Cómo interpretar una radiografía de tórax

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Cómo interpretar una radiografía de tórax En primer lugar, antes de meternos a leer cualquier tipo de información clínica, debemos cerciorarnos de que la radiografía esté “bien hecha”: es decir, paciente bien colocado, en inspiración, centrada, con correcta penetración, y visualización de campos. Los datos técnicos son el punto de partida. a) ¿Qué tipo de proyección tenemos? Debemos determinar si es posteroanterior, anteroposterior, lateral, en decúbito, etc. b) Para comenzar la lectura clínica, lo ideal es empezar con una impresión global de la radiografía, es decir, echar un vistazo general y en conjunto a la placa, sin pararse a precisar detalles particulares. Nos iremos quedando con los datos de simetría, forma, tamaño, sexo del paciente, edad, o con cualquier dato que salte a la vista y nos llame la atención (por ejemplo, un marcapasos). A continuación, iniciaremos una lectura más precisa por aparatos, pasando a valorar las estructuras extrapulmonares: a) Tejidos blandos: mamas, pliegues cutáneos, etc. b) Esqueleto (revisar densidad ósea, posibles fracturas, asimetrías, el espacio articular, calcificaciones, simetría de las clavículas, las cinturas escapulares, contar el número de costillas, valorar las vértebras, los pedículos, etc). c) Mediastino: observar posibles ensanchamientos, masas, presencia de catéteres… d) Diafragma: teniendo en cuenta de que el diafragma derecho es un poco más alto que el izquierdo, valorar los senos costodiafragmáticos, las elevaciones patológicas, etc. e) Pleura: es una fina línea que delimita la pared torácica del contenido pulmonar. Normalmente no se aprecia sino está ensanchada u ocupada por líquido, gas o sólido. Los pulmones tienen una densidad que viene dada por los vasos y la presencia de aire. Echaremos un vistazo a las vías respiratorias (la tráquea, la carina y la división de los bronquios principales). Tras llevar a cabo una

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Cómo interpretar una radiografía de tórax

En primer lugar, antes de meternos a leer cualquier tipo de información clínica, debemos cerciorarnos de que la radiografía esté “bien hecha”: es decir, paciente bien colocado, en inspiración, centrada, con correcta penetración, y visualización de campos. Los datos técnicos son el punto de partida. 

a) ¿Qué tipo de proyección tenemos? Debemos determinar si es posteroanterior, anteroposterior, lateral, en decúbito, etc.

b) Para comenzar la lectura clínica, lo ideal es empezar con una impresión global de la radiografía, es decir, echar un vistazo general y en conjunto a la placa, sin pararse a precisar detalles particulares. Nos iremos quedando con los datos de simetría, forma, tamaño, sexo del paciente, edad, o con cualquier dato que salte a la vista y nos llame la atención (por ejemplo, un marcapasos).

 A continuación, iniciaremos una lectura más precisa por aparatos, pasando a valorar las estructuras extrapulmonares:

a) Tejidos blandos: mamas, pliegues cutáneos, etc.b) Esqueleto (revisar densidad ósea, posibles fracturas, asimetrías, el espacio articular,

calcificaciones, simetría de las clavículas, las cinturas escapulares, contar el número de costillas, valorar las vértebras, los pedículos, etc).

c) Mediastino: observar posibles ensanchamientos, masas, presencia de catéteres…d) Diafragma: teniendo en cuenta de que el diafragma derecho es un poco más alto que el izquierdo,

valorar los senos costodiafragmáticos, las elevaciones patológicas, etc.e) Pleura: es una fina línea que delimita la pared torácica del contenido pulmonar. Normalmente no se

aprecia sino está ensanchada u ocupada por líquido, gas o sólido. 

Los pulmones tienen una densidad que viene dada por los vasos y la presencia de aire.

Echaremos un vistazo a las vías respiratorias (la tráquea, la carina y la división de los bronquios principales).  Tras llevar a cabo una visualización global de los pulmones (descartando alteraciones de la densidad, del patrón vascular y del parénquima), nos fijaremos primero en la zona apical, por encima de las clavículas, comprobando asimetrías. Después, valoraremos la zona zona hiliar, su tamaño, situación y morfología (vascular). Descartaremos masas, adenopatías y aumento del tamaño de los vasos. Identificar los distintos lóbulos y cisuras pulmonares, tanto en la proyección AP como en la lateral.

 Para valorar la silueta cardíaca y los vasos, la radiografía se realizará en bipedestación y en inspiración forzada, ya que en decúbito y en espiración la silueta cardíaca puede parecer aumentada. Tendremos que fijarnos en el tamaño del corazón en general y sus cavidades por separado, descartando una posible cardiomegalia.

 

 El índice cardiotorácico (ICT) se calcula midiendo (en la proyección PA) desde la punta más distal izquierda (ápex) hasta la parte más externa de la sombra cardiaca derecha y se divide

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entre el diámetro torácico (distancia entre ambas costillas internas a nivel de la cúpula diafragmática derecha). Se considera un aumento de la silueta cardiaca si el índice cardiotorácico es mayor de 0,50.

 Puede existir crecimiento de una cavidad en particular, del corazón de forma global o un derrame pericárdico. No nos olvidemos de descartar lesiones ocupantes de espacio y la elongación de grandes vasos.

RESUMEN.- 

1. Aspectos técnicos, calidad, posición.2. Tejidos blandos3. Estructuras esqueléticas (pared y caja torácica, cintura escapular, cuello, columna vertebral)4. Mediastino5. Hilios6. Pulmones y pleura7. Silueta cardíaca y vasos