ESOFAGITIS CAUSTICA
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ESOFAGITIS CAUSTICA
1. RECUERDO ANATOMICO.- El esófago, extendido desde la faringe hasta el
estómago, esta situado en el mediastino posterior.
Este conducto, es aplanado por arriba y cilíndrico por abajo. Se extiende desde la
sexta vértebra cervical hasta la undécima dorsal.
En su origen rebasa algunos milímetros el lado izquierdo de la traquea, más abajo,
en el tórax se dirige un poco a la derecha hasta la cuarta vértebra dorsal. Aquí se
inclina nuevamente a la izquierda hasta su extremo inferior.
Su longitud media es de 22 a 25 cm. Su diámetro (cuando esta distendido) es de
22 a 26 mm. Presenta dos esfínteres uno superior el cricofaringeo y otro inferior el
cardias. Asimismo tiene tres estrecheces: La cricofaringea , broncoaortica y el
cardias, esto es importante porque es ahí donde se retienen los cuerpos extraños
y se produce el mayor grado de lesión de sustancias cáusticas alcalinas o ácidas.
También es importante recordar que estructuralmente esta compuesta de tres
capas: mucosa, celulosa y muscular y no tiene serosa, a diferencia de los demás
órganos del tubo digestivo, esto aumenta la vulnerabilidad y el riesgo quirúrgico en
el tratamiento de las diferentes patologías del esófago.
2. EPIDEMIOLOGIA.- La mayor incidencia de la esofagitis cáustica se da antes de
los 5 años de vida. La ingestión del cáustico ocurre en niños en forma accidental y
en los adultos en intentos de suicidio. Del 40 al 60% de las quemaduras son
producidas por ingestión de soda cáustica, del 3 al 4 % por ácido sulfúrico, y el 2
% por ácido nítrico.
La ingesta de sustancias cáusticas ocasiona lesiones de variable gravedad en la
cavidad oral y en el tracto digestivo superior. En general, la ingesta suele
producirse de forma involuntaria o accidental, sobre todo en niños, estando este
tipo de ingesta en relación directa con descuidos o actos negligentes en el manejo
de los productos de limpieza doméstica. Pero también existe un tipo de ingesta
voluntaria, siendo esta modalidad la que se hace habitualmente con fines suicidas,
lo que suele traducirse en una mayor ingesta del cáustico y en la utilización de
productos más corrosivos.
3. FISIOPATOLOGIA.- La lesión esofágica dependerá del tipo de agente
corrosivo, de la concentración de este, de la cantidad y del tiempo de exposición.
Los ácidos coagulan la albúmina y forman una costra que impide la penetración a
las capas musculares del esófago. Los álcalis, en cambio, provocan una
colicuación y lesionan toda la pared esofágica, lo cual se manifiesta por necrosis,
ulceraciones y perforación. Debido a la formación de esa costra superficial y al
rápido pasaje por el esófago, es más frecuente que las lesiones graves
provocadas por los ácidos se localicen en el estómago.
Los Álcalis, aun en poca cantidad, producen importantes lesiones en esófago y de
menor intensidad en el estómago donde son neutralizadas en parte por la acidez
gástrica. Los cáusticos también provocan lesiones en la boca y con frecuencia en
la vía aérea superior.
En el periodo agudo existe obstrucción de la luz esofágica por edema, que a veces
afecta a la laringe.
Los cáusticos pueden ser ácidos, como el clorhídrico, sulfúrico, oxálico, nítrico,
etc., o bien álcalis, como lejía, sosa, detergentes, carbonatos, etc. Los cáusticos
más frecuentes son la lejía, que supone casi la mitad de los casos (48%), la sosa
(15%) y el detergente de lavadora (7%). Es decir, los productos alcalinos suelen
ser los agentes corrosivos más frecuentes.
Los ácidos producen mayor lesión gástrica dado que su acción es potenciada por
la secreción de CIH, mientras que tienden a respetar el esófago, el cual tiene un
pH alcalino que neutraliza parcialmente el ácido ingerido. Actúan produciendo una
necrosis de coagulación superficial con formación de escaras. Los álcalis, por el
contrario, agreden fundamentalmente a la región orofaríngea y esofágica. Su
mecanismo de actuación se basa en la producción de una necrosis de licuefacción
o saponificación con disolución de las proteínas hísticas.
4. ANATOMIA PATOLOGICA.- En general la quemaduras por agentes alcalinos
son mas comunes que con agentes ácidos. Los primeros como ya se dijo lesionan
las paredes del esófago y afectan, según su concentración, las diversas capas del
órgano, produciendo una necrosis celular que puede llevar a la perforación. Los
ácidos coagulan los tejidos superficiales, lo cual dificulta la penetración en las
capas profundas y hace menos posible la perforación.
La fase aguda o inflamatoria que abarca las primeras horas desde la ingestión del
cáustico, se caracteriza por destrucción celular, inflamación con gran edema y
trombosis vascular; en lesiones más extensas por cáusticos concentrados pueden
llevar a afectarse los tejidos de órganos periesofágicos.
5. CUADRO CLINICO.- La sintomatología depende de la magnitud de la lesión,
que se relaciona estrechamente con el agente ingerido y con su cantidad. Este
dato es fácil de obtener en el adulto y muy difícil e incierto en el niño.
En el momento de la ingesta el paciente refiere dolor en la boca, la faringe y la
zona retroesternal (angor esofágico) En el examen físico se constatan
quemaduras de magnitud en los labios, la boca y la faringe, de características
distintas según el tipo y la cantidad del cáustico ingerido. La palpación despierta
dolor en el cuello y en la fosa supraesternal.
En el periodo agudo se produce dolor retroesternal o torácico difuso, acompañado
de vómitos y de odinofagia que se constituyen como síntomas principales. Los
enfermos se niegan terminantemente a ingerir líquidos y alimentos cuando las
lesiones faringoesofágicas son importantes y según sea la magnitud de las
quemaduras.
A veces, incluso lesionan la glotis y la laringe, a raíz de lo cual se instala un
cuadro grave de insuficiencia respiratoria obstructiva. Las lesiones del estómago
provocan una sintomatología gástrica que depende también de la magnitud de
aquellas. En el momento inicial predomina el dolor, pero puede agregarse
peritonismo. Cuando el estómago se perfora se constata el cuadro
correspondiente de abdomen agudo, lo cual se observa con poca frecuencia.
La sintomatología más comúnmente observada es el dolor referido a la región
orofaríngea, al área retroesternal y al epigastrio. Otros síntomas acompañantes
pueden ser: odinofagia y/o disfagia, sialorrea, fonación dolorosa, así como
náuseas y vómitos, que en casos severos pueden ser hemorrágicos. En casos
muy graves pueden aparecer disnea, confusión mental, hematemesis, signos de
perforación, choque y muerte precoz.
Entre las complicaciones inmediatas a la ingesta tenemos: distrés respiratorio,
bronconeumonía por aspiración, perforación, mediastinitis, neumotórax,
insuficiencia renal aguda, hemólisis.
6. METODOS COMPLEMENTARIOS DE DIAGNOSTICO.- Se efectuarán
radiografías de tórax de frente y de perfil para descartar neumonitis por aspiración
o compromiso pleuropulmonar por perforación esofágica, derrames pleurales,
imágenes con niveles hidroaereos, o simplemente, enfisema mediastínico.
Fig. Rx contrastada de esófago.
Si las condiciones generales del paciente son aceptables es conveniente realizar
una radiografía contrastada de esófago y estómago en el periodo agudo del
cuadro para evaluar la evolución futura de las lesiones. Este examen se realiza
después de una endoscopia. La realizada dentro de las doce horas del accidente
permite diagnosticar con exactitud la existencia de lesiones y su magnitud. El
endoscopio debe ser introducido con todo cuidado y bajo estricto control visual
hasta la lesión, sin pretender rebasarla para evitar perforaciones instrumentales. A
su vez la laringoscopia directa e indirecta permite visualizar la orofaringe y valorar
las lesiones a ese nivel.
Las lesiones cáusticas de fase aguda se clasifican endoscópicamente en 3
grados:
Grado I: hiperemia y edema de las mucosas.
Grado II: erosiones superficiales, exudado fino en las mucosas, con zonas
de descamación superficial de las mismas.
Grado III: mucosas muy ulceradas y hemorrágicas, con importante
exudado, así como áreas de necrosis parietal. La luz puede verse
estrechada.
7. TRATAMIENTO.- En el periodo agudo luego de haberse asegurado el
diagnóstico, el tratamiento consiste en:
Supresión de toda ingesta e inmediata hidratación parenteral
Administración de antibióticos y corticoides
Estudio endoscópico, dentro de las 12 horas del accidente
Esofagografia apenas el paciente pueda deglutir sin dolor.
El tratamiento es el usual en el caso de ingestión de productos tóxicos. En el caso
de productos cáusticos la dilución inicial mediante la administración de líquidos
fríos (leche o agua) es lo más indicado si está preservada la deglución. La
cantidad administrada debe ser moderada para evitar el vómito. No se practicarán
maniobras de evacuación digestiva ni se administrará carbón activado o
emolientes que dificultarían la visualización endoscópica. Tampoco se intentará la
neutralización con álcalis o ácidos ya que se generaría una reacción exotérmica.
Los casos inicialmente muy graves se tratarán de acuerdo con la sintomatología
predominante: intubación o traqueostomía más corticoides en los que cursan con
edema glótico, estridor y grave compromiso respiratorio alto, y medidas de soporte
en los casos de dolor intenso y shock.
Puede haber dos complicaciones relativamente inmediatas: la perforación
esofágica con eventual mediastinitis, que requerirá tratamiento médico y drenaje
quirúrgico, y la perforación gástrica indicativa de cirugía habitualmente radical.