdad. El libro de Mariani yGómez es una forma de apropia-ción de un espacio. La Perla ahorapertenece a los sobrevivientes, hasido rebautizada.

© LA GACETA

C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O SC R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S /

Rescatando a

DE COLECCIÓN. Esta obra es el primer estudio sistemático del pensamiento schkolniano.

HORACIO SEMERARO ◆

Llenando los agujeros negrosde la memoriaINVESTIGACIÓNLA PERLAANA MARIANI Y ALEJO GÓMEZJACOBO(Aguilar – Buenos Aires)

Novela de ágil lectura, Mr Gwyn(2012), de Alessandro Baricco (Tu-rín, 1958), encuentra en ello su glo-ria y su condena. La historia secentra en el personaje del título, unescritor profesional que un día de-cide abandonar la escritura. En ri-gor, no desiste de las palabras sinoque, tras alquilar un estudio depintor, se dedica a lo que llama “es-cribir retratos”. Los destinatariosde esta nueva modalidad de suobra tienen como condición asistiral atelier y posar desnudos paraGwyn.

Si bien dividida en fragmentosnumerados, la novela consta detres partes. La primera es aquelladecisión de no escribir más. La se-gunda, desarrollada con morosi-dad, es la realización de los retra-tos. La tercera es otra forma de de-saparición de Gwyn.

Cada una de estas instancias lle-va a una constante metarreflexiónsobre las cualidades y la función dela literatura. Asimismo, a juegos deespejos y puestas en abismo queocurren tanto en la propia tramacomo por el hecho de que esta mi-rada que se vuelve sobre sí mismaes expuesta en un libro.

La remisión al Quijote como tex-to inaugural de la novela dentro de

la novela es inevitable. Ya nos ad-virtió Tomás Eloy Martínez que “loque hace original a una historia o acualquier ejercicio literario es lavoluntad del escritor por lograr quela materia que relata, por antiguaque sea, llegue a los lectores comosi la vieran por primera vez”.

Esto es lo que no logra la novela

de Baricco. Quien haya leído La tri-logía de Nueva York de Paul Austerencontrará que, por encima de alu-siones o guiños, Mr Gwyn retomasus líneas básicas pero las devuel-ve en una versión ligera, leve. Laautorreflexión sobre la escrituracarece de densidad; la evanescen-cia de Gwyn, incluido el juego conlos apócrifos, es ambigua y conclu-ye de modo en exceso abrupto; losjuegos con la mirada, que apuntana cargarse de erotismo, terminanmas no acaban; la narración lleva,pero no llega, a donde se ha pro-puesto.

Baricco, como se ha dicho, ganaen la prisa de su prosa y, ante todo,en la excelente construcción delpersonaje de Rebecca. Es un preciodemasiado alto que, para ello, lanovela deba carecer de originali-dad y solidez así como entregarsepredigerida a un lector supuesta-mente no competente. Si éste -o és-ta- se aviene a dichas condiciones,no es improbable que, en estostiempos tan calurosos como can-dentes, obtenga un poco de distrac-ción. Por lo menos. Pero nada más.

© LA GACETA

COMPILACIÓNEL LEGADO FILOSÓFICO DESAMUEL SCHKOLNIKNICOLÁS Y NATALIAZAVADIVKER (COMPILADORES)(UNT – Tucumán)

La evolución del hombre no es sólo una me-jora gradual de sus comodidades, un aumen-to progresivo de su dominio, una extensióncreciente de su lapso de vida. Junto con todoello, a través de todo ello, lo que en el hombreasoma es la intención de redimir la existen-cia, de asignarle algún significado. Porque li-brada a sí misma, mi amigo, la existencia esuna pobre cosa, que hoy está y mañana no, ypara cuya extinción -como usted sabe- no esnecesario que conspiren todas las fuerzas delUniverso, sino que basta con la más levebrisa. Por eso, porque desde el principio loque estaba en cuestión no era sólo la vida si-no su significado, es que junto con los prime-ros útiles labrados por el hombre en la durapiedra de los orígenes, aparecen también losprimeros sepulcros, que, dígase lo que se di-ga, representan la voluntad de no ver a quénos reducimos cuando la vida nos deja, o, loque es casi lo mismo, la necesidad de negarque la vida pueda dejarnos, o, lo que es casilo mismo, la postulación de alguna forma devida que sucede a la vida terrenal. Porque loque espanta de la condición mortal no es quesea transitoria, sino que no conduzca a nada,que no esté regida por una dirección, que ca-rezca -en fin- de sentido. Por lo contrario, seadmite de buena gana que sea transitoria, esdecir que sea una situación de tránsito haciamodos ulteriores de existencia. Y es así con-cebida, la vida significa esas ulterioridades,las cuales a su vez -y como por obra de refle-

jo- otorgan un significado a la vida. No impor-ta en qué términos sean imaginadas esas ul-timidades; según usted sabe, a menudo lo soncomo un sistema de premios y castigos admi-nistrados por una deidad poderosa. Lo que deveras cuenta es que, si se cree eso o algo pa-recido, los actos de todos los días -los de a ca-da rato- dejan de ser intrascendentes, pier-den su insufrible liviandad para cargarse deconsecuencias, y de tal manera grávidos per-miten considerar la vida entera que ellos su-man como algo consistente, como un caminotendido hacia una meta, y no como una inco-nexa sucesión de instantes que se desvane-cen. Porque lo que nos estruja el alma es queno haya diferencia entre haber y no haber vi-vido, y eso es lo que sentimos cuando los pa-sos que damos parecen no conducir a ningu-na parte, por lo que viene a ser lo mismo daruno en un sentido y el siguiente en otro, o nodar ninguno, como quien en medio del cami-no de la vida se hallara perdido en selva os-cura. No crea, Schkolnik, que éste es un nego-

cio que preocupa solamente a los filósofosprofesionales; hasta le diría que ellos apenassi atienden a la cuestión. Que la vida tenga ono tenga sentido importa mucho más a lagente común y corriente que a las personasde la academia, y lo hace en el más alto gra-do de interés. ¿Quién no ha sentido, durantedominicales tardes de retreta, ahondarse enla boca del estómago la desventura de existir?Y porque se trata de un asunto que inquieta atodo el mundo, no le quepa duda de que de-bió inquietar desde el principio, desde el abri-go de los inciertos fogones en las cuevas,mientras afuera bramaban el tigre y la tor-menta. La mano temblorosa que figuró sussignos con perdurable bermellón sobre la ro-ca tiznada, es la misma que levantó la cate-dral cuyas agujas podría yo divisar contra elhorizonte, si el mal tiempo no lo impidiera, enla ciudad de Colonia, que se extiende a pocoskilómetros del paraje desde el que le escribo;la misma mano, en fin, que aquella mediantela cual un nativo de Bonn -apenas un trechomás allá- compuso con sonidos el monumen-to mayor a la alegría. Porque de eso se trata,amigo Schkolnik: de que sea posible la ale-gría, de que no todo se reduzca a surco en lafrente y nudo en la garganta, y tal es lo que enel fondo queremos cuando nos preguntamospor el sentido de la vida.

CAMPO DE CONCENTRACIÓN. Unobra que describe un infierno.

CARMEN PERILLI ◆

Capuchino descafeinado

NOVELAMR GWYNALESSANDRO BARICCO(Anagrama – Buenos Aires)

BELLA ESCRITURA. Con el autoritaliano se saborean las palabras.

JUAN PABLO NEYRET ◆

◆ Samuel Schkolnik

Fragmento de El legadofilosófico de Samuel

SchkolnikEn este libro, elobjetivo de loscompiladores fue hallarnexos y ejes vinculantesen la obra de Schkolnik.

Más cartas deGonzález

la nueva novela de Baricco tiene reminiscencias de Paul Auster

SamuelSchkolnik

El libro combina análisis de suobra con textos inéditos y publicados

Page 4: 10-02-2013 LITERARIA LA GACETA

LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 10 DE FEBRERO DE 2013

Suele decirse, no sé si con fundamento,que desde su estreno, en 1953, no pa-

só un año sin que Esperando a Godot su-biera a escena en algún lugar del mundo.Tal vez sea una leyenda que se repite sincomprobación, pero recoge una vigencia,además de un éxito latente, que se es-conde en los pliegues de esa obra extra-ña. Agreguemos (y esto sí está compro-bado) que eligió los escenarios más inu-sitados: se representó en escuelas, talle-res, hospitales, cárceles, patios de vecin-dad, buques, andenes y, con más lógica,teatros: un reflejo de su conexión con lavida multiforme y variada.

Desde el comienzo quedaron regis-trados el desasosiego que provoca y lanecesidad de interpretar ese desasosie-go. Una cierta asfixia que se conecta conla calificación (un comodín, en realidad)de “teatro del absurdo”, y un vano inten-to de precisar, o al menos vislumbrar, dequién se habla cuando se habla de Go-dot.

La puesta sistemática de esta obra haprovocado dos efectos, que no son tancontradictorios como pudiera parecer.Por una parte, disminuir la imputaciónde absurdo, puesto que se han aclaradobastante, no sólo las intenciones del au-tor, sino el escepticismo de la época (dela vida) que inficiona ese paraje desoladoen el que dos hombres sienten la inco-modidad de representar allí al génerohumano. Por otra parte, mostrar la resis-tencia de la obra a aclararse del todo, yesto ha sido fundamental para la conser-vación de su interés. La obra, por sí sola(y no iba a haber quién la ayudara en es-te trance), ha sabido encontrar el límitejusto: ni tan oscura como para que desa-nime, ni tan clara como para que seaprevisible. Una síntesis de lo dicho po-dría ser: no hay dificultad para entenderqué sucede en el escenario; lo que no es-

tá claro es la situación.El punto en el que se detenga la ilu-

minación de una obra será, con frecuen-cia, parte fundamental de su éxito o fra-caso. La búsqueda de conocimiento en elarte y su exposición consecuente tienentanta complejidad que es comprensibleque el artista no quiera facilitar la tareaal destinatario. Hubiera sido absurdoque Picasso, cuando pintó Las señoritasde Avignon, hubiera llenado el cuadro decarteles aclaratorios. El tiempo se encar-ga siempre de explicar intenciones y re-sultados; pero hay un riesgo en esto:cuando los explica demasiado merma elinterés, los torna obvios. La lectura de unclásico (Garcilaso, por ejemplo) es posi-ble para cada nueva generación porquesiempre queda algo en la penumbra, undesafío a aclarar y la imposibilidad deconseguirlo. Lo contrario ocurre, porejemplo, con buena parte de la obra deCampoamor, Núñez de Arce y, visto des-de hoy, con casi todo el romanticismo ar-gentino: el tiempo aclaró demasiado ysólo queda el buen manejo de la versifi-cación; pero la materia poética, puesta aldescubierto, muestra su inanidad: perdióalarma por exceso de iluminación.

Esto podría llevarnos a proponer laoscuridad como estrategia, y no estaríamal, salvo que el resultado dependerá,más que de una estrategia, de la calidadde los materiales. Ahí está el consejo deEugenio D´Ors a un joven escritor: oscu-rezca (lo contrario de lo que pediría unretórico: aclare). Es, con seguridad, unconsejo a seguir, pero ya el tiempo se en-cargó también de demostrar muchas ve-ces que, donde parecía haber compleji-dad, sólo había confusión, y que la oscu-ridad era falsa.

Algo que no está ahíEl efecto aclaratorio del tiempo es co-

mún y comprobable, y también la pre-servación del misterio (del misterio, parasimplificar) cuando no todo está explica-do. Hay un pasaje del Apocalipsis en elque se menciona un libro “escrito de am-bas caras” (del anverso y el reverso, pordentro y fuera, según las versiones); y es-ta característica ha merecido interpreta-ciones a través de los siglos. Dejo de la-do, porque no importa ahora, el hechode que el formato de aquel libro (o rollo)era distinto del actual: lo que cuenta esque servía para ser leído. Y ahora, cuan-do no hay libro que no esté escrito de esemodo, aquel pasaje no aporta sin embar-go una obviedad: hay algo no resuelto,no iluminado del todo, que renueva laamenaza apocalíptica. ¿Qué es el libromencionado así? Desde luego, no el queleemos cualquier día de estos, escrito deambas caras, con tapas, contratapas ysolapas, sino algo que no está aquí, unobjeto metafísico que puede seguir per-turbando. Es el Godot que dos hombresesperan hasta la exasperación, mientrasdiscuten, pelean, se reconcilian y se abu-rren sin poder dejar de hacer lo que pa-rece tan inútil como inevitable.

Tal vez por eso la idea de “absurdo”aplicada a esta obra (en realidad a unalarga línea literaria que va desde finalesdel siglo XIX hasta casi ahora mismo), noparece adecuada, y más bien ha caduca-do, puesto que no es el absurdo, sino laangustia, el estado anímico que se ponea circular entre nosotros. En algún rin-cón de sus Aguafuertes porteñas RobertoArlt tiene una frase previa al existencia-lismo, que no fue incluida en la trayecto-ria de la época sólo por el desliz de ha-berla dicho lejos del mundo: “En Buenos

Aires la angustia tiene un metro ochen-ta”. Esa era, al parecer, la altura del pro-pio Arlt, de modo que su sensación teníaque ser, sin dudas, la de estar tapado.Esperando a Godot tiene ese mismo me-tro ochenta de angustia; una angustia deorigen inasible, cuyas raíces no estántanto en urgencias históricas como ensoluciones imposible, que ofrecen la con-secuencia elaborada por el existencialis-mo francés de estar “deiecto” en el mun-do. Por supuesto que en ambos casos(Arlt y el existencialismo) aparecen pordetrás la guerra, el desempleo, el ham-bre, las persecuciones y la discrimina-ción (ahí está el interludio de Lucky yPozzo en la obra de Beckett, que repro-duce grotescamente la dialéctica hegelia-na de amo-esclavo); pero el primer planoestá ocupado por la otra cara de la con-dición humana, la mutilación abstracta yel reclamo de sentido de todo esto.

Opción sin opcionesLa primera tentación ha sido interpre-

tar que Godot, el que nunca llega, esDios. El propio Beckett ha desmentidoesta noticia, aunque ya se sabe lo des-confiable que puede ser un escritorcuando se pone a dar cuenta de sus pro-pósitos. De todas formas pareciera queno es Dios quien preside la charla entreVladimir y Estragón, sino la convicciónopuesta: la muerte de Dios; la certeza deque aquí ya no hay protección abstracta,ninguna medicina contra el tedio o la an-gustia, ninguna explicación salvadora,salvo la que encontremos nosotros connuestra propias, falibles e imperfectasherramientas. Si el tema central es la an-gustia, Godot es un elemento constitutivode esa angustia. Es decir, lo contrario deDios: al menos lo contrario del Dios con-cebido como calmante metafísico, delDios que aporta soluciones.

Dios ha muerto o se ha desentendi-do de nosotros; y los personajes de estaobra lo saben, no cuentan con él para es-tar ahí o marcharse. Y si finalmente Go-dot (no sabemos si Dios) existe, aunquesea por omisión, tal vez sólo sea un pre-texto para estar en ese páramo, y estopermite ese final que, no por contradic-torio y ambiguo, resulta menos coheren-te:

Vladimir: -¿Qué? ¿Nos vamos?Estragón: -Vamos.(No se mueven).

Y no se mueven porque no tienen adónde ir, y quizás Godot sea una maneramás o menos digna de decirlo: un resu-men de la situación de todos. Esto acer-ca densidad a la reflexión de Vladimircuando, promediada la obra, dice “en es-te lugar, en este momento, la humanidadsomos nosotros, tanto si nos gusta comosi no”. La fuerte opción del que, sin op-ciones, tiene que hacerse cargo de unarepresentación enorme.

Sin embargo, quiero agregar que nohay evidencias de que lo dicho sea la ver-dad de esta historia: queda la zona ocul-ta, lo que no se ve (al menos por ahora)y sigue mandando sombra a lo que sí seve: ese escenario desolado en el que ungrupo humano (la humanidad, entonces)espera hasta el hartazgo. Y mientras losiga haciendo, y no sepamos por qué nia quién, esta obra seguirá siendo repre-sentada en hospitales, cárceles, lancho-nes, muelles y, por qué no, teatros.

© LA GACETA

Santiago Sylvester – Poeta y narradorsalteño. Director de la colección Pez náu-frago, de poesía, y codirector de la co-lección Época, de ensayo, de Edicionesdel Dock.

UNA OBRA EN DOS ACTOS. Un clásicode Samuel Beckett

En el año 1953 se estrenó en París la obra Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Este año se cumplen, entonces, 60 años de esa obra extraña,

que no ha perdido interés ni mucho menos actualidad. Seguimos preguntándonos quién o qué es Godot

LO QUE SE VE

(viene de página 1)

-¿A Keynes lo reivindicás? -Justificar la inflación, típica del popu-

lismo, con Keynes es otro absurdo.Keynes dijo que un poco de inflación noestaba mal, pero cuál era el poco que de-cía Keynes: el 3 % anual, que acá seríaun paraíso. La idea del gasto público quereivindicaba Keynes era para hacerobras de infraestructura, no para gastosinútiles. El mercado no puede ser susti-tuido por el Estado, el siglo XX ha sidoun laboratorio de estatismo y todos losexperimentos fracasaron. Pero el merca-do solo es salvaje y lleva también a la cri-sis. Hay que impedir los monopolios, lasespeculaciones, pero acá los populistasen vez de controlar quieren nacionalizar.

-Recuerdo que la primera nota que te hice para LA GACETA Literaria fue el día de la muerte de Néstor Kirchner. En aquella entrevista pronosticaste que Cristina Kirchner tendría una luna de miel con la sociedad y que luego se em-pezarían a ver las secuelas de sus políti-

cas y de a poco se iría deteriorando la imagen. Eso ocurrió así, pero en el me-dio Cristina aprovechó para ganar las elecciones. Ese triunfo hizo que por pri-mera vez el peronismo tuviera tres man-datos consecutivos y tuviera que metabo-lizar las consecuencias de sus propias políticas.

-Es muy positivo. Si le hubiera entre-gado el poder a alguien de la oposición loque está pasando ahora hubiera pasadoigual y la gente se lo achacaría al nuevogobierno. No estoy con eso de Néstor esel bueno y Cristina la mala, la política erala misma. El huevo de la serpiente ya es-tá en Néstor. Era inevitable. Le pasó a Pe-rón. Evita iba como rompehuelga paraasustar a los obreros. Cuando se acaba laplata el populismo empieza a reprimir.Le pasó a Isabel. ¿Cómo terminó el plande Gelbard? Con el rodrigazo. Pero si hu-biera vivido Perón le pasaba también.

-¿Quién sería el López Rega de Cristi-na?

-Moreno. Pero tampoco podemos ha-cer comparaciones exactas.

-¿Es positivo pagar los costos hasta el final, en términos de destrucción del pa-ís, para que le quede claro a la gente que estas políticas populistas van siempre al fracaso y al desastre, con un sentido aleccionador?

-El costo es muy duro. Esto va a termi-nar mal, salvo que Cristina cambie. Pe-rón hizo un giro muy grande de MiguelMiranda a Gómez Morales, pero ya eratarde. La gente no se acuerda, pero la sa-tanizada Sociedad Rural apoyó la segun-da elección de Perón. ¡El diario La Na-

ción apoyó! Y no era que la Sociedad Ru-ral o La Nación cambiaron de parecer,fue Perón que hizo un giro oculto peroostensible en materia económica, aun-que tanto en la retórica como en algunosaspectos políticos mantuvo y hasta agra-vó el fascismo.

Políticos mediáticos-¿Qué repercusiones recibiste por el li-

bro?-Quizás la más emotiva fue un llamado

de Carlos Fayt, a quien no conocía y aquien admiro mucho, es un hombre ex-cepcional en el mundo del derecho. Medijo que pensaba que el libro debía serde lectura obligada en la Universidad,eso fue el elogio más grande por venir dequien viene. En la calle hay gente que mehabla admirativamente y hay gente queme insulta. Yo empecé a conocer la agre-sión en estos últimos cinco años.

-¿Qué tipo de agresiones? -No se callan. Y temo que próxima-

mente la agresión verbal se convierta enfísica. El kirchnerismo tiene grupos que

son fuerzas de choque preparadas parasalir cuando la situación se ponga másfea. Aunque no es imposible, no veo aCristina poniéndole la banda a Scioli, noestá dentro de su personalidad. Es másprobable que, llegado el caso, intentencrear una situación artificial de gran ten-sión para justificar una salida jurídicaheterodoxa.

-Algunos dicen que desdeñás o descui-dás el fenómeno de la posmodernidad. Hoy los políticos no tienen que dar argu-mentos sino signos, slogans, jugar en un terreno muy mediático, ir a lo de Tinelli, ser más actores que pensadores.

-No descuido la posmodernidad, criti-co la posmodernidad. Los medios hayque aprovecharlos para decir algo. Conpersonajes puramente mediáticos no haydemocracia. El político debería estaradelante del pueblo, un paso adelante, encambio van a la zaga, esperan ver quépiden las encuestas y actúan sobre esabase. Eso es la decadencia de la política.

© LA GACETA

DE GODOT◆ Por Santiago Sylvester

PARA LA GACETA - PARÍS

E N T R E V I S TA A J U A N J O S É S E B R E L I“Identificar la izquierda con populismo es absurdo”