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La oración sacerdotal del Señor Jesús poco antes de ir a la cruz está siendo muy recordada hoy, en especial aquellos pasajes que hablan acerca de la unidad de los cristianos. Sin duda, ha habido y hay muchos intentos de unidad, en distintas par- tes del mundo, y con diferentes énfasis, alcances y resultados. Sin embar- go, debemos reconocer que, concretamente, abundan más las acciones en el sentido inverso a la unidad que a favor de ella, y con resultados alarmantes. Entonces surgen preguntas que tienen difícil respuesta: ¿Por qué la oración del Señor no ha sido contestada aún? ¿Será contestada en el futuro? Los mensajes centrales de esta edición de «Aguas Vivas» tratan sobre este tema. Estos mensajes fueron impartidos en un Retiro reciente de va- rias iglesias locales, en el mes de enero de 2005, cerca de Rancagua, en Chile. Lo más destacado de ellos no son sólo los mensajes en sí mismos, sino el hecho de que fueron dados en un contexto de unidad, en que cris- tianos de distinta procedencia e historia han visto la voluntad de Dios al respecto y están obedeciendo a esa voluntad. Para ellos la unidad no es sólo un discurso dicho en un evento circuns- tancial acerca de la unidad, sino que es un camino de cada día, con todas las dificultades y tropiezos inherentes, pero también con los gozos de sa- berse agradando al Señor. Estos mensajes han sido transcritos casi textualmente, y son ofrecidos ahora a todo el Cuerpo de Cristo, con la esperanza de que contribuyan a derribar los muros que lo dividen tan tristemente. A ellos hemos agregado algunos mensajes de cristianos del pasado, que predicaron y soñaron la unidad, con diversa suerte en sus respectivas experiencias. Que el Señor nos muestre su gracia para agradar su corazón. UNA PALABRA PROBADA

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Revista Aguas Vivas Nº 32

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La oración sacerdotal del Señor Jesús poco antes de ir a la cruz estásiendo muy recordada hoy, en especial aquellos pasajes que hablan acercade la unidad de los cristianos.

Sin duda, ha habido y hay muchos intentos de unidad, en distintas par-tes del mundo, y con diferentes énfasis, alcances y resultados. Sin embar-go, debemos reconocer que, concretamente, abundan más las accionesen el sentido inverso a la unidad que a favor de ella, y con resultadosalarmantes. Entonces surgen preguntas que tienen difícil respuesta: ¿Porqué la oración del Señor no ha sido contestada aún? ¿Será contestada enel futuro?

Los mensajes centrales de esta edición de «Aguas Vivas» tratan sobreeste tema. Estos mensajes fueron impartidos en un Retiro reciente de va-rias iglesias locales, en el mes de enero de 2005, cerca de Rancagua, enChile. Lo más destacado de ellos no son sólo los mensajes en sí mismos,sino el hecho de que fueron dados en un contexto de unidad, en que cris-tianos de distinta procedencia e historia han visto la voluntad de Dios alrespecto y están obedeciendo a esa voluntad.

Para ellos la unidad no es sólo un discurso dicho en un evento circuns-tancial acerca de la unidad, sino que es un camino de cada día, con todaslas dificultades y tropiezos inherentes, pero también con los gozos de sa-berse agradando al Señor.

Estos mensajes han sido transcritos casi textualmente, y son ofrecidosahora a todo el Cuerpo de Cristo, con la esperanza de que contribuyan aderribar los muros que lo dividen tan tristemente. A ellos hemos agregadoalgunos mensajes de cristianos del pasado, que predicaron y soñaron launidad, con diversa suerte en sus respectivas experiencias.

Que el Señor nos muestre su gracia para agradar su corazón.

UNA PALABRA PROBADA

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UNA REVISTA PARA TODO CRISTIANO / Año 6 · Nº 32 · Marzo - Abril 2005

aguas vivas

UNA MIRADA PROFÉTICALa profecía de BalaamLa profecía de Balaam anunció con siglos de anticipación la lu-cha de poderes entre los Imperios de Oriente y Occidente.Christian Chen.

TEMA DE PORTADALa comunión celestialLa comunión es el estilo de vida que la Divinidad ha tenido en la eterni-dad. Roberto Sáez.

Testigo de la comunión eternaJuan, el apóstol del amor, es testigo de la comunión eterna entre elPadre y el Hijo. Marcelo Díaz.

El vínculo superiorLa gloria de la presencia de Cristo en nosotros es el vínculo que haceposible la unidad. Gonzalo Sepúlveda.

La palabra de la cruzUna clave para tratar todos los problemas en la iglesia local.Cristian Cerda.

La comunión del Espíritu SantoLa Trinidad es la virtud y el modelo de la comunión del Cuerpo de Cristo.Gino Iafrancesco.

LEGADOLa unidad de la IglesiaUn análisis de la unidad de la Iglesia a la luz de 1ª Corintios.A. B. Simpson.Jesucristo, Señor de ellos y nuestroEl terreno del cristiano no son las denominaciones ni las organi-zaciones, sino Cristo. T. Austin-Sparks.

La comunión del cuerpoEl Cuerpo de Cristo es la base de la comunión de la Iglesia.Watchman Nee.

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIAEl prisionero de AberdeenLa historia de Samuel Rutherford.

Cartas desde la prisiónExtractos de cartas de Samuel Rutherford.

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Separatas (Sólo en Chile): «Tesoros» (Niños) · «Despertar» (Adolescentes)«Buscando Más» (Jóvenes).

ESTUDIO BÍBLICOBosquejo de Génesis. A. T. Pierson.

Viendo a Cristo como el Siervo de DiosEl Evangelio según Marcos. Stephen Kaung.

Las salidas de Dios (2ª Parte)Estudios sobre el Éxodo. J. Alec Motyer.

Los nombres de CristoEl Hijo del Hombre. Harry Foster.

Bosquejos

BIBLIALos números en la Biblia«El número 8». Christian Chen.

Preguntas & Respuestas

¿Cuánto sabe de la Biblia?Ponga a prueba sus conocimientos sobre los grandes pasajesde la Biblia.

FAMILIAEl ministerio de las hermanasMensaje sobre el lugar de la mujer en el orden de Dios, su serviciopráctico en la iglesia local, y el cubrirse la cabeza. Ellen Wu.

APOLOGÉTICAJesucristo, Señor del colegio y la universidadAlgunos mitos de la enseñanza de las ciencias en los centros deestudio. Ricardo Bravo.

REPORTAJESLa historia del frascoUna maravillosa historia real. Richard H. Harvey.

SECCIONES FIJASMaravillas de Dios

Joyas de inspiración

Bocadillos de la mesa del Rey

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Foto de portada: «Bella hortensia».Las imágenes de esta edición no tienen necesariamente relación con personas o lugares

mencionados en los textos, salvo que se indique lo contrario.

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El compositor Jorge FedericoHaendel había llegado a un fatal mo-mento de su vida en que todo le pare-cía inútil. Ya nadie se complacía en es-cuchar sus composiciones; la inspiraciónhabía huido de él, y estaba, digámosloasí, en bancarrota. Una noche, profun-damente desanimado, regresó a su casa,obsesionado por una sola idea: descan-sar, dormir, olvidarlo todo.

Subió lentamente las gradas de suhumilde estudio, mecánicamente encen-dió las velas sobre su mesa de trabajo,y en seguida frunció el ceño. ¿Qué con-tendría aquel paquete que descansabasobre el escritorio? Lo abrió, y al ver lapalabra «Oratorio», lo puso a un lado.¿Quién se estaba burlando de él? Todossus últimos esfuerzos en componeroratorios habían fracasado. Rompió enmil pedazos la carta, pisoteó con ira elsuelo y se tiró sobre su cama deseosode dormir.

Pero el insomnio se apoderó de él.Una tempestad agitaba su pecho. Al finse levantó, encendió nuevamente lasvelas y llevó el manuscrito hacia la luz.Leyó el título: «El Mesías» y, en segui-da, las palabras «¡Consolaos! ¡Conso-laos!». Éstas le llamaron la atención:era el maravilloso principio de la poesíay, a la vez, un desafío celestial al ánimoapagado del compositor. Apenas habíaleído las primeras palabras, éstas em-pezaron a traducirse en un lenguajemusical que se elevaba hacia el cielo.Una vez más Haendel volvía a oír tonosmusicales después de una larga sequía.

Con los dedos temblorosos pasabalas páginas. Se sentía llamado a elevarsu voz con gran fuerza en un numerosocoro. Ya oía vibrar los instrumentos alsoplo poderoso de las tubas, sostenidopor los acordes fulminantes del órgano.

Desapareció el cansancio; fue bañadoen un mar de tonos musicales que co-rrían como olas sobre su alma.

Tomó su Biblia y empezó a leer lasprofecías del Mesías prometido, su ad-venimiento, y al fin, su ascensión alPadre. El fuego divino ardía nuevamen-te en su ser; las lágrimas inundaban susojos. Tomando la pluma, comenzó a tra-ducir sobre el pentagrama lo que reso-naba en su mente y en su corazón. Laciudad dormía bajo el manto de unadensa oscuridad, pero el espíritu deHaendel estaba iluminado por una luzcelestial, y su cuarto vibraba de músi-ca.

Día y noche estuvo entregado a sutarea. Cuanto más se acercaba el fin desu composición, con mayor violencia leazotaba el temporal de esta avasalladorainspiración. Ya pulsaba el clavicordio, yacantaba, ya escribía con ligereza. Nun-ca antes había vivido una batalla musi-cal similar.

Quedaba sólo una palabra para serungida por la inspiración –el «Amén»–.Eran sólo dos sílabas, pero ellas debíanalcanzar los cielos. El compositor dilatóla primera sílaba hasta sentir que lle-naba no solamente una catedral, sinotambién la misma cúpula del cielo.

Al fin, después de veinticuatro días–un milagro en el mundo de la música–fue terminado el oratorio. La pluma cayóal suelo, y Haendel durmió por 17 ho-ras seguidas. Al levantarse, se sentó alclavicordio y tocó con desbordante ale-gría la última parte. Una vez que huboterminado, un amigo le dijo: «¡Nuncaen mi vida he escuchado una cosa pa-recida!».

Haendel, con la cabeza inclinada,respondió: «Dios me ha visitado».

Alfredo Lerín, 500 ilustraciones.

MARAVILLAS DE DIOS

TOCANDO LA CÚPULA DEL CIELO

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En Números 24 tenemos unaprofecía muy interesanteque es llamada la ‘profecíade Balaam’. Esta fue pro-

ferida aproximadamente 1400 añosantes de Cristo, siendo una de las pro-fecías más antiguas de la Biblia. Ellase relaciona principalmente con la hu-manidad de un modo general. A partirde esta profecía es posible establecerun esbozo de la historia mundial. Alestudiar las otras profecías con respec-to a la humanidad se percibe que to-das, en alguna medida, derivan de estaprofecía de Balaam.

El origen de las nacionesPero antes de estudiar la profecía

de Balaam, veamos lo que comúnmen-te se cree con respecto al origen delmundo en la Biblia.

En Génesis 10 tenemos el origende las naciones según la Biblia, espe-cialmente en los versículos 1-2, 5-6,20-21, 31-32. En esos pasajes se rela-ta la distribución de las naciones des-pués del diluvio. En el principio habíasólo ocho personas: Noé, su esposa,sus tres hijos y tres nueras. A partir deellos, la humanidad se diseminó portoda la tierra. Entonces tenemos los

UNA MIRADA PROFETICA

La profecía de Balaam anunció con muchos siglos de anticipaciónla lucha de poderes entre los Imperios de Oriente y Occidente.

La profecíaBalaamde

Christian Chen

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hijos de Jafet, de Cam y de Sem. Deellos surgirán todas las naciones. Alestudiar las profecías con respecto alas naciones, veremos que esos nom-bres son importantes. Por ejemplo,Gomer, el hijo de Jafet, es hoy Ale-mania, Magog es Rusia, Madai esPersia, Javán es Grecia.

En Ezequiel 38, cuando se men-ciona la batalla de Armagedón, se diceque habrá una Confederación del Nor-te, y usted puede estar muy seguro queRusia será el líder de esa Confedera-ción.

«Los hijos de Cam: Cus, Mizraim,Fut y Canaán … Y Cus engendró aNimrod, quien llegó a ser el primerpoderoso en la tierra. Este fue vigoro-so cazador delante de Jehová; por locual se dice: Así como Nimrod, vigo-roso cazador delante de Jehová»(Gn.10:6,8-9). Babel aquí significasimplemente Babilonia. La nación deBabilonia fue fundada por Nimrod.Hoy Babilonia es Irak. La ciudad deBabilonia se localiza exactamente auna hora de Bagdad, capital de Irak.Nimrod y su pueblo construyeron laciudad de Babilonia y la torre de Ba-bel, en la tierra de Sinar. La tierra deSinar es Mesopotamia, que hoy corres-ponde a Irak, aquella región del GolfoPérsico.

Al visitar Jerusalén y Palestina,usted observará que el escenario enJerusalén y en Sinar son completamen-te diferentes. En Jerusalén usted que-da impresionado con la cantidad derocas y piedras que hay por todas par-tes. Sin embargo, en Babilonia, en laplanicie de Mesopotamia, usted noencuentra piedra alguna. Por eso, paraconstruir la torre de Babel, los hom-

bres dijeron: «Hagamos ladrillos yquemémoslos muy bien. Vamos a ha-cer que los ladrillos parezcan piedras».¿Percibe cómo Babilonia quiere pare-cerse a Jerusalén? Jerusalén es cons-truida con piedras; Babilonia es cons-truida con ladrillos.

Para estudiar lo que está sucedien-do hoy con Irak, con Kuwait, con Siriae incluso con Israel, tenemos que tra-zar el origen de esos países hasta elorigen de esas naciones. Esto es muyimportante. Cuando el Espíritu Santoda la lista de esos nombres, cuandohabla sobre los hijos de Cam, men-ciona especialmente a Cus. Nimrod esel hijo de Cus. Pero el Espíritu Santono puede dejar de hablar algo más,porque él sabe que esto es extremada-mente importante, pues se relacionacon la historia de la humanidad. Te-nemos aquí una clave muy importan-te: Babilonia es sumamente importantepara la historia de la humanidad y ne-cesitamos conocer al fundador de esanación.

Para entender aquella gran estatuadescrita en el capítulo 2 de Daniel,debemos comenzar por Nimrod. Ne-cesitamos conocer este personaje muybien. Sabemos que Noé tenía tres hi-jos. Cierta vez Noé se embriagó. Cam,uno de ellos, exhibió la desnudez desu padre, pero los otros hijos, Jafet ySem, intentaron cubrir su desnudez.Cam fue, entonces, maldecido. Aquísurge la historia de Babilonia.

Babilonia es un poder unificadocontra Dios desde su origen. Ese esel resultado de la maldición, ese es elresultado del pecado. Necesitamosver todo eso desde el punto de vistaespiritual. Cuando leemos la lista de

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los hijos de Cam en el capítulo 10,recordamos especialmente que Nim-rod fue el fundador de la nación deBabilonia.

Después vemos la descendencia deSem, y allí encontramos a los descen-dientes de Abraham. Tenemos a losisraelitas, tenemos a los descendien-tes de Ismael – incluyendo a los ára-bes. En ese lenguaje podemos descu-brir el origen de las naciones y pode-mos entender las profecías con respec-to a los gentiles.

¿Cuántas naciones son menciona-das en Génesis? Allí encontramos untotal de setenta naciones. Son setentanaciones que representan al mundoentero. ¡Eso es extremadamente inte-resante!

El Evangelio de Mateo relata queel Señor Jesús envió doce discípulospara una misión de evangelización.Cuando está implicado el pueblo deIsrael, tenemos el número 12. En elEvangelio de Lucas, sin embargo, esdiferente. Entre los escritores del Nue-vo Testamento, Lucas es el único gen-til. El Espíritu Santo lo usa como vasopara predicar el evangelio a los genti-les. El Evangelio de Lucas es univer-sal.

¿Cuántos discípulos envió el Se-ñor? El evangelista Lucas nos dice quefueron enviados setenta discípulos.Eso significa que el evangelio es parael mundo entero. En Lucas descubri-mos las setenta naciones. Es por esoque en ese evangelio nuestro Señorenvió setenta discípulos. Gracias aDios, al estudiar los evangelios perci-bimos que no solamente los judíosocupan el corazón de Dios, sino elmundo entero.

El profeta BalaamLa profecía de Balaam es muy

importante. Hay algo en ella que esfuera de lo común. Esta profecía fueenunciada por alguien que era 100%gentil. No sabemos por qué la Biblialo llama profeta. En realidad era unadivino y hechicero. Era un apóstata,un astrólogo. No podemos entenderpor qué, en 2ª de Pedro, Balaam es des-crito como profeta. Pero una cosa sa-bemos respecto de Balaam: él era100% gentil. Dios hizo algo fuera delo común. Él revela cuestiones muyimportantes por medio de esta profe-cía dicha por un gentil. Allí Dios re-vela algo respecto de los gentiles. Diosya había hecho esto antes. Se habíarevelado a Abimelec y a Faraón, queeran gentiles. Más tarde, cuando estu-diamos el capítulo 2 de Daniel, vere-mos que Dios se reveló en sueño aNabucodonosor, el cual era también100% gentil.

Aproximadamente 1500 años an-tes de Cristo, por causa de la mano so-berana de Dios, Balaam fue usado paradarnos una maravillosa profecía. Talvez usted se pregunte: ¿Cómo alguiencomo Balaam puede decir una pala-bra profética? Dios es un Dios de hu-mor. Al estudiar la historia de Balaam,llegamos a un episodio cuando su asnahabló con voz humana. ¿Cómo Diospudo colocar esos incidentes en la his-toria? ¡Parece que Dios está querien-do consolarnos! ¿Qué significa eso?¿Cómo podemos explicar el hecho deque una asna hable como una perso-na? Hablar es contra la naturaleza deun asno. Pero Dios puede abrir la bocade un asno.

Cuando estaba casi entrando en la

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tierra prometida, el pueblo de Israelnecesitaba atravesar la tierra de Moab.En las planicies de Moab, que hoy esterritorio de Jordania, habitaba un pue-blo cuyo rey se llamaba Balac. Balactemía a los israelitas. Sin embargo, losmoabitas fueron informados de quehabía un poderoso astrólogo, un adi-vino muy poderoso, tan poderoso quecuando maldecía a alguien, esa perso-na quedaba maldita para siempre. En-tonces el rey de Moab pensó: «Vamosa darle una gran suma de dinero aBalaam para que maldiga al pueblo deIsrael. Así los venceremos». Enviómensajeros a la tierra de Sinar, la tie-rra de Babilonia. Y Balaam no sólo fueinvitado una vez, sino dos veces. Ellospensaban que, si conseguían la veni-da de Balaam, todo estaría bien.

Nosotros sabemos que Balaamcausó problemas al pueblo de Israel.Él consiguió que los hijos de Israelcometiesen fornicación. Después decometer ese pecado, la Biblia dice quehubo una terrible enfermedad entreellos. Era una enfermedad semejanteal SIDA. En realidad, el SIDA no esuna terrible enfermedad solamente eneste siglo. Una enfermedad semejan-te ya había acontecido en la época deBalaam.

Pero nuestro Dios es maravilloso,pues cuando Balaam vino a tierra de

Moab, cuando comenzó a maldecir alpueblo de Israel, por algún motivo suspalabras no fueron contra el pueblo deIsrael. Al estudiar esas palabras debendición, percibimos que son poe-mas, hermosos poemas. ¿Creería us-ted que esos hermosos poemas proce-den de boca de un astrólogo?

Al decir esos hermosos poemas,Balaam bendijo en lugar de maldecir.Esto es muy interesante, pues sucedióalgo completamente contra su natura-leza. Nuestro Dios es Dios del cielo yde la tierra. Él está por encima inclusode alguien como Balaam; Dios tienecontrol de todas las cosas. CuandoBalaam quiso maldecir al pueblo deIsrael, dijo una bendición. Una vez,dos veces, tres veces. ¿Recuerda cómoDios abrió la boca de la asna y comen-zó a hablar como una persona? Ahorasucedió algo semejante, pues Balaamcomenzó a hablar con la voz de Dios.Así tenemos esta profecía de Balaam.¡Esto es algo maravilloso!

La profecía de Balaam«Lo veré, mas no ahora; lo mira-

ré, mas no de cerca» (Nm. 24:17).Balaam vivía en el mundo de los ído-los. Cuando se dirigía a un ídolo, usa-ba el pronombre neutro, el pronom-bre que se refiere a las cosas. Cuandose vive en el mundo de los ídolos, sevive en un mundo vacío. En lo pro-fundo de su corazón, Balaam sabía queen este universo había una Personamayor que todos los ídolos, y su cora-zón anhelaba a esa Persona. Por esoen su profecía, se refiere directamentea Dios, llamándolo «él». Balaam serefiere a Dios usando el pronombremasculino, no el pronombre neutro

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En esta profecía, la pala-bra estrella se refiere a laprimera venida del Señor.El cetro se refiere a su se-gunda venida.

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que acostumbraba usar para referirsea los ídolos que adoraba e invocaba.

La profecía de Balaam representael corazón, el anhelo, de todas las per-sonas. Al predicar el evangelio a unapersona, recuerde la profecía deBalaam. Aunque Balaam era famosoen el mundo de los ídolos, él dijo: «Loveré, mas no ahora; lo miraré, mas node cerca». ¿Qué significa eso? Si con-tinúa leyendo, usted descubrirá que esuna hermosa profecía. Allí habla so-bre la esperanza de este mundo.

Encontramos una maravillosa pro-fecía más en el versículo 17: «SaldráESTRELLA de Jacob, y se levantarácetro de Israel». Esta es una profecíaacerca de nuestro Señor. Él es la es-trella que sale de Jacob. Vivimos enun mundo en tinieblas, el Señor mis-mo pudo testificar que vivió en unmundo oscuro. Pero, un día, el Salva-dor había de nacer en Belén. Una es-trella saldría de Jacob.

En esta profecía, la palabra estre-lla se refiere a la primera venida delSeñor. El cetro se refiere a su segundavenida. El pueblo de Israel está espe-rando al Mesías. Un día los pies denuestro Señor pisarán en el Monte delos Olivos y ellos reconocerán querealmente el Señor Jesús es el Mesías.¡Aleluya, de Israel se levantará un ce-tro!

En el capítulo 2 de Mateo está es-crito sobre los magos que vinieron deOriente para adorar a nuestro Señor.¿Cómo esos magos supieron que elRey había nacido? ¿Recuerda lo queellos dijeron? «Su estrella hemos vistoen el oriente». ¡Oh, aquí tenemos algomaravilloso! Balaam profirió la pro-fecía: «Saldrá ESTRELLA de Jacob».

Fue por esa razón que el Espíritu San-to usó a Balaam para proferir esa pro-fecía. Balaam era de aquella región deIrak y de Irán. Entonces, a través de laprofecía de Balaam, los magos toma-ron conocimiento del nacimiento delRey. Esos magos y la adoración queellos ofrecieron al Señor nos represen-tan a todos nosotros los gentiles, con-fesando que él es nuestro Rey.

La historia de la humanidad en laprofecía de Balaam

¿Qué acontece en las páginas dela historia de la humanidad entre laprimera venida del Señor y su segun-da venida? A medida que leemos laprofecía de Balaam, pese a haber sidodicha 1500 años antes de Cristo, per-cibimos que allí se encuentra todo elesbozo de la historia de la humanidad.

«Porque el ceneo será echado,cuando Asiria te llevará cautivo» (Nm.24:22) Es necesario usar el lenguajebíblico para interpretar la Palabra deDios. Asiria, en la profecía, se refiereal Imperio Asirio, pero también se re-fiere al Imperio Persa y al ImperioBabilónico. Eso representa el poder delOriente. Ese es el poder que está allado derecho del Mar Mediterráneo.

¿Quiénes eran los ceneos? Losceneos en realidad eran los madianitas.Los amalecitas fueron los primerosenemigos del pueblo de Dios que Is-rael encontró en el desierto. Pero, enel desierto, los ceneos fueron sus me-jores amigos. El suegro de Moisés eraceneo. Los ceneos eran una tribu pe-queña y muy débil. Eran exactamentecomo el Kuwait de hoy. En realidad,los ceneos eran menores que el pue-blo de Israel. Aún así, eran una parte

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de la realidad política de aquella épo-ca. Eran una de aquellas setenta na-ciones a pesar de ser una de las meno-res, y eran amigos del pueblo de Is-rael.

¿Qué significa «porque el ceneoserá echado, cuando Asiria te llevarácautivo»? Eso significa que un día sur-giría un poder en Oriente. Y la histo-ria muestra que eso se cumplió, pues600 años antes de Cristo surgió el Im-perio Babilónico que alcanzó su clí-max con Nabucodonosor. Después deese imperio, surgió el Imperio Persa.

El Imperio Babilónico y el Impe-rio Persa capturaron muchas naciones.Por ejemplo, el Imperio Babilónicoabarcaba lo que hoy conocemos comoIrak, Kuwait, Siria, parte de Turquía ytambién Israel. No solamente losceneos fueron cautivados; la historiamuestra que también los israelitas lofueron. Daniel fue uno de ellos. Él fuellevado cautivo a Babilonia cuandoestaba en plena juventud.

«Vendrán naves de la costa deQuitim, y afligirán a Asiria, afligirántambién a Heber; mas él también pe-recerá para siempre» (Nm. 24:24).Después del surgimiento de ese poderdel Oriente, un día habría también unpoder en Occidente. «Vendrán navesde la costa de Quitim». ¿Qué significaQuitim? Quitim es hoy Chipre. La islade Chipre está localizada en el MarMediterráneo (Bernabé era natural deChipre). Era una isla muy importanteen aquel Gran Mar. La profecía diceque después de Asiria surgiría otropoder en Occidente. Ellos cruzarían elGran Mar e invadirían el Medio Orien-te y afligirían a Asiria y también aHeber. Heber significa los descendien-

tes de Abraham; no solamente los is-raelitas, sino también los árabes.

De acuerdo, entonces, con ese grá-fico de la historia mundial, primera-mente surge un poder en el MedioOriente. Pero surge después el poderde Europa al otro lado del Gran Mar.Aquí surge Alejandro el Grande, queconquistó todo el Medio Oriente. Encinco años conquistó todo el mundoconocido de la época. Sabemos queese poder vino de la costa de Quitim.Después de eso, surge el Imperio Ro-mano que dominó al Imperio Griego.De esa forma, podemos ver que entorno al Gran Mar hay poderes quesurgen. Dos poderes en el Oriente ydos poderes en Occidente, o sea, dosen el Medio Oriente, dos en Europa.Eso nos da un esbozo de la historia dela humanidad, especialmente de lasnaciones que rodean el Gran Mar.

Al leer el capítulo 2 de Daniel, todoqueda muy claro. Allí se describeaquella gran estatua con cabeza de oro,pecho de plata, vientre de bronce ypiernas de hierro. Si estudia ese capí-tulo usted descubrirá que esa es unamaravillosa profecía que dice que entorno al Gran Mar habría cuatro po-deres. Cuatro imperios surgirían deaquella región. Si estudia la historiade China, usted descubrirá que exis-tieron muchos imperios allí, pero nin-guno está registrado en la Biblia.Cuando la Biblia habla de la historiamundial, a través de la profecía deBalaam, el enfoque es desde el puntode vista de Dios.

La Geometría enseña que, para lo-calizar un punto, usted necesita dosejes. Entonces dos puntos presuponendos lugares diferentes. Dios puso el

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origen del mundo en torno al MarMediterráneo. Allí surgieron el Impe-rio Griego y el imperio Romano. Des-de aquel punto, desplazándose haciael este se tiene el Oriente. Si se muevehacia el oeste, se tiene Estados Uni-dos, Canadá, Brasil. No se enoje conel Señor. Él puso el origen del mundoallá en el Gran Mar. La historia de lahumanidad comenzó en Medio Orien-te y allí concluirá. Cuando observa-mos lo que está sucediendo hoy, sa-bemos que ese día final está llegando.La historia de la humanidad comenzóen el Medio Oriente. ¿Usted sabe dón-de se localizaba el Huerto de Edén?El Edén quedaba cerca del Golfo Pér-sico, cerca de la tierra de Sinar. Asítuvo inicio la historia de la humani-dad, y de allí todas las naciones se di-seminaron.

Después que surgieron las nacio-nes, gradualmente surgió un podermundial, un conquistador: Nabuco-donosor. Él conquista grandes partesdel mundo y forma un imperio. Sur-ge, en seguida, el Imperio Persa y, des-pués, el Imperio Griego. Son Imperioslocalizados en ambos lados del GranMar. El territorio del Imperio Roma-no ocupaba un área de cerca de 14.400kms. de este a oeste, y 9.600 kms. denorte a sur – un brazo al Oriente, yotro al Occidente. Por eso se dice queRoma conquistó al mundo.

Siempre considero a China comoel centro del mundo. China significa«nación central». Por eso, cuando loschinos pensamos en el mundo, pensa-mos solamente en China. Ese es elpunto de vista chino, pero no es elpunto de vista de Dios. Aunque nossintamos frustrados por eso, aún así

tenemos que ajustarnos al punto devista de Dios. Los norteamericanos sesienten muy frustrados porque, cuan-do estudian la Biblia, hasta China pue-de ser hallada en la Biblia, pero noUSA. Ellos necesitan hallar USA enla profecía. Tiene que haber algunacosa en la Palabra de Dios que men-cione USA. Finalmente descubrieronuna solución: USA puede ser encon-trada en la palabra JerUSAlén. Bienen el corazón de esa palabra aparecenlas letras USA.

Nos guste o no, la verdad es queno encontramos ni a Estados Unidosni a Brasil en la Biblia1. Estos paísesestán localizados en el extremo deOccidente. La historia de la humani-dad comenzó en Medio Oriente y,poco a poco, se fue trasladando haciaOccidente. Primeramente hubo unpoder en Oriente y después un poderen Occidente lo absorbió. De esa for-ma, el centro político del mundo setrasladó del oriente al occidente, aEuropa.

Sin embargo, según el capítulo 5del libro de Zacarías, un día ese cen-tro político volverá nuevamente alMedio Oriente. Y eso ya está gradual-mente sucediendo. Cuando algo suce-de en Medio Oriente, todo el mundosufre las consecuencias. En Brasilexisten algunos conflictos, pero aun-que los brasileños jueguen con eso,nada tan serio sucede – no influye enel mundo global. En cambio, con lospaíses y gobernantes del Medio Orien-te es diferente.

¿Cómo es que el Medio Oriente

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1 Este mensaje fue impartido original-mente en Brasil. (Nota del Editor).

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llegó a ser tan importante? De acuer-do con la voluntad de Dios, de acuer-do con la profecía de Balaam, debe-mos recordar que la historia de la hu-manidad comenzó en el Medio Orien-te. Luego, el centro político poco apoco se fue trasladando a Occidente.Pero antes el regreso del Señor, la aten-ción del mundo se va a volver nueva-mente al Medio Oriente, y eso estáexactamente de acuerdo con la volun-tad de Dios.

Lo mismo sucedió con el evange-lio. El evangelio del Señor Jesucristocomenzó a ser predicado en MedioOriente, en Jerusalén: de Judea hastalos confines del mundo. Pablo oyó elllamado de aquel varón de Macedo-nia y se dirigió hacia allá. Fue así queel evangelio llegó hasta Europa.

Cuando hablamos sobre la histo-ria de la iglesia, teniendo la Bibliacomo referencia, nos referimos prin-cipalmente a esa parte del mundo. Perono olvide, en las últimas páginas de lahistoria mundial, el Imperio Romanoserá restaurado y estará bajo elliderazgo del último dictador. En laBiblia ese dictador es llamado elanticristo. En esa época, su dominioserá mundial. Muchas veces ponemosnuestra atención sobre aquellos diezdedos. Pensamos mucho en la Comu-nidad Europea. Pero en los últimos1260 días de la historia de la humani-dad, surgirá el mayor imperio de lahumanidad, bajo el liderazgo delanticristo. Él unificará el poder políti-co, el poder religioso y el poder eco-nómico. Todo estará en sus manos. Élse levantará contra Cristo.

Al leer los diarios, usted necesitaleerlos bajo la perspectiva bíblica. Si

leemos toda la historia del mundo des-de el punto de vista de Dios, descubri-mos que todo eso, en verdad, está deacuerdo con su voluntad.

Considerando la localización geo-gráfica del Mar Mediterráneo, llama-do en la Biblia el Gran Mar, y los paí-ses que lo circundan, podemos vercómo la profecía es verdadera y cómola historia de la humanidad tiene allísus principales acontecimientos. A laderecha del Gran Mar está localizadoel Medio Oriente: Israel, Siria,Jordania, Arabia Saudita, Kuwait, Irake Irán. El primer imperio, como yadijimos, fue el Imperio Babilónico,cuyo centro se localizaba en Irak. Des-pués surgió el Imperio Persa – que esAsiria, mencionado en la profecía deBalaam. Ese Imperio surgió de Persia,que hoy es Irán. Después de esos im-perios surgieron los poderes de Occi-dente que invadirían el Medio Orien-te. Esos imperios se localizan a la iz-quierda del Gran Mar. Tenemos allí elImperio Griego y el Imperio Roma-no.

Es por esa razón que en el capítu-lo 7 de Daniel aparecen cuatro bes-tias que surgen del mar. Esas bestiasrepresentan esos cuatro imperios.¿Por qué esas bestias surgen del GranMar? Eso significa que esos imperiosestán circundando el Mar Mediterrá-neo. En el extremo oriente, tenemosa China y, en Occidente a los EstadosUnidos, Canadá, etc. En la últimabatalla –el Armagedón– habrá tresconfederaciones: una del Norte, unade Occidente y otra de Oriente. Deacuerdo con Ezequiel, la confedera-ción del Norte es Rusia. La confede-ración occidental seguirá al anticristo;

UNA MIRADA PROFETICA

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él y su ejército van a atrincherarse enArmagedón. El gran río Éufrates, se-gún la profecía, se secará. En esa úl-tima guerra, un ejército de 200 mi-llones de soldados vendrá de Orien-te, provenientes, posiblemente, deIndia y/o China. Todos ellos se junta-rán en el campo de batalla llamadoArmagedón. De acuerdo conNapoleón Bonaparte, Armagedón esuno de los campos de batalla másperfectos del mundo. Sabemos que lahistoria va a terminar en ese campode batalla. Será una guerra sangrien-ta, habrá un gran mar de sangre. Fi-nalmente, la historia de la humanidadconcluirá.

El Señor, en esa época, descende-rá de los cielos, y sus pies tocarán elMonte de los Olivos. Entonces será elfinal de la historia. Ese ejército queviene de Occidente será destruido por-que, cuando los pies del Señor toquenel Monte de los Olivos, habrá un te-rremoto y Jerusalén será dividida entres partes. El terremoto producirá unvalle, una especie de corredor de sali-da, y el pueblo de Israel huirá a travésde ese valle. De acuerdo con las pro-fecías de la Biblia, es eso lo que va asuceder. Eso muestra que, así como lahistoria humana comenzó en el Me-dio Oriente, esa historia tendrá su fintambién en Medio Oriente. Esa es laprofecía de Balaam.

El Señor Jesús es el cetro de Is-rael, pero las personas se olvidan deeso. El pueblo de Israel no cree que elMesías ya vino. Él es el Salvador dela humanidad. Él es la ESTRELLA

que surge de Jacob. Esta profecía tansimple da un esbozo completo de lahistoria de la humanidad. Habrá dosplataformas principales: una en Me-dio Oriente y la otra en Europa. Losdiez dedos de la estatua estarán loca-lizados en Europa. El Mercado ComúnEuropeo es un fuerte candidato paraser los diez dedos de la estatua. Si mi-ramos la historia bajo la perspectivabíblica, entonces nuestros ojos se abri-rán, y gradualmente entenderemosmucho mejor los acontecimientos ac-tuales.

Resumiendo: el centro político detoda la humanidad comenzó en Me-dio Oriente y, a lo largo de la histo-ria, se trasladó hacia Occidente. Hoylos Estados Unidos y Europa se hanconvertido en esa plataforma princi-pal. Recuerde que la Biblia incluyetanto a Occidente como a Oriente enla guerra de Armagedón. No interpre-te mal las profecías bíblicas. Yo oí aalguien decir que, cuando la tribula-ción realmente llegue, los norteame-ricanos no van a tener ningún proble-ma. No sé de dónde esa persona con-siguió esa información. Si estudia laBiblia cuidadosamente, basándose enla profecía de Balaam, verá que exis-ten los poderes de Oriente y de Occi-dente. Pero, al final de la historia, esepoder volverá al Medio Oriente. Deacuerdo con la Palabra de Dios, lahistoria de la humanidad terminarádespués de eso. Esa es la profecía deBalaam.

Resumido deGrandes profecías da Bíblia, Vol.I.

UNA MIRADA PROFETICA

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La comunión es el estilo de vida que la Divinidad ha tenido enla eternidad.

TEMA DE PORTADA

La comunión es algo exclu-sivo de los cristianos. Elmundo exterior nada sabede la comunión, por cuanto

el mundo entero está bajo el malignoy la comunión es algo que nos vino deDios el Padre y de su Hijo Jesucristo.El mundo es enemigo de Dios, si bien

Dios ha dispuesto todo para reconci-liar al mundo con él no tomándole encuenta su pecado; sin embargo, mien-tras la gente que está en el mundo novenga a él para tener vida, estará au-sente del privilegio de la comunión.

La comunión es algo celestial; esel estilo de vida que la Divinidad ha

La

Roberto Sáez

«... porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos y os anunciamosla vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó; lo que hemos visto y oído,eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nues-tra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo» (1 Juan 1:2-3).

«Fiel es Dios por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristonuestro Señor» (1 Corintios 1:9).

«...y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío... Yo en ellos, y tu en mí, para que seanperfectos en unidad» (Juan 17:10, 23).

comunión celestial

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tenido por toda la eternidad. Es algoúnico y exclusivo de Dios en todo eluniverso; es perfecto, maravilloso yeternal.

Sin embargo, Dios, en su eternopropósito, ha querido compartir conlos hombres su vida misma, su vidacelestial, esa vida en comunión que élha vivido eternamente en pluralidadde personas, esa vida que es intensa-mente corporativa e interdependiente;vida que se vive en autoridad y suje-ción; vida que se caracteriza por lacapacidad de darse a los demás, prefi-riéndoles a ellos antes que a sí mis-mo; vida, por lo tanto, que es capaz depasar por la muerte y emerger en re-surrección. Este tipo de vida es la queDios ha impartido a la iglesia. ¿Quées la iglesia? Es la prolongación de lavida del cielo, de la vida de Dios. Esla misma vida en comunión que elPadre y el Hijo en el Espíritu Santohan disfrutado eternamente la que aho-ra está en la iglesia, y es eso lo quehace que la iglesia sea la iglesia; y sino es así, entonces aquello puede sercualquier cosa, pero no iglesia.

La comunión nos vino de la vida deDios

¿Puede haber algo más gloriosoque el tipo de vida que el Padre y elHijo han experimentado desde la eter-nidad? Primero, consideremos en quéconsiste esta vida: es vida en comu-nión. Decirlo parece simple, pero im-plica algo maravilloso, bellísimo, úni-co en todo el universo. Dios el Padreha compartido eternamente las cosassuyas con el Hijo (comunión es com-partir las mismas cosas). El Padre,siendo reconocido por el Hijo como

mayor que él, entregó todas las cosas,el universo entero, al Hijo. Lo consti-tuyó heredero del Universo.

En la rebelión de Satanás, las co-sas del cielo y de la tierra se habíanperdido; el usurpador había venidopara matar, robar y dispersar las cosasde Dios a fin de apropiarse de ellas,envileciéndolas, al punto de hacer quetodo sea horroroso. El Hijo vino a sal-var y a buscar lo que se había perdido,incluyendo al hombre. Después de laredención, las cosas vinieron a ser delSeñor Jesucristo por mérito propio,pues él las recuperó. Sin embargo, alterminar su obra en la tierra, él dice:«Todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío»(Jn.17:10). Esta es una cualidad pre-ciosa del Hijo de Dios en cuanto a lacomunión con el Padre.

Satanás había provocado un caosen los cielos; su intención era atentarcontra la comunión de las benditaspersonas de la Trinidad. Él nunca pudoentrar en ese círculo; él solamente ser-vía desde afuera. Cuando supo queDios tenía un plan para compartir esacomunión con los hombres, que abri-ría ese círculo intimo a otras criaturasde otro género, a las cuales los ánge-les servirían, se llenó de celos, no lopudo resistir. Se llenó de envidia yentonces quiso destruir la obra deDios. Se atrevió a tentar al Hijo deDios en el desierto, ofreciéndole losreinos de este mundo. Aquello no eraotra cosa que tratar de destruir la uni-dad de Dios, romper el círculo de laDivinidad. Él pensaba que si lograbadestruir ese círculo, terminaría con lacomunión del Padre y del Hijo, y deesa forma él subiría por encima deDios. Felizmente, el Hijo de Dios no

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16 AGUAS VIVAS

cedió a los antojos de la criatura re-belde. La unidad de Dios permanecióincólume, indestructible, y se cumplióel plan de Dios de compartir con loshombres el estilo de vida de Dios. Conla venida del Espíritu Santo a los cientoveinte, llegó la hora en que la vida deDios entrara en la iglesia, bautizandoen un cuerpo a esa pluralidad de per-sonas, para que ya no fueran nuncamás individualistas, sino una extensiónde la vida del cielo en la tierra.

El Padre nos dio lo más preciosoque tenía; nos dio a su Hijo y en él nosdio todas las cosas. Dios en Cristo senos hizo «comestible», pues todo lode sustento que tiene la vida eterna estáen el Hijo de Dios. Él es el Pan de vida,y por eso la importancia de la Cenadel Señor, donde conmemoramos elhecho divino de que Dios se nos dioen Cristo a fin de satisfacernos de todoel bien que hay en Dios. En la Cenarecordamos cómo es que fuimos in-troducidos a esta calidad de vida encomunión y lo hacemos recibiendosimbólicamente la comunión que nosvino del cielo representada en el pany el vino. Aunque la Cena del Señores algo externo y simbólico, sin em-bargo, todos sabemos que representaalgo real que está entre nosotros, y esa saber, la comunión. Comunión conDios cuyo centro es la persona delSeñor Jesucristo, y comunión entre loshermanos.

Comunión es compartir las mismascosas, tener en común todas las cosas.Este fue el resultado en la iglesia enJerusalén. Cuando los ciento veinterecibieron la comunión del cielo, en-tonces ninguno decía ser suyo propionada de lo que poseía, pues tenían en

común todas las cosas. Ellos apren-dieron a desprenderse de todo, a dar ydar todo lo que tenían. Nadie teníanecesidad. El que había recogido me-nos no tenía menos que el que habíarecogido más. Esta es la esencia de lacomunión entre el Padre y el Hijo enel Espíritu Santo.

Hoy en día hay hermanos que noaceptan dar dinero a la obra de Dios.Basados en enseñanzas extrañas, afir-man que el diezmo no es de este tiem-po. Muchos se ven atrapados en el sis-tema de este mundo endeudándosepara tener televisores de última gene-ración o cuanta cosa el mercadoconsumista ofrece; pero no hay dine-ro para compartir con los hermanos enla comunión del cielo en la tierra. Loshermanos responsables de recibir eldinero se preguntan: «¿Será que faltamás enseñanza al respecto? ¿Será quehace falta un intensivo de mayordo-mía?». Me parece que no es por ahídonde estamos fallando; me pareceque los cristianos nos hemos acerca-do demasiado al mundo y a las cosasdel mundo. El Señor nos advierte queal final de los tiempos, «por habersemultiplicado la maldad el amor demuchos se enfriará» (Mat. 24:12).Quiero decirles que el Padre le dio todoal Hijo, sin reservarse nada para sí, yque el Hijo le dio todo al Padre sinreservarse nada para sí. La medida,entonces, no es el diezmo, sino todo.Cuando la mente mezquina empiezaa calcular y a justificar sus gastos, pue-de que tenga la razón, desde el puntode vista de la vida terrenal, desviar losdineros del Señor para otros fines; perojamás desde el punto de vista de lacomunión celestial. Lo único que de-

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muestran esos cálculos es que tu amorpor el Señor se ha enfriado.

La comunión en las Epístolas deJuan

Cuando Juan escribió estas cartas,corría el año 95-98 D. de C. Las igle-sias habían perdido el sentido de lacomunión; estaban confundidas res-pecto de a quién había que recibir enla comunión de los hermanos y a quiéndebían dejar afuera. Muchos falsosmaestros, enseñando falsas doctrinascirculaban por las iglesias; la confu-sión era grande. Para corregir estosmales, Juan escribió estas tres epísto-las poniendo como tema central «lacomunión». En ellas establece las ba-ses para la verdadera comunión, y es-tas son: que la comunión está basadaen la vida que nos vino del cielo (en laprimera epístola), que la comuniónsurgida de esa vida tiene como carac-terísticas el amor y la verdad (en lasegunda epístola), y que la hospitali-dad es la expresión de esa comunión(el tema en la tercera epístola).

1ª Epístola de JuanEn la primera epístola Juan nos

introduce en el tema de la comuniónsobre la base de la vida que es luz –palabras que ya había empleado en elEvangelio que lleva su nombre. Dioses luz, como también el Hijo de Dioses la luz del mundo. Nosotros hemossido llamados a la comunión con elHijo de Dios: «Fiel es Dios, por el cualfuisteis llamados a la comunión consu Hijo Jesucristo nuestro Señor»(1Cor. 1:9). De esto se desprende queel anuncio apostólico respecto delevangelio de la vida eterna no tiene

como fin la salvación del hombre, sinola comunión del hombre con Dios,para lo cual, primero, necesita salvar-lo.

La comunión es un «andar en luz».Aquí no es la luz o entendimiento dela Palabra, ni es la luz de la confesióno la apertura del corazón, sino la luzque es propia de la vida eterna que noshabita. Sin embargo, la luz del carác-ter de la vida de Dios que está en no-sotros es la que nos impele a confesarnuestros pecados. En el Nuevo Pactonadie le diría a su hermano: «Conoceal Señor», porque todos le conocerán.Cada cual tiene la luz de la vida, y ellanos guiará en cualquier circunstanciade la vida en este mundo. La comu-nión puede crecer si es que estamoscreciendo en el carácter y naturalezade la vida eterna; la práctica de la co-munión es primeramente sintonizarcon la naturaleza de la vida que noshabita. Si estamos andando en ese ca-mino, entonces la comunión horizon-tal, entre los hermanos, será una con-secuencia natural.

La comunión puede ser estorbadapor el pecado. El pecado nos separade Dios y de los hermanos. Sin em-

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¿Qué es la iglesia? Es laprolongación de la vida delcielo, de la vida de Dios. Esla misma vida en comuniónque el Padre y el Hijo en elEspíritu Santo han disfru-tado eternamente la queahora está en la iglesia.

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bargo, existe una salida y es que «siconfesamos nuestros pecados, el es fiely justo para perdonar nuestros peca-dos, y limpiarnos de toda maldad» (Jn.1:9). Es imprescindible obedecer a laluz de la vida que está dentro de noso-tros; si no obedecemos, perderemos lacomunión con Dios y con los herma-nos, porque no hay comunión entre laluz y las tinieblas. Todo lo que tieneque hacer cualquiera que habiendocaminado en la luz de la vida y estédetenido por las tinieblas, es venir yobedecer a la voz de la luz de la vidaque está ahí dentro. Si este es tu caso,¡corre a confesar tu pecado! ¡Corre apedir ayuda al cuerpo de Cristo! Diosnos restablece por su gracia y su mi-sericordia, nada más.

Las afirmaciones de Juan son ca-tegóricas y absolutas: «Si decimos... elque dice... todo aquel... el que niega...».Esto lo dice para identificar quién esquién. ¿Quiénes son los verdaderoshermanos? «El que tiene al Hijo tienela vida», «el que ama a su hermano»,«el que confiesa que Jesús es el Cris-to», «el que es de Dios nos oye», «elque no hace justicia y no ama a su her-mano, no es de Dios». Estas son lasseñales distintivas de los verdaderosy los falsos hermanos. Con esto se re-suelve a quién incluimos y a quiéndejamos fuera de la comunión.

2ª Epístola de JuanLa situación de la iglesia hoy es la

misma que la de fines del primer si-glo: muchas herejías, muchas divisio-nes, diversidad de énfasis, escándalosy tropiezos de malos testimonios departe de los que se dicen ser cristia-nos. En medio de todo este ambiente

cuesta tener comunión. Estamos lle-nos de temores de acercarnos a loshermanos por temor a ser contamina-dos con doctrinas o costumbres queno están de acuerdo a nuestrosparadigmas. Juan, en su segunda epís-tola, nos enseña que el amor y la ver-dad, como frutos de la vida de Diosque nos habita, son los fundamentospara la verdadera comunión.

Muchos cristianos enfatizan elamor, separado de la verdad, comofundamento para la comunión y otrosenfatizan la verdad separada del amor.Esto tiene sus problemas, porque siusted enfatiza el amor corre el riegode meter dentro de la iglesia todo loque venga. Si sólo enfatiza el amor,no aceptará que nadie le corrija y aúnni usted mismo se disciplinará, por-que en nombre del amor, todo pasa.Por otro lado, si usted enfatiza la ver-dad sin considerar el amor, usted setornará un cristiano gruñón, malhumo-rado, legalista, justiciero, implacabley sin afecto.

Hemos de entender que el amor yla verdad no se separan jamás; ellasson inseparables porque son parte delcarácter mismo de Dios. La vida queDios nos dio tiene, intrínsecamente, elcarácter del amor y la verdad, de talmanera que Juan nos dice que Dios esamor y que el Señor Jesucristo es laverdad.

El problema es que muchos cris-tianos que enfatizan la verdad, estánentendiendo que la verdad es la inter-pretación que ellos le dan a la Escritu-ra. Es un error, pues la verdad es Cris-to mismo. Nosotros hemos recibido deDios que la comunión está basada enla vida y no en la comprensión que

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tengamos de las Escrituras. Nos reci-bimos el uno al otro en virtud de queCristo nos habita y no en virtud de laortodoxia bíblica.

Era necesario establecer las basesde la comunión, ya que ella esinclusiva y exclusiva. Incluye a todoslos que son de Cristo y al mismo tiem-po excluye a los que no lo son. Enton-ces Juan dirá, como señal distintiva:«Cualquiera que se extravía, y no per-severa en la doctrina de Cristo, no tie-ne a Dios» (v. 9) ¿Cuántos aquí tienenla vida de Dios morando dentro deellos? ¡Confiésale a tu hermano quetú tienes la vida! La doctrina de Cristoes tenerlo a él mismo dentro de noso-tros en comunión con el Padre. En laprimera epístola había dicho: «El quetiene al Hijo, tiene la vida; y el que notiene al Hijo de Dios no tiene la vida»(1 Jn.5:12). Entonces, ¿a quién vamosa incluir? ¡A todo aquel que tiene lavida! ¿Estás seguro de tener la vidadel Hijo de Dios? ¡Confiésalo a tu her-mano! Esta es la verdadera base para

la comunión. Muchas veces se come-ten errores en cuanto a quién recibi-mos y a quién dejamos fuera, porqueno tenemos claro el fundamento pararecibirnos el uno al otro. Si Cristo nosrecibió, tenemos que recibirnos losunos a los otros; no podemos dejarfuera a alguien porque piensa distintoen cuanto a la interpretación bíblicade alguna verdad.

Cuando la iglesia pierde su vigorespiritual, el amor de muchos se en-fría. Hemos de fortalecernos en estosdías. No importa cuántos embates delenemigo estemos enfrentando, no im-porta cuánto mal o anormalidades es-tén viendo nuestros ojos, hemos demantenernos en la verdad y el amor,que es la expresión de la vida de Diosque tenemos dentro de nosotros.

En la tercera epístola, Juan desa-rrolla el tema de la hospitalidad comofruto de la vida de Dios que está ennosotros, lo cual es también una cua-lidad distintiva de los verdaderos her-manos que están en comunión.

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Conociendo los lugares seguros

Hace algún tiempo, un transatlántico estaba navegando a través deuna zona intrincada y peligrosa. Uno de los pasajeros, un caballero mayor,se dirigió directamente al hombre del timón y le preguntó con ansiedad:«¿Usted conoce con certeza todas las rocas y bancos de arena de esteregión, no?». «No, señor, no los conozco», dijo el piloto. «¿Cómo entoncesusted puede dirigir el barco?», insistió el anciano. Entonces el piloto delbarco apenas replicó: «Yo sé dónde están las aguas profundas».

Si conocemos el camino seguro, podemos ignorar los muchos detallespeligrosos que encontramos en nuestra peregrinación hacia los lugarescelestiales. «Andad en el espíritu», es el secreto de una jornada segura.

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Juan, uno de los «hijos del trueno», convertido después en elapóstol del amor, es testigo de la comunión eterna entre elPadre y el Hijo.

Tengo una inspiración delSeñor para compartir conustedes. Veamos allí en laprimera epístola del após-

tol Juan, los primeros versículos.

El amor y la autoridad de JuanCuando uno lee las cartas de Juan,

se da cuenta que son líneas llenas deamor, llenas de gracia. Son escritasdesde un corazón que ama a los her-manos. Habla uniendo a Dios con lahermandad. Ustedes saben que Juanllega a decir: «Si alguno dice: Yo amoa Dios y aborrece a su hermano, esmentiroso.» Juan llega a evidenciar elamor a Dios en el amar a los herma-nos. Si tú no amas a los hermanos, no

amas a Dios. Estas declaraciones gol-pean fuertemente nuestro corazón; sonradicales.

Hay varios versículos como éstosen las cartas de Juan. Son abundantesde amor, cargadas de dulzura y ‘pega-josas’ de amor fraternal. Sin embargo,contienen una fuerza y radicalidad im-presionantes, por ejemplo: «El que diceque está en luz y aborrece a su herma-no, está todavía en tinieblas» (1 Jn. 1:9).«Todo aquel que aborrece a su herma-no es homicida» (1 Jn. 3:15) «... El quetiene bienes de este mundo y ve su her-mano tener necesidad, y cierra contraél su corazón ¿cómo mora él amor deDios en él? (1 Jn. 3:17), «Si alguno vie-ne a vosotros, y no trae esta doctrina,

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Testigo de la

Marcelo Díaz

comunióneterna

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21AGUAS VIVAS

no lo recibáis en casa, ni le digáis ¡bien-venido! (2 Jn. 10). Además, 1 Jn. 3:10;4:7; 4:20; 3 Jn. 9, 10.

Si examinamos los versículos, ve-remos lo penetrantes, concretos y ra-dicales que son. Ellos manifiestan lapersonalidad que está detrás.

Juan, un hombre tratado por Dios,manifiesta celo, y da a conocer un as-pecto de su personalidad, que no per-cibimos con facilidad en sus escritos.Tanta es la ternura y el afecto impreg-nados en sus cartas, que pasamos in-advertidas las amonestaciones, el celo,la fuerza, la autoridad, y la firmeza conla cual habla.

Juan tuvo una personalidad muyespecial que Dios tomó e hizo uso deella. Dios tomó la vida de su Hijo y lapuso en Juan. Y tomó todo lo que leservía de Juan redimiéndolo para supropósito. Usó esos rasgos caracterís-ticos de Juan, propios de su personali-dad para su propósito. Y en esa opera-ción, puso a Juan al servicio de las igle-sias.

Recuerden el episodio que narra elevangelio de Marcos, en el cual seña-la que el Señor le puso a Juan y San-tiago «Boanerges», los ‘hijos del true-no’. ¿Y por qué les llamó así? Por lascaracterísticas de su personalidad.Recuerden también cuando el Señorquiso entrar a una ciudad de samarita-nos y no quisieron recibirle. En esemomento reaccionaron Juan y Santia-go, pidiéndole al Señor permiso parahacer caer fuego del cielo y consumira esos hombres. Si hubiese sido Pe-dro, no nos extrañaría, pues conoce-mos la impetuosidad de Pedro. Perofue Juan y su hermano. ¿Quién haríaeso ahora? ¿Alguien se atrevería a

pedir algo así? Bueno, el Señor repren-dió tal actitud.

Otro detalle de los evangelios, Juany Santiago se destacan como hijos deZebedeo. Aquí aparece la figura delpadre. Posiblemente alguien importan-te e influyente no sólo socialmente,sino principalmente en la vida de es-tos dos hermanos. Podemos deducirde los pasajes, que Juan creció al am-paro de un padre dominante y protec-tor; esto, combinado con la preocupa-ción de una madre aprensiva (recuer-den que la madre se acerca a Jesús consus dos hijos pidiendo privilegios paraellos en el reinado del Señor), unido aaspectos individuales, da como resul-tado una personalidad segura, compe-tente, decisiva y radical.

La imagen que comúnmente tene-mos de Juan, es la figura de un jovenaprendiz. El menor de los apóstoles,un tanto silencioso, tímido y pasivo.Pero a juzgar por los detalles que co-mentamos, Juan era un hombre de unfuerte carácter, impetuoso, radical yconcreto, que se apegó al Señor comoqueriendo ser el más cercano a Jesús.

Entonces hermanos, debemos te-ner mucho cuidado con el deseo decambiar a los hermanos a un mismopatrón humano de personalidad. Cui-dado cuando decimos: «Este herma-no tiene que cambiar». La verdad esque no sé si tenga que cambiar. Talvez es algo que el Señor quiere redi-mir y usarlo para su gloria. Dios ex-presa su multiforme gracia, su sabi-duría y poder a través de los diversosrasgos y personalidades de los hijosde Dios. Lo hizo con Juan, Santiago,Pedro, Pablo y todos los apóstoles. Ylo hará también con cada hijo de Dios.

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Testigo de la comunión del Padre ydel Hijo

Juan, por su persistencia, es quienve la comunión preciosa entre el Pa-dre y el Hijo. Su evangelio comienzacon esta comunión. «En el principioera el Verbo y el Verbo era con Dios».Esta expresión, el «Verbo era conDios», en el griego da a entender queel Verbo estaba vuelto hacia Dios,mirando cara a cara a Dios, señalán-donos cómo era y es la comunión. ElPadre y el Hijo se están contemplan-do, se están mirando, admirando yqueriendo. Se están anhelando, con-versando. Están teniendo intimidad. ElPadre y el Hijo, en una comunión per-fecta de amor. Me imagino al Hijoadmirando a su Padre, diciendo en sucorazón: «Oh, qué maravilloso es miPadre». Y anhelando estar aún máscerca de su Padre. Mirándolo sin can-sarse, contemplándolo y atendiendo acada una de sus palabras y acciones.¿Y qué del Padre? Si cuando uno con-templa a su hijo, el corazón se enor-gullece, ¿cuánto más el Padre, plena-mente satisfecho, dialoga con el Hijode su amor? Imagínese qué comuniónmás perfecta, más plena, más contun-dente, más divina la relación del Pa-dre y del Hijo. El Padre amándolo yteniendo contentamiento en su Hijo.El Hijo admirando y anhelando a suPadre. ¡Qué precioso! Pienso quenuestro corazón, y aun nuestro espíri-tu, no alcanzan a dimensionar la ple-nitud de lo que significa la relacióneterna entre el Padre y el Hijo. Eterna-mente el Padre, eternamente el Hijo.

Y Juan dice: «Lo que era desde elprincipio», es decir, la comunión enla eternidad del Padre y el Hijo, «esto

os anunciamos». Juan quiere traspa-sar esta comunión a los hermanos.Entonces nos escribe progresivamen-te cómo nos ha llegado a la tierra lacomunión que nos viene del cielo.

Dice: «lo que hemos oído». La pri-mera acción de la atención es oír. Así,pues, los apóstoles comenzaron a es-cuchar de esta comunión. Como per-cibiéndolo desde lejos, acercándosecada vez más para escuchar el diálo-go divino. Algo se escucha. Juan quie-re capturar todos nuestros sentidospara percibir esta comunión. El quetiene oídos para oír, oiga.

Luego dice: «Lo que hemos vistocon nuestros ojos...». Después de ha-ber oído, queremos ver. Rápidamentenuestros ojos buscan el objeto de nues-tra atención. La comunión eterna co-mienza a descender del cielo de Dios.Dice la Escritura: «Dios fue manifes-tado en carne ... visto de los ángeles»,como dándonos a entender que losángeles fueron testigos oculares, al verdescender la comunión del Padre y elHijo en la persona de Jesucristo. Laescalera en la visión de Jacob (Jn.1:51; Gn. 28:12) estaba dispuesta, yel Hijo comenzaba a descender, y enél la comunión eterna de Dios.

«Lo que hemos contemplado...».Cuando todos nuestros sentidos estánorientados hacia un solo punto, luegose produce la contemplación, se apre-cian todos los detalles; todo el cuerpoestá preparado, atento, a contemplarla hermosura de lo que se nos presen-ta. Los apóstoles, por tres largos años,contemplaron esta comunión.

Luego nos dice: «Y palparon nues-tras manos tocante al Verbo de Vida».Y aquí está la expresión más concreta

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de Dios. Juan era una persona muysensorial, muy de piel. Procuró siem-pre aproximarse lo más cerca al Maes-tro, al punto de recostar su cabeza ensu pecho. Por eso dice, «lo que palpa-ron nuestras manos». Juan sintió alSeñor, palpó con sus manos, sintió suaroma, sintió latir el corazón de Jesús.Oyó, vio y palpó la comunión del Pa-dre y él Hijo.

Por eso Juan, con plena propiedad,nos dice: «Esta es la comunión que osanunciamos». Y de aquí en adelantesu discurso es en plural. Pues no sola-mente él fue testigo de esta comunión,sino también todos los discípulos quele siguieron, todos aquellos a quienesDios el Padre ha revelado este miste-rio.

En otras palabras, Juan nos quieredecir: «Hermanos, sepan que esta co-munión es la misma que el Padre hatenido con el Hijo, y que el Hijo hatenido con el Padre. Sepan que cuan-do nos escuchamos y tocamos, es lacomunión que nosotros hemos tenidocon el Hijo, y que el Hijo ha tenidocon el Padre, que se nos ha manifesta-do y ha hecho morada en nosotros».Hermano, cuando tocas y amas a tuhermano, tocas y amas la comunióndel Padre y el Hijo. Por eso dice: «Por-que nuestra comunión verdadera escon el Padre y con su Hijo Jesucris-to».

Juan termina diciendo: «Estas co-sas os escribimos, para que vuestrogozo sea cumplido». En su segundacarta, versículo 12, dice: «Tengo mu-chas cosas que escribiros, pero no hequerido hacerlo por medio de papel ytinta, pues espero ir a vosotros y ha-blar cara a cara, para que nuestro gozo

sea cumplido». ¿Cuando se completanuestro gozo? Cuando los hermanosse ven cara a cara. Igual que en el prin-cipio, el Verbo era con Dios, el Verbocara a cara con el Padre. La comunióndel Padre y del Hijo se expresa cuan-do los hermanos se encuentran cara acara, se miran, se tocan, se aman.Cuando nos miramos cara a cara, allíestá la plenitud de Dios y nuestro gozose ha cumplido.

La dependencia del Hijo al PadreAhora, avancemos un poco más en

esta comunión. El ejemplo del Hijo esgravitante en nuestro accionar comohijos de Dios. En Juan 5:19-30 se nosmuestra la dependencia del Hijo a losdichos y acciones del Padre. «No pue-de el Hijo hacer nada por sí mismo,sino lo que ve hacer al Padre; porquetodo lo que el Padre hace, también lohace el hijo igualmente». Aquí está ladefinición práctica de lo que es la co-munión: «No hacer nada por sí mis-mo».

Veamos tres ejemplos del Hijo.El primero está en las bodas de

Caná, Juan 2:1-11. En esta situación,las circunstancias ameritaban la urgen-te movilidad de Jesús a los requeri-mientos de su madre y entorno. Puesbien, Jesús no era gobernado por lascircunstancias y la urgencia, sino porla comunión con su Padre. Y cuandoel Padre habló y operó, entonces re-cién el Hijo habló y ejecutó la opera-ción de Dios. «Que tienes conmigomujer? Aún no ha venido mi hora».Esta es la comunión de Dios; no hacernada por sí mismo.

El segundo pasaje se encuentra enJuan 7:1- 9. Los hermanos irónica-

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mente presionan a Jesús para que semanifieste en la fiesta de lostabernáculos (porque ni aún sus her-manos creían en él.) El escenario erapropicio para darse a conocer; la pre-sión era fuerte, y el ambiente tenso.Sin embargo, una vez más, el Señormira a su Padre. Contempla a su Pa-dre y no ve en él ninguna reacción.Por lo tanto, aprendió la sujeción. «Nopuede el Hijo hacer nada por sí mis-mo». «Mi tiempo aún no ha llegado,más vuestro tiempo siempre está pres-to».

Por último, Juan capítulo 11. Losamigos íntimos del Señor le necesi-taban. Era algo urgente, de vida omuerte. Las mujeres, desesperadas,solicitaban la presencia del Señor.Pero una vez más, Jesús miró a suPadre y su Padre demoró dos días másen contestar. La historia la conoce-mos. Jesús, después de tres días, acu-de al llamado, a riesgo de ser consi-derado mal amigo, irresponsable einfiel.

Hermanos, con esto quiero decir-les que la comunión de Dios es algoconcreto. Él nos regula cara a cara. Lacomunión del Padre y el Hijo se ex-

presa en nuestra comunión. La volun-tad de Dios se expresa en su cuerpoque es la iglesia. ¿Cuántas cosas ha-ces por ti mismo? ¿Cuántas cosas vie-nen de ti, nacen de ti y salen de ti?¿Cuántas cosas no las conversaste?¿Cuántas situaciones no consultaste,no las expusiste para que otros tam-bién las vieran, para que las hagas encomunión con los demás? ¿Cuántasdecisiones has tomado que no tienenla comunión del cuerpo, del Padre yel Hijo? Sí es así, entonces, no te mue-vas. Entonces, no digas nada. Apren-de a callar, no andes por tu propia ini-ciativa. Si no hay concordancia, si noestás en comunión con los hermanos,con el otro, con el que es distinto a ti,con el que está a tu lado, entonces,detente, porque allí no está expresadala comunión del Padre y del Hijo. Sitú te mueves, corres un gran peligro,el peligro de andar por ti mismo y entu voluntad, lejos de andar en la co-munión del Padre y del Hijo.

El amor es sufridoTermino con lo siguiente: un ver-

sículo que estos días ha golpeado micorazón. Es una declaración de la ama-da del Señor. Cantares 1:13. Este li-bro es el que más nos puede enseñarde lo que es la unión y comunión conel Amado. Aquí hay un principio queestá involucrado en la intimidad de laAmada con su Amado.

La iglesia hace suyo este princi-pio. El principio del amor. La iglesiave a su Amado como un ramito natu-ral de hierbas que reposa sobre su pe-cho. La mirra –la hierba de la muerte–es la que reposa en el corazón de laiglesia. Al Señor le ofrecieron esta

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Si no estás en comunióncon los hermanos, con elotro, con el que es distin-to a ti, con el que está a tulado, entonces, detente,porque allí no está expre-sada la comunión del Pa-dre y del Hijo.

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hierba anunciando su muerte; le die-ron a beber en la cruz, y luego, comoungüento, participó en su sepultura.Esto nos enseña que la relación de laiglesia con el Hijo pasa por la cruz,por la negación, por la muerte. Pasapor dejar que el otro prevalezca. Pasapor el amor: «El amor no busca losuyo; el amor es sufrido. El amor todolo sufre». De manera que nuestras re-laciones están gobernadas por esteprincipio.

El Hijo sufrió la separación delPadre; el Padre sufrió la entrega de su

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amado Hijo. Esta es la comunión quehemos recibido del Padre y del Hijo.El que verdaderamente ama, va a su-frir. Más de alguna vez va a llorar poramor, y eso va a doler. Pero si eso agra-da el corazón del Hijo y el Padre, ¡ben-dito sufrimiento!

Juan sufrió la vejez, sufrió el exi-lio, la soledad, la apostasía. Sufrió elser testigo de la decadencia de la igle-sia, a la que sirvió por tantos años. «Elque ama... ha nacido de Dios, porqueDios es amor».

¡Gracias, Señor!

Subir más alto

Un piloto realizaba un vuelo de rutina cuando percibió el ruido de unratón royendo. Concentrado en pilotear, el piloto se halló en un gran dile-ma, pues sabía que si lo dejaba hacer ciertamente habría daños y perjui-cios por la destrucción de muchas cosas. ¿Continuaría concentrado enpilotear o iría en busca del intruso? Entonces recordó que si elevaba elavión a una mayor altura, subiendo hasta donde el aire estuviera enrareci-do, el ratón no podría respirar y moriría. Así lo hizo. Al aterrizar, descubrióque realmente el roedor había muerto.

Si queremos tratar con el pecado, con el mundo y con la carne, no serápor nuestros esfuerzos o luchas que obtendremos la victoria, sino subien-do más y más alto en la vida espiritual.

«Domini Sumus»

Martín Lutero viajaba a pie muy a menudo. En cierta ocasión pidióalojamiento en una rústica casa de campesinos. Sin saber quién era, lorecibieron bien y lo trataron tan bien como pudieron.

Al saber quién era rehusaron toda paga, pero le pidieron encarecida-mente que se acordara de ellos en sus oraciones, y que escribiera con tintaen su pared algunas palabras de recuerdo. Lutero escribió: «Domini Sumus».El campesino le preguntó qué significaba eso. Lutero explicó que esas pa-labras tenían dos sentidos. Significan «Somos del Señor», pero tambiénpueden significar «Somos señores». Lo uno entra en lo otro: siendo pro-piedad del Señor Jesucristo, adquiridos a gran precio, no debemos seresclavos de Satanás ni de hombre, sino señores verdaderamente libresque no sirven al pecado, sino al Señor Jesús.

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Podemos observar que la in-tención del Señor es la mis-ma en ambos versículos ci-tados. Los «para» son los

mismos: en el v. 11 «para que seanuno» y en el v. 23 «para que sean per-fectos en unidad»; sin embargo, hayuna diferencia en la posición del Se-ñor en uno y otro. En el v. 11 el Señordice: «ya no estoy en el mundo», «yyo voy a ti», entonces su posición es

celestial, mientras que su posición enel v. 23 nos es muy cercana, pues dice«yo en ellos», y «ellos» somos noso-tros, y nosotros estamos aquí en la tie-rra.

¡Gloria al Señor por su posicióncelestial! Resucitado de entre losmuertos, fue recibido arriba en gloria;allá está hoy, a la diestra del Padre,poderoso, gobernándolo todo, puestoda potestad le ha sido dada en los

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La gloria de la presencia de Cristo en nosotros es el vínculo quehace posible la unidad.

El

Gonzalo Sepúlveda

vínculo superior

«Y ya no estoy en el mundo, mas éstos están en el mundo y yo voy a ti. Padre Santo,a los que me has dado guárdalos en tu nombre para que sean uno así como nosotros»(Juan 17:11). «Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que elmundo conozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos como también a mí me hasamado» (Juan 17: 23).

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cielos y en la tierra; a él están sujetosángeles, principados y potestades.¡Cuán bendito, cuán precioso es elSeñor Jesús glorificado en las alturas!

En los cielos y en nosotrosAhora bien, hermanos, si nosotros

nos quedamos tan sólo con esa visióncelestial del Señor Jesús, y si todanuestra fe la ejercemos hacia allá arri-ba, a un Señor que se nos fue, y si nues-tra esperanza es siempre recibir algodel cielo, entonces estaríamos muycerca de tener una fe al estilo del Anti-guo Testamento. Judíos como Nehe-mías decían: «oré al Dios de los cie-los» (Neh. 2:4), o Isaías: «Oh, si rom-pieses los cielos, y descendieras, y atu presencia se escurriesen los mon-tes» (Is. 64:1). Ellos esperaban siem-pre que algún poder bajase del cielopara arreglar las cosas aquí en la tie-rra. Veamos como ejemplo el Salmo103:2: «Bendice alma mía a Jehová yno olvides ninguno de sus beneficios»,y nuestra atención se centra de inme-diato en «los beneficios» que obtene-mos del Dios que está en los cielos.

Hermanos, ¿cuánto de nuestro cris-tianismo, cuánto de nuestro servicioal Señor, tiene esa marca? Vivimos ro-deados de estas bendiciones y pedi-mos más y más favores; pero, de estamanera, toda nuestra atención sigueestando en el Señor que está arriba enlos cielos. Sin embargo, esto todavíano llena la medida plena de nuestrafe, pues de esta manera el creyente semantiene siempre en el plano terrenaly el Señor siempre en el celestial.

Siendo verdadero y legítimo nues-tro servicio y adoración al Señor queestá en los cielos, tendríamos una gran

pérdida si tan sólo le tuviésemos allá.Entonces, cabe preguntarse: ¿Y quépasa con nosotros aquí?

Él dijo: «Todavía un poco y el mun-do no me verá más, en aquel día voso-tros conoceréis que yo estoy en miPadre y vosotros en mí y yo en voso-tros» (Juan 14:19-20). El Señor estáen los cielos, sí, pero él dijo que esta-ría también «en» nosotros. Sigamosleyendo, ahora en Juan 14:21: «El quetiene mis mandamientos y los guarda,ése es el que me ama y el que me amaserá amado por mi Padre y yo le ama-ré y me manifestaré a él». EntoncesJudas pregunta: «Señor, ¿cómo es quete manifestarás a nosotros y no al mun-do?»; su mente se resiste a esta posi-bilidad, pues para los discípulos nopodía ser posible que el Señor se ma-nifestase a unos y no a otros. Sin em-bargo, este es un lenguaje del cielopronunciado en la tierra: «El que meama, mi palabra guardará y mi Padrele amará y vendremos a él y haremosmorada con él». Estas palabras debe-ríamos memorizarlas todas y meditar-las pidiéndole al Señor que podamosconocer por experiencia el poder deellas: «Vendremos a él y haremos mo-rada con él». ¿Qué te parece, herma-no? ¿Es esto una promesa o una reali-dad para ti?

Hermanos, si lo que vamos a ob-tener es la morada de Dios mismo porel Espíritu Santo dentro de nosotros,¡cómo no vamos a guardar su Pala-bra! Lo que está contenido aquí es tanvalioso. ¡Que el bendito Espíritu San-to nos socorra poderosamente paraasimilar esta inmensa riqueza!

Hermanos, los judíos tuvieron laotra parte, al Señor que está en los cie-

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los, pero sólo tuvieron eso. Ahora bien,tú y yo tenemos un doble privilegio:junto con tenerle en los cielos, tene-mos también esta gracia bendita: alSeñor mismo viniendo a morar ennuestros corazones: «¡Yo en ellos!»¡Aleluya! Esto era algo absolutamen-te extraño para los hombres antes dela venida de nuestro Señor Jesucristoa la tierra. Los profetas y reyes delAntiguo Testamento sólo tuvieron alEspíritu Santo morando temporalmen-te en ellos, pero en la persona de nues-tro Señor Jesucristo se cumple esto:«¿No crees que yo soy en el Padre y elPadre en mí? Las palabras que yo oshablo, no las hablo por mi propia cuen-ta, sino que el Padre que mora en míél es quien hace las obras» (Juan14:10). Miremos al Señor Jesucristo.Su experiencia era que el Padre mora-ba en él, y era quien hacía las obras.Él desea que tú y yo también vivamosesto.

¿Cómo es posible que el Señor estéen los cielos y al mismo tiempo estécon nosotros aquí? ¿Cómo es posibleque el Padre que estaba en los cielos,al mismo tiempo estuviese morandoen su Hijo que estaba en la tierra? Estono lo podremos entender mentalmen-te y no hay ciencia humana que lopueda explicar, pero esta es la cienciacelestial: ¡Lo que fue una realidad ennuestro Señor Jesucristo ha de ser yes una realidad en nosotros sus cre-yentes!: «Yo en ellos», dijo nuestroSeñor, y eso nos basta.

Presente siempreAmados hermanos, veamos ahora

Juan 16:32 «…He aquí la hora viene yha venido ya, en que seréis esparcidos

cada uno por su lado, y me dejaréissolo; mas no estoy solo, porque el Pa-dre está conmigo». «No me ha dejadosolo el Padre», dijo nuestro Señor.Todos sus discípulos le podían aban-donar, Pedro le puede negar, Judas lepuede traicionar, pero siempre dirá:«No me ha dejado solo el Padre». Élquiere que tomemos conciencia, quenos familiaricemos con la gloria de supresencia en nosotros.

Hermano, todos te pueden defrau-dar, pero él no te va a defraudar nun-ca; todos pueden ser infieles, él jamás.Todo a tu alrededor se puede derrum-bar, pero lo que hemos recibido, o másbien, a QUIEN hemos recibido, él nova a cambiar nunca, siempre nos va asostener por dentro. «Nunca» y «siem-pre» son palabras atribuibles a Diossolamente. No podemos afirmar queun hombre nunca va a pecar, pero denuestro Dios sí podemos afirmar queél es eternamente santo, y que jamáspecará. Nuestro Dios es fiel y justosiempre. El Santo vive en ti, herma-no, el Justo vive en mí. Amados her-manos, él dijo: «Yo en ellos». Es ver-dad que está arriba. Negar esto es im-posible, ¿quién se atrevería a intentar-lo? Nadie puede oscurecer aquella glo-ria de nuestro Señor, pero si siempreestuviésemos mirándolo en aquellaposición, perderíamos la gloria de supresencia en nosotros aquí y ahora.

¿Cristo o «cosas»?Veamos Juan 14: 28. Hay una fra-

secita aquí: «Voy y vengo a vosotros».Antes ya había dicho: «No os dejaréhuérfanos, vendré a vosotros». ¡Ben-dito Cristo! Nosotros hemos sido lla-mados a experimentar lo mismo que

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él vivió. De otra forma, hermano, us-ted y yo nunca podríamos llegar a sersantos, pero Cristo mismo ha venidoa ser nuestra santificación (1 Corintios1:30). Si toda la vida estamos pensan-do que el Señor nos va dar santidad, osi nosotros vamos a lograr la santidadcomo una «cosa» separada de él, lasantidad como «algo» que obtengo yocon mis esfuerzos, con mi abstinen-cia, lo más probable es que voy a fra-casar. Muchos cristianos yacen tendi-dos en el desierto de sus derrotas pueserraron el blanco: trataron de ser san-tos con sus propias fuerzas más la«ayuda del Señor desde los cielos».Esto tiene apariencia de ser espiritual,pero no es más que lenguaje religio-so. Si aún no vemos a nuestro SeñorJesucristo como el Santo que vive ennosotros, entonces caeremos una y otravez, pues estaremos luchando soloscontra enemigos más grandes que no-sotros.

Pero hermanos, así como el Padreno dejó solo al Señor Jesús, tampoconos dejará solos a nosotros. «Yo enellos», «Cristo en nosotros» es la san-tidad misma respondiendo ante cual-quier necesidad. Por otro lado, hayquienes buscan poder. Ellos dicen:«Hermanos, necesitamos poder, hayque buscar el poder de Dios». El po-der de Dios es bueno y necesario, perono es una «cosa» separada de él, puessu palabra dice: «Cristo, poder de Diosy sabiduría de Dios» (1 Cor.1:24).Hermano, si quieres poder, puedesobtenerlo, Sansón también lo tuvopero pronto lo perdió. Si tú lo buscas,puedes obtenerlo, pero la experiencianos ha enseñado que también pode-mos perderlo. Hermano, puedes per-

der el poder, pero a Cristo no lo vas aperder... ¡nunca! El poder puede ser«algo» que se pierde, pero si tu poderes Cristo, a Cristo no lo vas a perderNUNCA. Yo recibí a Cristo en mi co-razón... y desde que él llegó ¡no se haido nunca! ¡Aleluya! Hermanos, tene-mos un tesoro aquí: «Yo en ellos». Éles santo, él es poderoso.

Cristo en el apóstol PabloEn Hechos 9, el Señor se aparece

a Saulo y éste es enceguecido por lavisión. Aquí el Señor Jesús está toda-vía «fuera» de Saulo. Veamos ahora 2Corintios 13:3: «Buscáis una pruebade que habla Cristo en mí». ¿Dóndeesta ahora el Señor? El Cristo que an-tes estaba fuera de Pablo, ahora se tras-ladó a vivir dentro de él. ¡Qué glorio-so, hermanos! Qué fácil es decirlo,pero pensemos en el hecho, medite-mos en esto: el Señor se trasladó ahacer morada aquí, dentro de nosotros.Confirmemos esta verdad leyendo 2Cor. 13:3: «Pues buscáis una pruebade que habla Cristo en mí, el cual noes débil para con vosotros sino que espoderoso en vosotros». ¡Habla en Pa-blo y es poderoso en nosotros! Her-mano, si usted lo declara le hará bien,traerá salud a su alma y fortaleza a suespíritu. Proclamémoslo una y otravez, no sé si decirlo riendo o llorando,o simplemente pensándolo: «El Señores poderoso en nosotros». Si usted estátemeroso o triste porque no tiene po-der, si está apesadumbrado por susdebilidades, ¿no será mejor que con-fesemos y guardemos su Palabra?: «ElSeñor es poderoso en nosotros».

Leamos también 2 Cor. 13: 4:«Porque aunque fue crucificado en

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debilidad, vive por el poder de Dios».Es verdad que él vive allá en las altu-ras; Satanás también sabe que es po-deroso en los cielos y no puede acer-carse allá, pero el enemigo vendrá alos cristianos débiles e inmaduros quetienen al Señor sólo allá arriba en loscielos como los judíos de antaño, y loshumillará. Pero ahora, cuando Satanásvenga a ti, se encontrará con que ¡Cris-to también es poderoso dentro de ti!,«pues nosotros también somos débilesen él, pero viviremos con él por elpoder de Dios para con nosotros».

Veamos también 2 Cor. 13: 5:«Examinaos a vosotros mismos si es-táis en la fe; probaos a vosotros mis-mos». Que esta palabra escudriñenuestros corazones: ¿No estaremosaún en el judaísmo, hermanos? ¿He-mos arribado verdaderamente al repo-so de la fe? El Señor nos libre de teneruna religión de reuniones, de templo.Esta palabra nos dice: «¿O no os co-nocéis a vosotros mismos, que Jesu-cristo está en vosotros a menos queestéis reprobados?». ¡Miren qué pre-ciosa expresión, hermanos! «Jesucris-to está en vosotros». ¡Que precioso,Jesucristo está en nosotros! Esto espara proclamarlo mirándonos a losojos y para tenerlo presente siempre.

El poder y la presenciaUn versículo más para concluir

esta palabra, 2 Pedro 1:16: «Porqueno os hemos dado a conocer el podery la venida de nuestro Señor Jesucris-to siguiendo fábulas artificiosas, sinocomo habiendo visto con nuestros pro-pios ojos su majestad».

El hermano T. Austin Sparks, enuno de sus libros, lamenta profunda-

mente que la palabra griega«parousia» se haya traducido aquícomo «venida» y no como «presen-cia». La palabra «venida» es inapro-piada pues le quita al texto su verda-dero sentido. Si bien la palabra«parousia» se relaciona en muchaspartes del Nuevo Testamento con lavenida del Señor, también es usadavarias veces en el sentido de «presen-cia». Entonces el texto puede leerseasí: «No os hemos dado a conocer elpoder y la PRESENCIA de nuestroSeñor Jesucristo».

En los evangelios podemos vercómo la presencia del Señor siempreproducía cambios, siempre revolucio-naba el ambiente. Por ejemplo, cuan-do el Señor estuvo en el monte (Mateo17), nueve de sus discípulos se que-daron en el valle y allí lucharon sinéxito por liberar a un joven endemo-niado. Cuando el Señor llega a la es-cena, viene el padre del muchacho yle dice que sus discípulos «no le hanpodido sanar» (17:16) ¡Que frustra-ción!, esto es parte de la historia de laiglesia, una iglesia impotente frente alas fuerzas del maligno. Los discípu-los preguntan al Señor «¿por qué nopudimos echarlo fuera?» (17:19). Aquí

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Si hay algo por lo que de-bemos orar en las iglesiases por esto, por una nue-va y poderosa concienciade la grandeza de la pre-sencia gloriosa de Cristoen cada creyente.

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es donde nosotros siempre ponemosla atención en la oración y el ayunomencionados en el contexto, pero otravez nos olvidamos de Cristo. ¡Por fa-vor! Si el demonio no salió fue por-que él no estaba allí; bastó la presen-cia del Señor y ellos huyeron despa-voridos. El poder y la presencia delSeñor fue la solución al problema.

Cuando Juan el Bautista mandó asus discípulos a consultar al Señor:«¿Eres tú el que había de venir, o es-peraremos a otro?», él respondió: «Losciegos ven, los cojos andan, los lepro-sos son limpiados», etc. (Mt. 11:6).¿Cómo no? El Señor estaba presente,así que las enfermedades debían huir.No fue un gran problema que la tem-pestad se levantara; Cristo estaba pre-sente, por eso el mar se calmó. Frentea la tumba de Lázaro, la Resurrecciónestaba presente, el resultado no podíaser sino vida que vence a la muerte.Esto necesitamos como iglesia hoy, elpoder y la presencia del Señor. Si hayalgo por lo que debemos orar en lasiglesias es por esto, por una nueva ypoderosa conciencia de la grandeza dela presencia gloriosa de Cristo en cadacreyente. ¡Cómo necesitamos familia-rizarnos con la gloria de esta verdadtan clara en las Escrituras y tan real enla persona de nuestro Señor!

Es cierto, el Señor está en los cie-los, pero ésa no es toda la verdad. Éldijo: «Voy y vuelvo». ¡Él está aquí,hermanos, aquí ahora mismo con no-sotros! ¿Nos basta su presencia? Lesconfieso que muchas veces sientoaflicción en mi espíritu cuando en unareunión oigo a algún hermano decir:«El Señor quiere hacer grandes cosascontigo», o «hará grandes cosas con

nosotros». ¿Cuándo? ¿Algún día fu-turo? ¿De qué hablamos? ¿De viajes?¿De milagros? ¿De multitudes? Pero,amados hermanos, una vez más esta-mos ignorando a Cristo; le rebajamos,poniendo las experiencias, las «gran-des cosas» por encima del Señor mis-mo. Pero, ¡el más grande ya está aquíen nosotros y con nosotros! Cristo,sólo Cristo, él es infinitamente másgrande que todas las «cosas» por lasque muchos cristianos se afanan hoy.¡Que el Señor nos perdone! Queremoscosas y más cosas, mejor aún si sonespectaculares, y el Señor dice: «Sehan olvidado de mí». ¡Nadie hay másgrande que el Señor!

Si él está presente, un universopuede ser creado y todo un infiernocondenado. Cristo está aquí, el mayorde todos está aquí. Bendigamos su san-to nombre.

Hermano, si tienes a Cristo, si lehas ganado a él (Filipenses 3:8), lo ten-drás todo: unción, poder y todas lasañadiduras. Una advertencia, amadohermano: tú vas a ser desmoronado,tu carne será tratada, la cruz va a ope-rar no dejando nada de ti mismo. Todaapariencia de piedad, toda bondad na-tural (no solo lo que consideras malo);lo que no es de Cristo, irá siendo aplas-tado. Pero no importa, vivamos la cruz,suframos los tratos hasta la muerte del«yo»; lo que ganaremos será tan gran-de, tan valioso: será Cristo mismo.

Nuestra unidadHermanos, la unidad de los suyos

es el íntimo deseo de nuestro Señor.Pero ¿cómo se logra la unidad? Cier-tamente no será por ponernos de acuer-do en doctrinas, enfoques o prácticas.

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No se dará porque leamos a los mis-mos escritores cristianos. La unidadsólo será posible con nuestra vivenciade estas palabras de nuestro Señor:«Yo en ellos, para que sean perfectosen unidad», porque el vínculo entrenosotros no es la simpatía humana –yo podría ser para ti la persona masantipática y desagradable. Mas, porsobre todas las consideraciones huma-nas, existe un vínculo entre tú y yo su-perior a todo aquello, que es CRISTOEN NOSOTROS. No sólo las ense-ñanzas de Cristo, sino su persona.

Hermano, usted se convirtió a unapersona. Usted no sigue al cristianis-mo, usted sigue a Cristo. Usted se hacomprometido con una persona, comoquien contrae matrimonio. Su esposao esposo es alguien que vive con us-ted continuamente. El Señor dijo: «ElPadre mora en mí». El Señor Jesús esuna persona y vive en nosotros. Tene-mos tratos con él. Todo el mundo nospuede defraudar, faltar o fallar, perojamás esta fiel y santa persona. ¡Oh,hermanos, no deberíamos saber otracosa sino a Cristo!

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Ateos burlados

Juan Link se hallaba un día sentado junto a una mesa con varios jóve-nes que se entretenían conversando acerca de Dios en forma burlona, delser o no ser, de la muerte y de otros temas de carácter religioso, titulándo-se a sí mismos de ateos con marcada complacencia. Después de escuchar-los un breve tiempo en silencio, Link les dijo: «Señores, hay tres clases deateos: hay ateos que han llegado a serlo estudiando los diversos sistemasde filosofía tanto antiguos como modernos, los cuales los han llevado porcaminos errados, y al fin, confundidos, han negado a Dios. No sé si algunode ustedes se ha desviado de Dios por sus estudios filosóficos». Todos lonegaron tímidamente.

«Bueno, la segunda clase la componen aquellos que no tienen juiciopropio, sino que semejante a los papagayos van repitiendo simplemente loque oyen. Me imagino que ninguno de ustedes pertenece a esta clase.»Todos lo negaron con cierta indignación.

«Muy bien, la tercera clase se compone de aquellos que tienen malaconciencia, en cuya vida y conducta hay algo corrompido, de manera quese ven en la necesidad de desear que no haya un Dios santo y justo.Porque entienden muy bien que si lo hay, la escena debe de ser espantosacuando después de la muerte deban comparecer ante su presencia. Poreso se consuelan ante la afirmación de que «¡No hay Dios!». Así que:¡seguid pecando! Mis caballeros, una cuarta clase no hay».

Con estas palabras, Link se levantó y salió, saludando cortésmente. Albores

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33AGUAS VIVAS

Cristian Cerda

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Al tratar el primer problema de la iglesia en Corinto, Pablomuestra la clave para tratar todos los problemas en la iglesialocal.

Lacruzde la

palabra

Cuando Pablo se dispone ahacer su segundo viaje mi-sionero, en su corazón es-taba el ir a Asia, pero el Es-

píritu Santo, en una acción sobrenatu-ral, le prohíbe hablar allí (Hch. 16:6-10). La revelación, la Palabra del Se-ñor, iba a llegar seguramente por otrossiervos, porque después se escribe alos hermanos que estaban en Bitinia,en el Ponto, en Capadocia. Pero aquíel Señor le prohíbe hablar la Palabra,y luego le muestra dónde tiene que ir.

Me imagino al apóstol con un co-razón bullendo por testificar, por anun-ciar el evangelio, viendo que hay unmundo que no ha escuchado nada delevangelio. Y entonces el Espíritu Santole señala el camino. A Pablo le teníaque decir: «Aquí no tienes que hablar».A algunos nos tiene que decir: «Aquítienes que hablar». Dios le mostró estavisión, y Pablo entendió que era Diosquien le estaba llamando a encaminar-se a Macedonia, llevando el evange-lio a Europa. Y así llega a Corinto.

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34 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

El evangelio llega a CorintoY en Corinto, el Señor le dice: «No

temas, sino habla, y no calles. Ahoranecesito que hables, porque aquí yotengo mucho pueblo». Pablo empiezaa compartir el evangelio, y establecela iglesia en Corinto. Pasaron alrede-dor de siete o diez años, y la iglesia enCorinto enfrentaba situaciones muycomplejas: inmoralidad, litigios enpúblico, al punto que los incrédulosparticipaban de los pleitos que teníanlos hermanos. Algunos llegaron a en-tender que la fornicación, el trato conrameras, no estaba prohibido y que lopodían hacer. Había abusos serios enlas reuniones. Una situación bien com-pleja.

Pablo había establecido bien elfundamento. De hecho, eso es lo queles dice a los corintios: «Yo, comoperito arquitecto, puse el fundamen-to». Pero en el corazón del apóstol nosólo estaba el poner el fundamento,sino saber la marcha de la iglesia, co-nocer el crecimiento de la iglesia.Cuando escribe a los tesalonicenses,el apóstol dice que estaba tan angus-tiado que «tuve temor de que mi tra-bajo haya resultado en vano, así queno soportándolo más, envié para in-formarme».

Cuando Pablo establece el funda-mento, está también preocupado deque lo que se edifique sobre ese fun-damento sea conforme a lo que el Se-ñor ha determinado. La carta a loscorintios nos muestra que había mu-chas situaciones que no estaban con-forme a ese fundamento. Corinto erauna región de mucho libertinaje,pecaminosidad y paganismo. Tambiénera una región de mucho comercio. Y

ahí se estableció el evangelio, se co-locó el fundamento; pero a la vueltade los años había situaciones delica-das que el apóstol tuvo que conside-rar.

La carta a los corintios por momen-tos es muy fuerte, pero por momentoses muy tierna. Quiero centrar lo quequisiera compartir en esta carta, pasa-dos siete años desde que Pablo lesanunció a Cristo. Ellos se convirtie-ron de todo ese libertinaje y paganis-mo. Sin embargo, a la vuelta de losaños, la situación era bastante comple-ja.

Ahora piense. Nos acercamos aCorinto y vamos conversando las dis-tintas cosas que ahí acontecen. ¿Cuálde ellas le importó más al apóstol paraescribir? Porque había cosas graves.Dice en un momento a la iglesia enCorinto: «Hay tal fornicación, hay talinmoralidad, que ni siquiera entre losgentiles se nombra». Era una situacióngravísima. «Vosotros estáis envaneci-dos», les dice, «porque tendrían quehaberlo juzgado, y el tal sea entrega-do a Satanás». Era una decisión quedebía tomar la iglesia.

El comienzo de PabloFíjense por dónde comienza Pablo,

y en esto, el Señor nos dé claridad delcorazón apostólico. Cuando comien-za a escribir, luego de haberse identi-ficado, Pablo dice: «...a la iglesia deDios». ¡Qué expresión más preciosa!Con todo lo que allí pasaba, Pablo aúncomo apóstol y habiendo establecidoen aquellos hermanos el fundamentoque es Cristo, no puede llamar a loscreyentes en Corinto de la manera enque Dios no le permite llamarles. Él

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les llama «la iglesia de Dios».Cuando Pablo se acerca a lo más

santo que hay en la tierra, a aquelloque le costó la vida al propio Hijo deDios, a los que están redimidos y la-vados, él no levanta su voz para decirlo que Dios no dice de esos herma-nos, y tiene que iniciar su carta habién-dose rendido antes al Señor y dicién-doles: «Yo les escribo a ustedes queson la iglesia de Dios. No importa quela inmoralidad sea tan grave; ustedesson lo que Dios dice que son: son igle-sia de Dios». Qué bueno cuando nues-tro corazón está limpio, para no usarpalabras que Dios no va a usar. Québueno que nuestro corazón haya sidotratado por el Señor, para cuidar lo queDios cuida, para amar lo que Dios ama.Pablo no puede decir lo que Dios nodice de la iglesia.

Entonces, al acercarnos a la igle-sia, tenemos que acercarnos con reve-rencia, con humildad, conociendo aDios, y sabiendo que la iglesia es per-tenencia de Dios. Si nos acercamos deotra manera, mejor corrijamos nues-tro corazón. Pero si nos acercamoscorrectamente a la iglesia, como Diosquiere que nos acerquemos, y comolo muestra Pablo, podemos edificar-nos, podemos consolarnos e inclusocorregirnos, podemos ayudarnos yenseñarnos.

Nos acercamos confesando quehay iglesia de Dios. Es como cuandotenemos que hablar con los hijos ydecimos: «Mira, eres mi hijo, eres mihija». Afirmamos, establecemos bienla relación, para luego poder hablar-nos. Pablo dice: «Ustedes son iglesiade Dios». Y fíjese en el versículo 4, esprecioso: «Gracias doy a mi Dios

siempre por vosotros». Pablo lo estádiciendo honestamente, no usa pala-bras lisonjeras o zalameras; no procu-ra adornar un poco antes de decir lascosas. Es como si nos estuviera mos-trando que al acercarnos a la iglesia yal confesar que ellos son la iglesia deDios, tenemos que darle gracias a Diospor nuestros hermanos.

Lo que Pablo tiene que tratar lue-go es bastante complejo. Pero antes,Pablo dice: «Yo he dado gracias aDios». Así que él no está hablandoenojado, no escribe airado; porque diogracias. Y cuando uno hace el ejerci-cio de dar gracias, se empieza a ir larabia, el enojo. ¡Gracias por la iglesia,en la que estoy! ¡Gracias por mi espo-sa, gracias por mis hijos, gracias portodo lo que nos has dado! ¡Gracias porlos hermanos con los cuales compar-to! «Dad gracias en todo, porque estaes la voluntad de Dios».

Podemos dar gracias por el bien,pero ¿podemos dar gracias por el malque recibimos? Si toda la iglesia fuerade nuestro agrado, ¡qué hermoso se-ría! Me llevaría bien con todos. Perono es así, y Dios quiso que no fueraasí. Porque yo no soy la medida parala iglesia; la medida para la iglesia esCristo. Así que es bueno que Dios noscoloque con aquellos que no nos sonde tanto agrado, y es bueno que de-mos gracias por aquello, porque se-guramente lo que Dios quiere hacerantes de hacer algo en otros es haceralgo en mí.

Pablo tiene este corazón, él da gra-cias a Dios siempre. Él muestra un co-razón enseñado por Dios, corregido porDios, tratado por la cruz, un corazónque no va a decir lo que Dios no quiere

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que diga. Luego que él muestra grati-tud hacia los hermanos, recién empie-za a escribir. Y esto es muy importan-te. Pablo tiene una actitud corregidaantes de hablar a la iglesia.

El primer problema, y cómo se re-suelve

Luego que la actitud ha sido co-rregida por el Señor, Pablo empieza atratar algunos asuntos. ¿Y cuál es elprimero? El primer problema (es po-sible que los hermanos no lo vierantan grave) es que ellos decían: «Yo soyde Cefas», o «Yo soy de Pablo», o «Yosoy de Apolos». Eso no parecía tandelicado, porque eran dichos de loshermanos. Tal vez nadie se peleaba poresto, podían hacer la reunión, partir elpan, tomar de la copa, o reunirse enun solo lugar. No parecía tan grave,pero cuando Pablo lo oye, lo colocaen primer lugar. Él empieza por lo quele parece más importante.

«Porque he sido informado acercade vosotros, hermanos míos, por losde Cloé, que hay entre vosotros con-tiendas. Quiero decir, que cada uno devosotros dice: Yo soy de Pablo; y yode Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cris-to». ¿Cómo resuelve Pablo este asun-

to? No empieza a argumentar, sino quedice: «Os ruego, pues, hermanos, porel nombre de nuestro Señor Jesucris-to, que habléis todos una misma cosa».¿Está nuestro corazón rendido al Se-ñor para hablar una misma cosa? «...yque no haya entre vosotros divisiones,sino que estéis perfectamente unidosen una misma mente y en un mismoparecer».

¿Qué hay que hablar? Pablo noslo dice: «Porque la palabra de la cruzes locura a los que se pierden; pero alos que se salvan, esto es, a nosotros,es poder de Dios». ¿Por qué les hablade la palabra de la cruz? Ellos recibie-ron esta palabra siete años atrás; elEspíritu de Dios empezó a correr elvelo que impedía ver la gloria de Diosen la faz de Jesucristo por la palabrade Pablo. Pero cuando Pablo dice quehablen una misma cosa, les mencionala palabra de la cruz.

¿Qué es la palabra de la cruz? ¿Tesalvó Pablo, te salvó Cefas, te salvóApolos? La palabra de la cruz es la deaquel Hombre que fue crucificado, ycuando él estaba muriendo, Dios es-taba cargando sobre él todo el juicioque yo debía cargar. Y cuando empie-zo a hablar la palabra de la cruz contodos mis hermanos, digo: «Herma-no, el mismo que pagó por tus peca-dos es el que pagó por mis pecados; lamisma sangre que derramó para ha-certe limpio es la que me ha hecho lim-pio, la misma muerte que te ha dadovida eterna es la que me ha dado vidaeterna».

Hablamos la palabra de la cruz,que el Hijo de Dios se humilló hastalo sumo, siendo obediente hasta lamuerte, y muerte de cruz, y en la sabi-

Tenemos la mente de Cris-to, y podemos estar per-fectamente unidos en esamente. Si está Cristo en tiy está Cristo en mí, ¿quénos separará? ¿Qué vamosa decir a eso?

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duría eterna planificada en la Deidad,en un consejo sabio que nosotros nohubiéramos alcanzado nunca, aquelloque estaba velado a nuestros ojos,aquella sabiduría que sólo estaba enla comunión eterna, se ejecutó hacedos mil años, y un Hombre muriendoen una cruz fue toda nuestra salvación.

Pablo dice: «Hablen eso entre us-tedes, vean a Jesús en la cruz, vean elprecio que él pagó por ustedes». Y siempiezo a hablar así, ¿cuándo voy ahablar de lo que me separa de ti? Siempiezo a hablar de la humillación delSeñor, de la obra de la cruz; si empe-zamos a compartir la palabra de lacruz; si nos relacionamos hablandocon el entendimiento y la verdad queCristo ha hecho reposar en nuestroslabios, y la empezamos a proclamarunos a otros, y nos vamos recibiendoy edificando en la palabra de la cruz,¿no terminaremos hablando todos unamisma cosa, nuestra mente no se va arenovar en el entendimiento que leagrada a Dios?

La palabra de la cruz es locura alos que se pierden; para los griegos, lapalabra de la cruz es insensatez. Maspara los llamados, es sabiduría deDios. Que Dios haya procedido de lamanera que procedió, para la mentegriega, es una locura. Pero para los lla-

mados es la más alta sabiduría, ocultaa los príncipes, oculta a los entendi-dos. Esa sabiduría de Dios está a nues-tro alcance, para tomarla y compartir-la, para entenderla por revelación delEspíritu, y hablar lo que Dios quiereque hablemos. La palabra de la cruz,siendo sabiduría de Dios, es la pala-bra que tenemos que empezar a ha-blar, porque Pablo dice que hablemosuna misma cosa.

Una misma mente. ¿Cuál mente?Pablo dice que tenemos la mente deCristo. Si tenemos la mente de Cristo,podemos estar perfectamente unidosen esa misma mente. Si está Cristo enti, y está Cristo en mí, ¿qué nos sepa-rará? ¿Qué vamos a decir a eso? Em-pecemos a hablarnos la palabra de lacruz, empecemos a decirnos lo queentendemos de la cruz, y que la cruzno sólo es un hecho objetivo: encierrauna verdad gloriosa que está en nues-tros labios, en nuestra mente, en nues-tro corazón, y respecto de la cual te-nemos que empezar a hablar.

Pablo no entra en mayores discu-siones hasta aquí. Simplemente mues-tra que el camino es éste: «Hablen unamisma cosa, sean de una misma men-te y un mismo parecer», e introducetodo por medio de la palabra de lacruz.

jjj

Falso avivamiento

Cualquier avivamiento que venga a una nación y deje a la gente tanenamorada del dinero como antes y tan absorbida por los placeresmundanos, es una trampa y un engaño.

A.W. Tozer, en Manantiales de lo alto

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38 AGUAS VIVAS

La Trinidad es la virtud y el modelo de la comunión del Cuerpode Cristo.

El deseo de Dios es que elhombre participe corporati-vamente de la comuniónde la Trinidad. Para eso dijo

Dios: «Hagamos al hombre a nuestraimagen, conforme a nuestra semejan-za; y señoree …» (Gn. 1:26a). En laesencia única de la Divinidad subsis-ten tres personas: el Padre, el Hijo y elEspíritu Santo. Estas tres divinas per-sonas viven en una perfecta comunión.Fue del agrado del Padre que en el Hijohabitase toda plenitud (Col. 1:19). Ytodo lo que es del Padre es del Hijo, ytodo lo que es del Hijo es del Padre(Jn. 17:10). Entre el Padre y el Hijo

existe una comunión tan perfecta, tanplena y tan divina, que el Divino Amorasí compartido resulta ser el EspírituSanto que procede del Padre y delHijo.

Jesucristo estableció la comuniónde la Trinidad como virtud y comomodelo para la comunión de la Igle-sia, la cual es la comunión del EspírituSanto. En su oración sacerdotal oró así:«Y no ruego solamente por estos, sinotambién por los que han de creer enmí por la palabra de ellos; para quetodos sean uno como tú, oh Padre enmí, y yo en ti; que ellos sean uno ennosotros, para que el mundo crea que

TEMA DE PORTADA

La

Gino Iafrancesco

comunióndel Espíritu Santo

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tú me enviaste» (Jn. 17:20-21). Cuan-do Jesús dijo: «como tú, oh Padre, enmí, y yo en ti», con ese como estable-ció el modelo. Y cuando dijo: «quetambién ellos sean uno en nosotros»,establece la virtud única sobre la cuales posible esa unidad y comunión.

No se trata de cualquier tipo de uni-dad, ni de cualquier tipo de comunión,sino de la comunión de la Trinidad, lacomunión del Espíritu Santo que es laplenitud divina procedente del Padrey del Hijo hacia nosotros, para incor-porarnos en la unidad y en la‘koinonía’ o comunión que Dios haestablecido para que se viva en la tie-rra.

Lo que Dios ha establecido es quela comunión del Espíritu Santo se vivaen esta tierra por la Iglesia delante delmundo, para que éste crea. Personasserán libradas del mundo e incorpora-das a esta comunión por el testimoniode la Iglesia.

La comunión de la Trinidad co-mienza a ser vivida como la comunióndel Espíritu Santo. Precisamente esaera la carga del apóstol Pablo respec-to de la Iglesia. Escribió a los corintios:«La gracia del Señor Jesucristo, elamor de Dios y la comunión del Espí-ritu Santo sea con todos vosotros.Amén» (2 Co. 13:14). Menciona pri-meramente la gracia del Señor Jesu-cristo, puesto que es la primera cosaque nos llega para hacernos participan-tes del amor de Dios. El amor de Diosse manifestó para nosotros mediantela gracia del Señor Jesucristo; y es laexperiencia de la gracia en Cristo laque nos demuestra ese amor. El amorde Dios debe ser recibido a través dela gracia de nuestro Señor Jesucristo.

El efecto de haber recibido esa graciay ese amor es que somos introducidosen la comunión del Espíritu Santo, quees la tercera en ser mencionada.

En el amor del Padre, la gracia delHijo y la comunión del Espíritu Santotenemos el dispensarse del Dios trinoa la Iglesia, en lo universal y en cadalocalidad. En el caso de la epístola ci-tada, Corinto.

Que la comunión del Espíritu San-to sea con la iglesia de la localidad esla carga del corazón apostólico. Laprimera carga es que en la localidadse reciba la gracia del Señor Jesucris-to, pues ella es la que nos pone en con-tacto con el amor de Dios; pero ya es-tando una vez allí, la carga es que lacomunión del Espíritu Santo sea concada uno de los miembros de la igle-sia de la localidad corporativamente ycon todo el cuerpo de Cristo en gene-ral, pues entonces también las iglesiasde las localidades podrán tener entreellas la comunión debida del Cuerpode Cristo.

Los apóstoles son administrado-res de la gracia de Dios (Ef. 3:2), ypor eso la carga del corazón apostó-lico es que por efecto de esta graciapor ellos administrada, según fueronenviados por Jesucristo para esto mis-mo, como ministros de reconcilia-ción, que entonces se produzca laexperiencia práctica de la comunióndel Espíritu Santo entre todos aque-llos que, por la gracia de Cristo, hanrecibido el amor de Dios. La comu-nión del Espíritu Santo manifestadaen la iglesia de cada localidad es aquí,en el versículo citado, la carga delcorazón apostólico. Dios quiere queeste tipo de comunión sea el cual se

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dé en cada localidad de la tierra, me-diante la Iglesia.

La comunión del Espíritu SantoSi hablamos de tipos de comunión,

es porque entre los hombres existenvarias clases de compañerismos y va-rias clases de unidades. Por tanto, esnecesario ser bien específicos cuandonos referimos a la comunión del Espí-ritu Santo, la cual no es necesariamen-te lo mismo que otras unidades de otrotipo, ni que otros tipos de compañe-rismo. Aquí hablamos de la comunióndel Espíritu Santo. Quiere decir, poruna parte, que esta comunión está ex-clusivamente restringida a las perso-nas que tienen el Espíritu de Cristo.San Pablo enseña por el Espíritu que«...si alguno no tiene el Espíritu deCristo, el tal no es de él» (Ro. 8:9b).O sea que en la comunión del EspírituSanto participa quien tiene el Espíritude Cristo.

Por otro lado, la comunión del Es-píritu Santo implica abarcar a todoslos que sí tienen el Espíritu de Cristo.La comunión del Espíritu Santo llegahasta donde llega el Espíritu de Cris-to. La participación con el Espíritu deCristo es el límite de la comunión delEspíritu Santo. El Espíritu de Cristoes, pues, el elemento propio que tornaposible esta comunión. Todo aquelloque es extraño al Espíritu de Cristo noforma parte de la comunión del Espí-ritu Santo. De manera que cualquiertipo de ecumenismo que pretenda in-corporar en la comunión algo distintoa lo que es propio del Espíritu de Cristomismo, no es la comunión del Espíri-tu Santo, sino otro tipo de comunióno compañerismo cuya virtud no es

Cristo, y por lo tanto, está expuesta aser utilizada por el espíritu delanticristo para facilitar los propósitoshegemónicos de Satanás.

Algunos pretenden mezclar elCristianismo bíblico con el Judaísmo,y aun con el Islamismo, pretendiendoque todos tenemos al mismo Dios deAbraham. Pero Jesucristo y los após-toles son bien claros en declarar quequien no tiene al Hijo, no tiene tam-poco al Padre; quien no recibe al Hijo,no recibe tampoco al Padre; y quienno honra al Hijo, no honra tampoco alPadre (2 Jn. 9; 1 Jn. 2:23; Jn. 5:23;15:23).

Así que algunos pueden aparecercomo «apóstoles» del ecumenismo,mas eso no significa que son apósto-les de Cristo. Por el contrario; Jesúsdijo que quien no le recibiese a él, re-cibiría a otro (Jn. 5:43). Por eso existepeligro en otro pretendido compañe-rismo que no sea exclusivamente al-rededor del nombre de Jesucristo, yrealmente en su mismo Espíritu. Lacomunión del Espíritu Santo está res-

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La comunión del EspírituSanto llega hasta dondellega el Espíritu de Cristo.La participación con el Es-píritu de Cristo es el límitede la comunión del Espíri-tu Santo. El Espíritu deCristo es, pues, el elemen-to propio que torna posi-ble esta comunión.

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tringida a los límites de la participa-ción con el Espíritu de Cristo.

Pero a veces, cuando no se pecapor exceso, se peca por defecto. Poruna parte, algunos, abierta o encubier-tamente, pretenden dirigir al pueblo deDios a un tipo de comunión más alláde los límites permitidos. Esto, por-que su elemento no es Cristo, sino queestá relacionado a otros intereses de-trás de su diplomacia. Por otro lado,algunos pretenden estrechar sectaria-mente los límites de la comunión, im-pidiendo a legítimos hermanos enCristo tener plena comunión entre sí.Esto lo hacen porque tampoco su ele-mento de comunión ni su centro esCristo, sino alguna organización infe-rior al Cuerpo mismo de Cristo, o al-guna tendencia exclusivista. Así quealgunos incorporan elementos extra-ños a Cristo, mezclando la Iglesia conel mundo. Y otros dividen la Iglesiaen tendencias y organizaciones queconstituyen divisiones, pues su prin-cipio de comunión no es la comúnparticipación con el Espíritu de Cris-to, sino alguna estrechez de tipo sec-tario. Esta tampoco es la comunión delEspíritu Santo. Ese es uno de los pro-blemas del denominacionalismo: Queno son necesariamente todos los queestán, y que efectivamente no estántodos los que sí son.

La comunión del Espíritu Santoes aquella en la que, por principio,son todos los que están, por un lado.Y por otro lado, está abierta, por prin-cipio, a la plena comunión con todoslos que sí son de Cristo, en virtud deél. Esta plena comunión implica eldesarme de los sectarismos, y en sulugar tener la práctica, en principio,

de la comunión de una sola familia,la de Dios, en comunión plena comouna sola iglesia en cada población enlo local, y como un solo Cuerpo en louniversal.

Por otra parte, se da el fenómenohíbrido de aquellos que, en su diplo-macia ecuménica, fabrican una «co-munión» cuyo elemento no es Cristo,al mismo tiempo que, en su estrechez,ponen límites a la comunión legítimadel Espíritu Santo entre los hermanos.Esto se debe a que su fuente no es elEspíritu Santo, y por eso pueden re-chazar a los de Cristo e incorporar aquien le rechaza.

En el mundo religioso se dan es-tos fenómenos; y por eso la Iglesiadebe discernir cuál es la verdaderacomunión del Espíritu Santo. Sólo lacomunión del Espíritu Santo es la co-munión legítima del Cuerpo de Cris-to. No se trata de una comunión delíderes organizacionales, sino de laplena comunión de todos los herma-nos en Cristo, en virtud de Cristo, ycomo una sola iglesia en cada locali-dad y un solo Cuerpo universalmente.La misma familia. Su modelo y su sus-tento es la comunión del Padre y delHijo.

La comunión apostólicaEsta también es la legítima comu-

nión apostólica. El Nuevo Testamen-to nos habla de la comunión de losapóstoles y de la comunión con losapóstoles. El apóstol Juan nos escribeen su primera epístola: «Lo que hemosvisto y oído, eso os anunciamos, paraque también vosotros tengáis comu-nión con nosotros; y nuestra comu-nión verdaderamente es con el Padre

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y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn. 1:3).De manera que de la revelación y

comisión de Jesucristo a los apósto-les, de aquello por ellos visto y oído,surge el testimonio apostólico, que seconstituye en la doctrina de los após-toles. La doctrina de los apóstoles pro-duce la comunión apostólica, la comu-nión de los apóstoles y con los após-toles. Esa doctrina de los apóstoles seencuentra en el pleno Nuevo Testa-mento.

La comunión de la Trinidad, delPadre y del Hijo en el Espíritu Santo,produce la comunión de los apósto-les. La comunión de los apóstoles esverdaderamente con el Padre y con suHijo Jesucristo, virtud y modelo de lacomunión de ellos. Cuando recibimosal Señor Jesucristo creyendo en el Hijode Dios según la doctrina de los após-toles tal como está en el Nuevo Testa-mento, entonces gracias a esto, por elEspíritu entramos en la comunión conel Padre y con su Hijo Jesucristo, dela cual resulta que participamos tam-bién de la comunión apostólica que esesta misma. Esta es la comunión delEspíritu Santo. La comunión estable-cida por Dios en la tierra, y a la cualnos debemos todos los creyentes enJesucristo, es la comunión con el Pa-dre gracias a Jesucristo, y es la comu-nión también con Jesucristo mismoresucitado mediante el Espíritu San-to.

Para tener esta comunión con elPadre y con su Hijo Jesucristo, nece-sitamos recibir plenamente la funda-mental doctrina de los apóstoles, talcomo ésta se encuentra en el NuevoTestamento. Entonces tenemos la co-munión apostólica. Entonces partici-

pamos de la comunión que tuvieronlos apóstoles entre sí en el Padre y enel Hijo. Entonces tenemos comunióncon los apóstoles en Dios y Cristo.Entonces tenemos la comunión de losapóstoles perteneciendo al Cuerpo deCristo y teniendo por esa causa y esavirtud comunión unos con otros, lacomunión de los santos, la comunióndel Espíritu Santo. Y si participamoscon los apóstoles en la obra del minis-terio, participamos también de la gra-cia y comunión del evangelio (Flp. 1).

Es la doctrina de los apóstoles con-forme al Nuevo Testamento la que pro-duce la comunión en Cristo de unoscon los otros, la comunión de los san-tos, la comunión del Cuerpo de Cris-to. ¿Por qué? Porque la doctrina de losapóstoles es el anuncio de la comu-nión con el Padre y con su Hijo Jesu-cristo. Cuando creemos en tal anun-cio y recibimos a Dios por Jesucristo,por la fe, recibimos el don del Espíri-tu Santo, el cual nos introduce en lacomunión. Es la común participacióncon el Espíritu de Cristo aquello quenos hace participantes de la comunióndel Espíritu Santo.

De la comunión de la Trinidad sur-ge la comunión de los apóstoles, quees la comunión con el Padre y con elHijo en el Espíritu Santo; y, por tanto,también como resultado, la comuniónde los apóstoles entre sí, la comunióncon los apóstoles, la comunión delEspíritu Santo. Esta comunión del Es-píritu Santo se extiende a la iglesia encada localidad mediante la comunióncon los apóstoles. Es decir, estando enun mismo espíritu con ellos, según sudoctrina, conforme el Nuevo Testa-mento. Entonces la comunión del Es-

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píritu Santo extendida a la Iglesia pro-duce la comunión de los santos unoscon otros, gracias a la Trinidad, la cuales la verdadera comunión del Cuerpode Cristo. El elemento fundamentalque sustenta la comunión del EspírituSanto en el único cuerpo de Cristo esel mismísimo Espíritu de Cristo testi-ficado por los apóstoles conforme elNuevo Testamento.

Si alguien tiene comunión con elPadre, gracias a Jesucristo, según elanuncio de los apóstoles, conforme elNuevo Testamento, entonces esa per-sona tiene el Espíritu de Cristo, y portanto pertenece al Cuerpo de Cristo.Todos los miembros del Cuerpo deCristo nos acercamos a Dios y esta-mos cerca unos de los otros para seruno, mediante la sangre de Jesucristoy su Espíritu. Por lo tanto, la copa debendición que bendecimos es la co-munión de la sangre de Cristo. Y elpan que partimos es la comunión delcuerpo de Cristo (1 Co. 10:16-17).

Tal cuerpo es uno solo, y, por tan-to, no debe dividirse, pues Cristo noestá dividido y todos participamos delmismo pan siendo uno en Cristo. Demanera que no debe permitirse quealguien pretenda romper la comuniónplena de todos los miembros de Cris-to, si estamos en el mismo Espíritu deCristo.

El sectarismoEl sectarismo consiste en impedir

la plena comunión de todos los her-manos en Cristo como un solo cuerpomanifiesto en cada localidad como uncandelero, la iglesia de la respectivalocalidad, donde debe manifestarse lacomunión del Espíritu Santo, en com-

pleta unidad de espíritu, doctrina yadministración.

Cuando se establecen otros tiposde comunión y compañerismo, distin-tos a la plena comunión del EspírituSanto en la iglesia de la localidad, yentre las iglesias locales universalmen-te, y en lugar de eso se establecen or-ganizaciones divididas menores que elCuerpo y la iglesia de la localidad,entonces se está cometiendo el peca-do de división y sectarismo. Ese tipode comunión no es aquella del Espíri-tu Santo, pues separa a los hermanosen Cristo en diversos partidos, comoaquellos de tipo denominacional. Porlo tanto, todos los hermanos no tene-mos otra opción que, andando en elEspíritu de Cristo, conforme a la doc-trina de los apóstoles en el Nuevo Tes-tamento, practicar en nuestras respec-tivas localidades, y en el mundo ente-ro, la plena comunión del Espíritu San-to, con todos nuestros hermanos enCristo, como una sola Iglesia, univer-salmente y localmente.

Mientras dependa de nosotros, es-tamos abiertos a la plena comunión enCristo con todos nuestros hermanos.En Cristo, obviamente. No tenemosotra comunión que la del Espíritu San-to, la de los apóstoles conforme elNuevo Testamento, la de la sangre ydel cuerpo de Cristo. No somos otracosa que La Iglesia, universalmentehablando, y la iglesia en nuestra res-pectiva localidad, incluyendo a todosnuestros hermanos, aunque algunos deellos se rehúsen a obedecer la Palabray dar testimonio de la unidad. La Igle-sia es una sola universalmente, y esuna sola en la localidad, y tiene la doc-trina de los apóstoles, el Espíritu de

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Cristo, la comunión del Espíritu San-to, y también su disciplina propia enlo moral y doctrinal. Las iglesias lo-cales son varias, mas solamente unapor localidad, en el sentido de pobla-ción, municipio o ciudad. Cada unarepresenta a la Iglesia universal en sulocalidad.

Toda «comunión» cuyos límitessean diferentes a los del Espíritu San-to, no es la comunión del Espíritu San-to, pues se basa en otra cosa, y estábajo un control diferente al de la Ca-beza por el Espíritu de la Palabra.Cualquier otro control que sustituyaal de la cabeza, Jesucristo, en el Espí-ritu de la Palabra, y que separe a losque son de Cristo, o que mezcle lo deCristo con lo del mundo, esa tal no esla dirección del Espíritu Santo. Quienno practica la comunión del EspírituSanto dentro del único Cuerpo de Cris-to, conforme a la doctrina de los após-toles según el Nuevo Testamento, en-tonces no está bajo la jefatura de Cris-to, sino bajo el control o influencia deotro espíritu.

Un hijo legítimo de Dios puedecaer en el error de desobedecer al Es-píritu de la Palabra de Dios y some-terse a la influencia de otros espíritus,perjudicándose a sí mismo. Pero pue-de ser corregido por la verdad en es-píritu de mansedumbre. Los compa-ñerismos sectarios estorban la plenacomunión del Espíritu Santo, porquesus límites no son el Espíritu de Cris-to, y por no sujetarse a la Palabra deDios, están bajo otro control. No es la«comunión» de Babel, donde seconcatenan estructuras divisivas alre-dedor de otro centro diferente al Cris-to de las Escrituras, la comunión que

Dios quiere, sino la comunión del Es-píritu Santo, en la cual todos los san-tos en Cristo, comprados por su san-gre y regenerados por su Espíritu, sonuno, y se reúnen como una sola igle-sia en su respectiva polis, ya sea enuno o varios lugares, pero juntos yunánimes en la localidad, y en comu-nión en Cristo con las demás iglesiasde otras poblaciones.

La Trinidad es la virtud y el modelode la comunión

Todos nosotros somos llamados aandar a la altura del supremo llama-miento en Cristo Jesús, y no podemosseguir satisfechos con el estado de di-visión o de mezcla practicado pormuchos en el pueblo de Dios. La Tri-nidad es la virtud y el modelo de lacomunión del Cuerpo de Cristo, paraque sea vivida delante del mundo eneste tiempo, para que el mundo crea yvea que Dios envió a Jesucristo y quenos ha amado como a él.

Guardar la unidad del Espíritu enun mismo Cuerpo requiere solicitud ydiligencia, puesto que a todos los hi-jos de Dios se nos ha dado a beber delmismo Espíritu. Se nos pide solamen-te guardar la unidad del Espíritu queya es un hecho divino. Todo aquel quetiene el Espíritu de Cristo participa dela unidad del Espíritu y del Cuerpo.El Espíritu es uno desde la eternidad.Si permitimos que sea el Señor el quese exprese en nosotros, entonces semanifestará la comunión del EspírituSanto.

Dios no creó la tierra en vano, nipara entregarla definitivamente al dia-blo, sino para manifestar en ella su di-vina economía. La Biblia nos habla de

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un solo Cuerpo de Cristo; por lo tanto,debemos tener comunión con todosaquellos a quienes el Señor ha recibidocomo hijos, pues son nuestros herma-nos, no importa quién les haya predi-cado o qué misión los hayaevangelizado. Si realmente fueron sier-vos de Dios quienes los llevaron a Cris-to y no a sí mismos, deberán permitirque el Cuerpo, y no algo menos, seencargue de ellos conforma a la direc-ción de la cabeza según las Escrituras.Si bien también el Señor reparte las la-bores en el Cuerpo como él quiere.

Por otro lado, no podemos tenercomunión espiritual con quien el Se-ñor no tiene comunión. Nuestra comu-nión no debe ser ni mayor ni menorque aquella que Dios quiere. No de-bemos guiarnos por nuestras afinida-des meramente naturales, sino confor-me a la disposición del Espíritu deDios conforme a las Sagradas Escri-turas. Todo lo que proviene de Adándebe pasar por la cruz, para que re-conciliados en Cristo al otro lado deella, nos podamos encontrar como unsolo Cuerpo.

El Evangelio se anuncia para in-troducir precisamente a las personasen la comunión del Espíritu Santo bajola jefatura de Cristo, y no para que seconviertan en prosélitos de algo me-nor que el Cuerpo de Cristo y bajo unadirección diferente a aquella del Se-ñor conforme a su Palabra. Es la doc-trina de los apóstoles la que producela comunión apostólica. Si otra cosafuere sembrada, otra cosa será produ-cida. Las sociedades secretas también

tienen ritos y pactos para ligar a laspersonas, como se hace en la prácticasectaria, mas lo que producen no es lacomunión del Espíritu Santo en la tie-rra, ni la edificación del Cuerpo deCristo.

Cuando los apóstoles fundaban lasiglesias, una por localidad según elNuevo Testamento, no las dividían ensectas ministeriales, una porción paracada uno en la localidad, sino que to-dos trabajaban en función del Cuerpoíntegro. En Corinto no se debía per-mitir una «iglesia» de Pablo, y otra deApolos, y otra de Cefas, sino apenasla iglesia en Corinto con todos los san-tos en Cristo en comunión como unsolo Cuerpo, el candelero de la ciu-dad. Tampoco vemos en Jerusalén la«iglesia» de Pedro, ni de Andrés, nide Tomás, etc., sino simplemente laiglesia en Jerusalén, todos juntos yunánimes. Lo mismo en Antioquía yen el resto del Nuevo Testamento. Esaes la comunión de los apóstoles, delCuerpo de Cristo, del Espíritu Santo,de la Trinidad, incorporando en uno atodos los legítimos hijos de Dios enCristo.

Colaborar realmente con el nego-cio del Padre como lo hizo Jesucristo,implica morir a nosotros mismos yvivir por el Espíritu de Cristo confor-me a la doctrina y comunión de losapóstoles. No debemos engañarnoscon las apariencias, sino juzgar conjusto juicio y discernir espiritualmen-te las cosas del Espíritu de Dios, talescomo la verdadera comunión delCuerpo de Cristo.

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TEMA DE PORTADA

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46 AGUAS VIVAS

Señor, me prendiste en la entrada de Damasco; transformaste miautoconfianza en humildad. Me lancé a la tarea desbordando confianza enmí mismo; no sentía ningún obstáculo, no experimentaba ninguna dificultad.

De repente, en una vuelta del camino, mi alma se paralizó. La confianzadesapareció. El mundo no se me presentaba más como un lugar de placer.Una sombra se extendió sobre la escena, y ya no podía encontrar el camino.

Todo sucedió por causa de un encuentro con un hombre – un hombrede Nazaret. Antes de enfrentarlo, mi orgullo personal era infinito. Mi corazónclamaba: «Escribiré mi propio destino». Pero una simple mirada al hombrede Nazaret me postró. Mi gloria imaginaria se transformó en cenizas; mipretendida fuerza se tornó en debilidad; golpeé mi pecho y grité:«¡Inmundo!».

¿Debo quejarme por haber encontrado a aquel Hombre? ¿Debo llorarporque, en una esquina, un rayo de luz lanzó toda mi grandeza a la sombra?No, Padre, pues la sombra es el reflejo del resplandor.

Fue por haber visto tu belleza que mi carne se turbó. Fue el crecimientoque me tornó humilde. Contemplé por un momento un ideal perfecto y subrillo eclipsó mi lámpara. No es la noche, sino el día, que me hace ciegopara aquello que poseo.

Es la luz la que me hace odiarme a mí mismo. Es el sol que revela miinmundicia. Es la aurora que me habla de mis tinieblas. Es la mañana quedescubre mis vestidos viles. Es el brillo que mancha mis trajes. Es la claridadque enumera mis nubes.

¡Oh Dios, mi Dios, sólo dejo mi camino cuando soy iluminado por ti!

George Matheson(1842-1906)

JOYAS DE INSPIRACION

SOLILOQUIO DE PABLO

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47AGUAS VIVAS

Un análisis de la unidad de la iglesia local a la luz de 1ª Corintios.

La iglesia en Corinto tuvo uncomienzo providencial yaun romántico. Enviado enuna comisión divina a Gre-

cia, el apóstol Pablo había predicadoel evangelio en Filipos, Tesalónica,Berea y Atenas en medio de muchapersecución, y había llegado finalmen-te a Corinto, gran metrópoli de comer-cio y cultura.

Su obra al principio fue estorbadapor los judíos, y parece que escribió asus amigos de Tesalónica que orasenpor él y para que la palabra de Diostuviera libre entrada y fuera glorifica-da en aquel campo difícil (2 Tes. 3:1).La oración recibió su respuesta demanera singular.

Los judíos se le opusieron tan po-derosamente, que al fin los dejó y se

dedicó a trabajar entre los gentiles; co-menzó su obra en la casa de uno lla-mado Justo, cuya habitación estaba jun-to a la sinagoga de los judíos. Allí fuederramado el Espíritu y muchos de loscorintios creyeron, contándose entreellos Crispo, principal de la sinagoga.Entonces Dios habló a Pablo, en unavisión, diciendo: «No temas, sino ha-bla, y no calles; porque yo soy contigo,y ninguno pondrá sobre ti la mano parahacerte mal; porque yo tengo muchopueblo en esta ciudad». Todo esto secumplió en la experiencia inmediata delapóstol, y durante año y medio conti-nuó predicando el evangelio entre ellos.

Los judíos trataron por segundavez de destruir su obra. Cuando llegóGalión, el nuevo gobernador romano,ellos presentaron una acusación con-

LEGADO

unidad

A. B. Simpson

Lecturas: 1ª Corintios 1:12-13; 3:21-23.

de la IglesiaLa

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48 AGUAS VIVAS

tra Pablo y esperaban sacar ventaja dela ignorancia de Galión; pero con ver-dadera indiferencia romana éste rehu-só escuchar querellas teológicas, y, sinque Pablo fuera oído, la acusación fueanulada y sus acusadores echados fue-ra. Los griegos, creyendo agradar alacusado, golpearon a un principal dela sinagoga, llamado Sóstenes.

Parece que éste mismo se convir-tió más tarde, pues cuando Pablo es-cribió esta carta a la iglesia de Corintonombró en el prefacio a un Sóstenescomo su colaborador. En verdad, éstesería un caso de retribución divina: queSóstenes se hubiera convertido de ene-migo en hermano del apóstol cuyadestrucción había procurado, y tam-bién en colaborador suyo en el cuida-do de la iglesia en Corinto.

Podemos deducir de modo satis-factorio las condiciones de esta igle-sia por el tenor de la epístola citada:se hallaba en medio de un centro deriqueza y cultura. Parece que su cul-tura intelectual era mayor que su cul-tura espiritual, resultando de esto, en-vidia y sectarismo, lo que atrajo departe del apóstol una administraciónfirme, aunque cariñosa, en medio dela cual hizo aquella descripción subli-me del amor divino: (1ª Co. 13).

Haremos notar en seguida algunasde las cualidades de la iglesia en susmiembros y dones espirituales y enparticular en lo que hace referencia asu unidad.

Los miembros de la iglesiaSe habla de ellos como «santifica-

dos en Cristo Jesús». Esto sin duda tie-ne referencia a nuestra posición enJesucristo como suyos, apartados del

mundo y santificados en su redención.Todo creyente que ha aceptado a Cris-to es conocido por el Padre como unocon Cristo en toda la plenitud de sugracia. Cuando aceptamos a Cristo porun acto de fe, lo aceptamos en toda suplenitud y él nos acepta a nosotroscomo unos con él, aún en las graciasque todavía no hemos experimentado.

Desde luego somos contados porDios no solamente como crucificadoscon Cristo, sino también comoresucitados con él y sentados con élen los lugares celestiales.

Todo esto no ha entrado en nues-tra experiencia actual; pero todo nospertenece por nuestra redención yunión con Cristo, nuestra cabeza glo-rificada, y por esto nos llama «santifi-cados en Cristo Jesús».

En segundo lugar, los cristianosson conocidos como «llamados san-tos». Hemos de entrar personal y ex-perimentalmente a poseer todo lo quenos pertenece en Cristo. Debemos sersantos en nuestros corazones y vidaspara alcanzar aquello para lo cual he-mos sido alcanzados por Cristo.

Imaginemos un minero que ha ha-llado un trozo de mineral abundanteen oro, pero mezclado con sustanciasinferiores. Lo lleva a un ensayador ylo ofrece en venta. El comprador loexamina y reconoce la mezcla, peroconociendo también su gran valía locompra en algunos cientos de pesos.En seguida lo tritura, lo disuelve, lorefina y, por fin, resulta una barra cuyovalor es el quíntuple del que pagó. Eloro estaba allí, no habiendo aumenta-do por la operación indicada, pero eranecesario purificarlo para su aprove-chamiento.

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49AGUAS VIVAS

Esta referencia ilustra las dos ope-raciones del Espíritu en el alma: sal-vación y santificación, es decir, nues-tra aceptación en Jesucristo y nuestraconsiguiente transformación a su ima-gen. Puesto que hemos sido aceptosen él, debemos seguir adelante, a lasantificación. Este es nuestro alto lla-mamiento en Cristo: «llamados a sersantos».

En tercer lugar, hay todavía otracláusula que se refiere a cierta clasede adoradores a quienes el apóstol re-conoce, diciendo: «con todos los queen cualquier lugar invocan el nombrede nuestro Señor Jesucristo, Señor deellos y nuestro». Excluido es aquí elespíritu sectario. No hay lugar en elcorazón del gran apóstol paradenominacionalismo o fanatismo deninguna especie. La comunión cristia-na, por la naturaleza del reino de Dios,debe ser tan amplia y universal comola casa de la fe; porque Cristo y su Igle-sia son un cuerpo y si alguien se sepa-ra, se separa de Cristo.

Los dones y gracias de la iglesiaEl apóstol habló en términos elo-

giosos de los dones de la iglesia enCorinto, la cual había recibido muchode los dones del Espíritu, y así les des-cribe: «Gracias doy a mi Dios siem-pre por vosotros, por la gracia de Diosque os fue dada en Cristo Jesús; por-que en todas las cosas fuisteis enrique-cidos en él, en toda palabra y en todaciencia; así como el testimonio acer-ca de Cristo ha sido confirmado envosotros, de tal manera que nada osfalta en ningún don, esperando la ma-nifestación de nuestro Señor Jesucris-to». Sus reuniones eran favorecidas del

Señor en diferentes formas. Su con-cepción de la verdad era clara, frescay eficaz. Los dones de lenguas y desanidades eran notorios a todos, y eraconocida entre las demás iglesias porel número y poder de estos mismosdones. Sus creencias en la segundavenida del Señor no eran incorrectas.No estaban entregados a este mundo,sino que esperaban la venida del Se-ñor, y el apóstol estaba persuadido deque Dios los guardaría firmes hasta elfin y que estarían presentes sin faltaen el día del Señor.

Todo esto es digno de gran alaban-za y si nosotros hubiéramos podidovisitar aquella iglesia habríamos reci-bido muy buena impresión de su pros-peridad, conocimiento, poder y testi-monio en el servicio de Cristo.

Su falta de unidadNo obstante todo esto, había una

gran falta y culpabilidad en la Iglesia,que llenó de tristeza y ansiedad el co-razón del gran apóstol. La unidad dela iglesia es parte esencial de su cons-

LEGADO

El sistema de las denomi-naciones es esencialmen-te humano y contrario a lavoluntad de nuestra Cabe-za. Un principio doctrinalno tiene importancia sufi-ciente como para suplan-tar el nombre del Señor,que es el solo nombre quedebe regir en su Iglesia.

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titución en el cuerpo de Cristo. Asícomo el cuerpo humano no puede serdividido sin exponerlo a muerte, todocisma y soberbia es fatal para la vidadel cuerpo de Cristo. El sistema de lasdenominaciones es esencialmente hu-mano y contrario a la voluntad denuestra Cabeza. Un principio doctri-nal no tiene importancia suficientecomo para suplantar el nombre delSeñor, que es el solo nombre que deberegir en su Iglesia. El hecho de queDios haya usado una iglesia divididano es razón para creer que él apruebesu división. Hay, sin embargo, un malmayor que el de las denominaciones,y es el que dentro de la misma deno-minación o congregación, hay fre-cuentemente disensiones y divisionesmayores que las existentes entre lasiglesias y sectas. La unidad de la igle-sia es destruida no sólo por cismas ypor el espíritu sectario, sino tambiénpor envidias secretas, celos y contien-das entre el pueblo del Señor, que acu-san falta de amor, que es la gracia su-prema del cristianismo.

Una de las causas de todo esto enla Iglesia es la falta de santificaciónindividual de sus miembros, pues losmales apuntados provienen de la na-turaleza vieja y pecaminosa, como elapóstol escribió a los corintios: «Pueshabiendo entre vosotros celos, contien-das y disensiones, ¿no soy carnales, yandáis como hombres?». Y en otro lu-gar los compara a niños y les dice queno ha podido hablarles como a espiri-tuales.

Otra causa de estas divisiones esel apego indebido a ciertos hombres,como hombres. El culto de los héroesde esta creación es una de las causas

principales de este gran mal que hadividido y debilitado el cuerpo delSeñor. Los males apuntados dañan,primeramente, la cabeza. Como unaherida, por leve que sea, en el miem-bro más pequeño de nuestro cuerpo,inmediatamente se comunica a la ca-beza; así Cristo es herido por nuestroscelos, envidias, contiendas. Cuandoherimos a los hermanos, herimos alSeñor Jesús, y cuando el cuerpo esdestrozado, la Cabeza sufre con dolormortal. Hiriendo a los demás miem-bros de la Iglesia, nos herimos a noso-tros mismos por el hecho de ser uncuerpo. Si un miembro sufre, todossufrimos. Hay una ley de retribuciónque hace recaer sobre el autor de unhecho sus consecuencias. Muchas per-sonas hay que están sufriendo de en-fermedades, y otras muchas que estánparalizadas en su vida espiritual comoconsecuencia de injusticias y agraviosinferidos que debieron ser confesadoscon oportunidad.

En tercer lugar, herimos todo elcuerpo de Cristo, puesto que todos for-mamos parte del mismo cuerpo. Lafrialdad se debe en gran parte a estasdivisiones. La pérdida de la fe apostó-lica y del poder que la acompaña sedebe a la desunión de los fieles. Suorganismo espiritual está destrozado.

Además, tal estado de cosas estor-ba al testimonio de la Palabra de Diosen el mundo. La unidad de la Iglesiafue designada por Cristo como un tes-timonio al mundo, y la ausencia de estaunidad es el obstáculo mayor con quelos hombres tropiezan en su acepta-ción al evangelio. Un historiador in-glés del Imperio Romano lo recono-ció cuando dijo que la unidad de la

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51AGUAS VIVAS

Iglesia primitiva había sido un testi-monio al mundo que no se podía con-tradecir. Mas ¡ay! No se puede decirlo mismo hoy día. El apóstol escribió:«Porque si os mordéis y os coméis unosa otros, mirad que también no os con-sumáis unos a otros».

¿Cómo podemos guardar la unidaddel Espíritu y sanar las divisiones ycontiendas de los hijos de Dios?

a) El secreto supremo siempre esacercarse más a la Cabeza divina.Cuanto más cerca vivamos de él, tan-to más cerca estamos los unos de losotros en el amor fraternal.

b) Debemos ser llenos del Espíri-tu. Las pequeñas pozas de agua de laplaya del mar se reúnen cuando unaola grande baña la playa; sólo el bau-tismo del Espíritu Santo puede unir lassectas e iglesias en el océano del amordel Padre. La desunión es evidenciade escasa vida espiritual, y el remedioes una revivificación al estado de ple-nitud del Espíritu.

c) El apóstol nos da a entender loque ha de subsanar las contiendas ydivisiones entre los cristianos en eltercer capítulo de la epístola que nossirve de guía, donde dice: «Así que,ninguno se gloríe en los hombres; por-que todo es vuestro: sea Pablo, seaApolos, sea Cefas, sea el mundo, seala vida, sea la muerte, sea lo presente,sea lo por venir, todo es vuestro, y vo-sotros de Cristo, y Cristo de Dios».

Hemos de reconocer a sus herma-nos como nuestros; debemos tomar-los en nuestro corazón de tal manera

que podamos hacernos responsablesde sus culpas y orar por ellos. Enton-ces no habrá envidias, celos ni interésparticular. Esto es lo que el apóstolquiere decir: que reconozcamos nosólo que todas las cosas son nuestras,sino también que los creyentes todosson nuestros; sí, que son nuestros her-manos. De este modo nos regocijamoscon el bien de ellos como si fuera nues-tro y nos dolemos de sus males com-partiendo su dolor y vergüenza. Poresto fue que Daniel tomó sobre sí lospecados y yerros de su pueblo y losconfesó como si fueran suyos; en estoél es hecho un espíritu con Aquel quefue hecho pecado por nosotros.

d) Por fin, las divisiones cesaráncuando todos se encuentren revestidosde la mente de Cristo. Mientras que lanaturaleza carnal nos domina, no po-demos tener unión los unos con losotros. Estas cosas no deben existir enlos que profesan la santificación.

El mal genio, la irritabilidad y elrencor son cosas de la carne que espreciso crucificar. La mayoría de lasfieles tienen que confesar que no vi-ven como Cristo les ha enseñado. De-bemos reconocer nuestras faltas de-lante de Dios. Debemos repararlas ysometernos a su voluntad, que esnuestra santificación. Hagamos unpacto eterno con el Señor. Resolva-mos no volver a pecar voluntariamen-te contra el amor paternal ni contralos hermanos, que son el cuerpo delSeñor.

Tomado de La Iglesia apostólica.

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El terreno del cristiano no son las denominaciones ni las orga-nizaciones, sino Cristo.

Queridos amigos, no es miintención extendermemucho. De hecho, piensoque no diré mucho esta

tarde, pero hay una cosa que debo de-cir. Estoy muy agradecido por la opor-tunidad que esta fiesta de amor me hadado, la oportunidad de reunirme conmuchos de mis compañeros hermanosy hermanas en Cristo. No soy tan va-nidoso para pensar que esta fiesta deamor se ha dispuesto porque yo hevenido a Filipinas, pero pienso que esuna bendición muy grande que tantosde nosotros podamos estar juntos así.

Por lo tanto, agradezco a mis her-manos aquí por esta provisión. Si ano-che, cuando yo estaba hablando aquí,me hubieran dicho que se reuniríanmás de setecientas personas alrededorde las mesas en esta sala, creo quehabría tenido dificultad para creerlo.Ha sido una maravillosa fiesta, pero

hay algo más maravilloso que la mul-titud y que la celebración. Es el amorde Cristo que está en cada corazón enesta sala esta noche.

La iglesia es tan grande como Jesu-cristo

Esta tarde, mientras yo pensaba yoraba pidiendo al Señor una palabrapara compartir con ustedes, vinierona mi corazón las palabras iniciales dePablo, en la 1ª epístola a los Corintios:«Pablo, llamado a ser apóstol de Je-sucristo por la voluntad de Dios, y elhermano Sóstenes, a la iglesia de Diosque está en Corinto, a los santificadosen Cristo Jesús, llamados a ser santoscon todos los que en cualquier lugarinvocan el nombre de nuestro SeñorJesucristo, Señor de ellos y nuestro».Es la última parte de ese versículo quehabló a mi corazón: «…con todos losque en cualquier lugar invocan el nom-

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Señor de ellos y nuestro

T. Austin-Sparks

Jesucristo

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bre de nuestro Señor Jesucristo, Se-ñor de ellos y nuestro».

Creo que el apóstol Pablo era unhombre muy sabio, un hombre muydiestro, y en estos dos versículos esahabilidad es manifiesta. Noten que élempieza dirigiéndose a la iglesia deDios que está en Corinto. Ahora, loscorintios tenían un gran talento parala división. Después el apóstol dirá quehay divisiones entre ellos. Y sus divi-siones se caracterizaban por girar entorno a diferentes hombres. Un grupodecía: «Nosotros somos de Pablo»;otro: «Nosotros somos de Apolos»; yotra facción declaraba: «Nosotros so-mos de Pedro». Eran personas noto-riamente marcadas por divisiones. Fuea esas personas y a esas divisiones, queel apóstol dijo: «a todos los que encualquier lugar invocan el nombre denuestro Señor Jesucristo, Señor deellos y nuestro».

¿Cuán grande es la iglesia? Es tangrande como Cristo. El problema conlos corintios era que veían a Jesús máspequeño de lo que él realmente es.Entonces, desde el principio, el após-tol dice: No; Jesús es más grande quetodos los grupos juntos. «A todos losque en cualquier lugar invocan el nom-bre de nuestro Señor Jesucristo, Se-ñor de ellos y nuestro».

Las divisiones son siempre el re-sultado de hacer a Jesús más pequeñode lo que él es. Nuestro Señor Jesúses mayor que los hombres. Tenemosun himno que en uno de sus versosdice: «El amor de Dios es mayor quela medida de la mente de los hom-bres». Nosotros siempre estamosdimensionando a Dios –y al amor deDios– según el límite de nuestra pro-

pia mente. Y si las personas no con-cuerdan con nuestro pensamiento, allíel amor de Dios se detiene con noso-tros. Nosotros aquí esta noche repre-sentamos muchos grupos. Quizás te-nemos nuestra propia noción acercade las cosas, pero si esta reunión real-mente mantiene su nombre, represen-ta algo mucho más grande que nues-tra mente. Nosotros no nos reunimosa los hombres o a un hombre. Ningúnhombre para nosotros puede equipa-rarse a Cristo.

Estamos aquí esta noche porqueésta es una verdadera fiesta de amor.Y eso significa que el amor de Cristoestá en nuestro corazón. Nosotros de-jamos nuestros grupos, dejamos nues-tras divisiones. Estamos aquí en el te-rreno común de Cristo. ¡Qué gran cosasería si todos los cristianos tomaraneste terreno! El terreno de tantos cris-tianos, el terreno de las denominacio-nes, de algunas organizaciones, de al-guna enseñanza especial, de muchascosas diferentes, les es propio. Pero elterreno real del cristiano es Cristo. Sitodos tuviéramos una mayor preocu-pación por el Señor Jesús que la quetenemos por las cosas religiosas, cuándiferente sería el mundo.

Espero que todos concuerden conesto. Ustedes están de acuerdo en teo-ría, pero saben que esto es muy prác-tico. Vivir en la puerta de al lado paraalgunas personas es una cuestión muypráctica. ¿Lo ha averiguado usted, ono? ¿Cómo se relaciona usted con suvecino?

Todos seremos vecinos en el cieloHay otra cosa ahora con la cual

usted debería estar de acuerdo en teo-

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ría: Es que esta vida es una prepara-ción para el cielo. ¿Usted lo cree? Po-demos decir que estamos en caminoal cielo. Usted espera un día estar allí,y estará de acuerdo en que esta vidapresente es una preparación para elcielo. ¿Lo cree? Porque es muy prác-tico. Todos nosotros llegaremos a servecinos en el cielo. Viviremos en lapuerta de al lado de los demás.

¿Recuerdan ustedes que hay unadescripción de la Nueva Jerusalén alfinal de la Biblia? Me preocupa que lagente que ha escrito nuestros himnoshaya ido descaminada en esto. Hay unhimno que dice: «Las calles son pavi-mentadas de oro puro». Ésa es unadoctrina falsa. En la Biblia se dice quehay sólo una calle en la Nueva Jerusa-lén. Esa única calle es de oro. Queri-dos amigos, todos nosotros viviremosen la misma calle en el cielo. Vamos aser vecinos allí. Si esto ha de ser to-mado literalmente, no podremos salirde nuestras casas sin encontrarnos contodos en el cielo.

Alguien vino una vez a Inglaterradesde América; había viajado en elmismo barco que nosotros. Nunca ha-bía estado antes en Inglaterra. Toma-mos el tren para ir del puerto a Lon-dres. Esta persona vio largas filas decasas pegadas unas a otras y parecíaasustada por esto. «Miren todas las ca-sas absolutamente juntas. ¿Cómo pue-den vivir si no les gusta su vecino?».

En el cielo hay una sola calle, pa-vimentada con puro oro. Ahora, yo nocreo que debamos tomarlo literalmen-te. Pienso que es simbólico, y que quie-re enseñarnos dos cosas: 1. Todos no-sotros vamos a estar en el compañe-rismo más íntimo en el cielo. 2. El oro

es el símbolo del amor de Dios. Todosvamos a estar juntos en el amor deDios.

Dije que ustedes creen que estavida es la preparación para el cielo.¿Es así? Ustedes han empezado a co-nocer mejor cómo vivir con su vecinoahora. Quiero decir a su vecino cris-tiano. «Todos los que en cualquier cadalugar invocan el nombre de nuestroSeñor Jesucristo».

¿Cuáles serán las característicasprincipales del cielo? Cristo será el todoen todos. Será la característica del cie-lo el todo de Cristo. No las cosas, nolas instituciones, sino sólo Cristo. Si vaa ser así, entonces ahora tenemos queempezar a hacer mejor de Cristo el todo.Si vamos a tener algo como un antici-po del cielo en esta vida, lo será sólo siCristo es más que todo. Así que nues-tra oración diaria debe ser: «Señor, pre-párame para el cielo, y hazlo llenándo-me cada vez más y más de Cristo».Tomen estas palabras del apóstol Pa-blo: «Con todos los que en cualquierlugar invocan el nombre de Jesucristo,Señor de ellos y nuestro».

El Señor les bendiga a todos.Del libro That They May All Be One.

Mensaje impartido en Manila, Filipinas,Febrero de 1964.

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¿Cuán grande es la iglesia?Es tan grande como Cris-to. El problema con loscorintios era que veían aJesús más pequeño de loque él realmente es.

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El cuerpo de Cristo es la base de la comunión de la Iglesia.

Cristo, la Iglesia y el Cuerpo(Ef.5:29-30)

E n el Antiguo TestamentoDios nos muestra cómo éltomó una costilla de Adány formó a Eva. Eva salió

de Adán, o, para usar otra expresión,Eva era Adán. De modo similar, si pre-guntamos qué es la Iglesia, la respuestaserá que ella salió de Cristo. Así comoDios formó a Eva con aquello que éltomó de Adán, así él forma la iglesiacon lo que es tomado de Cristo. Cristono nos ha dado sólo de su poder, gra-cia, naturaleza y voluntad, sino tam-bién de su propio cuerpo. Él nos hadado de sus huesos y de su carne. Élha dado de sí mismo a nosotros, asícomo Adán dio su costilla a Eva.

La Biblia nos dice que Cristo es lacabeza de la iglesia, y la iglesia es elcuerpo de Cristo. Individualmente,

cada cristiano es un miembro del cuer-po de Cristo, pues cada uno salió deél.

Una cosa que debemos observar demanera especial es que el cuerpo deCristo está en la tierra, a pesar de noformar parte de ella. Es celestial, aun-que está en la tierra. No piense que elcuerpo de Cristo está en el cielo. Cuan-do Pablo persiguió a la iglesia, el Se-ñor Jesús lo desafió en el camino aDamasco, diciendo: «Saulo, Saulo,¿por qué me persigues». La palabradel Señor aquí es realmente maravi-llosa. Él no dice: «Saulo, Saulo, ¿porqué persigues a mis discípulos?», sino«Saulo, Saulo, ¿por qué me persi-gues?». Él no preguntó: «Saulo, Saulo,¿por qué persigues mi pueblo?», o«¿Por qué persigues mi iglesia?» Élsimplemente dijo: «Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?».

LEGADO

Watchman Nee

cuerpoLa comunión del

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De esa forma le fue revelado a Pa-blo que la iglesia y Cristo son uno. Launidad entre la iglesia y Cristo es detal naturaleza que perseguir a la igle-sia es perseguir a Cristo. Además deeso, el incidente en la entrada de Da-masco indica que el cuerpo de Cristoes algo en la tierra. Si estuviese en elcielo, no podría ser perseguido. Sinembargo hoy, la iglesia en la tierra esel cuerpo de Cristo, por eso Saulo pue-de perseguir a la iglesia.

Muchos sostienen que la manifes-tación del cuerpo es un acontecimien-to celestial, siendo así, esa manifesta-ción tiene que esperar hasta que todoslleguemos al cielo. Si ese fuese el caso,entonces Saulo no podría haber per-seguido al Señor. Todavía el cuerpode Cristo está en la tierra; por eso Saulopuede perseguirlo.

Ya que la iglesia es el cuerpo deCristo en la tierra, ella debe ser mani-festada aquí. A pesar de que la Cabe-za está en el cielo y el cuerpo sobre latierra, ambos son uno. Tanto el que estáen el cielo como la que está en la tie-rra son uno. Por consiguiente, la per-secución a la iglesia es la persecuciónal Señor; perseguir al cuerpo es perse-guir a la Cabeza. La unión es tan per-fecta que no puede ser separada.

Las personas pueden preguntar:«¿Cómo podría el cuerpo de Cristohaber estado en la tierra durante laépoca de Pablo? Durante estos dos milaños, desde aquel tiempo hasta el pre-sente, multitudes han sido salvadas yagregadas al cuerpo de Cristo. ¿Cómoentonces podía ser la Iglesia ser elcuerpo de Cristo en tal período ini-cial». J.B. Stoney, un hermano muyespiritual y grandemente usado por

Dios en el siglo XIX, tenía una ilus-tración muy buena. Él decía que laiglesia es como un pequeño pájaro.Cuando él rompe por primera vez lacáscara del huevo, ya es un pájaro, apesar de que sus plumas tendrán toda-vía que crecer. Más tarde, cuando elpájaro se torna adulto, todavía es lla-mado pájaro. No le es negado el nom-bre de pájaro cuando sus plumas to-davía no han crecido. Las plumas cre-cen lentamente de adentro hacia fue-ra; ellas no son implantadas desdeafuera. Todo el crecimiento viene deadentro hasta que el pequeño pájarollega a ser adulto. Y esa es la maneracomo la Iglesia existe en la tierra. Apesar de que en los días de Pablo ellaestaba recién comenzando, aun así erael cuerpo de Cristo. Así también, en eldía de hoy, ella ha crecido mucho, peronada externo debe ser agregado a ella.Todo el crecimiento viene de adentro.

A pesar de que el número de lossalvados en la iglesia todavía está le-jos de ser completado, con todo, laiglesia es perfecta por dentro. Aquelloque está dentro de ella necesita sercompletamente desarrollado, esto es,Cristo debe ser manifestado desdeadentro. Por lo tanto, la iglesia hoy,así como la iglesia de ayer y de maña-na, es el cuerpo de Cristo. Dios no sal-va a las personas y las agrega a la igle-sia externamente; antes, el cuerpo deCristo crece continuamente desdeadentro, a partir de la Cabeza.

La iglesia no es nada más sinoaquello que procede de Cristo. Ellaproviene de la cabeza que está en elcielo, mas ella habita hoy en la tierra.Ella es un cuerpo. Así como un pe-queño pájaro, ella necesita crecer hasta

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que alcance la madurez completa. Laiglesia, entonces, es una misma cosadesde el principio hasta el fin.

La Biblia nos muestra que la basede la iglesia es el cuerpo de Cristo.Todo lo que no está fundamentado enel cuerpo de Cristo, no es la iglesia.La Palabra de Dios reconoce sólo unaiglesia – el cuerpo de Cristo. No im-porta por qué razón o cuán aparente-mente bíblico pueda parecer, si algu-na cosa no está basada en el cuerpo deCristo, no puede ser reconocida comoiglesia. Cuando la influencia del pro-testantismo llegó a su auge en Euro-pa, además de las iglesias nacionales,muchos grupos divergentes y muchasdenominaciones surgieron. Duranteaquel período, iglesias establecidas porhombres crecieron como brotes debambú después de una lluvia frescaen primavera. Ellos escaparon de laesclavitud de la Iglesia Católica Ro-mana y huyeron a la libertad de lasiglesias protestantes. Ellos imaginabanque tenían la libertad de estableceriglesias. Pero, ¿realmente aquellasiglesias que establecían estaban fun-damentadas en el principio del cuer-po?

Es imperativo que podamos vercon precisión delante de Dios lo quees la iglesia. Ella es el cuerpo de Cris-to. Cualquier cosa que sea menor queel cuerpo de Cristo no puede ser usa-da como base de la iglesia. Por ejem-plo, nosotros en Shangai tenemos unaiglesia porque hemos aprendido a per-manecer en el fundamento del cuerpoy a recibir a todos los miembros delcuerpo de Cristo para la comunión.Solamente tenemos una condiciónpara recibir a los hermanos y herma-

nas en la iglesia aquí, y ella es quepertenezcan al cuerpo de Cristo, queestén en el cuerpo. Solamente eso jus-tifica que seamos una iglesia.

Una vez que hay una iglesia aquíen Shangai, suponga que llegue el díacuando algunos hermanos disientan deciertas doctrinas o sientan que algu-nas verdades sustentadas por la igle-sia son erróneas. ¿Tienen ellos dere-cho de fundar otra iglesia? No, puesno tienen ningún fundamento para eso.La base de la iglesia es el cuerpo deCristo. Fundar una iglesia a fin demantener una verdad no es justifica-ción suficiente. Si la iglesia en Shangaino es el cuerpo de Cristo, entoncesaquellos hermanos pueden estableceruna iglesia. Mas si ella lo fuere, en-tonces ellos deben continuar y tenercomunión allí. No son libres para es-tablecer otra.

Suponga que otros hermanos de-claren que no están tan preocupadoscon las doctrinas bíblicas ni con la in-terpretación de las mismas, ni siquie-ra en suplir de alimento espiritual aaquellos que se reúnen. ¿Puede ellos

LEGADO

La Biblia nos muestra quela base de la iglesia es elcuerpo de Cristo. Todo loque no está fundamenta-do en el cuerpo de Cristo,no es la Iglesia. La Pala-bra de Dios sólo reconoceuna iglesia – el cuerpo deCristo.

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formar otra iglesia en base a esa moti-vación excelente que es la de proveeralimento espiritual a los hijos de Dios?No, otras sociedades pueden ser esta-blecidas por voluntad humana, pero nouna iglesia. Ellos pueden organizar untrabajo cristiano, una escuela domini-cal o una sociedad santa, pero no pue-den instituir una iglesia. El proveer ali-mento espiritual no es base suficientepara formar una iglesia. Hay solamen-te una base para que la iglesia puedaser establecida, y esta es, cuando to-dos los hijos de Dios son incluidos.En otras palabras, la iglesia debe to-mar el cuerpo de Cristo como su uni-dad. Si otras personas fallan en reunir-se sobre la base de esa unidad; si otraspersonas fallan en reunirse sobre labase de esa unidad, la responsabilidades de ellas; pero una iglesia no puedetener otra condición a no ser pertene-cer al cuerpo. El cuerpo es, por lo tan-to, la única condición. La iglesia debeser tan amplia como el cuerpo; no pue-de ser menor que el cuerpo. Todos losque pertenecen a Cristo son del cuer-po y están incluidos en la iglesia, nin-guno de ellos puede ser rechazado.

Según la Biblia, la iglesia de Cris-to es el cuerpo de Cristo, y el cuerpode Cristo es la iglesia de Cristo. Ni si-quiera la doctrina puede ser usadacomo justificación para fundar unaiglesia. La santidad es importante,pues sin santidad nadie puede ver aDios. La fe es muy necesaria, pues porla fe somos justificados. Sin embar-go, ni la santidad ni la fe pueden ser-vir de motivo para el establecimientode una iglesia, porque la iglesia es elcuerpo de Cristo. Ella no es el conjun-to de aquellos que creen en la doctri-

na de la santidad, ni es una asambleade aquellos que defienden la justifica-ción por la fe.

Ciertamente, la nacionalidad nopuede ser la base de la iglesia, comoen el caso de la iglesia luterana de Ale-mania, o de la iglesia anglicana en In-glaterra. Después que Dios reveló aMartín Lutero la verdad de la justifi-cación por la fe, él fue un instrumentopara respaldar el movimiento protes-tante. Sin embargo, eso no le dio a élni a sus seguidores el derecho de esta-blecer una iglesia nacional. Si hubierasólo diez cristianos hoy basados en elfundamento del cuerpo de Cristo, ellostienen el derecho de formar una igle-sia. Pero Alemania, con sus millonesde cristianos, no puede organizar unaiglesia. Sólo por el hecho de tener tangran número de personas no es moti-vo suficiente para el establecimientode una iglesia nacional.

La base de la iglesia, por lo tanto,es el cuerpo de Cristo en la localidad.No está basada en la doctrina o en lanación, en el alimento espiritual o enla interpretación bíblica. Dondequie-ra que podamos ir, debemos estar cla-ros de esa posición – la iglesia es elcuerpo de Cristo. Si una iglesia locales formada sobre esa base, no es sec-taria.

Si algunos hermanos y hermanastienen visiones e interpretaciones dife-rentes de las suyas y, por lo tanto, in-sisten en reunirse separadamente, labase de ellos está equivocada. Por cau-sa de que las suyas son el cuerpo deCristo, usted tiene el fundamento co-rrecto. Ellos no tienen fundamento,pues el de ellos está basado en visionese interpretaciones. Entre las así llama-

LEGADO

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das por el mundo, solamente aquellasque defienden el cuerpo de Cristo soniglesias. El resto no tienen base sufi-ciente para ser consideradas iglesias.

Si los hijos de Dios viesen clara-mente que el cuerpo es la única basede la iglesia, ellos no se dividirían ensectas. Puede haber una iglesia consolamente tres o cinco personas, peropuede no estar correcto establecer unacon cien o mil personas. Estamos con-vencidos de que la iglesia tiene sola-mente una base, la de manifestar ple-namente el cuerpo de Cristo. No nosreunimos en ninguna otra posición queno sea la del cuerpo de Cristo. Yo real-mente espero que los creyentes pue-dan ver que dondequiera que un gru-po en una cierta localidad excede oestá más acá del cuerpo de Cristo, esegrupo no puede ser reconocido comouna iglesia. El grupo que excede elcuerpo de Cristo es aquel que recibepersonas que no pertenecen al cuer-po; él acepta no creyentes. Tales gru-pos se tornan una mezcla y pierden laposición de una iglesia. Por otro lado,cualquier grupo que reduce el cuerpode Cristo es aquel que restringe su co-munión. Puede ser un grupo de santi-dad, o un grupo del séptimo día o ungrupo bautista. Tales grupos restrin-gen el cuerpo de Cristo más de lo quedeberían; ellos tampoco tienen basesuficiente para ser reconocidos comouna iglesia.

La unidad de la iglesia en el Espíri-tu Santo (1 Co. 12:12-13)

Decir que la iglesia procede de Cris-to toca la cuestión del origen de la igle-sia. Todos los cristianos tienen nuevavida. La vida de Cristo ha sido multi-

plicada en decenas de millares, y mi-llares de millares de cristianos. El ca-pítulo 12 de Juan nos muestra cómoun grano de trigo cae en tierra, muere yproduce muchos granos. Todos los gra-nos participan de la vida del primer gra-no. Uno se convierte en muchos gra-nos y todos vienen de uno solo.

Hemos visto cómo un grano pue-de convertirse en muchos granos, pero¿cómo pueden los muchos granos vol-ver a ser uno? Las Escrituras nosmuestran que la formación del cuerpode Cristo es el trabajo del Espíritu San-to. ¿Cómo es realizada esta obra porel Espíritu Santo? Él lo hace bautizan-do muchos granos en uno solo. DeCristo proceden decenas de millares ymillares de millares de cristianos. Esosmillares y millares de cristianos sonbautizados en un solo cuerpo en elEspíritu. Tal es la enseñanza básica de1 Corintios 12:12-13. Usando otrametáfora, podemos decir que todossomos como piedras talladas de unamisma roca y cimentadas juntas porel Espíritu Santo formando un todo.

El cuerpo de Cristo posee dos prin-cipios básicos: primero, a menos queproceda de Cristo, no es el cuerpo deCristo. Segundo, a menos que hayaobra del Espíritu Santo, no es el cuer-po de Cristo. Debemos ser bautizadosen el Espíritu Santo y ser llenos delEspíritu Santo para que así seamosunidos en un cuerpo. Decir que la Igle-sia comienza en Pentecostés es correc-to; decir que ella comienza en casa deCornelio, también es correcto; puestanto judíos como gentiles han sidobautizados en un solo cuerpo. Prime-ro recibimos la vida del Señor, la cualestá en el Espíritu Santo, a fin de tor-

LEGADO

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narnos en un solo cuerpo. Cada unode los que conoce al Señor conoce estecuerpo. Si las personas andan segúnel Espíritu Santo, están plenamenteconscientes de que los hijos de Diosson un cuerpo. El cuerpo físico tienemuchos miembros, pero la cabeza, através del sistema nervioso, controlatodos los miembros. De esta forma, laCabeza de la Iglesia une los muchosmiembros en un solo cuerpo a travésdel Espíritu Santo.

El cuerpo, la base de la comunión(1ª Co. 12:12)

La iglesia procede de Cristo y pormedio de la operación del EspírituSanto se torna en un cuerpo. Todos losmiembros son colocados juntos y co-ordinados unos con otros en el Espíri-tu Santo. Así, la comunión o comuni-cación de los cristianos se produce enel contexto del cuerpo. En otras pala-bras, la base para la comunión cristia-na es el cuerpo.

Somos miembros unos de otros ysomos un solo cuerpo. Naturalmentenuestra comunión está basada en elcuerpo de Cristo. No hay otra relaciónpara la comunión fuera de esta verdadde que todos somos miembros delcuerpo de Cristo. Ni todos nosotrossomos judíos o griegos, libres o escla-vos. No podemos basar nuestra comu-nión en ninguna de estas relaciones;por eso el cuerpo es la única base denuestra comunión.

Ninguna otra relación puede serreconocida como comunión cristiana.Cualquier comunión, reunión o grupoque no esté basada en el cuerpo deCristo no es aceptable. Hoy hay ungran número de así llamadas «comu-

nidades cristianas», pero ellas puedenno estar fundadas sobre la base de sermiembros unos de otros en el cuerpo.Ellas pueden basar la comunión en unritual (como la inmersión), en una doc-trina (como la justificación por la fe),en una forma de gobierno (como laepiscopal), en el nombre de una per-sona (como los wesleyanos), en uncierto sistema (como el congregacio-nal), o en un cierto movimiento (comoel pentecostal).

Muchas de las así llamadas comu-nidades cristianas no tienen un funda-mento correcto delante de Dios. Loshijos de Dios tienen que comprenderque la iglesia es el cuerpo de Cristo, yen este cuerpo un miembro es la uni-dad menor. La comunión de todos losmiembros está basada en el cuerpo ynada más. Tal base de comunión iden-tifica un grupo como una comunidadcristiana. Por causa de que usted y yosomos miembros del cuerpo de Cris-to, podemos tener comunión. Esta co-munión de un miembro con otro esbasada en la unidad del cuerpo. Por-que compartimos de la misma vida delcuerpo y somos bautizados en el mis-mo Espíritu Santo, somos capaces detener comunión unos con otros. Nues-tra comunión no puede existir sobreninguna otra base.

Cualquier comunión que no sea ladel cuerpo, es sectaria y divisoria. Simis brazos y piernas tuviesen que or-ganizar un club de miembros largos ymantuviesen comunión sobre la basede los saludos, ¡tal comunión seríaexactamente errónea!

Déjeme repetirlo: la comunión queno está basada en el cuerpo no es unacomunión cristiana. No podemos

LEGADO

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aceptar ninguna comunión que seadiferente de la del cuerpo, y más queeso, debemos rechazarla categórica-mente. Mantener nuestra comunióncristiana significa que ella no debe sermenor que el cuerpo de Cristo.

***Finalmente, reuniendo todos estos

pensamientos con respecto al cuerpode Cristo, es nuestro deseo que se pue-da ver delante de Dios que el cuerpo

jjj

LEGADO

de Cristo es la base de la comunión dela iglesia en esta tierra. Ponga cuida-do con cualquier comunión que no seala del cuerpo. Esta comunión no pue-de ser mayor que el cuerpo por incluirincrédulos, ni menor que el cuerpo porexcluir creyentes. Debemos mantener,en el mundo, el testimonio de que hayun cuerpo. Que el Señor nos muestresu gracia.

Fragmento de «El cuerpo de Cristo»,en Amaos unos a otros.

Un asunto de mirada

Alejandro Magno, en su juventud, recibió como regalo de su padre uncaballo del cual se decía que era indomable. Incluso el domador se sintióincapaz de domarlo. Alejandro, sin embargo, consiguió domarlo sin dificul-tad, y al ser interrogado cómo lo hizo, cuál era el secreto, respondió:«Descubrí que el animal tenía miedo de su propia sombra, por esto era tanesquivo. Aparté de él su temor, orienté su mirar en dirección al sol brillan-te para que él no viese su propia sombra».

¡Cuántos cristianos existen llenos de temores, debilidades, y desespe-ración, porque están siempre mirándose a sí mismos! Si miraran al Señorserían libres.

Premura

D. L. Moody no tuvo una esmerada educación, pues provenía de unafamilia humilde. Por eso, no sólo cometía errores gramaticales, sino tam-bién de pronunciación. Alguien que estaba celoso de su éxito, preguntóuna vez a C. H. Spurgeon, el famoso predicador inglés, qué pensaba de unhombre que pronunciaba la palabra «Jerusalén» en dos sílabas. El «prínci-pe de los predicadores» comprendió a quién se refería y rápidamente re-puso: «Que me alegra saber que hay gente con tanta premura para predi-car el evangelio que no tenga tiempo de pronunciar todas las sílabas».

La sombra de las alas de Dios

Cierta vez Salmasio reprochó a John Milton (1608-1674), el célebreautor de «El Paraíso Perdido», por causa de su ceguera, diciéndole que erauna evidencia del desagrado divino. El noble poeta replicó: «Mi ceguera essólo la sombra de las alas de Dios que me cubren y me protegen».

Miguel Limardo, Ventanas abiertas

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La historia de Samuel Rutherford.

¿Quién fue Samuel Rutherford?¿Qué importancia puede tener co-nocer a un personaje tan distan-te en la historia y en nuestra idio-

sincrasia? ¿Por qué se dice de él quefue un prisionero? Responder a estaspreguntas significa contar una histo-ria conmovedora que trasciende eltiempo y el espacio.

Su vida antes del exilioRutherford nació hacia el año 1600

cerca de Nisbet, Escocia. No se sabemucho de su origen. Uno de sus bió-grafos menciona que provenía de pa-dres respetables, y otro, que vino depadres humildes pero honestos. Esprobable que su progenitor se dedica-ra a actividades agrícolas y que tuvie-

se un rango respetable en la sociedad,pues pudo dar a su hijo una educaciónsuperior.

En 1627 obtuvo un «Master ofArts» de la Universidad deEdimburgo, donde fue nombrado Pro-fesor de Humanidades. Poco despuésfue ordenado pastor de la iglesia enAnwoth, una parroquia rural. Comotenía un verdadero corazón de pastor,trabajaba incesantemente por su reba-ño. Se dice que Rutherford estaba«siempre orando, siempre predicando,siempre visitando enfermos, siempreenseñando, siempre escribiendo y es-tudiando». ¡Por supuesto, esto es po-sible cuando usted se levanta a las 3:00cada mañana!

Sin embargo, sus primeros años enAnwoth, estuvieron llenos de pruebasy tristezas. A los cinco años de matri-monio, su esposa enfermó y murió unaño más tarde. Dos hijos también mu-rieron en este período. No obstante,Dios usó este tiempo de sufrimiento,que preparó a Rutherford para alentara los afligidos.

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

prisioneroEl

de Aberdeen

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La predicación de Rutherford eraincomparable. Aunque no era buenorador, sus mensajes causaban granimpacto. Un comerciante inglés dijode él: «Yo vine a Irvine, y oí a un biendotado anciano de larga barba(Dickson), que me mostró el estadode mi corazón. Luego fui a St.Andrews, donde oí a un hombre dul-ce de majestuosa mirada (Blair), queme mostró la majestad de Dios. Des-pués de él oí a un pequeño hombrejusto (Rutherford), y él me mostró elencanto de Cristo».

En 1636 Rutherford publicó«Exercitationes Apologeticæ pro Di-vina Gratia» («Apología de la GraciaDivina»), un libro en defensa de lasdoctrinas de la gracia contra elarminianismo. Esto lo puso en conflic-to con las autoridades de la Iglesia queeran dominadas por el Episcopado in-glés. Fue llamado ante la Alta Corte,privado de su oficio ministerial y des-terrado a la ciudad de Aberdeen.

Este exilio fue una penosa conde-na para el querido pastor. Era insufri-ble para él estar separado de su con-gregación. Sin embargo, aunque erasevera e injusta la sentencia, no lo des-corazonó. En una de sus cartas, escri-ta cuando se dirigía a Aberdeen, dice:«Voy al palacio de mi rey a Aberdeen;ni lengua, ni pluma, ni ingenio, pue-den expresar mi gozo». Luego, al lle-gar a su destino, escribió: «No obs-tante ser esta ciudad mi prisión, contodo, Cristo hizo de ella mi palacio,un jardín de deleites, un campo y huer-to de delicias».

Su vida después del exilioEn 1638, los forcejeos entre el Par-

lamento y el Rey en Inglaterra, y elPresbiterianismo vs. el Episcopado enEscocia culminaron en eventos impor-tantes para Rutherford. En la confu-sión de los tiempos, él se aventuró fue-ra de Aberdeen y volvió a su queridoAnwoth, tras 17 meses de confina-miento. Pero no fue por mucho tiem-po. La Iglesia de Escocia tuvo unaAsamblea General ese año, restauran-do totalmente el Presbiterianismo alpaís. Además, designaron a RutherfordProfesor de Teología de St. Andrews,aunque él exigió que se le permitierapredicar por lo menos una vez a la se-mana.

La Asamblea de Westminster em-pezó sus famosas reuniones en 1643,y Rutherford fue uno de los cinco co-misionados escoceses invitados a asis-tir a los procedimientos. Aunque a losescoceses no les fue permitido votar,ellos tuvieron una influencia que ex-cedía lejos su número. Se piensa queRutherford tuvo una gran influenciaen el Catecismo Breve.

Durante este período en Inglaterra,Rutherford escribió su obra «Lex Rex»

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

¿Qué de esta vida es lo quellega con más fuerza has-ta nosotros 350 años des-pués? Lo que nos atrae esaquella brecha que seabrió en su corazón duran-te su encierro en Aber-deen, que dejó escapar tangrato olor de Cristo.

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o «La Ley, el Rey». En este libro abo-gó por el gobierno limitado, y por laslimitaciones sobre la idea general delderecho divino de los reyes.

Cuando la monarquía fue restau-rada en 1660, era claro que el autor de«Lex Rex» tendría problemas. Cuan-do vino la convocatoria en 1661, fueacusado de traición, y se demandó sucomparecencia ante el tribunal, peroRutherford se negó a ir. El Señor ledio otra salida, pues lo llamó a su pre-sencia. Desde su lecho de muerte, con-testó a sus acusadores: «Yo debo aten-der mi primer citatorio; antes de quevuestro día llegue, yo estaré dondepocos reyes y grandes gentes van».

Rutherford murió el 20 de marzode 1661, a los 61 años de edad. Susúltimas palabras fueron: «Gloria, glo-ria, mora en la tierra de Emanuel». En1842 se levantó a su memoria un mo-numento en piedra, llamado «el mo-numento de Rutherford», en la granjade Boreland, en la parroquia deAnwoth, a un par de kilómetros dedonde él predicaba.

Las cartas desde AberdeenAhora bien, ¿qué de esta vida es

lo que llega con más fuerza hasta no-sotros 350 años después? No son suslogros académicos, ni su valor en ladefensa de la recta doctrina. Lo quenos atrae es aquella brecha que se abrióen su corazón durante su encierro enAberdeen, que dejó escapar tan gratoolor de Cristo. Durante los 17 mesesde su encierro, Rutherford tuvo suslabios sellados; no obstante, su cora-zón desbordó de buenas palabras.

En efecto, una caudalosa corrien-te de vida fluyó maravillosamente des-

de su palacio-prisión, a través de cer-ca de 219 cartas. Más tarde se agrega-ron otras 143 que fueron selecciona-das por su secretaria después de sumuerte. En 1664 fueron publicadasbajo el pintoresco título: «Josué redi-vivo, o Cartas del Sr. Rutherford, di-vididas en dos partes». Sus cartas sonconsideradas hoy como un clásicocristiano, comparable a «El Peregri-no», de Juan Bunyan. Desde aquellafecha, durante tres siglos, han sidopublicadas en más de 30 ediciones di-ferentes, algunas de las cuales fueronreeditadas muchas veces.

Rutherford escribió otros libros.Uno de sus escritos teológicos le gran-jeó el ofrecimiento de la Cátedra deTeología en la Universidad de Utrecht.Pero tanto ésta como otras varias desus obras han sido casi olvidadas; sinembargo el Señor permitió queRutherford continuase viviendo hoyen un libro que él ni siquiera se pro-puso escribir: sus Cartas.

Un erudito cristiano ha dicho quela mayor parte de los libros deRutherford tienen su recuerdo «sola-mente en el cementerio de la historia»,y agrega: «Del ruido del mercado pa-samos a la soledad reclusa e ilumina-da por las estrellas de aquellas cartas,las cuales la tradición cristiana, desdeBaxter hasta Spurgeon, a una voz hanproclamado como seráficas y divinas».Richard Baxter, «el principal de loseruditos protestantes ingleses», afirmórespecto de las Cartas de Rutherford:«Con excepción de la Biblia, el mun-do nunca ha visto un libro como ese».

Para poder sentir realmente el pesode este comentario, es necesario recor-dar que Baxter concordaba con la teo-

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logía arminiana, que fue precisamen-te el blanco de las críticas deRutherford, y la causa de su confina-miento en Aberdeen. Richard Cecil,prominente cristiano del siglo XVIII,hizo el siguiente comentario sobreRutherford: «Él es uno de mis clási-cos favoritos; es realmente auténtico».

No podemos dejar de preguntar:¿Cómo la correspondencia particularde este siervo del Señor fue conserva-da a través de los años? ¿Por qué mo-tivo su formidable erudición jamás leproporcionó lo que sus cartas realiza-ron? La respuesta es simple: el Señorquiso preservarlas y no permitió queellas desaparecieran.

La razón de fondo tiene algo quever con el modo como nuestro Señoracostumbra tratar con sus siervos. Pa-rece que fue del agrado del Señor usar-las para establecer una gran ilustraciónde esta verdad de oro: «Porque noso-tros que vivimos, siempre estamos en-tregados a muerte por causa de Jesús,para que también la vida de Jesús semanifieste en nuestra carne mortal. Demanera que la muerte actúa en noso-tros, y en vosotros la vida» (2 Co.4:11-12). La obra del Señor nunca fue he-cha a medias. Si él permite que lamuerte opere en otros, ¡ella va siem-pre acompañada por la «vida en no-sotros»! Él planeó la prisión de Pabloen Roma, así como estas hermosas«Epístolas de la Prisión» para noso-tros. Él dio a Juan la isla de Patmos, y,al mismo tiempo, nos dio la revela-ción de Jesucristo a través del últimoy grandioso libro de la Biblia. Él hizoque George Matheson, otro gran pre-dicador escocés, quedase ciego; sinembargo, nosotros somos enriqueci-

dos por sus bellos himnos. Oigamoslas palabras de Matheson: «El calabo-zo de José es el camino para el tronode José. Tú no puedes alzar la cargade hierro de tu hermano si el hierro noha penetrado en ti».

De la misma forma, si nuestro Se-ñor no libró a Rutherford de la «muer-te» y lo envió a Aberdeen, ¿puede al-guien imaginar que el Señor rehusaríala «vida», no dándola a nosotros? Acausa de la prisión de Rutherford, esverdad que su predicación de Cristo aciertas congregaciones fue silenciadapor algún tiempo, pero fue sólo paradar lugar a un ministerio de Cristo queviene siendo desde entonces una ben-dición y aliento para las generacionesdel pueblo de Dios. El propioRutherford, en una carta a su compa-ñero de sufrimiento, Robert Blair, loexpresó certeramente: «El sufrimien-to es el otro lado de nuestro ministe-rio, claramente el más difícil».

Extractos de una gran obraPor razones de espacio, a continua-

ción publicaremos sólo algunos ex-tractos de sus cartas. Invitamos a nues-tros lectores a aproximarse a tan úni-co y espiritual clásico cristiano, a tra-vés de una lectura lenta, meditativa ycon mucha oración, para ser tocadosy atraídos por el mismo Amado quese reveló a aquel pobre prisionero deCristo. Para que, además, lleguen aestar en condiciones de decir conRutherford: «¡Oh, si viésemos la be-lleza de Jesús y presintiésemos la fra-gancia de su amor, correríamos a tra-vés del fuego y del agua para estar conél!».

***

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Extractos de cartas de Samuel Rutherford.

Camino al palacioLuego de conocer la sentencia

«Mi amado Señor me está concedien-do la honra por la cual he orado estos 17años, esto es, sufrir por mi pobre y ma-jestuoso Rey, Jesús, y por su augusta co-rona, y por la libertad de su reino, que suPadre le dio».

«Bienvenida, bienvenida, dulce, dul-ce y gloriosa cruz de Cristo: bienvenido,dulce Jesús, con tu leve cruz; tú ya obtu-viste y ahora posees todo mi amor; guar-da lo que tú conseguiste».

En dirección al Palacio«Aunque esta honrosa cruz conquis-

tase en mí algún terreno, y mis íntimasobjeciones de conciencia fuesen por al-gún tiempo agudas, aún así, para alientode todos ustedes, me atrevo a decir y es-cribir por mi propia mano: Bienvenida,bienvenida, dulce, dulce cruz de Cristo.Verdaderamente pienso que las cadenas

de mi Señor Jesús son todas cubiertas deoro puro, y que su cruz es perfumada conla fragancia de Cristo; y que la victoriaserá por la sangre del Cordero, y por lapalabra de su verdad».

«Las caricias de la tierna mano delMediador son muy dulces; él ha sidosiempre dulce a mi alma, pero desde quesufrí por su causa, su perfume es todavíamás dulce que antes para mí. ¡Oh, si cadacabello de mi cabeza, y cada miembro, ycada hueso de mi cuerpo, pudiesen serun hombre, a fin de presentar al mundoun buen testimonio de él! Todo sería to-davía muy poco para él».

«Mis cadenas están cubiertas de oropuro. Apenas el recuerdo de mis agrada-bles días con Cristo en Anworth, y de miquerido rebaño (por el cual mi alma seentristece), es el vinagre en mi vino azu-carado, aunque tanto la dulzura como elamargor sean alimento para mi alma.Ninguna pena, ninguna palabra, ninguna

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

desde la prisión

Samuel Rutherford

Cartas

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inteligencia, puede expresar a ustedes lasmaravillas de mi único, único Señor Je-sús. Así, apresuradamente, yendo a mipalacio en Aberdeem, yo los bendigo».

En el palacioLas primeras cartas

«A pesar de todas mis tristezas por elSeñor, continúo hallándolo dulce, gracio-so, amable, tierno; y quiero, tanto con lapluma como con palabras, firmar la ma-ravilla, belleza y dulzura del amor deCristo, y la honra de esta cruz de Cristo,que es gloriosa para mí, aunque el mun-do se avergüence de ella. Pienso realmen-te que la cruz de Cristo quedaríaruborizada y se avergonzaría de aquellassensibles personas mundanas que estánde tal manera presas de su ambiente, quesienten vergüenza del sufrimiento deCristo. ¡Oh, la honra de ser rebajado yapedreado con Cristo, y pasar a través deuna muerte violenta a la vida eterna! –pero los hombres descubrirían refugioslegales donde esconderse de la cruz deCristo».

«¡Estoy bien, alabado sea Dios! Per-maneciendo en esta ciudad extraña, unprisionero de Cristo y su verdad; y noestoy avergonzado por su cruz; mi almaestá consolada con el aliento de su dulcepresencia, por quien sufro».

«Estoy lleno de alegría y de la con-solación de Dios. No obstante que estaciudad es mi prisión, Cristo hizo de ellami palacio, un jardín de placeres y huer-to de deleites».

Un mes más tarde«Cristo parecía un extranjero y des-

conocido para mí cuando llegué aquí;pero creo más en él que en su apariencia.Nunca más discutiré con él por causa deuna amargura, ahora que se reveló a mí,diciendo: «Entra en el gozo de tu Señor»;y ¿a qué más puedo aspirar, cuando ten-

go al gran Dios en mis pequeños brazos?¡Oh, cuán dulces son los sufrimientos deCristo!»

«Dios perdone a los que hablan malde la dulce cruz de Cristo; son solamentenuestros ojos débiles y torvos que ven ellado oscuro y nos hacen errar. Los quepueden llevar el humillante madero congozo sobre sus espaldas, y lo asegurancon cuidado, verán que tal carga tendrápara ellos el mismo peso que las alas tie-nen para el pájaro o las velas para el na-vío».

Al comenzar un nuevo año«Esta prisión es mi casa de banque-

tes; soy tratado con toda ternura y deli-cadeza, como si fuese un niño. Veo que,con Cristo, en nada fui perjudicado; puesél puede, en un mes, recuperar las pérdi-das de un año».

«¡Oh, cuánto debo a la lima, al mar-tillo y al cincel de mi Señor Jesús! Queme ha mostrado cuán bueno es el trigode Cristo, que pasa a través de su molinoy de su horno, para tornarse pan y serservido en su propia mesa. La gracia pro-bada es mejor que la simple gracia; y esmás que gracia: es la gloria en su comien-zo».

«¿Por qué debería sorprenderme anteel arado de mi Señor, que hace profun-dos surcos en mi alma? Sé que él no esun labrador negligente; él pretende unacosecha. ¡Oh, que esta tierra seca, ya blan-ca, se tornase fértil para una cosecha suya,por quien es tan dolorosamente prepara-da; y que esta tierra no cultivada fuesetriturada!»

«En verdad, él nada me hizo perderpor aquello que sufrí. ¡Él no me debenada! Porque, en mis esposas, ¡cuándulce y reconfortante ha sido para mípensar en él, en quien encuentro recom-pensa suficiente al contemplar el galar-dón!».

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Sacrificio de alabanza (Hebreos 13:15).«Consecuentemente, Sr., yo le encar-

go, en el nombre de mi Señor Jesús, quealabe conmigo y muestre a otros lo queél ha hecho a mi alma. Este es el fruto demis sufrimientos: mi deseo de que elnombre de Cristo sea divulgado por todoeste reino, a mi favor».

«Querido hermano, le suplico, le en-cargo, en el nombre y por la autoridaddel Hijo de Dios, que me ayude a alabara Su Majestad; y le encargo también decomunicarlo a todos sus conocidos, paraque mi Maestro pueda recibir mucha ala-banza. ¡Oh, si mis cabellos, todos mismiembros, y todos mis huesos, fuesenlenguas bien afinadas, para cantar las ala-banzas de mi gran y glorioso Rey! Ayú-deme a levantar a Cristo sobre su trono,y a alzarlo por encima de los tronos delos reyes de barro, los portadores de ce-tros moribundos de este mundo».

«No tengo fiestas sin que en ellas semezcle la tristeza; ni estoy libre de vie-jos celos; porque él me apartó lejos demis amados y mis amigos; desoló micongregación, y llevó mi corona; pero nome atrevo a decir siquiera una palabra, ano ser: «Muy bien, Señor Jesús».

«Soy tentado y atormentado; los ca-torce Prelados deben haber sido armadospor Dios solamente contra mí, mientrasque el resto de mis hermanos todavía estápredicando; pero nada me atrevo a decirfuera de esto: «Está bien, Señor Jesús,porque tú lo hiciste».

«Yo le ruego, mi querido hermano, queme ayude a alabar y elevar a Cristo sobresu trono por encima de los escudos de latierra. Estoy estupefacto y desconcertadopor la grandeza de su bondad para con talpecador … Espero que nadie difame aCristo o su cruz por mi causa: porque ten-go muchos motivos para alabarlo, pues mecondujo a un grado de comunión con élque jamás había conocido antes».

«Mi cruz es tanto mi cruz como migalardón. ¡Oh, que los hombres cantasensus alabanzas! Amo los peoresrechazamientos de Cristo, sus tristezas,su cruz, más que toda la gloria superfi-cial del mundo; mi corazón no desea másvolver del país de Cristo; es una dulcetierra esta a la cual vine. Yo (de todos eneste mundo) tengo una buena razón parahablar muy bien de él.

Como un niño destetado (Salmo 131:2).«Estoy bajo la tutela de Cristo aquí.

Me acostumbré a vivir contento en mihogar prestado, que me abriga tanto comosi fuese el mío propio».

«El diablo intervino y me instigó adiscutir con Cristo, y a culparlo como unMaestro muy exigente. Pero ahora estaneblina fue disipada, y yo no solamenteme callé, poniendo de lado todas mis dis-cusiones, sino que estoy completamentesatisfecho».

«¡Oh, cuán dulce sería si aprendiése-mos a aliviarnos de nuestras cargas, amol-dando nuestros corazones a ellas, y ha-ciendo de la voluntad de nuestro Señoruna ley!».

«Estoy pensando ya en la liberacióncomo no había pensado antes. Mas sé queestoy errado. Es posible que yo no hayallegado a aquella medida de prueba queel Señor busca. Si mis amigos enGalloway hiciesen efectivamente algunacosa por mi liberación, yo me alegraríamuchísimo; pero no sé cosa alguna a noser que el Señor tiene un medio por elcual él será el único en recibir la alaban-za».

«Las esperanzas de mi liberación,aparentemente, son pocas. Mi fe no po-see lugar alguno donde descansar, a noser en la Omnipotencia».

«Aquí me encuentro aguardando es-peranzado, para ver lo que mi Señor haráconmigo. Quiero que haga de mí lo que

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le agrade. Con tal que obtenga gloria parasí mismo en mí, nada más me importa».

«Si mi Señor se agrada, yo desearíaque alguien tratase de mi vuelta aAnwoth; pero, si no fuere así, agradezcoa Dios por no ser Anwoth el cielo; ni lapredicación ser Cristo. Tengo esperanzay continuaré esperando».

Cristo y su amor«Una visión de lo que mi Señor me

ha mostrado en este corto espacio de tiem-po, vale como el mejor de los mundos».

«¡Oh, si los hombres abriesen las cor-tinas y mirasen adentro del arca, y obser-vasen cómo la plenitud de la Deidad sub-siste en él corporalmente! Oh! ¿Quiéndejaría de decir: «Déjenme morir, déjen-me morir diez veces, para tener una vi-sión de él»? Diez mil muertes no seríanun precio muy alto para pagar por él».

«Una sonrisa en la faz de Cristo esahora para mí como un reino».

«Si tal elección pudiese ser hecha, yojamás cambiaría a Cristo por el mismocielo».

«No conozco una fuente benéfica ano ser esta: no sé de alguna cosa que val-ga la pena comprar, a no ser el cielo. Y,en cuanto a mí, si pudiese escoger entreCristo y el cielo, yo vendería el cielo paracomprar a Cristo».

«¡Oh, cuán felices son aquellos queconsiguen a Cristo por nada! No es ne-cesario que Dios me mande nada ademásde Cristo para completar mi parte delparaíso – y ciertamente yo sería bastanterico, y tan dotado cuanto el mejor de ellos,si Cristo fuese mi cielo».

«Estoy feliz en oír que Cristo y ustedson uno, y que ha hecho de él vuestra«única cosa», en tanto muchosdolorosamente han procurado muchascosas, y sus muchas cosas son nada».

«El amor desea la compañía del seramado: y mi dolor mayor es la ausencia

de él, no de sus alegrías y aliento, sino deuna unión y comunión más íntimas».

«¡Oh! Si yo pudiese unirme a los án-geles y serafines, y a los santos ahora glo-rificados, y pudiese elevar un nuevo cán-tico sobre el amor de Cristo, ante el mun-do entero!»

«Estoy seguro de que aún los santos,los mejores de ellos, no pueden calcularel peso y valor de la incomparable dul-zura de Cristo. Él es tan nuevo, tan únicoen excelencia, cada día tan nuevo, paraaquellos que lo procuran más y más,como si el cielo pudiese proveernos tan-tos nuevos Cristos (si es que puedo ha-blar así) cuantos son los días entre él ynosotros; y con todo, él es el mismo. ¡Oh,amamos un amante desconocido cuandoamamos a Cristo!».

«No fue sin razón que fue dicho:«Cristo en vosotros, la esperanza de glo-ria». No me satisfaré con ninguna pren-da del cielo, sino con el propio Cristo;porque Cristo, poseído por nosotros porla fe, es la esencia del cielo y de la glo-ria».

«Yo no sé qué hacer con Cristo; suamor me envuelve y me constriñe. Hicede él mi carga, pero oh, ¡cuán dulce ysuave es! No puedo guardarlo conmigo:estoy tan envuelto en su amor que si eseamor no estuviese en el cielo, yo no ten-

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

«Por mí, estoy tan biencuanto un prisionero deCristo puede estar; por élsoy maestro y rey de todasmis cruces; estoy por enci-ma de la prisión y del azotede la lengua de los hom-bres; Cristo triunfa en mí».

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dría deseo de ir allá. ¡Oh, cuánto valor ysignificado existe en el amor de Cristo!».

«¡Qué poder y fuerza hay en su amor!Estoy persuadido de que este amor pue-de subir una montaña empinada con elinfierno a sus espaldas; y nadar a travésdel agua y no ahogarse; y cantar en elfuego sin sentir dolor; y triunfar en laspérdidas, prisiones, tristezas, exilio, des-gracia, y hasta reír y alegrarse en la muer-te».

La cruz y su gloriaRelato de un espionaje en Canaán: Va-lles y montañas (Dt. 8:7).

«Mi deseo y esperanza es oír que túcaminas en la verdad, y que estás siguien-do al despreciado pero muy amado Hijode Dios».

«Considero mejores las aflicciones deCristo que las alegrías inútiles del mun-do. ¡Oh, si toda Escocia fuese como soy,excepto mis cadenas! Mi pérdida es ga-nancia, mi tristeza, llena de alegría; miscadenas, libertad; mis lágrimas, confor-tables. Este mundo no vale un vaso deagua fría. ¡Oh, pero el amor de Cristoemite un gran fuego! El infierno, todo elmar salado, y los ríos de la tierra no lopueden apagar».

«Mi testimonio está en el cielo: nocambiaría mis cadenas y las esposas quellevo por causa de Cristo, ni mis lamen-tos, por diez glorias del mundo».

«Su cruz es la carga más dulce quejamás llevé, es una carga como las alasson para el pájaro, o las velas para el bar-co llevándome en dirección al puerto».

«Alabo su grande nombre que no esmezquino en colocar sus cruces sobre mí,pero aplica abundantemente su vara parasalvarme de este mundo que perece. Cuánpródigo es Dios en recursos como este,considerados por muchos como falta demisericordia de su parte, mas la cruz deCristo no es ni cruel ni inmisericorde; ella

significa, eso sí, un testimonio por partede un Padre amoroso».

«Cuando usted comenzó a seguir aCristo, espero que haya hecho un pactocon él de que cargaría su cruz. Cumpla suparte del contrato con paciencia y no can-cele su pacto con Jesús. Sea honesto, her-mano, en su acuerdo con él; pues, ¿quiensabe educar mejor a un niño que nuestroDios? Él ha tenido oportunidad de educara sus hijos y herederos durante estos últi-mos cinco mil años, y sus niños son bieneducados, y muchos de ellos son ahorahombres leales … Bien, su método deeducar implica el juicio, castigo, correc-ción, nutrición; y vea si él hace acepciónentre sus hijos (Ap. 3:19 y Heb. 12:7-8).No, su Hijo mayor y su heredero, Jesúsno es la excepción (Heb. 2:10). Necesita-mos sufrir. Dios lo decretó antes de nues-tro nacimiento, y es más fácil quejarnosde su decreto que cambiarlo. Es verdad:terrores de conciencia nos abaten, pero sinellos no podemos ser levantados nueva-mente: miedos y dudas nos hacen estre-mecer, pero sin ellos nos entregaríamos alsueño y perderíamos la seguridad de Cris-to; tribulación y tentaciones casi arrancannuestras raíces, mas sin ellas no podemoscrecer, como no crecen las hierbas y elmaíz sin la lluvia. El pecado, Satanás y elmundo claman en alta voz a nuestro oídoque tenemos duras cuentas para ser juz-gadas, pero ninguno de los tres, a no serque mientan, se atreve a decirnos cara acara que nuestro pecado puede ser quita-do al tenor del Nuevo Pacto. Adelante,pues, querido hermano, y no pierda el con-trol».

La comunión y su dulzuraRelato de un espionaje en Canaán: Estemonte – Hebrón (Josué 14:12-13).

«Estoy bien. Mi prisión es un pala-cio para mí y la casa de banquetes deCristo. Mi Señor Jesús es tan gentil cuan-

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to dicen que es. ¡Oh, que toda Escociapudiese saber de mi caso y tuviese parteen mi fiesta!».

«¡Oh, la dulce comunión perenne queha habido entre Cristo y su prisionero!Él no se cansa de ser gentil. Él es la vi-sión más bella que pude contemplar enAberdeen o en cualquier otra parte don-de mis pies hayan pisado».

«Pero nadie es tan gentil como misingular y noble Rey y Maestro, cuya cruzes mi galardón. El Rey cena con su pri-sionero y su nardo da su olor. Él me hallevado a un grado tal de alegría y comu-nión con su Persona como jamás experi-menté antes».

«Tengo tanta y tan dulce comunióncon Cristo cuanto un pecador puede te-ner; sólo siento que él posee tanta belle-za y hermosura y yo, poco amor; él po-see gran poder y perdón, y yo, ojos cie-gos. ¡Oh, que yo le vea en la dulzura desu amor y en sus vestidos nupciales! ¡Ayde mí! ¡Mi copa vacía poco puede conte-ner de Cristo Jesús!».

La fe y su victoriaRelato de un espionaje en Canaán: «Cier-tamente prevaleceremos» (Núm. 13:30).

«Él ha hecho de mí un rey sobre elmundo. Príncipes no pueden vencerme.Cristo me ha dado el beso nupcial, y éltiene mi amor nupcial: hicimos un acuer-do perfecto, que no será anulado por nin-guna de las partes. ¡Oh, si tú y todos eneste país conociesen los suaves términosde perdón que existen entre mí y él!».

«Ahora, en cuanto a mi propia per-sona: sepa que concuerdo plenamente conmi Señor. Cristo colocó al Padre y a míen los brazos el uno del otro – muy dul-ces acuerdos hizo conmigo antes, y ésteentre otros. Yo reino como rey sobre miscruces».

«Por mí, estoy tan bien cuanto unprisionero de Cristo puede estar; por él

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

soy maestro y rey de todas mis cruces;estoy por encima de la prisión y del azo-te de la lengua de los hombres; Cristotriunfa en mí».

«Mas, ¡sea Dios alabado! Pues Cris-to, en sus hijos, puede soportar presionesy tempestades, aunque la frágil naturale-za se caiga a pedazos».

«Cuando nos hayan comido y engu-llido, quedarán enfermos y nos vomita-rán como vivos nuevamente – el estóma-go del diablo no puede digerir la Iglesiade Dios».

Ven de prisa, amado mío (Cantares 8:14).«¡Oh, que el tiempo pasase más de-

prisa, y apresurase nuestra búsqueda decomunión con el más amable de los hi-jos de los hombres! Oh, que aquel díanos favorezca y llegue, y ponga a Cristoen nuestros brazos y nosotros en los deél».

«¡Oh, Bienamado, corre, corre deprisa! Oh, hermoso día, ¿cuándo amane-cerás? ¡Oh, sombras, lejos de aquí! Ha-llo que la esperanza y el amor, entreteji-dos, transforman nuestra ausencia deCristo en un tormento espiritual. Conti-nuar esperando es sufrimiento; pero laesperanza, que no nos avergüenza, amor-tigua ese dolor. No es la falta de miseri-cordia la que nos mantiene alejados deCristo por tanto tiempo. ¿Cómo puedoyo corresponder al amor de Cristo?».

«¡Oh, cuándo veré al Novio y la no-via encontrarse en las nubes y besarse!Oh, ¿cuándo llegará el día en que nues-tro corazón esté satisfecho? ¡Oh, si nosfuese dado mostrar nuestra hambre deaquel amor y nuestro deseo de contem-plar a Dios inmediatamente! ¡Cómo túatormentas las almas de aquellos que se-rían absorbidos por el amor de Cristo,porque te mueves tan lentamente!».

***Extractado de «À Maturidade».

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72 AGUAS VIVAS

Después de recibir el Señor el rechazo en Jerusalén, y la hospita-lidad de aquellos tres amigos en Betania en su última semana,el Evangelio de Marcos registra una doble escena final, profun-damente significativa.

La primera parte de ella es el ungimiento del Señor por parte de María,hecho que se nos muestra aquí con un detalle sorprendente: «y quebran-do el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza» (14:3). A causadel simbolismo de esta escena, esto es muy relevante. El mero derrama-miento del perfume no era suficiente: el vaso debía ser quebrado. ¿Porqué?

El vaso es el alma, en tanto que el perfume es el espíritu del hombreque sólo puede ser liberado si el alma es quebrantada. Sólo un alma que-brantada puede ungir al Señor y llenar la casa con el aroma de vida. ¡Mara-villosa lección que trascendió el acto mismo, tan incomprensible para losdiscípulos!

Pero en seguida el relato hace un frío contraste, pues pasamos delamor a la traición: Judas hace acuerdos con los principales sacerdotespara entregar al Maestro (14:10). Ni siquiera esperó que las lágrimas sesecaran en las mejillas de María, y que las palabras del Maestro se silencia-ran. Su corazón torcido estaba lleno de premura por consumar el fataldesignio. Habiendo estado tan cerca del cielo, es empujado ahora por elinfierno.

Pero el contraste no acaba ahí: es una mu-jer –tan poco apreciada en el entorno viril delos judíos– y es una mujer común –de unafamilia y una aldea común– la que le amatan delicadamente; en tanto que es un hom-bre, y no un hombre cualquiera, el que levende – es uno de aquellos doce bienaven-turados para quienes el corazón de Jesúsestuvo siempre tan abierto.

Este es el hombre: un continuo oscilarentre dos extremos, el amor y el odio. ¡Y atodo ello se expuso nuestro Señor, sufrien-do nuestras traiciones, y soportando nues-tras veleidades, cargándolo todo sobre elmadero de la cruz para que pudiéramos es-cribir una historia diferente!

BOCADILLOS DE LA MESA DEL REY

CONTRASTE

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73AGUAS VIVAS

Claves para el estudio de la Palabra.

Los principios son los de la crea-ción, de la raza humana, delmatrimonio, de la familia, delEstado, de la Iglesia, de las

naciones, de la civilización, de la histo-ria; de la ley, del castigo, del gobierno;del sábado, del pecado, del sacrificio, dela salvación; de la adoración, del pacto,del llamamiento de Dios, del pueblo ele-gido; de la promesa y de la profecía; delos idiomas, de la literatura, de las artesmecánicas, de las bellas artes, de la cien-cia y de la poesía.

Las Verdades Elementales enseñadasaquí son: Unidad, Trinidad, eternidad dela Divinidad; los atributos divinos depoder, sabiduría, etc.; sus atributos mo-rales – santidad, bondad, etc.; la unidadde la raza, relación de marido y mujer,del hombre con la creación animal.

Los tipos de Cristo: Adán, casado conEva, como Cristo y la iglesia. Sacrificio,removiendo el pecado y revistiendo dela justicia, simbolizado en el vestido denuestros primeros padres en la piel de losanimales inmolados. Abel, el primer már-tir; Noé, pregonero de justicia; el Arca;Melquisedec; Abraham; Isaac, único hijode la promesa, puesto en el altar por su

padre y recibido de vuelta como de lamuerte; José, de la esclavitud a la pri-sión, elevado al trono, etc.

Los judíos titulan este libro con suprimera palabra hebrea; los griegos «Gé-nesis» – origen. Es el libro fidedigno másantiguo, y, sin él, más de dos mil años notendrían historia escrita alguna. Moisésfue guiado por el Espíritu Santo para usarel material seleccionado de documentosy tradiciones anteriores.

Este libro es el portal majestuoso dela estructura grandiosa de las SagradasEscrituras. La sentencia inicial es unagran demostración de belleza y verdad,resumida aquí en un breve compás. Ellaexcluye el ateísmo, el panteísmo, el poli-teísmo, el materialismo, niega la eterni-dad de la materia; y enseña la eternidad,la auto-existencia, la independencia, laomnipotencia y la sabiduría del Creador.

Divisiones1. Gn.1-11 De Adán a Noé. Pecado,

caída, diluvio.2. Gn.12-50 De Abraham a José. La

simiente escogida; la habitación en Egip-to, etc.

***

ESTUDIO BIBLICO

A. T. Pierson

GénesisPalabra clave: Principio · Versículo clave: 1:1

Este es el libro de los principios. Aunque a Dios no se le atribuye principio, hayun principio para todo lo demás; y aquí, en afirmación directa o en ilustración, ensugerencia o en tipo, todas las cosas, materiales o morales, son trazadas desde susorígenes. Todos los grandes hechos y las verdades principales, relaciones yrevelaciones se encuentran aquí; el embrión de todo lo que después será desarrolladomás plenamente.

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74 AGUAS VIVAS

El Evangelio según Marcos.

Toda la Escritura es divinamen-te inspirada, o, literalmente,soplada por Dios. El propósi-to de la Escritura es uno: re-

velar al Señor Jesucristo. Sea en formade biografía, historia, profecía, poesía ocualquiera otra, la Escritura tiene uno ysolamente un propósito: revelar a Jesu-cristo. Por eso, cuando tocamos la Escri-tura, nosotros debemos tocar al SeñorJesús. Si leemos la Escritura y no toca-mos la Palabra Viva, nuestro Señor Je-sús, entonces perderemos todo el propó-sito de la Escritura.

Ya mencionamos anteriormente1 queel Evangelio según Mateo es biográfico;nos relata la historia de nuestro SeñorJesús. Con todo, más que biográfico, esespiritual. No es solamente histórico, esuna revelación del Señor Jesús para no-

sotros. En Mateo descubrimos que Jesúses el Rey de Dios, y cuán diferente delconcepto humano es el concepto divinode rey. Él es Rey porque es humilde; éles Rey porque murió en la cruz. Y él nosestá llamando para su reino, para que no-sotros también podamos ser participan-tes de su naturaleza de Rey.

Ahora vamos a estudiar juntos elEvangelio según Marcos. De los cuatroevangelios, es bastante probable que estehaya sido el primero en escribirse. Contodo, en la soberanía de Dios, fue colo-cado en segundo lugar, mientras que elEvangelio según Mateo fue colocado enel primer lugar en el orden del NuevoTestamento. ¿Por qué? Desde el puntode vista de Dios, él desea que nosotrosveamos a Jesús como Rey para que de-mos a él obediencia, lealtad y adoración.En el Evangelio de Marcos se nos diceque el Señor Jesús es el Siervo del Se-ñor. La palabra ‘siervo’, en verdad, es

ESTUDIO BIBLICO

Viendo a Cristo como el

Stephen Kaung

Lecturas: Marcos 1:1; 10:45; 16:19-20.

Siervo de Dios

1 En el Estudio sobre el Evangelio de Mateo,en «Aguas Vivas» Nº 31.

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‘esclavo’ y en el concepto humano, reyy esclavo están en oposición. No pode-mos ponerlos juntos. Cuando pensamosen un rey, pensamos en alguien en posi-ción elevada, lleno de autoridad, dandoórdenes, siendo obedecido por las per-sonas. Cuando pensamos en un escla-vo, un siervo, pensamos en alguien enposición inferior, no teniendo derechospropios; él debe servir, obedecer. Noso-tros no podemos poner esas dos cosasjuntas. Pero, de acuerdo con el concep-to divino, esos dos, rey y siervo, se com-plementan, o, podemos decir que ellosson uno.

Nuestro Señor Jesús dijo: «En elmundo, aquellos que gobiernan seenseñorean de otros; ellos ejercen auto-ridad sobre otras personas, pero entreustedes no será así. Si ustedes quieren sergrandes, deben aprender a ser siervos. Siustedes quieren ser los primeros, enton-ces deben aprender a ser esclavos». ElSeñor Jesús dijo: «Yo vine, no para serservido, sino para servir, y para dar mivida en rescate por muchos». El que sir-ve es el Rey; el Rey sirve. Ese es el con-cepto divino y, naturalmente, en la vidade nuestro Señor Jesús encontramos elSiervo modelo.

Jesús, el Hijo-SiervoCuando usted abre el Evangelio de

Marcos, la primera frase que encontraráes: «Principio del evangelio de Jesucris-to, Hijo de Dios». Usted no encontraráningún registro de su genealogía, comoen Mateo. No son mencionados ni ge-nealogía ni nacimiento. ¿Por qué? ¿Aquién le importa la genealogía y el naci-miento de un esclavo? Un esclavo no esnada, no es nadie, y esa es la razón por lacual, en el Evangelio de Marcos, no apa-recen esos registros. La primera frase,«Principio del Evangelio de Jesucristo»,es el Evangelio de Jesucristo como el

Siervo del Señor. Pero inmediatamenteestá escrito Hijo de Dios. Es una combi-nación extraña. Este Evangelio va a re-velarnos a Jesús como el esclavo de Dios,como siendo nada, o nadie. Sin embar-go, está escrito que él es el Hijo de Dios.Un esclavo no es nadie, pero el Hijo deDios está por encima de todos; y todavíaaquí usted descubre que el esclavo deDios no es otro que el Hijo de Dios.¿Cómo eso es posible?

Nosotros sabemos que eso es asíporque está escrito en Filipenses 2:7que él es igual a Dios, que participa dela misma naturaleza de Dios, porque éles Dios. Eso, sin embargo, no es algo alo cual él se apega, sino que él se vacióa sí mismo. Él se hizo nada, se derra-mó. Es claro que él no podía vaciarsede su deidad; eso es imposible porqueél es Dios. Pero se vació de toda su glo-ria, honra, majestad y adoración liga-das a la deidad. Él se derramó para ha-cerse nada, entonces tomó sobre sí laforma de un siervo, un esclavo. En otraspalabras, asumió la naturaleza de unesclavo y, siendo hallado en semejanzade hombre, se humilló a sí mismo, ha-ciéndose obediente a Dios, incluso has-ta la muerte y muerte de cruz. Así, her-manos, aquí vemos que el Hijo, que eraigual a Dios, por amor a la realizacióndel propósito de Dios, voluntariamen-te se hizo nada y tomó sobre sí la natu-raleza de un esclavo. Se puso a sí mis-mo bajo el gobierno de Dios, su Padre,y le fue obediente incluso hasta la muer-te, la muerte de la cruz. Ese es el Hijo-Siervo.

En el capítulo 12 de Marcos, hay unaparábola sobre un hombre que poseía unaviña. Él limpió y arregló su viña y enton-ces la arrendó a unos labradores. En laépoca de la cosecha, envió algunos sier-vos a los labradores para que recibieranlos frutos de la viña, pero los labradores

ESTUDIO BIBLICO

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los enviaron vacíos. Él, entonces, man-dó otro grupo de siervos; y ellos inclusolos mataron. Él envió más siervos a loslabradores, pero ellos los rechazaron atodos. Finalmente, el dueño dijo: «Yoenviaré a mi único y amado hijo, tal vezellos lo respeten». Pero nosotros sabemoscómo terminó la historia. Usted descu-bre cómo Dios mandó su Hijo a estemundo como su Siervo porque el Hijo esel Siervo de Dios.

Antes de proseguir con este estu-dio, me gustaría aplicar a nosotros mis-mos el principio del hijo-siervo. Nadiepuede servir a Dios, ningún servicio esaceptable a Dios, a menos que sea rea-lizado por la vida del Hijo de Dios. Enotras palabras, si deseamos servir alSeñor, no podemos hacerlo con nues-tra vida natural, con esta vida adámicacaída. Aunque sea con lo mejor de nues-tro conocimiento, lo mejor de nuestrasintenciones, lo mejor de nuestras expe-riencias, lo mejor de nuestra energía, siintentamos servir al Señor a partir denosotros mismos o con aquello que so-mos, seremos totalmente rechazados.Dios no va a aceptar nuestro servicio,y ni puede.

¿Cuántos hay, hoy en día, que estánintentando servir a Dios en su propia sa-biduría y fuerza? Ellos piensan que estánprestando un servicio a Dios, pero, enverdad, están causando un perjuicio. Enverdad, Dios no va a aceptar –ni puedeaceptar– tal servicio. Dios sólo es agra-dado cuando nosotros lo servimos con lavida de Cristo en nosotros, con la ener-gía del Espíritu Santo y con la mente deCristo. Así, hay un principio básico aquí,el principio del hijo-siervo. No es sóloun siervo haciendo alguna cosa, sino us-ted tiene que ser un hijo que tiene la pro-pia vida de él; que tiene la propia mentede él para servir al Dios que nosotros ser-vimos hoy.

La naturaleza del servicio es la volun-tad de Dios

Aquí tenemos, por lo tanto, al sier-vo de Dios, el Señor Jesús. Antes que élviniese al mundo, fue profetizado en elSalmo 40:6-8: «Sacrificio y ofrenda note agrada; has abierto mis oídos; holo-causto y expiación no has demandado.Entonces dije: he aquí, vengo; en el ro-llo del libro está escrito de mí». Esto esprofetizado respecto de la venida delsiervo de Dios, el Hijo. Está escrito:«Sacrificio y ofrenda no te agrada». Eso,en un sentido, es extraño porque para elpueblo del Antiguo Testamento, sacrifi-cio y ofrenda es aquello que Dios exige.Pero, en vez de sacrificio y ofrenda, dice:«Has abierto mis oídos». En el original,eso significa una oreja horadada, signi-fica un esclavo de amor, de acuerdo conel Antiguo Testamento. Él no desea másser libre. Entonces el amo va a tomar aaquel esclavo, lo lleva junto a la puertay rompe su oreja y él se hará un esclavopara toda la vida, un esclavo de amor.Es ese el significado de ese salmo. Diosno desea ofrendas o sacrificios. Lo queél realmente desea es una oreja horada-da.

«Entonces dije: he aquí, vengo; enel rollo del libro (en la Biblia) está es-crito de mí (está profetizado de mí), elhacer tu voluntad, Dios mío, me ha agra-dado; mi Dios es mi placer». El placerde nuestro Señor Jesús, como el Siervode Dios que tiene la oreja horadada, eshacer la voluntad de Dios, porque su leyestá dentro de su corazón. Eso se cum-plió plenamente en la vida de nuestroSeñor Jesucristo, como se puede ver enHebreos 10.

El Señor Jesús es el siervo del Señor.Él vino para hacer la voluntad de Dios y,al leer los Evangelios, usted descubre que,mientras él estuvo en la tierra, estuvo muyocupado con muchas cosas. Él predicó,

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sanó, expulsó demonios, alentó personas,profirió muchas palabras, hizo numero-sas obras y viajó por varios lugares. Élvivió una vida muy ocupada. Él supliólas necesidades del pueblo al cual dirigiósu vida y servicio. Pero es necesario re-cordar una cosa: aún estando muy ocu-pado con muchas cosas, haciendo mu-chas cosas y diciendo muchas palabras,aún así, como el Siervo del Señor, él nohizo todas esas cosas porque había esasnecesidades. Él hizo todo eso a fin derealizar la voluntad de Dios.

¿Qué era lo que gobernaba su vida?¿Qué gobernaba sus movimientos, susacciones? No eran las necesidades, ni laspersonas, ni el ambiente ni, incluso, laobra. Lo que realmente gobernaba susacciones era la voluntad del Padre. Comoel Siervo del Señor, él vino para hacer lavoluntad de Dios. Esa es la naturaleza desu servicio. Usted no puede forzarlo ahacer algún trabajo, usted no le puededecir: «Señor, allí hay una necesidad; hazeso». No, es verdad que él suple las ne-cesidades, pero él no es gobernado porlas necesidades, él es gobernado por lavoluntad del Padre. «He aquí vengo, parahacer tu voluntad». Esa es la verdaderanaturaleza de su servicio.

Entonces, si esa es la naturaleza desu servicio, ¿cuál debería ser la naturale-za de nuestro servicio para Dios? En unsentido, todos nosotros somos salvos paraservir. En 1 Tesalonicenses usted va adescubrir cómo Dios los libró y ellos sevolvieron de sus ídolos para servir al Diosvivo. Todos nosotros debemos servir aDios; mas ¿cómo debemos servir? ¿Cuáles la naturaleza de nuestro servicio? ElSeñor Jesús dijo: «Llevad mi yugo sobrevosotros, y aprended de mí, que soy man-so y humilde de corazón; y hallaréis des-canso para vuestras almas; porque miyugo es fácil y ligera mi carga».

El Señor Jesús desea que nosotros

estemos bajo el yugo con él, y él nuncaestuvo bajo el yugo del pecado. En Nú-meros 19, cuando los hijos de Israel es-taban en el desierto, Dios proveyó paraellos un modo de purificación. Ellos co-gerían una vaca alazana sobre la cual nose hubiera puesto yugo, y la quemaríancompletamente hasta las cenizas, las cua-les ellos entonces mezclarían con aguapara purificar a aquellos que estaban con-taminados. Nuestro Señor Jesús es comoaquel animal. Él nunca había estado bajoningún yugo de pecado. Todos nosotrosestuvimos bajo el yugo del pecado, elyugo de hierro del pecado, pero ningúnyugo estuvo jamás sobre nuestro SeñorJesús. Él era completamente libre, aunasí, él voluntariamente colocó su cuellobajo un yugo – el yugo de la voluntad delPadre. Es ese su yugo y entonces él dice:«Llevad mi yugo sobre vosotros».

Antiguamente los hacendados no te-nían tractores, entonces ellos usaban unbuey, o caballo, o mula, para labrar la tie-rra. Ellos tomaban entonces uno de esosanimales y lo colocaban bajo un yugo.El yugo representa la voluntad del agri-cultor, porque, cuando el buey está bajoel yugo, está bajo la voluntad de su due-ño. Es claro que nosotros sabemos queel yugo es colocado en el cuello del ani-mal y entonces es unido al arado. El agri-cultor asegura el arado y dirige al animala fin de arar la tierra.

Algunas veces, a fin de hacer el tra-bajo con más eficiencia, el agricultor usa-rá dos bueyes o dos caballos en vez deuno. El yugo es una barra con sus dosextremos curvados. Uno de los extremosse pone sobre el buey o caballo que yahaya sido domado; un animal que hayasido disciplinado, quebrado, y conozcala voluntad del dueño. A fin de amansarun nuevo animal, el dueño lo va a colo-car bajo la otra curva, al otro extremo delyugo. Estos dos animales están juntos

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bajo el mismo yugo – uno es domado,disciplinado, quebrado, obediente, ha-ciendo la voluntad del dueño; el otro esduro, no trabajado, extraño, teniendo suvoluntad propia. Cuando el agricultorcomienza a arar el campo y conduce losanimales, el animal domado y quebradova a seguir la voluntad del dueño com-pletamente, pero el otro es impaciente yquiere seguir su propio rumbo. Él inten-ta andar en su propio camino; el animaldomado es más fuerte que él y va a traer-lo de vuelta, contra su voluntad, obvia-mente. Pero gradualmente el animal nodomado va a aprender de aquel que yafue quebrado.

Así, esto es lo que el Señor dice: «Lle-vad mi yugo sobre vosotros». Si usteddesea servir a Dios, hay solamente uncamino – usted tiene que tomar sobre síel yugo de nuestro Señor. Él está de unlado y usted tiene que poner su cuellobajo el otro lado. Este es el único caminopara realizar el servicio de Dios.

«No os unáis en yugo desigual conlos incrédulos» (2 Co. 6:14a), porque¿qué compañerismo puede haber entre lajusticia y la injusticia, o qué comuniónentre la luz y las tinieblas? ¿Y qué con-cordia Cristo con Belial? ¿O qué parte elcreyente con el incrédulo? ¿Y qué acuer-do hay entre el templo de Dios y los ído-los? No hay concordancia, no hay parti-cipación, no hay comunión, por lo tanto,no debemos ponernos en yugo desigualcon los incrédulos. Hoy, lamentablemen-te, muchos creyentes están en yugo des-igual con el mundo. Mas el Señor Jesúsdice: «No hagan eso. Pónganse conmigobajo mi yugo. Lleven mi yugo sobre us-tedes». Es verdad que, cuando el yugoestá puesto sobre nosotros, nosotros losentimos. Queremos ser libres; pero, her-manos, si ustedes ganan ese tipo de li-bertad, ganarán la muerte. Déjeme enfa-tizar una vez más que, si usted realmente

desea servir a Dios, hay solamente un ca-mino – usted tiene que tomar el yugo deCristo sobre usted, y el yugo de Cristo esla voluntad de Dios.

Usted tiene que estar bajo el yugo dela voluntad de Dios, no bajo el yugo deuna obra. Usted no está bajo el yugo deuna necesidad. Sí, usted va a suplir unanecesidad, usted va a hacer una obra, perousted no está bajo el yugo de una obra.Muchos siervos de Dios están bajo elyugo de una obra; por eso ellos quierenque la obra sea un éxito y van a hacercualquier cosa para que eso suceda, aun-que eso venga a comprometer la propiavoluntad de Dios. ¿Por qué? Porque ellosestán bajo el yugo de una obra; ellos noestán bajo el yugo de la voluntad de Dios.Hermanos, nosotros tenemos que estarbajo el yugo de la voluntad de Dios y,cuando estamos bajo ese yugo, entoncesla obra de Dios puede ser realizada, perotodavía hay mucho que aprender. Natu-ralmente, vamos a rebelarnos contra eso.Naturalmente, vamos a luchar contra eso.Pero, gracias a Dios, al otro lado está elSeñor Jesús. Si cuando estuviéremos lu-chando y resistiendo, lanzamos una mi-rada al Señor, entonces gradualmenteseremos quebrados y domados y, de esaforma, somos forzados a someternos a lavoluntad de Dios. La naturaleza del ser-vicio es la voluntad de Dios – no la obraen sí misma.

El carácter del siervo de DiosPara que un hombre pueda servir a

Dios en su obra, hay algo de extremaimportancia: su carácter. El discipulado,por un lado, significa que un rey estásiendo formado. Esto es, cuando ustedresponde al llamado al discipulado, us-ted realmente se está poniendo bajo ladisciplina del Señor, entonces su carác-ter de rey va a comenzar a ser formadoen usted. Pero, al mismo tiempo, el

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discipulado es el entrenamiento del sier-vo. Bajo el discipulado usted está sien-do entrenado para ser un siervo del Se-ñor y el carácter de siervo va a ser for-mado en usted.

Leamos un párrafo del libro «El obre-ro cristiano normal» de Watchman Nee:«La vida diaria de un obrero cristianoestá íntimamente ligada a su obra. Paraestar calificado para un servicio espiri-tual, un hombre debe tener, no solamen-te una cierta cantidad de experiencia es-piritual, sino debe tener un cierto carác-ter. El carácter del hombre debe ser ade-cuado al carácter de la obra. Y el desa-rrollo del carácter de un hombre no ocu-rre en un solo día. Si un obrero quiereposeer aquellas cualidades que son ne-cesarias para hacerlo útil al Señor, en-tonces muchas cuestiones prácticas re-lacionadas con su vida diaria deberánser abordadas. Viejos hábitos necesita-rán ser abandonados y nuevos hábitosdeberán ser formados a través de un pro-ceso de disciplina, y ajustes de fundamen-tal importancia deberán ocurrir en lavida con la finalidad de armonizarla conla obra».

En eso usted puede ver cuán impor-tante es que el carácter del siervo sea ade-cuado al carácter del servicio. Si noso-tros queremos servir a Dios y el carácterde nuestro servicio es hacer la voluntadde Dios, entonces vamos a descubrir queun cierto carácter debe ser desarrolladoen nuestra vida. El desarrollo de ese ca-rácter es un asunto diario; necesita serdesarrollado gradualmente y para eso,muchos ajustes deben ser hechos. Viejoshábitos deben ser abandonados, nuevoshábitos deben ser formados y debe estarocurriendo una transformación en nues-tro interior a fin de que podamos teneraquel carácter de siervo para hacer la obrade siervo.

En el caso de nuestro Señor Jesús, es

perfecto. El carácter de siervo de nuestroSeñor Jesús es perfecta y completamen-te adecuado al carácter de su obra, por-que él es el siervo modelo. Y, en un sen-tido, este tipo de carácter de siervo debeser formado en nuestro interior. ¿Puedeusted imaginar una persona haciendo laobra de Dios sin tener aquel carácter desiervo formado en su interior? ¿Qué su-cedería con su obra? Es imposible. Poreso, en el Evangelio según Marcos, elcarácter de siervo de nuestro Señor Jesúses muy evidente. Nosotros mencionamossólo algunas características, pero si us-ted mismo lee el Evangelio, encontrarámuchas otras.

1. DiligenciaUna característica importante de un

siervo es la diligencia. Cuando usted leeel Evangelio de Marcos, descubre que hayuna palabra que se repite muchas veces.En verdad, 37 veces. Esa palabra es «in-mediatamente», «luego», «sin demora»,dependiendo de la traducción, pero en eloriginal griego es la misma palabra. ElEvangelio de Marcos nos revela a Cristocomo el Siervo de Dios, y como Siervode Dios él es diligente. Él está diligente-mente haciendo la obra de Dios. Él nodice: «Está bien, mañana lo hago». Sinosí, «inmediatamente», «luego», «sin de-mora» (Marcos 1:10, 12, 21; 2:8-10; 5:36;6:50).

Dios no puede usar una persona pe-rezosa, y creo que fue D. L. Moody quiendijo cierta vez: «Dios nunca salva a unperezoso». Es demasiado perezoso paraser salvo. Todos aquellos que han sido oestán siendo usados por Dios, son perso-nas diligentes y no perezosas. ¿Por qué?Porque alguien que es perezoso va a ha-cer daño a la obra de Dios. Nuestro Se-ñor Jesús es el más diligente de todos loshombres, y ese carácter debe ser forma-do en nosotros.

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Naturalmente, a nosotros nos gustadejar las cosas para mañana. Queremoshacerlas, pero mañana. Nosotros necesi-tamos ser disciplinados. Si Dios ha reve-lado su voluntad para usted, y eso es algoque él quiere que usted haga, entonceshágalo. No lo deje para mañana.

Probablemente alguien preguntará:«¿No hay contradicción entre esto de ladiligencia y el esperar en Dios? ¿Enton-ces no debemos esperar en Dios?». Esclaro que debemos esperar en Dios. Siusted no sabe cuál es la voluntad de Dios,entonces simplemente no se lance apre-suradamente a hacer alguna cosa, porqueusted no sabe lo que está haciendo. Us-ted será como Pedro. Muchas veces, ve-mos a Pedro no sabiendo lo que dice, sinosimplemente diciendo; no sabiendo loque hace, sino simplemente haciendo. Asífue Pedro, y por eso él fue disciplinado.Usted debe esperar en Dios, pero no hagade eso una excusa. Si usted no tiene cer-teza de la voluntad de Dios, usted debeesperar en Dios. Aunque eso signifiqueesperar un año, usted debe esperar todoun año. Espere en Dios. Pero una vez quela voluntad de Dios se hizo conocida,entonces hágala «inmediatamente», «lue-go», «sin demora». No se retrase, no másexcusas, y no intente dejarlo para des-pués.

De esa forma, usted descubre que esasdos cosas no son contradictorias. En ver-dad, son una sola cosa. En la vida de nues-tro Señor Jesús, usted puede ver cuánverdadero es eso. Piense en la escena delGetsemaní: Él esperó en Dios, pero, unavez que él supo cuál era la voluntad deDios, entonces inmediatamente dejó demirar para atrás. Así, como siervos deDios, queridos hermanos, necesitamostener esa diligencia implantada en nues-tras vidas – diligencia en hacer la volun-tad de Dios.

2. CompasiónEn el Evangelio de Marcos, usted

descubre que otra característica del sier-vo de Dios es la compasión. Un siervono sólo debe hacer o decir alguna cosa.Nosotros podemos hacer algo porque esnuestro deber, o decir algo por obliga-ción, pero sin poner en ello nuestro cora-zón; no hay compasión, no hay senti-miento en nuestro interior. Si usted estáhaciendo algo de ese modo, entonces us-ted es un asalariado y no un verdaderopastor, un verdadero siervo de Dios.

Nuestro Señor Jesús es lleno de com-pasión. Sea lo que fuere que él diga, él lodice de corazón; sea lo que fuere que élhaga, él lo hace de corazón. Él no estásólo cumpliendo una obligación o undeber. No. Él es lleno de amor y compa-sión. ¿Usted se acuerda de aquel leprosoque se aproximó a él diciendo: «Señor, sitú quieres, puedes limpiarme»? La Bi-blia dice: «El Señor, profundamente com-padecido …» Él no sólo dijo: «Quiero»,sino extendió su mano y tocó al leproso.Cualquiera que tocaba a un leproso sehacía impuro, pero nuestro Señor Jesúsextendió su mano para tocar al leproso,porque él es lleno de compasión. Él que-ría identificarse con él.

En otra ocasión, en Marcos 6, el Se-ñor Jesús estaba saliendo de una barca y,al ver todo el pueblo allí, se compadeciógrandemente, porque vio que ellos erancomo ovejas que no tenían pastor.

De la misma forma, en el capítulo8, aquellas personas lo seguían y looían. Habían estado tres días con él, yno tenían nada para comer. Los discí-pulos fueron a Jesús y le dijeron: «Des-pídelos». Pero el Señor estaba lleno decompasión para con ellos, les dijo:«Dadles vosotros de comer». NuestroSeñor Jesús es una persona llena decompasión. Cuando él está haciendo laobra de Dios, cuando está haciendo la

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voluntad de Dios, él lo hace con su co-razón lleno. ¡Oh, cómo necesitamos serllenos de compasión!

Con todo, porque nuestro Señor eslleno de compasión, no significa que élsea ciego. Nosotros pensamos de la com-pasión como algo emocional, y lo es, perocompasión es más que una emoción, esun carácter. Una emoción es algo que seinflama, algo que irrumpe. Cuando us-ted ve una escena triste, ella despierta sucompasión. Es por esa razón que los mi-sioneros, cuando regresan a su país deorigen e intentan recolectar recursos parasu trabajo misionero, siempre muestranlas peores imágenes posibles. Ellos mues-tran la fotografía de un niño hambrientoy sucio, u otras fotos tristes, a fin de esti-mular la compasión. Bien, ese tipo decompasión viene y va; cuando usted nove aquellas escenas, usted no tiene com-pasión. Es una emoción. Pero compasión,en la Biblia, es una característica profun-damente arraigada en usted. En otras pa-labras, no depende de influencia externa.Viene del interior y toca a aquellos queestán fuera; no es algo que se agita por loexterno, sino algo que viene de adentro ypor eso la compasión no es indis-criminada.

Encontramos otra escena en el capí-tulo 7 del Evangelio de Marcos. El Se-ñor Jesús estaba en una región fronterizacuando una mujer siro-fenicia vino y lerogó: «Hijo de David, te misericordia demí, porque mi hija está poseída por undemonio»2. El Señor simplemente conti-nuó caminando como si no hubiese oído,pero la mujer lo siguió y dijo: «Hijo deDavid, ten misericordia de mí; Hijo deDavid, ten misericordia de mí», hasta quesus discípulos se pusieron intranquilos.

Parece que los discípulos tenían máscompasión que el Señor. Ellos no pudie-

ron soportar y dijeron: «Señor, haz algu-na cosa o despídela. Tú no puedes dejarque te siga gritando todo el tiempo sindarle una respuesta. Haz alguna cosa, dialguna cosa». Pero el Señor dijo: «No estábien tomar el pan de los hijos y echarlo alos perrillos». Es una palabra dura. ¿Porqué? Porque el Señor había sido enviadopor Dios a los hijos de Israel y esta mu-jer, siendo siro-fenicia, no formaba partede la comunidad de Israel. Ella no podíaclamar al Señor como Hijo de David,porque como Hijo de David él vino a loshijos de Israel solamente. Ella lo llamópor el nombre equivocado. Ella lo llamóHijo de David y eso amarró las manosdel Señor. El Señor nada podía hacer enrelación a ella, por eso él no le respon-dió. ¡Qué claridad tenía él, y debido alclamor de los discípulos el Señor hizouna excepción! Él dijo: «Usted no puededar la comida de los hijos a los perros».Los judíos se consideraban a sí mismoscomo hijos de Dios y a los gentiles comoperros. Pero, en verdad, el Señor estabausando una palabra muy especial, «pe-rrillos», perritos de estimación, y eso en-cendió en aquella mujer una llama de fe.Inmediatamente ella dijo: «Sí, yo soy unperrillo, pero un perrillo puede coger lasmigajas que caen bajo la mesa, entoncesyo tengo al menos ese derecho». Y elSeñor dijo: «Grande es tu fe», y la niñafue sanada.

El Señor es lleno de compasión, peroes compasión con discernimiento. A ve-ces somos llenos de compasión, pero notenemos discernimiento, y a veces tene-mos tanto discernimiento que no tene-mos compasión. Si el corazón está ardien-te, su cabeza también lo está; sin embar-go, nuestro Señor tenía el corazón ardien-te, pero su cabeza se mantenía fría. Nues-tro Señor, hizo así porque él estaba aquípara hacer la voluntad de Dios. Así, que-ridos hermanos, nosotros tenemos que

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2 Ver Mt. 15:22. (Nota del editor).

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tener eso desarrollado en nosotros. Ne-cesitamos tener compasión con discerni-miento.

3. Desinteresado de sí mismoEl Evangelio de Marcos nos revela a

Cristo, el Siervo del Señor, como aquélque es absolutamente desprendido de símismo. Desprendimiento es la caracte-rística de un siervo. Un siervo nunca de-bería pensar en sí mismo. Si un siervotiene intereses propios, él no puede ser-vir a los intereses de su maestro. Un sier-vo debe ser tan desinteresado de sí mis-mo que puede estar enteramente ocupa-do con los negocios de su maestro. Eseso lo que el Señor Jesús dice en Marcos10:45: «Porque el Hijo del Hombre novino para ser servido, sino para servir, ypara dar su vida en rescate por muchos».

Este es el versículo clave en el Evan-gelio de Marcos. Piense en los discípu-los. Ellos supuestamente deberían apren-der a servir como el Señor; sin embargo,los vemos todo el tiempo disputando en-tre sí. ¿Cuál era el motivo de sus dispu-tas? ¿Quién era el mayor? ¿Quién va atener la posición más alta? Ellos estabanllenos de preocupación por sí mismos,llenos de interés propio, centrados total-mente en sí mismos. No es de admirarque el Señor haya tenido que soportar-los, e instruirlos vez tras vez, diciéndo-les que con ellos no debería ser así. Ellosno deberían decir cosas de ese tipo.

Cuando el Señor les dijo que estabasubiendo a Jerusalén para ser muerto yresucitar al tercer día, el propio Pedro lotomó aparte y le dijo: «¡No, no, tal cosano te acontezca!». Y el Señor Jesús dice:Tú pones la mira en las cosas del hom-bre, no en las cosas de Dios». El Señorno tiene absolutamente ningún interéspropio. Él es desinteresado de sí mis-mo. Hermanos, para que ese tipo de ca-rácter se desarrolle en nosotros, es ne-

cesario un largo tiempo. Oh, cuán pro-fundamente la cruz tiene que operar.Cada vez con mayor profundidad, por-que nosotros somos tan centrados ennosotros mismos. El Señor es desinte-resado de sí mismo.

4. MansedumbreOtra característica de un siervo es la

mansedumbre. ¡Nuestro Señor es tanmanso! Está profetizado en Isaías 42: «Nogritará, ni alzará su voz, ni la hará oíren las calles. No quebrará la caña cas-cada, ni apagará el pábilo que humeare».Él es lleno de mansedumbre.

La mansedumbre del Señor puede servista en el modo como él trata a los ni-ños. Las personas se allegaban a él consus hijos, y los discípulos decían: «Mimaestro es un hombre adulto. Él no tienetiempo para los niños; fuera, fuera». Peroel Señor dijo: «Dejad a los niños venir amí, porque de los tales es el reino de loscielos». El Señor tenía tiempo para losniños. Él los tomó en sus brazos y losbendijo. Esto es mansedumbre.

En Marcos 16, después de su resu-rrección, él envió las mujeres a los discí-pulos para decirles que él había resucita-do e iría a encontrarlos. Él dijo: «Decid amis hermanos y a Pedro». «Y a Pedro».Él fue tan manso con alguien que lo ha-bía negado tres veces. Eso es mansedum-bre.

Pero esa mansedumbre de modo al-guno significaba debilidad. Si es nuestrapropia mansedumbre, es debilidad; perola mansedumbre divina es fuerza. Es por-que él es tan fuerte que puede ser manso.Piense en aquella ocasión descrita en elcapítulo 3 cuando el Señor entró en lasinagoga y todos estaban mirándole. Ha-bía un hombre con la mano seca y ellosquerían ver si el Señor le sanaría en sá-bado. El Señor pidió a aquel hombre quese levantase y desafió a las personas que

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estaban en la sinagoga, diciendo: «¿Eslícito en los días de reposo hacer bien ohacer mal?». Nadie osó responder y us-ted puede ver que el Señor se indignó. Élordenó al hombre que extendiese la manoy quedase sanado. Eso es fuerza. El Se-ñor Jesús denunció la hipocresía de losfariseos y escribas. Él no estaba siendodébil de modo alguno; sin embargo, élera manso.

En 2 Timoteo, Pablo dice que el sier-vo del Señor no debería contender, sinoser siempre manso. Mansedumbre es unacaracterística del siervo del Señor. Y esono significa debilidad. No quiere decirtampoco que, por ser manso, usted sehace cómplice; que usted no se impone.Mansedumbre es una característica delsiervo de Dios.

5. Confianza en DiosFinalmente, usted va a descubrir que

nuestro Señor Jesús tenía total confianzaen Dios. Como siervo, usted debe tenerconfianza en su dueño. Si usted no con-fía en su dueño, ¿cómo podrá seguirlo?¿Cómo usted podría servir a los propósi-tos de él? En el capítulo 11 del Evange-lio de Marcos, él dijo: «Tened fe en Dios».Él anduvo sobre las aguas; él calmó elmar. Él tenía plena fe en Dios. Él tenía feen Dios incluso hasta la muerte, porquesabía que habría resurrección. Él teníaplena confianza en Dios. Hermanos, no-sotros necesitamos tener este tipo de fe.

Me gusta muchísimo el modo comomarcos concluye su Evangelio. ¿Ustedsabe cómo él lo concluye? Él dice: El sier-vo ahora es el Señor. «Y el Señor, des-pués que les habló, fue recibido arribaen el cielo, y se sentó a la diestra de Dios»(16:19). Él vino como un siervo y regre-só como el Señor de todos. Dios lo ungió

como Señor y Cristo, porque él sirviócompletamente al propósito de Dios.Ahora él está sentado a la diestra de Dioscomo Rey. El Siervo ahora es Rey. Él sir-vió y con eso probó que está calificadopara sentarse en el trono. Este es el cami-no para el trono. Y, respecto de los discí-pulos, está escrito: «Y ellos, saliendo,predicaron en todas partes, ayudándo-les el Señor» (16:20 a).

Los discípulos se hicieron siervos ycomenzaron a servir, ayudándoles el Se-ñor. Piense en eso. El Señor es Rey; sinembargo, por su Espíritu, él todavía estáayudándonos. Su carácter de siervo, suvida de siervo está en nosotros y todavíanos está ayudando. «Y confirmando lapalabra con las señales que la seguían»(16:20b). Así, aquí usted ve al Hijo-Sier-vo, Siervo-Hijo; Siervo-Rey, Rey-Sier-vo. Ellos son uno, no están divididos. Queel Señor nos ayude y podamos ver a Cris-to como el siervo del Señor en el Evan-gelio de Marcos.

Hermanos, nosotros mencionamos an-teriormente que, si hay revelación, habrátransformación. Si hay revelación, debehaber comunión. Nosotros no podemos vera Cristo como el Siervo del Señor sin, almismo tiempo, tener comunión con él enel servicio. No podemos decir que vemosa Jesucristo como el Siervo del Señor sinal mismo tiempo ser transformados y tenerel mismo carácter en nuestro interior. O,inversamente, si no tenemos comunión conCristo como Siervos de Dios, si no haytransformación en nosotros para tener aquelcarácter de siervos, es porque no hemosvisto a Cristo como el Siervo del Señor.Que el Señor tenga misericordia de noso-tros.

Tomado deVendo Cristo no Novo Testamento, Vol.1.

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Estudios sobre el libro de Éxodo (2ª Parte).

En nuestro último estudio vimoscómo la obra de Dios conMoisés se concentró en el granobjetivo de hacer de él un

hombre obediente. Dios alcanzó el blan-co al cual estaba apuntando: «E hizoMoisés y Aarón como Jehová les man-dó; así lo hicieron» (7:6). Es interesantever que el llegar a ese punto tomó ochen-ta años de la vida de Moisés. Es verdadque Dios no tiene prisa; él toma el tiem-po que sea necesario para lograr su obje-tivo de transformarnos en hombres comoMoisés, que oirán la palabra de Dios yharán lo que él demanda.

Al pasar a esta nueva sección del li-bro se nos recuerda que éste era el hom-bre a quien Dios iba a usar. «Moisés y

Aarón fueron éstos» (6:27). Fue ese Moi-sés y no otro el que guió al pueblo enteroen la experiencia de la salvación. Cuánverdadero es que la vida de obedienciaes la vida bienaventurada. Ese hombre yno otro fue el que guió a otros a conocerla salvación de Dios.

¿Por qué las plagas?Nuestra presente sección se divide en

dos partes con una clara señal divisoria.«Jehová dijo a Moisés: Una plaga trae-ré aún sobre Faraón y sobre Egipto, des-pués de la cual él os dejará ir de aquí; yseguramente os echará de aquí del todo»(11:1). Ésta es la marca divisoria. En unlado de ese versículo tenemos la serie denueve plagas, hechos de Dios en los cua-

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2. EL DIOS REDENTOR (7:8 A 13:16).

J. Alec Motyer

salidas de DiosLas

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les no hubo ninguna salvación: nueve pla-gas pero ninguna liberación. Y en el otrolado del versículo tenemos la décima pla-ga trayendo la liberación del pueblo deDios de la tierra de Egipto.

Ésta es la división del pasaje, peroplantea dos preguntas. La primera es:¿por qué las plagas? No sólo fue que lasnueve plagas no salvaron al pueblo, sinoque desde el principio Dios sabía queno lo harían: «Cuando hayas vuelto aEgipto, mira que hagas delante de Fa-raón todas las maravillas que he puestoen tu mano; pero yo endureceré su co-razón, de modo que no dejará ir al pue-blo» (4:21). ¿Por qué el Dios redentor,dispuesto a liberar a su pueblo, gastótodo este tiempo realizando actos que élsabía no lo liberarían?

La segunda pregunta es: ¿Por qué lapascua? Dios anunció que la décima pla-ga traería la liberación para Israel (11:1).Él dijo que Faraón estaría tan impactadopor este acto final de juicio que no sólole permitiría al pueblo ir sino que insis-tiría en que ellos se fueran. Entonces, sila décima plaga iba a provocar la libera-ción, ¿cuál era la necesidad de la pas-cua?

Nuestra primera pregunta es: ¿por quélas plagas? La respuesta parece ser queDios no pronunciará y ejecutará juicio sinhaber ido al límite poniendo ante el pe-cador la evidencia contra él, y haciendotoda apelación posible al arrepentimien-to y la obediencia. Las plagas son unaparte de la doctrina bíblica de la justiciade Dios, quien no condenará sin eviden-cia y no juzgará sin dar al acusado todaoportunidad de conocer su gloria, de res-ponder a sus caminos y venir a él en arre-pentimiento y fe. Es porque nosotros so-mos confrontados por la justicia de Diosque la historia de las nueve plagas es ci-tada con referencias al corazón de Faraón.Es como si Moisés, escribiendo esta gran

historia, estuviera todo el tiempo ansio-so de hacernos saber lo que estaba suce-diendo en el lugar secreto.

Todo esto fue diseñado para traer alpecador a un camino mejor, pero, ¿esta-ba respondiendo él a las advertencias deDios? Evidentemente, no era así, sino queel corazón de Faraón es mencionado unay otra vez, para que podamos ver el pro-greso de la obra divina. En toda la narra-ción del Éxodo, del capítulo 4 al 14 hayveinte referencias al corazón de Faraón;así Dios nos permite ver que todo lo quesucedió fue una apelación a un corazónque permanecía obstinado, rehusando laapelación de Dios y yendo a su propiadestrucción.

Sin embargo, puede ser que otra pre-gunta esté surgiendo en la mente del lec-tor: «¿No hemos oído desde el princi-pio que Dios iba a endurecer el corazónde Faraón? En tal caso, ¿qué oportuni-dad tenía el pobre hombre? Los dadosparecen haber estado cargados contra éldesde la misma partida. ¿No parece queantes de que se le hiciera apelación al-guna, se hacía imposible para él respon-der a esa apelación? Sólo podemos res-ponder esta pregunta y apreciar la doc-trina de la justicia de Dios tratando deentender más sobre la materia del cora-zón de Faraón.

Las referencias aparecen en tres sec-ciones: hay versículos que hablan de ac-ciones divinas, como: «...yo endurecerésu corazón» (4:21); versículos que des-criben un estado o condición, como: «...yel corazón de Faraón se endureció»(7:22); y en tercer lugar, versículos quedescriben acciones humanas: «Pero vien-do Faraón que le habían dado reposo,endureció su corazón» (8:15). Esta es laevidencia puesta ante nosotros. El primergrupo, referido a acciones divinas, tienesiete referencias; el segundo, describien-do un estado de cosas, tiene seis referen-

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cias; y el tercero, que trata de reaccioneshumanas, tiene cuatro referencias. Creoque nosotros lo entenderíamos un pocomejor si lo consideramos bajo tres títu-los.

1. El Señor usa medios para lograr unpropósito

Por consiguiente, cuando el Señordice que endurecerá el corazón de Faraón,la implicación es que él hará uso de me-dios para provocar esa situación. Cuan-do, por ejemplo, él habla de sí mismocomo el Señor «...que hago la paz y creola adversidad» (Isaías 45:7), él ya nos hadicho cómo crea el estrago y la calami-dad. Él levanta a los conquistadores enel mundo. Él usa medios para lograr supropósito. Ahora, los medios de endure-cer el corazón, en la providencia de Dios,consisten en que el corazón y la voluntaddel hombre son enfrentados con la ver-dad de Dios y llegan a endurecerse cuan-do rechazan la apelación.

Hubo un momento cuando Faraóncomprendió que sus magos no podíanayudarlo, sino sólo aumentar su proble-ma agregando más ranas a las muchasque ya había allí, y llamó a Moisés yAarón, pidiéndoles que intercedieran afavor de él ante el Señor (8:8). Él reco-noció a Dios. Aun más, él probó a Dios,porque fue invitado a fijar el tiempo cuan-do ello debía pasar. Así lo hizo, y vio queDios respondió las oraciones de Moiséspara levantar la plaga. Cuando Faraón viosu error, empezó a comprender la verdady tuvo ante él una prueba positiva delpoder de Dios, pero a pesar de todo eso,él se negó a la apelación de la verdad yentonces endureció su corazón. Al finalde otra plaga se nos dice: «Y viendo Fa-raón vio que la lluvia había cesado, y elgranizo y los truenos, se obstinó en pe-car y endureció su corazón... y el cora-zón de Faraón se endureció» (9:34-35).

Así que fue la acción del hombre queprodujo el estado consecuente: él endu-reció su corazón, y su corazón fue endu-recido.

2. El Señor determina el resultado«Yo endureceré el corazón de Fa-

raón», dijo Dios. Esto significa que cuan-do el Señor recurre a un medio en procu-ra de un fin, entonces su poder providen-cial obra para lograr tal propósito. Perosignifica algo más que eso. Significa queel Señor, en su justo gobierno del mun-do, revisa el alma de cada hombre paradeterminar cuánto tiempo durará el pe-riodo de prueba y cuándo acabará. Porconsiguiente, cuando él dijo a Moisés:«yo endureceré el corazón de Faraón»,estaba hablando a la luz de su propia de-terminación y presciencia. Estaba dicien-do a Moisés: «Yo te estoy enviando a latierra de Egipto en un momento de cri-sis, a un punto sin retorno. Faraón ha te-nido ahora toda la soga que yo he prepa-rado para darle, y tú estás entrando enEgipto en el momento en que él se col-gará a sí mismo».

El Señor determina el momento enque vendrá el fin. Nosotros vemos estoen su aplicación general cuando pensa-mos en la declaración bíblica que «estáestablecido para los hombres que mue-ran una sola vez». Ese es el punto sinretorno; no hay una oferta extra del evan-gelio ni una oportunidad extra de arre-pentimiento después de eso. Esto es ver-dad para cada individuo. También lo ve-mos en la historia del hombre. En elmomento de la caída, Dios determinó quetodo descendiente de Adán estaríainvolucrado en el asunto del pecado y quede ese momento en adelante sería impo-sible para el hombre volver a Dios me-diante sus propios recursos. Todos losmiembros de la raza estuvieron «muer-tos en delitos y pecados».

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Nosotros podemos ver esto una y otravez en relación al pecado en nuestras pro-pias vidas. A veces Dios nos permite se-guir en algún pecado, rehusando oír susllamadas al arrepentimiento, hasta quellega el tiempo cuando él termina el pe-riodo de prueba y nos permite ser cauti-vados con ese hábito de pecar. Esto, que-ridos amigos, debe advertirnos con gransolemnidad a mantener cuentas cortascon Dios, viviendo en un espíritu de aban-donar al pecado y regresar a Él en arre-pentimiento, para que no nos encontre-mos súbitamente con que el periodo deprueba acabó. Qué tragedia es aun paraaquellos salvados para toda la eternidadtener que ir a la presencia de Dios paraenfrentar su inquisición por un pecadoque nos negamos a abandonar. Él deter-mina el tiempo en que finaliza el periodode prueba.

3. Él preside con determinación en todoel proceso

«Jehová dijo a Moisés: Entra a lapresencia de Faraón; porque yo he en-durecido su corazón, y el corazón de sussiervos, para mostrar entre ellos estasmis señales, y para que cuentes a tus hi-jos y a tus nietos las cosas que yo hice enEgipto» (10:1-2). Dios mantiene al pe-cador en un estado de impenitencia parapoder multiplicar ante los ojos de éste lagracia y la gloria de Dios, agregando ape-lación sobre apelación, hasta que al pe-cador es concedida la gracia del arrepen-timiento o hasta que llega el momentocuando esa gracia es retirada.

Haciendo esto, Dios despliega su glo-ria para su alabanza entre su propio pue-blo. Es todo hecho determinadamentepara la alabanza y la vindicación de sumajestad. Esta es, entonces, la razón paralas nueve plagas: que a través de ellasDios puede demostrar que, en la conde-nación del pecador, Él es de justicia inta-

chable. Ningún dedo acusador puede serdirigido a Él. ¿Les dio él a conocer suscaminos? ¡Sí! ¿Le dio a cada uno opor-tunidad para arrepentirse y volver? ¡Sí!¿Por qué entonces ellos son derribados?Porque escogieron el camino de conde-nación. Dios se vindica a sí mismo en sujuicio del impío.

¿Por qué la pascua?Ahora hacemos la segunda pregun-

ta: ¿Por qué la pascua? Parece que Dioshabía logrado lo que él se había propues-to hacer mediante la décima plaga. DiceDios: «Una plaga traeré aún sobre fa-raón y sobre Egipto, después de la cualél os dejará ir de aquí; y seguramente osechará de aquí del todo» (11:1). Si esagran empresa divina para liberar al pue-blo fuese lograda por la décima plaga,¿por qué necesitaron la pascua?

La décima plaga fue un acto delibe-rado de Dios en juicio final. «Jehová hadicho así: A la medianoche yo saldré poren medio de Egipto...» (11:4). No huboahora un ondear de la vara de Dios. Porprimera vez, él toma el juicio en sus pro-pias manos, diciendo: «Yo saldré en jui-cio y ese juicio vendrá sobre todos porigual». La importancia no salvará a na-die –el primogénito de Faraón morirá. Lano importancia no excusará a nadie –»elprimogénito de la sierva que está tras elmolino» (lo más bajo de lo bajo) tam-bién morirá. La divinidad no será ningu-na protección –»todo primogénito de lasbestias» (aun los toros sagrados de Apisy las vacas de Hathor) será abatido. To-davía en este contexto, «Jehová hace di-ferencia entre los egipcios y los israeli-tas» (11:7). Esta diferencia no fue unaexención del juicio, sino liberación porsustitución.

Previamente, el Señor había hechouna diferencia, cuando hubo oscuridadsobre la tierra entera: «mas todos los hi-

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jos de Israel tenían luz en sus habitacio-nes». Esa fue una diferencia de miseri-cordia. Sin embargo, ahora que venía eltiempo de juicio del pecado, él no podíaexcusar a los israelitas, porque ellos tam-bién eran pecadores. Cuando Moisés vinoa ellos, también rechazaron la palabra yel camino de Dios. Por consiguiente, siel Señor hubiera simplemente trazado unalínea demarcatoria, no habría sido justo,pues si condenó en justicia a los pecado-res a su mano izquierda, habría sido in-justo si hubiese excusado a su pueblopecador a su diestra.

La diferencia esta vez no debe ser porconsiguiente un límite territorial, ni unadistinción nacional basada en la diferen-cia étnica o la herencia tradicional. Fuede hecho una diferencia entre casas quefueron marcadas con sangre y casas queno lo fueron. Esto explica la necesidadde la pascua. Dios debe ser justo cuandosalva al pecador, y por eso él hizo el ex-traño decreto: «Toma un cordero» (12:3).A los ojos del hombre, ésta puede pare-cer una fantástica insignificancia. ¿Quétiene que ver un cordero con nuestra es-clavitud? ¿Qué relación tiene el tomar un

cordero con la injusticia y falta de privi-legio que implica nuestra esclavitud?

El lamento de los oprimidos de todaslas edades pudo subir con aquellos opri-midos en la tierra de Egipto, preguntan-do: «¿Qué relación tiene el tomar un cor-dero con nuestra situación de desespera-da necesidad?». La respuesta es que elCordero es el camino de Dios. Es la pro-visión fundamental; es el único caminode libertad y justicia; es la única esperan-za de una sociedad perfecta –»Toma uncordero».

Esta es la manera de Dios de ser jus-to y aun el justificador de aquel que cree.Él no puede excusar al pecador, pero élpuede, y le provee, una expiación per-fecta. En relación a esto, hay cuatro co-sas que podemos considerar con respec-to a la pascua.

1. El corderoAl leer las instrucciones dadas a los

israelitas en 12:3-6, descubrimos variosfactores en relación a este cordero esco-gido deliberadamente:

i. Número. El cordero tenía que serequiparado al número así como a las ne-cesidades del pueblo de Dios. Había quehacer un recuento de las personas. «...uncordero según las familias de los padres,un cordero por familia». En esta mate-ria, actuaron en familias. Sin embargo, sila familia era demasiado pequeña paraun cordero, entonces los vecinos inme-diatos compartirían el cordero –»segúnel número de las personas». El corderodebía igualar el número del pueblo deDios. Si en una casa dada el cordero máspequeño que podría seleccionarse fuerademasiado para ellos, entonces debíancompartir con sus vecinos inmediatos. Elcordero debía igualar al pueblo de Diosen relación a su número.

ii. Necesidades. También había queconsiderar la capacidad: «conforme al co-

ESTUDIO BIBLICO

El lamento de los oprimi-dos de todas las edadespudo subir con los oprimi-dos en la tierra de Egipto,preguntando: «¿Qué rela-ción tiene el tomar un cor-dero con nuestra desespe-rada necesidad? La res-puesta es que el Corderoes el camino de Dios.

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mer de cada hombre». El pueblo de Diosno sólo sería representado en este corde-ro en su número, sino en sus necesida-des. Dios mira a su pueblo en su totali-dad y en su individualidad, así que cuan-do fuese seleccionado un cordero, teníanque ser considerados el número y la ne-cesidad de cada persona. El cordero debeequipararse con el número y las necesi-dades del pueblo de Dios.

iii. Los requisitos de Dios. El corde-ro también debe reunir los requisitos delpropio Dios: «El animal será sin defec-to1» (12:5). La palabra hebrea es una afir-mación gloriosa. Significa que ante el ojodiscernidor de Dios no debía haber nadaque pudiera causar ofensa. Lamentable-mente, muchas traducciones la han con-vertido en una negación: «sin defecto».El cordero debe ser perfecto a los ojos deDios, para que no sólo represente el nú-mero y las necesidades del pueblo, sinotambién los requisitos del propio Dios.

No había que apresurarse, ni tomarun cordero al azar, sino que debía hacer-se una cuidadosa elección. «No abando-nes el asunto hasta que lo necesites», dijoDios, «escógelo ahora, mientras tienestiempo disponible, escoge cuidadosa-mente mientras pesas todos los factores.Examínalo con atención y asegúrate deque es perfecto, y entonces guárdalo hastael día catorce». Este cordero, entonces,era igual al pueblo de Dios, era igual alos requisitos de Dios y estaba reservadopara su día y hora señalados.

2. La sangre del corderoEl pueblo tenía que tomar este cor-

dero y matarlo. ¡Simplemente así –ma-tarlo! Cuando ellos lo mataran, tenían que

tomar la evidencia de la muerte, la san-gre. Cuando la sangre corría por el cu-chillo dirían: La vida se está yendo, lavida está terminando en muerte. Era unaescena dramática. Debían recibir esa san-gre en una cubeta, y entonces tomar esapositiva prueba de que una muerte habíatenido lugar y pintar el contorno de laspuertas.

En el dintel de la puerta y en los pos-tes laterales debían pintar esta evidencia,para que todo el que viera esa casa dijeraque había sido visitada por la muerte. Cadapadre de familia, preocupado por sus ama-dos, realizaría este rito cuidadosamente,asegurándose que la evidencia de la muertefuera vista en su puerta y que toda la fa-milia –hijos e hijas, la madre con su bebéen brazos– estuviera segura adentro bajoel resguardo de esa sangre.

Con respecto a esa sangre:i. Dios es satisfecho (12:13). La san-

gre satisface a Dios. No dice: «Cuandote vea, pasaré de ti», porque eso sería fa-voritismo y traería descrédito al justonombre de Dios. Lo que dice es: «yo pa-saré aquella noche por la tierra de Egip-to ... y ejecutaré mis juicios ... y veré lasangre y pasaré de vosotros». Todos ellosestaban en la presencia de un Diosaborrecedor del pecado que detendría susjuicios sólo donde viera que la muerte yahabía tenido lugar. «Y veré la sangre...».Hubo algo en esa sangre que satisfizo aDios.

El primer efecto de su evidencia erahacia el propio Dios y tan poderosamen-te lo afectó que su ira desapareció y diolugar a la paz. Era como si él dijera:«Ahora estoy satisfecho en relación a tiy no hay lugar para la ira». Cuando unDios airado se reconcilia y acepta a unpecador como yo, eso es lo que involucrala frase: «...reconciliando consigo almundo» (2 Corintios 5:19). La otra pala-bra de la Biblia que se usa para expresar

ESTUDIO BIBLICO

1 La versión citada en inglés (NLV, NewLife Versión), dice: «Your lamb must beperfect» («Tu cordero debe ser perfecto»).Nota del traductor.

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la satisfacción de Dios es «propiciación».La preciosa sangre alcanza a Dios y lohace propicio, permitiéndole en justiciacambiar su ira en aceptación.

ii. El pueblo de Dios es asegurado.Este es el otro lado de la misma verdad:«cuando vea la sangre en el dintel y en losdos postes, pasará Jehová aquella puer-ta, y no dejará entrar al heridor en vues-tras casas para herir» (12:23). El destruc-tor no podía tocar al pueblo de Dios por-que Dios estaba satisfecho acerca de ellos.Note en qué residía su seguridad: «Yogolpearé con violencia a los egipcios» diceDios, pero él no equilibra eso diciendo queperdonaría a los israelitas. La nacionali-dad había dejado de importar. El linajehabía dejado de tener algún valor.

Ahora, nada importaba sino el queellos habían tomado resguardo en un lu-gar donde la sangre había sido vertida yestaban tan seguros y libres de daño queel juicio no les tocaba. Con juicio a sualrededor, los israelitas no sólo estabanseguros, sino que realmente estaban fes-tejando. Este fue el resultado de aceptarla palabra de Dios. Dios les había dichoque mataran el cordero. Dios les habíadicho que tomaran la evidencia y pinta-ran los bordes de la puerta. Dios les ha-bía dicho que se refugiaran allí. Elloshabían obedecido a su palabra y por estasimplicidad de fe en sus promesas de sal-vación estaban a cubierto de todo mal.

iii. La salvación es por sustitución.Venimos ahora a la tercera gran palabraque explica el secreto de la asombrosaeficacia de la sangre derramada. Es la sus-titución. En estas palabras está la esenciade nuestra salvación: propiciación, recon-ciliación y sustitución. Nosotros vemosla ilustración de ello aquí en Éxodo, peroesto está en armonía completa con elNuevo Testamento. Lo que Dios hizo porsu pueblo en Egipto es lo que él siempreha hecho hasta este momento, y esto es

salvar al pecador por medio de uno seña-lado para morir en su lugar. La salvaciónsólo puede ser por sustitución.

«Y se levantó aquella noche Faraón,él y todos sus siervos, y todos los egip-cios; y hubo un gran clamor en Egipto,porque no había casa donde no hubieseun muerto». Hermanos y hermanas, es-cuchen ese clamor. En toda la tierra deEgipto hay un lamento cual nunca huboantes, porque el luto había entrado en unacasa tras otra. Pero agudiza más tu oído,porque hay otro lamento en esa tierra: elgrito de triunfo y la canción de fiesta deellos. En sus casas hay también uno queha muerto, porque el cordero ha muertoen las casas de Israel. El pueblo está se-guro porque la muerte ha tenido lugar.Allí en cada casa, tan dramática y viva-mente como en cualquier casa egipcia,hay un cadáver, hay la evidencia del jui-cio justo de Dios.

Podemos objetar que en las casas egip-cias la terrible evidencia del juicio divinoconsistía en la muerte de sólo una perso-na, el primogénito. La paridad de razona-miento podría sugerir que la muerte delcordero habría traído también liberaciónsólo al primogénito en casas de los israe-litas. Sin embargo, lo que Dios tenía enmente antes de venir la noche se encuen-tra en sus palabras: «Cuando hayas vuel-to a Egipto, mira que hagas delante deFaraón todas las maravillas que he pues-to en tu mano; pero yo endureceré su co-razón, de modo que no dejará ir al pue-blo. Y dirás a Faraón: Jehová ha dichoasí: Israel es mi hijo, mi primogénito». Así,mientras es verdad que el cordero muriópor el primogénito, lo que Dios tenía envista era todo su pueblo como su primo-génito. En esto vemos cuán importante eracontar el número y las necesidades delpueblo de Dios. Cada cordero tenía queser cuidadosa y especialmente escogido,porque cada miembro del pueblo de Dios

ESTUDIO BIBLICO

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91AGUAS VIVAS

sería representado en él y sustituido porél. El cordero muere por el pueblo de Dios:la salvación es por sustitución.

3. La fiesta del corderoNo era sólo que la sangre del cordero

resguardara al pueblo de Dios, sino tam-bién que su cuerpo iba a proveerles unafiesta. En esta conexión hay dos verda-des importantes que es necesario subra-yar. La primera aparece al final del capí-tulo: «Se comerá en una casa, y no lleva-rás de aquella carne fuera de ella»(12:46). El cordero sólo puede disfrutarsedonde la sangre ha sido vertida. Esto esde gran significación. El cordero es unafiesta sólo para aquellos que están prote-gidos bajo la sangre. No hay ninguna otraforma en la cual los hombres puedan par-ticipar de las bendiciones del Cordero deDios sino por la sangre de su cruz.

La segunda verdad es que donde elcordero es disfrutado, ese cordero es detotal suficiencia para el pueblo de Dios.No sólo sus cabezas fueron numeradascuando el cordero fue escogido, tambiénlo fueron sus apetitos; todas sus necesi-dades fueron representadas allí. La pro-visión de Dios era tal que todas las per-sonas que estaban seguras por la sangredel cordero también podían venir a fes-tejar en torno a ese mismo cordero, sa-biendo que todas sus necesidades esta-ban provistas en ese sacrificio. En la fiestaen el Cordero de Dios está lo que satisfa-ce totalmente la necesidad de cada peca-

dor salvado. Ninguna persona redimidaes enviada lejos, vacía o hambrienta, por-que toda la fiesta es en torno al Cordero.

4. La vida del corderoEsos que disfrutaron esta fiesta debían

hacerlo de una manera particular: «Y locomeréis así: ceñidos vuestros lomos,vuestro calzado en vuestros pies, y vues-tro bordón en vuestra mano; y lo come-réis apresuradamente» (12:11). Era unafiesta nocturna, pero ellos estaban vesti-dos para la mañana: era una fiesta noctur-na, pero no era una cena, sino un desayu-no. Lo comieron por la noche pero lo co-mieron en preparación para el nuevo día:no era una preparación para dormir, sinoun preliminar para la peregrinación. Cuan-do compartieron la fiesta, ellos se com-prometieron para una peregrinación.

Ellos comieron como los que eranpreparados para la acción; comieroncomo aquellos que se comprometieronpara ir caminando con Dios; lo comie-ron como aquellos sobre los cuales habíauna urgencia para empezar en seguida.Sus lomos se ciñeron para la acción, sucalzado y su bordón eran símbolos de superegrinación, y la urgencia y prisa de suforma de comer sugerían que estaban bajoel apremio de empezar en seguida. Elcomer del Cordero de Dios comprometeal pueblo de Dios a un cierto estilo devida. (Continuará).

Tomado de «Toward The Mark».Enero - Febrero 1978.

ESTUDIO BIBLICO

jjjEl testamento de Cristo

Cuando Cristo estaba por dejar este mundo, hizo su testamento. Sualma, la entregó a su Padre; su cuerpo, lo dejó a José para que le dierasepultura decente; sus vestidos les tocaron a los soldados; su madre, ladejó al cuidado de Juan; pero ¿qué podía dejarle a sus pobres discípulosque lo habían abandonado todo por él? No tenía plata ni oro; pero les dejóalgo que es infinitamente mejor: su paz. «Mi paz os dejo».

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92 AGUAS VIVAS

Los nombres de Cristo.

Cuando los judíos preguntaron:«¿Quién es este Hijo delHombre?» (Jn. 12:34), no es-taban expresando perplejidad

por el título, pues sabían lo que éste im-plicaba, sino más bien mostraban su es-cepticismo sobre la demanda de Cristoal usarlo, a causa de la humilde condi-ción de él en ese entonces, y de los anun-cios de su próxima muerte.

La frase ‘el Hijo del Hombre’ no con-tenía alusión alguna al linaje de nuestroSeñor, ni a una relación padre-hijo, sinoque era una expresión de característicaspersonales. El ‘hijo de paz’ (Lucas 10:6)era un hombre esencialmente pacífico, asícomo los ‘hijos del trueno’ eran exacta-mente lo opuesto (Marcos 3:17). Bernabéera ‘hijo de consolación’ (Hechos 4:36)porque era un hombre confortador, alen-tador. Esto nos ayuda a apreciar que eltítulo ‘el Hijo del Hombre’ denotaba quenuestro Señor era verdadero Hombre, elideal y la esencia de todo lo que Diosesperaba que fuese el hombre.

El extraordinario rasgo de este títuloen particular es que el Señor lo escogiópara referirse a sí mismo. Aparece en to-dos los evangelios, y era evidentementesu autodescripción favorita. Podemospreguntarnos si tomó el título de Daniel7:13, pues casi siempre que se refirió asu retorno en gloria él se llamó ‘el Hijodel Hombre’ (Mateo 26:64). Él supo que

se había hecho Hombre para proporcio-nar el verdadero principado de la razahumana. Incluso Adán antes de la caídano fue sino una sombra del Hombre queiba a gobernar el reino de Dios (Roma-nos 5:14), así que toda la profecía se cen-tró en este Rey venidero.

Los judíos podían entender este tipodel Hijo del Hombre, aunque no estabanpreparados para aceptar la demanda deCristo de serlo, principalmente porque sufracaso en admitir su propia maldad lesimpedía aceptar la idea de que la espe-ranza sólo pudiera venir a la raza huma-na por la muerte sacrificial del Hombrerepresentativo.

Nosotros no sabemos cómo se habríacumplido el propósito de Dios para lahumanidad si ésta nunca hubiera peca-do, pero esto sabemos: que él envió a suHijo a resolver el trágico dilema dandosu propia vida por los pecadores (Mar-cos 10:45). El hombre debe estar en lacruz antes de poder estar en el trono. Asíque el número de referencias al retornodel Hijo del Hombre en gloria está equi-parado con el número de referencias a sumuerte y resurrección (Lucas 24:7).

El título es hallado también enEzequiel, donde es aplicado al profetamás de noventa veces. En su caso, el én-fasis está en la humillación y el sufrimien-to, en su ministerio como una ‘señal’ en-tre los israelitas cautivos (Ezequiel 2:6).

ESTUDIO BIBLICO

El

Harry Foster

Hijodel Hombre

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93AGUAS VIVAS

En ningún sentido es un título mesiánicocomo en Daniel, pero por lo menos su-giere que en un mundo como el nuestroun hombre de Dios debe servir sufrien-do, y que el Hombre representativo –elHijo del Hombre– es preeminentementela ‘señal’ de Dios no tanto por lo que éldijo o hizo, sino por cómo padeció. Cuan-do Cristo habló de su próxima obra re-dentora, siempre se autodesignó como elHijo del Hombre.

Aparte de estos dos usos principalesdel título, hay otros pocos que describenel carácter de Cristo, afinando nuestracomprensión de lo que es el Hombreideal:

1. Él no tiene apoyo terrenal – es unHombre de fe. Mateo 8:20.

2. Él tiene poder para perdonar – esun Hombre misericordioso. Mateo 9:6.

3. Él come y bebe – es un Hombre decompañerismo. Mateo 11:19.

4. Él es Señor del Sábado – es unHombre libre. Mateo 12:8.

5. Él siembra la buena semilla – esun Hombre de esperanza. Mateo 13:37.

6. Él busca salvar – es un Hombrecompasivo. Mateo 18:11.

7. Él sirve a otros – es un Hombregeneroso. Mateo 20:28.

Esto, entonces, es nuestro ideal.Cuando nos confrontamos a este verda-dero Hombre, bien podríamos desalen-

tarnos de llegar a ser alguna vez el tipode hombres que deberíamos ser. Pero nodebemos desesperarnos. Él es nuestroRepresentante. Más aún, él está dispues-to a compartir a su humanidad con noso-tros. ¿No ha hecho él este plan diciendoque el secreto de la vida eterna es el co-mer la carne del Hijo del Hombre y elbeber su sangre (Juan 6:53)?

Hay otro uso más del título que esmuy significativo. En los momentos desu agonía, Esteban fue sostenido por unavisión de Cristo para la cual se usan sólonombres humanos. Se nos dice que élvio a Jesús, y lo describió como «el Hijodel Hombre» (Hechos 7:55-56). Estebanfue el único discípulo que hizo esto al-guna vez. ¿Es que él estaba demostran-do que el secreto de la victoria radiantees poner la mirada en Uno que no sóloes Dios omnipotente sino también ver-dadero Hombre? ¿O era, tal vez, queEsteban estaba recibiendo una visiónanticipada de la segunda venida? Unacosa es cierta, y esta es que cuando él yel resto de nosotros despertemos deaquel ‘dormir’ en cual él cayó, nuestraprimera visión será la gloria de Dios conel amado Hijo del Hombre como su fi-gura central.

Tomado de «Toward The Mark»Marzo - Abril 1972.

ESTUDIO BIBLICO

jjjConsejos

Si no quieren encontrarse con el diablo durante el día, encuéntrensecon Jesús antes del amanecer. Si no quieren que el diablo les dé un golpe,golpéenlo primero, y golpéenlo con todas sus fuerzas, de manera que estédemasiado estropeado para responder. «Predicad la Palabra» es la varaque el diablo teme y odia. Si no quieren caer, caminen: ¡y caminen dere-cho y ligero! Tres de los perros con los cuales el diablo nos da caza, son:orgullo, pereza y codicia».

C.T. Studd, a los misioneros aborígenes de Nala, en el corazón del África.

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94 AGUAS VIVAS

CON CRISTOSiete vínculos de oro

EL PECADO ES: JESUCRISTO ES:Locura Sal. 38:5 Sabiduría 1ª Co. 1:30Tinieblas Col. 1:13 Luz Jn.1:9Veneno Núm. 21:6; Sal.58:4 Antídoto Nm. 21:9; Jn. 3:14-15Enfermedad 1ª Co. 11:30 Salud Mal.4:2

ARCO IRIS DE LA BIBLIA

1. Arco iris de Noé Gn. 9:13 Pacto de Dios con la tierra2. Arco iris de Ezequiel Ez. 1:28 Pacto de Dios con Israel3. Arco iris de Juan Ap. 4:3 Pacto eterno de Dios

¿TU DIOS ES PODEROSO?PODEROSO, para hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos

(Ef. 3:20).PODEROSO, para haceros abundar en toda gracia, a fin de que abundéis para toda

buena obra (2 Co. 9:8).PODEROSO, para socorrer a los que son tentados (He. 2:18).PODEROSO, para salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios (He. 7:25).PODEROSO, para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria

con gran alegría (Judas 24).PODEROSO, para guardar mi depósito para aquel día (2 Tim. 1:12).PODEROSO, para sujetar a sí mismo todas las cosas (Fil. 3:21).

ROMANOS 5:17-21Por la transgresión de un hombre – por Uno solo, Cristo JesúsPor la transgresión de un hombre – por la justicia de Uno soloPor la desobediencia de un hombre – por la obediencia de Uno soloComo el pecado reinó – la gracia reine

«À Maturidade».

BosquejosESTUDIO BIBLICO

1. Crucificados2. Vivificados3. Resucitados4. Sentados5. Padeciendo6. Herederos7. Glorificados

juntamente con Cristojuntamente con Cristojuntamente con Cristojuntamente con Cristo en lugares celestialesjuntamente con Cristojuntamente con Cristojuntamente con Cristo

Gálatas 2:20Col. 2:13Efesios 2:6Efesios 2:6Rom. 8:17Rom. 8:17Rom. 8:17

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95AGUAS VIVAS

E ste número se menciona 80veces en la Biblia. En hebreoes ‘Sh’moneh’ de la raíz‘Shah’meyn’ engordar, cubrir

de gordura, sobreabundar. Como parti-cipio significa «aquel que es rico en vi-gor». Como sustantivo indica «fertilidadsobreabundante», «aceite», etc. Y comonumeral es el número sobreabundante.

Como el siete fue llamado así por elhecho de que el séptimo día es el de laconclusión o descanso; el ocho, como eloctavo día, estaba por encima de estenúmero perfecto, y fue el primero de unnuevo período. Representa así dos núme-ros en uno, el primero y el octavo. En loque se refiere al primer período, repre-senta la «resurrección», porque el anti-guo orden de las cosas terminó, un nue-vo número surge entonces para tipificarla vida salida de la muerte.

Además de eso, en lo que conciernea la cualidad de esa vida resucitada, 8 =7+1, habla de algo más que lo perfecto.Si observamos el segundo período des-pués del siete, entonces el número ochoexpresa lo que es nuevo, en contraste conlo antiguo que fue ahora eliminado, indi-cando así que la serie anterior se com-pletó. Se trata del sello del nuevo pacto,de la nueva creación, caracterizándolasde esa forma. En resumen, el númeroocho es el número especialmente asocia-do con la «resurrección» y la «regenera-ción», y con el comienzo de una nuevaera u orden.

Cristo resucitó de los muertos «elprimer día de la semana», que necesaria-mente fue el octavo día. Es notable quela Biblia contenga el registro de otrasocho resurrecciones individuales ademásde las del Señor y de los santos. Cuandola tierra estaba cubierta por el diluvio, Noéfue la ‘octava persona’ (2 Pd.2:5) que pisóla tierra a fin de dar inicio a un nuevoorden de cosas. «Ocho personas» (1Pd.3:20), incluido él, pasaron al nuevomundo regenerado. Esas ocho almas fue-ron salvas y resucitadas en el arca que esun tipo de Cristo.

La circuncisión de los niños de sexomasculino en Israel es una sombra de laverdadera circuncisión del corazón, quedebería ser «no hecha a mano, al echarde vosotros el cuerpo pecaminoso car-nal, en la circuncisión de Cristo»(Cl.2:11). El hijo varón era circuncidadoal octavo día. El ocho está ligado así a lanueva creación.

El primogénito debía ser dado al Se-ñor el octavo día (Ex.22:29-30). En estetipo, significa que nuestra consagraciónes realizada en base a la resurrección. Deacuerdo a esto, vemos que Aarón y sushijos fueron consagrados durante sietedías y comenzaron su ministerio el octa-vo (Lv.8:31-36).

Por causa de que Cristo es «el pri-mogénito de entre los muertos, para queen todo tenga la preeminencia» (Cl.1:18),el número ocho también está ligado alSeñorío y Soberanía de Jesucristo. Por la

BIBLIA

Christian Chen

LOS NÚMEROS EN LA BIBLIA

Elnúmero 8

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96 AGUAS VIVAS

gematría,1 los siguientes nombres de Je-sús están marcados con el número ochocomo un factor:

Jesús 888 (8x111)Cristo 1480 (8x185)Señor 800 (8x100)Nuestro Señor 1768 (8x221)Salvador 1408 (8x8x22)Emmanuel 25600 (8x8x8x50)Mesías 656 (8x82)Hijo 880 (8x110)

Hay ocho referencias al Antiguo Tes-tamento en Apocalipsis 1, sobre las cua-les se basan las reivindicaciones del Se-ñorío de Jesús. Ellas se encuentran orde-nadas en forma de una epanástrofe,2 laprimera extraída del mismo libro de laoctava, la segunda correspondiendo de lamisma manera a la séptima, la tercera ala sexta, y la cuarta a la quinta. Siendoasí, el sello divino de la perfecciónsobreabundante se halla aquí establecidoen las Escrituras que declaran el Señoríode Jesús:

A ....... Ap.1:5 ........ Is.55:4 B ...... Ap.1:7 ........ Dn.7:13 C ..... Ap.1:8 ........ Zc.12:10 D .... Ap.1:8 ....... Is.41:4;44:6;48:12 D .... Ap.1:11 ...... Is.41:4;44:6;48:12 C ...... Ap.1:12 ...... Zc.4:2 B ....... Ap.1:13-15 ... Dn.7:9;13:22;10:5-6A ........ Ap.1:16 ....... Is.49:2

La fiesta de los Tabernáculos durabaocho días (Lv.23:36). La fiesta propia-mente dicha duraba siete días, pero a lossiete fue agregado un octavo; y por la leylevítica ese día era siempre observadocomo un día de descanso (Lv.23:39). Estafiesta es tipo del júbilo y descanso delmilenio, cuando Cristo reine sobre todala tierra. Fue en el último día de la fiestade los Tabernáculos que Jesús se levantó

exclamando: «Si alguno tiene sed, vengaa mí y beba» (Jn.7:37). Este último día –el octavo– era, como tipo, el gran día,pues en él dejaban las tiendas y regresa-ban a sus casas. De la misma forma, des-pués del milenio, la gloria temporal serásustituida por la entrada en los nuevoscielos y la nueva tierra; y tendrá inicio eldía eterno –el gran día– en que el taber-náculo de Dios estará con los hombres, yDios, en Cristo, será todo en todos.

Fue probablemente con la idea de lafiesta de los Tabernáculos en mente quePedro sugirió al Señor en el Monte de laTransfiguración hacer tres tiendas, paraJesús, Moisés y Elías. Moisés y Elías nofueron mostrados en el mismo plano deJesús. Cristo, el Rey, es incomparable yse halla sin duda por encima de todos. Estavisión del reino de Dios a Pedro y sus com-pañeros tuvo lugar el octavo día (inclusi-ve) después del primer anuncio de los su-frimientos de Cristo (Lc.9:28). «Pasadosocho días» (Jn.20:26) otro discípulo, To-más, que todavía tenía dudas, fue llevadoa reconocer la soberanía de Jesús.

Existen ocho cánticos en el AntiguoTestamento además de los contenidos enlos Salmos (Ex.15; Nm.21:17; Dt.32;Jue.5;2; S.22; el Cantar de los cantares;Is.5; Is.26). Estos ocho cánticos aguar-dan para ser cantados después de la resu-rrección, pues eso sólo sucederá cuando«destruya la muerte para siempre»(Is.25:8).

Extractado de «Os números na Bíblia».

1 Gematría es el cálculo de la equivalencianumérica de letras, palabras, o frases, para, so-bre esa base, hacerse una idea de la correlaciónde conceptos diferentes y explorar la relaciónmutua entre palabras e ideas. (Nota del Editor).

2 Epanástrofe o concatenación es una figurade dicción que supone la repetición a distanciade partes iguales de un verso o período. (Notadel Editor).

BIBLIA

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97AGUAS VIVAS

¿Jonás estuvo en el vientre de un gran pez?¿Es esto verdad o es un mito?

Es extraordinariamente impre-sionante que este incidente searegistrado, de modo irrefuta-ble, por una de las revistas se-

culares de mayor proyección en el mun-do, sin ninguna intención de confirmarla fe cristiana.

De cualquier modo, la palabra denuestro Señor es definitiva: «EstuvoJonás en el vientre del gran pez tres díasy tres noches» (Mt.12:40), y «Jehová te-nía preparado un gran pez que tragase aJonás» (Jon.1:17), puede significar algopuramente milagroso. Pero hay un mo-derno incidente muy similar.

«En el mes de febrero de 1891, unbarco ballenero, «La Estrella del Este»,cruzaba el Mar Mediterráneo, no muy le-jos de la costa Palestina (ciertamente al-guien podría decir que casi en las mismasaguas donde Jonás fue echado del navío),cuando el vigía avistó una ballena. Dosbotes, con hombres y equipamientos, fue-

ron lanzados al mar para perseguir la gi-gantesca ballena, que era observada a al-guna distancia. La ballena fue arponeaday herida de muerte. Cuando se debatía ensu última agonía, uno de los botes balle-neros fue alcanzado por la cola de la ba-llena, despedazándose. Los marineros fue-ron lanzados al mar. Todos, excepto dos,fueron rescatados por la tripulación de otrobote. El cuerpo de uno de ellos fue recu-perado, pero James Bartley, el otro hom-bre, no pudo ser hallado.

Suponiéndolo ahogado, la tripulaciónse entregó a la tarea de cortar la ballena.Trabajaron todo el día y parte de la noche.A la mañana siguiente, retornaron a su ta-rea. Cuando se preparaban para izar el in-menso estómago sobre la cubierta, obser-varon movimientos espasmódicos dentrodel estómago. Lo cortaron para abrirlo, ydentro encontraron a James Bartley, elmarinero desaparecido, que revivió.

Él contó la historia de su experien-cia. Fue envuelto por la oscuridad y sesintió resbalando por un pasaje suave. Enpocos instantes había más espacio y élpodía respirar fácilmente. A medida queel horror de la situación se abatía sobreél, la excesiva quietud y la oscuridad dela medianoche lo vencieron y se desma-yó. Bartley testificaba que podría habervivido dentro de aquel compartimientogrande y espacioso hasta que muriese dehambre. Esto fue comprobado por M. deParville, científico bastante conocido yeditor del Jornal des Debats».

«À Maturidade».

BIBLIA

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

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98 AGUAS VIVAS

La Biblia está llena de enseñanzas, historias y episodios ricos en significadoespiritual. Muchos de estos pasajes probablemente usted los leyó o escuchó desdeniño. Pero, ¿qué tan frescos los tiene en su memoria? ¿Podría usted encontrarlos ensu Biblia si alguien se lo pidiera?

Hemos seleccionado 21 de estos pasajes más conocidos de la Biblia para queusted identifique el libro y el capítulo en que ellos aparecen. Conteste sin buscarayuda. En la página 111 hallará las respuestas correctas.

1. El Salmo del Pastora) 24 b) 91c) 8 d) 23

2. Las bienaventuranzasa) Mateo 5 b) Marcos 3c) Lucas 12 d) Juan 15

3. La preeminencia del amora) Juan 13 b) Romanos 8c) 1 Corintios 13 d) 1 Juan 3

4. La venida del Espíritu Santoa) Juan 21 b) Hechos 2c) Romanos 12 d) Joel 2

5. Los héroes de la fea) Génesis 5 b) 1 Crónicas 11c) Nehemías 3 d) Hebreos 11

6. Las cartas a las siete iglesiasa) 1 y 2 de Juan b) 1ª Co. 12 y 13c) Apoc. 2 y 3 d) Juan 15 y 16

7. El llamamiento de Abrahama) Éxodo 3 b) Génesis 3c) Génesis 6 d) Génesis 12

8. David derrota a Goliata) Salmo 87 b) 1 Samuel 17c) 2 Samuel 17 d) Jueces 13

9. Parábola del hijo pródigoa) Mateo 13 b) Marcos 9c) Lucas 15 d) Juan 9

10. Elogio de la mujer virtuosaa) Cantares 3 b) Proverbios 31c) Efesios 5 d) 1 Pedro 3

11. La Pascuaa) Éxodo 12 b) Éxodo 3c) Génesis 22 d) Levítico 9

12. Profecía sobre el Siervo de Jehováa) Jeremías 3 b) Lament. 1c) Isaías 53 d) Ezequiel 33

13. El sueño de Nabucodonosora) Daniel 2 b) 1 Crónicas 15c) Jeremías 27 d) 2 Reyes 18

BIBLIA

¿CUÁNTO SABE DE LA BIBLIA?

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99AGUAS VIVAS

14. La oración sacerdotal del Señora) Mateo 23 b) Marcos 16c) Lucas 17 d) Juan 17

15. Elías y los profetas de Baala) 1 Reyes 18 b) 1 Crónicas 10c) Jueces 10 d) 1 Samuel 16

16. La oración de Jonása) 1 Crónicas 19 b) Jonás 2c) Jonás 3 d) Jonás 4

BIBLIA

jjj

17. La justificación por la fea) Romanos 3 b) 1 Corintios 3c) Gálatas 5 d) Hechos 15

18. La armadura del cristianoa) 1 Corintios 9 b) 2 Corintios 10c) Efesios 6 d) Judas

19. Humillación y exaltación de Cristoa) Gálatas 1 b) Efesios 2c) Filipenses 2 d) Colosenses 1

20. Efectos de la obediencia y ladesobediencia

a) Éxodo 32 b) Malaquías 3c) Salmo 119 d) Deut. 28

21. El día de la Expiacióna) Éxodo 23 b) Levítico 16c) Números 10 d) Deut. 5

Escuchar a Dios

Durante mi ministerio hubo una época cuando estaba demasiado ocu-pado trabajando en la obra del Señor como para escuchar Su voz. Predica-ba seis veces por semana, preparaba dos programas para la televisión yviajaba por todo el país; estaba escribiendo un libro y pastoreando unaiglesia grande; dirigía a todo su personal así como también un ministerioradiofónico, entre otras obligaciones diarias. Como resultado de toda esaactividad, fui a parar al hospital por una semana y quedé fuera de circula-ción durante tres meses. Cuando pienso en esa época, me doy cuenta deque Dios estaba tratando de atraer mi atención por medio de mi cuerpo,pero yo no escuchaba. Finalmente, llegó el momento en que ya no pudeseguir adelante.

Creo que una de las lecciones más valiosas que jamás podremos apren-der es cómo escuchar a Dios. En medio de nuestra vida tan compleja yajetreada no hay nada más urgente, nada más necesario, nada más pro-vechoso que escuchar lo que Dios tiene que decirnos. Además, la Biblia esmuy explícita y Dios nos habla con tanto poder hoy como en los días cuan-do fue escrita. Su voz espera ser escuchada y, cuando la escuchamos, nosvemos lanzados a la aventura más grandiosa y más emocionante que po-damos imaginar.

Charles Stanley, en Cómo escuchar la voz de Dios

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100 AGUAS VIVAS

Mensaje a las hermanas sobre el lugar de la mujer en el ordende Dios, su servicio práctico en la iglesia local, y el cubrirse lacabeza.

Quiero decirles que no soy unamaestra. Sólo deseo compar-tir con ustedes acerca del mi-nisterio de las hermanas en

la iglesia, algo que hemos aprendido yaún estamos aprendiendo, para animar-les a vivir gratamente ante el Señor.

El lugar de la mujerHay un versículo importante en la

Escritura para entender lo que está en elcorazón de Dios, el lugar especial que éltiene para las hermanas. Es 1ª Corintios11:3. Pablo empieza diciendo: «Peroquiero que sepáis que Cristo es la cabe-za de todo varón, y el varón es la cabezade la mujer, y Dios la cabeza de Cristo».Este es un versículo clave para compren-der el orden divino de Dios para el hom-bre y la mujer, en relación con Cristo yDios mismo.

Pablo lo dividió en tres partes: Pri-mero, Cristo es la cabeza de cada hom-bre, y nosotras podemos decir «amén» aeso, porque Cristo es Señor y Salvador

de todos los creyentes, comprados por susangre preciosa; así que él debe tener ellugar de la Cabeza.

Luego, dice que el hombre es cabezade la mujer. A primera vista, podríamospensar que para Dios la mujer es una ciu-dadana de segunda clase. La gente delmundo dice eso. Pero nosotras sabemosque Dios hace todo según el designio desu corazón. En su infinita sabiduría, élconoce el lugar de las mujeres en rela-ción a su propósito eterno. Para cumplirese propósito, él asignó al hombre unafunción y a las mujeres otra, pero esto nosignifica que Dios hizo a la mujer des-igual al hombre.

Podemos ver esto en la creación, conAdán y Eva, en el Génesis. Después decrear a Adán, Dios dijo: «No es buenoque el hombre esté solo; le haré ayudaidónea para él». Así que, para cumpliresa función de ayuda, Eva tiene que per-mitirle a Adán tener la primacía y ser lacabeza. Aquí Dios nos da una indicaciónde su pensamiento acerca del hombre y

FAMILIA

El ministeriode las

Ellen Wu

hermanas

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101AGUAS VIVAS

la mujer. Ellos se complementaban entresí, trabajaban juntos, no altercando sobrequién es la cabeza y quién tiene el papelde auxiliador.

Si consideramos la tercera parte, en-tendemos un poco mejor, pues dice queDios es la cabeza de Cristo. Eso no sig-nifica que Cristo sea inferior a Dios. Pa-blo en Filipenses 2:5 dijo: «Cristo Jesús,el cual, siendo en forma de Dios, no esti-mó el ser igual a Dios como cosa a queaferrarse». Vemos claramente que Cris-to es igual a Dios. Pero él no se aferró aesta igualdad. Versículo 7: «...se despojóa sí mismo, tomando forma de siervo» –no sólo siervo, sino esclavo– «y estandoen la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta lamuerte, y muerte de cruz».

Así que vemos que nuestro Señor Je-sús, aunque era igual con Dios, para cum-plir el propósito de Dios, se despojó ytomó un lugar más bajo. Y no sólo eso,sino que aun se humilló hasta la muerte,y todo ello por su amor a nosotros. Aquelque era sin pecado fue hecho pecado ymurió por nosotros en una cruz. No hayun lugar más bajo que el que nuestro Se-ñor tomó siendo Dios, humillándose has-ta la muerte en una cruz, y consumandode esta manera la salvación para todos.

El Hijo de Dios vino a ser el Hijo delHombre. En el evangelio de Juan, él dijouna y otra vez: «No puede el Hijo hacernada por sí mismo». Nuestro Señor Je-sús era un hombre perfecto, de tal mane-ra que todo lo que él pudiera hacer o ha-blar sería perfecto. Sin embargo, paracumplir la voluntad de Dios, tomó unlugar más bajo, y permitió al Padre sersu cabeza, sometiéndose a él en todo. Asítambién, Dios nos dio un lugar especial,para manifestar esta sumisión del SeñorJesús a nuestro marido en nuestro hogary a los hermanos responsables en la igle-sia, para que la voluntad de Dios pueda

cumplirse. Con esta comprensión, pode-mos considerar lo que son los roles delas hermanas y su ministerio en la igle-sia.

El servicio de las hermanasDios creó a la mujer con una sensibi-

lidad y una habilidad para prestar aten-ción a los detalles. Hay muchas cosas enque los hermanos no son lo bastante sen-sibles para percibirlas, pero las herma-nas sí; de modo que ellas pueden ayudar.La Escritura dice que hay un don de ayu-dar. Las hermanas pueden abrir sus ca-sas, así como ustedes han hecho con no-sotros, para ofrecer el don celestial de lahospitalidad. Las hermanas tienen uncorazón más tierno para los niños, así queellas pueden atender a los hijos que elSeñor ha dado a los hermanos y herma-nas.

Nosotras podemos tener un papel enla escuela dominical: un servicio de ayu-da a los padres en la educación espiritualde sus niños. Cuando nos reunimos, en-señamos a los niños desde Génesis alApocalipsis, tomando las partes impor-tantes de cada libro y adecuándolas alnivel de ellos. Así los niños tendrán unbuen fundamento en la Palabra de Dios.

FAMILIA

Dios nos dio un lugar es-pecial, para manifestaresta sumisión del SeñorJesús a nuestros maridosen nuestro hogar y a loshermanos responsables enla iglesia, para que la vo-luntad de Dios pueda cum-plirse.

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102 AGUAS VIVAS

Gradualmente, a medida que crecen yoyen el ministerio de los hermanos quepueden estar hablando sobre el retornode Esdras a Jerusalén, por ejemplo, ten-drán una idea sobre lo que allí sucedió.Así que realmente se les está dando algomuy básico, enseñando el ABC de lasEscrituras. A una edad muy tempranapodemos ayudar a poner el fundamentopara la Palabra de Dios.

Hay otro ministerio muy importanteque los hermanos y hermanas puedenasumir, que es la oración. El hermanoStephen Kaung nos compartió sobre lahermana Margaret Barber y su sobrina,cuando ambas oraron a Dios para quelevantara un instrumento para él en Chi-na. Como consecuencia de sus oracionesy las de otras hermanas en Dinamarca,Dios levantó al hermano Watchman Neeen China. A través del compañerismo consus co-obreros, el evangelio se extendióa través de toda China aun cuando loscomunistas tomaron el poder.

No hay un ministerio mayor, en tér-minos de importancia para el Señor, queel de la oración. A menudo, nosotras so-mos más sensibles para ver las dificulta-des en la asamblea de la iglesia, o en lasfamilias de los hermanos y hermanas, ocon nuestros jóvenes atraídos por el mun-do. Si el Señor nos permite ver todas es-tas cosas, es para que nosotras oremospor ellas.

Cierta vez, en una reunión de herma-nas, una hermana mayor compartió so-bre este punto, y usó un versículo de Isaías58:12: «...y serás llamado reparador deportillos». Un portillo, una brecha, pue-de aparecer en la pared de separaciónentre la iglesia y el mundo. Un agujeropuede ser el punto donde el enemigo hacesu entrada para dañar el testimonio de laiglesia; así que nosotras podemos presen-tar estas cosas al Señor en oración.

Nosotros asistimos a un encuentro en

Filipinas una vez al año, y realmente fuiconmovida cuando ellas se dividieron engrupos pequeños para orar. Cuando yoparticipé en un grupo, ellas siempre esta-ban orando por los hermanos en respon-sabilidad, para que el Señor les diera dis-cernimiento espiritual, sabiduría y reve-lación en el ministerio de la Palabra, ypara atender los asuntos de la iglesia.

Muy a menudo es más fácil orar porlos enfermos o por alguien en dificulta-des, pero si comprendemos que nuestroshermanos en responsabilidad están de pieen la línea de fuego, nosotras como her-manas debemos apoyarlos en oración yfortalecer su espíritu, alma y cuerpo parasu ministerio en nombre del Señor.

Permítanme darles una ilustración.Hay una hermana en nuestra congrega-ción que es realmente una guerrera deoración. Había una familia con siete ni-ños. Cuando ellos eran pequeños, imagí-nense en la mañana del Día de Señor, eltratar de hallar un par de zapatos para cadauno puede ser usado por el enemigo paradistraer el corazón del padre. Así que estahermana oraba cada mañana del Día delSeñor, diciendo: «Señor, ayuda a que losniños encuentren sus zapatos, para quetoda la familia esté en paz y reposo antesde venir a tu mesa».

Aunque parece una cosa pequeña, estaes un área donde nosotras podemos ayu-dar. Todo lo que el Señor pone en su cora-zón, tráigalo al Señor en oración para quepor su Espíritu él pueda ministrar su gra-cia a muchos tipos de necesidades. Ellodetendrá la obra destructora del enemigo,para que el Señor tenga una vía libre ennuestro corazón cuando nos reunimos ensu presencia. Esta es una ilustración delservicio de las hermanas en la iglesia.

Cualquier cosa que el Señor pongaen su corazón, hágala sinceramente paraél. Pero primero debemos ir ante el Se-ñor y permitirle darnos la carga; permi-

FAMILIA

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tirle revelarnos qué área podemos traerante él en oración. Sólo entonces se cum-plirá la voluntad del Señor y su nombreserá glorificado.

Sobre el cubrirse la cabezaCuando estuvimos en Santiago de

Chile, alguien planteó también la pregun-ta sobre el cubrirse la cabeza. Pensé quedebo compartir sobre eso. Veo aquí a mu-chas hermanas que tienen su cabeza cu-bierta. No es una costumbre; las mujeresnecesitan entender su realidad o impor-tancia, y si el Señor pone esto en su cora-zón para que usted pueda someterse a laenseñanza de la Escritura, hay entoncesuna gran importancia espiritual en ello.

Pablo nos dice en 1 Corintios 11:10:«Por lo cual la mujer debe tener señalde autoridad sobre su cabeza, por causade los ángeles». Este no es un símbolode la autoridad de la mujer, sino paramostrar que ella está bajo autoridad, porcausa de los ángeles.

Nosotros sabemos lo que pasó al prin-cipio. Antes de crear al hombre, Dios creólos ángeles, que son siervos ministradoresdel Señor. De acuerdo a Isaías 14, el ar-cángel Lucifer fue creado perfecto y lle-no de belleza. Pero a él no le gustó oírhablar del lugar preeminente que Dios dioa Su Hijo. Él quería ese lugar, así que elángel caído se volvió enemigo de Dios.

A causa de esa rebelión, cuando Dioscreó a Adán y Eva y los puso en el jardínde Edén, Satanás vino y tentó a Eva; pusoun signo de interrogación en la mente deella, diciéndole: «¿Con que Dios os hadicho: No comáis de todo árbol del huer-to?». Si Eva hubiera comprendido el or-den de Dios, habría dicho a Adán: «¿Quédijo Dios?». Sin embargo, no lo hizo, sinoque respondió: «Dijo Dios: No comeréisde él, ni le tocaréis…». Vemos que agre-gó algo que no está en la Escritura; Diosnunca dijo que ellos no podían tocarlo.

Pero ella asumió como cabeza y tomó ladecisión. Ella vio que el fruto era agra-dable y bueno para comer y para hacersabio en el discernimiento del bien y delmal. Ya no tendrían que depender de queDios se los dijera. Entonces tomó el fru-to, comió, lo dio a Adán y él tambiéncomió. Y a través de ese acto de desobe-diencia, el pecado entró en el mundo.

Sabemos cuán horrible consecuenciatrajo al mundo ese acto. Pero gracias alSeñor, que vino a morir por nuestros pe-cados, para que podamos ser restaurados.Y no sólo eso, sino también nos dio unprivilegio especial: que habiendo caídode la obediencia y la sumisión, ahorapodamos decir: «Nosotros queremos so-meternos al orden divino del Señor».

Por esta razón, nosotras deseamossometernos a los varones, sea a nuestrosmaridos en nuestro hogar o a los herma-nos en la iglesia, para que Dios puedarecuperar su derecho como la cabeza su-prema que Satanás quiso usurpar aúnantes de que el hombre fuera creado. Elhombre caído y pecador se puso de partede Satanás, y todavía rechaza y resiste ala autoridad de Cristo y su Padre. Enton-ces, cuando nosotras nos cubrimos la ca-beza, estamos diciendo que queremossometernos al orden de Dios. Y cuandolos hermanos en la iglesia ven a las her-manas con cabezas cubiertas, les recuer-dan que aunque ellos tienen la autoridaddelegada del Señor, no obstante, ellostambién están bajo la autoridad de Cris-to. De esta manera, los hermanos y her-manas juntos muestran que la iglesia esel cuerpo de Cristo.

En el pasaje que leímos de Filipenses,Pablo dice: «Haya, pues, en vosotros estesentir que hubo también en Cristo Jesús».Este se refiere a la sumisión de Cristo.Cuán privilegiadas somos de poder serejemplo a los ángeles caídos, así como alos ángeles buenos, queriendo someter-

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nos como Cristo se sometió a su Padre.Sin embargo, aun cuando nosotras te-

nemos este buen deseo en nuestros cora-zones, pensamos que no es fácil someter-se; pues por naturaleza, desde Adán, so-mos rebeldes. Aun cuado deseemos tenernuestras cabezas cubiertas, el hacerlo noestá en nosotras. Pienso que Hebreos 12:2nos da el secreto acerca de cómo pode-mos ser sumisas: «...puestos los ojos enJesús, el autor y consumador de la fe». Elsecreto es mirar a nuestro Señor Jesús. Élno sólo es nuestro ejemplo: su vida desumisión también está en nosotras.

Quiero darles un testimonio personal.A menudo, el hermano Hoseah y yo te-níamos malentendidos. Así que empezá-bamos a discutir. Yo sentía que él no mecomprendía, así que yo trataba de argu-mentar o explicar por qué dije lo que yodije, pero ello no ayudaba. Cuanto másusted explica, más argumenta. ¿Es eso locorrecto?

Un día el Señor me mostró que yopuedo creer que tengo la razón, que nosoy comprendida; pero cuando miro alSeñor Jesús, perfecto, siempre justo, ysin embargo, ¿qué experimentó él cuan-do estuvo aquí?: «A lo suyo vino, y lossuyos no le recibieron». Él fue rechaza-do, los fariseos lo acusaron de ser un blas-femo. Sin embargo, ¿se defendió? No,no lo hizo. «Como cordero fue llevado almatadero; y como oveja delante de sustrasquiladores, enmudeció y no abrió suboca» (Is. 53:7).

En ese momento pensé: «¿Cómo pue-do defenderme a mí misma a la luz de loque nuestro Señor sufrió?». Al instante,la paz entró en mi corazón. En lugar decontinuar argumentando, no dije nadamás. La paz fue restaurada entre noso-tros. Así que la única vía es mirar al Se-ñor Jesús, y permitir que su vida de su-misión se manifieste en nosotros. Enton-ces podemos decir como Pablo en Gálatas

2:20: «Ya no vivo yo, mas vive Cristo enmí». No es que nosotros seamos capa-ces; es por su gracia, y la inspiración delEspíritu Santo para mirar al Señor Jesús.

Entonces habrá sumisión y obedien-cia a Dios; entonces, como dice el herma-no Sparks, Dios obtiene la gloria moral,porque nosotras –como dicen las Escritu-ras, como Jesús, «hecho un poco menorque los ángeles»– podemos ser instrumen-tos para avergonzar a los ángeles caídos yobedecer a Dios, sometiéndonos a su or-den divino; todo por su gracia y por suobra. Entonces Dios recibe toda la gloria.

Piensen ustedes cuán maravilloso esque Dios nos haya dado este privilegioespecial como hermanas de llevar su tes-timonio de lo que la vida de Cristo puedehacer a través de personas tan rebeldescomo nosotras. El entender cuán grandees el amor de Dios hacia nosotras en estaárea en particular nos dará voluntad paradecirle: «Señor, haz que quiera someter-me a ti, para que tú puedas tener toda lagloria». A través de la sumisión de la igle-sia, el Señor Jesús recuperará todo esteuniverso, la creación entera que fue suje-ta a vanidad a causa de nuestro pecado,para que Cristo sea todo y en todos.

Nosotras tenemos un rol que jugar enesto: aprender a someternos ahora a nues-tro Señor, para que cuando él mire a laiglesia, se regocije porque ella se sometea él como la verdadera Cabeza. El Señorquiere perfeccionarnos a todos en estaárea, a fin de que la iglesia crezca paraser la novia perfecta de Cristo, para sersu ayuda eterna en las edades venideras.

Gracias al Señor por la manera ma-ravillosa en que él nos trata a las herma-nas, y nos da este privilegio de aprenderla sumisión así como él aprendió cuandoera el Hijo del Hombre en la tierra. Estaes una verdadera bendición de nuestroSeñor.

***

FAMILIA

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Un examen de algunos mitos de la enseñanza de las cienciasen los centros de estudio.

Ricardo Bravo

JesucristoSeñor del colegioy la universidad

Desde pequeños nos vemossometidos a diversas in-fluencias de pensamiento.Ya en los primeros años de

colegio, el influjo de nuestros pares pue-de empezar a resultar importante, cuandoes ejercida por aquellos que son líderesdentro del grupo. Quienes nos relaciona-mos con estudiantes mayores,1 hemospodido observar que determinadas corrien-tes de pensamiento pueden llegar a ser aúnmás radicales, logrando provocar verda-deros conflictos en las mentes de aquellosque entran en contacto con un mundo aca-démico, el que generalmente da por cier-to el origen del universo, de la vida y delhombre, teniendo como base la filosofíamaterialista. Muchos estudiantes lamen-tablemente no logran resolver en formaadecuada la crisis que les sobreviene, altener que confrontar el relato bíblico acer-ca de la creación del mundo y del hombrecon aquél que plantea la ciencia.

Tres momentos delicados para un es-tudiante cristiano

Atendiendo a lo recabado por mediode la experiencia laboral docente, existi-rían al menos tres momentos delicadosdurante la etapa de un estudiante, que po-

drían ser decisivos para su vida adulta.El primero se produce al finalizar la en-señanza básica, con la asignatura de cien-cias naturales o equivalente; el segundoocurre aproximadamente en la mitad dela enseñanza media, con la asignatura defilosofía; en tanto que el tercero suele pro-ducirse en las etapas iniciales de los es-tudios superiores.

En el primer encuentro formal con elestudio de las ciencias naturales, produ-cido en sexto o séptimo año básico, losalumnos («alumnos» es una palabra queetimológicamente significa «los que senutren o que se iluminan») son intelec-tualmente nutridos o iluminados por losprofesores de ciencias acerca de la histo-ria de la tierra, de los organismos que lahabitan, incluida la del ser humano. Ge-neralmente se suele plantear que el asun-to no es tan sencillo como hasta ahoraseguramente se ha venido creyendo – alu-diendo a la historia bíblica. Ya es hora desaber que la ciencia ha desentrañado elmisterio del origen del universo y de lavida, la cual tiene una perfecta explica-ción científica.

El segundo impacto que pone a prue-ba lo aprendido por el adolescente en elámbito cristiano, o que puede sesgar de-

APOLOGETICA

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finitivamente a quien no tiene fundamen-tos cristianos, lo produce la asignatura defilosofía, normalmente a mitad de la en-señanza media. En esta clase se cuestio-nan las diferentes líneas de pensamiento,dependiendo de la corriente filosóficapredilecta del profesor, pero teniendocomo base en la mayoría de los casos unapostura que cuestiona la sabiduría de Diosy su Palabra, reemplazándola por sabi-duría humana con principios materialis-tas. Filosofía en el sentido etimológicosignifica «amor a la sabiduría», pero esclaro que no es la búsqueda de la sabidu-ría en el sentido bíblico lo que se impartecomo filosofía en colegios y universida-des. Algunos autores seculares han seña-lado que la filosofía puede y debe ense-ñarse a todos los individuos desde peque-ños para evitar que la masa caiga en ma-nos de ideologías como la religión.

Si consideramos que la Biblia enseñaque ya desde pequeños empezamos a echarlas bases de nuestros fundamentos cris-tianos (Pr. 22:6), por defecto podemoscolegir que lo opuesto también ocurrirá,es decir, el niño podrá prematuramente irforjando su mente con ideas no cristianas.

¿Somos sólo un montón de célulasandando?

Luego que los alumnos han recibidociertas luces en la enseñanza básica y me-dia, ya al acceder a la universidad el aná-lisis sobre cuestiones fundamentales con-tinúa en forma más intensa; normalmen-te en el ciclo básico de distintas carreras,situación que me toca corroborar desdehace un par de décadas.

Un hecho que recuerdo claramentecomo alumno de pregrado, tal vez por-que causó un remezón en mis cimientoscristianos (poco firmes en ese entonces),ocurrió en la primera clase de biologíacelular. La profesora de esa cátedra seña-ló enfáticamente que ella esperaba, una

vez finalizado el curso, que todos termi-násemos convencidos de que sólo éramosun montón de células andando, productode una lenta evolución que tuvo su inicioen forma de bacterias y su final en el serhumano.

Algún tiempo después, escudriñan-do las Escrituras me daría cuenta que noes sólo biología lo que constituye a losseres humanos. A Isaías el Señor le diceque lo formó desde el vientre (Isaías44:2), y a Jeremías que lo conoció antesque fuese formado en el vientre materno(Jeremías 1:5), en tanto que al rey Davidle promete que de sus entrañas levanta-ría a uno que le edificaría casa y que afir-maría su reino, dando a entender partedel carácter que tendría Salomón aúnantes de nacer (2 de Samuel 7:12). Estostres ejemplos citados permiten inferir queademás de las células que conforman alser humano, Dios pone el espíritu que leda vida, simbolizado en Génesis con elsoplo que el Señor hace sobre la narizdel recién formado Adán.

Vivimos la era del pragmatismo (fi-losofía que toma como criterio único deverdad el valor práctico), en donde seacepta sólo lo susceptible de ser verifica-do científicamente; sin embargo, la Bi-blia nos enseña que la vida del hombrees más que la materia; el ser humano esmás que la sola expresión de un progra-ma genético, escrito en un idiomabioquímico, el ADN.

Inclinación al mal desde la juventudLa experiencia señala que es en la eta-

pa de la adolescencia en que ciertas in-fluencias de pensamiento producirían unquiebre más fuerte. Debido a su grado dedesarrollo y madurez, los jóvenes empie-zan a disentir de lo que han venido reci-biendo como enseñanza, y, por tanto, es-tarían intelectualmente más capacitadospara apartarse de lo recto. Ello se ve res-

APOLOGETICA

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paldado en Génesis 8:21, donde el Señorafirma que «...el intento del corazón delhombre es malo desde su juventud» y porEclesiastés 11:10, donde se nos dice que«la adolescencia y la juventud son vani-dad».

Recuerdo que varios adolescentes dela iglesia local donde asistíamos, admi-rábamos a un hermano joven, algo ma-yor que nosotros, entre otras cosas por-que nos hablaba de asuntos propios desu carrera universitaria relacionada conciencias, resultando muy interesante paraquienes le escuchábamos. Sin embargo,pese a la gran distancia de conocimien-tos que nos separaba, había algo que medejaba confundido e insatisfecho. Elloocurría cuando al hacerle preguntas so-bre su posición respecto a lo que le ense-ñaban en ciencias, teniendo en cuenta queél era cristiano y que en muchos casoseste conocimiento impartido por deter-minados académicos podría apartarlo oal menos cuestionar su fe en Cristo, élrespondía que no le preocupaba, porqueal entrar a clases en la universidad deja-ba sus principios religiosos aparte y sedisponía a aprender lo que le enseñasen– otorgándole de paso a los académicosalgo parecido a una omnisciencia. Estetipo de razonamiento hacía que mi men-te de adolescente en ese entonces queda-se muy confundida.

Hoy, con algo más de experiencia,puedo darme cuenta lo equivocado queestaba nuestro estimado hermano y ami-go de la adolescencia. La ciencia, comoningún otro ámbito del quehacer huma-no, puede separar a un cristiano de su feen el Señor Jesucristo y su obra creada;es exactamente todo lo contrario. Al des-cubrir las leyes y principios que rigen eluniverso, la delicada complejidad de lanaturaleza y organismos, no se puede másque alabar a Dios por la magnificenciade su obra, por lo perfecto de su trabajo

en la creación, la cual aunque caída,muestra la grandeza de su Creador.

Búsqueda de los por quéEs muy natural que en las mentes de

los jóvenes, inducidos por ciertas temá-ticas escolares, empiecen a fluir innume-rables preguntas que revelan una menteinquieta, ávida de conocimiento profun-do, teleológico, sin saber que la ciencianunca será capaz de responderlas. Ello,debido a que el método científico puedeinvestigar aspectos sobre el cómo de de-terminados procesos o aspectos de la na-turaleza, pero no puede responder a lospor qué, por cuanto esta última preguntalleva a las causas últimas de las cosas,escapando así del método científico. Porejemplo, podemos preguntarnos ¿cómoes que existe la vida en la tierra?, y ape-lar a la química a la biología y a la físicapara explicarlo, pero no podemos pregun-tarle a la ciencia ¿por qué existe vida enla tierra?

En ocasiones he escuchado decir queno tenemos que indagar en temáticas deciencia y religión porque Jesús nunca serefirió a temas científicos, y sus ejemplospara explicar el evangelio y el Reino deDios a sus discípulos fueron sencillos,usando metáforas y alegorías sobre situa-ciones comunes, o tomando como refe-rencia las flores del campo, los pajarillos,etc. Es cierto que el Señor Jesucristo fueun Maestro de excepción en la enseñanza(y esto lo escuché de labios de un acadé-mico experto en técnicas de enseñanza,que impartía la cátedra de Metodologíadel Aprendizaje a estudiantes de quinto añode la Carrera de Pedagogía en la universi-dad). La Biblia nos relata que quienes es-cuchaban al Señor Jesús quedaban mara-villados, diciendo que jamás habían oídohablar así a hombre alguno.

Sin embargo nuestros hermanos delprimer siglo no tuvieron que verse en-

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frentados a este dilema que acarrea el de-sarrollo científico, en que, por un lado,aporta beneficios, pero, por otro, trae gra-ves problemas asociados, incluido el atri-buirse generalmente el poder de explicaro resolver casi todo, complicando así lavisión de muchas personas. Ello, porcuanto hoy día se tiende a elevar a la cien-cia a una categoría de deidad. «Quienañade ciencia añade dolor», (Eclesiastés1:18) y mucho de ello ha venido ocurrien-do en la historia humana hasta llegar alsiglo último, el que ha sido llamado «laera del conocimiento» o «el siglo de laciencia» (Piel 2001).

Hoy vivimos en la era del conoci-miento que todo lo inunda, y no es posi-ble ignorar el fuerte efecto que esto tieneen las nuevas generaciones. Antiguamen-te podían pasar cientos de años para lo-grar algunos avances en la ciencia. Ac-tualmente, se calcula que el conocimien-to científico se duplica aproximadamen-te cada cinco años, con disciplinas alta-mente complejas como la física cuánticade los superconductores, que describe almundo de una forma distinta a la físicatradicional de Newton y Maxwell, cues-tionando incluso la estructura de la ma-teria; la ingeniería genética y su aplica-ción a la biotecnología con posibilidadesde acción insospechadas, para las queno existen normas de conducta ni leyesprevistas; la nanotecnología, que es lamanipulación de la materia a escalamolecular, de nanómetros (un nanómetroes la millonésima parte de un milímetro),y que al unirse con la biotecnología po-dría eventualmente fusionar materia vivacon materia inerte, fabricando organis-mos híbridos, cuyo comportamiento esmuy difícil de predecir.

Estos nuevos paradigmas amenazancon desafiar leyes físicas y biológicas quehasta ahora son inviolables. Nuestros ni-ños y jóvenes están fuertemente expues-

tos a estos dioses del siglo XXI, y porello es necesario orientarles abordandoestos temas complejos con una perspec-tiva bíblica haciendo una clara delimita-ción de los límites de la ciencia. Es nece-sario ayudarles a entender que Dios, ensu infinita sabiduría, inspiró la escriturade la Biblia para ser comprendida en todotiempo y lugar, independiente del nivelde desarrollo científico y técnico de cadaépoca y cultura; por la tanto, nunca que-dará obsoleta – como ya se dice en algu-nos ámbitos. Considerando que las des-cripciones que nos ofrece la Biblia delmundo natural nunca pierden su vigen-cia y que ella contiene la única, verdade-ra y última respuesta para el ser humano,que es Jesucristo el Señor, autor en últi-mo término de todo lo creado.

Si alguno se imagina que sabe algo,aún no sabe nada

Al finalizar el semestre recién pasa-do un alumno de postgrado me señalabala desazón que le producía el hecho dehaber profundizado mucho más en cier-tas temáticas y, sin embargo, terminar aúnmás confundido que antes. Se le presen-taba la paradoja de que al tener más co-nocimiento, se daba cuenta que sabíamenos. Esto es así porque normalmenteen carreras relacionadas con ciencias enpregrado los egresados se quedan conciertos «paradigmas» y conceptospreestablecidos, con los cuales creen lle-gar a saber y entender ciertas cosas. Sinembargo al continuar estudios depostgrado y desmenuzar estos «para-digmas» aprendidos en pregrado se dancuenta que se les ha removido el piso desu conocimiento y han pasado de sabiosa ignorantes nuevamente, aunque la es-cala de esta ignorancia está unos pelda-ños más arriba que aquella que poseíanantes de iniciar estudios superiores.Sócrates el pensador griego, a diferencia

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de sus engreídos colegas de la época quecreían saber, se dio cuenta de este fenó-meno, llegando a pronunciar su frase«sólo sé que nada sé».

Esto es una realidad para quienesincursionan en alguna área del saber. Noobstante, esta realidad se presenta gene-ralmente como una dicotomía entre quie-nes la vivencian. Por una parte, estánaquellos que se sienten pequeños y hu-mildes ante la inmensa complejidad delos fenómenos y procesos inherentes alplaneta y al universo en que nos encon-tramos, y, por otra, los que sienten crecersu orgullo y soberbia ante el ligero y efí-mero conocimiento científico adquirido.Ligero, por cuanto la ciencia sólo se aso-ma a mirar algunos destellos delmultifacético prisma de los principios yprocesos subyacentes en la naturaleza, yefímero, porque normalmente han de sercambiados o mejorados.

«El conocimiento envanece», habíadicho el Apóstol Pablo a los hermanosde Corinto (1ª Corintios 8:1), y este co-nocimiento adquirido por la ciencia, in-completo e imperfecto, en tanto se en-tienda separado de Dios –quien en últi-ma instancia ha permitido su existencia–se transformará en un conocimiento vano,sin sentido, elevando los niveles de so-berbia y orgullo de quienes así lo tomen.No es un coeficiente intelectual de 150 omás lo que separa a un intelectual de laverdad de Cristo, llevándolo al agnosti-cismo; lo que realmente lo aparta es unasoberbia tan enorme como una catedral,que ha crecido en su corazón envanecidopor el conocimiento, aislado de su con-texto que encuentra su todo en Dios.

No os toca a vosotros saberEn las últimas palabras del Señor Je-

sucristo dichas a sus discípulos antes desu ascensión, existe un edificante pensa-miento que nos puede servir de regla a

aplicar en el tema que hemos venido tra-tando. Sus discípulos también con deseosde saber sobre temas que no podían o nodebían, le preguntan al Señor sobre eltiempo de la restauración del reino deIsrael, a lo que él les responde «No ostoca a vosotros saber los tiempos o lassazones que el Padre puso en su solapotestad» (Hechos 1:7). Es muy impor-tante escudriñar los textos bíblicos y pro-fundizar en el conocimiento del Señor,pero hay cosas que no nos correspondesaber, cosas secretas de Dios y cosas ve-dadas en otros ámbitos también. ¿Qué eslo que nos toca saber? La Palabra de Diosno deja dudas. Leemos en Deuteronomio29:29 «Las cosas secretas pertenecen aJehová nuestro Dios, más las reveladasson para nosotros...»; en 1ª Corintios13:8-10 se nos dice que la ciencia acaba-rá y que sólo en parte conocemos, perocuando venga lo perfecto entonces lo quees en parte se acabará. No obstante, elSeñor en su discurso de despedida seña-ló además a sus discípulos que recibiríanpoder del Espíritu Santo, y esto es lo másgrande que nos toca saber.

Por tanto, es necesario que nuestrosjóvenes comprendan que por sobre todoconocimiento humano impartido en el co-legio o en la universidad, está el conoci-miento del Señor. No en vano reclamaDios desde la antigüedad: «Mi pueblo fuedestruido porque le faltó conocimiento»(Oseas 4:6), porque finalmente no seránlas fuerzas valóricas ni intelectuales lasque alumbrarán el entendimiento de losseres humanos para llevarlos al pleno co-nocimiento del Señor, sino el poder delEspíritu Santo por medio de quienes hayahecho sus hijos.

Literatura citada:· Piel G. 2001. The age of science.· Reina Valera. 1995. Santa Biblia, revisión1995. Sociedades Bíblicas Unidas.

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Una maravillosa historia real.

Realmente la clase más popu-lar de la facultad era la deQuímica. La mayoría de losestudiantes, sin importar su

especialidad, la tomaban durante su pri-mer año. El profesor, el Dr. Lee, era unode los más conocidos y honorables de laUniversidad. Ostentaba muchos honoresobtenidos de diferentes sociedades cien-tíficas del mundo. Su influencia era depeso, más que la de cualquier otro de losprofesores.

El profesor Lee creía en Dios comoCreador de la masa original que habíasido arrojada al espacio y que Dios habíaestablecido ciertas leyes que la goberna-ba. Pero creía también que Dios no seinteresaba mucho en el hombre y que,por tanto, era inútil buscar una relaciónpersonal con él, y mucho menos lograrsu intervención directa en los asuntos delos hombres.

Las charlas del Dr. LeeEntre los temas de sus numerosas

conferencias, el Dr. Lee elegía el de laoración para la serie de charlas en la se-mana previa a las vacaciones de Acciónde Gracias. El ciclo era de tres conferen-cias. La segunda conferencia enfatizabala idea de la imposibilidad de los mila-gros.

Después de finalizar esta vez, algu-nos estudiantes nos reunimos con el Dr.Lee para conversar y yo le dije: «Dr. Lee,yo he comprobado la existencia de los

milagros. Conozco a un hombre llama-do Jerry Sproul, cuyas cuerdas vocalesfueron destruidas por gas en la PrimeraGuerra Mundial. Fue declarado incura-ble en tres hospitales del Ejército y se ledio una pensión vitalicia. Su caso es bienconocido por los oficiales en Pittsburg,Pennsylvania, y por los periódicos loca-les. Él oró por su enfermedad, y recibióen respuesta, nuevas cuerdas vocales. Susfichas médicas están a disposición, y mesentiría complacido de obtenerlas paraque usted las vea».

El Dr. Lee respondió: «Verá, yo nocreo absolutamente en nada de eso. Siexistiera una circunstancia tal cual ustedme la describe, por supuesto deberá ha-ber alguna explicación científica paraello». Luego, se dio vuelta y se marchó.

El desafíoLa tercera conferencia era sobre la

imposibilidad de obtener una respuestaobjetiva a la oración. El Dr. Lee solía decirque probaría sus argumentos. Al finali-zar su charla, anunciaba que bajaría de laplataforma al piso de concreto y haría undesafío. Preguntaba si había alguien queaún creía en la oración y pedía que antesque alguien contestase escuchara lo queél iba a hacer.

Decía: «Me daré vuelta, tomaré unfrasco y lo mantendré con mi brazo ex-tendido. Si alguno cree que Dios respon-de la oración, yo quiero que se pare ypida a Dios orando que cuando tire yo

REPORTAJE

Richard H. Harvey

LA HISTORIA DEL FRASCO

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este frasco al piso no se rompa. Me gus-taría saber si sus oraciones y las oracio-nes de sus padres, de los maestros de laEscuela Dominical, y aún la de sus pas-tores podrán impedir que este frasco serompa. Si alguno desea que algunos deellos estén acá, pospondré con muchogusto este experimento hasta que vuel-van del receso de Acción de Gracias».

Nunca nadie había aceptado el desa-fío del Dr. Lee.

Un joven de fePero ese año, un joven que ingresa-

ba, escuchó acerca del desafío y decidióen espíritu de oración aceptarlo. Creyóque Dios le había dado la promesa: «Sidos de vosotros se pusieren de acuerdoen la tierra acerca de cualquier cosa quepidieren...». Entonces aquel joven buscóa otro cristiano y se reunieron en oraciónpidiendo valentía y fe. Ellos creían queDios mantendría aquel frasco sin rom-perse.

Llegó el día de la conferencia, y, alfinalizar, tal como se hacía por cerca dedoce años, el desafío fue lanzado.

Tan pronto como el Dr. Lee preguntó:«¿Hay alguien aquí que crea que Dioscontesta la oración?», aquel joven se paró,levantó la mano, y dijo: «Dr. Lee, yo creo».

«Bien, esto es muy interesante», co-menzó a decir el profesor, «Pero, estima-do joven, déjeme explicarle lo que haré,y entonces usted después verá si desea ono orar. No quiero hacerle pasar vergüen-za ante sus compañeros». Aquel profe-sor tomó el frasco y lo extendió enfrente

de él, sobre el piso de cemento. «Ahorale voy a pedir a usted que ore – si aúnquiere hacerlo. Después que usted ore,tiraré el frasco y le puedo asegurar que algolpear contra el piso se va a romper encentenares de pedazos, y ninguna oraciónpodrá impedirlo. ¿Aún desea orar?

«Sí, Dr. Lee, quiero orar».«Bien, esto es lo más interesante», y

volviéndose a la clase dijo, sarcástica-mente: «Ahora nos comportaremos re-verentemente mientras este joven ora».

Entonces se volvió al joven, y le dijo:«Ahora usted puede orar». Aquel joven-cito levantó su rostro al Cielo y oró:«Dios, yo sé que tú me oyes. Honra elnombre de tu Hijo Jesucristo y hónramea mí, tu siervo. ¡No dejes que este frascose rompa! Amén».

El Dr. Lee extendió su brazo tan le-jos como pudo, y abrió su mano. El fras-co cayó en forma de arco, golpeó la pun-ta del zapato del profesor Lee, dio vueltasobre sí mismo y no se rompió.

No hubo ningún movimiento en elaire, ninguna ventana abierta. La clasesilbó, aplaudió y gritó.

El Dr. Lee nunca más volvió a darsus conferencias anuales sobre la oración.

Hace unos años, en la ConferenciaBíblica de Notario, Canadá, conté estahistoria brevemente y después de la re-unión, una señora vino y me dijo: «Dr.Harvey, yo también era alumna de pri-mer año del Dr. Lee, y le escuché aqueldesafío. Lo que usted dice es exactamentela verdad.»

Tomado de 70 años de milagros.

Respuestas de «¿Cuánto sabe de la Biblia?»1D, 2A, 3C, 4B, 5D, 6C, 7D, 8B, 9C, 10B, 11A, 12C, 13A, 14D, 15A, 16B, 17A,18C, 19C, 20D, 21B.CALIFICACIÓN: 13 a 15 = Suficiente; 16 a 18 = Bueno; 19 a 21 = Sobresaliente.

REPORTAJE

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Regresando a la iglesiaPor la gracia de Dios, llegó a mis

manos el libro «Regresando a la Igle-sia». Al leerlo descubro la verdad acer-ca de la verdadera iglesia de Jesucris-to. Me ha sido de mucha ayuda paracomprender la voluntad de Dios para suiglesia. Junto con mis hermanos hemossolicitado a Dios su dirección para cum-plir verdaderamente con su voluntad yseguir sirviendo a nuestro Señor con fi-delidad.

Enrique Solano Jasso, Coatzacoalcos,Veracruz, México.

Casa de DiosAgradecemos mucho la revista

Aguas Vivas concerniente a la Casa deDios. Es una gran bendición para nues-tras vidas. Los mensajes son muy pro-fundos y edificantes. Dios continúe re-velándoles las cosas reservadas para sushijos, que tanto alegran nuestros cora-zones. Les estimamos y animamos aseguir en pos del supremo llamamientoen Cristo Jesús.

Jorge y Jéssica Schiantarelli,Talara, Piura, Perú.

De mano en manoDios los bendiga y continúe dando

esa creatividad y orden al elaborar larevista Aguas Vivas. Es una bendicióntenerla; sus artículos nos ayudan ennuestro crecimiento espiritual. La lee-mos mi hija, yo y los jóvenes de mi con-gregación. A veces pasan semanas sinregresarla, porque pasa de mano enmano. Estamos orando por el ministe-rio que nuestro Salvador les ha dado.

María Ríos, Caracas, Venezuela.

Trigo espiritualMi especial y fraternal agradecimien-

to por el amable y oportuno envío de lapublicación bien llamada «Aguas Vivas».Los artículos que vienen en cada edi-ción son de gran importancia para quie-nes hemos creído en Cristo Jesús. Estrigo espiritual que fortalece la fe en lasanta y bendita Palabra de Dios. Deseoque la paz y la bendición de Dios repo-sen en sus vidas para continuar con leal-tad el hermoso ministerio de la páginaimpresa.

Maclovio Gómez L., Mission, Texas, USA

PAGINA DEL LECTOR

CARTAS

Equipo Redactor: Eliseo Apablaza, RobertoSáez, Gonzalo Sepúlveda, Claudio Ramírez.Además en esta edición: Stephen Kaung,Christian Chen, Ellen Wu, Gino Iafrancesco,Rubén Chacón, Ricardo Bravo, Marcelo Díaz,Cristian Cerda.Diseño y diagramación: Mario Contreras.Traducciones: Andrés Webb, Mario Contreras.Distribución y Finanzas: Jorge Geisse D.Cta. Cte. 74-0078945-7 del Banco Santander, anombre de Jorge Geisse & Mario Quidequeo.Fono/Fax 45-642904. Cas. 3045, Temuco, Chile.E-Mail: [email protected]

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UNA REVISTA PARA TODO CRISTIANO / Año 6 · Nº 32 · Marzo - Abril 2005

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