PAPEL SALMON MARZO 1

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creación y vida marzo 1 de 2009 E D I C I Ó N 852 7 El perturbador de la paz franciscana de Quito 8 Publicaciones “Soy, ante todo, profesor” 4 4 2 Pintores de costumbres 3 Fernando Alvarado, más que cálida madera

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SEPARATA LA PATRIA

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1marzo 1 de 2009

creación y vida marzo 1 de 2009

E

D I C I ÓN

852

7El perturbador de la paz franciscana de Quito

8Publicaciones

“Soy, ante todo, profesor”

44

2Pintores de costumbres

3Fernando Alvarado, más que cálida madera

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2marzo 1 de 2009

LIBROS

PS

Durante el siglo XIX pasaron por tierras de la Nueva Granada y de la Gran Colombia un gran nú-

mero de viajeros extranjeros que dejaron consignadas sus observaciones en libros, memorias o diarios de viaje que poco a poco fueron conocidos en nuestro país, unas veces por la curiosidad de los investi-gadores, otras por traducciones realizadas en el exterior y enviadas para su difusión en Colombia.

Eran personajes conspicuos: unos, aven-tureros que anhelaban conocer de cerca las bellezas del nuevo mundo; otros, animados por inquietudes científicas sobre la flora y la fauna de estas tierras, que Alejandro de Humboldt ya había empezado a mostrar en sus diarios de viaje en 1801. Pero también vinieron ingenieros, dibujantes, geógrafos, mineralogistas, y también agregados co-merciales que enviaban el resultado de sus expediciones a sus gobiernos respectivos al finalizar sus viajes.

Los había franceses, ingleses, alemanes, suizos y norteamericanos, quienes deja-ron testimonio de sus recorridos en di-versas publicaciones. Aún más: existe una versión negra que advierte la presencia de algunos espías de los gobiernos extranje-ros, disfrazados de diplomáticos, aunque todavía no existen evidencias claras de sus reportes, ni de su peculiar oficio.

Un nuevo libroHace años, la firma Carvajal y Cía., con

la colaboración histórica de Armando Ro-mero Lozano y la edición de Mario Carva-

VIAJEROS POR EL ANTIGUO CALDAS

de costumbresPINTORESExiste un extenso periodo entre las narraciones de los Cronistas de Indias y los trabajos de estos viajeros, en quienes se hace presente la influencia del naturalismo y el romanticismo. Sus narraciones permi-ten comprender las difíciles circunstancias de la colonización. Revela-ciones.Jaime Lopera* - Papel Salmón

jal, publicó el libro Viajeros Extranjeros en Colombia, siglo XIX, (1970) con las pri-meras muestras de los relatos de Humbol-dt, Mollien, Hamilton, Le Moyne, Holton, Saffray, André, Cané, y D´Espagnat sobre sus desplazamientos por todo el país. El año pasado, la Secretaria de Cultura de Caldas y la Academia Caldense de Historia hicieron Viajeros por el Antiguo Caldas (2008), que constituye un documento ex-cepcional al extractar pasajes de los viajes de los forasteros por los senderos del hoy llamado Eje Cafetero. (1)

Existe un extenso periodo entre las na-rraciones de los Cronistas de Indias (Cie-za, fray Pedro Simón y otros) y los trabajos de estos viajeros que se producen en una época marcada por el romanticismo euro-peo. No es posible entonces una compara-ción entre aquellos y éstos. Los Cronistas eran funcionarios de la Corona española que actuaban como notarios de los con-quistadores, producían informes oficiales y daban cuenta de los hechos a su alcan-ce, en muchas ocasiones escamoteando la verdad de las tropelías sobre la población aborigen. No obstante, todas las pistas sobre la población indígena precolombi-na, su toponimia y ubicación, se pueden rastrear en los documentos de tales Cro-nistas que aun reposan en los archivos de Sevilla.

La influencia del naturalismo y el ro-manticismo se hace presente en aquellos viajeros. No en vano Baudelaire, coterrá-neo y contemporáneo, decía de Le Moyne, que “el genio de un artista pintor de cos-

tumbres es un genio de naturaleza mixta, es decir, en el que participa una gran parte de espíritu literario. Observador, pasean-te, filósofo, llámese como se quiera [...] Algunas veces es poeta; más a menudo se aproxima al novelista o al moralista; es el pintor de la circunstancia y de todo lo que sugiere de eterno. Cada país, para su pla-cer y su gloria, ha poseído algunos de esos hombres”.

Observadores y testigosEso eran: pintores de costumbres que

a menudo se salían de sus roles como bo-tánicos o ingenieros de minas para dar a conocer sus observaciones sobre los cami-nos, los transeúntes, la vida de las aldeas, y un sinfín de detalles sobre los recorridos a lomo de mula, con sus peones, sus tras-tos y baúles y, en algunos casos, sus apa-ratos de medición. Uno de ellos, el francés Brisson hablaba en 1894 del “océano de cerros” que él vio y definió con esta metá-fora al observar por primera vez, entrando por Pereira, la abrupta topografía de los territorios del Gran Caldas.

Aparte de omitir algunos pormenores, que los románticos no hacían para evitar alusiones íntimas sobre la vida de los pue-blos que visitaban, las narraciones de estos viajeros permiten comprender las serias y difíciles circunstancias de la colonización. Las complicaciones del clima, las comidas inabordables para los paladares europeos, los bueyes de carga, las turegas, los cami-nos empinados, los lodazales en invierno, y los precarios albergues, debieron ser un

plato exótico para sus lectores del viejo mundo.

Solamente Boussingault, el mineralo-gista que trabajó para los primeros gobier-nos republicanos (1822), ofrece una sus-tanciosa descripción de la vida burguesa y esclava en Cartago y es, quizás, el más prolijo de todos -salvo el bogotano Manuel Pombo (1852) y el paisa Rufino Gutiérrez, quienes asimismo fueron muy cuidadosos en la crónica de las costumbres locales cuando pasaron por Manizales en direc-ción al Magdalena y Antioquia.

Fuente históricaLa lectura de estos relatos de los via-

jeros extranjeros por nuestra comarca, es una fuente inapreciable para los his-toriadores, los antropólogos, y en general los científicos sociales que se ocupan de aquellas etapas de nuestro crecimiento y desarrollo. Igualmente para los novelistas históricos que han erigido a la coloniza-ción antioqueña como telón de boca para hablar de unos valores y unas conductas específicas cuyas características ofrecen una muestra de nacionalidad.

De igual manera es dable subrayar el dedicado y meticuloso esfuerzo de los compiladores, los historiadores Albei-ro Valencia Llano y Fabio Vélez Correa, quienes procuraron hacer más accesible al público estos fragmentos de los relatos foráneos mediante la incorporación de sendos índices temático, onomástico y to-ponímico que aparecen al final. Son pues 460 páginas de revelaciones, de retratos, de cuadros pintorescos, de juicios sobre la realidad que los viajeros tenían enfrente, mismas que se disfrutan con la compla-cencia de quien entra al mundo de imáge-nes en las cuales se vive, gracias a otros, la esencia de nuestra historiografía

VALENCIA LLANO, Albeiro/VÉLEZ CO-RREA, Fabio. Viajeros por el Antiguo Caldas. Academia caldense de Historia. Editorial Manigraf. Manizales. 2008. Pp. 448.

*Escritor. Presidente de la Academia de Historia del Quindío.

Nota: (1) El libro de Giogio Antei, Guía de Forasteros, 1817-1857 (Seguros Bolívar, 1995) es un refinado aporte de este investigador italiano residente en Co-lombia cuyas ilustraciones, en su mayoría, eran in-éditas. El libro Viajeros Colombianos por Colombia , del Fondo Cultural Cafetero (Bogotá, 1977), con pro-logo de Gabriel Giraldo Jaramillo, contiene los viajes de muchos nacionales, como Groot, Camacho Rol-dan, Cordovez Moure y Rafael Reyes, entre otros.

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3marzo 1 de 2009

ARTES PLÁSTICAS

PS

En las primeras páginas del Popol Vhu maya se lee que “Al punto fue hecha de madera la imagen

del hombre” y remata el párrafo con que aquellos hombres de madera resultantes“ anduvieron sobre la tierra sin acordarse del Corazón del Cielo”.

La madera fue uno de los primeros materiales que intrigaron a los espíritus soñadores, entre nosotros, desde la épo-ca precolombina. Esa dimensión artística germinó cuando ciertos seres humanos miraron el tronco de un árbol y vieron un torso. Luego, la madera fue revelando po-tencialidades, secretos y sugestivos miste-rios.

Un arte centenario en Caldas

Se van a cumplir cien años desde cuan-do, en Caldas, el grupo de artesanos del taller de los Carvajal intuyó esa dimensión expresiva de los leños extraídos de nues-tros bosques milenarios. Desde las sedes de ese taller, en Antioquia y Caldas, se em-pezaron a difundir imágenes que poblaron los templos elaboradas con maderas ele-vadas a la categoría de arte pues hacían aflorar, en la imaginación de quienes las contemplaban, ternura, compasión y, en

DE LA TALLA EN MADERA AL ÓLEO Y LA ACUARELA

FERNANDO ALVARADO,más que cálida madera

Aprendió del maestro Guillermo Botero la selección de las made-ras, el manejo de las herramientas y la formulación del estilo. De la talla en madera bidimensional hacia el lienzo, los pinceles y el óleo. Obras de un arte semiabs-tracto. Evolución creadora.Octavio Hernández Jiménez* - Papel Salmón

muchas ocasiones, contacto con la divini-dad.

Guillermo Botero, de acuerdo con su au-tobiografía, en el preámbulo de su queha-cer artístico, se hizo ducho en la restaura-ción de imágenes sagradas, en los pueblos caldenses. Luego, depuró las perspectivas de su imaginación creadora, purificó con la luz de la inspiración las ambiciones de su sensibilidad y definió un estilo que per-durará más allá de su presencia física. El estilo renacía, como una marca indeleble, en cuanto leño salpicaba con el sudor físi-co y bautizaba con su creatividad.

Manizales se fue convirtiendo, por obra y gracia del maestro Guillermo Botero, en el museo apacible, disperso y semioculto de su obra, sobre todo, en madera. Puso a danzar sus figuras en la carne rosada del cedro y otras maderas preciosas, por estancias de instituciones, oficinas y hoga-res.

Guillermo Botero, en murales y escul-turas, insistió en la exaltación de figuras humanas aisladas, aunque el maestro también escenificó acciones comunitarias de acuerdo con los requerimientos de sus mecenas. Grupos que representaban la colonización de tierras caldenses, la histo-ria de la moneda, la gesta libertadora y la vida cotidiana.

El “espíritu vital” de las tallas

Fernando Alvarado Ramírez iba detrás del maestro observando la selección de las maderas, aprendiendo el diestro manejo de las herramientas y buscando, a su vez, la formulación de un estilo que lo identifi-cara ante los ojos de sus coterráneos.

Durante el tiempo que Alvarado trabajó en la Escuela de Bellas Artes y luego en el programa de Artes Plásticas de la Univer-sidad de Caldas fue afianzándose en lo que

el filósofo H. Bergson llamó “espíritu vital”, diferente a la parte mental del mundo, sin el cual no hay arte. Ese espíritu vital es mol-deado por la parte material en que actúa, en este caso, la sensualidad de la madera.

En ese instante, empezó a diferenciarse del maestro, en el gesto pensativo y el sem-blante apacible con que ha rodeado sus tra-bajos. Las figuras de Alvarado carecen de la danza gimnástica de que hacen gala las obras de largo aliento del insigne pacoreño. El taller de Alvarado, también en Chipre, se fue poblando de seres ensimismados, nos-tálgicos, aletargados y anónimos. Imágenes de seres humildes y atemporales.

Los varones, en las tallas, se distinguen por las barbas acicaladas, las manos lán-guidas, las poses erguidas. Las mujeres casi siempre aparecen abrigadas por los brazos de sus amantes, acunan a sus hijos, lucen labios protuberantes y en sus manos portan soberbias guirnaldas. Los cristos de Alvara-do están en capacidad de hacer milagros.

Usa indistintamente una gama reduci-da de colores minerales, por lo que no es extraño que el espectador se detenga en la contemplación de barbas verdes, labios gra-nates y grandes espacios con el color natu-ral de la madera que, en sus vetas, revela la tortuosa agonía ante veranos desolados, o las superficies simétricas que trazaron las herramientas con que se pulieron rítmica-mente esos leños.

Hacia el arte semiabstracto

Como si se hubiera inspirado en el título de Bergson, Alvarado continuó con su “evo-lución creadora”. No se quedó en la talla bi-dimensional y los bustos de profetas en uso de merecido descanso. Echó mano al lienzo, los pinceles y el óleo para transmitir las sen-saciones que le comunica nuestra geografía de montaña. No se trata de obras realistas

Alvarado muestra en sus acuarelas otra de sus facetas artísticas.FOTO/María Luisa García/Papel Salmón

sino de un arte semiabstracto en el que po-demos vislumbrar la neblina que arropa ne-vados, cerros y cañadas, la luz tamizada de la tarde y esos bellos paisajes en los que “el verde es de todos los colores”, como escribió Aurelio Arturo.

Con su impulso creador, Fernando Al-varado pasó del óleo al dibujo y la acuarela cuando se supondría que el orden sería al contrario, como lo hizo recientemente Jesús Franco. En su tercera etapa rinde un home-naje al arte hecho con agua. Su antecesor en este oficio no sería Guillermo Botero sino Teodoro Jaramillo, aunque Alvarado vuel-ve a manifestarse con libertad y personali-dad en una técnica en la que complemen-ta la acuarela con la tinta china. Ahí está el paisaje de cascadas profundas, chamizas crispadas, flores desoladas, atardeceres sangrientos, rostros y ojos sumergidos en insoportables pesadillas.

Mientras el clásico Teodoro Jaramillo bosqueja, a lo lejos, como parte del decorado, cuerpos de raza negra, dada la tierra chocoa-na que le inspiró, Fernando Alvarado enfoca, en primer plano, rostros triangulares, “des-figurados y satíricos, a veces crueles”, como ciertas obras del expresionista alemán Ernest Kirchner. Miradas fantasmagóricas, penetran-tes, aleladas. Muchos de esos cuerpos angus-tiados buscan refugio en la vecindad de otras figuras. Nosotros nos convertimos en el objeto de la intrigante contemplación de estos seres kafkianos.

En el Centro Colombo Americano de Ma-nizales, del 19 de febrero al 13 de marzo de 2009, la ciudadanía podrá enterarse de las dos etapas pictóricas por las que ha incur-sionado este artista manizaleño que, lo con-trario de los hombres de madera del Popol Vhu, siempre se ha acordado del Corazón del Cielo

*Escritor.

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6marzo 1 de 2009

ESCRITORES CALDENSES

PS

“Soy, ante todo, Profesordas publicó hace poco un volumen con antología de esos reportajes, bajo el títu-lo que han tenido siempre: “Reportajes de Aleph”.

En Aleph, al igual que en otros luga-res, he publicado lo que convencional-mente suele llamarse poesía, también artículos, ensayos y notas culturales. Me cabría, quizá, alguna dosis de “periodis-mo cultural” en la identificación.

-¿Qué prefiere ser: escritor, acadé-mico o editor?

La vida de los seres humanos transcu-rre más por destinos que por preferen-cias personales, o por escogencia racio-nal de camino. En mi caso personal he sido esas tres cosas a la vez. Soy, ante todo, profesor, en la idea de encontrar en espacios universitarios personas jó-venes con capacidad de acompañarme en el “aula del estudiante de la mesa re-donda” para desplegar posibilidades de libre examen, con temas anchurosos de la Cultura, en construcción conjunta, sin el viejo criterio de impartir lección, sino de edificar en mancomún con procesos de diálogo respetuoso, basado en lectu-ras y estudio. En esa necesidad se dan las formas de expresión aludidas en la pregunta: escribir, vivir con intensidad el mundo académico y editar en lo posible resultados de esos procesos, sin esperar que los editores lleguen, y menos de me-drar ante quienes tienen en sus manos los aparatos editoriales. Desde tempra-no he editado libros míos, de manera ar-tesanal casi siempre, en pocos ejempla-res, que van por ahí a manos generosas, sin esperar mayores destinos. Se trata, nada más, del cumplimiento de un desti-no que en lo posible trato de disfrutar, y hasta de padecer.

Entre técnico y aprendiz de humanidades

-¿Cómo una persona con tanta sen-sibilidad terminó estudiando Ingenie-ría Civil?

Mis estudios de ingeniería civil se hi-cieron también por imperativo de un destino. Ingresé a la Escuela de Ingenie-ría, como la llamábamos por entonces,

en la UN-Manizales, y me formé, con en-tusiasmo y no sin dificultades, en arduas disciplinas de la Matemática, la Física, las ciencias aplicadas. Pero en simulta-neidad esa otra pierna de la Cultura, o del humanismo, permanecía activa. Soy un híbrido de técnico y aprendiz de hu-manidades. Y ejercí la profesión como constructor de escuelas y de caminos, como diseñador y constructor de puen-tes, con formación continuada en niveles de postgrado, para enganchar en buen momento en la vida universitaria, de nuevo, como docente, al amparo de esa personalidad a la que también me debo: Alfonso Carvajal-Escobar. Y he tenido un recorrido que no me atrevo a calificar, pero si se que ha sido intenso, de total dedicación, sin mezcla alguna con los intereses monetarios o económicos, que me han sido tan ajenos.

Pertenezco a un tipo de ciudadano que se siente sintonizado con Sócrates, Jan Comenius, Francisco Giner de los Ríos y los muchachos del grupo del Ateneo de la Juventud en el México de comienzos del siglo XX. Y en lo cercano y contem-poráneo con un Antanas Mockus, bajo la creencia profunda en los beneficios de la educación y de la construcción continua de ciudadanía, para el ejercicio de esos valores universales del respeto y la soli-daridad.

Una vida entre libros-Usted vive rodeado de libros ¿Cuál

ha sido el criterio de selección de los 12 mil volúmenes que tiene?

No estoy seguro que los tenga: ellos me tienen, me retienen. Desde “La alegría de leer” de mi maestra de letras primeras, la señorita Margarita, los libros se han sucedido como encuentros por el cami-no. Un libro que se lee lo remite a uno a otros y así sucesivamente. Libros tam-bién que uno encuentra referidos en una seductora reseña, o en una conversación, o en una vitrina, o que son hallazgos por estantes de librerías de nuevo y de viejo. O en virtud de temas inquietantes que uno se propone o le aparecen, se busca en los libros respuesta, o elementos vá-lidos para darse uno las propias expli-caciones. Y por tiempos, en razón de la falta de espacio físico, me he visto en la dolorosa situación de salir de muchos de ellos, entregándolos a escuelas, o a universidades, con la idea que sabrán encontrar sus propios lectores. Soy, en simultaneidad, bibliófilo y bibliómano, o en una palabra que he acuñado: bibliofi-lómano... Es decir, un tipo sin salvación alguna.

-Desde estudiante ha estado involu-crado en el mundo de las publicacio-nes, ¿qué han significado éstas para usted, sobre todo Aleph?

Antes traté de expresarlo: las publica-ciones son una respuesta de trabajo rea-lizado que se desea compartir. He escrito mucho, y sigo escribiendo, más por ob-sesión que por una disciplina de la racio-nalidad. Volúmenes permanecen quietos en sus lugares, con espera o sin espera.

Y me he propuesto publicar gradualmen-te algunos de esos libros, a mi cuenta y riesgo, en la medida en que pueda ha-cerlo, como lo he hecho hasta ahora. No tengo capacidad alguna de competir, ni en mi ejercicio de vida ha cabido la des-mesura de la “competitividad”. Voy con laboriosidad haciendo lo mío, lo que me tocó, de la mejor manera posible, sin in-volucrar ni afectar a nadie. Quizá Livia sea mi única cómplice, con quien suelo leer y releer lo escrito, para pulir y para saber que estamos vivos, gozosos.

La Revista Aleph, como lo dije alguna vez en conferencia del Banco de la Repú-blica, es para mi una obsesión, y nada más. Y las obsesiones cobran su propio camino. No hay para qué buscarle la razón de ser, el por qué. La he llevado sobre mis hombros desde el primer día de 1966, y espero que pueda continuar con ella por muchos años más. Es una historia que alguna vez debería contarse, como un recuento de pasajes, de momen-tos de vida en la Cultura, con sentido de universalidad, sin perder la perspectiva de lo local. La historia de la Revista es mi propia historia. Ella ha congregado personas de valía por épocas, que le han dado buena mano, y en la sección: “Pa-tronato histórico de la Revista” se nom-bran con reconocimiento y gratitud.

Así, luego de hacer un rápido viaje por los libros, por las libretas de apuntes, por los casetes que guardan las palabras de numerosos escritores entrevistados para Aleph, por los dibujos para la Re-vista y de tener una conversación que uno quisiera fuera infinita, nos despedi-mos de Carlos-Enrique Ruiz y de Livia con la promesa de volver

Carlos-Enrique Ruiz escribe a diario. Lo hace en el sitio en que se encuentre y para ello tiene una Palm con un teclado inalámbrico.

La vida de Car-los-Enrique Ruiz

es de una gran riqueza. Ser inge-niero civil, pasar por la academia, haber hecho un

sinnúmero de entrevistas a es-critores, artistas plásticos hacen de su conversa-

ción un tejido de anécdotas que

son inagotables.

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7marzo 1 de 2009

HISTORIA

PS

El pasado del Ecuador está en-tretejido con la historia colom-biana. Las autoridades de Quito

dependieron durante siglos de Santa Fe de Bogotá y la administración eclesiásti-ca de la provincia de Popayán corrió por cuenta de los jerarcas católicos de la Ca-pitanía de Quito.

En las primeras épocas republicanas Colombia impidió que Guayaquil queda-ra en manos del Perú y en la batalla del Portete de Tarqui, colombianos y ecua-torianos frenaron las ambiciones expan-sionistas de ese país, aunque desaprove-charon la oportunidad para definir los límites territoriales y asegurar un vasto territorio, que a la postre ocuparon los limeños.

La provincia del Cauca estuvo en dos ocasiones bajo el pabellón ecuatoriano y tropas del vecino país respaldaron revo-luciones liberales y conservadoras, unas veces con el señuelo de cesiones territo-riales y otras veces movidas por intere-ses comunes.

En la ruta de la “Ilustración”

Más que por mar, Quito y Santa Fe es-tuvieron unidas en la época colonial por la ruta Cartagena-Honda-Quito que sir-

FRANCISCO JAVIER EUGENIO ESPEJO

El perturbador de la paz

FRANCISCANA DE QUITOA la sombra de Juan Pío Montúfar, Francisco Javier Espejo se perfiló como el pionero de la independencia ecuatoriana. Fue un escritor y periodista rebelde. También, un galeno notable. El 30 de julio de 1792 las autoridades quiteñas lo capturaron y recluyeron en una mazmo-rra donde enfermó y murió. Cultura mestiza.Alfredo Cardona Tobón* - Papel Salmón

vió al comercio de las mercancías prove-nientes de Europa y a la expansión de las ideas de “La Ilustración”, promovida por comerciantes libertarios como el quite-ño Juan Pío Montúfar y el santafereño Antonio Nariño, quienes intercambiaron libros y folletos, ideas y valores revolu-cionarios.

Los dos amigos promovieron las pri-meras logias masónicas en Quito y en Santa Fe y a la sombra de esas logias na-cieron las tertulias que animaron el se-paratismo de la sociedad criolla.

Si Miranda fue el precursor de la inde-pendencia venezolana y Nariño el precur-sor granadino, a la sombra de Montúfar, se perfiló Francisco Javier Espejo como el pionero de la independencia ecuato-riana y “el despertador de la conciencia y el ingenio de Quito”.

Por la ruta de Honda hacia el sur lle-gó Espejo a la capital del virreinato. Allí se inició en la logia masónica y redactó su famoso “Discurso de la Escuela de la Concordia” que sacudió a la monacal so-ciedad quiteña y abonó el terreno para la insurrección de 1809.

La legendaria vida de Espejo

Fue el personaje genial que expresó a

cabalidad la cultura mestiza; un escritor y periodista rebelde que tuvo la valentía de oponerse a los tabúes de la época y sobresalir en un medio donde el indio, el negro y el mestizo se miraban como seres inferiores.

Según la leyenda, Espejo fue hijo de un indígena quechua y de una mulata quiteña. Su padre ejerció el oficio de ci-rujano barbero en el Hospital de La Mi-sericordia y Francisco Javier, nacido en 1747, vivió en los claustros de la institu-ción durante su niñez y su adolescencia.

Para adelantar los estudios que esta-ban vedados a los indígenas, Espejo falsi-ficó un documento, con escudo de armas y otras arandelas, con base en los ape-llidos de su progenitora, hija natural de un noble de Navarra. Así pudo graduarse a la edad de veinte años como médico y ejercer su profesión en el Hospital que lo había visto crecer.

Espejo fue un galeno notable: se ade-lantó a Pasteur en una sesuda obra sobre las viruelas, que le valió reconocimiento internacional, donde hablaba de micro-organismos y recomendaba la asepsia en lugares y en personas, negando la creen-cia en boga que la enfermedad era un castigo divino que podía levantarse con oraciones y rogativas.

La formación cultural de Espejo co-rrespondía a un librepensador de la Ilustración europea. Este médico, que también fue licenciado en derecho canó-nico, aplaudía los levantamientos de Tú-pac Amaru y de Túpac Catari, apoyaba en forma resuelta la igualdad de criollos y mestizos y planteaba, por primera vez en América, los derechos de la mujer.

El ideario de EspejoLa profusa obra de Espejo apenas em-

pieza a divulgarse, pues no se publicó en su época por el carácter revolucionario de sus escritos. La aparición de siete números del periódico “Primicias de la Cultura de Quito” le valió la persecución de la Real Audiencia y fue la causa de su viaje a Santa Fe a defenderse ante el vi-rrey Ezpeleta.

En la capital del virreinato Espejo conoció a Nariño y junto con su amigo Montúfar empezó a pensar en la inde-pendencia ecuatoriana que germinó con el grito de libertad de 1809, preludio y catalizador de la rebelión criolla en la Nueva Granada.

El 30 de julio de 1792 las autoridades quiteñas capturaron a Francisco Javier y lo recluyeron en una mazmorra fría y maloliente donde enfermó y murió tres años más tarde.

Al sepelio del precursor de la indepen-dencia ecuatoriana solamente asistieron su hermana Manuela, el cuñado y un fraile. Como desquite, la sociedad clasis-ta que lo miró como un intruso arribista anotó el deceso del patriota quiteño en el libro de defunciones de indios, mulatos y negros y trató de borrar su memoria

*[email protected]

Francisco Javier Eugenio Espejo, precursor de la independencia ecuatoriana.FOTO/Cortesía de Alfredo Cardona/Papel Salmón

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8marzo 1 de 2009

Director: Nicolás Restrepo EscobarEditora: Gloria Luz Ángel EcheverriCoordinadora: Victoria Eugenia Salazar VelásquezDiseño: Virgilio López ArceCircula con LA PATRIA todos los domingosCra 20 No.46-35. Tel 878 1700Impresión: Editorial LA PATRIA S.AE-mail: [email protected]: Carlos-Enrique RuizFoto/Freddy Arango/Papel Salmón

8marzo 1 de 2009

PUBLICACIONES

P R E C I S I Ó NC O N C E P T U A L

Luis E. García - Papel Salmón

convocatoria

recomendado

Un manual para aproximarnos a la literatura

Juan Carlos Acevedo Ramos* - Papel Salmón

Hablar de un manual para aproximarnos a la li-teratura puede parecer improbable y hasta ambicio-so, pero después de leer con gusto 300 Estrategias de Animación a la Lectura de Rubén Darío Zuluaga uno encuentra una serie de herramientas que bien lo pueden incitar a la aventura con los libros, con el único propósito de encontrar en ellos el placer se-creto y silencioso de la lectura.

Vamos por partes. Casi siempre quienes leen un libro como éstos, de tipo -digamos- di-dáctico, son los docentes que indagan más allá de lo establecido, los promotores de lectura que desean información y re-cursos, y los bibliotecarios, que inquietos, quieren hacer de su trabajo un servicio complementario con la jornada escolar. Pero que este libro este escrito de una for-ma tan clara que puedan acercarse los pa-dres familia y los lectores promedio, es el mejor acierto del autor.

300 Estrategias de Animación a la Lectura es una herramienta básica que en buena hora se produce en Caldas. Hoy que se habla tanto de Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas, se convierte en una guía suficientemente elaborada desde el Departamento para los lectores del país.

Con anterioridad conocimos libros como Gramá-tica de la Fantasía de Gianni Rodari, Una Historia de la Lectura de Alberto Manguel y Como una Nove-la de Daniel Penac, hombres que han trabajado en pos de ayudar a los lectores y a quienes se dedican a promocionar la lectura como un hábito. Ahora po-demos sumar a esta bibliografía el libro de Rubén Darío Zuluaga que no solo vuelve a poner sobre la mesa la problemática a la que nos enfrentamos ta-lleristas, padres, maestros y alumnos a la hora de construir un hábito lector en nuestras vidas, sino que también ayuda desde todos los flancos posibles a solucionar esa problemática. Con su agudo senti-

Para conmemorar los 100 años del nacimiento del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti , la Barca de la Cultura convoca al Certamen internacional de Narrativa 2009. Convoca a los escritores ma-yores de edad, en dos categorías: tema libre y na-rrativa romántica. Los textos, que no deben tener

Narrativauna extensión superior a cuatro folios, pueden ser enviados por correo electrónico a [email protected] . Se admitirán dos obras por autor. El plazo para recibir los trabajos es hasta el 30 de Abril de 2009. Informes en la pá-gina web http://www.labarcadelacultura.com

300 Estrategias de Animación a la Lecturado de análisis y su vasta trayectoria en materia de talleres de animación a la lectura, el autor escri-be un libro para todos, donde el lector encontrará ayudas para padres que quieren iniciar a los hijos en el mundo del papel, docentes que motiven a sus estudiantes y abuelos que pueden disfrutar de su tiempo leyendo.

El libro, estructurado en dos partes, una de aná-lisis y teoría alrededor de la escritura y la lectura y otra llena de ejercicios y propuestas de creación, quiere proponernos un encuentro pedagógico con la lectura.

El banco de ejercicios simples y de fácil enten-dimiento a la hora de la escritura creativa es otra

ventaja del libro. Si bien, ya llevamos más de 20 años hablando acerca de la promoción de lectura, es hora de preguntarnos cuál es el paso a seguir y lo hemos descubierto: después de la promoción y la animación sigue la escritura creativa. Rubén Darío propone someramente estrategias de escritura en este libro, sencillos ejemplos que pueden aplicar docen-tes, padres y curiosos del tema escri-tural.

Las bondades del libro no solo tienen que ver con las estrategias de lectura o escritura sino con su breve

paso por la importancia de las bibliotecas públicas, porque en lo teórico el autor también reflexiona sobre este papel socio cultural que deben cumplir nuestras bibliotecas y se aventura -por ahora- con la lectura y las nuevas tecnologías.

Completo resulta este libro publicado desde la Secretaría de Cultura de Caldas como una herra-mienta para apoyar procesos creativos y de anima-ción en las bibliotecas de Caldas y de Colombia. 300 Estrategias de Animación a la Lectura es a todas luces un libro indispensable en colegios, bi-bliotecas y hogares del país. Recomendado.

ZULUAGA Rubén Darío. 300 Estrategias de Anima-ción a la Lectura. Secretaría de Cultura de Caldas. Editorial Manigraf. 2009. Pp. 136.

Aritmética: cero, nada. VacíoUn lector desea conocer la diferencia entre los conceptos cero y

nada. ¡A leer despacio! Los antiguos griegos entendieron la aritmética como el estudio del

concepto de número y sus fracciones. Aunque tendemos a creer que el número es algo muy concreto, el concepto es abstracto (separado de la realidad). Suponemos que los números son entidades concretas porque pensamos en dos sillas más tres sillas, y fácilmente imagi-namos un grupo de cinco sillas, pero… 20 millones de sillas más 30 millones de sillas nadie las visualiza ni las cuenta, sin embargo, suman 50 millones de sillas. Si venden 3 pares de zapatos a 5 dólares cada par, se puede obtener dos resultados: 15 dólares o 15 pares de zapatos; la aritmética es la misma, abstracta, y la realidad señala la aplicación correcta. Y de ahí para adelante aumenta la abstracción cuando nos enseñan raíces, potencias, límites, derivadas e integrales. Las matemáticas se les dificulta a algunos niños y jóvenes, porque la capacidad para el pensamiento abstracto llega después del pensa-miento concreto, y no a la misma edad en todos.

El cero es una abstracción todavía mayor que indica la ausencia de objetos, mientras que vacío indica la carencia de algo en un espacio y nada la ausencia absoluta. Una una canasta de huevos, sin huevos, por ejemplo es un conjunto vacío y tiene, estrictamente, cero elemen-tos, no “nada”. Un estudiante no obtiene como nota en un examen “nada”, pero si es muy vago, puede lograr un “cero”. Si una persona posee cuenta en un banco, su saldo podrá ser cero, pero si no la tie-ne, su saldo no es cero, sino nada. Que cero sea un número significa entonces que puede intervenir en operaciones y relaciones con otros números; así, cero más 2 es 2, y cero más nada carece de significado (excepto para los post-modernistas, que se entusiasman con sinsen-tidos como éste).

Sobre la nada, como concepto filosófico, han escrito millones de páginas y no han llegado a nada (observen que la palabra “no” enfatiza la palabra “nada” en lugar de contradecirla).

Nota: una juiciosa lectora, la gerente del Banco de la República de la ciudad, me detectó un error de paronimia (confundir palabras parecidas en su forma pero con significado diferente) en la columna anterior:” los colombianos por la paz somos más de cuarenta millones, y no el grupúsculo que se ha abrogado tal título”. El verbo correcto es arrogar (apropiarse de algo sin mayor derecho).

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4marzo 1 de 2009

5marzo 1 de 2009

ESCRITORES CALDENSES

Cerca de 12 mil libros al igual que varias tallas del maestro Gui-llermo Botero, una colección de Quijotes, numerosas pinturas y dibujos que han sido portada de la revista Aleph, y la amabili-

dad de los anfitriones es lo que se encuentra uno al entrar a la casa de profesor Carlos-Enrique Ruiz y su esposa Livia.

En medio de este ambiente de cultura y de amistad, Papel Salmón dialogó con el profesor Ruiz.

-¿Cómo se inició en la poesía y en la narrativa? Me inicié en la vida, como es apenas natural, desde el vientre de mi

madre, y en esa vida venía involucrado mi acontecer, con las im-prontas que se han ido evidenciando en el transcurrir propio de los días. Resulté escribiendo desde los tiempos de la cartilla “La alegría de leer”, al amparo de mi maestra de primeras letras, la señorita Margarita, que devino en la ma-trona doña Margoth Gómez de Hurtado. Por otra parte, con las dificultades de sobrevi-vencia de la familia, había, paradójicamente, estímulos para la imaginación. Y mi tía más cercana, María de Jesús Martina Ruiz y Me-jía, de vocación monarquista, tuvo antenas de lecturas y de fascinaciones que me fueron enriqueciendo la ruta en la niñez. Y poesía es la vida, como continua creación, en proceso de hallazgos insospechados y de fascinacio-nes sin remedio.

-¿El humanismo siempre ha estado pre-sente en su vida, en su trabajo y escritu-ra?

En la tradición de la Cultura, humanismo es expresión en casos circunscrita a una for-mación clásica, de raíces griega y latina, con apogeo renacentista. En mí, con modestia, esas ventanas las conservo abiertas, con las motivaciones que tuve en el bachillerato del profesor Bernardo Trejos-Arcila, con quien accedí a campos deslumbrantes en la histo-ria de la Cultura, con la filosofía, las lenguas clásicas y modernas, y el sentido de disfrute por las artes, proceso que he acentuado en las continuadas lecturas desde entonces, y en el vagar por el mundo. Quizá, en mi caso, la situación sea más de “humanitarismo”, por el sentido de humanidad que me acompaña, en la convicción que la solidaridad es el me-jor remedio para los grandes males de las co-lectividades humanas.

CARLOS-ENRIQUE RUIZ RESTREPO

“Soy, ante todo, PROFESOR”Escribe desde los tiempos de la cartilla “La alegría de leer”. Su vida está inmersa en la Poesía. Michel de Montaigne, Albert Einstein y Confucio entre sus paradig-mas. La vida académica lo sedujo desde temprano. Estudió Ingeniería Civil por un imperativo del destino. Los libros lo retienen y la Revista Aleph es una obsesión. Humanitarismo.Gloria Luz Ángel E. - Papel Salmón

Desde Cervantes y Neruda hasta Rubén Sierra

-¿Cuáles escritores, filósofos o humanistas han influi-do en usted?

Las influencias podrán ser debidas a los autores que han terminado por acompañarnos en la vida, desde tem-prano, o que incorporados en algún momento no cesan

de estar a nuestro lado. Comienzo por Cervantes con su Quijote, que de niño descubrí de la editorial Tor, en rústi-

ca, en un puesto de libros viejos del pabellón de verduras de la galería, y que se ha multiplicado con otras ediciones y fructificado en trabajo que hice con estudiantes de mi “Cá-tedra Aleph” en la UN, con resultado en edición monográfica de la revista Aleph (No. 129/130, 2004).

Después apareció en mi camino Michel de Montaigne, a cuyos ensayos accedí de estudiante universitario de la

mano de nuestro Decano Magnífico, el ingeniero y arqui-tecto Alfonso Carvajal-Escobar; autor del que aprendí que la vida es vana y que no valen la pena los oropeles

terrenales, apenas sí los valores incorporados en la Cultura desde los antiguos griegos y latinos, con

un tono de recatado escepticismo. Los Ensayos de Montaigne, en sus tres volúmenes me siguen acompañando, en variadas ediciones.

En el bachillerato, al lado de Toño Mejía-Gutiérrez, me acerqué a la poesía de Fernan-

do Mejía-Mejía, con su “Inicial estación”, que leíamos en voz alta paseándonos por la terraza del recién inaugurado edificio

de nuestro Instituto Universitario de Caldas, y continué estando cerca

de aquel poeta y de su obra, hasta configurarse en su integralidad,

de tono dramático-existencial, que no deja de asomarse en nuestro espíritu. También tuve temprano asomo de la poesía de Maruja Vieira, de quien, por determinadas circunstancias, su voz tenía eco en familia, ante todo por la tía aquella que mencioné al principio. Obra que de igual modo he seguido con atención.

En niveles más amplios me acompañan obras de poe-tas colombianos como Ma-tilde Espinosa, sobre quien

concluí reciente un trabajo para libro sobre su vida y su obra; Fernando Charry-Lara, para mí el más hondo poe-ta de la modernidad en Colombia, de obra breve, exigida, un tanto hermética y de voz para la intimidad, de cuya obra me ocupé en mi lectura de ingreso a la Academia Colombiana de la Lengua. Han quedado también conmi-go León de Greiff, Aurelio Arturo, y otros muy pocos. En un plano universal están intrincados en mi vida Anto-nio Machado, Luis Cernuda, el Neruda de “Residencia en la Tierra”, César Vallejo, Fernando Pessoa (como poeta, pensador y doliente sentidor), Alfonso Reyes (como poe-ta y ensayista), Miguel de Unamuno, Borges, José Ángel Valente, Graciela Maturo, José Hierro, Hölderlin, Emily Dickinson, Vicente Aleixandre, Matsuo Basho, Rilke, la Ajmátova, Georges Seferis.

En el campo del pensamiento o de la filosofía, sin po-der en algunos casos separarlos de la poesía, están de nuevo Pessoa, el mencionado Montaigne, María Zam-brano, Russell, Fernando Salmerón, Savater, Ben-Ami Scharfstein, Isaiah Berlin, Gombrich, Steiner. Por su-puesto Platón. Y de los más nuestros Jaime Jaramillo-Uribe (historiador de escuela y pensamiento), Rafael Gutiérrez-Girardot, Danilo Cruz-Vélez, Antanas Mockus y Rubén Sierra-Mejía.

La formación humanista y el libre pensamiento

-¿Por qué son parte de sus paradigmas Michel de Montaigne y Einstein? ¿Tiene otros?

Desde el comienzo he advertido la presencia continua en mí de Michel de Montaigne, el referente más emble-mático en mi formación, por la razón sencilla de haber descubierto en él a la personalidad, de recia formación humanista, que supo tomar distancia con cierto desdén de las ruindades del poder y de los poderosos, habien-do sido él centro de atención y de consultas por reyes y gobernantes. Y esa distancia lo llevó a un autoexilio en el “Castillo de Montaigne” para escribir sus meditaciones a partir de la singularidad de ser que era. El autor le dice en la primera frase de sus Ensayos al lector: “Este es un libro de buena fe”, y a pocos renglones agrega: “... quiero solo mostrarme en mi manera de ser sencilla, natural y ordinaria”. El tema central de sus ensayos es él mismo, pero desde la humildad en la sabiduría y con moderado escepticismo hacia las ambiciones que resultan desmedi-das en el mundo. En 1998 visité, con Livia, como peregri-no, el Castillo, no sin oportunidad de éxtasis.

A Albert Einstein también lo tengo en la más íntima cercanía en mis espacios de trabajo, sencillamente por-

que fue la personalidad más sobrecogedora en la ciencia del siglo XX, y no solo por sus hallazgos en la Física sino por representar vertiente tan seductora, en la tradición hebrea/judía, inaugurada por Baruch Spinoza, de libre pensamiento, y con representantes tan elocuentes hoy como Daniel Barenboim y Amos Oz, entre otros. Einstein fue un rebelde, pero desde la razón, con vocación por la pedagogía hacia los niños y los jóvenes, de profundas lec-ciones civilistas. El mundo sería más llevadero si en sus orientaciones estuvieran principios que consagraron Só-crates, Spinoza, Montaigne, Einstein..., y no el librecam-bismo devenido en neoliberalismo, con resultados como la crisis que ahora emerge por el desbordamiento de la codicia y la indiferencia de plutocracias ante la pobreza.

Confucio en sus “Analectas” me acompaña también

en proximidad. En él descubrí que no es bueno prohibir para construir, sino que debe propiciarse un sistema de valores en positivo, por los estímulos que pueda generar en la conciencia por su puesta en práctica. Así acontece con el respeto, la amistad, la responsabilidad, la capa-cidad de indagar y cuestionar, la capacidad de asumir consecuencias por las decisiones propias. “Estad sedien-tos de bondad y retroceded temerosos ante el mal”, nos enseñó el Maestro.

En últimas, la vida que sobrellevo está inmersa, su-mergida, en la Poesía.

La academia-¿Qué ha representado el mundo de la academia en

su vida? La vida académica me sedujo desde temprano. Como

estudiante universitario fui activista cultural, y la Univer-sidad me atrapó en sus posibilidades, donde me formé y he continuado ejerciendo mi vocación por el saber y el compartir.

Dos publicaciones testimonian, de alguna manera, ese acontecer personal: la Revista Aleph, con 43 años de existencia y 148 ediciones hasta ahora, de aplicaciones a la Cultura, en sus expresiones de creación y libre exa-men, y el “Boletín de Vías”, con 100 ediciones, una pu-blicación científico-técnica. Han sido algo así como mis dos piernas que me han permitido caminar en el mundo universitario. Me formé de ingeniero de caminos, pero en simultaneidad sobrellevo vocación íntima con veleidades infatigables por las letras, el pensamiento, el arte.

Han sido mis dos desempeños simultáneos, pero en los años más recientes con total dedicación a ese mundo fascinante de la Cultura, el cual trato de compartir en la “Cátedra Aleph” creada por la Universidad Nacional de Colombia, para que intentara proyectar ese mundo en nuevas generaciones, motivando estudiantes por la lec-tura y la reflexión.

No he sido hombre de empresa, ni con vínculos cer-canos a sectores de la economía, pero admiro la capaci-dad emprendedora de personalidades que han tenido la capacidad de construir empresas productivas, por buen camino, para generar empleo y satisfacer necesidades básicas de la sociedad. El altruismo sigue siendo mi pre-ocupación en una visión utópica del mundo.

¿Periodismo cultural?-¿Las entrevistas y los trabajos que ha hecho para

Aleph los considera un trabajo periodístico o literario? En mi escritura constante, de cada día, no me pregun-

to a qué género pertenecen las páginas que salen de mis manos, mucho menos discernir si en los reportajes que hago, por ejemplo, estoy del lado del periodismo o de la literatura. Para el caso me he preocupado de acercarme a personalidades de gran relieve en el mundo de la Cultura para tratar de asimilar, de beber, algo de sus inmensos saberes, y de compartirlo. Hay reportajes que han salido en la forma convencional de ensayos, otros como entre-vistas de meticulosa elaboración. La Universidad de Cal

erca de 12 mil libros al igual que varias tallas del maestro Gui-llermo Botero, una colección de Quijotes, numerosas pinturas y dibujos que han sido portada de la revista Aleph, y la amabili-

dad de los anfitriones es lo que se encuentra uno al entrar a la casa de profesor Carlos-Enrique Ruiz y su esposa Livia.

En medio de este ambiente de cultura y de amistad, Papel Salmón

-¿Cómo se inició en la poesía y en la narrativa? Me inicié en la vida, como es apenas natural, desde el vientre de mi

madre, y en esa vida venía involucrado mi acontecer, con las im-prontas que se han ido evidenciando en el transcurrir propio de los días. Resulté escribiendo desde los tiempos de la cartilla “La alegría de leer”, al amparo de mi maestra de primeras letras, la señorita Margarita, que devino en la ma-

“Soy, ante todo,Desde Cervantes y Neruda

hasta Rubén Sierra-¿Cuáles escritores, filósofos o humanistas han influi-

do en usted? Las influencias podrán ser debidas a los autores que

han terminado por acompañarnos en la vida, desde tem-prano, o que incorporados en algún momento no cesan

de estar a nuestro lado. Comienzo por Cervantes con su Quijote, que de niño descubrí de la editorial Tor, en rústi-

ca, en un puesto de libros viejos del pabellón de verduras de la galería, y que se ha multiplicado con otras ediciones y fructificado en trabajo que hice con estudiantes de mi “Cá-tedra Aleph” en la UN, con resultado en edición monográfica de la revista Aleph (No. 129/130, 2004).

Después apareció en mi camino Michel de Montaigne, a cuyos ensayos accedí de estudiante universitario de la

mano de nuestro Decano Magnífico, el ingeniero y arqui-tecto Alfonso Carvajal-Escobar; autor del que aprendí que la vida es vana y que no valen la pena los oropeles

terrenales, apenas sí los valores incorporados en la Cultura desde los antiguos griegos y latinos, con

un tono de recatado escepticismo. de Montaigne, en sus tres volúmenes me siguen acompañando, en variadas ediciones.

En el bachillerato, al lado de Toño Mejía-Gutiérrez, me acerqué a la poesía de Fernan-

do Mejía-Mejía, con su “Inicial estación”, que leíamos en voz alta paseándonos por la terraza del recién inaugurado edificio

de nuestro Instituto Universitario de Caldas, y continué estando cerca

de aquel poeta y de su obra, hasta configurarse en su integralidad,

de tono dramático-existencial,

Carlos-Enrique Ruiz es un lector y un escritor incansable. Todos los días se levanta a las cinco de la mañana y sólo se toma dos momentos en el día para descansar: antes del mediodía y a las cinco de la tarde.FOTOS/Freddy Arango/Papel Salmón

Una de las bibliotecas más completas que hay en Manizales es la de Carlos-Enrique Ruiz. Esta se encuentra en todos los lugares de su casa, incluída su alcoba donde tiene un pequeño estudio.