20-01-2013 LITERARIA LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 20 DE ENERO DE 2013 5 a SECCION Estanislao Bachrach, en Ágil mente, revela que para ser creativo en una disciplina debe tenerse una cantidad de atención disponible. Sacheri reconoce que escribir sobre fútbol, en buena medida, consigue expiar el dolor que provoca la farandulización de ese deporte. 2 4 “General, hay un combate entre sus órdenes y mis canciones” Heberto Padilla El hombre junto al mar, 1981 L a mala memoria es -acaso- el libro más autobiográfico que dio a conocer Heberto Padilla. Fue en 1989, año en que, poco después, caería el muro de Berlín y tras él, otros muros que apuntalaron la Guerra Fría en una buena parte de Europa. En esa importante obra, el autor relata su historia en Cuba y fuera de ella, desde la época de Batista al que él combatiera, pasando por la etapa en que se convierte en un intelectual militante, comprometi- do con la revolución y amigo de Fidel Castro. En el libro aparece su trabajo co- mo corresponsal, poeta y novelista, hasta la caída en desgracia con el régimen, que le significó cárcel y tortura, y finalmente su salida hacia los Estados Unidos, país donde colapsaría su corazón, el 24 de septiembre de 2000. Todo el drama comenzó en la isla en el año 1966, con algunos cuestionamientos que Padilla manifestó en el periódico Ju- ventud Rebelde y que el órgano de pren- sa oficial Verde olivo calificó como Las provocaciones de Heberto Padilla. A esto le siguió la edición de su libro titulado Fuera del juego (1968), donde Padilla es- bozaba a través de sus poemas una visi- ble crítica al rumbo que estaba tomando la revolución y a los conflictos que esto originaba. El caso Padilla Ese paradigmático libro, Fuera de Jue- go, encerraba en su título una metáfora de vida: un terrible final de una etapa y un incierto comienzo de otra. Le significó al autor un premio y varios castigos. Ga- nó el Premio Nacional de Poesía, otorga- do por un jurado internacional, pero me- reció la desaprobación de sus colegas de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas Cubanos, organismo fundado - vaya ironía- por el propio Padilla) y, en 1971, la cárcel. Así comenzaba lo que lle- gó a llamarse el sonado “caso Padilla”. Frente a la actitud de sus colegas cuba- nos y al prólogo acusador que la UNEAC antepuso al poemario, varios autores del boom latinoamericano, simpatizantes del régimen cubano, salieron sin embargo a defender la libertad de expresión de Pa- dilla. Gabriel García Márquez, Juan Go- ytisolo, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, entre otros, enviaron un telegrama de so- lidaridad. En uno de los poemas de ese libro (Poética), Padilla dice: Di la verdad / Di, al menos, tu verdad. Y después / deja que cualquier cosa ocu- rra, / que te rompan la página querida, / que te tumben a pedradas la puerta, / que la gente / se amontone delante de tu cuerpo / como si fueras / un prodigio o un muerto. Padilla es llevado a la cárcel junto a su segunda mujer, la poeta y pintora Belkis Cuza Malé, tildados ambos de subversi- vos. “Al cuarto día continuaba yo en la es- trechísima celda del Departamento de Seguridad del Estado, acostado en uno de esos tablones sujetos a la pared de dos gruesas cadenas, típicos de los calabozos medievales” (La mala memoria). Los tor- mentos que recibe allí y los punzantes in- terrogatorios están muy crudamente re- latados en el libro. Para obtener la liber- tad, Padilla es obligado a hacer una auto- crítica por escrito, que redacta en pri- sión, reconociendo que en la ironía que emanaba de sus textos había una “hosti- lidad contrarrevolucionaria”. Ante esa humillante y mentirosa “autocrítica” que tuvo que leer delante de sus pares, (y que él denominó “autodegradación”), varias voces literarias se alzaron en el mundo, indignadas, enviándole una carta a Fidel Castro. La firmaban Susan Sontag, Jean Paul Sastre, Simone de Beauvoir, Alberto Moravia, Marguerite Duras, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa... La carta decía textualmente, entre otras cosas: “El lastimoso texto que firmó Heberto Padilla solo puede haberse lo- grado a través de métodos que son la ne- gación de la legalidad y la justicia revolu- cionarias. Recuerda los momentos más sórdidos del stalinismo”. He leído por ahí que “el caso Padilla” significó en la práctica el precipitado oca- so del famoso boom latinoamericano, el cual -en efecto- concluyó en 1971 y pare- ce bastante verosímil aceptar que los más notables referentes de dicho movi- miento literario, tan unido a la revolución cubana, reconocieran las debilidades de un sistema de gobierno que hasta enton- ces se había convertido en la gran espe- ranza de gran parte de la intelectualidad progresista. Al poco tiempo de su detención, Padilla fue liberado, y unos días antes habían soltado a su mujer. Durante casi una dé- cada tuvo que dedicarse en Cuba solo a trabajos de traducción y finalmente, en 1980, gracias a presiones internaciona- les, se le concedió la autorización para abandonar la isla, exiliándose en los Es- tados Unidos (Nueva York, Miami), donde pasó junto a Belkis y al hijo de ambos, unos años más. Después de la separación de ella (en 1995), entró en una suerte de laberinto psíquico, recorriendo ciudades y residiendo en varios sitios, dictando clases y conferencias en diferentes uni- versidades de los Estados Unidos, hasta morir solo, recostado en un sillón de su cuarto de Alabama, donde enseñaba en la Universidad de Auburn State (el 24 de Septiembre del 2000). Continúa en la página 4... Hoy hubiese cumplido 81 años. Fue uno de los mayores escritores cubanos y uno de los más grandes poetas de habla castellana. Adhirió a la revolución cubana, pero luego criticó las medidas del régimen. El denominado “caso Padilla” movilizó a los más destacados intelectuales del mundo e hizo que muchos de ellos le quitaran al castrismo el respaldo que le habían dado hasta entonces PERFIL Considerado uno de los mayores poetas de lengua castellana, Heberto Padilla fue también novelista, ensayista, periodista (corresponsal de Prensa Latina en Londres y del diario soviético Pravda en Moscú, ciudad que amó, pero donde vio con sus propios ojos los garrafales errores y horrores del stalinismo). Fue, asimismo, traductor (dominaba seis idiomas) y, finalmente, profesor de literatura en diversas universidades norteamericanas. Había nacido el 20 de enero de 1932 en Puerta del Golpe, Pinar del Río, Cuba, donde hizo sus estudios primarios y secundarios. En La Habana estudió Derecho y Filosofía, Periodismo. En los años 50 recorrió Europa como profesor de inglés, fue comentarista radial en Miami y luego docente y traductor de las Escuelas Berlitz de Nueva York. Estaba casado en aquella época con la cubana Berta Hernández, con quien tuvo tres hijos. En 1959 regresó a la isla, para apoyar el proceso revolucionario en ciernes y allí terminó ocupando diversos cargos directivos. Trató de cerca al Che, tuvo charlas importantes con su amigo y luego enemigo Fidel, trabajó con Rodolfo Walsh, era amigote de Cortázar y, a pesar de desaprobar el hecho, García Márquez viajó especialmente a Cuba para despedirlo antes de que se exiliara en los Estados Unidos. y la buena memoria Heberto Padilla Por Alina Diaconú PARA LA GACETA – BUENOS AIRES RELIQUIA. El cigarro que empezó a fumar Heberto Padilla, y que Alina Diaconú guardó. HOMENAJE

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Domingo 20 de enero de 2013 Literaria LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 20 DE ENERO DE 2013

5aSECCION

Estanislao Bachrach, en Ágil mente, revelaque para ser creativo en una disciplina debetenerse una cantidad de atención disponible.

Sacheri reconoce que escribir sobre fútbol, enbuena medida, consigue expiar el dolor que

provoca la farandulización de ese deporte.

2 4

“General, hay un combateentre sus órdenes y

mis canciones”

Heberto PadillaEl hombre junto al mar, 1981

La mala memoria es -acaso-el libro más autobiográficoque dio a conocer HebertoPadilla. Fue en 1989, año enque, poco después, caería elmuro de Berlín y tras él,

otros muros que apuntalaron la GuerraFría en una buena parte de Europa.

En esa importante obra, el autor relatasu historia en Cuba y fuera de ella, desdela época de Batista al que él combatiera,pasando por la etapa en que se convierteen un intelectual militante, comprometi-do con la revolución y amigo de FidelCastro. En el libro aparece su trabajo co-mo corresponsal, poeta y novelista, hastala caída en desgracia con el régimen, quele significó cárcel y tortura, y finalmentesu salida hacia los Estados Unidos, paísdonde colapsaría su corazón, el 24 deseptiembre de 2000.

Todo el drama comenzó en la isla en elaño 1966, con algunos cuestionamientosque Padilla manifestó en el periódico Ju-ventud Rebelde y que el órgano de pren-sa oficial Verde olivo calificó como Lasprovocaciones de Heberto Padilla. A estole siguió la edición de su libro tituladoFuera del juego (1968), donde Padilla es-bozaba a través de sus poemas una visi-ble crítica al rumbo que estaba tomandola revolución y a los conflictos que estooriginaba.

El caso PadillaEse paradigmático libro, Fuera de Jue-

go, encerraba en su título una metáforade vida: un terrible final de una etapa yun incierto comienzo de otra. Le significóal autor un premio y varios castigos. Ga-nó el Premio Nacional de Poesía, otorga-do por un jurado internacional, pero me-reció la desaprobación de sus colegas dela UNEAC (Unión Nacional de Escritoresy Artistas Cubanos, organismo fundado -vaya ironía- por el propio Padilla) y, en1971, la cárcel. Así comenzaba lo que lle-gó a llamarse el sonado “caso Padilla”.

Frente a la actitud de sus colegas cuba-nos y al prólogo acusador que la UNEACantepuso al poemario, varios autores delboom latinoamericano, simpatizantes delrégimen cubano, salieron sin embargo adefender la libertad de expresión de Pa-dilla. Gabriel García Márquez, Juan Go-ytisolo, Carlos Fuentes, Julio Cortázar,entre otros, enviaron un telegrama de so-lidaridad.

En uno de los poemas de ese libro(Poética), Padilla dice:

Di la verdad / Di, al menos, tu verdad.Y después / deja que cualquier cosa ocu-rra, / que te rompan la página querida, /que te tumben a pedradas la puerta, /que la gente / se amontone delante de tucuerpo / como si fueras / un prodigio o unmuerto.

Padilla es llevado a la cárcel junto a susegunda mujer, la poeta y pintora BelkisCuza Malé, tildados ambos de subversi-vos. “Al cuarto día continuaba yo en la es-trechísima celda del Departamento deSeguridad del Estado, acostado en unode esos tablones sujetos a la pared de dosgruesas cadenas, típicos de los calabozosmedievales” (La mala memoria). Los tor-mentos que recibe allí y los punzantes in-terrogatorios están muy crudamente re-latados en el libro. Para obtener la liber-tad, Padilla es obligado a hacer una auto-crítica por escrito, que redacta en pri-sión, reconociendo que en la ironía queemanaba de sus textos había una “hosti-lidad contrarrevolucionaria”. Ante esahumillante y mentirosa “autocrítica” quetuvo que leer delante de sus pares, (y queél denominó “autodegradación”), varias

voces literarias se alzaron en el mundo,indignadas, enviándole una carta a FidelCastro. La firmaban Susan Sontag, JeanPaul Sastre, Simone de Beauvoir, AlbertoMoravia, Marguerite Duras, Octavio Paz,Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa...

La carta decía textualmente, entreotras cosas: “El lastimoso texto que firmóHeberto Padilla solo puede haberse lo-grado a través de métodos que son la ne-gación de la legalidad y la justicia revolu-cionarias. Recuerda los momentos mássórdidos del stalinismo”.

He leído por ahí que “el caso Padilla”significó en la práctica el precipitado oca-so del famoso boom latinoamericano, elcual -en efecto- concluyó en 1971 y pare-ce bastante verosímil aceptar que losmás notables referentes de dicho movi-miento literario, tan unido a la revolucióncubana, reconocieran las debilidades deun sistema de gobierno que hasta enton-ces se había convertido en la gran espe-

ranza de gran parte de la intelectualidadprogresista.

Al poco tiempo de su detención, Padillafue liberado, y unos días antes habíansoltado a su mujer. Durante casi una dé-cada tuvo que dedicarse en Cuba solo atrabajos de traducción y finalmente, en1980, gracias a presiones internaciona-les, se le concedió la autorización paraabandonar la isla, exiliándose en los Es-tados Unidos (Nueva York, Miami), dondepasó junto a Belkis y al hijo de ambos,unos años más. Después de la separaciónde ella (en 1995), entró en una suerte delaberinto psíquico, recorriendo ciudadesy residiendo en varios sitios, dictandoclases y conferencias en diferentes uni-versidades de los Estados Unidos, hastamorir solo, recostado en un sillón de sucuarto de Alabama, donde enseñaba enla Universidad de Auburn State (el 24 deSeptiembre del 2000).

Continúa en la página 4...

Hoy hubiese cumplido 81 años. Fue uno de los mayores

escritores cubanos y uno de los más grandes poetas de

habla castellana. Adhirió a la revolución cubana, pero

luego criticó las medidas del régimen. El denominado

“caso Padilla” movilizó a los más destacados intelectuales

del mundo e hizo que muchos de ellos le quitaran al

castrismo el respaldo que le habían dado hasta entonces

PERFILConsiderado uno de los mayores poetas de lengua castellana,Heberto Padilla fue también novelista, ensayista, periodista(corresponsal de Prensa Latina en Londres y del diario soviéticoPravda en Moscú, ciudad que amó, pero donde vio con suspropios ojos los garrafales errores y horrores del stalinismo). Fue,asimismo, traductor (dominaba seis idiomas) y, finalmente,profesor de literatura en diversas universidades norteamericanas.Había nacido el 20 de enero de 1932 en Puerta del Golpe, Pinar del Río, Cuba, dondehizo sus estudios primarios y secundarios. En La Habana estudió Derecho y Filosofía,Periodismo. En los años 50 recorrió Europa como profesor de inglés, fue comentaristaradial en Miami y luego docente y traductor de las Escuelas Berlitz de Nueva York.Estaba casado en aquella época con la cubana Berta Hernández, con quien tuvo treshijos. En 1959 regresó a la isla, para apoyar el proceso revolucionario en ciernes y allíterminó ocupando diversos cargos directivos. Trató de cerca al Che, tuvo charlasimportantes con su amigo y luego enemigo Fidel, trabajó con Rodolfo Walsh, eraamigote de Cortázar y, a pesar de desaprobar el hecho, García Márquez viajóespecialmente a Cuba para despedirlo antes de que se exiliara en los Estados Unidos.

y la buena memoriaHeberto Padilla

◆ Por Alina DiaconúPARA LA GACETA – BUENOS AIRES

RELIQUIA. El cigarro que empezó a fumar Heberto Padilla, y que Alina Diaconú guardó.

H O M E N A J E

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 20 DE ENERO DE 2013

UNLIBRO

p a r a e l v e r a n o

SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR

De tiempo en tiempo, pasando por sobre el aluvión de las últi-mas novedades de las librerías, es bueno revisar nuestra bibliote-ca. Hace unos días me topé con Miguel de Unamuno, escritor queme había conmovido ya en la adolescencia (Del sentimiento trá-gico de la vida) y que más tarde expuse en mis clases de Filosofíacontemporánea. ¡Qué riqueza la personalidad de Unamuno! Filó-logo de profesión, filósofo ensayista, dramaturgo, cuentista, nove-lista, poeta…(además vinculado con Tucumán a través de la Revis-ta de letras y ciencias sociales, la que capitaneaban Ricardo Jai-mes Freyre, Juan B. Terán y Julio López Mañán).

Unamuno novelista. Realmente valdría la pena releerlo, o descu-brirlo, en unos días del verano. En particular estas novelas (o ni-volas, como él gustaba llamarlas en un acto de rebeldía frente a lapreceptiva literaria de su tiempo): Niebla, La tía Tula, Nada menosque todo un hombre,Abel Sánchez,Amor y pedagogía, y, por sobretodas, la última que escribió: San Manuel Bueno, mártir.

¿Por qué rescatar a Unamuno en sus novelas? Por la vigenciaatemporal de los temas, aunque estén situados sin duda y explíci-tamente en su España, y por el placer de leer a un escritor que,con total ausencia de pedantería, usa a la perfección nuestra len-gua española y con eso nos hace gozar.

* Doctora en Filosofía, profesora emérita de la UNT.

FRAGMENTO“De nuestro Don Manuel me acuerdo,como si fuese cosa de ayer, siendo yoniña, a mis diez años (…) Era alto,delgado erguido, llevaba la cabezacomo nuestra Peña del Buitre lleva sucresta, y había en sus ojos toda la hondura azul denuestro lago. Se llevaba las miradas de todos y tras ellas los corazones.Y él al mirarnos parecía, traspasando la carne como un cristal, mirarnosal corazón. Todos le queríamos, pero sobre todo los niños ¡Qué cosasnos decía! Eran cosas y no palabras. Empezaba el pueblo a olerle lasantidad; se sentía lleno y embriagado de su aroma. (…)Su maravilla era la voz, una voz divina, que hacía llorar. Cuando aloficiar en misa mayor o solemne entonaba el prefacio, estremecíase laiglesia y todos los que le oían se sentían conmovidos en sus entrañas.(…)En el pueblo todos acudían a misa, aunque fuese sólo por oírle y porverle en el altar, donde parecía transfigurarse, encendiéndosele elrostro. Había un santo ejercicio que introdujo en el culto popular y esque, reuniendo en el templo a todo el pueblo, hombres y mujeres,viejos y niños, unas mil personas, recitábamos al unísono, en una solavoz el Credo: ‘Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo yde la Tierra…’, y de lo que sigue. Y no era un coro, sino una sola voz,una voz simple y unida, fundidas todas en una y haciendo como unamontaña, cuya cumbre, perdida a las veces en nubes, era Don Manuel.Y al llegar a lo de ‘creo en la resurrección de la carne y la vidaperdurable’, la voz de Don Manuel se zambullía, como en un lago, enla del pueblo todo, y era que él se callaba. Y yo oía las campanadas dela villa que se dice aquí que está sumergida en el lecho del lago–campanadas que se dice también se oyen la noche de San Juan- yeran las de la villa sumergida en el lago espiritual de nuestro pueblo.Oía la voz de nuestros muertos que en nosotros resucitaban en lacomunión de los santos. Después, al llegar a conocer el secreto denuestro santo he comprendido que era como si una caravana enmarcha por el desierto, desfallecido el caudillo al término de su carrera,le tomaran en hombros los suyos para meter su cuerpo sin vida en latierra de promisión.”

* San Manuel bueno, mártir (es el drama de un alma sincera,profundamente piadosa, a la que martirizan sus dudas acerca un másallá).

FICHATítulo: Obras completas, Tomo II, NovelasAutor: Miguel de UnamunoGénero: NovelaEditorial: A. AguadoAño de publicación: 1951Páginas: 1.226

◆ Por Lucía Piossek Prebisch *

El fútbol nunca ha gozado demucho prestigio en el ámbito delas letras. Vinculado históricamen-te con lo popular y lo mundano, laliteratura oficial lo apartó -casisiempre- de sus objetos de interésy pocas veces lo consideró un uni-verso digno de ser narrado. Auto-res como Osvaldo Soriano, JuanSasturain o Roberto Fontanarrosase encargaron de empezar el tra-bajo de derrumbe de estos prejui-cios, con cuentos y novelas memo-rables. Ahora sí, poco reconocidosen vida como verdaderos “escrito-res”, reciben hoy en día un mere-cido reconocimiento y aplausos dela crítica. Eduardo Sacheri es sinduda su mejor discípulo, pero conun estilo propio, inconfundible.Porque el fútbol presente en suscuentos se transforma en una ex-cusa para hablar de los sentimien-tos y las emociones que atraviesanla condición humana. Porque Sa-cheri es, ante todo, un gran obser-vador. Y esto se plasma en sus re-latos. La prosa justa para narrar ydescribir con precisión los grandestemas del hombre, en todas susépocas: el amor y la amistad, lagratitud y la venganza, la lealtad yla traición, las pérdidas y la espe-ranza. Autor además de grandesnovelas como Aráoz y la verdad,Papeles en el viento y La preguntade sus ojos (llevada al cine porCampanella, ganadora del Oscar2010), la reciente reedición de suslibros de cuentos -Esperándolo aTito, Te conozco Mendizábal, Loraro empezó después, Un viejo quese pone de pie- fue la excusa per-fecta para entablar este exquisitodiálogo con Sacheri.

- Eduardo, ¿por qué crees que la literatura futbolera ha sido históri-camente subestimada por el mainstream literario? Pienso en lo difícil que fue abrirse camino a narradores como Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa…

- Creo que esa subestimaciónabarcaba no solo al fútbol, sino acualquier manifestación que tuvie-ra que ver con la cultura popular,con la vida cotidiana de la gentecomún. Y autores como Soriano yFontanarrosa son, precisamente,los que abrieron, pese a todo, esecamino de legitimación para losque hemos venido después. Ambosfueron grandes escritores, dotadosde un oído exquisito para reprodu-cir las voces y los ambientes denuestra vida y sus recovecos. Queademás hayan utilizado el fútbol

para expresarlas es, en cierto mo-do, menos importante que lo otro.

- Alguna vez te escuché decir que “el fútbol es una puerta de en-trada a cosas más profundas”. ¿Cómo es eso?

- Creo que cualquier literatura,con alguna pretensión de profun-didad, apunta a esos grandes te-mas, que son los de la vida de to-dos nosotros. Ahora bien, a casi to-das las personas nos cuesta abar-car esos temas de manera profun-da y directa. Nos asustan, o se nosimponen con su solemnidad, consu peso existencial. El fútbol esuna buena tangente para llegarles.Con esa cosa de reproducir la vida,pero en pequeña escala, el fútbolpermite ese salto de lo prosaico alo profundo, y de vuelta hacia acá.

- ¿Por qué crees que el fútbol se ha posicionado como un rasgo fun-

damental de nuestra identidad na-cional?

- Acá apenas puedo especular.Me parece que, en las últimas dé-cadas, la cultura de la que forma-mos parte experimentó una fuertedesorientación, un fuerte vacia-miento de significados. Hace… ¿30años? poseíamos identidades labo-rales, barriales, profesionales, po-líticas, religiosas, de roles familia-res, más estables. No digo que fue-ran mejores. Digo más estables.Tal vez el retroceso de esas certi-dumbres haya dejado otras huellasde identidad en primer plano. Y ladel fútbol, posiblemente, haya ex-perimentado un proceso así.

- Tus relatos de historias fut-boleras siempre de índole ama-teur -cuentos en la calle, parti-dos memorables en el barrio, épicas del equipo del pueblo- son una forma de conjurar el fútbol

de hoy hiperprofesionalizado? - Es muy posible. Creo que la fa-

randulización del fútbol nos provo-ca, a los viejos futboleros, una pro-funda desazón. Tal vez la literaturafutbolera es un camino de resis-tencia (prefiero pensarlo en esostérminos, más que en términos denostalgia), frente a lo peor de eseproceso. Poner matices donde eldiscurso maniqueo y simplista na-cido en los medios masivos tiendea borrarlos.

- La pregunta de tus ojos, ahora Papeles en el viento ¿Por qué cre-es que tus novelas llegan al cine?

- No estoy seguro. No es algo queyo me proponga antes de escribir.Pero sí me gusta que suceda. Comouna segunda vida a mis libros. Talvez, pero no estoy seguro, tengaque ver con que en mis libros meinteresa pintar personajes pero,también, que sucedan cosas. Quehaya una historia que sucede, quecrece y que pasa. No sé, insisto,son meras especulaciones.

- ¿Qué disfrutas más, tu oficio de escritor o el de lector?

- ¡El de lector! Muchísimo más.Podría vivir sin escribir (aunqueme guste mucho hacerlo). Pero nopodría vivir sin leer.

- ¿Te sentís parte de una tradi-ción literaria? ¿Qué autores disfru-tás actualmente?

- No me siento parte de una tra-dición (porque no me siento a la al-tura de los escritores que a todosnos han ido marcando). Pero sí megusta pensar que ciertos autoresargentinos abrieron un espacioque no sé cómo denominar, peroque podría ser el de la literatura dela vida cotidiana de las personascomunes. Ahí Soriano y Fontana-rrosa tienen un sitio clave. Perocuidado, que los cuentos de Cortá-zar, décadas atrás, siento queabrieron un camino en el mismosentido. La ventaja de ser un adve-nedizo en el mundo literario es quepuedo generar las filiaciones quese me ocurran, sin sentir que le fal-to el respeto a ningún sumo sacer-dote. Autores argentinos actualesde los que disfruto: Claudia Piñei-ro, Pablo de Santis, Guillermo Mar-tínez, Sergio Olguín, Pablo Ramos,Raquel Robles. Y seguro me olvidode alguno de los que me gustan ydespués me quiero matar, ¡por in-grato!

© LA GACETA

“Tal vez la literaturafutbolera es un camino de

resistencia frente a lafarandulización del fútbol”

LA REIVINDICACIÓN. “El fútbol permite ese salto de lo prosaico a lo profundo, y de vuelta hacia acá”, define Sacheri.

El autor de La pregunta de sus ojos, inspiradora

de la célebre película de Campanella que obtuvo

el Oscar en 2010, habla sobre las historias de

fútbol. “Con esa cosa de reproducir la vida, pero

en pequeña escala, el fútbol permite ese salto de

lo prosaico a lo profundo”, señala. Y destaca a

Soriano y Fontanarrosa como autores centrales de

una literatura de la vida cotidiana de las

personas comunes.

PERFILEduardo Sacheri nació en 1967, en Buenos Aires.Sus cuentos sobre fútbol llegaron a una granaudiencia en la década de los 90 a través de ladifusión que les dio Alejandro Apo en RadioContinental. Su novela La pregunta de sus ojos fuellevada al cine por Juan José Campanella, con unguión escrito entre ambos. También trabajó conCampanella en el guión de la película Metegol. Sunovela Aráoz y la verdad (2008) fue llevada al teatro y protagonizada porLuis Brandoni. La novela Papeles en el viento (2011) y Los dueños delmundo (cuentos, 2012) son sus últimos títulos, además de la reedición desus cuatro anteriores libros de cuentos.

E N T R E V I S T A A E D U A R D O S A C H E R I

E N T R E V I S T A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / R E C O M E N D A C I O N E S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / E N T R E V I S T A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

◆ Por Ezequiel Mario MartínezPARA LA GACETA – BUENOS AIRES

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 20 DE ENERO DE 2013

S U G E R E N C I A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / S U G E R E N C I A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / S U G E R E N C I A S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

RECOMENDADOSCUARENTA AÑOS ESCRIBIENDO CUENTOSQUE TESTIMONIAN GENIALIDAD

En Todos los cuentos, el lec-tor accederá a un panoramade la evolución de su literatu-ra. Son 41 cuentos cuya com-posición data desde los lejanosaños 40 hasta principios de los80.

Este libro es un libro necesa-rio que, además de ser un volumen de lindos cuentos, es también unmapa de la narrativa de García Márquez. Una obra que además deregalarnos con arte, tiene el valor de ser una pieza de colección, deañoranza, de nostálgico tesoro; una pieza testigo de la increíble capa-cidad de García Márquez de inventar historias. Sirvan de ejemplo dosargumentos: un ángel cae desde el cielo en el fondo de una casa yacaba durmiendo en el gallinero. Otro: un hombre viaja al Vaticanocon el cuerpo intacto de su hija muerta tiempo atrás en busca de lacanonización de la milagrosa niña incorruptible.

Los relatos que componen este libro son célebres algunos, menosconocidos otros, todos impecables. Además, resalta el prólogo de losDoce cuentos peregrinos (última sección del libro) donde el autor nosda una suerte de cálida cátedra de literatura, una visión de cómo laintuición y la tenacidad son fundamentales en el escritor y de cómo esos cuentos fueronperegrinando a través del espacio y el tiempo.

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CÉSAR DI PRIMIO

COMPILACIÓNTODOS LOS CUENTOSGABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ(Sudamericana - Buenos Aires)

PROPUESTAS PARASALIR DE LA CRISIS

En su nueva obra, el PremioNobel en Economía 2008, PaulKrugman, expresa su granpreocupación por las conse-cuencias de la crisis mundialque despertó en 2008. Princi-palmente menciona la pérdidade empleos que lleva consigodiversos efectos negativos para

las familias y personas, algunos de carácter permanente (brinda unadefinición amplia de desempleo). Según él, hubo y sigue habiendomuchos errores de pronósticos de los que manejan la política econó-mica, pensando que la recesión que siguió a la crisis sería corta y notan profunda.

La lectura del libro es fácil y accesible a un público muy general. Enparte entretiene con citas de diversas películas referidas a situacio-nes similares en el pasado, como ser Bienvenido Mr. Chance, con Pe-ter Sellers (“en la primavera el jardín se recupera”), El Tesoro de Sie-rra Madre, con Humphrey Bogart (“trabajos disponibles, pero du-ros”) y La Diligencia, de John Ford (“el escape del mal empresario”).De sus 250 páginas, 220 están dedicadas a criticar a los que se creen razonables y noquieren un gran déficit, y 30 a presentar su propuesta: aumento sustancial del gasto pú-blico, favorecer el sector viviendas -que son los que sufrieron el principal impacto inicialde la crisis- y mejorar la política de la Reserva Federal.

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VÍCTOR ELÍAS

ECONOMÍA¡ACABEMOS YACON ESTA CRISIS!PAUL KRUGMAN(Critica - Buenos Aires)

LO QUE QUEDÓ PENDIENTE, LO QUEHUBIESE PODIDO SER, LO QUE NO VIVIMOS

El argumento básico gira entorno a la viudez de MatildeViale, una señora de clase me-dia alta de origen cordobés yeducación porteña. Al ponersede manifiesto el origen de laenfermedad de su marido y sudoble vida, Matilde se replan-

teará qué hizo con la suya, cuánto dejó de hacer. La omisión no seráentonces lo que no le dijeron o le ocultaron, sino todo aquello a lo quela protagonista renunció por temor o inercia: el disfrute de su juven-tud, la amistad con su amiga Sara Fiorito, su disponibilidad de ánimoabierto a la política y a atreverse, a lanzarse a la vida que no vivió.

De allí en más la trama de la novela se sostiene en la amistad de Ma-tilde y Sara en un marco político y existencial. Con ello la autora cons-truye una historia que no se queda en la cáscara de un libro volumino-so, sino que indaga entre antagonismos e igualdades. Lo que quedó pen-diente, lo que hubiese podido ser y no fue.Y un proyecto ideal en común:tratar de recobrar al menos algo de todo lo que la mentada globaliza-ción nos arrancó, abjurando de esa manera el transcurrir del tiempo.

© LA GACETA

HORACIO SEMERARO

NOVELALA OMISIÓNGABRIELA MASSUH(Adriana Hidalgo - Buenos Aires)

EL MITO DE IDENTIDAD DEJUAN DOMINGO PERÓN

La máscara sarda, de LuisaValenzuela, recientemente edi-tada por Seix Barral, constru-ye una historia ficcional per-fecta basada en elementos dela realidad, en donde todos loscaminos justifican el origen, lainfancia y hasta el descenso fa-

llido en Ezeiza de Juan Domingo Perón.La novela transcurre dos días antes de su regreso a la Argentina. El

ex presidente está cansado, enfermo, durmiéndose en el sillón.A su la-do, López Rega le habla al oído como solo el demonio lo hace para ga-nar la conciencia de los moribundos. Así intenta manejar sus sueños.López Rega cuenta con una carta escondida y poderosa: estar al co-rriente del secreto de su nacimiento. Su verdadero nombre es Gio-vanni Piras, emigrante de Mamoiada (Cerdeña); llegó al país a los 17años y terminó, a instancias de Juana Sosa, tomando el lugar de Juan-cito Sosa, su hijo muerto, para llegar a ser Juan Perón. Luisa Valen-zuela encuentra en Juana Sosa, segunda madre de Perón, un persona-je de una fuerza avasallante, alguien que puede enterrar en silencio asu hijo para adoptar uno nuevo, transfiriéndole a éste todas sus expectativas de grandeza.

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MARCOS ROSENZVAIG

NOVELALA MÁSCARA SARDALUISA VALENZUELA(Seix Barral - Buenos Aires)

UNA ANTOLOGÍA NECESARIA PARARESCATAR LA ESENCIA DE SORIANO

Los textos que reúne Cómi-cos, tiranos y leyendas habíanpermanecido inéditos hastaahora en libro.Ángel Berlanga,encargado de la selección y au-tor del prólogo, los rescató depublicaciones gráficas comoPágina/12 (la mayoría deellos), La Opinión, Humor, El

Porteño, Crisis y Mengano. Organizados temáticamente y no en ordencronológico, pertenecen a la primera mitad de los 70, fines de los 80y buena parte de la década del 90 (sobre todo esta época, aunque va-le recordar que Osvaldo Soriano falleció en enero de 1997) y entranen la categoría de otras antologías de artículos del autor como Rebel-des, soñadores y fugitivos; Piratas, fantasmas y dinosaurios; Artis-tas, locos y criminales.

La diversidad de registros de estos textos revela, una vez más, lascapacidades literarias y periodísticas de Soriano: anecdotarios, cróni-cas, perfiles, crítica literaria, historias de vida. Un material ameno, re-frescante, inteligente, sensible, cargado de una finísima ironía y atra-vesado por esa indiscutible capacidad para examinar la realidad na-cional que siempre caracterizó al autor de Triste, solitario y final. En definitiva: el gustopor contar historias. El mismo Soriano lo dice en el primer artículo: “yo no tengo biogra-fía. Me la van a inventar los gatos que vendrán cuando yo esté, muy orondo, sentado enel redondel de la luna”.

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HERNÁN CARBONEL

COMPILACIÓNCÓMICOS, TIRANOS YLEYENDASOSVALDO SORIANO(Seix Barral - Buenos Aires)

DIVERSOS ABORDAJESSOBRE EL PASADO

La historia se hace tambiéncon datos que proporcionan losinteresados en el pasado cultu-ral o doméstico y de eso se tra-ta cuando leemos Hace tiempo,en el Noroeste, un libro com-puesto por el aporte de 14 cola-boradores. Encontramos a Ma-rio César Alderete, quien seña-la que Tucumán tuvo su propia

infraestructura ferroviaria con cuatro ramales que transportaban laproducción de azúcar tucumana. Aurelia Araujo de Ruhland se refierea dos ciudades: Sucre y Charcas, en Bolivia, su importancia en tiem-pos de la independencia. Dora Benedicto de Romano Norri ilumina eldesarrollo de la fotografía en Tucumán en locales y plazas. RicardoBrunetti se ocupa de las salas de cine en la ciudad con importantes da-tos y anécdotas. La historia del ingenio Santa Ana, el éxodo y la figuradel mítico Familiar es narrada por Carmela Corbalán. Nelly Elías deBenavente cuenta una vivencia en la escuela cuando murió Eva Perón.Horacio Daniel Gallo ilustra sobre dos iglesias en Bolivia. La obra delebanista Francisco Rosales y la urna con los restos del obispo Colom-bres es analizada por Amanda Gillou de Isas. Ruth Hynes O’Connor documenta la labor delperiodista Miguel Hynes O’Connor y su creación “Cartas a mi Ñaña”, esmeradas caricatu-ras reclamando justicia, publicadas en LA GACETA hasta 1950.

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ANA MARÍA MOPTY

HISTORIAHACE TIEMPO, EN ELNOROESTE, IVALBA OMIL (Compiladora)(Lucio Piérola Ediciones -Tucumán)

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LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 20 DE ENERO DE 2013

... Viene de la página I.

Leo unas líneas escritas por Belkis, sucompañera de tribulaciones a lo largo de30 años: “El hombre que yo vi entrar a micasa, tras cinco años de separación era unanciano, muy anciano y muy enfermo, noel que había dejado en Miami a finales de1995. Enfermo física y espiritualmente,terriblemente triste, terriblemente ago-biado por todo lo que había sido su vidaen esos últimos años”.

El encuentroComo se sabe, Borges dijo que más que

jactarse de los libros que había escrito, seenorgullecía de los que había leído.

Yo diría -y salvando las distancias, cla-ro- que más que jactarme de los librosque he leído me enorgullezco de los escri-tores que he conocido. A los pocos que yobusqué, y a los muchos que la vida pusoen mi camino mágica y sincrónicamente(como diría Jung), convirtiendo a algunosde ellos en grandes amigos o maestros.

Y ahora, va esta historia. En noviembrede 1995, llegué a Madrid, invitada a unencuentro de escritores argentinos y es-pañoles. El recién fallecido Héctor Tizón,Rodolfo Rabanal, Mempo Giardinelli y yocompartiríamos reflexiones en el Círculode Bellas Artes con Antonio Muñoz Moli-na, Rosa Regás, José María Merino y Al-berto Pombo. Todo estaba organizado ymuy bien por la Embajada Argentina y laFundación Ortega y Gasset. Nos alojába-mos en la Residencia de Estudiantes, don-de nos recibieron las luminosas sombrasde García Lorca, Buñuel y Dalí.

La primera noche, en el comedor, juntoa la mesa que ocupábamos mi marido yyo, había otra, larga, con unos diez latino-americanos muy bullangueros. “Cuba-nos”, pensé por las risas, los habanos quefumaban, el whisky que bebían, los chis-tes que se hacían. Eran extrovertidos, ges-ticuladores, discutían y se divertían. Apunto de salir de allí, los miro con deteni-miento y le digo a mi marido: “Me pareceque ese señor de anteojos es Heberto Pa-dilla”. Aquello era insólito. Justo antes deaquel viaje yo había leído en Buenos Airessu novela, visiblemente autobiográficatambién, En mi jardín pastan los héroes.

No, eso no era casual. Por eso volví sobremis pasos y me animé a interrumpirlo,acercándome a esa mesa llena de hombres

y mujeres, negros, blancos y mestizos, queseguían su apasionado intercambio deideas con sus atronadoras risotadas.

Sin ningún problema, muy dispuesto,me pidió que lo esperara en el hall de laResidencia, para tomar un café.

La noche avanzaba mientras Heberto yyo no podíamos dar fin a esa conversa-ción que fue, más que una charla, unacomplicidad de almas.

Más allá de valorar su enorme talentocomo poeta y narrador, yo estaba intere-sada sobre todo en su epopeya como serhumano, en sus zozobras como intelec-tual. (El quería saber de mi vida en la Ru-mania comunista). No, no podía creer queel hombre sesentón y chispeante, histrió-nico, lleno de humor, cultísimo y perspi-caz, que tomaba un café conmigo, sinabandonar su vaso con whisky, había su-frido los padecimientos físicos y psíquicosque “el caso Padilla” había develado almundo entero, así, sin conservar ningúnrencor. Se lo veía escéptico, por supuesto,pero sereno en su ironía, con una enormesabiduría en su corazón.

Padilla lo había pasado todo, lo habíaexperimentado todo, conocía el entusias-mo de los grandes ideales, la fervorosamilitancia, como también los vicios delpoder, el desquicio del fanatismo y lascrueldades a las que lleva todo mani-queísmo.

Era un hombre ético. Nuestro diálogo fuetan rico, tan lleno de frases imborrablespara mí, tan típico de dos personas que, sinconocerse, se conocían desde siempre, quelo seguimos al día siguiente, sentados a lamisma mesa ratona del hall de la Residen-cia de Estudiantes de Madrid.

Heberto me habló de un hijo y de sumujer Belkis y me regaló un libro que ellahabía escrito donde desarrollaba la teoríade que Elvis Presley no había muerto, si-no que vivía con otro nombre y otra caraen otra parte. En medio de la charla, apa-reció uno de los cubanos de la noche an-terior (los cubanos que estaban allí eranintelectuales y cineastas de la isla y otros,exiliados, “todos mezclados” -como diríaNicolás Guillén- reunidos para unas jor-nadas organizadas en Madrid).

El hombre se acercó al sillón donde es-tábamos sentados y le ofreció un habanoa Padilla. El lo tomó, lo agradeció y lo en-cendió, mientras el otro se hacía humo...Heberto llegó a darle unas pitadas al pu-ro, pero éste se apagó en seguida. Resig-nado, lo abandonó sobre un cenicero yme dijo, sonriendo. “Son los cigarros deFidel. Ya ni los cigarros cubanos sirven”.

Recuerdo que cuando terminó nuestroencuentro, después de darme su direccióny su teléfono de Miami Lakes -donde vivíacon su familia- y decirme que también po-día encontrarlo en la Universidad de Nue-va York donde daba clases, nos despedi-mos con mucha emoción. Yo me quedémirando el habano apagado, con unapunta chamuscada que había quedadosobre la mesa. Lo tomé, lo envolví en unaservilleta y me lo llevé. Ese cigarro apaga-do era lo único que me quedaba de He-berto Padilla. Por supuesto que nuncamás lo volví a ver.

Poco tiempo después se separaba deBelkis, ya no escribía y, cinco años mástarde, a la edad de 68 años, se iba de es-te mundo, “triste, solitario y final” –por loque pudimos saber.

Hace unos días, y a raíz de esta nota,abrí el cajón de mi biblioteca y allí estaba.Algunas hojas de tabaco se estaban des-prendiendo, pero envuelto en la servilletade aquel entonces y en una bolsita de po-lietileno, estaba la reliquia: el cigarro deHeberto Padilla.

Le saqué una foto porque era como re-producir algo de aquel encuentro de tan-tas horas, donde un hombre increíble, ungran poeta, un ser absolutamente desco-llante había dejado una indeleble marca:su aliento vital.

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Alina Diaconú – Escritora. Autora de Avatary de Ensayo general, entre otros libros.

Heberto Padilla y la buena memoria

Al nacer tenemos dos instruccio-nes bastante contradictorias.Por un lado, un software del ce-rebro con una tendencia a con-servarnos; fundamentalmente,

desde nuestros instintos de autopreserva-ción.Ahorrar energía. Pero, por el otro, unainstrucción con una tendencia más expan-siva, orientada hacia la exploración, a dis-frutar lo nuevo, a tomar ciertos riesgos. Esla curiosidad que observamos en todos loschicos. Esta última instrucción conduce a lacreatividad. A pesar de que necesitamosambos “programas”, el primero no requie-re mucho esfuerzo, apoyo o motivación pa-ra lograrlo. El segundo, el de la creatividad,es difícil de ser cultivado por sí solo. Deadultos, en el trabajo o en la vida en gene-ral, se nos presentan pocas oportunidadespara ser curiosos. Existen demasiados obs-táculos para tomar ciertos riesgos o paraexplorar. Por ello, la motivación necesariapara comportarse de manera más creativase extingue con rapidez, y eso deriva enque la gran mayoría de nosotros no nosconsideremos o nos sintamos creativos.

Mientras que los genes pasan de genera-ción en generación de modo automático,no sucede lo mismo con los inventos y lasideas. Cada niño tiene que aprender denuevo, desde el comienzo, cómo usar elfuego, la rueda o la energía atómica. Esasunidades de información que debemosaprender para que nuestra cultura conti-núe son conocidas como “memes”, térmi-no acuñado por Richard Dawkins en su li-bro El gen egoísta. Todo lo que comprendeal lenguaje, los números, las teorías, lascanciones, las leyes, los valores de todos

estos memes tienen que pasar a nuestroshijos para que sean recordados. Por todoesto los memes podrían ser consideradoslos equivalentes culturales de los genes.

Una persona muy creativa puede cam-biar un meme. Y si la cantidad apropiadade otras personas considera que este cam-bio es una mejora para la sociedad, enton-ces se convierte en una parte nueva de lacultura. Nuevas canciones, nuevas ideas,nuevas máquinas, de eso se trata la crea-tividad. Pero los memes no suceden demanera automática, como ocurre en laevolución biológica con los genes y susmutaciones. Es decir, existe un precio apagar para que esta creatividad suceda.Lleva esfuerzo y energía cambiar las tradi-ciones, y este esfuerzo conlleva un apren-dizaje. Para aprender tenemos que prestaratención, un recurso limitado, a la infor-mación que nos es dada. No podemos pro-cesar muchísima información al mismotiempo y nosotros, siempre ocupados y co-rriendo, contamos con pocas oportunida-des para pensar nuevas ideas. Gran partede nuestro tiempo está comprometido contareas de supervivencia y con el día a díade nuestros hogares y trabajos.

Lo que significa que para llegar a sermuy, o más, creativo en alguna disciplina,o en algún ambiente en particular, uno tie-ne que tener una cantidad de atención dis-ponible para poder lograrlo. Si estamos to-do el tiempo ocupados, es muy difícil quese nos ocurran ideas diferentes que pue-dan cambiar o mejorar un producto, unacanción, una forma de vivir, etcétera. Ne-cesitamos nuestra atención al servicio deldesafío creativo que nos atañe.

◆ Por Estanislao Bachrach

EL DESARROLLO DE LA

CREATIVIDADFragmento de Ágil mente (editorial Sudamericana)

OBRA DEHEBERTO PADILLA

POESIA:Las rosas audaces (1949); El justotiempo humano (1962); Fuera de

Juego (1968): Provocaciones (1973); Elhombre junto al mar (1981)

NARRATIVA:El buscavidas (Novela,1963); En mi

jardín pastan los héroes (Novela,1986)La mala memoria (Autobiografía,1989)

Canción de un lado a otro

Cuando yo era un poeta que me pa-seaba

por las calles del Kremlin,culto en los más oscuros crímenes

de Stalin,Ala y Katiushka preferíanacariciarme la cabeza,mi curioso ejemplar de patíbulo.

Cuando yo era un científicorecorriendo Laponia,compré todos los mapas en los an-

denes de Helsinski,

Sarikovski paseaba su búho de unlado a otro.

Apenas pude detenerme en el Sur.Las saunas balanceábanse al fon-

do de los lagosy en la frontera rusa abandoné a

mi amor.

Cuando yo era un bendito,un escuálido y pobre enamoradode la armadura del Quijote,adquirí mi locura y este viejo reloj

fuera de época.

Oh mundo, verdad que tus fronte-ras son indescriptibles.

Con cárceles y ciudades mojadas yférreas.

Lo sabe quien te recorre como yo:Un ojo de cristalY el otro que aún se disputan el ni-

ño y el profeta.

Para escribir en el álbum de un tirano

Protégete de los vacilantes,porque un día sabrán lo que no

quieren.Protégete de los balbucientes,De Juan-el-gago, Pedro-el-mudo,porque descubrirán un día su voz

fuerte.Protégete de los tímidos y los apa-

bullados,porque un día dejarán de ponerse

de pie cuando entres.

No fue un poeta del porvenir

Dirán un día:él no tuvo visiones que puedan

añadirse a la posteridad.No poseyó el talento de un profeta.No encontró esfinges que interro-

garni hechiceras que leyeran en la

mano de su muchachael terror con que oíanlas noticias y los partes de guerra.Definitivamente él no fue un poeta

del porvenir.Habló mucho de los tiempos difíci-

lesy analizó las ruinas,pero no fue capaz de apuntalarlas.Siempre anduvo con ceniza en los

hombros.No develó ni siquiera un misterio.No fue la primera ni la última figu-

ra de un cuadrivio.Octavio Paz ya nunca se ocupará

de él.No será ni un ejemplo en los ensa-

yos de Retamar.Ni Alomá ni Rodríguez RiveraNi Witchy el pelirrojoSe ocuparán de él.La Estilística tampoco se ocupará

de él.No hubo nada extralógico en su

lengua.Envejeció de claridad.Fue más directo que un objeto.

“FUERA DE JUEGO”3 POEMAS DEL LIBRO