Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

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NOTA PRELIMINAR En las páginas que siguen se recogen algunos de los trabajos acerca de la evolución de la agri- cultura a medida que avanza el desarrollo del capi- talismo que representan las tendencias más signifi- cativas entre los estudiosos del tema. Esta colección de lecturas viene precedida de un estudio sobre las mismas que trata de: a) centrar, articular y evaluar el trabajo de los diversos autores en torno a una idea central, y b) presentar un intento de contrastación empfrica de los diversos análisis, en función de un estudio realizado sobre las explotaciones minifundistas de Guipúzcoa y Vizcaya. Se espera que esta amplia introduccián permita seguir con mayor precisión y facilidad los puntos más importantes de lo.c diversos trabajos, propor- cionando una visión de conjunto sobre el tema, en ocasiones diftcil de lograr con la lectura de tex- tos diseminados, escritos con frecuencia con motivaciones y ópticas diferentes. Una nota acerca de los trabajos reco,Qidos: -Karl Kautsky. - L n Cuf^aT^ic^rvAc^R^H^n. 1899. Editorial Laia Barcelona. 1974. F_ste trabajo supone un exhaustivo tratamiento del tema agrario, que necesita para su presenta- ción de SOD páginas, en su edición en castellano. ^

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Selección de Miren Etxezarreta. Ed.: Servicio de Publicaciones Agrarias, [Ministerio de Agricultura]

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NOTA PRELIMINAR

En las páginas que siguen se recogen algunosde los trabajos acerca de la evolución de la agri-cultura a medida que avanza el desarrollo del capi-talismo que representan las tendencias más signifi-cativas entre los estudiosos del tema.

Esta colección de lecturas viene precedida deun estudio sobre las mismas que trata de: a)centrar, articular y evaluar el trabajo de los diversosautores en torno a una idea central, y b) presentarun intento de contrastación empfrica de los diversosanálisis, en función de un estudio realizado sobre lasexplotaciones minifundistas de Guipúzcoa y Vizcaya.Se espera que esta amplia introduccián permitaseguir con mayor precisión y facilidad los puntosmás importantes de lo.c diversos trabajos, propor-cionando una visión de conjunto sobre el tema,en ocasiones diftcil de lograr con la lectura de tex-tos diseminados, escritos con frecuencia conmotivaciones y ópticas diferentes.

Una nota acerca de los trabajos reco,Qidos:

-Karl Kautsky. - L n Cuf^aT^ic^rvAc^R^H^n. 1899.Editorial Laia Barcelona. 1974.

F_ste trabajo supone un exhaustivo tratamientodel tema agrario, que necesita para su presenta-ción de SOD páginas, en su edición en castellano.

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Es evidente que no se trata de reproducir estaobra en su totalidad, Se ha realizado una selecciónde textos del mismo con el criterio de procurarque estos reflejen especialmente la opinión delautor respecto a la evolución del sector, dejandonecesariamente de lado múltiples aspectos de graninterés que el autor trata, Como casi siempre en estostrabajos, es necesario se^alar que un resumen de estetipo nunca podrá sustituir a la lectura de la obracompleta. Se ha ignorado toda la segunda parte dé.la obra que se refiere a1 Programa Agrario de laSocialdemocracia, no por la falta de interés delmismo, sino por estar menos dirigida al tema quenos ocupa. Otros aspectos recogidos lo han sidobrevemente, pues si bien un tratamiento completodel tema agrario hubiese llevado a prestarles unamayor atención, no se ha juzgado necesarioampliarlos para el aspecto concreto que deseamosestudiar, siempre teniendo en cuenta que se tratade mantener este trabajo dentro de unos limitesmanejables. Esto habrta de aplicarse especialmentea la breve atención concedida al importante temade la renta de suelo.

-C. Servohn.- L^ABSORTIONDF. L'ACRICULTURF. DANS

LF. MODF I)E PRODUCTION CAPITALISTE. L 'univers politiquedes paysans. A. Colin. Paris. 1972.

Fublicado en castellano, en la revista ZonaAbierta, n^ 12. Uno de los autores más representa-tivos de la tendencia a considerar las pequeítasexplotaciones como estructuras estables y perma-nentes, Este autvr tiene diversas publicacionessobre el mismo tema pero creemos que el articu-lo gue agui se presenta es uno de los que másclaramente refleja su opinión sobre la materia.

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-C, J. Lebosse et M. Ouisse. - ``L Es PoLITlc^ul^.sn' INTFGRATION nE L'AGRICULTURE AR"I'ISANAI,F AU MOUF. UE

hROnucT ► oN cANI^AIISTE. Economie rurale No 102-^0número, 1974.

Autores también de una tesis doctoral no pu-blicada ``La transformation de la sphere alimen-taire consecutive au processus de developpementdu capitalisme fran^ais ". Nantes 1972, de dondesurgen las principales ideas del arttculo que serecoge aquf.

-G.POSteI-Vtrlay, - LA RF.NTE FONCIF.RE DANS LE CA-

PITALISME AGRICOLE, DOCllmentS et recherches d'eC0-nomie et socialisme, 7, FranFois Maspero.

Aunque el libro de Postel-Vinay es de natura-leza más parcial que el de Kautsky, y más exclusi-vamente dirigido al tema que se estudia, por sueztensión, ha sido también necesario realizar unaselección de párrafos, de forma similar a la deaquel autor.

-J. LZSOVklJ. -I L RAPPORTO AGRICULTLJRA INDIISTRIA

NELLE COND17.IONE? DELLO SVILUPPO nEL CAPITA[.ISMO • Agrt-

coltura y sviluppo del capitalismo. Ediciones Riu-niti. Roma 1973, traducción de Carmen Artal,

Proporciona una importante visión de las es-trechas relaciones entre los sectores agrtcola eindustrial y las formas de absorción del primeropor la industria.

-J, Cavailhes. - L'ANAl.vsl^_ t.FNlwsrH DI^: I A nt^sc(^n,i-,Nc)si^ IOti nr I A hA^-snNNl^RII^ Critiques d economie poli-

tique. N.° 23 FranFois Maspero.Una interpretación distinta a la opinión habi-

tualmente atribuida a Lenin de la cuestión agraria.

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La traducción de este arttculo y los derechosde publicación del mismo, nos han sido cedidosamablemente por la Editorial Fontamara, de Bar-celona, quien prepara una edición de este y otrostrabajos sobre temas agrícolas para una fecha pos-terior.

Como todas las selecciones -de trabajos y depárrafos- esta es arbitraria, y solamente el lectorpodrá juxgar si las aportaciones parciales aqut pre-sentadas le proporcionan una guta adecuada parauna visión de conjunto de este tema, que, a pesarde la disminución cuantitativa de la importanciarelativa de la agricultura en la moderna sociedad,es todavta una importanttsima esfera de la activi-dad económica, fuente, como es bien sabido, demúltiples problemas.

Finalmente, quiero agradecer a los autores delos articulos recogidos, y a las editoriales que hanpublicado las obras mencionadas, su autorixaciónpara la presentación de estos trabajos en estevólumen. También a la editorial Fontamara guedisponfa de los derechos de publicación en caste-llano del arttculo de Cavailhes y proporcionó,además, la traducción del mismo.

Miren EtxezarretaBarcelona, 1978

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Miren Etxezarreta

La evoluciónde la agricultura campesina

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Las tendencias de la evolución de la agricultura a medida queel capitalismo se desarrolla han sido larga y ampliamente discuti-das. En este trabajo pretendemos, tras una somera revisión de lasprincipales líneas teóricas propugnadas al respecto, ilustrar laevolución de la agricultura en un contexto altamente industriali-zado, en un país y en un período en que se experimenta unintenso desarrollo capitalista 1. A este efecto resumiremos untrabajo recientemente realizado sobre la agricultura de una partede Euskadi. El análisis de la evolución de la agricultura euskalduny sus probables líneas de desarrollo futuro, podrían ayudarnos aentender un poco más las transformaciones que la agriculturaexperimenta a medida que avanza eI desarrollo capitalista y laindustrialización z del entorno en que aquélla está situada.

Comencemos con una precisión : Se ha escrito muchísimosobre el papel de la agricultura en el desarrollo económico. Lostrabajos y modelos de A. Lewis, C. Ranis y J. Fei, B. Johnston yJ. Mellor3 son quizá los más conocidos entre la arnplísimaliteratura al respecto. En España disponemos de los recientes

( 1) Si hien etite deserrollo del capitalismo en España puede considerarse todavía

limitado en relacirin con los niveles alcanzados por los países más desarroilados,

no puede neKarse su importancia e intensidad respecto a la situación del propio

paí s.

(2) No dehe ikualarse desarrollo capitalista a industrialización. Conceptualmentepuede darse un desarrollo que no implique necesariamente una industrialización.Sin embarRo, en la mayoría de las experiencias históricas, el desarrollo ha supues-to una industrializacitín creciente.

(i) A. Lewis. 1_u lenrra de! de.currollo ec'ondmicn.

G. Ranís and J. Fei. A TbcorV n( 6corromrc Det^elo^mettt. American EconomicRevieH^, vol. 51, Spt 1961 .

H. Johnston and J. Mel}or. Journal of Farm Economics. Publicado en español

en Lu Ernnnmiu en 1<)(^1, de Pedro Mayor Mayor, Aguilar.

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trabajos de Naredo '+. Dado que en los países pobres la princi-

pal, v en ocasiones casi exclusi^•a, acticidad económica consiste

en la agricultura, se ha estudiado con gran detalle la posible

aportación que el sector agrícola podía realizar para facilitar el

desarrollo econcímico del país. Se ha analizado la imperiosa nece-

sidad de que la aKricultura suministrase los productos alimenti-

cios, la mano de obra, los capitales y el mercado necesarios para

una incipiente industrialización. Se cuenta también con la agricul-

tura como elemento fundamental para proporcionar, con sus ex-

portaciones, las divisas necesarias para las importaciones requeri-

das por el proceso de industrialización. La agricultura es el sector

suministrador de inputs y absorbente de outputs en los países poco

desarrollados. E1 desarrollo industrial puede sufrir frenos de consi-

deración si la agricultura no cumple su función. Una eficiente

utilización de la agricultura para cuhrir estas funciones puede

suponer uno de los elementos claves para lograr un importante

desarrollo industrial, como se considera, por ejemplo, en el caso

del Japón.

Este tipo dc análisis no considera, en general, las transforma•.ones internas que el sector agrícola experimenta en el proceso5 .Estos modelos establecen una relación unidireccional que igno-ra toda influencia mutua entre los sectores, tratándolos comoentidades autónomas y separadas, o, más exactamente, conside-rando a la agricultura como mero suministrador de los elementosnecesarios para el desarrollo industrial. No se estudian las trans-formaciones que este sector "nodriza" puede sufrir en el proceso.

No entraremos ahora en la consideración de este tipo demodelos. Es posible que cumplan una función de interés cuandoson utilizados para analizar cierto tipo de problemas, como, porejemplo, cuando se trata de estudiar las medidas que pyedeninducir el desarrollo económico de los países subdesarrollados.Unicamente queremos precisar que no es a este tipo de análisis al

(4) J. Naredo. La evolucibn de la a,yricultura en Españu. Editorial Esrela 1971 y1974.

J. Naredo-I-eguina y otros. La aRricLltura en e! desarrollo capitalista espadnl. SiRlo XXI, 1975.

(5) EI modelo de Ranis y Fei puede considerarse que da los primeros pasos enesta dirección, pero incluso su tratamiento de tales aspectos es excesivamentemacroeconómico y limitado.

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que vamos a referirnos. A1 contrario, el objetivo de este trabajo esexplícitamente, el estudio de la evolución del sector agrícola amedida que avanza el desarrollo capitalista de la formación socialen que aquella está situada. El papel de la agricultura comosuministradora de inputs será subsumido, incorporado a éste aná-lisis. Nos interesa an^lizar las formas de articulación del sectoragrícola con el resto de la actividad económica, las transformacio-nes que en el proceso vaya experimentando su estructura, yevaluar las posibles líneas de su desarrollo futuro. La agriculturano será considerada para este propósito como un mero suminis-trador de inputs, sino como un sector que necesariamente tieneque ir adaptándose a una realidad cambiante, en un continuoproceso dialéctico. Trataremos de estudiar la transformación agrí-cola a medida que ha ido avanzando el desarrollo económico en elcontexto eSpecífico de dos provincias de Euskadi situadas en elEstado español (Guipuzcoa y Vizcaya), sin duda alguna provinciasentre las más industrializadas del Estado y que cuentan con unsector agrícola-ganadero intensamente minifundista.

EL MARCO TEORICO

K. Kautsky

Es necesario referirse a K. Kautsky como el exponente máscaracterizado de la teoría marxista sobre la evolución prevista parala agricultura a medida que avanza el capitalismo y este modo deproducción va absorbiendo sucesivamente todas las esferas de laactividad económica^^ . Recogiendo el pensamiento al respectode Marx y Engels, sistematiza el tratamiento sobre la evolucióndel sector agrícola como base para el programa agrario de lasocial democracia. En este trabajo surge su bien conocida tesisde que, principalmente a causa del aumento de eficiencia quepermite la técnica moderna, por las economías de escala posibles

(6) No incluiremos en este trabajo las tesis de Chayanov ya que nos parecen

enfocadas a analizar el problema de la evolución deI campesinado desde una ópticay unos objetivos diferentes.

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con los nuevos medios v conocimientos de producción, las peque-ñas explotaciones familiares, artesanales, desaparccerán para darpaso a grandes explotaciones agrícolas capitalistas, industrializa-das: "con propiedad privada de la tierra, personal asalariado yvertidas a ta produccicín capitalista de mercancías. La explotaciónagrícola moderna es, pues, una explotación capitalista, en la quese encuentran los caracteres distintivos de este modo de produc-ción, aunyue en formas particulares" ``La prosperidad de laagricultura y la persistencia de los modos de economía campesinason dos conceptos que se excluyen uno a otro en el modo deproducción capitalista desarrollado"^ .

Kautsky, sin embargo, consciente de que este proceso suponeuna larga evolución y de que pueden producirse muchos fenó-menos intermedios que retardarán considerablemente la transfor-mación por él prevista, llega a la conclusión de que el desarrollo dela agricultura no llevaba en línea recta al retroceso de la pequeñaexplotación en bcneficio de la grande, sino que este retrocesodependería de las circunstancias, por las que la tendencia de am-pliación de la empresa agrícola puede ser frenada e incluso inverti-da. "Aquí haremos constar simplemente que este carácter particu-lar del suelo bajo el régimen de propiedad privada en todos los paí-ses de pequeña explotación es un fuerte obstáculo para el desarrollode la krande, por superior que ésta pueda ser, obstáculo desconoci-do en la industria"^ , y"De ahí que vayan disminuyendo lasgrandes propiedades de las provincias del Este y del Elba, y aparezcan en su vecindad pequeñas explotaciones agrícolas, no porque és-tas sean mejores que las grandes, sino porque las propiedadcs terri-toriales estahan destinadas hasta ahora a las exigencias del cultivoextensivo"^ "Otras tendencias opuestas se han desarrolladoque debemos estudiar a fondo y que operan en sentido contrario ala concentración de la propiedad agraria parcelada" t t^ .

Una lectura atenta de Kautsky permite señalar que, quizá, másque propugnar una transformación unidireccional de las pequeñasexplotaciones agrarias en grandes explotaciones capitalistas, Kauts-ky concibe la dinámica de la agricultura bajo el capitalismo como

(7) Ob. cit. páR. G3(8) Ob. cit. pág. 155(9) Ob, cit. pág. 160(10) Ob. cit. pág. ll3

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una serie de ^;randes ciclos de concentración y de fraccionamientoen los que la situación previa, la tendencia dominante, se invertirácuando la concentración o el fraccionamiento rebasen ciertos lími-tes, si bien la tendencia última consista en la concentración.Kautsky recoge en su libro, apoyándola, la siguiente cita deMarx :"La concentración de la propiedad territorial inglesa haarrojado del campo generaciones enteras de la población. La mis-ma concentración, a la que el impuesto sobre el capital debeciertamente contribuir, precipitaría la ruina de los campesinos,llevaría a éstos, en Francia, a las ciudades, haciendo inevitable larevolución. Por más que en Francia haya comenzado el procesoinverso del 'fraccionamiento a la concentración, la gran propiedadaKraria vuelve a pasos agiKantados al fraccionamiento precedentey prueba así de manera indiscutible que la agricultura debe mo-verse continuamente en este ciclo de concentración y fracciona-miento de la tierra, en tanto en cuanto subsistan en general lasrelaciones burguesas 1 1 .

Pueden destacarse dos grupos de elementos que siKnifican latendencia contraria a la concentración de Kauisky. Por una parte,se encuentran los yue señalaríamos como elementos "retardado-res del proceso", tal como la propiedad privada de la tierra, lasexigencias de cambio de cultivos, etc, que son señalados en lascitas que hemos recogido más arriba así como la conveniencia delas clases dominantes de mantener una fuerza social profunda-mente conservadora como la constituida por el pequeño y mediocampesino, que menciona en otro luKar; y por otra parte, loselementos "inversores" de la tendencia a la concentración,cuar.do el gran propietario territorial no encontrará brazos paralabrar su tierra por haber forzado a los pequeños campesinos aabandonar la tierra que cultivaban y buscar refugio en las ciuda-des. "Cuando la pequeña explotación va desapareciendo, la gran-de da inRresos cada vez menores y empieza también a retroceder.Este fenómeno que puede verse en muchas regiones ha hechoanunciar a varios teóricos agrícolas de reputación ``el fin próximode la gran explotación agrícola". Pero esto es lo mismo quearrojar a la calle los niños junto con el agua sucia del baño. Enmuchos casos la falta de brazos es ciertamente la causa del retro-

(11) K. Marx, citado por Kaustsky en la pág. 173 de su obra

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ceso de la ^;ran explotación en beneficio de ]a pequeña, ya sea enel sentido de que el gran rerrateniente divide una parte de supropiedad en parcelas que vende o arrienda a pequeños agriculto-res, ya sea en el que grandes propiedades enteras sean vendidaslihremente o subastadas divididas en pequeñas propiedades"12.

Kautsky considera que si la pequeña explotación sohrevive noes porque sea capaz de enfrentarse a la competencia con la granexplotación, sino porque aquélla se convierte en complementariacon ésta. Son los intereses de los grandes propietarios territorialeslos que indicarán la conveniencia de sostener las pequeñas explo-taciones de las que podrán nutrirse en sus necesidades de fuerza detrabajo y disponer de algunos de su excedentes: "E1 gran propie-tario territorial consixue los mayores beneficios brutos y netos,cuando en torno a él huy una /eRión de pequeños y medianospropietarios que le vbustecen de ĵuerza de trabajo y adquieren elexcedente de sus productos.

De todo csto se desprende que no hay que suponer que laexplotación en pequeña escala tienda a desaparecer en la sociedadmoderna, siendo reemplazada por la gran propiedad. Hemos vistoque donde se ha extralimitado la concentración de la pequeñapropiedad, sobreviene la tendencia a la división del suelo, intervi-niendo el Estado y los terratenientes cuando ésta tropieza conobstáculos kraves.

Precisamente estas tendencias de la gran propiedad demues-tran que nada es más absurdo que suponer que si perdura lapequeña explotación es porque es capaz de sostener la competen-cia de la gran explotación y de tener importancia como vendedorade productos que la grande produce al lado de ella... ``En esteestado de cosas ambas explotaciones no se excluyen en agricultu-ra, sino que conviven como el capitalista y el proletario; aunqueel pequeño campesino adquiere cada vez más el carácter de esteúltimo"13. El autor puede entender la convivencia de las gran-des y pequeñas explotaciones, pero simultáneamente indica, sinlugar a dudas, que esto irá conduciendo a la proletarización de loscampesinos.

Podríamos resumir la tesis de Kautsky señalando que éste pro-

(12) Ob. cit. pág. 172(13) Kautsky. ob. cit. pág. 175. Los subrayados soo de Kautsky

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pugna la tendencia a la gran explotación a medida que avanza elcapitalismo, tendencia que puede ser retardada por diversos ele-mentos. Simultáneamente, mientras subsista la pequeña explota-ción, esto será debido a haberse convertido en un elementocomplementario de la gran explotación capitalista, para proporcio-narle la fuerza de trabajo necesaria y absorber parte de sus exce-dentes de producción. La pervivencia de la pequeña explotaciónsolamente puede ser visualizada por este autor en función total-mente subordinada a las necesidades y conveniencia de las gran-des explotaciones que constituirán la forma de producción autóno-ma y dominante del sector. "... la pequeña explotación, en sudecadencia, sigue un proceso muy complicado donde se entrecru-zan tendencias contrarias que dificultan y retrasan (la concentra-ción) pareciendo, aquí y allá, que la modifican en sentido contrariopero que, en realidad, no pueden detenerla"^ 4.

Sin embargo, en el cuarto final del siglo XX, existen todavíaen gran número las explotaciones familiares campesinas en lospaíses de capitalismo altamente desarrollado. Las pequeñas explo-taciones han sobrevivido un siglo. Basándose en esta realidadevidente, surge la polémíca en torno a la tesis de Kautsky, asícomo la búsqueda de explicaciones alternativas que justifiquen lapervivencia de la pequeña explotación campesina en el capitalismo.

Para exponer los argumentos de los autores más representativosde esta línea resumiremos a continuación algunos de sus trabajos.Recogeremos principalmente los puntos de vista de Servolin yPostel-Vinay, mencionando también las tesis de Lebossé y Ouis-se, en las obras que indicamos en la bibliografía.

Servolin, Postel-Vinay, y I.eboasé/Outsse

La existencia de pequeñas explotaciones en los países en losque el capitalismo está más desarrollado prueba que ``algo no hafuncionado" en las previsiones de Kautsky. La desaparición de lapequeña explotación y su sustitución por grandes explotaciones noes la forma "clásica" del desarrollo del capitalismo en la agricul-tura sino que se producen otras formas de absorción del sector

(14) Kautsky, citado por Servolin, pág. 215 de la edición francesa

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agrícola por el capitalismo. EI capitalismo irá incorporado a suesfera, impregnando totalmente las formas de producción agrícola,por medios distintos a los que Kautsky preconizaba. '`El fin delsiglo XX no está marcado por la generalización de la vía "clásica"de desarrollo del capitalismo en la agricultura, sino más bien alcontrario por la intensificación general del sector de la pequeñaexplotación"15. "Se puede hablar de diferentes modalidades deabsorción de la agricultura por el capitalismo"1 ^^.

Según estos autores la supervivencia de la pequeña explotaciónse debe principalmente a los siguientes factores:

1.- l_.a superioridad técnica de las grandes explotaciones no esni remotamente tan elevada como Kautsky preconizaba. Enopinión de Servolin, por ejemplo, los principales avances tecnoló-gicos absorbibles por el sector agrícola son tan fácilmente adapta-bles a la pequeña como a la gran explotación. Mejoras en losabonos, las simientes, la genética y la alimentación animal son,para él, fácilmente incorporables a la pequeña explotación, mien-tras que los avances de la maquinaria o instalaciones, que requie-re la gran explotación para su utilización eficiente, son menosimportantes para la elevación de la productividad agrícola y losaumentos en eficiencia logrados en las modernas explotaciones.Añade, además, "que las características particulares del trabajoakrícola no permiten más que un débil grado de cooperacióncompleja y de división del trabajo"1 ^. Posiel-Vinay, por suparte sin precisar las razones que le Ilevan a considerarlo así,admite también la falta de superioridad técnica de las grandesexplotaciones "La gran explotación capitalista no tiene, portanto, respecto a otros tipos de explotaciones, ni una "superiori-dad" dccisiva ni el lugar de rontacto para hacerla prevaler"1 R.

?.- Esta limitación de la superioridad técnica de la gran explo-tación, Servolin la basa esencialmente en la "especifidad delproceso de producción agrícola". Por una parte, considera comohemos señalado más arriba que los avances técnicos principa-les son absorbibles por la grande como por la pequeña explotacióny, por otra, que "... los diversos procesos de trabajo agrícola no

(15) Postel-Vinay pág. 154(1G) Postel-Vinay Introducción(17) Servolin, pág. 45(l8) Postel-Vinay, pág. 154

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se prc•stan más que muy débilmente a la manufactura. A pesar dela aplicación de la ciencia a las técnicas a^ronómicas, los procesosde trabajo en materia de producción vegetal, para no decir nadade la kanadería, conservan los caracteres que les hacen todavíamás propios para tomar la forma industrial manufacturera: lasdiversas operaciones de la producción no pueden realizarse simul-táneamente ya que están sometidas a los ritmos bialógicos de lavegetación. Su ejecución es delicada y exige todavía de una granparte de la mano de obra, la posesión de un oficio. Así, lasposibilidades de división del trabajo y de cooperación compleja sonmuy débilrs" 1 `%.

Más adelante señalará: "Si se admite que el proceso de traba-jo no se presta a la división del trabajo y que exi^e la pasesión deun "oficio" se debe concluir que solamente puede ejercerse deforma individual. Su dimensión "óptima" corresponde, por tanto,al número máximo de animales que un hombre (ayudado por untrabajador a tiempo parcial para ciertas operaciones periódicas)puede ocuparse en buenas condiciones. Toda explotación ganaderaque sobrepase esta dimensión no representa más que la yuxtaposi-ción pura y simple del proceso de trabajo individual, y la produc-tividad por animal no es por tanto más alta, a nivel técnico igual,que en una explotación individual bien Ilevada"z^l.

3.- Las dificultades de la concentración se ven también agudi-radas por el alto precío de la tíerra. AI ser ésta un elementolimitado, necesario al campesino para su superviviencia, tiende apresentar un precia de mercado superior a la capitalización de surentabilidad estrictamente económica. Tal precio "hace casi

(19) Servolin, páx. 49(20) No es nuestra intención hacer aquí la crí[ica de las arRumentaciones que

presentamos, sino yue estas nos sirvan de base para una constrastacián empírica.A pesar dc ello no podemns dejar de señalar que el párrafo que citamos reflejaexclusivamente una afirmación y una ^reencra de su autor, sin que en ningunaparte presente una prueba de la misma. Su afirmación se basa en dar porbueno un aspecto anteriormente presentado: "Si se admite..." que tampoco ha

sido debidamente fundamentado. La mera repetición afirmativa no nos parecesuficiente para fundamentar una aspecto polémico y en el yue basara esencialmentetoda su arRumentación. Además, ^qué quiere decir a"nivel técnico igual?"Evidentemente a nivel técnico igual la productividad será iKual. Lo que se trata deobservar es si se puedr alcanzar en la peyueña y en la Kran explotación ese "niveltécnico igual"

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imposihle la concentración de tierras en ^;randes explotaciones,que es la condicicín de la producción aKrícola capitalista de formatradicional"' ^. "El hecho es que el régimen actual de lapropiedad de la tíerra constituye un obstáculo casi absoluto a unaconcentración generalizada de la explotación"-". Uniendo aéste los elementos señalados en el punto anterior, Servolin con-cluye que: "la conservación de la pequeña produccíón mercantilresulta de condiciones totalmente prerisas e imperativas en parti-cular de la "doble barrera" que la propiedad privada de la tierray la especificidad del proceso de trabajo en la agricultura oponen ala penetración directa del capitalismo en la producción agrícola"' j.

4.- No pueden estos autores ignorar c^tro elemento de impor-tancia crucial en el mantenimiento de las pequeñas explotacíones:El Estado. Y así Servolin señala que han existido razones políticasque han llevado a los estados a sostener a las pequeñas explotacio-nes medíante el proteccionismo y otros apoyos oficiales. Hacíafines del siglo XIX, en Francia, por ejemplo: "La gran explota-dón había decepcionado. Ya no atraía a los capitalistas. Por otraparte, su generalización hubiera presentado un gran peligro políti-co. La elección de la política de protección para la pequeñaexplotación, por los poderes públicos, el contrato de apoyo mutuorealizado entre las cíases dirigentes y el pequeño campesinado eraperfectamente lógico"^`+. Postel-Vinay, aunque considera queel proteccionismo es impulsado por los intereses, y la debilidad,de las grandes explotaciones, acepta también las razones políticasde apoyo a las pequeñas explotaciones ``Respecto al sector agríco-la estos rápidos progresos (hacia la gran explotación y su industrialización) se detienen en la Comuna, y el maltusianismo bienconocido de la burguesía francesa aparece entonces. Después deeste gran miedo, ésta decide anular o retrasar fuertemente eldesarrollo de su propio modelo de producción, anulando o frenandofuertemente la expropiación de los campesinos pobres. La alianzacon el campesinado se convierte en una orientación privilegiadade su política. El "subdesarrollo" del capitalismo en este caso,

(21) Scrvolin, pág. 52(22) Servolin, páR. 65(23) Servolin, pág. G6(24) Servolin, pág. 46

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ha sido libremente elegido"z 5. "Mientras que una política delaisser faire ^onduciría drrectamente el capitalismo a,grurro... elEstado busca el mantener un artesanado agrícola, si bien unartesanado nuevo"Z^^.

S.- Probablemente el punto más interesante, en nuestraopinión, de la argumentación de estos autores, más explícita yelaborada en Servolin, y Lebossé-Ouisse que en Postel-Vinay,reside en el aspecto siguiente : la pequeña explotación puedeafrontar las crisis agrícolas y la competencia de las explotacionescapitalistas merced al carácter no empresarial de aquéllas, graciasa su carácter de pequeña producción mercantil. Según esto, elpequeño explotador individual busca únicamente una remunera-ción a su trabajo "sin preocuparse de la renta o de la tasa de bene-ficio"2 7. De acuerdo con el modo de producción mercantil "elobjetivo de la producción no es la puesta en valor de un capital y laobtención de un beneficio, sino la subsistencia del trabajador y sufamilia, y la reproducción de los medios de producción necesariospara asegurarla". "La rentabilidad del capital del agricultor no esel elemento determinante de su mantenimiento o retirada de laexplotación. Esto es debido a que el agricultor posee los medios deproducción necesarios para ejercer su oficio y no un capital a labúsqueda de la mayor tasa de beneficio"2 ^. Dispuesto a acep-tar una remuneración total por su producto menor de la granexplotación, lógicamente el campesino se halla en condiciones deafrontar la competencia que aquella presenta. ``Se puede conduirque, en una agricultura de pequeña producción mercantil, losprecios son menos elevados de lo que serían si la producción sehiciese en condiciones del capitalismo. Para que fuese de otromodo sería preciso que el modo de producción capitalista estuvie-se en condiciones de provocar una "revolución" en el valor porla aplicación de técnicas de producción radicalmente inaccesibles a

(25) Postel-Vinay, páK. 155 15h(26) Lebossé/Ouisse, pág. 15. El subrayado es nuestro(27) De nuevo detectamos aquí cierta incoherencia lógica en el arf;umento de

estos autores. Si el primero de los puntos que hemos indicado -comparableeficiencia técnica de las pequeñas p Rrandes explotaciones- es real, no se entiendela necesidad de que aquella tenKa que renunciar a la renta y al beneficio parapoder competir con esta.

(28) Servolin, páK. 51 y Lebossé/Ouisse páK. 4

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la pequeña explotación"-"^. Y ya sabemos que Servolin noconsidera que esta situación vaya a producirse. "Así, la produc-ción aKrícola donde predomina la pequeña producción mescantilopone una doble barrera a la penetración de la producción capita-lista. Primero, la propiedad privada de la tierra... Después, elnivel de precios de mercado que no puede aseKurar un beneficiomedio a un productor capitalista incluso poseyendo una producti-vidad del trabajo superior a la del pequeño productor3^1. "Enfin, frente al mercado, la "superioridad" de las ^randes Kranjascapitalistas está todavía disminuida por la exiKencia de un benefi-cio medio y re^ular, exi^;encia que no presenta la pequeña pro-ducción mercantil"i 1 .

También Lebossé y Ouisse participan de esta opinión :"Elobjetívo perseguido por el akricultor artesano: trabaja para subve-nir a sus necesidades y su producto debe Rlobalmente cubrir susnecesidades ínmediatas y los avances que le permitan continuar suactividad como trabajador independiente... No busca, en si, elenriquecimiento por el cambio: este cambio es para él un medio yno un fin... E1 agricultor-artesano aceptará el producir a precíosde mercado inferiores a sus costos de producción calculados deforma de los empresarios capitalistas. De hecho, este fenómeno delos precios asegurará la realización de una transferencia de plusva-lía"...3^.

Basándonos en los puntos que acabamos de señalar estos auto-res concluirán que, "... En la agricultura de los países occidentalesentre 1880 y 1950 el estancamiento de las fuerzas productivas, poruna parte, la influencia de los factores políticos e ideolóxicospor otra, han contrabalanceado la tendencia a la disolución dela pequeña explotación mercantit aArícola"; 3. El proceso deabsorción de la producción agrícola por el capitalismo "no serealizará, por lo menos en los próximos decenios, por la disolu-ción de la pequeña producción mercantil, sino al contrario, tomará la forma de una nueva reestructuración de ésta v de las

(29) Servolin, pág. 54(30) Servolin, pág. 55(31) Postal-Vinay, páK. 153(il) Lebossé-Ouissc, pák. 147 14R-UI(33) Servolin, pák. 71

^^

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modalidades de su coexistencia con el modo de producción capita-lista"^ •^ .

Comienza entonces en Europa del Oeste, bajo la é^ida de unapolítica agrícola proteccionista, un larKo período de coexistenciade la akricultura capitalista y de la akricultura de la pequeñaproducción mercantil. Será, por tanto, necesario, buscar en otraslíneas de análisis '` cómo las pequeñas explotaciones se han adap-tado a las exiKencias del capitalismo y de determinar en qué elmodo de producción que ellas representan ha sido afectado"3 S,porque, "después de lo que hemos expuesto no podemos mantenerla explicación tradicional que atribuye precisamente esta evolu-ción a la competencia de la producción agrícola capitalista"3^^.

Para Postel-Vinay la formación de ^randes explotaciones es

únicamente una forma específica de la absorción por el capitalis-

mo de la esfera akricola, que ha tenido lu^ar en una determinadomomento histórico pero que no supone un proceso Reneralizable,

universal y único. Su libro consiste precisamente en la exposición

de esta especifidad del proceso de transformación de la af;riculturaen las condiciones concretas de la re^;ion francesa del Soissonnais,

mediante un amplio estudio histórico dividido en cuatro etapasque se inician en los siRlos XV y XVI y terminan en nuestrosdías. En esta re^ión, seKún el autor, la articulación del modo deproducción feudal con el modo de producción capitalista produce

como resultado la gran empresa capitalista, cuyas característicasestán determinadas por el modo sinXular de combinación de estasdos relaciones de producción, comhinación que ella misma se

modifica por etapas. "Estas ^;randes explotaciones capitalistas nose han formado por un proceso de concentración en el seno deunidades de producción mercantil en competencia, sino por la

transformación, a causa de las contradicciones del modo de pro-

ducción anterior, de las grandes unidades de producción que hanlokrado un beneficio de cierta combinación de relaciones de pro-

ducción existentes; ellas mantienen, en contrapartida, una formaparticular de capitalismo, que conservan una serie de riesgos

atípicos en el interior del capitalismo dominante"3 ^.``Por tanto,

(i4) Servolin, páK. 51(35) Servolin, páK. 55(36) Postel-Vinay, páK. 250(37) Posrel^ Vinay, pág. 25(1

25

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hay que señalar la impropiedad, o por lo menos la ambigiiedad dela concepción de la economía política que veía en estas grandesxranjas la vía "clásica" del desarrollo del capitalismo en la agri-cultura... Si se considera que esta forma de capitalismo en laagricultura es "clásica" en cuanto que representaría la formaideal y acabada de este modo de producción en la esfera agrícola yque, por tanto, sería un modelo que seguiría más o menosdirectamente este modo de prod^^cción en el proceso por el cual seabsorbe la agricultura, entonces se hace una representación pro-fundamente impropia " 3 R .

Postel-Vinav no continua estudiando las nuevas formas en lasque se producirá la inserción del capitalismo en la agricultura. Suobjetivo termina cuando cree haber demostrado que las grandesgranjas no son la forma típica de absorción por el capitalismo dela esfera akraria. Servolin Ileva su análisis más lejos y trata dedescubrir las nuevas formas en que esta absorción se producirá.En esta parte incluiremos también el planteamiento que sobre esteparticular hace Lisovskij a quien hasta ahora no hemos menciona-do ya que éste no estudia las razones para la sobrevivencia de laspequeñas explotaciones.

Para Servolin "es el ejercicio mismo de sus propios presu-puestos en el seno de una formación social totalmente organizadapor el capitalismo industrial lo que ha obligado a la pequeñaproducción agrícola a una evolución rápida y profunda..."^`^.Pero ésta no llevará necesariamente a la transformación en gran-des explotaciones. Según Servolin el capitalismo industrial produce dos efectos en la pequeña explotación agraria: Por una parte,

(3R) Postel-Vinay, páK. 251(39) Esta atirmación nos dice muy poco. En toda evolución son las necesidades

de sobrevivencia del sujeto de decisión económico las que determinan su dinámica.Lo que ocurre es que estas necesidades de sobrevivencia pueden, y suelen, estarfuertemente dterminadas por la evolucicín de otros entes de decisión de mayorimportancia. Asi el pequefto taller artesanal desaparece tamhién "por ejercicio desu propíos presupuestos..." que hace más viable para su propietario convertirse entrabajador asalariado yue mantener su empresa frente a la competencia de la granindustria... Evidentemente, también la peyueña explotación evolucionará por elejercicio de sus propios presupuesros. Lo que se trata es de descubrir que elementosexternos la condicionan y en yue dirección estos van a impulsar su evolución. Loque Servolin quiere afirmar, es que esta evolución no se diriKe hacia el establecimiento de grandes empresas agrícolas.

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el pequeño productor mercantil necesita una cantidad constante-mente creciente de dinero para su subsistencia, el mantenimientode un standard de vida comparativo con otras capas sociales y,especialmente, la reproducción de sus medios de producción. Losprecios de sus productos, sin embarKo, disminuyen. Esto fuerza ala intensificación y diversificación de su producción y, por tanto,a la intensificación de su trabajo y el de los miembros de sufamilia. Por la otra, dado que el precio de sus productos esinferior al valor medio de praducción, cada productor tiene quebuscar el aumento de su productividad por encima de la media, loque lleva a buscar sin cesar nuevas técnicas y desarrollar ymejorar su medios de producción. Servolin añade que "esto nopuede lograrse más que por la adoptación de métodos de produc-ción científicos y recurriendo cada vez más a medios de produc-ción de origen industrial que solamente pueden ser financiadospor el crédito. Por otra parte, estos métodos y estos medios deproducción no pueden ser aplicados eficazmente rnás que si elagrrcultor dispone de una superficie mínima de tierra. Tendrá,por tunto, que buscar sin cesar el ampliar su explotacrón por e!alyuiler _y la compra de nuevas tierras "4 0,

Este último párrafo está tan claramente en contradición con lapostura del autor que, para aclararlo, se ve obligado a añadir:"Cada productor debe ser capaz de realizar una reproducciónampliada de sus medios de reproducción. Pero esto no hace de élun capitalista, ya yue no puede rentabilizar este capital productivoa la tasa de beneficio medio y que le basta para continuar en laproducción el ganar lo suficiente para amortizarlo, además de susgastos de producción y subsistencía"41 .

(40) Servolin, pág. 56. EI subrayado es nuestro.(41) Servolin, pák. 56. Este razonamiento nos parece de nuevo totalmente

circular y no fundamentado. Parte simplemente de una afirmación de que elpequeño aKricultor se mantiene como tal poryue está dispuesto a trabajar enréRimen de peyueña producción mercantil, sin obtener un beneficio de su capital.Simplemente se afirma, no nos parece que la afirmación está ni remotamenteprobada, lo que sucede es que es la única salida que le permite mantener supostura. Pero es que, además, continúa ahora afirmando, que el pequeño productormercantil está dispuesto a ampliar su escala de explotación, a invertir, a entrar enel ciclo de la produccicín aplicada, también sin buscar un beneficio a su capital,simplemente porque no puede rentabilizar este capital productivo"... Nos parecellevar demasiado lejos sus afirmaciones.

27

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Aduce también que el continuo aumento de productividadcausará una disminución todavía mayor de los precios aKrícolas yuna disminución de la población activa en la aKricultura. De estaforma puede el sector aKrícola suministrar mano de obra a los de-más sectores sin necesidad de destruirse a si misma. Se estableceasí una coexistencia entre los dos modos de producción, pequeñaproducción mercantil o artesanal, y el modo de producción capi-talista, coexistencia que, sekún su autor, no constituye un períodode transición sino que es estable. "Este proceso (de absorción dela a};ricultura por el capitalismo) no se realizará, por lo menos enlas próxrma.c decadas, por la disolución de la pequeña producciónmercantil, sino que el contrario, tomará la forma de una nuevareestructuración de ésta v de las modalidades de su coexistenciacon el modo de producción capitalista "4' .

En esta coexistencia con el modo de producción capitalista, elnivel de precios de los factores y el de venta de sus productosreviste para el pequeño productor una importancia vital. Y aquísurge con toda su fuerza el papel crucial que, como ya hemosseñalado, desempeña el Estado en la coexistencia de los dosmodos de producción : "Determinando en Kran parte el valor dela fuerza de trabajo, el precio de los productos alimenticios esverdaderamente "un asunto de estado". Si es verdad que unaaKricultura de pequeña producción mercantil suministra estosproductos al precio más bajo posible, es natural que el Estadoorkanice y arhitre su coexistencia con el modo de produccióncapitalista en interés de éste. Vigilará, por tanto, constantementepara que las absorciones de valor operadas a expensas del modo deproducción mercantil no vayan hasta eliminar el inKreso mínimonecesario para los pequeños productores y a desanimar la produc-ción. Dado que los precios pagados a los af;ricultores son losdeterminantes principales de la remuneración de su trabajo, eslógico que el sostén y regularización de precios hayan sido hastaahora el elemento principal de toda política akrícola en los paísesde la Europa de Oeste"43 . Interpretando muy liberalmente nosolamente esta cita sino su vision acerca de las razones políticasque impulsan al Est^do al mantenimiento de las pequeñas explo

(42) Servolin, páR. 71. EI subrayado es nuestro.(43) Ibidem, páx. 58

^^

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taciones (ver pág. 22) podría señalarse que es el esfuerzo deliberado

del Estado únicamente el que permite mantenerse a las pequeñas

explotaciones agrícolas,. Apoyo no solamente vinculado al mante-

nimiento de un bajo valor para la fuerza de trabajo industrial,

sino también a razones directamente políticas respecto a la convi-

vencia de la existencia de una clase campesina pequeño burguesa

de signo claramente conservador. Añádase a esto que es imposible

subvencionar a las grandes empresas agrícolas vía precios, sin

hacer también a las pequeñas beneficiarias de la subvención44 y

se podrá apreciar todavía más claramente el papel absolutamente

fundamental que el Estado tiene en el mantenimiento de la peque-

ña explotación. "Nos encontramos que en la formación social

francesa, y en todas las formaciones sociales del mismo tipo, es el

Estado el que se encarga de asegurar e] funcionamiento armonioso

y la reproducción de la coexistencia entre los dos modos de

producción "4 5 .

Resumiendo: que la sobrevivencia de la pequeña explotaciónagrícola en el sistema capítalísta índustríal requiere un constantey creciente aumento de productividad e intensidad de explotacióny del trabajo familiar, que esto supone el endeudamiento crecientedel pequeño agricultor, y la aceptación por su parte de trabajarsin obtener un beneficio a su capital, sino solamente, y trabajosa-mente, obtener su propio mantenimiento y reproducción delsistema. Para ello el Estado habrá de fijar unos precios agrícolaslo más baratos posible, pero, simultáneamente, que no supongantal nivel de explotación que le "dificulten el ingreso mínimonecesario para los pequeños productores y no supongan un desin-centivo para la producción". De este modo el sector capitalista dela economía podrá absorber gran parte del valor generado en elsector agrícola, tanto por medio de los precios de los inputs, yespecialmente del precío del dinero necesario para adquirirlos,como mediante la obtención de productos agrícolas a precio infe-rior de su valor. El pequeño empresario se verá así reducido apercibir por su actuación económica únicamente unos ingresos

(44) SeKún Servolin el mecanismo funciona de manera inversa: "... la políticade precios ha sido en Francia falseada por el hecho de que en materia de productosveKetales se ha aplicado a la vez a la pequeña explotación y a la qrande quereclamaba también protección." pág. 58.

(45) Servolin, páK. 58

2y

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fíjos y poco ele^^ados, correspondientes estrictamente a un salarioen otros sectores. "En cuanto a las productores, muchos secontentan con obtener como producto de su explotación "unsalario" -que comparan fácilmente con el salario mínimo inter-profesional-. Los productores aceptan con relativa facilidad estasituación porque, como ya lo hemos indicado más arriba, hansido preparados para ello por la lóRica de la pequeña produccíónmercantil"^+ ^^ .

Con este planteamiento nos sentiremos inclinados a aceptar lavisión '`cínica" que precisa el autor americano G.L. Johnsonacerca de la pequeña explotación :"Un cínico podría afirmar quela explotación familiar es una institución que funciona para llevara las familias de los pequeños empresarios agrarios a suministraruna gran cantidad de trabajo y de capital a un nivel inferior a loque es normal, a fin de proporcionar a la economía productosagrícotas a bajo precio"`+7. Solamente nos preguntamos, ^ycuál es el mecanismo, económico, político, ideológico, que fuerzaa los campesinos a ocupar tan ingrato papel? No olvidemos queestamos refiriéndonos a economías desarrolladas donde existenotras oportunidades de ocupación.,.

Los pequeños productores aceptan y se mantienen establemen-te en el sistema porque por hipótesis han aceptado trabajar única-mente por su mantenimiento y reprodueción. "Así, en la bús-queda de la reproducción de su modo de producción, los pequeñosagricultores vienen a establecerse más y más completamente enuna situación perfectamente opuesta a la que tenían intención deperpetuar y contradictoria con los presupuestos mismos de lapequeña producción mercantil. Su esfuerzo por mantener eldominio de sus condiciones de trabajo es lo que les conduce atrabajar para la puesta en valor de un capital productivo que noles pertenece, es su deseo de recibir el valor del producto de sutrabajo en el intercambio, lo que tiende a reducir a la simpleventa de su fuerza de trabajo"4 ^. Si bien el propio autor señalaque este proceso no hace del productor un trabajador ``libre"completamente separado de sus medios de producción. El modo

(46) Servolin, pág. 72(47) G.L. Johnson, citado por Servohn.(4$) Servolin, pág. 73

3O

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de producción capitalista ha logrado imponer un sistema por elcual el pequeño productor agrícola genera un plusvalía paraaquél, y además le permite traspasar el riesgo empresarial, laincertidumbre, la carga de la obsolescencia rápida del equipamien-to, y el peso del precio de la tierra al pequeño productor agrícolaque ha sido reducido a un mero eslabón, totalmente dependientedel sistema capitalista de producción.

Avanzando un paso más que Servolin en esta línea, Lebossé yOuisse concluirán que: "La tesis que sostenemos trata de mos-trar que la agricultura artesanal, integrada en un complejo ali-menticio y controlada por el Estado capitalista, sirve mejor a losintereses esenciales de los capitalistas, y que el mantenimiento deeste tipo de agricultura es una evolución deseada y durable...Nuestro objetivo es mostrar que, en todos los dominios agrícolas,el mantenimiento de un artesanado transformado permite, en lascondiciones actuales, una explotación mayor en beneficio del sec-tor capitalista, es decir, una transferencia de valor mayor que laexplotación directa de una fuerza de trabajo asalariada en unaagricultura capitalista"^^.

Para completar el análisis de Servolin, solamente nos faltamencionar que, como corolario del mismo, el autor considera queno se produce una lucha de clases en el dominio agrícola. Por unaparte, considera haber ilustrado que "no hay que oponer esque-máticamente al productor autónomo y al trabajador asalariado, yaque ambos status del productor no son más que los dos términosde una alternativa. A medida que se desarrolla el capital, ambosaparecen como el principio y el fin último del proceso de sumi-sión del trabajo al capital"5^. Por otra parte, tampoco consi-dera que puede darse una confrontación entre las explotacionesgrandes y pequeñas :"Si nuestro razonamiento es exacto, no hayque reanimar el debate sobre la competencia entre la pequeña y lagran explotación, puesto que todo parece demostrar que no haydominio ni explotación directa de una por la otra"51. ^^^deduce que el antagonismo de clases de los dos grupos paraexpresarse debe pasar por la mediación de la clase a que respecti-

(49) Lebossé/Ouisse, pág. 5(50) Servolin, pág. 73(51) Servolin, pág. 75

31

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vamente pertenecen en la sociedad global: No hap lucha de clasesespeclfcamente agricola'^-'. "En estas condiciones se puededecir que las dos categorías de empresarios son profundamentedistintas por su status económico, por el lugar que ocupan en lasrelaciones de producción del modo de producción capitalista. Peroen tanto que empresarios agrícolas, sus intereses, aunque distin-tos, no son directamente antagonistas. Aunque los unos sean ca-pitalistas evidentemente, y los otros poseen ciertas de las caracte-rísticas más importantes del proletariado, no hay entre ellos esa re-lación directa de explotación que constituye la lucha de clases"5 3.

Toda la argumentación de Servolin así como Lebossé y Ouisse,propugna que dado que el capitalismo ha encontrado un sistemade absorción de la agricultura que no implica el desarrollo de lasgrandes explotaciones, las pequeñas explotaciones agrarias -tan omás favorables al capitalismo que las grandes, según Lebossé yCĵuisse- constituyen estructuras de producción permanentes yestables. Complementarias del sistema capitalista general, y nocompitiendo con las grandes explotaciones, juntas forman unsector agrario no homogéneo pero tampoco antagónico en suinterior. Queda así justificada la existencia de los dos tipos de ex-plotaciones, tanto en su vertiente interna como externa del propiosector, quedando este constituido por una especie de sistema"dual" de unidades de producción: las grandes empresas, capita-listas propiamente dichas, y las pequeñas unidades artesanales delpequeño modo de producción mercantil. En una cuasi perfectasimbiosis de ambas se establecerá el sistema, coexistiendo empre-sas de gran dimensión y fuertemente mecanizadas, con explota-ciones familiares, también mecanizadas y con un alto coeficientede inversión y productividad que, sin embargo, tendrán que"compensar" su desventaja productiva respecto a las más gran-des, por su aceptación de unos ingresos y un sistema que lesreduce a la simple venta de su fuerza de trabajo, prácticamente detrabajadores a domicilio. Y consideran que este sistema, estadualidad, es estable y permanente por lo menos "en las próximasdécadas".

(52) Servolin, pág. 77(53) Servolin, pág. 7G

3?

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Lísovakij

Este autor presenta una línea de análisis substancialmentedistinta tanto a Kautsky como a Servolin y los demás autores quehemos comentado. Para Lisovskij la discusión grande o pequeñaexplotación no parece tener importancia alguna, puesto que enningún momento de su trabajo se refiere a este problema. El tratade detectar las formas en que la agricultura es integrada en elcircuito del capital monopolista y su tratamiento presenta unaóptica más "macroeconómica" donde la cuestión del carác-ter de la explotación merece escasa atención. En términos ge-nerales podría afirmarse que este autor acepta que se está pro-duciendo el proceso de concentración de las explotaciones,dado que considera que el grueso del producto agrícola es sumi-nistrado por las grandes empresas capitalistas, así como que sonéstas únicamente las que tienen poder para influir en los precios,pero no es la cuestión de la dimensión la que le preocupa. En suexposición estudia precisamente las fuerzas que actuarán paramoldear las explotaciones agrarias de acuerdo con los intereses delcapitalismo, especialmente en su fase monopolista. Y de su artí-culo se deduce que estas llevan a las explotaciones a constituirseen unidades de producción totalmente orientadas al mercado, consu objetivo de rentabilidad, con medios técnicos de producciónaltamente avanzados y fuerte intensidad productiva. La dimensiónen si misma no es el elemento más importante54 sino que sonlos demás aspectos mencionados los que determinan el caráctercapitalista de las Pxplotaciones. Unicamente las explotaciones querecojan, que incorporen, estos nuevos sistemas de producciónserán las que puedan sobrevivir puesto que son las únicas que sonútiles al capitalismo monopolista que constituye la fuerza socialdominante. "En estos países la agricultura se desarrolla rápida-mente, adopta el método intensivo, se mecaniza y-aunque seade modo irregular, con el acompañamiento de todo un dolorosoproceso social y económico y con la rotura de la estructuracampesina tradicional- pasa a una forma nueva, moderna de

(54) Sería necesario precisar yue tampoco para Kautsky es la dimensión elaspecto fundamental sino en tanto en cuanto esta permitirá la '`industrialización"de la actividad agraria.

33

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industrialización de la producción agrícola fundada en un sistema

de máquinas y una automatización parcial o total"55. Peroestudiemos ron más detalle la argumentación de Lisovskij.

Para este autor la relación entre la agricultura y la industria seha ido modificando en el curso del desarrollo histórico. ``Duranteun largo período la axricultura ha representado para la industriaprincipalmente una fuerte de suministro de productos alimenticiosy materias primas, además de una reserva de mano de obra..."pero "...a medida que se va desarrollando el capitalismo, algu-nos procesos de la agricultura -aquellos que se refieren a latransformación de productos agrícolas- van destacándose y sepa-rándose de ella, convirtiéndose gradualmente en sectores indus-triales. La esfera de productos propiamente agrícola se restringecontinuamente"5^^. Estos procesos han continuado de formacada vez más intensa en la fase del capitalismo monopolista. Peroen esta nueva fase han adquirido nuevo contenido y nuevas for-mas comenzando a influir en la agricultura de modo completamen-te distinto. ^Cómo se produce la absorción de la agricultura por laindustria en la fase de capitalismo monopolista?

La evolución del sector agrícola en cualquier época históricasolamente puede entenderse analizando la dinámica de conjuntodel sistema económico. La agricultura constituye una parte delmismo y su evolución dependerá del desarrollo de aquellos."Loslazos siempre más complejos y estrechos del sector agrario con losotros sectores económicos y la tendencia a una unidad crecientecon todo el organismo cconómico, hacen que si el progreso de laagricultura sólo es posible, hoy m'ás que nunca, sólo en el ámbitodel desarrollo del sistema económico en su totalidad, mientras que,viceversa, el desarrollo normal de toda la economía es inconcebibleen condiciones de recesión, inmovilidad o degradación del sectoragrario"5 ^. Durante ciertas épocas el sector agrario habrá podidopermanecer relativamente aislado y aún autárquico respectoal resto del sistema, porque las necesidades del conjunto no reque-rían otro tipo de articulación de aquel sector con la totalidad. Peroesta situación cambiará tan pronto como las necesidades del siste-

(55) Lisovskij, pág. 350(56) Lisovskij, pág. 345. De nuevo tenemos que señalar que Kautsky tija el

comienzo de este proceso en la aparición de la pequeña industria urbana.(57) Lisovskij, pág. 347

3^

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ma general lo requieran. Al igual que el resto de las fuerzasproductivas estará dominado por, y su actividad dírigida a favore-cer los intereses de los grupos dominantes. Solamente partiendo deeste contexto general puede interpretarse la evolución de cualquierfuerza económica "...en las condiciones de una economía desarro-llada, estudiar el desarrollo de la agricultura separado del sistemaeconómico en su totalidad, es imposible. Su relación con toda laeconomía es hoy tan intensa y orgánica que es difícil establecerdonde termina la agricultura y comienza la industria..."5 g.

Como primer elemento a considerar hay que tener en cuenta

las diferencias entre la agricultura y la industria :"Existe una

profunda diferencia entre el método y la forma de subordinación

al dominio del capital monopolístico de la esfera de la producción

industrial, por una parte, y la agricultura, por otra"59. "En

el interior del sector agrícola la lucha concurrencial en el

verdadero sentido de la palabra esta limitada a un grupo de

grandes haciendas capitalistas que suministran al mercado el

grueso del producto y, en consecuencia, juegan t^.n papel determi-

nado en el proceso de formación de los precios. En cuanto a la

masa de las peyueñas y medias haciendas, en las condiciones

actuales de la economía capitalista, y a consecuencia de su escasa

eficiencia económica, no pueden tener una participación directa en

el proceso en calidad de fuerza activa. La única estrategia de estas

haciendas consiste en la aspiración a conservar su propia existencia

en cuanto a unidad económica"^^o. Esta estructura no hacía de-

masiado atractivo para el capital el intervenir directamente en el

sector :``Hasta un cierto estadio (de desarrollo) el capital financie-

ro no ha estado directamente interesado en penetrar en la esfera de

la producción agrícola y en reorganizarla, pero, la aguda necesidad

de aquel, por una parte, de movilizar todo el mercado, y las

nuevas posibilidades que ofrece la agricultura mediante el paso a

una mecanización compleja, han inducido al monopolio a ocupar-

se de la producción agrícola intentando reorganizarla y asumir su

control". De aquí que, "El contenido fundamental de la transfor-

mación experimentada en la postguerra por la agricultura europea

ha consistido principalmente en una notable intensificación de la

(58) Lisovskij, pág. 348(59) Lisovskij, pág. 347(60) Lisovskij, pág. 34R

35

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penetración del capital monopolístico en la producción a^;rícola,además del aumento del peso específico de la ^;ran hacienda capi-talista mecanizada"^^ t .

Sin embar^o, el monopolio na actuará en forma de productordirecto, contrariamente a lo que supone Kautsky, sino que "Elcapital monopalístico conquista el dominio de la aRricultura conotros medias, por así decirlo externos, mediante su apropiación yasunción del control de los canales vitalmente importantes para (aproducción aKraria, sus canalca de relación con otras esferas eca-nómicas"^^' . Esta forma de inteRración del sector agrícola a losintereses del capital se producirá mediante dos procesos simultá-neos. Por una parte, el pro^;reso técnico y la evolución del propiosector akrírola fuerzan a este comprara masivamente del sectorindustrial los inputs necesarios a su explotación. La agricultura seconvierte, por tanto, en un importantísimo mercado del sectorindustrial, el cual, además, mediante el alto precio de monopoliofijado para sus productos obtiene de aquella un alto beneficio.Entre los "inputs" que la agricultura precisa de los otros secto-res hay que destacar la importancia de los medios financieros parala obtención del creciente nivel de progreso tecnológico. Por otraparte, ]as industrias de productos agrícolas se convierten en elprincipal mercado de la axricultura y absorben cada día mayoresproporciones de la produccíón del mismo, pudiendo determinarno sólamente sus precios de adquisición sino las variedades aproducir, las calidades y hasta los mismos procesos y técnicas deproducción. La a^ricultura se encuentra, por tanto, en una subor-dinación creciente, comprimida entre ambos tipos de elementos,de moda tal que el capitalismo monopolista puede absorber prác-ticamente la totalidad del excedente producido en la aKricultura, almismo tiempo que logra la realización de la plusvalía incorporadaen su propia producción. ``Actualmente el sector agrario represen-ta la reserva del sector industrial no tanto como reserva de manode obra y suministradora de alimentos sino más bien como un granmercado en rápida expansión "^^ 3. El desarrollo de la agriculturase ha revelado necesario no tanto por si mismo sino más bien parael desarrollo de todo el sistema económico en su complejidad y,

(61) Lisovskij, pág. 3^^R(62) Lísovskij. pág. 3^i9(6i) Lisovskij, pág. i50

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sobre todo, para beneficio del monopolio en el período de expan-sión económica.

No es extraño, por tanto, que Lisovskij precisa que "el ingresodel capitalismo europeo en el estadio monopolístico no ha sidofavorable a la situación de la agricultura. La potencia monopolísti-ca se encuentra frente a una masa de medio, pequeños y pequeñí-simos propietarios y haciendas de tipo campesino y capitalistaindividual, aislados unos de otros e incapaces de ofrecer unaresistencia eficaz al coloso del capitalismo monopolista financie-ro"^^4. "La tendencia general es hacia la intensificación de estadoble subordinación de la agricultura a los otros sectores de laagricultura y hacía la gradual reducción de su esfera de actividadentre límites cada vez más estrechos"^i5.

Pero la subordinación de la agricultura no se limita únicamen-te a los aspectos, ya muy importantes, que hemos mencionadosino que, adémás, "Pero el problema de la subordinación de laagricultura a la industria hoy no se limita a la relación formalentre los precios de las mercancías vendidas y las compradas porla agricultura. En la base del proceso de subordinación de laagricultura a la industria esta la velocidad de circulación delcapital que en la industria es mucho más alta que en la agricultu-ra donde es frenada por el ciclo biológico natural y el monopoliode la propiedad territorial. La intensa circulación del capital en laindustria asegura velocidades más elevadas de acumulación y deinversión, y en consecuencia una mayor rapidez del proceso dereproducción ampliada. Actualmente la subordinación de la agricultura a la industria se expresa en el hecho de que el sectoragrario va perdiendo cada vez más la propia autonomía y la propiacapacidad de diriKir su propio mecanismo interno de acumulacióny de inversión de capitales"^^^^. De tal modo, el progreso de laagric^iltura y de su orientación productiva viene subordinada enmedida creciente a la estrate^;ia monopolística de los sectores máspotentes de los monopolios industriales.

Este dominio ohli};ará a una relación mucho más intensa entrelos sectores, integrando mucho más estrechamente la agriculturaal ritmo general del desarrollo del capitalismo. Se rompe el círculo

(G4) Liaovskíj, páK. 352(65) Li^ovskij, p3g. 355(66) Lisovskij, páK. 356

_i^

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autárquico del sector a^rícola y"la relacíón aKrícultura-industriase presenta como un proceso cada vez más intenso de compenetra-ción de los sectores v de su contenido económlco, mientrasaumenta el dominio técnico-económico de la industria sobre laaRricultura..." "En el curso de tal inteKración se establece unaúnica circulación de capital en el ámhito del proceso común dedesarrollo del capitalismo en la economía" "La economía seinserta de tal modo en el sistema ^;eneral de la economía capitalis-ta que deviene siempre más "económicamente homo^;énea" enrelación con los otms elementos, a medida que las condicionestecnolókicas. c°conómicas y or^anirativas de la producción, delmercado, de la circulación y la acumulación del capital en la partemás prokresiva de la a^;ricultura se acerca a las condiciones yadominantes en otros sectores de la economía capitalista"^^^.

Paralelamente a tal unificación del mecanismo económico seproduce una modificación de la psicología empresarial reflejandola modificación técnico-económica que interviene en la aKriculturay que lleva a eliminar la diferencia entre la actividad empresarialagrícola y la de los otros sectores"^^a. Es tal ya el ensamblajeentre los sectores, y la asimilación de los objetivos de la actividaderonómica en ellos que "es hoy imposihle -en las condicionesde una al;ricultura desarroílada- estudiar el desarrollo de laa^;ricultura separado del sistema económico en toda su compleji-dad"^^^.

Reconoce también Lisovskij la importancia del papel del Estado en el proceso que analiza :"Enorme y determinante es elpapel del Estado en el campo de las relaciones entre la agriculturay la industria. Tendiendo a asegurar, en la medida de lo posibleun desarrollo proporcional de todos los sectores de la economía,el Estado sostiene artificialmente al sector agrario que es tradicio-nalmente el más débil"^^. Esto supone "que la parte de losfondos estatales de subsidio a la agricultura están en constanteaumento" y que "la contradicción de tal política agraria (apoyo)consiste en particular que el estado bur^;ués, míentras proclamaabiertamente lo antieconómico de las pequeñas haciendas campe-

(h7) Lisovskij, pág. i53(68) Lisovskii, pág. 354(69) Lisovskij, pág. 35^i(70) Lisovskij, páK. i58

3H

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sinas y considera natural y avanzada su liquidación masiva y eléxodo de los campesinos a la ciudad, al mismo tiempo adopta enla práctica una serie de medidas que contribuyen a sostener yconservar estas haciendas campesinas. Naturalmente, tal procedi-miento de intervención estatal está determinado principalmentepor una exigencia general del sistema capitalista: la de la necesi-dad de conservar el equilibrio económico y social. Estos procedi-mientos aseguran ventajas innumerables al grupo monopolístico ya las grandes haciendas, pero al mismo tiempo, estas medidas ynormas de intervención estatal aseguran a las pequeñas haciendascampesinas cierta posibilidad de no morir, de mantenerse"^ I.

Dejaremos al propio Lisovskij que haga el resumen de suargumento:

'`Las etapas de la evolución de la economía agrícola en sudesarrollo histórico pueden configurarse del modo siguiente : de lamasa homogénea de las economías naturales campesinas, cadauna de las cuales contenía en forma embrionaria todos los ele-mentos de la economía moderna, a través del desarrollo de lasrelaciones de mercado se avanzó a la formación de un mercadonacional, a la consecución, por decirlo así, de una unidad econó-mico territorial. Pero ésta es solamente la primera fase del movi-miento objetivo hacia la unidad, una fase yue estaba caracterizadapor un desarrollo todavía débil de las relaciones intersectoriales,mientras dominaban más o menos, las relaciones de mercadolibre. La etapa si^;uiente, actual, de esta evolución, ligada alnacimiento y al desarrollo rápido de los monopolios y de laforma de capitalismo monopolista de estado, ha estado caracteri-zada por la enorme amplitud, profundización y complicación delas relaciones intersectoriales, de la inserción de la agricultura enel complejo unitario orgánico, y de la pérdida de autonomía. Enesta etapa se establece, no solamente la unidad territorial por eltrámite del mercado nacional, sino una unidad económica orgáni-ca, una cbmpenetraciór. de todos los sectores de la economíanacional. Estos procesos son acompañados de una intervenciónactiva en la producción agrícola del capital financiero, que en unadeterminada etapa de la evolución del sistema económico se inte-resa en una reorganización de la agricultura en la dirección que aél le resulta necesaria.

(71) Lisovskij, páR. 360

^iy

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Actualmente la akricultura de los países capitalistas no se

presenta más como una masa homo};énea de pequer^as haciendasaisladas. Bajo el inElujo de varias fuerzas v fermentos coa^ulantes,

en esta masa homo};énea se han cristalizado v continuan cristali-

zándose formaciones más o menos Rrandes... Estas tendencias

muv diversas (akrobussiness, cooperativas, economías de l;ru-

po,...) tienen en común el hecho de que de una forma u otra

estimulan la "coal;ulación", la unión de los elementos simples

de la producción a};raria, creando el terreno para la formación de

una akricultura moderna, con un alto ^rado de concentración delcapital y de desarrollo de los métodos industriales. En los países

capitalistas, la a^;ricultura se encuentra en fasc de rápido desarro-

llo : la evolucicín de tal desarrollo tendrá que coincidir con el final

de la akricultura como sector autónomo de la economía v su

inclusión en el sistema económico bajo la égida del rapital finan-ciero' `^' .

I,enln, interpretado por Cavailhes.

Para completar nuestra exposición acerca de la evolución de laaKricultura, resumimos a continuación el trabajo de j, Cavailhesmencionad^ en la bibliografía. Este autor aduce que su interpretación es la que se desprende de una correcta lectura de Leninacerca de este tema.

Cavailhes considera que se ha concedido escasa e inadecuadaatención al análisis que Lenin hizo de la akricultura: "Unalectura rápida puede llevar a pensar en efecto que, de la mismamanera que Kautsky, Lenin se habría "equivocado" : él habríaprevisto erróneamente el desarrollo de una a^ricultura capitalista,el crecimiento del proletariado a^rícola, la concentración cada vezmás rápida de las explotaciones... De hecho, una lectura precisade Lenin nos llevará a concluir que la tcsis que él defiende esincomparablemente más matizada y sobre todo más rica que lacaricatura que se le trata de atribuir"^ 3.

Es necesario remontarse al método ^;eneral de Lenin para

(72) Lisovskij, páK. 361-362(73) Cavailhes, páR. 112

^ll )

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descender después a su interpretación de la evolución de la agri-cultura. Para Lenin no es posible el estudio aislado de parcelas dela vida económica, es el estudio del desarrollo del capitalismo engeneral el que hay que realizar para poder resolver el problemaparticular de la agricultura: "Los árboles les impiden ver el que,tras la forma de la propiedad de la tierra de las diferentes comuni-dades campesinas, ellos (los populistas) no perciben la organiza-ción de la economía rusa en su conjunto", y tambien "paracomprendcr hay que analizar cada una de las ramas de la indus-tria en particular, su desarrollo en el interior del país, su trans-formación en sector capitalista, brevemente, hay que examinarlos hechos relativos al desarrollo del capitalismo en el país"74.Es únicamente situándose desde este punio de vista general queLenin tratará de descubrir la situación de la agricultura en Rusia.

Lenin, siempre según Cavailhes, parte del concepto de des-composición del campesinado feudal. '`EI antiguo campesinado noes sólamente objeto de una "diferenciación" sino que es destrui-do completamente, cesa de existir y es enteramente suplantadopor tipos nuevos de la población rural, que constituye la base deuna sociedad donde dominan la economía mercantil y la produc-ción capitalista. Estos tipos son la burguesía rural (sobre todo lapequeña burguesía) y el proletariado rural, la clase de productoresde mercancías en la agricultura y la clase de asalariados agrícolas.Es muy instructivo que un análisis puramente teórico del procesode formación del capitalismo agrario muestre que la descomposi-ción de los pequeños productores es un factor importante en esteproceso"^ 5. Para Lenin la descomposición del campesinado searticula en torno a las tres ideas principales siguientes :

-El desarrollo del capitalismo implica la destrucción de la for-mas de produccíón anteriores, que cesan de existir. No se produ-ce, por tanto, una diferenciación del campesinado sino la desapa-rición del modo de producción feudal como tal. Esta desapariciónpodrá adoptar formas diversas, la creación de grandes explotacio-nes capitalistas en Inglaterra, frente a la creación de pequeñas ymedias explotaciones en Francia, por ejemplo, pero en amboscasos el dominio feudal fué completamente destruido. "Este signi-

(74) Cavailhes, páK. I 13, citando a Lenin(75) Cavailhes, páK. 115, citando a[.enin

^1

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fica que para saber si el capitalismo se extiende o no en la agricul-tura no es forzoso el seguir la evolución de la concentración delas unidades de producción agrícolas... Lo que hay que estudiar yanalizar de cerca es el proceso de destrucción de las antiguas for-mas de producción, preguntándose si son o no reemplazadas porformas capitalistas de producción"^^^.

-Esta descomposición del campesinado produce una burguesíarural y en particular una pequeña burguesía y un proletariadorural,

-Finalmente, esta descomposición significa igualmente ladescomposición de ]os pequeños productores mercantiles.

Por la importancia que tiene para el problema que tratamos deestudiar, nos detendremos esencialmente en los dos últimos pun-tos.

Según Cavailhes, esta visión de Lenin supondría que elaumento de la mano de obra asalariada que se produce en el sec-tor rural al avanzar en este el capitalismo, debe de ser interpreta-do de forma más amplia que la habitual hasta ahora. No se trataríade un aumento de los asaiariados en la propia agricultura, sino deun aumento de los asalariados partiendo del sector agrícola y quepuede materializarse en cualquier otro sector. La visión totalizado-ra de Lenín le lleva a no detenerse a estudiar solamente lo quesucede dentro del propio sector. "Cuando Lenín habla del desa-rrollo de una burguesía rural y de un proletariado rural, casisiempre se interpretan estos términos como sinónimos de burgue-sía agrícola y proletariado agrícola. Pero en realidad Lenín precisaque la burguesía y el proletariado rurales pueden ser tanto agríco-las como industriales o comerciales"^ ^. Esto supone que elproletariado se desarrolla desde la agricultura, pero no necesaria-mente en la agricultura. Este proletariado puede ejercitar su acti-vidad en la agricultura o en cualquier otra rama de producción in-dustrial o comercial^. El error está en considerar que ]a proletari-zación de la población campesina tiene que darse únicamente enel propio sector, cuando en realidad la mayor prueba de que estaproletarización se está realizando resíde en eI éxodo de la pobla-ción agrícola que va a engrosar los grupos proletarios del sector

(76) Cavailhes, pág. 116(77) Cavailhes, pág. 11G

^32

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industrial o de servicios. "El representante más típico del proleta-riado ruso es el asalariado agrícola, el jornalero, el peón, el obre-ro de la construcción o todo otro obrero '^ R... ``importa pocoque esta burguesía y este proletariado ejerzan su actividad en laagricultura o en cualquier otra rama de producción industrial ocomercial. Se puede decir, incluso, que los productos de la des-composición del campesinado no se encontrarán más que una redu-cida parte en la rama de producción agrícola y que la mayor partese dedicará a la producción industrial y comercial"^ ^.

La descomposición de los pequeños productores mercantiles-tercero de los puntos recogidos de Lenín- constituye un aspec-to esencial para entender el conjunto del proceso: "En la medidaen que la descomposición del dominio feudal crea una pequeñaburguesía agraria, ésta se descompone a su vez: insertando en laeconomía de mercado y sometido a la competencia, el pequeñoburgués -y para Lenín el pequeño productor mercantil es unavariedad del pequeño burgués- es eliminado poc el grande, elpequeño capitalista es suplantado por él gran capital. Simplementeporque tiene una productividad más baja que la gran empresa"8^.

Una de las etapas más importantes de esta descomposición esla creación y destrucción de una pequeña producción mercantilcomo situación transitoria hacía el status capitalista o de proletari-zación"^ 1. "la disolución del dominio feudal ha dado, enFrancia como en Rusia, empresas capitalistas (con frecuencia másindustriales que comerciales o agrícolas) y un régimen de pequeñaproducción mercantil. Pero este régimen no es estable: el aguijónde la competencia lo descompone a su vez; las unidades de produc-ción más importantes se desarrollarán, aumentarán su escala deproducción, ampliarán el nuevo colectivo de trabajadores em-pleados, y, a fin de cuentas, se transformarán en empresas capita-listas, abandonando con ello a menudo el sector agrícola. Por otrolado, la gran masa de las pequeñas unidades se reproducen en unaescala decreciente, regresan al estadio de campesinado parcelario,alargan su jornada de trabajo mientras reducen sus ingresos, sien=

(7R) Cavailhes, pág. 116, citando a Lenin. EI subrayado es nuestro.(79) Cavailhes, pág. 117(80) Cavailhes, pág.118(R1) Cavailhes, páR. 122

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do el término de esta cvolución la proletarización de su fuerza detrabajo. La descomposición de la pequeña producción mercantilactua como un gran agitador, que a través de etapas intermediasmtíltiples y variadas rechaza, a fin de cuentas, a un lado la burgue-sía y por el otro a los proletarios"R' .

"...la descomposición del campesinado es, por tanto, la síntesis de tendencias contradictorias; por un lado la destrucción delas formas antiguas de producción engendran un proletariado ypequeños burgueses, de pequeña producción mercantil. Por elotro, la misma causa -el desarrollo de la economía de mercado yla introducción de la competencia capitalista- produce la destruc-ción de la pequeña producción mercantil que libera a los campesi-nos parcelarios, futuros proletarios y a los capitalistas. De un ladose destruye la pequeña producción mercantil, mientras yue por elotro se engendra, pero ambos fenómenos contradictorios son frutodel capitalismo"a 3.

"La pequeña producción mercantil o pequeña burguesía no espara Lenín una categoría que presenta ningún tipo de unidad: alcontrario, está en parte formada de productorca para quien e] sta-tus de pequeño burgués es un paso adelante, un paso hacia lagran empresa, y en parte por productores para los que es un pasoatrás, un paso hacia una situación de campesino parcelario y pro-letario"a +.

'`El concepto de pequeña producción mercantil es, para Le-nín, muy distinto del que ha sido elaborado por ciertos marxistascontemporáneos: no se trata de ninguna manera de un modo es-pecífico y particular de producción que tiene sus leyes y su propialókica de funcionamiento; al contrario, se trata de una forma "endevenir" en evolución, que lleva en germen la proletarización deun parte de sus trabajadores y a la transformación en empresascapitalistas por otra"a5. Para Lenin, la pequeña producciónmercantil se define por su dinámica, por su evolución: es unaforma inestable y iransitoria de producción que está llamada adescomponerse, y esta inestabilidad la que permite definirla. Ca-

(R2) Cavailhes, páK. 11R-119(R3) Cavailhcs, páK. 119(R4) Cavailhes, páR. 120(RS) Cavailhrs, páR. 120

^^

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vailhes compara su lectura del análisis leninista con la tesis deautores como Servolin y Lebossé y concluye :``Hay una diver-gencia fundamental en la problemática y en el conjunto deelementos utilizados. A la descomposición del campesinado deLenín se opone la coexistencia (o la articulación, la absorción)de la pequeña producción mercantil y el capitalismo; al ca-rácter transitorio del concepto leninista de la pequeña produc-ción mercantil se opone la definición de un modo de produ-cción pequeño mercantil o artesanal; a la definición del campe-sinado como una pequeña burguesía se opone la concepción de laagricultura "homogenea" de un interés general agrícola "válidopara todos los agricultores; en fin, a la visión leninista que anali-za la agricultura desde el punto de vista general del desarrollo delcapitalismo se opone una concepción que se podría denominar"ruralista" que en nombre de un "particularismo agrario" ana-liza la agricultura desde el punto de vista de la agricultura"^b.

Si provistos de estos esquemas alternativos de análisis los con-frontamos con la realidad, ^cuál es el desarrollo de la compara-ción? Servolin y otros parten de un constatación empírica pararefutar las tesis de Kautsky: las pequeñas explotaciones existen. A1observar nuestra dinámica actual ^cómo responden nuestras ob-servaciones a los diversos esquemas teóricos recogidos?

Es dificil aceptar la tesis de Servolin y Lebossé/Ouisse de unacoexistencia permanente, estable y pacífica entre las grandes ylas pequeñas explotaciones. El sector agrario es precisamente unade las parcelas más conflitivas en la mayoría de las formacionessociales del capitalismo desarrollado. "El problema agrario"constituye una de las esferas más difíciles de tr•atar por las políti-cas agrícolas de los países industrializados. Se asiste a un contínuoreflujo de problemas y propuestas de soluciones para el sector.Simultáneamente es fácil advertir una profunda insatisfacción,cuando no una desesperación, en los sectores de la mediana ypequeña empresa agraria. No solamente la literatura profesionalsobre el tema la refleja, sino que las constantes acciones de pro-testa directa por parte de los agricultores constituyen el testimo-nio más vivo de una situación inestable. Toda la política agrariade la Comunidad Económica Europea, por ejemplo, está dirigida a

(86) Cavailhes, pág. 125

45

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buscar soluciones para estos difíciles problemas. Los informesMansholt v Vedel, como más conocidos, tratan de combínar losanálisis teóricos con prescripciones prácticas de politica a^;raria...lasituación no parece reflejar un equilibrio estable.

^ Nos ayuda el análisis de Lisovskij o la interpretación leninistade Cavailhes a resolver estas prekuntas? ^ Cuál es el alcance ycuales las limitaciones de estos análisis? ^Aportan algún nuevoelemento al actual "estado de la ciencia" ? zNos proveen de mejo-res herramic:ntas para interpretar la realidad cuyo análisis nosinteresa?

Intentaremos proporcionar al^;ún material que pudíera ayudara obtener alkunas respuestas. Se presenta a continuación un resu-men de un trabajo realizado sobre la akricultura de Euskadi, enlas provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, como ya hemos señalado.Espc:ramos yue alKunos de los resultados de este trabajo puedaniluminar, siquiera sea en parte, las predicciones respecto a laprobable evolución de la agricultura en un dinámica de desarrollocapitalista, que permitan tras una contrastación empírica, detectarlas líneas más fructíferas de análisis teórico del fenómeno.

UN CASO EMPIRICO: LA AGRICULTURA DEGUIPUZCOA Y VIZCAYA,

En 1972 se decidíó realizar un estudio económico sobre lasexplotaciones agrarias de Guipúzcoa y Vizcaya. Se hubiera desea-do realizar el trabajo sobre la totalidad del País Vasco en el Esta-do español pero la agricultura de Alava y Navarra es totalmentedistinta a la de las otras dos provincias, por lo que hubo delimitarse el trabajo a las primeras. Como en el resto del Estado,se percibía claramente una situación de crisis del sector, plasmadaprincipalmente en el abandono de las explotaciones y una profun-da desesperanza en los agricultores que continuaban sus explota-ciones. Se deseaba elaborar un trabajo que estudiase las perspecti-vas económicas que se les presentaban, o se les podían presentar alas explotaciones agrarias de estas dos provincias, con objeto deevaluar sus posibilidades de sobrevivencia y de proporcionar a

-16

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los propios agricultores y a los responsables de la políticaagraria pautas de acción que condujesen al logro de explotacionesagrarias dinámicas y prósperas. El enfoque del estudio es pues,profundamente microeconómico, con la óptica esencial del mismodirigida al análisis de la rentabilidad de la explotación.

En estas dos provincias, las explotaciones agrarias, a las quese llama caseríos^ ^ están constituidas por explotaciones fami-liares, de dimensión extremadamente reducida (la extensión detierra cultivable más frecuente está comprendida entre 4 y 6 ha.)caracterizadas especialmente por su aislamiento geográfico pues seencuentran diseminadas en las montañas, en lugar de estaragrupadas en los núcleos rurales. E1 caserío constituye esencial-mente una unidad de explotación agraria y de convivencia familiaren la que el trabajo de la familia explota las tierras de que éstadispone, bien sean en propiedad o arrendadas, si bien el sistemapredominante en el país es de propiedad de las tierras por lostitulares de las explotaciones. La casa, la heredad, el ganado y elmonte, son los elementos constituyentes del caserío. EI domiciliofamiliar sirve también de centro de la explotación, siendo launidad de edificación vivienda-instalaciones, junto con la tierra delabor, lo que físicamente constituye el caserío. El edificio estánormalmente situado en el centro geográfico de las tierras quecultiva. En el pasado éstas podían encontrarse a gran distancia dela vivienda pero, actualmente, están inmediatas o muy próximasal mismo, con la excepción, como es lógico, del monte.

Siendo la región de clima templado y húmedo la produccióncorresponde al tipo de agricultura de regadío, aunque no exis-ten, por innecesarias, instalaciones de tal carácter. Hasta épocasrelativamente recientes su producción consistía en cereales, prin-cipalmente trigo y maiz, patatas, alubias y explotaciones gana-deras. En la actualidad, la actividad productiva está concentradacasi en su totalidad en la explotación de ganado vacuno para laproducción de leche y carne. Esto supone el dedicar a la obtenciónde forrajes prácticamente la totalidad de la tierra cultivable deque disponen, reservando únicamente porciones muy reducidasde la misma para el cultivo de maiz de grano, alubias y hortali-

(87) La denominación se refiere a cada explotación familiar individual, a dífe

rencia de otras regiones del Estado en que se denominan caserios a la agrupaciones

geográficas de varias explotaciones indivíduales.

^7

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zas, productos obtenidos principalmente para efectos del consu-mo familiar^R. Ha desaparecido el cultivo del trigo y demáscereales panificables, amén de cualquier otro tipo de productosque hubieran podido cultivarse en otras épocas. Algunos árbolesfrutales, casi siempre muy antiguos y una extensión muy varia-ble de monte completan el panorama. En años recientes el mon-te, y en muchas explotaciones incluso una parte de la tierra cul-tivable. han sido dedícados a plantaciones de pinos insignis. Ptan-taciones que van adquiriendo tal preeminencia que podría seña-larse que compiten hoy seriamente con los prados como elemen-to característico del territorio euskaldun no urbano.

Esta agricultura está encuadrada en una de las regiones másindustrializadas del Estado español. Región que, si bien inició suindustrialización de antiguo, ha sufrido un intensísimo procesode transformación o intensificación de su estructura productivaen las últimas décadas. De aquí que se considere que, si bien conpeculiaridades muy específicas del país, el proceso seguido por elsector agrícola del país euskaldun puede en parte ilustrar la dina-mica de la agricultura minifundista familiar, al encontrarse en-cuadrada en una región de industrialización intensa y de un capi-talismo relativamente avanzado.

Nuestro trabajo, sin embargo, presenta algunas diferenciasimportantes con los de los autores que hemos recogido más arribay que puede ser de interés precisar. Las diferencias más significa-tivas son dos, de metodología y de fondo.

Respecto a la primera hay que señalar que los autores estudia-dos basan sus predicciones de desarrollo futuro en inferenciasbasadas en la evolución estadística de las explotaciones en el pasa-do, o en algunos de sus elementos constituyentes. Así Kautskytrata de demostrar la tendencia a la gran explotación mediante lacomparación de las productividades entre las grandes y las peque-ñas explotaciones, por una parte, y la evolución de las explota-ciones, por otra. Mientras que los autores de la línea de Servolinse limitan a constatar la existencia de las pequeñas explotaciones.Otros autores, como Postel-Vinay se apoyan en análisis históri-cos de la transformación de un modo de producción a otro. Nues-

(88) El maiz de Rrano para la alimentación de las aves también para el consumodoméstico.

-lí^ĵ

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tro trabajo utiliza una óptica distinta. Este consiste en un estudio delas posibilidades económicas que presentan las explotacionesactuales y un análisis de los elementos que pueden permitir sudesarrollo en el futuro. Es una prospección económica de lasunidades de explotación actuales. Basándonos en los resultados dela misma, consideramos que es posible avanzar algunas hipótesissobre la posible evolución en el futuro. Si las prespectivas econó-micas que se le presentan a la pequeña explotación son brillantes,parece lógico predecir que tales estructuras se prolongarán en elfuturo. Si, al contrario, los problemas económicos son acucian-tes , parece también legítimo inferir que las posibilidades de abandonode las explotaciones aumentan. Además se estudian las posíbilidadesque presentan para estas estructuras de producción diversos elemen-tos de modernización. Se intentan evaluar las posibilidades que pue-den presentar las mejoras en el aparato productivo, variaciones en ladimensión de la explotación e incluso cambios en el sistema decomercialización, tratando de detectar las posibles líneas de desa-rrollo futuras. A los resultados así obtenidos puede aplicarseles elmismo criterio anterior : Si ofrecen buenas nrespectivas econó-micas, es probable que las explotaciones actuales o modernizadasperduren, difícilmente será así en caso contrario.

Más importante y significativa es la segunda diferencia en elplanteamiento del análisis. Hemos visto como todos los autoresresumidos más arriba que estudiaban la permanencia de las explo-taciones familiares y postulaban su estabilidad, parten de que, portratarse de formas de producción correspondientes a la pequeñaproducción mercantil, los titulares de las explotaciones actuabaneconómicamente únicamente buscando la sobrevivencia comoexplotación. Buscan solo la obtención de un salario por su trabajoe ignoran la remuneración a su capital. Solamente aceptando esteplanteamiento pueden las explotaciones agrícolas familiares sub-sistir y competir con las grandes empresas agrarias. Pues bien, ennuestro contexto no es posible aceptar tal supuesto. En la zona aque nos referimos, en la época en que se realizó nuestro estudiotal presupuesto es absolutamente erróneo y no concuerda ni remo-tamente con la realidadg^. En un contexto de capitalismo desa-

(89) Dudamos tambien de que este supuesto sea realista en el contexto deEuropa Occidental a la que se refieren los autores mecionados.

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rrollado, inmersos en un ambiente y en su sistema totalmentedirigido a la búsqueda del beneficio, los pequeños agricultoresvascos tratan de obtener para su capital una rentabilidad por lomenos aproximada a la que pudieran obtener con el mismo endedicaciones alternativas. Más todavía, no sólamente el beneficiode capital será computado, sino que el coste de oportunidad porsu actividad laboral será también tenido muv en cuenta. Preten-der que el pequeño agricultor sólamente busca una remuneraciónpor su trabajo en su actividad económica en la agricultura nosparece que requiere o bien suponer que los campesinos de los paí-ses desarrollados viven ajenos, aislados del entorno social en elque se desenvuelven, sin ser impregnados de la ideología domi-nante y sus vaiores, o bien que son incapaces de efectuar un cál-culo económico elemental y de percibir que su capital no obtienebeneficios. Nos parece un presupuesto absolutamente gratuito eilegítimo acerca del campesinado del estado español en la actualidad, y mucho más respecto a los de Europa Occidental oEstados Unidos^fl. No entendemos cuáles son los mecanis-mos que permiten inferir que los valores capitalistas impregnantoda una sociedad menos a los pequeños agricultores que per-manecen "íncontaminados". A este respecto consideramosmás acertada la concepción de Lisovskij que señala "El cambioen la psicología empresarial refleja la modificación técnica-económica que ha intervenido en la agricultura y ha llevado ala eliminación de la diferencia de actitud empresarial agrícola yla de cualquier otro sector. En la agricultura menos desarrolla-da de Europa continental esto se expresa en una inversión (` `in-debolimiento") del legado secular que ligaba al campesino a sutierra cuando su trabajo no le daba un rédito suficiente. EnUSA esto se expresa de forma todavía más evidente en cuantoque la actividad empresarial en el campo de la agricultura vie-ne considerada -al menos teóricamente- como una de lasformas de "negocios" análoga a cualquier otra, porque da be-neficios "^ 1 .

(90) Da la impresión de yue ni aún los estudios preocupados por la agriculturapueden liberarse de la imagen peyorativa del campesino analfabeto, con boina, eincapaz de entender nada.

(91) Lisovskij, páx. 354

5l^

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Por tratarse de un aspecto que condiciona totalmente elanálisis que presentaremos, y nuestra actitud frente a los quehemos comentado, precisaremos un poco más al respecto. Dis-tinguiríamos varios niveles en la afirmación que realizamos:

Primer nivel. - El agricultor vasco actual confronta cons-tantemente los frutos de su actividad económica en la agricul-tura con los beneficios que pueda obtener con la dedicación al-ternativa de sus recursos en otras utilizaciones. En ocasiones,es posible que la complejidad de esta comparación haga que nosea fácilmente captada e induzca a concluir que solamente estáinteresado en su sobrevivencia como explotación. Tratemos dereflejar el planteamiento del agricultor:

Normalmente el campesino dispone, por herencia, de unatierra (o el derecho a su utilización) y unas instalaciones bási-cas. Aplica a ellas su trabajo y el de su familia y obtiene unproducto por su actividad. Pero, como se ha señalado por otrosautores más arriba, la competencia con otras explotacionesy la absorción del proceso tecnológico imprescindible para al-canzar un nivel de vida adecuado le exige una inversión, cons-tantemente creciente, de nuevo capital. Es un primer error,por tanto, partir de que solamente se da la reproducción sim-ple de capital. En los últimos años en la agricultura euskal-dun ha aumentado muy considerablemente la inversión en laexplotación y la intensificación y el volumen del proceso pro-ductivo. Se han reinvertido cantidades considerables de capitalteniendo en cuenta los excedentes que han permanecido enmanos del productor. Que en términos absolutos, o compara-dos con las actividades industriales estos sean reducidos nopermite inferir en nin^ún momento que nas hallamos bajo losesquemas de la reproducción simple. Durante bastantes añosel agricultor euskaldun ha acumulado e invertido en la explo-tación todo lo que le permitían los márgenes brutos obtenidos,y en bastantes ocasiones, incluso se ha recurrido a fuentes ex-ternas de capital. Esto le ha permitido una intensificación de laproducción, y por ende, un aumento considerable de la mis-ma, a pesar de una mano de obra en constante e importantedisminución. Precisamente la crisis del caserío eukaldun co-mienza en el momento en que le agricultor percibe que la uti-lización de sus recursos productivos es menos rentable en la

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agricultura que en otras ocupaciones. A partir de este momen-to no tendrá interés ninguno en ampliar su capacidad de pro-ducción y solamente invertirá en lo que sea absolutamente im-prescindible para mantener una carga de trabajo soportable, di-rigiendo su acumulación hacia otros objetivos ajenos al sector. Elestancamiento de las explotaciones, su falta de interés en nue-vos procesos, sistemas e intensificaciones de la producción sondebidos, precisamente, a que el agricultor capta que invirtiendoen la explotación agraria la rentabilidad obtenida está por deba-jo de la tasa media de beneficio, y no está dispuesto a ello. Estaserá la razón que paralizará toda innovación en su explotación.

Segundo nivel. - La percepción de este fenómeno está com-plicada por la existencia de un capital base (el que se disfrutapor herencia) que puede ser muy difícil de recuperar si se aban-dona la explotación. La rentabilidad negativa que supondría esteabandono puede en ocasiones justificar una continuidad en laexplotación aparentemente no rentable. Pero no es así, sinoque es precisamente insistimos, un cálculo muy estricto de larentabilidad gloóal de sus recursos la que motiva sus decisio-nes. Un agricultor dispone de dos recursos fijados a su explota-ción: la tierra e instalaciones y su mano de obra. Si no puedeutilizarlos en otros sectores es posible que sea más rentableseguir invirtiendo el capital adicional en la explotación, pordebajo de la tasa media de beneficio para este último, porqueel beneficio final global que se puede obtener con la totalidadde sus recursos es todavía superior que el que pueda lograrsecon una rentabilidad más alta de los recursos adicionales. Perosi este beneficio global es inferior al medio que pudiera obte-nerse en otros sectores, al agricultor planeará abandonar suexplotación en el futuro. Con esta lógica, el agricultor euskal-dun, por ejemplo, quizá no pueda abandonar su explotación porsí mismp, ya que no puede colocar su propia fuerza de trabajoen otro lugar, ni capitalizar su edificio e instalaciones de base,pero realizará plantaciones de pinos para lograrlo en el futuro,preparará a sus hijos para ocupaciones fuera del sector e inver-tirá sus fondos líquidos en valores industriales. En un contextocapitalista el agricultor no se contenta con sobrevivir, sino quebusca para su actuación económica una rentabilidad compara-tiva a la que pueda obtener en otros sectores. De aquí la pro-

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funda insatisfacción de los aRricultores actuales, precisamenteporque no pueden obtener esta rentabilidad alternativa ni pue-den transformar sus recursos rápidamente para su utilizaciónen otros sectores. Pero entonces planifican para que esta trans-formación se lleve a cabo en la próxima Keneración. El aKricul-tor continuará en la explotación sólamente, y esto es más ver-dad cada día que pasa, si esta le puede proporcionar por lo me-nos una rentabilidad para sus recursos análoga a la de utilizacio-nes alternativas.

Tercer nivel. - En algunos contextos pueden ser extrema-damente difícil obtener una rentabilidad alternativa para el factortierra que no sea proporcionada por la aKricultura. Si la tierrano tiene un valor alternativo es posible que sea más beneficiosopara el aKricultor continuar explotándola directamente, aunquehayan de realizarse nuevas inversiones, imprecindibles por lamecánica del sistema, que abandonarla. Pero juz^ará injusta estasituación y su insatisfacción será creciente. Creemos que estepuede ser un elemento que explique en parte la creciente irri-tación y protesta de los agricultores que, según la óptica deobservación, pueden ser considerados prósperos y disfrutandode un elevado standard de vida. Si en cualquier momento larentabilidad de sus nuevos recursos puede superar el nivel nega-tivo de abandono de su explotación (nueva preparación y empleode su hijos, por ejemplo) es muy probable que tome la decisiónde abandonar la aKricultura o quc continuará en ella duranteel resto de su vida, pero sin nuevas inversiones, meramenteaKuardando el final de su vida física. Para nosotros es absoluta-mente irrealista partir de que el aKricultor de la pequeña explo-tación aceptu una remuneración menor, o una no valoraciónde su capital. La sufre, que es totalmente distinto. La "acepta"mientras no tenKa alternativa ninKuna. Pero planeará para dejarde hacerlo. Si no lo puede hacer por sí mismo demorará sudecisión una generación, pero en ninkún caso aceptará estable-mente esta situación. El masivo abandono de la agricultura, ypor aKricutores propietarios de la tierra, parece probarlo.

De aquí que si la pequeña agricultura está basada en la acep-tación de una no rentabilidad no pódra ser, en ningún caso, unasobrevivencia estable. Los autores mencionados parecen partirde la posibilidad de que la obtención de una remuneración por

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el trabajo, justifica la aceptación de una no remuneración parael capital. Este razonamiento sólamente podría ser válido encaso de que el desempleo fuese masivo. En la Europa Occidentalde 1977, y a pesar de los niveles crecientes de paro, no pareceque pueda analizarse una situación generalizable partiendo detal premisa. Si esta no es la causa, ^cuál puede ser el motivo dela aceptación de la no rentabilidad del capital? No la podemospercibir ni nos parece ha sido justificada por ninguno de losautores tratados. Como ya tenemos dicho, negar al agricultor,v especialmente a un agricultor que tiene que aumentar sucapacidad productiva mediante fuertes inversiones, utilizaciónde inputs externos, y que produce para un mercado monopolistafuertemente organizado, la capacidad de percibir y ser influídopor lo que sucede a su alrededor, afirmar, sin más justificación,que no pretende la valorización de su capital, es considerarleun ser aparte lejos del mundo que le rodea. No creamos queestá en absoluto justificado el considerar de este modo a losagricultores europeos, desde luego es absolutamente falso en elcaso del agricultor euskaldun.

Por tanto, en nuestro trabajo, partimos de que para que lapequeña explotación familiar sea considerada "rentable" en elpresente y con posibilidades de sobrevivencia en el futuro, tieneque proporcionar unos beneficios al capital y una remuneración altrabajo, por lo menos próximas a las que puede alcanzar en otrossectores92.

A partir de esta premisa se estableció un modelo de Progra-mación Líneal que reflejase el entorno de decisión anual del la-brador euskaldun, bajo los supuestos de que se trata de obte-ner el máximo beneficio para sus recursos pero sujeto a undeterminado nivel de riesgo que no está dispuesto a sobrepasar.La solución a este modelo proporciona el plan de producciónóptimo del agricultor en las condiciones específicas del modelo,que en teoría, deben reflejar el universo económico campesino.Si este plan óptimo se aproxima suficientemente a la conductareal del agricultor puede aceptarse que el modelo refleja la actua-

(92) Adviértase quc en roda esta parte de nuestra exposición se hu omitido-deliberadamente- clasificar al pequeño aKricultor como peyueño productormercantil o producror capitalista, ya que será un aspecto del que trataremos más

adelante en este trabajo.

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ción probable del mismo. Por tanto, puede inferirse que si lascondiciones que refleja el modelo cambian -siempre que noimpliquen una restructuración total de la situación o entorno dellabrador- las soluciones correspondientes del modelo reflejanlas alternativas y la conducta probable del labrador. De estaforma, a través del modelo básico, se van explorando modifica-ciones en el mismo hasta obtener un abanico de las probablesalternativas de actuación de la explotación familiar. La compa-ración de estas alternativas agrícolas, con aquellas externas alsector nos proporcionará la información que nos permita proyectarla posible dirección de actuación del sujeto y, en consecuencia, lapermanencia o no de las explotaciones que dirigen.

Con este modelo se calcularon, en primer lugar los ingresosmáximos de un caserío tradicional, típico, representativo de loque la mayoría de explotaciones podría obtener. Resulta así queel margen bruto anual por todos los conceptos (es decir, inclu-yendo la remuneración al trabajo, el interés al capital invertidoy el beneficio empresarial, en las condiciones de 1973, eraaproximadamente de medio millon de pesetas (543.000 ptas.exactamente) para una explotación de 5 Ha. de tierra cultivable.

La cifra puede parecer relativamente adecuada para el caseroeuskaldun si se considera que, en la misma época, un salariomensual de 20.000 ptas. (280.000 anuales) para el obrero indus-trial no cualificado se consideraba relativamente satisfactorio.Si detuvíéramos aquí nuestro análisis podríamos pensar que,efectivamente, estas explotaciones proporcionan una remune-ración al trabajo superior a la de las oportunidades alternativasy que, por tanto, estas permanecerán. Pero ^por qué abandonanentonces los caseros sus explotaciones? ^Por qué más de lamitad de los caseríos euskaldunes se explotan actualmente enrégimen de dedicación parcial?93. ^Es verdad, quizá, queson simplemente las "luces de la ciudad" las que atraen a lajuventud rural? o, alternativamente ^es que los vascos rechazanlos beneficios económicos en favor de otros valores?94.

(9i) Explotación de los caserios combinada con el empleo industríal de losmiembros en edad laboral de la familia agricultora. Esto supone que ningúnmiembro adulto de ia familia se dedica exclusivamente a la explotación agraria.

(94) Tal es la tesis sostenida por D.J. Greenwood en su obra "Unrewardingu^ea<1h" referente a la evolución de las explotaciones agrfcolas en Fuen[errabia,Guipúzcoa.

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La solución no es tan simple, evidentemente. Es necesarioprecisar un poco más este resultado. Anotemos los aspectossiguientes: a) la cífra de medio millon de ptas. se refiere almargen bruto, es decir, que no se han deducido de la mismani los gastos fijos de la explotación, ni las amortizaciones, elementos que disminuyen considerablemente el importe total dispo-nible, el inRreso neto del labrador por su actividad económica;b) la cifra mencionada responde a la remuneración total por laactividad de toda la familia, por todos los conceptos. En términos de trabajo esta supone una aportación de horas de trubajnrea/izadas superior a las 7.000 al año, míc:ntras que en la jorna-da anual de un obrero industrial es menor a las 2.000 horasanuales. Par tanto, la remuneración akrícola corresponde a másde 3,5 veces la cantidad de trabajo realizado por un obreroindustrial en un año. En términos horarios la remuneración deun trabajador industrial con un salario de 20.000 ptas. mensuales es de 134, 50 ptas. por hora, mientras que los ingresos porhora trabajada en la explotación agraria no alcanzan las 70ptas/hora, incluyendo en esta cantidad la remuneración por todoslos conceptos. Dicho de otro modo, si en la agricultura se traba-jase por un salario horario análoko al industrial habría de perci-birse, sólamente por el trabajo realizado, la cantidad de 953.103ptas. anuales^ 5. Es evidente que tras estas precisiones la situa-ción no parece tan ventajosa como podría deducirse del párrafoanterior.

Es necesario profundizar todavía más en el análisis de 1asituacíón económica del caserío. En el párrafo anteriar hemosestablecido una comparación entre el casero eukaldun y el obreroindustrial. Aunque Servolin y los demás autores mencionadosopinan que de tal forma se autoclasifica el pequeño agricultor,esta similaridad, sin embargo, es totalmente arbitraria y gratuita,dado que no existe razón alguna más que la costumbre para equi-parar al obrero industrial con el pequeño empresario aKrícola delpaís. La naturaleza de ambas actividades es significativamentedistinta. EI trabajo en el caserío supone un nivel de conocimien-

(95) Claro está qur una sol,i persona n<^ podría rcali^.ar este trabajo, ni yuctampoco todas las personas que trabajan en el caserio pueden adoptar p<x unempleo industrial, pero como un indice aproximado de la disparidad dc renumeraciones puedr ser aceptado en esre contexto.

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tos, de especialización y de asunción de riesgos que no corres-ponde con la categoría del trabajador industrial no cualificado.No hay, por tanto, motivo al^uno ló^ico para equiparar ambostrabajos e iKualar ambas remuneraciones. E1 casero es un empre-sario aKrícola, el obrero industrial compromete únicamente sutrabajo personal. El casero compromete en su empresa no sola-mente su propio trabajo sino también sus medios de producción.Emplea en su explotación una tierra, unas instalaciones y uncapital que pueden ser dedirados a la aKricultura o a otras activi-dades alternativas. Ya hemos señalado que el pequeño agricultores consciente de este hecho y, por tanto, en el cálculo económicohay que incluir tales elementos. La forma correcta de realizar elcálculo consiste, ya hemos señalado más arriba, en tener en cuen-ta estas posibles rentabilidades aliernativas y compararlas con laproductividad de los recursos en la agricultura. Sólamente si losbeneficios obtenidos en esta última son i^uales o superiores a losbeneficios que proporcionarían en otras actividades productivas,está justiEicada la dedicación a la agricultura. Y esto no solamentees aplicable a nivel de casero, de sujeto económico individual,sino también a nivel de comunidad, ya que emplear los recursosproductivos en actividades de rentabilidad menor supone una uti-lización ineficiente, antieconómica de los mismos, dado quepudiera utilizarse para mayor producción de riqueza en otras acti-vidades. Este concepto de valoración de la utilización alternativade los recursos, conocida por los economistas como "coste deoportunidad" es crucial en situaciones como la que aquí intenta-mos reflejar. En la vida real se traduce por la práctica de cual-quier poseedor de recursos productivos que se pre^;unta constante-rnente ^dónde me producen más> Nuestros "irracionales" case-ros utilizan este concepto computando los inkresos totales queobtendrían con la dedicación de sus recursos a diversas alternati-vas y comparándolos con la rentabilidad de su explotación agraria.

En un sistema económico desarrollado, los recursos de quedispone e1 casero tienen abiertas múltiplrs alternativas de aplica-ción: su trabajo pueden dedicarse al empleo industrial, sus dispo-nibilidades líquidas encuentran un cauce en las institucionesfinancieras u otras múltiples alternativas de inversión, en unare^;ión en constante expansión industrial, y, la tierra el menosmóvil de los recursas, dispone también de un amplio mercado en

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el país, donde, junto a una reducida extensión total existe unafuerte demanda para usos industriales, edificación urbana o utili-zación turística`^(^. Además, las plantaciones de pinos suponenuna alternativa sekura de rentabilidad mínima que, por tanto,constituirán los beneficios mínimos con los que habrá de compa-rarse la rentabilidad de la explotación akrícola. La posibilidadalternativa de utilización de los recursos ha de tomarse, pues, encuenta para evaluar adecuadamente la rentabilidad del caseríoeuskaldun y sus perspectivas de futuro.

Realizada esta operación para el caserío tradicional, estimada,si bien likeramente subvalorada la rentabilidad potencial alterna-tiva de los recursos hoy aKrícolas (rentabilidad alternativa delcapital R%, remuneración únicamente del trabajo del cabeza defarnilia a nivel de obrero industrial, y rentabilidad de la tierraanáloKa a la de las plantaciones de pinos), y comparada con losinkresos aKrícolas máximos que se pueden obtener en la actuali-dad de la explotación se producen los resultados siRuientes parael caserío tradicional:

Actividad aRraria Utilización alternativa delos recursos

Excedente total (por todos los

conceptos) por la actividad

al;rariu

Caserío con silos Sin silos

Caserío tradicional Trabajo industrial, pecínTierra, Plantacicín pinosCapital al R% 1 3^.750 pts. 4R.939

Caserío tradicional Trabajo industrial oficia!Resto igual anterior (i4.750 NeKativu

Caserío tradicional Cualquier otra situación NeKativa NeKativa

(96) Para un análisis más detallado del mercado de tierra en el pais véasenuestro trabajo: "La industrialización y el caserío". En l.ecturas de historrveconbmrca de EsparTa, páR. 367-370. Editorial Oikos. Eds. R. Aracil y M. GarcíaBonafé.

SK

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Teniendo en cuenta que 134.000 ptas. -excedente máximopor la actividad aRrícola- incluye los gastos fijos de la explotacióny la amortización de la maquinaría, se deduce clarísimamente queno compensará económicamente dedicarse a la agricultura. Laexplotación tradicional del caserío no es rentable y no tiene,entonces, posibilidades de sobrevivencia en el futuro. A1 caseroactual que puede obtener en la industria siquiera un puesto depeón, le resulta más ventajoso económicamente colocar su capitalal 8%, plantar la tierra de pinos y convertirse en un obrero nocualificado, que dedicarse a la explotación agraria de su caserío.Mucho más, evidentemente, si su cualificación profesional en laindustria es superior, y todavía más si tenemos en cuenta quecomo remuneración alternativa del trabajo solamente hemosconsiderado el del cabeza de familia, ignorando unas 5.000 horasde trabajo que se realizan en el caserío por encima de la jornadaindustrial.

A la luz de esos cálculos sur^en varias líneas de reflexión :a) sí, efectivamente, siendo esta la situación de los al;ricultores

continuaran en su explotaciones la única explicación posible paraello sería la proporcionada por Servolín y los demás autores men-cionados. Solamente aceptando una remuneración menor a la dela utilización alternativa de los recursos, 97, es decir estimandoúnicamente la sabrevivencia, sin tratar de abtener un beneficioen el capital invertido, puede permanecerse en la explotación.Una permanencia de las pequeñas explotaciones, por tanto,permitiría deducir que los autores ya tantas veces mencionadastienen razón.

Pero, b) el hecho es que las explotaciones no permanecen. Esevidente y palpable a nada que se conozca el país que el número deexplotaciones activas^R han disminuido grandemente y, todavíamucho más evidente, que la juventud que hoy vive en los case-ríos se prepara exclusivamente para los empleos urbanos. En unaestimación realizada partiendo de los datos del país se observa que

(97) No solamente la del capital, sino ixualmente podría considerarse que seacepta una remuneración menor para el trabajo.

(9R) En los últimos años se asiste al mantenimiento de la vivienda en elcaserío, simultáneamente con el abandono de la explotacicSn productiva. Pareceque los caseros euskaldunes han descubierto rápidamente las ventajas de vivir encl campo cuando esto no presupone un abandono del modo de vida urhano.

Sy

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de los 5.425 caseríos actuales a dedicación total, solamente secuenta con 420 caseros probables en el futuro. Estas cifrasindican que la desaparición de los caseríos, simplemente porfalta de caseros, será un hecho a menos que cambic:n radicalmente las situaciones del caserío y la industria en el país. Y, ennuestra opinión, este fenómeno prueba que el casero actual noacepta su dedicación a la explotación a menos que pueda percibirun beneficio por su capital y obtener una remunc:ración por sutrabajo, si no igual, por lo menos próxima a los ingresos quepudiera obtener en utilizaciones alternativas. El lento ritmo dedesaparición de las explotaciones es, en nuestro contexto, debidoa que fundamentalmente hasta épocas recientes no había alterna-tivas para el trabajo, ni se obtenía de la explotación un excedenteque se pudiera reinvertir, por una parte, y por otra, que la adap-tación a las nuevas condiciones supone frecuentemente que hayade transcurrir una keneración para que los hijos del agricultoractual puedan acceder a empleos industriales, pero no, ni remotamente, porque se acepta e ĵercer una actividad productiva sinintentar valorizarla en términos capitalistas.

Finalmente c) estos cálculos permiten refutar las acusacionesde '`irracionalidad" o'`comodidad" o``abscripción a nuevosvalores" que se efectúan para "justificar" el abandono de lasexplotaciones. Cuando el casero abandona su explotación lo hacebasándose en un cálculo correcto _v en una acertada actuacióneconómira que, probablemente no será articulada en térmínosacadémicos, pero no por ello es menos prccisa en su realización.Antc las alternativas que se le presentan de utilizar sus recursosen otras actividades, el casero concluye qae es más ventajosodedicarlos a éstas que continuar con su explotación agraria. Conperfecta lógica y sin romanticismo acepta la decisión que le resultamás conveniente. Si por su edad no puede acceder a un empleoindustrial ya hemos dicho que su decisión se demorará una gene-ración. El continuará en el caserío pero colocará sus ahorros enotros sectores y, sobre todo, procurará proporcionar a sus hijosuna educación profesional industrial que les permitirá su inserciónen el mundo fabril y urbano completando ellos la decisión paternay logrando así el máximo aprovechamientó de los recursos desdeel punto de vista del bienestar cconómico familiar.

No sería legítimo, sin embargo, limitar a un análisis el case-

b( I

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río tradicional actual este comentario. Como ya se ha explicado,las explotaciones agricolas familiares han realizado, y están reali-zando, grandes esfuerzos de modernización y adaptación a condi-ciones cambiantes. Las explotaciones agrarias de Guipuzcoa yVizcaya no son una excepción a esta tendencia, sino que se obser-van en la zona esfuerzos significativos de intensificación de laproduccíón mediante la mejora de las instalaciones ganaderas y lamecanización. Por esto es necesario ampliar el estudio del caseríopara recoger las variaciones a la situación actual y modificacionesen su aparato productivo que puedan establecerse, evaluando siestas pueden convertir a la pequeña explotación agraria en unaproposición económicamente rentable.

Para ello tenemos que estudiar, por una parte, las perspectivasdel caserío si cambian las condiciones externas que más inmedia-tamente le afectan, especialmente si varían los precios y canalesde comercialización de sus principales productos ; por otra, hayque analizar las posibílidades que presenta la mejora interna delaparato productivo mediante la ampliación de las instalacionesganaderas, la incorporación de nueva maquinaria, la experimen-tación de nuevas técnicas de producción y, finalmente, la amplia-cíón de la dimensión de la explotación, bien en la explotaciónindividual o por medio de cooperativas de produccíón.

Analizando las consecuencias que para el caserío tendría unaumento en los precios de los principales productos, o una mejoraen los canales de comercialización que disminuyesen o eliminasenen gran parte el riesgo comercial -no olvidemos que el riesgo esuno de los elementos determinantes de los planes del labrador-se observa, como es lógico, que la situación del caserío mejora.De todos modos, aún considerando aumentos en el precio de laleche del 88 % o del 60 % en el precio de la carne, el margen brutototal que puede recibir el empresario no es nunca superior a las868.000 ptas. Aún suponiendo unos aumentos de precios absoluta-mente utópicos la cifra total de ingresos permanece baja. Compa-rando estos ingresos con la rentabilidad alternativa de los recursosen otras oportunidades resulta que, si el casero puede obtener unempleo industrial de peón y vender la tierra a 154 ptas. el m2ya no !e compensa la actividad agricola ni aún con estos altos pre-cios o ventajosos sistemas de comercialización para los productos.Si la categoría profesional del casero en la industria es más eleva-

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da con un precio menor por la venta de la tierra lleKaría el mismoresultado. Así, si el casero pudíera ocupar una plaza de técnico,con un salario mensual de 35.000 ptas., le bastaría con vender sutierra a 84 ptas. mz para que los ingresos alternativos fueransuperiores a los agrícolas. Sólamente si la tierra no puede ven-derse y la única alternativa es plantar pinos, puede resultarrentable el caserío a partir de aumentos de precios superioresal 35% para la leche o al 45% para la carne. Hay que teneren cuenta, además, que estos aumentos de precios tienen queser netns, es decir, sin que aumenten paralelamente los pre-cios de los inputs necesarios para la producción de estas mer-cancías. Añadamos a esto la consideración de que en el futuro esmuy probable que los hijos de los actuales caseros podrán obtenerempleos industriales de categoría superíor y que las mujerestrabajarán también en empleos industriales -ya está sucediendoactualmente- por lo que no sería legítimo no computar, como lohemos hecho hasta ahora, la rentabilidad alternativa del trabajode las últimas. Si se tuviera en cuenta el trabajo de las mujeres, elcaserío solamente podría justificarse económicamente con aumen-tos de precios del 70 % para la leche o del 60 % para la carne,y esto únicamente si el cabeza de familia sólamente pudiera ganar20.000 ptas. al mes y su conyuge 15.000. En todos los demáscasos es más rentable dedicarse a la industria y plantar la tierrade pinos.

El caserio a dedicación parcial presenta mejores posibilidadeseconómicas. En esta situacíón la combinación del empleo indus-trial con la agricultura es rentable, ya que los ingresos agrícolasse superponen a la remuneración industrial. Sin embargo, estesistema requiere unos tremendos ritmos de trabajo para el caseroy toda su familia, especialmente para la mujer casera, forzándolesa una vida exclusivamenie dedicada a trabajar: Si añadímos a lajornada industrial del cabeza de familia las horas necesarias alcaserío resulta una jornada anual de 8.274 horas de trabajo queequivale a cuatro jornadas anuaíes de la industria que, sin embar-go, han de ser cubiertas por el matrimonio casero y la ayuda,cada día más reducida, que le prestan sus hijos en edad escolar oen la industria, y los ancianos. Este ritmo de trabajo es, evidente-mente, agotador, por lo que nos preguntamos hasta donde elcasero, que convertido en trabajador industrial y con sus tierras

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dedicadas a los pinares, puede alcanzar unos ingresos relativame-te elevados, estará dispuesto a sacrificarse y sacrificar a su familiapara obtener un aumento de ingresos que, además de no sermuy considerable, le impide disfrutar de los mismos. No pareceesta opción una alternativa permanente. Esta opinión queda corro-borada si observamos que hay poquísimos, si alguno, caseros quese dediquen a la explotación a dedicación parcial y constituyan lasegunda generación familiar en este sistema. En general la dedica-ción parcial se encuentra en los caseríos en que los padres fueroncaseros a dedicación exclusiva. En la práctica la inmensa mayoría delos caseríos parecen seguir la secuencia siguiente : explotaciones adedicación exclusiva regidas por el padre del actual cabeza defamilia, conversión en explotaciones a dedicación parcial cuandoel hijo adulto toma el relevo en la dirección de la explotación, ydesaparición de la explotación agraria o reducción de la misma aniveles mínimos99 cuando el hijo de este haya de convertirseen jefe de la explotación.

Podría preguntarse si no sería rentable el mantenimiento deexplotaciones a dedicación parcial pero con una dedicación detrabajo más reducida de la que hemos señalado como necesaria.Esta solución es difícil por dos elementos: a) la ganadería, aún enun reducido número de cabezas requiere una atención diaria, fija,que es muy difícil disminuir por debajo de cierto nivel. Por ejem-plo, la mera existencia de una cuadra, siquiera sea con cuatroanimales, necesitará aproximadamente siete horas de trabajodiarias entre limpieza, atención a los animales y provisión deforraje que estos necesitan. Esta característica hace muy difíciluna reducción considerable en las horas de trabajo. Y b) si serebaja la dedicación, lógicamente se disminuye la producción ylos ingresos obtenidos que, en tal caso no alcanzan ya el nivel sufi-ciente para justificar la actividad agraria. Es pues muy dificíl com-binar la dedicación parcial can pocas horas de trabajo con nivelesde rentabilidad que justifiquen la dedicación a la explotación.

(99) La construcción de pistas y la disponibilidad de automóviles ha hecho quese mantengan los caseríos como ]ugares de residenda. Es posible que en estos semantenga el huerto familiar y, mientras vivan los padres, un par de cabezas devacuno, pero tanto el volumen de la producción, como la importancia concedida zla agricultura, se convierte en un aspecto totalmente marginal a la economía yatención familiar. Constituye más un hobby que una actividad productiva,

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Quedan, pues, por considerar las posibilidades que presenta latransformación interna de la explotación com^irtiéndola, en aproximaciones sucesivas, en la moderna empresa agraria, con considerables instalaciones, una mav_ or extensión v nuevas combinaciones de producción, así rnmo las perspectivas que presentan lascooperativas de producción. En los párrafos siguientes resumimoslos resuitados ohtenidos al considerar todos estos e]ementos:

El caserío, aún modernizado, no tiene ninguna posibilidad desobrevivencia en su dimensión actual. Es más, si se introducenelementos de modernizacíón (como aplicación de las instalacionesganaderas o un nivel más elevado de mecanización) en las explo-taciones actuales, la situación del labrador empeora. Es deeir, quelos ingresos adicionales que pudieran obtenerse por medio de lamodernización, con !u actuu! drmensión, no compensan los gastosde modernización. Así, si en una explotación de cinco ha. seaumenta la capacidad ganadera, los márgenes brutos anualesdi.rminuyen en 50.0^0 ptas. aproximadamente, o el equivalente al12,75 % de los márgenes brutos anteriores. Y lo mismo sucede sise aumenta la mecanización. Lo cual es muy lógico pues 5 ha. deextensión no permiten ampliar la producción lo suficiente comopara equilibrar el nuevo coste de las instalaciones. De hecho, losagricultores vascos son muy conscientes de este resultado, puesningún labrador que disponga únicamente de 5 ha. o menos (elcaso más frecuente) inicia procesos de modernización. Nos encon-tramos con una primera posición: -La explotación tradicional noes rentable y no puede, por tanto, sobrevivir. Luego tiene quemodernizarse.

-Pero para modernizarse económicamente necesita tener unaextensión superior a las 5 ha. Luego, se impone, como primerelemento para la sobrevivencia el disponer de fincas de mayordimensión.

Pero en este caso nos encontramos con un problema insalva-ble en el contexto del caserío euskaldun : Dados los altos preciosde la tierra en el mercado, si la tierra adicional que el caseríonecesita para hacer rentable su modernización, ha de pagarse alos precios habituales del mercado, el coste anual de la misma superaa la rentabilidad que puede obtenerse de la explotación agraria mo-dernizada. Todavía más, aunque se pudiera obtener tierra adicionalen el precio equivalente a la rentabilidad de los pinares -precio

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mínimo al que lógicamente se encontrará en el mercado- su costesupera a los posibles márgenes netos.

En otras palabras, que en las condiciones actuales la rentabili-dad agraria de la tierra adicional está por debajo de las plantacio-nes forestales, por lo que ya al precio equivalente a la rentabilidadde éstas, no compensa ampliar la explotación mucho menostodavía si el precio de mercado es superior a aquélla, aspecto muyprobable como ya hemos indicado al comentar sobre el mercadode la tierra. Nos encontramos, entonces en un impasse crucialpara el desarrollo de la agricultura de la zona : el caserío pequeño,de la dimensión tipo actual, no tiene posibilidades de sobrevivir,pero tampoco es rentable comprar tierra para ampliarlo en elsupuesto de que al^uien quisiera venderla.

Esto dejaría únicamente a los caseríos que ya son mayores,con al^unas posibilidades de sobrevivencia, y siempre suponiendoque éllos no pudieran vender su tierra. Para obtener unos ingre-sos aceptables del caserío son necesarias por lo menos unas 20 ha.de terreno cultivable y considerables inversiones en maquinaria einstalaciones. Según el II Censo Agrario de España, en la Regiónhabía 2.005 explotaciones cuya dimensión esté comprendida entrelas 20 y las 50 ha.l^>f). Pero en esta clasificación está incluidala tierra cultivable más la forestal, por lo que el número decaseríos con 20 ha. de tierra cultivable será considerable-mente menor de lo que tal cifra indica. Este reducido número deexplotaciones son las únicas que parecen representar condicionesfavorables para la sobrevivencia. Y esto, insistimos únicamente siéstas no pueden vender su tíerra a los precios normales delmercado.

Hay una sola excepción a esta situación : Si se introducen enel caserío las actividades de explotación animal que hemos deno-minado ``industrializadas" por no utilizar tierra y consistir en laproducción masiva de animales: granjas avícolas, porcinas y decunicultura. Los ingresos que pueden oótenerse son considerable-mente más altos que en la agricultura ``normal" o modernizada

(100) Las explotaciones mayores de esta dimensión, de las que según el Censoexisten 490 en las dos provincias, no pueden ser consideradas caserios. Normal-mente corresponden a institucinnes que no las exptotan mediante la agricultura, sibien hay que mencionar también la existencia de alguna finca agraria de carácter'`latifundista" en términos relativos a las demás de la región.

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o yue en actividades alternativas. Ahora bien, esta "solución"no nos parece tal para empresas a^rarias ya que presupone elabandonar la utilización de la tierra. En nuestra opinión estasactividades, aunque de producción animal, no pueden denomi-narse Ranaderas en el sentido tradicional de la palabra, sino,como hemos señalado al principio "industriales". De aquí quelos buenos resultados yue éstas permiten obtener no sean más queconfirmación de la falta de rentabilidad de las actividades aRrariaspropiamente dichas frente a las industriales. Por lo menos en estesector se cumplen ampliamente las presunciones de economías deescala que permite la ^;ran producción.

También se han estudiado las posibilidades que pudieran ofre-cer las cooperativas de producción de un reducido número desocios. Los resultados indican que si no se introducen las activida-des que acabamos de denominar "industriales" tampoco lascooperativas presentan posibilidades que permitan suponer queésta será la línea de desarrollo en el futuro. En principio, lascooperativas a^rícolas podrían parecer útiles para disminuir lamano de obra en el caserío. Pero una cooperativa sin unidades deproducción "industrializadas" es menos rentable que el trabajoindustrial, por lo que si se trata solamente de disminuir la manode obra es más rentable trabajar en la industria que participar enuna cooperativa. Esto explica por qué tantos caseros jóvenes pre-fieren conventirse en obreros industriales que iniciar una coope-rativa con su explotarión.

Si la tierra puede venderse a 100 ptas./m2, en ningún caso esrentable el establecimiento de una cooperativa de producción. Sila tierra no puede venderse, la cooperativa puede ser útil sipermite la incorporación de las actividades industrializadas a loscaseros que no disponen de medios propios de inversión. ^n talcaso los beneficios adicionales pueden ascender a cifras entre las200 a 300 mil pesetas anuales, pero para ello es necesario queexistan medios de crédito preferentes para las cooperativas, situa-ción que, en la práctica se da difícilmente.

Las cooperativas pueden ser útiles para dos tipos de personas :por una parte, para los caseros propietarios de tierra, demasiadomayores para trabajar la industria o en el campo y que, por suedad, tampoco esperan ver el fruto de sus plantaciones de pina-res; por otra parte, para aquellos jóvenes que desean permanecer

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en el caserío porque les gusta esta forma de vida, aunque supongaunos ingresos menores que en situaciones alternativas. La eviden-cia, sin embargo, es que es reducidísimo el número de personascon estas características.

Finalmente se estudiaron también las posibilidades de lasexplotaciones que denominamos "extensivas" : explotaciones-absolutamente ficticias, desde luego- de gran extensión y quese dedicasen a la recría de ganado vacuno para carne en régimenextensivo. Se partía de la premisa de que tenían que ser explota-ciones familiares, sin mano de obra asalariada. Los resultados paraeste tipo de explotaciones eran brillantes si no se incluía el preciode la tierra, o la rentabílidad de los pinares. Por este sistema sellegaban a alcanzar las cifras de márgenes brutos más altas porpersona y familia de todas las consideradas en el esiudio, conexcepción de las actividades "industriales". Eran además, muyrentables comparadas con las posibles utilizaciones alternativas delos recursos.

Pero este cuadro optimista se rompía totalmente al introducirla consideración de la rentabilidad alternativa de la tierra. Incluídaesta, las actividades extensivas dejan de ser rentables, como eslógico, pues por definición presuponen una baja intensidad deexplotación de la tierra. Con el sistema extensivo se puede obte-ner una alta productividad por persona empleada, pero no la sufi-ciente para que el factor complementario, la tierra, produzcatanto como en otros usos. Lo más importante es que la rentabili-dad de la tierra en este sistema no llega siquiera a la de lasplantaciones de pinares por lo que el sistema, bajo la iniciativaprivada, aparece como totalmente inoperable.

De todos nuestros resultados se desprende, pues, un puntocomún ; para poder modernizarse y sobrevivir la pequeña explota-eión agraria vasca, tiene gue ampliar su dimensión, pero, simul-táneamente, no es rentable ampliar la dimensión de la explotaciónsi se ha de pagar por la tierra adicional un precio equivalente, noya a los precios de mercado para este factor, sino la rentabilidadalternativa que presentan los pinos. El problema no tiene, portanto, solución. Se produce una contradición insalvable entre lapropiedad privada de la tíerra, y la decisiones privadas individua-les que esta comparta, -plantaciones de pinos en último caso- ylas necesidades ineludibles para la sobrevivencia del caserío

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euskaldun. Solamente con un sistema alternativo de organizaciónsocial que estableciera la actividad económica bajo premisas dis-tintas al beneficio privado y la decisión individual, que suponga lautilización de los recursos bajo el prisma de la utilidad social,puede adecuar el aprovechamiento futuro de los recursos agrícolasdel país con los intereses comunitarios. No hay más remedio queasumir esta contradicción, ya que ignorarla conduciría solamentea imitar al tantas veces denostado avestruz.

Resumiendo: Es ya evidente que según nuestro análisis, enlas provincias de Guipuzcoa y Vizcaya la sobrevivencia de laspequeñas explotaciones agrarias no parece posible. Los agricultoresactuales han demostrado ampliamente regirse por el cálculo econó-mico capitalista al evaluar los resultados de sus explotacio-nes, v el cálculo económico más elemental lleva a constatar la fal-ta de rentabilidad de la dedicación a la agricultura de los re-cursos productivos. Por tanto se planea su reconversión. Esposible que la adaptación a esta nueva utilización lleve cierto tiempo -y depende además en alto grado de condicioneseconómicas ajenas al sector- pero es evidente que su transfor-mación es inexorable. Las pequeñas explotaciones agrarias delpaís no ronstituyen formas de explotación estables, sino fenóme-nos de transición. Es evidente que su desaparición no ha tenidolugar con la rapidez que Kautsky preconizaba, y, como veremosmás abajo, tampoco su evolución será exactamente como él apun-taba, pero de todos los elementos del análisis que hemos recogidomás arriba, y en tanto en cuanto estas predicciones son posibles,parece forzoso afirmar que la desaparición de las pequeñas explo-taciones vascas es un fenómeno lento, pero seguro.

Ahora bien, ^hacia dónde se dirigen las explotaciones actua-les? Evidentemente que no pueden constituirse grandes explotaciones, pues hemos establecido que tal proceso no es en ningúncaso rentable. EI futuro de la agricultura euskaldun bajo el capita-lismo no puede dirigirse a la constitución de grandes explotacio-nes. De hecho, el abandono de las explotaciones que ya ha tenidolugar no ha conducido a una ampliación permanente de las fincascolindantes. Es aquí donde la secuencia kautskiana no es válidapara nuestro contexto. En nuestra opinión, en Guipúzcoa y Viz-caya, las explotaciones agrarias caminan a su desaparición y lautilización de la tierra se diversificará en dos direcciones. En sus

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líneas generales la secuencia que nosotros preveemos podría sercomo sigue :

E1 casero que abandona su explotacibn lo hace porque susalternativas de benefício son superiores en otros lugares. El noquerrá vender su tierra, como mínimo, por debajo de la rentabili-dad que le pueden proporcionar las plantaciones de pinos, y loscaseros que permanezcan en la agricultura, si alguno permanece,no pueden comprarla o alquilarla lo^ . La tierra sólo puede, portanto, dedicarse a utilízaciones ajenas a la agricultura o aplantaciones de pinares. Pero hay otros aspectos, además, querefuerzan estas tendencias: Ya sabemos que el actual propietariode la tierra -agricultor o no- provee a sus necesidades por otrosmedios. La tierra, de constituir un medio de produccidn básico enla agricultura, pasa ahora a convertirse en un ahorro, en unfondo patrimonial que le permitirá una renta o una venta ventajosaen el futuro. El casero euskaldun no tiene prisa por vender sutierra. Las expectativas sobre el precio de la misma le hacenpensar que ésta alcanzará cada vez precios más altos, por lo quese reserva su patrimonio. Sabe que es la mejor herencia que puededejar a sus hijos, y, además, mientras no disponga de ella puedepercibir la renta que le proporcionaran los pinares. Es una inver-sión segura y con un alto valor de futuro. De aquf que, exceptoen situaciones personales muy especiales, únicamente la venderáa precios altísimos para utilizaciones no agrarias, y/o las monta-ñas euskaldunes se cubrirán de pinos esperando hipotéticas opera-ciones especulativas en el futuro. Las amplias extensiones deGuipúzcoa y Vizcaya hoy totalmente cubiertas de pinos insignisprueban la fuerza de esta tendencia. En un futuro relativamentepróximo preveemos que los caseríos actuales constituirán confor-tables viviendas para los sucesores de los caseros actuales, conuna reducida parcela de huerto y jardín para las necesidades ysolaz doméstico, y pinares en el resto campo euskaldun. La utíli-

(101) EI alquiler de la tierra en esta zona se produce de forma absolutamentetemporal, sin ninkuna justíficacicín formal, y sin derecho alguno para el arrendatario. Es una especie de concesión de buena voluntad por parte del propietario, sinninKuna Karantía de continuidad. De ayuí que este tipo de alquiler no puedetlevar, en nin^ún caso, a modificaciones significativas en la explotación de modopermanente.

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zación turística y para viviendas secundarias de otras zonas com-pletarán el cuadro de lo que hoy constituye el agro euskaldunlo2.

EVOLUCION DE LAS EXPLOTACIONESEN OTRAS REGIONES

Es evidente que esta secuencia es únicamente válida para elPaís Vasco, donde confluyen tres elementos importantes: a) unasexplotaciones agrícolas de dimensión extremadamente reducida, b)una extensión territorial muy limitada y una fuerte presión demo-gráfica, y c) un intensísimo fenómeno de industrialización y edifi-cación. En zonas de mayor extensión, y donde la industrializacióny urbanización consiguiente no absorban una parte tan importantede la tierra, es evidente que la utilización no agraria de la mismano puede tener la misma importancia que tiene en nuestro con-texto, tanto en términos de uso real, como en los de creación deunas expectativas que conduzcan a una congelación práctica delmercado de la tierra. Es difícil imaginar, por ejemplo, que lospequeños agricultores de Palencia o Soria retengan su tierra conla esperanza de una posible venta a precios muy altos en elfuturo. La secuencia previsible tendrá que ser diferente.

A pesar de las distintas situaciones, el estudio que comenta-mos y algún trabajo sobre la provincia de León realizado conanterioridadl^i permiten afirmar que la ampliación de la dimen-sión de la explotación, para que ésta pueda modernizarse y sobrevi-vir es absolutamente ineludible. En las zonas de agricultura de seca-no el tipo de mecanización que puede incorporarse a la pequeñaexplotación exige imperiosamente la mayor dimensión. Por lotanto, una tendencia inevitable es la del crecimiento de la dimen-sión de la explotación. Crecimiento posiblemente más factible,pues el precio de la tierra tendrá, en principio, que tener relación

(102) Las consecuencias ecológicas de esta secuencia no son materia de estetrabajo, pero, sin duda, son muy a considerar por la comunidad vasca.

(103) Véase la tesis doctoral: l.os objetivos de !a polltica econbmica y su

reulizacuía .. de M. Echezarreta, UAB, febrero de 1975.

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con su rentabilidad agraria. Ahora bien, en la agricultura españo-la de minifundio se está produciendo un fenómeno no despreciableque puede suponer un cambio importante respecto a la tendenciaanterior, o, más precisamente, un importante retraso en estatendencia. Observamos el aspecto siguiente :

Tras el masivo éxodo de los jornaleros agrícolas del campoespañol, han iniciado también su marcha, en proporcionesaltamente significativas, los pequeños propietarios. Y en relacióncon éstos puede reproducirse, con alguna variante, el análisis querealizábamos más arriba acerca de la congelación del mercado detierras. El pequeño labrador propietario que emigra, en general,no vende su tierra. Se la cede, de modo muy informal, a unhermano o un amigo que permanece en el campo. Su problemaeconómico inmediato se resuelve por su ocupación en la inmigra-ción y la tierra, de nuevo deja de ser considerada como un mediode producción para convertirse en una reserva patrimonial para elfuturo. "Si las cosas van mal..." siempre podrá volver a su tristelabranza. La seguridad, la tranquilidad psicológica que esto pro-porciona al emigrante es importante y hay que tenerla en cuenta.De aquí que en la mayoría de los casos procura no desprendersede la mismal^)4 y la cede en términos de favor a sus amigos oparíentes, pero siempre en condiciones absolutamente informalesy muy precarias de cara a asegurar el disfrute de la misma. Estosupone la congelación de la tierra a la que nos referíamos másarriba. Aspecto que se ve reforzado porque en las condicionesactuales de la agricultura española, los precios que se puedenofrecer para la tierra son muy bajos, lo que elimina el incentivode la venta. De aquí que el abandono de las pequeñas explotacio-nes, por una parte, no vaya necesariamente paralelo con la con-centración de las explotaciones, por otra. Muy probablemente esnecesario el paso de por lo menos una generación para que losherederos de aquellos antiguos labradores, afincados ya totalmenteen la ciudad, vendan su patrimonio familiar a los nuevos propie-tarios de fincas más grandes, no ya pequeños labradores familia-res, sino explotaciones empresariales de mayor dimensión.

(104) En algunos casos la venta de la tierra ha sido necesaria para la compra deuna vivienda en el nuevo lugar de residencia, pero siempre se trata de retener algo

o la mayor parte de tierra.

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Hay otro elemento que podría retrasar grandemente la con-centración de las explotaciones : la evolución económica Reneralde los países. Está claro que el abandono de las explotacionespequeñas se produce cuando hay una amplia demanda de fuerzade trabajo en los sectores industrial y de servicios. La existenciade una ocupación alternativa para su propio trabajo es, sin niKunaduda, la condición necesaria para que pueda dejarse de ser labra-dor. De aquí que si el desarrollo capitalista del Occidente Euro-peo, y el de España en particular no provee de los puestos detrabajo necesarios, la mano de obra campesina continuará en laakricultura, exclusívamente por razones de sobrevivencia y por-que, además, en tal situación, no encuentra una utilización desus recursos que le permita una situación más satisfactoria. Eséste uno de los casos en que resulta evidente que, como señalaLenin, no es posible el estudiar (o predecir) cual va a ser laevolución de la agricultura si no se estudia la evolución general delsistema. La agricultura constituye en la actualidad el sector de-pendiente de la economía. Suponiendo que el desarrollo capitalistaprosiga, y que éste sea capaz de absorber nueva fuerza de trabajoen los sectores no agrícolas1^15 puede preveerse la continuacióndel abandono de las pequeñas explotaciones, por los propietariosminifundistas de la agricultura española y europea. Es tambiénposible, como hemos señalado, que esto no suponRa la inmediatacreación de empresas mayores, altamente comercializadas y prós-peras, debido al alto valor que como seAuro frente al riesgo de laaventura migratoria, presenta la tierra. En una se^unda genera-ción, sin embar^o, es mucho más posible que esta transformaciónpueda realizarse.

Puede ar^umentarse, sin embargo, que en el resto del occi-dente europeo, la pequeña explotación sobrevive a pesar deencontrarse en países en los que una intensa industrializaciónviene ya de antiguo. Es evidente que las pequeñas explotacíonessobreviven en Francia, Alemania y los demás países desarrollados.Precisamente, es la tesis de Servolin, Lebosse, etc., que estasobrevivencia prueba que el capitalismo ha sabido articular estasexplotaciones que ellos clasifican como de pequeña producción

(l05) Otro problema es pensar que tales suposiciones pueden no ser realistas,ante las corrientes cifras de paro y las predicciones para el inmediato Euturo.

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mercantil para su mejor conveniencia, y que, por tanto, se pro-duce una coexistencia estable entre las grandes y pequeñas explo-taciones...

Antes de avanzar precisemos qué se entiende por sobreviven-cia. La sobrevivencia de las pequeñas explotaciones va acompaña-da de la disminución constante en su número, y este proceso noha cesado desde la descomposición feudal. Indudablemente, conmucha mayor lentitud de lo que al^unos autores habían previsto,y con períodos de franco estancamiento y retroceso, pero latendencia general ha sido indudable. En Francia, por ejemplo,uno de los países de la Europa desarrollada donde todavía mantie-ne una mayor importancia la pequeña explotación, de 1882 a1970 el número de explotaciones familiares ha pasado de 5,7millones a 1,5, lo que significa que cerca de tres cuartos de lasmismas han desaparecido. Así mismo de 1892 a 1970 la dimen-sión medial^(^ de las explotaciones agrícolas francesas ha pasa-do de 7,5 a 20,5 Ha., es decir, un aumento de casi el 300 porciento! 1(1 ^ .

En los países de capitalismo más desarrollado para el período1949-1960 el porcentaje anual de disminución de explotacionesoscila entre un mínimo de Dinamarca, (0,4 %) y un máximo deEE.UU. (3,1%)]0^. Esto quiere decir que de cada 100 explo-taciones existentes en este último país en 1949, solamente sobre-vivirán 69 en 1960, es decir, una reducción de 31 explotacionesen 11 años. ``Los países en que este proceso de concentración deexplotaciones se encuentra más avanzado son el Reino Unido,Canadá, y EE.UU. en los que están en disminución todos los^rupos de explotaciones de dimensión inferior a 120, 162 y 200Ha. respectivamente, y como las economías de escala no tienentope de superficie estos límites seguirán aumentando"1o9.

En España, "es lamentable la falta de información existentesobre la evolución del número y la estructura de las explotaciones

(l06) Dudamos mucho que la cifra de dimensión media de las explotaciones

ten};a alKún sentido.(107) Datos mencionados por Cavailhes -ob. cit.- sin señaiar la fuente.(1OR) Del cuadro "Tasas anuales de disminución del nitmero de explotaciones

y de la población activa aRraria" de la OCDE, recogido por Naredo en: La

ernlucrbndelaaxricultumenEsnada, I?edición,páK.106.

(109) Naredo ob. cit. pág. l OR.

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agrarias, pero según estimaciones de la SNT para 1955-1963 delnúmero de explotaciones que cuitivan dicho cereal (el 42,5 % deltotal) han dísminuído en un 31,6 % mientras que la superficiecultivada ha aumentado en un 9,1 %. Sobre la evolución poste-rior a 1962 sólamente se disponen de informaciones parcialest 10 ,Por ejemplo en la Alta Meseta entre 1962 y 1966 se cons-tata una disminución de explotaciones de 28,9%. Y no sóla-mente en las tierras de secano se observa este fenómeno sinoque en tierras de regadío tambien" "...en las explotaciones mayo-res de 100 ha., sólo se encontraba el 10,6% de las tierras puestas enregadío antes de 1939, porcentaje que se elevó a un 28 % en lastierras puestas en regadío en el período 1939-1950, al 29,6 % delas del período 1950-62 y al 70,4 % de las tierras en transforma-ción en 1962. Asímismo, el 58,3 % de la superficie regada poraspersión se había instalado en las explotaciones mayores de 100ha."111 .

Por otra parte, "las explotaciones mayores de 100 Ha. quesuponen el 1,8 % del total de las explotaciones (aunque acaparanel 26,8 % de la superficie labrada total) absorben el 36,7 % delnúmero de tractores, el 40,7 % de la potencia en CV del total detractores y el fil , 2% del número total de cosechadoras autopro-pulsadas y de arrastre"112.

Aunque los datos de los Censos presentan grandes dificultadespara su comparacíón, señalaremos también entre 1962 y 1972 elnúmero de explotaciones ha descendido en un 15 % para todo elEstado español. Si bien las explotaciones mayores de 1 Ha. sola-mente disminuyen en el 6%. En Guipúzcoa y Vizcaya tampocodisponemos de más información sobre la evolución histórica de lasexplotaciones que los Censos. Según éstos, el número de explota-ciones ha disminuido para el período en un 29,1 % en Guipúzcoay un 20,7 % en Vizcaya, siendo la disminución de las explo-taciones inferiores a 2 ha. del 70 % en Guipúzcoa y del 42,4 %en Vizcaya, lo que enmascara, en cierto modo la evolución para

(110) Esta afirmación puede parecer sorprendente ahora que se dispone delCenso AK. de 1972. Sin embarRo, la información obrenida en este es de talnaturaleza que dudamos mucho que la comparación entre los datos de los dosperíodos pueda utilizarse con alguna garantía de que reflejan un fenómeno real.

(111) Naredo, ob. cit. pág. 117(112) E. Bayo. EI manifies[o de la tierra, pág. 40

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las otras categorías. Si consideramos como "explotaciones agrrias" únicamente aquéllas superiores a 2 ha. en el período B^^nrfr^

^de 10 años considerado, en las dos provincias, el número deexplotaciones aumenta en un 3,1 % y considerando sólamente lasmayores de 4 ha. aumentan en 3,9 %. Pudiera aducirse que estodemuestra la estabilidad de explotación familiar... En nuestraopinión, y con un profundo conocimiento de la Región, nospermitimos concluir que esto demuestra la inexactitud de la infor-mación del Censo y la falta de adecuación de sus criterios aaquellos que reflejan la evolución de las explotaciones en activo, afavor de los que han tomado como base el criterio juríc^ico-formaide la titularidad de la explotacion. Por esto dudamos mucho sobrela validez de los datos del Censo para reflejar la evolución de lasexplotaciones en activo, tanto a nivel de nuestro país, como delconjunto estatal. Lo que es ampliamente evidente para quientenga siquiera un conocimiento somero de la agricultura españo-la, es la disminución de las explotaciones agrarias paralelo a todoel proceso de industrialización del país y al fenómeno migratoriohacia Europa. Es pues, obvio, que las pequeñas explotacionesagrarias están disminuyendo constantemente, aspecto difícil decompaginar con ]a "estabilidad" del fenómeno que los autoresque comentamos propugnan.

Pero es que, además, úna gran parte de las pequeñas explota-ciones que sobreviven lo hacen merced al apoyo estatal. Comodice Servolin, siendo..."El Estado el encargado del funcionamien-to armonioso de la existencia entre los dos modos de produc-ción 113 . A menos que el Estado decida mantener mediante eleva-dos subsidios las pequeflas explotaciones actuales de forma absoluta-mente artificial, todos los cálculos económicos apuntan hacia ladesaparición de las pequeñas explotaciones, motivada por el aban-dono voluntario de sus titulares ante las mejores opciones que seles presentan en otros lugares. Pero si las pequeñas explotacionesson mantenidas artificialmente por razones políticas, difícilmentepuede considerarse que el capitalismo en la agricultura, por lomenos en su organización económica, ha llegado a una coexisten-cia armoniosa. Si la agricultura actual fuese una agricultura decompetencia y libre mercado, sería una agricultura de grandes

(ll3) Servolin, pág. 45

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explotaciones. Y de hecho es ya una agricultura de grandes explo-taciones, pues como el mismo Lisovskij señala, además de otrosmuchos autores, la mayor parte de la producción agrícola provie-ne de las grandes explotaciones, y la proporción del productooriginado en las mismas es creciente. Además, hay constanciasuficiente -ampliamente manifestada en todos los programas depolítica agraria de los países comunitarios- de que los países res-pectivos están considerando cada día más intolerable el peso que lessupone el mantenimiento de estas pequeñas explotaciones. Los in-formes Mansholt y Vedel son quizá los ejemplos más claros de estaprotesta de los Gobiernos y las Comunidades respectivas respectoal alto costo de los subsidios necesarios para mantener una agricul-tura menos eficiente de lo que podría ser con explotaciones másamplias.

Comentaremos más adelante en este aspecto, pero todo elesfuerzo que las políticas agrarias suponen para una transforma-ción de la agricultura, reside precisamente en conducir al estable-cimiento de fincas cada vez más adecuadas a las necesidades quesupone la absorción de las técnicas modernas. Y esta adecuaciónimplica, entre otras cosas, una mayor dimensión. El Plan Mans-holt, por ejemplo, es clarísimamente un plan para eliminar laspequeñas explotaciones que difícilmente pueden adecuarse a lasnecesidades de una tecnología moderna. De aquí yue probablemente, el número de pequeñas explotaciones irá todavía reducién-dose más intensamente a medida que su mantenimiento sea másrostoso para los estados y las posibilidades de que absorban lasoportunidades que la técnica les brinda más remotas. Esto, lejosde suponer que el mantenimiento de las pequeñas explotaciones es"lo más adecuado para el capitalismo" (L;ebosse) nos lleva apensar que el fenómeno de sostenimiento de una agricultura arte-sanal está resultando ya demasiado caro para el mismo, y que,por tanto, es un fenómeno a eliminar progresivamente. Precisa-mente todo el tratamiento de la evolución de la agricultura entérminos de "problema agrario" prueba claramente yue lacoexistencia de las grandes y pequeñas explotaciones no se produ-ce en armonía, sino que la existencia de unas -las grandes, consus posibilidades de aplicación de una técnica mucho más eficien-te- plantea problemas para las otras -bajos precios agrarios,bajos niveles de vida, necesidad de modernización- que parecen

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conducir a la desaparición de gran número de las últimas. Si,además al estudiar las condiciones de coexistencia o competenciade las explotaciones grandes y pequeñas incluyésemos el comercio-y por tanto las explotaciones- a nivel internacional el dominiode las primeras sobre las últimas aparece con claridad meridiana.Una de las razones de la sobrevivencia de las pequeñas explotacio-nes es, sin duda, la protección de los estados a sus productosagrarios. Todos los signos son de que la protección a ias explota-ciones muy pequeñas está empezando a pesar excesivamente en laorganización económica de los países de capitalismo avanzado,loque creará todavía más dificultades para la sobrevivencia de aquéllas.

LAS PEQUEIC(AS EXPLOTACIONESSON CAPITALISTAS

De cuanto antecede creemos que se deducen dos conclusio-

nes: a) que las pequeñas explotaciones que sobreviven son unaminoría en relación con las que han desaparecido; y b) que lasobrevivencia actual es parte de un lento proceso de extinción dela mayoría de las pequeñas explotaciones. Por lo tanto, la coexis-tencia actual no es ni estable, ni permanente.

Para completar esta análisis tenemos que referirnos a untercer elemento esencial en el estudio de la evolución de las ex-plotaciones y al que no nos hemos referido hasta ahora: las pe-queñas explotaciones que sobrevivirán no lo harán por perteneceral pequeño modo de producción mercantil y estar dispuestas aprescindir de la rentabilidad del capital sino que, son explotacio-nes capitalistas que sobreviven, precisamente porque han conse-guido ser rentables bajo tal modo de producción. No permanecena causa de que han sido absorbidas, adecuadamente explotadas porel capitalismo y por tanto le interesa a este que sobrevivan comoreliquias de otro modo de producción que se ha logrado hacer más"aprovechables" que las propias explotaciones capitalistas. Sóla-mente las formas de producción capitalistas pueden mantenerse demodo estable en el capitalismo. En tanto en cuanto la producciónagraria sea capitalista, y este capitalismo sea rentable, permanece-rán sus unidades de producción.

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A nuestro entender el error que está en la base de toda estapolémica reside en iRualar "explotación capitalista" con '`^ranexplotacion" y, por un procedimiento residual concluir entoncesque la pequeña explotación es, por naturaleza, no capitalista.Kautsky. en las condiciones de su época parte de tal identidad, ylos autores modernos que le discuten no muestran haber captadola diferencia de coordenadas entre la pequeña explotación actual,v las pequeñas explotaciones de hace cien años. Mejor dicho, hancaptado con extraordinaria claridad la evolución cualitativa inten-sísima de las pequeñas explotaciones, que de unidades artesanalesprácticamente de subsistencia, se han convertido en pequeñasempresas af;rarias totalmente vertidas al, y dominadas por elmercado -pero no han concluido que tal cambio suponía unatransformación del propio modo de producción en el que estasunidades se desarrollaban,- sino que han intentado explicarse laevolución dentro del modo de producción anterior, del modo deproducción de la pequeña producción mercantil. Para nosotros lostrabajos de Servolin, Lebosse, Lisovskij, etc, son el exponentemás claro de la evolución de las unidades agrarias del pequeñomodo de producción mercantil al modo de producción capitalista.Sólamente que estos autores, al partir de que las R randes y peque-ñas explotaciones han de coexistir de modo permanente y estable,y ser esta estabilidad poco probable desde el punto de vista capita-lista, se han visto obligados a concluir que las pequeñas explotaciones manteniéndose en su modo de producción anterior, y aceptan-do no valorizar su capital,podrán mantenerse frente a la competen-cia de las mayores unidades capitalistas. El error del razonamientode estos autores, para nosotros, reside en su premisa de estabilidady permanencia, que tratan de demostrar y les lleva a conclusionesequivocadas. Precisamente, insistimos, la evolución de las peque-ñas explotaciones que estos autores estudian y analizan en sustrabajos prueba con claridad mediana que estas explotaciones estánmuy lejos de constituir modos de pequeña producción mercantil.Entre las explotaciones de 1850 y 1970 hay una profunda diferen-cia cualitativa que es necesario incorporar en el análisis, permitién-dole ocupar el lugar que por su importancia requiere.

No es posible mantener que ambas explotaciones son iguales apesar de que su extensión territorial vaya permaneciendo constan-te. Estamos totalmente de acuerdo con Antonio Gámiz cuando

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afirma "Tan falaz es considerar equivalentes el latifundio y lagran explotación industrial como asimilar la explotación familiarcampesina a la explotación moderna familiar"1 t4.

Al presentar el trabajo sobre el País Vasco hemos afirmadoque los labradores actuales tratan de obtener un beneficio por sucapital y los demás recursos que poseen. En aquella parte, delibe-radamente hemos omitido referirnos a la diferencia entre losmodos de producción que esto implíca, pero ahora necesitamosjustificar en tal sentido nuestro análisis.

El mismo Gámiz conceptualiza la agricultura familiar. Paraeste autor las características clave de este tipo de explotacionesconstituyen a) que la fuerza de trabajo sea exclusivamente familiary b) que el titular de la explotación detente la autonomía y capa-cidad de decisión necesarias para la asunción del riesgo de la acti-dad económica. ^Es posible que tal tipo de explotación sea unaexplotación capitalista?

El problema mayor al respecto parece residir en la ausencia demano de obra asalariada en la explotación familiar. Si el capitalis-mo se define fundamentalmente Qor la utilización de la plusvalíaobtenida de la mano de obra asalariada este elemento fundamentalestá ausente de nuestra explotación familiar. ^Invalida esto elcarácter capitalista de toda pequeña explotación?

Samir Amin en su obra "Imperialismo y desarrollo desi-gual"115 rechaza que en la agricultura, por analogía con la indus-tria, se considere que "la unidad de producción sea capitalista siutiliza un equipo considerable y mano de obra asalariada. Se medirá,pues, la extensión del capitalismo agrario por el desarrollo de laasalarización y de la maquinaria agrícola". Según este autor,"En el modo capitalista 1) todo el producto social toma la formamercantil ; 2) la fuerza de trabajo misma es una mercancía (eltrabajo es móvil); y 3) el capital que es una relación social, estácristalizado en equipo que constituye también una mercancía (elcapital es móvil)...por consiguiente la alienación propia del capita-lismo es la alienación mercantil,ll^ y, finalmente, la instanciaeconómica no sólo es determinante en última instancia sino

(114) A. Gámiz "Agricultura familiar y dependencia en la producción bajocontrato". Aqricultura y socredad n° 1.

(115) S. Amin, pág. 52(116) El subrayado es nuestro.

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también dominante". Es evidente que la última característica esla forma xeneral de la sociedad actual e incluso también en elámbito especificamente aKrícola y/o rural, mientras que estátambién muy claro que la alienación mercantil constituye el fenómeno característico de la producción de la pequeña explotación.EI que una explotación agraria, utilice o no trabajo asalariado, seamayor o más pequeña no es el elemento esencial en la determina-ción de si constituye o no una forma de producción capitalista.Cuando una unidad de producción está totalmente dirigida almercado en la búsqueda de la valorización de su capital, creemosque se puede afirmar que estamos frente a un fenómeno claramente capitalista.

Puede aceptarse, aunque con reservas, que Kautsky, con latécnica de la época considerase que para producir con una ópticaempresarial, de mercado, era necesaria la gran explotación. Noobstante, esta misma técnica permite ahora que una unidad fami-liar con altas inversiones, alcance una intensidad de producciónque le proporcionará necesariamente una orientación empresarial, de producción de mercancías, dirigidas a valorar el valorde cambio de las mismas. No se trata de una unidad de pequeñaproducción mercantil, diri^ida al mantenimiento y reproducciónde la familia que trabaja, sino de una pequeña empresa capitalistatotalmente dirigida a la valoración de su capital. Que esto puedarealizarse sin utilizar mano de obra asalariada, o en una explotación mayor o menor, no son más que elementos secundarios enel contexto del elemento principal que consiste en la producciónde mercancías para el mercado con objeto de obtener una valori-zación de su capital. Una granja familiar, que produce exclusiva-mente para el mercado, altamente mecanizada, con importantesinstalaciones y procesos de producción altamente tecnificados,aunque su extensión sea de 20 ha. constituye un mecanismo tancapitalista de producción como una explotación de 200 ha., conun par de peones, y de débil intensidad productiva. El criteriopara clasificar si nos encontramos o no ante una estructura capita-lista de producción no pueden ser el de la utilización de asalariados,a la extensión, sino el objetivo del proceso productivo y la natura-leza de tal proceso. Una pequeña117 explotación familiar, esindudable que puede ser una explotación capitalista.

(117) Es, además, muy difícil precisar que supone una gran explotación. ^Es

HU

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Para refarzar nuestra afirmación vamos a llamar al propioMarx en nuestro apoyo. Marx en "El trabajo de los artesanos ylos campesinos en la sociedad capitalista"lla señala: ``Es po-sible que estos productores (artesanos y campesinos), trabajandocon sus propios medios de producción, no sólo reproducen sufuerza de trabajo, sino que crean plusvalía, mientras que su posi-ción les permite apropiarse para si mismo de su propio plus-trabajoo parte de él (ya que una parte es absorbido en forma de impues-tos, etc...) ..."El campesino independiente o el artesano estádividido en dos personas. Como propietario de los medios deproducción, es un capitalisia; como trabajador, es su propioasalariado. Como capitalista se paga a sí mismo un salario yobtiene un beneficio de su capital ; es decir, se explota a sí mismocomo asalariado, y se paga a sí mismo, con la plusvalía, el tributoque el trabajo debe al capital...los medios de producción se con-vierten en capital solamente en cuanto se han separado del traba-jador y confrontan a éste como un poder independiente. Pero ene] caso que estudiamos el trabajador -es el poseedor, el propieta-rio de sus medios de producción. Na son, por tanto, capital,como tampoco en relación a ellos él es un asalariado. Sin embar-go, son considerados como capital y él se divide en dos, de modoque el, camo capitolista, se emplea a sí mismo camo asa-lariado"1 t 9 .

La larga cita de Marx expresa tan claramente el fenómeno alque hemos querido referirnos que nos parece supérfluo todo otro

una empresa agraria grande con 50, 500 ó 5000 ha. Es muy posible que, depen-diendo de la naturaleza de ta producción, e1 número de asalariados sea muy parecido en las tres... Por otra parte, ^ se refiere el calificativo de "grande" al propiosector o se compara con las explotaciones,industriales? En el segundo caso esprácticamente imposible que existan grandes explotaciones agrarias. "Parece queen relación a la dimensión del capital financiero en la época del capital financiero,ellas (las explotaciones agrarias) no son finalmente más que formas pequeñoburguesas de producción" (C, pág. 119)

(11 S) K. Marx: Thenries o^ surplus value. Concep[inn n^ the Re/ation betuieencapital and labour as an excbange nj services. Vol. 1. Lawrence and Wishar[.London 1969, pág. 407-40).

Agradezco a Roberto Tomás haber llamado mi atención sobre el interés de estepasaje para mi argumentación.

(119) EI subrayado es nuestro. Es de gran interés todo el párrafo dc Marx alrespecto, que omitimos por no ampliar este trabajo.

H1

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comentario. Es evidente que la presencia de asalariados no es elfactor esencial para la naturaleza capitalista de la explotaciónagraria, del mismo modo que no lo es en absoluto el factor de sudimensión. En las condiciones tecnológicas y sociales actuales ungran número de empresas familiares, mayores o menores, sonunidades de producción de caracter totalmente capitalista.

Y es, en tanto tales explotaciones capitalistas, que estas uni-dades buscarán una ampliación en su dimensión. Las condicionesde producción actuales (precios de los productos, tecnología mo-derna, aspiración de un standard de vida creciente, necesidad deamortización y valorización de un capital considerable) fuerzan auna intensa modernización, que permita absorber la tecnologíadisponible. Absorción que presupone una fuerte inversión de capi-tal de maquinaria e instalaciones. Precisamente porque el pequeñoempresario trata de valorizar su capital, requiere que esta inver-sión sea rentable. Y no puede ser rentable si la extensión de suexpiotación es reducida. "Con parcelas de doce hectáreas nosinducen a que compremos un apero de maquinaria individualmen-te, que vale millon y medio de pesetas y que nos entrampa. ^Ycuándo van a amortizar doce hectáreas millón y medio de pese-tas?"1 z^l . Económicamente, y porque son estructuras de pro-ducción capitalistas, tenderán a una ampliación de su explotación.La pequeña explotación minifundista no puede subsistir. Precisa-mente cuando esta ampliación no puede darse de forma que valori-ce el capital invertido, es cuando la pequeña explotación "regre-sará" a su situación de origen, de economía de cuasisubsistencia,de pequeño modo de producción mercantil, pero sólamente hastaque su titular la abandone para engrosar las filas de asalariados enotros sectores, o hasta su muerte si este es mayor y no puedetrabajar como asalariado, o utilizándola como un mecanismo decomplemento de ingresos por medio de la explotación en dedica-ción parcial. La explotación tiene que ser mayor, precisamenteporque es capitalista.

Es posible, sin embargo, que este mayor no presuponga, enprincipio, una gran explotación con personal asalariado. Los nue-vos sistemas de producción, la combinación de ganadería y agri-

(120) Gonzalo Sánchez, Jornalero andaluz, en: "Un millón de votos sin

amo". Cuadernns para e! Di6logo, n° 207.

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cultura, la intensificación que las nuevas técnicas permiten, esposible que originen explotaciones de considerable capacidad deproducción, con una extensión mucho mayor que las explotacio-nes minifundistas actuales, pero no de gran superficie territorial.Una explotación de 50 ha. de tierra cultivable de regadío y 80vacas, es todavía una explotacíón familiar, desde luego capitalista,pero no es una gran explotación. Muy posiblemente estas explota-ciones pueden, todavía, obtener un beneficio al capital, y por lotanto, permanecerán más tiempo. El capitalismo ha destruído yaprácticamente el modo anterior de producción, ha penetrado yatotalmente en la esfera de la producción agrícola estableciendoformas de producción capitalistas, sin que esto haya exigido nece-sariamente grandes extensiones. Precisamente tenemos que refe-rirnos de nuevo a los trabajos de Servolin y Lebosse y otros quedemuestran la posibilidad de la existencia de este tipo de explota-ciones, si bien sin reconocer su verdadera naturaleza. LSe atreveráalguien a clasificar bajo el modo de pequeña producción mercantilla granja ganadera a la que acabamos de referirnos?

A pesar de todo, este fenómeno sigue suponiendo una estructu-ra no estable. Todos los indicios apuntan a que ni siquiera este tipode explotaciones capitalistas son suficientes para sobrevivir. Lasprotestas de los labradores franceses, tan vehementes, respondenprecisamente a este tipo de agricultura. La técnica moderna indicaya que incluso estas explotaciones quedarán absoletas en pocosaños... y surgirá un nuevo proceso de concentración, muy proba-blemente basado no en el pequeño labrador que consigue convertir-se en un pequeño empresario capitalista, sino por la proletarizaciónde éstos y la aparición de capital ajeno al sector que montará autén-ticas empresas agrarias con personal asalariado. Incluso en ciertasregiones del campo español se percibe ya la tendencia a estas explo-taciones Valladolid, Guadalajara, Palencia, Soria, son testimoniodel establecimiento de este tipo de expíotaciones por capitalistas ma-drileños... Todo fenómeno capitalista tenderá a la concentracióny rentralización del capital. Y esto es verdad aunque esta concen-tración se encuentre dificultada por la naturaleza de un procesoespecífico y haya de establecerse entre limites muy estrechos si selos compara con otros sectoresl z 1.

(121) En el caso del sector agrícola habría un elemento clave que dificulta laampliación de la dimensión tetritorial de la explotación: el precio de la tierra, que

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CONCLUSIONES

En nuestra opinión, de cuanto antecede pueden deducirse lossiguientes puntos:

1.- El esquema de Kautsky presenta una visión excesivamen-te lineal y mecanicista del proceso del avance del capitalismo en laaKricultura. La reafídad ha demostrado, por un lado, que suspredicciones, hasta ahora, han ido realizándose con mucha mayorlentitud de la esperada, por el otro, que el proceso de transforma-ción de la agricultura es un proceso más complejo y sutil que lamera expansión territorial. Hemos visto que existen formas capi-talistas de producción en la agricultura distintas a la de la granexplotación, si bien se perfila que éstas a su vez serán únicamentetemporales. Finalmente, sus predicciones acerca de la proletariza-ción del campesinado por su asalarización en las grandes explota-ciones no se ha cumplido. A pesar de su intensa fe en el progresotécnico Kautsky no llegó a predecir que muy pocos trabajadoresbastarían para una gran explotación, o que únicamente con eltrabajo familiar podría lograrse una intensificación de producciónsuficiente para las primeras etapas de la implantación de las formasde producción capitalista en el campo.

No obstante, creemos que los elementos esenciales de suesquema continúan siendo válidos y que la evolución de la agri-cultura en el largo plazo camina hacia las grandes explotaciones sibien no tan rápidamente como se esperaba :``Que este procesosea lento, mucho más de lo que creían los marxistas a comienzosde siglo, es incontestable. Pero no se puede utilizar como pretextoesta lentitud para negar el proceso en sí mísmo"1 Z2. Por otraparte parece de interés destacar que, con frecuencia, se hanignorado las variadas y múltiples cualificaciones que Kautskyestablece para el proceso que propugna, alguna de las cuales hemosrecogido en nuestro resumen de su trabajo. La evolución de la

impone una alta inversión en capital fijo en relación con el valor de la producción,relacián que no se dá con la misma intensidad en otros sectores, y, yue, indude-blemente, dificulta la ampliación de las explotaciones. Precisamenre esta dificultadpodría ser la que ha Ilevado a una íntensíficacíón de (a produccíón aRríco[a pormedios distintos a la expansión terrirorial, mientras esto es posible económica-mente.

(127.) Cavailhes, pág. 137

K4

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agricultura no es y no puede asimilarse a la de la industria. Enparte, porque la tecnología actual permite unos avances muchísi-mo más rápidos en el campo industrial, en parte porque la indus-tria surge sin unos prevíos procesos existentes que podían suponerun freno importante a su transformación. El artesanado no agrariosupone una reducida parte de la actividad productiva, y, lógica-mente, es rápidamente dominada y superada por un nuevo siste-ma de producción que, podríamos decir, viene a ocupar un ``es-pacio vacío". No es así en la agricultura, que constituye la formamayoritaria de la actividad económica y presenta fueries resisten-cias a su desaparición como tal. Es interesante constatar que en elcomercio, otra forma de actividad económica implantada con rela-tiva amplitud, tampoco los avances del capitalismo han sido tanveloces como en la industria. Ambas formas de actividad, agricul-tura y comercio, representan espacios "ocupados" por el previomodo de producción. De aquí que, teniendo en cuenta todas lascualficaciones que pueden retrasar el proceso, las ideas básicas deKautsky no pueden ser fácilmente rechazadas.

2.- Servolin, Postel-Vinay y Lebossé/Ouisse para poder expli-car la existencia de la pequeña explotación familiar, y postular suestabilidad en el sistema capitalista, se ven obligados a equipararlaa formas de producción de la pequeña producción mercantil, y aconsiderar que los pequeños agricultores aceptan el no obteneruna remuneración a su capital, aspectos ambos que hemos discu-tido ampliamente en nuestra interpretación de lá evolución agra-ria. Esta visión de la pequeña explotación agraria surge, por unaparte, de sobrevalorar el fenómeno de su sobrevivencia -porejemplo, en ningún caso menciona Servolin la importancia cre-ciente de la producción de las grandes explotaciones-, y, porotra, quizás más importante, de no percibir la mutación cualitati-va entre las formas de la pequeña producción mercantil de hacecien años y las actuales explotaciones agrarias de pequeña dimen-sión. Igualar las formas de "la pequeña producción mercantil"con "las pequeñas explotaciones agrícolas" no se sigue nécesaria-mente. Para ellos, no parece haber diferencia entre las explotacio-nes de principios de siglo y las actuales en cuanto a objetivoseconómicosl z 3. El fracaso en detectar esta diferencia esencial

(123) Las difereneias en técnicas, sistemas de producción, intensidad de pro

tĵ5

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entre los dos tipos de explotaciones -de la misma o similardimensión- está en la base del razonamiento que criticamos.

Otro elemento importante que no podemos aceptar es sutratamiento de todas las pequeí5as explotaciones como unidadeshomogéneast 24. De aquí que no distingan entre aquellas quepueden tranformarse con éxito en las empresas capitalistas de lasque no tienen otro camino que su propia proletarización.

Hay, sin embargo, elementos de gran interés en los trabajosde estos autores, así como en el de Lisovskij. En su análisisestudian con gran cuidado las formas en las que el capitalismo"acorrala" en cierto modo a las unidades de producción deformas anteriores, hasta que les fuerza a una transformación enunidades capitalistas o en su paso al proletariado. Detectan tam-bién con gran ingeniosidad las formas en que la gran empresaagrícola o industrial explota al pequeño empresario rural (delmismo modo que la gran empresa monopolista explota a la peque-ña y mediana empresa industrial). Es importante su análisis sobrela inevitabilidad de una intensificación en la producción, la nece-sidad de los inputs externos, y especialmente de la financiaciónexterior, el dominio que las industrias agrarias ejercen sobre elmercado y por tanto sobre los pequeños productores, y, finalmen-te, la inevitable proletarización del campesino. En este últimoaspecto, sin embargo, tenemos de nuevo que hacer alguna reservarespecto a sus conclusiones: a) considerar que es un fenómenogeneralizable a todos los campesinos, consecuencia de la homoge-neización de las explotaciones a las que nos hemos referido en elpárrafo anterior. No distinguen entre el campesino que lograestablecer una explotac:ión con éxito, con criterios capitalistas, deaquel que no ha conseguido absorber los elementos necesarios paraello, es decir, de transformar su modo de producción, y b) conclu-yen que el pequeño campesíno se convierte en proletario ``insitu", es decir, dentro de su explotación y que esta situacióncontinuará y es estable porque el campesino ya ha aceptado estapremisa para su actividad. No consideramos nosotros así la secuen-

ducción, son ampliamente recogidas por estos autores, pero en ningún casoparecen implicar para ellos una diferencia en la totalidad del proceso, o en susobjetivos.

(124) Servoiin incluso critica duramente el esquema de "las tres agriculturas"de Malassis.

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cia. El campesino que no puede "hacer capitalista" su explotaciónes, desde luego, proletarizado en la misma, pero relativamente porpoCO tiémpo. Con pocas excepciones el campesino en tal situaciónabandonará el campo en cuan[o le sea posible -y aquí juega ungran papel el desarrollo industrial y la preparación profesional dellabrador- y pasará a formar parte del proletariado industrial. Sino puede acceder a un empleo industrial, como ya hemos señala-do repetidas veces , se ocupará de que sus hijos puedan hacerlol2 s.La proletarización del campesinado es pues real, pero no estableen el propio sector.

Quisiéramos referirnos brevemente a la aportación de Lisovskij.Partiendo de una relación cambiante entre la agricultura y laindustria a medida que avanza el capitalismo industrial, su ver-sión parece más realista, más actualizada que la de los demásautores que acabamos de comentar. Como ya hemos dicho, noparticipa en la discusión sobre la dimensión de las explotaciones,sino que se dedica a analizar las formas específicas en que elcapitalismo monopolista industrial absorberá el excedente genera-do en el sector agrario. Complementario en cierto modo delanálisis de Servolin, presenta, sin embargo, una visión del "fenó-meno agrícola" muchísimo más amplia que aquel, señalandoexplicitamente la vinculación entre los diversos sectores, la imposi-bilidad de un análisis de la agricultura en aislamiento, el caráctercambiante de las relaciones entre ellos con el desarrollo capitalistay la naturaleza capitalista de la explotación agraria. No obstante,no se dedica a un estudio de la evolución interna del sectoragrario, por lo que no encontramos en él predicciones acerca dela futura conformación de aquel, o sobre la posible estabilidad delas explotaciones actuales, o la relación entre explotaciones denaturaleza heterogénea. Podría decirse que el trabajo de Lisovskijse propone un objetivo más parcial, menos ambicioso que el delos demás autores recogidos. En cierto modo podría considerarseque su artículo no corresponde estrictamente al tema que aquítratamos. Creemos, sin embargo, que es de interés el haberlo

(125) Por ejemplo, rs impresionante e6 gasto en educación y el sacrificio quelos campesinos castellanos realizan para que sus hijos tenxan una educación queles permita abandonar el campo. Muchos de ellos enviaran a sus hijos a la ciudad

desde los diez años para que esto sea posible, aún a costa de durísimos sacrificiostanto afectivos como económicos.

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recogido dada la importancia de su análisis de la articulación delsector agrario de acuecdo con los intereses de la industria mono-polística.

Podría decirse que todos estos autores han detectado con éxitola doble función que el desarrollo del capitalismo ejerce en elcampo: Primero muestran el mecanismo que fuerza a las explota-ciones de la pequeña producción mercantil a convertirse enempresas capitalistas, y segundo, descubren la naturaleza delproceso capitalista de la pequeña explotación agraria y la crecienteabsorción de su excedente por la industria, aspecto que conduce ala proletarización de unos campesinos y a"ser más capitalistas"a otras explotaciones. Estas, para sobrevivir tienen que integrarsecada día más al capitalismo siguiendo necesariamente los esque-mas de la reproducción ampliada que todo fenómeno capitalistaexiRe. El fracaso en no detectar esta diferencia en dos fases haceque los análisis de estos autores se queden en unas visionesparciales y muy limitadas de la evolución agrícola. En el fondo,parafraseando a Lenin en su comentario a los populistas, tambiénparece que a éstos "Los arboles les impiden ver el bosque".

Una nota marginal para completar nuestro comentario: Entodos los autores que critican a Kautsky y su tipo de análisis ytratan de demostrar la permanencia y estabilidad de la pequeñaexplotación12^^ , puede detectarse una especie de juicio ético, depreferencia moral por la pequeña explotación. No aumentaremoscon más citas este ya largo artículo pero cualquier lector atentode los trabajos que hemos comentado podrá descubrir por símismo que por muy variadas razones (costumbristas, morales, ypolíticas) existe una valoración ética superior de las pequeñasexplotaciones que de las grandes. Es como, si en cierto modo, semantuviese todavía una visión romántica de la vida rural y lasexcelencias del trabajo familiar en la propia explotación. Evidente-mente nada tenemos en contra de esta concepción en cuantorepresenta las opciones personales de ciertos autores, pero nopodemos dejar de señalar cómo esta opción previa condiciona, en

(126) En este grupo habría de incluir también otros autores que propugnanmedidas para el mantenimiento de estas pequeñas explotaciones (Malassis, porejemplo) si bien estas son más explícitas acerca de sus fines apriorísticos de valor.Es necesario al mismo tiempo exceptuar a Lisovskij de esta apreciación.

Hi^

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nuestra opinión, el tipo de análisis realizado. Podríamos tambiénseñalar que, si se parte de tales juicios de valor, sería de mayorinterés para su trabajo si éstos se hicieran explícitos al principio delmismo, en lugar de tener que percibirlo diluido encre el resto delanálisis.

3.- Posiblemente a este estadio es ya evidente que la interpre-tación que nos parece ilumina de modo más fértil el fenómenoque tratamos de analizar es la proporcionada por Cavailhes en sulectura de Lenin. Este análisis permite no solamente descubrir loselementos más significativos del proceso, sino encuadrarlos, arti-cularlos en una totalidad, explicándonos sus interrelaciones y sudinámica. Destacaríamos los siguientes elementos de interés deeste trabajo :

a) Partiendo de la descomposición feudal permite analizarcómo en una primera etapa se produce la pequeña producciónmercantil, para inmediatamente pasar a recoger la nueva descom-posición de este modo de producción que dará lugar a dos desa-rrollos distintos: por un lado las empresas agrarias capitalistas,las que no tendremos necesariamente que clasificar en función desu dimensión o asalarización rural, y par otro la proletarizaciónde los campesinos que no pueden integrarse en el proceso ante-rior. Proletarización que podrá producirse dentro o fuera delmismo sector. Esquemáticamente podría recogerse el esquema deCavailhes/Lenin :

empresas capitatistas

MP Feudal --t Pcqueñaproducción mercantil

proletarizacibn

mientras que, como ya hemos visto, en los demás esquemas no sedistingue esta difereñcia en las dos etapas que, sin embargo,consideramos clave para poder entender la evolución de las peque-ñas explotaciones en la actualidad.

b) Proporciona un esquema global que permite la explicacibn

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unitaria, totalizante del fenómeno de la estructura agraria127.No divide a esta en dos grandes bloques prácticamente indepen-dientes de grandes y pequeñas explotaciones, ambas con distintosobjetivos (unas buscan el beneficio y otras la reproducción simple)y modos de producción sino que permite integrar ambas comopartes de una dinámica motivada por el MP capitalista del con-junto del sistema.

Este esquema general permite incorporar en él prácticamentetodos los análisis parciales que hemos comentado. Con él sepueden entender, por una parte, la constitución de grandes explo-taciones en algunos casos -y aquí podría integrarse el análisishistórico de la región soissonnesa de Postel-Vinay como unailustración de los factores que inciden para que la descomposicióndel modo de producción feudal de lugar a la gran explotación-mientras que permite también explicarse la génesis de las peque-ñas explotaciones que analizan Servolin y otros. La diferenciaesencial y clave entre el análisis leninista y el de estos autoresconsistiría que mientras estos afirman que por tratarse de estruc-turas no antagónicas y del modo de pequeña producción mercan-til, constituyen fenómenos estables, Lenin-C insisten en que lasformas de la pequeña producción mercantil constituyen formastransitorias en permanente reflujo que conducirán a explotacionescapitalistas o al proletariado.

La visión L-C permite también integrar en el análisis la clasifi-cación,tan utilizada por los autores franceses especialmente, de lastres agriculturas: de subsistencia, artesanal y capitalista12A.Este esquema descriptivo según Servolin qué lo critica "Permitíadistinguir netamente entre las explotaciones indiscutiblemente

(127) Esta integración nos recuerda la diferencia existente también en lasexplicaciones sobre los frnómenos del desarrollu y subdesarrollo de los países. Ungran bloque de doctrinas tratan a los dos aspectos como fenómenos separados, elotro gran bloque, como partes integrantes de una unidad. La fecundidad y utilidadde la segunda tendencia ha sido tal que en la actualidad casi hasta la mayoría deintegrantes de la primera en otras épocas la aceptan y basan en ellas su análisis.Nos da la impresión de que esto pudiera reproducirse en el análisis de la evolurión

en la agricultura.(12A) Clasificación originalmente establecida por L. Malassis en F.ronomre des

explotations a,qricoles. París 1958. Este esquema fué adoptado por otros autoresy especialmen[e por el CNJA para la formulación de reivindicaciones que concier-

nen a la política agricola.

yO

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capitalistas y la otras. Entre las otras que denominábamos ``arte-sanales", separábamos las explotaciones que habían hecho elesfuerzo máximo de adaptación al modo de producción dominantepor la intensificación, la especialización, el recurso al crédito, laampliación de su superfice, etc, de aquellas que, por todo tipo derazones, no habían podido adaptarse más que muy débilmente yvegetaban en los límites de la economía de subsistencia"t2^.

Se desprende con claridad que en el sistema analítico de Leninlas dos categorías "no capitalistas, o artesanales" de Servolin,serían las explotaciones de pequeña burguesía :"Las que logranadaptarse" de Servolin serían las que tienen éxito en la conver-sión de empresas capitalistas, del esquema de Lenin, y por tantoestarán en el período de transición hacia el sistema dominante. Elmismo Servolin, aunque en desacuerdo con ello constata que:"Este esquema fué adoptado... para la formulación de reinvidica-ciones que conciernen a la política agrícola... En esta segunda etapala agricultura número dos (la de tipo artesanal, modernizable)estaba considerada como una forma de transición, como el mediodonde se reclutarían los nueves agricultores, destinados a lograrel paso de la agricultura a la economía de empresa, a la compe-tencia, al capitalismo"13^. Las segundas, las que "por todotipo de razones no habían podido adaptarse", son aquellas explo-taciones que, incapaces de avanzar en la senda del capitalismopasarán a engrosar las filas del proletariado.

Puede también señalarse que tanto Servolin como Lisovskijhan demostrado que las explotaciones "medias" (pequeñas explo-taciones capitalistas en nuestro esquema) proporcionan una mayoroportunidad de absorción de excedentes a la totalidad del sistemade aquellas explotaciones de subsistencia que no se incorporanmás que muy débilmente a los circuitos de mercado, tanto de in-puts como de outputs. Este último tipo de explotaciones no le inte-resan al capitalismo. Consecuentemente, además de los problemassociales y del costo de subsidios que su existencia puede represen-tar, es de interés del capitalismo que estas explotaciones ``irrecu-perables" para el sistema desaparezcan, y de ahí los planes de

(129) Servolin, pág. 62 63(1 i0) Naredo. La e:^olucrbn de !a aRrrcu/lura en EsparTa. Primera edición, pág.

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N1

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racionalización de la agricultura de los países desarrollados. Laspequeñas explotaciones que existan, tienen que ser capítalístas,pues las de pequeña producción mercantil todavía existentes nopueden ser incorporadas a los mecanismos de explotación delcapitalismo en beneficio de los intereses dominantes del sistema.

c) El esquema de L-C permite también resolver el importanteproblema planteado por la falta de crecimiento de los asalariadosen la agricultura. Los autores que, como Kautsky, predecían laconcentración de las explotaciones agrícolas, completaban su aná-lisis señalando que esta concentración produciría la proletarizacióndel campesinado, El capitalismo llevaría a crear grandes explotacio-nes "industrializadas" y se produciría un considerable aumentode la mano de obra asalariada en el sector. En la concepción deKautsky esto permitiría y estimularía la creación de un proletariado agrario con una acepción y una práctica revolucionarias enel sector agrario.

Es evidente que estas prediccior.es han resultado erróneas. Poruna parte, el sector agrario de todos los países desarrollados haexperimentado unas intensísimas reducciones en la población actí-va que absorbían. En Francia en 1852 la población agraria mascu-lina era aproximadamente de 8 millones, habiéndose reducido amenos de 3 millones para 1962. En EE UU entre 1850 y1950había partido de una cifra próxima a los 6,5 millones para remon-tarse a 10,5 a principios de este siglo y disminuir a poco más de5,5 millones en 1960. Tomando cifras de todos los países de capi-talismo avanzado se observa que la disminución anual entre 1950 y1960 de población activa oscila entre un 4,2 % para Alemaniahasta un 1,7 % para el Reino Unidoi3^>. Lo que muestra lamagnitud del fenómeno de disminución de la mano de obra enel sector. Es bien conocido que en la actualidad la poblaciónactiva dedicada a la agricultura supone una parte muy reducida dela fuerza de trabajo total en todos los países desarrollados y noabundaremos en este aspecto. Y es conocido también que dentrode esta mano de obra minoritaria y decreciente, los asalariadosestán en franca disminución.

En España este fenómeno ha sido particularmente acusado.Tampoco inçidiremos en proporcionar muchos datos por ser har-

y2

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to conocidos y existir amplia bibliografía al respecto131. Sola-mente señalaremos que en 1900 sobre una población activa deunos 6,8 millones de personas, 4,5 millones se dedicaban a laagricultura (66 %), mientras que en 1970 de una poblaciónactiva superior a los 13 millones, escasamente 3 millones sededicaban al sector (23 %). Para 1977 las estimaciones más bajaslas establece M. Gaviria dando como población activa agraria realla cifra de 1.567.000 personas o el 11,3 por ciento de la poblaciónactiva naciona113Z . Pero es que, además, dentro de esta reducción,los asalariados han disminuido mucho más intensamente que la po-blación activa total. A pesar de que existen fuertes disparidades en-tre las estadísticas que recogen estos aspectos, parece que se puedeafirmar que '`La disminución de la población activa agraria en elperíodo 1950-1960 ha sido el resultado de la distinta evolución delos asalariados y los no asalariados. Mientras el número de asala-riados agrarios descendía en más de medio millón en este período,el número de empresarios y ayudas familiares mantuvo ciertaestabilidad, suavizando el efecto de aquella disminución en el totalde la población activa agraria. Así el porcentaje de asalariados enla población activa agraria pasó de representar el 51,2 % en elCenso de Población de 1950 al 40,9 % en el de 1960.

En la década del sesenta el número de asalariados agrariosacelera su disminución descendiendo en poco menos de un mi-llón, lo que viene a representar una baja de casi el 50 por ciento,lo que puede calificarse de espectacular"13 3,

Información que viene corroborada con el siguiente cuadroque detalla esia evolución para los últimos años .

En Guipúzcoa y Vizcaya los asalariados en las explotacionesagrarias siempre han constituido una reducidísima minoría dada ladimensión de las explotaciones. Pero, incluso así, se puede cons-tatar que el número se ha reducido a la mitad entre 1957 y 1973(descenso de 5.315 personas a 1.682 según los trabajos de RentaNacional del Banco de Bilbao).

(131) Naredo, Leguina y otros: La agricul^ura en e! desarrollo espartol. SigloXXI

(132) M. Gaviria. " La población activa agraria real en España". Agricultura ysnciedad. Oct/Nov. 197 G .

(13i) Naredo. La evolución de la a^ricultura en España 1? Edición, páK. 95.

93

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Años Personal asalariado Personal no asalariado

Hombres Mujeres

1964 100,- 100,- 100,-

1965 99,5 97,2 105,4

1966 97,R 102,4 104,R

1967 92.1 98,4 100,^-

196R R9,5 101,1 99,1

1969 R9.4 99,- 102,71970 RR,7 94,9 105,7

1971 79,2 94,2 10G,9

1972 75,5 91,5 109,1

Fuente: Distribución funcional de la renta axraria 1963-1972. Ministerio

Akricultura

Es, pues, evidente, y un fenómeno bien conocido, que laproletarización directa del campesinado que el desarrollo del capi-talismo parecía que tenía que haber producido, aparentemente noha tenido lugar. En cierto modo los trabajos de Servolin, Lisovskijy otros trataban de demostrar que esta proletarización en elpropio sector agrario se producía mediante la explotación delpequeño propietario agrario sin abandonar sus medios de produc-ciónli4. La proletarización tendría lugar, entonces, por unprocedimiento directo, no menos eficaz -recordemos a Lebossé yOuisse- y supondría un mejor sistema para el capitalismo que laexplotación directa del trabajador agrícola en grandes empresasagrarias. Y consideramos de interés esta visión ya que permiteanalizar la proletarización del pequeño empresario dentro de supropia explotación.

Pero hemos visto también que en la versión Lenin-C se pro-porciona otra interpretación del proceso de asalarización en el quese manifiestan que ésta se produce partiendo del sector agrario,pero no necesariamente en el mismo. Esta amplia interpretacióndel fenómeno de asalarización evidentemente que permite encajar

(134) Aunque consideramos que debe estar claro a este estadio, queremosprecisar aquí que también nosotros consideramos que se da esta proletarización enla propia explotación, y que la diferencia con los autores mencionados es quenosotros no consideramos que esto consrituye un fenómeno estable.

y^3

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en el análisis todo el proceso de éxodo rural tan evidente eimportante en todos los países desarrollados. Es también bienconocido que la mayoría de las personas que abandonan el campopasan a integrar el proletariado en otros sectores -incluso lospequeños propietarios- o los niveles más bajos de una pequeñaburguesía en los servicios o sectores de tipo artesanal. En el PaísVasco, los caseros que han abandonado el caserío han pasado aengrosar las cifras de los obreros industriales o, en el mejor de loscasos, a convertirse en pequeños empresarios artesanales. Sería degran interés conocer cuántas de las carnicerías, bares, taxis, yservicios análogos están montados por los hijos de los caseros. Elcarácter proletario de los protagonistas del éxodo rural del campoespañol, es todavía más acusado. Nos parece de gran interés queel esquema L-C permita integrar en un análisis este importantefenómeno.

d) ^Como se articula el esquema que comentamos con nues-tras predicciones acerca de las explotaciones del País Vasco?Creemos que pueden integrarse perfectamente en el mismo. Ennuestra opinión constituye un caso extremo de descomposicióndel campesinado por su proletarización gradual dado que es prác-ticamente imposible -como hemos indicado debido al precio dela tierra y la productividad agraria- el establecimiento de empresascapitalistas en el sector. Las dificultades insalvables cierran una delas vías predichas por Lenin para la evolución de las explotacionesde pequeña producéión mercantil, la vía hacia la organización deempresa capitalista, por tanto, solo es posible la otra vía que es ladesaparición de las explotaciones agrarias y la gradual incorpora-ción de sus titulares a la mano de obra industrial o de servicios.

Creemos, por tanto, que el esquema L-C y el análisis quesupone constituye una de las vías más fructíferas por dondetendría que transcurrir el trabajo futuro respecto a la posibleevolución de las explotaciones agrarias. No se trata, ni remota-mente, de sugerir que esta visión constituye ya un cuadro com-pleto, perfecto y definitivo respecto al problema que nos preocu-pa. Muchos aspectos quedan por precísar y explicar. Este análisisdeja en la sombra los problemas de las formas de descomposicióndel campesinado, de sus ritmos, así como de las característicasespecíficas de las nuevas formas capitalistas que se irán estable-ciendo. Queda todavía mucho trabajo por hacer, y el esquema

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leninista que aquí hemos comentado, a pesar de su validez, noproporciona un plano de detalle del camino a seguir. Provee, sinembargo, de unas grandes líneas que presentan amplia materia dereflexión, por una parte, para que la polémica acerca de lasformas capitalistas de la agricultura deje de transcurrir por elcampo, ya tan aK^tado, de la dimensión de la explotación, y porotra, para permitirnos adentrarnos en el análisis de las características que toma la explotación agraria capitalista de pequeña di-mensión en la incesante búsqueda del capitalismo de nuevos ymás vera^_es campos de actuación.

A modo de Epílogo

No es nuestra intención entrar en el análisis de las correspon-dencias que los diversos esquemas comentados suponen respecto ala situación de clase de los pequeños agricultores. No obstantees preciso reconocer que las distintas interpretaciones tienden apropugnar diversas actuaciones de clase para los sujetos analiza-dos. Así, para Kautsky, "dos almas viven en el interior delpequeño campesino: la del campesino y la del proletario"t35pero del resto del párrafo y de su obra en general puede deducirseque en tanto en cuanto "campesino" este es un pequeño burguéspreocupado solamente por la defensa de sus intereses económicos:"Lo que ellos quieren (los campesinos) es la protección de sumodo particular de explotación..." Por otro lado, sabemos queconsidera que la expansión de las grandes explotaciones llevará aldesarrollo de un proletariado que tendrá que enfrentarse con suclase dominante formada por patronos, los grandes propietarios...

Para Servolin, Lebosse, etc., los pequeños campesinos sonartesanos preocupados fundamentalmente por valorizar su trabajo,y proletarizados gradualmente por el capitalismo. Por otra parte,Servolin considera que dado que las grandes y pequeñas explota-ciones son complementarias no existe la lucha de clases entre

(135) Kautsky. pág. 348

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grandes y pequeños propietarios agrícolas, sino que los interesesdel sector pueden ser considerados homogéneos.

Para Lenin-Cavailhes los pequeños campesinos forman unapequeña burguesía pero sin unidad aiguna "esta en parte formadapor productores para quien el status de pequeño burgués es unpaso adelante, un paso hacia la gran empresa, y por una parte deproductores para quien es un paso atrás, un paso hacia la explota-ción parcelaria y al proletariado". Como consecuencia de estasituación la pequeña burguesía es una clase inestable que ``dudaentre la burguesía contra-revolucionaria y el proletariado revolu-cionario; es un fenómeno inevitable. Tan inevitable como elhecho de que, en toda sociedad capitalista, hay una infima minoríade pequeños productores que se enriquecen y se transforman enburgueses, mientras que la inmensa mayoría termina de arruinar-se, se transforma en obreros asalariados, se pauperiza y viveeternamente en el límite de la condición de proletarios"13^^.

Esta dicotomía de la pequeña burguesía impedirá la formaciónde partidos políticos campesinos, ya que a causa de su carácterdoble y contradictorio no puede establecer un proyecto coherente.La interpretación teórica del campesinado como pequeña burgue-sía inestable permite entender este hecho, que ninguna otra cons-trucción teórica logra explicar. El carácter de pequeña burKuesíadel campesinado dificulta la abscripción de este a la clase obrera,a la alianza del campesinado y los trabajadores industriales. Per-mítasenos citar en este contexto unos párrafos de nuestro trabajosobre la agricultura euskaldun que hemos présentado escritosantes de la publicación del artículo L C:

"Tarea más complicada es la caracterización del casero en laestructura de clases vigente y en el sistema productivo que ladetermina. Por un lado, el casero es el propietario de los mediosde producción, por otro, su bajo nivel de renta le situaría en unaescala similar a la del obfero industrial, pero es palpable ladiferencia ideológica entre ambos. El casero forma parte de lapequeña burguesía euskaldun que, por otro lado, ve en él alconservador de los valores del pueblo vasco; y es aquí dondesurge la contradicción entre la base económica del análisis y laideológica.

Esta contradiccíón se agrava en el caso del casero que trabajaen la industria : su conciencia de clase como trabajador industrial

y7

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es débil. En general -siempre hay excepciones y la situación estácambiando ampliamente- forma parte más de su estamento ruralque del lugar que sociológicamente debiera ocupar por su situa-ción en el proceso productivo. Este hecho le lleva con frecuenciaa adoptar actitudes ambiguas en caso de problemas laborales".

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Karl Kautsky

La cuestión agraria

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LA CUESTION AGRARIA'

El presente escrito tiene su origen en las discusiones habidascon motivo del programa agrario sugerido en el Congreso delFartido Social demócrata Aleman de Francfort (1894) y rechaza-do en el Congreso de Breslau ( 1895). Cualquiera que sea laopinión que se tenga sobre estas discusiones, una cosa pruebanclaramente: que tanto en la socíaldemocracia alemana como en lainternacional las concepciones sobre las tendencias de la evoluciónde la agricultura moderna discrepan profundamente, de tal formaque todavía no ha podido establecerse una base indiscutible parauna política agraria firme de la socialdemocracia".

1.- INTRODUCCION

La democracia socialista se preocupó muy poco, al principio,del campesino, debido a que aquélla no es un partido democráticopopular en el sentido burgués de la palabra, no es una bienhecho-ra universal que pretenda satisfacer los intereses de todas lasclases populares por opuestos que sean, sino que es un partido delucha de clases. La organización del proletariado urbano la ocupócompletamente en los primeros años de su existencia. Y esperabaque el desarrollo económico le prepararfa el terreno en el campocomo en la ciudad y que la lucha entre la pequeña y grandeexplotación conduciría a la supresión de la primera, de modo que

' Karl Kautsky: La Cuestibn Agraria, 1R99. Edimrial Laia; Barcelona, 1974.p. 139.Versicín castellana de Miguel de Unamuno, revisada por la redacción de

Ruedo Ibérico. La edición original alemana, con el título "Die Agrarfrage. EineUebersicht iiber die Tendenzen der modernen Landwirtschaft und die Agrarpolitikder Sozial demokratie", fue publicada por Verlag J,H. W. Dietz Nachf., Berlfn,1899.

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entonces le sería fácil conquistar, incluso como partido puramenteproletario, la masa de la población campesina.

Si hay en la vida económica dominios que escapan al procesode socialización debido a que la pequeña explotación tiene enellos más importancia y es más productiva que la grande ^quéhacemos? Tal es el problema que con el lema cuestión agraria seofrece a la socialdemocracia (pág. 10).

No cabe duda, y así lo daremos ya por supuesto, que laagricultura no se desarrolla según el mismo plan que la industria,sino que obedece a leyes propias. Pero esto no significa, en modoalguno, que el desarrollo de la agricultura esté en oposición con

el de la industria, ni que sean inconciliables entre sí ; por elcontrario, creemos más bien poder probar que ambas tienden a unmismo fin, siempre que no se las aisle sino que se las considere

como eslabones comunes de un proceso global (pág. 11).

La teoría marxista del modo de producción capitalista noconsiste sencillamente en reducir el desarrollo de este modo de pro-ducción a la fórmula ``desaparición de la explotación pequeñaante la grande" , de manera que quien se sepa de memoria estafórmula tendría, como quien dice en el bolsillo, la clave de todala economía moderna. Si se quiere estudiar la cuestión agrariasegún el método de Marx, no hay que limitarse a la cuestión desaber si la pequeña explotación tiene algún porvenir en la agricul-tura, sino que, por el contrario, hay que examinar todas lastransformaciones de la agricultura bajo el modo de produccióncapitalista. Es decir, averiguar. Si, y como el capital se apodera dela agricultura, la transforma y hace insostenibles las viejas nor-mas de producción y de propiedad, y crea la necesidad de otrasnuevas (pág. 12).

2.- EL CAMPESINO Y LA INDUSTRIA

El modo de producción capitalista se desarrolla (salvo en algu-nas colonias) en primer lugar en las ciudades, y en la industria. Lomás frecuente es que la agricultura escape a su acción durante

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mucho tiempo. Pero el desarrollo industrial tiende ya a dar otrocarácter a la produccián agrícola (pág. 13).

En el seno de la familia campesina sólo era posible una escasadivisión del trabajo, que no pasaba de la división entre hornbres ymujeres. Por lo que no es de extrañar que la industria urbanahaya sobrepasado al artesanado rural, creando para los campesinosútiles e instrumentos que éste no podía suministrar con tantaperfección, y a veces ni fabricarlos tan siquiera. El desarrollo de laindustria y del comercio creó asimismo en las ciudades nuevasnecesidades que, al igual que los nuevos y perfeccionados instru-mentos, entraban en los campos, tanto más rápida e irresistible-mente, cuanto que las relaciones entre la ciudad y el campo eranmás activas; necesidades que la industria campesina no podía satis-facer. Las blusas de lino y las pieles de animales fueron reemplazadaspor los trajes de paño; las alpargatas de esparto cedieron el puestoa las botas de cuero, etc. El militarismo, trayendo los hijos delcampo a la ciudad y familiarizándolos con las necesidades de losciudadanos, facilitó prodigiosamente esta evolución. A la postre, lasuperioridad de la industria urbana abarcó tan amplio dominio,que dió a 1os productos de la industria campesina carácter deartículos de lujo, cuyo uso se hizo imposible al parco campe-sino, renunciando éste, por consecuencia, a su fabricación (pág.14-15).

La liquidación de la industria rural para uso propio del campe-sino, comenzó ya en la Edad Media, cuando hizo su aparición lapequeña industria urbana...

Sólo que la industria capitalista tiene tanta superioridad quelogra eliminar rápidamente la industria doméstica rural y que elsistema de comunicaciones capitalista con sus ferrocarriles,correos y periódicos, difunde las ideas y los productos de laciudad hasta los rincones más apartados del mundo, lograndosubordinar a este proceso a toda la población campesina, no sóla-mente a la de los alrededores de las ciudades.

Cuanto más avanza este proceso, cuanto más languidece laprimitiva industria doméstica campesina, más aumenta la necesi-dad de dinero del campesinado, no sólo para comprar cosas supér-fluas o que, al menos, no le son indispensables, sino también

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para proveerse de lo necesario. No puede seguir explotando latierra sin dinero, ni adquirir lo necesario a su manutención (pág. 15)

Simultáneamente, con su necesidad de dinero, crecía yaumentaba también la necesidad crematística de las potencias queexplotaban al campesino, de los sedores feudales, de los príncipesy demás detentadores del poder del Estado. Esto llevó, como essabido, a la transformación de los impuestos en especie del cam-pesino, en impuestos monetarios, y a]a tendencia a aumentarcada vez más y más estos impuestos. De donde se acrecentó,naturalmente, la necesidad de dinero del campesino..

El único método mediante el cual podía conseguír dínero eraconvertir en mercancías sus productos, llevarlas al mercado yvenderlas. Pero esto no podía hacerlo con productos de su atrasa-da industria, de los que se convirtio en comprador, sino conaquéllos que no producía la industria urbana. A la postre, el cam-pesino se vió obligado a ser Io que modernamente se entiende porcampesino, pero que no es lo que había sido desde un principio:un simple agricultor. Y paso a paso, la industria y la agricultura

fueron distanciándose la una de la otra perdiéndose cada vez másaquella independencia, seguridad y buen talante de la existenciacampesina que Sismondi vió todavía en al^unos lugares entrecampesinos libres (pág. 16).

Todo este proceso empezó, como hemos visto, en la EdadMedia, pero el modo de producción capitalista lo ha precipitado,al punto de hacer depender de él en todas partes la condición dela población rural. No ha llegado todavía a la meta y va, actual-mente, abarcando nuevas regiones, transformando de continuonuevos dominios de la producción agrícola de autoconsumo endominios de producción de mercaderías; aumentando en diferentesmaneras la necesidad de dinero del campesino y sustituyendo eltrabajo de la familia por el trabajo asalariado. Por donde el desarro-llo del modo de producción capitalista en la ciudad es bastante porsi solo para transformar por completo la existencia del campe-sino a la antigua, aún sin que el capital intervenga en la produc-ción agrícola y sin crear el antagonismo entre la grande y la pe-queña explotación" (pág. 19).

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3.- LA AGRICULTURA FEUDAL

Así como cada familia campesina formaba una comunidad do-méstica autosuficiente, así también cada pueblo, desde el punto devista económica, constituía una comunidad cerrada autosuficiente:!a comunidad territorral (pág. 21).

Era un sistema de explotación agrícola (el cultivo por amelgastrienales) de un poder y una resistencia incontrastables realmenteconservador en el mejor sentido de la palabra. El bienestar y lagarantía personal del campesino descansaban no menos en laconstitución de la asociación territorial, que en el artesanadodoméstico. El sistema de cultivo en tres amelgas con bosque ypastos, no necesitaba suministros forasteros. Abastecía de anima-les y abono necesarios para cultivar la tierra y enriquecer elsuelo. Por otra parte, la comunidad de pastos y de campos labora-bles creaba entre los vecinos una sólida cohesión, que les protegíade una explotación excesiva de agentes exteriores (pág. 22).

Ya hemos visto como la industria urbana aumentó la necesi-dad de dinero en el campesino, pero también la de los poderosos,que sacaban parcial o totalmente su fuerza vital de los campesi-nos : la nobleza feudal y el Estado moderno. Vimos también comopor esto se vió impelido el campesino a producir para la venta deartículos a los que se abrían los mercados de las ciudades endesarrollo. Por todo esto rompióse el equilibrio en las comarcas,cuyo régimen económico se fundaba en el hecho de ser autosufi-ciente y no importaba ni exportaba nada o casi nada impor-tante (pág. 23).

Con todo el equilibrio económico de la comarca fue turbadopor otra causa. En la medida en que los productos agrícolas seconvertían en mercancías y recibían valor comercial, la tierraconvirtióse también en mercancía, en valor. Cuando la produc-ción de mercancfas agrícolas tomó gran extensión, al iniciarse laépoca moderna, cesó la tierra de existir en cantidad tan abundantecomo cuando los germanos se establecieron en el país, reempla-zando la explotación nómada de los pastos, completada por una ca-za extensiva y una agricultura mediocte extremadamente primiti-

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va, por el sistema de cultivo de tres amelgas que nos ocu-Pa (Pág. 24).

En la Edad Media cada señor feudal no cultivaba regularmentemás que una parte de sus tierras directamente o por intermediode un intendente. El resto de su dominio lo dejaba a censualistasque debían suministrarle prestaciones en productos o prestacionespersonales en el dominio señorial. Ya hemos visto como la apari-ción del mercado urbano de productos alimenticios desarrolló, porun lado la posibilidad y por otro la exigencia de transformar estasprestaciones en impuestos en dinero. Pero esta tendencia, allídonde el dominio señorial comienza también a producir para elmercado, se opone a otra: como el trabajo asalariado está pocodesarrollado todavía, la agricultura del dominio señorial necesitarecurrir al trabajo forzoso de los censualistas. Cuanto más grandees el excedente de medios de subsistencia que debe suministrar eldominio señorial, más fuerza de trabajo y más tierra necesita.Esto produce, de una parte el intenio de extender el dominioseñorial a expensas del dominio de los campesinos, ya sea por ladisminución del territorio no repartido, de los pastos en particu-lar, o bien directamente mediante expulsión de los colonos; porotra parte, el intento de aumentar las prestaciones personales delos campesinos, lo que impuso ciertos límites a la expulsión deéstos, ya que cuantos menos hombres había en el pueblo, menosbrazos tenía la tierra del señor; esta tendencia a su vez, estimula-ba hasta el máximo la tendencia a la expulsión de aquéllos,porque cuantos menos trabajadores haya en el territorio delseñor, más suma de trabajo pesará sobre cada trabajador (pág. 27).

Vemos así como el desarrollo de la producción de mercancíasproduce en el campo las más diversas tendencias, pero obrandotodas en el sentido de limitar cada vez más la tierra cultivable delos campesinos, y en particular los pastos y bosques, mucho antesde producirse un exceso de población, es decir, mucho antes deque la población no pudiera ser alimentada por el sistema reinantede producción agrícola.

Por todo esto, la existencia del agricultor fue sacudida en suscimientos (pág. 28).

El sistema de las tres amelgas se convierte en traba insoporta-

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ble para la agricultura... Este sistema se hizo cada vez más opre-sor en el curso del siglo XVIII... Junto a la necesidad de unaumento de producción de víveres (por el aumento de población),vino la necesidad de amoldar la producción a las demandas delmercado, que hizo intolerable el sistema de explotación tradicio-nal, al menos para los grandes agricultores que producían para elmercado en excedente considerable.

El sistema de producción medieval estaba bien adaptado a lasnecesidades de una sociedad igualitaria, con el mismo modo devivir y con idénticas necesidades. Entonces era factible la comuni-dad territorial, con la alternativa regular de granos de verano, degranos de invierno y de barbechos. Ahora surgia el mercado consus mudables necesidades, y se producía la desigualdad entre losmiembros de la comunidad, produciendo unos justamente lo quenecesitaban para ellos mismos, mientras los otros producían unexcedente. Unos,los pequeños, continuaban produciendo para suconsumo personal, siguiendo ligados a la comunidad terrítorial.Para los demás, resultaba una traba porque por mucha que fuerala demanda del mercado, nada más podían producir en sus tierrasque lo prescrito por la comunidad territorial (pág. 33).

Asímismo se creó un antagonismo de intereses respecto a losrestos del pasto común... Para pasar a este sistema (explotaciónprivada de la tierra) era necesario romper el pacto entre el comu-nismo territorial y la propiedad privada que representaba el siste-ma de explotación medieval; era necesario implantar la propiedadprivada por entero, repartir los pastos comunales, suprimir lacomunidad territorial y la restricción del territorio, hacer compa-recer la confusión de las parcelas diseminadas, reunirlas y conver-tir al propietario de fundo en propietario completo del conjunto desus tierras reunidas en superficie continua, haciéndole capaz deexplotarlas ajustándose exclusivamente a las exigencias de la com-petencia y del mercado.

Por necesaria que fuese esta revolución de las relaciones depropíedad rural, el desarrollo económico no produjo en el elemen-to campesino una clase capaz de dar impulso y de crear la riquezanecesaria para aquélla... Esta iniciativa y fuerza revolucionaria quela agricultura no produjo por sí misma, le fue comunicada por lasciudades... (pág. 34).

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Pero por lastimosa que fuera la revolución dondequiera seprodujo pacífica y legalmente, el resultado final fue en todas partesel mismo: por un lado la supresión de las cargas feudales, de losrestos del comunismo primitivo del suelo; por otro, el estableci-miento de la plena propiedad privada de la tierra. El camino estabaabierto para la agricultura capitalista (pág. 35-36).

4.- AGRICULTURA MODERNA

Aumento del empleo de abonos, es decir, aumento del núme-ro de cabezas de ganado a pesar de la limitación de la superficie dela tierra apta para pastos, por una parte; mayor capacidad deadaptación a las necesidades del mercado, por otra; tales fueronlas dos exigencias principales que debía satisfacer la nueva agri-cultura, para cuyo desarrollo la revolución burguesa había pre-parado el terreno jurídico, una vez dadas las premisas técnicasy sociales (pág. 37).

^A qué se deben estos extraordinarios resultados? (Muy fuerteaumento en la producción de carne y cereales). A la transformaciónradical operada en el conjunto de la explotación agrícola quesiguió en Inglaterra a las revoluciones del siglo XVII y en elcontinente europeo a la revolución francesa y sus retoflos (pág. 40).

En cuanto el hacendado adquirió la propiedad absoluta de sutierra, cesaron la restricción del cultivo y el pastoreo comunal, ydividido el ejido no hubo inconvenientes para que los animales delprimero pacieran en los pastos. Estaban ya dadas las condicionestécnicas de un método superior de crfa de ganado (pág. 41).

Desde que el propietario adquirió la plena propiedad privada desu tierra, cesó la obligación de cultivar cereales únicamente en elterreno en que no pastaba el ganado. Pudo así cultivar otrasplantas reclamadas por el mercado, a cuyas exigencias hubo deamoldarse cada vez más el cultivo del suelo, plantas que con elantiguo sistema de tres amelgas no le era posible cultivar, ocultivar solo en su huerta.

Paralelamente al desarrollo del cultivo alternativo se produjoel de la división del trabajo en las explotaciones agrícolas. ...Con

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la producción para el mercado y con la competencia fue interesan-te para el agricultor producir, entre los productos pedidos, aquélque más cuenta le traía, atendiendo a la calidad de terreno, alemplazamiento de éste, a las comunicaciones, a la cuantía delcapital, a la extensión de su propiedad, etc. Así se especializaronlas explotaciones: unas, dando preferencia a la agricultura; otras,a la cría de ganado; y otras a la truticultura o a la viticultura (pág.42).

Con la división del trabajo en las distintas explotaciones seextiende la división del trabajo en el seno de las mismas, almenos dentro de la gran hacienda (pág. 43).

Así la división del trabajo en una misma explotación, comoentre las distintas explotaciones y la diversificación de cultivos ymétodos agrícolas, tenía que conducir necesariamente a unaperfección de los obreros, los instrumentos, las semillas y lasrazas animales. Pero esto ha contribuido, forzosamente, a acre-centar la dependencia del campesino respecto al cornercio.

El campesino no produce ahora por sí mismo todo lo quenecesita, ni como industrial ni como agricultor, sino que se veobligado a comprar instrumentos más caros que antes y algunosvíveres que su explotación especializada no produce en cantidadsuficiente. ...Cuanto más especializada es la explotación, másutiliza el ganado en una u otra forma determinada, y más rápidohace para ella el movimiento de las transacciones; pero tambiénse desarrolla más el comercio intermediario y más subyuga alpequeño campesino, incapaz de abarcar todo el mercado, por loque sucumbe a las dificultades. El intermediario viene a ser fuentecopiosa de opresión y de explotación del campesino.

La dependencia de la agricultura del comercio se acentúa engeneral cuanto mayor es el desarrollo de éste y de los medios decomunicación, cuanto más revoluciona la acumulación de capitallas condiciones del tráfico (pág. 44).

El proceso de la transformación agrícola moderna se perfec-cionó en extremo, cuando de las ciudades pasaron a los camposlas conquistas de la ciencia moderna, de la mecánica, de laquímica y de la fisiología vegetal y animal.

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Ante todo hay que señalar las máquínas. Los brillantes resul-tados que la máquina consiguió en la industria sugirieron la ideade introducirla en la agricultura, cosa factible en la gran explota-ción moderna, por su división del trabajo y por la producción enmasa para el mercado.

Sin embargo, la mecanización ha de vencer más obstáculos deorden técnico en la agricultura que en la industria... En general, elempleo de la máquina en la agricultura presupone un alto nivel deperfección en el cultivo de la tierra (pág. 45).

No menos que el ingeniero, han revolucionado la agriculturael químico y el fisiólogo; (pág. 55). iQué honda transformación laque va del cultivo por tres amelgas de la época feudal a la explotaciónlibre, realiza en su mayor parte en algunas decenas de años! Lafecha de 1840 marca el inicio de los trabajos de Liebig, que abrie-ron un nuevo camino y cuya importancia fue univer^almente reco-nocida.

En pocos lustros la agricultura, la más conservadora de todaslas formas de producción y que durante miles de años casi habíapermanecido estacionaria, pasó a ser no una de las más revolucio-narias, sino la más revolucionaria de las formas de producciónmodernas. A medida que se transformaba, cesó de ser un oficio,trasmitido de padres a hijos, para convertirse en ciencia o mejoraún, en sistema científico, ensanchando el campo de sus investi-gaciones y e] horizonte de sus conocimientos teóricos (pág. 59).

5.- CARACTER CAPITALISTA DE LA AGRICULTURAMODERNA.

La agricultura para poder pasar del grado de desarrollo delperíodo feudal al actual y participar de los continuos progresosrealizados en la esfera técnica y económica, ha necesitado ynecesita dinero, mucho dinero.

Sin dinero es imposible la explotación agrícola moderna, o loque es lo mismo, sin capital;

La explotación agrícola moderna es, pues, una explotación

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capitalista, en la que se encuentran los caracteres distintivos de'este modo de producción, aunque en formas particulares.

Considerando la agricultura moderna, veremos dos hechosfundamentales : la pro^iedad privada del suelo y el caráctermercanlil que tienen todos los productos agrícolas (pág. 63)•

La renta diferencial: Con la explicación de la ganancia"usual" y"burguesa" pasamos finalmente el umbral de la rentadel suelo.

Una de sus fuentes es que el capitalista puede realizar, con-juntamente con la ganancía "corriente" y"burguesa", otraganancia extraordinaria, un sobreprovecho. De las diferentesespecies de éste, el único que nos interesa aquí es el conexo conel campo de la producción, que se origina cuando un empresarioindustrial, gracias a los medios de producción ventajosos quepuede disponer produce a un precio de coste inferior al impuestopor las condiciones ordinarias de producción (pág. 75).

El sobreprovecho en agricultura depende de leyes particularisi-mas que constituyen una categoría económica particular: la rentadel suelo.

La tierra, incluso, todas las fuerzas productivas "que debenconsiderarse ligadas a ella" (Marx) como saltos de agua y aguascorrientes, en general, son un medio de producción singular. Nopuede aumentarse su cuantía a discreción, ni las calidades son lasmismas en todas partes, y las condiciones particulares de unterreno dependen del suelo y no son transmisibles a voluntad delos hombres. Las máquínas y útiles de trabajo pueden, por elcontrario, ser aumentadas a voluntad, ser transmisibles y sertodas de igual calidad.

El sobreprovecho en la agricultura... se basa en la desigualproductividad del suelo... Esta productividad desigual es resultadode las condiciones naturales y tiene una determinada magnitud encondiciones técnicas dadas. Incluso si suponemos que todas lasdemás condiciones de producción son iguales para todos los agri-cultores, seguirán existiendo las diferencias de la calidad del sue-lo. La renta del suelo es, por ello, un fenómeno no pasajero comoel sobreprovecho en la industria, sino un fenómeno estable (pág. 76)

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En la agricultura, no son los gastos de producción necesariosa un terreno medio ios que determinan el precio de coste. Cuandoal lado de un terreno óptimo se cultiva otro no tan bueno, perode mayor superficie, no hay que atribuirlo, como dijimos, acircunstancias extraordinarias o a cualidades personales del agri-cultor, sino a que el mejor terreno no basta para producir losmedios de subsistencia necesarios a la población. El capitalista -ysolo nos referimos a la agricultura capitalista- pide a la empresaque explota el precio de coste más el beneficio usual. La tierramenos buena no será, pues, explotada por capitalistas, sino cuan-do la poca oferta haya encarecido las subsistencias hasta el puntode que sea rentable el cultivo de un terreno inferior. Lo quequiere decir que en agricultura los que determinan el precio deproducción, no son los costes de producción necesarios en terrenomedio, sino los costas de producción necesarios en el peor terre-no. De estas dos diferencias entre la renta del suelo y el beneficioindustrial, resulta una tercera. La población aumenta en especialallí donde la industria se desarrolla, y con ella aumenta la deman-da de subsistencias; hay que cultivar nuevas tierras y por tanto,las diferencias de rendimiento entre las tierras cultivadas crecencon el desarrollo económico, y por corolario, crece la renta delsuelo (pág. 77).

No es sólo la diferencia de fertilidad de un terreno la que creala renta del suelo, sino también las diferencias de emplazamientoy de distancia del mercado (pág. 79).

Por muchas diferencias que veamos en las formas de renta delsuelo a las que hemos pa^ado revista, todas vienen a reducirse auna sola, pues todas emanan de diferencias de fertilidad o empla-zamiento de terrenos particulares; son rentas diferenciales (pág. 81)

Renta absoluta del suelo : Hasta aquí hemos supuesto que elterreno peor no daba sobreprovecho; con todo, hasta éste puedesuministrar un provecho extraordinario con tal que los precios delas mercancías creadas por la producción capitalista sean determi-nados por sus vatores y no por sus precios de producción (pág. 82).

Si A(productor con menor composición orgánica de capital)produce en condiciones de libre competencia este sobreprovecho

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no puede ser duradero, será pasajero; ello es diferente si A, porsu situación excepcional puede, hasta cierto punto, alejar la com-petencia. Esto es lo que ocurre con la propiedad territorial alconstituir en todos los viejos países un monopolio que puedeexcluir el suelo del cultivo si no le proporciona renta. Cuandotodo es de uno se aprecia todo donde cada terrateniente cobrarenta, el propietario del peor terreno, sin renta diferencial, quieretambién lograr una renta del suelo ; no cotura la tierra hasta elmomento en que las subsistencias rebasan el límite del precio deproducción y vengan a darle un sobreprovecho (pág. 83).

Como todo precio de monopolio, el de las subsistencias, deter-minado por el monopolio de la propiedad territorial, puede supe-rar el valor de aquéllas. La medida de esta subida depende sólo delalcance en que las leyes de la competencia se hagan sentir, dentrode los límites del monopolio. Los terratenientes no pueden, pues,fijar a su arbitrio el monto de la renta absoluta del suelo, perotodo lo que pueden exprimir, lo exprimen (pág. 84).

Cuando el peor terreno ha dado una renta absoluta del suelo,cualquier otro terreno dará necesariamente una (pág. 85).

Basta el título de propiedad territorial para percibir la rentadel suelo. Dando el fundo en arriendo no se tiene que mover undedo para asegurarse esa renta. Para conseguir el provecho produ-cido por los trabajadores, el empresario capitalista, aún en elcaso de que éste no intervenga activamente en la producción,debe, por lo menos, intervenir en la esfera de la circulación demercancías, en la compra y venta... El propetario territorial nutiene más que ser mero poseedor para percibír sus rentas, y aúnpara verlas aumentadas.

La renta del suelo, como renta diferencial, es producto de lacompetencia, y como renta absoluta es fruto del monopolio .

En la práctica, ambas clases de renta del suelo no se diferen-cian, ni puede distinguirse cual es la parte de renta diferencial, ocual es la absoluta. Por lo regular, a estas dos se mezcla el interésdel capital adelantado para inversiones por el propietario del terre-no. En caso que sea también agricultor, aparece entonces la rentadel suelo como parte del beneficio de la explotación agricola. Ladiferencia, sin embargo, entre ambas especies de renta es esencial.

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La renta diferencial resulta del carácter capitalista de la pro-ducción y no de la propiedad privada del suelo; subsistirfa aúncuando el terreno se nacionalizase mientras quedara en pie laforma capitalista de la explotación agrícola... La renta absolutadepende de la propiedad privada del suelo y de la oposición entreel ínterés del terrateniente y el de la colectividad. La nacionaliza-ción del suelo podría suprimirla y disminuir los precios de losproductos agrícolas (pág. 86).

La primera no es un factor que determine los precios de losproductos agrícolas como la segunda y en esto consiste la segundadiferencia entre la renta diferencial y la absoluta. La primeradepende de los precíos de producción, la segunda de Ia diferenciaentre estos precios y los del mercado (pág. 87).

Con el régimen de la propiedad prívada del suelo, y dela producción de mercancías en agricultura las parcelas de tierrase transforman ellas mismas en mercancías. Cuando los medios deproducción se convierten en capital, se tiende a considerar tam-bién el suelo como capital. Pero esto no es así. El suelo no es elproducto del trabajo humano, y así no puede determinarse suprecio por trabajo necesario para la producción, sino que seestablece por la renta del suelo. En la sociedad capitalista el valorde una parcela de terreno o de un fundo, se asimila al valor deun capítal cuyo interés sea igual al monto de la renta del suelo dela parcela de que se trata. La suma de este capital es el valormercantil del suelo, determinado, pues, de una parte, por elmonto de la renta del suelo, y de otra, por la tasa "usual" delinterés del capítal (pág. 88). ,

La doble personalidad del agricultor-propietario, como propie-tario terrítoríal y como empresario, es una consecuencia forzosade la propiedad privada del suelo en el modo de produccióncapitalista. En compensación esa separación hace pósible la supre-sión de la propiedad privada del suelo, aun cuando sean viables porel momento las condiciones para suprimir la propiedad privada delos otros medios de producción. En las regiones donde prospera elsistema de arriendo, puede hacerse esto por la nacionalización ola socialización de la propiedad rustica; allí donde prevalece elsistema hipotecario basta nacionalizar las hípotecas (pág. 95}.

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En general, se puede suponer que allí donde aumenta e]número de arrendamientos y la superficie de la tierra arrendada,también la propiedad del suelo se concentra en pocas manos, puessolo quien no necesita su propia tierra, tiene exceso de ella ypuede pensar en arrendarla total o parcialmente. Los países dondemás desarrollado está el sistema de arrendamiento son tambiénaquélios en que predomina la gran propiedad territorial (pág. 96).

b.- GRAN Y PEQUEI^A EXPLOTACION AGRICOLA

Superioridad técnica de la gran explotación aRrícola: A medidaque el capitalismo se desarrolla en la agricultura, se ahonda ladiferencia cualitativa, desde el punto de vista técnico entre la grandey la pequeña explotación (pág. 101).

Lu mayor parte de este capttulo, consiste en utilizar ejemplo.rparo demostrar la superioridad técnica de la Rran explotución sobre!u pegueñu por: la menor pérdida de superficie cultivable, laeconomía de hombres, animales y aperos, el aprovechamientocompleto de todos los medios, la posibilidad del empleo en mágui-nas negudas a lu pequeria explotación, la división del trabajo, ladireceión técnica, lu superioridad comercial, la mayor facilidad deprocurarse dinero, etc.

^Qué puede oponer la pequeña explotación a las ventajas queofrece la Krande? Sólo una actividad mayor, cuidados rnás asiduosdel trabajador, y la sobriedad del pequeño agricultor propietario,que supera a la del mismo operario asalariado (pág. 116).

Se necesita ser un partidario fanático de la pequeña propiedadterritorial para considerar ventasjosa esta servidumbre a que secondena a los trabajadores, convirtiéndolos en bestias de carga paratoda su vida, a excepción del tiempo que se les deja en libertad paradormir y reponer sus fuerzas... Una explotación que no está ensituación de competir con perfeccionamientos técnicos, está obliga-da a pedir más esfuerzos a los trabajadores (pág. 117).

Un observador inglés, afirmaba en 1880 que no había nada másmiserable que la vida de un campesino francés. "El jornalero

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ordinario, especialmente en la gran explotación, piensa durante sutrabajo: ^Cuándo terminará la jornada! El pequeño campesíno, cadavez que apremia la faena dice : 1Si el día se alargara dos horas más... !Si tiene el tiempo tasado para un trabajo, especialmente cuando estees ventajoso, como sucede en la mayorta de los casos, el labradorpuede explotar mejor su tiempo, madrugando más, trabajando mástarde y a veces más rápidamente, mientras que el gran propietariotiene obreros que no quieren habitualmente madrugar ni trabajarmás tíempo de lo acostumbrado" (pág. 122).

La pequeña explotación es todavía más miserable cuando nobasta el sustento de su propietario y éste ha de recurrir a un trabajoaccesorío para mantenerse (pág. 123).

Las socíedades cooperativas: A nadie se le ocurriría negar 1aimportancia de las cooperativas. La cuestión es la siguiente: Lsonaccesibles al campesíno, todas las ventajas de la gran explotacióncooperativa en todos los aspectos en que la gran explotación supera ala pequeña? Y^hasta dónde llega esta superioridad? (pág. 126}.

Ante todo, conviene observar que hasta ahora, las cooperativasagrícolas se han ceñido exclusivamente a la esfera del crédíto y delcomercio. No tratamos aquí de algunas empresas industrialescooperativas como lecherías o refinerías de azucar, etc., másadelante discutiremos su importancia en agrícultura al tratar de laindustria agrícola. Nos referiremos en este lugar, sólamente acooperativas de mejora como sociedades que intervíenen directa-mente en la producción.

En ninguna parte están menos desarrolladas las condícionespreliminares de la organización cooperativa que entre e] campesino,aislado por su género de trabajo y de vida, encerrado en un estrechohorizonte y privado de los sosiegos inherentes a la autoadministra-ción de una cooperativa.

Las cooperativas son más fáciles de crear para los grandespropietarios que para los campesinos (pág. 127).

... por ahora nos limitamos a hacer constar que las cooperativasde venta que prosperan son en general, las de grandes propieta-rios, lo mismo tratándose de mantequilla que de ganado, de

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cereales y de alcohol... La cooperativa de venta no será verdadera-mente útil a la pequeña explotación sino cuando sea posible lograrque todos los socios produzcan uniformemente con un plan ymedio iguales (pág. 129).

Mejor les va a las cooperativas de compra para la adquisiciónen común de abonos químicos piensos, simientes, ganado,máquinas, etc... Las cooperativas agrícolas pueden desplegar unaactividad utilísima en la compra de materias primas y de máqui-nas... No puede negarse el beneficio inmenso de estas cooperati-vas para el aKricultor... Cabe preguntar también aquí si la Kranexplotación no sale con ello más gananciosa que la pequeña (pag.130).

Estas indicaciones bastarán para demostrar que la cooperación,aunque sea de suma importancia para la agricultura moderna, noes en modo alguno la fórmula para suprimir la ventaja de la granexplotación sobre la pequeña; sino que, por el contrario, la aumenta. En nuestra opinión es muy útil a las explotaciones medianas ymuy poco a las pequeñas.

Los trabajos agrícolas de mayor importancia no pueden serrealizados por cooperativas de pequeñas explotaciones independien-tes (pa^. 131).

Es manifiesto que una f;ran propiedad cultivada cooperativa-mente puede disfrutar de todas las ventajas de la gran explotación,que no puede alcanzar sola o sólo en parte, con el auxilio de coope-rativas de materias primas, de máquinas, de crédito o de venta. Almismo tiempo una propiedad explotada en cooperativa ha de apro-vecharse de la superioridad que tiene el trabajo hecho por sí mismosobre el trabajo asalariado. Una cooperativa de este ^énero habíade ser, no solamente igual, sino superior a la gran explotacióncapitalista. Pero, cosa asombrosa, no hay campesino que se inte-rese por este género de cooperativas.

^A qué se debe el que los campesinos no exploten cooperati-vamente su propiedad? ^Y por qué limitan a paliativos insuficien-tes? (pag. 132).

Se ha tratado de explicar esto diciendo que el trabajo agrícolano es de carácter social por consi^uiente, no es favorable a una

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explotación colectiva. Se da como prueba el fenómeno que se tratade explicar. No se comprende por qué el agricultor moderno,prestándose a la explotación capitalista, no se prestará igualmentea la cooperativa. ^Sería por esto por lo que no ha ensayado estaúltima? Mal argumento porque ha habido ya ensayos con éxito(pág 133)•

Esto podría bastar para demostrar que el trabajo agrícola noesta reñido con ]a forma cooperativa. Si a pesar de ello loscampesinos no han hecho ningún intento serio para adoptar estaforma en su esfera de actividad, el motivo es otro.

... artesanos y campesinos no hacen tentativas serias parapasar de la producción aislada a la cooperativa. Los primeros, comolos segundos, buscan sencillamente sacar de la circulación demercancías o del crédito las ventajas de la gran explotación, pormedio de organizaciones cooperatívas. En ambos casos, la granexplotación cooperativa no les sirve sino como medio de alargar lavida de la pequeña producción irracional en vez de transformarlaen producción a gran escala.

Y ello es bastante comprensible. Los artesanos no puedenpasar a la producción cooperativa sin dejar la propiedad privada desus medios de producción. Cuanto más posean, en mejor situa-ción estarían de fundar, mediante la asociación, una gran empresa,y sin embargo, tanto menos tienen propensión a depositar supropiedad privada en una caja común (pág. 136).

Cuanto decimos conviene en mayor grado al agricultor... Elcampesino está aún más apegado a su terruño que el artesano a sutaller. Cuanto más aumenta la población y se codicia la tierra,más tercamente se aferra a sus terrones. iBasta pensar en lasdificultades con que tropieza una operación tan útil y necesariacomo la de agrupar en uno numerosos terrenos limítrofes encla-vados en propiedades ajenas!

La cooperación en la producción sólo es posible con elementosque no tengan nada que perder más que sus cadenas... No puedensaltarse los estadios de la evolución. La mayoría de los hombrescorrientes no puede pasar repentinamente, en condiciones norma-les, de la explotación artesanal o campesina a la gran explotacióncooperativa; a ello se opone la propiedad privada de los medíos deproducción. Sólo el modo de producción capitalista crea las pre-

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condiciones de la gran explotación cooperativa no sólo porque conella aparece una clase de trabajadores sin propiedad privada de los

medios de producción, sino también porque hace del proceso deproducción un proceso social y provoca y agudiza las contradic-ciones de clase entre capitalistas y asalariados que incitan a estos areemplazar la propiedad capitalista de los medios de producción porla propiedad social de los mismos (pág. 137).

La transición a la producción cooperativa surgirá no de los queposeen, sino de los yue nada poseen (pág. 13f1).

7.-- LIMITES DE LA AGRICULTURA CAPITALISTA

... la gran explotación es superior a la pequeña desde el punto devista técnico, en los sectores agrícolas importantes, aunque no enel grado en que lo es en la esfera industrial. Esto no es ningunanovedad. Ya a la mitad del siglo último, cuando la máquinaaparecía en la agricultura y no estaban determinados con preci-sión los principios científicos de la agricultura, el fundador de laescuela fisiócrata, Quesnay, en sus Maximes Rénérales du gvuver-nenzent economique d'un royQUme agrrcnle, mostraba el deseo deque "las tierras para los cereales debieran estar reunidas en loposible en grandes fundos explotados por labradores ricos, pues enlas grandes explotaciones los gastos de edificios, y proporcional-mente los costes de producción, son mucho menores y el produc-to neto mucho mayor que en las pequeñas".

Pronto se advirtió que la gran explotación agrícola capítalista(no feudal) era la que rendía mayor producto neto. Pero aunque laagricultura inglesa sirvió de modelo a la del continente, la situa-ción de Inglaterra no era muy ejemplar. La expropiación delcampesinado en favor de la gran explotación pareció peligrosa areyes y políticos porque el campesinado constituia el nervio delejército. Los ingleses no tenían un gran ejército de tierra, podíanprescindir, pues, del campesino. Pero una nación continental sincampesinos difícilmente puede vencer a otra que posee un campe-sinado fuerte. Además, los campesinos de Inglaterra fueron reem-plazados por un numeroso proletariado, miserable y turbulento,que no tenía contrapeso en otra clase trabajadora propietaria. Por

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un lado, los fílántropos burgueses sin valor como los utopistas parallegar al socialismo, y por otro los corifeos de la explotacióncapitalista que buscaban en el pueblo un sólido apoyo a la propie-dad privada de los medios de producción se convirtieron en pane-giristas de la explotación agrícola en pequeña escala. Aludimos aSismondi, a Stuart Mill, a los librecambistas y a sus rivales losagrarios. No es que admitieran en general la superioridad técnicade la pequeña explotación, sino que al propio tiempo que anun-ciaban el mayor beneficio neto de la gran explotación, indicabansus peligros políticos y sociales (pág. 139).

Sismondi combate la explotación en gran escala porque crea

proletarios, pero no porque la explotación en pequeña escala

pueda producir más y mejor.... ta estadística demuestra que no se ha producido la desapari-

cíón rápida de ia pequeña explotacidn ante la grande, que seesperaba o se temía en el continente, como había sucedido conInglaterra desde que la gran explotacíón capitalista tomó enormesproporciones de 1850 a 1860. En ciertos lugares se constataincluso la tendencia a la extensión territorial de las pequeñasexplotaciones (pág. 140).

Lo mismo que en Alemania, vemos en Inglaterra un aumentode las explotaciones de extensión media. De todos modos, en elImperio aleman, las explotaciones de 5 a ZO ha. son las que másterreno han ganado y en Inglaterra las de 40 a 120 hectáreas,que, seguramente nadie incluirá entre las pequeñas explotaciones.Estas, al revés de lo ocurrido en Alemania, han perdido terrenoigual que las mayores de 120 ha. De los datos disponibles de laagricultura norteamericana, varios economistas como Schaffe, elDr. R. Meyer y otros, han querido deducir que ailí la pequeñaexplotación suplantaba a la grande... Es exacto que la extensiónmedia de las granjas ha disminuido a partir de 1850, pero paraaumentar de nuevo, en 1980, a 137 acres (pág. 144).

El retroceso temporal de la extensión media de las explotacio-nes (en USA) hay que atribuirlo principalmente a la parcelaciónde las grandes plantaciones del sur, consecuencia de la emancipa-ción de los negros... Es imposible considerar estas cifras como el

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triunfo de la pequeña explotacíón sobre la gran explotaciónmoderna. De otro lado, vemos ciertamente una disminuciónconsiderable de la extensión de las jarms en las tierras de cultivorelativamente antiguo de los Estados noratlánticos. Allí la exten-sión media ha disminuido en estos últimos díez años de unamanera continua. Pero dicha disminución se ha de atribuir, sobretodo, a la disminución de tierras no cultivadas, no a la disminu-ción de la extensión de las explotaciones. El crecimiento porcen-tual de la extensión de tierras no cultivadas coincide con unacrisis de la agricultura que se manifiesta en la disminución gene-ral de las tierras ocupadas por las farms (pág. 145).

Estas últimas cifras no indican precisamente un retroceso de lagran explotación. En América allí donde la agricultura progresa,la extensión superficial aumenta rápidamente. La pequeña explota-ción mantiene su ventaja sólamente allí donde la agricultura dejade ser ventajosa o donde la gran hacienda precapitalista entra encompetencia con la campesina (pág. 146).

De todos modos, si bien la evolución agrícola se ha operadohasta ahora con más rapidez en América que en Europa, y si bienésta favorece a la gran explotación más de lo que se cree no puedehablarse de la desaparicirin de la pequeña explotación ante lagrande.

Sería también muy aventurado deducir, de estas y parecidascifras, que el desenvolvimiento económico en agricultura se hacepor diferente camino que en la industria.

iLas cifras lo demuestran! , es verdad, pero hay que averiguarlo que demuestran (pág 147).

La estadística nos enseña de modo irrefutable que Ia sociedadmoderna está en constante y rápida transformación y nos familia-riza con ciertos grandes fenórnenos superficiales, así como consíntomas y efectos que, si sirven de indicaciones preciosas parainvestigar las tendencias profundas, no por esto las revelan cum-plidamente.

Los números, que indican no la disminución sino incluso elaumento de la pequeña explotación campesina, no nos permitentampoco un juicio sobre las tendencias del desarrollo capitalista enla agricultura, sino simplemente una invitación a proseguir nues-

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tras investigaciones sobre las mismas. Prueban a primera vistasólamente que este desarrollo no es tan sencillo como se cree, queeste proceso es probablemente más complicado en la agriculturaque en la industria (pág. 149).

Las mismas corrientes y tendencias opuestas que intrincan elproceso en la índustría, se hacen sentir también en la agricultura,con tanto parecido que no hemos de insistir en su paralelo. En laagricultura se manifiestan además otras tendencias que no seobservan en la industria y que hacen todo el proceso aún máscomplicado.

La primera diferencia importante es que la producción indus-trial puede multiplicarse a discreción, mientras que en agriculturael medio de producción, que es el suelo, no puede ser aumentadolibremente por ser de extensión y condíciones determínadas.

Con el suelo sucede de otro modo (al de la acumulación ycentralización del capital). Todo el terreno que se puede incorpo-rar al cultivo en los paises de vieja cultura, es de uiia cuantía queno puede compararse con las ingentes sumas que la clase capita-lista acumula de un año a otro. El propietario rural sólo puedeaumentar su finca mediante el proceso de concentración, la agru-pación de varias en una sóla explotación...la expropiación de laspequeñas propiedades es el requisito indispensable para una granexplotación. Pero esto no basta, sino que se necesita que estasúltimas, para formar una gran explotación mediante su centrali-zación ocupen una superficie contínua (pág. 153).

Donde domine exclusivamente la pequeña propiedad, le costa-rá mucho a la grande formarse, por decadente que sea la pequeñapropiedad territorial y por próspera que sea la grande. Pero inclu-so allí donde coexisten la grande y la pequeña propiedad, nopodrá la primera agrandarse fácilmente a expensas de la segunda,porque los lotes de ésta, puestos en venta por necesidad y otrascausas, no son siempre los indicados para redondear o aumentaruna propiedad (pág. 154).

Aquí haremos constar simplemente que este carácter particu-lar del suelo bajo el régimen de propiedad privada en todos lospaíses de pequeña explotación, es un fuerte obstáculo para el

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desarrollo de ŝa grande, por superior que ésta pueda ser, obs^^-^`

lo desconocido en la industria.A esto se añade otra diferencia entre la industria y la agricú

tura. En la primera, en circustancias normales, la gran explota-ción es siempre superior a la pequeña... En la agricultura esto nosucede sino hasta cierto grado. La diferencia proviene de que laextensión de toda explotación industrial representa también unaconcentración continua de fuerzas productivas, con todas las ven-tajas del caso... Por el contrario, en la agricultura, a cada expan-sión de la explotación, en iKualdad de otras condiciones, enparticular si el método del cultivo no cambia, siKnifica que unamayor extensión del terreno explotado ocasiona mayor pérdida dematerial, mayor gasto de fuerza, de medios y de tiempo paratransportar material y obreros. Esto es tanto más importante enagricultura, puesto que se trata del transporte de materias de pocovalor, proporcionalmente a su peso y volumen y porque losmétodos de transporte son muy primitivos comparados con los dela industria. Cuanto más exténsa es la propiedad, más difícil se hacela vigilancia de los trabajadores aislados, cosa importante cuandose trata de asalariados (pág. 155).

Según estas cifras, podría creerse que la agricultura da másganancia cuanto más reducida es la propiedad, pero no es así. Lasventajas de la gran explotación son tan importantes que compen-san sobradamente los inconvenientes de la distancia, pero esto notiene lugar sino tratándose de cierta extensión de terreno. Apartir de tales límites, las ventajas de la gran explotación son inver-samente proporcionales a los inconvenientes de la distancia demodo que, más allá de este punto, toda nueva extensión desuperficie de la propiedad disminuye la rentabilidad.

Puede decirse, en general, que la extensión máxima de unterreno a partir de la cual su rentabilidad decrece es tanto menorcuanto el cultivo es más intensivo y hay más capital empleado enigual superficie, aunque esta ley sea infringida de vez en cuandopor el progreso de la técnica (pág. 156).

En el mismo sentido actúa otra ley: dado un capital determi-nado, cuanto más intensiva sea la explotación, menor ha de ser lapropiedad. Una propiedad pequeña cultivada intensivamente puede

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constituir una empresa mayor que otra propiedad cultivada exten-sivamente (pág. 157).

El tránsito de la simple agricultura exhaustiva a otra másregulada, orientada a mantener constante la fertilidad del suelo, yla sustitución de los pastos extensivos por el cultivo muestra latendencia a reducir la extensión de las propiedades, vaya o no enaumento la explotación. Al mismo resultado se llega reemplazan-do el cultivo de cereales por la ganadería intensiva, tan en augeen los viejos países agrícolas (pág. 159).

De ahí que vayan disminuyendo las grandes propiedades en lasprovincias del este del Elba, y aparezcan en su vecindad pequeñasexplotacianes agrícolas, no porque estas sean mejores que lasgrandes, sino porque las propiedades territoriales estaban destina-das hasta ahora a las exigencias del cultivo extensivo (pág. 160).

De todo lo dicho se desprenden dos consecuencias : Antetodo, que las cifras estadísticas acerca de las superficies de explo-tación significan muy poco; en segundo lugar, que el proceso deconcentración del suelo por el engradecimiento de la propiedad terri-torial, más difícil en sí que el proceso de la acumulación ycentralización del capital, está limitado en cada género de explo-tacídn.

Sólo donde prospera el sistema de arrendamiento, los terrate-nientes se inclinan a ampliar sus tierras sin límite. Donde laexplotación y la propiedad no coinciden, el terrateniente noarrienda su propiedad, sobre todo cuando es grande, a un arren-damiento sólamente, sino que la divide en granjas para sacar lasmayores ventajas posibles; de modo que esta división no obedecesolo al afán de explotar racionalmente su fundo, sino también a laconsideración del capital de los arrendatarios que se ofrecen aexplotarlo.

Donde impera el sistema de la explotación por el propietario 0sus empleados, de suerte que la explotación y la propiedad coinci-den, una vez que la gran explotación se redondea con tierrassuficientes, la tendencia a la centralizacián se manifiesta, no sólopor el deseo de agrandarla, sino por el 'de adquirir otra. (pág.161).

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Esta manera de centralizar el suelo, la reunión de muchaspropiedades en una sola mano, no modifica la extensión de explo-taciones particulares, como no la modifica la centralización efec-tuada por los Bancos hipotecarios. La primera se distingue de laúltima en que la centralizacibn de la propiedad Ileva consigo lacentralización de la administración, dando margen a una nuevaforma de explotación : el latifundio. Bajo este aspecto, y no por lamultiplicación al infinito de las explotaciones particulares, escomo se desarrolla en agricultura la explotación gigantesca, que,como la concentración de capital, no conoce límites.

Así se facilita el más perfecto género de producción a quepuede Ilegar la agricultura moderna. La reunión de varias explota-ciones en una mano lleva con el tiempo a su fusión en un soloorganismo, a la división planificada del trabajo y a la cooperaciónplanificada de cada explotación. (pág. 164)

En estas explotaciones gigantescas y no en las pequeñas es enlas que Krafft (tan autorizada por su teoría y práctica en estasmaterias) ve el porvenir de la agricultura moderna racional. Perotambién estas explotaciones tropiezan con un gran obstáculo: lafalta de braceros,

La expansión del mercado, la posesión de capitales, la existenciade las condiciones técnicas indispensables, no bastan por sí solaspara establecer una gran explotación capitalista : lo esenc'tal sonlos trabajadores. Dadas todas las demás condiciones, la explota-ción capitalista es imposible si no dispone de obreros sin propie-dad y obligados a venderse a los capitalistas.

El trabajo en las ciudades se efectua hoy en condiciones quehacen al obrero incapaz para trabajar la tierra. Cuantos crecierony pasaron su juventud en la ciudad, no sirven para la agricultura.Esta hoy en día no puede llenar sus vacíos con el proletariadoindustrial de las ciudades.

Tampoco la gran explotación agrícola puede, en las circuns-tancias actuales, producir los obreros necesarios y conservarlos asu servicio. (pág. 167).

Esta producción de fuerza de trabajo disminuye donde la granexplotación vive a expensas de la pequeña. Expropiando a loslabradores se agranda una explotación, pero disminuye el número

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de brazos destinados a cultivarla. Este hecho por sí solo hace que,no obstante su superioridad técnica, aquélla no llegue a reinarsola en un país. La gran propiedad puede expulsar a todos loscampesinos libres, pero parte de ellos hallarán siempre el modo deresucitar como pequeflos arrendatarios. Así, ni aún donde dominaabsolutamente la gran propiedad territorial , puede vivir sola lagran explotación.

Cuando la pequeña explotación va desapareciendo, la grandeda ingresos cada vez menores y empieza también a retroceder.Este fenómeno que puede verse en muchas regiones, ha hechoanunciar a varios teóricos agrícolas de reputación" el fin próximode la gran explotación agrícola..." En muchos casos, la falta debrazos es ciertamente la causa del retroceso de la gran explotaciónen beneficio de la pequeña, ya sea en el sentido de que el granterrateniente divide una parte de su propiedad en parcelas quevende o arrienda a pequeños agricultores, ya sea en el de quegrandes propiedades enteras sean vendidas libremente o subasta-das, divididas en pequeñas propiedades. (pág. 171).

Así como la eliminación de la pequeña propiedad por la gran-de, el proceso inverso esta limítado en si mismo. Conformeaumenta el número de pequeños agricultores al lado de los gran-des se multiplican las fuerzas de trabajo a disposición de la granexplotación. Allí donde se constituyen muchas pequeñas explota-ciones a la sombra de otra mayor, prodúcese de nuevo la tenden-cia de ésta a progresar, naturalmente en la medida en que no sevea contrariada por influencias opuestas, como, por ejemplo, latransplantación en descampado de una gran industria. En el modode producción capitalista no debemos esperar ni el fin de la granexplotación agrícola ni el de la pequefla. (pág. 172).

Por ello, allí donde domina la pequeña propiedad campesina,hallamos la tendencia, en la medida en que lo sea, al desarrollode la gran propiedad.

Todo esto no contradice en modo alguno el ``dogma marxis-ta". El mismo Marx lo reconoció hace tiempo...: "La concentra-ción de la propiedad territorial inglesa ha arrojado del campo ageneraciones enteras de población. La misma concentración a laque el impuesto sobre el capital debe ciertamente contribuir preci-

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pitaria la ruina de los campesinos, llevaría a éstos, en Francia, alas ciudades, haciendo inevitable la revolución. Por más que enFrancia haya comenzado el proceso inverso del fraccionamiento ala concentración,la gran propiedad agraria vuelve a pasos agigan-tados al fraccionamiento precedente y prueba así de manera indis-cutible que la agricultura debe moverse continuamente en esteclclo de concentración y fraccionamiento de la tierra en tantosubsisten en general las relaciones burguesas ".

Este movimiento no se manifestó con la brusquedad y violen-cia que anunciaba Marx en 1850... Otras tendencias opuestas sehan desarrollado que debemos estudiar a fondo y que operan ensentido contrario a la concentración de la propiedad agraria par-celada. De todos modos, la tendencia señalada por Marx vive y sehace sentir dondequiera que la concentración o el fraccionamientorebasan ciertos límites.

Casi todos los economistas burgueses consideran la coexisten-cia de grandes y pequeñas explotaciones agrícolas como el estadode cosas más conveniente. Sólo algunos demócratas pequeflo bur-gueses y algunos socialistas se muestran partidarios fervientes de lasubstitución de la gran explotación por la pequeña... La granpropiedad territorial, afirman estos economistas, es el indispensa-ble vehículo del progreso técnico y de la agricultura racional. Laconservación del rico labrador se impone por razones políticas ;éste, y no el pequeño propietario es el más firme baluarte de lapropiedad privada; desde este punto de vista su propiedad es muysuperior a la del pequeño propietario. Este, en cambio, es necesa-rio porque es el mejor proveedor de fuerza de trabajo. Por ello,cuando la gran propiedad elimina de manera excesiva la pequeña,los políticos conservadores y los grandes terratenientes previsoresse esfuerzan en propagar las pequeñas explotaciones, recurriendoa medidas de carácter político y de carácier privado. (pág. 173).

"El gran propietario territorial consigue los mayores benefi-cios brutos y netos, cuando en torno a él hay una legión depequeños y medianos propietarios que le abastecen de fuerza detrabajo y adquieren el excedente de sus productos" (Van derC;oltz, citado por Kautsky).

De todo esto se desprende que no hay que suponer que laexplotación en pequeña escala tienda a desaparecer en la sociedad

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moderna, siendo reemplazada por la gran propiedad. Hemos vistoque donde se ha extralimitado la concentración de la pequeñapropiedad, sobreviene la tendencia a la división del suelo, intervi-niendo el Estado y los terratenientes cuando ésta tropieza con

obstáculos graves.Precisamente estas tendencias de la gran propiedad demuestran

que nada es más absurdo que suponer que si perdura la pequeñaexplotación es porque es capaz de sostener la competencia. Subsis-

te porque cesa de hacer la competencia a la gran explotación y detener importancia como vendedor de productos que la grandeproduce al lado de ella. La pequeña explotación ya no vendecuando se desarrolla a su lado la gran explotación capitalista. Seconvierte de vendedora en compradora del ``excedente de produc-tos" de la gran explotación, y la mercancía que ella produce enexceso es precisamente el medio de producción que necesita lagran explotación : la fuerza de trabajo.

En este estado de cosas, ambas explotaciones no se excluyenen agricultura, sino que conviven como el capitalista y el proleta-rio, aunque el pequeño campesino adquiera cada vez más elcarácter de este último. (pág. 175).

8.- LA PROLETARIZACION DE LOS CAMPESINOS

...la ruina de la industria campesina que produce para elconsumo personal obliga a los labradores, que han de producir loindispensable para ellos y su familia, a procurarse un trabajoaccesorio. El pequeño campesino encuentra tiempo para procurar-selo, porque el cultivo de su tierra sólo exige toda su fuerza detrabajo en determinados períodos. Afronta, pues, sus necesidadespecuniarias, vendiendo no su exceso de productos, sino su so-brante de tiempo. Desempeña en el mercado de mercancías elmismo papel que el proletario que nada tiene. En calidad depropietario y productor, el labrador no trabaja para el mercado,sino para su casa, tan intimamente ligada a su hacienda.

Cuando la explotación agrícola del pequeño campesino es ajenaa la producción comercial, concretándose a la del hogar, está alabrigo de las tendencias centralizadoras de la moderna producción.Por irracional y despilfarradora que parezca la explotación parcela-

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ria del suelo, el labrador sigue fiel a ella... porque constituye elcampo donde é l no esta sometido a una voluntad extraña y dondeno se le explota. (pág. 177)

A medida que progresa la evolución económica, aumentantambién las necesidades pecuniarias del labrador, y tanto más elEstado y el Municipio recurren a su bolsillo. Cuanta mayornecesidad tiene de ganar dinero, tanto más debe poner en primecplano el trabajo accesorio a costa de la agricultura propia... Laexplotación agrícola es cada vez más irracional, pronto le pareceexcesíva y se ve obligado a restringirla.

El campesino encuentra con facilidad compradores de lastierras que juzga sobrantes. (pág 178).

...el precio de una parcela de terreno destinado a la produccióncapitalista de mercancías se determina por su renta territorialcapitalista. El precio de compra es "grosso modo" igual a la rentarústica capitalizada. El empresario capitalista no puede pagar mássi no quiere que su beneficio sea inferior al nivel corriente. Lacompetencia no hara subir, en general los precios más allá de esenivel.

El campesino que vende sus productos, pero que no emplea oemplea un escaso número de jornaleros, que no es un capitalista sinoun simple productor de mercancías, calcula a veces de otro modo. Esun trabajador, no vive del producto de su propiedad sino delproducto de su trabajo, su modo de vida es el de un asalariado. Sinecesita tierra no es para extraer renta sino para ganarse la vidacon ella. Cuando la venta de sus productos le paga además de losotros gastos un salario, puede vivir aún renunciando al provechoy a la renta del suelo. EI agricultor puede, •pues, cuando esta enel estadio de la producción simple de mercancías pagar por unadeterminada parcela de terreno un precio más elevado que, enigualdad de condiciones, si se encuentra en el estadio de laproducción capitalista. Pero esta manera de calcular puede causar,ciertamente, dificultades serias al campesino, especialmente siconserva los hábitos propios de la simple producción de mercan-cías, por haber pagado por la tierra un precio excesivo, habiendosuperado, si no formalmente al menos ya de hecho, el estadio dela simple produccián de mercancías y alcanzado la producción

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capitalista, no como empresario, sino como trabajador explotadopor el capital. Si el agricultor compra el suelo a crédito o lohipoteca, debe extraer de su explotación no sólo su salario, sinotambién una renta territorial, de suerte que el precio excesivo de1suelo puede ser para é l más nocivo que para el empresarío capita-lista. (pág. 179).

La situacián es distinta para los campesinos para los cuales laagricultura es, de manera exclusiva o preponderante, una parte dela economía doméstica, y que satisfacen su necesidad de dineroenteramente o en gran medida trabajando al servicio de otros. Ental caso la relación entre el precio de la tierra y ta producción demercancias y, por tanto, fas leyes del valor, desaparecen, almenos para el comprador. Para el vendedor, la renta territoríalcapitalizada determina el precio mínimo del suelo; el compradoratiende a su capacidad de compra y, sobre todo a sus necesidades.Cuanto más rapidamente aumenta la población, cuanto más difíci]es la emigración, cuanto mayor es la necesidad de poseer unpedazo de tierra para hacer frente a las necesidades de la vidao para lograr al menos la independencia social, tanto mayor es elprecio ( o la renta) que necesíta pagar por un pedazo de tierra. Aligual que el trabajo doméstico, el trabajo agrícola propio no sereputa como dispendio suponiéndose que no cuesta nada. Todo loque proporciona a] hogar el cultivo de la tierra es consideradocomo beneficio neto; es difícil evaluarlo en moneda y repartirloen salario, interés del capital y renta territorial, porque el dinerono tiene importancia alguna en este tipo de explotación. (pág.179).

E1 valor subido del terreno de las pequeiias propiedades es elmóvil poderoso del fraccionamiento de las grandes allí dondeaumenta la población y la posibilidad de obtener una ocupaciónaccesoria fuera de la propia explotación agrícola, y en tal caso eldesmenuzamiento de la propiedad del suelo puede asumir grandesproporciones, puede llegar al grado máximo.

Conforme el trabajo secundarío pasa a primer plano, más separcelan las pequefias propiedades y menores son sus posibilidadesde hacer frente a las necesidades del hogar... A medida que eltrabajo asalariado pasa a primer plano y el trabajo para sí se

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convierte en accesorio, el primero absorbe las mejores fuerzas dela familia.^.. El cultivo de estas explotaciones minúsculas, que yano son otra cosa sino auxiliares del hogar, tiene mucho parecidocon el trabajo del hogar del proletario... (pág. 181).

El número creciente de estas explotaciones, así como su pobre-za, las imposibilita para cubrir todas las necesidades de la familia...En Alemania las tres cuartas partes de las pequeñas explotacionesestán obligadas a comprar los cereales... es un argumento quedemuestra que la gran mayoría de la población agrícola no figuracon el mercado como t^endednra de subsistencias, sino como ven-dedora de fuerza de trabajo y como cnmprudora de subsistencia.r.Las pequeñas explotaciones cesan de hacer competencia a lasKrandes, y aún las favorecen y las sostienen procurándoles obrerosasalariados y comprando sus productos. (pág. 182).

Allí donde es fácil conseguir una ocupación accesoria apartede la propia explotación , la división de la propiedad aumentahasta lo inconcebible, aniquilando por un momento las tendenciascentralizadoras que obraban en sentido contrario.

Allí donde sólo la gran explotación agrícola ofrece tal posibili-dad (trabajo externo accesorio), el fraccionamiento de la pequeñapropiedad se convierte en apoyo de la gran explotación. En talcaso la parcelación de tierras se hace a costa de las haciendasmedianas. (pág. lfi4).

"Estas dos tendencias opuestas que actúan en distintas regio-nes tienen un carácter común; en uno y otro caso, el aumento ydisminución de la propiedad, se opera a expensas de la medianapropiedad. En ambos casos ésta es despedazada por los dos lados(Miaskowski, citado por Kautsky) (pág. 185).

Como se ve, el movimiento de la agricultura va por caminodiferente que el del capital industrial o comercial. Hemos expues-to que en la agricultura la tendencia a la concentración de lapropiedad no conduce a la eliminación total de la pequeña explo-tación agrícola, sino que, cuando pasa de cierto punto, engendrala tendencia contraria, que la tendencia a la concentración y latendencia a la parcelación se alternan. Constatamos ahora que

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ambas tendencias pueden actuar incluso símultáneamente.Aumentan las pequeñas explotaciones cuyos dueños aparecen enel mercado como proletarios, como vendedores de trabajo; supropiedad rural no tiene importancia en el mercado y no producenmás que para sus necesidades familiares. Estos pequeños agriculto-res tienen, como vendedores de fuerza de trabajo, los mismos inte-reses esencíales que el proletariado industrial, sin entrar en antago-nismos con él a causa de su propíedad. La tierra que posee emancipamás o menos al campesino parcelario del comerciante de comestí-bles, pero no de la explotación de los empresarios, sean estoscapitalistas, industriales o agricultores.

Cuando se ha llegado a este estadio, el aumento de pequeñasexplotaciones agrícolas no es más que una forma especial delaumento de familias proletarias, paralelo al aumento de la granexplotación capitalista en agricultura.

La ocupación accesoria más accesible al campesino es el traba-jo agrícola asalariado... Pero no en todas partes existen grandesexplotaciones que ofrezcan un trabajo suplementario; éstas en vezde ser consideradas ruinosas por la competencia que pudieranhacer, son ardientemente deseadas. (pág. 189).

...Si hemos visto cómo la pequeña propiedad constituía unsostén de la grande, ahora obsetvamos como la grande sirve desostén a la pequeña.

...otra ocupación accesoria a la que el pequeño campesino seaferra cuando el trabajo agrícola asalariado es imposible : Ia indus-tria a domicilio. (pág. 191)

Menos mal que [a industria a domicilio no es más que untránsito a la gran industria. Tarde o temprano llega la hora en que lasmáquinas la hacen superlflua y esta hora suena tanto más prontocuanto más rápidamente se desarrolla la industria a domicilio,cuanto más lejos Ileva ésta la división del trabajo. (pág 195).

Este momento no es el de la liberación de los trabajadores de1a industria doméstica sino el principio de un doloroso calvario ;entonces necesitan someter la fuerza de trabajo a un esfuerzo todavíamás intenso y desmesurado, reducir todav[a más las necesidades vita-les, hacer sufrir más aún a la familia para no quedarse demasiadoatras en la lucha con la máquina.

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Si esta competencia desesperada puede prolongarse largamentelo debe a la explotación agrícola. Donde la agricultura se concretaa las necesidades del hogar y no aspira a producir para el merca-do, no sucumbe al peso de la competencia, sino que es unelemento conservador, con todas las reminiscencias del pasado.íPág. 196).

Así también, el trabajo migratorio ejerce la misma influenciaque el establecimiento de industrias urbanas en el campo: conso-lida la pequeña propiedad territorial, elemento que se considerabaconservador, y, al mismo tiempo revoluciona completamente lamanera de ser los pequeños propietarios, inculcándoles ideas ynecesidades que tienen poco de conservadoras.

Quien imagine que se agota la variedad infinita de la vidasocial con las simples cifras de la estadística, puede tranquilizarseleyendo en las estadísticas de las explotaciones que, por grandeque haya sido la evolución en las ciudades, todo sigue igual en elcampo, sin percibirse modificación decisiva alguna en cualquiersentido. Pero si se observan bien estas cifras, sin dejarse impresio-nar por la relación entre la pequeña y la gran explotación, se debeformular un juicio diferente; se llega a la convicción de que lasgrandes explotaciones apenas varían en número; que las pequeñasno son aborbidas por las Krandes; sino que unas y otras, graciasal desenvolvimiento industrial, sufren una completa revolución,una revolución que establece un contacto cada vez más estrechoentre la pequeña propiedad agraria y el proletariado, relacionandoventajosamer.te los intereses de uno y otro.

Pero los efectos de la evolución económica no se limitan, aesto, sino que determinan otra serie de factores que transformacompletamente el carácter de la agricultura productora de mer-cancías, esto es, la que produce un excedente para la sociedad.(Pág. 207).

9.- DIFICULTADES CRECIENTES DE LA AGRICULTURAPRODUCTORA DE MERCANCIAS.

...la producción capitalista dió a la agricultura, tan decaida ala expiración de feudalismo, un importe desarrollo técnico gracias

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a la gran industria moderna. Pero hemos visto también como estesistema de producción engendra dos tendencias contrarias aldesenvolvimiente y expansión de la gran explotación agraria :tendencias que se oponen vivamente a que ésta imponga su supre-macia en el régimen social actual, impidiendo a la agrícultura,por consiguiente, alcanzar el grado de perfección de que essusceptible, dado el nivel técnico actual. Tncluso, estas tendenciasnegativas, al favorecer la parcelación de la tierra, pueden provocaracá o allá, un decaimiento de la agricultura desde el punto devista técnico.

Pero no es solamente limitando la gran explotación agrariacomo el sistema de producción capitalista perjudíca a la agricultu-ra. No menos perjudicial demuestra ser la renta territorial.

En agricultura, el llamado capital territorial, esto es la rentaterritorial capitalizada, constituye la parte más importante de lasuma que un agricultor ha de invertir, en el caso de ejercer laagricultura en su propia tierra, para poder iniciar la explotaciónde un fundo. (pág. 209).

El campesino no puede, pues, consagrar al activo de su expio-tación más que una mínima parte de su capital. La parte, conmucho más importante, de dos tercios a tres cuartas partes, ha depagarla al propietario anterior, para tener derecho a emprender laexplotación. Esa, pues, ha de ser forzosamente menos intensiva delo que sería si tuviera todo el capital a su disposición.

Donde prevalece el sistema de arriendo, el contratista agrícolapuede destinar su capítal exclusivamente a la explotación ; en estesístema la agricultura puede desplegar del modo más completo elcarácter capitalista; la explotación por arriendo es la forma clásicade la agricultura capitalista. Además de permitir la utilizacióníntegra del capital de la empresa, el sistema de arriendo ofrece laventaja de permitir al propietario territorial la elección de] arren-datario entre los concurrentes más hábiles y de mayor capital.(Pág- 210).

...tanto en el sistema de arriendo como en eI de la explotaciónpor el propietario, la renta territorial es una rémora de la agricul-tura racional. Un obstáculo no menor es el derecho de sucesión.

Las cadenas feudales, trabas tanto de la agticultura como de la

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industria, sólo podían ser quebrantadas y hacer posible el ulteriorprogreso de la agricultura, mediante la introducción de la plenapropiedad privada de la tierra y la abolición de prívílegíos deestado y de nacimiento. La sociedad burguesa no reclama única-mente la igualdad ante la ley, sino también la igualdad de todoslos hijos de una familia ; quiere que el patrimonio paterno searepartido por igual entre aquellos. Estas mismas leyes, si biendieron inicialmente gran impulso a la agricultura, se convirtieronpronto en nuevas cadenas. La división de la herencia de los padresincluso en lo que respecta al capital, es serio obstáculo para laconcentración en una sola mano. Pero la concentración de capita-les no se produce únicamente por la acumulación de los antiguos, si-no también por la de nuevos capitales, procedimiento este últimotan poderoso que, aún a pesar de la continuada división de herencias,la concentración del capital progresa rápidamente (pág. 212).

...el desarroilo de la propiedad territorial tropieza con más dificul-tades que el desarrollo de los capitales. La división de herenciasfavorece, en sumo grado, el creciente fraccionamiento de la pro-piedad territorial. Pero por poderosa que sea la acción de lasrelaciones jurídicas sobre la vida económica, es esta, en últimainstancia la que demuestra ser la potencia decisiva. La divisiónde la propiedad territorial no se opera sino allí donde lo permite lasituación económica, según demostramos en el capítulo anterior;pero en este caso, el reparto de herencias demuestra ser un medioeficaz para acelerar el desarrollo.

Por el contrario, allí donde la tierra sirve a la producciónde mercancías y no al abastecimiento del hogar, aparece la com-petencía, la gran propíedad se sobrepone a la pequeña, y elfraccionamiento de la propiedad territorial trae consigo inconve-nientes inmediatos que saltan a la vista.

Así por ejemplo, donde domina la producción de cereales y elagricultor no puede dedicarse a trabajos secundarios no se estable-ce en las sucesiones la división de bienes "in natura" sino muydifícilmente y, rara vez, de modo duradero. Tiene lugar más bienque uno de los herederos recibe la propiedad indivisa a condiciónde pagar su parte a los coherederos. Y como no siempre seencuentra con el capital necesario, de ahí que hay que hipotecarla tierra. (pág. 213).

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El aumento del precio de las propiedades es ventajoso paraaquellos que dejan de ser agricultores y venden sus bienes, perono para los que por seguir siéndolo compran o heredan. Nadamás erróneo que creer que sea beneficioso para la agriculturaaumentar el precio de las tierras real o artificialmente; esto serabueno para los propietarios del momento, para los Bancos hipote-carios y los especuladores de terrenos, pero de ningún modo lo espara la agricultura, y menos aún para el porvenir de ésta o de lasfuturas generaciones de agricultores.

El fraccionamiento o las cargas crecientes de los fundos ruraleses la alternativa que ofrecen a los labradores las consecuencías delderecho de sucesion burgués. (pág 214).

Hemos visto cómo aumentaba la renta territorial y el endeu-damiento de los agricultores. Sólo una pequeña parte de la prime-ra y de los intereses de la deuda queda en el campo, para serconsumida o acumulada ; el resto va a la ciudad y esta parte crececada vez más.

En el proceso de la evolución, a medída que el endeudamientocesa de ser un caso fortuito, originado por una explotación defec-tuosa o por accidentes imprevistos... desaparece la usura clandesti-na ante instituciones especiales que hacen operaciones de créditoa la luz del día... Estas instituciones radican inicialmente en laciudad (bancos, sociedades de crédito mutuo, etc...) Tal desarrollodel crédíto es un desarrollo necesario, pero, por útil que sea allabrador se observa que hace aI campo todavía más tributario dela ciudad. Una parte considerable de valores creados en el campoafluye a la ciudad sin ser compensada por valores equivalentes.

Lo mismo sucede con la renta rústica. A medida que progresala evolución capitalista, mas se acentuan la diferencias culturalesentre la ciudad y el campo, sigue este con mayor atraso y mayoresson los placeres y distracciones que la ciudad ofrece en contrastecon la vida del campo... No es de extrañar, por consiguiente, queaquéllos cuyas propiedades son susceptibles de arriendo o de admi-nistración y que tienen además una renta saneada, prefieran pasaruna temporada más o menos larga en la ciudad consumiendo surenta, y, en casos extremos, se caiga en el absentismo total delpropietario. (pág. 223).

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A idéntico resultado conducen los impuestos en dinero queaumentan cada vez más, gravando particularmente a los campe-sinos.

Pero estos impuestos en dinero que tanto agobian al campesi-no no favorecen el desarrollo del campo, ya que únicamente unaparte mínima de las contribuciones se dedica al campo; el restobeneficia a las ciudades, en particular a la gran ciudad... (pág.22/^).

A pesar del desequilibrio en el arraigo de los capitales, lainvasión de los valores mercantiles en el campo no disminuye nise paraliza. Todas estas medidas protectoras no hacen más quefavorecer en última instancia la propiedad territorial. Son mediospara aumentar la renta del suelo. Pero esta constituye, comosabemos, un peso para la agricutura... De suerte que al cabo decierto tiempo, la ayuda dada a la agricultura, se convierte enfavores al propietario efectivo, al acreedor hipotecario que, comovive de ordinario en la ciudad gasta en ella la mayor parte de susrentas. (pág. 225).

El desarrollo de las grandes ciudades, la prosperídad industrialque, según vimos, agota el suelo e impone a la agricultura nuevascargas aumentando los gastos en abonos para poder hacer frente aeste empobrecimiento, despoja también a la agricultura de sufuerza de trabajo. (229). ^

Ya dijimos que el desarrollo de la gran explotación agrícolaexpulsa del agro a los campesinos que forman la reserva detrabajadores agricolas. Pero este éxodo tiene sus límites. Por otrolado, hemos estudiado las emigraciones e inmigraciones periódicasque resultan de la necesidad en que se encuentra el hombre delcampo de obtener ganancias complementarias... Pero la despobla-ción del campo producida por la fuerza de atracción de las grandesciudades y comarcas industriales, tiene otras consecuencias.

En las ciudades, los agricultores pueden emplearse mejor queen el campo, tienen más facilidades para formar un hogar inde-pendiente y gozan de más libertad y de condiciones de vida máscivilizadas. Cuanto más grande es la ciudad, mayores son esasventajas y más intensa su fuerza de atracción. (pág. 229).

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La emigración a los centros industriales y a las ciudades sedesarrolla tanto más cuanto más se desarrolla el comercio, cuantomás fáciles son las comunicaciones entre la ciudad y el campo,cuanto más al corriente está el campesino de la situación de laciudad y más fácilmente puede trasladarse a ella. (pág. 231).

Este éxodo supera ya el crecimiento natural de la población yprovoca una disminución absoluta de la población agrícola. (pág.232).

En la sociedad capitalista no existe remedio para la falta debrazos que aflige a la agricultura. Como la agricultura feudal afines del siglo XVIII, la agricultura capitalista se encuentra a finaldel siglo XIX en un callejón sin salida del que no puede, dadaslas actuales bases de la sociedad, salir por sus propias fuerzas.(pág. 243).

La prosperidad de la agricultura y la persistencia de los proce-dímientos de economía campesina son dos conceptos que seexcluyen uno a otro en el modo de producción capitalista desarro-llado. Lo demuestra la experiencia, no sólo en Europa, sinotambién en los Estados del oeste de la Unión.

No debe tampoco esperarse que la decadencia actual de laagricultura haga desaparecerla grande y la pequeña explotación ydé la supremacía en la agricultura a los labradores acomodados,que Sismondi describía con tanto entusiasmo a principios de siglo,y los haga capaces de oponerse a todo desarrollo social con un"no irás más allá". (pág. 246).

La crisis agraria se extiende a todas las clases productoras demercancías agrícolas ; no se detiene ante los campesinos acomoda-dos. (pág. 247).

10.- LA COMPETENCIA DE LAS SUBSISTENCIASULTRAMARINAS Y LA INDUSTRIALIZACION DE LAAGRICULTURA

Los capítulos precedentes nos han mostrado que el modo deproducción capitalista ha roto las cadenas del feudalismo y dado

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Rran impulso a la agricultura, haciéndole adelantar, en algunoslustros, más de lo que había adelantado antes en mil años; queese mismo modo de producción desarrolla tendencias que angus-tian y oprimen cada vez más a la agricultura y hacen que lasformas de apropiación y de posesión correspondientes al modo deproducción actual sean cada vez mas contrarias a las exigencíasdel ejercicio racional de la misma agricultura.

Las tendencias negativas se dejaron sentir muy pronto ; perono molestaron mucho al agricultor y propietario rural mientraseste estuvo en situación de descargar sobre otro, sobre el consu-midor, el peso que resultaba de ellas. Mientras las cosas anduvie-ron así, desde el derrumbamiento del régimen feudal, la agricul-tura tuvo su edad de oro, que duró hasta los años 1870-1880.(Pág. 249).

Hasta la segunda mitad del decenio 1870-1880 los precios delas subsistencias se mantuvieron en constante alza, contrariamen-te a lo que sucedía con los precios de los productos industriales.(pág. 250).

El movimiento de los precios de los artículos alimenticiossigue a partir del final del decenio de 1870-1880 un desarrolloopuesto al anterior. La razón de esta mutación debe ser buscada,como en el caso de cualquier otra gran modificación de la agricul-tura moderna, en el desarrollo de la industria, que coloca cadavez más a la agricultura bajo su dependencia. (pág. 251).

El desarrollo de los medios de transporte ha modificado pro-fundamente la situación de la agricultura europea. Gracias a ellosse hizo posihle la rápida expansión, el enorme desarrollo de lasgrandes ciudades que caracteriza nuestra época. Pero no hícieronbajar la renta territorial que, por el contrario, subió rápidamentedesde el comienzo de la construcción de ferrocarriles hasta 1880en toda la Europa Occidental. Los ferrocarriles hicieron que elnúmero de propietarios rurales que se beneficíaban con tal aumen-to creciese rápidamente, lo que acreció extraordinariamente lamasa de la renta del suelo que correspondía a los propietarios delcampo. (pág. 256).

Pero los ferrocarriles construidos en países atrasados económi-

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camente produjeron efectos diferentes. (Por permitir la importa-ción a los mismos de artículos alimenticios). No era la cantidadde artículos ímportados lo que podía amenazar la agriculturaeuropea, sino las condiciones de su productor. Aquellos no teníanque soportar el peso que impone a la agricultura el modo deproducción capitalista; introducidos en el mercado hacían ulte-riormente imposible a la agrícultura europea hacer recaer sobre lamasa de consumidores el peso que la propiedad privada de la^tierray la producción capitalista de mercancías imponían, agravándolorápidamente : debe soportarlo ella misma y en eso consiste laactual crisis ograria. (pág. 257).

...habiendo perdido la propiedad territorial europea el podereconómico de rechazar sobre la masa de la población el peso delas cargas determinadas por las condiciones de produccíón capíta-lista, el poder político debía remediarlo mediante el establecimien-to de derechos de importación sobre los cereales, disminuyendo elvalor de la moneda (bimetalismo), instituyendo primas a la expor-tación y otras medidas.

...los mismos agrarios comienzan a comprender que con estas"pequeñas medidas" no se va lejos. En su intento de provocarun encarecimiento artificial de los productos alimenticios hantropezado en todos los países con la más decidida oposición de laclase obrera que se sabia la más afectada. Hasta hoy los arancelessobre cereales no han servido para nada a la agricultura. Pero siIlegase el día en que se crearan las condiciones que les prestasenun eficacia relevante y se hiciese aumentar el precio de los cerea-les, se produciria una situación tan insoportable para la mayoríade la población que se debería ceder ante su indignac.ión.

Si, por lo demás, una política energética de proteccionismoagrario r`uese posible, sus resultados no favorecerían a la agricul-tura síno a la propíedad agraria. Es decir, que manteniendo eleva-da renta territorial, mantendrían alto el precio del suelo y prolon-garían el fardo de cargas que pesan sobre la agricultura... (pág.268).

Las tentativas de proteger la agricultura europea contra lacompetencia extranjera, por medio de derechos de aduana, y otras"pequeñas medidas" , no tienen posibilidad alguna de éxito :

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tienen como único resultado retrasar el proceso de adaptación dela agricultura a las nuevas condiciones y esta inadaptación esclaramente observable. (pág. 269).

...la competencia de ultramar se ampliará, excepción hecha delas ramas de producción que son demasiado insignificantes paraque el agricultor de ultramar se apodere de ellas. Si esta compe-tencia ha afectado hasta ahora a los sectores de la gran explota-ción (especialmente cereales) se extendera entonces hasta los sec-tores en que predomina la pequeña explotación agrícola.

Que la crisis agraria se verá agravada por ello, es un hechoque no necesita ulteriores demostraciones. Sin embargo, la agri-cultura europea posee todavía otros resortes para defenderse de suenemigo ultramarino. (pág. 278)

El sistema de arrendamiento permite rechazar las cargas procedentes de la competencia ultramarina, en primer lugar sobre I;propiedad territorial. Donde el propietario y el agricultor son unmisma persona, la fijación del precio del suelo por las deud; .hipotecarias impide este proceso... los agricultores se ven obli^ .dos a buscar otro medio para reducir los costes de producción yencuentran uno que es más favorecido por el sistema de la explo-tación personal por el propietario territorial que el del arriendo...

...los productos agrícolas son de poco valor especifico, desuerte que la posibilidad de emplearlos como mercancías estálimitada a un reducido ámbito. Este ámbito se ve enormementeampliado si el producto en cuestión es transportado no en estadobruto sino elaborado.

A1 mayor valor específico se añade, para muchos productos dela industria alimenticia otra ventaja; son más fácilmente conser-vables que el producto bruto... (pág. 279).

Todo ello produce bastante pronta en los agricultores de laszonas en que existen condiciones favorables, la tendencia a cons-truír en sus propias tierras las plantas industriales para la elabora-ción de los productos brutos.

Una pequeña explotación, por lo general, no posee capitalsuficiente y no produce bastantes productos brutos para fundar unestablecimiento industrial para la elaboración de sus productos.(Pág. 280).

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Una de las mayores ventajas de los latifundios sobre las peque-ñas explotaciones consiste en la posibilidad de una unión completay fecunda de la industria y la agricultura...

El éxito de estas industrias impulsará a las explotaciones agrí-colas más pequeñas a tratar de apropiarse de sus ventajas. Laforma más adaptada a ello parece ser la cooperación... En pocosaños estas cooperativas se han desarrollado rápidamente, sobretodo en Alemania. (páR. 281).

No dudamos que este movimiento cooperativo, que está soloen sus comienzos, esté Ilamado a dar considerables resultados y aprovocar una transformación radical de la situación de nuestrocampo. Pero si muchos ven en ello un paso hacia el socialismo enla agricultura, otros ven en ello el medio de mantener un núcleoindependiente y vigoroso de campesinos, nosotros no podemosestar de acuerdo ni con unos ni con otros.

Una de las objecciones más importantes que sz opone a laopinión según la cual las actuales cooperativas de producciónpueden constituir úna fase de paso hacia el socialismo, la subrayael hecho de que, en la sociedad capitalista, en una cooperativa de

producción floreciente tarde o temprano llega el momento en quelos cooperadores empiezan a emplear asalariados, proletarios queno participan en modo alguno en la propiedad de los medios deproducción y que son explotados por los miembros de la coopera-tiva; que, en la sociedad moderna, toda cooperativa de produc-ción si prospera y se amplia, lleva en si la tendencia a convertirseen empresa capitalista... Las cooperativas de producción agrícolade este tipo -y no hay otras por ahora- son una fase de tránsitohacia el capitalismo y no hacia el socialismo.

^Qué se puede decir de la cooperativa de producción comomedio de salvación de los pequeños campesinos? Ante todo esnecesarió observar que a priori es inaccesible al propietario de unapequeña parcela, al campesino proletario, es decir aquel quenecesita más ayuda... Es el mediano agricultor quien puede bene-ficiarse efectivamente de la cooperativa de producción (pág. 282).

Aún en esto la gran explotación aventaja a la pequeña... Lagran explotación es la que mejor corresponde a las necesidades dela gran industria agraria; con frecuencia esta se crea una gran

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explotación de ese género cuando no la tiene a su disposición... Elgran agricultor y el gran capital pueden aprovechar más que nadielas ventajas de la estrecha alianza de la agricultura y de laindustria en tales industrias. (pág. 283).

La idea de elevar la condicibn de la pequefla explotaciónagrícola proporcionándoles las ventajas de la grande con la pana-dería y el molino, es ciertamente muy hermosa... Pero, sinembargo, si la unión de los molinos y panaderías cooperativas enuna sola mano ha de producir ventajas tan notables como seafirma, no son las cooperativas de lento funcionamiento de lospequeños campesinos, pobres de capital, sino los grandes molinosmecánicos, dotados con grandes capitales, los primeros que esta-ran en condiciones de apropiarse tales ventajas. Antes de que lospequeños agricultores se apoderen de los grandes molinos, estos seapoderarán de los pequeños agricultores y las pequeñas panaderías.(Pág. 284).

Pero si en el campo de la industrialización de la agriculturacomo en otros campos, la gran explotación presenta una serie deventajas en relación con la pequeña, esto no prueba naturalmenteque incluso esta pueda extraer diversas ventajas, incluso ventajasconsiderables, de la única forma de la gran industria agrícola quele es accesible: la cooperativa agrícola de producción. Donde searriesga a consituirla, hace del campesino un capitalista y lepermite enriquecer su ,explotación con el fruto de su actividadcapitalísta, darle una organización racional y mejarar sus condicio-nes. La única objección es la de averiguar cuánto tiempo durará estejuego mágico que con,vierte, en un instante, en capitalista a uncampesino cercano a caer en el proletariado.

La primera consecuencia de la cooperativa es idéntica a la quese constata cuando el campesino se hace proveedor de una fábricaajena : debe adaptar su explotación a las necesidades de aquella...El campesino deja, pues, de ser el dueño de su explotación agrícolapara convertirse en una apéndice de la industrial; teniendo que ce-ñirse a las exigencias de esta, se convierte en parte en obrero de lafábrica. Frecuentemente, cae también bajo la dependencia técnicade la explotación industrial, en tanto que esta, como hemos obser-vado, le abastece de pienso y abono (pág. 285).

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De esta dependencia técnica se deriva también otra puramenteeconómica del campesino frente a la cooperativa. Esta no solofacilita los medios para mejorar la explotación, sino que se con-vierte en e] único comprador de los productos del campesino. Laexplotación agrícola no puede existir sin la explotación industrial,que se convierte en la base de aquella, y el derrumbamiento deesta base produce la ruina de ia explotación agrícola. Pero estaquiebra no se produce con demasiada facilidad... (aunque) paratoda industria llega, más tarde o más temprano, el momento de lasobrecarga. Los precios bajan, la competencia agrede, y los másdébíles o menos hábiles son eliminados, y, finalmente, crisistemporales, algunas generales, coincidiendo con el ciclo generalde prosperidad o depresión de la economía, otras particulares,provocadas por cambios particulares de carácter técnico, económi-co o legíslatívo, sacuden la rama industrial en cuestión. (pág.286).

La crisis que se manifiesta, naturalmente no determina necesa-riamente la ruina de las industrias que afecta, salvo en rarísimoscasos. Generalmente sólo revoluciona en el sentido capitalísta, lasrelaciones de propiedad existentes y perjudica el advenimiento deaquéllo que para la cooperativa debiera constituir un sólidobaluarte.

En una crisis, las pequeñas explotaciones, insuficientementearmadas, con capitales excasos, sucumben. Pero la ruina de laexplotación de una industria agrícola tiene consecuencias que nose limitan a la industria misma: trae consigo la decadencia o laeliminación de numerosas existencias de agricultores que se apo-yaban en ella. Cuanto mayor sea el concurso que prestaran lasexplotaciones industriales a los agricultores, cuanto más encuen-tren estos en ellas un apoyo para su agricultura, tanto más desas-trosas serán las consecuencias de la quiebra. (pág. 298).

Las cooperativas agrícolas, a causa de las ventajas momentá-neas que permiten entrever a los agricultores, sirven poderosa-mente al progreso de la industrialización agrícola, pero, al mismotiempo allanan el camino al dominio del capital, que de otramanera tendría que vencer dificultades mayores. (pág. 299).

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Donde no impone el retroceso de la pequeña explotación, laindustrialización de la agricultura estrecha los vínculos de depen-dencia del pequeño agricultor respecto a la fábrica, única compra-dora de su producto y lo convierte enteramente en siervo delcapital industrial, a cuyas exigencias debe ceñir el cultivo de sutierra. He aquí la salvación que la industria af;rícola procura alcampesino.

Si el desarrollo de la industria agrícola suministra al agricul-tor, al menos de modo pasajero un nuevo apoyo, el progresotécnico, por otra parte, produce resultados que hacen sufrir a laagricultura y arruinan algunas de sus ramas. Esto proviene, enprimer lugar, de que al utilizar mejor las materias primas, seIlega a obtener mayor cantidad de productos con la misma canti-dad de materias primas... En segundo lugar, el progreso industrialhace que puedan ser substituidas las materias de gran valor porotras más baratas... Por último, la industria consigue fabricarproductos de los que antes la proveia la agricultura o consiguereemplazarlos por otros, de manera que hace superfluos los de laagricultura. (pág. 303).

La transformación de la producción agrícola en producciónindustrial esta sólo en sus comienzos... En gran número de secto-res la producción agrícola se ha transformado en producciónindustrial; en muchos otros la transformación se ve cercana;ninguna rama agrícola esta por entero a salvo de esta ofensiva. Ycada adelanto en tal sentido aKrava forzosamente la crisis a queestán abocados los agricultores, aumenta su dependencia de laindustria, disminuye la seguridad de su existencia... En el campo,toda la vida económica, que discurría hasta ahora de modo tanrigurosamente uniforme siempre sobre los mismos cauces, se veenvuelta en el ciclo de perpetua revolución que es característicodel modo de producción capitalista... La revolución de la agricul-tura inaugura una caza despiadada en que todos son batidosimplacablemente, hasta caer exhaustos -exceptuando unos pocos,afortunados o carentes de escrúpulos, que se atreven a elevarsesobre los cuerpos de los caidos, para entrar en las filas de los quedan caza a los demás, en las filas de los grandes capitalistas. (pág.31^).

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1L- PERSPECTIVA FUTURA

La economía burguesa, al estudiar el curso del desarrollo de laagricultura pone el acento sobre la relación entre las explotacionesgrandes y pequeñas desde el punto de vista de la superficie. Ycomo esta relación sufre sólo leves cambios, atribuye a la agricul-tura, en oposición a la industria, un carácter conservador.

A1 contrarío, según una manera de ver, popular entre lossocialistas, e) elemento revolucionario de la agricultura reside enla usura, en el endeudamiento que arroja al campesino de supropiedad y le despoja de su poder... tampoco podemos estar deacuerdo incondicíonalmente con esta concepción.

...el endeudamiento del campesino no es un fenómeno peculiardel modo de producción capitalista... Sólo cuando hace su apari-ción la producción capitalista, cuando se desarrolla la lucha entrela grande y la pequeña explotación y la posesíón de una mayorcantidad de dinero permite aprovecharse de las ventajas de unaproducción en mayor escala, sólo entonces la usura se convierteen crédito, que aumenta considerablemente la capacidad de accióndel capital y provoca el desarrollo económico. Esto es más valede-ro para la industria que para la agricultura. En esta última elcrédiro conserva predominantemente el carácter del período preca-pitalista... Por ello, el endeudamiento del campesino no es revolu-cionario sino conservador, no es un medio que permite el paso dela producción campesina a un modo de producción más ele-vado, sino, más bien, un medio para mantener el modo de pro-ducción campesino en su actual estado de imperfección (pág.319).

^Dónde debemos buscar el elemento motor que haga necesarioeste cambio en el modo de producción? La respuesta, después decuanto hemos expuesto precedentemente, no debe ser muy ardua.La industria constituye la fuerza motriz, no sólo de su propiodesarrollo, sino también del de la agricultura... Fue la industria laque creó las nuevas condiciones técnicas y científicas de la nuevaagricultura racional, la que la revolucionó con las máquinas y losabonos artificiales, con el microscopio y el laboratorio químico, yprodujo así la superioridad técnica de la gran explotación capita-lista respecto a la pequeña explotación campesina. (pág. 321).

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Pero al mismo tiempo en que creaba una diferencia cualitativaentre la grande y pequeña explotación , el mismo desarrolloeconómico determinaba también otra diferencia entte la explota-ción que atiende solamente a las necesidades de la economíadoméstica y 1a explotación que produce sobre todo, al menos enuna parte esencial para el mercado. Tanto una como otra estánsometidas a la industria pero de forma distinta. Las primeras sehallan en la necesidad de procurarse dinero con la venta de lafuerza de trabajo... Pero las explotaciones agrícolas productoras demercancías están igualmente constreñidas a buscar en la industriauna ganancia accesoria... (pág. 322).

Así, al final del proceso díaléctico, el modo de producciónmoderno vuelve-precisamente en dos formas: trabajo industrialasalariado del pequeño campesino e industria agrícola del granagricultor-a su punto de partida : lu abolición de !a separaciónentre la industria y la agricultura. Pero si en la explotacióncampesina primitiva, la agricultura era el elemento económica-mente decisivo y dirigente, esta relación se ve invertida: la granindustria capitalista es la que domina y la agricultura debe seguirsus directivas, adaptarse a sus necesidades. La dirección del desa-rrollo industrial regula el desarrollo agrícola.

Y si la primera se dirige hacia el socialismo, también lasegunda debe dirigirse hacia él. (pág. 323).

Nadie puede formular respecto a la sociedad moderna unpronóstico peor que el formulado por los economistas burgue-ses que proclaman triunfalmente: si el camino de la industriapuede conducir al socialismo, e] camino de la agricultura conduceal "indivualismo". Si eso fuese cierto y si la agricultura semanifestase lo suficientemente fuerte para defenderse del socialis-mo sin poder, sin embargo, imponer a la industria el "individua-lismo" ello no sería la salvación, sino la ruina de la sociedad, laRuerra cic1il permanente. (páK. 325).

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Claude Servolin

La absorción de la agricultura en elmodo de producción capitalista

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LA ABSORCION DE LA AGRICULTURA EN ELMODO DE PRODUCCION CAPITALISTA`

UNA CONCENTRACION "INEVITABLE"

La cuestión de la estructura de clases del mundo agrícola,desde que se comienza a plantear, y todas las respuestas que sehan proporcionado para la misma, remiten, evidentemente, alproblema del destino económico de la agricultura en la sociedadcapitalista.

Casi desde el principio ningún economista tuvo dudas de quela pequeña explotación individual, nacida de la disolución delmodo de producción feudal, sería progresivamente víctima de laconcentración capitalista. Prueba de esto es la conocida declara-ción de Quesnay en el sentido de que "las tierras para cerealesdebieran estar reunidas en lo posible en grandes fundos explotadospor labradores ricos, pues en las grandes explotaciones los gastosde edificios, y proporcionalmente los costes de producción, sonmucho menores y el producto neto mucho mayor que en laspequeñas"."'

Marx es el que ha presentado la concepción de una agriculturacapitalista basada en la concentración de la explotación en manosde empresarios capitalistas que hacen trabajar como asalariados alos antiguos pequeños agricultores expropiados, mientras el terra-teniente, "desposeído de su papel de dirigente y gobernante delproceso de producción y de todo el proceso de la vida social", no

' Claude Servolin: L'absortion de l'aKriculture dans le mode de production capitaliste, l.'unit^ers pulilryue des pqvsans; A. Colin, Paris, 1972. Trad. M. Etxe'r-arreta

'' Citado por Kautsky en Lu cues^ión ugra:ia, Barcelona, Laia, 1974, p. 139 (T).

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sería más yue un "arrendador de tierra", un "usurero aKrario"

v un mero "perceptor de renta"^ .

La expropiación de los cultivadores "Sólo se ha cumplido de

una manera radical en InKlaterra... Pero todos los den^ás países de

la Europa occidental siKuen el mismo movimiento"-' .

En efecto, para él, la akricultura parcelaria, constituye un"momento necesario" del desarrollo de la akricultura, pero esincapaz de afrontar la rompetencia de la ^ran a^;ricultura capita-lista, ya yue "excluve por su propia naturaleza el desarrollo delas fuerzas productivas sociales del trabajo, el estabiecimiento delas formas sociales de trabajo, la concentrarión social de loscapitales, la kanadería en kran escala, la aplicación progresiva dela ciencia a la aKricultura";.

En su carta al partido socialista francés sobre la cuestiónaKraria, Engels era todavía más tajante. Para él, ]a agriculturacapitalista del futuro existía ya bajo la forma de los grandesdominios prusianos, que serían en la agricultura lo que el señorKrupp era en la industria. +

Reprocha ya al programa del partido socialista francés el mos-trar una complacencia oportunista hacia el pequeño campesinadoindividual. No pasaría mucho tiempo antes de que Augé Laribédijera :"El socialismo akrario aparece como la explotación clecto-ral de una situación económica confusa".5

Efectivamente en el movimiento socialista se dejaban sentirinquietudes cada vez más nítidas, a las que Kautsky se proponíaresponder publicando en 1890 "La cuestión agraria".

(1) E! caprtal. México, FCE, 197i, III, p. 815. Hay yue hacer no[ar yue Marxanuncia ayuí la extincicín de] "Kran terrateniente" cuyos dominios están divididotien peyueflas explutaciones concedidas a aparceleros o a medieros v que obtienc^ luesenciai de su inKreso de la renta del suelo. Esta forma de gran propiedad, cnefecro ha^ perdido importancia proKresivamen[e en el curso del último siXln, aúncuando suhsisten todavía hov alRunos vestiKios en ciertas reKiones. En Francia hanmarcado profundamente a la aXricultura del ocste y^ del centrn (Charolais).

(2) Cirado por el mismo Marx en su carta, a Vera Zasulich, R de marzo deIRRI, en " Sohre e! modo de producción asidtácn", Barna, Martínez Roca 19(,9,PP. 171 ss.

(3) El cupi[al, [II, p. 747.(4) Enkels, "EI problema campesino en Francia y en Alemania" en h^lucr t^

F.ngelc, Obras escokicias, Madrid, A7usn, 1975, T. 11, p. 442.(5) Auxé-Laribé, Evolution de la France agricole, 1912.

1^?

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La socialdemocracia, escribe algo ingenuamente Kautsky,"esperaba que la lucha entre la pequeña y la grande explotaciónconduciría a la supresión de la primera, de modo que entonces lesería fácil conquistar, incluso como partido puramente proletario,la masa de la población campesina"^^. No obstante, debemosconstatar que no ocurre así: la gran explotación, lejos de pro-gresar, retrocede levemente. Es grande la tentación de escri-bir como Werner Sombart: "...falla aquí en lo esencial el siste-ma de Marx ; pues, a mi parecer, las deduciones de Marx no pue-den trasplantarse, sin más, al dominio de la agricultura"^ .

En su introducción, Kautsky había afirmado, muy razonable-mente, que para abordar el problema "no hay que limitarse a lacuestión de saber si la pequeña explotación tiene algún porveniren la agricultura..." Se debe investigar "si y cómo el capital seapodera de la agricultura, la transforma y hace insostenibles lasviejas formas de producción y la propiedad, y crea la necesidad deotras nuevas".^

Pese a esta declaración muy prometedora, que podemos hacerplenamente nuestra, no consigue salir verdaderamente del calle-jón teórico a que le conduce una fidelidad excesiva a la letra de]texto de Marx. Su libro comienza por una reafirmación de lasuperioridad de principio de la gran explotación. Se esfuerza, portanto, en mostrar que el sistema capitalista, aún cuando exige deuna parte la concentración de las explotaciones, de otra partepone obstáculos a esta concentración, esencialmente mediante laapropiación privada de la tierra.`^ Además, la gran explotación, aldesarrollarse a expensas de la pequeña, expulsa a la poblaciónrural y se priva de la mano de obra abundante y barata quenecesita.^^^ Así, a medida que se desarrolla hace más dificil laproserución de su propio progreso.

Pero, por otra parte, la pequeña explotación sufre el efectodestructor del sistema. En cuanto la pequeña explotación se alejade manera apreciable de la economía de mera subsistencia, en

(61 Kautskv, l_urueslibna,qrvria, Barrclun^. Laia, 197^i, ^. 1(l.(7) Citado por Kaustsky, p. 11.(R) Ibid; p. l2.(9) lbid., pp. 153-155(1O) Ibid., pp. 167 ss.

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cuanto '`pesan sobre ella los pagos en dinero" se convierte enpresa del capital usurero que terminará por desposeer al campesi-no de la tierra y lo convertirá en un proletario.l 1 Pero, inclusoallí donde subsiste la pequeña explotación, no es en virtud de unaproductividad superior, sino porque ha dejado de competir con lagrañ explotación y le es útíl como reserva de mano de obra.l'

De esta manera, concluye, la gran explotación y la pequeñaexplotación coexisten porque se "suponen mutuamente".

En su último capítulo, Kautsky presenta un gran número deobservaciones extremadamente interesantes sobre e] papel crecien-te de las industrias agrícolas y alimenticias.l ^ Les atribuye unefecto de "proletarización" de los pequeños agricultores, peroeste término es entendido en el sentido de empobrecimiento y depérdida de libertad, de sometimiento a los intereses de los indus-triales, y no de cambio en las relaciones de producción.l`t

Globalmente, para él, la tendencia del sistema es hacia laconcentración de la explotación, induso si ésta es contrariada yretardada. Todos los fenómenos que parecen probar lo contrario,señala Kautsky, no prueban la falsedad del "dogma" marxista;esto prueba, sencillamente, que la pequeña explotación en sudecadencia, sigue un proceso muy complicado en el que se entre-rruzan tendencias contrarias, que lo perturban y lo retardanúnicamente, que parecen a veces modificarlo en el sentido opues-to, pero que, en realidad, no pueden deternerlo.l5

Los marxistas no eran los únicos que se sorprendían ante lamala voluntad de la pequeña explotación para desvanecerse ante lagrande. Esta anomalía chocaba también a los adeptos a la '`místi-ca del progreso". Hasta hace poco tiempo todo manual de econo-mía rural incluía una contribucíón al debate.

^ ► 1) Inid_, p^. 1 ^(12) Esta observación puede ser aplicada hoy en ciertas zonas de ,^randes

explotacionrs en Francia.

(13) Kautsky, p. 302. Ci[a como ejemplo (iya entonces!) el desarrollo de laNestlé.

(14) Ibid., Kautsky dice que el pequeño agricultor se convierte en el "siervo"dr la fábrica. La eleccidn de este término muestra claramente que no habla de"proletarización" en el sentido riKuroso del término.

(15) Kautsky, pág. 13

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...Y CONSTANTEMENTE ``RETRASADA"

La tesis de la superioridad de la gran explotación sobre lapequeña y la conceptualización de ella hecha por Marx chocabadesde el comienzo con una primera dificultad derivada de lapropiedad privada de la tierra: en particular, el obstáculo casiinsalvable que ésta opone a la separación de la propiedad y de laexplotación y a la concentración de las explotaciones mismas enempresas capitalistas. l ^^

Posteriormente se vería debilitada, además por "la aplicaciónprogresiva de la ciencia al cultivo" y por la evolución de losprocesos de trabajo agrícolas que tomaron un giro particular,diferente de lo que se había podido observar en las ramas de laactividad industrial.

La motorización, que debía favorecer particularmente a lagran explotación dió durante largo tiempo resultados costosos ydecepcionantes hasta la generalización dei motor de explosiónentre las dos guerras. Hasta entonces la única máq^sina realmentea punto era la trilladora a vapor, que podfa beneficiar fácilmentetanto a la pequeña explotación como a la grande.

En revancha, los progresos técnicos más importantes alcanza-dos en aquella época -a fines del siglo XIX : fertilización yabonos, mejora de los conocimientos biológicos- podían benefi-ciar tanto a la pequeña explotación como a la grande. Incluso sepodía decir que la pequeña explotación estaba en mejores condi-ciones de explotarlos, a fondo: su aplicación complicada, incieria,podría ser realizada, con ventaja gracias al oficio artesanal delpequeño agricultor.

En la segunda mitad del siglo XIX, el desarrollo del modo deproducción capitalista y el progreso técnico que le acompañaconducen no al triunfo de la gran explotación capitalista de tipoantiguo, sino a una intensificación general de la producción agra-

(16) No trataremos aquí el problema de la propiedad de la tierra y de la rentadel suelo en la obra de Marx.

A este respecto, véase el excelente estudio de P. Ph. Rey "Sur 1'articulationdes modes de production", en Les a!liances de classes, París, Maspero, 197i.

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ria principalmente kracias al perfeccionamiento de la pequeñaexplotación mista aXricola Kanadera.^ ^

A partir de entonces cambian totalmente los datos de lacompetencia entre peyueña }^ kran rxplotación.

De un lado, la kran expfotacicín capitalista no uccede al estadiomecanizado ^° índustrial, únic^+ que {^ermite a la empr^•sa capitalista alcanzar ^u forma más acxbad.i ^^ más eficaz e imponerse a losmodos de producción ant^^riores.

Se esfuerza en or^;anizer hajo la torma de la manufactura lapuesta en prác►ca de t^cnirati de producción aún artesanales. Peroextrae exi}^ua^ ^^entajas de su torma manufacturera, va que lascaracteristicas purticulare^ drl truhujo al;rícala sólo permiten unKrado reducido de cooperaciun compleja y de di^•isió q del ttabajo.Por otra {^artr. está somrtidu a los criterios de rentabilidad de laempresa capitalista ^^ únicamente puede sobrevieir, por tanto sikarantiza una cierta ta^a de ganancia al a^;ricultor. Esta tasa de^anancia se ohtiene esenrialmente mediante la explotación racio-nal de un ^;ran ní^merc^ de obreros temporales mal pakados, quepra^^ienen en un primcr período de las regiones aKrícolas sobrepo-bladas del oe^te ^ más tarde de los campos miserables dc Polonia,de Italia, de• España, rt^., etc.

El pequeñ<^ akricultor indivídual estaba en condiciones depracticar técnicas intensicas que entraban perfectamente en elmarco de su oticio. Como pequeño productor mercantil, obteníakran parte de la subsistencia de su familia mediante su trabajodirecto. Al comercializar su producción, buscaba exclusivamenteretribuir su trabajo sin preocuparse de renta o de tasa de Kanan-cía.

Además. trnía yue adelantar poco capital constante, puestoque se esf^rzaha por producir él mismo lo esencial de sus mediosde producción (torrajes, por ejemplo)t^+ v no empleaba casi manode obra asalariada.

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I aKriculture dans leti pa^^s drrvrlop^^és^^. C<<h^.^r^^ ^!r l'IS'EA, nnvirmhre dr 19^^3.

^p 97-122: h1. Gen^ais, C. 5er^^ulin ^^ J. ^'eiL L'nr Froncr suns p,^ysons. Pans,

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Por consiguiente, se encontraba muy bien preparado paraafrontar las crísis agrícolas y la competencia de la explotacióncapitalista, ya que esta última era mucho más vulnerable en elplano económico, sin por ella imponerse en el plano técnico:efectivamente, a través de los mismos métodos, la explotacióncapitalista dehía producir las mismas cosas yue la pequeña explo-tación mercantil, y como ésta, obtener la gran cantidad de pro-ducciones animales y vegetales diversificadas y complementariasnecesarias para el equilibrio del sistema mixto agrícola-ganade-ro. l `)

De hecho, la subsistencia de la pequeña explotación de pro-ducción mercantil en las sociedades capitalistas de la Europaoccidental se explica claramente por la situación de conjunto enque se encontraban durante la última n:i,.ad del siglo XIX. Elcaso de Francia nos parece particularmente demostrativo.

Como anotaba Augé-Laribé, las clases dirigentes francesas seencontran, hacia 1880, en un momento de decisión. En efecto,de una parte, '`la superioridad técnica de la explotación en granescala no era suficientemente incontestable para vencer la resis-tencia a la concentración que oponían porfiadamente las explota-ciones campesinas". De otra parte, "en el momento en quecomenzaban a circular inclu5o en las aldeas las ideas democráti-cas, y hasta socialistas, era signo de sabiduría, prudencia y habi-lidad reunir a los propietarios de todas las dimensiones en ungrupo coherente y mantener la propiedad individual con un prin-cipio intangible, divino para los hombres de derechas, revolucio-nario para los radicales".'^l

La gran explotación había decepcionado. Ya no atraía a loscapitalistas. Por otra parte, su generalización hubiera representa-do un gran peligro político. La elección de la política melinista deprotección de la pequeña explotación por los poderes públicos y elacuerdo de apoyo mutuo entre las clases dirigentes y el pequeñocampesinado eran perfectamente lógicos.

de pequeñe pruducción mercantil de los akricultoreti, prse a que al aplicarles loscriterios contables "clásicos" se sorprendian al ver continuar normalmente lasactividades de explotariones yue habian declarado en "quiebrr".

(19) Gervais, Srrvolin y Weil. Une France sans paysuns, cap. 2(20) Au^;é Leribé, La politique akricole de la France de 1R80 á 1940 p. R7.

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Además hay que hacer notar que el proteccionismo agrícolaabsoluto practicado por Francia salvó a la gran explotación, por-que era sobre todo ella la amenazada por la competencia del trigonorteamericano. En cambio las pequeñas explotaciones hubieranpodido completar su especialización en la Ranadería muy intensi-va, como en Holanda y Dinamarca.

AI plantear el problema de las razones por las cuales elcapitalismo, en las formaciones sociales en que domina, tienetendencia a liquidar a los otros modos de producción antes que"a restructurarlos" para mantenerlos a su servicio, Bettelheimsuxiere que se las busque, de una parte, en el rápido desarrollo delas fuerzas productivas allí donde el capitalismo es dominante y,de otra parte, en la influencia que ejercen los niveles políticos eideolóRicos.-' 1

Pensamos que el recíproco de esta proposición se aplica muybien a la agricultura de los países occidentales entre 1880 y1950: el estancamiento de las fuerzas productivas, de una parte yla influencia de lo político y lo ideológico, de otra, compensaronla tendencia a la disolución de la pequeña explotación mercantilagrícola.

A partir de entonces, bajo la égida de una política agrícolaproteccionista, comienza en Europa occidental un largo períodode coexistencia de la agricultura capitalista y de la aAricultura depequeña producción mercantil. Francia tenía una agricultura capi-talista importante2^ que subsiste e incluso se refuerza a pesar delas dificultades económicas y de las crisis. Hay que destacar quelos agricultores capitalistas supieron conquistar, en el marco delrégimen parlamentario de la III República, una influencia políticaconsiderable que les fue muy útil para obtener de los gobiernosuna atención especial de sus intereses, habiendo persuadido a todoel mundo, incluido ei conjunto de los campesinos, de que susintereses se confundían con los de todo el campesinado y toda lanación.

(21) Ch. Bettelheim "Remarques theoriques", en A. Emmanuel, L'echangeinéqal, París, Maspero, 1972.

(22) No era este el caso general en Europa occidental. Por ejemplo, estaagricultura capitalista importante no existía en Holanda.

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EL AUGE DE LA GRAN EXPLOTACION

Desde el término de la primera guerra mundial, la gran explo-tación salió del estancamiento y experimentó un auge notable. Lascomunidades rurales habían sido desorganizadas e incluso destrui-das en gran parte de Francia. En esas regiones (v. gr., el Soisson-nais), la reconstrucción agrícola'se hizo bajo la forma de grandesexplotaciones. Por otra parte, en esa época se desarrollaba laindustria de la maquinaria agrícola gracias a los progresos decisi-vos alcanzados por el motor de gasolina y gracias a un mercadoconsiderable abierto merced a las pérdidas militares que habíanreducido la mano de obra.

Las explotaciones capitalistas iban a encontrar por fin el equi-pamiento mecánico que les permitiría pasar de la producciónmanufacturera a la producción verdaderamente industrial. Pero lamecanización se hizo muy lentamente. Fue frenada por la coyun-tura desfavorable que siguió a la crisis de 1929, aunque esto nofue lo más importante. De hecho, la técnica industrial seguíasiendo rudimentaria, poco intensiva y, sobre todo, abarcando sólouna parte de las operaciones del proceso de producción : las

importantes operaciones de desmalezamiento, escardadura y cose-cha seguían siendo realizadas manualmente. Por ello la explota-ción debía disponer de gran número de jornaleros. Para su equili-brio técnico y econórnico debía conservar sus grandes establoslecheros y sus rebaños de engorde. Por sus técnicas, por laestructura de su mano de obra y por las necesidades de su gestiónseguía permaneciendo próxima a su antiguo carácter.

Sólo después de la segunda guerra mundial estuvieron reuni-das todas las condiciones técnicas que permitían un aumentomasivo de productividad del trabajo en las producciones vegeta-les: mecanización de todas las operaciones productivas; varieda-des de alto rendimiento; fertilización que hacía innecesario elestiércol, permitía simplificar las rotaciones y eliminar en granparte los cultivos forrajeros; herbicidas químicos, etc.

Muy rápidamente las grandes explotaciones liquidaron susganaderías para dedicarse al cultivo de los cereales, del maíz, dela remolacha azucarera y de las leguminosas extensivas.

A partir de entonces siguieron un proceso de especialización y

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de intensificación=; cada vez más acusado, favorecido por lospreeios muv elevados de yue ^ozaron a todo lo ]arKo del períodokracias al establecimienro de los prerios aKrícolas comunes que leskarantizaron ventajas exorbitantes.

El carácter de la mano de obra que emplean ha cambiadoprofundamente : en lukar de las bri^;adas de emiKrantes subpaka-dos de antes, emplean un reducido número de obreros calificadosque manejan máquinas que permiten ohtener de ellos un trabajocon alto krado dc productividad v de intensidad.

En cuanto al capital productivo, tiene un peso relativamentedéhil a causa de la Kran simplicidad del proceso de producción:comprende únicamente las máquinas, los fertilizantes y productosde tratamiento y las semillas. Es decir, que no hay prácticamenteinmovilización alKuna, lo que compensa el inconveniente de lalonRitud del período dc: rotación de) capital.

La debilidad dca capital constante necesario, la elevada productividad del trabajo y el mantenimiento de los precios se conjuxanpara aseKurar a estas explotaciones tasas de ganancia elevadas.''^

He aquí, hrevemente esbozados, los ras^os principales de las^;randes explotaciones aKrarias actuales, en las cuales, como loveremos más adelante, muchos ven los precedentes de las explo-taciones capitalistas e industriales que asegurarán en el futurotodas las producciones aKrarias.

No obstante, la determinación de la verdadera naturaleza deestas explotaciones creemos que plantea problemas delicados.

Ante todo, se ha aceptado demasiado rápidamente-'S que lasinnovaciones técnicas de los últimos años constituían una "in-dustrializadón".

Antes hemos constatado que los diversos procesos de trabajoagrícola admiten difícilmente la forma manufacturera. Pese a laaplícación cada vez mayor de la ciencia a las técnicas a^ronómicas, los procesos de trabajo en materia de producción ve^;etal,

(23) En los últimus años ha}^ yue destucar que la intensificación ha 5ido frenudadeliheradamente, al ser juzKados suficientrs los beneficios v al considerarsr quetoda produccion suplementaria amenazaba con romper el "equilibrio" del sistema.

(24) G. Postel-Vinay, Le deaelopemment du capitaGsme dans l'aXrrcu/tureIrancaise: !'e.xemple du Soissonnai-c. Tesis de tercer ciclo. Facultad de letras cCiencias Humanas, Universidad de París l, 1971 .

(2S) Como lo hacíamos todavía en la primera versicSn del presente texto.

1óll

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para no hablar de la ganadería, conservan caracteres que loshacen todavía más inaccesibles a la forma industríal que a laforma manufacturera : las diversas operaciones de la producciónno pueden descomponerse en trabajos simples y parcelados. Nopueden ser realizadas simultáneamente, puesto que están someti-das a los ritmos biológicos de la vegetación.z(^ Su ejecución siguesiendo delicada y exige todavía de gran parte de la mano de obrala posesión de un "oficio". Así, son escasas las posibilidades dedivisión del trabajo y de cooperación completa.

Por otra parte, conviene examinar su carácter de explotacio-nes capitalistas. Desde este punto de vista también plantean pro-blemas. De un lado, es un hecho que obtienen tasas de gananciapor lo menos iguales, y a menudo muy superiores, a la gananciamedia, que valorizan su capital. Pero, de otro lado, es difícilatribuir estas tasas de ganancia elevadas a la cuantía de la plusva-lía relativa, tanto más cuanto que muchos de los pequeños agri-cultores "capitalistas" consiguen valorizar su cap^tal realizandoellos mismos el trabajo productivo y sin recurrir casi al trabajoasalariado. Por consiguiente, se puede admitir que las gananciasasí obtenidas en gran medida se originan en los precios elevadosque los poderes públicos garantizan para sus productos a estacategoría de explotaciones.

Así, la ganancia de estas explotaciones provendria, por unaparte de una transferencia institucional de plusvalía social de lacual serían beneficiarias por razones mayoritariamente políticasyue se remontan a una época histórica ya lejana. Lejos de consti-tuir un precedente de la producción agrícola capitalista, seríantodavía en nuestra época los vestigios protegidos de un estadioantiguo de la evolución del capitalismo en Francia.27

Cualyuiera que sea su naturaleza, industria o más bien manu-factura escasamente diferenciada pero fuertemente mecanizada,las grandes explotaciones han reducido considerablemente el valorde las producciones vegetales y, por ello mismo las han sustraidoen parte del radio de acción de las pequeñas explotaciones, al

(2G) Por tanto, el conjunto del eyuipamiento mecánico de la explotación nopuede constituir "un sistema de mayuinaria".

(27) En es[e punto estamos de acuerdo con las conclusiones de G. Postel-Vinay,np. cit. P. 2GR.

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menos en lo que respecta a las producciones veKetales destinadas

a la venta.-'KPero, en contrapartida, en las pequeñas explotaciones recae la

exclusividad del conjunto de las producciones animales. Así seencuentra fundamentada la coexistencia de la pequeña y la Rranexplotación. Como lo señalaba Kautsky, efectivamente descansaen el hecho de yue amhas "se suponen" mutuamente. Pero nose trata, como él pensaha, de quc la Krande explote el trabajo dela pequeña_ De hecho, es porque son dos elementos complemen-tarios de la división social del trabajo.

Fste reparto de tareas apareció menos clara ^ más tardíamenteen Francia que en los otros países de Europa occidental^`^ dondeel proceso estaba }'a terminado a comienzos de este síRlo.

Como lo hemos señalado antes, en ciertos países (Holanda,Dinamarca) el proceso terminó con la desaparición de las explota-riones capitalistas nacionales y el reparto de las tareas se hizo aescala intercontinental.3t^ En Francia, los agricultores capitalistasformaban un poderoso Krupo de presión política que supo utilizarpara sus propios fines a la masa de los pequeños agricultores ennomhre de los "intereses comunes de todos los agricultores". Dehecho, los intereses de los pequeños y de los grandesakricultores, aún no siendo comunes, no eran al menos antaKóni

(2R) C. Altmann, Slrurture de !a production céréalrere en France, Paris, INRA.

1970.Sin embarku no habría que sobreestimar esta evolución. Pare las pequeñas y

medianas explotaciones todavía es posible producir cerrales en buenas condicioneti,siempre que para la mayuinaria más cara recurran a una empresa o a la CUMA.

Sobrr tudn la mediana explotacicín aunqur no pueda "vivir" de cereales, tiene

interés en producirlos. Vienen a completar, de manera lucrativa y merced a un

peyueño aumento de trabajo, una combinación productiva generalmente organizada

alredrdor de una o varias producciones animales intensivas. Yor lo demás, hay yue

destacar yue los cerrales asi producidos raramente son consumidos directamente

en la explotación. En la mayoría de los casos son vendidos a cambio de piensos com^

pllrSLOS.

(^l%^ Í'jrmn5 InCL'ntildb dar CUrnta de r$te rrtrati0, illmqUe l'On nn SISIema

conceptual intiufiriente en nuestro trabajo [Ine France sans puvs^ns.(311) Sblo podemos mecionur aquí la importancia del comercio internacional

para la arlaraci<ín del problema yue estudiamos. No podemos tratarlo a fando portalta de suEiciente luz sobre los modos de producción en la aKricultura de diversospaíses, sobre todo en los Estados Unidos, como también sobre la aplicación de lalev del valor a los intrrcambios internacionales.

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cos, y era relativamente fácil concebir una política capaz detenerlos a todos en cuenta, incluso si favorería a los grandes agri-cultores.

CAMPESINADO PARCELARIO Y PEQUEÑA PRODUCCIONMERCANTIL.

Las consideraciones precedentes implican que la pequeña explo-tación mercantil es "supuesta" por el modo de producción capita-lista y que la historia de su evolución, así como sus fines últimos,sólo dependen de las necesidades del desarrollo de éste. ^

Como hemos visto antes, Kautsky pensaba asistir, desde 1898.a un proceso de deterioro de la pequeña explotación mercantil,desangrada lentamente por la renta del suelo y por las exaccionesdel capital usuario (organismo prestatario, proveedor e interme-diario y totalmente sometida a las industrias aKrícalas y alimen-ticías).

Pero las pequeñas explotariones han sobrevivido casi un siglo.Conviene examinar cómo se han ido adaptando a las exigenciasdel capitalismo y determinar en qué se ha visto afectado el modode producción que ellas representan.

La defínición clásica de la pequeña producción mercantil sebasa en dos supuestos principales:

- E1 trabajador directo es propietario de todos los medios deproducción. E1 proceso de producción es orKanizado por él, enfunción de sí mismo y de su "oficio". El producto de su trabajole pertenece íntegramente;

- EI fin de la producción no es la valoración de un capital y laobtención de una ganancia, sino la subsistencia del trabajador yde su familia y la reproducción de los medios de producciónnecesarios para asegurar dicha subsistencia. Como señala Marx,esto es verdad incluso si su "actividad se basa en el intercambio yen la creación de valor de cambio ".31 La venta de los productosy la compra de sus medios de producción y de subsistencia sehacen en principio según la fórmula del intercambio simple. El

(31) Marx K. "Formes qui précedent !a productlon capitaJiste. Sur les socletesprecapilalistes, op. cit. pág. 224.

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produrtor cambía los productos de su trabajo por objetos útiles deiKual valor, y el dinem sólo juega en la operación un papel demedio de circulación.

En materia de agricultura, el primero de estos presupuestosplantea, naturalmente, el problema de la propiedad de Ia tierra,Por una parte, está claro que la posibilidad de una apropiaciónprivada de la tierra es la condición misma de la expansión delmodo de pequeña producción mercantil, por lo que todo empujaal agricultor a convertirse en propíetario de su tierra, que es elmedio más sekuro para ser propietario de los frutos de su traba-jo.^-' A1 mismo tiempo, la propiedad de la tierra es una de los"males específicos" de la pequeña agricultura, puesto que esteri-liza capital, y debe ser recomprada por cada generación.i3 Tantomás cuanto que al ser esta propiedad '`una condición vital para lamavoría de los productores... el precio del suelo aumenta indepen-dientemente y con frecuencia en razón inversa del tipo de interés,porque la demanda de la propiedad territorial es superior a laoferta''.^ +

Esta serie de constataciones que ya Marx hacía siKuen siendoválidas hoy y revisten una importancia fundamentaL Todavía hoyse puede decir que son los pequeños productores, al perseguir laseguridad mediante la propiedad, quienes determinan el precio delas tierras. Este precio se impone a los terratenientes no agriculto-res, haciendo de sus tierras su capital inmovilizado para el cualla renta del suelo no es remunerativa. Y lo que es más importan-te, se ímpone también, indirectamente, a los capitalistas, hacien-do casi imposible la concentración de las tierras en grandes explotaciones, que es la condición de la producción agrícola capitalistade forma tradicional.

(32) Ie caprtul, Livre III. Tome 3, op. cit. páK. 1R(i.(i3) lbid, páK. 1R(i(34) Ibid, pák. 1R9. Esto quiere decir qur en un mercado de tierras, dondr

predominan los prqueños productoti mercantiles, el precío de la tierra se fija sínninKuna rrferencia a la capitalización de la renta patrimonial. E'► to tic producetodavia en la actualidad. Marx señala al respecto que "vendidu en parcelas latierra proporciona un precío considerablemente más afto que cuando sr vende en

Krandes extensiones, porque el número de pequeños compradores es impor[ante yel número de R randes compradores reducido". Este comentario se aplica usualmente al mercado territorial actual.

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En cuanto al segundo presupuesto, bajo la forma en que hasido enunciado antes, sólo podría ser realizado rigurosamente enuna formación social en la que el modo de pequeña producciónmercantil funcionara de manera autónoma. En efecto basta queaparezca el capital, bajo su forma primitiva de capital mercantil,para que se vea afectada la realización de este segundo presupues-to. Desde el momento en que el productor dicecto no efectúa porsí mismo el intercambio, que debe remitirse a un comercianteespecializado, este último se apropia de una parte del valor de losproductos para valorizar su propio capita1.35

Puede ponerse en duda el que el modo de pequeña producciónmercantil haya existido nunca de manera autónoma. En tódocaso, en las sociedades occidentales, desde la descomposición delfeudalismo la pequeña producción mercantil únicamente ha fun-cionado coexistiendo con el modo de producción capitalista y bajosu dominación. Por ende, el pequeño productor siempre ha debi-do ceder a] capital una fracción del valor de esa parte desu producto que debía llevar al mercado para procurarse los obje-tos útiles que no producía por sí mismo.

Se ve la gran importancia de esta constatación para el pequeñoproductor artesano (por ejemplo, tejedor, alfarero, etc.) que, porla naturaleza misma de su producción, estaba destinado a producirsólo para el "intercambio y para la creación de valor de cambio".

Pero, a priori, podría parecer de menor importancia para elpequeño productor aRrícola, aparentemente mejor situado paravivir de manera autosuficiente y para resistir a la influencia delmodo de producción capitalista. Se podría entonces imaginar a lapequeña producción mercantil en la agricultura como un modo deproducción estable, evolucionando débilmente, replegado sohre símismo con contactos muy limitados con el modo de produccióncapitalista dominante, y destinado a desaparecer bajo el efectoconjunto de la competencia brutal del modo de producción capita-lista que no podía dejar de desarrollarse, y del desarrollo generaldel modo de producción capitalista que pronto haría imposible laacción de los dos presupuestos de la pequeña producción mercan-til. Esta era, en suma, la concepción de Marx.

(i5) F.Y capitu/, Livre lll, tome 1 chapitre XX, op, cit. ^ág. 33R.

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Sin emhar^o, la evolución histórica no ha confirmado en ahsoluto esta concepción. La coexistencia de los dos modos ha sidoactiva, asumiendo el aspecto de una división de tareas entre ellas.Ahora vamos a intentar exponer el mecanismo de esta coexisten-cia.^c^

Al entrar en contacto con el modo de producción capitalista

(MPC), la pequeña producción mercantil (PPM) se ve necesaria-

mente impulsada a inteKrarse cada vez más completamente en los

circuitos del intercambio. Este proceso cmpieza a partir del desa-

rrollo del capital mercantil, que, "en cualquier modo de produc-

ción, favorece la producción de productos excedentarios destina-

dos al intercambio" e"imprime, por tanto, a la producción un

carácter orientando cada vez más hacia el valor de cambio".37

Efectivamente, para él es el único medio de valorizarse de mane-

ra ampliada. Pero es la Reneralización del capitalismo industrial la

que imprime un nuevo carácter a esta coexistencia.

La búsqueda de la propiedad privada de la tierra, en un siste-ma donde la tierra es tratado como una mercancía, oblikaba ya alpequeño productor a disponer de fuertes sumas de dinero y, porello, a producir en una medida importante para el mercado, tantopara atesorar como para pagar los intereses de los préstamos; sino intentaba convertirse en propietario, por lo menos debía pagaruna renta al propietario.

Pero cuando se generaliza la producción capitalista industnal,toda la producción tradicional de bienes de producción (herra-mientas-máquinas) y de bienes de consumo (ropa, utensilios domésticos, etc.), realizada en el marco doméstico o por artesanoslocales, es radicalmente destruida. Los bienes correspondientesdeben ser entonces camprados con dinero a los productores y alos comerciantes capitalistas. Por tanto, aumenta tambien para elpequeño agricultor, la necesidad de aumentar su producción paracl mercado, de acentuar su inserción en la economía monetaria.

Por eso, el pequeño productor se ve obligado a venderen el mercado una parte creciente de su producción, ocurriendo

(i6) F1 este respecto véase: C. Altmann, J. Cranney, PH. Evrard, P. Mathal vCI. Viau, Persfiectit^es Q'er^olu^rnn des /^roductinns horines, París , I^VRA, 1971,6R pp.

(37) F! caprfal, III, p. 315.

16(,

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que, como hemos visto, esta producción comercializada es nece-sariamente vendida por debajo de su valor. ^Se verá algún díaobliKado a dejar de producir? No necesariamente. Como ya lo

había notado Marx, "para que el campesino parcelario cultive sutierra... no es necesario, como ocurre en el ré^imen normal deproducción capitalista, que el precio del mercado suba lo suficien-te como para proporcionarle el beneficio medio, r.i un excedentefijo sobre este beneficio medio en forma de renta.

No es, por tanto, necesario que el precio de mercado alcanceel valor o el precio de producción del producto. Para él, "elúnico límite absoluto está constituido por el salario que se atribu-ye a sí mismo, después de deducir sus Kastos de producción pro-piamente dichos. Mientras el precio del producto cubra este sala-rio cultivará la tierra, llegando con frecuencia hasta hacerlo porun salario que no sobrepase el mínimo vital".3^

Se puede concluir que en una agricultura de PPM los preciosson menos elevados que si la producción se hiciera en las condi-ciones del capitalismo. Para que no fuera así, sería necesario quela producción capitalista estuviera en condiciones de provocar una'`revolución" en el valor, poniendo en práctica técnicas de pro-ducción radicalmente inaccesibles para la pequeña explotación. Sinembargo, ya hemos visto que esto no ha ocurrido : al menos hastaahora, las principales innovaciones técnicas han sido perfecta-mente susccptibles de adaptarse al marco de la pequeña explota-ción y al "oficio" dcl pequeño productor. Sólo la produccióncerealista, tomando la forma capitalista en la gran explotacióntradicional, ha experimentado una notable reducción del valor delproducto, pero, como hemos visto, insuficiente para expulsar a lapequeña producción de esta rama.

Así la producción aKrícola en que predomina e] modo dePMM opone una dob}e barrera a la penetración de la produccióncapitalista. En primer lu^;ar, la propiedad privada de la tierra: laencarnizada competencia que se hacen los pequeños productorespara adquirirla le hace alcanzar un precio de mercado tan elevado

(i8) F.l capital, III, p. 74G. Es claro yue Marx no emplea aquí el término"salario" en la acepcibn riKurosa yue Ir da corrientemente en otros luKares, estaes, el dr prrciu paKado por el capitalista al trabajador libre por la compra dr_ sulucrza dc trahajo. Véasc también C. Altmann ct al.; np. cit., pág. 45.

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que constituve una esterilización de capital insoportable para elcapitalista que debe comprarla, mientras que el propietario noaRricultor está muy mal remunerado por la renta que el capitalistaestá dispuesto a pa};arle. Además, el nivel de precios de mercadono puede asekurar el beneficio medio al productor capitalista,incluso aunque disponKa de una productividad del trabajo superiora la del peyueño aKricultor.

Pero este razonamienro nos plantea el problema de sabercuales son las fuerzas que han obliRado a la agricultura de PPM aevolucionar, v que han hecho de este modo aparentemente establey basado en la autosuficiencia del productor libre un modo extremadamente evolutivo y que produce masivamente mercancías. Enefecto, después de lo yue acabamos de exponer, no podemos que-darnos con la explicación tradicional que atribuye precisamenteesta evolución a la competencia de la producción aKrícola capita-lista.

PEQUEt^A PRODUCCION MERCANTIL Y MODO DEPRODUCCION CAPITALISTA

Para nosostros, es e! ejercicio de sus propio.r presupue.rto.r enel seno de una formación social totalmente orKanizada por el capi-talismo industrial lo que Ileva a la pequeña producción mercantilagrícola a una evolución rápida y profunda, al tener sohre estados efecros.

Un ejecto drrectn: hemos visto que bajo la dominación delcapitalismo la sola subsistencia del pequeño productor y de sufamilia y sobre todo, la reproducción de sus medios de producciónle obli^an a disponer de sumas de dinero cada vez más importan-tes.3`^ Sólo puede procurárselas vendiendo los productos de su

(39) Es de notar que la suma juzgada necesaria para la subsistencia de lafamilia es estimada con referencía al valor de la fuerza de trahajo de los asalariadosde los sectores capitalistas o al "nivel de vida" de la pequeña hurkusía urbami, y

aún con cierto retraso siRue su crecimiento. Esta c'onstatación es importante. Dela búsqueda de la valorización de los productos de su trabajo para aseKurar lasubsistencia de su familia, el pequeño productor pasa fácilmente a la búsqueda deuna remuneración para su trabajo. un nivel de "inkreso". Por lo demás, estepaso es favorecido por la generalización de la forma salariu en el conjunto de lasociedad. Más adelante veremos que el MPC podrá utilizar esto para la reestructuración de ]a aRricultura.

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trabajo en el mercado. Y, evidentemente, le es tanto más difícilreunir la suma mínima necesaria cuanto que los precios de merca-do que se le imponen se establecen necesariamente a un nivelinferior al valor de sus productos. Por consiguiente, está obliga-do, para un precio de mercado dado, a producir y vender la ma-y^r cantidad posihle de producto. Cuanto más bajo sea el preciodeberá vender más cantidad de producto para obtener la suma dedinero que necesita. Dicho de otra manera, tiene una curva deoferta "atípica" (sic) "invertida"'.41^^ Esto le obliga a obtener lamayor cantidad de producto de su explotación, mediante la inten-sificación, la diversificación de la producción y la elevación de laintensidad de su trabajo y del de los miembros de su familia.

Un efectn a lar^o ^lazo: como el precio de mercado para unproducto dado es inferior a] valor medio del producto, en lascondiciones medias de producción, cada productor consideradoindividualmente, tiene interés en reducir lo más posible la canti-dad de trabajo que incorpora en su propio producto, esto es, dara su propio trabajo una productividad superior a la media.

Por ello deberá buscar incesantemente nuevas técnicas, desa-rrollar y mejorar sus medios de producción.

En el siklo pasado el pequeño productor intentaba conse^;uiresto al mismo tiempo que se esforzaba por resistir a la invasióndel capital y por reducir al mínimo sus necesidades de dinero.Este esfuerzo le obli^a a realizar en su explotación un conjuntomuy diversificado de actividades complementarias al^;unas de lascuales proveian a las otras sus medios de producción.^{ i

Así podía llevar al mercado una cantidad importante de me-cancías sin tener que comprar muchos medios de producción. Deesta manera se desarrolló la "explotación familiar intensiva",

(4U) Dr esto se desprende yuc el nivel de precios no tiene efecto directo yunivoco sobre la naturaleza y el volumen de la prnduccíón. Esto explica el fracasodc las ^oltiticas dt• revricntación de las producciones y de reabsorción de losexcrdenres basadas en la manipulación de los precios. La aparición de excedentescrónicos de ciertos prnductos axrícolas no se dehe a precios demasiado elevados,sino al carácter de peyuedos productores mercantiles de los akrictiltores yue losproducen.

(41) Por ejemplo: cultivos forrajeros yue sirven, en parte para alimentar a la5vacas y los cerdos, p en parte para alimentar a los animales de lahor; estas,además de las lahores, darán parte del estiercol que fertilizará los cultivos forraje-ros, etc.

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esa "explotación de policultivo-ganadería" de que habla la economía rural tradicional.

Pero esta "intensificacicín autárquica" encontraría rápidamentesus propios límites. Los medios de producción produridos en laexplotación misma no permitían aumentar indefinidamente laproductividad deltrabajo.

Esto sólo puede alcanzarse mediante la adopción de métodos

de producción científicos v recurriendo cada vez más a medios de

producci<ín de oriken industrial, lo que puede ser financiado úni-

camenre a tra^és del crédito. Por lo demás, estos métodos v es-

tos medios de producción sólo pueden ser aplicados eficazmente

si el akricultor dispone de un mínimo de tierra. Por tanto, deberá

buscar ampliar su explotación mediante alquiler o mediante

compra de nuevas tie^ras.

Desde el momento en que gran parte de los agricultores adop-tan este tipo de comportamiento, el proceso reviste para cada unode ellos un carácter acumulativo. Cada progreso suplementario enla productividad es conseguido gracias a la aplicación de unacantidad creciente de medios de producción.

Esto tiene dos consecuencias para el pequeño productor :'á '- al no poder adquirir todos los equipos necesarios para prac-

ticar el conjunto de las producciones tradicionales de la explota-ción de policultivo-ganadería, se ve obligado a especializarse;

- cada productor debe ser capaz de realizar una producciónampliada de sus medios de producción. Pero esto no le convierteen un capitalista, puesto que no puede rentabilizar este capitalproductivo a la tasa de ganancia media y para continuar produciendo le basta con ganar lo suficiente para amortizarlo, porencima de sus gastos de producción y de subsistencia.

A nivel del sector agrícola, esto acarrea ciertos efectos muyimportantes :

- La constante búsqueda de nuevas técnicas; su adopciónrápida por el conjunto de los pequeños productores aumenta interrumpidamente la productividad de su trabajo y provoca una bajacontinuada del valor de los productos agrícolas;

- El aumento generalizado de la productividad y de la intensi-dad del trabajo hace posible y necesaria una disminución de la

(42) Altmann et al., pp. 42 43

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población activa en la af;ricultura. Esta disminución ha tenido ytiene lugar de dos maneras : por la desaparición de régimen sala-rial`+^ en las pequeñas explotaciones y por la desaparición de lasexplotaciones más pequeñas incapaces de adaptarse a las exigen-cias de la evolución del modo PPM.4`+

La agricultura de PPM, por su propio funcionamiento, entre-ga así al MPC un continKente contínuo de nuevos trabajadoreslibres, sin que este necesite destruirla.

La perenne necesidad sentida por todos los pequeños produc-tores de aRrandar su explotación ejerce una presión permanentehacía el alza de los precios de la tierra. Entre los no agricultot:es,esta tendencia ori^;ina comportamientos contradíctorios. Quienesdisponen de sumas para "colocar" se ven impulsados a comprartierras para beneficiarse a largo plazo con su plusvalía. A1 contra-rio, los terratenientes no agricultores constatan que su capitalinmovilizado en la tierra está mal remunerado por la renta y seven en todo momento impulsados a vender para realizar la plus-valía de su tierra y colocar sus capitales en las ramas de negociosmás dinámicas y más remuneradoras.45 En suma la propiedadterritoríal no se concentra en manos de propietarios no agriculto-res.

En la coexistencia con el MPC, el nivel en que se fijan losprecios de compra de sus suministros y de venta de sus productosreviste para el pequeño productor una importancia vital. Estopermite comprender por qué los pequeños productores intentarondesde el comienzo "moralizar los mercados", esto es, reducir lasapropiaciones de valor realizadas a sus expensas por los diferentescapitales, comerciales, industriales y financieros. Lo consiguieronen parte mediante la cooperación y el crédito mutuo, Pero hayque admitir que la cooperación no hubiera tenido éxito sin laprotección e incluso el concurso activo del Estado. Esto es parti-

('13) Como también de una parte de la mano de obra familiar no asalariada(44) Al,^unos pruductores, en lukar de desistir, se replief;an a la autosubsistencia

y adoptan mérodos de producción y modos de consumo que requieren pocosrecursos monetarios. Constituyen lo yue se Ilama hoy "la tercera agricultura".

(45) En Francia, durante el siKlo XIX, hubo oleadas de liquidación de fortunasterritoriales heredadas del antiKuo régimen. EI propietario vendía sus "fincas" alos campesinos en ellas instalados. AlKunos indicios hacen pensar que nos encon^tramos actualmente en Francia en los comiena.os de un movimiento análoxo.

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cularmente claro en el caso del Crédito Mutuo, que recibió una

dotación de capital y funciona bajo la tutela directa de la Caja

Nacional de Crédito Agricola, que es un establecimiento público.

Por otra parte, todas las formas de cooperación han obtenido

muchas ventajas (estatuto jurídico privileRiado, exenciones fisca-

les, bonificación de intereses, etc), que tienden enteramente al

mismo fin: evitar que los capitales comprometidos en estas em-

presas tengan que valorizarse a expensas de sus afiliados pequeños

productores, y protegerlos contra la competencia de los otros

rapitales.

Así, el papel del Estado aparece como esencial en la coexis-tencia de los dos modos de producción. En cuanto determina engran parte el valor de la fuerza de trabajo, el precio de los produc-tos alimenticios es verdaderamente un "asunto de Estado". Si esverdad que una agricultura de PPM suministra estos productos almás bajo precio posible, es natural que el Estado organice y arbitre su coexistencia con el MPC en beneficio de éste. Por tanto,cuidará permanentemente de que las apropiaciones de valor reali-zadas a costa del PPM no lleguen a recortar el ingreso mínimonecesario de los pequeños productores y a desalentar la producción. Siendo los precios pagados a los productores los principalesdeterminantes de la remuneración de su trabajo, es lógico que elapoyo y la regulación de estos precios hayan sido hasta hoy elprincipal elemento de toda política agrícola en los países de laEuropa occidental. Es igualmente justificado que hayan constituidoel tema central de las reivindicaciones de las organizaciones sindi-cales agrícolas, que esperaban legítimamente, más equidad en losintercambios entre los agricultores y el MPC.

También es verdad que en Francia este arbitraje ha funcionadode manera mucho menos armoniosa y eficaz que en los paísesvecinos. De una parte porque la política de precios ha sido falseada por el hecho de que en materia de productos vegetales se haaplicado simultáneamente a la pequeña explotación de PPM y a lagran explotación que también exigía protección. De otra parte,porque los poderes públicos han sabido organizar firme y racional-mente las relaciones entre la producción agrícola y los comerciose industrias agrícolas y alimenticios. Tolerando en estas ramas elparasitismo de una multitud de pequeñas empresas, han dejado

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aumentar el precio de los productos alimenticios para los consu-midores y han perdido una parte de las ventajas de este sistema.

No obstante, en la formación social francesa y en todas lasformaciones sociales del mismo tipo es el Estado quien se haencargado de asegurar el funcíonamiento armónico y la reproduc-ción de la coexistencia entre los dos modos de producción.

LAS TEORIAS TRADICIONALES DE LA ESPECIFICIDADAGRICOLA

Son a menudo los portavoces más reaccionarios del fundamen-talismo agrario quienes han comprendido mejor los mecanismosde la supervivencia de la pequeña explotación.

Asi, Maspetiol escribía: "la agricultura (la pequeña agricul-tura) posee una gran fuerza de resistencia. Unida por lazos necesa-rios a ciertas modalidades culturales, difícilmente se deja atacar.Las leyes y las ideas que le son ajenas se estrellan contra el senti-do profundo que tiene de su equilibrio".`+^^

Pero sus análisis eran estropeados por su afán de atribuir estasupervivencia a una pretendida especificidad permanente de laagricultura, y de otorgarle un carácter perenne.

De hecho, hasta hoy, los economistas rurales se han empeña-do siempre en definir y explicar las particularidades, las "anoma-lías" que presentaba la explotación ``familiar" respecto a las"leyes económicas". Los sorprendentes "errores de gestión"que cometía el agricultor al invertir en exceso, al ``sobreequipar-se" ; la "escasa rentabilidad" obtenida. El concepto ambiguo deexplotación "familiar" tenía por lo menos el mérito de evocaruna característica importante de este tipo de agricultura: elhecho de que no trabajaba para retribuir a un capital sino parareproducir al agricultor y a su familia.`;^

Así, P. Fromont, prolongando el "Essai sur les structures et

les résultats des explotations agricoles de grande et de petite

superficie", que publica L. Malassis en 1958, declara: "Para la

(46) R. Maspetiol, L'eronomie poysanne, París 19i9.(47) Como hemos dicho antes, los especialistas en gestión tenían una conciencia

más o menos clara de los objetivos no capitaGstas de la pequeña explotación,bastante bien reftejada en su lema "administrar mejor para vivir mejor".

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opinión pública ^^ para la mavoría de los kobiernos, una pequeñaexplotación es una Rran explotación en miniatura, y la kran explotación no es más que una pequeña explotación ampliada... Sólolos especialistas saben que si se pasa insensiblemente de una rateKoría a otras no sólo varían las dimensiones del continente vdel contenido, sino que también se modifica la naturaleza mismadel contenido: cambia la proporción de los componentes v lasposibilidades no son las mismas-{K.

Lamentahlemente, la descripción de las diferencias constatadasentre explotacicín Krande ^ explotación pequeña no desemboca encste caso en un intento de esplica^'ión. Fromont es víc'tima de la^^isión que siempre ha defendido. Queriendo ver en la economíaaKraria únicamente "la riencia de la empresa aKrícola" y rechazando toda tentativa de "aplicar principios económicos generalesa la actividad aKrícola,-^`^ no cree útil preguntarse que ley econó-mica condena a las empresas Rrandes y pequeñas a ser diferentes.

Aunque más explícito, el capítulo de su "Eeonomie rurale"consaKrado a la dimensión óptima de la explotación no va másallá de la constatación de las condiciones de aparición de la "inferinrídad" de la pequeña explotación. Es importante precisar queesta "inferioridad" sólo aparece si uno se sitúa en una ópticadoble, individual y capitalista. "Si se considera al indivíduo comola única realidad y la búsqueda del mayor beneficio monetariocomo el fin superior a que debe aspirar, la pequeña explotaciónaparece como un instrumento de eficacia netamente inferior a lagrande. El carácter estrecho de esta óptica explica que en casitodos los países se conserve la pequeña explotación".511 A nues-tro juicio, esta constatación reviste una importancia capitai.

Será intentanda comprender por qué y cómo aparece en estascondiciones precisas la inferioridad en cuestión, cómo será posibledeterminar científicamente las tendencias evolutivas que actúanen el seno del sector a};rario. Pero Fromont, lejos de explotar eltema que acaba de definir, vuelve a evocar en el resto del capítulolas necesidades individuales que satisface la pequeña explotación.Retoma así la óptica individual cuyos límites acaba de subrayar.

(48) L. Malassis, Economie des exploitutrnns agricoles, París A. Colin 195R, p.li.

(49) P. Fromont, b^conomie rurale, París, 1957, p. 9.(50) Ibid., p. 397.

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Debido a esto, su contribución al estudio del problema que exa-minamos termina siendo marginal.

La obra de L. Malassis nos presta una ayuda más sustancial.Desde la primera página rechaza el punto de vista exageradamentemicroeconómico de Fromont y plantea el problema en términosque corresponden exactamente a nuestras preocupaciones. "Paraque nuestras investigaciones sobre las unidades de producciónagrícola sean fecundas, éstas deben ser situadas en un medioeconómico definido y enfocadas como "partes de un todo". YMalassis toma como base de referencia el concepto de sistemaeconómico tal como lo define y utiliza P. Perroux. Esto le condu,-ce a constatar: "Llegados a este estadio de nuestro desarrollo nosencontramos ante un plan de estudio de los problemas agrícolas.Podríamos proceder al examen sistemátieo y profundizado de lostres tipos fundamentales de unidad agrícola de producción : desubsistencia, artesanal y capitalista. ^No es esta la distinciónfundamental para la descripción de las estructuras y de los meca-nismos y para enlazar micro y macroeconomía?".51 Inclusosubraya, lo que nos parece todavía más interesante, la extremaimportancia que asume en la agricultura los fenómenos de coexis-tencia que remiten a sistemas económicos diferentes :"estosfenómenos de coexistencia han sido poco estudiados hasta aho-ra", constata, "en esta materia hay perspectivas de investigacionesinteresantes y que deberían ser fructíferas".

Lamentablemente, Malassis abandona el campo de estudios asídefinido de manera perfecta arguyendo que la carencia de datosestadísticos haría "demasiado teóricos" sus desarrollos.

Habiendo limitado voluntariamente de esta manera sus ambi-ciones, y pese a que constata que "el estudio del proceso históri-co de transformación de las unidades agrícolas de producción estápor hacer",52 Malassis sin embargo presenta una idea que mere-ce nuestra atención : la unidad artesanal de producción, que tieneinmensas ventajas sociales, debe, para desarrollarse, "capitalizar-se" en su móvil y en sus técnicas de producción; esta cuestión es-tá en relación con la de su tamaño".53

(51) L. Malassis, p. 7.(52) lbid.; p. 285.(53) [bid.

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A nuestro juicio, esta frase contiene los elementos esencialesque debe tomar en cuenta el análisis histórico de la evolución delsector akrario, pero estos elementos quedan definidos de manerarelativamente vaKa y sus interrelaciones no son precisadas de unamanera que nos satisfaKa.

Se nos dice que la unidad a^rícola debe capitalizarse en sumóviL La obsen^ación es muy precisa, puesto que en su prapioestudio Malassis hace suva la definición de la forma de la circula-ción capitalista :'`la fórmula del capitalismo dice es D...M...D" "5 +retomando ia definición de Marx.Ss

Pero abandona rápidamente este nivel teórico para pasar areflexiones relativas al comportamiento económíco del aKricultor,es decir, a un análisis de psicología económica. Encontramos elmismo paso brusco del plano del análisis histórico al de la obser-vación de los comportamientos individuales cuando el autor in-tenta precisar las relaciones entre la dimensión de la explotaciónagrícola y la "diferenciación de las estructuras y de los resultadosde las explotaciones axrícolas ". Sitúa a la cabeza de los factoresexplicativos la habilidad y la formación del agricultor, sin pregun-tarse si, según los grupos, éstas dependen o no de elementosestructurales. ?odo esto no nos satisface, y las leyes que riKen latendencia capitalista de las unidades artesanales de producciónquedan sin definir. Pero está planteado el problema, delimitado elcampo de estudio, esbozado un método, y se ha atraido la atenciónsobre el papel jugado en la transformación, de una parte, por laextensión de la forma de la circulación capitalista y, de otra, porel cambio correlativo de las técnicas de producción.

Es interesante apuntar que contrariamente a lo que muchoscreen, estos problemas afectan plenamente a gran parte de lasexplotaciones a^rícolas de los Estados Unidos. En 1965, el muyortodoxo economista rural norteamericano Glenn L. Johnson dedi-cado a caracterizar la "family farm" moderna y a determinar susposibilidades de supervivencia, llegaba a esta conclusión :"un cí-nico podría afirmar que la explotación familiar es una instituciónque funciona para empujar a las familias de los aKricultores a sumi-nistrar una gran cantidad de trabajo y capitales con un nivel de

(54) Ibid., p. 24.(55) E! caprtvl, tomo 1, p. 111.

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rendimiento inferior a lo que es normal, a fin de aportar a laeconomía productos agrícolas a bajo precio".56

Esto nos parece que resume muy convenientemente la formaen que se establece la coexistencia de la pequeña producciónmercantil con el modo de producción capitalista.

RESURGIMIENTO DE LAS TF.ORIAS DE LACONCENTRACION

Para abordar el conjunto de los problemas que acabamos deevocar utilizamos,57 en una primera fase de nuestras investiga-ciones, el esquema de las ``tres agriculturas". Nos permitíadistinguir nítidamente entre las explotaciones indiscutiblementecapitalistas y las demás. Entre estas otras, que agrupábamos bajoel término de "artesanales", separábamos las explotaciones quehabían hecho el máximo esfuerzo de adaptación a las exigenciasdel modo de producción dominante mediante la intensificación, laespecialización, la obtención de créditos, el aumento de su superfi-cie, etc., de aquellas que por diversas razones sólo habían podidoadaptarse escasamente y vegetaban en los límites de la economíade subsistencia.

Este sistema ternario fue adaptado también por otros, y enparticular por el CNJA,' para la formulación de reivindicacionesrelativas a la política agraria. Pero es de destacar que fue utilizadopara fundamentar sucesivamente dos análisis diferentes.

En el primer análisis no se ponía en duda el carácter "artesa-nal" de la agricultura núm. 2. A1 contrario, se pedían medidaspolíticas que tuvieran específicamente en cuenta tal carácter ypermitieran a la explotación "familiar evolucionada" proseguirsu esfuerzo de adaptación.

(56) Gleen L. Johnson, "La explotación familiar y sus problemas", Conferenceon economic problems of agriculture in industrial societies and repercurssions indeveloping countries, Roma, International Economic Association, 1-8 de Septiem-bre de 1965.

(57) M.,Gervais y C. Servolin, " Réflexions sur 1'evolution de l'agriculturedans les pays développés Cahiers de L'1SEA,noviembre de 1963. pág. 97-122.

' EI CNJA, Centro Nacional de Jóvenes Agricultores, es una organizaciónprofesional de pequeños agricultores que representa el sector más modernizante deéstos. (T.).

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En el sekundo análisis, posterior al primero, la agriculturanúm. ? era considerada como una forma de transición, como elmedio donde se reclutarían los nuevos agricultnres, destinados alograr el paso de ia agricultura a la economía empresarial, a iacompetividad, al capitalismo.

,Qué había sucedido que justificara este cambio de punto de^'1S[a ^

Es que se observó que las relaciones de la pequeña producciónmercantil como un modo de producción distinto, con e1 modo deproducción capitalista dominante, habían entrado en una nuevafase. El signo más aparente de esto, era la constitución, en lasdiversas ramas de producción donde predomina 1a pequeña producción mercantil, dc: excedentes "estructurales". Se habló entonces de una "crisis de la agricultura".

Pero hacía ya tiempo que habían aparecido signos precursoresindicativos de la necesidad de replantearse la cuestión de lasformas bajo las cuales se produciría el paso de las diferentes ramasde producción agrícola al control directo del capitalisma.

Como hemos visto, las presiones ejercidas por el modo deproducción capitalista habían obligado a la pequeña explotaciónmercantíl, en su esfuerzo de intensificación, a emplear medios deproducción comprados a la industria, cada vez más perfeccionadosy costosos. Al mismo tiempo, las iqdustrias agrícolas y alimenti-cías experimentaban un proceso masivo de desarrollo y concentra-ción que las impulsaba a intentar controlar de manera más directala producción agrícola.

Un primer modelo de absorción de la produccíón agrícola porel capitalismo industrial apareció bajo ]a denominación de '`inte-gración vertical". Este modelo, apoyado en una extrapolación deciertos fenómenos que acompañaban al desarrollo de una avicul-tura de tipo "industrial", describía el proceso de la manerasiguiente: las industrias suministradoras (fabricantes de alimentospara el ganado}, basándose en contratos cada vez más apremian^tes, comenzaban a transformar progresivamente a pequeños gana-deros individuales en trabajadores a domicilio, remunerados adestajo (estadio de cuasi-integración). Seguidamente, en razón dela competencia y a causa del progreso técnico, dichas industrias severían impulsadas a concentrar más y más las producciones hasta

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constituir grandes fábricas con empleo asalariado, financiadas yadministradas diret ramente por ellas mismas ( integración total).

Este proceso, al^licado primero en la avicultura, se extenderíaluego al conjunto de las producciones animales.

Después de haber alcanzado gran éxito, esta teoría fue puestaen duda poco a poco. E1 modelo propuesto tenía el defecto de seren cierta medida "ahistórico" ; en suma, de soslayar los proble-mas de todo orden tanto técnicos y económicos como sociales,planteados por el paso de un tipo de producción a otro. No hacíamás que transponer mecánicamente a la agricultura el viejoesquema de la constitución de la industria a comienzos del sigloXIX.

Además, ha sido descalificado por los hechos, incluso en laavicultura, donde después de diez años, y pese a los progresostécnicos logrados, en lo esencial la producción conserva la formade la producción individual. No obstante, el modelo de "integra-ción vertical" conserva un gran número de adeptos convencidosde que su realización es sólo cuestión de tiempo.

Más recientemente ha hecho su aparición otro modelo, enlugar del modelo de integración vertical o a veces combinado conél. En realidad deberíamos hablar de reaparición, puesto que serefiere a la vieja problemática de la competencia entre explotaciónpequeña y grande.SR

Esta concepción, presente desde hace tiempo en la mayoría delos medios relacionados con los problemas agrícolas, se basa enuna enumeración de las ventajas de las grandes explotaciones y dela "Kran dimensión" de los procesos en general. Para ella, sololas grandes explotaciones serán capaces de absorber y de explotarlas técnicas de cría masiva de carácter industrial que se desarro-llan en la actualidad. Además, sólo ellas estarán en condicionesde permitir la generalización en la agricultura de las reglas delmercado capitalista que garantizarán el equilibrio entre oferta ydemanda y la desaparición de los excedentes ``estructurales" .

Estas creencias inspiraban más o menos implícitamente lasdiferentes ideologías ``modernistas" en materia aRrícola. Si se

(58) Para algunos, como L. Perceval (Avec !es paysans pnur une agriculturenon capitalrste, París, Sociales, 1969) se trata de un retorno a las catekoríaselaboradas por Engels en "La cuestión agraria en Francia y Alemania" y retomadas por Lenin (Los pequeSns, lns medianns y los qrandesJ.

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dejan de lado las declaraciones moralizantes y las veleidades refor-mistas, se les descubre fácilmente en los proyectos de la corrientede pensamiento representada por el CNJA: reforma de las estruc-turas, agricultura de grupo... Se trata, siempre, de conseguir queel agricultor se convierta en un jefe de empresa responsable ycompetitivo.

En los últimos años, la concepción de la absorción de laagricultura por el modo de producción capitalista mediante laconcentración de las explotaciones tiene una acogida creciente, yrecibe sucesivamente dos consagraciones oficiales importantes: elMemorándum Mansholt y el informe de la comisión Vedel.

El Memorándum Mansholt es particularmente claro a esterespecto. Llega a prever un procedimiento de concentración poretapas que debe desembocar en la constitución de "explotacionesagrícolas modernas", cuyas "dimensiones mínimas" están cal-culadas.s`^

En cuanto al informe Vedel, aun siendo menos brutal, nopuede discutirse su adhesión a esta concepción. Reprocha a Mans-holt su esquematismo y pone más que nada el acento en ladisminución del número de explotaciones y en la reestructuraciónde la superficie agrícola que éstas cultivarán, en lugar de enfatizarel aumento de su tamaño. Pero su inspiración general no dejalugar a duda : se trata de lograr que las explotaciones supervivien-tes se conviertan en empresas sometidas a la lógica del mercado,una vez definido aparte un sector "social". "El eje de una nuevapolítica tendente a reequilibrar las relaciones de la agricultura conel resto de la sociedad se fundamenta en la adaptación de lascapacidades de producción a la demanda del mercado"^^^. Segúnla opinión generalizada, un resultado como éste sólo puede alcan-zarse racionalmente favoreciendo la constitución de empresas"rentables" , esto es, grandes.

Así se explica la evolución de la posición de las organizacionesprofesionales respecto al destino de las tres agriculturas.

Desde el momento que admiten que la "modernización"integral de la agricultura pasa por la constitución de un númerolimitado de grandes explotaciones, además de las ya existentes,

(59) Memoróndum Manshol^, cap. S.(60) Perspeclives a long 6erme de !'agrJcullure francaise, 1968-19R5 p. 4N.

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conviene ayudar a algunos agricultores del grupo 2 a destacarsepor su dinamismo de las filas de dicho grupo y a constituir esasgrandes explotaciones. Una vez realizada esta tarea, los miembrosdesafortunados del grupo 2 y los del grupo 3 deberán ser lenta ymisericordiosamente eliminados mediante un conjunto de medidassociales. Agricultura competitiva... agricultura social, las tresagriculturas ya no son más que dos y coincidimos exactamentecon las posiciones del Informe Vedel.

El triunfo de esta concepción es el que explica en particular elcarácter extremadamente angustioso atribuido al problema de lapropiedad de la tierra. De hecho, el actual régimen de propiedadde la tierra constituye un obstáculo casi insalvable para unaconcentración generalizada de la explotación.

CONSERVACION Y DISOLUCION DE LA PEQUEt"vAPRODUCCION MERCANTIL

Por nuestra parte, pensamos que estas diferentes concepcionesse basan en una idea previa de la manera en que el modo deproducción capitalista se enfrenta con los modos de producciónanteriores. Parten de la disolución pura y simple como tendenciaexclusiva, como si el comportamiento real de subsistencia delmodo de pequeña producción mercantil no tuviera fundamentoobjetivo alguno, como si fuera una aberración de los capitalismosoccidentales. En este sentido dichas concepcíones tienen un carác-ter ideológico, y en cuanto tales serían susceptibles, si se aceptala tesis de Ch. Bettelheim,^>> de hacer prevalecer la tendencia a ladisolución pura y simple de la pequeña explotación agrícola. Peropara ello sería necesario que existieran las condiciones materialesy sociales favorables a dicha disolución.

Hemos visto que la subsistencía de la PPM resulta de condi-ciones muy precisas e imperativas, y en particular de la "doblebarrera" que la propiedad privada de la tierra y la especifidad delos procesos de trabajo en la agricultura oponían a la penetracióndirecta del capitalismo en la producción agrícola.

^Puede admitirse que la evolución reciente de las condicionesmateriales, económicas y socíales hayan hecho desaparecer esta

Ibi) o^. Cú., ^ax. 3z3

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doble barrera, o por lo menos permitan pensar en la posibilidadde su próxíma desaparicíón?.

Por nuestra parte, no lo creemos así.En lo que concierne a la propiedad privada de la tierra nada

hace preveer su próxima abolición. En verdad, aun sin nacionali-zar la tierra, algunos se esfuerzan en "socíalizarla" difundiendosu propiedad bajo la forma de partes de sociedades. Se quiere así,respecto a la tierra, renovar la difusión de la propiedad del capitalrealizada el sixlo pasado por medio de las sociedades por acciones.

Pero la tierra es un elemento natural y no un capítaL Estéconcentrada o difundida la propiedad de la tierra, de todas mane-ras las sumas de dinero destinadas a comprarla serán capitalpotencial esterilizado. Difícilmente se puede imaginar a los gruposfinancieros franceses dedicando el ahorro recolectado a la compra deuna parte del territario suficiente para permitir la generalización dela "explotación agrícola moderna" del señor Mansholt. Tampocose ve qué agricultor '`moderno" podría ser capaz de garantizar,además de la valoración normal de su propio capital productivo,la remuneración a las partes de propiedad territorial a una tasacapaz de desviar ]os fondos de inversión desde sus empleos productivos hacia la compra de tierras.

De hecho, en el problema de la tierra, el fenómeno másnotable es la persistencia de los pequeños y medianos agricultoresen alcanzar la propiedad de la tierra casi a cualquier precio,^^='mientras no hayan alcanzado el tamaño de explotación que consi-deran garantía de supervivencia como pequeños productores.(^ 3

Subsiste e[ obstáculo de las particularidades de los procesos deproducción en la agricui;ura.

Ya hemos ahordado este problema antes a propósito de la granexplotación capitalista, e intentado mostrar que los procesosactuales en las produccíones vegetales, aunque totalmene mecani-zados, no pueden ser calificados de industriales. Con mayor razónes así en la cría de ganado, que ha conservado en gran parte sus

((,Z1 Prueba de ello es la difusión constante de la "explotación mixta". NinkúnaXricultor se siente seguro si no es propietario de por lo menos de una parte de suexplotación.

(G3) Parece que sr va esbozando una tendencia a restaurar la renta del suelo enbeneficio de los propietarios no agricultores. Por lo menos, hacia esto tendería lahírmula de la af;rupacicín territorial akrícola.

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caracteres tradicionales, como, por ejemplo, la cría de vacaslecheras. Las posibilidades de división del trabajo y de cooperacióncompleja son tan reducidas que incluso pierde interés su organi-zación en grandes unidades manufactureras.^i4

Pero, aparentemente, las cosas son diferentes en las ganaderías"modernas", "sin tierras", como son los casos de la aviculturay el engorde de cerdos. Estas actividades, revolucionadas por losprogresos de la génetica, de la prevención de la patología animalde masa, de la fabricación de piensos compuestos, han alcanzadoun alto grado de estandarización. Algunas operaciones puedenmecanizarse parcial o totalmente. En conjunto, se ha elevadoenormemente la productividad del trabajo.

Es por esto que el lenguaje corriente aplica a estas actividadesel calificativo de "industriales". Sin embargo, es necesario exa-minarlas más de cerca; por nuestra parte, consideramos ahoraesta denominación como inadecuada. Partiremos de una constata-ción evidente pero que se tiende a perder de vista: por muyperfeccionadas que estén, estas actividades conservan la caracte-rística común a todas las ramas de actividad agrícola, vegetales oanimales, a saber, yue el acto productivo no es más que lapuesta en funcionamiento por el hombre de ciertos procesos bio-lógicos.^i5 Y a decir verdad, el momento esencial de este acto

(64) Testimonio de esto es el fracaso, tanto en el plano de los resultadostécnicos como en el de la rentabilidad, de las Krandes granjas Iecheras establecidasen las cooperativas y en las granjas estatales dc la URSS y dr las democraciaspopulares. En Hun}^ría, sekún hemos podido constatarlo personalmente, sólo se hapodido restablecer la situación subdiviendo el rebaño colectivo en "briXadas" deuna veintena de vacas lecheras, que cohabitan bajo el mismo techo pero sonconfiadas a la responsabilidad exclusiva de un vaquero auxiliado por un peón. Yortanto, no se trata de una manutactura, sino de la simple yuxtaposición de procesosde trabajo individuales. Alguien replicará yue los paísrs del F.ste están atrasadosdesde el punto de vista técnico y que las cosas funcionan mejor en los paísesoccidentales. En efccto en F.stados Unidns y en Europa se ha logrado poner en

marcha métodos mecanizados para la Ranadería lechera. Pero si Ia actividad asíconcebida obtenía resultados técnicos aceptables, sus resultados contables, encambio, siempre han sido decepcionantes. No pueden ser rentables a los precios

con que se contentan los peyueños productores.(65) Una vez más coincidimos con los economistas rurales tradicionalistas,

quienes siempre ven en esta caracteristica la fuente de una especificidad irreducti-

ble de la aKricultura. Esto no yuiere decir que hagamos nuestra la construcciónideolóKica que ellos levantan sobre esta constatación puramente fáctica.

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productivo sé sitúa en el crecimiento y en la reproducción delvegetal o del animal considerado. Esto es tan cierto que, para lamayor parte, los progresos de productividad realizados en materiade cría de ganado se han alcanzado modificando los animalesmismos, aumentando su velocidad de crecimiento, su capacidadde transformación de los alimentos, su tasa de fecundidad. Inclusoel perfeccionamiento de los métodos de alimentación, pese a suimportancia, ha estado siempre subordinado a los cambios reali-zados en el animal mismo.^^^^

De esta manera, el papel del hombre en el proceso de trabajose limita necesariamente a dos series de operaciones:

- Operaciones que tienden a asegurar todas las condiciones debuena realización del proceso biológico. Esta parte del proceso detrabajo se compone, en lo que se refiere a las actividades ganade-ras que analizamos, de un pequeño número de operaciones sim-ples, elementales y discontinuas (alimentación, limpieza, manteni-miento de los animales). No comporta por tanto, ninguna posibi-lidad importante de división del trabajo y de cooperación comple-ja. La mecanización de las operaciones, incluso si aumenta consi-derablemente la productividad del trabajo, no cambia en nada loque acabamos de afirmar. Mientras que lo que hay de complejo ycontinuo en la producción se realiza al nivel de las células delanimal. Así, la parte esencial del proceso de producción escapa total-mente, por su propia naturaleza, a esta descomposición analítica delas operaciones que permite el pasaje primero a la manufactura ydespués a la industria.industria.

- Operaciones de vigilancia del proceso biológico. Estas operaciones, aunque requieren poco tiempo, son de importanciaprimordial para el éxito de la ganadería. Exigen del ganadero ese"sentido de los animales" que es el único que permite detectar yprevenir las manifestaciones patológicas y obtener de los animaleslos resultados más favorables. Por esto, el trabajo del ganaderomantiene siempre los caracteres de un oficio que no puede adqui-rirse más que a fuerza de práctica.

(66) Los alimentos compuestos para aves, por ejemplo, estaban inventados ya acomienzos de siglo. Pero su utilización masiva debió esperar a la puesta a punto delos pollos híbridos durante los años cincuenta.

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Si se admite que el proceso de trabajo no se presta a ladivisión del trabajo y que exige la posesión de un oficio, se debeconcluir que únicamente puede realizarse bajo una forma indivi-duai. Su tamaño "óptimo" corresponde entonces al númeromáximo de animales que puede manejar un hombre (ayudado porun trabajador a tiempo parcial para cíertas operaciones periódicas)en buenas condiciones.

Toda ganadería que supere esta dimensión no es más que layuxtaposición pura y simple de procesos de trabajo individuales y

la productividad por animal no es por tanto más alta, a niveltécnico iRual, que en una ganadería individual bien llevada.^^^Nos encontramos, entonces, ante el problema de determinar ladimensión óptima de este proceso de trabajo individual. Es unhecho que el número de animales que un hombre puede alimentarpuede ser aumentado de una manera muy importante mediante lamecanización e incluso la automatización integral. Algunosextraen de esto la conclusión de que interesa constituir ganaderíastan grandes como sea posible para aprovechar las ``econornías deescala" "internas" y"externas". En este caso, es verdad que seobtiene un ingreso por hora de trabajo que crece de maneraconsiderable.^^R Pero, naturalmente, esto se consigue al precio deinversiones muy importantes, para las cuales los cálculos a prioriy la observación muestran que el costo por cabeza de animaltiende más bien a crecer que disminuir a medida que aumentala dimensión de la Kanadería.^^9 Razón de más, diría alguien, parapensar que estas grandes ganaderías deben ser constituidas porcapitalistas, industriales o grandes agricultores, únicos que po-drán adelantar el capital necesario. Por tanto, es lógico que lamoderna cría de ganado se presente bajo la forma de un procesode trabajo individual pero realizado por un asalariado por cuentade un capitalista.

(67) De hecho, es menor: Véase, por ejemplo: J.F. Snessens, "Economiesd'échelle dans les speculations porcines et avicoles" comunicación a las jornadasde la SFER, mayo de 1971, p. 7. nota 2.

(b8) Según Snessens, por ejemplo, 11eRa a más que triplicarse (op. cit. p. 6)cuando se pasa de una cría de 120 cerdos/año a una de 3.000 cerdos/año.

(69) J.F. Snessens op. cit. No citamos este estudio por su originalidad, sinocomo ejemplo reciente de una técnica de cálculo clásica desde hace veinte años enlos Estados Unidos y en Europa.

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Este razonamiento, freruentemente hecho, nos parece falso,porque una vez más no tiene en cuenta la necesidad de valorizarel capital comprometido. Sin embargo existen todas las razonespara pensar que cuanto mayor es la dimensión de la ganadería esdecir, cuanto más crece el capital adelantado, más problemáticase hace su valoración.

En efecto, si nos referimos a lo dicho antes, todos los progre-sos relativos a la mecanización de la alimentación y de la limpiezasólo afectan de hecho a una parre relativamente poco importantedel proceso de producción. Lo más significativo aquí es la explota-ción del potencial biológico de los animales mismos, y desde estepunto de vista las crías de ganado de muy grandes dimensiones notienen más ventajas que las más modestas. Al contrario, la grandimensión hace más difícil y menos eficaz el ejercicio de ese"oficio" del ganadero que garantiza los buenos resultados técni-cos.

Si aumenta el costo de las inversiones por animal y si losresultados técnicos por animal disminuyen a medida que aumentael tamaño de la ganadería, debe concluirse que el margen debeneficio por animal disminuye con la ampliación de la ganadería.De esta forma, la tasa de valoración del capital no puede pormenos de ser bajo en relación a los precios de mercado, que sonaquellos con los que se conforman los ganaderos de la PPM queno buscan más que amortizar su capital y ganar lo suficiente paraasegurar la subsistencia de su explotación y de su familia. Ademásesa valoración corre el riesgo de desaparecer con una pequeñadisminución de precios.

En cuanto a las economías de escala "externas" (ventajas obte-nidas en la compra de los medios de producción o en la venta deios productos) que deberían alcanzar las grandes ganaderías, noaparecen a primera vista. Por lo demás, nada más lógico: na estan difícil, por ejemplo, obtener en el mercado huevos o pollos decalidad "standard" de modo que no hay razón para otorgar tarifasmuy preferenciales a los grandes productores.^^^

Una vez más, hay que admitir que incluso en las ganaderías

(70) Por lo demás, cuando existían estas economías de escala, para los akricul^tores fue fácil constituir en una u otra forma una aRrupación de productores para

la compra y la venta.

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"modernas" las explotaciones capitalistas no pueden ser renta-

bles con los precios al productor que aceptan los pequeños pro-

ductores. Esto permite comprender por qué los directivos de las

industrias agrícolas y alimenticias muestran poco entusiasmo por

invertir en grandes ganaderías o simplemente por favorecer su

creación, tal como se lo recomiendan desde hace diez años los

aventurados teóricos de la "industrialización de la agricultu-

ra".71

Ahora podemos determinar algo más precisamente la dimen-sión óptima de las ganaderías "modernas". Esta dimensión hacrecido considerablemente en el pasado reciente y está llamada acrecer aún más a causa de los progresos de la estandarizaciónbiológica de los animales y de la baja de valor de los equiposmecánicos para la ganadería. Por lo demás, el pequeño productorpersigue continuamente este crecimiento, en razón de su curva deoferta "invertida" y de su permanente esfuerzo por aumentar laproductividad de su trabajo. Pero se puede decir que en todomomento la dimensión óptima está determinada en gran parte, deun lado, por la cuantía del capital que el pequeño productor escapaz de invertir -es decir, de obtener a crédito y de pagar-, deotra parte por el número de animales que es capaz de "manejar"de manera eficaz.7-'

(71) Prueba de ello, snn, por ejemplo, las intervenciones en el ConqresoEuropeo de Alimentacion Animal (Cannes, 1970); véase Le Monde, 14 15 delunin de 197(1. Sekún L^^ h1u^rJr "la mavor parte de los conKresistas rehúsanreemplazar a los aKricultores instalando ellos mismos grandes ganaderías". Elseñor Kuhn (Alemania), presidente del conKreso declaraba: "Somos favorables almantenimiento de ]as };ranjas medianas. Son efectivamente las empresas agrícolasmás scílidas, nuestra industria asumiría riesgos inconsiderados si tuviera frente aella tínicamente a Kanaderías gigantes. La jraqilidud ^i^runcieru de éstas pondríapermanentemente en peligro la vida de nuestras empresas" (Subrayado nuestro).Véanse también las conclusiones de informe presentado a la comisión de la CEEsobre "La producción de productos de animales en las grandes empresas de la

CEE" (febrero de 1969), donde se habla de los resultados obtenidos por estasganaderías.

(72) Es decir: tal que puede asegurar una protección sanitaria perfecta de losanimales y la plena realización de sus potencialidades biológicas.

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FORMAS DE ABSORCION DE LA AGRICULTURA

Si la arRumentación anterior es exacta, es claro que el paso de

la producción aKrícola al control directo del capitalismo no podráhacerse. por lo menos en el futuro previsible, mediante su "in-dustrialización" ni bajo la forma de la "integración vertical" nibajo la forma de la "gran explotación capitalista". En efecto,como hemos visto, la realización de estos dos modelos choca con

la naturaleza específica de los procesos de trabajo en la agricultu-ra. Además, la realización del seKundo está en coniradicción conel réRimen de la propiedad territorial.

Si, por otra parte, se admite que este paso de la produccióna^rícola al control directo del capitalismo, o, si se quiere, su"absorción" en el modo de producción capitalista, es necesario,inevitable, nos vemos inducidos a pensar que este proceso, por lomenos en las próximas décadas, no se Ilevará a cabo mediante ladisolución de la pequeña producción mercantil; al contrario,tomará la forma de una nueva reestructuración de ésta y de lasmodalidades de su coexistencia con el MPC.

De hecho, pensamos que este proceso de "absorción" se darápura y simplemente a través de la reproducción de las explotacio-nes de PPM, siempre bajo los mismos presupuestos, pero a escalacontinuamente ampliada.

Esta reproducción ampliada, cuya necesidad hemos mostradoantes, empuja al pequeño productor a producir cada vez más paraun mercado cada vez más unificado, a comprar cantidades cre-cientes de bienes de producción y equipos cada vez más costosos ya recurrir cada vez más el crédito.

Por tanto, necesita y permite a la vez el desarrollo crecientede un capital industrial, comercial y financiero al cual la explota-ción se vincula cada vez más estrechamente.

Cuando, en este marco, cada uno de los pequeños productoresintenta realizar los presupuestos de su modo de producción -estoes, se esfuerza en seguir siendo propietario de las condiciones desu trabajo, a fin de obtener mediante el intercambio el valor de losproductos de su trabajo-, a nivel del sistema global se observanlas siguientes tendencias:

- Tendencia a despojar al productor individual de la propiedadreal de sus medios de producción.

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Esta tendencia resulta de la continua elevación de la cuantíadel capital constante necesario para poner en práctica las técnicasmodernas de cría de ganado: vastos edificios con calefacción yventilación (para la avicultura), silos y cadenas de alimentaciónmás o menos automatizadas, equipamiento complejo de ordeño yde lechería, tanques refrigerados, enormes cantidades de piensoscompuestos. Estos bienes de producción, en sí mismos muy cos-tosos, son aún encarecidos debido a que quienes los producenestán en posición de venderlos a los agricultores por encima de suvalor. En su relación con esto, es interesante ver que las técnicasde venta de estos productos a los agricultores son muy semejantesa las empleadas para vender los bienes de consumo: red comercialmuy importante y ramificada, recurso a la publicidad obsesiva,apelación a lo inconsciente y a lo irracional, etc.

A1 no poseer los fondos necesarios para la compra de todos es-tos bienes, el productor debe recurrir al crédito. En general, estosequipos, sometidos a uso intensivo, se desgastan rápidamente.Además, las técnicas se renuevan con frecuencia y la absolescen-cia es rápida. Por consiguiente, ocurrirá que al final del períodode amortización el equipo habrá perdido casi completamente suutilidad. Entonces, el productor se encontrará sin deuda ni activo,habiendo reproducido una vez el valor del capital, en beneficio desu acreedor: Crédit Agricole, firma o cooperativa que haya finan-ciado la inversión.

Para conseguir la propiedad de sus equipos fijos, debería estaren condiciones de efectuar una amortización doble, financiera ytécnica, pero su renta de pequeño productor no es suficiente paraello.73

- Tendencia a un aumento continuo de la productividad y dela intensidad del trabajo.

(73) Es interrsante des[ac'ar yue alKunos pequeños productores, particularmen[een las producciones lecheras y porcinas, han conse^uido retardar este proceso demanera notablemente eficaz, absteniéndose sistemáticamente de invertir en losequipos de cría y concentrando todos sus esfuerzos en el proceso biológico (anima-les seleccionados de alto rendimiento, métodos científicos de alimentación). Estetipo de avance no cuesta caro si se hace inteligente y progresivamente, porejemplo, selecionando a partir de un rebaño existente. Asi logran obtener uningreso elevado conservando su independencia. Pero, evidentemente, al precio deun aumento de la intensidad y de la dureza del trabajo.

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Hoy, como antes, esta tendencia aparece ante todo como unaobligación que se impone por sí misma al pequeño productormoderno. Primero, se tradujo en la reducción del número deUTH ' empleado en cada explotación, luego en el aumento de laduración del trabajo y en su racionalización, con el fin de incre-mentar la cantidad de animales por trabajador. Pero tiende cadavez más a aparecer bajo la forma de una imposición directa delcapital. Es lo que ocurre por ejemplo, cuando la "dimensiónóptima" de la unidad de producción es fijada directamente por lasindustrias (o inrluso a veces por lo poderes públicos). Por debajode esta dimensión, el productor tendrá dificultades para obtenerlos créditos necesarios.

- Tendencia a la limitación del ingreso del productor a unacuantía fija y poco elevada.

Esta tendencia es el resultado complejo del juego de las políti-cas de compra de las empresas compradoras de los productos y delas obligaciones derivadas del endeudamiento crónico del produc-tor.

En ciertas ramas (avicultura), los industriales reconocen sinembargo que Eijan los precios de la compra de los productos demanera que aseguren un determinado ingreso a los productores.En cuanto a los productores mismos, muchos se contentan conobtener del producto de sus explotación un ``salario" (que com-paran espontáneamente con el SMIG '). Los productores aceptanfácilmente este hecho desde el momento que, como lo hemosdestacado antes, han sido predispuestos al mismo por la lógica dela pequeña producción mercantil.

Cuando estas tres tendencias han actuado a fondo,74 la con-

' Unidad de trabajo humano.

'"Salario mínimo interprofesional garantizado" ; salario mínimo oficial paratodas las categorías de asalariados. (T).

(74) Evidentemente la situación no es igual en todas las ramas. Dentro de unamisma rama, productores de igual categoría pueden estar o menos comprometidosen este proceso, según sus capacidades de gestión y su mayor o menor prudenciaen la inversión. Y, sobre todo, los campesinos medios "modernizados" se venmucho más afectados que los "campesinos pobres", aquellos que forman la"tercera agricultura" y que viven más o menos completamente atrincherados enla autobsistencia y casi no han invertido. Los primeros se sienten fácilmente"proletarizados", mientras los otros se consideran todavía pequeños productores

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servación de la forma de la explotación individual no impide queese carácter de pequeña producción mercantil, haya desaparecido.La verdadera decisión de producir ya no es tomada por el produc-tor individual, sino por las industrias agrícolas y alimenticias. Yes tomada sólo si se asegura al conjunto del capital comprometido(en las industrias agrícolas y alimenticias y en la producción) unatasa de ganancia adecuada. E inversamente, el productor tienecada vez menos libertad para retirarse de la producción. Confrecuencia sólo puede hacerlo bajo la forma de la quiebra.

Así, intentando reproducir su modo de producción, los pe-queños agricultores llegan a ponerse cada vez más enteramente enuna situación por completo opuesta a la que tenían intención deperpetuar y contradictoria con los presupuestos mismos de lapequeña producción mercantil. Su esfuerzo por conservar el con-trol de sus condiciones de trabajo les conduce a trabajar por lavalorización de un capital productivo que no les pertenece; sumismo deseo de recibir el valor del producto de su trabajo en elintercambio tiende a limitarles a la simple venta de su fuerza detrabajo.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que este proceso respetael carácter formal de la explotación individual. No hace del pro-ductor un trabajador ``libre" completamente separado de susmedios de producción.^s

No se debe oponer esquemáticamente el productor autónomo yel trabajador asalariado. Estas dos situaciones de productor no sonlos dos polos de una alternativa. Desde que se desarrolla elcapital, aparecen como el comienzo y el fin último del proceso desumisión del trabajo al capital. Entre estos dos límites, podemosimaginar una infinidad de situaciones más o menos estables querepresentan grados infinitamente variados de subordinación al capi-tal^^'. Para nosotros, gran parte de los agricultores va hacia un gra-

independientes, lo que explica, entre otros, algunos comportamientos políticosaparentemente aberrantes de parte de unos y otros: qeneralmente son los más"ricos" los que se inclinan a la izquierda, mientras los más "pobres" siguensiendo conservadores.

(75) En particular, sigue poseyendo la tierra.(76) Marx, E! capital, libro I, capítulo VI, ( inédito), Madrid, Siglo XXI,

1973, pp. 55-SG

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do de subordinación muy elevado, cercano al asalariado, pero queno se confundirá con éste hasta dentro de largo tiempo.

En efecto: '- Las particularidades de la producción axrícola se oponen al

triunfo completo de las relaciones de producción capitalista.-'la situación de hecho así creada sirve para satisfacer las exi-

gencias más importantes del MPC en la producción agrícola. A1-canza un xrado satisfactorio de socialización de la producción con-virtiendo en mercancías el conjunto de los productos agrícolas,permitiendo la aplicación de la ciencia a la producción y la acumu-lación del capital.^^

- Esta situación de hecho ^arantiza a los capitalistas algunasventajas importantes.

El mantenimiento de la forma de la explotación individualpermite a los industrias agrícolas y alimenticias resolver uno delos dilemas del capitalismo: la tendencia a explotar al máximo losequipos existentes y el anhelo de aplicar lo antes posible losprogresos técnicos.

Dejando la propiedad formal del capital a los agricultoresindividuales, las industrias agrícolas y alimenticias pueden hacer-les soportar la carga de una obsolescencia rápida contra la cua] nopueden defenderse mediante las prácticas monopolisticas habituales. Esto permite imponer un progreso técnico rápido.

El acarrear un sobreequipamiento más o menos importante delas explotaciones y un cierto derroche de medios de producción,asegura una salida más fácil a los equipos que si la producciónestuviera concentrada.

Además, permite descargar sobre el productor individual laparte fundamental de los riegos del mercado.

Por último, al dejar al productor individual la propiedad de latierra, permite a los capitalistas soslayar los serios problemas queella representa. Pueden contentarse con un productor individual

(77) En lo que respecta a Francia, es evidente que una política en este sentido,para ser aplicado con éxito, supone una reducción previa en una fuerte proporciándel número de pequeños productores, el cual siRue siendo demasiado alto por

razones históricas. Aquí reside el interés de las políticas destinadas a obtener el

retiro voluntario del mayor número posible de pequeños agricultores, más que ensu efecto de "distensión de mercado de tierras" efecto que, en opinión Reneralizada, es muy débil o por lo menos tarda mucho en manifestarse.

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que tenga un mínimo de superficie antes de admitir que trabajepara ellos.

El conjunto de nuestro razonamiento nos incita, por último, ainterrogarnos sobre las grandes explotaciones y su futuro.

Para muchas de ellas, en definitiva, su carácter capitalistadescansa, evidentemente, en el elevado precio de los cerealessostenido por los poderes públicos. Pero este apoyo plantea elproblema de su elevado costo presupuestario. Los cerealistas hanloKrado ampliar sus mercados haciendo admitir a los Estadosmiembros de la CCE el principio de la preferencia comunitaria,pero no es necesario resaltar lo precario de esta victoria.

Asf es como las grandes explotaciones vuelven a interesarseen las producciones animales, a hacer sucesivos ensayos de gana-dería "moderna". Pero por las razones que hemos analizadoantes, hay pocas posibilidades de que estos ensayos resulten algu-na vez rentables.

Por último, las grandes explotaciones se encuentran desarma-das ante el problema de la tierra, ante la perspectiva de tener quehacerse propietarias de las tierras que cultivan.

En suma, por muy prósperas que sean, han sido y son sólopequeños capitalistas, cuyas empresas no se expanden y queinvierten la mayor parte de sus ganancias en otros sectores.^^

^EXISTE LA LUCHA DE CLASES EN LA AGRICULTURA?

Todas estas consideraciones nos conducen a las conclusionessiguientes :

Si nuestro razonamiento es exacto, no hay razón alguna parareabrir el debate sobre la competencia entre la pequeña y la granexplotación, puesto que todo parece indicar que no hay domina-ción y explotación directa de una por la otra.

En lo concerniente a las producciones obtenidas, como lo

(78) Por tanto, estaríamos tentados de admitír que ]as explotaeiones agrícolascapitalistas no son más que formas primitivas del capitalismo aparecidas en elestadio de nacimiento de éste en el seno de las formaciones feudales, en el sigloXVIII en Gran Bretaña y Francia, en el XIX en Alemania y Rusia (véase Lenin,E! desarro!!o de! capitalismo en Rusia, cuya subsistencia, donde han subsistido, sedebe a legislaciones proteccionistas.

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hemos mostrado, la gran explotación no tiene interés en adjudí-carse producciones animales que, en las actuales condiciones, nole darían una tasa de ganancia suficiente, sobre todo si se lacompara con la tasa de ganancia que le procuran las produccionesvegetales.

Al no producir los mismos productos, ambos tipos de expiota-ciones no se enfrentan en los mismos mercados. Además, susrespectivos mercados son de diferente naturaleza, están organiza-dos de diferente manera, plantean problemas y provocan reivindi-caciones distintas.

Se puede decir, como regla general, que ambas categorías deexplotaciones se disputan la tierra. Todos los estudios realizados.en particular por el SCAFR, muestran que existen dos mercadosde tierras distintos, el de las explotaciones y et de las parcelas. Dehecho, la gran explotación acude principalmente al primero,mientras la pequeña sólo tiene acceso al segundo.

En suma, se puede decir que hay dos procesos distintos deconcentración de la tierra ; uno tiende lentamente a la ampliacióndel secior de grandes explotaciones, en tanto que el otro esrealizado en muy modesta escala por los pequeños agricultores,en función de que la posesión de una mínima superficie de tierra,como hemos señalado antes, aparece como una condición impuestaal pequeño productor para presentarse en el "mercado de trabajo"aRrícola.

En lo que respecta al crédito, los desarrollos recientes parecenindicar que, también en este caso, se va camino de la constitución de dos dispositivos de financiación distíntos, como lo pruebanlos úliimos planes de actuación del Credit Agricole Mutuel. Mien-tras la gran explotación seguirá beneficiándose del régimen tradicio-nal, financiación de los equipos ganaderos y de la producciónmisma será realizado cada vez más por intermedio de las industriasagrírolas y alimenticias, que seleccionarán a los beneficiarios.

Los planes de concentración del tipo contenido en el Memo-rándum Mansholt, nos parecen por consiguiente, profundamenteerróneos.

Los úlitmos proyectos gubernamentales (v. gr., el informepara el VI Plan) preconizan, por lo demás una política quecreemos tiende a confirmar nuestro punto de vista: "A diferenciade lo que preconiza el señor Mansholt, el gobierno no quiere selec-

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cionar a los agricultores del mañana según criterios de dimensión ode potencia financiera de las explotaciones. Los pequeños agricul-tores como los grandes, podrán recibir la ayuda del gobierno conla sola condición, válida para todos, de que trabajen para ungrupo de producción y de comercialización. Hablando claro: elgobierno pretende reservar su ayuda para los agricultores ligadospor contrato a un cooperativa o a una firma privada...".79

En estas condiciones, puede decirse que las dos categorías deagricultores son produndamente diferentes por su situación eco-nómica, por el lugar que ocupan en las relaciones de produccióndel modo de producción capitalista. Pero en cuanto produccionesagrícolas, sus intereses, aunque distintos, no son directameneantagónicos. Aun cuando unos sean evidentemerite capitalistas ylos otros posean algunas de las características más importantes delproletario, entre ellos no hay esta relación directa de explotaciónque constituye la lucha de clases.

Esto explica una de las paradojas de la vida de las organizacio-nes profesionales agrícolas, cual es la conservación obstinada de laestructura unitaria de estas agrupaciones de hombres con intere-ses tan diversos. Es que estas dos grandes categorías de agriculto-res se suponen recíprocamente y no tienen motivos claros parasepararse.

Hay un solo campo en el que, a priori, parece que susintereses pueden realmente oponerse : es el del reparto de lasayudas públicas. Estas ayudas contituyen un fondo obligadamentelimitado, de modo que lo que uno obtiene lo pierde el otro.

Pero, incluso a este respecto, los antagonismos jamás hanalcanzado el punto de ruptura, porque los agricultores piensanque lo mejor es permanecer unidos para obtener un fondo deayuda tan grande como sea posible, y que luego habrá tiempo paradisputarse su reparto.

De esto resulta que el antagonismo de clases de los dos grupostiene que expresarse por intermedio de sus repectivas clases en lasociedad global: no hay lucha de clases específicamente agrícola.

Esta constatación es de la mayor importancia. Si este desvíodificulta mucho la adquisición de la conciencia de clase por partede los agricultores, en cambio casi se puede afirmar que les obligaa traducir sus problemas de clase en términos políticos.

(79) P.M. Doutrelant, "Le bon agriculteur de M. Mansholt est différent decelui de M. Duhamel". Le Mande de !'economie; 12 de Mayo de 1970.

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C. J. Lebossé y M. Ouisse

Las politicas de integración de laagricultura artesanal en el modo de

producción capitalista

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LAS POLITICAS DE INTEGRACION DE LAAGRICULTURA ARTESANAL EN EL MODO

DE PROD UCCION CAPITALISTA `

En este artículo sobre la evolución que se prevee a plazomedio para la agricultura francesa, los autores intentan propor-cionar algunos argumentos en favor de una tesis intermedia entrelas dos que se sostienen corrientemente: la del mantenimiento deuna agricultura demasiado arcaica, y la del desarrollo del capita-lismo agrario. Defienden, en el cuadro del conjunto agro-alimen-ticio, el desarrollo de una formación social original que integra enel polo alimenticio, donde domina el modo de producción capita-lista, estructuras agrícolas artesanales modernas y estructurascooperativas. Tratan de demostrar cómo esta solucción original esdurable y deseada por el modo dominante en el conjunto de laeconomía ya que es la que sirve mejor a sus intereses fundamen-tales. Desarrollan estos temas estudiando, en primer lugar, cómose realiza directamente esta integración por la cuasi-integracióncapitalista y la utilización o la recuperación del movimiento coo-perativo; después tratan de establecer cómo, en esta óptica, lapolítica del Estado aparece como basiante coherente para favore-cer la integración y el desarrollo de la formación social propia dela esfera agro-alimenticia.

La evolución de las series estadísticas que recogen el númerode explotaciones, clasificadas según su dimensión y la superficieque ocupan en el SAU total, parece siempre contradecir el análi-

" C.J. Lebossé y M. Ouisse: "Las politiques d'integration de 1'agriculture arti-senale au mode de production capitaliste". Economie rurale, n9 102-49 número,1974. Traducción: M. Etxezarreta.

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sis marxista clásico de una concentración-centralización en laagricultura.

En efecto, a pesar del decrecimiento considerable del númerode explotaciones desde 1R92, ^puede realmente hablarse de con-centración y de centralización capitalista cuando, paralelamente ala desaparición en 7£^ años del 73 % de las explotaciones france-sas, la dimensión media de éstas ha pasado solamente de 7,6 Ha.a 20,4 Ha. y esto a pesar de que la población agrícola ha dismi-nuido mucho más rápidamente que el número de explotaciones?Ciertamente, se puede decir que la agricultura francesa es cada vezmenos una aKricultura de '`huertos familiares" pero no se puedehablar de concentración-centralización. En efecto, si se relacionael número de explotaciones con las superficies que cultivan, seobserva que el índice de concentración de Gini disminuye de0,757 a 0,566. Esto supone que las explotaciones que permanecen en la agricultura se distribuyen la SAU total de manera másigualitaria.

Además, la evolución de la superficie media de las explotacio-nes en el seno de los intervalos de superficie es todavía más signifi-cativa (ver anexo, cuadro 1 y bis). La superficie media de lasgrandes explotaciones (SAU ^100 Ha.) ha disminuido fuertemen-te, mientras que se percibe un lento crecimiento de las explotaciones medias (20 < SAU < 100). Este movimiento, sin embargo,es inverso durante el período 1929-1942, cuando parece produ-cirse una concentración-centralización. Ya que, en esta época, ladimensión de las grandes explotaciones aumenta a costa de laspequeñas y medias. Utilizada ai contrario, esta última constata-ción viene a reforzar la hipótesis de que actualmente no hayconcentración-centralización capitalista. "

La explotación media (entre 20 y 100 hectáreas) parece, portanto, que domina; ésta, sin embargo, no se aproxima al modo deproducción capitalista. La prueba principal nos la proporciona laevolución de la población agrícola total, asalariada y no-asalariada.La población asalariada disminuye a una tasa constantemente másalta que la población total (ver anexo, cuadro 2). Hay, por tanto,una desproletarización constante en la agricultura, aunque laemigración de agricultores y de asalariados hacia el resto de laeconomía contribuye al fenómeno de proletarización creciente, perofuera de la agricultura.

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Otras dos series de datos confirman que el agricultor pertene-ce al modo de producción pre-capitalista, al modo artesanal:

- la relación que existe entre su trabajo y sus medios deproducción.

- el papel secundario que juega para él la rentabilidad delcapital.

Su trabajo es un trabajo incorporado: Se expresa únicamente através de su producto. Por esto, es esencial para el agricultor elposeer sus medios de producción. Se trata de medios de produc-ción y no de capital (en el sentido capitalista del término) ya queestan relacionados con el conocimiento de su oficio por el agricul-tor. No son independientes de él, es decir, no se transforma másque muy raramente, en capital monetario a la búsqueda delmayor beneficio posible.

E1 trabajo agrícola es un trabajo incorporado y esto aparece,por ejemplo, en el estudio de las migraciones agrícolas. (vercuadro 3): los agricultores no abandonan la agricultura más quedespués de haber agotado todas las soluciones y todos los recursosque les permitían sobrevivir.l Por otra parte, el trabajo agrícola esrelativamenie poco móvil en comparación con el trabajo industrial.Por paradójico que esto pueda parecer se deduce del estudio, porcategorías socio-profesionales que la gente que pierde su empleo(ver anexo, cuadro 4): la movilidad interna del sector industrialcapitalista no tiene comparación con la de la agricultura hacia laindustria, aunque sea preciso ampliar la cifra que se refiere a laagricultura en el cuadro 4 a causa del paro encubierto que existe eneste sector, que por definición, no aparece en las estadísticas.

- La rentabilidad del capital del agricultor invertido en laexplotación no es el elemento determinante de su permanencia ono en esta actividad. Esto se relaciona con el hecho que se hamencionado precedentemente de que el agricultor posee los mediosde producción necesarios para el ejercicio de su profesión, y no uncapital a la búsqueda de la mejor tasa de beneficio. Esta cons-tatación aparece claramente, incluso para las explotaciones quepretenden guiarse por criterios capitalistas, como las seguidas porel IGERZ (ver anexo, cuadro 5). La mayor parte de los si ŝtemas de

(1) Así, el l6 %^ de los hombres y el G,1 % de las mujeres se comierten enasalariados aRrícolas antes de abandonar la aRricultura.

(2) IGER: Institut National de Gestion et d'Economie Rurale.

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producción son generalmente deficitarios, o, por lo menos, obtie-nen una tasa de beneficio inferior a las de otras ramas de laeconomía. Sólamente una franja capitalista obtiene esta tasa (la tasamedia de la economía). Comprende los sistemas cerealistas, lasplantas industriales y los sistemas híbridos donde estos dos pri-meros son mayoritarios. No se trata de negar la existencia de estafranja, sino su desarrollo.

Ante esta doble constatación de la no concentración-centrali-zación y del mantenimiento del modo de producción artesanal en laagricultura, ^hay que rechazar la tesis marxista del desarrollodel capitalismo en la agricultura, o hay que admitir como Lenin yMandel; que se trata sólamente de un retraso temporal en laextensión del modo de producción capitalista debido a razones quevan a desaparecer próximamente?.

Ninguna de estas dos tesis nos parece satisfactoria y explicati-va de la situación actual de la agricultura francesa y de supróximo futuro. Sin embargo, parece permisible pensar que en elseno del conjunto de la producción alimenticia, una formaciónsocial estable donde domina el modo de producción capitalista,podría integrar de forma durable a un sector agrícola pre-capitalis-ta. Esta estabilidad depende de la satisfación de los intereses delmodo de producción dominante.

La tesis que sostenemos trata de demostrar que la agriculturaartesanal, integrada en un conjunto alimentario y controlada porel Estado capitalista, es la que mejor sirve a los intereses esencia-les de los capitalistas y que el mantenimiento de este tipo deagricultura es una evolución deseada y durable.

Queremos demostrar que esta evolución es deseada, ya queesta solución es la mejor a todos los niveles (o mejor, la menosmala), A1 estudiar los nuevos elementos de este artesanado cuyalibertad de acción y su alcance son limitados de forma que sirvana los intereses del sistema, al investigar los diferentes medios deintegración de esta agricultura artesanal, podemos descubrir los

(3) Para Lenin las máquinas expulsan a los obreros agrícolas. Ver Louis PER-CEVAL. Avec !es paysans pour une aRriculture non capitaliste. Ad. Sociales pág.54. Para MANDEL, la centralización de capilales no puede operarse mientras lasempresas no rentables dispongan de un mercado seguro. Ernest MANDEL. Traitéd'Economie Marxiste. Collection 10/18. Tome II, Chaptre IX, pág. 200 (haytraducción al castellano).

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intereses que se persiguen y la coherencia profunda de la evolu-ción y la política agrícola actual, más allá de las contradiccionesaparentes.

Nuestro objetivo es el de demostrar que, en todos los domi-nios agrícolas el mantenimiento de un artesano transformadopermite, en las condiciones actuales, una explotación mayor a]beneficio del sector capitalista, es decir, una transferencia devalor mayor que la explotación directa de una fuerza de trabajoasalariado en una agricultura capitalista. Esta transferencia devalor se opera a diversos niveles:

- Bien controlando directamente la explotación, integrándolaen un conjunto alimentario capitalista o dominado por el capita-lismo (se trata de la cuasi-integración capitalista o de la integra-ción cooperativa).

- Bien controlando indirectamente la explotación, integrándo-

la de manera general a la economía capitalista, por intermedio de

la política del Estado. Se trata de conformar las decísiones artesa-

nales a los intereses del capitalismo por medios indirectos de

política económica o social (estímulos, reglamentación, recupera-

ción...)4 .

Estudiaremos sucesivamente estas dos políticas de integra-ción del artesanado agrícola al capitalismo francés : una política deintegración directa, una política de integración indirecta.

PRIMERA PARTE

LA INTEGRA CION DIRECTA DELARTESANADO AGRICOLA .

Por la integración directa, entendemos aquella que se efectúapor la inserción de la explotación agrícola en un conjunto alimen-tatio capitalista o cooperativo. Estas dos formas de inserción inter-vienen cuando se producen algunas condiciones económicas especí-

(4) En el sentido más amplio, "integrar" significa hacer entrar en un conjuntopolftico, la política del Estado Ileva, al conformar al artesanado a ciertas normascapitalistas, a hacerle entrar en este conjunto capitalista.

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ficas y sirven a los intereses del capitalismo por vías diferentes.Conviene, por tanto, proceder separadamente a su examen.

A.- LA INTEGRACION CAPITALISTA

Puede parecer anacrónico conceder importancia a la integra-ción capitalista. En efecto desde 1955 a 1965 se desarrollómucho, pero después parece disminuir, especialmente en laavicultura. No cubre más que una pequeña parte de la producciónagrícola francesa, ya que se desarrolla únicamente cuando lasempresas privadas tienen un interés en ello, es decir, cuando larentabilidad de los capitales invertidos en esta rama es comparablea la de las otras ramas de la economía. Este estancamiento, odisminución de la integración capitalista viene a reforzar la nece-sidad del desarrollo de un importante sector cooperativo parasatisfacer los intereses generales del capitalismo francés. Volvere-mos sobre este punto.

Al estudiar los intereses que justifican el desarrollo de laintegración capitalista encontraremos una explicación posible aeste estancamiento o retraso, pero sobre todo trataremos de esta-blecer por qué, cuando se desarrolla la integración capitalistatoma la forma de la cuasi-integración y nunca llega, prácticamen-te, a una integración total. En efecto, dado nuestro objetivo, laimportancia del desarrollo de la integración capitalista es secun-daria. Lo esencial es explicar por qué cuando se produce lo hacesiempre en forma de cuasi-integración, ya que esta modalidad deintegración lleva precisamente al mantenimiento de formas precapitalistas de producdón en la agricultura, mientras que lasintegra en el modo de producción dominante por medio de laempresa integradora.

Reforzaremos, por tanto, la tesis del mantenimiento volunta-rio de una agricultura artesanal si establecemos que la cuasi-integración sirve mejor a los intereses capitalistas de los gruposintegradores que la integración total; en primer lugar, hay quedestacar que el desarrollo de la integración capitalista (cuasí ototal) depende de la realización de un conjunto de condicionestécnicas.

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I) Las rnndiciones previss al desarrollo de la integracbncapitalista.

J. Le Bihan y G. Severac, en particular, han expuesto fre-cuentemente estas condiciones : las recordaremos brevemente5 .

La organización industrial aplicada a la agricultura se desarro-lla solamente cuando lo permiten condiciones técnicas suficiente-mente evolucionadas. En efecto, este desarrollo no tiene interéspara las empresas alimentarias, más que si se puede hacer unaaplicación sistemática de la división social del trabajo, que setraduce por el paso a una producción masiva: los importantesaumentos de productividad que resultan de ello disminuyen con-siderablemente los costos de producción y aumentan el excedenteque puede obtenerse. Sin embargo, estos cambios son posiblessólamente si se cumplen ciertas condiciones técnicas.

a) En primer lugar, es necesario que la producción consista enconjuntos homogéneos (vegetales o animales): su crecimientotiene que estar dividido en etapas bien definidas y aseguradas porunidades técnicas distintas en cada una de estas etapas (nacimien-to, cría...). La homogeneidad permite garantizar un crecimientodefinido en el tiempo e idéntico para una población muy numero-sa, a la que se aplica un único tratamiento a la vez, en funcióndel crecimiento homogéneo. Por ejemplo, se estudia o se preveeuna alimentación que se puede aplicar a todas las cabezas de unamisma ganadería y que evoluciona, en cantidad y cualidad nutri-tiva en función del crecimiento de las bestias.

b) Además, es necesario que la patología de la especie esté biendominada: patología colectiva y preventiva, y no patología curati-va, de forma que se pueda practicar una profilaxia eficaz. Estacondición es esencial para producir a gran escala sin multiplicarlos riesgos, que anularían las ventajas de la integración.

(5) Joseph Le Bihan.- "Qu'est ce que 1'integration?".- Paysan, n° 31. "In-cidence du developpement de I'integration verticale et horizontale sur les structuresde la production agricole", en "Informations internes sur I'agriculture", n° II,Avril 1966. "Rapport Agricu/ture-/ndustrie dans 1'horizon 1980-85". Prepara-tion VI Plan.

Georges Severac.- L'integratlon verticale en a^qriculture. Annales de I'INRA.N°. 47 1961. pág. 231-251.

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c) Las consecuencias:Cuando se cumplen los prerrequisitos, la integración se realiza

por una revolución tecnológica que supone considerables aumen-tos de productividad. Son estos los que empujan a las empresasalimentarias a la integración. Dado el espectacular aumento de lasproductividades, se podría estar tentado a adoptar la posición delos autores citados, que sobre todd, han tratado de analizar losfenómenos técnicos, suponiendo que los aumentos de productivi-dad que resultan son beneficiosos a los diversos protagonistas.Pensamos, sin embargo, que esto sería privar al análisis de ele-mentos esenciales y sobre todo, los estudios de J. Le Bihan y G.Severac no permiten explicar por qué la integración capitalista,cuando se produce en Francia, se limita a una cuasi-integración.

Efectivamente, todos estos elementos técnicos favorables noson más que una condición necesaria al desarrollo de la integra-ción capitalista. Las empresas de la rama alimenticia no persiguenobjetivos diferentes de los de las otras ramas. Por tanto, la condi-ción suficien[e al desarrollo de la integración capitalista es la deque permita una mayor rentabilidad a los capitales invertidos enlas empresas integradoras. Incluso si el problema se presenta entérminos de "disminución de costos de funcionamiento" o"deajus[e en el tiempo de los planes de producción de los talleresintegrados para el mejor empleo de las instalaciones fijas y costo-sas de las empresas integrantes "^^ se trata de fórmulas concretasbajo las que se formula el objetivo de maximización a largo plazo{lo que incluye los problemas de crecimiento) de la tasa de benefi-cio de los capitales invertidos en la empresa. ^

Si se reconoce este objetivo fundamental de toda empresa quepertenece al modo de producción capitalista, se está forzando aproponer, como hipótesis de trabajo, que la cuasi-integración espreferible a la integración total para los grupos alimentarios ca-pitalistas, en la medida en que aquella permite una transferen-cia de excedente (y por tanto un plus-trabajo agrícola) mayor. Enotros términos, el mantenimiento del artesanado agricola esdeseado por las empresas capitalistas si la permanencia de elemen-tos pre-capitalistas integrados en el modo de producción dominan-

(6) Joseph Le Bihan.- lncidence du developpement de 1'integration. Op. cit.

Cap. I. págs. 14 15.

Z(lb

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te, en el seno de la esfera alimentaria, permite una explotaciónmayor del agricultor, es decir, una transferencia de valor másimportante cuando este agricultor es artesano, que cuando es unasalariado agrícola en una empresa. El mantenimiento de la agri-cultura artesanal es preferible al desarrollo del capitalismo agrario,únicamente cuando se realiza esta condición. Veremos más ade-lante cómo esto permite considerar bajo una nueva luz el proble-ma de los ingresos del labrador y el de su evolución.

II) La cuasl-integrac[ón asegura una tranaferencia importantedel excedente del integrado.

Las cifras de la rentabilidad respeciiva de las explotacionesintegradas y de las empresas alimentarias son totalmente com-patibles con nuestra hipótesis. Nos apoyaremos en dos series decifras.

a) Algunos datos sobre !a rentabilidad,De los datos recogidos, la cifra que concierne a las explotacio-

nes agrícolas es muy superior a la media, ya que es la que se basaen las explotaciones seguidas por la IGER que, en general, sonempresas punta en relación con el resto de las explotaciones de lasque sólo representan una pequeña parte (ver anexo, cuadro 5).Hay que observar principalmente los sistemas de recría de porci-no, avícola, la horticultura y arboricultura y también todos lossistemas que comprenden la ganadería o productos permanentes,ya que pueden ser objeto de contratos de integración. Incluso paraeste grupo, de resultados muy superiores a los medios, se impo-nen dos constataciones :

- Los resultados presentan una gran variabilidad en el tiempo.- Son a veces positivos, pero mediocres, y con más frecuen-

cia, deficítarios. Esto es paradójico, ya que como acabamos deseñalar, la integración capitalista interviene únicamente cuando serealizan ciertas condiciones que dan lugar a una revolución tecno-lógica que aumenta considerablemente la productividad de trabajo.Como la remuneración del trabajo que indica la IGER es normal,la del capital tendría que ser muy importante.

La serie que se refiere a las empresas agrícolas y alimentariasnos es proporcionada por la "Central des Bilans" del Banco de

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Francia. Los beneficios están más bien subevaluados, ya que losdocumentos utilizados por este organismo son, en su mayor parte,los comunicados al fisco. Esta serie (ver anexo, cuadro 6) haceaparecer los resultados corrientes muy superiores a los que puedenser obtenidos en la agricultura.

Resulta de la comparación entre estas dos series que las em-presas agrícolas y alimentarias, si inteRrasen totalmente las explo-taciones aKrícolas, disminuirían sus tasas de beneficio y aceptaríanriesgos en la variación de estos beneficios. Tienen, por tanto,interés en dejar subsistir a la agricultura artesanal, es decir, alimitar la integración a la cuasi-integración.

b) Relatruidad del prohlema de la no rentabrlidad de las explota-crones inteh^rada.r.

El problema de la baja rentabilidad de la agricultura no tienesentido en sí mismo. Hay que estudiar las condiciones de produc-ción del conjunto de la esfera alimentaria, de la producción dematerias primas al producto terminado, para explicar la paradojaque hemos destacado, porque, allí donde aparece la integración,debiera existir una fuerte rentabilidad en la agricultura.

1.- Las limitaciones que imponen a las empresas integrables.Las empresas agrícolas y alimentarias ocupan con frecuencia

una posición débil frente a la rama de distribución. Esta'últimaestá cada día más concentrada, gracias al desarrollo de almacenescon multiples sucursales, a la aparición de centrales de compras ya los grandes almacenes de los núcleos urbanos. Su crecimiento esextremadamente rápido, ya que su superficie de venta se hamultiplicado por 33 entre 1966 y 1970, como puede observarseen el cuadro 7 del anexo. Las ventas de productos alimentariosrepresentan, con gran diferencia, la mayor parte de la cifra denegocios de esta forma de distribución. (66,6 % de la cifra denegocios en 1969).

Esta concentración lleva al sector comercial a tener una posi-ción dominante en relación con la industria alimentaria. Se pro-duce una competencia feroz entre los nuevos grandes grupos. Semanifiesta por una política de disminución de precios y esto prin-cipalmente para los productos alimenticios que juegan el papel deproductos de propaganda. Ya que representan, todavía, la partemás importante del presupuesto familiar. Jugando con su poder dene^ociación, las sociedades comerciales tienen tendencia a reper-

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cutir en el fabricante las bajas de precios al detalle a fin deconservar su margen de beneficio.

En la mayor parte de los casos, las empresas productoras se venobligadas a aceptar estas condiciones, bajo pena de que no sepractique ninguna política de promoción de sus productos en laventa al detalle. Esto les lleva a practicar una política de precios deventa que no les beneficia. En otros términos, a largo plazo, es-tos precios de venta evolucionan desfavorablemente por el hecho dela modificación de las necesidades alimenticias (Leyes de Engel) yde la necesidad de mantener los salarios suficienternente bajos parasostener los beneficios en el conjunto de la economía industrial(teoría ricardiana).

Si las empresas alimentarias quieren luchar contra esta evolu-ción y enfrentarse a la competencia, tienen que crear nuevasnecesidades, lo que impone un coste de investigación elevado yun capital importante, ya que hay que producir bienes más elabo-rados. Si todas las demás cosas se mantuvieran constantes, estadoble evolución de las necesidades y del capital llevarían a unadisminución de beneficios a largo plazo : en relacián con otrasramas, el dominio de la distribución sobre las industrias alimenta-rias, debido a las diferencias de concentración, deja a estas últi-mas con un margen de beneficio más bajo a corto plazo.

2.- Necesidad de una zona de baja rentabilidad, en un puntocualquiera de la esfera alimentaria, para asegurarse unos benefi-cios "normales".

A causa de la evolución que acabamos de señalar, los gruposcapitalistas de la esfera alimentaria no están en condiciones de ase-^urar condiciones de producción capitalistas "normales"^ de unextremo al otro del proceso de producción: es necesario, que en al-gún nivel de este proceso haya unidades de producción que aceptencondiciones de producción que rehusarían los grupos capitalistas.La presencia de una zona no rentable, desde el punto de vistacapitalista, es la condición necesaria a la buena rentabilidad delresto de las empresas de aquella esfera.

Y, precisamente, la agricultura es artesanal, es decir, desor-ganizada, diseminada. Es decir, los artesanos, porque intentan

(7) "Normal", es decir, que asegura una remuneración suficiente a los capitalesinvertidos en la rama y, por lo tanto, por lo menos igual a la de otras ramas.

2^9

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sobrevivir como trabajadores independientes, aceptan, en inter-

camhio por este status, inkresos más bajos. No conciben sus

medios de producción como una fuente de beneficios propios. De

modo que puedan hasta admitir el deducir de los inKresos por su

trabajo el importe necesario para renovar su equipo. En conse-

cuencia, admitirán precios inferiores a lo que sería el coste marKi-

nal rapitalista, incluso pueden ser inferiores al mínimo del coste

medio ^•ariahle.

La debilidad de su poder de neKociación y sus comportamien

tos económicos artesanales les hacen admitir precios tales que la

mayor parte de su excedente debido a los aumentos de productivi-

dad, sc° les escapa, y sus explotaciones, con estos precios de

venta, no proporcionan las mismas tasas de rentabilidad que el

resto de la rama v que las otras ramas, seKún una Restión capita-

lista.

Lu mennr rentahr/rdad n e/ défrcrt de las explotacrones artesa-nulrs rnteRradu.r es prees una consecuencia drrecta de la rentahálr^^dacl "normal " de las empresas a^^rícolas y alimentarias, y no unainnsecuencia del estado de las técnicas en ciertns sistemas deproduccr^n n de la inefcac-iQ rntrínseca de las explotacrones arte-sunale.r. Al transferir el excedente que puede ser obtenido por losaumentos de productividad, las empresas integradas luchan contrala evolución desfavorable de su tasa de beneficios: se aseKuranuna rentabilidad "normal", pero crean así la situación no renta-hle de las explotaciones inteKradas.

El interés de la empresa inte^rada es, pues, de realizar única-mente una cuasi-integración, ya que se asigna así una parte delexcedente aKrícola, sin tener que soportar inversioncs suplementa-rias. La inteKración total, por el contrario, permitiría obtenertodo el plus trabajo aKrícola, pero implicaría una fuerte carka deinversiones suplementarias. Sería entonces, el conjuntv del ^rupocapitalista el yue obtendría tasas de heneFczo más bajas de la"normal". Esta situación no sería, por tanto, permanente,

e) ^ Cómn .re efectúa lu transferenciu del excedente?Es particularmente fácil mostrar cómo se efectúa esta transfe-

rencia en la integración de la avicultura. Esta se realiza, confrecuencia, por medio de las industrias de alimentación del Kana-do, que venden su producción a un ``precio capitalista" perocompran la producción de los a^ricultores seKún el precio de

?lU

Page 205: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

venta del mercado, deduciendo un margen que cubre los costesde comercialización y el margen de benefício "normal" corres-

pondiente. Y ya hemos visto la evolución desfavorable de estos

precios. Este método de obtención del excedente aparece clara-mente en el cuadro 8 del anexo. El precio de venta del productofinal es inferior al coste capitalista de producción. Así los empre-sarios que pueden practicar los salarios más bajos se aprovechan deesta solución : la cuasi-integración.

El integrado carga sólo con el coste de la operación. Su activi-dad no es rentable, desde el punto de vista capitalista, no por sucausa, sino por la de la política de los grupos capitalistas, que lerodean. Esta falta de rentabilidad no depende ni de su incapacidadtécnica, ni de su dimensión media, está causada por los integrado-res que le confiscan los aumentos de productividad de su explota-ción, aunque él suministre el trabajo y el equipo.

Esta explotación de los integrados por los integrantes aparece alnivel de los contratos que ŝes relacionan. La obtención del exce-dente por el integrador no puede realizarse más que si los inte-grados financian ellos mismos sus inversiones, si soportan total-mente el costo. EI elemento más importante de la integración noforma, pues, parte del contrato: la propiedad del equipamiento esdel agricultor artesano, lo que constituye el interés central de lacuasi-integración y lo que justifica el mantenimiento del labradorcomo sujeto jurídico. La independencia y las garantías ilusoriasque piensa obtener de la propiedad de sus medios de producciónson, de hecho, las causas de su explotación : como propietariodebe maniener su equipamiento, como agricultor-artesano inte-grado no está en condiciones de conservar su excedente.

El ejercicio de su derecho de propiedad es, además, limitado,ya que el objeto del contrato es de hacerlo desaparecer en tantoque sujeto económico, de hacer de él una unidad técnica de laempresa integradora.

Esta dependencia de los agricultores refuerza la independencíade las empresas integradores. En efecto, éstas no están ligadas a lanecesidad de asegurar la amortización de su equipo. Son, portanto, mucho más libres de aprovechar las buenas ocasiones dedesarrollo, en otras producciones o en otras regiones geográficas,ya que los contratos que les ligan a los productores son de cortaduración, frecuentemente inferior a la vida ecónómica del equipa-

211

Page 206: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

miento (la más frecuente duración máxima de los contratos es detres años}.

Hay que analizar iKualmente el caso, más raro, en e] que elintegrador asegura la carga financiera de las inversiones. Esio nomodifica en nada la transferencia de excedente por medio de losprecíos: el alqui[er, retenido sobre los ingresos del integrado,asegura la rentabilidad "normal" de los capitales inmovilizados. E]único cambio se refiere a la menor libertad del integrador: nopuede optar por otras actividades antes del fin de la vida útil delequipo sin soportar él mísmo las consecuencias.

Otra fuente de beneficios para el integrador es la reducción desus posibles pérdidas al cargar sobre el integrado, lo esencial delos riesgos técnicos o económicos.

ID) La cuasi-integración asegura la transferencia de los riesgosdel suJeto económico integrador al suJeto juridico integrado.

En caso de integración total, el conjunto de riesgos irían,evidenternente, a cargo de la empresa agrícola y alimentaria.

a) rie.rgos técnicos.Se trata, en primer lugar, de estudiar a quien revierte el peso

de la preveneión contra los riesgos. Esta lucha puede tomar laforma de mejora de los medios de producción. El costo es soporta-do por el propietario -lo más frecuentemente el agricultor: Tomatambién igualmente la forma de la profilaxía, cuyo coste revieneal propietario del rebaño, de las siembras o de las plantas.

Cualquiera que sea la importancia de estas medidas de preven-ción, es posible que el contrato no se realice. En tal caso, ^cuáles la parte que soportará la pérdida?. Que el artesano sea propieta-rio o no del rebaño, los sembrados o las plantas, asume totalmen-te los riesKos, incluso aunque las modalidades difieran a veces,salvo que pruebe, a su cargo, que él no es responsable. Así quela única solución es la de prever este riesgo, incurriendo en elcosto suplementario del seguro voluntario.

b) riesgos económicos.En lo que respecta a los riesgos económicos hay que destacar

que resultan de la política del integrador: este lleva una ciertapolítíca elegida libremente y el sistema de cuasi-integración le

?12

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permite el reflejar, en todo o en parte, las consecuencias de loserrores de su política sobre los agricultores artesanos que integra.

1.- A corto plazo.1_os precins asegurados al integrado.- Es evidente que la

integración organiza, sobre este punto, una cierta estabilizaciónde los precios a la producción. Es un resultado positivo, perosólamente es imputable parcialmente al integrador. Es debido, enlo esencial, a un sistema de igualación de precios entre producto-res y entre diferentes períodos de tiempo. El integrador intervienedébilmente: sus cotizaciones no representan más que una peque-ña parte de las cotizaciones de los integrados. Su papel principalse limita a llevar la contabilidad o a anticipar algunas cantidades.Los sistemas practicados lo prueban : compromiso del integra-do durante el período normal del ciclo observado en el mercadocorrespondiente, o mantenimiento de una cuenta individual decompensación, cuyo saldo deberá hacerse efectivo cuando sedisuelvan los lazos contractuales. Incluso en los contratos "protec-tores" ``a riesgos compartidos" contrariamente a lo que se qui-siera hacer creer, no es el integrador el que por filantropía, paga lamitad de los errores del integrado, sino éste el que se ve obligado afinanciar la mitad de las pérdidas resultantes de los errores del inte-grador (mala política anticíclica, malas anticipaciones...)

La rectificación de las cantidades a entregar.- Durante elperíodo de producción, cuando el integrador percibe un errorevidente de política o una variación previsible en el mercado quepodrían crearle problemas de venta muy importantes, puede siestá previsto en el contrato, reducir o retrasar las entregas de losproductores. Esta posibilidad, junto con la cláusula de exclusivi-dad, supone siempre una reducción arbitraria del ingreso de losagricultores integrados, incluso si a veces se prevén ciertas in-demnizaciones.

2.- A largo plazoLa disminución tendencial de los precios agrícolas es soportada

por el integrado, ya que la mayor parte de los contratos prevénuna remuneración fundada sobre el valor medio de las ventas, enun período determinado. Por definición, estas remuneracionesevolucionarán con el mercado y no proporcionan ninguna garantíasobre los precios dentro de 4 ó 5 años. Y hay que amortizar las

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instalaciones. El productor se encontrará entonces ligado, cual-quiera que sea la evolución de hs precios durante este período.

Por esta razón ^- por otras, el inteKrador puede cambiar even-tualmente de actividad }^a que su equipo es adaptable (material detransporte, almacenamiento, de conservación y matadero, red decomercializacicín...). El puede hacer cargar el coste de esta conversión o de sn reducción de actividad sobre el agricultor integra-do, que permanece con su equipamiento relativamente inadapta-ble que, sin embargo, tiene que amortizar.

Bajo todos estos aspectos, la cuasi-integración aparece neta-mente superior a la integración total para satisfacer los intereses delas empresas capitalistas integrantes. Además ésta (la cuasi-integración) permite controlar suficientemente al integrado, reducir su libertad de acción especializándole totalmente, imponiéndo-le la exclusividad del aprovisionamiente, y creándole, con frecuencia, una posición deudora respecto al integrador.

Ei mantenimiento de la agricultura artesanal, es por tanto,deseado por las empresas capitalistas integradoras, pero es tam-bién deseada de forma dírecta para Ia conservación de un sectorcooperativo importante, que permite el desarrollo del artesanadoagrícola. Si, como vamos a ver, una gran parte de este sectorpresenta un interés real para los agricultores-artesanos, comomedio de defensa, es igualmente necesario al desarrollo del capita-lismo, para ocuparse de producciones rechazadas por el sectorcapitalista. En cuanto a la otra parte del sector cooperativo,cvoluciona cada vez más hacia prácticas idénticas a las empresascapitalistas. Su desarrollo no contraría, por tanto, el del capita-lismo franeés.

B.- LA NECESIDAD DE UN SECTOR COOPERATIVOIMPORTANTE DE AGRICULTORES ARTESANOS PARAEL DESARROLLO DEL CAPITALISMO FRANCES.

I) La utilización de una parte del sector cooperativo.

Una parte importante del sector cooperativo constituye elmedio más eficaz para el mantenimiento de un artesanado agríco-

^l^

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la,^ mientras se desarrolla, en todo el resto de la economía, elmodo de producción capitalista.

Aparece como un medio de defensa del artesanado agrícola, yaque se apoya en criterios de éxito próximos a los del artesanado :la eficacia cooperativa no puede ser la rentabilidad. Los aKriculto-res son, en su casi totalidad, artesanos que buscan el maximizarel ingreso obtenido de su actividad en la explotación. La coopera-ción aKrícola debe hacerse de forma que el producto de estetrabajo no sea confiscado por algunos pocos para su exclusivobeneficio. Es eficaz "cuando permite a los agricultores acceder aun dominio técnico de las condiciones de producción en a^;ricul-tura... (y) a un dominio económico de su trabajo y de susfrutos "`^ .

El criterio de éxito del movimiento cooperativo es el máximoservicio proporcionado a los agricuítores. Es una eficacia que es,sin duda, mucho más vaKa, más difícil de aprehender. Su medidano es tan simple como la de la tasa de beneficio. No obstante,puede intentarse el apreciarla, por lo menos cualitativamente, porlos distintos aspectos de su puesta en acción, es decir, por lasventajas de la solución cooperativa.

a) La ventaja cooperativu.Resumamos brevemente los elementos constitutivos de esia

ventaja que existe al nivel del aKricultor y al nivel Qlobal.

l.- Vc:ntaja cooperativa para el akricultor.- el dominio de las condiciones técnicas v c:conómicas de la

producción sea por los CUMA, sea por las cooperativas de trans-formación y de comercialización de las producciones brutas. Conla cuasi-integración hemos notado las consecuencias nefastas, paralos agricultores, de su aislamiento. Agrupándose, pueden sus ŝ -tuir a las empresas privadas, eliminar en parte el fenómeno deexplotación real y dominar mejor las condiciones de la economíade mercado, cuando la oferta de productos a^rícolas tienda a sersuperior a la demanda.

(R) La ventaja de lus c^^operativa,, para los agricultures, ha sidn anulizada ^orlos investiKadores de IR^P ^^ resumiremos l^^s elementus de su estuJios yue nosparecen esenciales. Hav yue citar las obras y articulos siKuientes:

- Francois Pernet: Las condiciones de realización de la ventaja cooperativa enla akricultura francesa. CNEEJA-IRF.P Grenoble. Marro 1972.

(9) Vers un c nntrat de ^ oo^erafion. Up. cit. pág. 2 i.

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- la recuperación de una parte del excedente agrícola. Losprecios pagados a los agricultores, por las empresas privadas poruna parte, y por las cooperativas por otra, no presentan diferen-cias significativas. No obstante, la cooperativa no se limita aldominio estricto de la compra de productos agrícolas, suministratambién un conjunto de servicios a la explotación, que no sepueden contabilizar, pero que se añaden al precio pagado (anticipos sobre las cosechas, el llevar la contabilidad, etc...). Por otraparte, abona, al final del ejercicio, retornos que vienen a aumen-tar los precios.

- los lazos privilegiados del agricultor con su cooperativa.Al contrario que en las empresas privadas :

- la cooperativa no se disuelve,- no es especializada (no se limita a las producciones más

rentables).- no selecciona sus adherentes (no elimina automáticamen-

te los agricultores más retrasados sino que intenta hacerles evolu-cionar).

2.- La ventaja cooperativa a nivel global.Como tienen que dar salida a las producciones de sus miem-

bros, las cooperativas serán un instrumento eficaz para desarrollarlas exportaciones. Las empresas se encargan de los productos quepueden vender en el mercado nacional. Cuando exportan, no espor la preocupación de resolver los problemas de excedentes, sinoporque pueden beneficiarse en los mercados exteriores de diferen-cias de precios ventajosas. Por el contrario, el esfuerzo de expor-tación de las cooperativas para las producciones excedentarias, esbastante claro y de él resulta una política constante a largo plazo.Según F. Pernetl ^"la parte de las exportaciones cooperativas enel total de las exportaciones, parece aumentar más rápidamenteque la parte de las cooperativas en la recolección y transformaciónde los productos".

Además, ya hemos señalado que las empresas privadas no seinteresan por todos los productos agrícolas. No recogen más que

(10) F. Pernet.- Les condrtions de la realisation de !'ovanta,^e cooperatij Op.

cit. p9g. 320. EI autor proporciona el ejemplo de las frutas y verduras para las yuc

las cooperativas y SICA realizan un porcentaje de exportaciones (50 %) doble delde las operaciones de recolección de la producción total.

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Page 211: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

los que son rentables, es decir, fuente de beneficios suficientes.Por el contrario, las cooperativas, como tienen que ocuparse desus adherentes, tienen que arreglárselas para colocar en el merca-do la producción que han recogido. Permiten, por un sistema deigualación entre las producciones rentables y las no rentables, queestas últimas, que son necesarias, puedan todavía producirse.

En fin, pueden ser un agente eficaz para el desarrollo regionalarmonioso. A1 mantener y hacer progresar a los agricultores deregiones pobres y, sobre todo, al desarrollar la industrializaciónpara transformar los productos agrícolas locales, restablecerán elequilibrio de las zonas abandonadas por el sector privado que,incluso cuando recoge la producción de las mismas, la exporta alos centros industriales para su transformación, practicando unapolítica de pillaje de las materias primas, comparable a la que serealiza con los países subdesarrollados.

b) Lu recuperación de la ventaja coof^erativa.La ventaja cooperativa a nivel global se revela ventajosa para

el capitalismo francés. En efecto, ciertas producciones le sonnecesarias mientras que, en la mayoría de los casos, interesanúnicamente al sector cooperatívo. Este se desarrolla sobre todo enlos vacíos dejados por el sector privado, como lo atestiguan diver-sos estudios estadísticos.

1.- La distribución de las actividades cooperativas.A priori, podemos suponer que la rentabilidad de una activi-

dad, en el sentido capitalista, es una función inversa del coefi-ciente de capital de aquella. Este coeficiente es la relación entre elcapital invertido y el valor añadido bruto, y su valor nos indica elnúmero de períodos en los que hay que producir para recuperar elcapital. Cuanto más alto sea, más baja será la rentabilidad.

La clasificación de sectores de actividades cooperativas segúneste criterio aparece en el cuadro 9(ver anexo), establecido apartir de los datos del Censo General de la Cooperación de 1966.Las cifras muestran una amplia escala para el coeficiente de capi-tal según los sectores. EI capital invertido en el almacenamientode cereales se recupera ocho veces más lentamente que el de laproducción avícola, por ejemplo.

Podemos calcular cual es la parte de la cifra de negocios de lasactividades más capitalizadas en la cifra de negocios total de lascooperativas. Recogeremos, para efectuar este cálculo, un coefi-

217

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ciente de capital superior al 1,5l 1. Los resultados vienen presenta-dos en el cuadro 9 bis del anexo.

La cooperación realiza más de tres cuartas partes de su cifra deneKocios en las actividades más capitalizadas. Este resultado, aislado, no es significativo. En efecto, el porcentaje puede corres-ponder al del conjunto de la rama que comprende al sectorcooperativo v al sector privado. Es necesario, por tanto, compararlo con este último.

2.- Implantación cooperativa en las produrciones abandonadas

por el sector pri^^ado.

No disponemos de estas cifras para el conjunto del sector

privado para 196(^; tenemos yue referirnos a otro estudio de

196R sobre la estructura de las empresas agrícolas y alimentarias.

Este recoge 7.4R9 empresas, entre ellas sólamente 1.039 coopera-

tivas de las 4.9(iR rensadas para el mismo año. A pesar de ello

podemos intentar harer una estimación de la parte de cifra de

negocios de las actividades que tienen un coeficiente de capital

superior a 1,5 para el sector privado y para la parte del sector

cooperativo recogido en la encuestal '. Esto nos permite establecer

las cifras reagrupadas en el cuadro 10 del anexo.

Tenemos que destacar el carácter aproximado de estos resulta-dos, por las razones señaladas más arriba. A pesar de ello, ladiferencia que aparece entre los dos sectores es suficientementeimportante para que podamos considerarla como significativa. Lasempresas privadas están poco implantadas en las actividades quenecesitan inmovilizados muy costosos en relación a los valoresañadidos que permiten obtener.

Este resultado se confirma por los datos de la Centrale desBilans publicados por el Banco de Francia. En lo que este organis-mo agrupa como "Actividades anexas a la agricultura" (almace-namiento de cereales, por ejemplo), la participación de las coope-rativas era en 1971 del 90,1 %. Siendo para este ^;rupo lamediana de los beneficios de entre 3,4 y H,7 según las actividades(ver cuadro 6 del anexo). Como ya hemos visto, estos porcenta-

(11) Ciertamenre esta cifra es arbitraria, pero las actividades así excluidas estánreaKrupadas en torno a dos valores (1,30 y O,NO) netamenre inferiores.

(12) Las actividades no estan clasificadas por la misma nomenclatura que la delcenso de 1966. Tenemos, por elln, que hacer una estimación.

?lt^

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jes son mucho más altos en otros grupos de las industrias alimen-tarias, en los que el porcentaje de las cooperativas es mínimo,excepto en la industria lechera donde las tasas de beneficios son amenudo más bajas que en los otros grupos (mediana de beneficiosentre el 4, 3 y el 16,6 según la producción) y las 'cooperativasrepresentan el 25,6 %o de la muestra del Banco de Francia.

3.- Utilización del sector cooperativo por el modo de produc-ción dominante.

Las constataciones que hemos hecho nos sugieren dos reflexio-nes:

- La cooperativa aparece necesaria para el agricultor-artesanoporque no abandona las actividades no rentables desde el punto devista capitalista : incluso se encarga principalmente de estas activi-dades. Por esto también, podemos decir que la cooperación esiKualmente útil al modo de producción dominante. Permite, enefecto, que se obtengan productos necesarios para el conjunto dela economía en condiciones de precios que no producen beneficiossuficientes para el sector capitalista. Podemos emitir la hipótesissiKuiente: La inexistencia del sector cooperativo supondría unalza de precios de los productos obtenidos por actividades capita-listas, a fin de que fueran rentables para el sector privado. Estealza de precios de ciertos productos alimenticios acarrearía unadisminurión de los correspondientes coeficientes de capital peroprovocaría una ruptura del equilibrio precios-salarios en el con-junto de la economía.

- Las cooperativas implantadas en las actividades fuertementecapitalistas emplean como media menos trabajadores que las em-presas privadas ŝ 3 que obtienen una plusvalía mayor y realizan unatasa de beneficios normal. En definitiva, la distribución de activi-dades que se ha hecho en la esfera alimentaria beneficia a lasindustrias privadas.

Es decir, el modo de producción capitalista parece acomodarsea esta estructura defensiva que es la cooperación : incluso le esútil para mantener los bajos precios de los productos alimenticios.

(13) Para 1967, las empresas privadas emrleaban, como media, Si asalariados yrealizaban una cifra de neKocios de 7,7 millones de francos. Estas cifras son de28 asalariados y 6,2 millones para las cooperativas. (ver Rapporf des Commrsslonsdu VI Plan. /AA-Tome II, páK. 29 La ducumen[ation Francaise. París 1971 .

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Page 214: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

No sería posible disminuir todavía más los precios de estos pro-ductos, dado que se trata de las actividades menos remuneradas,ya que tal disminución supondría su desaparición.

Por estas razones, creemos que la parte de cooperativas agrí-colas que realiza las producciones abandonadas por el sector capi-talista, es utilizada por el modo dominante, y le es necesaria,pero no podemos negar los aspectos positivos para el aRricultorartesano, por su esfuerzo de establecer una eficacia propia. Lo quesucede es que a través de este tipo de cooperación se produce elmantenimiento del artesano agrícola que es deseado por el sistemacapitalista francés.

Existe, sin embargo, todo un conjunto de cooperativas deagrirultores-artesanos que operan en el rnismo terreno que lasempresas privadas que les hacen competencia. EI modo de pro-ducción dominante ^puede admitir esta competencia de otro modode producción en el sector industrial?.

)Q ^ La recuperaclón de la parte concurrencial del sector

cooperativo.

Trataremos de demostrar que este tipo de cooperativa tieneque:

- bien desaparecer, si continúa buscando una eficacia propiaque corresponde a criterios de gestión distintos del modo deproducción dominante;

- bien a integrarse en ese modo, buscando la misma eficaciaque las empresas capitalistas.

En el primer caso, su desaparición llevará a sus adherentes auno de los dos casos ya estudiados (integración capitalista opertenencia a una cooperativa que trate de productos abandonadospor el sector privado). En el segundo caso, las cooperativas seaproximan cada vez más a las empresas privadas, por lo que suexistencia no es anacrónica en una economía donde domina elmodo de producción capitalista.

La búsqueda de una eficacia propia acarrea un aumento de loscostos de producción en relación con las empresas privadas. Si lacooperativa quiere hacerles la competencia, estará en desventaja yno podrá hacerlo eficazmente más que disminuyendo lo más

^ZU

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posible sus costes de producción, lo que contradice la consecuciónde una eficacia cooperativa propia (incorporación de los agriculto-res cualquiera que sea su rentabilidad...).

Las cooperativas, por tanto, no pueden hacer la competenciaal sector privado más que abandonando la búsqueda de su propia

eficacia. El problema es entonces el de saber que es lo que leslleva a evolucionar en este sentido. Pensamos que la causa princi-pal es la pérdida de control de los agricultores de su cooperativa.Esta es debida, en primer lugar, al tiempo limitado que ellospueden dedicarle sin perjudicar sus propias explotaciones. De aquíresulta una ausencia de formación y de información, mantenidapor los directivos asalariados, que con frecuencia, buscan sóla-mente el mantener su punto de vista: presentan su posición de ma-nera técnica, sin explicar a los otros y sobre todo, sin indicar lasconsecuencias para los agricultores de las diversas políticas posibles.Estas dos primeras explicaciones justifican el abstencionismo de losmiembros de las cooperativas.

Las diversas razones que acabamos de señalar nos llevan apensar que en las cooperativas el poder tiene tendencia a serejercido cada vez rnenos por el conjunto de cooperadores y depasar a los directivos asalariados. EI movimiento no es general yes necesario cualificar esta afirmación. En algunas cooperativas,los cooperadores ejercen todavía, por medio de sus representantesen el Consejo de administración, un control efectivo de las deci-siones de los directivos permanentes. Pero este control es difícil amedida que aumenta la dimensión de la cooperativa. Esta evolu-ción tiene numerosas manifestaciones e importantes consecuen-cias para la integración de las cooperativas en el modo de produc-ción dominante.

a) Las manifestaciones de una gestión tecnocrática. El fenóme-no de concentración y de crecimiento de las cooperativas.

1.- Los'objetivos de los dirigentes asalariados.Las cooperativas tienen un interés creciente en reclutar para

su dirección, hombres que han recibido la misma formación quelas de los directivos del sector privado. Los principios de laeficacia cooperativa les son, con frecuencia, extraños y tienentendencia a adoptar como criterios de éxito los de las empresascapitalistas.

Conciben la cooperativa como una empresa, mucho más que

221

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la prolonkación de las explotaciones de sus miembros. Así, privilegian la cnnperatit^o y no los cooperativistas, pareciéndoles antinómicos ambos conceptos. Quieren dedicarse principalmente alcrecimiento de las cnoperativas favoreciendo los movimientos deconcentración. Este supone para ellos, el éxito de su política y laextensión de su poder.

2.- EI fenómeno de concentración cooperatíva.Durante mucho tiempo, los detractores del movimiento coo

perativo le han reprochado su falta de "dinamismo". Constituidopor pequeñas unidades dispersas era "no competitivo". Peroesto ha cambiado y desde hace algunos años se han producidoentre cooperativas un gran número de acuerdos que han dadolugar a grupos importantes. Hoy se puede hablar del crecimientode las empresas en este sector.

Hay, en primer lugar, un crecimiento interno, es decir, en elinterior de la misma rama. Tiene lugar, con mayor frecuencia,por uniones o fusiones de cooperativas o por la constitución defiliales de distribución comunes. Hay que citar el ejemplo delgrupo "SODIMA-Yoplait" para la transformación y distribuciónde la leche. Su creación manifiesta una voluntad de ofensivacomercial para el lanzamiento de una marca común. Realizaactualmente, en Francia y en el extranjero, una cifra de negociosde 2.500 millones de francos. Recoge la décima parte de laproducción lechera nadonal y agrupa 100.000 agricultores. En lamisma rama, podemos igualmente citar el ejemplo de la UniónLechera Normanda, cuya cifra de negocios estaba práxima a losmil millones de francos en 19h9.

El otro tipo de crecimiento es externo. Resulta de una modifi-cación de las actividades. La cooperativa se lanza a otras produc-ciones o se fusiona con empresas especializadas en otras ramas.Los ejemplos son aquí muy numerosos. Para la Región del Oeste-una de las más importantes- podemos citar algunas sociedadescoopetativas así constituidas:

- La cooperativa de Landerneau (850.000.000 F. de cifra denegocios.) ;

- UNICOPA, Morlaix (600.000.000 F. CN.)- La CANA, Ancenis (350.000.000 F. CN.)Existen, por fin, otras formas de asociación que, en nuestra

opinión, son todavía más significativas: se trata de acuerdos entre

,,,^^^

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cooperativas y empresas privadas. También en esta línea se multi-plican los ejemplos. Así, en la región del Oeste, al final de 1971se creó un grupo lechero muy importante el ``SICA Bretaña-Paísdel Loira" constituido a partir del acuerdo de 1969 entre laUnión Lechera Normanda y la empresa Sapiem-Preval (grupoPerrier). Se puede pensar que estos acuerdos entre empresas delsector privado y del sector cooperativo van a multiplicarse enrazón de la nueva legislación sobre la cooperación agrícola (ley del27 Junio, 1972, Journal Officiel del 28 Junio 1972).

b) Las consecuencius del "dinamismo " cooperativo.Es preciso preguntarse si la constitución de grupos comercia-

les tan importantes tiene solamente consecuencias ventajosas paralos cooperativistas. Se benefician, desde luego, del nuevo podercomercial de su organización, pero, a menudo, la constitución degrupos de gran dimensión necesita programas de inversión muyelevados que se financian por la disminución de retornos actualesa los cooperativistas. Por ejemplo, algunos agriculiores reprochana la sociedad ORLAC (del grupo SODIMA) el haber efectuadoretenciones en el precio de la leche para aumentar su plan deinversiones. Pero, a nuestros ojos, hay consecuencias todavía peo-res: Se establecen acuerdos para no hacerse la competencia entrelas cooperativas y empresas privadasl4. Es una puesta en cuestiónradical de la eficacia cooperativa y la manifestación que estasdiferentes empresas tienen objetivos comunes, ya que no habríaningún acuerdo posible entre empresas capitalistas y unidades deproducción a-capitalistas o anti-capitalistas.

Así, bajo la influencia de los directivos asalariados, las coope-rativas de gran dimensión tjenen tendencia a comprometerse en eljuego de la competencia con las empresas privadas. Para ello,fuerzan la acumulación de capital en detrimento de los cooperati-vistas que recobran cada vez menos el excedente de su trabajo enforma de retornos. Se puede objetar que esto acarreará un aumentode sus retornos futuros, pero ^esta acumulación intensa se deten-drá alguna vez?

(14) Asf el dirigente de una cooperativa dedara: "En lo que concierne a lasociedad Unilever que esta instalada en el sector, se han realizado contactosrecíprocos para intentar evitar desarrollos perjudiciales tanto en la produccióncomo en la distribución". En la revista "Paysans" Agosto-septiembre. 1970.N^. R2, páK. 19.

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Esta política da prioridad al crecimiento de la cooperativa y noa la modernización y al desarrollo de la explotación artesanal.Puede incluso llevar, en alRunos casos, a los directivos de lacooperativa a practicar métodos de selección de agricultores comolo hacen las empresas capitalistas.l 5 Esto se ha hecho ya, concre-tamente en el Oeste.

En ciertas Krandes cooperativas, tales procedimientos son lamanifestación del abandono de la búsyueda de una eficacia coopera-tiva propia y la adopción de una eficacia parecida a la de lasempresas capitalistas. En esto, una parte del movimiento cooperati-vo es una estructuru de integración de los agricultores-artesanos almodo de producción capitalista.

La inteRración que acabamos de estudiar, se orienta directa-mente al mantenimiento de la explotación artesanal. Vamos a vera continuación como la política estatal puede ser interpretadacomo favorecedora de la extensión, en el conjunto de la esferaalimentaria, de la formación social que ya hemos definido (domi-nación del modo de producción capitalista, pero integración demanera deseada y durable de elementos pre-capitalistas).

Esta interpretación permite revelar la coherencia profunda delas medidas, a menudo criticadas por su incoherencia.

SEGUNDA PARTE

LA INTEGRACION INDIRECTA DELARTESANADO AGRICOLA POR LA POLITICA

DEL ESTADO

En este cuadro tan limitado, no se intenta tratar de manera ex-haustiva la política del Estado. Queremos, simplemente, precisar

(15) Ciertamente la selección se realiza de forma disimulada. Basta, por ejemplo,que Ia cooperativa decida no recoger más que la leche conservada en la Kranja en

cubas frigoríficas, para eliminar a los agricultores indeseables que no se puedancomprar este material.

^^^

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algunos aspectos, sin poderlos desarrollar cómo sería necesariol ^^ .No trataremos ahora de la política de precios ya que nos referire-mos a ella en nuestra conclusión.

Además de esta, los medios de orientación de los que dispone

el Estado son de cinco órdenes principales : el control del créditoconcedido a la agricultura, la incidencia de las medidas fiscales,las consecuencias de ciertos gastos, el contenido de la educacióndada a los hijos de los agricultores y la integración de las estructu-ras sindicales. Estos medios de acción permiten obtener tres obje-tivos : el mantenimiento y renovación de los elementos artesana-les en la agricultura, su modernización y su integración social.Trataremos únicamente los dos primeros, ya que el terceroconcierne más especialmente a otra disciplina.

A.- UNA POLITICA DE MANTENIMIENTO YRENOVACION DE LOS AGRICULTORES-ARTESANOS

A nivel de las personas, la transformación líbre de la agriculturaacarrea la evolución natural siguiente :

- la actividad agrícola no tiene atractivo para los jóvenesrurales, buscan el abandonar su ambiente y se dirigen hacia lasactividades del sector industrial o terciario.

- los agricultores, a quienes su edad les permite todavía encon-trar un empleo en alguno de estos dos sectores, se reconvierten;

- por fin los de mayor edad, que no tienen esta esperanza,intentan mantenerse, subsistir, y su explotación desaparecerá conellos.

Esta evolución conduciría a medio plazo a una eliminaciónmasíva de agriculiores, por envejecimiento progresivo de la pobla-ción activa agrícola. Las únicas explotaciones que sobreviviríanson las que ya son más rentables, las de la franja capitalista de laagricultura: una política de "laisser-faire" conduciría directamenteal capitalismo agrario. Esta no es la política que se practica. Haydos medidas que vienen a difícultar esta evolución natural y

(16) Para un estudio más detallado ver Jean Claude Lebossé y Michel Ouisse"La transformation de !a structure de la ,rphere de production alimentaire,

consecutrve au psocessus de developpement du capitalisme francais. These. NantesOct. 1972. Partie II, titre 2, Y Partie III, ch. 3.

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confirman, al contrario, que el Estado busca mantener el artesa-nado a^rícola, pero un artesanado nuevo : ase^ura y acelera elrelevo de los artesanos actuales.

I) Una politica que favorece el relevo de los artesanos actuales.

EI señor Michel Cointat, Ministro de Agricultura en 1971declaraba :"El mayor número de jóvenes deben permanecer en latierra. Un reciente estudio muestra que de 19G5 a 1970 losjóvenes agricultores de 15 a 20 años, han abandonado la tierra auna cadencia del 8% al año. Si continúa esta evolución, noquedarán suficientes jóvenes. En consecuencia, concedo unaimportancia particular a un sistema de préstamo para la amplia-ción, para instalaciones"17 .

Los jóvenes agricultores se benefician, en el Crédito Agricole,de las condiciones más ventajosas que este proporciona para lospréstamos a medio y largo plazo (bonificación). Estos conciernena las compras de material, los gastos de explotación, las mejoras yextensiones de ciertas producciones y los préstamos territoriales...Esta política manifiesta la voluntad de mantener a los jóvenesagricultores facilitándoles su establecimiento, pero, además, lascondiciones a cumplir para beneficiarse (de estas ventajas) sontodavía más significativas.

El primer krupo de condiciones significa, claramente, que sebeneficia a los agricultores que presentan las Karantías mínimas deconocimientos del oficio, pero cuya edad permite presumir queestán abiertos a las evoluciones actuales. Además, su explotacióndebe extenderse sobre una superficie por lo menos igual al doblede la superficie de referencia de la región agrícola donde ella sesitúa. Recordemos que esta superficie no puede ser menor de lamitad de la superficie media de las explotaciones de la región. Setrata, por tanto, de favorecer únicamente las explotaciones queestán por encirna de la media, pero, dadas las reducidas extensio-nes medias, este criterio no es muy restrictivo: las explotacionesa financiar preferentemente son las que pueden sobrevivir, queson "modernizables". Notemos que las ayudas del FASASA,

(17) Extractos del discurso pronunciado por Michel Cointat cuando la AsambleaGeneral de la F'ederation Nationales du Credit Agricole el 30 Septiembre 1971.

^^^

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para la promoción del establecimiento en la tierra, son concedidasen condiciones muy parecidas.

La preocupación de renovar el artesanado agrícola aparecetambién en la organización de la enseñanza agrícola, que depende

del Ministerio de Agricultura y dirígiéndose principalmente a loshijos de los agricultores.

El objetívo reconocido a la enseñanza agrícola, principalmentedespués de 1a ley de orientación agrícola de 1960, es el de formartécnicos agrícolas, pero también jefes de empresas agrícolas, talcomo lo ha declarado un responsable de la política agrícola] ^."Tenemos la voluntad de asegurar el desarrollo que justifica lamisión privilegiada que tiene esta enseñanza, de formar, a todoslos niveles los hombres y los técnicos de los cuales la agriculturatiene y tendrá siempre nccesidad en el futuro".

En la evolución rápida que conoce el mundo agrícola, tienenecesidad de técnicos de un nivel constantemente creciente y jefesde explotación cada día más informados, no sólamente de lastécnicas agrícolas, sino de las condiciones económicas, financierasy comerciales indispensables para dirigir las explotaciones que, esjusto y los será todavía más, podemos denominar empresas agri-colas.

La enseñanza agrícola tiene, por tanto, que tener un conteni-

do que asegure a la vez formación técnica y una formación

económica y comercial. No se encuentra la preocupación por tal

dualidad en otras rarnas de enseñanza. Sólo el artesanado necesita

una doble competencia. Proporcionar esta doble formación a los

agricultores jóvenes favorece el mantenimiento de su status de

artesanos.

El conjunto de las medidas que acabatnos de exponer, permi-te, por tanto, favorecer la aparición de las explotaciones artesana-les modernas. Constituye el primer tramo de una política derejuvenecimiento de la población activa agrícola, necesario a lamodernización. El segundo tramo se refiere a la eliminación delos viejos agricultores artesanos.

(18) M. Bernard Pens, secretaire d'Etat á l'AAriculture, a t'Assemblée National. 1A-19 Nov. 1969 en Actualité Document Drcembre 1969.

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ll^ Una polítka qae acelera el relevo de loa actaalesartesanos.

Las medidas en este aspecto son muy tímidas. El haber insti-tuido la Indemnización de la Marcha Abandono de la explotacióntrata de destruir la esclerosis resultante de la presencia del agri-cultor anciano incluso si su actividad es cada día más margi-nal en su explotación, que está dirigida, de hecho, por uno desus descendientes. Se trata de "obtener el abandono rápido (de lasexplotaciones) del mayor número posible de agricultores ancianos,a fin de que la psicología campesina tradicional no pese endirección contraria a las evoluciones que se consideran necesa-rias" 1 ^. En efecto, la IM solamente se concede al que abandonatoda participación directa o indirecta en la explotación.

Aparentemente el impacto de esta medida ha sido muy limita-do, como lo prueba el cuadro 14 del Anexo, dado que lacuantía de la indemnización es muy reducida, y por tanto, elestímulo es muy débil. No obstante, es preciso recordar que estaindemnización viene a añadirse a un fenómeno natural de desapa-rición de las explotaciones por extinción2t^. Por tanto, la mediaanual de 35.000 cesiones no deja de tener interés ya que hay queapreciarla únicamente en relación al número de aquellas ezplota-ciones cuyo desarrollo es posibde.

Acabamos de constatar un conjunto coherente de medidas quefavorecen el mantenimiento de las explotaciones artesanales varia-bles. Sin embargo, el desarrollo de la economía capitalista france-sa no puede realizarse sin un aumento de la productividad deltrabajo agrícola, que se desprende de la modernización de lasunidades de producción. En efecto esta es una condición necesariapara aumentar el excedente agrícola y conservar los precios de losproductos alimenticios bajos es decir, para ampliar las posibilida-des de integración y explotación de la agricultura. Es, por ello,

(19) MarcelLaligant: "L'interuentronde!'Etatdanslesecteuragricole". Librai-

rie general de Droit et de Jurisprudence. Parts, 1970, pág. 235.

(20) En efecto, un elevado número de agricultores, condenados a la desaparición,

han visto ya que todos sus descendientes han abandonado la agricultura, y elproblema de la cesión no se plantea ya prácticamente, ya que el estímulo principal,que es de orden familiar y financiero, no existe. Estas explotaciones no sonrenovables: desaparecen por extinción.

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una tarea esencial del Estado el incitar a modérnizarse tanto en elaspecto de Kestión como en el técnico.

B.- LAS POLITICAS DE MODERNIZACION Y DE ADAP-TACION DE LA AGRICULTURA FRENTE A LA EVOLU-CION DE LA DEMANDA DE LOS BIENES ALIMENTICIOS.

I) En el dominio de la gestión.

Aunque no sea el objetivo principal perseguido por el Estadoen su política fiscal, ésta permite modernizar la gestión de lasexplotaciones artesanales, mientras se preservan sus objetivos.

Así, la extensión del lmpuesto sobre el Valor Añadído a laaKricultura, realizado proKresivamente, dado el carácter transito-rio del "Ré^imen de reinteRro posterior", exike la existencia deuna cuenta de explotación por agricultor. E1 régimen transitoriorequiere conocer el volumen neto de los ingresos y prepara alaKricultor a llevar las cuentas de su explotación al familiarizarleen las nociones contables. Hay que destacar que la cuénta deexplotación que permite obiener el Resultado de la Explotaciónfavorece la búsqueda racional del objetivo artesanal que es lamaximización de los ingresos monetarios que se obtienen klobal-mente de la actividad artesanal.

Al contrario, el régimen de imposición del beneficio real, quesupone el Ilevar una contabilidad completa, terminando en el ba-lance y en el cálculo del beneficio, se practica poco en la a^ricul-tura. Se reserva únicamente a las explotaciones yue son ya denaturaleza capitalistasz 1. Y este impuesto modificaría el comporta-mien[o artesanal del agricultor haciéndole distinguir el in^resopor su trabajo y el in^;reso de los capitales invertidos en laexplotación. El agricultor pasaría, entonces, del objetivo de lamaximización de los ingresos monetarios netos yue obtiene glo-balmente de su actividad artesanal, al de la maximización de losingresos por su trabajo, del beneficio a corto plazo y de la tasa de

(21) Se cvnvierte en obliKatoria cuando los inKresos anuales sobrepasan Ios500A(i0 fcs. en dos años consecutivos.

^^ ŝ

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beneficio a largo plazo que le representan sus capitales colocadosen la explotación22.

La política fiscal del Estado favorece, por tanto, una mejorgestión de las explotaciones (por medio de las cuentas de explota-ción), pero preservando sus objetivos artesanales que son necesa-rios al resto de la economía capitalista, por todas las razones queya hemos mencionado.

Q) La modernIzación y la orientación de la agricultura.

a) De manera general.La modernización es facilitada principalmente por dos medios.

1.- La disminución del coste inicial del equipo que tiene quesoportar la explotación.

A este respecto, la extensión de la Tasa de Valor Añadido ala agricultura es esencial y, según una encuesta del IGER en1970, 86,9 % de los que han optado por este régimen "handeclarado haberlo elegido en razón de la importancia de las inver-siones realizadas, y por tanto del volumen de deducciones permi-tidas y del interés financiero que de ello se desprende23 .

2.- La reducción de las cargas de interés y de cancelación decréditos.

Esta reducción es necesaria a causa de las bajas tasas debeneficio en la agricultura y de la rotación de capital mucho máslenta que en los otros sectores de la economía. La prolongacióndel tiempo necesario para amortizar el equipo implica préstamos aplazo más largo (15 años, por ejemplo) sin que la tasa de interésaumente.

Con este objetivo, el Estado se sirve del Credit Agricole"Mutuel" que es controlado por la Caja Nacional. Este organis-mo, en tanto que de ayuda mutua, no realiza beneficios y por

(22) En principio, en lo que concierne al trabajador independiente, podríapensarse yue no hay diferencia entre el objetivo artesanal y el capitalista. No esasí, sin embarRo, pues para el agricultor-artesano se trata de la maximización desu marqen monetario neto, que no tiene en cucnta más que tas cargas monetariasefectivas y no las carxas calculadas. Esto plantea, entre otros, el problema de laconsideración o no de los fondos propidos invertidos en la explotación.

(23) Ver Cahier de 1'IGER, n° 13. TVA agricole, pág. 9.

23U

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tanto, puede practicar tasas inferiores a 1as de los bancos ordina-rios. El simple control del CAM (Credit Akricole Mutuel) permi-te, por tanto, al Estado el favorecer de modo Keneral la moderni-zación de la aKricultura. Puede limitar su ayuda y concentrarla enobjetivos selec c-ionudn_^.

b) La arientuctnn dr lu a^ricultura ^nr unu politic'u de randerr^i-zacrón selectii^a.

Se trata de una acción directa del Estado respecto a las honifi-caciones de intereses, por medio de las cuales subvenciona elpresupuesto del CAM. Contrariamente a lo que se afirma corrien-tementr, esta ayuda no está en vía de desaparición, sino que, alcontrario, se refuerza. Las cifras del cuadro 12 del Anexo laprueban. Esta tendencia a reforzarla es necesaria ya que el Estadomanifiesta una preocupación crecíente en modernizar la aKricultu-ra. En su discurso pronunciado en Chatelguyon,^'^ cuando laAsamblea de la Federación Nacional del Crédito AKrícola, el 30de Septiembre de 1971, M. Michel Cointat, nc^s revela la orien-tacicín de esta avuda.

Hay que evitar la dispersión y concentrar los préstamosbonificados en dos direcciones: los aKricultores jóvenes, y la^;anadería.

EI ministro declara, en efecto "...insisto en este punto (hay)que conceder una prioridad particular a lo que llamo desde Enerolos préstamos de ampliación. Comprenden no sólamente la insta-lación, sino también el equipo para la explotación. El mayornúmero posible de jóvenes debe permanecer en la tierra... Aun-que estos préstamos no serán concedidos en cualquier situación.A cambio deberán (los aXricultores) realizar esfuerzos por orkani-zarse, por comprometerse a ciertas producciones, a llevar unacontabilidad simplificada o a aceptar una formación permanente".

Es interesante destacar que el Ministro de Agricultura pide alos agricultores jóvenes que se dediquen a"ciertas produccio-nes". ^Cuáles son estas producciones?.

El ministro continúa: "En el plano sectorial, creo que hayque conceder una cierta prioridad a las producciones retrasadas odesfavorecídas, como las producciones animales..."

La evolución de la aKricultura tiene que seKuir la de la deman-

(24) Discurso reproducido en la revista del CENAG, Nov Dic. 1911.

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da alimenticia. Es una necesidad para las industrias agrícolas yalimenticias que fundan toda su política en obtener una modifica-ción de esta demanda. Esta evolución favorece los productos deori^qen animal y ciertos vegetales (frutas y hortalizas). Hemosobservado que la integración se desarrolla en estos sectores. Pero,a causa de la política de beneficios de los integradores, estasproducciones que se tienen que ampliar, no son lo suficientementerentables, y alKunas incluso son deficitarias.

Esta es una de las razones principales del mantenimiento delas explotaciones artesanales, que son las únicas que pueden pro-ducir en estas condiciones. Pero, cuando esto es posible, losartesanos, como los capitalistas, prefieren producir con los siste-mas de cultivo que les proporcionan mayores már^enes. Estasproducciones desfavorecidas no se desarrollan naturalmente, hayque estimular a los artesanos a que se dediquen a ellas.

Es, por tanto, muy interesante, constatar que se estimula alos a^ricultores jóvenes, a los que tienen que renovar la agricul-tura ártesanal, a los gue comrenzan su carrera, a especializarse enlos cu/tivos no rentables. Esto hace aparecer, una vez más, lanecesidad de la permanencia de los elementos artesanales en laesfera alimenticia, el sentido real de la "ayuda" del Estado y lacoherencia de su política.

III) La reduccion de los "derroches" causadoa por Ia búaquedade los objeNvos artesanales.

Si la conservación de los elementos artesanales es necesaria,presenta también inconvenientes. El principal se refiere a la utili-zación del ahorro nacional. Los "derroches" de la explotaciónartesanal pueden provenir, por una parte, por una mala gestión,pero ya hemos visto que el Estado se dedicaba ya a desarrollarciertos medios elementales de gestión y, por tanto, a limitar esteprimer tipo de derroche. Por otra parte, incluso si la explotaciónesta bien dirigida, el trabajo y los medios de producción estánorkanizados de forma que buscan los objetivos artesanales, distin-tos de los capitalistas. Estos últimos buscan la máxima rentabilidad de los capitales, el agricultor-artesano, el margen monetariomáximo por cabeza. Podría demostrarse cómo la obtención de este

^3^

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objetivo conduce naturalmente a una sabre-inversión en relacióna la solución capitalista^ 5.

Para estos capitales y sekún sus criterios, la solución artesanalorganiza, pues, un "derroche" del aharro que encontraría otrosempleos más productivos y, en consecuencia, más remunerado-

res. Hay que precisar que contruriamente al primero, este se^un-do trpo de "derroche " es relativo: no existe en sí mismo, srnoen re/uc-inn a/os c riterio.r del modo de producción dominante.

Por medio de una política apropiada, el Estado debe, portanto, buscar el limitar este exceso de inversión. Lo ha hechoreformando y controlando el Crédito Agrícola Mutuo. Había dospolíticas posibles. La selección narmal en una economía de merca-do, consistente en elevar el precio para limitar la demanda. Sinembargo, si las tasas de interés practicadas en la agriculturasuperaran a las de la industria, ya hemos visto que no habríaestímulo ninguno para realizar la mayor parte de las inversiones.La cansecuencia sería la segura detención de la modernización deeste sector y de las campras que el mismo realiza a las empresassuministradoras. No es, por tanto, posible generalizar esta medida.Para reducir los '`derroches" el Estado se ha visto obligado aponer en práctica la otra única solución, la del racionamiento:este es necesario para reducir los fondos que se inviertan en laagricultura, al mismo tiempa que se mantiene un con}unto detasas de interés reducidas.

Este racionamiento se puso en práctica, en principio, por lareforma del Credit Agricole, que extiende a la casi totalidad de losrurales la posibilidad de beneficiarse de los préstamos del CAM.Estos nuevos y numerosos asociados absorben una parte no negligi-ble de los capitales de que dispone el CAM. En 1973, porejemplo, 5.í373 millones de préstamos fueron acordados a losrurales no agricultores para la financiación de su vivienda princi-pal. Más todavía, el CAM creó en 1967, la Unión de Estudios yde In^^ersiones y, en 1972, la Unión del Crédito para el Desarro-llo Regional que ^iene como objetivo el tomar participaciones entodas las empresas na cooperativas del sector alimentario, o elconcederle préstamos.

(25) Esto exi,qiría larRos desarrollos. Véase Lebossé y Ouisse, op. cit. parte III,cap. 2.

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Este racionamiento se or^aniza igualmente gracias al controldel CAM. Este debe financiar ciertas operaciones del Estado y lascolectividadeslocales:

- 8.000 millones de fondos colocados en Bonos del Tesoro en1 de Enero de 1968.

- cargo de 500 millones en 1970 de operaciones financierashasta 1967 realizadas por el FIDES o la ``Caisse de Dépbts etConsignations" :(Caja de Depósitos y Consignaciones).

- financiación de iniciativas o modernizaciones en el ámbitorural (2.045 millones de ptas. en 1969) y contribución a lafinanciación de los préstamos especiales del crédito territorial(325 millones en 1970). Las colectividades locales se han benefi-ciado de alrededor de 1.000 millones de préstamos a medio o largoplazo en 1970. Su volumen ha ascendido a 2.126 en 1.972z^^ •

En los otros sectores de la economta, estas operaciones diver-sas, son frnanciadas por el Estado, a por las colectividades locales,por la Caisse des Depóts et Consignations. Esto disminuye consi-derablemente los fondos que pueden invertirse en la agricultura yorganiza, asimisma, un desvío del ahorro agrícola. En efecto, laCaisse des Depdts et Consignations disminuye cada vez más lospréstamos a este sector, a medida que el CAM amplía su ayuda alas colectividades locales. Pero, esta Caja recibe los depósitos delas Cajas de Ahorros y se estima que del 20 al 25 %a de estostienen un origen agrícola. Se produce una utilización del ahorroagrícola para financiar operaciones urbanas. Este fenómeno apare-ce todavía más claramente si se analiza la naturaleza de lospréstamos territoriales.

Estos se elevan a 1.500 millones en 1970 y a 2.720 en 1972.Hay que precisar que son subsidizados, en su mayoría. Este fuerteestímulo a invertir en tierras disminuye en igual volumen lascompras posibles de equipos de explotación. Es un medio eficaz deevitar "derroches" y de transferir una parte del ahorro de losempleos agrícolas a empleos industriales. En efecto, la compra detierras es un "juego de suma cero", no hace más gue modificarla distribución del patrimonio nacional, en sí, no lo aumenta,perv las sumas liheradas por la inversión territorial de los agricul-

(2(i) Estas cifras son presentadas por el Ministerio de Economía y Finanzas(Servicio de Información) en "La re^orme du Credit A,qricole", synthese recapi-tulative 9 marzo 1971 y por e^l Irt/orme Anua! de 1912 del CAM.

^ 3^1

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tores se pueden invertrr en la industria. Esto permite limitar losempleos menos rentables de la agricultura a los ojos de los capita-listas, impidiendo la compra de los equipos menos útiles y asegu-rar la de aquellos más rentables de la industria. Quizá es esto loque explica el favor que se ha concedido siempre en Francia a lapolítica de acceso a la propiedad, aunque vaya manifiestamente encontra de la modernización rápida de la agricultura, aunque seaun factor de reestructuración de las explotaciones: es un mediode transferir una parte del excedente agrícola (fuera del sector).

CONCLUSION

A lo largo de todo este estudio hemos observado y destacadolos problemas de la transferencia del excedente agrícola. Espera-mos haber dado, así, argumentos decisivos en favor de la hipóte-sis del mantenimiento voluntarro de elementos pre-capitalistas(artesanales) en la agricultura, en una economía francesa don-de el modo de producción capitalista domina y se extiende entodo el resto. En efecto, para nosotros lo que explica esta perma-nencia es que ella permite una explotación mayor de los agricul-tores, es decir, la transferencia del valor creado por su trabajomayor que si fuesen asalariados en un conjunto cualquiera capi-talista.

Si esta transferencia mayor existe, la conclusión lógica de estaproposición es que el margen del agricultor es necesariamenteinferior a los ingresos obtenidos normalmente del trabajo asalaria-do organizado, es decir, que no existe paridad de poder de compraentre el ingreso agrícola y otros ingresos. Si esta paridad existiera,en la lógica de nuestro razonamiento, Ilevaría consigo la desapari-ción de la agricultura artesanal, que ya no presentaría ningúninterés para la economía capitalista francesa ; el capitalismo agra-rio se desarrollaría rápidamente. En conclusión, es por tantoimportante mostrar esta disparidad y destruir el mito de la políticade paridad de ingresos.

A pesar de la pretendidas intenciones del Ministerio desde1961, el mantenimiento de la disparidad aparece claramente,cualquiera que sea el estudio al que nos refiramos. (Ver cuadros13 y 1^ del Anexo). Esta disparidad es debida a la evolución

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desfavorable de los precios agrícolas de los productos en relaciónal coste de los inputs. (Ver cuadro 15 del Anexo). A1 mismotiempo, la modernización de la agricultura es un hecho incontes-table27 y se sabe que la política de mantenimiento de los precios ylos mercados es una constante de la intervención del Estado enFrancia. No basta, por tanto, detenerse en el estudio de losvalores medios. Los 5.576,5 millones de francos gastados en1970 para esta política no son una quimera y tenemos que poderdescubrir quiénes son los beneficiarios. Buscaremos las dispari-dades de ingresos, en el seno de la agricultura, que explican laque se mantiene entre los valores medios de las rentas agrícolas eindustriales.

Una politica eficaz de mantenimiento de bene8cios de la franJacapitalista de la agricultura francesa.

En primer lugar, contrariamente a lo que se pudiera pensar,las cantidades gastadas en el apoyo a los precios no haa disminui-do desde 1961, aunque el Estado afirme que refuerza la políticade estructuras: se han multiplicado por 6,7 en 10 años, pasandode 827,7 millones de francos corrientes en 1960 a 5.576,5millones en 1.9702R .

A1 contrario, el apoyo del Estado aumenta en importancia:representa solamente un 2, 2% del valor de la producción en1960, suponiendo el 8,7 % de este valor en 1970. Ahora bien,no hay que dejarse dominar por estas cifras y concluir que elEstado se vuelca para mantener los ingresos del agricultor: suayuda no beneficia igualmente a todos los agricultores.

Si relacionamos la importancia de la ayuda en función dediferentes productos (ver cuadro 16) constataremos grandes dispa-rídades que van, en 1970, por ejemplo, del 45,8 % del valor de laproducción de las remolachas azucareras, a 0,44 % para el vino.

(27) Ver los estudios de Denis CEPEDE sobre la evolución de la productividadaRrícola. ISEA, cuaderno No. 5. Mayo 1971, pág. 853, y de A. VINCENT en

"Etudes et Conjoncture" de Febrero de 19(^5.(2R) No podemos dejar de expresar nuestra sorpresa ante el hecho de que el autor

no tenga en cuenta la variación del indice general de precios durante el período.Hubiera sido una comparación más adecuada la utilización de cifras deflactadas, oprecios reales. ( nota de M. Etxezarreta).

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Esta diferencia toma todo su siKnificado si agrupamos las ayudas alos cereales, a la remolacha azucarera y a los oleaginosos por unlado, y las de los otros bienes por otro. Recordemos, grosso-modo,!a jrunja capitali.cta de !u u,^ricultura, mientras que el segundocubre la agricultura artesanal. Existen, desde luego, numerososagricultores artesanales que producen todavía bienes del primergrupo, pero su producción es reducida y esta política les beneficiapoco.

La parte capitalista de la agricultura recibe una parte cada vezmás importante del apoyo del Estado, puesto que esta pasa del39,5 %^ al 54,89 %^ para el primer grupo de productos, mientrasque el valor la producción de estos bienes en la producción totalnunca supera el 19,59 %.

La conclusión más evidente que se puede obtener de estascifras es que el Estado distribuye cada vez más fondos públicospara aumentar los beneficios de la parte capitalista de la agricultu-ra. Esta política, es además, muy eficaz, ya que estas explotacio-nes son las únicas que se aseguran una tasa de beneficios compa-rables a la de la industria (ver cuadro 5 del Anexo). El gobiernomuestra así los imereses a los que sirve deliberadamente. Sepuede objetar que esta política escapa en parte a la voluntad delEstado francés, ya que viene impuesta por los miembros de laCEE. Esto denota símplemente que no hay diferencia de naturaiezaentre los seis gobiernos europeos y que defienden globalmente losmismos intereses.

La imposibllidad para el Estado de practicar una verdaderapolitica "social" en favor de los ingresos de los agricultores-artesanos.

Esta imposibilidad resulta principalmente del hecho de que elinterés en el mantenimiento de los agricultores-artesanos se basaen la importante absorción que la economía capitalista puederealizar del excedente que aquéllos obtienen, pero intervienentambién otras dos razones de equilibrio general.

^La política "social" puede tomar dos formas opuestas: una

política de precios, o una política de ayuda directa a los agriculto-res.

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Verdadera polttica de precios e intereses generales de la clase

dominante.Una verdadera política de mantenimiento de precios que no

sea desventajosa para los agricultores artesanos es ímposible, yaque se traduciría por una alza de todos los precios de los bienesalimenticios, lo que supondría un aumento del nivel general deprecios, consecutivo a las reivindicaciones de los asalariados y a lavoluntad de los capitalistas de mantener su beneficios. Esto, final-mente, no mejoraría ni los precios relativos de la agricultura, nilos ingresos de los agricultores, ya que el Estado difícilmentepuede controlar los primeros y tiene como misión servir a losinteres de los segundos.

Así, una verdadera política de mantenimiento de los precioses imposible. Además, ni siquiera es deseable para los propiosagricultores, ya que beneficia principalmente, en cada tipo decultivo, a los agricultores más importantes y no a los que tienenbajos ingresos.

Imposibilidad de una politica de ayuda directa a las personas.

La segunda solución es dejar que los precios de mercado sefijen libremente, pero asegurar a los agricultores unos ingresosmínimos que no les desfavorezcan en relación con la industria,adjudicándoles subvenciones de equilibrio. Es la política normal-mente practicada por el Estado cada vez que éste trata de mante-ner una cierta producción a precios inferiores a los costos (Red deferrocarriles, por ejemplo).

Esta solución puede ser considerada como anti-econámica,pero no es peor que la política de precios actual (sobreproducción)y la subvención puede ser proporcionada con prioridad en funciónde las producciones a desarrollar o a las que sobrepasan lasnormas de producción mínima (modernización).

No obstante, esta política es igualmente impracticable si elEstado quiere asegurar un desarrollo armonioso de toda la econo-mía. En relación con este problema, a la agricultura se le asignandos funciones :

- ser una reserva de mano de obra disponible en caso denecesidad pero que nunca aparezca en forma de paro ;

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- permitir, lo más barato posible, la reproducción de la fuerzade trabajo de los asalariados.

Hay que conservar, por tanto, el artesanado agrícola quepermite una transferencia de excedente por los precios agrícolasinferiores al coste capitalista de producción. Sin embargo, esnecesario que aquél no se esclerotice sino que evolucione moder-nizándose ^^ contra_véndose a medida de las necesidades, de formaque se evite, por una parte, el crecimiento desmedido de lossalarios industriales, al alimentar el mercado de trabajo, y, porotra, una sobreproducción agrícola que fuese una carga inútil.

Para conservar el carácter artesanal, la evolución tiene que serlenta (una migración agrícola fuerte Ilevaría a una concentraciónque haría que aquélla perdiese su carácter). Pero, para evitar elcrecimiento del salario industrial y la sobreproducción agrícola,tiene que ser suficiente. En relación con este último problema lareducción de los efectivos agrícolas ya no es suficiente. En efecto,las normas del informe Vedel (de 105 a 130.000 migracionesagrícolas por año) estan lejos de ser alcanzadas. Esto no es debidoa la falta absoluta de creación de empleós industriales, ya que elnúmero actual es considerablemente superior a esa cifra y laeconomía francesa recurre masívamente a los trabajadores extran-jeros. Empleaba ya 1.254.460 en 1968 y esta cifra aumenta cadaaño en alrededor de 1^70.000 (167.802 en 1969, y 174.243 en1.970)2^ .

Estas migraciones agrícolas inferiores a las normas, constitu-yen, por tanto, una paradoja cuya solución hay que buscar en elcomportamiento artesanal de los agricultores.

Contrariamente a]os capitalistas, los agricultores artesanos noconsideran la tasa de beneficios que les proporcionan los fondosinvertidos en su explotación para determinar la continuidad de suempresa agrícola. Artesanos, comparan el ingreso que les propor-ciona la agricultura con el que podrían esperar obtener en otrossectores. Dadas las escasas posibilidades de conversión de losagricultores, resultantes de la política educativa del Estado respec-

(29) Ver Seligman-Trihallat, P. Elie y J- AeKuc: "Resultats preliminaires durecensement de 196R". INSF,F., Collection D. 3. pág. 4R, y Georges Tapinos:L'inmigration étranKere en France en 1969 et 1970 et vue d'ensemble 196G-70.Population, Septembrr-Octobre 1971 .

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to a ellos, un gran número, de agricultores-artesanos prefierenpermanecer en la agricultura a pesar de obtener ingresos de escasaimportancia, ya que percibirían salarios más bajos todavía en lasindustrias o en los servicios : formarían parte del sub-proletariado.

Es necesario, por tanto, si el Estado capitalista quiere mante-ner la emigración de los agricultores y de los trabajadores agríco-las, que se conserven las diferencias de ingresos, e incluso que seagraven, en relación con los salarios industriales. Sin alcanzarsiquiera la paridad, una mejora relatlva del ingreso agricola blo-quearía la evolución lenta, pero necesaria de la agricultura. Dadoel nivel actual de ingresos agrícolas, la economía capitalista fran-cesa no puede crear un número suficiente de empleos que procu-ren unos ingresos suficientemente elevados para incitar a 130.000agricultores por año a dejar la agricultura. Si el Estado quieremantener o aumentar ta emigración, es necesario que mantenga oaumente la disparidad de ingresos agricolas con !os ingresos me-dios de la industria, de modo que los agricultores se vean obliga-dos a aceptar las condiciones de vida gue sólamente los trabajado-res extranjeros soportan actualmente.

Al final de este artículo, esperamos haber puesto en evidencialas razones que llevan a la clase dominante a proteger la relaciónde producción pre-capitalista entre el agricultor y su producto:

- permite asegurar ciertas producciones agtícolas en condicio-nes que rechazaría todo empresario capitalista.

- permite proteger sin problemas la agricultura capitalista (aun coste menor para el Estado),

- permite que el agricultor-artesano obtenga un excedenteimportante y le sea confiscado.

El mantenimiento de esta relación facilita, pues, la explotaciónsistemática del trabajo artesanal, pero, simultáneamente, no blo-quea la evolución de la agricultura, ya que conservando o aumen-tando las disparidades de rentas, mantiene el motor de una trans-formación lenta.

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Page 238: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

ANEXO ESTADISTICO

Les tableaux I a 16 auxquels il est fait référence, n'ont pu étre publiés icifaute de place. On trouvera ci dessous, pour chaque tableau, les documents quiont été utilisés.I. Nombre d'exploitations par classes et superficie occupée et évolution de la

surface moyennr des rxploitations.-- Statistiyue du Ministére de I'AKriculture: résultats de I'enquete décennale

dr 1 R92.Annuaire statistiyur 19i6.

- Annuaire 1NSEE de 1952.Statistiyues aKricoles, supplémrnt Série Etudes: Enquéte communautaircsur la structurr des exploitations agricolrs en 1967.

- Rrcensement géneral de 1'Agriculture. Statistiques agricoles, janvier 1972,pages h et 7.

2.-Evolution de la population active et des salariés aqticoles. ^- INSEE, annuaires 1966 (rétrospectif) C7 1959-196G, paRes 236-239.

I969 paKes 160 163, 1970.

3. Nouvelles catéKories socio professionnelles des exploitants et des salariés agricoles ayant quitté 1'agriculture entre 1959 et 1964.- Etudes et conjoncture, n° 10, octobrr 196G, pages 144 á 147. Pradrrie et

PassaXe^^.4. - Répartition des personnes disponibles recherchant un emploi salarié suivant

la catéqorie socio-professionelle de leur activité perdue ou abandoonée.- Collection D de 1'WSEE: La structure de la population active.

5.- Taux de profit des explvitations suivies par I'1GER classées selon leur systémede rulture et leur taillr.

IGER: Résultats économiques en 1966, nS' 3. Résultats économiques en196R, n° 5. Cahiers n° 12 et 13.

G.- Taux de prvfit dans les industries aKricoles et alimentaires.- Centrale des Bilans (Banque de France), année 1970, n° O5, 42, 43, 44,

45, 74, 75.7. - Les créations d'hypermarchés en France depuis 1963.

-^ Rapport de la Commission du Vlmr Plan (IAA), tome 2, page 279.

R.-- Indice annuel de quelques prix axricoles á la produc[ion et du prix des alimentsdu hétail.- LN.S.E.E., annuairrs statistiques.

9.- Rapport entre immobilisations nettés et valeur ajoutée "coefficient de capital".- Recensement Général de la Coopération Agricole (1966). Premiers re

sulta[s par secteurs, 2mr pertie, supplement. Serie Etudes, n° 78, juin1971, page 77.

- Recensement Général de la Cvopération ARricolc, 19G6, lrr partie, n9 66aout 1970, paKe 37.

10.-Implantation du secteur privé et du secteur coopératif dans Irs activités lesplus capitalistiques.

- F.tude sur la structure des entreprises agricoles et alimentaires. Résultats1968, supplement Serie Etudes, n9 R4, novembre 1971, pages 212 et 213.

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1 L- Evolution du nombre des indemnités aiakires de déhart íI^'D), 19(,^ i9(^9.12.- Evolution du montanr des bonificationc d'inréret ('rn inillic^n^s de franecl.

AGRA PRESSE, 13 nnvemhre 1971.13. Evolution cc^mparée dr ŝ ivers revenus ltaux muvrn^ annue^ls entrr 1959 et

196(,l.- INSEF.. RapEort sur la situation de I'aXriculture en 19hH. R^méo, pa},e I5.

- Cité par L 141alassis.- AKriculture et croissance éccmomiqu^^. Economie

Ruralr. n° 79^Rf1, 19(,), haKc 'R.

14. ^ F.voluti^^n du rrvenu disponihle, aKrictilturr et Frunce entiérr.^ Assembléc• Prrmanrnte des Chamhreti d'Akriculturr.- Cité par Louis Julicn Sourd. Disparilés d'evolution deti explnitatinns aKri

colc^s. Pay,can, nP 7(1, fevrier mars 19(^9. puKeti iG it /11 .IS. - Evolution des termes de I'echanKr entre lr secteur aKricnle e^t Ie reste de

I' econnmie.^ Assemblée Prrmanrnte de^s Chumbres d^AKriculture. Service de documrn

tarion: L'économie xkrirolr en 19C^ft. ^P^rtie D, pa^;e h(documrnt ronéoryhel.

16. Evolutii^n de I'aide t3r 1'Etat, sehin les hiens, ^er rapPort á la veleur dc lcurproduction totale (en p^^urcentaKr) et rvolution du pourcrnta^;e de I'aidt^ de

I'F.tat aux ditfércnts Kr^^uhes de produit> par rapport á) a s^^n aidr tot.+le, b) 1 laealeur dr la produrtion de chaque xroupe.

- Annuaire du ^1inistrre.de I'A^;riculturr de 19h^1, pake 'aRl, r^t de 1971,torne l, ^^.^^;r ^ I S c^t SuPPlrment. ^uKe 10.

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Gilles Postel- Vinay

La renta de la tierra enel capitalismo agricola

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LA RENTA DE LA TIERRA EN ELCAPITALI,SMO AGRICOLA'

INTRODUCCION

En 1936 y 1937 los obreros agrícolas participaron en el granmovimiento de huelga del Frente Popular y ocuparon las grandesgranjas de ía zona parisien. Recientemente, los campesinos inicia-ron, sobre todo en el Oeste, la huelga de la leche. Estas dos formasde lucha indican dos formas de desarrollo del capitalismo en laagricultura. Se puede hablar de distintas modalidades de absorciónde la a^ricultura por el capitalismo. El desarrollo del capitalismoen la agricultura ha seguido en Francia vías díversas y ha avanzadocon ritmos desiguales en cada una de ellas. Por otra parte, global-mente ha sido una absorción lenta y, en particular, ha conservadodurante un tiempo anormalmente prolongado un campesinadonumeroso. Esto plantea dos series de problemas : la de los efectosdel propio ritmo de desarrollo del capitalismo en la agriculturasobre el capitalismo francés en general, y la referente a los modosde coexistencia en el interior de la esfera agrícola de estas distin-tas formas. (pág. 7).

EI debate que se ha establecido sobre este punto se desprendede la misma concepción que había sido tan vilipendiada por laTercera República : la de la superioridad de la gran explotación.Abiertamente para el Memorandum Mansholt, indirectamentepara el Informe Vedel, el progreso del desarrollo del capitalismo

'Gilles Postel-Vinay.- !_a rente ^nnciere dans !e caprtalisme aRrrcole Documents el recherches d'economre et .rocralisme. Editorial F. Maspero, 1974. Trad.M. Etxezarreta.

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en la agricultura se concibe como una concentración de las explo-taciones.

Curiosamente nos encontramos así muy próximos al debatesobre la cuestión agraria tal como se había establecido en laSegunda Internacional... En los dos casos se refuerza un esquemaque privilegia una forma de desarrollo del capitalismo, y se ignoranlas otras vías de penetración en la agricultura, las formas en quese ha producido la coexistencia entre ellas, y finalmente se apoyansobre las caracter{sticas de la forma que se ha aislado así : la granexplotación capitalista. Es por lo que, limitándose a este únicocamino que se dice ``clásico" , donde el desarrollo del capitalismotiene lugar en torno a una clase de labradores capitalistas, nosproponemos analizar su especificidad.

1ra que en este punto, es preciso constatar una discordancia en-tre la descripción clásica de la economía política, que se apoya en latesis de la superioridad de la gran explotación, y el desarrollo realdel capitalismo en la agricultura. La gran explotación no parecetener, ni haber tenido, la historia y el papel que se le ha asignado.En Francia particularmente se estanca o retrocede en el sigloXIX, y su extensión actual es muy limitada. Además, está lejosde representar una forma típica de capitalismo. Por tanto nocorresponde ni lejanamente a la imagen que da de ella la concep-cián que quiere hacer de la misma la forma privilegiada de absor-ción de la agricultura en el modo de producción capitalista. (pág. 8)

Este replanteamiento no puede hacerse más que sobre unanálisis de la historia real de las relaciones de producción en elsector de las grandes explotaciones y sus efectos. Se trata deexaminar sobre qué se apoya la descripción que se hace del sectorcapitalista e"industrial" de la agricultura, y de confrontarla conla forma exacta de las relaciones de producción que existen en esesector y de determinar ]a posición de este capitalismo agrariofrente a la fuerza de trabajo que explota, a la propiedad territorial,a los otros sectores del capitalismo y al Estado.

Para determinar la forma de capitalismo que se realiza actual-mente en estas grandes explotaciones se intentará primero deter-minar su vía de desarrollo. Habrán de analizarse, por tanto, enesta combinación de las relaciones de producción, sus elementoscontradictorios y seguir su transformación.

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En este aspecto, hay que romper con la descripción de laeconomía clásica, viendo en estas grandes explotaciones la forma

típica del capitalismo en la agricultura, los elernentos que lacomponen -salario, beneficio y renta- se le aparecen, en efectohomogéneas y propias del sistema capitalista. (pág. 9).

...incluso situando a la renta del suelo como atípica del sistemacapitalista, Marx habla de la renta del suelo capítalista... Sinembargo, si la renta territorial es exterior al capitalismo se sabeque es la relación de producción determinante del modo de pro-ducción feudal, donde define dos clases: propietarios territorialesy campesinos. En el modo de producción capitalista, al contrario,

la relación de producción determinante opone la burguesía alproletariado. Por lo tanto, o se trata de un modo de producción,y hay que hablar de dos clases solamente, o se estudia la articula-ción de esos modos de producción y entonces hay que hablar decuatro clases v no de tres.

Restituyendo en este enfoque los análisis de Marx sobre laacumulación primitiva de la renta y sobre la renta territorial, seve precisamente que el modo de producción feudal, y especial-mente la renta de la tierra, continúa jugando un papel esencial enla transición al capitalismo en general y al desarrollo del capitalis-mo en la agricultura en particular. Este papel puede variar segúnla vía en que se establezca la articulación, pero es siempre determi-nante. (pág. 10).

...es la relación de producción feudal que es la renta del suelo elelemento motor del proceso particular de reagrupación de losproductores directos... la explotación de los campesinos por larenta hace de esta relación de producción el agente esencial delproceso de desarrollo del capitalismo en la agricultura, en lamedída en que lleva a los campesinos a las puertas de las grandesexplotaciones. Es en este sentido que ella deterrnina el proceso dereagrupación de los productores : el ritmo de aumento de la rentadictará el ritmo de aparición de los cuasi-proletarios y condiciona-rá, por tanto, grandemente el ritmo de la reproducción ampliadadel capitalismo.

La vía tomada por el desarrollo del capitalismo en la agricultu-ra resulta de la articulación particular de dos relaciones de pro-

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ducción. Esta articulación es un proceso complejo que progresapor etapas. Cada una de ellas está marcada por una transformaciónde estas dos relaciones de producción y sus relaciones reciprocas.Son las etapas de este proceso lo que hay que estudiar antes dedeterminar sus efectos.

Para analizar este proceso era necesario elegir una localizaciónmodelo en tanto en cuanto fuese posible. Las fuentes generalespermiten fijar, según el objeto que se persigue, algunas regionestípicas. Hemos seleccionado aquí L'Ainel y singularmente elSoissonnais, donde dominan masivamente los grandes agriculto-res capitalistas (pág. 11).

PRIMERA PARTE: UNA VIA POSIBLE PARA LAARTICULACION DEL CAPITALISMO AL FEUDALISMO

(En el siglo XVII se produce una seria disminución de losprecios agrícolas). De modo general la renta se defendió contra losefectos de la disminución de precios. En un gran número decasos, de renta en especie se transformó en renta en dinero,haciendo así recaer sobre los labradores el peso de la crisis... Estasituación llevaba a una desaparición de la capa de los grandeslabradores. No pudiendo hacer frente a su rentas se endeudabancada vez más, viéndose obligados los propietarios a veces a frenarel aumento de las rentas. Incluso en ocasiones tienen que renun-ciar a los retrasos para conservar a sus inquilinos (pág. 20).

Si es, por lo menos insuficiente, el reducir la renta del suelo ala forma cuantificable de esta relación de producción y el noconsiderarla más que como la extorsión de cierta cantidad desobre-producto, el análisis precedente permite, sin embargo,situar a los grandes granjeros en relación con ella. Hay queconcluir que ésta pesa plenamente sobre ellos en esta etapa,aplastando su beneficio e impidiendo la reproducción ampliada.Sin embargo, en cuanto respecta a su propia relación de produc-ción, la extorsión de la plusvalía, la situación de los grandes

(1) Regibn situada en el Noroeste de Francia entre Par(s y la frontera alemana.

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labradores era, por el contrario favorable. La miseria campesina-que trae en particular el aumento de la renta- obligaba a unamasa de pequeños campesinos a venderles sus brazos, por lomenos en algunos períodos, por unos salarios muy bajos. (pág. 22)

Dominados por una relación de produccidn no capitalista yno pudiendo aprovecharse de la liberación de los trabajadores parahacer funcionar plenamente aquélla de la que son portadores, lacapa de granjeros capitalistas estaba en situación que permaneciómuy mediocre durante el sigló XVII, e incluso se degradó. Sepuede constatar esta situación por la frecuencia de su endeuda-miento cuando no pueden pagar su alquiler, cada vez más pesado,y por la multiplicidad de embargos cuando se han retrasado excesi-vamente en las obligaciones que han tenido que aceptar (pág. 23}.

Por todos estos aspectos, la relación de producción capitalistaen la agricultura de esta región soissonnaise es una relacióndominada; se puede, sin embargo, sostener que indirectamente seproduce un proceso de reproducción ampliada incluso en estaetapa. Indirectamente, ya que tiene por agente la clase de lospropietarios de la tierra, mejor, una parte de esta clase... Se daaquí un nuevo aspecto de la complementariedad de los dos modosde producción feudal y capitalista.

Podrían recogerse otros ejemplos similares, todos los cualesponen de relieve el mismo fenómeno. La renta del suelo es en estaetapa la relación dominante para la extorsión del sobre-trabajo, ysu alza produce un importante movimiento de concentración ;cuando los granjeros capitalistas puedan aprovecharse de estaconcentración, es decir, cuando el peso de una renta demasiadopesada tienda a diluirse, se producirá un elemento muy favorableal desarrollo del capitalismo en la agricultura, más todavía porqueel campesínado expropiado tendrá una necesidad más urgente devender sus brazos. (pág. 29).

En los siglos XVI y XVII, el aumento de la renta territoriales el fenbmeno esencial del proceso estudiado. En cuanto a losalquileres de las granjas2 los ejemplos estudiados los muestran,

(2) Utilizaremos la expresión "granjas" o"explotaciones" para configurar

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bien alcanzando un techo hacia la mitad del' siglo XVII, despuésde una "ofensiva" que rompe con el aumento regular del sigloXVI, bien continuando vigorosamente su progresión. En todoslos casos la renta domina el beneficio y el capitalismo que aquéllafavorece no es el capitalismo en la agricultura, sino el capitalismourbano hacia el que expulsa a los nuevos proletarios y al quedirige el trigo que, sin ella, se hubiera autoconsumido. La con-centración territorial que resulta no hace más que multiplicar loscampesinos dependientes y miserables. Si nada interrumpiera esteproceso, el verdadero desarrollo del capitalismo en la agriculturano tendría lugar más que mucho más tarde. Es la puesta encuestión de esta dominación la que va a orientar el desarrollo delcapitalismo en la agricultura por una vía particular en esta re-gión (pág. 30).

La inversión de an dominlo en el aiglo XVIII. La dlversi$caciónde !a renta del saelo.

Incluso en el período del dominio completo de la renta delsuelo, esta relación de producción no se encuentra frente a unamasa homogénea de explotados. Los unos son explotados doble-mente: por la renta, en tanto que son parcialmente suministradosde medios de producción por el propietario territorial; y por elcapital, en tanto que son parcialmente desprovistos y tienen quevender su brazos en las grandes explotaciones. Otros son someti-dos solamente a la renta, y entre éstos los grandes granjerosexplotan a los campesinos pobres y a los trabajadores sin tierras.

Durante el siglo XVIII estos grandes granjeros van a liberarsedel dominio de los propietarios territoriales, oponerse con éxito alalza del suelo en la medida, y solamente en la medida, en queésta pesa sobre ellos; ya que, en tanto que pese sobre los campe-sinos pobres, los trabajadores sin tierras e incluso los campesinosmedios, este aumento beneficia a los grandes granjeros así como a

aquellas de un carácter más 'capitalista' y distinguirlas de las explotacionescampesinas. Asímismo las expresiones `agricultor', `labrador', 'granjero', seutilizarán como equivalentes a la palabra francesa `fermiers' que corresponde a losque explotaban las iierras arrendadas a ios propietarios territoriales en régimen`empresarial' o`capitalísta' a diferencia del campesinado pequeflo y medio.

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los propietarios territoriales y al desarrollo del capitalismo engeneral .

Uurante esta nueva etapa se pasa a una dominación absolutade la relación de explotación feudal, es decir, de aumento genera-lizado de la renta del suelo, a una alza diferencia de ésta. Es larelación de explotarión capitalista de la que son agentes los grandesgranjeros la que se convierte en dominante: esta clase impone,solamente para ella, el bloqueo del alza de la renta territorial y,por ello, transforma, solamente para ella, esta relación de produc-ción en una simple relación de distribución de la plusvalía (larenta territorial "capitalista" de Marx). (pág. 31)

La inversión de la dominación hace aparecer una nueva relaciónde explotación dominante: los grandes granjeros durante estanueva etapa autonornizan la renta que les corresponde y la trans-forman en una relación de distribución, obteniéndola del campesi-nado que, por el contrario, permanece sometido a una renta-relación de producción- creciente.

Antes de estudiar esta nueva etapa hay que determinar cuál esla extensión de la renta del suelo; una base muy amplia de éstacondiciona la generalización del proceso estudiado. (pág. 32).

Se constata en la etapa precedenre que esta base tiende aaumentar... a comienzos de la segunda mitad del siglo XVIII... siel alquiler de granjas no es en todos los casos la situación univer-sal, es altamente mayoritaria. La tierra, en esta etapa, está sepa-rada de los productores, salvo por una estrecha franja residual depropietarios campesinos (pág. 32-33) (Aunque)... en algunos luga-res la propiedad campesina se haya defendido mejor contra laconcentración "burguesa" de la etapa precedente. En estos lugaresel alquiler de granjas es menos absoluto; pero incluso en este casoel alquiler de tierras es con frecuencia una necesidad para lospequeños productores propietarios. Es decir, que aunque sea endiversos grados, la renta territorial llega en esta región a la casitotalidad de los campesinos.

Esta universalidad, sin embargo, es engañosa, ya que la rentano es ya una; de partida no se puede hablar ya del campesinado,ya que, si el modo de producción feudal y su relación de produc-ción dominante, la renta territorial, determinan dos clases -los

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prppietarios del suelo y el campesinado-, la diversificación de estarelación determina también la diversificación del campesinadocomo clase. (pág. 35)

Este nuevo fenómeno que es la diversificación de la rentaterritorial aparece brutalmente cuando se estudia la manera en queésta pesa en el siglo XVIII en las diferentes clases en el campo... Sepueden distinguir claramente:

- La clase de los grandes granjeros capitalistas que emplean

una masa de asalariados ern explotaciones muy extensas.- Los campesinos medios, "agricultores", cultivando un

"carro" (30-40 ha.) principalmente con su familia.- Los campesinos pobres, sean "viñadores" o"pequeños

agricultores".- Una masa ampliamente proletarizada. (pág. 36)

...la situación de estas clases repecto a la renta del suelo es muydiferenciada. (pág. 34)

En el seno del campesinado la última capa reagrupa a todos losque están casi completamente proletarizados... y poseen un pocode tierra que completan con alquileres. La media de estos seestablece a 27,7 libras por hectárea. Es una renta fuerte, gene-ralmente a ^atisfacer en dinero.

Los campesinos pobres, aunque tienen propiedades más im-portantes, están también ampliamente sometidos a la renta...siendo ésta algo más fuerte, una media de 33 libras.

Las explotaciones de los campesinos medianos son en generalcompletamente en alquiler, pero la renta es menor: 22 libraspor hectárea, como media, y como para los campesinos po-bres, es aproximadamente equivalente en especie y en dinero(Pá& 37).

EI caso de la clase capitalista se distingue francamente delconjunto precedente... la casi totalidad de sus explotacíones sonen alquiler... pero la renta media no es más que de 13,8 libraspor hectárea, principalmente en especie.

En la etapa precedente se ha visto que la renta terrítorial

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dominaba el conjunto de campesinos en particular de los grandesgranjeros. Esta contradición entre el propietario de la tierra y elgranjero aparece un siglo más tarde profundamente transformadaal término de un proceso en el que se autonomiza, sobre la basede las luchas de los capitalistas rurales, una nueva forma de rentaterritorial (pág. 42).

En la coyuntura más favorabie que se iba a iniciar en el sigloXVIII, esta clase (la de los grandes granjeros) no tenía otraposibilidad que la de entrar vigorosamente en lucha contra larenta del suelo, hasta el punto de que, incluso cuando tenga laposibilidad, evitará siempre la depreciacíón y la desnaturalizaciónde su capital en los circuitos de una relación de explotación queno es la suya, rechazando casi siempre la compra de tierras.Todos su esfuerzos convergen así hacia la libre puesta en marchade la relación de producción capitalista. Ataca por tanto la tentaterritorial como una simple relación de distribución del beneficioque ella obtiene. Esia lucha de clases multiforme y con frecuenciadífusa será durante los tres cuartos del siglo XVIII un éxito total(Pág. 44).

Finalmente es la propiedad territorial misma lo que esta clase(la de los grandes granjeros) trata de remodelar. "Ellos (losgrandes granjeros) consideraban de tal forma sus granjas como unpatrimonio, que las intercambiaban, incluso las vendían y unamultitud de propietarios han sido las víctimas de estas infidelida-des"3 ...estos procedimientos provocaron la reacción de los pro-pietarios que impusieron, cada vez más sistemáticamente duranteel siglo XVIII la confección de catastros a cargo de los granjeros...pero estos catastros se hacen con la presencia y el control delos propios granjeros, únicos capaces de guiar al agente catas-tral (pág. 51).

A1 contrario, a medida que la renta territorial en tanto querelación de producción les pueda ser útil, intentarán utilizarla. Suparticipación en esta relación de producción, sin embargo, noserá nunca importante durante toda la etapa estudiada aquí. Esta

(3) A.D. Aisne, cítado por Postel Vinay.

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no era necesaria para ellos y, en este aspecto, la convergencia deintereses con la propiedad de la tierra se cierra con una divisiónde tareas : las dos clases explotadoras se reconocen mutuamenteuna parte, el granjero se contenta con la obtención del beneficio-en el sentido estricto del término- de la lenta eliminación queopera la renta territorial en alza sobre el campesinado (pág. 52).

La posición de esta clase, por tanto, es ambigua, en el seno deun complejo sistema de contradicciones : se enfrenta con la pro-piedad de la tierra pero en una contradicción que tiende a conver-tirse en secundaria y, en tanto que pesa sobre el campesinado, larenta es necesaria al capital. Respecto al campesinado, por unlado, lleva con ellos una lucha común contra la renta, por lomenos en apariencia, pero sus intereses son esencialmente opues-tos, puesto que para el campesinado a la dependencia de lospropietarios territoriales se añade la que les imponen los grandesgranjeros capitalistas (pág. 54).

Es en esta doble dependencia y en esta doble explotacióndonde se sitúa la masa campesina, pero ésta está profundamentediferenciada y el cuadro cambia según se trate de campesinosmedios o campesinos pobres o proletarios.

Se ha visto que el grupo de campesinos medios se encontrabatotalmente sometido a la renta territorial; de ello resulta unainferioridad cada vez más evidente durante el siglo XVIII enrelación con los grandes campesinos... Esta fracción del campesi-nado es de hecho extremadamente vulnerable: en efecto, estasexplotaciones son en muchos aspectos parecidas a las de lasgrandes granjas (en su sistema de producción)... Se trata de unaproducción mercantil, en competencia directa con los grandeslabradores. Así, es el único sector donde funciona efectivamenteen esta etapa el esquema clásico de la eliminación de la pequeñaexplotación en beneficio de la grande, por los mecanismos mer-cantiles, aunque esta forma de eliminación, específicamente capita-lista, no se desarrolla más que sobre la base de una situacióndistinta en el seno de una relación feudal. Así, una renta fuertesobre los campesinos medios les impone el recurrir al mercado y,simultáneamente, les penaliaa para el mercado. En particular, sesabe que para los grandes granjeros los mejores años son los años

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de crisis cuando la producción es más baja; justo cuando es peorpara el labrador mediano ya que su renta es más pesada (pág. 55).

{Los resultados de este proceso)... son claros: en la mayorparte de los casos, la situación de esta fracción de clase, a pesarde una coyuntura favorable, se deteríora en relación a los granjeroscapitalistas... En muchos casos no pudiendo reproducir ellos mís-mos su capital, este pasa a manos de la "burguesía" rentista que,desde entonces, no sólamente alquila las tierras, sino también unaparte de la cabaña.

Cogidos en estas díficultades los campesinos medios se encuen-tran más ahogados porque los grandes granjeros tratan de aprove-charse de ellas... La tendencia es, por tanto, a la desaparición delos campesinos medios... la mayor parte de ellos pasan a formarparte de la masa más numerosa, de donde se pasa insensiblementedel campesinado pobre, al campesinado proletarizado (pág. 57).

Esta clase, cuyo número todavía aumenta por la absorción delos campesinos medios pauperizados está marcada en esta etapapor una proletarización contínua, aunque muy particular... perola competencia mercantil no juega aquí ningún papel en el paso ala proletarización, que se opera por un sola vía: la fuerte rentaterritorial que pesa sobre los campesinos pobres funciona a unnivel límite que pone en cuestión la reproducción misma de estarelación de producción. (pág. 59).

La competencia no puede jugar aquí el papel que juega paralos campesinos medios, ya que no hay producción mercantil eneste sector... el objetivo es la autosubsistencia. (pág. 60).

Esta situación es inestable y, en el mejor de los casos, exigepor lo menos un sobretrabajo considerable. '{La producción)...exige un tiempo de trabajo mucho más importante que en lasgrandes explotaciones. Este tiempo se emplea sin calcularlo... másexactamente, este cálculo no tiene razón de ser más que postmortem: cuando la sucesión tendrá que recoger las deudas,habrá que pagar los brazos que recojan la cosecha; pero, mientrasviva el productor, sólo importa la cosecha recogida, la cantidad deproducto.

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Mientras tanto este sobretrabajo no era suficiente para mante-ner el campesinado en el cuadro de relación de producción feudal,que surge parcialmente del hecho mismo de su agravación. El alzade la renta impone a los campesinos el tomar menos tierra enalquiler para un pago más alto y hace, por tanto, depender sureproproducción de unos medios de apoyo que tendrán que encontrarfuera, en el cuadro de una relación de producción capitalista. Peroesta transferencia trae consigo una cierta inestabilidad. (pág. 61).

Se abren dos vías al campesinado pobre ante el aumento decarga de la renta territorial. En la prímera se trata de la evicciónpura y simple: la relación feudal, por su propio endurecimiento"libera" a sus dependientes que desde entonces se encuentranformando parte del mercado capitalista de la fuerza de trabajo yque, por tanto, no se mantienen más en el campo. Por el segundo,la relación de producción feudal se apoya sobre la relación deproducción capitalista en la agricultura para aumentar su cargasobre el campesinado y mantenerse en el mismo lugar... Ambasposibilidades coexisten a lo largo de toda esta etapa. (pág. 64).

La renta territorial aparece por tanto como el punto básico dela explotación del campesinado. Se producen pocos obstáculos a suaumento ya que la lucha de clase del campesinado está en épocasnormales grandemente obstaculizada por las contradicciones inter-nas de esta clase. Estas nacen del desarrollo desigual de la proleta-rización entre los campesinos pobres, lo que introduce importantesdivisiones tanto entre los propios campesinos pobres como entreéstos y los campesinos proletarizados... (pág. 72). El sistema decontradicciones se organiza generalmente de forma distinta ya quees una contradicción fundamentalmente secundaria -surgida deuna relación de distribución entre grandes granjeros y propietariosterritoriales la que ocupa el prímer plano, la que opone el campe-sinado a la renta del suelo estando como asfixíada por las divi-siones secundarias la que opone el campesinado a la renta delsuelo (pág. 75).

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Ritmo de diversHicación de la renta del suelo y dtmo dedesarrollo del capitalismo.

La primera época de la diversificación de la renta del suelo

(síglo XVIII) se divide en dos fases, siendo la segunda relativa-mente corta.

En tanto en cuanto la lucha de clase de los granjeros contra laRTI4 es eficaz en este período, más se agrava la extorsión de unsobretrabajo en la clase de campesinos pobres, por medio de larenta del suelo (pág. 79).

La situación del capital agrícola tiende entonces a ser doble-mente ventajosa. La renta es un obstáculo cada vez menor, mien-tras que los campesinos pobres, cargados con una renta crecienteentran más y más en el circuito del intercambio mercantil que leses fundamentalmente desfavorable; son llevados cada vez más avender su fuerza de trabajo. La obligación que constituye la rentaproporciona así los productores inmediatos para el capital (pág. 80).

Este proceso presenta dos particularidades: funciona a unaescala continuamente creciente ya que la RT II aumenta constan-temente, y por otra parte el capital no tiene que pagar el conjuntode la reproducción de esta fuerza de trabajo que se opera parcial-mente fuera de él. De aquí resulta una situación excelente para elbeneficio del hecho de los bajos salarios y de la posibilidad de unareproducción ampliada dei capital que incorpora una parte crecien-te de este semi-proletariado rurai.

Salarios bajos, una renta estable y bastante baja, precios enalza: el capital agrícola se encuentra en buena situacián... (pero)la acumulación se hace por extensión de las superficies dominadaspor el capital sobre la base de un proceso de trabajo idénticodurante toda esta fase. La incorporación al capital por causa de larenta, de una masa creciente de capital variable y la concentraciónde las superficies son dos fenómenos correlativos característicos dela acumulación de capital en este estadio de la articulación de lasrelaciones de producción.

(4) RT I renta que pesa sobre los campesinos capitalistas = relación dedistribución.

RT II renta que pesa sobre el campesinado = relación de producción.

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La manifestación más espectacular de este capitalismo agrícolavictorioso es, en efecto, la aparición de una concentración de unnuevo tipo. Así como en la etapa anterior la concentración;mucho más modesta, era casi exclusivamente a causa de la propie-dad territorial, en esta etapa el agente principal es el capitalismoagrícola. Con él, el ritmo y los métodos cambian (pág. 85).

(En el proceso de concentración que llevan los grandes granje-ros) las compras de tierras representan una pequeña parte, ya quemás vale luchar contra la renta que comprarla... Los dos mediosprincipales de esta nueva concentración son la multiplicación delos mercados secundarios y la acumulación de granjas...

Este movimiento rápido eclipsa la continuación de la contra-dicción de típo antiguo, que disminuye en relación con la etapaprecedente... Con frecuencia, los propietarios territoriales se limi-tan a seguir -de lejos- la concentración de los granjeros, esfor-zándose particularmente en equilibrar a nivel de la propiedadciertos cambios realizados por los explotantes (pág 88).

En toda esta fase, todos los aspectos del proceso llevan a un rá-pido desarrollo del capitalismo. Ampliamente liberados del dominiode la renta del suelo y aprovechándose de los estragos que éstacausa en el campesinado, los grandes granjeros capitalistas conocenun desarrollo sin precedentes, que está impulsado por una coyun-tura favorable. Este proceso va, sin embargo, a engendrar ciertonúmero de efectos que lo contrarrestarán temporalmente (pág. 89).

Segunda fase: Las contradiccionea del proceso.

Esta fase tiene que situarse en la coyuntura del conjunto:sabemos que entonces se acentúa el alza tendencial de la renta delsuelo. Bajo esta presión -que desde largo tiempo antes pesaplenamente en el campesinado- la barrera que ha constituido laburguesia rural va a ceder.

La lenta alza de la RT I que se comienza a constatar al finalde los años 1770 parece más debida a las contradicciones internasdel proceso que hemos examinado que a una ofensiva de lapropiedad territorial... (pág. 89).

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Otro fenómeno vino a acentuar este movimiento. El amplioaumento de la renta del suelo y su acentuación en los años 80provocó una acentuaeión de la contradicción hasta entoncessecundaria que opone e/ coniunto de la clase capitalista a lapropiedad territorial, dado que es sobre "el conjunto de la plusva-lía social" que se deduce la renta. Durante la revolución estacontradicción se convertirá en principal y la burguesía se encon^trará momentáneamente del lado del campesinado. Esta solídaridadno es sin embargo más que parcial -el campesinado lucha contrauna relación de producción mientras que la burguesía quiere cesarde sufrir sus inconvenientes manteniendo sus ventajas- y por tan-to temporal. De ella resultan consecuencias importantes (pág. 92).

La expropiación que realiza la burguesía en cl poder es dehecho un trastorno que afecta sólamente a los detentadores legalesdel derecho de propiedad -lo que pudiéramos llamar la propiedadjurídica-- pero no a la propiedad económica. El modo de produc-ción capitalista no puede prescindir de la renta territorial y, portanto, no es cuestión de liquidarla; el combate que lleva laburguesía tenderá iínicamente a desplazar para su beneficio laatribución de la renta, y por tanto a apropiarse una parte impor-tante de la propiedad territorial.

En el Soissonnais, el inmenso lugar que ocupaba la propiedadeclesiástica dió a este movimiento una amplitud particular. Pero,en su ardor por instaurar una nueva distribución de la renta en sufavor, la burguesía va a entrar en contradicrión con la burguesíarural. Esta, fiel a su tradición de purismo capitalista de ciertotipo, no participará más que muy poco en la compra de bienesnacionales: sólamente un octavo, mientras que las tres cuartaspartes van a"granjeros, banqueros, antiguos parlamentarios,hombres de leyes, negociantes"....para la mayoría de los grandes granjeros el .c_onjunto de estastransferencias no le aseguraban nada bueno : que las granjasconvertidas en bienes nacionales no sean vendidas y habrá quepagar una renta en dinero; que las granjas se vendan, y temíanque estos cambios de propietarios les llevasen al desahucio de losgranjeros o a aumentos de alquíleres. Estos temores eran, además,perfectamente fundados. (pág. 93).

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...en conjunto, la RT I subió muy fuertemente... Desunidosdespués de años muy buenos, víctimas después de un ataque desu propia clase que no podian prever, los grandes granjeros capi-talístas redescubrieron plenamente en esta fase la renta del suelocomo un obstáculo.

A1 contrario que en la primera fase, el aumento de la RT II,aunque fuerte, fue inferior al de la RT L.. Esta diferencia desituación fue parcialmente clara durante la revolución... aunqueparticipaban en la lucha contra la renta (los grandes granjeros) sepreocuparan principalmente, sobre todo durante los primerosaños, de defenderse contra los segadores. E1 campesinado estabadirigido totalmente hacia un único objetivo, liberarse de la renta.Sólo conseguirían, sin embargo, éxitos muy parcíales. (pág. 95).

Hubo pues luchas y el campesinado pobre así como la masa dejornaleros se movilizaron contra la renta, que no había encontradoobstáculos durante largo tiempo. En ciertos momentos precisos,estas tribulaciones de la renta territorial han podido detener lareagrupación de los productores que hasta aquí había funcionado aun ritmo acelerada. Sin embargo, si bien el ritmo de crecimientode RT I fue momentáneamente más rápido que el suyo, funda-mentalmente la RT II mantuvo su ascensión. (pág. 97).

Dado que, a pesar de todo, la RT II pudo mantener suaumento durante esta fase, la tendencia a un abandono crecientede la mano de obra para el capitalismo agrícola se refuerza,llevando consigo una dependencia mayor de estos candidatos aasalariados. El efecto global consiste en una asalarización másprofunda. (pág. 98).

La mano de obra de la que se extrae la renta ha evolucionado.Esta evolución en cierto modo ha sugerido al capital la puesta enpráctica de un proceso de trabajo de estilo manufacturero: ladescomposición del "oficio", -agrupación de obreros parcelariosen un mecanismo de conjunto-. Hasta aquí la complementariedadde ]as dos relaciones de producción es perfecta. Pero la naturalezamisma que liga la fuerza de trabajo al capital limita esta transfor-mación. El desarrollo del capitalismo agricola tiene necesidad demantener el apego al suelo de sus dependientes, lo que lleva a

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restringir fuertemente la evolución del proceso de trabajo apenasiniciado. Por este aspecto también, el modo de producción al quese articula el capitalismo naciente constituye para él cierto obstá-culo durante esta fase. (pa^q. 101).

Hay que tener en cuenta otro aspecto de la situación: latransformacíón momentánea de la relación de distribución entrelos grandes xranjeros y la propiedad territorial lleva a efecto unadisminución de los salarios. Si los beneficios de los capitalesrurales se ven amenazados por el aumento de la RT I, estosbuscan en compensación el aumentar la explotación de su fuerzadé trabajo. (pág. 103).

Esta actitud de los patronos provoca, como se ha visto, laprimera gran lucha de clase abierta entre segadores y^ranjeros.En 1790 y 91 los recolectores se organizan y determinan unmodelo de convenio para hacer pagar a la fuerza a los cultivadores,que se lleva de pueblo en pueblo al sur de Soissons... donde losgranjeros se vieron imponer un pago forzado. En conjunto, sinembarRo, estos recibieron el apoyo administrativo, militar y jurí-dico que les permitió volver a la situación anterior. (pág. 104).

Si el movimiento de los salarios no presenta un segundoobstáculo para el capitalismo agrícola durante este período, elnuevo aumento de la RT I le impone la búsqueda de nuevos me-dios de mantener o aumentar su beneficio. En esta vía, el pro^;resorealizado por la concentración es un elemento importante pero insuficiente...

La transformación del material agrícola -que supondría unamayor autonomía del capital, frente a su mano de obra- perma-nece en el estadio de proyectos en los papeles de algunos invento-res... Así se ensayan algunos carros nuevos, se imaKinan máqui-nas agrícolas... Pero el balance permanece escaso. (pág. 107).

Por el contrario, en la débil medida en que la cooperación enel trabajo se desarrolla en las empresas, permite hacer producirmás a una misma mano de obra y tiende a una intensificación dela producción. Si la intensificación viene como réplica a un aumen-

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to de la renta, no se desarrolla realmente más que en el sector enel que no trastorna el proceso de trabajo general de la granexplotación... en todo caso no es más que un modesto comienzodel proceso de intensificación. Estable desde hace siglos, el capitalcomienza a transformarse bajo la presión de la renta. En la nuevaola de desarrollo de este capitalismo que se abrirá en el sigloXIX, este aspecto tendrá una importancia creciente (pág. 108).

Expansión de la renta territorial, reagrupación de las explota-ciones para una explotación de nuevo tipo: en esta primera ola, laarticulación particular de las relaciones de producción ha trazadouna vía de desarrollo del capitalismo, incluso si, en cierta fase,las contradicciones internas y externas han contrariado el proceso.La inversidn de la dominación en el seno de la relación capital-renta territorial está consagrada por la Revolución y la Restaura-ción no podrá cambiar nada. El proceso que ha marcado el sigloXVIII va a recomenzar rompiendo los obstáculos que lo habíanfrenado: en esta segunda ola del mismo movimiento la vía deldesarrollo del capitalismo así trazada va a ser recorrida más rápi-damente. Estas transformaciones aceleradas permiten entoncesalcanzar cambios decisivos, estableciendo así un sistema que serevelará como muy durable. (pág. 109).

SEGUNDA ETAPA

Como en el siglo XVIII el proceso se va a encontrar marcadopor dos fases sucesivas. En el curso de la primera, que comienzacon el siglo y va hasta los años cuarenta, la separación entre lasdos rentas aumenta de nuevo y muy fuertemenie sobre tododespués de 1820: cuando la RT I permanece estable, la RT IIsalta de 70-80 francos a 120. En ningún momento la diferenciaha sido, ni será, tan importante, y la separación de la mano deobra que resulta va a conducir a profundas transformacionesdurante la segunda fase.

Sabemos que el movimiento de la renta durante el comienzodel siglo XIX, sin mantener el ritmo de aumento del fin del sigloanterior, está marcado por una fuerte alza. La forma particulardel desarrollo del capitalismo en la región soisonnaisse hace que la

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renta que pesa sobre las grandes explotaciones no siga este movi-

míento (pág. 110).

...cualquiera que sea la coyuntura, la clase de los grandes granjerosconsiguió bloquear el aumento de salarios. La relación en nume-rario de la RT I permaneció estable durante toda esta fase a pesarde los altos precios del Imperio o de las exigencias de propiedadterritorial bajo ]a restauración.

La incapacidad de los propietarios territoriales para controlarla circulación de las tierras se encuentra hasta en los casos lími-te... la relación de fuerzas entre los capitalistas y los propietariosde tierras ha cambiado definitivamente; como escribe, para deplo-rarlo, el prefecto de Aisne: "Ellos (los grandes granjeros) ejercensobre la multitud una autoridad bien superior a la de los grandespropietarios" (pág. 111).

No contentos con neutralizar la propiedad territorial y blo-quear la renta, los capitalistas rurales imponen poco a poco con-tratos de alquiler más largos, consolidando asi su implantación yutilizando plenamente su capital.

Más todavía, los Kranjeros más poderosos no se preocupan derenovar sus contratos y se contentan con pagar durante variosaños el alquiler antiguo antes de preocuparse de un nuevo contratoen debida forma. ^Incuria del propietario? Ciertamente, pero noes más que el resultado de la impotencia a la que le han reducidolos grandes granjeros (pág. 112).

Mientras que en esta fase la RT I permanece estable, la RT IIconoce su mayor aumento : pasa del doble al triple de la RT I. Elproceso de reagrupación de los productores directos se acrecentaráconsiderablemente, hasta tender hacia una "liberación" plena dela mano de obra que conduciría a su abandono del campo si no sedesarrollasen cierto número de mecanismos que la mantuvieron alservicio del capital agrícola....numerosos índices prueban que la masa de campesinos pobres ytrabajadores sin tierra no desaparecen en tanto que explotadores(de tierra) en esta fase. Continúan siendo propietarios incluso silas parcelas disminuyen hasta el infinito

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Esta propiedad sufre, sin embargo, una disminución continuaque toma diversas formas. (pág. 114).

Despojados de su propiedades para ser todavía más sometidos aalquileres inestables y a una renta territorial en alza, los campesi-nos pobres y los cuasi-proletarios son obligados a vender susbrazos a los grandes granjeros a una escala desconocida hastaentonces: su reproducción en el cuadro de la relación de produc-ción precapitalista está en desequilibrio acentuado; una armada dereserva, cuyo efectivo se acrecíenta, permanece fijada a sus parce-las, a caballo en dos relaciones de producción que, ni una ni otratoman plenamente a su cargo la reproduccián de sus explotados(Pág. 119).

La masa de los campesinos pobres y los jornaleros tenían queaceptar, bien el pasar más y más bajo el dominio del capitalagrícola, bien abandonar el campo. El éxodo tomó entonces unaimportancia creciente. Así, a pesar de una natalidad creciente, lospueblos como Ressons le Long llega a un máximo demográfico en]os años 1830... La población de Dommiers cesa de aumentardespués de 1836.

Existe, sin embargo, un correctivo importante... a fin de evitarun éxodo masivo de los productores (los granjeros) desarrollan unsistema de afectación al suelo de sus dependientes por la concesiónde tierras, generalmente en subarriendo (pág. 120).

Otros mecanismos funcionan en la misma dirección ; unos sonantiguos, como la costumbre de los grandes granjeros de pagar enespecie los salarios de los jornaleros locales; otros al contrario,aparecen en esta época : así los grandes granjeros compran unelevado número de casas en los pueblos. De esta forma tienen asu disposición un medio muy firme para una mano de obra quesienten inestable. A menudo se reservan estas ventajas para lostrabajadores especializados y difíciles de reemplazar como los pas-tores (pág. 121).

... todos estos medios permiten al capital agrícola, al precio deuna acentuación de las contradicciones, mantener en gran parteuna mano de obra que el aumento de renta aleja a un ritmo

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creciente; le permiten también operar cierta regulación de esteproceso fundamental de reagrupación de los productores directosque la renta realiza. Ya que si en esta fase la renta produce en unconjunto un alto rendimiento no fue sin irreKularidades.

EI movimiento de la RT II no fue uniforme. Casi permanecióestancada durante los veinte primeros años del siglo, para emba-larse en alza de 1830 a 1840. Asi la reagrupación de los productores al principio de este siklo no presenta un progreso notable.Además la coyuntura política dirigía una parte de los trabajadores

a] ejército, de modo que la mano de obra disponible para elcapital agrícola fue en el mejor de los casos similar a la anterior.Los grandes Kranjeros se quejaban de falta de brazos y del aumentode salarios.

En realidad se ven forzados a limitar las transformaciones quepueden iniciar a las que no exigen un aumento de mano de obra,y en este marco se establece un equilibrio. A1 precio de estalimitación se establece incluso un subempleo del proletariado agrí-cola hasta e1 punto que según una encuesta de 1811 entre loscampesinos pobres que deben trabajar un tiempo en las grandesgranjas, una parte -escasa ciertamente- se ve obligada a buscartrabajo fuera del departamento (pág. 122).

De esta falta relativa de mano de obra resulta una situaciónmás bien favorable a los asalariados... los segadores se sienten enposición de fuerza e inician huelgas importantes.

Esta situación se invierte en los años treinta. El proceso dereagrupacíón de los productos funciona intensamente arriesgandoel producir un éxodo completo de proletarios en lugar de llevar ala fijación de cuasi-proletarios a disposición del capital rural. Espor lo que los grandes granjeros desarrollan durante estos añosmecanismos de apego para su mano de obra ; recurren también amedidas administrativas y policíacas para fijar en sus explotacio-nes a los trabajadores inestables (pág. 123)•

Como las petíciones (de forzar la estabilidad de los trabajado-res) fueron rechazadas en nombre de los intereses del capitalindustrial, las diversas formas de afectación que los propios gran-jeros podian ejercer tomaron una importancia mayor. La irregula-ridad del movimiento de la renta del suelo transformó profunda-

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mente la situación del capital durante esta fase. Cuando al comien-zo del período de desarrollo los grandes granjeros se encontraronlimitados por una falta relativa de mano de obra, la intensificación,cuyas primeras manifestaciones aparecieron al final de la faseprecedente, ocupa el lugar principal, relegando a un segundoplano a la concentración.

Si la concentración de tierras no desaparece cesa de tener laimportancia que tenía en el siglo XVIII... las grandes explotacionesexisten ya en el siglo XVIII y si (en algunas zonas) se ve que laabsorción de las pequeñas explotaciones continuaba, en Dommiersal contrario incluso las pequeñas explotaciones parecen estabiliza-das (pág. 124).

Las que subsisten al final del siglo XVIII se consolidan ligera-mente durante la revolución... y las recensiones quinquenales de1836 a 1846 presentan una situación de conjunto de las explota-ciones extremadamente parecida a la del final del siglo XVIII.

El agrupamiento de superficies constantemente mayores porlos granjeros capitalistas, sin ser detenido no tiene ya la impor-tancia que tuvo en el siglo XVIII. Por el contrario, el otroaspecto de la agrupación se mantiene y se desarrolla. Ya no lesbasta a los capitalistas disponer de las superficies mayores posibles,sino que lo principal es reagruparlas como mejor conviene a lasnecesidades de la explotación, lo que supone un trastorno para lapropiedad (pág. 125).

En esta fase el capital de explotación se duplica, mientras quedurante el siglo XVIII había permanecido estable reproduciendoel que ya existía en los siglos XIV a XVI. La forma particularque toma este nuevo fenómeno es debido al lugar que ocupa en elproceso de desarrollo del capitalismo (pág. 128).

Es recurriendo al mínimo de mano de obra suplementaria comose desarrolla esta forma de intensificación. Más todavía, estocomporta ciertos aspectos secundarios que, todos, tienden a unamayor productividad y permiten así a los grandes granjeros realizareconomías de mano de obra en el momento en que el proceso quese la suministraba no funciona más que muy limitadamente.

A1 contrario, hacia 1830 la curva de la RT II sube brutal-

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mente y la situación que había producido esta forma de intensifi-cación tiende poco a poco a desaparecer. Correspondía a un períodode falta relativa de mano de obra; cuando los semi-proletariosrurales se reagrupan en mayor núr?mero en las grandes granjas esinadecuada, tanto más que el movimiento de precios penaliza eltrigo y la lana (pág. 130).

Disponiendo de una mano de ob. a cxtremadamente depen-diente y de la cual ni siquiera tiene que cubrir completamente sureproducción, el capital está en una situación favorable paraextraer el máximo de plusvalía, tanto más cuanto que poco a pocologró organizar un proceso de trabajo más productivo. Por otra partebloqueando la RT I había obtenido la distribución de la plusvalía asu favor. El beneficio se encontraba entonces en buena posición(a pesar del movimiento de los precios) (pág. 131).

Estos beneficios permiten indudablemente una acumulaciónimportante. Encuentra su utilización en el primer movimiento deintensificación que fue centrado en la transformación de la cabañade ovino. Pero... al final de esta fase queda todavía una masa debeneficio disponible: bien permanecerá en el lugar, permitiendoulteriormente una intensificación más importante, o bien saldrá,por lo menos parcialmente, del sector agrícola (pág. 132).

Cierto número de miembros de las familias de Ios grandesqranjeros utilizan en efecto el capital así acumulado en la industriao el comercio... Pero con mayor frecuencia el capital se acumulaen el sector. Y simultáneamente la diferencia entre las dos rentasaumenta y la RT II alcanza su cima. La región experimentaentonces una forma nueva de intensificación que con la intro-ducción de la remolacha en 1850 exigirá una masa muchomás importante de mano de obra. A1 final de esta primerafase el capital espera y los brazos están allí, disponibles y pre-parados.

Formalmente podría parecer que la situación descrita para laprimera ola del proceso se reproduce en la segunda... Pero elcontexto no era el mismo, y esta segunda fase marca por elcontrario el tiempo del más rápido desarrollo de las relaciones deproducción capitalistas (pág. 133).

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En primer lugar los efectos del alza brutal de la RT II en losaños 1830 se hacen sentir plenamente al comienzo de esta fase...Simultáneamente desaparecen los últimos restos de las pequeñasventajas tradicionales en especie lo que acaba de desquilibrar lasexplotaciones de los jornaleros. Si quiere utilizarlo el capital dispo-ne de un ejército de reserva campesino más numeroso. Todo elperíodo que se abre entonces reproduce este fenómeno (pág. 134).

Este fenómeno se destaca por las luchas que lleva la masa deeste semi-proletariado rural cuando la crisis de 1848. Contra ladoble dependencia que supone una RT II muy fuerte intentaimponer que los propietarios territoriales le cedan en arrenda-miento un mayor número de tierras y en baja renta... El hechoque alguno de estos arrendamientos fueran anulados -sin indem-nización- antes de su caducidad una vez "vuelto el orden"muestra bien que el éxito popular constituía un obstáculo deimportancia para el proceso de desarrollo del capitalismo.

Este largo trabajo de proletarización que había operado la RTII en el campo iba a permitir a los grandes granjeros el realizaruna transformación esencial. La intensificación importante quesupone la introducción de la remolacha a partir de 1850 en elSoissonnais supone que se cumplen dos condiciones. Una acumu-lación previa... y un aurnento de mano de obra. Más precisamentesi el número de obreros permanentes permanece aproximadamenteestable a lo largo de todo el siglo XIX, el número de temporerosse dobla con la introducción de la remolacha. Aunque una partede esta mano de obra suplementaria se obtuvo contratando abandas de proletarios rurales que venía de la Francia del Norte...el papel del proceso de proletarización al nivel local fue determi-nante (pág. 136).

Así se cu.bren las condiciones que permiten una nueva inten-sificación. La aparición de las remolachas modifica el conjunto delsistema anterior, lo que necesitaba una transformación masiva delbeneficio en capital Este se obtiene a partir de los capitales acumu-lados en la fase precedente y se desarrolla tanto más facilmen-te cuanto que los beneficios experimentaron un fuerte aumento(pág. 137).

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Así, el aumento del 60 % de la RT I durante esta fase no esdebido a un éxito de la propiedad territorial sino al contrario elsigno de su debilitamiento en el proceso de desarrollo del capita-lismo (pág. 139).

Si se compara la distribución de la plusvalía en esta fase y laprecedente (veremos) que la renta fue incapaz de seguir el movi-miento de los sobrebeneticios realizados en esta rama del capita-lismo... Este debilitamiento de la propiedad terrritorial aparececomo "un resultado histórico específico del modo de produccióncapitalista". En este estadio el propietario se encuentra definitiva-mente "despojado de su papel de organizador y amo del procesode producción y de todo el proceso de la vida social para no sermás que un arrendador de tierras, un usurero agrario y un simplereceptor de renta" (pág. 140).

Hubo, por tanto, aumento de la RT I en esta fase, pero muydébil en relación con los sobrebeneficios realizados. Dominado porel desarrollo del capitalismo, el propietario territorial obtiene asíel último efecto del alza tendencial de la renta sobre la RT I; sucarácter limitado en este período excepcional indica que en lalucha por el reparto de la plusvalía no tendrá más que un lugarsecundario. Se inicia entonces una etapa de baja tendenrial de laRT I que continúa todavía. En el polo opuesto, el reagrupamientode los productores por la RT II es máximo, acentuando más quenunca la situación de dependencia muy particular de la mano deobra de las grandes granjas y permitiendo extraordinarios sobrebe-neficios.

El éxito excepcional que obtiene en esta fase el capitalismoagrícola se enfrenta sin embargo, a dos obstáculos. El primero sedebe a su mismo éxito, a los beneficios que realiza y que logra sus-traer a la propiedad territorial; por diversos canales el capital socialtiende a operar una dedución de estos sobrebeneficios. Por otraparte el hecho de su situación, de la forma de dependencia de lafuerza de trabajo respecto a ella, la transformación capitalista delproceso de trabajo permanece muy limitada (pág, 143).

.., los sobrebeneficios obtenidos por las grandes granjas... entranen el círculo general del capital por tres vías principalmente : el

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precio de algunas materias primas que comienzan a comprar lasgrandes granjas, el crédito que necesitan y las industrias azuca-reras... a la renta como relación de distribución específica en unaetapa de la articulación de los dos modos de producción, sesustituye una relación puramente capitalista (pág. 144).

Los nuevos circuitos de distribución de la plusvalía extraídapor las grandes granjas son todavía en esta fase relativamentedébiles. Representan sin embargo un inconveniente antes de con-vertirse en una amenaza .

Que la reproducción de las condiciones sociales de producciónen el cuadro de la relación de producción capitalista dependaesencialmente de un mecanismo no capitalista (reagrupamientopor la RT II) implica una debilidad de la fuerza que ejerce elcapital agrícola en su mano de obra. Si como la mano de obralocal ésta se encuentra en una situación de dependencia extremasi no va a vender sus brazos más que bajo la fuerza de una rentamuy aita y no "líbremente", esta fuerza de trabajo conservapor estos mísmos rasgos específicos una autonomia irreducible(pág. 145 ).

...aunque sufra un aplastamiento contínuo, subsiste un sectordonde esta mano de obra no es independiente, pero en el queconserva en diversos grados el control de su proceso de trabajo, ypor tanto de su cualificación (pág. 146).

Todos los granjeros se encuentran pues con una nueva resis-tencia: "a la menor observación, al más pequeño reproche, osmencionan el mercado y os amenazan con marcharse".

Además de estas reacciones de la mano de obra, otros dosfactores contribuyen a limitar los deseos de los patronos agrícolasde transformar el proceso de trabajo. Esta mano de obra es pococostosa y, por otra parte, las posibilidades técnicas de las quedisponen los grandes granjeros para realizar esta transformaciónson bastante limitadas {pág. 147).

En este estadio podemos establecer un primer balance. Duran-te cerca de dos siglos se ha producido una misma vía de desarrollodel capitalismo, caracterizada por la articulación particular de las

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dos relaciones de produccián presentes: la renta territorial y elcapital, Si este proceso no fue lineal, sí fue contínuo, bien quemarcado por diversos desplazamientos de las contradicciones, asícomo por su transformación. Dominando la antigua relación deproducción, el capital la hizo saltar (a la renta). Se aprovechó desu alza tendencial cuando pesaba sobre la masa campesina. Cuan-do la renta pesaba sobre él al contrario, la transformó y limitó suaumento. La reproducción ampliada de las condiciones sociales deproduccián capitalista se opera durante este período gracias a lautilización por el capital agrícola de la relación de producciónanterior que extrae un sobretrabajo creciente al campesinado y leobliga así a ir a venderse al capital. En un sentido particular, aquícomo en otros sitios, el aumento de renta condiciona el desarrollodel capitalismo. No se trata en absoluto de un capitalismo autóno-mo. La antigua relación de producción se mantiene en el procesode desarrollo del capitalismo; subsiste a la vez como sustrato delcapital y como condición de posibilidad de su desarrollo: en suprimer papel tiende a debílitarse; en el segundo se refuerza, bienque su base disminuye. Esta situación suministra al capital unafuerza de trabajo muy dependiente que le permite considerablessuperbeneficios ; le impone también algunos límites. Sobre estabase ^éste tipo de explotación capitalista tíende hacia su generali-zación, su consolidación o su involución? (pág. 149).

LA CONSOLIDACION

A1 término de este largo proceso de establecimiento del capita-lismo en la agricultura se presenta el problema de su lugar en elconjunto de la formación social. Este problema ha sido tradiccio-nalmente enunciado de forma estrecha en términos de una "su-perioridad de la gran explotación" (o al contrario de su inferiori-dad...) Esta es una formulación inadecuada, puesto que suponeque en toda situación el conjunto de las explotaciones se enfrentanlas unas a las otras, lo que no es en absoluto el caso. (p. 153)

Para poder postular que la forrna analizada de capitalismorural que se desarrolló localmente tuviera una "superioridad"cualquiera sobre las otras esferas de la agricultura donde la articu-

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lación de las relaciones de producción fue diferente habría quedeterminar a qué nivel estas grandes explotaciones entran enrelación con las otras.

El lugar donde puede afirmarse una superioridad de la granexplotación capitalista es el mercado y antes de nada el mercadonacional. Esta se desarrolla considerablemente durante el sigloXIX, particularmente bajo la presión creciente de la renta. Sinembargo, sigue siendo limitado aunque sea sólamente, por la granimportancia de la propiedad campesina.

Se ha visto también que la gran explotación capitalista noacabó en esta etapa la transformación del proceso de trabajo.Sigue siendo un trabajo manufacturero donde la conjunción de lastécnicas de producción artesanales son decisivas dado que la divi-sión del trabajo y la cooperación son limitadas. A1 contrario "eloficio" campesino puede en su conjunto apropiarse de las princi-pales técnicas de intensificación que aparecen entonces.

En fin, frente al mercado "la superioridad" de las grandesgranjas capitalistas es todavía menor por la exigencia de un bene-ficio medio y regular, exigencia de la que no participa la pequeñaproducción mercantil.

Así, en el estadio que ha alcanzado, la forma de desarrollo delcapitalismo en la agricultura que hemos analizado, no triunfasobre la pequeña producción campesina en fase de convertirse enmercantil. Ni siquiera se establece una especialización real. El findel siglo XIX no está marcado por la generalización de esta vía"clásica" de desarrollo del capitalismo en la agricultura, sino alcontrario, por la intensificación general del sector de la pequeñaexplotación. A1 nivel global, se puede tomar por índice la reduc-ción de las diferencias regionales en la segunda mitad del sigloentre las zonas donde dominan las grandes explotaciones y el restodel país (pág. 153).

La gran explotación capitalista ni detenta una "superioridad"decisiva sobre otros tipos de explotaciones, ni tiene el lugar decontacto para hacerla valer. A1 contrario, se encuentra en relaciónmucho más directa con el mercado capitalista internacional, enparticular con el mercado de la lana, de azúcar y de la remolacha,y sobre todo del trigo.

En este terreno su inferioridad es perfectamente clara. Los

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trigos americanos, indios o rusos se vendían a precios inferiores alos que podía tolerar este capitalismo a medio camino para mante-ner su beneficio... el libre cambio perjudicó sólo a las regionescerealistas, al contrario, las regiones ganaderas prosperaban. Débi-les al exterior y sin fuerza en el interior, en esta etapa dedesarrollo del capitalismo en Francia las grandes explotacionescapitalistas aparecen como el eslabón débil de la cadena.

Esta fragilidad... llc:va a los grandes granjeros a diriKirse cla-morosamente al Estado. L'Aisne y particularmente el Soissonnaisocupa en esta campaña los primeros lugares (pág. 154).

Esta llamada al Estado no es un fenómeno nuevo: ya losgrandes granjeros de t'Aisne llevaron bajo la monarquía unacampaña análoga... Pero en el curso de los años ochenta toma unvalor diferente.

La situación toma un giro. La encuesta de 1886 alaba losméritos de la agricultura "industrial" de los grandes granjeros de1'Aisne... Veinte años más tarde estos temas han desaparecido.Ya no se habla más que de la pequeña explotación, mejor, de lapequeña propiedad; no se conoce más que ella (pág. 155).

Más generalmente durante este período el desarrollo del capi-talismo cambia de ritmo. Respecto al sector agrícola, sus rápidosprogresos se detienen en la Comuna, y el maltusianismo bienconocido de la burguesía aparece entonces. Después de este granmiedo prefiere anular o frenar fuertemente el desarrollo de supropio modo de producción anulando o limitando fuertemente laexpropiación de los campesinos pobres. La alianza con el campesi-nado se convierte en una orientación privilegiada de su política.El "sub-desarrollo" del capitalismo es en este caso una elección(pág. 156).

Las grandes granjas son casi completamente unidades de pro-ducción mercantil. Sin embargo, las mercancías que ponen en elmercado no están todas en la misma situación. La gravedad de lacrisis de los aflos ochenta hace que pese a esta diversidad todas susposiciones se vean amenazadas simultáneamente (pág. 158).

El trigo. Respecto al trigo las grandes granjas entran en com-

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petencia con dos sectores distintos: por una parte las pequeñasexplotaciones mercantiles nacionales, por la otra el mercadomundial dominado por las unidades de producción capitalista dediversos tipos (pág. 157).

Sin haber adquirido en el mercado nacional una ventaja sólidaen la producción y perdiendo la que tenían tradicionalmente en elintercambio, las grandes granjas abordaron en posición muy débilla competencia del mercado mundial que se intensificó entonces.La crisis afectó así plenamente al sector cerealista. Esto no hubierasido más que un mal menor si al mismo tiempo no hubieraafectado a todos los sectores que le aseguraban unos sobre-bene-ficios (pág. 158).

La posición de las grandes graajas soissonnaises en el mercadodel azúcar era al comienzo distinta. El progreso en el consumo delazúcar había aprovechado a un pequeño número de regiones quedetentaban un casi-monopolio. Hemos visto también que su situa-ción respecto a las fábricas de azúcar era bastante favorable... Peroeste monopolio se vió amenazado progresivamente por la compe-tencia extranjera. Las azucareras (para conservar sus salidas) seesforzaron en hacer soportar el peso de la crisis a los producto-res... (pág. 159).

Les fue impuesta, pues, una transformación importante de suscultivos, en una coyuntura muy desfavorable después de un perío-do de degeneración... En este cuadro, la remolacha no pudosostener más el papel que tenía normalmente... El equilibrio capi-talista de estas explotaciones no estaba ya asegurado (pág. 160).

Así el capital tomó bruscamente medidas preventivas: seesforzó en primer lugar en bajar la renta y luego los salarios. Estono fue más que un aspecto coyuntural, y una vez asegurado elapoyo del Estado -y con él la sobrevivencia- estas medidas seprolongaron para una transformación más profunda que permitióuna consolidación de este capitalismo agrícola (pág. 161).

El primer efecto de la crisis fue el reavivar el problema delreparto de la plusvalía entre la propiedad territorial y el capital.

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Fara intentar recuperar la parte de plusvalía necesaria para resta-blecer el beneficio medio, la limitación de la RT I.fue el mediomás inmediato y más eficaz.

En este terreno, los grandes granjeros estaban desde hacíalargo tiempo en posicicín dominante, de modo que su ofensivaprocuró rápidamente sus frutos (pág. 162).

Durante la crisis el problema de la mano de obra en lasgrandes granjas aparece hajo un solo aspecto: el de los salarios.La burguesía rural se queja de un alza de salarios y presenta estefenómeno como el resultado de una distribución defectuosa... elsalario v la renta se consideran igualmente como dos relaciones dedistribución. De hecho se trata de otra cosa y si aprovechándosede la crisis imponen momentáneamente una disminución de sala-rios esto no es más que un aspecto secundario. Son las formasmismas de sus realizaciones de producción las que se modificanentonces por una acentuación del dominio del capital (pág. 166).

De modo general, la explotación por la renta, al aumentar,tiende a eliminar de su esfera una cantidad de trabajadores más omenos "libres" y para los que permanecen la reproducción de sufuerza de trabajo pasa con mayor importancia por el salario. Asítodo el siglo XIX está marcado por un alza tendencial de lossalarios.

Por todos los medios posibles, la burguesía rural ha intentadocontrarrestarla. A pesar de que este aumento de salarios trajerauna serie de contra-medidas por parte de los capitalistas ruralesfue de todos modos impuesta por la transformación de las condi-ciones de reproducción de la fuerza de trabajo... Se distinguen dosfases: un alza lenta y regular que llega hasta los alrededoresde 1860 y que es seguida de un aumento mucho más rápido(Pág. 167).

Más que nunca se trata pues de cuasi-proletarios y es laacentuación de esta proletarización lo que lleva el aumento desalario en este largo per{odo. Esto es ciertamente facilitado por latransformación de los modos de apego al suelo de la mano de obraagrícola. Para la emigración no es más que secundariamente un

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factor del alza de salarios, ya que la eliminación del semi-proleta-riado agrícola permanece controlada.

No se trata de estudiar en general el éxodo de la población...Desde el punto de vista del capital sólo importan las diponibilida-des de fuerza de trabajo en los pueblos... la tasa de ``la puesta entrabajo" (pág. 1(^9).

A pesar del sub-empleo y la disminución de los salarios, lasrelaciones de apego del semi-proletariado rural se mantuvieron du-rante la crisis... Es únicamente más tarde cuando se produce unaruptura : en Dommiers no aparece verdaderamente más que en elcenso de 1906. En una decena de años el éxodo es virulento. Lapoblación total del pueblo disminuye y el número de jornalerosdisminuye en más de un tercio entre 189G y 1906. Sin embargo,esto no es más que un aspecto relativamente superficial del movi-miento de eliminación que lleva de hecho no sólamenie a unafuerte disminución de los trabajadores sino también, en granparte, a su renovación (pág. 171).

Podemos avanzar dos conclusiones. En primer lugar el estudiodel ritmo de las partidas muestra que la eliminación de unaparte importante del semi-proletariado rural ha sido muy tardía;por tanto no ha podido tener en el alza tendencial de los salarios delsiglo XIX el ritmo determinante que se le pretende ordinariamen-te. Por otra parte, la eliminación no tiene lugar más que cuandouna mayor racionalización de la producción es establecida por elcapital agrícola para sobreponerse a la crisis, por tanto, sin moles-tar demasiado al capital. Todo sucede como si se produjera a unritmo controlado.

Esta limitación del éxodo de personal de las grandes granjas seexplica por la transformación del proceso de concentración de lafuerza de trabajo y por el establecimiento de nuevas formas deapego de los trabajadores.

Las antiguas formas de apego tienden a desaparecer... el apegode los productores inherente a su concentración se sustituye poruna nueva forma. Esta sería menos imperiosa que la precedentesi no apareciera simultáneamente con otras formas de afectación

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que son en su mayor parte directamente absorbidas por el capita-lismo agrícola (pág. 172).

En esta etapa la relación de producción capitalista se produceespontáneamente y la presión exterior sobre este proletariado queera la renta tiende a desaparecer. Sin embargo, simultáneamenteel capital reconstituye nuevas formas de afectación por las cualescontrola el éxodo y restablece la dependencia particular de lamano de obra agrícola, que fue amenazada durante un tiempo porla transformación de la situación anterior (pág. 177).

Gracias a esta red sólida y diferenciada de afectación de sumano de obra la patronal agrícola pudo mantener sin cambiar sudespotismo sobre aquélla... El precio es un estancamiento de lapenetración del capitalismo. Pero este inconveniente tiene sucompensación : los grandes granjeros pueden así mantener susexigencias hacia sus dependientes y, llegado el caso, las defenderánduramente....las reivindicaciones de los obreros agrícolas se dirigen más hacialos salarios que hacia su forma específica de dependencia. Inclusoen ocasiones tienden a consolidar ésta última... Sus respuestas sonademás demasiado limitadas para contrarrestar eficazmente elendurecimiento de la patronal agrícola.

Sacudido por la crisis este capitalismo agrícola tiende a conso-lidarse al abrigo de la protección del Estado. Resulta localmenteuna dominación mayor del capital: en tanto que constituye unobstáculo para él, la RT I es limitada, y al perder su función depresión sobre los productores directos necesarios para los grandesgranjeros la RT II también disminuye. Mientras se mantienen lasformas precapitalistas de dependencia, la posición del capitalismoen su articulación en las formas anteriores se refuerza sensible-mente. Los grandes granjeros pueden entonces buscar una segun-da oportunidad intensificando y concentrándose (pág. 178).

Para conservar un lugar beneficioso en el seno del únicomercado nacional protegido, había que producir más, y más bara-to; una intensificación del trabajo era imperativa en las grandesgranjas. Como toda transformación no podía más que producirse

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progresivamente, mientras estaban limitadas por la crisis las posi-bilidades de acumulación.

De 1850 a 1870 el capital de explotación había doblado... Sise estudia su evolución ulterior se constata que este movimientofrenó fuertemente (pág. 179).

Este freno se operó muy pronto... parece ser anterior a 1880...Muchas granjas tuvieron que limitarse a vegetar durante unaquincena de años. Esta débil acumulación tuvo que ser canalizadahacia el sector prioritario; había que hacer viable, en primerlugar, el sector cerealista... (pág. 180).

Hubo efectivamente bloqueo de la acumulación. En tal caso seofrecían dos posibilidades... dividirla (la explotación) su propieta-rio o bien poner un administrador... o bien, las explotaciones noalcanzaron de nuevo la rentabilidad más que por la inyección decapital exterior.

Es un caso excepcional en la historia de este capitalismo ruralque no conoció la competencia del capital exterior. Pero cuandohubo una inyección de capital exterior, ésta no entró en estarama para transformarla e integrarla realmente en el circuitogeneral del capital. Se trató de un fenómeno de amplitud e impor-tancia mucho más limitado. A veces se trata de situaciones mar-ginales... Paralelamente a estas raras y tardías experiencias, laotra fuente de capital exterior fue la industria azucarera... Pero nose trataba de absorber la producción, sino ante la crisis de laremolacha de asegurarse una fuente mínima de suministro deremolacha. En los dos casos el fenómeno fue bastante limitado(Pág. 182).

Más o menos tarde, casi siempre con sus solas posibilidades,se realiza la misma transformación en todas las grandes granjas.La forma que reviste le es dictada por la necesidad de reforzar lasposiciones cuya debilidad había revelado la crisis; pero esta res-puesta tiene que producirse con posibilidades de acumulación muylimitadas -más teniendo en cuenta que una parte importante delcapital es afectado en prioridad a las nuevas exigencias de cultivode la remolacha.

Por esto las grandes granjas se esforzaron en utilizar al máximo

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el capital de que disponían, en particular estableciendo un sistemade cultivo mucho más intensivo... Estas modificaciohes no sonmás que la manifestación de la transformación del proceso deproducción hecha necesaria por la crisis. Es, en efecto, vital paraeste capitalismo el acentuar el dominio y la subordinación dfuerza de trabajo que consume, de imponer una continuiuna intensidad aumentada al trabajo; más que de aumencantidades físicas producidas, le importa el obtener tanto prcomo puede de la mayor cantidad de trabajo aplicada, almás bajo (páf;. 183).

Esta tendencia general se modifica profundamente por la ŝcondiciones específicas de aplicación de la relación de producciónen este sector... el salario a destajo puede permanecer bajo puestoque la primera dirección de la lucha (de los trabajadores) se dirigea elíminar la competencia... Simultáneamente, la intensidad deltrabajo aumenta considerablemente, ligada a una mayor descuali-ficación... (Pero) por descualificado que sea, y a pesar de la dismi-nución de rendimiento que supone, este trabajo es el más prove-choso para el capital. Sobre esta base, resultando del exacerbamien-to de los efectos de la especifidad del proceso de produccióncapitalista en este sector... (la mecanización) se hace posible... Es-tas máquinas agrícolas pueden ser imperfectas, ya que la presenciade una mano de obra sobre -explotada limita el interés en lasmismas desde el punto de vista de la producción (pág, 184).

Su razón de ser es distinta... La máquina es un elemento decoerción más que de producción directa... La máquina está allísolamente para situar a la mano de obra ante la elección siguien-te: aceptar un trabajo más duro o perder el salario (pág. 185).

El conjunto de estas medidas era una respuesta coherente a lasgraves dificultades encontradas. A la baja de los precíos unitariosde la mercancías producidas, oponían un aumento de los rendi-mientos y, para corregir la baja rentabilidad del capital, reforzaronla explotación de su fuerza de trabajo imponiendo unos cultivosmás intensivos, o la superficie dedicada a los productos comercia-les tomó una extensión considerable. Si estas medidas no pudierontomarse en el momento deseado en todas partes, y si con frecuen-

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cia se escalonaron penosamente durante el tiempo de la crisis, asu término volvieron a dar a estas grandes granjas un lugarhonorable en sus beneficios... los efectos de la crisis son asíneutralizados... (pág. 189)

Así, la nueva subida de precios no hace más que consagraresta situación y confirmar los beneficios, más todavía dado que lacrisis había supuesto una fuerte aceleración de la concentración.(Pág.190)

Las grandes granjas disponían de una segunda forma de defen-der su beneficio frente a la crisis. Ya que, si bien ésta era unobstáculo contra la intensificación facilitaba la concentración. Esteantiguo proceso toma entonces, en efecto, una amplitud que nohab{a experimentado desde el siglo XVIII; se presentan sinembargo algunos límites.

En la medida en que expulsa a cierto número de labradores, lacoyuntura de crisis es favorable a la concentración que deseanrealizar los grandes granjeros para devolver al capital su rentabili-dad. Sin embargo esta expulsión es limitada... y parece que laeliminación del campesinado no fue seriamente afectada por lacrisis. A1 contrario, conjugando sus efectos con los de la dismi-nución de precios, el último aumento de la RT I acentúa ladesaparición de las pequeñas explotaciones a beneficio de las gran-des. (pág. 191)

Por el contrario, el papel de la renta es nulo en las dificultadescon que se encuentran los campesinos medios, cuya debilidad sedebe únicamente a la crisis. (pág. 192)

Para los grandes granjeros la situación es distinta. Es el únicogrupo que aumenta la superficie que explota, más que triplica suarrendamiento y este movimiento se acelera hacia el fin de losaños ochenta. Se benefician así no sólamente de las tierras anti-guamente tomadas en arrendamiento por los otros grupos, sinotambién de las tierras que estos últimos explotaban en propiedad.Habiendo impuesto una fuerte baja de la RT I a los grandespropietarios, aceptaban con frecuencia pequeños arrendamientos aprecios próximos a la RT II -tanto por ansia de concentrar como

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por necesidad de afectar personalmente al semi-proletariado ruralque era, parcialmente, su propietario. .

(La concentración) es mucho más considerable cuando loscapitales vienen a suplir a los grandes granjeros debilitados. Elcapital de la azucareras es aquí particularmente activo.

Esta concentración se completa por una reorganización más

profunda que en el pasado. La concentración externa se superpone

a una concentración interna (pág. 194).

La amplitud del movimiento de concentración que operaronlas grandes granjas no debe ocultar sus límites. Por todas partes,en los mismos pueblos que ellas dominan, subsiste en torno aellas un número considerable de explotaciones medianas y peque-ñas... (Si bien) en ocasiones el campesinado deja de ser el amo desu explotación que se convierte en parte en un anexo de la fábricade azúcar... Otras se convierten en parte en apéndices de lasmismas grandes granjas. (pág. 195)

Este no es sin embargo el aspecto principal que explica estacoexistencia. Esta revela más bien la débil capacidad de las gran-des granjas de substituir a las otras formas de unidades de produc-ción incluso en el mismo momento en que más y más su sistemade producción domina sobre las otras explotaciones de la región,que caen bajo el peso de una competencia directa.

Incluso cuando por fin la eliminación del campesinado podráhacerse por un proceso puramente capitalista (la competencia)aquélla no se generaliza... A1 precio de un sobretrabajo, (lospequeños campesinos) pueden subsistir. De la misma forma loscampesinos medios buscan el añadir al trigo y la remolacha unaespecialidad...

Sobre estas bases, su reproducción es posible (incluso con) losrendimientos más bajos que en las grandes granjas... (pág. 196)

El proceso de reproducción (y de intensificación) de estasexplotaciones reposa, se ve, sobre bases distintas que en compe-tencia con la gran explotación ; la extensión de ésta encuentraaquí también su límite.

Será necesaria la guerra -y sólamente allí donde fue total-mente devastadora-, para realizar lo que el capitalismo había sido

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incapaz de lograr con sus propías fuerzas: en las regiones másafectadas, la reconstrucción agrícola se hará en efecto bajo laforma de grandes explotaciones, ahora casi exclusiva. (pág. 197)

LA ESTRATEGIA DE ESTE CAPITALISMO

Sin una rectificación importante, las páginas que precedendarfan un análisis insuficiente de la situación de este capitalismo.Ciertamente, para él, al comienzo de 1880 todo está condiciona-do a la obtención de condiciones de sobrevivencia. Después, du-rante veinte años, utilizó una gran parte del escaso capital acu-mulado para su propia transformación. No obstante, este esfuerzose operó en la incertidumbre.

Una vez asegurada su consolidación, es necesario precisar laapreciación que tenian los grandes granjeros de los resultadosobtenidos. Para ellos, incluso después de la recuperación de losbeneficios, es un balance de desconfianza ei que se establece. Laretirada se convierte en una estrategia.

La generación de los grandes granjeros que conocíó y sobrevi-vió la crisis es, en efecto, la primera en practicar sistemáticamen-te inversiones fuera de la agricultura (pág. 198).

Se trata de una simple retirada, no de un abandono. Losbeneficios se transformaron también en capital en el mismo sec-tor, y los hijos de los grandes granjeros sucedieron a su padres.No obstante, a la etapa de consolidación de este capitalismocorresponde la transferencia de una parte de los beneficios (cuyoorigen es en principio político) hacia esferas exteriores a la agri-cultura (pág. 199).

La especificidad de este capitalismo y sobre todo la dependen-cia particular de la forma de trabajo respecto al mismo, asf comoel lugar a la vez favorable y limitado que ocupa en el conjunto dela esfera agrícola francesa, tiende a proporcionarle durante el sigloXX una evolución síngular. Esta situación le mantiene separadodel movimiento general del capitalismo, para quien la producciónde plusvalía engendra necesariamente el desarrollo de la producti-

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vidad del trabajo, y por tanto, una dismin ŝción del trabajo vivoen el seno del capital.

Se constata, al contrario, en el caso de este capitalismo, quela disminución del trabajo vivo es frenada, y con ella el aumentode su productividad, sin que la posición de éste sea amenazada. Laplusvalía yue se obtiene es poco capitalizada -por lo menos en elsector. Estas grandes explotaciones están como congeladas en unaprosperidad protegida (pág. 203).

LA RECONSTRUCCION Y SUS EFECTOS

Toda la región Soissonnaise no fue destruida por la guerra,pero, por causas distintas, sus efectos se hicieron sentir en todaspartes. El movimiento de reconstrucción fue así el elementodeterminante en la evolución de las grandes granjas y hasta losaños treinta todas fueron marcadas por ello. El lugar de la aplica-ción de la relación capitalista fue transformado.

EI tipo de capitalismo que se constata en estas unidades deproducción al fin del período de reconstrucción supone la presen-cia a las puertas de las grandes granjas de una mano de obranumerosa. Aparentemente se trataría de una simple reproducciónde la situación anterior a la guerra (pág. 204).

Hemos visto, sin embargo, que antes de 1914 la mano deobra era mantenida en el lugar por una red de afectación que lamantenía en estricta dependencia respecto al capital. La guerratranstornó también este aspecto de las antiguas relaciones deproducción que había conservado, en su beneficio, eI desarrollodel capitalismo.

Entre los obreros agrícolas... muchos no volvieron a sus pue-blos... el número de asalariados dobló (en I7ommiers) pero casiexclusivamente por la importación de fuerza de trabajo... Losrecién llegados que empleaban las grandes granjas estaban total-mente alejados del antiguo circuito de dependencia... Si no setrata tampoco de proletarios "libres", la imposición que pesasobre ellos era de otro tipo, y esta diferencia en relación a antesde la guerra, se hizo sentir rápidamente. En cuanto podían, losrecién llegados huían de la explotación particularmente a la que

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estaban sometidos en las granjas. La nueva mano de obra era deuna gran inestabilidad (pág. 205).

No obstante, este cambio en la naturaleza de la fuerza detrabajo del capitalismo no transformó la situación de capitalismo.Este se esforzó, con éxito, en extender a los recién llegados el domi-nio y control que ejercía tradicionalmente sobre su mano de obra.

A fin de evitar que al semi-proletariado con una dependenciaespecífica respecto al capital sucediera un verdadero proletariado,1a patronal agrícola intentó, durante los años veinte, repro-ducir el cuadro abandonado por el antiguo semi-proletariadorural... "el remedio más eficaz para mantener en la tierra a losobreros agrícolas era el de darles, bajo diversas formas, ventajasen espacio (huerto, parcelas que podían ser trabajadas con elmaterial de la explotación...)". Por otra parte, más todavía queen el pasado, la dependencia pasa por la vivienda... Finalmente,aunque continuaron combatiendo la extensión de la leyes socialesa la agricultura los grandes granjeros practicaron bastante unpaternalismo dirigido a conservar su mano de obra... Por todosestos medios, los grandes granjeros reconstituyeron el dominioespecial que tenían sobre su fuerza de trabajo. Sea resucitandoformas antiguas, sea encontrándoles sustitutos, el capital agrícolaconservó la afectación y dependencia de su mano de obra. Puedeasí dejar estancados sus salarios y no preocuparse de modificar suproceso de trabajo. (pág. 206)

... En los años treinta, el tractor, como la cosechadora en el sigloXIX, tuvo quizá una función menor en el proceso de producciónque en la lucha de clases entre granjeros y obreros agrícolas.(Pág. 210)

Fuera de este aspecto, la reconstrucción de estas regionesconsiste en "hacerlas volver a su estadio primitivo". A todos losniveles en los que se hizo, en particular para este elementodeterminante que era la dependencia de los obreros agrícolas. Elresultado fue inestable. La reproducción del mismo tipo de capita-lismo que en el pasado se cerró por una doble crisis que no eramás que en parte la consecuencia de la crisis general de los añostreinta. (pág. 212)

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(Estudiaremos sólo) los efectos de la lucha de clases en latransformación del capital agrícola. Basfa con recordaF la amplitudde estos movimientos en 1936 y 1937, después en 1947 y 1948,así como su violencia y su generalidad...

En todas partes la reacción de la patronal fue idéntica: "Bastacon interrogar a los agricultores de esta región para darse cuentade la intluencia de las huelgas en su decisión de mecanizar... Bajola influencia de las huelgas, tanto para compensar el aumento desalario acordado y la incidencia de las nuevas cargas socialesinstituidas, como para disminuir la influencia y las consecuenciasde la reducción de horas de trabajo, la motorización era la únicasolución posible... Brutalmente sacudido, este capitalismo entrabaen un nuevo proceso. (pág. 213)• .

En este nuevo proceso la parte de las materias primas y lasmáquinas progresa en relación al número de obreros que ponenen óperación estos medios de producción. El trabajo vivo dismi-nuye en relación al trabajo muerto (pág. 214).

Simultáneamente esta intensificación se completa con unasimplificación del sistema de producción en las grandes granjas.Además de la desaparición del ganado de tiro, y por tanto delcultivo de avena, varios sectores de su antigua actividad pierdensu importancia.

Estas grandes unidades de producción pueden así consagrarsea los cereales, a la remolacha de azúcar... El tipo de cultivo asírealizado gana considerablemente en intensidad , bien que ``enlos últimos años haya que notar que la . intensificación ha sidodeliberadamente frenada, ya que los beneficios eran insuficientes ytoda producción suplementaria arriesga el romper el equilibrío delsistema".

Por esta serie de cambios en el modo de producir, una cantidadde fuerza de trabajo puede mover una masa siempre creciente demedios de producción. Por este hecho, la tendencia del capital enrelación a la mano de obra se invierte; no quiere ya conservaren el lugar el mayor número de brazos, sino expulsarlos progresi-vamente (pág. 215).

Por otra parte, a medida que se debilita la dependencia de la

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fuerza de trabajo local, el capitalismo rurat utiliza de formacreciente una mano de obra lejana que se encuentra plenamente enla antigua situación : los trabajadores temporeros... son un sub-proletariado... El capitalismo agrícola no tiene que reproducir sufuerza de trabajo más que durante la duración del contrato y unaparte de su salario es además en especie (pág. 217).

Así, mientras en los años cincuenta el número de "unidades-trabajadores" empleadas en las grandes granjas disminuye regu-larmente, el número de trabajadores temporeros... aumenta fuer-temente... (pág. 220).

Se constata bien en este sector la realización de la tendenciageneral del capitalismo al aumento del trabajo muerto y la dismi-nución del trabajo vivo. Pero con importantes correctivos. Laregresión de1 número de obreros agrícolas que trabajan en lasgrandes granjas ha sído lenta y límitada. Los medios de producciónno han aumentado más que en beneficio de un número limitadode actividades, en la medida en que se desarrolla cierta especiali-zación. Así, el capital de explotación es bastante ligero. Nosencontramos así en el caso de una composición del capital que semodifica un poco en este pertodo (pág. 226).

Todos los elementos convergen ; son otros tantos índices de laestabilidad de la composición orgánica de este capitalismo; todosdestacan los mismos estrechos límites entre los cuales éste semodifica desde hace medio siglo. A este nivel del análisis pareceque se puede hablar de una reproducción de la composicibn orgáni-ca de este capitalismo ligado a la reproducción de las condicionessociales de explotación a pesar de las transformaciones tardías queellas conocen (pág. 228).

Estudiando la composición orgánica de este tipo de capitalismo,hemos mostrado que se caracteriza por el mantenimiento delcapital constante a un nivel bastante bajo. Parece que esta parti-cularidad estaba determinada por el encuentro de cierta forma dedesarrollo del capitalismo y del lugar que ocupan en la esferaagrícola las unidades de producción en las que se realiza.

Efectivamente, éstas se alejaron progresivamente de ciertas

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ramas de producción, para limitarse a ciertas actividades dondeuna cierta trasformación del proceso de trabajo era notoria, exi-giendo sin embargo un capital relativamente débil. Podemosentonces avanzar la hipótesís siguiente: este tipo de agriculturahabrá operado un dominio sobre los sectores de la agricultura queson a la vez beneficiosos y adecuados a su forma singular. Estalimitación es doblemente restrictiva ya que separa importantessectores, y que en el seno de aquéllos en que el capitalismo seestablece, su lugar es limitado (pág. 229).

Desde el punto de vista de las grandes explotaciones se puededecir que su reproducción simple es posible puesto que su estable-cimiento en el sector no implica grandes inversiones, y que esnecesaria por el hecho de los límites de este sector y el lugar queen él ocupan.

En este cuadro limitado, el capitalismo disfruta, sin embargo,de una sólida prosperidad. Si tiene un handicap por el hecho de lalenta rotación de su capital éste es más que compensado por larelación singular de las grandes granjas en la confluencia de la redde sobrebeneficios. Las modalidades diversas de i^ afectación de lafuerza de trabajo permiten, en efecto, como en el pasado, susobreexplotación ; la ausencia de un proletariado ``puro" es unaímportante ventaja para este sector.

Pero la plusvalía realizada por este capitalismo no se limita ala que extrae de su fuerza de trabajo. El sector donde está implan-tado se encuentra en cierto modo con derecho a recoger, bajoformas que varían con el tiempo, una fracción de la plusvalíasocial: por razones que se han señalado antes, primero fue elproteccionimo, después la política de la ONIC y los diversosaspectos de apoyo a los remolacheros, más recientemente losprecios europeos, que hacen de este sector vulnerable un sectorprotegido, sostenido. Esta intervención extraeconómíca para fijarprecios altos asegura a estas grandes granjas una transferenciaregular de plusvalía social -aumentando así sus sobrebeneficios.

Estas diferentes fuentes de sobrebeneficio son tanto más aprecia-bles cuanto que este capitalismo está relativamente fuera del circuitode perecuación de la tasa de beneficios, en la medida en que conocemuy limitadamente la competencia de capitales exteriores.., parece

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que no existe de manera clara una corriente de capital exteriorque se invierte en esta rama, y la estabilidad excepcional de lasfamilias de los grandes granjeros es el mejor índice. Del mismomodo, la fuerte y creciente participación de las grandes explota-ciones en el capital de sus cooperativas parece hacer a estosorganismos bastante independientes y, por tanto, reforzar laautonomía de este capitalismo (pág. 231).

El capitalismo de estas grandes granjas estaría entonces mar-cado por la coexisteneia de su producción simple y de una situa-ción privilegiada desde el punto de vista del beneficio. Establecidoen una rama limitada no puede ni quiere ampliarse a otras ramasagrícolas y no ocupa más que parcialmente la suya propia. Mien-tras que ``suda plusvalía por todos los poros" , puede conservarun capital constante muy bajo y practica una cierta autolimitación.La acumulación que realiza -debida en parte (débil, sin duda) asus cualidades capitalistas- no se opera, por así decirlo, en ellugar de las unidades de producción que se han analizado. (p. 232).Si este capitalismo reproduce la reproducción simple, la plusvalíatanto social como local que afluye a este sector no permanece en élpor mucho tiempo... los puntos de dedicación de los beneficios pa-recen concentrarse en tres : el establecimiento del mismo tipo deexplotación agrícola en otras regiones, locaimente, en la comprade tierras y, por fin, colocándolo en otros sectores. (pág. 232).

Este capitalismo agrícola no necesita, por tanto, más que deuna fracción de los beneficios de que dispone para la acumulaciónlimitada que realiza localmente en un sector, y para la reproduc-ción del mismo tipo de explotaciones en otras regiones; al contra-rio, la parte principal de estos beneficios se orienta en dos direc-ciones; o no se transforman en capital más que saliendo de su ra-ma de origen, o se dedican a compras de tierras. Tanto en uncaso como en otro, los límites de este tipo de capitalismo se en-cuentran consolidados.

En el proceso de desarrollo de este capitalismo rural, se puedendistinguir claramente dos etapas. En una primera época, en efecto,éste se establece a un ritmo bastante rápido, que no es determinadopor un proceso capitalista puro, sino por la articulación particulardel capitalismo al modo de producción anterior. Los límites mismos

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del resultado conseguido llegan a ser críticos con la crisis del finaldel siglo XIX, y este tipo de capitalismo no subsiste , más que porla protección del Estado, al abrigo del cual se consolida lenta-mente conservando sus peculiaridades y sus límites. Desde enton-ces, a pesar de importantes transformaciones y la mejora de losbeneficios, se mantiene hasta ahora bajo el signo de la reproduc-ción simple (pág. 247).

CONCLUSION

En el análisis de la absorción de la agricultura por el capitalis-mo, la cuestión de las grandes explotaciones ha sido tradicional-mente una cuestión importante. Más allá de la descripción que sehace comúnmente, nos ha parecido útil reexaminar, en un marcolimitado pero ejemplar, sobre la base de la historia real, lasrelaciones de producción en este sector de la agricultura.

El análisis que se ha realizado aquí de la vía de desarrollo delcapitalismo que se corresponde con aquellas, además de los efectosque puede tener sobre los problemas generales, en particular sobrela teoría de la renta, Ileva a poner en cuestión la concepción mismade una forma ``clásica" de absorción de la agricultura por el capi-talismo.

En el sector especifico, que se ha tomado como objeto, se haintentado analizar las relaciones de producción, su combinación ylas luchas de clases que se incorporan y las transforman.Así, se han seguido, aunque sea de manera imperfecta, la formade aparición de la relación de producción capitalista en el senomismo del modo de producción anterior y la manera como secombina a la relación de producción anterior como elementodominado. Se puede asi describir el proceso por el cual cesa de serdominado y, sobre esta base, analizar su forma de desarrollo yaque, en el desarrollo del capitalismo se reproducen y transformanlas antiguas relaciones que especifican este desarrollo. Es por loque la gran explotación, tal como nace localmente del modo deproducción feudal, así como su entorno campesino, deben de sersituadas en el proceso contradictorio de las dos relaciones deproducción presentes; el capital y la renta del suelo.

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La vía que tomó esta articulación produjo este resultado espe-cífico que es la gran explotación capitalista que hemos tomadocomo objeto. El conjunto de sus características está determinadopor el modo singular de combinación de estas dos relaciones deproducción, combinación que, ella misma, se modifica por etapas.A partir del momento en que la relación de producción capitalistase convierte en dominante, su ritmo de desarrollo, la formaparticular que reviste, así como los límites que comporta estándescritos en el cuadro del proceso de expansión de la renta delsuelo. La dominacián de la relación de producción capitalista en laregión que se ha estudiado ha transformado y debilitado la rentaen su base capitalista y la ha reforzado en su base campesina.Pero así simultáneamente la renta ha sido constituida en elementomotor y ha dominado con su desarrollo, puesto que ha determi-nado la concentración de la fuerza de trabajo, el ritmo de concen-tración y el de acumulacián (del capital) así como la trasforma-ción del proceso de trabajo.

Es en esto que la vía de desarrollo del capitalismo en laagricultura es una vía específica. Estas grandes explotaciones capi-talistas no se han formado por un proceso de concentración en elseno de unidades de producción en competencia, sino por latransformación, a causa de las contradicciones del modo de pro-ducción anterior, de las grandes unidades de producción que hanobtenido un beneficio de una cierta combinación de las relacionesde producción presentes. Ellas han mantenido también, en con-trapartida, una forma particular de capitalismo, puesto que con-servan rasgos atípicos en el interior del capitalismo dominante.Después de haber tomado estas formas diversas, éstas se manifies-tan todavía, tanto por el proceso inacabado de la transforma-ción capitalista del proceso de trabajo -el que está ligado ala persistencia de la puesta en operación de un proletariado"no libre"- como por la ausencia de una libertad real delcapital en este sector, por la determinación extra-económica de subenefício, la no liquidación de su problemas territoriales, asícomo por su limitada extensión.

Hay que subrayar, por tanto, la impropiedad, o por lo menos,la ambigiiedad de la concepción de la economía política que vefaen estas grandes granjas l:: vía ``clásica" del desarrollo delcapitalismo en la agricultura. Si se quiere indicar con esto que

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ciertos rasgos propios al desarrollo del capitalismo, como la ten-dencia a la eliminación de la renta territorial o la transformaciónde la propiedad del suelo, han sido aquí particularmente avanza-dos, esta definición es en efecto ambigi.ia, puesto que subestima lasparticularidades y los límites reales de este capitalismo rural. Perosi se considera que esta forma de capitalismo en agricultura es"clásico" en que representa una forma ideal y como acabada deeste modo de producción en la esfera agrícoia y que será, portanto, un modelo que seguiría más o menos directamente estemodo de producción en el proceso por el que absorbe la agrícultu-ra, se está haciendo entonces una representación profundamenteimpropia.

El análisis que precede conduciría más bien a invertir estaperspectiva. Allí donde se veía una vía "clásica" del capitalismoen la aKricultura, el análisis de las relaciones de producción realeslleva a distinguir en este capitalismo sus elementos atípicos, sucarácter inacabado y, en cierto modo, arcaico.

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Jurij Lisovskij

La relacíón agricultura-industriaen el marco del desarrollo capítalísta

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LA RELACION AGRICULTURA-INDUSTRIAEN EL MARCO DEL DESARROLLO

CAPITALISTA'

La agricultura, considerada como sector económico autóno-mo, presenta una serie de rasgos específicos que están determina-dos no sólo por factores económicos, sino también por factoreshistóricos y- sociales, e incluso por las condiciones biológico-naturales en las que se desarrollan los procesos productivos agrí-colas.

El carácter específico de la producción agrícola está determina-do sobre todo por el hecho de que, en la medida en que estávinculada a la tierra, a la reproducción de las plantas y de losanimales, a los ciclos vegetativos y biológicos, la naturaleza impo-ne a los procesos tecnólogicos a$rarios sus propias condiciones, supropio ritmo y sus propios plazos. Por lo tanto, en mucha mayormedida que la industria, la agricultura se halla bajo la influenciadirecta y depende de las condiciones naturales, que determinan ycondicionan considerablemente el carácter de la producción eneste sector. Incluso hoy, a pesar de los extraordinarios progresosde la ciencia y de la técnica, que han debilitado la dependencia dela agricultura de las condiciones naturales, dicha dependencia estodavía muy fuerte.

Pero todavía hay más. Los mismos procesos económicos -deacumulación y concentración del capital- tienen en la agricultu-ra un carácter fundamentalmente distinto del que poseen en la

' II Rapporto agrilcoltura-industria nelle condizione dello sviluppo del capita-lismo en Agricoltura e sviluppo del caprtalismo, Ediciones Riuniti, Roma, 1973.Traducción de Carmen Arta{.

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industria. Históricamente, desde la perspectiva del desarrollo in-dustrial moderno con sus impetuosas ascensiones y caidas, ladinámica del sector agrario se ha caracterizado síempre por unarelativa debilidad, por unos ritmos lentos de circulación y acumu-lación del capital. Esta influencia, que frena los procesos econó-micos de la agricultura se debe a su subordinación a la tierra encuanto medio de producción, al monopolio de la propiedad de latierra, a la necesidad de grandes y durante largo tiempo norentables inversiones de capital, necesidad de introducción demejoras , fertilización de los terrenos, selección de las razas de ga-nado, etc., a la larga duración de los ciclos vegetativos y biólogicos.Parte de la renta creada en la agricultura es extraída en forma derenta del suelo y resulta perdida para su reproducción ampliada.La prolongada conservación -propia de la agricultura- de for-mas arcaicas de relaciones basadas en la propiedad de la tierra hafrenado constantemente su desarrollo económico. La entidad de laproducción agrícola ha estado limitada por las dimensiones de latierra adecuada, mientras los ritmos de la circulación del capitalhan estado limitados por el carácter estacional de los cultivos.

El proceso de formación de empresas capitalista-mercantilescomenzó en la agricultura con notabie retraso respecto a la indus-tria. Incluso hoy en muchos países europeos avanzados sigueexistiendo, junto a un grupo más o menos amplio de empresascapitalistas que suministran el grueso de la producción mercantil,una enorme cantidad de pequeñas y pequeñísimas empresas agra-rias escasamente mercantiles, que no disponen ni del capitalsuficiente ni del espacio necesario para implantar una economíamodernal. Durante un largo período histórico fueron precisa-mente estas empresas agrarias las que constituyeron el grueso delas unidades productivas -con una amplia gama de formas derelaciones basadas en la propiedad de la tierra- en el sectoragrario de los países europeos. El carácter conservador de laproducción agrícola ha estado determinado de forma considerable

(1) Al principio de los aflos 60 del presente siglo, en la agricultura de laRepública federal alemana el 52 % de las empresas diponían como media de U,5 a5 hectáreas; en Bélgica el 48 % disponían de 1 a 5 hectáreas; en Holanda el 36% disponían de 1 a 5 hectáreas (IMEMO) La integración agraria europea, Moscú,1967, pág. 36).

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por el hecho de que la empresa agraria -que es su originariacélula productiva prirnitiva- ha sido conservadora debido a supropia esencia, autárquica, cerrada, sin ninguna rel'ación con lascorrientes económicas. Pero por otro lado, ha sido precisamenteesta circunstancia la causa de la gran vitalidad y de la relativaestabilidad de la explotación campesina. Mientras en la industría,con el desarrollo del capitalismo, la consecuencia natural de lacompetencia y su ley general es el incremento de la concentracióndel capital hasta llegar a la formación de grupos monopolistas gi-gantescos, la producción agrícola ha estado siempre caracterizadapor un considerable predominio de pequeñas y medianas em-presas agrarias y de tipo capitalista-individual, enormemente frac-cionadas, y en absoluto comparables por sus dimensiones económi-cas a las empresas monopolistas industriales.

En las últimas décadas, como resultado de 'la concentraciónintensiva de la producción y de la centralización de los capitales,en la agricultura de los paises europeos se está acentuando neta-mente la separación entre un número bastante reducido de gran-des granjas y empresas capitalistas dotadas de ímportantes capita-les y la enorme masa de las pequeñas y medianas empresascampesinas, con medios técnicos atrasados, escasos capitales yuna insignificante producción mercantil. Estas características es-pecíficas son las que desde siempre han dado a la agricultura sucarácter conservador, ias que han retrasado el desarrollo de susfuerzas productivas, y en cierto sentido -al menos hasta las últi-mas décadas- las que han hecho de terreno abonado para afirmarel carácter excepcional del sector agrario respecto a los demás sec-tores de la economíaz .

Y sin embargo, 1^ agricultura forma parte integrante de todoel sistema económico. Su unidad con los demás sectores de laeconomía capitalista está determinada sobre todo por el hecho deque en su interior actúan las mísmas leyes generales propias delcapitalismo, mientras que en el exterior choca con las normas dela economía capitalista de mercado. Las relaciones cada vez másintensas y complejas del sector agrario con los demás sectoreseconómicos y la tendencia a una unidad cada vez más estrecha

(2) Consultar S. Di Benedetto, L'economia agraria nello moderna eonomraeuropea di mercaco. Procersi di sviluppo e problemi di struttura, Nápoles, 1963.

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con todo el organismo económico, determinan que el progreso dela a►ricultura, y hoy más que nunca, sólo sea posible en el marcodel desarrollo del sistema económico en su conjunto, y a lainversa, que el desarrollo normal de toda la economía sea incon-cebible en condiciones de estancamiento, inmovilidad o degrada-ción del sector agrario.

EVOLUCION DE LAS CORRELACIONES ENTRE LAAGRICULTURA Y LA INDUSTRIA.

Las relaciones entre la agricultura y la industria se han idomodificando a lo largo del desarrollo histórico. Durante muchotiempo la agricultura representó para la industria fundamental-mente una fuente de abastecimiento de productos alimenticios yde materias primas, así como también una reserva de mano deobra. A su vez, la industria, por una parte, ase^uraba a laagricultura un mercado para sus productos, gracias al cual estaúltima ha podido desarrollar sus fuerzas productivas, y, por otra,le proporcionaba los medios de producción.

En la época del feudalismo, cuando empezaban a madurardébilmente los gérmenes de la sociedad capitalista, alcanzó unaamplia dífusión entre las teorías económícas (la doctrina de losfisiócratas) la idea de la supremacía de la agricultura sobre losdemás sectores económicos en cuanto único sector útil, productorde actividad. Fue entonces cuando François Quesnay formuló porvez primera en su Tableau économigue el principio metodológicode la búsqueda global sobre el proceso de producción, que fue muyapreciado y posteriormente desarrollado por Marx. Este principiofue expuesto demasiado pronto: en aquella época, y aunque se lehubieran hecho algunas correciones, no hubiera podido ser aplica-do a nivel práctico debido al escaso desarrollo de las relacionesentre los distintos sectores. Como compensación, hoy en día esampliamente utilizado en el sistema enormemente desarrollado delos métodos de balance intersectorial.

La aparición de la técnica y del sistema de las máquinas dio unpoderoso impulso al desarrollo de las relaciones capitalistas, ini-cialmente sobre todo en la industria. En el sector agrario, debidoa su conservadurismo, los procesos progresivos de desarrollo se

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sucedieron mucho más lentamente. E1 sector de la producciónindustrial es, en general, considerablemente más dinámico y activoy ocupa el primer puesto en el progreso económico general 3,desarrollándose en ocasiones a expensas del sector agrario al querecurre en busca de los recursos y los demás factores productivosnecesarios. Ello es particularmente evidente en las fases de lasrevoluciones industriales y de fuerte expansión , cuando la produc-ción industrial utiliza ampliamente mano de obra y capitalesmovilizados en el sector agrario. Lo que no excluye un procesoinverso de afluencia de capitales a la agricultura procedentes deotros sectores de la economia. Está claro que sin dicha afluenciade capitales, habría sido imposible realizar grandes obras de mejo-ra, como sería igualmente imposible hoy en día la moderna revolu-ción científico-técnica que se está produciendo en la agricultura.

Pero antes de la revolución industrial el rasgo fundamentalque caracterizaba la situación de la agricultura era que su partici-pación en los intercambios con los demás sectores era sólo limita-da, se daba en un marco relativamente cerrado. Durante esta fasede desarrollo del capitalismo la agricultura desempeñaba más lafunción de abastecedora de materias primas y de mano de obra,que de adquiriente de productos industriales.

Por aquel entonces existía la tendencia (más o menos fundada)de considerar el desarrollo de la agricultura como un proceso encierto sentido independiente, y a estudiarlo desvinculado de lasrelaciones directas con la industria y con los demás sectores de laeconomía nacional.

A lo largo de la revolución índustrial adquiere gran relevanciael papel de la agricultura como "reserva histórica" de mano deobra para la industria.

Las relaciones capitalistas, que empezaron a desarrollarse con

(3) Ya Kautsky tuvo ocasión de escribir: "En la industria se oculta el resorte

no sólo de su desarrollo, sino también del desarrollo de la agricultura. Ha sidoprecisamente la industria urbana la que ha destruído la unidad de la industria y dela agricultura en el campo, Transformando al habitante del campo en un ...produc-tor de mercanctas dependiente de los caprichos del mercado. Ha sido la industriala que posteriormente ha creado las condiciones técnicas y científicas de la nuevaagricultura racional, revolucionándola con la ayuda de las máquinas y de losabonos qu(micos, del microscopio y de los laboratorios qutmicos..." K. Kautsky,La cuestibn ograria, Moscú, 1926.

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especial intensidad en las ciudades, donde iba apareciendo laindustria, dieron un nuevo impulso al desarrollo del capitalismoen el campo, donde poco a poco corroyeron el sistema de lasviejas relaciones de producción, la economía natural, impulsandoal sector agrario hacia la esfera de las relaciones de mercado4.Pero los procesos de desarrollo del capitalismo en la agricultura,debido al carácter específico de la produccíón agrícola, tuvieronlugar lentamente, y en el campo de algunos países europeospersisten todav{a restos precapitalistas y un importante estrato deeconomfas naturales y seminaturales (España, Italia, Grecia). Estacircunstancia -el desequilibrio entre la agricultura y los demássectores de la economía en lo que se refiere al nivel de lasrelaciones mercantiles monetarias capitalistas- ha contribuídotambién a un cierto aislamiento del sector agrario, al carácterincompleto del desarrollo de sus relaciones con toda la economíaen su conjunto.

Sin embargo, ya en las prirneras fases de su moderno desarro-Ilo capitalista, a la vez que aparecen en su seno las primerascondiciones para algunas formas nuevas de acumulación e intensi-ficación del capital agrario, empezaron a crearse en la agriculturalas condiciones para su transformación en mercado de instrumentosy medios de producción construidos fuera de su esfera especifica.Lo que conllevó serias consecuencias de cara al ulterior desarrollode la agricultura.

Con el progreso técnico, con el desarrollo de la especializaciónde ta agricultura y de la división cada vez más minuciosa deltrabajo, gradualmente y de forma espontánea, fueron desgajándo-se de la producción directamente agrtcola los diferentes elementosde las operaciones productivas, de los procesos y de las líneastecnológicas para la transformación de los productos agrícolas.Inicialmente dichos procesos fueron transformados en empresas,laboratorios o fábricas, estrechamente vinculadas a la producciónagrícola y marcadas todavía por las características de la industriaartesanal.

Pero estas empresas, con la ampliación de sus dimensiones ycon el perfeccionamiento de su base productiva, salen de la órbita

(4) V. I. Lenin, Lo svr/uppo de! capitalismo in Russio, en Upere, vol. 3, Roma,

1956.

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de la producción agrícola y entran en la esfera de la industria,integrándose en el complejo industrial de la circulación de lasrentas y de los capitales. Gradualmente los procesos tecnológicosvan perdiendo sus características específicas, propias de la produc-ción agrícola, y van haciéndose progresivamente más perfectos y

eficientes, mientras el propio sector termina hallándose orgánica-mente vinculado a las demás ramas industriales.

Sin embargo, mientras en la agricultura la evolución de lasfuerzas productivas se desarrolló a través de su formas específicas-en general, de forma lenta y conservadora-, estos sectoresdesgajados se desarrollaron más intensamente, según las leyes deldesarrollo industrial. Gracias a la productividad del trabajo máselevada que en la agricultura y al rápido progreso técnico, seprodujo en estos sectores una intensa acumulación y concentra-ción de capital. Rápidamente adquieren enormes ventajas respectoa la agricultura a nivel de los costes de producción y de lacapacidad competitiva, utilizando además los benefi►íos que lesofrecen las amplias dirnensiones de la producción, el sistema deorganización, la producción de mercancías de calidad y la expan-sión del volumen de la oferta; aspectos todos ellos que no puedenser asegurados por una empresa que permanezca en el ámbito dela producción agrícola.

En cuanto a la calidad, la variedad, la confección, el carácterde masa de la producción y la posibilidad de conquistar los merca-dos, los productos obtenidos a través de un método industrialofrecen indudables ventajas respecto a los productos análogos obte-nidos a través de un método artesanal, De esta forma, el desarrollode los sectores de transformación industrial implicó una degrada-ción de las actividades tradicionales de las empresas campesinas detransformación de los productos agrícolas, así como su expulsióndel mercado debido a su insuficiente capacidad competitiva. Porotra parte, la lucha competitiva y el progreso técnico obligan a laagricultura a adoptar una base técnico-productiva nueva, moderna,y en este sentido debe nuevamente dirigirse a la industria paraadquirir los medios técnicos modernos.

Como consecuencia de todo ello sectores enteros de actividadeconómica y de fuentes de beneficios empezaron gradualmente apasar a la esfera industrial. Simultáneamente, la industria haarrancado también a la agricultura el terreno de venta del corres-

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poqdiente producto final y se ha apoderado del mercado de estasmercancías, alejando de él a la agricultura. Pero, al alejarse de laagricultura y transformarse en sectores industriales y monopolis-tas, estos elementos adquieren nuevas relaciones con el sectoragrícola. En los puntos de alejamiento se forman intensas corrien-tes monetario-mercantiles que caracterizan las nuevas relacionesentre la agricultura y estos nuevos sectores industriales. En sumayor parte dichas relaciones no son favorables a la agricultura.El proceso asume un carácter acumulativo de reacciones en cade-na y va abarcando nuevas esferas de actividades. Dicho de otramanera, la esfera de producción puramente agrícola es cada vezmás reducida. Sus diferentes elementos van desgajándose uno trasotro, siendo absorbidos y asimilados por el sector industrial.

Dichos procesos han continuado, bajo formas todavía másintensas, e incluso más tardías, en la fase del capitalismo mono-polista. Pero en esta nueva fase adquieren nuevas formas y conte-nidos, y comienzan a influir en la agricultura de manera comple-tamente diferente.

LA AGRICULTURA EN LA FASE MONOPOLISTA.

La entrada del capitalismo europeo en su fase monopolista noha favorecido la situación de la agricultura.

En las primeras etapas de la formación y del incremento delcapitalismo monopolista no hubo ningún cambio aprecíable en eldesarrollo de las fuerzas productivas de la agricultura. Más toda-vía, al peso de las arcaicas estructuras y de la renta del suelohubo que añadir la dura carga de la explotación monopolista. Elpropio proceso de formación de la gran industria moderna sedesarro116 en cierto sentido a expensas de la acumulación delcapital en el sector agrario.

El capital monopolista tiene grandes posibilidades de apoderar-se de las posiciones de mando y de dominio en la agricultura. Y enefecto, a su potencia económica concentrada se le ha opuestoprincipalmente una masa de medianas, pequeñas y pequeñísimasposesiones y empresas de tipo agrario y capitalista-individual,aisladas entre sí e incapaces de oponer una resistencia eficaz a loscolosos del capital monopolista-financiero. En todos los sectores

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donde la masa de los pequeños productores agrícolas, mal organi-zados y económicamente débiles, ha entrado en cc^ntacto con lospoderosos y consolidados monopolios industriales, comerciales yfinancieros, evidentemente han sido los primeros en encontrarseen una posición desventajosa y no han tenido más remedio quedesarrollar un papel pasivo.

Existe una profunda diferencia entre los métodos y las formasde subordinación del sector de la producción industrial, por unaparte, y de la agricultura, por otra, a la dominación del capitalmonopolista. En la industria los monopolios establecen su propiadominación introduciéndose directamente eñ la misma producción,operando como grandes productores, eliminando y asfixiando alos pequeños y a los medianos competidores y outsiders. A lolargo de esta lucha competitiva se produce, por un lado, laquiebra y la absorción de las empresas económicamente débiles,y, por el otro, la reorganización y el perfeccionamiento del aparatoindustrial y de la estructura productiva de las empresas máseficientes.

En la agricultura el panorama es completamente diferente.Dentro de la misma agricultura la lucha competitiva en el

sentido real de la palabra, se halla limitada, en proporción varia-ble, a un grupo de grandes empresas capitalistas que suministranal mercado el grueso de la producción y, por lo tanto, desarrollanun papel determinado en el proceso de formación de los precios.5Por lo que se refiere a la masa de las pequeflas y medianasempresas campesinas en las condiciones actuales de la economíacapitalista, y debido a su escasa eficiencia económica, son aparta-das de la participación direcia como fuerza activa en dichos proce-sos. Su estrategia económica queda prácticamente reducida a la as-piración a conservar su propia existencia como unidades económi-cas.

El contenido fundamental de las transformaciones habidas enla posguerra en la agricultura europea consistió principalmente enuna considerable intensificación de la penetración del capitalmonopolista en la producción agrícola, y a la vez en un aumentodel peso específico de las grandes empresas capitalistas mecaniza-das. Los monopolios, en cuanto fuerza externa a la agricultura,

(S) Cfr. S. Di Benedetto, op. cit.

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no intervienen aquí como productores directos. El capital mono-polísta conquista el dominio sobre la agricultura con otros méto-dos, desde fuera se podría decir, mediante el asedio y el contro]de los canales vitalmente importantes para los productores agríco-las de los canales que les unen a los demás sectores económicos.Para ello es amplíamente utilizado también un sistema de gestiónmonopolista-estatal con formas muy variadas y ramificadas, queactualmente en la agricultura de los países europeos avanzados haasumido un carácter extraordinariamente desarrollado.

Una vez conquistadas estas posicíones de domínio, el capitalmonopolista las utiliza para apropiarse de una parte del productoadicional obtenido en agricultura.

Hasta un cierto estadio de desarrollo el capital financiero noestuvo directamente interesado en penetrar en la esfera de laproducción agrícola y en reorganizarla. El carácter fragmentario yla dispersión de la producción agrícola hacían muy difícil, ydurante un cierto tiempo "no rentable", desde la perspectiva delos intereses de los monopolios, el trabajo de reorganización, deunificación del proceso productivo del sector agrario en un siste-ma tecnológico unitario, cuya creación habría podido servir de ba-se, por sí sola, para el paso a la industrialización de los procesosproductivos de la agricultura. Sólo la aguda necesidad -surgida enla fase moderna de desarrollo del capitalismo monopolista- demovilizar todas las posibilidades del mercado, por una parte, y laspremisas creadas en la propia agricultura debido al paso a lamecanización compleja, por otra, abrieron nuevas posibilidades alos monopolios para penetrar en el propío núcleo de Ia producciónagrícola, induciéndoles a ocuparse seriamente de su reorganizacióny a asumir su control.

LA REORGANIZACION MONOPOLISTA DE LAAGRICULTURA.

A lo largo del progreso técnico y de la mecanización de laagricultura, al aumentar el volumen de los instrumentos y de losmedios de producción necesarios, los grupos monopolistas alta-mente concentrados de los diferentes sectores de la industria vanjugando un papel cada vez más importante a nivel del suministro

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de las mercancías adquiridas por los productores agrícolas. Ellodetermina, por un lado, una subordinación cada vez ,mayor de losproductores agrícolas a los grandes grupos monopolistas, y, porotra, el interés de los mismos monopolios por la agricultura encuanto mercado para sus productos. Y también aquí el capitalmonopolista establece su propio control sobre la agricultura através del mercado. Mediante los ' elevados precios demonopolio estipulados para las mercancías vendidas por los pro-ductores agrícolas (la "tenaza de los precios"), los monopoliosextraen de la agricultura sustanciosos beneficias.

Hasta que esto no entró en abierta contradiccicín con lasintereses económicos inmediatos del desarrollo ulterior del capitalmonopolista, los monopolios no estaban interesados en una reor-ganización de la estructura agraria tradicional y la mantenían debuen grado al viejo estilo, en la medida en que les seguía permi-tiendo extraer beneficios de la agricultura.

Pero con el impetuoso desarrollo de la producción industrial-y en Europa además de cara a las perspectivas de la integracióneconómica europea, que recrudeció al máximo la lucha competi-tiva- la importancia de la agricultura para los monopolios indus-triales aumentó repentinamente.

La revolución científico-técnica, el paso de la gran industriamoderna a la praducción de masa en serie, la tendencia a laautomatización de la producción, los enfrentamientos cada vezmás duros entre los grupos monapolistas gigantescos en el mercadointernacional, todo ello ha ido modificando básicamente la situa-ción, requiriendo una movilización de todos los recursos poten-ciales del mercado, la máxima expansión de las mercados existen-tes y la creación de nuevos mercados. El desarrollo de la granindustria moderna, a cambio, ha exigido también la creación deuna agricultura de grandes dimensiones que, a la vez de abastecera la industria de materias primas, debía al mismo tiempo conver-tirse en un gran cliente de la industria y en un consumidor demasas de su producción.

Bajo estas nuevas condiciones el problema de una ampliaparticipación de la agricultura en la demanda real adquirió unaimportancia urgente y determinante para la industria. La necesidadde expansión de los mercados obligó a los monopolios a buscarnuevas vías de penetración en la agricultura, induciéndoles a una

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reorganización según sus propios intereses. Actualmente el sectoragrario representa, respecto a los sectores industriales, no sólouna reserva de mano de obra, no sólo un proveedor de materiasprimas y productos alimenticios, sino también -en virtud de larevolución tecnológica que se está produciendo en su seno- ungran mercado en rápida expansión para las mercancías industria-les: principalmente para los instrumentos de producción, perotambién para los bienes de consumo y los servicios.

El desarrollo de la agricultura se ha revelado necesario no sóloen s{ mísmo, sino también para el desarrollo de todo el sistemaecondmico en su conjunto, y en primer lugar para los mayoresmonopolios en la fase de su expansión económica.

Loa monopolios se han hallado pues ante la necesidad de unintenso desarrollo capitalista en la agricultura, de su reorganiza-ción en tal sentido y de su transformación en un amplio mercadopara las mercancías industriales .producidas por los grupos mono-polistas (abonos químicos, maquinaria, materiales para la cons-trucción, combustible y energía eléctrica, herbícidas, píensos,etc.)

La arcaica estructura agraria de los países europeos es hoy unobstáculo para el rápido desarrollo de su economía en cuya direc-ción se halla interesado el capital monopolista. Respecto a esto losmonopolios se hallan enfrentados al problema de intervenir másactiva y directamente en el terreno de la producción agríco-la, y asimismo en la esfera de la circulación y de la distribuciónde las mercancías agrícolas y en el terreno de la política agraria.Todo ello ha ocasionado profundas y radicales transformacionesen el marco de la producción agcícola de los países europeos.

En estos países la agricultura se desarrolla rápidamente, adoptael método intensivo, se mecaniza y-aunque sea de forma irre-gular, con el acompañamiento de toda una serie de dolorososprocesos sociales y económicos y con la ruptura de la estructuraagraria tradicional- asume formas nuevas, modernas, de indus-trialización de la producción agrícola, basada en un sistema demáquinas y en ocasiones en una total o parcial automatización.

Surgido en la década de los treinta en Estados Unidos, elproceso de moderna reorganización capitalista de la agriculturaalcanzó ya en los años cincuenta a los países avanzados de laEuropa occidental. Este proceso va acompañado de radicales

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transformaciones técnico-económicas y estructurales en el sectoragrario, que han modificado considerablemente cualquier aspectode la agricultura.

La agricultura europea occidental h'a atravesado una enormerevolución tecnológica, cuyo resultado ha sido el paso al estadiode las máquinas de las regiones y las empresas más avanzadas,que suministran el grueso de la producción para el mercado.

En los últimos quince años la producción de los países avanza-dos de la Europa occidentat se halla en una fase de radicalmodernización, de rapídísima ruptura de las estructuras y derevolución científico-técnica, que puede acarrear consecuenciasprofundísimas no sólo para el sector agrario en cuanto tal, sinotambién para toda la estructura de la sociedad de estos países. Seestá produciendo la desintegración de lo que durante siglos fueconsiderado como el "mundo campesino" con su característicosistema de vida, su inercia y su conservadurismo, es decir contodas sus tradiciones negativas y positivas.

En virtud de una serie de causas muy heterogéneas, de las quehemos hablado más arríba, el desarrollo de la agricultura se haproducido históricamente con un gran retraso respecto a la indus-tria y con ritmos relativamente lentos. Ello contribuyó a ratificarla idea de la necesidad histórica y del carácter fatal de dichoatraso. Los acantecimientos de las últimas décadas, sobre todo enlos Estados Unidos, pero también en varios países europeos,demuestran que el retraso de la agricultura no tiene un caráctertan fatal y absoluto.

Mientras desde principios de siglo hasta 1933 el desarrollo dela agricultura en los Estados Unidos fue considerablemente máslento que el de la industria, después del período 1933-1941 seprodujo un fuerte despegue en la producción, y los ritmos deincrement de la productividad del trabajo en la agricultura empe-zaron a sup^rar en algunos puntos a los de la industria.

Si luego pasamos a Europa y analizamos la correlación entreritmos de desarrollo de la productividad del trabajo en la segundamitad de los años cincuenta en un país, por ejemplo, como Italia,donde el nivel de desarrollo capitalista de la agricultura es consi-derablemente inferior no sólo a los Estados Unidos sino también aotros países europeos avanzados, veremos que también áquí losritmos de desarrollo de la productividad del trabajo en la agricul-

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tura durante dicho período, prácticamente no son inferiores a losde la industria.

LA INTEGRACION DE LA AGRICULTURA EN UNSISTEMA ECONOMICO UNITARIO.

El enorme incremento de las necesidades de la agricultura anivel de máquinas, instrumental, combustible y otras mercancíasindustriales ampliamente utilizadas por las empresas capitalistasmás avanzadas, ha Ilevado a una considerable intensificación delas relaciones recíprocas y, a la aproximación de los procesos eco-nómicos entre la agricultura y la gran industria. Ha aumentadoconsiderablemente la afluencia de mercancías y de dinero de laindustria a la agricultura (compra de materias primas por laindustria de transformación), y viceversa (adquisición de productosindustriales por parte de la agricultura).

Se rompe el círculo -en cierto sentido antes cerrado- de laesfera autárquica de los procesos de producción, distribución yacumulación de la agricultura, y se crean las condiciones parauna economía agraria "abierta",condicionada por todo un siste-ma de relaciones y de intercambios con los demás sectores de laeconomía, fundamentalmente con el sector de la producción delos bienes instrumentales y de los servicios y con el de la trans-formación de los productos agrícolas.^^

La agricultura participa cada vez más en la formación de lademanda y de la oferta, en los procesos de acumulación delcapital que son comunes a todo el sistema económico en suconjunto, en la formación y en la utilización de las corrientesmercantiles y financieras que son sus vehículos.

La circulación de las corrientes de mercancías y de dineroentre la agricultura y los demás sectores de la economía seintensifica cada vez más, y en cierto sentido llega a desarrollar elpapel de la circulación sanguínea en relación al sistema de todo elorganismo económico.

Pero el proceso de integración entre la agricultura y la indus-tria no se limita a abastecerse recíprocamente de mercancías. Y,

(h) CEc S. Di Benedetto, op. ci[.

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por otra parte, la "inf]uencia dirigente"'ejercida por la industriasobre las inversiones de capital, sobre las formas y las directricesde la producción en la agricultura no se limita ' al terreno delmercado únicamente, sino que también se expresa en la gradualabsorción por parte de la industria de los elementos de la actividadproductiva que anteriormente pertenecían a la esfera de la produc-ción agrícola. Esta tendencia se ha realizado a lo largo del desa-rrollo histórico por distintos medios.

La necesidad cada vez mayor de conservar y transformar losproductos agrícolas determina que éstos, antes de llegar al consu-mo final, pasen a través de una serie de nuevas instancias y fases,muchas de las cuales se hallan ya fuera de los límites de laproducción propiamente agrícola. Debido a ello asumen una auto-nomía y una dinámica propia de desarrollo. Por otra parte, entrelas diferentes fases del proceso productivo aparecen relaciones deintercambio acompañadas por la formación de nuevas corrientesmercantiles y monetarias. En este caso se crean mercados inter-medios de venta de la producción agrícola que son a la vezmercados para la adquisición de las materias primas de los respec-tivos sectores de la industria. La afluencia de hortalizas, fruta,carne, leche, destinados a la elaboración en los respectivos secto-res de la industria demuestra la impresionante masa de operacio-nes comerciales, crediticias y monetarias, con la correspondienteformación de nuevos beneficios, que acompaña a la evolución delcarácter y de la estructura de la producción agrícola. En ciertosentido no se trata de un proceso nuevo, ya que consiste en irextendiendo el concepto de "materia prima industrial" a nuevasmercancías agrícolas.

"Una tendencia importante de la moderna agricultura de lospaíses europeos avanzados consiste en el constante aumento de]volumen de las compras de mercancías y de servícios fuera delsector agrario, y simultáneamente en el aumento de la partemercantil de la producción agrícola".^ Por otra parte, con ello sereduce también la parte de los productos agrícolas transformadosdirectamente en la propia agricultura.

La relación agricultura-industria se presenta hoy como unproceso cada vez más intenso de acercamiento y compenetración

(7) Cfr. Economre et pe^lilrque, marzo 19G1.

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de estos dos sectores y de su contenido económico, mientras seincrementa el dominio técnico-económico de la industria sobre laagricultura.A Entre estos sectores existe un amplio y múltiplesistema de relaciones recíprocas, aunque en nada similares, en loque se refiere al suministro de instrumentos y medios de produc-ción, materias primas y mercancías de uso.

A lo largo de esta "integración" entre la agricultura y laindustria se establece una única circulación de capitales en elmarco del proceso común de desarrollo capitalista de la economía.

Como resultado de esta iniensa implicación de la agricultura enlos procesos de formación y circulación de las corrientes moneta-rias y mercantiles se establece y se refuerza una interdependenciaestructural y funcional cada vez más intensa entre el sector agrarioy todo el sistema económico en su conjunto.

Ello crea relaciones cada vez más estrechas entre los procesosde intercambio y de acumulación de los capitales en la agriculturay las relaciones de intercambio y las corrientes económico-financie-ras en los sectores más monopolizados, es decir en la gran indus-tria productora de medios de producción.

De esta manera la economía agraria se va integrando gradual-mente en el sistema general de la economía capitalista, cada vezes más "económicamente homogénea" respecto a sus demáselementos en la medida en que las condiciones . tecnológicas,económicas y organizativas de la producción, del mercado, de lacirculación y de la acumulación de los capitales en el sector másavanzado de la agricultura van aproximándose a las condicionesya dominantes en los otros sectores más avanzados de la economíacapitalista.9

Paralelamente a esta unificación de los mecanismos económicosdel sector agrario y a la gradual eliminación de los obstáculos quelimitaban su integración a todo el organismo económico, se estádando también un proceso de expansión e intensificación de losvínculos productivos del sector agrario con la industria, mientrasse perfila la tendencia a la gradual desaparición de sus respectivasfronteras. Las transformaciones en la psicología empresarial refle-

(S) Cfr. S. Di Benedetto, op. cit.(9) /bidem.

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jan las modificaciones técnico-económicas que intervienen en laagricultura y que se mueven en el sentido de la eliminación de lasdiferencias entre la actividad empresarial agrícola y la de cualquierotro sector. En la agricultura menos desarrollada de la Europacontinental esto se expresa a través de un debilitamiento de lasseculares ataduras que inmovilizaban al campesino en su tierraaun cuando su trabajo no le proporciona un beneficio de algunamanera suficiente. En los Estados Unidos esto se expresa de formaaun más evidente, en cuanto la actividad empresarial en el terrenode la agricultura está considerada -al menos teóricamente- sólocomo una de las formas de husiness, similar a cualquier otrasiempre y cuando permita extraer beneficios.

La simbiosis cada vez más estrecha entre los diferentes sectoresde la producción agrícola con los correspondientes sectores de laindustria ha llevado en la fase actual a la aparición del sistema delagrobusiness, o sea a la creación de un conjunto económicounitario que incluye tanto a la producción propiamente agrícola,como a tos sectores industriales que la abastecen y transformansus productos. Algunos economistas consideran el agrobusinesscomo un sector de la economía con entidad propia, y 1o estudiancomo tal.l o

Todo el sistema de las compañías y de las empresas, y losmonopolios de la industria de transformación y de la que suminis-tra a la agricultura los medios de producción, constituyen, juntocon el sistema del crédito y de la financiación de la agricultura ycon la esfera de la distribución y de los servicios, lo que actual-mente es denominado el sistema del agrobusiness. De lo dichoanteriormente se desprende claramente que el agrobusiness es laencarnación del capital monopolista moderno, que ha invadido laesfera de la agricultura con la finalidad de someterla a su dominio.Sin embargo sería un error no darse cuenta de que precisamenteel agrohusiness es actualmente una potente fuerza motriz quefecunda la agcicukura, dotándola de medios crediticios y contri-buyendo a su reorganización de acuerdo con principios modernos,introduciendo en ella nuevas máquinas y medios técnicos, hastalas últimas conquistas de la ciencia.

(10) Véase, por eiemplo, Davis, Goldberg, A cnncept of Agrobusrness, Boston,195G.

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Por todo lo que hemos dicho más arriba, es imposible actual-mente estudiar al desarrollo de la agricultura -en el marco deuna economía avanzada- separadamente de todo el sistema eco-nómico en su conjunto. Sus lazos con toda la economía sonactualmente tan intensos y orgánicos que resulta difícil establecerdónde termina la agricultura y dónde comienza la industria. Porotra parte, es precisamente esto lo que nos permite utilizar am-pliamente el concepto de complejo agroindustrial entendido comaunidad econámica agregada, y asimismo aplicar la metodología ylos modelos del balance intersectorial para establecer las relacionescuantitativas y las proporciones entre los diferentes elementos dela estructura económica mediante el análisis de las corrientes quelas unen, constituidas por la masa de las mercancías, por losmedios monetarios y por los servicios.

LA SUBORDINACION DE LA AGRICULTURA A LOSMONOPOLIOS.

El desarrollo de la agricultura se produce ►uando la influenciade la producción industrial es preponderante y dominante. Así sedesprende de la creciente subordinación de la agricultura al capitalfinanciero y a la industria monopolista.

A medida que aumenta la importancia de la agricultura comomercado para los monopolios industriales, estos últimos manifies-tan la tendencia a adquirir un control cada vez más efectivo sobreeste mercado y sobre todo el sector de la producción agrícola ensu conjunto.

La concentración del capital y el reforzamiento del podereconómico de los monopolios en los sectores que suministranmedios e instrumentos de producción a la agricultura, y en lossectores de transformación de las mercancías agrícolas, intensificatodavía más dicho proceso y lo hace total. A1 introducir elemen-tos de progreso en los procesos técnico-productivos de la agricul-tura, la industria refuerza al mismo tiempo su propia fuerza demercado en el eampo de los intercambios con la agricultura y, através de los métodos monopolistas de formación de los precios deventa de las propias mercancías, absorbe una parte cada vezmás substanciosa del beneficio agrícola.

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Por lo tanto la agricultura, a pesar de conquistar ampliasposibilidades para aumentar la productividad del trabajo, no tienemás remedio que paKar el costo creciente de los .suministrosindustriales de instrumentos y medios de producción y del sectorde servicios, y termina por hallarse cada vez más sometida a los de-mas sectores de la economía. La agricultura se halla así en un esta-do de doble subordinación respecto a la industria monopolista : porun lado, se transforma en una abastecedora de materia prima parala industria, hallándose en una posición desfavorable a la hora defijar los precios de sus propios productos, y perdiendo simultánea-mente sus propias posibilidades en el terreno de transformación ycomercialización de los productos agrícolas ; por otro lado, laagricultura es un cliente obligado de medios de producción de laindustria. Y también en este terreno carece básicamente de laposibilidad de influir sobre los precios.

La tendencia general se dirige hacia la intensificación de estadoble subordinación de la agricultura a los demás sectores de laeconomía, y hacia una gradual reducción de su .campo de acción aunos límites cada vez más estrechos.

Pero actualmente, el problema de la subordinación de la agri-cultura a la industria no se limita a la relación formal entre losprecios de las mercancías vendidas y adquiridas por la agricultura.En el origen de este proceso de subordinación de la agricultura ala industria están los ritmos de circulación del capital, que en laindustria son más altos que en la agricultura, donde están frenadospor los ciclos biológicos-naturales y por el monopolio de lapropiedad de la tierra. La intensa circulación de los capitales en laindustria asegura ritmos más altos de acumulación y de inver-sión, y por lo tanto una mayor rapidez del proceso de reproducciónampliada. Actualmente la subordinación de la agricultura a laindustria se refleja en el hecho de que el sector agrario va perdien-do cada vez más su propia autonomía y la propia capacidad de dirigirpor sí solo los mecanismos internos de la acumulación y de lainversión de capital.

El mismo proceso de acumulación de capital en la agriculturase halla hoy más o menos rígidamente subordinado a las necesida-des de venta de los sectores monopolistas de la industria queproducen los instrumentos y los medios de producción para laagricultura. De esta forma, la acumulación de capital en la agri-

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cultura es ella misma una condición de la expansión y de laintensificación del proceso de acumulación en la industria. Laformá bajo la que se manifiesta es muy a menudo la de laasunción -por parte de los grupos monopolistas- de la direccióninmediata o indirecta (mediante los canales financieros) y delcontrol sobre el proceso de industrialización de la agricultura. Agrandes rasgos ello se expresa en el hecho de que la mejor partede la renta financiera y de los beneficios de las empresas agrícolasse ta llevan los monopolios que producen instrumentos y mediosde producción para la agricultura, o bien los entes y las organiza-ciones que adquieren las mercancías agr{colas para transformarlas ovenderlas. Esta es una de las causas del retraso de la acumulacióndel capital en la agricultura respecto a la industria.

Como consecuencia de la intervención activa de los monopo-lios en la agricultura son estimuladas las inversiones de capitalsegún las directrices más ventajosas para la venta de los productosde los sectores industriales más dinámicos y más interesados en laexpansión de sus propios mercados, es decir, por lo general, delos monopolios más poderosos. De esta forma, el progreso de laagricultura y su orientación productiva están subordinados cadavez más a la estrategia monopolista, que tiende a la formación denuevas esferas de mercado para las ramas y los sectores máspoderosos de la industria y de los monopolios industriales.

A lo largo de los últimos aflos el capital monopolista de lospaíses europeos ha ido desarrollando una coherente ofensivaconcéntrica con objeto de apoderarse completamente de todos lossectores vinculados a la venta o a la comercialización de losproductos agrícolas. Dicho proceso tiene un doble carácter. Comoobserva el economista francés L. Perseval, "este fenómeno sehalla indudablemente relacionado con la creciente división deltrabajo y con el incremento del nivel de desarrollo de las fuerzasproductivas. Y desde este punto de vista se trata de un fenómenoobjetivamente progresivo. Pero por otra parte, la restricción, queello mismo provoca, del campo de acción de la agricultura y lalimitación de la "libertad" del productor ``independiente" , enlas condiciones de dominio del capital monopolista, favorece aéste último y al reforzamiento de sus posiciones económicas ypol{ticas"11,

(11) En Economie et politique, marzo 1961, pág. 19.

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Es en estos sectores dónde actualmente tiene lugar el procesomás intenso de concentración de la producción y del capital, y deactiva expansión del capital financiero incluso internacional.

Naturalmente, semejante reactivación del capital monopolistanacional e internacional en este sector no tiene nada de casual.Los monopolios han detectado aquí nuevas y grandes reservaspara desplegar un activismo de hecho y para extraer beneficios deello. Coherentemente, han desarrollado una enérgica ofensiva eneste terreno, utilizando también las perspectivas que les ofrecía launificación económica de los seis países europeos del MCE. Lapolítica agraria de la CCE ha abierto a estos consorcios enormesposibilidades de beneficios. El mercado europeo de los productosalimenticios representa actualmente un terreno favorable paradicha expansión. También los europeos están llegando al consumode masas de los productos congelados, a una producción alimenti-cia estandarizada, etc.

Las nuevas empresas de la industria alimenticia no se limitana adquirir los productos de los campesínos, síno que indican a losproductores los productos, la calidad y la cantidad que necesitan.De esta manera, adaptan a sus propias necesidades la orientacióny la especialización de la agricultura. Dicho de otra manera, laaceptación de un determinado programa productivo y de determi-nadas directrices por lo que se refiere a la calidad y a los preciosse convierte en una condición indispensable del trabajo de losproductores agrícolas, los cuales de hecho se iransforman ellosmismos en trabajadores de una determinada empresa industrial,con todas las obligaciones que de ello se desprenden, pero sinningún derecho a la autonomía empresarial y a las decisionesautónomas.

Paralelamente, la gran industria expulsa del campo de ladistríbucíón de los productos alimenticios a los pequefios comer-ciantes que son incapaces de plantearse la venta a gran escala,como es indispensable en las condiciones actuales.

Para el desarrollo de las relaciones entre la agricultura y lossectores industriales de transformación de las materias primas esespecialmente importante que los centros de control de dichasrelaciones correspondan a la esfera de intereses del capital finan-ciero e industrial. De esta forma, la decisión de las respectivas

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partes del distinto poder de mercado de los productores agrícolas(en cuanto vendedores), por una parte, y de los industriales de latransformación (en cuanto compradores de materia prima), porotra. Naturalmente, el poder de mercado de los productores agrí-colas es inconmensurablemente menor que el de la industria detransformación y de los centros de compra de la materia primaagrícola.

El proceso de asfixia de los diferentes elementos de la agricul-tura no se limita únicamente a la esfera productiva, sino queabarca todo el sistema de los servicios, que son absorbidos ya nodirectamente por el capital industrial, sino por otros componentesdel capital financiero, como el capital comercial y bancario, queintervienen en la esfera de los transportes, del crédito, de losseguros, del comercio, del alquiler de la maquinaria, de la con-servación de los stocks, de las instalaciones frigoríficas, etc. Laconcentración en la industria de transformación va acompañadade la concentración en el comercio de los productos agr.ícolas.

LA ECONOMIA AGRARIA Y LA FUNCION DEL ESTADO.

En las condiciones actuales del moderno capitalismo avanzadoy dada la enorme expansión de las funciones del sistema de losórganos monopolista-estatales y de su campo de acción, es impo-sible comprender la esencia de los procesos de desarrollo de laeconomía capitalista sin tener en cuenta el papel económico delEstado. El Estado y el sistema ampliamente ramificado de susórganos económicos se hallan actualmente integrados en el siste-ma económico del capitalismo, transformándose en un componen-te de la economía capitalista. De hecho, sin el complejo y univer-sal sistema moderno de intervención estatal sería en generalimposible la existencia y el desarrollo actual de la agricultura. Lafunción ejercida por el Estado en el terreno de la regulación de lasrelaciones económicas entre la agricultura y la industria es enor-me y determinante. `

Tendiendo a garantizar, en la medida de lo posible, un desa-rrollo proporcional de todos los sectores de la propia economía, elEstado sostiene artificialmente al sector agrario, que es tradicio-nalmente el más débil. La intervención estatal en la agricultura

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consiste básicamente en el hecho de que el Estado, con la ayudade diferentes métodos y formas de intervención directas e indírec-tas, Ileva a cabo una redistribución de la renta nacional a favordel sector agrario. De este modo, la agricultura queda en ciertamedida compensada por lo que pierde a causa de su mismadebilidad en el mercado, resultado de la desfavorable relación defuerzas en los contactos con los monopolios industriales, finan-cieros y comercíales, en el marco de la tendencia general a ladisminución del papel de la agricultura en la renta nacional y a lareducción de su campo de acción. Si la agricultura tiene la posibi-lidad de existir y desarrollarse, ello es debido únicamente al apoyoestatal que recibe.

El sistema estatal de apoyo a los precios, las compras, lossubsidios, los préstamos y las dotaciones estatales, junto con elcrédito privado que muy a menudo es estimulado también porentes estatales, son los que han hecho posible la orientaciónactual de la agricultura, su reorganización sobre la base de lamoderna mecanización, el neto aumento del rendimiento y de laproductividad, eic.

Evidentemente, todo ello implica grandes gastos para la balan-za del Estado. La parte de los fondos estatales destinada a la ayudade la agricultura se halla en constante aumento.

Como resultado de la polítíca internamente contradictoria delEstado burgués surge regularmente la necesidad de nuevas dispo-siciones de intervención y de apoyo a la agricultura, disposicionesque deben garantizar regularmente un precario nivel de equilibrio.Precisamente por esto, la intervención estatal en la agricultura delos países capitalistas avanzados ha alcanzado tan enormes dimen-siones, y seguirá aumentando, transformándose en un procesoprogresivo e irreversible.

El proceso de redistribución de la renta nacional se va compli-cando cada vez más en la medida en que se intensifica la inter-vención estatal. Por un lado, una parte cada vez mayor de benefi-cios y de rentas obtenidos en la agricultura va a parar, a través dediferentes canales, a las manos de los grupos del capital financiero.Por otro lado, y como consecuencia de la intervención estatal, seinvierten fondos cada vez mayores en la agricultura, en su desa-rrollo y modernización técnico-económica, en las obras de mejo-ramiento y fertilización de las tierras, en la reorganización de su

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estructura, en la realización de la reforma agraria y en el desarro-llo del sistema cooperativo.

EI carácter contradictorio de dicha política agraria consistesobre todo en el hecho de que el Estado burgués, a pesar deproclamar abiertamente el carácter antieconómico de la masa delas pequeñas empresas agrarias, a pesar de considerar natural yprogresíva su liquidación masiva y el éxodo de los campesinos alas ciudades, simultáneamente adopia en la práctica una serie demedidas a largo plazo que contribuyen a sostener y a conservarestas empresas campesinas. Naturalmente, dichas disposiciones deintervencíón estatal están determinadas principalmente por unanecesidad general del sistema capitalista : por la r,ecesidad deconservar el equilibrio económico y social. Estas disposiciones sonventajosas sobre todo para los grupos monopolistas y para losgrandes propietaríos agraríos. Pero al mísmo tiempo el sistema deestas medidas y normas de intervención estatal concede también alas pequeñas empresas agrarias ciertas posibilidades para no pere-cer, para seguir manteniéndose a flote.

Las etapas de la evolución de la economía agrícola a lo largo de sudesarrollo históriro podrían configurarse de la siguiente manera: dela masa homogénea de las economías naturales individuales campesinas, cada una de las cuales contenía en forma embrionaria todoslos elementos de la economía moderna, a través del desarrollo de lasrelaciones de mercado, se llegó a la formación de un mercadonacional, a la constitución, por decirlo así, de la unidad económi-ca-territorial. Pero ésta fue sólo la primera fase del movimientoobjetivo hacia la unidad, una fase que estuvo caracterizada por undesarrollo aún débil de las relaciones intersectoriales, mientras loque predominaba eran las relaciones de mercado más o menoslibres. La etapa sucesiva, actual, de esta evolución, vinculada alnacimiento y al rápido desarrollo de los monopolios y de lasformas de capitalismo monopolista de Estado, se ha caracterizadopor la enorme dilatación, profundización y complicación de lasrelaciones intersectoriales, por la integración de la agricultura enun conjunto económico unitario orgánico y por la pérdida de suvieja autonomía. En esta etapa se llega no sólo a la unidadterritorial para la fluidez del mercado nacional sino a una unidadeconómica orgánica a una compenetración de todos los sectoresde la economía nacional. Estos procesos van acompañados de una

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intervención activa en la producción agrícola del capital financiero,que en una determinada etapa de la evolución del sistema econó-mico se encuentra interesado en una reorganización de la agricul-tura según ciertas directrices.

Actualmente la agricultura de los países capitalistas avanzadosya no se presenta como una masa homogénea de pequeñas empre-sas aisladas. Bajo la influencia de diferentes fuerzas y fermentoscoagulantes, en esia masa homogénea han cristalizado y siguencristalizando determinadas formaciones más o menos grandes. Elcarácter de dichas formaciones y de los lazos y fuerzas que lasmantienen unidas es muy variado, llegando a ser incluso hostilesentre sí. Entre estas formas y fuerzas que estimulan las tendenciasunificadoras en la agricultura se hallan el gran capital agrario, elcapital financiero, el movimiento cooperativo, el capital monopo-lista de Estado. Estas tendencias se expresan en las formas delagrobusiness, en la integración vertical, en el rápido incrementode las cooperativas y de la "economía de grupo", etc. Sontendencias muy diferentes que tienen en común el hecho de quede un modo u otro estimulan la "coagulación", la unión de losdiferentes elementus de la producción agrícola, creando así lascondiciones para la formación de una nueva agricultura modernacon un alto grado de concentración de capital y de desarrollo de,los métodos industriales. En los países capitalistas avanzados laagricultura se halla en una fase de rápido desarrollo ; la consecu-.ción de la cúspide de dicho desarrollo coincidirá probablementecon la desaparición de la agricultura como sector autónomo de laeconomía y con su total inclusión en el sistema económico bajo laégida del capital financiero.

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J. Cavailhes

EI análisis leninista. dela descomposición del campesinado

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EL ANALISIS LENINISTA DE LADESCOMPOSICION DEL CAMPESINADO'

"La teoría de la evolución no caf^italista de la

agricultura en la sociedad taf^italista es, de he-

cbo, la teoría de la inmensa mayorta de 100

profesore.r burgueses y de los oportunistas del

movimlento abrero del mundo entero. No serta

exagerndo decir gue esta teoría es una ilusión, un

suerto en el que se mece toda la sociedad hurgue-

sa ' '.

Lenin, 1917

Para los marxistas, el estudio de la cuestión agraria es elanálisis de la situación, aparentemente parodójica, de la agricultu-ra en el capitalismo contemporáneo. En casi la totalidad de lossectores de la actividad económica, el desarrollo del capitalismo seha traducido en una concentración y una centralización crecientesde los medios de producción y en un aumento del número de losasalariados en relación a los no asalariados. Esta evolución hallevado a una situación en la que algunas empresas internaciona-les controlan los sectores clave de la economía mundial y reinansoberanas sobre ejércitos de millones de proletarios. Esta es unaevolución que no sorprende al teórico marxista: Marx demostróclaramente que "el modo de producción capitalista implica unatendencia al desarrollo absoluto de las fuerzas productivas".1Ahora bien, en el sector agrícola no se ha producido nada pareci-do: el salariado retrocede, la concentración de los medios deproducción se da, sin duda, a largo plazo, pero progresa en unritmo extremadamente débil en relación a la tasa de concentración

' J. Cavailhes: L'analyse leniniste de la desrompnsition de la ^raysannerre. Criŭ ^ques d'economie politique, n° 23. Francois Maspero. Traducción cedida por Editorial Fontamara.

(1) El capátal (Le capital, Pleiade), t. 2, p. 1031.

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en las ramas industriales, y la centralización de capital no seproduŭe.

Una situación como ésta exige, pues, una explicación, ymuchos marxistas se han dedicado a esta tarea. La cuestión reves-tía particular importancia a principios de siglo: era, ante todo, unterreno de combate ideológico importante contra los economistasburgueses que veían en el mantenimiento del "orden eterno delcampo " una prueba del fracaso de la teoría marxista, pero pre-sentaba también una gran importancia política, debido al peso delcampesinado en las sociedades europeas de entonces. La cuestiónfue abordada, pues, por los principales teóricos del marxismo.Kautsky le consagró un libro, Lenin la trató repetidas veces, RosaLuxemburg abordada el problema a través del imperialismo. Pudopensarse, entonces, que la polémica contra los autores burgueses,en particular contra los populistas rusos, tomaba un gíro favora-ble a los marxistas: todos los estudios, sólidamente argumenta-dos, demostraban que el capitalismo se desarrollaba en la agricul-tura.

Sin embargo, algunas decenas de años más tarde, fue precisoretractarse : la concentración de las explotaciones se reaiizaba conun ritmo exasperadoramente lento, e incluso podía observarse unadisminución del salariado en la agricultura. La cuestión agrariaconoció entonces, y conoce ahora, un incremento del interés,hasta el punto de haber pasado hoy a ser la principal cuestión quese plantean, no sólo los economistas marxisias, (en materiaagrícola) sino también los planificadores y los políticos de laburguesía, que, decididamente, están hartos de constatar que laagricultura se niega obstinadamente a evolucíonar de acuerdo conlas sabias previsiones que habían elaborado.

En los numerosos e importantes desarrollos consagrados a lacuestión los marxistas contemporáneos no suelen conceder muchaatención a Lenin. Una lectura apresurada puede, en efecto, llevara pensar que Lenin, lo mismo que Kautsky, se "equivocó",previendo, erróneamente, el desarrollo de una agricultuca capita-lista, el crecimiento de un proletariado agrícola, la concentración,cada vez más rápida, de las explotaciones. Así, tras una rápidaojeada a los capítulos dedicados a la agricultura en E1 desarrollodel capitalismo en Rusia y en los Nuevos datos sobre !a agricultu-ra americana, se llega, muchas veces, a la conclusión de que

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Lenín era un estadístico que no comprendía gran cosa en el terrenoteórico, y también de que no daba ni una en el blanco ya que elcapitalismo agrario no se desarrolló de ningún modo tal como élpensaba.

De hecho, una lectura precisa de Lenin nos conducirá a laconclusión de que la tesis que defiende es enormemente másmatizada y, sobre todo más rica que la caricatura que se intentaatribuirle.

En sus Nuevas transjormaciones económicas de la vida cam-

pesina, en El contenido económico del populismo... y, sobre todo,

en El desarrollo del capitalismo en Rusia (1899), se dedicó acriticar las teorías populistas y a sentar las bases para un análisismarxista de la formación social rusa.

LA DESCOMPOSICION DEL CAMPESINADOSEGUN LENIN.

Las tesis de los popullstas.

Fue en polémica contra las corrientes populistas que Lenindesarrolló su análisis de la formación social rusa de finales delsiglo XIX.

Según los populistas, el capitalismo no se desarrolla en laagricultura: la desaparición de la vieja propiedad nobiliaria, basadaen el sistema de prestación personal, debe ceder su lugar, enRusia, a un sistema de pequeña producción mercantil. Lo quepresentan los populistas es una visión paradisiaca del campo,dedicado a la pequeña producción : en él no se introduce ladivisión del trabajo, el éxodo agrícola es inexistente, la opresión,la miseria, el paro, que son patrimonio tanto del capitalismocomo del viejo sistema, pueden al fin eliminarse. Es más: lapequeña producción mercantil en el campo es el mejor aliado deldesarrollo del capitalismo en las ciudades, y la ruina del pequeñoproductor, cuando se produce, perjudica al capital, ya que res-tringe su mercado interior. Partiendo de ahí, para los populistas,el régimen de pequeña producción es la forma "normal", "natu-ral", podría decirse, de la producción agrícola, y el capitalismo,en la agricultura, no puede ser otra cosa que una desviación

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accidental, una cosa fortuita, sin raíces profundas, y, por tanto,condenada a desaparecer. Naturalmente, los populistas, a partirde esta visión según la cual las relaciones económicas en el campoconstituyen un sistema particular de "producción popular" ,desarrollan toda una ideología franca y abiertamente reaccionaria.Accesoriamente, apoyan sus argumentos en citas de El capilal yse reclaman de Marx, lo cuat demuestra que a este último puedehacérsele decir lo que uno quiera a poco que no se le hayacomprendido correctamente o a condición de ser lo bastantedeshonesto.

EI método general de Lenin.

Para estudiar el tipo de crítica de Lenin contra los populistas,para entender qué significa su concepto de descomposición delcampesinado, se precisa algo muy distinto que una lectura im-pregnada de estructuralismo: se hace necesaria una lectura queparta del conocimientó de que "en todas las formas de sociedad,son unas condiciones determinadas de producción las que asignana todas las demás su rango y su importancia. Estas iluminanel todo donde se reflejan todos los colores y es lo que les da toda susingularidad. Es un éter particular que determina el peso específicode todo lo que en él existe de relevante... El capital es la formaeconómica de la sociedad burguesa que lo domina todo. Constituye,necesariamente, el punto de partida y el de llegada"2 .

"Para entender, hay que analixar cada una de las ramas de laindustria en particular, su desarrollo en el interior del país, sutransformación en sector capitalista; en suma, hay que examinarlos hechos que se relacionan con el desarrollo del capitalismo enel país".3 Este es el método de Lenin, en contraste con el de lospopulistas: "Los árboles les impiden ver el bosque, no perciben,detrás de la forma de la propiedad de la tierra de las distintascomunidades campesinas, la organización de la economía social

(2) K. Marx /ntroduccibn genera! a!a crttica de !a aconnml^ politica, Oeurres,coll. la Pléiade, t. l, pp. 261 262.

(3) Lenin, F! desarrnllo de( capitalrsmo en Rusia. O.C., ProRreso, Moscú,1969, t. 3, p. S9.

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rusa en su conjunto".4 Según Lenin, para resolver el problemaparticular de la agricultura lo que debe llevarse a cabo es elestudio del desarrollo del capitalismo en general. Este método, queva del conjunto a lo particular, del todo a las partes, es, evidente-mente, el de Marx, pero, desgraciadamente, ha sido un tantoolvidado por numerosos "especíalistas" agrarios, que han inten-tado resolver la cuestión agraria limitando su visión al horizontedel campo en lugar de contemplar el conjunto de la sociedad.

La descompoatción del campesinado.

Es situándose en este punto de vista general que Lenin puededescribir la evolución de la agricultura en Rusia. Lo hace a partirdel concepto de descomposición del campesinado, designando comocampesinado al régimen nobiliaria y patriarcal basado en la pres-tación personal que caracterizaba a Rusia hasta la desaparición dela servidumbre. "El conjunto de las contradicciones económicasque se dan en el seno del campesinado constituye lo que nosotrosllamamos descomposición del campesinado. A1 emplear el términode "descampesinización", los mismos campesinos dan una defi-nición extremadamente exacta y completa de este proceso quetiende a destruir radicalmente al viejo campesinado patriarcal y acrear nuevos tipos de población rural... A1 comienzo de esteproceso aparecen desigualdades entre los patrimonios, pero enningún caso puede limitarse el proceso a esta "diferenciación".El viejo campesinado no es tan sólo objeto de una "diferencia-ción", sino que se destruye por completo, deja de existir, quedatotalmente suplantado por tipos nuevos de población rural quecontituyen la base de una sociedad en la que dominan la econo-mía mercantil y la producción capitalista. Estos tipos son laburguesía rural (sabre todo la pequeña burguesía) y el proletaria-do rural, la clase de los productores de mercancías en la agricul-tura y la clase de los asalariados agrícolas. Es extremadamenteinstructivo que un análisis puramente teórico del proceso deformación del capitalismo agrario demuestre que la descomposi-

(4) Lenin, E! cnnlenldo ecnnbmrco de! populismo, O.C. 1958, t. I. P. 369.

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ción de los pequeños productores es un factor importante de esteproceso".5

Este texto, particularmente importante, permite comprenderqué quiere decir Lenin cuando habla de descomposición del cam-pesinado: el concepto se articula en torno a tres ideas principales,a las que volveremos :

- el desarrollo del capitalismo no se produce mediante una"diferenciación" de las viejas formas de producción y el accesode las unidades de producción más importantes a la cateKoría deempresas capitalistas, desapareciendo las más pequeñas y dejandolibre un proletariado. El capitalismo se desarrolla "destruyendocompletamente" las viejas formas de producción, que dejan deexistir. Esto fue lo que demostró Marx, por ejemplo en los capítulos sobre la acumulación primitiva, y Rosa Luxemburg Io ilustrdmagníficamente en la segunda parte de La acumulación del capital.

Se trata de una ley absolutamente general del desarrollo delcapital: se opera a través de la ruina de las viejas formas deproducción, que quedan desestructuradas a lo largo de procesos encuya base se encuentra a menudo la violencia (la "liberación"del productor directo de sus medios de producción), y cuyoselementos se reestructuran de modo distinto (aparición de unafuerza de trabajo "libre" que se transforma en mercancía y quese intercambia por capital). Desde luego, las vías por las que seopera esta descomposición pueden ser variables : hay diferenciasconsiderables entre, por un lado, Inglaterra, donde los dominiosfeudales se han transformado en grandes explotaciones capitalistasen las que se crían ovejas (movimiento de los "cercados") y, porotro, Francia, donde los dominios fueron divididos en explotacio-nes pequeñas y medias. Pero en ambos casos quedó totalmentedestruido el dominio feudal. Esto significa que, para averiguar si elcapitalismo se extiende o no a la agricultura, no es obligato-riamente pertinente seguir la evolución de la concentraciónde las unidades de producción agrícola. Entre 1892 y 1970, lasuperficie media de las explotaciones agr{colas francesasha pasado de 7,5 a 20,5 ha.; para unos esto es mucho, paraotros muy poco; pero, de hecho, nos da lo mismo, ya quesemejante constatación no permite avanzar ni un solo milímetro

(5) E! desarrollo..., cit., pp. 180-181.

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en el estudio de la penetración del capitalismo. Lo que hay quehacer, en cambio, es estudiar y analizar minuciosamente, elproceso de destrucción de las viejas formas de producción, viendosi han sido o no remplazadas por formas capitalistas de produc-ción ;

- esta descomposición del campesinado engendra una burgue-sía rural y, en particular, una pequeña burguesía y un proletaria-do rurales:

- finalmente, esta descomposición significa, igualmente, ladescomposición de los pequeños productores mercantiles.

lnsistiremos en los aspectos segundo y tercero, que son parti-cularmente importantes y que, sobre todo, pueden ser causa denumerosas confusiones si no se tiene cuidado.

Lenin habla de desarrollo de una burguesía rural y de unproletariado rural, y, para muchos comentadores, esto es sinóni-mo de burguesía agrícola y proletariado agrícola. Ha sido precisa-mente a partir de citas de este tipo, que los comentadores encuestión han concluido que Lenin se equivocaba puesto que, enrealidad, la burguesía y el proletariado agrícolas no se desarrolla-ban. Pero, en realidad, Lenín precisa que la burguesía y el prole-tariado rurales pueden ser tanto agrícolas como industriales ocomerciales: "La descomposición provoca un desarrollo de losgrupos extremos a expensas del campesinado medio. Esto desem-boca en la creación de dos tipos nuevos de población rural, cuyoíndice común es el carácter mercantil, monetario, de la explotación.El primero de estos tipos es la burguesía rural o campesinado aco-modado. Abarca a los cultivadores independientes, que practicanla agricultura mercantil en todas sus formas, y a los propietariosde establecimientos industriales y comerciales, de empresascomerciales... Este campesinado lleva a la vez a la agriculturacomercial y empresas industriales y comerciales... El otro tiponuevo es el proletariado rural... El representante más típico delproletariado rural ruso es el asalariado agrícola, el jornalero, elpeón, el obrero de la construcción o cualquier otro obrero".^

Las precisiones aportadas son, pues, particularmente clarifica-doras: significan que, para comprender la descomposición del

(6) Ibid„ pp. 183-184.

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campesinado, para observar sus resultados, hay que situarse enun marco más amplio que el del sector agrícola, puesto que losresultados de esta descomposición se revelan, al menos en parte,en oiras ramas de la producción.

La conclusión que Lenin extrae tiene un alcance metodológicoabsolutamente general y particularmente importante para nuestropropósito.

Desde un punto de vista marxista, poco importa saber si elcapitalismo se desarrolla en la agricultura : para que la construcciónteórica de Marx dé cuenta de los hechos, basta con que elcapitalismo se desarrolló a partir de la agriculiura, destruyendolas viejas formas de producción y remplazándolas por relacionescapitalistas, por una burguesía y un proletariado; y poco importaque esta burguesía y este proletariado ejerzan su actividad en laagricultura o en cualquier otra rama de producción industrial ocomercial. Puede decirse, incluso, que los resultados de la des-composicidn del campesinado sólo se encontrarán en escasa medi-da en la rama agríŭola de la producción, y que estarán en sumayor parte en la producción industrial y comercial: "El desa-rrollo de la economía mercantil significa, pues, eo ipso, que unaporción incesantemente incrementada de la población se despren-de de lá agricultura, es decir, la población industrial aumenta aexpensas de la población agr{cola :``... la naturaleza del modocapitalista de producción comporta una disminución constante de lapoblación campesina respecto a la población no agrícola" (K.

Marx, El capital, 1. III, t. 3, pp. 28-29)".^ Todo el mundoestará de acuerdo cen esta ley tan simple y tan ampliamente veri-ficada anunciada por Marx, pero sin darse cuenta que se trataprecisamente de la traducción del desarrollo del capitalismo apartir de la agricultura: el mejor tndice de gue el capital sedesarrolla a partir de la agricultura es el éxodo agrario.

Sin embargo, en la definición que da de la descomposición delcampesinado, Lenin introduce, como hemos dicho, un terceraspecto : la descomposición de los pequeños productores campesi-nos. Este es un punto esencial para comprender el conjunto delproceso. En la medida en que la descomposición del dominio feu-

(7) /bid., p. 30.

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dal crea una pequeña burguesía agraria, tal como ocurre en Rus^a(lo cual no significa que esta vía de descomposición tenga unavalidez general, ya que en Inglaterra y, según parece, en Prusia,

Prusia, el dominio feudal engendró directamente empresas capita-listas en la agricultura), esta pequeña burguesía se descompone asu vez: el pequeño burgués (y para Lenin el pequeño productormercantil es una variedad de pequeño burgués), inserto en laeconomía de mercado y sometido a la comepetencia, es eliminadopor el gran burgués, el pequeño capitalista se ve suplantado por elgran capital. Y esto, sencillamente, porque, tal como se demues-tra en el parágrafo dedicado a"la descomposición de los pequeñosproductores de mercancías",H su productividad es inferior a la dela gran empresa.

``Podemos decir que el régimen económico de las pequeñasindustrias campesinas es un régimen pequeño burgués típico,semejante al que ya hemos visto cuando hemos tratado el tema delos pequeños agricultores. En este clima económico y social, laspequeñas industrias campesinas no pueden ampliarse, desarrollarsey mejorarse más que si dan origen, por un lado, a una minoría decapitalistas y, por otro, a una mayoría de obreros asalariados"9.

Para nuestro propósito, que consiste, a fin de cuentas, enponer en claro la evolución de la agricultura en la formaciónsocial francesa, es esencial comprender este fenómeno de descom-posición de la pequeña produccián mercantil: la disolución deldominio feudal engendró, tanto en Francia como en Rusia,empresas capitalistas (a menudo de carácter más industrial ocomercial que agrícola) y un régimen de pequeña producciónmercantil. Pero este régimen no es estable : el aguijón de lacompetencia lo descompone a su vez; unas pocas unidades deproducción, las más importantes, se desarrollan, incrementa laescala de su producción, aumenta de tamaño el colectivo de lostrabajadores que emplean, y, a fin de cuenias, se transforman enempresas capitalistas, abandonando, muchas veces, por ellomismo, el sector agrícola. Por otro lado, la gran masa de laspequeñas unidades se reproducen a una escala restringida, retro-ceden hasta el estadio del campesinado de parcela, alargan su

(8) Ibid., P. 361.(9) Ibid., p. 373.

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jornada laboral al mismo tiempo que reducen sus ingresos; elfinal de esta evolución es la proletarización de su fuerza detrabajo. La descomposición de la pequeña producción mercantilactúa, pues, como un enorme molino que, a través de etapasintermedidas, múltiples y variadas, arroja, a fin de cuentas, a unlado a la burguesía, y a otro lado a tos proletarios.

Globalmente, para Lenin, a través del ejemplo de Rusia, queestudia en E! desarrollo del capitalismo..., la descomposición delcampesinado es, pues, la síntesis de tendencias contradictorias:por un lado, la destrucción de las viejas formas de producciónengendra un proletariado y pequeños burgueses, pequeños produc-tores mercantiles. Por otro lado, la misma causa -el desarrollode la economía de mercado y la introducción de la competenciacapitalista- ocasiona la destrucción de la pequeña producción mer-cantil, que libera campesinos de parcela, futuros proletarios, ycapitalistas. Por un lado, queda destruida la pequeña produccíónmercantil, mientras que por otro se ve engendrada; pero estosfenómenos contradictorios son, ambos, producto del desarrollodel capitalismo. Esto no debe olvidarse cuando se interpretan losdatos estadísticos :``Cada vez que la economía mercantil da unpaso adelante, inevitablemente surgen del campesinado nuevospequeños industriales ; en cierto modo, este proceso prepara laconquista por el capitalismo de nuevas regiones. En otras partesdel país, o en otras ramas, este desarrollo del capitalismo adquiereuna forma totalmente distinta: en efecto no determina un aumen-to, sino una disminución del número de talleres artesanales y de losobreros a domicilio, absorbidos por las fábricas. Se entenderá, porconsiguiente, que si se quiere .estudiar el desarrollo del capitalismoen la industria de un país determinado, deberá distinguirseentre estos dos procesos de la manera más rigurosa; en efecto, si losconfundimos, nos veremos abocados, inevitablemente, a embro-llarlo todo".10

Habrá que preguntarse también si la descomposición de la pe-queña producción mercantil no permite comprender mejor la evo-lución de las grandes explotaciones agrícolas, aquellas que habi-tualmente son definidas como capitalistas : parece ser que, enrelación a las dimensiones del capital financiero en la época del

(10) Ibid., p. 354.

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imperialismo, no son, en definitiva, nada más que formas pequeño-burguesas de producción.

La pequeña producción mercantil o pequeña burguesía no es,pues, para Lenin, ninguna categoría que presenta unidad alguna:está formada, en parte, por productores para los cuales la condi-ción de pequeños burgueses significa un paso adelante, un pasohacia la gran empresa, y, en parte, por productores para los quesignifica un paso atrás, un paso hacia una situación de campesinoparcelario y de proletario. Esto es lo que explica la caracteriza-ción política que hace Lenin de esta categoría :"La contradictoriaestructura de clase de esta masa, su carácter pequeño burgués, elantagonismo que se da, en su seno, entre las tendencias patronalesy las tendencias proletarias, se manifiestan claramente en elcarácter de los distintos partidos, en las numerosas corrientespolíticas e ideológicas. El pequeño explotador empobrecido vacilaentre la burguesía contrarrevolucionaria y el proletariado revolu-cionario. Este es un fenómeno inevitable. Tan inevitable como elhecho de que, en toda sociedad capitalista, exista una ínfimaminoría de pequeños productóres que se enriquecen, "tiran ade-lante" y se transforman en burgueses, mientras que la inmensamayoría acaba por arruinarse, se transforma en obreros asalaria-dos, se puperiza o vive eternamente en las fronteras de la condi-ción proletaria" .11

El concepto de pequeña producción mercanti] es, pues, paraLenin, muy distinto del que ha sido elaborado por determinadosmarxistas contemporáneos : no se trata en absoluto de un modo deproducción específico y particular, con sus leyes y su propia lógi-ca de funcionamiento; se trata, por el contrario, de una forma"en devenir", en evolución, que lleva en germen la proletariza-ción de una parte de sus trabajadores y la transformación enempresarios capitalistas del resto. "La opinión, extendida enRusia, según la cual existe un corte entre "la industria de lasfábricas y factorías" y la industria "artesanal" se ve totalmenterefutada por los hechos ; esta división es puramente artificial.Ninguna solución de continuidad separa estan dos formas deindustria, que están vinculadas de la forma más directa y estrecha.Los hechos evidencian de la manera más clara posible que la

(11) Ibld., p, 20.

337

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pequeña producción mercantil tíende al desarroll^^ d^^l rupitalismoy, en especial, a la creación de la manufactura. Est.^ última, sctransforma, ante nuestros ojos, v con ^;ra q rapidez, c^n hranindustria mccánica. Uno de los fenómenos quc: mejor evidencianeste lil;amen estrecho c:ntrc esas tormas sucesivas de la industria esel hecho de que existan una serie de Krandes v muv ^;randesfabricantes que han sido inicialmente pequeñísimos industriules vque han escalado todos los peldaños". ^-'

Como vamos a demostrar, en torno a esta definicicín de lapequeña producción mercantil crLrtalr^a una di%erenciu de metodo

%undamental. Según Lenin, la pequeña producrión mercantil sólose define a través de su dinámica, de su devenir: es una formainestable y transitoria de producción, destinada a descomponene,y es esta rnestahilidad la que ^iermite de%tnir el concepto y extraerlas conclusiones, en particular las conclusiones políticas, que élextrae. A la inversa, para algunos autores que estudiaremos, y quese reclaman de Marx, la pequeña producción mercantil se defnepor su estahrlydad, por sus /^resupuestos, hacia el modo de produccirin que le corresponde. Según ellos, el modo de produccióncapitalista perturba esta estabilidad fundamental de la pequeñaproducción mercantil, v la historia de la aKricultura es la de lasperturbaciones provocadas por el capital y la de la resistencia deuna peyueña producción mercantil estable, equilibrada, cuya lóKicaconsiste en sobrevivir reproduciéndose. Como puede observarse, ladiferencia de óptica es total y, naturalmente, las conclusiones políticas son también completamente divergentes.

Abreviando : el análisis del Desarrollo del capitalismo...en torno al concepto de descomposición del campesinado nosrecuerda varias leyes de Marx que se revelan fundamentales para lacomprensión de los problemas de la agricultura contemporánea :

- para analizar el problema particular de la agricultura, debe-mos partir del punto de vista global del desarrollo del capitaiismo;

- el capitalismo se desarrolla a través de la destrucción com-pleta de ]as viejas formas de producción, aún incluso aunque estadestrucción sólo sea tendencial ;

- el resultado final de esta destrucción es el aumento de la

(t2) thid., p. 575.

33K

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clase burguesa y del proletariado, aumento que se opera, muchasveees, en las ramas industriales o comerciales más que en la agri 'cultura: así como la prueba del pastel consiste en comérselo laprueha de la descomposición del campesinado es el éxodo agrario;

-- una etapa importante de esta descomposición es la creacióny la destrucción de una pequeña producción mercantil, comosituación transitoria hacia el acceso a la condición de capitalista ohacía la proletarización.

Las limitaciones del análIsis de Lenin.

^Puede decirse, partiendo de lo anterior, que Lenin haya pro-ducido el conjunto de conceptos necesarios para llegar a términoel estudio de la cuestión agraria? Creemos que no, por tres razo-nes esenciales.

Ante todo, es indudable que Lenin sobrestimó en algunamedida las posibilidades de desarrollo de las relaciones capitalistasde producción en el seno de la misma esfera agrícola de produc-ción. Esto resulta especialmente claro en los Nuevos datos sobrelas leyes del desarrollo del capitalismo en la agricultura. (1917),obra que consagró a la agricultura norteamericana; pero encon-tramos ya la misma tendencia en El desarrollo del capitalismo...En el capítulo sobre "el papel del trabajo asalariado libre en laagricultura",13 llega incluso a concluir, tras analizar las condi-ciones de contratación, de trabajo, de la división del trabajo y delas enfermedades profesionales, que "hoy, el espíritu capitalistadomina la agricultura".t`+ Pero esta sobrestimación es un fenó-meno accesorio : lo que importa es reconocer que el capitalismodescompone al campesinado, y saber cómo se desarrolla esteproceso. Hay que plantearse, desde luego, la pregunta de si laburguesía que engendra esta evolución aparece en la rama agríco-la de producción o en otra rama cualquiera de actividad, pero hayque planteársela en segundo término : primero es preciso que laproblemática de conjunto permita dar cuenta de la realidad, paraque esta pregunta pueda plantearse. Ahora bien, el objetivo deLenin era, ante todo, en su polémica contra los populistas, formu-lar esta problemática de conjunto.

(13) Ibid., pp. G34-635.(14) Ihid., p. 258.

33y

Page 334: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

En segundo lugar, Lenin deja un tanto inexplicado el proble-ma de los ritmos y las modalidades de este proceso de descompo-sición del campesinado. Desde luego, plantea el problema: "Esteproceso de transformación comporta inevitablemente una serie dedesigualdades y de desproporciones : los períodos de prosperidad seven seguidos por períodos de crisis, el desarrollo de una determi-nada rama industrial desemboca en la decadencia de otra, losprogresos de la agricultura afectan aspectos de la economía ruralque varían según las regiones, el desarrollo del comercio y de laindustria se adelanta al de la agricultura, etc. Muchos de loserrores cometidos por los escritores populistas provienen de queestos autores intentan demostrar que este desarrollo desproporcio-nado, aleatorio, a saltos, no es ningún desarrollo".15 Ahora bien,esta cuestión del ritmo de descomposición del campesinado, y enparticular e] problema de la resistencia que oponen las fuerzas deproducción en vías de destrucción, es uno de los problemas clavesque deben resolverse para comprender la cuestión agraria; tantomás cuanto que la mayoría de los autores no han tratado correc-tamente esta cuestión de los ritmos, e invocan, como Kautsky,razones falsas, o bien se amparan en la extremada lentitud de esteritmo de descomposición para negar el sentido del movimiento.

Finalmente, Lenin hace que la descomposición del campesina-do descanse demasiado en eljuego de contradicciones internas dela socíedad rural rusa. Debído a ello, no sitúa en su lugar exactoal imperialismo occidental: en un país colonizado como la Rusia definales del siglo XIX, la importación de técnicas, de fábricas quecorrespondían al nivel de productividad de Inglaterra, de Franciao de Alemania inducía un tipo de desarrollo absolutamente parti-cular. Bsto se traducía, especialmente, en el hecho de que el desa-rrollo del capitalismo en Rusia no pasase por la totalidad de lasetapas y estadios del capitalismo inglés: el suyo fue, por el con-trario, un desarrollo que, en numerosos sectores, "saltó" ciertasetapas (artesanado, fábrica...). adoptando de salida las formas deproducción más capitalistas. Esto es lo que demuestra Trotsky, ylo que le permite, partiendo de esta ley del desarrollo desigual ycombinado del capitalismo, edificar la teoría de la revoluciónpermanente : "Un país atrasado asimila Ias conquistas materiales

(15) If,ld., pp. G34 635.

34U

Page 335: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

e ideológicas de los países avanzados. Pero esto no significa que

siga ŭervilmente a tales países, reproduciendo todas las etapas desu .pasado... La desigualdad en el ritmo, que es la ley más generaldel proceso histórico, se manifiesta con mayor vigor y complejidaden los destinos de los países atrasados. Bajo los latigazos de lasnecesidades exteriores, la vida en el atrasa se ve obligada a pro-gresar a saltos. De esta ley universal de la desigualdad de los rit-mos se desprende otra ley que, a falta de una denominación másadecuada, podemos llamar del desarrollo combinado, en el sentidode acercamiento de diversas etapas, de combinación de fasesdistintas, de amalgama de formas arcaicas con las formas másmodernas".^ ^^

En Rusia, bajo los efectos de esta ley, el campesinado sedescomponía, no sólo en base a sus contradiccianes internas,estudiadas por Lenin, sino también porque estas contradiccionesse veían tremendamente exacerbadas por la competencia directaejercida por el imperialismo europeo. Esta subestimación relativa,en Lenin, del peso del imperialismo, este no tomar en considera-ción el carácter desigual y combinado del desarrollo del capitalis-mo ruso, no se encuentran en Trotsky. Este declaraba, en efecto,en el congreso de Londres, en 1907: "Nuestra gran industria noha surgido de forma natural del artesanado y los oficios. La histo-ria económica de nuestras ciudades no conoce el período de lascorporaciones. La industria capitalista ha surgido en nuestro paísbajo la influencia directa e inmediata del capital europeo. Se haapoderado, en suma, de tierras vírgenes y primitivas, sin encon-trar ninguna resistencia por parte de los artesanos. El capitalextranjero ha afluido a nuestro país por la vía de los empréstitosestatales y por la de la iniciativa privada. Ha agrupado en tornosuyo al ejército del proletariado industrial, sin dejarle al artesanadotiempa para nacer y desarrollarse. Como resultado de este estadode cosas, resulta que, en el momento de la revolución burguesa,la fuerza principal en las ciudades es un proletariado industrial deun tipo muy desarrollado".1 ^ Como puede verse, sin que existaninguna contradicción fundamental entre los dos análisis, no es

(16) Trotsky, Historra de !a revoluclbn rusa. (Histoire de la sévolution rasse,Seuil, t. 1, pp. 40-42).

(ll) Trotsky, La revolucáón permanenle.

341

Page 336: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

sobre los mismos aspectos que Trotskv llama la att•ncicín, ni sonlos mismos aquellos que considera esenciales.

La actualidad dei análisis leninista.

Alkunos marxístas contemporáneos intentan d^tr rrtihuc•ata a lacuestión del mantenimiento de nn campesinadn no cahitufist^t enla formaeión social francesa actual. Sus respuesta^, asi ct^mc^ la^perspectivas políticas a las que se adcriben los divt•rsos autc^res, ,ondistintas. No es posible analizar aquí el conjunto de• lati construcciones elaboradas por los autores marxistas durante los últimosaños. Entre ellas, sin embargo, hav una muy extendida v quedebe combatirse encarnizadamente, ya yue romhe con el anáiisisde Lenin; se trata de la que encontramos, por cjemplc^, en P. P.Rey en L'Artrculatron des m^odes de production, ^^ en C. Servolinen "L'Absorption de 1'agriculture dans le mode de productioncapitaliste",1 `^ o en el artículo "Industrialisation de la produc-tion et Impérialisme",-'^^ de P. Coulomb v H. Nallet. En cl fondode la diversidad que diferencia a estos autores, encontramos unnúcleo, común, y es precisamente este elemento, de muy ampliaaceptación no sólo entre estos autores, sino entre muchos otros,el que constituye una ruptura en la relación a Lenin: se da unudivergencia fundamental sohre la prohlemátrca 1^ snhre el conjunto de los conceptos empleados. A!a desconrposicirin de! c-ampesinado de Lenin se le op^ne la coexistenciu ^ o la urticulr^-crón, la absorción) de la pequeria produccinn mercantil v el ^ uprtalismo; a1 carácter transrtorio del conceptn lenrnr.rta de peyurritiproducción mercanti! se le opnne la de/rnición de un modn d^producción de peyueña producción mercanti! o nrtesanal; a la de/i^niclón del campesinado como pequeña hurRuesíu se /e opnne

(18) P.P. Rey, Sur I'rrrtic'ulatm^t der moc/rs dr prudue7n^n (Sc^hrc lu artirulaciónde los modos de producción), Maspc•ro, París. Hav traducción española.

(19) C. Servolin, "L'Abrnrptian de /'akriculture dans le mndc de prnducuancupitalirte" (La absorción de ]a axricultura en el modo de• producción capitalista).L'Unit^ers politrque des popsuns (El universo político de los campesinos), A.Colin, I )72.

(20) P. Coulomb, H. Nallet, "Industrialisation de la production et Impéíialisme" (Industrialización de la producción e imperialismo), Le mnnde drplnmulryue, sept. 1975, p, 9.

3^^

Page 337: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

lu cnncepciun de una ukricultura bomogénea, de un ' `interés,{^erzeral ah^rícolu ", t^álido puru todos los a^ricultores; y, /inalmen-te, al punto de ivstu lenrnrsta, desde el cual se analiza la agricul-tura hajo el ánh^uln ,^eneral del desarrnllo del capitalismo, se leopone unu concepción yue pndríamos caliFscar de "ruralista ", lacual, en norrrhre de r^n determrnadn "particularrsmo agrario ",analiza la a,^ricultura desde el punto de vista de lu a,^ricultura.

Estas rupturas, en su conjunto, y en relación al método deLenin, son, naturalmente, coherentes entre sí: esto signifíca,sencillamente, que nos encontramos frente a problemáticas distin-tas, que se interseccionan con oposiciones teóricas más esencia-les: así como Lenin tiene un^i visión dialéctica de la evolución de1mundo, las teorías agrarias contemporáneas, son, en su mayoría,tributarias del método estructuralista.

Por esta razón era importante estudiar el analisis de Lenin :ello Permite delimitar el método y utilizarlo en el estudio de larealidad contemporánea, sin pxetender por ello trasponer mecáni-camente los conceptos de Lenin a una sociedad que no es lamisma que él estudiaba. En particular, es evidente que el concep-to de descomposición del campesinado debe transformarse, aúncuando, como intentaremos demostrar, sika siendo el conceptocentral del análisis: hemos dícho que síKnificaba, para Ia Rusiadel siKlo XX, entre otras cosas, la destrucción-recomposiciónde las unidades de producción del modo feudal de producción;evidentemente, este proceso está acabado en la Francia contemporá-nea, y, a través de la reforma agraria consecutiva a la revoluciónburguesa, ha engendrado un proietariado y formas de pequeñaproducción mercantil. En cambio, el concepto de descomposicióndel campesinado, por cuanto siKnifica también descomposición delas formas mercantiles de la pequeña producción misma, siguesiendo csencial para comprender la realidad actual.

LA ABSORCION DE LA AGRICtILTURA SEGUNSERVOLIN. ^

Partiendo de la constatación del no desarrollo del capitalismoen la akricultura, Servolin formula la hipótesis de una coexistenciaduradera de una akricultura capitalista y una agricultura de

343

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pequeña producción mercantil. La primera, según él, pertenece almodo de producción capitalista aún cuando "no llegue al estadiomaquinista e industrial, que es el único que permite que la em-presa capitalista alcance su forma más acabada y eficaz y triunfesobre los modos de producción anteriores. Trata de organizarcomo manufactura el establecimiento de técnicas de produccióntodavía artesanales... Por lo demás, está sometida a los criteriosde rentabilidad de la empresa capitalista, y no puede, pues, sobre-vivir a menos que asegure una determinada tasa de ganancia alagricultor".71

Junto a este sector capitalista, que no plantea otro problemaque el del estadio de evolución del capital en que se encuentranestas explotaciones, existe, según parece, un sector de "pequeñaproducción mercantil" que corresponde a un modo de produccióncuya lógica de funcionamiento es distinta a la del capital: "Clási-camente, se define la pequeña producción mercantil en base a dossupuestos principales:

1) EI trabajador directo es propietario de todos los medios deproducción. E1 proceso de producción viene organizado por élmismo, en función de sf mismo y de su oficio. Le pertenece todoel producto de su trabajo ;

2) el objeto de la producción no es la valorización de un capitaly la obtención de un beneficio, sino la supervivencia del trabajadory de su familia, y la reproducción de los medios de producciónnecesarios para garantizarla".22

En la agricultura, la pequeña producción mercantil funciona"coexistiendo con el modo de producción capitalista y bajo sudominación... y es el estado el encargado de garantizar el funcio-narniento armonioso y la reproducción de la coexistencia de ambosmodos de producción.23

Si esta situación se produce en la agricultura, siendo asi queno se da en las demás ramas de la producción, ello se debe funda-mentalmente a dos razones: por un lado, la propiedad privada dela tierra es un obstáculo para el desarrollo del capital -lo cualremite a los desarrollos de Kautsky-, y, por otro, están las

(21) C. Servolin, "L'Absorption de I'aqriculture...", cit., p. 45.(22) Ibid., p. 51.(23) lbid., p. 52 y p. S8.

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particularidades del proceso de trabajo en la agricultura. En efecto,"el acto productivo, en ella, sólo consiste en la utilización por elhombre de determinados procesos biológicos... Todo lo que se dade complejo y continuo en la producción se desarrolla al nivel delas células del animal. De este modo, la parte esencial det procesode producción escapa por completo, por su naturaleza misma, aesta descomposición analítica de las operaciones que permite elpaso a la manufactura, y luego a la industria... Por ello, el trabajodel ganadero conserva las características de un oficio que sólopuede adquirirse a fuerza de práctica".24

Esta es, pues, sumariamente resumida, la naturaleza de lasrelaciones de producción en la agricultura según Servolin.

Este análisis es producto de la problemática del autor mismo. Es-ta problemática se manifiesta claramente a través de determinadosindicios. Así, por ejemplo, cuando afirma que "puede ponerse enduda que el modo de pequeña producción campesina haya existidoalguna vez de forma autónoma. En todo caso, en las sociedadesoccidentales, desde la descomposición del feudalismo, la pequeñaproducción mercantil en ningún momento ha funcionado comono sea coexistiendo con el modo de producción capitalista".25Un pasaje como éste resulta muy sintomático: el hecho mismo depreguntarse si la pequeña producción mercantil ha podido o noexistir de forma autónoma significa que se trata de un modo deproducción concebido ex abrupto, independientemente de cual-quier contexto histórico. Además, como todo modo de produc-ción, sólo podría corresponder a una manera estable de producir ya una organización equilibrada, reproducible, de las relacionessociales. Es este modo de producción el que Servolin trata de"articular con el modo de producción capitalista para explicarcómo este contacto permite dar cuenta de la evolución de la agri-cultura" .

Comparemos este método con el que utilizó Lenin.Lenin define sus conceptos por su devenir, por la caracteriza-

ción de la evolución que siguen : el campesinado queda definidopor su proceso de descomposición, la pequeña producción mer-cantil queda caracterizada a través de su génesis y de su destruc-

(24) /bid., 67-68.(25) Ibitd„ p, 52.

345

Page 340: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

ción, es decir, de su carácter transitorio. Lenin sólo puede concr

bir su anáGsis como una puesta en evidencia de una "evolución,

por así decirlo. en espiral y no en línea recta: una cvolu^ion mc^

diante saltos, catástrofes, revoluciones, solucione^ cle continui

dad".='' Este es un método de razonamiento, una prublematic;i.

que se encuentra en las antípodas del utilizado por Sen^olin : pur;3

él se trata, por el contrario, de detinir conceptos haciendo zibs

tracción de la historia del proceso en curso, en definitiva, dc• la

dialéctica, reteniendo sólo datos estables e intanuibles, modo^ de

pmducción que se reproducen de forma equilibrada.

Es precisamente porque oprra de este modo que Servolin

puede permitirse casi no hablar de historia o de los estadios dc

evolución de los países en quc domina el capitalismo: su prohlr

mática le permite contc•ntarse con una construcción abstracta v

Reneral, desencarnada de toda referencia histórica. Probablemente

es por la misma razón que se ve obli^ado a otor^ar un puesto que

no se merecen a los procesos biolóKicos del proceso de trabajo aKri

cola: al presentar, u priori. la pequeña producción mercantil como

un modo de producción independiente (pudiendo concebirse como

tal aunque no haya tenido una existencia real), es necesario dar

una cierta "consistencia" a este modo de producción, definir un

proceso de trabajo, unas relaciones de producción v de propiedad,

una ló^ica keneral de la producc•ión, en suma, efc•ctuar -en una

escala por supuesto, muv distinta- con la pequeña produccidn

mercantil en cierto modo lo que Marx llevó a cabo con c•1 c;tpita-

lismo cuando escribió f:! cvpitul.

Como puede verse, las diveri;encias son ahsolutamente tunda

mentales y la oposición irreductible. Y la problemática de Lenin

permite comprender la formación social rusa en i^;ual medida yuc^

la de Servolin conduce a deformar la realidad f•n tunción de• las

necesidades de la construcción teórica: se• tratzt dr lo quc se llama

una producción ideológica.

No es demasiado fácil demostrarlo en el caso de Servolin : suconcepción teórica está llena de matices, de medias tintas, v nosiempre se establecen claramente las consecuencias lóKicas desu premisas; incluso no se establecen en ahsoluto cuando se en-cuentra q en contradicción manifiesta con lo que puede ser obsc^r

(26) L.enin, hi^rcc. l^^n,qrls. ^llurris^mn. F.d. d^^ h1oscii_

3-lf^

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vado. Esta es, por lo demás, la razón por la que más adelanteestudiaremos la argumentación de Lebossé v vuisse. los cuales,partiendo de la misma prohlemática, extraen de^ ella unas conclu-siones más claras.

Pero en Servolin se dan distintos indiii^^^ quc c1^^mu^•stran elcarácter ideolóKico de su producción.

A) Encontramos, ante todo, el lugar que se concede, conscien-temente o no, a todo lo que hace pensar en la armonía del mundorural: cuando habla de la especialización de las explotaciones endeterminadas producciones, Servalin habla dc '`repartición de lastareas (... siendo así que...) las grandes explotaciones han hechobajar ampliamente el valor de las producciones vegetales y, porello las han excluido parcialmente del campo de actividad de laspequeñas explotaciones. Sin embargo, en c-ornpensación (cursivas

J. C.), a las pequeñas explotaciones les va correspondiendo laexclusividad del conjunto de las producciones animales... Son dos

elenzentos complementarios de la división social del trabajo... Elestado organiza y aróitra su coexistencia (la de la pequeña produc-ción mercantil) con el M.P.C. en interés de éste. Velará, pues,permanentemente para que las extracciones de valor operadas aexpensas del P.P.M. no lleguen al punto de amputar los ingresosmínimos necesarios de los pegueños productores, disuadiendolosde este modo de la producción... El estado es el que se encarga degarantizar el funcionamrento armonloso, así como la reproduccióny la coexistencia, de ambos modos de producción... No existe unalucha de clases específicamente agrícola".'^

Posiciones semejantes son difíciles de defender. A prir^ri, damás bien la impresión de que el estado no se molesta mucho envelar para que los pequeños productores disfruten de los ingresosmínimos que les son necesarios; o, al menos, para que lo haga,hay que tirarle de las orejas. O, bien, se trata de un eufemismopara expresar el hecho de que tiene que ceder ante las tensionessociales que provocan los agricultores, ocupando edificios públicoso granjas codiciadas por los grandes agricultores, derribando postestelegráficos o enfrentándose con los CRS. Del mismo modo,pretender que en el seno del campesinado no exista confrontaciónsupone forzar un tanto la interpretación de los hechos : hay que

(27) Servtilin, n^. ^it., Pp. 5(1 y 77.

j-l^

Page 342: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

Llegar hasta decir, como lo hace nuestro autor, que los agricultores

capitalistas y los de pequeiia producción mercantil no se disputan

la tierra, no compiten por el crédito, no se enfrentan en los

mismos mercados, puesto que no producen los mismos produc-

tOS...

B) Por otra parte -y sobre todo-, Servolin se ve conducido,partiendo de la definición que da de ellas, a concebir las pequeñasexplotaciones mercantiles como si fueran estables y estuvierandotadas de mecanismos de resistencia que les permitieran sobrevi-vir en la confrontación que las opone al capital: "Las pequeñasexplotaciones han sobrevivido durante casi un siglo"Z^ -cosaque es falsa: entre 1882 y 1970, su número ha descendido de5,7 millones a 1,5, lo que significa que cerca de las tres cuartaspartes de ellas han desaparecido. Servolin no va a negar el hecho,naturalmente, y pretenderá no haber querido decir exactamente loque ha escrito. Eso no impide que afirmaciones semejantes nosean neutras, y menos cuando, como veremos, sirven para llevara cabo pronósticos. "... Ellas (las pequeñas explotaciones) se hanadaptado a las exigencias del capitalismo.29 La notación de coe-xistencia de dos modos de producción empleada por el autor dejasubentendida, necesariamente, esta conclusión. Para él, sin duda,"el ejercicio mismo de sus propios presupuestos en el seno deuna formación social totalmente organizada por el capitalismoindustrial ha forzado al P.P.M. agrícola a una evolución rápida yprofunda",3^ pero sólo se trata de una evolución, no de unadescomposición. En cuanto a esto, podemos afirmar tranquila-mente que la cosa no es así en absoluto y que Servolin seequivoca.

Ante todo, ningún marxista serio ha definido nunca un modo

de producción a través de sus presupuestos. En lícito preguntarse,

por lo demás, detrás de quién pretende protegerse Servolin cuan-

do escribe que "clásicamente (sic) se ha definido la pequeña

producción mercantil en base a dos supuestos principales".31 Es

éste un clasicismo totalmente ajeno a Marx, según el cual un

modo de producción se caracteriza, ante todo, por unas relaciones

(28) Ihid., p. 50.(29) Ibíd., P. 50.(30) fbid., p. 55.(31) /brJd., p. 51.

34t3

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de producción, es decir, por las relaciones sociales que establecenlos hombres entre ellos en relación a la producción.

Ahora bien, puede afirmarse que estas relaciones han cambia-

do; primeramente, la granja de 1914, que sólo tiene contactoscon el herrador, el carretero, el herrero y, a veces -aunque elacontecimiento es infrecuente y constituye casi una fiesta-, conel chalán. En segundo lugar, la explotación de entreguerras, queestá un poco más integrada a la economía mercantil, ya quevende buena parte de su productos en el mercado semanal, alcomerciante ambulante... y que ya a veces compra abonos o algode material (segadoras...). Y, en tercer lugar, el agricultor, querecibe cada quince días su "paga de la leche" del industrial y seabastece por medio del representante de Sanders o de Unilever.La diferencia es más que de forma : la agricultura mercantil estáhoy generalizada, cosa que estaba lejos de suceder hace treinta años;el hecho de recurrir al crédito ha dejado de ser excepción paraconvertirse en norma; la especializacián de las explotaciones notiene comparación con lo que entonces hubiera podido siquieraimaginarse; la dependencia en relación a los suministradores hacambiado tanto cuantitativa como cualitativamente: se ha pasadodel mercado pueblerino a la economía mundial. Si las palabrasconservan algún sígnificado, puede decirse, incontestablemente,que las relaciones de producción en las que se inserta la explota-ción agrícola se han transformado. Por otro lado, la poblaciónactiva agrícola ha pasado de 4,2 millones en 1959 a 2,7 en 1970(disminución de un 35 %), y el número de explotaciones hadisminuido aproximadamente en un tercio en el mismo perfodo.Hay que tener un aplomo considerable para sostener que todoesto es tan sólo indicio de la adaptación de un modo de produc-ción que, a fin de cuentas, permanece invariable.

Una construcción teórica como ésta tiene, al menos implícita-mente, una determinada función: permitir que se extraiga laconclusión de que ``si la absorción (de la pequeña producciónmercantil) en el MPC es necesaria, inevitable, esto nos lleva apensar que este proceso no se llevará a cabo, al menos en 1ospróximos decenios, por medio de la disolución de la pequeñaproducción mercantil, sino que, por el contrario, adoptará laforma de una nueva reestructuración de ésta y de las modalidades

34y

Page 344: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

de su c'oexistencia con el MPC'.^-' Dehemo^ decir claramentc

yue rsta conclusión es falsa. En la hipótesis dr yur el capital sika

reinando dentro dr algunos decenios (;^' c^n rtiu^ lc• dejaremos a

nuistro autor la responsabilidad de^ sus previsicm^^s:), dehemos

pensar qur rn este lapso hahrán desaparecidc^ l,t mit.t^l u la^ trc^

cuartas partes de las explotaciones akrícolas: para ^^on^^^•n^t^rsc• de

ello, basta con sahrr que rn los Estados Unido^. rn 197U, scíla

mente había un aKricultor por cada 32 habitante^. mirntr.t^ yue

en Francia se tenía una proporción de 1 a 1(^. Lo ^icrtu cti que l,ts

explotaciones agrícolas, lejos de constituir una realidad estable

con grandes capacidades de adaptación, son un conjunto en de,

composición, se encuentran en un desequilihrio catastrófico. v se

ven oblígadas a transformarse y a cambiar pcrmanentemente en el

intento de evitar la eliminación y la proletarización. Estos intentos

resultan vanos para un contin^;ente incesantemente renovado de

ellas.

EL MANTENIMIENTO DE UN ARTESANADO AGRICOLASEGUN LEBOSSE Y OUISSE

La definición de la producción artesanal que nos proponenLebossé y Ouisse33 tiene un fraterno parecido con la que daServolin de la pequeña producción mercantil: "El objetivo quepersigue el agricultor-artesano: trabaja para subvenir a sus necesi-dades, y su producto debe cubrir globalmente sus necesidadesinmediatas y los adelantos que le permitirán continuar con suaciividad de trabajador independiente... No persigue, en sí mis-mo, el enriquecimiento por medio del intercambio: el intercambioes, para él, un medio y no un fin... El agricultor artesano aceptaráproducir a precios de mercado inferiores a sus costes de produccióntal como los calculan los empresarios capitalistas. De hecho, estefenómeno de los precios proporcionará una transferencia del exce

(3?) lbrJ., p. 71. Las cursivas son m{as, J.C.(33) Lebossé, Ouisse, 1_a Traa.rfornrulion de la spbere dc^ produclion alimenluirc

consécutrve au processus de Aét^eloPOemen^ du capitafisme francnis (L.a transfor

mación de la es(era de producción alimentaria consecutiva al proceso de desarrollodel capitalismo francés), tesis, Nantes, 1972.

35U

Page 345: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

dente realizacln. Será el cliente• el yue se lo apropie... La profundaunic'm entre el trahajador artesano y sus medios de producción sec,pone a la sc•paración propia del capitalismo. Son, incluso, insepa-rahlc•^. ^^a que la posesión de las herramientas nace de la posesiónprc•^ ia clc un ofirio, una habilidad, un arte... E1 estado desempeñaun papel esenrial: hace que puedan coexistir determinadas formasde precapitalistas evolucionados con el desarrollo del capitalismo.Incluso los intekra a su desarrollo".3 +

Como puede verse, la problemática es la misma que en el casode Servolin ; esto es lo que permite poner juntar ambas tesis sinque se trate de una amalgama. Por esta razón es particularmenteinteresante estudiar las conclusiones a las que ]lef;an Lebossé yOuisse, ya que, como tantas veces ocurre, las conclusiones erró-neas de una teoría no son extraídas por los iniciadores de lateoría en cuestión, sino por los epígonos. Esto permite, de rebote,arrojar nueva luz sobre la teoría que produce tales conclusiones.

Lebossé y Ouisse escriben :'`La tesis que defendemos seorienta a demostrar que la agricultura artesanal, integrada en unconjunto alimentario y controlada por el estado capitalista, sirve

perfectamente los intereses esenciales de los capitalistas, y que elmantenimiento de este típo de a^qricultura es una evolución delz-

herada y duradera... Nuestro objetivo es demostrar que, en todoslos terrenos a^rícolas, el mantenimiento de un artesanado trans-formado permite, en las condiciones actuales, una mayor explota-cirin en beneficio del sector capitalista, es decir, una transferenciade valor mayor que la explotación directa de una fuerza de trabajoasalariada en una a^ricultura capitalista.35

La tesis queda, pues, expuesta en términos nítidos. Va clara-mente más lejos que lo que Servolin se contentaba con afirmarsobre este tema. En efecto, para este último, "la produccióncomercializada (por la P.P.M.) se vende necesariamente por debajode su valor, (ya que) el pequeño productor siempre ha tenido queceder al capital, necesariamente, una fracción del valor de la partede su producto que tenía que llevar al mercado... Puede concluirse

(34) lhtd., pp. 147, 1^tR y 171.(i5) Lebossé, Ouisse, " La Politique d'intégration de I'agriculture artisanale au

monde de production capitaliste" ( La política de integración de la agricul[uraattesanal al modo de producción capitalista), Econnmie rurvle, n° ]02, Julio de1974, p. 5. Las cursivas son mías, J.C.

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que, en una agricultura de P.P,M., los precios no son tan altoscomo lo serían si la producción se realizará en las condiciones delcapitalismo".3C^ Las posiciones son, indudablemente, parecidas, yen este punto se reconoce perfectamente la identidad de las pro-blemáticas. Pero Lebossé y Ouisse van mucho más lejos queServolin cuando afirman que el mantenimiento de una artesanadoagrícola es la mejor de las soluciones posibles para la burguesíadado el actual estado de cosas : según ellos, es la forma quepermite realizar una mayor explotación, cosa que significa que elcapital vela celosamente por mantener esta forma de producción.

Concluyen, lógicamente, que toda la acción de la clase domi-nante está orientada hacia este objetivo. El caso de la cuasi-integra-ción es, según parece, el que sirve mejor los intereses capitalistas yapuntala "la tesis del mantenimiento voluntario de una agriculturaartesanal" ; 3^ este es el caso de la cooperación agrícola: "necesi-dad de un sector cooperativo importante para el desarrollo delcapitalismo francés" ; 3^ esto es también el caso de la investigaciónagronómica :``la organización de la investigación favorece lasempresas cooperativas, aunque la INRA' trabaje también conempresas puramente capitalistas".3^ Este es, finalmente, tambiénel caso de la política agrícola: mientras "que una política deinhibidón conduciría directamente al capitalismo agrario... elestado trata de mantener un artesanado agrícola, pero un artesa-nado nuevo: garantiza y acelera el relevo de los actuales artesa-nos".40 Esta política agrícola, según nuestros autores, puedeverse especialmente en el terreno de los préstamos del créditoagrícola a los jóvenes agricultores, en el de la enseñanza agrícola...

Esta tesis, naturalmente, debe rechazarse categóricamente,por razones tanto teóricas como factuales y políticas.

Desde el punto de vista teórico, la argumentación de Lenin4l

' INRA- Institut National Recherche Agricole.

(36) Servolin, "L'Absorption de !'agricutture,., ", cit., pp. 55, 52 y 54. Cursi-

vas del autor.(37) Lebossé, Ouisse, "La politique d'inteyralion... ", cit., p. 6. Cursivas de

los autores.

(38) /btd.

(39) La Transforntation..., cit., p. 112.(40) "La Politique d'integration..,", cit., p. 15.(41) Lenin, E! imperialismo, estadio supremo del capitalismo.

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y de Rosa Luxemburg42 establece convincentemente que el modode producción capitalista tiene, permanentemente, tendencia adestruir las formas de producción que lo rodean y a reestructurarsus elementos en las relaciones de producción capitalistas. Novamos ahora a insistir, porque no es nuestro objetivo, en lavalidez de las razones que invocan, las cuales, al menos en elcaso de algunas de ellas, son absolutamente convincentes (luchacontra el descenso de la tasa de ganancia, "superioridad" del asa-lariado, que permite una explotación del trabajo más íntensa quecualquier otra relación de producción). Está claro, en todo caso,que Lebossé y Ouisse rompen con esta perspectiva teórica que sedesprende directamente de la construcción de Marx.

En lo que se refiere a los hechos, nos parece indudable que elcapitalismo, lejos de proteger una forma de producción artesanal,opera, por el contrario, permanentemente, por su destrucción. Sirealmente la agricultura artesanal fuera para el capital una fuentede ganacias mayores que el salariado, entonces no se acaba deentender por qué se ha sustituido en tan amplia medida la pro-ducción artesana de lana por la de fibras sintéticas en el marco delas relaciones de producción capitalistas. También sería inexplica-ble la sustitución de la producción de caballos por la de energíamecánica; y ciertas investigaciones actuales, como las que seefectúan sobre la producción de proteínas sintéticas de hidrocar-buros, estarían anticipadamente condenadas al fracasa.

Pensamos, por e1 contrario, que estos ejemplos, como muchosotros (aparición de una industria de alimentos para el ganado,recogida-transformación-envase de productos lácteos realizada porindustriales y no ya por agricultores-artesanos, vinificación opera-da también en el marco de las relacíones capitalistas...), demues-tran que el capital tiende progresivamente a desestructurar loselementos de la producción agrfcola para teorganizarlos a sumanera. En innegable que este proceso es lento, mucho más lentode lo que pensaban los marxistas a principios de siglo. Pero no esadmisible ampararse en esta lentitud para negar el proceso mismo;si asi se hiciera, tendríamos que remitirnos nuevamente a lacrítica de Lenin a los populistas :``$uena parte de los errorescometidos por los escritores populistas proceden de que estos auto-res tratan de demostrar que el desarrollo desproporcionado, alea-

(42) Rosa Luxemburg, la acumutacibn de capíta/ (especialmente tomo 2).

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torio, a saltos (del capitalismo) no es ningún desarrollo".43 Porlo demás, la semi-integración y la cooperación, en lugar de serinstrumentos de mantenimiento de una agricultura artesanal,como piensan Lebossé y Ouisse, son a menudo, líneas de pene-tración del capitalismo, instrumentos de descomposición de lapequeña producción mercantil.

Finalmente, su tesis conduce a Lebossé y Ouisse a conclusiones

políticas en las que sobrestiman muy ampliamente las capacidades

del modo de producción capitalistas :``Si bien el capitalismo se ha

topado con grandes dificultades, previstas, por lo demás, por

Marx, lo cierto es que ha sido y es capaz de resolver algunas de

estas contradicciones internas: tiene un gran poder de adapta-

ción".`+4 Para apuntalar semejante afirmación los autores se apo-

yan en una concepción que podríamos calificar de "funcionalista

racional" del capitalismo: según ellos, todo sucede como si el

capital adoptara las decisiones que mejor sirven sus intereses

globales y a largo plazo, todo sucede como si la burguesía tuviera

una política consciente y maquiavélica cuyo peso recayera en los

agricultares-artesanos. Si así fuera, está claro que el capitalismo

podría sobrevivicse a sí mismo al menos durante todo uri período

histórico, o incluso más, tomando todas las medidas que permi-

tieran evi[ar una explosión social. Pero el capitalismo no es este

mundo racional y planificado en que los intereses globales de la

burguesía quedan preservados y se ven servidos óptimamente: es,

por el contrario, de acuerdo con Marx, un mundo anárquico en

que el beneficio es el único amo y señor de cada capitalista, lo

cual le conduce a tomar decisiones que al mismo tiempo que

sirven sus intereses particulares apresuran el fin de los capitalistas

en su conjunto. El capitalismo es una forma de producción que,

en nombre de la ley del beneficio, deteriora mediante la polución

la fuerza de trabajo que, sin embargo, necesitará mañana; que,

en el terreno nuclear, arriesga la misma supervivencia de la

especie humana "porque eso rinde"; que, concentrando sus

empresas y engendrando gigantescas concentraciones urbanas,

engendra a sus propios sepultureros y los agrupa, incitándolos a

organizarse. En el marco de semejante modo de producción, es

perfectamente posible que las formas de producción agrícolas de

(43) Lenin, f:! desarro/!o del eaprtalrsmo en Rusia.(44) Lebossé, Ouisse, La Transformatron..., cit., p. 76.

i$a

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pequeña producción mercantil sean totalmente destruidas si ellopermite obtener a corro plazo beneficios sustanciales.

Naturalmente, la sobrestimación del MPC por parte de Lebosséy Ouisse no puede conducirlos más que a una idealización de estaforma de producción, a conclusiones políticas apologéticas.

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS.

Entre las tesis contemporáneas sobre la cuestión agcaria, laque hemos examinado presenta, pues, la característica de volver acuestionar, explícita o implícitamente, la proposición marxista deacuerdo con la cual el capitalismo proletariza todo aquello con loque entra en contacto. La idea, extraída de esta tesis, de que elcapital podría tolerar más o menos bien la existencia de un sectorno capitalista, está cada vez más extendida y tiende a imponersecomo algo que cayera por su propio peso.

Una vez se admite esta opinión, todo el análisis desarrolladopor Lenin cae como un castillo de supuestos infundados, que debetirarse a los cubos de basura de la ciencia. Sin embargo, nosostrospensamos que precisamente hoy es cuando más necesitamos laaportación de Lenin. No de su análisis concreto de la Rusia delcambio de síglo, que ya sólo puede interesar a los historiadores,sino el método que supone este análisis y que produce conceptosen un campo teórico y en una problemática demasiado olvidados.Hemos tratado de demostrar, en la introducción del paragrafoprecedente, en qué esta problemática se opone, casi podr{amosdecir punto por punto a la que acabamos de examinar.

Por una ironía cuyo secreto sólo la historia conoce, precisa-mente ahora cuando los trastornos que sufre la agricultura desdehace veinte años dan la razón a Marx en cuanto a su pronósticosobre la regresión de las formas de pequeña producción mercantil,ha sido cuando distintos autores, en nombre de Marx, construyenteorías que tratan de explicar que se equivocó.

Sin embargo, no podemos contentarnos con reafirmar en abs-tracto la validez de la problemática de Lenin, ya que, si bien nosparece indiscutible que el campesinado se descompone, aunque nose dé la aparición de un capitalismo agrario, lo cierto es que losritmos, las modalidades y los vectores de esta descomposicibn

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plantean problemas y deben ser analizados. Sin pretender incíaraquf esta tarea, es preciso, no obstante, puntualizar algunospuntos de método o pistas de investigación que permitan aprehen-der mejor el alcance del análisis crítico que hemos presentado.

PROBLEMAS DE METODO

E) concepto de agricultura: ^una iiusión óptica!

La pregunta: "^por qué no se desarrolla el capitalismo en laagricultura?" coniiene una ambigiiedad que no podrá superarsemientras no se haya dado respuesta al problema de qué es laagricultura. La cuestión parece puramente formal y notablementeinutil, pero no es así en absoluto. Se quiera o no, cuando se hablade agricultura se tiene generalmente en mente un concepto con-tahle : se está pensando en la rama de producción o en el sectoragrícola. Esto es muy peligroso, ya que significa ponerse anteoje-ras que nos sugieren conclusiones falsas. Hemos dicho, en efecto,que los productos de la descomposición de la agricultura -sala-riado y burguesía- pueden verse en otras ramas de producción.El fenómeno es perfectamente conocido en lo que respecta alsalariado, puesto que, con el éxodo agrícola, es en las ramas deproducción industriales donde se proletarizan el agricultor o sufamilia. En el polo opuesto, puede suponerse -aunque seríanecesario un estudio más preciso para confirmarlo- que unapequeña parte del éxodo nutre las filas de la burguesía (notarios,abogados, comerciantes...). Por otra parte, cuando la descomposi-ción del campesinado toma la forma del paso de la cría de carnerosa la producción de fibras artificiales, o de la cría de caballos a laindustria de maquinaria agrícola, una vez más el resultado de ladescomposición se encuentra fuera de la rama de producciónagricola.

Tanto es así que, si se observa la sola rama agrícola, puedetenerse, efectivamente, la impresión de que el campesinado no sedescompone. Tendríamos la misma ilusión óptica que si en lacontabilidad nacional, en lugar de tener una rama del comercio,tuviéramos una rama de "pequeílo comercio independiente"diferenciada, al lado de otra rama de "otras actividades comercia-les". Se tendría, eritonces, la impresión de que la primera rama

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corresponde a un modo de producción particular, y de que elcapitalismo no puede desarrollarse en este sector de actividades.En realidad, nos encontraríamos ante unas formas de producciónen descomposición, cuyos productos encontraríamos, en lo esen-cial, bajo la forma de burguesía y proletariado asalariado, en larama "otras actividades comerciales"

Partir del punto de vtsta global de la acamulaclón del capltal.

Ya hemos dicho que ésta era la óptica en que se situabaLenin. Para nosotros, esto significa que no se puede aislar alsector agrícola, particularizarlo, ni tratar de explicar la políticadel capital a su respecto haciendo abstracción de la lógica deconjunto de la acumulación del capital. Esto significa que hay quetener en cuenta no sólo que en 1920 estaban en activo más de 8millones de agricultores que escapaban -al menos en apariencia-a las leyes del capitalismo, sino también que había en activo másde 2 millones de personas en el comercio a los que sería posibleaplicar la misma observación ; más de un míllón de no asalariadosen el textil (en la mayoría de los casos, trabajadores independienteso artesanos); más de 500.000 en el transporte, etc. El punto devista de la lógica de conjunto de la acumulacián del capital estambién el punto de vista que integra la política colonial, esdecir, las relaciones del MPC con otras esferas de producción nocapitalistas.

La descomposición de la agricultura no es más que uno de losaspectos de la destrucción por el capital de las esfecas de produc-ción no capitalistas. A este título, no es admisible; desde el puntode vista metodológico, desvincularla de la destrucción del artesa-nado, del comercio no capítalista y de los problemas del impería-lismo.

EHminar toda ooncepción "fnncionallata ractonal" del MPC.

Ya hemos ]lamado la atención sobre los peligros de semejanteconcepción : el modo de producción capitalista se desarrolla enfunción de la ley del beneficio y no de las necesidades de conjunto

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del capital. Esto es precisamente lo que da origen a la anarquía deesta forma de producción, y olvidarlo significaría dejar de lado loesencial. Hay que rechazar, pues, cateRóricamente, toda idea enel sentido de que la agricultura tenga por tarea, por función,proporcionar productos alimenticios a bajo precio; todo esto sontonterías que no tienen nada que ver con la teoría de Marx.Existe, desde luego, un consejo de administración del capital ensu conjunto, el estado, pero sólo está ahí para colaborar con laley del beneficio y correRir sus excesos más insoportables, y nopara suplantarla.

Adoptar un enfoque histórico.

Naturalmente, un estudio de los ritmos, las modalidades y losvectores de la descomposición del campesinado no puede realizarsede modo abtracto, borrando el contexto histórico y geopolítico enque se desarrolla este proceso. Hay que ir en busca de unaexplicación que permita comprender por qué la descomposición dela pequeña producción mercantil en la agricultura y el comerciose ha acelerado desde la segunda guerra mundial, siendo así quehasta entonces su ritmo había sido muy lento. Hay que relacionarestos fenómenos con la lógica de la acumulación del capital enFrancia: desarrollo muy considerable del capital coloníal hasta1914, y luego repliegue en el Hexágono después de 1918 y de 1945.

^Qué es un agricultor?

Esta pregunta, que figura en todo momento en filigrana eneste artículo, prácticamente no ha recibido hasta ahora, más querespuestas negativas: hemos dicho de no era ni un artesano ni unpequeño comerciante, en el sentido de que no puede definirse elmodo de producción correspondiente. No es tampoco, evidente-mente, ningún empresario capitalista; y tampoco un proletario, yaque, en Marx, este concepto tiene un significado muy preciso, yno podemos emplearlo a troche y moche.

^Qué es, entonces? El concepto leninista de descomposiciónde] campesinado nos proporciona el marco de pensamiento que

35ti

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permite formular la respuesta : el campesino es un pequeño bur-gu^s, en el sentido estricto y preciso que Lenin da al término: no'se trata de convertir a esta categoría en un enorme cajón desastre, en una "capa social de los inclasificables" en la quefigurarían, mezclados, el agricultor, el cura, el ingeniero y los

artistas. Para Lenin, una capa pequeño burguesa se caracterizapor su aspecto contradictorio, por "el antagonismo que se da ensu seno entre las tendencias patronales y las tendencias proleta-

rias".45 El pequeño agricultor (o el pequeño burgués) "vacilaentre la burguesía contrarrevolucionaria y el proletariado revolu-cionario ; éste es un fenómeno inevitable. Tan inevitable como elhecho de. que, en toda sociedad capitalista, haya una ínfimaminoría de pequeños productores que se enriquecen, "tiran ade-lante" y se transforman en burgueses, mientras que la inmensamayoría acaba por arruinarse, se convíerte en obreros asalariados,se pauperiza o vive eternamente en las fronteras de la condiciónproletaria".`+^^

No se trata, de ningún modo, de atribuir un valor peyorativoa este concepto de pequeña burguesía (y eso está muy claro enLenin), sino de atenerse a la definición que nos parece operativa :el pequeño burgués, por definición, oscila entre burguesía y pro-letariado, y la base objetiva de esta oscilación descansa en eidevenir contradictorio de la pequeña burguesía. Puesto que unaparte de ella está destinada a transformarse en burguesía, cadauno de sus miembros puede considerarse como un burgués enpotencia y comportarse como tal. Pero en su mayoría, por elcontrario, se proletarizarán, y por ello sus intereses objetivos sonlos de los proletarios.

Si esto es así, ello se debe a que el pequeño burgués no está,como el proletario, desprovisto de todo medio de producción:posee la totalidad o una parte de estos medios, y ello puede hacerque tenga la esperanza de hacerlos funcionar como capital.

En cualquier caso, la definición de las capas campesinas comopequeño burguesas permite comprender mejor su comportamientopolítico, mientras que las demás definiciones chocan con proble-mas difícilmente superables: si los agricultores fueran pequeños

(45) Lenin, E! desurro!lo..., cit., p. 20.(46) Ibíd., p. 20.

35y

Page 354: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

comerciantes o artesanos, que operaran en un modo de produc-ción específico, tendrían que dotarse de organizaciones políticasespecíficas. La ideología burguesa tiene, sin duda, un poder misti-ficador considerable, pero no hasta el punto de impedir que todauna clase social (ya que de esto se trataría sin lugar a dudas en lahipótesis de un modo de producción de pequeña producción mer-cantil) tome conciencia de sus interes a lo largo de decenios.

Inversamente, si los campesinos fueran cuasi-proletarios,obreros a domicilio explotados por la misma clase burguesa que elproletariado, no existiría ya ningún problema de alianza: nosencontraríamos ante una sola y misma clase. Suponer, tambiénahí, que la sola ideología burguesa es capaz de mantener unadivisión puramente ficticia, significa concederle a esta ideologíaun peso realmente notable.

En cambio, si el campesinado está formado por capas pequeñoburguesas, las cosas se nos muestran más claras. Se puede enten-der, por ejemplo, la ausencia de una partido político campesino,

• ya que la pequeña burguesía, debido a su carácter doble y contra-dictorio, nunca ha podido dotarse de organizaciones políticasautónomas (puesto que esto supondría un proyecto estratégico queno puede tener); se entienden sus oscilaciones entre la burguesía yel proletariado, mientras que ninguna otra concepción teóricapermite comprender el porqué de ellas ; en un intervalo de veinteaños, el campesinado puede dar origen a movimientos tan radical-mente opuestos como los de Pierre Poujade y de los Pa_ysans-Travailleurs; se entiende su comportamiento electoral.

Esto significa, por consiguiente, que la alianza del campesinadoy la clase obrera sigue siendo to que está en juego en un combatepolítico cuyo resultado puede ser menos vital para la revoluciónque a principios de siglo, pero que no debe ignorarse y que hayque librar correctamente, partiendo de un análisis científico de lacuestión agraria. Toda producción ideológica en este terreno noshace retroceder dos pasos, aun cuando nos parezca que nos haceavanzar uno.

3óll

Page 355: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

INDICE

NOTA PRELIMINAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

LA EVOLUCION DE LA AGRICULTURA CAMPE-SINA, por Miren Etxezarreta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

E1 marco teórico ................................. 15Un caso empírico: la agricultura de Guipúzcoa y Viz-

caya ......................................... 46Evolución de las explotaciones en otras regiones ...... 70Las pequeñas explotaciones son capitalistas . . . . . . . . . . ." 77Conclusiones ........... ......................... 84

LA CUESTION AGRARIA, por Karl Kautsky . . . . . . . . . 101

1.- Introducción ........ ........................ 1012.- EI campesino y la industria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1023.- La agricultura feudal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1054.- Agricultura moderna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . 1085.- Carácter capitalista de la agricultura moderna .... 11U6.- Gran y pequeña explotación agr{cola . . . . . . . . . . . . 1157.- L{mites de la agricultura capitalista . . . . . . . . . . . . . 1198.- La proletarización de los campesinos . . . . . . . . . . . . 1289.- Dificultades crecientes de la agricultura productora

de mercancías ................................ 13310.- La competencia de las subsistencias ultramarinas y

la industrialización de la agricultura . . . . . . . . . . . . . . 13811.- Perspectiva futura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146

LA ABSORCION DE LA AGRICULTURA EN EL MODODE PRODUCCION CAPITALISTA, por Claude Ser-volin ........................................... 149

Una concentración "inevitable" . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151...Y constantemente "retrasada" . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155EI auge de la gran explotación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

Page 356: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

Campesinado parcelario y pequeña producción mercantil 163Pequeña producción mercantil y modo de producción

capitalista .................................... 168

Las teorías tradicionales de la especificidad agrícola .... 173

Resurgimiento de las teorías de la concentración ...... 177

Conservación y disolución de la pequeña producciónmercantil ...... .............................. 181

Formas de absorción de la agricultura . . . . . . . . . . . . . . . 188

^Existe la lucha de clases en la agricultura? . . . . . . . . . . 193

LAS POLITICAS DE INTEGRACION DE LA AGRI-

CULTURA ARTESANAL EN EL MODO DE PRO-DUCCION CAPITALISTA, por C.J. Lebossé y M.Ouisse .......................................... 199

Primera ParteLa integración directa del artesanado agrícola . . . . . . . . . 203

A.- La integración capitalista . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204

B.- La necesidad de un sector cooperativo impor-tante de agricultores artesanos para el desarrollo

del capitalismo francés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214

Segunda ParteLa integración indirecta del artesanado agrícola por la

política del Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224

A.- Uña política de mantenimiento y renovaciónde los agricultores-artesanos . . . . . . . . . . . . . . . . . 225

B.- Las políticas de modernización y de adaptaciónde la agricultura frente a la evolución de la de-manda de los bienes alimenticios . . . . . . . . . . . . . 229

Conclusibn ...................................... 235

LA RENTA DE LA TIERRA EN EL CAPITALISMOAGRICOLA, por Gilles Postel-Vinay . . . . . . . . . . . . . . . . 247

Introducción .................................... 249

Primera Parte: Una vía posible para la articulación delcapitalismo al feudalismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252

Page 357: Etxezarreta La evolución del campesinado: la agricultura en el desarrollo capitalista

Segunda etapa ................................... 266

La consolidación ................................. 275

La estrategia de este capitalismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 286

La reconstrucción y sus efectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287

Conclusión ...................................... 293

LA RELACION AGRICULTURA-INDUSTRIA EN EL

MARCO DEL DESARROLLO CAPITALISTA, porJurij Lisovskij ................................... 297

Evolución de las correlaciones entre la agricultura y laindustria ..................................... 302

La agricultura en la fase monopolista . . . . . . . . . . . . . . . . 306La reorganización monopolista de la agricultura ....... 308La integración de la agricultura en un sistema econó-

mico unitario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312La subordinación de la agricultura a los monopolios ... 316La economía agraria y la función del Estado .......... 320

EL ANALISIS LENINISTA DE LA DESCOMPOSICIONDEL CAMPESINADO, por J. Cavailhes . . . . . . . . . . . . 325

La descomposición del campesinado, según Lenin ..... 329La absorción de la agricultura, según Servolin ........ 343El mantenimiento de un artesanado agrícola, según

Lebosse y Ouisse .............................. 350Conclusiones y perspectivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355Problemas de método . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 356