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o 2. Una sobrecarga de volumen. Las regurgitaciones valvulares (insuficiencia mitral
o aórtica), así como los cortocircuitos izquierda-derecha, constituyen ejemplos de
esta situación en la que nuevamente el miocardio es normal al inicio.
o 3. Una pérdida localizada de miocitos. El infarto de miocardio, una de las causas
más frecuentes de insuficiencia cardiaca, constituye el ejemplo más claro de esta
situación. Aquí coexiste una parte del miocardio, la necrosada, cuya función se
pierde por completo, con otra parte, el miocardio sano, que debe someterse a una
sobrecarga para intentar suplir la contribución de la zona ausente. El resultado es
que la función de las cámaras ventriculares se encuentra deprimida en mayor o
menor medida, dependiendo de la cuantía de ambas zonas.
o 4. Una disminución generalizada de la contractilidad. Esto es lo que sucede en las
miocardiopatías dilatadas de diverso origen. Aquí la función de la cámara es
anormal como consecuencia de una anormal contractilidad del miocardio que la
forma, sin que existan zonas normofuncionantes.
Dentro de estos cuatro grandes grupos pueden agruparse todas las causas
que desembocan en la insuficiencia cardiaca; el camino que conduce hacia el
síndrome final no es el mismo. La información de que disponemos sobre el
proceso evolutivo tampoco es la misma; en el caso del infarto de miocardio el
acontecimiento que pone en marcha toda la secuencia de eventos es conocido y,
por lo general, no pasa desapercibido. Este hecho ha permitido analizarlo con
cierto detalle e incluso poner en marcha actuaciones para intentar retrasarlo. Por
el contrario, en muchos casos de miocardiopatía dilatada el diagnóstico no se
hace sino cuando aparecen signos y síntomas clínicos de insuficiencia cardiaca,
por lo que los acontecimientos que tienen lugar antes de este momento son
menos conocidos.
SINDROMES VALVULARES CARDIACOS
Son alteraciones en la estructura valvular, de diferente origen, que
ocasionan un funcionamiento inadecuado y, como consecuencia, una anormal
función del corazón como bomba. Pueden ser debidas a estrechamiento valvular
(estenosis) y/o a su cierre inadecuado, ocasionando regurgitación (insuficiencia).
Las válvulas del corazón pueden tener una o dos disfunciones:
Regurgitación. La válvula o las válvulas no se cierran completamente, causando
que la sangre se devuelva en lugar de pasar a través de la válvula.
Estenosis. La abertura de la(s) válvula(s) se estrecha o válvulas se daña o
cicatrices (tieso), inhibiendo la salida del flujo de sangre de los ventrículos o
aurícula. El corazón se ve forzado a bombear sangre con más fuerza
para poder impulsar la sangre a través de la(s) válvula(s) reducidas o rígidas
(estenóticas).
Las válvulas del corazón pueden tener ambas disfunciones al mismo tiempo
(regurgitación y estenosis). Asimismo, más de una válvula cardíaca se puede
afectar al mismo tiempo. Cuando las válvulas del corazón no pueden abrirse y
cerrarse correctamente, las consecuencias para el corazón pueden ser graves, ya
que se hace más difícil bombear la sangre de forma adecuada por todo el cuerpo.
Los problemas de las válvulas cardíacas son una causa de la falla cardíaca.Desde
el punto de vista clínico podemos distinguir los síndromes valvulares siguientes:
Estenosis mitral.
Insuficiencia mitral.
Prolapso de la válvula mitral.
Estenosis tricuspídea.
Insuficiencia tricuspídea.
Estenosis aórtica.
Insuficiencia aórtica.
Estenosis pulmonar.
Insuficiencia pulmonar.
Síntomas de las enfermedades valvulares del corazón
Las enfermedades valvulares leves pueden no producir ningún síntoma. Sin
embargo, cada individuo puede experimentar los síntomas de una forma diferente.
Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo de enfermedad valvular y pueden
incluir los siguientes: Dolor en el pecho, Palpitaciones, causadas por latidos del
corazón irregulares, Migrañas, Fatiga, Mareos, Presión baja o alta de la sangre,
dependiendo de la enfermedad valvular que esté presente, Falta de aliento, Dolor
abdominal debido al aumento de tamaño del hígado (en caso de mal funcionamiento
de la válvula tricúspide).
Causa del daño de las válvulas del corazón
Dependen del tipo de enfermedad que esté presente, y pueden incluir las
siguientes:
Antecedentes de fiebre reumática (en la actualidad es una enfermedad poco
frecuente gracias a la eficacia de los antibióticos) - una condición que se
caracteriza por fiebre y dolor, inflamación e hinchazón de las articulaciones.
El daño que resulta de un ataque al corazón. (Una enfermedad arterial coronaria o
un ataque cardíaco).
El daño que resulta de una infección. (Una infección de la túnica interna de las
paredes y válvulas del corazón (el endocardio). Esto se denomina endocarditis
infecciosa.)
Cambios en la estructura de la válvula del corazón debidos al proceso de
envejecimiento.
Defectos congénitos del corazón. Una válvula aórtica de forma irregular o una
válvula mitral estrechada.
Sífilis (en la actualidad es una enfermedad de transmisión sexual poco frecuente
gracias a la eficacia de los tratamientos) - una enfermedad caracterizada por
síntomas progresivos si no son tratados. Los síntomas pueden incluir pequeñas
úlceras que no son dolorosas que desaparecen, seguidas de una erupción en la
piel, aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, dolores de cabeza, dolores en
los huesos, pérdida de apetito, fiebre y fatiga.
Mixomatosis - un desorden hereditario del tejido conectivo que debilita el tejido
valvular del corazón.
Las válvulas mitral y aórtica son las que con mayor frecuencia resultan afectadas
por la enfermedad valvular del corazón. En personas jóvenes la válvula más
frecuentemente afectada es la mitral, mientras que en personas mayores lo es la
aórtica.
Enfermedades valvulares del corazón más comunes:
Válvula aórtica bicúspide
Válvula aórtica bicúspide es una condición de válvula aórtica que es un
mecanismo cardíaco tricúspide que impide el flujo retrogrado de la sangre desde
la aorta al ventrículo izquierdo. Una válvula aórtica bicúspide en vez de funcionar
con tres funciona con dos valvulas como válvula mitral que es normalmente la
única válvula bicúspide de las cuatro válvulas cardíacas. Normalmente se trata de
una fusión congénita de dos valvas. Según rafes en la válvula podemos
clasificarla en tres tipos:
1. Válvula aórtica bicúspide “real” con dos valvas simétricas y sin rafes. La
tiene siete por ciento de todos los ejemplares tratados. La válvula puede estar
dividida en las partes de la coronaria derecha e izquierda o en la parte de las dos
coronarias y la parte sin coronarias.
2. Válvula de forma tricúspide con un rafe. La tiene 88 por ciento de todos
los ejemplares. La mayoría (71 por ciento) tiene el rafe entre las coronarianas
derecha e izquierda.
3. Válvula de forma tricúspide pero con dos rafes. Cinco por ciento de los
ejemplares tiene una válvula aórtica bicúspide así. Siempre se trata de la fusión
coronariana izquierda y la no coronariana y de la fusión de las dos coronarianas.
En muchos casos, el trastorno no causa problemas. Sin embargo,
especialmente en la vejez, la válvula aórtica puede calcificarse, lo cual puede
causar estenosis aórtica de diversos grados de severidad así como insuficiencia
aórtica, lo cual se manifiesta como ruidos a la auscultación. Si llegase a ser lo
suficientemente severo, puede requerir cirugía. La gente con la válvula aórtica
bicúspide puede cansarse más fácilmente que la gente con función normal de la
válvula. Tampoco por su malfuncionamiento del corazón puede mantener la forma
física para las actividades intensivos. La válvula aórtica bicúspide no es fácil que
pueda ser diagnosticada con un electrocardiograma en pacientes con murmullos
cardíacos, porque las válvulas de tipo 2 y tres tienen la misma arquitectura que la
válvula normal, a veces es difícil diagnosticarla. Una prueba más precisa para su
diagnóstico, consiste en efectuar un ecocardiograma, lo que da una visión casi
tridimensional del cuerpo cardíaco completo. Asimismo, el diagnóstico evidente se
logra con la aplicación de un TAC (tomografía axial computarizada). La mayoría de
los pacientes con válvula aórtica bicúspide, cuya válvula llega a la disfunción
necesitan un cercano seguimiento por un cardiólogo o cirujano con especial
interés en valvulopatías y, potencialmente sean candidatos al reemplazo de la
válvula en su tercera o cuarta década de vida.
Anomalía de Ebstein
Es un defecto poco frecuente que consiste en una anormalidad de la válvula
tricúspide, válvula que conecta la aurícula derecha con el ventrículo derecho. En la
anomalía de Ebstein, la válvula tricúspide está malformada y situada más abajo de
lo normal, dentro del ventrículo derecho, cavidad que bombea la sangre a los
pulmones (se muestra en el diagrama). Este desplazamiento de la válvula
tricúspide se asocia con un escape o insuficiencia de sangre a través de la válvula;
esto hace que la cavidad que recibe la sangre de las venas del cuerpo, la aurícula
derecha, se dilate más de lo normal. Además, las valvas o “velos” de la válvula
tricúspide tienen una forma anormal. Los niños con este defecto tienen riesgo de
presentar arritmias cardiacas (latidos irregulares y/o rápidos) debido al
estiramiento de las paredes asociado a la dilatación y al aumento de presión de la
aurícula derecha.
A su vez, la posición anormal de la válvula tricúspide hace que una zona
del ventrículo derecho funcione como parte de la aurícula derecha. Esto se conoce
como auriculización del ventrículo derecho. Entre más abajo se encuentre la
válvula tricúspide, más pequeña será la cavidad que funciona como ventrículo
derecho. Adicionalmente, con frecuencia se asocia con esta anomalía un orificio
en la pared muscular o tabique que separa las dos aurículas, conocido como
comunicación interauricular (CIA). Usualmente, parte de la sangre pobre en
oxígeno que se encuentra en la aurícula derecha pasa por la CIA a la aurícula
izquierda. Esto se debe a que hay una mayor oposición a que la sangre fluya
hacia el ventrículo derecho que hacia la aurícula izquierda. Este cortocircuito
anormal de la aurícula derecha a la izquierda hace que haya una disminución en
el contenido de oxígeno en la sangre del corazón izquierdo y por lo tanto, de los
tejidos del cuerpo.
Los efectos de la anomalía de Ebstein dependen de la posición y del
funcionamiento de la válvula tricúspide. En casos leves, los pacientes usualmente
no presentan síntomas y no hay necesidad de realizar tratamiento alguno. En
cambio, en casos muy severos, el bebé puede tener una coloración morada
(cianosis) indicativa de una disminución en el contenido de oxígeno de la sangre
en el corazón izquierdo y en los tejidos del cuerpo, debido al cortocircuito de
derecha a izquierda a nivel de la comunicación interauricular. La dificultad que
tiene el ventrículo derecho para bombear la sangre a los pulmones (por
desplazamiento inferior de la válvula tricúspide) y el escape o insuficiencia de la
válvula tricúspide anormal, inducen a que la sangre pobre en oxígeno pase de la
aurícula derecha a la izquierda a través de la CIA.
Este cortocircuito de derecha a izquierda será mayor a medida que el
desplazamiento y/o la insuficiencia de la válvula tricúspide sean más severos. A
su vez, a medida que haya una mayor contaminación de sangre pobre en oxígeno
en el lado izquierdo del corazón, los tejidos del cuerpo tendrán menor cantidad de
oxígeno. Algunos casos de anomalía de Ebstein, desarrollan latidos cardiacos
anormales (irregulares y/o rápidos) o arritmias, por lo que necesitan ser tratados
con medicamentos antiarrítmicos.
Atresia tricuspide
Se define como atresia tricúspide la agenesia completa de la válvula
tricúspide e inexistencia del orificio correspondiente de forma que no existe
comunicación entre la aurícula y ventrículo derecho. Es por tanto, una anomalía
que se inscribe en el conjunto de malformaciones cuyo modo de conexión
atrioventricular es univentricular, en contraste con la normalidad que es
biventricular. La comunicación interauricular o el foramen oval es la única salida de
la aurícula derecha lo que permite el tránsito obligado de sangre venosa sistémica
hacia la aurícula izquierda; si es pequeña se dificulta su desagüe provocando
congestión hepática y bajo gasto sistémico. El ventrículo derecho no tiene entrada
y por ello es incompleto e hipoplásico; de él emerge la arteria pulmonar (conexión
ventriculoarterial concordante) en el 80% de los enfermos, o la aorta (conexión
ventriculoarterial discordante o “transposición”) en la proporción restante.
Habitualmente existe a su vez una comunicación interventricular (CIV) que
posibilita el progreso de sangre mezclada hacia el vaso conectado al hipolásico
ventrículo derecho: la arteria pulmonar o la aorta. Si la CIV es pequeña existirá
respectivamente, una estenosis pulmonar con disminución significativa del paso
de sangre hacia los pulmones (hipoxemia, cianosis, crisis hipoxémicas) o una
estenosis subaórtica inductora de bajo gasto sistémico, en este último caso no es
infrecuente la asociación de coartación de aorta. Estas formas fisiopatológicas
proporcionan tres tipos clásicos de presentación clínica de la atresia tricúspide.
1. Hipoaflujo pulmonar (atresia tricúspide con estenosis pulmonar). Es la
forma más frecuente y cursa con cianosis importante.
2. Hiperaflujo pulmonar (atresia tricúspide sin estenosis pulmonar). Se
manifiesta con insuficiencia cardiaca e hipertensión pulmonar.
3. Hiperaflujo pulmonar y obstrucción sistémica (atresia tricúspide sin
estenosis pulmonar y obstrucción subaórtica y/o coartación). Presenta
insuficiencia cardiaca muy severa y/o bajo gasto cardíaco, éste subgrupo requiere
una pronta intervención quirúrgica.
Estenosis tricuspídea
La estenosis de la válvula tricuspídea o, simplemente estenosis
tricuspídea es una valvulopatía (cardiopatía valvular) caracterizada por el
estrechamiento anormal del orificio de la válvula tricúspide del corazón. Esta
reducción del orificio valvular generalmente es secundaria a la fiebre reumática, un
proceso inflamatorio que puede también afectar el aparato sostenedor de la
válvula. Rara vez puede ser congénita, y no es heredada. Otras causas menos
frecuentes incluyen el síndrome carcinoide, endocarditis, fibrosis endomiocárdica,
lupus eritematoso y mixoma de la aurícula derecha. La válvula tricúspide controla
la dirección del flujo sanguíneo desde la aurícula derecha hacia el ventrículo
derecho.
En su buen funcionamiento, la válvula no impide el flujo de sangre entre
esos dos espacios, pero en ciertas circunstancias, la válvula se vuelve más
estrecha de lo normal, resistiendo el flujo sanguíneo. En la fisiología cardíaca
normal, la válvula tricúspide se abre durante la diástole ventricular izquierda, para
permitir que la sangre proveniente de las venas cava, fluya desde la aurícula
derecha hacia el ventrículo derecho. La razón por la que la sangre fluye en la
dirección apropiada, es que durante esta fase del ciclo cardíaco, la presión en el
ventrículo derecho es menor que la presión en la aurícula derecha, obligando a la
sangre a desplazarse bajo un gradiente de presión. En el caso de una estenosis
tricúspide, la válvula no se abre completamente, haciendo que la aurícula derecha
tenga que ejercer una presión mayor del normal para vencer la resistencia de una
apertura más estrecha.
La estenosis pulmonar
La estenosis pulmonar es un defecto congénito (presente al nacer) que se
produce debido al desarrollo anormal del corazón del feto durante las primeras 8
semanas de embarazo. La válvula pulmonar está ubicada entre el ventrículo
derecho y la arteria pulmonar. Tiene tres aletas que funcionan como una puerta de
una vía, permitiendo que la sangre fluya a la arteria pulmonar, pero no hacia atrás,
al ventrículo derecho. En el caso de la estenosis pulmonar, los problemas con la
válvula pulmonar dificultan la abertura de las aletas para permitir que la sangre
fluya desde el ventrículo derecho a los pulmones. En los niños, estos problemas
pueden incluir:
Una válvula que tenga aletas que se encuentran fusionadas parcialmente.
Una válvula que tenga tres aletas gruesas que no se abran completamente.
El área situada arriba o debajo de la válvula pulmonar se angosta.
Existen cuatro tipos diferentes de estenosis pulmonar:
Estenosis valvular pulmonar - las aletas de la válvula se engrosan o se
angostan.
Estenosis supravalvular pulmonar - la arteria pulmonar situada justo arriba
de la válvula pulmonar se angosta.
Estenosis supravalvular (infundibular) pulmonar - el músculo situado
debajo del área de la válvula se engrosa, reduciendo el conducto de salida del
flujo de sangre del ventrículo derecho.
Estenosis periférica de ramas pulmonares - la arteria pulmonar derecha,
izquierda o ambas se estrechan.
La estenosis pulmonar puede presentarse en diversos grados, clasificados
según la obstrucción del flujo sanguíneo. Un niño con estenosis pulmonar severa
podría estar muy enfermo, evidenciando síntomas importantes a edad temprana.
Un niño con estenosis pulmonar leve puede presentar pocos síntomas o ninguno.
O tal vez los presente cuando sea adulto. Un grado moderado o severo de
obstrucción puede empeorar con el tiempo.
Los síntomas incluyen:
Distensión de la vena yugular
Cianosis, usualmente visible en las uñas
Síntomas de hipoxia
sincopes
Cuando la estenosis es leve, puede pasar desapercibida por varios años,
con radiografía y ECG normales. Si la estenosis es severa, pueden presentarse
además desmayos repentinos, fatiga y mareo con el ejercicio.
Prolapso mitral
El prolapso mitral o prolapso de la válvula mitral es una valvulopatía
(cardiopatía valvular) caracterizada por el desplazamiento de una valva
anormalmente engrosada de la válvula mitral, por lo general, una protrusión
cóncava hacia la cámara del atrio izquierdo durante la sístole, es decir, durante la
contracción de los ventrículos del corazón. Está presente en un 5 al 10 % de la
población mundial, la gran mayoría de la cual cursa sin síntomas y con bajo riesgo
de complicaciones. Su etiología es degenerativa y abarca un amplio espectro de
alteraciones infiltrativas o displásicas del tejido mitral. Las más conocidas: la
deficiencia fibroelástica, la enfermedad de Barlow y el síndrome de Marfan. El
hallazgo más frecuente es el prolapso de uno o varios segmentos valvulares
debido a elongación o rotura de cuerdas causando una pérdida de la superficie de
coaptación, lo que origina la incompetencia valvular. Esta relación causa-efecto
entre enfermedad, los cambios anatomopatológicos y la pérdida de coaptación la
describió Carpentier como la tríada fisiopatológica en 1983. En casos severos,
puede causar regurgitación mitral, endocarditis infecciosa; también puede
provocar paro cardíaco y muerte súbita. La palabra prolapso significa una
sobresalida o descenso de una víscera, en este caso, la válvula que separa el
atrio izquierdo del ventrículo izquierdo.
Si el grado de prolapso es muy importante, puede haber un soplo cardiaco,
causado por movimiento anormal de las valvas grandes o por la fuga de sangre
que existe a nivel de la válvula mitral (insuficiencia o regurgitación mitral). La
insuficiencia mitral es insignificante a menos de que llegue a un grado moderado o
severo. Esto puede causar un engrosamiento de la pared del ventrículo izquierdo,
ya que esta cámara tiene que bombear vigorosamente para compensar el flujo
retrógrado de sangre a través de la válvula mitral. La mayoría de los pacientes
con prolapso de la válvula mitral tienen una insuficiencia mitral leve.
Aunque el prolapso de la válvula mitral no es usualmente serio, puede asociarse a
síntomas menores como falta de aire, cansancio, palpitaciones cardiacas, dolor
torácico, mareos, dolor de cabeza, e insomnio. Esta anomalía aumenta el riesgo
de endocarditis infecciosa (inflamación del recubrimiento interno y/o de las
válvulas cardiacas).
Estenosis mitral
La estenosis mitral es la obstrucción del tracto de entrada del ventrículo
izquierdo por una patología generalmente reumática de la válvula mitral. Si bien su
prevalencia en los países desarrollados ha declinado, en algunos países aún es
una enfermedad relativamente frecuente. En los últimos años hubo grandes
cambios en la evaluación y el tratamiento de la estenosis mitral. El cateterismo
cardíaco, que en el pasado era el que determinaba la gravedad de la obstrucción y
sus consecuencias hemodinámicas, ha sido suplantado por la ecocardiografía. El
cateterismo tiene ahora un papel terapéutico, por lo exitosa que resulta la
valvuloplastia mitral percutánea. Esto también ha llevado a recomendar una
“intervención” más precoz en la estenosis mitral. La fase aguda de la fiebre
reumática ocurre con mayor frecuencia entre los 6 y los 15 años. Luego de un
período de latencia variable de aproximadamente 10 a 20 años ocurre la aparición
de los síntomas. Generalmente, éstos se desarrollan en forma gradual, excepto
cuando ocurre una fibrilación auricular. Anatomopatológicamente, la fase aguda se
caracteriza por el daño del tejido conectivo de las valvas, como consecuencia de
una reacción inmunológica. En un tercio de los pacientes se produce una
estenosis pura y en los restantes se asocia con insuficiencia mitral. También
pueden comprometerse simultáneamente las válvulas aórtica y/o tricúspide.
Inicialmente se produce una valvulitis con engrosamiento fibroso de las comisuras.
La enfermedad avanza como respuesta a ataques repetidos de fiebre reumática y
al daño producido por las alteraciones hemodinámicas generadas por la lesión
original.
Posteriormente hay fibrosis de ambas valvas, con rigidez de ellas,
acortamiento y fusión comisural con deformación y reducción del anillo valvular.
Puede haber compromiso del aparato subvalvular, con la consecuente
participación de él en la estrechez. Finalmente, tanto las valvas como las cuerdas
tendinosas pueden calcificarse. Estos cambios generan una deformación del
aparato valvular y una reducción del orificio de apertura. El área valvular normal
del adulto es de 4 a 6 cm2 . Se considera que la estenosis mitral es leve cuando el
área valvular supera 1,5 cm2 , moderada cuando es mayor de 1 cm2 y severa
cuando es menor o igual a 1 cm2 . La reducción progresiva del orificio genera un
aumento de la presión auricular y un gradiente auriculoventricular, que así
incrementa la presión en el circuito pulmonar; esta hipertensión pulmonar
inicialmente es pasiva y luego es reactiva. Finalmente, el ventrículo derecho puede
llegar a dilatarse y aparecer insuficiencia tricuspídea.
El gradiente de presión auriculoventricular depende directamente del
volumen minuto e inversamente de la duración de la diástole y del área valvular.
En un tercio de los casos puede haber disfunción sistólica del ventrículo izquierdo,
la cual puede ser secundaria a miocarditis reumática, hipoflujo transvalvular o a
disminución del acortamiento posterobasal por rigidez del aparato subvalvular, lo
que se traduce en una fracción de eyección menor. Los síntomas más frecuentes
son disnea de esfuerzo, que en ocasiones puede progresar a edema agudo de
pulmón, y palpitaciones. Pueden observarse, además, hemoptisis, embolias
sistémicas, dolor torácico y signos y síntomas de falla derecha. La fatiga es más
frecuente en los pacientes con hipertensión pulmonar con aumento de la
resistencia vascular. El paciente puede presentarse con la llamada “facies mitral”,
cianosis periférica e ingurgitación yugular. Se pueden palpar el signo de Dressler,
el impulso de la arteria pulmonar, el primer ruido, el componente pulmonar del
segundo ruido y ocasionalmente el rolido diastólico. La auscultación permite
identificar un primer ruido aumentado, chasquido de apertura y rolido
mesodiastólico con refuerzo presistólico. En presencia de hipertensión pulmonar
severa puede auscultarse un soplo protodiastólico de insuficiencia pulmonar.
En el electrocardiograma se evidencian signos de agrandamiento auricular
izquierdo. Con frecuencia hay fibrilación auricular y a veces signos de hipertrofia
del ventrículo derecho. En la radiografía de tórax se destacan el agrandamiento de
la aurícula izquierda y los signos de hipertensión venocapilar. En presencia de
hipertensión pulmonar, hay prominencia del arco medio pulmonar y agrandamiento
del ventrículo derecho. En ocasiones puede observarse calcificación mitral severa.
La ergometría se utiliza fundamentalmente para evaluar la capacidad funcional del
paciente, sobre todo cuando los síntomas referidos no se correlacionan con la
gravedad de los signos clínicos y la información aportada por los estudios
complementarios.
Regurgitación mitral
La insuficiencia mitral, también conocida como regurgitación mitral, es un
trastorno de la válvula mitral del corazón, caracterizado por reflujo desangre desde
el ventrículo izquierdo a la aurícula izquierda durante la sístole. La válvula mitral
consta de dos aletas rodeadas por una zona anular, músculos papilares (que
previenen prolapsos hacia la aurícula) y los tendones conectores a los músculos.
La disfunción de cualquiera de estas porciones del aparato mitral puede causar
regurgitación sanguínea. La insuficiencia mitral primaria es debida a cualquier
proceso que afecte laválvula misma. Las causas de regurgitación mitral primaria
incluyen:
Tumor benigno (mixoma) que ocasione cambios degenerativos. Una
anormalidad genética que afecta la composición de colágeno de la válvula
mitral, lo que hace que las aletas protruyan hacia la aurícula izquierda.
Insuficiencia mitral degenerativa: la insuficiencia mitral degenerativa es una
anomalía que afecta al 2-3% de la población. Abarca un amplio espectro de
alteraciones infiltrativas o displásicas del tejido mitral. Las más conocidas: la
deficiencia fibroelástica, la enfermedad de Barlow y el síndrome de Marfan. El
hallazgo más frecuente es el prolapso de uno o varios segmentos valvulares
debido a elongación o rotura de cuerdas causando una pérdida de la superficie de
coaptación lo que origina la incompetencia valvular.
La isquemia causa daño a las fibras musculares de la papila valvular con
subsecuente desplazamiento y dilatación del segmento anular de la
válvula.
Endocarditis infecciosa.
Enfermedad vascular colagenosa (por ej.:Lupus eritematoso
sistémico,Síndrome de Marfan).
Fiebre reumática.
Traumatismo.
Valvulotomía con balón de la válvula mitral.
Ciertos medicamentos (por ej., fenfluramina)
La insuficiencia mitral secundaria es debida a la dilatación del ventrículo
izquierdo, causando que el anillo valvular se estreche y se desplacen los músculos
papilares. Esta dilatación del ventrículo izquierdo puede ser debida a cualquier
proceso de miocardiopatía dilatada, incluyendoinsuficiencia
aórtica, miocardiopatía dilatada no isquémica, y miocardiopatía espongiforme.
La fisiopatología de la regurgitación mitral puede ser dividido en tres fases:
aguda, compensada y crónica descompensada.
Comparación de una insuficiencia mitral aguda vs. crónica
Insuficiencia mitral aguda Insuficiencia mitral crónica
Electrocardiograma Normal
Onda P mitrale, fibrilación
auricular, hipertrofia ventricular
izquierda
Tamaño del
corazónNormal
Cardiomegalia, agrandamiento
aurícula izquierda
Murmullo sistólico Se escuchan en la base, irradia Se escuchan en el ápice, irradia a
al cuello, columna o sobre la
cabezala axila
Soplo apical Puede estar presente Presente
Ingurgitación
yugularPresente Ausente
La insuficiencia mitral aguda, tal como ocurre debida a una repentina
ruptura de los cordones tendinosos o la musculatura papilar, de repente causa una
sobrecarga, tanto de la aurícula izquierda como el ventrículo izquierdo. La
sobrecarga de volumen del ventrículo izquierdo es porque con cada contracción,
ahora debe bombear sangre no solo hacia la aorta(volumen de eyección
anterógrado), pero también la sangre que regurgita de vuelta a la aurícula
izquierda (volumen de eyección retrógrado). La combinación del volumen de
expulsión hacia la aorta junto con el volumen regurgitado, se le conoce como el
volumen de eyección del ventrículo izquierdo. En un evento agudo, el volumen de
eyección del ventrículo izquierdo aumenta, pero la fracción expulsada a la aorta es
menor. El mecanismo por el que hay un aumento del volumen de eyección se le
conoce como la ley de Frank-Starling del corazón. El volumen regurgitado causa
una sobrecarga de volumen y presión en la aurícula izquierda. El aumento de la
presión en la aurícula izquierda inhibe el drenaje de sangre desde los pulmones a
través de las venas pulmonares. Eso causacongestión pulmonar.
Fase crónica compensada
Si la regurgitación mitral se desarrolló lentamente a lo largo de meses o
años, o si la fase aguda puede ser manejada con terapia médica, el individuo
entrará en una fase crónica compensada del trastorno. En esta fase, el ventrículo
izquierdo desarrolla hipertrofia excéntrica de modo de adaptarse mejor al
incrementado volumen de sobrecarga. Esta hipertrofia sumado al aumentado
volumen diastólico, se combinan para aumentar el volumen de eyección por
encima de los valores normales con la intención de que el volumen saliendo por la
aorta se acerque a niveles normales. En la aurícula izquierda, el volumen de
sobrecarga causa que dicha cámara se agrande, permitiendo que la presión de
llenado en la aurícula izquierda disminuya. Esto mejora el drenaje de las venas
pulmonares, y los signos y síntomas de la congestión pulmonar mejoran. Estos
cambios en el ventrículo izquierdo y la aurícula izquierda mejoran el flujo cardíaco
de salida y la congestión pulmonar que ocurre en la fase aguda. Los individuos en
la fase crónica compensada pueden cursar asintomáticos y tener tolerancias
normales al ejercicio.
Fase crónica descompensada
La regurgitación mitral en fase compensada puede durar en un individuo por
años, pero finalmente se tornará en una disfunción del ventrículo izquierdo, la
característica clásica de la fase crónica descompensada de la insuficiencia mitral.
No está del todo claro que es lo que causa que un individuo entre en esta fase del
trastorno. Sin embargo, la fase descompensada se caracteriza por una sobrecarga
de calcio en los miocitos cardíacos. En esta fase, el miocardio ventricular deja de
ser capaz de contraer adecuadamente para compensar la sobrecarga de volumen
de la regurgitación mitral, disminuyendo el volumen de eyección del ventrículo
izquierdo. Ello hace que el volumen expulsado hacia la aorta sea menor y que el
volumen al final de la sístole sea mayor. Este volumen adicional se traduce en
mayores presiones de llenado del ventrículo y aumentará también la congestión
pulmonar. El sujeto entonces desarrollará de nuevo síntomas de insuficiencia
cardíaca. El ventrículo izquierdo comienza a dilatarse en esta fase, causando
dilatación del anillo de la válvula mitral, presente en casi todos los pacientes con
insuficiencia mitral, lo que empeora el grado de regurgitación mitral. El ventrículo
izquierdo dilatado causa un aumento en el estrés ejercido sobre la pared muscular
del ventrículo. A pesar de que la fracción de eyección en la fase crónica
descompensada es menor que en la fase aguda y la fase crónica compensada de
la insuficiencia mitral, puede que aún esté en el rango normal (es decir: >50%), y
puede que no disminuya sino hasta los estadios tardíos del trastorno. Una
disminución en la fracción de eyección en un individuo con insuficiencia mitral sin
ninguna otra anormalidad cardíaca pudiera alertar al médico que la enfermedad ha
entrado en su fase descompensada.
Los síntomas asociados con la insuficiencia mitral dependen de la fase en
que el trastorno se esté manifestando. Aquellos con regurgitación mitral aguda,
tendrán signos y síntomas de insuficiencia cardíaca congestiva descompensada:
Disnea, disnea paroxística nocturna y/o ortopnea;
Edema pulmonar.
Así como síntomas sugestivos de un estado de bajo gasto cardíaco:
Reducida tolerancia al ejercicio.
En casos de ruptura de la musculatura papilar o de los cordones
tendinosos, puede verse colapso vascular con:
Shock cardiogénico.
Aquellos con insuficiencia mitral crónica compensada pueden cursar
asintomáticos, con normal tolerancia al ejercicio y sin evidencias de insuficiencia
cardíaca. Son personas sensibles a pequeños cambios en volumen intravascular y
tienden con facilidad a desarrollar sobrecarga de volumen (insuficiencia cardíaca
congestiva).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S140941422006000100004 Revista Costarricense de Cardiologíavol.8 n.1 San José Jan. 2006
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República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos
Área: ciencias de la Salud
Núcleo-Calabozo
FISIOPAT
Participantes:
Br. Flor Montoya.
Br. Vanessa Garrido
Br. Liosandra Castillo
Facilitador:
Dr. Enzo Trocci
Calabozo, Estado Guárico, julio del 2015.
Participantes:
Br. Flor Montoya.
Br. Vanessa Garrido
Br. Liosandra Castillo