La isla de las musas

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La isla de las musas nos presenta a Ricardo Pedreira Ulloa, un escritoralcohólicoyenhorasbajasque regresaasuGalicianatal, a la isladondecreció,pararecuperar la inspiraciónperdidaysanaruncuerpocolmadodeexcesos. Allí se encuentra con una misteriosa mujer de profundos ojosverdesque lograráqueesaansiada inspiración regrese, peroque tambiéndespertaráenélotraclasedesentimientos.Yloharáatravésdeunasimplepregunta:«¿Sabesquiénsoy?».

En la isla,además,seescondensecretosqueharán resurgirenelescritorpartesdeunyoqueparecíaolvidado.Secretoscomolosqueseocultanenelfaroabandonadodelislote,antesllamadoelFarodelAmor,yenunaviejacajametálicaqueeselorigendeunahistoriaquecambiará,parasiempre,lavidadelosprotagonistas.

Laisladelasmusasesunanoveladiferentedeintrigayterrorclásicoenlaquelosobrenaturalcoexisteconelamoryelhorror;lalocuraylalucidez;lainspiraciónylanada.

Setratadeunahistoriasingularen laque la lluviacanta fados,elviento laacompaña y uno puede perderse sin dificultad en la inmensidad de unocéanosiempre llenodesecretos.Unanovelaen laque los rayosde lunaexisten como los imaginó Bécquer y de los manantiales brotan ojosalbahaca.Unahistoriadelocura,culpa,amoryolvidoinspiradaenleyendas,poesía e historias de grandes autores como Bécquer, Poe o Wilde yconducidaporlasmelodíasdeungrupomusicalespecialistaentangosyotrodeHeavyMetal.

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VerónicaGarcía-Peña

LaisladelasmusasePubr1.0

Karras14-08-2018

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Títulooriginal:LaisladelasmusasVerónicaGarcía-Peña,2018

Editordigital:KarrasePubbaser1.2

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ParaEduardo

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«Cuántasvecesescuché,lallamadadeaquellugar.

Perohoy,sueñosylocurasonnadamás,sonllantosdeotrarealidad».

RedWine(2003).«Llantosdeotrarealidad».SueñosyLocura.Arise

Records.España.

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Capítulo1

Bienvenidosamimente.Masnoseríadeltodociertaestaafirmación,puesnosepuedeconvidaravisitarunlugarquenoexiste,queyanoestá.Hacetiempoquesefuedeviajeparanoregresarnunca,ocasinunca.

La perdí, junto conmi alma, en estamaldita isla habitada solo por sombras ydesesperanza.Juegosdelalburquetanpropicioesaenredaryajuguetearconuno,sin enseñarle las reglas y hablarle de los peligros y consecuencias que tiene hacertrampas.

Esta isla, que aún habito, fuemi casa,mi paraíso,mi inspiración y, ahora,micondena.Enella,desdeniño,crecídeespaldasalmar;nosénadar,nuncaaprendí.Eshermosoelmar,perosubellezaypodermeagobianynosoycapazdeenfrentarmeasufuerza.

Aquímeconvertíenelhombrequesoyy,alarrullodelvientodelAtlántico,fuedondelasmusasmesusurraronhistoriascargadasdebelleza,amorypasión.Nolohedichotodavía,perosoyescritor.Bueno,undíalofui.Hoy,yanoséloquesoy.

Teníaundon.Desdequeerapequeño,podíaver,anuestroalrededor,alasmusasquemarchabanconnosotros,ignoradasporlamayoría,yque,deseosasdemostrarsusaber,seacercabanamímusitandosublimeshistoriasquecontar.Asíencontréyoalamía.Solotuvequesaberescuchar.

Undon.Unmaravillosodon.Gracias a esahabilidad, a la edaddeveinte añosmeconvertí enunescritorde

éxito.Una gran novela, extraordinaria ymaravillosa, tras varios cuentos y relatos,llevaronmicarreraaunascensometeóricocargadodealabanzas,elogiosydinero.Estemellegóenabundancia,nopuedodecirqueno,sibienelcapitalamímedabaigualpuesmifamiliasiempretuvomucho.Demasiado,diríanalgunos.Mipadre,donAndrés PedreiraMosquera, fue un gran naviero y, a su prematuramuerte, falleciócuandoyotodavíaeramuyjoven,mimadre,doñaAuroraUlloaVarela,supohacerbuenosnegocios.Siemprefueunamujermuylista.

Tuveungranéxito,profusoyexagerado.Enapenasunpardeañosmeconvertíenunode los escritoresmásnotablesdeunaEspañadesconocedorade sudestino,pero tras él, el universo se confabuló para que la fortuna me esquivara y solo ladesventura se desposara conmigo. Mi pluma se apagó y la memoria empezó afallarme.

Eléxitomellevóaunavidafueradelasletras, licenciosa,enloquecedora,llenadefiestas,alcohol,mujeresyexcesos.Unavidaquemeapartódelaliteraturacomose aleja uno de un apestado pormiedo a una infección perentoria, y queme hizoarrinconarmidonymimagia,mipersona.Aunque,paraserhonestos,haciaelvicioy las fiestasquemehicieronolvidarno solomeempujóel éxito: la culpa tambiéntuvomuchoquever.

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Podía haber optadopor quedarme enmiGalicia natal, enmi isla, para intentarrecobrarlamemoriaqueperdía,llenadelagunasyvacíos,peropreferílaintemperiecomo patria.Me pareciómás cómodo huir a lugares donde nadieme conocía. Sersordoyciegoentrequienesnosabíannadasobretriunfar,yandarporlascallessinnombre de grandes ciudades, como una parca en busca de almas, visitando susburdeles y probando los placeres que el dinero podía proporcionarme.Así, junto avagabundos,prostitutasycaballerosviciosose indolentes,paseéporvetustascallesnegandoloqueundíafui.Deesemodotambiénlogréreprimirlaspesadillasqueconeltriunfoinvadieronmimenteyevocabanloqueeramejorqueestuvieraenterrado.Malos sueñosque, como telarañas, se colabanpormipensamiento sinquepudieraevitarloyquemeobligabanamorderlapenayacallarmicorazón.

Olvidéyarrinconémimemoriaduranteaños.«Cosasdelavida»,medecían.«Cosasdelagloria»,repetían.Algunavez,enmomentosdelucidez, intentérecordar,recuperarmiyoperdido,

pero a mi alrededor el pasado permanecía escondido y cerrado. Apenas pequeñasluces entre las sombras. Apenas un poco de claridad. Demasiado esfuerzo paraalguienquehabíapreferidounavidalibertinaaunaconpenasyreproches.

Mimemoriadesapareciócasiporcompletohastaque,enelveranode1936,justoantes de que España se partiera en dos y la guerra la devorara, deshecho por losabusosypasadalatreintena,volvíalaislaquemelohabíadadotodoparasanaruncuerpocolmadodeexcesos,consumido,yempezardenuevo.Deboaclararquedelaguerra,enlaisla,pocosupimososentimos.Desajustesenelabastecimientoymiedoenelservicio,peropocomás.Estabademasiadoalejadacomoparaquenadie,niunbandonielotro,sepreocuparaporella.

Miprimera intención, al regresar,no fuevolveraescribir.Y tampoco recordar.Pero una vez allí, rodeado del origen demi éxito, decidí recuperar al escritor quellevabadentro.Demostraralosquemecriticabanydecíandemíquesolofuiflordeundíaquepodíavolverahacerlo.Esterribleadvertirqueelgeniosehaidoyqueloqueterodeaamenazaconsepultartuserenlamásabsolutapequeñez.

Nofuesencillo.No lo fue.Lasmusas, todas,paramidesgracia,yanoestaban.Me habían dado de lado. No las podía ver.Mi don, que hacía años que se habíadesvanecido,noregresaba.Ymimusa,miqueridainspiración,yanomeamaba.Elduendesehabíamarchadoy frentea lapáginaenblanco,desesperadoyabrumadoporlanocreación,debíaencontrarcómovolveraescribir.Laisla,miisla,teníaqueayudarme,aunquenofueellaquienlohizo.

Así transitéporeseveranodel36yde tal formahubieraseguido,sumidoenelpesimismoyelvacío, si ella,ELLA,nohubieraaparecidoa finalesde septiembre.Porque cuando llegó, cuando la encontré, las letras volvieron a mi cabeza.Desordenadasymaltrechas,cierto,peroconganasdeformaralgonuevoyadmirablequecontar.Ynosolotornaronlasletras,tambiénpartedemiyoolvidado.

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Laprimeravezquelavi,salíayoapresuradodelacasafamiliar,delPazodeSanJorge,escapandodelaspalabrasatropelladasymalhumoradasdemimayordomo,elseñor Vilar, por haber estado revolviendo el desván de la vivienda para matar eltiempoquemedevorabaantemiincapacidaddecrear.Yahabíainspeccionadoantesotraspartesde la islabuscandoentre susmiseriasalgoquediera luzamiapagadapluma,ysolohabíaconseguidoobtenertierraempobrecida.

Comountrovadorerrante,buscabaentrelosrecuerdosdemiisloteunestímulo,unmotivo,algo,aunsabiendoquepocoencontraría.Yesque,enlabuhardilla,porejemplo, entre las telarañas y el polvo, en la seguridad de una oscuridad perpetua,cubiertadetamoyantiguassábanas,dormíasolounapartemuypequeñadelavidapasada.Nosésilamejorolapeor,perosolounaparte.Elrestoyanoestaba.

Eléxito,quemeadulteróyfalseólamemoriaymetrajoeldeliriocomoamante,tambiénmehabíaarrebatadoesoconlaayudademiqueridamadre.Tanpreocupadasiempre por mí, en exceso, con la autoridad que la caracterizaba, cuando todo setorcióymividasellenódetinieblas,mandósacarlamayoríadeobjetosdeminiñezy juventud del pazo. E, incluso, quitar todos los cuadros, retratos familiares yfotografías.Hastamiantiguaropadesapareció.

—Hijomío,esmejorqueelpasadovivaenelpasado—meexplicó—.Ahoraestiempodeempezardenuevoynodequelasheridassigansangrando.Esmejorasí,hijo.Créeme.Esmejor.

Yonoalcanzabaaconcebirquédañopodíanhacerviejosjuguetesoropademijuventud.Tampocoloscuadrosdeminiñezodelafamilia,peromimadrenocambiódeopiniónysusórdenessecumplieronarajatabla.Todo,ocasitodo,desapareció.

—No dudes de las decisiones de tumadre, que son puro bien para los dos—insistiócuandoalgunavezprotesté—.Lavida,hijo,escruelymezquina.Tuéxito,querido mío, fue algo hermoso, pero también una terrible puerta que te llevó alinfierno.Quenos llevó a todos al infierno—eneso tenía razón—.Enterremos eseabismoydejemosquesolo la luzvivaanuestro lado.Olvidarnosiempreesmalo,hijo.Losrecuerdos,aveces,solosirvenparasufrir.

Y ahí acabaron todas las explicaciones queme quiso dar.Nuncamás volvió amencionar el tema,yyo tampoco.Nodebía sabermás. ¿Paraqué?Siempre fuiuncobarde frente a la autoridad de mi progenitora. Una sola palabra suya solía sersuficiente para que mi alma se achicara y mi valentía, si alguna vez existió,desapareciera.Ysilapalabranoerasuficiente,elbastónquesiemprelaacompañaba,nolarecuerdosinél,solíaser,también,buendisuasoriodeladesobediencia.

Puesesedíaenelquemeempeñéenbuscaralgenioentrelopocoquequedabademipasadoenelpazo,alsalirdelaresidenciahuyendodelaperoratasulfuradademimayordomo—queyaamenazabacondelatarmiactitudamimadresiinsistíaenregistrarlacasaenbuscadeunanostalgiaquenuncatraeensueñobueno,asíloveíaél,sobretodosiunorebuscaycogeloquenodebe—,eneljardínderobles,estabaella.Cruzaba con delicadeza un pequeño puente demadera que, altanero, sorteaba

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unode losmúltiples riachuelosdel terreno.Llevabaunhermosovestidode sedaygasa blanca, estampado con grandes rosas rojas.Verla fue como sentir un rayo delunaqueseposabasobremiexistencia.Unrayodelunaqueunopersiguedesdeniñoentreensueñosyanhelos.

A lo lejos, se me antojó una hermosamuchacha despreocupada de nomás deveinte años, pero al acercarme, al ir a su encuentro, en sus grandes ojos verdes viconfusiónycaos.Parecíaperdida.

Tenía el pelo largo y lustroso, color azabache. La melena le cubría parte delrostro,comosiquisierahacerdemurallaparanodejarverlaturbaciónqueescondíasu mirada. Sus blancas manos, cubiertas por unos guantes de encaje nacarado, seaferrabantemblorosasalabarandilladelpuenteylahacíanparecer,amisojos,unaflorconmiedoaqueelvientodeesatarde,queanunciabaotoño,larompierayselallevara.Juntoalasyamarchitasydecadenteshojasdelosrobles,quealeteabanasualrededorcomomariposas, su imagenmeresultónostálgicaysentí lanecesidaddeacercarmeaellalomáximoposible.

Cuando llegué a su lado, a centímetros de su cuerpo; cuando aguardaba unasonrisaounsaludo,ellanorespondiócomoyoesperaba,pero¿quiénibaaimaginaralgoasí?

—¿Sabesquiénsoy?—mepreguntómedrosa,sinsoltarlabarandilla.Callé. ¿Cómo responder semejante cuestión? Yo no sabía quién era. ¿Cómo

saberlo?Loquehicefuepresentarme.—MellamoRicardoPedreiraUlloa.Soyescritoryestáustedenmiisla.Miróasualrededor,confusa,yclavósumiradaenelimponenteocéanoquenos

rodeaba,mientraslasmilesdegaviotasquemorabanmiislarevoloteabananuestroalrededorgraznandosinparar.Luegosevolvió,sinsoltarlabaranda,ymerepitióesaextrañapregunta.

—¿Sabesquiénsoy?Cuestión incómoda y difícil de responder. Incluso yo, que nadaba de continuo

entre las lagunasdemimemoria, sabíacómome llamabaoquiénera.Podíahaberolvidadopartedemipasado,demislancescomoescritormujeriego,demisnochesborrachoencompañíademisamadasmusasodelasque,tambiénborracho,paséensoledad intentando recobrar cierta dignidad, pero no quién era. Al menos, esopensabaenaqueltiempo.

Laobservé,sindisimulo,ycontempléfascinadosucuerpo,surostroysusmanos.Me fijé entonces en que llevaba al cuello una pequeña cadena dorada con unmedallón.Extendílamanohacialajoya.Elladiounpasoatrásysoltóelpasamanos,asustada,peroantemicaradetontoenceladoporsubellezaysuinesperadavisita,sedejóhacer.

Cogílamedalla,conlaimagendeunpequeñoángelgrabadoenelfrontal,yledilavuelta.Allíhabíaunnombreinscritoqueleí:Julia.

PoníaJulia.

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Capítulo2

Juliaaparecióenmiislasinsaberquiéneraoporquéestabaallíyyonopodíaresponderaesaspeguntas,noalmenos todavía.Perosípodíahacerquesesintierabien, cómoda. Además, presintiendo que la sangre de unos y otros ya corría sincuartelporlascallesycamposdeEspaña,nolapodíamandarderegresoaunfuturoincierto,ymenossinmemoria.Poresolainvitégustosoaquedarseenlacasa,enunadelashabitacionesdeinvitados,yellaaccedió.

CuandohabléamiscriadosdeJulia,desuapariciónydequesequedaríaunosdías con nosotros, noté en el señor Vilar y en el resto del servicio una actituddesabrida y un tanto esquiva.No lo he dicho antes, pero en la casa familiar habíacincoempleadosen totalcontadoamiquerido intendente.Acomienzosdelveranoeran diez, pero tras los rumores y habladurías sobre un posible alzamientomilitarcontraelgobiernodelaRepública,algunospartieronderegresoasuscasas.Noseloimpedí, pues no tenía derecho a obligarles a servirme cuando la preocupación lesinvadíaysupresenciahabíapasadoasersimplementeeso:unapresenciasinmás.

Enfin,dediez,quedaroncincoparesdeojosatentosamispeticionesytambién,cómo no, a las de mi madre. No es que estuvieran todo el día acechando mismovimientos, pero yo sabía, cómo no saberlo conociendo a mi progenitora, queteníanordendevigilarmispasosydarpartedetodoaquelloquepudierahacerquesuhijo volviera a salirse del camino de la honra y la virtud. Lo que entonces nosabíamos, ni ella ni yo, era que nunca había abandonado ni olvidado del todo esesenderoquetantotemía.

YloprimeroqueelseñorVilarmedijocuandoanunciéaJuliafueloquehubieradichomipropiamadre.Erantalparacual.Sinollegaaserporlacondicióndeunoylavanidaddelaotra,hubieransidounperfectomatrimonio.

ElseñorVilarnuncaestuvocasado.Cosaextraña,yaqueerabienparecido.Unhombrefuerteyfornidoquegozabadeuntrabajohonradoquelepermitíavivirconciertaholgura,peroelamorlefueesquivo,comoamílabuenafortuna.Loconoció,claroestá,perosudeseonoseviocorrespondido.Amoresimposiblesdelosquemástardesupe.Imposiblesydesagradecidos.

—Señor,nopuedeinvitaraunadesconocidaaquedarseenlacasa.Nosabemosnada de ella—me señaló con cierta irritación—.Además, sumadre no estaría deacuerdo.Aellanolegustaríaqueunamujersequedaraenelpazo,conusted—estoúltimofuesolounsusurro,perolooí.

—¿Yquéquierequehaga,Vilar?¿Ladejoabandonadaenlaislahastaquellegueel barco de provisiones en unos días? Si viene—rumié, pues con el inicio de lacontiendayanosabíamosnadadesushorarios—.¡Esridículo!

Advertíque se le torcíaelgesto.No legustabaque le contradijerany, además,pensabaquementandoamimadreyonoprotestaría.

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—Pero,donRicardo,nosabemosnadadeella—merepitió—.¿Cómohallegadoaquí? ¿Cómo?—Semasajeó las sienesmirando la puerta de la casa.Al otro ladoestabaJulia.Todavíanolahabíahechopasar.

Elasuntolepreocupabaydeboreconocerqueamíunpocotambiénporquedesdela semana anterior, cuando vino el barco con el correo y el abastecimiento, nohabíamos tenido ninguna visita en la isla, pero no le iba a dar la satisfacción deconfesárselo.

—No sabemos quién es, cómo ha llegado o qué hace aquí—continuó—. Nosabemosnicómosellama.

—Síque lo sabemos.—«Unnombreprecioso»,pensé—.Se llama Julia,y conesodeberíabastar.Elrestoyaloiremosaveriguando.

Miréyotambiénhacialapuertadelavivienda,dondeJuliaesperaba.Mesentíaavergonzadoporquenoeranormalqueunotuvieraquediscutirtantoconelservicio,pero el señorVilar siempre se había creído conmásderechos de los que tenía.Lafalta,enelfondo,noeradeél,sinodemimadre,quelehabíadadomáspoderdelquelecorrespondía.

—No lapiensodejar ahí fuera—sentencié—. ¡No loharé!Y, legusteono, sequedaenlacasa.

—Sumadrenoestaríadeacuerdo.Estenoesunbuenlugarparamujeres.Claro quemimadre no estaría de acuerdo. Ella, tan suya, cuando abandonó el

pazoysecompróunanuevacasaenBaiona,trasdecidirquelavidaenlaislaselehacía insoportable, ordenó a todas las sirvientas ir a la ciudad con ella, porque seempeñóenasegurarquelaislanoerasitioparamujeres.Nadielerebatióesaideatanespecial.Dehecho,Vilarlaapoyó,perolascosashabíancambiado.Enelpazoestabayo,ynomimadre.Yohabitabalaislayeraquienteníaquetomarlasdecisiones.

—¡Ellanoestáaquí!—zanjé—.Ysoyyoelquedalasórdenes.¡Yo!Asíterminéladiscusión,fuialapuertaylepedíaJuliaquepasara.Envozalta

requerí que prepararan la habitación de invitados que tenía baño, la que todosllamabanelcuartodebambú,yaque,ensusparedes,elpapelpintado losimulaba.Eramásgrandeyluminosaqueotrasdelacasayunadelasmásbonitas.Antesfuelaalcobade alguien, perono recordabadequién.Tal vezde algún familiar.Tambiénmandéquedispusieranuncubiertomásen lamesaparanuestra invitada.La joven,porprimeravezdesdequelahabíaconocido,memiróagradecida.Yomesonrojéunpoco, he de admitir. Era tan bonita, tan hermosa. Una belleza cautivadora queenvolvíamiespíritudeunapazserenaytemplada.Julia,mirayodeluna.Agradecísugestoysupresencia.

Hacíamucho tiempoquenomesentíadeesemodo.Cosasde lamalavida, lasfiestasyelalcohol,quecadatardeycadanochedesdehacíaañosmeconvertíanenunfantochequevagabadeunladoaotrosinrumbonipuertodondearribar.Yanobebía tantoni consumíacon tanta frecuencia ciertas sustancias con lasquedurantemuchotiempomecasé,sobretododesdequehabíaregresadoalaisla.Intentabano

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probarelalcoholhastaquelatardecaía,perolaabsenta,miqueridaabsenta,malquemepese,meloponíamuydifícil.Sehabíaconvertidoenunafielamante,celosaysuspicaz,quenodejabaespacioparaotrasenmicorazón.

Acepté de buen grado el gesto de Julia, sumirada, a la que vimás relajada ytranquilaquecuando laencontréenelpuente,y lecogí lamano,unpoco torpe, loreconozco,puesyanoteníaprácticaenesaslides.Selaestrechéconfuerza,apesardeque la tenía fríacomoelhielo, intentandoqueesemomentonoseesfumara tanrápidocomolohacenlossuspiros.

ElseñorVilar,quenosehabíamovidodelrecibidor,contemplólaescenauntantodesconcertado y con cara de sorpresa. Se asombraba, así lo pensé, de verme de lamano de una mujer hermosa y delicada, como una pequeña flor, y no de unaencontradaenlasmuchasnochesenlasquemidebilidadrijosamehabíallevadodecamaencamaenbuscadeunamorque labotellanomedabayquenoconseguíaencontrar.

Aún de lamano de Julia,me dirigí a la biblioteca, primer lugar que le queríamostrar ami invitadamientras esperábamosque sirvieran la cena, puesposeíaunacolección de libros de la que estabamuy orgulloso. Libros, algunos, que después,pocosañosmástarde,seríanprohibidosyquesesalvarondelasmentesestrechasycortasdemirasdemediocresregentesgraciasalasoledaddemiisla.Hoytodavíalamoran, como yo. Libros que, de vez en cuando, visito porque son sus páginas lamejormedicinaparalospensamientosquesufren.

CuandoelseñorVilarmevioabandonarlaantesalacaminodelabiblioteca,saliócorriendosantiguándoseaescribircartaamimadre.Eraunsanturrónyunsoplón.Siemprelofue.Fielperrillofalderodemiprogenitoraalaqueinformabadetodoloquepasaba en la isla.De todo.Yno solo en aquel tiempo.Antes también lohizo.Sirvacomoejemplo laprimeraocasiónen laquedeniñomeaniméa investigarelotroladodelaisla,eldeshabitado,llamadoelParajedelOcaso.

La isla,mi isla, es así.Sugeografíaestá llenade lugarescuyosencantadoresyllamativosnombres son, cuandomenos, evocadores,yestádivididaendos.Porunlado,alsur,estálapartequeocupaelPazodeSanJorge,mihogar,llamadoasíporelseñor que lo mandó construir en el siglo XIX, don Ramón Rouco Buxán, unterratenientequequisoemularalosantiguosseñoresgallegosconstruyendounagrancasasolariegaquemásbiensimulabaunpalacio.

Eledificioprincipal,denoblepiedragris,cubiertodehiedraybejucoenalgunasdesuspartes,estabarodeadodeunhermosoybellojardínderobles,elárbolquemásabundabaenlazona,quefuedondeyoencontréaJulia.

Cerca había y hay un invernadero, pero ese no lo construyó el señor RoucoBuxán. Ese lo mandó levantar mi madre al poco de trasladarse al pazo, en 1903,cuandomipadrecompróla islayse laentregócomoregalodebodas.Siemprefueunaenamoradadelasfloresy,aunqueallípocascrecieran,durantesuestanciaenelislote se empeñó en hacer prosperar un jardín que había ideado detrás de la casa,

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cerca de la capilla y el cementerio familiar. Algunas veces consiguió que lucierahermoso,peroapenassidurabaunpardedías.Seestropeabaenseguidaconelsalitreylosconstantesarrebatosdelmarquenodejabaqueesasfloresprosperaranmásalládelaprotecciónacristaladadelinvernadero.

Juntoalinvernáculoselevantabanunapequeñacasablancaquefue,ensudía,lavivienda de los sirvientes, hoy casi hundida, y los almacenes. Un poco más allá,estabaelembarcadero.Todoellorecibeelmismonombrequelacasa:SanJorge.

Luego está el otro sector, ese del que os hablaba al principio de ponerme adescribir cómo era y es mi isla. Está deshabitado y yermo, al norte, y recibe elnombre de Paraje del Ocaso. Como única construcción tenía un viejo faro, yaderruido, que fue antaño el Faro del Amor, así lo llamaron durante años, y quedespuéspasóaseralgomuydistintoycasiaterrador.Alfaroleacompañabaunacasaparejadegranportequetodavíasigueenpie.Nadielamorabanilavisitabaentonces;sinembargo,hoysí.Hoylahabitoyo.

Pues ese día en el que decidí aventurarme a visitar el Paraje delOcaso, segúnpuseelprimerpiefueradelapropiedadvallada,Vilarnotardóniunsegundoenirleconelcuentoamimadre.

Teníayocatorceañoscuandosucedió.Eraprimaveray,aburridodeandarporelpazoyhacersiemprelomismobajolaatentamiradadelservicio,melibrédeellosydecidíiracuriosearaunsitioquesemeantojómásdivertidoeinteresante.

Siemprehabíaoídodecirqueelotroladoeraunterrenooscuroypeligroso.Unazona no apta para templados paseos al atardecer o inocentes juegos de niños. Enaquellugarunonopodíavivirnitampocodistraerse.Leyendasysupersticiones.

Haciendocasoomisoalasadvertencias,queinclusollegabanaafirmarque,silanocheteatrapabaenaquelparajeylalunanosalía,atuencuentroacudiríaenplenolaSantaCompaña,meadentrédecididoenaquelsombríoyprohibidoandurrial.Nohaynadamásatrayentequeloindebidooloproscrito.Además,siemprehepensadoque todas esas leyendas y cuentos son patrañas. A la gente le gusta inventarmonstruos,aunquedespuéstengamiedodesuspropiasinvenciones.Siemprehasidoasí.Comosilosreales,losdecarneyhueso,nofueransuficientes.

Miincursiónporallíapenasduróunpardehorasytodavíanoospuedocontarloquepasóoloquevi.NoalaSantaCompaña,deesoestoyseguro.Dehecho,nolahevistonunca.Perosíosadelantoquefuealgoquemehizocorrercomoalmaquellevaeldiablosinmiraratrás,casigalopando,hastaacabarentre las rocasescarpadasdeunodelosacantiladosdelaisla,elacantiladodeLasÁnimas.Unnombrequeesedíamepareciódetodomenosbonitoyseductor.

Deesealgoquemeobligóahuir,osdiréquesonabaacantohermoso.Unsusurroaleteadoysuavequeseclavóenmicabezaymellamósindescanso,atrayéndomedeforma inexorable hacia un pequeñomanantial que nacía en ese lado del islote.Unrumor calmado que me ofrecía el cielo y el universo, si lo quería, con tan soloasomarme a sus aguas. Me asomé, por supuesto. No sé si deseaba el cielo y el

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universo,peroyaentoncespercibíaquemisinoerahaceralgogrande,queperdurara,que transcendiera. Un canto de sirena que me arrulló y meció al compás de lastranquilasolasdelarroyoescoltadoporpalabrasdeamor.Sangre,metal,besosyunavozdúctilymelodiosaquemeacunabaentresusmanos.Elresto,loquevinodespuésyquemehizoescapar,durantelargotiempo,loolvidé,comodespuésolvidémuchasotrascosas,ynofuehastaqueJuliaaparecióenmi isla,enmivida,queempecéarecordarlo.Esaevocaciónregresó,perootrasnuncalohicieron,sibiennotengoclaroque eso sea bueno omalo, la verdad. Todos tenemos recuerdos que esmejor quepermanezcancallados.

Huyendo, corriendo, casi sin aliento, llegué al barranco donde los reclamosincesantesde lasgaviotas,elairefríoygélidodelAtlánticoy laoscuridad totaldeuna noche cerrada, sin luna, acompañaron mi descenso torpe por las rocas hastahacermetropezarycaer.

Me derrumbé sobre unmar embravecido, un océano furioso queme sacudía yjugaba conmigo como si yo fuera la espuma de sus olas. Fue el señor Vilar,acompañadodemipadre, todavíaestabavivoaunquemuyenfermo,apenasunañodespuésmurió,quienmesacódelaguaymeresucitó.Sí,meresucitóporqueduranteunossegundos,eternosparamiespíritu,enmispulmonessolohuboaguaysal.

Fuetansolouninstantefugaz,perodetrásdemiconcienciatranscurrieronsiglos.Unviajeadondenohabíaluznitampocomanoalgunaquemeayudaraaencontrarelcaminodevuelta.Sinmás,oscuridad.Uneternolaberintoumbrosoeimprecisoporelquemisvacilantespasosresonabanyelecodemivozseperdía.

Cuando el aire volvió a inflar mis pulmones, la vida me pareció más fea ytambiénmás efímera.Y descubrí, ami corta edad, lo cerca que lamuerte está denosotros.Lovecinaquecaminaanuestrolado,esperando,alacecho,vigilando.

Trasesaexperiencia,nuncamásvolvíaverelmarconlosmismosojos.¿Cómohacerlosihabíaintentadomatarme?Esciertoquesubellezanotienecomparación,sufuerzaysupoder,pero tambiénsusansiasde llevarseconsigo todoloque toca.Esmáscelosoquelasoledadolamuerte.

Esedíadecidíqueviviríasiemprelavidaquequeríavivir,sinembargonolohice.Ymeprometíquenoharíamásexcursionesporelladodeshabitado,porelParajedelOcaso.Palabraquetampococumplí.Másvecesestuveallí,cercadelmanantial,enelfaroycercadelacasona.

Desde que había vuelto a la isla, pocas vecesme había aventurado a ir por ellugar.Nopormiedoaquemiscriadosmedescubrieranyselocontaranamimadre,queloharían,sinoporquenosemehabíaperdidonadaallí,queyosupiera.ConlaaparicióndeJulia,esocambióylasvisitasaeselado,elprohibido,regresaron.

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Capítulo3

LanochequeJuliasequedóencasaporprimeraveznoprobóbocado,unpocoincómodaporlaactituddeVilarydelrestodelservicio,quelaignorarondeformaconstanteynolaatendieroncomodebían.Despuésdequeretiraransuplatointactoalacocina,losdosnossentamosenelsalónprincipal,alresguardodelachimenea,acharlar.Prometíaserunaveladaencantadora.

Pocomepodíacontarelladesímisma,dadasudesmemoria,quehacíaquelamíaparecieraunasimpleconfusión,peroyosíqueestabadeseosodehablarledemiobra,migrannovelaymisletras.

Atenta,escoltadosporelcentelleodelfuegoquehacíaquesusojosmeresultaranmás esmeralda, me escuchó y me preguntó por mi libro, por las historias quecontenía,porlainspiración.Gustosorespondíatodassuspreguntas,inclusocuandomeparecióqueserepetíaeinsistíademasiadoenquelehablaradecómoconseguíaquemellegaranlasideas.Noesquenoquisieracharlardeesetema,peroteniendoencuentaquehacíaañosquemimusamehabíaabandonado,noeraagradable.

ElseñorVilar,mientrasJuliayyoconversábamos,entróvariasvecesenelsalóncon una actitud cuando menos infantil. Con muy mala educación, suspirando endemasía, me ofreció, solo a mí, bebidas, aperitivos y cigarrillos, no tomando encuentaa Julia.Nunca legustóno llevar razónoque le replicaran, sobre todo si seapelabapara ello a la condiciónde cadauno.Noobstante, esasnoeran formasdeproceder.

EnunmomentoenelqueJuliaseausentóparairalcuartodebaño,mientrasmellenabalapitillera,seloreproché.Pero,comocasisiempre,solosirvióparavolveradiscutirconél.

—Mire,donRicardo,yoestoyaquíparaatenderleausted—sedefendióantemireprimenda—.Yencantado,además.

—Yamisinvitados—repliqué.—Sí,asíes.Tambiénasusinvitados,cuandoestoslosean.—Julialoes.—Claro,donRicardo,perolodeellaesuncasosingular.Nohallegadoaquíde

formanormal.Ella…Comolediríayo.Ellano…—Ellanada—leinterrumpí.Meestabaponiendodemuymalhumor.Noquería

quemeestropearalavelada—.Ellaesmiinvitadayconesobasta.¡Compórtese!¡PorDios!¿Quévaapensardenosotros?

El señorVilar no dijomás.Asintió, agachó la cabeza yme dejó solo conmispensamientos.

Esanoche,Juliayanovolvióalsalón.Sefueadormiryyo,antesuausencia,meencerréenmidespachopresodeunaespeciedeilusiónyesperanza,obtenidadesucompañía, que me decía que algo nuevo iba a empezar. Una corazonada que me

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avisabadeque talvezeseeraelmomentoadecuadopara intentarlodenuevo,paravolveraescribir.¿Podíahacerlo?ElrecuerdodelosojosdeJuliamedijoquesí.Solodebíaarmarmedevaloryponermedelantedelpapelenblancoquereposabaenmiescritorioconciertoairearrogante.

Me senté, pero la forma en la que las hojas parecían reírse de mí me hizolevantarmedegolpeybuscarunpocodeayudaparamivendidovalor.Fuiaunodelosarmariosysaquédelestanteamiqueridaabsenta.Cogílacopa,lacucharayelazucarillo,y lopreparé todo,deseandoqueeseprimervasomeanimaraaenfrentarmis miedos. Dejé que el magnífico líquido se filtrara pausado por el azúcar,empapándosedesudulzor,hastaquellenólacopa.Despuésmeloacerqué,loolíylobebí,saboreandosuamargorderegalizmientraslepedía,casisuplicaba,quehicierafuncionarmicabeza,peronoresultó.Laplumasiguiómudayelpapelenblanco.

Volvíallenarmelacopa,meencendíuncigarroymiréporlaventana.Lanocheyasecerníaconeleganciamedidasobrelaisla,cubriendolassombrasconsumanto.Nilaluzdelosfaroscercanos,ojoavizor,podíacompetirconella.

Bebíesa segundacopadeunsolo trago, regreséalescritorioymecentréeneldesdeñoso papel mirándolo con decisión, intentando tratarlo como lo que era: misiervo. Y, finalmente, por primera vez en años, cogí la plumilla y escribí. Volví aescribir.

No sé cómo explicarlo, es difícil, pero fue como si, de todo el firmamento, yohubieradeseadovislumbrarytenerlaestrellamásluminosayhermosa,lamásbella,y, por una vez, el destino se hubiera apiadado de mí y me la hubiera señaladodiciendo:«Cógela.Estuya».

FuecomosilapresenciadeJuliahubierahechoquelainspiraciónregresara,porloquenopudeevitarpensarqueellaera,enaquelmomento,minumen.Quizáyanosupierallamaramiviejamusa,lohabíaolvidado,perotalvezellahabíaencontradoelcaminoderegresoamíatravésdelainesperadavisitadeJulia,quesería,era,minuevamusa.

Durante toda la noche, las páginas dejaron de estar en blanco y las palabrasllenaron mi vida de nuevo. Palabras todavía un poco vagas y lastimosas, perodispuestas a contar unanuevahistoria: la historiadeun soñador.Lahistoriadeunhombrecuyaúnica riquezaesel amor.Lahistoriadeunamor tan imposiblecomoimperecedero.

EnmioleadadeentusiasmoyparaquelainformaciónlellegarademipersonaynosololoqueVilarcreíaopensaba,tambiénescribíunacartaamimadre.

LehablédeJulia,suapariciónylailuminaciónquehabíasupuestonuestroprimerencuentro. De su belleza, sus ojos, que hipnotizaban, y, por supuesto, del malcomportamientodelserviciohaciaella.Tambiénlepedíquemandaraaalguienparaintentaraveriguarquiéneraycómohabíallegadoalaisla.Eradeleyporque,aunquemedabaigualquiénfuera,paraJuliaseguroqueseríaunaliviorecobrarsuidentidad.

Deboconfesarque traseseprimerarrebatodebuensamaritano,alpensaren la

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alegríaquemedaba supresenciayel regreso repentinode la inspiracióngraciasaella, deseché la petición de ayuda. Y es que, en el fondo, no quería que Juliarecuperara la memoria. Es egoísta, lo sé, pero yo solo deseaba que se quedaraconmigo.

Imaginarsuposiblepartida,visualizarlaalejándosedemí,demiisla,meproducíaespantoypavor.Séquelaacababadeconocer,peroera tanbonita.Y,además,conellaamilado,laspalabras,denuevo,renacían.

Porotrolado,aunquesuenemal,razonéquequizálamemoriademiinvitadanoregresaranunca.Partedelamíatardóenvolvery,cuandolohizo,notornócompleta.

Rehíce la misiva a mi madre y omití la petición de ayuda para Julia. «Másadelante»,pensé,«másadelante».

Guardélacartajuntoconotrasqueteníapreparadasparaqueselasllevaranenelbarcodeprovisiones,cuandoesteapareciera,ydecidíseguirescribiendo,embriagadodearte, con losojosverdesde Julia como iluminaciónyaliento,y con la apaciblecompañíadelhumoylaabsentaamilado.

Enalgúnmomentodelanoche,laconcienciadebióabandonarmeylamadrugadase trasformó en borrosos laberintos. Malos sueños que me llevaron por salas depiedra enmohecida en las que múltiples voces de mujer me aterrorizaban y meobligaban a cerrar los ojos. Nome gustaba lo que decían. Tampoco sus lamentosacusadores.

Malos sueñosquemearrastraronpor la inconsciencia.Gritosy reproches entremurosconocidos.Yelmar,cómono.Unmarresentidoconmigoquemeobligabaaretroceder.Unocéanoquenomedejabahuirmientrasesassalassehacíancadavezmáspequeñas,arrinconándomehastahacermecasidesaparecer.Comounratónalquelaesquinaesloúnicoquelequedamientraselgato,sonriente,leenseñalosdientessaboreandodeantemanoelfestínquesevaadar.

Fueunanochemágicaenlaquevolvíaescribir,peroenlaquelaspesadillasquehabíalogradosepultarduranteaños,graciasalalcoholyaotrassustancias,regresaronconfuerzaparaquedarse.Desdeesedíavelanconfervormissueños.Nohepodidolibrarmedeellasyesquejugarconeldestinoesatrevido,sobretodosiestellevalascartasmarcadas.

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Capítulo4

A la mañana siguiente, la conciencia retornó y los primeros rayos de luz,amedrentadospor losnubarronesque se acercabandesde elmar, seposaron enmicabeza, recordándomequedespertardespuésdehaberpasado lanocheconabsentaeraunapesadillaensímismo.

Despuésdelprimervaso,unove lascosascomo legustaríaque fuesen.Traselsegundo,velasquenoexisten.Después…

Meretrepéenlasilla,sintiendotodomicuerpodolorido,ycomprendíqueseguíaenmidespacho.Habíapasadoallí lanoche.Sobreelescritorioyacíanunaveintenadehojasgarabateadas juntoaunceniceroatestadodecolillas,unvasovacíoyunacucharapegajosadeplataparalaabsenta.

Cogílaspáginas,habíaescritomásdeloquerecordaba,ylas leí.Teníanbuenapinta.Quizá,porfin,unanuevanovelaseabríapaso.Parteyalateníaestructuradaenlacabezaysuspersonajesmeeran familiares.La trama,con tiempo, iríacobrandoformahastaconvertirseenunamuybuenahistoriaquecontar.Estabasegurodeello.Melodecíael instinto.Eseviejoamigoquetambiénhabíaperdidoyque,enaquelmomento,sinanunciarse,retornabaamilado.

Contentoapesardelaresaca,salíapresuradoenbuscadeJulia.Debíadarlelasgracias.Habíasidoella,supresencia,susojos,suvoz,laquemehabíainspirado.

Todavíaeratemprano,elalbaaúnluchabaporcrecer,asíquededujeque,abuenseguro,continuaríadurmiendo.Subílasescalerashastallegarasuhabitaciónyllaméconciertonerviosismo.Noqueríamolestarla,peroestabadeseandohablarconella.Verlaytenerlacerca.

Nadierespondió.Volvíallamar,peronada.Silencio.Solosilencio.Decidíabrirlapuertaconcuidado,paranosobresaltarla,yentré.Miintenciónno

eranimuchomenosincomodarlademodoalguno,peronecesitabadecirlequehabíavueltoaescribir,queenmicabezalasideasresurgíanyque,porprimeravezenaños,mesentíafeliz.Ytodoselodebíaaella.SoloaELLA.

Entréenlahabitación,peroJulianoestaba.Sobre la cama hecha, encima de la colcha de ganchillo blanca, descansaba su

vestido, colocado con pulcritud, y a sus pies, unos zapatos negros de salón. En lamesitadenoche,apoyadocondelicadeza,estabaelcolgante.Meacerquéylocogí.Volvíaentonarsunombre:Julia.

JuliayRicardo.Sonabanbienjuntos.RicardoyJulia.Todavíamegustacómosuenan.Alladodelcolgantedormitabansusmitones.Lostoméymelosllevéalacara.

Absorbísuperfume,suesencia.Olíanavainilla.EseeraelaromadeJulia.Delicioso,

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dulceyembriagador.Mesentítransportadoalainfanciadondelavainillaenvolvíaelpazoymivida.

Vainilla.¡Quédulcesensación!Eneseinstante,unostremendosgolpesmedevolvieronalarealidad.Losescuché

atronadoresenmicabeza,dondeenverdadresidían,ymedespertédelensueñoenelquemehabíaceñidoeldelicadoaromadeJulia.Azotesdelaresaca,supuse.

Advertílosguantesenmismanosy,alvuelo,losdevolvíasusitio.NoqueríaqueJuliamevieraoliéndolos.Hubierasidounasituaciónhumillanteybochornosa.¿Quéclasedehombrehuele la ropadeunamujer a la que acabade conocer?Cualquierexcusa hubiera sonado ridícula y me hubiera hecho parecer un acosador. Quévergüenzahubierasentido.

Miréamialrededor,lahabitaciónvacía,yreparéenlapuertacerradadelbaño.Seguro que Julia estaba dentro, aseándose para enfrentar un nuevo día, y por unsegundo,tuvetentacionesdeiryllamar,peromecontuve.Noeradebuencaballeroincomodarasíaunadamaque,probablementedesnuda,seestababañando.

Alpensareso,alimaginasucuerpodesnudo,notéqueelmíoseincendiaba.Unardorquedesdemucho tiempoatrásnosentíameasedió,ymimentesehinchódedeseo.¿Cuántohacíaquenoexperimentabaalgoasí?Yanilorecordaba.Además,labebida,fervienteacompañantedeaños,yotroscompuestoshabíanhechoquefueranmuchaslasvecesqueconfundídeseoconnecesidad.

Apesardelatentación,Juliasoloestabaaunaendeblepuertademaderademí,conseguí reprimirme y, aún con cierta sensación de acaloramiento, abandoné laalcoba.Yatendríatiempodeconversarconellamástarde.Todoeltiempodelmundo.

Estabacerrandolapuerta,despacio,sinhacerruido,cuandounadudameasaltó.¿Había dejado los guantes como debía? Los golpes de mi cabeza me habíansorprendido y los había posado en la mesita sin prestar demasiada atención. ¿Loshabíadejadobien?

Volví sobre mis pasos para asegurarme de que los nervios no me habíantraicionado,ymepercatédequedeunodeellosasomabaunpequeñosobrenomásgrandequeunmeñique.Quisehacercomoquenolohabíavisto,noqueríaviolarmásla intimidad de Julia, perome fue imposible alejar la curiosidad.Me acerqué a lamesitaylocogí.

Porlaescalera,escuchéalseñorVilarsubiryllamarme.Norespondíy,raudoyveloz,memetíelsobreenelbolsillodemichaleco,notandoalgoduroensuinterior,y salí de la habitación.Mi intención era que nadie me viera, pero él lo hizo. Noobstantenodijonadayselimitóainformarmedequeeldesayunoestabaservidoenelcomedor.Tambiénmeaconsejó,éleraasí,siemprepreocupadoportodosytodo,quemevendríabienunbañoycambiarmedeatuendo.Yestabaenlocierto,porqueapestabaaalcoholymalossueños,yteníaeltrajearrugado,sucioeinclusoconrestosdetinta,cenizayloquesupuseeravómito.Efectosdelainconscienciaylaabsenta,

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unacombinacióntanembriagadoracomotemeraria.Alprincipio,duranteuntiempo,porlasmañanas,despuésdepasarasínochesdepenumbra,meprometíaamímismoquenolorepetiría,quedejaríalaabsentacomoantesdejéaotrasqueridasigualdecelosas,peroconelpasodelosdíasylasestaciones,renunciéahacerlo.Desistí.Dejédeengañarme,porqueesoeraloquehacía:engañarme.

Eraysoydébil,ysidejabalaabsentanotardaríamuchoenencontrarlesustituta.Otraquemeamaría igualdeviolentamente.Otraquenodejaríaespacioparanadiemásy seocuparíademismalos sueños.Hoy, esoha cambiado.Debo reconocerlo.Pero tal vez se deba a que ya no necesito a la amante que siempre busqué en laabsentayenotras.Yano.Hoy,notengoquebuscarla.

Bajéyfuialcomedor.Lamesaestabapuestaparauno,asíquesolicitéalservicioque colocaran un plato más para Julia. Seguro que bajaba enseguida y, además,estaría hambrienta, pues durante la cena de la noche anterior no había probadobocado. Luego, aguardé, pero el lento caminar del tiempo me alcanzó y, ante laausenciademiinvitada,nomequedómásremedioquedesayunarsolo.Trasmásdeunahoradeespera,nopodíahacerotracosa.

Desayuné sinapetito, engullendoen lugardecomer, comounanimal.No teníahambreynosololaresacaeralaculpable,tambiénlaausenciadeJulia.Teníatantasganas de estar con ella que el estómago seme había cerrado. ¿Qué era lo quemepasabaconesamujer?¿Porquémesentíadetalformaporlaausenciaopresenciadeunseralqueacabadeconocer?Nolosabía.Todavíatuvequeesperardías,semanas,paraaveriguarlo.

Traseldesayuno,medirigíamihabitaciónparaasearmeycambiarme,comomehabía recomendadoVilar, y, al pasar frente a la ventana del recibidor que daba aljardínderobles,unrayodesol,lánguidoyenervealquelecostababrillardebidoalas nubes que se posaban sobre la isla, me cegó por un instante. Cerré los ojos,molestoporsuluz,y,alabrirlosdenuevo,paraalegríademicorazón,eseresplandormemostróaJulia.

Estabapaseandodistraídapor el jardín.Volvía a estar en el pequeñopuentedemadera.Sentíelmismoencantoqueeldíaanterior,cuandoladescubrí.Meentraronganas de salir corriendo a su encuentro pero, en aquelmomento, al ver susmanosdesnudas, caí en la cuenta de que aún no había abierto el sobre que llevaba en elbolsillo.Mesentíavergonzadoporhaberlocogido.¿Cómohabíasidocapazdeespiarasí a mi invitada, a mi recién alcanzada inspiración? No podía consentir que seenfadaraconmigo.Esomerompería.

Almomentomealejédelaventanaysubílasescalerasdedosendos,caminodesuhabitación.Cuandoentré,measegurédecerrarbienlapuertaparaquenadiemeviera.Ni Julianiningunode loscriados.Elvestidoyanoestaba—lógicoporotraparte,lollevabapuestoeneljardín—,niloszapatos.Elcolgantetampoco,perosísusguantes.Saquéel sobredelbolsilloy loposéconcuidadodentrode laprenda.Megiré. Iba a marcharme sin abrirlo, pero algo, un impulso tal vez, o quizá la llana

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curiosidad,tanpropiciaellaadarpermisoalosindiscretosparapoderveryoírloqueenprincipiolesestávedado,mehizoregresarsobremispasosyvolveracogerlo.

Loabrí, unpoconervioso,y sobremimanocayóunapequeña llave.Nohabíanadamásdentro.Solounallave.

Laobservé.Común, dorada, normal, como las que se usanpara cerrar cajones,baúles o maletas, pero hubo en ella algo que sí llamó mi atención y que podíadiferenciarladecualquierotra.Juntoalojoteníaunasletrasgrabadas:«Anna».

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Capítulo5

Durante todoesedía, trasdescubrir la llave,elnombredeAnnaretumbóenmicabezaconfragor.Deunladoaotro,aladeriva,ibayveníasinunpuntofijodondeatracar.

«Anna».

LeestuvedandomuchasvueltasaquépodíaabriraquellapequeñallaveoquiéneraesaAnna,peronolleguéaningunaconclusión.

Lallavepodíaserladeunamaletaounbaúl.QuizádelequipajedeJulia,perdidoa saber dónde, si bien entonces el nombre grabado debería ser Julia y no Anna.¿Acasolepodíanhaberprestadoelbagaje?Elnombrepodíasereldeunfamiliarounaamiga.Eraunnombrecomún,aunqueciertoquenocondosenes.

Me hubiera gustado preguntarle de forma directa a la propia Julia por ello enalgunadenuestrascharlasopaseos,pueseraensusguantesdondelaencontréyelladebíasaber,lalógicaasímelodecía,quiéneraAnnaoquéabríaesallave.Contodo,lofuipostergandoporquenoqueríadelatarmiindiscreción.Lomáscercaqueestuvede consultarlo fue durante la comida, que degustamos callados, uno frente al otro,contemplandoel ir yvenir del servicio, sus suspiros, susmiradasde soslayoy susconstantessignados.

A la caída de la tarde,mientras paseábamos con un cielo plomizo saturado delluvia,comolallavenosemeibadelacabeza,penséenpreguntarle,peronopudehacerlo.Mioportunidadseevaporóporqueeldestinonoteníaintenciónaúndequesupierasusentido.TeníaotrosplanesparamíytambiénparaJulia.Otrosplanesparatodos.

Estábamos cerca del acantilado situado sobre la playa de Los Náufragos—unnombrenadapropicioparaunarenal,hedeadmitir,yque,además,amímeproducíadesasosiegoaunquenoteníaclaro,noconseguíarecordar,porqué—,cuandoungritodesesperadoyatormentadonoshizopararenseco.

Noscallamos.Sehizounsilenciototalquenilasgaviotasdelaislaseatrevieronaromperconsubulliciosoaleteo.

Elgritoserepitió.Másagudoehiriente.Eraespeluznante.Ungritodedolor.Nosasomamospresurososalbordedeltaludyoteamoslaplaya.Nadie.Allí,enla

arena, no había nadie a pesar de parecer que el lamento venía de aquel lugar.Nosmiramos, confundidos. Julia estaba pálida y temblaba. Me hubiera gustadoconsolarla,perootrochillidoigualdeangustiosomehizoposarlosojosmásallá.

Levantélamiradahaciaelmary,porunmomento,sentípánico.Percibíundoloragudoenelpechoymicolumnavertebral fue recorridaporunprofundoe intensoescalofrío.Aquelloquemisojosveíannopodíaserreal.

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Me quedé petrificado mientras Julia me observaba horrorizada y lanzaba unquejidodeespanto.Susojossehabíanrevertidodeunaceitunadooscuro,cerradosdelágrimasymiedo.Tambiénhabía tristeza en ellos.Estabaveladade llanto, pero lahabía.

Enelmar,enmediodelanada,unabarcacargabaaunhombreyunamujer.Élsujetabaunodelosremosenaltoconlasdosmanos,apuntandohaciaella.Elterrorestaba dibujado en el rostro de la mujer que, atrapada en el final del bote, seestrechabaconnervio lacinturamientrasmovía losojosnerviosa,comosibuscaraunasalida,unasalvación.

Elhombre,vestidoconunbuentrajedetrespiezasazulmarino,conelremoenalto, dio unos pasos seguros y firmes hacia ella, a pesar de la inestabilidad quemostrabaelbatel,y,sincontemplaciones,lagolpeóconfuria.

Yomequedéinmóvil,sinpoderreaccionaranteloqueestabapresenciando.Cerrélos ojos en un intento pueril de que aquella visión desapareciera, pero cuando losabrí, seguía allí.Mimente se quiso detener y dejarse llevar por los anhelos de unpasadomejor.Losentí.Creoquesebloqueóymedicuenta,losupe,queyanohabíavueltaatrás.Elcaminohaciasupérdidaestabaenfilado.

Juliamedijoalgoquenoentendíporquesoloeracapazdeoírelrotundosilencioqueceñíael isloteymisangreatropelladabombeandoen lassienes.¿Quiéneseranesaspersonas?¿Quéhacíanenmiisla?

Elhombre,poruninstante,fugazperosuficienteparasobrecogermialma,miróen nuestra dirección aunque no pareció percatarse de nuestra presencia, y volvió aelevarelremoalcieloconfuria.Susheladosojosazulestransmitíandespechoyodio.Maldad.

Quieto,comounmaniquí,permanecícontemplandolaescena.Viendocómoesemonstruogolpeabaunayotravezalamujerhastatirarladelabarcayentintarelmarde sangre. Al instante se sentó, colocó el remo en su sitio y se puso a bogar,perdiéndoseentrelanieblaqueescupíaelocéano,indignadoporlamaldadcometida.Ensegundos,eseleviatánhuyóylabrumaloinvadiótodo,confundiéndoseconloscelajessombríosycenicientosqueyaempezabanadescargarlluvia.

Cuandoelcuerpodelamujercayóalmarconestruendoylasgaviotasrompieronlamudezquenosenvolvía,graznandodenuevo,yoseguísinreaccionar,ancladoalsuelomientrastodoamialrededorempezabaagirarsincontrol.Mesentícomoenuntiovivodondetodalaisla,Julia,laniebla,elmarylasgaviotasdabanvueltasymásvueltassinparar.

Julia,encambio,llorandoygimiendo,saliócorriendohaciaelsenderoquebajabaalaplayadesdeelacantiladomientraspedíaayudaygritabaminombre.Fueronsuspasostorpes,lalluvialahacíapatinar,ysusquejidosdebidosalesfuerzoylapena,losquemehicieron,porfin,recobrarelmovimientoeirconella.

La acompañé, también yo tardo ante el embate de viento y el peligro de laslenguasdenieblaquedesde lasprofundidadesdelmar seenredabanentrenuestros

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pies.BajamosalaplayadeLosNáufragosy,unavezallí,ellasemetióconvalorycorajeenelocéanosinmiraratrás.Solosefrenóunavez,cuandoelagualellegabaalacintura.Gritóminombrey,después,siguióadentrándoseenelmar.

Di un par de pasos hacia ella, pero en cuanto la primera ola rozómis zapatos,retrocedíamedrentado.

¡Quécobarde!—¡Julia!—lallamédesesperado,preocupado—.¡Vuelve!Sinembargo,porrespuesta,nitansiquieratuveelsonidodelasmareas.Insistí,hastacasiquedarmesinvoz.Labrumanomedejabaver.Noladivisaba.

Ni a ella ni a la barca ni a la otramujer. Tampoco la oía. Las gaviotas se habíanvueltoacallaryelsilencioeradetestable,soloquebradoporelinacabablefadodelalluviatañendoalcompásdelasolasdelmar.

Estaba desesperado. Aterrorizado. Asustado. Nome da vergüenza reconocerlo.Mimente, que ya había empezado a oscurecerse sin yo saberlo días antes, nomedejaba moverme. No me daba permiso para salir del terror que en ese momentorecorría todo mi cuerpo, atenazando mi corazón y amenazando con hacer que separara.

—¡¡Julia!!—volvíagritar—.¡¡Julia!!Nada.Medejécaerderodillasenlaplaya,enlafríaarena,conlasmanoscubriendomi

cobarde y pávida cara, para esconder las lágrimas que corrían por mi rostro. Uncobarde.Esoera.Unauténticocobardequenoseatrevíaaenfrentarsusmiedos.

—Julia—susurré.Yanohabíafuerzas.Tampocoganas.Teníalasensacióndequelaislameestabadevorando.Suniebla,sumar,sulluvia

ysusilenciomeconsumían.Engullidopormimorada,mipasadoymipresente.Yademigargantasolosalíangemidossinsentido,suspirosy llantocuando,de

repente, unamano se posó enmi hombro.Unamano cálida y amiga.Megiré conavidez esperando ver los dulces ojos de Julia, pero no era ella. Era el señorVilar.Juliahabíadesaparecido.

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Capítulo6

EsanochesinJulia,sinsaberdóndeestaba,fueunadelaspeoresdemivida.Nolaúnica,hubomásantesydespués,perosíunaenlaquemilesdefantasmasvinieronavisitarme.Sombrasoscurasysigilosasqueseposaronamialrededor,colándoseenmissueñosymusitándomepalabrasllenasdedesconsueloyculpa.

Una vez en casa, el señor Vilar me obligó a meterme en la bañera con aguacaliente y me preparó un tentempié que ingerí sin ganas ante su atenta mirada.Tambiénmesirvióunbuenvasodebrandy,quesíaprecié,frentealachimeneadelsalónprincipal.

Traseseprimervaso,quetemplóunpocomisánimos,aúnateridosdemiedoporlovividoycontraídosporlaangustiadelanopresenciadeJuliaamilado,Vilarmeacercómipitilleraymesirvióunsegundovasoquevolvíabeberdeunsolotrago.

—¿Cómomehaencontrado?—lepregunté,mientrasmeencendíauncigarroquesolomehizotoserynocalmar,comopensé,losnervios.Teníalagargantadoloridayelhumomelaquemaba.

—Cuandocayólanieblayustednoregresó,empecéainquietarme.—Seveíaelcansancio en su rostro. También la preocupación—. Convoqué al servicio, nosdividimosysalimosabuscarle.

—Pero ¿cómo me encontró? La niebla lo envolvía todo —interpelé entrecarraspeos—. La tarde estaba cayendo cubriendo todo de oscuridad y la isla esgrande.

Por los grandes ventanales del salón se veían enormes lenguas de brumacubriendocadarincón.Nohabíaescondrijoenelqueocultarse.

—Susgritos,donRicardo.—Posósumanoenmihombro,comohizocuandomeencontró—.Fueronsusgritoslosquemellevaronhastausted.

Misgritos.Meavergoncé.Comounniñopequeñocastigadooperdido,asíhabíagritadoyllorado.Teníalagargantamagulladadelfrío,lalluviayelllanto.Lacerada,sinduda,porlosaullidosquesalierondemibocallamandoaJuliacondesespero.

—¿YJulia?¿Dóndeestá?—Medeshicedelacalurosamanodemimayordomoytiréelcigarroalalumbre.Nopodíafumar.Elhumomepicabaymequitabalavoz—.¿HanencontradotambiénaJulia?

ElseñorVilarmirólasllamasdelhogar,dudando,selonoté,perdiéndoseenelcolorrojizodelfuegoylasascuas.

—Juan,porfavor—pocasveceslellamabaporsunombre,noeracorrecto,peromesaliódedentro.Necesitabasaber—.¿DóndeestáJulia?¿Lahavistovolver?

—No, don Ricardo. No la he visto, pero debo decirle que a esa mujer, solousted…

—¿Y dónde puede estar? ¿Dónde? —le interrumpí de forma atropellada,nervioso, sin respiración, apoyándomesobreunamesaauxiliar cercadeunode los

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sillonesorejeros—.¿Dóndeestá?Ella…Elmar…—¿Elmar?—Sí,elmar…No fui capaz de terminar la frase. La sola idea de que el mar me la hubiera

arrebatadomecausabaespanto.Elmalditoocéanoqueseempeñabaenquitarmetodoloqueamaba.

Noséporquépenséeso,perolopensé.Teníalasensacióndequeelmar,siemprealacecho,mevigilabaesperandoquedieraunmalpaso.

EsadesquiciadaideayelsilenciocomorespuestaporpartedeVilarmehicierontemblardemiedo.¿AcasoteníarazónmiturbaciónylehabíasucedidoalgoterribleaJulia?¿Acasoyano ibaa regresarnuncamásami lado?Nopodíaser.Aquellonopodíasuceder.

Percibí mi cuerpo temblar y mi alma arrugarse hasta casi convertirse en unamísera mota de polvo. Me vi palidecer ante la idea de una isla sin Julia, sin miinspiración,sinmireciénencontradamusa.Sentípalpitardepánicomicorazónylooídetenerse.Lonoté.Poruninstante,efímerotalvez,sentíquemoría.

Vilar vio el terror reflejado en mis ojos y antes de que el desasosiego y laansiedadme crisparan por completo los nervios y se apoderaran demimente, yaperdidaeneltemoryladuda,tratódetranquilizarme.

—Nosepreocupe,señor.Nolohaga—intentósonreír—.Yapasó.—Percibíensumiradaunainmensatristezamientrasmecontemplaba—.Todoestábien.

Parecía haber convicción en sus palabras y quise creerlas como ciertas. Deseépensarcomoél,quetodoestababienyJulia,entonces,también,parapodertemplarmidesasosiegoyalejarelmiedoquemeoprimía.Noteníafuerzasparacombatirlodeotromodo.Melashabíaquitadolaplayaylaescenaespantosadelaquehabíasidotestigo.

Meaproximéalfogónymesentélomáscercaposibledeél.Apesardelbañoyelbrandy,aúnsentíaunfríoglacialenvolviendomissentidos.

—¿Qué pasó exactamente en el arenal, señor?—me preguntó mi mayordomoarrimándoseamí—.¿Porquéestabaallí?¿Quéesloquevio?

Con calma, sin omitir detalle alguno, le relaté a mi fiel lacayo lo que habíapresenciado en la playadeLosNáufragos.Loquehabía pasado.Todo.Necesitabadesahogarme,echarlofuerademíyasíalejarlo,sibiensabíaqueibaaserimposible.

Mientrasmeescuchabaensilencio,elseñorVilar fuepocoapocoapagandosumirada.Sefueencorvandoy,porunmomento,meparecióqueestabaenvejeciendoantemis ojos. Se le notaba cansado, abatido y viejo, como si los años le hubieranllegadodegolpeysinavisar.

Siguió atendiendo solícito sin interrumpirmeni una sola vez, sin preguntar, sindecirnaday,cuandoconcluí,surostroeraunsudario.Pálidocomounmuertomirabasinver,concentradoenalgúnpuntodelaoscuridadquegobernabafuera.

—Vilar, ¿se encuentra bien?—Me levanté y me acerqué hasta él. Estaba tan

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blancoqueenverdadaparentabalaimagendeunespectro.—¿Reconocióalhombredelbote?—indagóconunhilodevoz.Hastalapalabra

selehabíaapagadotrasmirelato—.¿Pudoverlelacara?¿Losojos?—No sé quién era —le indiqué—, pero sé que era un hombre horrible. Un

monstruofríoyperverso.—Unmonstruo—masculló.—Sí,unauténticomonstruo.—¿Ylamujerselanzóalmar?—asentí—.Señor,perdone,pero¿sabeporquélo

hizo?¿Sabeporquéella…—dudó—porqué…?—Julia—leayudéadecirelnombredenuestrainvitada—.SellamaJulia.—Ya,señor.Claro.¿Sabe,enesecaso,porquélaseñoritaJuliasezambullóenel

mar?¿Porquésemetióocéanoadentro?—Ibaaresponder.Leibaadecirqueparaayudaraesapobremujerde labarca,¿porquésino?,peroVilarnomedejóymelanzóotrapregunta—.DonRicardo,¿puedopedirleunfavor?

—Claro,porsupuesto.—Mire,yonomesuelometerdondenomellaman.—Esomehizogracia,pues

nohabíapersonamásmetomentodoqueél,sinembargonoselohicesaber.Calléyseguíescuchando—,peroaestasalturas,trasloquemehacontadoquehavistoylaaparicióndelamujerenlaisla,ensuvida,creoqueseríabuenoquevolvieraustedaBaiona,consumadre.

—¿Volver?—¿Meloestabapidiendoenserio?—.¡Vayaocurrencia!—Eseeselfavorquelepido,donRicardo.Retornealaciudadyolvideestaisla.

Aléjesede aquí.DoñaAurora estará encantadadeque regrese con ella.Allí estarábien.

—Ya.Claro.Séquemimadresesentiríacomplacida,peroesonoesposible—niensueñospensabamarcharmedeallí.¿YJulia?¿NadiepensabaenJulia?—.Sieseeselfavorquemepide,sientoentoncesnopodercumplirlo.¡Novoyaregresar!

—Pero,señor,llevaunosdías…—vacilóbuscandolaspalabrasadecuadas—.Metienepreocupado.Yaempiezaaserpeligroso.Desdelaaparicióndeella,vecosas…Cosasquenosonnormalesporque…

—¡Claroqueno lo son!—grité,meestabaempezandoaenojar tantabobadaytantafraseinacabada.Lehubierazarandeadoparaquenolasdejaraamedias—.Peroporesonohayquehuir.

—Nosetratadehuir—merefutó—.Consisteenmantenerseasalvo.—¡Asalvoyaestamos!—gruñí—.Loquehayquehacer,Vilar,espeinarlaislay

buscar a esemiserable de la barca y también a Julia.—Me acerqué decidido a lapuerta.Yomismoempezaríaabuscarla—.Esoesloquehayquehacer.

—Esehombre,ustedmismolohadicho,sefuedelaislaconelbote.Yaestarálejos.Lejos.

—Puedeser,pero¿ysivuelve?Lasolaideamehacíapalidecery,condecisión,abrílapuertadelsalónparairen

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subúsqueday,sobretodo,enladeJulia.Vilarseprecipitóhaciaelportóny,antesdequeyopudierasalirporél,locerró

de un portazo. Su actitud insurgente me sorprendió, pero no me dio tiempo areprenderle.Mecogiódelamano,mellevóhastaunodelosventanalesyseñalóelexterior.

—Es noche cerrada, señor.No se ve nada. ¿Qué piensa hacer ahí fuera?—Lociertoesqueeljardínestabacomobocadelobo—.Soloempeoraríalascosas.

Sopesésuspalabras.Vilarteníarazón.Latenía,comosiempre.—Nosepreocupeporesehombre,donRicardo.Seha ido.Sehamarchado—

continuó—.Yporlamujer,tampoco.Noesnecesario.Ella…Ella…—Ella¿qué?—Ellaestarábien—dijopostreramente,bajandolamirada,escondiendosusojos.—¿Ycómolosabe?—Meresistíaaquedarmedebrazoscruzados—.¿Cómo?Silencio.—¿CómopuedesaberqueJuliaestábien?—insistí.Silencio.—Vilar,¡porDios!¿Porquénomeresponde?—Parecíaunaconversaciónajena.

Yoestabaincluido,peronolaentendía.—No se enfade, don Ricardo, por favor. —Su mirada seguía clavada en el

exterior, en la niebla y la oscuridad—.Solo le digoque todo está bien.Usted estáaquí,sanoysalvo,yella…—Seguíapreocupadoynervioso.Suconstantemeneodemanosledelataba—.Ellaseguroquetambién.

—¿Yvamosapeinarlastierras?—preguntéconciertotemblorenlavoz.QuizáVilar tuviera razón y Julia estuviera bien. Eso deseaba con todami alma, pero nopodíadejarelbienestardemimusaalasandanzasdelafortuna,tanesquivasiempreconmigo—.Debemosencontrarla.

—Sí,señor.Siustedloordena—habíaagotamientoensuspalabras,ensufazytambiénensusgestos—,loharemos.

—¡Asísea!—Deacuerdo,señor,peroiniciaremoslabúsquedaporlamañanatemprano—y

marcódenuevoelexterior—,cuandoregreselaluz.Aunque nome guastaba la idea de esperar hasta el día siguiente, accedí.Vilar

estabaen locierto.Aesashoras,el relojmarcabamásde lasonce,ycon lanieblacubriendo todos y cada uno de los rincones de la isla sería imposible encontrar anadie.

—Señor,¿puedohacerleunapreguntamás?—asentí—.¿Porquénecesitatantoaesamujer?Parececomosiestuvieraenamoradodeella.¿Loestá?

Nosupequéresponder.Mequedésinhabla.Sinpalabras.¿Estaba enamorado de Julia? Paramí, ella era un ángel,mi inspiración.Desde

quellegóalaisla,desdequelaencontrépaseandoporelpuentedemaderadeljardínderobles,fue,eracomomimusaperdida.

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—Suformadehablar,cómosecomporta—prosiguió—.Dalasensacióndequeestáusted enamoradode ella, pero esono es posible—se acercómás amí.Habíarecobrado el color, pero su mirada seguía siendo pálida y mustia—. No lo es,¿verdad,señor?Nopuedeserlo.

Continué en silencio. Podía hablar de amor cuando escribía porque era, es, elverdaderomotordelaspalabras.Amarysercorrespondido.¡Quéhermosomensaje!Pero ¿estaba enamorado de Julia? ¿De mi musa? ¿Se puede sentir amor por lainspiración?Talvez.Lospintoresamansuscuadrosyyo,comoescritor,amabamishistoriasymispersonajes.YoamabaaJulia,sí,peronosabíasisetratabadelaclasedesentimientosobrelaquemecuestionabaVilar.Notodavía.

—Debealejarsedeella.Debedejarlair—mepidió—.Debehacerloporsubien.Ellaesmibien,pensé,peronolerebatílaideaporquenosabíacómoexplicarle

loquesentíaporJulia.Eramibien,mimusa,miinspiración,ynopodíadejarquesefuera.¿Cómohacerlo?¿Porqué,además?Lanecesitaba.Ellamedabapaz.

—Don Ricardo, si me lo permite, debo contarle una historia —me indicóentonces, haciendo que regresara a su lado, al salón principal, y dejara de cavilarsobreelamoryelbienquemedabaymepodíadarunamujeroaunainspiración—.Quizáasícomprendaporquélepidoquesealejedeella.

NodijenadayVilartomómisilenciocomounainvitaciónahacerlo.Seacercóalaventanaycomenzóarelatarmeunahistoriaqueyodesconocíaporcompletoyquemehizoentendermejorlosmotivosporlosquemimayordomoeracomoera.

Alláporfinalesde1902,unjovenVilar,deapenasveinteaños,trabajabaparaunapudientefamiliadeBaiona,losPousoXermiñas.Erafelizconsuvidadesirviente,legustabasutrabajoynopensabaennadamásquenofueracumplirdelamejorformaposibleconsusfunciones.Eficazytrabajador,queríadarlomejorsesíparair,pocoapoco, ascendiendo amayordomo.Esa era su ilusión y en eso pensaba noche y díahastaqueelamorsecruzóensucamino.

Unabuenamañana, en unode los recados que solía hacer para la señora de lacasa, conoció a una jovenmaravillosa de la que se enamoró al instante.Y es que,según sus propias palabras, el amor, en ocasiones, si es auténtico, no entiende detiemposniplazos.

Eraunamuchacha inalcanzableparaél,debuena familia, ricaydeclasesocialalta.Leestabavedaday,además,laseñoritaestabaprometida.¿Cómoibaaconseguirunsimplesirvientequesefijaseenél?Puesapesardetodoloqueteníaencontra,eljovenVilarlointentóporqueelamoresasí,ciegoytonto.

Cadalunesycadamartes,desdesuprimerencuentrocasual,buscólamaneradeacercarse a ella y verla. La espiaba en sus paseos, la seguía con disimulo en susquehaceresdiariosytambiénlaobservabaaescondíasatravésdelasventanasdesuresidencia.Ydeestaforma,pasoapasoypocoapoco,Vilarcomenzóaimaginarunavidaasulado.

Unerror, lo juzguéyomientrasme lo relataba,yaque lasposibilidadesdeque

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ellasintieralomismoqueélmeparecíancasinulas.LuegosiguióVilarconsusseguimientoshastaqueundía,yafatigadodeseruna

simplesombra,searmódevalory,conunahumildeexcusa,seplantódelantedelamuchacha para declararse. Le confesó, un poco torpe pero seguro de sussentimientos,suamorinfinito.

Lajovendama,apesardeloquetodos,llegadosaestepuntodelrelatopodíamospensareimaginar,noseescandalizóniseenfadó.Tampocoleechóodespreció.ParalamásagradablesorpresadeVilar,lerevelóqueyasabíadesucariñoyafecto.Erauna mujer lista. Le había visto seguir sus pasos y se había informado sobre supersona.Sabía,asíselohabíandicho,queeraunbuenhombre,trabajadoryhonrado,aunquepobre.Esotambién.

Vilar, ante la reacción de lamujer de sus sueños, sintió su corazón palpitar deagradecimiento y emoción. Pensó que quizá sí, por una vez, el destino dejaría lasclasesyeldineroaparcadoaunlado.

Durante meses, tras ese afortunado golpe de la providencia, a escondidas,comenzaronaverselajovenyVilar.Comenzaronaenraizarensuscorazonesloquesignificabaamar.

Laacompañabaensuspaseosyrecadoshaciendodecriadofielaunquenofueraaellaaquiendebíaservir.Ydenoche,alcaerlassombrassobrelaciudad,alamparode la oscuridad que todo lo hace invisible, acudía al patio trasero de la viviendafamiliardelajovendamaparaestarconellayconfesarle,alresguardodelaluna,suvastocariño.

Una noche, ya cercano el día de la boda de la muchacha, pues esta seguíaprometida,elamor,hastaesedíaimpalpableyetéreo,diounpasomásyseconvirtióencarnal.Yenesejardínnocturnoenelqueseveían,laspalabrasseconvirtieronenbesosyeldeseo,porfin,cobróvida.

Pasiónentreamantescondenadosaocultarse.Pasiónentrecuerposqueprontosedeberían separarpara siempre,yaque,pormuchoqueVilarcreyeraque laventuraestabaasufavor,lafatalidadteníaotrospropósitos.

Tantavisitaasujovenamadaytantoiryvenir,pasófacturaal trabajodeVilarqueseviodespedido,enlacalle,cesadoporsufaltadeprofesionalidad.

Eso,laverdad,semehizoinconcebible.Noeraasí,nimuchomenos,elVilarqueyoconocíasiempreatento,diestroycompetente.Nuncahubierasospechadoquesucapacidad se hubiera podido poner en duda alguna vez, pero ocurrió. Aconteció,comootrasmuchascosasdespués.

El caso es que tan enamorado estaba que le dio igual y, en lugar de pedir elperdóndelafamiliaparalaquehabíaestadotrabajandoobuscarunnuevoempleo,sededicó,enunaranciaypequeñahabitacióndepensión,afantaseareimaginarsunuevavidaalladodelamujerquesería,parasiempre,lamujerdesussueños.

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Capítulo7

El reloj del salón seguía su curso templado amparando amimayordomoen sunarración.Escoltandosuspalabras,quecadavezlepesabanmás.Selenotabaenlamirada,perdidaenalgúnpuntodelacerrazónpresenteenelexteriordelavivienda.Ytambiénensusemblante,macilentoytriste.Enesosojosqueintentabaocultarmepodía ver un enorme desánimo rigiendo su corazón. No obstante, haciendo casoomiso a todos los sentimientos que se apiñaban a su alrededor, prosiguió con surelato,puesteníaclaroqueeraalgoqueyodebíasaber.Elamor,paraVilar,noeratanbonitocomoyoloconcebía,nimuchomenos,ycreíaquesuhistoriameayudaríaacomprendersuinterésenalejarmedeJulia.

ImaginóVilar,ensushorasmuertasenlahabitacióndeaquellatristepensiónqueera su casa, cuandonopodía acompañar a su amada, unavida repletadebienestarjunto a la mujer conquistada y llena de hijos. Siempre quiso tener una familianumerosa. Él se encargaría de conseguirlo. Buscaría un buen trabajo con el quemantenerlotodoyatodos,yseríanfelicesporqueelamorserviríadepiedraangularparaesafelicidadsoñada.

Al escuchar sus palabras, la emoción pequeña y exigua pero aún existente quealbergabansusrecuerdos,medicuentadequeelhombrequedescribíaeraunomuyalejado del que en tal ocasión, frente a la ventana, con voz temblorosa y ojosnublados de nostalgia, me contaba su historia. Una historia de amor que parecíasacada,enverdad,deunanoveladelromanticismo.

Contentoy feliz, enunode sus encuentrosnocturnos,Vilar refirió esosnuevosplanesa suamadaquien tomóconciencia, aloírle,deque realmente lequería.Erapobre y de clase obrera, cierto, pero tenía un corazón de oro que a duras penashallaríaenotrohombre.Erabueno,honrado,honestoy,además,laamabaporencimadetodo.

Aldíasiguientedesuconversaciónsobrehuir,losamantes,ajenosalosdesigniosde la providencia que tenía sus propias intenciones y no estaba por la labor dedejarleshacer,quedaronamedianocheenelpatiodelaviviendadelajovenparahuirdelaciudadyempezarlejos,enotrolugar,unavidajuntos.

Cuandolaluzdeldíaseevaporó,Vilar,conunasimplemaletadecartón,noteníamás, y los ahorros de toda una vida trabajando—a pesar de su juventud llevabamuchosañosde laborasuespalda—,sepresentóenel lugarya lahoraacordada.Solo las sombras y la lluvia lo recibieron. Solo la soledad de un ermitaño jardíndondesuamadanoestaba.

Noleimportó.Pensóqueseretrasabayesperó.LashorascaminaronsinpausaypormásqueVilarrogabaalalunaparaquela

muchachaapareciera,ellanosepresentó.Aguardótodoloquepudo,sintiendocómo,a cada minuto que pasaba, su corazón se encogía, se hacía viejo y el desamor

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comenzabaaserelquereinaseensusfuturasnoches.Esperó,peroyacasialalba,empapadodelluviayllanto,Vilar,elyaviejoVilar,

consumaleta,ahoratambiénhenchidadeilusionesysueñosrotos,salióporfindelpatio.

Las lágrimas se empeñaban en asomar a la cara de mi querido mayordomomientras convozquedamenarrabacómoeldestino seburlóde él.El signoy esadamadelaqueyojuzgué,seguíaenamorado.

Susemblantesehabíaidopocoapocovistiendodeamarguraytormentoalaparque las palabras salían rasgadas de su boca. Cuánto debía haber sufrido. ¡Cuánto!Qué desagradecido es el amor a veces. Tan héroe como villano. Tan bello comoegoísta.

Elamoresmaravilloso,extraordinario,ynohayenlacreaciónsentimientomáspuroyvirtuoso,perocuandoestetetraiciona,cuandonotecorresponde,eldolorquesienteuncorazónrotoeselmásfierodelossufrimientos.

Vilarabandonóelpatiodelacasadesuamadadejandoatrásaljoveningenuoeinocentequehabíaentradoallíesanocheconintencióndeemprenderunavidanueva.Desechó sus sueñosydirigió suspasos a la antiguahabitacióndemotelquehabíasidosumoradalasúltimassemanas,dondeensoledadseencerróparatratardesanaruncorazóntanaplastadoyhendidoquepocoarregloteníaenrealidad.

Elamortransmutóentristezaylapenacolmóparasiempresuánimo.Porlosperiódicossupo,díasdespués,quesuamadasehabíacasadoyvioenla

fotodecostumbreaunamujerque,apesardeloquelehabíahecho,seguíasiendo,asusojos,lamáshermosadelmundo.

Llegadosaesepuntodesudolienterelato,quisepreguntarleporladama.Queríasabersunombre.Baionaerapequeñoytalvezlaconociera.Peroélsolomeexplicóqueeraunamujerfinayelegante.Unamujerquehabíacanjeadofelicidadporclasesocialydinero,malasesorada,comosupodespués,porsusamigasysirvientas,yalaquelavidalehabíadevueltosumalgestohaciaélconmássufrimientosdelosquenadiemerece.

Eldestinoy losmalos juiciosque lahicieronarrinconarelamorquedeverdadsentíaporVilar, laobligarona fingir, trassumatrimonio,serbuenamadreybuenaesposa, pero el dinero y la posición no sirvieron para olvidar y tuvo que vivir, asívivía,conelpesodelamorperdidoenelcorazón.Unquebrantoquelaconvirtióenalguienfríoycruel.

Debodecirquemealegré.Vilareraunbuenhombrequenosemerecíasemejantetrato.Todoslosmalesqueesamujerpudosufrir,pocosmeparecieronparasaldarsudeudadeamorsibienahoraséqueestabaequivocado.Lopagóconcreces.

Traslabodadesuamadaconotrohombre,Vilarpensóqueyanoquedabasitiopara él enBaionaycon lamismamaletadecartóncon laque fuealpatio aquellafunestanocheenlaqueelamorlediolaespalda,decidiópartirdelaciudad.Peronolo hizo. El albur le tenía preparado otro camino.Uno que le llevó a trabajar a las

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órdenesdemiqueridamadreenlaisla,dondevivedesdeentonces.Unsenderoenelqueme aseguró ser feliz pues, en el fondo, el amor, a sumanera, seguía estandopresente.

—Elamor,donRicardo,tienesuspropiasreglasyentiendo,yalove,queuno,aveces,nopuedeelegirdequienseenamora,peroensucaso…—Masticólaspalabras—.Ensucaso—repitió—,esdistinto.

Sealejódelaventanaysearrimóalachimeneadondeyaapenasquedabanunascuantasascuasqueluchabanpornoextinguirse.Lamedianochenoshabíaalcanzadoyelfuegoqueríadormir.

—Nocometa,miseñor,losmismoserroresquecometíyo—continuó—.Noseatonto.Nodejequeelamorgobiernesuvida.Nolohaga.

—Pero,Vilar.¿Sedacuentadeloquemedice?—Melevantédelsofáyfuiyotambiénhastaelhogar,asulado—.¿Gobernarelamor?¿Cómohacerlo?Esonoesposible.

—Ensucaso,señor,síque loes.Hágamecaso.—Segiróymeengullóensusojos, aún tristes tras lo recordado—. ¡Olvide a esamujer!Ella hoy está aquí, peromañana quizá ya no.—Le contemplé asombrado. Aturdido. No entendía que mequeríadecir—.Hágamecaso,señor,porfavorselopido.Olvídeladeunavez.Eslomejor.¡Olvídela!¡Déjelair!

Ibaareplicar,peroVilarnomedejó.Aúnnohabíaacabado.—Olvídela,donRicardo,olvídelaosoloconseguiráhacernossufrirmás.Elamor

esbonitocuandoseleeyseescribesobreél,peroenlavidarealescruelymezquino.—Se retiró de la chimenea y fue hasta la puerta principal del salón. La abrió concuidadoyantesdeirsemedijoalgoquemellegóalalma—.Elamor,donRicardo,nosiempreesbueno.

Arenglónseguidosefueyallímequedéyo,solo,conlacompañíadeunatristelámparadefuelynadamás.Soloconlassombrasdelexterior,laniebla,lachimeneaagonizante y las palabras de Vilar que retumbaban en mi cabeza como un grilloenjaulado.

Cuántohabíatenidoquepadecermimayordomoparapensardeesemodo.

«Elamornosiempreesbueno».

Durante un rato más continué contemplando la bruma del exterior, dándolevueltasymásvueltasalaspalabrasdeVilar,asuhistoriaysuvida.Entendíqueélpensaradeesemodosobreelamor,peroyotodavíanoestabapreparadoparacreerle,parasentirlomismo,paracapitular.

Abandoné el salón y a pesar de haberle prometido que me iría enseguida aacostar,nocumplílapromesaymefuiamidespacho.Noséacienciaciertacuántaspromesasherotoalolargodemivida,perometemoquemuchas,yestasoloeraunamás.

Unavezenellugar,cogílaplumaeintentéescribir.Penséqueesomedistraeríay

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alejaría losconfusospensamientosqueel relatodeVilarmehabíaprovocado,peromeequivoqué.Solologréevocarlosmásvívidos.

¿Estaba enamorado de Julia? Y si lo estaba, ¿cómo olvidarla? ¿Cómomandarsobreeseamor?Era imposibley,enel fondo,debo reconocerque tampocoquería,porquesinella,sinELLA,meencontrabaperdido.¿Porquélanecesitabatanto?¿Porquésentíaquemividadebíaestarasulado?

Quisetrazarunaspalabras,lasquefueran,medabaigual.Unaspalabrassinmáspara dejar de hacerme cada vez más preguntas que no conseguía responder, notodavía,peromimanonoreaccionaba.Latintagoteabasobreelpapel,cubriéndolode lágrimasnegras,yyosolopodíapensarenella.Anhelaba,queríacon todasmisfuerzas,queVilarseequivocarayelolvidonofueranecesario.NoestabapreparadoparadeciradiósaJulia.

Porlaventana,misojoscontemplaroncomotantasotrasveceslassombrasdemiisla,rezandoparaqueaparecierapronto.Implorandoporverlasurgirenmijardín,micasaymivida.

Las lágrimas negras de la tinta también ensuciaron mi rostro y para callarlasdecidíquelaabsentameacompañaríaesanoche.Bebídirectamentedelabotella,loquequemómidoloridagargantacomosifuerafuego.Untragolargoyprofundoqueme golpeó el pecho aporreando las lágrimas, haciendo que se escondieran, ymagullandomirazónmientrasabríalapuertaalainconsciencia.

La gargantame ardía, pero bebí un tragomás pues sabía que, a diferencia deltabacoquesololairritabaymehacíatoser,elalcoholacabaríapordormireldolor.Otrotragomásylagargantacalló,ylaslágrimas,alfin,huyeronparadejarpasoalaesperanza.Retorné a la ventana,me senté sobre el alféizar y observédenuevo lastinieblas de la noche que acurrucadas acechabanmi sueño, ya próximo, esperandoqueJuliasupieraquecuandoesedíamuriera,yoseguiríaallípensandoenella.

Enseguidadiotro tragomás,perocomonomepareció lobastantepotenteparasosegaryarrinconarelmiedoquemeatenazabaporlaausenciademimusa,demiqueridamusa,porprimeravezenmesesechémanodealgoquecasiteníaolvidadoyqueanidabasiempreensilencioenunapequeñacajaqueguardaba,escondida,enunodeloscajonesdemiescritorio.

Cuandomividasetornólocuraydelirio,fueellaquienmeayudóasobrevivir.Laquememeció y consoló. La queme amó y, yo sabía,me seguía amando.Ella, lamorfina.¡Cuántolaechabademenos!Conellaamiladoeratodomássencillo,perocuandomi cuerpo se convirtió en apenas unamancha, en un espantajo enfermo yconsumido, la tuve que dejar solo para ocasiones especiales.Me amó tanto y contantafuerzaqueapuntoestuvodedevorarmeylasustituíporlaabsenta,igualdefielyamorosa,peromenosefectiva.

Esanoche, terrible,despuésdemucho tiempo, lanecesitabadenuevo.Volvíaaprecisardemiconfidentefielydevota.Unpinchazosuyo,solouno,yelrecuerdoyelmiedopasarían.Lamorfinasiemprefueasí,peroenestaocasión,cuandolaaguja

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penetró enmi brazo, el olvido no llegó y la oscuridad abandonó lamadrugada, seescabullóporeljardínyentróenmicasa.Abriólapuertadeldespacho,seacomodóamiladoymesonrióporqueesanochenoveníasola.Veníaacompañadadelaculpa.

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Capítulo8

Lainconscienciaylaoscuridaddeesanochesealargarondurantedías.Lamezcladedosdemisamantesmásfieleshabíasidounaprotervacombinación.Nosécuántosdías sobrevinieron, pero muchos porque, al despertar, septiembre ya nos habíaabandonado y octubre lucía en el calendario. Y al recuperar la conciencia, deinmediato,supequedebidoalincidentedelaplaya,elrelatodeVilaryeltiempoquellevabaencama,sumidoenlaconfusiónylosmalossueños,partedemiyoolvidadohabíaregresado.Unapartequeduranteañoshabíaestadocalladaporelpecadoyquecreíaeraelmomentodeflorecerdenuevo.

Me incorporé, aletargado, con el cuerpo entumecido, y contemplé mis manos.Temblaban, como lo hacíami alma. Ese yo que volvía nome gustaba. Ese yo nopodía existir, así que dejé que el yo que no tenía memoria se hiciera cargo de lasituación relegandoalostracismoalqueempezabaadespertary a tenermomentosdemasiadolúcidosapesardelempeñoquemimenteenfermaponíaenperderse.

Lascortinasdelcuartoestabanechadasyenlahabitaciónreinabaelsilencioylapenumbra. La chimenea resplandecía con los restos de un fuego encendido, dandoalgodecaloryluzamialcoba.Sobrelamesitadenochereposabanunvasodeaguayunlibro.Locogí.Eramiprimeranovela,Elamanecerdelaluz.Teníaunamarcaen una de las páginas, la número 236.Alguien la había estado leyendo.Hojeé losprimerospárrafosymesorprendídemispropiaspalabras.Eranhermosasyestabandotadasdeunagranbelleza.Clarasypenetrantes,tehacíancaminarporlaspáginas,saboreandosuesencia,disfrutandodesuser.

Deseé volver a escribir así, ser capaz de hacerlo, y anhelé que regresara miinspiración.Deinmediato,alpensarenello,Juliavinoamispensamientos.¿Dóndeestaba?¿Lahabríanencontrado?¿Estaríabien?

Lo lamenté por los consejos del viejo Vilar, pero no podía olvidarla. Eraimposible.Conellaamilado,sinduda,lograríaserdenuevoungranescritor.Ellameayudaríaarecobrarlailuminaciónperdidayavolveratrazaralgogrande.Yesquenohaymayortemorparaunliteratoquelaimaginaciónloabandoneyquedesusmanosúnicamentesalgamediocridad.Miedoypavor,sobretodosialgunavezfirmóalgodignoyhermoso,algoadmirable.Debíaencontrarla.

Melevanté—algoaturdido,parecíaquellevarasiglospostradoenaquellacama— y me acerqué a la ventana. Abrí las cortinas, sintiendo como mis manostemblaban.Meencendíunpitilloyechéunacaladalargayprofundasaboreandoelsaboracredel tabaco.Lagargantayanomedolíaynecesitaba,apesardel tiempoquehabíapasadoencamao,quizá,poresemismotiempo,calmarmissentidosquenotabainquietos,peroeltabaconoerasuficiente.

Untrago,pensé.Esoeraloquenecesitaba.Unbuentragodemiqueridaabsenta.Abrí también laventanaydejéqueelviento frescodel exterior sacudierami cara.

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Apoyélasmanosconfuerzasobreelalféizar,haciendoquemisnudillosmudaranablanco,paraquedejarandepalpitar,yclavémisojoseneljardíndelanterodelacasa.Llovía y la tarde estaba cayendo sobre la isla. Al alzar la vista hacia el prado derobles,sobreelpuentecillodemadera,comolaprimeravez,lavi.Estabaallí.Julia,miinspiración,mimusa.

Alinstante,tiréelcigarroporlaventana,quenomepreocupéencerrar,mepuseel batín sobre el pijama que vestía y salí corriendo de la habitación. Bajé atrompicones la escalera,montando un auténtico alboroto entre los traspiés y saltosque daba para descendermás rápido.E hice caso omiso a las quejas de un par decriados que subían con mantas para preparar las habitaciones de cara al invierno,cuandoestasselescayerondebidoamiimpulsivaformadebajar.Alpasomesalió,casial finalde laescalinata,el señorVilary,alverlo, solopudedarleunobligadoabrazo.

—Gracias,señorVilar.¡Muchasgracias!—lereconocísindejardeabrazarle.—Pero, don Ricardo, ¿está bien? —me preguntó boquiabierto, pero sin

deshacersedemiabrazo—.¿Porquémedalasgracias?—Lahanencontradoyestábien,comodijo.—Lesolté,leplantéunbuenbesoen

lamejilla,cosaque lodejósindudadescolocado,ysalícorriendodelpazocaminodeljardín—.¡¡Gracias!!¡Muchasgracias!

TeníaunasganasterriblesdehablarconJulia,devolverlaateneramilado.—Pero,donRicardo,espere.—Leoídeciramiespalda—.¿Adóndeva?Leignoréporcompletoyseguícorriendo,apesardelalluvia,haciamidestino.—DonRicardo,regrese—insistió—.Tenemosvisita.¡Vuelva!Hiceoídossordosasupeticiónyproseguímicamino.Cuando llegué al puente demadera, Juliamemiró sorprendida.Mipinta, debo

decir,noeraparamenos.Estabaenpijama,zapatillasybatín.Nadaeleganteparauncaballero.

Fuiaabrazarla,alegreycontentoporvolveratenerlaamilado,juntoamí,enmiisla,peroellaseapartó.

Me quedé inmóvil, contrariado. ¿No se alegraba de verme? Yo daba saltos dealegríaporhaberlaencontradodenuevo.

—Enlaplaya,¿porquénomeayudaste?—meinterrogódeformasecayruda,mirándomedirectamentealosojosyhaciendoquemesintieramuypequeño.

Culpableycobarde.Condenadoypávido.Esoresonóenmicabeza.—¿Porquénomeayudaste?—repitiódandounpasoalfrente,acercándosemása

mí,yhaciéndomeretroceder.—Esqueyo…yo…—Nopudecontinuar.Sentí un enorme nudo en el estómago y la culpa y la vergüenzame volvieron

mudo.

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Subí unamano y con ternura le acaricié el rostro en un afán infantil para queperdonara mi cobardía y entendiera mis razones, si las había, para no haberlaayudado.Posémimanoensucara,concariño,yellaseretiróconhosquedad.Estabamojada,pálidayfría.Helada.

—¿Por qué? —insistió, dando, esta vez, un paso atrás, alejándose—. ¡Esimportante!

Norespondí.Nosabíaquédecir.Mehubieragustadoquelaspalabrasinundaranmibocadedisculpasyjustificaciones,peronolashabía.

Antemisilencio,echóacorrer,susurrandoalgodemasiadobajitoparaqueyolopudieraoír,algosobreperdonar,sobreentender,sobreolvidar,ymedejóallísolo,enelpuentedel jardín,conladesoladacompañíadelreprocheyla lluviaquenodabareposoyquietudsinodesconciertoyanarquía.

Vi cómo se alejabademí, demi casayno fuehastaque ladivisé cruzando lavalladelapropiedadcaminodelParajedelOcaso,quereaccionéylaseguí.

PorelrabillodelojoreparéenqueenlaentradadelacasaestabaelseñorVilarhaciéndomeseñasyllamándome.Asulado,uncaballerodegranaltura,rubioydebuenporte, contemplaba la escena, inmóvil, apoyado contra el quiciode la puerta,mientrassefumabauncigarrillo.Alcabodeunossegundos,lehizoungestoaVilarparaquedejaradellamarmeyambosentraronenlavivienda.

Al momento me olvidé de ellos, de quién podía ser ese hombre y solo meconcentréenJulia.

Laperseguí,gritandosunombre,pidiendoperdónavoces,sinobtenerniungestoporsupartehastaque,cercadelacasonaabandonada,laperdíuninstante.Sehabíaevaporadocomolasgotasdelluviaquenocesabandecaer.Unalluviacalmada,perocontinua que, como puñales afilados, se clavaba y hundía en mis huesoshumedeciéndomeelánimoyllenandomimentedeintranquilidad.

Busqué en los alrededores, caminé de un lado a otro sin resultado, hasta que,cuandoyameestabadandoporvencido,meparecióverlaentrarenelantiguofarodelaisla.Apenasunapresenciamudaysordaquequisoirrumpirenmipresente.

Me detuve en seco. No me gustaba ese lugar. Golpeaba mi conciencia conrecuerdos que revertían, sacudiendo mi razón, como los que habían llegado a mimenteesamañanaaldespertar.Remembranzasquesegúnbrotarondesechéyreleguédenuevoalolvido.Noteníatiempoparaellas.SololohabíaparaalcanzaraJuliaysuplicarlequemeperdonara.Suindultoeramuyimportanteparamí.Lonecesitaba.

Lafachadadepiedragrisocultaporelestucoy lacaldeaqueledificio,consuimpresionantefanal,habíavistocómolaisla,pocoapoco,lohabíaarrinconado.Susservicioshacíaañosqueyanoerannecesariosysehabíaquedado inútilcomounasimplesombralechosa,casienruinasydesahuciada.

El Faro del Amor. Allí estaba, frente a mí. Un faro que durante años fue unrefugiosecreto,elnidodeunamorprohibidoyclandestinoyhoyes,yanoesnada.

En aquel lugar se amaron Antonio Mariño Feijóo, el farero, y la mujer del

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terratenientequehabíamandadoerigirlojuntoconelpazodeSanJorge.Ella,doñaJosefinaPilladoFariñas, hastiada de su vida conyugal, aburrida, sumisa y llena demelancolía y soledad, se había dejado llevar por la atracción que había sentido alconocerytrataralfarero.Eraunhombretandiferenteasumarido…Fuerte,rudoysiempreíntegroybueno.Suformadeser,dehablarydetratarlaestabatanalejadadelosconvencionalismosdesuclase,de lasreglasymanerasconlasquesiempreeraservida, cuidada y adorada que, sin darse apenas cuenta, lo que empezó como unsimplecoqueteo,acabóenalgomás.Acabóenamor.

Seasemejaba,enciertomodo,alahistoriaqueVilarmehabíacontadosobreélmismo,peroconundesenlacebiendistinto.

Durante meses, las paredes canas de ese faro fueron testigos mudos deconfesiones amedia luz, sonrisas y lágrimas, besos, pasión y deseo. Espectadoressilentesdelamorentredoscuerposenlazadosquesemovíanalcompássingulardesucorazón y sus sentimientos, abandonando en el exterior al resto de mundo yolvidandoporcompletosucondición.Dejando lavergüenzacolgadade lapuertaysintiéndosesoloespírituslibres.

Yesosmurostambiénfuerontestigosdeloqueundíaallísucedióyquecambióderaízelfaro, la islaylavidadesushabitantes.PúblicodecómoeldestinoquisoqueelFarodelAmormudarasunombreyloreemplazaraporterror.Desdeentonces,nunca más hubo hueco para un amor limpio y noble en él, y sí para otras cosas,oscurasysombrías.

Una tarde lluviosadeabrilde1812,el terrateniente,donRamónRoucoBuxán,que sospechabapor el comportamientode su esposaque esta le podía estar siendoinfiel,sigilosoymudo,cuandosubellaydelicadamujerpartiódecasabajolaexcusadedarunpequeñopaseo,lasiguió.

Aciertadistancia,paranoservistonioído,comosiestuvieraacechandoaunapresa,larastreóhastaelfaro,dondecontempló,entrelavergüenzaylapena,elodioy la furia,cómosumujer llamabayera recibidaconpasiónporel farero.Observóqueeste,alverla,laestrechabaconfuerzaentresusbrazosylabesabacondeseoyfervor.

Henchidodecóleraanteaquellaafrentaycon lamentenubladapor la traición,donRamónregresóalpazoycogiósufusildecaza.Tambiénungrancuchilloquesolíaemplearparadespedazarlaspiezascapturadas.Deinmediato,regresófrenéticoy rabioso al faro. Con discreción y en silencio, entró y ascendió las escalerasacompañado de los sofocos y jadeos de los amantes que, ajenos a su porvenir, sedejabanllevarsoloporelardoryamorquelesunía.

Cuandopusoelpieenelúltimopeldaño,sinhablar,sindecirnada,conelrostromudado en bestia, don Ramón levantó su fusil, apuntó y, sin piedad, disparó.Entonces,doscuerposcayerony,sobretodos,unamaldición.

A él, al farero, a don AntonioMariño Feijóo, lo arrastró escaleras abajo y, alabrigo de la lluvia y la tristeza de aquella tarde de abril, en la sucia tierra, con el

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cuchillo que llevaba, le arrancó el corazón. A ella, a su esposa, a doña JosefinaPillado Fariñas, también la arrastró sin clemencia escaleras abajo, dejando que susangreimpregnaralamaderadeaquelfaroquetantohorrorestabapresenciando.Labajóhastalatierray,apesardetodoloquelahabíaamado,lacogiódelacabezay,sin pensárselo ni un instante, con precisión de cazador, le cortó la cabellera. Sustrenzas,suhermosopelo,quedóteñidodeinfamiaparasiempre.

Cogióelcorazóndelfareroylastrenzasdesumujer,ylometiótodoenunacajade zinc. Seguido, se fue al lado más al norte de la isla y cerca de un pequeñomanantialdeaguasclarasypuras,sedejócaerenlaorilla.Allí,entresuavescánticosyversículos,unoshermososojosverdesseleaparecieronenelaguadelarroyoyleprometieronperdónyabsoluciónporelcrimenquehabíacometidosienterrabaallílacaja.Elterrateniente,cautivadoporesosdivinosojos,accedió.

Mientrassepultabalosrestosdesuafrenta,losojosdelmanantialvierondudasyremordimientosenelhombre,puescuandollegóelmomentodecubrirporcompletolacaja,estedudó,asíquelasaguasdelarroyoseenturbiaronysudueñasealzóporcompletoenél,entresombrasybruma.Parecíaunaánimadeslustrada,cadavéricaymuyenojadaenlaquesoloelverdedesusojospermanecíaintacto.

—Hashechounapromesa,ydebescumplirla—leadvirtió.Elterrateniente,sobrecogidocomoestabaporloquehabíahecho,norespondióy

se limitó aquedarse tiradoen el suelo, sin terminarde enterrar la caja,mirandoelinfinitoverdedeaquellosojosque,alnoobtenerrespuesta,avozengrito,paraquesus palabras se pudieran oír con claridad hasta en elmismísimo infierno, lanzaronunamaldiciónsobrelaislayesaperversacaja.

—Si alguien, alguna vez, encuentra esta caja y la abre —maldijo—, la malafortunaserásueternacompañerayelinfierno,soloelaverno,serásudestino.

Luego,suvozseapagó,labrumacesódegolpeyenunsuspiro,apenasunsoplo,volvióametersedentrodelmanantial.Cerrólosojosydesapareció.Elterrateniente,aterrorizado por las palabras y amenazas de aquella extraña mujer, terminó deenterrarlacajayjuntoaella, la lluviaylaniebla,pasólanochesinmáscompañíaquelapena,eldolorylaira.

Al amanecer, cuando los primeros rayos de sol se filtraron entre las nubes ybesaronsurostro,donRamónreparóensusmanoscubiertasporcompletodesangre.Advirtió los restos del pecado cumplido entre sus dedos y, almirar elmanantial yrecordarlaspalabrasmalditasdelosojosverdesquelohabitaban,impulsadoporlapenayporuna suavevozquenacíade las aguas, corrió al faroque lohabíavistotodo. Allí, en el frío y acuoso suelo, junto a la puerta de entrada, reposaban loscuerpossinvidadesumujerysuamante,comopiezascaídasdeunajedrez.

Se arrodilló junto al cuerpo de su esposa que exánime escudriñaba el cielopidiendo,talvez,quetodoterminaraporfin.Asiósusmanos,gélidasyamoratadas,yselasllevóalcorazónrotoydestruidoqueapaleabasupecho.Laangustia,elpecadoylavergüenzaleasaltaron.Laslágrimascomenzaronaarrasarsurostroy,cautivode

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lapena, subió juntoconel cadáverhastaelúltimopisodel faro.Enaquel lugar loenvolvió con pujanza mientras sentía, a sus pies, el golpear de dos corazonesdesgarradosentrelasmaderasdelaconstrucción.Apesardequeeldelfareroestabalejos,enterradoysepultadoenunacajadezinc,yqueeldesumujeryanolatía,donRamón sintió con potencia las palpitaciones de ambos, al unísono, como si fueranpresencias delatoras, fantasmas acusadores. Aquel latir demadera, aporreando suspies y su conciencia, le obligó a pedir perdón, aunqueya era demasiado tarde.Nohabíaclemencianipiedadenestemundoparaély,quizá,tampocoenelotro.Ciñóconmásfuerzaelcuerpoinertedesudifuntaesposa,labesóy,después,conellaenuneternoabrazo,selanzódesdeelfarocaminodelacantiladoyelmar.

EsaesunadelashorribleshistoriasdelFarodelAmor,dondeyoestabaenaquelmomento buscando a Julia. Donde no quería meterme y donde tiempo atrás pasémuchashoras.

Noqueríaentrar,perodebíahacerlo,asíquepusemimanosobreelpostigodelapuertayempujé.Nomecostó.Siempreestabaabierta.Gimoteó,sinembargomedejópasar.

Asimplevista,nohabíanadie.Solo lasescalerasdemaderaque llevabana lashabitaciones superiores.Apoyémismanos temblorosas contra las rodillas, quemepalpitaban.Habíacorridoenexcesodesdeeljardínderobleshastallegarallí.Respiréhondo,intentandorecomponermeyescuchandoatentocualquiersonidoquemedijerasienverdadJuliasehallabaenaquellugar.

Permanecíensilenciounbuenratohastaqueunospasossigilosos,pisadascomosístoles en el último tramo de escalera, lo rompieron. Eran pasos ligeros, perocansados. Huellas penumbrosas que ascendían como arrastrándose posando sudesalientoencadapeldaño,quecrujíamolestoconelpeso.

Subíyotambiénlasescaleras.Lointentéhacermásrápidoqueesospasos,paradarlesalcance.Másaprisaascendíylleguécasisinalientoalúltimotrecho,dondelaspisadasyanoseoían.Sehabíancallado.

Continué hasta llegar a la habitación de la linterna donde la nada me recibió.Soledadyvacío.Escuchéysentílospasosunpisomásabajo.Retrocedíloandadoydescendíhastaellugar.Alentrarenlaestancia,unolornauseabundomerecibió.Unescalofrío recorrió mi columna, obligándome a mirar en todas direcciones. En elsuelo, repartidos sin ningún tipo de control, restos de comida repugnante y fétidaenviciabanel ambiente.Tambiénhabíaunpardemantasmugrientasyuncenicerollenodecolillas.¿Quéeratodoaquello?

Unafuertesensacióndequealguienhabíaestadousandoelfarocomoesconditeme asaltó y a mí acudió como un relámpago la pavorosa imagen de un hombregolpeando con odio a una mujer en una barca, el cuadro de sus terribles manoslevantandoelremo.Visurostro.Loadvertífrío,monstruoso,conunarisatorcidaymalvadayunosojosazulesfríoscomoelhielo.Puromal.

Conelbatínbienatado,apretandomiestómago,anteesaimagenespantosaque

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percibí, mi mente quiso volar, irse lejos, hasta acabar posada en los cálidos ojosverdesdemimusa.

—Julia—llaméentresusurros—.Julia.Mehabíaparecidoqueentrabacorriendoenelfaro,peroyanoestabaseguro.¿Y

siaquienhabíavistoeraaesehombredelabarca?¿Acasoeraelfarosuescondite?¿Habitabaesecanallamiislasinpermiso?

Teníademasiadaspreguntasenlacabeza,brincandodeunladoaotrosincontrol.¿YJulia?¿Dóndeestaba?

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Capítulo9

Miedo.Esofueloquesentíenelfaroesatardelluviosadeoctubrede1936enlaque el viento soplaba con fuerza farfullando canciones de desamor. ¿Por qué seempeñabantodos,hastamiisla,enhablardelospecadosdelamor?¿Desusfaltasyvicios?

Elambienteestabacorrompidoporlosrestosdecomidaysuciedad,yelpolvoylaporqueríalocubríantodo.Erainmundoyhacíaquelaestancia,pequeñadeporsí,apenasiluminadaporlaluzqueentrabaatravésdeunpardetragalucesenlapartedearribadelafachada,loparecieraaúnmás.

Recorrí la habitación buscando a Julia. De un lado a otro, escudriñando cadarincón. Algo absurdo, por otra parte, porque de un solo vistazo ya se examinabaentera.Noeragrandeynoteníaescondrijoposible.SolohabíaunsitiodondeJulia,siestabaallí,queyanoloteníaclaro,podíahaberseescondido.

Enelfondodelcuartohabíaunapuertademetal,viejayoxidada,quedabaaotraestancia.EnaquellugareradondeJuliapodíaestar.

Volví sobre mis pasos y me aproximé a una mesa de madera que había en lahabitación.Sobreelladormíaun farolquepodíaencenderpara llevarlocercade lapuertademetal.Meayudaríaavermejor.Entoncesmefijéqueencimadelmuebleviejoycarcomidohabíaapoyadountintero,variospliegosdepapelyunplumín.Meacerqué,concautela,perotambiénconciertacuriosidad.

Lostablonesdelsuelocrujierondisgustadosantemiandarymipeso.Noesqueyo fuera un hombre de gran tamaño, más bien lo contario, siempre me habíacaracterizado por mi figura pequeña y larguirucha que, además, gracias a misdebilidades de los últimos años, se había transformado en poco más que unsombreado, pero la carcoma era en los maderos de ese lugar una auténtica tiranahaciendoquecadapasoqueunodabafuerainestableymovedizo.

La tinta del frasco estaba algo reseca, sin embargo aún se podía usar.El papellucía de arriba abajo garabateado con palabras sin sentido. Términos sueltos einconexosquedibujabanunlaberintodefrasesconfusasyextrañas.

Centré los ojos en esas palabras, intranquilo. ¿Quién había estado allíescribiendo?¿Esehombredelabarca?¿Quiénsino?

Revolví los papeles, buscando en ellos algún significado, algún sentido, perotodaslashojaseranigualdecaóticaseincoherentes.Garabatosytachones.Palabrassueltasyvagassinunaparentevínculoquelasuniera.

Un crujido, a mi espalda, hizo que el corazón se me acelerara llevándome alborde del infarto y que, de forma mecánica, quisiera gritar. No llegué a hacerloporque el lamento se perdió enmi garganta, se asfixió en ella.El estremecimientoquesentí,encambio,noseahogóycontinuóviajandopormicuerpo.Aúnhoypuedorecordarlo.Gélido,grotesco,horrible.Mehizopalideceryencorvarme,temerosode

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loquepodíaencontrarsimegiraba.Unnuevochirrido,máscercano,meobligóavoltearme,ylohice,porelmiedo,

con losojoscerrados.Mevolvíymequedéquieto,comounaestatua,mientras lasmaderas del viejo faro crepitaban a mi alrededor. Inmóvil como un muerto,aterrorizado,percibíunalientocrudoquemerozabalacara.

—¿Porquénomeayudaste?Elcorazónsemeparó,otravez.Semeparódeltodo.Dejódelatiruninstantey,

aún con los ojos cerrados, distinguí las palabras de Julia en otra voz. Distinta,masculinayfuerte.

Temí abrir los ojos. Quise coser mis párpados, cerrarlos para siempre. Deseéregresar a la inconsciencia demis queridas amantes y a la despreocupación de tansolo unosmeses atrás, cuando desde la tranquilidad demi casa enBaiona, decidí,tontodemí,retornaramiisla.

Me arrepentí sobremanera de no haber escuchado los sabios consejos de mimadre,quemesuplicóquemequedaraasulado.TambiéndenohaberatendidolosruegosdeVilarquemepidió,cuandomeencontróenlaplayadeLosNáufragos,queregresaraaBaiona.

Melamentédetodoello,ydenohaberpodidoayudaraJulia.Nolaayudé.Nolohice.

—¿Porquénomeayudaste?La pregunta se repitió, más cerca. Casi podía sentir rebotar cada palabra

escarchadaenmicara.Queríamantenerlosojoscerrados,perolarepeticióndelacuestión,ásperayllena

dereproches,nomedejó,yconuntemorespantosorecorriendomicuerpo,tiritandocomosiestuvieradesnudoenplenanevada,losabrí.Laslágrimas,ocultastrasellos,brotaron,acompañandoaunsudorfríoyatrozquehumedecíamifrente.Noséquépensabaencontrar,pero,desdeluego,noloquehallé.

Frenteamí,solometopéconaire.Nadamás.Soloaire.Sentíalivio,deboreconocer.Unalivioinmensoquedurómuypoco.Apenaslos

segundos que tardé en darme cuenta de que la voz que me había aterrorizado secolaba por la puerta de metal que justo en ese momento se cerraba con sigiloacompañadadeunafinamanodehombre.

Retrocedí,sobrecogido,hastadarmeconlaranciamesademadera, tirar todoloquesobreellareposabaycubrirelsueloymispiesdetintaypapeles.

Estabamuertodemiedo.Caí al suelo, sollozando como un bebé. Me hubiera gustado salir corriendo,

escapar del faro, pero unas voces procedentes de la parte de abajo del edificiomehicieronmetermedebajodelamesacomouncobarde.

Lavoces,varias,altas,gritabanminombre,peroyo,espantadocomoestabaanteloqueacababadevivir,nolasreconocí.NodistinguílafielvozdelseñorVilarnilade otros criados que, acompañados del hombre rubio que había visto esamañana,

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subíanapresurados lasprimitivasydeterioradas escalerasde la construcciónenmibusca.

Nolosreconocíyamialrededor,enlapenumbradeesapequeñahabitación,bajolamesa, rodeadodel olor de la tinta derramada, esas voces se confundieron enmicabezaconotras terroríficas.Horribles llantosdeotra realidadqueemergíande lospapelesdispersadossincontrolporelsueloyconlarisavileinfamequenacíatraslapuertademetal.

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Capítulo10

Porsegundavezenhoras,despertésoloenmialcoba,conlaúnicacompañíadelfuego—másvivoqueporlamañana—,laventanaylascortinascerradas,miprimeranovelaabiertasobrelamesitaylasoledad.Medespertécansado,aturdidoynervioso,muynervioso.¿Erarealloquerecordaba?¿Deverdadloera?

Claro que sí. No se puede imaginar cosa semejante por mucho que uno seaescritoryvivaenocasionesenvueltoensusmundosinventados.Algoasínosepuedeconcebir.Lossentimientos,elmiedooladesazónqueyosentíesatardedeotoñonosepuedenprofesartanvivossisolosonpalabras.Laspalabrasnopuedenhacereso,¿verdad?

Mis reflexiones se vieron interrumpidas por unos golpes en la puerta que mehicieron abandonar la pesadilla vivida en el faro y volver a la oscuridad de mihabitación.

—Adelante—pedí,aunqueenrealidadnomeapetecíaestarconnadie.Porprimeravezdesdequeladescubrí,nisiquieraconJulia.Necesitabaestar solo.Pensar.Aclararmis ideas.Racionalizar lovistoyoído,y

entender el comportamiento de mi musa. Era justa al enfadarse conmigo por nohaberlaayudadoenelmar,peronoteníasentidotantoenojo.¿Ysuhuida?¿Suformade salir corriendo?Eso tampoco tenía razón de ser.Le había pedido perdón. ¿Quémás quería demí? Apenas la conocía. No podía ofenderse así conmigo. No teníaderecho.

Locuriosoeraque,pormásquequisierapensarenellacomoenunadesconocida,comoenunamujermás,nopodía.Ydeboya,aestasalturas,reconocerquesí,queVilar tenía razón.Amaba a Julia.No sabía si era solo un enamoramiento pasajerograciasalbienquemehacíasucompañía,aunquesentía,metemía,queno.Eraalgomás.Quizáamordeverdady,poreso,medabapánicoperderla.Nopodíaolvidarla,comome pedíaVilar, y tampoco alejarla.No podía gobernar ese amor que sentía,aunqueintuyeraquemeharíadaño.

—DonRicardo,heoídoqueselevantaba.¿Estámejor?—mepreguntó,desdeelquiciodelapuerta,elseñorVilar,queeraquienhabíallamado.

Asentí. Conociéndole, seguro que había estado vigilando la habitación. QuisepreguntarleporJulia,pormimusa,puesapesardeintentarpensarenellacomoenunaextrañaestabagrabadaenmicabezayenmicorazónafuego.Quisepreguntar,peronopudehacerlo.Vilarsemeadelantó.

—Nosédóndeestá lamujer,señor.Yono losé—meindicó—,peroesonoesahora importante —hablaba como si fuera capaz de leer mis pensamientos. Locontemplé y sentí vergüenza. ¿Eranmis reflexiones tan cristalinas como para queVilar pudiera responder a mis preguntas antes de formularlas? ¿Era yo tanpredecible?Nomegustólaidea—.Ahoraloprimordialesotracosa.Debelevantarse

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yvestirse.Debebajaralsalón.—Perome pareció verla entrar en el faro y después, allí dentro, había alguien

más. Lo que vi… ¡¡Fue terrible!! —Me escuchaba sin pestañear, atento a mispalabras, pero se le distinguía la urgencia en la mirada. Tenía prisa—. Cuandollegaronymeencontrarontuvieronqueverlo.¿Vieron…?

Tampocopudeterminardeformularaquellacuestión.—Enelfaronohabíanadie,señor.Solousted.—Seacercóalacamaydescorrió

lasmantasylassábanasinvitándomesinremedioaincorporarme—.Nadiemás.Melevantésintiendomicuerpocomounpesomuerto.Estabaenverdadagotado.

Contempléamiqueridomayordomoduranteun instante,mientras seacercabaa laventanayapartabalascortinas.Lanocheyahabíallegadoylalunaintentababatallarcon las enormes nubes que cubrían la isla. Esa noche no había niebla, por elmomento,perolaoscuridaderacasitotal.

—Tenemos visita, señor —me explicó volviéndose a uno de los armarios delcuarto—,asíqueserámejorqueseprepareybajealsalón.

Del ropero sacó un traje limpio de color gris oscuro y una camisa blanca,impolutay reluciente.Lo colocó todo junto aunamudanueva sobreundivánquehabíacercadelaventana.Alospiesdelsofá,descansabanyaunoszapatospulcrosybrillantes.

—Pero en el faro, vi a un hombre—insistí. Era imposible que no lo hubieranvisto.

—Nohabíanadie,señor—mereiteró.—Pero eso no es posible. ¡Yo lo vi! ¡Estaba allí!—¿Cómopueden no haberlo

visto?,merepetíaunayotravez—.Seescondióenlahabitaciónpequeñadelfondo,traslapuertademetal.

Vilarnegabaconlacabezayseguíasolopendientedemiropa.—¡Perosihastamehabló!—¡Quelehabló!—dejódecolocarmiindumentariaysegiróhaciamí—.¿Cómo

quelehabló?—Sí,Vilar,sí.Mehabló.Pudesentirsualiento.Estabaallí,losé,ymehizouna

pregunta.—¿Quélepreguntó?—Seestrujaba lasmanos,nervioso,mirándomedehitoen

hito.—Eso da igual—no quería confesarle lo que me había preguntado. Me daba

vergüenza.—¿Qué le preguntó, señor?—insistió, acercándose y poniendo sumano enmi

hombro.Seestabaconvirtiendoenunacostumbre.—Lehedichoqueesodaigual,porquedespués,cuandofuiaenfrentarmeaél,se

habíaido.Sehabíametidoenlahabitaciónpequeñadelfondo.Noeradeltodociertoquemefueraaenfrentaraél,peronoqueríaparecermás

débildeloque,yosabía,yapensabaVilarqueera.

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—Eso,losiento,señor,peronoesposible.Esahabitaciónestásiemprecerrada.Nohayllaveparaella.—Reparéencómosetocabadeformanerviosaelmanojodellaves que llevaba colgado en el cinturón.No le prestémayor atención, la verdad,aunque intuí que allí, entre todas las llaves que guardabami queridomayordomo,habíaunaquesíabríaaquellapuertademetaldelfaro—.Enesahabitaciónnohaynadaseñor.Esunahabitaciónolvidada.Esoestodo.

—Comoquiera, no voy a discutir con usted, pero sé lo que vi y lo que oí.—Estaba enfadadoy frustrado.No sabía dónde estaba Julia y tampoco esemiserablequeyosíhabíavisto.

—Nosepreocupemás,señor.Esehombresehaido.Seguro.—Ido,claro.—Lacabezameibaaestallardetantodarlevueltas.Laspalabrasde

Vilarmehacíandudar—.¿Ycómolosabe?—Porque no había nadie allí, señor. Ese hombre del que habla no estaba. Yo

tambiénséloquevi,ysololeviausted—insistió—.Allínohabíanadiemás.Nadie.Vilarnuncamentía.Entonces,¿porquénolohabíanvisto?¿Porqué?¿Se habría escabullido de algún modo y cuando Vilar y los demás llegaron,

escapó?Podíaser,pero¿ysiregresaba?—Olvídesede él, señor.Aquí—yseñaló elpazo—estamos segurosy a salvo.

Además,tenemosvisita—manifestóvolviéndosealaropadeldiván—.Debevestirseybajarporqueesavisitapuedeserlemuyútil.Puedehablarconéldeesehombreydelaseñoritaporqueellos…

—Visita—leinterrumpíobviandoloquemeestabadiciendo.Noqueríavisitas.Noqueríaveranadie—.¡Vayadíaparalasvisitas!

—Loentiendo,señor,perodebebajaraatenderla.Esimportante.Visita, ¿de quién?, pensé, y caí, de inmediato, en el caballero rubio y alto que

había visto en la entrada de la casa cuando Julia salió huyendo demí o de lo quefueraquehuyera,porquenometerminabadecreerqueescaparademí.

—¿Yquéquiere?—quisesabermientrasobedecíalasindicacionesdeVilarymevestía.

—Como ledecíaantes,havenidodesdeBaionaahablarconusted, señor.Paraayudarle—meaclaró—.Lehamandadosumadre.

—¿Mimadre?—suspiré.Mimadre,¿cómono?—Ella ya ha sufrido mucho, señor, y está preocupada por usted. Todos lo

estamos.La preocupación parecía ser algo contagioso. No deberían de haber estado

preocupadospormí,sinoporesecanallaquevisitabamiislasinpermiso.Teníaqueser así despuésde loocurrido en el faro.Yopenséque, tras lode la playadeLosNáufragos,sehabíamarchado,peroestabaclaroqueno.OpreocupadosporJulia,delaquenosabíamossuparadero.Esosíeraalarmanteynomipersona.Yoestababien.Cansadoyalgoconturbadotraslovivido,peroenperfectoestado.

—Sumadrecreequeserábuenoqueseentrevisteconél—meconfesóalapar

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quemeayudabaaabrocharmelacamisa—.Estosdías,yyasonmuchos,estáustedalterado, confuso. Está haciendo cosas que desde tiempo atrás no…—vaciló y noterminóaquella frasequenoshubieraahorrado, ahora lo sé,muchosquebrantos—.Yonosoyelindicado,señor,perodebeentenderquealgoleestápasando.

Deberíahaberlesacudidoparaquenodejaralasfrasesamediasytambién,haberescuchado lo que me quería decir en realidad, pero no lo hice. Desdeñar y noentenderloquesemedecía,escondermetrasmifrágilmemoria,eraalgoenloqueme había vuelto un experto, sobre todo porqueme convenía. Por necesidad o pornegligencia,lohacíadeformaconstante.

—Enlascartasquelehaescritoasumadredejabaveresaconfusión—prosiguió—.Y luego está lode la joven.Ya se lohe explicado.Lohe intentado.Nopuedehacereso.Nopuedeestarconella.Esoesimposible.Nopuedeustedenamorarsedealguienqueno…

—¿Lascartas?—leinterrumpí.Salí corriendo sin terminar de atarme la camisa, en calcetines, escaleras abajo

caminodemidespacho.Abrílapuertaymeprecipitéhaciamiescritorio.Sobreél,comoyolashabíadejado,sesteabanlaspáginasdeminuevahistoria.Asulado,uncenicero,restosdecenizaycolillasaplastadas,eltinteroyelplumín.Cerca,paramivergüenza, losretosde labotelladeabsentaquedíasatrásmehabíaenvueltoenlainconsciencia y una cajita de madera cerrada que esperaba nadie hubiera abiertoporque allí guardaba la morfina. Y más allá, en la bandeja donde depositaba lasmisivasqueescribíaamimadre,nohabíanada.Estabavacía.

ElseñorVilar,trasdemí,enlapuerta,mecontemplabacontristeza.Mevolteé,enfadado.Estabahartodeesamiradaydequesehicieranlascosassinconsultarme.¿Quiénlehabíadadopermisopararemitiresascartasamimadre?¿Ysiyonoqueríaenviarlasaún?¿Ysiqueríarevisarlas?

—¿Dóndeestánmisepístolas?—inquirí.—Selasllevóelbarcohacedías,señor.—¿Québarco?—norecordabaninguno.—Ustedhaestadoencama,señor,enfermo,yporesonosehadadocuenta—me

aclaró—.Desde su desmayo han venido dos. Uno se llevó las cartas y el otro hallegadoestamañanaconlasprovisionesycondonMiguel,MiguelCastelao,nuestravisita.

MiguelCastelao.Asíqueasísellamabaelindividuoquehabíavenidoamiislaporpeticióndemimadreparadepartirconmigo.

—Elprimerosellevólascuatrocartasqueustedteníapreparadasparasumadre—continuómientrasseacercabaamí,meseñalabalospiesymedabaloszapatos—,yelsegundohatraídoalseñorCastelao,queleesperaenelsalónprincipal.

—¿Cuatro?—Yo solo recordaba haber escrito tresmisivas, aunque si bien eraciertoquenomembrarquehubieraunacuartanosignificabaquenoexistiera,sobretodo teniendoencuenta cómohabíapasado lasúltimasnoches.Las sustanciasque

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me habían acompañado no son buenas consortes si lo que uno quiere es abrigarclaridad.

—Sí,señor,cuatrocartas.Todasdirigidasasumadre.—Cuatro —susurré y entonces, como una iluminación, vino a mí la primera

nochequepasésinJulia,trasloacaecidoenlaplayadeLosNáufragos.Esanoche,entrebrumayoscuridad,entrelaabsentaylamorfina,mismanossemovieronsobreel papel intentando alejar mis aprensiones sin éxito y también, ahí estaba laexplicación,escribiendocartaamimadre.

El pulso se me aceleró. ¿Había hecho el miedo y la culpa que mi plumacomentaramásdelacuenta?¿Quélehabíanarradoenesacuartamisiva?

—DonRicardo,deberíaterminardevestirseeiralsalón.DonMiguelleesperayserábuenoquecharleconél.—Metomódelbrazo,comosiyofueraunlisiado,ymecondujohastaelpasillo—.Yaloverá.Serábueno.

—¿Bueno?¿Porqué?—Puesporquenosvaaayudar, levaayudar—ysoltómibrazoymeseñalóla

puertaquedaba al salónprincipal—.Le ayudará con lode lamujery también,yaverá,conlodeesehombrequeveenlaisla.

Suspiré para mis adentros. Ojalá Vilar tuviera razón y ese Castelao, esa visitainesperadaeincómoda,pudieraservirparaatraparaesecanalladelfaroyhacerqueJuliasequedarasiempreamilado.

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Capítulo11

DesdequeJuliaapareció,dosfueronlosbarcosdeprovisionesquevinieronalaisla,peroenningunopartió.Dosbarcosen losque los escritos amimadrehabíanalcanzadosudestinosinyosaberlo,yhabíantraído,comorespuesta,aesetalMiguelCastelaoque,enaquelmomento,frentea lachimeneademisalón,meescudriñabasindisimuloyconcuriosidad.

Alabrigodelfogón,elhombresepresentócomoinvestigadorprivado,contratadopormiprotectoramadre,cosaquemedejódescolocado.¿Quépintabaundetectiveenmiisla?¿Quélehabíacontadoamimadre?Mehubieragustadosacarmeelcerebroyestrujarlohastaquemeprocurararespuestas,aunqueseguroquesoloextraíaabsenta.Era tan difícil a veces ser yo. Las dos primeras cartas no me preocupaban. EranepístolassinimportanciaqueescribíantesdequeJuliallenaramividadeluz.Delatercera,estabasegurodequehabíaborradolaparteenlaquepedíaayudaparasaberquiéneraJulia,perodelresto,loquefueraquehabíaescritoenlacuartamisiva,nolograbaacordarme.

Meacomodéenunsillónorejeroqueteníacolocadocercadelhogaryobservéaaquel hombre sombrío y silencioso. Sin duda, en lo que escribí tuve que habercomentadoalgosobreelmiserablepersonajedelboteyloquehabíavistoenlaplayadeLosNáufragos.Poresoélestabaenmiisla.¿Quéotracosasinolehabíallevadohasta allí? Era la explicación más lógica. Lo visto y oído era demasiado horriblecomo para haberlo obviado y suficiente motivo para mandar a un investigador.Además,conlaguerraenplenaebullición,lapolicíanoeraunaalternativa.Estabanaotrascosas.

Porfin,trasunosminutosquemeparecieronsiglos,elhombreseacercóamí,meofrecióuncigarrilloqueaceptédebuengrado,ysedecidióahablarme.Bueno,enrealidadsedecidióainterrogarme,asílosentí.

Comenzó a indagar sobre la aparición de Julia, cuándo la vi por primera vez,dóndeestabaoporquénosehabíaidoya.Preguntasmuyalejadasdeloqueyopenséqueinvestigaría.Lejosdeltipodelabarcaysushorriblesactos.Lejosdelovividoenlaplayaoenelfaro.

Respondí con recelo a todas sus cuestiones, hasta que una de ellas, no séexactamenteporqué,meresultóextraña.

—¿QuéestabahaciendojustoantesdeencontraraJuliaporprimeravez?—¿Cómo dice? —No salía de mi asombro. ¿Qué tenía eso que ver con

ayudarme?—¿Dóndeestaba?—insistió.—Pueseneldesván—recordé—.Habíaestadobuscandoinspiración.—¿Ylahalló?—Puesnosabríadecirle—titubeé—.Creoqueno.Lainspiraciónvinodespués.

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—ConlaaparicióndeJulia,¿verdad?—Asíes.Creo.—Ydígame,¿cómoesJulia?Silencio.Noentendía susgiros.No sabíaadóndequería llegar. ¿Dequémodo

podíaayudarmeeso?Vilarmehabíadichoqueesehombremandadopormimadreveníaaayudarme,peronoentendía,noconcebíacómoloibahacerconsemejantespreguntas.

—¿Podría describírmela? —me pidió—. Yo no he podido verla aún y soloconozcoalgunosdetallesque le facilitó a sumadrepor carta comoel colorde susojososupelo;lofinasquetienelasmanosylofrías,también.

Aloíraquello,elhumodelcigarroqueesehombremehabíadado,alqueyanolequedabanniunpardecaladas,semefuepormalsitioylatosinundómigarganta.¿Todoesolehabíacontado,deverdad,amimadre?

—Tambiénledescribióelvestidoquellevabacuandolaencontró,losguantes,elcolganteyapuntessimilares—continuóCastelaotirandosupitilloalfuegoysacandounonuevodeunacajetillaarrugadaquellevabaenelpantalón—.Sumayordomomehadescritoigualmentesuatuendo,peroquieroqueseaustedquienmelaretrate.

Traguésaliva.Deveraslehabíareferidoamimadremáscosasdelasquecreía.SílehabíahabladodeJuliaysuaparición,ydecómomehabíainspiradoparavolvera escribir, e incluso de lo bella que era o del color de sus ojos que me parecíanmaravillosos, pero no recordaba, no podía recordar por más que lo intentase,habérseladescritomásaldetalleohaberledichonadadesuindumentaria.

—Dígame,¿cómoes?—repitióencendiendosucigarroyofreciéndomeotroamí,querechacé—.¿Cómoes?

Ante su insistencia,mevi obligado a responder.Además, en el fondo, para sersinceros,nomeimportabadescribiraJulia.Eratanguapaymehacíatantobienquepodíaestarhablandodeelladurantehorassincansarme.¿Quiénnoquierehablardelabelleza?Sibien,hastaesemomento,nolohabíapodidohaceryaque,encuantolamencionaba, los criados, aliados con cualquier excusa, se ausentaban, y Vilar, mimayordomo, se dedicaba a santurronearme. Ya sabía su opinión. Ya habíamosdiscutidodelamorensuversiónmáscruelyperversa.

—Esmuyhermosa,dulceybrillante—comencéaexplicar.Laspalabras salíanconagilidaddemiboca.Mesentíacualpoetaretratandoaunángeldegrandesalasblancas.YesquehablardeJuliaeracomorecitar—.Esaltayesbelta,grácil,ytieneunosojosverdesinmensosdondeunopodríaperderse.Unosojosmágicosenlosquela luz no se posa, sino que nace. Su pelo negro, largo y lustroso, contrastasobremanera con ellos, haciéndolosmás esmeralda, y tiene una sonrisa tan bonita.Unasonrisaenlaquecualquierapuedeencontrarcobijo.

—Habladesusonrisa,¿lahavistosonreír?—meinterrumpió.—Por supuesto —aseguré de inmediato, pero un extraño temblor visitó mi

cuerpo.¿Acasonoestabaseguro?

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Amimente acudieronmiles de imágenes de sonrisas. Bocas suntuosas que sedeclaraban. Risas cargadas de carmín. Algunas lascivas, otras inocentes. Muecasnerviosas acompañadas de ojos que no eran verdes. Risas en burdeles y camas deserrallo.Sonrisasqueocultabansoledadybuscabanrefugioenlosbrazosdehombrescomoyo,hombresnecesitadosdeamorycargadosdepecados.

—Susojos,susonrisa,supelo,sufigura—comenzóaenumerar—.Parecemuybella.

—Esunserextraordinario.—¿Unserextraordinario?—Sí—aseveré—.Extraordinario.Eldetectivetiróelrestodelemboquilladoalfuego,queloconsumióensegundos,

ysepusoapasearporlahabitación,mirandoaquíyallí.Parecíaunnavíoaladerivaaunque,enelfondo,sabíabiendondeatracar.Alapostre,posósusmanossobreelanaqueldelachimenea,mostrandounasmanosfinasyprecisas,yrepitióvariasvecesenvozbajamidescripciónsobreJulia.

—Extraordinario—concluyó—.¿Unserextraordinario?Asentí.Claroqueloera.Esoymás.—Esuna formacuriosadedescribiraunamujer,¿no leparece?—Peronome

dejóresponder—.Habladeellacomosifueraunente,unserdivino,algoalejadodelarealidad.ComosiJuliafuera,cómolediríayo,incorpórea.

—¿Incorpórea?Noentiendoloquequieredecir.—Yaséquenomeentiende.Loveoensumirada,yensusgestos,pero…—Y

dejóelfogónylafraseenelaireparaacercarseamí—.¿LeresultafamiliarJulia?—¿Cómodice?Ante esa cuestión, que se me antojó muy incómoda, me quedé callado. Las

afirmaciones o suposiciones de ese hombre parecían esconder otras intencionesdiferentes a las de ayudarme. No tenía nada que ocultar, pero tampoco estabadispuestoadejarqueunextrañomeinvestigaradeesemodopormuchoquevinieraennombredemimadre.Mesentíacomosifuerasospechosodevetetúasaberqué.Comositodoloquedijeraestuvierasiendoexaminadoconlupa.

—¿LeresultafamiliarJulia?—insistió—.¿Creequepuedehaberlavistoantes?Silencio.Tras repetir lapregunta tresvecesmás, tres,mecansé,me levantédel sillóny,

conciertoenojoyarrebato,hededecir,leespetélarespuestacasiescupiéndoselaalacara.

—¡No!—respondíairado—.Nolahevistoantes.—¿Estáseguro?—presionó.—Meacordaría,¿nocree?—Bueno, usted y yo sabemos que eso no es del todo cierto.—Sacó un nuevo

cigarroyseloencendió.Fumabacomouncarretero—.Hubountiempoenelquelosexcesosy…bueno,otrascosas,lellevaronaolvidar.

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Mequedépasmado.¿Cuántosabíaesehombredemíydemivida?Mimadre,pensé,yVilar,porsupuesto.Seguroquehabíansidoellosquienesle

habíandadoesainformación.¡PorDiosbendito!Estabarodeadodechivatos.—Noesqueamí esapartede suvidame importe.Yano—prosiguió—,yno

estoyaquíporeso.Espasado.Esoselodejoasumemoriayconciencia,yaDios,sicreeenél.

¿Dios?¿QuépintabaDiosenaquellahabitación?Oenmiisla.Diosestaríaaotrascosasmásimportantes.Muchaspeticionesydemandasleteníanqueestarllegandoenesasfechasenlasque,seguro,laspenas,elperdónylaculpaeranelpannuestrodecadadíaenunaEspañanegracubiertadecarmesí.

Dios,laconcienciaymimemoria.Unacombinaciónmuysingular.—No se ofenda, don Ricardo —me rogó ante mi cara de irritación—. Mi

intenciónesayudarle.—¡Ayudarme!—gruñí—.Ayudarme,dice.—Sí,ayudarle.Paraesoestoyaquí.—¿Y no cree que sería más útil si me preguntara sobre el hombre del faro?

¿Sobre ese canalla que anda pormi islamatandomujeres?—le grité, harto comoestabadesussandeces.

—Mujeres,dice.¿Enplural?¿Hamatadoamásdeuna?—¡Sí!¡Creoquesí!—Aunquedudé.Losabía.¿Cómo?—.Esehombrehorribley

monstruosoquevienlaplayadeLosNáufragosydespuésenelfaro,matamujeres.Enelfarosemetióen…

—Enel faronohabíanadie—mecalló—.Yoestuveallí con sumayordomoyotros criados, y solo estaba usted. Solo usted, pero de todas formas, eso no esmiprioridad.

—¿Quenoessuprioridad?—Meestabaempezandoaponerdemuymalhumor.¿Qué clase de investigador privado era ese? ¿A quién había mandado mi madre?Parecíamásuncharlatánsacacuartosqueunverdaderodetective—.Descubrirquiénesesehombreyporquéestáaquídeberíasersuprioridad.¡Ladetodos!

—No,noloes—objetóclavandosusambarinosojosenlasascuas,cadavezmásmortecinas,delachimenea.Seextinguían,comolohacíaeldía—.VilarmecontólodelaplayadeLosNáufragos,peroyonomeinquietaríaporeso.

Se sentó en uno de los sillones orejeros cerca del hogar. Yo estaba enfadado,intranquiloeinquieto,peroaélseleveíarelajado.

—Esehombre, quizá, con un pocode suerte, ya no regresemás—continuó—.Quizáfuesolounaapariciónmomentáneay,comovino,sefueynovuelva.

—¿Ysiretorna?¿Ysinuncasehaido?—Elsentidocomúnmedecíaqueesaeraunaposibilidadatenermuyencuenta—.¿Ysitodavíasigueenlaisla?

El silencio trasmi pregunta fue eterno, asíme lo pareció.Eterno y pesado. Sepodíacortar.Miinesperadavisitasehabíaquedadomuda,comolaisla,dondenose

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oíanada.Nisiquieralarespiracióndelanieblaoelviento.Nisiquieraelalientodelmarquenosrodeaba.

—¿Ysinosehamarchado?—insistí.Alfinrespondió,masticandolaspalabras,sopesandosurespuesta.—¿Ustedcreequesigueaquí?Entonces el que se quedómudo fui yo. ¿Qué réplica era esa?No entendía sus

respuestas ni sus preguntas, ni la conversación ni sus intenciones. No comprendíanada.

Puesclaroquesospechabaqueesehombrepodíaestarenmiisla.Yaerandoslasveces que lo había visto.Dos veces en días distintos, por lo que, si no lamorabaescondidoenalgúnfuscoescondrijo,lavisitabaparacometerenellalasmásatrocesdelasinfamias.Actoscruelescargadosdemaldad.

El silencio que nos envolvió tras la contestación extravagante de Castelao fuecargante y molesto. Era como una pesada túnica que se desplegaba a nuestroalrededor cubriéndolo todo con sumudez. Solo el reloj de pared del comedor quearrastraba los segundos como lamentos anunciando la venida de un nuevo día,indiferente a mis pensamientos y recelos y a lo que Castelao pudiera rumiar, lorompíaconsutictac.Unsonidoqueinformabatambiéndelallegadadeundesenlacequeyojamás,nienmismejoresmomentoscomoescritor,pudesiquieraconcebir.

—Esehombrenoesmiprioridad—remachó,quebrando,por fin,el silencio—.Noestoyaquíporeso.

Aunquenomegustabaynomecaíabien,agradecíquesuspalabrasrompieranelmutismoreinanteydejarasídeoírloslamentosdeltictaccansinodelreloj.

—Entonces,sisuprioridadnoesencontraraesemalnacido,¿cuáles?—Miprioridadesayudarle—dijoentonces—.Ayudarleausted.—Esoyalohadicho,pero¿ayudarmeaqué?—Asaber,porejemplo,quiénesJulia.Un temblor irracional recorrióminucaantesurespuesta.Yoyasabíaquiénera

Julia. Era mi invitada, mi amiga, ni inspiración, mi musa y, ojalá, mi amor. Nonecesitabasabernadamás.¿Paraquésabermás?

Cuandounohurgademasiadoysinpermisoenlavidadeotros,descubremuchasvecesqueloquees,noes.Loséporexperiencia.Mejorsaberlojustoynecesario,queeraloqueyosabía.Nonecesitabamás.

Meacerqué a losgrandesventanalesdel salóny fijémimirada en el jardínderobles,enlapasarelademaderadondeporprimeravezlahabíavisto.Lalluviahabíadejadodecaerylaluna, tristeyapagada,seempeñabaendarluzaaquel lugarsinmuchoéxito.Noerafácilbatallarcontra lapenumbrademi isla, tanpresuntuosayarrogante.Entonces,unpequeñorayo,nimioypárvulo,seposóenelpuente.Fueunsegundo,unsuspiro,solounrelámpago,perosuficienteparadarmecuentadequeporelviaducto,comounaestrellafugaz,unasombracruzabacaminodelacasa.

Agudicélavista,inquieto.¿Quiéneralasombra?Yentonceslavi.Laviotravez.

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EraJuliaquevolvía.Regresaba.Retornabaamí.Me alejé de la ventana y me dirigí hacia la puerta del salón. Mi invitado se

levantó ansioso, como el cazador que ve que su presa se escapa, y me cogió delbrazo.

—¿Adóndeva?Nohemosacabado.—¡Síhemosterminado!—Ymesoltédeuntirón.—¡Peroaúntengounapreguntamásquehacerle!Yanoleescuché.Abríysalíalpasilloprincipal.Sentílamiradadeasombrode

Vilar, que estaba plantado prácticamente delante, y noté, porque lo advertí, que lapuertadelahabitacióndeJulia,enelpisodearriba,seabría.

Mi corazón palpitó alegre y, por un instante,me sentí el hombremás feliz delmundo.Juliahabíavueltoamilado.Habíaregresadoconmigo.

Meapresuréasubirlasescalerasatodaprisa,mientrasVilarentrabaenelsalónahablarconCastelao.Nolesprestémayoratención.Aldíasiguienteyatendríatiempodeconversarconellos,seguro,porquesospechabaquenomeibanadejarenpaz.

Loprimordial,además,noeranellos,sinoqueJuliahabíareaparecido.Esoeraloqueimportabaynoloqueunmayordomovenidoamásyundetectivedemediopeloparlotearansobremí,Juliaoelvilasesinodelfaro,siesquesedignabanadepartirdeél,porqueteníalasensacióndequeesoeraalgoquesolomeinteresabaamí.

Quehablarandeloquelesdieralagana.Medabaigual.MeolvidédeellosysubícorriendolasescalerashastallegaralcuartodeJulia.La

puerta estaba entreabiertay, con sigilo,measomé.No lavi, aunque sobre la camaestabasuropa.Micorazóndiootrovuelcodealegría.Juliahabíaregresado.Estabaallí,enmicasa,enmiisla,enmivida.

Era muy tarde y, a pesar de que me hubiera encantado abrazarla, no era elmomentode ira suencuentro.Noquería importunarla,debíadejarladescansar,asíquemedilavueltay,sinhacerruido,enfundadoenunaespeciedevelodealegríayesperanza,meescabullíescalerasabajocaminodemidespacho.Memetíenél,cerrélapuertaconllavey,porprimeravezenmuchotiempo,enañostalvez,sinayudadeabsenta ni de otras demis amantes, me coloqué frente al escritorio y solo con laremembranzadelosojosdeJuliaeimaginandoo,quizá,recordandosusonrisa,mepuseaescribir.

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Capítulo12

Alamañanasiguiente,cuandolaluzalicaídadelaalboradaentróporlasventanassemiabiertasdemidespacho,eldíamepillódurmiendosobrelashojasgarabateadasdemiescritorio.Nohabíasubidoamihabitación.Lainspiracióndeesanochehabíasido tanmágica, tan increíble, que había estado escribiendo sin parar casi toda lanoche.Soloelcansanciohabíalogradovencerme,yacasialalba.

Esa noche no me hizo falta la absenta ni la morfina para olvidar o recordar.Tampoco las pesadillas me visitaron y el rato que había dormido fue plácido ytranquilo.Dulcessueños,porfin,enunamentecansadacaminodelanada.Unhechoextraordinarioqueatesoroconfuerzadentrodemimalogradacabeza,pues trasesanoche,nohubomássueñostranquilos.

Nome habían visitado las sombras y ni la posible presencia de un asesino demujeres enmi islame habían cambiado el genio.De hecho,mientras escribía,mehabía olvidado por completo de él. Nada me había alterado mientras mis manos,ansiosasdecreaciónycolmadasdelavozdelcielo,escribíanyescribíansinpausaunaespléndidahistoriadeamor.Porqueeselamor,labellezay,quizá,laeternidad,lomásbonitosobreloqueunescritorpuedetrazarhistorias.

Sin el amor, pormucho que a veces este duela, no existiría la vida. Sería solocenizayoscuridad.Eselamorelquemueveelmundo,elqueelevaalhombreylohace libre. Porque no hay nadamás hermoso que amar y ser correspondido. Y eldesamor,enelfondo,esunapartemás.Unapiezamás.Pormuchoquehiera,eselmotorde todoyde todos.Amorespiadosos, locos, traicioneros,deunanocheodetodaunavida.Amores,endefinitiva,quenoshacenhumanos.

Esanochenomevisitaronlassombras,nilaangustianilaculpa.Losrecuerdos,buenos o malos, decidieron no salir y todo quedó fuera de las paredes de midespacho.Enunexteriorquemedaba igual,salvoporJulia,quehabíavueltoamilado.

¡Québienmesentía!Era feliz. Un hombre feliz. Lástima que la realidad no tardara en reclamarme.

Lástimaquenomedejaraenpaz.Mehubieraquedadoenvueltoenmiimaginacióntoda la vida si me hubiera sido posible. Encerrado en ella para siempre, con lacompañíadeJulia,susojosysusonrisa.

Al pensar en su sonrisa, las palabras de Castelao vinieron de inmediato a mimente.Eralarealidad,queyallamabaalapuertademissentidos.

«Habladesusonrisa,¿lahavistosonreír?».

Claroquesí.Estabaseguro,perosi loestaba,¿porquémemortificaba tanto lapreguntadeldetective?

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Maldita realidad que se empeña en molestar, atormentar y perdurar. Malditarealidadquetodoloquiereposeer,alejandolossueños, lasilusionesylasquimerasde lamente de hombres como yo; de hombres cargados de recuerdos escondidos.Malditarealidadqueparamíeracomoelocéanoquerodeabamiisla,despiadadaycruel.

Unos golpes en la puerta, seguidos de la voz deVilar anunciando el desayunofueron,porunavez,misalvación.Noqueríaseguirpensandoenlarealidadoenlosrecuerdos.TampocoenlasonrisadeJuliaque,dealgúnmodo,yoguardabaenalgunapartedemimemoria.

Salíalpasillo,caminodelcomedorparairadesayunar,perojustocuandoibaaabrir la puerta de la salame di cuenta de que en la pared de la entrada había uncuadro colocado. Me sorprendió porque, como ya sabéis, desde que la fama meengulló ymi vida se convirtió en pocomenos que uncabaret demalamuerte,mimadrehabíamandadoquitartodoslosretratosdelacasa.

En él había una niña pequeña posando sonriente. Estaba sentada en un pradoverde,envueltaenflores,enunjardínquemerecordóalquemimadre,tiempoatrás,seempeñóencultivarcontravientoymareaenlapartetraseradelacasa,cercadelacapillaydelcementeriofamiliar.

—¡Vilar!—llamé—.¡Vilar!Mimayordomonotardóniunsegundoenvenir.—¿Yesto?Yseñaléellienzo.Vilarseruborizó,peronocontestó.—¿Quéesestecuadro?—insistí—.¿Dequiénes?¿Quéhaceaquí?—Esunregalo—respondióalfin.—¿Unregalo?—Sí,donRicardo.Unregalodesumadre.—¿Demimadre?—Surespuestamedejóasombrado.Noesquenomegustaran

losregalos,nimuchomenos,perohacíatiempoquenorecibíaningunoymenosdemi querida madre que, tras mi éxito, había decidido que los presentes, como lasmujeresopartedelpasado,eranalgoateneralejado.

—Un regalo de mi madre—repetí. Vilar asintió—. Un regalo para mí, de mimadre.

—Sí,señor.Uncuadroparausted.—¿Yqué significa?¿Porquémemandamimadreuncuadro?¿Yquiénesesa

niña?—Losmotivos, señor,no lossé—alegómiquerido lacayo,peroensucara,en

susojos,sentíquemementía.Sísabíalosmotivos.Debídehaberledichoalgo.Esosdías,malquemepese,debídehaberdichomuchascosas,perono lohice.Calléyseguí escuchando su supuesta explicación—.Sabe lo que a sumadre le gustan lospaisajes y este —señaló el jardín que aparecía en la pintura—, es muy bonito ycolorido.

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—Ya,claro.Colorido.—Quedamuybienenlaentrada,¿noleparece,donRicardo?—Sí,muybonito,pero¿quiénesesaniña?Nomehacontestado.—Puesesaniña,donRicardo, esunapersonaqueundíavivió aquí.—Volví a

notarqueseruborizadayquealgoescondía.Ensusojosviquequeríadecirmemás,lo estaba deseando, pero no lo hizo—. Es una niñamuy guapa, ¿verdad? Esmuybonitayparecefeliz.

Norespondí.¿Quéleibaadecir?Quesí,queeraunaniñamuyguapa,peroqueseguíasinentenderporquémimadreordenabaponerretratosdedesconocidosenmicasa.Oquenoentendíaquedespuésdequitartodosloscuadrosfamiliaresdelpazo,ya que el pasado era pasadoy eramejor dejarlo atrás, ese día, porque sí, sinmás,habíallegadoelmomentodeponereselienzoenlaentradaprincipal.

AntesdequepudierapresionaraVilar,yaqueestabaclaroqueocultabaalgo,elseñorCastelao bajó las escaleras fumando, cómono, y se reunió con nosotros.Yotambién era fumador, pero la querencia deCastelao era para hacérsela estudiar. Sibien, no era yo elmás indicado para decir nada al respecto, pues ya conocéismisadicciones y algunas de sus consecuencias, pero es queme resultaba una personacansinaymolesta.

Lo saludé con indiferencia y me fijé que tenía cara de cansado. Intuí que nohabríadormidobien.Noobstante,hedeconfesar,nosentíningunalastimaporél.Nomefiabadeél,consusextrañascuestionesysufingidaposedequererayudarme.Suintención, así lo creía, no era tanto echarme una mano como sacarle dinero a mimadre.Esodedujedurantelanocheanterior,trasnuestracharla.Nomecaíabienynoconfiabaenél.

Vilar se alegró de su presencia, pues resultó su vía de escape para no seguirhablandodelchocantecuadroquemimadrehabíaenviado.Nosllevóalcomedorymandóservirnoseldesayuno.

Pensé que no tenía hambre, pero devoré los huevos, el café, las tostadas y lamantequillacomosinohubieracomidodurantedías.Yenciertomodo,asíera.Traslosdesmayos,lasnochesperdidasylasextrañassituacionesquehabíaexperimentadoen la isla, mi alimentación no había sido precisamente ajustada. Situaciones queapaleabanpuertascerradasenmimenteymimemoria.Puertascerradasduranteañosacalycanto.Cerradasyolvidadasprontasaabrirse.

DuranteeldesayunoniCastelaoniyodijimosnada.NosmantuvimosensilenciohastaqueloscriadossellevaronlosrestosyVilar,tansolícitoél,diolaordendequenadienosmolestaraysemarchótambién.Asípodríamoscontinuar laconversaciónquelanocheanteriorhabíamosdejadosinterminar.Mehubieragustadolevantarmeymarcharme.IraporJuliaypasarconellaeldía,ahoraqueestabadenuevoamilado.Oquizá,juntoaella,regresaramidespachoyescribirsindescansorodeadodelapazquesusojosmetransmitían.En lapazy la inspiracióndeminuevamusa.Peronohice nada de eso. Por educación —era, y quiero pensar que sigo siéndolo, un

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caballero—,nolohice.Mequedésentadoenlamesayesperé,civilizadoyarmadodepaciencia,aqueesehombreque,cadavezquelomirabamecaíapeor,susojosamarillentosmedabanmalfario,mehicieralapreguntaquesegúnél,lequedabaporformular.

Tardóunbuenratoendecidirse,perolahizo.Vayasílahizo.Unapreguntamásinsólitaaúnquelasqueyamehabíahecholanocheanterioryquemeconfirmó,siesque todavía albergaba dudas, que mi pluma había sido muy indiscreta y le habíacontado a mi madre más cosas de las deseadas. Pensamientos íntimos ydescubrimientosquehubierasidomejormantenersecretos.

—¿LedicealgoelnombredeAnna?

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Capítulo13

Esenombreapaleóysacudiómimentecomounbalón.

«Anna».

—¿LedicealgoelnombredeAnna?—merepitióCastelaoantemisilencioymicaradeincredulidad,peronoleescuchéporqueenmicabezasolotronabaAnna.

Deformaautomática,mimiradasefuealtecho,alpisodearriba,dondeestabalahabitaciónde Julia. ¿Cuánto lehabíacontadoamimadre? ¡Qué imprudentepuedellegaraserlalenguaylaplumadeunhombrealaspuertasdelainconsciencia!

—Sí, lo sé. Una llave con ese nombre en los guantes de Julia—me confesóconfirmandoloqueyasuponía.Eso,tambiénselohabíacontadoamimadreenlascartas—.Unamujer,porcierto,aquientodavíanomehepodidopresentar.—Yselevantó de la silla—.Me gustaría conocerla y comprobar si es tan especial comoustedafirma.

Yotambiénmeincorporé.—¿Creequepodríahablarconella?—mepreguntódirigiéndosea lapuertadel

comedor—.Seríamuyinteresante.—Interesante,¿porqué?—Fui igualmentehacia lapuerta,peronoparaabrirla,

sinopararetenerle.NoqueríaqueesehombrehablaraconJulia.Ellaeramimusa,miinvitada,mi…

Eramía.Élnoteníanadaquehablarconella.—Yaledijeayerqueestoyaquíparaayudarle.—Ymesonrióenseñándomeunos

dientespajizosporeltabaco—.QuieroayudarleyhablarconlaseñoritaJuliaseríaunbuen paso para hacerlo. Además, no tengo mucho tiempo. Un barco vendrá arecogermeestatarde.

Conlasmismas,ysinqueamímedieratiempoareaccionar,abriólapuertadelcomedor y se dirigió a las escaleras. Oí sus pasos sobre los escalones, seguros yfirmes, pero seguí sinmoverme, presa de un nerviosismo queme decía que debíaimpedirqueesehombrevieraaJuliayhablaraconella,aunquenosabíacómoactuarparaimpedirlo.

Cuandoalfinpudemoverme,élyaestabaenloaltodelaescalinata,frentealapuertadelahabitacióndebambú,llamando.

¿Cómosabíaqueeseeraelcuartodemiinvitada?Vilar,porsupuesto.¿Quiénsino?

Corríatropelladoescalerasarribaymepuseasulado,conunsudorfríociñendoal completo mi cuerpo, deseando que Julia hubiera salido a dar un paseo y noestuvieraallí.

No sé por qué quise eso, teniendo en cuenta la sensación de pérdida que me

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causabasuausencia,peroloansiécontodamialma.Nomefiabadeesehombre.Nomecaíabienyteníalaimpresióndeque,siconseguíahablarconella,Juliapartiríaparasiempredemilado.

Enlahabitaciónnohuborespuestayciertoaliviómeinvadió.Castelaovolvióallamar,peroelsilencioserepitió.Advertíquesumanosemovíaligerahaciaelpomo,sinembargofuimásresueltoqueél,porunavez,ylleguéantesalpicaporte,siendoyoquienabrióconsigilo.

—Espereaquíunmomento—lepedímientrasentrabaconprudenciaenelcuarto.Sobrelacama,hecha,estabasuvestidodegasa,sedayfloresrojas.Alospies,los

zapatos,ysobrelamesitadenoche,elcolganteylosguantes.Juliaestabaallí.Nosehabíaidodepaseo,comoeneseinstanteyoesperaba.

Dirigímispasoshaciaelbañoconelquecontabalaalcoba,yllamé.Noobtuverespuesta,peroatravésdelaportillaintuíciertooloravainilla.Estabaallí.Sinduda,Juliaestabaenelbaño.

Penséenabrirlapuertamientrasdecíasunombrebajitoparanoasustarla,peroaúltima hora me arrepentí. No sería yo quien se inmiscuyera de tal modo en laintimidaddemiinvitada.Noeraelmomentodehablarconella.Yaabriríaesapuertacuandolofuera.

MegiréparasalirdelahabitaciónydecirleaCastelao,satisfecho,quenopodíahablar con Julia porque estaba en el baño, relajándose, con toda seguridad, ydescansandodel día anterior, que había sido largoy raro para todos, pero no pudehacerlo. Al virar, me topé de lleno con los ojos cerosos cargados de nubes detormenta del detective. Eran pequeños y agudos, y estaban abrigados de brumapegajosa.Siyamecaíamal,consumiradasoloconfirmómiposición.Esehombre,ese talCastelao, investigador privado contratado pormi sobreprotectoramadre, notraeríacosabuenaamivida.Estabasegurodeello.Además,ensusojospodíaverque entre las neblinas viscosas escondía algo que pugnaba por salir, pero quemanteníaaraya,escondido.

—Hueleraroaquídentro,¿nocree?—mepreguntóarrugandolanariz.—No.—Yonoolíanadararo,soloavainilla,queeraelolordeJulia.—Puesamímehuelecomoapodredumbre—insistió—.Unamezclaentretierra,

mohoy,cómollamarlo,algopodrido.—Aquí no huele a eso—le corregí. ¿Cómo iba a oler así en la habitación de

Julia?—.SolohueleaJulia.—Ya,claro.Yestaessuropa,¿verdad?—Yseñalólacamaylamesita.Asentíy,antesdequepudieradecirleque,porfavor,sefuera,seacercóaella.Le contemplé anonadado, estremecido al ver sus manos rozando el delicado

vestidodeJulia.Mirédereojolapuertadelbañodeseandoqueestanosalieraeneseinstante. ¿Qué imagen se llevaría? Dos hombres en su habitación, uno de ellosdesconocido,porqueyoyanomeconsiderabatal,tocandosuropasinningúntipodeconsideraciónnireparo.

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—Es un vestido muy bonito y elegante —comentó Castelao acariciando loshombrosypasandolosdedosporelsuavetactodelasedadelcuello—,peropareceunpocoajado.

Medieronganasdeabofetearle.¿CómoseatrevíaahacersemejantecomentariosobreelatuendodeJulia?¿Ajado?Noteníaniideadedistinguirlobonitodelofeo.Sutrajemarrón,sucamisaamarillentaysuszapatosazulesmarino,quedesentonabanamásnopoderconelrestodelconjunto,eranunbuenejemplodeello.

—Y el cuero de los zapatos está cuarteado. ¿Se ha dado cuenta?—me indicómientrascogíaunoyloexaminabamásdecerca—.Sí,agrietadoyestropeadocomosihubieranvistomuchasprimaveras.

—¡Déjelo!—lepedí conun tonodevozmásbajodelquemehubieragustadoemplear,peroJuliaestabaenelbaño,aapenasunosmetrosdenosotros,ynoqueríaquenosoyera.

Castelaoobedecióyposóelzapatoenelsuelo,alospiesdelacama,juntoasucompañero,peronocontentoconsufaltadetactoydiscreción,cogióelvestidoyselollevóalanariz.Aquellocasimeprovocaunataquedeira.¿Quiénsecreíaqueera?

—¡Déjeloensusitio!—repetíestavezconmásenergíaymásaltodelodeseado.—Estábien.Noseenfade—ydepositóelvestidosobreelcobertordelacama—,

perodebodecirlequeelvestidohueleaviejoyamar.—¿Y?—Nada,soloesunaobservación.—Sealejódelacamayseirguióenseñándome

unbrilloextrañoenlosnubarroneseternosdesusojoscolormiel—.¿NosehadadocuentadelodesgastadoyviejodelatuendodeJulia?

Norespondí.Miréelvestidoyloszapatosymequedécallado.¿Quéimportanciatenía el estado de la ropa de Julia? Ninguna para mí. Además, podía ser fruto,perfectamente,desuintentoporsalvarlavidaaesamujerquevimosenlaplayadeLos Náufragos. Se lanzó al mar y por eso, seguro, su ropa se había quedado tanestropeada porque mirándola bien, mal que me pesara reconocerlo, Castelao teníarazónytantoloszapatoscomoelvestidoestabanalasclarasenmalestado.

Me avergoncé de no haberme dado cuenta antes. ¿Cómo se puede ser tandespistado?Deberíadehaberleofrecidoa Juliaunnuevovestido.Eneldesván loshabía.Losvidurantemiúltimavisita,justoantesdeencontrarla.

Seloconsultaríay,siellaquería,leprocuraríanuevosvestidosyzapatos.Todoloquequisiera.Todo.

DistraídocomoestabapensandoenofrecerleaJulianuevaropa,nomedicuentadequeCastelaosehabíaacercadoalamesitadenocheyhabíacogidoelcolganteylos guantes. Los sostenía con sumo cuidado, como si fueran de cristal y cualquiermovimientopudierahacerqueserompieranenmilpedazos.

Fuidirectoaél.Yamehabíahartadodesusindiscrecioneseimpertinencias.Nopensaba dejar pasar una intromisión más, pero antes de poder hacerlo, Castelaosacudióunodelosguantesyalsuelocayóelsobrequeescondíalapequeñallave.La

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queyohabíaencontradodíasatrásydelaqueaúnnohabíapodidocharlarconJulia.Bueno,enrealidadnomehabíaatrevidoahacerloydespués,contodoloquehabíapasadoenlaisla,lohabíaolvidado.Yesquelamemoriaescomoes.Tiendeareteneryevocarsololoqueleconviene:sololoquelebeneficia.Esfrágilyolvidadiza.Nolegustatenerquerecordaraquelloquelepuedecausardoloryyoyasabíaentoncesqueesallave,seguramente,melocausaría.

—¿Es esta la llave de la que le habló a sumadre?—mepreguntó dejando losguantesyelcolganteenlamesita,ysacandolallavedelsobre—.¿Esesta?—Ymelamostró.

—Supongo—vacilé y no por vaguedad, sino porque en verdad no recordabahaberlehabladoamimadredeella,aunquetalvezlohice.Comolehablédeotrascosasquetampocoretenía.

Enmomentosasíodiabamidesmemoria.Laaborrecíacontodamialma.Hoy,encambio,no.Dehecho,hoylaaprecioporquemedamuchosmomentosdepazsinlosquenosabríacómovivir,yconsiguequelaculpaylosfantasmassevayan,aunquesoloseaporunrato.

—Anna—leyó.En mi cabeza, como cuando encontré la llave la primera vez y cuando ese

hombre,solounratoantes,lohabíapronunciadoenelcomedor,comenzóaretumbarelnombre.

«Anna».

—¿LedicealgoelnombredeAnna?—preguntódenuevo.Negué.Noteníaningúnsentido.—¿Estáseguro?—insistióantemisilencioyminegativa.Seacercómásamíyprácticamentemepególallavealosojos.—Anna—repitió.Silencio.—Anna—calcóenuntonocadavezmásalto—.Anna.—Sí, poneAnna—confirmé al fin, para que se callara, pero no resultó.No se

calló.Yo no quería que Julia le oyera. Ella desconocía que habíamos encontrado la

llave.Eraunaintromisiónensuvidaynoqueríaquelosupiera.Castelao siguió a lo suyo, repitiendo «Anna» hasta la saciedad mientras mi

angustia crecía sin control y ese maldito nombre saltaba de un lado a otro de micerebrogolpeandomirazón.

—¿Quieredejarderepetirlodeunavez?—leespeté—.¡Levaaoír!!—Iguales lomejor.Talvez fuerabuenoque looyera—mesugirióposando la

llavedentrodelguante—.QuizáasísupiéramosquiénesAnna,quiénesJuliayquéhaceaquíocómohallegadohastasuisla.

—Esomedaigual.

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—Sí,losé,perosumadrenocomparteesaopiniónyyotampoco.Mimadre.Suspiré.Mimadre.CastelaodejóelguantesobrelamesitaycogiódenuevoelcolgantedeJulia.Lo

miróaldetalleyfinalmentemelopasó.—¿Mepodríadecirquéponeahí?—Ymeseñalólapartedeatrásdelamedalla.—Julia—respondídeinmediato.Nomehacíafaltaleerlo.—¿Estáseguro?—Claroqueloestoy.Estabaempezandoaperderlapaciencia.¿Quéestabainsinuando?—Mírelobien,porfavor—reiteró—.Míreloydígameloquepone.¿Quépone?

Léalo,donRicardo.Lea.Ahíyasí,mipacienciaseextinguióporcompletoeignorandosupetición,poséel

colgantesobrelamesitaydeunsoloempujónleechéfueradelahabitación.Noibaasoportarmássalidasdetonodeesehombre.

¿Quiénsecreíaqueera?¿Acasomeacusabadenosaberleerodeinventarmelascosas?

Noibaaaguantarmásindiscrecionesniinterrogatorios.Noibaaresponderamáspeguntasextrañasyabsurdasquenollevabananingúnsitio.¡Seacabó!

Castelaonointentódetenerme.Dehecho,supasividadduranteel tiempoqueleseguíempujandoescalerasabajoparaecharledemicasa,mesorprendió,yhastaquenoestuvimosfuera,enelporche,noreaccionó.

—¿DeverdadnolesuenaelnombredeAnna,amigomío?—mecuestionócomosinadahubierapasado,mientrassecolocababieneltraje.

Nolerespondí.Porsupuesto.Noerasuamigoy,además,yahabíacontestadoademasiadaspreguntas.Nopensabaresponderaningunamás.Porelcontrario,loquehicefuellamaraVilarquevinoresuelto.

—ElseñorCastelaoseva.Esperaráalbarcoenelmuelle—leindiqué—,asíquehagaelfavordebajarletodassuscosashastaallí.

AntelacaradeincredulidaddeVilaryladepóquerdeCastelao,quesilehabíamolestadomicomportamientonolodemostrabademodoalguno,quiseentrardentrode casa de inmediato, pero el detectiveme cogió del brazo yme hizo una últimaobservaciónqueprovocóquemiestúpidamemoriaymifrágilmenteseconfabularanconmásahíncocontramí.

—¿Sehafijadoqueelcolganteesdelosqueseabrenparaguardarfotografías?¿Lo ha abierto alguna vez? —hizo una pausa, esperando una respuesta que nollegaba.No iba a contestar, así que continuó—. Pues debería. Por su bien y el detodos.

Sediomediavueltaysemarchócaminodelmuelleyaconuncigarroenlamano.Vilar entró en la casa y se apresuró a recoger las pertenecías de Castelao parallevarlasconél.Yo,pormiparte,decidíquellevabamuchotiempo,demasiado,sinvisitaramiqueridaabsenta.

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Capítulo14

TraslaextrañacharlaconCastelaoysuobligadapartida,miintencióneracogerlaabsentaypasarconellael restodeldía.Apaciguar losnerviosycerrar todas laspuertasqueesehombrehabíaabiertoenmicabeza.Suspreguntashabíanprovocadodesconsueloypesadumbreenmirazón.Porsuculpaalgosemovíaconmásfuerzaydeterminacióndentrodemimentebatallandosincuartelporsalir.¡Ledetestaba!

¡Maldito Castelao! ¿Quién le había mandado hurgar así en mis emociones?¿Quiénlehabíadadopermiso?Esperabaquecogieraelbarcosindemoraesamismatardeynovolveraverlemás.Vilarlehabíallevadotodassuscosasytambiéncomidaalembarcaderoparaquenotuvieraqueregresaralpazo.Habíasidounaordenmía.

Irrumpí rabioso enmi despacho, pensando solo enmi querida absenta. Estabaenfadado,airadopor laspalabrasdeCastelaoy sus insinuaciones.Molestoconsuspreguntas y mis respuestas. Resentido e irritado con las puertas abiertas, con losresquiciosqueseempezabanavislumbrar,comopequeñoshacesde luz tenueperoconstante,enalgunapartedelaslagunasdemicerebro.

Entrédecididoasortearlasendaquemimenteemprendíahacialanadaohaciaeltodo,términostanabsolutosqueamilananelespíritudecualquierhombre,cuandounángeldeprofundosojosverdesmerecibió.Sobreelalféizarinteriordelaventanademidespacho,apoyadacondelicadeza,estabaJulia.

Laluzdelmediodía,apagadaporlasnubesylabrumadelocéano,iluminabasurostro.Estabapálidayselaveíacansada.Desmejorada.Noenvanoestabansiendodías complicados. Aun así, seguía siendo unamujer de una beldad extraordinaria.Porquesí.PorqueJuliaeraextraordinaria,apesardeloqueCastelaopudieradecir.

Llevaba puesto su vestido blanco y, trasmi conversación de lamañana con eldetective,nopudeevitarpensarquequizádebieraofrecerleropanuevaybonita,enmejor estado. Tal vez debía subir con ella al desván y enseñarle algunos de losvestidosquehabíaencontradoenmideambularporallí.

Me acerqué, ansioso por decírselo, por ofrecerle lo que quisiera, y deseoso decontarlecuánto laechabademenoscuandosealejabademí.Meacerquéávidodeescuchar su voz, dulce y melodiosa, pero cuando estaba ya casi rozándola, podíasentirsuoloravainilla,segiró.Dejódemirarmeyfijósumiradaenlaventana,eneljardínderobles,enelpuentedemadera.Levantélamanoparaacariciarsupelo,sulargamelena,noobstanteenelreflejodelcristal,quelahacíaparecerunfantasmadenieblayluz,viensusojoscansancioytambiénalgomásquehizoquemimanosedetuviera.Nomeatrevíatocarla.

Parecía desánimo o, tal vez, tristeza, pero yo preferí creer que era confusión,comocuandolaencontré;comocuandolaviporprimeravez.Almenos, loquenoadvertíyafueenfado.¿Mehabíaperdonado?

—¿Ya sabes quién soy?—me preguntó sin girarse, sin mirarme, con la vista

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clavadaenlaventana.Nosupequéresponder.Supreguntamesorprendió.¿Porquéibaasaberlo?No

habíacambiadonadadesdequelaencontré.Ellamelodijo.—Has estado hablando con ese hombre—me explicó—, así que ¿sabes quién

soy?—No—dijealfin.Tardéencontestar—.No.Trasmirespuesta,Juliacallóyyotambién.Elsilencionosrodeó.Mesentínerviosoyunpoco incómodopor loque fuihastami escritorioyme

acerqué a una cigarrera que allí tenía.Me hubiera gustado coger la absenta en sulugar,esoeraloqueenverdaddeseaba—lasedmeahogabaymehacíatemblar—,peroconJulia tancercanopodíahacerlo.Mesentía irritadoynecesitaba,dealgúnmodo, calmar los ánimos. Su pregunta, como las de Castelao, y mi tardanza enrespondernomegustaban.Yoyasabíaquiénera.Yalohabíadichomásveces,ylorepetiría. Julia era mi musa perdida, mi inspiración y, acaso, mi amor. ¿Para québuscarmás?Noeranecesario.

Selevantódelalféizaryfuehastamiescribaníaellatambién.Cogiólashojasqueteníasobrelamesaymelasalargó.

—Lasheleído—meconfesó—.Meparecequeestánmuybien.—¿Deverdad?—Mehizomuchailusiónquemedijeraeso.¡Quéfelicidad!Nohaynadamejorparaunescritorquealguienensalceyelogie su trabajo.La

vanidad es así. Necesita de halagos y alabanzas. Se infla y el orgullo que todostenemosy,quizá, losescritoresunpocomás,esun fervientesiervode rendibúesyagasajos.Además, sentí ungran alivio al poder cambiar de temaydejar dehablarsobrequiéneraonoera.

—Me gustamucho.Me gusta tu historia, aunque…—Temí unamala crítica aalguna de mis partes o al desarrollo de los personajes. Tal vez alguna escenademasiadopomposa,tendíaaescribirasí,conpalabrasgrandilocuentesyunlenguajealgoampuloso,perono ibanporahí los tiros—,nosé,debodecirquenosécómopuedeacabar.

—Bueno.—Respirétranquilo.Noeraunreproche—.Yotampocolosétodavía.—¿Peronotegustasabereldestinodetuspersonajesantesdeescribirlahistoria?

—mecuestionóentonces,sorprendida.—No.—Yocreíaqueerafundamental—yrozólashojasenblancodemiescritoriocon

susmanosenguantadas.—Paraalgunosloes.—Penséenotrosescritoresqueantesdeponerseaescribir

debían, necesitaban, tener todas las piezas encajadas y saberlo todo. Cuando yoescribímiprimeranovela,tambiénpensabacomoellos,peroluegomimusasefueymividacambió.

—Peroalgointuirás.

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—Algosí,claro—confesé—.Sécosas,peronoeldesenlacefinal.Me sentí feliz al hablar demis palabras e historias y no de su identidad omi

cobardía.—Puesyocreoqueacabarámal—mereveló,volviéndosehacialaventana.—¿Porqué?—Porquedescribesunamorqueesimposible—lodijocasientresusurros,como

silaimagenledoliera.—Peroenelamornadaes imposible—repliqué—.Elamor tiramurosyallana

caminos.Elamores…—Nosiempre—meinterrumpió—.Elamorsoloesunapalabra.—Ysevolvió

cercándome en el verde esmeralda de sus ojos en los que vi, esta vez sin lugar adudas,tristeza.

Enmudecí.Nopodíadeciresoenserio.ConVilaryateníabastante.Juliano.Ellano podía pensar de talmanera. ¿Había tenido alguna experiencia que lemostrara,comoamimayordomo,queelamornosiempretriunfa?

Otra vez no.Otra historia de amor no correspondido, no. ¿Acaso no eramejorimaginarquetodosaldríabien?Siemprehayesperanza.

Era y es horrible pensar que el amor es solo un término hermoso, pero sin unverdaderosignificado,yvivirregidosporesejuicio.Horrible,tristeyenloquecedor.

Yo no quería oír su explicación o su argumento para decir eso, así que intentécambiarde tema rápidamentey lehablé,comohabíapensadocuando lavi sentadasobreelalféizar,desuropa.Leofrecíunnuevoatuendo.

—¿Yqué tieneestedemalo?—meconsultódandounavuelta sobre símisma,cogiendolafaldaparaquevolara.

—Quizá está un poco estropeado—me justifiqué entre balbuceos. De ningunamaneraqueríaofenderla—.Eneldesvánhayalgunosquecreoquepodríanserdetutalla.

—Peroesteesmivestido.Mivestido.Conélyo…—Bajó lacabezaynodijomás.

Comprendíquelaconversaciónnoibaabuenpuerto,porloquedecidídejarestartambién ese tema.Nada de amores rotos ni de ropa demasiado usada. Si a ella legustabasuvestidoyerafeliz,amítambién.Nohabíamásquehablar.

Levantólamiradaylaclavóenmisojos,haciendo,comoyamepasóenelpuenteantesdequehuyera,quemesintierapequeño.

—Esmivestido—repitió.—Esmuybonito,deverdad.Yonoquería…—dejé lafraseenelaire.¿Qué le

ibaadecir?—¿Quieresquesubamosaldesvándetodasformas?—mepreguntóal instante,

sintiempoparapensarmásensuropa.—¿Paraqué?Allínohaymuchoquever.—Seguroquesí.Seguroqueescondeunsinfínderecuerdosmaravillosos.

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Notantos,rumié.Lamayoríayanoestabanenaquellugar.Dehecho,nosabíaadónde habían ido a parar muchos de ellos tras la orden de mi querida madre dequitarlosdeallí.PerosiaJulialehacíailusiónsubir,noibaaseryoquienlellevaselacontraría.Además,eraunaocasiónperfectaparaestarconellaasolasydisfrutardesucompañía,quetantoapreciabay,enelfondo,yasabía,necesitaba.

La cogí de la mano, un poco nervioso, torpe, y reprimí un pequeñoestremecimientoalsentirsutactotanfrío.Quizánosecambiaradevestido,perounarebecaounchalnoestaríandemás.Enelaltillohabíaalgunos.Loshabíavisto.

La toméde lamanoy subíconellaa labuhardilla.Porel caminoviqueVilarhabíaregresadoyadedespediraCastelaoenelembarcadero.Traíaconsigounacajademaderaque,atenordesusesfuerzosporllevarla,parecíapesarlosuyo.Nadamásentrar,laposóenelvestíbulo,justoantesdequepordelantedeél,deJuliaydemí,desfilaran los otros cuatro miembros de la servidumbre de la casa. Iban todosataviadosdemaletasybultos,bienabrigados.Vestidosparapartir.

MientrasJuliayyoseguimosnuestroascensoaldesván,oícómosedespedíandeVilar.Estabanasustadospor lasnoticiassobre laguerraqueelbarqueroyCastelaohabíantraídoconsigo.Leshabíandichoquelacontiendasepresentíalargaycruenta,yquedeunouotrobandocaíancomomoscasenloscamposdebatalla,queyanosolo eran grandes ciudades. También en provincias, en las huertas y cultivos, enpequeñasaldeasdejadasdelamanodeDios,habíamuerteydesolación.

Muchos, losquepodían,estabanabandonandoelpaíscaminodeunfuturomásseguro en Francia o Portugal. Otros habían decidido irmás lejos, aAmérica.Miscriados querían volver con sus familias y reunirse con sus seres queridos, los quequedasen,puestoquedealgunosyanosesabíanada.Habíandecididotomarpartidoy, en unas filas o en otras, apretaban los dientes, callaban sus penas, y luchabanymoríanporloquecreían.Loquefueraquecadaunocreyera.

Lesescuché,yacasienlapuertadelabuhardilla,peronohicenada.Escuchéycallé.Noimpedíquesefueran.¿Paraqué?Enciertomodo,losentendía.Elmiedoeslibre. Lo que sí pensé, cómo no hacerlo cuando había nacido y crecido entrealgodones y cuidados, era que la vida en la isla iba a cambiarmucho.Solos Julia,Vilaryyo.Solosconelviento,lasmareasyladesmemoria.

AbrílapuertadeldesváneinvitéaJuliaaquepasara.Luegolacerréydejéfuera,alotro lado,amiscriados, susmiedosy lacajadeVilar,a laquenoprestémayoratención y no reparé en que de ella asomabanmarcos y fotografías.Dejé fuera laguerra,elmal tiempoqueyasehabíaconvertidoencostumbre, lapreocupacióndeVilar y la soledad que nos esperaba allende los muros del pazo, agazapada, asabiendasdequecadavezéramosmenos.

Cuandoentramosylosojossehabituaronalaoscuridadreinante,desgarradasolopor la claridad parda y alicaída de un día gris que entraba a través de algunaspequeñasventanasabiertasenunadelasparedeslaterales,advertíenelsemblantedeJulia melancolía, como si reminiscencias de otra vida, de una pasada, la hubieran

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alcanzado.Pero loobvié.Nodijenada.Lonotéy lodesdeñé.Eramejor.Yesque,pormucho que haya quien piense lo contrario, no siempre es bueno preguntar. Aveces,conlosabidoessuficiente.

Se adentró calmada, pero con paso decidido, seguida muy de cerca por misombra. Estaba bastante oscuro.No obstante, Julia semovía por la buhardilla conagilidad.Fuedeunladoaotro,mirandoaquíyallí,posandosusdedosenguantadossobre viejos muebles, veteranas lámparas que habían visto casi de todo y librosabandonados a su olvido. Eran todos novelas de intriga que mi madre solía leer.Pequeñas historias cortas con las que salía al porche de la casa, a sentarse ycontemplarnosjugar.

Ese pensamiento arraigó en mi memoria y lo percibí en puridad, como si enverdadestuvieraallí,enlamecedora,sentada,conunlibroensuregazomientrasnosllamaba.¿Nos?Noséporquéloimaginéenplural.Seríamayestático,supuse.¿Quésino?

SeguíaJulia,suandar,poreldesvánhastaqueseparófrenteadosbaúlesdegrantamaño.Unoestabaabiertoyenélhabíaropademujer.Eraalgunadelaqueyohabíavistoenmiúltimavisitaalabuhardilla.

Seacercóycontemplólaropamásdecerca.—Esmuybonita—comentórozandoalgunadelasprendas—.Yteníasrazón.Es

demitalla.Luegosegiróyseacercóalotrobaúl.Estabacerrado.Eragrande,negroyconlas

esquinasprotegidasconhierrosdeoro.Tambiénteníatachuelasylistonesdelmismomaterialenloscantos.

—¿Tieneslallave?—quisosaber.—No—dijeseguro.Silahubieratenido,lohubieraabiertoenmianteriorvisita.

Buenaeslacuriosidadparadejarestarlocerrado.—¿Nuncahasvistoloquehaydentro?—curioseó.Negué—.Puesesunapena—

susurró—.Seguroqueestállenodecosasinteresantes.¿Nuncalohasabierto?—Noséloquecontiene.—¿No lo sabes?—insistió—. Quizá esté cargado de historias y recuerdos.—

Posólamanosobrelacerradura—.Seguroqueescondeverdadesymentiras.—Talvez—titubeé.Verdadesymentiras.Meparecióunaformamuycuriosadecatalogarloqueun

baúlpuedecontener,perolodudabamucho.Soloeraunviejocofre.Bonitoygrande,pero¿quéverdadibaavelaresearca?¿Oquémentira?

Memirósindejardepasearlasmanosporlacerraduradelbaúl,mimándolaconsuscaricias,ydejóquemeperdieraporuninstante,solounsegundo,enelpiélagotranquilode su iris.Allímehubieraquedadopara siempre, envuelto en sumirada,besadopor sus ojos, sus eternos ojos verdes que, comouna náyade,me atraían deforma irremediable.Cuánto deseé besarla.Cuánto deseé amarla.Cuánto deseé quefueramíaysolomíaparasiempre,paralainfinitud.

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—¿Quieresque tecuenteunsecreto?—mesoltóderepente,alejándomedesusojos, desvaneciendo mis sueños y trayéndome de nuevo a la pesada y tediosarealidad.

Nopuderesponderporque,comosifueraunaniñapequeñaqueescondeungranmisterio, se sentó junto al baúl cerradoyme invitó a acompañarla.Sindemora, alcobijodelapenumbradeldesványconlacortedeobjetosdeotrasvidasqueporallídormitaban,comenzóarevelarmesusecreto.

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Capítulo15

DesdequeJuliaaparecióenmiislaparacambiarmivida,sehabíaconvertidoenuna experta en hacerme preguntas que yo no podía responder. Y a las incómodascuestionesdesaberquiénera,cómohabíallegadoamiislaoporquénolaayudeenel mar, se le unió esa tarde una más que me dejó helado en principio y confusodespués.

Juliamecontóquesabíaquealgunavez,haceaños,habíaestadoenmiisla,enelfaro. Y cuando el día anterior fue hasta aquel lugar escapando del perdón, así serefirió a nuestra pequeña discusión y su huida de mí, notó, supo, que no era laprimeravezquepisabasusdesgastadasmaderas.Alabrirlapuerta,unaromafamiliaryconocidolaabrazóylesusurróaloído,bajitoperodeformaincesante:«Bienvenidadenuevo».

Alsubirlasescaleras,elsentimientodefamiliaridadsehizoaúnmásintenso,máspalpable, y se quedó ahí, sinmoverse, hasta que llegó a la parte de arriba.Allí, lahuelladelorecordadosetransformóenpalmario.

—¿Porqué?—mecuestionó—.¿Porquéconozcoesaconstrucción?Yocallé,comoen lasotrasocasionesen lasquemehabíahechoalgunadesus

preguntas confusasydifíciles.Guardé silencioybajé la cabezapara escaparde suinquisitoriamirada.

—¿Porqué?—repitióantemisilencio—.¿Porqué?Comonosabíaquéresponder,loquehice,paradejaresainterrogación,juntocon

lasotrasembarazosascuestiones,relegadaycallada—mejornohablardeloquenosedebehablar—fueponermeyoahacerpreguntas.

—Cuandofuistealfaro,¿sabíasqueteseguía?—demandé.Ellaasintió—.¿Yporquénotedetuvisteantemisgritos?¿Ocuandoentréeneledificio?

Seencogiódehombrosamododerespuestaimprecisaynorespondió.Nomerevelósusmotivosenaqueltiempo,aunquetodoenestavida,todo,tiene

unporquéyaquellaactuaciónsuya,también.Aligualquetuvoconsecuencias.Vayasí las tuvo. Lo que allí pasó fue un golpemuy duro que agrietó un pocomás losmuros que estancaban parte de mi desvencijada memoria. Aquella visita al farosupuso un antes y un después en el devenir demi historia.Un punto de inflexióndonde pasado, presente y futuro se dieron la mano haciéndome partícipe de suextraña formademostrarse.Lucidezy locuraaunadasporunamentecaminode ladesesperanzayuncorazónrotoquesobreviviógraciasalengaño.

—¿Yalhombredelaplaya?¿Leviste?—quisesaber,puesantelasafirmacionesdeVilaryCastelao,yanosabíaquépensar.Mehacíandudarsobreloqueviyloquenovi.

—Porsupuesto.Unescalofriómeasaltó.Enelfaronomehallabasolocomomehabíandichoel

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señorVilaryCastelao.Allí tambiénestabanJuliayesehorriblehombre.Entonces,¿porquémehabíanmentido?DeCastelaonomeextrañaba.Noerade fiar, estabaclarotrassuvisitaysuspreguntas,pero¿yVilar?¿Porquémiqueridomayordomome había engañado?Eso sí que no tenía sentido.Vilar no era un hombre de decirmentiras.

—Ymásvecesloveo—siguió,interrumpiendomiscavilacionesydejándomedeltodopasmado—.Enlaisla,enelfaro,enlaplayayenlacasa.¿Cómonoverlo?

Mequedéblanco,ytodosmismúsculossetensaron.¿Enlacasa?¿Enmicasa?Mientras yo no decía nada, no sabía qué decir, y mi cuerpo se negaba a

reaccionar, me había quedado conmocionado, ella me miraba con curiosidad maldisimulada.Observabacadaunademisfacciones,conlacabezadelado,comounaniñachicaqueinspeccionaalgomuyinteresante.

Mesiguiócontemplandocomosiesperaraunarespuestapormiparte,aunqueyono podía dársela. Estaba turbado por su revelación. ¿Cómo era posible que esedespreciable recorriera mi isla con tanta libertad? ¿Y por qué yo no le habíadescubiertoantes?

Julia se enderezó y posó sus ojos otra vez en el baúl negro.Yo seguí callado.Queríapreguntarlemáscosassobreeseindividuo,sobresupresenciaenmiisla,perolaspalabrassemeatragantaban,comolohacíanenmisnochesydíassininspiración.Esa asociación hizo quemi cuerpo comenzara a temblar. ¿Podían las palabras ir yvenirasuantojo?¿Podíanvolveraabandonarme?No,esonopodíaocurrir.NoahoraqueJuliaestabaconmigo.Eseasesino,susactos,nomelasibanaquitardenuevo.

Mearmédevalorycomencé,balbuceando,apreguntar.Lasobliguéasalir,casiescupidas,forzadas,porquedebíanobedecerme.

—¿Cuándolevisteporprimeravez?—Fue en el jardínde robles, cuando aparecí—recordó—.Cercadel puente de

madera.EsedíaqueencontréaJulia,nolovi.Yonolovi.Noestaba.Oquizásí,dudé.Ya

nosabíaquépensar.Talvezescondidoentrelosarbustosymatorralesdelvergel,otrasalgunodeloscentenariosrobles,anchosyrobustos.

—Ensusojos…—prosiguió,peronoterminólafrase.—Ensusojos,¿qué?—ahondé.—Enesosojoshaytristeza.—¿Tristeza?—Nomepodíacreerloqueoía—.Yodiríaquemaldad,másbien.—No—merebatió—.Noesmaldad.Esunatristezainfinita.Nuncaheconocido

otraigual.—Perotú,comoyo,visteloqueesecanallahizoenlaplayaaesapobremujer.

Loviste,¿verdad?—Claro que sí. Lo que tú ves, yo también.—Y arrugó el gesto—. E incluso

puedovermuchomásallá.Obviélaúltimapartedesucomentario,yaquenoqueríapensarquépodíaserlo

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queJuliapodíadescubrirdentrodemísisuafirmaciónerarealyalcanzabaavermásallá,yseguíinsistiendoenlamaldaddeesehombre.

—Puesentonceshabrásadvertido,comoyo,queesonoestristeza—leexpliqué—.¡Esmaldad!

—Nodeltodo.—Síqueloes—reiteré—.Espuramaldadynadamásquemaldad.Silencio.—Esehombreescruel,mezquinoyundesalmado—presioné—.Esmalvado.—Puede serlo—claudicó a la postre—, pero en realidad es tristeza y desamor

disfrazadodemaldad.Nome podía creer lo que estaba escuchando. ¿Tristeza disfrazada demaldad?

¿Desamordisfrazadodemaldad? ¡Sandeces! ¡Tonterías!Esonoexistía.Lamaldaderayesmaldad,ynadamás.Julia,encambio,nocoincidíaconmiopinión.Ellateníasupropiaversióndeesehombreysusactos,ysiguiódefendiéndola.

—Enelfaro,cuandoseacercóalahabitacióndelfondo,lapequeña—continuó—,ensusojosseapreciabaclaramenteesatristeza.

—Pero,entonces,¿vistecómosemetía…?—Bueno,enrealidad—mecortóomitiendomipregunta—,siempretienelosojos

tristes.—¿Lovisteentrarenlahabitaciónpequeña?—insistí.Teníaquesaberlo.—No—objetóysegiróconbrusquedadhaciendoquesupelosemovierayun

pocodevainillamealcanzará.Quédulceolor—.Solocómoseacercabaaella.—¿Yamí?—Yatehedichoquesí.Claro.Lovitodo.Aloíresaspalabras,«lovi todo»,mesentímenguarporqueesosignificabaque

también había contemplado mi temor y espanto, mi apocamiento. Me había vistotiritardemiedoantelapresenciadeesehombreycaeralsuelocomounbebélloróncuandodesubocaheladayfétidasalieronlaspalabrasdereprochedeJuliapornohaberlaayudadoenelmar.

—¿Cómosabíaquenoteayudé?—lepreguntéalrecordarlaescena.Julianorespondióyposólamano,unavezmás,sobreelbaúl.Luegolamovió

hacia sucerradura.Susmanosenguantadas laacariciabancomosepalpaunobjetovaliosoydelicado,unobjetoquerido.

Bajó lamano por todo el frontal, raspando sus tachuelas doradas y sus curvas,hastallegaralabase,dondemeseñalólapartedelsueloquequedabajustodelantedelarca.Teníaelpolvoacumuladoalosladosyunasmarcas,rozadurastalvez,porelfrente.Lomirésinmás,sinprestarleatenciónporqueloqueyoqueríaeraquemerespondieraalapregunta.Esoeraloquemeimportabaynoelsuelooelbaúl,asíquelarepetí.

—¿Cómopodíasaberquenoteayudé?Se mantuvo en silencio, escrutando el suelo y pasando las manos, con

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movimientoslentos,porlaserosionesdelasuperficie.Noséconexactitudeltiempoque transcurrió. Con Julia a mi lado, solía pasar volando, pero debido a aquellaextrañaconversaciónqueestábamosmanteniendo,lossilencios,lossuyosylosmíos,parecíaneternos.

Alfinsedecidióacontestar,sindejardemirarelsuelo,ydeboconfesarque,trassurespuesta,penséquehubierasidomejorquesehubieraquedadocallada,ausente,ynomehubieradichonada.

—¿Yporquénomeayudaste?Otra vez no, recé.Ya había admitido que era un cobarde. ¿Cuántas vecesmás

queríaqueasumieramiculpa?Creíaquemehabíaperdonadoporquemicorazón,alcontemplarla,memurmurabaqueyanoestabaenfadaday,además,ensumaneradeformular la pregunta, no había reproche. No me lo pareció. Entonces, ¿por quéinsistía en hacérmela? ¿Por qué? ¿Qué quería de mí? ¿Qué clase de respuestaesperaba?

Alverqueyocallaba,selevantódelsuelo,nosinantesvolveraacariciarelbaúl,ysedirigióalapuertadesalidadeldesván.

—Saberporquénomeayudastees importante—susurró—.Loes,peronopormí,sinoporti.

—Yo…—Séque losientes—semeadelantó—.Losé,peronoesesa la respuestaque

debesbuscar.—Lodijoconamargor.Yantesdedesaparecerporlapuertadejándomesoloconlacompañíadeesosviejoscofresllenosderecuerdos,mesonrió.

Eraunasonrisaextraña,comounamuecaanómalaqueintentabadibujarseensucarasinmuchoéxito,noobstanteenellahabíaalgomás.

RecordélaspalabrasdeCastelao:«¿Lahavistosonreír?»,yentonceslosupe.Síquelahabíavistohacerlo,perodeotromodo,deunaformadulceytierna.Elgestoque me enseñaba al salir, estaba, en cambio, repleto de amargura y tristeza. Noobstante,porextrañoquepuedaparecer,micorazónseretorcióporqueconocíaesemohín,puesunaexpresiónasíno sepuedeenterraraunqueunoquierahacerlocontodassusfuerzas.

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Capítulo16

Julia se fue del desván y allí estuve yo durante horas mientras la tarde caía,dándole vueltas y más vueltas a las últimas palabras que pronunció con ahogo yamargura:«Noesesalarespuestaquedebesbuscar».

Erauncobarde.Nolaayudé.Nolohice,pero…¿Quédebíabuscar?¿Porqué?El mar no me dejó. Él es para mí como una barrera que me paraliza y me

convierteenestatua.Nopuedoenfrentarmeaél.Nosoycapaz.Desdeniño.Séquepuedesonaraexcusainfantil,peroeraverdad.Esverdad.Malditoocéano

quemeloquitatodo.¡Todo!Lo curioso era que pormás queme repitiera amímismo que el mar tenía la

culpa, algo repiqueteaba enmi cabeza, hurgando enmi vieja y cansadamemoria,diciéndome que esa no era la realidad. Algo, no sabría explicar qué, quizá laconciencia,quizáelrecuerdo,quizálanada,queríaatodacostatirarlasparedesqueconvertíanmimenteenunbarcodecamarotesestancosexpertosenesconderelayer.¿Cuántosquedaban?Pocos,me temo.¿Quépasaríasi todossedestruyeran?Preferínopensarenello,perolosrecuerdosqueregresabannomeloibanponerfácil.

Escuché varias veces a Vilar llamarme y también lo sentí subir al desván yasomarsealapuerta.Llevabauncandildeaceiteysumudapresencia,merceddelaoscuridad reinante en la buhardilla, me llevó a otros días en los que jugaba alesconditeenesemismolugar.Díasenlosquemiqueridomayordomo,mifielVilar,subíaalegreconlameriendayparticipabaeneljuego.Solíahacerseeldespistadoyfingir que nome veía cuando pasaba ami lado para que el pasatiempo fueramásentretenido. ¡Qué fácil eradivertirsedeniño!Díasalegresde risasdondeera feliz.Todosloéramos.

Aúnconesosrecuerdosmachacandolasparedesdemishabitacionesestanco,nomemoví.Mequedéalladodelbaúlnegrocerradocomounatallaesperandoaquesefuera.Noteníaganasdehablarconél.¿Quémeibaadecir?Lodesiempre.

PaséhorasallíarribaenlasquetrasconvencermedequenoayudéaJuliaporqueel mar me lo impidió, también cavilé sobre lo que esta me había contado de esemiserablequevisitabaohabitaba,yanoloteníaclaro,miisla.

¿Tristeza disfrazada de maldad? ¿De verdad sus actos podían ser fruto deldesconsuelo?No, claro que no. Eso era imposible. Ese hombre era un ser cruel ymezquinoquedisfrutabainfringiendodolorymuerteapobresmujeresinocentes.Síque iba disfrazado, por supuesto, pero de caballero. Como algunos que conocí enmancebíasycasasdecitascuandomisdíasfuerontorcidosylasnochesaúnpeores.Vestíanbien.Sustrajeseranbuenos,peroesoeraloúniconobleenellos.Susalmas,en cambio, estaban podridas. Hombres miserables. Eso es lo que eran. Hombrescorrompidosyviciadosquesolomerecíanrechazo.Yelindividuodelfaroeraigualqueellos.

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Julialohabíavistoeneljardín,enlacasayenelfaro,loquedejabaclaro,atenordelosacontecimientos,queVilar,malquemepesara,yCastelaomehabíanmentido.¿Quéotraexplicaciónhabía,sino?

Él estaba allí, en el faro, yo lo vi, y no entendía cómo era posible que no sehubieran cruzado con él al subir enmi busca. El edificio solo tenía una salida: laprincipal.Entonces,¿cómoeraposible?Mentían.Mehabíanmentido.Ylopeoreraqueteníanquehabersepuestodeacuerdoparahacerlo.

Mentiras.Quépropiciassonaaparecer.Nohacefalta llamarlasenexceso,puessiempreestáncerca,porsisonnecesarias.Mentiras,falaciasyengaños.Yotambiénlasheutilizado,claro.¿Quiénno?Perocuandounoessuvíctima,nosuejecutor,seconviertenenvenenoylatemiblesospechaentraenescena.

Me revolví en el sitio, nervioso. No me gustaba la idea que se me acaba deocurrir.¿Unaconspiracióncontramí?¿Porqué?¿Conquéfin?

Eldinerobrillóenmicabeza.Ciertoqueyo teníamucho,pero¿erami fortunamotivosuficienteparaqueVilaryCastelaosehubieranconjuradocontramipersona?

Nosabíacuáleseranlosverdaderospropósitosdeldetective,pormuchoquemifiellacayomehubieraaseguradoqueveníaaayudarohubierasidomimadrequienlecontrató.¿YVilar?¿Cómomeibaahaceresomiqueridomayordomo?Élnopodría.Esoeraabsurdo.Peromemintió.Medijoquenovioaesemiserableenelfaroytuvoqueverlo.¿Cómoeraposible?

Teníalasensacióndeestarvolviéndomeloco.Locopensandoenesehombredelfaro y sus delictivas actividades. Loco por no haber ayudado a Julia. Loco porentender.Locoporlaspreguntas,historias,idasyvenidas,argumentosypatrañasdeCastelaoytambién,deboreconocer,demimayordomo.Locodeatar.

A la sazón, como una llamarada que te quema el cerebro pero cuyo escozorauguraunbuenresultado,semeocurrióunaposiblesalidaparatodoelasunto.Unaquemesedujoyalejó,enciertomodo,lasospecha.

Ese ejecutor sin alma ni corazón estaba allí. Yo le vi meterse en la pequeñahabitacióntraslapuertademetalenelfaroporloque¿ysinosaliódeella?¿YsiseescondióenesecuartomientrasVilaryCastelaomerecogíanymetraíandevueltaalpazo?Vilarmecontóqueesaestanciasiempreestabacerrada,asíquenisiquieraseacercaronaella.Mecogieronymetrasladarondevueltaalacasasinpararseniunsegundoaregistraresasala.Entonces,¿ysi,todavía,mientrasyoestabaeneldesvánrompiéndome la cabeza, ese malnacido de ojos fríos estaba plácidamentedescansandoallídentro?Seguroytranquilo,encerradoenesecuarto,sabedordequenadielobuscaríaeneselugar.Escondidoalaesperadehuirdemiislaode,asaber,matardenuevo.¡Sí!Eraposibleydebíaaveriguarlo.

Continué en silencio, contemplando la oscuridad, cada vez más pesada ypenetrante,mientrasmadurabacuálesibanasermissiguientespasosadar.SabíaqueVilarnoaccederíaa iral faroconmigoacapturaraesehombreenmodoalguno,yque tampocomedejaría hacerlo amí.Nadaquemepusiera en riesgoobtendría el

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beneplácitodemimayordomo,yciertopeligro,laverdad,síquehabía.Resolví, en aquelmomento, que seríamejor ir a la edificación cuandoVilar y

Julia durmieran. A ella tampoco quería involucrarla en mi lance. No quería quecorrieraningúnpeligro.Esoseríalomejor.Sí.Esoharía.Acudiríaalfaro,entraríaenelesconditedeesehomicidasinescrúpulos, loatraparíayse lomostraríaa todoelmundo porque, a veces, tenía la sensación de que solo yo me preocupaba por él.Como si para los demás, su presencia y sus actos fueran una simple anécdota.Aunqueparahaceresonecesitabalallavequeabríalahabitacióndondeesemiserableseescondía.Vilarmedijoquenoexistía,peroyoadvertícómosetocabaelmanojodellavesquesiemprellevabaconsigo.Siesecanallasehabíaencerradoallídentro,necesitabaabrirsupuerta.Convenía,entalcaso,esperaraquemilacayosedurmieraparahacerme con la llave adecuada.Siempredejaba el fajo colgadodeunode losganchosdelpercherodelapareddesucuarto.

Para disimular mis intenciones y que Vilar no sospechara, para que no me lopudieraimpedir,decidíesperaraqueelsueñollamaraaloshabitantesdemiislaylanochefueracerrada.Mientrastanto,bajéalcomedorycené.Julianovino.

Alsentarmefrentealplatollenodeperdizescabechada,suaroma,supinta,medicuenta de que estaba, en verdad, hambriento. No había probado bocado desde eldesayuno,cuandoalmorcéconCastelao.Juliatampoco,peroellaeradepococomer.Ennuestrosdíasen la isla,yamehabíapercatadodeello.Mehubieragustadoquecomieraalgomás,pues,cadavez,apesardelahermosuraqueirradiaba,selaveíamáspálidaydemacrada.Lapreocupaciónestabacausandoestragosensubellorostroytambién,claroestá,lafaltadealimento.

Ladescuidadaatencióndemiservicio tambiénhabíasidootropuntoa tenerencuenta en su forzada inanición.Acualquiera se lequitaría el apetito ante esamalaeducación. Ahora solo quedaba Vilar en la isla, pero las cosas no parecían habercambiadodemasiadoeneseaspecto.Mimayordomohabíapuestolamesasoloparauno.Paramíynadiemás.

Pobrecita Julia.Pobre.Se teníaque sentir fatal.Unamemoriaperdida, como lamía,unpresenteinciertoyquiénsabeaquéfuturonostendríamosqueenfrentar.Enlosúltimosdías,sobretododesdelavisitainesperadadeCastelao,suaspectohabíaempeoradoconmásfuerza.Mecostabaaceptarlo,peroeraasí.Nosolosuropaestabadeslucida, tambiénsurostro.Laluzyanosereflejabaigualenél.Supelosehabíaido apagando como el color blanco de su piel, que se había tornado ceniciento yborroso.Ycadavezestabamáspálidaymacilenta.Loúnicoqueseguíaintacto, talvez con más intensidad, era el brillo de sus ojos. Las esmeraldas con las queconseguía que todo a mi alrededor desapareciera y solo ella quedara. Ella y laspalabras.Ellaylainspiración.Ellayyo.

Apesardesudeterioro,paramí,verlaeracomodescubrircadadíaeluniverso.Desdequehabíaaparecidoenmivida,existíasinotromotivoqueestarasuladoyquesualborllenaraotravezmimente,caídaycorrompida,depalabrascargadasde

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bellezayamor.Amor.LapalabraenlaquemásrumiabacuandopensabaenJulia.Siguiendo con la pantomima ideada, devoré la cena, deliciosa por cierto, que

Fabián,elcocinero,habíadejadopreparadaantesdepartir rumboasucasaconlosdemás.Despuésme excusé conVilar yme fui ami despacho indicándole que esanochenoquería sermolestadobajoningúnconcepto,pues la inspiracióneraenmírebosanteydebíaaprovecharla.Estaríaescribiendo.

Meencerréenmidespachoyesperé.Sinmás.Noescribínada.Habíamentidoporquenohabíaenmicabezaespacioparalainspiraciónesanoche,paralabellezaylasletras.Eraalgoquemeentristecía,yaqueenlasmanosyelalmadeunescritorsiemprehay,debehaber,huecopara laspalabrasy lashistorias.Peroesanochenopodíaconcentrarmeencomponerporquemimisióneraotra.

Lospapelesdemimesa,variasveces,metentaronparaquemesentarafrenteaellosyleshicieracaso.Noobstante,conseguíreprimirsusdeseos.Soncuriosaslasparadojasqueguardalavidadeunliterato.Cuandounoquiereescribircontodasualma,elpapeltemiraretador,einclusoseríedeti,petulante.Encambio,cuandonohay tiempoo espacio para atenderlo, este te busca conojos llorosos, rogandoparaqueplasmesenéltusideas.

Tampoco, a pesar de la sed que me inundaba y me hacía temblar, mis manospalpitaban y vibraban como si el peor de los fríos se hubiera apoderado de ellas,saquéamiamigaabsentaparaquemehicieracompañíaenlasoledaddeesanoche.Ladejéensurincóndelarmario,olvidadaysola,entrelibros,papelesytextos,alaesperadeotramadrugadamáspropiciaparasucortejo.Tendríamostodavíamuchasnochespordelanteenlasquepoderhacernoscompañía.Tampocoechémanodemiotraamante,lamorfina,queseguíaencerradaensucajademadera,enlaescribanía,cercadelacigarreraquefueloúnicoqueabríycasivaciéesanoche.

Sinabsenta,sinmorfina,sininspiraciónysinsueño,permanecísentadofrentealaventana,envueltodecaracolesdehumo,viendopasarlashorasylasnubesqueelvientotraíaconsigodesdeelmardondesepreparabatormenta,enuncantoincesantedequejidosdolientes.Yasepodíanvislumbrarlosrelámpagosalolejos,hiriendolasuperficie del océano, manchando su lisa pátina con destellos plateados. La luna,incansable, seguía peleando y combatiendo a pesar de saber que era una cruzadaperdidadeantemano.A lomejorno lo sabíaoacaso sí,pero ledaba igual.Era susino.Lucharcadanocheporestarinclusocuandonoselave.

Esperé frente a la ventana, vislumbrando las sombras demi jardín, demi isla.Escuchando,alolejos,losgraznidosdealgunatercagaviotaquenoqueríavolveralnido, al resguardo de los suyos, al calor de su familia. Mirando cómo el vientodesnudabalosroblescentenariosyaltivos,quenadapodíanhaceranteelímpetuylafuerzadelfado,rasgadoyroto,queelaireseempeñabaentañeresanoche.Esaylasanteriores.Esaylassiguientes.Elotoñóllegabacargadodefuria,detormentayoloramar.Arribabapisandocon fuerza la isla, custodiadode sombras, culpayverdad,pues,trasél,nadavolveríaaserigual.

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Capítulo17

Esa noche, a diferencia de otras, de tantas pasadas y futuras, no bebí ni medrogué,ynoabrílapuertaalaturdimientoylairreflexión.Nodejéentraralaculpa,apesardesu insistente llamada,ni tampocoa lanostalgia.Aambas lasarrinconéencualquierade losvacíosqueaúnquedabanvivosenmimente.Simplementeesperésin otro objetivo en la cabeza que atrapar al sermalvado que dormía, ajeno amisintenciones,enlahabitacióncerradadelfaro.

EsperéhastaquemeparecióqueelsilencioreinanteenlacasasolopodíaindicarquetantoVilarcomoJuliaestabanyadurmiendo.

Salí con sigilo del despacho, bien ataviado con el gabán, lo había llevado allíantesde encerrarme,ymeacerquéconcuidadoa lashabitacionesdel servicioqueestabantodasubicadasenlaprimeraplanta,detrásdelacocina.Nosiemprefueasí.Al principio, cuando mis padres compraron el pazo, había una casita anexa a laresidencia principal habilitada para que fuera la vivienda de los criados, pero miprogenitoraprontolocambió.Elinmueble,asuparecer,estabademasiadolejos.Poreso mandó reformar la primera planta del pazo y construir los cuartos de laservidumbreallí.Mejortenerlesencasa,cerca,bajosusdeseosysuspies.

Me aproximé a las habitaciones, la mayoría abiertas —pues, salvo Vilar, noquedabanadiedelservicio—,yescuchéatentoacualquiersonido.

Silencio.Soloelviento.Eraelmomento.Abrí la puerta del cuarto de Vilar con sumo cuidado. No quería hacer ningún

ruido.Dehecho,nirespirépormiedoaquemiapresuradoresuello,aceleradoporloqueestabahaciendo, ledespertara.Abríyconelmayorde lossigilos,hastayomesorprendídemirapidezysilenciosaagilidad,mecolédentrocerrandolapuertatrasdemíparaquenadapudieraalterarelsueñodemimayordomoque,tapadohastalasorejas, descansaba plácidamente en su cama. De tal manera me lo indicaban susronquidos,tranquilosyacompasados.

¿Qué estaría soñando?Algo bonito, sin duda.Lo imaginé caminando sonrienteporunafastuosacampiña,correteandodelamanodeunabuenamujer, laqueélsemerecía, con la que compartía feliz la vida.No pude evitar sonreír al bosquejar elcuadro.Adiferenciadelmío,elsueñodeVilar,elsueñodeotros,noteníaqueveniracompañadodeangustia,pesadillasytemores.

Loenvidiéallítumbadoensucama.Quénohubieradadoyo,yaúndaría,porunanochesinmalossueños,sinpesadillasniangustias.Pocashabíatenidoyningunamequedaba.

Dejé que Vilar siguiera caminando tranquilo en la campiña y eché un vistazorápidoalcuarto.Comprobé,satisfecho,quemimayordomoseguíasiendounhombredeférreascostumbres.Comoesperaba,colgadodeunodelosganchosdelperchero

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depared, estaba elmanojode llaves quebuscaba.Llavesque lo abríano cerrabantodoen la isla.Todo.Tambiénvi,parami sorpresa,queen lamesilladenochemiintendenteteníaunejemplardemiprimeranovela,laquemedioeléxito,laquemehizo famosoymearrojó al caos,Elamanecerde la luz.A su lado, una fotografíaenmarcada de un joven Vilar sonriente con una mujer. Supuse que se trataba deaquellaquetantolehizosufrir.Delaquelehirióelcorazóndetalsuertequeahoracreía que el amor no era algo hermoso y bello. La que le ocasionó la peor de lasheridasporlaquemimayordomoveíaenelamorsolosufrimiento.

Mehubieragustadoacercarmealaimagenparaobservarlamejor,paradescubrirelrostrodeesamujer,puesdesdemiposiciónnopodíamásqueintuirsusformasyaque el cuarto estaba apenas iluminado por los restos de luz que aún emanaban lasascuas moribundas de la chimenea. Y es que Vilar tenía ese privilegio entre laservidumbre. Su habitación, por iniciativa de mi madre, era la única de laspertenecientesalservicioqueteníahogar.Queríaconocerquiéneralaquetantodañolehizo,peromeabstuve.Nohabíaquetentaralasuerte,quebastantetraicioneraesdeporsí.Nosuelenecesitarayudaparatorcerse.Yohabíaidoallíaporlasllavesynoarebuscarentrelosrecuerdosdemimayordomo,pormuchoqueeldeseollamaraalapuertademicuriosidad.

Mearriméalpercheroeinspeccionélasllaves.Eranmuchas,muchísimas.Porlomenoshabíauncentenarenlaargolladelllavero.¿Cómosaberlaqueyonecesitaba?

Penséen llevármelas todasy listo,peroenseguida lodescarté.Hubierasidodeltodoabsurdo.¿Quéibaahacer?¿Comprobarlasllavesunaporunaenelfarohastadarcon laadecuada?Ridículo.Antesdeencontrarla,su tintineohubieraalertadoalmalnacidoqueallíparabaytodomiplansehubieraidoalgarete.

Sí, lo sé.No conocer qué llave era la adecuadapodía considerarse unpequeñofallodemiestrategia.Bueno,notanpequeño,quizá.

Noté queVilar cambiaba de posición en la cama y los nervios afloraron amismanos, ya alteradas por la falta de absenta, haciéndolas temblar de formaincontrolable. Aquello pintabamal. Nervios, temblores y unmanojo de llaves. Lacombinaciónperfecta.

Intenté serenarme, alejar los nervios, relajarme y concentrarme solo en miobjetivo. Respiré varias veces para ahuyentar almal fario, intentando calmarme ymirélasllavescondecisión.Teníaunamisiónquecumplirynopodíafallar.Debíaelegir una.Decidir cuál coger y cuál dejar. Tan sencillo como eso y, a la vez, tancomplicado.

Las observé pidiendo, de algúnmodo, una iluminación queme ayudara, comoocurríaenmuchasdelasnovelasqueleía.Loqueestabapasandonoeraunahistorianovelada, soy consciente, era la vida real, pero en esas ficciones narradas, a lospersonajes,enocasionesdedificultad,unaespeciedecienciainfusalesdecíaquéeralo que tenían que hacer. Una revelación que acertaba siempre. Yo deseé que algoparecidomeocurrieray,paramisorpresa,sucedió.Lacienciainfusaoloquefuera

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vinoamíymeobligóafijarmeenquedelaargollamayor,dondeestabantodaslasllavesenganchadas,colgabaunafinacuerdaatadaaellaconunasimplelazadadelaquependíaunallavemáspequeñayrobusta.Eragordayoscura,ydestacabasobrelasotrasporsutamañoyporestarsola,sinelabrigodesuscompañeras,suspendidadeunatristesirga.

Noséporqué,perocreíque,porunavez,eldestinoestabademiparteyqueesaera la que yo buscaba. ¿Por qué no iba a tener suerte? ¿Acaso el haber errado elcaminoenelpasadoeramotivosuficienteparaquelafortunasiempremeesquivara?Dehecho,últimamenteno lo sentíaasí.Nodel todoalmenos.HabíaencontradoaJulia que había hecho que mi inspiración, mi perdida lira, regresara y que habíadespertado en mí un viejo amor escondido y olvidado. Me había hecho sentir denuevo.Sehabíaconvertidoenmiapoyoyenmimusa.Míaparasiempre.Esohabíasido,sinduda,ungolpedesuerte,¿verdad?

Losnerviosseaplacaronymicorazón,quehabíaestadoyendoaltrotehastaeseinstante, volvió a latir con tranquilidad. Como mucho, un poco acelerado por lossentimientosquepensaren Juliamedespertaban,pero serenoporelhallazgode lallavenecesitada.

Con agilidad, sin perder de vista el sueño tranquilo de Vilar, la cogí. No fuedifícil, la verdad.La lazada de la cuerda se soltó con apenas un pequeño tirón.Elresto de llaves ni se inmutaron. Les dio igual que me llevara a una de suscompañeras.

Unaveztuvelallaveenmipoder,melaguardérápidamenteenelbolsillodemigabánysalí tansilenciosocomohabíaentradode lahabitacióndemimayordomo.Cerré lapuertaconsumocuidadoyenelpasillo,asalvo,suspiréaliviado.Lomásarduoestabahecho.Yateníalallaveconlaqueabriresemalditoportóntraslaqueseescondíaaqueldemonio.

Anduveporelpasillodelashabitacionesdelservicio,caminodelsalónprincipaldelacasa,consigiloyenelmayordelossilencios,perofeliz.Tansatisfechoestabaporhaberencontradolallaveyhabermehechoconelladeformatansencillaquenomeparéniuninstanteameditarquelasuerte,malquemepeseypormuchoqueyoesanochequisieracreerlocontrario,nosolíajugarlimpio.Noalmenosconmigo.Nomeparéapensar,tontodemí,quelahabíadescubiertotanrápidoyfácilporqueyalaconocía.Oqueestabaadosadaconunsimplecordelendebleporquealguienqueríaquelacogiera.¿Paraquépensar?¿Paraquérecordar?¿Paraqué?

Tampocoescuché,yaenelotroladodelapuerta,conlallavebienguardadaenelabrigo,queVilarselevantabadelacama,puessusueñonoeratanprofundocomoyoimaginéynopaseabasonriendoporningunacampiñallenadeflores.Noloescuché,nolosentí,yseguíconmiplan.

Entré en el salón principal y me dirigí hasta la pared donde estaba situado elarmero.Noteníaningunaintencióndeacudiralfarosinprotección,acuerpo.Cogíunadelasescopetasdemidifuntopadre,lamejorqueteníayconlaquehabíadado

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buenacuentadelobienqueseledabacazar,lacargué,meguardémásmuniciónenlasfaltriquerasysalídelacasadispuestoaenfrentarmeaeseinfameasesino.

Measoméaljardínderoblesquerodeabalacasa,concautela,ycomprobécómo,salvo el viento y las sombras de los árboles y arbustos, no había nadie. Aunque,¿quién iba a haber? En la isla ya solo quedábamos Vilar, Julia y yo. Bueno, y elmalignohombredelfaro.

Estavez,apesardequerercorrerparaacabarcuantoantesconaquellasituación,adiferenciadecuandofui trasJulia,decidímarcharhastael faroapaso lentoparapoder llegar con el ánimo templado y sereno. Una carrera me hubiera agitadodemasiadoymissentidosnohubieranestadoalertayenformaparaenfrentarloquetuvieraqueencararque,abuenseguro,noseríatranquilo.

Avancéconseguridadadentrándomesinprisaenel ladonorte, enelParajedelOcaso,convencidodeloqueibahacer.Empujadoporlaideadequeeralocorrecto,sibienesapalabra,«correcto»,quizánofueralamásadecuada.Teníaytienetantasinterpretaciones.

Decamino,yacasillegandoalfaro,mepareciónotarquealguienmeseguía,peroloachaquéalaimaginaciónyalosnerviosdelmomento.Labrumaprocedentedelocéanohacíaquemilesdeproyeccionesbailaranamialrededorycorearanmispasosinventandomilformasacadacualmásumbríaytenebrosa.Yelairequesoplabaconfuerzaentrelosárbolesylasrocaslashacíahablarconlamentosysollozoscreandounespectáculonoaptoparacrédulosdecorazón.

Todoaquelloeraproductodeltiempo,delmaltiempoy,desdeluego,pensé,delaimaginación de un escritor, tan propicia ella a ver fantasmas donde no los hay eignorar los que ciertamente nos acechan. No obstante, ese mal tiempo y laimaginación,enrealidad,ocultabanotraverdad.

Unasombraconocida,noformadaporelvientonilabruma,meseguíalospasos,aciertadistancia,conreserva,embutidaenunviejoabrigoquelehabíaacompañadodesdemuchosañosatrás.Unasombrafamiliarcuyafiguracorpulentaseacercabaamí cumpliendo un cometido para el que no sabía si estaba preparada.Una sombraasustada,másqueyo,quesoloqueríaquetodoloqueestabasucediendoenla isla,que eramuchomás de lo que a simple vista uno podía imaginar, como le habíanasegurado, acabara cuanto antes.Una sombra que creía que dejarme actuar de esamanera,alaventurademisanhelos,noerabueno,peroqueselimitabaacumplirlasórdenesqueledaban.

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Capítulo18

Pasos, sombrasy sospechasenunanoche fríaydesapaciblequeparecíaquerersereternayque,guardadaporlosrelámpagosqueveníandelocéano,cadavezmáscercanos y cargados de tormenta, me delinearon la silueta de una isla que se mepresentócasidesconocidayhostil.Eramiisla,micasa,ylaamaba;noobstante,pormomentos, en noches como aquella en las que mi mente cansada del olvido y laoscuridadqueríarestaurarreminiscenciasdeotrotiempo,tambiénlaodiaba.Miisla,mimorada,micondena.

Conlofácilquehubierasidocontinuarcomoantes:ciego,sordoymudo.Nosaber,noconocer,norecordar.Mimenteyyo,ambostestarudos,empeñadosendarsolucióna loqueyanola

tenía.Empecinados endescender a todo costa a los infiernos.Miyonecesitadodeverdadymiyoenterradoenelolvido.Dosladosdeunamismamonedaquenosolosabíacaerdecanto.

Frentealapuertaviejayranciadellongevofaro,suformasemeantojóespectral,terribleycargadademaldad.Sí,maldadqueserespirabaysesentíadentroyfuera,enlatierrayenelaire,einclusoenlasprimerasgotasdelluviaquecomenzaronacaer,comolágrimasquemadasqueaugurabanqueesanochedeoctubrede1936locambiaríatodo.Esaylassiguientes.

¿Puede un edificio sermalvado?Quizá la construcción como tal no, pero sí elcorazóndeloshombresqueloconstruyeronyutilizaron.ElFarodelAmor.Sonabatan romántico y evocador. Y en ese momento, frente a él, me cuestionaba quéquedabadeamoreneselugar.Nada.Noquedabanada.Sehabíaesfumadocomolohabíahecho labondaddelalmade losque lohabíanusadoyhabitado,mibondad,dejandoallísololahuelladelaconsternaciónyladesesperanza,convirtiéndoloenunsitio sin corazónni aliento.Un rincón relegadoque subsistía a basedenostalgia ehistoriasdeotrasépocas.Evocacionesdeantañoqueexigíanresurgiryserlibresdenuevo.

Abrí la puerta que, como otras veces, no se quejó y me dejó pasar sin ponerresistencia, y me adentré en aquel endiablado edificio agarrando con nervio laescopetademipadreydecidido,apesardeltemoryreceloquemecausabaestarallídenochesolo,aacabarconaquello.

Adiferenciadelaúltimavezqueestuveenaquellugar,quesubílasescalerasalgalopeparadarconJuliacuantoantes,estavezavancéporlosescalonesconcalma,despacio, afianzandomi posición ymi idea. Haciendo que esta enraizara. Subiría,abriríalapuertademetalconlallavequelehabíacogidoaVilar,entraríaydaríacazaa ese cruel asesino. La escopeta y mi determinación serían suficientes. Así loesperabaydeseaba.

Lleguéarribaconelánimocargadodeesperanza.Habíaascendidodespacioyen

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silencio.Esehombrenomepodíahaberoídoenmodoalguno.Lasaladelalinternaestabaenpenumbra,y lahabitacióndondeyomeencontraba, justodebajo, apenaseraunacuevasoloalumbradapornimiosrayosdeluna,peromisojosyasehabíanacostumbradoalaoscuridaddurantelasubida.Además,mesabíaladistribucióndelaestanciaylospasosexactosquehabíadesdeelrellanodelaescalerahastalapuertademetal.Erandiez.Diezpasos.

¿Loscontéeldíaanterior?Puedeser.Diezpasoshacialapuerta.Diez.Diezpasosquedisegurodeloqueibaahacer.Diezpasoshacialamaldadylasevicia.Cuandolleguéalapuerta,conmuchocuidado,saquélallave,sindejarenningún

momentodeasirconlaotramanolaescopeta,ylametíenlacerradura.¡Maldición!Caradetontoespocodecir.Asísemedebiódequedaralpercatarmedequela

dichosallave,porlaquetantosapuroshabíapasado,noencajabaenelcerrojo.Erademasiadopequeñayseperdíaenelojosingirarysinagarrarelpasador.

—¡Malditasea!—mascullémientras lasacabade lacerradura—.¡Malditosmismuertos!

Examinélapuerta,elcerramiento,impotente,ytambiéncontemplélainútilllaveenmimano.Entonces,¿quéabría?

Losnervios,quehastaesemomentohabía logradomanteneralejados,aflorarondegolpe,confuerza,haciendoqueunsudorglacialempaparamifrenteymismanos,loqueprovocóquelaestúpidallaveinserviblesemecayeraalsuelo.

Cayóyrebotóvariasvecesprovocandounsonidoqueamiparecerfuecolosal.Un eco metálico que tronó por todo el faro llenándolo de férreos embates querepiqueteabancomolascadenasquearrastranloscondenados,caminandodeunlugaraotrosindestino,sinDiosquelesacojaysinconsuelo.

Cuandolallavealfinseposódeltodosobrelascarcomidastablasdeledificio,loque debía ser escuchado en toda la isla era el trote de mi corazón y los latidosdesbocadosdemiespíritu,conelmiedoyacorriendoasusanchasportodomiser.Hastaesemomento,elsilenciohabíasidomialiado,pero,eneseinstante,mipavorysobresaltoseguroquemehabíandelatado.

Lacogíyguardérápidamenteenelbolsillodemigabán.Actoseguido,escuchéansioso, esperando que en cualquier momento la puerta de metal se abriera y elindividuo malvado que estaba dentro saliera a mi encuentro, a acabar, tal vez,conmigoyasíconseguirsutotallibertadparaseguirescondiendosecretos.

Escuché,peronooínada.Silencio.Solosilencio.Memantuveencuclillasfrentealapuerta,justodelantedelacerradura,atentoa

cualquiersonidoomovimientoamialrededor.Nada.Todoseguíamudo.Lastermitascomiendomaderadentrodelfaro;elviento,fuera,lasolas,asuspies;ylasgaviotas,

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asualrededor,ajenasamitensiónymiedo,eranlosúnicosque,devezencuando,osabanromperlo.

Seguíenlamismaposiciónunratomáshastaquelacuriosidadolatemeridadoquéséyo,memostraronciertaclaridadporelojode lacerraduraymeasomé.Nopude evitarlo. Pegué todo lo que pudemi cara a la puerta ymi ojo al agujero delcerramiento.

La ansiedadme oprimía el pecho y hacía quemis ojos parpadearanmás de lonormal, pero nomemoví y continuémirandoporque allí dentro había luz.No eramuy potente, pero sí lo suficiente para distinguir que en la habitación una sombrainquietasemovíadeunladoaotro.

A pesar del miedo que, ora ya no tenía freno, recorría mi cuerpo como unacorrienteeléctrica,arrimélacaraunpocomáscontralapuerta,paravermejor,paradistinguirconmayorclaridadlafiguraqueallídentroproyectabasiluetasespectralesenlasparedesyelsuelo.

Apretémiojocontralacerraduramientrasintentabaenfocarelinteriory,enesemismoinstante,enunsegundo,elcorazónsemeparó.

¡Diosdelcielo!¡Diosdetodosloscielos!Unirisazul,fríoyhelador,seasomóporella.Micorazónsedetuvo,mimentediounpasomáscaminodesucaídaymicuerpo,

impedido por el susto, se desplomóhacia delante abriendo con el peso la estúpidapuertademetalquenoestabacerrada.Noloestaba.Nosenecesitabaningunallave.Vilarme habíamentido. Esa puerta no estaba atrancada y en ese instante dudé sialgunavez loestuvo.Entonces,mepregunté,¿porquése tocó las llavescuando lehablé de ella? ¿Por quéme indicó con su gesto que él tenía la llave que abría esaestancia?

Cerrélosojos,comounniño,deseandoqueaquellofuerasolounsueño.Prontodespertaríaenotrositiomásamableyagradable.Peronoloeraynopodíadespertar.

Cerrélosojosysentí,comolaotravez,elgélidoalientodealguienmuycerca.Tantoquepodíasentirsusombradevorandolamíaysucuerpoarqueadosobremí,contemplándome,acechándome,estudiándome.

Aúnconlosojoscerradospalpélaescopetaamilado,quesemehabíacaídoporel terror que ese ojo me había producido y, en un arrebato de puro instinto desupervivencia,lacogíyapuntéalfrente,abriendolosojosjustoenelmismoinstanteenelqueapretéelgatillo.

Asumí que le había dado, pues su presencia estaba pegada a la mía cuandodisparépero,almirar,allíúnicamentehabíaaireconolorapólvora.Eldisparohabíaidoapararaunadelasparedesdelahabitación.

Meincorporérápidamente,sindejardeapuntarconlaescopetadeunladoaotro,me quedaba otro disparo antes de tener que recargarla, buscando al dueño de esosojosañilcrudoseinhumanos.¿Dóndesehabíametido?¿Cómoeraposiblequeyanoestuviera?

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Lahabitaciónparecíavacía.Nohabíanadie.Enelcentroesperabaunasillademaderaquehabíavividomejoresdías.Estaba

sucia,viejaydesgastada.Sobreellareposabaunacuerda.Otraigualseasomabaentrelas patas y llegaba a uno de los reposabrazos. Debajo, como si fuera su siluetadeformadaydisfrazada,nacíaunaenormemanchadecoloralmagre.Dejédemirarla.Erasangreseca.Teníaqueserlo.Quéotracosapodíaser.Sangresecamezcladaconorinesyfregadademalamaneradespués.Esasillaeradondeesecanallaatabaalasmujeresque secuestrabay llevabaami isla, con lasque sedivertíay acto seguidomataba.

Apartélavistadelasientoymefijéenque,enunadelasparedes,cercadedondehabíadadoeldisparo,habíaunarmariodemetaly,asulado,unamesaparecidaalaque existía fuera, en la habitación.Me acerqué, sin dejar de apuntar, y sobre ella,como en la otra, papeles ymás papeles, un plumín, un cenicero y un tintero. Losdocumentos, como los que había descubierto enmi anterior visita al faro, estabanllenosdepalabrassinsentido,garabatosyfrasesborroneadassintonnison.Eraungalimatías.

Dejéelescritorioymeacerquéalarmario.Dentroseguroqueseescondíanpartedelososcurossecretosdeesehombre.Fuiaabrirloy,justoenesemomento,unruidoen la entradadel faroacompañadodeuna terrible ráfagadevientoprovenientedelexteriorsubióporlaescalerahastaentrarenelcuarto.Agitólospapelesdelamesa,desperdigándolosporelsuelo,ylascuerdasdelasilla,quecayeronatierraparadarcompañíaalosrestosdelasinfamiasallícometidas.

Lasombraquemehabíaestadosiguiendoyaestabaenelfaroyhabíaflanqueadolapuerta.Suentradayelairequetrajoconsigotambiénmovieronalgoenelfondodela habitación. Oí cómo se deslizaba hasta caer al suelo. Me volteé y, como undestello,unchispazo,comounfantasma,esehombremiserablequehabitabamiislasinpermisosematerializofrenteamí,mirándomeyapuntándome,escopetaenmano,conojostemblorosos.

Asuspieshabíaunparde sábanasenmohecidasyviejas.Esoera loquehabíaoídoresbalar.Sábanasquecubríanesapartedelahabitación.

Diunpasohaciadelantey elhombre también lohizo.Estabaclaroquenometeníamiedoapesardequeensusemblantesereflejabaciertoatisbodeél.Susojosparecían fríos, pero al dar un pasomás, al acercarmemás a él, el pensamiento deJulia,suideasobrelatristezaqueescondían,meinvadió.

¿Podíaserverdadquehubieratristezaenellos?¿Tristezadisfrazadademaldad?Meolvidédeinmediatodeesasensación,laalejéyapuntéseguroyfirmecontra

él.Nomeibaadejarengañarporsusfalsosojosytampococonfundirporlasideasdeotros.

—¡Entrégate!—legritéconunavozmásblandadelaquepretendíaemitir.Teníalabocaseca—.¡Yanohayvueltaatrás!

Notransigióysemantuvoensilenciomientrasunospasossubíanpresurososlas

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escaleras.—¡Tiraelarma!—leexigíapuntandodirectamenteasucabeza—.¡Tíralaysal

conmigodelfaro!Silencio.Solopasosascendiendo.Nadamás.—¡Entrégate!—lerepetíantesufaltadehablaysumaladisposición.Peromisrequerimientosvolvieronacaerensacoroto,puesnoparecíadispuesto

aentregarse.Nosemovía,nodecíanadaysolomeapuntabaalacabezaconsuviejaescopeta.

Diunpasomáshaciadelanteyél,paramiturbación,noseacobardóytambiénlodio.A la sazón, vi cómo levantaba la escopeta un pocomás, convencido, y cómotensabaeldedosobreelgatillo.Ibaadisparar.¡Meibaadisparar!

Lospasosvivosyfebriles,quesubíanporelfaro,yacasiestabanarribayhabíanatravesadoelúltimotramo.Laspisadasdelasombraquemehabíaestadosiguiendo;de la sombra que, en realidad, salvo enmis años demayor locura, siempre habíaestadoahí.

Yotambiéntensémidedosobreelgatilloy,justocuandolacarafamiliardeVilar,mimayordomoymisombra,seasomabaporlapuertadelahabitación,disparé.

Ladetonaciónsonóensordecedorayretumbóporelfaroquesedolió,hartocomoestaba de que todo el que lo visitaba o habitaba se creyera con derecho a hacerlellorar. Solo era un edificio. No era malvado. La maldad la portaban quienes loutilizaban.

EldisparofueacompañadodelgritodeVilarydelsonidodemicaída,provocadapor la fuerzade ladescarga.Unestallidoescoltado tambiéndemilesdevirutasdecristal que explotaron en la habitación llenándola de lucientes volutas y esquirlas,brillantescomoluciérnagasenunanochedeverano,queseclavaronenmícubriendomisojosymismanosdesangre.

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Capítulo19

Un espejo. Eso fue lo que se rompió con el disparo y llenó la habitación decristales rotos. Un espejo que cubría una de las paredes de la habitación y queprovocódesconcierto.

Yo intentaba quitarme los vidrios y limpiarmis ojos para ver lo que ocurría ysaberdóndeestabaesemiserable.Habíallegadomuylejosparadejarleescapar.Soloquería verle tendido en el suelo, moribundo, pero no descubrí eso. Claro que no.¿Cómo ver aquello que no está? Y es que yo únicamente podía ver mi sangrecoloreandoaVilaryalassombras.

Comopudo,mimayordomorasgólassábanasquehabíancaídoalospiesdeeseinmundo personaje, cuando este apareció frente a mí apuntándome con una viejaescopeta de caza, y me fue curando las heridas. Me limpió la cara y las manos,aunque no logró, pormucha intención que puso, depurar otras que estabanmuchomásprofundas,másadentro.Lasdelcorazón,lacabezayelalma.Esasnoselimpianni se curan. Tampoco el tiempo lo hace. Nada las puede sanar. El tiempo, comomucho,lasesconde.

—Vilar—susurré—.GraciasVilar.Leestaba,comoentantasytantasocasiones,agradecido.Recordélavezprimera

queme ayudó, cuandome sacó delmar, de niño, yme salvó. ¿Cuántas vecesmehabía rescatado? ¿Y cuántas más lo haría? Me hubiera gustado, en ese mismoinstante,volvera serunniño,abrazarmeasus fuertesbrazos, llorarydejarquesuabrazomeprotegieradetodo.

—Tranquiloseñor,yaestoyaquí—balbuceóalavezqueprocurabaretirartodosloscristalesposiblesdemicuerpoconelmayordeloscuidados—.Yahapasado.¡Yaestá!

—Vilar,esehombrehahuido.—Señalécomopudelapuerta—.Sehaido.—Tranquilo,señor—merepitió—.Yaestá.Yaestá.Nopasanada.—Perohahuido.Esecanalla.Esemiserable.Ese…—Tranquilícese, don Ricardo —insistió mientras me vendaba con restos de

sábanalasmanos—.Todoacabarápronto.Yaloverá.Todosaldrábien.Luego,sindejarqueyosiguieraprotestando,unavezquemehubo limpiado lo

mejorquepudolasheridas,meayudóaincorporarmeymesentóenlasillaquehabíaenlahabitación.Medejéhacer,apesardequemicabezasoloqueríaperseguiraesemiserablequehabitabamiisla,missueñosymivida.Darconélyacabarcontodo.Además,laideadeestarallísentado,dondeantesmujeresinocenteshabíanlloradoeimploradoporsulibertad,nomehacíaningunagracia.

Mismanos,envueltasenharaposycubiertasderestosdesangre,sesacudieronalrozar la madera del asiento que, dolida, desprendía sufrimiento y martirio. Untormentoespantosoquesecolabapormisporoshaciendoquemialmasehicieracada

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vezmáspequeña.Haciendoquemicorazóntemblaradetristezaydesconsuelo,ymicabeza,mimente,comohacíaconasiduidaddesdequehabíavueltoalaisla,quisieraabandonar.

Vilar se acercó al armario de metal que había en una de las paredes de lahabitación,alfondo,dondehabíadadomiprimerdisparo,ysindecirmequéesloqueestabahaciendo,loabriódeparenparymeseñalósuinterior.

Dentro había una caja de zinc bastante antigua y lo que parecía un libro o undiario.

Con manos vacilantes, también cubiertas de sangre, mi sangre, mi queridointendente cogió la caja y la puso sobre la mesa de madera, ya libre de papeles.Estaban todos diseminados por el suelo haciendo compañía a los cristales, justodelantedemí,queerahaciadondeapuntabalasillaenlaqueyomeencontraba.

—¿Haabiertolacaja?—quisosaber.—No.Nohepodido registrar bien la habitación—respondí—.Nomehadado

tiempo.—Puesdebeabrirla—mepidió—.Esnecesario.—¿Porqué?—Debehacerlo,donRicardo.Confíeenmí.Ábralayentenderá.—¿Entender?¿Qué?Además,notengolallave—interpelé—.Ynosédequién

esoquésignifica.Novoyaabriralgoquenoséloquees.Vilarsuspiró,contrariadoanteminegativa,peromecontestó:—Es la caja de alguien que hace muchos años, muchos, perdió la cabeza por

amor—meconfesó.Como un relámpago, un nombre vino a mí: Ramón Rouco Buxán. Era el

terratenienteque,poseídoporloscelos,matóasumujeryalamantedeesta,ymástardeenterróelcorazóndeélyelpelodeellaenunacajadezincenalgúnlugardelladonortede la isla.Peroesohabíaocurridohacíamuchosaños.Nopodíaserquefueralamismacaja.

MientrasyopensabaendonRamónysuarrebatodefuriayodio,Vilarsiguióconsuexplicación,afirmandoqueesacajanoera,enrealidad,deunsolohombre,sinodedos.

—¿Dos?—pregunté.—Sí,señor,dos.—Seacercóamíymelaseñaló—.Ydebeabrirla.—Pero¿porqué?—Meresistíaacumplirsusórdenessinmásexplicaciónquela

queélmedaba.Noqueríahacerlo.MedabaigualquehubierasidodedonRamónode otros. Además, la leyenda del terrateniente también decía que sobre aquel queencontrarayabriera lacaja,caeríauna terriblemaldición.¿Quiénensusano juicioibaaquererabrir,entonces,esacaja?Yono.

—Es importante que me haga caso, señor —insistió Vilar alejando mispensamientosdemaldicionesyamenazas—.Debehacerloya.

—¿Ycómolaabro?Yalehedichoquenotengolallave.

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—Síquelatiene—meindicóyyo,deformainstintiva,echélamanoalbolsodelgabánypalpélapequeñallavedemetalquehabíatomadodesumanojo—.Sí.Esaes—meratificóalverme—.Sáquelayabralacaja.

—¿Perocómo…?—Yoledejéquelacogiera—meinterrumpió—.Yoselamostréhacedías.Lerecordétocándoseelfajodellavescuandolehablédelahabitaciónpequeña

delfaro.Alverle,yoimaginéquelohacíapensandoenlaqueabríalapuertadeesecuarto,pero,enrealidad,mimayordomohizoreferenciaaotra,alaqueabríalacajaqueestabadentrodeesaestancia.Élmelaindicó.¿Porqué?¿Porquédebíateneresallave?¿Porquédebíaabriresacaja?

—Asídebíaser—continuó,respondiendoamiscuestiones,leyendolaspreguntasdemimente—,aunqueyanoestoytansegurodequehayasidounabuenaidea.

—¿Elquédebíaser?—consulté.—Lodelacajaylallave—mereveló—.Semedijoque,atenordeloqueestaba

ocurriendo,sería lomejor.«Si levuelveahablardelhombreydelahabitacióndelfaro»,me indicaron, «tóquese las llaves».—Bajó lamano yme enseñó el enormellaveroquesiemprecargaba—.«Élpensaráqueleestámostrandoqueallíguardalaqueabre lapuertademetalde esahabitación»,meexplicaron.«Lacogerá e irá alfaro.Cuandodescubraque lapuerta, en realidad, estáabierta, solo lequedará ir alarmario,cogerlacajayabrirla».

—¿Quiénledijoeso?¿Quiénlemandohacereso?—Encambio—prosiguiósinhacermecaso,sinresponder—,envezdellegar,ir

alarmario,cogerlacajayabrirla,comoseesperaba,hapasadotodoesto—ygiróasualrededor.

—¿Cómoseesperaba?¿Quiénloesperaba?¿Porqué?—Sé que es difícil de comprender, señor, pero si abre la caja, si la abre, todo

cobrarásentidoyentenderáloqueestáocurriendo.Loqueleestáocurriendo.—¿Yquémeestáocurriendo,Vilar?¡¿Qué?!—¡Ábralaylosabrá!Yonopuedohacermás.Nopuedodecirmás.Demasiadohe

dichoya.¡Esustedquiendeberecordar!—¿Recordar?¿Quédeborecordar?—Abralacajaylosabrá.—Noquieroabrirlacaja—yeraverdad.Noquería.DesdequeVilarlahabíasacadodelarmario,algodentrodemí,elmiedotalvez,

o la cobardía, y no provocada solo por la sospecha de una posiblemaldición,meapuntaba,agritos,quesiabríalacajadezinc,quesiobedecíaaVilarymirabaensuinterior, todomimundo sedesvanecería.Todo lovividoesosdías; todo loquemehabía ocurrido. No me importaba que algunas cosas se fueran, claro está, pero síotras.Nopodía.Noquería.

—Nolohagamáscomplicado—meinsistió—.Soloconseguirásufrir.El sufrimiento del queme hablaba hacía tiempo que ya se había instalado con

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comodidaddentrodemíy,porsusemblante,adivinéquetambiénenél.—Abra la cajay acabecon todoesto—prosiguióy lediounosgolpecitos a la

dichosalata—.Porqueesto—ymiróamialrededor—esdelocos.—Síqueloes—asentí.Enesoteníarazón.Yomeestabavolviendoloco,como

miislayloquemerodeaba—.Claroqueloes—aseveréconvencido—.Sobretodoporquenohaservidodenada.Esehombresehaescapado.Creoqueestáherido,peronohepodidoacabarconél.

—Quizá no debía acabar con él —me dijo bajito, farfullando, pero le oíperfectamente.

—¿Porquédiceeso?—objeté—.Esabsurdo.—Quizá no pueda acabar con él—me apuntó entonces—. A lo mejor lo que

debierahaceresolvidarsedeél—cogiólacajaymelaacercó—.Abralacajaydejeenpazaesehombre.¡Déjelo!¡Olvídelo!

Mequedéensilencio,sopesandosuspalabras.¿Quéestabapidiéndome?¿Porquéibaaolvidarmedeél?Avecesdebíarecordaryotrasolvidar.Esomedecían.Olvidar,recordar,olvidar,recordar.¿Quéhacer?

Locuraesunapalabraquesequedapequeñaparadescribirlahorriblesensaciónque sentía en ese turbador momento. Y qué manía con abrir la caja. No queríahacerlo.Noibaarenunciaraminuevomundo,aminuevavida,porqueesopasaría.Estabaseguro.Algodentrodemímelodecía.

—Dejeaesehombre—repitióbajito,cansado.Seleveíacadavezmásabatido—.Enelfondo,noesmalo.

—¿Cómodice?¡¿Quenoesmalo?!—Nomemalentienda,señor…—quisoaclararme—.Merefieroaque…Quién

sabe.Lohecho,hechoestá…—¿Dequémeestáhablandoahora?—Noalcanzabaaentenderaquéserefería.Vilarysusfrasessinterminar,susmediasverdades,suspocasexplicaciones.No

sabíayoquenopodíadeclararmás,igualquenopodíahacermásporqueselohabíanprohibido.Lehabíanaseguradoquenoeraelmomentoyqueélnoeraelapropiado.Había que esperar. ¿A qué?, se interrogaba él, pero obedecía. ¿A qué?, pensabamientras el corazón se le iba muriendo un poco más cada noche. Le hubieraencantado,luegolosupe,hablarsintapujosydecirloquepensaba,perocalló.Callóyobedeció.Eseerasusino.Lofuesiempre.

—Yosolodigoqueesehombrenoes loqueparece—meexplicó—.Séque lepuedenresultarextrañasmispalabras,peroladiferenciaentreloquevemosyloquequeremosveres, aveces,muy fina.Unapequeña líneaqueseatraviesa sindarnoscuentayquenosconfunde,perosiabrelacaja,entonces,comprenderámejoraquémerefiero.

—Amínomeconfundenada—repliqué—.Esehombreesmalvadoynohabránadaninadiequemehagacambiardeopinión.Yusted—lemarquétemblando.Misnervios aún seguían en alerta, además de que las heridas me ardían como fuego

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dentrodelosharaposquehacíandevendas—,¿porquéloprotege?—Nolohago,señor.—Sí. Sí que lo hace. ¿Por qué si nome dice que no es lo que parece?—Me

levantéde lasilla,enfadadoyhartode tantapalabrería inútil.Al incorporarmecontantoímpetu,estacayóhaciaatrás,haciendoqueelfarogimiera—.¿Porqué,sino,medicequenoesmalvado?¿Porqué,sino,mehabladelaconfusión?

Vilarretrocedióantemiarrebatoyvolvióadejarlacajasobrelamesa.Laposócon delicadeza y después se volvió. Sus ojos, al mirarme, estaban cargados dereproches.Lovi.Se lonoté.Peroen lugardedefenderseyaclararmesuspalabras,volvióareproducirsucantinela.

—Abralacaja—apremió—.Selopidoporfavor,señor.¡Ábrala!Eselprincipiodeunahistoriaquedebeentender.

—¡No!—¡Ábrala de una vez para que este averno acabe! —me gritó, cosa que me

sorprendió. Vilar nunca me había levantado la voz. Jamás—. ¡Ábrala, por Dios!¡Ábrala!

—¡No!—Mantuvemipostura.Noloibaahacer.—¿Porqué se empeñaen llevarnos conusteda los infiernos?¿Acasono seha

cansado ya de hacernos sufrir? —Esas palabras estaban llenas de censura, perotambién de tristeza.De una que yo había visto hacíamuy poco y queme causabadolor.LatristezaenlosojosinclinadosyverdesdeJulia—.¿Porqué?

—¿Sufrir? Yo no hago sufrir a nadie—mentí, pues sabía que les había hechopadecermucho enmis andanzas pasadas y que, quizá, allí, al presente, también loestabahaciendo.Perono lo ibaa reconocer.Por supuestoqueno—.Esesujeto,encambio,espuramaldad.Unservilycruelquesíquehacesufrir.Mehacepenaramí,alasmujeres,aJulia,amiisla.Atodos.

—No,noesasí—mecorrigió—.Ciertoquehacesufrir, lohizo,peronoespormaldad. Es por otra causa. Ese hombre se siente solo—su voz se fue debilitandomientrasmeconfesabaloqueélpensabadeesemiserable—.Loquelepasaesque…Esqueestáenvueltoenuninfinitohalodetristeza.

—¡Noleprotejamás!—lerecriminé.¿Cómopodíadecireso?¿Cómopodíadefenderle?¿Tristeza?No,nohabíatristeza.Menegabaacreersemejantemajadería.Noselo

creíaJuliaytampocoselocreeríaaVilar.—Noestristeza—lecorregí—.Esmaldad.¡Esunasesino!—Loes,pero…—Peronada—lecallé—.¿Quéhaymáscruelyvillanoqueasesinarmujeres?Es

unmiserable,unmalhombre.Yustedlosabía,¿verdad?¡Losabía!Vilarasintióllevándoselasmanosalacara,cubriendosurostroparaaplacarasí

las lágrimas que comenzaban a asomar en sus ojos, sus tristes ojos que desde esanoche,pordesgracia,yanuncavolveríana ser iguales.Unosojosque sevolverían

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simplessombrasquevivenporquedebenhacerlo,peropornadamás.—¡Losabíaynomelodijo!—continué—.¡Losabíaynohizonada!¡Losabíay

loprotegió!—Todoslossabían—susurró—.Todoslosabíamos.—Todos.¿Quiénes?—Abralacaja,señor,yentoncesloentenderá.—Diounospasoshaciamíconla

manoextendida,peronoseatrevióatocarme—.Abraelprincipiodeestahistoriaylocomprenderátodo.

Miréamialrededor,eldesastrede lahabitación.Cristales rotos, sábanasviejashechasharapos, sangre, papeles, la silla tumbada rodeadade sogay restosde tintaquesecolabanporlasbrechasdelamaderacomoperlasnegras.Parecíaqueporallíhubierapasadounaventolerayhubieraarrasadoellugar.Loúnicoqueseguíaensusitio,intacto,eraelarmariodemetaldelqueVilarhabíasacadolacaja.Enél,enunade susbaldas, aún reposabael libroquealprincipio la acompañaba.Unaobraquepodíacontener…¿Quépodíaesconder?

Seguroqueeradeesemalnacidoqueasesinabamujeresenmiisla.¿Dequiénsino?Sudiario,talvez.Unlibroquesentíquedebíaleer.Unavozenmicabezamelodijo.Ungritoenmimentemepidióquelocogierayloleyera.

DiunpasohaciaelarmarioyVilarenseguidacomprendiómisintenciones.—No,señor.Nolohaga.Nodebeaúnleereselibro—intentópersuadirme,pero

erademasiadotarde—.Ellibrosololeconfundirá.Ellibrovadespués.Enunabrirycerrardeojos,apesardeldolorquememolíatodoelcuerpo,sobre

todolasmanosylacara,dondemáscristalessemehabíanclavado,cogíelvolumendelarmarioyechéacorrer.

—Por favor, donRicardo, no lo haga—escuché gritar aVilar que salía a todaprisa del cuarto tras de mí y renegaba de las órdenes que le habían conferido—.Primerodebeabrirlacaja—suplicó—.Eselibroeselfinal.¡Elfinal!

Nolehicecasoyseguímidescensoatropelladohacialalibertadohaciaotrositiodonde no escuchar ni los lamentos ni las peticiones demimayordomo.No queríaabrirlacajaysíleereselibro.

—Porfavor,señor—merepitiódesdeelprincipiodelaescalera,conlacajaenunamanoy laviejaescopetadecazademipadreen laotra,bajandoél tambiénatrompiconesparadarmealcancemaldiciendosupocaprevisión—.¡Nololea!

Le habían dicho que yo iría al faro, al armario, sacaría la caja y la abriría y,después, simequedaban fuerzas,cosaquenopensaban, leeríael libro.Él lohabíacreídoyporeso,cuandollegó,trascurarme,nocogióniescondióelejemplar.

Ahora se arrepentía. Les creyó, confió, pero se habían equivocado y en aquelmomento me perseguía desesperado suplicando y rogando porque no lo leyeratodavía.

Nosehabíandadocuentaaúndequelasaccionesdeunhombrecuyamentesepierdenosiguenlalógicayelcaminodetiempospasados.Ellibroeraelfinal,según

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pregonabaVilar, pero eso amimente enferma le daba igual. Principio o final, eratodouno.

—Eselibrosololeconfundirámás—mesiguióchillando—.¡Nololea,porDios!¡Aúnno!

Marché todo lodeprisaquepudeymeoculté enunos arbustos cercanos.Unosmatorrales bajos pero frondosos que me ofrecían una muy buena vista de laconstrucciónyunrefugioperfecto.Abuenseguro,Vilarpensaríaquemehabíaidocorriendo al pazo, a encerrarme en mi despacho o, tal vez, a llamar a Julia ydesahogarmetrastodolovivido.Yhastaallí lellevaríansuspasosdejándomelibredehacer loquequisiera.Librepara leer esaobray saberqué escondía, que era loúnico que yo quería en ese momento, máxime tras la insistencia de mi fielmayordomoparaquenolohiciera.

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Capítulo20

CuandoVilarabandonóelFarodelAmorypisótierrafirme,unatierrahúmedapor la lluvia de los días pasados y por la que ya caía esa noche escoltada por latormentaquetocabalaisla,escondidoviquehabíaacertadoenmisuposición.Comono me encontró en los alrededores, sus pasos se dirigieron pronto al sendero quellevabafueradelParajedelOcasocaminodelPazodeSanJorge.

Leobservéalejarseabatidoyconpasolentomientrasmaldecíasusuerte.Parecíaquelefallaranlasfuerzas.Eracomounfantasma,comounamanchatristeyespectralqueseconfundíaconlassombrasdelanocheylaspenasqueestaesconde,porqueeslanocheunadelasmejorescentinelasdesecretosydolores.

Cabizbajo,apesadumbradoyconsemblantetriste,leobservémarcharconlacajadezincbienasidaparaqueelviento,queazotabaconganas,noselaarrebatara.

Laimagenhizoquemiestómagoseencogiera.Remordimientosqueentraronsinllamaryquecasimehacensalirdemiesconditeparallamarleypedirleperdón.¿Porqué?Porhacerle sufrir,pornoagradecer suspasoscentinelas,pornodevolver suscuidados de años y por no acceder a sus peticiones que, de seguro, albergabansabiduría. Sin embargo, me contuve. No podía hacer eso. Mi idea era otra muydistintaypormásqueVilarmedierapena,pormásquesintieraquelehabíafallado,nopodíaflaquear.

Cuando la silueta gruesa de mi mayordomo se perdió definitivamente entre elvelodelmarylaoscuridaddelanoche,cuandomesentísoloenellugar,decidísalirdel abrigode losmatorrales e ir aunapartequemepareció lamás seguraenesascircunstancias.

Trasloocurrido,losdisparos,lapresenciadeVilarylaaparicióndelacajayellibro, nadie, ni siquiera ese perverso homicida que conseguía siempre huir ymantenersea salvo, seatreveríaa regresaresanocheal faro.Era, sinduda,el sitioideal para estar solo y leer los secretos que ocultaba ese tomo que reposaba conholgazaneríaenunodelosbolsillosdemigabán,esperandoaserleído.

Dejélosmatorralesy,presuroso,entréenelfaro.Cerrélapuertaprincipalconelpasador,sibiensabía,estabacasiseguro,quenadieosaríairallí.Subílasescaleras,entotalsilencio,escuchandoelmordisqueodelacarcomayelsiseodelvientofueradeledificio.Queríaentrar,peroelfaro,todavíaaltivoapesardelosañosdedejadez,seloimpedíaysedefendíadelembatedelaire,lasolasylatormenta,congallardíacaballeresca.

Ascendíhasta lahabitaciónquealbergabaeldepravadocuarto tras lapuertademetaly,ahí,saquéellibrodelbolso.Alprincipiopenséenquedarmeenesaestancia,perocambiédeideayentréenelaposentodondetodohabíaocurridoporquepenséqueallíentenderíamejorloqueaqueltextocallaba.

Mesentéentrelassábanasrotas,enelsuelo,conuncandildeaceitecerca,para

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poderleermejor,yabríellibro.Metemblabanlasmanosynosoloporeldolorquesentía,queeraintensoypenetrante.Habíamásyesque,deboreconocer,teníamiedo,puesnosabíasiseríacapazdeasimilarloqueeseescritopodíaesconder.Elinstintomedecíaquedebíaleerloparacomprendertodoloqueestabasucediendoenmiisla,fuera lo que fuera, pero, tras las palabras atropelladas de mi mayordomo,advirtiéndomedequeprimerodebíaabrirlacajaporqueeselibroeraelfinal,sentíaansiedadyrecelo.¿Ysiteníarazón?¿Ysiloestabahaciendotodomal?

Dabaigual.Ladecisiónyaestabatomada.Loibaaleeraunquepresintieraquenoseríaunalecturaplacentera.Además,estabaconvencidodequemeayudaríaasabermásdeeseindividuodecrudosojosydesumalllamadatristeza.Másdeél,demiislaylarazónolasinrazón,nolosé,meindicabaquetambiéndemímismo.Demí.

Abríellibroyloprimeroqueleí,paramipasmo,fueunasolapalabra.Solouna.Ponía:«Musas».

Me quedé quieto, sin saber si continuar o no. ¿Musas? ¿Era un libro sobre lainspiración?Nopodíaser.¿Quéclasedebromaeraesa?Comoescritor,aquellosemeantojóunaburladeldestino.¿Aquéestabajugandoelalburconmigo?

Como estaba escondido en el armario de metal, junto a la caja, en aquellahabitación que esemalnacido utilizaba de guarida, pensé que se trataba de algunaespeciedediariodeesedesgraciado.Algunarelaciónsobresusactividadesynounahistoriasobrelailuminaciónoelgenio.

Contemor,peroconvencidodequedebíaseguiradelante,pesealmalcuerpoqueesaprimerapalabra,«Musas»,mehabíaprovocadoyaldolorintensodecabezaque,poco a poco, pero de forma constante, se había instalado en mí desde que habíadisparado allí dentro, todavía olía a pólvora, pasé la página. Lo siguiente queencontré fue aún peor, pero sirvió para confirmar que nome había equivocado aljuzgarlaimportanciadeaquellaobra.

Unnombredemujer,Lucía,yasulado,laedad,dieciocho.Luego,malpegada,unafotografíadesgastadaporelroce.Eralainstantáneadeunajovenhermosaconelpelonegro largoyunosojosclarosquemirabana lacámaracondesconfianza.Dehecho,quizáconmiedo.Nosonreíayparecíaperdida.

Enlapartebajadelafotografíavolvíaaaparecersunombrejuntoaunafecha:«Lucía,15demarzode1926».

Me quedé asolado. ¿1926? ¡Por el amor de Dios! ¿Cuántos años llevaba esehombre en mi isla? ¿Cuánto tiempo llevaba matando? ¿Cuántas mujeres habíanpasadoporsusmanosyporesefaro?

Traselnombre,laedadylafotografíaconlafecha,eldiariocontinuabaconunaseriedepárrafosdescuidadosencabezadosporunaespeciede título:Silencio en latorre. Tras él, palabras ymás palabras descompuestas y enredadas que intentaban,aunqueloconseguíanaduraspenas,serunahistoria.

Laleíconciertacuriosidad,laverdad,puesnoesperabanadadeaquello.Eseprimercuento,Silencioenlatorre,tratabadeunaprincesadeotrostiempos,

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lejanosyarcaicos,encerradaenunatorrealaesperadequesupríncipeazulvinieraarescatarla.

¿Deverdad?Nomelopodíacreer.Eratanpueril,taninocenteenelfondo,quemediopena.Quemediorisa.Que

mediodolor.Meacerquémáselcandilynosoloparaleermejor,tambiénparaqueciertocalor

mearropara,puesmicuerposesentíacubiertodeunfríodesolador.Fríoprovocadopor mi encierro voluntario en esa habitación de los horrores y por las palabrasmaltrechasqueleía.

Tras Lucía, el comienzo de su historia de princesas, el texto se interrumpíaabruptamente.Nohabíaun final.Después, unaspáginas enblancoy todovolvía aempezar.

Eradelocos.Undesvaríomayúsculo.Undelirioterrible.Esosíeralocura.Luego,otramujer, tambiénbonita, depelonegroyojos clarosquemirabaa la

cámaratemerosaydenombreRosario.Segúnestabaapuntado,teníadiecisieteaños.Enlafotografíalafechaeradel10demayode1926.¡PorDiosbendito!Niunmeshabíapasadodesdeelcautiveriodelaprimera,de

Lucía.La historia dos se titulabaEl amorme salvará, un lema queme entristeció en

extremoporqueelamornolasalvó.Niaellanianinguna.La leíy, al igualque laprimera, era infantil e inocente.Estabamal escrita con

palabras pobres, desestructuradas, sin sentido ni razón.No había en ellasmás queconfusión, anarquía y caos. Era igual de ingenua y fútil que la primera e igual demala,ytambiénquelassiguientesporquehabíacincoentotal.

Cincohistorias,cincomujeres.Lucía,Rosario,Maribel,PaulayMarta.Todashermosas.Bellasdamasdeojosclarosydepelonegrobrillanteconsonrisa

apagada ymirada ausente. Todas jóvenes de nomás de diecinueve años.Mujeresatrapadasenloscuentossinfinaldeeselibro,enlaspalabrascaóticasdeesostextos.Mujeresqueesehombrellevabaamiislayencerrabaenesahabitacióndelfaro.Allílasatabaalasillay,agolpesyamenazas…¿Qué?

Dudé,puesloquesemehabíaocurridomehizoenfermar,encorvarmeypadecerundoloragudoeintensomásallá,máshondo,enelespírituyelcorazón.

¿Acasolespedíaesehorribleserquelecontaranhistorias?Erademencial.¿Historias,además,sobrequé?Deamor,atenordeloquehabíaleído,deamorverdadero.Deesequesalvavidas

y almas.De ese que eleva al hombre.De ese que, en realidad, no estaba en aquellibro.

¿Quéclasedelocuraeraesa?¿Quétipodeasesino?¿Quiénmataparaescribir?Enmismanos,enmispalpitantesydoloridasmanos,teníaenverdadlahistoria

de cinco pobres mujeres que, antes de morir, susurraron cuentos infantiles de

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princesasencerradasodamasenapurosqueesperabansersalvadasporunpríncipeapuesto,poruncaballeroandantedebrillantearmadura.Cuentosinfantilesdeniñaspequeñascargadosdeinocencia.

Semehelóelalma.Alprincipionoentendíaquetodascontaranfábulassimilares,pero enseguida, viéndolo en conjunto, lo entendí y no pude hacer otra cosa quemaldeciraldestinoporsertancruelymísero.

Esas desgraciadas solo estaban contando lo que les hubiera gustado que lesocurriera.Loquedeseabanquelespasase.Queríansersalvadas,liberadasy,allí,enesaoscurahabitación,antelafríamiradadeesecanallaquelasmanteníacautivas,sevolvíanniñasasustadasquellorabanyclamabanayuda.Unaayudaquenuncallegó.

Las lágrimas de esasmujeres inundaron tambiénmi rostromientras pasaba lassuciasyperversaspáginasdeesediario.

La ira, ceñida de un tremendo sentimiento de dolor y culpa, me asoló. ¿Quéestabahaciendoesehombre?¿Porqué?

Meatrevíaformularlapreguntaenvozaltay,segúnlohice,comounchispazo,comounacentella,amimenteenfermayencaídalibreacudiólaprimerapalabraquehabíaleídoalabrirellibro:«Musas».

¿Musas?¿Eraposible?Yo,desdepequeño,habíatenidoeldondeverlasytuve,además,lasuertedeque

una de ellas me acompañara durante años. Yo podía ver a las musas, hermosas ybellas,quesusurrabanexcelsashistoriasquecontar,pero…¿Podíaser?¿Eraesoloqueesemiserableestabahaciendo?

—¡Oh,Dios!—grité—.¡Oh,Diosmío!Esehombrenoeraunasesino.Noloera.Esehombreerauncazadordemusas.

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Capítulo21

Esanoche en la que todo cambiópara siempre, el océanodemi isla rugía confuria, presa, como yo, del dolor de los pecados cometidos. Y esa noche descubrí,también,másoscurossecretosquehelaronmisangreyachicaron,casideltodo,laslagunasdemidesmemoria.

Eselibro,elfinalquetodavíanodebíaleersegúnmimayordomoporquesolomeconfundiría, era, como yo había imaginado, un diario. Pero no el de un asesinocualquiera,no.Eraotracosa.Eraelcuadernodebitácoradeuncazadordemusas.

¿Eraesoposible?¿Sepodíacazarlainspiración?¡Quéabsurdosonabatodoaquello!Las musas son seres libres que se acercan solo a los que pueden verlas y

escucharlasporloque¿podíaesehombreacasotenerelmismodonqueyotenía?Entonces,siesecriminal,comoyo,podíavermusas,¿porquélascazaba?¿Qué

pretendíaconseguir?Noeraescribirbien,esoestabaclaroobservandoeldesastredenarraciones que tenía en las manos. Historias todas ellas, las cinco, pueriles, maltrazadas,conpersonajesenmuchoscasosvacíos,sobretodolossupuestoshéroesquedebíanrescataralasdoncellasenapuros.Nohabíaenellasmásquepalabrasvanaspuestas sobre el papel como si fueran telegramas. De vez en cuando, para misorpresa, algún párrafo destacaba por hermoso, pero eran pequeñas luces, casiexiguas,enunmardetotaloscuridad.

Ylopeordetodoeraquecadaunadeesashistoriasestabainacabada.Noteníanfinal,porloqueeselibro,esediario,podíaser,segúnVilar,elfinaldealgo,peronoel de las ficciones de esas cinco mujeres de distintas clases, todas ellas bellas yjóvenes,ytodas,apriori,conladesgraciadesermusas.Cincomujeresquehabíansidoengañadasyllevadasamiislabajofalsaspromesasdeamorybondadyquesolohabíanrecibido,encambio,dolorymuerte.

Ese asesino las llevaba al faro, las ataba a aquella silla, ahora derribada, y lasencarcelabasinmiramientos.Luegolasmaltratabaparaquelerefirieranhistoriasdeamorbuscandoensuspalabraslainspiraciónqueaélseleescapaba.¿Yquéobteníanellas?Nada.Solosufrirymorirenlasfríasaguasdelocéanoquerodeabalaisla,pueseseerasufinal.

Lashistoriasnoeran,apesardepoderparecercruel,dignasdeunamusa,deunadeverdad,eigualqueyomedabacuentadeelloalleerlas,esehombre,lotuvoquehaceralescribirlas.

Me lo imaginé a la perfección.Lamujer, cualquiera de ellas, atada a la silla ygolpeadaconstantemente,narrandounatristehistoriaquesololeservíaparahacersefalsas ilusiones sobre algún caballero andante que pronto iría a liberarla. Y esecanalla, escribiendo en el diario lo que esta le relataba, cada vez más enojado aldescubrirquelaspalabraseransolopalabras.Nohabíainspiraciónverdaderaenellas.

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No al menos en las que yo había leído. Quizá locura y desesperación, pero noinspiración.¿Porquénolahabía?Porque,enelfondo…

¡Oh,Dios!Esemiserablenoteníamidonyesasmujeresnoeranmusas.¡Noloeran!Meresultóestremecedor.Falsasmusascazadasparanada.¡Paranada!Soloeranchicaspobreseinocentes.Continuéconlalectura,perotraslahistoriadelaquintamujer,Marta,inacabada

también,nohabíamás.Estabaenblancoymedicuentaquenoeraporqueensudíaesehombrenohubieraescritomáspáginas,sinoporqueestashabíansidoarrancadasensumayorparte.Quedabanalgunasenblancoalfinaldeldietario,perofaltabanenél, estaba seguro de ello, más testimonios y más muchachas. ¿Cuántas? Lodesconocía,perodemasiadas.

Ibaacerrarloya,puesnohabíamásque leerenél,oesopensé, cuandomedicuentadequeenlapartefinal,cercadelaúltimapágina,habíaalgomás.Unpequeñopárrafo queme dejó sobrecogido y que hizo que una de las preguntas deCastelaoreaparecieraconuna rapidez inusitadaamimente.Lamás incómoday laquemásrepitió:«¿LedicealgoelnombredeAnna?».

«Anna».EsenombreretronódenuevoenmicabezaconfuerzaymeenseñólallavedoradaqueJuliateníaescondidaensusguantesconesealiasinscritoenella.¿QuiéneraAnna?¿Quéabríaesallave?

«Anna».

Mesentíenfermoyconfuso,ymimenteseenturbióunpocomás.Loviejo,losrecuerdosolvidados; y lonuevo, losque estaba construyendoesosdías, se estabanmezclandosinpermiso,sinaviso,creandoununiversoterribleenmicabezadelque,además,sabía,seríaincapazdesalir.Estaveznoibaapoderhacerlo.Noibaapoderescapardeél,demí.

Miré a mi alrededor, buscando una salida a ese malestar creciente, pero soloconseguíaumentarlo.

Loquehubieradadoenesemomento,mialma,porun tragodemiabsenta,mianheladaabsenta.Solountrago.Unonadamás.Oporunpocodeayudademorfina,miotrafervienteamante.

Me incorporé y contemplé la silla tumbada en el centro de la habitación y elcharcodesangreresecoquelaguardaba,yunrepugnantesentimientodedoloreirainvadiómicuerpo,acompañadodel retumbardeAnnayde laspalabrasescritaseneseúltimopárrafoquehabíaencontradoeneldiarioyquehabíatraídoconsigoesenombre.

«Anna».

Quisegritar,sacarloqueenesemomentonotabapordentro,peromigargantasequedómuda.Niunasolavozsaliódeella.Todoslosgritosdeodio,dolorypena;los

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depecadoyculpa,todos,murierondentrodemí.Seahogaroncomolohicierontodasesasmujeresquehabíanpasadoporallí,enelmardemiisla.

Eldiariomequemabalasmanos,lacabezayelcorazón.Mepesabasucontenido,como una losa de muertos, sus historias inacabadas y ese maldito párrafo que,sorprendentemente, era uno de los pocos decentes que contenía. Me afligían suspalabrasyesenombre,Anna,quecabalgabaatrotepormislagunas.

Elpárrafo,eldetestablepárrafodecía:«Enelfondodelmarencontraránsustumbas,puesnohayespacioparaellasen

micorazónoenlatierra.Nosirven.Noson.Novalen.NosonAnna».

«Anna».

¿QuiéneraesatalAnnaporlaqueesehombreparecíasentiralgo?¿Quiénpodíaserparaquealguienmataraensunombre?

Era eso lo que deduje de las palabras y narraciones enfermas de ese diario.NingunamujervalíaporqueningunadeellaseraAnna.Ningunaservíacomomusaporquelaverdadera,lainspiraciónauténtica,eraesatalAnnaalaqueesecazadordefalsas musas, de simples y pobre mujeres, intentaba sustituir, pero ¿por quénecesitabareemplazarla?¿Quéhabíapasadoconella?¿Dóndeestaba?

«Anna».

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Capítulo22

Laoscuridaddeesatormentosanoche,traslalecturadeeseúltimopárrafo,yanosemeantojótancerradaynosoloporquelasprimeraslucesdeldíagerminaranentrelastupidasnubes,amaneciendo,sinoporquelaspalabrasquealbergabaeseprotervodiario sí que eran en verdad enlutadas y sombrías. A su lado, la noche era uninsignificantetrozodenegrura.

Por los tragalucesde lahabitacióncomenzabanacolarsealgunos tímidos rayosdeluzquenoalejabanlalluviaque,másdébil,seguíacayendo,perosí latormentaqueseretirabacaminodeotraislaalaqueazotar.

Esacándidaclaridadmehizoabandonardefinitivamentemilugarentrelasviejassábanasdelcuartodelfondoydeambularporélenbuscade¿qué?Nolosabía.Paz,talvez,peroesoeraalgoquenoencontraríaallídentrocomotampocolohallaríanienmicabezanienmicorazóntrasloaveriguado.

Vaguésinrumbo,comoundesamparadoaladerivadelascorrientesmarinas,deun lado a otro de la estancia, con ese perverso diario lleno de almas atrapadas,palabras vacías y vidas rotas en lasmanos, quemándomelas.Notaba cómo, a cadapaso,melasabrasabaunpocomás.Mepesaba,quemabaydolía.

Era un libro siniestro. Un tratado cargado de maldad y muerte que teñía lainocenciadesangreydolor.

Medetuveenmediodelahabitación,cercadelasillatumbada,ymiréeldiario,sutapamarrón,suspáginasarrugadasysobadas,susdesiertasfrasesyvoces.PenséenaquelmomentoenlasrepetidaspalabrasdeVilar:«eselibroeselfinal».

Elfinal.Eraelfinal,pero¿dequé?Yentonces,¿quéeraelprincipio?¿EraAnnaelprincipio?

«Anna».

«Abralacaja»,tronóenmicabezajuntoconelnombredeAnna.—Lacaja—suspiré—.Elprincipio.Yamimente, juntocon la imagende lacajadezinc, laspalabras insistentesy

constantesdeVilaryelnombredeAnna,arribaronsensacionesyreflejos,borrososalprincipio, pero que se fueron transformando en más nítidos según me adentré enellos.

Paralizado,coneldiarioardiendoenmismanos,vislumbréunclaroenelbosqueque había cerca del faro.Un claro junto a unmanantial limpio y sereno de aguascristalinas.Ymásallá,unpocomásallá,enlaorilla,unagujeroenelsuelo.Dentro,unacaja.Meacerqué,mimenteseacercó,yavistédosparesdeojoscontemplándola.Ojosinfantilesyansiososporconocerelmundoyvivirmilaventuras.Ojostraviesos,perollenosaúndeingenuidadquepronto,nadamásabrirlacaja,porquelaabrieron,

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seevaporaríasustituidaporlarealidadysuspersistentesdeseosdellenarelalmadepenasydolores.

Dos pares de ojos con manos nerviosas, como las mías en ese cuartuchososteniendo aquel detestable volumen, que, con una llave como la que yo todavíaconservabaenelbolsillodemigabán,abrían lacajay revisabanconcierto recelo,miedotalvez,loqueallídentrohabía.Encontraronhorrorytambiénmuchoamor.

Luego voces, susurros, un papel y sangre. También una voz a la espalda querecitaba sobre la infinitudy la promesadeun amor eterno. «Juntospara siempre»,repiqueteóenmicabeza.

«Juntosparasiempre».

Una promesa y una veloz carrera hacia elAcantilado de LasÁnimas, hacia laplaya,haciaelocéanodemiislaquemeengullóysacudióconfríahostilidadhastaqueVilarmerescató.

Membré,eneseinstante,partedelrecuerdoquealcomienzodeestahistorianoospodía todavíaexplicar.Deaquelquehacía referenciaamiprimera incursiónporelParaje del Ocaso. Solo parte, porque no fue hasta un poco más adelante que elrecuerdoretornóamícompleto.¡Ojalálohubierahechoantes!¡Ojalá!

«Abralacaja»,volvíaescucharbienfuertedentrodemicabezaylavozseriademimayordomoestabaenestaocasiónacompañadadeotrainfantil.

«Abrelacaja»resonóingenuaeinocente.Yotravoz,máslejos,armoniosaymusical,tambiéncobróvida.

«Abridlacaja».

Lacaja,ladichosacajadelterratenienteyotromás.Elprincipioylasospechadeunasombríamaldiciónpululandoamialrededor.

—¡No!—gritéyahorasílosgritosnoseahogaronenmigargantaysalieronconfuriademiboca—.¡No!¡Noooo!

Nopensabaabrirla.Noestabapreparado.Lacaja,despuésdelovistoosentidoenesaespeciedevisiónoensueño,erapasadoynoqueríaregresaralélpormuchoqueesteseempeñaraenhacersepresenteytambiénfuturo.

—¡No!—volví a chillar, y de rodillas caí junto a las silla tirada, encima de lasangresecayroncade tantasy tantasmujeresquehabíanpasadoporallíysufridoparanada.

Sí.Paranada.Sialmenosloescritoenellibrovalieralapena,peronolovalía.Erauncuerpovacío.Unmallibroconpalabrasmediocresyoscuras.

Lomiré, asqueado, y con la rabia ciega queme estaba devastando el alma, lolancécontodasmisfuerzascontralapareddondeantesparabaunespejoahorahechotrizas.

El libro se quejó, el faro se quejó y el suelo carcomido sobre el que cayó,

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también.Se arrugóymedio rompióy, comoel destino aúnnohabía terminadode jugar

conmigo,deunadesustapassedesprendióunafotografía.Unainstantáneadistintaalasqueyoyahabíavisto.

Melevanté,desalentado,yarrastrémiscansadospieshastadarconlaimagen.Lacogítemeroso,conmiedoaquépodíaencontrar,ylamiré.

Las lágrimasaflorarondenuevo,sinmuchoesfuerzopuesnosehabían idodeltodo,yobservéaquellafotosintiendoquelaspiernasmefallabanyquemiespíritusecaía,juntoconmicabeza,unpocomásadentroenelpozosinfondodondeyaestaba.Unhoyooscuro,colmadodepresenciasolvidadas,huellasenmudecidasyrecuerdosarrinconados durante años que ya no estaban dispuestos a seguir callados yescondidos.Queríansalir,vivir,serlibres.

La fotografía era de una joven hermosa de unos dieciocho o diecinueve años.Tenía el pelo negro, largo y lustroso, y unos hermosos ojos claros, profundos ysoberbios.Unamiradalimpia,bellay,aligualquelasotrasmujeresdelasimágenesdeesediario,nosonreía.

Enlafotografía,enelmargen,ponía:«Anna,17dejuniode1925».Esenombreretumbódenuevoenmicabeza.

«Anna».

Laslágrimasmearrasaronlacaraycaíderodillasalsuelo.¿Quédisparateeratodoaquello?¿Porquémeestabapasandoeso?¿Porquéamí,

Diosmío?¿Porqué?Noloentendíaynoeracapazdeasimilarloqueveía.Me desplomé junto al libro, con la fotografía bien aferrada en mis sucias y

doloridasmanos.Conlallavequeabríaladichosacaja,elprincipio,pesandoamásno poder en el bolsillo de mi abrigo, y con la sensación laberíntica de la locuraacechandomuycerca.

Contemplé aquellos ojos que, a pesar de que la reproducción era en blanco ynegro, yo sabía que eran esmeraldas.Ojos queme estrechaban con decisión desdequeencontréasudueñaatravesandosinmemoriaelpuentedemaderademijardínderobles.

Ojosverdesquemehabíanconsoladolasnochesyllenadomividadeesperanza,depalabras,debellashistorias,deinspiraciónydeamor.

Ojosverdesdemimusa,demiamada.Ojosverdes.Las lágrimas no dejaban de brotar y tardarían en parar, pues la mujer de la

fotografía,laqueponíaquesellamabaAnna,eraJulia,miJulia.

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Capítulo23

Un ratomás,mientras el alba despertaba, estuve allí tirado en el suelo de esecuarto,llorandocomounniño,acunandomismiedosparaquesedurmierandeseandocomprenderquéestabasucediendo.Unratomásquenosirvió,comoesperaba,paracalmarme o entender. ¿Julia se llamaba Anna? Y entonces, ¿quién era Julia enrealidad?

Meestabavolviendoloco.Noentendíanada.¿Quéclasedeardideraese?Nopodíaser.JuliaeraJuliaynoesatalAnnaporlaquetantosactoshorriblesse

habíancometido.Juliaeramimusa,miinspiración,mirayodelunaynoesamujer,denombreAnna,porlaqueeseruinindividuodelfaroprendíafalsasmusas.Noloera.Nopodíaserlo.¿Cómoloibaaser?¡Imposible!

Alapostre,cuandomeparecióquelascansinasydolienteslágrimasfinalmentehabíansecadomisojos,melevantéy,conlafotografíadeJuliabienagarrada,salíalaluzdeldíaparaenfrentar,comopudiera,elpresentenebulosoqueseabríabajomispies.Necesitaba respuestas.Debía volver al Pazo deSan Jorge y hablar con Julia.Ella,sinduda,podríaayudarmeacomprender.

Cuandocomencéabajar lasescaleras,mi idea inicial fueabandonarallídentroeseabominablediariosaturadodecrueldadypecado,enesahabitacióndondetantaamargura y desolación se había vivido, pero a última hora no pude hacerlo. Unimpulsosalidodelmiedoaquetodololeídoyvividodesaparecieraseinterpusoymehizoregresar,desandarelcamino,yvolveraporél.Luegoyasí,abandonéelFarodelAmorque,desdeluego,yanohacíahonoraesenombre.

Partídeallíconlallavequeabríalacondenadacajadezinc,lafotografíadeJuliayeldiariodeeseperseguidordeilusoriasdeidadesenlasmanosybolsillos,caminoderespuestas.

Enmirecorrido,todosesosobjetosmeinquietabanenextremo.Todoselloseranpartes de una misma historia, tenían que serlo, pero ¿cuál exactamente? Y lafotografía—que cada vez que la observaba y Juliamedevolvía lamirada, serena,esperanza,otronombreenrealidadaturdíaymareabamispensamientosconfusos—tambiéndebíaserlo.

«Anna».

Todoaquello,porsupuesto,intentéconvencerme,teníaquetenerunaexplicaciónmássencillayracionaldelaqueasimplevistapodíaparecer.Eranecesariobuscarlasensatezylalógicadelasunto.Eravitalporque,delocontrario,acabaríalocodeatar.Loco como esos que conocí en mis viajes a grandes ciudades vagando comofantasmasquenadieveíauoía.

Mesorprendiópensardeesemodo.Yo,donRicardoPedreiraUlloa,granescritor,

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siempre imaginando mundos invisibles, narraciones muchas veces sin lógica sologuiadaspor eldeseoyel amor, estababuscandomesuraa laqueyomismoestabaviviendo. A la historia de la que era protagonista involuntario con otros a mialrededor queme engañaban. Sí,me engañaban.Así era porque nome decían lascosasclarasyocultabansecretosconmediasverdadesyfalsasapariencias.

Vilarme había confesado en el faro,mientras intentaba convencerme para queabrieralacaja,quetodossabíanlodeesehombre.Todos.¿Quétodos?MimadreyCastelao, supuse. Mi querida madre y su detective privado. Vilar y el resto delservicio, quizá. Todos. Era vergonzoso. Era degradante. ¿Cómo podían habermeocultadoalgosemejante?

Sabíanlodeesehombre,loquehacía,entonces¿tambiénestabanalcorrientedequedentrodeldiariohabíaunafotografíadeJuliaconotronombre?¿ConelnombredeAnna? ¿Acaso lo sabíaCastelao que tanto insistió en preguntarme si conocía aAnna?

Si era así, ¿por qué lo habían encubierto? ¿Por qué nome contaron la verdaddesdeelprincipio?¿PorquénomelodijoVilarnadamásaparecerJuliaeneljardínderobles?

Ymimadre,miamadamadre,¿sabíatodoaquelloynomelohabíadicho?¿Porqué?

Demente.Meestabavolviendolocomientrasmeacercabaalacasaapasocadavezmásapresuradoytorpe.Variasvecestropecé,comosiestuvieraborracho,apesarde que nunca había estado más sobrio, en mi tortuoso trayecto hacia la verdad,porqueeseeramiobjetivo.Debíaentender,saber,quéestabapasando.Darrespuestaa todos esos porqués que bailaban sin descanso entre las ya muy poco estableslagunasdemimente,enellaberintoabiertodemicabeza.

¿Quiénestabaescribiendoesahistoriaqueyointerpretabaenlaqueúnicamentehabíaconfusión,malosrecuerdosllamandoalapuertaytormento?Unmartirioquesentíaynosoloporlasheridasdemismanosomicara,queaúndolíanyquemaban.Era algomás intenso y penetrante. Estabamás hondo.Dolor por esasmujeres delfaro,porlasvilezasallíejecutadas,porlasficcionesincompletasdellibroquellevabaconmigoyporlafotografíadealguienaquienyoamaba.

¿YsiJuliateníaunahermanagemeladenombreAnna?,mepregunté.Ridículo,losé,perosolobuscabaalternativasaquedeverdadJulia,mimusa,mi

inspiración,sellamaraAnnayfuera,enrealidad,lamusadeotro,lamujerdeotro,lainspiracióndeotro,elamordeotro.Nopodíaser.Noloaguantaría.JulianopodíaserAnnaporqueAnnaeraotramujerdistinta.Otra.Juliaeraúnicayeramía,solomía.

Eché un vistazo otra vez la fotografía.No sé cuántas veces lo había hecho ya,perosentíaundeseopersistenteytenazdeconfirmarmivisión,loqueyosentía,delmundoquevivía.LaquememirabaeraJulia,soloJulia.Elnombrealmargenestabaequivocado. Tenía que estarlo. Era un error porque Julia era Julia y punto. Ella,ELLA,eraquiendebíaser.Annanoeranadie.ParamísoloexistíaJulia.

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—¡Julia!—llaméyaenelporchedelacasa—.¡Julia!Abrílapuertayentré,comounterremoto,decididoahablarconellaysaberlo

quetuvieraquesaber,que,deseguro,corroboraríaloqueyoqueríacreer.Yesquenohaymayorciegoqueelquenoquierever,yaquesufrirnuncafuebuenaalternativa.Yonoqueríaquemimundo,elquehabíaconcebidoconJuliasiempreamilado,sedesvanecieracomolohacenlosparpadeos.

—¡Julia!—repetíyaenlaentrada—.¡Julia!¿Dóndeestás?Nadierespondióynadiesalióamiencuentro,porloquemedirigíalasescaleras

parairdirectamenteasuhabitación.Seguroquetodavíaestabadurmiendo,puesaúneratemprano.

Unavezfrentealapuertadesucuarto,adiferenciadelasotrasvecesquehabíaidohastaallí,nollaméeirrumpídecidido,peronolaencontrédentro.Noestaba.

Unolorextrañomeinvadió,mesacudiónadamásponerunpieenelcuarto.Yanoolíavainilla.Hedíaatierraranciaymohosa.Olíaapodredumbreyputrefacción.

—Julia—vociferéaproximándomealcuartodebaño,porsiestabadentro,peromispasosnollegaronmáslejos.Sequedaronamitaddecamino,paralizadosporloqueenunadelasparedesencontré.

Mefrenéensecoalrepararqueeltabiqueestabacargadodecuadros.¿Cómoeraposible? No estaban allí antes. No había ninguno.Mi madre los quitó. Esa paredestabadesnudasolounashorasantes.

Vilar entró en aquelmomento en la habitación, con cara de cansado, lamismaropa que el día anterior y la caja de zinc en las manos. Se acercó a la cama,perfectamentehecha,dondeyacíaelvestidodemimusa,quemepareciómásgastadotodavía,yposólacajasobrelamesitadenoche,juntoasusguantesyelcolgante.Sesentó en una silla cercana y contempló, sin decir nada, los zapatos de Julia quedormíanenelsuelo,bajolacama,tambiénmásestropeadosymarchitos.

Luego, siguió callado y se dedicó a ir repasando el vestido, los guantes, elcolgantey, por fin, posó sumirada enmí, que examinabaasombradoesos cuadrosnuevosquehabíanaparecidoenlahabitación.

Eranunadocenadeinstantáneasypinturasenmarcadasquecubríancasitodalaparte superiorde lapared.Enunadeellasaparecíanmispadreseldíade suboda,posando juntos, sonrientes. En otra salía mi madre con una abultada barriga queacariciaba mientras sonreía a la cámara. Detrás, un Vilar serio y más joven,acompañabaaotroscriadosenladistancia,posandocomoelbuensirvientequeera,sobrio,recto,neutral.

Másadelante,otrocuadroconmimadreyunniñoenbrazos.Conmigo,claro,suhijo.Yunamásdemimadreembarazada.

EchéunvistazoaVilar,aversisuexpresiónosurostromerevelabanalgosobreesas imágenes, pero él yanomemirabay se centraba en el colgantede Julia, queescudriñabacomosifueraelmáshermosodelosadornos.Ciertoqueloera,perosuembelesamiento me pareció exagerado, sobre todo teniendo en cuenta que había

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cosasmásimportantesdelasquepreocuparse.Seguíconlasfotografíasy,enlasiguiente,mimadreymipadreposabanjuntoa

unaniñapequeñadeunoscincoañosigualalaqueaparecíaenelcuadroqueVilarhabía colgado en el recibidor. Detrás, como en otras reproducciones, se veía alservicio al completo bien colocado con Vilar a la cabeza, aunque esta vez mimayordomonomirabaalfrente,sinohaciaunlado,aalgoquesesalíadelencuadre.¿Québuscaba?

—Fue un día hermoso—me explicó sin dejar de contemplar el colgante y sinmoversesiquiera—.Ustedandabaalgorevoltosoysesaliódelafotografía.Esoeraloquemiraba.

Lohabíavueltoahacer.Mehabíacontestadosinnisiquieradejarmeformularlapregunta.Aveces,reviviendotodolosucedidoaquellosdíasdeotoñode1936,mehepreguntado simimayordomono tendría algunaespeciedepoder adivinatorioo talvezsolofueraquemeconocíamuybien.Demasiadobien.

Continuédescubriendoaquellasfotografíasypinturasquesemehacíancercanas,peroalavez,confusas.Nosabíaquiéneraesaniñaquevolvíaaaparecerenalgunasfotosmás,posandosinvergüenzaymirandoalacámaracomosiselaquisieracomer.Teníaunamiradaclara,limpiayhermosa.

Alfinaldelapared,uncuadromásgrande,unlienzoenormequedestacabasobrelosotrosnosoloporeltamañosinoporqueteníaunmarcomásrobusto,dorado,conapliquesdefloresribeteadas,hizoquevolvieraaapretarconfuerzalafotografíadeJulia que aún conservaba en lamano.Era el retrato de unhombre y unamujer deunosveinteañosposandoenelsalónprincipaldelpazo,cercade lachimenea.Lasrodillas semevolvieronadoblarymedejécaer al sueloempalidecidoyhaciendoquelainstantáneadeJuliaquesosteníasemeescurriera.

—Vilar—pedí—.¿Quésignificaeso?—Yseñaléelcuadro—.¿¡Qué!?Vilarselevantódelasillayrecogiólalámina.Alvereltipodereproducciónque

era, sumirada se ensombreció,un segundo,pero lohizo,porque supodedónde lahabíasacado.

—Elfinal—susurróalicaído,vencido—.Nomehahechocasoyhaleídoelfinalsinsaberelprincipio—renegómientrasseacercabaalamesita—.Haleídoelfinal,haencontradoestafotografíayahoratodoensucabezaespuraconfusión.¿Porquénomehizocaso?Selopedí.Seloroguéyahora…¿Porquélohaleído?

Lo había hecho, sí. Había leído el diario. ¿Y qué? ¿Acaso creyó en algúnmomentoquesusruegosysúplicasmedetendrían?Conociéndomecomomeconocía,eramuyingenuopensareso.

Antemifaltaderespuesta,Vilarcalló,aunquesiguiómaldiciendopordentro,selonotéensusojosyensusmanosnerviosas.

Volví a dar una ojeada a aquel cuadro, aquelmonstruoso retrato queme habíahechocaer a tierra, donde seguía, de rodillas.Yano tenía fuerzaspara levantarme.Empezabaanotenerfuerzasparanada.Mimenteymialmaseestabanderrumbando,

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mividaentera.Vilar,apesardevermeenelsuelo,adiferenciadeotrasvecesenlasquehubiera

acudidoexpeditoparaayudarmeaincorporarme,nosemovió.Sequedócercadelacama,delacajadezincylafotografíadeJulia.

—Son cuadros que sumadreme ha pedido que colocara—me explicó al fin,dejandoeltemadeldiarioaunlado.Yaestabahecho.¿Quépodíahaceralrespecto?Nada.

Le recordé cargando una pesada caja demadera a su regreso del embarcadero,tras lapartidadeCastelao.Unacaja llenadecuadrosquemimadrehabíadecididorecolocarenlacasa.¿Porquéentonces?

—Y le voy a ser sincero, señor—continuó—.Creoque se lo debodespuésdetodo.Yosolocumploórdenesynoestoydeacuerdoconesto,conlodeloscuadros—ylospunteó—.Noloestoy.

—¿Y qué más me da eso?—le rebatí—. ¿De qué me sirve que esté o no deacuerdo? Eso no me ayuda a entender qué está pasando, qué es todo esto. —Ymarqué, ya sin fuerzas, el último cuadro, solo el último donde Julia,mimusa, denuevoteníaelnombredeAnnaescritoasuspiesyposabajuntoaunhombrequeconsusfríosojoscerúleospodíacongelarelalmaacualquiera.Juntoalperversoasesinoquecazabafalsasmusasenmiisla.

VilarsevolvióasentarconlafotografíadeJuliaqueyohabíaencontradoeneldiario,conlosojosvidriososyelsemblanteceniciento.

—Señor,creoqueeshoradequeacepteyentiendaquelaverdad,aunqueduela,eslaúnicaquesiempregana.

—Peroella…—Ylevantéeldedoindicandoaquelinfernalcuadro—.Ella…—repetí, empero no terminé la frase porque las palabras seme congelaron al ver lamanodeesesermalvadosobreeldelicadohombrodeJulia.

Loco,deverdad.Meestabavolviendoloco.

«Anna».

Otra vez ese nombre. Otra vez bajo la imagen de Julia. Otra vez ese hombremerodeandoasualrededor.

Mearrastréporelsuelodelahabitación,comoungusano,comounmiserable,asíme sentía, hasta llegar a la puerta cerrada del baño y la golpeé. Le pegué todo lofuertequepude,que fuemásbienpocopuesmiánimoymi resistencia seestabanagotando.Elcaminoalapérdidatotalyanoteníavueltaatrás.Alapérdidadetodo.Demivida,mimusa,miamor,mifuturoymipresente.Yanohabíasalidaposible.Todosedesplomaba,seacabadayyoyahabíainiciadoelterribleviajehacialanada,aunque aún me resistiera a creerlo. Todavía tenía la esperanza de que, en pocotiempo,mereiríadetodoaquellosentadojuntoaJuliayVilarenelsalónprincipal,recordándolocomounembrollosinimportancia.

—Julia—susurréconapenasunhilodevozmientrasseguíaarañandolapuerta

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cerrada—.Julia.—Nadielevaaabrir,señor—medijoVilardesdesusilla.Yanoteníalafotoen

lasmanos.Lahabíaposadosobrelamalditacajadezinc.—Julia—repetíconalgomásdeaire—.¡Julia!—Julia no existe, don Ricardo. —Se revolvió en la silla, pero no se levantó.

Tampocomemiró.Teníalosojosclavadosenelcuadro,elúltimo,elgrande—.Esajoven del lienzo, de todos los cuadros, es Anna, como la de la fotografía que haencontradoenelfaro.

Elcorazón,comoyanosécuántasvecesenlosúltimosdías,semeparó.Lojuro.Albordedelamuertenotéesesonoronombreenlacabeza,aturdiendoymareandomiconciencia.

«Anna».

Sentíquetodomimundosedesvanecía,quevolabanlasbarrerasdemicerebro,yque todas las lagunasdemimente, todas, sehacíanuna.Elayer, irritado,apaleabamissienesparaquedeunavezportodasoyerayviera;paraqueentendiera.

—¡Claro que existe!—rebatí.Nome iba a dar por vencido tan fácilmente,Yoqueríacreerloquequeríacreer,ynadamás—.¡Vayasandez!Juliaexisteyestáenelbaño.

—¿Enelbaño,dice?—cuestionóVilarvolcandolamiradahacialapuertacerradaytorciendoelgesto.

—Sí,estáahí—respondí—.Estábañándose.—¿Bañándose?—mediscutiónegandoconlacabeza—.Noesposible,señor.No

loes.—Juliaestá…—¡Julia no existe! —porfió. Luego cogió el retrato que yo mismo había

encontrado en el faro, en el diario de esemalnacido, yme lo enseñó—.Ya lo ve.¡Julianoexiste!¡EsAnna!

—¡Nodigaeso!—grité—.¡Existe!¡Es!—No, señor. No. —Posó la fotografía sobre la caja. De inmediato cogió el

colgante de lamesita, que descansaba junto a los guantes, y lo revisó un segundoantesdeextenderlohaciamí—.¡Lea!—mepidió.

—No—rehusé.Noqueríaleerelcolgante.Yasabíaloqueponía.PoníaJulia.Julia.Julia.—Por favor, señor, hágamecaso. ¡Lea la inscripción!—insistió levantándosey

acercándoseamí.—¡No!—repetí,yentoncesVilarloatrajohaciasíyloleyóenvozalta.—Anna—recitó—.PoneAnnaynoJuliaporqueJulianoexiste.—Julia—musité—.Julia.

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«Anna».

Vilarvolvióaextenderelcolgante,dandounpardepasoshastamiposición,perosin atreverse a acercarse demasiado. Se le veía cansado, muy cansado. Sus ojos,tristesyapagados,eranapenasunreflejodesvaídodelosdelVilarserioyeficazquesiempremehabíaguardado.

—Abraelcolgante,señor—mesolicitó.—No—ymepeguémásalapuertadelbaño.Castelaomehabíapedidolomismodespuésdequeleecharádemicasaydemi

isla.Mehabía dichoque el colgante era de los que se abrían y que debía hacerlo.IgnoréaCastelaoytambiénignorélapeticióndeVilar.

—¡Puesabraentonceslacaja!—Ylaseñaló.—¡No!—remaché. Estaba harto de esas peticiones. No quería abrir la caja y

tampocoqueríaabrirelcolgantedeJulia.—Esto es de locos, don Ricardo.—Y dio un pasomás—. ¡Debe hacerlo, por

Dios!—¡No!—berreé.Yosoloqueríaquemedejaraenpaz,quemedejaraestarcon

Julia.¡Julia!—Yanopuedohacermás, señor.Ya sabe el final y es horadeque entienda el

principio.Leestoydandolaoportunidaddehacerlo.Decomprendertododeunavez.—Sepasólamanoporlacabeza,apesadumbrado,yposóelcolgantesobrelamesita.

Yo seguí muy pegado a la puerta, como si esta me pudiera proteger de todoaquello,delalocura,yVilarsepusoadarvueltasporelcuarto,yendodeunladoaotro como un extraviado. Tras unos segundos, se detuvo frente al último cuadrocolgadoenlaparedylopunteó.

No dije nada. Me mantuve callado y adherido a la puerta, contemplando laexpresióncadavezmáspardayobscurademimayordomo.

—Paraentender loqueestápasando, señor—reanudó—,paradejarde sufriryacabardeunavezportodasconestedelirio,debedejardenegarlaevidencia.Debeenfrentarseasusmiedos,donRicardo,yabrir lacaja,elcolgantey tambiénleerelnombredelcaballeroqueacompañaaAnnaenelcuadro.

Su mano lo señaló, parando sobre los gélidos ojos de ese miserable, y no semovióhastaquevioquemimirada se centrabaenese retratoquemehabíahechocaerynosoloatierra,tambiénalosabismos.

—Allínohayningúnnombre—refutécasisinenergía.Nopodíamás.Soloqueríadescansar.CerrarlosojosyreposarconJuliasiempre

amilado.—Síquelohay—meobjetóylomarcó,unnombrelargodegrancaballero—.Y

síquelohaleídoya,señor.Lohahecho.Levihacerlocuandolodescubrió—neguéconlacabezaycerrélosojos.Noqueríaseguirescuchando—.Lohaleído,peronoquiereasimilarlaverdad,suverdad.

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¿Miverdad?Comosi loqueestabasucediendoenlaislasolofuerafrutodemipersona. Como si él y lo demás no tuvieran nada que ver en lo ocurrido, antes ydespués.Yvayasiteníanquever.Másdeloqueleshubieragustado.Yoeraunnecioque no quería escuchar ni ver, no quería comprender, pero él y los demás teníanmuchoqueverconello.

—Lohaleído,¿cierto?—presionó.—¡Déjemeenpaz!—chillé—.¡Déjeme!—Nopuedodejarleenpaz,señor.Debepronunciaresenombreenvozalta—me

advirtió—.Debehacerlo.Debeafrontarsudestino.—¿Midestino?—pregunté—.Midestinoesahorauncaos,Vilar,porque todos

mementís.Porquenomeayudáis.Porquemeengañáis.—No,señor.Noesasí—mecorrigió—.Elúnicoquesemienteesusted,queno

escuchaniquiereoír.Noveloquetienedelante.¡Sehavueltociego!—¡Ciegosvosotrosqueosdedicáisaengañarmeenlugardeayudarmeacapturar

aesehombredel faro!—Ymarquéconmano temblorosaelcuadro,susilueta, susimpasiblesyheladosojos—.Mementísenlugardecapturaraesecazadordefalsasmusas.

—¿Cómolohallamado?—preguntóVilarasombrado.—Porsunombre.Porloqueesenrealidad.—¿Musas?—Sí,Vilar,sí.Esecanallacazamusasparaescribirhistoriasyluego—lerevelé

antesucaradevacilación—,comonolesirvenporquenosonverdaderainspiración,lasmata.—Ylelancéeldiarioquehabíatraídoconmigodesdealfaroalospies.

Vilarlorecogióyleechóunvistazorápido.Mirólasfotografíasdelasmujeresqueenélaparecíanynegóconlacabeza.Luegoloposótambiénenlamesita,juntoconelrestodecosas,yvolviósobresuspasoshastallegardenuevofrentealcuadrogrande.Allí sequedósilencioso,contemplándolo,observandoaquella imagenen laqueesemiserableasesino,esecanallainmundo,aparecíajuntoaJulia.Elsemblantedemilacayoeracadavezmásmateysumiradaestabaperdidaenlosdespiadadosojosdeesedemonio,en su infinitoycongeladomar.Loobservabacomoquienhaencontradoalgoasombrosoqueledejaanonadado.Comosimiexplicaciónsobreelmotivo por el que mataba, por el que cazaba, le hubiera abierto una puerta alentendimientode los actosde esehorrible ser, perome estabaprecipitando enmisconclusiones.Estabaequivocado.Vilarno lomirabaasíporeso,sinoporotracosaqueprontosupeyquefueamíaquiendejóabrumado.

Secretos.Demasiadossecretosamialrededor.—Musas —masculló—. Cazador de musas —repitió mientras yo asentía—.

Curiosaformadellamarlo.Curiosa.—Esloquees—aseveré.—Ya.—Seacercómásalretrato,posósusmanosenélyrecorrióconlosdedosla

frialdadqueexpresabalafisonomíadeesehombre.

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—¿Quéhace?—le reprendíatónito.Estabadesvariando—.¿Porqué leacariciacomosifueraalgobello?

—¿Sehafijado,donRicardo,queenestecuadronohaytristezaensusojos?—¿Peroquédice?Vilarseguíaexaminandoellienzoyacariciandoelrostrodeesedespreciablesin

hacercasodemiespantoporsusgestosypalabras.—¿Dequéhabla?—insistí.Noentendíaelcomportamientodemifielmayordomoquecontinuabaembobado,

hipnotizadoporelcuadro,repasandosuslíneas,sustrazos.—¡Vilar!¡PorDios!¡Respóndame!—De la tristeza que esconden sus actos—me reconoció al fin—.Cazamusas,

comousteddice,perolohaceportristezayamor,noporinspiración.—¿Amor? ¿Me está hablando en serio, Vilar? —No alcanzaba a entender el

propósito de su comportamiento ni de sus palabras—. ¡Imposible! Ese hombre nosabeloesqueeselamor—ysegúnlodije,medicuentadequea lomejorestabaequivocadoysílosabía.

«Anna».

ElamorporesatalAnnaquetodosqueríanconfundirconJulia.—Amor por Anna —confirmó en aquel momento Vilar, dándose la vuelta y

mirándome,comosileyera,denuevo,mispensamientos—.Tristezayamor.—Dejededeciresascosas—lecensuré—.Noesamorniestristeza¡Dejedeuna

vez de defenderle! —Y recordé cómo ya le había echado eso mismo en cara ennuestroencuentronocturnoenelfaro—.¡Dejedeprotegerle!

—Nolohago—merebatió,perosinconvencimiento,sinfuerza.Élsabíatanbiencomoyoquesíloestabahaciendo.Loquesemeescapabaeranlosmotivos.

—Sílohace,Vilar.¡Lohace!Leprotege,leayuda,ledefiende.¿Porqué?—Yo…—dudóybajó la cabeza, abatido—.Esdifícil y, quizá,después, yano

quierasaberdemí.—¿Porqué?—presioné.Silencio.—¿Porqué?—Nopuedohacerotracosa—dijoalapostre—.Esmiobligación.—¿Suobligación?¡Nomedigabobadas!¿Cómovaasersuobligaciónprotegera

esemalnacido?—Loes,señor.Siemprelohasido.—¿Peroquémeestáqueriendodecir,Vilar?¡Hable!¡Habledeunavez!—Ese hombre —y señaló el cuadro—, ese cazador de musas, como usted lo

llama,es,enrealidad,mihijo.Sorpresa es una palabra que se queda pequeña, pequeñísima, ante semejante

revelación.¿Suhijo?

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Sorpresa, espanto y compasión. Esos eran los sentimientos que invadieron micuerpotraslaconfesióndemimayordomo,dejándomeanonadadoyestupefacto.¿Suhijo?¿Vilarteníaunhijo?Yesehijo,¡porDios!¿Eraelhombredelfaro?

PobreVilar.Cuántosufrimientoenunamismavida.Unamorperdido,ingratoyegoísta,yunhijoquesololehacíapenar.

—Vilar—musitéconcuidado—.Losiento.Y lo sentía de verdad.Yo quería aVilar, lo apreciaba, y su confesiónme hizo

sentirmal.Laverdad,pormuchoquesehablaradeellacomoalgobueno,noeratancaritativa y compasiva como se pensaba. A veces, era y es mejor que se quedecallada.Laverdadescomoelarcoíris,hermosayatrayente,peroefímera.Sedesea,seadmiraydespués,unavezpronunciada,desaparecesinmásdejandotrasdesísolounhuerodesierto.

—Lo siento—repetí, peroVilar no reaccionó. Se limitó a volver a la silla delcuarto,sentarsedecaídoyhumilladoenella,yocultarlaslágrimasquedesbordabansusojosconlasmanos.Laslágrimasdedolordeunpadre.

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Capítulo24

Duranteunbuenrato,traslaconfesióndeVilar,elpobreVilar,ningunodijonada.Elsilencioseinstauróenlahabitacióndeinvitadosmientraslaslágrimasasolabanelrostrodemimayordomoylaculpamedevastabaamí.

¿Enrigoreranecesarioqueyosupieraesaverdad?¿Loera?Nolosabía.¿Habíacambiadoalgo?Talvezmiconcepto sobreporquéVilarprotegíaa ese

monstruooporquénoibaensubusca,peroloshechos,loqueesemiserablehabíaestadohaciendo,esonoibaacambiar.

QuiénsabesiVilarpodíahaberlodetenidoenalgúnmomento,pero¿cómopediraunpadrequeentregueasuhijo?¿Cómopretenderquenoloproteja?¿Cómopedirlequeloabandone?Nocompartíasuconductanisusactuaciones,peroleentendía.Porunavez,entendíaalgoytambiéncomprendíaporquémehabíamentido,porquémehabíaocultadoalgunascosas.¿Cómonohacerlo?

No me atreví a romper aquella especie de vigilia. Apenas osé mirar a mimayordomo,quenosemoviónihablóhastaquelaslágrimasseagotaronysumiradavolvióafijarseenelcuadrodondeaparecíaJuliaconsuhijo.Yapodíallamarloasí,suhijo.

Al ver cómo examinaba aquel retrato enmarcado entre pena y dolor, la culpaaumentó,perodeboreconocerque,alobservarloyotambién,igualmentesentíenfadoporque ese hombre, por muy hijo de mi intendente que fuera, mataba mujeres.Además, en esa fotografía posaba sonriente junto a Julia, poniendo su suciamanosobresudelicadohombro.Sí,Julia,porqueparamíeraJuliaynoesatalAnna.

Laculpa,sinyoquerer,diopasoaloscelos,quevinieronsinavisar,ytambiénalaira,quesepresentócomoescolta.LaslágrimasdeVilarmedolíanymeapenaban,perosuhijoeraunasesino,uncruelyvilasesinoquenopodíaestarcercadeJulia.Ellasemerecíaalgomejor.

—¿PorquéestásuhijoenesecuadroconJulia?—pregunté levantando lavoz,dejandolibresamispensamientosypermitiendoquelarabiafluyeradesdeelsuelo,dondeyoestaba,hastalosojostristesdeVilar.

—Julianoexiste—merespondió—,yustedyalosabe.Esamujer—ylaseñalóenelretrato—,sellamaAnna.

«Anna».

—¡Deje ya de decir eso!—le grité enfadado.Mi ira iba en aumento. Era unaformadequelaculpadesapareciera—.¡Síqueexiste!¡Existe!

—No, no existe—repitió, pero sin gritar como yo. Sin elevar la voz. Lo dijocalmado,conpalabras,enrealidad,llenasdedesconsuelo.

—¿Por qué se empeña en decir eso? ¿Por qué se empeña en hacerme daño?

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¿Cómonovaaexistirmujertanhermosa,bellayperfecta?—Es usted un necio, señor. Abra la caja, abra el principio —me imploró—.

¡Ábrala y lo entenderá todo de una vez! Lo entenderá y, por fin, todos podremosdescansar.Ella—yseñalóaJuliaenelretrato—,ytodos.

Suspalabraseranruegos,purasúplicaacompañadadeciertadesesperaciónantemiinepcia,peroyonopodíaabriresacaja.Noqueríahacerlo.Noestabapreparado,sibien,enelfondo,nuncaseestápreparadoparaalgoasí.

—Desde pequeño —me explicó, y aún siento el ruego en sus palabras, perotambiénelcariño—,siemprefueusteduntestarudo.Nuncahacíacasodeconsejosuórdenes, no obstante aquí, al presente, en el día de hoy, debe usted, por una vez,hacermecasoyabriresacaja.—Dejóelcuadroymedevoróconsusapenadosojos—.Debehacerloporsubienyeldetodos.Debehacerloparaquelaverdadseaalfinlibreyustedtambién.Debehacerloporque,de locontrario,sudestinonoseráotroquelalocuraylademenciaynosarrastraráatodosconusted.

A pesar de que sabía que Vilar tenía razón y que la locura ya me estabaacompañando en demasía, rigiendo mis pasos, mis pensamientos, mi mente, yhaciendoquelosrecuerdosdormidosregresaranparaatropellarmivida,neguéconlacabeza,dejandobienclaroquenopensabaabriresacaja.Noloibaahacer.

—Pues entonces—y se levantó—, acompáñeme y acabemos cuanto antes contodaestahistoriacontadasoloamedias.

Seincorporócontantafuerzaquehizoquelasillasetambaleara,chochandoconlamesitay tirando losguantesyelcolgante.Deunode losmitones,callóelsobredondeJuliaguardabaesapequeñallaveconelnombredeAnnainscritoenella.Lomiré,comoVilar,peronomemoví.Noqueríamásllaves.Noqueríamásverdadesosecretosquedesvelar.

Vilarcogióelsobre,loabrióysacólallave.Lacontemplóalaluzdeesamañana,yagrisdenuevoporlasborrascasqueveníandelmar,ydelamisma,elevósusojosaltechodelahabitación,aldesván.

—Esta llave—yme la enseñó—, debía estar guardada a buen recaudo.Debíaestarenelcajóndelasllavesolvidadas.

Ese receptáculo del que Vilar hablaba era un viejo cajón del escritorio de mipadredondesealmacenabanlas llavesqueyanoabríannadao lasquenosesabíaquéabrían.Nadie leshacíanuncacasopuesallí, enel fondo, solo ibanaparar lasolvidadas. De ahí su nombre. A veces, también otras que simplemente se queríandejardelado,aunqueaúnsesupieraloqueabrían,pueseramejornodesvelarloqueguardaban.

—Lahacogidodeallí,¿verdad?—insistió.—¿Conoceesallave?—preguntéentonces—.¿Sabeloqueabre?—Nonecesitaqueyoselodiga,donRicardo.—Laacaricióconcariño,comose

rozaunobjetoquerido—.Ustedyasabeloqueguarda.—No—negué—.Nosénada.

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¿Porquéibaasaberlo?Yonosabíaquéabríaesallavedorada.Yonosabía…—Lahacogidodelcajóny…—Yonolahecogidodeningúnsitio—leinterrumpí—.EsdeJulia.—AquínoponeJulia—meindicó—.PoneAnna.Esenombreotravez.

«Anna».

Esenombresonandoavocesenmicabeza.Tintineandoyrepicandosinparar,sindescanso.

—Anna—repitió—.EstallaveesdeAnna.Norespondí.Noteníanadaquedecir.Ante mi silencio, la posó con delicadeza sobre la caja de zinc, al lado de la

fotografíadeJuliaqueyohabíaencontradoeneldiariodeesedemonioenel faro,que tambiénestabaen lamesita.Delmismomodocogióelcolgantey lodejóasulado.Lomirótodocomosifuerauntesoroysuspiró.

—Ahí está—me indicó—.Ahí tiene la historia al completo. El principio y elfinaleinclusoalgomásquelallavedelosguantesdesvela.—Sevolvióhaciamíyextendiólamanoparaquemelevantaradelsuelo.

Rechacé su invitación y seguí pegado a la puerta, pero mi mayordomo, miqueridoVilar,tercoyobstinadocomoyoenesedía,nosedioporvencidoy,estavezsí, se aproximó y me cogió de los brazos, tirando y obligándome a levantarme.ObligándomeaempujonesasalirdelcuartodeJulia.

—¿Adóndemelleva?—quisesabermientrasmirabalapuertacerradadelbaño,Juliaestabaallídentro,ypensabaenlasganasqueteníadeestarconellaysoloconella.

—Aun lugarque leayudará—merespondióa laparqueseguíaempujándomehacialasescaleras.

—Estoycansado—protestéehiceamagodetirarmealsuelootravez,peroVilarmeapresóconbríoynomedejó.Siguióguiándomehastalasalida.

—Losé,señor.Losé.Todosloestamos,yporesomevoyasaltarlasórdenesquetengo—meexplicósindejardeasirmemientrasbajábamoslaescalinata—.Yalohehechoaldecirlequesoypadre,perotodoestoyahallegadodemasiadolejos.

—Pero…—¡Nada!Mevaaacompañar,legusteono—meinterrumpiódándomeunenvite

más enérgico y pegándome contra la puerta del recibidor—. Me acompañará ydespuésseráustedmismoelquepidaabrirlacajayelcolgante.¡Yaloverá!

—¿Adónde?—insistí.—Alcementerio.

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Capítulo25

Vilar no dejó en ningún momento que me escapara de su abrazo hasta quellegamosa lapuertadehierrodelcementeriofamiliardelpazo.Erauncamposantoque ya estaba en aquel lugar cuandomi familia compró la isla y se trasladó allí avivir.Dehecho,lasprimerastumbasdeesanecrópolis,lasmásgrandesyhermosas,sonlasdelterratenientedonRamónRoucoBuxánysuesposa,doñaJosefinaPilladoFariñas. Allí fueron a parar sus maltrechos cuerpos tras ser recuperados del mardespuésdequedonRamónselanzaráalvacíodesdeelFarodelAmorconelcuerposinvidadesuesposaenbrazos.

Vilarabrió la imponenteverjadelcementerio,quechirrióyprotestó,oxidadaycorroída como estaba tras años de abandono, y me invitó a pasar. Hacía muchotiempo que casi nadie pisaba aquel suelo sacramental. Ni Vilar ni mi madre o elservicio lo visitaban. Daba igual que allí estuviera la tumba de mi padre. Cadaaniversario,solouncriadoentrabaparalimpiarlayleponíaflores,peronadamás.Noserezabaollorabaenellugar.

Tardé en reaccionar, en moverme, pues no quería entrar y no porque loscementeriosmeprodujeranalgún tipodemiedooaprensión, sinoporque sentía, aligualqueantelapeticióndeabrircajasycolgantesodecirnombresenvozalta,quesilohacía,sisucumbíayobedecía,estaríamáscercadelderrumbetotal.

—¡¡Entre!!—me ordenómimayordomo con una voz y un ardor queme dejóasombrado. No acostumbraba a hablarme de ese modo, aunque en ese día era lasegundavezquemegritaba—.¡Entredeunamalditavez!—Ymeempujó.

Atravesé a regañadientes aquella longeva verja enmohecida de hierro forjado,altanera y arrogante, que nos miraba con insolencia por osar molestarla, y entré,acompañadodeVilar,enelcementeriodelpazo.

Crucesyseresaladosnosrecibieronpordoquier.Centenaresdeángelesqueconsus alas plegadas, alzadas, rotas o inexistentes, nos miraban al pasar, curiosos,mientrasguardabanelsueñoeternodelosqueallívivían.

Elcamposantodelpazo,adiferenciadeotrosqueyohabíavistoenmisviajes,secaracterizaba,hoytodavíalohace,porsuenormecoleccióndeángeles.Lastumbasnotienenmásadornosquelascrucesolaslápidas,y,porsupuesto,losángeles.Talessunúmeroquealgunosdeloshipogeosestánrodeadosdedecenasdeellos,sujetandocon brío las pesadas losas y custodiando a los difuntos, a los que ya no debemostocar.

Eselugar,desdepequeño,mepareciósiempreunaespeciedejardíncelestialllenode figurasaladas,guardianesque, rodeadosdehiedrasalvaje,vigilabannosolo lospasos de los muertos, también los de los vivos. Era como un edén de etéreos einmortalesespíritusdivinos.

Muchastardespaséenél,deambulandoentretumbasypanteones,jugandoentre

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aquellos ángeles que ese día, en compañía de Vilar, no me parecieron ni muchomenos amigables. Eranmás como soldados, centinelas de Dios y de su reino queestabanalacecho,alertas,porsialguienosabadespertarelrespirodelosmoradoresdeesaespecialciudad.Ysentía,acadapaso,quememirabanconrecelo,comosinofuerabienvenido.Notaba susojosclavadosenmí, enmiconciencia.No lesestabagustandomivisita,mipresencia.Nomequeríanallí.

Vilar,amilado,ajenoamisimpresiones,caminabadespacio,sinprisa,comosiestuvieradepaseo.Ibaconlamiradafijahaciaelfrente.Sabíaperfectamenteadóndequería ir, a dónde me quería llevar. Solo de vez en cuando torcía el gesto paracomprobarqueyoseguíaasuladoynohabíasalidocorriendo,comoenrealidadmeapetecía.

¿Quépintábamosenelcementerio?¿Quéqueríaqueviera?¿Quéibaaentenderallí?Aquelloeraunatontería.Noteníacasopasearporeselugarrepletodesombrastantristesydolientescomomicaminaresedía.

Cuando llegamos cerca de los panteones principales de la necrópolis, el delterratenientedonRamónysufamilia,yelquedebíaserparalamía,Vilarseparó.

—Sonhermosos,¿verdad?—resaltó.Sí que lo eran. A pesar del paso incesante del tiempo, permanecían intactos,

rodeados de ángeles custodios que elevaban sus grandiosas alas al cielo. Piedrascenicientasypardas conornamentosde flores esculpidasyvidrieras azulespor lasque entraba la luz iluminando en celeste el descanso de sus moradores. Eranhermosos,muyhermosos.

Cuando mis padres se trasladaron a la isla y vieron el panteón familiar de lafamilia Rouco Buxán, quedaron enamorados de su perfección y beldad. De suscerúleas cristaleras y sus cantos esculpidos, de sus divinos ángeles, diez en total,todosconlasalasabiertasyconeldedoindicandosilencio.Nohayqueperturbarlamudezdellugarytampocoelsueñodelosqueallípermanecen,decíanconsugesto.

Tanimpresionadosquedaronquemandaronconstruirunoigualparaelmomentoen el que les tocara a ellos viajar almás allá, sin embargo nadie demi familia lohabitó jamás. Cuandomi padremurió, su tumba se ubicó en la parte de atrás delcamposanto,cercadelatapiafinal,juntoaunosroblescentenariosqueconsushojasy arrullos ofrecían, a ojos demimadre, unmejor descanso.Al lado demi padre,vacío,esperabaelsepulcroparacuandomimadrepartiera.Cerca,elmíoyotromás.

Ladecisióndenousar el panteón, a pesar de su innegable belleza, quizápudoestar influenciadapor la terrible historia de lamuerte del terrateniente y su esposaque, al principio, cuando mis padres fueron a la isla a vivir y construyeron elmausoleo gemelo, desconocían. Fue uno de los barqueros que traía a la islaprovisionesysuministrosquienselocontóunabuenatardeamiqueridamadreque,horrorizada, prohibió ir al lado norte de la isla y, seguro, también decidió cambiardondevivirenlamuerte.Mipadre,simplemente,accedió.Siemprefuecomplacientecontodosycadaunodelosdeseosdemimadre.

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Vistosjuntos,esosdospanteonesgemelosparecían,enverdad,fanalesazulinos.Unfarohacialainfinituddondesereposaosepenaeternamente.

Vilar se santiguó y continuó su camino. Yo le seguí, andando recto, tras susombra,ydejandoatrásotrospanteonesdemenorbellezaeimportanciadefamiliaresdelterratenienteensumayoría,hastallegarcercadelatapia.

Seguimos rectos sorteando algunas tumbas pertenecientes a la servidumbre quedesdehacíamásdecienañoshabía servidoen la islay tambiénotrasvinculadasafamiliaresquemimadrehabíatenidoabiendejarenterrarallí.

Continuamosandandounpocomáshastallegaraunazonaamplia,cercadelosrobles donde estaba enterrado mi padre, rodeada de un cercado bajo de acero,carcomidoporelverdínylaroña,queVilarnodudóenabrircondeterminación.

—¿Adóndevamos?—indaguéalverleatravesarlaverja—.¿Mevaaenseñarlatumbademipadre?Yalaconozco.

—Noesesoloquequieroquevea.Meparénadamásatravesarlacancela,conunasensaciónextrañadeparálisisy

cogíaVilardelbrazo.—Entonces,¿quéestamoshaciendoaquí?—Paciencia, don Ricardo. Paciencia —me respondió soltando mi mano—.

Enseguidaloverá.Unpocodepaciencia.—Yanotengopaciencia—rezonguésinmoverme.—Enseguidallegamos—continuóhaciadelante—,yloentenderátodo.—Estoyharto,Vilar—levantélavozolvidandodondeestaba—.Estoycansadoy

harto.—Hágamecasoporunavez,señor—yfueélentoncesquienmecogiódelbrazo

ytiródemiparaquelesiguiera—.Seloruego.—Cansado, Vilar, cansado —seguí protestando, pero le seguí—. Cansado de

tantos secretos ymentiras. Cansado de que todos sepan cosas que yo desconozco,como lo del hombre del faro. —Su expresión se ensombreció, no obstante noapaciguóelpaso—.Meloocultó.Nomedijoqueerasuhijo.

—Nopodíadecírselo—sedefendió.—¿Porqué?—Porqueloprometí.—¿Aquién?—Esodaigual,fuehacemuchosaños.—Nodaigual,Vilar.Todoes importanteenesteasuntoporquemetraeaquí,al

cementerio,obligado,averquéséyoynomediceelporqué.Mesiguemintiendo.—Nolemiento,señor.—Sí que lo hace —le contradije—. Lo hace. —Le vi negar con la cabeza

mientras continuábamosandandohasta casi llegar almuro final del camposanto—.MemintióconlodeesehombreytambiénconJulia.Ustedyalaconocíaynomelodijocuandoaparecióenlaisla.Tambiénsabíaquesuhijolatrataba.Memintióy…

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—Julianoexiste—me interrumpió, sin levantar lavoz,peroseguroy firme—.UstedhabladeAnna.

—¡Julia no es Anna! —chillé haciendo que todos los ángeles cercanos sevolvieranhaciamíymemostraransuenfadoporromperlapazsacramental.

Mequedé inmóvil, como las estatuas que poblaban el lugar, ante sumirada dereproche, y ya no di ni un pasomás. No quería seguir avanzando entre tumbas ycrucesporaquelterrenoquesolotraíarecuerdos,pocosbuenosymuchosmalos,amimentecansadayenfermiza.Noqueríarecordar,niavanzarnisaber.

—¡NoesAnna!—repetí—.EsaAnnaamímeda igual. ¡JulianoesAnna!—aseverédenuevo.Nomeibaaconvencerdequemimusa,miinspiraciónnoexistía.¿Cómonoibaaexistir?JuliaeraJuliaypunto—.¡Juliasíexiste!

—¡Déjese de quimeras y venga conmigo de una vez! —me mandó. Habíaretrocedidoparairamiencuentro,ytiródemí,forzándomeaavanzar.

Vilarrecorrióunpardepasosmás,tirandodemíyhaciendooídossordosamisquejas y reproches hasta que, sin previo aviso, sin más, me soltó de golpe y sedesplomó.Cayóderodillasalsuelo,asustadoytemeroso,echándoselasmanosalacabeza,mirandodehitoenhitoaquellugarenelqueestábamosconlosojosabiertoscomoplatos.

Sederrumbójustoalladodeunatumbaconunaenormelosadondeunángeldetitánicasdimensiones,vestidoconunagrantúnicaderibetesfloreadosyconlasalassemiplegadas,señalabaelcieloconeldedoíndicedesumanoizquierda.Elseraladoavistabadoliente la inmensidaddel nuevohogar quemarcabapara el exánimequeprotegíamientrasconlaotramanoseapoyabasobrelapiedra.Eraelsepulcrodemidifuntopadre.

Vilar miraba a su alrededor como si un fantasma se le hubiera aparecido,espantado, y comenzó a signarse de forma compulsiva mientras se giraba, sinlevantarseymemirabaestupefacto.

—¿Cómo ha podido?—se escandalizó—. ¡Por Dios bendito! ¡Dios del cielo!¡¿Cómo?!

Yonorespondíyretrocedíhastadarmeconlavalla,alejándomedeaquelángelqueguardabalatumbademipadreyladeotros.Apartándomedesumiradaque,pormomentos, me pareció que cambiaba y se dirigida a mí, crecida de censura yreproche.

—¡Ustedyalosabetodo!—chillómimayordomosindejardesantiguarse.Ledioigualromperlasantidaddeaquellugarquenoera,ya,asusojos,unsitiosagrado—.Poresonoquiereabrirlacajanielcolgante.Poresonoquiereleerelnombredemihijoenvozalta.Yasabe toda laverdad. ¡Toda!Lasabe,aunqueno laquieradejarsalir.

—¡Yonosénada!—lecorregí,dandounpasomáshaciaatrás—.Nosédequéestáhablando.

Vilarnodejabademirarmesobrecogidoyaturdido, inclusocontristeza,penay

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algoqueenjuiciérabia.—¿Cómohapodido?¿Cómo?—memachacó—.Necesitaayuda,donRicardo—

susojossellenarondelágrimas,amargasyásperas—.Lanecesita.—Sí —confesé mientras seguía alejándome y salía del recinto vallado—. La

necesito.NecesitoaJuliaynecesitoquetodosdejendementirme.—Julianoexiste,señor.Anna.¡EsAnna!—Miente.Todosmienten.Meestáengañando.Meengañan.—Ustedeselqueseengaña,señor—apuntóaúndesdeelsuelo,conlasmanos

hundidasenlasuciaymojadatierrarevuelta.Yanoteníafuerzasparahacersecruces—.Ustedeselúnicoquenoshamentidoatodosdesdeelprincipio.

—¿Yo?Yonohementido.—Lohahechoy,lopeor,señor,esqueseestámintiendoasímismo.¿Cómoha

podido?—repitió—.¡¿Cómo?!Ya no seguí escuchándole y eché a correr. Sorteé tumbas, ángeles que

amenazaban con llevarme a los infiernos y lápidas con nombres conocidos ydesconocidos. Corrí sin mirar atrás ni una sola vez porque no quería ver a Vilararrodilladoentreviejatierraremovida.

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Capítulo26

Ángeles, cruces y tumbas. Todo lo sorteé y dejé atrás mientras en mi cabezaresonabaconfuerzalavozdeVilar,miqueridoVilar:«Julianoexiste,señor.Anna.¡EsAnna!».

EsenombrerepicócomountamborenSemanaSanta.

«Anna».

Incansable, indolente, tenaz.Asíretumbó,peronodetuvemicarrera,noparé,ytampocomiréatrás.NomevolvíenningúnmomentoacomprobarsiVilarseguíaconlasmanoshundidasenlamugrientatierraytampocomefrenéaescucharsusruegos,preguntasyreproches.

Nolohice.Meneguécomohastaesemomentohabíaevitadoabrircajasdezinc,medallones o leer nombres en voz alta. No quise saber lo que Vilar me decía oenseñaba.Loescondí,silenciéysepulté,comomuchasotrascosas,enalgúnrincóndesdeñadodemiidaycastigadacabeza.

¿Por qué?, os estaréis preguntando. ¿Por qué tanta terquedad simi obstinaciónsolomeestabahaciendosufrir?Amíyalosdemás.

Llegadosaestepunto,vuestrainterrogaciónesrazonable.¿Porqué?Larespuestasolopartedemiabatidayenfermamentelasabía.

Corrícontodasmisfuerzas,sacadasdelasganasdeescapardetodoydetodos,ynomefrenéhastaqueestuveenelpazo.PrimeroenelcuartodeJulia,dondenolaencontré.Allíestabansuscosas,elvestido,loszapatos,losguantesy,juntoalacajadezincquetambiénsehallabaenaquellugar,sucolgante,peronoella.Ydespuésenmidespacho,dondemeencerré.Ymarchétanaprisaquenomefijéqueporelmarseacercabaunpequeñobarcocaminodelembarcaderoconvariaspersonasabordo.Nole presté atención y a secas avancé presuroso. Tan raudo que, por un instante,pequeñoyfugaz,ysinembargosuficiente,meviamimismoenotraépocaenlaquedesfilabatambiénporesosparajes,porlosalrededoresdelacasa,peroencompañíade la deseada felicidad. ¿Qué no somos capaces de hacer por conseguirla ymantenerla?Es comoun tesoropormil años enterradoquequeremoshallar a todacosta.Elfinaldeuncamino.Elpremioalaconstancia.

Cuando entré en el despacho, lo primero que hice, tras atrancar la puerta, fuesacaramiabsenta,miqueridaabsenta,miamantefiel.Laúnicaquenomementíanimeabandonaba.Lasaquéybebíconansiadirectamentedelabotella.

—Ayúdame—lesusurré—.Ayúdame.Otro trago y otro más hasta que sentí calmarse las palpitaciones y

estremecimientosdemicuerpoyesemalditonombre,Anna,comenzóa sonarmásbajito.Siguióahí,peroconmenosfuerza.

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Bebíconganas,comosinohubieraunmañana,presodemisrecuerdosolvidadosy mis recuerdos retornados. Y en verdad, debo reconocer que, mientras el saboramargodelaabsentapacificabamised,nosabíasirealmentehabríaunmañana.

Meacomodéenelescritorio,conlabotellabiencerca,ymeencendíuncigarrilloquemeturbó,puellevabamuchashorassinprobareltabaco.Aquelmareo,quemeaturdió, tambiénmeayudóaqueaquelnombre,Anna,repiquetearamenos,peronoerasuficiente.Necesitabamás.Queríaolvidar,arrinconaryacallaresenombreparasiempreporloquedemiescribaníatomélacajademaderaqueguardabalamorfina,laquemejorapagabayenterrabalosmalossueñosylosmalospensamientos.

No me quedaba mucha, pero sí la suficiente para intentar que ese día sedesvanecieray todos los fantasmasquemeacechaban,cadavezenmáscantidadymáscercanos,seevaporaran.TambiénparaquelaspalabrasdeVilardesaparecieranyel nombre de esa mujer, Anna, acabara soterrado en algún lugar recóndito einsondable donde vivificarlo resultase imposible. Eso deseaba.No volver a oír esenombre.Quevolara.Quenuncamásexistiera.Noeratandifícil,¿no?

Saquélapequeñabotelladecristaldelacajademaderaytambiénlajeringuillayla goma.Lo dejé todo sobre lamesa y, con cuidado,mepreparé la dosismientrasechaba algún trago más de absenta. Poco a poco, la bebida empezaba a hacer suefectoprovocandoenmíunasensacióndulcedeirrealidadquemerelajó,sibiennoalejódeltodolapercepcióndepérdidayruinaquenotaba.

Mequitéelgabán,quetodavíallevabapuesto,yaconunaaparienciamugrientaydesastrada, sucio, lleno de mi propia sangre y cargado con demasiados pecados.Parecíamáselabrigodeunvagabundoqueeldeunseñor.

Antesdearrojarloalsuelo,sustrajedelosbolsilloslallavequeabríalamalditacaja de zinc; el principio, según Vilar. La posé sobre la escribanía, cerca de laspáginasdelanovelaqueestabaescribiendo.¿Cuándopodríacontinuarconella?,mepreguntéalverlasobrelamesaabandonada.¿Ycómoloharíasi,enefecto,Julianoexistía?¿YsiJuliaeraAnna?

—Nopienseseso—medijeamímismoalaparquemequitabalachaquetaymesubíalasmangasdelacamisaregañándomeporespeculardeesemodo.Vilarmentía,comotodos—.Juliaexiste.¡Existe!

Alejéesososcurosy terriblespensamientosqueencogíanmialmaymehacíantiritar, y cogí lagoma.Laaté en elbrazo izquierdo,bienprieta, ybusquéunbuenrincónenmisvenas,entrelasdurezasyulceraciones,dondedarpasoalaaguja.Mecostó, mucho, por lo que tuve que cambiar de extremidad y, un poco más torpe,buscarmejorentradaenelbrazoderecho,igualderepletodecallosycicatrices.Alfinal, solté lagoma,quedejécaeralsuelo,ymequite loszapatosy loscalcetines.Busquéentrelosdedosdelospies,dondehabíamenosmarcasdepinchazos,yclavélaagujacondecisión.

¡Quéplacer!¡Quéensueño!En cuanto el líquido irrumpió en mi torrente sanguíneo, una sensación

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extraordinariadepazmeinvadió.¿Acasoeratandifícilpermanecerasíporsiempre?Mehubieragustadosentirmedetalformaeternamente,encalma,sinproblemasy

sin remordimientos. Hubiera dado cualquier cosa por conseguirlo, pero el destino,porfiado, no estaba por la labor. No me iba a dar el gusto. Tenía aún asuntospendientesqueresolverconmigoy,aunquemedejaradisfrutarunsegundo,apenasunsegundo,deesapazquenotaba,simplementeeraenrealidadunasensaciónfugazyfrágil.Quebradizoydelicadocomoloscoposdenievequedesaparecenaltactoyelcalordelapalmadeunniñoquejuegaacapturarlos.

Dejélajeringuillasobreelescritorioymequitélagoma,quecayóalsueloyquenorecogí.Loquesíalcancéfuelabotelladeabsentadelaquebebíunostragosmás.Aquelloacabaríapormatarme,peroteníased,unasedquenoconseguíaquitarmedeencima.

Bebíy ladejé juntoa la jeringayal restodecosasquehabíaen lamesa,enelcaos de mi escritorio, que parecía un barco hundido que flotaba sobre un océanocebadodetintanegrayenvueltoenhojasporterminar.

Cogílasúltimaspáginasquehabíaescritodíasantesyconunavoztemblorosa,palpitanteporlasdrogasylalocuraqueyamesitiaba,mepusealeerlasenvozalta.Siempremegustóhacerlo.Eraunabuenaformadeverlosfallosquetenía,dedarmecuentadedóndehabíaerroresquesubsanar.Orarpararehaceryremendar.Elevarlavozparaquelahistoriacobraravidamásalládemiimaginación.

Pasajeshermososllenosdebellaspalabrascolocadasconesmeroycuidadoparacontarunagrandiosahistoriadeamorverdadero,deamorconmayúsculas,deamorinmortal.UnocomoelqueyosentíaysientoporJulia,pormimusa,miinspiración.Yanohabíadudademissentimientoshaciaella.Yano.Alprincipiorecelé,puesnosabía si mi cariño era una simple pasión estacional, pero el tiempo y losacontecimientosvividosmehabíandemostradoqueeraamor,comoeldeminovela.Yuno,además,quesepuedeprofesaraunamusa,sí,aunainspiración.

Las lágrimas, sin yo querer, asomaron. Malditas lágrimas. ¿Cuántas habíaderramado? Lágrimas de desconsuelo que arrastraban verdad en ellas. Lágrimasnegras cubiertas de tinta y de sangre. Lágrimas que emborronaban las palabras deamor que yo había escrito con cuidado en esas páginas que temblaban entre misdedos. Lágrimas que solo pretendían hacerme ver lo que yo no quería, comomensajerasdeunarealidadincómodaycelada.

«Ciego»,mesusurraban.«Necio»,medecían.«Abrelosojosdeunavez.Escucha».—Nollores—mesolicitóentoncesunavozsuaveydulcecerca,muycerca—.No

llores.Megiré,inquieto.Pensabaquemehabíaencerrado.Aldarmelavueltayverala

dueñade esadúctil voz, cualquier atisbode susto se esfumó.Se fue en cuanto losojosverdesdeJuliameinvitaronaacompañarla.

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Dejélaspáginasdeminovelasobreelescritorioymelevantédelasilla,aturdidoy algomareado.Casi caigo de bruces por hacerlo con demasiado ímpetu, pero nollegué a desplomarme porque Juliame tomó de lamano y con suavidadme llevóhasta el suelo, donde me invitó a tumbarme con ella sobre el gabán que allídormitaba.

—No llores —me repitió mientras con sus manos desnudas, no llevaba losguantespuestos,meacariciaba,comounabrisa,lasmejillas.

Susmanosestabanfrías,gélidas,eranhielo,peronomeimportó.Sufrescormepareciólamejordelasmantas,elmejordelosabrigos.

—Julia—lanombré—.Existes.Susmanossiguieronacariciándome,lacabezaestavez,queapoyégustososobre

suregazo.Comosi,enlugardeenmidespacho,estuviéramosenunpícnicalladodelmar,contemplandoalasgaviotassobrevolarnosydisfrutandodeunatardesoleadadeprimavera.

—Existes—remaché—.Eres.Cariciasdeamor,dedulzura,perotambiénescarchadascomoelgranizo,estaba

helada, acompañadas de una especie de espasmos musculares y temblores que lahacían parecer una autómata estropeada. Yo me deje hacer, acurrucándome máscerca, e ignoré esos raros movimientos.Me centré solo en el calor que sentía micorazón,infladodeamor,ycapaz,sinduda,decalentarelcuerpodeambos.

Susojos,quenodejabandemirarme,erandeunverdeaúnmásintensosicabequelapropialuzdelasesmeraldas.Unverdesolopensadoparanáyadesoprincesasquedespuntabaensuapagadoyblanquecinorostro,cadavezmásníveoymarchito.Estabamuydesmejorada.

—Existes —calqué alargando mi mano hacia su cara que no alcancé a tocarporquesemederrumbóamitaddecamino.

Todo mi cuerpo se caía y desplomaba en un espejismo placentero donde soloexistíamosJuliayyo.Ellayyo,ynadiemás,caminodeunlugardondeúnicamentelosamanteseternospuedenhabitarydondesolohaycabidaparalafelicidadquedaelamor.

Elamor.¡Cuántodueleelamor!Julia, con su ropa hendida, sucia y desgastada, estaba en verdad estropeado su

vestido, comido por las polillas y demasiado manoseado, dañado por la sal y elocéano,siguiómimándomecomoharíaunamadreaunniñoasustadoytemerosoy,en el fondo, asíme sentía.Como un niño conmiedo a todo y con un sentimientoenormedeculpa.¿Porqué?Portantascosas.

—Losiento—lemusitémuybajito—.Losientomucho.—Nodeberíaspedirmeperdón.—Peroyo…Yonoteayudé.Elmar…Losiento—repetí—.Fuiuncobarde.—Penséqueyalohabíasentendido—meexplicó.—Debíayudarte.Debíhacerlo—seguílamentándome,dejándomellevarporuna

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terribleemocióndepecadoycarga.—Noerasencillo—meconcretó.—Pero…—Nada. —Me puso una mano en la boca para que no protestara más—. El

destino estaba escrito para mí mucho antes de aquello. Debes entender que tú nopodíashacernada.

—Eldestinosepuedecambiar—ylaspalabrasvinieronescoltadasdenuevasehirienteslágrimas.

Quisesecármelas,hacerlasdesaparecer,peroyanopodíacontrolarlas.Eranellaslasquemegobernaban.Tristeza,culpa,pecado.Todoatadoporlaenérgicaypotentesirgadelllanto.

—Eldestinosepuedecambiar—reiteréentresollozos.—¿Desdecuándo?—Yunacarcajadaviolenta,llenadetristezayamargura,salió

desubocaenformadeconvulsión.—En las novelas, yo puedo elegir el destino—y me pegué más a su cuerpo

intentandoquedejaradetemblar,aunqueloúnicoqueconseguífuetitilaryotambién.—Estonoesunanovela—mecorrigió—.Enellasunopuedeescribir loquele

plazca,peroestoeslavida.—Puedeacabarsiéndolo.—Puede…Después de aquel «puede» dejado a medias, un rato más siguió mi musa

acariciandomi cabezamientras absenta ymorfina intentaban cumplir su cometido.Les estaba costando, pues tantos años de abuso provocaban que no consiguieranllevarme lejos de la realidad que apremiaba con salir y ser a toda costa. Estabademasiadoacostumbradoasucompañía.

No podían conducirme más allá de esa verdad que todos sabían. Lejos de laspalabras y acusaciones deVilar que, a pesar de los esfuerzos demis amantes, aúnretronabanenmicabezaculpándomeyseñalándome.

«¿Cómohapodido?¿Cómo?».

Trasladarmelejosdelacajadezinc,delmedallónydeloscuadros.Másalládeesehombredelfaro,deesemonstruo,ydeesatalAnna.

«Anna».

Alpensarenelmedallón,conlosojosentrecerrados,vislumbrésucolordorado,subrillo,colgandodel lastimosocuellodeJuliaquesehabía tornado límpido,y lorocé.Loatrapéentrelosdébilesypalpitantesdedosyledilavuelta.Vilainscripciónylaleí.Sí.Lohice.Laleídeverdadytembléporquelarealidad,mezquinaytirana,estabaprontaasubirasurealtrono.

—¿Ya sabes quién soy?—me preguntó entremurmullos, entre otros clamores,

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mientrasdevolvíamimanoalregazoysequitabaelmedallón.Habíamásvocesapartedelasuya.Vocesalotroladodelapuertacerradademi

despacho.—Losabes,¿verdad?—insistióyabrióelmedallón.Contemplósuinterior,dos

fotografías,unhombreyunamujer,ydespuésmemiróamí, estrechándomeenelsinopledesusluceros—.Losabesporquemebuscasteymesacastedemisueño.Yosoy…

Tapésubocaconmiaturdidamanoyneguéconlacabeza.Nonecesitabaoírlonisaberlo.Yasabíaloqueteníaquesaber.

—Séloquesé.Yo…—Peronopudecontinuar.Mivoz,adiferenciadelasqueseoían al otro lado del despacho, era apenas un balbuceo. Un rumor apagado ymoribundoquenoseatrevíaadecirnada.

Trasdejar elmedallónabiertoenmimano, se levantó, fuehastael escritorioycogiólallavequeabríaladichosacajadezinc.Lapusojuntoalmedallónydespuéssearrodillóamilado.

—Debesabrirlacaja—mesusurró—.Pormí.Debeshacerlo.Actoseguido,concuidado,entreunaespeciedesacudidasdebrumayniebla,se

acercóymebesó.Mebesó.Enesemismo instante,nomehubiera importadomorirporque fueelbesomás

hermosoquejamássentí.Unbesodeamorverdaderoquelocuratodo,quelopuedetodo.

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Capítulo27

«Yosiempreteesperaré»fuelosiguientequemerevelómiamadamusaantesdeirsedemiladoydesaparecer.Dedejarmeallísoloconlacompañíadeunaabsentacaducaquenoconseguíacalmarmisedyunamorfinainfecundaquenoeracapazdemudarmissueñosaalmíbar.

Antesdequelaspesadillasinvadieranmimente,queloharían,comosiempre,ymehicierancompañíaenmicaídaalosinfiernos—pueseraallíadondeiba—,quisevolveraolvidar.Deseéviajarlejos,abandonar,peronomefueposible.Ningunademis dos amantes conseguían ayudarme y los tristes ensueños que me guardanacudieronesedíaconapetitodepenitencia.

Fueronterribles.Creoquenuncahevividoningunoigual.Niantesnidespués.Ypuedodarfedequelosquemevisitancadanoche,sindescanso,trasesosfunestosdíasnosondulcessueñosmecidosconcancionesinfantiles.

Aterradoras,fierasyhorripilantes.Asífueronmispesadillas,yvinieronesatardeacompañadasdeunolornauseabundoquesememetiódentrodelacabezaymellevóatravésdesenderosespinososyoscurosvigiladosporsombrasdañinas.Sombrasdeotromundoqueveníanapormí.

Medesdobléymeviamimismotiradoenelsuelodemidespachorodeadodetinta,papelesyconelcolgantedeJuliaabiertoenlasmanos,guardadoporlallaveque abría la maldita caja de zinc. Un medallón hermoso que brillaba como unaestrellaymeinvitabaamirar,aecharunvistazoasucontenido.Meneguéahacerlo,noquise,peromicuerpo,desobedeciendomisórdenes,seaproximóamiotroyo,altiradoenelpiso,yasióelcolgante.Lomiró.Vayasilomiró.Lomiréyviloquenoqueríaver.

Laabsentaylamorfinanomeestabanayudandodelmodoqueyoquería.Loqueestabanhaciendo,paramidesconsuelo,eraquelaclarividenciamedominara,quelaverdadsaliera,queelpasadoregresarayqueyoviera,porfin,loquenoqueríaver.

En el colgante había dos fotografías, de un hombre y una mujer. Una era laimagendeJuliaylaotra…

¡Oh,Dios!¡Habíaestadociego!¿Cómopuedeunonegarseasímismo?Esaotraimagenmequemópordentroyarrasólapocacorduraquemequedaba.

Bajoambas,unmensaje,palabrasdeamor.«Tequiero».Esoponía.«Tequiero».Cerrélosojosymealejé.Lancéelcolgantesobremiyotiradoymeaparté.—¡No!¡PorDiosbendito!¡No!—gritésinqueningúnsonidosalierademí.Era

comounfantasmapululandoalrededordemiyodelirante—.¡Noesposible!Peroloera.Claroqueloera.Eldemonio.Elyoodiado.Al otro lado de la puerta,más contornos demujer acechabanmis sueños y se

colabanporlasbisagrasycerradurascomoelagua,comoelmardemiisla.Líquido

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negro y oscuro, repleto de reproches que se acercaba, como lava, hasta mi figuraabatida.Yo, desde el aire, intentaba pararla. Soplaba, gritaba, chillaba y pataleaba,pero nada hacía que esa masa informe tostada y bruna, colmada de sermones yquejas,seacurrucaraamilado,cercandomicuerpodecerrazónynoche.

Alamasaleacompañabaunafetidezinmundaaexpiraciónyagonía.Untufoqueatraíaaotrasombra,establancayaúnhenchidadeluz,perorotayastrosa,quesalíadelcautiverioenelquehabíaestadoconfinadaybajabalasescalerasdemicasaenmibusca.Queríaserlibre.Queríaquelareconocierayladejaramarchar.Asupaso,unnombreresonabacondeterminaciónsinprincipionifinal.

«Anna».

Descendíaconmarchatorpeypesadalosescalonesdemihogar.Bajabaaferradaa la barandilla, perdiendo un poco de sí misma y su luz a cada paso que daba.Abandonandoalboresdeuntiempopasado,deuntiempomejorprontoadesaparecer.Dejandoatrás tierray suciedaden la tarima.Moradosdel tiempo los labiosyunosojos vacíos que conservaban cierto brillo verde, casi extinto.Tierra de cementerio,tierradesepultura.Haraposeransusropajesylímpidosurostro.

Quisepararsumarcha,pidiéndoleperdón,suplicandoquemeabsolviera,perosupresencia era firme, constante. No se detenía. Venía a por mí, como el resto desombras.Veníaadecirmeloqueyonoqueríaoírniver.Deseabaqueabrieralosojosymicerrilmiradaalfinentendieraloqueestabapasando.

«Necio»,gritabantodas.«Cobarde»,algunas.Pesadillasydeliriosqueme llevaronaensordecerotrasvoces, estas familiares,

queaporreabanygolpeabanlapuertademidespachoconsañadiciendominombre.Vocesqueme llamabanypedíanagritosqueabrieraesapuertay lasdejarapasar.Peroyonopodíahacerlo.Noestabadentrodemí.Yosoloeraunespectroquevagabaporeldespachoviendomicuerpo inmóvil rodeadodeánimas, tinieblay tristeza,yangustiado,además,porlaprontallegadadeesaotrasombradeojosaceitunadosquebajaba sin descanso las escaleras dispuesta a que, de una vez por todas,comprendiera.

Pesadillasterriblesquenoacabaronhastaqueunhachapartiólapuertaendosyla conciencia me asaltó de golpe, regresó, haciendo que mi desdoblamientodesparecieray,entrecelajesyniebla,vieraapareceralotroladodelumbrallaseveramiradademiqueridamadre.Supelocenicientobienapretadoconunmoñoaltoysuluto eterno.Apareció con su inseparable bastón.Un apoyo demadera labrada conempuñaduradeplataengarzadadejoyas.Unregalodemidifuntopadrequeimponíarespeto y temor con su golpe constante.Madre surgió escoltada por la tristeza deVilar,sucioyllenodetierra,miradaperdidaysemblanteabatido,hachaenmano,ylacarade sorpresadeCastelao, esedetectivedemediopeloque solo servíaparaqueunosesintieramalconsuspreguntas,alverme tiradoenel suelo llenodebabasy

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lágrimas.MimadreyCastelaoeranquienesveníanenelbarcoquediviséacerándoseala

islaenmicarrerahaciaelpazo,enmihuidadelcementerio,enmidesercióndeunapartedelaincómodaydéspotarealidad.

Cuando entraron, la sombra que bajaba las escaleras corrió hacia arriba.Huyó,puesnoqueríaqueotros lavieran.Soloyodebía liberarla.Soloyodebíabuscar laverdadquelosdemásyasabían.

Desdeelsueloruinosocontempléelrostrodurodemimadre,llenodearrugasydeungestomezcladetristeza,amorydesazón,y,también,reproche.

—Hijo—masculló disgustada—. Mi querido hijo—y se acercó a mi lado—.¿Quéhashecho?

—Julia—acertéadecirconapenasunhilodevoz—.Julia,¿dóndeestás?—¡Julianoexiste!—merespondió rauda,cambiando tristezapor rencor,dando

un paso al frente y poniéndome su bastón en la garganta, apretando. Elmetal delmango estaba caliente. Conservaba aún el calor de lamano firme y segura demimadre—.¡Noexiste!

—Julia —repetí casi sin aire, revolviéndome para deshacerme del peso delcayado,peronopudehacerlo.Mismovimientoseranlentosytorpes,ymimadrenoaflojabaniunmilímetro.

Antemismeneos,miprogenitora,enfadadaycasifueradesí,apretóaúnmás.Selaveíadolidaymuy irritada.Vilarhizoamagode irhaciaellaparaqueaflojaraelbastón,paraquemedejararespirar,peroconunasolamiradalemandóapartarse.Lefulminóyleapocócomoaunperrochico.Mimadresiempretuvoesepodersobrelosquelarodeaban.Eraunamujerfuerteydecididaalaquenoletemblabanuncalavoz.Duraysevera.

—¡Julia se llama Anna! —me gritó revelándome unos ojos saturados dedesesperación—. ¡Entiéndelo de una vez por todas, hijo! ¡Entiéndelo! ¡Anna! ¡EsAnna!

Su presión aumentó y mi conocimiento empezó a flojear. Vilar no pudocontenersey,apesardelenormerespetoeinclusomiedoqueteníaamimadre,diounpasoalfrenteysepronuncióparadeteneraquelespectáculo.

—Señora,déjelo—lepidió—.Essuhijo.¡Déjelo!—¿DóndeestáAnna?—meinterpelóella,ignorandolaspeticionesdeVilarpara

quemesoltara,aunquesíaflojóunpocolapresióndelbastónsobremí—.¿Dóndelahasmetido?

—¿Anna?—articulé,yamáscercadelaturdimientoquede la razón—.Anna…—balbuceémientras la imagendel colgantemeacosabayenmimenteunnombreinscritoenélsetransformaba—.Juliaes…

—¿Dóndeestá?—repitió,presionandodenuevo.—Yo…—Casinopodíahablar.Elcayadomeestrangulaba—.Yo…—Yseñalé,

comopude,elcolganteabiertoquereposabaamiladoconlafotografíadeJuliayde

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unhombre.Deunhombreque,demonioyasesino,miserableymalnacido,pormásquequisieranegarlo,conocíamuybien—.Yo,madre,yo…

Miprogenitoraseapiadódemíunsegundo,demisentirymicolor,yaníveoporla falta de aire, y me dejó respirar. Apartó el bastón y se agachó para coger elcolgante.Lomiróconciertonerviosismoymeparecióver lapenareflejadaensusojoscuandocontemplólasfotografíasdesuinterior,perosolofueunsegundo,soloun soplo. Luego, tan pronto como había venido, ese sentimiento se murió y ladesesperaciónylacondenaregresaronacolmarlos.

—Hijomío, ¿por qué te empeñas en hacernos sufrir?—inspiró—. ¿Por qué lohacestodotandifícil?

—Porqueyo…Yo…—Laslágrimasmeahogabanylapenaylaculpatambién—. Yo… Yo… Soy ese, madre. Lo soy, ¿verdad?—pregunté al fin y temblé, alformularenvozalta loqueesecolgante, endiabladoydetestable,y sus fotografíasmehabíaenseñadodurantemidesdoblamiento.Loqueyoyasabíayhabíaolvidadoparanosufrir,paranopenar,paraquelaculpamedejaraenpaz.Loqueelalcoholylasdrogasantesmeayudaronaolvidaryahoramehabíanhechorecordarconfiereza,fulminandomialma—.¿Soyél?

Sentícomounapartedemicabezasuspirabaaliviadayotra,muyhonda,lloraba.—¡¿Quién?!—me respondió elevando la voz, sin paciencia, la había perdido,

aunqueyonolorecordaraaún,hacíadiezaños.—Yo…Él…—titubeé—.Elcazador—confesé,yconlágrimasenlosojosyel

corazóndeltodoroto,rotoparasiempre,señalélafotografíaqueacompañabaaladeJuliaenelcolgante.

Enesemismoinstante,mimenteseabrióylaclaridadentróeneloscurobosquedemialmaparaenseñarmeloqueyoyasabíaymenegabaacreer.Unailuminaciónquemedolióymequemólarazón,yqueconvirtióenescombroslosmurosqueyohabíaconstruidodentrodemiespírituparanosufrir,paranoexpiar.Unfulgorquemehizomaldecirmisuerteymidestino.

El cuadrograndede lahabitaciónde Juliavinoamipensamientoy también lamano del hombre del faro sobre el delicado hombro demimusa. Vi sus ojos, denuevo,clarosyazulescomounosqueyoconocíamuybien.Vi susojos,misojos.Unosquehabíanvistoyvividodemasiadoyquesehabíanquedadohúmedosyrotosporsiempretrasladesaparicióndelamordesuvida,suúnicoamor,elverdadero.

Le vi en la playa de Los Náufragos en una barca acosando y destrozando aaquellapobremujer.Lodistinguíalaperfecciónapesardelabrumaylaniebla.Lopercibícomounecoenellagodemisojos,enellagodemimemoria.

TambiénlediviséenelfarotrasmipersecuciónaJulia.Comida,mantasyrestosdeunavidaquesehacíaenellugaraescondidasdelosojosingenuosdeotros.Unavidahurañaysolitaria.Mivida.Yescuchésuvozpreguntándomeporquénolahabíaayudado.Oísuvoz,mivoz,sureproche,mireproche.¿Porquénolaayudé?

«Eldestinoestabaescritoparamímuchoantesdeaquello»,sonóladulcevozde

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Juliaenmicabeza.«Debesentenderquetúnopodíashacernada»,laescuchédecir,cerca,dentro,peronoterminabadeasimilarlo.Yoeraculpable.Loera.Detodo.

Ycuandofuiaporél,acazarlo,tambiénlevi.Sí,enelespejolepercibíporqueallí era donde siempre le advertía, en los espejos, y a donde disparé, tonto demí,creyendoqueloqueteníadelanteeraotroynounreflejo.Ylevi,cómonohacerlo,enmisemociones,sentimientosyenlaculpa,queera,sinduda,laautoraycausantede todo aquello. La maldita culpa que no dejaba descansar mi alma y meatormentaba.

Ledescubríenmissueñosyanhelos,enmispesadillasyterrores.Leentreví,auncuandoyanoexistía.Sehabíaolvidadodesutiempodecazador,mehabíaolvidado,vagandopormiisla,aquíyallí,siendosolounfantasma,unaproyeccióndemimenteenferma.Poresolosdemásnosepreocupabandesupresencia.¿Paraquéinquietarsedeun recuerdo?Noera caso, pues aunque este volvieradevez en cuando, solo lohacíacomounavisiónprisioneradeunamenteacabada,olvidadizaeida.

Yallí tirado,susmanos,su rostro, susojos, suvoz, todorefulgióenmicabezaarmando a la postre el puzle que yo mismo me había encargado de destruir alarrinconarlo y enterrarlo en el olvidomás profundo. Todo relució construyendo laimagenrotundadeunperfectocaballeroquehabíaperdidolarazón,comoasegurabaVilar,portristezayamor.

¡Habíasidounnecio!Necioyestúpido,comomegritabanlasvocesdemujerqueocupabanmissueños.Partede lacharlaquehabíamantenidocon Juliaeneldesvánmedio la razón.

Ellalohabíavistoenmuchasocasiones.¿Cómonohacerlosiesehombresiempremeacompañaba?Lovioenelfaro,enelpuente,enlaplaya,eneljardín.Lovioacadapasoquedábamosjuntos.

MiréaVilar,amimayordomo,lapersonaquesiempremecuidabayguardaba,ycomprendísuspalabrasysucongoja.Entendísuobligacióndeayudarloydefenderlo,protegerlo. Con sus ojos, llenos de una amargura infinita que le acompañaría porsiempre,me trasladé a otro lugar y a otro tiempo. Fui con él hasta a una pequeñafotografíaquedescansabasobresumesitadenocheyqueensumomento,cuandolerobélallavequepenséabríalahabitacióndelfaro,solomeparecióintuiryqueahoradistinguíaalaperfección.

Eratanobvioyyohabíasidotaningenuo,tantonto.Lamujerqueloacompañabaenesafoto,laquefueelamordesuvida,porlaque

diotodoytanmalfuecorrespondido,noeraotraquemiqueridamadre.Recordésuhistoria,sufinal.Élqueríamarcharse,peroelalburleteníapreparado

otrocamino.Unoquelellevóatrabajaralasórdenesdemiprogenitoraenlaisla.Uncaminoenelquemeaseguróserfelizpues,enelfondo,elamor,asumanera,seguíaestandopresente.¿Cómonoloibaaestar?

Aceptóelempleoyseconvirtióensirvientefiel,amanteocasionalypadre.Vilarymimadre.

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Jóveneslocosdeamor.Viejosrotosdeingratitud.Unhijo.Unasesino.Uncazadordemusas.Unhombretristecuyonombre,enletrashermosasydoradas,estabaescritojusto

debajodesuimagenenelenormeretratoquecolgabaenlahabitacióndeinvitados.Unnombrequesiempremeparecióbonito.Unnombrequeconocíademasiadobien.Minombre.RicardoPedreiraUlloa.

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Capítulo28

RicardoPedreiraUlloa.Unasesino.Uncazadordemusas.Unmonstruo.—¿Padre?—SollocémirandoaVilar,quesearrodillóamilado,llenosurostro

detristeza,penaylágrimas,perotambiéndeamor.¿Cómonoibaaprotegeraesehombredelfaro?¿Cómonomeibaaproteger?—¿Porquénomelodijo?—quisesaberantesdequelaverdadmedevoraradel

todo—.¿Porquénomedetuvo?¡¿Porqué?!¿Porquédejóquemeconvirtieraenunmonstruo?

Vilarfuearesponder,peromimadreseloimpidió.Unsologolpedesubastón,secoyadustoenelsuelo,conestrépito,sirvióparaqueVilarsepusieraenpie,entrelágrimas,yseapartarademí.Alpasaralladodemiprogenitora,ensusojosentrevílarabiacontenidadespuésdetantasórdenescumplidassinconvicción,puessiemprepensó que mi madre se equivocaba por no decirme las cosas a las claras, perotambiénpercibílosrestosdeeseamortanenormequesiempreleprofesó.Siempre.Hastalatumba.

—¿Porqué,madre?—medirigíentoncesaella—.¿Porquétantamentira?Searrodillódenuevoamiladohastaponersucaracontralamíayconunavoz

fría, de ultratumba, se transformó en una madre muy distinta a la que yo queríarecordar.Siemprefueduraysevera,yallí,delantedemí,lateníaconvertidaenunamadreferoz.

—¡El único que ha mentido aquí, hijo, has sido tú!—me señaló—. Tú y tusfantasías. Tú y tu cabeza errante. Tú y tus historias de amor verdadero. —Seincorporóyseapoyóenelbastón.Selaveíafatigada,perotambiénmuymolesta.Suspalabrasdestilabanamarguraporloscuatrocostados—.¡Yabastadetantatonteríaydetantoacertijo!¿DóndeestáAnna?¡¿Dónde?!

Nolecontesté.¿Quéleibaadecir?Noteníanadaquedecirle.

«Anna».

Cogióelmedallónymelolanzócasialacara.—Yahasvistoquién eres—me indicó—. ¡Ya sabesquién eres!Ahora, ¡leede

unavezlamalditainscripción!—Ydioungolpeconelcayadotanfuerteenelsueloquetodalacasa,lojuro,retumbóygimió—.¡Léeloyacabemosconestedislate!

Habíatantafuerzayfuriaensuspalabrasquemeviobligadoacogerelcolgante,darle lavueltay leer ladichosa inscripciónsibien,enmisprimerosmomentosallítirado,enmidesdoblamiento,yalohabíahecho.

—¡¿Qué pone?!—me pidió inflexible, dándome un golpe con el bastón en lapierna—.¡Dimequépone!

Dudé.Noqueríaadmitirlotontoquehabíasidoalconfundir,alprincipio,cuando

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encontré a Julia desorientada en el puente de madera del jardín de robles, lo queponía.Al inventar elnombredeunamusaa laquenecesitaba tanto.Alcolocarenella,ELLA,todasmisesperanzas.

«Ya sabes quién soy, ¿verdad? —oí decir a Julia a lo lejos—. Lo sabes,¿verdad?».

Losabía.Claroquelosabía.Seguramentelosupedesdeelprincipio.«Julianoexiste»,escuchéaVilar.«Julianoexiste»,sentíamiprogenitora.—¿Quépone?—insistiómimadredándomeestavezmásfuerteconelcayadoen

lapiernayhaciendoquenilamorfinafueracapazdeminimizarelcalambreydolorquesentí—.¡Dímelo!

Esedolor,enelfondo,nomeimportó,perosuactitud,suasperezaysurabia,sí.Notabaensusojosquemeconsiderabaelculpabledetodossusmales,lospasadosyfuturos. Veía, a diferencia de en los ojos de Vilar, ira y reproche. Y ya casi noquedabanadadeamorenellos.

«¿LesuenadealgoelnombredeAnna?»,preguntóCastelaoenmicabeza.«Julianoexiste», repitió lavoz tristedeVilar también,alcompás,acompañado

delaseverademimadre.«¿Yasabesquiénsoy?»,coreóJulia.Vocesymásvocesenmicabeza,dentro,taladrándola,haciendoquemedoliera.

Voces que en esos días me habían intentado hacer entender una verdad que meresultabainhumanaeincómodayqueyanopodíaensordecerpormástiempo.

—¡Anna!—claudiqué—.¡PoneAnna!Elcorazónmedolióyserompiódeltodoalpronunciaresenombreenvozalta.Julianoexistía.JuliaeraAnna.

«Anna».

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Capítulo29

Absentaymorfinanoestabanesatardeporayudarmeyhacermeirlejos,olvidardenuevo,abandonarmicuerpo,ymesentícaerenunagujeromuyprofundollenodesoledadydelirio.

Yo, el famoso escritor, era en realidad un monstruo. Un hombre cobarde ymiserablequehabíacazadomujeressinpiedad.PoresomimadresiempreseempeñóendecirquelaislanoeraunbuenlugarparaellasyrecibióelapoyodemiqueridoVilar,mipobreVilar.¿Cómoibaaserloconuncazadordemusascerca?¿Cómo,conelmalylalocuraacechandoentrelabrumaylaoscuridad?

Un demonio que había intentado sustituir a la mejor de las mujeres, a la másincreíble,a lamáshermosa,aesaqueen realidadse llamabaAnnayyodenominéJulia.Laqueaparecíaenlafotografíaqueencontrédentrodeldiariodeesehombre,midiario,mi infame relatode loshechosy atrocidadesquehabíaperpetradoenelfaro. La que estaba en el cuadro de la habitación de invitados y la que descubrípaseandodesmemoriadapor el jardínde robles.Esabonitamujerqueundía, añosatrás, ya había amado como nunca pensé que se podía amar.Una dama que habíavueltoamí,tiempodespués,quehabíaregresadoconotronombre,peroconlamismaesencia.

Esciertoquehabíaconfundidosunombreolohabíainventado,nolosé,peroesodabaigual.Conquénombrelaconocieramedebíadarigual.

Anna.Hermosa,bella,mipaz.Mimusa.Julia.Suigual.Loquenoeracapazdededucireranlosmotivosporlosqueintentésuplirlacon

otras convirtiéndome en un leviatán. ¿Sustituir a Anna? ¿Remplazar su presencia?Ellafuemimusa,pero¿fuetambiénmiSibylVane?

Enaquelmomento,unaluzmuybrillante,unrecuerdo,resplandecióconenormefulgorenmiestropeadacabezaymellevó,conlaayudadeloshermososojosverdesde Julia, deAnna, y su olor a vainilla, ese que una vez tambiénme transportó alpasado, a días de risas infantiles, al faro.Los olores son así.Buenos omalos, soncapacesdehacernosviajarsinmovernosdelsitio.

Vainilla.¡Quéaromamásencantador!¡Quéhermosoperfume!Esaluz,esaesencia,esosojos,metrasladaronalfaro,aunatardedeabrilde1926

en la que juntos hablábamos y nos reíamos en la pequeña habitación del fondo,desnudosenelsuelo,trashaberhechoelamor.

«Bienvenidadenuevo»,ledijoelfaroaJulia,aAnna,cuandolopisólaúltimavez,cuandohuíademiperdón.Ymelocontó,eneldesván,juntoalbaúlnegro.Yaentoncesmeestabarevelandopartedeloqueundíafuimos.

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Nuestroscuerpos,esatardedel26,noteníanreparoenrozarseyamarsemientrasyodisertabasobrelasiguientenovelaqueibaaescribir trasElamanecerdelaluz,que estaba teniendo mucho éxito. Ella me escuchaba, me inspiraba, atenta. Meayudaba.Eramimusa,miinspiración,miamor.Entonces,unosfuertesgolpesenlapuertademetaldelasalarompieronnuestracharlaynuestrascariciasyelsilencioseinstalóentrenosotrosyanuestroalrededor.Golpescomolosqueunavezoíenmicabeza,dentro,enelcuartodeinvitadoscuando,alprincipiodeencontraraAnnaycambiarleelnombre,fuiaabrirlapuertadelbañodondedescansaba.Annaseasustó,surostroreflejabapánicocuandolapuertacomenzóaabrirseydespués,oscuridad.Annadesapareciódemilado.

El silencio apagó la luzdemimentey la oscuridad sevolvió a cerrar sobre elrecuerdo.Sefue.

Trasesahermosaluminiscenciaquemehabíahechorevivirmomentosllenosdefelicidadyamor,lasiguienteescenaquemiaquejadamentetrajomeguioamisdíasgrisesdecazador,sinAnna,sinamor,sin inspiración.Díasen losquelabebidanocalmabamitristeza,yesquemesentíaenverdadmuytriste,desolado.Díasdepenasydesánimos,dolorososyterriblesenlosquelademenciaseacuartelóenmí,enmicabeza,yeldeliriofuemiamante.Díasenlosqueconmismanosmatéporamor,porinspiración,porlocuraydesesperaciónamujeresinocentesenbuscadeunasalvaciónqueellasnopodíanproporcionarme.Nadiepodía.

—¿Dóndeestá,hijo?—reclamómimadre,nodándoseporvencida,eraaúnmástestaruda que yo, y haciendo que las imágenes del pasado se apagaran del todo—.Vilarnoshacontadolodelcementerio.¿Dóndeestá?

—¿Elcementerio?—pregunté—.¿Quépasaconelcementerio?Elpaseoporelcamposanto,paramí,asílocreía,deverdad,nosirvióparanada.

Fue una pérdida de tiempo. Solo valió para que los fantasmas de aquel lugardisfrutaran con mi memoria dañada y disgustaran a Vilar. Solo para que la tierraremovida…

Perotraspensarenelsuelorevuelto,dejédepensar.Sí, losé.Tenéisrazón.La tenéis.Enaquelmomentoactuabacomounestúpido

que rechazaba la posibilidad de ver la luz cada vez que esta se presentaba. Deentenderlo todopor fin y de que aquel infierno acabara, pero no estabapreparado.¡PorDiosquenoloestaba!

Renunciéa recordarotravez.Aúnnopodíaydejéquemipartenecia, esaquemuyamenudoenlosúltimostiemposmehabíagobernado,resistieraenesalaguna,enesevacío,queaúnconservaba.Nosehabíadestruidodeltodoyyo,enelfondo,noqueríaqueseextinguiera.Pedíaquenoseborraracomolohabíanhecho,enesossombríosdías,elresto.Todasaquellaspreciosaslagunas,yasolouna,quemehabíanpermitidovivirlibredeculpaypecadoduranteaños.Lasquesurgieronalláporel26,traslapartidadeAnnaporquefueentoncescuandosemarchó,cuandodesapareció,yque me convencieron de que era el éxito, y solo él, el culpable de la aflicción y

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tortura que siempre sentía a cada paso que dabami alma.Las queme ayudaron aseguiradelanteynosucumbiralaterribleperodulcetentacióndepartirtanprontoalmundodelosmuertosporquenohaynadamásfácilquemorirymásdifícilquevivir.

—Quisequeloentendierasportimismo,pocoapoco,alverquecomenzabasarecordar,peroseacabó—prosiguiómimadreajenaamiselucubracionesymidolor.Ajenaamissentimientos—.¡Seacabó!

—¿Elquécomenzabaarecordar,madre?¿Elqué?—demandé,aturdido,cansado,puesaúnmefaltabanpiezasparaquelahistoriaqueprotagonizaba,aunencontrademivoluntad,cuadraradeltodo.Algunasmuyimportantes.

—¡Tupasado!—sentencióysealejódemí—.¡Tumalditopasado!Y recordé sus consejos cuando decidió llevarse parte de mis cosas del pazo:

«Olvidarnosiempreesmalo,hijo.Losrecuerdos,aveces,solosirvenparasufrir».Yteníarazón.Latenía,peronofueeléxitoelquemellevóalosinfiernosymehizoolvidaresepasadodelquehablaba,esosrecuerdosquemeharíansufrir.Nofueronlas letras. Fue otra cosa lo que me convirtió en un demonio, lo que me obligó adesdeñarycambiarlarealidad,loquemehizosucumbir,caerymorirenvida.Otracosa que pronto averiguaría si bien, en el fondo, ya la sabía. Cómo no saberlo,¿verdad?

Luego,trasdeciraquellaspalabras,mandóaCastelaoyaVilarquemerecogieranymellevaranamihabitación.

Obedecieronyenvolandasmetransportaronalpisosuperior,amicuarto.Allímetiraron en la cama,me quitaron la chaqueta y el chaleco del traje,me pusieron denuevo los calcetines, y después desaparecieron por la puerta cumpliendo nuevasórdenesdemimadre,susurradasenvozbajaparaqueyonolasoyera.

Alpocoregresaronconunascuantascuerdasenlasmanos,seacercaronamíy,conprudenciaperoatodavelocidadparaevitaraspavientospormiparte,meataronalacama.

—Vilar,porfavor—supliquéagarrándoledelbrazopobremente—.Padre.PeroVilarsemantuvocalladoysiguióatándomesinnisiquieramirarme.—Ayúdeme—lepedí,abatido—.Porfavor.En sumirada se podía adivinar una enorme congoja, tremenda, que le daba el

aspecto de un hombre pequeño y débil, a pesar de que había sido él quien habíapartidoendoslapuertademidespachoconelhacha.

—¡Anna!—grité—.¡Julia!—¡Dejayadechillar!—vociferómimadredandounbuengolpeconelbastónen

elsuelo—.¡Dejadeperseguirimposibles!—¡Anna,ayúdame!—supliquédesesperado,esperandoqueJulia,esdecir,Anna,

aparecieraporlahabitaciónypusierafinatodaaquellalocura.Medabaigualcómosellamaraporqueseguiríasiendomieternamusa—.¡Ayúdame!

Varias vecesmás pedí su auxilio, anhelando que ella me diera respuesta a laspreguntas que aúnme quedaban. ¿Por qué se fue? ¿Qué pasó?Ellame ayudaría a

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comprenderymeperdonaría.Alfinalmeperdonaría,peroella,ELLA,noapareció.Intenté resistirme, si bien todas mis tentativas fueron inútiles, pues no tenía

fuerzasparahacerlo.Laabsentaylamorfina,lanocheyeldía,laculpayelpecadomeenvolvían comomortaja,meoprimíanyme impedíanmovermeconprestezayligereza.

—Esportubien,hijo—meindicómimadredesdeelumbral—.Esportubien.Iremosunratoadescansar.Elviajehasidolargo.

—Pero,madre…—Cuandotehayascalmadoyexpulsadotodoloquetehasmetidoenelcuerpo,

te será más fácil entender.—Mandó a Vilar y a Castelao que salieran y fue ellatambiénalapuerta—.TeserámássencillomostrarnosdóndeestáAnnaydespués,cuando cada cosa esté en su sitito, partiremos de esta isla. Nos iremos lejos. NosmarcharemosdeEspaña,dondeyasololasangrelariega.

Almomentodesapareció.Enlahabitaciónsehizolaoscuridadymequedésolo,dándolevueltasymásvueltasalaideadeabandonarmiisla.Jamás,pensé.Nuncaladejaría,laIsladelasMusas.Selodebíaatodasesasmujeres.

Mequedéabandonadoenmihabitación,enlacerrazóndelcuartoydemialma,amarradoalacama,conelrecuerdodetodasellas,falsasmusas,alasqueexplotésinreparoydespuésmatéporque¡oh,Dios!Yomaté.¡Lasmaté!

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Capítulo30

No sé el tiempo que pasé en cama. Mucho o poco, según se mire, pero elsuficienteparaquemimadre,VilaryCastelaofueranalfaroynoadescansarcomomehabíandicho.FueronallíbuscandoaAnna.¿Nopodíandejarlaenpaz?¿Porquébuscarla?

Eldetectivehabíainsistidoenquenopodíaestarenaquellugar,peromimadreinsistiópuesnolegustabarecibirórdenesdenadiequenofueraellamisma.Castelaodecíaquehabíaquebuscarlaenlacasa,enelcuartodeinvitadosdondeyolahabíaconvidado a quedarse. Vilar, opinaba igual que el detective, pero no protestó nidiscutióporqueteníaenmenteotroplanylodeiralfaroleservíaparaganartiempo.Quería que yo lo entendiera todo de una vez, sin más medias verdades, sin másmentiras,ymeayudaría ahacerlo,peroparaesonecesitabaquemedespejara,queecharafuerapartedemitormento.Estarencamamealiviaríaylointentaríaalargarelmáximotiempoposible.

TrasdescubrirqueAnnanoestabaenelfaro,queallísoloquedabainmundiciaydoloraespuertas,sinmiramientos,leprendieronfuego.Fueideademimadre.Paraellaelfaroerainservibleynoquería,además,queenaquellugarquedaratestigo,pormudo que este pudiese parecer, de todas las atrocidades que su querido hijo habíacometidoenél.Además,queríaasíaplacarlosremordimientosquesentíaporhaberdejadoenelarmariodemetal,lacajadezincyeldiario,elprincipioyelfinaldemihistoria.Sehabía llevadocasi todo loque tuviera saboruolor apasadode la isla,perohuboalgunascosas,comolacajayeldiario,yotrasde lasquesupedespués,que dejó por si necesitaba usarlas en algúnmomento en el que yome volviera aperderotorcerdelcamino.Noobstanteelasuntoselehabíaidodelasmanos.Yo,yaoslodijealcomienzodeestahistoria,nuncahabíaabandonadodeltodoesesenderoquemiqueridaprogenitoratantotemíayhabíarecordadolascosasamimanera.Losrecuerdosmehabíanalcanzadoatrozos,desordenados,creandouncompletomundonuevo en el que vivir sin sufrir podía ser posible y donde la lógica quemimadreesperabanoteníacabida.

Loquemaron.Lodestruyeron.Calcinarpara enterrar ynegarque allí suhijo se convirtió enun engendro.Un

hijoquenoconseguíaarmarelpuzledeltodoporqueaúnmefaltabaunrecuerdomuyimportantequeevocar.

YasabíaqueJulianoexistíacomoyolaimaginé,quesellamabaAnnaytambiénqueyoeraeseespejismohorriblequehabitabamiisla.Esemalnacido,esecazadordemusas,peronoentendíaporquéAnnamedejó.Tampococómoaparecióenmividapor primera vez. ¿Cómo nos enamoramos? ¿Dónde?Esa parte, ahora lo sé, estabatodavíaenmanosdemiyonecioyterco.

Tiradoen lacama,entreelaturdimientoyelvértigoquesentía, soloconseguía

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revivir nuestra tarde de abril de 1926 en el faro, los golpes en la puerta y estaabriéndose.Sumiradaasustadaytemerosa.Luegooscuridadhastaqueregresabaalfaroyaconvertidoenundemonio.

Lamemoria es así. Tan frágil, quebradiza y delicada que perderla, romperla yacabarconellaparecesencillo.Noobstantenoloesyresurgiría.Loharía.

Tiempo para quemar el faro y para que a mí, en aquel lecho tirado y atado,vinieranavisitarme,otravez, laspesadillas.Laberintos,voces,ojosyrisasquemebuscaban y de las que no conseguía escabullirme pormás ymás que corría entreparedesdepiedray lenguasdemar.El océano, persistentey tozudo,mehostigabagimiendoy acosándomepor los crímenes cometidos.Queríaquemi cuerpopagaraporlasignominiasconsumadasyquemialmafuerasepultadaensal.

Pesadillas y horribles visones demujeresmutiladas ymismanos entintadas desangre.Un asesino, un cazador y Julia,Anna, que corría y corría por la playa. ¿Adónde iba?Yo laperseguía,peronoconseguíadarlealcance.Cuando la tenía justodelante,cuandomisdedosparecíanpoder tocarla,ella sedesvanecía seguidadeunterriblegritohirienteydolorosoquemeparalizabayme trasladabadenuevoa loslaberintosdemarypiedra.

Mientrasseguíaluchandoporsalirdeesasmarañasdelosasyagua,unavoz,unzarandeo,mehizoemergerdeellasydespertarmeenlastinieblasdemihabitación.EraVilar.

—Señor,despierte—ymemeneóconciertabrusquedad.Comopudemeincorporé.Tareacomplicada,atadodepiesymanoscomoestaba.—Señor,hevenidoaayudarle—meavisó.—Vilar,padre,¿vaasoltarme?¿Vaadejarmelibre?—Sí,hijo.Levoyaayudar.—¿Ymimadre?—preguntémirandolapuertaentreabierta.Como apareciera y viera a Vilar sentado a mi lado, susurrándome palabras de

alientoyauxilio,lacosasecomplicaría.—Nosepreocupeporella.Estáentretenida—respondiómimayordomoconuna

mediasonrisa.Eralaprimeravezqueleveíasonreírentodosesosdíasaciagosqueestábamosviviendo.

—¿Entretenida?—interpelémientrasseguíamirandolapuerta.Nomefiaba.Nomesentíaseguro—.¿Dóndeestá?

—En el invernadero —me reveló serio intentando que su voz transmitieraseguridad,apesardequenohabíaningunaenella.

—¿Yquéhaceallí?¿EstáCastelaoconella?Éltambiénpuedeaparecery…—No se preocupe, señor —intentó tranquilizarme mientras sacaba algo de su

bolsillodelpantalón—.EstánallílosdosbuscandoaAnna.—¿AAnna?—Sí.Les hemandado allí. Les he dicho que quizá la señoritaAnna esté en el

invernadero.

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—Peroesonoesposible.Anna no estaba en el invernáculo.Nunca le gustó ese lugar. En todas nuestras

tardes y días juntos desde su aparición, nunca habíamos ido allí. Solo una vez lainvitéavisitarloyellasenegó.

—Eneselugarlasfloresylasplantasparecenalondrasenjauladas.Nosonlibres,como deberían —me explicó—. Allí su belleza es efímera y se marchitan segúnabandonan su cautiverio, pues no queda de ellas nada de lo que las convirtió enhermosasalprincipio.

—Enelinvernadero—repetí.—Losé.Séquenoestáallí.Aellanuncalegustóeselugar,desdepequeña.—

Los recuerdos de Vilar llegaron a un tiempo más lejano aún del que yo en esosmomentospodíaretener.Arisas,carrerasyjuegosdeniñosentrelasparedesdemipazoylageografíademiisla.Sumiradaseenlutó—,peronecesitabaganartiempo.

—¿Desdepequeña?¿ConocióaAnnadeniña?—SiAnnanoveníaamíparadarrespuestaatodaslaspreguntasquemeacosaban,quizáVilarpodíahacerlo.

—¿Recuerdaelcuadrodelaentradaylosotrosdelahabitacióndeinvitados?—mepreguntó.Yoasentí—.EsAnnalaqueapareceentodosellos.

Las imágenes de los cuadros vinieron a mí de forma nítida y vi a esa niñapequeñasonriendoalacámara.¿Anna?

—Yaselodije—continuóVilar—.Ella,Anna,esladeloscuadros.Ladetodosloscuadros.

—Pero…—Peronada.Ahítienesurespuesta.Todoslaconocíamosdesdepequeña.Usted

también.—Desdepequeños.Yentonces,¿vivíaaquí?¿Vivíaconmigo?¿Ella…?—¡Basta!Dejedepreguntar loqueyaconoce.—Metapólabocaconlamano.

Yo, deseoso de saber, había empezado a levantar la voz—. Está muy cerca deentenderlotodoporfin,peronohaytiempoparaqueyoseloexplique.

—Perocuéntemelo,Vilar,porfavor,padre—rogué—.Nomemientamás.Nomedejeasí.Yonolosé.Dígame…

—¡Sssss!Síquelosabe,peronohaytiempoparadiscutir.ElinvernaderonoestangrandeyprontodescubriránqueAnnanoestáenél—meexplicóponiendosobremimanouna llave—.Enseguidavolverána la casayquerránhablar conusted.Eltiemposeagotaydebeobedecerme.

Másllavesno,pensé.Estabahastiadodellaves.Sobrelamesitahabíanpuestolaqueabríalacajadezinc.Vilarlavio,lacogióytambiénlapusoenmimano.

—Cojalasllavesysubaaldesván—meindicó—.Abraelbaúlnegro,elqueelotrodíaobservabacuandoestuvohorasallí arriba.La llavenueva, ladorada, es laqueloabre,aunqueesoustedyalosabe—laúltimaparteladijomuymuybajito,ensusurros,peroleoí—.Enélencontrarálamayoríadelasrespuestas.Luego—ymirólapuerta,seoíanruidosyvocesenelrecibidor.MadreyCastelaohabíandejadoya

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de buscar en el invernadero—, vaya a la habitación de invitados y abra la caja dezinc. Está sobre la mesita. ¡Ábrala, por favor! ¡Ábrala y todo se acabará! Se loaseguro.

Saliósigilosodelcuartoybajólasescalerasparairalencuentrodemimadreyeldetective.

—Vilar,¿dóndeestaba?—leoípreguntaramiprogenitoramientrasyomedabacuenta que sobre la cama, cerca de la mano derecha, Vilar me había dejado unapequeñanavajabienafilada—.¿Porquénohavenidoaayudarnos?

—Estaba preparando algo de leña, señora —mintió diligente mi mayordomoexcusandoasísuausencia—.Lanocheprometefría.

Mientrasellosdiscutíansobrelainfructuosabúsquedaenelinvernadero,yo,algoaturdidotodavíaporlapresenciademisamantesdentrodemí,perodecididodeunavez a averiguar todo lo que estaba pasado, corté las ligaduras queme ataban a lacama,me calcé y salí sigiloso del cuarto.Esta vez sí que obedecería aVilar, amipadre,quesiempremehabíaprotegidoyayudado.Loharía.

Según puse un pie en el pasillo, escuché las voces más próximas. Estabansubiendoporlasescaleras.Ibanaverme.Vilarhacíaloposibleparaentretenerlesyvarias veces, mientras yo silencioso ascendía hacia el desván intentando nometerruidoyesquivandolostablonesquesonaban,consiguiódetenersupasoconescusasdelomásvariopintas.Lespidióquemedieranalgomásdetiempopararecuperarme.Tambiénlespreguntóquéquerríancenaresanocheeinclusolesenseñóloscuadrosquehabíacolgadoporlacasa.Unoscuadros,comolosdelahabitacióndeinvitados,quepronto,trasmivisitaaldesván,cobraríanelsentidoquemerecían.

Abrí con cuidado la puerta de la buhardilla, deseando que no rezongara ymepermitierapasarsinllamarlaatención,asílohizo,ycuandoentréycerré,oíelgritódemimadrealingresarenmicuartoyverqueyohabíadesaparecido.

—¿Dónde está, Vilar? ¿Dónde? —bramaba dando golpes con el bastón en elsuelo. Golpes que hicieron que la vieja estructura del pazo aullará. Ya no podíasoportarmásenfadoydolor—.¿Dóndeestá?

—Nolosé,señora—declaróVilarentresusurros—.Noséadóndehapodidoir.—Ustedestabaenlacasa—leseñalóCastelao—.Hatenidoqueveralgo.—Yo no he visto nada, don Miguel, lo juro —se defendió mi mayordomo

pretendiendosonarlomásconvincenteposible—.NoséadóndehapodidoirelseñorRicardo.

—¡Vilar, nome hagas perder la paciencia!—le gritómimadre, levantando elbastón—.¡¿Dóndeestá?!

Vilar dudó, buscando una estratagema que le hiciera ganar tiempo, que nos lohicieraganaralosdos.

Pensóquetendríamás,quelabúsquedaenel invernaderoduraríaunpocomás,pero se equivocó.Yenesemomento, allí estabaqueriendoconvencer amimadre,astutaysagaz,yalinvestigador,dequenosabíadóndeestabayo.

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Miprogenitoralevantómáselbastón.Habíaperdidodefinitivamentelosnerviosylacabeza.Noleimportabapegaralhombrequeamóundíasiesoledevolvíaasuhijo. No estaba dispuesta a sufrir más pérdidas. Estaba harta de todo aquello.Únicamentequería,deseabacon todassus fuerzas,queaquelmalsueñoacabasedeunavez,ydescansar.

—Creoque,talvez,hayaidoalembarcadero—dijoVilaralfinal.Unamentirapiadosaparasalvarvidas.Unamentiraparadartiempoalaverdad.Sinpensárselodosveces,Castelao,mimadreyVilarsalieroncorriendodelacasa

caminodelmuelle,abuscarme.DesdeunodelasventanasdeldesvánlosdistinguíytambiénadvertícomoVilar,condisimulo,mirabahaciamiposiciónymeguiñabaunojo.

Noteníamuchotiempoydebíaabrircuantoanteselarcónnegro.Uncofrequeme daría respuestas. Vilarme había proporcionado la llave para hacerlo. Una quereposó dentro de un sobre en los guantes de una bellamujer y previamente en uncajónolvidadodelescritoriodemiotropadre,elquemecrioymediosuapellido.Eralallavequeyoencontrédíasatrás,cuandoAnnaregresóconotronombreperoelmismooloravainilla,ensuropa,yenlaqueenletrasdoradasponía:«Anna».

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Capítulo31

Mesentéfrentealbaúlquetansoloundíaantes,soloundía,habíaestadoviendoconJulia,conAnna,sinsaberquelallavequeloabríaestabatancerca.Otalvez,yadeboreconocer,vosotrosyalosabéis,conociendoquelallavedelosguantesdeJulialoabría,peroignorándoloparanosufrir.Vilarteníarazón,comosiempre.

Mimentecaminabaentredosaguas,entredosmundos.Unoquequeríaentender,comprenderyacabarcon todo,yotroqueseperdíaymecondenabaporqueyaeraconocedordetodalaverdad.Eraesaparte,laquenuncaolvidódeltodoyqueseguíalatente,laque,alrecordaralllegaralpazoysubiraldesvánenbuscadeinspiración,inventó unmundo lleno de falsas apariencias.Un universo diseñado amimedida,nuevo y perfecto donde vivir, solo vivir, ya era motivo de felicidad. No queríaafrontarlaverdadylaenterróparanopenar.Lacambió,laadornóehizoqueyomelocreyera.Esaparte,eseyo,eraelquenoqueríaabrirnada,elquesenegabaaveryoír,elque,durantetodamiestanciaenlaisla,habíaimaginado,fantaseadoyvividoenunartificiosoeilusoriomundoinventado.

Laporcióndelucidezqueaúnmequedabaluchabaparaqueeseotroyoquemeengañabamedejaralibreymehicieraver,porfin,laverdaddetodoaquello,aunqueme doliera. Fue la queme enseñó, como si fueran proyecciones, actos ya vividos,como lo sucedido en la playa de LosNáufragos.Quisomostrarme el pasado tal ycomo fue, sus verdades incómodas y su realidad, pero no quise verlos, no podíatodavía,noestabapreparado,y locambié. Inventéqueaquelloquepresenciabaerarealynorecuerdos.

¿Qué hubierais hecho vosotros? ¿Cómo hubierais actuado? No me estoyjustificando,peroeraunhombre infectadode locuraquebatallabacontrasímismoparanoadmitirsuspecados.

Laculpa,lamalditaculpa,expertaentransformarlorealenfantasíaylafantasíaenrealidad.

Mentí, inventéyenterréalyolúcidoalqueahorasíobedecería,aunquesintieraque,enelmomentoenelquedecidierahacerlocorrecto—abrirbaúles,cajas,loquefuera—,todoamialrededor,todoesemundodeficción,secarbonizaríaenelfuegoeterno.

Mesentéfrentealbaúlysaquélallavedoradadelbolsillo.Laintrodujedentrodela cerradura, dejándome guiar solo por mi parte lúcida, la giré y abrí el arcóndispuestoaarmarelpuzledemividaporcompleto.

Ya no había vuelta atrás. Debía hacerlo. Pormí, por Vilar, pormimadre, porAnna.Debíahacerfrenteamipasado,amimalditopasado,comolohabíallamadomi progenitora. Hacer frente a mi presente, el real y el inventado, y a mi futuro,aunqueestevinieracargadodesoledadyhorrores,quevendría.

Nadamásabrirelcofre,medicuentadequetodoloqueconteníameerafamiliar

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ydenuevopenséenVilar.

«Ustedyasabeloqueguarda».

Ropa demujer, libros, perfumes, un cepillo de plata para el pelo, un pequeñoespejoa juegoenelque intenténomirarme,noqueríavermásmisojosazulesdecazador,varioschalesdeganchilloyalgunasjoyas.Ytodoenvueltoenvainilla.Eran,sinduda,lascosasdeAnna.

«¿Ynotienescuriosidadporsaberloquehaydentro?»oíenmicabezapartedelaconversaciónqueAnnayyohabíamosmantenidoeneldesvánsentadosfrenteaesebaúl.«Quizáestécargadodehistoriasy recuerdos.Seguroqueescondeverdadesymentiras».

—Talvez—titubeéysaquéloquecontenía.Alhacerlo,me fijé en las raspadurasenel suelo, a lospiesdelbaúl,y recordé

comoAnnalashabíaacariciadoeldíaanterior.«¿Nunca has visto lo que hay dentro?—escuché de su boca—. ¿Nunca lo has

abierto?».—Talvez—merepetí.Entre la ropa, toda preciosa, lustrosa y muy elegante, rebuscando y

envolviéndome en vainilla, encontré tres libros de gran tamaño. Los saqué concuidadoymedicuentadequenoerannovelasdemisterio,laspreferidasdeAnna,sinoálbumesdefotos.

Los puse ami alrededor para echarles un vistazo y, al hacerlo, comprendí queestaba,pocoapoco,evocandonuevosrecuerdos,uniendopiezas,comolodequeaAnna legustaban lasnovelasdemisterio.Leencantaban.Razonéque si conseguíamantenerarayaunpocomásalyonecioytozudo,alquenoqueríaqueyosupieralaverdad,conseguiría,talycomomehabíaaseguradoVilar,entenderlotodoyllegaralfinal.Elfinaldemipropiahistoria.

Abríelprimerodeellos,elqueparecíaelmásantiguo,nervioso.¿Quémeibaaencontrar en su interior? Por un lado estaba deseando averiguarlo, pero, por otro,sentía miedo. Temor a lo desconocido, a sufrir más, a descubrir algo que no megustara.

Desplegué el álbum y fui pasando las páginas, gruesas y llenas de fotografíasprotegidasdeunfinoyelegantepapelcebolla.Algunasdelasinstantáneaseranmuyantiguasyenellasaparecíaunbebé,unahermosaniñadeapenasmeses,sonriendoalacámara.

Seguípasandohojas,revisandolavidadeesapequeñacontadaenimágenes.Susprimeros pasos, sus primeras risas y llantos, sus primeros juegos…Enmuchas deellas contemplé, con el corazón encogido y los ojos a punto de desbordarse, queestabaacompañadapormí.EralamismaniñadeloscuadrosqueVilarhabíacolgadoenlasparedesdemicasa:Anna.

Seguímirandolasinstantáneas,connostalgia,hastaacabarconeseprimerálbum

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repletoderecuerdosinfantilesqueempezabanabrotarenmicabeza,aasentarsedenuevoyocuparellugarquesiemprelescorrespondió.Yalcerrarlomepregunté,porprimera vez desde que había vuelto al pazo, por qué había olvidado todo aquello.¿Porquélodesechésiparecíaserfeliz?Pudeolvidarmitiempodecazador,cómonohacerloconloquemeatormentaba,perolodemás¿porqué?Mirostro,enesasfotos,irradiaba felicidad. Y el de Anna, tan hermosa, ya era muy bella incluso de tanpequeña,también.¿Cómopudeolvidartiempostanbuenos?¿Cómolapudeolvidaraella?Laenterrétantoqueluegoinclusolaconfundí.

No fue el éxito como todosme dijeron y yo quise creer. No fue la fama o eldinero.Nisiquieramismanosmanchadasdesangre.Habíaalgomásquemehabíahecho renunciar a todomi pasado y a todosmis recuerdos. Algo que vosotros yasabéis y yo, en el fondo, también conocía, aunque me dijera lo contrario y meempeñaraenesconderloenlomásprofundodemiser.¿Cómonohacerlo?¿Cómo?

Abríelsegundoálbumyenél,comoenelprimero,fotografíasymásfotografíasde una vida en apariencia feliz.Anna en el campo,montando a caballo, paseandojuntoamipadre, elque siempre tuveaunqueno fuera,ya lo sabía, elbiológico,ytambiénalladodelverdadero,juntoaVilar.

Anna sentada, jugando a lasmuñecas, en una hermosa habitación. Una con lapareddecoradaconpapelpitadodebambú.Suhabitación,dondeyolehabíapedidoque sequedara como invitada cuando la encontré como Julia, sin recordar que esecuartoundíafueelsuyoo,talvez,recordándolo.Tambiénaparecíajugandoconmigoenesamismaestancia,porqueyotambiénvolvíaasalir.Siempreasulado,comounasombra.Dehecho,alremirarlodesdeelprincipiomedicuentadequeeranpocaslasimágenesenlasqueyonoestabaconella.

EsesegundolibromostrabaunaAnnamásmayor,habíacrecido,másmadura.Unniñadeunosdiezodoceaños.

Laslágrimasestabanapuntoderebasarmisojosanteaquellasestampasquemetransportabanaunavidafeliz,¡unavidafeliz!,yunavozenmicabezasonó.

«Yasabesquiénsoy,¿verdad?—mesusurró—.Losabes,¿verdad?».Sí,pensé.Losé.Annahabíaestadosiempreamilado.Habíasidomicompañeradesdepequeños.

Dosalmasgemelasunidas casidesde la cunaquehabíanpermanecido juntashastaque…

Hastaquealgoocurrióenelfarounaplomizatardedeabril,borrascosoabril,de1926 que cambiómi vida yme convirtió en unmonstruo anhelante de olvido.Unhechoqueyosabíaestabaenalgúnlugardemicabeza,latíaenellaymemandabamensajes y presencias, pero que no conseguía resucitar del todo para terminar deesclarecertodamihistoria;parahacerqueporfinviera.

Al pasar la página, en el final, y contemplar la última reproducción de esesegundo álbum, no pude hacer otra cosa que reír. Era una fotografía de lo máspeculiar.Meencontréunaimagenhermosadedosniñosllenosdebarro,desaliñados

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ymojadosenelsalónprincipaldelpazo.Annasosteníaalgoasuespalda,sonreíaymemirabadereojo,cómplice.Yo,encambio,noreíayteníacaradehabervistounfantasma.Estabaempapado,blancocomolaleche,ymeagarrabafuerteelpechoconunamano.La otra la tenía estirada haciaAnna.Era una foto divertida por nuestroaspectodesastrado,apesardeminíveorostro,perotambiénemergíadeellaunciertosentimientotrágico,denostalgiaydesgracia.

Cerréelportafolioycogíeltercero.Yasolomequedabaese.Pasé, como había hecho con los dos anteriores, con cuidado cada página,

observandolasfotografíassinprisa,apesardequenopodíaentretenermeendemasíapuesencualquiermomentovolveríanmimadre,CastelaoyVilardelembarcaderoalverqueyonoestabaallí.

ConfiabaenqueVilarlograraentretenerleslomáximoposible,perotrasescucharla actitud loca y violenta de mi querida madre no debía poner en eso todas misesperanzas.Estabaalteradaydesquiciada,yyanoteníafreno.

Lasreproduccionesdeesetercerálbummeparecieronmuyhermosasyllenaronmicorazóndeunamorinmensoydeunaluzqueyapobrementereconocía.LahabíavislumbradocuandoencontréaAnnaenelpequeñopuentedemaderadeljardínderoblesylaconfundíconotra,conunamusaqueyonecesitaba,unainspiraciónquemeguiara,peroapenasfueunachispaencomparaciónconlairradiaciónrefulgentequeenesemomentomecubría.

Mesentíafortunadoypenséqueesaluminariameayudaríaamantenerarayaalyoinfameyciegoque,porelmomento,seguíaarrinconado.Esaluz,benditaluz,meayudaríaaconservarloasí.

EnesasimágenesaparecíamosAnnayyoenelcampo,enlosvergelesdelpazo,paseandoycontándonos secretos aloído, leyendo juntosbajo los roblesdel jardín,volando una cometa en una de las calas más hermosas de la isla, Cala Luna, ytambién,denuevo,delantedelpazo,posando,conmediasonrisayojosvivarachos.

Seintuía,ensusojosylosmíos,ennuestraformademirarnos,queguardábamosunsecreto.¿Cuál?Sabía,yasílosabía,queloguardábamos.¿Cuálera?

Pormás queme estrujé los sesos, no fui capaz de remembrarlo. ¿Qué secretoatesorábamosquenoshacíamirarnosasíenlasfotos?

Allítambiénestaba,unpocomásadelante,casialfinaldelálbum,unretratomuyparecidoaldelretratograndequeVilarcolocóenelcuartodeinvitadosporordendemimadre.Annasentada,vestidadegala,yyo,depie,asulado,conmimanosobresuhombro.

Cerréelálbum,conlasensacióndequealgo,noséqué,semehabíapasadoporalto.Algosemeescapaba.

Volvíalprimeroydespuésalsegundo,yotravezaltercero,peronoeracapazdeencontraresapiezaquehicieraquetodocobrarasentido.EsealgoquemeteníaquehacerentenderelorigendeAnnaoenquépuntonosenamoramosporqueunacosasíteníaclara:yohabíaamadoaesamujer.

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Posábamos juntos, nos mirábamos, nos reíamos, pero no lo hacíamos comoenamorados, como lo harían unos novios. Siempre había cierta distancia entrenosotros, pequeña, pero inflexible, como si quisiéramos ocultar nuestro amor y, alpensar eso, en ese instante, rodeado aún del maravilloso fulgor que esas fotosdesprendían,másrecuerdosmeasolaron.Llegarondegolpe,desordenados,atropel,yviaAnnaeneldesván,jóveneslosdos,dándomeunbeso.

—Loguardaremosensecreto—mepidió.Yoasentí—.Seránuestrosecreto.

«Nuestrosecreto».

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Capítulo32

La noche caía en la isla y también la lluvia que nos había dado unas horas detreguayquevolvíacontalantevengador.Oíasurepiqueteocontraeltejado,sobremicabeza, henchida ora de recuerdos desordenados, de besos y caricias robadas, dejuegosinfantilessinfinymanosentrelazadasalaluzdeuncandil.Evocacionesdetardes y noches escribiendo con la voz suave y dulce de Anna susurrándome,inspirándome.Díasenlosquenonecesitabaniaabsentaniamorfinayenlosquemiúnicaamanteeraella,ELLA,Anna,mimusa.

Seguí, a pesar de escuchar a Vilar y a los demás a lo lejos, dando voces,llamándomeagritos,pasandopáginasymáspáginasdeaquellostrestesorosquemerodeaban,deaquellosalbúmenescuajadosdefelicidady ternura.Mirándolosunayotra vez, intentandoordenarmimaltrechamemoria y darle sentido a los recuerdosqueregresaban,ansiososdevolveracasayhabitarsumorada.

Anna siempre había estado ahí, conmigo, a mi lado. Ella siempre me habíaacompañado, en esas fotografías escondidas y en los lienzos que colgaban de lasparedesdemihogar,hastaquese fuedejándomeparamí soloel llantode la luna.¿Quéocurrió?

Continuécurioseandoaquellasimágenes,conelcorazón,antesllenodeluz,otravezoscuropueshabíaalgoenellasquemeentristecía.Algoquenoacertabaaverclaro, pero que me sugería que la solución la tenía delante, entre mis dedos, allímismo.

Laslágrimasgerminaron,yanopudecontenerlas,cuandovolvíaverlafotografíaenlaqueAnnayyo,llenosdebarro,nosmirábamoscómplices.

¡Quéhermosasonrisatenía!¿Porquédespuésnolavolvíaver?Esasonrisasehabíaidoapagando,locomprobé,yenlassiguientesinstantáneas

cadavezeramásfugazyvolátilhastaqueenlaqueposábamosjuntos,laqueeracasiigual al cuadro de la habitación de invitados, ya no existía. ¿Por qué? ¿Qué habíasucedido?

Regreséalaimagenenlaquesísonreíaconganas,aunquelefaltaraalgúndiente,ymefijé,entonces,quealaespaldaescondíaalgo.Despeguélaláminadellibroymelaacerquéparainspeccionarlamejor.Lanochesederrumbabaylaluzeneldesváneracadavezmásnimia.

Observécondetenimientosusojos,surisa,sugestoysusmanos.Escondíaalgo,sinduda.Ocultaba,paramiasombró,unacajademetal.

—¡Lacaja!—exclaméponiéndomedepiedeinmediato—.¡Lacajadezinc!Dejétodosinrecoger.Losálbumes,laropa,todotiradoporelsueloalrededordel

baúldeAnnaysalícorriendodeldesván.Bajépresurosolasescalerashastallegaralcuarto de invitados. Entré, nervioso, pero por primera vez con ganas de abrir esadichosacajaquevi,talycomomehabíadichoVilar,sobrelamesita.

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Meacerquétemblandoporqueenmicabezanosoloretronabalosrecientementerecordado,tambiénotracosamásoscurayretorcida.Habíallegadoelmomentoquetantotiempomiyoobstinadollevabademorandoyqueaúnqueríaretrasarmás.Lonotaba. Lo percibía. Escuchaba su impertinente voz en mi cabeza que me decía,insistente, que no la abriera, que saliera de allí corriendo, que desertara de nuevo,comohabíahechootrasveces.

«¡Huye!¡Vete!¡Nolaabras!—megritaba—.¡Nolohagas!».Antemiresistencia,presionómásymásalto.«Lacajaestámaldita—insistía—.¡Maldita!».Másymásprofundo.«¡Sufrirás!¡Llorarás!».Ignoré a mi yo mezquino, sus amenazas y advertencias, y cogí la caja. Me

aproximéconellaa lapuertadelbañoymesentéenaquel lugar,asucobijo,paraabrirla.

Laibaaabrir.Loteníaquehacer.Elprincipio.Loteníadelante,entrelasmanos.Elprincipiodetodo.Saquélallavedemipantalónylametíenlacerradura.Giréy,alabrirla,unviejo

recuerdoacudiómásvívidoamiestropeadamente.«Nomires—serepetíaunayotravezenmicabeza—.¡Laverdadtematará!».Perootrasvocesapagaronesaspeticiones.Oíamimadreysuparticularpasode

bastónentrandoenlacasa,llamándomeysubiendolasescaleras.Veníaabuscarme.Veníaapormí.

Quisemirarelinteriordelacajalomásrápidoposible,antesdequellegara,peroesaevocaciónquehabíaregresadomehabíadejadoparalizado.Mequedétirado,conlacajaabiertaenlasmanos,perosinsaberquécontenía.Misojosnopodíanmirarensuinteriorporqueestabanenotrolugaryenotrotiempo.

Eraunrecuerdoqueyahabíatenidoyalquelefaltabaapenasnadapararesurgircompletoyocuparelsitioquelecorrespondíaenmividayenmimemoria.VocesyrisasinfantilesenelParajedelOcaso,cercadeunpequeñomanantialdeaguapura,unafuentetranquiladondelaspalabrasdelasmusastintineanclarasyhermosas.Unagujeroenelsuelo,cercade laorilla,yunacajasemienterradaenél.Dosparesdeojosinspeccionándola,curiosos,ydosparesdemanosdesenterrándola,llenándosedebarroysacándoladelhoyo.

«Abridlacaja»seoyóyunasmanostiernas,pequeñaseinocentes,nodudaronenhacerlo.

Cuando la caja se abrió, del arroyo brotó unamujer de una belleza imponentecuyavozeradulceeinmortalyqueemitíaunavastaluminosidadquenosabrazó.

¿Qué había dentro de la caja? Miramos. Sí, lo hicimos. Yo estaba allí. Annaestabaallí.

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ÉramosAnnayyolosniñosdeeserecuerdo.Annayyo.SiempreAnnayyo.Abrimoslacajaydespués…Voces,carreras,cánticos,unhontanarquenosatraíaynosregalabaelcieloyel

universosinosasomábamosasusaguas,acontemplarlosojosalbahacadesudueña,yunamorimposibleconvertidoenverdad,transformadoenmaldición.

Más tarde, tras promesas de amor eterno atadas por el verde de las aguas, elrecuerdo se desvanecía hasta que Vilar me llevó al pazo, mojado y sucio trasarrancarme delmar, delmaldito océano demi isla, de ese piélago que todome lorobaba. En el pazo, Anna me esperaba con la caja y allí nos hicieron aquellainstantáneaquemehabíahechoreíreneldesván.Mipadreysuaficiónalasfotos.Todo lo que ocurría en el pazo se retrataba. Para la historia, solía decir. Asíperduraremos.

Eserecuerdoseesfumóyotrollegóensulugar.Mevi,añosdespués,conAnna,escoltadosporesamismacajaquedormíaenelarmariodel faro.Medicuenta,enaquelmomento,quedesdequeladescubrimossiemprenoshabíaacompañado,comounasombra,comounreflejoenelespejo.

Mi madre entró en la habitación de invitados, bastón en mano, histérica ydispuesta a batallar conmigo para que de una vez por todas dejase libres a losfantasmasdelpasadoyladejara,así,libreaellatambién,perosedetuvo.Secalmóybajóelcayadoalvermeconlacajaenlasmanosenunestadocatatónico,asoladoporlaslágrimasygimiendocomounniñopequeño.

Debía parecer un loco. El desequilibrado en el que me convertiría en breve,cuando la verdad, la única verdad, despiadada, atroz y dura, por fin viera la luz.Vientodelocuraenunmundoilegítimoquesedestruíaypudría.

Mimadre,Vilar yCastelao estabanya en la habitación, pero yo, yo, estaba enotrositio.

Estaba en el faro, una tarde de abril de 1926, conAnna, desnudos sobre unasmantas viejas que habíamos cogido del desván. Habíamos hecho el amor yhablábamosdelfuturo.

¡Quéironía!¡Elfuturo!Traseléxitodemiprimeranovela,Annameproponíairlejosdelpazo,lejosde

Galicia. Quizá a Madrid o a Barcelona. Allí podía seguir escribiendo y, además,podríamosempezardenuevo,dejardeescondernosyamarnoslibremente.

Yonoquería.Megustabamicasa,mivida,miisla.Noqueríadejarlo.—Madreacabaráentendiéndolo—lesusurrabamientras leacariciaba lossenos.

Adorabasuspechos,turgentesyhermosos,yhechosalamedidademimano—.Nopuedehacerotracosa.¿Quévaahacer?

—Ella no lo entenderá jamás —me rebatió, alejando mi mano de su cuerpo,apartándosedemí—.Mataránuestroamor.

—Nolohará—objeté—.Nopodrá.—¡Sí que lo hará! Ya lo hizo una vez cuando encontró la caja y la abrió—y

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señalóelcofredezincqueestabaenelarmario—.Cuandomandóveniraesedoctoravisitarme.

El recuerdo que renacía y reconstruía tan real voló, cambió yme llevó a otropuntodemividamáslejano.Metransportóaciertodíacalurosodelveranode1923dondeunhombre joven, deunosveinticinco años, vinovisitarnos a la isla.QueríahablarconAnnaporordendemimadre.

Era un caballero rubio, de ojos claros, que fumaba sin parar y hacía muchaspreguntas.Tantasqueunoacababahastiadodesusolapresencia.Interrogabainclusocuandonoabríalaboca.

Se encerró con Anna en el despacho de mi padre, este ya nos había dejado,mientrasamísemeordenó,mimadrelohizo,hacerdesuacompañanteenunodesusmúltiplespaseosporelislote.

Pocohablamosmiprogenitorayyo.Encambio,eneldespacho,seconversódemuchas cosas, y algunas que jamás deberían haberse pronunciado en voz alta.Aquellacharlafue,enrealidad,elpreludiodeladesgraciaquesobretodosnosotroscaeríaañosdespués.

Annahablóconesehombrequeera,enrealidad,unpsiquiatra.Unodeesosquetratanlosmaloscomportamientos,elmalfuncionamientodelamenteydelalma.Unloquero,paraquenosentendamos.Inocente,ledescribiósussentimientos,francosysinceros, y le explicó el amor que sentía pormí, el que no podía existir segúnmimadre,pueserapecadoyalgoabominable.Leaclarócómoeseamor,elqueellayyosentíamos,erauncariñoyafectoquesuperabatodosloslímites,capazdeelevarnoscomo hombres, de hacernos felices y eso, por mucho que los demás lo vieran yjuzgarancomoalgoexecrable,nopodíasermalo.Eraamordeverdad.

¿Porquéloconsiderabanunhechoinfame?¿Porquénosqueríanseparar?Annafuedemasiadosinceraycuandosediocuentadelasverdaderasintenciones

deesehombre,quenoeranotrasqueconvencerladequenuestroamordebíaacabardeinmediatoporqueeradeltodoimposible,guardósusonrisaynodijomás.Esefueelmomentoexactoenelquesusonrisamurió,conapenasdiecisieteaños,cuandosepercatódequenuncanosdejaríanserlibres.

EldoctorordenóaAnna,teníaelconsentimientodemimadreparahacerlo,tomaruna serie de pastillas para no soñar, para olvidar.Unas píldoras que calmarían susdeseoslujuriososyvergonzosos,asíloscalificaba.Leadvirtiódequesinodejabadevermecomoaunnovio,comoaunfuturoamante—todavíanuestroamornohabíasidocarnal,aunquenotardaríaenserlo—volveríaperosinmedicamentos.Llegadosa ese punto, dejaría la botica a un lado para dar paso a la cirugía. SiAnna no sesacabadelacabezaeseamorimpuroypecaminoso,eldoctorloharíaporella.

Una vez la charla hubo concluido y la sonrisa de Anna muerto, ella accedió.Afirmó que cumpliría las directrices del doctor y de mi madre, y que dejaría deamarme,sibiennuncalohizo.

Me lo refirió todoesamismanoche, a la luzdeun candil, en el desván,ynos

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prometimos,comoyahicimosañosatrás,amoreterno.Loguardaríamosensecretopara que nadie lo supiera. Seríamos discretos y delante de los demás noscomportaríamos de forma normal, sin darmuestras de nuestros sentimientos. Seríanuestrosecreto.

«Nuestrosecreto».

Ahí estaba el motivo por el que Anna dejó de sonreír y por el que en lasfotografíasaparecíamoslejanosydistantes.Unapantomimaideadaparanodesvelarnuestroamor,paraquenosdejaranenpaz.

Un par de veces más apareció el médico en la isla para visitar a Anna ycomprobar susprogresos.Ellamintióy también lohiceyocuando,algunavez, fuiinterrogadopornuestrarelación.Mentimosyguardamosnuestroamorparalastardesenel faro,para losbesos robadoscercade laalacenade lacocina,yparanuestrasvisitasnocturnas,escoltadosporlaluna,deunahabitaciónaotra.

AmorescondidoquesobrevivióalosojosladinosdeesemalllamadodoctorqueobservabaaAnnacomosiestafueraunanimalalquediseccionar.Soloqueríaprobarsu ciencia. Esa que no salvaba vidas, pero sí enterraba almas y rompía corazones.Ojoscolormiel,almíbarpegajosodondetepuedesquedarancorado,comosifuerantelarañasqueteatrapan,sinoprestaslasuficienteatención.Ojosladinosque…

«Habladesusonrisa,¿lahavistosonreír?».

Levanté la mirada y regresé a la habitación de invitados, sobrecogido por eserecuerdo,asustadoporloquemimentemehabíaenseñado,puesesosojos…

Esosojos…Yolosconocía.Estabanenaquellugarconmigo,enesemismomomento,másviejos,peroconlas

mismas insanas intenciones.Los fanalesámbarycrasosquehablaronconAnna, laamenazaronylerobaronlasonrisa.

«Habladesusonrisa,¿lahavistosonreír?».

Losmismos ojos que cuando esta desapareció, cuando se fue, también estabanallí.Volviódespués,adepartirconmigo,aayudarmeamíconsucienciayerudición,peroyohabíaolvidado.Olvidé.Leolvidéaél,aAnnaylosucedido.Todo.

Unos ojos inquisidores, nublados de humo, que preguntaban sin pestañear, sinparar, hasta desquiciarte. Preguntas y más preguntas hechas tan solo días atrás,cuando se presentó en mi casa, engañándome, como don Miguel Castelao, undetectiveprivadomandadopormimadre.

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Capítulo33

No.NohabíavueltoaversonreíraAnna.Cómohacerlosiélselahabíaquitado.Siesedoctor,esequesehacíapasarpordetectiveprivado,lahabíamatadohacíayamuchos años. Abriles que empezaba a recordar. Tiempos que pesaban como losasexigiéndomediscernirquéfueunsueñoyquéreal.

Preguntasquemehizoenmicasa,añosatrás,yotrasquemerealizóhacíasolodías.Años,días,tiempos,recuerdos.Todounidoporunosojosterriblessaturadosdemayoraberraciónque laqueyomismoalbergaba.Más inclusode laquepretendíaaliviar.

Preguntasparainvestigarquérecordaba,aunsabiendoqueseríapoco.Deahíqueledieraigualmimiedoporesevilasesinodelfaro.Élyasabíaqueesehombreerayo,unaproyeccióndemimenteenferma.YpreguntabaporJuliaporquesabía,vayasílosabía,queJulianoexistía.PoresotambiénmeinterrogabaporAnna.

Nuncavinopara ayudar. Jamás.Soloquería satisfacer los deseosdemimadre,bienpagado,porsupuesto.Y,quizá,lossuyoscomomédico.

¡Canallamiserable!¡Meengañó!Lo olvidé y se aprovechó, pero en ese momento, allí, en la habitación de

invitados,graciasalregresodemimemoria,a lavueltapaulatinade laverdad,auncuandoestaarribabaretozandoconeseotroyoquequeríaseguirolvidando,volvíaamembrar.Lorecordabaaélyasuspalabras.Recordabasusmétodosysusamenazas.

Unacarcajadahistriónicasaliódemigargantamientraslospresentesenelcuarto,ajenosamisevocaciones,amispensamientos,ami iryvenirpor los laberintosderealidadyfantasíademicabeza,contemplabancómolababameresbalabadelado,micuerposemovía,poniéndosederodillas,entrelaoscuridaddelolvidoylaluzdelo recordado, y la caja de zinc se me escurría de las manos, cayendo al suelo ycerrándose.

—¡Hijomío!—exclamómimadre, acercándose—. ¡Vuelve aquí! ¡Vuelve connosotros!

La escuché, sin embargo no la respondí porque estaba centrado en otra voz yotrosojos.Levantémimano,nerviosa,haciaesesermezquinodeojosalmíbarparallamarloporsunombre.Queríaqueconocieraqueyasabíaquiénera.No ibadejarquemeengañaramás.Yalohabíanhecho,todos,losuficiente.

—DoctorNúñezLoureiro,bienvenidoamiisladenuevo—lenombréconlavozentrecortada,hendidaderencor,perotambiéncansada.

Teníamuchasganasdequeaquello terminaraporfin.Deque todossefueranymedejaransolo.Soloconmismusas,conmisrecuerdosreciénadquiridos,conmisfantasmasymismiedos.Soloconmispesadillasymisespejismos.Soloconmiyocazadorymiyocobarde.Soloconmiconcienciaymialma,loquequedabadeella,y

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micorazónhechotrizas.Solo.«HavenidodesdeBaionaahablarconusted,señor.Paraayudarle»,escuchédecir

aVilarcuandomeanunciósuvisita.¡Mentira!Esehombrenoqueríaayudar,yencuantopronunciésunombreenvozalta,pude

verquebajosusojosambarinosseescondíanmuchossecretosinconfesables,sonrisasborradasysentimientosapagados.

Secretos y mentiras, grandes aliadas de las desgracias familiares que todosquierenesconderysepultar,peroquesiempreencuentranlamaneraderegresaryserlibres,comolaverdadqueaúnmequedabapordescubrir.Laquemecondenaríaparasiemprealosinfiernos.

—Señora—pidió Vilar—, su hijo ya sabe quién es quién. ¿No cree que es elmomentodecontarlelaverdad?

Silencio.—Señora,porfavor—insistiómimayordomovolviendoaobtenerlaindiferencia

comorespuesta.Paramimadre y el médico, su presencia era unmal necesario que no podían

evitar,yquetoleraban,puescreíanquelesserviríadeayuda,peronadamás.Vilaramabaamimadre,loseguiríahaciendosiempre,peroestabaclaroqueella

hacíatiempoquehabíadejadodesentir.Undíaamó.UndíaquisoaVilarcontodasualma,peroesetiempoyaestabamarchito.QuizáporloocurridoentreAnnayyo,pornuestroamor.O,talvez,porquesucorazónsehabíavueltorudoypurogranitoconlosaños.Lacrudaydespiadadarealidad tieneesosefectos.Dañayhacecenizaselamor,lossueñosylasesperanzas.

—¿Porqué,madre?—medirigíamiprogenitora,aúnderodillas,recogiendolacajadezinc,elprincipioqueaúnnohabíapodidover—.¿Cómopudopermitirquealgoasísucediera?

Casi todos los recuerdos habían regresado, fieros y crueles, con deseo devenganzatrastantotiempoarrinconados.Tornaban,comopiezasdeungranpuzle,aocuparsulugar,aserlosdueños,denuevo,demimemoria.

—¿Porqué,madre?—calquéponiéndomeenpieyapoyándomeenlapuertadelbaño—.¿Porqué?

Todaaquellasituación,laresacaquetenía,losefectosaúnpatentesdelamorfina,losmalos sueños, la culpa y la verdad,maldita verdad,me hacían palidecer, caer,sucumbir,peropensabaaguantar.Pensaballegarhastaelfinal.

—Lo está recordando todo—señaló el doctor dirigiéndose amimadre que searrodillódelantedemícubierta,porprimeravezenaños,de lágrimas—.Yaquedamenosparaquetodoseacabe.

Vilarmiróaldoctorcondesprecio.Nohacíafaltasermédicoparadarsecuentadequeyorecordabaysuscomentarios,paramimayordomo,sobraban.

—Hijomío—sollozómimadre—.Hijodemialma—ytiróelbastónaunlado.

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—Tranquila, doña Aurora. —El médico puso su mano en el hombro de miprogenitoraque,enelsuelo,llorando,sinlaayudadesuqueridocayado,parecíaunapobremujervieja,inofensivaeindefensa.

Nuncalofue.—Hijo mío—repitió—. Fue por tu bien. ¡Por el de todos! Yo no quería que

aquelloacabaraasí.¡Lojuro!—Ysecubrióelrostoconlasmanos—.Yonoquería.¡Fueportubien!¡Portubien!

Esaspalabras,«portubien»,tantasvecesatendidas,repicaronenmicabezaylahabitación de invitados se descompuso ante mis ojos. Las paredes ardieron,transformándoseencristal,yunhumoblancoyespesolocubriótodollevándomealinstanteenelquedejédevivir.Trasladándomealatardedeabrilde1926enlaquetodomimundocambió.

Annayyoenelfaro,hablandodeunfuturoquenosabíamosentoncesquenuncatendríamos,unacajadezinc,mantasenelsuelo,nuestroscuerposdesnudosyunosgolpesenlapuerta.

LosojosdeAnna,mientras losdosnosvestíamosapresuradamente,se llenarondelágrimas.Yomeacerquéaconsolarla,peromimanosequedóinmóvil,entoncesyahora,antelosgolpesdeunbastónyunavozásperaydura.Lavozdemimadre.

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Capítulo34

Desdepequeñotuveundon.Oslodijealcomienzo.Podíavermusasdondeotrossoloadvertíanvacío,ysiemprepenséque, talquehacíaalescribir,podíaelegirmicaminoyeldeotros.Podíadecidircómohabíadesermividaycómovivirla.

¡Quéequivocadoestaba!Ahoralosé.¡Quéequivocado!Nosepuedecambiareldestino,elalbur, laprovidencia.Este,consus infinitos

nombres, tiene mil formas de hacernos volver siempre a la senda que nos habíapreparado. El destino es un viaje marcado e inamovible, aunque yo, tonto de mí,ignorara elmensaje y creyera que no era así. Podemos torcer y retorcer el rumbo,perollegaremosigualalfinalestipulado.

Yo iba a llegar, aunquenoquisiera, aunque en esemomento, apoyadodemalamaneracontralapuertadelbañodelahabitacióndeinvitadosdemicasa,demiisla,comoundespojo, flaquearaydesearaqueelyonecio,el testarudo,reaparecieraunsegundoparaalejarmedeallí.

Mehabíaprometidoamímismoquenolellamaríamás,queledejaríaalmargenporquenecesitaba recuperar laverdad,peroestaempezabaaserdemasiadoatrozytemíaqueacabaseconmigo.

«Tematará»,escuchédeciraunavozobstinadadentrodemí.«Morirás».Sombras.Yaenmimentesolohabitabansombrasinfamesconganasderevancha.

Recuerdosenterradosquesalíandesus tumbas trasañoscubiertosdebarroy tierraconlaintencióndenoserjamássepultadosdenuevo.NilaluzdelosojosverdesdeAnna, en esa tarde de abril de 1926, en el faro, en mi recuerdo, eran capaces deapártalasdemí,puesenellos,ensusluceros,tambiénanidaban.

Ojosasustadosytemerososquesecubrieronderocíoalescucharelbastóndemimadregolpeandolapuertademetaldelcuartopequeñodelfaromientrasgritabaconfurianuestrosnombres.

Ojosaterradosymedrososquememiraronhorrorizadoscuandolapuertaseabrióyporellaapareciómimadreacompañadadeesemalditodoctor.

—¡Mentirosos! —vociferó crecida de ira y dolor—. ¿Cómo habéis podidomentirme así? ¡Me lo prometisteis!—Y se adentró en la habitación, acercándosepeligrosamenteaAnna—.¡LojurasteisanteDiosyantemí!

—¡Madre! —Intenté tranquilizarla en tanto terminaba de vestirme de malamanera—.¡Cálmese,porfavor!

Pero ella no se sosegó. No había posibilidad de paz o templanza alguna, susgestosasí lodecían.Suvoz, su rostro, sucayado.Nosecalmóyconelbastónenristre,decidida,avanzóapasoligeroporelpequeñocuarto,agarróaAnnadelbrazoque acurrucada en el suelo, entre las mantas, intentaba aferrarse a mí suplicandoayuda.Laasióytiróconfuerzadeella.

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—¡Me encerrará! —me aseguró desde el piso, mientras luchaba inútilmentecontra la determinación de mi madre—. ¡Ayúdame! ¡Me cambiarán! ¡Me haránolvidar!

—Madre,suéltela,¡porDios!—lepedí—.¡Déjelaenpaz!¡Déjenosenpaz!—¡Tú! ¡Tú, cállate!—Y la soltó, sí, pero para poder darme con el bastón un

tremendo golpe.Anna intentó frenarla, pero solo consiguió recibir ella también—.¡Túytusamoresdenovela!¡Túytusimposibles!

—¡Yabasta!—aullé,desesperadoporlosgolpes,cadavezmásfierosyrotundos—.¡Basta!

Meestabamoliendoapalossinquenadiehicieranadaparaimpedirlo.Annanopodíayeldoctorselimitabaafumar,apoyadoenelquiciodelapuerta,comositodoloqueestabaallísucediendofueraunespectáculodeteatro.

Intentéprotegerme,perolarabiademiprogenitoraeradescomunalynofuehastaquedemicaracomenzóabrotarsangrequeelmédicosedignóadejardefumareintervino.

—Déjelo—lesugirió—.Yaessuficiente.—Ylacogiódelbrazoantesdequemeasestaraungolpemás—.Déjeloolomatará.

Aloíraquellaspalabras,mimadrebajóelcayado.Noteníaintencióndemataranadie. Lo bajó, pero no dejó de mirarme con rencor. Un resentimiento que setransformóenodiofierocuandolosposóenAnnaque,arastras,conrestosdenuestraropa,intentabaquitarmelasangredelacara.Variasgotascarmesícayeronsobresuvestido,elegante, imponente,degasablancacongrandesfloresrojas.Eratanbella,tanhermosa,tanbonita.

Leacariciéelrostromientrasensusurrosleprometíaunavidaquenopodríadarlejamás.Le rocé lasmejillas sonrosadas, cubiertasde lágrimasy los labios,mojadosporelllantoylosgritos.Mimadrereparóenmiscariñosyatenciones,ynodudóniporuninstanteentirardeAnnacontodasualmaparaalejarlademí.

¿Porquéesaobsesiónporsepararnos?¿Porqué?—¡Ayúdame!—mepidiólapobrecitamía—.¡Ayúdame!—meimploróalapar

que era arrastrada por la habitación hasta ser puesta de rodillas delante de esemiserablematasanos.

Cuando lamano deAnna se alejó demí, intenté incorporarme, pero el cuerpoapenasme respondióy soloconseguígatear, aturdido,hastavolveracaerentre lasmantas,alospiesdemiprogenitora,alospiesdeaquellamujerquemehabíadadolavidayqueesedíamelaestabaquitando.

ElmédicoteníaaAnnaagarradaporelpeloparaquenosemoviera.Sujetadacondeterminación por su hermosamelena negra, su bellamata azabache.Esomehizosacarfuerzasdeflaquezaeincorporarmeparahacerlefrente.NopodíapermitirquetrataranasíaAnna,quenostrataranasíalosdossoloporamarnos.

Mimadreignorómigestoysedirigióaella.—¿Cómohaspodido?—lepreguntó—.¡Yoconfiabaenti!¡Confiaba!

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—Nos amamos —respondió Anna desde el suelo, llorando, hipando. Estabaasustada,aterrorizadaporelfuturonegroqueimaginabaleesperaba—.¡Porquenosqueremos!

—¡¿Amor?!—renegómimadrefueradesí—.¡Amor!Ni las lágrimas de Anna ni mis súplicas, acercándome, ya de pie, torpe pero

decidido, consiguieron apaciguar el corazón encolerizado demimadre, que siguiógritando.

—¡Elamoresidiota!—clamóconunavozcargadaderesentimiento—.¡Elamornosirveparanada!¡Soloparasufrir!

—Nodigaeso,madre—lepedíaproximándomeaellaparasuplicarlequeparara—.Elamorloestodo.

—¿Todo?—mepreguntóvolviéndosehaciamí—.¡Todo!—Sí, lo es —contesté tendiéndole la mano, en un intento vano de apagar su

cólera.—¡Elamoresnada!—bramódesechandomigesto—.Esoesloquees.¡Nada!—Peromadre,nodigaeso.Nosotros…—Vosotros no podéis amaros —me interrumpió—. Vuestro amor es pecado.

¡Pecado!—Elamornopuedeserpecado—lacorregí.¿Cómoibaaserlo?Elamoreshermoso,maravillosoymueveelmundo,nosmueveatodos.Elamor

noshace libresynoshacehumanos.Algo tanprodigiosoydeslumbrantenopuedeserpecado.Nopuedeestarmal.

—¡Loes!—insistió—.Perodaigual.Prontotodoestoacabará.¡Acabará!—¿Quévaahacer,madre?—quisesaber.Nomegustabacomolohabíadicho.

¿Quépensabahacer?¿Cuáleseransusintenciones?—.Madre,escúcheme.¡Nohaganadadeloqueluegosevayaaarrepentir!

Meignoróysedirigióaldoctor.—Lléveselayacabeconestodeunavez—leordenó.Elmédico asintió e intentó queAnna se pusiera en pie, pero esta, a pesar del

dolorqueleproducíaqueesehombretiraraconfuerzadesupelo,lediouncodazoyselevantóatodaprisay,sinperderunsegundo,echóacorrer.Saliódelahabitación,mirándome y acunándome en esos hermosos ojos de los que aún sigo enamorado,cómonoestarlo,yalosquequedéancladoparasiempre.

—¡Tequiero!—megritódesdeelumbral—.¡Siemprejuntos!¡Recuérdalo!Luego huyó escaleras abajo, dejándome con la sensación de que aquella tarde,

mientraslalluviacomenzabaatañersufado,mimadredabagolpesconelbastónatodoloqueencontraba,incluidoyo,yordenabaaldoctorquefueratrasella,seríalaúltimavezqueveríaaAnnatalycomoera.

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Capítulo35

Yanohabíavueltaatrásenmiderrumbeyenladestruccióndelmundoquehabíacreadoparanosufrir.Lascartasestabansobrelamesaysoloeracuestióndetiempoquetodalaverdadsalieraporfinalaluzparahacerquemimenteenfermaacabarasumidaenlamáshondapenumbra.Lamíay lade losquemerodeabanenaquellahabitacióndeinvitados,puesaunquelaculpamecomíayeraamíaquienseñalabacomoúnico responsablede todo loocurrido, ayeryhoy, ellosnoestaban libresdeella.Todos,ensumedida,lesgustaseono,habíancolaboradoparaqueelfinaldemihistoria,desuhistoria,fueraelqueestabaporllegar.

Enlahabitación,elsilencioeratotal.Nimimadrenisubastón,ahoratiradoenelsuelo,relegadoaserunsimpletestigomásdeloqueestabaporvenir,seatrevieronaromperlodemodoalguno.

Vilar se había sentado en la silla donde esa misma mañana me había queridoexplicartantascosasqueyomeneguéaescucharyentender.Cercadelacama,delvestido de Anna y sus zapatos. Cerca de la mesita de noche donde dormían susguantes.AllíestabanlascosasdeAnna,mipobreAnna,quesaliócorriendodelfarohuyendodeldiscursocrispadoyexasperadodemimadre.Escapandodeesemalditodoctor quequería apagar no solo su sonrisa, también sus sentimientos.Unhombrequemantenía lamano sobre el hombro demimadre, impertérrito,mirándome concuriosidad insana, analizándome.Él estaba en pie, no comoyo, queme sostenía aduraspenascontralapuertadelbaño.

Anna,mimusa,miamor,quesalióhuyendodelfaroycorriócontodasualma,conesevestidoqueahoraestabasobrelacama,caminodelasalvacióndesucorazónydenuestroamor.¿Taldifícileraentendernuestrossentimientos?¿Porquéprohibiraquelloquenoshacefelices?

—¿Porqué,madre?—repetílapregunta.Necesitabaquemelodijera.Necesitabaoírselodecir—.¿Porquénosseparaste?

—Por tu bien, hijo —me respondió entre sollozos a la par que hacía unmovimientobruscoysequitabadeencimalamanodelmédico.Nolegustabanesasconfianzas—.Porelbiendelosdos.¡Detodos!

—¿Québien?—rebatípegándomemásalportóndelbañoypensandoquealotrolado estaba Anna—. Creyéndote buena fuiste cruel. ¡¿Qué bien?!—repetí—. ¡Yosoloveosufrimiento!

Loveíaenmismanostorpes.Unaaferradaaunacajadezincconelprincipiodeunahistoriaquenoqueríavivir,yotraagarradaaltiradordeunapuertaquemedabamiedo,pánico,abrir.

LopercibíaenelsemblantedeVilar,mifielmayordomo,mipadre,quesentadoabatidoenlasillanoseatrevíaamirarmeysolocontemplabaensimismadoelcuadrograndedelaparedquemimadreleordenócolocar.EseenelqueposábamosAnnay

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yoen el salónprincipal del pazovestidosdegala.Un lienzoque le transportaba amundosmejoresymásfelices.

Ylodistinguíatambién,claroquelonotaba,pormuchoqueellaseempeñaraenintentar ocultarlo, en los ojos cansados y llenos de lágrimas de mi madre. Unaslágrimas que la estaban abrasando por dentro y por fuera. Lamentos saturados deculpa,pecadoycondena.

Entodosnosotroshabíasufrimiento.IgualdeatrozyfieroalqueAnna,miamor,arrastróconellaensucarreraesatardedeabrilde1926adonderegreséparasentir,deverdad,quésignificabavivirenelinfierno.

El doctor marchó tras ella, tal y como le había ordenadomi madre, y yo salídetrás para ayudarla. Mi progenitora quiso pararme y levantó el bastón,amenazándome,mientrasmegritabaymehablabadelpecadoylaperversión,peronoloconsiguió.

EsquivésusgolpesysuspalabrasnoescuchandoesarealidadqueellavoceabayporlaqueAnnayyonopodíamosamarnos,ymarchécorriendodelfaro.Salítodolorápidoquepudey,nadamásponerunpieen tierra,por losgritosqueescuchéa lolejos,supeadóndeir.

Corríseguidodemimadrequemeperseguíagritandoparaquedejaradeevocarimposibles, para que dejara de soñar. Troté con todasmis fuerzas hasta llegar a laplayadeLosNáufragos,unodeloslugaressecretosdondeAnnayyonoshabíamosdeclaradoamoreterno.Eserincónquepasódeparaísoainfierno,decieloaabismo,comomuchosotroslugaresdemiisla;comoelfaroo,esedía,micasa.

Cuandolleguéa laplaya,misrodillasfallaronante lahorribleestampaquemisojoscontemplaronycaíalsuelo.Loquevimeresultódemasiadodoloroso.Aquellonopodíaestarocurriendo.

Anna corríamar adentro, hacia el infinito océano,mientras el doctor la seguía,tambiéndentrodelagua,alargandosussuciasmanoshaciaellayllamándolaparaquepararaysedejaraatrapar,paraquesedejarasanar.Unaescenaquemilesdevecesreviví,miles,aunquelohubieraolvidadodespuésduranteaños.Laúltima,solounassemanas atrás, al poco de que a quien yo llamara Julia, mi musa, mi inspiraciónperdida, reapareciera en mi vida y que yo enmascaré con otro recuerdo de misoscurosdíasdecazadorenlosquearrojabasinpiedadmujeresalpiélago.VilarmepreguntósisabíaporquélaseñoritaJuliasehabíalanzadoalmaryyonoescuchéloqueenverdadmeestabapreguntando.Inventé,comollevabahaciendodesde1926,larespuestaylavidaquemásmeconvino.

MimadrellegóamialturayalverloqueestabasucediendopidióavozengritoaAnnaquesalieradelaguainmediatamente,peroAnnanolaescuchó,nolamiro,nolaobedecióysiguiósuandarhaciaelmar.Pusoentoncesmiprogenitorasubastónsobremihombro,comosiaquellofueraelnombramientodeuncaballero,yconvozsevera me ordenó que me levantara y me comportara, por una vez, como unverdaderohombre.

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—¡Hazalgo!—memandó—.¡Méteteysácaladeahíahoramismo!Melevanté,aturdido,ymedirigí,comomehabíadecretadomimadre,alagua,al

malditoocéanoquerodeabamiislaylaazotabayacariciabaapartesiguales.Nunca supe nadar, ya sabéis que crecí de espaldas al mar, os lo dije cuando

empecéacontarosmihistoria,mivida,yesatarde,pormásquedesearacontodamialma, con todomi corazón, adentrarme en elmar y sacar aAnna del agua, no fuicapaz.Nolofui.Nopudedarmásdedospasosdentrodeaquelabismoacuático.Mispiessequedaroninmóviles,anclados,conlasolasbatiendo,llenándosedeespumaysalenlaorilla.

Eldoctor,anteelfuerteembatedelasolas,cubiertodemarylluvia,quecaíaenaquel momento conmás fuerza, como si supiera que los hechos estaban pronto aresolverse, también se detuvo. No podía avanzar más sin correr riesgo y eso, pormuchoquequisieraaplicarsuciencia,noestabadispuestoahacerlo.

—¡Sáqueladeahí!—leexigiómimadre—.¡Sáquela!Pero elmédico, en lugar de avanzar, retrocedió. El océano, furioso por lo que

estaba presenciando, por el dolor que caía en cascada de los ojos deAnna, de losmíos,yporlafierezaciegadeunamadredispuestaatodoparasalvarelalmadesuprogenie, se agitaba con brío y violencia, y el temor apareció en el doctor que nopensabaarriesgarsuvida,allácuidados,yregresóalaplaya.

Anna,encambio,parecíaflotarenesemismomar.Parecíaunasirenaalaquelasolasayudabana irmásymás lejosdelarenal,denosotros,demí.Unaondinaqueflotabaconagilidadydelicadeza,yseadentrabacadavezmásenelvastoocéano.

Eldoctorsaliódelagua,agotado,empapadoysedejócaerenlaarena,sinalientoyhaciendooídossordosalaspeticionesinsistentesdemimadre,asusórdenes,quesehabíaintroducidohastalacinturaenelmar,paraqueayudaraasaliraAnna,asuqueridaAnna,asuqueridahija.

—¡Hija mía! —gritaba desesperada—. ¡Vuelve! ¡Vuelve a casa! ¡Vuelveconmigo!

Anna,suhija.Anna,mihermana.Hijoslosdos.¡Losdos!Elpecado.Lavergüenza.Unamorprohibido.Unamordeshonesto.—¿Porqué,Diosmío?¿Porqué?—sepreguntabamipobremadre,pobre,sí,ante

loqueestabaocurriendo—.¿Porquénosabandonas?¿Porqué?Inmóvil seguí, sindar un solopasomás,mientrasmimadre, nuestramadre, se

rompíayelmarsereíademí,arrebatándomeloquemásquería,loquemásamabaynecesitaba,aunquefueraunamorindebido.

—¡Anna!—vociferé—.¡Vuelve,porfavor!¡Vuelve!PeroAnnanoretornó.Memiróconojosdolientes,cubiertosdesal,lasuyayla

delocéanoqueleservíadeabrigoehizoregresarsuenterradasonrisaporúltimavezparamí.Mesonriódulcemente,conunasonrisarepletadeamordeverdad,deamorverdadero,mientrasmicorazónsepartíaendos,mientrasmividasepartíaendos,y

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sedejótragarporelmar.

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Capítulo36

Retronó el nombre de mi único amor, Anna, de mi musa, de mi inspiración,dentrodemicabezagolpeandomisrecuerdos,mimemoria,comounmazo.Hiriendomissentidosymicorazón.Hastalopocoqueconservabademimezquinaalmaperdíporcompleto.

«¿Sabes quién soy?—me gritó mi amada entre las burbujas de aquel malditoocéanoquefuesufinal—.Yalosabes,¿verdad?».

—Sí,losé—susurré—.Losé.Misojosseposaronenelvastoocéano,enmimadremetidahastalacintura,enel

doctortiradoenlaarenayenmí.Enmicobardíacontemplandoelacabardeeseamorporelquenofuicapazdeluchar,devencermismiedosodedarlavida.

No la ayudé. No pude y la culpa me gritó con fuerza: «¡Cobarde! ¡¡Míserocobarde!!».

Laculpa,malditaculpa.Eraellalaquetraíaconsigoatodosesosfantasmasquemeasolabanymevolvíanloco.Laquemegritabaeinsultaba.Laquemehacíatenerganas de morir. Esa que Anna, con su insistente pregunta, «¿por qué no meayudaste?»,queríaquedejaramarchar.Ellaqueríaqueentendieraqueeldestinoeraelúnicoculpabledetodoloqueacontecióynoyo.Peroeradifícildejarlair.Laculpayyoéramoscomodosgotasdellantoenunmismoverso.

Las lágrimasdeesedía,deesaabominable tardedeabrilde1926measolaron,mecondenaronymeconvirtieronenunmonstruo.Annasefue.Annamedejó,yyarecordabaelporqué.

Julianoexistía.Annatampoco.Laprimeraeraunainvenciónylasegundaestabamuerta.Yaentendíalaverdad,unaverdadquemedestrozó.Miyotercoteníarazón.No

meextrañaquehubiera inventadounmundonuevodondeAnnaestuvieraconmigode nuevo, a mi lado, viva, y donde ser hermanos no importaba porque no losabíamos.¿Paraquésaberaquelloquetantoduele?

Ellayyofrentealasadversidades.Ellayyoenelamor,hastalainfinitud.Ellayyo.Salídelrecuerdocomohabíaentrado,turbado,llorando,asustadocomounniño,

ymiré aVilar, amimadre, al doctor.Allí estaban los tres. Personajes que habíantenidomuchoquevereneldesenlacedemivida,demihistoria.Cómodeseé,eneseinstante,quetodoloocurridofuerasolounanovela.Unaficciónquealguienestabaescribiendoydonde,enelepílogo,ganabanlosbuenos.Yoeraunpersonajebueno.Equivoquéelamor,puedeser,peroerabueno.Loera.Merecíaunfinalmejorenelquedescubrirquelachicaseguíaviva.Queelocéanosololaayudóahuirydespuésla devolvió sana y salva a la playa para que el amor auténtico, el que mueve el

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mundo,elquenoshacehumanos,triunfara.Deseésereso,unpersonajedescritoeideadoporotro,porunaplumaqueensu

mentecreabalaatrozhistoriadeunescritormediolocoquehabíaperdidolamemoriaylainspiración.Deunhombrequenopudosoportarlaverdadyqueolvidó,loolvidótodo,parapodersimplementevivir.Sevolviósordoyciegoparasobrellevaraquellaterriblerealidaddelaqueseculpaba.

Suamor,sumusa,murióunatardedeabrilentrelalluviayelmar,entrelalunayelcielo,yparasuperarlo,eseescritorprimeroseconvirtióenuncazador.Un tristelacero de falsas musas que intentaba sustituir al amor de su vida y que siempre,perenemente, fracasaba. Y es que no se puede suplir el amor de verdad, el quesiemprequedagrabadoenelcorazón,pormuchoqueesteseaprohibido.Unhombreenfermo, adicto a la absenta y a la morfina que regresa a su isla, a su casa, paraempezardenuevo,sinsaberque,altornarasusorígenes,losrecuerdosvolverán,laverdadafloraráysuvida,talycomolacreóparanosufrir,morirá.

Deseé,deverdad,serunpersonaje,peronoloera.Claroqueno.Eraunhombre,solounhombre,quehabíamuertopordentroapesardeestarallí,enlahabitacióndeinvitados,sujetoalpomodeunapuertaque,alfin,medecidíaabrir.

Conrapidez, insólitahastaparamí teniendoencuentamiestado,abrí lapuertadelbañoyentré,encerrándomedentro.

Vilar reaccionó rápido, pero no lo suficiente, y para cuando quiso impedir mireclusión yo ya estaba al otro lado. Golpeó la madera con ganas, llamándome,pidiendoquesaliera,peronoobtuvorespuestaalgunapormiparte.Solosilencio.Yoestaba a otras cosas. Yo estaba abriendo de nuevo la caja de zinc, envuelto en labrumadelmar que se llevó aAnna para poder cerrar el círculo.Necesitaba ver elprincipioparacompletarlo.

Ayudadodeldoctor,queporfinsedignóadejardeserunconvidadodepiedraenlahabitación,Vilar intentómeterelbastóndemimadrepor la jambade lapuerta,pero solo consiguió romper el cayado, romper ese báculo que tantos golpes habíapropinadoyporelqueno lloraríanadie.Aunasí,nosedioporvencido.Tiraría lapuertaabajosieranecesariocon taldesacarmedeallí,demibrutalpasado,demidesalmado presente ymi negro futuro.Yo era su hijo y debía salvarme.No podíapermitirquemásoscuridadseadueñarademicabeza.

Alverquenoeracapazdeforzarlapuertayqueelbastónyanoservía,marchódecididodelahabitacióncaminodelpasillodelaplantabajadondehabíadejadoelhachacon laquehabía roto lapuertademidespachocuandoyomeenclaustréallíparaseguirolvidando.

Mimadre,encambio,noreaccionó.Sequedóenelsuelo,derodillas,rezandoaunDiosenelqueyanocreíayrogándoleparaquetodoacabaradeunavez.

Vilar volvió con el hachay asestóunos cuantos tajos a la cerraduraque cedió,quejándose,puesloqueibanaencontraralotroladonoibaaseragradable.

Rompióeltrinquete,eldoctorabriólapuertayelespantocubriósuscaras.

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Untufoviciadoeinsoportablesaliócorriendodelbañoinundandolahabitaciónde invitados, la casa, la isla, inundándonos a todos. Un efluvio putrefactoacompañadodesombrasquegritabanyloceñíantodo.UnolorescoltadodelavozdulcedeAnnaque,alfin,podríaserlibre.

Vilardejócaerelhachay,después,cayóél.Tras lavisitaalcementerio,algunavez imaginóescenaparecida,pero la realidaderapeor.Siempre loes.Eldoctor seapartó,blancocomola leche,poniéndose lamanoen labocapara intentardejarderespirar aquel pútrido y huero olor, y mi madre, nuestra madre, no se movió. Noreaccionó. Se quedó de rodillas, apoyadas las manos contra el pecho, contra elcorazónqueyojuzguéduro,peroque,enelfondo,estabasimplementeigualderotoymuertoqueelmío.

Alotrolado,enelsuelodelbaño,unacajaabierta,porfinabierta,mostrabauncorazón seco y demacrado, el corazón de un farero, y lamelena de su amante, lamelenadelamujerdel terratenientedonRamónRoucoBuxán.Asulado,unanotacon trazos infantiles e inocentes. Una nota escrita por dos críos, Anna y yo quemuchos años atrás encontramos esa misma caja semienterrada al lado de unmanantialdeaguascristalinas.Unanotaconlashuellasensangrentadasdedosdedosingenuosquesejuraronamoreternobajolaatentamiradaalbahacadeladueñadelarroyoysuspalabrasembriagadoras.Nosprometiótantasytantascosasquenuncasecumplirían.Lanotadecía:«Juntosparasiempre».

Un amor imposible bautizado por aquellos ojos que, tras rubricar la nota, meengulleron de tal forma que me hicieron correr, huir de allí hasta acabar en elacantiladodelasÁnimas.

Ahorasí,yaconocéiseserecuerdoalcompleto,talycomoyoloevoquéesetristedía,malditodía.Cuántodaríaporcambiarlo.¡Cuánto!

Alotrolado,enelsuelo,elprincipioabierto,porfinabierto,yuncuerpo,elmío,abrazado a otro, sin vida, demacrado por el perpetuo paso de años ymás años detierrayolvido.Uncuerpodemujer,huesosyrestos,queyohabíaarrebatadodesueterno descanso en el cementerio familiar y había llevado hastami casa para quecobraravidadenuevo.

Al otro lado, en el suelo, el principio abierto por fin y, también, el final. Micuerpoabrazadoalcuerposinvidademirayodeluna,mimusa,miamor,miAnna.

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Epílogo

Muchospensaréis,trasloleído,quetodofueobradeunaterriblemaldición.DeaquellaquecayósobrelaislaysushabitantescuandoelterratenienteRoucoBuxán,en 1812,mató a su esposa y al amante de esta y enterró sus restos bajo la atentamiradadequienhabitaelmanantialquehayenelParajedelOcaso.

Puedeser.¿Quiénsabe?QuizálaculpafuedeesejuramentoyporesomeenamorédeAnna,mihermana.

Demihermanastra,enrealidad.Vilarmeloexplicó.Compartíamosmadre,peronopadre.Vilareraelmío,yeldeAnnaeraelquesiemprenoscrioalosdoscomotalaunquenofueramiprogenitor.Sibien,hayquedecirqueélnolosabía.Nadie,salvomifielmayordomoymimadre,estabaalcorrientedeello.

AlomejorfuelamaldiciónlaquemeacercóaAnnao,talvez,elhechodequedurantetodanuestravidasolonosrelacionáramosentrenosotrostambiénpudotenerqueverconnuestroenamoramientoyadoración.Yesquenofuehastabienentradala adolescencia que empezamos a alternar con otros muchachos en fiestas yreuniones,pueshastaentoncesinclusoelcolegiosenoshabíanegado.Estudiábamosenelpazobajolaatentamiradademimadreydeunainstitutriz,ynuncaviajamosmáslejosdelaislaparaaprenderocursarestudios.

Nolosé,laverdad.Noséquédeciros,sinembargo,pensándolomejoryviendocómoacabótodo,cómohaterminadomihistoria,mivida,creoqueeldestino,perroviejo, estaba sellado de esta suerte para todos mucho antes si quiera de que esehombre, ese terrateniente, hiciera lo que hizo. Pienso que todo lo acaecido antes ydespuésdeeseotoñode1936teníaquesucedertalycomolohizo,yhubieradadoiguallaexistenciaonodelamaldición,deunamenteenfermaounamorprohibido.Elalburteníasusplanesy,simplemente,loscumplió.

Aquella caja de zinc, que era de dos, como Vilar me dijo en su día, delterratenienteymía, lavolvíaenterrarcercadelmanantial,bienhondo,paraquesuverdaderadueña, la señoradel arroyo, lavigileyguarde.Quisedestruirla, peronopude,ymeparecióqueesedebíasersulugar.Allínaciósuleyendayallídebemorir.Soloesperoquenadiemás,trasmimarcha,quellegará,laencuentre.

Anna,mi amorperdido,volvió a serdepositadaen sunuevacasa, en sunuevomundo.FuedevueltaporeldoctoryVilaralcementerioyenterradaallídenuevo,alladodelatumbademipadre,protegidaporesegranángelqueseñalaalcielo.Hacepocoque fuiaverla,unavez,pues lamiradadeesosbienaventuradosconalasmesiguecongelandoelespíritu.

EldoctorNúñezLoureirosefueconmimadre,nuestramadre,enbarcoaBaiona,dondedesapareció.Nuncamássupedeél,yellaembarcóaAmérica.Laguerranoeraparamiprogenitoraniparasufortuna.Nolaculpéporello.Dehecho,laentendí.Ponertierradepormediolaayudaríaaolvidar.

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Olvidar.Curiosoqueyoledesearaelolvidoteniendoencuentaloqueamímehabíahechosufrir,peroeralomejor.Paraellayparatodos.

Olvidarpuedeserunabendiciónenalgunoscasos.Puedeserunaauténticadicha.Siyopudieravolveratrás,sieldestinomelopermitiera,quizánohubieraenterradojamásamiyomezquino,al terco,elque todo loolvidabaycambiaba.A lomejor,ahoraqueséelresultado,lehubieradejadoseguiralfrentedelasituación.Talvez.Nolosé.Noosvoyamentir.Nolotengoclaro.

MimadresefueaAméricaynoregresóhastasumuerte.Ahoradescansajuntoalquefuesuesposoenelcementeriofamiliar.

Vilarsequedóconmigo,enlaisla,enelpazo,ysiguiósiendomisombra,fielyconstante, mi padre, ayudándome cuando caía, cuando sucumbía, cuando deseabamorir. Ayudándome a entender y cuadrar aquello queme faltaba.Me explicó, porejemplo,cómoyo,nadamásregresaralPazodeSanJorge, registrévariasveceseldesván en busca de inspiración, le decía, y allí encontré varios baúles con ropa deAnna.Élmevioyvariasvecesmeechó.LaúltimaocasiónfuecuandoJuliaaparecióenmivida.

Alrebuscarenlabuhardilla,alencontrarpartedelavidadeAnnaencerradaenesoscofres,sobretodoenelnegro—unarcónquemimadredejóatrásyaquepensóque le podía ser de utilidad si yo comenzaba a torcer de nuevo el camino—, losrecuerdosregresaron,alteradosymaltrechos,einventaronpartesdeunavidaqueyanopodíaexistir.

Miprogenitoranuncaseimaginóqueyoabriríaesebaúlantessiquieradesaberque estaba recordando. Ella creyó que ocultando la llave en el cajón de las llavesolvidadasnolaencontraríayquesoloellapodríaenseñarmelaverdaddeAnna,peroseequivocó.Yoladescubríalpocodellegar,laencontréenesebaúl,enlaisla,ylaresucité. Cogí su vestido, el que llevaba cuando el mar la abrazó para siempre ydespuésladevolvió,díasdespués,muerta,alaplaya.Cogísucolganteysusguantes,ymetíenellosesallavedoradaqueabríaelmundodondemimadrehabíaenterradolavidadeAnna,suinfancia,sumadurezysumuerte.Locogítodoydiformaaesamujerincorpórea,imposible,Julia,quemeharíafeliz.Creéesavidaimaginadaquedeseabavivircontodamialmayenlaquelosdemássoloveíanlaropaviejadeunamuertarondandobajomieternoabrazo.

Vilar siguió viviendo en el pazo, ocupándose demí y de sumantenimiento, élsolo, pues nunca más ningún criado fue necesario en la propiedad. Yo no quisequedarmeen la casa familiar,nopodía.Demasiado sufrimientoconcentradoen susparedes,ymetrasladéalacasonaquehabíaalladodelfaro.Alladodeunedificioreducidoacenizas.Allívivodesdeentonces,desdequelainhumanaverdadafloróymividaexpiró.Desdequemiislaseconvirtióenuneternopanteónparaunmuertoenvida.

Muchos años han pasado,muchos, desde queAnna se fue, desde queAnna seabrazó almar para dejarme solo conmis pecados.Años de soledad, aislamiento y

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retiro en los que intenté retomar aquella novela que empecé a escribir cuandoencontréaJulia,aAnna,paseandosudesmemoriasobreelpuentedemaderademijardínderobles.Innumerablesveceshevueltoaesapasarelaparadejarmellevarporla nostalgia de tiemposmejores, de tiempos felices.Ya no queda casi nada de esehermosojardín,perosíelrecuerdo.Añoroaquellosmomentosdepazycalma.AñorolosojosdeJuliacuandoellasoloeraunamujera laqueacababadeconocerenmiisla;cuandotodoeracomouncuentodehadas.

Variasveces intenté retomaraquellanovela,aquellaspáginas llenasdepalabrasdesedaquenarrabanlahistoriadeunsoñador.Lahistoriadeunhombrecuyaúnicariqueza era un amor tan imposible como eterno. Y muchas veces fracasé en miintento,pueslasoledadyeldolorpesabandemasiado,pero,ahora,orgulloso,puedodecirqueyaestácerradoelcírculo.

¡Porfin!¡Ahíestá!Latenéisenvuestrasmanos,envuestramentey,espero,envuestroscorazones.Yalahabéisleído.Una historia donde el protagonista, sí, era yo, y donde el amor, perpetuo e

imperecedero, al final triunfa porque no hay nada más hermoso que amar y sercorrespondido.Ytriunfaporquelainspiraciónregresó.Porqueella,ELLA,retornóamiladoparanomarcharjamás.

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Notadelautor

Lanovelaqueacabáisdeleernacióunanochedenoviembre,enunsueño.Surgiócuando, al despertar, recordé una mujer hermosa, vestida con un impresionantevestidoblancodesedaygasa,paseandodesmemoriadaporunpuentedemaderaenunjardínderobles.

Paranoolvidar,mismanos semovieron rápidas sobreelpapel.Nopodíadejarpasar la historia que mi musa me había regalado mientras dormía. El instinto medecíaqueteníaquedotarladevida.

Después,paramisorpresa,mientrasJulia,Anna,elseñorVilaroRicardoPedreiracrecían,unamelodíaacudióamísindescanso,haciéndomevolaratiempospasados.«Llantosdeotrarealidad»,asíse titulaypertenecealdiscoSueñosyLocuradeungrupo, hoy ya disuelto, llamadoRedWine. Su letra es tan evocadora que algunosfragmentos están diseminados entre las páginas que habéis leído. Es mi forma dedarleslasgraciasporlasalasquehanprestadoamiinspiración.

Otracanciónque retumbabaenmisoídosmientras laspalabrascomponíanestahistoria, y que fue el germen de lamaldición del terrateniente don RamónRoucoBuxán,es«Alaluzdeuncandil»deldiscoTangosyMargotdeMalevaje.Unacaja,uncorazón,unastrenzasyunamaldición.Nopodíarechazarsemejanteidea.

Mi sueño y esasmelodías crearon una historia de locura, culpa, amor y olvidosobretodoolvido,ybuscaronunjardínenelquelosrayosdelunavivíancomolossoñóBécquer.Unjardínqueexiste,aunquesoloseauncuadrocolgadoenelsalóndeuna casa.Unenrome lienzo llenodepinceladasdiestras, anónimas, quemuestra elotoñoentodosuesplendoryquetransportaaquienloadmiraaunpuentedemaderarodeadoderoblescentenarios.

YunaisladelaCostadelaMuerte,alarrullodelvientodelAtlántico,dondelalluvia canta fados, elviento la acompañayunopuedeperderse sindificultaden lainmensidad de un océano siempre lleno de secretos. Una isla donde de losmanantialesbrotanojosalbahacaydondemeatrevíasituarunatumbagrandiosadelcementeriodeSoria.PertenecealafamiliaGarcíaLaPuentey,cuandosiguiendolospasosdeMachadoporelcamposantocastellano,reparéenellayenelenormeángel,titánico, que la custodia, enseguida enraizó enmí la idea de que ese sería el lugardondealgunosdelosprotagonistasdebíanvivirlamuerte.Esunsepulcroquetehacesentir insignificante cuando te colocas junto a ese centinela deDios que señala elcieloycustodialalosaquecubrealosmoradoresdellugar.

Asínaceestanovela inspirada,por supuesto, en leyendas,poesía ehistoriasdegrandesautorescomoBécquer,PoeoWildequeempujanydanalientoaunaplumadeseosadecontarloqueenlaimaginaciónbrotaycrece.

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Agradecimientos

QuierodarlasgraciasamimaridoJoséLuisporsuamor,pacienciayayuda.Yporfacilitarmeunadelascancionesquemásmehaninspiradoalahoradeescribirpartedeestahistoria.TúmedescubristeaMalevajeytúmedistesuinspiración.Ygracias,sobretodo,porcreersiempreenmí.Paseloquepase.

También a Telos Servicios Editoriales por su esfuerzo e ideas al leer, releer ycorregir esta novela. Habéis hecho un gran trabajo. De los errores queaccidentalmentepuedahaber,yosoylaúnicaresponsable.

Gracias amis padres, Joaqui yMateo, y ami hermano, Eduardo, a quien estádedicadoestelibro,porsuánimoysusideas.Susaportaciones,además,hansidodegranutilidadalahoradeconfeccionaralgunasdelasescenasquesedescriben.

Yporúltimoquierodarlasgracias,porsupuesto,atodosaquellosquecadadíame animan a seguir escribiendo. Amigos, familia, lectores… Todos sois parteimportantedeestesueño,avecespesadilla,queesescribir.

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VerónicaGarcía-PeñanacióenOquendo(Álava)en1979.ViviósuniñezyjuventudenZalla(Vizcaya)hastalos24años.ActualmenteresideenGijón(Asturias).

EslicenciadaenSociologíayPeriodismoporlaUniversidaddelPaísVasco.Dirigeelblog literarioEl jardín del sur, conmás de 1700 seguidores, y colabora de formahabitualconelmagazíndecultura,ocioydeporteSpoonful.

En2013violaluzsuprimeranovela,Benditapalabra,conprólogodelescritorPabloZapataLergaygalardonadacomoaccésitenelIcertamenliterarioNemira.En2014seadentróenelmundodelhumorconsusegundaobra,DecómoFelicianoSanFelizquiso matar a sus vecinos, y en 2015 quedó entre los diez finalistas del PremioPlanetaconlanovelaElladróndesueñospublicadaen2016.

Tambiénen2016,bajoeltítuloRelatosdesdeEljardíndelsur,publicóunconjuntodehistoriascortaspensadasparaeldisfrutedelosamantesdelasletras.

En 2017 de nuevo ha quedado finalista del Premios Planeta (cuarto lugar) con lanovelaLaisladelasmusas,presentadaconelseudónimodeRicardoPedreiraUlloa.

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