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50 Visítenos en: www.revista-mm.com DISEÑO “A horro”, es una palabra clave en la codianidad de las em- presas y es también uno de los propósitos principales de las mismas, gracias a esa estrecha relación que ene el término, con otros como “rentabilidad” y “ganancia”. En este sendo, la gesón del mínimo desperdicio para el diseño y fabricación de muebles, se ha postulado desde sus inicios –en la década de los años setenta– como una forma de planeación y racionalización de los recursos y los procesos de producción para evitar, principalmente, el desperdicio de materia prima, y generar en cambio, una serie de importantes ventajas derivadas de este manejo. Así, la estrategia, que analiza cada una de las fases de produc- ción, no sólo considera la planeación del diseño a parr de una correcta conceptualización y de una acertada elección de los materiales en candad y calidad para eliminar los riesgos de sobreproducción y re procesos; sino que también contempla aspectos relacionados con el rápido transporte, el fácil almace- namiento de mercancía y la opmización de inventarios, entre otros; lo que significa ahorros importantes de costos y empo para el fabricante y por ende, para el cliente final, que se refle- jan en el precio. Muebles Mínimo Desperdicio: Cuando Menos, es Más Alexandra Colorado Castro Periodista M&M Uso racional de los recursos, procesos productivos prácticos a través del aprovechamiento de equipos CNC, nuevas posibilidades de mercado para los tableros de partículas, novedosas configuraciones que retan diseñadores y seducen compradores; son algunas de las consideraciones que lleva implícito, el inexplorado proceso de fabricar muebles a partir del ‘Mínimo desperdicio’.

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“A horro”, es una palabra clave en la cotidianidad de las em-presas y es también uno de los propósitos principales de

las mismas, gracias a esa estrecha relación que tiene el término, con otros como “rentabilidad” y “ganancia”.

En este sentido, la gestión del mínimo desperdicio para el diseño y fabricación de muebles, se ha postulado desde sus inicios –en la década de los años setenta– como una forma de planeación y racionalización de los recursos y los procesos de producción para evitar, principalmente, el desperdicio de materia prima, y generar en cambio, una serie de importantes ventajas derivadas de este manejo.

Así, la estrategia, que analiza cada una de las fases de produc-ción, no sólo considera la planeación del diseño a partir de una correcta conceptualización y de una acertada elección de los materiales en cantidad y calidad para eliminar los riesgos de sobreproducción y re procesos; sino que también contempla aspectos relacionados con el rápido transporte, el fácil almace-namiento de mercancía y la optimización de inventarios, entre otros; lo que significa ahorros importantes de costos y tiempo para el fabricante y por ende, para el cliente final, que se refle-jan en el precio.

Muebles Mínimo Desperdicio: Cuando Menos, es Más

Alexandra Colorado CastroPeriodista M&M

Uso racional de los recursos, procesos productivos prácticos a través del aprovechamiento de equipos CNC, nuevas posibilidades de mercado para los tableros de partículas, novedosas configuraciones que retan diseñadores y seducen compradores; son algunas de las consideraciones que lleva implícito, el inexplorado proceso de fabricar muebles a partir del ‘Mínimo desperdicio’.

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Pero más allá de las características y requerimientos que implica para las empresas, adelantarla, y de las po-sibilidades de diseño que abre para ellas; la modalidad de producción bajo el concepto de mínimo desper-dicio sugiere además, unas dimen-siones mayores en cuanto a nuevos nichos de mercado y negocios, que tienen relación directa con el consu-mo y el uso de tableros –la materia prima fundamental para la fabrica-ción de los muebles de la línea– y la maquinaría empleada para la trans-formación del insumo.

Manejo del Concepto en la Industria ColombianaSegún explica el diseñador industrial, Jorge Montaña –uno de los promoto-res de la gestión ‘mínimo desperdi-cio’ para muebles, en Colombia– esta hizo su aparición a mediados de la década del 70 (1), de la mano del ar-quitecto Jaime Gutiérrez Lega –consi-derado por la academia y la industria como el padre del diseño nacional– quien desarrolló propuestas intere-santes a partir del aprovechamiento integral de las láminas de contracha-pado, el material más utilizado en la época.

Los suyos, se constituyeron en los primeros ejemplos de muebles de este tipo en el país. Tras la crisis eco-nómica que produjo la caída de la construcción en 1973, las empresas y la sociedad en general demandaban soluciones eficientes a bajos costos que incluían al segmento del mueble; por lo que Lega desarrolló una línea escolar –por solicitud del fabricante de tableros, Pizano S.A– destinada a jardines y guarderías infantiles ofi-ciales que representó un reto para el profesional y que resultó exitosa al punto de ser referencia para otros diseños y diseñadores.

“Aunque la tecnología del momento no hacia el costo de producción tan bajo, como lo deseaban autor y com-pañía –como si sucedió con otros diseñadores y empresas enfocados en la fabricación de muebles– varios proyectos entraron en producción con gran éxito”, explica Montaña.

El resultado fue una nueva alterna-tiva para obtener piezas de dimen-siones precisas, bajo una producción racionalizada; que exigía los aportes del diseño; que motivó proyectos constructivos aún vigentes como ‘Hágalo con Pizano’ −dirigido a la ela-boración de piezas y dispositivos a partir de láminas de contrachapado producidas por esta empresa−; y que ha llevado al desarrollo −junto a los RTA compuestos por piezas rectas− de muebles de componentes curvos que, realmente, representan un reto para la industria del mueble.

Específicamente, sobre este último as-pecto −la producción de muebles que incluyen piezas curvas− el paso hacia la tecnología Control Numérico Com-putarizado – CNC para el corte, di-mensionamiento y perforado, ha sido

determinante. Durante los años 70, de las máquinas básicas y monofuncio-nales, el sector evolucionó hacia com-plejos centros de mecanizado para obtener grandes series de muebles −equipos CNC, similares a “impresoras” que reproducen tridimensionalmente cualquier tipo de diseño, incluso aque-llos imposibles de obtener con los sis-temas tradicionales, que ahora inclu-yen curvas y calados− y que garantizan versatilidad y economía de procesos.

“Si las posibilidades que nos da el corte vertical ya son infinitas, las máquinas que trabajan en varias dimensiones −que ya están en Colombia desde su versión más simple hasta la más so-fisticada, pero que utilizan principal-mente las grandes empresas para su abastecimiento− permiten opciones inimaginables, cortes angulares con variadas perforaciones, hasta comple-jas tallas programables y ejecutables en pocos minutos”, asegura Montaña.

En este sentido, el reto principal está en que las Pymes −aprovechando la maquinaria existente y de la que se sirven los ya populares centros de servicio para ofrecer el corte,

Piezas prácticas, y alta calidad, así como procesos de producción ágiles y óptimos, son resultado de implementar las claves de la teoría ‘mínimo desperdicio’ en la industria mobiliaria.

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Estudiosos en el campo de los “mí-nimo desperdicio”, explican que las propuestas de muebles a partir de los tableros aglomerados han gana-do complejidad, durante los últimos años, gracias a la búsqueda casi que exclusiva de los diseñadores por romper la constante industrial de producir, únicamente, modelos de piezas rectas, producto de maquina-dos fáciles pero de pobre diseño.

Jorge Montaña, afirma al respecto que tras la modalidad de producción y producto “mínimo desperdicio” existe un promisorio negocio si ade-más de lo anotado, los fabricantes de muebles –sin importan su tamaño– trabajan en “personalizar” sus dise-ños, agregándoles valor a través de la incorporación de tapizados o impre-siones especiales, según los gustos expresos del cliente; aunque como

El Corte en los Mínimo Desperdicio

Si bien, el principio de los “cero” o “mínimo” desperdicio apunta, específicamente, al ma-yor aprovechamiento de los recursos; las nuevas tendencias en la materia proponen que éste abarque la totalidad –justificada– de la lámina y que cada parte resultante del dimensionamiento, presente dimensiones exactas, lo que sólo puede garantizar, un buen corte.

En este sentido, Montaña asegura que el proceso de seccionado de láminas para la variedad enunciada de muebles, ofrece al-gunas ventajas sensibles frente al de otros materiales pues, además de adelantarse con maquinaria CNC, también es posible con equipos menos sofisticados, en peque-ños o medianos talleres, lo que representa una oportunidad de servicios de y para la industria del mueble a mediana escala, sin contar que favorece, además, la generación de piezas exactas, precisas a la hora del en-samble, instalación de herrajes y tapicería.

Teniendo presentes los servicios de corte a menor escala, el diseñador aconseja tener en cuenta el grosor de la fresa (mínimo de 6.0 milímetros o una fresa de un cuarto); la profundidad del tablero (las fresas abarcan hasta 18.0 milímetros, si trabajan un table-ro de mayor grosor, requiere dos pasadas o el uso de una fresa de mayor resistencia y de mayor milimetraje); así como el tipo y la cantidad de curvas, caso en el que sugiere un servicio de corte altamente tecnificado. También aconseja contemplar el uso de má-quinas de corte láser cuya acción, práctica-mente, no tiene grosor y acepta cualquier calibre de lámina.

Entre los beneficios que representa el mo-delo de fabricación expuesto para el mue-blero y la contratación del servicios con cen-tros de mecanizado, está la optimización de los tiempos en el proceso de corte ya que, según Montaña, este servicio, si se trata de un trabajo básico, no demanda más de dos días, en cambio de los 10 o más que implica el mismo trabajo con otros servicios.

ranurado, calado, entre otros maqui-nados− también entren en la onda de la “sofisticación” de sus diseños, que pasen del uso de las plantillas a los centros de mecanizado y produz-can muebles con valor agregado –de formas “orgánicas” que, en muebles, son tan complejas como hermosas e innovadoras–, fieles a la racionaliza-ción de recursos, de manera fácil, y a precios competitivos.

Uso racional de los recursos disponibles, procesos productivos ágiles y eficaces, ahorro en los costos de producción, y por ende, bajos precios para el consumidor final, son algunos de los resultados que arroja la implementación del sistema ‘Mínimo desperdicio’ en muebles. Diseño: Jaime Gutiérrez Lega.

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en otros aspectos, deben evaluar primero el comporta-miento de material base: La madera y/o sus derivados.

Las Fortalezas y los Desaciertos La característica principal que distingue la fabricación, a partir del “mínimo desperdicio”, para el caso de muebles, es el aprovechamiento racional que puede lograrse de los tableros derivados de la madera, usados en su construc-ción. Conocer sus variedades, comportamientos y posibi-lidades, es fundamental para diseñadores y fabricantes de muebles.

• OSB – Oriented Strand Board

Es un tablero de tiras de madera orientadas en cuatro ca-pas que se contraponen para generar gran resistencia es-tructural, hecho que lo hace ideal para la fabricación de piezas que deban soportar flexión y esfuerzos en distin-tas direcciones, sin quebrarse. En el proceso de fabrica-ción más común los fabricantes utilizan resinas de fenol formaldehido, un producto con un excelente comporta-miento en ambientes con altos contenidos de humedad;

La silla plegable ‘Plaka’ del diseñador argentino Ricardo Blanco, quien la elaboró en tablero laminado, fue uno de los primeros muebles ‘mínimo desperdicio’ (1974), en América Latina. ‘Un diseño pionero, visionario para su época.

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sin embargo otros utilizan resinas de Urea formaldehido o MDI, según la aplicación del tablero.

Este producto tiene su anteceden-te, en 1971, con el tablero de ho-juelas; sin embargo la industria, aprovechando la contraposición de las capas de los Plywoods o contra-chapados, que le generan rigidez, fabrican los tableros OSB.

Por su estabilidad estructural, di-mensional y comportamiento ho-mogéneo, el uso principal de los tableros OSB se concentra en la fabricación de embalajes y siste-mas constructivos secos, pero en Colombia ha ganado un espacio importante en decoración. La in-dustria del mueble lo utiliza para la fabricación de armazones que requieren tapizado, aunque algu-nos diseñadores le han apostado a utilizarlo, desnudo y pintado para un acabado rústico atractivo. A ni-vel de comportamiento mecánico, frente a otros tableros, el OSB ha mostrado ser hasta tres veces más resistente que uno en MDF y cuatro veces más que uno en aglomerado. “Una lámina de OSB −material ex-celente para estructuras de sofás y poltronas− de 15 milímetros es equivalente a un contrachapado de 25 mm”, explica Jorge Montaña.

• MDF - Medium Density Fibreboard

Es un tablero aglomerado de fibras de madera unidas mediante el uso de resinas ureicas. Material uni-forme y homogéneo, de buena re-sistencia estructural y una textura fina que favorece la apariencia y el terminado de sus caras y cantos; lo que también facilita –con equipos de corte manuales o digitales– la obtención de partes curvas, lim-pias, sin astillas, y asegura piezas pulidas. Se trata de un tablero muy versátil –no estructural– para la ela-boración de cualquier tipo de mue-ble, que permite adelantar proce-sos como el grabado y que además facilita las labores de ruteado, ta-ladrado y pintado, en general. En

la lista, de menor a mayor precio, aparece después del aglomerado y el tablero de partículas.

• Aglomerado de Partículas PB o MDP

Es un tablero compuesto por par-tículas de madera unidas entre sí −mediante adhesivos ureicos que le proporcionan un buen compor-tamiento físico mecánico− forma-do por dos capas externas de par-tículas finas y una capa interna de partículas más gruesas Es también uno de los materiales más usados en la elaboración de muebles por su buena densidad y bajo peso, de allí que sea ideal, por ejemplo, para tapas de mesas. Vale destacar que en materia de acabados, aunque muchos fabricantes de muebles lo usan recubierto con películas deco-rativas de alta presión, melaminas, foils, chapas de madera natural o lo tapizan, ha crecido la tendencia de utilizarlo “desnudo”, pintado o lacado con su textura expuesta. A nivel de precios, aparece como el primero más económico, entre los tableros.

Aunque, en términos generales re-gistra buen desempeño en los ma-quinados, tiende a astillarse al ser cortado para obtener con él, piezas curvas complejas; a la vez que hace difícil la fase de pintura en sus can-tos; lo que exige el recubrimiento de sus perfiles, con tapacantos o pastas.

• Tablero Melamínico:

Es un tablero MDF o MDP recubier-to por una o ambas caras con pelí-culas decorativas impregnadas con resinas melamínicas que forman una sola estructura con el tablero. Es el tablero más utilizado en la in-dustria del mueble RTA por su ver-satilidad y buen comportamiento en procesos de maquinado. El mer-cado lo ofrece en diseños unico-lores o similares a la madera –con amplias posibilidades de texturas en su cara decorativa− y en varios tamaños y espesores; ideal para los programas de optimización, utiliza-dos por los fabricantes de muebles.

En general, los tableros facilitan al dise-ñador su trabajo creativo; le permiten

El mercado ofrece una variedad amplia de tableros para la producción de muebles mínimo desperdicio; la selección depende de la función que cumplirá en el mueble y los acabados deseados en el mismo.

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la planeación precisa del mueble sobre la lámina, y de la producción, bien al detal o en serie; obtener cortes jus-tos; lograr formas poco convencionales; obtener piezas óptimas en resistencia y estética, cumplir el propósito de utilizar la totalidad del material con un importante ahorro de recurso, dinero y tiempo; y lograr diseños imposibles con madera maciza.

Ampliando lo anterior, le ofrecen al fabricante de mue-bles, frente a las piezas de madera maciza –que aunque registran una justa estructura horizontal y buena flexibili-dad para trabajarla por partes y ser ensamblada–, la posi-bilidad de contar con un rango más amplio de medidas en ancho y largo, gracias al “armado” de nuevas piezas con el pegue de varias láminas, lo que representa mayores resis-tencias a los esfuerzos, mayores posibilidades de diseño y menor riesgo al quiebre y despegue que puede presentar la madera maciza, unida.

“Si un fabricante tiene, por ejemplo, un tablero MDF de 3.0 milímetros, con una capacidad de flexión aproximada de 350 Kl, puede doblar dichas propiedades si pega dos lámi-nas de las mismas características y obtener una pieza que

resista 600 o 700 kilos a la flexión, explica Jaime Giraldo, Asesor Técnico de Masisa Colombia S.A.

La fabricación de muebles mínimo desperdicio a partir de tableros reporta también, como ventaja, una menor exi-gencia del material –comparado con la madera maciza– a la hora de demandar tratamiento para evitar que se tuer-za, abra o se afecte por factores externos como la hume-dad o los insectos; y el maquinado con equipos de avan-zada que favorecen la precisión del dimensionado, de las medidas y una economía ‘transversal’ en el negocio.

La eliminación de reprocesos como el rectificado de piezas, el ahorro de tiempos por agilización del armado y ensam-ble −el sistema, sólo exige el corte y montaje de las piezas semi procesadas para obtener el mueble− y la reducción de materia prima a razón del corte digital –pues éste hace po-sible obtener los costados en una sola pieza, sin ensambles, con una notable riqueza formal y en un sólo proceso; ade-más del corte de telas para tapicería en las medidas exactas y requeridas según las partes en madera –son algunos de los factores asociados al uso de tecnología de corte, que favorecen el mencionado ahorro.

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Sin embargo, el aprovechamiento de las ventajas que brindan los tableros –en muebles mínimo desperdicio, o en cualquier otra aplicación– exige el conocimiento de sus propiedades mecánicas y físicas; al respecto Jaime Humberto Giraldo asegura que antes de usarlos, tanto diseñadores como el fabricante del mueble deben com-parar y evaluar los valores de resis-tencia, elasticidad, flexión, tracción, o humedad (ver tabla 1), propios de la madera y sus derivados para definir esfuerzos, comportamientos y resistencias, no solo del material sino de los elementos que integre el mueble.

“Conocer las propiedades del ma-terial no solo sirve para establecer comportamientos estructurales, tam-bién deja saber qué tablero ofrece una mayor fijación del tornillo, cuál presenta mayor capacidad de pe-gue, cuál muestra mejor estabilidad a los cambios climáticos o cuál, ma-yor resistencia a la fricción”, asegura Giraldo.

A nivel de precios y aunque pueden ser más costosos por llevar implí-citos procesos y materiales adicio-nales, los tableros parecen ofrecer a sus consumidores, cierta ventaja si se comparan con la madera ma-ciza, por cuanto los primeros, al ser fabricados con madera de especies de rápido crecimiento, provenir de

plantaciones y ofrecerse ya dimen-sionados, reducen, de los segundos, el costo que implica someterlos a procesos adicionales como la cose-cha, el serrado y el secado –entre otros– que encarecen su precio final; sin contar que en función del diseño pueden ser más versátiles.

En este punto también vale señalar que los precios entre variedades de tableros pueden cambiar o variar se-gún la rotación de los productos en el mercado o su origen –los tableros provenientes de China por ejemplo,

se comercializan en Colombia a pre-cios frente a los que difícilmente pueden competir las empresas lo-cales− lo que en ocasiones altera o invierte el orden regular de la tabla.

Otros aspectos que posicionan los tableros como recurso ideal para los cuidadosos y bien planeados muebles “mínimo desperdicio”, es su aceptación y reconocimiento, en el mercado local e internacional, como material ecológico; uno que hace parte de los llamados “produc-tos verdes”, sustentables, que pue-de ofrecerle a los consumidores de madera, excelentes calidades y un aspecto similar al de la madera ma-ciza y cuyo consumo puede reducir, sensiblemente, la presión sobre los bosques naturales.

Diferenciales que Marcan el FuturoVale señalar que en materia de telas para tapicería y sistemas de unión, los muebles ‘mínimo desperdicio’ pueden

Tabla 1. Glosario Básico

Módulo de resistencia:

Capacidad del tablero para resistir esfuerzos y fuerzas aplicadas sin romperse, deformarse permanente o deteriorarse; éste establece una relación entre las fuerzas aplicadas y los esfuerzos y desplaza-mientos inducidos por ellas.

Módulo de elasticidad MOE:

Capacidad de un mueble para soportar determinado peso sin que se deforme.

Flexión: Máxima capacidad de carga que tiene el material, y está relaciona-do con el módulo de resistencia.

Tracción:Es el comportamiento del tablero frente a la fijación de diferentes tipos de tornillos o sistemas de anclaje y se mide en cuanto al peso que puede soportar un tornillo en función del espesor del tablero.

‘Paola’, diseño de Jorge Montaña, es uno de los mejores ejemplos de muebles ‘mínimo desperdicio’, logrados a través del corte digital –de una lámina de triplex de 240 x 120−, que permite armar la estructura en pocos minutos.

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llegar a motivar alternativas que faci-litan a sus fabricantes la obtención de diseños exclusivos e interesantes, en cuanto a propuestas se trata.

En este sentido, los sistemas de unión suelen ser herrajes de unión o parte del mueble mismo; es decir, salientes, formas o configuraciones resultantes de cortes, en las lámi-nas, que comprenden al mueble y que se aseguran con pegantes y tornillos (éstos últimos no cumplen función estructural, solo mantienen las piezas unidas); el resultado son ensambles muchas veces “invisibles” −que simplifican el momento del en-samble y los acabados− y muebles estéticamente muy atractivos.

En materia del uso de telas para ta-picería, es frecuente que los diseña-dores de muebles “mínimo desperdi-cio”, le apuesten a diseños poco con-vencionales para dotar a sus piezas de personalidad y distinción; de he-cho, asegura Montaña, que muchos fabricantes de muebles acuden a fo-tógrafos, artistas y diseñadores texti-les para obtener − a precios razona-bles y gracias a la tecnología digital de impresión− recubrimientos mela-mínicos y telas exclusivas en textu-ras, grabados y colores llamativos.

Actualmente, asegura Montaña, la facultad que dan los “mínimo desper-dicio” a los diseñadores para destacar su trabajo a través de la inclusión de detalles –incluyendo los que pueden ser realizados sobre las láminas mis-mas, como grabados, molduras, cur-vas y calados– es una de las caracte-rísticas más notables de la línea, entre las muchas enunciadas en el presente texto, que le abren al paso del tiem-po, espacio para competir y, de cierta manera, desplazar la madera.

En este sentido, una de las tendencias generales a futuro en la fabricación de muebles nacional, parece apuntar a un incremento importante en la de-manda de tableros para este uso; de hecho, expertos en el tema afirman que algunos, con el tiempo, reempla-zarán sin remedio a la madera maciza porque progresivamente se acercan, en apariencia, a la madera natural y porque, como sucede con el OSB que –aunque presentan el mismo valor en materia de densidad– estructural-mente ha mostrado mejores compe-tencias que la madera maciza.

“El tema de reducir procesos, ape-nas cortar y montar un mueble de un material más económico, ya semi procesado y con buen diseño, debe

Fabricar muebles, a partir de tableros, que integren piezas curvas.

revolucionar el mercado medio, tal como sucedió con la revolución de las sillas plásticas que acabaron –a partir de la inyección y el retiro de la rebaba– con sus similares en tubo de PVC”, anuncia Montaña.

Cita

1) Otro de los precursores del mueble mínimo desperdicio en América Latina, fue el dise-ñador Ricardo Blanco quien, a mediados de los años setenta propuso la primera silla en multilaminado –materia que racionalizó y cortó, de forma milimétrica con ruteadora básica y siguiendo el contorno de una pla-tina doblada− galardonada en 1974 con el premio de ‘Arquitectura y Diseño’ en su país; que inspiró a muchos otros diseñadores del mundo y representó, realmente, un mueble de vanguardia, por adelantarse a su tiempo.

Fuentes

• Jaime Humberto Giraldo: Jefe de Producto, Masisa Colombia. [email protected]

• Jorge Montaña: Diseñador Industrial con pos-grado Italiano en Diseño de Muebles y Gestión de proyectos, CDI- CEE. Autor de varios pro-yectos de diseño de muebles y productos en-tre los que destacan el ‘Bus Halcón’ (Blue Bird, 1988) y la colección de muebles ‘Jangada’, premiada en varios concursos internaciona-les. Co-autor del libro ‘Aprendiendo como Lí-der’, un análisis del sistema italiano de diseño e investigación encargado por el SEBRAE-PE. Consultor y asesor de esta institución en los estados del Noreste, Centro y Sul del Brasil. In-vestigador y colaborador de diferentes publi-caciones internacionales. Editor-fundador del site de la Red Latinoamericana de Diseño; ex-perto en el tema de diseño participativo, área en la cual es consultor internacional (USAID, SEBRAE y SENA) con acciones comunitarias. Presidente de la Mesa Nacional de Diseño del Sena desde 2008 y director creativo de Duo Diseño desde 2004 –empresa especializada en diseño de interiores comerciales, diseño del mueble y proyectos de gestión de diseño–, además de consultor y capacitador para varias instituciones. www.rldiseno.com - www.jor-gemontana.com [email protected]

Fotografías

• Cortesía Jorge Montaña y Jaime Gutiérrez Lega.

• www.masisa.com - http://mocoloco.com - www.flickr.com - http://bebelfrancoamapin-tar.multiply.com

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