07-04-2013 LITERARIA LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 7 DE ABRIL DE 2013 5 a SECCION Leonardo Oyola toma el riesgo de ser original con Kryptonita. Y sale ganador en el país y en el mundo. Tras el éxito cinematográfico de Tesis sobre un homicidio, reeditan el inspirado policial de Diego Paszkowski. 2 3 El policial en el siglo XXI Vigente, con viejas marcas y nuevas señas, sigue atrapando a millones de lectores. En este número rastreamos posibles causas de su renovado éxito y les ofrecemos análisis sobre algunos de los más recientes títulos del género, nacionales y extranjeros, que vale la pena leer. Repasamos lo último de Black, Paszkowski, Olguín, Oyola, Malajovich, Connolly y Von Schirach. ¿C uánto hace que no escucha o lee la palabra justicia? Y no hablamos de la institución. Lo que acapara nuestra atención en este caso es la falta de ella. Por eso, como men- dicantes, la pedimos, la requerimos, la re- clamamos, la exigimos. Estamos más acostumbrados a no tenerla que a disfrutarla. Y por eso, recurrimos des- de tiempos inmemorables a placebos. Y tal vez los libros sean una de las mejores recetas para suplir su falta. El género policial se ríe de sus detractores. Como a la cigarra, tantas veces lo mataron y tantas veces se mu- rió, sin embargo está aquí, más fuerte que nunca. Y con una legión de seguidores que no tiene pruritos a la ho- ra de defenderlo. ¿Y qué nos hace solazarnos con esta mezcla de sangre, intriga, sexo, acción y muchas veces humor? El morbo, esa atracción hacia lo desagradable de la que todos nos horrorizamos pero que no pode- mos controlar. Y si hay algo que los autores tienen en claro es justamente que pueden manipular nuestros más bajos sentimientos. Y permitirnos, aunque más no sea mientras estamos tirados en la cama, admirar el metódico trabajo de ese asesino en serie que el héroe de nuestra novela se empeña en identificar. Rodolfo Walsh advertía que un enigma es tan rico en posibilidades que, tanto aclarándolo como dejándolo insoluble, se puede escribir con él un cuento o una no- vela. Y lo decía él que, con Operación masacre, inaugu- ró un subgénero en el policial con una novela testimo- nial, que saltó a la fama mundial nueve años después cuando Truman Capote publicó A sangre fría. Forenses de los médicos Entonces, ¿qué une a tipos como Dumas, Conan Doy- le, Chandler,Wallace, Leroux, Hammett, o a damas co- mo Agatha Christie, Patricia Highsmith o Ellery Queen que marcaron la historia, con otros más acá en el tiem- po, como Mankell, Vázquez Montalbán, Connelly, P.D. James o Stieg Larsson? Ellos dejan pruritos de lado. No pueden, ni deben, ni quieren dejarse llevar por morali- nas. Lo suyo es el crimen, el delito, lo peor de la raza humana. Son los forenses de los médicos. Conviven con la muerte. Y lo disfrutan. Por suerte, en la Argentina el género también tiene quien le escriba. Y si hombres como Borges, Sabato o Bioy Casares se rindieron a sus pies, hoy Leonardo Oyola, Federico Levín, Guillermo Martínez, Claudia Pi- ñeiro o Diego Paszkowki continúan con la tradición y nos aseguran a los amantes del delito que no sólo en Escandinavia podemos encontrar a los mejores crimi- nales, tal como la tendencia está marcando ahora de la mano de K. O. Dhall, Sjöwall y Wahlöö, Karin Fossum o el nuevo genio llegado del frío, Jo Nesbo. El género policial es nada más y nada menos que una traslación de la histórica lucha entre el bien y el mal. Pero lo mejor que tiene es que le permite a cada lector ubicarse en el lado que más le guste. Y no tener que sentirse mal por ello. © LA GACETA Juan Manuel Montero – Periodista. Editor senior y exjefe de la sección Policiales de LA GACETA. Una lucha entre el bien y el mal Por Juan Manuel Montero PARA LA GACETA - TUCUMÁN “¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces cometiendo una acción estúpida o vil, por la única razón de que ‘no debe’ cometerla? ¿Acaso no existe en nosotros una eterna inclinación, a despecho de la excelencia de nuestro juicio, a violar ‘la ley’ simplemente porque reconocemos que es la ley?” EDGAR ALLAN POE Walsh decía que un enigma es tan rico en posibilidades que, aclarándolo o dejándolo insoluble, se puede escribir con él un cuento o una novela. L as novelas policiales contemporáneas han sido escritas por autores que no pertenecen a la ór- bita de los Estados Unidos. El género se ha desplazado a países que anteriormente no se destacaban. Son los casos del sueco Henning Mankell, del italiano Andrea Camilleri, del griego Petros Márka- ris y de los irlandeses John Connolly y Benjamin Black. ¿Qué sucede con las clásicas divisiones dentro del género? En la versión contemporánea hay una fusión de la novela negra y del policial blanco, inglés. Estas novelas no se proponen como una pura versión negra. Se podría decir que son una mezcla de negro y blanco. Hay un detective que busca la verdad (como en el po- licial inglés) y, al mismo tiempo, el narrador muestra que el detective está inmerso en el perímetro corrupto de la ciudad. En El chino, de Mankell, por ejemplo, hay dos versio- nes del detective. Por un lado está la policía oficial (Sundberg) que investiga los 19 crímenes ocurridos en un pequeño pueblo imaginario (Hudiksvall); y por el otro, la jueza Birgitta Roslin sigue la pista de un diario encontrado en el escenario del crimen. En la tetralogía de Benjamin Black (seudónimo del exquisito novelista John Banville), el forense Quirke es menos un razonador que un dudoso moralista. Sin em- bargo, el médico, alcohólico y pesimista, razona como lo haría Holmes frente a los casos de corrupción o de excesos de crueldad o violación de menores (como en la última de la serie Muerte en verano). La pregunta, en este caso, es: ¿por qué Quirke se entromete en la re- solución de las muertes? ¿Cuál es el impulso? ¿Acaso su furiosa y desencantada visión del mundo? ¿Su des- confianza hacia el género humano? Todo parece indi- car que Quirke es un desalmado. Sin embargo, frente a la incógnita del crimen, despliega sus agallas y de- senreda la madeja hasta tirar del último hilo. Incluso, a costa de su vida. La cuestión es, entonces, que tanto Montalbano (hé- roe de las novelas de Camilleri) como Quirke viven en un mundo miserable y vil. Ellos enfrentan la vileza im- postergable con las armas límpidas del razonamiento. Es cierto que sufren los escarnios del mal físico y los ataques y las agresiones de los matones. Pero no dejan de ser más ágiles o más inteligentes que sus competi- dores. A la vez, estos mártires del capitalismo global, no dejan de estar envueltos en el amor como una con- dena mientras los conflictos económicos o las crisis po- líticas arrollan la alfombra de sus países. La corrupción que no cesa En las últimas novelas policiales están actualizados los elementos típicos de la serie negra: el estudio de la co- rrupción, el mundo de la droga, los enfrentamientos en- tre bandas de mafiosos, la mujer fatal y la persecución paranoica. A la vez, el médico o el policía atípico es un ra- zonador o un ágil pugilista en los laberintos del enigma. Las novelas de Henning Mankell tienen una particu- laridad: los conflictos propuestos en la narración no se detienen solo en la repetición de los tics del género si- no que, también, funcionan como una exposición de problemas políticos en el seno de la sociedad mediati- zada y global. El chino (Tusquets, 2008) sitúa a los personajes en diversos escenarios. Esas ciudades, ubicuas e idénti- cas, repiten los esquemas y los vicios de las llamadas ciudades globalizadas. La novela propone una trama que se asienta en la exploración del mundo globaliza- do en ciudades de Suecia y China. Continúa en la página 4... Fusión de negro y blanco Por Fabián Soberón PARA LA GACETA - TUCUMÁN En la versión contemporánea hay una fusión de novela negra y policial blanco. El detective que busca la verdad se halla en el perímetro corrupto de la ciudad.

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Domingo 07 de abril de 2013 Literaria LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 7 DE ABRIL DE 2013

5aSECCION

Leonardo Oyola toma el riesgo de seroriginal con Kryptonita. Y saleganador en el país y en el mundo.

Tras el éxito cinematográfico de Tesissobre un homicidio, reeditan el

inspirado policial de Diego Paszkowski.

2 3

El policial en el siglo XXIVigente, con viejas marcas y nuevas señas, sigue atrapando a millones de lectores. En este número rastreamos posibles causas de su

renovado éxito y les ofrecemos análisis sobre algunos de los más recientes títulos del género, nacionales y extranjeros, que vale la pena

leer. Repasamos lo último de Black, Paszkowski, Olguín, Oyola, Malajovich, Connolly y Von Schirach.

¿Cuánto hace que no escucha o lee la palabrajusticia? Y no hablamos de la institución.Lo que acapara nuestra atención en estecaso es la falta de ella. Por eso, como men-dicantes, la pedimos, la requerimos, la re-

clamamos, la exigimos. Estamos más acostumbrados ano tenerla que a disfrutarla. Y por eso, recurrimos des-de tiempos inmemorables a placebos.Y tal vez los librossean una de las mejores recetas para suplir su falta.

El género policial se ríe de sus detractores. Como a lacigarra, tantas veces lo mataron y tantas veces se mu-rió, sin embargo está aquí, más fuerte que nunca.Y conuna legión de seguidores que no tiene pruritos a la ho-ra de defenderlo. ¿Y qué nos hace solazarnos con estamezcla de sangre, intriga, sexo, acción y muchas veceshumor? El morbo, esa atracción hacia lo desagradablede la que todos nos horrorizamos pero que no pode-mos controlar. Y si hay algo que los autores tienen enclaro es justamente que pueden manipular nuestrosmás bajos sentimientos. Y permitirnos, aunque más nosea mientras estamos tirados en la cama, admirar el

metódico trabajo de ese asesino en serie que el héroede nuestra novela se empeña en identificar.

Rodolfo Walsh advertía que un enigma es tan rico enposibilidades que, tanto aclarándolo como dejándoloinsoluble, se puede escribir con él un cuento o una no-vela. Y lo decía él que, con Operación masacre, inaugu-ró un subgénero en el policial con una novela testimo-nial, que saltó a la fama mundial nueve años despuéscuando Truman Capote publicó A sangre fría.

Forenses de los médicosEntonces, ¿qué une a tipos como Dumas, Conan Doy-

le, Chandler, Wallace, Leroux, Hammett, o a damas co-mo Agatha Christie, Patricia Highsmith o Ellery Queenque marcaron la historia, con otros más acá en el tiem-po, como Mankell, Vázquez Montalbán, Connelly, P.D.James o Stieg Larsson? Ellos dejan pruritos de lado. Nopueden, ni deben, ni quieren dejarse llevar por morali-nas. Lo suyo es el crimen, el delito, lo peor de la razahumana. Son los forenses de los médicos. Conviven conla muerte. Y lo disfrutan.

Por suerte, en la Argentina el género también tienequien le escriba. Y si hombres como Borges, Sabato oBioy Casares se rindieron a sus pies, hoy LeonardoOyola, Federico Levín, Guillermo Martínez, Claudia Pi-ñeiro o Diego Paszkowki continúan con la tradición ynos aseguran a los amantes del delito que no sólo enEscandinavia podemos encontrar a los mejores crimi-nales, tal como la tendencia está marcando ahora de lamano de K. O. Dhall, Sjöwall y Wahlöö, Karin Fossum oel nuevo genio llegado del frío, Jo Nesbo.

El género policial es nada más y nada menos queuna traslación de la histórica lucha entre el bien y elmal. Pero lo mejor que tiene es que le permite a cadalector ubicarse en el lado que más le guste. Y no tenerque sentirse mal por ello.

© LA GACETA

Juan Manuel Montero – Periodista. Editor seniory exjefe de la sección Policiales de LA GACETA.

Una lucha entreel bien y el mal◆ Por Juan Manuel MonteroPARA LA GACETA - TUCUMÁN“¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien vecescometiendo una acción estúpida o vil, por la única razónde que ‘no debe’ cometerla? ¿Acaso no existe en nosotrosuna eterna inclinación, a despecho de la excelencia denuestro juicio, a violar ‘la ley’ simplemente porque

reconocemos que es la ley?”

EDGAR ALLAN POE

Walsh decía que un enigma es tanrico en posibilidades que, aclarándolo odejándolo insoluble, se puede escribircon él un cuento o una novela.

Las novelas policiales contemporáneas han sidoescritas por autores que no pertenecen a la ór-bita de los Estados Unidos. El género se hadesplazado a países que anteriormente no se

destacaban. Son los casos del sueco Henning Mankell,del italiano Andrea Camilleri, del griego Petros Márka-ris y de los irlandeses John Connolly y Benjamin Black.

¿Qué sucede con las clásicas divisiones dentro delgénero? En la versión contemporánea hay una fusiónde la novela negra y del policial blanco, inglés. Estasnovelas no se proponen como una pura versión negra.Se podría decir que son una mezcla de negro y blanco.Hay un detective que busca la verdad (como en el po-licial inglés) y, al mismo tiempo, el narrador muestraque el detective está inmerso en el perímetro corruptode la ciudad.

En El chino, de Mankell, por ejemplo, hay dos versio-nes del detective. Por un lado está la policía oficial(Sundberg) que investiga los 19 crímenes ocurridos enun pequeño pueblo imaginario (Hudiksvall); y por elotro, la jueza Birgitta Roslin sigue la pista de un diarioencontrado en el escenario del crimen.

En la tetralogía de Benjamin Black (seudónimo delexquisito novelista John Banville), el forense Quirke esmenos un razonador que un dudoso moralista. Sin em-bargo, el médico, alcohólico y pesimista, razona comolo haría Holmes frente a los casos de corrupción o deexcesos de crueldad o violación de menores (como enla última de la serie Muerte en verano). La pregunta,

en este caso, es: ¿por qué Quirke se entromete en la re-solución de las muertes? ¿Cuál es el impulso? ¿Acasosu furiosa y desencantada visión del mundo? ¿Su des-confianza hacia el género humano? Todo parece indi-car que Quirke es un desalmado. Sin embargo, frentea la incógnita del crimen, despliega sus agallas y de-senreda la madeja hasta tirar del último hilo. Incluso,a costa de su vida.

La cuestión es, entonces, que tanto Montalbano (hé-roe de las novelas de Camilleri) como Quirke viven enun mundo miserable y vil. Ellos enfrentan la vileza im-postergable con las armas límpidas del razonamiento.Es cierto que sufren los escarnios del mal físico y losataques y las agresiones de los matones. Pero no dejande ser más ágiles o más inteligentes que sus competi-dores. A la vez, estos mártires del capitalismo global,no dejan de estar envueltos en el amor como una con-dena mientras los conflictos económicos o las crisis po-líticas arrollan la alfombra de sus países.

La corrupción que no cesaEn las últimas novelas policiales están actualizados los

elementos típicos de la serie negra: el estudio de la co-rrupción, el mundo de la droga, los enfrentamientos en-tre bandas de mafiosos, la mujer fatal y la persecuciónparanoica.A la vez, el médico o el policía atípico es un ra-zonador o un ágil pugilista en los laberintos del enigma.

Las novelas de Henning Mankell tienen una particu-laridad: los conflictos propuestos en la narración no sedetienen solo en la repetición de los tics del género si-no que, también, funcionan como una exposición deproblemas políticos en el seno de la sociedad mediati-zada y global.

El chino (Tusquets, 2008) sitúa a los personajes endiversos escenarios. Esas ciudades, ubicuas e idénti-cas, repiten los esquemas y los vicios de las llamadasciudades globalizadas. La novela propone una tramaque se asienta en la exploración del mundo globaliza-do en ciudades de Suecia y China.

Continúa en la página 4...

Fusión denegro y blanco◆ Por Fabián SoberónPARA LA GACETA - TUCUMÁN

En la versión contemporánea hay unafusión de novela negra y policial blanco.El detective que busca la verdad se hallaen el perímetro corrupto de la ciudad.

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 7 DE ABRIL DE 2013

C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S /

“Hay un lenguaje muy personaly diferente, una tensión constanteen el tono que marca un cierto re-nacimiento del relato argentino”,decía Tomás Eloy Martínez en el98, sobre el libro de Paszkowski,entonces ganador del Premio denovela de La Nación. El policialfue recientemente reeditado a ra-íz del estreno de la taquillera pelí-cula homónima dirigida por Her-nán Goldfrid y protagonizada porRicardo Darín y Calu Rivero. Elfilm y el texto tienen muchos pun-tos de contacto y algunas diferen-cias, en particular en el desenlace.

En la novela, Paul Besançon,joven abogado recibido en Fran-cia y fanático de Juliette Lewis,

viaja a Buenos Aires para tomarun curso con Roberto Bermúdez,destacado criminalista con unavida personal poblada de fraca-sos. El cadáver de una chica, des-cubierto en el estacionamiento dela facultad en que se dicta el cur-so, dispara una trama en la quealumno y profesor son partes deun duelo de egos y de intelectosque se despliega en torno al cri-men. El libro alterna capítulosnarrados por Bermúdez, un per-sonaje típico de Serie Negra clási-ca, con otros en los que un narra-dor omnisciente, a través de tex-tos en los que hay un solo punto,hace foco en los avatares de Be-sançon.

© LA GACETA

POLICIALTESIS SOBRE UN HOMICIDIODIEGO PASZKOWSKI(Sudamericana - Buenos Aires)

Del libro a la pantallala novela inspiró la película protagonizada por Ricardo Darín

El cadáver de una chicadispara un duelo deegos e intelectos entreel profesor y su alumno.

FRAGMENTO“Ya lo sabe pero no tiene pruebas, piensa Paula las nueve en punto de la noche, cuandocruza la puerta del aula ciento diecinueve paraentrar en la clase de Bermúdez, la sextaclase, ya lo sabe y me parece bien que asísea, piensa, ahora el juego comienza aponerse interesante, si antes no me pudeolvidar de la muerta, ahora me voy a tener queacordar todo el tiempo, mejor, me hagoresponsable de mis actos, él lo sabe sóloporque yo se lo dije con las preguntas enclase y después de clase, cuánta ayuda másquiere, qué quiere, que le dé una confesión,una filmación, que lo escriba en mimonografía, y ahora que lo sabe qué, no pasanada, ya salió en los diarios, todo un fracasopara el gobierno, nadie puede resolver nada,temen el avance de los crímenes, aunque porsuerte ya terminaron con eso de la secta, loúnico que me faltaba era ser, yo solo, unasecta satánica, qué idiotas, así la justicia nova a funcionar nunca, es lo que yo digo, es mitesis, la justice este aveugle, es la tesis queelaboré sobre una base sólida, sobre unhomicidio con todas las agravantes posibles,lástima el concurso de personas, que no sepudo, o el peligro para otros, que tampoco,pero bueno, esa chica, esa chica que no eranadie, piensa Paul, ¿Qué vida hubiera tenido?Es muy probable que, como tantas otras, suvida no hubiese servido para nada, ella sehabría casado con cualquier hombre, hubieratenido hijos, en fin nada que no hagan otrostantos millones de mujeres en tantas partesdel mundo, una más, una mujer más que pudohaber chocado con su auto dos cuadrasdespués, por Pueyrredón, dos cuadras despuésde que él se subiera, pudo haber tenido unamuerte más terrible, más dolorosa, piensaPaul, mucho más doloroso un choque fortuitoque un suave lazo de seda azul anudado alcuello, porque todo lo demás, todo lo de loscortes y la sangre y la violación, sólo elcuchillo, no yo, no mi cuerpo, sólo el cuchillo,piensa Paul, todo fue hecho después de queestuviera muerta, no hubo dolor, no hubonada, solo asfixia, como entrar en un sueño,casi nada, y al menos sirvió para la tesis, lajusticia es imposible, no existe, el azar dominatodo y nada importa, todo da lo mismo, ellamurió porque sí, y si antes no podía dejar depensar en eso ahora lo voy a pensar todo eltiempo, lo voy a pensar a propósito para queRoberto Bermúdez sepa que ya sé que meestá siguiendo, que ya sé que me quiereatrapar”.

En recientes novelas, hoy clasifi-cadas como neopoliciales riopla-tenses, notamos la presencia asi-dua de protagonistas que son ar-quitectos o constructores, lo que dalugar a una recreación detalladade edificios significativos del espa-cio urbano, testigos del pasado,donde laten los sueños de quienesse proyectaron en una ciudad.

Borges creó una Buenos Airesmítica. Las nuevas voces narrado-ras se deleitan en su materialidad,en sus inconfundibles líneas y esti-los. La ciudad cobra protagonismo,interpela, dispone una atmósfera;con pinceladas del género gótico,también inquieta y atemoriza. Ma-jestuosos edificios albergan ofici-nas desmanteladas, mendigos,cartoneros policías corruptos; yconviven con la indiferencia de losque pasan, y no los miran, o de losque los miran, para demolerlos.

Comienzo de un gritoEl jardín de bronce es la ópera

prima de Gustavo Malajovich,guionista de la exitosa serie Los si-muladores. Narrada en tercerapersona, comienza con la desapa-rición de una niñita de cuatroaños, y la búsqueda angustiosa desu padre, el arquitecto Fabián Da-nubio, quien, ante la ineptitud po-licial, contratará a un excéntricodetective. La desazón se hace tan-gible en el lenguaje: “Ahora enten-día en carne propia lo que sólo ha-bía podido imaginar lejanamente:cada desaparecido es el comienzode un grito que ya no se detiene. La

muerte es algo más liberador, esalgo que tristemente da una res-puesta. Pero alguien que desapare-ce es una pregunta interminable”.

El otro espacio donde se desa-rrolla la acción es la Mesopotamiaargentina. Allí, el jardín de bronceno es una metáfora: en un inverna-dero, existe ese jardín esculpido enbronce. Un personaje clave es des-cendiente del escultor FerdinandRauch (apellido paradigmático enla historia de la escultura en bron-ce) quien, en la ficción, antes deaislarse en un caserón en las ori-llas del río Paraná, vivió en BuenosAires y plasmó su huella en obrasfundidas en una aleación única. Elcontacto con uno de sus compo-

nentes puede llevar a la locura.El libro queda abierto, como pa-

ra dar lugar a nuevas pesquisas deDanubio, en el final del relato, yadevenido en detective. Pero estanovela ofrece mucho más que unahistoria policial atrapante. Se tratade un texto con la dualidad del diosJano: la cara refleja la realidad y lacontracara desdibuja las certezas,borra un vínculo vertebral entrelos protagonistas y nos enfrentacon las sombras. Nos habla de lainexorabilidad del destino, de lapaternidad, y de la lenta redencióna través del dolor.

© LA GACETA

EN EL ORIGEN. Borges creó una Buenos Aires mítica que continúa vigente.

20MINUTOS.ES

MARÍA EUGENIA BESTANI ◆

POLICIALEL JARDÍN DE BRONCEGUSTAVO MALAJOVICH(Plaza & Janés – Buenos Aires)

En un pueblo costero del nortede Estados Unidos, un viejo que segana la vida como adivinador reci-be en su puesto la visita de un des-conocido. En este hombre detectalos signos inequívocos de la mal-dad: usted ha matado, le dice; elotro asiente. Este breve encuentro,que funciona como una especie depreludio al texto, marca el territo-rio en que transcurrirá la acciónde Los Atormentados.

Ya en el primer capítulo, el de-tective privado Charlie Parker reci-be el llamado de una mujer que es-tá siendo acosada por un persona-je de apariencia amenazante. Es,se sabrá más tarde, Merrick, aquelasesino que se había cruzado conel adivinador en un pasado no muylejano. La mujer es la hija de unpsiquiatra que asistía a niños queeran víctimas de abusos sexuales,y que desapareció 10 años antes,luego de un escándalo relacionadocon un paciente. Merrick busca da-tos del médico perdido, de cuyamuerte desconfía. Mientras indagaen el asunto, Parker va desvelandouna historia compleja de abusossistemáticos a menores, y com-prende que detrás de la figura deMerrick se ocultan personajes os-curos y poderosos.

Los Atormentados parece tenertodos los ingredientes de la novelanegra, pero hay elementos que loalejan claramente de este género:primero, el detective Parker tienetanta certeza sobre lo ocurrido ypor ocurrir que está más cerca deun Holmes que de un Marlowe -en

momentos llega incluso a antici-parse a los hechos de manera des-concertante-. Segundo, el tema entorno al que se desarrolla la trama-el abuso sexual a niños- traza unaclara línea que ordena a buenos ymalos, lo que evita la ambigüedadmoral típica noire.

Connolly propone una novelaque exige poco del lector -todo seexplica dos y tres veces, en largosmonólogos-, en la que lo que se valeyendo se percibe más como con-firmación que como hallazgo. Másinteresantes son las frecuentes ob-servaciones de Parker sobre unasociedad norteamericana frag-mentada y decadente -que parecenvenir de la visión del autor, un ir-

landés que pasa parte de su vidaen Estados Unidos-.

La lectura de Los Atormentadoses entretenida hasta que entran enescena elementos sobrenaturales.Aquí ya no hay explicación queaguante -se intenta incluso con re-ferencias a personajes anterioresde la serie de novelas de Parker, loque no ayuda y termina frustrandoa quien se inicia en este volumen-.

De ahí en adelante el verosímiltambalea y, finalmente, cae; quedaen manos del lector levantarlo yllevarlo en andas por arduas 523páginas.

© LA GACETA

Una novela queexige poco al lector

ELEMENTOS. Los adivinadores y lo sobrenatural no son ajenos al texto.

SHEILANEWBERY.WORDPRESS.COM

MÁXIMO CHEHÍN ◆

POLICIALLOS ATORMENTADOSJOHN CONNOLLY(Tusquets - Buenos Aires)

Primer policial del guionista deLos simuladores

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 7 DE ABRIL DE 2013

E N T R E V I S T A A L E O N A R D O O Y O L A

/ C R I T I C A S D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / E N T R E V I S T A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R I T I C A S D E L I B R O S /

Verónica Rosenthal, treintaaños, soltera, rigurosa e inteligenteperiodista de la revista NuestroTiempo, además de devota del ci-garrillo y los tragos fuertes, se en-tera por un cable que llega a la re-dacción del suicidio de un maqui-nista de la ex línea Sarmiento. Fiela su estilo, no se conforma con lainformación disponible y decideinvestigar. Se conecta con otrostrabajadores de la empresa y co-mienza a desandar un camino quela lleva desde los hechos inicialeshasta otros igual de peligrosos, su-cedidos en el pasado y que podríanvolver a suceder.

Una vez que comienza a tirar dela madeja salen a la superficie di-versos delitos que comprometen apunteros políticos, ex funcionarios,secretarios de Estado, además desituaciones en las que están invo-lucrados otros personajes más omenos relevantes o solo indirectoso testigos. Uno es Lucio, actual ma-quinista de la misma empresa,amigo del que murió; otros dos sonDientes y El Peque, niños de ba-rrios pobres reclutados para jugar

al fútbol y, en ciertos casos, paraparticipar en otro juego, organiza-do por adultos, donde deben com-petir por quién permanece mástiempo sobre las vías antes de quepase el tren.

También está Rafael, un ex adic-to en proceso de recuperación;Juan García, un antiguo funciona-rio provincial en el gobierno de

Menem y ahora reciclado comooperador de diversos negocios ile-gales; Rivero, entrenador de fútbolque recluta a los niños; y, entremuchos otros, Federico, ex amantede Verónica, que trabaja en el estu-dio jurídico de su padre, y le ofre-ce datos decisivos para la investi-gación.

Ritmo vertiginosoLa trama termina capturando a

la periodista por dos costados: deun lado está la lógica trepidante dela misma investigación que la poneen riesgo, y por el otro, ensambla-do con el anterior, su aventuraamorosa con Lucio, quien le con-fiesa ciertas claves para entenderaun mejor lo que sucede. La pasiónque surge entre ambos hace queVerónica confunda intereses yprioridades y que las líneas quenacieron juntas –la indagación pe-riodística y la relación amorosa–parezcan destinadas a continuar ofinalizar al mismo tiempo.

Contada desde la perspectiva dediferentes personajes, pero princi-palmente desde la de la periodista,la historia avanza a un ritmo verti-ginoso y se propone como una no-vela realista que desde la ficción sepregunta, dialoga y entra en ten-sión con temas y conflictos de laactualidad política y social.

© LA GACETA

LOGRO. Olguín consigue unanovela realista desde la ficción.

CLARIN.COM

GUSTAVO PABLOS ◆

Es interesante el caso del forenseQuirke, retratado de manera inme-jorable por el brillante y minuciosoBenjamin Black, seudónimo del ex-quisito irlandés John Banville.

Quirke, como médico, hunde susmanos en los cuerpos muertos ydesde ahí, desde la cruda materia-lidad del cadáver, empieza su razo-namiento, su pesquisa. A la inver-sa de los puros razonadores al es-tilo clásico, Quirke se topa con lacarne putrefacta, con la heridasangrienta y mortal. Parte de esaevidencia para alcanzar la resolu-ción de los enigmas. Además, Quir-ke se involucra él mismo en las si-tuaciones conflictivas. En Muerteen verano (2013) se enamora y seacuesta con la que, sabrá después,es la autora del crimen. Hay ciertoamoralismo en la monótona y grisvida de Quirke. Una vida entrega-da al pulcro salón de los cadáveresy a los amores rápidos y culposos.

Si bien es cierto que busca la ver-dad (Quirke quiere saber quién hamatado al empresario), cuando seentera de que la mujer que ama esla autora del crimen no la denun-cia. Se mueve con una moral curio-

sa o doble. Una moral que aceptapor amor el odio y que denuncia lavejación y la violencia atroz.

DistanciaSíntomas de esa moral es que

Quirke ha abandonado a su hija yque ha dejado para que la críen sucuñada y el esposo de su cuñada.Hay cierto desapego, cierto cinis-mo austero y triste en el comporta-miento de Quirke. Y ese desapego,esa frialdad extrema, no concuer-da con su voluntad de verdad fren-te a los injustos crímenes.

Aunque Quirke se desplaza enlas avenidas de la década del 50,sus desavenencias y sus frustracio-nes están contaminadas de pre-sente. No es casual que Quirke vivaen mitad del siglo XX. Esa distan-cia temporal, le permite a Benja-min Black mirar mejor los proble-mas de nuestro tiempo. Desde ahíexpone los vicios, la corrupción yla cruenta violencia que nos afec-tan en el siglo XXI.

© LA GACETA

EL OTRO, EL MISMO. Benjamin Black es el seudónimo de John Banville.

POEMAS-DEL-ALMA.COM

FABIÁN SOBERÓN ◆

Cadáveres y amores culpososen el caso del forense Quirke

POLICIALMUERTE EN VERANOBENJAMIN BLACK(Alfaguara – Buenos Aires)

POLICIALLA FRAGILIDADDE LOS CUERPOSSERGIO OLGUÍN(Tusquets – Buenos Aires)

- Kryptonita te dio ya varias ale-grías: premio a la ficción argentina de 2011 de la editorial Eterna Ca-dencia, votada por muchos cole-gas; y candidata al premio del lec-tor, al que se puedo votar desde la web de la Feria del Libro. ¿Cómo recibiste estos elogios, en vista de que ya no sos un autor “nuevo”, si-no que has parido varios libros?

- Cada libro que escribí siempreme ha dado algo bueno. Creo quetodo el trabajo que uno le ponedespués tiene una recompensa queno necesariamente tiene que seronerosa. Es una moneda que valemucho más que alguien haya ele-gido leer una novela que escribíentre tanta cosa linda que hay enuna librería. En el caso de particu-lar de Kryptonita hubo un momen-to en el que tomé un riesgo y porsuerte la mayoría de los que la le-yeron levantaron el guante: cuan-do del policial negro muta al regis-tro del cómic y a lo fantástico. Sibien es algo que ya había experi-mentado en otros títulos míos an-teriores, en este lo llevé más haciaese terreno y, sobre todo, a lo auto-biográfico.Y por suerte acompaña-ron la decisión. Para mí es todomuy nuevo el tema de internet encasa, haberme podido compraruna notebook, abrir una cuenta deFacebook… No hace un año. Es in-creíble lo cercano que se vuelve ellector y el feedback inmediato conla obra. El premio de Eterna Ca-dencia es muy similar al que obtu-

ve con Chamamé en Gijón porquete lo dan tus pares. Es un honormuy grande. Y un gran aliento aseguir escribiendo, a entender queuno es esto y a hacerse cargo de loque escribimos. Lo de la Feria delLibro es un plus: un gran piropoestar en esa lista. Y a la vez un cie-rre a una etapa, la de Kryptonita,en la que obtuve muchos-muchosmimos.

- En Kryptonita, se parte de “Nafta Súper”, kapanga de una banda criminal del Conurbano.

¿Cómo se conjugan lo marginal, que es parte de lo cotidiano, y que se pueda contar de esta manera?

- No se puede juzgar la situaciónni los personajes como escritor.Eso después lo hace el lector. Y ahíse termina el ciclo de esa historia.Que sea más numeroso después ungrupo que opina lo mismo es otrotema. Pero yo como autor de laobra no puedo emitir juicio de va-lor sobre mis criaturas. Tengo quetratar de ser lo más objetivo posi-ble. Seguramente con algunos de

mis personajes no podré serlo cienpor ciento. Porque te terminás en-cariñando. Pero lo mío pasa porpasar desapercibido. Que no sevea al escritor. Que se asimile lahistoria. Ahí se produce la alqui-mia. Y después bancarte las lectu-ras. Y las críticas. Buenas y malas.Porque es gente que te leyó. Y que,como decía anteriormente, ponesus experiencias personales y suformación para cerrar la historiaque tuvo entre sus manos.

- Me dijiste en una entrevista que lo tuyo no era el “spaghetti western” sino el “locro western”. Hay un amor expreso por la “cul-tura popular” en Kryptonita.

- Sí. Porque eso es lo que me em-borrachó siempre. Y ese tipo decurda para mí es la felicidad.

- Y también hay algo de cruce de géneros y registros: cómic, música, televisión, superhéroes, ciencia fic-ción... Y una lectura social de la co-sa, los niveles y cruces culturales.

- Mirá, los pibes allá (en el Oeste)te dicen: “no lo pensás, lo hacés”.Un poco eso es para mí escribir.Sentarte y hacerlo.Y las armas queyo tengo para hacer mi gracia sontodas esas cosas que enumerasteen la pregunta: eso que a mí mepintó una sonrisa de oreja a oreja.

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Hernán Carbonel – Escritor,crítico literario y periodista.

PERFILLeonardo Oyola nació enBuenos Aires, en 1973.Siete & el TigreHarapiento, su primeranovela, obtuvo unamención del PremioClarín 2004. Luegopublicaría Hacé que lanoche venga, Santería,Sacrificio, Chamamé(Premio DashiellHammett al mejorpolicial, Semana Negrade Gijón) y Gólgota. ConKryptonita ganó elpremio de Libro del Añode Eterna Cadencia,votado por más de 150críticos y escritores.

La palabra raro remite indefec-tiblemente a algo a lo que no esta-mos acostumbrados. No hace faltaponerle más calificativos, aunque,obvio, nos puede gustar o no. Perolo que no podemos dejar de ladoes el placer de sorprendernos. De

enfrentarnos a algo a lo que no es-tamos acostumbrados. Eso, enprincipio, es lo que pasa con Kryp-tonita, el libro que escribió Leo-nardo Oyola quien, con 39 años,ya tiene lauros ganados con supluma (es lindo creer que aún sepuede escribir sin la computado-ra, aunque esto es cada vez menoscierto). Tiene formación en el gé-nero policial. Y un mentor de lujo:el gran Alberto Laiseca, de quienseguramente habrá sacado mu-chos de los personajes que se cue-lan en sus novelas. Bastará decir

que con uno de sus trabajos, Cha-mamé, ganó el premio DashiellHammet al mejor policial en laXXI Semana Negra de Gijón.

Kryptonita transcurre en unhospital de la zona oeste de Bue-nos Aires y el protagonista es un“nochero”, uno de esos médicosque deben hacer guardias noctur-nas, la mayoría de las veces con-tratados por los verdaderos espe-cialistas, y a las que no pueden re-chazar por cuestiones económicas.Allí está este pobre hombre, con-tando las pocas horas que le faltan

para abandonar el hospital des-pués de haber pasado tres días se-guidos atendiendo todo tipo de do-lencias. Hasta que.... una banda defamosos asaltantes de la zona to-ma la guardia para que curen a sucabecilla moribundo.

Está en primera persona, perolas anécdotas y los detalles saltande protagonista en protagonista amedida que cuentan o explican. Elescritor pinta a cada uno de lospersonajes mientras su líder, el te-mible “Nafta súper”, lucha por suvida. Todo se complica hasta el

máximo cuando el hospital es ro-deado de “patas negras”. O sea, labonaerense llega para hacersecargo del caso y los delincuentessaben que ahora se juegan a mataro morir.

Una vuelta másLos personajes, tres lúmpenes,

un paraguayo y un travesti, pasande la euforia a la melancolía, recor-dando viejas y buenas épocas, com-parándolas con un presente pocoalentador. Hay detalles que uno nopuede contar si no los tiene vividos.

En eso, Oyola, colaborador habitualde Rolling Stone, marca terreno.

La novela es corta, pero el ritmono se altera en ningún momento.Para los que ya leyeron Gólgota oSantería, la llegada de Kryptonitaserá bien recibida. Para los que le-en por primera vez acerca de esteautor, la oportunidad de conocer aalguien que sabe darle una vueltade tuerca al policial convencional.Y eso no es poco.

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Una periodista y losmortales juegos del poder

Leonardo Oyola ofrece detalles que conoce muy bien

Delincuentes a matar o morir

JUAN MANUEL MONTERO ◆

POLICIALKRYPTONITALEONARDO OYOLA(Mondadori – Buenos Aires)

LA FÓRMULA. “Sentarte y hacerlo. Un poco eso es para mí escribir”, confiesa Oyola.

CONCIERGE-MASQUE.COM“No se puede juzgar la situaciónni los personajes como escritor”

◆ Por Hernán CarbonelPARA LA GACETA - SALTO (PROVINCIA DE BUENOS AIRES)

“Para mí es todo muynuevo el tema de interneten casa, haberme podidocomprar una notebook,abrir cuenta de Facebook”.

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LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 7 DE ABRIL DE 2013

Este hombre se despelleja. No tieneproblemas. Las autobiografías se hanconvertido ya en un género literario convida propia, y estamos acostumbrados aque, muchas veces, el protagonista omi-ta o agigante algunas facetas dentro desu propio libro para quedar bien con ellector. Y si algo tiene de conmovedor laobra que lleva la firma de Lluc Oliverases que el hombre a quien retrata, ese queestuvo a su lado durante horas para con-tar su historia, no quiere parecer bueno.No le interesa. Vomita sus vivencias. Y esque Dani El Rojo, o “El Millonario” o Mi-guel Angel Soto Martín es un sobrevi-viente y en vez de andar por la vida dan-do consejos decidió contar qué era y quéhabía hecho. Y deja, con mucho criterio,que cada uno saque sus conclusiones.

Lo dice él mismo a lo largo de las pá-ginas de esa obra que ha revolucionadoel mercado literario español y que hacepoco llegó a la Argentina: “no me cria-ron para ser un delincuente, pero lo fui”.Es que Dani El Rojo es (¿fue?) uno de losasaltantes más famosos de Barcelona, ysu libro, Confesiones de un gangster deBarcelona, relata paso a paso una vidaque transcurre a bordo de autos impor-tados, a más de 200 kilómetros por ho-ra y con las drogas y los atracos a ban-

cos como principales puntos de aten-ción.

Y si algo deja en claro este gigante demás de 1,90 es que él no robaba por unanecesidad monetaria para comer. A él legustaba la buena vida, vestirse con Her-menegildo Zegna, usar los mejores relo-jes, tener los autos más deportivos, lasmotos más veloces y, por supuesto, lasmás bellas mujeres. Pero su vida estuvomarcada sobre todo por las drogas.

Viaje al infiernoEn una época muy dura para España,

cocaína y heroína corrieron por sus ve-nas, casi como él mismo reconoce, con lamisma intensidad de la sangre. Hoy, ad-vierte “El Millonario”, él debería estarmuerto, como el 98% de las personasque conoció y que quedaron en el cami-no.

Por eso, por mucho que la haya goza-do, el límite con el sufrimiento casi noexiste.

El libro puede parecer polémico. “ElRojo” roba (asaltó más de 500 bancos sindisparar ni un tiro), se acomoda a las cir-cunstancias (pasó 14 años en la cárcel,durante tres períodos) y, cuando tiene quematar, mata. Y lo cuenta así, sin vueltas,advirtiendo, si es necesario, cuándo searrepiente y cuándo no. Hay momentosen los que uno cree estar leyendo una no-vela. Pero no. Todo es real. Sucedió. Es elrelato de un viaje al infierno. De una vidadesolada. Pero también de la experienciade poder contarla. Y eso no es poco.

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El mismo Ferdinand von Schirach lodice en el prólogo: “Escribo sobre proce-dimientos penales, en los que he actua-do como abogado defensor (...), pero enrealidad hablo del ser humano, de susfracasos, de su culpa y su grandeza”.

Este ex jurista alemán debutó litera-riamente con Crímenes, y su debut esde excelencia. Ha ganado, además delPremio Kleist, los mejores elogios de lacrítica europea y norteamericana.

Con una prosa cuidada, sobria, conci-sa, rítmica, sin opulencias, mantiene unatensión narrativa desde el estilo e igual-mente desde la estructura fragmentariadel relato, en lo que podría definirse co-mo un cruce entre policial judicial, cró-nica, suspenso y biografías mínimas.

Lo que hay de autorreferencial en elnarrador -la fuerza empírica de ese na-rrador- lo acerca al papel de confesor,aquel que dará, con su asesoramiento ycompromiso ético, clemencia a los másdébiles, ya que esa primera persona in-tervendrá en cuentagotas en la historia,pero lo hará no sólo para contarla, sinotambién para modificarla.

En los casos de Crímenes se cruzaránun Barreda alemán; la inmigración tur-ca, libanesa, de Europa del Este o afri-cana; prostitutas, mafiosos, marginales,traficantes de drogas, neonazis, psicóti-

cos y caníbales; el amor como un últimoatajo hacia la muerte, las hipocresías dela alta sociedad, la búsqueda de un lu-gar en el mundo. Y en medio, testigos,abogados defensores, jueces, fiscales,tribunales, acusados, los múltiples plie-gues en que se abren y cierran las leyes.

Viciados por aires de tragedia, inmer-sos en una realidad a la que la palabracruda le queda pequeña, estos episodiosdemuestran que el crimen sin culpablees posible y, a la vez, que la justicia finalpuede existir a la par de un final abier-to, que las miserias humanas y la forta-leza frente a las adversidades son partede un mismo espacio social.

EsenciasLa brevedad basta para ser efecti-

vo: once relatos de entre 10 y 20 pá-

ginas que apresan, perturban y con-mueven.

Como bien escribió el diario Libe-ration: “El gran logro de Ferdinandvon Schirach es mostrar que un robono siempre es un robo, una manza-na no siempre es una manzana, yque, por muy monstruosos que pue-dan parecernos sus actos a primeravista, un hombre siempre es unhombre”.

Ahora, acaba de traducirse Culpa,que es una especie de continuación deCrímenes.

Los casos cambian; mientras, laesencia humana es la misma.

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- ¿Por qué creés que sigue vigente el policial? ¿Por qué conquista tantos lectores?

- Creo que la gente necesita comprender qué es-tá pasando con el crimen en general y no puedeconfiar en lo que digan al respecto ni los políticosni los medios ya que ambos responden a gruposde poder y dicen lo que les conviene. La novela, alestar liberada de intereses corporativos, puede -através de la ficción- contar cosas y revelar verda-des que de otra manera quedan soterradas.

- ¿Creés que el género expresa algún síntoma de la sociedad de nuestro tiempo?

- Me parece que el género es un síntoma de lasociedad de nuestro tiempo. El relato policial senutre de lo que sucede a diario en el ancho mun-do del hampa.

- ¿Cómo ves el policial negro en la Argentina? - Están surgiendo tantos autores, colecciones y

editoriales últimamente que es muy difícil elabo-rar una respuesta general. Lo que sí puedo decir

es que con tal auge vamos a tener libros buenos,mediocres y malos, pero para que surja unChandler o un Hammet tiene que haber muchosotros escritores menores. Creo que Argentina esun muy buen caldo de cultivo.

- ¿Cómo pensás a la mujer como autora del ne-gro? ¿Crees que hay una diferencia que se tradu-ce en la escritura? Pienso en PD James, por ejem-plo (en el extranjero) y en Claudia Piñeiro, por ejemplo (en la Argentina).

- Sí, por supuesto que hay diferencias y muyprofundas. La escritura está directamente relacio-nada con la sensibilidad y las experiencias del au-tor y, en tal sentido, las mujeres tienen experien-cias que los hombres nunca vamos a conocer, noimporta lo que hagamos y de qué nos disfrace-mos. La maternidad por ejemplo. Ellas están in-cursionando en un género que durante muchísi-mo tiempo fue territorio casi exclusivamente mas-culino. PD James y Agatha Christie fueron excep-ciones, pero esto está cambiando y enriquecién-dose con el aporte de las escritoras. Lo policialque, como dijo Borges, se nutre de la delicadatransgresión de sus leyes, tiene también la virtudde incorporar nuevas tendencias, nuevas formasexpresivas y estilísticas sin ningún problema. Poreso sigue vigente y tiene una dinámica de enormeagilidad.

- Muchos autores han trabajado la denuncia po-lítica a través del negro. ¿Por qué pensás que ocu-rre esto?

- No creo que el policial sea un medio apto pa-ra la denuncia política expresa y me parece unerror muy grueso que haya autores que creanque lo es. Ocurre por oportunismo, quienes de-sean hacer denuncia política ven en el policialun vehículo popular para expresar su prédica,pero un libro no va a cambiar el mundo. Parahacer denuncias está la justicia, los medios decomunicación y los ensayos o estudios. Una de-nuncia debe justificarse y sustentarse con prue-bas y debe servir o contribuir a que una situa-ción de injusticia sea detenida. La ficción nunca

puede ser una prueba de nada porque es, preci-samente, ficción. El policial negro se limita a na-rrar, a describir el mal y con eso, ya tiene bas-tante trabajo.

- ¿Cómo te imaginás el futuro del género? - Como la criminalidad va siempre delante de la

ley y es muy creativa en cuanto a nuevas formasde delinquir, nuevos delitos y nuevas situaciones,le imagino un futuro brillante dado que todo loque es malo para la humanidad es bueno para laliteratura. Mientras el crimen esté en alza, el gé-nero también lo estará.

© LA GACETA

PERFILErnesto Mallo nació en 1948, en Buenos Aires.Antes de convertirse en novelista, fue taxista,contrabandista, artesano, acróbata, mago, librero,periodista y dramaturgo. Con su policial La agujaen el pajar fue finalista del Premio Clarín-Alfaguara2004 y ganó el Premio Silverio Cañada, que otorgala Semana Negra de Gijón. Es autor de seis novelaspoliciales. Escribió El relicario por pedido de laeditorial Planeta. La última es Los hombres te hanhecho mal (Planeta, 2012). Es fundador yorganizador del BAN (Buenos Aires Negra), elfestival internacional de novela policial.

E N T R E V I S T A A E R N E S T O M A L L O

El destacado autor de policiales y

organizador del festival de novela

negra BAN afirma que el género es

un síntoma de la sociedad de

nuestro tiempo. Cree que la ficción

puede revelar verdades que no salen

a la luz por otras vías. Y dice que la

vitalidad y la dinámica del policial se

alimentan de la delicada

transgresión de sus leyes.

◆ Por Fabián SoberónPARA LA GACETA - TUCUMÁN

DIARIODELEON.ES

Cómo asaltar 500 bancossin disparar un tiroVon Schirach nos muestra que un crimen no siempre es un crimen

RELATOSCRÍMENESFERDINAND VON SCHIRACH(Salamandra – Barcelona)

ADVERTENCIA. Aunque aborda procesos penales, el autor escribe sobre las personas.

SCHIRACH.DE

HERNÁN CARBONEL ◆

Un debut literario de excelencia

PERFILCONFESIONES DE UN GANGSTERDE BARCELONALLUC OLIVERAS(Ediciones B – Barcelona)

JUAN MANUEL MONTERO ◆

... Viene de página 1.

La aparición de Pekín no es casual.China es, en la novela, un mapa de lasformas del capitalismo (del poscapitalis-mo) en las sociedades del presente y delfuturo. En ese sentido, la novela puedeser leída como una reflexión antropológi-ca sobre los comportamientos caracterís-ticos del hombre de la sociedad global.

Para Henning Mankell, el crimen no esun hecho aislado sino que responde alos secretos mecanismos de los compor-tamientos humanos en la sociedad glo-bal. El crimen es un síntoma de la ver-sión extrema y paródica del capitalismo

siglo XXI. Y en El chino el enigma no seresuelve. El autor de las múltiples muer-tes no es identificado. Creo que este he-cho nos dice, en la novela, que la corrup-ción y la ceguera del mundo persisten.

La negra persistenciaEs curiosa la negra persistencia del

policial. Múltiples son las razones de supermanencia. Por un lado, el policial esla versión extrema y, al mismo tiempo,edulcorada y esteticista (en cierta medi-da) del espectáculo de la sangre que co-rre por las pantallas televisivas. A lavez, como el policial es un género, nodeja de encantar una escritura que

aprovecha las repeticiones y los clichésde un esquema que funciona y seduce.

El policial, como alguna vez dijo Ri-cardo Piglia, expresa ciertos problemaspolíticos y sociales a través de mediosque son distintos a los de la ciencia o lapolítica. En este sentido, el policial apor-ta cierto grado de inteligibilidad a la tra-ma confusa de lo real. Es decir, el poli-cial es una estética, una ética y una lupaque enfoca desde otro punto de mira larealidad. Quizás en eso radica el poderatractivo que otros géneros no tienen. Elclaro y evidente renacimiento se asien-ta en ciertas propuestas que han reali-zado Mankell, Camilleri, Black o Márka-

ris: el descentramiento geográfico (lamayor parte de las novelas ocurren enpaíses por fuera de la órbita de EEUU,aunque arrastran los tics del modelo de-cadentista norteamericano), la miradapolítica directa, el abordaje de los pro-blemas sociales, la pesimista y desenfa-dada mirada sobre el sistema policial, lacorrupción puesta a flor de piel. Estosfactores hacen que el lector se sientafrente a un cruel y paranoico espejo quehilvana una imagen efectista y directa.

¿El futuro?Los escritores y los críticos no profe-

san las artes adivinatorias. Y los que lo

hacen, comenten el peor pecado y yatienen un hermoso círculo ganado en elvoraz y rojo infierno de Dante. Peropuedo parafrasear a Pier Paolo Pasoliniy decir que cada época tiene su policial.Y que el futuro nos dará, más por pre-potencia económica que como fruto delarte, policiales negros con una pisca deblanco. Pero de eso que hablen los quevienen.

© LA GACETA

Fabián Soberón – Novelista, crítico,periodista cultural. Profesor de Teoríay Estética del Cine en la EscuelaUniversitaria de Cine

“Mientras el crimen esté en alza,el género también lo estará”

El policial en el siglo XXI Fusión de negro y blanco