Question - Octubre 2015

¿SE ACABÓ EL CHAVISMO? ¿SE ACABÓ EL CHAVISMO? OCTUBRE 2015 EL 6-D QUE NOS INTENTAN VENDER DESCIFREMOS A COLOMBIA EL TSUNAMI DE LA PAZ Judith Valencia MERCOSUR Más integración, muchos más actores PAREMOS EL TPP el mayor acuerdo comercial en la historia

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Vuelve la revista mensual de Question. Territorio libre para el pensamiento crítico. Plataforma para que el debate de las ideas.

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¿SE ACABÓ EL CHAVISMO?

¿SE ACABÓ EL CHAVISMO?

OCTUBRE 2015

EL 6-D QUE NOSINTENTAN VENDER

DESCIFREMOS A COLOMBIA

EL TSUNAMI DE LA PAZ

Judith Valencia

MERCOSURMás integración,

muchos más actores

PAREMOS EL TPPel mayor acuerdo

comercial en la historia

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Distinto a hace tres años, en este 2015 el 4 de octubre no llegó el cordonazo de San Francisco. No llegó la lluvia arrolladora y

refrescante del último acto de masas del Comandante Chávez. En este 2015 el calor intenso domina las tardes de Caracas. No es lo único que cambió en tres años. La ausencia presente del líder de la Revolución Bolivariana cruza la política venezolana para propios y ajenos y la discusión sobre la vigencia de su legado en el complejo día a día del gobierno de Nicolás Maduro apenas comienza.

El militante de izquierda Roland Denis se despachó con un largo texto con un título provocador: “Adiós al Chavismo” y enseguida obtuvo respuesta de todo tipo, desde algún ministro del gobierno de Nicolás Maduro hasta referentes de la hipercrítica (por izquierda) del actual estado de cosas en Venezuela y pasando por militantes rasos, intelectuales y periodistas claramente referenciados con el proceso bolivariano. Todos rechazan las conclusiones de Denis, y todos, también, califican este momento de la Revolución sin Chávez como el más difícil, y -algunos agregan- no exento de peligros terminales.

Varios de esos trabajos están en las páginas que siguen en esta edición de Question que (tal como se afirma desde la tapa y en nuestro portal questiondigital.com), pretende ser un “territorio libre para el pensamiento crítico” además de “plataforma para el debate de las ideas”. Dos dimensiones vitales en esta Venezuela de hoy, donde el creciente centimetraje mediático de la campaña electoral hacia el 6D apenas disimula la crisis económica que ocupa (y preocupa) como ninguna otra cuestión a los venezolanas y los venezolanos de a pie.

Un documento oficial reciente indica que en 2014 la economía venezolana se contrajo un 4%, y que los ingresos petroleros bajaron a algo más de 60.000 millones de dólares, contra casi 89.000 millones en 2013. Y los números finales de 2015 no serán alentadores, porque los precios de petróleo siguieron cayendo a lo largo del año, para estabilizarse en el actual segundo semestre en un poco más de 40 dólares el barril. A esto se suman ingentes vencimientos de deuda.

El presidente Maduro ha insistido nuevamente en las últimas horas en que las políticas sociales de su gobierno, es decir básicamente las misiones y grandes misiones sociales instauradas por

Chávez, no van a caer “aunque el barril de petróleo llegue a cero”, aunque volvió a pedir una reunión de presidentes de países de la OPEP, con el indisimulado objetivo de que por fin aumente el precio del crudo. Algo que, coinciden analistas variopintos, no va a suceder ni en el corto ni el mediano plazo.

El legado de Chávez y el 6D

Mucho se discute en los artículos de las páginas que siguen sobre “el legado de Chávez”. Para algunos, éste se ubica esencialmente en el “Plan de la Patria”, su programa de gobierno para el mandato que el cáncer no le dejó asumir. Otros, buscan respuestas además en lo que Chávez dijo. El presidente de la Asamblea Nacional y virtual “número dos” del Chavismo, Diosdado Cabello, dedica cada semana al menos la primera hora de su cada vez más extenso programa “Con el Mazo Dando” a repasar intervenciones del comandante bolivariano. Ahora, además, lo ha incorporado como estandarte de la campaña hacia el 6D. “El 6D gana Chávez”, repite en sus incesantes recorridos por el país.

Desde hace algunos días circula un libro en formato PDF, “El Chavismo, según Chávez” (puede bajarse de la web questiondigital.com), prologado por James Petras, quien asegura la introducción

que Venezuela “enfrenta su mayor crisis desde la elección de Chávez”, y asegura que el presidente Maduro tiene dos opciones: “proseguir por la senda trazada por Chávez, el camino de la revolución continua o andar por los callejones de la conciliación, rendirse y ser derrotado”.

Así, cómo decíamos al principio, si en algo coinciden los diagnósticos desde dentro del proceso bolivariano es sobre la gravedad o -al menos- sobre lo nodal de la situación: lo que pase ahora (hasta el 6D y después) determinará probablemente hacia dónde transcurriría el proceso bolivariano.

En la Venezuela de la Revolución Bolivariana siempre se dice antes de cada elección que su resultado será vital para la continuidad del proceso. Y no sin razón. Aunque las más importantes siempre fueron las elecciones que determinaban la permanencia de Hugo Chávez y, en 2013, de Nicolás Maduro. Sin embargo esta vez como nunca antes los comicios que determinarán la nueva composición de la Asamblea Nacional para el período 2016-2019 revisten un carácter estratégico.

¿Qué puede suceder?

Hay, básicamente, tres escenarios posibles:

1 - El chavismo mantiene la mayoría

¿De veras se acabó el chavismo?

MARCOS SALGADO

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calificada. Es la que se necesita para aprobar leyes habilitantes, leyes orgánicas y -eventualmente- avanzar en la destitución del vicepresidente ejecutivo o de algún ministro. Hoy por hoy ningún sondeo de opinión (tampoco los que pululan en escritorios oficiales) pronostican ese escenario. Por el contrario, se cree que la oposición puede aumentar su caudal en los grandes centros urbanos y esto abriría paso al segundo escenario:

2 - El chavismo mantiene mayoría, pero no calificada. El analista Néstor Francia le puso números a esta hipótesis. El PSUV y sus aliados podría llegar a unas 87 bancas y la oposición trepar a 80. Una especie de empate que, sin embargo, no impediría el funcionamiento del legislativo, que se asienta en las mayorías simples de los diputados y diputadas presentes en cada sesión. Ni el oficialismo podría ya apoyarse en la Asamblea Nacional para gobernar, ni la oposición podría usarla para acabar con el gobierno.

3 - La oposición obtiene mayoría calificada. Esa hipótesis sí complicaría al gobierno de Nicolás Maduro. La oposición, con la Constitución de Hugo Chávez en la mano, empantanaría al extremo la gestión del Poder Ejecutivo.

Sin embargo, este escenario paradojal no parece el más probable. Porque para que ocurra, demandaría una catástrofe electoral del chavismo, que debería

perder no sólo en los esquivos centros urbanos, sino también en bastiones populares de la mayor parte del país.

¿Podrían los candidatos de la oposición recibir ese vendaval de apoyo popular - y circuito por circuito- que les fue esquivo invariablemente desde hace diecisiete años? Si atendemos a la situación económica, habría que decir que sí. Que nunca antes como ahora hay un escenario de crisis para que la oposición se beneficie de un eventual voto castigo a la gestión de gobierno. La oposición lo sabe y toda su campaña se basa en el “esto se tiene que acabar”.

Buscar beneficio en el escenario coyuntural de crisis es siempre la mejor opción para cualquier oposición en cualquier lugar. Revisar la historia reciente de las elecciones en cualquier de nuestros países de la región nos arrojará decenas de ejemplos de bandazos electorales de las mayorías, como esfuerzo -a veces desesperado- de escapar de tal o cual realidad del momento.

Pero en Venezuela, donde no todo sucede como en cualquier otro país de la región, todavía está por verse si el argumento oficial de la “guerra económica” contra el pueblo venezolano (y la denuncia continuada sobre son sus responsables) efectivamente cala en el pueblo chavista y por sobre las preocupaciones y las penurias del momento priman las

enseñanzas de Chávez, sus largas tardes de Aló Presidente donde una y otra vez le explicaba con pelos y señales al pueblo venezolano quienes era sus enemigos, y quiénes no debían jamás volver.

Si aquellas alocuciones del Comandante se traducen en alta concurrencia a las urnas de los sectores populares en respaldo a los candidatos del PSUV y sus aliados, podremos empezar a hablar de conciencia de clase, más o menos como la postulaba Marx en su “Miseria de la Filosofía”:

"En principio, las condiciones econó-micas habían transformado la masa del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero todavía no para sí misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de clase”.

También, ante ese escenario, podríamos empezar a hablar, con necesaria mayor precisión, de la vigencia del Legado de Chávez. Sería una señal para el gobierno, un freno para las aspiraciones conciliadoras en boga aquí y allá, y para los -necesarios- chavistas críticos. Sería una confirmación de que el chavismo vive.

Sería un refrescante aguacero, como el de hace apenas tres años, aunque parezcan más.

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... o el pueblo

Consejo Nacional Electoral, advirtió que existe una conspiración contra el organismo, una denuncia que se repite cada año en que hay elecciones, y que no siempre surge de fuerzas interiores. Ahora fue el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y vendrán otros más agresivos, señala el director del diario Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel.

No es nada divertido hacer filas hasta de ocho horas para poder conseguir comida o medicamentos. Las colas son ordenadas y la escasez no solo se debe al “bachaqueo” o contrabando hacia el otro lado de la frontera común de más de 2200 quilómetros. Escasean productos de precios regulados, y también todo lo importado a tasa oficial. Los controles no han surtido efecto y la brecha cambiaria es monumental.

En la frontera con Colombia fueron deteni-dos 66 militares venezolanos, complicados en esas acciones delincuenciales que continúan operando. Mientras, tres ataques sucesivos, en menos de una semana, a instalaciones del Estado dejan en evidencia que se trata de planes de la oposición radical que continuarán hasta el día de las elecciones. Y después.

La metáfora del desastre

Es esta Venezuela en campaña preelectoral, donde la oposición construye su discurso y estrategia en torno a la metáfora del desastre, que se impone gracias a su efecto persuasivo transversal a todo programa de televisión, cobertura de diarios, portales o radios.

“Las metáforas, en tanto elemento alegórico –explica la socióloga Maryclén Stelling-, manifiestan algo que no necesariamente se dice explícitamente, pero se intuye y se comprende gracias a la

asociación de conceptos y vivencias”. Por ello, palabras como deslave, terremoto, tsunami, tempestades, erosión, son reinterpretadas asignándoles una nueva noción.

Ante ello, incitan los think tanks, se impone la reconstrucción, recuperación, reactivación, recogida de los escombros, el rescate y así solventar este desastre. La oposición busca la solidaridad (el voto) en torno al desastre. El último paso antes de dar el paso al frente… del abismo.

¿Victoria del gobierno o del pueblo?

Mientras, el oficialismo insiste en “la victoria perfecta”, “la unión popular para defender la patria (…) y despejar el camino”. Ese es el mensaje de Maduro: “No hay victorias predestinadas, hay que constituirlas y luego disfrutarlas”. “Necesitamos una gran victoria política (…) para despejar el camino” y asegurar la paz del país.

Muchos dirigentes del chavismo –en general alejados por el madurismo del gobierno-destacan que ha disminuido,casi desapareciendo, la crítica y la autocrítica a lo interno del proceso bolivariano.

“Estas elecciones no se van a ganar por simple inercia porque el chavismo esté presente, requiere una acción muy vigorosa, muy dinámica por parte del gobierno y de las fuerzas políticas que acompañan al gobierno”, señala el ex canciller, ex ministro de Energía, el exsecretario general de Unasur y actual embajador en Cuba, Alí Rodríguez. Pero pareciera que es el silencio lo que más acompaña esa inercia.

Por eso hablan de una “victoria popular”, del poder popular que emerge de las comunas donde se respira aún una conciencia sobre la necesidad de

En unos 50 días se elegirán los nuevos integrantes de la Asamblea nacional venezolana, con resultados por demás

inciertos y donde el país se apresta para la confrontación electoral entre la metáfora opositora del desastre y la victoria perfecta que pregona el oficialismo, en su consigna de consolidación del proceso bolivariano. Y revolucionario, dicen.

Si se intentara un análisis serio, se debiera partir de los datos de casi dos decenas de comicios anteriores, desde las elecciones de 17 años atrás, cuando Hugo Chávez accedió a la presidencia, las encuestas y sondeos de opinión, el análisis de la capacidad de movilización del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y de la Mesa de Unidad Democrática (MUD)…

No se puede dejar de considerar la delicada situación económica del país, junto a la escasez y las largas colas, lo que para los analistas extranjeros significa un “previsible” voto castigo al gobierno de Nicolás Maduro, con una esperada mayoría para la oposición. Pero es Venezuela, un país donde todos, bolivarianos y antichavistas, extrañan el liderazgo de Hugo Chávez. El problema existe y hay que reconocer la responsabilidad que le corresponde al gobierno, que prefiere insistir con la “guerra económica” que, sin duda, no puede ser la única culpable.

Y como si todo fuera calmo en lo interno, el enemigo mayor quiere ayudar a la desestabilización, promoviendo dos conflictos limítrofes, con Guyana –por el territorio Esequibo- y con Colombia, por el contrabando y la exportación de sus problemas internos, económicos pero sobre todo de seguridad: sicarios, paramilitares.

Tibisay Lucena, la presidenta del

La alternativa es clara: gana el gobierno,gana la oposición...

ARAM AHARONIAN

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preservar los innegables logros del chavismo, y no del gobierno ni de la maquinaria electoral del alicaído Gran Polo Patriótico.

La oposición asegura que van a ganar las parlamentarias (una forma de abrir el paraguas –como lo vienen haciendo desde 2004- y denunciar que si no lo logran es porque hubo fraude), y por ende, debería ante todo dar a conocer las propuestas que elevarán como parte del Estado. Los medios que están de su lado, por ejemplo, son contrarios a ajustes como el de la gasolina, se expresan muchas veces a favor de Guyana y se muestran contrarios a los acuerdos de paz en Colombia. ¿Será esa la línea del MUD en la Asamblea?

¿Fin del chavismo?

Chávez, junto a sus principales asesores creó un proyecto de país, que con el tiempo derivó en un proyecto de sociedad más allá del capitalismo y logró ser hegemónico por la fuerza de su liderazgo y su capacidad estratégica. Tras su muerte se produce una ruptura en esa unidad interna, incluso dentro del gabinete de Maduro, mientras arrecian las presiones desde la socialdemocracia europea, en especial la francesa, los grandes grupos financieros trasnacionales y desde el mismo Vaticano para termina r con la revolución chavista.

Y así se suman informaciones contra-dictorias sobre la política económica el presidente anuncia la necesidad de ajustar los precios de la gasolina, la urgencia una revolución tributaria, el desarrollo los controles en los precios… que quedan en meros anuncios.

Hoy la economía está en manos del general de brigada Marco Torres, ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública y presidente del estatal Banco de Venezuela, quien anunció el establecimiento de mesas

de trabajo con las principales empresas financieras del mundo como JP Morgan, para invitarlas a invertir en el país, lo que tampoco ha devenido en políticas de apertura. Pero Maduro –que se repite en enunciar anuncios- instaba a radicalizar la revolución, lo cual uno supone que se avanzaría hacia un modelo con mayor participación de los trabajadores y el fortalecimiento de la participación popular.

El analista Manuel Azuaje señala que “grupos que forman parte del gobierno se han enfrentado en temas neurálgicos como la orientación de la política económica. “Es la desaparición física de Chávez la que produce la disolución de hegemonía en el proyecto de gobierno, su ausencia produce que estos grupos entran en un enfrentamiento directo, sin que ninguno logre formar una hegemonía. De ese modo el vacío se perpetúa”.

Esta falta de consenso –o de convicciones- ha sido aprovechada por la derecha vernácula en alianza con el imperialismo para intensificar sus estrategias y colapsar al país. En varias ocasiones Maduro ha tomado decisiones para revertir medidas que en su momento causaron importantes críticas y desacuerdos por parte de la base chavista, como la paralización del proyecto de ley semillas que abría las puertas a los transgénicos, impidió la desaparición de la comuna El Maizal, y derogó el proyecto de apertura de nuevas minas para la explotación del carbón.

Pero lo cierto es que en el gobierno algunos apuestan a un programa de aperturas económicas, otros escuchan reclamos populares y toman decisiones que reflejan el espíritu de Chávez. El retorno al pasado no es una opción, ni la retirada una estrategia (…),es la hora de reconocer los aliados fundamentales y apoyarlos para que logren vencer a todos aquellos que quieren echar por la borda lo alcanzado, señala Azuaje

Futurología

Dos son los escenarios posibles: uno, donde el Psuv gana la mayoría de diputados electos; en otro, la oposición se lleva la mayoría. Los 51 parlamentarios que se eligen de manera proporcional quedarían repartidos de manera pareja. La decisión estaría en los circuitos, en relación a los cuales es más difícil hacer un pronóstico.

Una elección “pareja” crearía una alta tensión que sería adicionalmente estimulada por denuncias de fraude; habría intentos de violencia y actuaciones fuera del marco legal que pudieran saldarse con una derrota de los “insurgentes”, pero con efectos colaterales dañinos para el país.

En el caso de que la oposición obtenga mayoría de diputados, le correspondería designar al presidente de la Asamblea, lo que daría lugar a una situación objetiva de cohabitación, que pudiera implicar simultáneamente acuerdos y roces, que se irían dirimiendo con la vista en las elecciones de gobernadores de finales de 2016, reconoce Leopoldo Puchi, politólogo opositor.

Si la situación se tranca y deriva hacia una confrontación de poderes muy fuerte el próximo año, seguramente la válvula de escape sería la del referendo en 2016 o principios de 2017. Este escenario se aceleraría en caso que la oposición obtuviese las dos terceras partes de la Asamblea unicameral, lo que hoy parece ser apenas una declaración de deseos.

Lo que no se puede descartar es que gane el gobierno o la oposición, la tensión va a subir, y por lo tanto hay que procesarla desde ahora, ya que los problemas económicos, exigen un programa de medidas entre diciembre y enero. Y, en el plano político, el diálogo es un instrumento insustituible.

... o el pueblo ... o el pueblo

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Desde siempre la frontera del estado Zulia, o de Venezuela con Colombia o Brasil, o Guyana ha estado poblada de pueblos originarios, hoy

aún resisten cinco pueblos o nacionalidades indígenas en el Zulia de un total de 36 en todo el país, que al igual que ayer todo nos parece indicar que es el abandono y el sometimiento la única propuesta histórica posible por parte del Estado venezolano hacia estas sociedades amerindias.

Desde la llegada de los europeos el fenómeno del ecocidio, genocidio y etnocidio llegó para quedarse en estos pueblos y comunidades expresado en distintas coyunturas del devenir histórico venezolano. De allí sus luchas concretas de todos los días contra estas maneras de expresarse la colonialidad desde hace más de 500 años.

Ayer, a través del tutelaje de la cruz y la espada los transformaron en pueblos de misiones católicas, posteriormente continúa la evangelización etnocida sin la espada, y más recientemente a través de instituciones estatales diseñadas para su integración definitiva a la vida republicana.

Hoy, a más de una década de revolución, se comienza a destilar el sometimiento a través del tutelaje de hombres y mujeres armados ya no venidos de España, sino de Colombia, ya no a través de la Biblia, sino a través de la administración por ellos de las políticas sociales del Gobierno. Hoy el Gobierno, alguno de sus funcionarios e instituciones permite y le ha entregado las fronteras culturales a la penetración física y cultural colombiana y sus grupos armados, a los que no por el simple hecho de accionar contra el para estado colombiano derechista pudiéramos considerarles una militancia revolucionaria.

Es un grave error que sólo las comunidades deben padecer. Muchas aguas han pasado bajo el puente desde las luchas clandestinas y revolucionarias de estas selvas suramericanas. Su presencia e injerencia, aunque no de derecha clásica, es también un Paraestado; no podemos entregarles los destinos, el control y la vida de los pueblos fronterizos.

Esta es la modalidad de sometimiento hoy imperante en los poblados indígenas

El cierre de la frontera,indígenas y factores armados

ubicados en las línea fronteriza que pertenecen a cuadriculas parroquiales de municipios fronterizos pertenecientes además a un Paraestado donde se coordina con todos los factores armados la administración económica, política y social municipal, y por ende la vida cotidiana de la gente amerindia y criolla. No hay una línea divisoria entre el Estado y el Paraestado, sólo una gama de matices cubren la totalidad de estas realidades estatales.

Y estos estados ya conviven en las ciudades más pobladas o capitales de estos municipios fronterizos imponiendo un impuesto (vacuna) administrado unas veces por estos factores ideológico armados, otras por la delincuencia común organizada, o por las mismas policías dependiendo de las cuadrículas como se han dividido la geografía de las ciudades. Hace tiempo llegaron al centro del país y a la propia Caracas.

Nuevas órdenes y aparatos ideológicos le son impuestas a los indígenas al margen de sus consideraciones, se les tratan con verbo y prácticas parecidas a la ética cristiana socialista pero se hace en verdad otras cosas parecidas más bien a la delincuencia, a la alienación, a la colonialidad, al ecocidio, al terror y la muerte. Hombres armados y seguidores civiles del Estado y del Paraestado les informan a los habitantes de las comunidades lo que han de hacer para movilizarse o para estar y permanecer en sus parajes habitacionales, por esta razón no hay otra manera de vida para estos pueblos y comunidades indígenas que no sea o ceder, o acomodarse, o la resistencia expresada en la rabia obstinada de sus palabras y en cuerpos movilizados marcados por el tísico sufrimiento de más de cinco siglos.

Por muchas razones la oficialidad venezolana le entregó a estos factores armados la frontera con pueblos indígenas, campesinos venezolanos y colombianos para que reinaran en estas comarcas de agua, bosques y diversidad biológica. Por este pacto, son ahora esta oficialidad los responsables principales de lo que allí suceda con esta gente del campo y la naturaleza. Los une el temor conjunto de ser remplazados en la frontera por el paramilitarismo de la sociedad colombiana

santanderiana uribista imperialista, pero este temor no le da la potestad de decidir la vida de estas comunidades constructoras de paz, guardianes de la frontera, las aguas, de la vida y la biodiversidad que habitan. Deben respetar su autonomía y manera propia de ser, pues así lo determinan las leyes venezolanas, las de la ONU y la OEA.

Las armas y el poder derivado de ellas, no le da tampoco la potestad de someter a estos pueblos y comunidades amerindios, a ser el correaje entre Estado y sus instituciones con las comunidades; pues estas comunidades posee la autonomía que le da el hecho de ser originarias de América y de estar en estos paraje de biodiversidad, agua y oxigeno antes de los Estados Nacionales y las armas de guerra. Lo determinan las leyes.

No son menores de edad y piensan desde siempre con cabezas propias desde sus culturas, hoy como ayer no necesitan estos amerindios de intérpretes ni misioneros civilizatorios con cruz o armas de guerra, pues son poseedores de milenarias artes y saberes propios. Nadie mejor que ellos para saber que les conviene o no, como relacionarse con la naturaleza o con el Estado Nacional Venezolano y sus instituciones, por quien votar o no votar.

Estos factores armados de naturaleza disimiles presente hoy en la frontera son un estorbo para la moral y el bienestar de la vida cotidiana indígena en pleno desarrollo y movimiento intercultural y multilingüe. Son estos pueblos garante de la ética ciudadana y la paz pluricultural. Más que militares, o garimpeiros, o mineros, deben en la frontera más bien estar antropólogos, lingüistas, trabajadores sociales, sociólogos, médicos, enfermeras, veterinarios, ingenieros agrónomos, arquitectos, economistas, abogados, criminólogos.

Son estos profesionales los que principalmente deben caminar estas fronteras y sus poblados indígenas y campesinos para crear un verdadero diálogo intercultural.

En cada puno de control militar debe haber un Defensor del Pueblo, un funcionario del Ministerio Público, periodistas, antropólogos y varios hablantes del idioma indígena, el Estado nacional.

Sociedad Homo et Natura

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Tenía razón Henrique Capriles cuando calificó las elecciones municipales de diciembre de 2013 como un plebiscito. Tan sólo erró

al limitar su alcance a aquellos comicios para elegir alcaldías y al focalizar la consulta en la figura de Nicolás Maduro. Porque en realidad todas las elecciones que se vienen realizando desde 1998 son un plebiscito sobre el sistema político en el que quiere vivir el pueblo venezolano.

De ahí el título de este artículo, que a primera vista pudiera parecer un recurso sensacionalista para atraer la atención del lector. Sin embargo, se trata de una conclusión obvia. Las próximas elecciones legislativas son las más importantes de la historia del chavismo porque cada nueva cita con las urnas -da igual que sea para elegir presidente, gobernadores, alcalde o diputados- lo es

En la mayoría de las democracias de origen liberal, las distintas fuerzas políticas compiten por gestionar las instituciones públicas de un sistema con cuyos principios fundamentales están de acuerdo.

Las diferencias, apenas de matiz, se exageran en la teatralización del debate público, fingiendo que son enemigos irreconciliables. La ciudadanía cree que está eligiendo opciones diferentes, cuando en realidad lo que hace con su voto, independientemente de a quién se lo otorgue, es apuntalar el sistema. Así sucede en EE.UU. con demócratas y republicanos; con los laboristas y conservadores de Gran Bretaña; en la España del Partido Popular y del Partido Socialista, etc.

Por el contario, en Venezuela la pugna no es entre dos formaciones políticas sino entre dos sistemas. Uno es el capitalismo, que en este país toma la forma de rentismo petrolero con una creciente financiación, siguiendo la tendencia ultraneoliberal de las últimas décadas. El otro sistema -en sus distintas denominaciones de “chavismo”, “socialismo”, “socialismo del siglo XXI”, “Revolución Bolivariana”- está aún en construcción, definiéndose a medida que se desarrolla pero siempre con una vocación netamente popular. Simplificando al extremo el objetivo de cada uno de ellos, se puede afirmar que el capitalismo busca asegurar la tasa de ganancia de los tenedores de capital, mientras que el chavismo trata de garantizar la reproducción de una vida digna de las mayorías sociales. También en una síntesis extrema, se puede decir que el capitalismo se ha adaptado de forma mayoritaria en este principio de centuria a una democracia puramente representativa –o, más bien delegativa. El chavismo, por su parte, apuesta por la democracia protagónica con un horizonte de ejercicio pleno del poder popular.

Se concluye que ambos sistemas son antagónicos en cuanto a medios y objetivos. De este antagonismo se deriva la condición de excluyentes. No pueden coexistir. La

pervivencia de uno implica necesariamente la desaparición del otro. Y aunque quince años y veinte elecciones puedan parecer un mundo vistos desde la escala de una vida humana, lo cierto es que este proceso histórico no ha hecho más que empezar.

En esta pugna, una derrota es mucho más grave para el chavismo que para el capitalismo. Cuando el capitalismo pierde unas elecciones, sólo pierde el acceso a las instituciones. Sigue conservando un enorme poder político, económico, mediático, militar, académico, religioso. Por supuesto, al referirse al caso venezolano no hay que pensar en la oposición interna como única representante de esa opción capitalista.

Ni siquiera como la más importante. En realidad, sus dirigentes no son más que actores secundarios de un sistema de alcance global conformado por transnacionales, gran banca, tenedores de capital, gobiernos y alianzas militares. De ahí que una pérdida electoral no implique una pérdida de poder.

En las opciones populares como el chavismo sucede todo lo contrario. Una derrota implicaría la pérdida de fortaleza y recursos en todos los ámbitos reseñados. Y esos recursos, hoy por hoy son indispensables para continuar una batalla que apenas está comenzando. En síntesis, el capitalismo se puede permitir perder elecciones. Han cosechado 19 derrotas en 20 procesos electorales y aún mantienen su inmenso poder. El chavismo, por el contrario, está obligado a ganar.

Ciertas voces de la izquierda abogan por la abstención el próximo 6 de diciembre, como toque de atención a la dirigencia ante una situación económica complicada.

Según esta tesis, la derrota sería una especie de medicamento amargo pero eficaz que conduciría a la reflexión y a la adopción de medidas radicales y contundentes que, siempre de acuerdo a este relato, ahora mismo no se estarían tomando.

Sin poner en duda la buena intención de quienes apoyan esta postura, lo cierto es que constituye una enorme ingenuidad política. El único beneficiado sería el capitalismo, que se aprestaría al combate final para terminar de una vez por todas y para siempre con ese sistema antagónico que le adversa, según la lógica excluyente explicada.

Tampoco es previsible que una derrota lleve a un proceso de reflexión. Las experiencias demuestran que la pérdida del poder institucional por parte de las fuerzas progresistas conduce a un estado de enorme debilidad del que surge el desencanto, la melancolía, los ajustes de cuentas, el reproche político y, en último término, la desafección de las masas populares, sin las cuales es imposible construir cualquier proyecto de emancipación.

La propia historia venezolana está llena de ejemplos. La traición al sueño de Bolívar es quizás el más ilustrativo. Ha habido que esperar casi doscientos años para retomar, siquiera de forma incipiente, ese sueño. Si se deja escapar, quién sabe cuántas generaciones se perderán hasta que el pueblo vuelva a levantarse.

Ya lo advirtió ese otro gran soñador que era Chávez en su última campaña electoral, probablemente consciente de que se terminaba su tiempo entre nosotros: “Nos estamos jugando la vida”. Y como todos los soñadores, tenía razón.

Las

elecciones¿más importantesde la historia?

Alejandro Fierro – GISXXI

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Hugo Chávez siempre consideró a la Revolución Bolivariana como un proceso continuo, en dos sentidos:

1) la revolución contemporánea era una continuación de la lucha histórica por la liberación nacional liderada por Simón Bolívar a principios del siglo XIX;

2) la revolución política nacional iniciada con su elección en 1998 debía, por necesidad, avanzar hacia una transformación socialista.

Chávez comprendía que el poder político involucraba algo más que ganar elecciones y entrar al palacio presidencial; el objetivo político estratégico era la transformación del estado neocolonial para avanzar en la revolución de liberación nacional, que en Venezuela significaba crear una nación independiente. En un Estado petrolero, liberación nacional significaba tomar el control total de la industria petrolera y redistribuir los ingresos entre la mayoría de los trabajadores.

Para Chávez la revolución nacionalista era un paso necesario para avanzar hacia la revolución socialista. Para Chávez, la nacionalización de las industrias estratégicas era un paso hacia la socialización de la economía -la descentralización del control que pasó a manos de los consejos comunales. Para Chávez, o la revolución avanzaba de lo político y económico hacia una transformación social, cultural y ética o la revolución se estancaría, se revertiría y sería derrotada.

Ante cada crisis de peso -el golpe de Estado de 2002, el paro patronal de 2003, el referéndum de 2004, la década de amenazas militares y sabotajes desde Washington y Bogotá- Chávez respondió con la radicalización de la revolución,

James Petras

movilizando las masas e internacionalizando la revolución.

Ante cada punto de la confron-tación de clases, Chávez jamás retrocedió; en lugar de transigir con la burguesía, intensificó los esfuerzos para elevar el nivel de conciencia nacional y socialista de las masas.

Chávez libró la lucha en dos frentes:1) contra el enemigo externo -el imperialismo

estadounidense, el Estado terrorista colombiano y la clase capitalista venezolana;

2) contra el enemigo interno, aquellos líderes y funcionarios del Estado bolivariano y del PSUV que formaban parte del legado rentista y estaban involucrados en la corrupción, que abusaban del poder y no respondían a las demandas populares. Chávez declaró la guerra contra la burocracia y contra la conciliación con la burguesía.

Chávez pensaba que la capacidad de resistencia frente a los “enemigos externos” dependía de los movimientos de masa organizados y concientes. Chávez detestaba a los líderes burocráticos, incompetentes y corruptos que querían impedir el avance de la revolución. Esos funcionarios intentan paralizar el avance del poder popular, marginalizar los consejos comunales, concentrar el poder en manos de la élite burocrática para negociar un acuerdo con el imperialismo y la burguesía nacional que deje intactos las instituciones básicas y los privilegios de la sociedad capitalista.

El legado político esencial de Chávez es la noción de que la relación dialéctica entre enemigos externos e internos de la revolución

continua exige la profundización del nivel de conciencia espiritual, cultural y político a través de la radicalización de la lucha de clases y de la acción audaz de las masas.

Enfrentado al sabotaje capitalista de la economía, Chávez declaró la necesidad de nacionalizar todas las industrias principales. Enfrentado a las maniobras financieras fraudulentas del sector privado y de funcionarios públicos, Chávez exigió la socialización del sistema bancario.

Enfrentado al bloqueo imperial, Chávez buscó nuevos aliados internacionales: profundizó los lazos con nacionalistas de América Latina, el mundo islámico, Rusia y China.

Hoy, Venezuela enfrenta su mayor crisis desde la elección de Chávez. El presidente Maduro tiene dos opciones: seguir el camino trazado por Chávez, el camino de la revolución continua; o elegir el camino de la reconciliación, la capitulación y la derrota.

Chávez identificó los cinco objetivos históricos interrelacionados del pueblo venezolano en el camino hacia la revolución. Estableció el marco nacional, colocó al socialismo en la agenda inmediata, promovió la unidad de América del Sur, participó en la creación de un mundo multipolar y llevó a primer plano el tema del cambio climático.

Los avances del presidente Chávez están en peligro mortal hoy frente a los ataques de los enemigos internos y externos. Durante los próximos meses, la continuación y concreción de los objetivos históricos de Chávez está en manos de los sectores de avanzada de las masas revolucionarias

El legado político de HUGO CHÁVEZ

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La tesis del fin del ciclo progresista en América Latina es elaborada por sec-tores de la izquierda continental que, al menos desde hace unos años, no

acompañan a los gobierno protagonistas de ese ciclo. Dicha hipótesis ha sido expuesta por analistas pertenecientes a organizacio-nes que han juzgado a los gobiernos sobre la base del cumplimiento o no de determinadas demandas, de determinados movimientos sociales, teniendo como telón de fondo una concepción de la transformación basada en la autonomía y la no toma del poder. En esta ocasión queremos acercamos al proceso ve-nezolano a la luz de esta discusión.

¿El fin del chavismo según quién?

Antes del fallecimiento de Hugo Chávez algunos sectores de la izquierda venezolana habían tomado una distancia crítica respec-to al proceso bolivariano, pero luego de que ésta sucediera se incrementó su número así como presencia en los espacios de opinión pública. Algunos de ellos empiezan a hablar del fin del chavismo, mientras que otros pre-tenden presentarse como un “chavismo críti-co” que toma distancia del gobierno.

Lo que caracteriza a ambos sectores es la ruptura con el gobierno y la intención abier-ta de formar espacios aparte, algunos con una clara intención electoral. Desde hace un par de años se produce una aparente rup-tura con el gobierno por parte de quienes hace mucho más tiempo han marcado dis-tancia o nunca se han visto como parte del chavismo[2]. Estos grupos se han dedicado a evaluar el avance o no de la revolución bo-livariana sobre la base de su capacidad para superar el esquema rentista de la economía, acusando al proyecto bolivariano de ser una

Manuel Azuaje Reverón

continuación desarrollista basada en la ex-plotación de los recursos naturales y la renta generada por el petróleo.

En torno a este esquema se han agrupado los sectores más representativos del movi-mientismo a nivel nacional, teniendo como premisa la articulación de los movimien-tos sociales y la calificación del gobierno de Chávez de acuerdo a cómo responda a las de-mandas de éstos. En la mayoría de los casos han centrado sus exigencias alrededor de la problemática indígenas y la agenda ecologis-ta[3]. Uno de los más representativo analis-tas de estos grupos es Roland Denis Boulton, quien recientemente declaró su adiós al cha-vismo[4], a pesar de llevar más de una década condenando el desenvolvimiento del gobier-no.

En sus diferentes publicaciones ha descri-to el proyecto socialista llevado a cabo por Chávez como un desvío burocrático basado de la cooptación corporativa de los movi-mientos de izquierda por parte del Estado[5]. Desde el inicio de la Revolución Bolivariana se ha encargado de desarrollar tesis basadas en la capacidad de la multitud para construir una república sin Estado[6] lo cual lo acerca directamente a posiciones como las de Raúl Zibechi (con quien comparte espacios de opinión en portales informativos) y por su-puesto a Antonio Negri. En todo caso, si algo no se puede negar es que Denis Boulton ha sido coherente a lo largo de los años, desarro-llando una perspectiva crítica cada vez más aguda sobre el gobierno primero de Chávez y ahora de Maduro, así como de la revolución bolivariana en general. En ese sentido, lo que llama la atención es el impacto mediático que produce su despedida y sentencia final del chavismo como si se tratara de una posi-ción novedosa, o como ha sido vendido por

los medios de la derecha, la crítica realizada por un militante del chavismo. Cuando un rastreo básico por sus artículos sencillamen-te demuestra que nunca se asumió como tal, al menos no desde hace más de diez años. En general, estos sectores, que siempre han mar-cado distancia tanto con el gobierno, como con el proyecto de transformación propues-to por Hugo Chávez, hoy declaran como si se tratara de una ruptura reciente. Quienes desde hace tiempo han intentado construir, de manera recurrente, un movimiento alter-nativo al proyecto chavista, hoy aparecen haciendo apología de su fracaso o senten-ciando su fin. Como hemos sostenido en re-lación a quienes diagnostican el fin del ciclo progresista en la región, estos movimientos y sus analistas están apostando a tener ra-zón, simplemente para ratificar que sus diag-nósticos anteriores han sido acertados.

La crisis venezolana. Una hipótesis

La hegemonía a lo interno del gobierno fue sostenida históricamente por Hugo Chávez, en su condición de líder de la revolución boli-variana, en torno a él se articulaba la política y la gestión, sin estar exenta de contradic-ciones. A pesar de que muchas decisiones o intenciones expresadas por el comandante Chávez no se llevaban a cabo o se actuaba contrariamente a ellas, existía una orienta-ción general en la gestión. La visión estraté-gica del Presidente y su liderazgo se traduje-ron en una política social determinada, una política internacional específica y una visión económica orientada a la construcción de una sociedad no capitalista. chavismo reza

En conjunto con sus principales asesores creó un proyecto de país, que fue maduran-do con el tiempo y derivó en un proyecto de

El fin del ciclo progresista y el fin del chavismo

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sociedad más allá del capitalismo. Este pro-grama puede leerse en distintos documen-tos oficiales, algunos que fueron elaborados como propuestas ante una coyuntura elec-toral y otros pensados como un proyecto de gestión gubernamental correspondiente a toda una etapa.

Así, han llegado a nosotros documentos, desde El libro azul al Plan de la patria, com-plementado por el legado contundente que fue expresado en el golpe de timón. El pro-yecto logra ser hegemónico por la fuerza del liderazgo de Chávez y su capacidad es-tratégica, que le permiten articular dentro del gobierno a distintas corrientes, grupos con diferencias en la visión de país pero que terminan confluyendo en torno a su figura. Esos grupos siempre fueron de procedencias variadas y con distintos intereses, durante los primeros años de gobierno entre 1999 y 2001 algunos quedaron en evidencia, mien-tras que posteriormente su visibilidad fue menor. Sin embargo, esos sectores desarro-llaron pugnas internas constantemente que no se hacían evidentes con frecuencia.

Una vez que Hugo Chávez fallece se pro-duce una ruptura en esa unidad interna, la hegemonía del proyecto elaborado por el líder y expresado por un lado en el mencio-nado Plan de la patria y por otro en las direc-trices del golpe de timón se debilita conside-rablemente hasta llegar a la fractura. Se hace patente que hay diferencias en torno a las decisiones que se deben tomar como gobier-no, así como la dirección que deben llevar las políticas, esto se evidencia a través de las de-claraciones contradictorias entre miembros del gabinete, así como decisiones orientadas en sentidos diferentes. Desde el inicio del gobierno del compañero Nicolás Maduro se han visibilizado las contradicciones entre las declaraciones y acciones del gabinete ejecutivo. Un ejemplo son las informaciones contradictorias sobre el destino de la políti-ca económica que trajeron claras diferencias entre Nelson Merentes[7] y Rafael Ramírez que supuso el remplazo de uno por otro, hasta que hoy en día quien aparentemente había salido se mantuvo al tiempo que Ramí-rez se encuentra apartado de las decisiones ejecutivas.

Mientras, el Presidente de la República anuncia la necesidad de ajustar los precios de la gasolina[8], la urgencia de llevar a cabo una “revolución tributaria”[9] así como el de-sarrollo los controles en los precios, sin que ninguno de esos anuncios se traduzca en una política concreta y efectiva[10][11]. Desde esos momentos hasta ahora han sucedido cambios en las carteras encargadas de dirigir la economía nacional, quedando en manos de Rodolfo Marco Torres como ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública, al mis-mo tiempo que presidente del Banco de Ve-nezuela.

Este importante funcionario ha anuncia-do recientemente el establecimiento de me-sas de trabajo con las principales empresas financieras del mundo como JP Morgan[12], afirmando que los invitó a invertir en el país. Sin embargo, estas intenciones tampoco se han traducido en una política específica fa-vorable a aperturas o agendas cercanas a una derechización de la política económica. A su vez, a mediados de este año, un diario nacional publicaba una nota en la cual el co-misionado presidencial para el Sistema de Empresas Recuperadas, Ocupadas, Naciona-lizadas,

Creadas y Aliadas (Ronca) sostenía que se debía estimular la participación de las inver-sión privada en ese sector con la finalidad de mejorar su funcionamiento[13], lo cual es-taría en consonancia con las declaraciones más recientes de Marco Torres. Lo cierto, es que hasta la fecha esa idea tampoco se ha traducido en una política concreta dirigida desde el Estado. El presidente Nicolás Madu-ro ha realizado varios llamados a radicalizar

la revolución, lo cual supondría avanzar ha-cia un modelo donde se da una mayor par-ticipación de los trabajadores, así como el fortalecimiento de la participación popular a través de las comunas, esto sumado a la im-portancia de las políticas anunciadas el año pasado y que hemos recogido más arriba.

Por otro lado, nos encontramos con las de-claraciones de Marco Torres y otros persona-jes asociados al gabinete económico, que nos indicarían un camino distinto a este. Hasta la fecha no se han concretado políticas espe-cíficas en ninguno de los dos sentidos, más allá de la continuación de las que fueron en-caminadas durante el gobierno de Chávez. A nuestro juicio el juego está trancado a lo interno del gobierno nacional, ya que los dis-tintos grupos que forman parte de éste se han enfrentado en temas neurálgicos como la orientación de la política económica.

Esta ausencia de consenso produce un va-cío en las decisiones, así como declaraciones discordantes entre estos representantes. Es la desaparición física de Chávez la que pro-duce la disolución de hegemonía en el pro-yecto de gobierno, su ausencia produce que estos grupos entran en un enfrentamiento directo, sin que ninguno logre formar una hegemonía. De ese modo el vacío se perpe-túa. En muchos casos, analistas que critican al gobierno desde la izquierda lo ven como un bloque consolidado, que como tal desa-rrolla políticas específicas. Son estos mismos grupos los que han venido denunciando una derechización de la política económica, lo cual a nuestro juicio no se puede demostrar señalando políticas concretas de gobierno. Lo que hay es una ruptura del consenso, lo cual se expresa en la usencia de acciones es-pecíficas, expresándose los distintos intere-ses y sectores en la dirigencia política.

Por supuesto, esta situación ha sido apro-vechada por la derecha nacional en alianza con el imperialismo para intensificar sus es-trategias y colapsar al país. En varias ocasio-nes el presidente Maduro ha tomado decisio-nes para revertir otras que en su momento causaron importantes críticas y desacuerdos por parte de la base chavista. Una de ellas fue la paralización, luego de protestas, del pro-yecto de ley semillas que abría las puertas a los transgénicos[14], derivando en la creación de un proyecto surgido a través de la con-sulta directa con los movimientos sociales involucrados[15]. Luego de eso, el propio pre-sidente intervino en el caso de la comuna

El Maizal, que corría el riesgo de desapare-cer producto de una decisión arbitraria por parte del Tribunal Supremo de Justicia, has-ta que el jefe del gobierno ordenó estudiar el caso en detalle y tomar acciones[16]. Por último, recientemente fue derogado el decre-to 1606 que promovía la apertura de nuevas minas para la explotación del carbón y que había movilizado a múltiples organizaciones en rechazo al mismo[17].

Esperamos que todo esto sirva para ilus-trar que no existe una expresión homogénea del gobierno nacional, lo que llega a nosotros son indicaciones no del todo claras de los sec-tores que están en conflicto, ya que mientras algunos apuestan a un programa de aper-turas económicas, otros escuchan reclamos populares y toman decisiones que reflejan el espíritu de Chávez.

Las contradicciones se han hecho más pre-sentes que nunca a partir de la muerte de su muerte, pero eso no quiere decir que dentro del gobierno no exista la intención de con-tinuar su legado por parte de un sector que no es para nada irrelevante. Las organizacio-nes populares, el pueblo chavista en general debe saber identificar esas contradicciones y a quién debe apoyar para que se resuelvan a su favor inclinando la balanza en el sentido correcto. Finalmente, el fin de un proceso de cambios no se decreta a partir de análisis ni se vislumbra a través de anuncios proféticos. El destino de nuestros pueblos nos pertene-ce y cuando las contradicciones se agudizan la salida no es tirar la toalla sino armarse de valor para continuar la lucha. El retorno al pasado no es una opción, ni la retirada una estrategia, hemos avanzado considerable-mente durante la última década en nuestro país y nuestro continente, es la hora de reco-nocer los aliados fundamentales y apoyarlos para que logren vencer a todos aquellos que quieren echar por la borda lo alcanzado.

Notas

[1] http://www.humanidadenred.org.ve/?p=1049[2] http://laguarura.net/2011/06/23/por-el-camino-

necesario/[3]http://laguarura.net/2014/03/25/la-vitrina-indige-

na-del-gobierno-de-maduro-y-la-paz-desarrollista/[4]http://www.aporrea.org/ideologia/a214599.html[5] http://www.aporrea.org/actualidad/a17733.html[6]Denis, R. Las tres repúblicas. Caracas, 2012: https://

goo.gl/vz8IFz[7]http://goo.gl/Yc70X9[8]http://laiguana.tv/articulos/1229-lo-ultimo-que-di-

jo-el-presidente-nicolas-maduro-sobre-el-aumento-de-la-gasolina-en-el-pais

[9]http://www.telesurtv.net/news/Maduro-anuncia-reforma-fiscal-redistributiva-para-construir-economia-socialista-20140401-0008.html

[10]http://www.eluniversal.com/economia/150429/maduro-confeso-no-estar-apurado-por-aumentar-la-gasolina

[11]http://www.telesurtv.net/news/Maduro-anuncia-reforma-fiscal-redistributiva-para-construir-economia-socialista-20140401-0008.html

[12]http://www.eluniversal.com/economia/150930/marco-torres-sostuvo-reunion-con-posibles-inversio-nistas-en-nueva-york

[13]http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/investigacion/reimpulso-de-empresas-del-estado-demanda-capital-p.aspx

[14]https://ecopopularve.wordpress.com/2013/10/20/advierten-que-proyecto-de-ley-de-semillas-legalizaria-los-transgenicos-en-venezuela/

[15]http://www.aporrea.org/poderpopular/n270025.html

[16] http://laiguana.tv/articulos/2261-que-paso-con-la-carta-agraria-de-comuna-el-maizal-sepa-por-que-debe-corregirse-decision-del-tsj

[17]http://www.aporrea.org/actualidad/a213184.html

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“Tenemos posturas autónomas a las que tiene el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv)”. Esta es la frase que distingue a los movimientos y dirigentes disidentes del partido de gobierno, quienes tienen un objetivo en común de cara a las elecciones parlamentarias del 6-D: hablarle al chavismo que no está de acuerdo con las decisiones políticas, económicas y sociales del presidente Nicolás Maduro.

Las determinaciones de la dirigencia del Psuv a la hora de elegir a los candidatos del Gran Polo Patriótico (GPP) durante los acuerdos, generó gran descontento en parte de la coalición chavista, la cual decidió inscribir nombres propios con tarjetas de sus partidos o con fichas “prestadas”, lo que les permitió alcanzar una presencia disidente en 20% del país, que definieron “de forma selectiva”.

Así lo aseguró Pedro Cubillán, coordinador nacional del movimiento MBR-200. “Al principio la intención era contar con abanderados en toda la nación, pero tras un análisis concluimos que lo importante era tener verdaderas garantías para llegar a la Asamblea Nacional (AN) y representar el reto disidente, no postular candidatos por postularlos”, sostuvo.

El dirigente afirmó que tras el monitoreo que se realizó después de la conformación de la maqueta electoral del GPP, la disidencia del Psuv representó un 15% de quienes estuvieron en desacuerdo con la forma en que se hizo la escogencia oficialista para el 6-D. Es por ello que Cubillán apuntó que uno de los principales objetivos que se plantean es lograr que exista respeto “para todos los militantes de la revolución y aquellos que creen en el legado de Hugo Chávez”.

“Cúpula corrupta”

El politólogo Nicmer Evans, dirigente de la corriente Marea Socialista, dejó claro que este movimiento no tiene nada en contra del GPP, sino “en contra de su cúpula corrupta”, liderada por el jefe de Estado, Nicolás Maduro, y el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello.

Señaló que finalmente son 36 las candidaturas con las que participará en los comicios el grupo político que lidera, el cual no fue legalizado como partido por negativa del ente comicial, lo que provocó que inscribieran a sus abanderados con tarjetas de otras organizaciones que han mostrado su desacuerdo como Poder Laboral, Juan Bimba y Joven.

Nicmer Evans, indicó que los candidatos de Marea Socialista cuentan con 10% en intención de votos a nivel nacional, según Venebarómetro. La organización postuló candidatos con tarjetas de otros partidos en Miranda, Aragua, Falcón, Mérida, Táchira, Trujillo, Bolívar, Monagas, Sucre, Delta Amacuro, Guárico y Caracas.

“Se aplicó una razia en contra de los abanderados de Marea -el CNE rechazó casi el 50% de sus candidatos asegurando que no cumplían con la paridad de género-, pero a pesar de esa dificultad queremos posicionar diputados para ser la voz del chavismo independiente en la AN”, subrayó Evans.

Debate interno

En busca de mantener “una línea de acción y compromiso con la revolución propuesta por Chávez”, el secretario nacional de organización y formación de los Círculos Bolivarianos, José Pereira, dijo que actualmente la disidencia se encuentra en un proceso de debate interno con varias organizaciones, incluyendo a Marea Socialista y el Partido Socialismo y Libertad.

“La finalidad es discutir un plan de emergencia nacional que presentaría la disidencia ante la nueva AN. Sentimos que la población requiere una opción que desde hace mucho tiempo comenzó a buscarla y no la encuentra en la oposición (MUD) ni en el propio proceso que encabeza actualmente Nicolás Maduro”, apuntó.

Cabello ha hecho un llamado constante a “romper el sectarismo”, considerando que no ayudará al chavismo a ganar los comicios.

“Independientes de la MUD dan pluralidad a la oposición”

El diputado y candidato independiente a la reelección por el estado Lara, Eduardo Gómez Sigala, aseguró que la postulación de abanderados disidentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) solo le traerá pluralidad a la oposición venezolana.

“Dará a entender que las imposiciones no pueden seguir ocurriendo”, apuntó, recordando que no fue incluido dentro de la oferta electoral de la plataforma antichavista. Ante ello, se postuló en el circuito 3 del estado Lara con seis fórmulas, entre ellas Democracia Renovadora, Electores Libres y MAS.

“No hay duda de que en el país hay una oposición contundente, pero no puedo aceptar que se impongan nombres

desde unas oficinas”, señaló el legislador en relación a la candidatura de Alfonso Marquina que la Unidad anunció en su misma circunscripción.

A pesar de ello, aseguró que la receptividad de los venezolanos en sus recorridos en las calles ha sido alta. “La primera pregunta que nos hacen es por qué no estamos con la MUD, y la respuesta es porque no hicieron primarias en nuestro circuito”, acotó.

El parlamentario consideró que el elector no debe votar por un color o una tarjeta, sino por el nombre y el apellido que está detrás de un símbolo.

Votos perdidos

Los voceros de la disidencia del Psuv coincidieron en que el mismo partido de gobierno ha generado un “espanto de votos” por la política excluyente que ha empleado, la cual no invita a la participación ciudadana. “Ellos mismos perdieron electores, hay que recordar que ser chavista no implica ser madurista”, apuntó Evans.

El Psuv eligió el pasado 28 de junio a 94 abanderados por elecciones primarias, el resto de los 167 candidatos se definieron vía consenso con los partidos que conforman el Gran Polo Patriótico.

Selección de candidatos “a dedo” en los acuerdos, según dirigentes disidentes, provocó que tomaran su propio camino de cara a las elecciones del 6-D.

Disidentes afirman ser la expresión del descontento del Psuv y la MUD, lo que les permite convertirse en una alternativa de cambio para resolver las problemáticas del país.

Círculos Bolivarianos consideran que se debe fortalecer el socialismo planteado por Hugo Chávez y depurar los mecanismos internos del Psuv “desviados” a objeto de volver a unificar criterios socialistas.

MBR-200 afirmó que población chavista también les ha mostrado su disconformidad con las políticas del Psuv.

Postulaciones

Un total de 1.799 postulaciones admitió el CNE, de los cuales 334 son abanderados del Psuv y otros 334 de la MUD, restando 1 mil 134 aspirantes a una curul en la Asamblea Nacional independientes o disidentes, entre los cuales entra el grupo disconforme con las posturas del partido de Gobierno que inscribieron a sus candidatos por cuenta propia.

Disidentes del PSUV postularon de forma “selectiva”en el 20% del país

El Tiempo de Puerto La Cruz

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Se ha declarado el “fin de los gobiernos progresistas” en la región[1]. A nivel nacional, también se ha declarado “el fin” del chavismo o “su crisis” casi

terminal. Respecto a la primera discusión ya aborde en una primera ronda varias consideraciones[2]. Respecto a la segunda, más allá de las discusiones coyunturales que van formando matrices de opinión que a la vuelta de poco tiempo quedarán en el olvido, vale la pena hacer varias observaciones puntuales, no para concluir, sino para barrer el terreno sobre el cual se camina.

La identidad del chavismo, ¿sin Chávez? Quiero reproducir una caracterización

sobre el chavismo que ya he expresado en otras oportunidades[3]. En la construcción de los bloques de poder, tanto los de las clases dominantes como los de las oprimidas, son fundamentales las narraciones e imágenes que permiten articular -como algo que compacta y unifica- las diversas subjetividades en torno a un mismo sentido común, podríamos decir, en torno a un mismo sentir y una misma razón de ser. Para la sociedad venezolana, desde el punto de vista de su formación socioeconómica, pero también se su configuración geocultural, el principal factor -si bien no el único- que históricamente ha logrado unificar un mayor grado de voluntades bajo un proyecto político común han sido los líderes políticos. Sin entrar en la discusión de los “beneficios” o “dificultades” que ésta situación ha generado en la historia política de nuestro país, hay claras evidencias históricas que confirman esta situación; el último y más importante de estos liderazgos es el de Hugo Chávez Frías, a partir de cuya praxis política se construyó una identidad chavista.

La narrativa construida por el Comandante Chávez (principalmente a partir de sus intervenciones públicas y discursos políticos) tiene una complejidad que se remonta históricamente hasta el ideario de los héroes de la independencia (en especial Simón Bolívar, aunque no se restringe a él), pasando por las tradiciones más críticas de Nuestra América (por ej. la que representa José Martí), recuperando el ideario heterodoxo del marxismo continental y mundial (como José Carlos Mariátegui o Itsván Mészáros) hasta llegar a un diálogo permanente con las más prominentes corrientes actuales del pensamiento crítico (por ej. Enrique Dussel o Franz Hinkelammert). Asimismo, Chávez logró expresar espiritual, simbólica, racional y mediáticamente la confluencia histórica de la Revolución Bolivariana con los procesos

emancipatorios que se han sucedido en Nuestra América, articulando una praxis de alcance continental (y mundial). Además, Chávez logró integrar el lenguaje de la cultura popular venezolana, sus símbolos, valores, usos y giros particulares, al discurso político -sin caer en el populismo histórico-, creando así un mundo de sentido (razón y sentimiento común) de unificación en el bloque de las clases populares. Ello le permitió orientar la efervescencia social acumulada durante décadas de lucha y resistencia, al plantear un proyecto político de unión en la diversidad que aún hoy se mantiene. Dicha narrativa se sustenta sobre el fondo de una base material de explotación y exclusión vivida en carne propia por Chávez (en tanto él mismo formó parte de las clases oprimidas), la cual, lo proyecta como líder en el que convergen las diversas necesidades de transformación y liberación.

Luego de la muerte del Comandante Chávez, la narrativa por él construida -y cuando decimos “él” tenemos en cuenta al proceso social que le dio nacimiento-, perdió uno de sus principales dinamizadores. El otro dinamizador, el pueblo venezolano, se encuentra en una construcción ardua que pasa por el estremecimiento político de la pérdida física de su principal líder, hasta las actuales coyunturas económicas a las que se está enfrentando la Revolución Bolivariana -tanto en el plano nacional como el internacional-. Este proceso de reconfiguración de las fuerzas políticas y las continuas y cada vez más fuertes embestidas de las clases dominantes han situado la identidad chavista en el centro de la lucha y las discusiones.

De un lado, tenemos a quienes pretenden desmarcarse de toda identidad con el “chavismo”, identificando con éste únicamente a los sectores gubernamentales y algunas capas de las clases trabajadoras que no tendrían más conciencia que la inmediatez de satisfacción de sus dinámicas de consumo. De otro lado, encontramos posturas que quieren ver en el chavismo un todo homogéneo cuyo valor primordial es la lealtad, primero, con el Comandante Chávez aún luego de su muerte física, y segundo, con los sectores en el gobierno encargados de “continuar” -al menos a ese nivel- su obra política. Otras posturas proponen una visión más amplia de la diversidad de lo que constituye el chavismo, principalmente en las bases, para apostar por una práctica que desde abajo y con el apoyo del Estado (entre muchas contradicciones) continúe en la construcción de espacios de poder -fundamentalmente comunitarios-. Entre una y otra se distinguen matices y grises de quienes en un momento pertenecieron -al menos de verbo- al bloque del chavismo y una vez agudizadas ciertas

contradicciones, han optado -desde la crítica “radical” o el descontento- a la retirada, a veces abierta o a veces en silencio. También tenemos las posturas de las clases dominantes, quienes desde el comienzo despreciaron la creación de dicha identidad chavista; así como aquellas personas que se identifican de manera retórica con el chavismo pero mantienen una práctica anti-revolucionaria (incluyendo personas en cargos medios y altos en el Estado, así como de las mismas bases sociales organizadas, ¡y no son pocas!).

Si bien éstas no son las únicas posturas y no siempre aclaran sus definiciones sobre “el chavismo”, son de las principales y cada una utiliza los medios a su alcance para generar las condiciones necesarias que le permitan hacer valer ante las demás su visión sobre lo que es el chavismo, buscando diversos objetivos políticos no siempre claros y explícitos, pero tratando en todo momento de obtener el mayor apoyo posible para sus fines particulares. Esto lo podemos calificar como ideología, entendida ésta como encubrimiento de la realidad. Además, el uso de esta identidad para fines coyunturales (uso ideológico) amenaza con desplazar el proyecto de transformación propuesto y determinado por el mismo Chávez como bolivariano y socialista; con lo cual, se confunde y solapa la identificación del bloque popular y su líder con el proyecto de transformación de la sociedad que, por razones históricas, Chávez asumió en la vanguardia.

Pero ¿Qué es el chavismo? He ahí una pregunta clave que nadie, hasta ahora, ha logrado responder; y muchos ni la formulan, por comodidad o falta de rigurosidad, y a veces por conveniencia.

La Revolución como proceso histórico La Revolución Bolivariana ha sido historiada

de diversas formas y su inicio es “fechado” en distintos puntos de la línea temporal, de acuerdo a los intereses o recursos retóricos del momento. Resuenan así fechas como el “Caracazo” de 1989, el Golpe de Estado fallido de 1994 y las elecciones de 1998 donde triunfa por vez primera el Comandante Chávez. Algunas personas destacan la continuidad histórica de la misma con las diversas luchas de resistencia de la izquierda venezolana, observando acertadamente que la Revolución Bolivariana no “cayó del cielo”, sino que forma parte de un proceso político de resistencia y lucha que vendría, al menos, desde la época “democrática” en el país. Sin embargo, esta postura olvida la desarticulación estructural y desvinculación con el pueblo en que se encontraba la izquierda a finales de la década de los ochenta, en parte por las embestidas neoliberales (de represión política, militar y económica), pero también

Escenarios en disputa, caminos que se bifurcan

Roger Landa

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a falta de un proyecto real de nación y un liderazgo que pudiese unificar las diversas vertientes. Otras, por el contrario, quieren ver en el proceso bolivariano una ruptura en la historia venezolana, apuntando con cierta validez el reimpulso que toman las luchas en el país luego de la insurgencia del liderazgo del Comandante Chávez. Aquí se olvida que las luchas populares siempre son parte de un movimiento histórico y que sin su vinculación a dicha historia no se puede comprender a cabalidad el significado del liderazgo de Chávez y el proyecto que él encarna en la vanguardia. Desde ciertos ángulos, por el contrario, se observa a la Revolución Bolivariana como un simple estadio pasajero que habría culminado con la muerte de su líder, y de lo cual quedaría sólo una estructura de poder que pretende mantener cierto control político, pero ahora sin una dirección clara.

Lo cierto es que la Revolución Bolivariana configura un proceso histórico y no un “momento” coyuntural; éstos últimos son episodios esporádicos cuyo alcance sobre las sociedades son constantemente relativizados según la lectura que se haga a posteriori de los mismos, obteniendo siempre una influencia local y localizable en el corto tiempo. Los procesos históricos permanecen en movimiento constante y son resultado de la síntesis consciente entre lo particular de un pueblo y lo universal de la humanidad; expresan, así, el movimiento de lo real y, en cuanto tal, mantiene una complejidad que no puede ser conocida en su totalidad.

En cuanto proceso histórico, se debe comprender que la Revolución Bolivariana es resultado de una larga disputa entre fuerzas societales que se han configurado y reconfigurado en torno a determinados ejes de confrontación y con diversos objetivos dicotómicos y excluyentes entre sí. Esta disputa habría comenzado con la entrada del continente al sistema mundo capitalista, momento en que se subsume los procesos territoriales de los pueblos originarios bajo el patrón moderno-colonial de acumulación de capital, y se comienza a configurar como espacio geohistórico dependiente del centro de la economía mundial. La base socioeconómica que adquiere Venezuela en el siglo XX desarrollada a partir de la extracción y comercialización del petróleo, no hizo sino reemplazar la base de acumulación rentista de agraria a petrolera, afianzando un patrón que venía consolidándose, al menos, desde el siglo XVIII, pero ahora de acuerdo a las exigencias energéticas del sistema-mundo.

La estructuración de clases alrededor de este primer eje tuvieron diversas expresiones políticas que dieron resultado a la actual

configuración de relaciones de poder en el país. La instauración dominante de la burguesía dependiente impuso no sólo un modo de acumulación basada en la monoexportación y la importación masiva de prácticamente todo lo consumido en el país (con excepción de algunos monopolios, como por ej. la harina de maíz en manos de Alimentos Polar), con gran preferencia en bienes suntuarios; sino también impuso un modo de vida (un cultura) basado en dicho patrón de consumo, y un modo de controlar los valores de cambio (ejercicio del poder) en base a dicho modo de vida. Con ello, el control de la industria petrolera significó un paso esencial a cualquier proceso político en Venezuela, incluyendo, claro está, tanto procesos de liberación como procesos de mayor subordinación a los centros de acumulación.

La resistencia de las clases populares trabajadoras y el auge de sus luchas a lo largo de la historia nacional configuran un segundo eje a tener en cuenta. Si se comprende que las clases están conformadas no sólo por su base económica (dueños de fuerza de trabajo-dueños de medios de producción), sino también por una cultura: modo de organizar los valores de uso; y una política: modo de controlar las mediaciones para organizar y producir los valores de uso; se comprende que la resistencia de las clases populares trabajadoras pasa también por el desarrollo de un modo propio de ser y vivir que tiene que resistir las imposiciones de las clases dominantes y las fuerzas de subordinación y dominación que impone el capital a nivel mundial (incluyendo sus expresiones bélicas e imperialistas). Esta resistencia nunca es homogénea y se crean, así, diversas expresiones culturales que pueden en ciertos elementos y bajo circunstancias determinadas mantenerse bajo los procesos a alienación capitalista, como otras que reproducen realmente la identidad histórica de las clases populares en su núcleo más dinámico. Esta confrontación histórica va adquiriendo diversas expresiones a lo largo de la historia y suponen un punto de apoyo que permite tanto mantener y reforzar la dominación, como avanzar hacia procesos de liberación y autodeterminación frente a las fuerzas de dominación nacionales e internacionales. Las disputas entre organización-desarticulación, represión-cooptación, forclusión-subordinación, del pueblo son, así, un eje que imprime uno de los principales motores en la configuración social venezolana, por depender de éste la posibilidad de configurar un verdadero polo de poder contrahegemónico, si avanza su organización consciente, o de mantener la dominación si se sostiene su desarticulación y alienación.

El Estado-Nación, aún no modernizado

en su completitud como consecuencia de la dependencia estructural de la sociedad venezolana al centro capitalista, representa en sus relaciones de poder un tercer eje de disputa y, quizás, uno de los que representa mayor controversia. En principio, la conformación del Estado-Nación venezolano ha pasado por distintas etapas y periodos de crisis ligados a los regímenes políticos instaurados desde su secesión de la Gran Colombia. Las dictaduras militares y la instauración de la democracia representativa son ejemplos de dichas etapas, donde una clase política determinada a hegemonizado el acceso a las instituciones concentradas en el Estado y ha ocupado buena parte de las mismas para los fines de sus proyectos particulares, desplegando con dicha hegemonización relaciones particulares con los poderes económicos y militares del momento. La disputa a lo interno del Estado no siempre ha sido homogénea, aunque se haya avanzado en su cristalización clientelar durante los cuarenta años de democracia representativa. Esta disputa pasa también por el control de los procesos económicos en el país, la vinculación que establezca con la base socioeconómica, así como las relaciones de apoyo o rechazo que se establezcan con los diversos sectores de la sociedad, organizados como pueblo o no.

Finalmente, podemos observar que un cuarto eje de disputa lo representan los procesos de regionalización y articulación continental y la dirección que a ellos se le imprima desde los distintos gobiernos, con mayor o menor grado de continuidad. La fragmentación del proceso civilizatorio latinoamericano y caribeño se consolidó con la instauración de los Estados-Nación y los diversos mecanismos de dominación colonial instrumentados por las potencias mundiales, principalmente por Estados Unidos. La articulación intra-continental mediante diversos procesos de regionalización configuran una mediación directa de los procesos particulares (nacionales) con los mecanismos globales de acumulación, con lo cual, son producto de las fuerzas que motorizan al sistema mundo y van estructurando la división internacional del trabajo, determinando la polarización del sistema y el topos que le corresponde a cada sociedad. Por ello, también representa un eje de disputa según las relaciones y contenidos que desde el mismo se puedan desarrollar en dirección a mantener la estabilidad del sistema y, por consiguiente, sus mecanismos de acumulación (con sujeción o independencia del imperialismo); o ensayar diversos caminos de vinculación autónoma, con variados niveles de alteridad sistémica según las condiciones objetivas históricamente construidas.

La insurgencia de la Revolución Bolivariana como producto de las fuerzas que van reconfigurando estos ejes en su estructuración histórica, permite comprenderla también como un proceso histórico en constante disputa, cuyo desarrollo no puede desvincularse de las confrontaciones que se producen a lo interno de dichos ejes, los procesos políticos que se despliegan a partir de los mismos y los actores que entran en escena con diversos grados de poder y capacidad de acción. Esto supone una complejidad muchas veces dejada de lado por los analistas, que se contentan con absolutizar una parte del todo para sostener sus argumentos y tesis, sea de apoyo o rechazo a la Revolución Bolivariana y a los integrantes (temporales) del Gobierno. ¿Cuál es el estado de estas disputas en la actualidad?

Notas:[1] Véase el Dossier sobre la discusión: http://goo.gl/

dpzyvs [2] Véase la reflexión en tres partes en: http://www.

humanidadenred.org.ve/?cat=23 [3] Véase la introducción del ensayo La filosofía del

lobo. Ensayo sobre alienación, plusvalía ideológica y contracultura en el pensamiento de Ludovico Silva, disponible

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Al paso por calles y campos, si en algún momento cualquiera de nosotros ha tenido que ser par-te de la historia reunida en estos

últimos 20 o 30 años, sin duda alguna se en-contrará con caras malgastadas, frustradas, rabiosas, despidiéndose de una historia que al fin y al cabo es la de ellos y ellas, la historia por muchos años apasionada de lo que se ha llamado el chavismo. Una despedida que no es formal, se mueve entre la duda y hasta el llanto, en otras con la alegría de descargarse de un peso insoportable, pero despedida al fin de la historia que no se pudo.

Este escrito ya desde hace mucho tiempo ha debido hacerse, pero ya es hora de echarlo sobre la rueda pública, palabras que en rea-lidad tienen una connotación tan personal como política. Poco importa, porque ni en lo más íntimo dentro de todos los perfiles de una vida controversial siempre se van uniendo irremediablemente los asuntos per-sonales y los políticos, las cargas sociales y propias que llevamos por dentro. Es por eso que las cosas en definitiva “hay que decir-las” si algo todavía tiene sentido decirse. La revolución son tonterías románticas, utópi-cas, quizás, pero que cobran toda su razón de ser cuando vemos como el corazón se une a la cantidad de sueños que han atravesa-do nuestras vidas, y que muchas veces han tenido que sufrir la atrocidad de las bestias represivas; dolor y querencia allí está la con-frontación imposible de resolver. Y así como han tenido que sufrir al bárbaro también han sentido la maravilla de la apoteosis colectiva en su propio grito. Seres desplegados pidien-do el olvido a toda la maldición centenaria de la esclavitud, la pobreza y la sumisión para al fin hacerse dueños de sus cuerpos y tierras, que quisieron en su momento decirle adiós para siempre a esa historia odiada. Esa era la revolución y seguirá siéndolo pero en su senda perdida; la premonición de un gran fracaso que se revienta ante nuestros ojos, y que en mi caso lo pude percibir desde muy temprano.

“Prefiero decir un NO” como dice la can-

ción de la diva a seguir convalidando circuns-tancias que son algo que nos niega dentro de cualquiera que sea el sentido que le hemos dado a los pasos que uno a uno se han hecho entre luchas y sueños, ese es el mensaje la-tente que se siente tras bastidores de miles y miles de gentes que aún hacen lo posible de darle algún sentido a alguna franela roja que les sobra en el armario. Venezuela es un país mediano, sin connotación alguna dentro de la risa imperial que no sea su inmensa masa de recursos minerales y biocarburos, pero lleno de recordatorios legendarios que la vuelven una ensalada entre los mitos repeti-dos y las presencias de certeros engañadores a la zaga de la riqueza pública concentrada entre el BCV y PDVSA. Curioso país que no tiene nada que ofrecer en lo que acontece a su actualidad pero es el bolsón originario de todos los heroísmos nuestramericanos. Un meollo al fin sin síntesis posible entre gran-dezas pasadas y la realidad más inanimada sujeta al mando de quienes jamás entendie-ron lo que es un paso a favor de la alegría colectiva, ni tampoco les interesó en lo más mínimo. Cuando no hay visión de nación, no hay colectividades profundamente morales y mucho menos de una nación que propone al mundo una vida radicalmente distinta a la que nos impuso el devastador capitalismo, cuando ella es simplemente una guerra que se mueve entre discursivas grandiosas de he-roísmos pasados y las ansias desesperadas por tomar el control de las rentas de riqueza que deja el subsuelo sortario, entonces pue-den estar seguros que la “razón revoluciona-ria y emancipadora” rápidamente se esfuma, como ciertamente ha pasado y con ella lo mejor del chavismo.

como una apuesta subversiva que supo en su momento recoger todas las fuerzas que quedaron pendientes luego de los grandes fracasos de las izquierdas armadas y refor-mistas, al mismo tiempo que una jugada con seres gansteriles que supieron entender que lo mejor era entremezclarse con la diáspo-ra rebelde que desde mediados de los años ochenta no tuvo manera de contenerse, po-

niendo bajo la mesa muy bien escondida el verdadero conservadurismo que unía en una misma cofradía conspirativa al gánster con el ser más reaccionario, unidos al vuelo sub-versivo de los soñadores.

Desde esa majestuosa ensalada donde no hay sabor que se combine, es que se entien-de que el nuevo apogeo revolucionario tenía que asumir las formas de una gesta caudi-llesca como en efecto pasó. De hecho era im-posible para aquel entonces una dirección colectiva, ideológicamente homogénea, más bien las apologías “a la diversidad, a la hori-zontalidad” que una y otra vez repetimos, en nuestro caso particular paradógicamente no eran más que una bienvenida al caudillismo, un rechazo al nosotros unificado y organiza-do y una raro retraimiento al “pueblo” liso y pobre comandado por su hijo elegido, de si-glos pasados.

Por estas mismas razones, era inaceptable la emergencia de un caudillo imponente y despótico, sino un aprendiz de la base popu-lar que dio vida; la maravillosa senda y per-sonalidad de Chávez. El también tenía que ser “diverso y horizontal”, es decir, igualita-rio, algo que Chávez entendió y militó en ello, aunque me haya pateado en la cara el libro de “Los Fabricantes de la Rebelión”, por indu-dable soberbia.

Desgraciadamente ese mismo aprendiz de multitudes, de sus sueños y de sus progra-mas, de la radicalidad extrema a la hora de proponer un nuevo horizonte a nuestro país, de esa fantasía inicialmente maravillosa del poder popular, del vomitar cualquier pasado para hacer cierta la posibilidad de algo que se asemeje a la realización material boliva-riana, al mismo tiempo convirtió en tesis de gobierno arrastrar esa ensalada gansteril que poco a poco se fue comiendo no solo las antesalas burocráticas de la presidencia y ministerios sino a colectivos, dirigentes, cua-dros históricos de la lucha revolucionaria. Si hay un legado de Chávez realmente oscuro es el no haberse sacado de encima el caudillo que lo obligaron a ser para convertirse en el dirigente con disposición a utilizar el mando

Adiós al chavismoRoland Denis

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de Estado en contra del sustrato gansteril que lo acompañó en su fase conspirativa y posteriormente democrática.

Esta maraña de situaciones tengo años tratando de entenderla después de sufrirla, en algunos casos de escribirla, sin mayores éxitos, lo cierto es que tenía que suceder lo que hoy sucede para tomar el paso del cual muchos sencillos seres de mi país hacen sin mayores complejidades mentales, aun-que sean muy intensos sus sentimientos: el adiós al chavismo. Una revolución supone situaciones de dura decisión que llevan con-sigo todos los riesgos de la historia, sin esas decisiones es absurdo, cobarde y mentiro-so hablar de ella y mucho menos dirigir en nombre de ella. Si aquí no se hizo desde los inicios que era indispensable entonces desde hace mucho tiempo hemos debido hablar en estos términos.

El chavismo muere con Chávez al igual que el fidelismo muere con la ida de Fidel de la dirección de Estado. Cuba y Venezuela han sido las últimas utopías de Estado revolucio-nario encarnadas en los héroes que le dieron paso. Chávez al no romper con el caudillo que le crearon alrededor suyo, no tuvo otra salida que gritar la necesidad de la ruptura cuando su vida se sabía acabado, pero aún así, y per-sonalmente sin entender aún porque no se atrevió a ello, dejo intacto el sustrato ganste-ril. No entiendo porque más miedo se le tiene al poder que te rodea que a la propia muerte. ¿Es que las estructuras de burocráticas de Estado son tan inmensamente poderosas que aún frente a la evidencia de la muerte se imponen?. Aquí hay algo que no entiendo, es un fondo metafísico desconocido o simple-mente alguna información que me falta, o será que soy un imbécil.

A partir de allí ha venido un desastre que harto estamos de denunciarlo en sus efectos y orígenes material-económicos, políticos, sociales, pero en este caso no se trata de re-petir lo gritado. Un amigo me decía que en estos días en uno de estos programas de chis-mes contra la oposición de Diosdao Cabello, el amigo ya no solo habla de chismes acom-pañados por cualquier cantidad de discur-sos de Chávez, sino que ahora, asemejando al caudillo, hace programas junto a civiles y militares que lo aplauden. Pero burlándose de su héroe y comandante, hace poco monta un programa donde su público militar y civil, aplaude nada menos que una hora de televi-sión presentando a su familia. No es la fami-lia de su cachifa que las deben tener a mon-tones la que vale, no es la familia haciendo colas condenada a un sueldo pírrico que no es más que explotación pura de una fuerza de trabajo que paga con su esfuerzo lo que otros han desfalcado, es su familia, padres, tíos, hijos, hermanos, y dele, gozando las con-secuencias infectas de una historia. Su goce es el retrato perfecto de la burla a nuestra ex-plotación como pueblo. Pero en fin, más que el aborrecimiento que personalmente me da semejante manipulación mediática con valo-res fotográficos gomecistas o propios de las culturas pictóricas de la oligarquía del siglo XIX, quiero simplemente acotar que el “adiós al chavismo” no es solo del honor indignado del pobre, es también de los que se gozan con televisión al frente, todas las divinidades del poder. Si mi familia es lo bonito, el cau-dal de una fama política heredada, entonces mi amigo usted quedó absorbido del todo dentro de una equivalencia sonámbula de que su familia pueda ser el retrato de algún placer que dignifique al ser nacional. ¡Que lo-cura egocéntrica, reaccionaria y hedonista!… ¡adiós al poco chavismo realmente profuso y de pueblo que queda!… y súmenle una cuota simbólica evidente: militares aplaudiendo el acto, es al mismo tiempo un mensaje de te-rror que bajo sus sonrisas compradas nos están añadiendo haciendo uso familiar del orden mediático que controlan.

El poder corrompe, si claro pero más allá

de todo el poder es una creación histórica desde que un hombre se puso por encima de otro creando las diferencias sociales, algo que solo desde Maquiavelo se entendió cuan poco tenía que ver con lo moral sí mucho de la capacidad de mover las técnicas de la ma-nipulación de circunstancias en la relación amigo-enemigo. Fue genial su aprendizaje o lo que inspiró, dejó en claro de que se trata la política frente a un mundo que se prepa-raba para invadir el mundo bajo su modelo mercantil-explotador que habrían de llamar “democracia”. El chavismo como a todos le tocó también corromperse, reproduciéndose en un legado de digna manipulación maquia-vélica donde a diferencia de tantas memo-rias revolucionarias pasadas no deja mate-rialmente nada. No deja nada que suponga inteligencia, productividad, ciencia, organi-zación colectiva, de lo cual podamos estar or-gullosos a pesar de todo. Es un legado vacío y meramente simbólico, donde solo los pocos que han podido resistir al cerco violento y burocrático al que han condenado este país, quedan medrando un grito revolucionario y autogobernante posible: comunidades, co-munas, ordenes de control obrero decaídos, sin posibilidad alguna de unificarse para despedazar esta infernal burla. Eso ahora es imposible, mas tarde quizás pero los pasos de unión habrá que darlos, y son muchos y largos.

El “adiós al chavismo” es el adiós a un ex-traordinario sueño que frente a nuestras caras se nos convirtió en una pesadilla, en una especie de maldición a la cual todas las tendencias que se dicen revolucionarias día a día le proponen una salida; unas mas prin-cipistas, otras más pragmáticas, otras valien-temente se despegan del comando político oficial. Pero así mismo, todos los días esto va perdiendo más y más sentido, ya que el chavismo dejó de tenerlo, siendo inútil pro-ponerle salidas cuando su esencia quedó totalmente ahogada en el fichaje gansteril que gobierna el gobierno, gobierna sus bases, gobierna el saqueo monumental que han ge-nerado.

Los afiches del recuerdo chavista y del mismo Chávez se desmoronan ante la indi-ferencia colectiva, para pasar a la nada, al símbolo sin contenido propio de los capita-

lismos informáticos, esa “estética del vacío” que inauguraron ya hace unos años nuestros espléndidos escuálidos. Y esa es precisamen-te la razón por la cual el chavismo muere condenando a todo un pueblo a la improduc-tividad, fascinado por la capacidad de mani-pulación que le ha dejado su comandante-presidente y que se la arrebatan después de muerto, pero deshaciéndose a su vez en esta fascinación mediatizada. Se olvidaron de ha-cer el cálculo en el tiempo de cuánto funcio-na semejante imposición al subconsciente colectivo. Ya llegó su fin, ya llegó el adiós que millones le estamos dando.

Estoy seguro no obstante, que este adiós, y los que se van a ir acotando, no son solo un final de frustraciones dejando castrada la aventura revolucionaria. Precisamente ese enorme vacío, ese contexto de radical im-productividad con que deja tirado el chavis-mo este país, puede ser al mismo tiempo, el punto de partida de un nuevo brote soñador, sin caudillos ni ordenes simbólicos preesta-blecidos, de relaciones directas, horizontales, comunicantes y productivas entre comuni-dades de seres trabajadores donde resplan-dezca de nuevo la “moral del alzado”. Si nos fijamos en el proceso de pacificación de las FARC y probablemente el ELN en Colombia, también podría decirse que muere lo que fue un gran sueño lleno de sangre. O la misma Cuba de donde renace el placer de la usura y la acumulación, después de décadas de in-creíbles esfuerzos, combinada a la amistad con los EEUU. Puede ser que generaciones que ya hemos pasado los años nos quedemos atrapadas en esta frustración, trataré que no sea mi caso. La sangre nuestramericana no se va a quedar quieta, y mucho menos entre nosotros venezolanos donde el chavismo al irse finalmente al carajo, nos deja todo por hacer, vivitas las utopías de quien no acepta morir entre afiches y propagandas; la nada nos forzará a la creación. Un mundo nuevo sigue por crearse y la belleza vital del Che que todavía muerto parecía en vida, lo sigue inspirando, mientras tanto váyanse al coño de lo que sea grandísmos farsantes, ladrones, mentirosos, traidores, que el pueblo venezo-lano y nuestramericano pide paso, y si no se lo dan será de nuevo con su sangre que sabrá dárselo, ¡no hay pueblo vencido!.

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El arte sigue a la vida. A veces como anticipación, otra como herramienta para la reflexión. Muchas veces sus alegorías se convierten en símbolos para explicar la realidad y la historia. Años después de la caída del Muro de Berlín y del

derrumbe de la Unión Soviética una película repasaba críticamente las razones de estos hechos: “Good Bye Lenin” se llamaba esa película (una traducción literal sería “Adiós Lenin”).

Todavía hoy no hay un balance acabado y aceptado por las distintas vertientes de la izquierda mundial sobre el colapso de aquel sueño. Posiblemente no lo haya hasta que un nuevo experimento revolucionario, al menos de la magnitud que representó el de la Unión Soviética, tenga éxito y por supuesto, visto retrospectivamente, se avance en las conclusiones, en los aprendizajes.

La construcción del balance de este periodo del Proceso Bolivariano llevará años, sobre todo cuando ese proceso, a pesar de la brutal crisis actual, y de que está en terapia intensiva, aún vive. Y se construirá, sobre los retazos, más o menos científicos o más o menos emotivos, o ambos, para los que todos aportaremos.

La virtud del artículo de Roland Denis, por su carácter provocativo, despidiendo al chavismo e incluso a Chávez, es que alienta ese debate. Hay, por otra parte, serios y profundos trabajos sobre el Legado de Chávez que intelectuales revolucionarios avanzan, caso Javier Biardeau entre otros, cuyos textos, aunque densos y sus conclusiones discutibles, son de recomendable lectura para tenerlos en cuenta en la polémica.

Vea también otras reflexiones sobre el artículo de Roland Denis.Lo importante del debate es que superando el duelo por la pérdida,

le demos definitivamente la bienvenida a Chávez, al real. Es la única manera de rechazar al del culto ciego y religioso que pretenden imponernos. Debemos decirle bienvenido al Chávez político, al revolucionario, al hombre de las dificultades, con sus errores y aciertos, para rescatar, en todo caso, las ideas que debemos defender, corregir y profundizar, y desechar las que deban ser desechadas. Esto sólo ya será una defensa de la personalidad política de Chávez, porque hasta ahora la mayoría de los que vienen haciendo ese balance son los enemigos del proceso.

Pero, por dónde empezar con esta bienvenida necesaria. Si comenzáramos por los presuntos resultados de la política de Chávez que muestran la crisis terminal actual, estaríamos errando. Sería, salvando las distancias, lo mismo que culpar a Lenin, por el resultado de la política de su “heredero”, Stalin.

Por eso, es mejor, creemos, incluso apelando a la memoria, buscar la claves que entendemos como esenciales. Y, desde allí, alimentar el debate. Para nosotros estas son, apenas algunas, muy pocas, no todas, las claves que defendemos:

1.- El Proceso Constituyente, la visibilización de los marginados. La Constitución del ’99 fue el resultado de un proceso mucho más extendido, profundo y real, de participación de los que hasta ese momento eran marginados e invisibles. Las multitudes que en la rebelión del 89 salieron a rechazar el paquetazo de Carlos Andrés II expresaron la explosión de un sentimiento de rechazo a la opresión y marginación contenido por años. La simpatía con la que la mayoría acogió las insurrecciones militares de febrero y noviembre del 92 fue otra muestra de avance político. Esas masas, ese pueblo no volvió a invisibilizarse, intento, por todos los medios, superar incluso, en su proceso de protagonismo, que se congelara en la letra de la Constitución todo su esfuerzo. Miles de nuevos sindicatos nacieron al calor de ese proceso, avanzo como nunca antes la organización y preparación del movimiento popular. La participación política popular creció y diversas ideas y proyectos hicieron y hacen parte del debate cotidiano de la población. Esto es lo que interpretó Chávez.

Lamentablemente por señalar solo alguna contradicción, el proceso de burocratización y cooptación por parte del estado de aquellos avances es la base de la confusión y el comienzo de la desmoralización actual. Sin embargo, a pesar de que no se desarrolló en plenitud, que se frenó, y que ha retrocedido en sus mejores cualidades, ese proceso deja un sedimento de aprendizaje que hace difícil que vuelva a la situación previa al 89. Parte de esos avances están cristalizados en la Constitución. Es sobre esa base que debemos reconstruir el movimiento de lucha de los explotados y oprimidos.

Pero esta reconstrucción no es el camino que ha elegido la cúpula del PSUV o el Gobierno. No será manipulando y clientelizando al movimiento. No será violando los derechos consagrados el ’99. No será impidiendo la participación política de todas las corrientes de opinión que conviven en el Proceso. O criminalizando la lucha, la protesta o las iniciativas de organización popular. Las cúpulas, intentan volver a la falsa polarización bipartidista, al autoritarismo que se desprende de defender sus privilegios y esa falsa polarización que puede desembocar en un régimen totalitario. Lo que está abandonando ese pueblo, es la política de las cúpulas. Volverá a la calle a defender sus derechos. Y en ellos volverá Chávez a esto es a lo que debemos darle la bienvenida.

2.- El petróleo como herramienta de independencia nacional. Casi 40 años después de estar controlada por las multinacionales petroleras, la OPEP se reunió en Caracas entre el 26 y el 28 de septiembre de 2000 y fue rescatada de aquel control imperial. Los precios que se conquistaron para entonces, se deben fundamentalmente a esta política independiente. El otro hecho fundamental es la recuperación de PDVSA de las manos de una meritocracia que trabajaba de hecho para las multinacionales. Se rompía así la política entreguista de los 90 años previos.

La comprensión de la fuerza del petróleo en la construcción del país hizo que se rescatará la frase de Uslar Pietri de “Sembrar Petróleo”. La conciencia de utilizar los recursos petroleros para intentar romper la dependencia de la renta es lo que explica los Planes Nacionales de Desarrollo, los Fondos de desarrollo y otros instrumentos. Más allá de que haya que hacer un balance critico de esta política que evidentemente no logró el éxito buscado, lo importante es que el rumbo que mostraba aquella cumbre de la OPEP y aquella recuperación de PDVSA, es el que hay que retomar para poder poner en pie un verdadero nuevo modelo productivo para resolver la crisis.

Hoy el rumbo es otro: La creación de zonas económicas especiales verdaderos islotes de exportación utópicos, la ampliación de la participación accionaria en las empresas mixtas de la Faja, el compromiso de importante patrimonio nacional en el exterior para conseguir liquidez, un desfalco a la nación que no se persigue y que se continúa , muestran un rumbo de raspadera de olla. Recuperar una política independiente es darle la bienvenida a Chávez. Y en esa recuperación los trabajadores petroleros jugarán un papel central.

3.- La Batalla de Santa Inés como herramienta popular de construcción de protagonismo y conciencia política. Según las encuestas Chávez estaba en 2004 en su peor momento de popularidad. La oposición buscó por medio del revocatorio, novedad de la Constitución a la que le había dado el golpe de 2002, salir de Chávez. Antes de que cumplieran las metas de las firmas, Chávez aceptó el desafío. Y por fuera del MVR ya burocratizado e impotente para la pelea, convocó a su pueblo. Centenares de miles se organizaron en toda la geografía nacional y formaron los batallones dispuestos a ir a esa batalla. Desde las bases, desde lo más profundo del Pueblo Bolivariano, se construyó la victoria. La más perfecta de las victorias de Chávez. El protagonismo y la conciencia en esa batalla se soldaron a ese pueblo. Debemos rescatar el espíritu de la Batalla de Santa Inés.

Desde un PSUV, que está completamente burocratizado y corrompido, cuyas bases tienen miedo de mostrar sus verdaderos sentimientos. Hoy desde allí las cúpulas defienden el papel de unas maquinarias inhumanas, maltratadoras y serviles. Ellos creen que podrán esconder la respuesta popular. Están equivocados. Por más que proscriban a quienes piensan distinto y tienen propuestas para salir de la crisis, como Marea Socialista, no lo lograran. No podrán lograr que ese pueblo que hizo el aprendizaje de Santa Inés, se incorporé manso a un pelea que no es la suya.

Pero más temprano que tarde surgirá desde las entrañas de ese pueblo, como ya lo está haciendo, una alternativa, una referencia, que construyendo lo nuevo, le dará la bienvenida a Chávez. Decía Celia Hart Santamaría en un bello artículo en el que cuestionaba a la película que citamos al principio, titulado “Welcome”… Trotsky: “No se le puede decir adiós a Lenin, pues nunca se le dio la bienvenida. Tan sólo importaron una imagen, marginándolo, convirtiéndolo en un sumiso payaso de la burocracia estalinista”.

Para nosotros, más que un adiós al chavismo, lo que está recorriendo los deseos de ese pueblo que protagonizó los años de lucha, es que no haya demora en construir la esperanza. Y prepararse para la bienvenida al Chávez constituyente, refrendario que apelaba al poder del pueblo y se hacía cada vez más anticapitalista.

Mejor… Bienvenido ChávezCarlos Carcione-Marea Socialista

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Denis y la socialdemocracia agonizan

¡El chavismo goza de buena salud, Chávez vive!

Es inobjetable que la Revolución cruza una turbulencia, abundan los escritos de frustrados; cunde la desesperanza, el desaliento, la realidad nos golpeó la cara, ya las palabras no cubren la crisis. La falta de discusión, los errores tantas

veces anunciados se concretaron, la carencia de crítica, el desprecio por el pensamiento nos extravió y golpeó fuertemente al proceso. Es una hora difícil, es urgente una reflexión, estudiar qué nos pasó, sólo entendiendo el pasado podemos corregir el rumbo.

La Revolución ocurre en medio de una feroz lucha ideológica, no podía ser de otra manera, esa es su naturaleza; es un proceso que hierve por dentro, cada acción, cada decisión es territorio para un en-frentamiento entre las corrientes que la pueblan, cada una querien-do hacer de la táctica alimento para su estrategia, y en esa lucha, en ese enfrentamiento con la contrarrevolución se produce el avance de la teoría y práctica revolucionarias.

¿Cuáles son las corrientes que se enfrentan dentro de la Revolu-ción Chavista?

Son dos corrientes principales: la contrarrevolución, en sus va-riantes socialdemócrata y anarcoide, enfrentada a la Socialista. Des-echamos la ultraderecha que fue minimizada en el golpe de Abril y con la derrota del sabotaje petrolero.

La socialdemocracia siempre estuvo presente en el proceso, saboteaba las iniciativas revolucionarias, perseguía el pensamiento socialista, tomaba posiciones, acechaba, disimulaba esperando la oportunidad del zarpazo artero.

La corriente anarcoide, al no entender el mecanismo espiritual de dominación, al abandonar la formación, la educación de la masa, al no liberarla de la ética del dominador que la habita, saboteaba la organización de los humildes, la formación de conciencia revolucionaria, la dejaba en manos del egoísmo, de la fragmentación. Avergonzaban a Bakunin, a Kropotkin.

En medio de estas tensiones se avanzó en el rumbo socialista. El caudillo necesario, vanguardia cuando no la hubo, teórico certero cuando ésta devino dogma castrante, el Comandante Chávez adelantó la teoría y práctica del cambio, fue el ariete de la lucha por el Socialismo, no sólo en lo nacional sino mundial. Después de su asesinato, sin dudas, un requerimiento político del capitalismo mundial, el Socialismo a nivel planetario sufrió una gran derrota, los movimientos de resistencia tuvieron que replegarse.

Con el asesinato de Chávez tomó la dirección de la Revolución la socialdemocracia y desplegó su plan, una especie de perestroika tropical comenzó a desarrollarse, Kerensky volvía desde las tinieblas a las que lo condenó Lenin. Una nube gris cubría a la Revolución y la resistencia a la traición fue débil, los anarquistas no podían, los socialdemócratas la apoyaban, los oportunistas se plegaron, los egoístas cuidaron su vida. Y así comenzó el camino al acantilado, la socialdemocracia despilfarró lo que Chávez había construido, y en poquísimo tiempo se hizo evidente el fracaso que ya muchos habían anunciado: no se puede construir el Socialismo con las armas melladas del capitalismo.

El compromiso de los Revolucionarios, de los socialistas, no es un adiós al Chavismo, eso es cobardía política, abandonar a la masa. El deber de los revolucionarios es hacer la Revolución, siempre es posible. Significa, en el momento difícil que vivimos, ¡dirigir!, dar indicaciones, preparar a la masa para el momento del desenlace. Siempre con la guía del pensamiento de Chávez plasmado en el Plan de la Patria, en la explicación que da en la presentación al CNE, allí está el libro “El Chavismo según Chávez”, con prólogo de James Petras (elaradoyelmar.blogspot.com). El chavismo está más vivo que nunca, tiene doctrina, tiene ideas.

¿Quién dirigirá a la masa chavista en esta crisis?La primera opción la tienen los hijos de Chávez, las ideas, el

mandato está allí. Se ahorrarían muchas penas al pueblo si ellos respondieran al reto de la historia, contarían con el apoyo de las mayorías. Pero si no lo hacen, las ideas se abrirán camino, siempre habrá ángeles en el cielo de la Patria.

Toby Valderrama

Con el seductor título de “Adiós al chavismo” el militante revolucionario (no podría definirlo de otro modo, aunque sea con fines operativos) Roland Denis ha publicado este lunes un extenso artículo en el que “declara” la muerte

del intento de Hugo Chávez por impulsar la construcción de una alternativa al modelo de sociedad del capital. (Quiza no era eso lo que buscaba Chávez en una primera etapa, pero sin duda si lo fue en una extensa etapa posterior de su liderazgo.)

El inasible texto (Roland no se ha caracterizado por una pluma lineal y sencilla de comprender) sorprende por una definición del chavismo bastante esclarecedora: es una “majestuosa ensalada donde no hay sabor que se combine”.

En realidad se refiere a un proceso de confrontación clásica entre dominados y dominadores y que se da dentro de eso que se define como “chavismo”. Dice Roland que “El chavismo se fraguó como una apuesta subversiva que supo en su momento recoger todas las fuerzas que quedaron pendientes luego de los grandes fracasos de las izquierdas armadas y reformistas, al mismo tiempo que una jugada con seres gansteriles que supieron entender que lo mejor era entremezclarse con la diáspora rebelde que desde mediados de los años ochenta no tuvo manera de contenerse…”

Así, para simplificar la vaina, es la lucha de clases, a la cual no podría escapar (sería tonto pensar que eso fuera posible) el propio movimiento que intenta dar el salto histórico.

Los gangsters siempre estuvieron, unos más agazapados otros más evidentes. Y así, desde el primer momento, se han ido descubriendo en cada intento por frenar la ruptura de época.

El problema es que cada vez es más fácil descubrirlos: con su actitud, sus palabras, sus hechos pasados o actuales, sus miedos…

Y entonces cada día nos damos cuenta que la “apuesta subversiva” se sigue y se seguirá imponiendo ante los “seres gangsteriles”.

Cuando uno se percata que en sólo unos días dos almirantes terminaron enjuiciados y en cárceles comunes por sus acciones gangsteriles. O que un alcalde, que logró amasar por tres años un contrato viciado para robarse los impuestos de su ciudad, está preso de un día para otro, entonces te das cuenta que el chavismo no ha muerto.

O cuando escuchas a tu presidente advertir que hace unos días lo trataron de convencer de contratar una compra masiva de cuadernos escolares en el exterior y afirmar sin ninguna duda que tras eso habría un millonario soborno, entonces puedes decir “Buenos días, chavismo”

Buenos días, chavismo

Víctor Hugo Majano

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Hugo Prieto entrevista a Javier Biardeau:

La economía se está devorando el proceso bolivariano

Se ha perdido mucho tiempo, afirma el sociólogo y profesor de la UCV Javier Biardeau. Se habló del aumento del precio de la gasolina,

de la lucha contra la corrupción, y no se ha hecho nada. La oposición está jugando al desgaste y, en medio del desgaste, el gobierno cree que está viviendo un momento político favorable. ¡Ah, tú lo que quieres es que te coma el tigre!

De una agenda maximalista en el terreno social se pasó a una minimalista, donde el único objetivo es darle continuidad al gasto social, con la Gran Misión Vivienda Venezuela como estandarte. Hay un malestar, un descontento, en las bases del chavismo. Una crisis de representatividad muy peligrosa, que nos retrotrae a cosas que se vivieron en el Pacto de Punto Fijo.

La corresponsabilidad de Chávez

—¿No hay una serie de preguntas, casi existenciales, dentro del chavismo? ¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando? ¿Adónde vamos?

—Creo que el proceso bolivariano está viviendo su peor crisis histórica. Crisis de liderazgo, dificultades en las políticas públicas, cambios en la coyuntura internacional muy desfavorables y la pérdida de su principal referente, político e ideológico que, sin duda, era Chávez. Esa combinación de factores, aunada a un desgaste que ya se venía visualizando, lenta y gradualmente, desde el año 2007, ha generado una situación de crisis que es reconocida por todos.

Hay una crisis, ese es el punto de partida. Y quien está en la conducción del Estado es el chavismo posterior a Chávez. Y en 24 meses, entre octubre de 2013 y ahora, no se le ve ni eficacia ni efectividad ni eficiencia en las políticas públicas. Eso ha generado el peor síntoma de falta de respaldo al alto gobierno. Hay una situación real de descontento, de malestar, y es el peor momento en el cual el chavismo puede enfrentar un proceso electoral.

—Siempre se habló del hiperliderazgo de Chávez. Y Chávez tampoco hizo mucho para desmontar esa idea y ese concepto. ¿No se planteaba, justamente después de su muerte, la oportunidad de abrir el juego y asumir el problema desde otra perspectiva? No había posibilidad, por decirlo de alguna manera, de seguirle el paso a Chávez. ¿A qué atribuye eso?

—En principio, creo que primó la idea de darle continuidad a ese modelo de liderazgo. Es decir, las nuevas personas encarnan el viejo estilo de Chávez, cosa que es imposible, porque el estilo de liderazgo de Chávez estaba aunado a su carisma. A la forma que tenía de conectarse con la gente, con los sectores populares, que fue su principal capital político.

Y lo otro es que no se construyó una cultura, en el seno del primer anillo del poder de Chávez, de dirección colectiva. Chávez también tiene ahí una corresponsabilidad. Hasta bien avanzada su enfermedad, todavía existía la hipótesis de que Chávez continuaría en el mando y ellos (el alto gobierno) tampoco estaban preparados para lo que sucedió.

—Todavía no sabemos a ciencia cierta cuál fue la causa de la muerte de Chávez, pero uno pudiera inferir, por algunos indicios, que se trataba de una enfermedad catastrófica. Si el alto gobierno sabía cuál sería el desenlace, ¿no hubo un lapso, un paréntesis, para abordar el tema del liderazgo?

—Sí, pero ahí hay un peso muy fuerte de entender la dirección política, desde el inicio del movimiento bolivariano. Bueno, Chávez devoró, prácticamente, cualquier liderazgo competitivo, de sombra, o que fuera proclive a compartir la dirección política del proceso. Y allí están varios ejemplos que quedaron en el camino con trayectorias políticas meritorias. Alguien, que ni siquiera aspiraba a disputarle el liderazgo a Chávez, pero que le mencionó ese tema de manera muy temprana y que hoy se recuerda mucho, fue Müller Rojas. En varias oportunidades, Müller le planteó a Chávez que el liderazgo político necesitaba ser mucho más consultivo de lo que estaba siendo.

Y esa cultura, que se fue cimentando a lo largo de 15 años, incidió para que no se construyera un liderazgo colectivo, ni de conducción compartida o colegiada o como quiera llamársele. Justamente, durante la discusión de la enmienda constitucional para la postulación continua del Presidente, a mí me dijo un alto dirigente del chavismo que, desde el punto de vista de la Presidencia, no había futuro para nadie, sólo para Chávez. Ellos mismos ya habían interiorizado la tesis de que después de Chávez no había otra cosa. Creo que allí nunca se preparó un escenario de liderazgo colectivo.

—¿No había opciones?—También había unas creencias muy

consolidadas, en el alto gobierno, sobre cómo los sectores populares se representan en el liderazgo colectivo en Venezuela. Todavía es una matriz muy convencional, en la que el hombre fuerte predomina sobre cualquier otra figura. Pareciera que si no hay un hombre fuerte que proyecte autoridad, no cuenta como presidenciable o para ejercer la jefatura política.

Aspiraciones minimalistas

—Usted habla de falta de eficacia y efectividad, pero allí están las OLP como política social, y en el plano económico todo se ajusta sin mayores injerencias del gobierno. Este es un momento en el cual la “mano invisible del mercado” está muy presente.

—Vamos a un recuento. En 2013, la consigna era el gobierno de calle. Si preguntas, ¿hoy se habla del gobierno de calle? Vas a encontrar que la respuesta es negativa. En 2014, después de los primeros seis meses de guarimbas y de todo ese tema, se comenzó a hablar de la reactivación de los consejos presidenciales del poder popular. Digamos que gradualmente se fueron dejando de lado y el problema fundamental comenzaron a ser la inseguridad y las presiones alrededor de un cambio de la política económica. Se hicieron unos anuncios que nunca se implementaron.

El presidente Maduro, por ejemplo, habló en septiembre de 2014, si no me equivoco, del aumento de la gasolina, estamos en octubre de 2015 y no se ha tomado ninguna decisión.

Se habló, cuando Rafael Ramírez estaba en el gabinete, de introducir cambios, tanto en el régimen cambiario como en la política fiscal, pero tampoco se hizo nada. Se hicieron anuncios y más anuncios, pero las acciones de gobierno no han ido más allá de garantizar la continuidad del gasto social en su nivel, a pesar de la caída de los precios del petróleo.

No sabemos si ese gasto social es efectivo, si es eficaz, o cómo se está distribuyendo. Pero se concentró en el cumplimiento de los objetivos de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Allí está el punto fuerte del gobierno.

—¿Se congelaron los otros temas de la agenda social?

—Se propone incluir dentro del Plan de la Patria los objetivos del milenio. Ya no se trata de derrotar la pobreza relativa y estructural, sino acabar con la miseria y el hambre. Se comienza a manejar la retórica de las Naciones Unidas, que sugiere objetivos muy gradualistas para que se reduzca la pobreza absoluta en el mundo. Diría que son unos objetivos minimalistas, cuando Chávez plantea en su programa electoral (el plan de la patria) una agenda maximalista. Lo que ha intentado Maduro es disminuir las expectativas que están allí y por eso ha sido criticado por los sectores más críticos y radicales del chavismo o de la izquierda.

Yo creo que en el fondo es un gobierno que ha tratado de maniobrar situaciones en las cuales ha predominado la táctica, para no decir el pragmatismo, y los objetivos estratégicos son fundamentalmente de retórica para mantener el imaginario de continuidad con el presidente Chávez. Pero la debilidad del gobierno, en su centro de gravedad, sigue siendo cómo la economía se está devorando el capital político del proceso bolivariano. Mientras el alto gobierno no tome medidas allí, eso es como un lastre que va hundiendo el proceso, mientras la oposición espera, vamos a decirlo así, que el chavismo siga errando.

—Hay quien afirma que en Venezuela estamos viviendo un “periodo de baja intensidad”, no tan severo como el que vivieron en Cuba. Utilizan esa metáfora para referirse a un período de restricciones, de penurias.

—No creo que se puedan comparar ambas situaciones. En el caso cubano, por ejemplo, era muy difícil encontrar los contrastes entre renta presunta y la situación que vivía el ciudadano de a pie. Aquí la paradoja, y lo que está generando más explosividad en la situación, es que desde septiembre de 2013 se anunció una lucha contra la corrupción que nunca se ha dado.

Hay denuncias y son los ex ministros del presidente Chávez los que tienen los datos. Y más recientemente, está el caso del contrabando de gasolina en barcos. No estamos hablando del bachaqueo de a pie, ni de los raspa cupos personales, sino de grandes casos de corrupción que evidencian que no hay control, y eso merma aún más la moral de quienes apoyaron el proceso bolivariano.

Si la idea es que la crisis es un sacrificio compartido y hay un liderazgo que se está poniendo al frente de ese sacrificio, eso, de

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alguna manera, prestigia al liderazgo. Pero si sientes que el liderazgo está encerrado en una burbuja y que ha perdido conexión con las demandas y aspiraciones de la gente en la calle, incluida casi la mitad del chavismo, que manifiesta malestar y descontento, entonces dices: se está quebrando. Y si no se aborda esta crisis económica, esta crisis de representación, estamos volviendo a las cosas que nosotros vivimos con el Pacto de Punto Fijo. Me refiero a la crisis del bipartidismo, en medio de una profunda crisis económica. Eso no es poca cosa.

Desconocer los indicadores de la economía mundial

—De sus palabras se desprende que este es un gobierno que está a la defensiva, muy a contracorriente de Chávez, que nunca perdió la iniciativa, incluso en los peores momentos que le tocó enfrentar. Lo que uno ve aquí son respuestas reactivas frente al cuadro económico y social que vive el país.

—Hasta el tercer trimestre de 2014, el precio del barril se mantuvo relativamente alto (80 dólares en promedio); los expertos petroleros articulados con el gobierno tenían la tesis del “efecto rebote”, todos generaron la expectativa de que era una situación pasajera, y ahora han empezado a reconocer que se trata de una situación estructural, de largo plazo, que va a afectar la posibilidad de crecimiento económico en los próximos 10 años.

Si se da continuidad al modelo que traía Chávez, la situación se va a agravar, entre otras cosas, porque no hay la posibilidad de sustentar la viabilidad del modelo, basados exclusivamente en los precios del petróleo.

—Una tremenda demostración de irresponsabilidad. Hasta un neófito que mire la evolución histórica de los precios del barril advertirá que estos tienen sus ciclos. ¿A cuenta de qué no iba a producirse el bajón en los precios?

—Alí Rodríguez, por ejemplo, dijo que se confió excesivamente en el crecimiento de los Brics. Fundamentalmente de India y China, que tenían crecimiento de 10%. Lo que estamos viendo es que estos países estaban perdiendo capacidad de crecimiento. Era una expectativa errada. Se están reconociendo

los errores de prospectiva, en el terreno de la economía mundial. Pero no hay autocrítica con relación a los cambios que se hicieron, entre otros, la modificación de la ley del Banco Central de Venezuela y el Fondo de Estabilización Macroeconómica. Se pasaron los fondos a reservas internacionales y eso se despilfarró en los últimos tres años. No hay margen de maniobra. Aquí se acabó el tiempo del ensayo y error. Y eso tiene costo, tiene impacto.

Recientemente, estaba leyendo a un chavista que decía que lo más interesante del legado de Chávez era su pensamiento estratégico. Lo acabas de decir. Dentro de los principios del pensamiento estratégico, la iniciativa es fundamental. ¿Cómo te explicas que se haya perdido la iniciativa, que se actúe en forma reactiva? Y la oposición, como un jugador inteligente en el juego político, lo que está esperando es el desgaste de los errores no forzados que comete el gobierno para agarrarlo, como se dice vulgarmente, en la bajadita.

—¿Qué pasó con la consigna “con hambre y desempleo, con Chávez me resteo”? ¿Eso se acabó?

—Eso se debilitó. No me voy a hacer eco de lo que han dicho algunos chavistas en algunas entrevistas, de que todo se acabó. Yo creo que ese discurso tiene un efecto retroactivo sobre la propia situación de crisis. Son posturas que no apuntan a dar una salida, sino, simplemente, a bajar la santamaría. No creo que se haya acabado, pero sí se ha debilitado la fuerza moral del proceso bolivariano. Se está afectando ese espíritu, que Chávez intentó defender más como proceso y como proyecto político: el tema de la fuerza moral del chavismo. En estos 24 meses hay un gigantesco deterioro de eso.

Podría decir, además, que el compor-tamiento electoral no traduce el lenguaje de bajar la santamaría. El chavismo es una realidad sociopolítica que tiene un piso duro. Y cualquier cosa que pase en el terreno electoral, debe contar con ese actor para recomponer el juego político.

—¿Está hablando como si el chavismo estuviera en la oposición?

—No, estoy hablando de un escenario

probable. Creo que nadie que compile encuestas en los últimos 12 meses, te pueda decir que el chavismo tiene asegurada la victoria (en las parlamentarias del 6-D). Quien diga eso está un poco como el ministro de propaganda iraquí, que decía que estaban venciendo a Estados Unidos durante la invasión. ¿Te recuerdas de eso?

El escenario electoral

—Varios voceros del chavismo hablan del “supuesto negado de que la oposición gane”.

—Te puedo decir más: en “el supuesto negado de que la oposición gane”, como dicen ellos, va a ser muy difícil que obtengan las 3/5 partes. Es algo que se va a jugar mucho en estos dos meses. Y si no obtiene las 3/5 partes, va a ser imposible que eso se traduzca en una victoria política. Lo digo con relación a las expectativas que tiene de acelerar un proceso de transición, un postchavismo. En cambio, si gana el chavismo con 85 votos, que sería lo mínimo, va a cantar victoria: en el peor cuadro de guerra económica, de caída del precio del petróleo, de diversas amenazas y desestabilización interna, “nosotros pudimos vencer y sortear el momento coyuntural”.

Sí la oposición obtiene 100 diputados, ahí sí se le va a poner muy duro el tema de la gobernabilidad al chavismo. ¿Por qué? Porque hay elementos claves en la conducción del gobierno (la posibilidad de moción de censura a los ministros, la imposibilidad de aprobar un presupuesto con un consenso mínimo o de promulgar una ley habilitante), que plantean otro juego político.

—En el escenario que usted pinta, no se advierte espacio para el consenso.

—Todo depende de cómo se lean los resultados. El propio Schemel, que era el vocero que generaba expectativas positivas, desde el punto de vista de las encuestas, ha dicho que quien gana hoy es el descontento. Pero eso no se lee políticamente, ni se traduce en un proceso de rectificación, de corrección de rumbo, de asumir, autocríticamente, que la situación es grave, porque el problema, en mi opinión, es que hay una especie de enceguecimiento. Puedo entender que la

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gente se enceguece, pero eso no puede ser eterno, porque va a llegar un momento en que eso va a traer efectos negativos. Para decirlo claramente, mi deseo, desde hace mucho tiempo, es que el gobierno encuentre el rumbo de la rectificación.

—Pero es casi imposible rectificar en una etapa electoral, porque el mensaje que se enviaría es que estás en una posición de debilidad. Y para el chavismo sería una posibilidad negada.

—Eso es como un manual de marketing político para un pueblo que se considera infantil desde el punto de vista de su capacidad de reflexión política. En los países donde el liderazgo llama al sacrificio, enfrentando la situación, y encarna la posibilidad de prestigiarse en la lucha para superar una situación adversa, eso no es más difícil de lo que tú planteas, que es meter el polvo bajo la alfombra.

Este es un momento muy grave; no es una crisis episódica, es la acumulación de tensiones que detonaron ya, que no permiten el control de daños. No es el pote de humo. Lo que se ha agotado completamente son las fintas. Ya la gente sabe, en la calle, que con las fintas los están engañando, que le están diciendo medias verdades.

—Puede ser que mi argumento le resulte trivial. Déjeme plantearlo de otra manera. Si la necesidad, si la urgencia es de rectificación, aún en medio de un proceso electoral, ¿por qué no se hace?

—Porque están privados de ese criterio, del criterio de la desconfianza y la subestimación de la capacidad del pueblo de entender que se necesitan medidas de rectificación. Se han distanciado tanto, que la crisis de representación es de doble vía, entre los líderes y sus bases de apoyo. Se presupone que la base social, sin compromisos utilitarios, no tiene ninguna fuerza moral para defender el proceso y con eso lo único que se está reforzando es un patrón político clientelar y populista. No es un proceso de politización, como se dice constantemente del pueblo, no es un proceso que tenga continuidad con el legado de Chávez. No sólo de politización, sino de radicalización, en el

plano ideológico. Lo que estás reconociendo es que ese trabajo falló.

Si estás jugando a perder lo menos posible, a estirar el tiempo… ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que la plastilina se rompa? Diría, honestamente, que se ha perdido mucho tiempo. No es tiempo de llorar sobre la leche derramada. Ah, ¿pero qué hacemos ahora? Lo que tienen que hacer es asumir los costos de la rectificación. Es decir, una derrota rectificando es menos costosa que una derrota sin rectificar. Y ese es el punto que no veo en la ecuación política del alto gobierno.

La hora de rectificar

—Es hora de agarrar el toro por los cachos.—Es hora de encarar la crisis. Si se

prometieron medidas, ¿por qué no se han tomado? Yo escuché a Alí Rodríguez decir que si se toman medidas, eso va a ser más grave aún.

—No se hace porque en ese momento la oposición va a dejar de ser reactiva, no va esperar “en la bajadita” y va a pasar a la ofensiva política.

—Me parece muy bien, el gobierno se verá enfrentado a situaciones donde se verá obligado a retomar la ofensiva política. El problema es que en este momento la oposición espera el desgaste y el gobierno, en medio del desgaste, piensa que está viviendo un momento político favorable.

Ah, te estás bañando en el caño y piensas que los caimanes están dormidos. Ah, bueno, sigue metiéndote en el caño y confía en que están dormidos, pero no están dormidos nada, están esperando que tú no puedas maniobrar para devorarte, como en la canción: tú lo que quieres es que te coma el tigre.

Honestamente lo digo: si uno ha apoyado, directa o indirectamente, el proceso boli-variano, lo menos que puede hacer es decirlo. Aunque después vengan los costos. Venga lo de Maryclen Stelling: ¡Qué chavista va a ser ese carajo! Pero uno da testimonio de lo que era necesario decir en un momento específico. Y yo lo que quiero decir es que este gobierno tiene que rectificar la política.

La proximidad del 6D más diversos factores de carácter económico, político,

ético, fronterizos, etc., le imprimen al país un frenético ritmo con miras a la batalla electoral “final, definitiva, definitoria”. Se

alborotan las apuestas y los medios, de acuerdo con su orientación política, se

activan como frente de batalla electoral y nos cuentan el país.

La oposición fustiga al Gobierno y celebra adelantado. Se apresta a enfocar su

campaña electoral en “contactos casa por casa”, para mantener “conversaciones

directas entre los candidatos y los electores” y “compartir inquietudes sobre

la necesidad de un cambio político”.Para el “chavismo” -ajustándonos al

término empleado mayoritariamente en medios y redes sociales-, este parece ser un

momento político de revisión. Se observa una fuerte inclinación al “análisis crítico de la condición crítica” del chavismo. La

palabra crítica, del griego krisis/eos, supone “la posibilidad entre varias posibilidades de

ser, de una situación o cosa”.Se activan procesos de crítica y de

autocrítica y, curiosamente, irrumpe al unísono una serie de análisis,

interpretaciones y explicaciones sobre “el chavismo”. “Adiós al chavismo y ¿después

del chavismo qué?, autocrítica ante el desmadre, El complejo mundo espiritual

del chavismo, Lapidación de izquierda, Chavismo execrado y Hablando del

chavismo execrado, Diosdado precipitó el adiós de Roland, ¡Muerte a Roland Denis!

¡Que viva el Potro Alvarez!”.Unos abordan sus circunstancias y

su proceso de construcción; otros sus contradicciones o grados de coherencia,

debilidades y fortalezas. Para unos, es un adiós desgarrador, y para otros, una

lapidación de izquierda. Problema de nostalgia y grata remembranza o proceso

que “se construye de abajo hacia arriba, con la impronta popular por delante”. Para

unos, movimiento vivo que se apresta a dar la batalla y “debe convencer, sin

prepotencia y con espíritu autocrítico… a quienes “siempre lo han acompañado en las

elecciones triunfantes”. Según otros, “cada día pierde efectividad” y va desarmado

de “una estrategia revolucionaria a la contienda electoral”.

Cierro con la sabiduría de quien inspiró el chavismo execrado. “El muerto tiene

dolientes… La intolerancia de cierta élite no se sabe por dónde revienta… La verdad no

es cuento! Uff! metió el dedo en la llaga”.

Maryclén Stelling

El dedo en la llaga

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La caída estrepitosa desde más de 100 dólares por barril a un promedio por abajo de los 50 tiene mucho que ver con una falta de acuerdo entre los

países productores sobre la necesidad de defender el precio, señala el ex presidente de PDVSA

Lo que revela el desplome del precio del petróleo en el mercado es la antigua pugna internacional sobre el control y la explotación de los hidrocarburos a nivel mundial, y ante ello es imperativo mantener las estrategias de países como Venezuela para recuperar el control de los precios por los productores de los recursos naturales y defenderse ante intentos de las empresas trasnacionales que promueven la “apertura” de este sector, afirma Rafael Ramírez, representante permanente de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas y anteriormente canciller, ministro de Energía durante 12 años y presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA) durante más de una década.

Ramírez, en entrevista con La Jornada en la sede de la misión de Venezuela ante la ONU, abordó el tema de los hidrocarburos dada su extensa experiencia al frente del desarrollo e implementación de la estrategia petrolera del presidente Hugo Chávez.

La situación actual del desplome de precios en el mercado internacional “reafirma lo justo de nuestra política petrolera, basada en la defensa de precios y el control de volúmenes”, afirmó. La caída estrepitosa desde más de 100 dólares por barril a un promedio por debajo de los “50 tiene mucho que ver con una falta de acuerdo entre los países productores de petróleo sobre la necesidad de defender el precio”.

Indicó: “estamos en un escenario de guerra de precios y algunos países de mucha influencia y mucha capacidad de producción han entrado en la idea de que el mercado es el que va a regular los precios. Esa es una idea nefasta, porque no estamos hablando de una mercancía, sino de un recurso natural que se agota. Y esa concepción de que el mercado regule el precio niega la misma existencia de la OPEP, que es una organización que defiende los intereses de los países productores, en el sentido de regular y administrar la tasa de producción del petróleo para fijar el precio”.

La situación ahora también tiene que ver con razones geopolíticas, “vinculadas a los conflictos en Medio Oriente, las sanciones contra Irán y contra Rusia, y con que algunos países de la OPEP han colocado volúmenes extraordinarios en el mercado, y eso, sumado a la producción de cerca de 3 millones de barriles al día de petróleo de esquisto, ha llevado a que el mercado esté saturado de volúmenes de petróleo. Nosotros vemos esto como un muy grave prejuicio a todos los países productores, sobre todo porque nosotros en la OPEP siempre hemos tratado

de tener un precio predecible”.A la vez, hay mucha confusión: países

que promueven una apertura en el sector petrolero ante esta situación de sobreproducción colocan aún más en el mercado en un tipo de “sálvense quien pueda”, lo cual “es una falta de visión a largo plazo en la medida de que cada país intente inundar al mercado con toda su producción, y el resultado es que el precio se va a mantener abajo”.

No es la primera vez que se enfrenta algo así, y recuerda que en una iniciativa impulsada por Chávez en los 90 se logró recuperar el precio con una respuesta coordinada entre productores, limitando los volúmenes de petróleo en el mercado. Señaló: “nosotros creemos que el precio justo para el petróleo es de 100 el barril”.

“Nuestra estrategia como país fundador de la OPEP es buscar una coordinación entre los países productores para poder hacer un sacrificio compartido entre todos, regular nuestra producción y recuperar los precios”, agregó.

Indicó que “los hidrocarburos siguen siendo la fuente primaria y fundamental de la economía mundial, es la más accesible y la más barata”. Argumentó que las energías alternativas nunca llegarán a ser alternativas, sino más bien complementarias al petróleo. Pronostica que el petróleo de esquisto llegará a tener un pico, pero por sus mismas características las lleva al agotamiento eventual. Al mismo tiempo, 70 por ciento de las reservas mundiales están en los países de la OPEP, con Venezuela como el país con más reservas del mundo, y que el petróleo, por muchos años más, seguirá siendo la fuente primaria de energía.

“Las empresas trasnacionales, como tienen una visión a largo plazo, cuando hay problemas con los precios tratan de exigir facilidades fiscales a los países dueños de los yacimientos –con el argumento de que es una situación económica complicada–, que les den ventajas para posicionarse con las reservas. Es lo que se llama los procesos de apertura”, responde Ramírez sobre el papel de las compañías petroleras trasnacionales en este tipo de coyuntura.

Subrayó que “no se involucra en las decisiones de otros países hermanos, como es el caso de México, pero sí puedo hablar de nuestra propia experiencia: en los años 90, antes de la llegada del comandante Chávez, nuestro país, con los mismos argumentos de que hacía falta el capital privado extranjero, que las trasnacionales van a invertir, que así se aumentará la producción y se hará frente a la caída de los precios… se inició un proceso de apertura. Ese proceso fue nefasto porque se tradujo en una entrega de nuestros recursos naturales a las trasnacionales, al punto que los grandes yacimientos del petróleo de Venezuela… se entregaron a las

principales trasnacionales estadunidenses”.“Las trasnacionales, cuando hay una

situación coyuntural de precios bajos, pescan en río revuelto y juegan a que los países cedan en el manejo soberano de los recursos naturales y se posicionan sobre las reservas”. Independientemente de qué hacen con ellas, a las trasnacionales lo que les interesa es tener reservas controladas con una visión de largo plazo en el negocio petrolero.

“Por eso nosotros siempre somos muy cautelosos de que en estas situaciones de precios bajos no se recurra a la apertura petrolera, que termina por socavar el control de los estados sobre sus principales recursos naturales”. Indica que en países como Venezuela, México, Ecuador y Argelia, los recursos naturales, en este caso el petróleo, son factor fundamental para captar una renta para el desarrollo. “Hay que estar siempre alerta cuando hay precios bajos, ya que las trasnacionales intentan avanzar para escamotear el control de nuestros países sobre los recursos naturales…”

Sobre la posición de Venezuela como país petrolero ante el tema de mayor prioridad en el debate en la ONU este año, del cambio climático, Ramírez afirmó que es la que estableció el presidente Chávez cuando declaró: “no hay que cambiar el clima, hay que cambiar el sistema”. Elaboró que el centro del problema es el “esquema de consumo preponderante en el mundo actualmente… hemos argumentado que el sistema capitalista es insostenible porque requiere de todos los recursos naturales… es un sistema muy depredador”.

Es notable, agregó, que casi todos los países integrantes de la OPEP, incluido el suyo, han suscrito el Protocolo de Kyoto (que establece un marco para frenar el cambio climático), pero muchos de los grandes consumidores, sobre todo Estados Unidos, no lo han hecho. Tampoco desean “hacer un compromiso para regular su consumo”.

Resumió: “el problema no está en los hidrocarburos ni en la producción del petróleo; el problema está en el consumo desproporcionado que se hace del petróleo en los esquemas industriales sin gran regulación, señaló, Estados Unidos consume 25 por ciento de la energía del planeta, y a pesar de los anuncios recientes del presidente Barack Obama, el patrón de consumo estadunidense sigue siendo muy dilapidador de energía”.

Afirmó que el debate sobre el cambio climático “se ha querido aprovechar para controlar la producción de petróleo, es decir, para violentar la soberanía de los países sobre su producción petrolera, y se desea imponer una especie de impuestos sobre la producción. Nosotros decimos que el impuesto debe imponerse al consumo del petróleo y a las emisiones que genera cada país”.

David Brooks

Rafael Ramírez: trasnacionales irán por el control de las reservas

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A medida que pasan los días pienso que vamos entendiendo.

A Chávez lo oímos decir que a Uribe "le faltaron cojones", quien con arrogancia habría dicho "me falto tiempo para una invasión armada a Venezuela".

¿Qué nos pasó que no pudimos seguirle la ruta a las fechorías sanguinarias de Uribe al tiempo que iba trazando las coordenadas legales de una invasión silente?

El gobierno colombiano en el despliegue del Plan Colombia/2000, fue tomando medidas internas, adecuadas a las exigencias gringas del control de las fronteras con Ecuador y Venezuela.

Con Uribe presidente/2004, encubrieron las operación de desplazamiento de paramilitares hacia las fronteras, iban acondicionando el terreno, brindándole dispositivos seguros a los negocios del narcoestado, a la misma vez, que aterrorizaban el cuerpo social bolivariano, cumpliendo el mandato del Plan Colombia de trabajar por derrotar a Chávez, al tiempo que usaban el apoyo de la tecnología de la fuerza militar gringa pretendiendo exterminar al ejército guerrillero.

Como si poco. Uribe toma resoluciones jurídicas. Recrea la figura del ‘Cambista’/Pastrana 2000, personaje tramposo, quien con autonomía del Banco Central de Colombia, está autorizado para dictar formulas de ‘paridad cambiaría/bolívar/peso/dólar’. Y resuelve, legalizar el contrabando, nacionalizando la extracción de productos venezolanos al cruzar la frontera.

Dos resoluciones jurídicas que convierten negocios ilícitos en legales, resolviendo el tráfico de los dineros del narco y de la gasolina venezolana y sin más, generando actividades de ingreso seguro para el consumo diario de los ciudadanos colombianos en frontera.

En el 2006, Uribe pretendió extender hacia Venezuela el Tratado de libre comercio/TLC, negociado con los Estados Unidos, valiéndose de la clausula de la supranacionalidad de compromisos entre los miembros de la Comunidad Andina/CAN y Chávez, se zafó. En el 2007, pretendió atrapar a Chávez con el ‘Canje Humanitario’ inculpándolo de conexiones narcoguerrilleras y Chávez, estableció vínculos directos con los Camaradas para alcanzar la Paz.A la vez que Chávez no se dejaba atrapar, el gobierno colombiano, construía en la frontera redes de apoyo a los fabricantes negociantes de narcóticos y a los comerciantes internacionales de la gasolina venezolana; permitiendo ingreso y consumo a los pobladores facilitadores del contrabando nacionalizado y financiamiento a las acciones contrarrevolucionarias en Venezuela.

Derrotado el golpe/2002 y el sabotaje petrolero a PDVSA/2003, ganado el Referendo Revocatorio/2004, rescatada y certificada las riquezas de la Faja Petrolífera del Orinoco/2008 y ganada la Enmienda Constitucional a la reelección/2009. Avanzando PetroCaribe/ALBA y Ubnasur, Chávez ‘pica y se extiende’. La contrarrevolución arremete. En la

No nos dejemos tentar, descifremos a Colombia Judith Valencia

arremetida fueron implementando una estrategia con dispositivos novedosos en espera de ‘la ausencia’ de Chávez.

Vale pensar, que haciendo uso de las resoluciones jurídicas colombianas, los órganos de la contrarrevolución, se propusieron socavar los logros de la revolución bolivariana con ‘curiosas’ herramientas. Juntaron, las acciones violentas de calle/guarimbas, asesinatos selectivos, atrevido uso de comportamientos paramilitares con formulas expansivas del rumor de terror e incertidumbre/ acaparamiento coordinado, especulación intencional, convocatoria por redes…y todas otras de perversidades inimaginables durante 2013/2014/2015.

Sin embargo, bien es recordar que para esos años ya gobernaba Santos y que Uribe no dio todos los frutos que esperaban en la Casa Blanca ni en Bogotá.

Hagamos memoria.

Entre Colombia y los Estados Unidos existe un Acuerdo Militar desde 1952. Al Acuerdo original le van sumando compromisos [complicidades] según las circunstancias.

En el 2007 le pusieron una coletilla-que dice así- "enfrentar las amenazas comunes a la paz, la estabilidad, la libertad y la democracia" y llegado el 2009 lo precisaron: "el objetivo de las nuevas instalaciones concedidas por Colombia a los Estados Unidos [Bases], aplicando operaciones de espectro completo, es enfrentar las amenazas de la insurgencia terrorista apoyada en el narco y de los gobiernos contrarios a Estados Unidos". Tan claro como el canto del gallo.

Así las cosas asume Santos/2010 y comienza Chávez a despedirse/2011.En 2015 podemos reconocer que la ofensiva contrarrevolucionaria viene hilando fino, con intenciones criminales monto el ataque e hizo un uso inteligente de las medidas internas del gobierno colombiano en la frontera. Al tiempo, en la revolución

seguíamos decomisando y denunciando toneladas de contrabando, sin percatarnos de las fuerzas desplegadas desde el entramado legal colombiano usado por los contrarrevolucionarios venezolanos ‘guapos y apoyados’.

Una vez entendiendo y al tanto de lo complejo de la situación, es tarea revolucionaria escuchar el clamor de apoyo a la decisión constitucional del cierre de la frontera y a las declaratoria soberanas de estados de excepción. Nicolás Maduro y el equipo cívico-militar del Alto Mando Político de la Revolución logro un rotundo triunfo con su decisión. Tomemos el tiempo necesario.

Cumpliendo con el dicho popular ‘zapatero a tu zapato’, con cautela sin pausa ni cediendo a ‘tentaciones’. Abriendo mis entendederas, sugiero que no caigamos en situación de riesgo al dejarnos llevar [tentar] por propuestas sonoras de ‘Acuerdos Binacionales’ y/o ‘Acuerdos de Complementariedad Económica’ y/o por el estatuto de ‘Zonas Económicas Especiales’.

Atención, en el trecho de Cúcuta a la Guajira el problema NO es de comercio [o como dicen otros económico]. No se trata, como en otros momentos, de cómo resolver la producción y el intercambio binacional y/o el comercio en los ‘pasos de frontera’.

Una vez más hagamos memoria.

Las relaciones económicas-comerciales legales entre Colombia y Venezuela se rigieron por las Normas y Resoluciones del Acuerdo de Cartagena/Pacto Andino desde 1974 a 1996. Condiciones que cambiaron en 1996/1997 con la creación de la Comunidad Andina/CAN y el Sistema de Administración de la Integración/SAI. Al Pacto Andino lo adecuaron con la CAN y el SAI, a los requisitos prácticos impuestos por las políticas del Ajuste Neoliberal continental, en espera del marco general del Área de libre comercio de las Américas/ALCA, pendiente

Foto obviamente trucada

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de firmarse en enero 2005.Es historia. Chávez después de Mar del

Plata/5 de noviembre de 2005, decidido el rechazo a la firma del ALCA y conociendo las intenciones de Uribe de extender el TLC negociado con los Estados Unidos, el 22 de abril de 2006 Venezuela Denuncia a la CAN. Como todo Tratado la salida toma su tiempo. Venezuela debió esperar 5 años cumpliendo compromisos adquiridos, quedando libre de la CAN en abril de 2011.

A finales de 2010 Colombia y Venezuela cruzaron los primeros papeles para futuros Acuerdos. El TLC/ Colombia-Estados Unidos se activo 2010, con el gobierno de Santos.

Alerta. Todo lo que firmemos con Colombia conviene el respeto de los Acuerdos entre otros y de las Resoluciones políticas del gobierno del Estado de Colombia, es el caso de las decisiones jurídicas tomadas en la frontera.

Prohibido olvidar, que cualquiera sea el gobierno, Colombia está amarrada al TLC, al eje del Pacífico y que su territorio está preñado de bases militares gringas, y sus fronteras blindadas con decisiones que legalizan ilícitos.

En él entre tiempo las relaciones comerciales [económicas] comenzaron a regirse por Convenios entre partes contratantes, de importación y exportación entre empresas privadas comerciales. Las filiales transnacionales huyendo de la revolución bolivariana y en espera de la firma del ALCA/2005, registraron su domicilio en Colombia y desde el 2011 presionan a Venezuela.

Presionaron por la necesidad de importar materia prima y combustible y sobre-facturando las exportaciones de productos finales negociados entre matrices y filiales transnacionales.

En este entre tiempo: 2011/2015, son variadas las voces que han venido proponiendo ‘Acuerdos Binacionales entre empresas mixtas’ localizables en la zona fronteriza.

Propuesta poco feliz y de gran riesgo, solo 4 de los muchos argumentos al debate.

**Así como desde Venezuela pedimos respeto a nuestro Proceso Constituyente, debemos respeto al otro/Tratado Funda-cional de Unasur: dos concepciones de mundo/vecinos en frontera. Respetar a Colombia implica tratarla con todo: TLC & bases militares. No es cualquier riesgo ‘su con todo’.

** Respetar a Colombia significa que el socio capitalista/inversionista colombiano en cualquier empresa mixta colombo-venezolana, establecida en la zona binacional, trae con/en ella los compromisos de ‘Protección al Inversionista’, es decir, empresas con estatuto internacional de Estado [susceptible de arbitraje internacional entre iguales]/CIADI. Volveríamos a condiciones superadas por la Misión Chávez.

** Pensar que pactar, con empresarios colombo-usamericanos, da lo mismo que pactar con empresas de Estados aliados y/o de pueblos hermanos, es saber poco del legado de Chávez. En los ‘Tratados Estratégicos’ firmados con Rusia, China, Irán y en los Acuerdos multilaterales de Mercosur, ALBA, Petrocaribe y/o en los valores éticos del Tratado político de Unasur; en unos las condiciones son de apoyos entre aliados luchando por un mundo multipolar, otros requieren de decisiones políticas de organismos nacionales y/o responden a la presión de movimientos populares.

**Prohibirnos tentarnos con propuestas matizadas de palabras apetecibles, tales como: ‘complementariedad productiva’, cuando conocemos de los compromisos internacionales del gobierno y de los empresarios transnacionales colombianos, que ponen en riesgo logros y el futuro de la revolución bolivariana. Colombia es un actor contrarre-volucionario clave en la región, es territorio Atlántico, Pacífico, Amazónico, Andino y vecino de la principal reserva de energía del planeta/Venezuela.

Concluyo, no sin temor.

Para evadir el ‘Todo o Nada’. Venezuela debe hacerse de un planteamiento pragmático [Por Ahora] circunstancial; vendrán tiempos de Paz para Colombia. Volvamos, sin temer, a las formula sencillas del intercambio- a-lo-tradicional.

1.-Contratos de ‘Compra y Venta’ entre empresas Colombianas y Venezolanas ubicadas en la frontera de aquí y de allá.

2.-Convenios de importación y exportación, fijando precios por lotes de mercancías, según las estructuras de costos nacionales.

3.-Establecimientos comerciales supervi-sados de venta de gasolina, precios a convenir entre los gobiernos y/o entre Ecopetrol y PDVSA, ubicados como enclaves en territorio colombiano.

Hacernos de una verdad: NO se trata de comercio ni de relaciones económicas binacionales ‘entre buenos vecinos’. Los tiempos son otros y han de ser otros a futuro. En toda la extensión de frontera terrestre y marítima, no hay otra fórmula para Venezuela que no sea la de blindar la revolución ocupando/poblando el territorio nuestro venezolano con colectivos comuneros cultores de la tierra Patria, cumpliendo el llamado de Chávez en el ‘Plan de la Patria’ extendiendo ‘el socialismo territorial’, practicando la geometría del poder de Comuna o Nada.

Con cautela sin querer hacer hoy lo que requiere de tiempos futuros: la descomposición del Imperio unipolar y el cultivo de Latinoamérica y el Caribe como territorio de Paz. Hay señales a futuro cercano de tener pobladores vecinos aliados cultivando relaciones en Paz

No nos desesperemos. No perdamos la ocasión del triunfo logrado con el apoyo decidido de cerrar la frontera con Colombia. No dejemos la pasión de de preguntarnos ¿Qué haría Chávez? ¿Qué haría el Chávez que llevamos dentro?

Foto obviamente trucada

Page 24: Question - Octubre 2015

Nils Castro|

Con más pirotecnia ideológica que examen de los hechos, algunos asiduos articulistas se empeñan en emparejar la llegada de partidos y

dirigentes de izquierda a varios gobiernos latinoamericanos con el recién pasado período de alto precio de las materias primas para, enseguida, engarzar ese presunto dúo con la conjetura de que su enlace fue parte de un “ciclo” y sentenciar que este se agotó. Ese esquemático supuesto encierra más simplezas y errores que otras fantasías de su género.

Para empezar, ¿de dónde sacan que el lapso transcurrido desde la primera elección de Hugo Chávez a la probable reelección del kirchnerismo constituye un “ciclo”? Lo reiteran sin sustentarlo. Evaden decir con relación a cuáles otros ciclos previos y probables ciclos subsiguientes, sus formas de sucesión y las conclusiones prácticas del caso. A falta de mejor análisis de los procesos involucrados, pareciera que la palabrita se reitera por el barniz doctoral que le presta al elemental razonamiento que yace tras ese esquema.

Tales articulistas pasan por alto que el boom de las commodities igualmente abarcó México, Colombia o Perú, asociándose a gobiernos del opuesto signo político (y, en Perú, con la traición por la cual el gobierno electo gracias a su programa “progresista” enseguida saltó al otro bando). Además, que en otras naciones, como Honduras o Paraguay, el mismo boom acompañó a sendos golpes de derecha. No hay pues tal vinculación del precio de las materias primas con el “progresismo”. Lo que sí hubo fue un buen aprovechamiento de sus beneficios para resolver problemas sociales allí donde la izquierda gobierna, versus su apropiación privada en los otros países.

El siguiente descubrimiento de dichos articulistas es que la caída del precio de las materias primas anticipa graves problemas, pues afectará las políticas sociales impulsadas por los gobiernos “progresistas”. En consecuencia, su base de apoyo desertará hacia la derecha en las siguientes elecciones. ¿Es que acaso los actuales gobiernos de derecha estarán exentos de consecuencias? ¿Hacia dónde emigrarán sus bases?

Acto seguido, afirman que esta inminente crisis será oportuna para salir del modelo actual, pero no para salir del capitalismo sino del modelo extractivista de prosperar mediante la exportación de commodities. Lo podrá lograr emprendiendo las reformas

estructurales no realizadas o iniciadas con demasiada timidez. Pero evitan decirnos cómo esas reformas podrán realizarse y sostenerse en países donde la izquierda llegó al órgano ejecutivo pero carece de control sobre el judicial ni el parlamentario, ni donde ella es minoritaria en los gobiernos locales.

Especialmente, donde ese acceso de la izquierda al gobierno no resultó de un proceso revolucionario, sino apenas del rechazo de muchos electores a las consecuencias sociales de la pasada arremetida neoliberal, y de su repudio a los políticos tradicionales que la implementaron, sin que aún esos electores estén dispuestos a asumir los costos y riesgos --inmediatos y de mayor plazo-- de un asalto popular al poder.

Los gobiernos “progresistas” latinoamericanos llegaron al gobierno --que no al poder-- a través de procesos electorales ganados a despecho del sistema político vigente, dentro de las reglas establecidas por el régimen oligárquico y neocolonial. Asumieron gobiernos que estaban en graves problemas financieros, a la vez que comprometidos con sus electores a resolver las mayores urgencias de la población.

Nada fue más oportuno que aprovechar el boom para obtener recursos con qué instrumentar las necesarias inversiones sociales; sabiendo que paralelamente tocaba mejorar las reglas y políticas ambientales y obtener o crear otras fuentes de recursos para impulsar un desarrollo más incluyente y equitativo. Obviamente, de país en país los resultados han sido desiguales, puesto que son realidades y procesos históricos y políticos diferentes. Llamarlos “progresistas”

es apelar a un comodín lingüístico que --como el de “populistas” que las derechas prefieren-- es suficientemente indefinido para abarcar esa heterogenidad. Pero el afán de imponerle una definición común no expresa un interés académico útil sino ganas de enrevesar los términos del asunto y contraponer al “progresismo” con la “auténtica” izquierda, en vez de buscar complementarlos.

Entre esas experiencias no han faltado errores y hasta retrocesos. Pero nadie puede negar los inmensos progresos obtenidos en materia de lucha contra la pobreza, derechos ciudadanos, empleo y seguridad social, etc. Como, asimismo, lo ganado en recuperación de soberanía y creación de mecanismos de solidaridad y cooperación latinoamericana. Sin que tal cosa implique que eso basta, nunca América Latina había sido tan independiente y autodeterminada como ahora. Aunque para esos articulistas esto no satisface lo que ellos reclaman que otros realicen, para la enorme mayoría popular esta ha sido una experiencia extraordinaria.

Por eso mismo hoy confrontamos una poderosa contraofensiva de las derechas y sus mentores transnacionales para desacreditar y remplazar esos gobiernos. Ese esfuerzo ha conllevado multiformes inversiones en renovar los recursos políticos y lenguajes mediáticos de la derecha, incluyendo reciclar los métodos que antes sirvieron para justificar el derrocamiento de Salvador Allende e imponer la contrarrevolución neoliberal en su país. Esa contraofensiva sobresale entre las noticias de cada día en toda Latinoamérica; pero dichos articulistas no la ven o procuran omitirla.

¿Es elprogresismo un fenómeno cíclico?

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Colocar en el 6 de diciembre todo el peso de las expectativas con o

respecto a que pueda mejorar la situación del país puede ser sumamente arriesgado, porque se corre el riesgo de sufrir grandes decepciones.

Una cosa es la posibilidad de que se concrete el cambio político que indudablemente marcaría una victoria opositora en las elecciones parlamentarias, y otra creer que por arte de magia con ese resultado el país va a salir de la crisis, se va a acabar la escasez, los malandros van a entregar las armas, las bandas delictivas van a desarticularse y los consumidores nos deleitaremos viendo los anaqueles repletos de café, papel higiénico, leche, harina de maíz precedida y otros productos semiclandestinos.

Un eventual triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias, altamente probable, según las empresas encuestadoras más reconocidas, pondría a prueba la capacidad de la clase política, la gobernante y la que se le opone, a manejarse en un escenario inédito en los últimos quince años. El gobierno tendría que optar entre aceptar la llamada cohabitación o forzar la barra de la confrontación política, con el consabido choque de poderes que ya muchos vaticinan. La oposición, aún gananciosa en ese escenario, podría caer en la tentación de engolosinarse y creer que el poder está a la vuelta de la esquina, subestimando la capacidad de reacción del chavismo en un momento de ruda adversidad.

Un triunfo del chavismo también puede encerrar el peligro de que se posterguen las rectificaciones económicas que hasta los economistas rojos rojitos demandan desde hace tiempo. El sectarismo, criticado por Diosdado Cabello, sería difícil de superar en medio de un cuadro de “victoria perfecta”. El triunfo y la autocrítica, salvo prueba en contrario, nunca o casi nunca se han llevado bien.

El año 2016 pinta peligroso, porque cualquier resultado electoral da para temer un empeoramiento del clima político, como ingrediente adicional del ya complicado cuadro económico que se avizora. Sumemos a la alta inflación la persistente escasez de productos de consumo masivo, y a los bajos ingresos petroleros una radicalización de las posiciones, una lucha por el poder entre fuerzas contrapuestas incapaces de alcanzar acuerdos mínimos para regularizar la confrontación e incluso encontrar espacios de entendimiento para hacer frente a las grandes dificultades que cada día comprometen más el presente y el futuro de los venezolanos.

Con uno u otro resultado son muchos los peligros que nos acechan. No hay garantías de que unos u otros logren administrar una victoria o digerir una derrota con la grandeza que reclama la crisis en la cual estamos sumergidos. No puede verse como un recurso retórico el llamado del papa Francisco a trabajar por el diálogo entre los venezolanos. Sin diálogo el 6/D puede ser la puerta de entrada a la profundización de la crisis. Y no hay que ser adivino para saber lo que viene después.

Escenarios pos 6-D

Vladimir Villegas- El Nacional

El exministro para las Comunas, Elías Jaua, señaló que los estudios de opinión indican que no ha habido una ruptura del modelo revolucionario y estima que el Partido Socialista Unido de Venezuela obtendrá la victoria en las elecciones legislativas. “Hemos enfrentado escenarios adversos de este tipo y las consecuencias de 12 años de guerra económica ha generado bastante descontento (…) los estudios de opinión nos indican que no hay una ruptura de nuestro modelo”, dijo Jaua, quien aspira a un cargo en el parlamento venezolano este 6 de diciembre.

“No se puede negar que hay una operación política y económica para acentuar estos problemas”, aseveró el excanciller. “La solución al descontento o al malestar que tenga un chavista o cualquier persona no puede ser devolvernos, al modelo que superamos, y echar por la borda un modelo democrático, participativo, democrático, protagónico con amplios poderes y de capacidad adquisitiva del pueblo venezolano (…) Uno tiene que ser consecuente en las cosas por las que apostó, creo que el modelo sigue estando vigente, requiere formación y profundización (…) Estamos construyendo una victoria y lograremos la mayoría de los disputados”.

En caso de no tener la mayoría en el parlamento, indicó que el gobierno del presidente Nicolás Maduro continuaría. “Ante las propuestas fraudulentas de la oposición que le hacen a sus seguidores de que una mayoría en la asamblea destituría al presidente Maduro es además de fraudulento, irresponsable”, subrayó.

Argumentó que “la prosperidad del modelo revolucionario” fue afectado por la muerte del presidente Chávez, el desarrollo de la guerra económica, que empezó con una burbuja cambiaria, y la caída de los precios del petróleo.

Aseveró que el gobierno no volverá a viejos sistemas económicos, muy a pesar de las recomendaciones de analistas que, a su juicio, hablan de una reversión o restauración de modelos económicos excluyentes. Destacó que la estabilización del sistema cambiario “permitirá una política justa de precios garantizando el derecho a la población a acceder a los productos necesarios”.

Jaua: No nos imaginamos el escenario de una Asamblea Nacional opositora

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Un Frente Amplio a la peruanaSiete organizaciones populares del país andino eligieron en

primarias abiertas a su candidato presidencial para el año próximo. La naciente coalición peruana Frente Amplio tiene un notorio común denominador con su homóloga uruguaya: intentar unir al desperdigado y heterogéneo campo popular local. El domingo pasado, el FA andino inició su camino a las elecciones presidenciales del año próximo instrumentando una novedosa e inusual elección interna entre varias fuerzas políticas, donde participaron miles de personas.

Algunas mesas, incluso, se constituyeron en comarcas del interior rural y en ciudades del exterior como Nueva York y Madrid. En concreto, en las internas frenteamplistas peruanas, que fueron abiertas pero no simultáneas ni obligatorias –ya que los partidos tradicionales desistieron de este mecanismo de preselección–, hubo siete ofertas. Si bien la joven diputada Verónica Mendoza –que se alejó del gobierno tras el giro conservador del presidente Ollanta Humala– y el sacerdote ambientalista Marcos Arana fueron los dirigentes que más votos recibieron, el dato más significativo de la compulsa pasa por la diversidad ideológica de los precandidatos alistados.peru veronika mendoza

En concreto, las otras opciones fueron el aprista Luis Salgado (Frente Único del Pueblo), el sindicalista Julio César Bazán (por la central de trabajadores CUT), la cantante folclorista Martina Portocarrero (Mundo Verde), el también ex humalista Jorge Rimarachin (Gran Transformación) y Jorge Bacacorzo (Pueblo Unido). Como era de esperar, en las últimas horas, los siete dirigentes prometieron seguir construyendo una alternativa electoral a “los partidos peruanos que promueven el ajuste y el libre comercio” (Humala acaba de firmar el Acuerdo TransPacífico).

Evidentemente, el surgimiento del Frente Amplio peruano evidencia dos cosas: el enorme vacío que dejó Humala , en el hemisferio izquierdo electoral, tras su notorio corrimiento hacia la derecha; en segundo lugar, la voluntad de este enorme espacio –que agrupa expresiones ecologistas, indigenistas, nacional-populares y también de la izquierda democrática, de romper con la clásica división del campo progresista peruana.

En la vereda de enfrente, los partidos tradicionales y conservadores de Perú apuestan por caras conocidas, figuritas repetidas de la vidriera local, como los ex presidentes Alan García (otro ejemplo del transformismo, ya que mutó del aprismo a ser un talibán del libre mercado), y Alejandro Toledo (con una estética y narrativa más populista de derecha, ya que promociona en los medios su condición de cholo), o Keiko Fujimori, hija del ex jefe de Estado que cerró el Congreso en los noventa, además de promover la guerra sucia contra

el grupo Sendero Luminoso.García, Toledo, y Keiko tienen un denominador común: encabezan

fórmulas apartidarias, personalistas, con mucho de apoyo mediático y poco de construcción territorial genuina. En un principio, las encuestas muestran un panorama incierto. Sin embargo, Keiko Fujimori y el ex ministro de Toledo Pedro Pablo Kuczynski –un referente del establishment económico– aparecen como los favoritos de las encuestas para ganar los próximos comicios.

Sin embargo, algunos sondeos muestran al FA en una situación expectante. Dentro del Frente Amplio, Marcos Arana y Verónica Mendoza emergieron de la última interna como los dirigentes más representativos. A modo de presentación, Mendoza tiene 34 años.

Hizo una maestría en Ciencias Sociales en la Universidad La Sorbona de París y trabajó como profesora en los departamentos de Puno y Cusco, región de la que proviene y a la que representa en el Congreso. Al lado de Javier Diez Canseco (histórico referente de la izquierda peruana, recientemente fallecido) formó parte de la primera camada de legisladores que abandonó la bancada oficialista. “Cuando defendí la posición de las organizaciones sociales para alertar sobre el impacto ambiental del boom minero todos los medios me tildaron de extremista. Eso no me asusta”, recuerda y advierte la joven precandidata.

El ex sacerdote Marcos Arana reivindica la matriz ambientalista de su organización, pero resalta que su programa no busca desindustrializar al país: “Nadie está pensando tomar el gobierno para cortar de cuajo la actividad minera, pero sí planteamos una

Emiliano Guido-Miradas al Sur

Page 27: Question - Octubre 2015

evaluación de los impactos de las actividades, no sólo mineras, sino petroleras o agroindustriales. Lo que defendemos, en todo caso, es que Perú, al contrario de lo que pregona Humala, no es una marca, y que no está en venta”.

Siete organizaciones populares del país andino eligieron en primarias abiertas a su candidato presidencial para el año próximo.

La naciente coalición peruana Frente Amplio tiene un notorio común denominador con su homóloga uruguaya: intentar unir al desperdigado y heterogéneo campo popular local. El domingo pasado, el FA andino inició su camino a las elecciones presidenciales del año próximo instrumentando una novedosa e inusual elección interna entre varias fuerzas políticas, donde participaron miles de personas.

Algunas mesas, incluso, se constituyeron en comarcas del interior rural y en ciudades del exterior como Nueva York y Madrid. En concreto, en las internas frenteamplistas peruanas, que fueron abiertas pero no simultáneas ni obligatorias –ya que los partidos tradicionales desistieron de este mecanismo de preselección–, hubo siete ofertas. Si bien la joven diputada Verónica Mendoza –que se alejó del gobierno tras el giro conservador del presidente Ollanta Humala– y el sacerdote ambientalista Marcos Arana fueron los dirigentes que más votos recibieron, el dato más significativo de la compulsa pasa por la diversidad ideológica de los precandidatos alistados.

En concreto, las otras opciones fueron el aprista Luis Salgado (Frente Único del Pueblo), el sindicalista Julio César Bazán (por la central de trabajadores CUT), la cantante folclorista Martina Portocarrero (Mundo Verde), el también ex humalista Jorge Rimarachin (Gran Transformación) y Jorge Bacacorzo (Pueblo Unido). Como era de esperar, en las últimas horas, los siete dirigentes prometieron seguir construyendo una alternativa electoral a “los partidos peruanos que promueven el ajuste y el libre comercio” (Humala acaba de firmar el Acuerdo TransPacífico).

Evidentemente, el surgimiento del Frente Amplio peruano evidencia dos cosas: el enorme vacío que dejó Humala , en el hemisferio izquierdo electoral, tras su notorio corrimiento hacia la derecha; en segundo lugar, la voluntad de este enorme espacio –que agrupa expresiones ecologistas, indigenistas, nacional-populares y también de la izquierda democrática, de romper con la clásica división del campo progresista peruana.

En la vereda de enfrente, los partidos tradicionales y conservadores de Perú apuestan por caras conocidas, figuritas repetidas de la vidriera local, como los ex presidentes Alan García (otro ejemplo del transformismo, ya que mutó del aprismo a ser un talibán del libre mercado), y Alejandro Toledo (con una estética y narrativa más populista de derecha, ya que promociona en los medios su condición de cholo), o Keiko Fujimori, hija del ex jefe de Estado que cerró el Congreso en los noventa, además de promover la guerra sucia contra el grupo Sendero Luminoso.

García, Toledo, y Keiko tienen un denominador común: encabezan fórmulas apartidarias, personalistas, con mucho de apoyo mediático y poco de construcción territorial genuina. En un principio, las encuestas muestran un panorama incierto. Sin embargo, Keiko Fujimori y el ex ministro de Toledo Pedro Pablo Kuczynski –un referente del establishment económico– aparecen como los favoritos de las encuestas para ganar los próximos comicios.

Sin embargo, algunos sondeos muestran al FA en una situación expectante. Dentro del Frente Amplio, Marcos Arana y Verónica Mendoza emergieron de la última interna como los dirigentes más representativos. A modo de presentación, Mendoza tiene 34 años.

Hizo una maestría en Ciencias Sociales en la Universidad La Sorbona de París y trabajó como profesora en los departamentos de Puno y Cusco, región de la que proviene y a la que representa en el Congreso. Al lado de Javier Diez Canseco (histórico referente de la izquierda peruana, recientemente fallecido) formó parte de la primera camada de legisladores que abandonó la bancada oficialista. “Cuando defendí la posición de las organizaciones sociales para alertar sobre el impacto ambiental del boom minero todos los medios me tildaron de extremista. Eso no me asusta”, recuerda y advierte la joven precandidata.

El ex sacerdote Marcos Arana reivindica la matriz ambientalista de su organización, pero resalta que su programa no busca desindustrializar al país: “Nadie está pensando tomar el gobierno para cortar de cuajo la actividad minera, pero sí planteamos una evaluación de los impactos de las actividades, no sólo mineras, sino petroleras o agroindustriales. Lo que defendemos, en todo caso, es que Perú, al contrario de lo que pregona Humala, no es una marca, y que no está en venta”.

México, que vive días aciagos, espera al Papa en 2016

El excandidato presidencial y líder izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador informó que le entregó personalmente al papa Francisco en el Vaticano una carta en la que afirma que su visita a México en 2016 será de “gran aliento” para su país, porque vive “tiempos aciagos”.López Obrador, que según una encuesta difundida en agosto por el grupo de medios Reforma es el mejor posicionado en la carrera presidencial para 2016, difundió en su perfil de Facebook la misiva e imágenes de su encuentro de este miércoles con el papa en la audiencia general que el pontífice realizó en la Plaza de San Pedro.En las imágenes aparece el político del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) entregando a Francisco una medallita de Fray Bartolomé de las Casas, “defensor de los indios, en el inicio de la dominación española en

México”, puntualiza la carta.En el texto, López Obrador trasmite al papa su “más profundo reconocimiento a su labor, no solo como representante de la Iglesia Católica, sino como un papa misionero, de verdad cristiano”.Según el líder, no “necesariamente” todos los pontífices han sido “cristianos y consecuentes”, porque “a diferencia de Dios” son “seres humanos con errores y aciertos”. Citó luego como ejemplo al “papa que se atrevió a bendecir y reconocer al dictador (Victoriano Huerta) que ordenó asesinar (en 1913) al presidente (mexicano) Francisco I. Madero”, el “apóstol de la democracia” de México. “Pero ese, desde luego, no es usted. De allí mi profunda admiración a su persona y a su liderazgo”, manifiesta López Obrador, que “celebra” la decisión del pontífice de visitar México en 2016.

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Los archivos WikiLeaks sobre América Latina

A principios de nuestro invierno austral, el mundo vio a Grecia llevar a cabo una lucha heroica contra un desastroso dictado neoliberal.

Luego vio al pueblo griego recibir un vapuleo público y doloroso, aplicado con sádico celo por las autoridades financieras de la eurozona.

Cuando el gobierno de izquierda griego decidió realizar un referéndum sobre el programa de austeridad impuesto por la eurozona y el FMI, el Banco Central Europeo tomó represalias restringiendo la liquidez de los bancos griegos. Esto desencadenó un cierre prolongado de bancos y sumergió a Grecia aún más en la recesión. Aunque los votantes griegos acabaron rechazando masivamente la austeridad, Alemania y el cártel de acreedores europeos lograron subvertir la democracia y conseguir exactamente lo que querían, por ahora: la sumisión completa a su agenda neoliberal.

En la última década y media, una lucha similar contra el neoliberalismo ha tenido lugar a lo largo y ancho de un continente entero y en su mayor parte fuera de la mirada pública. Aunque Washington buscó, en un inicio, anular todo disentimiento, a veces empleando tácticas más brutales que las usadas contra Grecia, en América Latina el movimiento de resistencia a la agenda neoliberal ha sido en gran parte exitoso. Es una historia épica que está saliendo a la luz progresivamente gracias a la exploración continua del enorme tesoro de los cables diplomáticos de Estados Unidos revelados por WikiLeaks.

El neoliberalismo se implantó firmemente en América Latina mucho antes de que Alemania y las autoridades de la eurozona empezaran a forzar el ajuste estructural de Grecia y otros países periféricos

endeudados. A través de la coerción (por ejemplo, condiciones vinculadas con los préstamos del FMI) y del adoctrinamiento (por ejemplo, el respaldo de Estados Unidos a la formación de los “Chicago Boys” de la región), los Estados Unidos lograron difundir el evangelio de la austeridad fiscal, la desregulación, el llamado “libre comercio”, la privatización y la reducción draconiana del sector público por toda América Latina a mediados de los años ochenta. El resultado fue sorprendentemente similar al que hemos visto en Grecia: estancamiento del crecimiento (sin apenas incremento de la renta per cápita entre 1980 y 2000), una pobreza en aumento, la caída del nivel de vida de millones de personas y carta blanca para que empresas e inversores internacionales hagan dinero fácil.

A partir de los años ochenta, la región empezó a rebelarse y a levantarse contra las políticas neoliberales. Primero, la rebelión fue sobre todo espontánea y desorganizada –como en el caso del “Caracazo” en Venezuela, a principios de 1989–. Pero, más tarde, candidatos políticos anti-neoliberales empezaron a ganar elecciones y –para consternación del establishment de la política de exteriores estadounidense– un número creciente de ellos se mantuvo fiel a sus promesas electorales y empezó a implementar medidas contra la pobreza y políticas heterodoxas que reafirmaron el papel del Estado en la economía. Entre 1998 y 2008, candidatos de izquierda –opuestos, en grados diversos, al neoliberalismo y a la hegemonía de los Estados Unidos– ganaron elecciones presidenciales en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Honduras, Ecuador, Nicaragua y Paraguay.

Buena parte de la historia de los esfuerzos de los gobiernos estadounidenses para

contener y hacer retroceder esta corriente anti-neoliberal puede encontrarse en las decenas de miles de cables diplomáticos filtrados por WikiLeaks desde las misiones diplomáticas de Estados Unidos en la región, entre principios de los años 2000 y 2010. Los cables – que analizamos en el nuevo libro de Verso Books, “The WikiLeaks Files: The World According to U.S. Empire” – revelan la habitual mecánica de intervención política de Estados Unidos en América Latina (y convierten en farsa el mantra del Departamento de Estado según el cual “los Estados Unidos no interfieren en la política interna de otros países”). Se brinda apoyo material y estratégico a los grupos de la oposición de derecha, algunos de los cuales son violentos y anti-democráticos. Los cables también dibujan una imagen viva de la mentalidad ideológica de Guerra Fría de los altos emisarios de los Estados Unidos y muestran cómo éstos tratan de usar medidas coercitivas que recuerdan a la reciente llave estranguladora aplicada a la democracia griega.

Como era de esperar, a los principales medios de comunicación se les ha escapado o han ignorado esta crónica inquietante de la agresión imperial, prefiriendo centrarse, en cambio, en la visión de los diplomáticos estadounidenses sobre las acciones potencialmente embarazosas o ilícitas de funcionarios extranjeros. Los pocos expertos que han ofrecido un análisis más amplio de los cables argumentan que, en general, no hay una distancia significativa entre la retórica oficial de los Estados Unidos y la realidad descrita en los cables. En palabras de un analista de relaciones internacionales estadounidense, “uno no se hace una imagen de los Estados Unidos como ese poderoso titiritero que trata de manejar los hilos de

Alexander Main y Dan Beeton

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varios gobiernos en todo el mundo para servir a sus intereses”.

¿Uno no se hace esta imagen? El lector podrá hacer su propio juicio.

“Esto no es un chantaje…”

A finales de 2005, Evo Morales obtuvo una arrolladora victoria en las elecciones presidenciales con un programa de reforma constitucional, de derechos indígenas y con la promesa de combatir la pobreza y el neoliberalismo. El 3 de enero, dos días después de su toma de posesión, Morales recibió una visita del embajador David L. Greenlee. El embajador fue directamente al grano: la asistencia multilateral a Bolivia supervisada por Estados Unidos dependería del buen comportamiento del gobierno de Morales. Podría haber sido una escena de El padrino:

El embajador] mostró la crucial importancia de las contribuciones de Estados Unidos a las financieras [sic] internacionales clave de las que dependía Bolivia, como el Banco Internacional de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. “Cuando piense en el BID, debe pensar en los Estados Unidos”, dijo el embajador. “Esto no es un chantaje, es la simple realidad”. (…) “Espero que usted, como próximo presidente de Bolivia, comprenda la importancia de esto”, dijo, “porque una separación de los caminos no sería buena para la región, ni para Bolivia, ni para Estados Unidos”. [06LAPAZ6]

Sin embargo, Morales se mantuvo fiel a su agenda. En días siguientes, siguió adelante con los planes para re-regular los mercados de trabajo, re-nacionalizar la industria de los hidrocarburos y profundizar la cooperación con el archienemigo de Estados Unidos, Hugo Chávez. En respuesta, Greenlee sugirió un “menú de opciones” para tratar de forzar a Morales a inclinarse ante los deseos de su gobierno. Éstas incluían: el veto de préstamos multilaterales multimillonarios, la posposición de las medidas programadas de alivio de la deuda, la oposición a la financiación por parte de la Corporación Reto del Milenio (Millennium Challenge Corporation; que Bolivia no ha recibido aún, a pesar de ser uno de los países más pobres del hemisferio) y el final del “apoyo material”

a las fuerzas de seguridad bolivianas [06LAPAZ93].

Desgraciadamente para el Departamento de Estado estadounidense, pronto se vio cómo estas amenazas iban a ser debidamente ignoradas. Morales ya había decidido reducir drásticamente la dependencia de Bolivia con las líneas de crédito multilaterales que requerían el examen del Tesoro estadounidense. Pocas semanas después de su investidura, Morales anunció que Bolivia dejaría de estar comprometido con el FMI y dejó que el acuerdo de préstamo con el Fondo expirase. Años después, Moralessugirió a Grecia y a otros países europeos endeudados que siguieran el ejemplo de Bolivia y que “se liberen económicamente del dictado del Fondo Monetario Internacional”.

Incapaz de forzar a Morales a cumplir sus órdenes, el Departamento de Estado pasó a centrarse en reforzar a la oposición boliviana. La región Media Luna, controlada por la oposición, empezó a recibir un creciente apoyo estadounidense. Un cable de abril de 2007 señala el “más amplio esfuerzo del USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional] para reforzar a

los gobiernos regionales como contrapeso del gobierno central” [07LAPAZ1167]. Un informe del USAID de 2007 señalaba que su Oficina de Iniciativas de Transición (Office of Transition Initiatives, OTI) “ha[bía] aprobado 101 subvenciones por valor de 4.066.131 dólares para ayudar a los gobiernos departamentales a operar más estratégicamente”. La financiación también llegó a grupos indígenas locales que “se oponían a la visión de las comunidades indígenas de Evo Morales”. [08LAPAZ717]

Un año después, los departamentos de la Media Luna entraron en rebelión abierta contra el gobierno de Morales, primero realizando referendos sobre la autonomía, pese a haber sido declarados ilegales por el poder judicial; después, apoyando protestas violentas pro-autonomía que acabaron con la vida de 20 partidarios del gobierno. Muchos creyeron que se estaba desplegando una tentativa de golpe de Estado. La situación sólo se calmó bajo la presión de otros presidentes de Sudamérica, que emitieron una declaración conjunta de apoyo al gobierno constitucional del país.

Pero mientras Sudamérica se aliaba en apoyo a Evo, EEUU mantenía una comunicación regular con los líderes del movimiento violento, separatista y racista de oposición, incluso cuando éste hablaba abiertamente de “volar por los aires los conductos de gas” y de la “violencia como posibilidad para forzar al gobierno a… tomárselo en serio y dialogar”. [08LAPAZ1931]

En contra de su postura oficial durante los acontecimientos de agosto y septiembre de 2008, el Departamento de Estado de EEUU se planteó seriamente la posibilidad tanto de un golpe de Estado como del asesinato del presidente Evo Morales. Un cable revela los planes de la embajada de EEUU en La Paz para preparar este acontecimiento: “[El Comité de Acciones de Emergencia (Emergency Action Committee)] desarrollará, con [el Equipo de Evaluación Situacional Comando Sur (Southern Command Situational Assessment Team)], un plan de respuesta inmediata en caso de emergencia inesperada, por ejemplo un intento de golpe de Estado o la muerte del presidente Morales”, señalaba el cable. [08LAPAZ2083_a]

Los acontecimientos de 2008 fueron el mayor reto para la presidencia de Morales hasta entonces y cuando más cerca estuvo de ser derrocada. Los preparativos de la embajada de EEUU para una posible salida de Morales de la presidencia revelan que los EEUU, como mínimo, creían que la amenaza sobre Morales era muy real. El hecho de que no lo manifestara públicamente señala de qué parte estaba EEUU durante el conflicto

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varios gobiernos en todo el mundo para servir a sus intereses”.

¿Uno no se hace esta imagen? El lector podrá hacer su propio juicio.

“Esto no es un chantaje…”

A finales de 2005, Evo Morales obtuvo una arrolladora victoria en las elecciones presidenciales con un programa de reforma constitucional, de derechos indígenas y con la promesa de combatir la pobreza y el neoliberalismo. El 3 de enero, dos días después de su toma de posesión, Morales recibió una visita del embajador David L. Greenlee. El embajador fue directamente al grano: la asistencia multilateral a Bolivia supervisada por Estados Unidos dependería del buen comportamiento del gobierno de Morales. Podría haber sido una escena de El padrino:

El embajador] mostró la crucial importancia de las contribuciones de Estados Unidos a las financieras [sic] internacionales clave de las que dependía Bolivia, como el Banco Internacional de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. “Cuando piense en el BID, debe pensar en los Estados Unidos”, dijo el embajador. “Esto no es un chantaje, es la simple realidad”. (…) “Espero que usted, como próximo presidente de Bolivia, comprenda la importancia de esto”, dijo, “porque una separación de los caminos no sería buena para la región, ni para Bolivia, ni para Estados Unidos”. [06LAPAZ6]

Sin embargo, Morales se mantuvo fiel a su agenda. En días siguientes, siguió adelante con los planes para re-regular los mercados de trabajo, re-nacionalizar la industria de los hidrocarburos y profundizar la cooperación con el archienemigo de Estados Unidos, Hugo Chávez. En respuesta, Greenlee sugirió un “menú de opciones” para tratar de forzar a Morales a inclinarse ante los deseos de su gobierno. Éstas incluían: el veto de préstamos multilaterales multimillonarios, la posposición de las medidas programadas de alivio de la deuda, la oposición a la financiación por parte de la Corporación Reto del Milenio (Millennium Challenge Corporation; que Bolivia no ha recibido aún, a pesar de ser uno de los países más pobres del hemisferio) y el final del “apoyo material” a las fuerzas de seguridad bolivianas [06LAPAZ93].

Desgraciadamente para el Departamento de Estado estadounidense, pronto se vio cómo estas amenazas iban a ser debidamente ignoradas. Morales ya había decidido reducir drásticamente la dependencia de Bolivia con las líneas de crédito multilaterales que requerían el examen del Tesoro estadounidense. Pocas semanas después de su investidura, Morales anunció que Bolivia dejaría de estar comprometido con el FMI y dejó que el acuerdo de préstamo con el Fondo expirase. Años después, Moralessugirió a Grecia y a otros países europeos endeudados que siguieran el ejemplo de Bolivia y que “se liberen económicamente del dictado del Fondo Monetario Internacional”.

Incapaz de forzar a Morales a cumplir sus órdenes, el Departamento de Estado pasó a centrarse en reforzar a la oposición boliviana. La región Media Luna, controlada por la oposición, empezó a recibir un creciente apoyo estadounidense. Un cable de abril de 2007 señala el “más amplio esfuerzo del USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional] para reforzar a los gobiernos regionales como contrapeso del gobierno central” [07LAPAZ1167]. Un informe del USAID de 2007 señalaba que su Oficina de Iniciativas de Transición (Office of Transition Initiatives, OTI) “ha[bía] aprobado 101 subvenciones por valor de 4.066.131 dólares para ayudar a los gobiernos departamentales a operar más

estratégicamente”. La financiación también llegó a grupos indígenas locales que “se oponían a la visión de las comunidades indígenas de Evo Morales”. [08LAPAZ717]

Un año después, los departamentos de la Media Luna entraron en rebelión abierta contra el gobierno de Morales, primero realizando referendos sobre la autonomía, pese a haber sido declarados ilegales por el poder judicial; después, apoyando protestas violentas pro-autonomía que acabaron con la vida de 20 partidarios del gobierno. Muchos creyeron que se estaba desplegando una tentativa de golpe de Estado. La situación sólo se calmó bajo la presión de otros presidentes de Sudamérica, que emitieron una declaración conjunta de apoyo al gobierno constitucional del país.

Pero mientras Sudamérica se aliaba en apoyo a Evo, EEUU mantenía una comunicación regular con los líderes del movimiento violento, separatista y racista de oposición, incluso cuando éste hablaba abiertamente de “volar por los aires los conductos de gas” y de la “violencia como posibilidad para forzar al gobierno a… tomárselo en serio y dialogar”. [08LAPAZ1931]

En contra de su postura oficial durante los acontecimientos de agosto y septiembre de 2008, el Departamento de Estado de EEUU se planteó seriamente la posibilidad tanto de un golpe de Estado como del asesinato del presidente Evo Morales. Un cable revela los planes de la embajada de EEUU en La Paz para preparar este acontecimiento: “[El Comité de Acciones de Emergencia (Emergency Action Committee)] desarrollará, con [el Equipo de Evaluación Situacional Comando Sur (Southern Command Situational Assessment Team)], un plan de respuesta inmediata en caso de emergencia inesperada,

por ejemplo un intento de golpe de Estado o la muerte del presidente Morales”, señalaba el cable. [08LAPAZ2083_a]

Los acontecimientos de 2008 fueron el mayor reto para la presidencia de Morales hasta entonces y cuando más cerca estuvo de ser derrocada. Los preparativos de la embajada de EEUU para una posible salida de Morales de la presidencia revelan que los EEUU, como mínimo, creían que la amenaza sobre Morales era muy real. El hecho de que no lo manifestara públicamente señala de qué parte estaba EEUU durante el conflicto y qué resultado probablemente prefería.

“Fomento de la democracia”

Algunos de los métodos de intervención empleados en Bolivia se reprodujeron en otros países con gobiernos o movimientos fuertes de izquierda. Por ejemplo, tras el retorno de los sandinistas de izquierda al poder en Nicaragua en 2007, la embajada de EEUU en Managua se puso en marcha para reforzar el apoyo al partido de la oposición de derecha Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).

En febrero de 2007, la embajada se reunió con la directora de organización de la ALN y le explicó que los EEUU “no proporciona asistencia directa a los partidos políticos”, pero –para eludir esta restricción– le sugirió que la ALN se coordinara más estrechamente con ONG amigas que pudieran recibir financiación de EEUU. La líder de la ALN dijo que “remitiría una lista completa de las ONG que apoyan efectivamente el trabajo de la ALN” y la embajada lo arregló para que “se reuniera a continuación con los directores del IRI [International Republican Institute]

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y con el NDI [National Democratic Institute for International Affairs]”. El cable también señalaba que la embajada “promovería la capacitación de los recaudadores de fondos [de la ALN]”. [07MANAGUA493]

Cables como éstos deberían ser lectura obligada para los estudiantes de la diplomacia estadounidense y para todos aquellos interesados en comprender cómo funciona realmente el sistema de “fomento de la democracia” de EEUU. A través del USAID, el National Endowment for Democracy (NED), el NDI, el IRI y otras entidades para-gubernamentales, el gobierno de EEUU asiste extensamente a los movimientos políticos que apoyan sus objetivos políticos y económicos.

En marzo de 2007, el embajador de EEUU en Nicaragua pidió al Departamento de Estado “aproximadamente 65 millones de dólares, por encima de los niveles de partida anteriores, durante los próximos cuatro años –hasta las próximas elecciones presidenciales—” para financiar “el refuerzo de los partidos políticos”, de las ONG “democráticas” y “pequeñas y flexibles ayudas a corto plazo a grupos comprometidos con esfuerzos críticos para defender la democracia de Nicaragua, potenciar nuestros intereses y contrarrestar los de aquellos que claman contra nosotros”. [07MANAGUA583_a]

En Ecuador, la embajada de EEUU se opuso al economista de izquierda Rafael Correa mucho antes de su elección como presidente en 2006. Dos meses antes de aquellas elecciones, el asesor político de la embajada alertó a Washington de que Correa podría “unirse al grupo de líderes nacionalistas-populistas sudamericanos, Chávez-Morales-Kirchner” y señaló que la embajada había “advertido a nuestros contactos políticos, económicos y mediáticos de la amenaza que Correa representa para el futuro de Ecuador y había desaconsejado activamente alianzas políticas que pudiesen dar estabilidad al radicalismo percibido en Correa” [06QUITO2150_a]. Inmediatamente después de la elección de Correa, la embajada mandó un cable al Departamento de Estado con su plan de acción:

Sabemos que los esfuerzos del gobierno de EEUU no podrán ellos solos conformar la dirección del nuevo gobierno o Asamblea Nacional, pero esperamos maximizar nuestra influencia trabajando en concierto con otros ecuatorianos y grupos que comparten nuestra visión. Las propuestas de reforma de Correa y su actitud hacia la Asamblea y los partidos políticos tradicionales, en ausencia de control, podrían alargar el actual periodo de conflicto e inestabilidad política. [06QUITO2991]

Los peores miedos de la embajada se confirmaron. Correa anunció que cerraría la base aérea de EEUU en Manta, que incrementaría el gasto social y que promovería una asamblea constituyente. En abril de 2007, el 80 por ciento de los votantes ecuatorianos respaldó la propuesta de formar una asamblea constituyente y, en 2008, el 62 por ciento aprobó una nueva constitución que consagró un sinfín de principios progresistas, incluyendo la soberanía alimentaria, el derecho a la vivienda, a la asistencia sanitaria y al empleo, y el control ejecutivo sobre el banco central (un tema tabú en el manual neoliberal).

principios de 2009, Correa anunció que Ecuador no pagaría parte de su deuda externa. La embajada estaba furiosa, por ésta y otras razones, como la decisión de Correa de alinear a Ecuador más estrechamente con el grupo de países de izquierda, perteneciente a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA; que fue fundada por Venezuela y Cuba en 2004 como fuerza de oposición al Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA– entonces

impulsada por la administración Bush). Pero el embajador también era consciente de la escasa influencia que EEUU tenía sobre él:

Estamos transmitiendo el mensaje en privado de que las acciones de Correa tendrán consecuencias sobre su relación con la nueva administración Obama, al tiempo que evitamos comentarios públicos que serían contraproducentes. No recomendamos poner fin a ningún programa del gobierno de EEUU que sirva a nuestros intereses, ya que sólo contribuiría a debilitar el incentivo para que Correa vuelva a una línea más pragmática. [09QUITO15]

La quita parcial fue un éxito y ahorró al gobierno de Ecuador casi dos mil millones de dólares. En 2011, Correa recomendó el mismo remedio a los países europeos endeudados, particularmente a Grecia, aconsejándoles que no pagaran parte de sus deudas e “ignoraran” los consejos del FMI.

La “amenaza” bolivariana

Durante la Guerra Fría, la supuesta amenaza de la Unión Soviética y la expansión comunista de Cuba sirvieron para justificar un sinnúmero de intervenciones con el objetivo de eliminar gobiernos liderados por la izquierda, y apuntalar regímenes militares de derecha. Del mismo modo, los cables de WikiLeaks muestran cómo, en la década iniciada en el 2000, el fantasma del “bolivarianismo” de Venezuela se ha utilizado para validar las intervenciones contra nuevos gobiernos de izquierda contrarios al neoliberalismo, como el de Bolivia, descrito como uno que ha “caído completamente en los brazos de Venezuela”; o Ecuador, visto como un “sucedáneo de Chávez”.

Las relaciones de EEUU con el gobierno de izquierda de Hugo Chávez se agriaron desde el principio. Chávez, electo por primera vez presidente en 1998, rechazó enérgicamente las políticas económicas neoliberales, desarrolló una estrecha relación con el presidente cubano Fidel Castro, y criticó abiertamente la ofensiva del gobierno de Bush en Afganistán, seguida por el ataque del 11 de septiembre (EE.UU. retiró

al embajador en Caracas después de que Chávez proclamara: “No podéis luchar contra el terrorismo con más terrorismo”). Más tarde, reforzó el control del gobierno sobre el sector petrolífero, aumentando las regalías pagadas por las empresas extranjeras, y utilizando los ingresos del petróleo para financiar programas de salud y educación públicas y de alimentación para los pobres.

En abril de 2002, el gobierno de EEUU apoyó públicamente el golpe militar de corta duración que depuso a Chávez del poder durante 48 horas. Documentos de la NED, obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información, muestran que EE.UU. proporcionó financiación dirigida a la “promoción de la democracia” junto con entrenamiento a grupos que apoyaron el golpe de Estado y que posteriormente fueron involucrados en el intento de derrocar Chávez a través de una “huelga” del personal directivo que paralizó la industria petrolera entre finales del 2002 y principios de 2003, sumiendo al país en la recesión.

Los cables de WikiLeaks muestran que, después de estos intentos fallidos de derrocar al gobierno electo de Venezuela, EEUU continuó respaldando a la oposición venezolana a través de la NED y el USAID. En un cable de noviembre de 2006, el entonces embajador William Brownfield explicó la estrategia de USAID/OTI para socavar al gobierno de Chávez:

En agosto de 2004, el Embajador delineó la estrategia para el equipo en el país, que contenía 5 puntos para guiar las actividades de la embajada de Venezuela en el período [2004-2006] (…) La estrategia se enfocó en: 1) fortalecimiento de las instituciones democráticas, 2) penetrar la base política de Chávez, 3) dividir al chavismo, 4) proteger los negocios clave de EEUU, y 5) aislar a Chávez internacionalmente. [06CARACAS3356]

Los estrechos vínculos que existen entre la embajada de Estados Unidos y varios grupos de la oposición son evidentes en numerosos cables. Un cable de Brownfield vincula a la ONG Súmate — una ONG de oposición que jugó un papel central en las campañas de la oposición — con “nuestros

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intereses en Venezuela” [06CARACAS339]. Otros cables revelan que el Departamento de Estado ha hecho lobby para que Súmate logre apoyo internacional [05MADRID2557; 06CARACAS340] y alentó el apoyo financiero de EEUU [05CARACAS1805], apoyo legal [06CARACAS3547] y otro tipo de apoyo político para la organización, incluyendo el brindado a través de la NED.

En agosto de 2009, Venezuela fue sacudida por violentas protestas de la oposición (como ha ocurrido varias veces bajo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro). Un cable secreto del 27 de agosto cita a una contratista de USAID/OTI, Desarrollo de Alternativas, Inc. (Development Alternatives, Incorporated, DAI), refiriéndose a “todas” las personas que protestaron contra Chávez en su momento como “nuestros financiados”:

[El empleado de DAI] Eduardo Fernández dijo que “las calles están calientes”, en referencia a la creciente protesta contra los intentos de Chávez de consolidar el poder, y “toda esta gente (que organiza las protestas) son nuestros financiados”. [09CARACAS1132_a]

Los cables también revelan que el Departamento de Estado de Estados Unidos proporcionó entrenamiento y apoyo a un líder estudiantil que reconoció haber liderado a una multitud, guiándola con la intención de “linchar” a un gobernador chavista: “Durante el golpe de Estado de abril de 2002, [Nixon] Moreno participó en las manifestaciones en el Estado de Mérida, liderando a una multitud que marchó en la capital del estado para linchar al gobernador Florencio Porras del partido MVR” [06CARACAS1627].

Pero pocos años después de esto, otro cable menciona: “Moreno participó en el Programa de Visitantes Internacionales [del Departamento de Estado] en 2004” [07CARACAS591].

Moreno sería buscado más tarde por intento de asesinato y por amenazar a una agente de policía, entre otros cargos.

También en consonancia con la estrategia de cinco puntos que delineó Brownfield, el Departamento de Estado priorizó los esfuerzos para aislar al gobierno de Venezuela a nivel internacional, y contrarrestar la percepción de su influencia en toda la región. Cables muestran cómo los jefes de las misiones diplomáticas de Estados Unidos en la región desarrollaron estrategias coordinadas para contrarrestar la “amenaza” regional de Venezuela.

Como WikiLeaks reveló por primera vez en diciembre de 2010, los jefes de las misiones de EEUU en seis países sudamericanos se reunieron en Brasil en mayo de 2007 para desarrollar una respuesta conjunta a los supuestos “planes agresivos … para crear un movimiento bolivariano unificado en toda América Latina” del presidente Chávez. Dentro de las áreas de acción acordadas por los jefes de misión, se planeó “continuar fortaleciendo los vínculos con líderes militares en la región que comparten nuestra preocupación respecto a Chávez”. [07ASUNCION396]. Una reunión similar de jefes de misiones de EEUU en América Central –enfocada en la “amenaza” de “actividades políticas populistas en la región”– tuvo lugar en la embajada de EEUU en El Salvador en marzo de 2006. [06SANSALVADOR963_a]

Los diplomáticos estadounidenses se esforzaron mucho por tratar de evitar que los gobiernos del Caribe y Centroamérica se unieran a PetroCaribe, un acuerdo energético regional venezolano que provee petróleo y sus derivados a los miembros del acuerdo, en condiciones extremadamente ventajosas. Cables filtrados muestran que, si bien los funcionarios estadounidenses reconocían en privado los claros beneficios económicos del acuerdo para los países miembros, estaban preocupados por el hecho de que PetroCaribe aumentara la influencia política

Rescate de la política en contra del poder del dinero

Emir Sader

Hacer política es construir alternativas que privilegien las políticas sociales y no los ajustes fiscales, los procesos de integración regional y no los Tratados

de Libre Comercio, que recuperen la capacidad de acción y de hacer política de los Estados y de los gobiernos.

Financierizacion significa que el dinero lo invade todo. Que el capital especulativo es el hegemónico. Los bancos ya no prestan para inversiones productivas o para que la gente compre lo que necesita o para se hagan investigaciones. No, los bancos viven de la compra y venta de papeles. Cuando se anuncian, con todos sus ceros, al final de cada día, cuanto ha movido cada bolsa de valores, no se ha producido ni un bien, ni se ha generado ni un empleo.

El capital financiero nació para apoyar a la agricultura, adelantar capital para recibir después de la cosecha. Hoy ese capital fue promovido a sector hegemónico de las economías, un fin en sí mismo.

Cuando se agotó el ciclo anterior del capita-lismo, el diagnóstico triunfante decía que la economía había dejado de crecer porque había demasiadas trabas, demasiadas regulaciones. Había que terminar con ellas y, según Ronald Reagan, la economía volvería a crecer y todos ganarían de nuevo.

Las regulaciones fueron canceladas – programa central del neoliberalismo – pero no se retomó el crecimiento. Porque, como decía Marx, el capital no está hecho para producir, sino para acumular. Sin trabas, el capital se transfirió, en cantidades gigantescas, al sector financiero, que es donde gana más, paga menos impuestos y tiene liquidez total. No es que existan capitalistas productivos y especulativos. Todo gran grupo económico tiene

un banco o un centro de inversiones, de donde gana más que en sus actividades originales.

Liberado de trabas, el capital se concentró en su forma financiera, como capital especulativo, el que solo vende y compra papeles, el que vive del endeudamiento – de países, de empresas, de personas. El que se alimenta de las deudas y alimenta las deudas.

Cuando empezó la crisis actual en el centro del capitalismo, Obama dijo que había que salvar a los bancos, sino sus techos caerían en las cabezas de todos. Se han salvado los bancos, que están muy bien, a dios gracias, los que quebraron enseguida fueron los países.

En un mundo así dominado por el dinero, no cabe la política, como espacio de decisión de las personas sobre el destino de la sociedad. Pueden pronunciarse pero, si se pronuncian por otra lógica que no sean la de los bancos, viven su frustración, porque las redes de poder no dejan espacio para otra lógica que no sea la de la especulación financiera.

Hacer política es así estar a contramano de la lógica capitalista contemporánea, la lógica neoliberal, que busca imponer los intereses del capital financiero. El que entre en esa lógica, es devorado por ella. Hacer política es construir alternativas que privilegien las políticas sociales y no los ajustes fiscales, los procesos de integración regional y no los Tratados de Libre Comercio, que recuperen la capacidad de acción y de hacer política de los Estados y de los gobiernos.

Actuar en esa dirección es estar condenado por los organismos financieros internacionales, por la grandes medios de comunicación, por los partidos tradicionales. Es la única forma de rescatar el dere-cho de la gente de escoger su destino, en contra del destino definido por el dinero y los bancos.

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El TPP constituye el mayor acuerdo comercial regional de la historia, que englobaría a un 40% de la economía mundial bajo un nuevo

marco normativo para el comercio y se está negociando a puerta cerrada. No es una simple “asociación”, sino un pacto en el que Estados Unidos impone las condiciones y el resto de las naciones involucradas (México, Australia, Brunei, Chile, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Canadá) deben limitarse a obedecerlas.

El 5 de octubre, tras siete años de negociaciones, los representantes de los 12 países, EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam que forman parte del Tratado Transpacífico han anunciado oficialmente un acuerdo respecto a los contenidos del TPP. Esto no significa que el proceso haya concluído, sino que los equipos técnicos han convenido los términos del pacto comercial, el que ahora deberá ser aceptado o rechazado por los congresos nacionales de dichos países, sin posibilidades de modificación.

Pese al anuncio, las condiciones del acuerdo se mantienen en secreto y han sido evaluadas únicamente por los equipos negociadores. Estas son fruto de un proceso que ha carecido de cualquier forma de participación ciudadana y control político, y siguen siendo desconocidas para los Congresos Nacionales, la prensa y el público. Es por ello que se ignoran los alcances concretos que este acuerdo tiene para los habitantes de los países firmantes, aunque se ha identificado que el tratado supone una gran amenaza para la salud y el bienestar de miles de millones de personas en todo el mundo. Algunos analistas sugieren que el TPP no es un acuerdo sobre comercio, sino sobre las maniobras geopolíticas y la dominación corporativa sobre los asuntos de las naciones participantes.

Además, a pesar de denominarse tratado de libre comercio, no sólo abarca temas comerciales, sino también aspectos sobre la libertad de Internet, los derechos de autor, la protección de patentes o la salud. De esta forma, el acuerdo podría exigir a los países miembros adoptar normas laborales y ambientales más estrictas, afectaría la seguridad alimentaria, limitaría

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la libertad de acceso a Internet, obligaría a los proveedores a suprimir contenidos a instancias de los propietarios de los derechos de autor, proporcionaría protecciones legales más fuertes a las compañías farmacéuticas extendiendo las patentes de medicamentos y otorgaría a los inversores extranjeros una nueva forma de desafiar las leyes y las regulaciones nacionales, entre otros.

Numerosos expertos no dejan de advertir de las graves consecuencias económicas, políticas y sociales que podría acarrear la aprobación de este acuerdo al afectar a la libertad de expresión de los ciudadanos y al derecho de naciones soberanas a desarrollar políticas y leyes que respondan a sus prioridades nacionales.

Esto señala que el TPP fue diseñado para favorecer a las grandes corporaciones y conglomerados transnacionales y además permitiría a las mismas demandar a los gobiernos y solicitar millonarias indemnizaciones a cuenta de los contribuyentes.

A diferencia de lo prometido por la Administración Obama, el acuerdo desafía las regulaciones, acciones y decisiones de los tribunales de gobiernos soberanos ante tribunales organizados bajo el Banco Mundial o la Organización de las Naciones Unidas denominado si refuerza y amplía el sistema legal de solución de controversias inversor–Estado (ISDS) y eleva a las empresas de capital extranjero a la misma categoría que los gobiernos soberanos. Es decir, los

únicos ganadores serán las corporaciones multinacionales.

Otro punto es que las empresas multinacionales cuyos intereses estén protegidos por el tratado puedan demandar a los países miembros por cualquier conducta o legislación que afecte las ganancias esperadas por alguno de sus inversionistas creando tribunales secretos en el que las empresas podrán demandar a los gobiernos ante paneles de arbitraje secretos integrados por abogados corporativos.

Es posible que el texto del acuerdo, que se ha estado negociando desde hace años, tarde un mes en estar disponible. Entre los últimos puntos de desacuerdo se encontraban el aumento de protecciones comerciales para medicamentos biológicos retrasando el ingreso de genéricos más baratos, las protecciones comerciales para los medicamentos avanzados de los fabricantes, la voluntad de tener unos mercados más abiertos para los productos lácteos y el azúcar, así como una lenta eliminación de los impuestos de los automóviles japoneses vendidos en EE.UU.

Otro dato a tener en cuenta, es la gran disconformidad que ha ocasionado este acuerdo en los sectores populares y de izquierda de los distintos países, especialmente en los países hermanos como Chile, Perú y México quienes han comenzado a difundir este hecho histórico y a manifestarse contra el avance del imperio en nuestra región.

el mayor pacto de libre comercio de la historia

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Desde que el genocida Álvaro Uribe calificara al principio de acuerdo entre el gobierno colombiano y las FARC como un golpe deEstado contra la democracia, quienes apoyaron, financiaron y se beneficiaron de más de 50 años de conflicto

interno tratan de bombardear el horizonte de paz.Pero mucho cambió desde que fuera dos veces presidente, empezando

por el contexto internacional y las necesidades de Estados Unidos, dispuesto ahora a transitar caminos de paz, dado el excesivo costo de un Plan Colombia que no dio los resultados esperados.

El jueves, Juan Manuel Santos se reunió con el secretario de Estado John Kerry, quien anunció que EE.UU. reenfocará el Plan Colombia con miras al posconflicto. Y la Unión Europa nombró al irlandés Eamon Gilmore como enviado para el proceso de paz.

El apretón de manos de Santos –ex ministro de Defensa de Uribe– con Timochenko, jefe de las FARC, y la casi certeza de firmar un acuerdo definitivo en pocos meses, le quitan toda la fuerza al discurso del terror, del miedo, para dar nuevo valor a las palabras paz y esperanza.

El anuncio del cambio de doctrina militar para transformar la vocación del ejército es una señal inequívoca. Los militares, parece, se están subiendo al vagón de la paz. Con temor a juzgamientos internacionales (por crímenes de lesa humanidad) y viendo que la paz les da posibilidades aún mejores que el mismo fuero militar, ya comienzan a apostar a la paz.

Los grandes medios de comunicación, que durante los ocho años del gobierno de Uribe invisibilizaron el conflicto, casi todos opositores a la paz, están siendo contagiados por la nueva realidad, menos la cadena RCN, de Ardila Lülle. Y salvo los grandes terratenientes y ganaderos y grupos paramilitares.

Pero los escribidores y opinadores de la derecha seguirán con su campaña de odio. Y hoy recuerdan, por ejemplo, las salvedades puestas por la dirigencia guerrillera a los acuerdos firmados y señalan que la dejación de armas significa que no van a entregarlas, aun cuando sí se ratificó que serán entregadas a un tercero que garantice su destrucción.

Y se desesperan por algunas de las salvedades: delimitación de la propiedad, prohibición de compra de tierras por parte de empresas transnacionales, revisión de los tratados de libre comercio, nueva ley de reordenamiento territorial, reconversión de las Fuerzas Armadas, reestructuración democrática del Estado, una cámara de diputados territorial en vez de la actual de Representantes.

Según el “intelectual” de derecha Plinio Apuleyo Mendoza, es “una capitulación del Estado, pues significaría un radical cambio del actual modelo económico y político del país”. Lo que Piedad Córdoba llama refundación del país y la segunda y definitiva independencia.Los “analistas” de la derecha mencionan 50 zonas de concentración que se propondrían exigir las FARC, cuando el gobierno habla de cinco o seis. Y se preocupan por un proyecto de reforma constitucional de solo dos artículos que permite que una comisión del Congreso, controlada por el Ejecutivo, sin debate ni veto, lo apruebe, temen.

La paz tendrá un cierre jurídico plenamente válido en el contexto internacional y el problema será para quienes queden fuera de él, como Uribe y sus cómplices. A medida que avance el tsunami de la paz, se irán terminando las opciones, y les quedará solo rezar por la compasión de la Corte Penal Internacional.

COLOMBIA

Tsunami de la paz

Cada hora y 52 minutos desaparece un mexicano desde que asumió la presidencia Enrique Peña Nieto. Desaparecen (más allá de los que son muertos, asesinados) trece por día (casi el doble que durante el sexenio de su antecesor Felipe Calderón) y

el 40% son jóvenes de entre 15 y 29 años. Los responsables de este genocidio permanente son los narcotraficantes, el crimen organizado, los tratantes de personas y traficantes de “espaldas mojadas”, las fuerzas armadas, los grupos paramilitares y de autodefensa: una especie de terrorismo de Estado descentralizado.

Desde hace un año, el mundo habla de los 43 estudiantes normalistas secuestrados y desaparecidos en Ayotzinapa, convertidos en un símbolo de resistencia y lucha.

Pero lo cierto es que México corresponde a un escenario paradigmático de desviación del poder económico y político, responsable de la situación de violencia e impunidad.

La estrategia está basada en el control de los medios de comunicación por el capital financiero asociado al capital internacional; el monopolio de las telecomunicaciones; la subordinación del poder político al poder financiero; la reducción del papel social y protector de los derechos y las libertades.

Súmele las políticas económicas y sociales neoliberales y el sometimiento al TLC con Estados Unidos y Canadá; el despliegue ilimitado de un pensamiento hegemónico de violación de las libertades individuales y colectivas y de los valores de la igualdad de las personas; la criminalización de los movimientos sociales, la infiltración de las redes mafiosas; la instrumentalización del terrorismo: la intimidación que llegó hasta asesinatos de comunicadores y de quienes lanzan los alertas.

Los movimientos sociales demandaron que les sean garantizados la libertad de expresión y el derecho de la información, derechos fundamentales que implican la participación ciudadana y el acceso colectivo a la información.

Pero la configuración de un duopolio mediático protagonizado por Televisa y TV Azteca, socio del poder político, determina la existencia de un ecosistema mediático donde ambas empresas poseen el 90% de las concesiones del espectro radioeléctrico de México y protagonizan una pauta de imposición comunicacional que domina el conjunto de las industrias mediáticas locales.

El carácter monopolístico de la producción y circulación de contenidos en México afecta dramáticamente a su calidad y la de la información periodística, que lejos de dar cuenta de la realidad del país, se dedica a la generación mediática de una inexistente o de una falsedad que pasa por auténtica, como la versión oficial sobre los 43 de Ayotzinapa.

Esta pauta comunicacional deja a la sociedad indefensa frente a un único discurso de la verdad que, lejos de presentar un carácter democrático, determina la existencia de un ecosistema mediático de índole netamente totalitaria y que el pueblo trata de romper desde las calles: “Vivos los llevaron, vivos los queremos”.

Elena Poniatowska, la excelente periodista y escritora mexicana, se preguntaba ¿qué cosecha un país cuando siembra cuerpos?

México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos…

MEXICO¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos?

Las columnas de Aram

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El capitalismo en el mundo, ese que llamamos “acumulación por desposesión, por despojo o por robo” –categoría creada por el geógrafo teórico marxista David Harvey–, es una actualización del colonialismo. Hoy el capitalismo funciona de esa misma manera,

apropiándose del agua y de la tierra, y expulsando comunidades enteras mediante megaproyectos, grandes obras de infraestructura hidroeléctrica, minería a cielo abierto, monocultivos de soja y una feroz especulación inmobiliaria urbana.

Los capitalistas ya no tratan de integrar a la población a sus proyectos, sino que la ven como un obstáculo para su concreción: para construir un megaproyecto, expulsan o aniquilan.

Tradicionalmente, la historia de América latina se centró en el sindicato, el partido y el Estado, instituciones que hoy difícilmente pueden encarar un proceso de cambio profundo.

El poder conserva un formato colonial donde las formas comunitarias de los pueblos indígenas y las comunidades urbanas empobrecidas se mantienen como verdaderas resistencias a la descomposición de la vida provocada por el modo de producción capitalista.

El régimen político para imponer el despojo no puede ser el mismo que en el período en el que se apostó a la integración de los trabajadores como ciudadanos. Se está, hoy, ante el final de un período.

Hay quienes hablan de una nueva transformación sistémica que incluye al menos tres cambios trascendentes, y que debe tener su correlación en el ajuste de las tácticas y estrategias de los movimientos populares, antisistémicos: el fin del estado de bienestar, el fin de la soberanía nacional (el margen de acción del Estado-Nación es mínimo) y el fin de las democracias, fuertemente vinculado al fin de la soberanía nacional.

Repasando la historia reciente, se observa que las revoluciones reproducen la cultura política de las clases dominantes, por lo que se hace necesaria una transformación en esa cultura –que no se logra de un día para el otro–, en la que participen nuevos sujetos colectivos, y donde la mujer tenga un papel relevante.

Cuando el 1% de la población secuestró la voluntad popular y el 62% se somete a ese 1% (como en Grecia), es porque la democracia (que no significa votar cada cuatro años) no funciona. Y ese algo que no funciona se llama “democracia” (formal, declamativa). En América latina se avanzó en algunos modelos de democracia participativa, donde el ciudadano se convierte en sujeto (y no mero objeto) de política.

La democracia no es la antítesis de la dictadura, porque hoy se vive en la dictadura del capital financiero, de pequeños grupos que nadie eligió. Este tipo de democracia (hoy codificada en derechos) funciona desarmando los poderes de clase de trabajadores, mujeres pobres, indígenas, negros y mestizos, sectores populares y campesinos sin tierra, los habitantes de las periferias, todos los de abajo.

Este tipo de democracia está sometida a las técnicas de mercadeo: la voluntad popular nunca alcanza a expresarse en las instituciones estatales, en los términos y códigos que las clases populares emplean en sus espacios, sino mediada y tamizada hasta ser totalmente neutralizada.

Descolonizar el pensamiento crítico

Está sucediendo algo parecido a lo ocurrido al fin de las dictaduras, a mediados de la década de 1980, cuando los mismos “expertos” intentaban asesinar la utopía e inclinarnos por el camino socialdemócrata de “lo posible”. Sostenían que

las condiciones no estaban dadas, que había que rearmar el aparato social y político y acordar con el enemigo para facilitar las farsas de reconciliación nacional, Punto Final, la teoría de los dos demonios y otras maldades similares.

Y hoy reaparece la teoría de los flujos y los reflujos. Aprovechan la muerte del presidente Hugo Chávez, quien borró de varios plumazos la desmoralizante e inhibidora teoría de “lo posible”, para extender el límite hasta donde nuestra imaginación, creatividad, convicciones y fuerzas aguantaran.

Aprovechan para hacerlo, cierto parate en los avances logrados por los procesos de cambio en el continente y una agresiva ofensiva de restauración conservadora, por medios electorales o mediante lo que ahora dan en llamar “golpes blandos”, basados en el terrorismo desatado desde la hegemonía que ejercen los medios de comunicación social comerciales.

Esa derecha, que algunos pensaron derrotada y otros dormida, comenzó a construir un discurso que intenta deslegitimar la década ganada para las mayorías sociales y populares, con la construcción de nuevas democracias –cada país con su modelo propio–, muchísimo más equitativas, justas, donde el ciudadano pasó a ser sujeto de políticas y no mero objeto de las mismas.

Lamentablemente, en los últimos tiempos, también desde varios sectores de la llamada izquierda se viene construyendo la tesis del fin del ciclo que tiende a complementar el discurso de la derecha contra los gobiernos de izquierda, progresistas y nacional-populares. Unos hablan de una deriva lulista de la izquierda latinoamericana; otros, de una crisis del pluralismo político y un populismo de alta intensidad en Bolivia y Ecuador, e incluso hay quienes anuncian no sólo el final del ciclo progresista, sino que sostienen que el progresismo no fue un avance.

Varios de nuestros países, cada uno con sus matices, enfrentan una serie de problemas económicos y políticos, con una importante movilización de las derechas nacionales con financiamiento y soporte exterior.

En noviembre se cumplen 10 años del comienzo del fin de la larga noche neoliberal, con el “No al ALCA” de la mano de Chávez, Lula y Néstor Kirchner. Dos de los tres ya murieron, el tercero libra la batalla en su Brasil contra el golpismo conservador y contra la desintegración latinoamericana que pretenden la Alianza del Pacífico o el TISA.

No es hora de pesimismos desmovilizadores. Es hora de generar propuestas para las izquierdas latinoamericanas y caribeñas. Es hora de que los jóvenes movimientos sociales vuelvan a la calle a defender lo conquistado. A 200 años de la Carta de Jamaica, que marcaba el inicio de la lucha por la Patria Grande, cabe recordar que son las utopías las que marcan el camino y permiten avanzar.

Diagnosticadores de la capitulación

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Gustavo Veiga-Página 12|

Hace cinco años se denunciaban coimas para elegir los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022. Sus viejos socios hablan de ética con el suizo

hundido en el descrédito.Las multinacionales de Estados Unidos

que patrocinan a la FIFA descubrieron súbitamente su corrupción. Coca-Cola, McDonald’s, Visa y Budweiser pidieron la renuncia “inmediata” de Joseph Blatter, pero el viejo socio se les encabritó. “Por el bien del juego”, le exigió que abandone el cargo de presidente la gigantesca embotelladora. Las demás compañías la imitaron. El desprestigiado pastor del fútbol ya no puede guiar su rebaño y se transformó en un lastre para estas marcas globales. La imagen de la federación internacional continúa en franco declive. Pero las ventas no pueden seguir por el mismo camino. Por eso le dieron un empujón. Hablaron de “reforma urgente y completa”, “confianza pública” y otras invocaciones a la ética empresarial. Una demanda de buena conducta que en relación a sus negocios no han sabido guardar. Esta es la historia del doble estándar con que se manejan los sponsors de la FIFA.

El suizo no se intimidó cuando lo suspendió por tres meses la Comisión de Ética. Quizá, porque en mayo de 2013 el mismo ente sancionador lo había exonerado de culpas en el escándalo ISL. En aquel momento, su conducta fue definida apenas como “desacertada”. Sí habían rodado las cabezas de Joao Havelange, Nicolás Leoz y Ricardo Teixeira. Ahora, a la suya, se agregaron las de Michel Platini, el ex secretario general Jerome Valcke y al coreano Chung Mong-joon. Son demasiados dirigentes imputados, sin contar los siete que están presos desde que estalló el escándalo el 27 de mayo. Las grandes empresas que aportan sumas millonarias a la FIFA dijeron basta. Blatter les devolvió la pelota: “Son solo las estadounidenses”. Y recordó que la alemana Adidas, la surcoreana Hyundai y la rusa Gazprom no le pidieron la renuncia.fifa escandalo

La transnacional de gaseosas firmó un comunicado tajante: “Por el bien del juego, Coca-Cola Company llama al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, a renunciar de inmediato”. El director de Comunicaciones de McDonald’s, Jeff Mochal, exigió su salida en términos similares “para que el proceso de reforma se lleve a cabo con la credibilidad que se necesita”. El suizo le respondió a la compañía de bebidas por medio de su abogado estadounidense, Richard Cullen que “no renunciará”.

En Coca-Cola rige un Código de Ética para el personal que presentó su presidente y director ejecutivo, Muhtar Kent, en abril de 2009: “En años recientes, hemos visto una gran cantidad de ejemplos de poderosas empresas que contaban con reputaciones sólidas y que luego quedaron manchadas para siempre a causa de acciones no éticas de unas pocas personas o hasta de una sola persona. Como el ex miembro del Consejo de Administración de la empresa Warren Buffett una vez nos recordó: ‘Lleva años forjar una reputación y apenas segundos destruirla’”.

En mayo de 2006, la ONG de EE.UU. War on Want, publicó un informe crítico sobre

Coca-Cola. Recordó que en 2002, “durante el Mundial de Fútbol que patrocinaba, la campaña internacional Ropa Limpia, que lucha por los derechos de los trabajadores textiles, sacó a la luz el trabajo de menores en Pakistán cosiendo balones de fútbol de Coca-Cola”. Dos años antes, cuando se realizaron los Juegos Olímpicos de Sydney, Australia, Greenpeace acusó a la empresa por “refrigerar sus bebidas con gases HFC (hidrofluorocarburos), uno de los gases de efecto invernadero de mayor potencia jamás inventados”.

La multinacional también mantiene una extensa relación comercial con el Comité Olímpico Internacional (COI) desde 1928. Todo comenzó en los Juegos de Amsterdam, y continuará, como mínimo, hasta Tokio 2020, incluyendo los próximos JJ.OO. de Río 2016. Tal es la influencia de la embotelladora sobre el COI que, en 1996, presionó para desbancar a Atenas como sede cuando se cumplía el centenario de los Juegos. Se salió con la suya: la organización pasó a manos de Atlanta, Georgia, donde se levanta su casa matriz. La actriz Melina Mercuri, que en aquel momento era la ministra de cultura griega, sentenció: “Coca-Cola ha vencido al Partenón”.

fifa blatter pataduraLa empresa tiene un largo prontuario de denuncias en contra: la acusaron de contaminar comunidades y de secar los pozos de los agricultores en India, por la constante búsqueda de fuentes de agua para abastecer sus plantas. Sus empleados fueron víctimas de la represión en países como Colombia, Turquía, Guatemala y Rusia. O despedidos de manera conflictiva en Estados Unidos. Este último es el caso de

Matthew Whitley, su ex director financiero, que en 2003 culpó a la compañía de inflar ventas y de que sus 80 mil máquinas de expendio de bebidas frías contaminaban con residuos metálicos. Coca-Cola negó los cargos.

En agosto de 2009, la empresa zafó de una condena firme en la Corte de Apelaciones de distrito 11º estadounidense. La acusaban por violar los derechos humanos en Colombia. La había querellado el Sindicato Nacional del Sector Agroalimentario local. Varios de sus trabajadores fueron asesinados por paramilitares, otros despedidos por agremiarse. Algunos llevaban más de 15 años en Coca-Cola. El despido masivo se consideró “masacre laboral”.

Uno de los hechos más recientes ocurrió en México.

En marzo de este año, el fundador y director de la organización El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, declaró que Coca-Cola promovió un amparo contra la restricción de venta, distribución y expendio de comida chatarra en las escuelas (preescolar, primaria, secundaria y media superior) que demuestra cómo la empresa “se maneja con falta de toda ética” y que no es “la primera vez que intenta bloquear una iniciativa de este tipo”.

Las denuncias contra McDonald’s recorrieron el planeta fútbol durante 2014. La casa de comidas rápidas que acaba de pedirle a Blatter su renuncia, no fue bienvenida durante el Mundial de Brasil. Sindicatos de ese país le enviaron a la FIFA una carta abierta para que la excluyera de la lista de patrocinadores del torneo. La acusaban “por la escasa salubridad de muchos de

Los patrocinantes de la FIFA descubren ahora que Blatter era corrupto

Unasur: Rousseff “puede y debe terminar su mandato”

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los alimentos de su menú, como también por explotar, maltratar y discriminar a sus trabajadores y trabajadoras”.

En la carta que los gremios le enviaron al suizo un año antes de que estallara el escándalo en FIFA, le expresaban su “repudio por la elección de McDonald’s como patrocinador oficial de la Copa del Mundo Brasil 2014” y pedían “la exclusión de la referida empresa del rol de patrocinador, en virtud de sus prácticas contrarias al Código de Ética y a los diversos textos enunciados por esta Federación”. Blatter nunca se pronunció sobre el tema. Necesitaba a su sponsor durante el Mundial. Hasta abril

de 2001, la cadena vendía hamburguesas de pollo a los que alimentaba con soja transgénica, denunció Greenpeace.

En esa época también se descubrió que empleaba trabajo infantil para hacer los muñecos de su Cajita Feliz, según el Libro negro de las marcas, de Klaus Werner y Hans Weiss.

Si la casa central del fútbol con sede en Zurich es un antro de corrupción, sus socios comerciales no podían ignorarlo. Las coimas pagadas para elegir las sedes mundialistas de Rusia 2018 y Qatar 2022 se conocían desde 2010, cuando se votó a los dos países en simultáneo. Un hecho sin antecedentes.

Pero el gran negocio global debía continuar hasta que a Blatter, Platini y compañía los tapó el agua. Entonces llegó el momento de evitar que la reputación de las marcas cayera en picada por su asociación comercial con la “mafia siciliana”.

La definición no es de un militante de izquierda ni antiglobalización. Es de Javier Tebas, el presidente de la Liga Profesional Española (LFP), un dirigente ultraderechista que también se queja de “la corrupción” en la FIFA. La palabrita de moda. La palabrita que nadie quiere escuchar y que se parece a la lepra. Los sponsors no se habían dado cuenta hasta ahora.

Unasur: Rousseff “puede y debe terminar su mandato”La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, bajo amenaza de ser sometida a un juicio con miras a su destitución, “puede y debe terminar su mandato”, afirmó el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper.“En la Unasur seguimos con interés y preocupación” el desarrollo de la crisis política y económica desatada en el país, dijo Samper en el marco de una visita oficial a Brasilia, donde fue recibido por Rousseff, a quien dijo haber notado “tranquila” y “firme”.El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) manifestó su inquietud por el impacto regional que pudiera tener una destitución de Rousseff que, en su opinión, generaría una mayor turbulencia tanto en el país como en las naciones vecinas.“Hay un impacto en toda Suramérica”, pues “Brasil es un actor muy importante en toda la región” y su actual inestabilidad económica y política “tiene gran repercusión” en todos los países suramericanos, dijo Samper, quien gobernó Colombia entre 1994 y 1998.También expresó su preocupación por las consecuencias económicas internas de esta crisis, sobre la cual dijo que se debe “impedir” que afecte la situación de los 40 millones de brasileños que han salido de la pobreza en los últimos años, en buena medida gracias a las políticas sociales oficiales.Según Samper, la salida de una situación como la que

La oposición brasileña presiona por la apertura de un juicio con miras a la destitución de Rousseff por diversos motivos, como las corruptelas en la estatal Petrobras, pero en las últimas semanas ha afincado sus acusaciones en unas maniobras contables que el Gobierno hizo para maquillar sus cuentas en 2014.Según el Gobierno, esas maniobras corresponden al primer mandato de Rousseff y no pueden servir como base para juzgar a la gestión que comenzó el pasado 1 de enero, aunque esa tesis está en discusión y deberá ser objeto de un pronunciamiento de la Corte Suprema.Samper no comentó el mérito de esas cuestiones, pero quebró una lanza por Rousseff e insistió en que la mandataria “puede y debe terminar su mandato”, pues “cualquier decisión en sentido contrario tendría una repercusión enorme” en los países de la Unasur.En su opinión, las dificultades por las que atraviesan Brasil y la propia Rousseff son, aunque en diferente magnitud, similares a las que viven varios países de Suramérica, una región a la que comparó con un paciente “en estado de observación”.El origen de los problemas, según Samper, es sobre todo económico y tiene relación, entre otras cosas, con un escenario internacional incierto. “Es la mala economía que acaba contaminando la política”, indicó.

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Una economía política de la ciencia y la tecnología

Theotonio Dos Santos

Dada la cantidad de investigaciones realizadas sobre la globalización y las cuestiones relativas al desarrollo global y al nuevo sistema-mundo,

un nuevo esfuerzo de investigación en el Sur, vinculado a la formación de cuadros políticos, gestores y diseñadores de políticas públicas, académicos e investigadores, no sólo es necesario sino urgente.

Se trata de crear una profunda conexión entre enseñanza e investigación, para generar un espacio de reflexión colectiva y de producción de conocimiento.

Los países en desarrollo de África, Asia y América Latina tienen que fortalecer la capacidad de sus propios sistemas de investigación e instituciones académicas a fin de: establecer bases conceptuales que permitan una comprensión más profunda del actual proceso de globalización; analizar su situación, diagnosticar sus problemas; determinar sus objetivos nacionales, regionales y locales; diseñar políticas de desarrollo sustentable para superar los graves límites estructurales del proceso de globalización; controlar la conformación de megalópolis desarticuladas e irracionales en sus territorios y, por último, ponerlas en un grado de civilización compatible con las potencialidades de la revolución científica y tecnológica en curso y poder establecer patrones de riqueza y poder democratizadoras.

En tal sentido, se requiere desarrollar una metodología de análisis no solamente de las estructuras básicas del sistema mundial, sino también un método de análisis de las coyunturas generadas por las principales tendencias de la globalización en el mundo contemporáneo. Esta articulación servirá como una herramienta para la investigación, cuyos resultados se integrarán en los contenidos educativos de los programas de posgrado.

Los estudiantes de posgrado tendrán la oportunidad de desarrollar sus propios trabajos de finalización de curso a partir de su participación en las líneas de investigación que logren comprender las fuerzas que llevan actualmente a la expansión económica dependiente de los mercados globales, integrados de forma desigual y combinada, articulando clases y grupos sociales significativos incorporados en general a las grandes ciudades, aglomeraciones demográficas que rompen cada vez más las fronteras geográficas racionales.

En estas nuevas unidades poblacionales, las relaciones entre distritos de diferentes ciudades establecen una preferencia por la vivienda en ciudades distintas de los lugares de trabajo, a pesar de que carecen de medios de transporte adecuados para trasladarse a los lugares de trabajo. Las fuertes emigraciones del campo a las ciudades incorporan nuevas comunidades, inclusive nuevos pueblos que franquean las fronteras nacionales, diferentes grupos lingüísticos, étnicos, sociales, económicos.

Las últimas décadas, dominadas por una ofensiva ideológica “neoliberal”, solo hicieron emerger más violentamente esta nueva realidad que recibió el nombre de megalópolis, es decir, unidades anárquicas

de grandes centros urbanos.En las zonas subdesarrolladas del mundo,

estos fenómenos asumen formas cada vez más desarticuladas y se generan nuevos fenómenos sociales sin precedentes y fuertes anomias sociales que las ciencias sociales, muy influenciadas por el funcionalismo estructural, no pueden explicar. Fenómenos micro-económicos super-estudiados sufren cambios fundamentales en estas nuevas realidades, como resultado de fuerzas socioeconómicas globales que afectan a toda la humanidad, aunque producen realidades concretas muy diferenciadas.

Estos efectos locales dependen de la posición relativa que asumen los diversos grupos sociales en esta nueva realidad global en plena expansión. La enorme socialización del proceso productivo a escala mundial conduce a la división del trabajo a escala mundial, en la que las tareas de planificación, investigación y desarrollo, el diseño, el mercado y la incorporación de innovaciones significativas se quedan en los centros del sistema mundial, mientras se transfiere a las zonas periféricas las actividades productivas con uso más intensivo de mano de obra.

Hoy en día, este fenómeno ha adquirido características gigantescas de impacto cada vez más decisivo en el mundo contemporáneo. Los centros de decisión política y administrativa continúan apoyándose en la distribución del poder del período pos Segunda Guerra Mundial, mientras la realidad da saltos espectaculares, en tanto las zonas semi-periféricas y periféricas comienzan a aprovecharse de las inconsistencias producidas por la contradicción entre la creencia de los

centros de poder mundial, ubicados en Estados Unidos y en Europa Central y del Norte, respecto a la capacidad y la calidad de sus instituciones para mantener la actual estructura del poder mundial y la creciente complejidad de este sistema mundial en plena mutación.

La tercera revolución industrialEl proceso de globalización de la economía

y la política mundiales, basado en la revolución tecno-científica que se inició en la década de los ´40, sometió gradualmente el proceso de producción al desarrollo científico, introduciendo la investigación y el desarrollo en el centro mismo del proceso económico. Hoy, la robótica y la telemática producen una expansión de la información, que está cambiando radicalmente la relación entre la ciencia, la tecnología y el proceso productivo, transformando de manera significativa las escalas de la producción por efectos de la automatización. A pesar de que la producción está subordinada al progreso científico –particularmente la inteligencia artificial y la comunicación–, ello permite al mismo tiempo un diferencial de productividad importante en favor de las zonas otrora periféricas.

Estas innovaciones tecnológicas producen cambios estructurales al ampliar el papel de los servicios, así como las actividades relacionadas con la investigación, la planificación y el diseño de productos, creando también nuevos sectores –industrias y actividades económicas– y cambiando las relaciones entre ellos. El resultado es una tercera revolución industrial que integra el planeta en una nueva división

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internacional del trabajo que se articula con el proceso instantáneo de comunicación e interdependencia y reduce la distancia entre las distintas regiones del globo. En este contexto, se rompe el equilibrio ecológico global, amenazando la supervivencia de la humanidad debido a la degradación del medio ambiente y el riesgo de un holocausto nuclear.[1]

En este contexto de rápidos cambios, regiones que no participan en el desarrollo de nuevas formas de producción industrial y postindustrial se quedan cada vez más alejadas de los centros de poder mundial. Este proceso de globalización, por lo tanto, aumenta la brecha tecnológica entre los países desarrollados y “en desarrollo”. Pero por otro lado, genera oportunidades de concentración de la riqueza producida en manos de fuertes Estados nacionales, con impresionantes masas humanas y procesos educativos capaces de aumentar rápidamente la capacidad intelectual, política y económica de estas zonas antes subordinadas a los designios de los centros de poder mundial.

Las regiones menos avanzadas tecnológicamente han sido penalizadas por un perverso doble movimiento. Como hemos visto, la introducción desordenada de nuevas tecnologías y sistemas productivos eliminaron sectores de subsistencia no-monetizados, que sustentaban importantes poblaciones campesinas, como la producción comunitaria, la artesanía, el trueque, etc. Estos cambios provocan un éxodo masivo de la población rural a las zonas urbanas, y crean una grave y compleja interacción entre la alta tecnología, concentración de la riqueza y condiciones de vida miserables. Esta nueva realidad se convierte en una fuente de tensiones sociales y ambientales cuyos límites aún no pueden ser establecidos.

Por otro lado, existe una marcada ausencia de desarrollo global que proporcione una industrialización equilibrada, un sistema educativo de amplio alcance y un sector de servicios bien coordinado para favorecer el avance en nuevas tecnologías y del nuevo sistema de producción.

Los resultados han sido, como hemos visto, la explosión de la urbanización sin que se acompañe de una estructura socioeconómica razonable, el deterioro del medio ambiente y el aumento de la pobreza, la miseria, la marginación y la exclusión social, fenómenos que caracterizan las llamadas megalópolis.

Todas estas tendencias son reconocidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otras organizaciones internacionales dedicadas al estudio del desarrollo. Cada día trae nueva literatura sobre estos fenómenos.

La economía mundial desregulada y orientada al mercado está conduciendo a una impresionante concentración de la riqueza y, al mismo tiempo, al aumento de la pobreza y la miseria, que arrastran a graves problemas de desintegración y exclusión social en el marco del impacto del desempleo y el subempleo. Esta situación plantea una pregunta importante para la humanidad: ¿justicia social y desarrollo económico son incompatibles? ¿La humanidad será capaz de dominar las relaciones económicas capitalistas aparentemente incontrolables?

DesafíosEl surgimiento de los BRICS como

una nueva articulación de los centros de poder continentales que cubren todos los continentes con diversificados mecanismos de integración, cooperación y solidaridad genera una masa de poder mundial en plena expansión, al apoyarse en capitalismos de Estado que se muestran capaces de imponerse a los centros privados de poder articulados en monopolios y oligopolios cada vez más ineficientes, ambiciosos y especulativos y que –por lo tanto– se acomodan cada vez más a la sombra de los Estados nacionales, obligados a enfrentarse a las necesidades y expectativas de los diversos pueblos.

El debilitamiento de los centros hegemónicos globales y su incapacidad para revisar sus teorías y sus valores están exigiendo cada vez más que generemos nuestros propios esfuerzos teóricos y empíricos con metas propias de desarrollo de acuerdo a nuestras capacidades y posibilidades. Es en este plano que debemos formular una economía política capaz de redefinir el papel de la ciencia y la tecnología de acuerdo con nuestras propias realidades. Nuestros propios problemas que requieren soluciones adecuadas. Nuestras propias tradiciones de organización comunitaria, nuestros instrumentos materiales e intelectuales para construir un proyecto cultural e intelectual al servicio de nuestros pueblos, comenzando con una capacidad de organización acumulada a través de siglos de gestión de millones de seres humanos.

La ciencia económica desarrollada por los centros de poder mundial y sus imitadores dependientes y subordinados tienen poco que enseñarnos, pues viven de la creación de modelos formalizados –cada vez más lejos de la realidad– en los cuales las diferencias locales y sus raíces culturales no tienen ningún papel.

Por lo mismo, los científicos sociales del Sur deben unirse a sus propias fuerzas sociales y movimientos políticos con el fin de producir una respuesta eficaz a los cambios globales. Deben congregar esfuerzos locales, regionales y globales en la lucha por nuevos estilos de desarrollo sostenible y justicia socioeconómica, que incorporen a las etnias históricamente subyugadas y excluidas del ejercicio pleno de su ciudadanía.

Los trabajadores, las mujeres, los jóvenes que emergen en el cuadro político mundial como sujetos políticos activos, con sus propios puntos de visa, tienen su integración en el sistema de poder mundial como objetivo impostergable. Cabe a las ciencias sociales ayudar a formar a una nueva generación de investigadores, pero también de gestores a la altura de estas tareas. No se trata solamente de elevarse al nivel de los grandes centros de poder mundial; más bien se trata de formar nuestros propios centros de investigación y de pensamiento capaces de formular sus propios planes de conocimiento orientados a las necesidades de sus pueblos. Se produce así un nuevo proyecto geopolítico que enfrenta a las pretensiones de dominio exclusivo e imperial del gran capital instalado en sus poderosos aunque decadentes Estados nacionales.

Nota: [1] El carácter global de la amenaza nuclear

y ecológica exige un cambio radical en los instrumentos de gestión internacional, la apertura de una amplia discusión internacional y la creación de instituciones con la responsabilidad de abrir el camino hacia un nuevo orden internacional y nuevos mecanismos de gobernanza.

*Investigador senior visitante nacional de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ); Presidente de la Cátedra UNESCO sobre Economía Global y Desarrollo Sustentable (REGGEN); Premio Mundial de Economista Marxiano 2013 de la Asociación Mundial de Economía Política (WAPE).

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Pareciera que el fervor latinoamericanista de la década pasada se ha ido diluyendo, junto al fin del ciclo virtuoso de altos precios de exportación, que permitieron dinamizar nuevas dinámicas económicas y sociales basadas en el crecimiento

del consumo, o el ingreso de capitales de corto plazo del exterior. Con la expectativa de la continuidad del boom de los commodities en el largo plazo, se dimensionó el impulso y exportación de productos primarios limitando la diversificación de las matrices industriales y productivas. La notoria caída de los precios del petróleo, los minerales y, en menor medida, los alimentos en el último período la ha puesto nuevamente en forma abrupta en el centro de atención.

La amenaza al Mercosur y las acciones contra otros proyectos de integración regional se concretan ahora no desde la acción délica sino a partir de los tratados de libre comercio (TLC) y los acuerdos bilaterales que, gestionados a espaldas de las decisione en bloque, buscan fragmentar y debiltarlos.

Algunos miembros del Mercosur parecen permeables a esta jugada, penando más en los beneficios individuales y circunstanciales que en los riegos que traerían al colectivo; otros apuestan a la solidez política copmo sustento del desarrollo común. Otro bloque, la Alianza del Pacífico insiste en acatar las decisiones del Norte, y acaba de sumnarse a la Alianza Trans Pacífico, mientras un posible vínculo mercosureño con la Unión Europea, entusiasma a pocos y preocupa por demás.

Ceñirse a la crítica de lo realizado resulta estéril si no sirve para buscar alternativas superadoras, más aún cuando éstas son urgentes. Las condiciones para la región vienen cambiando en el último período muy negativamente y, nuevamente, los virajes reaccionarios convocan a los pueblos a afrontar ajustes regresivos y a creer que el abismo del subdesarrollo puede superarse con la aproximación más directa y estrecha con los países y regiones más avanzadas del mundo a través de mercados abiertos (devaluaciones competitivas, TLCs, profundizar la apertura, y medidas a favor de priorizar los incentivos para la inversión o convencer a los mercados, entre otras).

Obviamente, Mercosur no debe avanzar en las negociaciones de un tratado de libre comercio con la Unión Europea, ya que los seis acuerdos de asociación que Europa ha firmado con América latina imponen condiciones injustas en la relación comercial y promueven obligaciones que limitan la capacidad de desarrollo autónomo de nuestros Estados: compras públicas, protección de los derechos de propiedad intelectual, protección a las inversiones, exigencia de apertura en sectores industriales que ponen en riesgo nuestros puestos de trabajo.mercosur cumbre social 2015

Las negociaciones con terceros deben sustentarse sobre las bases de equilibrio, y concordar con los objetivos estratégicos construidos regionalmente. Por eso llama la atención la falta de transparencia y el sigilo con que vienen siendo tratadas las negociaciones del Mercosur y la UE.

El capitalismo especulativo ha provocado la crisis ambiental, alimentaria y energética que actualmente deteriora la capacidad de revertir la desigualdad y la injusticia social, amenaza los significados y contenidos de los proyectos democráticos y emancipadores de la región y coloca en riesgo la propia supervivencia de la humanidad. La preservación de la madre tierra y la soberanía sobre los recursos

naturales y minerales deben ser pautadas por una nueva lógica de producción y consumo, que preserven y estimulen la solidaridad.

Es importante destacar que hay una tentativa de imponer una ofensiva conservadora contra los derechos de los trabajadores, de la juventud, de las mujeres, de los pueblos originarios, de la población LGTB, de los negros y negras, indígenas y población campesina. Esa ofensiva precisa ser combatida en todo el continente y en respuesta los movimientos sociales precisan actuar de forma unitaria, construyendo una agenda común de lucha a partir del fortalecimiento de la integración y el respaldo y profundización de las conquistas y de la democracia.

Los problemas y las limitaciones del actual proceso del Mercosur deben ser resueltos con más derechos, más participación y más integración, y no con la negación y retroceso que representan los acuerdos de libre comercio.

Son los movimientos sociales y organizaciones quienes reafirman la importancia y el significado que tiene el proceso de integración regional democrático e inclusivo, con una agenda política que las dimensiones política, económica, productiva, social, educacional, ambiental, cultural y ciudadana de la integración regional, que son las bases sobre las cuales se debe avanzar rumbo a un Mercosur más efectivo, justo y democrático, la armonización de legislaciones que afectan la plena consolidación del proceso de integración (trabajo, providencia, tributos, entre otras) y la implementación efectiva de los acuerdos de seguridad social y residencia para los nacionales de los Estados-parte.

Hoy es necesario avanzar desde la apertura comercial hacia la integración productiva –incluyendo áreas sensibles específicas como ser soberanía alimenticia y energética, fabricación de medicamentos genéricos–, la relación de países grandes y chicos (asimetrías), el rol de las empresas públicas, multinacionales, pequeñas y medianas empresas, los pequeños productores y la economía social; los movimientos de personas (migraciones); instancias de reconocimiento mutuo complementación y nivelación educativa y en ciencia y técnica; análisis de modelos de integración alternativos. Para que no sea una mera guía, se debe saber elegir prioridades. El desafío debe ser no sólo conformarse con los análisis descriptivos (diagnósticos) sino encontrar rumbos alternativos consistentes y efectivos (propuestas), no suplantables con meras consignas.

Hoy es necesario ampliar las bases de representación y participación popular (y de la ciudadanía en general) en el Mercosur, que requiere de canales institucionales y políticos concretos, como por ejemplo otorgando a las organizaciones populares un asiento en igualdad de condiciones en los organismos del Mercosur, de forma de reflejar el pluralismo y las diversidades de la región, contribuyendo a la democracia, la participación, la representatividad, la transparencia y la legitimidad social en el desarrollo del proceso de integración regional.

Es imprescindible la articulación entre los movimientos, organizaciones sociales y populares y gobiernos para garantizar continuidad en el Mercosur.

La integración debe ser asumida como propia por trabajadores, estudiantes, campesinos y no dejar el tema –como hasta ahora– en mano de burócratas, “expertos” y diplomáticos. Es la ciudadanía, son los movimientos sociales los que deben empoderar la integración.

MERCOSURmás integración, más actores